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GRITA LA HINCHADA GRITA LA HINCHADA… FERNANDO MAYORGA 2010

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GRITA LAHINCHADAGRITA LA HINCHADA…

FERNANDO MAYORGA

2010

GRITA LA HINCHADAGRITA LA HINCHADA…

¡VIVA EL AURORA!

EL EQUIPO DEL PUEBLO(1935-2010)

FERNANDO MAYORGA

Queda rigurosamente prohibida sin autorización escrita del titular del Copyright, bajo las sanciones previstaspor las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático.

Primera edición, septiembre 2010

Autor: Fernando MayorgaTeléfono: 4116866Correo electrónico: [email protected] - Bolivia

Depósito Legal: 2-1-2129-10

Edición y selección de imágenes: Joaquín Mayorga Garrido CortésDibujo de la tapa: Pablo Fernández Ferrufino, categoría sub- 7, Escuela de Fútbol del Club AuroraDiagramación: Jimmy E. Morales Zambrana

Esta publicación es auspiciada por hinchas de Aurora que se suman a los festejos por el 75 aniversario delEquipo del Pueblo.

Impreso en Talleres Gráficos “Kipus” Telfs.: 4731074 - 4582716, CochabambaPrinted in Bolivia

A María Luisa Luchita, mi madre

ÍNDICE

1. Amanecer .............................................................................. 19

2. Resplandor ............................................................................ 33

3. Oscuridad .............................................................................. 77

4. Renacimiento ........................................................................ 95

5. Celebración ........................................................................ 109

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VITRAL CELESTE

Eduardo Mitre

Vuelve, memoria, y cuéntanos del sol celeste de ese Aurora.

Nárranos el júbilo de sus victorias,la tristeza de sus derrotas.

Devuélvelos al presente:

Trasparece en el céspedlas veloces gambetasdel Patato Méndez,y la figura de José Luis Balderramaplantado por toda la canchacomo la sombra de un capitán por la cubierta del barco.

Retrata a Jorge Morales,fogonero incansable,y, al estallido del gol, la bandada de brazos del entusiasmo.

Enfoca al adolescente al arco en esas tardes radiantes o lluviosas, extendido como relámpagodebajito del travesañocon la pelota imantada entre sus manos.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

Haz que salgan ya del vestuariouno tras otro, todoscon el hermoso número blanco en la camiseta…

Y que reinicien el juego para sacarnos el peso del tiempo y le continuemos ganandoal olvido, al tedio, a tanta ausencia.

Vuelve, memoria, y empieza:La pelota ya está en el centro.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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PRÓLOGO

Escribir es recordar. Recordar es vivir. Este libro revive las historias deAurora, “orgullo de Cochabamba”, y como toda narración es incompletay no es imparcial. Fue escrita con el corazón en una mano y la otra manoabierta a los hinchas del Equipo del Pueblo. No cuenta historias, lasreinventa recuperando unos hechos y olvidando otros acontecimientosacaecidos en 75 años de trayectoria. Toda una vida. Y toda una vida,como dice el bolero, estaría contigo. Y estamos contigo de esta manera,mezcla de memoria y literatura, que es como habitar la tribuna a lascuatro de la tarde de cualquier domingo que nos congrega en laceremonia deportiva que cautiva hasta que se pone el sol.

Estas páginas son una invitación al recuerdo reconstruido con fragmentosde periódicos y crónicas de anónimos reporteros, con anécdotas dejugadores y dirigentes, con relatos y poemas, con retazos de vivenciasde fieles seguidores. Hubiera querido incluir más voces y hacer un corocomo el que forman y entonan los auroristas de la tribuna popular, laPesada Celeste de hoy, de ayer, de siempre, porque ellos son el alma deAurora, ellos son el Pueblo del Equipo. Zapateros, canillitas, fabriles,artesanos, bicicleteros y kiosqueros, cholos y t’aras, también empresariose intelectuales, y sobre todo los jóvenes, adolescentes, niños y niñas quele dan savia nueva a la hinchada. Ellos y otros seguirán escribiendo estahistoria, las múltiples historias que están esperando ser contadas porque“como el Aurora no hay otro”. Historias de fiesta y de derrota, de euforiay congoja como tantas cosas en el fútbol, que es la vida misma, comoese “gran cielo” celeste donde habitan mi papá Rolando, socio número313, y mi tío Héctor Zelada, que me llevaba los domingos de mi niñezal estadio; una ceremonia que repetí dos décadas después con mi hijoJoaquín y otras dos décadas más adelante con mi sobrino MarquitoCamacho Garrón, hincha de hinchas como todos nosotros.

Este libro es fruto de un esfuerzo compartido con otros auroristas dediversas generaciones. Martín Sotelo Winkler recorrió este camino desdesu inicio y es el autor de la historia institucional del club; llenó los vacíosde esta investigación con su memoria prodigiosa y sus cálidos diálogoscon hinchas, dirigentes y jugadores que engrosarán las páginas de otrolibro, otra demostración de su incomparable cariño por el club. HéctorVargas fue proveedor de invalorables testimonios, fotografías y recuerdos,y tuvo la gentileza de aclarar algunos deslices involuntarios cumpliendosu experimentada labor de defensor impecable en el equipo campeónde 1963. La estética de la diagramación y el ojo avizor para que estaspáginas sean límpidas como nuestro cielo valluno es culpa de BenjamínRodríguez. Cada detalle fue minuciosamente revisado por JoaquínMayorga Garrido Cortés, con él fuimos imaginando estas páginas durantemuchos años en el entretiempo de los partidos, caminando rumbo alestadio o clavados frente al televisor viendo “gol, error y figura”. Sin elconcurso de ellos, este libro no hubiera sido posible. Tampoco sin losrecuerdos relatados por Guido Aguilar y Adolfo Foronda y las anécdotasvividas con Gilberto Lisperguer en las graderías del estadio, y lacompañía fraterna de Manuel Rojas, Diego Valverde y Benjo Kruse.

Tareas de incansable búsqueda hemerográfica fueron realizadas porSergio Thames, Martín Sotelo Alcázar y Marianela Lizárraga; el apoyo enimágenes y correteos imprescindibles es mérito de Alba Rojas, ÁngelGarcía, Edwin Mamani y Víctor Siles Melgarejo. Los dibujos que ilustransus páginas fueron realizados por niños de distintas categorías de laEscuela de Fútbol del Club Aurora con el incentivo de Rolando Tellería.También aportaron con anécdotas múltiples voces de compañeros detribuna que rememoraron hechos cuando transcurrían los noventaminutos de un partido. Algunas contribuciones son inéditas, como elmaravilloso poema de Eduardo Mitre, la extraordinaria disección denuestro espíritu de fanáticos en la prosa de Luis H. Cachín Antezana, lospalíndromos de Eduardo Turi Torrico, el único hincha rojo que habitaestas páginas, la gentileza de Hiber Contéris y sus recuerdos literarios. Olas columnas de escritores y escritoras que destilaron talento literarioreseñando alguna faena deportiva del equipo, como ese estupendonúmero del suplemento literario La Ramona del diario Opinión dedicadoal Aurora Campeón 2008. Este agradecimiento sería incompleto sinrecordar el abrazo de Roberto Prada, noble hincha wilstermanista e hijo

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de un extraordinario dirigente, felicitándome por el título de 2008; suhomenaje merece un reconocimiento a su estirpe y caballerosidad.

Todos tenemos fetiches en la vida, yo me aferro a un amuleto celesteque convirtió mi deseo de vivir en una invocación a la magia, porque lavida sin magia es gris como una tarde sin fútbol. Este libro fue escrito entiempos de júbilo y caída, porque estando a las puertas del paraísoperdimos de manera increíble un título de campeón que estaba al alcancede la mano, y con él perdimos muchas cosas, menos las ganas de seguirviviendo aferrados al amuleto celeste.

Escribí este texto con pasión y sin encono, como miembro de unahinchada y no de una barra brava, esa enfermedad que carcome nuestrofútbol. No soy aficionado a las identificaciones colectivas, exceptocuando se trata de vestir la “celeste con blanco”. Es la única convicciónideológica que atrae mi atención, quizás porque su interpelación duranoventa minutos, domingo tras domingo, porque se gana y se pierde ysiempre hay revancha y existe ilusión. Con ilusión se ha escrito este libroy con sentimiento, lo demás es lo de menos.

Fernando Mayorga UgarteCochabamba, septiembre de 2010

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

CUECA DEL AURORA

Este es mi equipo señoresdel gran Aurora soy hincha,su nombre se ha consagrado

por ser equipo del pueblo.

Celeste por su gran cieloy blanco por su Tunari,

orgullo de Cochabambaes la celeste con blanco.

Como el Aurora no hay otroaunque se vistan de gala,

grita la hinchada, grita la hinchadaviva el Aurora,

grita la hinchada, grita la hinchadaviva el Aurora.

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INTRODUCCIÓN

En la madrugada del 27 de mayo de 1935, un grupo de estudiantesfundaron el Equipo del Pueblo. Así nació el Club Aurora, uno de los másimportantes del fútbol nacional. “Había cielo despejado, de celeste lleno,y el blanco que significa pureza. Hoy son los tradicionales colores deeste gran Aurora”, cuenta Leonardo Ferrel rememorando el relato de sushermanos mayores que secundaron a Juan Cerruti, primer presidente delclub.

Durante 75 años dio alegrías a su hinchada enfrentando muchosobstáculos y jugarretas del destino convirtiéndose en uno de los grandesequipos del fútbol nacional. Un diario definió la impronta de Aurora hacecuatro décadas al señalar que, desde su fundación, “la divisa celeste fuearma de combate en cientos de jornadas deportivas” (El Mundo, 27 demayo de 1966).

En veinte años de competencia en el fútbol amateur, Aurora conquistódiez títulos de campeón y en ocho oportunidades ocupó el segundolugar en los torneos de Cochabamba. En el primer ciclo del fútbolprofesional boliviano entre 1955 y 1977 Aurora fue un protagonista deprimera línea, en particular durante la década de los sesenta; fuesubcampeón nacional en 1960, 1961 y 1964 y conquistó su primer títulocomo campeón nacional en 1963 para participar en la Copa Libertadoresde América.

En 1977 se creó la Liga del Futbol Profesional Boliviano y el campeonatoadoptó un carácter nacional permanente con los equipos de mayorconvocatoria regional. En estos torneos, Aurora tuvo un desempeñoirregular y en 1988 el equipo descendió de categoría, tormento que durócatorce años. Se inició un largo camino de retorno a la primera divisiónbajo la conducción de Jaime Cavero, presidente en ese ciclo de desafíos,conquistando ocho veces el título de la Asociación de Futbol de

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Cochabamba y disputando sin suerte la Copa Simón Bolívar. No obstante,ese trabajo daría frutos en la siguiente década. En 2000, perdió la finaldel campeonato en serie de penales, víctima de un escandaloso arbitraje.Finalmente, en diciembre de 2002, obtuvo el título de campeón con unasoberbia goleada. El estadio Félix Capriles se tiñó de celeste para celebrarel retorno de Aurora a la Liga Profesional.

El regreso al fútbol profesional trajo más satisfacciones que tribulaciones.En 2004, el Equipo del Pueblo obtuvo el subcampeonato en el torneoApertura y conquistó el derecho a participar en la Copa NissanSudamericana. En diciembre de ese año disputó con Oriente Petrolerouna plaza para participar en la Copa Libertadores. No tuvo fortuna, perola senda estaba trazada para lograr el mayor triunfo en la primera décadade este siglo XXI, el título de campeón nacional. A fines de 2008, Auroraconquistó el campeonato del Torneo Clausura disputando un tercerpartido en Sucre, campo neutral. Bajo una pertinaz lluvia, el encuentroconcluyó empatado y se definió mediante penales con victoria del Equipodel Pueblo. Una granizada acompañó la vuelta olímpica en una suerte demetáfora de los obstáculos que debe enfrentar el club celeste paraalcanzar la gloria. Con esta conquista se produjo la segunda participaciónde Aurora en la Copa Libertadores de América enfrentando, en 2009, aGremio de Brasil, Boyacá Chicó de Colombia y Universidad de Chile.

En 2010, año aniversario de sus Bodas de Diamante, el Equipo delPueblo se transformó en favorito para ganar el título del Torneo Aperturamerced a un juego basado en la calidad y la técnica, sin embargo, en elúltimo tramo del campeonato sufrió una inverosímil derrota como localfrente a The Strongest y perdió el partido final después de estarvenciendo en los primeros minutos a Wilstermann, su clásico rival desdela mediados de los años cincuenta del siglo pasado.

Aurora es una pasión que no se amilana ante las circunstancias difícilesy enfrenta los desafíos deportivos con la convicción y honestidad quelegaron sus fundadores y que reproducen dirigentes y fanáticos alcompás de la letra de la hermosa cueca: “grita la hinchada, grita lahincha, viva el Aurora”. Relatamos su historia con la inevitable miradadel hincha, recuperando y reinventando tradiciones a la usanza del relatode un gol, una gambeta, una atajada que mezcla historia y epopeya.

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Situamos el decurso de los hechos en una narración que se divide encinco fases que corresponden: a la época amateur (1935/1954) con laobtención de diez campeonatos locales; a la primera era del fútbolprofesional (1955 /1977) con tres subcampeonatos nacionales y el primertítulo de campeón nacional; a la primera época en la Liga del FútbolProfesional Boliviano (1978/1988) con el martirio del descenso decategoría; al sufrimiento en la Copa Simón Bolívar que concluye con elanhelado regreso a la Liga (1989/2002) y, finalmente, a la primera décadadel siglo XXI con la clasificación a dos torneos internacionales y laobtención del título de campeón nacional en noviembre de 2008.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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1AMANECER

FUTBOL AMATEUR 1935-1954

“La rebeldía dio origen al nacimiento de Aurora”. Esta frase resume elespíritu del momento fundacional de un club que ingresaría en los analesde la historia del fútbol nacional. Remembranzas de este acontecimientoestán matizadas con recuerdos de un jugador emblemático: “Corría mayode 1935. Era una mañana de cielo despejado, celeste pleno, cuando ungrupo de alumnos comandados por Juan Cerruti, designado el primerpresidente del club, decidió reunirse en inmediaciones del centroeducativo Instituto Americano. Se reunieron la mañana del día 27. Teníanentre 17 a 19 años los muchachos que se rebelaron con el director deese instituto ya que éste no les dejó intervenir en una competencia deconfraternidad llevando el nombre del colegio”, cuenta Leonardo Ferrel.“Habían concurrido los muchachos al colegio para pedir permiso y asistira un torneo de confraternidad llevando el nombre del instituto. Eldirector les negó esa posibilidad, y entonces los alumnos se rebelaron yfundaron un club. Yo tenía doce años de edad”, prosigue su relato, “Nointervine en la fundación del club, pero contó uno de mis hermanos quehabía una decena de jóvenes que desacataron al director”. Y culmina elrelato: “Había cielo despejado, de celeste lleno y el blanco que significapureza. Hoy son los tradicionales colores de este gran Aurora”. Leonardo

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Ferrel fue el emblema de una familia que es sinónimo de Aurora. Unacrónica cita la alineación del equipo en ese año fundacional que muestraesta amalgama y constituye un récord insuperable de presencia familiar:Kusevic, Daniel, Humberto, Leonel, Walter y Remberto Ferrel; SalvadorAraya, Leonardo Ferrel, Carlos Arce, Demetrio Ferrel y Hugo Lafuente.

Ese amanecer marcó el nombre del club, pero existen otras definicionesde esta palabra. En el Pequeño Larousse editado en París en 1964, unade sus acepciones es la conocida “claridad que precede la salida del sol”,otra se refiere a “meteoros luminosos que se observan en el hemisferioseptentrional o en el austral” y también esta definición sorprendente:“chicha cochabambina”!!!. Ni más ni menos. Es imposible imaginar mayorimbricación entre el valle cochabambino y el Equipo del Pueblo.

Otros recuerdos relacionan la elección de un nombre femenino a unhomenaje a la valerosa mujer cochabambina ejemplificada en lasHeroínas de la Coronilla, por eso en el grupo fundador brillaban con luzpropia Alcira y Flora Cuenca, mujeres pioneras en esas lides. Tambiéntal vez por eso, cuando estrenó su primera camiseta con el tradicionalcolor distintivo el equipo tuvo como madrina a doña Lidia Gueiler,directora de la sección femenina del club y reina del club y, con el pasodel tiempo, la primera mujer que asumió la presidencia de la Repúblicaen los conflictivos años ochenta de la transición a la democracia.

GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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Aquella página escrita el 27 de mayo de 1935 dio inicio al comienzo de laprimera etapa de presencia de Aurora en la historia, en ese entonces,amateur del futbol boliviano. Etapa que duró dos décadas, hasta la creacióndel primer campeonato profesional a nivel nacional, allá por 1955.

En el transcurso de veinte años, el sueño de aquellos jóvenes se convirtióen un futuro tallado a base de triunfos, porque Aurora conquistó dieztítulos de campeón de Cochabamba y en ocho oportunidades ocupó elsegundo lugar en torneos locales.

En 1936, el país estaba envuelto en los recuerdos y los rescoldos de laguerra del Chaco y el fútbol se organizaba en campeonatos como la CopaHernando Siles Pro-Soldado. Cochabamba era una ciudad bucólica yaños antes fue centro de atención intelectual debido a un debate entreAlcides Arguedas y Miguel de Unamuno sobre “la imaginación” en lallajta. El arte no estaba exento de la influencia del popular deporte. Unaño antes de la fundación de Aurora, el Teatro Achá fue escenario deuna función de declamación de poemas de afamados autores, comoAmado Nervo y Pablo Neruda, en boca de la artista Blanca Rosa Coloradode Borda, función que concluyó con la recitación del poema “Polirritmodinámico del jugador de foot ball” (Wilson García Mérida, Un siglo enCochabamba, 1995, pág. 267).

La prensa convocaba a “Grandes Matchs de Foot Ball” y los avisos eranadornados con mensajes típicos del ideario de la modernidad de esaépoca que concebía el fútbol como una “Distracción sana, moral y culturaque educa a la juventud y prepara la generación de mañana”. El fútbolera considerado importante no solamente por “contribuir al desarrollofísico de la raza sino porque constituye un excelente medio de moralizara nuestra juventud, apartándole de los tortuosos caminos del vicio y dela degeneración”. Pero el fútbol también era señal de progreso, comolos ferrocarriles ingleses, con los cuales llegaron los sueños del desarrolloindustrial y las reglas del foot ball, como se escribía entonces. “La llegadadel tren a Cochabamba… fue celebrada entre sus actos centrales con uncampeonato interdepartamental de fútbol –el primero en la historia delpaís– organizado por una flamante Liga de Foot Ball... la inauguracióndel tren interdepartamental en Cochabamba, durante aquella memorablefiesta del progreso no fue otra cosa que una fiesta del fútbol (WilsonGarcía, Un siglo en Cochabamba, 1995, págs. 182-183).

La invocación al deporte era parte de una misión que requería un gradode compromiso institucional y trascendía el mero uso del tiempo de ocio:“Necesitamos dinamismo, cariño al deporte y directores que sepanllevarla por el camino del progreso” escribía un columnista local, con unoptimismo sin límites: “He ahí la misión de las instituciones matricesdepartamentales. Cochabamba siempre se ha distinguido en los camposdeportivos, sus players han obtenido sin grandes esfuerzos victorias paralos colores departamentales; todo ello, sin esfuerzo, sin preparación, hansurgido preparándose sin entusiasmo y educando al músculo en formaembrionaria. Si esta juventud mereciera mayor atención de parte de losdirectores encargados de cuidar el radio de acción deportivo, losresultados serían enormes y Cochabamba figuraría fácilmente en losprimeros puestos de torneos sudamericanos y hasta mundiales” (ElImparcial, 18 de abril 1936).

Los partidos eran disputados por equipos de primera, segunda y terceradivisión, las jornadas transcurrían desde las diez de la mañana hasta laseis de la tarde y los precios eran “los de costumbre”, así rezaban loscarteles publicitarios. En otros partidos, los boletos mostraban lasdistinciones sociales porque existían entradas para palcos, entradas atribuna y boletos para “niños y soldados”. Era un reconocimiento a los

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combatientes en las arenas candentes del Chaco y no existía todavía latribuna infantil –la actual curva sur del estadio– que acogió gratis durantevarias décadas a los niños de sectores populares.

Después de la guerra se reorganizaron las instituciones deportivas de laRepública. Como reseña el diario El Imparcial, “en vista de haber retornadodel Chaco los principales elementos deportivos, todas las sociedadesfutbolísticas han ingresado a un período de intensa actividad”. En 1936 sedisputó la Copa Municipal con la participación de equipos de diversafiliación, como Los Revoltosos, Racing, Aurora, Deportivo Quillacollo, 14de Noviembre, New Player’s; Mendez Arcos y Escuela de Armas Ayacucho.

Fue el reinicio también de los encuentros interdepartamentales porqueBolívar de La Paz invitaba a New Player’s de Cochabamba y en la capitaldel valle Aurora recibía la visita de Santa Cruz, equipo oriental que cayóderrotado ante “un equipo integrado por adolescentes”, marca y sello deAurora. Entonces se disputaba un torneo oficial, Copa Cochabamba,organizado por la “Cochabamba Foot Ball Asociation”, fundada en 1924.Desde esos años, aparte de los torneos convencionales denominados“campeonatos por puntos”, se disputaban “torneos relámpago”. Comoaquel realizado en 1937 en dos series, con la presencia de Aurora en laserie B, con un partido evaluado con una curiosa sentencia: “rematandoAurora siete goles a Racing Juniors”

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Como en todas partes, la rivalidad entre equipos favoritos provocabapartidos especiales que se iban convirtiendo en tradición, costumbre, setornaban en “clásicos”. Los clásicos locales de la época amateur fueronvariando de acuerdo a la turbulencia propia del amateurismo. Aurora erauno de los favoritos y la primera contienda con rasgos de clásico fuecontra Escuela de Armas Ayacucho, luego contra Ferroviario y tambiénDeportivo Salamanca, empero en la época amateur se fueronconfigurando como partidos clásicos del fútbol cochabambino losenfrentamientos entre Aurora y Veltzé. Con Escuela de Armas Ayacucho,Aurora disputó el Torneo Relámpago de 1939 logrando un empate como“consecuencia lógica del empeño, disciplina y corazón de los muchachosde la insignia celeste”. El equipo de entonces mostraba el esquemainglés 1-2-3-5 imperante en todas las latitudes, con Ledezma en laportería; Bustamante y Ponce en la defensa; Antezana, Remberto yHumberto Ferrel en el medio campo; y la delantera con Zabalaga, Ríos,Arce, Agreda y Gómez. Con ese planteamiento fue campeón del TorneoRelámpago y las crónicas lo definen como “juvenil cuadro… de enormecorazón deportivo”, venciendo a Escuela de Armas en la final en “unabrillante jornada que ha servido para levantar aún más sus bien ganadosprestigios” (El Imparcial, 23 de mayo 1939). También fue campeón de lacopa Hernán Salamanca al vencer a Deportivo Salamanca “con el scorede un goal contra cero”, en una “Fiesta Deportiva Social” que incluía lapresencia de las reinas de belleza de los clubes y “la hinchada femeninaque pondrá su nota risueña”. Para entonces, Aurora y DeportivoSalamanca eran “los mejores equipos de Cochabamba… dos cuadros de

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categoría que marcan la vanguardia del fútbol cochabambino”disputando la Copa Cochabamba y la Copa Alicia I. La crónicaperiodística realiza un balance preciso del clima futbolero: “es difícilanteriorizar el triunfo de uno, por ser estos equipos de tan igual técnicay alma deportiva, que únicamente la suerte es la que decidirá” (ElImparcial, 11 de agosto 1939).

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Una semblanza periodística del equipo celeste define todo un estilo dejuego y un perfil institucional: Aurora es “uno de los mejores conjuntosbalompiedísticos de la localidad, por su juego inteligente y movido, porla homegeneidad de sus líneas y la fama de sus recursos oportunos y degran efecto; y sobre todo, por el corazón de sus muchachos que seagigantan en el field cuando se trata de la defensa de su club. Suempeño, su entusiasmo y su pasión son dignos de todo encomio ymerecen el estímulo de la prensa y de la afición. Además les impulsa unnoble anhelo de superación y de optimismo, factores que contribuyennotablemente para el éxito de sus campañas. El eje de este simpáticocuadro juvenil es su Capitán don Remberto Ferrel de recia contexturafísica y moral y de descollante actuación en nuestras canchas” (ElImparcial, 13 de agosto de 1939).

En la década de los cuarenta se consolidaron los “campeonatos porpuntos”. Con lugares ocupados por encima de la mitad de la tabla deposiciones, Aurora era un animador permanente de los torneos quetenían en Escuela de Armas Ayacucho y New Player’s a sus principalesprotagonistas. Los duelos de estos equipos contra Aurora, con dos títulosen su haber, se fueron convirtiendo en clásicos locales. El año 1946 sesuspendió el campeonato nacional por disposición del Consejo Superiorde la Federación Boliviana de Futbol, en esa sesión se aprobó unamoción para apoyar “la iluminación de la cancha de futbol del Estadiode Cochabamba” a demanda de la creciente hinchada local. En estadécada Aurora se consolidó como club y en 1947 festejó su aniversariocon eventos deportivos y culturales, incluyendo un baile social en el ClubTennis. Para entonces, otros equipos habían surgido en la capital, entreellos Ferroviario que, junto con Aurora, eran “dos teams que estánconsiderados como lo mejorcito que actualmente tenemos en materia defútbol y alguno otro club más. Se trata de dos adversarios que tienenpoderosas líneas de defensa como de ataque, lo que claramente indicaque habrá que tomar campo temprano en las graderías del estadio parano quedarse parado” (El Imparcial 6 de junio 1947). Junto con Ferroviariose consolidaron otros equipos, como Veltzé que empezó a disputar elliderazgo de Aurora. El campeonato de 1948 adoptaría un nombresingular, Torneo Capacitación

Desde 1950 la rivalidad entre Aurora y Veltzé se manifestó en partidosde gran calidad y emoción. Un partido entre estos equipos fue anunciadocomo “el evento futbolístico más trascendental del año”. Los antecedentesvolvieron esta contienda en un verdadero clásico porque en 1948 y 1949,Veltzé arrebató el título al favorito, Aurora, en vibrantes finales. Sinembargo, en 1950 Aurora conquistó el título de campeón vengándosede Veltzé. Esa época el equipo formaba con Ledezma en el arco,Balderrama, Rojas; Walter y Daniel Ferrel, Arispe, Porcel, Tardío;Cárdenas, Chávez y Leónidas Guevara.

El título fue festejado con un acontecimiento para laciudad, la visita de Alianza Lima del Perú en abril de 1951para jugar contra Aurora, campeón local. La crónica previaa ese partido expresa la importancia del futbol en la vidacotidiana de la sociedad cochabambina. “Ya es distinto elambiente deportivo. Parecía que faltaba algo. Que habíaen la ciudad un vacío difícil de comprender como siquedara sin emoción adentro. Andaba el aficionado consu alma como desalquilada, sin poder darse el gusto deabrirle a la tarde la válvula de escape del grito más lindo,el del gol. Mucho tiempo hacía que faltaba este incentivo,

se estaba viviendo sin la intensidad del trajín futbolístico y sin estarocupando el sitio de la cita mejor: la tribuna. Ahora ya es otra cosa.Desde hoy la afición local tiene su destino. Ya encuentra sentido en eltránsito diario porque llega la espera que siempre premia con lo mejor:

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el partido”. El acontecimiento de ese día era un partido internacional, elcrédito local era Aurora, el equipo visitante era ilustre, el resto de lahistoria es meramente anécdota.

Ese día la formación celeste estuvo conformada por Eulogio Sandoval,Hernán Flores, Leonardo Ferrel, Hernán Parra, Arturo Tardío, BenjamínMaldonado, Carlos y Ernesto Cárdenas, Arce, Morales y Aníbarro.Dirigentes destacados eran Ávila y Walter Ferrel. En esta década, elequipo celeste utilizó atuendos distintos al tradicional. En algunaoportunidad, debido a que enfrentó a Bolívar, otro equipo celeste, sevistió una casaca con una franja diagonal, al estilo de River Plate. Y en

otras circunstancias una coqueta camisa con botones y la A estampadaen el bolsillo izquierdo, pegada al corazón.

El equipo de 1951 presenta rostros intrínsecos al devenir aurorista.Eustaquio Ortuño, destacado guardameta, Mario Undurraga, HernánFlores, Hernán Rico, Max Zenteno, Benjamín Maldonado, EulogioSandóval, Carlos Cárdenas, Morales, Arispe, Luis Ballesteros, un talentosojugador cedido a The Strongest y que se salvó por azar del accidenteaéreo de Viloco, y Hernán Parra Trigo, un férreo defensor conocido porsu destreza para la “chilena”.

A mediados de 1951 Aurora obtuvo otro título, fue campeón de untorneo relámpago auspiciado por el Círculo de la Prensa Deportivaderrotando en la final a New Player’s. El equipo que ingresó a la canchaformó con Hernán Rico, Cartagena y Flores; Quiroga, Daniel y LeonardoFerrel, Morales, Undurraga, Cárdenas, Tardío y Anze. En esa temporada

la rivalidad con Veltzé era elplato fuerte del campeonatoporque disputaban palmo apalmo los primeros lugares.Uno de los clásicos fuereseñado así: “Merecidopremio a su magníficademostración de fe,dinamismo y decisión fue lavictoria a todas lucesincuestionable que supolograr Aurora frente aVeltzé, su rival de siempre”.

El relato de un partido disputado en octubre de 1952 muestra la vigenciadel clásico entre Aurora y Veltzé en una crónica deportiva que abarcabavarias páginas superando los límites del simple recuento de una noticiadeportiva: “Aurora estuvo buscando por mucho tiempo el gol, habiendollegado éste por una lúcida intervención de Alfredo Cárdenas quien conun tiro de chilena dejó sin chances a Quiroga, arquero de Veltzé. Despuésde este tanto las acciones se tornaron más emocionantes y veloces.Aurora se posesionó mayormente del campo de juego y con acciones

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de mucho interés estuvosiempre rematando al arco,pero este dominio no pudoconcretarse en goles debido aque la mayoría de los rematesfueron a dar en el travesaño yen los palos. Las accionesposteriores fueron de muchaemoción y calidad, gustandoen forma amplia a todos losasistentes” (El Mundo, 30 de octubre 1952). Entre los jugadoresdestacados sobresalían Daniel y Leonardo Ferrel, Hugo Morales, AlfredoCárdenas y Arturo Villarroel “por su incansable labor, calidad y tesón”;en 1953 el arco era resguardado por Jorge Bayá, bajo los consejos delprofesor Rodolfo Maida.

Al despuntar la década de los cincuenta, el fútbol boliviano ingresó enla era profesional. Al principio, los torneos se circunscribían a los clubesde La Paz, corazón del poder económico y político, más adelanteingresarían equipos de Oruro y Cochabamba. El campeonato de 1955fue el primer certamen de carácter nacional porque se disputó en trescapitales de departamento con la participación de San José de Oruro yWilstermann, fundado en 1949, y Aurora de Cochabamba (Carlos Mesa,et al., El salto al futuro, 1994, págs. 16-18). La presencia del Equipo del

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Pueblo era un obvio reconocimiento a su protagonismo durante la épocaamateur. En la era profesional del fútbol boliviano se registraría sudesempeño más exitoso en el transcurso del siglo XX con la obtenciónde su primer título nacional en 1963.

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2RESPLANDOR

PRIMERA ERA PROFESIONAL 1955-1977

Los sesenta no solamente fueron los años de la guerra en Vietnam, delas protestas estudiantiles en las grandes capitales del planeta, de laaventura del Che Guevara en estas tierras o de la llegada del hombre ala luna. También fueron los años de la obtención del CampeonatoSudamericano de 1963 por la selección boliviana y del ciclo más exitosode la historia de Aurora en 75 años de tradición con garra.

La historia de esta fase se inicia en 1955 y concluye con la creación dela Liga del Fútbol Profesional Boliviano en 1977. En 1950 se hizo elprimer intento de campeonato nacional empero los únicos participanteseran los equipos de La Paz. Los años posteriores se incorporaron alcertamen San José de Oruro y Wilstermann y Aurora de Cochabambadando lugar a la realización del primer torneo nacional, no obstantelimitado a las ligas locales más consistentes. En 1955 se organizó la CopaSimón Bolívar, un torneo nacional más amplio que se jugaba en elsegundo semestre con la participación de los campeones ysubcampeones departamentales, destinado a coronar al campeónboliviano para que represente el país en la recién creada CopaLibertadores de América. Es el inicio del clásico cochabambino de la eramoderna y que perdura hasta el siglo XXI.

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En este período, Aurora fue un protagonista de primera línea, enparticular en la década de los años sesenta. En 1958 ocupó el cuartopuesto y al año siguiente fue tercero en el torneo. Su marcha ascendentecontinuó. Fue subcampeón nacional en 1960 y 1961 y conquistó suprimer título como Campeón Nacional en 1963. Fue campeón deCochabamba en 1963 y 1964, ese año también fue subcampeón nacional.En 1964 participó en la Copa Libertadores de América, considerado elTorneo de Campeones, enfrentándose a Nacional de Uruguay y CerroPorteño de Paraguay, siendo eliminado en la primera fase. Esaparticipación es recordada por el excelente desempeño de su jovengolero José Issa, bautizado como “araña negra” por sus espectacularesatajadas. Una figura destacada de este ciclo de conquistas fue el directortécnico brasilero Pacífico Becerra, con una mística que todavía esrecordada por la hinchada, aunque cuestionada por sus rivales.“Enmarcado en la férrea disciplina, aguantando su carácter enérgico yporqué no, violento, fue gestándose el escuadrón que como nunca diograndes satisfacciones a su hinchada, Los jugadores jóvenes, inexpertos,fueron ganando confianza a punta de gritos e insultos del iracundoPacífico Becerra, que en el fondo tenía nobles sentimientos” (OscarGaldo, Los Tiempos, 28 de mayo 1982)

En agosto de 1959 se disputó en Cochabamba un interesante partidoentre Aurora y Bolívar, líder invicto del torneo y que contaba en sus filasal celebrado maestro Víctor Agustín Ugarte, cuya fama como lanzadorde penales era incuestionable por la calidad y el cálculo de sus disparoscerteros que dejaban malparados a los arqueros. En la portería estabaJosé Issa, joven valor que sería estrella en un futuro cercano. El partidoterminó en empate con un gol por bando, pero el acontecimiento fue elpenal atajado por el arquero aurorista. “Cobró Ugarte y el arquero Issaque intuyó la jugada voló a la izquierda controlando el remate. EntróUgarte de nuevo y en el apresuramiento desvió el esférico que salió fueradel campo”. Esta vez el novato daba una lección al maestro.

A los pocos días, Aurora se enfrentó a TheStrongest, “uno de los pequeños clásicos delfútbol profesional”, logrando una espectacularvictoria por 5-0. “Con un plan de juegodeterminado: producir el desgaste físico delequipo contrario y después recién jugarcómodamente, Aurora elaboró una victoria quepor lo elevado del marcador no admitereparos”. Ramiro Arteaga logró los dos primerostantos, aumentando el marcador Tuco Quiroga,Jorge Morales al hacer efectivo un tiro penal yUnzueta. La hinchada de Aurora, al retirarse el

equipo a los camarines aplaudió frenéticamente al ganador” (El Mundo,18 agosto 1959).

En 1960 se conformó la Liga Profesional de Cochabamba y sereestructuró el sistema del campeonato local con la participación deAurora, Bata, Petroleros y Wilstermann. A nivel nacional se jugó elCampeonato Mayor de Fútbol Profesional y Aurora disputó una seriecontra Chaco y Municipal de La Paz, un duro rival de esos años, eInternacional de Oruro. La dupla Antonio Quiroga y Carlos Loma erauna de las armas ofensivas del equipo y con ese tándem derrotó aMunicipal por tres a cero. “Quiroga recibió un buen pase en profundidadcerebralmente ejecutado por Loma para internarse por la izquierda y batira Viscarra con tiro a media altura”, una fórmula repetida en ese torneocon promedio de gol a favor de cinco dianas. Ganó su serie y en la otra

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serie disputaban la supremacía Bolívar y Wilstermann. Un altercado entrela Asociación paceña y la Federación Boliviana de Fútbol se resolvió conla anulación de un partido entre Bolívar y Municipal que provocó, demanera consiguiente, que la final sea disputada entre los clásicos rivalesdel valle.

En noviembre de 1960 Aurora y Wilstermann disputaron la final delcampeonato cochabambino. Fue derrota por 2-0, esfumándose laposibilidad de conquistar el primer galardón en la era profesional.Incidentes entre el director técnico Pacífico Becerra y los directivosdejaron al equipo sin conductor en esa instancia decisiva y “minaron lamoral de los jugadores celestes. En ningún momento del evento sacarona relucir su guapeza”. Dos meses antes, en el cotejo de ida, Aurora estabavenciendo por 3-0 a su clásico rival pero en las postrimerías del partidosufrió un empate de manera inexplicable. De modo inexplicable tambiénhabía sido postergado el partido final hasta el mes de noviembre. Estesegundo partido no tuvo las emociones del pasado y “Lejos estuvo deser la confrontación del domingo, una final de campeonato. Fue unpartido frío, como la tarde gris”. En Minuto 91, una interesante columnade apostillas futboleras, un cronista definía este partido dividido en trespartes: “80 minutos de pésimo fútbol, 7 minutos de pugilato y 3 minutos

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de fútbol, momento de la consecución de los goles. Fue tan malo perotan malo el partido que muchos de los espectadores hubieran preferidoasistir a un cine y ver una película del Oeste americano”. Algunosoptaron por el estadio pero fueron con ganas de pelea, y hubo escándaloen las tribunas porque unos hinchas de Wilstermann hostigaron alarquero de Aurora, José Issa, con insultos de grueso calibre en su afánde disminuir el desempeño de una figura que había sido declarada porla prensa deportiva como Mejor Jugador de 1959. Esta típica conductade ciertos sectores de la hinchada de ese equipo provocó que el jovenarquero anuncie su retiro del fútbol. Publicó una carta abierta señalando“He prestigiado a Cochabamba, he dedicado mi tiempo para conseguirun elemento que represente al fútbol local con pasión y desinterés. Pormi tranquilidad personal y la de mis familiares, elevo mi renunciairrevocable al Club Aurora y a toda intervención deportiva” (El Mundo,25 de noviembre 1960). Para suerte del fútbol, esa renuncia fue revocadapero quedó testimonio de una mala conducta deportiva cuando gentede índole gris confunde las disputas deportivas con encuentros de odio.Un dirigente de Aurora, el coronel Suárez Mancilla, publicó una carta enel periódico para denunciar con nombre y apellido al autor de losinsultos para enmendar la honra del arquero de su equipo, se trataba deun odontólogo que hizo del objeto de su profesión un arma devilipendio.

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La definición del campeonato nacional de 1960 se realizó en los primerosmeses del año siguiente. Un conflicto entre la Asociación de Fútbol deLa Paz y la Federación Boliviana de Fútbol derivó en la anulación de laparticipación de los equipos paceños en el torneo nacional para clasificaral equipo boliviano a la segunda edición de la Copa Libertadores deAmérica. La disputa final correspondió a los equipos cochabambinos quelideraban el cuadrangular definitorio. En el primer cotejo “Aurora arrollóa la defensa aviadora” con un contundente 4-1, con tres goles en elsegundo tiempo en los pies de Camacho y Quiroga y “una cabezada” deSiles. Habían transcurrido cinco años para gritar esa victoria contra elrival de siempre. Corría el chisme de que los jugadores de Aurora habían

ACTA DE FUNDACIÓN: LA HUELLA PERDIDA

En mayo de 1960 Aurora celebraba sus Bodas de Plata. “DesdeSanta Cruz y después de muchos años de investigación, nosenviaron el acta de fundación del club Aurora. Era un valiosodocumento que estaba consignado en una carpeta empastada.Fue elaborado por puño y letra de René Ruiz y Richard Pictors.Ese documento debía leerse en un acto especial quepreparamos en el Club de Tenis Cochabamba y al que asistiríandirigentes de Bolívar”, cuenta don Leonardo Ferrel. Losrepresentantes bolivaristas habían llegado a Cochabamba. Unacamioneta de don Leonardo partió a recogerlos, mientras queuno de los hermanos había tomado un taxi para trasladarsedesde su domicilio en la zona de Villa Galindo al Club deTenis. Llevaba el acta de fundación. “Grande fue la sorpresaque nos llevamos, cuando comenzado el acto no había eldocumento. El mismo fue extraviado al pasar el río Rocha.Nadie supo de ese documento que había llevado 25 añosrecuperarlo. Nadie podía creer en lo que había pasado. Nadiepudo después recuperar otros documentos y hoy quedan solo,aquellos posteriores a las Bodas de Plata”, dice otro relato delviejo dirigente aurorista (Marco Antonio Peñaloza, HistoriaContemporánea del Fútbol Boliviano, FBF, La Paz, 1993.

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visitado Champa Rancho para pedir el triunfo a una famosa “cholitamilagrosa” pero, aclara el reportero, “lo del domingo no fue milagro, fueel producto de una mayor desenvolvimiento en el campo de juego. Fuela exposición de mayor voluntad y decisión de gol”. Como no podía serde otra manera, el reportero de la columna en cuestión Sépalo usted…,comenta que “Los goles (de Aurora, obvio) se nos antojan muchos (ensu modesto parecer y para demostrar su desazón por el equipocontrario), pero (concluye con una frase trillada) goles son amores y nobuenas razones”.

Un empate era suficiente para definir el pleito puesto que los dos equipostenían similar puntaje pero el equipo celeste tenía ventaja en el golaverage, como se decía antes al promedio de goles a favor y en contra.El segundo partido se jugó 48 horas después de acuerdo al reglamento ycon suspensión de actividades laborales por ser día martes. La ocasiónfavoreció a Wilstermann porque “Con elemento de ‘refresco’ se impusopor 3-1 puesto que “el aspecto decisivo fue sin lugar a dudas el elementohumano” porque el equipo aviador puso en cancha cinco jugadores derecambio, en cambio Aurora repitió su formación y el cansancio hizomella en los jugadores. El campeonato se le fue de las manos al Equipodel Pueblo en las postrimerías de una campaña exitosa que llevó al límitedel agotamiento a sus jugadores en el partido decisivo que solamenteexigía mantener la paridad en el marcador para lograr el triunfo.

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En el torneo local de 1961 Aurora conquistó el título cochabambino unafecha antes de la finalización del torneo. Con sendas goleadas por 4-o a Batay Ferroviarios, el equipo mostró lo que la prensa denominó “positivismo”.“Es innegable que la gestión de Aurora ha sido brillante. A través delcampeonato ha mostrado una regularidad que pasa de lo corriente y normalen un equipo de fútbol. En la mayoría de sus partidos supo demostrar unpositivismo que permitió asegurar a más de un aficionado que este era untorneo de quién marcaba más goles. Positivismo de delantera que se traduceen sendas goleadas a los mejores equipos del campeonato”. Bata sufrió esepositivismo celeste y también Ferroviarios en la penúltima fecha. Aurora fuecampeón anticipado. “El domingo fue tarde de Aurora y lo será cuandoexponga lo que expuso deseo, voluntad de todos sus hombres. Ganas, ganasde ganar para tener el privilegio de llevarse el título que ya está en buenasmanos. Falta una fecha por jugar pero ese resultado no variará la fisonomíade este campeonato” La víctima fue Ferroviario “que no pudo con el genioy garra de los celestes que apabullaron a los carrilanos enseñándolesefectividad y marcándoles cuatro goles”.

En 1961 Aurora fue subcampeón nacional por segunda vez consecutivaconfirmando su progreso cuando los equipos paceños se armaban hastalos dientes y Wilstermann era el favorito por los títulos conquistados enlos años anteriores. En ese torneo avanzó a paso firme dejando en elcamino a San José, Huanuni y Ciclón de Tarija, equipo al que enfrentóen cuartos de final. En su visita a la ciudad de Guadalquivir, tierras decantores y viñedos, unos exaltados hinchas chapacos ante el aluviónceleste que azotó a su equipo con seis goles atropellaron con unacamioneta a los jugadores de Aurora en un intento fallido de favorecer asu equipo. No lograron su propósito y Ciclón desistió de asistir al partidode vuelta; algo similar ocurrió con Deportivo Beni de Riberalta, pero nodebido a un hecho de tránsito sino porque que fue arrollado por 7-1 porla locomotora celeste y prefirió retornar a su terruño antes de disputar larevancha e intentar la hazaña de remontar seis goles de diferencia. Losequipos se retiraban de los torneos sin rubor, no existían reglas claras enla competencia, e incluso un hincha señaló en carta pública que lo másracional era decidir que la final se dispute entre Municipal y Aurora paraevitar que se fatiguen o se lesionen sus jugadores, habida cuenta que elcampeón iba a tener que enfrentar en la Copa Libertadores a temiblesrivales como Santos de Brasil, la famosa escuadra de Pelé.

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ESCRITOR DE URUGUAY, ENTRENADOR DE AURORA

HIBER CONTERIS nos cuenta su paso fugaz porCochabamba cuando iba descubriendo su talentoliterario y sus dotes de entrenador circunstancial deAurora. Que sea uruguayo es casual, que sea escritorno tanto, porque la historia del equipo que dirigió enlos años sesenta es materia para una novela.

Tuvo la gentileza de enviar este texto que rememoraese hecho con elegancia literaria y caballerosidad, sello tan típico como la garracharrúa. Híber Contéris nació en 1933. Estudió Filosofía y Letras; vivió en París,estuvo preso en el Uruguay, durante la dictadura. Reside en Estados Unidos,trabaja como profesor de Estudios Latinoamericanos.

Mi breve pasaje como director técnico del Club Aurora ocurrió en el año 1961,hecho del que no tengo la menor duda, pues fue ese el único año en queviví en Cochabamba, en calidad de profesor de filosofía y literatura delColegio Americano de la ciudad. Alguien, cuyo nombre ahora no recuerdopero que sin duda estaba vinculado también al colegio y nos conocíamos deallí, supo por algún medio que yo había sido años antes profesor del InstitutoTécnico de la Asociación Cristiana de Jóvenes de Montevideo, y que estabacalificado para ejercer como preparador físico, cargo del que el club Auroracarecía en ese momento. Acepté el puesto, y así comencé mi relación con elclub. Por ese entonces, el puesto de Director Técnico lo ejercía un ex -jugadorbrasileño cuyo nombre tampoco recuerdo, pero su actuación habíasidocuestionada tanto por los jugadores como por la directiva de la institución.

El DT renunció a poco de iniciar yo mi trabajo, y debido a eso quedé a cargode ambas responsabilidades, ya que en mi pasado existía también un pasajecomo jugador de las divisiones inferiores del Club Rampla Juniors deMontevideo (solo tenía quince años en esa época, y aunque algunos mevaticinaban un brillante futuro futbolístico abandoné el deporte en función demis estudios). Ejercí entonces esas dos funciones alrededor de dos o tresmeses, antes de que se iniciara el campeonato nacional y sin que en eseperiodo se realizara ningún enfrentamiento oficial ni con el otro club local nicon equipos de otras ciudades. Sí puedo decir que los integrantes del Auroraparecían muy satisfechos con mi actuación, y las prácticas realizadas resultaronmuy productivas, aunque la frecuente ausencia de algunos de los mejoresjugadores del plantel me desanimó bastante. Fue en esas circunstancias quevisitó Cochabamba un equipo brasileño (creo que era el Sao Paulo, pero estoes también un dato a confirmar), y se concertó un partido amistoso con elAurora. Para enfrentar este match, se presentaron todos los mejores jugadoresdel club, y particularmente uno muy estimado por la directiva, pero a quienyo nunca había visto jugar, así como alguien que había sido solicitado enpréstamo a otro club. La directiva insistió en que debía incluir a ambos en elplantel, cosa a la que yo accedí.

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No fue por chicanería jurídica sino por circunstancias del desempeñodeportivo que Aurora disputó la final del Torneo de Campeones de 1961con Municipal de La Paz. “Tuvo la gran ocasión de ser campeón aldisputar el título en tres extraordinarios partidos con Municipal de LaPaz. En la sede de gobierno se produjo el primer empate 1-1. EnCochabamba se repitió el empate, pero 2-2. El tercer partido se jugó enLa Paz, por cuestiones de orden económico y ganó Municipal 2-o” reseñaOscar Galdo, “el destino no quiso que sea Aurora el rival del mejorcuadro del mundo de esa época” porque Municipal, en condición decampeón, se enfrentó por la Copa Libertadores de América al Santos dePelé. Ese lacónico mirar empirista contiene algunas historias. Aprincipios de 1962 se dio el primer partido en La Paz y Aurora logró unresonante empate a dos goles. La revancha era en Cochabamba y Auroraera lógico favorito, sin embargo el partido terminó empatado a un tantoy no se cumplió el temor del capitán de Municipal, Wilfredo Camacho,que declaró: “Venimos a jugar fútbol y a confraternizar, no venimos auna guerra ni cosa por el estilo”. No fue así, la inexperiencia de losjóvenes jugadores de Aurora no pudo sortear la estrategia del equipovisitante. Un tercer partido definiría el campeonato. De manerasorpresiva, este cotejo no se disputó en una plaza neutral, que era loque correspondía, sino en La Paz, al parecer a solicitud de Municipal queofreció la recaudación para beneficio del equipo celeste. La prensa

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cochabambina creía ingenuamente que Aurora podía jugar mejor alejadode “su público”, tomando en cuenta la inexperiencia y juventud de susjugadores. El partido se jugó el 2 de febrero de 1962 y el ganador fueMunicipal con dos tantos a favor; de esa manera, “Aurora cedió condignidad (sic) el título de campeón” en un evento “que polarizó toda laexpectativa nacional”. El campeonato de 1961 es considerado el primertorneo oficial de la Copa Simón Bolívar puesto que el primercampeonato, el disputado en 1960, “fue declarado desierto cuando sehallaba en pleno desarrollo y se produjo una nominación a dedo deWilstermann como campeón” (Carlos Mesa, et al., El salto al futuro, 1994,pág. 28).

Por segunda vez y de manera consecutiva Aurora había sidosubcampeón, en ambos casos las reglas conspiraron –por enredo o porausencia– contra el equipo celeste. En 1960 fue el cansancio que mermólas fuerzas del equipo para enfrentar el partido definitorio, apenas dosdías después, y que solamente exigía obtener un empate; en 1961 unamala negociación terminó cediendo la localía al rival, nada más ni nadamenos en una final de campeonato. Con dos subcampeonatos a cuestas,Aurora seguiría bregando para romper el maleficio y conquistar suprimera estrella. Eso ocurrió el año que Bolivia salió campeónsudamericano, porque en 1962 no se jugó el torneo nacional debido alas consabidas desavenencias entre los dirigentes deportivos del país.Algo que no acontecía en las filas del Club Aurora que tenía un grupode dirigentes muy unido y con figuras de enorme prestigio como elCoronel Oscar Suárez Mancilla, Wálter Ferrel y Salvador Asbún,presidente durante este período.

LA PRIMERA ESTRELLA EN EL FIRMAMENTO CELESTE

Aurora conquistó el título local y se aprestó a disputar el torneo nacionalpara clasificar a la Copa Libertadores de América. En 1963 se disputó elcampeonato nacional con la participación de Bata, Wilstermann y Aurorade Cochabamba, San José de Oruro y Racing de Llallagua. La disputapor el título era entre los clásicos rivales cochabambinos y San José, undiablo al acecho. Remontando un resultado adverso Aurora derrotó alequipo orureño y se encaminó al título. Con Pacífico Becerra en laconducción técnica “el planteamiento del team celeste, un 4-2-4, y la

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inteligente labor de Quiroga en el mediocampo con un Loma veloz y ambicioso, ledieron las armas necesarias para retirarse condos puntos muy valiosos”. El “planteamiento”era algo más que una adecuación táctica a lafama de ese esquema de juego puesto demoda en todas laslatitudes por Brasil,campeón mundialen Suecia 1958 yChile 1962.

Fue una decisiónde renovación de

la mitad del equipo porque el director técnicohizo debutar a cinco jugadores de la reserva –Jorge Claros, Héctor Vargas, Jaime Herbas,René Orozco y Jorge Villalobos– paraapuntalar un esquema de renovación táctica,no solo generacional.

El partido final, eldecisivo, fue el 10 denoviembre contraWilstermann y terminócon victoria celeste consabor a goleada por 3-1.“Aurora clasificósecampeón del (fútbol)profesional boliviano”.Jaime Herbas, Villalobosy Loma fueron losanotadores celestes enun partido donde“Aurora no por la fuerza

del azar consiguió este triunfo que solidificó su situación de firmepuntero y campeón absoluto del certamen profesional boliviano. Volvió

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a ‘correr’ firme durante todo el periodo mostró garra, espíritu de lucha yestuvo ‘completo’ en lo físico y en lo anímico. Si bien su juego no esprecisamente técnico, lo que resalta en el team celeste es una indomablevoluntad y un enorme corazón. Lástima que no tuvo a su frente al rival deépoca pasadas, porque el Wilstermann que jugó el domingo fue un equipo‘frío’, vencido psicológicamente y preparado deficientemente en lo físico”.Un violento remate de Herbas inauguró el marcador, un penal convertidopor García decretó el empate pasajero para Wilstermann. El segundo tiempoAurora sufrió otra expulsión, en el primer tiempo había sido expulsadoVillarroel junto con Alcócer del otro equipo, pero eso no amilanó al equipoporque inmediatamente Orozco cobró un tiro libre que fue embocado porVillalobos poniendo en ventaja a su equipo. “Aurora creció más en elcampo de juego. La laboriosidad de sus hombres fue permanente y aunquela desventaja numérica era cierta, la escuadra ganadora no sentía el pesodel partido”. Faltando cinco minutos para el final “la lucha y el pleitoquedaron definidos”, con un remate de Loma cruzado y desde una posicióndifícil. Con el tercer tanto “los celestes, dueños de la situación se lucieronfrente a un equipo ya superado, vencido y con fallas en su conformación”.Aurora fue campeón con nueve jugadores en la cancha, otra demostraciónde su empuje frente a la adversidad. La prensa, lacónica como siempre,destacó el “esfuerzo colectivo” para un “triunfo meritorio” cuando lo queestaba en juego era un título nacional. Y Aurora fue campeón nacional porprimera vez en su historia.

“El triunfo fue festejado con el desborde de alegría de la gente de Aurora.Mixtura, cohetes y efusividad en los brazos. Por primera vez en largascampañas, Aurora había conseguido un título que le abre las puertaspara los partidos internacionales por la Copa Libertadores de América”.El equipo de la última rueda estaba formado por José Issa, RómuloTerrazas, Arturo Villarroel, Héctor Vargas, Jaime Herbas, Jorge Claros,René Orozco, Jaime Cornejo, Raúl Unzueta, Carlos Loma y JorgeVillalobos. En ese equipo uno de los jugadores que brillaba con luzpropia era Rómulo Terrazas, apodado por la tribuna rompe-raja por suentrega y su temple recio.

BRASILEROS EN LA LLAJTA

En marzo de 1964, en los preparativos para participar en la CopaLibertadores, Aurora se enfrentó al poderoso Botafogo de Brasil que teníaen sus filas una constelación de cracks: Gerson, Jairzinho, Arlindo,Zagalo, Nilton Santos, Manga y el inigualable Mané Garrincha.Cochabamba vivió una fiesta de buen fútbol con victoria del poderosoequipo visitante por 5-2, los goles del honor fueron marcados por JaimeHerbas. Como es de suponer, la prensa elogió la clase de Botafogo y susextraordinarios atributos, resaltando el talento excepcional de Garrincha“ese hombre con jugada endiablada y cuyos desplazamientos son unverdadero peligro en todo momento”. Era un partido de preparación,

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Aurora se alistaba para debutar en la Copa Libertadores, pero eldesempeño del equipo hizo alertar sobre el futuro inmediato.

La preparación del equipo para el torneo internacional sufrió unpercance imprevisto. Por decisión de la directiva fueron contratadoscomo refuerzos cuatro jugadores de Wilstermann –García, Alcócer,Zabalaga y Herbas– figuras del rival de enfrente, contrariando un plande trabajo que implicaba la presencia e otros refuerzos que estaban enproceso de adaptación. Los jugadores celestes se “amotinaron” y senegaron a entrenar a pedido de su director técnico, Pacífico Becerra,quien contradiciendo su apelativo agredió con un planchazo en el pechoal presidente del club, Salvador Asbún. La directiva decidió la expulsióndel entrenador brasilero, los jugadores le dieron su apoyo –aunquelamentaron su sorprendente reacción– manifestando que, pese a surudeza y la extrema disciplina que impuso en el equipo, era “el hombreque ha luchado por nosotros, nos ha enseñado a jugar al fútbol”,aclarando que el club no necesitaba refuerzos de esa índole porque seiba a quebrar la unidad y el trabajo de conjunto del equipo. Tambiéncriticaron a los periodistas por parcializarse en alusión a sus inclinacionesa favor de Wilstermann y manifestaron un convincente respeto por losdirigentes de su club para frenar los afanes conspirativos de sus rivales.Vanos fueron los argumentos de los jugadores porque despidieron alentrenador e incluso fueron acusados de actuar como una “logia” en unacarta, supuestamente enviada por un hincha, en la que se pedía unadepuración de los “intemperantes” del equipo que no merecían“continuar perteneciendo a un club de la límpida trayectoria de Aurora”con indirectas a jugadores que denunciaron a ciertos “malos” periodistas.Este acontecimiento puso en evidencia la rivalidad entre Aurora yWilstermann que fue respondida por los jugadores como hinchas endefensa de una tradición de respeto por la casaca celeste. Uno de losjugadores que participó en el “motín” fue Héctor Vargas, quienmanifestaría su cariño por el club en varias oportunidades, como cuandoviajó a Suecia con una beca de estudio y envió una emotiva carta a ladirigencia señalando “Tengo grandes deseos y no pierdo la esperanzade volver a jugar y vestir la casaca de nuestro querido club, tal vez asípueda aportar con un pequeño granito más en su gloriosa trayectoriadeportiva”. De ese talante eran los jugadores que actuaban en el fútbolprofesional con alma de amateur.

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Se fue Pacífico Becerra, expulsado del país por instigación de dirigentesde otros equipos, a quien todos consideran el artífice de esa épocadorada de la historia de Aurora. “Nadie podrá olvidar a Pacífico Becerra”dice el subtítulo de una nota suscrita por Oscar Galdo, quien señala “Esindudable que el hombre fuerte, el brasileño de las palabrascondimentadas con ajos y cominos… siempre disciplinado y enérgico(hizo) mucho por Aurora y haya conseguido armar un cuadro ganadory campeón… Pacífico Becerra le cambió la imagen al club Aurora y logrógrandes satisfacciones” (Los Tiempos, 28 de mayo 1982). Otras miradasson menos pertinentes y pecan de trivialidad. “El 3 de abril de 1964 unanoticia por demás pintoresca (sic) daba cuenta de la insólita reacción(sic) de los jugadores y cuerpo técnico aurorista, quienes agredieronfísicamente a su presidente Salvador Asbún, debido a la decisión dereforzar el equipo para la Copa Libertadores de América con cuatrojugadores de Wilstermann, clásico rival de Aurora. Es importantemencionar que Máximo Alcocer, máxima estrella del club Wilstermann ytitular del campeón Sudamericano del 63, asistía a esa competenciainternacional… como refuerzo de Aurora, pasando por alto las protestasde los jugadores de este conflictivo (resic) equipo cochabambino” (MarcoAntonio Peñaloza, Historia Contemporánea del Fútbol Boliviano, FBF, LaPaz, 1993).

Resaltar lo “pintoresco” de la situación y el carácter conflictivo de “esteequipo cochabambino” para retratar el hecho con cierto sarcasmomenosprecia el sentimiento que acompaña la conducta cuando el orgullodel hincha está en juego. No es necesario señalar que la conducta deBecerra era reprochable pero detrás de la “insólita reacción” de losjugadores estaba algo más que el mero profesionalismo, era un espírituamateur que tanto se añora en estas épocas de mero cálculo instrumental.

LIBERTADORES DE AMÉRICA: EL JUEGO CONTRA LOSGRANDES

Con Leonardo y Walter Ferrel como responsables del cuerpo técnico, elequipo se preparó para su debut en la Copa Libertadores frente a CerroPorteño, campeón paraguayo. Sin embargo, prontamente fue contratadoun entrenador que había pasado por las filas, nada más ni nada menos,de Wistermann. El nuevo director técnico, el chileno Renato Panay,

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declaró que mantendría el esquema 4-2-4 instaurado por PacíficoBecerra. En ese contexto de incertidumbre y decisiones apresuradas seavecinaba el estreno internacional del Equipo del Pueblo. Aurora eralocal y “una enorme multitud siguió con atención la práctica del equipo”que debía iniciar el torneo de campeones “en medio de unaextraordinaria expectativa”. La expectativa de los niños fue respondidacon una decisión directiva digna de elogio: “hermoso ejemplo brinda elClub Aurora al permitir que a la rampa norte de nuestro estadio ingresenlos niños de 5 a 12 años de edad en forma completamente gratuita parapresenciar el cotejo…. Felicidades a los dirigentes del Club Aurora”.

El 12 de abril de 1964 se dio el enfrentamiento y terminó en empate, “unrudo golpe para el campeón nacional”. La victoria aurorista parecía unhecho pero en los tramos finales del partido el equipo se replegó sobresu portería, Cerro Porteño dominó el medio campo y el fatídico empatellegó en el último minuto del encuentro. El primer tiempo habíaconcluido con un tanto a favor de Aurora en una jugada de balón paradoiniciada por Mario Zabalaga que “ejecutó un centro sobre el embudo delarco. La pelota se elevó y Jaime Herbas con golpe de cabeza hacia abajodecretó la apertura del marcador”. A los pocos minutos de iniciado elsegundo tiempo se produjo el segundo gol celeste. Un remate de Orozcofue rechazado por el portero paraguayo y el balón recayó en los pies deAusberto García “El celebrado delantero con pasmosa tranquilidad bajóla pelota, la ‘amasó’ y luego de burlar a un jugador y después al arquero,la depositó en el fondo de la redes”. Con dos goles arriba el partidoparecía definido a favor de Aurora, sin embargo, “los celestes se frenarondando oportunidad a la reacción guaraní” que anotaron dos tantos endiez minutos y enmudecieron a la hinchada celeste en las postrimeríasdel partido pese al esfuerzo de José Issa, que “el domingo pareció Yassin,la araña negra de la URSS. Los goles que le marcaron no los atajabanadie”, resaltaba la crónica periodística Minuto 91. Esa tarde el equipoformó con Issa, Villarroel, Jesús Herbas, Vargas y Zabalaga, Jaime Herbasy Orozco; Terrazas; Alcócer –lesionado y sustituido por García–, Loma yQuinteros.

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El segundo partido fue en Montevideo, frente al poderoso Nacional deUruguay. La prensa esbozaba el encuentro en estilo dialéctico: “técnicauruguaya se enfrenta al corazón boliviano”. Frente a 47.ooo personas enel famoso estadio mundialista Centenario, Aurora cayó derrotado por dostantos a cero, sin embargo, “Aurora agradó… No se achicó en ningúnmomento de la brega jugándole de igual a igual a su poderoso rival”,sentenciaba la prensa cochabambina.

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Los diarios uruguayos insistieron, obviamente, en el desempeño delequipo local y señalaron que “Aurora se condujo con serenidad ydecisión enfocando con cierta destreza la experiencia y antecedentes deNacional. La disputa, por esta resistencia boliviana, fue seguida coninterés, aunque faltando el lucimiento y la variedad que imponenaquellas de un ritmo más valioso y sin que uno de los bandos, el deCochabamba, pese a su ahínco, aparezca sin perspectivas de descontarventajas” (El Día de Montevideo, 30 de abril 1964).

Otro balance rescata similares virtudes y defectos aunque con laproverbial prosapia rioplatense y la inestimable caballerosidad charrúa:“No vamos a decir que Aurora es un gran conjunto pero sí tiene virtudescomo para convertirlo en peligroso adversario… Jugó de igual a igual

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con Nacional y hasta hubo pasajes en que el terreno le perteneció.Primera virtud del equipo boliviano: fervor enorme que los lleva a susplayers a realizar la movilidad en el campo de juego, que se haceengorrosa su marcación; además con la pelota en su poder, maniobrabien el conjunto mediante sucesión de pases cortos o largos,generalmente bien colocados. Estas son virtudes ciertas, orientaciónfutbolística adecuada. Pero no tienen bases firme esas cualidadesafirmativas, por la carencia de facultades técnicas que acusan losintegrantes del Aurora” (El País de Montevideo, 30 de abril 1964).

Una fotografía del arquero aurorista tenía una leyenda: “José Issa. Fue el héroede la jornada”. En el recuento del desempeño de los jugadores sobresalió elarquero con un comentario lacónico: “Muy espectacular”. Otro jugadordestacado fue Héctor Vargas, “Se prodigó marcando implacablemente”.

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La revancha se produjo dos semanas después. La expectativa fuecreciente, un diario la retrató con alusiones a la situación política del paísque ingresaba en una espiral de crisis que concluyó en noviembre conel golpe de estado que cerró el ciclo de la Revolución Nacional iniciadocon la insurrección en abril de 1952. “El encuentro de esta tarde está enboca de todos los ciudadanos, prinistas y movimientistas, pazestenssoristasy barrientistas, en fin en todos los hombres sin diferencias políticas nireligiosas. Cuando el juez del partido de el pitazo inicial, el nerviosismose apoderará de los espectadores más que si se tratara de los comiciospresidenciales”. Otro reportaje cuenta la entrevista a un lustrabotas que,“mientras saca brillo a los calzados de un cliente con una sincera sonrisaafirma que Aurora será el vencedor porque es el dueño de casa y por serun cuadro de hombres de gran corazón deportivo”. El deseo, más quevaticinio, no se cumplió porque Aurora fue derrotado por tres a cero,aunque el resultado “premió con largueza al cuadro uruguayo y castigócon demasiada severidad al plantel local”. Diez mil espectadorespresenciaron un encuentro en el que Aurora tuvo escasa fortuna porquesus delanteros en dos oportunidades estrellaron el balón en el travesañoy, cuando iban en busca del empate, fueron liquidados por los orientalescon sendos contragolpes a los 90 y 91” que definieron una goleadainmerecida. Aurora perdió toda posibilidad de seguir avanzando en eltorneo internacional y cerró su participación ante Cerro Porteñorecibiendo una goleada en el candente gramado verde de Asunción.

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Terminó la primera incursión de Aurora en territorio extranjero, suprimera participación en un certamen sudamericano. El retorno a larealidad del fútbol local trajo buenas noticias porque vino con laconquista de otro campeonato departamental y la disputa del títulonacional en la final de la Copa Simón Bolívar frente a The Strongest.

CAMPEÓN EN LA LLAJTA Y SUBCAMPEÓN NACIONAL

En el Campeonato de Fútbol Rentado de la Asociación Local -ese era elrimbombante nombre del torneo-, Aurora avanzó a paso firme con elempuje de su goleador, Alfredo Terrazas. Los equipos eran Bata,Ayacucho, New Player’s, Petrolero, Wilstermann y Aurora. A mitad delcampeonato, los clásicos rivales eran punteros e invictos y se enfrentaronen septiembre de 1964. Fue victoria del equipo aviador por tres golescontra dos, remontando un marcador que les era adverso en el primertiempo. El titular del periódico El Mundo fue lacónico: “El clásicocochabambino tuvo muy poco fútbol”. Cinco semanas después sedisputó otro clásico, esta vez para definir el campeonato en la últimafecha. Aurora consiguió su segundo título consecutivo. Un gol de Lomainició la victoria celeste, “el júbilo fue indescriptible y así comenzó adesmoronarse Wilstermann que a la postre perdió por 3 a 0”. Fue en elsegundo tiempo, cuando apenas se inició la brega y “Alfredo Terrazasremató desde la izquierda. El balón con efecto descontroló a Zamorano,el arquero rival, facilitando la entrada de Loma que con clase descolgóel esférico introduciéndolo violentamente en la meta de los aviadores”.Transcurrieron diez minutos y se produjo la segunda conquista mercedal oportunismo de Cornejo que venció al guardameta, “ante el totaldesconcierto de la hinchada wilstermanista que no podía dar crédito alo que sucedía en la cancha”. Apenas tres minutos después, “cuandoUnzueta en acción individual se enfrentó con la defensa de Wilstermannenviando remate de emboquillada. Zamorano se elevó para detener elesférico pero este se introdujo en la valla justo por el ángulo izquierdo”.El pueblo estaba de fiesta, su equipo era campeón y esa tarde la escuadraestuvo conformada por Issa, Gutiérrez, Guzmán, Vargas y Saavedra;Herbas y Orozco; Cornejo, Terrazas, Loma y Unzueta.

Pese al categórico triunfo, alguna prensa de mal talante realizó un curiosobalance del partido al señalar que “Aurora ganó con dificultad” o

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acompañaba unafotografía de “la arañanegra” con un texto quedecía: “Se salva Issa” y que“tuvo fortuna el goleroceleste”, cuando la imagencongelada muestra alestupendo arquerodesviando un remate conuna espectacular volada.

Otro título para la vitrina. “Enorme gentío invadió el campo y despojó alos cracks de sus casacas, inclusive de los calzados de fútbol. La vueltaolímpica fue emocionante y muchos jugadores hicieron esfuerzossobrehumanos para llegar a los camarines donde se vivió un júbiloextraordinario por la notable victoria” (El Mundo 6 de octubre de 1964).El presidente del club, Walter Ferrel, definió el estado de ánimo de lahinchada al declarar que “Wilstermann fue siempre un rival de muchopeligro, pero esta vez hemos ganado categóricamente demostrandofútbol”. Y nadie como él podía reflejar el espíritu del hincha porque fuefundador, jugador y dirigente del club en una entrega de toda la vidapor su club.

Esta conquista clasificó a Aurora para disputar el Torneo Nacional deClubes Campeones de Bolivia. El desempeño del equipo alcanzó ribetesllamativos cuando logró sendas victorias contra Oriente Petrolero. Encondición de local por tres tantos contra cero y como visitante por dosgoles de diferencia iniciando el camino hacia la final. “Una verdaderahazaña realizó el primer equipo de Aurora al imponerse en Santa Cruzal Oriente Petrolero, una labor futbolística en base a un plan bienconcebido y mejor ejecutado”. La siguiente víctima fue Junín, en Sucre,y pese a que el equipo no entrenó con regularidad debido al golpe deestado del 4 de noviembre que derrocó a Víctor Paz Estenssoro, ladelantera azotó al equipo chuquisaqueño con siete goles. Esa tarde,Aurora “jugó con voluntad y en el segundo tiempo brindó un buenespectáculo con lúcidas intervenciones que merecieron aplausos delnumeroso público”. Y en un estilo característico de su desempeñodeportivo, “En todo momento, pese a esa superioridad, respetó al rival”.

Con esa victoria se clasificó a la fase final para enfrentar a San José y TheStrongest. El equipo orureño era el más serio aspirante al título y empezóganando el partido, pero sucumbió ante Aurora por dos goles a uno. Antesde ese partido se produjo otro incidente entre los jugadores y el cuerpo técnicoque se enfrentaron a los dirigentes, haciendo recordar el conflicto a principiosdel año con Pacífico Becerra. Esta vez el director técnico era el argentino JuanMolina que defendió a los 19 jugadores que “renunciaron” al club, pero elasunto no pasó a mayores excepto la sustitución del estratega extranjero.

El primer partido de la final contra The Strongest se llevó a cabo en LaPaz después de varias indefiniciones respecto al día del cotejo,dubitaciones que influyeron en el desempeño del equipo. Aurora fuederrotado categóricamente “por la ineficiencia de su delantera y elcansancio de sus defensores”. El partido de revancha en el Félix Caprilesfue un magro empate porque “Aurora se dejó llevar por la modalidadque acertadamente, para defender lo que más le convenía, supo imponerel elenco paceño”, denotando un estilo después conocido como “garraatigrada” y que en condición de visitante se traduce en la utilización derecursos extra deportivos como la dilación en el juego y la reciedumbreal límite de lo permitido. En apego a una tradición que enseña que sino es sufriendo no tiene gracia, Aurora encajó un gol en contra en elprimer minuto de juego, sin embargo, el empate llegó tres minutosdespués. A partir de ese momento, Aurora se volcó al ataque pero suempuje fue vano, las jugadas bruscas arreciaron, dos jugadores fueronexpulsados, y la suerte no acompañó al equipo celeste porque alpromediar el segundo tiempo un cabezazo de Herbas con destino de redfue interceptado por un defensor atigrado en la línea de gol. El empateconsagró a The Strongest y Aurora se quedó con el subcampeonato. Asífinalizó un ciclo exitoso en la historia del Equipo del Pueblo.

Después del protagonismo en la cima del fútbol nacional, Aurora siguióapostando a su semillero de jugadores cochabambinos porque se produjola inevitable renovación del equipo con una nueva generación detalentos que daría otras satisfacciones a sus seguidores.

UNA REACCIÓN HERÓICA EN UNA TARDE PARA EL RECUERDO

En 1967, los amantes del fútbol fueron testigos de una hazaña que esrecordada como una de las grandes tardes de la historia del Equipo del

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Pueblo. Se disputaba el Campeonato Nacional Extra de Futbol, conocidotambién como Copa Millonaria. Dos equipos definían el primer lugar delgrupo, Aurora y Mariscal Santa Cruz, temible equipo paceño que tres añosdespués fue campeón de la Recopa Sudamericana y tenía en sus filas aese dúo letal, Gonzáles y Díaz, que conformaría, junto con Farías, ladelantera boliviana en las eliminatorias mundialista para México 70. Esatarde estaban acompañados nada más ni nada menos que por el maestroVíctor Agustín Ugarte, en las postrimerías de su carrera pero con ese talentoinigualable que iluminaba la cancha. Diez años antes, recordabaseguramente el maestro al ingresar al estadio, José Issa le había tapado unpenal. Esa tarde la formación celeste mostraba otros rostros, ni esos jóvenesni los hinchas imaginaban lo que sucedería en el transcurso del partido.

A la finalización del primer tiempo, el equipo visitante vencía por dosgoles a cero. Ese resultado se mantuvo hasta el minuto 39 del segundotiempo y los jugadores de Mariscal Santa Cruz “hacían hora”, ganaban operdían tiempo, como se decía indistintamente en ese entonces. Algunosespectadores defraudados bajaban las gradas rumbo a la salida, otrosestaban fuera del estadio volviendo a casa. Entonces, dice la crónica,“Con vergüenza deportiva y con un espíritu invencible (los auroristas)lucharon ante la adversidad y cuando se cernía la derrota sobre suscolores, supieron hacer frente a las contingencias”.

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Las contingencias eran dos goles en contra y al frente estaban solo seisminutos para la culminación del partido con el reloj con guillotinas envez de manecillas. Cuando sonó el pitazo final el partido terminó 3-2 afavor de Aurora. Basta esta sentencia periodística: “Aurora del pozo algozo en 3 minutos”. Si.

“Parece un milagro”, cuenta otro reportero incrédulo, “pero las cosas sesucedieron en forma tan veloz que no dieron lugar ni para pensar en loque sucedía en la cancha”. Para pensar, sin duda que no, pero sí pararememorar hasta el cansancio esa proeza, y son tantos los recuerdos deesa tarde que este narrador, con siete años a cuestas entonces estáconvencido de haber asistido a ese encuentro de la mano de su tío, yson tantos los hombres que cuentan haber sido testigos de esa proezaaquella tarde que no hubiera cabido tanta gente en las graderías delestadio, y no las 2,500 personas que registra la prensa en un balance fríoy numérico. Un balance que, sin embargo, no consigna cuántos fueronlos hinchas que regresaron del vientre de la tribuna o de los pasillos ode la calle o corriendo desde el puente de Cala Cala al escuchar los gritosde gol de los estoicos que soportaban la derrota convertida en empate yal instante en victoria sorprendente. La crónica tampoco dice cuantoseran los que se quedaron, pero todos ellos miraron de pie esos minutosfinales, “ese lapso en el que Aurora logró una resonante victoria cuandotodo hacía suponer el triunfo de su rival”. Una lesión imprevista, la deOrozco, provocó un cambio igualmente imprevisto porque ingresóGuido Aguilar, quien estaba en la tribuna también por lesión pero fueconvocado por el director técnico, Arturo Tardío, sabedor de su talentopara esas circunstancias. Aguilar ingresó a la cancha “y todo cambió deimproviso”. A los 39 minutos, Tito Avilés concretó el gol de descuentomediante la ejecución de un tiro penal. Apenas había transcurrido unminuto y después de un “entrevero” en el área visitante, Guido Aguilarperforó las redes en “una jugada precisa”. Y cuando los jugadores deMariscal Santa Cruz no se recuperaban de la sorpresa pasaronraudamente al desconcierto, al estupor, porque a los 43 minutos GuidoAguilar consumó el milagro venciendo por tercera vez la resistencia delarquero. . “Hay un enorme hueco en la zaga central, es cuestión deencarar por la derecha”, había dicho el goleador antes de amarrarse loscachos prestados e ingresar a la cancha, y fue felicitado por VíctorAgustín Ugarte después del pitazo final porque era el héroe de la cancha,

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partícipe en los tres goles que “modificaron básicamente la estructuradel marcador”, sentenció teóricamente el alucinado cronista deportivode esa tarde memorable. El maestro tuvo gestos similares dignos de suestirpe. Así lo cuenta el cronista de marras, primero en pleno desarrollodel partido: “La juventud de Aurora, dirigida por Orozco y la picardía deTito Aviléz fueron cambiando el panorama del evento. Se buscó la metade Soto y un cabezazo del joven Aviléz que fue interceptado por elguardavalla mereció la felicitación de Víctor Agustín Ugarte al interioraurorista”. Y, luego, en los camarines: “Felicito a Aurora por este triunfoplenamente merecido. Los goles fueron baldes de agua fría que nosdejaron paralizados. Hay juventud, garra y amor a la casaca en Aurora.En mi vida de futbolista, no recuerdo haber sido protagonista o testigode un hecho similar al ocurrido hoy”. Sólo un verdadero maestro puedetener esa actitud ante el juego y la vida, frente a los juegos de la vida.

Con esa victoria Aurora se clasificó ala final de la Copa Millonarios, llamadatambién “12 mil pesos”, los que unogastaría sin dudar en un pasaje paraviajar por el túnel del tiempo y estaren aquella tarde del domingo 24 deseptiembre de 1967, porque el resto –del torneo, del año, de la vida– nomerece ningún comentario adicional.Esa tarde la alineación fue: Vargas,Méndez, Salinas y A. Aviléz, Villarroely Orozco, Foronda, Tito Aviléz,Zeballos, Pariente y López, conAguilar y Escóbar como sustitutossalvadores.

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EL POETA JUGADOR, MAESTRO DE LA PALABRA

EDUARDO MITRE es el más grande poeta boliviano en laactualidad, su talento trasciende las fronteras pero su figuracansina no deja de recorrer las calles de Cochabamba. Nacidoen Oruro en 1943. Estudió Derecho en la Universidad Mayor deSan Simón y luego viajó a Francia donde realizó estudios deliteratura francesa. En Estados Unidos, se doctoró en laUniversidad de Pittsburgh con una tesis sobre la poesía deVicente Huidobro. Es Miembro de Número de la AcademiaBoliviana de la Lengua. Su obra poética comprende lassiguientes publicaciones: Morada, Ferviente humo, Mirabilia,Desde tu cuerpo, El peregrino y la ausencia, La luz del regreso,Líneas de otoño y Camino de cualquier parte. Su obra ha sidotraducida al inglés, francés, italiano y portugués.

NUESTRO EDUARDO MITREErika Bruzzonic

Escribí sobre él hace ya todo unmontonazo, pero hay cosas quepermanecen en el tiempo, como su talento,su amistad y su generosidad... Gracias,Eddy. Gracias también al fútbol y a la poesía, en ese orden, porhaberte hecho.¿Qué más se puede decir de este poeta que nose haya dicho y escrito? Que le gusta Vivaldi… ¿Qué más? Ah,sí. Que fue, es y será futbolista; qué son los años al fin y alcabo. Me gusta creer que fue de los buenos, a juzgar por susrecuentos desgranados entre la entrada y los postres (así, enplural).Cochabamba lo vio jugar; vio cómo esas ágiles piernasse desplazaban sobre metros y metros de cancha para llegaral arco contrario y disparar un patadón certero a la pelota,anotando el primero, el segundo, el tercero o el único gol parasu equipo. Años más tarde, sus recuerdos futbolísticos sedibujarían en su poema

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¿Dónde está Daniel Zambrana, la pelota que nos daba a flor de pies y manos

todo el espacio?

¿Quién la retiene y no me la pasa,justo ahora

que estoy solo frente al arco?

¿Dónde está Santiago nuestro insólito arquero

supersticioso como los gatos y tan ágil como ellos?

¿Dónde aquellos cuerpos unánimes, ligeros gloriosos casi

en el cielo del entusiasmo?¿Dónde las líneas de la cancha,

los números rivales, que ya sólo veo al árbitro de negro

mirando su reloj contando inmóvil

los minutos de descuento?

Acaso, Daniel, el partido terminó hace tiempo, y ya todos nos fuimos sin saber si lo ganamos

o perdimos.

O tal vez es este mismo que ahora juego solo

de nuevo desde el comienzoen la página vacía como un arco

con la palabra de todosy el marcador en blanco.

Ese es un slide de sus memorias y de él mismo; es una fracciónsolamente. Lo que el poema no dice es que entre Eduardo yDaniel había, dentro de la cancha, una comunicación casitelepática. No se miraban, no se hablaban. Simplemente

actuaban con finísima, perfecta coordinación. La pelota hallabalos pies de cada uno, imantada tal vez por ese par de voluntadesque se entrelazaban ¡tan firmes! dejando atrás todos los pares decachos que les salían al encuentro, como en ese partido que elAurora —equipo de ambos— jugara contra el Sporting Cristal dePerú. Una final, si no me equivoco. Se tenían confianza, Eduardoy Daniel. En el segundo tiempo de ese partido, Zambrana elarmador se quitó de encima a los peruanos y pasó el balón a sucompañero. Mitre, el ejecutor y marcador de los goles, lo tomóy cabeceó hacia el arco —al ángulo. No había arquero en elmundo que pudiera contener esa bola. Era un trallazo imparableque bien podía definir el partido.“Pero”, cuenta el Eddy, “no séde dónde coño salió un peruano. Un negro enorme de apellidoDanay o Donay —y la despejó de una”. Ese fue el día en que elAurora y el fútbol en general, perdieron a un delantero. Eldespeje del negro Danay o Donay hizo que el Eddy, de dieciséisaños, goleador, reubicara su horizonte y dejara en el aire nomás,la idea de jugar como profesional.Su camino fue desviado por ese arquero que a veces llamamosdestino hacia el mundo nebuloso e incierto de la literatura,pero ella no le hizo renunciar del todo al fútbol. Generosacompañera, reconoció en él al poeta sin jamás protestar porel otro, el eterno hincha de River —“gallina” como pocos... AMitre el fútbol le quitó la pelota, pero le regaló la poesía. Diceél que ya escribía en el cole, adolescente enamorado. No sé.Quién sabe si más bien hayan sido las revistas El Gráfico yGoles que se compraba semana a semana, ahorrando parapoder llevarse ambas, las que le dieran la perspectiva poética.Quién sabe si no fueron ellas las que le hicieron escuchar lamúsica oculta de las fotos–acción, testimonios en papel de lasgrandes jugadas que nos suspenden el corazón hasta lagarganta y provocan titulares que el mismo Eddy recuerda:“SERENIDAD CALIFICADA (…) APTITUD DE CRACK,DOCUMENTAN EL GOL DE D’APONTE (…). SI HUBIERADISPARADO A QUEMARROPA, NO ESTARÍA DOMÍNGUEZTAN NOSTÁLGICO”. Quién sabe.

Publicado en el blog La Lola

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En febrero de 1968 otro equipo brasilero visitó Cochabamba, Vasco daGama, con jugadores de selección como Almir, Britos y Fontana pero sinla fama de Pelé o Didí, aunque en sus filas jugaba un tal Garrinchinha.La dirección técnica del equipo celeste fue confiada a Carlos Trigo, exjugador celeste y director técnico de la selección boliviana, y la intenciónde la directiva era, como se decía antes, “foguear” a su gente, “habituarlaal roce internacional porque sólo de ese modo se podrá avanzar algo enel camino de la experiencia que tanto requiere nuestro fútbol”. Empatea un gol en un partido que “sin ser una maravilla en el aspecto técnicoagradó al público”. El gol aurorista fue de Tito Avilés, ariete en duplacon Mario Pariente. En ese partido ocupó la zaga central Orlando Salinas,joven valor cuya vida fue truncada poco tiempo después por avataresdel destino y Aurora inició el campeonato de ese año en duelo.

JUVENTUD, DIVINO TESORO

Empezó a formarse un quinteto ofensivo que dio muchas alegrías aAurora de media cancha para adelante. Freddy Vargas, Adolfo Foronda,Tito Avilés, Mario Pariente y Guido Aguilar, un equipo armado a partirde la solvencia de José Issa en el arco. En algunos partidos, Quirogasustituyó a Issa, el equipo constante estaba formado por Méndez,Escobar, Guzmán, un trío de Vargas (Freddy, Antonio y Fernando),Foronda, Pariente, Avilés y Aguilar.

El año culminó con la organización de un cuadrangular interdepartamentalentre Aurora, Wilstermann, Oriente Petrolero y 31 de Octubre. El Equipodel Pueblo fue el campeón derrotando en la final a Wilstermann por 2-0,con goles de Mario Pariente.

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Mario el Divino Pariente fue una figura de estirpe, su talento fuecodiciado por The Strongest y pese a la protesta de los hinchas terminójugando en el equipo paceño para coronarlo campeón cuandodespuntaban los años setenta. Talento goleador que lo llevó a vestir lacasaca verde de la selección nacional y brillar en el famoso partido queBolivia empató 1-1 contra Yugoslavia en el Mundialito realizado en Brasilen 1972. Pariente había ingresado a la cancha en el último tramo delencuentro y marcó el empate a tres minutos del final con un furibundoremate; en ese partido también se destacó Jaime Olivera, lateral derechode Aurora. Toto Arévalo recuerda ese partido: “El gol fue anotado porPariente en un impresionante remate que dejó boquiabiertos a todos,desde muy lejos sin hesitar. Esa era una de las características dePariente… fue uno de sus mejores encuentros, hizo todo lo que delanterodebía hacer y además un gol inolvidable… Era un jugador típicamentecochabambino, de gran contextura física y de buen pie y un delanteromuy hábil… los hinchas de Aurora vieron sus mejores partidos, cuandoera explosivo, cuando tenía el deseo de triunfar” (Goles, La RevistaDeportiva de Bolivia, Número 68, 10 de junio 2010). El apodo fue obray gracia de la hinchada stronguista que entonaba el estribillo: “Parientedivino, el gol está en camino”.

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El equipo valluno tenía otras figuras. En el medio campo, Freddy NeneVargas, un “ocho” de pura calidad. Toto Arévalo evalúa su estilo: “Eraun jugador de mucha dinámica, pero además contaba con la calidad delos jugadores que llevan el balón atado a los pies. Tenía la enormecualidad de estar siempre en el lugar preciso, ya sea para marcar o paraatacar…. Era de esos jugadores que hacían ganar partidos, se llevaba atodo el equipo adelante cuando las papas quemaban, tal era suimportancia y fue uno de los históricos del Aurora, de los mejoresequipos del Aurora”. Otro jugador destacado fue Adolfo Palillo Foronda,“un jugador de físico esmirriado, de ahí el mote; poco cochabambinoque contrasta con los fornidos jugadores, casi tarzánicos que dioCochabamba…. Su gran habilidad, su juego veloz y su gran capacidadpara correr por el lateral derecho hicieron de Foronda un futbolistainolvidable” (Goles, La Revista Deportiva de Bolivia, Número 68, 10 dejunio de 2010). Arévalo lo compara con el famoso puntero derechoargentino René Houseman, el talentoso de Huracán, campeón de 1973 yjugador de selección. Una anécdota puede mostrar más afinidades, apartede las futboleras, con el Loco Houseman porque en un partido, PalilloForonda sustrajo la tarjeta roja del bolsillo del árbitro y la ocultó en sushort, de tal manera que el referí no podía cumplir con la sanción…mientras el público reía y Palillo se ocultaba en las espaldas de losdefensores. Y cuando corría pegado a la línea de cal parecía un amigodel viento con la mirada puesta en el centro del área, adonde iban aparar sus centros a la espera del cabezazo definitorio de la victoria.

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A decir de la prensa de esos años, elequipo celeste “hace poco por losespectáculos y siempre sale ganandopuntos”, un criterio que aplicado a surival de enfrente sería expresión decerteza táctica y premeditación. Lascrónicas tenían ese talante crítico alextremo que un gol celeste contraPetrolero es narrado por un señor Silescomo “algo que por lo hecho no era lomás lógico: Ramallo pifió un rechace.Remate de Pariente, revolcón de Fríasque no controló y el ingreso de TitoAviléz que concretó la apertura delmarcador. Con anterioridad a la jugada,

el puntero derecho de Aurora se hallaba en off side de posición”. Curiosoenojo de un improvisado reportero que cuestiona un gol por no estaracorde con su lógica, la cual –de existir en el fútbol– se manifestaba enel liderazgo de Aurora en el torneo. Un liderazgo disputado con Bata,equipo de Quillacollo de raigambre fabril, perfil por el cual otro reporteroretrató un empate entre Aurora y Bata como un choque de conjuntoscon “futbol varonil con un final de justicia”. Otro empate mantuvo elinvicto de Aurora y el primer lugar en el campeonato, esta vez contraWilstermann, en “uno de los mejores clásicos” quizás porque “bajo lostres palos del arco se erigió un coloso: José Issa”, en ese entonces enduelo a muerte con Limbert Cabrera Rivero, goleador rojo. La presenciade Issa era determinante, tanto así que cuando fue expulsado, Auroraperdió el invicto, sumó otro empate y una derrota ante Bata, que lorelegaron de la primera posición. Pese a estas circunstancias encaró elsegundo clásico de la temporada para definir la clasificación a la fasefinal. “Aurora con serenidad ganó el clásico superando a un desorientadoWilstermann”. Serenidad frente a un equipo que “hizo presa de unacrisis colectiva y sin pena ni gloria, jugando desordenadamente, sin unpatrón establecido, se entregó al ritmo impuesto por Aurora. Perdió elpartido y también la clasificación”. El título sería disputado contra Litoraly Bata, el equipo fabril se coronó campeón.

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El campeonato local de 1970 fue testigo de un récord, José Issa mantuvosu valla invicta durante 357 minutos. Y también tuvo inconvenientesporque Aurora amenazó con retirarse del torneo cuando estaba punteroen la tabla de posiciones debido a un castigo de expulsión impuesto porla Asociación de Fútbol contra su director técnico y un dirigente,finalmente esa entidad reconsideró el caso y la pena fue pecuniaria parael club. El dirigente en cuestión era Luis Achá, el popular Acho, unhombre corpulento de casi dos metros de altura y 150 kilos de peso quesiempre cubrió la testa con una boina propia de los hombres deizquierda. Él tramitó la resolución suprema, firmada por Víctor PazEstenssoro, que otorgó la personería jurídica al club y que se perdió enuna de las vicisitudes relatadas en estas páginas. En la actualidad, Achoasiste a todas las prácticas del plantel y ocupa el último asiento de latribuna de preferencia para disfrutar el juego de su equipo.

El campeonato se puso interesante ante la posibilidad de un cuádrupleempate entre Aurora, Wilstermann, Litoral y Petrolero. El partido decisivo

fue, otra vez, el clásico cochabambino con ambos equipos con puntajesimilar, en un cotejo para “alquilar balcones”. El resultado fuedesfavorable para el equipo celeste con cierta dosis de infortunio porqueun gol en el minuto noventa selló la victoria de Wilstermann. Corría el 6de octubre y la situación política era grave y los golpes de estado eranmoneda corriente, pero el futbol era más poderoso, cuestión de goles yno de golpes: “El público se fue en masa al estadio. Poco le interesó la“complicada” situación de carácter político. Había mayor interés por lasuerte de cuatro equipos en una jornada deportiva que por otros hechosno deportivos”. Tal vez valga la pena resaltar que las comillas en lapalabra masa son una alusión a las “masas” trabajadoras que conformaronla Asamblea Popular durante el gobierno de Juan José Torres, pero lasmasas también tenían otros motivos para vivir, en un país donde lapolítica parecía, y parece, llenar todos los resquicios de la vida cotidiana,disputando la primacía con las tres efes de nuestro comportamientocolectivo: fiesta, farra y… fútbol.

ENREDOS DIRIGENCIALES Y CURIOSOS EFECTOSCLIMÁTICOS

Nuevos equipos animaron el campeonato local de 1971 y la finalenfrentó a Litoral y Petrolero, por primera vez en la historia los clásicosrivales no eran favoritos, y no solamente eso, disputaron el tercer puestoen un inédito ¡partido preliminar! Tal vez por esa circunstancia Aurora,con un equipo juvenil, fue goleado. Los cambios institucionales y lasituación política provocaron crisis en el fútbol. Se decidió la realizaciónde un campeonato mixto denominado Tres Ciudades, con equipos deLa Paz, Oruro y Cochabamba. En tres meses se disputarían 91 partidoscomo muestra del desconcierto organizativo; también se decidió ampliara cinco el cupo de jugadores extranjeros, medida a la que se opusoAurora, en estas circunstancias su desempeño fue pobre y estuvomerodeando el sótano de la tabla de posiciones.

En cambio, la disputa en el torneo local fue entre Aurora y Petrolero yla posibilidad de un desempate entre estos elencos dependía de losresultados de la última fecha que enfrentaba a Petrolero y Municipal enel preliminar y el clásico “con matices extraordinarios” entre Aurora yWilstermann. Lo extraordinario fue que Aurora “en los descuentos tuvo

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el empate en bandeja de plata y desperdicio la oportunidad”, cayendoderrotado 2-1. Otra vez fue subcampeón cuando tenía el título al alcancede la mano.

En el campeonato nacional Simón Bolívar se clasificó en una seriedisputada contra equipos de Chuquisaca con cierta preocupación, “enun ambiente de nerviosismo aunque con una subjetiva ventaja de resultarautomáticamente clasificado en caso de mantener el empate a lo largodel encuentro”. Y el resultado fue un empate a dos goles frente aPetrolero para transitar a la siguiente ronda, siendo el único equipocochabambino clasificado para esa instancia. La prensa cochabambinavaloró este hecho de manera singular y cautelosa: “Club Aurora seapresta a cumplir digna representación”, pero no ocurrió así y unaseguidilla de cinco partidos perdidos colocó al equipo en el último lugarde la tabla de posiciones. La valoración periodística no deja lugar a dudassobre un estilo a pesar de los magros resultados “Aurora participó eneste campeonato como una organización deportiva, con una lealtad ynobleza que le servirán como excelente antecedente para futurasparticipaciones… es decir no se dedicó a la ‘guerra’ en la queparticiparon no solamente los jugadores, sino dirigentes y público, conarmas no siempre deportivas, la destrucción de los rivales antes que eltriunfo puramente deportivo”.

En 1972, el inicio del año fue con clásico amistoso y victoria contundentede Aurora por tres goles a cero. Como siempre, la prensa tuvo una

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sorprendente lectura de la derrota aviadora porque la explicaciónfutbolística tenía como factor causal a las ¡circunstancias meteorológicas!:“Wilstermann tuvo dos rivales: la lluvia y el Club Aurora”, original manerade ordenar los factores e inverosímil conclusión respecto a los efectos deuna tormenta a las cuatro de la tarde, seguramente suponiendo que losaviadores necesitaban cielo despejado para volar, en cambio, los celestesno sufrieron los rigores del cambio climático al ser habitantes del cielo.

Ese titular es un compendio de la “objetividad” de la mayoría de lospersonajes de la prensa deportiva cochabambina que no ocultan sufavoritismo por el equipo rojo, ni se ruborizan cuando defenestran alEquipo del Pueblo, minimizan sus victorias o celebran sus traspiés. Estees otro adversario que enfrenta Aurora, una hidra de cien cabezas queacecha, ataca y daña antes, durante y después del partido.

En la revancha, el desdén explicativo fue igualmente patético: “sin hacergran cosa por ganar, se impuso Aurora a Wilstermann que tampoco hizogran cosa por no perder”. El balance señala, en un modo de conversacióncoloquial, que Aurora hizo sus dos goles “sin mucho pase espectacular,sin dibujar la cancha. Pelota en profundidad, carrera y listo el pollo. Elpollo fue Bilbao, arquero de Wilstermann, que se quemó las manos conuna pelota muerta que resucitó en las redes”, concluye el improvisadopoeta haciendo gala de dudosas metáforas gastronómicas típicamentecochabambinas y volteretas entre la vida y la muerte.

La emoción estuvo en las tribunas, continúa el cronista inspirado, porquefue “una tarde de sol y piñas”. El sol asomó a las cuatro de la tarde, las

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“piñas” cuando la chicha hizo su efecto en las graderías de sol. Graderíasde sol, después llamada tribuna “popular”, donde se refugian desdesiempre los hinchas acérrimos de Aurora, la actual Pesada Celeste.Cuentan algunos testimonios que cuando el clásico iba tomando cuerpo,los hinchas miraban el juego tomando chicha, sentados en promontoriosde adobe, y cuando su equipo metía un gol, junto con el grito al cielo,el festejo iba acompañado de la utilización de las tutumas como armasque desparramaban el néctar del valle en la humanidad de los hinchasrivales. Seguramente el asunto se tornaba grave cuando llovían goles.Por entonces, la chicha seguía siendo parte de la cultura cotidiana de lallajta, no obstante con el transcurrir del tiempo sería prohibido suconsumo dentro del estadio en una claudicación frente al empuje de lamodernización. Años después, en los fatídicos años ochenta, la hinchadanecesitaba calmar la angustia por las apariciones del fantasma deldescenso, un miedo que es mejor enfrentarlo con c’haki. Entonces, loshinchas de las “graderías de sol” se dirigían a la verja del estadio donde,detrás de los barrotes, estaban las caseritas con sus tutumas colgando delos baldes. Ante la mirada del policía dispuesto a hacer cumplir la ley, elhincha estiraba los brazos para agarrar la tutuma detrás de la reja ydegustar el néctar del valle con la boca en la frontera entre lo prohibidoy lo permitido, diciendo al guardián de la ley: “¿no ve jefecito, no ve queno estoy tomando chicha dentro del estadio?”

Volvamos a esa tarde de clásico porque tuvo otros ingredientes, como elretorno de las bandas de música, los latapucus, “interpretando airesfolklóricos” como antaño, porque el reportero calcula que durante doceaños el fútbol no tuvo música metálica de fondo. En esta ocasión, lamúsica era multicultural, como se dice ahora, porque en las “graderíasde sombra” (llamadas de “preferencia” en curiosa oposición más quedialéctica a “la popular” de enfrente), hinchas brasileros apoyaban alEquipo del Pueblo con su propia música, o sea, “una bandiña con labatucada frenética e intensa de la torcida que hincha por el Aurora”,porque tenía en sus filas a tres morochos: Da Silva, De Melo y Batista.En alguna ocasión, la presencia de jugadores brasileros como ídolosprovocó que el equipo celeste juegue alguna tarde con una casaca arayas horizontales, negras y rojas, a la usanza de Flamengo, detalle decoquetería que, por suerte, fue efímero.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

En el campeonato de ese año se produjo el debut de un jugador brasilerofuera de serie, se llamaba Heraldo Ercilio Da Costa, con un perfil de tiporudo y mirada triste, amigo de la línea de cal por la punta izquierda.Debutó en un clásico disputado en junio y con victoria por un tantocontra cero. La evaluación del desempeño, jugador por jugador, fuelacónica pero precisa: “Veloz y peligroso. Buen winger”.

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Sobre Francisco De Melo, moreno con perfil de gladiador y zancada larga:“Permitió el gol de la victoria con toque para matar”. Más adelantebrillarían otros paisanos de Ercilio y De Melo, como Carliños, reciodefensor, y Batista, volante de contención. Si el equipo tenía sabor carioca,el talento y la entrega valluna era irradiada por Jaime Herbas convertidoen jugador de toda la cancha a la usanza de Alfredo Di Stéfano y antesque estalle la Naranja Mecánica holandesa en el mundial Alemania 74.

Ese torneo concluyó para Aurora con el tercer lugar en la tabla deposiciones, lo que impidió su participación en el torneo nacional.

En 1973 se produjo un hecho análogo a lo ocurrido en los años sesenta,cuando cuatro jugadores de Wilstermann fueron contratados por Auroracomo refuerzos para su participación en la Copa Libertadores. Esta vezla transacción se realizó en sentido contrario, tres celestes fueroncontratados por el equipo rival, José Issa, Freddy Vargas y Jaime Olivera,para jugar en el torneo continental. La única satisfacción de esatemporada fue la obtención de la copa en un cuadrangular que contócon la participación de Olimpia de Paraguay, en las filas del equipoceleste debutó un talentoso mediocampista brasilero con apodo y pintade caricatura, Miguelito, constituido raudamente en ídolo de la hinchada.

Al año siguiente, Aurora se clasificó al torneo nacional después deobtener el subcampeonato en el certamen local de 1974. A pesar de uncomienzo dubitativo empezó a escalar posiciones hasta alcanzar elsegundo lugar en su serie, quitándole el invicto a The Strongest en unpartido que fue testigo de la presencia de doña Marina Ascárraga,destacada deportista y famosa hincha del equipo paceño, en una épocadonde no existían cuotas de presencia femenina en el espacio público.La fase final fue disputada entre cinco equipos, Aurora, Bolívar, Petrolero,The Strongest y Wilstermann. La serie fue negativa para el Equipo delPueblo con una seguidilla de derrotas y empates. Incluso un clásicoadverso después de ir venciendo 3-1 y terminar derrotado cuando elpartido expiraba. En la última fecha ocurrió un hecho curioso porqueAurora aceptó cambiar la sede del partido y jugar como “local” en LaPaz para que The Strongest de la vuelta olímpica en su propio reductoen vez de “aguarle la fiesta” en el Felix Capriles y, así, obtener una mejorrecaudación porque el último lugar que ocupaba en la tabla no teníaatractivo para su hinchada.

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En 1975 Aurora tuvo otro comienzo dubitante en el torneo local peroconcluyó con la obtención del subcampeonato merced a un empatefrente a Wilsterman, con gol de Miguelito. Con ese tanto se clasificó alcampeonato nacional, aunque surgieron dudas sobre su participación enla denominada Copa Sesquicentenario de la República, debido “a unatremenda crisis económica y el abandono de sus dirigentes”. No obstante,la Asociación de Fútbol proporcionó una ayuda financiera y el Equipodel Pueblo resolvió temporalmente sus problemas. En la CopaSesquicentenario las derrotas marcaron el inicio de una trama sin finalfeliz y con destellos de buen juego, como contra San José con unaremontada espectacular para vencer 5-4 con goles de Miguelito, Ayala yMoscatelli. Fue eliminado en la primera ronda y la crisis dio paso a laangustia.

En 1976, surgieron otra vez rumores sobre un posible retiro de Auroradel campeonato local debido a una debacle en las filas de su directiva,ausencia de socios y la apatía de la hinchada, sacudida por la seguidillade derrotas y la eliminación temprana en los torneos nacionales. Derrotascomo local, impensables en el pasado, causaron zozobra. Sacandofuerzas de flaquezas, se sorteó ese obstáculo y las cosas volvieron a sulugar y el equipo a la cancha para disputar el Torneo Pre Temporadalogrando el subcampeonato. Un equipo joven con ciertos atributos que

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le dieron el carácter de un “elenco frágil pero de muchas bondades contendencia al juego de toque y al pelotazo sorpresivo para explotar a losque mejor saben explotar ese juego” y el elegido para esa función era eldelantero argentino Silvio Rojas. Con ese bagaje inició su participaciónen el Torneo Integrado que enfrentaba a equipos de Cochabamba y SantaCruz. Empezó el certamen con vaivenes del medio al fondo de la tablahasta que se produjo una remontada con chispazos de buen futbol, comouna resonante victoria por 6-2 contra Blooming, que lo catapultaron altercer puesto y a la clasificación a la Copa Simón Bolívar. También a ladisputa del título local contra Wilstermann, porque los puntos en disputaentre los equipos cochabambinos confeccionaban una tabla deposiciones paralela a la del Torneo Integrado. El título quedó en manosde su rival. Otra vez Aurora fue subcampeón cochabambino.

El debut en la Copa Simón Bolívar de 1976 fue negativo con magroempate ante un equipo potosino y con Vanderley, refuerzo brasilero enla delantera, errando un penal. Sin embargo, Aurora ocupó el segundolugar en su serie y avanzó a las instancias finales. Empezó esa fase conuna derrota inmerecida ante Wilsterman, reconocida inclusive por losinflexibles cronistas que no ocultaban su preferencia por el equipoaviador: “Que la suerte es importante en toda actividad es una verdadque nadie discute, como nadie puede discutir que ayer Wilstermanningresó a la cancha con una gran dosis de buena suerte, de otra maneraserían los auroristas los que estuvieran celebrando la victoria”. Laparticipación de Aurora, equipo juvenil con un par de refuerzosextranjeros, concluyó con otra derrota ante el mismo rival, en similarescircunstancias marcadas por la escasa fortuna. La semilla plantada en lasdivisiones inferiores y el acople de los refuerzos daría sus frutos en elfuturo inmediato.

En 1997 se puso en marcha otra vez el Torneo Integrado y el equipoempezó con dubitaciones, sin embargo, a mitad del camino Auroracompartía el primer lugar con Wilstermann a quien derrotó después detres años: “La juventud de Aurora se impuso a la experiencia de Wilster”,merced a los tiros libres de Vanderley. Fue entonces que aconteció otrajugarreta del destino. Cuando el equipo había reencontrado el norte dela victoria y estaba liderizando la tabla de posiciones en el TorneoIntegrado, empezaron las tratativas para crear una Liga Mayor dejando

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en suspenso la continuación del campeonato. En un momento derepunte del Equipo del Pueblo, los líos dirigenciales cancelaron untorneo que pudo ser motivo de satisfacciones y no el inicio de una épocade incertidumbre en el andar del cuadro celeste.

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3OSCURIDAD

LIGA DEL FUTBOL PROFESIONAL 1978-1988

Son los años de la transición a la democracia, con movilizacionespopulares y explosión de demandas sociales, con sueños de libertad yreclamos por igualdad, abatidos por la hiperinflación económica ydescenso de la autoestima nacional por las sendas goleadas sufridas porla selección nacional en las eliminatorias mundialistas. “Bolivia se nosmuere”, sentenció un veterano presidente en 1985 y dio inició el tránsitodel estatismo al neoliberalismo con un número mágico: 21060. Elnacionalismo parecía cosa el pasado y el “pueblo” de la revolución de1952 ya no era invocado, su vanguardia de antaño, los mineros, sufrieronla relocalización. Ese fantasma recorría el fútbol porque la crisis proyectósu sombra al Equipo del Pueblo cuando se dio una transición en el fútbolprofesional con la desaparición de los torneos departamentales y lacreación de una liga nacional.

La Liga del Futbol Profesional Boliviano fue creada en agosto de 1977para dar inicio a un nuevo ciclo en el fútbol nacional. Los antecedentesremiten a 1974 cuando “los clubes no subvencionados por el Estadoproponen la creación de una liga mayor, idea que es inicialmentedesechada. Pero en 1977 el aluvión se hace imparable” (Carlos Mesa etal., El salto al futuro, 1994, pág 21). Años de dictadura militar y resistencia

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minera, con catástrofe futbolera en las eliminatorias para Argentina 78por las goleadas humillantes ante Brasil y Colombia. Tragedia que fue eldetonante que aceleró la crisis y provocó la reestructuración del futbolprofesional.

La Liga se organizó con los mejores clubes del país y algunos equiposde variada calidad de ocho departamentos. Por Cochabamba ingresaronAurora, Bata, Petrolero y Wilstermann. Atrás quedaron los torneos localesque entre fines de los años sesenta y la mitad de los setenta habíanadoptado un cariz espectacular con la realización de jornadasdominicales con fechas dobles a estadio lleno. Equipos que brindaronfútbol, diversión y competencia de alto nivel eran cosa del pasado, comoLitoral, Tránsito, Municipal, vinculados a entidades estatales, y AyacuchoFestaco, ligado al autotransporte y con arraigo en la popular zona sud.Quedaron en la liza futbolera dos equipos de origen empresarial: Bata,de la fábrica de calzados MANACO y con hinchada de Quillacollo, yPetrolero, dependiente de YPFB, y los clásicos rivales de la llajta. Auroraingresaba a la Liga con el antecedente de un desempeño importante enel Torneo Integrado de 1976 y 1977, truncado por la crisis deportiva ydirigencial que dio origen a la Liga, sin suponer que no vendrían tiemposmejores, sino todo lo contrario.

En este nuevo formato organizativo el Equipo del Pueblo tuvo undesempeño decreciente entre 1978 y 1988. No fue una “década perdida”como suele decirse, sino una década agónica que terminó con la pérdidade categoría. Una historia de infortunios que vale la pena relatar porquemuestra el temple de una hinchada que fue incubando la peor de lasdesgracias como avizorando un sufrimiento que duraría catorce años.

Aurora tuvo un comienzo esperanzador en el segundo torneo de la Ligaque se organizó con muchos problemas en 1978. Tres victorias sucesivascomo visitante en Oruro, Santa Cruz y Trinidad alimentaron la esperanzade repetir el desempeño en el Torneo Integrado. “Aurora dio la sorpresadominguera goleando como visitante a San José” con un fantástico 6-1 yel lucimiento de José Luis Coronado, hábil mediocampista. “Auroradeleitó con su futbol y ganó en Santa Cruz a Guabirá”. “Aurora sigueimparable, derrotó a 20 de Agosto”. Sin embargo, ese comienzo fue unespejismo porque el torneo terminó en su primera fase con Aurora en el

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¿Por qué será no? Fernando Calderón

FERNANDO CALDERÓN, es sociólogo nacido en Charaguapero vivido en Cochabamba, París y Buenos Aires. Autorde numerosos libros sobre la realidad nacional popular,sobre la democracia y la modernidad en América Latina.Fue coordinador de varios Informes sobre DesarrolloHumano en Bolivia, uno de los cuales fue premio mundialen la ONU.

Su mirada sociológica sobre nuestra historia se resume en una frase: “lapolítica en las calles” que nos recuerda que las cosas suceden en los intersticiosde la sociedad, en sus márgenes, al costado o en contra de las instituciones.De manera imprevisible pero con el peso de la historia, como en un partido defútbol. Es recolector de imágenes e ideas sobre la incomparabilidad deCochabamba, he aquí algunos de sus hallazgos.

René Zavaleta decía que en Cochabamba abundaban los filósofos porquesoplaban vientos metafísicos. Tenía razón, basta con ir a la Plaza 14 deSeptiembre a las 7 de la tarde.La calle Cochabamba en Buenos Aires es la más larga que conozca ciudad alguna.Por qué será no?¿Será por el agua caliente que las cholas cochalas les echaban a los inglesesinvasores?¿Será por las alzadas de la Coronilla?¿Será por los 2.600 cochabambinos que se inscribieron para ir a pelear porlas Malvinas?¿Será porque Don Miguel de Unamuno escribió sobre la imaginación enCochabamba sin conocer un carajo?¿Será porque dicen que Pablo Picasso donó el Cóndor picassiano de la Plaza14 de Septiembre?¿Será porque Charles De Gaulle lloró en la plaza escuchando La Marsellesainterpretada por tarcas ucureñas?¿Será porque un argentino compuso hace un siglo una ópera titulada“Cochabamba” con pasajes de la guerra de la independiencia?¿Será por los chorizos de Quillacollo que comieron la Chaterine Denueve yel Claude Levi Straus con el Jorge Zabala?¿Será por lo de los nabos y las espaldas de Don Daniel Salamanca?¿Será por el árbol chueco a la entrada de Pocona?¿Será por el olor a los duraznos…?¿Será porque a la Aurora se la persigue pero no se la alcanza nunca?Si, por eso nomás debe ser.

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sótano de su grupo y con una derrota por goleada contra OrientePetrolero como broche de oro convertido en corona de espinas.

El año 1979 se inició con la Copa Liga entre Petrolero, Bata, Aurora yWilstermann, un prolegómeno al torneo nacional. El campeonato localfue encarado por Aurora con un equipo juvenil de raigambre local.“Eterno semillero de Cochabamba” decía la fotografía que resaltaba elperfil juvenil del Equipo del Pueblo. Sin embargo, los resultadosnegativos obligaron a conseguir refuerzos extranjeros pero esta decisiónno fue una solución porque el equipo tuvo un desempeño negativo.Resalta la caída ante The Strongest que derrotó al Equipo del Pueblo enCochabamba después de largos 21 años.

Al año siguiente, los brasileros Monga, Barrote y Vantuil fueroncontratados como parte de un plan dirigido a repuntar el desempeño delequipo. Otro jugador destacado fue Piao, alto y flaco, que ejecutaba tiroslibres y mientras mayor distancia había entre la pelota y el arco, su remateera más violento rumbo al gol. Ni las victorias por 8-1 y 7-1 frente aequipos cruceños mejoraron la mala posición en la tabla y apareció elfantasma del descenso, que esta vez fue de carácter indirecto y disputadocontra Enrique Happ, el campeón del torneo cochabambino. Dosempates obligaron a un tercer encuentro de definición que concluyó congoleada celeste por 6-1 para mantener su lugar en la Liga. Los añossiguientes tuvieron un sello similar, un tono trágico con destellos deepopeya porque en varias oportunidades el Equipo del Pueblo se zafóde la soga cuando iba rumbo al cadalso.

Esos años fueron aciagos para la historia deportiva del club pero no parasu consolidación institucional. Al contrario, como respuesta a la adversidadde ese presente gris se miró hacia adelante, se apostó al futuro. Y lossueños y deseos de los dirigentes se materializaron en la construcción delespectacular Complejo Deportivo en la zona de la Laguna Alalay quecobijaría a la Escuela de Fútbol del Club Aurora. Un muestra de latemplanza que constituye un ejemplo para la sociedad cochabambina.

La remembranza de esta pequeña gesta que es una gran obra es relatadapor Martín Sotelo, un hincha de nacimiento y dirigente desde la cuna:

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“EL COMPLEJO DEPORTIVO ADEMAS DE SER UN ORGULLOREGIONAL NOS PERMITE SOÑAR CON LA CANTERA”

Cualquier amante del fútbol que ingresa al Complejo del Club Aurora, alconocer sus instalaciones, se encuentra ante una realidad impensada,observa que esos predios guardan el “semillero” del fútbol enCochabamba, percibe una institución fuerte que apunta a las divisionesinferiores y ve un Aurora para rato, fruto de su cantera.

Todo lo realizado en el Complejo del Club Aurora hasta hoy se hamaterializado, precisamente, pensando en estos dos componentes quetiene el fútbol: el fortalecimiento de las divisiones inferiores para – echarmano – a la cantera y consecuentemente la consolidación del equipoprofesional.

En las conversaciones que me toco compartir con don Roberto Pavicic,visionario del fútbol y gestor importante de este complejo deportivo, élseñalaba “Tenemos que pensar en una institución fuerte, en donde poderarribar, donde puedan permanecer y transitar sus hinchas, dondenuestros hijos puedan jugar y hacerse futbolistas y, no sólo eso, dondepuedan practicar deporte, la universidad de la vida”.

Este pensamiento visionario fue amplificado por aquel grupo dedirigentes que comandaban la institución celeste el año 1984, quienesfieles a las tradiciones del pasado y con el objetivo de tener unComplejo Deportivo visualizaron desde el cerro El Abra un lugar dondese podían construir sus instalaciones.

La leyenda cuenta que don Orlando Beltrán acompañado de RobertoPavicic en una motocicleta, durante semanas, habían circulado por laciudad de Cochabamba buscando algún terreno donde poder realizar elsueño aurorista. Como quiera que Aurora fue siempre bendecido porDios, dentro de las paradojas que da la vida, estos dos dirigentestransitaba la ruta que conduce hoy al Cristo de la Concordia yvisualizaron el predio, el lugar donde hoy se encuentra afincado elComplejo Deportivo.

El periódico Los Tiempos en su página Deportiva del 11 de marzo de1985 publicaba el siguiente titular: “Aurora convierte un sueño enrealidad con la construcción de su complejo” catalogando este hechocomo un milagro, toda vez que en Cochabamba es difícil ponerse deacuerdo para llevar adelante una obra. La publicación de referencia,mencionaba que los dirigentes un año antes a fin de conmemorar los49 años de existencia del Club Aurora habían organizado una kermessecon la intervención de la autoridad burgomaestre, Dr. Hugo Montero,quien tuvo a su cargo la colocación de la piedra fundamental.

En esa ocasión otro gestor del complejo y co artífice de esta obra, Ing.Héctor Vargas, manifestaba: “Ahora es muy tarde para dar un paso atrás,Aurora está trabajando con la mirada puesta en el futuro. La masasocietaria está empujando y sabemos que Roberto Pavicic, allá en EstadosUnidos, está logrando que connacionales nuestros se interesen porcontribuir a que el complejo deportivo se haga una realidad”.

Esa primera etapa de la construcción del Complejo Deportivo del Auroracontempló la realización de la demarcación y alinderamiento de las sietehectáreas de terreno, como cuenta don Elio Sánchez, labrador con manopropia del complejo deportivo. Sse procedió a la siembra de árboles yeucaliptos en sus alrededores, se efectuó la colocación de alambres depúas para garantizar la demarcación, se construyó una primera cancha

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de fútbol de tierra y una construcción civil al ingreso del complejo parael funcionamiento administrativo de la entidad. Consecuentementeproducto de las obras nacía la Escuela de Fútbol del Club Aurora dirigidaen ese momento por el profesor Héctor Vera.

Con posterioridad, don Jaime Cavero –a decir de José Luis Montaño,actual Fiscal General de la institución–, fue quién tuvo la virtud deconservar el comodato otorgado por la Honorable Alcaldía Municipal al

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Club Aurora y dotarle, con esfuerzo propio, la primera canchareglamentaria con césped, la actual cancha No. 1 con sistema deaspersión y riego que, en honor a este dirigente amante de la celeste yblanco, lleva su nombre. Una vez producido el ascenso de categoría en2002 se vio la necesidad imperiosa de consolidar este proyecto, en esepropósito –en etapas y momentos distintos– intervinieron el actualpresidente de la entidad Rodolfo Acevedo, José Luís Montaño, FernandoGamboa, Daniel Soriano, Enrique Quiroga y tantos otros contribuyentesanónimos que se pusieron “manos a la obra” para lograr consolidarel Complejo Deportivo del Aurora.

En todo ese proceso es bueno destacar que se organizó el grupo de lasDamas Auroristas que, para lograr los objetivos propuestos, organizaronuna serie de kermesses y actividades sociales contribuyendo con su“granito de arena” al logro de los objetivos y sueños trazados. Con elapoyo del actual Presidente del Estado Plurinacional, don Evo MoralesAyma, el Club Aurora recibió apoyo económico para la construcción delos nuevos camarines, baterías de baños y el área del gimnasio, el mismoque fue equipado por Daniel Soriano. El complejo deportivo en laactualidad cuenta con siete canchas deportivas, una cancha de fútbolplaya, batería de baños especialmente adaptada para niños y jóvenes,zona de parqueos y camarines para el plantel profesional.

El actual presidente del club, Rudy Acevedo, continuando con el legadoque dejaron los mayores, con el apoyo de empresarios amigos y conesfuerzo propio y de su señora esposa, lograron la construcción de lasoficinas administrativas con una extensión superficial de 450 m2.También se creó el área de shopping para la venta de los productos yemblemas de la entidad, además de la construcción del área social y decocina, una obra titánica y de alto impacto no solo para el Club Aurorasino para toda la zona, que acoge a más de cuatro mil niños que asistena la Escuela de Fútbol, vistiendo la gloriosa y emblemática camisetaceleste, aquella que, como dijo Julio Cesar Baldivieso, es de propiedaddel pueblo cochabambino.

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En la actualidad, el sueño de los dirigentes del pasado, que pensaron laconstrucción del complejo deportivo bajo el lema Unidos haremosmás, queda latente en los dirigentes del presente, quienes sueñan hacerdel Complejo Deportivo un Centro de Alto Rendimiento. Para ello, lastareas ya están definidas, se requiere la construcción de viviendashabitacionales, de una piscina olímpica, área de saunas y masajes y, porúltimo, la construcción de dos canchas de racquet-ball, persiguiendo elobjetivo de hacer del Aurora una institución fuerte que tiene pretensionespara albergar a 20.000 socios.

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Este nuevo proyecto ha sido entregado al Presidente Evo Morales Ayma,quien tiene la palabra para posibilitar que, en el futuro, las seleccionesnacionales en todas sus categorías se concentren buscando el mejorrendimiento bendecidos por Dios en estos predios que guardan en susrecónditos extremos la nobleza pura del alma aurorista.

Esta titánica tarea forma parte de un estilo de calidad en la conduccióninstitucional desde los orígenes del Club Aurora, y nos trae a la memoria,y en justo homenaje, a los presidentes que comandaron la instituciónceleste durante 75 años: Juan Cerruti, Roberto Prada, Jorge Rojas Tardío,Oscar Suárez Mancilla, Salvador Asbún, Vladimir Khek, DanielMilikowski, Guillermo Sotelo, Alberto Alem, Juan Antonio Montecinos,Enrique Claros, Ramiro Vargas Tapia, Orlando Beltrán, Fernando Beltrán,Jaime Cavero, Walter Ferrel, Jorge Burgos, Jorge Urresti, FernandoAntezana, Oliverio Iriarte, Orlando Quiroga Ferrel, Hugo Tapia, MarioGalindo Decker, Héctor Vargas, José Tapia, Rodolfo Acevedo, José LuisMontaño Rico, Néstor Suárez, Fernando Gamboa, Daniel Soriano y ArturoAlmanza. Si hay errores u omisiones corresponden al papel, porque enel recuerdo de los hinchas y jugadores todos ellos están presentes”.

Retornemos al fútbol, a una etapa marcada por la angustia y la luchaconstante para evitar el descenso de categoría, con pequeñas gestas quealiviaban de manera efímera el corazón celeste que latía cada vez másfuerte, presagiando una desgracia.

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En el torneo de 1987, el portero argentino Ramón de Jesús Leiva fue unafigura fundamental para evitar el descenso. Su ausencia en un partidocontra Bolívar, digitada desde la comisión de penas, se tradujo en unaespantosa goleada en contra por 8-1 como local y en estadio repleto.Ese era el peso de su presencia y su performance en partidos decisivos.Como aquella tarde que fue el héroe en una de esas jornadas definitivasde última fecha del campeonato. Su actuación fue decisiva para vencery salvar al equipo del descenso, y los hinchas lo levantaron en andas,dieron una vuelta olímpica con su ídolo sobre los hombros y loacompañaron a la terminal de buses, porque el arquero argentino iba aretornar a su terruño esa misma noche. Seguramente con un nudo en lagarganta. Prometió regresar, pero es como si nunca se hubiera ido.

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Mauricio Soria, otro arquero de temperamento y talento, también jugópartidos decisivos para cumplir el cometido de evitar el descenso, comouna tarde de aquellos tensos años que, en el minuto final, lanzó un saquelargo y preciso hasta la punta de izquierda para que el delantero enfrenteal arquero y decrete el empate ante Ciclón. Con esa jugada se evitó latragedia, una vez más. Pero las parcas estaban rondando el alma celeste.

La desdicha tuvo contornos dramáticos en 1988 cuando Omar Delgadillo,zaguero central y capitán, falleció en el camarín minutos antes de ingresara la cancha para disputar un clásico. La victoria de esa tarde fue unhomenaje a Omar Delgadillo, pero no disipó el luto de la tribuna niapaciguó los atribulados corazones celestes, como relata Elio Sánchez ensu conmovedor testimonio.

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TESTIMONIO DE ELIO SÁNCHEZ

Nací en Cochabamba un 3 de julio de 1940, recordando el paso demi padre por Aurora siempre quise seguir sus pasos. Mi padreempezó a jugar con la familia Ferrel en las cuartas especiales, sinembargo, no jugó en el equipo del año 1963 porque falleció añosantes; él era parte del equipo de las cuartas especiales, mi padrefalleció cuando yo tenía 19 años. En mi época de joven éramosmuchos hinchas. Yo inicialmente jugué en las divisiones inferioresy, luego, cuando pasé a las divisiones superiores tuve un profesor,en concreto don Rolando Maida, quien me encaminó en lasactividades del juego y coincidentemente me involucré con elequipo, ayudando al primer plantel.

Aquella época me invito el coronel Oscar Suarez Mancilla comokinesiólogo y utilero. El coronel Suárez Mancilla fue un dirigente muydinámico que ha tenido la oportunidad de prestar sus servicios comopresidente. También don Arturo Tardío ha sido una verdadera maravillapara mí, además de jugador él ha sido también entrenador. No hay queolvidar de paso a un ex jugador que no puedo recordar bien, le decíanel “hombre orquesta”, Julio Sandoval, un cliceño. Aquellas veces heconocido todavía su grandeza, he tenido muchas relaciones y a vecesse olvidan de la gente buena.

El equipo campeón del 63, ese era un equipazo como muchos otrosde los que conformó Aurora, lamentablemente no siempre pudimossalir campeones no obstante de tener grandes jugadores. Recuerdoempero que José Issa realizó un gran partido en la cancha deMontevideo, la misma donde se jugó el mundial de 1930. Ahítambién jugaron grandes jugadores como los hermanos Ferrel, loshermanos Loma, Villalobos, los hermanos Quiroga y muchos otros.

Más adelante, tenemos a Mario Pariente que se inicio en el ClubAurora y tenía el apodo de el Divino; luego pasó a The Strongest,era un gran jugador con un destello técnico impresionante, sientomucho que se hubiera alejado de nosotros. También me trae muchosrecuerdos de Palillo Foronda, era un jugador muy hábil y siemprele gustaba sorprender a los árbitros, era muy pícaro, desbordabasiempre por derecha, tenía más velocidad que gambeta. Otro querecuerdo con cariño es a don Antonio Quiroga un caballero muybueno, los hermanos Siles, los hermanos Loma, etc.

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En los años setenta y ochenta llegaron varios brasileros; para mí, conmucho cariño, recuerdo a Heraldo Ercilio Da Costa quien tuvo unaccidente gravísimo y la virtud que me dio Dios es que fui yo quienlo auxilió en la calle Ecuador y San Martín, una mañana de San Juan,en concreto un 24 de junio. La noche de la fogata de San Juan yome dirigía a la Recoleta y él apareció en una motocicleta que le habíaobsequiado el club y fue atropellado por un colectivo, le prestéauxilio sacándolo debajo de las ruedas y fui inmediatamente ainformar a don Guillermo Sotelo y a don Daniel Milikowski quienesse presentaron en la Clínica Copacabana y conjuntamente conmigosalvaron la vida de Heraldo Ercilio Da Costa y de otro jugador queapellidada Da Silva, (dejo presente que no era Joacir sino que setrataba de Dante Da Silva). Don Guillermo Sotelo y DanielMilikowski compraron desde sangre, que era carísima, para salvar lavida de Heraldo, luego me dio mucha pena cómo teniendopretensiones de varios equipos del interior prefirió pasar a formarfilas en Wilstermann, algo muy triste para mi corazón.

Con los jugadores yo he tenido la ventaja de atenderlos y compartircon ellos; así como se dice vulgarmente, una sopa, bienvenida.Sabíamos servirnos cualquier platito y frutas con mucho cariño, paramí todos los jugadores que vinieron a Aurora fueron buenos, noguardo en mi corazón una queja para ninguno, yo aprecio a todosy ellos también me aprecian, y por ello sigo junto con ellosasistiéndoles y compartiendo con cariño

Pero también hay momentos de mucha tristeza. El fallecimiento deOmar Delgadillo, ese episodio ha sido el momento más triste de mivida que me ha tocado vivir en el camarín sur donde estabaefectuando la calistenia para jugar el clásico. Es algo que me costómuchísimo olvidar, durante muchos meses no pude dormir por elimpacto que me causó este trágico desenlace cuando OmarDelgadillo, quien había sido designado capitán del equipoasesorado por su compadre Jorge Camacho, se desvaneció en mismanos. Yo lo atendí en persona, lo levanté del piso, Jorge Camachofue el que gritó desesperado pidiendo la presencia de un médico.

GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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Para mí la realidad es que él nos dejó, la tristeza es muygrande siendo que era capitán en su primer partido en un clásico.

Recuerdo al profesor José Carlos Trigo cómo conmovido se golpeabala cabeza sin entender lo que sucedía en ese momento, la verdadnunca quise saber más de lo que ocurrió en ese camarín.

El profesor Trigo una vez que había verificado el traslado de OmarDelgadillo a la clínica para que se le prestará auxilio, reunió a todoslos jugadores y dirigentes que se encontraban en el camarín, y pidióque nos reuniéramos alrededor de la camilla y rezamos unPadrenuestro por la vida del jugador y dispuso un cambio posicionalordenando el ingreso del argentinísimo Norberto Kekes. Ese partidopara mí fue inolvidable porque mientras rezábamos, los árbitrosexigían que ingresemos al campo de juego, presionando desde elinicio del clásico. El profesor Trigo simplemente atinó a decir conlágrimas en los ojos que ese partido se tenía que ganar comosea, que había que jugar por el cariño y solidaridad con uncompañero y que tenía que traslucir el amor a la camiseta que Omarhabía vestido. Y así fue, salimos todos al frente y jugamos unpartidazo, ganamos 1-0, fue un partido dramático e impresionanteque no olvidaré jamás. Otro recuerdo triste es el fallecimiento deChristian Boza (kinesiólogo y fisoterapeuta) Yo lo hice a Christian,lo quería como a mi hijo, esa es una pérdida muy grande para mí.

No dejaría al Aurora ni por diez millones de dólares. Eso no haría niloco, eso sería como negar a mi madre, mi vida no existiría más. Son54 años que he recorrido con el Club Aurora y todavía sigo. No sécuando me despediré de mi adorado Club, será cuando Diosdisponga, quisiera irme un día (vuelve a derramar lagrimas) bienrecordado, con cariño, quisiera despedirme bien de mi equipo, elEquipo del Pueblo, y de Dios.

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Ese testimonio también recuerda otrolamentable deceso. En 2007 falleció ChristianBoza, víctima de un accidente automovilístico.Él fue jugador del equipo que ascendió a laLiga en 2003 y cuando se produjo su decesoera fisioterapeuta y kinesiólogo del plantelprofesional. Era discípulo de Elio Sánchez y deadolescente jugó en Estudiantes, el equipo de

barrio de Julio César Baldivieso; por todo ello, en la campaña de 2008,uno de los rituales del equipo era visitar a la virgen de Urkupiña ycelebrar la misa en memoria de Christian Boza.

EL INFIERNO NO SON LOS DEMAS

Fue una negra jornada de diciembre de 1988 contra Bolívar en el estadioFélix Capriles que se sentenció la caída de Aurora a la segunda división,un evento “triste, solitario y final”, como diría un escritor argentino. A faltade pluma literaria, en un diario local, Vladimir Nogales escribió: “Loscelestes se fueron en silencio. Algún silbido profanó la melancólicacanción del adiós. Luego nada, solo el silencio, como aquel que seescuchaba en la tumba del que ya no es… revolviéndose en las imágenesamargas de un ayer perdido”. Poética de la desgracia ajena, crónica deuna suerte presentida, quizás deseada por la mayoría de los cronistasdeportivos de Cochabamba, teñidos de rojo en sus comentarios.

Una desazón que no podía ser motivo de velorio y menos de entierro,sino de recuperación de la mística en medio de la adversidad. Con eltesón de su presidente, don Jaime Cavero, que se puso al hombro latarea de mantener en vigencia al Equipo del Pueblo, porque no existeinfortunio mayor en el fútbol que el descenso, una palabra que significa,simple y llanamente, el tránsito a un estado inferior.

Ir al estadio el sábado y no en domingo es cosa triste. Las curvas vacías ysilentes, la tribuna popular, “la general”, poblada de fantasmas, sin los oloresde los platitos dispuestos a ser devorados en la mitad del partido cuandotodos corren al vientre del estadio porque quince minutos de descanso esnada. Solamente queda “la preferencia”, lugar donde el sol no azota perolas sombras tornan gris el ambiente si el fútbol se juega en las tardes de

Christian Boza

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sábado. Existen algunas ventajas comparativas, puesto que los niños puedeningresar a la cancha y contemplar el partido detrás del arco, un lujo en otrascircunstancias; la gente es pacífica porque asiste con la valentía que exigeun picnic; los policías, si los hay, son espectadores de lujo apoyados en lamalla que divide la cancha de la tribuna como si fueran estatuas de sal.

Pero el corazón no sabe de estética, ni le interesa la parafernalia del éxito,son detalles cuando se trata del “equipo de mis amores”. Es como lametafísica del bolero, se ama y no se pregunta, aunque la vida duelaporque se vive como quien habita en un rincón del olvido. Pero los buenosamores no se olvidan y la fidelidad a la casaca es eterna, y el olvido essustituido por la espera, la tensa espera que no tiene reloj ni calendarioporque el retorno llega, aunque tarda y se deja rogar, pero llega.

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4RENACIMIENTOCOPA SIMÓN BOLÍVAR 1989-2002

En esta década, el país vive el auge y la caída de los partidos tradicionales,mientras el planeta contempla el derrumbe del muro de Berlín y el apogeode la globalización. El fútbol es la vedette mundial de los deportes y unintelectual tupiceño empieza a escribir un libro sobre la golbalización. Seda la irrupción del movimiento indígena de tierras bajas con sus largasmarchas demandando territorio y participación ciudadana, también elascenso de los partidos campesinos hacia la disputa del poder político.Aurora inicia su propia marcha, una larga marcha en la Copa SimónBolívar, para ascender y dar fin con su exclusión.

Durante catorce años los hinchas, aquellos que soportaron el dolor de laausencia y no temblaron ante el miedo del fracaso, esperaronpacientemente que las cosas vuelvan a su lugar. Largos catorce años condestellos de victoria final que se disiparon ante las energías negativasdel malévolo azar y una que otra mundana conspiración. No tienesentido realizar un recuento de ese tormento sino resaltar las tardes y lasnoches de esplendor y sufrimiento. Ocho títulos conseguidos en elcampeonato local para participar en la Copa Simón Bolívar, las más delas veces sin suerte, pocas veces con arte, no fueron un bálsamo para el

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dolor, pero sí una prueba del temple de la hinchada que se refugió enla frase célebre del filósofo alemán: “Aquello que no mata, fortalece”. Yasí fue durante esos años casi eternos y grises, con uno que otro destello,con uno que otro recuerdo, como la noche que Ricardo Bochini, la figuradescollante de Independiente de Argentina, el Rey de Copas, se vistió lacasaca 10 del Equipo del Pueblo.

MALDITO PENAL Y ROBO ARBITRAL

En 1997, Aurora fue campeón cochabambino una vez más derrotando aUniversitario por 3-1. El goleador celeste fue Carlos Dos Santos, unmuchacho brasilero idolatrado por la hinchada e hincha él mismo, quecon su andar desgarbado se constituyó en figura del equipo campeónmetiendo tres goles en siete minutos, un repunte a puro empeñó puestoque jugó con nueve hombres desde el segundo tiempo y con el marcadoren contra. Le decían Junior porque gambeteaba siguiendo lasinstrucciones de su padre que lo alentaba desde la banca como directortécnico, un ex jugador más conocido como Kalú y que arrastraba lassecuelas de una lesión.

En la semifinal de la Copa Simón Bolívar el escollo fue Bamin RealPotosí. La contienda se definió mediante disparos de las doce yardas yun “penal maldito” eliminó a Aurora. “El penal atajado a Carlos AlbertoMelo, el mejor jugador de la cancha, destruyó corazones, provocó másde un llanto en las tribunas al ver como las posibilidades de la OperaciónRetorno al seno del fútbol liguero se desvanecieron”.

En diciembre de 2001, Aurora estuvo cerca de obtener el campeonatoen la Copa Simón Bolívar. Una nítida victoria por 3-1 en Cochabamba sevio empañada con la expulsión de Carlos Dos Santos, privando al ataqueceleste de una ficha determinante para el partido de revancha contraIberoamericana. Un fallo arbitral anuló un gol válido de Aurora cuandofaltaban pocos minutos y el resultado le era adverso por 2-0. Esaconquista clasificaba a Aurora, su anulación equívoca condujo ladefinición del campeonato a la serie de penales. Aurora embocósolamente dos remates y los sueños se desvanecieron ante la miradaimpávida del Illimani.

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BOCHINI DE CELESTEEl 12 de septiembrede 1996 se organizóun clásico peculiarcelebrando lae f e m é r i d e sc o c h a b a m b i n a .Peculiar porque dosestrellas del fútbolargentino vistieron lacasaca 10 de Aurora yWilstermann.

Mario Alberto Kempes se puso la camiseta roja y Ricardo Bochini seenfundó la celeste del Equipo del Pueblo. En su estilo “matador”,Kempes metió el primer gol del partido con un zurdazo al ángulo. Enel segundo tiempo, el partido estaba a favor de Wilstermann por 3-2,pero a los 90 minutos empató Calustro. El empate era una anécdota. Elhecho trascendental fue la presencia de Bochini en la cancha, esemagnífico volante creativo capaz de realizar pases al vacío conprestancia técnica y mirando la jugada futura un segundo antes que elresto de los mortales. Por eso decían que en cualquier instante delpartido el Bocha frotaba la lámpara y salía el genio para deslumbrar ala gente. Ese genio tenía que vestir la celeste, no sólo por su talento,también por su humidad. Años más tarde, Bochini fue DT deIndependiente, cuando en sus filas jugaba Oscar Sánchez, el granzaguero de The Strongest, Bolívar y de la selección nacional, y que eraun hincha confeso de Aurora. Al realizar un recuento de sus jugadores,el Bocha terminó el balance de su equipo con un certero… “y elboliviano Sánchez, es el que mejor sabe con la pelota”. Todo unhomenaje al talentoso jugador que nos abandonó hace poco tiempo,dejando una estela de técnica e imagen de hombría. Esa noche Bochinino frotó la lámpara, y los delanteros celestes no entendieron susjugadas, porque sus pases terminaban con el balón en el espacio vacíoy rebotando en el césped; obvio, si en la punta derecha hubiera estadoBalbuena o en el ala izquierda Bertoni –sus compadres deIndependiente campeón de América en los años setenta– otra hubierasido la historia. Con todo, fue una noche para la historia, la noche queBochini jugó con la camiseta 10 de Aurora.

LA RESURRECCION CELESTE

Fernando Mayorga

A Héctor Zelada y Hortensia Ugarte

Sísifo es aurorista, qué duda cabe. Cada año se repite la liturgia quetermina en desazón porque la Liga se estira y termina restallando contranuestra frente marchita. Y otra vez, cuesta arriba y jugando los sábadosen la tarde como una suerte de precalentamiento para un combate finalque nunca llega. Ni el orgullo de ostentar el récord de pentacampeónconsecutivo –hazaña igualada en el planeta solamente por elManchester United de Inglaterra y el Rangers de Escocia, como precisael Turi Torrico- es consuelo ni motivo de olvido de estos once años deintentos fallidos de ganar la Copa Simón Bolívar. Pero, ahora, las cosasse tiñen de celeste y la mitad de la llajta saca del armario las banderasy una identidad agazapada que llena el Félix Capriles y es capaz dehacer temblar sus tribunas con la clásica ola, como aquella memorabletarde contra San José, cuando Ramallo y cia. nos hicieron gritar seisgoles y dejaron en el camino al rival más peligroso. Ese es el equipoque quiero retener en mi memoria y no el de los desaciertos contraGuaraní en Cochabamba y Sucre. Esa tarde de hinchada henchida deorgullo y de bolsillos vacíos es la que merece repetirse este domingo,como preámbulo para la vuelta olímpica y el retorno a la Liga. Aunquesea solamente para que conste y aunque tengamos que sufrir las 365tardes venideras del 2001.

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Esa alegría del partido contra San José es la imagen que espero se repitaen esta otra tarde, tan definitiva como ninguna. Porque aquel domingonunca vi un equipo celeste con semejante vocación ofensiva y unahinchada tan cauta y solidaria. Y jamás había visto una porción dehinchas rojos vitoreando nuestros goles como si fueran suyos. La cautelaen las tribunas me conmovió por el contraste con esa costumbre tancochabambina de sancionar con silbidos el menor error en el campo dejuego. Y pasamos del silbido a la recriminación y de ésta a la desazón.Tal vez fue la incredulidad frente a la avalancha de goles, pero prefieropensar que esa era la única manera de apoyar a los jugadores, actitudquizás más importante que el aliento constante. Esa tranquilidad de lastribunas se deslizó al gramado verde y se transformó en confianza, lodemás fue cuestión de talento y uno que otro “Adorno”. Este domingoquizás sea suficiente con la garra y el olfato de Ramallo, la velocidad yubicuidad de Junior, el toque inmediato de Leo de Oliveira, la confianzade Ferlatty y la zurda casi etcheverriana de Callaú, la entrega de Vivianiy el laburo de Meneses, la regularidad talentosa de Pinedo y la serenidaddel Chapaco Salinas. Y si no es eso, que nos ayuden el azar y la justicia,ese par de fichas que siempre nos jugaron sucio.

Y que a las cuatro de la tarde se apaguen las radios para que la ciudadescuche el bullicio de esa fiel barra, brava pero no bravucona, quepuebla las gradas de “popular” en aquel costado izquierdo donde, haceya muchos años, con el Gilbert Lisperguer quedamos sumidos ensilencio y sudor ante nuestra derrota y caída. Esta nueva tarde, nosiremos con el Joaco, el Benjo y el Diego, y otra vez el Gilbert y misamigos de Sociología de la UMSS, a poblar una porción de esas tribunaspara reconocer a aquel señor que arregla bicicletas y asiste a lospartidos con un cuadro carcomido del Aurora del 63, a aquellos amigosde los puestos de periódicos de cien esquinas, a ese flaquito encorvadoque enarbola una bandera colgada de una ramita de árbol, a esosgordos morenos que inventan los insultos más hilarantes, y a nosotrosmismos, frotándonos los ojos al ver la tribuna llena y la antesala de lafiesta. Tal vez vale la pena decir que ese instante no importará elresultado del partido (contra Iberoamericana), porque ya habremosganado una batalla. Contra nosotros mismos y contra loswilstermanistas que nos apoyan con un disfraz de orgullocochabambino que oculta el deseo de jugar un clásico “de verdad” paraintentar ganarnos después de mucho tiempo.

Artículo publicado en Los Tiempos, 14 de diciembre 2001

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

CAMPEONES! ORGULLO DE COCHABAMBA …

Una victoria por 7-1 contra Ingenieros de Oruro hizo crecer la esperanzaen el torneo del año 2002 porque era la segunda goleada con cifra similary Adalberto Cuellar, grueso, diminuto e incisivo delantero marcó unrécord perforando las redes en cinco oportunidades. Como siempre lascosas no serían fáciles pero algunas señales no eran casuales. “Ahora losbrujos saben que en la aurora no sirven sus hechizos”, escribió uncronista de Los Tiempos que daba cuenta de la victoria como visitantecontra Deportivo Zuraca, equipo llamativo porque su dueño era unhechicero, un pajpaku conocido como Curaca Blanco. En el partido derevancha que ponía en disputa el ingreso a cuartos de final, Auroraempezó con dubitaciones hasta que sucedió “algo extraño pero debuena suerte (para Aurora) cuando un perro negro se paseó muycontento por la portería del arquero de Zuraca como anunciando lo quese iba a venir”. Y llegaron tres goles para demostrar que la suerte tambiéntenía color celeste. El equipo dirigido por Ricardo Tano Fontana mostrabauna estructura sólida que respondía al estilo del efusivo pero cautelosodirector técnico. El siguiente partido se jugó contra Real Santa Cruz enplaza difícil pero concluyó con victoria celeste por dos tantos a cero. Elex jugador atigrado evaluó el partido como un choque entre elentusiasmo realista y el cálculo racional aurorista. El cotejo de revanchafue de mero trámite en el estadio Félix Capriles, aunque con algo desusto pese al 2-1 a favor, porque Hamlet Barrientos tapó un penal cuandoel marcador estaba igualado. Casi al final, Marangoni puso las cosas ensu lugar con un zurdazo. La semifinal tuvo otra vez una dosis desuperstición porque el rival era de nueva cuenta el equipo embrujado,Deportivo Zuraca. Casualmente el primer partido se jugó en Día deDifuntos y Aurora consiguió una apretada victoria por tres tantos a dosen el estadio Hernando Siles mediante una seguidilla de goles en diezminutos. A la picardía de Adalberto Cuellar se sumó la potencia deChristian Jeandet, un vikingo gaucho en el área, y el toque sutil de TitoOrtiz, jugador que gustaba gambetear girando sobre la pelota comobailarín del Ballet Bolshoi. “El mastaku fue para Aurora”, titularon enLos Tiempos en alusión a la fecha festiva que elimina las barreras entrelo terrenal y lo celestial, entre la vida y la muerte. El diario Opinión fuemenos metafórico, casi literal: “Aurora con medio boleto a la final”. Conel aliento de 17.000 almas, el partido de local fue una fiesta que terminó

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con tres goles y la valla propia intacta merced a la segura frialdad deHamlet Barrientos. Tres remates de Tito Ortiz, el primero provocando unrebote que fue aprovechado por el infaltable Adalberto Cuellar y losrestantes con destino de red, definieron el lance en el primer tiempopese a cierto desconcierto inicial que, sin embargo, no borraría la sonrisadel rostro de los hinchas durante el partido.

Esa sonrisa se desdibujó una semana después en Sucre. El equipo celestefue vapuleado por cuatro goles contra uno en el primer partido de lafinal de campeonato contra Fancesa. El equipo chuquisaqueño con fibrade cemento goleaba al favorito del torneo, tal vez porque la condiciónde favorito nunca fue buena señal para Aurora en su paso por la historia.Antes de que los equipos terminen de acomodarse en la cancha llegarondos goles de Fancesa. La reacción a los 23 minutos con gol de Tito Ortizdescontando el marcador adverso no fue suficiente para dar ánimo alequipo que sucumbió dos veces más ante el envalentonado rival. Conuna abultada derrota a cuestas había que esperar en la llajta a Fancesa.El cemento traía a la mente aquellas escenas de castigo de la mafia quelanzaba a sus víctimas al fondo de un lago con los pies clavados enconcreto para que se hundan irremediablemente. El ánimo celeste estabapor los suelos y enfrentaba un dilema existencial: ¿“Qué hacer? Ladiferencia es insalvable o es remontable? Vaya uno a saber”, sepreguntaba el reportero deportivo en primera plana con un lema leninistaque reforzaba su duda con una sentencia “Derrota cargada de angustia”.Un sentimiento que volvía a inundar el pecho de los hinchas y eraenfrentado con cautela por el presidente del club, Rodolfo Acevedo, conun optimista “vamos a revertir esta situación” y con decisión autocríticapor el director técnico Fontana que apeló a su ascendencia italiana parasentenciar “Todos somos culpables” y quitar el peso de la historia y dela coyuntura a sus jugadores. El desafío, otra vez, era inmenso porque laobligación era derrotar a Fancesa con cuatro goles de diferencia. Lavuelta olímpica requería algo cercano a una hazaña.

A las cuatro de la tarde del 22 de noviembre de 2002, las cuatro tribunasdel estadio pobladas por 35.ooo almas recibieron al equipo con unrotundo “Sí, se puede”, otorgando un sentido distinto a la consignautilizada por Gonzalo Sánchez de Lozada –alguna vez presidentehonorario del Club Wilstermann– para festejar su triunfo en las

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elecciones generales de ese año, sin saber que sus días como gobernanteestaban contados. Tampoco los hinchas celestes intuían lo que iba asuceder esa tarde pero su clamor colectivo se transformó en “Sabíamosque podías”, curiosa manera en que Los Tiempos retrató una hazaña conalusión seudo teleológica. Más certera fue la frase literalmente teológicaque invocó el diario Opinión: “Y Aurora hizo el milagro” para calificar laestupenda goleada por 5-1 que coronó al Equipo del Pueblo comocampeón de la Copa Simón Bolívar 2002. Las alusiones religiosas no erancasuales porque la tarea parecía una quimera. “Sabe Dios lo que sesufrió” pero “Aurora convirtió al estadio Capriles en un paraíso”.

La secuencia del partidoapretó con un nudo las 35.000gargantas porque recién a los37 minutos se abrió laportería de Fancesa con unpenal ejecutado por TitoOrtiz. “La voluntad sustituía ala táctica, el orden, al fútbol,al libreto” dijo la crónicacomo si se tratara de unpartido cualquiera, de laejecución de un planrutinario. Atrás, el capitánRimba marcaba la pauta,

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hacía la pausa, ordenaba el esquema. No por nada era apodadoCorrecaminos, un mote por su físico pero que esa tarde significa trajín,experiencia, trayectoria, sapiencia.

Faltando un minuto para el final de la primera etapa, Darwin Sánchezbajó el balón con prestancia, lo dejó picar en el césped y clavando lamirada entre el portero y el poste fusiló sin piedad. Segundo tanto y alsegundo tiempo. A los 51 minutos del partido Rodrigo Marangoni lanzóun centro, Christian Jeandet recogió el balón y de media vuelta la cruzócon la zurda al otro costado del arco. Pero la tercera, en este caso, noera, no podía, no debía ser la vencida.

La gente volvió a corear “si se puede, si se puede, si se puede”. El equipose subió a la cresta de la ola humana que hacía temblar las tribunas delestadio. Walter Tundi Hidalgo ejecutó un largo disparo, Adalberto Cuellarse zambulló en el área, su cabezazo mandó el balón con destino de red,cruzó la línea de cal dibujando el cuarto gol. El delirio era inenarrable.Apenas cuatro minutos habían transcurrido y las gargantas roncas detanto gritar volvieron a rugir cuando Christian Jeandet, melena de leónal viento, sentenció el partido. Cinco, pichqa, five. Derrotado, el equipochuquisaqueño quiso reaccionar después de un gol de descuento quese quedó solitario en calidad de mero tanto de honor. El fútbol y eltiempo pasaron a un segundo plano, el tiempo, el implacable, traía “devuelta a casa a uno de los grandes: Aurora” (Los Tiempos, 24 denoviembre 2002).

La consigna que acompañó este torneo fue Aurora, Pasión sin límites yese sentimiento inundó el estadio Félix Capriles aquella tarde maravillosa.Atrás quedaron catorce años de sufrimiento, desencanto y dientesapretados. “La felicidad del pueblo no tiene precio”, dijo el presidenteRudy Acevedo en el centro de la cancha, abrazando al inmortal ElioSánchez, que lloraba de dicha.

Elio es el emblema de Aurora, no es solamente el kinesiólogo quetrabaja en el Equipo del Pueblo por más de cincuenta años. Enreconocimiento a su aporte y su fidelidad recibió en 2008 el Premio dela Concordia pero ningún trofeo puede contener el reconocimientopopular a su infatigable labor y entrega a su club.

Esa tarde, como se dice convencionalmente, la figura fue el equipo. Noobstante, el beniano Adalberto Cuellar con 26 años a cuestas brilló demanera especial, fue el goleador en el transcurso del torneo y unapesadilla para la defensa de Fancesa en la tarde precisa, y cuando pidiósu cambio ante las constantes faltas que recibía de los defensores rivalessu pedido no fue atendido por el director técnico, primero estaba elobjetivo del equipo y después el interés personal de los jugadores. Unafigura con luces propias y de enorme experiencia fue Miguel ÁngelRimba, mundialista del recordado seleccionado nacional de 1993, queofició de gran capitán otorgando seguridad a sus compañeros y salida alequipo con balón controlado. Su ubicuidad y manejo de los tiempos fuefundamental para armar el equipo sobre la base de seguridad, confianzae inteligencia.

En el arco se lució Hamlet Barrientos resolviendo uno de los dilemas delequipo, gracias al talento y el apoyo de la historia celeste porque elentrenador de arqueros era José Issa, el campeón de 1963, enlazando elpasado con el presente, y sin imaginar que en el futuro campeón de 2008también estaría presente para demostrar que el destino de este legendarioguardameta y del equipo celeste van de la mano.

Miguel Angel RimbaEterno lateral por derecha de la selecciónnacional que clasificó al Mundial 1994. ElCorrecaminos recibió a lo largo de su carreratodas las distinciones en el fútbol boliviano.Además de jugar nueve ediciones de la CopaLibertadores, seis Copas América, y haberganado seis títulos máximos en la Liga, laFIFA lo convocó para jugar en el equipoResto del Mundo frente a Milán de Italia, enun encuentro de beneficencia . Terminó sucarrera en las filas de Aurora y escribiendoun libro “Fútbol, experiencia yconocimiento”. Ese título parecía uncompendio de su aporte al Equipo delPueblo Campeón 2002.

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Otro jugador importante para la campaña fue Mauro Blanco por la místicaque irradió entre sus compañeros a partir de sus convicciones religiosas.Si la consigna de la campaña de ese año fue Pasión sin límites y unanueva canción empezaba con Aurora, nuestra pasión, varios jugadoresportaban una camiseta blanca debajo de la casaca celeste con un lema,Jesús es mi pasión. Eran los “Atletas de Cristo” que brindaban ese mensajea la tribuna cada vez que festejaban un gol o cuando el equipo sedespedía de la tribuna popular.

Nadie iba a suponer que una mística análoga iba a acompañar al equipocampeón de 2008 que se refugió en la devoción a la virgen de Urkupiña,patrona de la integración nacional, y viajó con su imagen tallada a todoslos rincones del país en busca del título anhelado.

El equipo que pisó el césped esa tarde estuvo conformado por HamletBarrientos, José Ayala, Miguel Angel Rimba, Javier Paz, Walter Hidalgo,Tito Ortiz, Wilson Sánchez, Rodrigo Marangoni, Julio Tawing, ChristianJeandet, Adalberto Cuellar. Alternaron Darwin Cuellar y Mauro Blanco,piezas claves dentro y fuera de la cancha. Otros jugadores que fueronparte de la campaña: Alvaro Ricaldi, Enrique Titza, Juan Tarifa, EdwinGuardia, Juan Vallejos, Marco Tiozzo, Jaime Robles y Christian Boza. Eltalento de Robles volvería a lucirse en el Aurora 2010 y en la selecciónnacional.

Los dirigentes que comandaron las Operación Retorno fueron RodolfoAcevedo, Oscar Maldonado, Gualberto Vargas, Jorge Iriarte, Rudy Rivera,Christian Rodríguez, Néstor Suarez, Daniel Parada, José Luis Balderrama,Fernando Ledezma, Róger Revuelta, Rolando Tellería, José Luis Montañoy Carlos Jordán.

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GRITA LA HINCHADA

Fernando Mayorga

En el aeropuerto de Barajas en Madrid, cuando empieza adespuntar el domingo y el sábado es ya una anécdota, mepregunto cuál fue el resultado del partido entre Aurora yFancesa. Sin paloma mensajera ni señales de humo, menostelepatía o celular con “international roaming”, me enfrento auna máquina con internet que funciona con moneditas. Leo LosTiempos en España y en primera plana se reseña el “milagro”del Aurora Campeón y doy una vuelta olímpica alrededor delmural que trazó el pintor ecuatoriano Guayasamín adornado conpoemas de Machado, Hernández y Alberti (¡qué delantera, no?¡).Llego a Londres y en la BBC no dicen nada sobre el asunto, nitampoco informan acerca de las eleccciones en Ecuador; sinembargo, uno de los puentes sobre el río Támesis, aquelcercano al castillo donde el rey Enrique VIII hacia tropelías, tienepintadas sus columnas laterales de celeste y blanco. Un nítidohomenaje a la victoria del “equipo del pueblo”. Las alegoríasson variadas y las invocaciones también. En una de las torresde ese castillo se posan unos cuervos desde hace cientos deaños y dice la leyenda que cuando esas aves emigren caerá elimperio. Los cuervos me hacen recuerdo a los árbitros deantaño, supongo que el tiempo es un invento de los calendariosy empiezo a pensar que Inglaterra es el mejor lugar paraimaginar una victoria del Aurora. No es casual que Darwin(Cuéllar) ocupe el medio campo de un equipo que evolucionóy mucho menos que la portería esté bajo resguardo de Hamlet(Barrientos). No conozco a otro gran equipo que haya estadosometido al dilema del personaje shakesperiano: “ser o no ser”.Y Aurora fue. Y es. En la memoria quedaron registrados losritos de los fieles hinchas de la tribuna de “popular” queinvocaron inútilmente, hace catorce años, los espíritus del 63para evitar el descenso de categoría.

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Ahora me aferro al relato de Joaquín y Benjo que gritaron eltercer gol en los pasillos del estadio, porque no pudieronregresar a tiempo de su travesía hacia el baño. Figura exacta deun sueño que no requiere de constatación: no hacía falta verlos goles para saber que la certeza desplazó a la duda –yo no vininguno de los 5 anotados en esa tarde memorable- y el abrazode estos pequeños hinchas en las entrañas del Capriles en lasoledad de un pasillo que conduce a una entrada de cementoconvertida en el túnel del tiempo es la metáfora precisa que nosexorcisa a todos los hinchas que rumiamos la bronca durantetantos sábados vespertinos. No sé si fue determinante larenovación del directorio, no sé si fue decisiva la garra del“Tano” Fontana, no sé si es la onda “retro” en la música, en lamoda y en la ideología lo que puede explicar este retorno a laLiga. Basta y sobra suponer que esos gritos del Joaco y del Benjoeran la amplificación de la sonrisa cauta de mi tío Héctor y eleco de la algarabía de mi tía Hortensia. Ellos que estánempapados de celeste y blanco saben de las alegrías que notienen nombre. Aunque esta victoria tiene varios nombres, comoGilbert, Turi y Martín, o los de los amigos de los kioskos de laplaza principal o los de los maestros bicicleteros. No estuve enel Capriles ese sábado y tampoco mi papá, el Rolito, pero talvez nuestra presencia no era necesaria porque los maleficiosterminan cuando el asunto queda en manos de los astros... delbalón. Gracias Rimba por engrosar las filas del Aurora, el sitiopreciso que tenías que ocupar después de formar parte delseleccionado del mundo. ¿Imaginaste una vuelta olímpica con30.000 hinchas? Yo tampoco.

Escrito en Londres, Inglaterra.

Publicado en Los Tiempos, 11 de diciembre 2002.

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5CELEBRACION

DÉCADA PRODIGIOSA

El país iniciaba el nuevo siglo con protestas populares contra elneoliberalismo y los partidos tradicionales. En la llajta se había dado laprimera campanada con “la guerra del agua” y los acontecimientosposteriores desembocaron en la victoria de los movimientos sociales, elascenso al poder del “primer presidente indígena” y el retorno delnacionalismo revolucionario. Los pueblos son invocados junto lasnaciones, con sello indígena originario campesino, en la nuevaConstitución Política del Estado. Otro pueblo, el celeste, se movilizaríafestivo al ritmo de cueca.

Corría el 2000 cuando se desató “la guerra del agua”, año que concluyócon la injusta derrota del equipo valluno ante Iberoamericana en seriede penales en La Paz y postergando su retorno a la Liga. Casi dos añosdespués estallaría el grave conflicto conocido como “febrero negro”cuando se enfrentaron militares y policías en la Plaza Murillo.

El fútbol tenía otro color en Cochabamba, era celeste.

El 3 de febrero de 2003 se produjo el ansiado retorno del Equipo delPueblo a la primera categoría del fútbol profesional. En el primer partido

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del Torneo Apertura doce mil personas pintaron de celeste las tribunasdel estadio Capriles para celebrar el regreso con una victoria contraBlooming. Un gol de Leonardo Luppino inició el camino a la victoria. Elpequeño y talentoso mediocampista argentino fue goleador de eseequipo, haciendo gala de un potente remate y brindando asistencia a losatacantes, entre los que brillaba, también por su cabello teñido, HugoChueco Ruiz. Si Luppino era la figura, el ídolo para la tribuna era otroargentino que trepaba por la derecha con una velocidad inusitadahaciendo delirar a la hinchada. Marcelo Oveja Obelar, con su cabelleraal estilo afro-look pero teñida a la Marylin Monroe parecía una sirenapolicial cuando emprendía la carrera con un movimiento de cintura alestilo waka toqori. Un ulular en la tribuna seguía su carrera apoyandosu convicción y su entrega, más que su calidad y técnica. Dos empatesy una derrota marcaron la salida del director técnico debutante, FreddyBolívar, y se produjo el arribo de Julio Alberto Zamora, el estrategaargentino que le daría al equipo un estilo de juego, un sello propio.

Estilo acorde con su pasado de jugador técnico y talentoso en las filasde Newells Old Boys, River Plate y la selección argentina. Y que se pusode manifiesto en el primer clásico valluno disputado después de 15 años,cuando el Equipo del Pueblo remontó un mal comienzo e igualó elpartido para poner las cosas en su lugar. Leitao y Mujica anotaron para

JULIO ALBERTO ZAMORA, EL NEGRO

Puntero derecho y volante ofensivo. Jugó en Newell’s Old Boys entre 1985 y1987, y entre 1992-1993, obteniendo dos títulos y el subcampeonato en la CopaLibertadores de América, disputó 159 partidos, marcando 29 goles. Pasó porlas filas de River entre 1989 y 1990, conquistando 11 goles y dando la vueltaolímpica. Jugó en Atlético de Madrid y fue campeón mexicano con Cruz Azul.Integró la selección argentina bajo la conducción de Alfio Basile que logródos títulos sudamericanos. Julio “el Negro” Zamora fue un producto de lacantera rosarina, del equipo “leproso”. Desde muy joven impresionó por suhabilidad y velocidad en el traslado. A pesar de no ser un típico goleador,siempre se las ingenió para complicar a sus rivales y también para asistir a suscompañeros. Su experiencia la volcó a la dirección técnica, fue entrenador enNewell’s Old Boys y en dos oportunidades se sentó en la banca del Equipodel Pueblo, dotándole un estilo ofensivo y el cariño por el buen trato al balón,virtudes que lo consagraron como jugador

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Wilstermann, y Erland Sánchez y Hugo Ruiz sentenciaron el empate.Como señala la crónica periodística “justo en el último minuto”, para darpábulo a una tradición de sufrimiento y mostrando la garra quecaracteriza el estilo celeste. La crónica de ese día retrata un lleno detribunas jamás visto en el estadio y un ambiente de fiesta por larestauración del clásico cochabambino, innato a la historia local.

El primer campeonato del 2003 pasó sin pena ni gloria, pero con algunosdestellos de buen fútbol en el último tramo, y una sobresaliente victoriacontra The Strongest por 3-1 en una tarde fría de junio, calentada porlos goles de Rafael Salguero, Bernardo Aguirre y Leonardo Luppino.Después de quince años, el Tigre volvía a caer en Cochabamba en unpartido reñido, como tantos vividos en el decurso de esta rivalidad.

El Torneo Clausura tendría un rostro distinto, porque Aurora llegó hastalas instancias semifinales. El debut fue con victoria ante Real Potosí porla mínima diferencia y manteniendo la valla en blanco. Ese día tambiénfue de estreno para Héctor Almandóz, un legendario zaguero argentinoen las filas de Vélez Sarfield, campeón de la Copa Libertadores y de laCopa Intercontinental en 1994. Su garra y sapiencia le dieron seguridada la defensa y sobre su entereza se armó el equipo que, en el transcursodel campeonato, mostraría caras nuevas y rostros conocidos.

Corrían los últimos días de julio, y una semana después se produjo unacontecimiento especial, el debut de Julio Cesar el Emperador Baldivieso,

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con la casaca número 10 y con un gol certero desde los doce pasos paraencaminar una victoria de 2 a 1 sobre Unión Central. La presencia de JulioCésar Baldivieso fue decisiva, después de su paso por Cobreloa, NewellsOld Boys y el fútbol de Qatar. La admiración y el respeto de propios yextraños se manifestaron de múltiples maneras. Leonardo Luppino, lafigura del equipo, le cedió la emblemática número 10 y la cinta de capitánen reconocimiento a su calidad y liderazgo. El clásico de la temporadaconcluyó con otro empate a dos goles pero adquirió trascendencia porqueuna de las conquistas celestes fue fruto de la magia y la velocidad deNicolás Nico Saucedo, joven delantero de gambeta larga y toque precisoque se convirtió en una figura rutilante y fugaz. De la cantera de NewellsOld Boys arribaron dos pibes, Nico y Sebastián Bartolini, espigado zaguerode cabellos pelirrojos que remplazó a Almandóz y se volvió jefe de área,con trepadas al arco contrario cada vez más frecuentes desde que unanoche clavó un golazo de chilena en la valla de Wilstermann. Ambospibes serían figuras decisivas en una historia que recién empezaba a tejersu derrotero de éxitos.

Los enfrentamientos contra San José siempre tuvieron un brillo propio,inclusive en las batallas de la Copa Simón Bolívar. En este torneo no fue laexcepción pero tuvo un aditamento el día que empataron Aurora y elequipo orureño con el marcador 2-2. A los 31 minutos, Julio CésarBaldivieso fue víctima de una falta a diez metros del área grande y con vistaa la campiña de Cala Cala. La temible hinchada del equipo orureño, losquirquigans, provocó con cánticos e insultos a Baldi, quien con las manosen la cintura avistó el espacio preciso para superar a la barrera humana ycolocar el balón en el ángulo izquierdo ante la mirada atónita de un arqueropetrificado. Y ante el silencio de la hinchada de San José que veíaagigantarse la figura de el Emperador al acercarse a la tribuna con un gestode silencio marcado por el dedo índice. Al César lo que es del César.

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EL EMPERADOR

Fernando Mayorga

En un célebre Diccionario de Política, un profesor italiano define “cesarismo”como “un fuerte poder que pudiera desligarse de los intereses de los gruposy de los individuos particulares gracias a un estrecho vínculo con el ejércitocon el objeto de articular una política equilibrada que respondiera más a losintereses globales de la comunidad”. ¿A qué viene el asunto? A la malainterpretación que realizó un periodista que entrevistó a mi amigo y colegaJorge Lazarte quien, en referencia a los efectos políticos del referéndum,declaró: “Es muy posible que... el presidente de la República termineabsorbiendo a su propio gobierno, cubriendo los vacíos que tiene por faltade partidos y que puede adquirir connotaciones, como algunos han llamado,cesaristas. Hay un lento deslizamiento hacia una figura de gobierno cesaristaen el sentido de que el presidente siempre apostó a equilibrar”. Hasta ahí todobien, los problemas empiezan cuando la nota tiene el siguiente encabezado:“Después del referéndum, Mesa actúa como emperador”. Es decir, cesarismoigual a Julio César igual a Emperador.

En estas líneas pretendo poner las cosas en su lugar, porque Emperador haysolo uno y se llama, para eliminar las dudas, Julio César... y apellida Baldivieso.Cuando el lector lea esta columna, el Emperador habrá retornado al gramadoverde del Capriles con la casaca diez del Aurora, el equipo del pueblo, despuésde unos meses de ausencia y con un nuevo look a cuestas. Si alguien quierehablar de equilibrio debe recordar la calidad futbolera del Emperador, capazde establecer la relación precisa entre la distancia que recorre el balón, la fuerzadel impacto de su pie derecho y el vacío dispuesto a ser ocupado por uncompañero para quedar en posición de gol. Eso es equilibrio. Algo fácilmentecomprensible para un hincha como Carlos Mesa festejando aquel memorablegolazo de Baldivieso ante los brasileros. De media cancha, colgando al arquerocarioca con un misil tierra-aire.

Escribo estas líneas antes del lance entre Aurora y Bolívar y las vicisitudes delpartido serán meras anécdotas frente al retorno del Emperador. Vino un día yotro día se fue y nadie podrá olvidar la tarde que transformó un tiro libre enestocada al ángulo derecho. Vale la pena contar esa jugada. La barra brava deSan José, rival ese día, lanzó una diatriba contra Julio César, de aquellas quehieren para evitar la concentración del jugador. Mientras los “quirquigans”vociferaban, el Emperador puso las manos en la cintura, oteo el horizonte,midió sus pasos y camino lentamente rumbo al balón ... el resto no merececomentarios. Cuando el balón quedó anidado en la red y el arquero patidifuso,el Diez se acercó a la tribuna visitante y un dedo vertical selló sus labiospidiendo silencio al enemigo, mientras nosotros saltábamos y saltábamos. AlCésar lo que es del César.

Publicado en Los Tiempos, 3 de agosto 2003

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Otro partido interesante fue contra Blooming en la última fecha de laprimera ronda del torneo Clausura. La clasificación a la siguiente faseestaba asegurada pero la posición en la serie dependía de ese resultadoy no convenía ganar el partido. El resultado fue un empate, con un golmarcado por Edson Zenteno, capitán celeste, a los 91 minutos y unaespectacular palomita de Héctor Almandóz que anidó el balón en elángulo derecho de su propia portería… apenas transcurridos dosminutos. Ese fue el único gol marcado por el zaguero argentino en elfútbol boliviano, aunque en puerta propia, y de la cabeza de Almandózel equipo se enfiló a ganar la serie del octogonal con victorias ante TheStrongest y Real Potosí. Un cronista deportivo realizó una curiosadescripción del desarrollo del encuentro contra el equipo potosino: “Enla medida que el tiempo pasaba, Aurora entraba en un caos futbolísticosin control”, como en esas historias de El Super Agente 86, y prosigue elrelato de la jugada decisiva del gol de Aurora con un desenfadoinsolente: “Cuando todo parecía que el marcador no cambiaría, llegó lajugada fatídica con Jhonny Villarroel que remata a la portería de MarcoSalamanca, el arquero que despeja a medias para que Saucedo con ciertaduda meta el frentazo para el 1-0”. (El Deber, 24 de noviembre 2003).

En cuartos de final, el equipo sufrió sendas derrotas en los dos partidosdisputados contra Wilsterman y fue eliminado. El primer año encondición de equipo liguero concluyó con una derrota por 2-1 ante elcampeón del torneo Apertura, The Strongest, que marcó la despedidade Richard Cueto, zurdo habilidoso que hizo el gol del honor.

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El equipo estuvo conformado por Damián Maltagliatti, Rubén Felipe, JoséAyala, Carmelo Angulo, Marcelo Obelar, Javier Paz, Abdón Murillo, JhonnyNay, Erlan Sánchez, Leonardo Luppino, Hugo Ruiz. Alternaron MarceloRobledo Rafael Salguero, Bernardo Aguirre, Dante Céspedes, Yuri Villarroel.Para la segunda mitad del año se sumaron Héctor Almandóz, Abdón Murillo,Sebastián Clotet, Richard Cueto, Julio Cesar Baldivieso, Nicolás Saucedo,Juan Carlos Ríos, Edson Zenteno, Marcelo Angulo, Jhonny Villarroel, DaríoScotto, Sebastián Bartolini, Humberto Viviani y Luis Ñandauca.

SUBCAMPEONES Y COPA NISSAN SUDAMERICANA 2004

La Copa Aerosur que se disputa en las primeras semanas de cada añocomo una suerte de pre temporada sirvió para armar un equipo que daríasatisfacciones en 2004. Tras un comienzo vacilante con derrota anteWilsterman, la revancha fue victoria por 2-1 y en la definición por penalesAurora anotó los cinco remates desde las doce yardas para vencer el cotejoy clasificarse a la semifinal. Un golazo de Marcelo Angulo con rematecombado desde fuera del área grande ante un pase preciso de su hermanoCarmelo definió la victoria celeste que se prolongó en la serie de penalescuando Rolando Galarza atajó el último disparo del equipo rival.

En la siguiente fase, también una definición por penales ante TheStrongest catapultó al equipo a la final de la Copa Aerosur. Otra vez elrival fue Wilstermann, y la mala suerte acompañó la puntería de RubénFelipe, jugador de la cantera y capitán en esa tarde aciaga, que marró unpenal y la posibilidad de empatar el partido que terminó con uncontundente 4-0 a favor de Wilstermann. La cosecha de ese inicio detemporada llegaría más temprano que tarde con la obtención delsubcampeonato en el Torneo Apertura.

Victorias ante Real Potosí (4-2) e Iberoamericana (5-1) en las primerasfechas del certamen mostraron la contundencia de la delanteraconformada por Gustavo Romanello y Nicolás Saucedo, quien se convirtióen la figura del equipo y entusiasmó a los hinchas con su gambeta largay sus incursiones en diagonal perforando cerrojos defensivos. Un gol deNico Saucedo en los trámites finales del partido contra La Paz FC definióel triunfo por 3-1 y encaramó al equipo a la quinta posición.

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Diego fue la figura central de la inauguración de la escuela de fútbol delclub Aurora

El Deber, 7 de marzo 2004

Bajo un intenso sol y un retraso de casi cuatrohoras, muy propias de las excentricidades de DiegoArmando Maradona, el “Pibe de oro” inauguró ayeren la tarde la Escuela de Fútbol del Club Aurora eninstalaciones del Complejo Deportivo de la LagunaAlalay con la ch’alla de un ch’oqo de chicha.Mientras el considerado mejor futbolista de lahistoria levantaba el jarrón de barro, unas 500personas, entre niños, padres de familia y fanáticos,disfrutaban viendo al ídolo argentino.

A pedido del público, Maradona se colocó la camiseta 10 de Aurora y unpequeño representante de la Escuela de Fútbol le hizo llegar un presente anombre de sus compañeros. “Quiero pedirles disculpas por haber llegado tarde.Yo actividades por la mañana no hago, hace mil años que no lo hago y por esoles pido mil disculpas”, fueron sus primeras palabras y como por arte de magiadesaparecieron las caras largas para disfrutar unos minutos de su compañía.

Agradeció a su compadre Daniel Valencia y a los directivos del club Aurora porhaberlo invitado a un acto donde “la pasión más grande es el fútbol, que quieroque practiquen ustedes y den gracias a sus padres que los están guiando”.

Sostuvo, sin embargo, que “el fútbol da muchas tristezas y también alegrías,como me pasó a mí durante estos 43 años. Tuve amigos, dejé amigos, medejaron, me casé y me divorcié. Pero lo que les quiero decir es que a lo largode la vida me pasaron muchas cosas y a ustedes también les van a pasar”,sostuvo y agregó: “Ojalá que tengan más alegrías que tristezas. Creo que lovan a lograr con el fútbol, porque el fútbol supera todo. No hay cosa máslinda que la pelota. Por eso les pido que en estos cursos se diviertan” (LosTiempos, 7 de marzo de 2003).

Cuatro años después, Diego aceptó la invitación de Evo Morales, presidentede la República en campaña para revertir el veto a la altura. Jugó en La Pazpara apoyar el reclamo boliviano y se constituyó en la única figura mundialen apoyarnos frente a los poderosos burócratas de la FIFA. En las eliminatoriaspara Sudáfrica 2010 regresó a La Paz como DT de la selección argentina y suequipo, con Lionel Messi en el ataque, sufrió aquella memorable derrota congoleada por seis a uno. Paradoja de paradojas, a la única figura mundial quenos apoyaba le propinamos una paliza en señal de agradecimiento. Argentinaclasificó de la mano de Maradona pero no cumplió su sueño de campeón. Enla víspera de la inauguración del mundial, la FIFA levantó el veto a la alturaen respuesta a las gestiones de Evo Morales, presidente futbolista

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ESPECTACULAR VICTORIA Y PELOTA “VOLADORA”

En abril de 2004 se vivió una nueva versión del clásico cochabambinocon ribetes especiales. Después de terminar el primer tiempo con unmarcador de dos goles en contra, Aurora tuvo una memorable reacción.Descontó Yáñez a los 68’, veinte minutos después empató CarmeloAngulo mediante penal y cuando se jugaban los minutos de descuento,“el Nico” Saucedo robó el balón en su propia cancha, la tocó suave paraYañez que pasó en profundidad para Gustavo Romanello que aguantóla marca rival e inició un rutilante desborde por la izquierda dejandoatrás la marca de los cancerberos de Wilstermann; cuando ingresó al áreagrande, el pelado Romanello lanzó el pase preciso al corazón del áreachica donde “el Nico”, que había iniciado la jugada noventa metros atrás,ingresaba con la mirada puesta en el arco para clavarla en la red con unsuave toque. El 3-2 desató la celebración celeste en medio delestruendoso silencio de la numerosa hinchada rival.

Un hecho deplorable pudo empañar este partido y derivar en episodioslamentables. Un asistente del cuerpo técnico de Wilstermann que,ilegalmente, estaba en el borde del terreno al lado de su arco, al observarel desborde de Romanello y avistar el toque para Saucedo lanzó un balónpara interceptar la trayectoria del pase pero, felizmente, no hizo impactoen la pelota en juego y no pudo impedir la culminación de la jugada. Esimposible imaginar lo que pudo haber sucedido en la cancha y en lastribunas si ese atentado de terrorismo deportivo cumplía su cometidopuesto que habría evitado el gol decisivo del cuadro celeste y desatado,con seguridad, un conflicto de proporciones mayúsculas en la cancha yen las tribunas. Y escarnio para su club en las páginas del deporte. Nocumplió su mal propósito pero ese acto quedó registrado en la historiauniversal de la infamia. No hubo sanción alguna para el responsable deesa conducta antideportiva que, por suerte, pasó desapercibida para losmiles de ojos que concentraron su mirada en el toque del goleador pararubricar una remontada histórica. La prensa escrita definió el trámite delpartido usando el fácil expediente de los refranes: “Wilstermann creyóen el viejo dicho que reza ‘el que pega primero pega dos veces’, perojamás tuvo en cuenta que ‘el que ríe último, ríe mejor’” (Los Tiempos, 19de abril 2004).

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El camino hacia los primeros sitiales del torneo se consolidó con unavictoria contra Real Potosí, un empate contra Iberoamericana encondición de visitante y una contundente victoria por 3-0 frente a TheStrongest en Cochabamba. A la voracidad goleadora de Nicolás Saucedose sumó el empuje y la técnica de Roberto Galindo comocentrodelantero, que años después explotaría como goleador. Otravictoria frente a Wilstermann, en la tarde del 17 de junio, consolidó lasegunda posición. A los 86 minutos, una pared entre Carmelo Angulo yGustavo Romanello terminó en un pase a Bernardo Aguirre que anidó lapelota en el fondo de las redes. Con ese gol y la victoria por 1-0 Aurorase acercaba al sueño de ingresar a disputar una plaza para la Copa NissanSudamericana porque alcanzaba el segundo lugar. “Victoria que vale unaCopa” fue el titular en un diario local que también consignaba una frasedel presidente de la Liga, Mauricio Méndez, que hacía alusión a losucedido en el anterior clásico: “Ojalá no haya una pelota voladora”. Nohubo, por suerte, y lo que volaba en el aire era una moneda dandovueltas para definir el nombre del subcampeón, cuando faltaban dosfechas para la conclusión del campeonato.

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COSAS DEL FUTBOL

Fernando Mayorga

Las transformaciones que vivimos en “octubre rojo” y post-17 fueron y sonmúltiples y algunos cambios resultaron insospechados. Aurora, Bolívar, TheStrongest y Wilsterman (en orden alfabético, que es el orden de mispreferencias) se clasificaron para disputar el título de la Liga. Después demuchos años, en una instancia decisiva del campeonato, en este caso, en elcuadrangular final, no participan equipos cruceños. Si la memoria no me fallason dos décadas y algo más que no ocurría este circunstancial predominio deequipos de La Paz y Cochabamba y la exclusión –también circunstancial– deOriente y Blooming. ¿Será otra manifestación de esa fractura que se resumeen ese término elocuente y vacío de “las dos Bolivias”? ¿Será una nuevaexpresión de la división entre oriente y occidente que puede profundizar lastendencias centrífugas que conducen a posturas separatistas? ¿Por qué, hastala fecha, no se han manifestado los ideólogos de la “nación camba” quepregonan la “decadencia del Ande” ante un hecho que agudiza la polarizaciónsocial que caracteriza esta coyuntura?

Para continuar con las interrogantes, cabría preguntarse si el perfil del nuevogobierno –tan débil y tan legítimo, diría Joaquín Sabina- no corresponde a lafiliación futbolera del presidente sucesor, hincha de Always Ready, un equipooutsider de la Liga. Eso explicaría porqué es capaz de gobernar sin coaliciónni apoyo partidista, esto es, porque en su agenda no hay partidos.

Pero, busquemos otra explicación a este renovado escenario futbolero. El datorelevante de esta nueva composición de equipos finalistas en pos de la gloriade un título es la presencia del Aurora. Equipo valluno recién ascendido a laLiga después de catorce años de sufrimiento, casualmente, los años quecorresponden a la hegemonía del neoliberalismo, proyecto que ingresó encrisis terminal y una de cuyas manifestaciones es el revival del nacionalismo.Y con el resurgimiento del nacionalismo, ¿cómo no iba a volver a ocupar susitial como un grande del fútbol boliviano, Aurora, el Equipo del Pueblo?.Aunque, claro, justo cuando tenemos, los auroristas, la posibilidad derepresentar al país en un torneo internacional –la Libertadores– corremos elriesgo de quedarnos sin país al cual representar. Ironía de la historia, dicen.

Al margen de estas delirantes especulaciones, quiero que conste en acta que estapequeña hazaña aurorista tiene nombre: Julio Alberto Zamora, su director técnico,que armó un team capaz de soportar el exilio repentino y sucesivo de sus estrellas–Julio César Baldivieso y Leonardo Lupino– y jugar sin número 10 como si esofuera posible sin fracasar en el intento. Por eso, cuando festejábamos laclasificación, la estoica y creativa hinchada celeste de la tribuna “popular” demandóel saludo de victoria coreando: “el equipo, el equipo, el equipo”. Esto, pensar yjugar en equipo, nos hace falta en estos días de desconcierto y desesperanza.

Publicado en La Razón, 28 de octubre 2003

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Una victoria de Bolívar ante Aurora en La Paz consagró campeón al equipoacadémico con una amplia ventaja de puntos sobre sus escoltas, los equiposcochabambinos. El subcampeonato y la segunda plaza para disputar unsitio en la Copa Nissan Sudamericana se definieron en la última fecha.Aurora y Wilstermann estaban en ese trance, compartían el segundo lugarcon 35 puntos, empero, los aviadores tenían ventaja en el gol promedio.

El 25 de junio, en medio de la noche fría y todavía nublada por lashumaredas de las fogatas de San Juan, Aurora disputó el partido decisivocontra Blooming en el estadio de Cala Cala. El frío se incrementó de súbitoal inicio del partido porque el equipo visitante sorprendió con un gol. Elempate de Aurora se produjo quince minutos después por obra y fuerzade Roberto Galindo con un zurdazo imparable y se convirtió en la figuradel partido anotando tres goles de una victoria contundente por 5-1. Lasotras conquistas fueron de Carmelo Angulo y Nicolás Saucedo. Con eseresultado Aurora acariciaba la obtención del segundo lugar y el pase aun torneo internacional. Sin embargo, tras el pitazo final, los jugadores seenroscaron de brazos en el centro de la cancha, el cuerpo técnico y loshinchas seguían pegados a las radios o miraban al vacío absortos en susaudífonos esperando la culminación de un partido disputado en SantaCruz entre Wilstermann y Oriente Petrolero. La espera fue tensa porqueel otro equipo cochabambino tenía oportunidad de superar en puntajepromedio a Aurora si lograba una victoria. El resultado final de ese partidofue un empate y desaparecieron los riesgos de perder el segundo lugaren el torneo Apertura. Después del anuncio de la culminación del partidoen Santa Cruz se podía festejar y así fue, como cuando cae la bandeja enel suelo después del aro-aro, con toda la piel. Fiel a una historia plagadade gloria pero casi siempre acompañada de infortunio, la conquista delsubcampeonato tuvo ese momento de suspenso y dramatismodesplazados por la euforia del logro: “El subcampeonato tiene tintaceleste”, tituló la página deportiva de Los Tiempos, “Aurora goleó 5-1 yes el subcampeón” rezaba el suplemento de Opinión.

Esa noche el equipo formó con Rolando Galarza, Sebastián Bartolini,Pedro Aguirrez, Juan Carlos Sánchez, Leandro Grench, Edson Zenteno,Aldo Gutiérrez, Carmelo Angulo, Marcelo Angulo, Roberto Galindo yNicolás Saucedo. La dirección técnica estaba en manos de Oscar Villegas,debido al alejamiento de Julio Alberto Zamora. El entrenador

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cochabambino no solamente mantuvo la línea de juego del equipo,también hizo debutar a varios jugadores de la cantera de la Laguna Alalayque serían importantes en la conquista del campeonato dos añosdespués, entre los que se destacaron Juan Carlos Sánchez, Joe Escobar,Oliver Fernández, Iván Huayhata y Vladimir Castellón, joven goleadorque debutó a sus 15 años en un partido amistoso.

La conquista del subcampeonato permitió la disputa de una plaza parala Copa Nissan Sudamericana 2004 frente a Bolívar. Dos derrotas sellaronla suerte de Aurora frente a un poderoso equipo académico que lograríael subcampeonato de ese torneo internacional.

El 12 de agosto se disputó el primer partido en Cochabamba y terminócon victoria de Bolívar. La cadena televisiva Fox Sports concentró suscámaras en Julio César Baldivieso, la figura de Aurora, y en el talento dellateral derecho de Bolívar, Luis Gatty Ribeyro, quien había hecho susprimeras gambetas en el equipo cochabambino. Bolívar empezó ganandocon un gol azaroso de Marco Antonio Sandy y Juliano Morel empató alos setenta minutos. Sin embargo, diez minutos después, el volante RubénTufiño definió la victoria de la Academia con un golazo de larga distancia.Ese partido marcó el retorno de Julio César Baldivieso a las filas de Auroradespués de un par de temporadas en el futbol de Qatar. “Yo estoy en elClub Aurora por cariño” dijo cuando aceptó la invitación y ese sentimientotendría efectos impensables en el futuro. Se esfumaron las posibilidades

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de continuar en el torneo al sufrir una derrota como local ante el equipoacadémico que, a partir de ese triunfo, inició una memorable faena quele llevó a disputar la final de la Copa Sudamericana frente a Boca Juniors.

El año 2004 trajo alegrías y sinsabores. El torneo Clausura fue organizadopor grupos regionalizados y Aurora compartió una serie con Oriente,Wistermann, Blooming, Real Santa Cruz y Unión Central. El inicio deltorneo marcaría la tónica negativa contra el desempeño de Auroraporque Blooming logró vencerlo con goles dudosos, los dos últimos enun escandaloso alargue de 15 minutos que beneficiaron al local pararemontar el empate que iba consiguiendo el Equipo del Pueblo en losnoventa minutos. Empates y derrotas acompañaron esta fase. Pese alrepunte en un partido ante Unión Central venciendo en Tarija por 3-2merced a una reacción que tuvo en Juliano Morel a su artífice, Aurorano pudo clasificar a la siguiente fase al empatar contra Wilstermann enel último partido. Con el equipo fuera de competencia solamente restabaesperar el mes de diciembre para encarar una posibilidad departicipación en la Copa Libertadores de América 2004. La obtención delsubcampeonato en el torneo Apertura abrió la posibilidad de disputaruna plaza para ese torneo internacional jugando contra Oriente Petrolero,subcampeón del Clausura. Ocurrió al culminar el año y no se cumplióese sueño porque el partido de ida terminó con derrota por 3-1, con golde honor en los pies de Juliano Morel, talentoso, frágil y veloz delanterobrasilero cuyo paso por el club fue explosivo hasta que una lesión loalejó de las canchas. En el partido de revancha, otra vez Morel puso alequipo 2-1 haciendo presagiar un tercer partido en cancha neutral, peroOriente empató en los últimos minutos y consiguió la plaza en disputa.Se fue el año 2004 con cierto sabor amargo y la sospecha de quevendrían tiempos mejores.

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TRAS EL CREPÚSCULO, EL AURORA

Sergio Villena

Pocas veces fui al estadio en la llajta, pese a haber vivido ahí por más deocho años. De las escasas ocasiones en que lo hice, recuerdo en particularuna, allá en la alborada el tercer milenio, cuando estaba de visita. Heperdido la fecha en los rincones del olvido, pero era una de esasmaravillosas tardes primaverales que han hecho de Cochabamba el objetodel deseo de todo jubilado. El Fernando Mayorga me había invitado aacompañarlo a presenciar un partido en el que “el equipo del pueblo” sejugaba el pase a la Libertadores. Pese a la enorme trascendencia que teníael encuentro, el estadio estaba relativamente vacío cuandollegamos; cabalísticamente, nos situamos “en el lugar de siempre y con lamisma gente”. El grupo de incondicionales estaba conformado porFernando, su papá (QEPD), su hermano el Coco, su hijo el Joaco y yo, queesa tarde tuve el privilegio de formar parte del clan Mayorga y, desdeluego, de la hinchada del Aurora.

No recuerdo bien las peripecias del partido, pero tengo la impresión deque los primeros cuarenta y cinco minutos fueron de ida y vuelta, conesporádicas emociones y ausencia de goles. Las cosas se pusieron difícilespara el Aurora después del intermedio: pese al entusiasmo que mostrabansus jugadores sobre el césped, se fue haciendo evidente que el rival teníamás recursos para alzarse con la victoria. Como buenos auroristas,esperamos lo imposible hasta el último segundo, pero a diferencia deaquella gloriosa página de la historia que escribió el equipo en 1967 —cuando el equipo remontó, en los últimos cinco minutos, el marcador dedos a cero y se impuso a Mariscal Santa Cruz—, esta vez el milagro resultóser tan esquivo como los goles que nos hacían falta. El pitazo finalsentenció nuestro destino: una vez más, el sueño y las ganas de darle unaalegría “al pueblo” fueron insuficientes. Quedamos mudos, con la miradaperdida, buscando la explicación o el consuelo que pudiera conjurar ladesilusión que nos embargaba. Fue el papá del Fernando el que dio conla formula mágica: “mejor nomás que hemos perdido; peor nos hubieraido en la libertadores”. Comenzaba a oscurecer cuando atravesamos elumbral que separa el Capriles de la vida cotidiana; caminamoslentamente, con la frente en alto. Nos embargaba la íntima certeza de que,aunque es sabido que los milagros no se repiten con asiduidad , tras elcrepúsculo siempre viene el Aurora ¿o es al revés?.

El autor es tupiceño de nacimiento y ciudadano tico. En 2006 publicóGolbalización. Siete ensayos heréticos sobre fútbol, identidad ycultura, Grupo Editorial Norma, San José de Costa Rica.

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El año siguiente fue de frustración y tal vez el nombre del torneo, Adecuación,era una metáfora del desafío que tenía que enfrentar Aurora. Con JorgeHabegger en la conducción técnica, el equipo empezó el campeonato conuna goleada por 4-0 frente a Unión Central y la dupla Limbert Méndez yJuliano Morel en la delantera, mientras el argentino Fabio Giménez oficiabade conductor en la media cancha. Las victorias contra The Strongest yWilstermann, en el clásico 100, fueron los hechos más importantes en estetorneo, sin embargo no se pudo ingresar a la siguiente fase.

El Torneo Apertura de 2005 comenzó con una apretada derrota contraBolívar por 3-2, con un penal en el último tramo del partido concretadopor Oscar Sánchez, hincha de Aurora desde siempre. El Equipo delPueblo empezó una mala racha con empates y derrotas, tanto de localcomo de visitante. Vivía un mal momento y se despidió del hexagonalliguero tras un empate con Oriente Petrolero y una derrota frente aBolívar, en condición de local. La mala racha de siete partidos sin victoriasse disipó tenuemente con una victoria en el clásico cochabambino. Condos goles de Oliver Fernández, “el inspirado e impetuoso delantero salidode la cantera del equipo celeste”, se impuso a Wilstermann, empero, esavictoria no cambió la historia de un año aciago que tuvo consecuenciasnegativas porque el punto promedio que define la tabla del descenso decategoría se convirtió en una señal de alarma.

El año siguiente empezó lleno de nubarrones y con amenazas detormenta. Después de diez partidos sin conseguir victorias, Aurora saliódel fondo de la tabla del torneo Apertura 2006 venciendo en el clásicovalluno por 2-1. Corría el mes de mayo y otro aniversario en la ricahistoria del club era festejado con esa victoria. El segundo torneotampoco fue feliz porque Aurora no pudo pasar a la fase siguiente y seincrementó el susto por el fantasma del descenso. Varios técnicos sefueron y otros llegaron con la intención de inyectar optimismo, emperolas cosas no marcharon. En esa temporada se destacaron en las filas delequipo Ronald Justiniano y Alex Da Rosa, y se consolidaron los jugadoresde la cantera, como Iván Huayhuata, Juan Carlos Sánchez, OliverFernández y Joe Escóbar.

El comienzo del campeonato en 2007 hacía suponer un giro, unainflexión en el desempeño de Aurora. Cuatro goles sellaron una victoria

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contra Universitario en Sucre. Las jugadas de Isidro Candia y los golesde Diego Cabrera serían la marca del equipo. Una infortunada derrotacontra Wilstermann no bajó los ánimos que se manifestaron con empatescontra The Strongest en La Paz y Destroyers en Santa Cruz, siempre conla presencia de Diego Manacha Cabrera en área enemiga, delanteroceleste que sería el goleador del certamen, convocado a la selección ycontratado por un equipo colombiano.

UNA NOCHE DE INFARTO

Mayo, mes aniversario y siempre lleno de sorpresas, fue testigo de unode los partidos más emotivos que se tenga recuerdo en la memoria delos hinchas celestes. “El partido de anoche fue extraño, de esos quepocas veces se ven”, escribió el cronista sobre la fría noche del jueves24 de mayo de 2007. Real Mamoré era el rival, un contrincantecomplicado porque estaba urgido de obtener puntos en la lucha por eldescenso, igual que Aurora cuyo promedio era preocupantemente bajo.

El partido empezó de una manera insospechada, con gol visitante a los45 segundos, “desde los camarines” se dice en la tribuna. Como reseñael cronista de Los Tiempos con una precisión fría como la noche invernal:“Los auroristas no salían de su asombro e intentaban reponerse, cuandoRaúl Justiniano anotó el 2-0 a través de un remate de tiro libre desde elborde del área. El plantel local, herido en su amor propio, se fue enbusca del descuento, que llegó a los 28‘, cuando el defensor EmilianoCapella aprovechó una licencia en la zaga beniana para superar a EloyPadilla con remate al ras del piso. Los vallunos buscaron por todos losmedios el empate, pero en un veloz contragolpe de Real Mamoré, éstosse encontraron con el 3-1, a los 43 minutos”. El panorama era máscomplicado porque antes de la media hora de juego un defensor celestefue expulsado. Retornaron los equipos a la cancha mientras en la tribunalos pocos hinchas intentaban ordenar las ideas, disipar la bronca ycombatir el frío con un par de cigarrillos. El segundo tiempo Aurora saliódecidido al ataque pero se expuso a mortíferos contragolpes que demilagro no terminaban en las redes. La constancia tuvo premio, en unpar de minutos, con remates de Joe Escóbar y Fernando Batiste, llegó elempate. Todavía faltaba un cuarto de hora y los intentos de vencer laportería de Real Mamoré eran infructuosos. La hinchada alentaba a los

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diez jugadores viendo pasar los minutos que se tragaban lasoportunidades de gol. Faltaban cinco minutos para el final del encuentroy el director técnico Luis Esteban Galarza decidió el ingreso del argentinoJulio Gómez, camiseta número 32 para un típico número nueve con elcabello rizado y ceñido en una cola, ancho de hombros y andar cansinocon las piernas separadas como preparado para un duelo en películaitaliana de vaqueros, un western spagghetti, figura ideal para un partidoque tenía los condimentos de un guión de Sergio Leone. Alguien en latribuna dijo, “es igualito a Barijo”, el temible delantero de Boca Juniors.Sus compañeros le decían Terminator, la tribuna lo bautizó comoPalomo. Una porción de la hinchada reprobó el cambio, la mayoría sólorogaba que ocurriera el milagro. Este llegó cuando faltaban sesentasegundos para el pitazo final. Un desborde de Fernando Batiste por laizquierda culminó con un centro al vértice del área chica, Julio Gómezespero el segundo preciso antes de dar una cachetada al balón y cruzarlohacia el palo izquierdo del arquero provocando el delirio en las tribunas.Y, en el camarín, el llanto de Luis Esteban Galarza, y de tantos hinchasen la tribuna con los ojos enrojecidos, como los jugadores.

La victoria tuvo sabor a epopeya porque se remontó el marcador jugandocon diez hombres y definiendo en el último tramo un partido decisivopara alejar el fantasma del descenso. El ingreso de un goleador consangre fría fue el toque preciso para convertir en fiesta lo que seavecinaba como una noche triste. Puede parecer absurdo rememorar esta

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jornada como un acto digno de recuerdo pero marca un estilo asociadoa la vivencia de Aurora siempre enfrentada a las trampas del destino,esta vez sorteadas con arrojo y entrega por la camiseta. La casaca de JulioGómez estampada con el número 32 era recuerdo en manos de unhincha, el sociólogo José Torrico, que para no olvidar las emociones deaquella noche de mayo la llevaba consigo durante todos estos años, hastaque la entregó a este escribidor una noche casual de antesala en unaeropuerto ratificando las conexiones mágicas entre los seguidores delEquipo del Pueblo.

El goleador Julio Gómez sería protagonista de otra victoria, tambiéndecisiva para salvar al equipo. En octubre, el torneo terminaba con unsabor agridulce pero una victoria como local frente a Universitariopermitió escapar del descenso directo. Como en otras ocasiones, elpartido se hizo cuesta arriba porque Universitario se puso adelante en elprimer tiempo y Aurora logró remontar el marcador en la segunda partecon goles de Edson Zenteno y, precisamente, Julio Gómez. La presenciade Edward Zenteno como caudillo del equipo se afianzó a partir de estetorneo y se produjo la aparición de Vladimir Castellón, joven promesagoleadora que sería decisiva en el futuro inmediato. Al brillo de IsidroCandia como volante creativo se sumó el desempeño desequilibrante de

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Fernando Batiste, los remates de Richard Rojas, el aporte de HumbertoViviani, la marca de Joe Escobar y Edson Zenteno, capitán y convertidoen arma de desborde por la banda derecha.

Al inicio del año 2008, los datos eran por demás preocupantes. Auroraterminó en el último lugar en el punto promedio del torneo Apertura2007. Obtuvo 28 puntos, con ocho partidos ganados, cuatro empates ydiez derrotas. Su delantera convirtió la mitad de los goles que recibió suportería. Nubes negras en el horizonte y escaso optimismo ante el futuro.Todos estaban equivocados, pero nadie lo sabía. No había razones parael optimismo cuando empezaba el año 2008, no obstante, la cautela yfirmeza del presidente del club, José Luis Montaño, había esbozado uncamino cinco años atrás cuando contrató a Julio César Baldivieso porprimera vez y, más adelante, lo respaldó como director técnico.

EL RETORNO A LA GLORIA

El viaje al primer título liguero se inició de manera accidentada consendas goleadas en contra en condición de visitante ante San José yGuabirá y un desteñido empate de local y otras dos derrotas comovisitante. El primer tramo del torneo con cuatro de cinco partidos conderrota hizo el camino cuesta arriba. Sin embargo, poco a poco se iríaconformando el equipo campeón. Los primeros días de enero llegóAquilino Villalba, el goleador. El delantero paraguayo nacido en 1983formó parte de Gimnasia y Esgrima, Argentina, Atlético Rafaela y Racingde Argentina y Olimpia, de Paraguay. El día de su presentación tuvo unapremonición: “Quisiera clasificar a una Copa, este año tiene que ser deAurora”. Si para encarar el arco rival el delantero paraguayo era un armaidónea, para custodiar el arco se enroló en las filas una figura decisiva yrutilante, Silvio Dulcich, con la casaca 26. El espigado guardameta con1,91 de estatura y el pelo largo fue arquero de las divisiones inferioresde Boca Juniors y jugó en Talleres de Córdoba antes de aterrizar en lallajta. “Vengo con la intención de quedarme por lo menos hasta junio,Aurora es un equipo grande en Bolivia”, lejos estaba de imaginar que sudestino era dar una vuelta olímpica en noviembre.

Junto con él llegó Germán Leonforte, zaguero impasable por arriba yhábil para salir jugando, que paseó su fútbol en Coquimbo de Chile,

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Nacional de Paraguay, Huracán y Rosario Central de Argentina. La plantilla estaba conformada por muchos jugadores de la cantera comoMax Rougcher, Roberto Rivas, Iván Huayhuata, Diego Blanco, Juan CarlosSánchez, Wilson Silva, Joé Escóbar, Darwin Lora, Oliver Fernández,Vladimir Castellón, Bryan Daza, Diego Olivera, y otros de experienciacomo Edward y Edson Zenteno, Carlos Sosa Adhemar Arias, WálterHidalgo, Aldo Gutiérrez. Como refuerzos extranjeros se incorporaronAlberto Ortega, Aquilino Villalba, Alejandro Bertoldi, Jorge Delgado, ylos refuerzos nacionales fueron Julio César Hurtado, Julio CésarBaldivieso y Danilo Eterovic.

Noticias tristes acompañaron el inicio del torneo. Mario Pariente fallecióen Oruro y los recuerdos de ese gran delantero picando en el céspeddel estadio acompañaron varias tardes de domingo. Edward Zenteno,dueño de la zaga, líder nato y capitán, vivió momentos de zozobraporque su hija recién nacida tuvo que ser operada en el extranjero y éltuvo que ausentarse de las canchas durante varias semanas. El apoyo dela hinchada y de la dirigencia de varios equipos fue decisivo para que elcapitán supere ese trance.

El inicio del campeonato tuvo escasos buenos momentos como la victoriaen La Paz contra The Strongest por 3-2. El experimentado Julio CésarBaldivieso condujo al equipo celeste a marcar la diferencia en la cancha,más adelante lo haría también desde el banco porque, ante el naufragioen el torneo, el Emperador se hizo cargo de la conducción técnica sindejar de vestir la casaca 10. Asumió el puesto asegurando que no tendríapreferidos ni discriminados en el equipo titular: “Jugará conmigo eljugador que se entregue al máximo en los entrenamientos, no meinteresa si es brasileño, argentino, uruguayo o si es de Marte, para mí esindistinto, aquí va a jugar el que está mejor y el que tiene la ilusión dellegar lejos en el fútbol nacional e internacional” Completó el cuerpotécnico con José Issa, entrenador de arqueros y Alejandro Nordio,preparador físico. La presencia de Issa, legendario arquero en el pasadoy uno de los campeones de 1963, estuvo desempeñando ese rol en lacampaña para retornar a la Liga, no obstante ese momento era una señaltodavía imperceptible del logro que alcanzaría el Equipo del Pueblocuando cayó del calendario su penúltima hoja.

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El 6 de abril, con Julio César Baldivieso debutando como director técnicoy dirigiendo desde la cancha, se iniciaría el camino a la gloria con unavictoria frente a La Paz FC dando inicio a una serie de 19 partidos sinderrotas en el estadio Félix Capriles (incluyendo una victoria como“visitante” frente a Wilstermann) y la consecución del título liguero, ochomeses y medio después. En el partido contra los azulgranas, Baldiviesodejó la cancha al concluir el primer tiempo para ubicar en su puesto devolante a otro jugador, casualmente, con nombre similar: Julio César,hasta entonces marcador lateral. Así, Cacho Hurtado encontró un lugarpreciso en el equipo que lo catapultó como una de las figuras del futurocampeón.

JULIO, EL CLAUSURA

Para el inicio del segundo torneo del año arribó al valle otro jugadorargentino que sería una pieza clave: Federico Alejandro Bongioanni, unvolante ofensivo que había jugado en Instituto de Córdoba y Talleresen Argentina, Huachipato y Universidad de Concepción en Chile,Deportivo Aucas en Ecuador.

El primer partido jugó de local los primeros días de agosto y la victoriacontra Guabirá se materializó cuando restaban segundos para lafinalización del encuentro. “Milagroso triunfo” tituló la prensa y la crónicaseñaló de manera lacónica: “Cuando la resignación se apoderaba de laparcialidad celeste, Edson Zenteno, sobre los 44 minutos, tras recibir unmal rechazo de la defensa cruceña, con remate cruzado convirtió el golde la victoria, provocando la algarabía en su hinchada”.

Pese a un par de traspiés de visitantes y con la figura de Silvio Dulcichagigantándose, el Equipo del Pueblo empezó a dar muestras del cambioimpuesto por Baldi. Un partido memorable fue la victoria contra OrientePetrolero por 3-1, con penal convertido por Federico Bongioanni, unapared entre Aquilino Villalba y Vladimir Castellón para que el paraguayointroduzca el balón en el arco contrario y un remate furibundo de tirolibro de Cacho Hurtado que rompió las manos del golero del equipocruceño. Pero vendría más: “A esas alturas Oriente estaba liquidado, perolo hubiera estado mucho más si Hurtado, desde más de media cancha,con remate de izquierda hubiera convertido; sin embargo su disparo fue

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estrellarse en el travesaño”. Esa era una de las virtudes de Julio CésarHurtado, la improvisación y la inventiva, también la pisada precisa y elremate certero, lanzado un segundo antes que el resto de los jugadores,sobre todo los rivales, imaginen el destino del balón. Otra virtud era lapicardía de barrio traducida en ubicuidad respecto a la trayectoria delbalón que terminaba bajo su posesión provocando que el rival siga sucamino buscando su sombra o que cometa falta por impotencia. No secontabilizan las faltas recibidas por un jugador sino sus asistencias,aquellos pases que desequilibran al enemigo y enrumban al gol a loscompañeros, pero si se trata de contar cuántos jugadores de equiposcontrarios recibieron tarjetas amarillas o rojas por culpa de Cacho Hurtado,es seguro que la cantidad se acerca a más de la mitad de las sanciones delos jugadores rivales. Y las asistencias más eficaces, junto con lasrealizadas por Federico Bongioanni, fueron obra suya porque encontróel lugar preciso para dominar los espacios y las distancias. El resto eracuestión de talento, y este le sobró a este pequeño jugador de granpresencia. Otro acierto táctico de Julio César Baldivieso fue la inclusiónde Oliver Fernández como cuarto volante con aptitud para jugar decarrilero por derecha o por izquierda, dando respiro al cuadrado mágicoque se afilaba los botines: Bongioanni, Hurtado, Castellón y Villalba.

Septiembre, mes de Cochabamba, se tiñó de celeste en el clásico porqueun empate y una victoria ante Wilstermann definieron el camino a lasemifinal y dejaron fuera del campeonato al rival de siempre.

El primer clásico terminó igualado en un tanto y el resultado mantuvo alos dos equipos en el tercer lugar. Villalba fue el goleador y Dulcich lafigura. El guardameta argentino tuvo una actuación descomunal en el

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siguiente encuentro que terminó con victoria celeste por 1-0. La prensaresaltó su desempeño perfecto, “Dulcich le da a Aurora el clásicocochabambino”, y con ese resultado su equipo escaló al segundo lugaren la tabla de posiciones. La tribuna empezó a corear en tributo a suídolo: “Olé, olé, olé, Dulcich, Dulcich”. Sin embargo, la solvencia en ladefensa de su portería con voladas espectaculares, reaccionesimpensadas y achiques precisos no agotaba la galería de atributos delgigante argentino. Sus pases perfectos permitían explotar los atributosde Aquilino Villalba como pivote bajando los balones para cederlos,debidamente amansados, a Vladimir Castellón que los esperaba con lamirada clavada en el arco contrario. Saque de Silvio, pivotea Aquilino,recibe Castellón y gol, el resto era la puesta en escena de los bailes derock and gol del joven goleador; esa jugada fue una de las fórmulas deltriunfo en innumerables partidos.

La crónica periodística de ese partido pone en evidencia la catadura delfuturo campeón: “El equipo celeste dio una muestra de gran actitud en elcampo de juego y defendió con uñas y dientes el resultado del encuentro,ante un equipo aviador que presionó hasta el último minuto para empatarel marcador, pero se encontró con una muralla en el frente: el porteroargentino Silvio Dulcich, quien se convirtió en la figura del clásicocochabambino” (La Razón, 16 de septiembre 2008). Un diario local seríamás explícito: “Lo tiene de hijo”. “El triunfo permite al entrenador JulioCésar Baldivieso extender a 13 partidos su invicto dirigiendo a los celestesen el Capriles, asimismo, conservar la supremacía sobre los aviadores enla presente temporada” (Los Tiempos, 16 de septiembre 2008).

El camino al título continuó con difíciles victorias frente a Real Mamoréy Blooming extendiendo la racha de partidos sin derrota como local. Lacrónica resalta que “los celestes apelaron a la tenacidad que loscaracteriza para someter a un rival que se plantó muy bien en el terrenode juego y complicó en gran parte de la contienda a los anfitriones”. Elhéroe de la jornada contra Blooming fue el capitán Edward Zenteno que,con golpe de cabeza, inició el camino a la victoria que se consolidó conun gol de Vladimir Castellón.

Una declaración de Julio César Baldivieso sacó a relucir otra faceta delequipo: “Fue un partido complicado como lo habíamos pensado, pero

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el ritmo que impone Aurora muchos no lo pueden aguantar, pero detodas formas todo esto es mérito de los jugadores. Nosotros solamenteindicamos el camino correcto y creo que no nos hemos equivocado…yo creo que Dios mediante y la ayuda de la Virgencita vamos a estar enla siguiente fase”. A partir de este partido, la virgen de Urkupiña ocuparíaun lugar especial en los ritos del grupo y acompañó al equipo durantelos encuentros venideros.

Una circunstancial derrota contra Oriente Petrolero por la leve diferenciano cambió el rumbo de los acontecimientos. Otra visita a Santa Cruz,esta vez a Montero, definió la clasificación con una goleada memorablea Guabirá. Corrían los primeros días de octubre y “Aurora labró suvictoria con la solvencia en la defensa, experiencia en el mediocampo yefectividad en el ataque”. Ni más ni menos. Un tiro libre de FedericoBongioanni, un potente cabezazo de Germán Leonforte, un “sombrerito”de Vladimir Castellón, un misil de Iván Huayhuata y un toque sutil deHurtado sellaron una espectacular victoria desatando la algarabía de losescasos hinchas que acompañaron al equipo hasta esa ciudad oriental.“Todo se lo debemos a la mística, entrega y sobre todo el talento quelos jugadores demostraron” fue la conclusión de “el Emperador”, con lacabeza puesta en la estrategia a desplegar en las semifinales. El rival eraReal Potosí, equipo de casaca morada y voluntad de hierro.

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UN ARQUERO MÁS GRANDE QUE EL CERRO RICO

Una descollante actuación de Silvio Dulcich definió el partido en unempate como visitante en el primer partido de la semifinal. La prensapotosina destacaba: “Olé, olé, olé, Dulcich, Dulcich... cantaron losaproximadamente 700 hinchas auroristas, muchos de ellos con las polerascelestes al viento y los torsos al descubierto, quienes ovacionaron alhéroe, que evitó el festejo de los seguidores potosinos”. El partidoempezó como todos los encuentros en el estadio Víctor Agustín Ugartede la Villa Imperial, con el equipo local atacando como una trombaimpulsada por los petardos de su hinchada. A los cinco minutos se pusoen ventaja con un gol de Gonzalo Galindo y cuando parecía avizorarseuna goleada surgió la figura gigante de Dulcich que congeló todos losintentos del equipo potosino con el aditamento de la espectacularidadde sus atajadas. En el segundo tiempo, Julio César Baldivieso movió laspiezas de su equipo y reforzó el ataque con el ingreso de AquilinoVillalba. Los frutos se dieron prontamente cuando Vladimir Castellónmarcó el empate con un remate cruzado. La media hora restante fueinsuficiente para la reacción del equipo local. Una crónica periodística,con toque literario, definió ese tramo del partido: “Real buscó revertir lahistoria, pero se encontró con la muralla argentina”.

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Aurora había sorteado un obstáculo y, como acontecía en los últimospartidos, los jugadores rezaron ante la imagen de la virgen de Urkupiña,que brillaba bajo la luz de 22 velas encendidas.

Una misa en el santuario de Urkupiña inició otro día decisivo, devociónque fue respondida con la presencia masiva de los fieles seguidores queabarrotaron el estadio con 25.000 almas sedientas de victoria ante RealPotosí en la noche del 23 de octubre. Esa sed fue saciada a los diezminutos de iniciado el encuentro cuando Germán Leonforte con golpede cabeza culminó en las redes un excelente pase de FedericoBongioanni. Si el mediocampista argentino inició la jugada del primergol, el segundo tanto sería obra suya, una genialidad que comenzó conpase de taquito de Vladimir Castellón, ingreso del volante argentino alárea por el lado derecho en una diagonal que fue cerrando la posibilidadde un remate franco al arco, pero Bongioanni sacó un conejo de la galeray puso el balón entre el poste y el arquero con un comba sutil que lamióel palo y acarició las redes. Dos a cero. El diario Los Tiempos resaltóque este paso a la final “marcó otro hecho sin precedentes en la historiadel Equipo del Pueblo, que de estar atormentado por el descenso decategoría, se colocó en el umbral de conquistar su primera estrella en elbalompié profesional boliviano”, en realidad en la Liga, porque elreportero olvida o quiere borrar la conquista de 1963. Otro cuadro celesteestaba al frente para definir el título, Blooming, y era el favorito.

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UN SUEÑO QUE PUEDE HACERSE REALIDAD

Martín Sotelo

Han trascurrido 44 años desde que el club de mis amores, mi queridoAurora, de la mano de José Issa, Rómulo Terrazas, Héctor Vargas, JorgeClaros, Jaime Herbas, René Orozco, Jaime Cornejo, Arturo Villarroel, JoséLuis Balderrama, Carlos y César Loma, Ramiro Arteaga, Raúl Unzueta, TucoQuiroga, Jorge Morales, Jorge Villalobos, Orlando Canedo, OrlandoGuzmán y Oscar Gutiérrez, se consagró campeón nacional del FútbolBoliviano.

Desde aquella ferviente e inolvidable conquista, en que mis retinas notuvieron la dicha de ver el despliegue de esos 22 superdotados del fútbol,he acompañado la participación de nuestro AURORA, primero en lostorneos organizados por la Asociación de Fútbol Cochabamba, donde miamado club fue permanente y continuo animador, candidato siempre aobtener títulos departamentales y nacionales, habiendo paseado su fútbolfiguras de invalorable talento como los hermanos Ferrel, los Quiroga, elquerido don Patato Méndez, nuestro inolvidable Mario Pariente, JorgeEscalera, nuestro Daniel Soriano, Palillo Foronda, Jaime Herbas, MarioFernández, Wilge Torrico, Tomy Porro, Jaime Olivera, Roger Pérez, OscarPérez, entre tantos otros sin olvidar y recordando con profunda nostalgiay cariño a mis queridos morochos Miguelito, Carliños, Batista, Piao,Barrote, Monga, Vantuil, Vanderlei, Da Silva, Moscatelli, con quienesaprendimos a emular el jogo bonito brasileño y bailar batucada, a ellossumar el talento y esfuerzo desinteresado de nuestro Pato Coronado, NapoTórrez, Mauricio Soria, Alex Andreu, Tilico Vera, Óscar Villegas, y porsupuesto nuestro Omar Delgadillo, amante del fútbol que al consagrar susueño de despedirse de las canchas en el club de sus amores, su Aurora,Dios se lo llevó al cielo justo minutos antes de disputar un clásicocochabambino con la camiseta puesta en pleno camarín, en medio de latristeza y congoja de todos quienes nos encontrábamos acompañando alequipo para enfrentar al acérrimo pero siempre noble y digno rival.

A partir del retorno a la Liga Profesional del Fútbol Boliviano mi queridoAurora vivió momentos de mucha alegría al haber sido partícipe inclusivede la Copa Sudamericana pero también de profunda tristeza al estarcomprometido el último año con el descenso indirecto y hasta la séptimafecha del torneo actual con riesgo inminente de descender, hasta queapareció con el respaldo de José Luis Montaño a riesgo propio, la manomágica del emperador , nuestro Julio César Baldivieso, quien supotransmitir generosamente sus conocimientos, comprender el sentimientode todos y cada uno de los jugadores, ubicarlos en las posiciones

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adecuadas y de mejor rendimiento, elevarles la autoestima, dotarles denueva mística y compromiso con el equipo, y sobre todo convencerlos deque tanto individual como colectivamente no eran menos que nadie, porel contrario superior a todos, y por tanto estaban en la plenitud de suscapacidades físicas, técnicas y psicológicas para enfrentar a cualquier rivaly tener la posibilidad cierta de consagrarse campeones, hecho sin paragónen la historia del fútbol boliviano, ya que de estar acechado por eldescenso de categoría, pasó a ser firme candidato al titulo nacional,encontrándose 17 fechas invicto en Cochabamba, con 1.530 minutos sinperder.

El actual Aurora, que pasará a la historia y vivirá por siempre en elsentimiento y corazón de los auroristas cualquiera sea el resultado, peromejor si es sumando su segunda estrella en su camiseta, se encuentraconformado por 22 valientes y valerosos ídolos de grandes y chicos,nuestros futbolistas de estimables condiciones que entre los nacionales,muchos de ellos merecen vestir la casaca nacional.

Decirles a todos ellos misión cumplida, gracias dignos jugadores delEquipo del Pueblo por habernos permitido vivir tantas alegrías productode sus éxitos y haber sido leales, respetuosos y consecuentes en lastristezas, que pase lo que pase, la gratitud de los hinchas, dirigentes y dequienes amamos a éste nuestro querido club serán eternas y pervivirán enel tiempo y en nuestros corazones por siempre.

No se puede dejar pasar la oportunidad para ponderar el invalorable aporteefectuado por don José Luis Montaño Rico, filántropo del fútbol y artíficefundamental de nuestro orgullo institucional al tener el mejor complejo delpaís y de nuestro éxito deportivo al haber llegado hasta la instancia finaldel torneo, a Fernando Gamboa, Daniel Soriano, Totoño Pavisic, EnriqueQuiroga, Ruddy Rivera, Carlos Jordán, los incondicionales y desprendidosdirigentes que nos asistieron en los momentos más difíciles a los dirigentesdel pasado que desde el cielo nos iluminan, a nuestros: Walter Ferrel,Daniel Milikowski, Wladimir Kheck, Alberto Alem, Salvador Asbún, JuanIriarte, Darko Franulic, a mi papá Guillermo Sotelo y por supuesto a JaimeCavero decirles con cariño y gratitud que aun al haber perecido en suintento de consagrar a su Aurora Campeón la historia hoy los premia alver después de muchas generaciones la posibilidad cierta de un títulonacional, estoy convencido que todos ellos, nuestros muertos junto a Diosy la Virgen sabrán con certeza recompensar desde el cielo al grupo dedirigentes y a sus familias que hicieron los mayores esfuerzos paraencumbrar al club Aurora en el sitial que hoy ocupa y regalarán desde elcielo una abundante prosperidad a todos los hinchas.

Publicado en Los Tiempos, 19 de octubre 2008

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FINAL FELIZ

El primer partido de la final se jugó en Santa Cruz, y el cerrojo defensivode Aurora se desplomó ante un par de jugadas con balón parado queterminaron en cabezazos letales que vencieron la resistencia de Dulcich.Una molestia muscular impidió la presencia de Vladimir Castellón y laprudencia aconsejó cuidar a Federico Bongioanni, ante estas circunstanciasel equipo jugó más retrasado, con un solitario Aquilino Villalba en el frentede ataque y sin volante por derecha que alimente sus incursiones al área.El coraje de Edward Zenteno no fue suficiente para aguantar la presión deBlooming. No obstante, el 2-0 en contra sería una anécdota.

El jueves 30 de octubre la revancha fue una fiesta en el estadio Capriles.Victoria “con coraje, fuerza física y eficacia” reseñó la prensa, olvidandomencionar la calidad del juego esbozado en la cancha. El Equipo delPueblo venció a Blooming por tres goles a cero y forzó un tercer partidopara dirimir el título de campeón. Una falta contra Aquilino Villalba fuesancionada con penal y convertida en gol con derroche de técnica porFederico Bongioanni. Corrían veinte minutos del segundo tiempo y elesquema de Blooming se vino abajo. Quince minutos después, FedericoBongioanni y Cacho Hurtado desarmaron la defensa contraria y abrieronun callejón por donde ingresó Ivan Huayhuata para culminar latriangulación con el balón anidado en las redes. La tribuna rugía “sinllorar, sin llorar” ante los reclamos constantes de los jugadores rivaleshasta que el silencio se apoderó un segundo del estadio cuando IvánHuayhuata enfiló con pelota dominada en diagonal y antes de pisar elárea grande sacó un fulminante remate que se clavó en el ánguloderecho del portero. El silencio duró lo que dura un eterno segundoantes del estallido y lo que tarda en recorrer la pelota y las gargantas enencenderse con el grito de gol. Broche de oro en las postrimerías delpartido mientras la hinchada entonaba la cueca: “Grita la hinchada, gritala hinchada, viva el Aurora”. Sucre sería el lugar de las definiciones, laciudad blanca, el cielo celeste.

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Fernando Mayorga

A las tres de la tarde del miércoles tomé una decisión. Por primera vez iba aponerme la camiseta celeste de mi equipo, “el equipo del pueblo”, mi Aurora.Nunca antes lo había hecho por eso que llaman superstición, cábala o maleficio.Esta vez, me dije diciendo, nada de temores ni sospechas de conspiraciónastrológica porque también “tenemos que vencer a la maldita mala suerte”. Tons,me puse la casaca oficial lleno de orgullo y qué diablos. Empero, por si acaso,repetí los zapatos de siempre y la chamarra café de corderoy, con caja de cigarrosen el bolsillo derecho y radio a pilas en el izquierdo, vestimenta de faenadominguera. Algo similar hizo el Joaco cuando decidió prestar su bandera de lacampaña del 2002, tan suya, para que sea ondeada en la tribuna por otras manos.No la había sacado del baúl de los sueños rotos durante toda la temporada y dudóen tomar la decisión pero qué diablos, dijo también con la mirada. Y ni hablar delMarquito, el más hincha y el menos veterano de todos nosotros —aunque yatestigo de cien batallas perdidas—, que se puso una camiseta blanca alternativapero no pantalón, pese al frío, porque todos los domingos asistió al Félix Caprilesvestido de jugador dispuesto a pisar el césped si era convocado por Baldivieso.Sueños de niño, tan reales como nuestros deseos de sumergirnos en la hinchadade la tribuna popular cuando un partido se juega bajo la mirada de la luna. Nochegaláctica como ninguna porque había que vencer a Blooming para buscar el títulode campeón en Sucre y terminar el certamen con 1.620 minutos invictos comolocales. Camino al estadio pensé en entonar el himno que escribió Joaquín Sabinapara su querido y sufrido Atlético de Madrid con un lamento casi tanguero: “quémanera de aguantar, qué manera de crecer, qué manera de sentir, qué manera desoñar, qué manera de aprender, qué manera de sufrir, qué manera de vencer, quémanera de vivir”. Sin embargo, preferí silbar una canción de Fito Páez, dedicadaa Maradona, más apropiada para las circunstancias: “Y dale alegría, alegría a micorazón, es lo único que te pido al menos hoy. Y dale alegría, alegría a mi corazón,afuera se irán las penas y el dolor”. Al fin y al cabo, el gran Diego se puso lacamiseta diez de Aurora en una visita a la escuela de fútbol envuelto en humo eincienso hace un par de años.

Esa camiseta número diez que usó el Emperador antes de sentarse en el banquillopara mostrar su estirpe de DT con la misma calidad que derrochó talento en lacancha. Porque más allá de las cábalas y de los ritos, esta campaña tiene unresponsable y es Julio César Baldivieso. Su sapiencia y su claridad discursiva, tancertera como esos pases de treinta metros que desbarataban defensas e invitabangoles, más su apuesta a la juventud y al semillero local son la impronta de un estiloque merece una alabanza cercana a la idolatría. Como aquella que le rendimos aBaldi la noche del 3-0 desde el corazón de la tribuna popular, aquel lugar pobladode hinchas de verdad con quienes nos mezclamos para brincar y cantar antes ydespués de gritar los goles como si en el mundo no hubiera nada más.

Así que adiós a los maleficios y a las cábalas, pienso, mientras lanzo una monedaal aire para decidir si debemos viajar o no a Sucre para dar la vuelta olímpica.

Publicado en La Razón, 31 de octubre 2008

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JUGADORES A TODO TERRENO

“Vamos a Sucre a buscar el título, sabiendo que será una final difícil,complicada, pero mis jugadores son a todo terreno”, resumió el estrategavalluno anticipándose a lo que será el partido en el estadio Patria. En mediode tanta algarabía y con la voz embromada de tanto gritar, Julio CésarBaldivieso, técnico de Aurora, apenas logró resaltar el valor guerrero de susdirigidos, calificándolos como “jugadores a todo terreno”, y luego se entregóal festejo con su hinchada que deliraba. Baldi al parecer presentía que Aurora,aún con el cielo que amenazaba lluvia, debía lucir impecable, más que nuncaen el firmamento cochabambino. Y lo hizo. “No es la primera vez que juegabien, siempre lo hizo”, dijo el estratega refiriéndose al autor de dos tantos.Iván Huayhuata. Pero para no pecar de injusto, tal como lo manda su temple,Julio César echó rosas a sus dirigidos diciendo: “es obra de los jugadores y loque han hecho no tiene precio”. Los jugadores “a todo terreno” ahora van porla consagración, porque “merced a la mística y hambre de gloria que poseenlos dirigidos por Baldi, trasportaron a Aurora a liquidar a su rival y a extendersu invicto de local a 18 partidos”.

“Increíble, esto es un sueño, un delirio”, gritaba un aurorista resumiendo elsentimiento de los cerca de 30 mil hinchas que gritaban a una sola voz la granvictoria celeste (Los Tiempos, 30 de octubre 2008).

GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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¡SÍ, SE PUDO!

Una torrencial lluvia inauguró la tarde y el cielo se alumbró un minutoantes de que se abran las puertas del estadio Patria en Sucre. El cieloestaba gris cuando empezó el partido, la lluvia había espantado a loshinchas locales, solamente los seguidores acérrimos del fútbol y loshinchas celestes de cada bando recibían el baño de agua como unabendición porque estaba en juego la obtención del campeonato y habíaque celebrarlo con el alma transparente. Doce mil hinchas poblaron lastribunas, la mayoría eran seguidores de Aurora. Los once jugadores atodo terreno en esa tarde lluviosa fueron Silvio Dulcich, José Ayala,Edward Zenteno, Germán Leonforte, Rubén Felipe, Aldo Gutiérrez, JuanCarlos Sánchez, Federico Bongioanni, Julio César Hurtado, VladimirCastellón y Aquilino Villalba.

El primer tiempo concluyó con ventaja para Blooming por dos goles auno, remontando el marcador que había sido inaugurado con un potentecabezazo de Aquilino Villalba a los ocho minutos. La lluvia no erapropicia para el despliegue del toque aurorista y la respuesta debía sercon fuerza y coraje, así llegó el empate por obra de Aquilino Villalba. Eltítulo iba a decidirse desde las doce yardas en una secuencia infartante:

Bongioanni repite su toque maestro.

Dulcich contiene el remate de Vieira.

Gutiérrez falla en su intento.

Rivero hace temblar el travesaño.

Hurtado no duda ni un segundo.

Vaca tampoco.

Dulcich, como goleador, levanta las redes.

Saucedo rompe las mallas.

Cae el granizo con más fuerza, el frío no existe, se va a definir el partido.

Aquilino sentencia la lid con tiro rasante. Campeones!

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En el balance final del partido que es una evaluación del campeonatoqueda la constancia de la figura: “todo el equipo” que “Tras levantarsede las cenizas y estar peleando por el descenso de categoría se coronócomo el mejor del torneo Clausura”.

“EL MÉRITO ES DE LOS JUGADORES”

JULIO CÉSAR BALDIVIESO.

“Baldi” como en todos los encuentros ingresó calmadoa la cancha vestido con un traje deportivo y pese a latorrencial lluvia que cayó ayer en el estadio Patria deSucre, no usó paraguas y sufrió las inclemencias deltiempo al igual que sus jugadores, a quienesacompañó en cada una de las jugadas que realizaban.Gritaba cuando algunos se equivocaban, pero sobretodo dirigía para que se tranquilicen y puedan superar

el 2-1 con el que finalizó el primer tiempo.

Pese a las constantes equivocaciones del árbitro paceño Marcelo Ortubé,Baldivieso no reclamaba sus fallas, donde claramente el juez del partido dejabapasar las faltas que cometían a los jugadores de Aurora. Pero la charla que lesdio en el entretiempo, ciertamente caló hondo en los jugadores que salierona buscar el empate y el título. Celebró el gol de Aquilino Villalba que le dabala posibilidad de ir a la tanda de penales. En el último gol penal -de Villalba-Julio César lo esperó arrodillado cerca del gramado del estadio y celebró contodos sus colaboradores y jugadores cuando fue convertido.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

CELESTE

Joaquin Mayorga Garrido Cortés

Nací cuando los celestes jugaban en la segunda división. Nunca pregunté“Papi, ¿por qué somos auroristas?”. Pero sí porqué el tanque paraguayo delequipo del 96 no jugaba en su selección o porqué, si había más gente en lacancha que en la tribuna, esta vez no bajábamos a dar la vuelta olímpica porla obtención del torneo de la ciudad. Supongo que ya intuía que ese fanatismono era racional, que no valía la pena buscarle una explicación. Como JoaquínSabina le dedicó a su Atlético de Madrid: “Aquí me pongo a contar / motivosde un sentimiento / que no se puede explicar. Y eso que no soy el tipo / dehincha que rompe piernas / por defender a su equipo”.

El victimismo es frecuente en estos lares. Los artículos firmados por ejemplareshinchas en los suplementos deportivos celebraban el advenimiento del fin de“45 años de sufrimiento”. Quienes hemos compartido con la barra brava quegrita “que venga el equipo” y se trepa a las barandas cada vez que el Auroragana, o empata sobre la hora, o se salva del descenso como el año pasado,somos más ilusos. Conformistas, quizás. Rebeldes, sí.

Viajé para ver la final. Aurora ya era el campeón moral. En el infame bushabilitado por el exceso de demanda por boletos, algunos hinchas dormíanen los pasillos y otros se amontonaban en la cabina del chofer. A mi lado sesentaba don Rolando, de ascendencia aurorista. Me dijo había viajado en 2002,año del ascenso, a Sucre para ver el partido de ida de la final de la Copa SimónBolívar. Y que Dulcic había debutado, imbatido, en el estadio Patria.Cuestiones de cábala o no, nunca estuve tan seguro de festejar el título comoen ese momento. “Pasión controlada”, rezaba un póster que circuló antes dela final perdida para ascender el 2000. Quizás porque la hinchada festejóapenas las victorias previas o no imitaba la paradójica costumbre wilstermanistade apoyar mediante recriminaciones. El lunes por la mañana en la plaza centralde Sucre, el color de las banderas y los sombreros, el ruido de los bombos ylas bocinas, sugerían que los auroristas estaban desatados… peroensimismados en su euforia. Los insultos de blooministas no alentaronenfrentamientos. Nadie los buscaba.

Festejamos con el Benjo el gol definitivo del ascenso en los pasillos delCapriles tras una fracasada travesía al baño. No pensábamos despegarnos deotra final. Villalba marcó el último penal y corrimos a las barandas de la tribunapopular a ovacionar al equipo. Caía una granizada de antología. Laconspiración meteorológica no arruinó el festejo. De hecho, ahuyentó a lospolicías. Los hinchas más atléticos y/o fanáticos pudieron, no sin lesionarse,cruzar la fosa que separa las tribunas de la cancha cuando los jugadorescorrieron a recibir la copa. Lo importante era perseguir a los héroes y sentir laintensidad de una vuelta que fue tan surreal como la habíamos imaginado yque hace dos meses se veía tan lejana como hace 45 años.

Publicado en La Ramona, Número 185, 9 de noviembre 2008.

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Campaña de Aurora Campeón Torneo Clausura 2008

Partidos como local3 /08/ Aurora 1 Guabirá 023/08/ Aurora 3 Oriente 115/09/ Aurora 1 Wilstermann 021/09/Aurora 2 Real Mamoré 128/09/ Aurora 2 Blooming 0Semifinales 22/10/Aurora 2 Real Potosí 0Final 29/10/ Aurora 3 Blooming 0Partidos como visitante08/08/ Blooming 2 Aurora 117/08/ Real Mamoré 2 Aurora 131/08/ Wilstermann 1 Aurora 125/09/ Oriente 1 Aurora 001/10/ Guabirá 2 Aurora 5Semifinales19/10/ Real Potosí 1 Aurora 1Final 26/10/ Blooming 2 Aurora 0Tercer partido final disputado en Sucre03/11/ Aurora 2 Blooming 2

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

AVE FENIX

César Soto Santiesteban

Al Max, socio nro. 41 del Aurora

Si veinte años no es nada, cuarenta y cinco sí se sienten, sobre todocuando uno se aferra a los recuerdos que fluyen de la voz de mi viejoamigo y padre Max, para vivir vicariamente aquellos años cuando elAurora era protagonista del fútbol departamental y boliviano.

Y se dio como se dan las cosas a veces, casi imperceptiblementevolvimos de nuevo a la Liga y a las penurias, equipo border-line,sometiéndonos a los sufrimientos de pelear el descenso cada año,cambiando técnicos y equipos enteros, que hacía titánica tarea, a laFunes, recordarse el nombre de los jugadores. Difícil construir entoncesun imaginario futbolero, donde uno recita de memoria las alineacionesy va tejiendo icónicamente la disposición del campo de juego, elmovimiento de los jugadores, las fintas y las jugadas.

Eppur….de la mano diestra de Baldi se comenzó a armar desde abajouna estructura de huevos, corazón y de talento, para creer de nuevo ysacar un conejo de la galera, en un ritmo parejito que nos llevó a sumary sumar y llegar donde parecía imposible: la Aurora, el jac’ha uru paranuestros tenaces corazones que soportaron décadas sin conocer algosemejante a la gloria.

A la Stevenson, la nave partió hacia la Escondida, superando todos losvendavales, forjando una médula espinal de ética y épica, porquesolamente podíamos ganar de esa forma, a la manera agonista, yaumentar al torrente del cielo nuestras lágrimas y nuestro sollozo dehinchas, por fin felices.

Publicado en La Ramona, Número 185, Cochabamba, 9 de noviembre2008

FESTEJAN EN CASA

El festejo fue reseñado por la prensa local: “Al ritmo del tradicional ¡dalecampeón, dale campeón! los forjadores de la conquista del primer título enel fútbol liguero para Aurora fueron acogidos por sus parciales en mediode una ensordecedora ovación y una inflexible lluvia de petardos, quematizaron la fiesta que se armó en esta ciudad para agasajar a los“gladiadores” de Julio César Baldivieso. La delegación de Aurora llevabaconsigo la imagen de la Virgen de Urkupiña, de quien son devotos losintegrantes del cuadro valluno. Las guirnaldas que se colgaron losprotagonistas de la épica conquista marcó el inicio de la celebración delEquipo del Pueblo en casa propia. Posteriormente la comuna de Cercadose sumó al festejo distinguiéndoles en la terminal aérea con la presencia dela cuantiosa hinchada que llegó desde muy temprano hacia ese sector a finde aclamar a sus ídolos. Tras esa primera emoción, los campeones,acompañados de una extensa caravana de hinchas, se embarcaron en el busdescapotable para dirigirse hasta la Plaza de Armas de esta ciudad, dondelos aguardaba un número considerable de sus parciales”.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO ES EL EQUIPO DE DIOS

Alberto Lizárraga

El presente artículo además de estar destinado a brindar un tributo a mipotente Aurora por el título logrado en los pasados días en la ciudad deSucre, pretende justificar el por qué del título del artículo (y claro delcampeonato) basado en el silogismo (razonamiento) y la lógicamatemática.

Para ello partiremos señalando que “La voz del pueblo es la voz de Dios” esuna frase escrita por Hesiodo, un célebre poeta

griego nacido hacia la segunda mitad de siglo VII adC y rival encertámenes poéticos de Homero otro clásico poeta griego, a quien Hesiodole logró vencer. Por su parte “Aurora es el equipo del pueblo”, es otra frasebastante conocida entre los seguidores del deporte más popular delmundo, que hace referencia al último Campeón Boliviano de fútbol, y quees oriundo de la ciudad de Cochabamba.

Las opiniones sobre la veracidad o falsedad de la primera proposición sonbastante divididas Muchos lo aceptan como una verdad absolutaespecialmente en los círculos políticos durante los procesos eleccionariosy/o de referéndums para avalar sus resultados, más cuando estos les hansido favorables a sus intereses. Entre sus detractores algunos se planteanel ejemplo cuando Pilatos preguntó al pueblo si Jesús era culpable o no,y el pueblo lo condenó al patíbulo que había sido destinado al bandidoBarrabás. ¿Esa fue la voz de Dios? Cuestionan. Sin embargo, en los mismosactos de Jesús y en su posterior desenlace parece reconocerse que en lavoz del pueblo estuvo la voz de Dios ya que estando en el Getsemani ypuesto de rodillas oró diciendo “Padre si es posible haz pasar esta copade mi, pero hágase tu voluntad y no la mía. (San Lucas 22.42)” y se hizosu voluntad, tal como lo había determinado el pueblo. Como se puede vercon estos dos ejemplos, esta proposición asume ambos valores de verdad.

En cambio, la segunda proposición no merece ninguna discusión acercade su verdad ya que nadie puede poner en duda de que el Aurora es elequipo del pueblo.

Ahora bien, en el álgebra proposicional la negación, la conjunción y ladisyunción son las operaciones básicas para fabricar nuevas proposicionesa partir de unas proposiciones dadas, pero estos no son los únicosconectivos lógicos, existe otros como aquel conectivo lógico llamado

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

implicación. De esta manera, si “p” y “q” son dos proposiciones, donde a“p” se llama antecedente y a “q” se lo llama consecuente definiremos elcondicional de “p” a “q” a la proposición simbolizada con p => q, que selee “p implica q” (también se lee “si p entonces q”) Luego, la tabla deverdad nos dice que la implicación de “p” a “q” es falsa únicamente en elcaso de que el antecedente “p” sea verdadero y el consecuente “q” seafalso. En todos los demás casos la implicación es verdadera.

Si a manera de ejercicio hacemos que “p” es la proposición “La voz delpueblo es la voz de Dios” y “q” es la proposición “Aurora es el equipo delpueblo”, la nueva proposición resultante es “El equipo del pueblo es elequipo de Dios”.

Sometiendo a las tablas de verdad encontramos que:

De donde se concluye que el título del artículo es correcto. Y así comoDios no dejó pasar la copa para Jesús, tampoco dejó pasar la copa para elAurora en este 2008. De la misma manera, así como el cielo se cayó en elmonte de Gólgota cuando Jesús pasó a la gloria, lo mismo ocurrió enSucre, en el morro de Surapata, en el mismo instante en que el Aurora secoronó campeón.

Finalmente, a todos los hinchas del equipo celeste les deseo ¡Saluddd….!con Aurora, que es una bebida cochabambina según la definición deldiccionario Larousse y buen provecho tras la degustación de un picantecocinado con gallinas recién peladas por Aquilino Villalba tal como rezaun cartel en la cálida Santa Cruz.

Publicado en Ciudadanía, número 10, noviembre 2009

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DEL INFIERNO A LA GLORIA ¡CAMPEONES!

Fernando Mayorga

Podría escribir mil versos y una historia épica, pero no me sale espuma. Piso elbalón y oteo el recorrido del equipo con sus 1.710 minutos a cuestas como invictode local para encontrar pautas explicativas que no sean las consabidasinvocaciones a la garra y la convicción. O eso que ahora llaman actitud y entre“nos” es “ñeque”. Y pienso en algunas claves que van más allá del “dibujotáctico”, como le gusta decir a Oscar Galdo, el mejor cronista de esta gesta celeste.

Me quedo con tres claves porque ya entramos a jugar los descuentos en estaspáginas. Primera: la portentosa seguridad que transmite Dulcich provoca quesus compañeros jueguen mirando el arco contrario sin preocuparse del ataquerival. Es el principio de una actitud ofensiva que se alimenta de sus pasesprecisos para que Aquilino la baje de cabeza, la duerma con el pecho o lapeine hacia el punto penal donde Castellón encara sus diagonales con bisturí.Segunda: el desequilibrio, la diferencia, el sobresalto es tarea de CachoHurtado, mi jugador favorito por picardía, velocidad mental e inspiración. Escomo Bruno Conti, “ala tornante” de Italia campeón en España 82, capaz dedesfazer entuertos con gambeta corta y disparar un misil desde media canchapara delirio de la tribuna. Tercera: el gran Julio César y su capacidad deliderazgo dentro y fuera de la cancha, aunada con una lectura precisa de lospartidos y esa sobriedad de los que saben y mandan. Tan certero en el discursocomo en el trato al balón. Tan seguro como Kagemusha, el general samuraide la película de Akira Kurosawa, “La sombra del guerrero”, que sabía esperarel momento oportuno para entrar en combate y vencer. Así condujo al equipopara entrar a la Historia con paso de vencedor.

Quedo en deuda con los demás jugadores pero la pagaré cada domingo conmi aplauso y en una que otra página venidera. Sin embargo, no me olvido deElio, el símbolo del Aurora, la otra tarde su mirada sin llanto era más fuerteque el canto de miles entonando “dale campeón, dale campeón”. Él “nos”convocó siempre, él “nos” sintetiza.

Publicado en La Razón, 17 de noviembre 2008.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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AURORA Y LA CUESTIÓN NACIONAL

Ricardo Paz

La semana pasada ocurrieron dos hechos mágicos e improbables: Aurora, el equipodel pueblo cochabambino, se clasificó para jugar la final del campeonato de laLiga Profesional del Fútbol Boliviano y los representantes de las fuerzas políticasparlamentarias lograron un acuerdo sobre el contenido de la propuesta deConstitución Política del Estado que se someterá a Referéndum Constitucional desalida en enero del próximo año.

Aurora venía de disputar muchos años el descenso de la Liga a la Asociacióncochabambina, lugar donde estuvo mucho tiempo después de haber sido una delas glorias del balompié nacional y, sin duda, uno de los equipos con mayorhinchada leal y fervorosa. Este mismo año, durante el primer semestre, nadaparecía indicar que las cosas cambiarían y los hinchas estaban resignados aterminar el campeonato con el Jesús en la boca y rogando no descender decategoría. Entonces apareció Julio César Baldivieso, ese caudillo indomable quepaseó su coraje por La Paz, Guayaquil, Medio Oriente y decenas de canchas porel mundo, para decir que la historia puede cambiar en base a empeño, disciplinay espíritu de cuerpo. Con los mismos jugadores, pero transformados engladiadores, logró lo impensado y hoy está en la final.

Los políticos con representación parlamentaria, por su lado, echaron por la bordatodos los pronósticos (entre ellos el mío) que auguraban que el diálogo establecidoen la Vicepresidencia iba a ser otro sainete sin más resultados que el show mediáticoy la consecuente frustración popular. Lograron en dos semanas lo que la AsambleaConstituyente, por acción de los extremos inclementes, no pudo en más de dieciochomeses de sesiones estériles. Llegaron a un acuerdo, a una especie de “consenso a laboliviana”, es decir un resultado que dejó a todos inconformes, pero al mismo tiempoy de forma paradójica, satisfechos por el hecho en si mismo de la concertación.

Se realizaron importantes modificaciones a todo el texto constitucional, sobre todoen el capítulo referido a las autonomías y también se lograron mediatizar variasde las improntas autoritarias que contenía el engendro aprobado en la ciudad deOruro. Para ello tuvieron que pisotear el cadáver insepulto de la AsambleaConstituyente con una “Ley interpretativa” que le dio atribuciones constituyentesal Congreso Nacional poniendo de cabeza toda la teoría constitucional comparadaMantuvieron sin embargo el novísimo régimen de “apartheid criollo”, que de unplumazo ha trocado a la Nación boliviana que nos heredaron nuestros mayores,por un llamado “Estado plurinacional” de treinta y seis nacioncitas, algunas deellas de menos de mil habitantes. Si la Constitución se aprueba el próximo año,dejaremos de ser un Estado Nacional para reconfigurarnos en un esquema que nohemos debatido suficientemente y que la mayoría de las bolivianas y bolivianosno sospechan en sus derivaciones perversas.

Pero después de lo de Aurora, nunca más dejaré que el pesimismo se apodere demi… al final de cuentas los sentimientos y las pasiones, tan constitutivas de laNación como el territorio, el origen o el destino, son mucho más fuertes que lascircunstancias y las “coyunturas”. Eso aprendí hace tiempo con mi amigo auroristaFernando Mayorga y ahora, felizmente, lo he vuelto a confirmar.

Publicado en La Razón, 18 de noviembre 2008.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

MARADONA A LA COCHABAMBINA

Cecilia Lanza Lobo

Diego Armando Maradona me cae gordo. Mejor dicho, la imagen de Maradona.Porque en todo caso, considerando sus orígenes de “cabecita negra” en lossuburbios bonaerenses de Villa Fiorito, sería más bien de los míos. Lo que merevienta más bien es esa tendencia idolatrera argentina que desde Eva Perón, SusanaGiménez, el Potro Rodrigo o Luciana Salazar posa el fardo de sus complejos detercer mundo —a pesar de sí mismos— y de sus delirios de parentesco divino, enlas narices de Charly García o Diego Maradona, endiosándolos. Y ellos, claro,argentinos poseedores de sus propias idolatrías, se lo creen (¿existía alguien, o algo,o vida, antes de Maradona?). Y la idolatría fundada al amparo mediático parece serla droga inicial. Luego vendrá ese orgasmo millonario en piscina de ron donde elídolo se desplaza a mil por hora entre el sexo, las drogas, la gula y el alcohol. Flash.Tanto flash, tanto exceso, que un día de esos el cuerpo, cansado de sostenerse enel altar de los fetichismos mediáticos, se baja y va a hacer pis. Había sido mortal.

Este mismo momento el Aurora se juega la vida y entonces pienso en Julio CésarBaldivieso. Esa versión propia de un Maradona a la cochabambina. Pelotas aparte,de Baldivieso sólo conozco su fama. Es decir, igual que Maradona, su afición porla vida puesta en el pie con el acelerador a fondo. Ese mismo pie que calzabazapatillas rojas como lucecitas -mírenme en el verde pasto futbolero- que en elMundial del 94 fue para nosotros el único horizonte posible.

Baldivieso fue el Charly García del fútbol “bolita”. Ese genio que cuando le da lagana hace lo que mejor sabe. Cuando le da la gana y con pinta de estrella derock/las zapatillas, ahora, doradas. (Al Diablo Etcheverry le faltó desdén). Queridoy despreciado, ciertamente nunca idolatrado como García o Maradona, dada laestrechez del mercado “bolita” y el carácter timorato del ímpetu nacional,Baldivieso nos regaló varias páginas de diminuta farándula hollywoodense. Pero,además de la maestría de sus pases generosamente precisos para hacerse gol,Baldivieso nos regaló también su resurrección. Y eso no es poca cosa. Pienso enRamón Rocha Monrroy y su Certificado de Divorcio de la mujer más fiel que tuvoen 40 años de intensa vida sumergida en el calor del alcohol, como bolsita de té.La bebida, esa compañera de la que decidió separarse amorosamente para darseél la oportunidad de seguir volando tan intensamente como siempre pero con losojos abiertos y sin alas ajenas. Pienso en Baldivieso y sus alas auroristas.

Cómo no escuchar a mi amigo Mayorga y calzarme la polera celeste que hadevuelto a Baldivieso lo mejor de sí mismo y sin pedestal. Cómo no desear que el“cabecita negra” de Villa Fiorito haga oídos sordos a las plegarias adoratrices quea rezo lento le fueron quitando la vida y el genio. Cómo no celebrar el triunfo delAurora como si fuese nuestro y querer a Baldivieso sin la devoción idólatra delfútbol que vive hoy el milagro de la resurrección. No estaba muerto, andaba deparranda abrazado a una pelota, soñando que era grande. Gooooool.

Publicado en La Prensa, 3 de noviembre 2009.

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EL EQUIPO DEL PUEBLO (1935 - 2010)

El año siguiente fue de ch’aki, de solaz descanso y preparación paraparticipar en la Copa Libertadores de América sin mucho éxito frente aequipos de Brasil, Colombia y Chile. A mediados de 2009, Julio CésarBaldivieso tomó una decisión que para muchos fue considerada una osadía,hizo debutar a su hijo en un partido oficial cuando todavía no había cumplidotrece años. Los ojos del mundo se posaron sobre la casaca celeste, al margende la polémica desatada y del posterior alejamiento del director técnico.

PABLO MAURICIO BALDIVIESO, DEBUT Y POLÉMICA

A los 12 años jugó profesionalmente para el Aurora de Bolivia

Matías Daniel Greco, publicado el 21 de julio de 2009(htpp://www.suite101/profile/cfm/matiasgreco)

El mundo del fútbol sigue dando sorpresas. Estavez fue en Bolivia y el nombre estelar es PabloMauricio Baldivieso. Este chico de tan sólo 12años, 11 meses y 28 días hizo su debut en elplantel profesional de Aurora, convirtiéndose enel jugador más joven de la historia en participarde un torneo de Primera División. El muchachohizo su aparición el domingo último, durante laderrota de su equipo 1-0 en su visita a La Paz FC,por la segunda jornada del torneo Clausura.Nació el 22 de julio de 1996 y su padre, un

histórico de la selección boliviana como Julio César Baldivieso, lo puso en el campode juego a los 39 minutos del segundo tiempo. El entrenador necesitaba algo defrescura para intentar dar vuelta el marcador pero no fue posible. Si bien Aurorase llevó una derrota a Cochabamba, el chico y su equipo quedarán en los librosde Historia tanto de la Liga de Fútbol Profesional Boliviano como a nivel mundial.

El joven se mostró muy habilidoso por la banda izquierda en sus primerosminutos en el Estadio Hernando Siles, pero antes de que finalice el partido,sintió la rudeza que significa jugar en Primera: en tiempo adicionado, el lateralHenry Alcala lo golpeó por detrás. A pesar de que el chico quedó lesionado ensu tobillo derecho, el árbitro José Jordán no le mostró ninguna tarjeta aldefensor, pero esa jugada desató la ira de todos sus compañeros.

“No fue el debut esperado debido a que perdimos. Ahora hay que seguir paraadelante. Jugamos con un equipo muy joven y hay que seguir trabajando. Ledoy muchas gracias a mi papá”, dijo Mauricio apenas culminó el partido. “Estoyfeliz por haber debutado a los 12 años, es algo muy significativo para mi carreracomo jugador profesional, espero no defraudar en el futuro”. Su padre yentrenador no pudo ocultar su orgullo: “Creo que tiene mucho talento. Sientotranquilidad, porque conozco el talento que tiene y la personalidad que tiene.Me siento feliz, contento, porque yo debuté a los 14, rumbo a los 15 años y él hadebutado tres días antes de cumplir trece años”.

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

ANIVERSARIO 75, EL TÍTULO QUE NO FUE

El 27 de mayo de 2010 el Equipo del Pueblo festejaba su 75 aniversario.Y la conmemoración fue celebración con una rotunda victoria contra SanJosé en Oruro. Los diarios reflejaron esa victoria como “Brillante regalo”o que el festejado “Aurora endiabla al santo” porque fueron tres golescontra cero. Carlos Saucedo con remate seco después de eludir a dosdefensores. Una avivada de Jair Reynoso que apareció volando comofantasma para dejar al golero contrario con una burbuja de aire en lasmanos, porque la pelota se fue con Jair hasta el borde del área y de eserincón a los pies de Carlos Saucedo que estaba en la puerta del arcocontrario. El tercero fue del goleador colombiano ante pase del brasileroMarcelo Gómez, una vez más funcionaba a la perfección la duplaBaixinho-Jair. “Feliz cumpleaños” fue otro titular de celebración.

Ese resultado, y sobre todo el estilo de juego incentivado por JulioAlberto Zamora, de retorno a su morada celeste con el apoyo de GastónTaborga en la conducción técnica, convencieron a moros y cristianos queAurora era el mejor equipo y se convirtió en favorito para obtener elcampeonato Apertura. “Tiqui-tiqui” era el sonido que acompañaba lasjugadas del brasilero Marcelo Baixinho Gómez, Jaime Chapu Cardozo,Ignacio Nacho García y Jair Reynoso.

LOS DEBUTS MÁS PRECOCES A NIVEL MUNDIAL:

Perú: Fernando García López (Juan Aurich)/Debut: 21 de mayo de 2001/Edad:13 años y 11 meses.

Bolivia: Diego Orlando Suárez (Blooming) / Debut: 31 de enero de 2007/Edad:14 años, 3 meses (debutó en un partido de Copa Libertadores).

Estados Unidos: Freddy Addu (DC United)/Debut: 3 de abril de 2004/Edad: 14años y 9 meses.

Chile: Nicolás Millán (Colo Colo)/Debut: 10 de septiembre de 2006/Edad: 14años y 9 meses.

México: Víctor Mañón (Pachuca) Debut:6 de febrero de 1992/15 años y 7 meses.

Argentina: Sergio Agüero (Independiente) / 5 de julio de 2003 / 15 años y 1 mes.

Inglaterra: Aaron Lennon (Leeds United)/23 de agosto de 2003/16 años y 4 meses.

Bolivia: Pablo Mauricio Baldivieso (Aurora) / 19 de julio de 2009 / 12 años, 11meses y 28 días.

El avance fue a paso firme y a pesar de múltiples desaciertos arbitralesque provocaron una inédita marcha de protesta de la hinchada celesteque recorrió las calles de Cochabamba y manifestó su cuestionamientoen la sede de la Federación Boliviana de Fútbol. En el país de losmovimientos sociales, la fanaticada celeste se movilizaba en las calles ala usanza popular.

TIQUI-TIQUI

Martín Sotelo

El tiqui-tiqui resulta ser una filosofía de ver y jugar el el futbol. Su origen datadel año 1980, luego de que Argentina se consagró campeón mundial, y esformulado en el libro Fútbol sin trampa escrito por César Luis Menotti y AngelCappa, actual técnico de River Plate y del Huracán del año 2009, denominado“campeón moral” porque pierde el título en la última fecha producto de un golconvalidado por el árbitro Brasena, después de que un delantero de VélezSarfield comete un full grosero al arquero de Huracán. Los malos arbitrajes sonuna constante para perjudicar a los equipos que juegan bien.

El tiqui-tiqui es una filosofía de juego que comprende un tratamiento atildadoy elegante de la pelota, siempre jugando de manera vertical. Tiene que vercon el vértigo, el riesgo. Siempre con la línea de defensa adelantada, buscandodistraer y confundir al rival efectuando toques al espacio vacío a fin de entregarla pelota al compañero mejor ubicado para gritar el gol que puede serconvertido por cualquiera de los diez jugadores que generan el juego. Elarquero solo participa entregando la pelota (siempre) al defensor más cercanopara “salir jugando”. Los corazones auroristas por nuestra forma de vivirqueremos siempre jugar así.

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En la cancha prevalecía la propuesta futbolera, la apuesta por el buenfútbol. La victoria contra Oriente Petrolero en Santa Cruz fue el momentoculminante del ascenso, y la caída en Cochabamba contra The Strongesttuvo contornos de tragedia. Un partido inverosímil que merece serreseñado porque marca el sentido trágico del devenir aurorista, todo unestilo inmune hasta a los amuletos más preciados.

Después de ese partido todavía existían posibilidades de ser campeón perodependía de una derrota de Oriente ante Bolívar en Santa Cruz y de unavictoria celeste ante Wilstermann que dependía de sí mismo para obtenerel título. Después de cuarenta años, Aurora y Wilstermann jugaban unpartido que iba a definir un campeonato boliviano. Dos mil almascelestes en medio de un infierno rojo, tenso y tensionado con la actitudamenazante de una hinchada que no sabe ganar, no saber empatar nisabe perder. Y los seguidores de Wilstermann sabían que el resultadodependía de la presión de su hinchada. y no de la calidad de juego desu equipo. Cuando Aurora metió el primer gol del partido esa multitudamenazante quedó petrificada momentáneamente y entró en pánicocuando seguían los ataques de la delantera celeste. Vino la respuestaaviadora con dos pelotas a balón parado que definieron el partido a sufavor. La posibilidad de obtener, por lo menos, el subcampeonato seesfumó. Cinco zarpazos del Tigre cuatro días antes habían calado hondoen el alma celeste. Ser favorito nunca fue positivo para Aurora, perderante un equipo sin alma y sin calidad fue deplorable pero quedó lasatisfacción de haber brindado el juego más vistoso del campeonato.Volvamos a ese momento.

“Punterazo. Aurora vence a Oriente y va camino al título. “Aurora conpaso firme está muy cerca de consagrarse campeón”. “Cerca del cielo!Aurora gana y se aleja”. Fue la segunda victoria contra Oriente Petroleroque provocó esta efusiva muestra de reconocimiento a la calidad deljuego desplegado en la cancha. Un equipo compacto con zaga de marcanacional, Iván Huayhuata, Carlos Tordoya, Edward Zenteno e IgnacioGarcía; la media cancha con Jaime Robles, Wilder Arévalo, Jaime Cardozoy Marcelo Gómez, y en punta cerrando las tenazas en la garganta delárea, Carlos Saucedo y Jair Reynoso.

GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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Hasta que llegó el domingo inverosímil contra The Strongest, acorde conlas jugarretas del destino porque ese equipo había vencido a Aurora en LaPaz en la primera fecha del torneo con un “gol fantasma”, puesto que lapelota no cruzó la línea de cal y el tanto fue convalidado; y en el tramofinal del octogonal, también en La Paz, se repitió otro escandaloso errorarbitral porque no se sancionó un fuera de juego que definió el partido afavor del Tigre. Este equipo llegó al estadio Félix Capriles un domingo enla noche para disputar un partido de mero trámite porque estabaeliminado. Aurora era el favorito y las tribunas llenas multiplicaban lasensación de triunfo que estalló en algarabía cuando Ignacio García clavóun cabezazo en el ángulo a los diez minutos. Cuando terminó el primertiempo, un silencio hosco inundaba el estadio porque en quinces minutosel equipo contrario había asestado cuatro estocadas. Nadie podía creer. Elsobrino de este escribidor, con nueve años a cuestas, cinco con corazónceleste, preguntó mirando a las nubes: “¿Esto es un sueño?”. Quise decirleque era una pesadilla pero opté por mencionar aquello de que “son cosasdel fútbol” e invoqué a mi amuleto celeste. De la tribuna de popular, dondehabita la Pesada Celeste, el hijo de este escribidor, con veintiún años acuestas, toda una vida aurorista, me mandó un mensaje de texto: “Diosmío, ganamos, q demonios”. Y así empezó el segundo tiempo, con la genteseria pero decidida, estupefacta pero recia, gritando el “si, se puede” dejornadas de antaño. Pero no se pudo, ni la entrega de todo el plantel, niel talento extraordinario de Arnulfo Valentierra pudieron torcer la malafortuna, el partido terminó con derrota y marcador alucinante… 5-3.

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No todo estaba perdido, pero el alma andaba herida, como en losboleros. Todavía faltaba el partido final contra Wilsterman, pero habíaque enfrentar no solamente el desprolijo juego defensivo de ese equiposino un estadio repleto de enfurecidos seguidores rojos dispuestos ahacer pesar su localía. En ese clima adverso empezó ganando Auroracon golazo de Carlos Saucedo, pudo aumentar la cifra si el taco de Jairno se desviaba un centímetro. Después vino la reacción rival con dosgoles con pelota parada, al puro estilo malón. El segundo tiempo fue eldespliegue de una serie de artimañas rivales para perder el tiempo, evitarla continuidad del juego y enfriar el toque de Aurora. Un recuento delos minutos que la pelota rodó en el campo de juego muestra unaconclusión escalofriante, solamente se jugaron diecisiete minutos. Peroya nada importaba en esas circunstancias, el título se había ido de lasmanos el domingo pasado cuando Aurora sufrió aquella goleadaincreíble frente a The Strongest. En fin, si se trata de perder, hay quehacerlo con estilo, al estilo del Equipo del Pueblo, al margen de cualquierconvencionalismo, de manera excepcional. Aurora estuvo a un paso defestejar los 75 años de su nacimiento con una vuelta olímpica, queda elrecuerdo de haberlos cumplido con el mejor juego posible en nuestrascanchas. Por eso, seguimos cantando: ¡grita la hinchada, grita la hinchada,viva el Aurora!

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GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

gran atajada de Silvio Dulcich al uruguayo Jorge Ramírez

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INVENTO, PIENSO, LUEGO JUEGO

Luis H. Antezana J.

Para los tifosi del Aurora

Un cualquier juego competitivo es, en el fondo, nulo:la suma de las partes en conflicto —gana uno y pierdeel otro— es igual a 0, porque 1 [a favor] – 1 [en contra]= 0. Lo más interesante de esa ecuación no reside tantoen los que ganan como en los que pierden, por lasencilla razón de que los perdedores no puedenquedarse dormidos en sus laureles: ansían —necesitan— superar el saldo negativo que los aqueja.Los grupos con constantes saldos negativos suelen servíctimas no sólo de un sinfín de tomaduras de peloajenas sino, sobre todo, son víctimas de un notable

vacío interior, son grupos marcados por carencias. Sus miembros se miranunos a otros como fragmentos de un todo incompleto, como partículaslanzadas al azar sin otro sentido que los encuentros casuales en un universoadverso.

Curiosamente, ahí nacen los lazos de las más estrechas solidaridades. La fieraque se come al cazador no tiene mayores preocupaciones, la próxima vez queencuentre a uno de esos atrevidos, igual nomás, también se lo comerá. Elproblema es, pues, del cazador. Entonces, éste se hermana con otros, quesueltos ya saben que no pueden vencer a la fiera, a ver si juntos, de una vezpor todas, acaban con ella. Hasta la hermandad del ser humano con el perrohabría nacido de una situación análoga, es decir, de la necesidad de superarun saldo negativo. La fortaleza de las hinchadas perdedoras obedece a unmecanismo parecido. Se juntan más y más, para por fin vencer, porque… hanperdido. Aunque los medios de comunicación masivos —que, dicho sea depaso, existen desde que existe el chisme— tienden a sobrevalorar los saldospositivos, o sea, los triunfos de los ganadores, pero, suelen olvidar que lashinchadas más solidarias son las que arrastran saldos negativos. Un índice desu fuerza corporativa es, por ejemplo, que éstas son las que, por meranecesidad, más presión ejercen para cambiar directivos o entrenadores. Unaque otra hinchada de saldo positivo recurre a la misma táctica cuando,obviamente, empiezan a perder. Pero, en el fondo, las hinchadas ganadorasno obligan a nada, más bien, su corporativismo es débil, son gruposobedientes, básicamente conservadores —no sin algo de razón, sobre todo,cuando no dejan de ganar. Como sabe y dice la sabiduría popular: “A caballoregalado, no se le miran los dientes.” Por otra parte, siempre necesitadas, lashinchadas perdedoras son también las más inventivas: puesto que lo quetienen no parece suficiente (para “ganar”), obviamente, tiene que explorarotras (nuevas) posibilidades. Cuando no bastaba recolectar para sobrevivir, las

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civilizaciones se vieron obligadas a domesticar su medio ambiente,aprendieron a sembrar, cultivar y cosechar, y, cuando la caza dejó de ser unbien renovable o suficiente, aprendieron a criar ganados. Los carentes notienen más remedio que sacarle el jugo a todo lo que pueden. Lo que exigeel uso de la imaginación. También, las hinchadas con saldos negativos son lasmás reflexivas y, a menudo, tienden a la estética. Sobre todo las obligadas aun largo período de saldos negativos. Como no pueden ganar, obviamente,tienden a buscar razones para explicar los saldos negativos. Ahí nacen, entreotros, las mitologías, las religiones, las ideologías, que no son fruto —comopretenden los medios de comunicación masivos, chisme incluido— fruto delocio de los ganadores, son fruto de tratar de encontrarle tres pies al gato paraexplicar la imposibilidad de vencer obstáculos. Las nociones de “destino” o“karma” o “naturaleza,” por ejemplo, han resultado aptas, durante milenios,para explicar causalidades incomprensibles. “¿Por qué, habiendo tantos baresen el mundo [y hasta en Casablanca], ella tenía que venir aquí?”, meditaba, nohace mucho tiempo, Rick. Eso, por el lado de la reflexión, por el lado de laestética, no es difícil entender que, cuando los resultados son constantementeadversos, obviamente, no se pueden valorar los “buenos” resultados; entonces,se empiezan a valorar los rasgos positivos de lo inútil, aquello que no ganapero que, en fondo, es bello. Nada más “inútil,” en principio, que unacualquier obra de arte. En nuestros tiempos, debido a este tipo deinclinaciones, hasta se enfatiza que no importa jugar bien, que lo importante,no importa cómo, es ganar. No se percatan, aunque lo implican, que lavaloración estética del fútbol no es, en rigor, patrimonio de los ganadores. Esobvio que sólo los “inútiles” pueden valorar positivamente lo “inútil,” es decir,lo bello. Y, ahí, si Wittgenstein tiene razón, lo estético se hermana con lo ético,es decir, con la solidaridad hacia los demás: “Ética y estética son lo mismo,”decía el autor del Tractatus, quien, dicho sea de paso, según Malcolm, habríasospechado su teoría de los “juegos del lenguaje” a partir de un partido defútbol.

Estas notas tienen que ver, obviamente, con las capacidades de sobrevivencia:solidaridad ética, invención, reflexión, aprecio estético. Porque así nomás sonlos juegos, sólo las más sufridas y golpeadas hinchadas son las que logranconjugar adecuadamente todas estas capacidades; la otra mayoría, comoaconsejaba Martín Fierro, prefiere buscar palenque ande ir a rascarse. Las quesobreviven son, evidentemente, capaces de soportar cualquier adversidad: laadversidad es, en cierta forma, su sustento y (curiosa) fuente de energía. Enel camino, experimentan y hasta agotan todas las posibilidades a su alcance,siempre, hombro con hombro, paso a paso. Y, a la larga, pero con capacidadesinéditas, también ganan.

Estas notas tienen que ver, el contexto de su publicación habla por sí solo,con la hinchada del Club Aurora que, después de sufrir innumerables

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postergaciones en la B y las liguillas de la copa Simón Bolívar, finalmenteascendió en el año del Señor de 2002. Las energías acumuladas fueron tantasque no volvió a descender —aunque no dejó de coquetear, alguna vez, consu pasado a saldo negativo— y, más aún, salió Campeón de la Liga en 2008.Y, ahora, sigue, peleando, a menudo, con otras y nuevas armas, contra losmás pintados. La sobrevivencia no es el arte de los más fuertes sino de losmás aptos, algunos de los cuales, la vida incluida, necesitan tomarse su tiempopara saldar los irremediables saldos negativos de una quizá incompleta —hastaque se inventó el fútbol— creación.

CACHÍN ANTEZANA es experto en filología, semiótica,crítica literaria y pensamiento social boliviano. Unamirada lúcida y penetrante para descifrar los misteriosde la vida moderna, el espectáculo del fútbol entre ellos.Uno de sus libros, traducido al italiano, se titula Unpajarillo llamado Mané, en homenaje a Garrincha, ellegendario puntero derecho de Botafogo y de Brasilbicampeón mundial. El es hincha de jugadores comoGarrincha y Milton Melgar y de jugadas, como lasvoleas de Van Basten, pero cuando se trata de alentara un equipo apunta al Equipo del Pueblo, porsolidaridad con sus amigos. Esa celebrada pluma trazó este dibujo de festejopor el título obtenido por Aurora para retornar a la Liga y escribió este ensayopara enriquecer las páginas de Grita la hinchada, grita la hinchada, suspalabras son el epílogo perfecto de este libro.

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OLÉ Y CIELO

AURORA YO DE TODO TE DOY ARÓ RÚA

PALINDROMOS

Los palíndromos son palabras, frases y oraciones que se leen en ambossentidos, de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda, como ORURO ySALTA LENIN EL ATLAS.

Estos son palíndromos escritos de manera exclusiva para este libro por EduardoTuri Torrico, maestro cochabambino en este arte y wilstermanista de cepa ypluma.

AURORA ARÓ RÚA son pareja inevitable, y es necesario y saludable asignar ala palabra ARÓ un sentido relacionado a uno de los momentos del desplieguede una cueca valluna en medio de la fiesta, porque ya vimos que Aurora sellama(ba), según el Larousse Ilustrado, la “chicha cochabambina”.

Es necesario pensar que la palabra RÚA según el diccionario significa: “callede un pueblo”, nada casual si se trata del Equipo del Pueblo, y también quealgunas palabras convocan un sentido asociado a la historia de Aurora, de susjugadores y los colores y símbolos vinculados a sus colores y su nombre.

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OLÉ Y CIELO

ARó RúA YA RECEN: AMANECERá Y… AURORA

ARó RúA, SE LOGRó PAPá, PON, SOñá 57 O 75 AñOS,NO, PAPá, POR GOLES, AURORA

SOñá 57 O 75 AñOSSE LOGRó POR GOLES

ISSA: TEMA LA META ¿SSI?

ADN ORO FORONDA

NO LA BOLA, PALO, BALóN

SABRÉ HERBAS

SOMOS LIMONERO ELIO OÍLE OREN O MIL SOMOS

ISSA, legendario guardameta

ADN, no es partido político, es ácido desoxirribonucleico

FORONDA, el celebrado Palillo, gran puntero derecho

PALO, por Palillo Foronda

HERBAS, apellido ilustre de destacados deportistas, Jaime y Jesús

ELIO, el hincha número 1, don Elio Sánchez

Y estos son palíndromos escritos por mano anónima y corazón celeste:

AS?, SÍ, ARAñARá ISSA

ARó RúA SEGURO RUGES AURORA

ARó RúA A MI ME MIMA AURORA

AURORA LA ERA REAL ARó RúA

AURORA YO DE TODO TE DOY ARó RúA

GRITA LA HINCHADA, GRITA LA HINCHADA…

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La presente edición se terminóde imprimir el mes de septiembre de 2010

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