gustave verniory: entre gente, animales y trenes....

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ANALES DE LITERATURA CHILENA Año 8, Diciembre 2007, Número 8, 55-80 ISSN 0717-6058 GUSTAVE VERNIORY: ENTRE GENTE, ANIMALES Y TRENES. ARAUCANÍA 1889-1899 Lilianet Brintrup Hertling Humboldt State University Dar cuenta, aunque sea de modo parcial, del viaje por la Araucanía del joven ingeniero belga, Gustave Marie Eugéne Verniory 1 es el propósito de las páginas si- guientes. Este trabajo solo toca dos o tres aspectos de un libro que permite una lectura tanto histórica como etnográfica. Verniory llega a Chile en enero de 1889, contratado por el Gobierno para construir tres de los últimos tramos del ferrocarril del sur de Chile en la región de la Araucanía 2 , cuyos lugares principales de trabajo fueron Victoria, Lautaro y Temuco 3 . Por esas fechas, ya todas las vías fluviales, marítimas y camineras habían devenido insuficientes, por lo que era imperativo para la economía de la Araucanía y de Chile, continuar el desarrollo del ferrocarril 4 . Diez 1 Gustave Marie Eugéne Verniory nació en Las Ardenas, Bélgica en 1865 y murió en el mismo país en 1949. Realizó estudios superiores en Luxemburgo y en Treveris, Lieja y Bruselas. Datos biógraficos obtenidos de la “Noticia biográfica del autor” de Madeleine Massion-Verniory, en Diez Años en Araucanía 1889-1899. Santiago de Chile: Ediciones de la Universidad de Chile, 1975. Cito en adelante por esta edición. 2 La crisis económica de Bélgica fuerza a Verniory a no desaprovechar la posibilidad de obtener un trabajo en Chile gracias a la intervención del profesor de la Universidad de Lovaina y posteriormente profesor de la Universidad de Chile, señor Luis Cousin (“Noticia biográfica del autor”). 3 “Después de haber golpeado sin éxito numerosas puertas, resolví buscar fortuna en el extranjero”(23). 4 Según Jorge Teillier en su “Prefacio” al libro de Verniory citado en nota 1, titulado “Encuentro con Gustave Verniory”, “El primer ferrocarril de San Rosendo a Angol llega a término en 1876 con el contratista Juan Slater […] El gran salto que une la zona central con la Frontera se da con la construcción del puente del Malleco […] terminado en 1890” (17).

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ANALES DE LITERATURA CHILENAAño 8, Diciembre 2007, Número 8, 55-80ISSN 0717-6058

GUSTAVE VERNIORY: ENTRE GENTE, ANIMALES Y TRENES.ARAUCANÍA 1889-1899

Lilianet Brintrup Hertling

Humboldt State University

Dar cuenta, aunque sea de modo parcial, del viaje por la Araucanía del joveningeniero belga, Gustave Marie Eugéne Verniory1 es el propósito de las páginas si-guientes. Este trabajo solo toca dos o tres aspectos de un libro que permite unalectura tanto histórica como etnográfica. Verniory llega a Chile en enero de 1889,contratado por el Gobierno para construir tres de los últimos tramos del ferrocarrildel sur de Chile en la región de la Araucanía2, cuyos lugares principales de trabajofueron Victoria, Lautaro y Temuco3. Por esas fechas, ya todas las vías fluviales,marítimas y camineras habían devenido insuficientes, por lo que era imperativo parala economía de la Araucanía y de Chile, continuar el desarrollo del ferrocarril 4. Diez

1 Gustave Marie Eugéne Verniory nació en Las Ardenas, Bélgica en 1865 y murió en elmismo país en 1949. Realizó estudios superiores en Luxemburgo y en Treveris, Lieja yBruselas. Datos biógraficos obtenidos de la “Noticia biográfica del autor” de MadeleineMassion-Verniory, en Diez Años en Araucanía 1889-1899. Santiago de Chile: Edicionesde la Universidad de Chile, 1975. Cito en adelante por esta edición.

2 La crisis económica de Bélgica fuerza a Verniory a no desaprovechar la posibilidad deobtener un trabajo en Chile gracias a la intervención del profesor de la Universidad deLovaina y posteriormente profesor de la Universidad de Chile, señor Luis Cousin (“Noticiabiográfica del autor”).

3 “Después de haber golpeado sin éxito numerosas puertas, resolví buscar fortuna en elextranjero”(23).

4 Según Jorge Teillier en su “Prefacio” al libro de Verniory citado en nota 1, titulado“Encuentro con Gustave Verniory”, “El primer ferrocarril de San Rosendo a Angol llega atérmino en 1876 con el contratista Juan Slater […] El gran salto que une la zona central conla Frontera se da con la construcción del puente del Malleco […] terminado en 1890” (17).

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años en Araucanía, 1889-1899, nuestro objeto de estudio, se conforma de una seriede cartas que Verniory escribiera desde Chile a su familia en Bélgica, las que poste-riormente, se transformaron en libro5; Verniory cierra su narración prometiendo que“[Su] viaje de regreso a Europa, vía Panamá, será objeto de un relato especial”(495)6. Guy Santibáñez, en su “Nota Preliminar” al libro de Verniory, indica que setrata de un diario de viaje de tres volúmenes7. Es una narración que explica o descri-be la Frontera; un “discurso fronterizo” en donde confluirán varios aspectos relati-vos a la supervivencia de Verniory, su tarea principal de viajero y él y lo otro. JorgeTeillier define la Frontera como “[…] una creación conjunta del colono y pionero,del inmigrante europeo y mapuche”8. Y éste es precisamente el territorio de Verniory,pero donde no solo se trata de una creación conjunta, sino de un espacio dondeconfluyen tensiones y resistencias, tanto por parte del colono-pionero-inmigrante,como del mapuche9. Verniory, “sin querer queriendo” manifiesta en su escritura cier-to nivel de resistencia, a pesar de su admiración y amistad con los mapuches. Decualquier modo, sus cartas que conforman el libro que nos ocupa fueron producidasen el encuentro de ambas culturas. Así, la frontera de Verniory es un territorio degran interacción donde confluyeron fuerzas de intereses opuestos: de acciones em-prendedoras de chilenos y colonos europeos, frente al rechazo y/o a la aceptaciónmedio forzada de los araucanos. A pesar de las tensiones y violencias, Verniory vivesu frontera con felicidad y optimismo; al fin y al cabo había llegado ‘a tierras paracolonizar’ donde todo lo que haría, incluyendo sus múltiples aventuras de viajero, nosería amenazado ni puesto en peligro, porque los riesgos eran mínimos10 .

Verniory ha sido ampliamente estudiado desde el punto de vista de la ingeniería y de laconstrucción de ferrocarriles, por lo que la bibliografía es extensa con respecto a este tema.

5 Madeleine Massion-Verniory en “Noticia biográfica …”, indica que “Estos recuerdos,felizmente, los escribió basándose en sus numerosos y muy precisos apuntes personales,anotados por él a lo largo de toda su permanencia en Araucanía y, en sus cartas

cuidadosamente conservadas por la familia” (13).6 Desconocemos si este relato especial fue escrito y publicado.7 Santibáñez (9).8 Teillier, “La Araucanía y los mapuches según tres viajeros extranjeros del siglo pasado”.

(Santiago de Chile: Boletín de la Universidad de Chile, No. 58; 07.1965; pp. 4-12.9 Sobre el tema de la resistencia mapuche existe una extensísima bibliografía que data

del siglo XVI.10 Para un trabajo completo sobre el tema de la frontera en Hispanoamérica, consultar el

libro de Fernando Operé Historias de la frontera: el cautiverio en la América hispánica.

México: Fondo de Cultura Económica, 2001.

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La escritura del libro que nos ocupa está a cargo de Verniory, sin embargo ésteincluye una carta escrita por su hermano Alfred, quien escribió con entusiasmo apoco de llegar a Chile: “Esta vida me gusta, no quisiera cambiar mi pellejo por el delmás estirado burgués de Bruselas” (420)11. También Verniory se “sintió rápidamenteconquistado por la vida libre y aventurera del pionero”12; durante el viaje hacia Chile,en su paso por Bahía, Brasil, ya se lo observará contento de no estar en Europa y conganas de ambientarse en América: “Me he fortalecido mucho. Vivo en plena corrientede aire sin que ello me incomode en lo más mínimo; yo que era tan dado a lasneuralgias. Comprendo ahora que la vida en Bruselas no me convenía. Mi aspecto seha transformado; mi piel luce ahora un hermoso color entre ocre y ladrillo molido”(42) de tal suerte que el que vino por tres años, permanecerá diez. Nada nuevo bajoel sol de Chile en realidad; recordemos el caso de Ignacio Domeyko, viajero científi-co polaco, quien llegara contratado por el Gobierno de Chile en 1834 por cinco años,pero permanece comprometido, involucrado y semi ‘atrapado’ en Chile por 53 años,prácticamente toda su vida13.

La carta de Alfred14, dirigida a su hermana María, muestra habilidad de es-critura, cuyo estilo, aparte de ser detallista y gracioso, es también lúcido y simple.La descripción de su habitación es notable y Alfred lo confirma comparándose conel escritor francés de la primera mitad del siglo XIX, Xavier de Maistre, quienescribiera una obra breve, considerada maestra, titulada Voyage autour de ma

11 Verniory, como su hermano Alfred, hace varios comentarios favorables sobre laAraucanía y Chile; por ejemplo: “A menudo comparo los empleos en Europa a los de aquí.Allá [Bélgica] rasguñaría el papel en las oficinas o me agotaría en el terreno por 200 francosal mes, acosado por toda una jerarquía de jefes, mientras que aquí, soy casi dueño absolutode mis movimientos, y se me abre un brillante porvenir. […] Mientras tanto, me he creadoaquí una vida muy confortable, que no peca sino por la soledad a la que estoy condenado”(129); y en una carta a su hermano George, le dice: “ […] para ver todo eso [ el mar en todasu potencia y belleza] , ven cualquier día a visitarme a Chile. Tu entusiasmo entonces, noconocerá límites” (123); pero también hay críticas: Chile será el país en donde se bebe enexceso y se realizan demasiados discursos cívicos con cualquier pretexto; es el país de ladesidia, en donde “[…] todo se demora si el interesado no empuja personalmente susasuntos” (119).

12 “Noticia biográfica…” (11).13 Ver “Postergaciones de un regreso” de Lilianet Brintrup, en Homenaje a Alejandro de

Humboldt. Literatura de Viajes desde y hacia Latinoamérica, Siglos XV-XXI. México,Oaxaca-USA: Color Digital Editores, 2005, pp. 335-346.

14 Se incluyen también otras cartas de Alfred en la narración, pero solo mencionamos laque nos interesa.

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chambre15. Alfred, como de Maistre, se asemejan al hecho de que ambos escribensolo una obra: de Maistre, su Voyage…, y Alfred, la Carta. La diferencia es queAlfred es un viajero que efectivamente viaja y permanece en el país hasta el resto desu breve vida (muere de tifus en Santiago en 1903) y De Maistre nunca salió deFrancia, pero escribió una obrita maestra de ficción que le dio fama universal. Alfred,por otro lado, deviene, como su hermano Gustave, narrador-viajero de un viaje realque duró varios años, a diferencia de de Maistre que es solo narrador de un textoescrito desde la perspectiva de la inmovilidad absoluta, centrado única y romántica-mente en sí mismo en un breve antiviaje ficticio.

La descripción de la habitación, de la cual citamos solo fragmentos en nota apie de página, muestra cierta imitación en la escritura y algún distanciamiento con eltipo de escritura de Verniory16. Tanto Alfred como de Maistre permanecen al interior

15 Xavier de Maistre, Voyage autour de ma chambre. Expédition Nocturne. (Paris: LeLépreux de la Cité. Librairie de la Bibliothéque Nationale, 1895). Aunque Verniory no sea uncientífico propiamente tal, sino un ingeniero con una tarea técnica que realizar, es un ingenieroculto que muestra que ha leído textos poco usuales, lo que da a su narración un interésadicional; no habla solo de trenes, como alguna vez he escuchado decir. El nivel deintertextualidad de Verniory recorre una gama amplia y solo mencionaremos algunos de losautores y textos citados: Ercilla y Zúñiga (La Araucana); Cervantes, (El Quijote); Xavierde Maistre; Madame Sevigné; Camoens; Magallanes; Vasco de Gama; Julio Verne (Las

aventuras del Capitán Ateras en el Polo Norte); Antoine de Tounens; François Rabelais(Gargantúa y Pantagruel). Verniory menciona a veces al autor, a veces la obra. Todos lostextos poseen un punto en común: el viaje, ya sea ficticio o efectivamente realizado. Susreferencias indican también una probable lectura de la Biblia.

16 Afuera el viento norte sopla con rabia y cuando calma un momento es para dar

lugar a una tromba de agua que cae crepitando sobre el zinc de mi techumbre […]

Comencemos por hacer un viajecito alrededor de mi pieza, imitando a Xavier de Maestre.

Mi habitación es una caja cuadrada recubierta por ocho hojas de zinc yuxtapuestas. En

esta caja existen dos aberturas. Una de ellas, que se cierra a voluntad por medio de una

simple corredera de madera, sirve de ventana […]. Pasemos a la inspección de la casa a

la del amoblado. […] Bajo la estantería se encuentra el gran baúl traído de Europa.

Algo más lejos mi cama de campana flanqueada por un cajón que me sirve de mesa de

noche. Encima coloco la palmatoria y un vaso de agua y en el interior, libros y periódicos.

En el rincón, frente a la cama, un lavatorio portátil de fierro enlozado. En otro rincón un

nivel con su mira, jalones y otros instrumentos del oficio. Sobre un caballete, mi montura

y el enjaezamiento completo de mi caballo. En fin, colgados de clavos en las paredes,

ropas, escuadras, un revólver, una cantimplora, dos pares de polainas y mis espuelas

[…] La lluvia ha cesado y el viento ha disminuido su violencia. Aprovechemos una

salida de la luna para echar una ojeada al campamento […] A la izquierda el valle hacia

Temuco, rodeado de un cinturón de colinas muy boscosas: a la derecha y detrás de ti, un

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de la habitación (“Autour ma chambre”); aunque en Alfred hay algunas referencias alviento y a la lluvia que se ven a través de la puerta abierta o a través de los intersticiosde las tablas de las rústicas paredes. Alfred observa también, desde dentro, al campa-mento, y el lector desde ese interior puede imaginar el trabajo de los ferrocarriles ypor sobre todo puede ver la “selva interminable”. Por la carta, el lector se informa delinterior y de los alrededores; de su rutina; de su conocimiento literario; de su miradacrítico-ecológica sobre la naturaleza; aprendemos que redacta informes y dibuja cro-quis. Con su delicadeza poética y habilidad de narrador, Alfred es capaz de llevar allector tanto por vericuetos de la habitación como hacia paisajes amplios. El lectorpodría proyectar fácilmente la intimidad creada en esta carta a la narración de Verniory,sin embargo, en ningún momento se encuentra en el texto del viajero un momento deintimidad semejante. En contraste, la descripción que Verniory hace de su casa habi-tación17 es bastante parca, como parcas y estrechas son las comodidades en su vidadiaria18, aunque todo en su huerta crece y prospera “a ojos vista” (159)19 y él y suhermano “Engorda[n] a ojos vistas” (334) también.

amplio llano de donde surgen algunos montículos y al fondo, una selva interminable. A

través de todo esto la línea del ferrocarril en construcción restándole día a día un poco

de poesía a esta maravillosa naturaleza (418-420).17 La casa en donde viviera Verniory la mayor parte de su estadía en la Araucanía se

ubica en la ciudad de Lautaro. Agradezco al arquitecto Gonzalo Cerda Brintrup, estudiosode las casas del sur de Chile, quien me hiciera llegar información, no solo de la actualexistencia de la casa en Lautaro y de la bibliografía sobre la misma, sino fotografías de lacasa, provenientes éstas de la Universidad Autónoma del Sur. En un abstract titulado“Cronología de la Quinta Gustave Verniory”, del arquitecto Jaime Gatica García, enviado al“XII Seminario de Arquitectura Latinoamericana” a realizarse en Concepción, Chile ennoviembre del 2007, se listan los diversos dueños que ha tenido la casa de Verniory, mástodos los comentarios del mismo Verniory sobre la compra y la obtención del título depropiedad de la casa-quinta. Me informo, además, que el Sr. Gatica Martínez, de laUniversidad del Sur, descubre la existencia de la casa en Lautaro y la docente Paz Serra, acargo de dicha investigación, descubre que se planea demolerla. El Director de la Escuelade Arquitectura, Carlos García, se ha puesto en campaña junto a otros profesionales, parasalvar este verdadero tesoro de la historia decimonónica de la Araucanía y de Chile.

18 “Mi vida es muy agotadora”, dirá algunas veces Verniory, después de largos yextenuantes esfuerzos requeridos para establecer sus varias casas y tiendas de campañadonde pernoctaba durante sus también agotadores trabajos como ingeniero de ferrocarriles.Eso sí, Verniory no escatimaba esfuerzos para contar en sus cartas todos estos fatigososesfuerzos (338).

19 La descripción de la casa-quinta, o “[La] villa de la quinta”, Verniory la escribe de estamanera: La casa está a unos quince metros del cerco. Hay un antejardín con flores. Tres

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La narración muestra al lector el proceso de ajustamiento que Verniory vaviviendo en la llamada Frontera, espacio donde confluyen las luchas por la ‘pacifica-ción’, en un territorio donde ya se encontraban cerca de unos 7 000 colonos. Elcastellano, el mapuche y el alemán y otras lenguas europeas se escuchaban indistin-tamente; convivían araucanos, “bandas de rotos chilenos” (203) o esos “fogososcarrilanos”, según el decir de Madeleine Massion-Verniory, empresarios chilenos yeuropeos. En medio de toda esta gran agitación y movimiento, entre bandoleros20,asaltantes y gente europea emprendedora que no duerme para poder arar la tierra, elviajero va penetrando personal y narrativamente “al alma misma de la Frontera”, yencontrándose en medio de gentes provenientes de otras naciones, dirá, no sin undejo de admiración y preocupación: “La Araucanía se ha convertido en una verdade-ra torre de Babel” (65); ésta es la frontera de Verniory: el espacio de la confusión,confusión creada por la confluencia de muchas lenguas y que, a diferencia de loshabitantes de la Babilonia que no pudieron entenderse unos a otros como castigo de

metros delante de las ventanas, había plantado dos acacias que crecieron con tal

exuberancia que al cabo de dos años debí cortarlas; tanto habían oscurecido las piezas.

Aunque de un estilo muy simple, la villa es muy coqueta. Es de tablas, pintada de blanco

azulado y cubiertas de planchas de fierro zinc ondulado. La atraviesa un corredor, a un

lado, mi dormitorio y una pieza de invitados. Al otro, el escritorio y el comedor. El

interior de las piezas está agradablemente amoblado; las paredes están tapizadas con

papel pintado y adornadas con cromos y panoplias; los cielos están pintados de blanco;

tapices indios cubren los pisos. La quinta de una superficie de dos hectáreas, está

atravesada por un canal que alimenta el molino de don Salvador Bustos. Montada sobre

el canal, he construido una pieza de baño con una bañera para agua caliente; el canal

mismo sirve para los baños fríos. El estreno de la casa dio lugar a una alegre fiesta donde

mis amigos pudieron apreciar los talentos culinarios de doña Peta y saborear los mejores

vinos de la Casa Francesa. Mi corral ha sido transferido a la quinta. Las gallinas pueden

retozar libremente, patos y gansos chapotean a su gusto en el agua del canal (295).Cuando Verniory debe irse de esa casa, a Quillén, lo hace con mucha tristeza: No sin

sentimiento he dejado mi quinta de Lautaro, pero he retirado todas las plantas que pude

de mi jardín. He transportado también toda mi “menagerie” más completa aún que antes.

Tengo gallinas, patos, gansos, pavos, una vaca lechera, chanchos, conejos, que ahora se

han multiplicado, dos caballos, mi gato Futre, mi perra de caza Nelly y su hijo Bob, mi

perro guardián Fiero y los dos perrillos minúsculos Jim y Fineza, que me dio el albañil

español del Potosí (257).20 Para una completa bibliografía sobre el tema de los bandoleros y delincuentes en

general de la Araucanía, consultar el excelente e informativo artículo de Marco AntonioLeón, “Civilizando lo indomable: Criminalidad y prisión en la Araucanía chilena”, en Procesos,

Revista ecuatoriana de historia 16 (2001): 61-85, Quito.

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Dios, en la Araucanía, alemanes, ingleses, belgas, franceses, mapuches y chilenospudieron entenderse y comunicarse de una u otra manera dentro de limitaciones,puesto que esta convivencia, aunque forzada, no obedeció a ningún castigo, sino auna gran oportunidad económica, la cual marcó definitivamente el territorio y a lospobladores y habitantes nativos de la Araucanía.

Desde el comienzo sabemos que no se trata del relato de un científico, sindescartar de ningún modo el valor de sus observaciones de carácter etnográfico, o almenos de un viajero con intereses científicos, al estilo Ignacio Domeyko21, EduardPoeppig22, Edmond Reuel Smith23, Paul Treutler24 o el artista Claude Gay25, quienes,

21 Ignacio Domeyko, Araucanía y sus habitantes. Warszawa-Krákow: Sociedad Polacade Estudios Latinoamericanos, Tomo I, 1992.

22 Poeppig, Eduard, Reise in Chile, Peru und auf dem Amazonenstrome während der

Jahre 1827-1832. (Leipzig, 1835). Un testigo en la alborada de Chile. Santiago de Chile:Editorial Zig-Zag, 1960.

23 Edmond Reuel Smith, Los Araucanos. Notas sobre una gira efectuada entre las

tribus indígenas de Chile Meridional. Traducción de Ricardo E. Latcham, de la SociedadChilena de Historia y Geografía. Colección de Autores Extranjeros, relativos a Chile; de laSociedad Chilena de Historia y Geografía. Segunda serie, Tomo I. Santiago de Chile: ImprentaUniversitaria, 1915.

24 Paul Treutler, viajero alemán, quien se dedicó a buscar minas en la Araucanía. Datosgenerales obtenidos de “Las andanzas de Treutler” en “La Araucanía y los mapuchessegún tres viajeros extranjeros del siglo pasado”, de Jorge Teillier, en Boletín de la

Universidad de Chile 58, Santiago de Chile, 07, 1965, pp. 4-12. Treutler hizo tres viajes a laAraucanía; de estos viajes dejó su libro La Provincia de Valdivia y los Araucanos. Santiagode Chile: Imprenta Chilena, 1861; y Andanzas de un alemán en Chile 1851-1863. Santiagode Chile: Editorial del Pacífico, 1958.

25 En los Anales de la Universidad de Chile VI Serie, No. 14 (julio, 2002), en el excelenteartículo titulado “Domeyko y la Araucanía Chilena” de Gonzalo Piwonka Figueroa, apareceuna nota interesante con respecto al viaje a la Araucanía de Claudio Gay, que transcribo ensu totalidad: “Claudio Gay recorrió extensamente el territorio araucano los años 1835 ysiguientes, pero no los trató sistemáticamente en sus tres volúmenes de la Historia física

y política de Chile, publicada en París entre los años 1844 a 1872. Recientemente LuisMizón (poeta chileno residente en Francia) encontró los manuscritos inéditos de Gay

sobre los araucanos [el subrayado es mío], que habrían sido destinados al volumen 31 desu magna obra, en la Sociedad de Estudios Científicos y Arqueológicos de Graguignan,ciudad provenzal cuna de Gay, y que podrían ver la luz pública en futuro próximo” (LuisMizón, Claudio Gay y la formación de la identidad cultural chilena, publicado en Santiagode Chile: Editorial Universitaria, 2001). El artículo donde Luis Mizon anuncia estedescubrimiento sobre Claudio Gay, se titula “Claude Gay et les indiens. La découverte duChili par la science et la poésie”, en Le Nouveau recueil 77, décembre 2005, Paris.

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entre otros, visitaron la Araucanía en el mismo siglo y antes de que la pacificaciónllegara a su fin, sino de alguien cuya principal necesidad fue la supervivencia perso-nal para así poder realizar bien la tarea encomendada por parte del proyecto civiliza-dor chileno26. Su narración carece de clasificaciones y ordenamiento de lo observa-do; hay ausencia de distribución, marcaje y no se observan seguimientos de ningúntipo; es un texto falto de localizaciones, de enumeración de capturas, por mencionarsolo algunos de los muchos rubros y métodos a los que recurre la ciencia y enconsecuencia a los que recurre un viajero científico.

En medio de sus varios viajes de ida y vuelta entre Santiago y el “país deAraucanía”, se encuentra en medio de una naturaleza y gentes (araucanos; europeos,caballeros y rotos chilenos; bandoleros) desconocidas quienes de una o otra maneraperpetran atropellos, robos, asaltos, accidentes de todo tipo, violaciones y tortura.Estar pendiente de las demandas diarias de su supervivencia, hizo que su interéssobre los indígenas araucanos, como la observación de la naturaleza, ocuparan unsegundo plano, aunque sus observaciones, fotografías y comentarios no son enabsoluto despreciables; al contrario. En la página 120 aparecerá recién la primeradescripción de un araucano a partir de su observación directa. Lo que antecede aesas páginas es producto de sus lecturas y/o de lo que muchos informantes, bien omal informados, le han dicho sobre la Araucanía y de los mapuches; aparece tambiéninformación biográfica y anecdótica de su vida en Bruselas y el desplazamiento des-de Bélgica a Chile. Lo interesante de esta primera mención del araucano es que seconecta narrativamente con la confesión de su estado de completa felicidad halladaen la Araucanía:

En toda la región existe una gran cantidad de personas, buena gente algunos,

malos bichos de la peor especie otros, que se tirarían al fuego por el señor

ingeniero cuatro ojos. Estoy a veces orgulloso de la popularidad adquirida,

tanto entre los blancos como entre los indios. No hay en toda la región una

cabaña de colono, un rancho chileno o ruca de indio, donde mi llegada no sea

saludada con una satisfacción que no es fingida. Así puedo asegurar que no

quisiera dejar este país de Araucanía. En Santiago, M. Portier me ha propues-

to dejar el servicio de ferrocarriles y entrar con mi nuevo sueldo al servicio de

hidráulica que el dirige, lo que me habría permitido vivir en la capital, pero

yo he rehusado sin titubear un cambio que tantos otros habrían aceptado

26 “[Verniory] Figura paradigmática de la modernidad”, al decir de Amado Lascar en suartículo “Viajeros civilizados en la Araucanía: Sus ojos y su pluma”, en Homenaje a Alejandro

de Humboldt. Literatura de Viajes desde y hacia Latinoamérica, Siglos XV-XXI. México-USA: Color Digital Editores, 2005, pp. 419-425.

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GUSTAVE VERNIORY: ENTRE GENTE, ANIMALES Y TRENES. ARAUCANÍA 1889-1899 63

encantados. En resumen, jamás en toda mi vida he estado tan feliz como

ahora, y si tuviera a la familia conmigo, no tendría nada más que desear (120).

Lo que queda claro para el lector es que su preferencia espacial por la Araucaníaen vez de Santiago, fue algo tardía; al principio lo que más deseaba era permaneceren la capital chilena27 . Preferir la Araucanía no solo responde a las posibilidades detrabajo que se le abren; al hecho de que los indígenas sean pacíficos y lo reciban ensus chozas; a que lo inviten a sus ceremonias y fiestas, sino a la realidad del afectoque tanto chilenos como indígenas le demuestran al viajero valón; y además, comocada vez insiste, porque “El paisaje es maravilloso” (340). Lo que habría que pregun-tarse es que si todo le era tan propicio, ¿por qué decidió regresar a Bélgica? ¿Loamedrentaron la inestabilidad político-social y la inminencia de una guerra?

De su escritura nos interesa destacar, brevemente, su relación con losaraucanos; y principalmente su relación con los animales, parte del paisaje natural dela Araucanía. A pesar de su juventud, Verniory no se pierde y logra mantener sudirección sin tambalear en lo que a supervivencia se refiere y en su profundo deseode hacer bien su tarea en Chile. Su mirada sobre los mapuches cambia y se matiza.Su extensa y a ratos muy amena narración se concentra casi principalmente en laconstrucción de líneas ferroviarias, puentes, negocios limpios dentro de la legalidady otros espurios; en los avatares de la supervivencia: búsqueda de casa, cocinera,comida en general; de hacer producir la huerta, y de la compra de buenos caballos.La narración incluye algunas páginas sobre la venida de su hermano Alfred a laAraucanía, sobre su adaptación, su suerte, su trabajo, su escritura y su muerte;también relata brevemente su visión sobre sus nuevos amigos europeos conocidosen Chile; sobre el ‘espíritu chileno’, los rotos y los indígenas. La narración aparecellena de sus cavilaciones sobre las oportunidades económicas que se le van presen-tando; su manera de hacer dinero cruza su narración; la aceptación o rechazo de loscontratos va a depender únicamente de su conveniencia económica y al término decada empresa, sabemos que “Pas[a] las noches hasta tarde poniendo en orden [su]contabilidad” (349). Verniory busca oportunidades laborales bien remuneradas, perotambién es justo y cumplido en el pago de sus obreros. Según Madeleine Massion-Verniory, el viajero era “Jefe exigente pero justo, comprensivo y jamás arrogan-te”(14). Verniory trabaja duramente, no descuida nunca sus intereses económicos,

27 Recién este año 2007 apareció un artículo sobre Verniory y la ciudad de Santiago,escrito por Luciano Ojeda, titulado “Santiago visto por un belga hace casi 120 años”, enCultura Mapocho, Santiago de Chile, jueves 20 de marzo de 2007. El artículo registra todaslas menciones que Verniory hace de la capital chilena, la cual era “[…] verdaderamente tansimpática como hermosa”.

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es un gran ahorrador, y su deseo de hacer fortuna a veces lo lleva a meterse enverdaderos ‘negociados’, asunto también mencionado por Jorge Teillier en su her-moso e informativo escrito titulado “Encuentro con Gustave Verniory” (15-19).

El viajero se ve inteligente, cortés, preparado y respetado. Su prestigio comoingeniero le da prerrogativas que muchos de los mismos chilenos, incluido el ‘rotochileno’, no podían tener; y ni mucho menos los indígenas, quienes tenían ya muypocas prerrogativas a esas alturas del siglo XIX, tan avanzado estaba ya el procesode colonización y destrucción de lo autóctono y de la cultura mapuche. Verniorymanifiesta interés en conocer la lengua mapuche: “En Victoria he tomado un profe-sor de lengua mapuche” (127), dice, pero al mismo tiempo se observa una asiduaasistencia al “Club de los extranjeros” (136) movido por el deseo de escuchar len-guas europeas como el alemán y el francés28. Las referencias al castellano, alemán,inglés, francés y mapuche, lenguas que Verniory habla, cruzan la narración, siendo elalemán, el mapuche y el castellano las lenguas más usadas en la región. Su interéspor conocer al otro no solo se manifiesta a través de su deseo por aprender la lenguade los araucanos, sino que recurre a la fotografía para retratarlos con su propiacámara, una Cartridge Kodak (486), la que le permite trabajar junto al fotógrafobelga Gustave Milet (403)29. Verniory menciona con bastante irritación al fotógrafo yexplorador belga Víctor Jottrand, quien, habiendo estado sólo de paso por la Araucaníay habiendo tomado una serie de placas de escenas indígenas, a su regreso a Bélgicase dio a la tarea de impartir conferencias de su ‘extensa e intensa relación’ con losaraucanos y sobre su acabado conocimiento de la vida y cultura mapuches30. En este

28 El deseo de hablar y escuchar el idioma natal es común en muchos viajeros.Recordemos el caso de Ignacio Domeyko, quien los domingos se encerraba en una habitaciónde su casa para leer las cartas y periódicos en polaco que le llegaban de Polonia-Lituania.Además, ha dejado registro de la profunda necesidad del idioma nativo en una frase yacélebre, con la cual contestara a una pregunta que se le hiciera en Polonia: “¿Cómo quierenustedes que me olvidara [del idioma polaco] siendo que siempre pensé en polaco, recé enpolaco y amé en polaco?” (Mis viajes: Memoria de un exiliado. Santiago de Chile: Edicionesde la Universidad de Chile, 1977, T.2. p. 875.

29 Gustave Milet, fotógrafo belga, quien junto con Christian Enrique Valck y OdberHeffer constituyen los llamados “fotógrafos fundadores”, en el sentido de que han sidoconsiderados como “pioneros de la fotografía etnológica chilena y en los autores de losprimeros testimonios fotográficos conocidos del mundo mapuche”. (“En torno al imaginariomapuche”, de Marcelo Somarriva Q., El Mercurio. Santiago de Chile, 9 de diciembre de2001).

30 El caso es mencionado también por M. Somarriva Q., en “En torno al imaginariomapuche”.

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comentario observamos el deseo de seriedad y justicia que alentaban el proceder ylos trabajos de Verniory. Esta conducta gratificante para Chile y los chilenos la ve-mos implementada en su relación con el lingüista alemán, Rodolfo Lenz Danzinger.Cierto día, Verniory recibe inesperadamente la noticia de que Lenz Danziger31 desea-ba ubicarlo en la Araucanía para que lo ayudara en la elaboración del Diccionario de

Lengua Mapuche. Verniory, contando con la confianza y amistad de muchos caci-ques, especialmente de su amigo el cacique Carielo (260), es invitado a muchasceremonias y fiestas, lo que le va a permitir ayudar gustosamente a Lenz. Ésta es unanueva oportunidad que se le abre a Verniory para enfrentarse y conocer al otro; suspalabras confirman su interés y revelan su pensamiento con respecto al mapuche:

Recibo la visita del doctor Rodolfo Lenz, filólogo alemán, profesor de idiomas

en el Instituto Pedagógico de Santiago. Se ha dado por tarea el estudio de la

lengua mapuche, y desde hace muchos años pasa sus vacaciones en una u otra

región de la Araucanía. Este año aprovecha sus vacaciones de Pascua para

visitar las tribus de los alrededores de Temuco. […] Es una feliz idea del

doctor Lenz, pues el curioso idioma indígena está llamado a desaparecer en

un futuro cercano, al mismo tiempo que se extinguirá la raza, o se asimilará a

la población chilena. Hasta aquí nadie se ha ocupado de este estudio sino los

misioneros del tiempo de la conquista española, de los cuales, uno el padre

jesuita Andrés Febres, ha dejado una gramática mapuche, que por lo demás es

a menudo errónea. […] El Dr. Lenz habla ahora corrientemente esta lengua,

pero desea fijarla de manera enteramente científica. Busca entonces la ayuda

de personas de buena voluntad en contacto frecuente con los indios, familia-

rizados con sus costumbres […] me hace entrega de una lista de palabras

usuales en español, cuya traducción debo preguntar a diferentes indígenas

para luego anotar los pequeños matices que se puedan presentar en su trans-

posición. La pronunciación exacta deberá indicarse valiéndose del alfabeto

español. Para los sonidos que no puedan transcribirse, el Dr. Lenz ha imagi-

nado letras y signos convencionales. […] Me dicta una serie de frases que

servirán para fijar la sintaxis indígena y otras preguntas preparadas de

31 Rodolfo Lenz Danziger es autor de varias obras de gran importancia para la lenguaespañola de Chile y para el mapudungun, lengua de los araucanos, a saber: Diccionario de

las voces chilenas derivadas de lenguas indígenas (1905-1910); Lira Popular; Colección

de Poesía Popular del Siglo XIX; La Oración y sus Partes; numerosos artículos sobreFonética, Gramática, Lexicografía, Ortografía publicados en los Anales de la Universidad

de Chile; Contribución para el conocimiento del español de América. Lenz es consideradohoy día como la máxima autoridad en los estudios y conocimiento del mapudungun delsiglo XIX.

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antemano, en español y en mapuche, que deberé presentar a indios suficiente-

mente inteligentes, anotando sus respuestas, aun en los casos en que yo no las

comprenda claramente. Me recomienda también tratar de reproducir los can-

tos, los relatos y los cuentos indígenas. […] Esta misión, que cumpliré con-

cienzudamente, me permitirá hacer rápidos progresos lingüísticos y adentrarme

más profundamente en la mentalidad de los indígenas y en su intimidad. Hasta

mi partida de Chile continuaré mis relaciones epistolares con el doctor Lenz

(413-414).

Cercano a los indígenas y a la ciencia de la lengua mapuche por su contactocon Lenz, Verniory afianza su “ojo alerta”. De su narración se puede obtener algunaidea de cómo se relacionaba, qué pensaba y qué sabía de los araucanos. Verniory fueamigo de varios caciques, tuvo como texto base La Araucana de Ercilla y Zúñiga, yrecibió diversa información de chilenos y araucanos sobre la Araucanía, por lo queen su narración resuenan conocimientos provenientes de ambas fuentes: texto escri-to e informantes orales. Con algunos caciques comparte favores, pero no sabemoscon precisión cómo, cuándo ni dónde devienen amigos. La llamada ‘amistad’ no essino un entendimiento restringido marcado por favores recíprocos alentados por elprincipio de la buena voluntad. Lo obvio en la escritura es que habla con afecto deellos; aunque, contradice su afecto al tratar de acercarlos por medio de regalos debotellas de aguardiente. Verniory, el viajero que trabaja en pro de vehículos, trenes,para que otros viajen, en medio de observadores indígenas, a quienes en realidad lesera indiferente el proyecto chileno progresista por ser sus víctimas, escribe coninfundado asombro: “Los indios que veían por primera vez el monstruo de acero,conservaban una impasibilidad absoluta” (270).

No es ésta la relación que más nos llama la atención en este relato de viaje,sino aquélla con los animales, tanto domésticos como salvajes. En su vida al airelibre, en campamentos y en un país en donde él mismo estaba impulsando en granescala el progreso de la nación chilena, en medio de rieles y máquinas locomotrices,Verniory tiene relación directa con muchos y variados animales; ellos conformaránparte de su existencia diaria, ya sea como compañeros de sus excursiones y despla-zamientos al interior del territorio araucano, ya sea a través del innecesario y nefastodeporte de la caza: matándolos y comiéndolos; o ya sea queriéndolos y admirándoloscon cierta nostalgia al no poder poseerlos. Ser propietario de animales y tierras eraparte del deseo de posesión del colonizador europeo del siglo diecinueve. Verniory,en realidad, no observa científicamente a los animales; se refiere a su relación conellos sin mucha conciencia de tenerla; sus referencias a los diversos animales care-cen de nombres científicos, a veces provee su nombre común; tampoco aparecen sutamaño con precisión, su envergadura, su peso, su hábitat, su alimentación, su dis-tribución, su población, y por cierto, nunca se refiere a la categoría a la que pertene-cen. Pero la verdad es que esto carece de importancia, pues lo que buscamos son

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sus vínculos afectivos con animales de distintas especies en un territorio en el quedurante diez años compartió con ellos.

Verniory viaja con su “gran revólver Bulldog” (92)32, esta arma-instrumentoviene a ser un bull-dog o el animal que lo protege. Sus perros Fiero, Satán, Condesa

y Molly, como también los perros de otros europeos con quienes alternaba, cum-plían la misma función: cuidar, proteger y hasta matar a todo ser considerado comoposible “enemigo”. Verniory le cuenta a su familia no solo su relación directa conestos animales, sino las historias sobre perros que escucha de la gente. Él mismotiene permanentemente tres o cuatro perros y, sin embargo, se extraña que los indí-genas posean numerosos perros: “Mientras más pobres son los indios más perrostienen. Somos embestidos por una docena de esqueletos caninos” (302). De loschilenos dirá que “[…] son afectos a las peleas de perros” (242), y aunque él no lofuera, entre sus aventuras le tocó pelear cuerpo a cuerpo con más de uno. La sorpre-sa de Verniory proviene del hecho de que ‘tener perros’ ubica al propietario en unasituación de poder social y económico. A su vez, sus amigos lo admiran por sudestreza en el uso del revólver, otorgándole un estatus ‘distinguido’. Lo que sorpren-de al viajero es que los indios, carentes de poder social y económico, sean propieta-rios de perros de la misma manera que un ingeniero europeo a favor de la coloniza-ción, lo sea. Esta situación de “igualdad” simplemente desconcierta a Verniory. Elviajero posee su propia perrera33 (como su propia pistola, sus propios obreros y supropia casa), con perros de nombres aristocráticos; lucha ferozmente con uno deellos, Fiero, el cual más tarde terminará siendo envenenado por un desconocido rotochileno, contrario a la colonización; un perro ajeno lo muerde; y también, alguna vez,Verniory mata, sin absoluta necesidad y no sin remordimientos, a un perro callejero(124; 158). Verniory cuenta una historia de perros ocurrida en la casa del colonoalemán Hartman; historia que por su brutalidad y horror se iguala únicamente a otrohorripilante suceso de violación y asesinato de una familia suiza entera (el colonoGrundli, su esposa y dos niñitas), crimen perpetrado por un grupo de “rotos chile-nos, ex soldados balmacedistas desbandados”, según la versión del viajero. Másadelante dará cuenta de otro crimen semejante: “Hace un par de meses, un colonoalemán, su mujer y su hijo fueron asesinados en su casa en el camino entre Lautaro

32 Verniory, además, dice llevar siempre “[Su] escopeta de caza calibre 16 de percusióncentral”; “[Su] carabina Winchester”; “[Su] carabina Comblain”; como también “[Su] revólverSmith y Wesson”. Op. cit., p. 225). El posesivo se usa hasta el final, cuando Verniory yaplanea regresar: “Vendo mis muebles, mis armas, mis libros, mis caballos […] mis

propiedades […] y envío todos mis fondos disponibles” (471; 491).33 Una de las tantas referencias a sus perros y perrera aparecen en pp. 155; 161, 162.

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y Temuco”. Se dicta la pena de muerte para dos de los criminales y el trabajo forzadoa perpetuidad para el tercero. Verniory está presente durante la ejecución y escribeimpresionado acerca de cómo uno de los ejecutados “se retor[cía] con horriblesconvulsiones”. A pesar de este sentimiento de conmiseración por la muerte de un serhumano, Verniory no asocia en ningún momento el hecho de dar muerte a tiro defusil (ajusticiar), con su propio acto de caza. La sensibilidad ante la muerte de un servivo también la observamos cuando, inmediatamente después de la ejecución, Vernioryy las autoridades ejecutivas del fusilamiento, se dirigen a la casa del viajero para unalmuerzo preparado por doña Peta; allí el señor Eduardo Muñoz, quien hubo depresenciar y tomar acta de la ejecución, simplemente no resiste la visión de la “friturade sesos” cocinados como una delicia para la ocasión (311).

Escribe Verniory que “En casa del colono suizo [Wahrli] el acceso [a la casa]está defendido por una media docena de perros feroces, que a cien metros de la casaatacan furiosamente a los caballos…” (127). Esta media docena de perros se dife-rencian de los doce perros de los indígenas en que los primeros son “feroces” yatacan a los caballos y los segundos son “esqueletos caninos” que embisten a caba-llos y viajeros, pero que por ser “esqueletos” se subentiende que el nivel de ferocidades mínimo. Verniory deja entrever entrelíneas que estos “esqueletos” solo dan avisoa sus dueños de la presencia de forasteros. Esta diferencia de los perros de losindígenas y los de los europeos queda en evidencia con el ejemplo más brutal conta-do por Verniory: el caso de los perros que mataron y devoraron a su propio dueño, elcolono alemán Hartman:

Su casa está rodeada de una sólida palizada; en la noche suelta los bulldogs

de enorme hocico y de extrema ferocidad. Una noche, otro colono alemán

llegó de improviso a pedirle hospitalidad. Hartman, despertado por los furio-

sos ladridos de los perros, abrió la ventana y reconociendo a su amigo le gritó

que le iba a abrir en cuanto encerrara a los perros. Para su desgracia, salió al

patio en camisa de dormir larga y blanca. Los dogos [aclara Verniory] no

tienen olfato. Habrían reconocido a su amo en traje de día, pero, excitados

como estaban, se precipitaron sobre la extraña aparición blanca que surgía

en el patio. En una pestañada el hombre era derribado y las bestias feroces se

encarnizaban en él. El amigo, espantado, escaló rápidamente el cerco, revól-

ver en mano. Ocupados, en su siniestra tarea, los terribles mastines no hicie-

ron caso de él, así pudo derribarlos con una bala en la cabeza a cada uno; fue

demasiado tarde. El desgraciado Hartman estaba muerto, medio despedaza-

do (263-264).

Aquí ‘rotos chilenos’ y ‘perros europeos’ se unen en el intento de proteger losespacios: los perros de los europeos protegen casa y tierra de un europeo coloniza-dor (Grundli); los perros de los “rotos chilenos” protegen casa y tierra chilena para

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chilenos; los perros de los araucanos, esos “esqueletos caninos”, protegen, aunquedébilmente, sus tierras dentro del constante proceso de usurpación. Es decir, aunquelos perros de los araucanos sean más numerosos (una docena) y los perros de loseuropeos sean menos (media docena en uno de los casos y dos en el otro), el nivelrequerido de protección y el poder de destrucción residen en el lado europeo: losperros de los colonos no solo atacan furiosamente a la gente y a los caballos, sinoque pueden llegar a matar, despedazar y devorar hasta a su propio amo. Verniory amaa sus perros y sufre cuando su perra Nelly es atacada por un chingue34 y debeencerrarla por ocho días en una barraca, y desde luego, cuando su perra Condesa

explota (163) en un desafortunado y triste accidente; asimismo, cuando su caballose hunde en un pantano y debe sacrificarlo. Verniory piensa en ese momento: “[…]en la suerte que había tenido el no montar ese día a [su] querido Pirata, al queesti[maba] tanto”(324-326). Un caballo es más importante que otro, porque es ani-mal con el cual el viajero ha establecido una relación afectiva y de equiparidad. “Losperros y los hombres adquieren experiencia a costa de duras lecciones”, concluyeVerniory (259); es decir, el viajero no solo aprende de su relación de amistad con losaraucanos, de la vida y cultura mapuches, sino de la relación con sus animales,propios y ajenos. No ocurre lo mismo con otros seres vivos, los cuales Verniorysimplemente usa o se divierte a costa de ellos. El viajero olvida la sensibilidad delanimal, ya sean sus manifestaciones de felicidad o de desesperación, cuando devacas, pájaros35, ballenas y peces se trata. Habría que decirlo así: todo animal con elcual no establece una relación afectiva es susceptible de ser descuartizado, mutilado,ingerido, sin el más mínimo remordimiento ni compasión. Le es indiferente que loscaballos, por ejemplo, sean acarreados en carros completamente cerrados, en lostrenes en los que él mismo viaja. Solo en contadas ocasiones Verniory reaccionasobre la crueldad perpetrada a un animal.

34 Chingue: “Conepatus chinga. Mofeta, mamífero carnicero. Tiene dos glándulas analesdesarrolladas por donde secreta un olor extremadamente hediondo. Mal olor corporal”(Diccionario ejemplificado de chilenismos, de Félix Morales Pettorino. Santiago de Chile:Editorial Universitaria, 1983). Verniory, por su parte, describe al chingue de esta manera: “Elchingue es un animal que en América del norte se llama skun. Tiene el tamaño de un gato;su piel, espesa y hermosa, es negra con bandas blancas en los costados y el lomo. Tiene elpoder de proyectar, para su defensa, un líquido corrosivo de un olor absolutamente infecto.Cuando un cazador divisa un chingue, su primer cuidado es de llamar a su perro, tomarlo yllevárselo lo más rápidamente posible” (259).

35 Verniory escribe con entusiasmo: “Alimento la cocina con perdices, torcazas, grandespichones del bosque, de carne negra pero sabrosa y jugosa, y también loros nuevos que,ya sea asados o cocidos en cazuela son excelentes”(258).

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No escapan de su narración las pulgas de las camas y camaranchones; o laterrible araña venenosa de la Araucanía, la palu; el puma “que rara vez ataca alhombre”; como los caballos, que son el vehículo diario de transporte del viajero. Delos pájaros y aves, que en general sirven de alimento, dice: “Entonces viene el depor-te de dispararles [a los pájaros], uno a uno […] Basta con disparar dos tiros deescopeta sobre el montón [de pájaros] para hacer una masacre” (258); solo dos tiposse salvan por ser importantes para la cultura mapuche, el ñanco y el chucao, a travésde cuya mención Verniory expresa su relación de respeto por los mapuches. Lascuras de los indígenas (el sacrificio de un cordero y por consiguiente el alivio delenfermo) son descritas en detalle por el viajero y revelan no solo una opinión quedesautoriza, sino su absoluta incredulidad; pero también revelan su aceptación a lapráctica común de matar, degollar y descuartizar animales; así europeos, chilenos ymapuches se unen en esta práctica, aunque difieren en el sentido último de la confi-guración de su mundo religioso y/o espiritual36: europeo-chileno versus indígena37.

La mención del puma llama la atención en la medida en que se lo agrupa juntoa los “inexistentes animales feroces”. El puma es la única amenaza para el hombre,por lo tanto, se le da caza. La descripción de dicha caza es de suyo cruel, porqueinvolucra a otro animal, una oveja (261). “Los indios son pacíficos y los animalesferoces inexistentes, aparte del puma, que rara vez ataca al hombre”, es la frase conla que el narrador-viajero delimita y encierra el territorio araucano y en su interior, alpuma carente de ferocidad. En esta secuencia, en donde los indígenas encabezan lalista y están ausentes los animales domésticos, Verniory construye un lugar falto deamenazas. Todo está bien y tranquilo en su frontera: los indígenas están pacificados,no hay alimañas venenosas38, sin embargo los perros ladran, muerden y hasta matan;sin embargo, el hombre (mapuche, chileno y europeo) caza, descuartiza, ingierecarne y bebe sangre. Uno de los actos de resistencia de Verniory es reírse, irritarse y/o hastiarse de ciertas prácticas araucanas, especialmente la de “los tres balidos deuna oveja negra los cuales deben ser sumergidos, según la superstición mapuche, en

36 El tema de la religiosidad en la cultura mapuche ha sido bien tratado en el artículo deRolf Foerster, “La Religiosidad mapuche”. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1995,pp. 268-279.

37 Para un estudio acabado sobre la cosmovisión del indígena mapuche, consultar deJosé Bengoa, Historia del Pueblo Mapuche. Siglos XIX y XX. Santiago de Chile: EdicionesSur. Colección Estudios Históricos, 1985; de Alejandro Lipschutz, La Comunidad Indígena

en América y en Chile. Su pasado histórico y sus perspectivas. Santiago de Chile: EditorialUniversitaria, 1956.

38 La idea del sur de Chile, la Araucanía, como territorio sin animales peligrosos nivenenosos es tema recurrente en el Abate Molina, Domeyko, Smith y otros viajeros.

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el brebaje depurativo preparado en una escudilla nueva de greda, para que surtaefecto en el enfermo (261). Por otro lado, nada de lo que haga o diga Verniorydespierta la hilaridad o la compasión de los indígenas por él. Lo hilarante para ellector es la imagen que Verniory cree haber despertado en una viajera belga, MadameLiebrecht39, deportista y cazadora, debido a su destreza para la caza: “Yo le hice elefecto de un semidiós en medio de gente salvaje”, apunta Verniory (263). La caza delpuma o león americano recuerda la modalidad del safari, sin pretender serlo; Vernioryse conduele por la suerte del animal (cordero) que se usa para dar muerte a otroanimal. El safari criollo tiene por fin abatir a un puma que “raramente ataca”. Lacaza-safari del puma, la refiere con estas palabras:

Después de la comida vamos a tomar nuestros puestos cerca de un vado en el

río donde se ha comprobado que los pumas tienen la costumbre de venir a

beber en la noche. Para atraerlos aún más, se ha amarrado a un poste un

desgraciado cordero apretando fuertemente la cuerda a una de sus patas,

para hacerlo balar.

El pobre cordero bala sin parar, pero nada viene […] emprendemos el camino

de regreso (157-158).

La compasión sentida por el pobre cordero que bala de dolor durante muchashoras, proviene de Verniory, el gran cocinero del “asado al palo” de cordero; algoocurre en su interior que rechaza este procedimiento, que vive como degradante,aunque él mismo para cazar gansos, por ejemplo, también use a otro animal, elcaballo, porque “para ponerse a tiro hay que estar a caballo” (454); como tampococuestione ni se compadezca del procedimiento de la pesca con explosivos (163). Asímismo, el viajero rechaza, descreído, el procedimiento araucano del uso que se hacedel cordero: “Entonces se mata el cordero; se le arranca el corazón y mientras toda-vía palpita, los caciques, uno tras otro, lo muerden y ensangrientan en él sus armas”(73). Uno de los ejemplos más conmovedores sobre su relación culposa, compasivay contradictoria con los animales la observamos en un desafortunado encuentro conun perro. Una noche fría y lluviosa, al regreso a su casa, “empapado hasta los hue-sos”, el viajero ve “en el umbral [de su casa] un gran perro mostrando los dientes ygruñendo ferozmente”. Verniory reflexiona:

No era el momento de recurrir a la persuasión. Saco mi revólver y le disparo

una bala. El animal da algunas vueltas sobre sí mismo, cae de la acera y

39 Madame Liebrecht, esposa y acompañante del ingeniero belga M. Liebrecht, quien seencuentra de visita por la Araucanía; se la describe como “muy libre en sus maneras,deportista, gran cazadora, muy fin de siècle” (196).

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desaparece en un gran charco formado por la lluvia en la calle. Sin ocuparme

más de él entro en mi habitación, bebo un coñac para calentarme, y algunos

minutos después gozaba del dulce calor de la cama. Iba a dormirme cuando

surge de la calle un lúgubre aullido que cesa un momento para volver más

fuerte a intervalos regulares. Yo estaba enervado, este grito atroz renovado

sin término me pone en un estado de sobreexcitación extrema. Imposible que-

darme así. Me levanto, me visto y me pongo mis botas. Salgo llevando un

estoque en la mano. El desgraciado animal se había arrastrado hasta el borde

del charco y continuaba aullando. Pongo fin a su martirio hundiendo varias

veces el estoque en su cuerpo. Después me volví a acostar, pero me costó largo

tiempo poder conciliar el sueño. ¿Por qué no maté al animal de un balazo?

Ello me habría evitado sentir esa sensación de volverme a ver, hundiendo la

hoja del estoque en sus carnes, como un vulgar asesino. Esta desagradable

idea me acometerá frecuentemente en mis sueños (186).

Verniory acepta la práctica y la idea de matar a un animal (de un balazo), yasea por defensa o para alimento; se compadece del sufrimiento del animal (pongo fin

a su martirio); cuestiona el procedimiento brutal de matarlo (hundiendo la hoja del

estoque [una y otra vez] en sus carnes); y reflexiona moral y socialmente sobre lasensación de verse como un mal individuo (como un vulgar asesino). En amboscasos, el del cordero que bala de dolor y el perro que aúlla también de dolor por laheridas que él mismo le hiciera, Verniory siente culpa y conmiseración, porque estoshechos se acercan al procedimiento de la tortura. Su incomodidad y molestia loubican en la categoría del cazador y consumidor guardador de la ‘ética de la matan-za’, por decirlo así. Las correrías tras los zorros y las diversas aves, la caza bochor-nosa de los conejos, son descritas por el viajero sin omitir detalles de los sentimien-tos de gozo y de triunfalismo por parte de los cazadores. El estatus social que otorgala caza europea, prevalece.

El caballo era el medio de transporte por el cual Verniory se desplazaba desdeTemuco hacia el sur, situación que fue dura para un “jinete novicio” (86) como él,por su poca o casi nula práctica de montar a caballo por caminos prácticamenteintransitables. Su constante regreso a Temuco, a caballo, lo hace escribir: “Esto mehace temblar, pues Temuco está a unos 70 kilómetros y el único medio de comunica-ción es el caballo, por el cual comienzo a sentir ojeriza” (87). Pero la verdad de estepobre y adolorido jinete es que aparte de ser jinete inexperto, debe cada vez recibir lapoco amable acogida de su ingeniero jefe Luis Robert de la Mahotière40 . Lo de la

40 Luis Robert de la Mahotière, chileno de origen francés, ha hecho sus estudios en laEscuela Superior de París. Mahotière es el hombre que, de algún modo, niega la fama de lahospitalidad chilena, mencionada muchas veces por Verniory.

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“ojeriza” también puede extenderse a su jefe, puesto que, de veras, de la Mahotièrepermanece siempre indiferente ante la sed y el hambre del joven viajero. Entre de laMahotière y los caballos, Verniory se transforma en un viajero fastidiado; inclusodeviene consciente de la mirada del otro sobre su persona: “Debo hacer una figuramuy ridícula a caballo. Estoy en traje de ciudad, sin polainas ni espuelas; mi sombre-ro hongo podía hacer buena impresión en Santiago, pero aquí es francamente cómi-co” (91).

La presencia de la muerte a través de la práctica de la caza es constante en lanarración. Entendemos que Verniory posee las técnicas básicas de la caza propia delsiglo XIX41: ya sea cazando al ojeo o rastreando; ya sea a la espera o al acecho de lapresa; ya sea adquiriendo ciertas posturas con ojeadores. Desde luego, no usa niarco ni flecha, sino rifle y escopeta. Los asesinatos de colonos, tanto suizos comoalemanes, antes mencionados, se equiparan de algún modo con la práctica de la cazay del proceso mismo violento en favor de la colonización. Las vergonzantes prácti-cas al interior de esta nación naciente, dentro del “complejo proceso de pacificaciónde la Araucanía”42, que Verniory recoge en su narración, marcan tristemente no solola historia de la nación chilena, sino la de la ‘humanidad’ en general. Verniory, víctimay victimario del quehacer chileno, procede con entusiasmo y a veces inconscienciaen cada cosa que emprende. ¿Podría haber sido de otra manera? La carne de seresvivos y cadáveres que el viajero come, no le impide funcionar normalmente. Sinembargo, Verniory se admira de cómo los araucanos pueden continuar llevando unavida normal con un cadáver dentro de su choza. Al visitar una ceremonia funeraria,en donde había asistido para tratar de obtener información sobre unos caballos roba-dos, escribe: “La presencia macabra de un compañero de esta especie [cuerpo ahu-mado, seco y endurecido] no impide a los habitantes de la ruca vivir como de cos-tumbre. […] No esperamos el fin de la ceremonia, tan curiosa como sea, puesestamos hastiados de esta clase de espectáculos” (303). Curiosamente, el viajero nocuestiona la preparación de un plato preparado con carne en descomposición de unganso salvaje; dice que “[…] si se la come fresca [la carne del ganso] es dura einsípida. [Por eso] se entierra el gran volátil en el suelo [tierra], [y] al cabo de dos o

41 Hay que recordar que la caza desregulada durante el siglo XIX con rifles y escopetastuvo un enorme incremento, lo que amenazó con el exterminio de muchas especies. Labibliografía es amplia al respecto. La pregunta que surge y para la cual no tenemos unarespuesta, es: ¿se introdujo algún cambio en la sociedad araucana con la llegada de la cazaeuropea?

42 Marcelo Somarriva Q., “En torno al imaginario mapuche”, en El Mercurio, Santiagode Chile, domingo 9 de diciembre de 2001.

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tres días, se lo retira, se corta, y se lo guisa en estofado”. (454) Verniory devieneentonces ‘fastidiado’ por el uso del caballo y su inexperiencia en montarlo; por laimagen de sí mismo; por el mal recibimiento de su jefe tan inmigrante europeo comoél; y por sentirse ‘hastiado’ de observar ciertas prácticas del otro, repulsivas y re-pugnantes, según sus propias palabras. Vacas, corderos y todo tipo de aves sonvalorados y medidos por su potencialidad de ser dignos o no “de un plato de Lúcu-lo”. Verniory se refiere a Lúculo, el “gran gourmet de la Roma clásica”43, para desig-nar la comida hecha por su cocinera Peta, en su casa en Lautaro, la cual es maestraen aderezar animales y hortalizas al gusto chileno-europeo. Se vanagloria de que susamigos lo respeten por su pericia en hacer “asados al palo” y se autoriza a sí mismoa través del dicho de un gran cocinero francés, Brillat Savarin: “Se llega a cocinero,pero se nace asador” (468).

Las referencias a la caza, ese horripilante “deporte entretenido” (313, 438)44,ocupan una buena parte de la narración y se unen, de algún modo, con el proceso decolonización y de deforestación de la Araucanía. En ambos casos, caza y deforestación(la cual está en pleno a la llegada del viajero a la región) serán perpetrados, sentidosy criticados por Verniory. La naturaleza siempre será objeto de admiración por partedel viajero, así hablará de la “selva espléndida” (131) y hasta llegará a decir que “losárboles de la Araucanía son más inteligentes que nuestros árboles [belgas]” (115-116). El hecho que Verniory haya nacido y se haya criado en la región boscosa deArdenas, Bélgica, lo induce a querer y admirar la naturaleza. A poco de llegar a laAraucanía, Verniory escribe sobre su admiración por los bosques:

Me pregunto si estoy soñando […] en esta fabulosa vegetación. Jamás me

imaginé estos árboles desconocidos, estas plantas trepadoras originarias del

43 Manuel Ruiz de Luzuriaga, en su artículo “ Lúculo, el gourmet de la Roma clásica”señala que Lúculo nació en 110 a.C y murió entre los años 58 y 56 a.C y fue una de lasmayores fortunas de Roma, y que en su espectacular mansión en el monte Pincio (y quehoy en día solo se conserva una parte llamada “Horti Lucullani o Jardines de Lúculo), de unlujo extraordinario (dicho sea de paso, de ahí se origina la palabra inglesa “luxury”, derivade “lucullian” o luculiano, el adjetivo de Lúpulo; y desde luego, pensamos que también lapalabra “lujo” del español) y prácticamente a diario celebraba opíparas cenas en alguno de losdoce comedores de su mansión (“Zapardiel: Revista de cultura y gastronomía”, Número 0).

44 También es interesante que Verniory use la palabra caza, tanto para la caza de animalescomo para la caza de catecúmenos; es decir, para referirse a los niños y a los adultosmapuches que deben ser bautizados en el proceso de evangelización de uso corriente alinterior de la campaña colonizadora. A unos (animales) se los ingiere y digiere concretamentey a los otros (niños y adultos), simbólica e ideológicamente (448).

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país cubiertas de flores deslumbrantes de color rojo, llamadas “copihues” y

que sólo florecen en invierno; estos troncos muertos, mantenidos en pie por un

entrelazamiento de lianas, que los amarran a los otros árboles. Estas masas

compactas de “quilas”, especie de bambúes muy altos, que se enredan unas

con otras [ …] Millares de loros […]Es lástima que falten los monos (116).

Y aunque él mismo vaya a cazar loros y hubiera cazado monos si los hubierahabido, su crítica es terminante con respecto a la deforestación, de la que, ya desdeese siglo, estaba siendo víctima el territorio del sur de Chile. Y casi al final de suestadía en la Araucanía y de su narración, escribe con un nivel de seria preocupaciónque debiera impresionarnos y hacernos considerar hasta el día de hoy:

Qué cambio ha habido en diez años entre Temuco y Valdivia! Lloro interior-

mente al atravesar a sesenta kilómetros por hora la selva virgen de Saco

donde sufrí tanto pero cuyo esplendor pasado me maravilla todavía. Hoy día

¡Qué triste banalidad! Se ha procedido al roce en todas partes. […] Es una

devastación funesta que hará pronto que la Araucanía antes exuberante, tome

el aspecto desnudo y desolado de Chile Central (484).

Es poco probable que Verniory, aun amando los bosques del sur de Chile, yobservar el daño del roce, hubiera podido dejar de disparar balas al aire en esosbosques con su revólver, como algunas veces lo hiciera, simplemente por el placerde escuchar el eco del sonido creado por las balas. Su ambivalencia afectiva y efec-tiva con respecto a los animales y a la naturaleza nos habla de un viajero atrapado encontradicciones, sin duda, propias del siglo (y todavía propias del nuestro). Losejemplos de caza abundan y Verniory se compara con Nemrod o Nimrod, personajebíblico, gran cazador y rey de Shinar, quien fuera nieto de Ham y bisnieto de Noah,un famoso cazador45. Investido de esta figura bíblica, Verniory procede a la caza sinmuchos miramientos, la cual no siempre estaba exenta de accidentes y peligros. Lanecesidad de la caza, construida para la supervivencia, se mezcla con la entretencióny viceversa, y leeremos muchas veces referencias como éstas: “Nos entretenemos

45 Noah o Noé: refiere al Arca de Noe, salvador de animales. Desconocemos si Vernioryestaba informado de las distintas versiones bíblicas existentes sobre Nimrod. Junto conser el ‘constructor’ de la Torre de Babel, acto realizado en contra de Dios, Nimrod, estafigura idólatra, sanguinaria y tiránica, practicaba la persecución humana y la caza. Nosparecen interesantes dos versiones de su muerte: una, que habría sido muerto por unanimal; y otra, que un mosquito habría entrado a su cerebro, enloqueciéndolo. Únicamenteel hecho de que Verniory fue cazador y que estuvo, en más de una ocasión, a punto de sermuerto por un animal, hacen que la comparación con Nimrod sea pertinente.

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en tirar con revólver a las pollas de agua y a los patos [y agrega:] He llegado a ser deuna seguridad muy respetable con esta arma, la que maravilla a mis compañeros” o“Matamos una abundante provisión de patos salvajes” (428). La ‘provisión’, causa ymotivo de la matanza de animales, se hacía necesaria sobre todo en un siglo y en uncontexto en donde, tal vez, no habían muchas otras posibilidades para la superviven-cia. De los preciosos cisnes blancos de cuello negro no habla de cazarlos con armasde fuego, sino que se divierte(n) en perseguirlos: “Les damos caza tratando de alcan-zarlos con la mano. Es un deporte entretenido, en el cual nuestros remeros toman ungran interés, esforzándose en seguir a los cisnes en sus bruscos zigzagueos. Coge-mos cuatro que soltamos enseguida” (438). La realidad es que si no los caza, no espor el hecho de que esta hermosísima ave le inspire respeto y compasión, sino sim-plemente porque “su carne es aceitosa y coriácea” (438). Otras expresiones fre-cuentes se encabezan con la palabra cazar o con la de matar; cazar suena más suaveque matar, aunque el resultado sea el mismo. La caza de la ballena46, la que Vernioryno quería perderse por ningún motivo, es referida con todo el espanto que el hechoconlleva: se le lanza desde el bote o barco un “pequeño obús que estalla al penetrar enel cuerpo del cetáceo” (437)47. La depredación es libre: “Matamos garzas, cuyoshermosos ‘aigrettes’ se los obsequiamos a la señora Cuevas: coipos, especies de

46 Gabriel Lafond de Lurcy cierra su libro Viaje a Chile con varias consideracionessobre la pesca de la ballena en Chile. Ya mucho antes de que Verniory llegara a Chile, Lafondde Lurcy vio la necesidad de, por lo menos, crear reglas para la caza de la ballena. Lasballenas constituían una fuerte de grandes recursos para el Chile decimonónico luchador yprogresista. Estando a favor de la pesca y la caza, y consciente de que “Las costas del surde Chile ofrecerán largo tiempo aun grandes recursos a [los] balleneros”, su preocupación“para remediar tan enojoso estado de cosas”, se centra únicamente en la falta de reglamentospara la caza de estos cetáceos, los cuales desaparecen y reaparecen en distintos lugaresdebido a su libre y masiva persecución (163-167).

47 Hay antecedentes del viajero europeo cazador del siglo XIX en Chile: Gabriel Lafondde Lurcy, en su Viaje a Chile se describe a sí mismo como un gran cazador en el capítulo,“Un día de caza en Chile”. Como Verniory , Lafond de Lurcy, reflexiona con preocupaciónsobre ciertos animales: “El estampido de las armas de fuego había producido el desconciertoentre los habitantes alados de este lugar, donde habían venido a gozar, como nosotros, dela frescura de la mañana”. Pero este acercamiento a los pájaros no le dura mucho, porqueenseguida comenta: “Una caza de las más entretenidas principió entonces, la de loros,tordos y papagayos verdes. Estos loros, como los llaman, tienen la vida dura, y cuando sedispara, aquellos que están heridos solamente forman una algarabía de gritos espantosa.Sin cambiar de lugar, teniendo una persona cerca para cargar el fusil, se pueden matarmuchos” (53).

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castores cuyas pieles son valiosas […] nutrias […] cuyas valiosas pieles nos reparti-remos […] y enviaré a Bruselas, donde tendrán gran éxito […] En invierno hay unapresa cuya persecución es entretenida […] Es una especie de enorme ganso silves-tre, pero con el pico curvo […] (453).

La narración se cierra con una última referencia a una caza extraordinaria,más bien con la imposibilidad de cazar “un monstruo fabuloso que han bautizado [loschilenos] como “la gran bestia”. Según Verniory, se había creado entre los chilenosuna verdadera leyenda con respecto a este animal de “cuerpo grande, negro y lustro-so”. Verniory cuenta que organizaron varias expediciones, pero sin éxito; y aunque elviajero diga casi con tono de decepción, “No conoceremos jamás la identidad de lagran bestia”, el lector se inclina a pensar que, por lo menos, quedó algo misterioso,intocado por la mano y el rifle del viajero-cazador, y desde luego, por la pluma delviajero. Pero éste insiste en darle forma narrativa a la “gran bestia, y con un tonoseudo-científico escribió: “Me inclino a creer que se trata de una de esas enormesfocas de la clase que he visto en la desembocadura del río Imperial, que hubieraremontado el río y que, terminadas sus vacaciones, habría vuelto al mar” (454-455)

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RESUMEN / ABSTRACT

En su libro, titulado Diez años en Araucanía 1889-1899, el ingeniero belga Gustave Marie Eugène

Verniory (1865-1949) registra su experiencia laboral y cultural del viaje que hizo a la región de la

Araucanía chilena, contratado por el Gobierno de Chile para la construcción del ferrocarril que debía

atravesar la región de la Araucanía, llamada “Frontera”. Verniory ofrece testimonio no solo de sus

encuentros con chilenos, araucanos y europeos, sino también de su relación cotidiana con animales, a

través de su apropiación y/o de la caza, en un territorio largamente compartido. Verniory marca con

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nítida distinción discursiva su propia transformación en territorio chileno, paralelamente a la

transvaloración realizada con respecto a los otros: chilenos, araucanos, europeos, y animales

PALABRAS CLAVE: Gustave Verniory (1865-1949), Diez años en Araucania 1889-1899, viajes, testimo-

nios, “Frontera”, Chile.

GUSTAVE VERNIORY: TEN YEARS AMONG PEOPLES, ANIMALS AND TRAINS. ARAUCANIA 1889-

1899

In his book Ten Years in Araucania 1889-1899, the Belgian engineer Gustave Marie Eugène Verniory

(1865-1949) provides an account of the work he did and the cultural experience he gained during his

protracted sojourn in the region of the Araucanía. Hired by the Chilean Government, he was engaged

in the building of the railroad that was to cross the “Frontera” [Frontier], as the Araucanía was known

at the time. Verniory relates his encounters with Chileans, Araucanos and Europeans, who had by then

coexisted for centuries in that territory. He also describes his daily interaction with the region’s wildlife,

whether through the practice of hunting or domestication. Verniory highlights with clear discursive

markers his own transformation into the Chilean territory, a process which parallels his deepening

valuation of the people he lived with during those years—Chileans, Araucanos, Europeans—and of the

region’s wildlife.

KEY WORDS: Gustave Verniory (1865-1949), Diez años en Araucania 1889-1899, travels, testimony,

Frontier, Chile.

Recibido el 30 de julio de 2007 Aprobado el 10 de septiembre de 2007

E-mail: [email protected]