hábito 3 de la gente altamente efectiva
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Síntesis del tercer hábito de la gente altamente efectiva de Stephen R CoveyTRANSCRIPT
Mauricio Andrés Ureña Silva. Código: 1150479. Fecha: 2 de Octubre de 2015
Técnicas gerenciales y de negociación
LOS SIETE HÁBITOS DE LA GENTE ALTAMENTE EFECTIVA
HÁBITO 3: ESTABLECER PRIMERO LO PRIMERO
Ya estando al tanto de en qué consiste el primer hábito (la autoconciencia y la
capacidad de elección independientemente de las circunstancias) y el segundo hábito
(establecer una misión personal y elegir un centro incorruptible sobre el cual dar
soporte a nuestros sueños y metas) vamos hacer una breve descripción del tercer
hábito.
Vimos que el primer hábito es la base para los demás. El segundo hábito se centra en
el liderazgo y lo que ello implica; idealizar y fijar los objetivos a lograr, y hacerlos sobre
una base sólida y moral. Por su parte el tercer hábito se centra en la gerencia, la
administración personal efectiva del tiempo, en cómo actuar de acuerdo a lo
establecido mediante el segundo hábito, cómo vivir de acuerdo a los ideales
propuestos. En palabras más sencillas, en el segundo hábito se plantea la pregunta
“¿Qué voy a hacer?” y en el tercer hábito se formula “¿Cómo voy a hacerlo?”.
La frase descrita en el libro “Administra desde la izquierda; lidera desde la derecha”
hace un llamado a un estado elevado de efectividad. Debemos tomar el hemisferio
derecho de nuestro cerebro y, con arte y filosofía, planteándose los interrogantes más
importantes de la vida, definir nuestras metas. A continuación tomar el hemisferio
izquierdo, el más racional, el de los métodos, para administrar bien la vida y cumplir los
objetivos, esto tiene que ver con un autogobierno efectivo.
Comúnmente se cree de manera errada que son los grandes esfuerzos que se hacen
una vez en la vida, los que definen el éxito de las personas, y que las lleva a
diferenciarse del resto de los mortales, pero al analizar bien, podemos encontrar que no
es el esfuerzo dramático visible el que procura el éxito; sino más bien esos pequeños
esfuerzos cotidianos, y muchas veces pequeños, acompañados de incondicional
constancia, lo que proporciona un camino más seguro hacia el lugar que queremos
alcanzar. En este punto juega un papel importante la integridad personal, que es, la
capacidad de comprometernos a mantenernos siempre actuando respecto a nuestros
pensamientos, es respetarse a uno mismo haciendo que nuestras acciones sean
congruentes con lo que decimos. Para esto es necesario tener disciplina, hacer lo
necesario aunque no sea de nuestro agrado, hacerlo porque sabemos que nos
conducirá a cumplir lo que nos hemos propuesto.
Si bien ya tenemos una base sobre la cual reflexionar acerca del tercer hábito, no sería
prudente pasar sin mencionar su parte centrar, que es la administración del tiempo.
Así mismo como las diferentes áreas del saber han evolucionado a través de las
edades, la administración del tiempo también lo ha hecho. La primera generación
consistió en hacer listas y notas de las tareas por realizar. La segunda generación
consistió en organizar las actividades en una agenda, asignándole espacios específicos
de tiempo a cada tarea. La tercera generación tuvo un avance fundamental, el cual fue
asignar prioridades a las tareas para jerarquizar su organización y establecer cuáles
debían realizarse primero. Por su parte, un nuevo paradigma ha surgido, la cuarta
generación, la cual consiste en ubicar todas nuestras actividades en una matriz y de
acuerdo al lugar donde se encuentre, saber la prioridad de cada una. Las actividades
se dividen en importantes y no importantes, y en urgentes y no urgentes. Se hacen las
cuatro combinaciones entre ellas y se ubican en un cuadro compuesto por cuatro
cuadrantes, dentro de los cuales se ubicarán las tareas.
En la figura se puede apreciar que cada cuadrante está identificado con un número
romano. Todo cuanto hacemos se encuentra en alguno de ellos. Quienes tienen la
mayor parte de actividades en el cuadrante I, son personas que viven atribuladas y
estrenadas por sus problemas, viven al límite, y no tienen descanso. Cuando el
desespero es muy grande tratan de escapar por un tiempo al cuadrante IV, lo cual no
es recomendable. Quienes viven mucho en el cuadrante IV son unos irresponsables
completos que no asumen participación en el control proactivo de su vida. Quienes se
ubican en el cuadrantes III viven angustiados por cosas urgentes que no son
importantes, compromisos que no requieren de gran atención, y muchas veces se cree
de manera errónea que esas actividades son importantes, cuando en realidad, no lo
son. Y por último quienes viven bastante en actividades del cuadrante II son quienes
son proactivos, y que como dice Peter Drucker, son exitosos, ya que no se enfocan en
los problemas sino en las oportunidades, que es precisamente lo que se puede
aprovechar ahí. Se manejan cosas importantes pero que no requieren una atención
inmediata. Sabemos que dichas cosas hay que hacerlas, pero como el plazo no es
cercano, o no hay o plazo definido, entonces las postergamos hasta cuando no hay
tiempo ya, y ahí radica nuestro fracaso.
La recomendación que se hace en este hábito es que hay que atender las actividades
del cuadrante I, pero hay que dedicarle bastante tiempo al cuadrante II, y tratar de
evitar al máximo el cuadrante III y IV. Si se dedica buen tiempo al cuadrante II vamos a
ver que muchas veces se van a empezar a resolver problemas antes de que se
presenten, o prevenirlos, que es lo mismo, algo muy deseable y característica de éxito.
A su vez a medida que se vaya avanzando en un estilo de vida tal, nos vamos a dar
cuenta que las actividades del cuadrante I se irán reduciendo y así comenzaremos a
vivir cada vez una vida más tranquila, con el pleno control de nuestra existencia, de lo
que decidimos voluntariamente, con base a nuestras metas, enfocándonos en las
cosas importantes que promueven nuestro desarrollo personal efectivo.
Uno de los aspectos importantes que también debe ser considerado, es que al decidir
vivir de acuerdo a la administración del tiempo de la matriz, enfocándonos en el
cuadrante II, en muchas ocasiones habrá que decir un rotundo ¡no! a ciertas cosas, que
puede resultar difícil si creemos que es importante o atractivo, pero como ayuda
debemos tener dentro de nosotros un ¡sí! más rotundo, un sí que proviene de conocer
cuál es el camino correcto a lograr nuestras metas a corto, mediano y largo plazo.
Muchas personas creen que lo que les hace falta es disciplina para actuar de acuerdo a
lo aquí descrito, pero lo que realmente ocurre es que no se ha interiorizado lo suficiente
las prioridades en el corazón y la mente. Ahí es donde nos podemos dar cuenta que
las prioridades no están bien fijas y que hay que trabajar en anclarlas de manera
profunda en la vida, para que gobiernen cómodamente y dirijan todas nuestras
actividades.
Por último, hay una serie de recomendaciones que se hacen para llevar a cabo de una
manera más práctica este proceso. Primero hay que establecer cuáles son los roles
que tengo como persona. Si soy padre, empleado, estudiante, entre otros; hay que
establecer todos los roles que tengo, y en los cuales quiero mejorar y ser realmente
efectivo. Luego en cada uno de esos roles debo establecer 2 o 3 metas que pueda
cumplir en una semana, teniendo en cuenta que esas metas contribuyen a las metas a
mediano y largo plazo también. Y finalmente, hay que tomar un planificador y asignarle
espacios de tiempo a cada una de las actividades que haré para cumplir esas metas en
la semana. Se puede distribuir a ciertas horas, ciertos días, todos los días tanto
tiempo, de manera cómoda y flexible para uno mismo, y que se pueda llevar un control
fácil del avance que voy teniendo en el logro de esos objetivos.