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Edición y política... Recibido 30-09-2008. Aceptado 10-10-2008 Antropología Social Revista del Museo de Antropología 1(1): 97-114, 2008 / ISSN 1852-060X Facultad de Filosofía y Humanidades – Universidad Nacional de Córdoba - Argentina Gustavo Sorá Gustavo Sorá Gustavo Sorá Gustavo Sorá Gustavo Sorá CONICET / Museo de Antropología CONICET / Museo de Antropología CONICET / Museo de Antropología CONICET / Museo de Antropología CONICET / Museo de Antropología Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba [email protected] [email protected] [email protected] [email protected] [email protected] Edición y política. Guerra fría en la Edición y política. Guerra fría en la Edición y política. Guerra fría en la Edición y política. Guerra fría en la Edición y política. Guerra fría en la cultura latinoamericana de los años ´60 cultura latinoamericana de los años ´60 cultura latinoamericana de los años ´60 cultura latinoamericana de los años ´60 cultura latinoamericana de los años ´60 Resumen Resumen Resumen Resumen Resumen La publicación de Los hijos de Sánchez por el Fondo de Cultura Económica, en diciembre de 1964, precipitó un cisma en la cultura mexicana. Para ciertos intelectuales ligados al poder, el libro de Oscar Lewis ofendía a la nación. Amparados por el gobierno autoritario de Gustavo Díaz Ordaz, provocaron la dimisión del director del Fondo de Cultura Económica, el argentino Arnaldo Orfila Reynal, acusado de «extranjero comunista». En reacción, quinientos intelectuales de todo el continente apoyaron a Orfila y lo estimularon para crear otra editorial: Siglo XXI. En el terreno de «la cultura», pocos acontecimientos produjeron la intensidad de posturas propias a la Guerra Fría. El objetivo singular de este trabajo es pensar por qué un combate de estas características estalló sobre el Fondo de Cultura Económica y sobre un editor singular. Su fin más amplio es contribuir a la reflexión sobre las condiciones bajo las cuales la edición se torna una práctica decisiva para la política. Palabras clave: edición, política, intelectuales, circulación de ideas, internacionalización de la cultura. Publishing and politics. Cold War in latin-american culture during the sixties Abstract Abstract Abstract Abstract Abstract The publication of Los hijos de Sánchez by the Fondo de Cultura Económica, in December of 1964, precipitated a rupture in the Mexican culture. For certain intellectuals related to the power, the book of Oscar Lewis offended the nation. Protected by the authoritarian government of Gustavo Diaz Ordaz, they caused the resignation of the director of the Fondo de Cultura Económica, the Argentinean Arnaldo Orfila Reynal, and defendant of «communist foreigner». In reaction, five hundred intellectuals of the entire continent supported to Orfila and they stimulated it to create another publishing house: Siglo XXI. In the land of «the culture», few events produced the intensity of own positions to the Cold War. The singular objective of this work is to think so that a combat of these characteristics exploded on the Fondo de Cultura Económica and a singular publisher. Its ampler aim is to contribute to the reflection on the conditions under which the edition becomes a decisive practice for politics. Key words: publishing, politics, intellectuals, circulation of ideas, internationalization of culture. «Los hijos de Kafka, mi querido doctor, se han vengado de los hijos de Sánchez» (Carlos Fuentes al editor Orfila Reynal, en carta fechada en Roma el 16 de noviembre de 1965) La publicación de Los hijos de Sánchez por el Fondo de Cultura Económica, en diciembre de 1964, precipitó un cisma en la cultura mexicana. Para un sector de intelectuales ligados al poder, la monografía del antropólogo norteamericano Oscar Lewis era una afrenta a la dignidad de México. Las vidas de los miembros de una «pobre» familia de suburbios, la fuerza de sus persistentes conductas tradicionales, mostraban fisuras en el desarrollo económico nacional. Sus testimonios, impregnados de un lenguaje «obsceno y soez», eran valorados por el antropólogo quien los interpretaba como signos de exclusión en una sociedad desigual y controlada por una política autoritaria. En febrero de 1965, Luís Cataño Morlet, prestigioso jurista y diplomático, encabezó el ataque contra el autor y el editor del Fondo, en una conferencia dictada en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística a la que asistió el Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz. Fue el inicio de un escándalo que provocó la RMA

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Edición y política...

Recibido 30-09-2008. Aceptado 10-10-2008

Antropología Social

Revista del Museo de Antropología 1(1): 97-114, 2008 / ISSN 1852-060XFacultad de Filosofía y Humanidades – Universidad Nacional de Córdoba - Argentina

Gustavo SoráGustavo SoráGustavo SoráGustavo SoráGustavo SoráCONICET / Museo de AntropologíaCONICET / Museo de AntropologíaCONICET / Museo de AntropologíaCONICET / Museo de AntropologíaCONICET / Museo de Antropología

Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de CórdobaFacultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de CórdobaFacultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de CórdobaFacultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de CórdobaFacultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdobagus tavosora@gmai l . comgustavosora@gmai l . comgustavosora@gmai l . comgustavosora@gmai l . comgustavosora@gmai l . com

Edición y política. Guerra fría en laEdición y política. Guerra fría en laEdición y política. Guerra fría en laEdición y política. Guerra fría en laEdición y política. Guerra fría en lacultura latinoamericana de los años ´60cultura latinoamericana de los años ´60cultura latinoamericana de los años ´60cultura latinoamericana de los años ´60cultura latinoamericana de los años ´60

ResumenResumenResumenResumenResumenLa publicación de Los hijos de Sánchez por el Fondo de Cultura Económica, en diciembre de 1964,precipitó un cisma en la cultura mexicana. Para ciertos intelectuales ligados al poder, el libro de OscarLewis ofendía a la nación. Amparados por el gobierno autoritario de Gustavo Díaz Ordaz, provocaron ladimisión del director del Fondo de Cultura Económica, el argentino Arnaldo Orfila Reynal, acusado de«extranjero comunista». En reacción, quinientos intelectuales de todo el continente apoyaron a Orfilay lo estimularon para crear otra editorial: Siglo XXI. En el terreno de «la cultura», pocos acontecimientosprodujeron la intensidad de posturas propias a la Guerra Fría. El objetivo singular de este trabajo espensar por qué un combate de estas características estalló sobre el Fondo de Cultura Económica ysobre un editor singular. Su fin más amplio es contribuir a la reflexión sobre las condiciones bajo lascuales la edición se torna una práctica decisiva para la política.

Palabras clave: edición, política, intelectuales, circulación de ideas, internacionalización de la cultura.

Publishing and politics. Cold War in latin-american culture during the sixties

AbstractAbstractAbstractAbstractAbstractThe publication of Los hijos de Sánchez by the Fondo de Cultura Económica, in December of 1964,precipitated a rupture in the Mexican culture. For certain intellectuals related to the power, the book ofOscar Lewis offended the nation. Protected by the authoritarian government of Gustavo Diaz Ordaz,they caused the resignation of the director of the Fondo de Cultura Económica, the Argentinean ArnaldoOrfila Reynal, and defendant of «communist foreigner». In reaction, five hundred intellectuals of theentire continent supported to Orfila and they stimulated it to create another publishing house: SigloXXI. In the land of «the culture», few events produced the intensity of own positions to the Cold War.The singular objective of this work is to think so that a combat of these characteristics exploded onthe Fondo de Cultura Económica and a singular publisher. Its ampler aim is to contribute to the reflectionon the conditions under which the edition becomes a decisive practice for politics.

Key words: publishing, politics, intellectuals, circulation of ideas, internationalization of culture.

«Los hijos de Kafka, mi querido doctor,se han vengado de los hijos de Sánchez»

(Carlos Fuentes al editor Orfila Reynal,en carta fechada en Roma

el 16 de noviembre de 1965)

La publicación de Los hijos de Sánchez por elFondo de Cultura Económica, en diciembre de1964, precipitó un cisma en la cultura mexicana.Para un sector de intelectuales ligados al poder,la monografía del antropólogo norteamericanoOscar Lewis era una afrenta a la dignidad deMéxico. Las vidas de los miembros de una «pobre»

familia de suburbios, la fuerza de sus persistentesconductas tradicionales, mostraban fisuras en eldesarrollo económico nacional. Sus testimonios,impregnados de un lenguaje «obsceno y soez»,eran valorados por el antropólogo quien losinterpretaba como signos de exclusión en unasociedad desigual y controlada por una políticaautoritaria. En febrero de 1965, Luís CatañoMorlet, prestigioso jurista y diplomático,encabezó el ataque contra el autor y el editor delFondo, en una conferencia dictada en la SociedadMexicana de Geografía y Estadística a la que asistióel Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz.Fue el inicio de un escándalo que provocó la

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dimisión del editor Arnaldo Orfila Reynal, tras suestigmatización como «extranjero comunista». Enreacción, quinientos intelectuales de todo elcontinente apoyaron a Orfila y lo estimularon paracrear otra editorial: Siglo XXI.1 No interesa la cifra,sino la posibilidad de su enunciación como modode imaginación de un verdadero ejército deagentes culturales movilizados por principiosmorales que convergían en la figura de ese editor.El alineamiento de esa internacional deintelectuales expresaba una historia de relacionessociales tejidas, al menos desde mediados de losaños 40, por la integración de luchas emprendidasen los distintos campos de poder nacionales enAmérica Latina. Al tiempo de la dimisión de OrfilaReynal, la Revolución Cubana había sincronizdo ydemarcado nítidamente los principios de accióny oposición entre todos los grupos enfrentadospor el poder, en gran parte de occidente. ConGustavo Díaz Ordaz, Presidente desde diciembrede 1964, el ala más conservadora del PartidoRevolucionario Institucional (PRI) buscó clausurarel lugar de México como cuna de la ofensivarevolucionaria cubana y primer país en reconocerel gobierno de Dorticós. El affaire Orfila fue unade las primeras acciones de violencia estatal queanticiparon la «guerra sucia», cuyo ápice fuemarcado por la masacre de estudiantes en la Plazade Tlatelolco, poco antes del inicio de los juegosOlímpicos de 1968.2

El Fondo de Cultura Económica fue fundadoen noviembre de 1934 y en la segunda mitad delsiglo XX devino una de las editoriales másimportantes de Ibero-América. La Argentinarepresentó un polo esencial para la difusióncontinental de esta empresa. Dos hechos apoyanesta afirmación: la fundación de la primerasucursal del exterior en Buenos Aires, en 1945, yla nominación de Arnaldo Orfila Reynal –líder dela Reforma Universitaria de 1918, socialista,emprendedor cultural- como director de la casamatriz en México D.F., en 1948. Su gestión ha sidoretratada como «la edad de oro» del Fondo deCultura Económica (FCE de aquí en más). Elprestigio acumulado por Orfila Reynal acentuó enél un habitus carismático y patriarcal que lo llevóa vivir el FCE como «su casa», como unemprendimiento muy personal. Hacia finales delos años 50, el editor manifestó la radicalizaciónde su pensamiento con la edición de libroscomprometidos con el tercermundismo.Lentamente, traspasó los límites de lo aceptablepara ciertos guardianes de la cultura mexicana yportavoces de una moral «occidental». Para losagentes que promovieron los cambios de mandoen el FCE, el desplazamiento de Orfila era unacondición para avanzar en un proceso denacionalización y de control ideológico sobre uncentro de irradiación internacional de lasgrandezas culturales del país, el cual, sentían,había girado peligrosamente a la izquierda, a

causa de la acción del editor argentino. Estossucesos, encuadrados en un contexto de épocamarcado por lo que algunos autores denominanla guerra fría cultural (Saunders 2001),repercutieron en toda América Latina. El objetivosingular de este trabajo es pensar por qué uncombate de estas características estalló sobre elFondo de Cultura Económica y sobre un editorsingular, Arnaldo Orfila Reynal. Su fin más amplioes contribuir a la reflexión sobre las condicionesbajo las cuales la edición se torna una prácticadecisiva para la política.

El control sobre la escritura es, desde laantigüedad, factor de intervención política. Laevolución de las tecnologías para fijar elpensamiento y la diferenciación de funciones entrepersonas que escriben, que imprimen, que ponenen circulación y que leen textos, no han hechomás que amplificar el conjunto de reglas socialesque estructura el pensamiento y guía latransmisión de la cultura. El dominio de esasreglas tiene, como afirma Goody (1977)3,significativas consecuencias para la configuraciónde las sociedades diferenciadas. El lugar de laescritura y de la edición en la emergencia de laesfera pública que subyace a los Estadosnacionales, ya ha sido subrayado (Habermas1984, Anderson 1993). La complejidad de esevínculo fue intensamente abordada paracomprender los orígenes culturales de laRevolución Francesa (Chartier 1995, Darnton2008). Aplicado a la historia de América Latina en elsiglo XX, este problema despeja un territorio pocoexplorado para comprender el clásico problema dellugar de la cultura en la construcción del poder.

El vínculo entre edición y política se desplazaentre dos posibilidades polares. Por un lado, unefecto que podríamos llamar diferido: el impactode los impresos en la dinamización de la esferapública. Por otro lado, un efecto directo: la ediciónde sistemas ideológicos concretos.4 ¿De quémanera los grupos que disputan poder semanifiestan, generan adhesión y luchan a travésde la cultura impresa? La edición es una prácticaestratégica para observar la acción de elitesculturales que intervienen en la esfera pública através de representaciones sobre el ciudadano, elpúblico lector, la nación, la cultura, la educación,la política. El acto de publicar, de tornar público,de formar y atraer públicos, demarca la centralidadde la edición como medio generador de un pasajefundamental en la constitución de la modernidad ylos estados-nacionales: de la privacidad del escribira la difusión, la recepción y la crítica de las ideas;de la interioridad del escribir a la interioridad delleer, mediadas por instancias públicas, por factoreseconómicos (mercados de bienes simbólicos) ypolíticos (sistemas de enseñanza).

La figura del editor, sin embargo, rara vez setorna pública. En la escena de la cultura escritacomparte con el traductor, por ejemplo, una

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condición de relativa invisibilidad:5 esta es unade las paradojas más interesantes para el estudiode su lugar en la cultura. Lugar que puede serrevelado al considerar hechos extra-ordinarioscomo el que ilumino en este trabajo: la virtudheurística de un escándalo radica en el carácterde hecho crítico que, por la virulencia de lasposturas que puede suscitar, deja al desnudoestructuras sociales y de pensamiento sublimadasdurante el curso cotidiano de la vida cultural ypolítica.6 El análisis del affaire Orfila permitirápensar el lugar del editor como posible agente dela política y de la edición como un territoriosignificativo para las luchas por los poderespolítico y cultural. ¿Qué estructuras sociales ysimbólicas atacó la intervención del Estado en elFCE? ¿Cuáles fueron los objetivos de esaintervención y qué efectos culturales y políticosprodujo? ¿Cómo se explica una movilización deintelectuales tan espontánea y masiva en apoyoal editor extranjero y progresista? Este caso esestratégico ya que induce al tratamiento derelaciones internacionales generalmenteobliteradas en los estudios sobre cultura y política,dominados por la inercia intelectual hacia elnaciocentrismo (Elias 1989: 27): ¿Qué relacionesy apropiaciones del espacio intelectualinternacional se observan en las disputas políticasque envolvieron al affaire Orfila? ¿Quéparticularidades tuvo la guerra fría sobre la culturamexicana y por qué tales sucesos impactaron entoda América Latina?7

Estado y edición en MéxicoEstado y edición en MéxicoEstado y edición en MéxicoEstado y edición en MéxicoEstado y edición en México

Desde inicios de la década de 1920 el Estadomexicano implementó políticas editoriales paracombatir los fuertes índices de analfabetismo ypara dar a luz grandezas del pensamiento nacional.Ya es famosa la colección de clásicos delpensamiento universal impulsada por JoséVasconcelos en su período como Secretario deEducación del gobierno de Álvaro Obregón, ainicios de la década de 1920.8

Desde su creación en 1934, el FCE hafuncionado como un fideicomiso de múltiplesentidades financieras del Estado mexicano: éstasrealizan aportes económicos periódicos pero nose entrometen en la planificación del catálogo.Según los estatutos del FCE, la editorial no es unaempresa del Estado, un patrimonio público, sinouna entidad de servicio cultural. Esta forma jurídicagarantiza autonomía, aún cuando el Ministerio deHacienda siempre estuvo presente al designar alos presidentes de la Junta de Gobierno de laeditorial y a otros miembros de la empresa. Estevector de presencia estatal estuvo controlado,durante los primeros 30 años del FCE, por elprestigio de sus dos primeros directores: DanielCosío Villegas (1934-1948) y Arnaldo Orfila Reynal(1948-1965). Sostén financiero directamente

articulado con el ministro de economía de lanación y total independencia en la gestión culturaldel catálogo: condiciones inigualables para realizarlas apuestas de riesgo que los directores yasesores culturales del FCE imaginaban para laformación de nuevos cuadros universitarios, paraampliar la cultura del libro y para guiar elpensamiento de una cultura americana.

La editorial fue fundada bajo un clima demisión civilizadora, por un grupo de jóvenesacadémicos de la Escuela de Economía de laUniversidad de México. Daniel Cosío Villegas sedestacó en este grupo. Hijo de un funcionariofederal del Correo, nació en la ciudad de Méxicoen 1898. Tras la derrota de Pancho Villa en 1916,comenzaron los primeros intentos por normalizarla vida institucional del país, orientados a laconsolidación de un Estado, de un mercadocapitalista y de políticas de educación y cultura.9

Durante este período, Cosío inició un velozascenso como el más destacado cuadro juvenilentre los círculos intelectuales que rodearon laafirmación de los primeros gobiernosrevolucionarios – constitucionales: en 1921 fuePresidente de la Federación de Estudiantes, del ICongreso Internacional de Estudiantes y de laInternacional de Estudiantes que resultó de eseevento tan significativo para la vida de numerososrepresentantes de la cultura en América Latina,como el dominicano Pedro Henríquez Ureña, elperuano Haya de la Torre, el argentino ArnaldoOrfila Reynal. Durante la Presidencia de ÁlvaroObregón (1920-1924), Cosío Villegas trabajó juntoa José Vasconcelos en la Secretaría de Educacióny no faltaron condiciones para imaginarsepresidente de la república.10 Aún cuando esegobierno marcó el inicio de la pacificación deMéxico tras la Revolución de 1910, en los años20 la vida institucional era periódicamente alteradapor cambios de rumbo y luchas entre facciones.La inclusión de Cosío Villegas en círculos desociabilidad intelectual de elites, como el Ateneode la juventud, y la actividad universitaria, lepermitieron sortear los avatares de la política. Paraello fue significativa su participación como el«benjamín» del círculo de notables llamado «delos siete sabios», conformado por Alberto Vásquezdel Mercado, Manuel Gómez Morin, VicenteLombardo Toledano, Teófilo Oléa y Leyva, AlfonsoCaso, Antonio Castro Leal y Jesús Moreno Baca.También su colaboración con Antonio Caso en lacátedra de sociología de la carrera de derecho, quelo promovió a la situación de agente destacadoen la afirmación de las ciencias sociales: desde1922 dirigió la Revista de Ciencias Sociales de laFacultad de Jurisprudencia y en 1925 publicó unaextensa Sociología Mexicana.

Al ser desplazado Vasconcelos al frente de laSecretaría de Educación, en 1924, el joven abogadoCosío Villegas «tuvo» que emigrar. Partió a losEstados Unidos y Europa para realizar estudios de

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postgrado en economía. Fue una acertadaestrategia de reconversión: regresó en 1929 comoespecialista en reforma agraria y fue nombradoSecretario General de la Universidad Nacional. Esemismo año impulsó la creación de la Escuela deEconomía junto a Manuel G. Morin, EduardoVillaseñor, Antonio Espinosa y Emigidio MartínezAdame. Al tiempo que la depresión económicamundial golpeaba fuertemente a México, laeconomía pasó a ser valorada como unaherramienta indispensable para planificar nuevasalternativas para afirmar el Estado, el mercado yla cultura del país. Los objetivos de la fundaciónde la revista El Trimestre Económico y de laeditorial FCE en 1934, fueron disponer un mediode comunicación académica de alto nivel y unstock bibliográfico para la formación de un nuevotipo de agente cultural: los expertos.

A pesar de la rica historia de la imprenta hastamediados del siglo XIX (Suárez de la Torre 2001,Castañeda 2002), el desarrollo de la industriamexicana del libro se vio fuertementecondicionada por la turbulencia política y laexclusión de la mayoría de la población a laalfabetización y la lectura. Hacia 1912 sólo existían3 editoriales y cuatro libreros-editores. En 1914se fundaron dos sellos a partir de librerías queirían a asentarse como editoriales «modernas»:Porrúa Hermanos y Andrés Botas. En 1921, el 72%de la población era analfabeta y en 1934 lo seguíasiendo el 62% (Meyer 2000: 152). Además de lacolección de la Secretaría de Educación, duranteel gobierno de Obregón la Secretaría de RelacionesExteriores también inició un programa depublicaciones (Acevedo Escobedo 1962: 415 y ss.).A pesar de este empeño, la edición española yfrancesa dominó, hasta mediados de los años 30,las ofertas del mercado librero y las posibilidadesde publicación de los escritores nacionales. Bajoeste panorama, los directivos de la Escuela deEconomía propusieron un programa detraducciones a Espasa & Calpe de Madrid. Ante lanegativa del renombrado filósofo Ortega y Gasset,principal consejero de esa editorial, buscaronapoyo en el gobierno.11 Hacia 1934, Cosío yMartínez Adame trabajaban en la Secretaría deHacienda, la cual venía de implementar una ley defideicomiso, dispositivo equivalente al trust sajónque habilitaba la aplicación de fondos públicos alservicio de fines no lucrativos. Fue así queconvocaron a Gonzalo Robles, otro aliado delgrupo que dirigía el Banco Hipotecario Nacional,quien coordinó la implementación de unfideicomiso para el FCE con el aporte de variasentidades financieras. La junta de gobierno queestipulaba este modo de organización estuvocompuesta por un grupo de jóvenes de unavanguardia intelectual comprometida en políticasde Estado: Gonzalo Robles, Manuel Gómez Morin,Eduardo Villaseñor, Emigidio Martínez Adame,Adolfo Prieto y Cosío Villegas. Morin y Prieto

fueron sustituidos poco después por Enrique Sarroy Jesús Silva Herzog. La estabilidad de este grupo,sostenida por estrechos lazos de amistad,garantizó la construcción de un esprit de corps,disposición subyacente en el perfil editorial delFCE hasta la sustitución de Orfila Reynal.

El grupo y las líneas del catálogo, sin embargo,terminaron de delinearse hacia 1939, cuando laeditorial se rodeó de los más destacadosintelectuales y editores españoles que arribaron aMéxico como republicanos exiliados (p.e. JoséGáos, José Medina Echevarria, Enrique DíezCanedo, Francisco Giner de los Ríos, EugenioÍmaz). La llegada de los transterrados marcaba elinicio de un proceso multi-causal deinternacionalización de la cultura en gran partede América Latina. En el plano editorial, la guerracivil y la segunda guerra mundial clausuraronEspaña como principal mercado productor delibros en castellano. Ello abrió perspectivas paraque algunos editores (muchos de ellos de origenespañol) asentados en Argentina y México selanzaran a la provisión de los restantes mercadosdel libro del sub-continente. Editoriales argentinascomo Losada, Sudamericana, Emecé, SantiagoRueda y Claridad, marcaron el terreno con ladifusión de la literatura argentina, latinoamericana,internacional. El FCE aprovechó el espacio para lacomercialización de colecciones dedicadas amúltiples disciplinas sociales y humanísticas. Apartir de 1945, concretó proyectos editoriales parala imaginación de una cultura americana con ellanzamiento de las colecciones Tierra Firme yBiblioteca Americana. Estas fueron planificadasdesde 1941, cuando Daniel Cosío Villegas inicióun ciclo de viajes por América del Sur que generóun tejido de alianzas entre centenares deintelectuales convocados especialmente paraescribir ensayos sobre las culturas y problemasespecíficos de América (latina). Esa experienciainformó el potencial de la fundación de unasubsidiaria en Argentina, en 1945. Tal apuestaaceleró la consagración internacional de losproyectos del FCE (Sorá 2008a).12 En ese contextoreaparece la figura de Orfila Reynal.

Un extranjero socialistaUn extranjero socialistaUn extranjero socialistaUn extranjero socialistaUn extranjero socialista

Arnaldo Orfila Reynal asumió la dirección delFCE en 1948, una vez que Cosío Villegas dejó esecargo para radicarse en los Estados Unidos conuna beca Rockefeller y dedicarse a la escritura deuna monumental historia de su país. Podríamosdecir que para Cosío, la edición representó unamediación entre sus aspiraciones a la alta políticay a la cumbre del mundo intelectual. Orfila, encambio, fue un editor tout court. Tres variablesexplican su elección como extranjero al frente deuna de las principales usinas culturales de México:el vínculo personal con Cosío Villegas y muchosde los intelectuales ligados al FCE; la experiencia

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de gestión de emprendimientos culturales,especialmente el éxito en la dirección de lasucursal argentina del FCE a partir de 1945; unperfil cosmopolita orientado por su «vocación»reformista, humanista, americanista.

Arnaldo Orfila Reynal nació en La Plata en 1897y fue nieto del aragonés Mateo Orfila, un pioneroen la formulación de la toxicología. Fue alumnode la primera cohorte del Colegio Nacional de laUniversidad Nacional de La Plata.13 En estauniversidad también obtuvo el grado de Doctoren química a inicios de los años 20. Sureconocimiento como líder político y promotorcultural comenzó a forjarse durante las huelgasestudiantiles que rodearon a la declaración de lareforma universitaria argentina de 1918. Por suparticipación en estos hechos, fue elegidodelegado nacional para el Ier CongresoInternacional de Estudiantes, realizado en ciudadde México, en 1921. Al terminar el Congreso, Orfilafue escogido, entre otros representantes, paraviajar durante tres meses por varios países(Estados Unidos, Francia, Italia, España, Portugaly Brasil) con el fin de contactar asociacionesestudiantiles y sumarlas al organismointernacional creado por el Congreso. Desdeentonces trabó amistad con Cosío Villegas, PedroHenríquez Ureña, Alfonso Reyes, Carlos Pellicer,Jesús Silva Herzog, Miguel Gómez Morin y granparte de los intelectuales americanistas queposteriormente gravitaron sobre el FCE.

A inicios de la década de 1920 se observa ladisposición de Orfila Reynal para articularrelaciones internacionales entre agentes yproyectos intelectuales y políticos: JoséVasconcelos pidió que el joven Orfila fuera suanfitrión durante la visita oficial que realizó a laArgentina en 1922; Pedro Henríquez Ureña lesolicitó, dos años después, algún empleo pararadicarse en Argentina, ante el incierto panoramade la cultura y la política en México.14 La actividadcultural fue el terreno donde Orfila optimizó esavocación. Por esos años, participó de Renovación,un grupo cultural de La Plata que rodeó a la figuradel filósofo Alejandro Korn.15 En Valoraciones(1924 – 1928) revista cultural de vanguardia creadapor Renovación, es posible rastrear el rol de Orfilacomo agente de articulación internacional. Él nofirmó artículos, pero es evidente su activaparticipación en la solicitud de colaboraciones yen el tejido de una red entre intelectualeshispanoamericanos.16 Luego del primer golpe deEstado en Argentina, en 1930, Korn y la mayoríade los miembros de Renovación se afiliaron alPartido Socialista. Al morir el filósofo, en 1937,se creó la Universidad Popular Alejandro Korn enla sede platense de ese partido. Orfila Reynaldirigió esta institución hasta su nombramientocomo director de la sucursal argentina del FCE,en 1945. Poco antes de la fundación de la UPAK,había viajado a España como corresponsal de La

Vanguardia, diario del Partido, para cubrir eldesenlace de la guerra civil. En Barcelona y Madridconoció a algunos de los dirigentes e intelectualesrepublicanos que luego se exiliarían en México yArgentina.

Durante la gestión de Orfila como DirectorGerente, el FCE creció como empresa y diversificóel catálogo. En los años 40, la editorial habíaalcanzado notoriedad continental comoproductora de traducciones imprescindibles parala renovación de las ciencias sociales y humanas,17

y como medio de expresión del ensayismo sobrelos problemas de América. En los primeros añosbajo la dirección de Orfila, el catálogo se abrió endos marcadas direcciones: la promoción de obrasde autores mexicanos y la búsqueda del lectormasivo que emergía en gran parte del continentegracias a la ampliación de la alfabetización y de lamatricula universitaria, y a la profesionalizaciónde las ciencias sociales. Expresión de la primeraapuesta fueron la colección Letras Mexicanas, pordonde aparecieron los textos centrales de lavanguardia literaria de los años 50, con OctavioPaz, Juan Rulfo y Carlos Fuentes al frente,18 y lacolección Vida y Pensamiento de México. Lasegunda apuesta fue abierta con las coleccionesBreviarios y Popular. Esos proyectos guiaron ladefinitiva consagración del FCE como empresacultural estratégica para la divulgacióninternacional de las grandezas culturales deMéxico y del continente.19 Por esos años laeditorial construyó un gran edificio propio, abriósucursales en Chile y España, y llegó a contar conuna planta de alrededor de 100 empleados. No puedepasar por alto que la notoriedad alcanzada por Orfilacomo gestor del FCE le valió un contrato de tresmeses durante 1957 para proyectar la editorial de laUniversidad de Buenos Aires.

El siguiente testimonio de Martí Soler, quienfue uno de los más estrechos colaboradores deOrfila Reynal desde finales de los años 50,20

permite dimensionar algunos resortes de laplanificación del catálogo del FCE, especificar laspropiedades de la posición de Orfila Reynal yevaluar aquello que fue atacado en 1965, tras sudimisión: «Mi opinión personal acerca de Orfilaes que no fue un gran editor, fue un granadministrador que supo rodearse de grandeseditores».21 Para Martí Soler, los Breviariospudieron haber sido planificados por CosíoVillegas al final de su gestión y Letras Mexicanashabría sido un plan del gerente de producciónJoaquín Diez Canedo. Este comentario evita caeren las trampas de la ilusión biográfica al trabajarsobre la trayectoria de un editor: una editorial esantes que nada un espacio de relaciones sociales.Durante la gestión de Orfila, para Soler los grandeseditores del FCE fueron Joaquín Diez Canedo, AliChumacero y Laurette Séjourné.22 Soler y otrosretratan a Orfila Reynal como un gran administrador,alguien extremadamente riguroso que se

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posesionaba del lugar de trabajo, se vinculabapersonalmente con los empleados y controlaba elritmo de todas las fases de la labor diaria. Esa actitudtambién fue posible por sus lugares de residencia:Orfila nunca poseyó propiedad inmueble. En México,siempre vivió en departamentos situados en lospredios de las empresas.

La impresión de Martí Soler invita aprofundizar aún más en la complejidad de la vidaeditorial, tensionada entre los polos intelectual yeconómico que le dan sentido. «Rodearse» surge,en su discurso, como función secundaria de lalabor editorial. Guiado por el criterio literario eintelectual restringido que domina (a) larepresentación de la función-editor, para él editores quien orienta la elección de títulos y autores. Adiferencia de Cosío Villegas, Orfila no fue «unautor» y eso mina su apreciación como«intelectual» y como «editor». Sin embargo, desdeun punto de vista sociológico que pueda abarcaraquella tensión entre economía y cultura, lafunción de integración social que se expresa enel rodearse, en tejer vínculos y generar todo unsistema de relaciones sociales (una comunidad deautores, lectores, traductores que se objetiva enel catálogo, pero también una comunidad laboralpoblada por empleados, proveedores, etc.),deviene una propiedad primaria de la posición-editor.23 Esa activa función de mediación otorga aesta clase de editores el poder de devenir centroneurálgico para el encuentro y la sinergía entreproyectos y trayectorias distantes y orientadas consentidos convergentes. Esto es lo que tornó aOrfila Reynal un hombre poderoso; esto es lo quefue atacado en 1965.

A pesar de los condicionamientos quesuponían la consagración de la editorial como unsímbolo de la nacionalidad y su asociación conun aparato de la burocracia estatal, Orfila imprimiósu marca personal al FCE. Con el correr de losaños, acentuó la identificación del catálogo consus propios ideales culturales y políticos. Por unlado remarcó continuidad con el perfil delamericanismo que compartía con Cosío, SilvaHerzog y los demás intelectuales ligados al FCE.Por otro lado, sin embargo, abrió el catálogo a laexpresión del pensamiento crítico que dominó laescena intelectual desde mediados de los años50: por un lado la profesionalización de lasciencias sociales y por otro la avanzada políticade izquierdas marcada por el tercermundismo yla revolución cubana. En los años 50 se observauna acentuada radicalización del pensamiento deOrfila Reynal con respecto al reformismo y latradición social-demócrata del PS argentino. Segúntestimonios de personas próximas al editor, unarazón central fue el papel jugado por LauretteSéjourné. Al poco tiempo de llegar a México, OrfilaReynal se separó de su primera esposa, María ElenaSatostegui y se unió a Séjourné, arqueólogafrancesa que había sido la mujer de Victor Sèrge,

desde el arribo del legendario revolucionariosoviético a México, en 1941, y hasta su muerte en1947. Este vínculo sintetiza la adhesión Laurettea una izquierda revolucionaria anti-estalinista.Numerosos testimonios resaltan su marcadapresencia en las elecciones culturales y políticasde Arnaldo en los años 50. La impronta de Séjournése expresaba en una marcada predilección deOrfila para la edición de la vanguardia intelectualeuropea del período.24 Todos los años la parejarealizaba un viaje a la Argentina y otro a Francia.Aquí entablaron vínculos de amistad o de alianzaestratégica con editores como François Masperóy escritores e intelectuales como Claude Lévi-Strauss y Jacques Lacan.

A mediados de la década, Orfila Reynal habríasido uno de los primeros en recibir a ErnestoGuevara Lynch al llegar a México. Su obsequio deEl Capital en edición del FCE, es recordado comorito iniciático.25 Su participación en la ofensivarevolucionaria pudo haberse limitado a la accióncomo agente de enlace y formador de grupos deapoyo. Según Tatiana Coll,26 Orfila Reynal era «unhombre muy abierto, muy inquieto, que tenía milesde contactos con muchísima gente». Coll tambiénrecuerda que los diarios de época nombraban aleditor como uno de los individuos que, a las pocassemanas del asalto revolucionario de enero de1959, tomaron la Embajada de Cuba en Méxicopara exigir la renuncia del embajador batistiano ynombrar en su lugar a la exiliada Teté Casuso.Martí Soler, por su parte, recuerda que a iniciosde los años 60, el FCE era un sitio de encuentrode la intelectualidad de izquierdas. Orfila no dudóen ofrecerle un puesto en el departamento de ventasal hijo de Miguel Ángel Asturias, Rodrigo, cuandotuvo que exiliarse como líder de la guerrillaguatemalteca.27 También fue amigo personal de RaúlRoa, Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba entre1959 y 1976, reconocido escritor antes de larevolución y uno de los principales cronistas de lamisma. El propio Osvaldo Dorticós, Presidente deCuba entre 1959 y 1976, visitó a Orfila en la editorialdurante su primer viaje al exterior.28

Para Orfila Reynal el FCE era «su casa» en todoslos sentidos del término.29 Se sentía «dueño» delFCE, es decir seguro de la autonomía formal ysimbólica forjada por la editorial y por su gestión,a través de un sostenido reconocimientointernacional. Por ello actuaba sin aparentesensación de vigilancia, como agente queexpresaba una visión de mundo fundada en unatradición humanista renovada a la luz de laesperanza cubana, revolución que prometíarealizar una obsesión de su pensamiento: laautonomía e integración de las culturas de América(Latina). Orfila no escribió «libros», pero síartículos para La Gaceta del Fondo de CulturaEconómica30 y centenas de cartas personales enlas que pueden rastrearse sus esquemas depensamiento y acción. Uno de los primeros

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Imagen publicada en Universidad de Guadalajara 1993: 90

posicionamientos públicos de Orfila Reynal frenteal imperialismo norteamericano apareció en dosartículos en los que asoció el proyecto de laFranklin Publications Inc. con una clara ingerenciade la Alianza para el Progreso sobre la industriaeditorial latinoamericana. En octubre de 1961,representantes de la Franklin Publications Increalizaron una gira latinoamericana para entablaracuerdos con grandes editores y representantesdel sector editorial de la región. Dicho «organismoeducativo, no comercial» lo componíanrepresentantes de las mayores empresaseditoriales y de dependencias del gobierno de losEstados Unidos. Divulgaban su misión como unacontribución técnico-profesional y económicapara el desarrollo de los mercados del libro.Legitimaban su obra con sus logros asiáticos.31

Luego de recibirlos en el FCE y de leer losdocumentos internos de la Franklin, Orfila Reynalconcluyó que detrás de la «cooperación»decantaba un plan de colonización cultural. Lo queaportaba la Franklin era, en última instancia, unsistema de créditos a bajo interés para latraducción de autores norteamericanos:

«Anotada la circunstancia de que esteestudio se presentaba como un prolegómenoa la acción que habría de cumplirse para poneren marcha la Alianza para el Progreso, muchasmentes fantasiosas (y comerciales) imaginaronque parte de la promesa de los 20 mil millonesde dólares que los latinoamericanos acogieroncon lágrimas en los ojos en Punta del Este, sevolcaría sobre la sufrida industria editorial parahacerla tan ‘vigorosa y original’ como lo deseanardientemente los editores y gobernantes delos Estados Unidos»32

Tres meses más tarde, La Gaceta dio lugar parauna réplica de los directivos de la FranklinPublications. Allí retrataban el «ataque amargo ysarcástico de una respetable fuente del sur de lafrontera, el Doctor Orfila, un muy influyente editorde América Latina», como «una muestra muy

acentuada de orgullo nacional».33 Orfila cerró eldiálogo con otro texto en el que denunció: «sepuso el dedo en la llaga»; es decir, la acción de laFranklin hería como violencia física. Para tolerarla,exigía que Estados Unidos abriera el interés en supropio territorio hacia la extensa producciónintelectual y editorial latinoamericana, condiciónpara la «posibilidad de diálogo igualitario que abrelos caminos de una colaboración libre y justa».34

Después de 1965, las declaraciones de Orfila enla prensa muchas veces rompieron la mesura desu distinguida postura, para protestarenfáticamente contra el imperialismo yanqui y lacolonización del pensamiento de los escritores einvestigadores del continente, impuestadulcemente con becas y programas definanciamiento a la educación superior quebajaban desde el norte.

Los hijos de SánchezLos hijos de SánchezLos hijos de SánchezLos hijos de SánchezLos hijos de Sánchez

La excusa para iniciar el proceso de destituciónde Orfila Reynal fue la publicación de Los Hijosde Sánchez de Oscar Lewis. En la visión de algunosintelectuales, académicos, periodistas y políticosmexicanos, este libro ofendía su cultura nacionalal proponer una teoría sobre «la cultura de lapobreza», apoyada en testimonios plagados de unvocabulario «soez» al respecto de la naturalezade la política, la violencia y el desarrollomexicanos. Las críticas al libro de Lewis y a laactitud de Orfila al permitir su edición, explotaroncomo el resultado de un contenido proceso deindignación por parte de sectores culturales ypolíticos conservadores, hacia ciertos libros queestaban siendo publicados bajo el mando deOrfila. Este malestar se habría iniciado al menosdesde abril de 1961, cuando apareció Escuchayanqui, del sociólogo Charles Wright Mills. Enotras palabras, Los hijos de Sánchez fue la gotaque colmó el vaso de la paciencia para losintelectuales más conservadores ligados al poder.La reacción contra Orfila fue una embestida contrael extranjero que, al mando de una empresaapoyada por el Estado, promovía libros sinorevolucionarios, por lo menos críticos o«subversivos» para los estandartes de una moralnacional, occidental, cristiana. Los avatares de laedición del libro de Wright Mills permiten restituirla secuencia de algunos de los hechos yrepresentaciones más significativos quedesencadenaron en el affaire Orfila.

Escucha yanqui fue un libro editado en losEstados unidos en 1960 y un año después por elFCE. ¿Por qué una edición de cuatro años deexistencia se sumaría a los embates contra OrfilaReynal de 1965? Escucha yanqui era el testimoniode un radical preocupado por caracterizar en lapropia Cuba, las motivaciones y objetivos de losrevolucionarios. No era un estudio situado enMéxico como Los hijos de Sánchez. No implicaba,

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necesariamente, un daño moral hacia la nacionalidadmexicana. La mención de este libro en el episodiode renuncia de Orfila, significaba, tal vez comoningún otro título, el control ideológico que losEstados Unidos aplicaban sobre la circulación deideas «subversivas» a través de la compleja red desubordinaciones y mediaciones con las que laAlianza para el Progreso marcó presencia en elescenario de la cultura impresa en América Latina.

Para las autoridades que promovieron ladestitución de Orfila, Lewis y Mills eran en extremodesviantes: ambos gringos; uno capaz de mostrarlas contradicciones del desarrollo mexicano frentea la fuerza integradora de la tradición (problemaboasiano por excelencia); el otro, un sobrevivientedel macarthismo con credenciales de Columbia,capaz de introducir visiones positivas de larevolución cubana en propio territorionorteamericano. Ese binomio editorial articulabalos argumentos nacionales e internacionales deuna decisión claramente política para orientar losrumbos de la cultura oficial mexicana. Podríansoportarse estudios críticos de autoreslatinoamericanos o europeos, pero no de gringos,con todo lo que significa esta categoría social enla historia política y cultural mexicana. Insisto,yanquis de impresionante resonancia pública,mirados como «panfletistas» que revelabanaspectos positivos de la pobreza (o la marginación)y la revolución; cuestiones que, desde una miradapro-alianza para el progreso, eran consideradasbarreras al desarrollo nacional y «occidental».35

Escucha yanqui inauguró la serie «TiempoPresente» de la Colección Popular, junto a otroscuatro libros con los cuales formó sistema: El retode África, de Ndabaningi Sithole (pastor anglicanonegro de Rodhesia); Yugoslavia, democraciasocialista, de Jovan Djordjevich (profesoruniversitaria y consejero de Estado), La china

popular y su economía, de Hughes y El Estado delfuturo, de Myrdal. La serie se encuadraba en unnítido horizonte tercermundista. En abril de 1961,fue presentada en La Gaceta, número 78. La notade portada estaba firmada por Charles WrightMills: «Una política civilizada para la revoluciónde las naciones hambrientas».36 Escucha yanquisobresalía en esa serie por el renombre del autory por la consagración del libro en su país de origen:fue lanzado en Nueva York el 28 de noviembre de1960 y se vendieron 338.000 ejemplares en 40días. La publicación por el FCE también fue unimpresionante éxito de ventas: la primera edición,lanzada en abril de 1961, se agotó en un mes y latercera edición de agosto del mismo año se realizócon una tirada de 70.000 ejemplares. Esta últimasalió al público junto a la edición de otro libro deWright Mills: La imaginación sociológica.37

En los primeros años sesentas, entre las notasde La Gaceta resaltaban las referidas a los dilemaspolíticos del Tercer Mundo, incluyendo reseñas otextos de académicos e intelectualesnorteamericanos: por ejemplo, en el número deMayo de 1961, se transcribió una nota sobreAmérica Latina de Samuel Schapiro, economistade Columbia. Durante todo el año 1961, laspáginas del periódico La Gaceta privilegiaron lapublicidad de la Colección Popular. EscuchaYanqui y la obra de Wright Mills fueron objeto devarias reseñas y trabajos alusivos. Estoscomentarios y publicidad cerraron un ciclo haciaabril de 1962, cuando se notició la muerte delsociólogo norteamericano a los 46 años: en lasemblanza, Mario Monteforte enunció el marco designificación que dominaba la recepción de Mills:«con Escucha Yanqui, por su alegato a favor de lajusticia de la Revolución cubana, Mills se incorporaa la familia de nuestros grandes panfletarios queen días de ira señalan culpables y esperanzas parael futuro de los pueblos oprimidos (...) Ya eradifícil juzgar desde el punto de vista científico aese militante de una solitaria ideología, a esecrítico despiadado de la sociedad que nosotrostambién resentimos» (cursivas mías).38

Es éste el marco que engloba la edición en1961 de Antropología de la pobreza, el primerlibro de Oscar Lewis editado en castellano por elFCE. A diferencia de Escucha Yanqui, ese títulofue incluido en la Sección Antropología. Enprincipio, digamos, animaba esta edición uncriterio académico. Durante el proceso de laProcuraduría en su contra, Orfila recordó que lapublicación de Lewis fue decidida luego decompartir con el autor extensas sesiones deaudición de los registros de campo y de corroborarla consagración de las novedosas técnicas deLewis (p.e.: a day in a life) en importantes forosinternacionales de las ciencias sociales de laépoca. En la nota de portada del número 85 de LaGaceta (septiembre de 1961) en la que seanunciaba Antropología de la pobreza, aparece una

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Publicidad de la colección Tiempo Presente aparecida en La Gaceta nº 85 (Septiembre 1961).

entrevista de Héctor Chávez donde Lewis exponíalos objetivos de su trabajo:

«Me propuse ofrecer un cuadro íntimo yobjetivo de la vida diaria de cinco familiasmexicanas –originarias de un mismo pueblodel interior y migrantes a la ciudad de México-cuatro de las cuales obtienen ingresosalarmantemente bajos. Me propuse asimismocontribuir a la comprensión de la pobreza enMéxico de hoy día y, en tanto que los pobresde todo el mundo tienen algo en común, a lacomprensión de la vida de la gente pobre engeneral».

En caja de grandes letras, los editores de LaGaceta resaltaron las consecuencias políticas deeste estudio: «Aunque el bienestar de México haaumentado, dice, su desigual distribución hapermitido que la disparidad entre los ingresos delrico y los del pobre sea aún más aguda que enépocas pasadas». The children of Sánchez.Autobiography of a Mexican family de Oscar Lewis,había sido publicado por Random House de NuevaYork en 1961. Su lanzamiento por el FCE fue enoctubre de 1964. A juzgar por la aparición de unasegunda edición en diciembre del mismo año, ellibro fue un éxito de ventas.

Los hijos de KafkaLos hijos de KafkaLos hijos de KafkaLos hijos de KafkaLos hijos de Kafka

Para personas como Gustavo Díaz Ordaz,Salvador Azuela o Luís Cataño Morlet, Orfila era eleje de articulación de una extensa red cultural ypolítica que abarcaba ambos extremos delAtlántico y unía un segmento dominante de laintelectualidad progresista de posguerra. Un golpeen ese centro afectaría al conjunto. El día 9 defebrero de 1965, Cataño Morlet condenó Los hijosde Sánchez como obra obscena y denigrante parael país, durante una conferencia dada en laSociedad Mexicana de Geografía y Estadísticas ala que asistió Díaz Ordaz. Cataño Morlet era juez

de la Suprema Corte de Justicia de la ciudad deMéxico, diplomático y presidente de la SMGE. Partedel auditorio apoyó sus críticas y como resultadose resolvió por votación que dicha instituciónmovilizara acciones legales contra el autor y eleditor.39 Dos días después se presentaba unadenuncia en la Procuraduría General de laRepública, la cual pasó a tomar declaraciones alos denunciantes y al director del FCE. Fue ampliala repercusión periodística ante estos hechos. Peroel 6 de abril, el Ministerio Público se abstuvo deiniciar acciones penales al considerar que no habíadelito a perseguir.40 Ante el revés judicial, la SMGEsiguió con su plan de desplazamiento de OrfilaReynal por los canales de la alta política. El 7 denoviembre, el editor fue citado por Jesús Rodríguezy Rodríguez, subsecretario de Hacienda de lanación. En calidad de «miembro propietario» dela Junta de Gobierno del FCE, allí le solicitó elcargo, aparentemente por su condición deextranjero.41 Al día siguiente Rodríguez yRodríguez llegó a la editorial acompañado por «elLicenciado» Salvador Azuela, el nuevo director. Laactitud de Orfila fue de aplomo y mesura:agradeció a los funcionarios y empleados, recorriólas instalaciones con Azuela y planearon los plazosde su alejamiento, lo que incluía el abandono en24 horas del departamento que ocupaban el editory su mujer en el predio de la editorial. Al interiorde la empresa, el cambio de mando produjo ungeneralizado sentimiento de indignación:

«Eso fue de lo más dramático que he vividoen mí vida -recuerda Martí Soler-. Fue unmomento sorpresivo para nosotros. Orfilaposiblemente lo sabía de un día o dos antes.No mucho más. Supo que lo iban a dimitir ynos llama a todos. Estaba un representante deHacienda y nos dice que Orfila va a dejar deser desde ese momento el Director, y que elseñor Azuela pasaba a ser el nuevo director.Eso nos agarró a todos en frío... Y entoncesempezó el escándalo periodístico que debes

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saber. Varios empleados deciden boicotear elasunto y hacen que los echen. Uno de ellos,Jas Reuter, se instituye en nuestro líder. El díaque el señor Azuela llegó al Fondo hizo quecambiaran la cerradura de todas las puertas,de todas las dependencias, porque nosconsideraba una pandilla de ladrones. Yo nome lo explico. Que tuviera diferencias desdeel punto de vista político o lo que sea, puesbueno, muy bien. Él mandó a hacer unaauditoria de todo, y por supuesto no encontrónada. No sé quién le había metido esa idea enla cabeza» (Martí Soler, entrevista).

La tensión generada internamente pornumerosos empleados llevó a una seguidilla dedespidos para los cuales la empresa tuvo queutilizar un cuarto del presupuesto anual de 1966en materia de indemnizaciones.

Salvador Azuela era hijo del reconocido escritorMariano Azuela. Este único dato basta paraevidenciar su proximidad con el FCE.42 Manteníaestrecho vínculo con Gustavo Díaz Ordaz: ambosse conocían al menos desde los años 40, cuandoOrdaz era senador y Salvador Azuela Director dela Facultad de Filosofía y letras de la UNAM. Estevínculo habría continuado en los años 50, cuandoel primero era secretario de Gobernación y elsegundo director del Instituto Nacional de Estudiossobre la Revolución Mexicana, del que fue fundadory en donde realizó algunas tareas de edición. Notardó Azuela en manifestar su desacuerdo con laorientación cultural y política de la editorial. Enoctubre de 1966 renunciaron a la junta de gobiernolos miembros fundadores que quedaban: GonzaloRobles, Eduardo Villaseñor y Emigidio MartínezAdame. En diciembre de 1967 se alteró el estatutodel fideicomiso para posibilitar el control directodel FCE por parte del Ministerio de Hacienda a travésde un Comité Técnico compuesto por JesúsRodríguez y Rodríguez, Salvador Azuela, FranciscoMonteverde y Víctor Urquidi. El fin del mandato deAzuela, coincide con un nuevo cambio en lapresidencia de la nación, evidencia nítida del tenorheteronómico que tuvo la llegada de Azuela al FCE:en 1970 asumió el presidente Luís Echeverría Álvarezy el secretario de Hacienda Hugo Margáin designóa Antonio Carrillo Flores al frente del FCE. Éstebuscó rescatar el proyecto original y restituyó laJunta de Gobierno. Sin embargo su gestión duróapenas un año y medio. El catálogo buscó sermexicanizado, acción guiada por la creación de lacolección Vida de México.

Los nombres de Díaz Ordaz y de Echeverría,los dos presidentes de la República aquímencionados, bastan para clasificar el affaireOrfila como el primer evento entre tantos quemarcaron la guerra fría y la guerra sucia en elMéxico de los años sesenta. Recientemente fueronrevelados los detalles de la Operación Litempo quela CIA ejecutó en México durante los años 60. Fue

descubierto así que ambos políticos habrían sidoagentes de la CIA norteamericana desde fines delos años 50.43 El objetivo de la Operación Litempoera reclutar a altos funcionarios mexicanos parala inteligencia norteamericana contra los avancesdel comunismo. Este programa estuvo a cargo deWinston Scott, quien en 1956 reclutó a EmilioBolaños, un sobrino de Díaz Ordaz quien pasó aser clasificado como Litempo 1. Ese mismo añofue reclutado Gustavo Díaz Ordaz como Litempo2. Luís Echeverría Álvarez fue Litempo 8. Para eseentonces, Díaz Ordaz era uno de los principalesdirigentes del ala conservadora del PRI. Habíanacido en Puebla en 1911 y obtenido el título deabogado por el Colegio del Estado de su ciudadnatal en 1926. Desde 1943 ocupó altos cargospolíticos como diputado y senador nacional. Entre1958 y 1963 fue Secretario de Gobernación durantela Presidencia de Adolfo López Mateos. Inició sumandato presidencial el 1º de diciembre de 1964.Al tiempo que profundizó el desarrollo económicobasado en el petróleo y la industrialización, mantuvopolíticas sociales beligerantes e intransigentes. Seenfrentó a numerosas corporaciones, como losmédicos, y bajo su mandato se produjo la matanzade estudiantes en la plaza de Tlatelolco, poco antesdel inicio de los Juegos Olímpicos de México, en1968. Durante todo su mandato fue permanente laguerra sucia contra organizaciones políticas deoposición y guerrilleras. Luís Echeverría Álvarez, porsu parte, era el Secretario de Gobernación de DíazOrdaz, lo cual está en sintonía con la génesis políticade estas decisiones.

Las expresiones de reprobación o apoyo aOrfila se extendieron hasta la sustitución deSalvador Azuela por Antonio Carrillo Flores, afinales de 1970. El escándalo aparecía como unevento eficaz para la mutua demarcación deposiciones polares en los ámbitos de la cultura yde la política. En 1967, por ejemplo, Orfila fueinvitado por la Universidad de Chile para dinamizarun proyecto editorial similar a Eudeba. Allí conocióa Salvador Allende y su presencia motivó ampliarepercusión, tanto por el relato de los sucesos deldespido como por sus manifiestos lineamientospolíticos y culturales. Sus declaraciones colmaronla indignación de Azuela:

«La presentación del señor Arnaldo OrfilaReynal, argentino que se hizo presentardurante su gira como mártir de la libertad yperseguido político del Gobierno de México,atacó a éste y a la Junta de Gobierno,atribuyéndoles su cese al publicar Los hijosde Sánchez, lo que es una solemne mentira»(declaraciones de Salvador Azuela publicadasen La Prensa, México, 13 de octubre de 1967).

Para revertir las razones, Azuela presentó losresultados de un informe financiero que legitimabala «dimisión» de Orfila por mala administración.

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En un comunicado de prensa fechado el 12 deoctubre de 1967, Salvador Azuela informaba que«había recibido la empresa en bancarrota». Laempresa adeudaba 2.536.000 pesos decompromisos sin saldar y por derechos de autor.Asimismo se informaban las altas sumas de dinerogastadas en indemnizaciones a Orfila (560.000pesos) y a otros 19 funcionarios que recibían«retribuciones especiales». La nota firmada porM. Mondragón remataba con el tono de unamoraleja cuyos esquemas invariantes fueronfrecuentes en la expresión de opiniones sobre larelación entre intelectuales extranjeros y el Estadomexicano:

«El caso de Orfila, dicen varios literatos,es uno más de un extranjero que obtuvopingües ganancias y sólo responde a lahospitalidad y generosidad de México coningratitud (...) Los hechos concretos queseñalo –dice el licenciado Azuela- revelan laveracidad y el valor civil de Orfila que, agresivoen América del Sur, en México se retracta yadula en público, mientras se embosca paraatacar a mansalva. Con estos datos puedejuzgarse la probidad de su conducta».44

El gobierno de Díaz Ordaz mantuvo una férreavigilancia sobre la prensa y dominó importantesempresas periodísticas.45 El tono de los embatescontra Orfila parece corroborar ese clima en lasbatallas por la información: «No podemos dejarde escribir sobre los esfuerzos editoriales que secontinúan haciendo en México y, sobre todo, dellado del Fondo de Cultura Económica, laimportantísima empresa editorial que fuerescatada de las manos de un comunizanteargentino –Orfila-, para ser dirigida, ahora, por ellicenciado Salvador Azuela, cuya honradezintelectual es bien conocida desde sus tiemposde estudiante y a lo largo de todo su fecundovivir», escribía Bernardo Ponce en las páginas deEl sol de México, el 5 de enero de 1968.

Los hijos de OrfilaLos hijos de OrfilaLos hijos de OrfilaLos hijos de OrfilaLos hijos de Orfila

El 7 de noviembre de 1965, al salir de lareunión con Rodríguez y Rodríguez, Arnaldo seencontró sorpresivamente con el periodistaDeschamps.46 Le relató el episodio del despido yDeschamps lo comunicó en primera plana deldiario Excelsior de la mañana del día 8. La noticiacorrió como reguero de pólvora. Al finalizar esedía, 70 amigos se dirigieron al departamento deOrfila y Séjourné. Se destacaban intelectualescomo Elena Poniatowska, Fernando Benítez,Guillermo Haro, Jesús Silva Herzog, PedroGonzález Casanova. Entre todos, al cerrar lajornada, acordaron un plan para fundar una nuevaeditorial. Orfila propuso el nombre Siglo XXI quereservaba para un proyecto de revista que nunca

salió a luz y calculó que para ello haría falta, almenos, un millón de pesos mexicanos. Se propusoarmar una sociedad anónima con accionistasdispuestos a no reclamar dividendos, sólo a exigirque toda ganancia se invirtiera en proyectos deedición. Quince días después, se organizó unacena en el Club Suizo a la que asistieron 300personas que pagaron 100 pesos cada una. Losamigos argentinos de Orfila juntaron dinero paraque allí pudiera representarlos el historiador JoséLuís Romero. Tres meses más tarde se creabaformalmente la editorial Siglo XXI. En semanas lared se amplió a cerca de 600 accionistas. El capitalinicial rondó los 250.000 dólares.

A las 24 horas del despido, la corriente desolidaridad con Orfila se articuló en una redepistolar que atravesó el continente hacia el sur ycruzó al Atlántico, con la comunicación entre unacomunidad de escritores latinoamericanosradicados en Europa. A través de la misma sepuede recuperar un estado de sensibilidad frenteal acontecimiento, representaciones y acciones delmomento. Carlos Fuentes, por ejemplo, así leexpresaba su solidaridad a Orfila:

«Gracias a nuestra amiga Nora Velasco y aun artículo de Deschamps en Excelsior, meentero hoy del atraco infame e infamante queacaba de cometerse en el Fondo. Quiero hacerlellegar de inmediato mi sentimiento desolidaridad con usted como persona, comoamigo, como intelectual, mi solidaridad conla obra que usted ha realizado en nombre detodos nosotros, de cada uno de nosotros comoescritores y en nombre de toda nuestracomunidad hispanoamericana –que en granmedida puede hoy poseer esos atributos deorganismo cultural vivo gracias a lagenerosidad y la visión con que usted lacultivó, la reunió, le dio conciencia en milocasiones vivas-, indignación por elprocedimiento típicamente fascista que se usópara destituirlo, para negar –ingenua aunquetenebrosamente- el homenaje permanente queusted merece de parte de la cultura en lenguaespañola, con un ruin y frío expedienteburocrático, para advertir, en fin, que laindependencia intelectual corre muy seriospeligros en nuestro país, amenazado por lasgórgonas del conformismo, la uniformidad, laauto celebración o el simple fiat despótico deuna mancuerna de politicastros corruptos. Loshijos de Kafka, mi querido doctor, se hanvengado de los hijos de Sánchez.

No sabría insistir lo suficiente, en estemomento, en la convicción que me acompañaal escribirle: la convicción de que los mejores,los auténticos intelectuales de América Latinay del mundo, están con usted y lo seguiránacompañando (...) Por favor dígame cómopuedo ayudar; sé que estamos, nuevamente

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en una batalla por mantener viva la libertadintelectual en México y en América Latina yquiero que usted y todos nuestros amigos, losmejores y más leales, Fernando, Vicente, Elena,José Emilio, Julieta, Enrique, Víctor, Laurette,cuenten conmigo sin condiciones, sinconsulta previa, permanentemente en todo lonecesario para ganar esta batalla.» (C. Fuentesa Orfila Reynal, desde Roma, 16/11/65).

El mismo día Fuentes le escribió almencionado Vicente para pedir consejos para sacarsus libros del FCE:

«no quiero seguir ni un minuto más en esaGestapo de la mediocridad que se ha instaladoa la Hitler en el Fondo –y de cuya honorabilidadme permito, en más de un sentido, dudarseriamente- (...) Para no continuar con lo delFondo, que me hace hervir la sangre de furia,díganme si desde aquí puedo mandarlesopiniones de gente como Neruda, Asturias,Vargas Llosas, Cortázar, Alberti, etc., sobreOrfila, para el Suplemento (de La cultura enMéxico) (...) ¿Me equivoco al pensar que, a lamexicana, esta ha sido la respuesta, y laadvertencia, de la clique Urchurtu – Ortiz Menapor ‘Los Hijos de Sánchez’?»

Era tal la sintonía de Fuentes con el proyectode Siglo XXI, que el 2 de junio de 1966 le expresabaa Orfila que Zona Sagrada, su próxima novela parala editorial, sería una especie de Antropología dela riqueza:

«Su marco social es el de la cultura de laabundancia en México, el otro lado de ‘lascinco familias’, para seguir con la relaciónLewis. Pero de allí parte a un mundo fantásticoen el que la Actriz es Madre, Hechicera,Amante, Circe, Transfiguradora. El mundo dela Edad Media encuentra el mundo de VogueMagazine. Los delfines de la generaciónposterior a Artemio Cruz entran a habitar elclima y las mansiones de Aura.»

Cada uno de los intelectuales que mostraronlealtad a Orfila, fue sondeado para participar comobuscadores de novedades entre la vanguardiacultural y política europea y latinoamericana deesos años.47 El 27 de junio de 1966, por ejemplo,Orfila le solicitó a Fuentes que se acercara a ClaudeGallimard y a Ugne Karvelis, «quienes le habíanofrecido su mayor ayuda y simpatía a Siglo XXI»,y acelerara la contratación de Les mots et leschoses de Michel Foucault, libro por el cual Orfilahabía pagado un adelanto de mil dólares. Fuentes,Cortázar, Pellicer, Rulfo, Carpentier, y muchosotros se dispusieron a clausurar contratos con elFCE y depositar todas sus obras en Siglo XXI. Otroscomo Vargas Llosas y Asturias también

propusieron pasarse al catálogo de Siglo XXI,desde sus editoriales argentinas. Esta carta blancale hubiera permitido a Orfila monopolizar laedición del núcleo central de lo que fueconsiderado el boom de la nueva narrativalatinoamericana. Sin embargo, decidió que SigloXXI no reeditara ninguna obra. Sólo se dispuso apublicar libros en primera edición. La siguientedescripción de Carlos Monsiváis permite sintetizarlas apuestas centrales del catálogo que Siglo XXIarmó de allí en más:

«En su etapa inicial Siglo XXI es la editorialque promueve algunas de las tendencias másnotorias del período marcado por la RevoluciónCubana, el nuevo pensamientolatinoamericano, el boom de la narrativa, elpasmo ante la teoría de la dependencia, el augey el fracaso trágico de la guerrilla continental,la emergencia de la Teología de la liberación,los nuevos métodos de enseñanza omunitaria,las revisiones del marxismo. Siglo XXI publicaa Pablo González Casanova, Paulo Freire,Poulantzas, Lacan, Marta Harnecker, losrevolucionarios centroamericanos, los clásicosdel marxismo, la sociología argentina (…)Durante una década, los grupos y partidos deizquierda, las comunidades eclesiales de base,los estudiantes de ciencias sociales, losnacionalistas revolucionarios, losdescontentos con las situaciones de miseriay explotación, acuden al acervo de Siglo XXIpara informarse, para crearse un horizonte deexpectativas revolucionarias, definir yredefinir el sentido de su acción» (Monsiváis1993: 35)

Sin lugar a dudas, Siglo XXI dominó la ediciónde obras de vanguardia de ciencias sociales, depolítica y parcialmente de literatura entre, almenos, 1965 y 1975. Una acción editorial que,gracias a la singularidad de sus capitales de origeny al trabajo articulado en un triangulo desubsidiarias asentadas entre México, Madrid yBuenos Aires, tuvo efectos sobre toda AméricaLatina. Fue, tal vez, la última batalla por estableceruna cultura común y universal entre lectores denaciones periféricas.

ConclusionesConclusionesConclusionesConclusionesConclusiones

La difusión de los impresos y el desarrollo demercados editoriales proporcionan, de modosimilar a la estructura del sistema educativo y a lacuestión de la alfabetización, índices concretossobre la composición y el alcance de las esferaspúblicas y los campos de poder. Arnaldo OrfilaReynal fue atacado como un agente central entreaquellos que a partir de los años 50 buscarondemocratizar la cultura del libro en un país conprofundas divisiones sociales, cuya esfera del

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poder, centrada sobre el PRI como partido únicodel y para el poder, fue históricamente disputadaentre «maestros» y «licenciados». Hasta laasunción de Orfila como director de la casa matriz,el FCE se había orientado, prioritariamente, a laformación de un estamento: los expertos, agentespreparados para guiar el pensamiento, la ampliacióndel público lector, los rumbos de México, con elinstrumental más avanzado de las ciencias y laeducación superior. La formación de economistas,o de intelectuales atentos a las novedades de laciencia política, la sociología, la antropología(disciplinas que recién se profesionalizarían en losaños 50), era guiada por una esperanzamodernizadora. Dos factores internacionales, sinembargo, ampliaron el radio de acción del FCE: losexiliados republicanos españoles y la conexión conel resto del sub-continente a través de proyectosintelectuales y editoriales americanistas. Hasta ciertopunto, creo haber demostrado, del exterior seintrodujeron innovaciones que en determinadacoyuntura provocaron contradicciones que irían aalterar las estructuras del espacio editorial mexicanoy de las relaciones entre los intelectuales y el poder,el Estado.

En el México de los años 40, el mercadoeditorial era predominantemente restringido. Sinembargo, en el resto de los paíseshispanoamericanos, pero también en el Brasil,había un nicho vacío para la clase de librosproducidos por el FCE. Es por ello que elcrecimiento y la consagración de esta editorial fueproducto del encuentro entre factores nacionalese internacionales en materia de libros y lectores.48

Es una razón más para comprender por qué esMéxico el país donde más enfáticamente sediseñaron proyectos para construirrepresentaciones sobre América Latina. Así comoel drama español y los transterrados señalaron elrumbo para pensar América (Latina) y proyectarese realidad como espacio cultural y comomercado editorial de interdependenciasnacionales, no es casual que fuera un extranjeroquien hacia fines de 1940 estuviera al frente delcambio de rumbo en el catálogo del FCE hacia sumexicanización y hacia la conquista de un públicolector masivo. Esos extranjeros buscaron recrearel aire que habían respirado en las dinámicasesferas públicas de sus países de origen, sobreun espacio social estamentario, una sociedadfuertemente jerárquica, un orden social que hizolugar para el desarrollo de sus proyectos, aunquebajo condiciones controladas.49

Limitar esos cambios a la sola presencia deArnaldo Orfila Reynal sería un peligrosoreduccionismo. Su trayectoria, sin embargo,conjugaba múltiples propiedades para que esoscambios fueran posibles. Desde el colegiosecundario se impregnó de las perspectivas quela esfera pública argentina ofrecía para larealización de experiencias editoriales, de

educación obrera, de acción política, deinternacionalización, de vanguardismo cultural.Orfila aparecía como una persona situada en elmomento y lugares precisos entre algunos de losacontecimientos de mayor trascendencia en lahistoria política e intelectual de América Latina:la reforma universitaria argentina, el congresointernacional de estudiantes de México, lasvanguardias de los 20, la guerra civil española,gerente de un emprendimiento central para laafirmación de la cultura mexicana, referente de ypara la revolución cubana, epicentro del primercombate de la guerra fría cultural en suelomexicano, director de un proyecto editorial quedominó las vanguardias políticas e intelectualesde los años 70. Orfila Reynal vivió 100 años. En laúltima década de vida, su estado de salud lo salvóde sufrir la crisis desatada en la izquierdaoccidental, y por lo tanto en la editorial Siglo XXI,al caer el muro de Berlín. La longevidad vital fueacompañada por una jovialidad estructural. Estafue sostenida por fuertes experiencias sociales yperiódicas reconversiones en su trayectoria quecontrarrestaron la rutinización de su carisma. Fuepreso como huelguista del 18; opositor al régimenconservador de los años 30 y al primer gobiernoperonista; migró a México en un momento dederrota para la fracción de elite intelectual que loincluía, la misma que, una vez consagrado comogran editor en México, lo llamó, tras elderrocamiento de Perón, para fundar un proyecto(Eudeba) que renovara la centralidad de Argentinacomo «centro editor de América Latina»; sucedió aVictor Sèrge como marido de Laurette Séjourné; fuereferente para la legitimación internacional de laRevolución cubana; fue primera víctima de la guerrafría cultural y por ello emblema para el agrupamientode las vanguardias literarias, universitarias ypolíticas de izquierdas en los años 60.

Las condiciones sociales, intelectuales,editoriales y políticas que llevaron a Orfila Reynala ocupar la dirección del FCE fueron causa yconsecuencia de las novedades que canalizó encalidad de importador. El reconocimiento a sulabor por la iluminación de la producciónintelectual mexicana, por el afianzamiento de laproyección internacional del sello y por laconquista de un público masivo, asentaron unhabitus carismático y patriarcal que atraía unejército de escritores, editores, lectores quereconocían su nombre como centro de losproyectos de modernización cultural yradicalización política de finales de los años 50.Ese poder delegado explica su audacia paradifundir, a través de una empresa amparada porel Estado mexicano, el pensamiento políticointernacional que legitimó las revoluciones delTercer Mundo. Así pasó la raya de los parámetroséticos y morales espectados en las esferas delpoder mexicano. De allí que un extranjero fuerael blanco más estratégico para el asalto a la

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máxima fábrica de la cultura nacional impresa, porparte de cierta fracción de la elite cultural ligada ala derecha del PRI, en un momento donde la acciónpolítica obedecía a condicionamientosinternacionales típicos de la Guerra Fría.

Desde la superficie del escándalo, la crisisdescendió hasta trastocar estructuras del mercadoeditorial en particular y del campo de poder comoun todo. La centralidad que pasó a ocupar laeditorial Fondo de Cultura Económica en Méxicodesde mediados de los años 40, condicionó engran medida el perfil del mercado editorialnacional: su magnitud inhibió la proliferación demúltiples concurrentes al punto que sería posibleformular la pregunta sobre la relación entre unEstado de partido político único y un mercadoeditorial no digamos de editorial única, pero almenos hegemonizado por un solo selloparaestatal. Si bien aquí no se presentó un estudiodel espacio editorial mexicano en su diversidad yluchas de concurrencia, es preciso afirmar unahipótesis que guiará próximos trabajos: la crisisdesatada por el affaire Orfila Reynal resquebrajóla hegemonía del FCE, posibilitó la diversificacióndel espacio editorial y lo dotó, finalmente, de unaestructura de campo. Demostrarían este procesola influencia que hacia mediados de los años 60pasaron a ejercer Siglo XXI en la publicación deciencia social y política, así como Joaquín Mortizy Era en literatura y ensayística.

Que tales acontecimientos hubieran estalladoen el medio editorial confirman la significaciónque la publicación de impresos puede tener parala génesis de la esfera pública y lastransformaciones de la cultura y la política. Elestudio revela que esa significación no es unarazón necesaria o evidente. Lo que el escándalohizo saltar fueron estructuras y relacionespreviamente construidas y sublimadas en el ritmode la vida cotidiana de la edición y las prácticasintelectuales, literarias, políticas. Lascaracterísticas del affaire Orfila, la historia de lasrelaciones sociales y simbólicas que puso en juegomuestran una variante posible entre la clase deexperiencias en las cuales el medio editorial puedeser teatro de acciones políticas. El medio editorialconstruye un espacio de publicidad. No sólo porla difusión de ideas impresas sino también porsus posibilidades para reunir productoresculturales individuales en proyectos colectivos.Ésta propiedad se agudiza cuando factoresheteronómicos amenazan la vida en los espaciosque «normalmente» regulan la vida literaria,académica, literaria, científica. Así parecen haberreaccionado los intelectuales mexicanos queapoyaron a Orfila en un momento en el que laguerra sucia y la cultura oficial imperante durantela era Ordaz – Echeverría, los excluía por censurao por el peligro de verse asociados conrepresentaciones que amenazaban losfundamentos más cristalizados de las ideas de

intelectual, escritor o artista. Los testimonios deFuentes se entrelazarían con los de Cortázar,Carpentier, Paz, Asturias y un «ejército deintelectuales» que le manifestaron a Orfila, a travésde centenares de cartas, que él fue un catalizadorpara su autorepresentación como comunidadintelectual y para la imaginación de «una culturalatinoamericana». Esa función de representaciónfue desarticulada a fuerza de golpes militares.

La crisis de 1965 renovó la juventudestructural de Orfila, quien gracias al impulsocolectivo e internacional de Siglo XXI, hacia finalesde los años 60 era reconocido por gran parte delmundo editorial occidental como exponentemayor del espacio iberoamericano del libro. Apesar de todo esto, la historia de Orfila Reynal nofue escrita. En los ensayos sobre la reformauniversitaria, por ejemplo, su figura quedaopacada tras la de los intelectuales o escritoresde ese movimiento, como Deodoro Roca enCórdoba o Héctor Ripa Alberti en La Plata. Son losnombres de autor, los que pueden fundardiscursos y marcar épocas. En los raros casos enlos que la historia retiene el nombre de un editor,se exige la extensión de su función hacia la de unintelectual. La visibilidad alcanzada por OrfilaReynal desde finales de los años 50 permitió surepresentación como un líder cultural ejemplar.Desde entonces no es raro hallar comentarios quelo señalan como «el fundador» del Fondo deCultura Económica.50

Cabana, septiembre de 2008

AgradecimientosAgradecimientosAgradecimientosAgradecimientosAgradecimientosQuiero expresar mi agradecimiento a quienes

me autorizaron a tomar registros el archivo y labiblioteca del Fondo de Cultura Económica y elacervo histórico de Siglo XXI. También a MartíSoler, Ricardo Nudelman, Jaime Labastida, TatianaColl, Esperzanza Rascon, Horacio Crespo, CarlosDíaz y todas las personas que me auxiliaron y/ose dispusieron a ser entrevistadas durante dichalabor. También a Roger Chartier por una lecturaque permitió introducir variaciones a tiempo sobreuna versión preliminar

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1 En las crónicas de estos hechos se llega a mencionarhasta quinientos intelectuales manifestándose a favor deleditor (p.e. Orfila Reynal en Universidad de Guadalajara1993, pp. 11 y 15; Orfila Reynal, en entrevista realizadapor Guillermo Schavelzon en La Habana el 4 de febrero de1982, inédita).

2 La mayor parte del material empírico de este trabajofue compilada en trabajo de campo realizado en la ciudadde México durante el mes de febrero de 2007. Ese trabajode campo fue financiado con fondos de un Proyecto PIP(6216) de CONICET. El archivo y la biblioteca del Fondo deCultura Económica y el acervo histórico de Siglo XXI, fueronlos sitios de origen de la mayor parte del corpusdocumental aquí analizado.

3 «Un sistema o modo de comunicación tambiénconlleva el control de esta tecnología, el hecho de estar enmanos de una jerarquía política o religiosa, de ser unsistema de escribas o ‘del pueblo’ (…) La introducción dela escritura tuvo gran influencia en la política, en la religióny en la economía» (Jack Goody 1977: 20).

4 Cómo estudios ejemplares en América Latina sobrela significación de la edición en la afirmación de unaideología singular como el marxismo, véanse el pionero

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estudio de Wagner (1979) y el reciente libro de Tarcus(2007).

5 Relatividad connota que esa condición salta en elcontraste, o en la mutua determinación entre el conjuntode categorías que pueblan el mundo de la cultura escrita eimpresa: el escritor, el lector, el comentador, el librero; elautor, el intelectual, el crítico, etc. Sobre la invisibilidad deltraductor, véase Venuti 1995. Sobre la relación traductor– editor, véase Sorá 2003.

6 Robert Darnton (2008) se destaca entre loshistoriadores del mundo del libro que han trabajado sobreesta clase de hechos. Esta perspectiva también se nutrede las particularidades de las situaciones límite pensadaspor Michael Pollak (2006) al estudiar la memoria devíctimas de la Shoa.

7 De un modo más específico, o en función de losvínculos más directamente revelados por este estudio,también interesa responder: ¿Cuál fue el lugar de Argentinaen la afirmación de los proyectos editoriales del Fondo deCultura Económica en particular y de la cultura mexicanaen general? ¿Cuál fue el lugar de México para el desarrollode proyectos de intelectuales argentinos y para laimaginación de una cultura americana?

8 Esta colección lanzó 17 títulos de autores comoEsquilo, Eurípides, Platón, Dante, Goethe. En edicionesrústicas de tapas verdes, cada libro tuvo una tirada de50.000 ejemplares y fue distribuido gratuitamente entresectores excluidos de la cultura letrada, como loscampesinos. Junto a esos títulos, también se distribuyeronlibros de lectura, de historia y geografía (AcevedoEscobedo 1962: 417). El siguiente testimonio jocoso deArnaldo Orfila Reynal lleva a pensar aquella iniciativa comoun peculiar experimento romántico: «Tengo tan presenteuna vez que, seríamos 8 o 10 personas en su despacho,de pronto, por una puerta lateral entra Julio Torri y le dicea Vasconcelos: ‘oye Pepe, acabo de regresar de Puebla ysabes qué’. ¿Qué?, contesta Vasconcelos. ‘Hubo unamagnifica cosecha de maíz en todo el estado’. Bien, ¿y quécon eso? ‘Pues que me han informado que la cosecha sedebe no tanto a las lluvias que hubo, sino a que todos loscampesinos se leyeron el Plotino’. Todos reímos, puesera fama que a Plotino no lo entendía nadie» (memoria deOrfila Reynal de su visita a México en 1921, reproducidaen López 1993: 41-42).

9 Este proceso fue posible por la capacidad del GeneralÁlvaro Obregón para lograr consenso entre el ejército,los sindicatos y el movimiento agrarista de Zapata. Esindispensable considerar que por entonces México habíapasado a ser el cuarto productor mundial de petróleo(Meyer 2000: 146 y ss.).

10 «Alguna vez, en 1923 o 1924, saliendo de una largaconversación con el Maestro [Vasconcelos], Cosío le dijoa su compañero Andrés Henestrosa: ‘¿Sabes quién va aser el próximo presidente de México? Vasconcelos. Medijo que Obregón habló con él para dejarlo como sucesor.Y ¿sabes quien va a seguir después? Cosío Villegas. Medijo que, al terminar su presidencia, me la deja’» (Zaid,1985: XII).

11 Según relató Cosío Villegas en sus memorias, Ortegay Gasset vetó el proyecto «alegando como única razónque el día en que los latinoamericanos tuvieran que veralgo en la actividad editorial de España, la cultura de Españay la de todos los países de habla española ‘se volvería unacena de negros’ « (Cosío Villegas 1986: 146).

12 Esta alianza polar fue interpretada por el propioCosío Villegas en el libro Extremos de América, editado enTierra Firme en 1949.

13 El Colegio Nacional inició sus actividades en 1910 ycontaba con un internado para recibir alumnos de todo elpaís. En sus inicios se hablaba de esa institución como labase para una Oxford americana. Los profesores eranreclutados entre las figuras de mayor prestigio cultural yprofesional de Buenos Aires y La Plata. En el Colegio, Orfilatuvo experiencias en la elaboración de periódicos. Duranteese período también participó como promotor de unauniversidad obrera.

14 Para un abordaje de la trayectoria de Pedro HenríquezUreña (hijo de uno de los principales políticos de RepúblicaDominicana en el cambio de siglos XIX al XX) y su vínculocon las vanguardias intelectuales mexicanas que en losaños 10 se nuclearon en el Ateneo, véase Myers 2006.

15 Alejandro Korn fue médico y político. Sureconocimiento, sin embargo, es como filósofo, como elmás incisivo crítico del positivismo y propulsor delneokantismo en la Argentina de aquellos años. Su libroLalibertad creadora, fue un slogan de Renovación y dionombre a una revista homónima a inicios de los años 40,cuando los miembros de Renovación ya se fundían en losproyectos de la Universidad Popular Alejandro Korn. OrfilaReynal nunca dejó de promover la figura de ese «maestrode la juventud», quien aparece retratado, por ejemplo, enmuchos artículos de La Gaceta del FCE, en los años 50.

16 «Mi relación con los mexicanos se estrechaba cadavez más. Me enviaban constantemente libros y periódicos,me llamaban el ‘Cónsul de México’. Yo les mandaba cosas,les informaba de lo que pasaba en Argentina y a la vezestaba informado de todo lo que pasaba en México.» (OrfilaReynal, en López 1993: 47). En el número 3 de Valoracionesapareció un texto firmado por Daniel Cosío Villegas.México también marcó presencia en la revista con textosde otros escritores como Alfonso Reyes, reproduccionesde pinturas de Diego Rivera y viñetas mesoamericanas.

17 Entre ellas, se destacó la traducción de los másconspicuos representantes de la sociología alemana: porejemplo, Economía y Sociedad de Max Weber (1944),Ideología y Utopía de Karl Mannheim (1941), Historia de lacultura de Alfred Weber (1941). También vieron la luzdecenas de libros de autores contemporáneos«fundamentales», como John M. Keynes, Paul Sweezy, ErnstCassirer, Erich Fromm, Maurice Dobb, Martin Heidegger,Levin Schûcking, Ralph Linton, etc. Predominaron, sinembargo, traducciones de autores fundadores de todaslas disciplinas sociales y humanas: los principalesrepresentantes de la economía clásica (también El Capitalde K. Marx en tres tomos, en 1946), antropólogos como J.Frazer, filósofos como W. Dilthey, etc.

18 El ensayista Carlos Monsiváis (1993: 28) afirmó queLetras Mexicanas fue le medio más significativo para «lafijación del canon» de la literatura mexicana moderna.

19 En 1955, el escritor Juan José Arreola sintetiza esaconsagración del siguiente modo: «México se ha dadocuenta de que el Fondo, como la pintura y las películas,lleva su nombre a todas partes del mundo en la etiquetaprestigiosa de los libros que se dividen ya en seriesnumerosas» (citado en Arciniega 1994: 127).

20 Martí Soler trabajó junto a Orfila Reynal desde los25 años, cuando en 1959 ingresó al sector de produccióndel FCE. Luego fue el gerente de esa área estratégica enSiglo XXI. Se casó con Elsa Cecilia Frost, subgerente deproducción del FCE y amiga personal de Laurette Séjourné,la mujer de Orfila.

21 Entrevista a Martí Soler realizada en México D.F., enfebrero de 2007.

22 Joaquín Diez Canedo fue gerente de producción delFCE hasta 1962, cuando fundó su propia editorial: JoaquínMortiz. Ali Chumacero, quien hasta entonces sedesempeñaba como una de las principales figuras de esedepartamento, ocupó su cargo. Fue a través de JoaquínMortiz que Diez Canedo granjeó reconocimiento comofino catador de literatura. Si Letras Mexicanas iluminó lavanguardia literaria de México de la década de 1950,Joaquín Mortiz hizo lo propio con la vanguardia de ladécada siguiente (Anderson 1996).

23 Lo mismo podría ser dicho sobre la figura delintelectual, desde un punto de vista antropológico queconsidere no solamente las características típico-idealesde esa figura en Occidente desde el affaire Dreyfus (elcombate moral por la razón y la justicia, a través de laescritura, primordialmente), sino la de aquellos individuosque en toda sociedad (escasa o ampliamente diferenciada)generan acciones «creativas» sobre la cultura (Goody1977). Desde esta perspectiva Orfila fue un intelectual y

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así puede interpretase el reconocimiento que como tal lefue atribuido en numerosas ocasiones. Este comentario,finalmente, permite revelar el alcance de la acción de Orfilacomo selector de textos y autores. De modo convergentea Cosío Villegas, privilegió la elección de un amplio númerode autores y textos filiados a posiciones estéticas eideológicas próximas a un reformismo humanista capazde resaltar las singularidades y potencial universal de unpensamiento propio, americano. Da cuenta de esto, porejemplo, la edición por el FCE de amigos argentinos deOrfila como José Luís Romero, Ezequiel Martínez Estrada,Carlos Sánchez Viamonte, Enrique Anderson Imbert,Sergio Bagú y Leopoldo Portnoy, entre otros.

24 Sería necesario un estudio histórico-cuantitativodel catálogo para verificar un giro desde el predominiocultural norteamericano (tal vez en la cima porcentualhasta mediados de los años 50) hacia otro europeooccidental, especialmente francés.

25 «Él contaba por ejemplo, que el Che llegó a Méxicoa oscuras. Él lo recibió como argentino que era. Llegó acasa de Orfila, recién llegado a México. Y él le regaló ElCapital.» (Martí Soler, entrevista, febrero de 2007). En laversión de Tatiana Coll, Guevara conoció a Orfila en 1955cuando, posiblemente luego del golpe al gobierno dePerón, el editor habló junto a otros intelectuales sobre lasituación argentina.

26 Entrevistada en México D.F. en febrero de 2007.Tatiana Coll, socióloga, es hija de una amiga íntima deLaurette Séjourné. Su padre murió joven y desde entoncesella pasó a ser, según su expresión, como una «hijaadoptiva» del binomio Séjourné - Orfila Reynal, quienesno tuvieron hijos biológicos.

27 La simpatía de Arnaldo y Laurette por ciertosmovimientos guerrilleros no podía aflorar dada lavisibilidad pública de ambos. En su entorno y en laeditorial, sin embargo, abrigaron condiciones para lageneración de solidaridad entre personas directamenteligadas a la lucha armada.

28 En 1969, en un acto realizado en La Habana, FidelCastro y la familia de Guevara depositaron en las manosde Orfila Reynal los diarios del Ché para su edición porSiglo XXI y su difusión internacional.

29 Para un análisis de los significados del término«casa» editorial y las condiciones de aparición de figuraspatriarcales en el actividad editorial, véase Sorá 1999.

30 La Gaceta era el órgano de prensa del Fondo deCultura Económica. Comenzó a salir en 1953. Era untabloide que llegaba a las 12 páginas con reseñas de librospublicados por la editorial, notas sobre vida intelectual,académica, literaria y política. No existía un periódicosimilar en América Latina. El renombre de la editorial y lasalternativas de anticipación intelectual que proponía,hicieron que circulara por todo el continente.

31 Esta incluía la traducción de libros de autoresnorteamericanos al árabe, persa, urdú, bengalí, malayo eindonesio; la impresión de más de 17 millones de librosde texto, especialmente en Afganistán, Irán y la RepúblicaÁrabe Unida, etc.

32 Arnaldo Orfila Reynal, «Las verdaderasproporciones de una ‘Operación Libro’». La Gaceta delFondo de Cultura Económica nº 89: 2, enero de 1962.

33 «Los programas de actividad para el extranjero y elorgullo nacional» y «La Franklin Publications contesta alFondo de Cultura Económica». La Gaceta del Fondo deCultura Económica nº 93: 4, mayo de 1962.

34 Arnaldo Orfila Reynal, «Un diálogo fructífero entrelos editores mexicanos y sus colegas de los EstadosUnidos». La Gaceta del Fondo de Cultura Económica nº93: 4, mayo de 1962.

35 Charles Wright Mills era un profesor de laUniversidad de Columbia cuya obra era valorada como uncontrapunto al positivismo de la sociología de Chicago.Fue autor de un libro pionero sobre La elite del poder enEstados Unidos. El FCE publicó su traducción en 1957, alaño de su edición por la Oxford University Press. Listenyanqui fue escrito en 1960 y publicado por McGraw-Hill.

No era un libro académico sino testimonial, escrito comocartas de viajero. Su concepción fue efecto de visitas a Ríode Janeiro y México realizadas al poco tiempo de estallar larevolución en Cuba. Ante la incapacidad de acompañarlos intensos debates que escuchaba Mills en América Latinasobre los hechos de Cuba, decidió emprender un viaje a laisla. El renombre de Mills al llegar a Cuba y la valoración deun libro como La elite del poder le permitió entrevistar atoda la plana mayor del gobierno revolucionario, soldados,intelectuales, periodistas y profesores. El objetivo del librofue «presentar la voz del revolucionario cubano con lamayor claridad y fuerza posible». Este objetivo buscócontra-restar el sesgo y desinformación de las noticiassobre Cuba en la opinión pública norteamericana y motivarla toma de conciencia de sus connacionales sobre lastransformaciones del mundo por venir. Para ello, Mills sepropuso dar voz a los líderes de la revolución: «Porque lavoz de Cuba es hoy la voz del bloque de nacioneshambrientas, y el revolucionario cubano habla ahora -congran efectividad- en nombre de ese bloque. Lo que loscubanos dicen y hacen hoy lo dirán y harán mañana otrospueblos hambrientos de América Latina» (Wright Mills 1963: 9).

36 La fascinación del sociólogo norteamericano porCuba se afirmaba en cada línea del artículo: «Lo que másme impresiona de las posibilidades culturales en Cuba esel deseo de aprender y la amplitud de criterio de muchosde los jóvenes que integran el gobierno revolucionario deCuba. En 20 años de enseñanza, de labor permanente comoescritor y de viajes frecuentes, nunca había encontradouna pasión tan sostenida por el conocimiento ni unaconciencia tan inteligente de lo que hace falta estudiar».

37 Este libro fue presentado con un prólogo de GinoGermani, donde el sociólogo italo-argentino aborda lasignificación de la traducción como instrumento de la fasede universalización en la que se encontraba la sociologíamundial en construcción. Al igual que La elite del poder(1959), La imaginación sociológica (1961) y Poder, políticay pueblo (1964) salieron por la Sección de Sociología,dirigida por J. Medina Echevarría.

38 «Mario Monteforte Toledo: vida y muerte de WrightMills», La Gaceta. Publicación del Fondo de CulturaEconómica (IX) 92: 3, abril de 1962. Para denotar lapresencia de Mills entre el «nosotros», el texto centrabauna fotografía del sociólogo en el FCE con la siguienteleyenda: «Wright Mills en las oficinas de nuestra casa. Loacompañan miembros de la Junta de Gobierno eintelectuales de prestigio» (cursivas mías).

39 Arciniega (1994: 141) sustenta la idea que lasustitución de Orfila Reynal por Azuela fue el resultado decríticas previas hacia el FCE, realizadas por personas comoLuis Garrido (abogado, filósofo y rector de la UNAM entre1948 y 1953) o José Chávez Morado (artista plásticoreconocido como valuarte del arte figurativo de la Escuelamexicana de Pintura) relativas a la escasa edición de temasmexicanos por parte de la editorial dirigida por Orfila.

40 Tras el escándalo generado a lo largo de 1965 porla edición del FCE de Los Hijos de Sánchez y luego de ladimisión de Orfila Reynal, este título pasó a ser editadopor la editorial Joaquín Mortiz. El compromiso ideológicoasumido por los editores de este sello fue manifiesto alanexar al libro los documentos generados por laProcuraduría de la República sobre el caso Lewis – Orfila.Esta rica documentación permite reconstruir los avataresdel proceso judicial: la secuencia de acontecimientos quedesembocaron en el juicio, los argumentos de la querellay la defensa, ideas y condicionamientos desencadenadosalrededor del affaire. En el presente texto, decidí recortarel análisis de esos hechos por cuestión de espacio.

41 Así recordaba Arnaldo tal situación, hacia 1987: «’ -Pues hemos pensado que se debería retirar’. -¿Por qué?,contesto. –‘Bueno, porque es extranjero, es ustedargentino’. –Pero eso ya lo sabían cuando vine desde 1948de Buenos Aires; pero oiga, yo soy de alma mexicana (…)soy tan mexicano como usted» (en López 1993, p. 61)

42 Mariano Azuela fue un médico que como talparticipó en las luchas revolucionarias entre las huestes

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G. Sorá

de Emiliano Zapata. Su obra de teatro Los de abajo, sebasa en sus vivencias durante aquellos hechos. Fuepublicada en entregas parciales al periódico El Paso de Texas(EEUU), en 1916. Su consagración nacional e internacionalllegó recién con la tercera edición en libro, hacia 1925. El FCElo reeditó en la Colección Popular en 1958, con motivo delos preparativos del 50 aniversario de la Revolución. Con elcorrer de los años, devino el título de mayores ventas de laeditorial: hasta 1984, se habían impreso 590.000 copias, en12 reimpresiones (FCE 1984: 124).

43 Ésta información fue revelada a partir dedocumentos desclasificados de la CIA en 2006 a pedidode la ONG Archivos para la Seguridad Nacional y por losresultados de la Fiscalía Especial para los MovimientosSociales y Políticos del Pasado (Femospp) creada duranteel gobierno de Vicente Fox (2000 – 2006). José Carreño,«Echeverría y Díaz Ordaz engañaron a la CIA«, El Universal,19/10/2006. Philip Agee (1975) también aborda el vínculode Ordaz y Echeverría con la CIA.

44 Estas afirmaciones fueron reproducidas pornumerosos medios. «Orfila Reynal ataca a nuestrogobierno», publicaba El Redondel el 22 de octubre de 1967.Ese mismo día el diario Novedades concluía que lo másabsurdo era que «los apátridas de la maffia» le habíanrendido a Orfila, «un homenaje de ‘desagravio’». Otrasnotas aparecieron en el diario Excelsior (Manuel Mejido,14/10/1967) y en las revistas Sucesos (11/11/1967) yGente (Antonio Estrada, 16/11/1967)

45 Según el periodista Jacobo Zabludovsky, quien en ladécada de 1960 fue encargado del telenoticiero delTelesistema Mexicano (hoy Televisa), por aquellos años elgobierno de Díaz Ordaz estableció un férreo control sobrelas informaciones que se transmitían sobre el país. Élmismo llegó a recibir una llamada telefónica del presidentepara pedir explicaciones sobre el tenor de las informacionestransmitidas sobre la masacre de estudiantes («Nunca creíque hubiera conjura comunista en 68: Zabludovsky». LaJornada, 28 / 9 / 1998).

46 A diferencia de los dos apartados anteriores, lacaracterización de «los hijos» de Orfila precisaría de mayorproblematización. Esta induciría al análisis de losfundamentos del habitus patriarcal que Orfila Reynaldesplegó sobre su mundo editorial. Debería considerarse,en primer, lugar, la estructura de su propia «familia»: eleditor no fue padre. Luego las representaciones sobre

sus editoriales como «casas». También la naturaleza desus relaciones personales con empleados y escritores:fraternidad, apadrinamientos, etc. He reflexionado sobreestas cuestiones en Brasil, para el caso del editor JoséOlympio (Sorá 2008b).

47 Así se lo comunicaba Orfila a Fuentes: «Desde ahorale otorgo el cargo honorífico de representante de SigloXXI ante autores y escritores europeos que pueda ustedencontrar. Como comprenderá, pienso presentar un planeditorial abarcando varias disciplinas y en literatura, porahora, nos ceñiremos a lo latinoamericano de primeracalidad. Dejaremos la literatura extranjera para los otroscolegas; pero si encuentra usted títulos de libros queconsidere útil hacer traducir y difundir en nuestra lengua,mándeme las fichas bibliográficas o pídame las primerasopciones, desde ahora, a los editores que pueda visitar»(carta de Orfila Reynal a C. Fuentes, 9/12/65). Ya enfebrero Fuentes intercede para que Siglo XXI publiqueReport on China de Lewis Karol. En cartas a otrosescritores, Fuentes se representaba como «consejeroprinceps de Orfila». En la respuesta a Orfila, Fuentes lecomunicaba: «Más tarde, quisiera publicar con Siglo XXIun libro de ensayos. Ayúdeme a pensar en esto. Tengotanta fe y entusiasmo en esa empresa, en lo que significapara México y para América Latina. Podríamos quizás,pensar en dos volúmenes: uno de critica literaria, viajes,crónicas; otro de artículos y ensayos políticos.»

48 Aproximadamente 40% de la producción del FCE secomercializaba en el estranjero. Esta cifra, ciertamente,observa oscilaciones según diferentes períodos.

49 En Nacional estrangeiro, Sergio Miceli (2003)propone un estudio ejemplar para pensar las condicionessociales que llevan a la acción complementaria entreextranjeros en otras culturas nacionales y de nativos queapuestan a la internacionalización, en la construcción deespacios de producción simbólica en particular y deesferas públicas en general. La manifestación de esemodelo estructural en el caso aquí estudiado señala elinterés por observar esa dinámica en otros contextosnacionales y por avanzar en un proyecto comparativo.

50 He registrado esa asociación en periódicos de laépoca y en numerosos testimonios y trabajos académicosdel presente. La misma es más frecuente en opinionesrealizadas por periodistas, investigadores, escritores nomexicanos, especialmente argentinos.