goethe y schiller

Upload: pedro-daniel-torres-arias

Post on 14-Apr-2018

292 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    1/27

    RDIGER SAFRANSKIGOETHE Y SCHILLERHistoria de una amistad

    Traduccin del alemn de Ral Gabs

    88

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    2/27

    ndice

    Prlogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17Primer encuentro en 1779. Concesin de premios en la HoheKarlsschule. El estudiante y el famoso poeta de visita. Espri-tu de la poca del Sturm und Drang. La naturaleza de Goethey la de Schiller. Uno descubre el hueso intermaxilar, el otro lalibertad. Los bandidos saltan por encima del hombre, Ifigenia loaquieta. Afn de xito con medida y sin medida.

    2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39Dos huidas y dos transformaciones. Schiller huye del duquey tras una serie de rodeos llega finalmente a Weimar. Huida deGoethe a Italia. Schiller en Weimar bajo los dioses y los servi-dores de los dioses. Goethe, ausente. Todos lo aguardan, tam-bin Schiller.

    3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57Schiller y Charlotte von Lengefeld. Un verano enamorado dela Antigedad. Encuentro con Goethe en casa de los Lengefeld.Goethe se mantiene reservado. Amor y odio de Schiller. Doshistorias de amor. Christiane y Charlotte: Goethe se vincula ha-cia abajo y Schiller hacia arriba.

    4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

    Goethe y Schiller, incitados por la Revolucin francesa. Elpathos de Schiller en la cscara de nuez. Miradas al ocano de

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    3/27

    los hombres. Goethe cierra su crculo. El gran arte de la igno-rancia. Contra los exaltados. El arte de Goethe como asilo yel campo de juego de la Revolucin en Schiller. Gracia y dig-nidad. El ofendido favorito de la naturaleza.

    5 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97El viaje de Schiller a Suabia. Contacto con el editor Cotta.Fundacin de la revista Las Horas. Servicio literario. Invitacina Goethe. Giro en la vida de Goethe. El feliz acontecimiento:el encuentro en el verano de 1794. La gran carta de Schilleren el da del cumpleaos. Primer intercambio de ideas, prime-ra visita de Schiller en la casa del Frauenplan.

    6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117Trabajo comn en Wilhelm Meister. El sentimental Schiller enel taller del genio ingenuo. El impulso de juego. Reacciones antela publicacin. Schiller: [...] que frente a lo eximio no hay otralibertad que el amor. Impulsos de Schiller y crtica. WilhelmMeister: tambin un afortunado simplemente?

    7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137Las Horas. Elevadas ambiciones. Dos maneras de antipolticapoltica. La formacin sociable de Goethe y la educacin est-tica de Schiller. Schiller enoja a Fichte. Cunto estilo necesi-ta la filosofa? Las Horas en crisis. Las Elegas romanas como ta-bla de salvacin. Enfado con los Schlegel. El final de Las Horas.

    8 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159Goethe en Jena. Imgenes de la vida de una amistad. Charlottey Christiane. Distancia frente a una desordenada vida amorosa.Schiller y Christiane bajo la luz de la luna. Los seores conver-san en la colina del general en jefe de la literatura. Los Epigramas.Schiller, Egmonty la crueldad. El verano de las baladas de 1797.

    9 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 181

    Hermann y Dorothea. Goethe planea su tercer viaje a Italia. Schil-ler quiere retenerlo. Hlderlin, entre los maestros. El auto de

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    4/27

    fe de Goethe antes del viaje. El dilogo epistolar sobre la per-cepcin simblica. Goethe tras las huellas de Schiller en Sua-bia. La idea de escribirGuillermo Tell.

    10 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199Goethe y la sequa potica. El miedo de Schiller ante la obray el delirio creador. Se cierra la barraca filosfica. El templeesttico del espritu. Wallenstein. El retorno triunfal al teatro.Goethe ayuda y admira. La idea del monstruoso todo del mun-do. Schiller en la casita del jardn.

    11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215

    Sobre lo pico y lo dramtico. Despus de Las Horas de Schil-ler, Los Propileos de Goethe. Antigedad y ausencia de fin. Elcoleccionista y los suyos. La novela de familia. Imagen de gru-po con Schiller. Cunta realidad puede soportar el arte? Lacomplacencia en lo esquemtico. Contra el diletantismo. Fichte,expulsado de Jena. Schiller se traslada a Weimar.

    12 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229La dramaturgia de Weimar. Contra lo desnaturalizado y lodemasiado natural. El duque gobierna el gusto. Ejercicios detraduccin: el Voltaire de Goethe, el Shakespeare de Schiller.Goethe, el amigo y el jefe. Mara Estuardo. Cunta religin ycul? Fausto y el derecho del ms fuerte.

    13 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249

    Goethe tiene demasiado mundo, Schiller demasiado poco.Asuntos romnticos en casa de Schlegel. El tringulo de Goethe,Schelling y Schiller. Juana de Orlens, de Schiller y La hija na-tural, de Goethe. El enfado en torno a Kotzebue. Desconten-to entre Goethe y Schiller.

    14 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269xitos teatrales de Schiller. Prohibicin de las exclamaciones de

    viva. Goethe cede el tema de Guillermo Tella Schiller. El re-volucionario conservador. Madame de Stal en Weimar. La

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    5/27

    oferta de Berln. Goethe retiene a Schiller en Weimar. ltimasobras. El motivo del impostor. Demetrio y El sobrino de Rameau.Muerte de Schiller.

    Eplogo.Segunda carrera de Schiller en el espritu de Goethe . . . . . 291

    ApndicesBibliografa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 317ndice onomstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 337

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    6/27

    Prlogo

    La amistad, en su sentido ms propio, no abunda. Aristte-les ya haba afirmado: Queridos amigos, no hay ningn amigo.

    Kant, que remite a Aristteles, advierte: la amistad, pensada en supureza y en su sentido completo, es slo un lugar comnpara novelistas.1 En cualquier caso, la amistad real no se da contanta frecuencia como sugiere el uso exagerado de la palabra.Goethe y Schiller consideraron su amistad como una plantarara, maravillosa, como una suerte, como una ddiva. Les parecaasombroso lo que haban logrado, o lo que les haba sobreveni-do, y se apoder de ellos una agradecida admiracin. Retrospec-tivamente, Goethe calific la amistad de feliz acontecimiento,y ese mismo calificativo conserva todava para nosotros, pueshara falta recorrer amplios trechos de la historia del espritu paraencontrar algo comparable, si pretendiramos asistir a la escenaprivilegiada en que dos creadores de mximo rango se unen porencima de los contrastes para estimularse recprocamente e in-cluso para producir una obra comn.

    La amistad entre ambos fue magnificada ya entonces hastaconvertirla en una leyenda protagonizada por hroes. Se vieronconvertidos en los prncipes poetas del Olimpo literario y se lesdio la denominacin de dioscuros. Tambin la envidia y la aver-sin tuvieron su papel. Y, aunque no se les poda enmendar la pla-na, se quiso por lo menos provocar un pique entre ambos, esta-blecer una jerarqua. Quin es el ms importante?, o no estnsobrevalorados los dos? Oficialmente pronto fueron venerados

    como clsicos marmreos, aunque en cada generacin surgangestos de rebelda. Cuando en 1829 Goethe edit su correspon-

    11

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    7/27

    dencia con Schiller, Grabbe la calific de coleccin de fruslerasen papel2 y Brne escribi que nuestros dos mximos espritusno son as [...] esto resulta un prodigio [...], una transformacindel oro en plomo.3

    Goethe y Schiller saban de sobra que la gente poda hastiar -se de ellos, y a veces se ejercitaban en el arte de ultrajar al pbli-co. Entendan su alianza como un castillo defensivo desde don-de lanzaban con buen humor sus rayos contra la vida literaria dela poca.

    Goethe y Schiller fueron rivales antes de convertirse en ami-gos. El primero se senta molesto por la fama del ms joven. Ini-cialmente, Schiller no era para l otra cosa que un recuerdo nada

    bueno de su propia etapa Sturm und Drang (tormenta e mpe-tu), que ya haba superado. Y Schiller vea en Goethe una mo-jigata orgullosa a la que habra que dejar embarazada para hu-millarla ante el mundo.4 Tuvieron que suceder algunas cosas hastaque Schiller pudiera escribir a Goethe: Cun vivamente he [...]experimentado [...] que frente a lo eximio no hay otra libertadque el amor!,5 y Goethe declara frente a Schiller: Usted me haproporcionado una segunda juventud y me ha convertido de nue-vo en poeta, algo que casi haba dejado de ser.6

    Este libro cuenta los detalles de lo que sucedi a este respec-to, narra cmo Schiller vio por primera vez al admirado Goetheen el acto de entrega de premios en la Karlsschule, cuando stefue husped del duque Karl Eugen de Wrttemberg, y el singu-lar paralelismo que adquiri el curso de sus vidas en los aos quesiguieron: dos casos de fuga y transformacin. Schiller huye de

    Stuttgart y del mbito de poder del duque. Goethe huye a Italia.En ambos la huida es una liberacin para iniciar una nueva ac-tividad artstica. Y dos veces tambin una nueva alianza de amor:Schiller y Charlotte, Goethe y Christiane. Goethe se enamora yse vincula socialmente hacia abajo, Schiller, en cambio, haciaarriba. Y luego se produce el laborioso acercamiento. Schiller seaproxim con cautela a Goethe, que por su parte mantena la dis-tancia. Finalmente, en el verano de 1794 tiene lugar en Jena el

    feliz acontecimiento del encuentro logrado. Comienza entoncessu intercambio epistolar, sin duda la ms importante obra comn

    12

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    8/27

    de uno y otro y la fuente principal para este libro. La amistad seprolonga desde 1794 hasta la muerte de Schiller en mayo de 1805.El paralelismo de los temperamentos y caracteres produce en cadauno un incremento de las fuerzas creadoras, en Goethe sobre todo

    en los primeros aos de la amistad y en Schiller durante los l-timos aos.Montaigne ve en la amistad lograda un acontecimiento por el

    que dos almas se funden mutuamente.7 Pero lo cierto es que seno fue el caso en la amistad entre Goethe y Schiller. No fueronua y carne, y por fortuna no aspiraron a serlo, pues en natura-lezas tan diferentes eso habra conducido necesariamente a un de-sengao. Goethe se atuvo a la mxima que en diciembre de 1798

    formul como sigue en una carta a August Herder:

    Si siempre furamos lo bastante cautos para unirnos con los ami-gos slo bajo un aspecto, aquel en que armonizan realmente connosotros, y no reivindicramos en absoluto el resto de su ser, lasamistades seran mucho ms duraderas y estaran menos expues-tas a las interrupciones. Pero normalmente es un defecto de ju-ventud, un defecto del que ni siquiera en la edad adulta nos des-prendemos, la exigencia de que el amigo sea como otro yo, de queforme un todo slo con nosotros; y durante un tiempo nos enga-amos al respecto, pero el engao no puede prolongarse muchotiempo.8

    De hecho, Goethe se uni al principio a Schiller slo en unaspecto, y Schiller se mostraba sumamente cauto para no so-

    brecargar en exceso la unin. Sin embargo, lo que les vinculabaera suficientemente importante. Era lo ms importante para ellos:el trabajo en la propia obra, que con la amistad se convirti enun trabajo comn. La experiencia dichosa de que algo semejan-te pudiera sucederles hizo que la unin fuera mucho ms all deun contacto meramente parcial. Ahora bien, la referencia a laobra sigui siendo el centro y la base: el fin declarado de la amis-tad era ayudarse y promoverse recprocamente en un intercambio

    intenso de pensamientos y sensaciones. Goethe escribe:

    13

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    9/27

    La inclinacin, e incluso el amor, no contribuyen en absoluto a laamistad. La amistad verdadera, la activa, la productiva, consiste enque andemos con igual paso en la vida, en que l apruebe mis fi-nes y yo los suyos, y en que as progresemos juntos de forma per-

    manente.9

    Para Schiller, semejante forma de amistad es una relacin cons-truida sobre la base de una perfectibilidad recproca.10 Y Goethe,cuando quera expresar con una sola palabra el fruto de esta amis-tad, deca que lo haba hecho progresar. Se trataba por tantode una alianza, una ayuda recproca para trabajar en uno mis-mo; se trataba de una empresa comn de elevacin. En la po-

    ca clsica de la literatura alemana, la historia de la amistad en-tre Goethe y Schiller es una demostracin prctica de la idea deformacin.

    Goethe confes una vez que la exhortacin concete a timismo, de apariencia tan importante y cannica, siempre le ha-ba resultado sospechosa, pues en la mirada a uno mismo nun-ca puede distinguirse exactamente entre lo encontrado y lo in-ventado. Y recomendaba el rodeo a travs del mundo, pues elhombre slo se conoce a s mismo en la medida en que conoceel mundo y es conocido por l. De acuerdo con ello, dice Goethe,al llegar a los aos de madurez, en lugar de perderse en el labe-rinto interior de los espejos, centr su atencin en la medidaen que otros quisieran conocerme para que yo en ellos y desdeellos, como en un espejo, pueda adquirir mayor claridad sobrem mismo y mi interior.11 En este sentido, Schiller tuvo que ser

    una suerte para l. Apenas pudo encontrar otro espejo de la con-ciencia mejor que el de Schiller, ese genio de la reflexin. Goetherecurri a Schiller para llevar algo de luz a su inmensamente ricavida interior. Por qu era inmensamente rica? La respuesta esmuy sencilla: porque l haba dado entrada en s mismo a todoun mundo. Todo objeto nuevo, si lo observamos atentamente,abre un nuevo rgano en nosotros.12

    Schiller es diferente. Se queja de su falta de experiencia del

    mundo. En 1795 escribe a Goethe: Suele resultarme maravillosoimaginrmelo a usted arrojado al mundo de esa manera, mientras

    14

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    10/27

    yo permanezco sentado entre mis ventanas con cristales de pa-pel, y ante m slo tengo papel.13 Schiller, entre sus ventanas decristales de papel, tena excesiva fuerza de reflexin. Su materia vi-vencial no consuma completamente su potencia espiritual. Poda

    ponerla a disposicin del amigo, para servir a ste de espejo y en-riquecerse l mismo con algo de mundo. En Goethe se le ofrecaun continente completamente distinto, si no para tomar posesinde l, por lo menos para explorarlo. Adems, Goethe, genio dela intuicin, le hizo adquirir confianza en las fuerzas del incons-ciente. Slo gracias a la amistad con Goethe aprendi Schiller quelos impulsos creadores radican en un mbito que por su natura-leza no puede ser comprendido.14 Ambos se complementaban de

    manera prodigiosa: uno cuidaba de la claridad y de la concien-cia, y el otro del vnculo creador con lo oscuro e inconsciente. Suideal comn era lograr unir las dos regiones: la idea y la expe-riencia, la libertad y la naturaleza, el concepto y lo ambiguo. Ellosmismos, y ms todava la posteridad, llamaron a eso lo clsico.

    Los amigos eran fuente de alegras el uno para el otro y seayudaban mutuamente. Contine, escribe Goethe, familiari-zndome con mi propia obra,15 y Schiller responde: Me ad-mira y fascina el rico cambio de su fantasa, y, aunque no puedacaminar al mismo ritmo, seguirlo con la mirada es ya un disfrutey una ganancia para m.16

    Con la muerte de Schiller, Goethe saba que tambin tocabaa su fin una poca de su vida. Tan ntima haba llegado a ser conel tiempo la relacin entre ambos, que Goethe confesaba a Zel-ter, el amigo de los aos tardos: Pens que me perda a m mis-

    mo, y lo cierto es que pierdo a un amigo y, con l, la mitad demi existencia.17

    Schiller muri sin poder extraer un balance concluyente deesta amistad. Estaba inmerso todava en el trabajo, en el trabajocomn. Examinaba precisamente las anotaciones de Goethe so-bre Diderot, y en su ltima carta escribe: Ahora, me veo en este[...] artculo metido en cierta controversia con usted.18

    Esta amistad, tan rica en matices e historias, fue, no obstante,

    ante todo esto: una conversacin en tono de controversia hasta elfinal. Y por eso podemos extraer tanto de ella.

    15

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    11/27

    1

    El 11 de diciembre de 1779, procedentes de Berna, KarlAugust, duque de Weimar, y Goethe, consejero privado de lega-

    cin, hacen un alto en Stuttgart, donde el duque Karl Eugen deWrttemberg los acoge como huspedes. El duque Karl Eugenen persona gua a los huspedes a travs de la Hohe Karlsschule,la academia que l patrocina y a la que llama, con orgullo, suvivero. Los estudiantes se abren paso para ver en persona al fa-moso autor de Gtz y de Werther y quizs atrapar al vuelo unamirada suya. No les faltarn oportunidades. El 14 de diciembrese celebra con msica, discursos y cantos corales la fiesta de lafundacin de la Karlsschule en el castillo nuevo. En una sala deactos decorada con flores se hallan presentes diversos persona-jes: delante, en el centro, Karl Eugen; a su derecha, el duque deWeimar, y a la izquierda, con gesto rgido y digno, Goethe. Tienesolamente diez aos ms que Schiller, pero est all ante l, porencima de l, como un antiguo poder procedente de un mun-do superior. Tambin Iffland lo vio entonces por primera vez:

    Goethe tiene una mirada de guila, que no puede soportarse.Cuando levanta la sobreceja, parece como si se le elevara tam-bin el hueso frontal.1 Se conceden los premios anuales. Losdistinguidos se acercan, se arrodillan y besan con gratitud el fal-dn del duque. Schiller recibe tres medallas de plata y diplomasen distintas asignaturas de medicina. Tambin l tiene que arro-dillarse y besar el faldn. Lamenta no poder atraer la atencin,y no osa alzar una mirada de soslayo hacia arriba, donde Goethe

    mira por encima de su persona.En este momento, Goethe tiene fama todava de ser un re-

    17

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    12/27

    presentante del Sturm und Drang, aunque ya no lo es. Antes deemprender este viaje, haba escrito en su Diario:

    Otros tiempos, otras preocupaciones. Silenciosa mirada retrospec-

    tiva a la vida, a lo revuelto, al trfago [...]. Qu singular compla-cencia haba encontrado en los misterios, en las relaciones oscu-ras e imaginativas [...]. Cun insensatamente me envolv en lascosas humanas y divinas [...]. De qu forma me abstuve de seguircamino alguno, sino que estoy ah ms bien como quien se salvadel agua y comienza a secarse por la accin solar...2

    ltimamente, su actitud es forzadamente digna. El entorno

    ms inmediato, que lo haba conocido y apreciado cuando sucomportamiento era distinto, acoge con extraeza este cambio.Wieland escribe: En lugar del calor que irradiaba vida por do-quier, hay hielo poltico a su alrededor. Siempre es bueno e ino-fensivo, pero no se comunica.3 Goethe not la extraeza queprovocaba. En una carta del 13 de septiembre de 1780 a Char-lotte von Stein se compara con un pjaro que sin saber por qucae al agua y los dioses, que lo ven a punto de ahogarse, inten-tan convertir poco a poco las alas en aletas de pez. Los peces,que se preocupan por l, no entienden por qu no se encuentrabien en su elemento.4 Por qu los dems han de complacerseen l, si l no logra complacerse en s mismo? Cmo no van aextraarse de l los dems, si l mismo se siente extrao frentea s y a su nueva tarea?

    All estaba, pues, este glido Goethe, con gesto rgido e in-

    fundiendo profundo respeto, en la tribuna del nuevo castillo enStuttgart, posiblemente inmerso en el aburrimiento. Dos sema-nas despus escribe a la seora Von Stein: Deambulamos de cor-te en corte, pasamos fro y nos aburrimos, comemos mal y bebe-mos todava peor. Aqu la gente te da pena, pues se dan cuentadel aspecto que ofrecen, y un extrao les infunde temor. Estnmal instalados, y en general tienen a su alrededor a tontos y bri-bones.5

    En Stuttgart, esos tontos y bribones haban advertido aGoethe que no mencionara el caso de Schubart ante el duque

    18

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    13/27

    de Wrttemberg. Corra entonces por boca de todos la histo-ria del escritor y antiguo organista Christian Friedrich DanielSchubart. ste, desde la ciudad imperial de Ulm, se haba enca-rado con el duque Karl Eugen, censurndolo por la venta de los

    hijos de los habitantes de Wrttemberg a Inglaterra para las guerrascoloniales, y se haba burlado de Franziska von Hohenheim,amante del duque, calificndola de despabiladeras que ardeny despiden mal olor.6 Con falsas promesas, atrajeron a Schubarta Wrttemberg y all lo apresaron. Cuando en febrero de 1777Schubart fue arrojado a un calabozo en el Alto Asperg, el duquequiso estar presente junto a Franziska; los dos ofendidos no que-ran perderse esta satisfaccin.

    Los sucesos an estaban frescos en el recuerdo, y Schubartsegua en el hmedo calabozo como prisionero personal del du-que; no poda leer ni escribir, y tampoco recibir visita alguna;pero su fama creci en toda Alemania como mrtir de la liber-tad de palabra. Se cursaron peticiones y se redactaron poemas enhonor del cautivo y amigo de la libertad. En la lejana ciudad deWeimar, Herder intercedi a favor de Schubart y en las Cartassobre el progreso de la humanidad le atribuy un puesto de honoren la galera de hroes que haban luchado por la libertad y lahumanidad.

    La esposa de Schubart esperaba recibir ayuda de Goethe:Dios!, pensaba yo, quiz sea l un instrumento divino para gran-jearnos amigos.7 A travs de un intermediario, se acerc a Goethe,que se mostr dispuesto a ponerse en contacto con la mujer, peroel encuentro no lleg a producirse. Karl Eugen levant una pan-

    talla de aislamiento en torno a Goethe. Helene Schubart estabadesesperada. Mi corazn habla en voz alta con l y, sin em-bargo, en sus circunstancias no puedo osar visitarlo...8 Los es-tudiantes, casi todos enardecidos a favor de Schubart, espera-ban mucho de la ayuda de Goethe. De hecho, poco despus, lascondiciones de la prisin de Schubart se aligeraron. Lo cual, sinduda, nada tena que ver con Goethe, cuyo peso poltico sobre-valoraron con toda seguridad sus admiradores.

    Goethe era nuestro Dios,9 recuerda Georg Friedrich Scharf-fenstein, compaero de Schiller. Con la aparicin de la obra tea-

    19

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    14/27

    tral Gtz von Berlichingen en 1773 y la novela Las desventuras deljoven Wertheren 1774, Goethe se convirti de repente en el mxi-mo exponente del genio para los jvenes ambiciosos y obse-sionados por la literatura. Los rasgos de su persona se perfilaban

    con claridad a travs de su obra; y se especulaba de una formaque slo se haba dado en el caso de Rousseau, sobre el tras-fondo biogrfico de aquel libro. La fama de Goethe era sntomade un cambio en la vida literaria. Escribir, leer y vivir se acerca-ron entre s. Se aspiraba a reconocer y a ver valorada la propiavida en la literatura, se buscaba encontrarse a s mismo, y tam-bin se quera encontrar al autor, que de pronto se hace intere-sante con su biografa, e intenta hacerse interesante en el caso

    de que no lo sea todava. Esta valoracin de lo personal, tantoen el lector como en el autor, forma parte del culto al genio enaquellos aos. Por ejemplo, tuvo una poderosa repercusin en elpblico literario el hecho de que Goethe, pocas semanas antesde su viaje a Stuttgart, clavara en una encina del parque de Et-tersburg la novela Woldemar, de su amigo Fritz Jacobi, y a con-tinuacin, desde la cima de un rbol, declamara versos satricos.Goethe recaa de este modo en el Sturm und Drang. Tambin aStuttgart haban llegado noticias al respecto. A Schiller le habagustado.

    Los escndalos formaban parte del culto a la persona en lapoca del genio. Un artista presenta una obra. Est bien. Pero nobasta. Mejor si la propia vida se convierte en obra de arte, en unaobra que estimula la curiosidad y el afn interpretativo del p-blico. Goethe lo haba hecho as. Se hablaba ya entonces de su

    vida, de los aos en Frankfurt, de sus mujeres, de cunto deGoethe haba en Werther, de las aventuras enloquecidas con eljoven duque en los primeros aos de Weimar. La fama de Goethehaba empezado con Gtz von Berlichingen. El xito de este librose deba al cambio de las ideas tradicionales relativas al rango yel prestigio. Algunos miembros de familias antiguas preguntaronal clebre autor si podra eternizar tambin su linaje. Y comoGoethe no se mostraba dispuesto a hacerlo, Von Riedesel, ba-

    rn de Eisenach, mariscal heredero de Hesse, ofreci un premiode veinte ducados por un drama que hiciera a su familia tan

    20

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    15/27

    famosa como la de Berlichingen. Esta recompensa haba de con-cederse en la feria de Leipzig del ao 1777, y el barn era tanaudaz que opt por Lessing como juez del certamen. Pero nadiese erigi en abogado de los Riedesel. Con Gtzquedaban todos

    en la sombra. Incluso lleg a discutirse por extenso la cuestinde si realmente la mano de hierro del caballero era la derecha,como deca Goethe, o la izquierda. Un recensor de Gotinga sedecidi por la derecha con el argumento de que esta mano dehecho es tan indispensable para un caballero como lo es para al-gunos editores, compiladores y recensores, si bien con la dife-rencia de que el caballero necesita ms contenido en la cabezapara usarla.10

    Gtzfue un xito nacional, pero el xito de Werther lleg aser europeo. Las prendas de vestir de Werther chaleco y panta-lones amarillos, frac azul y botas marrones constituyen an hoyun caso excepcional en Alemania: que la literatura haya provo-cado una forma de vestir y, contra lo que acostumbra suceder, sinque su origen sea Francia, Inglaterra o Estados Unidos. Parece queaqu y all se produjeron asimismo suicidios por imitacin. Wertherse convirti en libro de culto de toda una generacin. El jovenBonaparte lo ley siete veces. Consideraba que aquel amor des-dichado era sobrecogedor, pero que la sociedad no estaba bienpresentada, algo que ms tarde reproch al autor en el famosoencuentro de Erfurt en 1808. Tambin en Bonaparte el entusias-mo por la novela haba despertado la curiosidad por la perso-nalidad del autor. El escptico Lessing, que haba criticado yaGtz, tampoco dio una acogida favorable a Werther. Con todo,

    no pudo sustraerse al encanto del inters biogrfico, y public losescritos filosficos de K.W. Jerusalem, que era considerado comoel modelo del destino de Werther. Lessing quera mostrar queese Jerusalem era un tipo totalmente distinto de Werthery desu autor.

    Cuando en 1775 Goethe acept la invitacin del duque KarlAugust para ingresar en la corte de Weimar, se suscit un enor-me inters para ver cmo se desarrollaba este tipo. El poeta que

    haba criticado la sociedad palaciega, tomara los rasgos del prn-cipe, o bien, a la inversa, el prncipe se adaptara al poeta? Se ha-

    21

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    16/27

    ra cortesano el poeta, o se hara genial el prncipe? Al principiopareca que era el joven duque el que emulaba a su mentor. Secontaba hasta qu extremos tan perversos haba llegado Goetheen compaa de su joven duque en caceras, francachelas y fies-

    tas campestres en compaa de las bellezas rurales. Se deca queGoethe haba convertido aquel lugar de contemplacin, aquellasede de las musas, en el cuartel general de los genios. Lo ciertoes que Goethe arrastr tras de s como una cola de cometa a otrosautores del Sturm und Drang: a Lenz, Klinger, Kaufmann y los her-manos Stolberg, que entonces todava eran nefitos en la nuevafe. Hubo fiestas de las que los filisteos de Weimar seguan hablan -do an al cabo de decenios. Segn narra Bttiger, entre otras

    cosas se celebraban banquetes en honor del genio,11 donde loscomensales comenzaban arrojando todos los vasos por la venta-na; en cambio, se usaban como copas un par de sucias urnas fu-nerarias que se haban extrado de un cercano tmulo antiguo.Los asistentes competan en gestos y formas de presentarse paraproducir efectos inusitados. Lenz hizo de bufn, Klinger dio lanota devorando un trozo de carne de caballo cruda, Kaufmannse sent en la mesa del duque, a pecho descubierto, con el ca-bello revuelto y un colosal bastn nudoso. A la seora VonStein, los actos de aquellos genios le resultaban muy desagrada-bles, y, en una carta a su amigo Zimmermann, se quejaba de queGoethe adoptara una conducta indecorosa, profiriendo maldi-ciones con palabras bajas y plebeyas; de esa manera, aada,pervierte incluso al duque, que cae tambin en tales modalesy recientemente ha llegado a decir que las gentes con buenos

    modales [...] no por tenerlos merecen llevar el nombre de un va-rn honorable.12

    La noticia de las locuras de Weimar lleg tambin a odos deKlopstock, en Hamburgo. Creyndose obligado a defender la re-pblica de los sabios, escribi una carta de exhortacin al que,veinticinco aos ms joven que l, consideraba como su disc-pulo ms dotado: Si el duque sigue bebiendo hasta enfermar, enlugar de fortalecer su cuerpo, como dice, sucumbir y no llega-

    r a viejo....13 Goethe contest en tono cortante: Dispnsenosen el futuro de tales cartas, querido Klopstock. Usted no nos sir-

    22

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    17/27

    ve de ayuda para nada y lo nico que logra es provocarnos un parde horas de mal humor.14

    En la segunda mitad de los aos setenta del siglo XVIII, las no-ticias relativas a los actos de aquellos genios de Weimar se hicie-

    ron ms escasas. Pero el concepto de genio, que Goethe encarna-ba tan persuasivamente, no perdi nada de su fuerza de irradiacinentre jvenes como Schiller y sus amigos en la Karlsschule. Ge-nio era para ellos un asunto del corazn, un grito de lucha enlas batallas espirituales de su presente, unas batallas en las queellos participaban, aunque de momento an desde la lejana. Elgenio de Goethe los deja a todos en la sombra, por ejemplo, aKlopstock, a quien Schiller haba venerado inicialmente, como

    otrora lo hiciera Goethe, que en los comienzos de su desarrollointelectual tuvo que liberarse de Klopstock. Schiller recorri lafase de Klopstock cuando Goethe ya la haba superado. En lasodas y en el Mesas de Klopstock haba encontrado Schiller amory agrado para explayarse en los espacios infinitos15 y, sin em-bargo, unir lo enorme con lo minsculo. Klopstock fue para lageneracin de Schiller el sonido sublime de los padres:

    No me quiero lanzaral ocano universalde todos los mundos;slo quiero flotaren torno a una gota del cubo,en torno a la esfera terrenal.16

    Tambin Schiller haba sentido la postura del rebelde de losmundos, del ngel cado Abaddona, al que el cielo se le convier -te en desierto, y el mundo en una nada.

    Para Schiller, como tambin para Goethe tiempo atrs, Klops-tock haba sido un dolo de la juventud.17 En esa edad se pre-fiere lo gigantesco, porque no se conoce todava la vida. A di-ferencia de ello, Schiller aprendi de Goethe algo sublime que, alcontrario de Klopstock, no conduce a las estrellas, sino que abra-

    za de lleno la vida. Cuando todava era un esclavo de Klops-tock,18 Schiller, se regalaba con lo supraterrestre sin tocar el suelo;

    23

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    18/27

    pero en Goethe encontr lo terrestre con brillo supraterrestre. Loque Goethe aprendi algunos aos antes, ahora tambin lo apren-de Schiller, a saber: que lo sublime permanece vaco si no se for-ma dentro de la lejana de la vida.

    Goethe escribir sobre Klopstock en Poesa y verdad: La dig-nidad del objeto elevaba en el poeta el sentimiento de la propiapersonalidad19. Gracias a Goethe comprende Schiller que el sen-timiento de la propia personalidad tiene que brotar de uno mis-mo, de su fundamento creador, y no est abocado a la dignidaddel objeto. El genio no necesita la cresta de grandes temas paraparecer grande. El poeta genial es el Prometeo de una segundacreacin: Aqu me siento yo y formo hombres, los formo a mi

    imagen...,20 leemos en la oda a Prometeo.En los aos setenta del siglo XVIII, cuando se hablaba del ge-

    nio, el pensamiento se diriga ante todo a Shakespeare. Treintaaos antes, ste segua siendo prcticamente desconocido en Ale-mania, pero ahora es considerado como el creador de hombrespor antonomasia. Goethe escribe en su discurso sobre Shakes -peare: Competa con Prometeo, a su imagen formaba los hom-bres rasgo a rasgo, pero con grandeza colosal.21 Shakespeare nose eleva como Klopstock sobre la naturaleza, ni la imita idlica-mente, como los anacrenticos; ms bien, la crea desde su natu-raleza interior y, por eso, acierta con la verdad de la naturalezaexterior y del hormiguero humano.

    Naturaleza es, junto con genio, la otra palabra mgica dela poca. Ambos trminos forman una unidad y se oponen a loartificial y a la coaccin. El genio no se atiene a reglas, sino que

    se da a s mismo algunas que brotan de la propia naturaleza crea-dora. Ms adelante, Kant encontrar la frmula decisiva paraesta idea: el genio es aquel don de la naturaleza que da la reglaal arte.22

    Schiller descubri a Shakespeare a travs de su profesor JakobFriedrich Abel, que ingres en la Karlsschule con un discurso so-bre el genio. En sus palabras del 14 de diciembre de 1776, pro-nunciadas exactamente tres aos antes de la visita de Goethe a

    la Karlsschule, Abel afirmaba: El genio juega con pensamientosgrandes y audaces, como Hrcules con el len. Qu no sufri

    24

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    19/27

    Shakespeare? Gritan y croan a sus pies, pero l se mantiene im-pvido, con su cabeza en las nubes del cielo.23 En sus clases delos aos siguientes, Abel har que Schiller conozca a este len.Para dar un carcter plstico a los conceptos psicolgicos acos-

    tumbraba servirse de piezas literarias. En una ocasin esclareciel problema de los celos con el ejemplo de Otelo, drama del queley algunos pasajes tomados de la traduccin de Wieland. Abeldescribe as la escena:

    Schiller era todo odos, todos los rasgos de su rostro expresaban lossentimientos de los que estaba henchido y, apenas termin la lec-cin, me pidi anhelante el libro. Y a partir de ese momento, lo

    lea y estudiaba con celo ininterrumpido.24

    Con los compaeros cambiaba raciones de comida por al-gunos tomos de Shakespeare. Su lectura le sobrecoga. Pero en-tre el entusiasmo anterior de Goethe y el de Schiller hay una di-ferencia caracterstica. Schiller aclar ms adelante este punto ensu obra Poesa ingenua y poesa sentimental. El autor ingenuo, re-presentado entre otros por Goethe, puede confiarse sin congojaa la naturaleza, se siente llevado por ella y la expresa. En cam-bio, el autor sentimental, tal como Schiller pretende serlo, re-flexiona y dispone las cosas segn le conviene antes de dejar questas lleguen a l. No quiere exponerse a la violencia de la na-turaleza inmediata. Pero Shakespeare, escribe Schiller, producaen l el efecto de una naturaleza inmediata. Lo admiraba, perotambin lo tema. Schiller escribir ms adelante, recordando sus

    primeras impresiones de Shakespeare: Todava no era capaz deentender la naturaleza de primera mano, slo poda soportar laimagen sometida a reflexin a travs del entendimiento y com-puesta a travs de las reglas.25 Por tanto, la naturaleza pura deShakespeare todava resultaba excesiva para el joven Schiller. Elcaso de Goethe era diferente. ste tena un hambre insaciable denaturaleza pura, y cuando descubri a Shakespeare exclam: Na-turaleza!, naturaleza!, nada contiene tanta naturaleza como los

    hombres de Shakespeare.26Pero el Sturm und Drangy los que idolatraban a Goethe, qu

    25

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    20/27

    entendan por naturaleza y por natural? Naturaleza es lo quecrece orgnicamente desde dentro y se desarrolla. Lo que acon-tece por naturaleza puede coartarse, reprimirse y mutilarse des-de fuera mediante rdenes artificiales, formas mecnicas de pen-

    samiento y reglas que no favorecen el desarrollo, sino que lolimitan. Fue Rousseau el que proporcion a su siglo los lemasdecisivos para el malestar en la cultura. A partir de Rousseau nospreguntamos si el hombre no es propiamente un ser dotado deempata, que, sin embargo, en el mecanismo social es forzado alegosmo. No es genuinamente creador y, a pesar de todo, tieneque dilapidar sus fuerzas en tareas que limitan y matan el esp-ritu? A causa de la educacin y la formacin dominantes, no

    se mata la unidad originaria de sentimiento y entendimiento? Suaspiracin a la propiedad y a la posesin, no lo induce a quererdominar o a delimitarse meticulosamente? Las reglas sociales, nolo han despojado de sus derechos naturales?

    Estas preguntas proceden de la gran desconfianza frente a lasrelaciones dominantes. Pero el hombre no se conforma con exi-gencias abstractas, no slo se halla ante al deber, sino que se en-cuentra vinculado adems al ser autntico, que lleva el nombrede naturaleza. Tras las huellas de Rousseau se indaga en la na-turaleza la verdad escondida, que puede entresacarse de las rela-ciones falsas mediante una bsqueda tenaz basada en la con-ciencia de s mismo. Jakob Lenz, el amigo del joven Goethe, habaexpuesto drsticamente el problema en su obra El preceptor. Enella, un profesor particular se castra para no arriesgar su porve-nir en el seno de una familia noble. A la postre, la coaccin de

    la naturaleza en el propio cuerpo supone la propia mutilacin ydestruccin. No todos han presentado el problema de forma tanestridente, pero Goethe opinaba algo semejante cuando pona enboca de Werther:

    Pueden decirse muchas cosas a favor de las reglas, aproximadamen-te lo que puede decirse a favor de la sociedad burguesa [...], mas,por el contrario, todas las reglas, se diga lo que se diga, destruirn

    el verdadero sentimiento de naturaleza y la verdadera expresin dela misma [...]. Oh!, amigos, por qu el torrente del genio se des-

    26

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    21/27

    borda tan pocas veces, brama tan pocas veces en altas olas y con-mueve vuestras almas admiradas?27

    La naturaleza es fuerte, est llena de energa, pero es siem-

    pre buena? En ciertos momentos, el sentimiento dichoso de lanaturaleza parece sugerirlo. Cuando acerco mi corazn al hor-migueo del pequeo mundo que pulula entre los tallos, a las in-numerables e insondables figuras, a todas los formas de gusanosy mosquitos...,28 entonces, dice Werther, le parece como si el es-pejo de su alma se convirtiera en el espejo del Dios infinito.Pero en otra ocasin, casi en el mismo entorno, el escenario dela vida infinita se le transforma en el abismo del sepulcro eter-

    namente abierto.29 El muere y transfrmate30 se convierte enel devorar y ser devorado, la naturaleza pasa a ser un monstruoque rumia eternamente.31 Si la naturaleza externa ofrece estaimagen escindida, la naturaleza interior, subjetiva, no se mos-trar tambin contradictoria y abismal? Es sabido que Werthertermina destruyndose a s mismo y cabe dudar de si son sola-mente las limitaciones sociales las que lo hunden.

    Es exactamente esta ambivalencia del concepto de naturalezaen Goethe la que atrae al joven Schiller, y es interesante observarlo que ste extrae de ella.

    Pocas semanas antes de la visita de Goethe a la Karlsschule,Schiller vio que su primera disertacin, dedicada a la filosofade la psicologa, era rechazada, y fue el propio duque el quela rechaz, aunque en el pasado, cuando necesitaba mdicos,empujara a Schiller a estudiar medicina. Ahora, en cambio, no

    puede colocar a sus pupilos en puestos profesionales, por lo que,apoyndose en los informes de los profesores, rechaza la diser-tacin: En consecuencia, estimo oportuno para l que perma-nezca un ao ms en la academia, donde, mientras tanto, su fue-go podr atemperarse un poco....32 El fuego de Schiller erala pasin con que en el campo de la fisiologa quera escrutaraquella ambivalencia de la naturaleza que haba encontrado ensu admirado Goethe. Schiller quiere acreditarse como un pe-

    netrante conocedor de espritus,33 que por caminos distintos delos de Shakespeare o Goethe, a saber, como un mdico que filo-

    27

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    22/27

    sofa, intenta, por as decirlo, sorprender al alma en sus opera-ciones ms secretas,34 tal como escribe en el ao 1781 en el pr-logo a la primera edicin de Los bandidos. Se impone al mdicola conclusin de que posiblemente las operaciones ms secretas

    hunden sus races en el reino de las sombras, a una profundidadmayor de lo que podra gustar a un alma orgullosa, que hacealarde de su independencia y quiere experimentar la naturalezasolamente como un sentimiento de la misma, pero no en el pro-pio cuerpo. Segn Schiller, el dogma del Sturm und Drangsegnel cual la naturaleza es todo y nosotros hemos de desplegar susfuerzas para encontrar en ella nuestra verdad, tiene que acredi-tarse en la investigacin concreta del nexo entre espritu y na-

    turaleza, alma y cuerpo. Cunta libertad nos deja nuestra pro-pia naturaleza, nuestro cuerpo, y cunta fuerza de configuracintenemos nosotros frente a ella? Estamos aqu ante una pregun-ta que Goethe nunca se plante as. Para Goethe la naturalezaera lo envolvente, lo que simplemente soporta y produce. ParaSchiller, en cambio, era la parte contraria, un contrincante de lalibertad. Aproximadamente en el tiempo de la visita de Goethe,tuvo que redactar el informe de la autopsia de un cadver. En lescribi: Cuando se le abri el pecho, se derram una gran can-tidad de suero amarillento [...]. Las vsceras contenan una vis-cosidad amarillenta [...]. En la mitad superior del pulmn iz-quierdo haba una especie de pus.35 El informe termina con estafrase: No se le abri la cabeza. Schiller tuvo que redactar tresdisertaciones hasta que finalmente le fue aceptada una. En todasellas aborda el problema de la relacin entre cuerpo y alma e in-

    tenta abrir la cabeza con su instrumental analtico, para averi-guar si puede encontrarse all la sede de la soberana. A este res-pecto, en sus sutiles construcciones conceptuales se nota en eltrasfondo la repercusin de la ambivalente imagen de la natura-leza en Goethe, la duplicidad de hormiguero vivo, lleno de amor,y abismo que se traga el sentido.

    El primer captulo de la primera disertacin, el nico con-servado, aborda esta cuestin: cmo a partir de estmulos cor-

    porales, o sea, a partir de la naturaleza, surgen los fenmenosde la realidad de la conciencia? El autor aspira a analizar los pro-

    28

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    23/27

    cesos que tienen lugar en la transformacin de lo fisiolgico enlo psquico, tema que en la tercera tesis analiza con mayor pro-fundidad. A este respecto, la investigacin especial que se apo-ya en la neurofisiologa coetnea es preparada con una gran esce-

    nificacin de la teora. En trazos audaces desarrolla Schiller conmpetu entusiasta toda una filosofa del amor como principionatural, csmico, que constituye en todas partes el nexo de lavida, la gran cadena de los seres. Este pensamiento correspondea las palabras donde Goethe habla del soplo del que lo amatodo,36 que en un gozo eterno nos lleva y conserva flotando enel aire. En Schiller, este conjuro de la filosofa del amor al prin-cipio de las investigaciones fisiolgicas equivale a la invocacin

    de una musa que ha de dirigirlo, a fin de evitar que l, abando-nado de todos los buenos espritus, no caiga en la tentacin ma-terialista: Un ataque audaz del materialismo derrumba mi crea -cin. Si vence el materialismo, ya slo podemos decir sobre elhombre las palabras de Karl Moor: El hombre surge del lodo,y camina un tiempo por el lodo, y hace lodo, y fermenta luegojuntamente con el lodo, hasta que al fin se pega asquerosamen-te en las suelas de los zapatos de su biznieto.37 Este punto devista corresponde a la consternacin de Goethe ante una natu-raleza como abismo del sepulcro eternamente abierto.38

    Para Schiller, el principio del amor, que querra ver introdu-cido en la naturaleza, es un conjuro negativo contra la tentacinde contemplar la naturaleza como abismo o lodo. Ese amor departida slo es realmente un principio, una magnitud especula-tiva. El soplo del que lo ama todo es algo percibido; en cam-

    bio, el amor de Schiller es pensado grandiosamente, pero no pasade ser ideado. Ha de introducir un principio animador en la m-quina del mundo de los cuerpos, tiene que salvar la sima en-tre alma y cuerpo, espritu y naturaleza, y superar el dualismoentre conocimiento y realidad.

    Tiene que haber espritu en la naturaleza, pues de otro modono podramos conocerla en absoluto: slo lo igual conoce lo igual.En diversas ocasiones utiliza Schiller como motivo director en su

    filosofa del amor la imagen de la gran cadena de las fuerzas, 39metfora que una tradicin venerable pone en sus manos y que

    29

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    24/27

    tambin utiliza Goethe. Esa metfora ha dominado el pensamien-to occidental desde Platn. La gran cadena se mueve desde arri-ba hacia abajo como emanacin divina, y asciende desde abajohacia arriba, siempre en direccin hacia el espritu.40 Sobre todo,

    los miembros de la cadena no estn unidos en sentido nico, a lamanera de la causa y el efecto. De ah deduce Schiller con auda -cia una conclusin extraordinaria: por tanto, no puede ser que lofisiolgico, por ejemplo, el enrejado de nervios en el cerebro, seala nica actividad, una actividad ejercida en la accin del espri-tu; ms bien, tiene que haber una causalidad a la inversa, la ejer-cida en la naturaleza desde el espritu. Cada miembro de la grancadena tendr que ser a la vez causa y efecto. Esto, aplicado al sis-

    tema nervioso, significa que hay procesos fisiolgicos que trans-curren sin nuestra voluntad e incluso contra ella, y otros que sondesatados por la voluntad y que, en consecuencia, no son sinouna causa emanada de la voluntad. El alma tiene un influjo ac-tivo en el rgano del pensamiento,41 escribe Schiller. Pero cmopuede lo fsico transformarse en psquico? Schiller no es capazde explicarlo, especula sobre una supuesta fuerza intermedia.42

    Pero no llega ms lejos, pues, en primer lugar, no puede demos-trarla y, en segundo lugar, no sabe exactamente qu tipo de en-tidad ha de buscar, si algo material o algo espiritual. La omino-sa fuerza intermedia es en verdad tan slo una idea.

    Las investigaciones de la naturaleza que Goethe emprendecasi al mismo tiempo son un poco ms firmes y, sin embargo,ms contemplativas; estn animadas por la mirada, la observa-cin y el descubrimiento. La manera de proceder de Goethe di-

    fiere por completo de la que sigue Schiller, que est impulsadopor la ambicin de sorprender a la naturaleza en sus operacionessecretas. Con todo, tambin para Goethe, igual que para Schil-ler, es decisiva la idea de la gran cadena, y se ocupa ms en con-creto de esta pregunta: cmo se ha desarrollado el hombre des-de el reino animal? Para cerrar la cadena le falta todava el osintermaxilare, el hueso intermaxilar, que se muestra en los simios,pero no en el hombre, segn todos los indicios. Pero a Goethe

    se le ocurre pensar que quizs en el hombre se forma de nuevoen el estadio prenatal. Y un buen da llega a sus manos el crneo

    30

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    25/27

    de un embrin. En l descubre el fino lugar de sutura, haba ha-llado las huellas apenas visibles del hueso intermaxilar. Estoytan contento que me da saltos el corazn y se me estremecen to-das las vsceras, escribe a la seora Von Stein; y a Herder, en el

    mismo da, el 27 de marzo de 1784: No he descubierto oro niplata, pero s algo que me produce una alegra inefable, el hue-so intermaxilar [...]. Tambin a ti debera producirte alegra, pueses como una clave de bveda para entender la realidad del hom-bre.43 Sin embargo, el eco en el mundo de los especialistas nofue muy sonoro, cosa que evidentemente enoj a Goethe: Vuel-vo a comprobar que el especialista profesional niega sus cincosentidos; pues raras veces se preocupa por el concepto vivo de

    la cosa, y slo le interesa lo que se ha dicho acerca de ella.44 Encualquier caso el profesor Justus Christian Loder, de la Univer-sidad de Jena, incluy el descubrimiento de Goethe en su Ma-nual de anatoma. Todo eso no desvi a Goethe de su camino, lateora de los huesos le haba embelesado. Estudi seguidamenteun cuerno de rinoceronte, e incluso hizo que le enviaran un cr-neo de elefante, que escondi en su habitacin para que no lotildaran de loco. Schiller especulaba sobre una ominosa fuer-za intermedia, Goethe, en cambio, tena su os intermaxilare, unmiembro intermedio en la serie de configuraciones de la vida.

    Hay medios para dar, de una u otra forma, con el hueso in-termaxilar, el cuerno de rinoceronte y el crneo de elefante. Perocmo puede encontrarse la libertad en el cerebro, tal como lointenta Schiller con ahnco? La busca mediante una teora de laatencin.45 No es sorprendente que podamos dirigirla por li-

    bre voluntad como si se tratara de un rayo de luz? No quedademostrado con ello que no slo dependemos de estmulos, sinoque adems podemos escoger aquello a lo que queremos reac-cionar? La atencin dirigida por la voluntad, no concede unamirada a la esencia de la libertad de decisin? Schiller, alentadopor la alegra del descubridor, aunque no tenga en la mano algotan duro como el hueso, reprochar ms tarde a Goethe que pal-pe demasiado, y con aliento y orgullo presenta su hallazgo re-

    lativo a la libertad: La atencin, a travs de la cual fantaseamos,reflexionamos, nos distinguimos y concentramos, a travs de la

    31

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    26/27

    cual queremos. Es el influjo activo del alma en el rgano de pen-samiento el que realiza todo esto.

    La libertad es desde ahora el gran tema de Schiller. Ha inten-tado hallar un lugar para ella desde lo fisiolgico. La percibimos

    en el movimiento intencional de la atencin, por tanto, tiene queexistir o, tal como escribe en su disertacin, la experiencia lademuestra. Cmo puede rechazarla la teora?.46 Schiller, comoya hicieran el Sturm und Drangy el joven Goethe, haba empeza-do declarando santa la naturaleza, pero ahora sigue otros cami-nos; con la libertad se desprende, vuela por encima de la natu-raleza e incluso se le opone. Pero todo ello no est enteramenteexento de peligros. La libertad, dice Karl Moor, incuba colosos

    y cosas extremas.47En el momento de la visita de Goethe en Stuttgart, Schiller

    no slo ha concluido su primera disertacin, sino que tambinest a punto de terminarLos bandidos, la obra que lo har famo-so de la noche a la maana. De este modo, va a repetirse un xi-to que Goethe haba tenido diez aos antes con su Gtz. Schil-ler presenta a dos hermanos enemistados, dos extremistas de lalibertad.

    Karl es un idealista extremo, en la medida en que, con el en-tusiasmo de su corazn, cree en un buen orden paternal del mun-do, en un orden natural de las cosas; pero basta una tergiver-sacin, una debilidad del padre y una maldad del hermano, parahacer que Karl se adhiera a una banda de bandidos, con los que,como noble salvaje, se entrega al furor de una venganza contrael orden perturbado del mundo.

    Franz es un materialista extremo; la naturaleza lo ha tratadomal: se desliz del seno materno en segundo lugar, un desti-no que lo excluye de la herencia. La naturaleza le ha impuestouna carga de fealdad: Por qu precisamente a m la nariz la-pona? Precisamente a m esta boca de negro, estos ojos de ho-tentote?.48 La naturaleza es cruel e injusta. Por qu no habrade serlo l? Franz ha sido golpeado por ella y, por tanto, devuelveel golpe.

    De nuevo tenemos as la imagen de la naturaleza ambivalen-te: la que lo ama todo y el abismo.

    32

  • 7/27/2019 Goethe y Schiller

    27/27

    Libros de Rdiger Safranskien Tusquets Editores

    TIEMPO DE MEMORIA

    Un maestro de AlemaniaMartin Heidegger y su tiempo

    NietzscheBiografa de su pensamiento

    Schillero La invencin del idealismo alemn

    Schopenhauery los aos salvajes de la filosofaRomanticismo

    Una odisea del espritu alemn

    Goethe y SchillerHistoria de una amistad

    ANDANZAS

    Un maestro de AlemaniaMartin Heidegger y su tiempo

    ENSAYO

    El malCunta globalizacin podemos soportar?

    FBULAUn maestro de AlemaniaMartin Heidegger y su tiempo

    El malNietzsche

    Biografa de su pensamiento

    Schopenhauery los aos salvajes de la filosofa

    Schillero La invencin del idealismo alemn