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INSTITUCIÓN EDUCATIVA COMPARTIR Educamos con el Corazón
2020: Año para “Ser Buenos Cristianos Y Honestos Ciudadanos”
GUÍA DE TRABAJO PEDAGÓGICO AUTÓNOMO CICLO IV
CIENCIAS NATURALES - BIOLOGÍA GRADO NOVENO
Elaborado por: Carlos Aneiro Pérez Lic. En Ciencias Naturales y Educación Ambiental
1. Competencias a evaluar: - COMUNICATIVA LINGÜÍSTICA: Analiza algunas prácticas discursivas donde se evidencian estrategias persuasivas, como la
ironía y la demagogia, en los ámbitos institucional y local teniendo en cuenta los aspectos de coherencia y cohesión de textos,
con fines argumentativos y críticos del entorno. - CONOCIMIENTO CON EL MUNDO FÍSICO: Reconoce modelos físico-químicos que buscan comprender la realidad en la que
el ser humano ha estado para tomar conciencia del milagro de la vida.
2. Objetivo:
- Reconoce la importancia del sistema óseo dentro del aparato locomotor del ser humano, identificando
estructuras y su funcionalidad.
3. Fundamento teórico:
3.1 APARATO LOCOMOTOR
El aparato locomotor es el conjunto de órganos que dan soporte, protección y movilidad al cuerpo humano; está formado
por un armazón articulado, el esqueleto, y por los músculos que lo mueven.
El esqueleto soporta y da forma al cuerpo, permitiendo al mismo tiempo que sea una estructura móvil. Está formado por
múltiples piezas que se unen entre sí por medio de articulaciones.
En esta primera parte vamos a abordar la primera parte del aparato locomotor conformado por el sistema óseo.
3.2 SISTEMA ÓSEO
En el arte y la historia nada ha simbolizado con tanta frecuencia la muerte como un cráneo o un
esqueleto. Los huesos y los dientes son los restos más durables de un cuerpo que alguna vez tuvo
vida y el recordatorio más vívido de que la vida no es para siempre.
Los huesos secos para su estudio en el laboratorio pueden sugerir de manera errónea que el
esqueleto es el armazón sin vida del cuerpo, como lo son las vigas de acero para un edificio. Al verlo
en una forma tan higiénica, se olvida con facilidad que el esqueleto vivo está formado por tejidos
dinámicos, llenos de células (se remodela de manera continua e interactúa por medios fisiológicos
con todos los demás sistemas de órganos del cuerpo). El esqueleto está permeado con nervios y
vasos sanguíneos, testigos de su sensibilidad y actividad metabólica.
3.2.1 Funciones del sistema óseo
El esqueleto desempeña por lo menos seis funciones:
a) Soporte. Los huesos de las extremidades inferiores, la pelvis y la columna vertebral mantienen erguido el cuerpo;
casi todos los huesos proporcionan soporte a los músculos; la mandíbula, así como el maxilar dan soporte a los
dientes.
b) Protección. Los huesos encierran y protegen el encéfalo, la médula espinal, el corazón, los pulmones, las vísceras
pélvicas y la médula ósea.
c) Movimiento. La acción de músculos en los huesos produce los movimientos de las extremidades, la respiración
entre otros.
d) Equilibrio hidroelectrolítico. El esqueleto almacena iones calcio y fosfato, y los libera en el líquido tisular y la
sangre de acuerdo con las necesidades fisiológicas del cuerpo.
e) Equilibrio acido-básico. El tejido óseo sirve como amortiguador en la sangre contra cambios excesivos en el pH,
al absorber o liberar sales alcalinas de fosfato y carbonato.
f) Formación de la sangre. La médula ósea roja es el principal productor de glóbulos sanguíneos, incluidas células
del sistema inmunitario.
3.2.2 Clasificación de los huesos según su forma
Los huesos pueden clasificarse, según su forma, en tres tipos:
Huesos largos. Son huesos en los que predomina un eje (longitud) sobre los demás (anchura y espesor). A este
tipo pertenecen la mayor parte de los huesos de las extremidades (húmero, fémur etc.)
Huesos planos. Son huesos en los que predominan las dimensiones de dos ejes (anchura y longitud) sobre un
tercero (espesor). A este tipo pertenecen los huesos de la bóveda craneal y algunos huesos de la parte más
proximal de las extremidades, como la escápula o el coxal.
Huesos cortos. Son huesos en los que los tres ejes son de proporciones similares. A este tipo pertenecen las
vértebras o los huesos del carpo y del tarso.
Figura 1. Tipos de huesos por su forma. A- Hueso largo. B- Hueso plano (omoplato). C- Hueso corto (vértebra).
3.2.3 Características de los diferentes tipos de huesos
Huesos largos: Se distinguen en los huesos largos una parte central alargada, el cuerpo o diáfisis, y dos extremos
voluminosos las epífisis o extremidades. La zona de unión entre epífisis y diáfisis recibe el nombre de metáfisis.
En las epífisis se sitúan las superficies articulares, que en el hueso seco aparecen como superficies muy lisas y, en
el vivo, están revestidas de cartílago articular. Todo el resto de la superficie del hueso, con la excepción de estas
superficies articulares, está revestida de una lámina de tejido conectivo muy rica en vasos y nervios, el periostio.
Figura 2. Estructura topológica de los huesos
Huesos cortos Los huesos cortos son similares a las epífisis de los huesos largos. Están formados por tejido óseo
esponjoso rodeado de una lámina externa de tejido óseo compacto. En la superficie se dispone la envoltura de
periostio, excepto en los puntos donde aparecen superficies articulares.
Huesos planos: En los huesos planos no existe una división en regiones como ocurre en los largos. Su superficie
presenta una o varias zonas articulares para los huesos vecinos y una envoltura de periostio que únicamente
excluye las superficies articulares. Estructuralmente están constituidos por una lámina externa de tejido óseo
compacto que rodea una zona central de tejido óseo esponjoso.
Figura 3. Partes y estructura de un hueso largo (fémur). La porción superior del hueso ha sido seccionada
frontalmente para observar la estructura del hueso.
Epífisis
Epífisis
Metáfisis
Metáfisis
Diáfisis
3.2.4 Huesos del sistema óseo
A menudo se afirma que el esqueleto tiene 206 huesos, pero esta cifra sólo representa los de un adulto típico y no es
invariable. El recién nacido tiene casi 270 huesos y se forman aún más durante la infancia. Sin embargo, con la edad
el número disminuye a medida que algunos huesos separados se fusionan.
Por ejemplo, cada lado de la cintura pélvica de un niño tiene tres huesos (ilion, isquion y pubis), pero en los adultos
se fusionan en un solo hueso: el iliaco o coxal. La fusión de varios huesos, que se completa en la última etapa de la
adolescencia o los primeros años de la edad adulta, lleva a un número promedio de 206 huesos en el adulto.
Cráneo
El cráneo es la parte más compleja del esqueleto. Aunque en apariencia sólo consta de la mandíbula y “el resto”, está
integrado por 22 huesos (en ocasiones más). La mayor parte de éstos se encuentra conectada mediante articulaciones
inmóviles llamadas suturas, que tienen la apariencia de costuras en la superficie. Son marcas importantes para las
descripciones que se presentan a continuación.
El cráneo contiene varias cavidades prominentes. La más grande (cuyo volumen en adultos es de casi 1350 ml) es la cavidad
craneana, que contiene al encéfalo. Otras cavidades incluyen las órbitas (cuencas de los ojos), la cavidad nasal, la cavidad
oral, las cavidades del oído medio e interno, y los senos paranasales.
Figura 4. Vista lateral de los huesos del cráneo
Columna vertebral y caja torácica
La columna vertebral da soporte al cráneo y el tronco, permite su movimiento, protege la médula espinal y absorbe
tensiones producidas por caminar, correr y levantar objetos. También proporciona unión para las extremidades, la caja
torácica y los músculos posturales. Aunque suele llamársele espina dorsal, no consta de un hueso único sino de una cadena
de 33 vértebras que tienen discos intervertebrales de fibrocartílago entre la mayor parte de ellas. La columna vertebral
del adulto mide, en promedio, 71 cm de largo y los discos representan casi una cuarta parte de esa longitud.
Como se muestra en la figura 5, las vértebras se dividen en cinco grupos que suelen tener las siguientes cantidades: siete
vértebras cervicales en el cuello, doce vértebras torácicas (o dorsales) en el tórax, cinco vértebras lumbares en la zona
lumbar o espalda baja, cinco huesos sacros en la base de la columna y cuatro pequeñas vértebras coccígeas. Todos los
mamíferos tienen siete vértebras cervicales, aun las jirafas, notorias por su cuello largo.
Figura 5. Regiones de la columna vertebral.
La caja torácica (figura 6) está integrada por las vértebras torácicas, el esternón y las costillas. Forma una cubierta de forma
cónica para los pulmones y el corazón, y proporciona unión para la cintura escapular y las extremidades superiores. Tiene
una base amplia y un ápice superior un poco más estrecho. Su borde inferior es el arco de las costillas inferiores,
denominado margen costal. La caja o jaula no sólo protege a los órganos torácicos sino también al bazo, la mayor parte
del hígado y, hasta cierto punto, los riñones. Lo más importante es su función en la respiración: los músculos respiratorios
la expanden de manera rítmica para crear un vacío que atrae el aire a los pulmones y luego la contraen para expeler el
aire.
Figura 6. Huesos de la caja torácica.
La cintura escapular y las extremidades superiores
La cintura escapular da soporte al brazo y lo vincula con los huesos del tronco y la cabeza. Consta de dos huesos en
cada lado del cuerpo: la clavícula y la escápula (omóplato). El extremo medial de la clavícula se articula con el esternón
en la articulación esternoclavicular, y su extremo lateral se articula con la escápula en la articulación acromioclavicular
(véase la figura 6). La escápula también se articula con el húmero en la articulación glenohumeral. Se trata de uniones
laxas que otorgan al hombre mucha más flexibilidad de la que tienen otros mamíferos, pero también lo ponen en
riesgo mayor de dislocación.
Las extremidades superiores se dividen en cuatro segmentos que contienen un total de 30 huesos por extremidad:
El brazo se extiende del omóplato al codo. Contiene sólo un hueso: el húmero.
El antebrazo se extiende del codo a la muñeca y contiene dos huesos: el radio y el cúbito. En posición anatómica,
estos huesos son paralelos y el radio es lateral al cúbito.
El carpo o muñeca contiene ocho pequeños huesos carpianos organizados en dos filas.
La mano, contiene 19 huesos en dos grupos: cinco metacarpos en la palma y 14 falanges en los dedos.
Figura 7. Estructura de los huesos de la cintura escapular y las extremidades superiores.
La cintura pélvica y las extremidades inferiores
La cintura pélvica consta de un anillo complejo compuesto por tres huesos (figura 8): dos huesos iliacos y el sacro (que,
por supuesto, también es parte de la columna vertebral). Los huesos iliacos también suelen llamarse huesos coxales. La
pelvis es una estructura con forma de tazón integrada por estos huesos, además de los ligamentos y músculos que
recubren la cavidad pélvica y forman su piso. La cintura pélvica permite que las extremidades inferiores den soporte al
tronco, y cubre y protege las vísceras de la cavidad pélvica (sobre todo la parte inferior del colon, la vejiga urinaria y los
órganos reproductores internos).
Figura 8. Huesos de la cintura pélvica.
La pelvis es la parte del esqueleto en que se aprecia mayor dimorfismo debido a características sexuales (cuya anatomía
difiere en mayor medida de acuerdo con el género). Para identificar el género de unos restos óseos, los científicos forenses
se concentran sobre todo en la pelvis. La pelvis del hombre promedio es más robusta (más pesada y gruesa) que la
femenina, debido a las fuerzas ejercidas sobre los huesos por músculos más fuertes. La pelvis femenina está adaptada a
las necesidades del embarazo y el parto: es más ancha y superficial, y tiene los estrechos superior e inferior de la pelvis
más largos para permitir el paso de la cabeza del neonato.
La cantidad y organización de los huesos de las extremidades inferiores son similares a las que se observan en las
superiores.
Sin embargo, en las primeras están adaptadas al soporte de peso y la locomoción, por lo que tienen formas y articulaciones
diferentes. El fémur y la tibia son, en esencia, pilares para soportar el peso del cuerpo. Las extremidades inferiores se
dividen en cuatro regiones que incluyen un total de 30 huesos por extremidad:
La región femoral o muslo se extiende desde la cadera hasta la rodilla y contiene el fémur. La rótula es un hueso
sesamoideo situado en la unión de las regiones femoral y crural.
La región crural o de la pierna se extiende de la rodilla al tobillo y contiene dos huesos: la tibia medial y el peroné
lateral.
La región tarsiana (tarso) o tobillo es la unión de la región crural con el pie. A los huesos tarsianos se les considera
parte del pie.
La región pédica o mejor conocido como pie está compuesta por siete huesos tarsianos, cinco metatarsianos y 14
falanges de los dedos.
Figura 9. Huesos de las extremidades inferiores.
4. Desarrollo pedagógico:
Con la información entregada en este documento y consultas en diferentes fuentes bibliográficas debes elaborar un
lapbook donde realices las síntesis y explicación del tema de Sistema óseo, dichas evidencias serán subidas al classroom
de ciencias naturales y expuestas posteriormente en sesiones virtuales de meet u otro medio audiovisual.
La entrega se llevará a cabo el día 11 de junio de acuerdo al horario de ciclo.
Bibliografía:
Juan A. García, Juan M. Hurlé. ANATOMÍA HUMANA. Mc Graw-Hill Latinoamérica. Madrid España, 2005.
Kenneth S. Saladin. ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA, La UNIDAD entre FORMA y FUNCIÓN, sexta edición. Georgia College & State
University, Mc Graw-Hill. United States, 2013.