hacia un nuevo sistema de pensiones

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Artículo de opinión de Cristina Berechet, Jefe de Investigación del think tank Civismo, publicado en Diario de Navarra- martes, 22 de febrero de 2011

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Page 1: Hacia un nuevo sistema de pensiones

OpiniónDiario de Navarra Martes, 22 de febrero de 2011

DIARIO DE NAVARRAFundado en 1903

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EDITORIAL

Libia tiene un armapoderosa, el petróleoEuropa y el mundo occidental predican losderechos humanos como innegociales, pero suencogida reacción ante la sangrienta represión enLibia cuestiona el alcance real de tal doctrina

L A UE hizo ayer un llamamiento al régimen libio paraque ponga fin de inmediato a la represión violenta delas protestas en pro de la democracia, que ya comien-zan a calificarse de genocidio. Al mismo tiempo evitó

condenar explícitamente a Muammar el Gaddafi. Es decir, serepite que las legítimas aspiraciones y peticiones de la pobla-ción para que haya reformas deben ser oídas a través de un diá-logo nacional, incluyente y abierto, pero no se alude a posiblessanciones contra el líder libio ni a las amenazas proferidas porTrípoli de no frenar la oleada de inmigrantes ilegales que cru-zan desde las costas libias en dirección a Europa. También Ru-sia y el secretario general de la ONU se dirigieron a Gaddafi entérminos similares, mientras corría la noticia de que el dicta-dor libio, en el poder desde hace más de cuarenta años, volabarumbo a Venezuela. Sólo ayer murieron más de 300 personasen las manifestaciones, bombardeadas incluso mediante avio-nes y helicópteros y algunas fuentes cuentan hasta un total de700 víctimas mortales. Elpropio ministro de Justicia li-bio presentó ayer su dimi-sión por el uso excesivo de laviolencia contra manifestan-tes desarmados. La brutal re-presión ha afectado de modoespecial Trípoli y a Bengasi,ciudad poco amiga del autócrata y, tiempo atrás, escenario deotras protestas contra un régimen que ha dado violentos ban-dazos entre el descarado terrorismo de Estado y la sumisión aWashington. Pero Libia no es como Túnez o Egipto. Lo ha re-petido chulescamente uno de los hijos del dictador. Tiene ra-zón. La diferencia no es que los países vecinos estén más occi-dentalizados. La diferencia se llama petróleo, que garantiza untrato especial, porque una desestabilización profunda de Libiapodría provocar una crisis energética sin precedentes. Ayer elbarril Brent ya superó los 105 dólares. Las cancillerías de la UEy de EE UU no condenan las masacres, ni siquiera el corte deInternet. Occidente cree cumplir con su deber mediante notasdiplomáticas y defensas retóricas de las libertades. Entre losderechos humanos y los carburantes, entre los principios irre-nunciables y los intereses, es evidente qué es lo que se impone.

APUNTES

Un plan alargo plazoEl III Plan Energético de Na-varra Horizonte 2020 llamala atención por diversosmotivos: el primero, la ex-tensión del mismo cuandomucho más cerca está el ho-rizonte electoral. Los nú-meros del plan son excelen-tes, sobre todo ese objetivofijado de generar -ahí es na-da- 6.300 empleos. En elfondo, se trata de cumplirlos objetivos fijados porBruselas para el ahorro deenergía. Pero lo que peor seentiende es, en todo caso,sacar a colación el plan enunos momentos en que lacontinuidad depende enbuena manera de los resul-tados electorales.

Máquinasde tabacoLa sugerencia de la asocia-ción de hosteleros para quelos bares y restaurantes sedeshicieran de las máqui-nas de tabaco no ha tenidorespuesta. Las limitacionesde la ley del tabaco songrandes para fumadores yestablecimientos, pero nohasta el punto de generarun reacción de protesta ge-neralizada. Quizás los per-juicios para el sector no hansido tan importantes comose había dado a entender oesos puntos de venta lesproporcionan todavía unabuena fuente de ingresos alos que no están dispuestosa renunciar por muy con-trariados que estén.

Las revueltas ponena prueba el verdaderocarácter del régimen:Trípoli no es El Cairo

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Hacia un nuevosistema de pensionesUna verdadera reforma del sistema de pensiones exige, según defiendela autora, mirar hacia otro tipo de modelos basados en la capitalización

Cristina Berechet

LA reforma de laspensiones es unarealidad a día dehoy, pero ¿es real-mente la solución alalarmante proble-

ma que tenemos en nuestro siste-ma para asegurar una vejez dig-na a los actuales y futuros pensio-nistas?

Si bien ampliar la edad de jubi-lación, así como el número deaños que se tienen en cuenta pa-ra calcular la cuantía de la pen-sión, alivia a corto y medio plazolas tensiones sobre el sistema dela seguridad social, a largo plazo,el problema no esta resuelto. Elcambio previsto con el actualacuerdo de las jubilaciones sepuede considerar un mero ajusteque no puede resolver el proble-ma de la evolución de la pirámidepoblacional en España.

El actual sistema de reparto,vigente en España y en la mayo-ría de nuestros vecinos euro-peos, garantiza que a la llegadade la edad de jubilación se cobreuna pensión, pero en ningún mo-mento garantiza la cuantía a per-cibir. Con este procedimiento lospensionistas actuales no cobranlo ahorrado a lo largo de sus añosde trabajo sino, lo que pagan lostrabajadores activos a través desus cotizaciones actuales a la Se-guridad Social; por ello, con el ac-tual sistema, nuestras pensio-nes futuras dependerán delnúmero y el sueldo de lostrabajadores que esta-rán en activo, el díaque nosotros co-bremos la pen-sión.

En los últimosaños, la entradamasiva de inmigrantesen edad de trabajar, dio unrespiro a la demografía es-pañola, prorrogando la ne-cesidad de una reforma pro-funda del sistema de pensio-nes. Pero el aumento de laesperanza de vida y las bajastasas de natalidad, así comola actual crisis económica -

que se ha traducido en un menornúmero de afiliados a la seguri-dad social- están poniendo en du-da la viabilidad del sistema depensiones a largo plazo, a pesarde la actual reforma.

La reforma se está limitando aciertos cambios paramétricosdel sistema de reparto, como laampliación de la edad de jubila-ción, el aumento del número deaños para la base de cálculo, perosin tener en cuenta que el princi-pal condicionante del buen fun-cionamiento de dicho sistema esla evolución de la pirámide pobla-cional, que difícilmente puedeser alterada a través de políticaspúblicas.

Por ello, es necesario mirarhacia otro tipo de modelos basa-dos en la capitalización cuya via-bilidad no depende de la evolu-ción de la pirámide poblacional.La capitalización es un sistemaen el que cada trabajador tieneuna bolsa creciente de dineroahorrado, que es la que luego re-cibe cuando se jubila. Un sistemamixto de capitalización se basa-ría en tres pilares: el primero, fi-nanciado a través de los Presu-puestos Generales (impuestos)asegura una pensión básica paratodos aquellos que no alcancenuna cobertura mínima determi-nada (principio de solidaridad).El segundo, obligatorio y de capi-talización, basado en un porcen-taje del salario como aportaciónindividual para que cada trabaja-dor construya su propio fondo depensiones gestionado por entida-

des financieras públicas o priva-das. Y el tercero, de capitaliza-ción voluntaria para los trabaja-dores que quieren gozar de unmayor nivel de vida tras la jubila-ción.

El problema más importanteque puede suscitar el sistema decapitalización consiste en la for-ma de realizar la transición des-de el actual sistema al sistemamixto. A principios de los años‘80, Chile ha sido uno de los pri-mero países en implementar uncambio radical en su sistema depensiones con la instauración deun sistema de capitalización indi-vidual privado. En cuanto al pe-riodo de transición, el gasto delas pensiones durante dicho pe-riodo fue asumido por el Estado;por ello es importante que latransición se haga en un largoperiodo de tiempo, para diluirsus costes.

Para financiar el coste de latransición Chile utilizó variosmétodos: emitió nuevos bonospara reconocer explícitamenteel coste de la deuda del sistemade reparto; privatizó las empre-sas públicas; mantuvo temporal-mente una fracción de la cotiza-ción a la seguridad social que yaha desaparecido; redujo el gastopúblico y aumentó los ingresos.

No obstante, para que un cam-bio de esta envergadura sea posi-ble, se necesita un amplio acuer-do que tiene que tener en el puntode mira la sociedad civil y no a po-líticos, patronal o sindicatos. Pe-ro, para ello, se necesita que elproceso de reforma del sistemasea transparente. Una sociedadbien informada y participativa sepuede implicar y debatir sobre elactual sistema de pensiones e in-

cluso aprobar actuaciones demayor calado, una vez cono-

cidos sus riesgos, lasventajas y desventa-

jas de las diferentespropuestas o mode-

los existentes enotros países. Enestas condicio-nes es más pro-

bable que la so-ciedad apoye un

cambio radical en el sis-tema de pensiones que ga-

rantice su sostenibilidad alargo plazo y no meros re-toques en un proceso lle-

vado a cabo para calmar losmercados internacionales.

Cristina Berechet es jefe deinvestigación del think tank

Civismo.