gonzález, joaquìn v. el centinela de los andes

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Page 3: González, Joaquìn V. El Centinela de los Andes

EL CENTINELA DE LOS ANDES

Page 4: González, Joaquìn V. El Centinela de los Andes

JOAQUIN V. GONZALEZ

EL CENTINELA DE LOS ANDES

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e < * T o * ^ BUENOS AIRES

INSTITUTO CULTURAL JOAQUIN V.. GONZALEZ

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Page 5: González, Joaquìn V. El Centinela de los Andes

DE ESTE .LIBRO SE HA IMPRESO EN MONOTI-

PO, 25 EJEMPLARES FUERA DE COMERCIO, SO-

BRE PAPEL DE HOLANDA <JOSEPH GUARRO>,

MARCADOS DESDELA LETRA A HASTA LA W; y 500

EJEMPLARES DE TAMANO MENOR, SOBRE PAPEL

PLUMAVERGE,NUMERADOSDEL001 al 500,TODOS

LOS CUALES CONSTITUYEN LA EDICION ORIGINAL

5AMAY HUA3!

l'JEMPLAR J ^ 0 0 0 3 3 0 *

Page 6: González, Joaquìn V. El Centinela de los Andes

A LA SERORITA

DOLORES GOlRALDES

NOVIA DEL HEROE

HARAHUECUY KOKUY

HUlRAY CHAMAY.

XXIX MAYO MCMXX.

Page 7: González, Joaquìn V. El Centinela de los Andes

A

ALMONACID

ORKUY KAMAC.

KUNTURMANTA ATIC,

WAMATINAJ KOKUY.

XXIX MAYO MCMXX.

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A N T I (LOS ANDES)

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I.

L OS Andes, del quichua Anti, es la montana sagrada cuyas serranias y ramificaciones recorren toda la cos-

ta occidental de America, y la cual, dentro del dominio geografico de la raza incasica, lleva aquel nombre.

Ellos, en sus mas altas cumbres, — doc-trina natural, — formaban el Kmite mile-nario entre las tierras del oriente, llanas y boscosas, y las de occidente, adyacentes al mar, cuya regi6n meridional ocuparon los araucanos: los quichuas se extendieron al Norte hasta la Colombia de hoy, al Este hasta los comienzos de las razas meso-

^ 15 ^

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potamicas, al Oeste hasta el Mar y al Sud hasta el paralelo del Rio Maule, mas o menos.

El paso de la cumbre, vigilado constan-temente por Kuntur y su innumerable prole, — <<Kunturcuna>> — era un aconteci-miento que debia ser fijamente advertido por el vigia o centinela alado.

Una leyenda milenaria decia que del Occi-dente, del Mar, vendria el Enemigo, el Dominador, el Conquistador de la Tierra. Asi, en diversos parajes, los mas elevados, se calocaba, adherido a una gran roca, un brazo de piedra, sosteniendo con la mano un hacha en senal de la profecia, como un Dies irae de la raza.

Kuntur era la divinidad guardadora de los pasos de la cordillera; y desde sus ci-mas, que s61o el alcanzaba, podia divisar muy lejos hacia el mar, y hacia las tierras

^> 16 ^ -

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del Oriente. Y ademas, su vuelo que nin-guna otra ave conocida podia sobrepasar, le permitia extender hasta lo inmensurable, su horizonte visual.

^ 17 -

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II.

E L Imperio de los Incas comprendia territorios vastisimos hacia los cua­tro vientos: de donde viene su

nombre precolonial de <<Tahuantinsuyo>>, que, descompuesto, quiere decir:

Tahua, cuatro; Antin, del Andes; Suyu, pais, regi6n, patria;

es decir, traducido en lenguaje hist6rico-geografico, equivale a pais, o Imperio de los cuatro vientos, sobre los Andes, o <dmperio andino de las cuatro regiones>>.

<**> 19-^>

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Estas cuatro divisiones tenian tambien sus nombres:

A N T I S U Y U , regi6n propiamente monta- 2 nosa sobie el casco de los 3 . , <fl

Andes; 2

CHINCHASUYU, regi6n del Norte; fe

K U N T I S U Y U , regi6n del Naciente; 3

K O L L A S U Y U , regi6n del Sud. <V

Pero los Andes tienen una inmensa regi6n superior en la cual s61o reina el vendaval, y que s61o el C6ndor, o Kuntur, puede visitar y contemplar desde el espacio : la regi6n blanca, de las nieves eternas e invio-ladas. Esta llevaba el bellisimo nombre de

RITISUYU,

o sea el pafs de la nieve, y en mejor sen-tido, la Patria Blanca. ^Puede darse nada l

^- 20 ^

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mas hermoso, ni mas poetico en ninguna otra historia, leyenda, religi6n, ni mito-logia de la tierra? No han dicho los profe-tas de Israel una cosa tan sublime; y como el Autor de este escrito t ienedpndepro-fecia aprendido en los mismos lugares en los cuales Aknonacid adquiri6 su ciencia de iluminar las sendas de la tiniebla, digo, que en el intimo santuario interior de aque-lla raza, predestinada a destinos que una fatalidad interrumpi6 a fines del siglo XV de la era de Cristo, el Ritisuyu seria la Patria Perfecta, la Patria de la Virtud, la Patria de la Belleza, la Patria del Amor definitivo e inmortal. La sonaron tambien los misticos helenos Plat6n y Plotino, los primeros y los ultimos bardosy rishis hin-dues, y la suefio yo tambien en mis vi-siones de perfecci6n para la Patria nuestra, cuando en Aquel dia del tiempo infinito,

^ 21 ^-

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no haya ni recuerdo del Odio, que mancha la tunica inconsutil, luminosa, del Unico, y s61o inspirados por el Amor, creador del mundo, — todas las cosas y los seres can-ten e invoquen en el Coro de las musicas siderales, el Himno eterno de la Patria Blanca:

iRITISUYU,

^> 22 ^

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III.

P OR el culto fundamental de la raza y de la dinastia de los Incas, — nacidos de una pareja rubia, surgida

un dia del fondo de las aguas del Lago Titikaka, — el Sol, con el nombre de Inti> representaba la idea abstracta de la divi­nidad, del Dios unico, Senor del universo, padre de la vida, — Pachakamak, — quien tenia a su lado la divinidad femenina sujeta a su amoroso poder y soberania vivificante, — y lleva el nombre de Pachamama, la diosa o reina qye comparte con el divino c6nyuge el cetro de la Naturaleza.

En cinco ciclos, eras, periodos, o nucleos

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de grandes sucesos, se desarrolla la historia del Imperio del Sol, — que llamarfase tam-bien Intisuyu;— y como la historiahele-nica, la edad obscura de la Mitologfa no se puede registrar sino en laspaginas inmacu-ladas de la imaginaci6n.

Dicha historia esta poblada de prodigios', como el firmamento de estrellas, de dioses celestes y terrestres, y de vestigios que ates-tiguan una poderosa civilizaci6n cicl6pea, cpmo la de las piramides de Egipto, los pelasgos invasores de la Peninsula griega, los etruscos del Continente latino.

A

Ocuparon los primitivos duenos la cuen-ca e islas del Lago Titikaka, — el mas alto del mundo, segun se cree, — hoy en la regi6n limftrofe entre Bolivia y el Peru, y cuya sede y* comarca central se llama hoy Tihuanacu, o Tiahuanacu, llena de admirables monumentos y construcciones

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basicas de bloques enormes, como las pie-dras de las piramides de Kheops, y obelis-cos y columnas tan altos y tan elegantes como los del Karnak y de Heli6polis.

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IV.

K UNTUR, cuyo origen, como dicen todas las historias, se pierde en la noche del tiempo, ha visto cinco

cambios, mudanzas, revoluciones, durante los cuales el paso de la Gran Cima fue rea-lizado por pueblos, ejercitos y heraldos de conquista, liberaci6n, vindicaci6n, para fun-dar imperios, para aniquilarlos y esclavi-zarlos, para redimirlos, para, en fin, anun-ciarles el principio del ciclo nuevo, comen-zado por el vuelo cientifico, el vuelo del hombre, entrevisto por los ptofetas como en un ensueno fugaz, presentido por la imaginaci6n de los bardos helenicos, en

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aquel vuelo de Icaro que quema sus alas en el Sol, y ensayado como en un balbuceo de la ciencia por Leonardo da Vinci.

En todos aquellos sucesos favorables o infaustos, la raza Kunturiana permaneci6 inmune en su dominio del Ritisuyu, como si se presintiese que existira una Patria Blanca donde no llegara jamas la tea de la discordia, y vera, en cambio, pasar al heraldo de la paz, al mensajero de la Con-cordia, al ungido del Amor.

iEspera Kuntur el dia de la ultima epo-peya, la de la fraternidad de los hombres en el seno de la Ciencia y de la Justicia? Acaso sea asi; y entonces, como en el poema de Leconte de Lisle, sera el dia de su muerte gloriosa, que s61o sera el

* triunfo de su ensueno milenario.

^ 28 ^

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v.

E SAS grandes epocas pueden conden-sarse asi:

i

Desde el principio, o sea la aparici6n del Continente americano sobre* la superficie de las aguas, hasta el siglo XIII de la era hist6rica de Jesucristo. Veinticinco siglos antes ocurre la aparici6n de la primera pareja de las dinastias incasicas, destinadas al dominio de estas tierras. Noventa y dos reyes les habian precedido hasta el prodi-gioso advenimiento del primero, Inca Roc-

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ca, por un ardid semejante al que di6 el Imperio persa a Dario, el vencido por Alejandro. Kuntur vi6 pasar tres series de Hijos del Sol hasta que el ultimo, Cusi Hualpa Yupanqui, vi6 hundirse en laser-vidumbre real y positiva la soberana he-rencia transmitida desde Pirua Paccari Manco, casi contemporaneo de los heroes de Homero. Si continua una serie nueva despues de la conquista espanola, no fueron

; ellos sino simulacros de Incas, hasta que ' el sacrificio de Tupac-Amaru di6 el rojo

tinte de la tragedia a aquella amarga co-media de dos siglos.

II, SIGLOS XIII AL XVI.

Kuntur vi6 consumarse entonces la si-niestra profecia. La traidora via del mar

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abri6 al invasor blanco las puertas de la tierra, por Oriente y Occidente. Una es-pada implacable rompia las maranas, des-garraba los montes, derramaba la sangre y sembraba el luto en toda la tierra consa-grada, y algunas manchas rojas tineron el manto del Ritisuyu. Despues, sobre los charcos humeantes de las batallas o de los patibulos, para bendecir y curar con promesas de una vida mejor, se alzaba una cruz, y un culto desconocido reemplaz6 al de Pachakamac, de quien Inti depositaba la luz, el calor y la vida. i,Fueron consola-dos? /No ; fueron sometidos a la esclavi-tud, a los trabajos forzados y mortiferos de la mita, y degenerados y exterminados por la crueldad, la Iarga servidumbre y la miseria, y por esa enfermedad mil veces mas terrible, que hace presa en el ahna para siempre, y es la pena de la perdida

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libertad, de la Patria nunca mas recupera-da — la Santa y Divina

NOSTALGIA.

III SIGLOS XVII y XVIII.

En medio de los soporiferos siglos de la dominaci6n, en que los conquistadores deja-banse vencer por la inercia de la posesi6n indiscutida, los descendientes de aquellas edades de esplendor sintieron el renacer en la antigua bravura, y un ansia incontenida de sacrificio, llev6 a la insurrecci6n a los altivos Calchaquies, que se extendieron hasta las montanas del Sud y se emparen-taron con los Diaguitas, Tuvies y Famati-nos, hasta formar el principio de una nueva raza. Fu6 el alzamiento de 1630 a 1650,

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durante el cual se volvieron a sentir olores de sangre vertida, vislumbres de incendios y repercusiones de gemidos y de gritos de inmolados y victoriosos.

Kuntur vi6 otra vez, con la pupila con-centrada por el horror, desde sus altas y blahcas moradas: las inmolaciones que ofren-daban por la libertad a sus antiguos dioses y reyes, cuyos huacos dispersos u ocultos guardaban como sagradas reliquias sus mo-mias contraidas en dolorosas actitudes inex-presables. /

iv.

No era tiempo, acaso, para el grande y definitivo prodigio, encerrado como el mis-terio del Apocalipsis, en el fondo de alguna gruta, o en el coraz6n inexcrutable de la humanidad. Ese sublime dia no sera de

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sangre, de muerte, de ahiquilamiento: ^sera acaso de comuni6n divina en un ideal in-comprendido 7 El poeta ha leido en la medi-taci6n de Kuntur;

iVendra, exclamaba, el heioe piedilecto, de esta cumbie gigante, > Inquieto, tembloroso, como herido de ftinebie congoja, pas6 la noche, y sorprendi61o el alba con su pupila roja!>

iEra la liberaci6n de la tierra, del hogar, del Imperio de sus dioses hermanos, lo que el esperaba desde el comenzar de los tiem-pos? ^Habra de cumplirse ya la oscura profecia? Hundi6 la mirada y el oido en las obscuridades de los valles profundos, y sinti6 como rodar de aludes y secuencias de truenos. jBatallas, mas batallas! Y un dia, elevandose sobre las ultimas nubes

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desde su amada cumbre de la Expectativa, vi6 y oy6 la causa de tan magno estrepito: la vasta extensi6n de seis imperios era ya libre; mensajes a6reos traidos desde re-motas lejanias de los Andes del Norte y del Sud, y desde los rios y selvas del Orien-te, se lo anunciaron; y el salud6 esta aurora con un vuelo imperial y un graznido in-tenso, que fue casi un canto. <<San Martin>>, <<Chacabuco>>, <<Maipo>>, <<Lima>>, <<Ayacu-cho>>,... eran voces que repercutian en las penas banadas de Sol y blindadas de nieve eterna. ^Se ha cumplido ya la uItima profecia? Si con ella, el debia llegar al fin de su peregrinaci6n, y quemar como Icaro sus alas en la corona de Inti, ipor que siente un impulso nuevo de vida y de fuerza 7

Asentado con las alas en reposo en una roca de la mas alta cima, como consultando

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al mismo Espiritu divino que se oculta en la luz del Sol, entrecerr6 sus ojos fatigados, y entre suenos escuch6 una voz que le decia:

<<No se han cumplido aun las profecfas. E1 mundo no fue creado para la servidum-bre, la guerra y el odio entre los hombres: ha sido engendrado para la libertad, la belleza, la ciencia y el amor. El reino fu-turo sera precedido por el vuelo de nuevos mensajeros, dotados por la ciencia, de alas y energias para alcanzar hastatus alturas invioladas. Y sera el anuncio del Reino de la Paz, de la Justicia, de la ley de Amor. Habra hombres, heraldos, semejantes a las aves como tu y el Aguila, que recorreran los espacios como las nubes, y mansos y armoniosos como palomas, iran por los ambitos haciendo conocer la ley de la nueva

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Alianza, la Uni6n de las Naciones, para volver a reposar en sus moradas, como pa-lomares de grandes ventanas abiertas al Sol y al azul firmamento.

<Oye y graba en tu memoria el no cum-plido vaticinio de aquel inmenso, el verda-dero, el divino Profeta, que desde el Sinai de Jehovah, revel6 el destino solidario de todos los pueblos bajo la sola ley de Amor, en el seno de la Unica divinidad, que ellos y nosotros esperamos. Oyela y espera, por-que el tiempo se acerca y ya vibran en el fondo del pensamiento humano los estre-mecimientos de alas de aves desconocidas, nacidas del soplo de la ciencia.>>

v. tQui sunt isli, qui ut nubes volant, el quasi

columbce adfenestras suas?* ISAiAS, Profeta, LX, 8..

' El profeta ungido con el don de las vi-

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siones mas distantes en el tiempo futuro, contempla en su extasis inspirado la reali-zaci6n del prodigio. El ve hombres que vuelan como las nubes, y juntos y mas arriba que ellas, y luego, como palomas, vuelven a reposar en sus nidos, entrando por sus ventanales, — ad fenestras suas, — enormes como ellas mismas para dejar-las entrar con las alas abiertas.

Alla, en la soledad helada y obscura, ba-tida por los vendavales de fuego, agua y nieve, en el pico mas alto, atalaya deslum-brante de Ritisuyu, Kuntur ve reaIizarse el milenario y arcano anuncio de los pro-fetas de Occidente y de Oriente.

^ 38 ^ -

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EL CENTINELA DE LOS ANDES

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Era en la andina cumbre, la tiniebla absoluta; el rel6mpago incendia vastos mares de nieve; y Kuntur, dios insomne, ni se asusta ni mueve, centinela de siglos de la inviolada ruta.

De pronto su pupila que en el abismo escruta, ve arribar la aeronave donde s6lo e"l se atreve: el estridor de su hilitro la aguda sien conmueve del monte, y el vigia, del asombro se inmuta.

— */Aito/ cQuiin val* — la antigua patria consigna ruje: el ave apocaliptica en sus musculos cruje, y una voz de su entraha, venciendo al torbellino,

bajo el Uxmpo de un rayo, — *jHuanke, Suyu!* — le grita:

— >>jYally Kamj jAtiyj* — truena Kuntur, y la infinita onda, Ueva a los astros el Eureka divino.

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COMENTARIOS Y A C O T A C I O N E S

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LA INVIOLADA RUTA

L A primera estrofa describe el cuadro " primitivo de la cumbre, siempre sa-

cudida por los vendavales de agua y nieve; pues es raro el dia en que no se acumulen en algunos de sus picos las nubes tormentosas. La noche es a veces, aunque no haya luna, alumbrada por la vaga luz cenital de las estrellas, que el nativo tiene por suficiente, pero el forastero no puede utilizar. Se necesita, entonces, esa ciencia del instinto que acompana al hijo de la regi6n.

^ Este tiene algo del propio c6ndor.

La especie que llamo imperial, la ado-rada por los antiguos quichuas, es el que

^ . 45 ^

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la ciencia Uama Sarcoramphus griffus, y es generalmente negro, de cuello desnudo y un pequeno anillo de plumas blancas en el arranque de su plumaje. Los hay de otros colores: marr6n, blanco y fileteadas sus alas de negro; pero entiendo que esas especies son en cierto modo ex6ticas, por la rareza de su aparici6n. El aut6ctono, el negro, el Sarcoramphus griffus, es el Kuntur (c6ndor) de las leyendas. Por su estatura, su fuerza, la amplitud de sus alas y la sere-nidad imperturbable de su vuelo, las dis-tancias y alturas que recorre sin descan-sar ni batir las alas, no tiene rival en nin-guna otra ave del Continente, ni acaso en los antiguos de Europa, Asia y Africa. tSera posible que haya pasado inadvertido este Sefior universal del espacio?

El insigne Darwin los ha observado y es-tudiado con la mayor atenci6n, y su pa-

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gina sobre el vuelo del c6ndor es tan admi-rable como su admiraci6n por el ave impe-rial de America: es la 188 del tomo I de su Viaje alrededor del mundo, traducci6n castelhana de Piguer. Se explica, al leerla, cuan facil era la divinizaci6n que de el hicieron los antiguos.

Asi como pasa sin alimento hasta ocho dias, dicese que tambien puede estar mu-chos sin dormir; pero al fin el suefkxlo domina, y tan intenso, que es dificil des-pertarlo durante algunos momentos. iAsi, las guardias sobre las altas cimas deberian relevarse cada cinco, cada ocho dias? En la escenade este breve poema, se supone que esta en plena expectativa de su con-signa ignota. Su actitud hieratica, amarra-do, mejor dicho, agarrado a las rugosidades de la roca, no es interrumpida ni por el vendaval, ni por la nieve, ni por el trueno,

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ni por el relampago, ni por ninguna sombra ni estrepito posibles en esas alturas y sole-dades, que s61o a el tienen por testigo inmemorial.

La <<inviolada ruta>> es la ruta aerea, como se comprendera, pues antes las cum-bres han sido traspuestas por numerosas expediciones y viajeros. Esto explica la su-gesti6n de la primera parte de este escrito, cuando Kuntur no cree llegado todavia el fin de su guardia, cuando el paso de San Martin.

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VE ARRIBAR LA AERONAVE

AUNQUE otros aviadores han cruzado los Andes antes que Almonacid, per-sonifico en el el primer paso sim-

b61ico, en relaci6n con la tradici6n mitica de la raza aut6ctona, porque lo realiz6 en las condiciones y circunstancias de arrojo, de hora, y de sorpresa, propias de la le-yenda. La guardia de Kuntur es nocturna, y nocturna debia ser la acometida del do-minador que la forzase.

Hasta ese dia el <<Centinela de los An­des*, no sinti6 impresi6n de temor, ni de asombro, ni de alarma; pero al ver sorprendida su guardia en la profundidad

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de la tiniebla, y en su propia altura, siente por primera vez, la sensaci6n de la superio-ridad en la extrana ave que se aventura hasta adonde se le crey6 unico capaz de llegar.

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EL PASO DE LA CUMBRE

T ODO el recuerdo de las campanas militares de la guerra de la Inde-pendencia se ha querido evocar con

el solo grito de los centinelas nocturnos de nuestros ejercitos: <<jAlto! iQuien va7>>, que tantos cerros habran repercutido desde 1810 a 1824, y en 1827 y en 1865.

Toda la mitologia griega y las visiones de los poetas hindues, — como Kalidassa en el Ramayana, y de los videntes hebreos de la Biblia, como Isaias y San Juan en el Apocalipsis, — estan llenas de fantasias en las cuales el vuelo y la vida en el espacio forman el sujeto dominante. ^Sonaron en

^ 51 ^-

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realidad con el vuelo humano? iSon sim-ples creaciones de la fantasia? Homero ha-ce volar sus dioses y diosas, y Mercurio lleva aletas en los talones, para significar la difusi6n del esfuerzo por las comunica-ciones de los hombres y los pueblos. Pero como problema de mecanica, no conozco nada mas preciso que la tentativa de Leo-nardo da Vinci, ese genio multiforme y extrano, que todo lo presinti6 y lo creyp posible,

En nuestra escena no cabia otro califica-tivo que el de <<apocaliptico>> al pajaro conductor del hombre, o al hombre con-ductor del ave, ya que, corno ocurre con el movimiento del cuerpo, es dificil resolver a priori si el espiritu conduce a la materia, o si esta lleva en si al espiritu. iSera, en-tonces, esta una dualidad indivisible? Pase-mos, pues que aun no se ha inventado en

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metafisica ni en vueIo mecanico, el principio de la estabilizaci6n en el espacio de la ideaci6n pura ni del viaje aereo.

Por eso cuando Kuntur da el <<jalto!>> al inesperado huesped que surge del abismo, ensordeciendo el espacio con la rotaci6n de su helice, este siente un crujido de todas las piezas de su maquina como en un impulso de detenci6n, obedeciendo la in-flexible consigna militar, — <<en sus muscu-los cruje>> — pero no puede detenerse, y en lucha perenne con el torbellino de la altura tiene que pasar, y entonces sale del. pecho del aviador, como una inspiraci6n subita, nacida del alma de la tierra misma, el grito unico que, teniendo raices en el pasado milenario de la raza conocida de Kuntur, recuerda tambien que la nacio-nalidad moderna ha heredado la sacra

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consigna, el <santo y sena*> que abre to-das las rutas de la tierra:

la solidaridad patri6tica.

^ . 54- ^ >

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EL SANTO Y SENA

5E necesitaria un pintor de gran vuelo para reproducir el cuadro ante los ojos. Un relampago alumbra el mo-

mento matematico en que el paso de la linea ideal de la cumbre se realiza. La faz sorprendida del Piloto de la nave, y la mirada y actitud de alarma del enorme Kuntur, deben marcar la impresi6n del instante en que el Centinela advierte la presencia de la nave aerea, y con el grito de <<jAlto!>> imprime un involuntario im-pulso de detenci6n en el piloto, y como dos soberanos de la fuerza y de la altura, se miran y al reconocerse, la expresi6n airada

&*

* ^ 55 ^

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se cambia en una radiante expIosi6n de jubilo que llega a su grado maximo, cuando se cambian el santo y sefia supremo y simb61ico.

Una modalidad original del idioma qui-chua — o Keschua como escriben los tec-nicos, — permite hallar las palabras ma-gicas para el instante y la situaci6n de los dos personajes. Tenian que resonar alli en la lengua aut6ctona, o no tener sentido.

A la intimaci6n simultanea de <<jAlto!>> y <<iQuien va7>>, el aviador responde:

<<jHuanke Suyu!>>, — que en sintesis sig-nifica: <<Hermano en la Patria>>,—pues huanke es hermano de hermano, varones los dos; y Suyu, aunque no existiese una palabra que precisamente exprese <<Patria>>, dice <<regi6n>>, <<territorio>>, <<pais>>,— osea, como en ingles, que no siendo fatherland, debe decir con country la idea mas precisa

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de <<Patria>>. — <<Suyu>>, como la voz <<tie-rra>> del castellano, expresa lo limitado y lo amplio, lo material y lo ideal, pues todos decimos con la misma palabra la <<tierra>> que labramos, y la <<tierra>> que habitamos todos los argentinos; y la forma mas cor-dial y afectiva de nombrar la Patria, — hogar, terruno nativo, y patria grande, — es *mi tierra>>: y con esto queda todo dicho, y el coraz6n lleno del sentimiento que quiere manifestar. Tahuantinsuyu, como ya lo explique antes, significa, asi, la <<Patria territorial y politica de los Incas a los cuatro puntos cardinales>>; y la voz <<Suyu>> vale en quichua lo que la terminaci6n land, landia, en ingles, y otras semejantes en idiomas mas ex6ticos.

La respuesta de Kuntur, es a la vez una orden, un estallido de jubilo y un grito de victoria; por siglos y siglos ha estado

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oyendo horrorizado s61o ruidos y estrepitos de odio y de matanza, de incendios y carni-cerias fratricidas; y ahora, al escuchar en semejante sitio, hora y circunstancias la palabra de <<hermano>> y de <<patria>>, siente que ha llegado el dia profetico de la gran fraternidad; y entonces, como un centinela de pronto sorprendido por un anuncio de inmediata victoria, contesta:

— <<jPasa!>>, <<jVictoria!!>>.. — Y este grito del alma, que sale desga-

r*rando sus propias entranas y las de los Andes, y de la tierra materna, — la <<Pa-chamama>> de las leyendas dclicas, — es' el grito de la suprema liberaci6n, del supremo anuncio, y de la suprema esperanza. Es el Huanakauri de los antiguos, es la evo-caci6n de toda la grandeza pasada, hoy sepultada bajo ruinas apenas perceptibles,

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gracias a la rapacidad insaciable de los dominadores de tres siglos.

— Yally Kam, — es el imperativo en segunda persona del verbo <<yally>>, pasar; siendo <<kam>> la persona <<tu>> del man-damiento.

— jAtiy!, — que se pronunciaria como un alarido, despues de los combates victo-riosos, es un grito de proclamaci6n del triunfo ante las demas tribus o legiones, y se lanzaba a la carrera o arrojando al aire las flechas de la batalla.

El regocijo de reconocer al <<hermano en la Patria>>, le hace lanzar el grito de vic-toria; el cual se supone transmitido a todos los ambitos del mundo por esa onda invi-sible y acaso aun no fijada por la ciencia, aunque presentida, que sirve de plano por donde recorren hasta el infinito, aunque nadie las registre todavia, todas las emo-

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ciones, las ideas concretadas en una volun-tad activa, los anhelos amistosos que de-" seamos los hombres hacer compartir a los demas.

Quebrantando todas las reglas de la poe-tica dogmatica, he creido que no podfa

j sustituir, en este pasaje, las voces en qui-( chua, dado que, en la escena de la cumbre,

el paso debe realizarse con la velocidad del avi6n, y casi en un instante indetermina-ble del Tiempo.

/ Tienen esos sonidos, ademas, algo de mis-terioso, de sobrehumano, imaginados alli, en la altisima soledad de la cima obscura y amenazante.

Almonacid sera quizas el unico que podra A

decir si fu6 acierto el del Autor, quien, por lo demas, en las eminencias nevadas del Famatina, ha conocido ese genero de sen-saciones.

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H U A N A C A U R I

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HUANACAURI

P ARA que inscribo aqui este nombre? Para hacer conocer mejor el espi-ritu de esta raza originaria de Ame-

rica, y a la cual las leyes antiguas de pue-blos cristianos llegaron a considerar en nivel inferior a la humanidad, o como <<personas miserables>>, y nacidas en y para la esclavitud, pues vivieron en la <<idola-tria>>, como esta palabra era entendida entonces.

Huanacauri, es, quizas, durante las dos ultimas eras dinasticas de la raza quichua, la voz mas misteriosa, mas honda, mas comprensiva de todo el idioma incaico.

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Originariamente designa al rey XLII de la primera era, la de los Piruas, o herederos directos de la divinidad creadora.

Sir Clement Markham, el grande inves-tigador de la antiguedad y lenguaje de los Incas, dice que <<esta palabra es de un sin-gular interes, porque fue aplicada a uno de los mas sagrados idolos, conservados cerca del Cuzco.> Y por obscura que sea su etimologia dentro de las raices de la propia lengua, parece evidente que la ver-si6n de los autorizados cronistas, Cieza de Le6n y Garcilaso de la Vega, es la mas digna de respeto.

Segun los historiadores que bebieron en las fuentes directas de los quipucamayocs> ya por la altura del ano 565 A. D., un alza-miento de los jefes de la familia o rama de los Ayars, marchaba en direcci6n al Cuzco, cuando lleg6 a una regi6n llamada Qriri-

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manta, donde se alzaba una colina, que despues fue llamada Huanacauri. Segun la leyenda, los hermanos Ayars vieron una Huaca o Idolo Sagrado, encima de ella, y se propusieron llevarlo consigo. Uno de los Ayars fue inducido a aproximarse, y cuando se puso en contacto con el idolo qued6 convertido en piedra. Tuvo tiempo, no obs-tante, para decir: <<Adelante, mis felices hermanos; cuando celebreis el Huarachicu yo sere adorado como el padre de los j6ve-nes caballeros, pues quedare aqui para siempre. *

De esta manera, y desde entonces, Hua­nacauri o Huayna-Captiy (segun Cieza de Le6n, Garcilaso y Salcamayhua), vino a ser uno de los lugares mas santos (huacas) de los antiguos peruanos. La palabra parece referirse al gran festival que se celebraba cuando los j6venes recibian la investidura

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de una especie de Orden de caballeria, acto que tenia lugar cerca de la Huaca.

Huanacauri, es, por tanto, el nombre de un sitio sagrado, donde se supone que el jefe de los insurrectos del siglo VI, tuvo su contacto con el Dios de la raza, algo como la Kaaba de los musulmanes; pero, en realidad, es la personificaci6n de un ins-tante de la historia en que, acaso, en in-forme aglomeraci6n, las tribus, ramas y fa-milias heterogeneas, encontraron su punto de uni6n para constituir una nacionalidad, una Patria, ungida de Sol y de ciencia y de divinidad; y la fiesta del Huarachicu, seria la fiesta de instituci6n de los caba-lleros, la juventud ilustrada y armada y consagrada al servicio de la naci6n y de su Dios, y condensando la esencia moral de centenares de generaciones de reyes.

Porque, es cosa de asombro y de tristeza,

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el ver c6mo tan bello comienzo, tuvo su sepulcro en esta America, donde habia nacido y brillado aquella serie de reyes llamados <<Amautas>> o <<sabios>>, porque fueron tocados, ungidos por el principio divino de toda ciencia humana.

Era esta la verdadera, la intima religi6n patri6tico-divina de la raza incasica, aun despues y durante dos siglos de dominaci6n y esclavitud. Lo demuestra el relato dolo-roso de la tragica e inicua ejecuci6n del ultimo Inca, el infortunado Tupac-Amaru, que encendi6 tal vez las primeras brasas ocultas del formidable incendio de 1810.

Una horrible farsa desempenada por los oficiales reales y parte de sus subditos, da por resultado la prisi6n del Inca, recien coronado y vestido de sus propias insignias, el llautu imperial, la yacolla y la chipana, y armado de su tumi, su chuqui, y su

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huallcauca, y ornada la cabeza de la regia mascapaycha (1). Asi fue conducido ante el Pilatos de aquel juicio farisaico, y ante el Caifas del Sanhedrin infame, que le conden6 a ser decapitado.

<<Cuando el Inca ascendi6 al cadalso acompanado de los sacerdotes, — refiere un testigo presencial, — toda la multitud de los nativos prorrumpi6 en un grito de dolor tan espantoso, que parecfa como si el dia del juicio final hubiera llegado.>>

En coro, como una rogativa funebre, co­mo una plegaria universal, como un lla-mamiento desesperado a la Omnipotencia de la Divina Justicia, como una evocaci6n a la potencia milenaria protectora de la raza aut6ctona y martirizada en la persona

(1) Sir CLEMENi MARKHAM: The Incas ofPerti, pag. 292.

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de su ultimo y triste representante real, lloraron la oraci6n que tres mil afios de ascendientes escucharian desde la regi6n luminosa de Illa Pachakamac:

<<Ay, Huanacauri, maytam ricuy sapra ancachie chomana huchuyocta concayquita In-cap cuchon.y>

(<<jOh!, Huanacauri, contempla c6mo nuestros malvados y crueles enemigos cor-tan la cabeza del Inca!>>.)

<<Los propios espanoles, — concluye el cronista veridico de este fatidico drama que remata tres siglos de usurpaci6n ex-trana, — se hallaban aterrorizados, porque todos sabian que el joven indio era inocente y ninguna falta habia cometido.>>

Lleguemos al final de este aun no ava-

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lorado episodio; y sigamos la narraci6n extractada por el sabio historiador ingles: <tEn ese estado de las cosas, todos los dignatarios de la Iglesia acudieron en su-plica ante el virrey. Marcharon de rodillas para llamar al implacable Toledo a la mise-ricordia y al perd6n de la vida del Inca.^ Le pedian que este fuese conducido a Espana para ser juzgado por el mismo Rey. Pero no habia plegaria ni ruego que preva-leciese ante la obstinaci6n y la dureza de aquel hombre... Tupac-Amaru fu6 avisado de haber llegado la hora. El di6 unos pasos adelante y levant6 su brazo derecho. Un profundo silencio se hizo en torno: y en-tonces en alta y firme voz exclam6, diri-giendose a la misma entidad divina invo-cada por sus hermanos:

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*Ccollanau Pachakamac ricuy Auccacunac yahuaruiy hichascaucuta.>>

(<sjOh, Dios justiciero! Contempla c6mo mis enemigos derraman mi sangre!>>)

jOh, dolor! — clama a su vez el coraz6n del que esto escribe, — que haya perecido esta raza tan noble de manera tan esteril! Y piensa que si las patrias que nacieron sobre las tierras que ella conquistara en siglos oscuros, llegaran a perder el senti-miento de su ideal unidad, y a ver a los dominadores extranos aduenados de sus he-reditarios patrimonios, y a la codicia, la tirania y la ambici6n sin ley ni alma, convertidas en m6viles unicos de gobierno, y vuelta en torpe idolatria personal y ser-vidumbre impotente hacia amos o falsos caudillos, — ^resonara un dia desde el fon-

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do de los sepulcros donde duermen los an-tepasados, libertadores y patricios, la voz de la sangre, evocada por el dolor y e* amor de sus descendientes?

Juventud, caballeria sagrada, ahogada por la mentira, la ignorancia y el odio de una falsa civilizaci6n, aprended este grito que toda America comprende:

*jHUANACAURIj*

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GLOSARIO

De Algunas Palabras y Expresiones del Idioma de los Incas, y del Antiguo Imperio,

usadas en este escrito de Homenaje.

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CLOSARIO

Amauta. — Hombie sabio, letrado, encargado de descifrar el lenguaje de los kipus, o quipos

Anti. — Los Andes, cordillera occidental del Con-tinente

Aravecu, o Harahuecu. — Poeta y sacerdote de la raza

Atic. — Vencedor, dominador.

Atiy. — Victoria en el combate

Chdmay. — Lo que dura siempre, eternamente.

Chincha — Norte, arriba.

Chipana. — Brazalete

Chuqui. — Lanza.

Huallcauca — Escudo de armas, de pelea.

Huanacauri — Vease paginas anteriores.

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Huanke —Heimano, con relaci6n a hermano var6n.

Huarachicu. — Festival de armadura y consagra-ci6n de los j6venes, como caballeros de la patria y del Inca

Huayna-Captiy — Acepci6n rnas hist6rica de la voz anterior; viene de huayna, juventud, y captiy, verbo auxiliar..

Huihay. — Que no tiene fin, inmortal, eterna

Illa — La luz, y por extensi6n, la inteligencia, el espiritu supremo, creadores de la vida: de donde el nombre de Illa-Tici-Huiiacocha, el Ser Su­premo, cieador del universo

Inti — El Sol, como astro representativo del dios creador y conservador de la vida

Kam — Tu, segunda persona del nombre en la declinaci6n: va siempre pospuesta a la acci6n del verbo

K6mac. — Senor, Vencedor, dominador.

Kippu-Camayoc — El conservador de los archivos o cuentos, o relatos cronol6gicos por medio de los Kippus.

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Kippus —o quipos, castellanizado; — sistema de escritura, por medio de nudos o cuentas, lla-madas huallcas, en cordones de lana de llama, u otra materia.

Kokuy — Ofrenda, ofertorio, homenaje.

Kolla. — Viento o direcci6n Sud, regi6n del Sud

Kolla-Suyu, — Regi6n, o divisi6n Sud del Imperio.

Kunti. — Direcci6n occidental, poniente.

Kiintur — C6ndor.

Kunturmanta — Del C6ndor, siendo <manta> la terminaci6n que indica el <cde> en ablativo

Llautu. — Cinta que rodea la cabeza del Inca, sobre la frente, indicando la dignidad real.

Pachakamac.—Hacedor, creador del universo: de pacha, tiempo, lugar, universo, y kdmac, se-nor.

Pachamama. — La persona femenina en la dualidad divina de lo que puede llamarse el cielo de la religi6n quichua, Por un sentido mas panteista

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y c6smico, se aplica a la tierra en su calidad de generadora de la vida, de sus frutos y de la vegetaci6n. ^Es la esposa del Sol, como perso-nificaci6n de la productora de la vida? Un poeta reciente, en una composici6n inedita, tiene esta bella y significativa estrofa:

iYa esta la tusca florida.

ya veidea la reCama;

se siente fluir la vida

de la buena Pachamama>.

E1 Autor de esta magnifica poesfa, titulada *La canci6n de los Icauchos., es el senor P. TAMBOLL o Este inspirado y fino poeta define a la Pachamama, como la gran <smadre de los antepasados*.

Riti. —La nieve, y segun algunas expresiones que he leido, se aplica al color blanco, y alguien agrega <cblanquisimo>>. De aqui la palabra com-puesta Ritisuyu, que designa la regi6n nevada

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de las cordilleras y que yo he llevado hasta significar la <<Patria Blanca*.

Suyu. — Comarca, divisi6n territorial, provincia, estado, pais, patria.

Tahua. — E1 numero y cantidad cuatro,

Tumi, o mejor tucmi. — Segun MARKHAM y TAMBO-LLEo, designa un cuchillo transversal, de bron-ce, un sable usado al trav6s sobre el vientre, y por extensi6n seria la espada del Inca o jefe.

Urku. — Montana, cerro y tambien var6n. Se dice tambien urko y orco

Wamatinaj. — Nombre de la montana sagrada, rica en metales de oro, plata, cobre, etc., de inmensa altura (6500 metros, segun unos, y 7214 metros, segun otros, sobre el nivel del mar), de nieve eterna" y regi6n de misterios y divinidades. A sU falda oriental, a una legua escasa de su base se halla la pequena ciudad de Chilecito, donde naci6 Vicente Almandos ALMONACiD, de donde procede la familia materna del Heroe

/ de las batallas aereas de Francia, y del amigo

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espontaneo y entusiasta, Autor de este librito. La geografia actual, y el uso corriente, llaman a esa montafia y su prolongaci6n al Sud y al Norte, con el nombre de <cFamatina>, que, segun el P.. doctor Pablo CABRERA, viene de las dos palabras quichuas — que tal vez serian dialectales de los Diaguitas, — Wama, que diria famosa o celebre, y tinaj, metal precioso, o mina.

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TRADUCCION

DE LAS FRASES USADAS EN LAS

DEDICATORIAS

Harahuecuy kokuy, quiere decir: *Homenaje del escritor y tambien del Poeta*.

Huinay Chamay, expresa el voto para los que van a desposarse:

xFelicidad imperecedera*

Urkuy Kdmac, en la pagina &A Almonacid*, — re-produce el significado arabe de su apellido, es decir:

aSenor de la Montana*.

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Kunturmanta Atic, se traduce: <Vencedor de K6,ntur,* o del C6ndor

Wamatinaj Kokuy, con todo el sentimiento nativo y orgullo patri6tico del Autor, dice:

*Homenaje del Famatina*, al valeroso hijo suyo que pas6 en medio de la noche, alumbrado por las estrellas, por sobre

las cimas que velan, ademas, el Aconcagua y el Tupungato,

para llevar al otro oceano el mensaje de paz del Atlantico, y demostrar la victoria de la

Ciencia

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C O L O P H O N

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Yo,

JOAQUIN V. GONZALEZ

ACABE DE COMPONER ESTE PEQUENO LIBRO DESTINADO A CONTENER EL

VOTO INTIMO DE FUTURA FELICIDAD PARA LOS NUEVOS ESPOSOS

DOLORES GUIRALDES Y

VICENTE ALMANDOS ALMONACID

EN ESTA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE BUENOS AIRES, LA NOCHE

DEL XXVIII DIA DEL MES DE MAYO DEL ANO DE MCMXX,

CENTESIMO VIGESIMO DE LA REPUBLICA ARGENTINA,

PATRIA NUESTRA CARISIMA

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N D

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pgg.

Anti (Los Andes) l3 I 15 II 19 III 23 IV 27 V 29

El Centinela de los Andes 39 Comentarios y Acotaciones . 45

La inviolada ruta 45 Ve arribar la aeronave 49 El paso de la cumbre 51 El santo y sena .... 55

Huanacauri 61 Glosario 75 Traducci6n de las frases usadas en las dedicato-

rias 83 Coloph6n 85

Page 74: González, Joaquìn V. El Centinela de los Andes

El Instituto Cultural Joaquin V. Gonzdlez publica

este libro en homenaje de su Autor y en el quinto

aniversario de su muerte, sobre el ejemplar original

manuscrito que posee dofia Dolores Guiraldes de

Almonacid. El apunte es de Antonio Alice y la viheta

de Emilio Centuri6n. Sali6 de los talleres grdficos

G. Ricordi e C. el dia XV de enero del ano de

MCMXXlX