grassi -realismo y teorisismo en lts

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    Problemas de realismo y teoricismo en lainvestigacin social y en el Trabajo Social

    Estela GrassiFacultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires(UBA)

    Problemas de realismo y teoricismo en la investigacin social y en el Trabajo SocialResumen: Este artculo reflexiona acerca de problemas de la investigacin social en el Trabajo Social. Discute la postura ingenua que llevaa suponer que la intervencin profesional es inmediata en la realidad de los problemas; y aquella que pone por delante una teora comoportadora del conocimiento verdadero sobre la realidad, como si sta precediera a todo conocimiento. Define a la investigacin como laprctica social que tiene como razn de ser producir conocimientos, al tiempo que se inscribe en, y alimenta, los procesos poltico-culturalesde produccin de problemas sociales. Por eso, para el Trabajo Social, no es equiparable al diagnstico social, sino que debera ser un procesocontinuo que acompaa el desarrollo de cualquier proyecto social y prctica profesional. Esto exige la disposicin a aprender el oficio (estoes, dominio terico, manejo metodolgico-tcnico y actitud de duda) y a prevenirse de los riesgos de la naturalizacin de los problemas paralos que se reclama su intervencin, que pueden provenir tanto del realismo ingenuo como del teoricismo.Palabras clave: realismo, teoricismo, investigacin, prctica social, produccin de conocimiento.

    Problemas de realismo e teoricismo na pesquisa social e no Servio SocialResumo: Este artigo reflexiona acerca de problemas da pesquisa social no Servio Social. Discute a postura ingnua que leva a supor quea interveno profissional imediata na realidade dos problemas; e a que antepe uma teoria como portadora do conhecimentoverdadeiro sobre a realidade, como se esta precedesse a todo conhecimento. Define a pesquisa como a prtica social que tem comorazo de ser a produo de conhecimentos, ao tempo que se inscreve nos processos poltico-culturais de produo de problemas sociais,e os alimenta. Por isso, para o Servio Social, a pesquisa no equiparvel ao diagnstico social, e sim deveria ser um processo contnuoque acompanhe o desenvolvimento de qualquer projeto social e prtica profissional. Isto exige disposio para aprender o ofcio (ou seja,domnio terico, manejo metodolgico-tcnico e atitude de dvida) e para prevenir-se dos riscos da naturalizao dos problemas, paraos quais requerida a sua interveno, que podem provir tanto do realismo ingnuo quanto do teoricismo.Palavras-chave: realismo, teoricismo, pesquisa, prtica social, produo de conhecimento.

    Problems of Realism and Theorization in Social Research and Social WorkAbstract: This article analyzes the problems of social research in Social Work. It discusses the naive position that leads to thesupposition that professional intervention is immediate in the reality of problems; and that which understands that theory possessesa true knowledge about reality, as if this would precede all knowledge. It defines research as social practice that has as its raison dtatthe production of knowledge, while it inscribes itself in and feeds the political-cultural processes of production of social problems. Forthis reason, for Social Work, research is not equivalent to social diagnosis, but should be a continuous process that accompanies thedevelopment of any social project and professional practice. This requires a willingness to learn the profession (theoretical command,methodological-technical management and a questioning attitude), and to protect against the risks of the naturalization of the problemsin which it is required to intervene, which can be caused by either a naive realism or theorization.Key words: realism, theorization, research, social practice, production of knowledge.

    Recebido em 15.12.2006. Aprovado em 07.03.2007.

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    ENSAIO

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    La narracin de un suceso que me ocurrieraalgunos pocos aos atrs me da pie para presentar eltema de este artculo. El hecho es el siguiente: exponaante los estudiantes regulares de la materia a mi car-go1 , los fundamentos de los criterios de evaluacin delcurso. Deca que desde mi punto de vista el paso porla universidad debe dar lugar, en primer lugar, a unmtodo de pensar que mantenga el alerta y la inquietudante todo lo que se da por conocido acerca de larealidad, cualquiera sea el mbito de donde provenga(tambin de nuestros propios lugares), y que estanecesaria vigilancia se debe al lugar que tiene elconocimiento social en el hacer la realidad y nosolamente en mostrarla. Les deca, adems, que esaactitud de alerta es la mejor garanta de formacinpermanente de los egresados y, citando a Bourdieu(1995), que ese oficio de pensar se pone de manifiestoen el modo de formular preguntas y de problematizarlo que nos viene dado como los problemas verdaderoso como leyes a-histricas, bajo cualquier supuesto conque stos y stas sean concebidas.

    Cuando explicaba que esta capacidad tiene quever con la prctica de la investigacin, y con susreglas, un estudiante me hizo saber que su intencinera ser trabajador social y no antroplogo. Con suaclaracin me quera decir que estas preocupacionesno corresponden a estos profesionales, sino eventu-almente a los cientficos sociales (en este caso, losantroplogos sociales) que deberan transmitirles alos futuros trabajadores sociales, las teoras y, llegadoel caso, proporcionarle los datos acerca de la realidaden la que tendr que actuar. Es decir, que sumanifestacin de disconformidad expresaba la clsicasuposicin de que los trabajadores sociales se ocupande problemas concretos... de aquellos que sin lugara dudas, afectan a la gente, no de estudiarlos. Estehecho, que no por repetido me sorprendi menos, mellev a reflexionar nuevamente sobre el problema quese plantea como la relacin teora-prctica y a ad-vertir que el deseo bienintencionado de actuar demanera inmediata en la resolucin de problemassociales, se sostiene en la creencia en la realidadontolgica del problema.

    Por cierto, ms all de la ancdota, la preocupacinpor la formacin profesional de los trabajadoressociales y la cuestin de la implicacin de su prcticacon la investigacin social, estn hoy firmemente ins-talados en los debates y como preocupaciones legti-mas del campo, ms an en las instituciones deenseanza de nivel universitario, aunque no deja deestar presente en el imaginario aquella vieja conflictivarelacin entre lo que parece entenderse, muchasveces, como dos universos distantes. Conflictiva quehunde sus races, en el caso de Argentina, en latradicin asistencial y de profesin de apoyo a laprofesin mdica primero2 y, ms tarde, de auxiliaren las instituciones de reclusin policial3 y psiquitri-

    ca, sucesivamente. De estos lugares socio-institucionales, en los que germin la profesin,pasaron a desarrollarse los proyectos de profesinautnoma, ms cercanos a la tradicin del trabajosocial norteamericano4 , que prontamente abri pasoal movimiento de la reconceptualizacin, en un mo-mento de marcada efervescencia poltica en el pas5 .La indiferenciacin de la prctica profesional y laprctica poltica propiamente dicha, puede explicar,en buena medida, la dificultad para trascender la cr-tica al tecnicismo que caracteriz a sus impulsores.La retrica ideolgica en la que, como bien sealaAlayn (2005), convergieron corrientes marxistas,cristianas, tercermundistas, modernizadoras, etc., fuetambin anti-institucional y no logr plasmar en unaprofesin capaz de crtica terica reflexiva ydisposicin de recursos metodolgicos acordes,simultneamente.

    En consecuencia, dos supuestos acerca del mun-do social, aparentemente opuestos entre s, coexistenen el campo del trabajo social, los que no son de sucosecha, pero se suelen manifestar con mayorradicalidad: una lleva a suponer que la intervencinprofesional es directa en la realidad de los proble-mas, para lo que son suficientes las herramientastcnicas y el conocimiento de cmo son las cosas...(los problemas concretos; an ms, las personas con-cretas que sufren el problema). Conocimiento queestara dado por la inmersin en tal realidad y/oreflejada por algunas categoras, ndices,6 etc., (con)fundidas con lo real. El otro supuesto conduce asuponer que es posible saber cmo son las cosasporque estn dichas ya en la teora verdadera o mo-delo terico (por lo que es cuestin de conocer muybien sta, cuanto menos contaminada por otrascorrientes, mejor).

    Sumado a cierto perfil practicista, asentado enuna genuina vocacin de sus agentes, pero que deter-mina que lo primero es la accin (o intervenir en larealidad), estas perspectivas obturan la inquietud poraveriguar cmo son las cosas all donde toca interveniry cmo es que los problemas llegan a merecer algntipo de intervencin. Si el primer supuesto estructurla formacin del campo profesional, cuya razn de serera hacer acciones directas e inmediatas de asistenciao educacin con la orientacin de la moral, el higienismomdico, el derecho, etc. (y sus guas para la accin)7 ,o segn un saber emanado de la inmersin en larealidad (siguiendo el orden de aparicin en la historiade la formacin del campo), el teoricismo es propio deuna mayor articulacin a las ciencias sociales y de laadopcin de algunas corrientes tericas, particularmen-te del marxismo. En algn sentido, se trata de unateorizacin insuficiente, buena parte de ellaautocentrada en el propio campo. No obstante, uno yotro constituyen modos de pensar la realidad socialque trascienden al trabajo social y, como sostendr al

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    final, constituyen un problema por sus implicancias yconsecuencias no nicamente profesionales o teri-cas, sino tambin polticas8 .

    En un artculo anterior sobre investigacin en elTrabajo Social (GRASSI, 1995), sostuve y fundamentpor qu la produccin de conocimientos fundados enla investigacin social est implcita en la posibilidaddel Trabajo Social de constituirse en un campoprofesional relativamente autnomo. Efectivamente,en las ltimas dcadas se fueron conformando yconsolidando en Argentina, ncleos importantes deformacin de grado y posgrado, a pesar del contextodesalentador del pensamiento creativo durante losaos del neoliberalismo, efectos que podan advertirseen la produccin de las ciencias sociales en general.En ese sentido, el esfuerzo de integracin a lasinstituciones y condiciones de produccin del siste-ma universitario en un pie de igualdad con las disci-plinas de larga tradicin en la investigacin, y con susespecialidades profesionales, la participacin en losespacios de acreditacin de proyectos deinvestigacin, extensin y docencia de posgrado, laformacin de grupos de investigacin-accin o laparticipacin en equipos multidisciplinarios, la cadavez mayor presencia de jvenes profesionales en losposgrados, con becas del Consejo Nacional deInvestigaciones Cientficas y Tcnicas (CONICET),o cursando residencias cientficas en instituciones (ensalud, principalmente), o realizando pasantas, etc.,constituyen un conjunto de indicadores de lo que puedereconocerse como una nueva profesionalizacin quehay que destacar. Estos esfuerzos an no sonmayoritarios, pero marcan una tendencia bien defini-da y sientan las bases para una reubicacin delTrabajo Social en el campo de las intervenciones enlo social, de la que debe tomarse debida nota, paratrabajar por su consolidacin9 .

    Siendo esto as, y en apoyo de ese proceso, noest de ms llamar la atencin sobre los problemasque necesariamente condicionan tal implicacin, comolos que acabo de mencionar, porque ambos concurrena conformar un modo de pensar y una ideologanaturalizante de lo social, uno porque hace emanar larealidad de lo que se ve, reflejado en los trminoscon que se nombra; otro, porque endilga a la teorala condicin de expresin exacta de un objeto realque precede a la experiencia y al conocimiento. Comoya advert, estos no son problemas privativos delTrabajo Social (aunque se inscriban en sus reglas es-pecficas). De hecho y al ritmo de su propiaformacin el campo disciplinar de las polticassociales present problemas semejantes, aunque eneste caso la intervencin en la realidad se reemplacepor la gestin e implementacin de programas comoproceso meramente tcnico, y el teoricismo se hayafiltrado como una red conceptual que uniform el dis-curso referido a estas polticas.

    En sntesis, ciertos problemas del contenidoconceptual y epistemolgico del Trabajo Social nopueden pensarse aislados del contexto general deproduccin de las ideas en las materias que le sonafines y de las condiciones y las formas institucionalesde produccin de conocimientos; ms an, de suinscripcin en el proceso de produccin de lasinterpretaciones polticas. Pero esto no da cuenta dela manera especfica como lo procesa cada campo,cuestin que corresponde a su lgica y dinmica in-terna, en la que se comprende este acercamiento enciernes, en parte tardo y an parcial, si se mira msall de los ncleos con mayor capacidad de direccincomo son los centros universitarios de formacin detrabadores sociales10 . Si se entiende al campoprofesional con el sentido del concepto bourdiano; esdecir, como espacio de relaciones objetivas,estructuradas en, y estructurantes de las prcticas yesquemas de representacin por medio de los cualesse reproduce la profesin; y constrictivas yhabilitantes (en los trminos de Giddens, 1995) de lasinteracciones de sus agentes, que son quienes hacenese espacio del mundo social, correspondedesenmaraar las reglas y las formas de poder inter-nos a la profesin. Estas ltimas han reproducido hastaahora este matrimonio malavenido con elconocimiento y la han apoltronado en el mito de latransparencia de lo real y/o en la reificacin delconcepto, y estn al acecho (transfiguradas en dis-cursos oscuros y de alto contenido emotivo), aunqueestn en retirada.

    Problematizar estas cuestiones es indispensablepara avanzar en la auto-comprensin y en el auto-anlisis del campo. Pero esto no es lo nico que lostrabajadores sociales pueden aportar a la comprensinde los procesos sociales y a la construccin quizs de un enfoque que lo caracterice. Es esperable quelos intereses de investigacin del Trabajo Socialconduzcan hacia la definicin de problemasinmediatamente relacionados con el quehacerprofesional y, en ese sentido, cercanos a laexperiencia de los sujetos con los que se relacionay referidos a las problemticas sociales ya delimita-das o a problemas sociales an en debate;probablemente el recorte temporal y espacial seaacotado por las necesidades institucionales y deintervencin. Pero, como ense Bourdieu (1995),no hay objetos pequeos, sino preguntas mal formu-ladas y mediaciones metodolgicas inexistentes o malestablecidas. Las preguntas que suscite un problemalocalizado y, antes an, la definicin misma del pro-blema y el caso particular al cual el problema serefiera (el barrio, la escuela, el hospital), nunca sonmeramente locales ni estn desconectados delmodo de produccin de los problemas, principal-mente, los problemas sociales. El caso correspondesiempre a un universo posible, al que expresa de un

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    modo particular. Tampoco hay razones que limiten elcampo objetual para el Trabajo Social, por lo que, encualquier caso, lo involucran los debates generalessobre la investigacin social, como a cualquier otrocampo en el que sta sea su medio de produccin.

    La prctica de la investigacin social

    Tal como afirmo en el punto anterior, el TrabajoSocial no podra consolidarse como campo profesionalautnomo si permaneciera ajeno, en tanto campo, dela produccin para el conocimiento de aquellosprocesos y problemticas sociales en los que se hallaimplicada su prctica, y desde ese punto de vista leataen los problemas de la investigacin social. En loque sigue, me refiero a sta en tanto prctica socialespecfica, cuya razn de ser es producir conocimientos(informacin confiable, interpretaciones, explica-ciones), acerca de los hechos, acontecimientos yprocesos sociales, y de las relaciones e interaccionesentre agentes diversos, de sus instituciones, etc., queella misma contribuye a definir como objetos rele-vantes, respecto de los cuales caben formularse pre-guntas y/o hiptesis. En tantoprctica social, tal proble-matizacin se inscribe, y ali-menta, los procesos culturalesde produccin de problemas.De ah que su particularidady relevancia dependa de lacapacidad de sus agentes dehacer visible esta inscripciny de problematizar (desplegaren todas sus consecuenciasposibles de ser aprehendidas)tales procesos que se nospresentan a la experienciacomo inmediatamente rea-les. Es decir (para entender-nos en lo que sigue), entiendoque es vano el esfuerzo (msan, contraproducente) porhallar la verdad verdaderadetrs de cualquier manto (la ideologa, las creencias,la ignorancia), por dos razones: porque se procedepor el nico medio del que dispone la totalidad de losagentes humanos, cual es el lenguaje, y el lenguajeterico y tcnico es una mediacin, pero no un puentede plata; y porque tal informacin, explicaciones, pro-blemas, etc., son parte de los susodichos procesosculturales de produccin de problemas. Desde estepunto de vista, no hay ajenidad ni distancia, lo que nohabilita la indiscriminacin, sino una objetivacin msreflexiva. Esto desestima algunas expectativaserrneas y ciertos posicionamientos bsicamenteinteresados, que acompaan a la prctica de la

    investigacin en general, ms cuando se asocia a laintervencin o la gestin (caso de la investigacin enTrabajo Social y en poltica social).

    La primera advertencia refiere a qu es posibleesperar de la investigacin (para la intervencin, parala gestin, para la definicin de polticas, etc.), por-que dando por hecho que stas no pueden estarlibradas al tino o al capricho de los funcionarios (seacual fuere el nivel de la estructura institucional queocupen), tampoco cabe hallar en la investigacin unapanacea que, al especificar las variables y dar lamagnitud justa de un problema, por derivacin, va apermitir tomar las medidas definitivamente adecuadaspara su solucin11 . El conocimiento, su produccin,los modos y condiciones de esa produccin y los re-sultados de la investigacin, no escapan (es ms, seinscriben necesariamente), en los procesos dehegemonizacin; en la disputa por la imposicin delas visiones legtimas de cmo son las cosas, de laestructuracin de la percepcin del mundo social; enconsecuencia, en la lucha por la estructuracin delmundo social. Producir conocimiento no es solamenteun hacer ver objetivo: la informacin es general-mente reapropiada con significados diversos, y los

    conceptos circulan en contex-tos discursivos a veces contra-puestos. Pero adems, en ladinmica de la vida social ypoltica, un problema no secierra sin ms12 , sino que cadamovimiento incluso cada pro-greso en un rea cualquiera ,abre nuevas dinmicas (de-mandas, frentes de conflicto,etc.) que ni la ms com-prehensiva de las propuestaspuede prever en su totalidad13 .

    La segunda advertencia serefiere a las actitudes ante estaprctica: investigar no eshacer o dominar una cienciaoculta, ni es para iluminados,de modo que su quehacer estal alcance de quien se decida

    a aprender el oficio; pero tampoco es una chapuceraque se improvisa de cualquier modo y se resuelvecon una lista de preguntas para despus contarcuntos entrevistados respondieron por s y cuntos porno, o con observaciones y comentarios previsibles,manifestaciones de compromiso, citas intrascendentes,referencias tcnicas rebuscadas para nombrarprocedimientos corrientes que, como no se describen,pueden parecer sofisticados, etc. El proceso y mtodo(cualquiera sea) que siga una investigacin (otra vez,como ensea Bourdieu, 1995) no se corresponde a lareceta de cocina: no basta tener los ingredientes en lasmedidas justas (la muestra representativa o cualitativa,

    ... investigar no es hacer odominar una ciencia oculta, nies para iluminados, de modo

    que su quehacer est alalcance de quien se decida a

    aprender el oficio; perotampoco es una chapucera

    que se improvisa de cualquiermodo y se resuelve con una

    lista de preguntas ...

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    el emergente observable)14 ; una buena batera de cocina(el programa estadstico SPSS); hacer una buena mezcla,en las proporciones correspondientes de cunto y dequ cualidad (triangulacin, anlisis multivariado) y ya...la torta sale en su justo punto (la realidad tal como lamuestran los datos reales). El manejo metodolgico-tcnico es indispensable pero no suficiente, en principio,para formular un problema con los problemas que yavienen dados, y luego porque los procedimientos tcni-cos operan con informacin que el investigador fue ca-paz de construir como datos significativos del problema.La investigacin no es, ni mucho menos, para ilumina-dos, pero requiere disposicin a aprender el oficio; y unestado de curiosidad, de inquietud y de insatisfaccinpermanente ante lo que se instala como respuesta, comosabido, y sobre todo, como un problema obvio, para elque se reclama la intervencin de profesionales. Unacombinacin (disposicin, manejo metodolgico-tcnicoy capacidad de duda) cuyo ptimo es, sobre todo, unameta, no un estado que se alcance para nuestra seguridady tranquilidad con lo que hacemos.

    La investigacin es el recurso de las disciplinasdel campo social que permite interpretar y formularexplicaciones posibles de los hechos, acontecimientosy procesos sociales. Comprende la dimensin eincidencia que tienen, como el contexto de suocurrencia, el sentido o la direccin que toman losprocesos, y la trama de las relaciones que no se dana simple vista, pero s en las prcticas e interaccionessociales en las que se reproducen. Para las prcticasde las profesiones de lo social es, adems, el mediopara definir objetivos, metas, acciones y recursos,para prever consecuencias de estas intervenciones,articular estas definiciones a las estrategias de losagentes involucrados, adecuar la marcha de losproyectos o programas, corregir equivocaciones oimprevistos, etc., sabiendo, al mismo tiempo, que to-das estas decisiones y previsiones se inscriben,inmediata o indirectamente, en la disputa por laorientacin de los procesos histricos (es decir, porconducir hacia determinados resultados, lo que quieredecir que algn tipo de compromiso es ineludible).Por su parte, la investigacin con participacin delos sujetos involucrados en un proyecto o plan social,comparte exactamente estas mismas condiciones, yexige del profesional-investigador, mayor experienciay oficio, y mxima vigilancia de su prctica, paraproblematizar las definiciones preconstruidas, que sehallan inscriptas en los procesos culturales a los quealud antes, as como en la particularidad de lacomunidad o grupo involucrado en el proyecto.

    Los trabajadores sociales, igual que los demsagentes del campo de las polticas sociales, necesitansopesar y evaluar las consecuencias posibles de lasintervenciones que se proponen. Sin embargo, desdela perspectiva que gua estas afirmaciones, lainvestigacin social an en estos campos, no es

    equiparable al diagnstico social, en el sentidoclsico de deteccin de causas y aplicacin deremedios, para enderezar una anormalidad, porquelas situaciones sociales son por definicin, normales,aunque no sean ni buenas ni deseables. Tampoco soncomponentes esenciales de alguna cultura (como aveces parece decirse), sino el resultado (y contextode reproduccin) de prcticas sociales de agentestambin portadores de interpretaciones de los hechosen cuestin. En ese sentido, la investigacin, ms queun diagnstico que da un control definitivo de loshechos, es (debera ser) un proceso continuo queacompaa el desarrollo de cualquier proyecto socialy prctica profesional.

    La naturalizacin de lo social

    Es relativamente fcil estar de acuerdo (al me-nos en la retrica epistemolgica) en que el mundosocial es diferente del mundo fsico-natural y que loscriterios metodolgicos difieren en cada caso. Hayms coincidencias retricas que disidencias, en lacrtica al objetivismo positivista, sobre todo porqueesta corriente es asociada a posiciones conservado-ras y elitistas en el campo de la ciencia. Sin embar-go, el modo naturalista de pensar se presentainsensiblemente en la prctica investigativa. Enumeral principio dos presupuestos arraigados en el senti-do comn acerca de lo que proporciona o de lo quees posible esperar de los investigadores sociales: unconjunto de informacin acerca de cmo son las co-sas; o una teora verdadera que contiene de una vezpara siempre, cules son los mecanismos o las leyesdel funcionamiento del mundo social, y que, al pro-porcionar esas respuestas, permitira ajustar loscomportamientos a esas leyes (del mercado o delcambio histrico) al modo como, se supone, sucedecon el mundo fsico-natural: cuanto mejor se conoce,ms se puede avanzar en el dominio tecnolgico delmismo o en su control y direccin.

    1. La primera de esas expectativas se asocia aotra: creer que la realidad se presenta a la vista, seaen los datos duros (aquellos que se pueden expresaren ndices, frmulas o dimensiones), sea en lasobservaciones y vivencias del investigador en el ter-reno, o en las opiniones (la puesta en palabras) queexpresaran las representaciones de los sujetos y queson recogidas por el investigador.

    Algunos estudios que se pusieron muy a la modacuando se ampli la poblacin que vive en condicionesde mayor deprivacin, dejaban ver estos problemas.Tras el objetivo loable de captar y comprender ladiversidad de situaciones a que este proceso daba lu-gar, en no pocas monografas, tesis e informes losconceptos producidos para dar cuenta de ellas

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    (fragmentacin, heterogeneidad, exclusin, pobreza),aparecan convertidos en compartimentos que permitancontar y clasificar individuos o familias (las unidadesde estudio), segn determinadas caractersticasvariables y combinables (casi siempre, carencias) quelos hacan ubicables en alguno de los casillerosclasificatorios. Con esa tnica se produjeroninnumerables informes tcnicos y acadmicos,monografas, tesis y textos del estilo que se quiera, enlos que trminos como nueva pobreza, pobrezaestructural, exclusin, desafiliacin, parecan ad-quirir autonoma, pre-existir al significado, constituirseen un sistema de clasificacin que a lo sumo podaperfeccionarse para asignar con mxima eficienciaslos recursos escasos de los planes sociales. Es obvio(hay que afirmarlo con el mayor nfasis) que una buenadescripcin de la poblacin es insoslayable en cualquierplan o poltica; operar sin un buen sistema deinformacin corresponde a la falta de profesionalidado a un practicismo ingenuo que no resiste ningunaobservacin. Lo que busco expresar es que esadescripcin no es un reflejo de la realidad, o de ni-chos sociales, sino modos de ordenar la realidad quetanto depende de las variables que se seleccionen, delas hiptesis explcitas y las implcitas referidas a losproblemas sociales que se encaran, como de la relacinde todo esto con los objetivos generales de la poltica,que en ltima instancia han de determinar la informacinnecesaria referida a la poblacin. Lo problemtico, ylo que tiene consecuencias en la disputa (poltica) porla representacin del mundo social, es la naturalizacinde las clasificaciones y de los atributos que le sirvende variables, porque en ese movimiento se pierde devista el proceso socio-histrico y las relaciones por lascuales los diferentes grupos se distribuyen de maneradiferencial y desigual en el espacio social, as como lascarencias y las cualidades, los recursos de la poltica ylas responsabilidades por los problemas. Cuando estose pierde de vista, el relevamiento de las carenciasdeviene confirmatorio de las estructuras, y lascategoras que designan grupos de poblacin entran aldiscurso tcnico-poltico como si constituyeran grupossociales espontneamente delimitados15 .

    Desde otra perspectiva, otros estudios tambin a lamoda, fueron aquellos que, pretendiendo hacer la crti-ca a los planes y programas elaborados al margen decualquier participacin de las comunidades y gruposinvolucrados, fueron a la bsqueda de lasrepresentaciones sociales. Innumerables estudioscualitativos dirigidos a relevar el punto de vista de losdestinatarios de los planes sociales, se limitaron arecoger opiniones bajo el supuesto de que ellasreflejaban las cosas como son, o el radical punto devista de quien emite la opinin (un actor concebidofuera de la lucha y las disputas por el sentido de lascosas), antes que como expresin del punto de miraque ofrece el lugar en una relacin social y, por lo tan-

    to, constitutivo de la relacin, no emergente de unamente individual ni sobredeterminado por un lugarcuasi fsico. Por ejemplo, esta limitacin se advierteen algunas evaluaciones sobre impacto de programassociales, para los que la opinin de los usuarios es to-mada en s misma como prueba de los resultados delprograma. En otros casos, la investigacin es unaevaluacin crtica anticipada y es evidente la disposicindel investigador a demostrar cuan mal funciona unprograma, a confirmar las consecuencias negativas desu implementacin, y a encontrar prcticas clientelaresa toda costa. Nuevamente, estoy marcando un proble-ma de la prctica investigativa, pero no desmereciendola fundamental importancia de contar con estudioscapaces de comprender los significados que seelaboran, el carcter de las relaciones que se producen,los conflictos, divisiones, etc., a que da lugar el desarrollode una poltica, ms an, aquellas focalizadas en co-munidades o grupos de poblacin localizados.

    En el primer caso, el riesgo es constituir a los sujetos(mucho ms an), a los individuos y familias (unidadde anlisis), en el objeto de la investigacin, olvidandoque lo social es, como mnimo, distinto de una sumade unidades. Los hechos observados (las condicionesde vida que se expresan en indicadores sociales, lospuntos de vista que expresan las personas), se inscribenen las prcticas y en las relaciones de las que personas,familias y grupos participan, no como objetos, sinocomo agentes implicados. Para el caso de lasrepresentaciones confundidas con opiniones o comoobjeto ideacional disociado de la prctica social y ajenoa las relaciones, se desconoce, adems, que los es-quemas de representacin social corresponden a ladisputa por la representacin, que es por la constituciny reproduccin de un espacio social comn, aunque enl se ocupen lugares diferentes. Enumeracin decarencias u opiniones, tomadas como prueba y nocomo el material de un objeto complejo ymultideterminado que en el proceso investigativo sebuscar reconstruir, conducen a esos informes cuyasconclusiones se parecen demasiado a las respuestasque ya tena el investigador, o que estn plagados deconclusiones obvias.

    Desocupacin, exclusin, pobreza, pueden sernociones con alguna capacidad descriptiva y/o potenci-al heurstico, si las entendemos como aquello quepretenden expresar: relaciones sociales e histricas quese realizan en formaciones particulares y segn mltiplesdeterminaciones que es necesario desentraar cada vez.No describen un estado coyuntural de cosas, perotampoco son invariantes histricas sobre las que no haynada particular que conocer. Si su utilizacin nocontribuye a describir la complejidad de la trama en laque estn implicados, tambin, sujetos distantes en elespacio social16 , los conceptos pierden sustancia yreducen los hechos y procesos sociales a la suma derasgos de sujetos sin relacin17 .

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    Pensar en trminos sociales es pensar en trmi-nos de las relaciones y de la multiplicidad de disposi-tivos que convergen (y no necesariamente como unplan elaborado) en la construccin de un estado decosas o en la produccin de un problema digno deatencin o de intervencin18 . Estudiar la pobrezarequiere ms trabajo que contar vctimas y describirsus carencias; incluso es necesario hacer objetivo elmodo de conocer y atender a la conversin de losproblemas sociales en problemas particulares dequienes los padecen o consecuencia de unos rasgosde comportamiento esencialmente particulares, lo quedebe mucho al trabajo intelectual, poltico y culturalde desocializacin de lo social.

    Precisamente, lo que dejaron de lado los estudiosque se limitaron a enumerar rasgos o carencias delas personas, es ese trabajo in-telectual de construccin delproblema social (de la pobre-za, de la violencia, de laeducacin degradada, etc.)como problema de los gruposconstituidos por el despojo derecursos socialmente valo-rados19 ; o constituidos ellosmismos como problema, al queesa misma formulacin con-tribua. Cuando el criterio deconstruccin del problema esese, la solucin lgica que sedesprende, es operar sobrequienes tienen el problema oson un problema (edu-cndolos, capacitndolos,empoderndolos... para in-cluirlos) y no sobre las condiciones y sistemas queproducen una educacin inapropiada, la prdida oinadecuacin de las capacidades, que obstaculizan laparticipacin y la toma de decisiones autnomas, etc.Son tan pobres los resultados desde el punto devista de la superacin del problema que pretendensuperar de las polticas sociales encaminadas aoperar sobre los sujetos (aunque la retrica digacon), como la produccin investigativa incapaz deconstruir un problema con los problemas sociales ylas respectivas polticas20.

    El mtodo de las tipologas es el de las cienciasnaturales; pero en esta forma de naturalismoclasificatorio hay ms que un problema metodolgicoo epistemolgico, porque lo que hay (conciente oinconcientemente) es una forma de complicidad conuna determinada representacin del mundo social;es decir, con una determinada estructuracin delmundo social, ya que su representacin entraa unacto de construccin, como seala Bourdieu (1990)o, al menos, una forma de participacin en la luchapor su estructuracin.

    2. El teoricismo, por su parte, es la confusin delas formulaciones tericas con la realidad, que llevaa buscar (y hallar) en ellas, todas las respuestasposibles para todas las situaciones, hechos,comportamientos o cambios sociales. En estos ca-sos, las investigaciones se gastan en el esfuerzo porajustar los datos a las especulaciones y tesis acercade las determinantes histricas y de loscomportamientos, por lo que no arrojan luz a lacomprensin de las situaciones, hechos y procesossociales concretos. Tienen poco trabajo de indagacinemprica y la que hay, est al servicio de lospresupuestos generales subyacentes: las leyes deautorregulacin del mercado21 o las de la evolucinsocial en cualquiera de sus versiones: la globalizacin,las crisis de diferente signo, la modernizacin, la lucha

    de clases, suelen aplicarse aprocesos y contextos cuyaparticularidad se pierde o so-bre la que no se indaga. Si paraaquel realismo el individuo sereifica hasta devenir en el pro-blema, en este caso, los agen-tes desaparecen por completoy son los sistemas o institu-ciones los que adquieren viday capacidad de decisin: el Es-tado, el mercado, el capitalis-mo, el neoliberalismo, el poder,etc., adquieren la condicin deun Sujeto omnipresente y encuya voluntad absoluta se hallala razn de todo aconte-cimiento, an los ms nimios dela vida de las personas, de una

    institucin, de un barrio, etc.22 . El apego ortodoxo alconcepto o a la teora es un obstculo en s mismo; yla apelacin a las formulaciones ms abstractas paraencontrar respuestas directas e inmediatas a todoslos acontecimientos y a todos los niveles de la vidasocial cancela y obtura el conocimiento y la com-prensin de los hechos, y no pocas veces paraliza laaccin reflexiva. El teoricismo es anti-terico pordefinicin, porque deviene ortodoxia, porque al reificarel concepto, obstruye la reflexin terica, sin la cualno hay preguntas posibles de investigacin.

    Investigacin y produccin del mundo social

    1. La particularidad del objeto de la ciencia socialno estriba slo en su naturaleza diferente respecto deaquello que estudian las ciencias naturales, por ser obrade la accin humana sino adems, como adelant enel punto anterior, por el tipo de relacin de lasinterpretaciones que stas producen, con su objeto(prcticas sociales). Charles Taylor (1985) seala que

    El teoricismo, por su parte,es la confusin de las

    formulaciones tericas con larealidad, que lleva a buscar(y hallar) en ellas, todas lasrespuestas posibles para to-das las situaciones, hechos,comportamientos o cambios

    sociales.

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    el conocimiento del universo o de la vida natural puedeconducir al descubrimiento o al hallazgo de formas omecanismos cuya existencia es relativamenteindependiente de la ignorancia que al respecto demues-tre el sujeto, o de sus creenciasacerca de cmo se producenlos fenmenos naturales23 .Pero el conocimiento produ-cido acerca del mundo social(como las creencias o lasideologas) est referido a unobjeto cuya existencia esinseparable de las creencias,ideologas y conocimientos quelo hacen existir. Y que, a su vez,habilita problemas y preguntascuyas respuestas se integran aesa existencia24 como auto-comprensin, sea que rati-fiquen, o en competencia y endisputa con los previos conoci-mientos y saberes corrientes.En realidad, retorna o se haceparte del proceso de construccin de la realidad, as comode su propio objeto, al ser parte de los esquemas derepresentacin y percepcin estructurados, que sonestructurantes de la prctica social, y de los modos dedescribirla. Tomando como referencia y ejemplo el cam-po del Trabajo Social, podemos ver que los estudios(investigaciones, proposiciones tericas y demetodologas de intervencin) que tuvieron (o tienen) alTrabajo Social como objeto, no devolvieron un retratodel campo sin ms, el que permitira, por eso, mayoreficacia en la accin, sino que inmediatamente formaronparte de las disputas por qu es o cmo debe ser elTrabajo Social, por su quehacer, por su lugar comoprofesin, por la definicin de su objeto, etc. Cadamovimiento de auto-anlisis de la profesin, dereconceptualizacin de sus objetivos y mtodos, o desus sustentos tericos, transformaron al trabajo social yabrieron nuevos problemas; lo que no quiere decir queesa transformacin sea el resultado unvoco de un progra-ma cumplido en una direccin determinada. El TrabajoSocial que hoy existe, es un complejo entramado conlos hilos de la vieja asistencia, del proyecto profesionalistade los aos 1960, de las reconceptualizaciones posteri-ores, de las crisis y de las crticas varias. Se ve, as, quesu formacin y desarrollo como profesin de lo socialno responde a un esquema necesario de evolucin,comn a cualquier contexto regional o pas, sino que essiempre particular en su generalidad como profesin. Elcampo no sali indemne, para bien o para mal, de cadauna de esas autorreflexiones segn, adems, como hayanocurrido stas en los contextos poltico-sociales locales25 .

    Como destacan Boltanski y Chiapello (2002) ensu crtica a la naturalizacin del mundo en red porparte de las teoras de las redes, el estado de las

    cosas y los modos de descripcin no pueden tratarseindependientemente de las posiciones normativasdesde las que puede enunciarse un juicio de valorsobre los acontecimientos que se producen.

    Esta particular imbricacinde lo que la investigacin socialproduce, con su propio objeto,es la condicin que impone lamayor exigencia y autorrefle-xin ante el problema y laspreguntas de investigacin. Fueprecisamente una participacinescasamente reflexiva de lasciencias sociales (en general) loque facilit la hegemona de unmodo de pensar que establecerelaciones directas y unidirec-cionales entre los problemas, lascausas y las soluciones polticasque se implementaron, principal-mente en la ltima dcada delsiglo pasado. Los mismos tr-minos circulaban en un lado y

    otro de los discursos, sin que se pusiera en discusin susefectos y contenidos26 .

    Si un rasgo domin entonces el panorama de laproduccin en materia de asuntos sociales (y, en par-ticular, la crtica a las polticas sociales), fue lasimplicidad, la linealidad de las explicaciones queestablecan relaciones inmediatas de causa-efecto,la suposicin de que la realidad es transparenteaunada, sin embargo, a un teoricismo ciego a losprocesos reales que su prctica desataba. Y la rpli-ca (escasa) fue, muchas veces, igual de lineal,simplista y naturalista. Lo que se llam el pensamientonico fue mucho ms que el paradigma ideolgiconeoliberal, porque se acopl a un modo de pensar ypudo, as, cooptar la crtica a las polticas yreapropiarse de cada concepto producido en labsqueda de dar cuenta de las consecuencias de laspolticas por l orientadas, vacindolos de contenido.Quiz el ms paradigmtico vaciamiento fue el de lanocin de exclusin social, traducida rpidamenteal individualismo metodolgico que permiti contarexcluidos, adems de pobres, o sumarle a los po-bres otro rasgo para ubicarlos en algn casillero. Estaes, hoy, una de esas nociones que, junto con sucontraparte, la inclusin (y las polticas para lainclusin), requieren atravesar la prueba de unaspreguntas de investigacin que incluyan las teorasde la exclusin que subyacen a los discursos polti-cos27 por los que los trminos circulan con naturalidad.

    2. En sntesis, para el practicismo no hay muchaspreguntas que formular (o no hay tiempo para ello),porque primero est el compromiso con la realidad quese ve y que contiene o llevar naturalmente a su

    El Trabajo Social que hoyexiste, es un complejo

    entramado con los hilos de lavieja asistencia,

    del proyecto profesionalistade los aos 1960, de las

    reconceptualizaciones poste-riores, de las crisis y de las

    crticas varias.

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    conocimiento; para el empirismo, porque realidad yconcepto se (con) funden, y para el teoricismo porquese dispone del modelo terico verdadero que contieneanticipadamente las respuestas. Los riesgos son pare-cidos: tomar como problema el problema instalado enel debate social y poltico, o definido en la teora, obs-truir la comprensin de los procesos que dan lugar aesos problemas y a esas definiciones, y limitar odesestimar la produccin de informacin confiable, lareflexin situada y el cuidadoso dimensionamiento delas problemticas que son objeto de intervencin inva-lidando, as, la posibilidad de dar fundamentos,informacin, recursos metodolgicos, etc., a la prcticaprofesional o a la proposicin de polticas.

    Por cierto, la dinmica del campo del Trabajo So-cial, en particular en sus centros de formacin, pareceindicar que aquella aproximacin ingenua a los pro-blemas de la intervencin se encuentra en retrocesoy que est clara su implicacin con la investigacin delas problemticas sociales que son el objeto de suprctica. Sin embargo, dada su imbricacin con la po-ltica social y la produccin en esta materia, tambinlos hechos parecen indicar la necesidad de mantenerel alerta sobre las consecuencias de lo producido enlas investigaciones, porque adems de los datos quecaracterizan y dimensionan el problema, es necesariocomprender la gnesis de su construccin como pro-blema social y de intervencin, para describiradecuadamente el problema y actuar reflexivamente.

    Referencias

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    RAGGIO, L. De las necesidades bsicas a la construccinde autonoma. Tesis (Maestra en Administracin Pblica)Facultad de Ciencias Econmicas, Universidad de BuenosAires, Argentina, 2005.

    RODRGUEZ, G. Principios generales de asistencia social.Buenos Aires: Editorial Universitaria, 1960.

    TAYLOR, C. La teora social como prctica. Traduccin deJos Fernando Garca del cap. 3 de Philosophy and SocialSciencse. Cambridge University Press, 1985.

    TRAVI, V. La dimensin tcnico-instrumental en TrabajoSocial. Buenos Aires: Espacio Editorial, 2005.

    Notas

    1 Antropologa Social, en la carrera de Trabajo Social de laUniversidad de Buenos Aires.

    2 Los primeros cursos fueron de Visitadoras de Higiene Social,y se implementaron en 1924, en la Facultad de Ciencias Mdicasde la Universidad de Buenos Aires (ALAYN, 1980).

    3 En el mismo autor, vase la historia de la Escuela de laFacultad de Derecho de la UBA y su relacin con elPatronato de Liberadas. De hecho, en esta Universidadexistieron simultneamente dos carreras, una en esaFacultad y otra, en la de Medicina (que prolong la deVisitadoras de Higiene hasta avanzados los 80). Ms tarde,el discurso psicoanaltico, las corrientes de la psicologasistmica y la psicologa social de Pichon Rivire tendranmarcada influencia en la profesin, particularmente enBuenos Aires. Es notable toparse an hoy con informesde asistentes sociales en los que, tanto el problema comoel lenguaje estn determinados por la psicologa. Enalgunos de esos informes son los deseos de los sujetosindividuales el objeto de interpretacin de los asistentessociales, que no parecen poder aportar otros elementos ala definicin de los problemas en las instituciones en lasque trabajan.

    4 En esta lnea puede inscribirse el Instituto de Servicio Socialcreado con la asistencia tcnica de las Naciones Unidas, en1959 (ALAYN, 1980).

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    5 Impulsada inicialmente por quienes se llamaron a s mismosla generacin del 65, y crearon luego la editorial ECRO.

    6 ltimamente, excluidos, por ejemplo.

    7 No deja de ser interesante observar que, si bien en los planesde estudio se incluyeron los mtodos de caso, grupo ycomunidad, entre los manuales producidos por autoreslocales hay poco acerca del mtodo de caso. Los manualesms antiguos se orientan ms bien hacia la educacin ymoralizacin de las familias (RODRGUEZ, 1960). En cambio,los manuales ms conocidos y que trascendieron, son los dedesarrollo de la comunidad (por ejemplo, Ezequiel AnderEgg, 1965), o sobre el mtodo de grupo (KISNERMAN,1969/1971). En ese sentido, la retrica crtica al mtodo decaso, centrada en Mary Richmond, podra interpretarse mejorcomo expresin simblica de la ruptura y la lucha dentro delcampo, que la crtica a un mtodo realmente existente. Aunquela citan, los higienistas locales parecen mucho mspreocupados por los problemas morales que sociales (o, almenos, construan los problemas sociales en trminosmorales). Viviana Travi (2005) rescata la obra de lanorteamericana y discute con sus crticos.

    8 En el sentido comprensivo del trmino, que refiere a lasrelaciones de poder en un orden social y a la produccin desus sentidos, fundamentos y justificaciones

    9 Y es as, aunque en parte hayan sido estimulados por lasexigencias de evaluaciones de la produccin acadmica y deposgraduacin para la carrera docente, establecidas recinen los ltimos quince aos, y sean los efectos de reglasformales externas a su campo especfico. Los sucesivosgolpes de Estado en la Argentina (en particular, la dictaduradel perodo 1976-83) y las luchas internas del peronismo delos 70, han tenido efectos nefastos en la Universidad. Comoconsecuencia, el desarrollo de la carrera docente, de losposgrados y de los sistemas de evaluacin de la produccinacadmica y en investigacin, fueron tardos, y se dieron enel marco de las reformas polticas neoliberales y de las luchaspoltico-partidarias que cooptaron la poltica universitaria,particularmente en las Universidades ms antiguas. De ahlas disputas por los significados de esos sistemas, e inclusola resistencia de muchos sectores. An est pendiente unacrtica reflexiva de lo desarrollado hasta ahora, que permitaapuntalar la produccin en investigacin y su mayor calidad.

    10 Hay que destacar la proliferacin de Escuelas de ServicioSocial de nivel terciario no universitario, la mayora de ellasaisladas y con escassima produccin y sistematizacin delas experiencias profesionales.

    11 Si esta expectativa tuviera algn viso de verdad, habra queconcluir que se investig siempre muy mal, porque de locontrario no deberan existir ms problemas sociales en elmundo. De hecho, hay estudios muy serios y bien fundadossobre casi todos los problemas sociales que, sin embargo,

    no se plasman en polticas, o que, an cuando hayan dadolugar a polticas no necesariamente los problemasdesaparecen, o mayormente, se abren nuevas fuentes deconflicto y nuevos problemas.

    12 Esta era una aspiracin de los neoliberales reformistasargentinos, implcita en la metfora mdica operar sinanestesia, refirindose a la toma de decisiones drsticas enmateria de ajustes estructurales.

    13 Nuevamente una aclaracin: s se pueden anticiparconsecuencias posibles de lo que se hace, como de lo que sedeja de hacer, tal como una parte de la produccin de lasciencias sociales y econmicas anticip respecto de lasconsecuencias de las polticas neoliberales en Amrica Latina.

    14 Puede agregarse la Matriz del Marco Lgico, para laplanificacin de proyectos sociales.

    15 Estas construcciones conceptuales acerca de los pobrescomo carecientes, son tratadas por m en el libro Polticas yproblemas sociales (GRASSI, 2003).

    16 Los lugares de la no pobreza, las estrategias de gestin deltrabajo, las consecuencias tambin aquellas nobuscadas de mltiples acciones y decisiones de unadiversidad de agentes y sus combinatorias, etc.

    17 Algunos ejemplos pueden contribuir a aclarar el problema: lareferencia al trabajador de un modo deshistorizado o, en sudefecto, esencialista. En el primer caso, el trmino se incorporade un modo que pierde toda conexin con la relacin en laque se hace posible la existencia y reconocimiento de un talsujeto. Dicha relacin no puede quedar disuelta tras cadahombre o mujer contado como trabajador/a, aunque cadauno de ellos la expresa de manera particular y de la nicamanera como pueden manifestarse las relaciones sociales.Ocupados o desocupados no son, apenas, trminos queclasifican sujetos en determinada situacin respecto delempleo, porque el empleo no es una forma natural departicipacin social, sino una institucin histrica, y, enconjunto, expresan la normalizacin de un modo de empleodel trabajo y de organizacin de la poblacin. A la inversa, elesencialismo hace derivar de esa relacin un sujeto colectivocasi tangible (la clase), cuya existencia sera anterior a surepresentacin y a las luchas por su representacin. Laobservacin no quiere decir que es necesario reeditar estascuestiones cada vez que se investiga sobre temas de empleo,etc., sino que las referencias son tcitas y de ellas depende elmodo de construir el problema.

    18 Nuevamente un ejemplo puede ser ilustrativo: la maternidadadolescente devino en un problema social que atrae la atencinde funcionarios de salud, educadores, mdicos, trabajadoressociales, etc., y que est fuertemente definido por el cruce deedad y primer embarazo, como el dato que determina elproblema. Los mdicos suelen enumerar, incluso, riesgos para

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    la madre y el beb. Sin embargo, la misma edad que ahora espeligrosa para parir, hasta hace pocas dcadas eraproblemtica para permanecer soltera y sin hijos. Enrelativamente corto tiempo convergieron un conjunto decircunstancias que dieron lugar al problema de maternidadadolescente all donde haba un problema de soltera. La luchafeminista por la igualdad de las mujeres y la liberacin de laimposicin de un nico rol para ellas (esposa y madre), laliberalizacin de las costumbres, la difusin de los mtodosanticonceptivos, su mayor escolarizacin y la reincorporacinal mercado de trabajo, y las consiguientes disputas ideolgicasy polticas por el control del cuerpo, de los comportamientosreproductivos y de la moral, confluyeron para alentar posicionesnormativas desde las que se puede formular un juicio acercade la maternidad a edades tempranas y coincidir en que no esdeseable. Adems, se hizo ms extenso el perodo de trnsito(ms que de pasaje) hacia la adultez, mientras que las funcionesbiolgicas ya desarrolladas hacen posible el embarazo y elparto en un sujeto no maduro para asumir las funciones socialesmaternales propias del adulto. En ese cruce, el embarazo puedeser conceptuado como un problema. Por ltimo hay queconsiderar el efecto de normalizacin de la propiaproblematizacin, al tomar como natural y universal el problema,y hacerlo extensivo an en contextos donde las condicionesque le dan ese sentido controvertible no se cumplen pues, a lainversa, las mujeres hallan en la maternidad un proyecto devida (RAGGIO, 2005). Esto no desestima la deseabilidad de laprrroga de la maternidad y la ampliacin del horizonte de vidade las mujeres: nicamente hace conciente el sustrato deintereses en la definicin del problema y le devuelve su historia.

    19 As como la construccin de la valoracin de esos recursos.

    20 Llevado al extremo, si el problema es el sujeto del problema,tambin la solucin puede ser su eliminacin, de lo que danprueba las erradicaciones que encaraba la ltima dictadura,como solucin al problema de la vivienda y de lainfraestructura urbana.

    21 Un ejemplo tpico fueron las interpretaciones que hacan loseconomistas neoclsicos acerca de la incorporacin deempleados no registrados: afirmaban que se trataba de losajustes automticos del mercado frente a las rigideces de lasleyes laborales. En la lucha poltica, esta interpretacin erauna forma de abogar por la derogacin de las protecciones altrabajo, por parte de actores concretos.

    22 Con signo positivo o negativo, los trminos globalizacin,mundializacin, posmodernidad, ajuste, por citaralgunos, se hicieron presentes como caballitos de batalla eninnumerables monografas e informes de investigacin, enbuena parte de ellos innecesariamente, y en otra, aludidoscomo fenmenos cuya ocurrencia escapaba a toda voluntad.

    23 Por cierto, la tierra giraba alrededor del sol antes y despusde Galileo, aunque ese descubrimiento condujo a ampliar elcontrol del universo hasta los viajes espaciales del ltimo

    siglo. Sin embargo, cada vez ms los avances en estas ciencias(de la que es ms expresiva la gentica) ponen en duda laradical separacin sujeto-objeto.

    24 Boltanski y Chiapello (2002) sealan que fue necesario queel mercado estuviese ubicado en el centro de la filosofapoltica, a finales del Siglo 18, para que las dimensionescomerciales de las sociedades del pasado pudiesen ser a suvez, aprehendidas con el vocabulario y los conceptos de lanueva sociedad.

    25 Se puede apelar a otros ejemplos: la formulacin de la teorapsicoanaltica es inseparable de las transformaciones en loscomportamientos sexuales, en las relaciones parentales, enlas concepciones de la infancia, etc. De igual modo, lasformulaciones de Marx acerca de la alienacin del trabajo ylas diversas elaboraciones del marxismo acerca de la clase yde la lucha de clases, son ineludiblemente prcticas en lalucha social y en la formacin misma de la clase; as como lasexgesis e interpretaciones diversas de su obra, estn en latrama de la lucha poltico-ideolgica por su representacin(es decir, por su constitucin).

    26 Por ejemplo, la apelacin a la ciudadana pudo convertirse en la lucha poltica e ideolgica en enmascaramiento de ladesigualdad o en referencia en la demanda de igualdad. Esdecir, la misma nocin, la misma categora, accionasignificativamente diferente, an con sentidos opuestos, enesquemas diferentes de representacin del mundo, queexisten en competencia o en lucha y oposicin y que tienenque ver con el poder (de nominar, de instituir, de estructurar).

    27 Me refiero a la crtica a la crtica neoliberal, sea aquella a laque le subyace una visin romntica del bienestar, o la queve en toda poltica social una herramienta de dominacin oun recurso del clientelismo poltico.

    Estela GrassiDoctora en Antropologa SocialLicenciada en Trabajo Social y en AntropologaProfesora Titular Regular e Investigadora de laFacultad de Ciencias Sociales de la Universidad deBuenos Aires (UBA)Marcelo T. de Alvear, 2230(1122) Ciudad de Buenos Aires Argentina