grados jerárquicos de las substancias creadas

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Bueno, a mí me toca hablar sobre los grados jerárquicos de las substancias creadas. Este tema es extraído de unos párrafos escritos por Jacques Maritain, un filósofo francés nacido a fines del siglo XIX, convertido al catolicismo. Dentro de este orden jerárquico de las substancias creadas podemos agrupar cuatro grados según su nivel de espontaneidad (que es la cualidad de lo que es voluntario, natural o sincero): 1) En lo más bajo de la escala ontológica (ontología: rama de la metafísica que estudia lo que hay) hay un primer grado de ESPONTANEIDAD que concierne a la naturaleza en general: es decir que toda naturaleza implica un mínimo de espontaneidad. Llamamos espontaneidad al conjunto de acciones irrazonadas, manifestaciones instintivas. Así, una piedra cae “libremente” cuando nada le impide seguir la ley de su gravitación, que es la de su naturaleza. Existe una espontaneidad que se encuentra en las substancias corporales no vivientes, por el hecho de tener sólo el mínimo de espontaneidad implicado en la noción de naturaleza: ese ente corporal actúa exclusivamente regulado en cada instante por las acciones externas que se ejercen sobre él (lo que se conoce como extrinsecidad). 2) Un segundo grado de ESPONTANEIDAD se presenta en los organismos corporales vivientes de la vida vegetativa. Esta vez tenemos que ocuparnos no ya de una actividad meramente transitiva, es decir, que no actúa exclusivamente regulado en cada instante por las acciones externas ejercidas sobre él, sino que interviene una actividad inmanente (una actividad es inmanente cuando la acción perdura en su interior, cuando tiene su fin en otro mismo ser ). Pero éste al ser el grado más bajo de la actividad inmanente sólo se eleva en calidad ontológica pero se sigue ejerciendo por medio de la acción de una parte del organismo sobre otra parte (llamada la acción transitiva: consiste esencialmente en la producción de un efecto distinto de ella; es algo que pasa fuera del agente produciendo un efecto ). La planta vive, asimila, transforma en su propia sustancia los alimentos extraídos de la tierra, en ella hay una actividad inmanente; y está menos sometida al mundo exterior que el mineral (piedra); comienza a interiorizar las acciones que recibe del mundo exterior, no

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J. Maritain

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Page 1: Grados jerárquicos de las substancias creadas

Bueno, a mí me toca hablar sobre los grados jerárquicos de las substancias creadas. Este tema es extraído de unos párrafos escritos por Jacques Maritain, un filósofo francés nacido a fines del siglo XIX, convertido al catolicismo.Dentro de este orden jerárquico de las substancias creadas podemos agrupar cuatro grados según su nivel de espontaneidad (que es la cualidad de lo que es voluntario, natural o sincero):

1) En lo más bajo de la escala ontológica (ontología: rama de la metafísica que estudia lo que hay) hay un primer grado de ESPONTANEIDAD que concierne a la naturaleza en general: es decir que toda naturaleza implica un mínimo de espontaneidad. Llamamos espontaneidad al conjunto de acciones irrazonadas, manifestaciones instintivas. Así, una piedra cae “libremente” cuando nada le impide seguir la ley de su gravitación, que es la de su naturaleza. Existe una espontaneidad que se encuentra en las substancias corporales no vivientes, por el hecho de tener sólo el mínimo de espontaneidad implicado en la noción de naturaleza: ese ente corporal actúa exclusivamente regulado en cada instante por las acciones externas que se ejercen sobre él (lo que se conoce como extrinsecidad).

2) Un segundo grado de ESPONTANEIDAD se presenta en los organismos corporales vivientes de la vida vegetativa. Esta vez tenemos que ocuparnos no ya de una actividad meramente transitiva, es decir, que no actúa exclusivamente regulado en cada instante por las acciones externas ejercidas sobre él, sino que interviene una actividad inmanente (una actividad es inmanente cuando la acción perdura en su interior, cuando tiene su fin en otro mismo ser). Pero éste al ser el grado más bajo de la actividad inmanente sólo se eleva en calidad ontológica pero se sigue ejerciendo por medio de la acción de una parte del organismo sobre otra parte (llamada la acción transitiva: consiste esencialmente en la producción de un efecto distinto de ella; es algo que pasa fuera del agente produciendo un efecto). La planta vive, asimila, transforma en su propia sustancia los alimentos extraídos de la tierra, en ella hay una actividad inmanente; y está menos sometida al mundo exterior que el mineral (piedra); comienza a interiorizar las acciones que recibe del mundo exterior, no obstante está ligada al mundo de las acciones físicas: puede decir que que con ella un empuje de espontaneidad nueva (la de la vida) tiende a levantar la masa de la materia, pero apenas si lo logra.

3) En un tercer grado de ESPONTANEIDAD la vida tiene mayor perfección en las funciones que son privilegio del animal. El vuelo del pájaro está regulado a cada instante por las sensaciones que el pájaro experimenta y por los objetos que ve. El animal actúa, se desplaza en el espacio, tiene percepciones: formas ya no dadas por naturaleza sino recibidas por los sentidos, por el conocimiento sensitivo.

4) El cuarto grado de ESPONTANEIDAD es el de la vida intelectiva. El existente humano no actúa según formas o patrones de actividad preestablecidos por su naturaleza sino recibidos de su propia actividad

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de conocimiento. Además los fines de esos actos no le son impuestos por la naturaleza (como ocurre respecto al instinto animal) porque él es capaz de superar los sentidos, ese conocimiento sensitivo, y de conocer el ser y lo inteligible. Decimos así que SE DETERMINA A SÍ MISMO los fines de su actuar. El hombre es verdadera y propiamente un TODO.

Lo PROPIO y EXCLUSIVO de los grados de vivientes (2, 3 y 4 grado) es la INMANENCIA. Con ésta nos referimos al carácter de aquella actividad que se da en estos seres y que tiene en el mismo agente su propio fin, “permaneciendo” por ello, en el por interior de quien la ejecuta. El acto de ver, por ejemplo, fue considerado como un caso típico de la inmanencia, al no tener efecto alguno sobre lo visto.El máximo de INMANENCIA y ESPONTANEIDAD lo posee el HOMBRE (dejando de lado por el momento a Dios), por eso es que el hombre tiene nombre propio: es PERSONA. Esta INMANENCIA del hombre se manifiesta en su capacidad de conocimiento intelectual, intencionalidad, consciencia e interioridad. Ciertamente esta INMANENCIA humana es muy superior a la del conocimiento sensible de los animales, y ésta a su vez, superior a la mínima inmanencia de la vida vegetativa, privada en absoluto de la capacidad cognoscitiva.Mientras subimos en esas dos líneas ascendientes paralelas, la de la ESPONTANEIDAD (iniciada en el primer grado ontológico, el de los cuerpos inorgánicos) y el de la INMANENCIA (propia y exclusiva de los vivientes), cuanto más ESPONTANEIDAD más INMANENCIA. Así mismo, hay otras líneas descendientes inversamente proporcionales: la de la EXTRINSECIDAD (opuesto a espontáneo) y la TRANSEUNTIVIDAD (opuesto a inmanente); y la de lo “DADO POR LA NATURALEZA (se opone a lo que se determina por sí). Así cuando el viviente más SE MUEVE POR SÍ MISMO y tiene más INCIATIVA propia, menos es MOVIDO POR OTRO y menos depende de lo DADO POR NATURALEZA.

ESPONTANEIDAD: MOVERSE POR SI MISMO. =/ EXTRINSECIDAD: MOVIDO POR OTRO.

INMANENCIA: TENER INICIATIVA PROPIA.=/ TRANSEUNTIVIDAD: INICIATIVA DADA POR LA DATURALEZA.