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GUIA 1 “SOCIOLOGÍA” – CARRERA “PSICOLOGÍA” – PROFESOR: BRUNO BARRA. 1. ¿Que es la sociología? (De “Sociología” de Anthony Giddens).- Vivimos hoy -próximos al final del siglo- en un mundo que es enormemente preocupante, pero que presenta las más extraordinarias promesas para el futuro. Es un mundo pletórico de cambios, marcado por profundos conflictos, tensiones y divisiones sociales, así como los destructivos ataques de la tecnología moderna al entorno natural. Sin embargo, tenemos posibilidades para controlar nuestro destino y mejorar nuestras vidas, cosa harto inimaginable para generaciones anteriores. ¿Cómo surgió este mundo? ¿Por qué son nuestras condiciones de vida tan diferentes de las de nuestros antepasados? ¿Qué direcciones tomará el cambio en el futuro? Estas cuestiones son la preocupación primordial de la sociología; una disciplina que, por consiguiente, tiene que desempeñar un papel fundamental en la cultura intelectual moderna. La Sociología es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades. Es una empresa cautivadora y atrayente, al tener como objeto nuestro propio comportamiento como seres humanos. El ámbito de la sociología es extremadamente amplio y va desde el análisis de los encuentros efímeros entre individuos en la calle hasta la investigación de los procesos sociales globales. Un pequeño ejemplo nos acercará a la naturaleza y objetivos de esta disciplina. El ámbito de la sociología: un primer ejemplo ¿Ha estado enamorado alguna vez? Es prácticamente seguro que sí. La mayoría de la gente sabe desde la adolescencia qué es estar enamorado y, para muchos de nosotros, el amor y el romance aportan algunos de los más intensos sentimientos de nuestra vida. ¿Por qué se enamoran las personas? La respuesta, a primera vista, parece obvia. El amor expresa una www.psikoua.cl.nu 1

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GUIA 1 “SOCIOLOGÍA” – CARRERA “PSICOLOGÍA” – PROFESOR: BRUNO BARRA.

1. ¿Que es la sociología? (De “Sociología” de Anthony Giddens).-

Vivimos hoy -próximos al final del siglo- en un mundo que es enormemente preocupante, pero que presenta las más extraordinarias promesas para el futuro. Es un mundo pletórico de cambios, marcado por profundos conflictos, tensiones y divisiones sociales, así como los destructivos ataques de la tecnología moderna al entorno natural. Sin embargo, tenemos posibilidades para controlar nuestro destino y mejorar nuestras vidas, cosa harto inimaginable para generaciones anteriores.

¿Cómo surgió este mundo? ¿Por qué son nuestras condiciones de vida tan diferentes de las de nuestros antepasados? ¿Qué direcciones tomará el cambio en el futuro? Estas cuestiones son la preocupación primordial de la sociología; una disciplina que, por consiguiente, tiene que desempeñar un papel fundamental en la cultura intelectual moderna.

La Sociología es el estudio de la vida social humana, de los grupos y sociedades. Es una empresa cautivadora y atrayente, al tener como objeto nuestro propio comportamiento como seres humanos. El ámbito de la sociología es extremadamente amplio y va desde el análisis de los encuentros efímeros entre individuos en la calle hasta la investigación de los procesos sociales globales. Un pequeño ejemplo nos acercará a la naturaleza y objetivos de esta disciplina.

El ámbito de la sociología: un primer ejemplo

¿Ha estado enamorado alguna vez? Es prácticamente seguro que sí. La mayoría de la gente sabe desde la adolescencia qué es estar enamorado y, para muchos de nosotros, el amor y el romance aportan algunos de los más intensos sentimientos de nuestra vida. ¿Por qué se enamoran las personas? La respuesta, a primera vista, parece obvia. El amor expresa una atracción física y personal que dos individuos sienten el uno por el otro. Hoy en día, podemos ser escépticos ante la idea de que el amor "es para siempre", pero solemos pensar que enamorarse es una experiencia que procede de sentimientos humanos universales. Parece del todo natural que una pareja que se enamora quiera realizarse personal y sexualmente a través de su relación, y quizá mediante el matrimonio.

Sin embargo, esta situación que hoy nos parece evidente es, de hecho, bastante inusual. Enamorarse no es una experiencia que tenga la mayoría de los habitantes del mundo y, si la tienen, no suele vincularse al matrimonio. La idea del amor romántico no se extendió en Occidente hasta fecha bastante reciente y ni siquiera ha existido en la mayoría de las otras culturas.

Sólo en los tiempos modernos se ha considerado que el amor y la sexualidad estén íntimamente ligados. John Boswell, historiador del medioevo europeo, ha señalado hasta qué punto nuestra idea contemporánea del amor romántico es inusual. En la Europa medieval casi nadie se casaba por amor. De hecho, existía entonces el siguiente dicho: "Amar a la propia esposa con pasión es adulterio". En aquellos días y durante siglos los hombres y las mujeres se casaban principalmente para mantener la propiedad de los bienes familiares o para criar hijos que trabajaran en sus granjas. Una vez casados, podían llegar a ser buenos amigos, sin embargo esto ocurría después de las bodas y no antes. A veces la gente tenía otras relaciones sexuales al margen del matrimonio pero éstas apenas inspiraban las emociones que ahora relacionamos con el amor. El amor romántico se consideraba, en

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el mejor de los casos, una debilidad y, en el peor, una especie de enfermedad.Hoy día nuestra actitud es casi la contraria. Con razón habla Boswell de que

"prácticamente [existe] una obsesión en la moderna cultura industrial" con el amor romántico:

Los que están inmersos en este "mar de amor" suelen darlo por hecho [ ... ] En muy pocas culturas premodernas o contemporáneas no industrializadas se aceptaría esta idea -que no suscita polémica en Occidente- de que "el objetivo de un hombre es amar a una mujer y el de una mujer amar a un hombre". A la mayoría de las personas de todas las épocas y lugares esta valoración del ser humano les parecería bastante pobre. (Boswell, 1995, p. xix.)

Por consiguiente, el amor romántico no puede considerarse como parte intrínseca de la vida humana sino que, en realidad, esta concepción es fruto de muy diversas influencias sociales e históricas, que son el objeto de estudio de los sociólogos.

La mayoría de nosotros vemos el mundo según las características que tienen que ver con nuestra propia vida. La sociología demuestra que es necesario utilizar un punto de vista más amplio para saber por qué somos como somos y por qué actuamos de la forma en que lo hacemos. Nos enseña que lo que consideramos natural, inevitable, bueno o verdadero puede no serlo y que las "cosas dadas" de nuestra vida están influidas por fuerzas históricas y sociales. Para el enfoque sociológico es fundamental comprender de qué forma sutil, aunque compleja y profunda, la vida individual refleja las experiencias sociales.

El desarrollo de un punto de vista sociológico.-

Aprender a pensar sociológicamente -en otras palabras, usar un enfoque más amplio- significa cultivar la imaginación. Como sociólogos, tenemos que imaginar, por ejemplo, cómo experimentan el sexo y el matrimonio aquellas personas -la mayoría de la humanidad hasta hace poco tiempo- quienes el amor romántico les es ajeno e incluso les parece absurdo. Estudiar sociología no puede ser un proceso rutinario de adquisición de conocimiento. Un sociólogo es alguien capaz de liberarse de la inmediatez de las circunstancias personales para poner las cosas en un contexto más amplio. El trabajo sociológico depende de lo que el autor americano Wright Mills, en una célebre expresión, denominó la imaginación sociológica (Mills, 1970).

La imaginación sociológica nos pide, sobre todo, que seamos capaces de pensar distanciándonos de las rutinas familiares de nuestras vidas cotidianas, para poder verlas como si fueran algo nuevo. Consideremos el simple acto de beber una taza de café. ¿Qué podríamos decir, desde un punto de vista sociológico, de este hecho de comportamiento, que parece tener tan poco interés?: muchísimas cosas.

En primer lugar, podríamos señalar que el café no es sólo una bebida, ya que tiene un valor simbólico como parte de unos rituales sociales cotidianos. Con frecuencia, el ritual al que va unido el beber café es mucho más importante que el acto en sí. Dos personas que quedan para tomarse un café probablemente tienen más interés en encontrarse y charlar que en lo que van a beber. La bebida y la comida dan lugar a la Sociología del café. (Hay cuatro puntos que detallan la sociología del café).

1. Valor simbólico: para muchos occidentales la taza de café por la mañana es un rito

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personal, que se repite con otras personas a lo largo del día.

2. Utilización como droga: Muchos beben café para darse un "empujón adicional". Algunas culturas prohíben su uso.

3. Relaciones sociales y económicas: el cultivo, empaquetado, distribución y comercialización del café son actividades de carácter global que afectan a diversas culturas, grupos sociales y organizaciones dentro de esas mismas culturas, así como a miles de individuos. Gran parte del café que se consume en Europa y los Estados Unidos se importa de Sudamérica.

4. Desarrollo social y económico anterior: Las "relaciones en torno al café" actuales no siempre existieron. Se desarrollaron gradualmente y podrían desaparecer en el futuro. En todas las sociedades hay oportunidades para la interacción social y la ejecución de rituales, y éstos constituyen un interesantísimo objeto de estudio sociológico.

En segundo lugar, el café es una droga que contiene cafeína, la cual tiene un efecto estimulante en el cerebro. La mayoría de las personas en la cultura occidental no considera que los adictos al café consuman droga. Como el alcohol, el café es una droga aceptada socialmente, mientras que la marihuana, por ejemplo, no lo es. Sin embargo, hay culturas que toleran el consumo de marihuana, e incluso el de cocaína, pero fruncen el ceño ante el café y el alcohol. A los sociólogos les interesa saber por qué existen estos contrastes.

En tercer lugar, un individuo, al beber una taza de café, forma parte de una serie extremadamente complicada de relaciones sociales y económicas que se extienden por todo el mundo. Los procesos de producción, transporte y distribución de esta sustancia requieren transacciones continuadas entre personas que se encuentran a miles de kilómetros de quien lo consume. El estudio de estas transacciones globales constituye una tarea importante para la sociología, puesto que muchos aspectos de nuestras vidas actuales se ven afectados por comunicaciones e influencias sociales que tienen lugar a escala mundial.

Finalmente, el acto de beber una taza de café supone que anteriormente se ha producido un proceso de desarrollo social y económico.

Junto con otros muchos componentes de la dieta occidental ahora habituales -como el té, los plátanos, las patatas y el azúcar blanco- el consumo de café comenzó a extenderse a finales del siglo XIX y, aunque se originó en Oriente Medio, la demanda masiva de este producto data del período de la expansión colonial occidental de hace un siglo y medio. En la actualidad, casi todo el café que se bebe en los países occidentales proviene de áreas (Sudamérica y África) que fueron colonizadas por los europeos, así que de ninguna manera es un componente "natural" de la dieta occidental.

El estudio de la sociología

La imaginación sociológica nos permite darnos cuenta de que muchos acontecimientos que parecen preocupar únicamente al individuo en realidad tienen que ver con asuntos más generales. El divorcio, por ejemplo, puede resultar un proceso muy difícil para quien lo está pasando y constituirse en lo que Mills denomina un problema personal. Sin embargo, señala este autor, también puede ser un asunto público en una sociedad actual como la británica, donde más de un tercio de los matrimonios se separan durante sus primeros diez

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años de existencia. Por poner otro ejemplo, el desempleo puede ser una tragedia individual para alguien que es despedido y no puede encontrar otro trabajo, sin embargo el problema rebasa el nivel de la desesperación personal cuando en una sociedad millones de personas están en esa misma situación, y es entonces cuando se convierte en un asunto público que tiene que ver con amplias tendencias sociales.

Intente aplicar este punto de vista a su propia vida, sin pensar únicamente en problemas. Por ejemplo, ¿por qué está pasando las páginas de este libro?, ¿por qué ha decidido estudiar sociología? Puede que estudie esta materia a regañadientes, porque la necesita para completar un curso, o puede que esté deseando saber más de ella. Cualesquiera que sean sus motivaciones, es muy posible que tenga mucho en común, sin siquiera saberlo, con otros estudiantes de sociología. Su decisión personal refleja su posición en el contexto social.

¿Tiene usted las siguientes características?: ¿es joven, blanco, procede de una familia de profesionales liberales o de trabajadores no manuales? ¿Ha trabajado a tiempo parcial, o aún lo hace, para mejorar sus ingresos? ¿Quiere encontrar un buen empleo cuando termine sus estudios pero no está completamente dedicado a ellos? ¿No sabe realmente lo que es la sociología pero cree que tiene algo que ver con el comportamiento de las personas en grupo? De entre ustedes, más del 75%, contestarán que sí a estas preguntas. Los estudiantes universitarios no son representativos del conjunto de la población sino que suelen proceder de los estratos sociales más privilegiados y, en general, sus actitudes reflejan las de sus amigos y conocidos. El ambiente social del que procedemos tiene mucho que ver con el tipo de decisiones que creemos apropiadas.

Sin embargo, suponga que responde "no" a una o más de las preguntas anteriores, entonces puede que usted proceda de un grupo minoritario o de un sector desfavorecido, o puede que sea de mediana edad o anciano. En cualquier caso, podrían sacarse las siguientes conclusiones: es probable que haya tenido que luchar para llegar donde ha llegado y superar las reacciones hostiles de sus amigos y de otras personas cuando les dijo que tenía intención de ir a la universidad, o puede que esté compaginando la educación superior con la dedicación total al cuidado de sus hijos.

Aunque todos estamos influidos por nuestro contexto social, nuestro comportamiento no está del todo condicionado por ellos. Tenemos nuestra propia individualidad y la creamos, La labor de la sociología es investigar la conexión que existe entre lo que la sociedad hace de nosotros y lo que hacemos de nosotros mismos. Nuestras actividades estructuran -dan forma- al mundo social que nos rodea y, al mismo tiempo, son estructuradas por él.

El concepto de estructura social es importante para la sociología y se refiere al hecho de que los contextos sociales de nuestra vida no sólo se componen de una colección aleatoria de acontecimientos y acciones, sino que, de diversas maneras, están estructurados o siguen una pauta. Nuestra forma de comportarnos y las relaciones que mantenemos unos con otros presentan regularidades. Sin embargo, la estructura social no tiene el carácter físico, por ejemplo, de un edificio que existe al margen de las acciones humanas. Sus "componentes básicos" -seres humanos como usted y como yo- lo reconstruyen a cada momento.

Consecuencias deseadas y no deseadas

Este proceso permanente de construcción y reconstrucción de la vida social se basa en los

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significados que las personas atribuyen a sus acciones, pero éstas pueden tener consecuencias diferentes a las deseadas. Los sociólogos establecen una clara diferencia entre los propósitos de nuestro comportamiento -lo que pretendemos lograr- y las consecuencias no deseadas del mismo. Por ejemplo, puede que unos padres quieran que sus hijos se comporten según las normas de conducta aceptadas socialmente y que para alcanzar este objetivo se comporten con ellos de forma estricta y autoritaria. Sin embargo, esta actitud puede tener como consecuencia no deseada que los hijos se rebelen y se aparten de las normas de comportamiento ortodoxas.

Algunas veces, las acciones que se emprenden para lograr un objetivo determinado tienen consecuencias que, en realidad impiden que éste se alcance. Hace algunos años se aprobaron unas leyes en Nueva York que obligaban a los propietarios de edificios deteriorados en áreas de renta baja a que los reformaran para ajustarse a unas normas mínimas. La intención era que las viviendas disponibles para los sectores más pobres de la comunidad alcanzaran unos niveles aceptables, El resultado fue que los propietarios de edificios en mal estado los abandonaron por completo o les dieron otros usos, de manera que se produjo una escasez aún mayor de viviendas satisfactorias.

Lo que hacemos en la vida y de qué modo nuestras acciones afectan a otros puede entenderse como una combinación de consecuencias deseadas y no deseadas. La tarea de la sociología es estudiar el equilibrio que hay entre la reproducción social y la transformación social. El primer concepto se refiere a cómo las sociedades "siguen funcionando" a lo largo del tiempo, mientras que el segundo se ocupa de los cambios que sufren. La reproducción social tiene lugar porque existe una continuidad entre lo que las personas hacen día tras día y año tras año, así como en las prácticas sociales que siguen. Los cambios se producen, en parte, porque las personas así lo quieren y, en parte, por las consecuencias que nadie prevé o desea.

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2.- La Era de la Modernidad (De “El Búho de Minerva” – Rafael Echeverría).

La Cosmovisión Medieval.- Una adecuada comprensión del desarrollo del conocimiento moderno requiere hacer algunos alcances sobre el universo cultural que prevalecía durante la Edad Media y con el cual el pensamiento moderno entra en tensión. Importante también es situar la evolución del tipo de conocimiento que se inaugura con los Tiempos Modernos al interior de los rasgos fundamentales de este período histórico, en la medida en que el propio conocimiento es sólo una de las dimensiones en la cual se expresará esta particular forma histórica de ser, que es la Modernidad. Más allá de los rasgos distintivos que la Modernidad imprime al desarrollo del conocimiento, ella representa también el predominio de determinados valores, una determinada visión sobre el hombre y la naturaleza, el mundo y la historia, la emergencia de nuevos estilos de vida y la aparición de nuevas prácticas sociales. Es importante advertir que la tarea que nos proponemos acometer en este capítulo tiene una importante dosis de arbitrariedad, propiedad consustancial a la propia empresa que nos planteamos y que, por lo tanto, difícilmente podríamos eludir. Es conveniente, sin embargo, estar advertidos sobre el carácter de nuestro análisis. Los diferentes períodos de la historia no se separan, unos de otros, en forma nítida y tajante. Aunque muchas veces podamos convenir en referirnos a un determinado evento histórico como aquel que hace la separación entre dos períodos distintos, este pertenecerá necesariamente a un determinado dominio de la actividad histórica, sea esta económica, política o cultural, y difícilmente comprometerá el acontecer de manera muy significativa en los demás dominios. Por otro lado, al confrontar dos períodos diferentes se efectuarán obligadamente determinadas caracterizaciones y se establecerán condiciones que permitirán hacer operativa la distinción entre ellos. Ello se traduce en que no siempre se logra destacar con la suficiente claridad el hecho de que muchas condiciones que se le atribuyen a un período anterior son las que permiten la gestación de aquellos rasgos que se señalan como característicos del período posterior y que el análisis, al no hacer la relación, coloca en oposición. Cabe, por último, hacer mención al hecho de que estamos confrontando dos períodos históricos, aunque estamos situados al interior de uno de ellos. Por más que existan tendencias que sostienen la superación o disolución de la Modernidad, en términos globales resulta difícil sostener que hayamos salido completamente de ella. Es importante reconocer que el presente suele ser bastante ciego respecto del carácter de sus propias condiciones históricas. Es muy difícil concebir al presente como historia, la historia es el nombre que le asignamos al pasado. Y ello, por lo demás, no puede ser de otra forma en la medida en que la historia no es sino una determinada lectura, dentro de muchas lecturas posibles, del pasado a partir del presente. La historia nos permite reconocernos, crearnos una identidad, a partir de una determinada interpretación de lo que entendemos que fuimos, pero que a la vez afirmamos que no somos. Es en este mismo sentido que consideramos importante referirnos al universo

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cultural que predominara en el medioevo, del cual obligadamente nacerá el pensamiento moderno, pero con el cual procurará distinguirse y entrara en oposición. La cosmovisión medieval se caracteriza por su carácter teocéntrico, por hacer de la afirmación de la fe en Dios el elemento central en el ordenamiento del mundo. Las cosas ocupan el lugar que su relación y referencia con Dios les confiere y, de esta forma adquieren sentido y valor. El mundo medieval no es sólo un mundo profundamente jerarquizado, es también un mundo que se define a partir de una profunda escisión. El mundo terrenal, humano, concreto, adquiere su real significación fuera de sí, en el plano trascendental constituido por la fe. De esa misma manera, la capacidad de hacer inteligible este mundo concreto descansa en la afirmación de la fe. Sin aceptar desde el inicio la existencia de Dios, no sólo se considera que no es posible afirmar la existencia de ninguna otra entidad, sino que nada tiene sentido y, por consiguiente, todo intento de conocimiento es vano. Estamos lejos ya de aquellas posiciones que sostenían que la Edad Media había sido un período de oscuridad y estancamiento cultural. Enumerar las grandes obras culturales que se realizaron durante ese período sería largo. Pero desde el punto de vista del desarrollo del conocimiento no puede dejar de mencionarse la importante síntesis cultural que se produce al fusionarse el pensamiento cristiano, heredero de las tradiciones judaicas, con el pensamiento clásico y, muy particularmente, con la filosofía griega. Ya en la temprana Edad Media, Agustín (354-430) había acometido la gran tarea de vincular el cristianismo con la tradición filosófica platónica. Situándose desde la figura griega de la polis, desarrolla el ideal trascendente del cristianismo a través de una nueva figura: la ciudad de Dios. Más adelante, Tomás de Aquino (1225-1274) integra en la escolástica, el pensamiento cristiano con la tradición filosófica aristotélica. Tampoco puede desconocerse que el medioevo y, muy directamente la acción cultural de la Iglesia, será también la cuna del pensamiento científico moderno, el que difícilmente puede concebirse al margen de las contribuciones de pensadores como Roger Bacon (1214-1294) o Guillermo de Occam (1298-1349). Es importante examinar algunas implicancias que resultan del hecho de hacer de la fe en Dios el fundamento y condición del conocimiento. En la medida en que se concibe que Dios es la totalidad, lo infinito, la unidad de lo real y el ser verdadero, es evidente que el papel que pueda asignársele a la razón, como a cualquier otra modalidad de conocimiento, se halla necesariamente subordinada al acto originario de la fe y, por consiguiente, a una verdad revelada. De igual manera es en la referencia a Dios que los problemas de la totalidad, de lo infinito, de la unidad, de la verdad, etcétera, son resueltos. A través de la fe se alcanza un estado de fundamental sabiduría sobre todo lo existente, cuyas implicancias el pensamiento teológico deduce. En la medida en que por cualquier modalidad de conocimiento se llegue a conclusiones que contradicen las verdades teológicas, son éstas últimas, por cuanto son expresiones del acto originario de la fe, las que tienen primacía.

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En estrecha relación con la teología, la Edad Media desarrolla una perspectiva ontológica y, por lo tanto, un pensamiento metafísico, orientado a la elaboración racional de una doctrina del ser. Si bien la razón no puede contradecir la verdad revelada, nada impide que ella pueda aportar, por ejemplo, fundamentos propiamente racionales que confirmen la existencia de Dios, que a través de sus medios demuestre lo que la fe ya ha establecido. El pensamiento medieval está lejos de desconfiar de la razón. Muy por el contrario, recurre permanentemente a ella en la seguridad de que la fe, lejos de verse amenazada, saldrá siempre robustecida. Son célebres, en este sentido, las cinco demostraciones racionales de la existencia de Dios, propuestas por Tomás de Aquino. Sin embargo, es quizás el famoso argumento ontológico elaborado por Anselmo (1035-1109) el que puede permitirnos darnos cuenta del tipo de razonamiento que prevalece en la Edad Media. Ha sido habitual considerar que el argumento de Anselmo representa un intento de probar racionalmente la existencia de Dios. Como apreciaremos, se trata casi de lo contrario. Al examinarlo se comprueban las dificultades, que desde una perspectiva medieval, se levantan al procurarse negar la existencia de Dios. El argumento representa la respuesta elaborada por Anselmo frente a la afirmación que pueda hacer un insensato de que Dios no existe. Si alguien cometiera la insensatez de afirmar tal cosa, lo que el argumento de Anselmo procura demostrar es precisamente lo absurdo de tal afirmación. El argumento, en pocas palabras, se reduce a lo siguiente. Si aceptamos que Dios es aquello de lo cual nada mayor puede ser pensado (quo maius cogitari nequit), lo que según Anselmo difícilmente alguien podría discutir, no es posible pensar en Dios y negar su existencia. Pues bien eso es precisamente lo que el insensato está haciendo al sostener que Dios no existe. Y al afirmarlo, no puede sino contradecirse. Pues, si Dios no existe más que en nuestra mente y no en la realidad, ello equivale a afirmar que Dios no es lo mayor que puede concebirse, dado que existir en la realidad es algo mayor que existir sólo en la mente. La existencia en la realidad sería un atributo del cual tal concepto de Dios carecería y, por lo tanto, sería pensable un concepto de Dios mayor que el invocado, un concepto que además de los atributos del concepto anterior tuviese el de existencia real. Por consiguiente, el concepto de Dios que invoca el insensato para negar su existencia no corresponde con aquello que según Anselmo, estamos de acuerdo que Dios representa: aquello de lo cual nada mayor puede ser pensado. Con Tomas de Aquino y la escolástica se consume la síntesis entre la noción cristiana de Dios y la filosofía aristotélica. A partir de ella, la teología cristiana asume las categorías aristotélicas como su matriz explicativa fundamental. Preeminencia alcanzan; por ejemplo, los conceptos de naturaleza, la distinción entre potencia y acto, la concepción aristotélica del ser, la intencionalidad como rasgo de todo movimiento, de todo proceso, etcétera. Para Tomas de Aquino, el movimiento representara la reducción de algo de la potencialidad a la actualidad, en un sentido que, consiguientemente, requiere estar presente en la naturaleza de aquello que se mueve. Pero, es más, todos los movimientos del universo representan las formas como las cosas se orientan hacia Dios a través de la realización de su naturaleza. La concepción del movimiento de Aristóteles es situada dentro de una perspectiva coherente con los ideales cristianos de la Edad Media.

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De la misma manera se procede con la asimilación de la lógica aristótelica. Al hacer del silogismo la operación 1ógica por excelencia, que supone la deducción de conclusiones de principios fundamentales (premisas mayores), ello permitía una adecuada apropiación para un tipo de pensamiento que le confería a la razón un papel subordinado a la verdad revelada y a los dogmas teológicos. Para el pensamiento medieval la verdad se sitúa, por sobre todo, antes que se inicie la acción de la razón. Esta última sólo puede extenderla a dominios en los que ella no se manifiesta directamente. El papel de la fe y del pensamiento teológico al interior del conocimiento no es asegurado espontáneamente. Se requiere, por el contrario, someterse a la vigilancia y autoridad de la Iglesia, la que debe velar por la concordancia entre el conocimiento y el dogma. El pensamiento se desarrolla cautelado no sólo por su concordancia con la autoridad intelectual de las Escrituras y de determinados textos consagrados, sino, muy directamente, por la autoridad institucional de la Iglesia, que dando sujeto a sus sanciones. Al respecto, es importante considerar que más allá de los límites que la fe y los dogmas le fijan al conocimiento se encuentran tanto la ignorancia, como la herejía y el mal. Transgredir los límites autorizados por la Iglesia, traspasar el ámbito permitido por la fe y su interpretación teo1ógica eclesial implica, además de caer en el error, caer en el pecado. Para el pensamiento medieval lo verdadero y lo bueno, el conocimiento y la ética, representan una unidad: “ens bonum velum enum converturur”. Todo lo anterior permite reconocer al pensamiento medieval no sólo cautelado por diversos tipos de autoridades, sino fuertemente referido al pasado, a tradiciones de pensamiento y estructuras conceptuales consolidadas previamente, anteriores a la propia actividad de conocimiento. Desde esta perspectiva, el interés por la naturaleza, por ejemplo, es fundamentalmente contemplativo, motivado en lo esencial por descubrir en ella la presencia de Dios. Lo natural implica reconocer en las cosas su referencia con el Creador. El universo medieval es un universo de absolutos, constituido por un eje fundamental entre Dios, el Creador, y el hombre, su principal criatura. De allí que se sustente en una imagen cerrada del universo físico que, dado el lugar privilegiado que se le asigna al hombre, define a la Tierra como su centro. La sociedad medieval es esencialmente estamentaria, de muy escasa movilidad social. Los lugares que los hombres ocupan en la estructura están definidos desde antes de su nacimiento y en concordancia con el orden natural de las cosas. De allí que se trate de una sociedad marcadamente estática, recelosa del cambio y en la que, nuevamente, los intentos de subvertir el orden establecido conllevan una poderosa condena ética. El principal sentido de esta vida, se halla fuera de ella, en un más allá en procurar la salvación en la otra vida, luego de la muerte. La figura del monje, las vocaciones contemplativas, la oración, dan cuenta de los más elevados ideales de la cultura medieval. Lo anterior no implica necesariamente negar o desconocer el desarrollo histórico. Por el contrario. La Edad Media reconoce la presencia de dos tipos de concepciones sobre la historia, muchas veces articuladas entre sí. Por un lado, un tipo de visión cíclica desde la que se afirma que las sociedades pasan sucesivamente por períodos de auge y de decadencia y, por otro lado, una visión que concibe la historia como un proceso de

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creciente perfeccionamiento impulsado por la Divina Providencia. Ello supone que, en último término, no son los hombres quienes promueven la superación histórica, sino sólo como manifestación de la Divina Providencia. Esto no significa negar o desconocer el carácter ejemplar e históricamente gravitante de determinados hombres. Pero es sólo en razón y gracias a la Divina Providencia que las acciones ejemplares de algunos logran incidir en la historia y contrarrestar las acciones no menos numerosas a través de las cuales el Mal se encarna en la Tierra. Principios Constitutivos de la Modernidad.- El universo cultural que predominara en la Edad Media será progresivamente sustituido por otro completamente diferente: la Modernidad. Con este concepto se describe una determinada concepción del hombre y del mundo en la que participan principios culturales muchas veces muy distintos. Pero desde el punto de vista histórico ellos confluyen en la constitución de una forma particular de existencia designada globalmente a través del concepto de lo moderno. Si bien ella tiene su origen en la Europa de los siglos XV y XVI, recoge algunos importantes desarrollos anteriores y se nutrirá del conjunto de las transformaciones políticas, tecnológicas, sociales y culturales que se irán produciendo en los siglos posteriores. A la vez, la Modernidad se irá extendiendo progresivamente, llegará a otros continentes y será asimilada por culturas muy diferentes de aquellas en las que se gestó. Aunque no podría sostener que todos los países del orbe participan del universo cultural de la Modernidad -y, en rigor, son muchos los que no participan de ella-, por su extensión, hoy ella representa un fenómeno universal. El punto de quiebre que permite el paso del universo cultural medieval a la Modernidad es la gran crisis de "autoridad que sufre la 1glesia, tanto en el orden intelectual como en el político. Obviamente hay diversos factores que conducen o contribuyen a ello, muchos de los cuales se desarrollan al interior de la misma Iglesia o son consecuencia de procesos que ella misma impulsa. Basta con pensar, por ejemplo, en los efectos que tiene la Reforma o en determinados aportes al conocimiento de connotados hombres de Iglesia. En la medida en que la acción y la palabra de la Iglesia son puestos en tela de juicio, el soporte fundamental que sostenía el mundo medieval se desploma. Tras el cuestionamiento de determinados dogmas de la Iglesia, el movimiento de la Reforma impugna el poder de Roma, desarrollando un proceso mucho más profundo a través del cual se lleva a cabo la disolución de la unidad entre verdad revelada y conocimiento, tal como la proclamaba el pensamiento medieval. El pensamiento moderno desarrolla una concepción sobre el conocimiento radicalmente diferente. Este deja de ser un proceso que se desarrolla a partir de principios fundamentales aceptados como verdaderos, sino que debe ser capaz de fundar por sí mismo la validez de lo que afirma. Ya no se acepta el carácter verdadero de una premisa mayor fundante del conocimiento y anterior al mismo. Tampoco se reconoce autoridad alguna fuera del ámbito específico del conocer. Ni determinadas tradiciones culturales, ni instituciones sociales

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determinadas pueden invocar autoridad alguna para establecer la verdad. Cualquier intervención en el proceso de conocimiento que, fuera de él, invoque la verdad no es sino un prejuicio que no puede sino distorsionar el objetivo de conocer. Para el pensamiento moderno el conocimiento no reconoce mayores apoyos externos a él mismo. Lo anterior genera evidentemente un conjunto de problemas y plantea numerosos desafíos. En la medida en que no se dispone de aquellos principios fundamentales que, haciendo de premisas mayores, aseguraban al pensamiento medieval la posibilidad de alcanzar la verdad, uno de los problemas con los que permanentemente se enfrentará el pensamiento moderno será aquel de encontrar un adecuado punto de partida desde el cual iniciar el conocimiento. Consciente de que la elección de un determinado punto de partida condiciona el tipo de conclusiones a las que se pueda arribar, el pensamiento moderno invertirá un esfuerzo importante en el debate sobre el punto de partida, aspecto que se convertirá en el verdadero “talón de Aquiles” de muchas concepciones. Por otra parte, en la medida en que no hay un punto de partida obligada, cualquiera que demuestre servir al objetivo de conocimiento es posible de ser utilizado en la medida que no implique la introducción de prejuicios. Al prescindir de la fe y de cualquier apoyo externo, el pensamiento moderno hará de la duda su propio fundamento. La Modernidad conocerá a través de la duda, poniendo en tela de juicio sus propias certezas lo dado por cierto por cualquier concepción. La sabiduría de la fe, que predominara en la Edad Media, dará lugar a una sabiduría de la incertidumbre, en el decir de Milan Kundera. Se trata, como puede apreciarse, de una radical inversión en la comprensión del carácter de la tarea de conocimiento. Así, mientras el pensamiento medieval era esencialmente dogmático, el pensamiento moderno será fundamentalmente escéptico. El escepticismo será un rasgo inherente a esta nueva y radicalmente distinta concepción sobre el conocer. Al hacer de la duda su principal herramienta y fundamento, el pensamiento moderno será, a la vez, esencialmente crítico. No sólo se estimulará la actividad crítica frente a todo lo que se sostenga, sino que resulta difícil encontrar proposiciones de concepciones modernas sobre algún aspecto que no estén asentadas, directa o indirectamente, en la crítica de alguna otra concepción. A partir de lo señalado es fácil constatar que la Modernidad se diferencia del universo cultural de la Edad Media por el carácter secular de sus principios de legitimidad. Tanto en el terreno del conocimiento, como en el de la ética o de la política; tiende a prescindirse de la referencia a un mundo trascendente para, desde allí, justificar acción o resultado alguno. Cada dominio de la actividad humana comienza a generar sus propios principios de legitimidad y, al no haber un referente común, no es posible afirmar, sin más, por ejemplo, la unidad entre lo verdadero y lo bueno, tal como lo sostenía la cosmovisión medieval. Por su parte, la separación del conocimiento, la ética política desarrollan la tolerancia y el pluralismo como principios de convivencia social. Ello dará lugar al desarrollo de una ética moderna y a la emergencia de relaciones políticas radicalmente diferentes de las que prevalecían en el medioevo. En el campo del conocimiento, el papel preponderante que la teología tenía en la Edad Media, será sustituido por el predominio de la influencia de la

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ciencia. Ya se ha señalado que en la filosofía, disciplina que reduce su importancia, se produce un cambio de influencia de la metafísica a la epistemología, de la preocupación por los problemas del ser a un interés creciente por los problemas del conocimiento. Sin embargo, es importante reconocer que no sólo el pluralismo y la tolerancia prevalecen en el plano de la ética y de la política. La autonomía de ambas esferas, que se expresa ya en el pensamiento de Maquiavelo, permite simultáneamente el desarrollo de una concepción de la política centrada fundamentalmente en los objetivos de asegurar la conquista y la mantención del poder, concepto de poder progresivamente desprovisto del sentido moral inherente a la concepción que tenía la Edad Media sobre la autoridad. La Modernidad, por lo tanto, se caracteriza también por promover en el plano de la política una lucha permanente por la conquista del poder, fin que llega, incluso, a legitimar el uso que del propio poder se hace. El carácter secular de la Modernidad conduce a privilegiar la relación de los hombres con la naturaleza, la capacidad de control que sobre ésta se alcance y las transformaciones que sobre ella puedan realizarse. Adquiere, por consiguiente, una máxima importancia las transformaciones y realizaciones que se emprendan en esta vida. Es en este campo donde se llega incluso a secularizar el ideal trascendente medieval al sustituirse la fe en Dios por la fe en el progreso de la Humanidad. Afirmando sus propias capacidades se consolida la creencia, tan inverificable como la creencia de la existencia de Dios, de que “la civilización se ha movido, se mueve y se seguirá moviendo en la dirección deseable” incrementando el bienestar de los hombres. La diferencia con las visiones progresistas del medioevo reside tanto en la extensión de esta nueva fe, como en el supuesto de que la principal balanza del progreso es el hombre. La idea de progreso que desarrolla la Modernidad hace que la historia adquiera una especial importancia y hace del tiempo su condición esencial de posibilidad. Pues bien, uno de los cambios más notables que caracterizan el paso a la modernización es una radical transformación en el concepto del tiempo. Ello se producirá en distintos momentos y en planos diferentes. Una primera dimensión se refiere al tiempo histórico. A diferencia de la Edad Media que vivía fuertemente dependiente de las tradiciones y del pasado, la Modernidad hace del presente, por sobre todo, la antesala del futuro. Los hombres viven proyectados hacia el mañana; los pueblos subordinan sus preocupaciones por sus orígenes y buscan proyectarse hacia un destino. Todo ello se traduce en una alta valoración y aceleración del cambio social. La fe en el progreso permite confiar en que el futuro será no sólo diferente, sino mejor, y que es tarea de los hombres llevar a cabo la transformación de las condiciones presentes. Es quizás en el tiempo cotidiano donde se producen las primeras y más profundas transformaciones. A ello contribuye muy decisivamente el invento del reloj mecánico que en el siglo XIV se realiza en Europa. Tomemos en cuenta, tal como nos señala Mumford, que “el reloj no es sólo un medio para llevar la cuenta de las horas, sino también un medio de sincronizar las acciones de los hombres”. Con el invento y perfeccionamiento del reloj

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mecánico, se crean nuevas condiciones para elevar el desempeño humano e incrementar notablemente la productividad. Se hace posible, a la vez, que los hombres trasladen a su bolsillo el control sobre el tiempo, puedan desplazarse con él y no requieran depender de fuentes naturales de energía, como acontecía previamente. Una economía agraria, como la medieval, dependía de un tiempo medido por los eventos naturales. El desarrollo de una economía industrial y de la vida urbana, características de la vida moderna, son impensables, al menos tal como estamos acostumbrados a ellas, sin la capacidad de control sobre el tiempo que proporciona el reloj mecánico. Es, por último, importante recordar la gran transformación que la Modernidad, ya desarrollada, va a llevar a cabo sobre el concepto del tiempo en la física, a y partir de la teoría de la relatividad. Con dicha transformación el hombre modificará nuevamente sus horizontes y le será posible emprender la conquista del espacio. Pero mucho antes de llegar a ese momento, el concepto mismo de espacio tuvo que ser también fuertemente modificado. Durante la Edad Media las relaciones espaciales se organizaban como símbolos y expresiones de valores. Lo alto se consideraba que estaba más cerca de Dios; lo bajo más lejos. Arriba se situaba el bien, abajo el mal. En toda distribución del espacio se buscaba la presencia de Dios y la correspondencia con las enseñanzas de la Iglesia. Por su parte, el tamaño es considerado indicador de importancia. De allí que al pintar a los hombres, el artista medieval los represente, no de acuerdo a sus tamaños reales, sino según su importancia. Dentro de esta perspectiva, la religión es la que confiere la unidad y determina la distribución espacial de las cosas. A partir del siglo XIV esta situación se altera, iniciándose el tránsito de una concepción del espacio como jerarquía de valores a otra que lo considera como sistema de magnitudes. Dentro de este contexto, se produce, por ejemplo, el descubrimiento de las leyes de la perspectiva que transforma la relación simbó1ica entre los objetos en una relación visual, concebida cuantitativamente. Ahora el tamaño ya no indicará importancia, sino distancia. Con la representación a escala de los objetos, se establece una relación de correspondencia entre la representación pictórica y la imagen del objeto. Esta transformación que aparenta escasas consecuencias prácticas, permitirá, sin embargo, avances notables en la cartografía y todo lo relacionado con la elaboración de los mapas. Estos, que los hombres pueden portar en sus bolsillos, significan un control sobre los espacios reales en los que los hombres viven, sin precedentes en la historia. Junto con el desarrollo de los demás instrumentos de navegación, desde ahora será posib1e alejarse de las costas y volver al punto de origen sin perderse. Pero sobre todo se abren nuevas posibi1idades a la exploración que conducirá a los grandes descubrimientos geográficos de los siglos XV y XVI. Con ellos, los hombres ensanchan inmensamente sus horizontes y las condiciones de desp1azamiento en la Tierra. Pronto se inaugurarán y perfeccionarán importantes vías de comunicación permitiendo ganar control sobre las distancias. En un período relativamente corto el mundo se expande y las distancias se reducen. La visión que el hombre tiene sobre la Tierra ha pasado a ser completamente diferente. Mientras se modificaban las ideas que los hombres poseían sobre la faz de la Tierra, otros

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desarrollos, asociados también a este concepto del espacio como sistema de magnitudes, transformarán las concepciones medievales relativas al espacio celestial. De nuevo, en un período muy corto de tiempo, se deberá abandonar la idea de que la tierra es el centro del universo y que el cielo es un espacio cerrado que limita con la morada de Dios, para descubrir, como nos lo demuestra Koyré, que se habita un universo infinito dentro del cual la Tierra es un muy pequeño lugar, en un pequeño sistema planetario, dentro de los infinitos lugares e innumerables sistemas planetarios que este universo es capaz de contener. Más adelante, siguiendo estas primeras brechas desde las cuales la edad moderna reformula su concepto de espacio, se descubrirán otros espacios, además del euclidiano, que es el que sustenta todas estas importantes transformaciones. Junto con lo anterior, se registran importantes cambios en la estructura social. El mercado pasa progresivamente a ser la instancia en la cual se realiza la regulación económica y el dinero el medio generalizado del intercambio mercantil. Las antiguas economías feudales ceden su lugar al desarrollo del capitalismo y, con él, al establecimiento de nuevas relaciones económicas. Ya nadie debe ceder, como norma general, algo que le pertenezca porque exista una autoridad que así lo obligue. Las relaciones mercantiles descansan en la libertad de quienes participan en ellas de vender o comprar. En el mercado, los individuos son considerados formalmente como iguales, sin que interesen sus orígenes, sus antecedentes sociales u otros pergaminos. Se trata de relaciones determinadas exclusivamente por la magnitud de la propiedad con las que se accede a ellas, magnitud que se mide en dinero. El poder económico es, en último término, dinero y el dinero es la expresión del valor de las cosas. El poder social se lleva también en el bolsillo, como lo reconociera Marx. Sobre estos principios de regulación económica (libertad, igualdad, propiedad, etcétera) se buscará también organizar política y socialmente a las diferentes sociedades. Nuevos Intereses separarán a los individuos y; a partir de ellos, se constituirán diferentes clases sociales. A pesar de las barreras que existirán entre ellas, la edad moderna generará perspectivas de movilidad social y, por consiguiente, de desplazamiento de una clase a otra, que tampoco tiene precedentes en la historia. La Modernidad se ve acompañada por un notable dinamismo social al que contribuye un destacado proceso de aceleración en el campo de las innovaciones tecnológicas. Algunas de ellas han sido mencionadas con referencia a los problemas de tiempo y espacio. Sin embargo, no podría dejar de señalarse el profundo impacto de la imprenta que representa la primera gran alteración en el campo de la información, campo en el que se seguirán produciendo importantes innovaciones, todas las cuales contribuirán a crear condiciones para una difusión cada vez mas amplia de la cultura hasta llegar a una situación tal de homogeneización cultural que se reconoce con el término de sociedad de masas. En un plano diferente, es importante mencionar el invento de la máquina a vapor, que marca el primer gran salto que se produce en la edad moderna y que antecederá otras importantes innovaciones, todas las cuales permitirán el uso intensivo de fuentes naturales de energía en la producción. Es quizás en el terreno de las innovaciones tecnológicas donde

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la edad moderna exhibe con mayor fuerza su dinamismo y su capacidad de perfeccionamiento. Sólo el terreno del desarrollo científico, por lo demás estrechamente relacionado con el tecnológico, se visualiza con claridad un avance equivalente. Han sido ellos, por lo demás, los que han servido de principal soporte a la fe del progreso de la Modernidad. En ambos planos, la referencia a dimensiones trascendentes de la existencia humana y el concurso de la religión, resultaban aparentemente irrelevantes. Es conveniente, por último, hacer referencia al hecho de que la Modernidad se manifiesta también, y muy profundamente, en importantes cambios en las sensibilidades estéticas. Octavio Paz y Milan Kundera nos ofrecen al respecto algunos análisis que resultan particularmente interesantes. Situándose tan sólo en el campo literario (podría pensarse también en la música o la plástica) cabe reconocer la transformación ocurrida con el paso del género de la gesta épica o del relato de las vidas ejemplares al nacimiento de la novela, considerada ésta el género literario por excelencia de la Modernidad. En ella podemos no sólo reconocer una distancia escéptica entre el autor y sus personajes, como acontece en Cervantes o Flaubert, sino ver cómo se constituye a partir del hombre común y sus problemas. El héroe o el santo han dejado de ser los personajes centrales y predilectos en la sensibilidad estética moderna.

La Emergencia del Método Científico.- Uno de los rasgos característicos de la Modernidad es el desarrollo del pensamiento científico. Este se exhibe, desde muy temprano, como modelo de toda forma de conocimiento verdadero, de allí que los avances que se produzcan en el campo e las ciencias tendrán importantes repercusiones en el dominio de la filosofía. Tal como se ha afirmado previamente, importante resulta recordar que la filosofía moderna hará del problema del conocimiento y, por consiguiente de la epistemología, su área de preocupación predominante. La Edad Moderna se verá comprometida prematuramente en importantes avances científicos, los que se producen en diversas ramas del saber, como lo son las matemáticas, la biología y la química. Sin embargo, en ninguna de ellas los desarrollos serán tan notables y tan profundamente transformadores de las concepciones anteriores como en el campo de la astronomía y de la física. De allí que sea necesario hacer un breve alcance sobre ellos. Aunque en la antigüedad hubo quienes, como los pitagóricos y Aristarco de Samos, nacido en el año 310 a.c., sostuvieron que la Tierra no era el centro del universo, pronto se impuso el predominio de la concepción geocéntrica. Ello, por de pronto, se consolida a partir de los trabajos de Ptolomeo, en el siglo 11 de nuestra era. Por consiguiente, toda la Edad Media se desarrolla bajo el supuesto de que el centro del universo era la Tierra y que el Sol y planetas giran alrededor en órbitas circulares y con movimiento uniforme. En la afirmación de esta creencia confluyen varios factores.

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En primer lugar, las apariencias que les señalan a los hombres, al mirar hacia el cielo, que efectivamente el Sol y los planetas parecieran desplazarse alrededor de la Tierra- Pareciera, en efecto, algo obvio e incuestionable. En segundo lugar, la creencia de que el hombre es la creatura predilecta de Dios el que, en su bondad, no podía sino haberla colocado en el centro mismo del universo. La idea de que el Sol y los planetas giraban alrededor de la Tierra en órbitas circulares era el resultado de la creencia, apoyada en Platón, de que el círculo es la figura más perfecta y, por lo tanto, más afín con la perfección del Creador. Cada punto del círculo es simultáneamente principio y fin y su distancia con el centro es siempre la misma. Sin embargo, la concepción geocéntrica va a presentar algunos problemas. Al efectuarse atentas observaciones se va a descubrir que ciertos planetas parecieran, en ciertos momentos, detener sus trayectorias e incluso retroceder parte del camino recorrido. La situación que se configura es interesante pues nos muestra una de las formas características de cómo los hombres tienden a resolver los problemas que se les presentan sin todavía decidirse a hacer abandono de sus marcos interpretativos tradicionales. La solución planteada fue la de los epiciclos. Ella tenía la virtud de lograr dar cuenta de estas nuevas observaciones, que aparentemente contradecían las premisas de la interpretación predominante, eludiendo precisamente tales contradicciones. Literalmente se salvaban las apariencias. La idea del epiciclo consistía en señalar que, siendo la Tierra el centro del universo y girando los planetas alrededor de ella en órbitas circulares, éstos realizaban, en sus órbitas, unos segundos desplazamientos mucho más pequeños pero igualmente circulares. Tales órbitas menores dentro de las órbitas mayores son los epiciclos. Con esta solución se daba cuenta de aquellas escasas situaciones que parecían contradecir la interpretación general. Pero en la medida que pasaba el tiempo estas situaciones excepcionales se fueron multiplicando hasta que se llegó a un momento que para que la interpretación geocéntrica fuera consistente con las observaciones registradas se necesitaba postular la existencia de 79 epiciclos. Lo anterior tuvo como consecuencia que la interpretación geocéntrica, que originalmente era muy simple y armónica, que apelaba a los ideales de perfección, se fue haciendo progresivamente más complicada y engorrosa. En un contexto que, además, recibía nuevas influencias del espíritu matemático de la antigüedad y de la simplicidad de sus formas estéticas, emerge la propuesta de Nicolás Copérnico (1473-1543). Luego de realizar estudios sobre los griegos en Italia, este monje inicia la búsqueda de una explicación más sencilla, más simple, más de acuerdo con la naturaleza del Creador. En lo fundamental, el planteamiento de Copérnico es el siguiente: No todos los cuerpos celestes giran alrededor de un mismo centro; la Tierra sólo es el centro de la órbita de la Luna; el Sol sólo es el centro del sistema planetario; la Tierra gira sobre su propio eje: el movimiento aparente del Sol alrededor de la Tierra se debe a los movimientos de ésta y no del Sol; ello explica las aparentes detenciones y retrocesos del resto de los planetas, sin necesidad de tener que recurrir a explicaciones adicionales.

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Copérnico no afirma que la realidad se comporta de acuerdo a su planteamiento. Sólo se limita a proponerlo como una alternativa de interpretación que posee el mérito de su mayor simplicidad. Lo más interesante del planteamiento copernicano resulta del hecho de demostrar que las apariencias supuestamente más sólidas en favor de la interpretación geocéntrica, quedan igualmente explicadas a partir de una perspectiva diametralmente opuesta. Es lo que se ha llamado el célebre giro copernicano. El hecho que, desde la Tierra veamos el desplazamiento del Sol, se puede explicar no sólo por un supuesto movimiento del Sol, sino también por los movimientos de la Tierra, lo que no impide aceptar que sea el Sol el centro del sistema solar y que la Tierra gire a su alrededor. Copérnico manifiesta temor de que su hipótesis pueda disgustar a la autoridad de la Iglesia y atrasa la publicación de su obra durante 30 años, coincidiendo el año de su publicación con el de su muerte. Sin embargo, ésta no tiene un impacto muy grande. Es importante reconocer que a pesar de sus ventajas, tal como la presentara el propio Copérnico, su interpretación presenta también múltiples problemas y, por lo tanto, dista mucho de estar en condiciones de poner seriamente en cuestión la interpretación geocéntrica. Algunos estudiosos, sin embargo, se sentirán inclinados a adoptarla y a orientar sus investigaciones de acuerdo a ella. Será sólo a partir de los desarrollos científicos realizados por Kepler y Galileo que la concepción copernicana, con algunas modificaciones, será plenamente aceptada. Uno de los errores de las propuestas copernicanas fue haber señalado que las órbitas que los planetas describen a del Sol eran circulares. Corresponderá a Johann Kepler (1571-1630) demostrar no sólo que se trata de órbitas elípticas en las que el Sol es uno de sus focos, sino el haber descubierto la relación que guardan las velocidades de los planetas en relación a su distancia con respecto al Sol. Estos descubrimientos se contienen en las famosas 3 leyes de Kepler, las que se sustentan en los datos que durante largos años recogiera su maestro Tico Brahe (1546-1601). Uno de los aspectos más notables de los descubrimientos de Kepler se refiere a la influencia que ejerce en su pensamiento la idea de las armonías matemáticas que regulan el universo. Al respecto, es importante considerar que gran parte del trabajo desarrollado por Kepler se orientó a seguir una intuición, por lo demás errada, sobre la relación que según su parecer debía mantener la creación de Dios, el universo, con las matemáticas. En efecto, el 9 de julio de 1595 (el joven Kepler tenía sólo 24 años), impartiendo una clase y dibujando una figura en el pizarrón, Kepler fue impactado por la idea de que el universo está constituido a partir de figuras simétricas, de acuerdo con el principio de los números perfectos. Desde entonces Kepler quedó convencido de que Dios creó el mundo asegurando una plena armonía matemática, la que puede ser descubierta. Las figuras simétricas que, en un plano, son el triángulo, el cuadrado. el pentágono, etcétera, en el espacio están constituidas por los cinco sólidos perfectos: el tetraedro, el cubo, el octaedro, el dodecaedro y el icosaedro. Kepler supuso que los intervalos que los planetas mantenían entre sí, intervalos que entonces eran cinco, estaban de alguna forma determinados por relaciones entre estos sólidos perfectos.

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Tras el objetivo de alcanzar esta demostración que siempre le fue esquiva, Kepler descubrió sus tres leyes. Murió, sin embargo, en la decepción de no haber logrado su propósito, lo que incluso lo condujo a desvalorizar la importancia de sus descubrimientos. Extraños pueden ser los caminos que conducen a importantes descubrimientos científicos. La figura científica más notable de esta temprana época moderna fue Galileo Galilei (1564-1642), al punto de ser considerado el fundador de la ciencia moderna. Sus contribuciones fueron múltiples y en áreas muy diversas. Entre ellas destacan sus estudios sobre el péndulo, en el campo de la óptica, el descubrimiento de los satélites de Júpiter (que junto con el resto de sus observaciones astronómicas se aceptan como demostración de la validez de la concepción copernicana) y sus análisis del movimiento de los cuerpos. Galileo es recordado también por su choque con la Iglesia Católica y su consiguiente enfrentamiento con la Inquisición. Sin embargo, lo que por sobre todo contribuye a engrandecer su figura fue el hecho de haberle entregado a la ciencia el método experimental. A partir de Galileo, la ciencia no sólo se apoyará en la observación directa, sino en una observación enmarcada bajo condiciones que contribuyen muy decisivamente a la validez y al rigor de sus conclusiones. El método experimental lleva a cabo la observación luego que se ha construido una situación con una hipótesis en mente. El mismo Galileo será escéptico con respecto a sus experimentos y sostendrá que los realizaba con el propósito, no de convencerse a sí mismo, sino de convencer a los demás. Ejemplo interesante de que el uso de los desarrollos científicos corresponde a la comunidad científica que se apropia de ellos y frente a los cuales la opinión de quien los genera no siempre es determinante. Con Galileo se consuma un giro definitivo con respecto al carácter del quehacer científico. Los elementos más místicos y religiosos pasan a un segundo plano. Lo que interesa ahora ya no es el porqué, el origen, destino y finalidad última de las cosas y su movimiento, lo que preocupa al científico es el cómo. Se inaugura, por lo tanto, una concepción mecánica del universo que alcanzará su mayor expresión con Newton. Dentro de esta pregunta central por explicar el cómo del movimiento, las matemáticas representan la clave que permitirá descifrar los misterios del universo. El libro del universo, nos dirá Galileo, está escrito en lenguaje matemático.

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3.- La Sociología en la Modernidad (De “Sociología” de Anthony Giddens).-

Los comienzos de la Sociología – Los Fundadores.-

Los seres humanos siempre hemos sentido curiosidad por las fuentes, de nuestro propio comportamiento, pero durante miles de años los intentos por comprendernos a nosotros mismos se apoyaron en formas de pensar transmitidas de generación en generación que, con frecuencia, se expresaban en términos religiosos (por ejemplo, antes de la aparición de la ciencia moderna, muchos creían que fenómenos de la naturaleza como los terremotos eran ocasionados por dioses o espíritus). El estudio objetivo y sistemático del comportamiento humano y de la sociedad es un hecho relativamente reciente, cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XIX. El trasfondo de la primera sociología fue el de los cambios arrolladores que trajeron consigo la Revolución francesa de 1789 y la Revolución industrial en Europa. La sacudida que sufrieron las formas de vida tradicionales con estos cambios produjo una revisión de la forma de entender tanto el mundo social como el natural.

Una evolución clave fue la utilización de la ciencia en vez de la religión para comprender el mundo. Las preguntas que estos pensadores del siglo XIX querían contestar - ¿qué es la naturaleza humana?, ¿por qué está estructurada la sociedad de una determinada manera?, ¿como y por qué cambian las sociedades?- son las mismas que se plantean los sociólogos de hoy. El mundo contemporáneo es completamente diferente al del pasado y la labor de la sociología es ayudarnos a comprender ese mundo y lo que puede que nos aguarde en el futuro.

Auguste Comte.-

Es evidente que, por sí solo, ningún individuo puede fundar toda una disciplina y fueron muchos los autores que participaron en los orígenes del pensamiento sociológico. Sin embargo, se suele conceder una especial importancia al autor francés Auguste Comte (1798-1857), aunque sólo sea porque fue él quien acuñó el término "sociología". Inicialmente, Comte hablaba de "física social" para referirse al nuevo campo de estudio pero sus rivales intelectuales también utilizaban este término. Comte quiso distinguir su perspectiva de la de los demás, de modo que acuñó el término "sociología" para describir la disciplina que se proponía crear.

Comte creía que esta nueva área podría producir un conocimiento de la sociedad basado en datos científicos y consideraba que la sociología era la última ciencia que quedaba por crear -siguiendo el ejemplo de la física, la química y la biología- y que era la más significativa y compleja de todas. Para él la sociología debía contribuir al bienestar de la humanidad utilizando la ciencia para comprender y, por tanto, predecir y controlar el comportamiento humano. Según este punto de vista, al final de su carrera elaboró ambiciosos planes para la reconstrucción de la sociedad francesa, en particular, y de las sociedades humanas en general.

Émile Durkheim.-

Las obras de otro autor francés, Émile Durkheim (1858-1917), han tenido una influencia más duradera en la sociología moderna que las de Auguste Comte. Aunque recogió algunos

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elementos de la obra de éste, Durkheim consideraba que la mayor parte de sus trabajos eran demasiado especulativos y vagos y que no había logrado lo que se había propuesto: darle a la sociología una base científica. Según Durkheim, para llegar a ser científica, la sociología debía estudiar hechos sociales, es decir, aspectos de la vida social -como el estado de la economía o la influencia de la religión- que configuran nuestras acciones individuales. Creía que debíamos estudiar la vida social con la misma objetividad con que los científicos se ocupan de la naturaleza. El primer principio de la sociología para Durkheim era el famoso "¡Estudia los hechos sociales como si fueran cosas!". Con ello lo que quería decir era que la vida social puede ser analizada con el mismo rigor que los objetos o acontecimientos de la naturaleza. Al igual que los demás fundadores de la sociología, a Durkheim le preocupaban los cambios que en su época estaban transformando la sociedad y creía que lo que la mantiene unida son los valores y costumbres compartidos- Su análisis del cambio social se basaba en el desarrollo de la división del trabajo (el aumento de las diferencias complejas entre las distintas ocupaciones). Para Durkheim este proceso estaba desplazando cada vez más a la religión como principal núcleo de cohesión social. A medida que se expande la división del trabajo, las personas se van haciendo más dependientes de los demás, porque cada una de ellas necesita bienes y servicios que le proporcionan los que realizan otras ocupaciones.Según Durkheim, los procesos de cambio en el mundo moderno son tan rápidos e intensos que crean grandes trastornos sociales, que él vinculaba con la anomia, una sensación de falta de objetivos y de desesperación producida por la moderna vida social. Los controles y normas morales tradicionales que solía proporcionar la religión han sido prácticamente destruidos por el desarrollo social moderno y ello deja a muchos individuos de las sociedades modernas con el sentimiento de que su vida cotidiana carece de sentido.

En uno de sus más famosos estudios (1952; publicado originalmente en 1897) Durkheim analizó el suicidio, fenómeno que parece un acto puramente personal, resultado de una profunda infelicidad del individuo. Sin embargo, Durkheim señala que los factores sociales tienen una influencia decisiva en el comportamiento suicida, siendo la anomia una de dichas influencias. Las tasas de suicidio señalan, año tras ano, una pauta regular que ha de explicarse sociológicamente. Se pueden poner muchas objeciones a este estudio de Durkheim, pero continúa siendo una obra clásica que aún mantiene su importancia para la sociología actual.

Biografía.-

Nacido en el año 1858, en la ciudad de Epinal de la Lorena, Francia. Hijo de una familia judía de ocho generaciones antecesoras de rabinos. En el 1870 a causa de la ocupación de su ciudad natal por las tropas alemanas durante la guerra franco – alemana se traslada con su familia a París. A los 18 años ingresa a la Escuela Normal Superior. En 1882 se diploma en la cátedra de filosofía, pasa a ejercer la docencia liceal, en 1887 toma la docencia de una cátedra en la Universidad de Burdeos y en 1902 en la de La Sorbona.-Durante su juventud fue secretario de Saint Simón (socialista utópico). Entre 1898 y 1913 fue el editor director de una prestigiosa revista de ciencias sociales: "L´ année sociologique". Durante su vida escribió una proficua obra sobre filosofía y sociología –en particular-.

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Tras la pérdida de su hijo durante la 1ª Guerra Mundial, su desesperación lo llevó a la muerte en noviembre de 1917.-

Puntos básicos del pensamiento Durkheimiano.-

Los Hechos Sociales.-

Sus antecesores tanto Comte como Spencer veían esta nueva ciencia con un profundo espíritu positivista, dándole cualidades meramente organicistas o psicológicas, en tanto Durkheim epistemológicamente la independizo de las restantes disciplinas científicas existentes. Es entonces que interpreta la existencia de fenómenos específicamente sociales a los que llamó "hechos sociales", que constituyen unidades de estudio que no pueden ser abordados con otras técnicas que no sean las específicamente sociales.-Durkheim define a los hechos sociales como: … "modos de actuar, de pensar y de sentir exteriores al individuo, y que poseen un poder de coerción en virtud del cual se imponen".

Las características básicas que representan a los hechos sociales son:

Exterioridad Coerción Colectividad

Los hechos sociales existen con anterioridad al nacimiento de un individuo en determinada sociedad, por lo tanto son exteriores a él.-Por formar parte de la cultura de una sociedad son colectivos.-Y siendo que un individuo es educado conforme a las normas y reglas que rigen la sociedad donde nació, son coercitivos.-

Durkheim mismo ejemplifica hechos sociales genuinos diciendo: …"; si existían antes es que existen fuera de nosotros. El sistema de signos que utilizo para expresar mi pensamiento (lengua materna), el sistema monetario que empleo para pagar mis deudas,…".Analizando estos ejemplos llegamos a la conclusión que todo rol que desempeñamos en nuestra relación con los demás seres humanos están comprendidos dentro de un hecho social.-Sobre la coerción, vale hacer una lectura de lo que el mismo dice: "…Estos tipos de conducta o de pensamiento no son sólo exteriores al individuo, sino que están dotados de un poder imperativo y coercitivo en virtud del cual se imponen a él, lo quiera o no.- … La conciencia pública reprime todo acto que la ofende…""…Si yo no me someto a las convenciones del mundo, si al vestirme no tengo en cuenta los usos vigentes dentro de mi país y de mi clase, la risa que provoco, el alejamiento en que se me mantiene, producen, aunque en forma mas atenuada, los mismos efectos que un castigo propiamente dicho."

Sobre la característica de la colectividad sigue diciendo: "…Lo que los constituye son las creencias, las tendencias, las prácticas del grupo considerado colectivamente;…". A título de ejemplo basta citar las normas parentales del antiguo pueblo judío que exigía ante la

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viudez de una cuñada, que el cuñado estaba comprometido a tomarla como esposa, también, y la protegería; iguales ejemplos son los diferentes conceptos actuales de diversas sociedades en torno a la relación marital, o bien a la primacía de un sexo sobre el otro en el contexto y comportamiento social.-Los hechos sociales tienen otra condición no menos importante que las anteriores y que es la de encarnarse en la psiquis de cada individuo de una sociedad y por tanto transformar la forma subjetiva de sentir determinados hechos o situaciones, por esta misma razón adquieren un carácter sui géneris, con valor en sí mismo y no como resultado de otros hechos sociales.-Esta forma de sentir cuando el hecho se presenta frente a la presencia de un grupo puede dar lugar a otro fenómeno social, el que pasamos a describir.-

"La división del Trabajo Social"

Para esta obra Durkheim parte de la base del concepto de solidaridad.-Opone la organización de las sociedades arcaicas frente a las modernas y en relación con el espacio productivo que posean para su desarrollo.-En las sociedades pequeñas numéricamente y con amplia extensión productiva, la división del trabajo es casi imperceptible. A modo de ejemplo, en las civilizaciones neolíticas la caza era una función masculina, mientras que el laboreo de la tierra era de carácter femenino.-Estas sociedades por estar constituidas por segmentos sociales iguales les da el carácter de "segmentado" y en ellas existe un principio de "solidaridad mecánica".-Como consecuencia la solidaridad de la colectividad es muy estrecha por lo que la conciencia colectiva prácticamente anula a la individual. En estas sociedades, incluso la religión es unificadora.-Por el contrario en la medida que la sociedad crece numéricamente se hace imprescindible la diversificación del trabajo para poder atender las necesidades de la colectividad.-Esta diversificación laboral estratifica a la sociedad acorde a sus funciones, y en este sistema se establece lo que Durkheim da en llamar una "solidaridad orgánica".-Por el hecho que en las sociedades organizadas los individuos desarrollan diferentes aptitudes, aquellos que se concentran en un mismo tipo de funciones desarrollan diferentes enfoques de pensamiento, de estética, de ética, etc., por lo que la conciencia individual de un grupo se diferencia de los otros, y a su vez lo mismo ocurre con el individualismo dentro de cada subgrupo social.-Ante esta situación de crecimiento social, Durkheim, establece el concepto de "densidad moral" o "dinámica".-Dice: "…cuanto mas numerosos son (los individuos) y cuanto más intensa es la acción de unos sobre otros, tanto más reaccionan con fuerza y rapidez y por consiguiente, tanto más intensa es la vida social".-Con lo que la diversificación del trabajo es la solución encontrada, por él, ante la escasez, producto del crecimiento demográfico en un mismo espacio.-Mas adelante profundizará: "…La división del trabajo varía en razón directa al volumen y a la densidad de las sociedades, …".-Resumiendo, Durkheim especifica únicamente, que el crecimiento demográfico es la causa de todos los demás cambios sociales, en función del análisis que él hace sobre las sociedades de China y Rusia de su época, daría a entender que el crecimiento demográfico

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sería la causa de una mayor "densidad dinámica".-

Karl Marx.-

Las ideas de Karl Marx (1818-1883) contrastan vivamente con las de Comte y Durkheim pero, como ellos, intentó explicar los cambios sociales que estaban ocurriendo durante la Revolución industrial. Cuando era joven sus actividades políticas le ocasionaron problemas con las autoridades alemanas y, después de una breve estancia en Francia, se exilió definitivamente en Gran Bretaña. Los trabajos de Marx cubren diversas áreas e incluso sus críticos más severos consideran que su obra tiene una enorme relevancia para el desarrollo de la sociología. Gran parte de su obra se centra en cuestiones económicas pero, considerando que siempre trató de conectar los problemas económicos con las instituciones sociales, su obra está llena de interesantes observaciones sociológicas.

La perspectiva teórica de Marx se basa en lo que él llamó la concepción materialista de la historia. Según este enfoque (que se opone al de Durkheim) las principales causas del cambio social no son las ideas o los valores de los seres humanos. Por el contrario, el cambio social está primordialmente inducido por influencias económicas. El conflicto entre las clases -ricos frente a pobres- constituye el motor del desarrollo histórico. En palabras de Marx: "Toda la historia humana hasta el presente es la historia de la luchas de clases".

Aunque escribió sobre distintos períodos históricos, Marx se centró en el cambio en la época moderna. Para él, las transformaciones mas importantes de este período están vinculadas al desarrollo del capitalismo, sistema de producción que contrasta radicalmente con los anteriores órdenes económicos de la historia, ya que conlleva la producción de bienes y servicios para venderlos a una amplia gama de consumidores. Los que poseen el capital -fábricas, maquinaria y grandes sumas de dinero- conforman una clase dominante. El resto de la población constituye una clase de trabajadores asalariados, o clase trabajadora, que no posee los medios para su propia supervivencia y que, por tanto, debe buscar los empleos que proporcionan los que tienen el capital. En consecuencia, el capitalismo es un sistema de clases en el que el conflicto entre éstas es constante.

Para Marx, el capitalismo será reemplazado en el futuro por una sociedad sin clases, sin grandes divisiones entre ricos y pobres. Con esto no quería decir que fueran a desaparecer todas las desigualdades entre los individuos sino que la sociedad no estará dividida entre una pequeña clase que monopoliza el poder económico y político y una gran masa de personas que apenas se benefician de la riqueza que genera su trabajo. El sistema económico pasará a ser de propiedad comunal y se establecerá una sociedad más igualitaria que la actual.

La obra de Marx ha tenido una influencia trascendental en el mundo del siglo XX. Hasta la reciente caída del comunismo soviético, más de un tercio de la población de la tierra vivía en sociedades cuyos gobiernos se consideraban herederos de sus ideas. Además, muchos sociólogos se han visto influidos por su concepción de las clases y de las divisiones que ocasionan.

Biografía.-

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Nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, Prusia.- Hijo de una familia económicamente acomodada y culta, de origen judío.- Su padre fue abogado, judío convertido al protestantismo.- Realizó sus estudios hasta el bachillerato en su ciudad natal, ingresando luego a la Universidad de Bonn y más tarde a la de Berlín, donde al igual que su padre había iniciado la carrera de Derecho, pero posteriormente se dedica a los estudios de historia y filosofía, doctorándose en esta última en 1841 con una tesis sobre Epicuro.-En el 1844 conoce a Friedrich Engels en Paris, en más su incondicional amigo y colaborador de su obra.-En 1845 Marx es expulsado de París por sus actividades políticas, comenzando a partir de aquí una itinerante sucesión de destierros políticos por varios países europeos. Emigra a Bélgica.- En junio de 1847 se había constituido en Londres la "Liga de los comunistas", heredera de una asociación anterior, la "Liga de los justos", que, abandonando su viejo lema de "Todos los hombres son hermanos", adoptó el de "Proletarios de todos los países, uníos". En esa fecha junto a Engels se afilian a estas sociedades secretas que funcionaban a modo de logias, pero muy lejos de ser logias regulares. Es en la "Liga de los comunistas" que a Marx se le confía la redacción del Manifiesto del Partido Socialista editado en 1848.- En el mismo año es expulsado de Bélgica, trasladándose nuevamente a París y posteriormente a Alemania.-En sus últimos años de vida se consagró de lleno a trabajar en su mayor obra teórica: "El Capital".- En diciembre de 1881 falleció su esposa y el 14 de marzo de 1883, dos años después, fallece él en Londres.-

Marx y su concepción social.-

Marx entiende que lo prioritario en el hombre como parte del reino animal es su reproducción y mantenimiento, para lo cual, obviamente, ha de valerse de su interacción con el medio natural.-La singularidad del hombre es que puede administrar la producción necesaria para su subsistencia; es capaz de producir instrumentos con los que puede modificar el desarrollo normal de la naturaleza. "…En la medida en que el hombre se sitúa de antemano como propietario frente a la naturaleza, primera fuente de todos los medios y objetos de trabajo, y la trata como posesión suya, su trabajo se convierte en fuente de valores de uso, y, por tanto, en fuente de riqueza."Con esto Marx llega a la conclusión que lo básico de la actividad humana es el trabajo colectivo con el que puede construir su espacio vital, definiéndolo como: el carácter histórico de la existencia humana.- Marx entiende que de la organización social que el hombre cree, serán sus condiciones de subsistencia.-Como ya se dijo anteriormente, al hablar del tópico ideas – acción, él establece que la conciencia social es producto de la acción social y antepone a éstas el lenguaje como único vehículo capaz de colectivizar la acción social. Es decir, el lenguaje es la herramienta esencial de la humanidad capaz de coordinar al trabajo colectivo.-Entonces, el proceso histórico pasa a ser una consecuencia del trabajo modificador de la

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naturaleza. De esto se desprende la concepción del materialismo histórico.- Marx concibe a la sociedad humana estableciéndola en distintos niveles.-

"Fuerzas de producción"

El trabajo como sinónimo de conocimiento se transmite generacionalmente.- La voluntad humana del trabajo se aplica sobre los medios de producción, éstos representados por los insumos materiales y las herramientas.- La fuerza de producción son los conocimientos y la técnica con que cuenta una sociedad para producir modificando la naturaleza.-

Las relaciones de producción.-

Son relaciones sociales que los individuos crean, pero que a su vez le son impuestas por la colectividad sin que dependan de su voluntad, terminan por ser una imposición de la misma sociedad.- Dentro de las relaciones de producción encontramos a las relaciones técnicas de producción (técnicas de producción y división del trabajo) y las relaciones sociales de producción (derecho y obligaciones con que los hombres participan en el usufructo del producto).- A las relaciones de producción, Marx las determina en función de la propiedad.- Partiendo de esta idea él establece preponderantemente dos clases sociales: poseedores y no poseedores de la propiedad.- Las fuerzas productivas de una sociedad condicionan a las relaciones de producción. Es decir, el trabajo, la materia prima, las herramientas y los conocimientos, condicionan a: la división del trabajo y al usufructo del producto.- Las relaciones de producción (participación del usufructo) forman lo que el llama la estructura económica de la sociedad.-

Infraestructura y supraestructura.-

Comprendido el estado como el regulador del derecho, la administración, y las normas sociales (ética, estética y filosofía) conforma la Supraestructura de la sociedad.- Mientras que la Infraestructura son las relaciones de producción, la estructura económica de una sociedad.- Para Marx, la supraestructura depende de la infraestructura, la producción determina las relaciones en una sociedad.-

El Materialismo Histórico.-

Donde Marx incursiona más directamente en el tópico de la historia es en la "Contribución a la crítica de la economía política" (1859).- Su concepción historicista de la humanidad, es tomada en cuenta únicamente desde el punto de vista del análisis de las economías de las sociedades. Para él todos los demás componentes de cada cultura devienen de este tema.-"…el modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general, …" (6)

Dentro de este modelo histórico Marx entiende que en un principio existe un conflicto básico entre el hombre y la naturaleza, a la que trata de dominar.-La organización del trabajo en una sociedad, los conocimientos y su tecnificación (fuerza de producción) están en un continuo desarrollo. Pero, la división del trabajo, los derechos y obligaciones en la participación de la producción (relaciones de producción), no acompasan el crecimiento de la primera.

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"…; este antagonismo entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de nuestra época es un hecho palpable, abrumador e incontrovertible." (7)

Entonces la clase social que maneja la supraestructura se contrapone a las aspiraciones y necesidades de la clase social que integra la infraestructura.-"…El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado." (8)

Esto produce lo que Marx da en llamar la lucha de clases. Da a los cambios sociales un carácter revolucionario, donde la clase trabajadora suplanta a la clase propietaria; por consecuencia se radicaliza un cambio en la supraestructura, pero sin que ésta cambie totalmente los valores de la anterior, habiendo sí, una transformación de los mismos.-La sociedad capitalista Marx la comprende como el último sistema social con diferenciación de clases.- Esto se explica solamente con lo que Marx entiende por esencia del hombre. "…No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia." (12)

Max Weber

Al igual que Marx, Max Weber (1864-1920) no puede ser etiquetado únicamente como sociólogo, ya que sus intereses y preocupaciones se extendieron a diversas disciplinas. Nacido en Alemania, donde desarrolló gran parte de su carrera académica, Weber tenía una vasta cultura. En sus obras abordó la economía, el derecho, la filosofía y la historia comparativa, además de la sociología, y gran parte de su trabajo se centró también en el desarrollo del capitalismo. Como otros pensadores de su tiempo, intentó comprender el cambio social. Estuvo influido por Marx pero fue también muy crítico con algunas de sus principales ideas. Rechazaba la concepción materialista de la historia y consideraba que los conflictos de clase eran menos relevantes de lo que suponía Marx. Para Weber los factores económicos son importantes, pero el impacto de las ideas y los valores sobre el cambio social es igualmente significativo.

Weber dedicó algunas de sus obras más influyentes al análisis de lo que diferenciaba la sociedad y la cultura occidental de otras grandes civilizaciones. Estudió las religiones de China, la India y Oriente Medio y con estas investigaciones hizo aportaciones clave a la sociología de la religión. Tras comparar los sistemas religiosos dominantes en China y la India con los occidentales, Weber llegó a la conclusión de que ciertos aspectos de la doctrina cristiana habían tenido un papel fundamental en la aparición del capitalismo. Al contrario que en Marx, esta perspectiva no surgía únicamente de las transformaciones económicas sino que, para Weber, las ideas y valores culturales ayudan a que se constituya una sociedad y conforman nuestras acciones individuales.

La interpretación weberiana de la naturaleza de las sociedades modernas y de las razones de la difusión mundial de las formas de vida occidentales también contrasta sustancialmente con la de Marx. Según Weber, el capitalismo -una forma característica de organizar la actividad económica- no es más que uno de los muchos factores importantes que constituyen el desarrollo social. El impacto de la ciencia y de la burocracia son factores que subyacen en el capitalismo y que, en cierto modo, son más importantes que él. La ciencia ha conformado la tecnología moderna y seguirá haciéndolo en el futuro, mientras que la burocracia es la única forma de organizar eficazmente a grupos numerosos de personas y, por tanto, seguirá expandiéndose inevitablemente con el desarrollo económico

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y político. Weber describió el conjunto constituido por los avances científicos, la tecnología moderna y la burocracia como racionalización, es decir, la organización de la vida social y económica según principios de eficacia y, basándose en conocimientos técnicos.

Biografía.-

Nació en Erfurt, Prusia, el 21 de abril de 1864. Era hijo de un importante industrial.- Estudió en las Universidades de Heidelberg, Munich y Gotinga.- En 1895 se desempeñó como profesor de la cátedra de economía política en la Universidad de Friburgo y en 1896 en la de Heidelberg.-Por razones de enfermedad debió abandonar la enseñanza.- En 1904 funda junto a Jaffé y Sombart la revista "Archiy fur sozialwissenchaft und sozialpolitik". En 1910 junto a Simmel y Tonniers funda la Sociedad Alemana de Sociología. En 1918 vuelve a la enseñanza en las Universidades de Viena y de Munich.- En 1920 fue uno de los integrantes de la delegación negociadora en el Tratado de Paz de Versalles y participa en la comisión redactora de la Constitución de Weimar.- Murió el 14 de Junio de 1920 en Munich.-

Su Pensamiento.-

El concepto de la sociología de Weber se diferencia del que mantienen tanto los positivistas, como así también el marxismo.-Por un lado establece una distinción concreta entre las ciencias naturales y las sociales.-Dado el objeto de estudio que le confiere a las ciencias sociales, entiende que no es pertinente hacerlo con los mismos métodos que se utilizan para investigar a las ciencias naturales. Pues son carácter de estudio de las ciencias naturales las causas de dichos fenómenos, sin importar su significación o finalidad.-A diferencia, en las ciencias sociales sus objetos de estudio son de carácter intencional e interesa la significación que éstos contienen. No dejando de ser el estudio social, de carácter objetivo; de lo que sirven a título de ejemplo tanto la historia como así también la antropología que realizan sus estudios a través de métodos concretos.-Weber destaca la infinitud de los hechos sociales en las relaciones del hombre en el devenir histórico de la humanidad, por lo que entiende que es imposible establecer axiomas que puedan explicar en forma homogénea y universal el comportamiento humano. Estos comportamientos deben segmentarse para ser objeto de estudio a elección del científico.-Y como consecuencia de lo antes dicho se desprende que en la elección del objeto de estudio, realizada por el investigador, hay implícita una actitud arbitraria; por algo elige uno y otro tema para la investigación.-A diferencia de la corriente hegeliana, como la comprende Marx, Weber entiende que la historia de la humanidad no es precisamente racional y previsible por lo que no ha de investigársela como un todo. Y en función a su razonamiento kantiano, Weber entiende que el científico ha de realizar su investigación libre de juicios de valor.-

La acción social.-

Weber entiende que el objeto de estudio de la sociología es la acción social, y a ésta la define como "…una conducta humana con sentido y dirigida a la acción de otro.-"Esta definición destaca las particularidades de la acción humana, tiene sentido racional o

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afectivo, y a su vez está condicionada a actuar sobre otra/s persona/as, lo cual le imprime el sentido social. Las personas pueden aún estando en conjunto realizar acciones individuales.-Si bien Weber establece cuatro tipos de acciones sociales básicas, no necesariamente está estableciendo una segmentación rígida de las mismas, sino que en cada una de ellas prepondera una de estas condiciones.

La acción racional de acuerdo a fines. La acción racional de acuerdo a valores. La acción afectiva. La acción tradicional.

Para acceder a una mejor comprensión del planteo weberiano debemos tener en cuenta determinadas premisas planteadas por él.- En el pensamiento y la acción de los hombres pesan valores adquiridos.- Los hombres persiguen fines.- Llegan a los fines a través de diversos medios.- Las consecuencias de una acción social está en relación directa con los medios utilizados y los fines perseguidos.-

En el siguiente esquema se grafica lo antes dicho:Tipos de acción Elementos del sentido subjetivo

 

  medios fines valores consecuencias

Racional según fines

+ + + +

Racional según valores

+ + + -

Afectivos + + - -

Tradicionales + - - -

Del esquema se desprende que:

La acción racional acorde a fines es fundamentalmente de características racionales. La acción racional de acuerdo a valores son aquellas acciones que su móvil principal son los valores de los sujetos sin considerar las consecuencias. La acción afectiva se confunde con reacción frente a un estímulo pues responde a sentimientos (afectos positivos o negativos), sin que infiera lo racional. La acción tradicional son las que se realizan acorde a valores adquiridos de la sociedad, equivalen a los ritos, a las normas de comportamiento social.

La relación social.-

La relación social es una conducta plural donde existe una interacción entre los sujetos.-

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La relación social determina la existencia de quien realiza una acción y otro, receptor de la misma, a su vez en esta relación entendamos que ambas partes se componen o de un sujeto (individual) o un grupo de sujetos (colectivo).-

Es importante destacar aquí que la acción social (ya sea realizada por un individuo o un grupo) , puede haber sido influída a realizarse (por un individuo o un grupo).-Cuando mayor es la multiplicidad de los actuantes, más compleja y dinámica resulta su trama. Weber ve que la sociedad en sí es una enorme y numerosa trama de relaciones sociales.-

Las relaciones sociales tienen determinadas características:- La pluralidad- Siempre trata de un sentido empírico entre las partes- El sentido de reciprocidad puede sentirse de forma diferente entre los actuantes- La duración de una relación social puede ser permanente o de tiempo definido- Su durabilidad es directamente proporcional a la racionalidad- Los fines contenidos en una relación social pueden variar con el tiempo- El sentido de relación puede pactarse entre las partes

Tipos Ideales.-

En su método instituye la sociología comprensiva que busca comprender la intencionalidad del hombre en el móvil de su acción.- Para la comprensión de las sociedades en determinados momentos de la historia, como puede ser el caso de la sociedad capitalista o la burócrata, Weber entiende necesario la construcción de conceptos diseñados especialmente a tales efectos; a éstos les llama: "los tipos ideales". Estos conceptos conforman los rasgos esenciales con que un investigador se encuentra al analizar determinadas sociedades.Son ideales en el sentido de ser modelos ideados para abordar temas puntuales, sirven a los efectos de tomar estos conceptos como ejemplo para compararlo a otro "tipo ideal" diferente, y ubicarlo más lejano o cercano a patrones testigo.-

4.- Sociología del Conocimiento.-

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La filosofía fenomenología.

La fenomenología cuya primera aparición como término se encuentra en las obras de Johann Heinrich Lambert desde Hegel, se refiere en general al estudio de los diferentes modos en que las cosas aparecen o se manifiestan en la conciencia. Ella representa una corriente idealista subjetiva cuyo posterior movimiento filosófico del siglo XX (escuela fenomenológica) se debe, entre otros, a los estudios de E. Husserl quien siguió el camino de los neo-kantianos alemanes de fines del siglo XIX en especial el de W. Dilthey. Ella describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas. En la actualidad se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas en teología, sociología, psicología, psiquiatría, crítica literaria, lingüística y otras ciencias sociales.Husserl distingue entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu (humanas), rechazando que ellas sigan el mismo método de las primeras ya que en las ciencias de la naturaleza prima la causalidad y en las segundas está presente la motivación o intencionalidad. Esa es la razón por la que sus ideas estaban centradas en la construcción de una ciencia eidética que sirviera de base a las ciencias humanas.

Es su obra enuncia que las formas de ser que tienen esencialmente sus modos de darse también tienen sus modos en cuanto al método de conocerlas [agregando] Un método no es, en efecto nada que se traiga ni pueda traerse de fuera de un dominio (...)Un método determinado (...) es una forma que brota de la fundamental forma regional del dominio y de las estructuras universales de éstas, o sea, que del conocimiento de estas estructuras se desprende esencialmente para aprehenderlo epistemológicamente.Desde su punto de vista, el objeto del conocimiento no existe fuera de la conciencia del sujeto; el objeto se descubre y recrea como resultado de la intuición dirigida hacia él, el criterio de la verdad se halla constituido por las vivencias personales de los sujetos.

La fenomenología parte del concepto central de la `intencionalidad de la conciencia' que trata de fundamentar de que no hay `objeto sin sujeto'. Las esencias a las que presta atención son los objetos ideales, universales y temporales, los cuales no pueden existir materialmente (reducciones fenomenológicas) para aprehender las esencias de la conciencia pura, en un proceso en que la inducción desempeña su papel vital.

Los requisitos básicos de esta doctrina se observan en dos sentidos:

La reducción fenomenológica; como la tendencia a abstenerse de formular juicios de cualquier clase que conciernen a la realidad objetiva y que rebasan los límites de la experiencia pura (subjetiva). Su cometido es estudiar las esencias de las cosas y la de las emociones. Husserl definió la fenomenología como el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma, siendo este tipo de reflexión la ‘reducción fenomenológica’ y advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que algo existe con carácter material; más bien equivale a "poner en paréntesis la existencia", es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto contemplado.

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La reducción trascendental que ve al sujeto del conocimiento no de una manera real y social sino como conciencia pura. La fenomenología trascendental, según Husserl, era el estudio de los componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad. Admitió que la conciencia está permanentemente dirigida hacia las realidades concretas y llamó a este tipo de atención intencionalidad.

De ahí que este mismo autor postule las siguientes ideas:

El actor individual se entiende mediante sus acciones e interacciones con otros: por lo que es un error tomar la postura del observador externo. En otras palabras, desde esta perspectiva si se asume que la realidad social es solo el punto de partida para el desarrollo de estudios empíricos, todo ello es un craso error. Los significados, se proclama, permiten a un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y la direccionalidad, llamaba "intencionalidad" por Husserl, era la esencia del conocimiento. La conciencia, además, posee estructuras ideales invariables, que llamó significados, que determinan hacia qué objeto se dirige la mente en cada momento. Su método concede absoluta primacía a la conciencia, la cual construye tanto el mundo objetivo como la intersubjetividad, basada en la experiencia de los otros. De acuerdo con sus ideas, la fenomenología no inventa teorías, sino que describe las "cosas en sí mismas". Reconoce el carácter intencional de la conciencia, de acuerdo con el cual ella es un movimiento de trascendencia hacia el objeto y por el cual el objeto mismo aparece o se representa "en carne y hueso" o "en persona" a la conciencia. Evidencia la visión (intuición) del objeto debido a la presencia efectiva del objeto mismo. Amplía la noción de objeto, que comprende no sólo las cosas materiales sino también las formas categoriales, las esenciales y en general los "objetos ideales". Hace evidente el carácter privilegiado de la "percepción inmanente"; esto es, la conciencia que tiene el yo de sus propias experiencias, en cuanto parecer y ser coinciden en esa percepción.

Alfred Schutz:

Nació en Viena el 13 de abril de 1899, en el seno de una familia de origen Judío. Estudió Derecho y Economía con maestros como Hans Kelsen y Ludwig von Mises. Durante los años de permanencia en Viena frecuenta el círculo cultural dirigido por von Mises, donde se discutían temas epistemológicos y metodológicos acerca de las Naturwissenschaften (ciencias de la naturaleza) y Geisteswissenschaften (ciencias del espíritu). En este círculo inició el estudio de la obra principal de Max Weber aparecida en 1922 con el título de "Wirtschaft und Gesselschaft" (14). A partir de 1925 se auto-impone la tarea de fundamentar epistemológicamente los conceptos enunciados por Weber en su teoría de la sociedad y empleados en su metodología comprensiva que -a su juicio- son válidos pero están insuficientemente justificados. De esos años datan sus primeros manuscritos, animado por el afán de encontrar una síntesis entre la ciencia social y la filosofía. Como señala Arvid Brodersen: "Schutz aprendió pronto una lección que luego continuó enseñando hasta el fin de sus días: la de que es

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necesario que toda teoría social tenga un fundamento filosófico". En principio, la filosofía de Bergson será su fuente principal y, aunque el curso posterior de su indagación tomará otro derrotero, aquí se forma la intuición fundamental de todo su pensamiento filosófico y sociológico, esta es, según Cipriani Thorne: "...la idea genial de haber penetrado el núcleo del tema sociológico: ¿dónde y cómo se forman los significados de la acción social? A cuya respuesta, así como a su articulación con el correspondiente tratamiento científico, dedicará Schutz toda su investigación".Desde 1928 comienza a estudiar los escritos de Husserl y en ellos encontró los elementos conceptuales que le permitieron encauzar la línea de estudio que le interesaba. A raíz de la aparición del primer libro de Schutz, Husserl le dirigió una carta fechada 03 de mayo de 1932 comentando que lo ha impresionado como un fenomenólogo serio y competente y admite que: "...es uno de los pocos que han penetrado hasta su significado más profundo la obra de mi vida –cuyo acceso es, infortunadamente, tan difícil- y que promete continuarla como representante de la genuina philosophia perennis, la única que puede constituir el futuro de la filosofía". Acto seguido Husserl lo invitó a integrar su equipo de colaboradores y poco después le propone convertirse en su asistente. Aunque Schutz declina el ofrecimiento, desde entonces viajó asiduamente a Friburgo y mantuvo constante correspondencia con el maestro. Schutz se encontraba en París cuando se produjo la invasión de Austria por el ejército alemán. En Julio de 1939, se trasladó a Nueva York. A fines de 1942 se integró a la New School for Social Research, de Nueva York, dedicándose a la enseñanza de postgrado en los departamentos de filosofía y sociología, donde logró conformar un núcleo de competentes fenomenólogos entre los que se contaba su antiguo amigo y colaborador Aaron Gurwitsch. En 1957 comienza a bosquejar el plan del libro que debía sistematizar su pensamiento. Debido a su deteriorada salud escogió a un discípulo destacado: Thomas Luckmann, para escribir el texto definitivo, paralelamente había acordado con otro discípulo: Maurice Natanson, la compilación de sus artículos más relevantes, reunidos en los Collected Papers I (19). Por la misma época Ardvin Brodersen se hizo cargo de compilar los Collected Papers II (20). El intervalo de veinticinco años entre su último libro (21) y la publicación del primero fue de continua maduración en su incesante búsqueda de una fundamentación filosófica de las ciencias sociales que no se interrumpió a pesar de los cambios de país, de entorno cultural y de idioma. En treinta años de ardua labor Schutz logró resultados que recién están siendo sopesados.

Sociología y Fenomenología.-

La relación histórica entre sociología y fenomenología no ha sido fácil y más problemática aún es la proposición de una sociología fenomenológica. En primer lugar, porque, de acuerdo a la acertada prevención de Josexto Beriain: "La denominación sociología fenomenológica puede leerse como fundamentación fenomenológica de la sociología; preferiríamos entonces usar la denominación fenomenología sociológica, aplicable a Alfred Schutz, clásico de esta corriente. También puede leerse como sociología, ciencia empírica inspirada en tal fundamentación; en este caso es más adecuado hablar de sociología fenomenológica". En la segunda opción Beriain ubica la obra de Berger y Luckmann.

RESUMEN DE TEXTO: “LA CONSTRUCCION SOCIAL DE LA REALIDAD” DE

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PETER L. BERGER, THOMAS LUCKMANN

INTRODUCCION.- Las tesis fundamentales de los autores del libro son: -que la realidad se construye socialmente, y -que la sociología del conocimiento debe analizar los procesos por los cuales esto se produce. Los términos claves de dichas tesis son: “realidad” y “conocimiento”. Se define la realidad como una cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia volición y conocimiento como a la certidumbre de que los fenómenos son reales y de que poseen características específicas. En virtud de lo anterior, el sociólogo está obligado a indagar, al menos, si la diferencia entre unas y otras “realidades” no pueden entenderse en relación con las diversas diferencias que existen entre una y otras sociedades. En cambio, el filósofo se ve ante la obligación de establecer diferencias entre las aserciones que son válidas con respecto al mundo y las que no lo son. Entonces, la necesidad de una sociología del conocimiento (expresión acuñada por Max Scheler, alrededor de 1920) está dada por las diferencias observables entre sociedades, en razón de lo que en ellas se da por establecido como conocimiento. Por tanto, la sociología del conocimiento deberá tratar no sólo las variaciones empíricas del conocimiento en las sociedades humanas, sino también los procesos por los que cualquier cuerpo de conocimiento llega a quedar establecido socialmente como realidad. Además, deberá tratar los procesos por los cuales ello se realiza de una manera tal, que una realidad ya establecida se cristaliza para el hombre de la calle. Es así como los autores llegan a establecer que la sociología del conocimiento se ocupa del análisis de la construcción social de la realidad. Debido, tal vez, a que el origen de la expresión sociología del conocimiento fue formulada por Scheler, alemán y en la década del 20, es que para los sociólogos norteamericanos, hasta ahora, esta disciplina ha sido considerada como marginal, dotada de persistente sabor europeo. Existe cierto consenso en que la sociología del conocimiento se ocupa de la relación entre el pensamiento humano y el contexto social en el que se origina. La sociología del conocimiento tiene sus antecedentes inmediatos en tres corrientes del pensamiento alemán del siglo XIX: la marxista, la nietzcheana y la historicista. De la primera corriente ha utilizado especialmente los conceptos de infraestructura y superestructura, entendidos como actividad humana y mundo producido por esa actividad, respectivamente. Nietzche influyó, aunque más ligeramente, con sus conceptos de anti idealismo y de falsa conciencia, además de la idea que llamó “el arte de la desconfianza”. El historicismo, como precursor inmediato de la sociología del conocimiento, aportó con su sentido abrumador de la relatividad de todas las perspectivas sobre el acontecer humano, es decir la historicidad inevitable del pensamiento humano. Recién con Karl Mannheim estas concepciones de la sociología del conocimiento penetraron en el mundo de habla inglesa, por la circunstancia de haber enseñado en Inglaterra tras el advenimiento del nazismo en Alemania. La preocupación clave de Mannheim es el fenómeno de la ideología (ideas que sirven como

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arma para intereses sociales), distinguiendo entre ideologías particulares (que constituyen sólo una parte del pensamiento de un adversario), ideologías totales (que abarcan la totalidad del pensamiento del adversario) e ideologías generales (no hay pensamiento humano que esté inmune a las influencias ideologizantes de su contexto social). También acuñó el término relacionismo en contraposición al de relativismo, para denotar la perspectiva epistemológica de la sociología del conocimiento, que dice que el pensamiento sólo puede darse desde una posición determinada, aunque esto pueda ser mitigado mediante el análisis sistemático del mayor número posible de variantes de las posiciones construidas sobre bases sociales. Mannheim pensaba que el problema del marxismo es resuelto con las herramientas de la historia. Confiaba en la inteligencia sin ataduras sociales, concepto acuñado por Weber (1924) el cual considera que puede estarse relativamente libre de intereses de clase. Diferenciaba los conceptos de ideología y de utopía, ya que aunque ambas producen una imagen distorsionada de la realidad, la utopía posee el dinamismo requerido para transformar esa realidad a imagen de ella. Otros sociólogos que han abordado la sociología del conocimiento han sido Merton, Parsons, Mills, Geiger, Topitsch y Stark. Este último realizó el intento de mayor alcance para sobrepasar a Manheim, con la elaboración de una vasta sociología del conocimiento, aportando el concepto de que esta ciencia no sólo debe desenmascarar las distorsiones que se producen socialmente sino que también debe abocarse al estudio sistemático de las condiciones sociales del conocimiento en cuanto tal. Debido a estos aportes, el interés de la sociología del conocimiento se ha centrado en el plano teórico sobre cuestiones epistemológicas y en el plano empírico sobre cuestiones de historia intelectual. Berger y Luckmann se declaran al margen de toda la conceptuali zación anteriormente descrita al considerar a la sociología del conocimiento como parte de la disciplina de la sociología, definiendo que la sociedad del conocimiento debe ocuparse de todo lo que se considere conocimiento en la sociedad. Establecen que el conocimiento del sentido común más que las ideas debe constituir el tema central de la sociología del conocimiento, puesto que éste constituye el edificio de significados sin el cual ninguna sociedad podría existir. Los autores parten de las dos consignas más famosas e influyentes en la sociología, la de Durkheim que dice que la regla primera y fundamental es considerar los hechos sociales como cosas, y la de Weber que dice que tanto para la sociología en su sentido actual como para la historia, el objeto del conocimiento es el complejo de significados subjetivos de la acción. Berger y Luckmann plantean que ambas posturas no se contradicen porque finalmente están dando cuenta del carácter dual de la sociedad. Declaradas ambas consignas clásicas, ellos se preguntan: ¿Cómo es posible que los significados subjetivos se transformen en facticidades objetivas? O ¿cómo es posible que la actividad humana produzca un mundo de cosas?

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I.- LOS FUNDAMENTOS DEL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA

1. LA REALIDAD DE LA VIDA COTIDIANA

Ya está establecido que el propósito de esta obra es un análisis sociológico de la realidad de la vida cotidiana, o más exactamente del conocimiento que orienta la conducta en la vida cotidiana. Puesto que la realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del “aquí” de mi cuerpo y el “ahora” de mi presente, estos son los focos de atención que se presta a la realidad de la vida cotidiana y constituyen lo “real” de mi conciencia. Sin embargo, la realidad de la vida cotidiana no se agota en estos fenómenos presentes sino que abarca fenómenos que no están aquí y ahora., lo que significa que se experimenta la vida cotidiana en grados diferentes de proximidad y alejamiento, tanto espacial como temporal. La realidad de la vida cotidiana se da por establecida como realidad, no requiriendo verificaciones adicionales. Esta se da como no problemática si las rutinas prosiguen sin interrupción y seguirá siéndolo hasta la aparición de un problema. Cuando esto ocurre, la realidad de la vida cotidiana busca integrar el sector problemático dentro de lo que ya no es problemático. Por otra parte, la vida cotidiana conserva su acento de realidad dentro de una estructura temporal, es decir se incluye dentro de un espacio de tiempo claro y definido. La inminencia de la muerte amenaza profundamente la realidad.

2. INTERACCION SOCIAL EN LA VIDA COTIDIANA

La realidad de la vida cotidiana se comparte con otros, siendo la situación “cara a cara” la más importante de las experiencias de interacción social y del que derivan todas las demás situaciones de interacción. En esta situación el otro es completamente real. Esta presencia puede ser próxima o remota y varía de acuerdo a la “distancia” que se vaya tomando del otro. En uno y otros casos, el otro es perfectamente real aunque llegue a constituir algo tan lejano y anónimo como lo que se denomina “opinión pública”. Entonces, la realidad social de la vida cotidiana es aprehendida en un continuum de tipificaciones que se vuelven progresivamente anónimas a medida que se alejan del “aquí” y “ahora” de la situación “cara a cara”. En un polo están los otros con los que interactúo intensamente y en el otro polo hay abstracciones sumamente anónimas que por su misma naturaleza nunca pueden ser accesibles a un “cara a cara”. En este tono, la estructura social es un elemento esencial de la realidad de la vida cotidiana.

3. EL LENGUAJE Y EL CONOCIMIENTO EN LA VIDA COTIDIANA.

La expresividad humana es capaz de objetivarse por manifestarse en productos de la actividad humana. La realidad de la vida cotidiana está llena de objetivaciones y además es posible únicamente por ellas. La significación es un caso especial de objetivación y se refiere a la producción humana de signos. Los signos se agrupan en una cantidad de sistemas:

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gesticulatorios, movimientos corporales pautados, grupos de artefactos materiales, etc. El lenguaje es el sistema de signos vocales más importante de la sociedad humana. Las objetivaciones comunes de la vida cotidiana se sustentan primariamente por la significación lingüística, lo que hace que la comprensión del lenguaje sea esencial para cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana. El lenguaje es capaz de transformarse en depósito objetivo de vastas acumulaciones de significado y experiencia que puede preservar a través del tiempo y transmitir a generaciones futuras. Además, el lenguaje es capaz de trascender por completo la realidad de la vida cotidiana. El lenguaje construye enormes edificios de representación simbólica que parecen dominar la realidad de la vida cotidiana como gigantescas presencias de otro mundo. Aquí pueden mencionarse la religión, la filosofía, el arte y la ciencia. El simbolismo y el lenguaje simbólico llegan a ser constituyentes esenciales de la realidad de la vida cotidiana y de la aprehensión que tiene de esta realidad el sentido común. El lenguaje constituye campos semánticos o zonas de significación lingüísticamente circunscritos. Dentro de estos campos semánticos se posibilita la objetivación, la retención y la acumulación de la experiencia biográfica e histórica. Esta acumulación forma un acopio social de conocimiento que se transmite de generación en generación y está al alcance del individuo en la vida cotidiana. Lo anterior permite la “ubicación” de los individuos en la sociedad y el manejo apropiado de ellos cuando participan en el cúmulo social de conocimiento. El acopio social de conocimiento establece diferenciaciones dentro de la realidad según los grados de familiaridad. De esa manera el conocimiento sobre la propia ocupación y el propio mundo es muy abundante y específico, mientras que del mundo ocupacional de los otros tengo apenas un conocimiento muy esquemático. El conocimiento de la vida cotidiana se estructura en términos de relevancias, algunas de las cuales determinan los propios intereses pragmáticos inmediatos y otras por la situación general en se encuentra el individuo dentro de la sociedad. Esto determina el grado de acopio de conocimiento objetivado. En cuanto a la distribución social del conocimiento, los autores dicen que diferentes individuos y tipos de individuos poseen el conocimiento en grados diferentes.

II.- LA SOCIEDAD COMO REALIDAD OBJETIVA

1. INSTITUCIONALIZACION

a) Organismo y actividad

El proceso por el cual se llega a ser hombre se produce en una interrelación con un ambiente. Este enunciado cobra significación si se piensa que dicho ambiente es tanto natural como humano. El ser humano en proceso de desarrollo se interrelaciona no sólo con un ambiente natural determinado sino también con una orden cultural y social específico mediatizado para él por los otros significantes a cuyo cargo se halla. La forma específica dentro de la cual se moldea esta humanidad está determinada por dichas formaciones socioculturales y tiene relación con sus numerosas variaciones. Es significativo decir que el hombre construye su propia naturaleza o sea, que el hombre se

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produce a sí mismo. El desarrollo común del organismo y el yo humanos en un ambiente social determinado se relaciona con la vinculación peculiarmente humana entre el organismo y el yo. La autoproducción del hombre es siempre y por necesidad, una empresa social. Los hombres producen juntos un ambiente social con la totalidad de sus formaciones socioculturales y psicológicas. La humanidad específica del hombre y su socialidad están entrelazadas íntimamente. El homo sapiens es siempre y en la misma medida, homo socius. Los autores se preguntan de qué manera surge el propio orden social y se responden diciendo que el orden social es un producto humano o una producción humana constante, realizada por el hombre en el curso de su continua externalización. El orden social humano no se da en el ambiente natural. No forma parte de la “naturaleza de las cosas” y no puede derivar de las “leyes de la naturaleza”. Existe solamente como producto de la actividad humana. Tanto por su génesis como por su existencia el orden social es un producto humano.

b) Orígenes de la institucionalización

Toda actividad humana está sujeta a la habituación. Todo acto que se repite con frecuencia crea una pauta que luego puede reproducirse con economía de esfuerzos y que ipso facto es aprehendida como pauta por el que la ejecuta. Hasta los individuos que se encuentren aislados estarán sujetos a la habituación. Estos procesos de habituación son los que anteceden a toda institucionalización, la que aparece cuando se da una tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de actores. Un sector de la actividad humana se institucionaliza cuando es sometido al control social. Un mundo institucionalizado se experimenta como realidad objetiva, tiene una historia que antecede al nacimiento del individuo y no es accesible a su memoria biográfica. La biografía del individuo es un episodio ubicado dentro de la historia objetiva de la sociedad. Las instituciones ejercen sobre el individuo un poder de coacción. La objetividad del mundo institucional es una objetividad de producción y construcción humanas, es actividad humana objetivada. La relación entre el hombre (productor) y el mundo social (su producto) es dialéctica, interactúan. La externalización, la objetivación y la internalización son momentos del proceso de la socialización. Cada uno de ellos corresponde a una caracterización esencial del mundo: la sociedad es un producto humano, la sociedad es una realidad objetiva, el hombre es un producto social. La legitimación del orden institucional es aprendida por las nuevas generaciones durante el mismo proceso que las socializa dentro del orden institucional.

c) Sedimentación y tradición

La conciencia retiene solamente una pequeña parte de la totalidad de las experiencias humanas, la que una vez retenida se sedimenta. El lenguaje es el depositario de una gran suma de sedimentaciones colectivas, que entonces

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se adquieren como conjuntos cohesivos y sin reconstruir su proceso original de formación. La transmisión del significado de una institución se basa en el reconocimiento social de aquella como solución “permanente” a un problema “permanente” de una colectividad dada. Las colectividades se integran de facto, pero su integración no es un imperativo funcional para los procesos sociales que las producen, sino que más bien se efectúa por derivación. El conocimiento se halla en el corazón de la dialéctica fundamental de la sociedad: “programa” los canales en los que la externalización produce un mundo objetivo. Objetiviza este mundo a través del lenguaje y del aparato cognoscitivo basado en el lenguaje, es decir lo ordena en objetos que han de aprehenderse como realidad. Este mundo se internaliza de nuevo como verdad objetivamente válida en el curso de la socialización. Este mismo cuerpo de conocimiento se transmite a la generación inmediata, se aprende como verdad objetiva en el curso de la socialización y de ese modo se internaliza como realidad subjetiva.. Lo mismo es adjudicable a cualquier área de comportamiento institucionalizado.

d) Sedimentación y tradición

La sedimentación es el proceso por el cual las experiencias quedan estereotipadas en el recuerdo como entidades reconocibles y memorables. El lenguaje se convierte en depositario de una gran suma de sedimentaciones colectivas, que se adquieren como conjuntos cohesivos y sin reconstruir su proceso original de formación. Las legitimaciones pueden sucederse unas a otras, otorgando nuevos significados a las experiencias sedimentadas de esa colectividad. La transmisión del significado de una institución se basa en el reconocimiento oficial de ella como solución permanente a un problema permanente de una colectividad dada. Los actores deben enterarse sistemáticamente de estos significados, lo que requiere de una cierta forma de proceso educativo. Tanto el saber como el no saber se refieren a lo que es definido socialmente como realidad. Las dificultades que surgen se relacionan con las actividades teóricas de los legitimadores y de las actividades prácticas de los educadores en la nueva sociedad.

e) Roles

Las instituciones se encarnan en la experiencia individual por medio de los roles. Al desempeñar roles, los individuos participan en un mundo social y al internalizar dichos roles, ese mismo mundo cobra realidad para ellos subjetivamente. El origen de los roles reside en el mismo proceso fundamental de habituación y objetivación que el origen de las instituciones. Los roles aparecen tan pronto como se inicia el proceso de formación de un acopio común de conocimiento que contenga tipificaciones recíprocas de comportamiento. Todo comportamiento institucionalizado involucra roles. Los roles representan el orden institucional. Ni la institución ni la obra existen empíricamente fuera de esta realización recurrente. Los roles representan instituciones ya que posibilitan que ellas existan, una y otra vez, como presencia real en la experiencia real de individuos concretos. Los roles tienen gran importancia estratégica en una sociedad ya que representan no solo tal

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o cual institución, sino la integración de todas en un mundo significativo. Cada rol brinda acceso a un sector específico del acopio total de conocimiento que posee la sociedad. Esto implica una distribución social del conocimiento. Dada la acumulación histórica de conocimiento en una sociedad, podemos suponer que, a causa de la división del trabajo, el conocimiento de roles específicos aumentará en una proporción más rápida que el conocimiento de lo que es relevante y accesible en general. En otras palabras: surgirán especialistas. Los especialistas se convierten en administradores de los sectores del cúmulo de conocimiento que les ha sido adjudicado socialmente. Los autores proponen que la dialéctica esencial de la sociedad presenta dos perspectivas. La primera se resume en que la sociedad existe sólo en cuanto los individuos tienen conciencia de ella y la segunda en que la conciencia individual se determina socialmente.

f) Alcances y modos de la institucionalización

La institucionalización no es un proceso irreversible a pesar del hecho de que las instituciones, una vez formadas, tienden a persistir. Si hay algún problema se debe a las dificultades subjetivas que pueda tener el individuo al internalizar los significados socialmente aceptados. A medida que se van produciendo mayores desviaciones se producirán también modificaciones importantes en el carácter dado a los significados institucionales. Existirá ahora un problema objetivo con respecto a una integración amplia de significados dentro de la sociedad total. La multiplicación de perspectivas aumenta sobremanera el problema de establecer una cubierta simbólica estable para toda la sociedad. Como la relación entre el conocimiento y su base social es dialéctica, es decir el conocimiento es un producto social y un factor de cambio social, lo anteriormente expuesto impulsa otros modos de institucionalización. La variabilidad histórica de la institucionalización se relaciona con la manera en se objetiva el orden institucional, lo que plantea la cuestión de la reificación de la realidad social. La reificación es la aprehensión de fenómenos humanos como si fueran cosas, en términos no humanos o posiblemente supra-humanos. Como si los productos de la actividad humana fueran algo distinto de los productos humanos, como hechos de la naturaleza, como resultado de leyes cósmicas o manifestaciones de la voluntad divina. El mundo reificado es, por definición, un mundo deshumanizado. No se debe limitar el concepto de reificación a las construcciones mentales de los intelectuales. La reificación existe en la conciencia del hombre de la calle. Todo el orden institucional podría aprehenderse en términos reificados, tanto en conjunto como segmentariamente. Los roles pueden reificarse al igual que las instituciones. Este análisis sirve como correctivo permanente a las propensiones reificadoras del pensamiento teórico en general y del sociológico en particular impidiendo que caigan en una concepción no dialéctica de la relación que existe entre lo que los hombres piensan y lo que hacen.

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2. LEGITIMACION

a) Orígenes de los universos simbólicos

La legitimación es el proceso que constituye una objetivación de significado de “segundo orden”. La legitimación no es indispensable en la primera fase de la institucionalización. Surge inevitablemente cuando las objetivaciones del orden institucional deben transmitirse a una nueva generación. Este proceso de explicar y justificar el orden institucional atribuyendo validez cognoscitiva a sus significados objetivados constituye la legitimación. El conocimiento precede a los valores en la legitimación de las instituciones. La legitimación incipiente aparece tan pronto como se transmite un sistema de objetivaciones lingüísticas de la experiencia humana. El segundo nivel de legitimación lo constituyen las proposiciones teóricas rudimentarias. El tercer nivel contiene las teorías explícitas por las que un sector institucional se legitima en términos de un cuerpo de conocimiento diferenciado. Suele encomendarse esta función a personal especializado para que las transmita. El cuarto nivel lo constituyen los universos simbólicos que son cuerpos de tradición teórica que integran zonas de significado diferentes y abarcan el orden institucional en una totalidad simbólica. El universo simbólico se concibe como la matriz de todos los significados objetivados socialmente y subjetivamente reales. El universo simbólico se construye mediante objetivaciones sociales. La cristalización de los universos simbólicos sucede a los procesos de objetivación, sedimentación y acumulación del conocimiento. El universo simbólico aporta el orden para la aprehensión subjetiva de la experiencia biográfica. El universo simbólico puede describirse diciendo que “pone cada cosa en su lugar” dado que ordena las diferentes fases de la biografía. En cuanto a la legitimación de la ubicación de la muerte, el universo simbólico desempeña una importancia estratégica fundamental porque revela su carácter apaciguador fundamental de las legitimaciones definitivas de la suma realidad de la vida cotidiana. Otras características del universo simbólico como legitimador son: -resguarda el orden institucional a la vez que la biografía individual -ordena la historia y ubica los acontecimientos colectivos dentro de una unidad coherente que incluye el pasado, el presente y el futuro -establece una memoria que comparten todos los individuos socializados -establece un marco de referencia común para la proyección de las acciones individuales -proporciona una amplia integración de todos los procesos institucionales aislados

b) Mecanismos conceptuales para el mantenimiento de los universos simbólicos

El universo simbólico es teórico. Se origina en procesos de reflexión subjetiva los que con la objetivación social llevan al establecimiento de vínculos explícitos entre los temas significativos que arraigan en las más diversas instituciones. Solamente una vez que el universo simbólico se objetiva como primer producto del pensamiento teórico surge la posibilidad de la reflexión sistemática sobre la naturaleza de

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ese universo. Sería una legitimación de segundo grado. Todo universo simbólico es incipientemente problemático. La existencia de grupos heréticos plantean no sólo una amenaza teórica para él sino también una amenaza práctica para el orden institucional legitimado por ese universo simbólico. Esto implica poner en marcha diversos mecanismos conceptuales destinados a mantener el universo “oficial” contra el desafío herético. La aparición de universos simbólicos alternativos es una amenaza porque su misma existencia demuestra empíricamente que nuestro propio universo es menos que inevitable. Los mecanismos conceptuales para el mantenimiento de los universos son en sí mismos productos de la actividad social, como lo son todas las formas de legitimación y el enfrentamiento con universos alternativos implica un problema de poder. Estos mecanismos de mantenimiento siempre entrañan la sistematización de legitimaciones que ya estaban presentes en la sociedad de modo más sencillo y que cristalizan en el universo en cuestión. Los más antiguos mecanismos de mantenimiento son los que adquieren formas mitológicas, los que se esfuerzan por eliminar incoherencias y mantener el universo mitológico en términos de integración teórica. La teología constituye una forma de estos mecanismos. Otra es la ciencia. También la terapia utiliza mecanismos conceptuales para mantener a todos dentro del universo de que se trate.

c) Organización social para el mantenimiento de los universos simbólicos

Todos los universos construidos socialmente cambian porque son productos históricos de la actividad humana. A medida que surgen formas más complejas de conocimiento aparecen los expertos, quienes demandan jurisdicción definitiva sobre la totalidad del acopio social de conocimiento en esa área. Esto conlleva la posible aparición de conflictos entre camarillas rivales de expertos. La etapa del desarrollo del conocimiento tiene una cantidad de consecuencias. La primera es la aparición de la teoría pura. La segunda es el fortalecimiento del tradicionalismo en las acciones institucionalizadas, lo que legitima la tendencia a la inercia. Las situaciones monopolistas presuponen un alto grado de estabilidad socio-estructural y son de por sí estructuralmente estabilizadoras, pero pueden no lograr mantenerse por diversas razones, tanto internacionales como domésticas. El sectarismo intelectual es típicamente un ejemplo de desintegración social o pérdida de objetivación en la sociedad global. Los intelectuales emprenden la realización de sus designios para la sociedad en la sociedad.

En esta análisis se pone de relieve los aspectos estructurales en la existencia social de los elencos para el mantenimiento de los universos. Los universos y las instituciones se legitiman por medio de individuos vivientes que tienen ubicación e intereses sociales concretos.

El cambio social debe entenderse siempre como vinculado por una relación dialéctica a la “historia de las ideas”. Las apreciaciones idealistas y materialistas pasan por alto esta relación y por lo tanto, distorsionan la historia.

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III.- LA SOCIEDAD COMO REALIDAD SUBJETIVA

a) Socialización primaria

Ya que la sociedad existe como realidad tanto objetiva como subjetiva, cualquier comprensión teórica debe abarcar ambos aspectos. La sociedad se entiende como un continuo proceso dialéctico compuesto de tres momentos: externalización, objetivación e internalización. Participar en su dialéctica es estar en la sociedad. El individuo es inducido a participar en esta dialéctica y el punto de partida es la internalización, que es la aprehensión o interpretación inmediata de un acontecimiento objetivo en cuanto expresa significado. Constituye la base para la comprensión de los propios semejantes y para la aprehensión del mundo en cuanto realidad significativa y social. Comienza cuando el individuo asume el mundo en el q ue ya viven otros. La socialización es la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de una sociedad o en un sector de él. La socialización primaria es la primera que el individuo atraviesa en su niñez y por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad. La socialización secundaria es cualquier proceso posterior que induce al individuo ya socializado a nuevos sectores del mundo objetivo de su sociedad. La socialización primaria suele ser más importante para el individuo y toda socialización secundaria debe semejarse a la de la primaria. La primaria se efectúa en circunstancias de enorme carga emocional: el niño acepta los roles y actitudes de los otros significantes, los internaliza y se apropia de ellos. El yo es una entidad reflejada. Acepta los roles y el mundo de los otros ubicándose en un mundo determinado. La socialización primaria crea en la conciencia del niño una abstracción progresiva que va de sus roles y actitudes de los otros específicos, a los roles y actitudes en general. La sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan subjetivamente en el mismo proceso de internalización y se corresponde también con la internalización del lenguaje, el que constituye el contenido y el instrumento más importantes de la socialización. La socialización primaria “finaliza” cuando el concepto del otro generalizado se ha establecido en la conciencia del individuo. Ahora ya es miembro efectivo de la sociedad. La socialización nunca es total y nunca termina.

b) Socialización secundaria

Esta es la internalización de submundos institucionales. Su alcance y su carácter se determinan por la complejidad de la división del trabajo y la distribución social concomitante del conocimiento. Esta socialización secundaria es la adquisición del conocimiento específico de roles arraigados en la división del trabajo. Así como la socialización primaria está influenciada por la carga emocional del niño, esta secundaria puede prescindir de ella y proceder con la sola dosis de identificación mutua que interviene en cualquier comunicación entre seres humanos. En la socialización secundaria suela aprehenderse el contexto institucional La distribución institucionalizada de tareas entre la socialización primaria y la secundaria varía de acuerdo con la complejidad de la distribución social del conocimiento.

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La educación constituye un ejemplo inmejorable de la socialización secundaria.

c) Mantenimiento y transformación de la realidad subjetiva

Toda sociedad viable debe desarrollar procedimientos de mantenimiento de la realidad para salvaguardar cierto grado de simetría entre la realidad objetiva y la subjetiva. Se distinguen dos tipos de mantenimiento de la realidad: de rutina y de crisis. El primero está destinado a mantener la realidad internalizada en la vida cotidiana y el segundo en las situaciones de crisis. La realidad de la vida cotidiana se mantiene porque se concreta en rutinas, lo que constituye la esencia de la institucionalidad. En el proceso de mantenimiento social de la realidad se puede distinguir entre los otros significantes y los otros menos importantes. El vehículo más importante de este mantenimiento es el diálogo, lo que incluye lo que la gente conversa entre sí más las emanaciones de la comunicación no oral que rodean al habla. La gran parte del diálogo cotidiano mantiene la realidad subjetiva, la que adquiere solidez por la acumulación y coherencia del diálogo casual. El aparato conversacional mantiene continuamente la realidad y también la modifica de continuo. Para poder mantener la realidad subjetiva el aparato conversacional debe ser continuo y coherente. Los rituales colectivos para el mantenimiento de la realidad pueden ser institucionalizados por las catástrofes naturales y los rituales individuales pueden serlo en épocas de desgracia personal. La socialización implica la posibilidad de que la realidad subjetiva pueda transformarse. La transformación se aprehende subjetivamente como tal. Las transformaciones que parecen totales se denominan alternaciones. La alternación requiere procesos de re-socialización que se asemejan a la socialización primaria. El prototipo histórico de la alternación es la conversión religiosa. En las alternaciones seculares los mejores ejemplos se encuentran en las áreas del adoctrinamiento político y en la psicoterapia. La alternación comporta una reorganización del aparato conversacional. El requisito más importante es disponer de un aparato legitimador para toda la serie de transformaciones. En la re-socialización el pasado se re-interpreta conforme con la realidad presente. En la socialización secundaria el presente se interpreta de tal modo que se halle en relación continua con el pasado. Es decir, la base de la realidad para la re-socialización es el presente y para la socialización secundaria es el pasado.

INTERNALIZACION Y ESTRUCTURA SOCIAL

La socialización siempre se efectúa en el contexto de una estructura social específica. La socialización exitosa se da por el establecimiento de un alto grado de simetría entre la realidad objetiva y la subjetiva. La socialización deficiente se entiende en razón de la asimetría entre ambas realidades. El éxito máximo en la socialización se da en sociedades con una división del trabajo

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sencilla y una mínima distribución del conocimiento. Las anti-definiciones de realidad e identidad se presentan en cuanto las sociedades se congregan en grupos socialmente durables que inician sus propios procesos de socialización porque estos individuos forman una anti comunidad propia.

TEORIAS DE LA IDENTIDAD

La identidad constituye un elemento clave de la realidad subjetiva y en cuanto tal, se halla en una relación dialéctica con la sociedad. La identidad se forma por procesos sociales. Las identidades producidas por el inter juego del organismo, conciencia individual y estructura social reaccionan sobre la estructura social dada, manteniéndola, modificándola o reformándola. Las estructuras sociales históricas específicas engendran tipos de identidad, reconocibles en casos individuales. Los tipos de identidad son observables y verificables en la experiencia pre teórica y por ende pre-científica. La identidad es un fenómeno que surge de la dialéctica entre el individuo y la sociedad. La situación psicológica está relacionada con las definiciones sociales de la realidad en general y, de por sí, se define socialmente. Las teorías psicológicas sirven para legitimar los procedimientos establecidos en la sociedad para el mantenimiento y reparación de la identidad, proporcionando el eslabonamiento teórico entre la identidad y el mundo. A la vez, son elementos de la definición social de la realidad y su capacidad de generación de la realidad es algo que comparte con otras teorías legitimadoras. ¿Por qué una psicología tiene que reemplazar a otra en la historia? La respuesta es que ese cambio se produce cuando la identidad aparece como un problema.

ORGANISMO E IDENTIDAD.

En la socialización, la animalidad del hombre se transforma pero no queda abolida. El hombre es aun capaz de comer y teorizar al mismo tiempo. Externamente, consiste en una dialéctica entre el animal individual y el mundo social. El organismo coloca límites a lo que resulta socialmente posible. Internamente, es una dialéctica entre el substrato biológico del individuo y su identidad producida socialmente. La dialéctica se manifiesta en la limitación mutua del organismo y la sociedad. La sociedad puede mutilar y matar. En este poder que posee sobre la vida y la muerte se manifiesta su control definitivo sobre el individuo. La sociedad también interviene directamente en el funcionamiento del organismo, sobre todo con respecto a la sexualidad y a la nutrición. La canalización social de actividades constituye la esencia de la institucionalización que es el fundamento para la construcción social de la realidad. La realidad social determina no sólo la actividad y la conciencia sino también el funcionamiento del organismo. Esto tiene máxima evidencia en el proceso de socialización primaria. La socialización comporta inevitablemente esta clase de frustración biológica. En la socialización secundaria existen problemas similares para adaptar el organismo al mundo socialmente construido, con un menor grado de frustración biológica. En el individuo totalmente socializado existe una dialéctica interna continua entre la identidad y su substrato biológico. En la dialéctica entre la naturaleza y el mundo socialmente construido, el propio organismo se transforma. En esa misma dialéctica, el hombre produce la realidad y por tanto se produce a sí mismo.

ALGUNAS CONCLUSIONES.

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La concepción de los autores es que la sociología del conocimiento tiene algunas implicaciones generales para la teoría psicológica y la sociología en general. El análisis de la objetivación, la institucionalización y la legitimación resultan directamente aplicables a los problemas de la sociología del lenguaje, a la teoría de la acción y las instituciones sociales y a la sociología de la religión. Las posiciones de Durkheim y Weber pueden combinarse en una teoría amplia de la acción social sin que se pierda la lógica interna de ambas teorías. El análisis del rol del conocimiento en la dialéctica entre individuo y sociedad, entre identidad personal y estructura social, proporciona una perspectiva complementaria crucial de todas las áreas de la sociología. Únicamente la comprensión de lo que Mauss llamó el “hecho social total” protegerá al sociólogo contra las reificaciones distorsionadoras que encierran el sociologismo y el psicologismo. La sociología del conocimiento entiende la realidad humana como realidad construida socialmente. La sociología debe desenvolverse en diálogo permanente con la historia y la filosofía. La sociedad forma parte del mundo humano, hecho por hombres, habitado por hombres y que, a su vez, forma hombres en un proceso histórico.

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