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1 UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE HISTORIA Guadalupe era de Tame pero Villavicencio se impuso: La rehabilitación de los Llanos Orientales, 1948-1957 Diana Andrade Melgarejo Dirigida por: Claudia Leal Monografía de grado para optar al título de historiadora Noviembre de 2009

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UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DEPARTAMENTO DE HISTORIA

Guadalupe era de Tame pero Villavicencio se impuso: La rehabilitación de los Llanos Orientales, 1948-1957

Diana Andrade Melgarejo

Dirigida por: Claudia Leal

Monografía de grado para optar al título de historiadora

Noviembre de 2009

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Agradecimientos

Esta monografía, más allá del valor académico que pueda o no tener, es el fin de un largo proceso personal: haber logrado terminar, al fin, una carrera profesional. Como tal, también es importante

agradecer a quienes me ayudaron a recorrer el camino. En primer lugar y sin duda alguna, a mi

madre-pollo. Lo que me enseñó y lo que no me enseñó (a hacer tareas y no a cocinar), todo el esfuerzo porque “la educación es lo único que nadie puede quitarte”, y la dedicación para superar los

tiempos difíciles, me han permitido llegar a este punto de mi v ida. Ella es la persona más importante

de mi v ida, por mucho, y pronto estaremos armando un árbol de nav idad en la nieve. A mi papá también le agradezco, porque aunque todo sea tan difícil igual lo quiero, y porque muy a su manera

me ha ayudado a llegar hasta acá. Siempre me ha ex igido mucho, y creo que es el momento en el

que eso se ve recompensado. A JDPS, además de quererlo tanto (aunque por eso debe agradecer él, no yo), le agradezco sobre todo por ser una inspiración y un modelo intelectual, por permitirme

conocer a la persona que en muchos aspectos yo quisiera ser. A Enrique, cómo olv idar a Enrique, le

agradezco por no dejar que mis expectativas sobre la universidad se perdieran y por dejarme participar en algo tan grande como Aulas. A Manuela, Andre y Meli por ser las amigas que uno

siempre debería tener: con tantos logros pero tanta sencil lez, y siempre pendientes del correo y de

facebook para casos de emergencia. En últimas, Aulas ha sido de lo mejor de la universidad. También quiero agradecer de forma muy especial a Fredy, Shirley y las demás personas de la

Biblioteca Nacional, por haber hecho de los tres meses de trabajo de archivo algo por lo cual valía la

pena despertarse todos los días a las cinco y media de la mañana. Finalmente, a todos los de El Crayón porque sin su ayuda y sin el ánimo que me dan todos los días, ni esta monografía ni la

carrera habrían sido posibles.

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Índice de Mapas y Figuras

Mapa 1: Los Llanos Orientales……………………………………………………………………………...8 Tabla 1: Los Llanos Orientales, 1930……………………………………………………………………….11

Tabla 2: Préstamos Oficina Rehabili tación y Socorro……………………………………………………46

Tabla 3: Distribución Porcentual Préstamos………………………………………………………………49 Tabla 4: Línea 1 de correos…………………………………………………………………………………70

Tabla 5: Línea 2 de correos…………………………………………………………………………………71

Tabla 6: Línea 3 de correos…………………………………………………………………………………71 Tabla 7: Carreteras nac ionales en los Llanos…………………………………………………………….73

Tabla 8: Carreteras de penetración Intendencia del Meta………………………………………………75

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Índice

Introducción……………………………………………………………………………………………………..4

Capítulo 1: Los Llanos Orientales y La Violencia……………………………………………………………8

1.1. La región…………………………………………………………………………………………………..8

1.2. Los inic ios de La Violenc ia en los Llanos: 1948-1950………………………………………………..14 1.3. La Escisión: 1951-1953…………………………………………………………………………………21

1.4. El fin de las guerrillas del Llano: junio – septiembre 1953…………………………………………..28

Capítulo 2: La primera etapa de la rehabili tac ión: 1953-1955……………………………………………32

2.1. El concepto de la rehabili tación y su institucionalización……………………………………………32

2.2. El caso de los Llanos Orientales……………………………………………………………………….43

Capítulo 3: La Rehabil itación como proyecto de desarrollo: 1955-1957……………………………….54

3.1. Salud………………………………………………………………………………………………………57 3.2. Obras Públicas………………………………………………………………………………………….63

3.3. Comunicac iones…………………………………………………………………………………………69

3.4. Educación………………………………………………………………………………………………..78 3.5. Agricultura y Ganadería………………………………………………………………………………..82

Conclusiones………………………………………………………………………………………………….89

Anexos………………………………………………………………………………………………………….92

Bibliografía…………………………………………………………………………………………………....100

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Introducción

El presente trabajo tiene como objetivo caracterizar y explicar la rehabili tación de los Llanos

Orientales, iniciativa de reconstrucción llevada a cabo por el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla después de cinco años de v iolencia generalizada en la región. En otras palabras, esta monografía

tiene objetivos tanto descriptivos como analíticos. Por un lado, busca responder a la pregunta: ¿En

qué consis tió la rehabili tac ión? Por el otro, pretende explicar por qué la rehabili tación ocurrió en la forma en que lo hizo y por qué surgió en el momento en que surgió.

La rehabili tac ión surgió como contrapartida a la entrega de las llamadas “guerrillas del Llano” en la amnistía ofrecida en 1953 por el Presidente de la República, y se implementó hasta el final del

gobierno de Rojas en 1957. Pocos trabajos se han aprox imado a este tema, y en general lo han

hecho de forma tangencial o sin trabajo empírico suficiente.1 Por tanto, vale la pena aprox imarse a éste. Así mismo, en una época como la actual, en la que se están debatiendo iniciativas de

construcción de paz para el postconflic to, proyectos reparación, indemnizaciones para las v íctimas, y

políticas de memoria y verdad, el estudio de experiencias pasadas es relevante. Sobre todo, debe tenerse en cuenta que en los debates actuales el énfasis está puesto en las experienc ias

internacionales, mientras que las iniciativas que se han llevado a cabo en Colombia están fuera del

debate.

Este trabajo está basado en fuentes primarias, las cuales se pueden clasificar en dos grupos. Por un

lado, documentos oficiales tales como informes, memorandos y el Diario Oficial. Algunos de éstos fueron publicados, otros fueron consultados en el Archivo General de la Nación. Por el otro lado, la

monografía también se realizó con base en la consulta de publicaciones periódicas. En particular, se

rev isaron: Eco Nacional, Diario de Colombia, Semana, Diario Oficial Segunda Época, El Tiempo, Diario Gráfico y Economía Colombiana. Si bien Semana se rev isó para todo el periodo en cuestión,

las demás publicaciones sólo se consultaron durante intervalos específicos.

                                                                         1Las obras que se ocupan de  la  rehabilitación son: Cesar Ayala, “La paz frustrada, 1953”, en: Medófilo Medina  (comp.), Tiempos de paz: procesos de paz en Colombia, 1902‐1994, Bogotá, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, 2003; Gonzalo Sánchez,  “La  Violencia:  de  Rojas  al  Frente  Nacional”,  en  Jaime  Jaramillo;  Álvaro  Tirado;  Jorge  Orlando Melo;  Jesús Antonio Bejarano, Nueva Historia de Colombia Bogotá, Planeta, 1989, pp. 153‐178;  Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros: memorias de  la  insurrección  llanera, Bogotá, CEREC, 1992; Alfredo Molano, Amnistía y Violencia, Bogotá,  CINEP, 1980; Justo Casas Aguilar, La Violencia en el Llano: comando hermanos Bautista, Bogotá, ECOE, 1986  

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La selección de estas publicaciones periódicas obedeció al deseo de enfocar la investigación en la perspectiva oficial. Eco Nacional, Diario de Colombia (dirigido por el yerno de Rojas), Economía

Colombiana (rev ista de la Contraloría General de la Nación), y por supuesto el Diario Oficial Segunda Época (publicado por el Departamento de Propaganda del Estado), son voceros de las

tesis oficiales. Además, debe tenerse en cuenta que durante el periodo de interés ex istía la censura

de prensa, fuera esta explícita o través de un “pacto de caballeros”, lo cual mantenía a las publicaciones periódicas dentro de ciertos márgenes de coincidencia con el oficial ismo. Por

supuesto, se reconoce que el estudio de los debates, los proyectos alternativos y las v isiones de

oposición es necesario. No obstante, por las limitaciones propias de una monografía de grado y por el estado actual de la his toriografía sobre el tema, se optó por delimitar el trabajo a la posición ofic ial.

Para abordar la rehabili tación de los Llanos Orientales, el primer capítulo se ocupa del contexto necesario para comprenderla: el estado de la región antes de que se llevara a cabo la iniciativa, y el

desarrollo de La Violencia en el Llano. Esta sección enfatiza los procesos de diferenciación dentro

de las distintas áreas que componen los Llanos Orientales, y los efectos del enfrentamiento armado que actuaron como catalizadores de la rehabili tación. Así mismo, el capítulo aporta críticas a la

bibliografía sobre el tema, resaltando sobre todo la falta de definición de las estructuras social y

agraria del Llano.

Ahora bien, esta monografía propone que la rehabil itación de los Llanos Orientales ocurrió en dos

etapas: la primera, de 1953 a 1954, se ocupó de atender las necesidades inmediatas que había generado La Violencia. La segunda, de 1955 a 1957, emprendió medidas de mayor ímpetu,

cercanas a un plan de desarrollo para la región. El segundo capítulo busca dar cuenta del diseño de

la rehabili tación: cómo se pensó, qué objetivos se definieron, etc., lo cual ocurrió durante los primeros meses del gobierno de Rojas. Posteriormente, trata la implementación de la primera etapa

de la rehabilitación en los Llanos Orientales. Así, se introduce el concepto de rehabil itación

agropecuaria, se definen las concepciones sobre los guerrilleros que influenciaron el proceso, y se describe la política de créditos que caracterizó la primera etapa. Además, se discute el alcance

diferenciado de la rehabili tación en las diferentes zonas que componen a los Llanos Orientales,

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introduciendo un elemento completamente ausente en las obras sobre el tema. Así mismo, el

capítulo muestra la presencia de factores de larga duración en la rehabili tación.

Finalmente, el tercer capítulo busca dar cuenta de la tercera etapa de la rehabilitación de los Llanos Orientales. Esta sección tiene un componente descriptivo importante pues se intenta hacer un

inventario de las medidas tomadas en materia de salud, educación, obras públicas, comunicac iones

y agricultura y ganadería. Adicionalmente, el capítulo también busca introducir la idea de la colonización de los Llanos Orientales como punto de articulación de las medidas tomadas durante

esta etapa, y de la rehabili tación como iniciativa descentralizada. Por supuesto, también se retoman

argumentos del capítulo anterior, tales como la diferenc iación regional de la medida.

Así pues, además de lo que concierne a la rehabili tación específicamente, el presente trabajo

pretende ser un aporte, aunque modesto, a la his toriografía sobre los Llanos Orientales y sobre el gobierno de Rojas Pinilla. Vale la pena resaltar que ambos son temas bastante relegados por la

historiografía nacional y la falta de bibliografía relevante dificultó el trabajo de investigación en

algunas ocasiones. Por esta razón, el componente de fuentes primarias es el más importante en esta monografía. No obstante, las limitaciones de la investigación, algunas de las cuales se

discutirán en el aparte de conclusiones, son responsabilidad absoluta de la autora.

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Capítulo 1: Los Llanos Orientales y La Violencia

1.1. La Región En esta sección se busca dar cuenta del estado de los Llanos Orientales a mediados del siglo XX,

momento en el que empieza esta monografía. En primer lugar se hará una descripción general de

las condiciones geográficas y demográficas de la región, señalando rápidamente los problemas más apremiantes para su desarrollo. Posteriormente se tratará el proceso de diferenciación regional que

desembocó en la preeminencia del Meta en 1950, punto fundamental de esta monografía. Por

último, se delineará brevemente la política de la república liberal hacia la región, lo cual es importante dada la simili tud entre ésta y la rehabili tación a cargo de Rojas Pinilla.

Se le llama “Llanos Orientales de Colombia” al territorio comprendido entre el río Arauca al Norte, Venezuela y Brasil al Oriente, Caquetá, Vaupés y Guanía al Sur, y la parte de la cordillera oriental

que corresponde a Boyacá, Cundinamarca, Huila al Occidente. De acuerdo a las div isiones

territoriales actuales, se trata del territorio conformado por los departamentos del Meta, Arauca, Casanare y Vichada. Para 1948, las unidades adminis trativas en que estaba div idida la región eran:

Intendencia Nacional del Meta, Comisarías Especiales de Arauca y Vichada, y la Prov incia

boyacense del Casanare. Más adelante se explicará en qué consis tían las condiciones de Intendencia o Comisaría. Por ahora basta resaltar que estas div isiones seguían las líneas actuales.

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Mapa 1: Los Llanos Orientales en 1950. El Mapa contiene los municipios y centros poblados relevantes para esta monografía Elaborado por Juan Diego Prieto. Fuentes: Instituto Geográfico Agustín Codazzi, “ Mapa de la división político-administrativa de Colombia” . Disponible en: http://ssiglapp.igac.gov.co/ssigl/mapas_de_colombia/galeria/IGAC/politicoseg.pdf; Google Maps.

Los Llanos Orientales cubren 253.000 kilómetros cuadrados de los 1.141.748 que conforman el territorio nacional. Están div ididos en dos grandes zonas: lo que se conoce como “Llano Arriba” (o

piedemonte llanero) y “Llano Abajo”. El primero corresponde a la zona de mayor alti tud, aledaña a la

cordillera oriental y por ello con tierras férti les. Desde la colonia, esta ha sido la zona donde se han concentrado la población y el desarrollo económico de la región. Por el otro lado, el “Llano Abajo”

corresponde a llanura de menor alti tud que se extiende al oriente del piedemonte, cuyo suelo es de

menor calidad. Como excepción, en el “Llano Abajo” también se encuentra la alti llanura, área de mayor altura que corresponde al actual San Martín (y en 1950, a San Juan de Arama).

La región está cruzada por varios ríos, la mayoría de los cuales son tributarios del Orinoco. Los más importantes son el río Apure, Meta, Arauca y Ariari. La vegetación típica es el pasto, aunque también

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se encuentran bosques, llamados “matas de monte”, en las vegas de los ríos y en las faldas de las

montañas. Si bien las temperaturas son altas durante todo el año, en los Llanos se alternan las lluv ias y la sequía. La temporada de l luv ias empieza en mayo y se intensifica entre junio y

septiembre, época durante la cual gran parte del territorio está inundado. Por el contrario, de diciembre a marzo los “caños” (ríos formados durante las inundaciones) retroceden y el pasto se

seca. 2 Este régimen de lluv ias marcaba el desarrollo de la ganadería, la activ idad económica más

importante de la región. Sólo una vez al año los hatos se vacunaban, marcaban y sacaban al mercado, reduciendo la productiv idad y afectando el ciclo de precios a causa de la sobre-oferta. Así

mismo, la pobreza de los pastos de la región (se necesitaban de 3 a 4 hectáreas para sostener una

cabeza de ganado), imponía límites importantes a la industria ganadera. 3

Los Llanos Orientales se caracterizaban además por una elevada proporción de población indígena,

y los confl ictos entre éstos, blancos y mestizos eran frecuentes a mediados del siglo XX. 4 Sin embargo, a nivel global, la densidad poblacional era baja, así como también lo eran los presupuestos

locales. De hecho, aún para esta época la región no había logrado superar plenamente muchos de

los problemas que la habían aquejado desde la época colonial: enfermedades tropicales, pocos hospitales y escuelas, carencia de suficientes v ías de comunicación, pobreza del erario, entre otros.

Más adelante, cuando la rehabili tación intente abordarlos, estos problemas se desarrollarán en

mayor profundidad. 5

                                                                         2 Miguel García Bustamante,  Persistencia y Cambio en la Frontera Oriental de Colombia: El piedemonte del  Meta, 1840‐1950, Medellín,  Fondo  Editorial  Universidad  EAFIT,  2003,  pp. 27‐28;  Jane  Rausch,  The  Llanos  Frontier  in  Colombian History 1830‐1930, Albuquerque, University of New Mexico Press, 1993, pp. 3‐4 3 Salomón Kalmanovitz, El desarrollo de  la ganadería en Colombia 1950‐1972, Bogotá, Boletín Mensual de Estadística (DANE) no. 253‐254, agosto‐septiembre 1972, p. 198 4 Augusto Gómez,  Indios Colonos y Conflictos: una historia  regional de  los Llanos Orientales, 1870‐1970, Bogotá: Siglo XXI; Pontificia Universidad Javeriana; Instituto Colombiano de Antropología, 1991 5 Jane Rausch, The Llanos Frontier…, op.cit, pp. 209‐341 

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Unidad Poblac ión Indígenas # Reses

Pr esupuesto

en pesos

Intendencia del Meta 67.492

No información 77.045 240.576,90

Comisaría de

Arauca 12.683 1.500-3.000 90.000 67.918,32

Comisaría del Vichada 11.117 9.000

No información 52.599,63

Provincia de

Casanare 25.481 2.000 535.142

No

información

Tabla 1: Los Llanos Orientales en 1930. Fuentes: Jane Rausch, The Llanos Frontier in Colombian History 1830-1930 (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1993); Jane Rausch, Colombia: el gobierno territorial y la región fronteriza de los Llanos (Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 2003). Ahora bien, para esta monografía es interesante resaltar el desarrollo diferenciado de Meta, Arauca,

Casanare y Vichada pues para finales de la década de 1940 el liderazgo regional estaba a cargo de

la zona del Meta mientras que las demás regiones se encontraban en un periodo de estancamiento económico. El crecimiento del Meta había comenzado a mediados del siglo XIX cuando se presentó

un movimiento colonizador de la zona de influencia de Villav icencio y San Martín, motivado sobre

todo por la guerra civ il de 1869-1862 y por la intención de comerciantes bogotanos de lucrarse a partir del cultivo del café en las tierras bajas. Estos colonos se v incularon al auge agroexportador

que v iv ía el país a través del cultivo del caucho, activ idad que dinamizó la región. Se inició la

construcción de la carretera Bogotá-Villav icencio, se construyó otra entre Villav icencio y Colombia (Tolima), y prosperó por poco tiempo una iniciativa de navegación a vapor por el río Meta. A su vez,

estas v ías de comunicación empujaron la producción, aunque moderada, de café, quinina y arroz.

Finalmente, los ganaderos de la zona empezaron a experimentar con pastos artificiales, razas mejoradas y el suministro de sal a los ganados. Así, la ganadería logró mantener su estatus como

renglón económico más importante de la zona, valiéndose de los excedentes generados por la agricultura. 6

Pese al fin del auge del caucho, durante la primera mitad del siglo XX el ri tmo de crecimiento del Meta se mantuvo, sobre todo por el flujo constante de colonos y por la creciente v inculación de la

zona al mercado de Bogotá, la cual culminó con la pav imentac ión de la carretera Bogotá-

                                                                         6Ibid, pp. 83‐84; 160‐168  

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Villav icencio en 1936, haciéndola transitable a vehículos automotores. Así, fueron aumentando los

envíos de maíz, yuca, plátano, arroz y carne a Bogotá. En particular, dos sectores se consolidaron durante la segunda mitad del siglo XX: el arroz, cuya producción empezó a tener características

agroindustriales, y la ganadería. En cuanto a esta última, la modernización de las técnicas iniciada en el periodo anterior (mejora de los pastos y las razas), v iró el sis tema productivo de la totalidad de

los Llanos Orientales a favor del Meta. El cultivo de pastos mejorados en la zona de influencia de

Villav icencio y San Martín hizo que ésta se convirtiera en el punto de ceba de los ganados de Arauca y Casanare. Es decir, si bien la cría y levante seguían realizándose en la parte norte de los Llanos,

en vez de llevar el ganado a Sogamoso para engordarlo y conducirlo al interior, Villav icencio adquirió

la condición de puerta al interior, siendo esta parte de la cadena productiva la de mayor valor agregado en la ganadería.7

Así pues, para finales de la década de 1940, la zona del Meta se estaba consolidando económicamente. Sin embargo, Arauca, Casanare y Vichada no participaron de este ciclo de

crecimiento económico. En cuanto a Arauca, el factor más importante en su desarrollo había sido

tanto el comerc io con Venezuela como la inmigración de venezolanos. Así, ciudad de Arauca era el princ ipal puerto colombiano sobre el Orinoco y su comercio era especialmente activo con el pueblo

venezolano de El Amparo. No obstante, la localización fronteriza de Arauca también traía problemas

para la comisaría. Entre 1909 y 1935, Arauca se convirtió en el lugar de refugio y entrenamiento de ex iliados venezolanos que querían derrocar la dictadura de Juan Vicente Gómez en Venezuela.

Éstos desestabilizaban la región, perpetraban actos de bandidaje y los encuentros entre ellos y la

polic ía colombiana eran frecuentes. Adicionalmente, el gobierno colombiano y el venezolano se enfrentaban esporádicamente en escaramuzas fronterizas: definición de fronteras, control de los

ríos, peajes, etc.

Por otro lado, si bien la ganadería era la activ idad más importante de la Comisaría de Arauca, ésta

tenía l imitaciones importantes que desembocaban en el atraso de la zona. En primer lugar, aunque

los ganaderos podían llevar su ganado hasta el interior a través de Villav icencio o Sogamoso, era menos desgastante para el ganado usar la carretera que iba de El Amparo a San Cristóbal y de allí a

Cúcuta. En esta carretera, los impuestos venezolanos eran tan altos que a partir de 1930 muchos                                                                          7  Jane Rausch, Colombia: el gobierno  territorial y  la  región fronteriza de  los Llanos, Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2003, pp. 229‐237; Miguel García Bustamante, Persistencia y Cambio…, op cit., pp. 46‐202  

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ganaderos empezaron a matar a sus ganados por el cuero, tratando de recuperar su inversión inic ial.

Es decir, se empezó a operar la destrucción de los rebaños. Además, otro de los problemas más apremiantes de Arauca eran los constantes ataques de los indígenas a las haciendas y hatos. Así,

para mediados del siglo XX, la ganadería, y con ella la economía de Arauca, estaba pasando por un mal momento.8

Por su parte, Vichada también tenía una fuerte influencia venezolana. Durante los siglos XVIII y XIX la economía de la comisaría había estado dominada por el vecino país a través de activ idades

comerciales y extractivas que incluían la esclav ización de los indígenas. Posteriormente, la zona se

había v inculado, como el Meta, al auge agroexportador del caucho. No obstante, éste no generó un crecimiento económico sostenido en la región. Para mediados del siglo XX, la mayoría de habitantes

blancos de la región apenas se sostenían levantando ganado o pescando. El mayor problema del

Vichada era su aislamiento del interior del país: sin carreteras, sólo el río Meta estaba disponible, y éste tenía tan poca profundidad en los meses de verano que entonces era innavegable.

Adicionalmente, la región también se veía afectada por frecuentes invasiones de insurgentes

venezolanos. 9

Finalmente, Casanare había sido la región más próspera de los Llanos durante la colonia; sin

embargo, Jane Rausch sostiene que no pudo superar la devastac ión por las guerras de independencia. Para mediados del s iglo XX, la ganadería era la única activ idad económica de la

región y si bien la cantidad de cabezas de ganado era mayor que la de la intendencia del Meta, los

hatos no se estaban reproduciendo debido a la costumbre de matar a las hembras por el cuero. En términos generales, el mayor problema de los productores de Casanare era el aislamiento

geográfico: las únicas rutas que conectaban a Casanare con el interior eran la de Cravo, que pasaba

de Sogamoso a Labranzagrande y al Morro en su camino hacia el río Meta; y la Chipav iejo, que conectaba Támara con Socotá. Se trataba, entonces, de carreteras de poca penetración.10

Así pues, esta era la s ituación en cada una de las áreas de los Llanos Orientales. Mientras el Meta estaba desarrollándose un proceso de crecimiento, Casanare y Vichada en especial, y Arauca en

                                                                         8 Jane Rausch, Colombia: el gobierno territorial…, op cit., pp. 229‐250 9 Idem, pp. 210‐229 10 Idem, pp. 297‐327 

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menor medida, estaban estancadas en términos económicos. No obstante, con el fin de apoyar el

crecimiento del Meta, la república liberal inició toda una campaña de “redescubrimiento de los Llanos Orientales”. En primer lugar, fue durante el gobierno López que la carretera Bogotá-Villav icencio se

pav imentó. Así mismo, los gobernantes liberales establecieron vuelos comerciales entre estas dos ciudades, y serv icio de radio en casi todos los centros poblados poblados. Además, la república

liberal emprendió otras políticas más ambiciosas para el desarrollo de la región, buscando

modernizar la ganadería y la agricultura y promover la explotación petrolera. También llevó la primera campaña sanitaria a la región, fundó algunas escuelas oficiales y sucursales de la Caja

Agraria en algunos centros poblados. Finalmente, intentó algunos planes en última instancia

fracasados, tales como la construcción de un matadero municipal, una escuela vocacional y un matadero frigorífico en Villav icencio. 11 Como se verá más adelante, estas medidas, tanto las

logradas como las que fracasaron, formaron parte de la rehabili tación de los Llanos Orientales a

cargo de Rojas Pinilla. Esta continuidad indica que además de ser un proyecto de reconstrucción de la región después de la guerra, la iniciativa de rehabili tac ión también era parte de un proceso de más

larga duración: el apoyo del gobierno central al crecimiento económico de la Intendencia del Meta.

1.2. Los inicios de La Violencia en los Llanos: 1948-1950 Para comprender la rehabil itación, dado que fue presentada como iniciativa de reconstrucción

después de La Violencia, es necesario entender el desarrollo de ésta en el Llano. En esta sección se intentará dar cuenta de la primera fase de La Violencia, la cual, dentro del debate sobre las causas

políticas o socioeconómicas del fenómeno, se encuentra en el rango de las motivaciones políticas.12

Así, en este acápite se tratará en primer lugar el surgimiento de los l lamados “comandos tempranos” y la llegada de los chulav itas. Posteriormente se intentará dar cuenta de la pacificación impuesta por

el Ejército Nacional. No obstante, antes de iniciar es necesario hacer un breve comentario sobre la

bibliografía disponible.

Las tres obras fundamentales sobre el tema son Guadalupe y sus centauros de Reinaldo Barbosa,

La Violencia en los Llanos de Justo Casas Aguilar y Las Guerrillas del Llano de Eduardo Franco. En primer lugar, las tres obras son apologéticas frente al movimiento guerri llero. Así mismo, si bien las

                                                                         11 Idem, pp. 251‐290 12Para un resumen de este debate puede verse Paul Oquist, Violencia, conflicto y política en Colombia, Bogotá, Instituto de Estudios Colombianos, 1978, pp. 21‐35 

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de Barbosa y Casas Aguilar están basadas en una extensa documentación empírica y la de Franco

cuenta con la ventaja de que el autor fue un participante de lo narrado, las obras están exageradamente enfocadas en los acontecimientos y la coyuntura. En otras palabras, no tienen un

enfoque de larga durac ión y , lo que es más importante, aunque uno de sus temas principales es la “escisión del bloque llanero”, o el enfrentamiento entre “dueños de hatos” y “trabajadores”, en

ninguna de estas obras (ni en ninguna de las que trabajan el tema del Llano) está claramente

identificada la estructura social y agraria del Llano.

Así, en el estado actual de la his toriografía no es posible saber cómo se organizaba la ganadería en

tanto sistema productivo: cuál era el nivel de concentración de la tierra, si acaso había ganaderos mayores y ganaderos menores, etc. La definición con la que trabajan los autores anteriormente

mencionados es sospechosa por esquemática. Afirman que en los Llanos ex istían solamente dos

grandes sectores sociales: los dueños de hatos y los que no lo eran. Estos últimos se div idían a su vez en tres grupos menores: mayordomo era quien cuidaba de las fincas, caporal era el encargado

de transportar los rebaños hacia los mercados, y los vegueros eran colonos que se ubicaban en las

vegas de los ríos y producían los alimentos para los hatos. 13

Tal como lo señala Van Ausdal, la his toria de la ganadería ha estado dominada por una v isión

tradicional en la que se le asocia con el latifundio, la concentración de la tierra y la v iolencia. Sin embargo, este enfoque se ha caracterizado por la falta de trabajos empíricos, los cuales, a medida

que se han desarrollado, han permitido ver que la participación de ganaderos menores también era

importante en la industria ganadera hasta mediados del siglo XX. Así mismo, al tener en cuenta la div isión del proceso productivo (por ejemplo, es posible que los ganaderos menores se ocupen del

levante y los mayores de la cría y la ceba), el sector pierde la homogeneidad que se le había

atribuido tradicionalmente.14 Los trabajos de Barbosa, Casas Aguilar, Guzmán Campos y Eduardo Franco parten de la v isión tradicional y , si bien ésta puede o no ser correcta, se necesita más trabajo

empírico al respecto. No obstante, ahora es momento de pasar al estudio del desarrollo de La

Violencia en el Llano.                                                                          13 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros: memorias de la insurrección llanera, Bogotá, CEREC, 1992, pp. 61‐62 14 Shawn Van Ausdal, “Ni calamidad ni panacea: una  reflexión en  torno a  la historiografía de  la ganadería colombiana”, en: Alberto Flórez  (ed.), El Poder de  la Carne: historias de  las ganaderías en  la primera mitad del siglo XX en Colombia, Bogotá, Pontificia Universidad Javeriana, 2008, pp.28‐48 

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Hasta finales de 1949 los Llanos Orientales gozaron de una calma relativa, diferenciándose así de

otras regiones del país. Sin embargo, entre 1948 y 1949 se formaron algunos de los grupos guerril leros liberales o “comandos” que jugarían un papel clave en la v iolenc ia que se desató en la

región a partir de nov iembre de 1949. Entre estos grupos tempranos se destacan el de Eliseo Velásquez y el de los hermanos B autis ta, aunque también ex istieron otros. No obstante, solamente

el desarrollo de estos dos está documentado. Por tanto trazar los inicios de las guerrillas del Llano

supone, al menos en el estado actual de la historiografía, estudiar su desarrollo. Al hacerlo, se observa que fueron dos las tendencias que desequilibraron la región: por un lado, eventos

nacionales que resonaron de forma particular en el Llano, y por el otro, las dinámicas propias de La

Violencia en Boyacá.

En algunas regiones de prov incia, por ejemplo Barrancabermeja, el asesinato de Gaitán el 9 de abril

de 1948 llevó a la sublevación de poblac iones enteras y a la constitución de juntas revolucionarias que intentaron imprimir un orden revolucionario al movimiento. Es decir, el impacto del 9 de abril en

las regiones fue diferente al de las grandes capitales.15 En los Llanos Orientales el caso más

importante fue la toma de Puerto López y Pachaquiaro por el grupo l iderado por Eliseo Velásquez. Si bien el control de estas poblaciones fue retomado por el Ejército Nacional algunos días después, a

partir de este hecho Velásquez se convirtió en prófugo de la justicia y ganó un gran prestigio entre

los liberales del Llano, factores que lo llevarían, un año después, a convertirse en dirigente de uno de los primeros comandos de guerrilla en el Llano.16

Así, de esta situación es posible concluir que si bien el asesinato de Gaitán y la constitución de juntas revolucionarias no desataron el envío de polic ía chulav ita ni el asesinato de “nueveabrileños”

en los Llanos Orientales, sí tuvo relación con el desarrollo posterior de la v iolencia en el Llano. Es

decir, tuvo un efecto sui generis si se compara con otras regiones. En un primer nivel, la constitución de una junta revolucionaria ev idencia que se exacerbaron las tensiones partidis tas que según Jane

Rausch ex istían desde 1930, manifestándose, como en otras regiones, en dis turbios durante las

                                                                         15 Sánchez, Los Días de la Revolución: gaitanismo y 9 de abril en provincia, Bogotá, Centro Cultural  Jorge Eliecer Gaitán,  1993 16 El prestigio de Velásquez es evidente en las descripciones que de él hace Eduardo Franco, quien ni siquiera gustaba de él. Por ejemplo: “El éxito de Velásquez  radicaba en sus gestos dramáticos y sus magníficas mentiras,  realzado  todo ello con el hecho protuberantemente acaecido en Puerto López y  llevado al máximo de  la popularidad por  la propaganda liberal”.  Eduardo  Franco,  Las Guerrillas  del  Llano:  testimonio de  una  lucha  de  cuatro  años por  la  libertad,  Caracas, Editorial Universo, 1955, p.37  

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épocas de elecciones y actos menores de v iolencia política. 17 Sin embargo, el efecto principal del

nueve de abril se operó en una dimensión más concreta. Estos eventos pusieron a un grupo de hombres por fuera de la ley, creando un acervo de guerril leros potenciales que, llegado el momento,

pasaron a engrosar las filas del movimiento. Además, podría suponerse que a partir de esta experiencia se crearon o se reforzaron v ínculos y técnicas de organización que eventualmente se

uti lizarían en la guerra de guerrillas.18 No obstante, discusiones sobre estos aspectos se encuentran

ausentes en los trabajos sobre las guerrillas del Llano, probablemente por su en los grandes líderes de los comandos.

Ahora bien, ya en 1949, otros dos eventos nacionales tuv ieron gran impacto en el Llano, tal vez mucho mayor al que pudieron llegar a tener en otras regiones del país: el cierre del Congreso en

noviembre y el ases inato de Gustavo Jiménez el siete de septiembre. En cuanto a esto último, si

bien en varios textos generales sobre La Violencia el asesinato de Jiménez en el Congreso es presentado tan solo como un antecedente de la declaración de abstención liberal, la importancia de

este hecho en el Llano fue mucho más allá dado el origen boyacense del congresis ta. Como tal,

Gustavo Jiménez era el representante del liberalismo del Llano pues para 1949 los llanos del Casanare eran parte de B oyacá y ni la Intendencia del Meta ni la Comisaría del Vichada tenían

representación electoral. Vale la pena destacar en este punto que si bien la población del Meta

estaba div idida entre conservadores y liberales (lo cual puede explicar el menor arraigo de las guerril las allí), Arauca y Casanare eran mayoritariamente liberales. 19 Por tanto, el asesinato del

representante aumentó notablemente las tens iones partidis tas y la ira liberal en el Llano. Por

ejemplo, la importancia de Gustavo Jiménez para las guerrillas del Llano puede verse en la adopción de su nombre para el Comando liderado por Eliseo Velásquez y como contraseña en el comando

guerril lero de Tulio Bautista. 20

Por otro lado, el cierre del congreso l levó a que el Capitán Alfredo Silva, comandante de la

guarnición de Villav icencio, junto con varios miembros de la Fuerza Aérea amotinados bajo su

                                                                         17 Jane Rausch, Colombia: el gobierno territorial…, op cit., p. 341 18  Un  ejemplo  claro  de  esta  posibilidad  es  el  recuento  hecho  por  Eduardo  Pizarro  en  Las  FARC  (1949‐1966):  de  la autodefensa a la combinación de todas las formas de lucha de Eduardo Pizarro. Según el argumento, los combatientes se van quedando atrapados en un ciclo de ilegalidad. Así mismo, este estudio da cuenta de la continuidad en las técnicas y  los grupos que eventualmente resultan en la constitución de las guerrillas.    19Jane Rausch, Colombia: el gobierno territorial…, op cit., p. 341  20 Eduardo Franco, Las Guerrillas del Llano…, op cit., p.115 

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mando, se tomaran esta ciudad el 25 de nov iembre de 1949. 21 Además, el capitán contactó caciques

liberales, habitantes y pobladores que partic iparon parte en el levantamiento del 9 de abril de 1948 (en especial a Eliseo Velásquez y su grupo) para que simultáneamente se tomaran Puerto López y

siguieran hasta Villav icencio para apoyarlo. Sin embargo, tras tomarse Puerto López, Velásquez y su grupo se devolv ieron por el río Meta, tomándose además Cabuyaro, Remolina, Cháviza, Poyatas y

San Pedro de Arimena, a lo cual se debe añadir el levantamiento de Cumaral y Barranca de Upía.

Así, lo que en había sido planeado como un levantamiento localizado terminó extendiéndose por una buena parte del Llano. 22

Para Reinaldo Barbosa y Justo Casas Aguilar, este levantamiento constituye el inicio de la “revolución llanera”, o, si no se estuv iera analizando desde la perspectiva exclusiva del movimiento

guerril lero, se diría que de la v iolencia en el Llano. Por un lado, todo parece que indicar que el

comando de Eliseo Velásquez quedó definitivamente consolidado tras esta toma. 23 Por el otro, la extensión de esta rebelión env ió el mensaje de un movimiento de gran envergadura y altamente

coordinado, lo cual eventualmente desembocaría en el envío de fuerzas de polic ía para “pacificar” la

región, cambiando por completo la dinámica en la región. 24 Sin embargo, antes de empezar a tratar esa nueva fase del conflic to debe estudiarse la llegada de refugiados boyacenses que, como se dijo,

fue fundamental para exacerbar el confl icto.

Aunque en la memoria popular Boyacá figura en La Violencia sobre todo en su condición de sitio de

origen de los “chulav itas”, debe tenerse en cuenta que algunas zonas liberales de Boyacá de hecho

sufrieron ataques por parte de los efectivos de la polic ía provenientes de Chulav ita y Boavita.25 En particular, interesa resaltar los ataques sufridos por las poblaciones ubicadas en los alrededores de

                                                                         21 Según Barbosa y Casas Aguilar, la  toma del  capitán Silva formó parte de un plan de golpe de Estado orquestado por la Dirección  Nacional  Liberal  y  el  Ejército  Nacional,  el  cual  habría  sido  abortado  a  última  hora  Gustavo  Rojas  Pinilla  y sustituido  por  una  tentativa  de  paro  general .  Sin  embargo,  esta  orden  no  habría  alcanzado  a  llegar   a  los  Llanos Orientales.  Por otro lado, autores como Gonzalo Sánchez o Marco Palacios afirman que el levantamiento de Silva fue un  episodio aislado. Aunque para efectos de esta monografía este es un debate sin  importancia pues apunta a señalar  la “traición” de la Dirección Nacional a las guerrillas de los Llanos, vale la pena señalarlo brevemente.       22  Reinaldo  Barbosa,  Guadalupe  y  sus  centauros…,  op  cit.,  pp.  83‐85;  Justo  Casas  Aguilar,  La  Violencia  en  el Llano: comando hermanos Bautista, Bogotá, ECOE, 1986, p.37 23 Eduardo Franco siempre se refiere a este hecho como el que dio origen al comando. Además, Barbosa afirma que para  finales de 1949 este comando ya estaba definitivamente consolidado,  lo cual permite especular que este  fue el punto nodal en su formación.  24Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., p. 85 25 Véase por ejemplo Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, La Violencia en Colombia: estudio de un proceso social, Bogotá, Círculo de Lectores, 1998,p. 84 

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la margen derecha del río Upía, tales como Sabanalarga, Miraflorez y San Luis de Gacena, entre

nov iembre y diciembre de 1949. Como consecuencia de las comisiones chulav itas, un gran parte de la población liberal de estas zonas emigró hacia el otro lado del río, es decir, hacia los Llanos

Orientales. Allí, algunos de estos “refugiados” o “ex ilados”, tal como se les llamaba en la época, se organizaron bajo el mando de Tulio Bautis ta y sus hermanos, formando así el otro comando

temprano del que se tiene información. 26

¿Cuál es la importancia de estas migrac iones? En primer lugar, generaron formas tempranas de

organización guerril lera que imprimieron su propia dinámica a La Violencia, una vez ésta llegó a los

Llanos. En otras palabras, la resistenc ia estaba organizada antes de que l legara la v iolencia ofic ial, lo cual incidió en la capacidad y duración de las guerri llas del Llano. Por otro lado, el nivel de

educación de la población boyacense era más elevado que el de la población Llanera, lo cual les

permitió a los boyacenses tener más éx ito en la dirección ideológica del movimiento. No en vano los hermanos Bautis ta lideraron los proyectos ideológicamente más sofis ticados, seguidos de Eduardo

Franco.27 En cierta forma, las migraciones de boyacenses pusieron en pie de igualdad a chulav itas y

chusmeros pues, tal como señala Eduardo Franco, los líderes de uno y otro bando habían estudiado juntos en el colegio Sugamuxi de Boyacá.28

Así pues, a medida que l legaban los chulav itas tras la toma del capitán Silva, se encontraban con comandos ya constituidos, formados tanto por la exacerbación de las tensiones partidis tas en el

Llano como por la migración de Boyacenses. Sobre esta base, a finales de 1949 empezaron los

ataques a gran escala, y a su vez se multipl icaron los comandos y los guerrilleros. Por ejemplo, las poblaciones de Betel, Caño Grande, Iguaro y Tauramena fueron saqueadas e incendiadas por

comisiones chulav itas, y una suerte similar corrieron Támara y Pore. 29 Sin embargo, como resultado

de esas incursiones, aumentaba en el Llano el número de combatientes, comandos y comandantes. Así, para mediados de 1950 estaban conformados los comandos que, con pocas variaciones,

                                                                         26 Justo Casas Aguilar, Las Guerrilas del Llano…, op cit., pp. 11‐40 27  Justo Casas Aguilar, Las Guerrilas del Llano…, op cit., p. 44; Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., 158. Eduardo Franco, tal y como él mismo se describe era  un “hacendado” boyacense que decidió dejar sus propiedades y unirse a  la  revolución.  Justo Casas Aguilar  lo describe como un “aristócrata  terrateniente”, pero, como se dijo, no es posible saber qué significa esto. Por su parte,  los cinco hermanos Bautista  tenían diferentes actividades. Argemiro era  leguleyo en Miraflórez, Rubén era agricultor y herrero, Pablo era empleado de  la burocracia oficial y Tulio era caporal. De Manuel no se tiene información.   28 Eduardo Franco, Las Guerrillas del Llano…, op cit., 10 29 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., p. 96 

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habrían de ex istir hasta 1953. 30 (Ver Anexo 1). Por tanto, puede afirmarse que entre finales de 1949

y mediados de 1950, si bien fue el periodo de los ataques chulav itas, también lo fue de la multipl icación de las guerri llas. Para el mapa y el recuento de los enfrentamientos que se

presentaron durante esta época, puede verse el Anexo 2. No obstante, lo más importante para esta monografía es resaltar que la mayoría de los enfrentamientos se presentaron en Casanare, mientras

que Meta fue un escenario marginal.

Durante esta nueva fase, hateros, peones, vegueros y caporales estaban aglutinados alrededor de la

guerril la liberal. Es decir, en ésta se encontraban representados todos los sectores sociales del

Llano y , aunque la mayoría de la soldadesca estaba conformada por peones rasos, los dueños de hato los apoyaban. Incluso, algunos de los jefes guerrilleros eran prec isamente hateros,

insertándose entonces la guerrilla en las redes ya ex istentes de poder económico, social y político.

En palabras de Reinaldo Barbosa, “Chocaron empujados por sus amos blancos, por sus caudillos, por sus patrones políticos […] el hacendado convertido en jefe guerrillero”.31 Así, el gamonalismo y

clientelismo propio de las regiones ganaderas fue uno de los determinantes fundamentales de la

capacidad de organizac ión de estas guerrillas. 32 Es decir, muchas se organizaron alrededor de las redes de patronazgo y clientelismo ya establecidas alrededor de los dueños de hatos.

Puede decirse que el final de esta fase empezó en marzo de 1950 con la reinstalación del Batallón Vargas en Apiay (municipio de Villav icencio). Con la entrada del Ejército Nacional, el conflicto

aumentó drásticamente su intensidad, culminando en una breve “pacificación” por la fuerza a finales

del año. Desde Apiay, el ejército intentó ocupar mili tarmente tanto las zonas de influencia como las de abastecimiento de los comandos, realizó bombardeos indiscriminados y arrestó tanto

combatientes como supuestos colaboradores. Además, implantó un cerco sobre la región,

                                                                         30 Idem, p. 99 31  Idem,  p.  76‐77.  Según  este  autor,  los  gamonales  del  Llano,  acostumbrados  a  penetrar  el  Estado  local,  eran  los “hacendados.” No obstante, como ya se ha mencionado bastante, el  término “hacendado” aún merece ser explicado.  Realmente, sobre el  funcionamiento del gamonalismo en el Llano,  tal y como de  la estructura social y agraria, se sabe poco.  32 Baretta y Markoff describen los sistemas de poder local en las fronteras ganaderas de América Latina y establecen que el gamonalismo y el clientelismo son  típicos. Véase: Silvio R. Duncan,  John Markoff, “Civilization and barbarism: cattle frontiers in Latin America”, Comparative Studies in Society and History, Vol 20, no 4 (Oct.1978), pp.587‐620. Así mismo, en  su  discusión sobre  el  poder  local  de  los  ganaderos,  Van  Ausdal señala  cómo  el  clientelismo  era  un  sistema  de incentivos positivos, por oposición a la coerción y abusos que también cimentaban el  poder local de los dueños de hatos. Shawn Van Ausdal, “Un mosaico cambiante: notas sobre una geografía histórica de  la ganadería  en Colombia, 1850‐1950”, en: Alberto Flórez, El Poder de la Carne…, op cit., p. 97 

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impidiendo el paso de ganado hacia o fuera de los Llanos y restringiendo el paso de mercancías y

abastecimientos. 33 En otras palabras, las tácticas del Ejército causaron serias pérdidas a la ganadería que, debe recordarse, era la principal activ idad de los Llanos Orientales.

Esta intens ificación de la presión oficial, sumada a la desmoralización de muchos combatientes por

la extradición de Eliseo Velásquez desde Venezuela sin ninguna intervención por parte de la

Dirección Nacional Liberal, generó la desbandada de muchos combatientes. Además, las contradicciones entre los diferentes jefes también se agudizaron en esta época, enfrentados como

estaban por botines de guerra, lo cual también generó la disolución de algunos comandos. Así, para

finales de 1950 afirma Justo Casas Aguilar: “Por eso cuando la mayor parte del llano tiene a regresar a su v ida normal, de finales de 1950 en adelante […]”.34 No obstante, el conflic to habría de resurgir

en 1951, aunque habiendo sufrido un cambio cualitativo.

1.3 La Escisión: 1951 – 1953 La idea de un conflic to cualitativamente dis tinto al anterior fue esbozada por primera en La Violencia

en Colombia, donde Germán Guzmán acuñó la expresión antes mencionada de “Escisión del Bloque Llanero”: “El fenómeno consis te en que los amos, dueños del hato, se vuelven contra la

peonada en armas”.35 Así, después de la normalización de 1950 el conflicto recomenzó pero con un

carácter diferente pues los hateros que se habían v inculado a la guerrilla la abandonaron, y muchos iniciaron una ofensiva en contra del movimiento. Es, pues, el momento en que los factores socio-

económicos o de clase entran a jugar un papel principal en el desarrollo de La Violencia en los

Llanos. 36 No obstante, debe recordarse la apreciación hecha anteriormente: las obras sobre La Violencia en el Llano no hacen un tratamiento claro sobre la estructura soc ial del Llano. Como

consecuencia, sus explicaciones parecen simplistas en el mejor de los casos, y francamente

ideológicas en los más extremos.

Las obras estudiadas suponen relac iones de antagonismo inherente entre “dueños de hato” y

“peones”. Los primeros no sólo concentrarían la tierra y los recursos (como el agua, un recurso

                                                                         33 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., pp. 94‐98 34 Justo Casas Aguilar, La Violencia en los Llanos…, op cit., p. 43 35 Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, La Violencia en Colombia: estudio de un proceso social, Bogotá, Círculo de Lectores, 1998, p. 71 36 Paul Oquist, Violencia, política…, op cit., pp. 21‐35 

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relativamente escaso en el Llano, disponible solamente en las matas de monte), sino que además

recurrirían a sis temas coercitivos, como el endeude, para garantizar la mano de obra necesaria para el trabajo ganadero. Así mismo, los autores afirman que los ganaderos tendían a expandir sus hatos

a costa de la tierra prev iamente ocupada por vegueros o colonos, cercándola como parte de sus propiedades o env iando sus ganados sobre las sementeras de los trabajadores.37 Habría sido, pues,

sobre esta base confl ictiva sobre la que se habría producido la escis ión del bloque Llanero. No

obstante, el trabajo empírico para sostener estas afirmaciones brilla por su ausencia, así que no se les puede dar credibilidad completa.

Para dar cuenta del tránsito al conflic to de clases que se produjo en 1951, los autores toman diferentes caminos. Es decir, los autores proponen explicaciones alternativas para la exacerbación

de los antagonismos tradicionales del Llano. En La Violencia en Colombia, la escisión del bloque

llanero se explica a partir del pillaje iniciado por Eliseo Velásquez y la contribuc ión forzosa que se impuso a los hateros (10% del precio del ganado transportado a los hateros l iberales, 20% a los

conservadores) para sostener los comandos guerrilleros. Además, en esta obra también se sugiere

que la lucha revela a los subordinados la necesidad de justicia social38, idea que posteriormente es desarrollada por Justo Casas Aguilar. Para este último autor, la lucha de las primeras fases tuvo un

efecto nivelador. Es decir, en los comandos peón y hatero habrían estado en las mismas

condiciones (lo cual es bastante dudoso, sin embargo). Esta situación le mostró al peón que su condición era susceptible de ser mejorada, y la v iolencia, la revoluc ión, se le insinuó como una forma

de lograrlo. Así, cuando tras la relativa normalizac ión del Llano el peón regresó al hato empezó a

hacer ex igencias al patrón. Éstas no habrían s ido bien v istas por el hatero y por tanto se desatarían, por un lado la insurrección, y por el otro la represión. 39

                                                                         37 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., pp. 52‐60 38“[…]se orienta la  conciencia del hombre hacia causas de justicia por obra de la  revolución”. Germán  Guzmán Campos, Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna, La Violencia en Colombia…, op cit., p. 71   39 “Pero  todos estos pensamientos y concepciones equivocadas, se ven  resquebrajados durante  la primera etapa de  la  lucha.  Esta  los  ha  colocado  a  todos  en  un mismo nivel.  Ha mostrado  al  campesino  que  tiene  dignidad,  que  tiene derechos, que puede alcanzar una mayor igualdad social y un mejoramiento en sus condiciones de vida. Por eso cuando la mayor parte del  llano tiende a regresar a su vida normal, de finales de 1950 en adelante,  la persona ya no regresa con la misma mentalidad,  con  la misma  sumisión  y mansedumbre  […]  Pero  como siempre,  el  amo  no  está  dispuesto  a disminuirle un pedacito a su amplia  tajada, sino a  reprimir a quien  reclama  […]”.Justo Casas Aguilar, La Violencia en  los Llanos…, op cit., p. 43 

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Por su parte, Reinaldo Barbosa presenta una explicación más histórica y menos sociológica. Para

este autor, el punto nodal en la “Escisión” fue el apoyo de los hateros a las acciones del ejérc ito en contra de la guerrilla (Declaración de Sogamoso que se tratará más adelante), catalizado por el

cerco económico del Ejército y el rompimiento del movimiento con la Dirección Nacional Liberal. Así, Barbosa propone que el paso cualitativo de defensa de la v ida a insurrección fue un proceso

gradual, resultado de la interacción de estos tres factores en la evolución del conflicto. 40 Sin

embargo, al no explicar la estructura social del Llano y partir de una v isión más ideologizada que documentada, las conclusiones de estos autores pierden peso. Por tanto, más allá del peso que se

le conceda a las explicaciones propuestas, es conveniente estudiar más en detalle los desarrollos de

esta etapa.

En primer lugar, la llamada “Declarac ión de Sogamoso” fue firmada por los propietarios en 1951. Al

firmar este documento, algunos bajo coerción, los representantes de los hateros accedieron a calificar de “bandoleros” o “chusmeros” a los guerrilleros y pactaron el respaldo a las acciones

militares que se habían iniciado en la fase anterior, así como su intensificación y el inicio de nuevas

medidas. Entre las innovaciones se encontraban, en primer lugar, medidas de carácter económico: retenes en las temporadas de saca de ganado y salvoconductos para sacadores, hateros y

comerciantes. En segunda instancia, como medida de carácter mili tar se aceptó la creación de

“guerri llas de paz” o grupos paramilitares de contraguerrilla. Estos eran grupos de llaneros (en algunos casos migrantes boyacenses) de baja condición como los guerril leros, dirigidos en algunos

casos por los propietarios, aunque no es claro si estos eran los mismos que antes habían sido

comandantes guerrilleros.41

Por otro lado, en esta nueva etapa del conflic to también se llevó a cabo la reorganización político-

adminis trativa de la región para fac ili tar su control. Con la creación de la “Jefatura Civ il y Militar de los Llanos Orientales” en octubre de 1951 se concentró el poder ejecutivo, legislativo y judicial en un

único funcionario, el “Jefe Civ il y Militar de los Llanos Orientales”, cargo ocupado por un mil itar.

Además, esta medida fue precedida por la creación de la “Comisaría Especial del Casanare” en abril

                                                                         40 “La vacilación del liberalismo, su inclinación por la “Resistencia Civil”, la contra‐revolución pactada entre hacendados y fuerzas armadas, y los reiterados cercos económicos y militares a la región, agudizaron el paso cualitativo de la confrontación liberal‐conservadora a la insurrección popular armada”. Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit.120. 41 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., p. 107‐112 

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de 1950 y el “Destacamento de los Llanos”, medidas ambas que favorecían la mil itarización y el

control sobre la región. 42

Sin embargo, no solamente la alianza propietarios-autoridades aumentó la intensidad del conflic to. Ante esta nueva embestida los guerrilleros también modificaron su modo de proceder. No solo se

rev irtió la desmovilización anterior sino que aumentaron el número de combatientes y sus acciones

bélicas. Para 1953, se estimaba que el número de guerri lleros era de 20.000. 43 Además, los comandos se organizaron mejor. Los guerrilleros se preocuparon por la formación mil itar y la

disciplina castrense y se dio el paso a la guerra irregular o guerra de guerril las, desarrollando los

comandos una estrategia de combinar autonomía y coordinación en los fines que aumentó su eficacia. Para Junio de 1951 el Llano estaba div idido en dos comandos principales, cada uno

compuesto a su vez de comandos más pequeños de no más de 25 hombres: el de Iguaro,

comandado por Tulio Bautista (tras su muerte en 1952 sería reemplazado por Guadalupe Salcedo44), que se extendía desde el río Cusiana hacia el occidente buscando interactuar con las guerrillas del

Sumapaz y Tolima, y el de la Estaca, comandado por Eduardo Franco, que se extendía desde el río

hacia el oriente y el nororiente buscando apoyo en los Santanderes y Venezuela.45 Para los actos bélicos llevados a cabo por estos comandos, el Ejército y las guerri llas de paz, puede verse el anexo

3. Nuevamente, más que la enumeración en detalle, basta resaltar que La Violencia se concentró en

Casanare y en Arauca, mientras que el Meta fue escenario de reuniones y acuerdos.

Adicionalmente, dado que los renovados bríos del Ejército y las guerrillas de paz generaron muchos

“ex ilados”, los guerri lleros organizaron a la población civ il en enormes campamentos de refugiados bajo la protecc ión de uno u otro comando. Lamentablemente, las fuentes no señalan ni su número ni

su ubicación exactas. En estos campamentos, la guerrilla reguló la producción, el consumo y la

educación. En síntesis, estos serían verdaderos fortines guerrilleros, “zonas liberadas” incluso más estables que el campamento del Davis en el Sur del Tolima. Estos campamentos fueron

fundamentales para la insurrección, y algunos autores afirman que eran la base de la v irtual

                                                                         42 Idem, p. 113 43 Russell Ramsey, Guerrilleros y Soldados, Bogotá, Ediciones Tercer  Mundo, 1991, p. 227. Como con todas las cifras, hay desacuerdo entre algunos autores sobre cuántos guerrilleros existían efectivamente en  los Llanos. No obstante,  la de Ramsey parece ser la más acertada, y es aceptada incluso por Reinaldo Barbosa.  44 Guadalupe Salcedo era un veguero nacido en Tame. Antes de empezar la “revolución”, tenía un historial delictivo, sobre todo por cargos de abigeato. De hecho, se encontraba en la estación durante la toma del capitán Silva.   45 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., p. 113‐118 

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indestructibilidad que hacia 1953 alcanzaron guerril las del Llano. Grac ias a los campamentos los

comandos gozaban del apoyo incondicional de la mayoría de la población civ il, lo que no sólo les daba legitimidad sino que les garantizaba cuantiosas prov isiones y eficaces redes de información y

espionaje. 46

Por otro lado, debe entenderse que si cuando recién llegó el Ejército se produjeron algunos

desequilibrios económicos, en esta fase del conflicto la disrupción fue notoria. Incluso, los ganaderos se v ieron forzados a gestionar varias treguas en las temporadas de saca de ganado. Además de la

presencia misma del cerco económico que destruyó v irtualmente la ganadería de la región, el

ejérc ito y la policía saquearon con frecuencia los hatos abandonados por sus dueños liberales. Así mismo, en las poblaciones donde la polic ía chulav ita se hizo fuerte, como por ejemplo en Támara, se

presentó el fenómeno de expropiación (por venta a precios bajos o de forma i legal) de cafetales,

casas, sementeras y animales de la población civ il que se había v isto obligada a huir. 47 Por supuesto, la guerri lla también contribuyó al decaimiento de la industria ganadera pues el ganado era

su sustento princ ipal y en varias ocasiones quemaron y destruyeron hatos como retaliación.48

De igual forma, un punto que está notoriamente ausente en los estudios sobre La Violencia en el

Llano es el papel jugado por las enormes masas indígenas de la región. Además, las menciones

esporádicas sobre estas comunidades proponen que más que tener intereses propios en el conflic to, los indígenas eran “util izados” por uno u otro bando, lo cual sugiere la presencia de los estereotipos

típicos sobre los indígenas en estas obras. Por un lado, Barbosa menciona algunas instancias en las

que los indígenas Tunebo de Támara fueron presionados por el ejérc ito para atacar a los guerri lleros de la región. Por el otro lado, si bien de parte de los guerrilleros los indígenas recibieron un trato más

benevolente, no por ello estuvo menos sujeto a coerción. El mismo autor refiere que los indígenas

Guahibo fueron obligados, tanto por Dumar Aljure como por Guadalupe Salcedo, a sembrar comida para los guerrilleros. 49

Ahora bien, ante la intens ificación del conflicto, los dos directorios nacionales intentaron en el segundo semestre de 1951 buscar una salida negociada (una “negociación política”) a través del                                                                          46Justo Casas Aguilar, La Violencia en los Llanos…, op cit., p. 75‐79.  47 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit. p., 108‐120 48 Por ejemplo, Eduardo Franco, Las Guerrillas del Llano…, op cit., pp. 100‐150 49 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., p. 139 

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envío de José Gnecco Mozo (conservador) y Alfonso López Pumarejo como emisarios. Aunque no

conviene reseñar aquí todo el proceso de negociación, es relevante tratar algunas de las petic iones de los guerri lleros pues eventualmente fueron incluidas en la rehabili tación. Para la reconstrucción

de las zonas afectadas por la v iolencia, entre las cuales no contaban solamente al Llano, los combatientes pedían la indemnización de los afectados por la v iolencia, “principalmente los pobres”,

la reconstrucción de los edificios públicos, prestación de asistencia social, el establecimiento de

centros educativos, asis tenc ia técnica, serv icio de crédito y tecnificadas. Por otro lado, para el Llano específicamente, pedían “medidas que remediaran la pobreza del Llano”, la representac ión de la

región en los cuerpos colegiados y v ida-jurídico administrativa para los municipios y

corregimientos.50 Como se verá más adelante, estas medidas fueron puestas en práctica por el gobierno de Rojas Pinilla. P or tanto, puede pensarse que ex istía una coinc idencia de objetivos para

la rehabili tación entre guerrilleros y gobierno. En una época como la actual, en la que gobierno,

v íctimas e intelectuales tienen proyectos divergentes, este consenso llama la atención.

El último proceso que merece destacarse de esta fase final del conflic to es la promulgación de las

llamadas Leyes del Llano. La primera fue elaborada el 11 de septiembre de 1952 y en ésta se organizó formalmente la revolución en términos adminis trativos, políticos y militares.51 Sin embargo,

los autores conceden mayor importanc ia a la Segunda Ley del Llano, elaborada en junio de 1953

bajo el auspicio del abogado liberal José Alvear Restrepo. Barbosa y Casas Aguilar presentan esta ley como culminación del movimiento guerri llero del Llano, tanto en el aspecto mili tar como en sus

aspiraciones de constituirse en voceros de un proyecto alternativo de poder, aunque esta afirmación

merece ser matizada pues, como se verá más adelante, probablemente no representaba a todo el movimiento. 52 En s íntesis, la Segunda Ley del Llano consideraba al Llano como zona liberada y en

estado de guerra permanente desde donde habría de llevarse la revolución a otras zonas del país, y

                                                                         50 Justo Casas Aguilar, La Violencia en los Llanos…, op cit., p. 45 51 Gonzalo Sánchez, “Violencia, guerrilla y estructuras agrarias”, en  Jaime  Jaramillo; Álvaro Tirado;  Jorge Orlando Melo; Jesús Antonio Bejarano, Nueva Historia de Colombia Bogotá, Planeta, 1989, p. 147 52 Mientras  Barbosa habla  de  la  oposición  entre  dos proyectos de  Estado  gestándose  al mismo  tiempo,  el  “Estado corporativista” de Laureano Gómez y  el  democrático‐revolucionario de las guerril las del Llano, Casas Aguilar  afirma que “[…]  el  movimiento  guerrillero  de  los  Llanos  superó  a  cuantos  existieron  en  el  país,  en  solidez,  organización  y profundidad política, siendo superado en este sentido solamente por  las guerrillas comunistas varios años después”. Justo Casas Aguilar, La Violencia en los Llanos…, op cit., p. 101; Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., p. 188 

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enunciaba para todos los territorios l iberados leyes que Barbosa llama de democracia

revolucionaria. 53

En primer lugar, la Segunda Ley del Llano establecía un orden jerárquico claro entre los diferentes comandos: el congreso sería la máxima autoridad de la revolución y se reuniría cada año el primero

de mayo, ex istiría un Estado mayor con representación de la población civ il a cuyo cargo estaría la

dirección adminis trativa y política del movimiento en la zona de la revoluc ión, y a nivel local se crearían juntas de vereda y cabildos abiertos para el control político. Así mismo, se creó la figura del

comandante en jefe, encargado de los asuntos militares pero sometido a la autoridad del Estado

Mayor, y debajo de él comandantes de zona.

En cuanto al aspecto económico y político, Casas Aguilar sostiene que la ley del Llano reconocía

que la igualdad soc ial no se alcanzaría sin la igualdad económica puesto que los artículos 5 y 214 decretaban que las riquezas naturales y los medios de producción y dis tribución eran propiedad de

La Revolución. Además, la revolución también garantizaba la libertad de culto, palabra y expresión y

asumía como su responsabilidad el sustento y educación de los desamparados. Así mismo, la ley estableció la igualdad de la mujer y los derechos de los hijos naturales. Además, se decretaban que

el trabajo era la principal obligación de la población civ il y se garantizaba el respeto de la pequeña

propiedad. Finalmente, la ley también afirmaba que “La Revolución” garantizaba la protección de las comunidades indígenas, el respeto a la v ida y bienes de los conservadores en su territorio y la

prohibición de la práctica de tierra arrasada. 54

No todos los comandos ni todos los combatientes estuv ieron de acuerdo con la Segunda Ley del

Llano. Según Barbosa, en las guerrillas del Llano ex istían tres corrientes ideológicas. En primer

lugar, algunos sectores (por ejemplo Eliseo Velásquez) eran muy cercanos a las v isiones del ofic ialismo liberal. En segunda instancia, en el movimiento también ex istía una tendencia

“Democrático-Liberal”, comprometida con el mejoramiento de las condiciones de v ida de los llaneros

sin cuestionar el poder económico, social y político de los hateros. Eduardo Franco sería el mejor

                                                                         53  Idem;  Justo  Casas  Aguilar,  La  Violencia  en  los Llanos…,  op  cit.,  pp.  85‐101;  Reinaldo  Barbosa,  Guadalupe  y  sus centauros…, op cit., p. 133  54 Gonzalo Sánchez, “Violencia, guerrilla…”, op cit., p. 148;  Justo Casas Aguilar, La Violencia en  los Llanos…, op cit., pp. 85‐101 

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representante de esta tendencia. Finalmente, la tendencia más progresis ta dentro de los guerri lleros

estaría constituida por los hermanos Bautis ta y su heredero, Guadalupe Salcedo, y sería su proyecto el que habría triunfado finalmente a través de la Segunda Ley del Llano. 55 Así, los sectores que no

compartían los objetivos de esta última tendencia no se adhirieron por completo a la ley y tampoco aprobaron la elección de Guadalupe Salcedo como Comandante en Jefe del movimiento guerrillero.

En este sentido, la Segunda Ley del Llano no debe tomarse como representativa de la totalidad del movimiento. Además, tampoco puede desconocerse la influencia que en su redacción tuvo el

abogado José Alvear Restrepo. Por tanto, es más adecuado proponer que la Segunda Ley del Llano

representaba a un solo sector de las guerri llas. Por ejemplo, las propuestas que los guerri lleros hicieron a Gnecco Mozo y a Alfonso López sugieren la coexistencia con tendencias menos

revolucionarias. No obstante, la mayoría de los combatientes abandonaron el lugar de reunión con la

Segunda Ley del Llano bajo el brazo, dispuestos a cumplir los objetivos allí planteados. Sería en este estado de cosas, en el auge de su poder, en el que sorprendió a los guerrilleros la noticia del

derrocamiento de Laureano Gómez y el ascenso de Gustavo Rojas Pinilla.

1.4. El fin de las guerrillas del Llano: junio – septiembre de 1953 A partir del acápite anterior puede observarse que cuando Rojas llegó al poder encontró una

situación de conflic to intenso en los Llanos Orientales, con 20.000 guerrilleros muy bien organizados, enfrentados la poderosa alianza ejército-hateros, lo cual había dejado a la región económicamente

devastada. Así, Rojas Pinilla, el presidente que había l legado al poder para arbitrar el conflicto

bipartidis ta y pacificar el país, no podía ignorar a esta región. De hecho, Gonzalo Sánchez afirma que aunque la ofensiva de paz era general, el objetivo más apremiante del nuevo gobierno era la

pacificación de los Llanos Orientales y la entrega de sus guerri llas, puesto que éstas eran las más

numerosas, las más temidas y las de mayor significación a nivel nacional debido a la coherencia de su proyecto político y su intención de expandir la revolución. 56 En este contexto, el gobierno de Rojas

ofreció amnistía a las guerrillas del país, y para el caso del Llano, ésta logró la pacificación de la

región, por lo menos hasta finales de la década de 1960, y el fin de las guerrillas del Llano tal y cómo

                                                                         55Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., p. 133; Justo Casas Aguilar, La Violencia en los Llanos…, op cit., p. 44 56 Gonzalo Sánchez, “Violencia, guerrilla...”, op cit., p. 154 

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habían ex istido hasta 1953. Además, y esto es lo más importante para el presente trabajo, la

rehabilitación surgió como promesa del gobierno a los guerrilleros a cambio de su entrega.

A través de una circular env iada el XXX al comandante de las Fuerzas Militares, Alfredo Duarte Blum, Rojas Pinilla decretó la amnistía para los guerril leros que se entregaran, la cual fue publicada

en los principales diarios del país y , en los Llanos, arrojada desde av iones.57 Es decir, se trataba de

una amnistía sin decreto. Para el caso de las guerrillas del Llano ex iste consenso en que la motivación detrás del ofrecimiento de negociación, abandonando la fuerte ofensiva militar de los

años anteriores, fue una consideración de tipo estratégico. En otras palabras, para junio de 1953 el

balance de poder entre estas guerrillas y el ejército era tal que una v ictoria militar del ejército era, si no imposible, por lo menos muy difícil. 58 Sin embargo, fue precisamente la entrega de las guerrillas

del Llano la que fue la más ex itosa, comparada por ejemplo con las guerrillas del Tolima. Por tanto,

alrededor de la pregunta de por qué se entregaron las guerri llas del Llano, han surgido tres teorías, ninguna de las cuales es satis factoria. Este es otro vacío importante en la historiografía sobre el

tema.

En primer lugar es posible encontrar la idea de traición pues los primeros en iniciar negociac iones

con el gobierno fueron los hermanos Fonseca, quienes en ese momento estaban marginados del

resto del movimiento debido a su oposición a las Segunda Ley del Llano y a la designación de Guadalupe Salcedo como jefe único de la revoluc ión. Paradójicamente, este comando fue el único

que logró la negociación de contraprestaciones a la entrega, las cuales, no obstante, cobijaron a los

combatientes de los que se había separado. Así, después de varios encuentros con mili tares y ganaderos en representación del gobierno, los hermanos Fonseca convinieron en entregar

combatientes y armas a cambio del indulto a los presos políticos de La Violencia, el pleno goce de

los derechos constitucionales para todos los ciudadanos, el retorno de los ex ilados a sus lugares de origen, amnistía para los combatientes que se entregaran, y el compromiso del gobierno a entregar

                                                                         57 Cesar Ayala, “La paz  frustrada, 1953”, en: Medófilo Medina  (comp.), Tiempos de paz: procesos de paz en Colombia, 1902‐1994, Bogotá, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, 2003 58 Justo Casas Aguilar, La Violencia en los Llanos…, op cit., p. 127. Si bien puede pensarse que esta apreciación es hecha a  partir de la visión apologética  de estos autores, la totalidad  de la  obra Las Guerrillas del Llano de Gustavo Sierra Ochoa,  entonces comandante del Batallón Páez de Sogamoso y uno de los encargados de la lucha contra las guerril las del Llano,  es precisamente un  intento de diseñar estrategias para superar  la capacidad militar de  las guerrillas, en ese  entonces infranqueable  para  el  Ejército  Nacional.   Gustavo  Sierra   Ochoa,  Las  Guerrillas  de  los  Llanos  Orientales, Manizales, Imprenta Departamental, 1954. 

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recursos para la reconstrucción de las zonas afectadas por la v iolencia. Eventualmente, este

acuerdo se convertiría en la rehabili tación de los Llanos Orientales.59

Por su parte, para los comandos agrupados bajo la autoridad de Guadalupe Salcedo, es posible encontrar es la idea según la cual fueron obligados a entregarse. Según esta idea, los guerri lleros

querían acordar la paz mediante un documento público firmado y testificado por diplomáticos

extranjeros, en el cual el gobierno se comprometiera a darles garantías a los guerrilleros, indemnizar a la población civ il afectada por el conflic to, otorgarle tierras, crédito, maquinaria y asistencia técnica

a las familias llaneras, darle trabajo a los ex combatientes, liberar a los presos políticos y reconstruir

las poblaciones destruidas construyendo escuelas donde antes no había. Sin embargo, una vez en el destacamento de Monterrey, los guerrilleros habrían sido obligados a entregar sus armas, la

guarnición habría sido rodeada por soldados y los guerrilleros habrían sido obligados a entregarse

con sus armas a cambio de la promesa de que el gobierno cesaría toda persecución contra ellos y disfrutarían de libertad. 60

Finalmente, también se ha explicado siguiendo la idea según la cual los guerrilleros estaban fís icamente cansados de la guerra y confiaban (¿por qué?) en Rojas Pinilla. En otras palabras, la

mayoría de los combatientes deseaban la paz. Incluso, la buscaban con tanto ahínco que l legaron al

asesinato de José Alvear Restrepo, quien se oponía a la paz negociada prev iendo una traición por parte del gobierno. Por supuesto, ni el engaño ni la coerción ni el “deseo de paz” parecen ser

razones suficientes para la entrega de las guerril las del Llano. Sin embargo, en los textos ex istentes,

abiertamente apologéticos, estas son las v isiones que se manejan.

Así pues, por motivos que aún están en mora de estudiarse más a fondo, en septiembre y octubre

de 1953 (las entregas están discriminadas por día en el anexo 3), las guerri llas del Llano se entregaron y la región v iv ió una época de paz relativa, con algunos reductos de bandolerismo en la

región del Ariari. 61 De hecho, el Llano se mantuvo en calma hasta mediados de la década de 1960,

cuando las recién creadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) empezaron a

                                                                         59 Justo Casas Aguilar, La Violencia en los Llanos…, op cit., p. 124; Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., p. 164‐169 60 Justo Casas Aguilar, La Violencia en los Llanos…, op cit., p. 121‐122 61 Richard Maullin, The fall of Dumar Aljure: a Colombian guerrilla bandit, Santa Monica, The Rand Corporartion, 1969 

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hacer presencia en la región. 62 Por supuesto, no debe pensarse que las guerrillas se entregaron en

su totalidad. Incluso si se acepta la cifra más alta confirmada de 3.595 combatientes, la proporción es baja pues, como se dijo, el número de guerrilleros se estima en por lo menos 20.000. Sin

embargo, ex iste consenso en la li teratura: la amnistía de Rojas Pinil la supuso el fin de las guerril las del Llano. Si bien a partir de 1957 se presentaron intentos aislados de rev iv ir las guerrillas, estos no

prosperaron y , aunque el conflic to armado se reinició posteriormente en la región, las dinámicas

serían distintas a las que se v iv ieron con el movimiento guerrillero de 1953-1957.

Así las cosas, en este capítulo se intentó dar cuenta de la situación de los Llanos Orientales al

momento de inic iarse la rehabil itación. En primer lugar se presentó una descripción de la región, haciendo énfasis en la diferenciación entre Arauca, Casanare, Vichada y Meta. Por supuesto, tanto

los problemas señalados como las diferencias en los niveles de desarrollo fueron agravadas por La

Violencia, en tanto durante ésta Meta fue un escenario marginal. Así mismo, La Violenc ia supuso el cambio de la política de “redescubrimiento” de la República Liberal a la represión del movimiento

guerril lero como objetivo del gobierno central en la región. En segunda instancia, en el capítulo

también se trazó el desarrollo del movimiento guerril lero, dis tinguiendo una fase de relativa calma de otra en la que el confl icto alcanzó proporciones más altas que en el resto del país. Así mismo, se

trataron las consecuencias económicas del fenómeno, las propuestas de reconstrucción de los

combatientes, y la amnistía como fin de las guerrillas del Llano. Finalmente, debe mencionarse que el presente capítulo, además de ser el contexto necesario para entender la rehabil itación, señala

vacíos importantes en la his toriografía sobre el tema y constituye un intento de sintetizar obras

fragmentarias y apologéticas. También en este sentido debe reconocerse su aporte.

                                                                         62  Jane Rausch, “Villavicencio, Colombia 1940‐2005: From frontier  town  to Metropolis”,  Journal of Third World Studies, Fall 2006 

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Capítulo 2:

La primera etapa de la rehabilitación: 1953-1955. 2.1. El concepto de rehabilitación y su institucionalización En este aparte se tratará de analizará la concepción de “rehabili tac ión” que se forjó con la llegada de

Rojas Pinilla al poder y cómo tomó forma en la institución encargada de ejecutarla, la O ficina de Rehabil itación y Socorro (ORS). En particular, se discutirán los objetivos planteados para la

rehabilitación, así como su relación con la redis tribuc ión y su punto de partida frente a la paz.

También se intentará mostrar que la rehabili tación está articulada a un proyecto económico y político más amplio. Además, se intentará dar cuenta de funciones secundarias de la ORS. Por supuesto,

aunque este aparte se refiere a la política de rehabili tación en general, en todo momento se señalará

también qué forma toman los principios generales en el caso de estudio de esta monografía, los Llanos Orientales. Finalmente, en determinados puntos se mencionará cómo encaja la rehabil itación

en los debates de la teoría de construcción de paz pues uno de los objetivos de esta monografía es

complementarlos a través del estudio his tórico.

Desde el mismo 13 de junio, día en que Rojas subió al poder, la v iolencia, y por ende la paz, fueron

presentados como problemas eminentemente económicos. Es decir, la v iolenc ia se consideraba como un fenómeno negativo ante todo por la disrupción económica que conllevaba. Por tanto, y

derivándose directamente de esta concepción, la labor de rehabilitación debía enfocarse en la

reparac ión de los problemas económicos generados por la barbarie. Por ejemplo, Rojas afirmó en diciembre de 1953:

“ […] el Estado Colombiano ha reasumido la dirección de grandes zonas de la geografía nacional y de su población antes perdidas por causa de la acción de los

indiv iduos alzados en armas […] ahora será posible poner al país y a esas zonas de

geografía y poblac ión, a producir económicamente. El traumatismo padecido por Colombia en su economía y en su v ida general v iene desapareciendo y para el próx imo

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año se reanudará el ri tmo del trabajo y de la producción, habrá un crec iente empleo de

brazos, capital y tierras, y un aumento considerable del bienestar popular”.63

Así, es posible ver que en concepto del Presidente, v iolencia, rehabili tac ión y economía estaban indisolublemente ligadas.64 Sin embargo, no se trataba de ni del daño ni de la reconstrucción de la

economía en general. Tanto los comentaris tas como los oficiales del gobierno se cuidaban de

especificar: “El impacto fue singularmente duro en el cultivo de la tierra, y por inev itable consecuencia en el mercado de v íveres”.65 En otras palabras, la rehabili tación fue pensada como la

atención a los problemas que La Violencia había generado en la producción agropecuaria.

Por supuesto, La Violencia había traído consigo, tal y como se v io en el capítulo anterior para el caso

de los Llanos, consecuencias que tenían un efecto negativo sobre las posibilidades de subsistencia

de una buena proporción de la población rural del país: despojo de tierras, destrucción de cultivos, desplazamiento hacia las ciudades, etc. Era a estas situaciones a las que la rehabil itación quería

responder. Sin embargo, interesa destacar que estos problemas se entendían exclusivamente en su

dimensión económica. Por ejemplo, la rehabili tac ión ignoraba al ser humano en tanto v íctima de la v iolencia. Es decir, ignoraba los traumas por la muerte, el desarraigo y la devastación. Aunque

algunos sectores del l iberalismo propugnaban por incluir estos puntos dentro de la rehabili tación, sus

pedidos no prosperaron. 66 De igual forma, la reconstrucc ión de otros elementos de la v ida en sociedad, escuelas, hospitales, centros de culto, aparecía como secundaria. Como se verá más

adelante, esta primera etapa de la rehabili tación se aprox imará tangencialmente a estos problemas,

dado su énfasis en la economía.

Por otro lado, al concentrarse en el sector agropecuario, esta concepción de la rehabil itación

ignoraba por completo a otras ramas de la producción y a otros sectores de la población. Por ejemplo, en la columna “Otro paso necesario: el comercio rural”, un periodis ta de El Tiempo

reconocía los logros alcanzados en ayuda a los campesinos pero señalaba que “Todavía no se ha

                                                                         63 “Habla el Presidente: Requisitos básicos para la normalidad”, Semana, 28 de diciembre de 1953 64 Una idea embrionaria al respecto se encuentra en Gonzalo Sánchez, “Violencia, guerrilla…”, op cit., pp. 157‐162. Sin embargo, el autor no indaga en las posibilidades del concepto de rehabilitación económica.  65 “Aspectos de la normalización”, El Tiempo, 21 de junio de 1953  66 Por ejemplo, El Tiempo pedía que se atendiera a  los niños que por haber sido  testigos de La Violencia, era esperable que a su vez se convirtieran en personas violentas. “Comentarios Médicos”, El Tiempo, junio 30 de 1953 

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hablado […] sobre la necesidad de ayudar a los pequeños comerc iantes rurales, a los que tenían su

almacencito en el pueblo…”.67 Así, comerciantes, maestros, burócratas, trabajadores de obras públicas, y demás miembros de los pueblos y municipios afectados por La Violencia, quedaban por

fuera de las iniciativas de reconstrucción.

En cuanto los Llanos, si bien la agricultura era mencionada como objetivo de la rehabili tación, el

centro de atención era la ganadería. Por ejemplo, tan temprano como el 20 de junio, cuando ni siquiera se habían entregado las guerrillas, Rojas afirmaba: “[…] los Llanos Orientales, que son la

región que más duramente ha s ido azotada en toda la república […] podremos hacer de los Llanos

una fuente de riqueza igual o superior a la Argentina”.68 Es decir, el objetivo de la rehabili tación de la región debía ser la reconstrucción de su ganadería. Esta elección obedecía tanto a los efectos de la

v iolencia como a concepciones muy arraigadas sobre la región.

En primer lugar, como se dijo en el capítulo anterior, la ganadería, que era el renglón más importante

de la economía regional, se había v isto seriamente afectada por La Violencia. Por tanto, parece

lógico que la rehabil itación buscara concentrarse en ese sector. En segunda instancia, el papel de las concepciones sobre la región, del mito de los Llanos Orientales, es fundamental. Jane Rausch ha

mostrado cómo en la his toria de los Llanos las imágenes románticas han sido un factor determinante

en la forma en que el gobierno central y el interior se han relacionado con la región. 69 Por su parte, para la rehabili tación es fundamental la comparación de los Llanos con Argentina y Australia,

realizada con frecuencia tanto por los representantes del gobierno nacional como por los medios.

Por ejemplo, Semana afirmaba “[…] La vasta extensión llanera es una de las claves del futuro de la industria pecuaria en Colombia. No faltan quienes la consideran como igual o superior a la pampa

argentina”,70 y el mismo Rojas Pinil la le hacía eco: “la riqueza ganadera de los Llanos […] realizaría

el mismo milagro económico de las pampas argentinas”.71 Así, con base en la simili tud topográfica, ganaba fuerza la idea de una región casi que predestinada a la ganadería que además lideraría el

desarrollo económico nacional como había ocurrido en Argentina y en Australia.

                                                                         67 “Otro paso necesario: el comercio rural”, El Tiempo, julio 5 de 1953  68 El Tiempo, 20 de junio, “Proposición de los más distinguidos propietarios de Arauca, Casanare y Meta”.   69  Jane  Rausch,  Colombia:  el  gobierno  territorial…,  op  cit.,  pp. 347‐348;  Jane  Rausch,  The  Llanos  Frontier…,  op  cit., pp.323‐327 70 “El Peso al Ojo”, Semana, 24 de enero de 1955 71“El Llano”, El Tiempo, 21 de junio de 1953 

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Ahora bien, este concepto de rehabili tación agropecuaria que aquí se acuña, y que para los Llanos

era sobre todo pecuaria, tomó forma concreta en la Oficina de Rehabili tación y Socorro (ORS), creada a través del decreto número 1725 del 2 de julio de 1953, pero cuya entrada en

funcionamiento se efectuó el 16 de septiembre del mismo año. 72 En el primer artículo del decreto, diseñado por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, se lee: “Créase, dependiente de la

Presidencia de la república, la O ficina de Rehabil itación y Socorro, que tendrá como objeto principal

llevar a cabo los planes tendientes a lograr la rehabili tac ión económica de las personas damnificadas con motivo de los sucesos de orden público”.73 Es decir, la ORS era el ente encargado de ejecutar

las políticas de rehabil itación, entendida ésta en una dimensión económica tal y como se discutió

más arriba.

Los artículos 4, 5, 6 y 7 autorizaban a la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero (Caja Agraria) a

conceder, con garantía del gobierno nacional, préstamos hasta de 500 pesos para “[…] los damnificados con motivo de los sucesos de orden público […] para la rehabili tac ión de siembras o

tareas campesinas”74 con plazo hasta de 18 meses, y por el mismo monto hasta por tres años para

la reconstrucción de v iv iendas. Además, el decreto también habili taba a la Caja para conceder préstamos hasta por 40.000 pesos para “[…] la rehabil itación y reconstrucción de fundos rurales y

habitaciones”.75 Estos préstamos, a diferencia de los anteriores, se otorgarían con garantía

hipotecaria. En cuanto a la ORS, su función era reglamentar y decidir cuáles habían sido las zonas afectadas por La Violencia, quiénes serían los beneficiarios de los préstamos, es decir, quiénes

podían ser considerados “damnificados con motivos de orden público”, y superv isar la inversión.

De lo anterior se desprende que el objetivo principal de las políticas de la ORS era reconstruir la

capacidad de trabajo y producción de los sectores rurales. El decreto es explíc ito en cuanto a que el

fin principal de los créditos es la reconstrucción de sementeras y fundos. Además, es de notar que la rehabilitación tiene un enfoque diferenciado, diseñado para dos categorías de beneficiarios. Por un

lado, aquellos campesinos pobres que no tenían forma de ofrecer una garantía hipotecaria para los

                                                                         72 Presidencia de  la República, Secretaría  Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro,  Informe de  las  labores  realizadas por  la ORS desde su  fundación hasta el 31 de diciembre de 1954, Bogotá, Editorial Minerva, 1954, p. 7 73 La transcripción del decreto se encuentra en “Creada Oficina de Rehabilitación y Socorro”, El Tiempo, julio 3 de 1953 74 Idem  75Idem   

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préstamos que les fueran otorgados. Por el otro, los hacendados que sí podían presentar este tipo

de garantía. De hecho, incluso antes de la emisión del decreto, un comentaris ta contemporáneo señalaba la necesidad de esta diferenciación. Después de reconocer la necesidad de la

reconstrucción económica de las labores de los campesinos menores, afirmaba: “Quedará entonces el problema de la reconstrucción de hac iendas, que también fueron devastadas, saqueadas y

abandonadas. Este problema tendrá que ser resuelto por medio de un crédito a largo plazo, que sólo

puede ser de índole hipotecaria”.76 Para el caso de los Llanos Orientales, de acuerdo a la descripción muy general que hace Barbosa, las dos poblaciones diferenciadas serían los dueños de

hatos por un lado y los caporales, vegueros y mayordomos por el otro.

Ahora bien, a cada una las dos categorías de beneficiarios correspondían montos muy diferentes,

siendo aquel que les correspondía a los hacendados el 800% del que les correspondía a los

campesinos sin garantía hipotecaria. Por tanto, no solamente la rehabil itación reconocía una responsabil idad del Estado frente a aquellas personas pudientes que se habían v isto afectadas por

la v iolencia, sino que además estaba diseñada para favorecerlos. En este sentido, debe ser claro

que la rehabili tac ión no era una política con fines redistributivos:

“La Oficina […] se encargaría de atender las solicitudes de las personas desplazadas

para determinar su capacidad y necesidades. De acuerdo con las conclusiones de sus estudios se concederán los préstamos y se facili tarán los medios necesarios para que

los desplazados se reintegren inmediatamente a las activ idades que desarrollaban

antes de la violencia”.77

En otras palabras, lo que buscaba la rehabili tación era mantener la estructura social anterior a La

Violencia: que los hacendados recuperaran la riqueza perdida, utilizando para ello los montos más generosos a los que tendrían acceso a través de la rehabili tación, mientras que se esperaba que los

vegueros, caporales y mayordomos se mantuv ieran en la base de la pirámide social, con dinero

apenas suficiente para reconstruir lo poco que antes tenían. Como consecuencia, podría pensarse que la rehabili tación, al mantener la estructura social anterior, reforzaría los factores que habían

incidido en la intensificación de La Violencia. Como se dijo en el capítulo anterior, el momento álgido                                                                          76 El Tiempo, junio 27 de 1953, “Al margen del 13 de junio, la reconstrucción de los campos”.  77 “Los planes de recuperación campesina”, El Tiempo, julio 2 de 1953 

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del enfrentamiento fue tras la “Escisión del Bloque Llanero” que en su raíz tenía un antagonismo

entre sectores sociales. Aunque la oposición merece ser mejor explicada, a partir del enfrentamiento parece indudable que ex istía y que, según su diseño, la rehabili tación la mantendría.

Trayendo a colación los debates teóricos contemporáneos sobre construcción de paz 78, la falta de un

proyecto redistributivo en la rehabil itación podría llevar a pensar ésta se inserta en los enfoques

llamados “minimalis tas”, según los cuales lo que debe seguir al fin del conflic to es la reconstrucción de lo perdido, sin atención a reformas institucionales o estructurales de fondo. 79 No obstante, a

diferencia de los enfoques teóricos contemporáneos, la rehabili tación de los Llanos Orientales partía

de la concepción de que la paz no había que construirla durante el postconflicto sino que ésta ya era un logro alcanzado.80 Es decir, el punto de partida era completamente dis tinto. Esto debe ser tenido

en cuenta si se quiere que el estudio de los procesos históricos tenga relevancia en los debates

actuales.

En el prólogo al informe del 31 de diciembre de 1954, el director de ORS afirmaba: “Creada con el

solo objeto de restañar en gran parte el daño recibido por miles de gentes que v inieron a menos con motivo de la v iolencia desencadenada desde el 9 de abri l de 1948 hasta el 13 de junio de 1953, la

ORS ha sido como una madre nutric ia […]”.81 Es decir, la rehabili tac ión estaba orientada a reparar

los daños sufridos pero no a detener la v iolencia o a hacerle frente, ni tampoco se trataba de una iniciativa que buscaba impedir que el conflic to volv iera a comenzar. Partía de la concepción según la

cual, con la llegada de las Fuerzas Armadas al poder y con la amnistía decretada, la v iolencia había

sido erradicada de una buena vez. Como se dijo, es una diferencia fundamental con los debates                                                                          78 Los estudios de construcción de paz surgieron a partir de la publicación de la Agenda para la paz de Boutros‐Ghali. Su supuesto fundamental es que el fin de las hostilidades, si bien puede o no significar que se haya alcanzado la paz (según se  trate de un enfoque maximalista o minimalista), es una oportunidad para construir  la paz, para  tomar  las medidas necesarias para que ésta se mantenga o sea establecida, y para garantizar que el conflicto no vuelva a comenzar. Estos estudios  también acuñaron el  término “postconflicto”, precisamente para señalar que el   fin del conflicto no significa necesariamente paz.   79  Angelika  Rettberg,  “Diseñar  el  futuro:  una  revisión de  los  dilemas  de  construcción de  paz  para  el  postconflicto”, Revista de Estudios Sociales, no. 15, junio de 2003, p. 5 80  No  obstante,  la  concepción  de  paz  se  complejizará  en  la   rehabilitación  del  Tolima,  también  bajo  Rojas  Pinilla.   Enfrentado el  gobierno de Rojas con el hecho  innegable de que La Violencia no había desaparecido el 13 de  junio,  empezará a surgir  la posibilidad de pensar en  la necesidad de  reformas estructurales. Esto  lo demuestra, por ejemplo, los  debates  sobre  la  “Comisión  de  Paz” que  podría  encargarse  de  investigar  las  causas  de  la  violencia  y  proponer reformas. Sin  embargo,   lo que  finalmente  triunfó  fue  la concepción de  la  violencia como  resultado de  la  infiltración protestante y comunista, así como de  los  reductos de bandoleros. Aunque esto se sale de  los objetivos de  la presente monografía, vale  la pena resaltarlo y sugerirlo como tema de futuros estudios.  81 Presidencia de  la República, Secretaría  Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit., p. 5 

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contemporáneos. De hecho, César Ayala trasluce en su artículo la sorpresa que le causa que de la

v iolencia siempre se hable en pasado.82

Pese a la falta de intenciones redis tributivas de la rehabili tación, debe destacarse que desde el punto de v ista de los vegueros, caporales y mayordomos de los Llanos parece adecuado que no ex istiera

la necesidad de una garantía hipotecaria para acceder a los préstamos de la ORS. En los Llanos

Orientales, la carencia de títulos de propiedad sobre la tierra ocupada era generalizada. 83 Así, lo que permitió el acceso a estos créditos por parte de de las mayorías de los Llanos fue el que los únicos

requisitos para hacerse acreedor a uno de los créditos de 500 pesos fuera un certificado de la ORS

en que constara que el peticionario era damnificado por la v iolencia y , en caso de no haber efectuado operaciones con la Caja Agraria en el pasado, comprobar con el certificado de dos

clientes actuales que realmente estaba radicado en la región, dedicado a labores agrícolas o

ganaderas, y que por motivos de orden público se había v isto forzado a abandonar su parcela. 84

Ahora bien, el mismo día que El Tiempo anunciaba con júbilo los planes para la creación de la ORS,

también consignaba el artículo “Caja de Crédito A grario, Industrial y Minero” en la página económica y financiera. Este artículo daba cuenta de cómo durante los dos últimos años el capital y los medios

de acción de la Caja Agraria habían crecido de tal forma que se había presentado el ciclo de mayor

crecimiento en su capacidad y extensión de serv icios. Así mismo, en una entrev ista al recién nombrado gerente de la Caja, éste explicaba cómo su antecesor había adoptado numerosas

medidas encaminadas al fomento de la producción agropecuaria, con el objetivo de llevar crédito

fácil y barato a los campesinos, orientando sus inversiones e “[…] incorporando a la economía nacional regiones nuevas […]”.85

Para ser una noticia estric tamente económica y financiera, es decir, sin relación alguna con la política de paz de Rojas, lo que describe este artículo es muy similar a lo que se planteaban como

funciones de la ORS y políticas de rehabili tac ión. Para dos fines muy diferentes, un plan de

desarrollo rural y la solución de los problemas generados por La Violencia, la medida planteada era

                                                                         82 César Ayala, “La paz frustrada…”, op cit.   83 Jane Rausch, The Llanos Frontier…, op cit., pp. 244‐254; 306 84 Presidencia de  la República, Secretaría  Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS, p. 10 85 “Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero”, El Tiempo, 26 de junio de 1953 

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la misma, a saber: democratización del crédito agrario, ampliando su cobertura social y regional, en

una típica demostración de la política de “crédito de fomento” seguida a partir de la presidencia de Laureano Gómez, cuyo fin era la modernización de la agricultura en Colombia. 86 A propósito de esto,

en esta monografía se proponen dos puntos. En primer lugar, que las medidas de rehabilitación se integran en un proyecto político más amplio, el de Rojas Pinilla. Es decir, son coherentes con él, son

parte de él, y la elección de medidas de rehabili tación está determinada por los objetivos y métodos

propios de ese gobierno. No se trata de un proyecto aislado y normativo como a veces se pretende que sean las iniciativas de reconstrucción.

En segunda instancia, se propone que la política de paz de Rojas no puede entenderse atendiendo solamente a la coyuntura de La Violencia y a los daños económicos que generó. Este proceso

también estaba ligado a un proyecto de desarrollo económico y social de las zonas rurales, el cual

había empezado antes de la era de Rojas. Desde 1930 venía acelerándose el desarrollo económico colombiano, basado en la mono-exportación cafetera y la protección del mercado interior. El

crecimiento económico era el resultado de de un incremento en la div isión del trabajo, la

especialización y la modernización económica. En particular, en el país se estaba operando una modernización de la industria agropecuaria. Por ejemplo, empresas agropecuarias en Tolima y Huila

estaba alcanzando economías de escala gracias a la organización empresarial de la producción,

basada en el arriendo de tierras fértiles y llevada a cabo por profesionales en agronomía y veterinaria. 87 Por su parte, en los Llanos Orientales, como se dijo en el capítulo anterior, la

modernización también estaba ocurriendo en la industria agropecuaria de la intendencia del Meta, y

la República Liberal había empezado a concentrar esfuerzos en ese sentido.

Por su parte, Rojas Pinilla afirmaba, a propósito de la rehabili tación del Llano, que: “Si el ganado de

los Llanos surte de carne a una vasta zona de Cundinamarca y Boyacá, bajo sis temas primitivos, cuán extraordinario rendimiento daría al impulso de la técnica moderna”.88 En otras palabras, lo que

buscaba la rehabil itación no era solamente la reconstrucción de la ganadería en los Llanos tal cual

esta se organizaba antes de La Violencia, sino su reconstrucción a través de la modernizac ión. Por

                                                                         86 Salomón Kalmanovitz y Enrique López, La Agricultura en el Siglo XX, Bogotá, Fondo de Cultura Económica; Banco de la República, 2006, pp. 143‐200 87 Idem   88 “El Llano”, El Tiempo, junio 21 de 1955 

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tanto, la rehabili tac ión se insertaba en un proyecto de desarrollo rural que había empezado tiempo

atrás, una de cuyas manifestaciones era el crédito de fomento.

Así pues, hasta ahora se ha argumentado que la ORS a través de su política de préstamos intentaba modernizar las técnicas de la ganadería pero manteniendo la estructura social a anterior a La

Violencia. Además, se ha intentado destacar que la rehabili tación se insertaba en proyectos políticos

y económicos de más larga duración. No obstante, decretos posteriores al 1725, en especial el decreto 2466 de 1953, fi jaron de forma más específica las funciones de la ORS y añadieron otras

que complementaban los préstamos de la Caja Agraria: aux iliar a los desplazados, dictar medidas de

higiene y resolver reclamaciones sobre tenencia de la tierra.

En primer lugar, la O ficina debía “Auxiliar con los elementos que estime necesarios a los ex ilados o a

los damnificados que permanecieron en las regiones azotadas por la v iolencia y que se encuentran sin recursos o sin instrumentos para reincorporarse, reanudar y continuar su trabajo”.89 Esta función

asumió la forma de entrega de paquetes de asis tencia en las poblaciones azotadas por la v iolencia,

compuestos por una pequeña suma de dinero, herramientas, semillas y ropa, entre otros. 90 Sin embargo, vale la pena destacar que el objetivo principal era el mismo: rehabili tar a las gentes para el

trabajo, es decir, para la producción económica. En esta línea, también se adjudicó a la ORS la

función de “Elaborar y desarrollar planes para la reincorporación de los ex ilados a sus tierras y negocios, o para encauzar la población formada por las migrac iones internas de origen político,

hacia los frentes que trabajo que con tal propósito se organicen”.91 Es decir, la Oficina también

estaba encargada de ubicar productivamente a los desplazados, bien fuera en sus lugares de origen o en los de recepción.

Por otro lado, la ORS también debía dictar, en acuerdo con el Minis terio de Salud Pública, medidas higiénicas para las zonas afectadas por la v iolencia. 92 Esta prov isión demuestra uno de los temas

                                                                         89 Presidencia de  la República, Secretaría  Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS, p. 8 90 Por ejemplo, los exilados de La Palma, quienes regresaron a esta población el 17 de junio, recibieron 10 pesos, víveres,  semillas y vacunas. “Retorno y entrega”, Semana, julio 18 de 1953 91 Presidencia de  la República, Secretaría  Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS, p. 8 92 Presidencia de  la República, Secretaría  Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS, p. 8 

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centrales en los estudios de Ayala y Sánchez sobre la rehabil itación: el impacto en esta iniciativa del

primer director de la ORS, Jorge Bejarano. Bejarano era un eminente médico l iberal conocido sobre todo por su papel como minis tro de higiene durante el gobierno de Mariano Ospina Pérez, cuando

había logrado la prohibic ión de la chicha en el territorio colombiano. Así se dio a conocer como un ferv iente defensor de la higiene pública. Sin embargo, su interés por el tema venía de tiempo atrás,

tal y como lo había expuesto en sus obras. 93 Así, uno de los aportes de Bejarano fue lograr que su

pasión, la higiene, entrara en los estatutos de la rehabili tación.

Vale la pena resaltar que además de ser un reconocido médico, Bejarano también tenía fuertes

v ínculos con el Llano. En primer lugar, era un empresario del arroz en el Meta, e incluso poseía el único molino con fuerza hidroeléctrica en la región. 94 Además, había participado en la fundación de

una reserva biológica en la sierra de la Macarena, y un centro de investigación sobre las

enfermedades tropicales propias de los Llanos Orientales en Villav icencio. 95 Por tanto, su nombramiento como director de la ORS en julio de 1953 parecía mostrar que esta región iba a ser el

centro de atención de la rehabil itación. Sin embargo, como se discutirá más adelante, esto no puede

ser entendido sin atender a la func ión política de los Llanos Orientales durante el gobierno de Rojas. Además, más adelante también se mostrará que la idea según la cual los Llanos eran la región

absolutamente favorita debe ser matizada y puesta en perspectiva.

Finalmente, la última función de la ORS era “Resolver sobre las reclamaciones que se intenten con

el objeto de obtener la reintegración de los ex ilados a las tierras de que fueron despojados o a la

recuperación de los bienes de que fueron desposeídos, de acuerdo con las normas especiales que se dic ten para tal propósito”.96 Este mandato está de la mano con la concepción de rehabili tación

económica que se ha defendido hasta ahora pues la tierra se entiende sobre todo como factor de

producción. Es decir resolver este tipo de li tigios era importante para la rehabil itación en tanto permitía mejorar el proceso productivo al dar estabilidad a los derechos de propiedad. Sin embargo,

lo fundamental es observar que a través de esta disposición, el gobierno del 13 de junio reconocía e

                                                                         93 Los títulos de algunos de sus libros eran: Alimentación y Nutrición en Colombia, Conferencias sobre la degeneración de la  raza,  El  cocaísmo  en  Colombia  y  La  Educación  y  la  Higiene  base  de  la  democracia  Americana,  entre  otros. “Rehabilitación y Socorro”, Semana, 1 de Agosto de 1953 94 Jane Rausch, The Llanos Frontier…, op cit., p. 254 95 “Carta de Jorge Bejarano a Semana”, Semana, 2 de noviembre de 1953  96 Presidencia de  la República, Secretaría  Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS, p. 8 

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intentaba responder al que autores posteriores han señalado como uno de los efectos más

perniciosos de La Violencia y como una de sus más fuertes motivaciones: el despojo de tierras.97 Además, como se v io en el capítulo anterior, tanto el desplazamiento como el despojo fueron

procesos de La Violencia en los Llanos.

No obstante, como ya se dijo, la carencia de títulos de propiedad era generalizada, y el gobierno del

13 de junio no parecía tener en cuenta este hecho. Si bien el tema de la devolución de tierras se debatió ampliamente en la prensa, la discusión giraba en torno a cómo proceder en aquellos casos

en que había ocurrido una transacción. Es dec ir, en aquellos casos en que, bajo intimidación, los

propietarios habían accedido a traspasar legalmente sus propiedades o las habían tenido que vender a un precio inferior al de mercado debido a la situación de orden público.98 Por el contrario,

en ningún caso se discutió cómo proceder ante la usurpación de las tierras que, antes de La

Violencia, habían estado ocupadas de hecho mas no de derecho. Así, en materia de tierras, la rehabilitación estaba dejando por fuera a la mayoría de la población del Llano.

Así pues, en esta sección se estudiaron las concepciones de v iolencia y rehabili tación y su institucionalización en la ORS. Los puntos fundamentales que se han querido destacar es que la

rehabilitación era ante todo una concepción económica en general, y agropecuaria en particular.

Además, no era una política con fines redistributivos: partiendo de la concepción de la paz como algo ya logrado, buscaba modernizar las técnicas de producción agropecuaria manteniendo la

estructura soc ial anterior a la v iolencia. Así, si bien se acerca a las concepciones minimalistas de la

construcción de paz, sus supuestos son diferentes. Finalmente, se ha mencionado que si bien la función principal de la ORS era otorgar créditos a las v íctimas de la v iolencia, tenía también

funciones legales, de higiene y de ayuda inmediata.

                                                                         97 Por ejemplo, Gonzalo Sánchez, “Violencia, guerrillas…”, op cit, pp.,  149‐150 98 Por ejemplo,  en “Al margen del 13 de  junio, la reconstrucción de los campos”, El Tiempo, junio 27 de 1953 se plantea  este debate.   

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2.2. El caso de los Llanos Orientales En este aparte se intentará dar cuenta de las medidas que, partiendo de las concepciones y la institucionalización estudiadas en el acápite anterior, se implementaron en los Llanos Orientales

durante lo que en esta monografía se ha llamado primera etapa de la rehabili tación (1954-1955). También se discutirá el punto de partida de la rehabili tación, tal y como estaba determinado por la

amnistía y por la imagen de los guerrilleros. Por último, se discutirá cómo se l levaron a cabo las

funciones secundarias de la ORS. Como se mencionó en el primer capítulo, la rehabili tación de los Llanos Orientales era una

contrapartida a la amnistía que se ofreció a las guerrillas de la región. Según Gonzalo Sánchez, las amnistías, tal y como se han verificado en la his toria de Colombia, han implicado un pacto de perdón

que tiene como contraparte el olv ido. Es decir, en las amnistías sólo se les ha ex igido a los

“rebeldes” la entrega de las armas para ser perdonados; pero al tiempo que se han olv idado sus crímenes, también se han olv idado las razones de tipo socio-económico que tuv ieron para

levantarse en armas. 99

Para las guerrillas de los Llanos en 1953, Gilberto Alzate Avendaño afirmaba:

“No se les puede convertir en héroes de romancero y protagonis tas de leyenda, poniendo sus nombres en el acompasado galope de los valerosos llaneros o haciendo

para ellos crónicas de gesta […] Los ufanos reportajes y relatos sólo sirven para

exasperar a las v íctimas del estrago. No conviene olv idar que estuv ieron enfrentados hasta hace poco a los FFAA que les conceden ahora el perdón y el olvido”.100

Así mismo, Alfredo Duarte Blum, negociador princ ipal en la entrega de las guerrillas, afirmaba precisamente el día de la entrega: “Pedimos perdón y olv ido para lo pasado. Vamos a trabajar como

hermanos por una patria común”.101 Por tanto, es posible afirmar que gobierno y opinión pública

                                                                         99 “[…] rasgo estructural de la política colombiana […] es la forma perversa de encarar  la solución al conflicto armado: las guerras civiles entre  iguales del siglo XIX, y  la desigual de  la Violencia de  los cincuenta nos acostumbraron a  la  idea de que  la única manera de negociar era con  la expedición de una amnistía y en contraprestación  la simple dejación de  las armas y a  lo sumo  la satisfacción de  lo que podríamos  llamar algunas demandas políticas de baja  intensidad”. Gonzalo Sánchez, Guerras, memoria e historia, Medellín, La Carreta Editores; Universidad Nacional de Colombia, 2006, p. 118 100 “Perdón y Olvido”, Semana, Agosto 17,  101 “La Paz: 1200 días”, Semana, Septiembre 28 

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pedían un pacto de perdón y olv ido para acabar con las guerri llas del Llano y , por supuesto, éste

permeaba a la contraparte de la amnistía, la rehabili tación. Así, la rehabili tación partía del acuerdo tácito de desconocer los factores socio-económicos que hubieran podido incidir en el conflic to. En

otras palabras, tal y como se v io en el acápite anterior, la rehabil itación no tenía intenc iones redis tributivas. En gran medida, esto se relaciona con el hecho de partir de una amnistía.

Ahora bien, en lo que parecería ir en contra de una política de olv ido, se ha escrito mucho sobre cómo Rojas Pinilla fue el primero en tratar a los rebeldes como guerrilleros, es decir, como

adversarios políticos y no como bandoleros. Así, ha pasado a la his toria el saludo del general

Alfonso Duarte Blum en Yacopí: “Buenos días guerrilleros”.102 No obstante, al analizar en mayor detalle las declaraciones de los oficiales del gobierno, puede verse que la situac ión es diferente a la

que generalmente se supone. Por ejemplo, el minis tro de guerra afirmaba en septiembre de 1953:

“El indulto sigue v igente para los guerrilleros, es decir para quienes han combatido por ideales. Los guerril leros, quienes se lanzaron a luchar por el derrocamiento de un régimen, no tienen ya nada que

justifique su actuación porque es régimen no ex iste”.103 Es decir, el gobierno entendía su

levantamiento armado como la oposición a un régimen, no como obedeciendo a factores socio-económicos. Por tanto, la rehabili tación, una vez solucionado el problema político, no tendría por qué

ocuparse de reformas estructurales. Esta concepción del movimiento guerrillero era otro de los

puntos de partida del gobierno que habría de incidir en la rehabili tación.

Por otro lado, en la entrega de las guerril las del Llano también debe analizarse la forma en que eran

concebidos los guerrilleros indiv iduales, los seres humanos. Por ejemplo, Semana afirmaba: “Teniendo como marco de la escena la llanura il ímite [ilimitada] y con un cuadro humano de

seiscientos hombres desharrapados, desnutridos, tostados por el sol, magros y semidesnudos

[…]”.104 Así, los guerrilleros del Llano eran v istos, ante todo, como sujetos hambrientos y famélicos. En implantar esta concepción fueron importantes los reportes de Jorge Bejarano, quien con ojos de

                                                                         102Russell Ramsey, Guerrilleros y Soldados, op cit., p. 230 103 “Entrevista al  minguerra”, Semana, septiembre 14.  El mismo Rojas seguía  este argumento en 1975: “Es  la misma  cosa. Ambos grupos de guerrilleros han estado contra el Gobierno, éstos contra el Frente Nacional,  los otros contra el Gobierno de Laureano; de manera que es el mismo origen, por eso se ve que quieren entregar las armas”. “Las Guerrillas del Llano y otras cosas más”, Revista de Historia, Vol 1, no. 1, 1975.  104“La noche quedó atrás”, Semana, septiembre 14 de 1953 

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médico sólo veía la enfermedad y la desnutrición105, así como también los de la periodista alemana

Anna Kipper, presente el día de la entrega: “…armados de fusiles los más variados, inclusive del siglo pasado, vestidos con las más abigarradas indumentarias, a veces sin camisa, descalzos y casi

todos desdentados […]”.106 Esta imagen de los guerri lleros es fundamental para entender la primera etapa de la rehabili tación. La idea de la poblac ión receptora como una población que necesita

atención en los niveles más básicos será fundamental en el desarrollo de la iniciativa pues

determinará las medidas asis tencialistas que la caracterizaron. Aunque es probable que esta concepción de los guerrilleros no correspondiera exactamente con la realidad, es necesario tenerla

en cuenta. 107

Así pues, el punto de partida de la rehabili tación de los Llanos Orientales comprendía un pacto de

olv ido y una concepción de los guerril leros como enemigos de un gobierno, la cual se contraponía a

nivel indiv idual con la idea del guerrillero como un sujeto famélico. Pues bien, fue desde esta posición mental desde la cual la Oficina de Rehabili tación y Socorro dio inicio a la que en esta

monografía se ha l lamado primera etapa de la rehabili tación. En primer lugar, desde el 9 hasta el 24

de septiembre, es decir, durante el proceso de entrega de las guerri llas, la ORS repartió drogas, ropa, alimentos y un pequeño auxilio económico, tanto a los guerrilleros que se entregaron como a la

población civ il.108 Además, el mismo Jorge Bejarano brindó atención médica a los guerrilleros que se

estaban desmovilizando y a los civ iles que los acompañaban.109 Sin duda, la presencia de la imagen del guerri llero famélico, así como la falta de intenciones redis tributivas, son ev identes en este primer

paquete de ayuda.

                                                                         105“[…]  lo que vio, con ojos de clínico, con mirada de patriota, el médico Bejarano. Muchos de  los hombres, muchos de los chiquillos, casi  todas  las mujeres que por años permanecieron en  los montes como animales  feroces, eran, en  el  momento de presentarse ante las autoridades, literalmente “sacos de huesos” para quienes la muerte se había tardado  en llegar [...]”.“La noche quedó atrás”, Semana, septiembre 14 de 1953. Gonzalo Sánchez también hace esta observación en Gonzalo Sánchez, “La Violencia: de Rojas al Frente Nacional”, Gonzalo Sánchez, “Violencia, guerril la y  estructuras agrarias”, en  Jaime  Jaramillo; Álvaro Tirado;  Jorge Orlando Melo;  Jesús Antonio Bejarano, Nueva Historia de Colombia Bogotá, Planeta, 1989, p. 161 106 “Lo que he visto en los Llanos”, Eco Nacional, 15 de septiembre de 1953  107En primer  lugar debe  tenerse en cuenta el  fenotipo promedio de  los habitantes del  llano en  la época, señalado por Jane Rausch: hombres delgados y de piel oscura y  resistente,  lo cual se deriva  tanto de las características del trabajo de Llano como de la dieta básica de la región, rica en proteínas. Además, los autores que estudian el movimiento guerril lero  de los Llanos coinciden en señalar que una de las ventajas de las guerrillas frente a las fuerzas oficiales era  su capacidad de mantener  provisiones.  Así,  si  bien  los  llaneros de  la  época  presentaban  los  rasgos  que  les  llaman  la  atención  a Bejarano y Kipper, esto no necesariamente era síntoma de desnutrición. 108 Presidencia de  la República, Secretaría Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit., p. 13 109 “Reconstrucción un drama ignorado”, Semana, octubre 12 de 1953  

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En esta misma línea, un segundo contingente fue env iado más tarde. El informe de labores

cumplidas hasta el 31 de diciembre por la Oficina lo presenta así: “Septiembre a Noviembre: Son despachados toda clase de aux ilios para el Yopal, la Jefatura Civ il y Militar de los Llanos Orientales y

la región del Yaguará en el Departamento del Huila”.110 Sin embargo, más allá de la descripción escueta, el significado total del envío de esta ayuda se entiende sólo al observar la instancia en la

que se produjo: la v isita de la hija del Presidente, María Eugenia Rojas, a los Llanos Orientales. El 7

de octubre de 1953, María Eugenia llegó a San Luis, Casanare, con una comitiva oficial en la que se encontraban Jorge Bejarano, el minis tro de salud y los secretarios generales del ministerio de

fomento y de trabajo. En la v isita, fue la señorita Rojas quien repartió los alimentos, los

medicamentos y la ropa entre los habitantes de San Luis. A su vez, éstos le hicieron un homenaje presentándole bailes típicos y otras manifestaciones de gratitud. 111

La v isita recibió un gran cubrimiento por parte de la prensa nacional. Éste estaba centrado en la hija del Presidente, quien en ese momento no tenía ningún cargo en el gobierno, y en las

manifestaciones de gratitud de los Llaneros. Por ejemplo, durante varios días los periódicos más

importantes del país exhibieron la foto de María Eugenia repartiendo comida a los niños de la región. Este despliegue mediático da la idea de la importancia política que tenía la rehabili tación de los

Llanos Orientales. No se trataba solamente de repartir algunos auxilios sino de capitalizar

políticamente el hecho o, más ampliamente, la región. Como se ha dicho varias veces, La Violencia en los Llanos adquirió dimensiones enormes. Pues bien, el gran prestigio de Rojas al principio de su

mandato descansaba, en gran medida, en haber sido el presidente que había pacificado la región.112

Por tanto, cada acto relac ionado con la rehabili tación fue engrandecido por el gobierno y por los medios afectos a él.

Tras la v isita de María Eugenia Rojas, la O ficina de Rehabil itación y Socorro empezó a llevar a cabo la política de préstamos que se estudió en el capítulo anterior. Ésta se implementó entre octubre de

                                                                         110Presidencia de  la  República, Secretaría  Nacional de  Acción Social y Protección  Infantil,  Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit., p. 13  111“Regresó de los Llanos la comitiva encabezada por María E. Rojas”, Eco Nacional, octubre 9 de 1953  112 En las dos principales obras sobre Rojas, La Danza de los Millones y Colombia: un estudio de política contemporánea, aunque partiendo cada una de una de diferente postura  frente al  régimen  (Fluharty es apologista mientras Martz se mantiene crítico), existe un supuesto básico. Éste es que el gobierno de Rojas  tiene un punto de quiebre  fundamental: en un primer momento vivió una "luna de miel" en la que gozaba de gran prestigio y después, a partir de finales de 1954 y principios de 1955, enfrentó creciente oposición. De hecho, esta periodización parece ser  el  eje  articulador de sus trabajos.  

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1953 y diciembre de 1954 y a su cargo estuvo un “representante v iajero” de la Caja Agraria. 113 Es

decir, un funcionario de esta entidad recorrió los Llanos Orientales y , con un representante de la ORS, levantaron censos de los damnificados y les concedieron los préstamos correspondientes. En

total, la Caja Agraria concedió 8.928 préstamos por un total de 7.381.355 pesos, dis tribuidos como se muestra a continuación:

Región Unidad admin N° de pr éstamos Cantidad Promedio

Acacías Intend. Meta 1.141 775.000 679

Arauca Comisaría Arauc 653 1.055.075 1.616

Arauquita Comisaría Arauc 149 170.450 1.144

Barranca de Upía Intend. Meta 112 67.000 598

Boca de Monte Intend. Meta 1.261 694.300 551

Cravo Norte Comisaría Arauc 80 110.500 1.381

Cumaral Intend. Meta 262 163.700 625

Guamal Intend. Meta 177 97.950 553

Hato Corozal Casanare 99 205.400 2.075

Medina Intend. Meta 551 359.550 653

Monterrey Casanare 248 154.250 622

Nunchía Casanare 151 52.850 350

Orocué Casanare 112 80.050 715 Paz de Ariporo Comisaría Arauc 73 149.400 2.047

Puerto López Intend. Meta 124 84.600 682

Puerto Saiz Intend. Meta 41 21.500 524

Restrepo Intend. Meta 1.577 1.205.800 765

Rondón Comisaría Arauc 157 198.650 1.265

San Luis de Palenque Casanare 302 358.450 1.187

San José del Guaviare Guaviare 25 19.100 764

Támara Casanare 25 114.450 4.578

Tauramena Casanare 132 95.150 721

Tame Comisaría Arauc 485 542.300 1.118

Uribe Intend. Meta 22 11.500 523

Villavicencio Intend. Meta 764 474.750 621

Yopal Casanare 205 119.630 584

Total 8.928 7.381.355 1.036

Tabla 2: Préstamos otorgados por la Caja Agraria a diciembre 31 de de 1954 Fuente: Presidencia de la República, Secretaría Nacional de Acción Social y Protección Infantil, Oficina de Rehabilitación y Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS desde su fundación hasta el 31 de diciembre de 1954, Bogotá, Editorial Minerva, 1954 Las columnas unidad administrativa y monto promedio fueron agregadas por la autora.

                                                                         113 “La Caja Agraria y la  Rehabilitación Llanera”, Economía Colombiana, junio de 1954 

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Varias cosas pueden observarse a partir de la distribución de los préstamos. E n primer lugar, el rango de los préstamos promedio va desde 350 pesos en Nunchía hasta 4.578 en Támara. Es decir,

hay una variación importante entre las regiones. Sin embargo, la dispers ión no es tan amplia si se tiene en cuenta que según el decreto 1725, los préstamos otorgados podían ser hasta de 40.000

pesos. En este sentido, ni siquiera el monto promedio más alto está cerca al monto máximo posible.

Así mismo, el promedio de los montos promedio es de 1.036 pesos, el cual está aún más lejos del monto máximo. Por tanto, puede concluirse que la mayoría de los préstamos otorgados fueron

préstamos relativamente bajos. De hecho, según el Informe de la ORS a diciembre 31 de 1954,

5.623.980 pesos habían sido prestados con garantía del Estado, mientras que sólo 1.757.375 habían sido otorgados con garantía hipotecaria. 114 Es decir, la mayoría de los préstamos, el 76% , fueron por

montos menores a 500 pesos.

Como se había indicado en el primer aparte, los préstamos más altos estaban diseñados para

beneficiar a los hacendados. De hecho, la descripc ión que hace la rev ista de la contraloría

(Economía Colombiana) sobre los usos que los diferentes tipos de beneficiarios daban a sus créditos en San Luis de Palenque, refuerza esta conclusión:

“[…] pudieron acreditar su condición ante la O ficina de Rehabili tación y Socorro y luego obtener de la Caja A graria, con garantía personal, préstamos de dinero que les

permitieron hacerse a los más urgentes elementos. Comisiones especiales de

inspectores y peritos evaluadores, sobre el terreno, constataron también las necesidades apremiantes de sal, herramientas, drogas veterinarias y otros artículos

indispensables para la rehabili tación de las fincas ganaderas. Los préstamos

efectuados con este fin permitieron la rápida reocupación por los dueños exilados, la adquisición de bestias y demás animales de trabajo, y la pronta reorganización de los

hatos”.115

                                                                         114 Presidencia de  la República, Secretaría Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit., p. 37 115 “La Caja Agraria y la  Rehabilitación Llanera”, Economía Colombiana, junio de 1954. Cursiva de la autora.   

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En otras palabras, los préstamos de 500 pesos (con garantía personal) eran util izados para cubrir

necesidades básicas, mientras que los de mayor cuantía (40.000 pesos con garantía hipotecaria) permitían reconstruir las fincas ganaderas. Por tanto, el hecho de que no se hubiesen otorgado

muchos préstamos por cuantías altas parece contradecir la conclusión de Barbosa Estepa, para quien el gran benefic iado de la rehabil itación fue el latifundio.116

También en contra de lo que afirma Barbosa, Gonzalo Sánchez sostiene que en el otorgamiento de los créditos podía observarse una concepción paternalis ta, que se trataba de ayudas minúsculas

encaminadas a solucionar situaciones indiv iduales, tendiendo un velo sobre las verdaderas

dimensiones sociales del problema. 117 De acuerdo a la dis tribución de los préstamos, esta parece ser la situación. Además, está en línea con lo que se dijo anteriormente sobre la rehabili tación: el

pacto de olv ido, su concepción de los guerrilleros (tanto su falta de reiv indicaciones sociales como

su carácter de sujetos que necesitan ayuda en sus necesidades inmediatas), su falta de atención a la redis tribución, etc. De hecho, la prioridad para el gobierno nacional eran a tal punto los créditos de

menor cuantía que cuando la Caja Agraria en jul io de 1954 se v io obligada a reestructurar su

sistema de préstamos pues había excedido el presupuesto destinado para tal fin, suprimió los créditos a largo plazo y con garantía hipotecaria y continuó con los de garantía del gobierno. 118

La dis tribuc ión de los préstamos también llama la atención por el contraste entre las promesas de modernización de la ganadería con las que se había dado inicio a la rehabili tación, y la falta de

énfasis en el otorgamiento de créditos con ese fin, es decir, aquellos de mayor cuantía. Como lo

sugiere la reestructuración obligada del programa, se trataba de una promesa muy ambiciosa que debió ser abandonada progresivamente, sobre todo a medida que la crisis económica se abatía

sobre el país.119 No obstante, la ganadería seguía presente en el discurso y , en la siguiente etapa de

la rehabili tación s í se tomarían medidas que buscaban su modernización.

                                                                         116 Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros…, op cit., pp. 236‐247 117 Gonzalo Sánchez, "Violencia, guerrilla…", op cit., p. 160‐161 118 “Crédito”, Semana, 5 de julio de 1954 119 En 1955 los precios internacionales del café se desplomaron, sumiendo el país en una crisis económica. Por supuesto, ésta hizo que el  gobierno Rojas perdiera capacidad  de maniobra,  tanto por  falta de  recursos como por  la creciente oposición. Según Kalmanovitz y López, esta  fue  la  razón  la caída. Por supuesto, se  trata de una  reducción economicista pero da  idea de  la magnitud de  la crisis. Para ver  el ef ecto de  la crisis sobre el  régimen de Rojas véase: Vernon Lee Fluharty, La danza de los millones, Bogotá, Áncora Editores, 1981. 

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Ahora bien, conviene notar que para el caso de los Llanos Orientales, la Ofic ina de Rehabili tación y

Socorro declaró “toda la región” como zona afectada por La Violencia. 120 Esto contrasta con el enfoque seguido por la Oficina en otras regiones, en las que se esforzó en separar, municipio por

municipio, las áreas afectadas de las no afectadas. Por ejemplo, en el Tolima, región también devastada por La Violenc ia, la ORS señaló 26 áreas muy específicas como zonas afectadas por la

v iolencia. 121 Así, el enfoque totalizador en los Llanos llama la atención, sobre todo teniendo en

cuenta que los actos de guerra en el Llano se concentraron ante todo en Casanare y en menor medida en Arauca, mientras que en la Intendencia del Meta el efecto fue relativamente poco.

De hecho, la paradoja de la declaración de toda la región como zona afectada por la v iolencia aumenta al estudiar la dis tribuc ión de los préstamos por unidad adminis trativa. La intendencia del

Meta obtuvo un total de 6.032 préstamos por 3.955.650 pesos, la comisaría de Arauca 1.597 por

2.226.375 pesos y , finalmente, la ORS otorgó a la prov incia de Casanare 1.274 préstamos por 1.180.230 pesos. Dicho de otro modo, cada una de las entidades administrativas recibió los

siguientes porcentajes de la ayuda: Unidad % de pr éstamos % del total

Intendencia del Meta 67,6% 53,6%

Casanare 14,3% 16,0%

Comisaría de Arauca 17,9% 30,2%

Tabla 3: Distribución porcentual de los Préstamos de la ORS Elaborada por la autora con base en la tabla anterior

Casanare, la región más afectada por La Violencia, recibió la menor proporción de la ayuda, tanto en monto total prestado como en número de préstamos. Por su parte, la Intendencia del Meta,

escenario marginal de los enfrentamientos, recibió la mitad del total del dinero y casi el 70% de los

préstamos. En otras palabras, la dis tribución de los préstamos no se corresponde en absoluto con el grado en que cada unidad adminis trativa fue afectada por La Violenc ia, sino todo lo contrario.

                                                                         120 Presidencia de  la República, Secretaría Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit., p. 36 121 Presidencia de  la República, Secretaría Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit., pp. 34‐5 

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Así las cosas, todo parece indicar que ex istían otros criterios para el otorgamiento de préstamos,

además del “procedimiento sumario para ser reconocido como damnificado”.122 Siguiendo la propuesta de una rehabili tación netamente económica, en esta monografía se argumenta que dichos

criterios eran también de este carácter. Como se dijo anteriormente, para 1946 el desarrollo económico de los Llanos Orientales era desigual, y las brechas no hicieron sino aumentar con el

impacto diferenciado de La Violencia que afectó más a Casanare y Arauca que eran, de entrada, las

zonas más pobres. Además, como también se mencionó antes, la rehabili tación debe entenderse como parte de un proyecto de desarrollo de los Llanos Orientales que había comenzado en 1930

con la república liberal y del cual la Intendencia del Meta había sido la que más se había

beneficiado. Por tanto, tiene sentido que la rehabili tación de los Llanos Orientales, ligada como estaba a un proyecto de desarrollo rural, escogiera beneficiar a la zona con mayor potencial

económico. Finalmente, vale la pena resaltar que este problema de la diferenc iación en la

rehabilitación es ignorado por la totalidad de los autores que se aprox iman al tema, probablemente influenciados la homogenización que supone hablar de “los Llanos Orientales”.

Retomando nuevamente las discusiones teóricas sobre construcción de paz, estos estudios señalan que una de las formas en que las iniciativas pueden fallar es cuando su “agenda económica oculta”,

es decir, el modelo de desarrollo al que responden, es contrario al establecimiento de la paz.123 En

cuanto a los préstamos de la ORS, no se trató tanto de que esta agenda de desarrollo rural fuera contraria a la paz, sino que sus objetivos y los de reconstrucción no coincidían. Es decir, no era

contrario a la paz en los Llanos el que la Intendencia del Meta obtuv iera recursos, pero no era lo que

debía resultar de acuerdo a los objetivos trazados para la rehabili tación. No obstante, la rehabilitación no sería plenamente comprensible si no se tuv iera en cuenta que está articulada a un

proyecto más amplio. Así, la categoría de “agenda económica oculta” es útil para analizar la

rehabilitación.

Ahora bien, además de otorgar estos préstamos que terminaron beneficiando a la Intendencia del

Meta, debe recordarse que tal como se mencionó en el aparte anterior, las labores de rehabil itación de la ORS no consis tían solamente en otorgar créditos. Por tanto, la Ofic ina también se ocupó de la

                                                                         122 Presidencia de  la República, Secretaría Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit., p. 15 123 Angelika Rettberg,  “Diseñar el futuro…", op cit., p. 24 

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reconstrucción de Yacopí, Cundinamarca, pueblo destruido por La Violencia. Por supuesto, esto es

ajeno al tema de esta monografía. Sin embargo, debe tratarse puesto que permite matizar la preferencia absoluta del gobierno del 13 de junio por los Llanos Orientales, defendida por varios

autores. 124 Así, para la construcción de la Aldea Modelo o Caso Piloto de Yacopí, derroche de planeación, en dic iembre de 1954 se había iniciado el movimiento de tierras de las calles y estaban

ubicados los campamentos de interventoría, contratis tas y obreros con el acueducto y casino

respectivo. Además, la ORS había llevado a cabo el desmonte de bosque y cafetales y se había construido una carretera de acceso. Al final, la aldea modelo contaba con 160 edificac iones

adjudicadas a damnificados, al municipio y a las entidades públicas. Para la colocación de la primera

piedra, el 5 de junio de 1954, asis tieron el minis tro de guerra, el gobernador de Cundinamarca, el obispo de Zipaquirá y la Federación Nacional de Cafeteros, la cual había partic ipado en su

financiación. 125

Mientras en Yacopí estaba ocurriendo todo esto, San Luis de Palenque, corregimiento de Casanare

que también fue completamente destruido por La Violencia, enfrentaba una situación bastante

diferente: el teniente Hugo Gamboa, oficial del batallón de Páez, emprendió sin apoyo oficial su reconstrucción. Para octubre de 1953 el poblado contaba con algunas casas de palma y caña, planta

eléctrica, kioscos, gallera, un puesto médico, una escuela y un almacén de v íveres.126

Posteriormente, en junio de 1954, podía vanagloriarse de un avaluador permanente de la Caja Agraria, encargado de v iajar hasta los hatos ganaderos para examinar los semovientes ofrecidos en

prenda, y se estaba gestionando el establecimiento de una seccional permanente.127 Sin duda, el

contraste entre Yacopí y San Luis de Palenque es grande y muestra que si bien los Llanos Orientales obtuv ieron grandes beneficios de la rehabil itación, ello no implica que en absolutamente

todo hayan sido ganadores.

Finalmente, en materia de restitución de tierras, ¿cómo avanzó la Oficina de Rehabili tación y

Socorro? Por un lado, para diciembre de 1954 había rec ibido 599 expedientes para estudio por el

                                                                         124 Véase sobre  todo Gonzalo Sánchez, "Violencia, guerrilla…", op cit., y Alfredo Molano, Amnistía y Violencia, Bogotá, CINEP, 1980  125 Presidencia de  la República, Secretaría Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit., pp. 5‐6 126 "Alimentos, ropa y drogas lleva Ma. Eugenia a los exilados", Eco Nacional, 22 de octubre de 1953 127 “La Caja Agraria y la  Rehabilitación Llanera”, Economía Colombiana, junio de 1954 

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Departamento Jurídico. De éstos, 54 provenían de las Intendencias y Comisarías, y sólo 11 de ellos

correspondían a li tigios por tierras usurpadas (los demás se referían a cuestiones de registro ante industria y comercio).128 Este reducido número de casos presentados por las Intendencias muestra

que, tal como se dijo en el acápite anterior, el enfoque no era adecuado para la realidad de estas unidades adminis trativas caracterizadas, por lo menos en el caso de los Llanos Orientales, por

carencia generalizada de títulos de propiedad. En otras palabras, pocas personas podían presentar

litigios pues pocas personas contaban con títulos.

Así las cosas, en este aparte se intentó dar cuenta de las medidas que constituyeron la primera

etapa de la rehabili tación. En primer lugar, se mostró cómo estás partían de un pacto de perdón y olv ido y de una concepción de los guerrilleros como enemigos de un régimen y como sujetos

famélicos. Posteriormente, se estudió la dis tribución de los préstamos de la Oficina de Rehabil itación

y Socorro. Por un lado, ésta tenía un sesgo a favor de los préstamos pequeños, lo cual está en consonancia con el punto de partida definido. Por el otro, los créditos se concentraron en la

Intendencia del Meta como resultado de la “agenda económica oculta” de la rehabil itación. De modo

complementario, también se trató de matizar la idea de una preferencia absoluta de los Llanos Orientales durante el gobierno del 13 de junio.

                                                                         128 Presidencia de  la República, Secretaría Nacional de Acción Social y Protección  Infantil, Oficina de Rehabilitación y  Socorro, Informe de las labores realizadas por la ORS…, op cit, p. 40 

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Capítulo 3: La Rehabilitación como proyecto de desarrollo: 1955-1957

A partir de 1955, y más exactamente a partir del discurso de Rojas Pinilla en Villav icencio el 22 de enero, el enfoque de la rehabili tación de los Llanos Orientales cambió. De la política de pequeños

créditos que se estudió en el capítulo anterior, el gobierno del 13 de junio pasó a considerar un plan

de desarrollo para la región. De hecho, la Oficina de Rehabili tación y Socorro dejó de ocuparse de la región tras su absorción por SENDAS129 en septiembre de 1955, y el gobierno nacional y los

gobiernos locales pasaron a ser los ejecutores de la rehabilitación. En el mencionado discurso,

Rojas habló de la construcción de carreteras, fomento de la industria petrolera, puestos de salud, hospitales, escuelas, hidroeléctricas e incluso de industrialización. Hasta las medidas para fomentar

la ganadería y la agricultura, centro de atención de la rehabili tación desde el princ ipio, prometían

tener desde ahora un ímpetu renovado, tal y como lo sugería el anuncio de la creación de la Federación de Ganaderos que Rojas incluyó en su alocución. Además, si ya parecía innegable que

el gobierno nacional estaba comprometido con el progreso de la región, su promesa de hacer del

Meta un departamento fue el sello definitivo.130

¿Por qué se operó este cambio de enfoque? En primer lugar, como ya se ha dicho varias veces,

debe entenderse la rehabili tación en el marco de una duración más larga. En su faceta de plan de desarrollo, la rehabili tación era parte del proyecto iniciado por República Liberal. Además, un hecho

de finales de la presidencia de Alberto Lleras Camargo hizo aún más apremiante su culminación. En

1948 en Belencito, Boyacá, fue fundada la Acería Paz del Río, empresa en la que se basaba la fe en la industrial ización del país. A propósito de esta empresa, en un memorial de 1953 en el que pedía

planes a favor de la colonización del Llano, decía el Intendente de Arauca:

                                                                         129 La Secretaría de Acción Social y  Protección Infantil (SENDAS) fue creada  en septiembre de 1955, bajo la  dirección de María Eugenia Rojas de Moreno. Se convirtió en  la organización estatal encargada de  la Asistencia Social. Contaba con departamentos  de  higiene,  nutrición,  salud  y  vivienda,  entre  otros.  Incluso  llegó  a  desarrollar  un  seguro  de  vida  campesino. Lamentablemente, además de señalar  la  intención de hacer de María Eugenia una versión colombiana de Evita Perón, SENDAS  y sus  realizaciones han sido poco estudiadas por  la historiografía nacional.  Por conversaciones informales,  la autora sabe que  la Universidad del Valle está  llevando a cabo un proyecto en ese sentido. Sin embargo, más esfuerzos son necesarios.     130 “Mantendré  inalterables  los postulados de  la Paz,  Justicia y Libertad: Rojas Pinilla”, Diario de Colombia, 27 de enero de 1955 

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“Si Paz del Río va a desplazar el centro industrial del país del occidente hacia el oriente,

o por lo menos a establecer una situación de equilibrio entre la producción industrial del algodón y la producción industrial del hierro y el acero, es también conveniente que se

busque un equilibro paralelo entre lo que se ha llamado “civ ilización de la cordillera” y estas vacantes tierras del Llano”. 131

Por tanto, lograr un grado mayor de desarrollo en los Llanos Orientales era fundamental pues se

confiaba en que alrededor de la siderúrgica se iba a dar un rápido proceso de industrialización. En otras palabras, en tanto potencial despensa de materias primas y mercado para lo producido,

mejorar el nivel de v ida en el Llano era imperativo.

A lo largo del capítulo se intentará mostrar que el nuevo modus operandi de la rehabili tación también

estuvo motivado por la intención del gobierno de Rojas de fomentar la colonización de los Llanos

Orientales. Para mediados de los años 50, la región del Meta, en particular Villav icencio y el área del Ariari (Granada, Cubarral, San Martín, San Juan de Arama, ver Anexo 4 para mapa del Ariari), era

una de las zonas más dinámicas del país en cuanto a la incorporación de la frontera agrícola.132

Como se dijo anteriormente, desde finales del siglo XIX, atraídos por las posibilidades del auge agroexportador, colonos provenientes de las regiones altas habían empezado a llegar a la región,

expandiendo la frontera agrícola a través de la colonización. Posteriormente, en la década de 1920,

el crecimiento económico de la zona de influencia de Villav icencio atrajo un nuevo flujo migratorio, el cual se incrementó con la construcción de la carretera Bogotá-Villav icencio. Finalmente, entre 1950 y

1953, campesinos provenientes de Tolima y Caldas llegaron, sobre todo a la región del Ariari,

buscando refugio de La Violencia.133

                                                                         131 "Colonización Llanos Orientales". Archivo General de la Nación. Fondo Presidencia, Carpeta 6, Caja 277.  132 Por supuesto, este movimiento hacía parte de un  fenómeno nacional de expansión de  la  frontera agrícola. Desde mediados del siglo XIX,  la presión demográfica y  las posibilidades de agroexportación habían  llevado a  la  redistribución de  la población  rural  de  las  tierras altas.  Alrededor de 1930, con  la presión sobre  la   tierra y   los conflictos agrarios, baldíos de Cundinamarca, Huila, Cauca, Valle y Antioquía empezaron a ser colonizados. Así mismo, la apertura de las vías  Pitalito‐Florencia y Medellín‐Turbo facilitó la colonización del Caquetá y Urabá, respectivamente. Finalmente, entre 1950 y 1960, el Magdalena Medio, Caquetá, Putumayo y por supuesto el Ariari,  fueron  las  regiones de mayor vitalidad. En  este proceso  jugaron un papel  fundamental  tanto  la creciente mecanización de  la agricultura como el desarrollo de La Violencia. Catherine LeGrand, “Los antecedentes agrarios de  la violencia…”, op cit., Myriam  Jimeno, “Los procesos de colonización, siglo XX”, en:  Jaime  Jaramillo; Álvaro Tirado;  Jorge Orlando Melo;  Jesús Antonio Bejarano, Nueva Historia de Colombia Bogotá, Planeta, 1989, pp.381‐386 133Raymond  Crist,  “Panorama  del  poblamiento  en  el  piedemonte  oriental  colombiano”,  en:  Universidad  Nacional de Colombia; Centro de estudios para el desarrollo, Seis aportes para el estudio de la colonización en Colombia, Bogotá, CID, 1974, pp. 23‐26; Oscar Londoño, La Colonización del Ariari, Villavicencio, Siglo XX, 1989, pp. 20‐496  

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Ante la concentración de la propiedad por un lado y los campesinos sin tierra por el otro, con los conflic tos que la situación conllevaba. Por supuesto, el apoyo a la expansión de la frontera agrícola

también obedecía a consideraciones económicas. Así, en 1930 empezó a apoyar la expansión de la frontera en el Magdalena Medio, Catatumbo y Bahía Solano, entre otros. Cuando La Violencia

empezó a insinuarse, los esfuerzos se institucionalizaron. Precisamente en 1948 se creó el I nstituto

de Parcelaciones, Colonizaciones y Defensa Forestal, cuya función era parcelar la tierra y apoyar la colonización espontánea mediante la creación de colonias agrícolas. 134 Por su parte, el gobierno de

Rojas demostró su posición favorable a la colonización desde 1953 cuando liquidó ese Instituto,

cuya labor había sido casi nula, y creó el Instituto de Colonización e Inmigración para reemplazarlo. A diferencia de la institución anterior, ésta debía concentrarse en la colonización dirigida. 135 Más allá

del éx ito que no tuvo, lo que interesa destacar es que el gobierno del 13 de junio apoyaba la

colonización, y una de las regiones que estaba en la mira era el Llano. Desde el discurso de Villav icencio, Rojas afirmaba que el “progreso” de la región se iría dando “a medida que la

colonización avance”.136

Así pues, este capítulo busca dar cuenta de esta nueva etapa de la rehabili tación. Como primer

objetivo, se intentará hacer un inventario de las medidas que integraron esta nueva etapa de la

rehabilitación. Por tanto, el capítulo tiene un componente descriptivo importante. Por supuesto, también se tratarán de mostrar algunos puntos. En primer lugar, que un poderoso eje articulador de

las medidas tomadas en este periodo fue la intención del gobierno de Rojas de fomentar la

colonización de los Llanos Orientales. Se propone también que durante esta etapa de la rehabilitación, tanto el gobierno central como los gobiernos locales fueron agentes fundamentales,

teniendo éstos últimos una relativa autonomía para dar forma al proyecto. En esta etapa, la

rehabilitación fue la renovación de los esfuerzos tanto del gobierno central como del local, así como de actores privados, todos aglutinados alrededor de la idea de rehabili tación. Este un aspecto

completamente inexplorado en la bibliografía sobre el tema, la cual, con el supuesto implícito del

                                                                         134 Darío Fajardo, Espacio y Sociedad: formación de las regiones agrarias en Colombia, Bogotá, Corporación Colombiana para la Amazonía Araracuara, 1993, pp.191‐192; Myriam Jimeno, “Los procesos de colonización…”, op cit., pp. 381‐386 135 Sin embargo,  tal y como el  Instituto de Parcelaciones, casi desde el momento mismo de su nacimiento empezó a  padecer una muerte  lenta por  falta de  fondos y corrupción. Eventualmente pasó a ser parte de  la Caja Agraria, para  después  pasar  a  llamarse  Consejo  Nacional  de  Inmigración,  a  cargo  del Ministerio  de  Relaciones  Exteriores,  la  Caja Agraria y el Sistema de Inteligencia Colombiano. Semana, 22 a 29 de marzo de 1957. 136 “Mantendré inalterables los postulados de paz, justicia y libertad”, Diario de Colombia, enero 23 de 1955 

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populismo de Rojas, está centrada en su persona. Finalmente, se discutirán temas que figuraron en

el capítulo anterior. Por un lado, el efecto diferenciado de la rehabili tación en el Meta, Casanare, Arauca y Vichada. Nuevamente, se argumentará que la Intendencia del Meta fue la más favorecida

y , en particular, Vil lav icencio. Por el otro, cómo la rehabil itación estaba indisolublemente ligada a un proyecto económico y político más amplio, el proyecto político de Rojas.

3.1. Salud Uno de los frentes de los que se ocupó la segunda etapa de la rehabili tación fue la salud, entendida

sobre todo como un requisito para lograr la colonización del Llano. Como lo señala Jane Rausch,

éstas eran uno de los problemas más apremiantes del Llano y uno de los obstáculos más grandes a la colonización pues las perspectivas de muerte disuadían a los potenciales colonos.137 De hecho, la

relac ión entre salud y colonización es mencionada en las fuentes de la época. Por ejemplo, el

comisario del Vichada afirmaba en 1956: “Si tenemos en cuenta la bondad y fertilidad de sus tierras, hoy ya sanificadas, llegamos a la conclusión de que el Vichada puede llegar a ser la solución para

un sinnúmero de ciudadanos que en el interior del país se encuentran sin derrotero fijo de activ idad

laboral […]”.138 Es decir, las medidas de salud eran concebidas como un requisito para atraer colonos.

Las iniciativas de salud pretendían atacar dos frentes. En primer lugar, los intentos estaban orientados al control de las enfermedades que afectaban a los Llanos en proporc iones alarmantes:

fiebre amarilla, malaria, anemia tropical, tuberculosis, enfermedades venéreas, disentería y

parásitos, todas relacionadas con deficiencias higiénicas. Por ejemplo, los ofic iales estimaban que el 70% de la población de Casanare se enfermaba durante la temporada de lluv ias. 139 En segunda

instancia, la rehabili tación también pretendía hacer frente a la carencia crónica de centros de

atención. Tanto en Meta como en Casanare, un solo hospital debía atender a toda la población y Jane Rausch l lega a describir la situación en términos que rayan en lo increíble.140

                                                                         137Jane Rausch, “Villavicencio, Colombia,  1940‐2005: from frontier town to Metropolis”, Journal of Third World Studies,  Fall 2006, p. 1 138 "La Comisaría del Vichada un  remanso de paz desconocido y olvidado de  los Colombianos", Diario Oficial Segunda Época, 3 de enero de 1957 139Jane Rausch, The Llanos Frontier…, op cit p., 243; 315  140 “Cuando  los casanareños se enfermaban,  paleaban  los efectos con  remedios  tradicionales, consultaban  teguas o  compraban medicinas de contrabandeadas por “explotadores”. Si no podían ya  trabajar,  su único recurso era rogar por  caridad en las calles o  arrodillarse ante el  alcald e, quien  trataba  de buscar una solución para mantenerlos hasta que ‘el  destino decidiera su situación’”. Jane Rausch, The Llanos Frontier…, op cit p. 315    

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En primer lugar, el gobierno central creó la Flotil la aérea sanitaria de los Llanos Orientales Gustavo Rojas Pinil la, la cual contaba con dos av ionetas y un av ión Beaver que mov ilizaban un médico, un

odontólogo, un inspector sanitario y medicamentos. La flotilla recorría “todos los centros poblados” de la región brindando asis tencia sanitaria y transportaba a los enfermos más graves a los hospitales

de Villav icencio y Yopal.141 No obstante, su función más importante era colaborar con las campañas

de vacunación llevadas a cabo por el gobierno central en esta época. Entre éstas se destacan la campaña anti-tuberculosa, inaugurada por el ministro de salud y que esperaba vacunar a 70.000

personas en toda la región142; la campaña contra la fiebre amarilla, de tal magnitud que conllevó la

v isita a la región del premio nobel de medic ina de 1951, Max Theiler143; la campaña en contra de la malaria, que hacía parte de un plan más amplio para varias regiones del país 144; y la campaña

contra las “enfermedades comunicables” (de transmisión sexual). 145 Todas estas activ idades eran

coordinadas en gran medida gracias a la Jefatura de Salud Pública de las Campañas Sanitarias de los Llanos Orientales, establecida en Villav icencio por el gobierno de Rojas, exclusivamente con este

fin.

De estas campañas es interesante resaltar además su relación con organismos internacionales. Por

un lado, la Organización Mundial de la Salud financió una buena parte de la campaña “anti-

malárica”. Por el otro, la Fundación Rockefeller y el Serv icio Cooperativo Interamericano para la Erradicación y el Tratamiento Antimalárico, ofrec ieron cooperación investigativa en esa campaña y

en la que se llevó a cabo contra la fiebre amarilla.146 De hecho, esto concuerda con una

caracterís tica del gobierno de Rojas que es pos ible observar a partir del trabajo de fuentes primarias: sus esfuerzos por integrar a Colombia al sistema internacional. 147 Esto parece tener sentido por la

                                                                         141 “Decreto 0968 de abril de 1956”, Diario Oficial segundo trimestre 1956, p. 629; “Etapa de intenso progreso se vive en  los Llanos Orientales”, Diario de Colombia,  8 de diciembre de 1956 142 "En los llanos sólo se vive hoy una política: la  de  la Paz!", Diario de Colombia, agosto 26 de 1955; Semana, marzo 19 de 1956 143 "Vientos tempestuosos", Semana, agosto 6 de 1956 144 "El Hombre : Valor óptimo", Semana,  junio 6 de 1955 145Etapa de intenso progreso se vive en los Llanos Orientales”, Diario de Colombia,  8 de diciembre de 1956  146 Semana, « Vientos tempestuosos », agosto 6 de 1956 147 En esta  época de anti‐comunismo, son  frecuentes  los  titulares en  los que Rojas exalta a   las Naciones Unidas. Así mismo, es posible observar que concede mucha  importancia a  la OEA. Otras organizaciones, como CARE (organización de cristianos de estados unidos) y la FAO están estrechamente v inculados a SENDAS.  

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época en que transcurre su mandato, el fin de la segunda guerra mundial y el comienzo de la guerra

fría, pero, como tantos otros aspectos de su gobierno, ha sido poco estudiado.148

Ahora bien, para la sanificación del territorio, para hacerlo apto para la colonización al menos en términos de salud, era también necesario el establecimiento de instituciones que prestaran serv icios

de salud. Por tanto, el gobierno central emprendió la creación de puestos de salud en municipios,

corregimientos e inspecciones de polic ía. Así, por ejemplo, el 3 de junio de 1955 decretó la construcción de diez puestos de salud en la región, y se responsabilizó además por su

funcionamiento.149 Finalmente, para febrero de 1957 los Llanos Orientales contaban con los

siguientes puestos de salud, los salarios de cuyos empleados eran pagados por el gobierno central: Ubicación Unidad Cuenta con

Restrepo-Cumaral Intendencia del Meta Médico, Odontólogo, Inspector, 2 enfe rmeros aux iliares

Acacías-Cuamal Intendencia del Meta 2 enfermeros aux iliares, Inspector

San Martín Intendencia del Meta Médico, enfermero aux iliar, Inspector

Puerto López-Pachaquia ro Intendencia del Meta Enfermero aux iliar, inspector

Granada-La Playa-San Juan de Arama-Maní

Intendencia del Meta y

Casanare Médico, enfermero aux iliar, Inspector

Granada-La Pladro de Arimena Intendencia del Meta Médico, enfermero aux iliar, Inspector

Yopal-Aguazul-Tauramena Casanare Médico, enfermero aux iliar, Inspector

Paz de ariporo-La Chapa-Hato Corozal-Pore Casanare Médico, enfermero aux iliar, Inspector

San Luis de Palenque-Trinidad-Guanapalo-Macuco Casanare Médico, enfermero aux iliar, Inspector

Támara Casanare Médico, enfermero aux iliar, Inspector

Tame Intendencia de Arauca Médico, enfermero aux iliar, Inspector

Rondón-Cravo Norte Intendencia de Arauca Médico, enfermero aux iliar, Inspector

Arauquita Intendencia de Arauca Enfermero aux iliar

Villanueva Intendencia de Arauca Enfermero aux iliar

Maporillal Intendencia de Arauca Enfermero aux iliar

Tabla 3: Puestos de salud gestionados por el gobierno central, 1957. Fuente:, “ Decreto 0240 de 1957” , Diario Oficial primer trimestre 1957, p.554

                                                                         148 En este mismo sentido, una de las ideas para  la  rehabilitación de  los Llanos Orientales que fracasó fue la de  incluir la  región en  los planes de desarrollo elaborados por misiones extranjeras,  tales como el plan Lilenthall. Por ejemplo, en  octubre  de  1956,  una  comisión  del  Punto  IV  de  Naciones  Unidas  recorrió  la  Intendencia  del  Meta  haciendo recomendaciones para su desarrollo agrícola. Estas misiones eran típicas de la época de Rojas y el intento de incluir a  los Llanos en éstas muestra, una vez más,  la  inserción de  la   rehabilitación en un proyecto más amplio. Para  la  visita del  Punto IV véase "Sucursal de la Agraria se in augura el domingo”, Diario de Colombia, octubre 15 de 1955  149“Decreto 1538 de 1955”, Diario Oficial Segundo Trimestre de 1955, p. 1085  

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De estos puestos de salud vale la pena resaltar algunos puntos. En primer lugar, el gobierno central

disminuyó progresivamente su responsabilidad en su sostenimiento, dejándola en manos de las intendencias y comisarías. En la partida de 1956, por ejemplo, es posible observar que el Ministerio

de Salud no sólo paga los salarios de los empleados sino también por el funcionamiento y sostenimiento de los puestos. Así, es posible ver que el compromiso del gobierno local con la

rehabilitación es cada vez mayor.150 Adicionalmente, es necesario notar que nuevamente la

inversión fue mucho mayor en la Intendencia del Meta que en las otras dos unidades. Tal como lo afirmaba Luis Carlos Turriago, Intendente del Meta, la fundación de los puestos de salud se hizo

dónde la densidad de población lo ameritara.151 Es decir, el criterio de haber sido más o menos

afectado por La Violencia no era el único que estaba en juego al determinar la rehabil itación. En esta nueva etapa donde el desarrollo sucedió a la reconstrucción, este era un riesgo mayor pues el Meta

era, indudablemente, la región con mayor potencial.

Por otro lado, la distribución de estos puestos de salud también permite ver que la rehabilitación era,

ante todo, una iniciativa limitada. Cada uno de estos puestos debía cubrir un número bastante alto

de municipios, corregimientos e inspecciones de polic ía, siendo el caso más extremo era el de Paz de Ariporo-La Chapa-Hato Corozal-Pore. Podría pensarse que esto generaba problemas. Pues bien,

ex iste un caso documentado, y es el del puesto de salud de Restrepo-Cumaral. Dado que las quejas

sobre la insuficiente dotación del puesto de salud eran abundantes 152 y que “[…] la experiencia ha demostrado allí que un solo médico no puede atender satis factoriamente los serv icios de ambos

municipios”153, el gobierno central decretó que el puesto de salud fuera utilizado solamente por los

residentes de Cumaral, encargando a otra entidad de los habitantes de Restrepo. 154 Si bien la orden fue ignorada, lo importante es resaltar que los problemas eran ev identes y que la construcción de 15

puestos de salud no puede entenderse como la solución a los problemas del Llano.

Además de las campañas sanitarias y los puestos de salud, la rehabili tación de los Llanos también

incluyó la construcción de hospitales. En Villav icencio se construyó el Hospital Antituberculoso de

San Antonio que contaba con 36 camas para adultos y 10 para niños, así como con elementos

                                                                         150 “Decreto 0968 de abril de 1956, Diario Oficial segundo trimestre 1956, p. 629 151 "Etapa de intenso progreso se vive hoy en los Llanos Orientales", Diario Oficial Segunda Época, diciembre 8 de 1956 152 Diario de Colombia, abril 9 1956  153 “Decreto 1877 de agosto de 1956”, Diario Oficial tercer trimestre 1956 154 Idem   

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quirúrgicos y de rayos X, lo cual permitía realizar allí exámenes generales, vacunación y

hospitalización.155 Además, se amplió el Hospital de Montfort, llegando éste a tener tres plantas y capacidad para 400 camas. 156 En Yopal, frente a 50 periodis tas inv itados, fue inaugurado el Hospital

Municipal. Contaba con capacidad para 40 camas, 4 médicos, 2 dentis tas, 5 enfermeras religiosas y 5 ayudantes y tuvo un costo de 200.000 pesos que contrasta con el valor de la reconstrucción del

Hospital de Montfort (2.5 millones de pesos). 157 Así mismo, en Vichada se fundó el 20 de mayo de

1956 el Hospital S an Juan de Dios en Puerto Carreño, basado en el Hospital San Juan de Dios de Bogotá que prestaba serv icios de inyectología, curaciones, farmacia, maternidad, cirugía y

traumatología. 158 Por su parte, los hospitales en Arauca brillan por su ausencia.

Debe resaltarse que “El Hospital de San Antonio es una obra construida con la colaboración de toda

la ciudadanía, diversas entidades y el gobierno nacional”159. Es decir, si bien el gobierno central

financió y ejecutó una parte de la obra, el gobierno local y algunos particulares también colaboraron. Así mismo, fue la Intendencia del Meta, no el gobierno central, la que financió y ejecutó las obras en

el Hospital de Montfort. De esta forma puede verse por primera vez que la rehabili tación de los

Llanos Orientales no es, como se asume en la li teratura al respecto, una inic iativa exclusiva del gobierno nacional centrada en la figura de Rojas, sino que tomó la forma de una acción conjunta

entre intereses locales y nacionales, unidos en torno a la idea de rehabili tar la región.

Finalmente, además de colaborar en las obras del gobierno nacional, la labor de los gobiernos

locales puede tomarse como una repetición en pequeña escala de las medidas analizadas hasta

ahora. La Intendencia del Meta construyó 18 puestos de salud de menor tamaño que los del gobierno nacional y llevó a cabo campañas contra las “enfermedades comunicables”, de salud

materno-infantil y nutricional, de higiene dental, de educación sanitaria y de sanidad ambiental. Vale

la pena resaltar además que estas campañas trabajaban en conjunto con las nacionales, sobre todo a través de su uso de la flotilla aérea.160 En Casanare, el comisario esperaba construir centros de

salud en Paz de Ariporo, Agua Clara y San Luis de Palenque y esperaba contar para ello con la

                                                                         155 "El Hospital San Antonio será uno de los mejores del país", Diario de Colombia, agosto 26 de 1955 156 "Etapa de Intenso Progreso se vive en los Llanos Orientales", Diario Oficial Segunda Época, diciembre 8 de 1956 157 "La obra de los ´Tigres de Yopal’", Diario de Colombia, mayo 9 de 1956 158 "La Comisaría del Vichada un  remanso de paz desconocido y olvidado de  los Colombianos", Diario Oficial Segunda Época,  enero 3 de 1957 159 "El Hospital San Antonio será uno de los mejores del país", Diario de Colombia, agosto 26 de 1955  160" El medio y el hombre", Semana, abril 23 de 1956 

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colaboración del gobierno central. 161 Por último, para Arauca y Vichada no se tiene información, lo

cual puede deberse a la dificultad para encontrar fuentes locales en Bogotá.

Así pues, las medidas de rehabili tación relacionadas con la salud ilustran varios de los puntos discutidos en la introducción al capítulo. En primer lugar, están articuladas alrededor de la

colonización, pues lo que se buscaba con ellas era, en términos generales, hacer de la región un

lugar en el que los nuevos colonos pudieran, l iteralmente, v iv ir. Además, la agencia del gobierno local en la rehabili tación es ev idente en el aumento progresivo de la responsabilidad frente a los

puestos de salud, en su participación en la financiación de hospitales y en la repetición en pequeña

escala de las activ idades del gobierno nacional.

3.2. Obras Públicas Otro de los frentes que intentó cubrir la rehabili tación de los Llanos Orientales fue el mejoramiento de las "centros poblados de la región"; es decir, de los municipios, corregimientos e inspecciones de

polic ía. Aunque los logros fueron muy limitados en general, el gobierno nacional y el intendencial

alcanzaron un éx ito considerable en Villav icencio, orientados en gran medida por la promesa de la creación del Departamento del Meta, hecha por el Presidente Gustavo Rojas Pinilla en su discurso

de enero en dicha ciudad. 162 Adicionalmente, el estudio del plan de obras públicas de Villav icencio

permite estudiar en detalle la relación entre gobierno central y gobierno local planteada por la rehabilitación, la cual define el carácter de esta etapa de la rehabili tación. En primer lugar, la rehabili tación de los Llanos Orientales intentó llevar serv icios públicos a la población urbana (municipios, corregimientos, etc.) de los Llanos Orientales. En particular, se

preocupó por la electrificación y por construir acueductos. Así, la Intendencia del Meta instaló plantas

eléctricas en Granada, San Pedro de Arimena, San Juan de Arama y San Martín163, y en sus planes de electrificación contaba con un ingeniero proporcionado por las Naciones Unidas. 164 En Vichada, la

comisaría instaló una planta eléctrica en Puerto Carreño y con fondos del gobierno nacional se

                                                                         161 "La obra de los tigres de Yopal", Diario de Colombia, 9 de mayo de 1956 162 "Mantendré inalterables los postulados de Paz, Justicia y Libertad", Diario de Colombia, enero 23 de 1955 163 Diario de Colombia, abril 9 1956;“Vastos programas”, Diario Oficial Segunda Época,  febrero 3 de 1957; “Recursos, más recursos”, Semana, octubre 1 de 1956; Semana, noviembre 26 1955 164  “Vastos  programas  de desenvolvimiento  económico  anuncia  el  coronel  Villamizar”,  Diario  Oficial  Segunda  Época, febrero 3 de 1957 

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construyó allí un acueducto. 165 Por su parte, el comisario de Casanare aseguraba que las obras que

dejaba en la región incluían “luz eléctrica en todos los munic ipios y corregimientos, agua por el sistema de motobombas en varias poblaciones […]”.166 Aunque esto es improbable, la afirmación

permite ver que, más allá de lo que efectivamente hubiera logrado, en Casanare ex istían los mismos planes que para el resto de la región. Además, y también con fondos del gobierno nacional, se

construyó un acueducto en Tame.167 Finalmente, en Arauca (ciudad) se construyó un acueducto y,

lamentablemente, no se tienen fuentes sobre acciones a favor de la electrificación. 168

Además de serv icios públicos, la rehabilitación conllevó la construcción de varios edificios y de otras

obras que apuntaban a la transformación urbana. En Vichada se l levó a cabo la construcción de un “moderno edificio” para la aduana, otro para la sub-seccional del SIC, otro para la Comisaría y otro

que funcionara como casa y ofic ina del corregidor. De igual forma, se construyeron tres puentes que

intentaban hacer frente a las inundaciones que hacían que la ciudad fuera intransitable en inv ierno. 169 En Arauca se construyó el edificio de la Intendencia170 y en 1957 ésta terminó la

construcción de un chircal (fábrica de ladrillos) para “[…] para lograr iniciar obras públicas en grande

escala […]”171. Finalmente, en Casanare se construyeron algunas casas curales y capillas.172 Además, la comisaría reconstruyó Aguazul, pueblo destruido por La Violencia.173

Así mismo, el gobierno nacional y los gobiernos locales abordaron el problema de la v iv ienda. En total, la Corporación Nacional de Serv icios Públicos construyó 279 casas en la Intendencia del Meta

o, más exactamente en la zona de influencia de Villav icencio. De éstas, 212 eran v iv iendas rurales

mientras que 67 eran urbanas, todas en Villav icencio. La adminis tración de Turriago también donó 95 lotes urbanos en Villav icencio, de 300 varas cada uno, para que algunos empleados públicos de

la intendencia pudieran construir allí sus v iv iendas. Este era un esfuerzo netamente local y en

                                                                         165"La Comisaría del Vichada, un remanso de paz desconocido por los colombianos", Diario Oficial Segunda Época, enero  3  de 1957;“Por  el  cual se  aprueban  los  planes  de  fomento municipal  de  los Departamentos  de  Huila  y  Boyacá  y  la comisaría del Vichada”, Diario Oficial tercer trimestre de 1955, p. 1149. 166 "Coronel Efraín Villamizar Flórez hizo entrega de Casanare", Diario Oficial Segunda Época, febrero 2 de 1957 167 “Se aprueban unos planes de fomento municipal”, Diario Oficial Segundo Trimestre 1955, p.787 168 Idem  169 "La Comisaría del Vichada, un remanso de paz desconocido por los colombianos", Diario Oficial Segunda Época, enero  3 de 1957  170 “Hasta la frontera llegan hoy las obras del actual gobierno”, Diario Oficial Segunda Época, mayo 10 de 1956 171 “En la Intendencia de Arauca adelantan obras de progreso”, Diario Oficial Segunda Época, enero 12 de 1957 172 "Coronel Efraín Villamizar Flórez hizo entrega de Casanare”, Diario Oficial Segunda Época, febrero 2 de 1957  173 " Informe especial (Rueda de prensa en Yopal)", Semana,  mayo 14 de 1956 

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conjunto con el capital privado pues se esperaba que los empleados mismos aportaran los recursos

para la construcción de sus casas.174 Finalmente, la Intendencia Nacional de Arauca l levó a cabo la construcción de la Urbanización “Thelmo Acevedo” (dicientemente, nombre del Intendente de

Arauca) que constaba de 50 casas para “gentes pobres”.175

Es ev idente que pese a las grandes promesas y a que los esfuerzos deben ser reconocidos, sobre

todo en materia de acueductos, las obras públicas enumeradas anteriormente no constituyen una transformación sustancial de la v ida en los Llanos Orientales. Las iniciativas en materia de serv icios

públicos, renovación urbana y v iv ienda fueron pocas y concentradas. No obstante, la ganadora

indudable del plan de obras públicas de la rehabili tación fue Villav icencio, y es posible dec ir que en esta ciudad sí se operó una transformación ostensible. En palabras de Jane Rausch, la rehabil itación

preparó a la ciudad para el boom económico que habría de v iv ir en años posteriores.176

En primer lugar, vale la pena decir que el eje articulador de las iniciativas de renovación de

Villav icencio está claro en las palabras pronunciadas por Efraín Villamizar, I ntendente de Arauca

hasta 1956, cuando fue nombrado jefe civ il y militar de los Llanos Orientales: “[…] adelantar lo antes posible una transformación planeada de la capital del Meta […] un programa urbanístico y de

embellec imiento de la capital del Meta ya que de seguir como está será muy difíci l que en un futuro

este territorio nacional pueda ser elevado a la categoría de departamento”.177 En otras palabras, lo que se buscaba era preparar la infraestructura de la ciudad para responder a los retos y al

crecimiento que traería la esperada creación del departamento del Meta. Por supuesto, esto

conllevaba criterios tanto de funcionalidad como de embellecimiento.

Así, el 10 de nov iembre de 1955 la Intendencia del Meta comenzó la construcción de un “Palacio

Intendencial” para los empleados y oficinas públicas. 178 Terminado, el edificio contaba con 5 plantas, cada una con un área cubierta de 1.200 metros cuadrados, y había costado 1.5 millones de

pesos. 179 Esta era una de las primeras necesidades que debía satis facer la c iudad para convertirse

                                                                         174 “ La escuela activa”, Semana, enero 28 de 1957 175 “En la Intendencia de Arauca adelantan obras de progreso”, Diario Oficial Segunda Época, enero 12 de 1957 176Jane Rausch, From Frontier Town  to Metropolis: A history of Villavicencio, Colombia, since 1842, Plymouth, Rowman and Littlefield Publishers, 2007 177 “Coronel Efraín Villamizar entrega Casanare”, Diario Oficial Segunda Época, febrero 2 de 1957 178 “Contrato”, Diario Oficial primer trimestre 1956, p. 834 179 "Etapa de intenso progreso se vive en los Llanos Orientales", Diario Oficial Segunda Época, diciembre 8 de 1956 

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en una capital de departamento, y de hecho es claro que esta era la intención de los “Villavos”: "Por

eso cuando se trató de modernizar el nuevo edificio donde tradic ionalmente habían residido los intendentes, se proyectó el salón para la asamblea, se tuvo en cuenta un amplio despacho para el

gobernador […]”.180 En este mismo sentido, la intendencia también adelantó la construcción de una catedral, edificio distintivo de las capitales de departamento. 181

Otras mejoras de la infraestructura de la ciudad consis tieron en la creación del primer sis tema de transporte urbano (buses desde los barrios de la periferia hasta el centro), la pav imentación de

algunas calles, la construcción de una plaza de mercado “[…] de indudable conveniencia higiénica,

fiscal y económica”182, el matadero público, un edificio para el cuerpo de bomberos, la nomenclatura de las calles de la ciudad y la canalización de algunos caños que cruzaban la ciudad, poniendo

avenidas y prados a los lados y puentes por encima. En cuanto a serv icios públicos, se renovó y

amplió el sis tema de alcantari llado que anteriormente sólo cubría la mitad de la ciudad, casi se duplicó la disponibilidad de energía eléctrica en la región, pasando de 625 Kv a 1175 Kv, y se

construyó la segunda etapa del acueducto municipal. Finalmente, la intendencia también se

preocupó por mejorar el aspecto de la ciudad con obras tales como la construcción del primer parque de Villav icencio, el parque Santander, otros parques menores, y una glorieta con jardines

frente al Palacio Intendencial. 183

Así, la rehabili tación fomentó el crec imiento que ya se venía presentando en Villav icencio a causa

del crecimiento económico de la Intendencia del Meta. Pasó de ser una ciudad de 28.000 habitantes,

44 calles, 122 tiendas, 3 carnicerías y 20 cantinas, a una ciudad con parques, avenidas, ciudades numeradas y edificio intendencial que para principios de la década de 1960 contaría con 45.000

personas. Por supuesto, el crecimiento iba aparejado con desarrollo económico, jalonado por

industrias como B avaria (establecida en la ciudad en 1946) y la Compañía Licorera del Llano, fundada en 1961. Según Jane Rausch, este crecimiento se produjo debido a que Villav icencio era la

Puerta del Llano. Tal y como con las obras públicas, lo que se argumenta en esta monografía es que

                                                                         180 "Gobernador a la vista », Semana, julio 9 de 1956 181"Esperando la llave", Semana, octubre 8 de 1956  182 “Resolución ejecutiva 17 de 1956”, Diario Oficial primer trimestre de 1956, p. 309 183 “El alcalde relámpago”, Semana,  abril 16 de 1956; “Villavicencio se prepara para ser capital de departamento”, Diario  de Colombia, agosto 26 de 1955; “Periodismo Llanero”, Semana, junio 11 de 1956; “Solución a vitales problemas anuncia el alcald e Torrente G.”,  Diario de Colombia,  agosto 26 de 1955; “Vastos programas de desenvolvimiento económico anuncia el coronel Villamizar”, Diario Oficial Segunda Época, febrero 3 de 1956 

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Villav icencio no era el centro del Llano, sino que en gran medida la rehabili tación la confirmó en esta

posición. No en vano, para principios de los 60, la ciudad era la ciudad era la segunda en crecimiento demográfico, superada solamente por Valledupar.184

En este sentido, vale la pena resaltar la descripción que en mayo de 1956, es dec ir ya habiendo

transcurrido buena parte del gobierno del 13 de junio, hacía un corresponsal de Semana sobre

Yopal: “Cuando se v iaja en av ión desde Bogotá […] se distingue cerca a un monte empinado, un pequeño grupo de casas de zinc, de paja y de aluminio. Al aterrizar en la pis ta arenosa […]”.185 Sin

duda, las obras l levadas a cabo en Villav icencio y la imagen que uno puede hacerse de la ciudad

después de recopilarlas, contrastan con este recuento. Así, mientras Villav icencio prosperaba gracias a la rehabili tación, otras zonas de los mismos Llanos Orientales, afectadas más que ésta por

La Violencia, se mantenían en condiciones precarias. En otras palabras, la construcción del centro

del Llano no se llevó a cabo sólo mediante el ascenso de Villav icencio sino mediante el descenso relativo de otros lugares.

Ahora bien, habiendo enumerado las obras llevadas a cabo en Villav icencio, estudiar la forma en que fueron financiadas y ejecutadas permite ver la interacción entre el gobierno nacional y el local en

la rehabili tac ión de los Llanos Orientales. De hecho, muchas siguieron el modelo planteado por la

construcción del acueducto de Villav icencio y por eso éste será el ejemplo que se analizará. En primer lugar, la necesidad de ampliarlo era constantemente expresada. Por ejemplo, en agosto de

1955, tanto el Intendente del Meta como el Alcalde de Vil lav icencio presentaron la necesidad de una

solución rápida al problema. 186 Para responder a sus peticiones, el gobierno nacional le otorgó la intendencia el monto de 125.000 pesos; 187 sin embargo, también autorizó al municipio para contratar

un empréstito por 250.000 pesos con destino a la construcción del acueducto y la red de

distribución. 188

                                                                         184Jane Rausch, “Villavicencio, Colombia, 1940‐2005…”, op cit., pp. 1‐7   185 “Informe especial (Rueda de prensa en Yopal)”, Semana, mayo 14 de 1956  186 “ Solución a vitales problemas anuncia el alc alde Torrente G.”, Diario de Colombia, agosto 26 de 1955; “En los Llanos sólo existe una política: la de la Paz!”, Diario de Colombia, agosto 26 de 1955 187 “Se aprueban unos planes de fomento municipal”, Diario Oficial Segundo Trimestre 1955,  p.787 188 “Resolución ejecutiva no 106”, Diario Oficial Segundo Trimestre 1955,  p.309. 

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En otras palabras, esta etapa de la rehabili tación contó con acciones tanto del gobierno nacional

como del gobierno local y se trató de un conjunto de iniciativas en la que la responsabilidad era compartida. No obstante, el gobierno local era siempre el encargado de la ejecución de los recursos.

Además, debe resaltarse que la iniciativa surgió del gobierno intendencial, no de Rojas Pinilla o alguna otra persona en la capital. En este sentido, la rehabili tación puede verse como la atención y

la ayuda a las iniciativas locales, más que como la imposición de un plan determinado desde el

centro, lo cual permite entender su carácter fragmentado y no del todo coherente con los planes enunciados por Rojas Pinilla. De hecho, esto es lo que explica que pese a la retórica de la

rehabilitación agrícola y ganadera que se trató en el capítulo anterior, las obras urbanas hubiesen

sido tan importantes. Por supuesto, dada la condic ión de las Intendencias y Comisarías, este modo de proceder no implicaba una completa autonomía.189

No obstante, algo que muestra que la intención del gobierno de Rojas era dar fuerza a los territorios nacionales es decreto 1741 de 1955. De acuerdo a esta orden ejecutiva, los Intendentes y

Comisarios tendrían, además de las func iones que en los departamentos ejerc ían los gobernadores,

las de las Asambleas Departamentales. Es decir, tendrían funciones legislativas además de ejecutivas. Así mismo, en lugar de los concejos Municipales en los municipios de las Intendencias y

Comisarías funcionaría una Junta Asesora, compuesta por tres miembros de libre nombramiento y

remoción por parte del Intendente o Comisario, lo cual aumentaba notablemente su autoridad. Finalmente, el decreto establecía que los contratos que celebraran los intendentes hasta por 30.000

pesos y los comisarios hasta por 5.000, no necesitarían la aprobación del gobierno nacional. 190

Por supuesto, el decreto no eliminaba la prov isión según la cual todas las medidas que dictaran los

intendentes requerían la aprobación del gobierno nacional, representado en ese caso por el

Departamento de Intendencias y Comisarías. No obstante, es claro que ex istía la intención de dar mayor autonomía y poder a las entidades territoriales, lo cual está en consonancia con la

                                                                         189  Las  Intendencias  y  Comisarias  eran  entidades  jurídicas más  limitadas  que  los  Departamentos.  Podían  recoger  impuestos y asignarlos, pero el gobierno nacional  tenía  injerencia  en su destinación. Así mismo, éste  tenía  poder de discreción  para  aprobar  los  empréstitos  y  los  planes  de  fomento,  a   través  del   Departamento  de  Intendencias  y  Comisarías del Ministerio de Gobierno. No obstante,   intendentes y  comisarios podían gestionar su presupuesto con diferentes ministerios, sin tener siquiera  que informarle al Departamento de Intendencias y Comisarías. Finalmente, no  contaban  con  representación  electoral  en  los  cuerpos  colegiados,  pero  el  Gobierno  Central  estaba  obligado  a  concederles un auxilio monetario.  190“Normas para las intendencias y comisarías”, Diario Oficial tercer trimestre de 1955, p. 136  

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interpretación de la rehabili tac ión que se hace en esta monografía. Además, es conveniente resaltar

que medidas como esta, concernientes a la relación de Rojas con las regiones de frontera, no son mencionadas con ninguna de las obras que se ocupan de su gobierno, centradas en Bogotá y la

oposición del bipartidismo. Lamentablemente, esta cuestión también remite a la ausencia de una historia del gobierno territorial que señala Jane Rausch.191

Así pues, la rehabili tac ión de los Llanos Orientales en esta segunda etapa puede definirse, en primer lugar, como la fuerza del gobierno nacional apoyando las iniciativas de los gobiernos locales. Sin

embargo, el gobierno central conservaba algo de su capacidad de dar forma a las medidas, sobre

todo a través del Departamento de Intendencias y Comisarías. Además, debe tenerse en cuenta que los gobernantes locales en esta época, fueran intendentes o comisarios, eran nombrados por el

ejecutivo y eran miembros de las Fuerzas Armadas. Por tanto, el gobierno central contaba con

mecanismos para influenciar las dec isiones locales, pero éstas seguían gozando de algún grado de autonomía. Así, las palabras de Luis Carlos Turriago son las que mejor definen esta situación: “[…]

insistió que había cumplido con su deber como intérprete de la voluntad del presidente Rojas Pinilla,

cumpliendo los postulados del jefe del Estado: paz, Justicia y Libertad, utilizando la cooperac ión que le prestó el gobierno, las entidades oficiales y los hombres de trabajo del Llano”.192 Había

lineamientos pero también la posibilidad de interpretarlos, y se trataba de una política en la que las

responsabil idades eran compartidas.

Ahora bien, otro punto que merece destacarse de la renovación de Villav icencio es que muestra la

contraparte de una situación de mayores recursos en manos del gobierno local para una región de frontera. Por ejemplo, en 1955, un grupo de trabajadores de las obras públicas de Villav icencio

env iaron un memorial al Presidente Rojas Pinilla en el que se quejaban de:

“[…] haber sido desalojados por gentes que con carácter de empleados superiores […]

han formado rosca […] obreros que decían no tenían trabajo ni cabida en las obras

                                                                         191Jane Rausch, Colombia: el gobierno territorial…, op cit., pp. xv‐xx  192 Semana, « Concepto Global », enero 14 de 1957, pp.8 

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públicas municipales. También se quejaban en el mismo memorial del rechazo de

Planos por la Secretaría de Obras Públicas”.193

Se trataba, pues, de que los empleados públicos estaban controlando los recursos y beneficiando a un cierto grupo de personas mientras que excluían a otras tanto de la posibilidad de trabajar como

de aportar ideas para la rehabil itación. Por tanto, de esta queja se desprende que la afluencia de

dinero a través de la rehabil itación, sumada a la autonomía del gobierno local en su ejecución, podían reforzar el caudillismo y el gamonalismo que según Barbosa eran típicos del Llano. En otras

palabras, los gamonales del Llano utilizaron su influencia para penetrar el gobierno local, tal y como

estaban acostumbrados a hacerlo, y utilizaron los renovados recursos a los que así tenían acceso para reforzar su posición en la sociedad regional, dis tribuyéndolos entre sus clientelas. Si se acepta

el planteamiento de Barbosa pese a sus falencias, este refuerzo del gamonalismo es particularmente

contraproducente para la condición de proyecto de reconstrucción después de La Violencia de la rehabilitación pues según este autor, fue uno de los factores fundamentales en la organización de

las guerri llas.

Así las cosas, el estudio de los planes en materia de obras públicas de la rehabili tación es muy

interesante para el análisis. Muestra la primacía de Villav icencio en los planes de rehabili tación y , a

su vez, el efecto de ésta sobre la ciudad. En este caso, la rehabili tación contribuyó a la modernización de la ciudad. El análisis también resalta la importancia del gobierno local en esta

etapa, tanto en sus aspectos pos itivos (por ejemplo la autonomía), como en los negativos, tales

como la posibilidad de reforzar el caudillismo. Finalmente, aunque no está directamente relac ionado con la rehabil itación, otro de los puntos más importantes que se trataron en este acápite fue el

decreto 1741, sobre mayor autonomía a los territorios nacionales, y sus implicaciones.

3.3 Comunicaciones Para abordar el problema de las comunicaciones en los Llanos Orientales como parte de su

rehabilitación, el gobierno nacional y los gobiernos locales se ocuparon de cuatro frentes: correos, carreteras, aeropuertos y telecomunicac iones. Los dos primeros muestran la importancia que en

ambos niveles se le daba a la colonización de la región, así como la progresiva consolidación de                                                                          193 “De  la  jefatura civil y militar de  los Llanos Orientales”. Archivo General de  la Nación. Fondo Presidencia. Carpeta 18. Caja 27. 

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Villav icencio que conllevó la rehabili tación. Por su parte, la “Emisora SENDAS de los Llanos

Orientales” muestra la inserción de la rehabili tación en un proyecto determinado, el de Rojas. Finalmente, vale la pena resaltar la carencia de fuentes en cuanto a aeropuertos y demás

telecomunicaciones Como constantemente lo señala Jane Rausch, el problema de la falta de un correo confiable había

aquejado a los Llanos Orientales a lo largo de su his toria. De hecho, en varias ocasiones la autora describe la situación de forma bastante gráfica, resaltando todo lo que podía salir mal con un envío.

Pues bien, el gobierno de Rojas mostró un compromiso notable con esta situación. A lo largo de

1955 y 1956 el minis terio de comunicaciones llevó a cabo varios contratos con entidades de transporte, tanto aéreas como terrestres, para que establecieran un serv icio de correos con

frecuencias y estaciones definidas. Para mediados de 1956, la rehabili tación había llevado a la

creación de las siguientes líneas de correo:

Línea 1: por carretera. Estación 1 Estac ión 2 Fr ecuencia

Bogotá Villavicencio Diario

Quetame El Calvario Bisemanal

Villavicencio Restrepo Diario

Villavicencio Cumaral Diario

Villavicencio Acacías Diario

Villavicencio Colonia Penal de Acacías Diario

Villavicencio San Martín Diario

Villavicencio Puerto López Bisemanal

Tabla 4: Línea 1 de correos. Elaborada por la autora a partir de “ Contrato” , Diario Oficial Tercer Trimestre de 1955, p.127

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Línea 2: Por Av ión, con SAM. Los envíos eran realizados entre los puntos de destino. Destino Fr ecuencia

Villavicencio Una vez por semana

Arauca Una vez por semana

Yopal Una vez por semana

Nunchía Una vez por semana

Támara Una vez por semana

Puerto Rondón Una vez por semana

Tame Una vez por semana

Orocué Cada 15 días

Maní Cada 15 días

Aguaclara Cada 15 días

San Luis Cada 15 días

Hato de Corozal Cada 15 días

El Secreto Cada 15 días

Arauquita Cada 15 días

Fortoul Cada 15 días

Cravo Norte Cada 15 días

Puerto Carreño Cada 15 días

Pore Cada 15 días

Tabla 5: Segunda línea de correo de los Llanos Orientales Elaborada por la autora a partir de “ Contrato” , Diario Oficial segundo trimestre de 1955, p. 204 Línea 3: Correos del Casanare Estación 1 Estac ión 2 Fr ecuencia

La Uvita Chita Trisemanal

Chita Salina Bisemanal

Socha Támara Semanal

Sogamoso Labranzagrande Semanal

Labranzagrande Pisba No especifica

Paya Nunchía No especifica

Tabla 6: Tercera línea de Correos de los Llanos Orientales Elaborada por la autora a partir de “ Contrato” , Diario Oficial primer trimestre de 1956, p. 495

Lo primero que salta a la v ista en la dis tribución de estas líneas es la posición priv ilegiada que le

otorgan a Villav icencio. En cuanto a la red de correos por carretera, refuerza la posición de Villav icencio como centro pues desde allí se dis tribuyen correos a las demás zonas contempladas

dentro del plan. En el mismo sentido, es ev idente que de la combinación de las líneas 1 y 2,

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Villav icencio emerge como “la puerta del Llano” 194, para utilizar las palabras de Rojas. Es decir, la

ciudad era el único camino del correo del interior del país hacia los Llanos y de los Llanos hacia el interior. Por ejemplo, para un envío desde Pore hasta Bogotá, sería necesario env iarlo primero a

Villav icencio usando la línea 2, y después, desde Villav icencio, el paquete saldría hacia Bogotá uti lizando la línea 1. En cuanto a esto, es fundamental resaltar también que la línea 2 sufrió una

modificación en 1956. En el contrato original de 1955, Sogamoso estaba contemplado como

destino.195 No obstante, al año siguiente había desaparecido, lo que muestra consolidación definitiva de Villav icencio. 196

Además de los correos, el gobierno de Rojas también se preocupó por la construcción de carreteras. La primera medida al respecto consis tió en que el gobierno nacional otorgó a los Llanos Orientales

los beneficios de del plan nacional de carreteras. 197 Es decir, el gobierno central tomó a su cargo

algunas de las carreteras de la región. Como resultado, entre 1955 y 1957 el gobierno central financió las siguientes obras (página siguiente):

                                                                         194 “Mantendré inalterable los postulados de paz, justicia y libertad”, Diario de Colombia, enero 23 de 1955 195 “Contrato”, Diario Oficial segundo trimestre de 1956, p.204 196  Jane  Rausch muestra  cómo  el  lugar  de “Puerta  del  Llano”,  de  conexión de  los  Llanos  con  el  interior,  había sido ocupada  tradicionalmente por Sogamoso. En gran medida,  esto se debía a  la posición privilegiada de  la carretera del  Cusiana como  la salida más  fácil al  interior. No obstante,  la posición de esta carretera se vio desmejorada, entre otros factores, con la construcción de la carretera Bogotá‐Villavicencio, iniciada en 1932.  197 “En los Llanos Sólo Existe Hoy una Política: la de la PAZ !”, Diario de Colombia, agosto 26 de 1955 

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Carr eter a Obr a

Bogotá-Villavicencio Construcción variante en Cáqueza (mejora)

Bogotá-Villavicencio Ampliación carretera Cáqueza-Puente la Balsa

Bogotá-Villavicencio Construcción Guayabetal-Quebrada Colorada

Bogotá-Villavicencio Reconstrucción sector Cáqueza-Villavicencio

Villavicencio-Carretera del Sarare Ex ploración de la posible ruta

Villavicencio-Cúcuta Construcción de la vía

Villavicencio-San Martín Construcción de la vía

Villavicencio-San Martín Dos puentes sobre el río Humadea

Villavicencio-San Martín-Granada Puente sobre el río Ocoa

Villavicencio-Puerto López Construcción puente sobre el río Negrito

Puerto López-O rocué Habilitación completa de la vía

Villavicencio-Cumaral-Barranca de Upía Localización, trazado y desmonte

Aguazul-Nunchía-Pore Ex ploración, localización y trazado preliminar

Sogamoso-Casanare (Cuisiana) Localización vía únete-aguazul-maní

Sogamoso-Casanare (Cuisiana) Localización vía purificación-Cunday

Sogamoso-Casanare (Cuisiana) Localización vía San Antonio-Maní

Únete-Aguazul-Yopal Construcción Aguazul-Yopal

Tame-Carretera del Sarare Estudio, trazado y desmonte

Colonia-Sarare-Tame Construcción de la vía

Socha-Río Casanare-San Salvador Construcción de la vía

Tabla 7: carreteras financiadas por el gobierno nacional Elaborada por la autora a partir de: Diario Oficial, Semana, Diario de Colombia, Diario Oficial Segunda Época.

En primer lugar, conviene destacar la atención a la carretera Bogotá-Villav icencio. Nuevamente, la rehabilitación se preocupó por esta ciudad. Sin embargo, lo más importante de este plan de

carreteras es que revela la importancia de la colonización como eje articulador de la inic iativa. Por un

lado, ahora sería posible ir desde Bogotá hasta Granada, pasando por San Martín y Villav icencio. Por tanto, la carretera seguía los patrones de colonización (debe recordarse que Granada y San

Martín son parte del Ariari) y buscaba fomentarla, en tanto un paso fundamental para promover la

colonización es la creación de v ías de comunicac ión con el interior. 198 Por el otro lado, este plan de carreteras también comunicaba, a través de Villav icencio, a la región del Ariari con el Sarare y

Cúcuta, otros frentes de colonizac ión activos en la época. Como lo ha señalado Catherine LeGrand,

los colonos frecuentemente se mueven de un frente de colonización a otro más reciente, mejorando

                                                                         198 Raymond Crist, “Panorama del poblamiento…”, op cit., p. 20 

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sus condiciones económicas en el proceso.199 Así, este plan de carreteras buscaba atraer este tipo

de colonos de segunda generación. Incluso las fuentes de la época mencionan con júbilo la v inculación de los centros de colonización de Villav icencio y Cúcuta. 200

Ahora bien, además de Villav icencio y la Intendencia del Meta, el otro beneficiado de este plan v ial

fue Casanare, atendiendo casi que por primera vez al mayor damnificado de La Violencia. En primer

lugar, las obras ampliaron la penetración de la Carretera del Cusiana, llevándola hasta Maní y Cunday. Así mismo, mejoraron las comunicaciones entre Aguazul y otras regiones de la comisaría.

Con esta medida, la rehabili tación estaba ayudando a uno de los corregimientos más afectados por

La Violenc ia en Casanare: como se dijo anteriormente, fue totalmente destruido. Finalmente, el plan v ial también intentó comunicar a Casanare el Sarare a través de Tame, buscando la colonización de

los Llanos Orientales.

Por último, vale la pena destacar la carretera Socha-Río Casanare-San Salvador. En términos

generales, esta carretera comunicaba a Paz del Río con Arauca (Socha está ubicado a 20 Km de

Paz del Río). Ya para este momento se estaban realizando exploraciones petroleras en la región de San Salvador y Hato Corozal201, así que más que conectar estas regiones, la carretera buscaba el

acceso fácil de crudo a la siderúrgica. Esta es la única manifestación explícita de la importancia de

Paz del Río en los planes de rehabili tación, pero como se dijo anteriormente, la fundación de la acería fue un motor fundamental en los intentos de lograr un mayor desarrollo en los Llanos

Orientales.

Ahora bien, además de la construcción de carreteras a través de la figura de las carreteras

nacionales, en la rehabili tación también se pueden encontrar otras medidas a favor de las v ías de

comunicación: aquellas que buscaban la construcción de carreteras de penetración en la Intendencia del Meta. Es decir, carreteras que, a diferencia de las que se mencionaron arriba, buscaban conectar

                                                                         199  Catherine  LeGrand,  “Los  antecedentes  agrarios  de  la  violencia:  el  conflicto social en  la   frontera colombiana”,  en  Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda, Pasado y Presente de la violencia en Colombia, Bogotá, CEREC, 1986   200  “Acaba  de  iniciarse  la  construcción  de  la  troncal  villavicenco‐cúcuta  que  será  una  de  las  arterias  esenciales  del inmenso  territorio colombiano cubierto por el movimiento orientalista. La vía será un gran diagonal que buscará en  la medida de  lo posible  la  l ínea  recta para acortar   la  enorme distancia  entre  los dos grandes centros de colonización”. “Iniciaron la construcción de la troncal Cúcuta‐Villavicencio”, Diario de Colombia,  7 de mayo 1956  201 Al  respecto, pueden  revisarse en el Diario Oficial  las muchas propuestas de exploración y explotación presentadas y aprobadas por el Ministerio de Minas y Energía.   

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los poblados de la l lanura metense entre ellos mismos. Así, en octubre de 1956 el gobierno nacional

autorizó a la Intendencia para tomar un préstamo por 999.000 pesos, a cinco años, con el 5% de interés y pignorando las rentas del tabaco, empréstito con el cual se buscaba financiar las carreteras

de penetración. 202 Así mismo, Turriago gestionó una serie de préstamos con bancos de la ciudad y y otro con el Fondo de Estabilización, por 1.5 millones de pesos, una de cuyas aplicaciones sería

este rubro. 203 El Fondo era una agencia del gobierno central, encargada de estudiar y apoyar

económicamente los l lamados “planes de fomento” de los Departamentos, Intendencias y Comisarías.

Es claro entonces que la financiación estuvo a cargo de la intendencia, aunque siempre apoyada y promovida por el gobierno central y sus agencias, lo cual muestra un modo de proceder similar al de

las obras públicas y , en un sentido más amplio, el funcionamiento descentralizado de la

rehabilitación que se discutió en el aparte anterior. De hecho, en un contrato típico de construcción de carreteras de penetración, la intendencia dejaba claro que era ésta la que definía las condiciones.

Por ejemplo, los contratos mencionaban la ex istencia de un modelo de construcción que se había

adoptado en la intendencia y la definición y regulación de la obra por parte de la secretaría de obras públicas intendenciales. 204 En este contexto, las carreteras de penetración que se construyeron

fueron las siguientes:

Carr eter a Longitud

San Martín -Cubarral-río Aria ri No informa

Granada-Río Ariari 5 Km

Humadea-San Luis de Cubarral 12 Km

Acacías-Barranco-La Loma 7 Km

Villavicencio-Río Ocoa 17 Km

Villavicencio-Puerto Porfía 64.5 Km

Indostán-Puerto Porfía 15 Km

Bavaria-Puente Ospina 6 Km

Pompeya-Río Negro 4 Km

Tabla 8: Carreteras de penetración Intendencia del Meta Fuente: Diario Oficial Segunda Época, “ Etapa de intenso progreso se vive en los Llanos Orientales” .

                                                                         202 “Resolución ejecutiva no 151 de 1956”, Diario Oficial tercer trimestre 1956,  p.305 203“Recursos y más recursos”, Semana, octubre 1 de 1956 204 Por ejemplo, “Contrato”, Diario Oficial primer trimestre 1957,  p.418 

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A partir de este plan v ial es clara, nuevamente, la importancia de la colonización. Como en el caso

de las carreteras nacionales, las primeras cinco carreteras de penetración siguen el patrón de colonización, mejorando las comunicaciones dentro de la zona del Ariari. De hecho, el mismo

Turriago hacía explícita la intención: “El gobierno Intendencial ha tenido especial preocupación […] por las carreteras de penetración, como factor fundamental del desenvolv imiento de la

colonización”.205 Por otro lado, este sis tema v ial también garantizaba el abastecimiento de

Villav icencio pues la región del Ariari era su zona de influencia y proveedora de materias primas.206 Así, este plan de carreteras también reforzaba la pos ición de la capital de la Intendencia.

Por otro lado, la rehabili tación de los Llanos Orientales también comprendió la fundación de aeropuertos, siguiendo el patrón que Rojas Pinilla llevó a cabo en todo el país, lo cual muestra que la

rehabilitación no se puede desligar del proyecto político que la produjo. 207 Lamentablemente, no ha

sido pos ible encontrar dónde se fundaron tales aeropuertos pues las fuentes sólo mencionan su construcción (“y la construcción de aeropuertos en los Llanos”208) pero no especifican ni su ubicación

ni sus caracterís ticas. Lo mismo ocurre con los v iajes comerciales hacia la región. Solamente se

tiene información sobre un v iaje semanal de Bogotá a P uerto Carreño, municipio que antes sólo tenía conexión con el interior cada mes. 209

Finalmente, la rehabili tación se ocupó de las telecomunicaciones. En primer lugar, tanto el gobierno central como los gobiernos locales distribuyeron equipos de radio (5.000 para toda la región),

establecieron puestos de Marconi (radioteléfonos), y aumentaron el número de proyectores de

cine. 210 Tal como en el caso anterior, no se conocen detalles. Por su parte, en Villav icencio, la Intendencia financió la ampliación de la línea de teléfonos para 500 aparatos adicionales.

Ahora bien, vale la pena resaltar que los radiotransmisores fueron dis tribuidos por la Secretaría de Acción Social y Protección Infantil, SENDAS, aunque “[…] por conducto de los respectivos jefes

                                                                         205“Etapa de intenso progreso…”, Diario Oficial Segunda Época, 8 de diciembre de 1956, p. 2 206 “Recursos y más recursos”, Semana, octubre 1 de 1956 207 Vernon Lee Fluharty, La danza de los millones…, op cit. 208 Diario Oficial Segunda Época ,“Hasta la frontera llegan hoy las obras del actual gobierno”, 10 de mayo de 1956 209 “Meta Ocasión Calva”, Semana, abril 9 de 1956 210 “Informe especial…”, Semana, mayo 14 de 1956 

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civ iles y militares de Arauca, Meta y Casanare”.211 Detrás de la acción de la secretaría ex istía un

objetivo específico: que la “familia llanera colombiana” pudiera sintonizar la “Emisora SENDAS de los Llanos Orientales” transmitida desde Yopal. Para la Secretaría Nacional de Acción Social, la emisora

era una de sus más importantes realizaciones pues así lograba contribuir al esfuerzo del gobierno del 13 de junio en la rehabili tación de la región. 212 Por tanto, es conveniente analizar algunos

aspectos de la emisora en detalle.

De su programación, lo primero que salta a la v ista es que muchos de los espacios estaban

ocupados por secciones como “Música de Colombia”, “Ritmos de Colombia” y “Música del Litoral

Colombiano”, así como también transmitía todos los días el Himno Nacional y tenía una sección de historia de Colombia.213 Este tipo de elecciones se derivaban del énfasis que hacía el gobierno de

Rojas en el nacionalismo. Por ejemplo, el discurso de régimen estuvo articulado desde un comienzo

alrededor de la nac ionalidad, a través del lema “La Patria por encima de los partidos”. Así mismo, el nombre del primer intento de conformación de la tercera fuerza es dic iente: movimiento de acción

nacional. De hecho, a partir de un análisis cuantitativo de las intervenciones de Rojas Pinilla, César

Ayala concluye que el nacionalismo es el tema más recurrente durante los primeros meses de su gobierno. 214 Es claro entonces que la rehabili tación es inseparable del proyecto político más amplio

en el que surge.

La programación nacionalista de la emisora SENDAS también muestra un aspecto que no se había

discutido hasta ahora: la rehabilitación de los Llanos Orientales como método para reforzar la

soberanía colombiana en esta zona. En palabras de E fraín Villamizar, comisario de Casanare hasta 1957, se trataba de “lecciones de colombianismo” necesarias en la región. 215 La campaña de la

República Liberal para el “redescubrimiento”, no sólo del Llano sino de todos los territorios

nacionales, estuvo en gran medida motivada por la guerra con el Perú, la cual reveló al gobierno central la fragilidad de la soberanía en la zona de frontera. 216 La rehabil itación de los Llanos

                                                                         211 Presidencia de  la República; Secretaria Nacional de Acción Social y de Protección  Infantil, Primer año de  labores de SENDAS, Bogotá, Publicado por Departamento de Propaganda, 1956 p.133 212 Idem  213 Idem  214 Cesar Ayala, “El discurso de  la conciliación: Análisis cuantitativo de  las  intervenciones de Rojas Pinilla entre 1952‐1959”, Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, vol 18‐19, pp.214‐216 215 "La obra de los ´Tigres de Yopal’", Diario de Colombia, mayo 9 de 1956 216 Jane Rausch, Colombia: el gobierno territorial…, op cit., pp. 3‐7 

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Orientales también estaba influida esta idea, sobre todo teniendo en cuenta que Rojas Pinilla había

participado en dicha guerra217, que Vichada y Arauca tenían una presencia venezolana importante y las escaramuzas fronterizas en esas dos zonas eran frecuentes.

En este aparte se estudiaron las medidas de la rehabili tac ión que buscaban mejorar las

comunicaciones en los Llanos Orientales. Junto con el de las obras públicas, el estudio de estas

medidas es uno de los más fértiles. A través de éste puede observarse, en primer lugar, cómo la rehabilitación contribuyó a hacer de Villav icencio el centro y la puerta del Llano, tanto a través del

sistema de correos como del sistema v ial. Además, el plan de carreteras, tanto de penetración como

nacionales, muestra la importancia de la colonización como eje articulador de la rehabili tación. Finalmente, la emisora SENDAS es una forma de ver la incorporación de la rehabili tación en el

proyecto político de Rojas y su relación con los intentos de aumentar el nacionalismo y la presencia

del Estado en los Llanos Orientales.

3.4. Educación Aunque en los apartes anteriores se ha mostrado cómo la rehabil itación priv ilegió a la Intendencia del Meta y a su capital, las medidas relacionadas con la educación muestran de forma más clara los

alcances diferenciados del proyecto. Por tanto, en este aparte interesa sobre todo hacer la

comparación entre las medidas para la Intendencia del Meta, la Intendencia de Arauca, la Comisaría del Vichada y la Comisaría de Casanare. También conviene resaltar que al menos para el Meta, el

actor fundamental en cuanto a la educación fue el gobierno local. Nuevamente, la interpretac ión de

la rehabili tación como iniciativa descentralizada es conveniente.

En primer lugar, conviene reseñar cómo era la situación de los Llanos Orientales en cuanto a

educación. En v irtud de la Convención sobre Misiones, celebrada en 1902 y renovada en 1927 y 1952, la administración y superv isión de la educación pública en los Llanos Orientales estaba en

manos de las comunidades misioneras, aunque el gobierno local era el encargado de financiarlas.

Así, en el Vicariato Apostólico de San Martín (Meta, Vichada, Caquetá, Putumayo, Vaupés) la orden de Montfort, en la Prefectura del Casanare los religiosos descalzos de la orden de San Agustín

(candelarios) y en Arauca, a través de la Prefectura de Labateca, los lazaris tas o v icentinos, eran los

                                                                         217 Silvia Galvis de Hiller, El jefe supremo: Rojas Pinilla en la violencia y en el poder, Bogotá, Planeta, 1988, p. 28 

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encargados de la educación. Por supuesto, su otro cometido era la “civ ilización” de los indígenas. A

pesar del esfuerzo de estas comunidades, debido a la baja densidad poblacional, las enfermedades tropicales y la pobreza del erario, en los Llanos Orientales ex istían pocas escuelas, y la calidad de

las que ex istían era ampliamente discutida. La relativa excepción era la Intendencia del Meta, donde los Montfortianos se habían convertido en actores decis ivos de la sociedad regional y además de

varias escuelas primarias, la Intendencia contaba con dos Colegios Intendenciales con cursos hasta

2° de bachillerato. 218 No obstante, la situación seguía siendo crítica, y por eso la rehabili tación de los Llanos Orientales incluyó medidas al respecto.

En cuanto a la Intendencia del Meta, de lo primero que se ocupó el gobierno local fue de la fundación de escuelas, tanto urbanas como rurales, llegando a fundar 73. Así, para febrero de 1957,

la Intendencia del Meta contaba con 242 escuelas primarias, tres colegios privados y cinco oficiales

de enseñanza secundaria. 219 De forma notable, los Colegios Intendenciales Mariano Ospina Pérez y Marco Fidel Suárez fueron ampliados como parte de la rehabil itación, de forma tal que para 1957 era

posible cursar 3°,4° y 5° de bachil lerato en Villav icencio. 220 El problema de la falta de educación

superior en la región es constantemente señalado por Jane Rausch y, al haber logrado soluc ionarlo salvo por el último año, la rehabili tación merece reconocimiento en materia educativa. 221 También

debe destacarse la labor de la rehabil itación en materia de educación femenina: para el 10 de mayo

de 1957 la Intendencia del Meta contaba con un Colegio Intendencial Femenino, una Escuela Normal para Señoritas en Villav icencio y un Colegio de Instrucción Femenino (Nuestra Señora de

Fátima) en Restrepo.222

Por otro lado, la intendencia también mejoró los salarios de los maestros, realizó “campañas para su

dignificación y capacitación”, entre las que cabe destacar que para capacitar a los maestros no

escalafonados, la Intendencia suministró los radiotransmisores necesarios para que siguieran los cursos radiales del Minis terio de Educación Nacional. Finalmente, la Intendencia también creó el

                                                                         218 Jane Rausch, The Llanos Frontier…, op cit., pp.233‐245; Miguel García Bustamante, Persistencia y Cambio…, op cit., pp. 293‐303 219  “Vastos programas  de  desenvolvimiento  económico  esboza  el  coronel  Villamizar”,  Diario  Oficial  Segunda  Época, febrero 3 de 1957 220 “En los Llanos sólo existe hoy una política: la de la PAZ!”, Diario de Colombia, agosto 26 de 1955  221 Si bien este es un  tema  transversal a  toda su obra, puede verse por ejemplo:  Jane Rausch, The Llanos Frontier…, op cit., pp. 243‐245 222“Sucursal de la Agraria se inaugura el domingo”, Diario de Colombia, octubre 15; Diario de Colombia, 9 abril 1956 

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Club Social del educador. 223 Nuevamente, estas medidas responden a otro de los problemas más

acuciantes de la región según Jane Rausch: los Llanos Orientales eran incapaces de atraer maestros capacitados, tanto por los sueldos bajo que se derivaban de la precaria situación fiscal de

la mayoría de municipios, como por la falta de v ías de comunicación, las enfermedades tropicales, etc. 224 Así, mientras que para 1953 la Intendencia contaba con 125 maestros, en 1956 contaba con

232. 225

Por otro lado, en la Intendencia del Meta también se crearon siete Centros Nocturnos para

alfabetización y se llevaron a cabo varias campañas de “desanalfabetizac ión”(¡!). 226 Así mismo, se

establecieron seis cursos radiofónicos y doce restaurantes escolares. Además, la Intendencia fundó un Centro de formación musical, la inspección intendencial de educación física, y la dirección de

extensión cultural, que, entre otras cosas tomó en arrendamiento uno de los teatros de la ciudad y

ofrecía “eventos culturales” de forma gratuita. 227 La intendencia también estableció un curso de capacitación para sus empleados públicos, necesario sobre todo para la creación del departamento

del Meta. 228 Tal como lo resaltaba Alberto Galindo al solicitar la erección del departamento, su

creación no supondría un cargo adicional para la intendencia pues contaba ya con la burocracia necesaria.229 Por supuesto, esta afirmación puede ser sobre todo retórica, pero da la idea del

objetivo de la política: preparar funcionarios públicos para el gran momento.

La rehabili tación de la Intendencia del Meta también contempló la educación productiva. En primer

lugar, el Ministerio de Educación Nacional fundó y mantuvo los “Cursos piloto para campesinos de

los Llanos Orientales” en los que dos expertos agrícolas capacitaban a los llaneros en técnicas modernas de agricultura. Así mismo, estableció escuelas de educación vocacional agrícola y las

dotó de forma tal que es posible deducir que lo que buscaba era modernizar las prácticas agrícolas

de los Llaneros. Por ejemplo, la escuela de Guacavía-Restrepo contaba con un tractor, un arado de

                                                                         223  “Vastos programas  de  desenvolvimiento  económico  esboza  el  coronel  Villamizar”,  Diario  Oficial  Segunda  Época, febrero 3 de 1957 224 Si bien este es un  tema  transversal a  toda su obra, puede verse por ejemplo:  Jane Rausch, The Llanos Frontier…, op cit., pp. 243‐245 225 “Etapa de intenso progreso se vive en los Llanos Orientales”, Diario Oficial Segunda Época, diciembre 8 de 1956  226 “El medio y el hombre”, Semana, abril 23 de 1956 227  “La  educación  en  los  Llanos”,  Semana,  agosto  26  de  1955;  “Etapa  de  intenso  progreso  se  vive  en  los  Llanos Orientales”, Diario Oficial Segunda Época, diciembre 8 de 1956 228 “Por ahí va la cosa”, Semana, enero 31 de 1956 229 “Proyecto de Ley para la creación del Departamento del Meta”, Anales del Congreso, Octubre 1959, p. 625 

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dos discos y un rastrillo.230 Sin duda, estas dos iniciativas remiten a los grandes planes del gobierno

del 13 de junio para la modernización de la agricultura en los Llanos Orientales, y contrastan por lo limitado de la iniciativa frente a la retórica. Finalmente, además de la educación agrícola, el gobierno

central también intentó abordar la educación industrial en la Intendencia del Meta con una escuela vocacional de artes y oficios en Villav icencio. Como en los casos anteriores, el gobierno central se

ocupó del establecimiento y sostenimiento completo de la escuela, además de dotarla con equipos

para enseñanza práctica. Por ejemplo, en julio de 1956 compró un torno y un motor eléctrico231 y el 6 de nov iembre una limadora para metales. 232

Habiendo v isto los desarrollos en materia educativa que alcanzó la rehabili tación en el Meta, pueden empezar a considerarse los resultados de la rehabili tación educativa en otras regiones. En cuanto a

Casanare, la única medida tomada fue la siguiente: el 5 octubre de 1955, el comisario inició la

construcción de 50 escuelas rurales, cuya distribución no está especificada en los documentos disponibles. 233 Si bien esta medida intentaba abordar el problema de la falta de escuelas “Llano

Adentro”, es claro que comparada con la cantidad de medidas tomadas por la educación del Meta,

es bastante limitada. No obstante, el contraste aumentará a medida que se tomen en cuenta las otras regiones del Llano.

En cuanto a Vichada y Arauca, la única medida que se tomó respecto a ellas fue apoyar la creación de Prefecturas Apostólicas, lo cual se esperaba fortaleciera la presencia ec lesiástica en la región y ,

por ende, mejoraría la educación. Por un lado, la prefectura del Vichada se creó el 7 de abril de

1956234. Por el otro, cuando el Intendente de Arauca afirmaba que se estaban tomando medidas para solucionar el problema educativo, éstas constituían en interceder ante la prefectura apostólica

de Labateca (que inc luía a los Santanderes y Arauca) para que propusiera la creación de la

Prefectura Apostólica de Arauca, creada finalmente el 11 de octubre de 1956. 235 Por tanto, puede entenderse que a diferencia del optimismo de Luis Carlos Turriago frente a la educación en el Meta,

                                                                         230 “Contrato”, Diario Oficial tercer trimestre 1956, p. 144 231 “Contrato”, Diario Oficial segundo trimestre 1956, p. 505 232 “Contrato”, Diario Oficial Segundo Trimestre 1957, p. 551 233 "Contrato", Diario Oficial primer trimestre de 1956, pp.85 234“ La prefectura apostólica de Arauca fue inaugurada por Mr. Bertoli”, Diario de Colombia, octubre 20 de 1956 235 Idem   

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el Intendente de Arauca se lamentara en mayo de 1956, ya transcurrida una buena parte de la

rehabilitación:

“la mayoría de la gente del l lano, con excepción de quienes han logrado salir al interior del país, es analfabeta. A ello contribuyen diferentes circunstancias, entre las que se

cuentan la carencia de v ías de comunicac ión, el sis tema mismo de v ida y de trabajo del

Llanero y , esencialmente, la falta de personal idóneo para las escuelas”.236

Así, las medidas tomadas en materia de educación como parte de la rehabilitación muestran de

forma dramática el alcance diferenciado de ésta en las diferentes unidades administrativas de los Llanos Orientales. Como se ha señalado varias veces, las obras que se ocupan de la rehabil itación

ignoran sistemáticamente esta cuestión y puede decirse que sus balances exageradamente

positivos sobre la iniciativa pueden estar determinados por ello: al identificar a los Llanos Orientales con la Intendencia del Meta, la perspectiva es mucho más halagadora.

3.5. Agricultura y Ganadería En el capítulo anterior se dijo que la gran promesa de la rehabil itación, el eje articulador de su

discurso, era la reconstrucción y modernización de la producción agrícola y ganadera del Llano. De

hecho, siguió siendo el motivo princ ipal de las intervenciones de Rojas y demás miembros del gobierno nacional. Por ejemplo, en el discurso de Villav icencio, el Presidente de la República

afirmaba que: “[…] el aprovechamiento del esfuerzo humano para desarrollar la poderosa industria

ganadera, que hoy constituye una de las más firmes esperanzas para estabilizar sin angustias la prosperidad nacional”.237 En esta cita puede verse además que el fomento ganadero podía llegar a

ser una prioridad dada la crisis económica generada por la caída en los precios del café a partir de

1955. Sin embargo, en este aparte se verá cómo los esfuerzos reales del gobierno nacional para el desarrollo de la ganadería y la agricultura de los Llanos fueron pocos y traicionaron las grandes

promesas.

Si bien en el discurso de Villav icencio Rojas anunció la creación de la Federación Nacional de

Ganaderos, la primera medida dirigida específicamente a la ganadería de los Llanos Orientales fue                                                                          236 “Hasta la frontera…”, Diario de Colombia, mayo 9 de 1956 237 “Mantendré inalterables los postulados de paz, justicia y libertad”, Diario de Colombia, enero 23 de 1955 

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la donación de los hatos a SENDAS, el 15 de junio de 1955. Ese día, Rojas Pinilla había inv itado a

los ganaderos del país al palacio de San Carlos para anunciar la consagración del 15 de junio como el día del ganadero. Así, la delegación de ganaderos de los Llanos Orientales, encabezada por

Alfonso López Pumarejo, llegó al palacio presidencial. 238 Sin embargo, tenía objetivos adicionales a agradecer la consagración de la fecha. Como agradecimiento por “[…] la inmensa tarea realizada

desde la primera magis tratura […]”239, los ganaderos escrituraron a nombre de Rojas Pinil la, su

esposa y su hija, tres hatos en los Llanos Orientales, así como las 4.000 reses que contenían. Las tres haciendas estaban ubicadas en Arauca: el Hato Rojas Pinilla en Maní, Carola Correa en Cravo

Norte y el María Eugenia en Arauca (municipio). 240

Al recibir la donación, Rojas Pinil la procedió a donar los tres hatos y las reses a SENDAS. En

palabras de Rojas, “[…] regalaba a través de SENDAS a los pobres de los Llanos las cuatro mil

quinientas vacas y los tres hatos”.241 Posteriormente, el presidente donó un toro cebú para que fuera el reproductor de la hacienda e inic ió una suscripción entre los presentes, como resultado de la cual

el patrimonio de los hatos se incrementó en 136 toros, 2 potros, 67 nov illos, 2.500 pesos, 1 camión,

1 tonelada mensual de panela, 3 estuches de carpintería, 10 millones de libras de leche en polvo por tres años (donadas por el cardenal Crisanto Luque), y 2.500 hectáreas más. 242

Ahora bien, la expresión “donar a los pobres de los Llanos” es ambigua. ¿Qué tenía planeado SENDAS para los hatos? Según Diario de Colombia, la Secretaría estaba planeando la construcción

de una granja experimental y una ciudad modelo en Maní. 243 Sin embargo, el uso que le dio a los

hatos fue diferente. En primer lugar, en estas hac iendas se establecieron agencias de sal del Banco de la República en las que era posible no sólo conseguir el mineral, sino también adquirirlo a los

mismos precios que en Bogotá. Así, el gobierno nacional estaba intentando resolver el sempiterno

problema de la falta de sal en los Llanos, tanto para ganado como para consumo humano. 244 Por otro lado, en los hatos también se establec ió una agencia de la Caja de Crédito Agrario, tratando de

                                                                         238 “Las Guerrillas del Llano y otras cosas más…”, op cit.   239 “La familia Rojas dona parte de su patrimonio a SENDAS”, Diario de Colombia, junio 16 de 1955   240 Presidencia de  la República; Secretaria Nacional de Acción Social y de Protección  Infantil, Primer año de  labores de SENDAS, pp. 117‐120 241 “Las Guerrillas del Llano y otras cosas más…”, op cit.   242  “La familia Rojas dona parte de su patrimonio a SENDAS”, Diario de Colombia, junio 16 de 1955 243  “Contrapunto”, Diario de Colombia, 16 de junio  244 Augusto Gómez, Indios, Colonos…, op cit., p. 24  

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responder así al llamado constante de los ganaderos de la región. Finalmente, los hatos permitían

“[…] el incremento de la ganadería de los pequeños propietarios con la util ización de los sementales importados”.245 Es decir, los propietarios de la zona podían utilizar los reproductores de los hatos

para cruzarlos con sus nov illas y obtener razas híbridas mejoradas. En el caso de Arauca, esta posibilidad implicaba un mejoramiento importante de las posibilidades de la ganadería pues como se

ha mencionado varias veces, los ganaderos de Arauca y Casanare no experimentaban ni con pastos

ni con ganados diferentes a los criollos.

Pese a apuntar a problemas reales para la industria ganadera en la región (la necesidad de sal,

crédito y razas importadas), esta medida también debe entenderse en su dimensión de propaganda política, tal y como lo atestigua el cubrimiento de la medida en los diarios gobiernis tas. Diario de

Colombia, por ejemplo, siguió paso a paso los hechos y dedicó la mitad de la primera página de su

edición del 16 de junio a un título que rezaba “La familia Rojas dona parte de su patrimonio a SENDAS”, adornado con estrellas. Incluso realizó una encuesta en la que era ev idente que lo que

interesaba resaltar era que el gesto revelaba el carácter generoso y apolítico de Rojas Pinil la, más

que su trascendencia económica. 246 Debe tenerse en cuenta que a mediados de 1955 la popularidad del Presidente estaba decayendo y por tanto este gesto grandilocuente hacia la región que al

princ ipio de su gobierno había cimentado su popularidad, parecía lógico. 247

Además de la donación de los hatos, el gobierno central también se preocupó por aumentar la

disponibilidad del crédito agrícola y ganadero en los Llanos. Así, una vez terminada la rehabili tación,

contaban con sucursales de la Caja Agraria los siguientes municipios, corregimientos e inspecciones. En la Intendencia del Meta: Villav icencio, San Martín, Restrepo y Guamal. En Vichada,

la única agencia fue establecida en Puerto Carreño. En cuanto a Casanare, aunque hay información

de la fundación de agencias en Casanare, no es claro dónde se establecieron las sucursales.248

                                                                         245 Presidencia de  la República; Secretaria Nacional de Acción Social y de Protección  Infantil, Primer año de  labores de SENDAS, pp. 117‐120 246 Diario de Colombia, “Donación Presidencial”, junio 16 de 1955  247  Vernon  Lee  Fluharty,  La  danza…,  op  cit.  ;  John Martz,  Colombia: un  estudio de  política contemporánea,  Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 1969 248 “ Ascensos…”, Diario de Colombia, abril 9 de 1956, pp.1; “Etapa de intenso progreso…”, Diario Oficial Segunda Época,  diciembre 8 de 1956; “La Comisaría del Vichada…”, Diario Oficial Segunda Época, enero 3 de 1957; “Granada y Guamal serán erigidos municipios dentro de corto plazo”, Diario de Colombia;  “Coronel Efraín Villamizar Flórez hace entrega  de Casanare”, Diario Oficial Segunda Época; “El banco popular en Villavicencio”, Diario de Colombia, agosto 26 de 1955; 

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Finalmente, una sucursal del Banco Ganadero, que los ganaderos habían empezado a pedir al

menos en agosto de 1955249, fue fundada en Villav icencio en nov iembre de 1956.250

De estas iniciativas deben resaltarse dos cosas. En primer lugar, la correspondencia de la iniciativa con el proyecto económico global de Rojas, basado en el “crédito de fomento” que si bien fue

introducido en el país en los años veinte, fue durante los cincuenta que se fortaleció. 251 En segunda

instancia, la importancia de la Intendencia del Meta en general y de las zonas de colonización en particular aparece nuevamente en la dis tribución de las agencias de Caja. De hecho, retomando otro

de los temas anteriormente tratados, la modernización de Villav icencio con miras a su

transformación en capital de Departamento, vale la pena estudiar la descripción que hace Semana de la agencia de la Caja Agraria en la capital de la Intendencia del Meta: “Una de esas

construcciones fue la recientemente inaugurada por la Caja Agraria en el costado occidental de la

plaza de Bolívar. De líneas modernas, cómoda y elegante, consta de 3 plantas […] han comenzado a guardar las normas de protocolo propias de una nueva ciudad capital”.252

Habiendo v isto las iniciativas de rehabil itación de la agricultura y la ganadería por parte del gobierno central, ¿qué se puede decir de los gobiernos locales? En cuanto a la Intendencia del Meta, ésta

colaboró en la creación de un Fondo Ganadero. El Fondo Ganadero del Meta fue fundado en

noviembre de 1956 con un capital de 266.000 pesos. De esta cifra, 100.000 pesos fueron suscritos por la Intendencia del Meta, y el resto por el capital privado de la región. Adicionalmente, la

intendencia también realizó campañas a favor del uso de pastos artificiales 253 y la Secretaría

Intendencial de Agricultura y Ganadería ofrecía los serv icios de: agrónomo especializado en cultivos de arroz, maquinaria agrícola, dis tribuc ión de semillas de pastos, árboles ornamentales, frutales y

eucaliptos. Así mismo, tal como los hatos de SENDAS, ofrecía a los ganaderos sus reproductores de

razas importadas (anglo-árabe, inglés puro y prusiano). 254 Por su parte, la Intendencia de Arauca estableció una granja experimental, adquirió maquinaría agrícola y semillas para enseñarle a los

                                                                                                                                                                                                                              “Etapa de progreso…”, Diario Oficial Segunda Época, diciembre 8 de 1956;  “Vastos programas…”, Diario Oficial Segunda  Época, febrero 3 de 1957 249 “El banco popular en Villavicencio”, Diario de Colombia, agosto 26 de 1955 250 “Etapa de progreso…”, Diario Oficial Segunda Época, diciembre 8 de 1956 251 Salomón Kalmanovitz, Enrique López, La Agricultura…, op cit., p. 90 252 “ Gobernador a la vista”, Semana,  julio 9 de 1956, pp.15 253 “Vastos programas…”, Diario Oficial Segunda Época,  febrero 3 de 1957 254 Anuncio, Diario Oficial Segunda Época,  febrero 3 de 1957 

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agricultores a usarlas, y efectuó demostraciones sobre cómo alimentar el ganado con pastos

artificiales.255 Finalmente, emulando al gobierno nacional, la Comisaria de Casanare estableció depósitos de sal en Maní, Rendón, Yopal y San Luis de Palenque.256

Así las cosas, puede afirmarse que en lo que respecta a la rehabilitación de la agricultura y la

ganadería, los gobiernos locales y el gobierno nacional se preocuparon por dos puntos en especial.

En primer lugar, por poner a disposición de los agricultores y ganaderos pequeñas cantidades de insumos para la modernización, fueran estos semillas o reproductores prestados. Por otro lado,

buscaron mejorar el acceso al crédito, bien fuera a través de la Caja Agraria, el Banco Ganadero o el

Fondo Ganadero del Meta. Estas medidas, pese a las grandilocuentes promesas de la rehabili tación, no tuv ieron el efecto esperado. ¿Qué efecto tuv ieron estas medidas?

Según decía el Intendente de Arauca, la situac ión en 1956 era la siguiente: “La falta de ayuda y tecnificación ha colocado en mala situación a la industria ganadera, de la cual el llanero devenga su

sustento. No hay selección ni cruce de ganados y todo se reduce a una producción natural”.257 Es

decir, en su criterio la modernización agrícola no había sido lograda. De igual manera, Turriago afirmaba que “Entre los factores que influyen en el aumento del precio del ganado, están por

ejemplo, la falta de v ías de comunicación; falta de potreros sembrados con buenos pastos artificiales

y los negociantes intermediarios […]”258, a lo cual añadía en otras ocasiones los altos impuestos en el tránsito desde las zonas de levante (Arauca y Casanare) hasta Villav icencio, y el abigeato.259 Por

tanto, podría pensarse que los problemas que aquejaban a la ganadería seguían siendo, pese a la

rehabilitación, exactamente los mismos. No obstante, para evaluar el efecto medidas económicas es mejor recurrir una mirada de largo plazo. Al hacerlo, las perspectivas son más halagadoras.

Entre 1950 y 1972, la tasa de crecimiento anual del número de cabezas en los Llanos Orientales se incrementó en un 65% a una tasa de crecimiento anual de 2.46% . En el mismo lapso, el área de

pastoreo aumentó en un 30% , pasando de 4.4 millones de hectáreas a 5.7 millones. Es decir, se

operó un crecimiento de la ganadería en tanto sector productivo, y la rehabili tación de los Llanos

                                                                         255 “Hasta la frontera…”, Diario de Colombia, mayo 10 de 1956, 256 Idem; Semana, “El medio y el hombre”, abril 23 de 1956 257 “Hasta la frontera…”, Diario de Colombia,  mayo 10 de 1956, pp.5 258 “El Meta, reserva de  la patria”,  Diario de Colombia,  mayo 8 de 1956 259 “El hombre y el medio”, Semana, abril 23 de 1956 

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Orientales colaboró en el proceso a través de sus créditos e insumos para la modernización. No

obstante, si bien el crecimiento de la ganadería de la región fue mayor que el de la zona suroccidental y central, fue inferior al de la zona norte (costa Atlántica): allí el aumento fue del 72%

en la población y de 46% en las áreas de pastoreo, lo cual implica no sólo un crecimiento mayor sino una mayor productiv idad de la tierra. En este sentido, si bien los Llanos Orientales mejoraron su

producción, aún estaban relegadas a la costa Atlántica. 260

Vale la pena resaltar que el aumento en las áreas de pastoreo se dio a través de dos procesos. Por

un lado, la ocupación de praderas naturales en Arauca en Casanare, y por el otro, la creación de

pastizales artificiales a lo largo del piedemonte. En otras palabras, la Intendencia del Meta continuó con el patrón que llevaba de uso de pastos artificiales, aumentando el área de pastos mejorados,

mientras que Arauca y Casanare mantenían sus prácticas más atrasadas. Por tanto, si bien los

Llanos Orientales mejoraron como un todo, el balance de poder regional siguió inclinado a favor del Meta.

En el mismo sentido, la distribución o mercadeo de los ganados dentro de la región también se mantuvo en los patrones anteriores. No sólo todo el ganado producido en la Intendencia del Meta

para 1972 estaba destinado al mercado de Bogotá, sino que la mayoría de hatos de los Llanos

pertenecían a este mercado, con salidas marginales a Sogamoso, Cúcuta y , como contrabando, a Venezuela. En palabras de Brunnschweiller: “[…] el hecho de que todo el ganado destinado para

Bogotá tenga que moverse a través de Villav icencio […]”.261 Así, mediante la concentración de la

rehabilitación (y las medidas posteriores) en carreteras que buscaban la colonización y la consolidación de Villav icencio, se reforzó también el sis tema de distribución dentro de los Llanos, en

el cual Arauca y Casanare estaban encargados de la cría y el levante mientras que Meta,

priv ilegiada con vías de acceso, controlaba la ceba. Aún para 1972, el ganado era conducido por caporales desde Arauca, Casanare y Vichada a través de caminos de ganado (es decir, no para

automóviles), en una travesía que duraba más de un mes y agotaba las reses. De esta forma, los

ganaderos del Llano acumulaban la mayor parte del valor agregado, pudiendo conducir en camión el ganado ya cebado hasta Bogotá.

                                                                         260 Salomón Kalmanovitz, Enrique López, La Agricultura…, op cit., p. 198 261 Dieter Brunnschweiller, The Llanos Frontier of Colombia, Ann Arbor, Michigan State University, 1972, pp. 49‐51 

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Finalmente, debe mencionarse que el otro gran objetivo de la modernización de la ganadería en los

Llanos Orientales, la implantación de razas importadas, tuvo un éx ito mucho más limitado. Aún para 1972, la mayoría del ganado seguía siendo de tipo criol lo, con las llamadas razas “San Martinera” y

“Casanare” como las más numerosas. Aunque también ex istían algunos cruces con Cebú, Kalmanovitz los califica como pequeños y de lento desarrollo, sin las caracterís ticas necesarias para

la producción de carne.262

Así pues, en este acápite se v io que la rehabili tación de los Llanos Orientales ayudó a la región a

alcanzar la promesa que le había hecho desde el comienzo: la rehabili tación de su ganadería. A

través de medidas grandilocuentes como los hatos, y de pequeña escala como el préstamo de reproductores, los envíos de carne a Bogotá finalmente aumentaron. No obstante, también se ha

hecho énfasis en señalar que esto fue logrado a costa de reforzar las desigualdades a nivel regional.

Debe tenerse en cuenta que al ser la ganadería el renglón más importante en los Llanos, la concentración en Meta implicaba un desbalance importante.

En términos más amplios, en la totalidad de este tercer capítulo se intentó dar cuenta de la que se ha llamado segunda fase de la rehabili tación. Al tratar el tema de la salud, la importancia de la

colonización fue ev idente, y lo mismo ocurrió al estudiar las medidas implementadas en materia de

comunicaciones. Por otro lado, las obras públicas, la construcción de carreteras, y construcción de escuelas y demás iniciativas por la educación, mostraron no sólo el sesgo de la rehabili tación hacia

la Intendencia del Meta, sino también la progresiva consolidación de Villav icencio a la que colaboró

la rehabili tación. Por otro lado, a través del análisis de la financiación y el proceso de toma de decisiones en la rehabili tación, se presentó la rehabili tac ión como una iniciativa descentralizada en la

que los gobiernos gozaban de autonomía, aunque ésta fuera limitada. Finalmente, a propósito de la

emisora SENDAS y los aeropuertos se discutió cómo la rehabili tación se integraba al proyecto político de Rojas.

                                                                         262 Salomón Kalmanovitz, Enrique López, La Agricultura…, op cit., p. 199 

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Conclusiones

¿Qué se puede decir a propósito de la rehabil itación de los Llanos Orientales después de ese

trabajo? En primer lugar, que el término está relativamente errado. El punto más recurrente en esta monografía consis tió en señalar que el proyecto tuvo un sesgo a favor de la región del Meta,

relegando a Casanare, Arauca y Vichada, y fomentando la subordinación que ya presentaban frente

a la primera. Por tanto, más que la rehabili tac ión de “Los Llanos Orientales”, se trató de la rehabilitación del Meta. En la primera etapa, el Meta concentró los mayores porcentajes de la ayuda

para la reconstrucción, pese a que había sido la zona menos afectada por La Violencia. Mientras

tanto, Casanare, absolutamente devastada, recibió un porcentaje inferior al 20% del total. Por su parte, en la segunda etapa, las carreteras, los correos, las obras públicas y las medidas frente a la

ganadería, consolidaron la posición del Meta en general y de Villav icencio en particular. Como

consecuencia, el efecto transformador de la rehabili tac ión se concentró en esta Intendencia. Por ejemplo, no es coincidencia que en 1959 se hubiera llevado la anhelada creación del Departamento

del Meta. Para entonces, la población de la región se calculaba en 200.000 habitantes pues se había

reforzado su condición de polo de atracción de inmigrantes y colonizadores, y su presupuesto superaba los seis millones de pesos. 263

En segunda instancia, en esta monografía también se planteó que la rehabili tación fue una iniciativa conceptualizada en términos estric tamente económicos en general, y agropecuarios en particular,

acuñándose el concepto de rehabili tac ión agropecuaria. En lo que aquí se ha llamado primera etapa,

la rehabili tación se enfocó en los indiv iduos, bien fuera a través del crédito o de las ayudas inmediatas. Sin embargo, los sujetos se entendían ante todo como factor de producción, como

sujetos que trabajaban, y era en esta condición que debían ser rehabil itados. En la segunda etapa,

cuyo enfoque estaba ya no en los indiv iduos sino en las obras para la región, la prioridad era la colonización de los Llanos Orientales, la expansión de la frontera agrícola. Así, el énfasis en lo

económico es el hilo conductor entre las dos etapas, bastante diferentes entre sí.

Por otro lado, se discutió cómo la rehabili tación también fue una iniciativa en la que participaron una

multipl icidad de autores. Su segunda etapa puede definirse como la fuerza del gobierno nacional

                                                                         263 “Proyecto de Ley para la creación del Departamento del Meta”, Anales del Congreso, Octubre 1959, p. 625 

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detrás de inic iativas locales sobre las que tenía algún poder de direcc ión, en modo alguno absoluto.

Por supuesto, una reflex ión v iene a la mente: ¿dónde están los límites los rehabili tación? ¿es que acaso todo lo que se hizo por los Llanos en este momento puede ser considerado rehabili tac ión? La

respuesta por la que se optó en esta monografía es s í. De una u otra forma, la rehabil itación consis tió en hacer política pública con bríos renovados, y todos los actores involucrados estaban

unidos por la idea de rehabili tación.

Vale la pena resaltar que este enfoque de la rehabili tación como iniciativa relativamente

descentralizada supone una innovación en la historiografía sobre el régimen de Rojas. Todavía muy

influida por la identificación de éste con Perón y por la forma en que l legó al poder, las obras sobre su gobierno se centran en su persona. El presente trabajo, en cambio, plantea una lectura según la

cual otros actores también fueron fundamentales. Así mismo, la monografía se preocupó por integrar

lo ocurrido entre 1953 y 1957 con procesos de más larga durac ión. Por tanto, este trabajo busca ser un llamado al estudio de un tema relativamente olv idado por la historiografía y a la renovación de los

enfoques con los que tradic ionalmente se ha abordado.

Retomando la cuestión de los procesos de larga duración en los que está inscrita la iniciativa

(modernización agropecuaria, el “redescubrimiento” de los territorios nacionales), esta monografía

también ha querido distanciarse de los pocos estudios sobre la rehabili tación, mostrando que La Violencia no es suficiente para explicarla. No se trata solamente de la relación casi lineal que

establece Gonzalo Sánchez: a destrucción, corresponde reconstrucción. 264 En primer lugar, se quiso

resaltar cómo la rehabili tación era parte de un proceso de modernización de la agricultura y de “redescubrimiento” de los territorios nacionales, inic iado incluso antes del estallido de La Violencia.

Así mismo, se mostró cómo la rehabili tación era parte de un proyecto más amplio que buscaba

promover la colonización del Llano como solución a los conflic tos agrarios de las tierras altas, y cómo el interés en su desarrollo estaba influenciado por la fundación de Paz del Río.

Por tanto, se propone que en la rehabili tación de los Llanos Orientales, si bien fue desatada por La Violencia y sus efectos, estaban en juego otros factores sin los cuales no es posible comprenderla a

                                                                         264 Gonzalo Sánchez, “Violencia, guerrillas…”, op cit., p. 159. En este artículo, Gonzalo Sánchez plantea que a los dos procesos que caracterizaron la violencia, corresponden dos iniciativas durante el gobierno de Rojas. Así, a la barbarie corresponde la amnistía, y al resquebrajamiento social la reconstrucción.  

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cabalidad. Sin embargo, el efecto de La Violencia no es en modo alguno desprec iable. Como se dijo

a lo largo del trabajo, se trató del movimiento de mayor magnitud durante el periodo de 1948-1953. Como tal, cumplió una función de catalizador. Como lo sugieren los estudios de construcción de paz,

se constituyó en una “ventana de oportunidad” para canalizar esfuerzos hacia la región, llamando la atención sobre ésta. 265 En este sentido, la primera etapa, la de los préstamos de la Oficina de

Rehabil itación y Socorro, debe entenderse como una preparación necesaria para los esfuerzos de

mayor magnitud. Como se recordará, en dicha etapa se trató de aliv iar los daños causados directamente por el enfrentamiento armado, paso fundamental para emprender las iniciativas de la

segunda etapa.

Adicionalmente, a lo largo de la monografía se intentó mostrar que la rehabili tación era parte de un

proyecto político específico, el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla. Como tal, sus métodos y objetivos

eran coherentes con el carácter del gobierno de las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, se discutió cómo las funciones de la O ficina de Rehabili tación y Socorro eran una forma del “crédito de fomento” que

buscaba la modernización de la agricultura. Por tanto, la rehabili tación no fue, como a veces se

asume en la li teratura sobre construcción de paz, un proyecto aislado y normativo. Toma su forma de acuerdo al proyecto político que lo lleve a cabo, y esto es a la vez limitación y posibilidad para sus

alcances.

Finalmente, la última conclusión de esta monografía, como la de todas las monografías, es que

queda mucho por hacer. En cierta medida, este trabajo también fue un balance de las obras sobre la

historia del Llano y el desarrollo de La Violenc ia en la región, y se señalaron varias falencias al respecto. Sin duda, la más importante es la falta de conocimiento sobre la estructura social y agraria

del Llano, que los autores reseñados toman como factor dec isivo de La Violencia, aún sin contar con

bases empíricas para su caracterizac ión. Por otro lado, la presente monografía también abre caminos de investigación. Por ejemplo, es necesario evaluar las continuidades en los procesos de

reconstrucción en Colombia. Este trabajo ha mostrado que la rehabilitación l levada a cabo por el

gobierno de Rojas contenía algunos de los elementos de la rehabilitación implementada por el Frente Nacional: énfasis en la colonización, institucionalización de la ayuda, entre otros.

                                                                         265 Angelika Rettberg,  “Diseñar el futuro…”, op cit., p. 10 

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Así mismo, se insis tió bastante en que esta rehabil itación económica y agropecuaria no tenía

intenciones redistributivas de ningún tipo, sino que su objetivo era modernizar las técnicas de producción manteniendo la estructura social. Si se aceptan las explicaciones de los autores

reseñados pese a sus falencias, la rehabili tación estaría entonces fomentando los factores que tuv ieron incidencia en la perpetuación y agudización del conflic to armado en el Llano. De igual

forma, el refuerzo al gamonalismo que supuso, al entregar más recursos a la sociedad regional sin

una mayor interventoría por parte del gobierno central, tendría el mismo efecto. La relación de la rehabilitación con la perpetuación del conflic to en el Llano, sin embargo, debe ser estudiada en

mayor profundidad. Por falta de fuentes y por las limitac iones propias de este trabajo, la

rehabilitación no se estudió en este sentido. No obstante, su impacto merece ser evaluado, sobre todo en tiempos como los actuales en los que se están buscando estrategias para el postconflic to.

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Anexo 1 Comandos Guerrilleros del Llano

Tomado de: Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros: memorias de la insurrección llanera,

Bogotá, CEREC, 1992, p. 91

Número  Zona de Influencia  Jefe 

1  Tame, Rondón, Arauquita  Hermanos Villamizar  

2  Sabna de Arauca, entre Arauca y Cravo Norte  Mario Escobar 

3  Cravo Norte ‐ Meta  José Carreño  

4  Hato Corozal, entre Casanare y Ariporo  Luis Esguerra 

5  Entre Ariporo y Guanapalo  Eliseo Velásquez 

6 Cajón del Guanapalo, Guachiría, Pauto y Guanapalo  Alfredo Parada  

7  Poyata ‐ Bocas del Cusiana  Alberto Hoyos 

8  Bocas de Pauto  Hmnos Betancourt 

9  La hermosa ‐ Bocas de Guachiría  Isaac Vergara  

10  Cravo Sur‐Surimena‐Guayabal  Raúl Sarmiento  

11  Orocué‐San Pedro de Arimena‐Puerto Gaitán  Guadalupe Salcedo y Riqueiro Perdomo 

12  Moreno‐Paz de Ariporo  Mariano Luna 

13  Maní   Marco Rey, Víctor López 

14  Yopal‐Nunchía‐Támara‐Pore  Eduardo Franco 

15  Miraflorez‐Sabanalarga‐Túa  Hmnos Bautista 

16  Del Humea al Upía (Tauramena)  Hmnos Porras 

17  Únete‐Aguazul‐Recetor‐Pajarito  El Pote Rodríguez 

18  Upía, Cabuyaro, Guadualito  Hmnos Fonseca 

19  Cumaral‐Villavicencio  Humberto Díaz 

20  San Martín, Humadea  Hmnos Castrillón 

21  San Juan de Arama, Alto Ariari   Dumar Aljure 

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22  El Palo, Sureste del Huila, Noreste del Caquetá  José A. Castañeda y Martín Camargo  

23  Guayabero y Caguán  José Leal 

24  Sumapaz, Huila, Tolima, Meta, Cundinamarca  Juan de la Cruz Varela  

25  Sogamoso‐El Cocuy‐Boyacá‐Miraflórez  Hmnos Villamarin 

26  Santa Rita de Vichada  Tulio Bayer  

27  Planas  Jaramillo Ulloa  

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Anexo 2 Acciones de Guerra: 1949-1950

Tomado de: Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros: memorias de la insurrección llanera, Bogotá, CEREC, 1992, p. 105 Número  Acción  Fecha 

1  Junta Popular abril 9, 1948 

2  Asalto Hermanos Bautista nov 15, 1949 

3  Asalto Hermanos Fonseca nov.19, 1949 

4  Asalto Comandante Eliseo Velásquez nov. 25, 1949 

5  Levantamiento del Capitán Silva nov. 25, 1949 

6  Toma del Capitán Silva nov. 26, 1949 

7  Asalto Hnos Fonseca nov. 26, 1949 

8  Ataque Hnos Fonseca nov. 30, 1949 

9 Junta Popular, Congreso Gerrillero Cdo. Fonseca  feb.,1950 

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10  Ataque Hnos. Bautista Dumar Aljure  feb.,1950 11  Ataque Hnos. Parra Hnos. Fonseca  abril, 1950 

12  Asalto a Puesto Militar Hnos. Bautista  abril, 1950 13  Ataque Hnos. Bautista, Aljure y Fonseca   abril, 1950 

14  Ataque Franco y De la Roche   abril, 1950 

15  Conferencia Comando Eliseo Velásquez y otros abril 27, 1950 

16  Enfrentamientos Cdo. Riqueiro Perdomo abril 27, 1950 

17  Ataque y Toma Comando Aljure  junio, 1950 

18  Conferencias de Jefes Guerrilleros agosto, 1950 

19  Conferencias de los Guerrilleros Fugitivos   sept., 1950 20  Cdos. Bautista y Fonseca  oct.,1950 

21 Combates, Hermanos: Bautista, Aljure, Fonseca 

nov. 23, 1950 

22  Conferencia Guerrillera  nov., 1950 

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Anexo 3 Acciones de guerra: 1952-1953

Tomado de: Reinaldo Barbosa, Guadalupe y sus centauros: memorias de la insurrección llanera, Bogotá, CEREC, 1992, p. 134 #  Acción  Fecha 

1  Combates.Muere Cdte.Eduardo Martinez  feb., 1952 2  Conferencia de Ganaderos en Respaldo al Ejército  feb. 18‐19, 1952 

3  Combates Hnos. Bautista y Parra. Muere Alf. Parra  marzo, 1952 4  Combates Hnos. Bautista    marzo, 1952 

5  Minada Pista de Aterrizaje y Destruido Avión(FAC) Hermanos Bautista  abril 10, 1952 6  Combates por el control de la zona. Cdo. Minuto Colmenares   abril 10, 1952 

7  Asaltos Hermanos Parra y Bautista   abril 18, 1952 8  Asalto Comandante Dumar Aljure  mayo, 1952 

9  Ataque y Destrucción del Campo de Aterrizaje Cdo. Guadalupe Salcedo  junio 18, 1952 10  Asalto de los 96 Cdte.   julio 12, 1952 

11  Toma (sitio). El ejército cerca y elimina  población gradualmente  julio 14, 1952 12  Emboscada a Ejército Hermanos Parra  julio, 1952 

13  Conferencia Guerrillera, Ataque a Sevilla, Comando combinado  julio 20, 1952 14  Ataque Hermanos Bautista  agosto 5, 1952 

15  Ataque Comandantes Hermanos Calderón  agosto, 1952 16  Asaltos Hermanos Calderón  agosto, 1952 

17 Emboscada a soldados de paz. Comando Hermanos Parra. Muere Luis Parra  septiembre, 1952 

18  Asalto cuartel militar. Comandantes Loco Marcelino y Hermanos Parra  septiembre, 1952 

19  Muere Eliseo Velásquez  septiembre 7, 

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1952 

20  Conferencia Guerrillera y Primera Ley del Llano septiembre 11, 1952 

21  Asesinato Hermanos Bautista diciembre 20 a 23, 1952 

22 Contraofensiva a la imp. Del ejército. Comando Volante Guadalupe Salcedo  enero, 1953 

23  Bombardeo a la población, evacuación intempestiva  enero 15, 1953 

24 Ataque de chorro blanco, comité acción conjunta, Parras, Calderones, Pote Rodríguez y Fonseca 

enero 20 a febrero 1, 1953 

25  Emobscada a Ejército  febrero 1, 1953 

26  Ataque Hermanos Fonseca  febrero 20, 1953 27  Ataque comandante de la Roche  marzo 1, 1953 

28  Ataque victoria Ejército comandante Mochaca  mayo 10, 1953 29  Bombardeo Hato los Trompillos, Segunda Ley del Llano  junio 10‐18, 1953 

30  Muere José Alvear Restrepo  agosto 20, 1953 

31  Entrega comando Fonseca y Carlos Roa septiembre 9, 1953 

32  Entrega Marco Antonio Torres septiembre 12, 1953 

33  Entrega Aljure, Eleuterio Silva y guerrilla de paz  septiembre 13, 1953 

34  Entrega hermanos Calderón septiembre 14, 1953 

35 Entrega Jorge Gonzáles, Carlos Neira, Jesús Feliciano, Laurentino Rodríguez 

septiembre 15, 1953 

36  Entrega hermanos Chaparro septiembre 16, 1953 

37 Entrega Maximiliano Ortega, Aureliano Guateros, Vitelio Castrillón y Guerrillas de Paz 

septiembre 20, 1953 

38  Entrega Berardo Giraldo, Víctor Agudelo, Luis Arena septiembre 21, 1953 

39  Entrega Hermanos Parra septiembre 24, 1953 

40  Cae abatido Guadalupe Salcedo  junio 6 1957 

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Anexo 4 La Región del Ariari

Tomado de: Oscar Londoño, La colonización del Ariari (1950-1970): aproximación a una historia regional, Villav icencio, Siglo XX, 1989, p. 11

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Fuentes

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