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Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini” LENGUA Y LITERATURA IV El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha 2012 UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

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Guía sobre la obra de Don Quijote

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Page 1: Guía Quijote

 

Escuela Superior de Comercio “Carlos Pellegrini”

LENGUA Y LITERATURA IV

El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha

2012

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

Page 2: Guía Quijote

El BARROCO

Complemento para este tema: http://barrocoquijote.wikispaces.com/

Nace de una crisis espiritual y moral provocada por la descomposición de los valores renacentistas. La nueva concepción espacial, derivada de la conquista de América, provoca inseguridad en el hombre. Aparece la problemática de la fugacidad temporal (“tempos fugit”) y, ante esto, el tópico del “Carpe diem” (disfruta el momento, el presente)

Nacido en Roma a partir de las formas del “Cinquecento” renacentista, pronto se diversificó en varios estilos paralelos, conforme lo iba adoptando y adaptando a su propia idiosincrasia cada país europeo.

Uno de los rasgos esenciales de este amplio período artístico es que durante su apogeo las artes plásticas lograron una integración total: la arquitectura es monumental y está caracterizada por la proyección tridimensional de planos cóncavos y convexos, que sirvieron de marco teatral ideal a magníficas pinturas y esculturas de mármol blanco que decoraban sus exteriores e interiores, llegando a ser excesiva la decoración.

El Barroco es el estilo de la grandilocuencia y la exageración. El por qué de estas peculiaridades lo encontramos en el hecho de que este movimiento fue una especie de expresión propagandística, el absolutismo monárquico y la Iglesia de la Contrarreforma lo utilizaron como manifestación de su grandeza, mostrando mediante el arte que en ellos está la "Verdad" y el "Poder".

En España se extiende desde los años 1570 y 1670. Comprende tres etapas:

Manierismo (1570- 1610), Barroco Clásico (1610- 1630)

Barroquismo (1630- 1670)

Este estilo reflejará la crisis nacional que revela la decadencia espiritual, moral y religiosa del pueblo, y que se corresponde históricamente con la pérdida del prestigio español y de la hegemonía política que había ejercido España hasta la muerte de Felipe II. Cuando sube al trono Felipe III, España deja de ser la primera potencia y comienza un período de declinación económica que culminará con los últimos Austrias.

CARACTERÍSTICAS GENERALES

Desequilibrio, inestabilidad entre forma y contenido (contrastes, en la pìntura: luz y sombra)

Revalorización de lo medieval sin olvido de lo clásico greco- latino

Multiplicación a y acumulación de elementos (en la literatura de los recursos de estilo)

Renovación lingüística mediante la incorporación de cultismos y neologismos

Arte como expresión del desengaño vital

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PINTURA

Predominio de los temas religiosos porque es el momento de la Contrarreforma. En la pintura española, influencia del tenebrismo de Caravaggio en el

tratamiento de la luz, que luego es abandonada. Existencia de una deliberada ausencia de sensualidad en la pintura como

consecuencia del periodo histórico que se vive, muy influido por el miedo a la Inquisición.

La Iglesia de la época como principal cliente de los pintores (excepto en el caso de Diego Velázquez y otros pocos pintores de la Corte).

DIEGO DE VELÁZQUEZ Y RIVERA

Diego Velázquez Las hilanderas

El cuadro se divide en dos espacios bien diferenciados lumínicamente, uno en primer plano donde trabajan las mujeres, cuya luz es menos intensa (mayor realismo escénico) y otro en el fondo, centrado, con una alta luminosidad narrando una historia paralela.

En él se representa la fabula de "Palas y Aracné". La mujer vuelta de espaldas teje afanosamente (Lidia según la Metamorfosis de Ovidio). A su lado se encuentra la Diosa Palas, que se presenta como una anciana y que se presenta como la mejor tejedora entre los mortales (muestra la tez arrugada pero su pierna es joven). Ambas compiten por saber quién es la mejor tejedora. Al fondo del cuadro, se aprecia el desenlace. Se trata de un tapiz tejido por Lidia, donde se narran los engaños que el padre de Palas, Zeus, utilizaba para conseguir favores sexuales. La Diosa aparece representada con su casco (margen izquierdo) Las Damas que acompañan podrían hacer referencia a quienes como testigos del "duelo" que aparecen citadas en la obra de Ovidio. Como castigo por

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la ofensa, Palas condenó a Lidia, convirtiéndola en araña (Aracné) para que tejiera toda su vida. 

Diego Velázquez Las meninas

Comentario en: http://www.youtube.com/watch?v=50QXEslTVGc

I. ANÁLISIS.

(Adaptación de http://platea.pntic.mec.es/anilo/cuaderno/meninas.htm )La pintura representa un momento en la tarea cotidiana del taller, instalado desde

1646 en la galería del Cuarto del Príncipe. La infanta Margarita ha entrado en el estudio seguida de sus meninas, o damas de compañía, y enanos a ver qué hace el pintor. En el centro aparece la infanta de cinco años atendida a su derecha por doña María Agustina de Sarmiento y a su izquierda por doña Isabel de Velasco. Luego, a la derecha del cuadro, los enanos Mari Bárbola y Nicolasín Pertusato, que juega con el mastín echado en primer término, y a la izquierda, levemente retirado, el propio Diego Velázquez con la paleta y el pincel ante un gran lienzo, que cierra el espacio por ese lado y nos intriga con su misterio. Detrás, en sombra a la derecha, la dueña doña Marcela de Ulloa y el guardadamas don Diego Ruiz de Ascona. Al fondo, en el vano de una puerta, el mayordomo de palacio don José Nieto Velázquez; sobre la pared un espejo refleja la figura de los reyes Felipe IV y Mariana de Austria.(…) La estructura interna del cuadro es lo que da unidad y coherencia al conjunto, además del haz de miradas que confluyen en el asombrado espectador convirtiéndolo en tema y parte integrante del mismo, es la luz y la atmósfera que transfigura por completo a los personajes y la unidad de enfoque. La habitación está toda en penumbra y la luz

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entra tangencialmente en ella por tres puntos distintos: por los ventanales primero y último a la derecha y por la puerta del fondo. (…) La luz que entra por el primer ventanal ilumina directamente a la infanta, a María Agustina Sarmiento y, parcialmente, a la otra menina, que se destacan vigorosamente sobre la penumbra de la galería; pero deja a contraluz las figuras de los enanos, el perro y el rostro de Isabel de Velasco. El Sevillano (el pintor) emerge discretamente detrás de su enigmático cuadro, pero los demás personajes se desvanecen envueltos en la penumbra de una atmósfera casi tangible que los desrealiza, aunque contribuyen a acentuar la sensación de espacio vivo que ellos crean con su presencia. Y al fondo otros dos golpes de luz: la puerta abierta, con el contraluz del mayordomo de palacio, que, al abrirse hacia otro espacio, nos delimita el del cuadro y lanza una estocada de luz hacia la izquierda que hace más viva la sombra y el espejo, que nos devuelve las efigies de los reyes y complementa el mismo espacio que la puerta determina. En la sombra o en el contraluz los detalles se pierden y los contornos se esfuman. (…)

Pero, ¿qué pinta Velázquez? Podría ser este mismo cuadro cuya escena le devuelve un espejo situado ante ellos. (…) Luego nos damos cuenta de que en la oscura pared del fondo un pequeño espejo desmiente esta primera impresión reflejando los rostros de los reyes. Parece que son los reyes quienes efectivamente posan para el artista y deben de encontrarse situados en el mismo sitio -o detrás- en que nos hallamos situados nosotros, en cualquier caso frente a la puerta del fondo donde se sitúa el punto de fuga. Eso explicaría las atentas miradas de la infanta, del pintor y de la enana, que nos comprometen en la acción del cuadro, y tal vez el título del mismo (La familia). La familia la componen los reyes en el cuadro que pinta Velázquez, o en el espejo, y su hija en el cuadro que contemplamos nosotros. Pero, si los reyes ocupan nuestro lugar y Velázquez observa a sus modelos para llevarlos a la tela que tiene delante, este otro cuadro que nosotros miramos ¿dónde está? ¿O es mera ilusión como retóricamente creyó el poeta romántico? ¿O acaso los reyes también acaban de entrar en la estancia para posar o simplemente observar el trabajo del pintor como parece sugerir la mirada de Isabel de Velasco? Porque Marcela de Ulloa, distraída en su chismorreo, Nicolasín Pertusato, que juega con el perro, y María Agustina Sarmiento, que atiende a la infanta, aún no han advertido la llegada de los reyes. Y la mirada de la infanta parece saltar del rey a la reina.

II. SIGNIFICADO.1. El estilo barroco.

El tema, acabamos de verlo, es un equívoco permanente. El pintor, la infanta y la enana nos miran fijamente y nosotros, sorprendidos, los miramos a ellos. ¿Cuál es el motivo del cuadro, ellos o nosotros? ¿O tal vez los reyes que se vislumbran vagamente en el espejo del fondo? ¿O los reyes y la infanta, La Familia? ¿Qué hay en el cuadro que se nos oculta? ¿Cómo los reyes, en la rigurosa corte de los Austrias españoles, están relegados al fondo de un espejo? Estamos ante una inversión y contradicción típicamente barrocas.«El barroco es un arte dinámico. Acción y 'pathos' determinan sus creaciones y tratan de incluir también al observador.»* El hipérbaton como forma de lenguaje. Naturalmente, son la composición (orden geométrico de las formas) y la estructura (sistema integrador de las formas) las que determinan estas contradicciones temáticas. (…)

2. Las circunstancias históricas del barroco. 

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Es la confusión típica del mundo y del arte barrocos. Un mundo que siente que le falta el suelo bajo los pies porque ya no está seguro de que su mundo, la Tierra, sea el centro de todo lo creado. Porque ha visto el magisterio espiritual de Roma combatido triunfalmente. Porque ve la Monarquía -el eje y fundamento del orden social- contestada en Inglaterra y en Holanda. Porque ha visto a los filósofos convertir la duda en principio metodológico de un sistema que cuestiona todo el saber antiguo. ¿Quién puede estar ya seguro de nada? (…)Las formas se descoyuntan y el equívoco se hace protagonista en las obras. La verdad ya no es un duro e impenetrable prisma de mármol blanco bañado por el sol del mediodía. ¿Hay acaso una Verdad? Por eso los reyes de Velázquez se esfuma borrosos en el fondo de un espejo y la luz y el aire deforman los perfiles de las figuras. Las personas y las cosas son efímeras como un sueño -Antonio de Pereda pinta El sueño del caballero, Calderón escribe La vida es sueño y don Quijote ha visto transfigurarse los castillos en ventas y los gigantes en molinos-; sólo el espacio y la luz permanecen. (..)

* HATJE, Ursula, Historia de los estilos artísticos, p. 95.

Intertextualidad “Las meninas” por Picasso en http://www.youtube.com/watch?v=IPSNGzsJgKA&feature=fvsr

ESCULTURA

La escultura barroca cumple un papel muy importante en la decoración arquitectónica tanto interna como externa. A diferencia de las equilibradas y axiales esculturas del Renacimiento, parecen posarse vivas sobre la base de piedra, prestas a salir de ella en cualquier momento. Los rostros sufren, se esfuerzan, apretando los labios o abriéndolos para gemir, los músculos se encuentran en tensión y las venas parecen latir bajo la piel, incluso cabellos y barbas, despeinados, plasman un estado de ánimo.

El movimiento se convierte en una auténtica obsesión de los escultores barrocos, captando siempre en plena acción, hacia afuera, mediante composiciones abiertas en las que ropajes y miembros se proyectan violentamente hacia el exterior, en las que desaparece la simetría, con predominio de las líneas sesgadas y multiplicación de los pliegues, los contrastes lumínicos, los puntos de vista, etc.

Es constante la aparición de ángeles y arcángeles, santos y vírgenes, dioses paganos y héroes míticos, agitándose en las aguas de las fuentes o asomándose de sus nichos en las fachadas, cuando no sostienen una viga o están en los altares.

Los materiales que mejor expresaban estos sentimientos son el mármol blanco y el bronce.

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BERNINI

Este artista fue al Barroco lo que Miguel Ángel al Renacimiento, tanto su arquitectura como su escultura son las obras más acabadas del arte romano del “seiscientos”

El rapto de Proserpina: grupo escultórico que representa a Proserpina siendo raptada por Plutón; la composición, figura serpentinata, es reminiscencia del Manierismo y permite una observación simultánea del rapto y de la petición de Proserpina a su madre de regresar durante seis meses a la Tierra; destacables son los detalles, Proserpina empuja la cabeza del dios estirando su piel y los dedos de éste aprietan cruelmente la carne de la diosa.

  

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Apolo y Dafne: Se representa el momento en el que la ninfa se metamorfosea en laurel, produciéndose una dicotomía entre el movimiento y la quietud, por un lado, y lo pulido y lo rugoso, por otro.     

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David: Representado en plena acción, con el cuerpo retorcido y el rostro (auto-retrato del artista) extremadamente expresivo; continúa la evolución del tratamiento de este tema, desde Donatello, Miguel Ángel hasta éste de Bernini

    

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 Éxtasis de Santa Teresa: Muy efectista y teatral, el pesado cuerpo de la santa aparece sobre las nubes, algo insólito en escultura, destacando además los pliegues y ligereza de la túnica; Bernini nos ofrece de nuevo una imagen momentánea: el momento en que el ángel levanta el dardo para volverlo a clavar e insuflar de amor por Dios a Teresa; esta escena escultórica se integra en un gran marco arquitectónico también compuesto por Bernini.

     

Baldaquino de San Pedro del Vaticano: Manifiesto en bronce de la estética barroca sobre la tumba del apóstol, de veintinueve metros de altura, recargado con abundantes elementos decorativos. El tratamiento rompe con los órdenes clásicos:

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cuatro columnas salomónicas con capitel de orden compuesto sostienen un entablamento ondulado, coronado por un dosel, decorado con figuras de ángeles y niños, sobre el que se  alzan cuatro volutas que convergen en el globo terráqueo que sostiene una cruz.     

Fuente de los Cuatro Ríos de la Plaza Navona de Roma: Entre sus obras urbanísticas sobresalen las fuentes, en ésta la fuente central consta de un obelisco egipcio y en cada costado la representación de los ríos más caudalosos, obra de sus discípulos.

Bernini Fuente de los cuatro ríos (uno de ellos es el Río de la Plata)

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ARQUITECTURA

 

En el Barroco la arquitectura va frecuentemente unida al urbanismo. La ciudad se vuelve escenográfica. El palacio es el típico edificio de vivienda urbana para las familias poderosas. El hotel es un tipo de vivienda unifamiliar exenta y rodeada de jardines, burguesa. El templo es el lugar del sermón y la eucaristía. Se trata de un sitio de representación teatral.

Es quizás donde mejor se puede definir el Barroco. 

• Predominio de la línea curva, retorcida a veces.  EJ.: Columnata de la Plaza de San Pedro(Bernin) San Carlo alle cuatro fomtane (Borromini) Roma

Entrantes y salientes

Claroscuro 

• Gran abundancia de la columna

Nueva columna: salomónica (fuste retorcido). EJ: Baldaquino de San Pedro

• Los elementos constructivos están subordinados a los ornamentales

También a los efectos lumínicos tanto exteriores como interiores. 

• Gran interés por el urbanismo. • Arcos muy variados. 

Sobre todo el de medio punto.

• Abundancia de nichos, hornacinas

Espacios decorativos

Muchos ventanales con forma ovoide (oculi) enmarcados. 

• Gran desarrollo de la arquitectura civil. 

Interés por los espacios lúdicos → jardines. Ej: Versalles

Palacio de Versalles - Jardines

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Palacio de Versalles Exterior

Palacio de Versalles Salón

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Columnata de la Plaza de San Pedro, Ciudad del Vaticano, Roma (Bernini)

San Ivo alla Sapienza. Roma (Borromini)

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San Carlo alle Cuatro Fontane, Roma (Borromini)

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Conceptismo y culteranismo Quevedo y Góngora

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Mientras por competir con tu cabello,oro bruñido al sol relumbra en vano;mientras con menosprecio en medio el llanomira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello.siguen más ojos que al clavel temprano;y mientras triunfa con desdén lozanodel luciente cristal tu gentil cuello:

goza cuello, cabello, labio y frente,antes que lo que fue en tu edad doradaoro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o viola troncadase vuelva, mas tú y ello juntamenteen tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. Luis de Góngora y Argote

¡Cómo de entre mis manos te resbalas!¡Oh, cómo te deslizas, edad mía!¡Qué mudos pasos traes, oh, muerte fría,pues con callado pie todo lo igualas!

Feroz, de tierra el débil muro escalas,en quien lozana juventud se fía;mas ya mi corazón del postrer díaatiende el vuelo, sin mirar las alas.

¡Oh, condición mortal! ¡Oh, dura suerte!¡Que no puedo querer vivir mañanasin la pensión de procurar mi muerte!

Cualquier instante de la vida humanaes nueva ejecución, con que me adviertecuán frágil es, cuán mísera, cuán vana.

Francisco de Quevedo

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Miguel de Cervantes Saavedra

EL ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha

Quijote interactivo para adentrarse más en la obra y su época

http://quijote.bne.es/libro.html

Versión digital de la novela

http://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/

Audiolibro para quienes prefieren escuchar la lectura de la obra

http://www.leerescuchando.net/don-quijote-de-la-mancha-30

Pablo Picasso Gustav Dorè

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El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha

Estructura

Primera parte: publicación 1605 52 capítulos, comprenden dos salidas. Primera salida: capítulos 2 a 5 (1er. capítulo, presentación del personaje) Segunda salida: capítulos 7 a 52 (6° capítulo: escrutinio de la biblioteca de Don Quijote por el cura y el barbero) Tiempo de la acción: tres semanas aproximadamente.

Segunda parte: publicación 1615 74 capítulos, abarca la tercera y última salida.

Tiempo de la acción: tres meses aproximadamente (comienza un mes después de los sucesos de la primera parte)

Estructura temática de los capítulos leídos:

Primera parte (1ª. y 2ª. salidas)

Capítulos 1 a 5: primera salida Presentación del personaje. Preparativos. Salida. Llegada a una venta. Vela de las armas. Ceremonia. AVENTURAS: * encuentro con Andresillo y Juan Haldudo (aparente victoria de Don Quijote)

* encuentro con los mercaderes (Don Quijote termina apaleado)

*encuentro con un vecino. Regreso a la aldea,(temporaria desviación de la locura de Don Quijote hacia los personajes y hechos del Romance de Valdovinos)

Capítulos 7 a 10: segunda salida Aparición de Sancho Panza AVENTURAS: * de los molinos de viento (Don Quijote termina apaleado)

* de los frailes benitos (fuga de los frailes)* del vizcaíno (interrupción en medio de la lucha por

falta de fuentes, luego del encuentro del manuscrito de Cide Hamete Benengeli, finaliza la aventura del vizcaíno con una auténtica victoria de Don Quijote)

Capítulos 22: segunda salida Aventura de los galeotes (Don Quijote termina apaleado y, ante el peligro de ser perseguido por la Santa Hermandad, se interna en Sierra Morena)

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Segunda parte (3ª. salida)

Capítulos 5: Charla de Sancho con su mujer antes de partir en la tercera salida.

Capítulo 10: Encantamiento de Dulcinea (“quijotización” y “sanchificación”). Don

Quijote comienza a desconfiar y a acercarse lentamente a la realidad.

Capítulos 22 a 23: AVENTURA: * descenso de Don Quijote a la cueva de Montesinos.

En esta aventura Don Quijote es conducido por el Primo, personaje

al que ha conocido poco antes. Ambos han participado de la boda de

Basilio con Quiteria (episodio intercalado en el que Basilio,

mediante un engaño - la simulación de haberse herido con un esto

que a causa de la inminente boda de su enamorada Quiteria con el

rico Camacho- consigue que lo casen con ella, amenazando con no

confesarse y morir así en pecado mortal. Descubierto el engaño, Don

Quijote intercede con un parlamento a favor de los enamorados y

luego es invitado a los festejos del casamiento, donde conoce al

Primo)

Capítulo 59: Don Quijote escucha en una venta hablar del personaje homónimo

del libro de Avellaneda, indignado por las falsedades que se le

atribuyen, decide ir a Barcelona, donde ha oído que estará aquél.

Capítulos 64 a 67: (al comienzo del capítulo 64 se menciona a Ana Félix, es uno de los

personajes de un episodio intercalado previamente: “historia de Ana

Félix y Don Gregorio”) Enfrentamiento con el caballero de la Blanca

Luna (Sansón Carrasco). Derrota de Don Quijote. Abandono de la

caballería. Decisión de hacerse Pastor.

Capítulos 71 a 74: Desencantamiento de Dulcinea. Encuentro con Álvaro Tarfe,

personaje del Quijote apócrifo. Llegada a la aldea. Enfermedad.

Recuperación de la cordura. Muerte de Don Quijote.

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Análisis de la obra

1) ¿Qué se parodia a lo largo de la obra?

2) Observá cómo se presenta a Don Quijote desde el primer capítulo y cuando se lo arma caballero e indicá si se lo presenta como héroe o antihéroe.

3) Indicá que transformaciones produce el personaje en la realidad en las aventuras de los capítulos II, III, IV y V.

4) Sancho es la antítesis de don Quijote y a la vez su complemento. Armá un cuadro comparativo con las principales características de ambos personajes.

5) ¿Cómo se relaciona la época en que aparece la obra con esta característica?

6) Realizá el esquema que se presenta en la ventura del capítulo VIII (primero con Sancho). Indicá si tal esquema se repite en otras aventuras.

7) Analizá la voz del narrador en la novela.

8) Uno de los temas recurrentes de la obra es el de la justicia social. ¿En qué episodio de los primeros capítulos se trata este tema? Explicá el sentido de este episodio en relación con la visión de la realidad del protagonista.

9) En “Los universos del Quijote”, el profesor J. Ferreras en La estructura paródica del Quijote (1) plantea que son cuatro los universos que constituyen la estructura paródica de la obra:

A) El intramundo: es lo que Don Quijote cree ser y lo que quiere hacer de sí mismo y de los que con él conviven. Se basa en los ideales caballerescos.

B) El extramundo: es la realidad objetiva que amenaza con destruir el intramundo del caballero. Se fundamenta en la relación personal y en las experiencias sobre otras formas de vida y otros lugares.

C) El mundo transformado: nace del mundo interior de Don Quijote, está situado entre el mundo interior del loco y el exterior y le permite preservar su mundo interior de la realidad. Se fundamenta en el encantamiento.

D) El mundo fingido: es el mundo de las apariencias organizadas para influir en el héroe. Se fundamenta en el engaño.

La parodia se produce mediante la articulación de estas cuatro clases interrelacionadas.Teniendo en cuenta lo anterior, da ejemplos de cada uno de los mundos y explicá como se produce la parodia

10) Comentá el siguiente fragmento de Jorge Luis Borges tomado de “Magias parciales del Quijote”, en Otras inquisiciones donde dice: “¿Por qué nos inquieta que Don Quijote sea lector del Quijote? Creo haber dado con la causa. Tales inversiones sugieren que, si los caracteres de una ficción pueden ser lectores, nosotros, sus lectores, podemos ser ficticios” Relacionálo con la cuestión de la impostura.

(1) Ferreras J. La estructura paródica del Quijots. Madrid, Taurus. 1982.

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TEXTOS CONECTADOS Jorge Luis Borges:

Parábola de Cervantes y de Quijote

         Harto de su tierra de España, un viejo soldado del rey buscó solaz en las vastas geografías de Ariosto, en aquel valle de la luna donde está el tiempo que malgastan los sueños y en el ídolo de oro de Mahoma que robó Montalbán.         En mansa burla de sí mismo, ideó un hombre crédulo que, perturbado por la lectura de maravillas, dio en buscar proezas y encantamientos en lugares prosaicos que se llamaban El Toboso o Montiel.         Vencido por la realidad, por España, Don Quijote murió en su aldea natal hacia 1614. Poco tiempo lo sobrevivió Miguel de Cervantes.         Para los dos, para el soñador y el soñado, toda ésa trama fue la oposición de dos mundos: el mundo irreal de los libros de caballerías, el mundo cotidiano y común del siglo XVII.         No sospecharon que los años acabarían por limar la discordia, no sospecharon que la Mancha y Montiel y la magra figura del caballero serían, para el porvenir, no menos poéticas que las etapas de Simbad o que las vastas geografías de Ariosto.         Porque en el principio de la literatura está el mito, y asimismo en el fin.

El acto del libro

Entre los libros de la biblioteca había uno, escrito en lengua arábiga, que un soldado adquirió por unas monedas en el Alcana de Toledo y que los orientalistas ignoran, salvo en la versión castellana. Ese libro era mágico y registraba de manera profética los hechos y palabras de un hombre desde la edad de cincuenta años hasta el día de su muerte, que ocurriría en 1614.

Nadie dará con aquel libro, que pereció en la famosa conflagración que ordenaron un cura y un barbero, amigo personal del soldado, como se lee en el sexto capítulo.

El hombre tuvo el libro en las manos y no lo leyó nunca, pero cumplió minuciosamente el destino que había soñado el árabe y seguirá cumpliéndolo siempre, porque su aventura ya es parte de la larga memoria de los pueblos. ¡Acaso es más extraña esta fantasía que la predestinación del Islam que postula un Dios, o que el libre albedrío, que nos da la terrible potestad de elegir el infierno?

Sueña Alonso Quijano

El hombre se despierta de un inciertoSueño de alfanjes y de campo llanoY se toca la barba con la manoY se pregunta si está herido o muerto.¿No lo perseguirán los hechicerosQue han jurado su mal bajo la luna?Nada. Apenas el frío. Apenas unaDolencia de sus años postrimeros.El hidalgo fue un sueño de Cervantesy don Quijote un sueño del hidalgo.El doble sueño los confunde y algoEstá pasando que pasó mucho antes,Quijano duerme y sueña. Una batalla:Los mares de Lepanto y la metralla.

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Page 23: Guía Quijote

Blas de Otero

Vámonos al campo

Señor Don Quijote, divino chalado,hermano mayor de mis ilusiones, sosiega el revuelo de tus sinrazones y, serenamente, siéntate a mi lado.

Señor Don Quijote nos han derribado y vapuleado como a dos histriones. A ver, caballero, si te las compones y das vueltas al dado.

Debajo del cielo de tu idealismo, la tierra de arada de mi realismo. Siéntate a mi lado, señor Don Quijote.

Junto al pozo amargo de la soledad, la fronda de la solidaridad. Sigue a Sancho Pueblo, señor Don Quijote.

León Felipe Vencidos

Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar.

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura, y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar, va cargado de amargura, que allá encontró sepultura su amoroso batallar. Va cargado de amargura, que allá «quedó su ventura» en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar. Va cargado de amargura, va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura, en horas de desaliento así te miro pasar! ¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura y llévame a tu lugar;

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hazme un sitio en tu montura, caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura que yo también voy cargado de amargura y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo, caballero del honor,ponme a la grupa contigoy llévame a ser contigo pastor

Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar me a

en Versos y oraciones de caminante (1920-1929)

Podés escuchar la versión musicalizada por Joan Manuel Serrat en:http://www.youtube.com/watch?v=glXAqUBH5pY&feature=related

y la versión recitada por León Felipe http://www.youtube.com/watch?v=LqbytyKTjgU&feature=related

Pero ya no hay locos

Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego, aquel estrafalario fantasma del desierto y... ni en España hay locos. Todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo.Oíd ... esto,historiadores ... filósofos ... loqueros ...Franco ... el sapo iscariote y ladrón en la silla del juez repartiendo castigos y premios,en nombre de Cristo, con la efigie de Cristo prendida del pecho,y el hombre aquí, de pie, firme, erguido, sereno,con el pulso normal, con la lengua en silencio,los ojos en sus cuencas y en su lugar los huesos ...El sapo iscariote y ladrón repartiendo castigos y premios ...y yo, callado, aquí, callado, impasible, cuerdo ...¡cuerdo!, sin que se me quiebre el mecanismo del cerebro.¿Cuándo se pierde el juicio? (yo pregunto, loqueaos).¿Cuándo enloquece el hombre? ¿Cuándo, cuándo es cuando se enuncian los conceptosabsurdos y blasfemosy se hacen unos gestos sin sentido, monstruosos y obscenos?¿Cuándo es cuando se dice por ejemplo:No es verdad. Dios no ha puestoal hombre aquí, en la Tierra, bajo la luz y la ley del universo;el hombre es un insectoque vive en las partes pestilentes y rojas del mono y del camello?¿Cuándo si no es ahora (yo pregunto, loqueros),cuándo es cuando se paran los ojos y se quedan abiertos, inmensamente abiertos,sin que puedan cerrarlos ni la llama ni el viento?¿Cuándo es cuando se cambian las funciones del alma y los resortes del cuerpo

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y en vez de llanto no hay más que risa y baba en nuestro gesto?Si no es ahora, ahora que la justicia vale menos, infinitamente menosque el orín de los perros;si no es ahora, ahora que la justicia tiene menos, infinitamente menoscategoría que el estiércol;si no es ahora... ¿cuándo se pierde el juicio?Respondedme loqueros,¿cuándo se quiebra y salta roto en mil pedazos el mecanismo del cerebro?Ya no hay locos, amigos, ya no hay locos. Se murió aquel manchego,aquel estrafalario fantasma del desiertoy... ¡Ni en España hay locos! ¡Todo el mundo está cuerdo,terrible, monstruosamente cuerdo! ...¡Qué bien marcha el reloj! ¡Qué bien marcha el cerebro!Este reloj..., este cerebro, tic-tac, tic-tac, tic-tac, es un reloj perfecto...,perfecto, ¡perfecto! Versión de Paco Ibáñez: http://www.youtube.com/watch?v=L41gRc-riSs&feature=related

Don Quijote es un poeta prometeico

"El genio poético prometeico es aquella fuerza humana y esencial que, en los

momentos fervorosos de la historia, puede levantar al hombre rápidamente

de lo doméstico a lo épico,

de lo contingente a lo esencial,

de lo euclidiano a lo místico,

de lo sórdido a lo limpiamente ético.

Tiene esta virtud en la hora de las grandes revoluciones humanas. De ordinario

es una fuerza general, latente, pero aun dormida va ganando a los hombres y a los

pueblos para las grandes metáforas, para los grandes trasbordos de la historia. Suele

existir como un símbolo y es comúnmente la conciencia de un grupo de hombres

personificada en un héroe imaginario, nacional o universal.El poeta no es aquel que juega habilidosamente con las pequeñas metáforas

verbales, sino aquel a quien su genio prometeico despierto lo lleva a originar las grandes

metáforas:

sociales,

humanas,

históricas,

siderales…

Don Quijote es un poeta de esta clase. Es un poeta activo y de trasbordo. Y se

diferencia de todos los demás poetas ordinarios del mundo en que quiere escribir sus

poemas no con la punta de la pluma, sino con la punta de la lanza Allí donde esté la

imaginación ha de estar la voluntad enseguida:

con la espada,

25

Page 26: Guía Quijote

con la carne, con la vida, con el sacrificio, con el ridículo,con la pantomima, con el heroísmo,con la muerte

La metáfora poética desemboca entonces en la gran metáfora social. Cuando el

hombre doméstico, egoísta y tramposo, degrada el mundo y todo lo rebaja; cuando las

cosas no son lo que deben ser, lo que pueden ser, el mecanismo metafórico del poeta es

el primer signo revolucionario. Y antes denuncia nuestras miserias el poeta que el

moralista.

La primera aventura de Don Quijote no es ni la de Puerto Lapice ni la de los

molinos como quieren algunos. La primera aventura surge cuando el poeta se encuentra

con la realidad sórdida del mundo, después de salir de su casa, llevando en la mano la

Justicia. Cuando llega a la venta. No es verdad que nada épico sucediese allí. Allí

comienza la hazaña primera y única que se ha de repetir a través de todo el peregrinaje

del poeta. Porque no hay más que una hazaña en toda la crónica: el trastrueque, el

trasbordo de un mundo a otro mundo; de un mundo ruin a un mundo noble.

Aparentemente no es más que una hazaña poética, una metáfora.

Pero es una hazaña revolucionaria también, porque ¿qué es una revolución más

que una metáfora social?

Don Quijote se encuentra en la venta con un albergue sucio e incómodo, con un

hombre grosero y ladrón, con unas prostitutas descaradas, con una comida escasa y

rancia y con el pito estridente de un castrador de puercos. Y dice en seguida: Pero esto

no puede ser mundo; esto no es la realidad, esto es un sueño malo, una pesadilla

terrible…esto es un encantamiento. Mis enemigos, los malos encantadores que me

persiguen, me lo han cambiado todo. Entonces su genio poético despierta, la realidad de

su imaginación tiene mas fuerza y puede mas que la realidad transitoria de los malos

encantadores, y sus ojos y su conciencia ven y organizan el mundo no como es sino

como debe ser. Se produce entonces la gran metáfora poética que anuncia ya la gran

metáfora social. Porque cuando Don Quijote toma al ventero ladrón por un caballero

cortés y hospitalario, a las prostitutas descaradas por doncellas hermosísimas, la venta

por un albergue decoroso, el pan negro por pan candeal y el silbo del capador por una

música acogedora, dice que en el mundo no debe haber ni hombres ladrones ni amor

mercenario ni comida escasa ni albergue oscuro ni música horrible, y que nada de esto

habría si no fuese por los malos encantadores. Estos encantadores se llaman de otra

manera. Don Quijote sabe muy bien cual es su nombre exacto, pero para denunciarlos se

vale también de una metáfora."

26

Page 27: Guía Quijote

Textos relacionados con El QUIJOTE

El acto del libro

1) ¿Cuál es el tema del texto de Borges?2) ¿En qué intertexto se apoya el mismo?3) ¿Qué datos dan cuenta de ello?4) ¿Cómo podés explicar los adjetivos “mágico” y “profética” en el contexto del

cuento?

Parábola de Cervantes y de Quijote

1) ¿Qué elementos de la vida de Cervantes y de su libro reconocés en el texto?2) ¿Cuál es el tema?3) Explicá el título

Parábola: forma de relato que guarda relación con la fábula y la alegoría. Con la primera tiene en común la explicación sencilla de una anécdota que sirve de punto de partida para extraer una lección moral (lo diferente es que sus personajes generalmente son seres humanos no animales). Con la alegoría comparte el hecho de que detrás de ese relato sencillo late una interpretación intelectual y una alusión a un sentido más profundo, que es donde radica la enseñanza moral o religiosa.

Sueña Alonso Quijano

1) Relacioná el texto anterior con el poema.2) Indicá cuál es el tema.3) Analizá los recursos expresivos.

Vencidos

1) Indicá cuál es la estructura externa e interna del poema. Caracterizá al “yo poético”2) Relacioná el “vuelve” y el “ahora” de la primera estrofa.3) Explicá la relación “pastor – caballero”.4) Indicá cuál es el tema.

Vámonos al campo

1) Explicá el segundo verso.2) ¿Qué tema aparece en el primer terceto?3) Explicá el segundo terceto4) Indicá cuál es el tema.5) Explicá el título.6) Relacioná este poema con “Vencidos”

Histrión: actor pero también farsante, hipócrita.Barcino: antiguo nombre de Barcelona

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Page 28: Guía Quijote

Bibliografía de apoyo

Aventura de la cueva de Montesinos

La aventura se divide en dos partes: la parte introductoria (Cap.XXII), donde

aparece la figura del primo, y la aventura propiamente dicha (Cap. XXIII).

Capítulo XXII: “El primo” es una figura secundaria dentro del Quijote cuyo único

objetivo es servir de guía a Don Quijote en esta aventura que es una parodia del

descenso a los infiernos de Eneas o de los héroes épicos, y aún de algunos héroes de

las novelas de caballerías. El primo dice que es “humanista” de profesión y que está

escribiendo unos libros. Mencionaremos dos de ellos porque se van a relacionar con

las aventuras de Don Quijote: Metamorfoseos, o Ovidio español- Las metamorfosis de

los accidentes geográficos a la manera de Ovidio- y el Suplemento a Virgilio Polidoro

(en el libro de Polidoro Virgilio se estudian los orígenes de las cosas).

El tiempo cronológico es de media hora. Se nos dice que media hora después de

que dejaron de dar soga, decidieron volver a enroscarla. Al principio no había peso

alguno., por eso estaban asustados hasta que finalmente encontraron que sí había peso y

subieron. Apareció, entonces, Don Quijote totalmente dormido y fue muy difícil

despertarlo. En su relato, Quijote va a decir que ha vivido tres días y tres noches en la

cueva de Montesinos.

Capítulo XXIII: Esta aventura corresponde a la literatura de visiones que proviene de

la remota antigüedad, Ya en el Canto XI de La Odisea, Ulises, siguiendo las

indicaciones de Circe, llega al reino de los muertos. En el Canto VI de La Eneida, Eneas

acompañado por la Sibila de Cumas desciende al Averno. También la Edad Media

cultivó la literatura de visiones, pero cristianizada y con una finalidad moralizante. La

primera que se conserva, y que parece haber dado origen al género, es la Visión de San

Pablo que se escribió en griego entre los siglos II y III y se tradujo al latín en el siglo

VI. Dante en La Divina Comedia también incursiona en el género. Esta obra tiene un

sentido alegórico; es el viaje del alma desde la selva oscura (el Infierno) hasta la fe

revelada. Pero, en algunas obras, hay visiones que no son propiamente del infierno o del

Paraíso, como este descenso a la Cueva de Montesinos.

La literatura visionaria utiliza la primera persona, porque el que relata es quien

vive la visión. En esta historia hay elementos propios del ciclo carolingio, de la

tradición hispánica, representada por Ruidera y Guadiana, y como elemento

compositivo, la aparición de Dulcinea encantada con las rusticas labradoras.

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Page 29: Guía Quijote

Don Quijote explica cómo ha descendido por una “escura región” antes de

llegar a un prado ameno, donde está el palacio de cristal que alberga a los encantados

Montesinos, Durandarte, Belerma y sus doncellas: Guadiana y Ruidera, Dulcinea y sus

acompañantes. Todos estos personajes han sido encantados por Merlín, pero una

profecía dice que serán desencantados por un caballero llamado Don Quijote de la

Mancha. La primera personalidad que aparece saliendo del “real y suntuosos palacio o

alcázar, cuyos muros y paredes parecían de transparente y claro cristal fabricado” es

“…un venerable anciano, vestido con un capuz de bayeta morada, que por el suelo

arrastraba, ceñíales los hombros y los pechos una beca de colegial, de raso verde…”

Acá está lo ridículo de la figura de este viejo que tenía la barba blanca que le pasaba de

la cintura, vestido con ropa de estudiante. El signo de esto es la beca que es una especie

de estola o franja que se pone por delante y cae hacia atrás. Cada color distinguía la

facultad donde se estudiaba. Es decir, la figura de Montesinos se presenta ya como una

figura ridícula: un viejo vestido de estudiante ¿Por qué vestido con ropa de estudiante?

Por el recuerdo del primo, es decir los elementos de la vigilia Quijote confiesa que

permaneció dormido, que fue salteado por un profundo sueño; pero que, al entrar al

prado donde está el castillo, ha despertado totalmente y dice que está tan despierto

“como lo estoy ahora”. Tenemos que suponer que no es así, también el despertar forma

parte de su sueño. Es Montesinos quien lo va Aguiar por el interior del palacio para

que vea a los otros encantados y es quien le dice que lo están esperando desde, “luengos

tiempos ha” porque es él quien los va a desencantar.

Sancho interrumpe el relato cundo Quijote está diciendo: “Apenas me dijo que

era Montesinos, cuando le pregunté si fue verdad lo que en el mundo de acá arriba se

contaba, que él había sacado la mitad del pecho con una pequeña daga, el corazón de

su grande amigo Durandarte, y llevádole a la señora Belerma, como él se lo mandó al

punto de su muerte. Respondiome que en todo decían verdad, sino en la daga, porque

no fue daga, ni pequeña, sino puñal, más grande que una lezna” Aquí Sancho

interrumpe diciendo: “Debía ser el tal puñal el de Ramón de Hoces, el Sevillano”.

Sancho no puede elevarse al mundo poético en el que está situado Quijote; es por eso

que alude inmediatamente a un bandido famoso en la época por su manejo del puñal.

Don Quijote cuenta cómo Montesinos lo conduce a una sala baja, fresca, toda de

alabastro, donde estaba un sepulcro. Y sobre este, acostado en la misma posición de las

estatuas, estaba Durandarte a quien después de muerto, Montesinos le había sacado el

corazón para llevarlo a su amada Belerma. Don Quijote es presentado a Durandarte

como el “liberador”

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Page 30: Guía Quijote

El diálogo, que ocupa aproximadamente una página y media, es una especie de

separación entre ese mundo mítico y poético y el final del relato, con la aparición de las

tres labradoras que representan a Dulcinea y a sus dos damas del bosque del Toboso. Es

aquí donde Sancho comienza a trastabillar en la fe que da al relato de Don Quijote, sabe

muy bien que aquellas labradoras no eran Dulcinea encantada ni las doncellas porque

era él quien las había inventado. Entonces comprende que Quijote o es un loco o inventa

lo que cuenta. Y termina el relato cuando una de las labradoras, en nombre de Dulcinea,

ha ido a pedirle un préstamo de seis reales y lo hace “sobre este faldellín” (prenda

íntima). La crítica no aclara la posición de Cervantes pero notamos que ese mundo

poético de ha degradado: Dulcinea aparece como una prostituta y no como una doncella.

Lo que más nos extraña ala terminar este capítulo es que Don Quijote esté solo

presenciando y participando de la destrucción de el mundo poético que él mimo creó.

En el capítulo siguiente, especie de epílogo de esta aventura, Cide Hamete

Benengeli tiene este hecho como histórico, aunque se pregunta si sucedió realmente o

si lo inventó Quijote. Lo cierto es que Cervantes sabe la extrañeza que puede despertar

esta aventura en el lector y busca remediarla con estas acotaciones de Cide Hamete

Benengeli.

Pero, ¿Cuál es la actitud de los narratarios, es decir, de Sancho y del primo?

Sancho no cree ni un palabra y lo manifiesta abiertamente; el primo (primo también

significa tonto) no solo lo cree, sino que le agradece los datos que le trae para su

Metamorfoseos o Ovidio español (Guadiana y Ruidera son las siete hijas y las dos

sobrinas) y las noticias importantísimas que le trae también para el Suplemento a

Virgilio Polidoro (porque si Durandarte dice “paciencia y barajar”, los naipes ya

existían en esa época) Las autoridades eruditas en que se basará el Suplemento están a

la vista: la mente enloquecida de Quijote. Si esta es la autoridad, se hace una verdadera

burla a las fuentes que ha utilizado el primo para su obra.

Ahora bien, ¿qué pensaba Quijote?, ¿estaba seguro de lo que acababa de contar?

Él afirma que estaba absolutamente despierto y que lo que cuenta es lo que ha visto. Sin

embargo, en el Cap. XXV, cuando Maese Pedro aparece en el retablillo de títeres,

Quijote le pregunta al mono adivino si es verdad lo que vio en la cueva de Montesinos,

los mismo sucede cuando en el Cap.LXII está en Barcelona, en casa de Don Antonio

Moreno y se arma el truco de la cabeza encantada que todo lo contesta; aquí aprovecha

Quijote para preguntarle si era verdad lo que había visto en la cueva. Evidentemente, él

tampoco está seguro de que fuera cierto lo que había visto. En la aventura de Clavileño,

donde es Sancho el que inventa una historia ante los ojos incrédulos de Don Quijote,

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Page 31: Guía Quijote

este le dice: “Sancho, pues vos queréis que os crea lo que habéis visto en el cielo, yo

quiero que vos me creáis a mí lo que vi en la cueva de Montesinos. Y no os digo más”

Estamos ante una aventura onírica que tiene como finalidad destruir el

voluntarismo que caracteriza a la personalidad de Quijote. El subconsciente lleva hasta

sus últimas consecuencias la labor despoetizadota. La liberación que ele sueño produce

en su mente le permite ver cómo el mundo de la poesía, el mundo de la ensoñación, de

lo mítico comienza a desmoronarse. Y Quijote está solo con esa realidad.

En el Cap.XI, II; en “Las Cortes de la Muerte”, Quijote va a decir cómo es

necesario dar rienda suelta al desengaño, “tocando las apariencias con la mano”. Aquí

está el anticipo del desengaño de la Cueva.

Este episodio pareciera presentar el desdoblamiento de la personalidad de Don

Quijote: el sueño demuestra la falacia, la mentira del Quijote de la vigilia. Y ambos se

oponen. A partir de esta aventura- por eso es el centro de la segunda parte- Quijote

comienza a tomar conciencia de la imposibilidad de concreción de su ideal de vida. Este

proceso continúa hasta el desengaño definitivo, cuando en su lecho de muerte renuncia a

su personalidad poética para sumir su personalidad. Dejará de ser Don Quijote para ser

Alonso Quijano, para ser nuevamente el hombre histórico con una circunstancia

histórica. Recordemos que en el Cap. V, cuando vuelve con el vecino que lo lleva en su

jumento después de que los mercaderes de Toledo lo ha apaleado, dice: “…yo sé quién

soy y sé que puedo ser los doce pares de Francia…” En ese momento sabe quién es y

sabe perfectamente lo que quiere. También ahora, que deja la locura para recuperar la

cordura y lo hace con serenidad. Su muerte no lo empobrece, sino que lo enaltece, da

sentido a su personalidad. Él ha comprendido el misterio de la muerte. Lo notable es

que los personajes como Sancho y el bachiller Sansón Carrrasco, que han vivido

desengañándolo, entonces se esfuerzan por volverlo al mundo idealizado.

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Page 32: Guía Quijote

Personalidad mítica de Don Quijote

Separación o partida

Cuando se siente cómodo en un lugar, lo que lo hace salir en busca de aventuras

es la conciencia de su misión salvadora para la república. El pretende “desfacer

entuertos”, ayudar a las doncellas menesterosas, alas viudas, etc. Siempre, aunque

parodiados, están todos los elementos que caracterizan al héroe mítico: una determinada

forma de vida (en el Quijote, todo su entorno: el ama, la sobrina, el cura, el barbero,

etc.) El héroe decide abandonar esa vida porque hay algún elemento inquietador; en este

caso es la lectura de libros de caballerías. El héroe se separa para incorporarse a un

mundo desconocido, Quijote sale al amanecer de una mañana de verano por la puerta

del corral que da al campo. Es la iniciación de la aventura en un mundo misterioso y

desconocido.

Pruebas y aventura de iniciación

El viaje: este viaje significa la aventura y las pruebas de iniciación que el héroe

tiene que superar. En estas pruebas hay ayudantes y oponentes. Los oponentes

son los encantadores que no lo quieren, los sabios que lo persiguen, etc. En la

segunda parte el viaje es doble: exterior e interior.

La experiencia de la noche: significa el aislamiento del héroe en algún lugar

solitario y oscuro donde experimenta una sensación de terror. Por ejemplo se da

esto en la noche de los batanes, la noche en el bosquecillo cerca del Toboso. A

veces el terror se manifiesta como pesadilla (como en la batalla de los cueros de

vino).

El mitema del descenso a los infiernos o a la cueva iniciática significa el

renacimiento: la caída de Sancho en el Cap- LV de la segunda parte es la

parodia de la aventura de la cueva de Montesinos.

El laberinto: en El Quijote es la “escura región” de la cueva antes de llegar al

prado.

El morir- renacer: el héroe suele dormir o enfermarse, perdiendo la conciencia,

y luego, renacer a otra forma de vida.

La mujer como tentación: aparece con un sentido satírico y casi grotesco. esta

“mujer tentación” pretende separarlo al héroe de su misión. En la primera parte

aparece Maritornes y en la segunda, Altisidora.

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Page 33: Guía Quijote

La apoteosis: aparece satirizada, se da en la casa de los Duques donde Quijote

se consagra como caballero andante

Retorno

El regreso es la culminación del viaje mítico del héroe. Cruza nuevamente el

umbral (Quijote entra en su casa) y posee los dos mundos (en Quijote; el poético y el

histórico) ya partir de ese momento, la libertad caracteriza la vida del héroe. En Quijote,

esta libertad es la muerte que lo libera definitivamente, ya que no puede sobrevivir ni

por su concepción como héroe mítico ni desde el punto de vista de la narración. ¿Qué

hubiera hecho Cervantes con un Quijote que hubiera sobrevivido al desengaño? Es casi

un imposible. Este final de la novela tiene una grandeza trágica: la muerte del héroe que

no puede sobrevivir en su circunstancia histórica.

Esquema aplicado a la aventura de l a cueva de Montesinos

Separación o partida

Partida de la casa de Basilio y separación del mundo sensible, porque al penetrar

en la cueva de Montesinos lo hace siguiendo el llamado del destino o, como el lo

manifiesta, para conocer el origen mítico de Guadiana y de Ruidera. Pero, el sentido

misional del héroe también está en Quijote: muchas veces dice que su acción será para

el bien de la república.

Pruebas iniciáticas

Generalmente, el viaje se inicia con un guía y acá ese guía es el primo.

El viaje se divide en dos partes: la llegada al umbral, que es a la aldea, la

compra de la soga y el traslado hasta la cueva. Luego, se cruza el umbral. Este

suele estar custodiado por guardianes. En este caso por los cuervos, murciélagos,

malezas que cierran la entrada de la cueva.

El descenso al infierno o centro de la tierra también consta de dos partes: el

laberinto es lo que Quijote llama en su relato “esa escura región”: El laberinto

supone confusión, oscuridad; es la parte previa a la llegada a ese prado donde

está el castillo de Montesinos, lugar de iniciación de la nueva vida.

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Page 34: Guía Quijote

El sueño profundísimo

El morir- renacer: es el morir a una mentalidad para renacer a otra; en este

caso que es la muerte de su ideal poético y el renacimiento a la cordura que

significa esta viaje al interior de la tierra.

El regreso

El cruce del umbral para salir de la cueva

Finalmente, la posesión de los dos mundos. En el caso de los que descienden al

mundo de los muertos es la posesión del mundo sensible y del mundo de

ultratumba que es lo que caracteriza al héroe y le da el sentido liberador, porque

es el único que conoce los dos mundos. Don Quijote conoce el mundo sensible y

conoce ese mundo de la fantasía que él ha visto en la cueva de Montesinos.

Bibliografía: Sabor de Cortazar, C. Literatura española de la Edad de Oro. Clase 21. UBA. 1980

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Page 35: Guía Quijote

Los narradores en El Quijote

La obra se abre con un narrador externo (o yo anónimo) que dice narrar la

historia basada en varios historiadores y cronistas y en los anales de La Mancha. Este

narrador presenta la historia como una visión aparentemente neutra, reduciendo la

presencia del narrador ala de mero copista, dado que de eso se nos quiere convencer al

declarar con tanta insistencia las fuentes documentales. Este primer nivel de la narración

se continúa hasta el Cap. IX de la primera parte. La referencia a la pluralidad de de

autores como fuente es un recurso narrativo tradicional para darle al personaje rango de

héroe, convirtiéndolo en materia de interés de los historiadores y motivo de las

polémicas. Además, le otorga rasgos de verosimilitud al relato y la inclusión de la

temática de la historia acentúa el propósito de relato “verdadero”, es decir, basado en

la exactitud y correspondencia con los hechos sucedidos.

“Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay

alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas

verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro

cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.” (I. Cap. I)

El segundo nivel de la narración comienza hacia el Cap IX de la primera parte.

Se introduce un nuevo elemento que quiebra el nivel argumental de la historia en su

secuencia fundamental (la historia de las aventuras de Don Quijote) hacia fines del

Cap. VIII, donde el problema del narrador y la autoría emerge en el nivel de la historia

propiamente dicha. El argumento absorbe y problematiza la voz narrativa, al tiempo

que se interrumpe la historia. El anterior narrador alude a sí miso abandonando la

referencia directa y se presenta como “el segundo autor” de la historia de Don Quijote.

En el Cap. IX se sumerge en la acción y se convierte en personaje, protagonista de los

sucesos que relata, constituyéndose otra historia diferente de la de Don Quijote, con su

propia lógica ficticia, peripecias y conclusión. Este traslado del marco narrativo al nivel

del contenido argumental es una “ficcionalización del discurso” y significa un quiebre

en la coherencia estructural del relato (el narrador se convierte en personaje). El

segundo autor halla ciertos cartapacios que contienen en árabe la historia de Don

Quijote escrita por el moro Cide Hamete Benengeli, al que llamará “primer autor”.

Entre ambos se situará un “moro aljamiado” que traducirá la obra del árabe al

castellano. El recurso de los autores ficticios era un tópico de las novelas de caballerías;

en mano de Cervantes supera la intención paródica y produce una perspectiva

metatextual, al encarar la historia de las aventuras del héroe en otra historia igualmente

ficticia: el proceso de composición de un libro, desde fragmentos de fuentes diversas

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Page 36: Guía Quijote

hasta su constitución integral. Esta historia tiene su propia intriga, desde la búsqueda de

las fuentes documentales, la traducción al castellano, la refundición y publicación,

pasando por la aparición de una versión apócrifa hasta el triunfo de una narración

perfectamente concluida. Queda también de manifiesto la crisis del concepto de realidad

versus ficción, ya que permanentemente se transgreden los límites entre lo real y lo

ficticio.

El final de la primera parte nos presenta un narrador que identificamos con este

segundo autor inicial, que nuevamente se ficcionaliza como autor- recopilador de

escritura, ahora se trata de una caja de plomo con pergaminos escritos en letras góticas,

pero en versos castellanos; se define a sí mismo como “fidedigno autor” y le pide al

lector que tome en cuenta los trabajos que se ha tomado para continuar la historia,

prometiendo continuar la búsqueda (I, Cap. LII)

A lo largo de la primera parte hay un amplio espectro de personajes narradores

y espectadores, la mayoría de ellos en las historias intercaladas o narraciones

enmarcadas. En la venta es donde se produce el clímax de este recurso de narración.

La segunda parte comenzará entronizando a Cide Hamete como fuente única,

desplazando la figura del segundo autor a un plano secundario. Es interesante destacar

que en esta parte, los personajes cumplen el rol de actores porque las historias, en lugar

de ser narradas, son protagonizadas. También, llega a incluir al autor apócrifo, a

Avellaneda (ser histórico) y lo coloca en el mismo nivel de ficción que a los autores de

la primera parte, pero le adjudica la falsedad poética y la impostura, mientras que a Cide

Hamete Benengeli (ser ficticio), la verdad poética y el rango de autor verdadero. El

recurso de invertir los datos del lector, no solo le sirve a Cervantes para degradar y

desvalorizar su ficción apócrifa, sino también para poner en juego las barreras entre arte

y realidad.

Cervantes ha intuido en el siglo XVII la teoría sobre la autonomía de los

personajes, sobre la destrucción de la categoría de autor omnipotente que posee y

domina a los seres que crea, adelantando tantos intentos contemporáneos. Y, a la vez, ha

planteado el problema de límites entre lo real y lo ficcional y ha presentado la pluralidad

de identidades cuando el hombre se busca a sí mismo.

Bibliografía Aliverti-Scarano. Entretextos. Estudios de literatura español. Bs. As. Biblos. 1996

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Page 37: Guía Quijote

Guía del lector del Quijote

Capítulo VII. La quijotización de Sancho

Deshelados de la rigidez simplista que los presenta como dos figuras de antitética simetría, don Quijote y Sancho adquieren a los ojos del observador atento la movilidad vital y humana que heredaron de su humanísimo padre y creador. Circula por todos sus actos la misma jugosa savia cervantina que los hermana. Y así, interpenetrados por un mismo espíritu, se van aproximando gradualmente, mutuamente atrayendo, por virtud de una interinfluencia lenta y segura que es, en su inspiración como en su desarrollo, el mayor encanto y el más hondo acierto del libro.

Sancho es el primero en manifestar síntomas de esta influencia. Recuérdese aquella primorosa conversación que pasa con su mujer, cuando viene a anunciarle, no sin dificultad, que ha resuelto hacer otra salida de escudero andante:

Llegando a escribir el traductor desta historia este quinto capítulo, dice que le tiene por apócrifo, porque en él habla Sancho Panza con otro estilo del que se podía prometer de su corto ingenio, y dice cosas tan sutiles que no tiene por posible que él las supiese…

Así dice Cervantes, apuntando el hecho; pero, según su magistral costumbre, sin revelar la sutil razón creadora que le hace poner tan finústicas frases en los labios y tan rebuscadas razones en el magín de su escudero. Este género de revelaciones, que el utilitario autor moderno declara de plano, queda siempre en Cervantes urdido en la misma trama de la obra, apuntando todo lo más en una frase del diálogo. Así en la exclamación de Teresa Panza:

 —Mirad, Sancho, después que os hicisteis miembro de caballería andante, habláis de tan rodeada manera que no hay quien os entienda.

Estas palabras son la clave de la escena. Sancho, eco de don Quijote, imita con rural sencillez —y la sencillez que se esfuerza acaba en complicación— los arabescos de estilo y pensamiento de su señor, las razones de su sinrazón.

«Mujer mía, si Dios quisiera, bien me holgara yo de no estar tan contento como muestro», dice a su asombrada Teresa.

Mas no para en sus dichos e ideas la imitación que hace de su señor; antes bien, toda su actitud para con su mujer es en esta escena trasunto de la actitud para con él mismo que tantas veces ha observado en su amo. Actitud paternal, protectora, educadora, ya conciliante y paciente, ya colérica y dominante, y siempre de arriba a abajo. Las mismas palabras que Sancho lanza indignado a la ruda testa de su mujer, son eco fiel de las que don Quijote lanzara a su testarudo escudero:

 —Ahora digo que tienes algún familiar en ese cuerpo. Válate Dios, la mujer, y qué de cosas has ensartado unas en otras sin tener pies ni cabeza. ¿Qué tienen que ver el cascajo, los broches, los refranes y el entono con lo que yo digo? Ven acá, mentecata e ignorante…

Para que nada falte, hasta correcciones verbales. Dice Teresa, resignada:

 — […] y si estás revuelto en hacer lo que dices […] —Resuelto has de decir, mujer, y no revuelto.

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Page 38: Guía Quijote

Y todo — ¡oh delicadísima ironía!—, todo para obligar a Teresa a creer en ínsulas y en condados, como don Quijote, a su vez, se esforzara en hacerle creer a él en molinos de viento y en castillos y castellanos. Esta escena en que tan primorosamente se dibuja el diseño paralelo de la obra, es una de las joyas del Quijote, una de esas páginas llenas de ecos y armonías que sólo a los grandes creadores está dado lograr.Así vemos cómo Sancho se modela externamente sobre don Quijote. Pero su imitación interna no es menos profunda. Nada más instructivo que el naufragio gradual del buen sentido de nuestro sesudo aldeano en el mar de fantasía en que su amo le obliga a bogar. Ya sabemos que, al igual de su señor, Sancho se halla dominado por una ilusión concreta, simbólica de una ilusión abstracta. Para Sancho la ínsula materializa el poder como para don Quijote Dulcinea personifica la gloria. De aquí su fraternidad, su paralelismo. Pero las líneas de sus respectivos destinos, que arrancan paralelas, se atraen por mutua simpatía. La estrella de don Quijote influye sobre la de Sancho y en virtud de esta ley de atracción, vemos cómo nuestro ambicioso en concreto va poco a poco sintiendo el señuelo de satisfacciones menos materiales. La vanidad, gloria ligera, se adentra callandito en su alma cuando menos lo piensa, y rápidamente se enseñorea de él.

Apuntemos de pasada la maravillosa habilidad con que utiliza Cervantes el éxito de la primera parte para ensanchar en la segunda el alma de sus personajes. La escena en que Sansón Carrasco comenta con el escudero y su amo la historia del ingenioso hidalgo que anda impresa, constituye un momento culminante en la vida de Sancho. En aquel momento se le abre el campo de la vida ante la revelación de un placer nuevo para él. Goza entonces por vez primera del vino exquisito de la fama, cuyo solo aroma hiciera a su amo salir de su casa y de sus casillas. Y obsérvese cómo Cervantes, consecuente con su idea creadora, nos muestra el empírico Sancho totalmente ignorante de lo que es la gloria hasta que irrumpe de pronto en su vida por experiencia directa, mientras que el imaginativo don Quijote la crea de la nada, pura y sin mancha en su propia mente inmaculada. Lo cual explica la actitud de uno y otro hombre ante la gloria real que les revela el bachiller. Don Quijote, receloso, porque teme de instinto que la gloria real no sea tan pura y bella como la imaginativa; Sancho, en cambio, entregándose con ingenuidad al goce de este placer nuevo.

Los movimientos de su ánimo durante esta escena están observados y apuntados con mano insuperable. La mosca de la vanidad pica a nuestro escudero desde el primer momento. Ya en el capítulo anterior, al anunciar a su amo que andaba impresa una historia de sus aventuras con el título de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Sancho deja asomar los primeros indicios de su nueva flaqueza, añadiendo inmediatamente: — […] y dice que me mientan a mí en ella con mi mesmo nombre de Sancho Panza.

Apenas informado su amo, él mismo se ofrece instantáneamente a ir en volandas a buscar a Sansón Carrasco para que les dé más detalles sobre el libro. Ello no obstante, Sancho sabe contener, y aun al principio ocultar, el interés, ya despierto en su alma, bajo una capa de indiferencia como de observador apenas curioso. Sus primeras intervenciones en la conversación entre su amo y el bachiller son meros reparos o preguntas que inspira un interés vergonzante. Sancho acusa un error de detalle, como el dar doña a Dulcinea, o preguntar si se habla en el libro de la aventura de los yangüeses. Pero al aludir Sansón Carrasco a «las cabriolas que el buen Sancho hizo en la manta», el escudero entra ya de lleno en la plena luz de la conversación, y no tarda en pasar al primer plano. A poco, interrumpiendo la discusión abstracta entre Sansón y don Quijote sobre si debe o no debe el historiador dar cuenta de todo lo ocurrido, Sancho da un tirón hacia lo concreto y suyo, diciendo: —Pues si es que se anda a decir verdades ese señor moro, a buen seguro que entre los palos de mi señor se hallen los míos.

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De aquí, Sancho salta varios escalones de un golpe para declararse protagonista de la historia:

 — […] que también dicen que soy yo uno de los principales presonajes della.El crescendo se mantiene con todo vigor en el resto de la escena.

  —Otro reprochador de voquibles tenemos […] […]—Por Dios, señor, la isla que yo no gobernase con los años que tengo, no la gobernaré con los años de Matusalén; el daño está en que la dicha ínsula se entretiene no sé dónde, y no en faltarme a mí el caletre para gobernarla. […]—Gobernadores he visto por ahí que a mi parecer no llegan a la suela de mi zapato; y con todo eso los llaman señoría y se sirven con plata.Y así va el buen Sancho inflándose de fama y de importancia hasta terminar incluyéndose con su amo en un plural común, él por delante —«yo y mi señor»—, para declararse pronto a dar al sabio moro materia para una segunda parte y espolear a su amo a hacer otra salida. Este trozo, típico de la embriaguez de gloria que posee ya al un tiempo cachazudo escudero, comienza característicamente con una reprobación de todo trabajo hecho con vistas a la ganancia:

 — ¿Al dinero y al interés mira el autor? Maravilla será que acierte, porque no hará sino harbar, harbar, como sastre en vísperas de Pascuas, y las obras que se hacen apriesa nunca se acaban con la perfección que requieren. Atienda ese señor moro, o lo que es, a mirar lo que hace, que yo y mi señor le daremos tanto ripio a la mano en materia de aventuras y de sucesos diferentes que pueda componer, no sólo segunda parte, sino ciento. Debe de pensar el buen hombre sin duda que nos dormimos aquí en las pajas; pero ténganos el pie al herrar y verá del que cosqueamos. Lo que yo sé decir es que, si mi señor tomase mi consejo, ya habíamos de estar en esas campañas deshaciendo agravios y enderezando entuertos, como es uso y costumbre de los buenos andantes caballeros.

Henos aquí ya en presencia de un Sancho crecido, un Sancho que se siente en cierto modo al nivel de su señor. Si es cierto que al final del capítulo VII cae en lágrimas y suspiros cuando don Quijote acepta los servicios escuderiles que le ofrece Sansón Carrasco, no lo es menos que esta caída es en sí caída de orgullo, pues el Sancho que provocara el conflicto pidiendo a su amo salario fijo no es el humilde aprendiz de escudero de antaño, sino el maestro escudero que se sabe en boca de la fama.

En el resto de la segunda parte, Cervantes no deja de recordar, ya directa, ya indirectamente, la vanidad que tantos estragos ha hecho en el corazón de Sancho, aligerando el peso de su alma positiva con algo del espíritu quimérico que mueve a la de su señor. Así, en el capítulo VIII, conversando con don Quijote, dice el escudero:

 —Eso es lo que yo digo también; y pienso que en esa leyenda o historia que nos dijo el bachiller Carrasco que de nosotros había visto debe de andar mi honra a «coche acá, cinchado», y, como dicen, al estricote, aquí y allí, barriendo las calles. Pues a fe de bueno que no he dicho yo mal de ningún encantador ni tengo tantos bienes que pueda ser envidiado. Bien es verdad que soy algo malicioso y tengo mis ciertos asomos de bellaco; pero todo lo cubre y tapa la gran capa de la simpleza mía, siempre natural y nunca artificiosa; y cuando otra cosa no tuviese sino el creer, como siempre creo, firme y verdaderamente, en Dios y en todo aquello que tiene y cree la Santa Iglesia Católica Romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy, de los judíos, debían los historiadores tener misericordia de mí y tratarme bien en sus escritos; pero, digan lo que quisieren,

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que desnudo nací, desnudo me hallo, ni pierdo ni gano; aunque por verme puesto en libros y andar por ese mundo de mano en mano, no se me da un higo que digan de mí todo lo quisieren.

Recuérdese asimismo la actitud de Sancho cuando el encuentro con el Caballero del Bosque (cap. XII). Mete Sancho la cucharada en la conversación, y dice el del Bosque:

—Nunca he visto yo escudero que se atreva a hablar donde habla su señor…—Pues a fe que he hablado yo, y puedo hablar delante de otro tan, y aun… Quédese aquí, que es peor meneallo.Y no contento con esta protesta, busca inmediata satisfacción a su orgullo ofendido diciendo al escudero del Bosque, que le ha propuesto se alejen a conversar escuderilmente:

 —Sea en buena hora, y yo le diré a vuesa merced quién soy, para que vea si puedo entrar en docena con los más hablantes escuderos.

Más característico, si cabe, de la compenetración de Sancho con don Quijote en su común afán de gloria y a la vez de la creciente ambición de nuestro escudero es aquel interrogatorio que el criado hace al amo sobre el valor relativo de la gloria religiosa y de la caballeresca, en el curso del cual, tomando, obsérvese bien, la iniciativa intelectual, llega a la conclusión siguiente, en la que ha de tenerse en cuenta el plural colectivo:

 —Quiero decir que nos demos a ser santos y alcanzaremos más brevemente la buena fama que pretendemos…(Cap. VIII)Estas palabras revelan ya una ascensión tan manifiesta del espíritu de Sancho, que no nos sorprende aquella observación de Cervantes al comienzo del capítulo VIII:

Solos quedaron don Quijote y Sancho, y apenas se hubo apartado Sansón cuando comenzó a relinchar Rocinante y a sospirar el Rucio, que de entrambos, caballero y escudero, fue tenido a buena señal y por felicísimo agüero; aunque, si se ha de contar la verdad, más fueron los suspiros y rebuznos del Rucio que los relinchos del Rocín, de donde coligió Sancho que su ventura había de sobrepujar y ponerse encima de la de su señor.Así ha de ser, en efecto, pues mientras el espíritu de Sancho asciende de la realidad a la ilusión, declina el de don Quijote de la ilusión a la realidad. Y el cruce de las dos curvas tiene lugar en aquella tristísima aventura, una de las más crueles del libro, en que Sancho encanta a Dulcinea, haciendo que el notabilísimo caballero, por amor de su más pura ilusión, hinque la rodilla ante la más repugnante de las realidades: una Dulcinea cerril y harta de ajos.

Capítulo VIII. La sanchificación de don Quijote

Mientras Sancho, herido en el corazón por el amor de la fama, «postrer flaqueza de las nobles mentes», va elevándose hacia don Quijote, el trato cruel de la vida va gradualmente rebajando al caballero errante y acercándolo al nivel de su escudero. Evolución lenta y sutil que Cervantes prepara y desarrolla con un arte consumado de los matices.Aparecen los primeros indicios en la tendencia, nueva en don Quijote, a pactar con las exigencias materiales. La segunda parte nos representa a un don Quijote que viaja con dinero y provisiones:

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En resolución, en aquellos tres días don Quijote y Sancho se acomodaron de lo que les pareció convenirles y […] se pusieron en camino del Toboso, don Quijote sobre su buen Rocinante y Sancho sobre su Rucio, proveídas las alforjas de cosas tocantes a la bucólica, y la bolsa de dineros que le dio don Quijote para lo que se ofreciese.No es menos significativo que en esta segunda parte ya no hace valer don Quijote sus derechos de caballero andante, y paga sus gastos en las ventas como un ciudadano vulgar. Y es que el don Quijote de la segunda parte ya no sale al campo espontáneamente, sino obligado por el don Quijote de la primera, caso claro, si los hay, del dicho nobleza obliga. Cervantes apunta cómo llegó el caballero a decidir su tercera salida, con detalles que merecen observarse. Preceden, en efecto, a esta determinación tres acciones estimulantes: viene primero la conversación con Sansón Carrasco, que tanto eleva el espíritu del escudero y el del caballero también. Pronuncia luego Sancho aquel apóstrofe entusiasmado que es todo un llamamiento a las armas:[…] que si mi señor tomase mi consejo, ya debíamos de estar en esas campañas deshaciendo agravios y enderezando tuertos, como es uso y costumbre de los buenos andantes caballeros.

Y, por último, el propio Rocinante interviene también para infundir ánimos a su señor:No había bien acabado de decir estas razones Sancho, cuando llegaron a sus oídos relinchos de Rocinante, los cuales relinchos tomó don Quijote por felicísimo agüero, y determinó de hacer de allí a tres o cuatro días otra salida; y declarando su intento al bachiller, le pidió consejo por qué parte comenzaría su jornada.Todo, pues, anima y empuja a salir de aventuras a este don Quijote de la segunda parte, un tanto pasivo y reacio de suyo, tan distinto de aquel decidido y temerario paladín de las dos primeras salidas. Observad cómo pide consejos al bachiller sobre la parte por donde comenzar su jornada, y cómo antes de poner en práctica su resolución ha de mediar todavía una fervorosa arenga del bachiller:

 —Ea, señor don Quijote mío, hermoso y bravo, antes hoy que mañana se ponga vuesa merced y su gran Rocín en camino […]Ligerísima, veladamente marcada, aparece, sin embargo, en todo este comienzo de la segunda parte cierta resistencia instintiva del héroe a volver a poner a prueba la celada de su alma. Recordemos, al leer estos primeros capítulos, aquellos últimos de la primera en que don Quijote tiene ya que echar mano de su fe en sí mismo para justificar la realidad, así como el pródigo vive de su capital:

 —[…] porque si, por una parte, tú me dices que me acompañan el barbero y el cura de nuestro pueblo, y por otra yo me veo enjaulado, y sé de mí que fuerzas humanas, como no fueran sobrenaturales, no fueran bastantes para enjaularme […]

Este final de la primera parte presagia ya la proximidad de un empobrecimiento espiritual del héroe, que se manifiesta en la pasividad de su ánimo al comienzo de la segunda. Consumado maestro de psicología, Cervantes acusa en su don Quijote deprimido ese humorismo callado y sereno que suele penetrar en el alma como luna que sucede y substituye al sol de la fe. Nos lo anuncia ya aquella contestación que da el caballero a su sobrina, admirada de su elocuencia:

 —Yo te prometo, sobrina, que si estos pensamientos caballerescos no me llevasen tras sí todos los sentidos, que no habría cosa que yo no hiciese ni curiosidad que no saliese de mis manos, especialmente jaulas y palillos de dientes.

Pero el ejemplo más fino y sutil de este estado de ánimo tan hondamente observado es aquel en que don Quijote se aviene con una sonrisa silenciosa a las condiciones que le

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impone su petulante escudero en materia de corrección de estilo. Es una maravilla que debe citarse entera.

Dijo Sancho a su amo:

—Señor, ya yo tengo medio relucida a mi mujer a que me deje ir con vuesa merced adonde quisiere llevarme.

—Reducida has de decir, Sancho —dijo don Quijote—, que no relucida.

—Una o dos veces —respondió Sancho—, si mal no me acuerdo, he suplicado a vuesa merced que no me enmiende los vocablos, si es que entiende lo que quiero decir en ellos, y que cuando no los entienda, diga: Sancho, o diablo, no te entiendo; y si yo no me declarare, entonces podrá enmendarme, que yo soy tan fócil…

—No te entiendo, Sancho —dijo luego don Quijote—, pues no sé qué quiere decir «soy tan fócil».

—«Tan fócil» quiere decir —respondió Sancho— «soy tan así».

—Menos te entiendo ahora —replicó don Quijote—.

—Pues si no me puede entender —respondió Sancho—, no sé cómo lo diga; no sé más, y Dios sea conmigo.

—Ya, ya caigo —respondió don Quijote— en ello: tú quieres decir que eres tan dócil, blando y mañero, que tomarás en cuenta lo que yo te dijere y pasarás por lo que te enseñare.

—Apostaré yo —dijo Sancho— que desde el principio me caló y me entendió, sino que quiso turbarme por oírme decir otras doscientas patochadas.

—Podría ser —replicó don Quijote—. Y, en efecto, ¿qué dice Teresa?

—Teresa dice —dijo Sancho— que ate bien mi dedo con vuesa merced, y que hablen cartas y callen barbas, porque quien destaja no baraja, pues más vale un toma que dos te daré; y yo digo que el consejo de la mujer es poco, y el que no le toma es loco.

—Y yo lo digo también —respondió don Quijote—. Decid, Sancho amigo; pasad adelante, que habláis hoy de perlas.

—Es el caso —replicó Sancho— que, como vuesa merced mejor sabe, todos estamos sujetos a la muerte, y que hoy somos y mañana no; y que tan presto se va el cordero como el carnero, y que nadie puede prometerse en este mundo más horas de vida de las que Dios quisiere darle; porque la muerte es sorda, y cuando llega a llamar a las puertas de nuestra vida, siempre va de priesa, y no la harán detener ni ruegos, ni fuerzas, ni cetros, ni mitras, según es pública voz y fama, y según nos lo dicen por esos púlpitos.

—Todo eso es verdad —dijo don Quijote—; pero no sé dónde vas a parar.

—Voy a parar —dijo Sancho— en que vuesa merced me señale salario conocido, de lo que me ha de dar cada mes, el tiempo que le sirviere, y que el tal salario se me pague de su hacienda; que no quiero estar a mercedes, que llegan tarde o mal o nunca; con lo mío me ayude Dios. En fin, yo quiero saber lo que gano, poco o mucho que sea; que sobre un huevo pone la gallina, y muchos pocos hacen un mucho, y mientras se gana algo no

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se pierde nada. Verdad sea que si sucediese (lo cual ni lo creo ni lo desespero) que vuesa merced me diese la ínsula que me tiene prometida, no soy tan ingrato ni llevo las cosas tan por los cabos que no querré que se aprecie lo que montare la renta de la tal ínsula, y se descuente de mi salario, gata por cantidad.

—Sancho amigo —respondió don Quijote—, a las veces tan buena suele ser una rata como una gata.

—Ya entiendo —dijo Sancho—; yo apostaré que había de decir rata y no gata; pero ni importa nada, pues vuesa merced me ha entendido.

Es imposible expresar con más facilidad ese estado de humorismo sereno que acompaña al desengaño en las inteligencias nobles. Cervantes lo presenta con maravillosa oportunidad como fruto del período de reposo físico y moral que sucede a la segunda salida. Las penalidades de la tercera han de enturbiar no poco la pereza y serenidad de este humorismo que la desgracia termina por hacer amargo. Porque en esta tercera salida ocurre aquella aventura del encantamiento de Dulcinea, por virtud del cual el espíritu de don Quijote, vencido por el de Sancho, entra de lleno en la decadencia.

Sancho, acorralado en el Toboso, decide fríamente engañar a su amo en aquel soliloquio inimitable que hace sentado al pie de un árbol habiendo dejado a Don Quijote esperándole en el bosque. El método que Sancho halla en su magín es sencillo, pero excelente, y consiste en afirmar, jurar y porfiar. Sancho lo ha aprendido de su amo, que por tales medios pretendió imponerle tantas veces sus quimeras. Cuando el ladino escudero, por acto de su voluntad, impone a su amo como Dulcinea la villana visión de una aldeana, don Quijote, puesto de hinojos junto a Sancho, «miraba con ojos desencajados y vista turbada a la que Sancho llamaba reina y señora». Y es que al caballero le tocó sufrir destino contrario al que él quería imponer a los demás. Mientras la visión que él erigía como realidad era más bella que lo real, la realidad que le presentaba a él Sancho como visión era más fea que su sueño.

A partir de esta aventura, el humorismo de amo y criado varía en delicados movimientos, que Cervantes observa y apunta con mano maestra. Don Quijote sufre primero honda depresión, que Sancho intenta combatir con palabras de consuelo en que asoma ya el remordimiento:

—Todo puede ser —respondió Sancho—, porque también me turbó a mí su hermosura, como a vuesa merced su fealdad; pero encomendémoslo todo a Dios, que Él es el sabidor de las cosas que han de suceder en este valle de lágrimas, en este mal mundo que tenemos, donde apenas se halla cosa que esté sin mezcla de maldad, embuste y bellaquería.

Con todo, Sancho ha sacado de la aventura un refuerzo a su ya vigorosa personalidad. Ya no es él quien se nutre del espíritu de su amo, sino don Quijote quien se apoya en su espíritu. Así reaparece en la misma página el plural colectivo con el que Sancho se hace igual de su señor:

[…] nosotros por acá nos avendremos y lo pasaremos lo mejor que pudiéramos, buscando nuestras aventuras.

La aventura siguiente, la del carro de las Cortes de la Muerte, nos muestra un don Quijote algo lacio y desanimado, dispuesto a oír explicaciones y a aceptarlas, falto de aquella su imaginación de antaño para transformar todo evento en aventura, el alma ya preparada al desengaño:

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—Por la fe de caballero andante —respondió don Quijote— que así como vi este carro imaginé que alguna grande aventura se me ofrecía; y ahora digo que es menester tocar las apariencias con la mano para dar lugar al desengaño. Andad con Dios, buena gente, y haced vuestra fiesta, y mirad si mandáis algo en que pueda seros de provecho, que lo haré con buen ánimo y buen talante, porque desde muchacho fui aficionado a la carátula, y en mi mocedad se me iban los ojos tras la farándula.

Y si bien es cierto que el trato que recibe el Rucio de las manos de un tontiloco de la farándula despierta en el caballero las energías pasadas, no lo es menos que, soliviantada la tropa, se deja llevar del consejo de Sancho y acepta la retirada ante el mal cariz de los acontecimientos.En el capítulo siguiente padece Sancho un acceso de elocuencia escuderil que revela cuán en auge van su estima propia y su satisfacción, así como la influencia creciente de su amo, como el propio Sancho declara en su encantadora jerigonza:

—Sí; que algo se me ha de pegar de la discreción de vuesa merced —respondió Sancho—; que las tierras que de suyo son estériles y secas, estercolándolas y cultivándolas vienen a dar buenos frutos: quiero decir que la conversación de vuesa merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído; la cultivación, el tiempo que ha que le sirvo y comunico; y con esto, espero de dar frutos de mí que sean de bendición tales, que no desdigan ni se deslicen de los senderos de la buena crianza que vuesa merced ha hecho en el agostado entendimiento mío.

Así las cosas, sobreviene la aventura del Caballero de los Espejos, que da alguna variedad al movimiento, hasta aquí sencillo, de la ascendencia de Sancho y de la decadencia de don Quijote. Sancho, asustado de las narices sobrenaturales del escudero del Bosque, se siente cogido, entre el miedo y la simplicidad, con la humillación consiguiente. Don Quijote, a su vez, sigue manifestando ese humorismo de tranquila desilusión que venimos observando en él desde el principio de la segunda parte. Al oír mentar a Dulcinea y a su propio nombre, no se alborota como antaño por menores causas, sino que aguarda su hora pacientemente, y cuando llega, protesta, comedido, si bien firme. Pero cuando el azar le da la victoria, se eleva momentáneamente en su alma la marea del espíritu; y, con la fe de antaño, se impone a sí mismo e impone al propio Sancho la creencia en el encantamiento del vencido, para explicar la aparición del rostro del bachiller Carrasco bajo la visera del Caballero del Bosque. Este éxito hace a don Quijote «contento, ufano y vanaglorioso», lo que se trasluce en su actitud locuaz y comunicativa con el Caballero del Verde Gabán, y luego en su «leoncitos a mí» de la aventura de los leones, así como en las palabras apenas corteses y no poco irónicas con que rechaza en esta aventura los consejos de prudencia del Caballero del Verde Gabán. Todo este episodio animoso de su espíritu culmina en aquella frase que dice a Sancho al dar cima a la aventura de los leones: —[…] ¿Qué te parece desto, Sancho? —dijo don Quijote—. ¿Hay encantos que valgan contra la verdadera valentía? Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible.

Pero a medida que va usándose el fruto de la victoria sobre el del Bosque, van volviendo los ánimos de señor y criado a su movimiento normal. Así, vemos a Sancho impaciente y respondón ante las correcciones de su amo:

 —Fiscal has de decir —dijo don Quijote—, que no friscal, prevaricador del buen lenguaje, que Dios te confunda.

 —No se apunte vuesa merced conmigo —respondió Sancho—, pues sabe que no me he criado en la corte ni he estudiado en Salamanca para saber si añado o quito alguna letra

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a mis vocablos. Sí que, ¡válgame Dios!, no hay para qué obligar al sayagués a que hable como el toledano, y toledanos puede haber que no las corten en el aire en esto del hablar polido.

(Cap. XIX)Elocuente como un predicador:

 —A buena fe, señor —respondió Sancho—, que no hay que fiar en la descarnada, digo, en la muerte, la cual tan bien come cordero como carnero; y a nuestro cura he oído decir que con igual pie pisaba las altas torres de los reyes como las humildes chozas de los pobres. Tiene esta señora más de poder que de melindre; no es nada asquerosa; de todo come y todo hace, y de toda suerte de gentes, edades y preeminencias hincha sus alforjas. No es segador que duerme las siestas, que a todas horas siega y corta, así la seca como la verde yerba; y no parece que masca, sino que engulle y traga cuanto se le pone delante, porque tiene hambre canina, que nunca se harta; y aunque no tiene barriga, da a entender que está hidrópica y sedienta de beberse sola las vidas de cuantos viven, como quien se bebe un jarro de agua fría.(Cap. XX)

Y hasta ofendido cuando don Quijote alude a su supuesta pusilanimidad:

 —Juzgue vuesa merced, señor, de sus caballerías —respondió Sancho—, y no se meta en juzgar de los temores o valentías ajenas, que tan gentil temeroso soy yo de Dios como cada hijo de vecino; y déjeme vuesa merced despabilar esta espuma, que lo demás todas son palabras ociosas de que nos han de pedir cuenta en la otra vida.

(Final del cap. XX)Don Quijote, a su vez, revela el desasosiego de su alma en aquel discurso que endereza a su escudero, dormido, al principio del capítulo XX:

 — ¡Oh, tú, bienaventurado sobre cuantos viven sobre la haz de la tierra, pues sin tener invidia ni ser invidiado, duermes con sosegado espíritu, ni te persiguen encantadores ni sobresaltan encantamientos! Duerme, digo una vez y lo diré otras ciento, sin que te tengan en continua vigilia celos de tu dama, ni te desvelen pensamientos de pagar deudas que debas, ni de lo que has de hacer para comer otro día tú y tu pequeña y angustiada familia. Ni la ambición te inquieta, ni la pompa vana del mundo te fatiga, pues los límites de tus deseos no se extienden a más que a pensar en tu juramento, que el de tu persona sobre mis hombros le tienes puesto: contrapeso y carga que puso la Naturaleza y la costumbre de los señores. Duerme el criado, y está velando el señor, pensando cómo le ha de sustentar, mejorar y hacer mercedes. La congoja de ver que el cielo se hace de bronce, sin acudir a la tierra con el conveniente rocío, no aflige al criado, sino al señor, que ha de sustentar en la esterilidad y hambre al que le sirvió en fertilidad y abundancia.

Y el decaimiento de su espíritu caballeresco en la tranquilidad con que oye y deja decir en las bodas de Camacho que Quiteria es la más hermosa del mundo:

Oyendo lo cual, don Quijote dijo entre sí: «Bien parece que éstos no han visto a mi Dulcinea del Toboso, que si la hubieran visto, ellos se fueran a la mano en las alabanzas de su Quiteria».

El episodio simbólico de este decaimiento de don Quijote es la curiosa aventura de la cueva de Montesinos.

(*) de Madariaga, Salvador .Guía del lector del Quijote. Buenos Aires. Sudamericana, 1972

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Producción de texto

El siguiente es el comienzo de un texto de Jorge Luis Borges llamado “Un problema”. Leelo atentamente y completalo.

“Imaginemos que en Toledo se descubre un papel con un texto arábigo y que los paleógrafos lo declaran de puño y letra de aquel Cide Hamete Benengeli de quien Cervantes derivó el Don Quijote. En el texto leemos que el héroe (que, como es fama, recorría los caminos de España, armado de espada y lanza, y desafiaba por cualquier motivo a cualquiera) descubre, al cabo de uno de sus muchos combates, que ha dado muerte a un hombre. En este punto cesa el fragmento; el problema es adivinar o conjeturar cómo reacciona Don Quijote.”

El problema admite más de una solución, según Borges tres.

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