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Guerras de Identidad El Camino a la Libertad Por Adrian Ebens Traductores: Roman Quiros Martinez and Cristina V. Mendoza © 2011, Maranatha Media [email protected] Este libro está dedicado a: Mi querido padre Abel, que me enseñó a permanecer firme, ser siempre honesto, terminar lo que comienzo y jamás tolerar la injusticia. Mi querida madre Evelyn, que me enseñó a continuar soñando, ser creativo, amar la naturaleza y ser generoso. Mi querida hermana Karyn, que compartió conmigo el viaje de la niñez y a menudo usó su buen humor para hacerme reír.

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Guerras de Identidad

El Camino a la Libertad

Por Adrian Ebens

Traductores:

Roman Quiros Martinez and Cristina V. Mendoza

© 2011, Maranatha Media [email protected]

Este libro está dedicado a:

Mi querido padre Abel, que me enseñó a permanecer firme, ser siempre honesto, terminar lo que comienzo y

jamás tolerar la injusticia.

Mi querida madre Evelyn, que me enseñó a continuar soñando, ser creativo, amar la naturaleza y ser

generoso.

Mi querida hermana Karyn, que compartió conmigo el viaje de la niñez y a menudo usó su buen humor

para hacerme reír.

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Contenido Sección 1. Los dos reinos – La identidad perdida 1. El árbol de Duracell 2. La fuente de vida 3. Cerca del corazón de Dios 4. El reino de la familia 5. Crisis familiar 6. Infierno en la tierra 7. Salvavidas celestial 8. Comparando los dos reinos 9. El corazón de Babilonia Sección 2. Un destino – La identidad recuperada 10. Rompiendo las cadenas de Duracell 11. Abriendo las puertas del cielo Sección 3. De regreso al Hijo 12. La vida impulsada por el Duracell 13. La escalera al cielo 14. El mismo Dios, nombres diferentes 15. ¿Cómo lees? 16. Ya no más siervo 17. La caída de Babilonia

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Sección 1 – Los dos reinos - La identidad perdida 1. El árbol de Duracell La habitación estaba en penumbra. En una de las paredes había algunos carteles, una fotografía de un músico pop y otra de un deportista que con frecuencia habían servido de ventana a una anhelada realidad. A lo largo de otra pared había un escritorio con algunos libros, pero la característica central de este escritorio era el equipo estereofónico, pequeño pero poderoso. Efectivamente, esta era la habitación de un adolescente, que mostraba todas las señales de ambición, turbulencia, y sí, de un soñador. Una lucha inmensa rugía en mi corazón, una lucha de destino, el momento de la verdad. “Nunca pensé que yo haría algo así”, murmuré mientras miraba el piso. El concepto de mí mismo estaba siendo probado duramente. Era tan intensa la lucha, que busqué consuelo en los dibujos de las paredes, que me habían ayudado tantas veces antes a apartar mi mente de la cosecha que ahora estaba recogiendo. El aire estaba lleno de un sentido de desesperación. Mi mente echaba mano de símbolos que estabilizaran mi alterado estado mental. Académicos, atléticos, articulados, fueron algunos de los símbolos a los cuales traté de aferrarme, pero que ahora parecían incapaces de ayudarme. Una nube enfermiza descendió sobre mí y comenzó a ahogar mi sentido de ambición Abrió con fuerza los preciados lugares del corazón, robó su tesoro y después se dirigió a la cámara más secreta de todas – la esperanza. Yo le había hablado a mi madre de una manera que me había prometido a mí mismo que nunca lo haría. Este fue el punto final que me hizo reconocer que yo no era la persona que quería ser. No me gustaba a mí mismo, y quería cambiar, pero parecía sin esperanza.

* * *

Depresión. La depresión es la maldición más grande que afecta a nuestra sociedad hoy día. En su discurso de apertura, la doctora Gro Harlem, directora general de la Organización Mundial de la Salud, dijo:

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“Los cálculos iniciales indican que alrededor de 450 millones de personas que viven hoy día sufren de desórdenes mentales o neurológicos.…La depresión grave es ahora la causa principal de incapacidad en el mundo”.1

Trate de captar la enormidad de este problema con las siguientes estadísticas de 1998/99:

1 millón de suicidios cada año. De 10 a 20 millones de intentos de suicidio cada año y hasta 38 intentos cada

minuto. En los Estados Unidos, el suicidio de varones entre las edades de 35-49 años es la

tercera causa de muerte.2 La proporción de suicidios en la juventud australiana fue la más alta del mundo

en 1997.3 ¿Qué caramba está pasando? ¿Qué es tan deprimente acerca de la vida que millones de personas están escogiendo morir en vez de enfrentarse a un nuevo día? En su libro The Mind Game [El Juego Mental], Phillip Day ofrece esta declaración reveladora:

“En tiempos pasados, miembros de familia responsables se reunían alrededor del familiar deprimido y le ofrecían confianza y atención para discutir a fondo las cosas.…Hoy, con la unidad familiar fracturada, la denigración de la religión, y la separación de muchas familias la una de la otra con el paso apresurado de la vida en el siglo 21, el sicoanálisis se ha encargado de la tarea de aconsejar, de lo cual solían encargarse familiares responsables o el ministro del barrio. Yo creo firmemente que esto ha causado un efecto perjudicial en nuestra sociedad”.4

Phillip Day enumera tres factores: (1) El rompimiento de la unidad familiar; (2) la denigración de la religión; (3) la separación de muchas familias unas de otras con el paso apresurado de la vida en el siglo 21. El factor esencial es el rompimiento de la unidad familiar. Comentando sobre este tema, David Van Biema dice lo siguiente:

Una generación como ninguna otra ha alcanzado la madurez, una generación en la cual millones han sido marcados por una profunda y temprana tristeza. Son los hijos del divorcio. Son sólo la vanguardia de una falange aparentemente interminable.5

1. Dra. Gro Harlem Brundtland, The WHO World Health Report 2001, page x. [La OMS Reporte mundial de la salud 2001], página x. 2. Phillip Day, The Mind Game [El Juego Mental], (Publicaciones Credence 2002). 3. Suicidio en Australia – una vergüenza mortal. 2001.http://www.wesleymission.org.au 4. Phillip Day, Introducción – http:www.campaignfortruth.com/Eclub/100702/depressionandsuicide.htm 5. David Van Biema, “Learning to Live with a Past that Failed” [Aprendiendo a vivir con con un pasado que fracasó”], People, Mayo 29, 1989, p 79.

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En su libro Adult Children of Legal and Emotional Divorce [Hijos adultos del divorcio legal y emocional], Jim Conway describe con vívidos detalles el dolor y la pérdida soportados por miles que han sufrido los efectos de una familia fracturada, ya sea legal o emocionalmente. Uno de los atributos claves que él describe es la inseguridad y las preguntas constantes de “¿Quién soy yo?” y “¿Soy digno de ser amado?”6 Estas preguntas nos llevan a la fuente misma del dilema humano – un sentido de importancia. ¿Hay alguien que se preocupa realmente por mí? ¿Valgo yo algo? ¿Cómo llegaron estas preguntas a implantarse en la psiquis humana? Para contestar estas preguntas tenemos que regresar al principio. De pronto, Eva se encontró mirando al árbol prohibido. “¿Por qué Dios nos ha prohibido comer de este árbol?”, se preguntó. La fruta parecía muy tentadora, invitándola a acercarse. De repente, escuchó una voz procedente del árbol. Satanás, viendo su oportunidad, la tienta por medio de la serpiente: “¿Conque Dios les ha dicho: ‘No comerán de ningún árbol del huerto?”’7 Satanás está haciendo dos cosas, tentando a Eva a debatir y poniendo dudas en su mente sobre la veracidad de la Palabra de Dios. En el campo del debate y la lógica, Eva no es rival para Satanás. Añádansele a esto las armas poco familiares de engaño y oscuridad, y el duelo será devastadoramente corto si Eva señala su disposición a participar en el duelo al abrir la boca. "Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, Dios ha dicho: 'No comerán de él, ni lo tocarán, para que no mueran'".8 Eva acepta el desafío repitiendo las palabras que Dios ha hablado, pero ahora tiene un problema grave. Su propia curiosidad, combinada con el desafío abierto de Satanás, la dejó sin preparación para la siguiente frase de Satanás que la dejó boquiabierta: "Ciertamente no morirán”.9 ¿Alguna vez ha sostenido usted una conversación con alguien en el contexto de un “debate amigable” y se estás sintiendo relativamente en control de la situación hasta que su oponente le deja caer algo quién sabe de dónde? ¿Algo que usted nunca había esperado, algo que arroja como una llave inglesa sobre esos bien aceitados engranajes que giran suavemente en su mente y los detienen con un chirrido? No porque lo que la otra persona dijo era algo muy profundo o iluminador, sino porque usted nunca esperaba que viniera de ella. La posibilidad de que ella pronunciara tales palabras tan audaz y tan descaradamente nunca se le había ocurrido.

6. Jim Conway, Adult Children of Legal and Emotional Divorce [Hijos adultos del divorcio legal y emocional], (Publicaciones Monarch, 1990) p. 53. 7. Génesis 3:1. 8. Génesis 3:2,3. 9. Génesis 3:4.

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Satanás, viendo que ya había inmovilizado a su presa, le da el golpe decisivo con devastadora precisión. "… porque Dios sabe que el día que de él coman, se les abrirán los ojos y serán como Dios, sabiendo el bien y el mal".10 Estos versículos pueden ser parecidos a lo que sucede cuando pasamos por un pueblecito rural. Si parpadeamos, no lo vemos. El concepto que Satanás le presentó a Eva contenía la semilla de la maldición que ahora atormenta como una plaga a todos los hijos de Adán – la lucha por el significado. Un concepto que parece tan liberador proporciona la sustancia misma de las cadenas que esclavizan al alma humana en la miseria y la oscuridad. ¿Parece un poquito exagerado? Quédate conmigo mientras desarrollamos este concepto de “Ciertamente no morirás” y examinamos su fruto y el papel que juega al contestar la punzante pregunta: “¿Hay alguien que se preocupe por mí?” y “¿Soy digno de ser amado?” Recuerdo que, cuando yo tenía como ocho años de edad, mi hermana había recibido una muñeca en la Navidad, que lloraba y reía e incluso tomaba leche. Todo lo que había que hacer era ponerle un par de baterías en la espalda y comenzaba a andar. Proporcionaba horas de entretenimiento a mi hermana. Yo quería dársela al perro para que se la comiese, porque el llanto llegó a ser realmente fastidioso después de algún tiempo, pero lo pensé mejor porque no quería oir a mi hermana llorar por una hora. Ese bebé tenía vida simplemente poniéndole dos baterías en la espalda, y esta es precisamente la idea que Satanás estaba tratando de comunicar a Eva. “Eva, no tienes que preocuparte de lo que otros digan; tú tienes vida en ti misma. Puedes hacer lo que te plazca y no te va a pasar nada porque tienes vida en ti misma. Ciertamente no morirás, y mientras regreses aquí a este árbol para recargar tus baterías, vas a estar bien”. Te imaginas a un bebé de 18 meses de edad diciéndoles a sus padres: “Yo creo que ahora puedo arreglármelas solo. Acabo de hablar con el duende en el jardín del patio y él dice que yo tengo poder dentro de mí que me mantendrá vivo y proveerá para todas mis necesidades. Así que, gracias por toda su ayuda, y quizá nos veamos algún día”. Esto es precisamente lo que le pasó a Adán y Eva en el paraíso. Este concepto de “Ciertamente no morirás” había roto de golpe su sentido de total dependencia de su Padre celestial. Atacaba el fundamento mismo de quiénes eran ellos como individuos. Confundió su sentido de identidad y, por consiguiente, su valor como hijos de Dios. ¿Por qué no pudieron Adán y Eva simplemente reconocer su error y regresar a una posición de dependencia total de su Padre celestial? Ojalá fuera así de simple, pero las consecuencias de adoptar el concepto de ‘ciertamente no morirás’ porque se tiene poder en sí mismo, incluso por un segundo, tiene el efecto instantáneo de impedir que uno regrese a ese estado dichoso. Hablaremos más sobre esto después. Pero primero, regresemos a aquel árbol fatal. Nótese la sugerencia de Satanás de que, cuando ellos comieran de la fruta, de alguna forma sus ojos se abrirían a un estado de existencia más elevado. La inferencia aquí es, no sólo que uno tiene poder en sí mismo, sino también que el universo material contiene

10. Génesis 3:5.

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objetos poderosos, los cuales, una vez que uno los posee, pueden hacerlo aún más poderoso. Bienvenido al mundo material. En Génesis 3:4, 5, Satanás está en campaña evangelística a gran escala para ganar conversos para su nuevo reino utópico. Ofreció un reino que prometía poder y satisfacción a todos los que lo adopten. Este reino está basado en dos principios fundamentales:

1. Tú tienes vida en ti mismo que te hace totalmente independiente de cualquier benefactor o autoridad

2. Nuestro ambiente contiene personas, objetos y cosas que, si son poseídas o asociadas con ellas, pueden hacernos más poderosos, más iluminados y más completos en la vida.

Por medio de este árbol del conocimiento, Satanás ofrecía una existencia impulsada por baterías, una vida sin necesidad de ningún benefactor externo ni ninguna autoridad externa. De aquí el título de este capítulo – El árbol de Duracell. Satanás quiere decirnos que las células de nuestro cuerpo permanecerán siempre duraderas si obedecemos su filosofía de la vida. Es importante recordar que, cuando Adán comió de la fruta del árbol, no había en él ningún veneno inherente que los hiciera temer, pecar y rebelarse. La Biblia nos dice que la fruta era buena como alimento.11 El veneno estaba en las palabras que Satanás le habló a Eva. El veneno consiste en los principios de su reino. Algunas personas hacen la pregunta: ¿Por qué tengo que sufrir cuando fueron Adán y Eva los que comieron de la fruta? Yo no comí de ese árbol. La verdad es que cada vez que actuamos independientemente de Dios, comemos de ese árbol exactamente de la misma forma que Adán y Eva, porque hemos tomado el veneno del reino de Satanás. En efecto, aprenderemos que realmente comemos de este árbol cada día y estamos sufriendo de indigestión como resultado. La idea de que podríamos vivir separados de Dios puede que no sea tan extraña para muchas personas pero, en el siguiente capítulo, aprenderemos que esta forma de pensar es suicida. 11. Génesis 3:6.

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2. La fuente de vida Había sido un largo día en el trabajo. Estábamos en la etapa final de la preparación de un presupuesto – en realidad, noventa presupuestos que tenían que ser fusionados en uno solo. Era un proceso delicado repartiendo el ingreso disponible entre los directivos ambiciosos, cada uno queriendo, esperando, incluso exigiendo una tajada más grande del pastel para lograr su objetivo. Mi mente trataba en vano de sacarme todas estas cifras de mi cabeza, cuando de pronto sonó el teléfono. “Hola…es papá, hijo”. Parecía que papá tenía todo el edificio del Empire State sobre su cabeza. “¿Qué pasa, papá?” “Mamá ha tenido un accidente de tráfico muy grave”. Esas palabras me golpearon como un mazazo. Inmediatamente comencé a temblar y mi ritmo cardíaco literalmente se duplicó en un instante. Mis músculos se tensaron mientras una descarga de adrenalina se apoderaba de mi cuerpo. “¿Accidente?”, casi murmuré en el teléfono tratando de sujetarlo firmemente. “¿Qué tan grave?”... “Es muy grave, hijo”. En ese momento deseé haber podido saltar a través del teléfono y sólo aferrarme a mi papá, pero él estaba a 12 horas de distancia por carretera y tendría que esperar hasta la mañana siguiente para para que yo pudiera abordar un avión. Cuando colgué el teléfono, mi mente daba vueltas – el impacto, el miedo y el entumecimiento, todos me atacaron al mismo tiempo. En ese momento recordé a Jesús y simplemente caí de rodillas y exclamé: “¡Oh, Jesús! Por favor, no dejes que ella muera”. Abrí mi Biblia y oré y oré hasta que una sensación de calma se apoderó de mí y me sentí casi en paz. Mi mente empezó a vagar por las cosas mundanas de la vida hasta que me golpearon nuevamente el miedo, la impotencia y el impacto. Repetidamente caí de rodillas y sencillamente oré y me aferré a Jesús. Mamá había estado viajando en camino a enseñar una lección de música. Estaba en una autopista de doble carril con una franja de césped de diez metros entre las dos vías. Estaba justamente pasando otro carro cuando se fue sobre una cresta y eso es todo lo que recuerda. Un auto que venía en dirección opuesta perdió el control y cruzó la brecha de diez metros entre las dos carreteras y golpeó a mi mamá de frente. La fuerza del impacto lanzó el motor del auto de mamá a través del cortafuego, empujando al mismo tiempo el volante directamente contra su rostro. Por alguna razón desconocida, en ese momento el asiento se rompió, y estoy muy agradecido de que así fuera, pues de lo contrario ella habría muerto instantáneamente. Cuando la llevaron al hospital, tenía rotos los brazos y las piernas, y todo el lado izquierdo de su rostro se había desintegrado. Cuando entraban a mi madre al hospital, había un médico que estaba a punto de terminar su turno. Cuando vio a mi madre, instantáneamente se puso a trabajar. Luchó por ocho horas para salvarle la vida, y finalmente, después de muchos momentos de tensión, su condición se estabilizó. Realmente no encuentro palabras con qué agradecer a aquel doctor; incluso ahora trae lágrimas a mis ojos. Ese hombre trabajó por 16 horas sin parar y después tuvo la delicadeza de llamar a mi padre a las 3:00 de la mañana para hacerle saber que mamá estaba en condición crítica, pero estable. Todavía me siento

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inmensamente agradecido con él, un ejemplo brillante de la capacidad, fortaleza y bondad de la profesión médica. Algunos días más tarde, mi esposa y yo estábamos en la unidad de cuidados intensivos con mamá. Yo estaba muy feliz de verla viva. Los doctores estaban asombrados de la rapidez de su recuperación. Nos dijeron que ella nunca volvería a tocar el piano y posiblemente ni siquiera volvería a caminar. Fue un golpe duro, pero ella todavía estaba con nosotros y yo estaba agradecido. Lorelle estaba mirando las entradas del diario médico de mamá y me hizo señas para que me acercara. El diario mostraba un punto claro donde pensaron que iban a perder a mamá y luego, de repente, todos sus signos vitales se recuperaron y ella se estabilizó. No se decía cómo había sucedido esto, pero yo sabía que mi Jesús, la fuente de vida, había venido y sustentado su vida. Estoy muy agradecido del poder vivificante de Jesús. Hoy mamá está caminando y, a veces, cuando toca el piano, yo siento un profundo agradecimiento hacia Jesús por haber salvado a mi madre de una muerte segura. Cuando se trata de que entendamos la fuente de vida, la Biblia nos deja sin lugar a dudas. Leemos lo siguiente acerca de Jesús in Colosenses:

Porque por medio de Él fueron creadas todas las cosas en el cielo y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, poderes, principados o autoridades: todo ha sido creado por medio de Él y para Él. Él es anterior a todas las cosas, que por medio de Él forman un todo coherente. Colosenses 1:16, 17 (NVI).

Todas las cosas que podemos ver o percibir, incluso las cosas que no podemos ver, fueron creadas y son ahora sustentadas por Cristo Jesús.12 Observen cuidadosamente la redacción de la frase final: “Y en Él todas las cosas permanecen”. El texto nos indica claramente que la fuerza vital que procede del Hijo de Dios mantiene unido todo el universo. Pablo lo expresa de otra manera en el libro de Hechos:

"El Dios que hizo el mundo y todo lo que en hay él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres, ni se deja servir por manos humanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, Él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas. De un solo hombre hizo todas las naciones para que habitaran toda la tierra; y determinó los períodos de su historia y las fronteras de sus territorios. Esto lo hizo Dios para que todos lo busquen y, aunque sea a tientas, lo encuentren. En verdad, él no está lejos de ninguno de nosotros., puesto que en él vivimos, nos movemos y existimos”. Como algunos de sus propios poetas lo han dicho: “De él somos descendientes”. Hechos 17:24-28 (NVI).

Vemos aquí a un Dios que está íntimamente involucrado en nuestras vidas. Pablo comienza con la imagen grande, y luego apunta hacia el nivel personal e íntimo:

1. Él ha determinado los tiempos y las fronteras de cada nación.

12. Porque de Ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de Tu mano te damos. 1 Crónicas 29:14.

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2. Él no está lejos de cada uno de nosotros. 3. …y finalmente Pablo va directamente al corazón del asunto y dice que en Él vivimos, nos movemos y existimos.

Si vivimos en Él, entonces la simple lógica nos indica que no podemos vivir sin Él. En otras palabras, Jesús dijo: “… porque separados de mí nada pueden hacer”.13 Por favor, entiéndase que esto significa que no podemos hacer nada física, mental, o espiritualmente sin Él.14 Somos total y absolutamente dependientes de Jesús para todas las cosas, lo mismo que un bebé depende de sus padres. Permítaseme ilustrar este punto porque sus implicaciones son de largo alcance. Consideremos el asombroso órgano del corazón. Trabaja como una bomba para hacer circular la sangre dentro de nuestros cuerpos, sin interrupción, por décadas. Lo que es asombroso acerca del corazón es que sus latidos no parecen ser ayudados por nada fuera de sí mismo. El músculo del corazón puede contraerse y relajarse sin ningún estímulo directo del sistema nervioso. Tiene lo que se llama un sistema regulador intrínseco. Como lo explica un texto de anatomía: "El sistema de circulación se compone de tejido muscular especializado que genera y distribuye los impulsos eléctricos que estimulan las fibras musculares cardíacas para que se contraigan”.15 Estas fibras musculares son ciertamente especializadas porque generan impulsos eléctricos que no proceden del sistema nervioso. Es totalmente increíble que en ninguna parte del libro de texto de anatomía se aborda la cuestión de cómo estas fibras musculares cardíacas producen esta carga eléctrica para que el corazón se contraiga. Se llama especializada e intrínseca, pero, ¿cómo lo hace? ¿De dónde viene esta energía? Aquí es donde el camino se bifurca. La Biblia nos dice que esta energía proviene directamente de Dios. "En él vivimos". Hechos 17:28. Pero Satanás nos dice que es inherente en nosotros, que es simplemente parte del proceso biológico que poseemos como si fuera nuestro. "Ciertamente no morirás". Génesis 3:5. Esta es una cuestión fundamental. Es lo uno o lo otro. Hay muchos cristianos que tratan de tomar un camino intermedio en este tema y decir: "Sí, Dios lo hizo todo, pero es como un reloj al que se le da cuerda. Él lo echó a andar, y lo dejó que siguiese andando”. Es como si, de alguna manera. Dios hubiese construido las baterías Duracell y las hubiese puesto dentro de nosotros. La Biblia no enseña esta idea. Estamos íntimamente conectados con Él y somos totalmente dependientes de Él cada milisegundo de cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día.16 Dios nos suministra activamente, deliberadamente,

13. Juan 15:5. 14. Ellen White, Education [Educación], (Review and Herald Publishing, 1903), p. 29. “Así como en Cristo cada ser humano tiene vida, así también a través de Él cada alma recibe algún rayo de luz divina. Existe en cada corazón no solamente poder intelectual, sino espiritual, una percepción de lo correcto, un deseo de bondad”. 15. Gerard Tortora y Nicholas Anagnostakos, Principles of Anatomy and Physiology [Principios de Anatomía y Fisiología], (Harper and Row, New York, 1984) p. 463. 16. Ellen White, Faith and Works [Fe y Obras], (Review and Herald Publishing, 1979), p. 22, “La creación pertenece a Dios. El Señor podría, descuidando al hombre, detener su aliento enseguida. Todo lo que él es y todo lo que tiene pertenece a Dios. El mundo entero es de Dios. Las casas de los hombres, sus pertenencias personales, todo lo que es

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amorosamente, la carga eléctrica que mantiene a nuestros corazones latiendo. Hay algo sobre esta realidad que puede, como seres humanos, hacernos sentir realmente incómodos, pero nos ocuparemos de eso más tarde. El hecho es que tenemos que dejar este asunto bien claro enseguida. O creemos que "en Él vivimos, nos movemos y existimos", o creemos el “ciertamente no morirás”. No hay término medio. Por difícil que esto pueda ser para muchos de nosotros, sólo hemos discutido la parte física de la existencia humana. Ahora debemos considerar el aspecto mental y el aspecto espiritual. Ténganse en cuenta los siguientes textos:

Col. 2:2, 3. Espero que lo sepan para que cobren ánimo, permanezcan unidos en amor, y tengan toda la riqueza que proviene de la convicción y del entendimiento. Así conocerán el misterio de Dios, es decir, a Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. ... (NVI).

Exo. 31:1-5 El SEÑOR habló con Moisés y le dijo: Toma en cuenta que he escogido a Bezaleel, hijo de Uri y nieto de Hur, de la tribu de Judá, y lo he llenado del Espíritu de Dios, de sabiduría, inteligencia y capacidad creativa para hacer trabajos artísticos en oro, plata y bronce, para cortar y engastar piedras preciosas, para hacer tallados en madera y para realizar toda clase de artesanías. (NVI).

La Biblia revela a Dios como la fuente de toda sabiduría y conocimiento. Colosenses 2:2,3 desafía el concepto de que, como seres humanos, podemos dar origen a la sabiduría y al conocimiento. Toda la sabiduría y todo el conocimiento provienen de Dios. Un ejemplo de esto se muestra en Éxodo 31:1-5. Aquí vemos a Dios dando a un hombre sabiduría y destreza en artesanía. Es interesante que a menudo nos refiramos a las personas que muestran una gran habilidad y talento como "dotados". Ciertamente lo son, dotados por Dios. Vamos a transportarnos a la mitad de un concierto. La audiencia está hechizada mientras una joven talentosa mueve sus dedos hacia arriba y hacia abajo sobre el piano de cola que está impresionantemente situado en el escenario. Literalmente, ella hace cantar al piano - el toque de la mano maestra. Ella avanza hacia el clímax, y sentimos que ha llegado el final. Deseamos que continúe, pero la canción termina y la multitud estalla en aplausos, asombrada de tanta elegancia y gracia, combinada con pasión e intensidad. La joven se inclina, aspira el aroma de alabanza, y luego se aleja del escenario. Retrocedamos un poco, porque hay algo interesante acerca de este escenario común. Cada vez que algo como esto ocurre, la audiencia debería prorrumpir en exclamaciones como “Bendito sea Dios, de donde emanan todas las bendiciones”, o algo de naturaleza similar. El aplauso debe ser dirigido a Dios, quien dio la habilidad, la sabiduría y la capacidad. El corazón de la pianista debería desbordar de amor y gratitud a Dios por el

valioso y brillante, es el don de Dios. Todo es Su don para ser devuelto a Dios en ayudar a cultivar el corazón del hombre”.

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don que Él le ha dado, pero éste rara vez es el caso. Si realmente actuásemos de esta manera, no estaríamos encantados por el éxito ni desanimados por el fracaso, ya que la capacidad para actuar no viene de nosotros, y si no procede de nosotros, no podemos darnos crédito cuando tenemos éxito ni experimentar desaliento cuando fracasamos. Aquí está la maldición del árbol de Duracell. Imagínese a este árbol plantado al borde de un acantilado. La sensación de libertad que experimentamos cuando tenemos éxito, creyendo que hemos originado ese éxito, es comparable a la emoción del salto bungee17 libre desde el acantilado, con la cuerda bungee atada a la base del árbol. Pero cuando el fracaso sucede, la cuerda bungee se convierte en una honda y nos lanza de regreso al punto de lanzamiento a la velocidad del rayo. Mientras más hondo nos sumergimos en la mentira del poder en nosotros mismos, mayor será la velocidad del impacto cuando llega el fracaso. No se puede escapar a la maldición del árbol de Duracell una vez que se ha probado su fruto y esa cuerda está firmemente atada a su pierna y el resto sea inevitable. No es ninguna casualidad que "en el mundo entero, la depresión es la causa principal de incapacidad".18 El árbol de Duracell está situado al borde de la pared de un gran acantilado. Una cuerda está atada firmemente a cada una de nuestras piernas y mientras más nos lanzamos hacia dentro de esta mentira, más duramente somos impulsados de vuelta a la base de ese árbol cuando llega el fracaso. ¿Cuántos golpes has recibido ya? ¿Cuántos más puedes recibir? Vale la pena pensarlo. Vayamos al siguiente nivel. Hemos visto las consecuencias de la dependencia física y mental, pero, ¿qué acerca de la dependencia moral y espiritual? Este es un tema desafiante, así que ponte el cinturón de seguridad, pues podría ser un paseo accidentado. La Biblia nos dice que "Dios es amor." 1 Juan 4:8. Esto nos dice que Dios es la fuente del amor. También se refiere a Dios como el Dios de la esperanza. Romanos 15:13. Esta idea está muy ampliada en Gálatas:

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23.

Las implicaciones de este texto son asombrosas. Analicémoslas por un momento. Todos estos atributos vienen al tener el Espíritu de Dios. Esto simplemente significa que, sin el Espíritu de Dios, no se puede tener amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad y así sucesivamente. Estaba pensando en esta verdad bíblica un día mientras caminaba en un parque junto a un lago. Todo estaba calmado y lleno de paz. De pronto vi a una madre que mecía a su hija en un columpio. Las dos reían y obviamente disfrutaban de su mutua compañía. El amor que esta madre experimentaba por su hija era inspirado por Dios. El pensamiento de ser amorosa y amable y gentil con su hija no se originó en el

17. Un bungee es una cuerda larga y elástica que los buscadores de emociones fuertes usan para saltar de puentes y otros lugares elevados. La cuerda bungee se estira hasta unos pocos metros del suelo y entonces impulsa a la persona hacia arriba mientras la cuerda se contrae. 18. Phillip Day, The Mind Game (Credence Publications, 2002). En la Introducción.

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corazón de la madre, sino en el corazón de Dios y se le dio a la madre, que optó por expresarlo y se convirtió en el amor de una madre. En este sentido, no es realmente el amor de madre del todo, sino el amor de Dios expresado a través de la madre. El amor llegó a ser parte de la madre porque ella respondió al Espíritu de Dios y lo expresó. En el sentido más verdadero, no hay tal cosa como el amor de una madre para sus hijos o el amor entre marido y mujer. ¿Radical? ¡Bíblico! He presentado esta idea muchas veces cuando he predicado o he hablado en seminarios, y es interesante ver cómo responde el auditorio. Los rostros de algunas personas se ven como si yo acabara de atacar al fundamento mismo de la raza humana. Por todos los millones de canciones de amor que alguna vez se han cantado, y los miles de millones de promesas en el altar matrimonial diciendo "Te amo y te amaré por siempre", ninguna de esas promesas puede ser cumplidas sin que Dios derrame su amor en nuestras almas receptivas. Pongamos el atributo del amor al extremo de la cuerda bungee. ¿Por qué tantas personas “caen” del amor? Una persona que cree que el amor se originado en su propia alma con frecuencia puede despertar en la mañana y no estar “enamorada” de su pareja. Él o ella comienzan a dudar si su pareja es adecuada y frecuentemente empieza a buscar a alguien más que le devuelva ese sentimiento de amor. La tarjeta de crédito de Duracell ha llegado a su límite y ahora es tiempo de pagar. ¿Y qué diremos del hombre sincero que, en sus votos matrimoniales, se propuso realmente amar a su esposa para siempre, y de pronto se encuentra atraído hacia otra mujer? Puede que no quiera sentirse de esta manera, pero “no puede evitarlo”; el amor es confundido con la lujuria, y duda acerca de su propia integridad. Entonces comienza a alejarse de su pareja porque el sentido de culpabilidad por actuar de esta manera le impide creer que él todavía pueda ser amado por ella. Él pensaba que podía mantener el raudal de amor de su corazón, pero ahora la cuerda bungee lo impulsa hacia la base del árbol de Duracell desde el cual se lanzó, y su matrimonio está terminado. ¿Es de extrañar entonces que encontrar gozo en el matrimonio sea algo tan evasivo para la mayoría de la gente? Por el bien de aquellos que sienten que su matrimonio ya no vale la pena, recuerden que el amor se origina únicamente en el corazón de Dios y está disponible gratuitamente para los que se lo pidan. Si usted siente que ha perdido ese amor por su pareja, pídale a Dios que se lo devuelva. Él lo hará. Lo prometió.

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3. Cerca del corazón de Dios Corríamos por la autopista a gran velocidad. Las contracciones de Lorelle se habían convertido en un patrón bastante regular. No queríamos ser sorprendidos, así que corrimos hacia el hospital. Todo era muy nuevo y emocionante; pronto tendríamos nuestro primer hijo. Caminamos hacia la sala de partos. La enfermera nos echó un vistazo y dijo: “Están demasiado felices. Deben dar un paseo”. Bueno, eso nos aguó la fiesta. Regresamos 45 minutos más tarde y ahora Lorelle ya no sonreía. Otros 30 minutos y regresamos justo en la mitad de la labor de parto. Labor, sí, no hay otra palabra para describirlo, labor, dura labor. Tratamos de recordar todas las técnicas de las clases prenatales, pero era difícil mantener la concentración. Esas contracciones golpeaban como un tren de carga que viene de frente. En cuanto habíamos lidiado con una, la siguiente venía directamente sobre nosotros. Finalmente, después de 11 horas, recibimos a nuestro primer hijo, Michael. Hay una foto muy interesante de Lorelle y yo, justo después de que ella había dado a luz. Es absolutamente increíble. Ella está sentada allí, radiante, como si aquél hubiese sido un día normal, y yo estoy tambaleándome en la brisa y parece como si estuviera a punto de desplomarme. Desde ese día he desarrollado un respeto nuevo y profundo por la mujer. Debo decirles, señoras, que ver a la esposa de uno dar a luz es un trabajo muy duro. Cuando hayan terminado de reír, voy a terminar de exponer mi ☺ punto. El estrés emocional de ver a la persona que uno ama pasar por tanto dolor es increíble. Nosotros, los hombres, usualmente tenemos una solución para cada problema, pero yo no tenía respuestas en este momento y me dolió. Solamente pude orar: “Dios, sé que hay una razón para todo este dolor, pero ahora mismo no puedo verlo claro”. Hombre, me alegré cuando todo terminó. Cuando tuve a mi hijo en mis brazos por primera vez, fue un momento eterno. Lo miré a los ojos y el me miró directamente y fue magia. Mientras continuaba mirándolo con asombro y admiración, un profundo sentido de temor se apoderó de mí. Yo sabía que mi hijo estaba sellado con una naturaleza igual que la mía, una naturaleza que desafía a la autoridad, que naturalmente gravita hacia la rebelión en vez de hacia la obediencia. Yo sabía que tenía la responsabilidad de guiar aquella voluntad y adiestrarlo en las disciplinas del verdadero amor, la bondad, la abnegación y la obediencia. Después de todo esto, me pregunté: ¿Llegará a ser mi amigo? ¿Podrá algo interponerse entre nosotros y separarnos? Ahí mismo oré: “Oh, querido Padre celestial, no dejes que nada se interponga entre mi hijo y yo, que siempre podamos estar unidos, y te pido que él llegue a saber quién soy yo y a ser mi amigo”. La intensidad de esa oración sigue conmigo. Yo la siento con frecuencia, y aun la pronuncio, creyendo que Dios la hará una realidad. Cuatro años más tarde estaba pasando un sábado tranquilo caminando y hablando con el Señor, lejos del ajetreo y el bullicio de la vida. Pensaba en mi Padre celestial y su amor por mí y lo precioso que el es. De repente, una película empezó a pasar en mi mente sobre el nacimiento de mi hijo, y volví a vivir ese deseo intenso de no estar separado de él nunca y de que él me conociera realmente. La escena pasó y, en la quietud, oí una

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vocecita en lo profundo de mi mente que me dijo: “Así me siento yo hacia ti”. Yo no sabía si reír o llorar y me parecía increíblemente difícil de aceptarlo. “Pero Señor,” le dije, "ya sabes cómo soy, sabes que he hecho y dicho muchas cosas malas”, y así seguí luchando. Saben, yo estaba realmente sorprendido de mí mismo. Soy un hombre que ha aceptado a Cristo como su Salvador y cree que sus pecados le han sido perdonados, pero cuando Dios vino así de cerca, y me habló de la manera en que él siente por mí, fue difícil de aceptar. Finalmente, yo exclamé: “Oh, gracias, gracias por amarme y gracias por todo lo que has hecho por mí. Te amo mucho”. En un sentido muy real, sentí como si El me estuviese estrechando en sus brazos. No existía mayor felicidad para mí. Me di cuenta de que mi Padre celestial me ama tanto que Él no quiere que nada se interponga entre nosotros, le duele pensar que podríamos ser separados y está haciendo todo lo posible para evitar que eso no suceda jamás. En esta experiencia, los privilegios maravillosos de ser parte del reino de Dios me fueron revelados al nivel de mi corazón. Poco después de esta experiencia, fui dirigido a algunos pasajes en la Biblia que realmente abrieron mis ojos y me motivaron a alabar a Dios. Oro para que el significado de este texto arda en tu corazón y nunca te abandone. He aquí una ventana abierta de par en par sobre el reino de Dios:

Lucas 12:6, 7. ¿No se venden cinco gorriones por dos moneditas? Sin embargo, Dios no se olvida de nnguno de ellos. Así mismo sucede con ustedes: aun los cabellos de su cabeza están contados. No tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones. (NVI).

Jesús está explicando los principios de su reino. En estos versículos tenemos una fórmula para determinar la importancia de las personas en ese reino. ¿Por qué son tomados en cuenta? ¿Qué los hace dignos? ¿Qué les hace valer algo? Si estas cuestiones no son importantes para ti, entonces este texto no significa mucho, pero no he encontrado a nadie que no esté luchando con ellas. Jesús declara el valor de dos gorriones en términos humanos. La palabra monedita es en realidad assarius [una moneda romana pequeña]. Un assarius era igual a un día de salario para una persona promedio. Con dos días de salario, se podían comprar cinco gorriones. Así que, en un sentido terrenal, estos gorriones tienen poco valor. Entonces Jesús hace un contraste y dice: "Sin embargo, ninguno de ellos está olvidado por Dios". El contraste aquí es que, puesto que Dios se acuerda de los gorriones, son muy valiosos en el reino de Dios. Jesús amplía este principio al comparar cuánto piensa Dios en nosotros c0n el valor de dos gorriones. "De hecho, los cabellos de vuestra cabeza están todos contados". Si eso no es ‘franco, de cerca y personal’ entonces ¿qué es? ¿Conoces a alguien que quiera saber tanto de ti que incluso supervisa el número de cabellos en tu cabeza? Luego viene el remate. "No teman; ustedes valen más que muchos pajarillos". ¿Puedes ver cómo se obtienen el valor y la importancia en el reino de Dios? Se obtienen simplemente al reconocer que Dios piensa en nosotros amorosa y continuamente. Definitivamente piensa en nosotros. Él nos da la vida, haciendo latir nuestros corazones, derramando su amor en nuestra vida para que podamos disfrutar de ella, y nos da ricos dones, talentos y habilidades para nuestra satisfacción, gozo y servicio a los demás. Aquí

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está el secreto del reino de Dios, el secreto de tu importancia. Es la llave que abre el reino esclavizante de inutilidad y depresión. ¿Tienes el valor de creer? Mientras estamos en este punto, ¿sabes cuánto piensa Dios en ti? Escucha esto...

Muchas son, SEÑOR, Dios mío, las maravillas que Tú has hecho. Y muchos Tus designios para con nosotros; nadie hay que se compare contigo. Si los anunciara, y hablara de ellos, no podrían ser enumerados. (NBLH).

Si nuestro valor está determinado por los pensamientos de amor que Dios tiene hacia nosotros, entonces este texto nos dice que somos de valor inestimable porque dice que sus planes y pensamientos para nosotros son tan grandes que no se pueden declarar ni contar. ¿Qué se siente el ser inestimable? Pero sólo puede ser tan bueno como tu creencia en la verdad de que Dios nos ama mucho, no importa lo buenos o lo malos que seamos. Esta es una noticia maravillosa y estoy muy agradecido por ello. Así que, cuando te sientas tentado a dudar de tu valor, ¡sólo mira a los gorriones y cree!

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4. El reino de la familia Es un día cálido y húmedo. Un espíritu festivo invade la habitación. Un aroma delicioso sale de la cocina prometiendo a las papilas gustativas un verdadero placer. La risa suena mientras se cuenten historias de tiempos pasados. El árbol de Navidad se yergue orgulloso en la esquina invitando a los miembros de familia a desenvolver los tesoros que yacen a sus pies. Los niños están en el patio refrescándose con la manguera y rociando agua por todas partes. Es Navidad en Australia. Es tiempo para la familia, tiempo para reafirmar a donde uno pertenece, un tiempo para reencontrarse con tus seres queridos y compartir regalos, un tiempo precioso e importante para estar juntos. No hay nada más importante que el sentido de una familia unida, para protegernos de las mandíbulas más y más grandes de la depresión y la inutilidad. Una familia puede ser un lugar donde lo aceptan a uno por lo que es, donde se puede ser uno mismo, donde se puede ser perdonado por sus errores y simplemente disfrutar de compartir la vida juntos. Jesús abrió para nosotros una imagen vital del reino de Dios cuando nos enseñó a orar. Jesús dijo: "Así, entonces, es cómo se debe orar: ‘Padre nuestro que estás en los cielos...’ Jesús no dijo que oráramos: “Querido Dios”, o “Su majestad sagrada”, o “Querido Rey” como nuestro primer punto de referencia, sino más bien: “Padre nuestro”. EL REINO DE DIOS ES UNA FAMILIA Esto parece muy obvio para algunos, pero las consecuencias del reino de la familia son de largo alcance. Vamos a ver estas implicaciones en los próximos capítulos. La primera vez que el Padre le habla a la raza humana está en Mateo 3:17. Desde los albores de los tiempos hasta el bautismo de Jesús, Dios se comunicó con nosotros a través de su Hijo. Jesús fue el Jehová que abrió el Mar Rojo, Él fue el Jehová que tronó desde el monte Sinaí y fue el Jehová que guió a Josué hacia la tierra prometida. 1 Corintios 10:1-4. En el momento del bautismo de Cristo, el Hijo de Dios se hizo Emmanuel - Dios con nosotros -, como uno de nosotros. Así que ahora el Padre habla por primera vez y sus palabras son profundamente significativas (como siempre lo son), porque aquí Dios establece la naturaleza central de su reino. "Este es mi Hijo amado en quien me he complacido". Hay muchas maneras en que Dios podría haber presentado a su Hijo como: "Este es el creador del cielo y de la tierra, escúchenlo", o "Este es su Rey, obedézcanle", pero Dios proclama la identidad de su Hijo con un término familiar, en vez de con el término de un rey o un gobernante. Si analizamos esta declaración, observamos lo siguiente: 1. Este es mi Hijo =Identidad 2. A quien amo. En Él me complazco = Valor

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En el reino de Dios, la importancia y el valor están determinados por nuestra relación con Él. Esto está en total contraste con el reino de Satanás, donde la importancia y el valor se determinan por el rendimiento exitoso y el logro, tal como son juzgados por uno mismo y por otros a nuestro alrededor. En el reino de Dios, Él es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos y esa es nuestra identidad. Somos conocidos según a quien pertenecemos y no por lo que hacemos. El hecho de que Dios ama a sus hijos y derrama bendiciones sobre ellos continuamente, piensa en ellos constantemente, y quiere estar cerca de ellos les da un sentido de valor increíble. “No tengas miedo, porque tú vales más que muchos pajarillos”. En el reino de Dios, nuestra identidad y nuestro valor son tan duraderos como Dios mismo, que es eterno e inmutable. Sin importar el éxito o el fracaso, la relación permanece constante y nuestro valor está asegurado. En el reino de Satanás, muestro valor es tan seguro como el mercado de valores después del 11 de septiembre de 2001 - extremadamente volátil, totalmente inseguro y sujeto al desplome. ¿Puede usted garantizar que siempre tendrá éxito? ¿Puede usted estar seguro de que las personas que le rodean, en quienes busca aliento y apoyo, siempre aplaudirá sus esfuerzos? ¡Difícilmente! Para aquéllos que tienen oídos para oír, el hombre sabio edificó su casa sobre la roca en lugar de sobre arenas movedizas. Para salvaguardar nuestra identidad individual y para salvarnos de entrar en una vida de desesperación, desaliento, inutilidad y muerte, Dios ha consagrado en el corazón de su reino una ley que protegerá las relaciones. Se trata de dos tipos de relaciones: la relación entre nosotros y nuestro Padre celestial, y la relación entre cada uno de nosotros y los demás como hermanos y hermanas en el reino de Dios. Por eso Jesús dijo:

"Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente ". Este es el grande y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas". Mateo 22:37-40.

Estos dos grandes mandamientos están diseñados para proteger nuestra identidad y nuestro valor como hijos de Dios. Estos dos grandes mandamientos son, por supuesto, un resumen de los Diez Mandamientos. ¿Alguna vez has pensado en los Diez Mandamientos como vitales en la prevención de la pérdida de tu valor personal? En el reino de Dios, los Diez Mandamientos se entienden en el contexto de las relaciones. Si se rompen esas relaciones, se destruye la identidad, y al destruirse la identidad, la muerte está anhelando abrazarle. No hay nada arbitrario en la declaración de Dios de que la paga del pecado es la muerte. El pecado (que la Biblia define como la transgresión de la ley en 1 Juan 3:4), destruye nuestra identidad y nuestro valor. Cuando desaparecen la identidad y el valor, el alma anhela la muerte. Esta es exactamente la razón de que la depresión y el suicidio sean los mayores problemas en la sociedad actual. La respuesta es simple - el pecado. ¿Puedes ver por qué Dios odia tanto el pecado? El pecado es el ladrón de nuestra identidad y nuestro valor como hijos de Dios y Él está decidido a destruirlo.

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Resumamos rápidamente lo que hemos visto: 1. El reino de Dios es una familia. 2. Dios es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos. 3. Nuestra identidad y nuestro valor como personas se basan en nuestra relación con Dios. 4. El reino de Dios es un reino relacional basado en las relaciones entre nosotros y Dios y entre nosotros y nuestro prójimo. 5. Estas relaciones están protegidas por los Diez Mandamientos. 6. La violación de los mandamientos destruye nuestra identidad y valor.

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5. Crisis familiar Por la mirada en su rostro, me di de cuenta que había sufrido algún tipo de trauma. Las bolsas bajo sus ojos traicionaron su valiente intención de mantener su compostura. Yo le dije: “¡Te ves muy maltratado!”. "Mi esposa y yo estamos separados", dijo dolorosamente. "No me lo esperaba", dijo, inmerso en su pesadumbre. Hablamos de los desafíos que él estaba enfrentando y luego barbotó: "No puedo soportar no ver a los niños. Simplemente me mata". Pude ver que estaba luchando por mantener su compostura y realmente sentí su dolor. Deseé fervientemente haber podido ayudarlo. Su último comentario fue: "Ya no sé qué camino tomar, ni hacia dónde voy". Sólo los que han estado en la tierra infernal de la separación y el divorcio entienden la emoción detrás de esas palabras. La conmoción, el enojo y el dolor que siente la parte contraria son frecuentemente comparadas con la muerte de la pareja.19 La realidad devastadora del divorcio significa más que una división de bienes. Significa la redefinición de tu identidad entera20. Las mayores víctimas, por supuesto, son los niños. La gama de emociones destructivas que pasan por el corazón de un niño, no sólo en el momento del evento, sino en el resto de su vida, nunca puede calcularse totalmente. Jim Conway ha encuestado a cientos de adultos que han sido hijos del divorcio y la gama de emociones que sintieron fueron descritas de la siguiente manera: Descontento 72% Impotencia 65% Soledad 61% Temor 52% Enojo 50% Abandono 48% Rechazo 40% Sentimiento de inutilidad 30% Los problemas que surgieron por estar sometidos al divorcio durante su niñez dejó a estos adultos con lo siguiente: Búsqueda constante de aprobación 58% Bloqueo de parte de su pasado 54% Juicio demasiado severo de sí mismos 53% Tomarse a sí mismos demasiado en serio 47% Reaccionar exageradamente en situaciones

19. Nelly Zola and Renata Singer, True Stories from the Land of Divorce [Historias verdaderas de la tierra del divorcio], (Pan Macmillian, Sydney, 1995), p 2. 20. Ibídem.

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sobre las cuales no tienen control 42% Problemas continuos con las relaciones 40%21 No es de extrañar que Dios diga: “¡Aborrezco el divorcio!”. Mal 2:16. Sin importar cómo ocurre, o quién abandona a quién, la pérdida de las relaciones familiares es devastadora para todos los involucrados. No hay ganadores cuando las relaciones familiares se desintegran. Sin embargo, esto es exactamente lo que sucedió en el cielo. La familia de Dios fue desgarrada por una crisis, cuando uno de sus amados hijos se volvió contra Él. La Biblia dice en Apocalipsis 12:07: "Y hubo una gran batalla en el cielo". Cuando leemos este versículo, podemos sentirnos tentados a pensar que ésta es una guerra entre dos reyes y sus reinos, pero esta guerra era la destrucción de la familia de Dios. ¿Podemos imaginarnos el momento en que Dios creó primero a Lucifer y tiernamente abrazó a su nuevo hijo? Dios había compartido su corazón y su alma con este ángel. Le había enseñado nada más que amor y le dio el privilegio de servir en los más altos niveles del gobierno de Su familia. Pero ahora este hijo suyo estaba escupiendo palabras de ira y rebeldía. Moviéndose en las sombras del engaño y la mentira, envenenó las mentes de muchos otros hijos de Dios. ¿Podemos imaginarnos el dolor? Lucifer, creado tan perfectamente, estaba lleno de odio y asesinato. Estaba empeñado en destruir al Hijo eterno de Dios, porque Jesús revela que Satanás fue un asesino desde el principio.22 La realidad de este sentimiento se demostró en la cruz del Calvario, donde Satanás esperaba deshacerse de Jesús. ¿Quién puede comprender la pérdida que Dios sintió por su hijo Lucifer? Tenemos un eco del corazón de Dios en la historia de David y Absalón. "¡Oh, hijo mío Absalón! ¡Mi hijo, mi hijo Absalón! ¡Si solamente yo hubiera muerto en tu lugar, oh Absalón, hijo mío, hijo mío!"23 Absalón, un hijo hermoso y guapo de David, quiso matar a su padre y tener su reino. Sin embargo, el ejército de David derrotó a las fuerzas de su hijo y Absalón fue muerto en la batalla. En lugar de alegría por la victoria, David lloró por la pérdida de su hijo rebelde. No hay ganadores cuando las familias quedan destrozadas. Es crucial recordar que, en el reino de Dios, la identidad y el valor de una persona están ligados a su relación con el Dios Creador, nuestro Padre celestial. Cuando Lucifer salió de esa relación, se suicidó mental y emocionalmente y abrió una oleada inesperada de oscuras emociones. Si se le hubiera preguntado a Lucifer antes de la rebelión: “¿Quién eres tú?”, él habría contestado con tranquila seguridad y confianza: "Soy un hijo de Dios y Él me ama". Una vez que Lucifer rechazó a su Padre, si se le hubiera hecho la misma pregunta: "¿Quién eres, Lucifer?", ¿qué habría contestado? Ya no tenía una identidad, la había destruido. A partir de ese momento, cualquier identidad que tratara de crear por sí mismo NUNCA, NUNCA, NUNCA llenaría ese vacío y la sensación de pérdida que experimentó al romper su estrecha relación con su Padre celestial. ¡Nunca! Muchas veces había deseado poder recuperar lo que había perdido, pero su orgullo 21 Conway, p. 31 22 Juan 8:44 23. 2 Samuel 18:33.

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nunca se lo permitió. Además de eso, en el fondo nunca podría creer que podía ser perdonado después de su descarada ingratitud y su abierta rebelión. Lucifer, ahora Satanás, está solo. No hay nadie que lo abrace, nadie que lo ame y ningún lugar al cual poder llamar su hogar. Ahora Satanás está animado por todas las emociones de la inutilidad: la inseguridad, el temor, el vacío, los celos, el orgullo, la autojustificación, la arrogancia, la ira, el enojo, y un espíritu controlador. Satanás ya no sabía qué camino tomar. Tuvo que redefinir quién era y de alguna manera ahogar ese vacío, el no valer nada, esa nada que sentía en su interior. Como cualquier niño que se siente sin valor, Satanás lleva sobre sí todas las marcas de la inseguridad, el temor, la locura y una desesperada necesidad de aprobación de quienquiera que se la pueda dar. Él ansía atención, y para satisfacer ese vacío, en su naturaleza pervertida anhela ser venerado, adorado y amado. Cualquier cosa para quitar el dolor, la soledad y la inutilidad - cualquier cosa. Puesto que Satanás ha rechazado las relaciones como la base del valor, nunca podría establecer un reino basado en las relaciones. Sólo le quedaba una opción. Ser conocido por lo que hace en lugar de a quien pertenece. Este reino jamás podría funcionar si todo el mundo reconociera que toda vida y sabiduría y todo amor provienen de Dios. Así que Satanás inventó el principio del "poder interior”, para reducir a Dios a una fuerza incapaz de tener una relación personal, una fuerza que pueda ser usada y abusada a voluntad. El reino de Satanás es un reino de poder, rendimiento y búsqueda de placer. Su tema central es el de no responder ante nadie, y cuidar solamente de aquéllos a quienes se puede utilizar. Por supuesto, este reino está condenado al fracaso, porque la fuerza vital pertenece a alguien que no es inanimado, y que un día la va a retirar de los que obstinadamente rehúsan reconocer su identidad como hijos de Dios. Está condenado al fracaso porque nada puede quitar el dolor y la pérdida que provienen de rechazar esa identidad. Aquí aprendemos la verdad del proverbio que dice: "No Hay descanso para los malvados”. Si volvemos al jardín del Edén en este contexto, vemos que, en lo exterior, Satanás parece astuto e inteligente mientras trata de frustrar su expulsión del cielo por Dios. Pero, en lo interior, hay un corazón lleno de vacío e inseguridad, que está luchando por formar una nueva identidad y escapar del abismo cada vez mayor de la desesperanza.

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6. Infierno en la Tierra

Tiene que ser una de las más desgarradoras experiencias de la vida. Puede que se hayan necesitado años, pero, con el correr del tiempo, usted ha desarrollado una amistad verdaderamente sólida con alguien. Alguien en cuya compañía usted ha llegado verdaderamente a disfrutar el paso del tiempo. De pronto, usted nota que su amigo está actuando de un modo un poco extraño. Usted trata de disimular y se dice a sí mismo que está imaginando cosas y que aquéllo no tiene importancia. Pero la evidencia sigue aumentando con el paso del tiempo, y por fin, usted se siente compelido a preguntar a su amigo qué está sucediendo. Después de pasar lo que parece una eternidad tratando de cruzar el muro evidente que su amigo ha levantado, usted descubre que alguien más ha estado influyendo en él contra usted, lo cual le ha llevado a él a interpretar las acciones suyas de un modo que lo ha dejado a usted asombrado. Ciertamente, la razón prevalecerá y usted podrá resolver rápidamente el malentendido. ¡Pero no es así! Al tratar de dar una explicación razonable, usted es acusado sin tapujos de tratar de fabricar una coartada. En este punto, cualquiera de varias emociones puede sobrecogerle a usted: sentirse herido, dolido, furioso o hasta devastado de que su amigo pueda haberle creído tan fácilmente a otra persona ¡sin decirle a usted ni una palabra, menos defenderle a usted! Su estallido o su silencio (lo que se aplique) es para su “amigo” una señal de que ellos tenían razón y que todo lo que se dijo de usted era cierto. ¡Y luego se dice que el cuchillo se hace girar en la herida! Quizás mientras usted leía estos dos últimos párrafos, haya asomado a la superficie un doloroso recuerdo cuando confirma la realidad de este escenario que se ha repetido una y otra vez aquí en la tierra casi desde el comienzo de los tiempos. Incluso mientras escribo y recuerdo un incidente así conmigo mismo, me detengo y me pregunto nuevamente: ¿POR QUÉ? Estoy seguro de que la mayoría de nosotros tiene cicatrices de formas similares de rechazo, y creo que ellas pueden ayudarnos un poco a entender cómo se sintió Dios en el momento después de que Adán y Eva comieron del fruto del árbol del conocimiento. Es uno de los grandes misterios de la vida que las palabras de un desconocido pueden separar a los mejores amigos. A menudo, me he imaginado a Dios observando de cerca a su hija Eva mientras ella se encontraba en medio del jardín y repentinamente entró en un diálogo con un “desconocido”. Después de todo el tiempo que Dios había pasado con Eva, mostrándole innumerables señales de su amor, ¿se aferraría ella a la seguridad y al amor de su Padre celestial o recibiría con gusto las palabras de Satanás por medio de la serpiente? ¿Por qué no intervino Dios y envió un ángel para que detuviera la separación de su relación? Creo que hay muchas preguntas y porqués que contestar en este punto. Pero, aunque no tenemos ni el tiempo ni el espacio para explicarlas todas, ciertamente algunas de ellas no podrán ser contestadas plenamente sino hasta que le veamos a Él cara a cara. La respuesta central es el amor. El amor concede el privilegio de decidir aunque la elección dañe seriamente al que la hace. Si Dios tuviera la costumbre de intervenir cada

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vez que sus hijos estuvieran a punto de dirigirse en la dirección equivocada, entonces en realidad ellos no tendrían poder de elección en absoluto. Hay tiempo para la instrucción y la corrección, pero también llega un momento en que el silencio del que da el poder de elección valida todos los “te amo” que ha pronunciado, porque amor sin poder de elección no es amor en absoluto. Esta es una realidad con la que luchan todos los padres mientras tratan con sus hijos. Si, después de nuestras instrucciones y direcciones, nuestros hijos todavía deciden oponerse a nosotros, ¿les prohibimos ahorrarse el dolor del rechazo o guardamos silencio y nos dolemos, dejando que ellos elijan rechazarnos? Una difícil decisión para cualquier padre o madre. Dios, revestido de la fortaleza del amor, observa en silencio a Eva, su preciosa hija, convertirse en instrumento para destruir a su amado hijo Adán. Pero ahora el grado de dolor en el corazón de Dios debe ser increíble. ¿El dolor en el corazón de Dios por la pérdida de su hija le hará intervenir para salvar a Adán? ¡NO! El divino amor aprieta los dientes y espera en silencio, demostrando más allá de toda duda que Él es realmente el Dios de la libertad y el libre albedrío. Permitirá que Adán elija por sí mismo. Cuando hablamos de pruebas, por favor no considere la absurda idea de que Dios observa distraídamente el transcurso de la prueba desde la seguridad del cielo para ver si Adán y Eva dan la talla para ser parte del club celestial. Tales ideas sólo pueden ascender del abismo mismo del infierno. ¡JAMÁS! Dios estaba siendo puesto a prueba tanto como Adán y Eva. Pues Dios sabe que, si Adán y Eva caen, entonces Él tendrá que soportar el daño colateral, y que, por tanto, tendrá que invocar la promesa que fue hecha antes de la creación del mundo24, de dar la vida de su Hijo - Cristo Jesús – para recuperarlos. Dios era plenamente consciente de todo esto mientras observaba a Adán y a Eva en silencio. ¿Qué clase de amor había en aquel silencio? Esta demostración de amor aniquilará para siempre la perversa idea de que Dios fue motivado por interés propio al tratar con nuestros primeros padres. En el capítulo 1 comentamos la filosofía de que Adán y Eva se estaban abrazando cuando comieron de aquel árbol, y en el capítulo anterior discutimos la trágica mezcla de emociones que llevó a Satanás a urdir el concepto de que podemos vivir sin Dios y formar nuestra propia entidad por medio de lo que hacemos. Ya mientras los jugos estomacales de Adán y Eva digerían el fruto, una deprimente nube de inutilidad y culpa envolvía lentamente sus mentes y apagaba aquella adorable, feliz y gozosa relación entre Dios y el hombre. La maldición del árbol de Duracell había iniciado su obra insidiosa y, dentro de un corto período de tiempo, Adán y Eva quedaron sumergidos en la culpa y el temor. Junto con Satanás y sus ángeles, se habían suicidado mental y espiritualmente. Habían perdido su identidad y su valor, y nada de lo que pudieran hacer se los traería de vuelta. No podían restaurarse a sí mismos al favor de Dios. Habían roto la relación y sólo Dios podía restablecerla. Este hecho es evidente por sí mismo aun mientras reflexionamos en nuestra propia experiencia. Si alguien viola una relación con nosotros, el poder de restaurar esa relación descansa en la parte no culpable pues la parte ofensora ha renunciado a su autoridad en la relación.

24I Pedro 1:20; Apocalipsis 13:8.

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En este punto, es importante recordar lo que examinamos en el capítulo 2. Dios es la fuente de la vida, la sabiduría y el gozo. Ahora Adán y Eva se han separado de de esa fuente al creer en la mentira de que poseían todo esto en sí mismos. Sus poderes de razonamiento ya no pueden ser usados desinteresada u objetivamente. Sus mentes están totalmente en armonía con Satanás. No tienen la capacidad para desenmascarar las mentiras que Satanás les dice. Satanás comienza a llenarles completamente de falsas teorías acerca del carácter de Dios. Al mismo tiempo, Satanás les dice a Adán y Eva que ellos son malos. Les dice que merecen morir y que son individuos sin valor. Satanás está decidido a destruir nuestro sentido de identidad y lo hace diciéndonos mentiras acerca de Dios y de nosotros mismos. Mientras creamos las mentiras acerca de Dios y nosotros, jamás podremos reconciliarnos con Dios. El desconocido ha separado a los mejores amigos. Cuando Dios llega de visita y les llama por sus nombres, la voz que una vez consideraron la más dulce del universo ahora les hace esconderse llenos de temor y desesperación. ¡El programa de Satanás ha hecho su obra! Imagínese llegar a su casa del trabajo un día, esperando gozosamente el feliz ritual que ha desarrollado con su hijo. Todas las tardes, su hijo sale corriendo por la puerta del frente cantando: “¡Papito, papito!”, y luego se arroja en sus brazos con un tierno abrazo. Cuando usted se acerca a la casa, ve que su amado hijo no ha salido a saludarle. Perplejo, entra por la puerta del frente y escucha un alarido de terror y el ruido de pequeños pies que corren hacia el jardín para esconderse. Algo ha roto la relación. Donde había amor, ahora hay temor. Ningún padre verdadero disfruta viendo a sus hijos alejarse corriendo al oír el invitador sonido de su voz. Hace daño. Es una tragedia que el pecado pueda hacernos temer a la Persona más amorosa, generosa, paciente y amante de la libertad en el universo. Dios se encuentra en un dilema muy grave. ¿Cómo se acercará a ellos ahora que escuchan otra voz? Cada una de las palabras que Dios pronuncia es ahora interpretada a una luz malvada. Adán y Eva saben que son culpables, pero ahora no tienen ni la seguridad ni el valor de aceptar que están errados al haber aceptado ideas erróneas acerca de Dios, la fuente de vida y sabiduría. Controlados por un espíritu de culpa e inseguridad, se han vuelto desafiantes. Han perdido el poder de razonar con honestidad. Me asombra el amor que Dios mostró en su paciencia. Dios llama a Adán: “¿Dónde estás tú?”, no porque no supiera dónde estaba, sino para permitir que Adán se enfrentara al problema. ¿Dónde está tu mente, Adán? ¿Qué ha ocurrido con tu identidad? Lo físico siempre representa lo espiritual, y el ocultamiento físico de Adán y Eva revela claramente el ocultamiento que está ocurriendo en sus mentes. Se han revestido de engaño y fraude para evitar tener que enfrentar la verdad, que parece tan espantosa. Dios está tratando de ayudarles a diagnosticar el problema para poder llevarles la bendita solución. Adán responde a la pregunta diciéndole a Dios que tenía miedo porque estaba desnudo. Esta confesión es interesante a la luz de Génesis 2:25. “Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban”. Adán estaba desnudo antes de comer el fruto

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pero no se avergonzaba. La inferencia aquí es que Adán ahora tiene vergüenza. La palabra hebrea (buwsh) también significa confuso, confundido y desengañado. Adán estaba lleno de confusión, culpa y desengaño. Estaba confuso en cuanto a quién era y se sentía culpable acerca de lo que había hecho. Ahora Dios se propone señalar la intensidad del dolor de Adán. “¿Quién te dijo que estabas desnudo?” “¿Has comido del árbol del que te mandé diciendo que no comieras?” Dios no le pregunta a Adán: “¿Cómo sabes que estás desnudo?” Le pregunta: “¿Quién te dijo que estabas desnudo?” Dios está tratando de señalarle a Adán al instigador de las mentiras que se le habían dicho. En otras palabras: “¿Quién está haciendo que te alejes de mí?” “¿Quién se ha interpuesto entre tú y yo?” Se le pregunta a Adán directamente: “¿Comiste del árbol del que te ordené que no comieras?” Esta es una pregunta sencilla que requiere un simple sí o no. Ahora que Adán ve a Dios como egoísta y vengativo y se ve a sí mismo como estúpido e indigno, suma dos más dos en su mente y le da 64. Adán “sabe” que, si dice que sí, lo van a pillar, y si dice que no lo van a pillar dos veces, una vez por comer del árbol y una vez por mentir. Sabiendo que no hay salida, Adán se pone sus guantes de boxeo y sale de su esquina con sus puños volando (como lo hace cualquier persona insegura) tratando de darle algunos golpes a Dios. Como dice el dicho: “Si vas a caer, es mejor que caigas peleando”. “La MUJER que me diste me dio del árbol y comí”, dijo acusando. Esa tiene que ser una clásica afirmación de una sola línea. El hombre es sorprendido con las manos en la masa y le conecta dos golpes a Eva y uno a Dios. ¡Puede usted imaginarse el impacto que causó en Eva el hecho de que este hombre, que sólo hacía poco había prometido enfrentar junto con ella cualquier cosa que viniera, en la primera dificultad cae al suelo cuán largo es! El pecado no puede producir una figura heroica que desinteresadamente se dé a sí misma para ayudar y sostener a otros. Siempre resulta en que cada uno se valga por sí mismo. No queremos pasar por alto el proceso que está ocurriendo aquí. Las reacciones de Adán están siendo causadas por su culpa e inseguridad, combinados con un falso concepto del carácter de Dios, todo ello revuelto con una gran porción de orgullo. Ahora que ya no se ve a sí mismo como hijo de Dios, tiene que abrazar la filosofía de “Si no me defiendo por mí mismo, nadie más lo hará por mí”. Piensa esto porque ya no tiene un padre. He aquí la gran angustia del pecado: ¿Cómo le muestra Dios a Adán que éste tiene un falso concepto de su Padre y que él mismo, Adán, no es indigno ni estúpido? ¿Cómo puede dársele a Adán una correcta evaluación de su situación cuando ha perdido la capacidad de razonar objetivamente? Dios es la única fuente de la verdadera sabiduría, y Adán se ha desconectado de esa fuente. Y aunque Adán sí razona, ¿cómo podría su razón librarse de la mezcla de culpa y orgullo que ferozmente rechaza todo lo que se parezca a la verdad? Adán no puede habérselas con el hecho de que Dios le está diciendo que está errado, aunque esto se haga por amor a él mismo, porque su inseguridad controla su razón.

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Es mi sincera oración que usted vea que, una vez que Adán y Eva se hubieron separado de Dios, quedaron tan irremisiblemente perdidos que casi no había esperanza de que fuesen recuperados. Estaban totalmente controlados por el espíritu de Satanás. En sus corazones había las semillas que con el tiempo llevarían a sus hijos a unirse a los ángeles malos en un desesperado compañerismo decididos a matar al Hijo de Dios en Jerusalén. Aunque ello no era plenamente manifiesto, sus corazones no querían tener nada que ver con Dios ni con su reino. Sin darse cuenta, en realidad le odiaban. En este punto, usted se sentiría inclinado a pensar: “Espere. Usted está llevando las cosas un poco demasiado lejos. Me doy cuenta de que ellos tenían un problema, pero decir que odiaban a Dios totalmente es exagerar un poco el relato”. En respuesta, yo diría que tenemos que recordar constantemente que toda bondad y todo amor y toda sabiduría proceden de Dios. No se originan en el corazón de los seres humanos. Si olvidamos este punto vital, no podemos leer este relato con apego a la verdad y, además, no entenderemos la Biblia con apego a la verdad. La Biblia es muy clara en este punto. Mire los siguientes versículos:

La mente pecaminosa es hostil hacia Dios. No se somete a la ley de Dios, ni tampoco puede. Romanos 8:7.

No hay justo, ni aun uno. No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles. No hay quien haga lo bueno; no hay ni siquiera uno. Romanos 3:10-12.

La Biblia declara que nuestras mentes, en su estado natural, odian a Dios y son hostiles a Él. En su estado natural, nuestras mentes son rebeldes, no se someten a las órdenes de Dios, y les es imposible zafarse de esta condición. En mi propia experiencia, y en la de muchas personas con las que he compartido esta verdad, he descubierto un intenso espíritu de resistencia. Este espíritu de resistencia al hecho de que la naturaleza humana es totalmente odiosa hacia Dios es un eco directo de la resistencia que Adán manifestó hacia Dios, cuando acusó a Eva y a Dios antes que aceptar su situación. La inseguridad de Adán es nuestra herencia y no podemos soportar la verdad más de lo que él lo hizo. Si usted halla que le molestan o lo enojan estas afirmaciones; si desprecia o menosprecia estas afirmaciones; si usted cataloga al autor de este libro como aguafiestas que no tiene nada mejor que hacer que decirles a las personas que son malas, entonces pregúntese por qué se siente así. Si usted está seguro de sí mismo, entonces estas afirmaciones no le concernirían en absoluto. La inseguridad y la vaciedad de Adán son nuestra herencia. Esto es todo lo que puede darnos. Nada más. Si usted puede aceptar la realidad de que la naturaleza humana es hostil hacia Dios, entonces recibirá un verdadero banquete. En el contexto del plan de Dios para salvarnos, hay inmensa libertad en darnos cuenta de que no podemos hacer nada bueno. Usted puede dejar de intentarlo. Puede dejar de darse golpes cuando su naturaleza malvada salta y golpea a alguien emocional o físicamente. Pero me estoy adelantando , y guardaremos esto para el siguiente capítulo.

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Regresando a Adán y Eva, podemos ver que derribar la barrera entre ellos y Dios sería una tarea inmensa. Su recuperación y la de sus hijos requeriría varias cosas:

1. Un medio de dar a la raza humana la sabiduría para que reconozca su desesperada situación, junto con un modo de que sea influida en la dirección correcta sin violar su libertad de elección.

2. Una manera de mostrarle que tenía un concepto errado del carácter de Dios y del reino, y mostrarle de alguna manera que Él realmente le ama.

3. Una manera de quitar su culpa e inseguridad y de restaurarles su verdadera identidad y su verdadero valor como hijos de Dios.

4. Una manera de recuperar su sentido de propósito, su razón de existir o su destino. 5. Todo lo anterior requería tiempo. Adán y Eva habían perdido sus propias vidas,

así que necesitaban un sistema de sustentación vital que les diera tiempo para elegir y decidir.

6. Mientras hacía todo esto, Dios debía mantener un sentido de justicia. No puede ignorar la rebelión de ellos y decir que está bien. Debe haber un castigo por la rebelión. Este castigo es completamente aparte de las consecuencias del pecado. Ser sacados del jardín de Edén no era un castigo por el pecado sino una consecuencia de su elección.

Hay un punto crucial que hay que subrayar aquí. Dios no fue tomado por sorpresa. El Padre y el Hijo ya habían decidido lo que harían cuando llegaran a este punto. El plan ya estaba en su lugar. Un plan lo bastante abarcante para esta desesperada situación.

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7. La Cuerda de Salvamento del Cielo Se cuenta la historia de un jefe de estación de tren que tenía la responsabilidad de abrir y cerrar un puente de vía férrea para que pasaran los barcos por debajo. Cuando el puente estaba levantado, una señal justo arriba de la línea le indicaba al conductor que esperase hasta que el puente se abriese. En este día en particular, el puente estaba levantado y no sería bajado por algún tiempo. De pronto, el jefe de estación notó que un tren se acercaba por la curva. La señal debía haber fallado. Pensó que podía hacer bajar el puente a tiempo pero entonces vio a su hijo que trepaba por las grandes ruedas dentadas que subían y bajaban el puente. El jefe de estación sabía que, si no bajaba el puente para salvar la vida de su hijo, todos los pasajeros a bordo del tren morirían. Si quería salvar a los pasajeros del tren, tendría que sacrificar a su hijo. No había tiempo para demorarse en tomar una decisión. Con un intenso dolor que le desgarraba el corazón, hizo funcionar la palanca y el puente comenzó a bajar. Cayó de rodillas sollozando en agonía mientras oía el llanto angustiado de su hijo que era aplastado por aquellos gigantescos dientes. El tren pasó sin peligro sobre el puente sin que los pasajeros supiesen nada del gran peligro al que se habían enfrentado, ni del increíble sacrificio que acababa de tener lugar para salvarlos. Siempre encuentro difícil permanecer sereno cuando escucho este relato a causa del notable paralelo con la decisión a la que Dios se enfrentó al tratar con la raza humana y su destino. ¿Permitiría Dios que la raza humana se precipitara fuera de los rieles y cayera a la oscuridad que había debajo o proveería una alternativa? Había poco tiempo para actuar porque Adán y Eva se habían separado de su fuerza vital y pronto serían cadáveres en el suelo con sus destinos sellados para siempre en la tumba de la muerte. Antes de la creación de la raza humana, el Padre y su Hijo habían estado en un profundo diálogo en lo que la Biblia llama el consejo de paz.25 En ese momento, se trazó el plan para lo que ocurriría si la raza humana decidiera oponérseles. Ahora era el momento de actuar. ¿Quién puede calcular el sufrimiento de Dios? ¿Permitiría que su Hijo fuera el sustituto de Adán y Eva y sufriera las consecuencias de la decisión de ellos? Permitiría que su Hijo tomara sobre sí mismo la indignidad y la desesperanza y las llevara a la tumba? ¿Permitiría que su Hijo sufriera la pérdida total de identidad y la separación de su condición de Hijo, que le arrancaría de su corazón las palabras: “¿Por qué me has abandonado?” Mientras escribo estas palabras, mi hijo está sentado tranquilamente en frente de mí. Me doy vuelta para mirar su hermoso rostro y sentir que el gozo y el amor por él surgen en mi corazón. Luego, trato de imaginarme poniéndome en el lugar de Dios, permitiendo que mi hijo sufriera la sentencia de muerte a favor de un grupo de personas que ahora me odia a mí y a todo lo que yo represento. Confieso que mi mente sólo se cierra a estos pensamientos. Ni siquiera quiero permitirme dejar que pasen por mi mente. ¡Mi subconsciente sabe que hasta la idea de ello es demasiado dolorosa para que yo trate con ella pues me haría derrumbarme! Mis pensamientos se vuelven a Dios y a su

25Zac. 6:13

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dilema y me siento paralizado. Tengo el más profundo sentido de gratitud hacia Él por permitir que sucediera, sabiendo que yo era, por así decirlo, uno de aquellos pasajeros en aquel tren y que por muchos años no entendí, mucho menos aprecié, al jefe de estación celestial y su increíble sacrificio. Este pensamiento siempre me motiva a hacer una pausa y adorarle a Él en gratitud por su ilimitado amor y sacrificio. Estoy asombrado de que el Hijo de Dios, que más tarde vino a ser Jesús, estuviese dispuesto a hacer esto por nosotros. La Biblia nos dice que Dios conoce el fin desde el principio, y que, por lo tanto, Él podía ver lo que le esperaba cuando viniese a la tierra, así como el rechazo, los azotes, las burlas, el odio, las maldiciones y los juramentos, la desnudez y la oscuridad sobre la cruz, la indignidad de miles de millones de almas amontonada sobre Él y la culpa y la tristeza acumulados por centenares de generaciones. Lo vio todo y, sin embargo, el Hijo de Dios dice: “Deseo hacer tu voluntad, oh Dios mío, y tu ley está en medio de mi corazón”. El Hijo de Dios no estuvo de acuerdo de mala gana, sino que deseó hacerlo. Su corazón, como el corazón de su Padre, anhela restaurar a sus hijos a la plenitud del gozo que ha de ser su destino. ¿Qué clase de Dios es éste? ¿Con quién le compararé y qué palabras serán suficientes para alabarle? Observamos en el capítulo anterior que Adán y Eva necesitaban un sistema de sustentación de vida y la capacidad para distinguir la verdad del error; necesitaban ayuda para ver la verdad sobre Dios y para detectar, revelar y rechazar las mentiras que Satanás les decía. Necesitaban una brújula moral para ayudarles a discernir el verdadero norte espiritual. Todas estas cosas serían provistas por medio del don del Hijo de Dios para el mundo. Esto se le dijo a Adán y a Eva en Génesis 3:15. Dirigiéndose directamente a Satanás, Dios le dijo lo siguiente:

Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya. Ella te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

Este versículo está lleno de promesas y esperanzas. Dios dijo que pondría enemistad entre Satanás y la mujer. Cuando Dios habla de la mujer, habla de todos los que saldrían de ella. En otras palabras, la familia humana entera. La palabra enemistad significa odio o enemigo.26 Dios pondría algo en el corazón de la familia humana, que odiaría el mal y desearía la bondad y la verdad. Hay sólo una razón para que Dios hiciera esto y es que su Hijo reconciliaría la familia humana por medio de su vida y su muerte mientras estuviese en la tierra. Esto es lo que significa que habría odio entre la Simiente de la mujer y la simiente o descendencia de Satanás. En el libro de Romanos, Pablo se refiere a este odio contra el mal como gracia o poder en el siguiente versículo:

Pero el don no fue como la transgresión; porque, si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo.

26Vines Expository Dictionary – Enmity [enemistad].

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La capacidad para elegir lo que es correcto procede directamente de esta enemistad que Dios ha puesto en nuestros corazones por medio del don de su Hijo. Este mismo don también proporciona el muy necesitado don de la vida.27 Pablo también se refiere a este hecho en el mismo capítulo de Romanos:

Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Romanos 5:18.

Esta es una verdad increíble que puede traer paz y gozo más allá de toda comparación. El hecho mencionado más arriba significa que, cada vez que usted inhala (ya sea que crea o no en el Hijo de Dios y su sacrificio), ese aliento viene directamente de Cristo Jesús. Es la vida de Él lo que hace que su corazón lata y le hace respirar y le mantiene vivo. Todas las funciones a las que nos referimos como involuntarias de nuestra parte son en realidad voluntarias de parte de Dios. Él es el corazón de la verdad que dice:

Para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, nos movemos y somos. Hechos 17:27, 28

Dios no está lejos de cada uno de nosotros porque somos sustentados por la vida de Cristo Jesús en virtud de su muerte en la cruz por nosotros. Si usted se siente lejos de Dios, la verdad es que Él nunca está lejos de usted. Sólo tiene que sentir su pulso para saber que Él no le ha abandonado. Añada a esto el hecho de que Dios pone en nuestros corazones el deseo de hacer lo correcto y el deseo de resistir el mal, así que tenemos muchos de qué estar agradecidos. Piense en las veces que se ha sentido tentado a hacer algo malo y luego lo pensó mejor y no lo hizo. Este es el don que Dios le ha dado, la enemistad contra el mal. No importa si usted cree en Dios o no, todavía se le da este don por medio de Jesús. Se nos dice en las Escrituras que Dios hace llover sobre buenos y malos.28 Piense en cuántas veces Satanás ha puesto un pensamiento malo en la mente de alguien para que le haga algo a usted o tome las posesiones suyas, y la enemistad puesta en los corazones por Dios ha estimulado a esas personas a no hacerlo. Por supuesto, todavía podemos elegir rechazar ese estímulo y seguir adelante y hacer lo malo pero, si esa enemistad no estuviese allí, ninguno de nosotros podría dejar de llevar a cabo los malos pensamientos puestos en nuestra mente. ¡Qué Dios tan increíble para que haga todo esto por nosotros! Como raza de personas, nosotros estábamos completamente perdidos y esclavizados por los malos caminos de Satanás. Éramos completamente impotentes, condenados a la miseria y a la destrucción total. Pero nuestro tierno Padre celestial rehusó dejarnos a nuestra suerte. Nos ha dado lo más precioso que tiene – su Hijo. Jesús será por siempre un miembro de la familia

27Cuando nos referimos a la vida aquí, hablamos de la vida puesta a prueba, no la vida eterna. Dios ha dado a toda

persona una vida en esta tierra para que escoja o rechace la verdad sobre Dios y su reino. 28Mateo 5:45

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humana y uno de nosotros. Es un sacrificio que será el tema central de estudio y meditación por el resto de la eternidad. Mientras usted piensa en estas cosas, ¿qué le parece todo lo que ha hecho por usted? Su Espíritu le está atrayendo ahora para que le acepte y crea en la verdad acerca de Él. Desea que usted sepa que Él le ama desesperadamente y ha dado todo para recuperarlo. Yo no puedo resistir esta clase de amor. Es demasiado poderoso para mí. ¿Y para usted?

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8. Comparando los Dos Reinos Antes de seguir adelante, creo que sería útil resumir los dos reinos separados y distintos que existen actualmente en el mundo. El reino eterno de Dios y el reino de Satanás que fue presentado a Adán y Eva en el jardín de Edén. Si pensamos por un momento en lo que define a un reino, hay tres atributos que debemos considerar:

1. GOBIERNO. Un sistema por medio del cual se gobierna un reino. Por ejemplo, la democracia o la dictadura.

2. MONEDA. Un sistema de valores por medio del cual los ciudadanos del reino

pueden intercambiar sus bienes.

3. CIUDADANÍA. Una manera de establecer cómo puede alguien ser miembro de ese reino.

Podemos contrastar los dos reinos de la manera siguiente: Reino de Dios Reino Mundanal

de Satanás

Gobierno

Familia El más fuerte

Moneda

Relaciones de amor Posesiones

Ciudadanía Hijos de Dios Rendimiento y logros clasificados como éxitos por usted mismos y otros

El gobierno de Dios se basa en el sistema familiar. La cabeza del gobierno es el Padre. La relación entre el líder y sus ciudadanos es estrecha e íntima. Por otra parte, en el gobierno de Satanás se trata de quién es el más fuerte. Los más fuertes son los que gobiernan. Aun en una democracia, los más fuertes en anunciar su mensaje y los más fuertes al persuadir a los votantes ascenderán al poder. El reino de Dios negocia con la fortaleza de sus relaciones. El amor es la moneda del cielo. Cada ciudadano está seguro en el amor de su Padre y no necesita demostrar su valía o su valor. Puede disfrutar de la compañía de otros inocentemente sin ninguna agenda oculta. Aprender a conocer a Dios es el mayor gozo y la mayor ambición29 y, puesto que el conocimiento de Dios, su sabiduría y su carácter son ilimitados, esta gozosa ocupación no terminará nunca. Siempre habrá algo que aprender acerca de Él.

29Fil. 3:9, 10

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Sus ciudadanos aprenden de Él directamente o por medio de las cosas que Él ha hecho. Por consiguiente, observarse el uno al otro y estudiar la naturaleza y el universo es también una parte gozosa de estar en este reino. Puesto que se reconoce claramente que todo viene de Él, toda la creación adora a Dios con gozosa gratitud y dando gracias.30 En contraste con esto, el gobierno de Satanás negocia con posesiones. La valía procede de lo que logramos, así que la acumulación de posesiones es vital para ser valioso. Estas posesiones pueden ser materiales, mentales o relacionales. Mientras más grande la casa, mientras más juguetes posea, más valdrá usted. Mientras mayor sea el nivel de su educación, mientras más alta sea su posición en el empleo, mayor será su valía. Las personas con las cuales usted se asocia son muy importantes porque una persona puede ser un gran activo para su causa. El reino de Satanás cree que las personas tienen poder interior, así que poseer a otras personas puede hacerlo a usted más poderoso. Las relaciones con personas se convierten en herramientas por medio de las cuales ganamos más. Esto hace que la necesidad de controlar a otras personas sea muy importante. Hay muchas maneras de controlar a otras personas. Ser amable y amistoso es una forma común. Es usada por vendedores todo el tiempo. Llevar a cabo grandes hazañas puede impresionar a las personas para que lo sigan y, cuando esto falla, puede usar la fuerza, el chantaje y la intimidación para controlar a las personas y asegurarse su lealtad. Por eso tantas relaciones están llenas de dolor y tristeza hoy día, porque a menudo las personas se han unido para aumentar su riqueza y su valor. El otro contraste que hemos notado es el de la ciudadanía. En el reino de Dios, usted es considerado ciudadano por ser un hijo de Dios. Sin importar las circunstancias o dificultades de la vida, este hecho nunca cambia. Su ciudadanía está segura en su relación con Dios como su Padre. En el reino de Satanás, usted es considerado ciudadano cuando hace o deja de hacer. Tanto los logros como la pereza le conceden la ciudadanía mientras usted esté enfocado en desempeñar o hacer algo. En este reino, usted se despierta cada mañana y piensa en lo que hay que lograr ese día para sentirse bien acerca de sí mismo. Si las personas le estorban en sus esfuerzos por lograr algo, usted se siente frustrado y furioso. Si llega el final del día y usted siente que no ha logrado mucho, se siente vacío y deprimido o se vuelve más decidido. La vida es un ciclo que gira alrededor del orgullo y la vanidad. Cuando usted logra algo, se siente orgulloso y cuando fracasa se siente inútil. La vida entre el éxito o el fracaso es una agitada decisión para lograr algo o, a la inversa, temor de que lo que usted ha conseguido se pierda. Es un ciclo interminable hasta que usted muere o cambia de reino.

30Apocalipsis 14:6, 7; Apoc. 4:1-9

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Triunfo = Orgullo

Temor Agresividad

Derrota = Depresión

Este ciclo es el resultado simple de creer que tenemos poder en nosotros mismos. Si funcionamos con nuestro propio poder, entonces no dependemos de nadie y no obtenemos valor de nadie. Debemos cultivar y producir nuestro propio valor. Todo éxito nos da valor y todo fracaso nos acerca más a la nada. Recuerdo el conflicto que tuve en mi corazón cuando comencé a dar sermones. Me sentía muy bendecido cuando le señalaba a la gente las verdades bíblicas pero, cuando me ponía en la puerta para saludar a la gente a medida que salía, me encontré deseando que me dijeran que lo había hecho bien, para dar valor a lo que yo había hecho. Mientras mejor predicaba, más aprobación deseaba mi corazón. Sé que era erróneo pensar de esta manera, así que, durante un tiempo, cuando la gente me decía que había predicado bien, decía: “Dele las gracias a Dios, no a mí”, pero, a menudo esto parecía extraño, y a veces la gente sentía que yo los estaba alejando. Cuando reconocemos que todo lo bueno viene de Dios y que somos valorados por él aparte de cualquier cosa que hagamos, entonces somos libres para tener éxito y fracasar sin preocuparnos de sentirnos indignos y sin sentir la necesidad de ser valorados por otros.

Ciclo emocional en el reino de Dios Triunfo = Gratitud

Confianza Enfoque

Fracaso = Alegría

El “Yo” como

fuente de poder

Cristo como fuente de

poder

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Es importante recordar que, aunque los miembros del reino de Dios no obtienen su valor de sus logros, todavía obtienen logros. De hecho, tienen la capacidad de lograr mucho más porque, si fracasan, no tienen que enfrentarse al temor de la indignidad. Todavía son amados, todavía son hijos de Dios, sin importar si tienen éxito o fracasan. El reino de Dios le ofrece a usted la mejor manera de alcanzar su pleno potencial sin dejar sus relaciones hechas jirones y su valor destruido. Hemos bosquejado brevemente la naturaleza de estos dos reinos. En el resto del libro, describiremos cómo se han desarrollado estos dos reinos dentro del ámbito de la historia humana y las luchas a las que a menudo nos enfrentamos viviendo entre los dos. Ambos reinos ofrecen libertad; ambos reinos prometen mucho, pero, ¿cuál reino le dejará a usted con un profundo sentido de importancia y valor que es imperturbable?

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9. El Corazón de Babilonia “¿Dónde nos equivocamos?” El compungido lamento de un padre que luchaba por entender la realidad a la que ahora se enfrentaba. “Tenemos una buena situación familiar y él sabe que le amamos”, continúa diciendo el padre mientras busca desesperadamente alguna explicación de por qué su hijo acaba de ser hallado culpable de tráfico de drogas, robo y asesinato. Ese compungido lamento ha sido externado más veces de las que nos atrevemos a imaginarnos. Padres que viven con la vergüenza y la agonía de un hijo que ha caído en una vida de rebeldía y maldad. El origen de este compungido lamento puede hallarse en nuestros primeros padres y la tragedia de su primer hijo, Caín. Los padres sentirán el gozo que sintieron Adán y Eva cuando por primera vez tuvieron al pequeño Caín en sus brazos. El fruto de su amor ahora era suyo para que tenerlo en sus brazos y disfrutar de él. Al acunar en sus brazos a su nuevo y precioso pequeño, ella exclamó: “¡He adquirido varón, Jehová!”31 Eva creía que Caín sería la prometida simiente mencionada en Génesis 3:15 y que traería sanamiento y bendición a todas las naciones. ¡Oh, si eso sólo fuera cierto! Porque la amarga ironía para Eva era que el legado de Caín traería miseria, destrucción y muerte a millones. Caín se convirtió en la cabeza de una clase de adoradores que conducen su experiencia espiritual bajo sus propias condiciones. Este grupo de personas compone la mayor parte de la población mundial. Un grupo de personas que la Biblia llamaría más tarde “Babilonia”. En este capítulo, seguiremos el rastro de ese espíritu motivador detrás de este grupo de personas y cómo le afecta a usted y me afecta a mí. “Papito, por qué tenemos que matar a ese pobre e inocente cordero?” El sacrificio de un cordero estaba calculado para mantener delante de la familia humana el precio que habría de ser pagado por su salvación y el amor de Dios al entregar un don como éste. Era un ritual que apuntaba tanto hacia adelante, a la esperanza, como hacia atrás, a la vergüenza. Era un consolador recordatorio del asombroso amor de Dios y al mismo tiempo un doloroso recordatorio de la ingratitud y el egoísmo humanos. Participar en este servicio siempre generaría sentimientos encontrados. Contemplar la cara del inocente cordero envuelto en su silenciosa agonía por fuerza subrayaría el precio de la salvación. Para todos los que contemplan el rostro del verdadero Cordero de Dios, la esperanza debe estar siempre mezclada con la agonía de alma que viene con comprender el precio de la salvación. No hacer esto o hundirá al alma en la desesperación o le hará retroceder ante el vívido horror de un precio así y reescribirá los orígenes humanos al negar que tal caída ocurrió para comenzar. Si comenzamos a dudar del amor de Dios al dar a su Hijo para que muriese, la cruz se transforma de luz en oscuridad, de un símbolo de esperanza en símbolo de vergüenza. Después de muchos años de ver a sus padres sacrificar el cordero y ver sus lágrimas y su dolor junto con la esperanza, la paciencia y la confianza en la Simiente venidera, Caín decidió que ya no podía soportar más el sentimiento de vergüenza y la necesidad de

31Lectura literal de Génesis 4:1

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humildad. Enfocándose en el fracaso humano que el cordero inmolado revela, Caín decidió no recordar el gran amor de Dios manifestado en un regalo como éste. Para Caín, el cordero sólo atizaba su inseguridad, parte de la primogenitura que había recibido de su padre, que a su vez la había recibido de Satanás. Para Caín, el cordero sólo le decía que era inaceptable para Dios en su propio derecho y que su conducta era desaprobada por Él. Obviamente, Satanás estimuló a Caín a tomar la atrevida decisión de quitar de su culto el sacrificio del cordero. La Biblia nos dice que Caín trajo al Señor una ofrenda de frutos.32 También se nos dice que Caín era un agricultor que producía alimentos como parte de su trabajo. La ofrenda de Caín era un símbolo de sus esfuerzos por ganarse el respeto de Dios por medio de las obras de sus manos. Transformó su experiencia de culto de una de fe humilde a una de orgullosa exhibición; de una íntima relación de confianza a un aplacamiento contractual. Tal religión ignora el hecho de que no tenemos poder para negociar con Dios y no tenemos vida propia en la cual descansar y enfrentarnos a Dios bajo nuestros propios términos. Tristemente, Caín olvidó esto. Satanás le prometió libertad al liberarlo de la vergüenza del cordero, pero al quitar el cordero, la religión de Caín cambió de una religión de fe con el Dios verdadero a una serie de rituales basada en una representación, hechos a un dios de su propia invención. En este cambio, Caín ingirió el veneno del árbol de Duracell, dio el salto de las obras en la cuerda bungee de Duracell y aunque al principio experimentó un estimulante sentido de libertad, era sólo cuestión de tiempo antes de que la cuerda llegara a su límite y el veneno comenzara a hacer efecto. En el capítulo 5, examinamos algunas de las cicatrices emocionales causadas por la ruptura de las relaciones familiares. He aquí un resumen:

Buscar aprobación constantemente. Juzgarse a sí mismo demasiado severamente. Reaccionar excesivamente a situaciones sobre las cuales no tiene control –

es decir, ser a menudo muy controladores. Tener problemas con las relaciones.

Cuando Caín se alejó del plan diseñado por Dios para salvarle, se distanció de Dios; su relación familiar se rompió completamente. Este distanciamiento alimentó las llamas de su inseguridad; el Espíritu de Dios ya no podía calmar sus temores ni ayudarle a refutar las mentiras de Satanás. Este vacío sólo aumentó y el sentimiento de vergüenza se multiplicó. Como Satanás, Caín luchó en vano para reemplazar aquel sentido de su rota relación con Dios. Por mucho que trató, nunca podría quitar aquella profunda sensación de vacío hasta que regresara emocionalmente a Dios, su reino y su plan. Las turbulentas emociones de Caín pronto estallarían. Ocurrió en ocasión del sacrificio, cuando Caín y su hermano Abel vinieron a adorar a Dios. Dios aceptó la ofrenda de Abel de un cordero al consumirlo por medio del fuego, pero dejó intacta la ofrenda de Caín. Eso era todo lo que se necesitaba para enfurecer a Caín. El pecado es extremadamente ilógico. Caín no siguió las instrucciones y luego quedó horriblemente sorprendido cuando no funcionó para él.

32Génesis 4:3

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Imagínese yendo a la tienda y comprar todos los ingredientes para cocer una hogaza de pan. Usted pregunta al tendero cómo se hace, y él le da una lista para que la lleve a casa. Todo va bien hasta que usted huele la lavadura y decide que el pan quedaría mejor sin ella. Pone el pan en el horno y poco después ve una muy plana hogaza de pan. Ahora bien, ¿tendría sentido montar en cólera e ir corriendo donde el tendero y decirle lo que piensa por hacerle quedar como un despreciable cocinero? ¡Difícilmente! Pero esto es exactamente lo que Caín hizo con Dios. Caín se está acercando al punto de no regreso. Habiendo abrazado el reino de Satanás donde su valía queda establecida por sus esfuerzos y su rendimiento, su capacidad para ser guiado y corregido disminuye rápidamente. Caín sabe que ha hecho lo que es incorrecto, pero la mente humana puede engañarse fácilmente y, antes que someterse humildemente a Dios, Caín se enoja. Amablemente, Dios trata de ayudarle y corregirle y le señala el prometido regalo de su Hijo, pero Caín no hace caso de la advertencia. Sus sentimientos de rebeldía aumentan y el reino de la oscuridad casi ha completado su experimento humano más exitoso. Ahora el corazón de Caín estaba completamente dominado por las fuerzas emocionales que Satanás desató en el cielo. Quiere la aprobación de Dios, pero bajo sus propias condiciones. El sentido de su falta de valor aumentó hasta el punto en que estaba listo para explotar. Está atrapado en la horrible situación de desear la aprobación de las potestades superiores para satisfacer su anhelo de aceptación y valía, y al mismo tiempo querer ignorar que le debe todo a Dios y debía agradecer humildemente su amorosa provisión por medio del cordero. Todavía ardiendo por haber sido “humillado públicamente” en frente de Abel, comenzó a argumentar con él. Abel comienza a refutar a Caín acerca de su propio método de ofrecer culto y le anima a regresar a regresar al plan de Dios. Esto era todo lo que Caín necesitaba. Algo se rompió en su interior. Su sentido de ausencia de valía le empujó a un punto en que simplemente ya no le importaba nada, y cuando ese momento llegó, se le dio a Satanás entrada completamente libre para que asumiera el control. Satanás llena a Caín con intenso odio hacia su hermano, se olvidan las relaciones familiares, y el reino de Satanás ahora se manifiesta plenamente. Todo el cielo observa mientras tiene lugar el primer asesinato, la primera aniquilación de una sagrada y preciosa relación. ¡Esto es lo que sucede cuando se violan las leyes de Dios! El cielo queda boquiabierto y Satanás y sus ángeles deben haber experimentado una momentánea parálisis cuando la forma sin vida de Abel enrojeció el suelo con su sangre. Satanás se encoge de hombros ante el horror de este suceso y, para asegurarse de su esclavo, impone el sentido de culpa tan profundamente en Caín que éste nunca podrá creer que Dios podría perdonarle. Esta es la locura de Satanás. Nos promete libertad y gozo si seguimos su camino de rebelión, y cuando transgredimos, es su voz la que fuertemente exige que Dios nos destruya. Al mismo tiempo, es su voz la que susurra a nuestras almas que somos demasiado malos y perversos para ser jamás aceptados por Dios nuevamente. Es su voz la que aumenta nuestro sentido de culpabilidad hasta el punto en que deseamos morir. ¡Miserable enemigo de la raza humana! ¡Nunca tendrás tu recompensa por tus cobardes y débiles tácticas! Ahora que Caín ha cruzado la línea

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completamente, no tiene defensa para su alma, y Satanás le empuja a exclamar: “Mi iniquidad es mayor de lo que puede ser perdonado”.34 Estas son las palabras más tristes que se pueden imaginar.Dios fue donde Caín, no para destruirle, sino para tratar de recuperarlo. Le preguntó a Caín dónde estaba su hermano, no para acusarle, sino para dar a Caín la oportunidad de arrepentirse y regresar a Dios. Tristemente, Caín pronunció aquellas afligidas palabras: “Mi iniquidad es mayor de lo que puede ser perdonado”. Creyó a las mentiras de Satanás en lugar de la palabra de Dios. Había sembrado y ahora ha cosechado. En el versículo 11 del capítulo 4, Dios pronuncia una maldición. En la última parte de la maldición, Dios le dice a Caín que será fugitivo y vagabundo. Estas palabras hablan de alguien que tiembla y se tambalea; da la impresión de un hombre sin esperanza ni futuro. Esta maldición no fue aplicada por Dios agitando alguna varita celestial, sino que la maldición era inherente al rechazo del reino familiar de Dios, inherente al rechazo de relaciones íntimas. Su alma fue torturada porque fue creada para la intimidad, pero su corazón había escogido un camino diferente. Anhelaba siempre el amor, pero rechazaba siempre a los que se le acercaban. Deseaba la cercanía, pero no podía nunca permitir a la gente que viniera a la cámara secreta de su corazón donde abundaba su ausencia de valía. Quería tener amigos pero desconfiaba siempre de un rival de su poder. Aquí reside la verdad del proverbio: “No hay reposo para los malvados”. La Biblia nos dice que Caín salió de la presencia del Señor.35 Ahora vivía sin la sensación de que Dios estaba cerca de él. Creyendo que su pecado le había separado de Dios, separó a Dios de sí mismo. Ahora con mayor necesidad que antes de aprobación y valía, comenzó a construir una ciudad. Quería reunir gente alrededor de sí mismo y ser su líder. Quería construir grandes edificios y derivar su valía de lo que había conseguido. Quería rodearse de las obras de sus manos y aislar de la conciencia, hasta donde pudiera, la evidencia de las obras de Dios. Quería ocuparse hasta el punto en que no tuviera tiempo para hacerse preguntas sobre el estado de su alma. Y así, Caín se convirtió en el canal para el establecimiento del reino de Satanás en la tierra. Por medio de él, se desarrolló una raza de hombres que mostraron todas las señales de la inseguridad y la falta de valía. Eran buscadores de poder y posición, desarrollando un espíritu controlador que era celoso de cualquier rival, en una búsqueda interminable de una identidad aparte del Dios que hizo los cielos y la tierra. Mientras Satanás pudiera mantener a los seres humanos buscando valía dentro de ellos mismos en vez de en los brazos del gran Dios relacional y personal, podría controlarlos. Y así se ha hecho. Durante los siglos, Satanás ha tenido bajo su dominio a una clase de personas, atando sus almas sin valor e inseguras a la suya propia y buscando gobernar el mundo. Hemos estudiado el corazón de Babilonia, un corazón torturado buscando identidad y valía por medio de lo que hace, buscando aprobación para sus hazañas, e intentando manipular las circunstancias de modo que no sea amenazada. En el capítulo siguiente, 34Génesis 4:13 – Lectura marginal 35Génesis 4:16

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continuaremos el desarrollo de este corazón a medida que crece a través de la historia humana.

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Sección 2. Un Destino - La Identidad Recuperada 10. Rompiendo las Cadenas de Duracell Hubo una larga pausa mientras se abrazaban. La intensidad de las emociones era profunda, pero ambos sabían que el momento había llegado. Durante las edades de los tiempos, el Padre y el Hijo siempre habían estado en estrecha comunión el uno con el otro, y ahora esa comunión pronto se rompería. Ahora el Hijo de Dios se embarcaría en la misión de recuperar a sus hijos e hijas humanos. Tanto el Padre como el Hijo comprenden los riesgos y el precio que están involucrados, pero el amor les impulsa a seguir adelante. Durante un breve momento, el Padre y el Hijo contemplan el futuro y observan el desarrollo de la misión. El desprecio, el rechazo, el odio, los escupitazos, las patadas, los latigazos, los clavos; todo palidece hasta convertirse en nada en comparación con aquel horrendo momento en el tiempo cuando el cielo y la tierra permanecen inmóviles y contemplan la separación entre el Padre y el Hijo. El Hijo ve milenios de culpa, sufrimiento, rebeldía e indignidad envolverlo y se observa a sí mismo temblar como una hoja, desgarrado por el sonido de las pisadas de su Padre hacia atrás mientras le abandona a los horrores de LA muerte.36 El abrazo se hace más fuerte. ¿Cómo puede el Padre abandonarle a su suerte? A un nivel más profundo, ambos luchan con la posibilidad del fracaso y la pérdida al poder del pecado. El Hijo de Dios quería tomar sobre sí mismo la naturaleza humana, abriendo una ventana de oportunidad para que su archirival, Satanás, le abrumara. No había ninguna garantía de éxito. ¿Cómo pudieron planear juntos una locura como ésa, un riesgo como ése? ¿Cómo pudieron siquiera considerar un plan tan absurdo? Pero el amor les impulsa a seguir adelante. Aquella larga pausa, que parece una eternidad, termina finalmente; ambos deciden llevar a cabo el plan. El Hijo camina hasta el borde del cielo, echa una mirada final al amoroso rostro de su Padre, y desaparece. En el capítulo 6, examinamos la larga y desafiante lista de las cosas con las cuales Dios necesitaría tratar si habría de salvar a sus hijos e hijas en la tierra. En el capítulo 9, vimos el desarrollo del reino de Satanás en el corazón del hombre y cómo Satanás nos gobierna por medio de nuestro sentido de inutilidad. Si Jesús iba a romper ese poder, debía quebrantar ese sentido de inutilidad. Tenía que reconectar nuestro sentido de identidad como hijos de Dios y destruir la falsa identidad concebida en el árbol Duracell. Una profunda sensación de presagio debe haberse apoderado del corazón de Satanás mientras observaba a los ángeles cantar para los pastores el himno de gozo anunciando

36Hebreos 2:9

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que el Mesías había llegado. La brillante estrella que guió a los sabios al humilde establo no le habría añadido mucho consuelo tampoco. Al contemplar a este noble recién nacido, podemos imaginarnos que Satanás sabía que le esperaba una lucha. No podía romper la tranquila calma que reposaba sobre el niño, lo que siempre había podido hacer con todos los niños anteriores. Era un rompecabezas, el niño estaba hecho de carne y hueso, pero en lo profundo de él había alguna especie de tranquila confianza en la mano invisible del Dios infinito. Satanás sabía que estaba en problemas. Este espíritu atribulado reposaba sobre el corazón de Herodes, y se nos permite asomarnos a la confusión que revuelve el oscuro mundo de los espíritus. El profundo sentido de inseguridad que controlaba a Herodes le hizo fácil tomar partido por la campaña de “choque y asombro”de Satanás contra el reino de los cielos. Quería adelantársele antes de que la verdadera batalla comenzara. Pero la tranquila confianza del Rey bebé no se perdió y la providencia proporcionó una vía de escape para Él, para que pudiera combatir al gobernador de las tinieblas y, en carne humana, romper las cadenas de inseguridad que esclavizaban a la raza humana condenada. La vida de Jesús puede resumirse en las palabras de Juan 8:29 (NVI): “El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque siempre hago lo que le agrada”. No importó lo que Satanás hizo. No pudo romper aquel sentido de dignidad y confianza. Cristo se aferró a su condición de Hijo con una tenacidad que hasta asombró al príncipe de las tinieblas. Satanás debe haberse enfurecido por sus inútiles esfuerzos de hacer que Cristo pecara. Por fin, alguien que podía resistir a Satanás. Después de cuatro mil años de éxito con cada ser humano, Satanás se estrella contra la sólida roca de un alma humana que confía en su condición de Hijo de Dios. La condición de Hijo fue la clave de la victoria. La condición de Hijo era la más segura fortificación contra aquel torrente de indignidad que ahogaba a la raza humana y, por lo tanto, la condición de Hijo debía ser el punto focal de la guerra entre los dos rivales. El pueblo de Nazaret palpita de emoción. La noticia del Bautista se difunde rápidamente. El precursor del Mesías había venido y, al llegar el mensaje al humilde taller de carpintería, Jesús supo que el momento de la batalla había llegado. Hace a un lado el cincel y el serrucho, abraza a su madre, y se dirige al Jordán. Jesús confía en su condición de Hijo, pero la batalla que se avecina en el desierto le someterá a prueba como ningún hombre ha sido probado antes. Las puertas del dolor humano se abrirán para Él como un dique que se desborda. Jesús debía enfrentar toda la fuerza de la indignidad humana y permanecer firme como el peñón de Gibraltar. Si puede permanecer firme, entonces, por primera vez, alguien habrá roto las cadenas de Duracell. Los despojos de esta victoria se convertirían en la herencia de aquéllos que creen en Él. La batalla en el desierto era fundamental para la obra de la cruz. ¿De qué sirve la oferta del perdón si el alma humana no puede romper las cadenas de su insignificancia? ¿De qué sirve la más poderosa demostración de amor si ningún hombre, ninguna mujer, ni ningún niño tiene el poder de abrazar ese don? ¡NO! Primero, la indignidad y la nulidad

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del Duracell deben ser derrotados y los despojos de la victoria puestos en manos de la raza humana para que todos puedan abrazar el incomparable don de la cruz. El Padre sabe lo que se aproxima, y fortalecerá la mano de su Hijo para el combate, no con una poderosa demostración, no con alguna fuerza o arma sobrenatural, porque ninguna de estas cosas sería apropiada para el enemigo que se aproximaba. Dios presenta su mejor arma – el poder que procede de su relación el uno con el otro. Al salir Jesús del agua y descender la paloma, los cielos se abren y Jesús oye claramente la voz de su Padre: “Ëste es mi Hijo amado. En él tengo contentamiento”. Estas palabras son la espada más aguda que el Padre podría haber puesto en manos de su Hijo para el combate. Seguro en la PALABRA de su Padre, combatirá a su astuto enemigo y romperá por nosotros aquellas cadenas que nosotros nunca podríamos romper. La importancia de esta afirmación es mucho más profunda de lo que la mayoría se imagina. El hecho de que Dios está aceptando a un miembro de la raza humana ofrece increíble esperanza para el resto de nosotros. Por medio de Jesús, Dios extiende la mano a cada uno de nosotros y nos dice que somos sus hijos bienamados. Si alguna vez esperamos aceptar el regalo de la cruz, primero debemos escuchar aquellas preciosas palabras: “Tú eres mi hijo amado, en el cual tengo contentamiento”. Es imposible aceptar un regalo de un enemigo sin preguntarnos primero si es una trampa o un anzuelo, pero un regalo de un amoroso miembro de la familia puede ser aceptado por lo que es – un regalo, pura y simplemente. No hay manera de acercarse a la cruz aparte de a través del puente de una sólida creencia en nuestra condición de hijos e hijas de Dios. Cualquier otro camino conducirá al legalismo o a la licencia para el pecado. Esas palabras desde el cielo deben haber enfurecido a Satanás. Un recordatorio de algo que él era, pero que ahora no es - ¡un hijo! Era un recordatorio de su nulidad y futilidad. Pero el orgullo no muere fácilmente, así que Satanás se prepara a desatar su andanada de tentaciones sobre Jesús en el desierto. El registro bíblico dice que Jesús “estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás”.37 ¡Yo creo que la mayor parte de la gente encontraría abrumadores 10 minutos de tentación, ya no se diga 40 días! Satanás había tenido 4000 años de práctica en la tentación para hacerlo bien, y usted puede estar seguro de que Jesús fue el blanco de cada una de las armas del infierno. ¿Quién puede comprender la profundidad de este conflicto? El universo entero contuvo su aliento colectivo mientras Satanás descargaba golpe tras golpe sobre el Hijo de Dios. En cuanto a nosotros, estábamos profundamente dormidos, inconscientes de la heroica lucha de Jesús para liberarnos. Si Jesús fallaba aquí, todos habríamos sido aplastados por las cadenas de nuestra nulidad. Jesús era nuestra única y sola esperanza de romper la oscuridad. ¿Saben? Llego a un punto como éste y simplemente tengo que detenerme y pensar en Él. Quiero decir, ¿qué puedo decir? Mi corazón rebosa de gozo agradecido por los decididos e implacables ataques de este Dios hombre contra nuestra indefensa situación. Igual que un padre o una madre que corriera a través de una casa en llamas para salvar a su

37Marcos 1:13

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hijo. Jesús fue mentalmente dejado inconsciente por los golpes de Satanás, pero no cejó. Este hombre hace que algo en lo profundo de mi interior exclame: “¡Debo valer algo!” ¡Nadie haría esto a menos que realmente le importara! Les digo que este amor me atrae de una manera que encuentro irresistible. Yo me le resisto, pero, ¡gracias a Dios que Él es más decidido que yo! Cuando Jesús se encuentra en su punto más vulnerable, cansado, hambriento y solo, todas las cosas que llevan a la humanidad a transigir, llega Satanás al punto crucial de la contienda. “Si eres hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan”.38 ¿Cuál otra sería la prueba excepto su condición de Hijo? A Jesús no se le dijo durante cuánto tiempo estaría en el desierto. El registro no dice que a Él se le dijo que en cuarenta días todo habría terminado. Jesús todavía estaba allá afuera y ningún cuervo vino para alimentarlo, ningún maná cayó del cielo. ¿Tal vez se había equivocado acerca de la voz desde el cielo? “Tu Padre no querría que permanecieras en esta situación. Haz algo para remediarla”, le susurra. Satanás estaba usando el instrumento del apetito para tratar de quebrantar la fe de Jesús en la palabra de su Padre. Cuarenta días antes, Dios dijo: “Este es mi hijo amado, en quien tengo contentamiento”. Si Jesús convierte las piedras en pan, entonces de hecho estaría dudando de la palabra de Dios y esa duda sería suficiente para confundir su identidad. Además, se le está pidiendo a Jesús que lleve a cabo algo para demostrar su identidad. Pedir a Jesús que convierta piedras en pan para probar quién es abría una puerta directa al reino de Satanás: identidad por medio del rendimiento y los logros. ¿Cuántos de nosotros no hemos caído en esta trampa de demostrar nuestra valía por medio de lo que alcanzamos? Llevados a demostrar que tenemos lo que se necesita para alcanzar la cima, ignorando el sueño y el descanso y, sobre todo, el tiempo para la oración y el estudio de la Biblia, permaneciendo hasta tarde en la oficina y no teniendo el vital tiempo para la familia – sólo para obtener esa promoción o ese bono. ¿Por qué nos empujamos a nosotros mismos tan duramente? Yo creo que, en muchos casos, respondemos a aquella pregunta: “Si eres hijo o hija de Dios, lleva a cabo alguna acción grande para demostrarlo”. Cuando despierta en la mañana y quiere pasar algún tiempo meditando y estando con Dios, ¿descubre usted que la cabeza comienza a llenársele de todas las cosas que hay que hacer ese día, hasta que ya no lo soporta más y sólo quiere transigir con una oración de 5 minutos y luego dar comienzo al día? ¿Le sucede a usted? ¿Por qué? Si llega al final del día y descubre que no ha logrado mucho, ¿todavía está contento y feliz o se siente frustrado y un poquito deprimido? ¿Se siente agitado acerca de “perder tiempo” en una cama de enfermo, cuando podría estar tachando cosas en su lista de cosas por hacer? Todas estas cosas apuntan al hecho de que, sin excepción, todos nosotros caemos en las tentaciones de Satanás para demostrar nuestra identidad y valía por medio de lo que hacemos. Debido al hecho de que, en lo profundo de nosotros, llevamos ese factor de inseguridad transmitido a nosotros por Adán y Eva, somos blancos fáciles por necesitar crear hojas de higuera espirituales y mentales para cubrirnos. La persona insegura

38Mateo 4:3 (NVI)

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siempre responderá a un desafío a su identidad, mientras que una persona segura ni siquiera se molestará. Esto me recuerda una ocasión en que caminaba con un amigo que tenía un perro rottweiler. Pasamos frente a la casa de un vecino que tenía un perro mucho más pequeño. El perrito ladraba y gruñía y corría de un lado de para otro tratando de llamar la atención del rottweiler. El rottweiler ni siquiera volvía la cabeza para mirar al perrito. Me pareció que el perrito estaba diciendo: “Ven, rottweiler. Me enfrentaré a ti y demostraré a mi amo que puedo derrotar a un perro como tú”. Pero el rottweiler confiaba en quién era, y ni siquiera respondió al reto; ¿qué añadiría a su valía? Es por esta misma razón por la que Jesús tuvo que entrar al desierto de la tentación. La familia humana necesitaba a una persona que pudiera demostrar que creía que era Hijo de Dios simplemente porque Dios lo decía, no por haberlo demostrado por medio de lo que hacía. El mundo necesitaba a un David para que se enfrentara al aparentemente invencible Goliat de la nulidad, que nos ata a nuestros pecados y nos hace esclavos del diablo. Ciertamente, el relato de la tentación de Cristo en el desierto guarda mucha similitud con la historia de David y Goliat.

1. Satanás, como ser espiritual, tenía muchas ventajas sobre Jesús, que tenía que cargar con la naturaleza humana. 1 Sam. 17:33.

2. Jesús representaba a la raza humana entera, y una victoria de Cristo significaba libertad para nosotros, de la misma manera que Satanás representaba a todas las fuerzas del infierno y una victoria de él significaba que nosotros continuaríamos siendo esclavos de los poderes de las tinieblas para siempre. 1 Sam. 17:9.

3. Jesús estuvo 40 días en el desierto enfrentándose a los sarcasmos y las tentaciones de Satanás, del mismo modo que Goliat provocó a Israel durante 40 días. 1 Sam. 17:16.

4. Satanás venía en su propio poder, pero Jesús venía en el nombre del Señor a destruir al que había desafiado el ejercito del Dios viviente. 1 Sam. 17:45.

5. Las armas que Jesús usó parecían insignificantes según los estándares del mundo. Confiaba en las palabras de Dios y las usó con precisión para llegar a la mente de Satanás.

Los paralelos quitan el aliento, y no puedo evitar ponerme en el lugar de uno de aquellos soldados israelitas de pie en la colina, oyendo a Goliat insultar a mi Dios, a mi religión e insultarme a mí personalmente. “¿Dónde está tu Dios?” “¿Por qué no peleas contra mí si eres tan fuerte?” “Eres débil e inútil, y una vergüenza para tu Dios”. Escuchar esta clase de insultos durante 40 días realmente lo deprimiría a uno. ¡Sólo miremos su estatura! Su armadura brilla a la luz del sol mientras su monstruosa y estentórea voz grita insultos a través del valle. La situación parece desesperada y hay una sensación de hundimiento y resignación a la esclavitud. ¿Hay alguna diferencia hoy día? Tenemos los sarcasmos de Satanás acerca de nuestra incapacidad y nuestras debilidades. Sus tentaciones parecen muy fuertes y abrumadoras y caemos en ellas una y otra vez y hay esa sensación de abatimiento y resignación a la esclavitud. Hasta hay los que predican que es posible que nuestra esclavitud pueda ser vencida; que el pecado siempre será superior a nosotros. Fuera con tales pensamientos. El hijo de David está en nuestro campamento y Él nos ha emancipado de las cadenas del diablo. Su victoria en el desierto de la tentación es una

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victoria para la familia humana entera. Usted puede elegir pensar que todavía tiene que enfrentarse a a su Goliat o puede observar asombrado en la colina mientras Jesús corta la cabeza de su tentación. Si usted cree que ya tiene la victoria a causa de Jesús, antes que tener la esperanza de que Él le libre, usted habrá encontrado el punto culminante mismo de la fe. Me alegro inmensamente de que el hijo de David me haya librado del poder de la nulidad. Ha sacado el corazón de mi rebelión y mi orgullo. Ha puesto mis pies en la sólida roca de haberme identificado como hijo de Dios. Personalmente, se ha enfrentado a las dudas en mi lugar y las ha derrotado por fe en la palabra de nuestro Padre. Canten y regocíjense conmigo, hijos e hijas de Dios. Jesús ha roto las cadenas de Duracell y nos ha hecho aceptos en el bienamado.

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11. Abriendo las puertas del cielo Un rayo de luz rasga la oscuridad para anunciar que la aurora ha llegado. También anuncia que la tarea ha comenzado. El pulso se acelera, el aliento se acorta amedida que se hacen los preparativos para el viaje. Al salir hacia la aurora, la mente de Abraham se inunda de recuerdos. Recuerda cómo sostuvo a Isaac por primera vez y el inmenso sentimiento de gozo experimentado después de aquella larga espera. Los recuerdos del pequeño Isaac saltando a la cama de papá y acurrucándose junto a él mientras escuchaba atentamente relatos de Adán y Eva, Noé y muchos otros, pesan como enormes bloques de plomo sobre sus hombros mientras contempla la tarea que tiene por delante:

“Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”. Génesis 22:2.

Dios había hablado y ahora Abraham reúne todas sus fuerzas para obedecer la orden. No hay ninguna explicación, no se da ninguna razón, sólo la orden. Durante los años que Abraham había andado con Dios, había aprendido a no resistir sus órdenes. Había llegado a confiar en que Dios sabía qué era lo mejor y que el suyo era el único camino que debía seguir. ¡Pero el camino era duro, increíblemente duro! ¿Quién puede comprender la lucha que rugía en la mente de Abraham? Con gusto escogería ser él mismo el sacrificio en lugar de su hijo. No había nada que no estuviese dispuesto a hacer para salvar a su hijo de su suerte. Abraham respira con fuerza mientras lucha para ocultarle su dolor a Isaac. Esto debe ser una pesadilla que pronto terminará. La realidad le golpea cuando Isaac pregunta: “¿Padre, tenemos la leña y el fuego, pero dónde está el sacrificio?” Una flecha atraviesa el corazón de Abraham. ¿Cómo responderá? Una rápida oración asciende a Dios pidiendo sabiduría y luego Abraham contesta: “Dios proveerá el sacrificio, hijo mío”. En la cima de la montaña, Abraham revela dolorosamente a Isaac la suerte que le espera. Isaac es joven y podría vencer fácilmente a su padre y huir de allí, pero ha aprendido la disciplina de la obediencia y renuncia a sus propios deseos en favor de la sabiduría de su padre. Todo el cielo observa cuando Abraham prepara a su hijo, su precioso hijo, para aquel momento final. Ahora la razón humana da rienda suelta a una batería de argumentos contra la fe, pero Abraham, erigiéndose como un alto cedro en vientos huracanados, se dobla, pero no cede en su resolución de llevar a cabo la solicitud que se le ha hecho. Todo está listo y Abraham contempla a su hijo. El dolor desgarra su corazón y sus fuerzas comienzan a flaquear, pero se mantiene firme. Ofreciendo una oración, se dispone a hundir el cuchillo que pondrá fin a la vida de su hijo más precioso. En ese momento, se oye una voz: “¡Abraham! No pongas tu mano sobre el muchacho, porque ahora sé que temes a Dios”.

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Al meditar en este relato, no puedo evitar tratar de ponerme en lugar de Abraham y poner a mi propio hijo en lugar de Isaac. Trato de entender la tensión que sintió, pero la imagen se detiene inmediatamente. Algo en lo profundo de mi interior emerge e impide que la imagen se complete. Emocionalmente, mi mente no puede enfrentarse a una escena como ésta. Para captar el horror y el sacrificio de Jesús en la cruz, es necesario que echemos un vistazo a la relación entre el Padre y el Hijo. La esencia misma de su reino está representada entre ellos; el núcleo de su aproximación a la vida se revela en el amor que se tienen el uno al otro. Si no se añade esta relación dimensional a la cruz, entonces realmente no hemos entendido la idea.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha hado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:3:16.

El rompimiento de una preciosa relación es lo más devastador que una persona puede experimentar. La idea de separarse de los que uno ama es un temor que acecha en lo profundo del corazón de toda alma humana. He descubierto que, después de estar lejos de mi familia durante sólo una semana, en un compromiso para hablar en público, mi corazón anhela estar en casa con los que amo. No hay nada en este mundo que yo cambiaría por mi relación con mi familia. Hasta la idea de ello es repugnante, y sin embargo, cuando miramos dentro del corazón de Dios, como está revelado en la Biblia, descubimos que Dios nuestro Padre y su Hijo estaban dispuestos a romper esa relación mutua sólo para que usted y yo pudiéramos pasar por las puertas del cielo y reunirnos con nuestro Creador. Alguien podría responder: “Sí, pero Jesús sabía que se levantaría nuevamente y se reuniría con su Padre, así que el asunto no era tan malo”. Si usted ha considerado estas ideas, entonces sugiero que le pregunte a Jesús cómo se sentía cuando exclamó: “¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Cuando la culpa de un mundo rebelde fue puesta sobre Él, y el amor de su Padre quedó envuelto en su odio por nuestros pecados, Jesús buscó en la oscuridad para hallar el amoroso rostro que siempre había sido su gozo por la eternidad, pero todo lo que encontró fue la separación y la ira. Su esperanza fue absorbida; la muerte era todo lo que le esperaba; sintió que sería separado para siempre de aquel a quien amaba, y por eso exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Sólo piense en eso por un momento. Es terrible, simplemente terrible. Por todo esto, se cae de su peso la pregunta: ¿Cuán en serio habla Dios acerca de romper las barreras entre Él y nosotros? Tratemos de imaginarnos a Dios en el relato de Abraham e Isaac y veremos que no había nadie que llenara el vacío en lugar de Jesús; nadie que librara al Padre de la desgarradora tarea del sacrificio; y nadie que impidiera que la divina mano hundiera el cuchillo. En el terremoto y la oscuridad de aquel día fatal en que el mayor amor que jamás ha sido separado a causa de nuestros pecados, escucho al Padre exclamar: “Hijo mío, hijo mio, ¿cómo puedo abandonarte? ¿Cómo puedo dejar que te vayas?” El infierno está aquí mismo. Tanto el Padre como el Hijo han estado en el

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infierno en la separación de su relación por amor a nosotros. ¿Cuál más puede ser la esencia del infierno sino realmente lo opuesto a lo que el reino de Dios representa, una amorosa e íntima relación? Así, pues, ¿qué significa esto para nosotros? Significa que Dios ha probado el horror de la separación del amor divino por amor a nosotros, para que no tengamos que experimentarlo. “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?”39 Ahora nada puede separarnos del amor de Dios a causa de lo que Jesús y su Padre han hecho por nosotros. Las puertas del cielo se abren para nosotros porque Dios fue al infierno para cerrar sus puertas, de modo que jamás tengamos que entrar allí y experimentar el lloro y el crujir de dientes, como ocurrirá a los que rechacen lo que Jesús ha hecho por nosotros y entremos en una permanente separación del amor divino. El desafío que nos queda ahora es hacer ese viaje en nuestras mentes de un estado en que nos sentimos sin valía, desafiantes y decididos (forjándonos una identidad por medio de lo que hacemos), de vuelta a la fuente de la vida, donde el amor nos espera y sabemos que somos hijos amados de Dios. Aunque Jesús ha abierto las puertas del cielo para nosotros, debemos hacer el viaje desde el reino de Duracell hasta el reino de Dios, desde la identidad por logros hasta la identidad por la condición de hijos e hijas; en otras palabras, desde la salvación por obras hasta la salvación por fe. El resto de este libro será dedicado a los desafíos y privilegios de este viaje. 39I Cor. 15:55

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Sección 3 – El viaje de vuelta a la condición de hijos 12. La vida impulsada por Duracell Un aire de expectación prevalece en el recinto. Estoy sentado con mis compañeros estudiantes en el auditorio y anhelo escuchar un nombre familiar. Había trabajado duro ese año en mis estudios, y mientras me decía a mí mismo que en realidad no importaba, muy dentro de mí el deseo aumentaba. La escuela estaba dando premios a varios estudiantes por sus logros durante el año. Durante este acto, juego un pequeño y muy interesante juego mental. “Has trabajado duro este año. Podrías recibir este último premio ... no, alguien más se lo ganará ... pero tienes una oportunidad”. Al llegar el momento fatal, cuando van a leer mi nombre, mi corazón comienza a latir más rápidamente en anticipación, y entonces oigo un nombre. No es el mío, sino el de uno de mis amigos. Aquí es donde se pone interesante. Por fuera, estoy aplaudiendo por mis amigos y su éxito, pero, por dentro, transcurre un escenario muy diferente: “¿Por qué lo consiguió él? Yo trabajé tan duro como él. No puedo creer que se lo dieran a él. Ah, creo que sé por qué. Está emparentado con uno de los maestros y por eso lo escogieron. Siempre está arreglado. Nunca es lo que uno sabe. Es a quién conoce uno”. Todo el tiempo, estoy aplaudiendo y sonriendo y tratando de parecer sereno. Las nubes comienzan a reunirse y, durante algunas de las horas siguientes me siento un poco deprimido y un poco enojado. ¡Es sólo otro día impulsado por el Duracell! Un niño no necesita mucho tiempo para entender que, si desea ser valorado y aceptado, tiene que ser el primero entre sus iguales. Bienvenido al mundo de las comparaciones. ¿Ha caído usted alguna vez en la trampa de comprarle a uno de sus hijos algo para su cumpleaños y no comprar nada para su hermano? Por lo general, se desata el infierno y el niño que no recibió nada repite las palabras: “No es justo” entre lágrimas y gritos, y algunas veces hasta una pataleta. Luego, hay la competencia de “mírame” en el parque. Usted observa a uno de los niños deslizarse por el tobogán y usted sonríe mientras ellos se deslizan. Detrás de usted, una voz grita: “¡Mírame!”, y usted se da vuelta para ver a su otro niño meciéndose en el columpio. Usted vuelve su atención a alguna otra cosa y no oye a uno de sus hijos gritar “mírame” y luego oye un chorro de “mírames” como ametralladoras, cada uno de ellos aumentando de volumen e intensidad. Luego, nos sentamos para almorzar y, justo cuando usted está a punto de comenzar, se escucha esta adorable pequeña tonadita: “Él tiene más que yo. No es justo. Yo quiero más”. Ésta es la esencia de la vida impulsada por Duracell. Al envejecer, tratamos de ser un poquito más refinados, pero las comparaciones y la búsqueda de atención forman el eje de la existencia humana. La mayoría de los programas escolares parecen entender esta necesidad de comparación y búsqueda de atención. Ser llevados junto con un grupo de sus iguales lejos de los afectos del ambiente hogareño proporciona el perfecto cultivo para incrustar los principios Duracell. Los siguientes 12 años serán una carrera para distinguirse comparativamente en una o más de varias áreas y así asegurarse un futuro feliz y

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brillante. Nuestra cultura occidental parece favorecer a los más inteligentes. La inteligencia comparativa es un activo que le llevará lejos. ¿Alguna vez se ha preguntado por qué los niños que logran retener y regurgitar conocimientos tienden a recibir premios mayores que los que tienden a ser mejor dotados con las manos?40 ¿Podría usted imaginarse ser admitido en la universidad por saber cuidar un jardín o reparar un motor de automóvil? Hay lugar para personas con esas habilidades, pero la fortuna tiende a poner al académico en la cima de la pila. Año tras año, los niños traen a casa las tarjetas de calificaciones, y desarrollan una percepción de sí mismos basada en esa tarjeta. Yo he experimentado varias situaciones en que una personas era dotada con las manos pero luchaba académicamente. Como resultado de esto, se descubre que estas personas son muy autolimitantes, con comentarios como: “Eso está más allá de mis capacidades” o “Yo nunca podría hacer eso” o el directo: “Soy demadiado torpe para eso”. Pero, no teman. Hay otras maneras de tener éxito. Todo sistema escolar tiene un programa deportivo que permite a los niños desarrollar una guía atlética comparativa. Los niños pasan miles de horas desarrollando habilidades atléticas que ellos esperan un día les traerán el poder y la gloria que anhelan. Todos sabemos que el deporte es un juego, ¿verdad? Dígale eso a todos los fanáticos de fútbol ingleses que se comportan violentamente por las calles de Europa durante la copa mundial. ¿ Y qué decir del hombre que vio a su amado equipo de cricket perder la copa mundial y, como resultado, tuvo un ataque al corazón y murió antes de que el juego terminara? ¿Y por qué a varios deportistas se les pueden pagar millones de dólares al año por patear un pedazo de cuero de un lado para otro, tratando de meterlo entre dos palos? El deporte es un asunto serio, pues proporciona uno de los medios más simples de obtener valía y recibir toda la atención que se podría desear. Es uno de los mejores sistemas para alimentar el Duracell. Es una de las mejores maneras de matar la creencia de que podemos ser valorados por nuestras relaciones, no por nuestros logros. Una de las cosas más interesantes sobre el deporte es que, aunque uno puede desempeñarse al más alto nivel, si llega de segundo, nadie recordará su nombre. El trauma emocional de perder puede ser devastador. Recuerdo haber visto a un jugador de fútbol derrumbarse sollozando como un niño porque, por su fallido intento de anotar un gol en un tiro de penal, hizo que su equipo perdiera el preciado trofeo. Recuerdo haber visto a su coach asistiéndolo fuera de la cancha mientras yo me preguntaba si lo que sentía valía la pena en ese momento. Pero, por supuesto, es sólo un juego. Sí, pero es un juego que es una lucha de vida y muerte para la valía y la aceptación. Podríamos hacer una lista de varios otros dioses que esperamos nos muestren favor y nos den el éxito y la felicidad que deseamos. Hay el ámbito de la belleza física. El mundo implacable donde la fama puede ganarse o perderse basándose en la estructura de sus pómulos o el tamaño del pecho. Cuántas mujeres jóvenes conoce usted que se dormían

40La cultura occidental se basa mucho en la cultura griega, que tendía a ser más académica que práctica. No es

ningún accidente que la bestia de Apocalipsis 13 descrita como encabezando el mundo entero era primordialmente un leopardo que representa el reino de Grecia.

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llorando noche tras noche porque les parecía que no habían dado la talla. Recientemente, hemos visto un rápido aumento en un problema llamado anorexia, que lleva a muchas mujeres a matarse de hambre para conseguir una figura imposiblemente pequeña. Y qué decir del ámbito de la creación de riquezas o las posiciones en el empleo o hasta las posiciones en el suburbio. He trabajado en el mundo corporativo de cuello blanco por algunos años, y es bastante interesante observar el orden en que hace el picoteo. Se puede saber la posición de una persona por el tipo y la calidad de los muebles de su oficina. El jefe máximo tiene una habitación separada para su oficina con vista a las calles abajo por una ventana. Tiene un sillón alto con respaldo de cuero y apoyabrazos. Tiene un gran escritorio de madera barnizada con el último modelo de computadora descansando sobre él. El siguiente individuo hacia abajo también tiene su propia oficina, pero la vista desde su ventana no es tan atractiva y su computadora no es tan rápida. El siguiente hacia abajo tiene su oficina con divisiones y su silla no tiene apoyabrazos. Oh, y no tiene un teléfono de manos libres y ni siquiera puede mirar por la ventana. Es cosa de reír cuando se piensa en ello, pero es un asunto muy serio en el mundo corporativo. Los muebles de oficina son parte importante de una efectiva comparación con sus iguales. La lista de oportunidades comparativas es interminable en el mundo de Duracell, pero generalmente tienden a caer en una de varias categorías básicas.

1. Nivel de educación 2. Habilidad atlética 3. Posición en el empleo/Nivel de ingreso 4. Apariencia física 5. Posesiones/Activos 6. Nacionalidad

Éstos son los bienes que el mundo adora y las esperanzas los favorecen. Son capataces exigentes y por lo general, exigen plena obediencia si uno espera ser favorecido por ellos. Generalmente, exigirán el sacrificio de la familia y los amigos y si se tiene suerte, se puede tener un momento de gloria antes de perderse en la nada. Todos nosotros nos convertimos en esclavos de estos dioses por medio del poder del Duracell, y es de estos dioses de los que el Dios que hizo los cielos y la tierra trata de salvarnos.

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13. La escalera al cielo Los días se acortaban y eran más frescos; el invierno estaba en camino. Era tiempo de construir la pila de madera para alimentar la chimenea durante el crudo invierno que pronto descendería sobre el feliz vallecito. El hombre de la casa estaba ocupado cortando leña cuando, con el rabillo del ojo, vio un par de zapatos pequeños. Levantó la vista, y allí estaba un muchacho que observaba cada uno de sus movimientos. “Mi papá puede cortar leña más rápido que eso”. “¿De verdad?”, contestó el hombre, más bien divertido por la osadía del muchacho. “Claro que sí”. “Mi papá puede hacer cualquier cosa. Es el mejor que hay”. “Bueno, tienes un privilegio al tener un papá así”. Tal era la sencillez de mi niñez. Aquéllos eran los días en que mamá y papá no podían hacer nada malo y eran las personas más impresionantes imaginables. De cierta manera, sería hermoso permanecer en aquella sencilla situación, pero no habría de ser. Después de un corto tiempo en la escuela, comencé a ajustarme a la constante ronda de comparaciones, tratando de encontrar mi lugar en la pequeña comunidad de niños con la cual compartía mi experiencia educativa. El nivel de comparación no era tan intenso durante los días de la escuela primaria y así, recuerdo con agrado gran parte de mis primeras experiencias escolares. Muchos trabajos manuales, juegos y actividades; en general, era muy divertido. Pero había veces en que el futuro se acercaba y yo experimentaba el sabor agridulce del reino Duracell. Cuando tenía siete años de edad, mi familia se mudó a un nuevo lugar y yo pronto me vi orientándome en un nuevo grupo de niños. Hice amigos rápidamente, pero también me encontré con algunos chicos desagradables. Como niño, yo era de contextura bastante sólida, y un par de chicos flacuchos decidieron que aperovecharían el hecho de que yo estaba un poquito mejor acolchado que ellos. “Gordo”, “gordo Albert”, y “palurdo” son algunos de los nombres que recuerdo. Fue una horrible experiencia con la que muchos de nosotros nos hemos encontrado en la niñez. Esto ocurría día tras día. El enemigo de las almas estaba usando a estos muchachos para destruir mi sentido de valía. En camino a la escuela una mañana, decidí que ya había tenido suficiente. “Mamá, no voy a salir del auto. No voy a ir a la escuela”. “Por supuesto que irás, hijo”. “No, no voy”. Al entrar con el auto, vi a aquel amenazante par vigilando como buitres para atacar la presa. Mamá abrió la puerta y trató de hacerme salir. Los pocos minutos siguientes fueron bastante intensos. Pateé, grité y di alaridos y me aferré a mi asiento. Sólo típicamente un muchacho mal portado quizás, pero cuando el sentido de identidad de uno como persona está siendo aplastado, uno va a tomar algunas medidas desesperadas para salvarse. No recuerdo exactamente lo que sucedió después, pero recuerdo que las intimidaciones terminaron. Aquí estaba el verdadero sabor de lo que había más adelante. La crueldad manifestada en los niños es el resultado crudo, desenfrenado, de los principios del reino comparativo de Satanás en acción. A menudo, podemos quedar atontados por el descarado egoísmo y la ingratitud que los niños demuestran. ¿Superamos estos rasgos? ¡NO! Como hemos aprendido, nadie sale de este reino sin la ayuda del Hijo de David. Al crecer, simplemente nos volvemos más astutos y refinados.

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Para cuando iba por mediados de la escuela preparatoria, estaba bien programado. Estaba aprendiendo a adorar al dios de la educación, el dios del deporte y el dios de la apariencia física. ¡Quería adorar al dios del dinero, pero no tenía empleo! Todo a mi alrededor me decía que tenía que tratar de ser el primero; esforzarme por lograr. Aprendí que sólo los ganadores son aceptados y que los perdedores no valen nada. Muchas veces, mi incentivo para que me fuera bien en la escuela era motivado más por la posibilidad de ocupar el primer lugar que simplemente disfrutar del contenido de lo que estaba aprendiendo. Veía películas en televisión que reforzaban esta creencia. Los protagonistas de películas eran presentados como teniendo que alcanzar alguna gran hazaña que derritiera el corazón de alguna damita. Esto me enseñó que una relación era algo que se alcanza y que la damita era más un premio que una amiga. No que uno lo dijera de ese modo, pero todo esto estaba ocurriendo en el nivel del subconsciente. Éste era el momento de soñar. A menudo, me quedaba en la cama y soñaba con efectuar las carreras ganadoras por Australia en un partido de cricket, o anotar el gol final, o arriesgar la vida y las extremidades para salvar a alguna damisela en apuros. Estos sueños formaban la tela de mi sistema de valores. Mientras más soñaba, más decidido me volvía a alcanzar esas metas. La parte dura es que no se puede alcanzar estas metas en el vacío. Hay que derrotar a otros. Yo quería a mis amigos, pero primero quería mis sueños. Podría ser educado cuando mis sueños no estuvieran amenazados, pero cuando sintiera que mis sueños estaban siendo desafiados, ¡habría guerra! Trabajé duro para alcanzar mis metas. Me distinguí en los deportes y en mi educación. Bien, dos de tres no está mal ☺. Luego comencé a entrar en otra fase.Una vez que se ha alcanzado la cima, ha que tratar de permanecer allí. Constantemente hay que mirar por encima del hombro y proteger la preciosa posición de uno. Luego hay la expectativa de la reputación. Una vez que se ha forjado una reputación, ¿qué sucede si le va mal? Eso sería horrible, así que uno se vuelve aun más decidido. Esta batalla continuó por un tiempo hasta que comencé a darme cuenta de que alcanzar todas mis metas sería casi imposible. ¡Esto me llevó a estallidos de ira! Creo que debo haberme sentido traicionado. Había servido bien a mis amos y ahora se burlaban de mí. Fui adiestrado en un sistema que nunca podría darme un sentido de valía duradero, así que estaba furioso. Muchas personas luchan para discernir la volatilidad y la destructibilidad demostrada a menudo por los jóvenes. Por qué muchos de ellos se suicidan o recurren a las borracheras o a las drogas. Creo que, a menudo, es porque se dan cuenta de que nunca harán realidad sus sueños por los métodos que se les han enseñado. Nunca serán grandes a los ojos de los demás y por eso se autodestruyen. Recuerdo un día en que jugaba un juego de basketball. El juego era cerrado y había presión. El jugador que yo marcaba de repente se lanzó hacia el aro y, al levantar el balón, yo estiré el brazo y se lo quité limpiamente de la mano. Para mi incredulidad, oí el silbato del árbitro y la palabra “¡falta!”. Yo sabía que no había tocado al jugador y, de

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repente, esta ira me invadió; ira de que este miserable sistema que me prometía el mundo no me diera nada. Me abalancé contra el árbitro y me detuve a dos pulgadas de su rostro y sólo aumenté el volumen hasta un obsceno nivel de decibeles.Algo se rompió detro de mí y no me detuve. Fui prontamente expulsado de la cancha y de la competencia. Cuando me alejaba, creo que Dios me habló. Me pregunté: “Qué pasa contigo, hombre. Realmente perdiste la chaveta allí afuera. Estás perdiendo el control”. Era la primera vez que yo realmente me miraba a mí mismo y cuestionaba la dirección en la que me dirigía. Dios podía ver que yo comenzaba a buscar algo mejor, que yo sentía que tenía que haber una manera mejor. El enemigo de mi alma también se daba cuenta de esto y trataba de empujarme más hondo en el intento de probarme a mí mismo, como un fumador que siente que su tiempo para dejar el hábito realmente ha llegado y comienza a fumar el doble de cigarrillos. Comencé a retroceder a medida que mis sueños se desvanecían y me volví muy melancólico. Un día, mi madre entró a mi habitación y comenzó a quejarse de la triste condición del cuarto. Digamos que era menos que óptima, como lo son la mayoría de los cuartos de adolescentes. De pronto, me molestó que hubiese entrado a mi espacio y me estuviera dando órdenes. Solté varias palabras escogidas por lo bajo y le dije que me dejara en paz. Es interesante cómo hay diferentes maneras en que Dios puede enseñarle a uno. Muchos de mis amigos se referían a sus madres como “la vieja” u otros términos igualmente deliciosos. De alguna manera, mi padre se las había arreglado para enseñarme algún sentido de respeto por mis padres y yo había prometido que nunca hablaría de mi madre de la manera en que algunos de mis amigos hablaban de la suya. Cuando pronuncié aquellas palabras sobre mi madre, fue como si el último trozo de dignidad que tenía me hubiera sido arrancado. Me sorprendió que yo dijera cosas como ésas, y mi depresión se hizo más profunda. Estaba llegando al punto de no preocuparme más, y ése es un lugar muy peligroso para estar. Tenía esta verdadera sensación de que había llegado a una encrucijada. El camino ancho me llamaba con sus anchas fauces llenas de vino, mujeres y canciones. Al otro lado estaba el camino estrecho como está descrito en la Biblia. ¿Seguiría yo la religión que mis padres me habían enseñado, o volaría como un cometa llameante por el camino ancho? Ya no veía ningún sentido en aparentar ser cristiano. Ahora era claro para mí que yo no era cristiano y nunca lo había sido, aunque fui criado en un ambiente cristiano. Era Cristo o el diablo. Afortunadamente, decidí tratar de hallar al verdadero Jesús de la Biblia. Decidi que leería un libro que había estado en nuestro hogar por muchos años. Se llamaba Steps to Christ [El Camino a Cristo]. Ahora bien, ese título parecía perfecto para mis necesidades. Comencé a leer con hambre y desesperación para hallarle a Él. Tenía que encontrar la escalera al cielo, porque ya no podía habérmelas más con el reino de Satanás. Cerca del comienzo del libro, al autor explicaba que Jesús vino a disipar las mentiras que la raza humana había adoptada acerca de Dios; cómo vino a mostrar que Dios realmente nos ama. Bebí las palabras como el suelo reseco bajo las lluvias de verano. El autor me invitaba a pensar en Jesús en el jardín de Getsemaní y seguirle a la cruz.

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Mientras me imaginaba estas escenas, de pronto me pareció que yo estaba de pie y lo observaba. La figura en la cruz era muy real y tuve esta fuerte impresión de que Él estaba colgando allí porque me amaba y entendía mi desesperada necesidad de escapar del reino de Satanás. Recibí la idea de que podía confiar en él como mi mejor amigo y que Él podía guiarme al reino celestial. Mientras le contemplaba allí, sentí una inmensa sensación de gratitud de que Él estuviese dispuesto a salvarme, y sentí el peso de la culpa, la ansiedad, la depresión y el temor, que yo había llevado por años, simplemente caer de mi espalda. Entró en mi corazón una paz que nunca antes había sentido, y luego lloré y clamé de gozo. El Hijo de David había irrumpido en mi oscuridad y la había penetrado con la luz del día.

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14. Mismos Dioses, Diferentes Nombres La habitación hervía de actividad, risas, música y excitación de juventud. Hacia el frente de la habitación, había dos grandes altavoces que retumbaban con los ritmos dominantes de una embriagadora guitarra. Yo había organizado una fiesta para celebrar con un grupo de mis amigos. Bueno, por lo menos trataba de hacerlo. Fui a sentarme en un rincón de la habitación donde un entusiasmado adolescente describía una escena de una de las últimas películas. Me acomodé y traté de empaparme de la atmósfera, pero algo no estaba bien. Me puse de pie, salí al patio trasero y me junté con algunos galanes que comentaban sus más recientes hazañas en la captura de las mujeres de sus sueños. No, no podía entrar en ese grupo tampoco. Caramba, ¿qué está pasando conmigo? La música comenzaba a alterarme los nervios. Dirigí la mirada hacia el otro lado de la habitación y vi una escena en el video que estaban pasando que me pareció muy ofensiva. Una idea me golpeó como un tren de carga: ¡Odio esto! Mi mente se aceleró con posibles escenarios. Hasta ahora, ésta había sido mi definición de diversión, y ahora no podía soportarlo más. Algo se había apoderado de mi corazón y me había hecho imposible mantener el status quo. De alguna parte del abismo salió la idea monstruosa de que mi vida de diversión había terminado y que nunca más podría volver a divertirme. Salí corriendo por el frente de la casa hacia el césped del frente, levanté y sacudí el puño en el aire y grité: “Has destruido mi vida”. Pasaron algunas semanas después de mi experiencia del camino a Damasco con Jesús. Mi vida quedó de cabeza. Nunca había sentido tanta paz en mi vida, y la Biblia sólo comenzaba a cobrar vida. Bebía todo aquéllo, y experimentaba una libertad que nunca antes había conocido. Cuando Jesús llegó a mi vida, fue como un estruendo. De repente, caí en la cuenta de que mi lenguaje era inapropiado, que algunos de mis chistes eran vulgares, y que ciertos aspectos de mi estilo de vida eran incompatibles con la nueva dirección en que ahora me dirigía. Estaba en un viaje hacia el nuevo reino. Era como ir a un país completamente desconocido y aprender el lenguaje y las costumbres desde el principio. Quería aprender porque amaba al Señor de ese reino, pero había sido enseñado en un reino diferente e iba a necesitar algún tiempo para adaptarme. No fue sino hasta la noche de aquella fiesta que me di cuenta cuán radical era la transformación que estaba teniendo lugar. Puesto que Jesús se había apoderado de mi corazón por medio de su amor, no pude resistírmele cuando me llamó. Así, pues, en la noche de la fiesta, cuando yo estaba haciendo lo que creía que era correcto, pude sentir que Él me estaba llamando lejos de aquel tipo de vida. Puesto que yo no sabía nada más, temí que lo que lo reemplazara no fuera tan bueno. Es muy fácil temer a lo desconocido aunque sepamos que es correcto. Felizmente, elegí confiar en que Jesús cuidaría de mí y era mejor confiar en Él que en mis sentimientos. Cuando acepté a Jesús como mi Salvador, por semanas sentí que flotaba. Sentía una especial cercanía con Él que ha permanecido conmigo hasta el día de hoy. Jesús había abierto para mí las puertas del cielo, pero ahora debía ayudarme a quitar las semillas de Duracell. Debía ayudarme a arrancar aquella filosofía de la vida que convertía mi desempeño y mis logros en el centro de mi sistema de valores. Es un viaje que todo hijo

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de Adán debe hacer. La única manera en que podemos hacerlo es mantener los ojos fijos en la luz de la cruz y valientemente entrar en los principios del nuevo reino. Comencé a asistir a una reunión de oración junto con mis amigos. La primera noche, cuando nos arrodillamos, sentí alrededor de nosotros el dulce Espíritu de Dios, pero había otro espíritu de mi antigua vida que me estaba molestando. A medida que orábamos por turnos alrededor del círculo, me asaltó un pensamiento: “Yo no puedo orar como estas personas. Ellas son muy elocuentes”. Mi mente parecía fija en esta idea, y a medida que el círculo se movía más cerca de mí, el corazón me comenzó a latir más rápido. Pronto estaría bajo el reflector y todos estarían escuchándome. Pero, espere un momento, ¡esta era una reunión de oración acerca de Jesús, no acerca de mí! He aquí la maldición de Duracell. Aun que yo había entregado mi corazón a Jesús y estaba tratando de seguirle, los principios de mi antigua vida todavía estaban allí y dispuestos a arrastrarme de vuelta a hacerme el centro de todo; a hacer de mi desempeño en la oración el problema, en oposición a mi relación con Dios en oración. Cuando comencé a estudiar la Biblia al principio,a menudo me sentía inadecuado porque, aunque fui criado en un ambiente cristiano, me daba cuenta de que, en términos bíblicos, no me había graduado de kindergarten. Me encantaba escuchar lo que me habían enseñado pero, para mis adentros, algo continuaba haciendo que me fijara en minucias, diciendo: “¿Cómo pueden hallar esos versículos tan fácilmente? Yo nunca podría hacer eso”. Rebuscaba tratando de hallar el libro y el versículo y rogaba no ser el último para que todos no estuviesen esperándome. ¡Cuán embarazoso! Los años de adiestramiento que había recibido al compararme con otros comenzaron a salir a la superficie en mi nuevo viaje cristiano. Fue bastante fácil para el Espíritu Santo demostrar mi culpabilidad acerca de mi lenguaje y mi estilo de vida, pero me tomaría tiempo darme cuenta de cuán profundamente enraizados estaban los tentáculos de Duracell. Al continuar en mi viaje, desarrollé un profundo amor por la Biblia. Era una de las mejores maneras de aprender acerca del héroe que dio su vida por mí. Me encantaba estudiar acerca de Jesús y era una bendición, pero mi antigua vida estaba lista para hacerme caer en una trampa. Comencé a notar que la gente a mi alrededor tenía muchos menos conocimientos que yo de cosas bíblicas. Mi crecientes conocimientos bíblicos me daban más confianza para hablar, y pronto estaba dirigiendo la palabra a grupos pequeños y luego a grupos grandes en estudios bíblicos. Nuevamente, esto era gran bendición para mí y los que estaban a mi alrededor, pero, lenta y firmemente, yo estaba regresando a una plataforma de valores por desempeño antes que de valores por relación. Sucede lenta e imperceptiblemente, pero sucede. En retrospectiva, veo que muchos de nosotros tenemos los mismos dioses pero con diferentes nombres. Si usted mira la tabla que aparece más abajo, puede ver cuán fácil es creer en la Biblia, pero vivir como el mundo. No quiero decir tener un estilo de vida desordenado. Quiero decir alcanzar valía por lo que hacemos.

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En el mundo En la iglesia

Educación Conocimientos bíblicos

Capacidad atlética Capacidad para hablar en público

Posición laboral Puestos en la iglesia

Posesiones Dones espirituales

Apariencia física Desfiles de modas en la iglesia

Nacionalidad Teología conservadora/liberal Para nuchos de nosotros, el andar con Jesús ha sido asaltado por el insidioso poder de Duracell. Cuando miro alrededor de la iglesia hoy día, puedo ver que los dioses de los cuales tratábamos de escapar en el mundo nos han hallado en la iglesia. Se han vestido de ropas de luz y les hemos abrazado como a buenos amigos. El resultado inevitable es ira, amargura y peleas en la iglesia. Es muy fácil parecer piadosos en la iglesia, pero, ¿y qué de la persona sentada al otro lado de la iglesia que no quiere hablarle a usted porque dijo algo acerca de ella a sus espaldas y esta persona se enteró? ¿Y qué acerca de la pianista que se fue para otra iglesia porque se le dijo que sus ejecuciones estaban por debajo del standard? ¿Y qué acerca de la policía doctrinaria que va de un lado para otro en la iglesia buscando a los que no se adhirieron a su definición de ortodoxia, para que puedan ser expulsados de la iglesia? ¿Qué acerca de esos “espíritus libres” que tratan de tomar por asalto el comité de cultos e imponer a todo el mundo su nuevo estilo de culto y pobre de aquéllos a los que nos les gusta? La lista es interminable, y el gran enemigo de nuestras almas sabe que, mientras pueda mantenernos danzando a este son, somos esencialmente súbditos de su reino. La evidencia más fuerte de que todavía estamos paralizados por el reino de Satanás es el alto grado de desunión y falta de amor cristiano en la iglesia. Si consideráramos nuestras relaciones como Dios considera las suyas, habría mucho más amor en la iglesia y mucha mayor preocupación sobre cómo nos tratamos los unos a los otros. Es muy interesante que esta sutil trasnferencia de dioses de este mundo a la iglesia en nuestra experiencia personal también haya ocurrido en la experiencia corporativa de la iglesia. En en siglo cuarto, cuando Constantino “abrazó” el cristianismo, hubo toda una gama de cambios que tuvieron lugar en la iglesia cristiana. Un punto que es particularmente interesante es que muchas estatuas de los dioses paganos que estaban en el panteón fueron transferidos a la iglesia cristiana y sus nombres fueron cambiados por los de personajes bíblicos como Moisés, David, y Pedro. Mismos dioses, diferentes nombres. No importa cómo lo se disfrazan; todavía son paganos. ¿Y qué podemos decir en la actualidad? Una cosa es atacar a la iglesia corporativa por su apostasía de la verdad apostólica. Otra es ver los mismos principios en operación en nuestras propias vidas. Asegurémosnos de que sacamos la viga de nuestro propio ojo antes de tratar de sacar la mota en el ojo de nuestro hermano.

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Es interesante estudiar el viaje de los más ardientes seguidores de Cristo – sus discípulos. El problema del poder y la posición a menudo levantaba su cabeza.Observemos algunos pasajes de la Escritura:

En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús,diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Mateo 18:1.

Hay una razón, y una solamente, de por qué los discípulos hacían esa pregunta – interés propio. Los discípulos creían que Jesús era el Mesías, el Cristo. Estaban emocionados y apasionados acerca de su creencia en Él, algunos hasta estaban dispuestos a morir por Él, pero del mismo modo que cuando yo me preparaba a orar mi mente cambiaba de mi relación a mi desempeño en la oración, los discípulos se movieron de su relación con el Mesías a su posición en el nuevo reino.

Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. Él les dijo: ¿Qué queréis que os haga? Ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Marcos 10:35-37.

El dios de la posición y del status se había apoderado de tal manera de los principios del nuevo reino que Santiago y Juan estaban aprendiendo, que le pidieron a Jesús que les permitiera sentarse a su izquierda y a su derecha en su reino. Afortunadamente, Jesús nunca se cansó de que ellos fallaran en abandonar los principios del viejo reino. Él entendía que nos toma tiempo ver cuán profundamente enraizados están realmente los principios de Satanás. El problema que enfrentamos es que permitimos que viejos principios prevalezcan. Sucede lo siguiente:

Y cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. Marcos 10:41.

Cuando permitimos que nos gobiernen los principios del viejo reino, la contienda siempre es el resultado. Lo que Santiago y Juan hicieron hizo enojar a los otros discípulos. ¿Por qué? Porque aquéllos estaban enviando un mensaje que decía: “Nosotros somos mejores que ustedes”. Puede que no hayan querido hacer eso, pero casi siempre ése es el resultado. Jesús aprovechó esta oportunidad para tratar de ampliar la comprensión de ellos de cómo el reino de Dios es diferente de aquél en que ellos se habían criado. Tendrían que aprender a pensar de modo diferente.

Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. Marcos 10:42-45.

¡Que estas palabras resuenen en nuestros oídos para siempre! Si usted desea ser grande en el reino de Dios, aprenda entonces a disfrutar de servir a los demás más bien que de

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manipularles y controlarles. Jesús nos dice que los paganos (gentiles) se enseñorean de otros y disfrutan de ejercer su autoridad y demostrar quién manda. Por extraño que parezca, este mismo espíritu a menudo gobierna la iglesia, cuando varios miembros tratan de imponer su voluntad y autoridad sobre la iglesia. Dos mil años después de la cruz, muchos de nosotros no nos hemos graduado de kindergarten. ¿Por qué el enemigo de nuestras almas encuentra tan fácil arrastrarnos de vuelta a nuestra antigua manera de pensar? Como hemos dicho antes, es nuestro profundo sentido de inseguridad lo que hace fácil para Satanás tentarnos para que nos probemos a nosotros mismos. A menos que recordemos cómo obtenemos nuestra valía, encontraremos imposible resistir tratar de convertir piedras en pan para demostrar que somos algo. Hay algo que encuentro muy espantoso acerca de este principio Duracell que se aferra tenazmente a nosotros. Jesús fue el mejor maestro que este mundo haya conocido jamás. Pasó más de tres años con los discípulos, enseñándoles todo lo que podía acerca del reino de los cielos, y aun después de esto, hallamos que, hasta en la misma noche de la crucifixión, los discípulos todavía estaban siendo controlados por los principios de la antigua vida.

De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama. Mas he aquí, la mano del que me entrega está conmigo en la mesa. A la verdad el Hijo del hombre va, según lo que está determinado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado! Entonces ellos comenzaron a discutir entre sí, quién de ellos sería el que había de hacer esto. Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. Lucas 22:20-24.

En la víspera misma de la mayor demostración de amor que el universo ha visto jamás, los que estaban más cerca de Jesús, que conocían más de su reino que ninguna otra persona, estaban arguyendo sobre quién de ellos era el mayor. ¡La tristeza que Jesús experimentó en ese punto debe haber sido inmensa! ¿Podrían aquellos de nosotros que afirmamos ser seguidores de Jesús estar repitiendo los errores de los discípulos – fervientes seguidores de Jesús – y sin embargo, estar dándonos de codazos y empujones entre nosotros en cuanto a quién es el mayor? Sólo hay una cosa peor que ser controlado por los principios de Duracell en el mundo. Es ser controlado por ellos en la iglesia. ¡Que Dios nos ayude a liberarnos de estos principios egocéntricos, para que podamos experimentar el pleno gozo de su reino!

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15. ¿Cómo lees? Hoy va a ser un día especial. Usted está lleno de expectación y emoción por las perspectivas potenciales que se presentan. El presidente de una gran compañía manufacturera está interesado en un diseño especial en el cual usted ha trabajado, y está considerando seriamente fabricarlo y exportarlo alrededor del mundo. Ambos deciden reunirse para almorzar juntos en un excelente resturante local. No habiéndose conocido antes, usted mira nerviosamente alrededor suyo tratando de identificar a esta persona que va a transformar su sueño en realidad. Por fin, él llega y usted le estrecha mano vigorosamente y ambos entran al restaurante y hallan su lugar. Para conocerse, su compañero de almuerzo le pregunta un poco acerca de su familia, dónde vive usted, y cómo les va sus hijos en la escuela. Todo va saliendo bien, excepto por el hecho de que, justo detrás de usted, hay un individuo que ha convertido en un verdadero arte el sorber su sopa. Al principio, usted no le hace caso, pero después de un rato, se vuelve un poco molesto. “Algunas personas necesitan aprender algunos modales”, piensa usted para sí mismo, pero lo hace a un lado para no distraerse. La conversación con su socio de negocios potencial va bien y ustedes están en la mitad de discutir algunos beneficios extras de su diseño cuando, de repente, el individuo detrás de usted suelta un horrendo eructo que casi hace estremecer los cubiertos en la mesa de ustedes. De repente, todos los ojos se fijan en este raro individuo que no parece tener ningunos modales en absoluto. El lugar se llena de sonidos de risitas disimuladas y risas apagadas, combinadas con el horror y la repugnancia. Finalmente, viene el propietario del restaurante y le pide al hombre que se vaya, diciéndole que las personas de su tipo no son bienvenidas en su restaurante. Lo que es realmente asombroso es que, si este mismo individuo hubiera estado sentado en un restaurante que reflejara la cultura china, nadie habría parpadeado. De hecho, el huésoed y la huéspeda podrían haberse sentido chasqueados si usted no hubiese hecho esos gestos. También, en la cultura china, si usted tratara de estrechar la mano de alguien que no había conocido antes, o hablara de problemas familiares durante la comida, usted habría sido considerado bastante maleducado.41 Es asombroso cómo las mismas acciones pueden interpretarse de maneras completamente diferentes, dependiendo de qué cultura o punto de vista mundial viene usted. Este hecho no es para nada diferente cuando miramos las dos diferentes culturas, la del reino de Dios versus el reino de Satanás. La fe cristiana tiene un fundamento, Jesucristo, y sin embargo, cuando examinamos la plétora de grupos que toman sobre sí el nombre de Jesús, nos sentimos perplejos al hallar que existan tantas contradicciones sobre un solo fundamento. El viaje al reino de Dios involucra una transferencia de cultura y una transferencia de punto de vista mundial. En nuestro capítulo anterior, describimos la dificultad con que a menudo nos encontramos cuando aprendemos a pensar a la manera del cielo.

41Http://www.chinawestexchange.com/Chinese/culture/customs.htm

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Las mayores dificultades del andar cristiano giran sobre cómo nos acercamos a la palabra de Dios, la Biblia. Hemos salido del mundo donde hemos sido enseñados en los logros y las posiciones, pero, al entrar al reino de Dios, es absolutamente vital que rindamos nuestras posiciones y pemitamos que el Espíritu de Dios nos enseñe cómo leer la palabra de Dios. Tristemente, esto no es lo que ha sucedido, y las muchas contradicciones, herejías y contiendas que se hallan en la fe cristiana y la historia proceden directamente de leer la Biblia con un contexto Duracell más bien que en el contexto del cielo, que se enfoca en relaciones legítimas e íntimas. Jesús subraya este punto en su discusión con un abogado en Lucas capítulo 10. El abogado le pregunta a Jesús: “¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” Jesús responde: “¿Qué está escrito en la ley”?, y para ir al problema más profundo, le pregunta: ¿”Cómo lees?”42 Jesús no pregunta: ¿”Qué has leído?”, sino cómo lees o cómo interpretas lo que lees. Esta es la pregunta clave para cualquiera que desee iniciar el viaje desde la terrenal Duracell hasta las relaciones celestiales - ¿Cómo lees? La pregunta que el abogado le hizo a Jesús es una de las más críticas del andar cristiano. La posición que usted ocupa y las personas con las cuales usted se mezcla son un fuerte indicador de su valía en este mundo. Por contraste, en el reino de los cielos, toda persona es un hijo de Dios y digno de respeto y dignidad. Al seguir la discusión, notamos que el abogado quiere interpretar la Escritura según lo primero más bien que por lo segundo. Da a Jesús la respuesta correcta diciendo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a tí mismo”. 43Jesús dice, en efecto: “Exacto. Haz esto y vivirás”, pero el abogado, dándose cuenta de las plenas implicaciones de lo que estaba involucrado, busca torcer el significado al preguntar: “¿Quién es mi prójimo?” El significado de la Escritura es sencillo, pero el corazón humano, bajo la influencia del Duracell, actúa como si fuera difícil de entender porque no está dispuesto a soltar lo antiguo y abrazar lo nuevo. Aquí yace la razón de por qué tantos cristianos medio cocidos y marchitos creen en el reino de Cristo, pero viven de acuerdo con el reino de Satanás y el resultado es confusión, frustración y maldad. La fe cristiana entera está confundida sobre el problema de la salvación porque la Biblia enseña claramente que un cristiano, con el poder que le da la gracia, vivirá en armonía con los Diez Mandamientos. Sin embargo, muchos de nosotros nos acercamos a los Diez Mandamientos en el contexto del Duracell en lugar de ver los Diez Mandamientos como una descripción de la prometida relación que ocurrirá entre Dios y sus hijos. A la inversa, y más comúnmente, tenemos una multitud entera que ve la imposibilidad de cumplir con los requisitos de la ley pero, antes que entrar en una relación de fe, declara que es imposible cumplir los Diez Mandamientos y por lo tanto jamás disfruta de la libertad en Cristo. Ya sea que usted busque guardar o no guardar, el problema todavía es desempeño antes que relación. Ninguno de estos grupos entrará en el reino

42Lucas 10:25, 26 43Lucas 10:27

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de los cielos a menos que abracen los Diez Mandamientos en el contexto de una fe basada en una relación con el que murió por nosotros. Para el grupo de cristianos que adoptan la posición anti-desempeño y la imposibilidad de la victoria en el andar cristiano, pronto se sigue que el dios al cual sirven tambíen es incapaz de cumplimiento. Combine esta tendencia con el deseo mundano de reconocimiento, y no se sorprenda encontrar a cristianos eruditos, maestros y creyentes que rechazan la capacidad de Dios para crear el mundo en seis días literales. De la misma manera que el abogado da la respuesta de que hay que amar al prójimo pero luego pregunta “quién es mi prójimo”, muchos eruditos hoy día dicen satisfechos: “Sí, creemos en una creación de seis días, pero ¿qué clase de días son?” La impiedad siempre trata de hallar una manera de torcer la Escritura para ajustarla a sí misma – creer en Cristo y sin embargo vivir de acuerdo con el mundo. Los demonios también creen en Cristo y viven de acuerdo con este mundo. Una vez que una persona ha perdido su creencia en un Dios que puede crear un nuevo corazón y aprende a hacer preguntas astutas acerca de las claras afirmaciones de la Escritura, es muy fácil abrazar y aceptar la homosexualidad como norma cristiana junto con el rechazo de los papeles del varón y la mujer que la Biblia claramente establece ante nosotros. Este concepto es extraño al reino de los cielos. La valía es siempre por relación, no por posición. Podríamos enumerar enseñanza tras enseñanza en la Biblia que han sido torcidas y dadas vuelta para adaptarlas a los principios de poder, posición y desempeño, pero creo que hemos enfatizado el punto de que, si afirmamos ser seguidores de Jesús, entonces trataremos de interpretar la Escritura de acuerdo con los principios de su reino, no según los del reino del cual todos venimos.

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16. Ya no más siervo Era uno de esos momentos especiales. Mi hijo de seis años y yo íbamos juntos en el coche. Estábamos teniendo una conversación profunda y significativa. Bueno, tan profunda como la experiencia de mi precioso hijo. Yo podía ver las ruedas girando metódicamente en su cabeza. Yo tenía la impresión de que él estaba a punto de decir algo bastante profundo, y luego lo dijo: “Sabes, papá. Creo que las cosas funcionarían mucho mejor si tú fueras el jefe algunas veces y yo lo fuera otras veces”. “Bueno, hijo. Ésa es ciertamente una sugerencia interesante”, dije, aclarándome la garganta. Hubo un momento de silencio porque yo estaba tratando de pensar en una buena razón de por qué su sugerencia era defectuosa y, si no podía pensar en una, ambos podríamos terminar en un problema. “Bueno, no es así como la Biblia nos dice cómo hacerlo, hijo”. “Pero, ¿por qué tienes que decirme lo que tengo que hacer todo el tiempo?” “Bueno, hijo, Jesús me ha pedido que te enseñe a ser un joven fuerte para Él y, porque Él es mi jefe, creo que es mejor que yo haga lo que Él me dice que haga”. Ser padres es una verdadera curva de aprendizaje. “Hijo, por favor, siéntate mientras comes”. “¡Ay, no es justo!” “Querido, por favor, recoge tus juguetes y guárdalos”. “Ay, mamá, quiero ir afuera a jugar”. “Hijo, es hora de ir a la cama”. Llantos, gimoteos, berridos. “Pero tú no vas a la cama ahora mismo. ¿Por qué tengo yo que hacerlo?” Por todas estas reglas y estos reglamentos, uno pensaría que los padres son ogros todo el tiempo. ¿Por qué no pueden entender los niños que uno quiere que se sienten quietos y coman lentamente en la mesa para que no alteren su digestión? Uno quiere que aprendan a ser esmerados y ordenados para que aprendan a ser organizados y más eficientes cuando sean mayores. ¿Y por qué no aprecian los niños el hecho de que uno quiere evitar que se enfermen durmiendo lo suficiente? ¿Por qué? Porque no conocen los escollos y peligros de la vida. El apóstol Pablo recoge esta analogía para ilustrar nuestro viaje en la vida eterna.

Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo. Gálatas 4:1.

Pablo describe la relación de un hijo con su padre como no diferente de la de un siervo con su amo. El padre tiene que adiestrar a su hijo en los principios del reino de Dios, pero el hijo, con su naturaleza Duracell, no entiende la razón de todo este adiestramiento. Muchas de las lecciones que su padre le enseña son contrarias a su naturaleza y a menudo trabajo difícil que no es diferente del de un siervo. Puede que, a menudo, el muchacho se pregunte: “¿Por qué me impide mi padre hacer muchas de las

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cosas de que yo disfruto? Me siento como un esclavo. Hijo, haz esto. Hijo, no hagas aquéllo. ¡No parece justo!” Esta situación describe perfectamente los tratos de Dios con nosotros a medida que nos prepara para el reino de Dios. Muchos consideran los requisitos de Dios como duros y exigentes y a menudo preguntan: ¿Por qué permitió Dios que esto me sucediera a mí, o por qué parece la vida cristiana tan restringida? Hay también muchos de los que ingresan a las iglesias que parecen contentarse con permanecer como niños y ser sólo siervos, desempeñando los deberes de la vida cristiana con la esperanza de ser recompensados por sus esfuerzos. Tales personas están en peligro de ser absorbidos por los sentimientos del hermano mayor en la historia del hijo pródigo. Pablo nos explica cómo podemos ser librados de muchas de las perplejidades de la vida y las preguntas acerca de los tratos de Dios con nosotros. Cuando realmente comprendemos que Dios es nuestro Padre, que Él nos está preparando para entrar en su reino y que Él nos ama intensamente, entonces nuestra relación con Dios comienza a tener sentido. Las reglas y los reglamentos ya no se ven como restricciones y límites para impedir que la pasemos bien. En su lugar, se convierten en puertas de libertad que revelan el tierno cuidado de Dios por nosotros y su deseo anhelante de que recibamos nuestra plena herencia como hijos de Dios. Pablo lo explica de esta manera:

Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. Gálatas 4:3-8.

Éstas son algunas de las más hermosas palabras de la Escritura. Cuando reconocemos el sacrificio de Jesús al asegurar nuestra adopción como hijos de Dios, somos liberados de la esclavitud del reino de Satanás. Nos soltamos de la tiranía del Duracell y permanecemos fuertes y nobles como hijos e hijas de Dios, sabiendo que, a causa de Jesús, siempre seremos sus amados hijos. ¿Ha clamado el Espíritu de Dios en su corazón “Abba, Padre “, Papá, Papacito? ¿Se siente usted tan seguro en su amor que puede correr a sus brazos y saber que, no sólo es bienvenido, sino profundamente deseado por Él? ¿Ha regresado usted a la infantil adoración de su Padre que irradia satisfacción cuando Él está cerca? Hasta que usted experimente esta libertad, siempre continuará siendo un siervo que vive con la incertidumbre de que mañana se le entregará su liquidación por despido. Como hijos de Dios, nuestra herencia es segura. Podemos ir osadamente a Él y hacer nuestras solicitudes. Podemos confiadamente tener la certeza de que Él sabe lo que es mejor para nosotros y de que todo lo que nos ocurra en la vida es para ayudarnos a crecer en una comprensión más profunda de los valores del reino de Dios y romper la esclavitud del Duracell.

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Usted recordará en el capítulo 6 que comentamos la increíble tarea a la que Dios se enfrentó al tratar de devolver a la raza humana a su amoroso abrazo. Aquí están los puntos nuevamente:

1. Una manera de dar a los seres humanos la sabiduría para reconocer verdadera y correctamente su desesperada situación, junto con una manera para que fueran influidos en la dirección correcta sin violar su liberta de elección.

2. Una manera de mostrarles que tenían un concepto erróneo del carácter de Él y de su reino, y mostrarles de alguna manera que Él les amaba verdaderamente.

3. Una manera de quitar la culpa y la inseguridad, restaurando su verdadera identidad y su verdadero valor como hijos de Dios.

4. Una manera de que recuperaran su sentido de propósito, su razón de existir o su destino.

5. Todo lo anterior requería tiempo. Adán y Eva habían renunciado a sus propias vidas, así que necesitaban un sistema de sustentación vital para darles tiempo para elegir y decidir.

6. Mientras hacía esto, Dios debía mantener un sentido de justicia. Él no puede ignorar la rebelión de ellos y decir que todo está bien. Debe haber un castigo por la rebelión. Este castigo es completamente separado de las consecuencias del pecado. El ser expulsados del jardín de Edén no era un castigo por el pecado. Era la consecuencia de su propia elección.

La obra de Jesús en su ministerio, muerte y resurrección ha proporcionado la solución para todos los seis retos. ¿Quién puede comprender el poder de la cruz de Cristo? Es mucho más profundo que quitar simplemente nuestras malas obras. Mucho más. ¿Quiere usted arrodillarse y mirar la cruz en este momento y ver su emancipación del Duracell? ¿Puede usted oír la voz desde el cielo diciendo que usted es el bienamado hijo de Él a quien Él adora? ¿Quiere usted descargar en Él toda su culpa, resentimiento, orgullo y amargura y simplemente permitir que la plenitud del gozo de Él inunde su alma? ¡Usted puede! En este momento, si ya no ha ocurrido. El secre para escapar del Duracell es no ser ya más siervo, sino hijo o hija.

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17. La Caída de Babilonia Atacaron como relámpagos. Las divisiones Panzer alemanas cruzaron velozmente la campiña de Holanda y Francia y, en una noche, estos países quedaron prisioneros del puño de hierro de la máquina de guerra nazi. Vivir en el propio país de uno cuando está ocupado por fuerzas enemigas es una experiencia devastadora. Mi padre vivía durante esa época en el pueblo de Assen, en el norte de Holanda. Los hombres eran reclutados y puestos al servicio de la máquina de guerra alemana. Los informantes estaban siempre listos para delatarle a uno a la temida policía secreta y, en cualquier momento, uno podía oír que tocaban a la puerta y ver cómo sus seres queridos eran llevados fuera a rastras, para nunca más volverlos a ver. El régimen nazi mostraba todas las marcas del Duracell, un espíritu controlador que quería eliminar a todos sus rivales, gobernando por medio del temor y exhibiendo su poder con malvada satisfacción. Despojada y agotados sus recursos, exhausta por las opresivas cadenas que la ataban, Holanda no estaba preparada para el invierno de 1944. Uno no podía salir de su casa por temor a que, cuando regresara, ya no estuviera allí, habiendo sido derribada para usar sus materiales como leña. En las ciudades, millares perecían de hambre y frío. ¿Cuánto tiempo más duraría esta pesadilla? Llamaron “el martes loco” al día en que las fuerzas aliadas llegaron. Los alemanes retrocedieron, volando puentes, destruyendo municiones y dejando tras de sí toda la destrucción que pudieron. Mi padre recuerda que todo el mundo bailaba en las calles y los soldados aliados repartían raciones alimenticias. Era casi demasiado difícil creer que había terminado. ¡Libertad, por fin! El espíritu de Caín sigue viviendo, y el libro de Apocalipsis revela que, justo antes de que Jesús regrese, este espíritu controlador, inseguro, celoso y sin valía hará una demostración final de poder antes de desaparecer. Juan lo describe como una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos y que sale del mar.

Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Apocalipsis 13:1.

A esta bestia se le da gran poder y autoridad sobre todas las naciones de la tierra y todo el mundo adora y se somete al poder de la bestia44. Este poder bestial se opone a nuestra relación con el Dios que hizo los cielos y la tierra. Busca atraer la adoración hacia ella misma. La razón de que esta bestia pueda convencer tan fácilmente al mundo entero de que la siga es que funciona con baterías Duracell. Habla el idioma que todos hablamos

44Apocalipsis 13:2, 7

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naturalmente. Nos estimula a buscar nuestra identidad por medio de lo que logramos y llevamos a cabo, y nos insta a enfrentarnos a Dios en nuestros propios términos, trayendo nuestro propio sacrificio sin sangre y esperando que Dios cumpla y acepte nuestra adoración. La mayor del mundo ya está bajo el poder de esta bestia, pero no se da cuenta de ello. Cuando el mundo rechace los principios de libertad y regrese a un control mundial por medio del temor y la fuerza, será simplemente una manifestación de lo que acecha en la profundidad del corazón de cada uno de nosotros. Dios no está sentado ociosamente sin hacer nada. Él envía un desesperado mensaje final para advertir al mundo que no se rinda a este poder bestial. Esta advertencia viene en forma de tres mensajes. El primer mensaje llama la atención de la raza humana y nos recuerda que debemos adorar al Dios que hizo los cielos y la tierra. Nos señala al sacrificio de Jesús y nos recuerda que la ofrenda de Caín jamás puede ser aceptada por Dios. Nunca podemos ganarnos el favor de Dios, pues fue comprado para nosotros por medio de la sangre del Cordero.45 Luego, Dios nos recuerda una verdad muy importante. Lo enmarca en este lenguaje:

Otro ángel lo siguió diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Apocalipsis 14:6, 7.

¿Por qué usa Dios el término Babilonia? Al mirar a través de la Biblia, hallamos que fue Nimrod el que construyó la ciudad de Babilonia. Nimrod fue un personaje interesante. La Biblia nos dice que: “Los primeros centros de su reino eran Babel, Erec, Acad y Calnea en Sinar”.46 Nimrod es el primer ser humano del que se dice que estableció su propio reino. Es también interesante observar que, en algún momento, Nimrod se casó con su madre, ¡ciertamente una familia disfuncional! Hay también algunas indicaciones de que Nimrod mató a su padre para casarse con su madre. Cualquiera que sea el caso, el hogar de Nimrod no estaba fundado en los principios del reino de Dios, en que las relaciones familiares son sagradas. Tan grande era la falta de seguridad en la vida hogareña de Nimrod, que comenzó a ser conocido por lo que hacía, no por a quién pertenecía. En Génesis capítulo diez, la Biblia da una lista de las genealogías de la raza humana. Cada hombre era identificado por el nombre de su padre. Su identidad se establecía por medio de las relaciones familiares. Esta es la manera en que funciona el reino de Dios. Sin embargo, Nimrod fue conocido como poderoso cazador y poderoso gobernante.

Este fue vigoroso cazador delante 47 de Jehová; por lo cual se dice: Así como Nimrod, vigoroso cazador delante de Jehová. Y fue el comienzo de su reino Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. De esta tierra salió para Asiria, y edificó

45Apocalipsis 14:6. 7 46Génesis 10:10 47La palabra delante también puede leerse contra.

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Nínive, Rehoboth, Cala, y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande. Génesis 10:9-12.

Nimrod, llevado por sus inseguridades, sintió la necesidad de probarse a sí mismo. Así que comenzó a edificar ciudades y luego comenzó a formar ejércitos para conquistar las tribus familiares vecinas. Un perspicaz historiador observa lo siguiente:

La autoridad de los antiguos gobernantes ha descansado en el sentimiento de parentesco, y la ascendencia del jefe era una imagen del control parental. Por el contrario, Nimrod era un soberano de territorio, y de hombres por cuanto eran sus habitantes, sin importar los lazos personales. Hasta entonces, había habido tribus expandidas – familias – la sociedad; ahora había una nación, una comunidad política – el estado.48

Actualmente, casi todo el mundo ha seguido las pisadas de Nimrod. Los gobiernos de hoy día son políticos y territoriales, no tribales y nómadas. Es interesante notar los pasos que siguió Nimrod para construir este sistema político basado en el estado. Dios ha llamado a este sistema por el nombre de la primera ciudad que Nimrod edificó – Babilonia. Nótese la esencia de cómo Babilonia se desarrolla en los corazones humanos:

1. Comienza en un niño o niña que se ha alejado de su padre. 2. Luego, a causa de la inseguridad de este niño o esta niña, él o ella busca

aprobación constantemente. 3. A menudo, esta hambre de aprobación lleva a una persona a tomar medidas

desesperadas para contrarrestar el vacío y la falta de valía. Este es el ingrediente secreto que hace al vino de Babilonia tan adictivo. ¿Cuántos de nosotros no han sido asediados por sentimientos de inutilidad o decisión de demostrar a otros que tienen lo que se necesita? ¿Cuántos de nosotros han sentido que sus esfuerzos por agradar a Dios han sido sólo un total fracaso y que ya no vale la pena seguir intentándolo? ¿Cuántos de nosotros han sido atrapados en una lucha de poder en el trabajo, la escuela o la iglesia y oído y pronunciado palabras airadas o cortantes como medio de autodefensa o en un intento por ensanchar nuestro pequeño reino? ¿ No bebe el mundo entero de esta copa? Si actuamos de esa manera, ¿no somos realmente esclavos de Babilonia? Así pues, ¿qué significa la caída de Babilonia? La frase “ha caído Babilonia” procede directamente de Jer. 51:8 y halla su contexto en Jer. 50, 51. En Jeremías 50, Dios describe a su pueblo como ovejas perdidas que han sido descarriadas y se han olvidado su lugar de descanso. El pueblo de Dios ha sido

48A. T. Jones, Empires of the Bible, (Review and Herald Publishing, 1904), p. 51.

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literalmente tomado cautivo por Babilonia, y muchos de ese pueblo han olvidado su verdadero hogar, su lugar de descanso. Pero Dios no ha olvidado a sus hijos. Hace la siguiente hermosa promesa:

Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Oprimidos fueron los hijos de Israel y los hijos de Judá juntamente; y todos los que los tomaron cautivos los retuvieron; no los quisieron soltar. El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos es su nombre; de cierto abogará la causa de ellos para hacer reposar la tierra, y turbar a los moradores de Babilonia. Jeremías 50:33, 34.

Luego, en el capítulo 51, leemos lo siguiente:

Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su vida, para que no perezcáis a causa de su maldad; porque el tiempo es de venganza de Jehová; le dará su pago. Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos; se aturdieron, por tanto, las naciones. En un momento cayó Babilonia, y se despedazó; gemid sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, quizás sane. Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vámonos cada uno a su tierra; porque ha llegado hasta el cielo su juicio, y se ha alzado hasta las nubes. Jehová sacó a luz nuestras justicias; venid, y contemos en Sión la obra de Jehová nuestro Dios. Jer. 51.

En el contexto de este capítulo, el pueblo de Dios está siendo cautivo de Babilonia. Ha sido descarriado, pero Dios va a librarlo, no porque es digno, sino porque es su hijo. Aunque el término “ha caído Babilonia” es una declaración de juicio y condenación, es simultáneamente una promesa de libertad para Israel, porque Babilonia había tenido cautivo a Israel. La caída de Babilonia contenida en el mensaje del segundo ángel libera al Israel espiritual de la inseguridad, la indignidad y el espíritu controlador que nos impulsa a pecar. Cuando reconocemos que somos aceptos en el Amado, que ciertamente somos hijos de Dios por medio del sacrificio de Jesús, toda nuestra inseguridad e indignidad es barrida y permanecemos libres como hijos de Dios. Los mensajes de los tres ángeles son llamados también el mensaje de Elías, y no es ningún accidente que la parte final de este mensaje en Malaquías 4:6 dice que Dios volverá los corazones de los padres hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres. En otras palabras, el poder de este mensaje será liberado cuando realmente creamos que somos hijos de Dios, no por nada que hayamos hecho sino por lo que sólo Jesús ha hecho por nosotros. Olvídese de Babilonia y sus principios de Duracell. Ya no siga siendo siervo, sino exclame Abba, Padre, y sepa que usted es su amado hijo. Por medio de Cristo, somos libres.