guerra y muerte

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    M ICTLANTECUHTLI/ 75

    En la segunda mitaddel siglo XV losmexicas decidieronampliar una vez ms

    el Recinto de los Guerrerosguila, quiz porque sus di-mensiones y la calidad de susacabados ya no eran dignas del

    esplendor que Tenochtitlan ha-ba alcanzado con las conquis-tas de los ltimos aos. Es muyprobable que, al igual que en elcaso del Templo Mayor, fuera elmismo Tlacalel quien sugirie-ra al Tlatoani, supremo gober-nante mexica, levantar un re-cinto ms grande y mssuntuoso para las ceremoniasreligiosas de la elite militar. Elprimer paso de dicha obra con-sisti en enterrar ritualmente ycon todo cuidado las banquetasy las pinturas murales que de-coraban las habitaciones, ascomo las impresionantes escul-turas de cermica que resguar-daban los accesos principales.A continuacin se rellenarontodas las cavidades con tierra y

    Guerra y muerteE N T E N O C H T I T L A N

    Descubrimientosen el Recinto

    de los Guerreros guilaLEONARDO LPEZ LUJN*

    * Arquelogo. Investigador en el TemploMayor INAH.FO

    TO:

    IGNACIO

    GUEVARA

    /

    RA

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    Mictlantecuhtli erauna de las deidades

    ms veneradas por losmexicas cuando losespaoles arribaron

    por primera vez aMesoamrica. De

    acuerdo con lasconcepciones

    religiosas de la poca,el Seor del Mictlan

    resida en el novenopiso del inframundo,

    lugar de fro y deoscuridad que era el

    destino final de todasaquellas personasfallecidas por causas

    naturales. Estadivinidad de la muerteera representada como

    un ser esquelticoo semidescarnado.

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    piedras, formando as una pla-taforma slida que servira debase al nuevo edificio.

    Resulta sorprendente que, enel corto lapso que dista entreaquel momento y la segunda d-cada del siglo XVI, el Recinto de

    los Guerreros guila haya sidoagrandado en tres ocasionesms. Sin embargo, esta poca defuror constructivo terminaracon la llegada de los espaoles:en 1521, tras un prolongado ase-dio, la capital mexica cae y es

    arrasada. El recinto se vuelvepresa de la destruccin, conser-vndose tan slo sus etapas msantiguas y profundas. Sobre susruinas se levantara poco mstarde el primer convento de SanFrancisco y, tiempo despus,una larga sucesin de edifi-

    caciones civiles.Tuvieron que pasar ms de

    cuatro siglos y medio para que,en 1980, el Recinto de los Gue-rreros guila fuera arrancado alolvido. A partir de ese ao la im-portantsima construccin pre-hispnica ha sido escenario detrabajos arqueolgicos intensi-vos por parte del Proyecto Tem-plo Mayor del INAH. Gracias alas exploraciones de FranciscoHinojosa (1980-1982), sabe-mos que en la poca prehispni-ca se ingresaba a este edificio atravs de un amplio prtico sos-tenido por una columnata. Dosesculturas de cermica que re-presentan guerreros guila decuerpo completo y de tamaonatural flanqueaban el vano deentrada al cuarto principal, lu-gar donde se encuentra el altarcentral. De este cuarto se pasa-ba a los siguientes por un estre-

    cho pasillo protegido por dos fi-guras esquelticas, tambin decermica. Se llegaba as a unpatio rectangular limitado pordos cuartos con sendos altares.

    Casi todas las paredes inte-riores del Recinto de los Guerre-ros guila estn decoradas conbellas pinturas sobre tierra y porlargas banquetas policromas.Estas ltimas tienen talladas enbajorrelieve procesiones deguerreros armados que conflu-

    yen a unzacatapayolli, bola deheno en la que clavaban las espi-nas ensangrentadas durante elritual de autosacrificio. Lasgrandes analogas de estas ban-quetas con otras encontradas enTula y Chichn Itz, nos hablandel gusto mexica por imitar esti-los artsticos de civilizacionesms antiguas, en este caso de latolteca.

    76 / ARQUEOLOGAM EXICANA

    Arriba:El Codex Magliabechiano

    ilustra el culto que reciba unaimagen del Dios de la Muerte,

    muy semejante a lasencontradas en el Recinto de los

    Guerreros guila.

    Abajo:El Recinto de los Guerreros

    guila est situado entre las rui-nas del Templo Mayor deTenochtitlan y el edificiocolonial que actualmente

    ocupa la Librera Porra, en lainterseccin de las calles

    Argentina y Justo Sierra, en elcentro de la ciudad de

    Mxico. An sondesconocidos tanto el nombreque los mexicas daban a esta

    construccin, como las activi-dades que all llevaban a cabo.

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    Durante las dos ltimas tem-poradas de campo (1991-92 y1994), hemos emprendido estu-dios encaminados a dilucidar eltipo de actividades que la elitemilitar realizaba en el recinto.Con la colaboracin del Institu-to de Investigaciones Antropo-

    lgicas de la UNAM, utilizamosdos magnetmetros y un resisti-vmetro, aparatos que nos per-mitieron descubrir la presenciade varias ofrendas, un drenaje yuna subestructura bajo el piso dela construccin. Adems, pormedio del anlisis qumico delos pisos de estuco logramos de-tectar indicios de actividades ri-tuales, como la ofrenda de ali-mentos, el autosacrificio y lacombustin de copal.

    Hasta la fecha han sido recu-peradas seis ofrendas y un entie-rro. Este ltimo corresponde aun individuo de alto rango talvez un militar cuyo cadverfue incinerado y sepultado al piedel recinto. Tres urnas de cer-mica sirvieron como recipientesde sus cenizas y de una ricaofrenda funeraria compuestapor puntas de proyectil y cetrosde obsidiana, agujas de cobre,

    garras de guila, discos diminu-tos de lmina de oro y textiles dealgodn. De las tres urnas men-cionadas, destaca un bellsimovaso teotihuacano que data de lapoca de mximo esplendor deesta ciudad (400-650 d.C.). Contoda seguridad, este vaso fue elproducto de una excavacin re-alizada por los mexicas en el si-glo XV d.C. en la ya entoncesabandonada Teotihuacan.

    Debido a que el Recinto de

    los Guerreros guila est par-cialmente enterrado por la callede Justo Sierra, se decidi exca-var dos largos tneles por deba-

    jo del andador turstico de lazona arqueolgica. Despus detres meses de arduo trabajo que-daron visibles dos nuevos cuar-tos de grandes proporciones, de-corados con pinturas murales, yms de 30 m de banquetas con

    una policroma casi intacta. No

    obstante, el hallazgo ms impre-sionante de esta temporada fue-ron dos esculturas de cermicacolocadas sobre dichas banque-tas y que flanqueaban un accesohasta ahora desconocido. Am-bas son semejantes en tamao yproporciones a las dos escultu-ras de guerreros guila actual-mente exhibidas en el Museodel Templo Mayor. Las imge-

    nes recin sacadas a la luz repre-sentan a Mictlantecuhtli, Se-or del Mundo de los Muertos.Las dos estn de pie y tienen di-mensiones ligeramente superio-res a las humanas. Un bragueroy un par de sandalias son las ni-cas prendas que portan. Cadacabeza tiene decenas de perfo-raciones donde se insertaba ca-

    bello natural crespo, rasgo tpi-co de las deidades de la muerte.Las esculturas, pese al rostrodescarnado, tienen orejas pro-minentes. Sus brazos estn fle-xionados al frente con las garrasen posicin de ataque.

    La quinta temporada de cam-po concluy en diciembre de1994 y, con ella, este ciclo de ex-ploraciones en el Recinto de losGuerreros guila. Queda pordelante una larga fase de anli-

    sis de los datos recabados du-rante los ltimos catorce aos.Esperamos que, en un futuroprximo, el trabajo conjunto dearquelogos, restauradores, an-troplogos fsicos, bilogos yqumicos, nos permita com-prender mejor la vida religiosade los militares mexicas queglorificaban la guerra y la muer-te a filo de obsidiana.

    M ICTLANTECUHTLI/ 77

    Arriba:

    Consolidacin in situ delMictlantecuhtli.

    Abajo:Seis han sido las ofrendas

    recuperadas en lasexcavaciones actuales. Enuna de stas fue localizadauna vasija que contuvo lascenizas de un personaje de

    alto rango.

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    SALVADOR

    GUILLIEM

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