8/18/2019 Hablemos Sobre Terrorismo, Verónika Mendoza,

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Hablemos sobre terrorismo, Verónika Mendoza, por 

Matheus Calderón - Altavoz

Verónika Mendoza

Fuente:  Difusión

"Escuchar, callar y poner mala cara no basta. Esa historia ya la conocemos".

Por mucho tiempo, el gran fantasma que la derecha ha utilizado para azuzar los miedos contra la

izquierda es el del terrorismo. Su tratamiento es fútil. Se utiliza más como etiqueta y demonización

que como verdadera indagación histórica. Cuestión de conciencia de clases, dirían algunos. Lejanía

ideológica, señalarían otros. El problema es que las acusaciones, en su mayoría superficiales, crean

la percepción de que toda crítica de la derecha por la cercanía de algunos grupos de izquierda a

posiciones de lucha armada y terrorismo es inválida. No todas son inválidas, no obstante; algunas

son muy necesarias.

El último gran fantasma es la relación de Verónika Mendoza con Sendero Luminoso por participar de

una ceremonia en la que se hace una revisión del influyente grupo de izquierda Vanguardia

Revolucionaria en los años 60 -el símbolo de VR es el de la hoz y el martillo.

Un fragmento de esa ceremonia se ha vuelto viral. Tras la intervención de Ricardo Letts, elhistoriador Antonio Zapata -también parte de VR- hace alusión, entre aplausos, a Julio César 

Mezzich. Sus palabras fueron las siguientes: “Y si de (recordar) se trata, entonces también recordar 

a algunos militantes de Vanguardia Revolucionaria que se fueron con Sendero y que murieron en la

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aventura que emprendieron, empezando en primer lugar con Julio César Mezzich”. Julio César 

Mezzich fue un miembro insigne de Vanguardia Revolucionaria. Julio César Mezzich fue también,

por un tiempo, el segundo al mando en Sendero Luminoso. El público da palmas. Al lado de Tony

Zapata, Verónika Mendoza.

El fragmento del video en cuestión -aceptémoslo- ha sido editado con mala fe, y señala que

Verónika Mendoza, candidata a la presidencia, aplaude a Julio César Mezzich. Vamos a los hechos:¿Aplaude Mendoza la mención del terrorista Mezzich, muerto en lo que el estudioso Tony Zapata

llama la "aventura" revolucionaria? No lo hace. Su rostro es adusto y sus manos no se mueven, a

diferencia de cuando el historiador menciona la memoria y la lucha también de María Elena Moyano.

Pero tampoco protesta. No se retira, no repregunta, no complejiza. De hecho, justo después de la

mención al senderista Mezzich, es el turno de Mendoza de hablar. ¿Alguna mención a Mezzich?

Ninguna. ¿Algún reparo en Tony Zapata? No. ¿Alguna duda incluso? Nada.

“Me llaman terrorista por participar de un foro en el que se rechaza a Sendero Luminoso. ¿De eso

me acusan? ¿De "hablar" sobre SL? Todos deberíamos hablar sobre SL y sobre el enorme daño

que causó a nuestro país”, reza el mensaje que Mendoza ha publicado desde su cuenta de

Facebook. Tiene razón. Por supuesto que se debería hablar sobre el terrorismo y sus

consecuencias.

El problema es que es la misma Verónika la que calla y no problematiza durante su estancia en esa

mesa de discusión. Y el que calla, otorga –especialmente en política. Ahora es que resuena la

pregunta que Marisa Glave no pudo responder sino con evasivas durante su debate con la

fujimorista Yeni Vilcatoma: ¿vamos a ser firmes con el terrorismo?

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Lo de Julio César Mezzich no fue una aventura revolucionaria. Mezzich, con todas las virtudes que lo

volvieron un ídolo de Vanguardia Revolucionaria, no es un personaje digno de elogio al nivel que

María Elena Moyano, también mujer de izquierdas, lo fue. Asumir una vida en una comuna en la

sierra sur del Perú, siguiendo el sueño del intelectual-campesino, de la vinculación teoría y práctica,

puede tener algún grado de honor. Asumir el mando militar de la organización más sanguinaria de la

historia del Perú (a excepción, posiblemente, del propio Estado peruano) no lo tiene.

Existe un argumento que la izquierda posee y usa y que la derecha no tiene: la academia.

 Aceptémoslo: no hay intelectuales de derecha en la hegemonía académica –fuera, tal vez, del

historiador Pablo Macera. Es fácil decir entonces que la reivindicación de Mezzich ocurrió durante un

evento académico. Pero no es suficiente.

Escudarse bajo el velo de la intelectualidad, como efectivamente sucedió, no es solamente peligroso,

sino que ya pasó una vez, con resultados desastrosos: es conocido que Sendero Luminoso nació en

las universidades. Fue un proyecto letrado desde su génesis. ¿Una revisión crítica de la historia de

Vanguardia Revolucionaria? Por supuesto. ¿Hablar sobre Sendero? Necesario. ¿Mencionar a

senderistas? Incluso más. ¿Aplaudir a un terrorista? No.

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 Alguien podría exigirle a Mendoza que reconozca el error. Sería completamente inútil y hasta de una

moralidad huachafa. Es, más bien, un error sistémico. Nadie quiere hablar del tema. Lo mejor es,

entonces, seguir su consejo: hablemos sobre terrorismo. Gentes de derechas y de izquierdas.

Hablemos de terrorismo, de verdad. Dejemos por un rato las agendas y los viajes a Venezuela de

lado. Hablemos de los muertos del conflicto armado interno. De por qué los presos del MRTA no son

prisioneros políticos. De que Mezzich fue el número dos de Sendero Luminoso. Hablemos de los

límites de la academia para reivindicar la memoria de terroristas. Hablemos. ¿Porque sabe qué,

Verónika Mendoza? Escuchar, callar y poner mala cara no basta. Esa historia ya la conocemos.