glover. espectadores (en nazismo)

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GLOVER, Jonathan. Humanidad e inhumanidad. Una historia moral del siglo XX. Traducción de Marco Aurelio Galmarini. Madrid: Cátedra, 2013. ESPECTADORES [pp. 516-535] “A veces se ha pensado que la mayoría de los alemanes y de los austríacos no sabían qué pasaba con los judíos y otras víctimas de las razias nazis. La verdad es más terrible. Muchos deseaban participar en ellas y muchos otros sabían muy bien qué se hacía. Había administradores, tipógrafos, conductores, trabajadores y otros, que no mataban gente, pero proporcionaban el respaldo necesario”. (p. 516) Muchos sabían, muchos querían participar “En abril de 1945, los judíos sometidos a trabajos forzados fueron alejados del ejército soviético que avanzaba y trasladados a Mauthausen. En Eisenerz, la gente del pueblo que salía del cine arrojó piedras a algunos de ellos. Un escuadrón de la milicia local abrió fuego y mató a doscientos”. (p. 517) “Cuando los prisioneros de Mauthausen se fugaron, muchas personas del lugar se sumaron con entusiasmo a la cacería. […] Con posterioridad, [/] la gente del pueblo solía referirse a la fuga como la ‘cacería de conejor’”. (pp. 517-18) Gente agredía a judíos trasladados, al final de la guerra Dilemas morales coercitivos “Los nazis coercionaban a la gente con dilemas morales. Para los críticos, la opción moral era terrible. O aceptaban el genocidio o lo denunciaban, pero en este caso sus propias familias podían añadirse a las víctimas sin salvar a nadie a cambio. […] En los países ocupados, los nazis perseguían una política deliberada para dividir la posible oposición. Así pues, las opciones a las que se enfrentaban cada fragmento de oposición eran realmente terribles”. (p.

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GLOVER, Jonathan. Humanidad e inhumanidad. Una historia moral del siglo XX. Traduccin de Marco Aurelio Galmarini. Madrid: Ctedra, 2013.

ESPECTADORES[pp. 516-535]

A veces se ha pensado que la mayora de los alemanes y de los austracos no saban qu pasaba con los judos y otras vctimas de las razias nazis. La verdad es ms terrible. Muchos deseaban participar en ellas y muchos otros saban muy bien qu se haca. Haba administradores, tipgrafos, conductores, trabajadores y otros, que no mataban gente, pero proporcionaban el respaldo necesario. (p. 516) Muchos saban, muchos queran participar

En abril de 1945, los judos sometidos a trabajos forzados fueron alejados del ejrcito sovitico que avanzaba y trasladados a Mauthausen. En Eisenerz, la gente del pueblo que sala del cine arroj piedras a algunos de ellos. Un escuadrn de la milicia local abri fuego y mat a doscientos. (p. 517) Cuando los prisioneros de Mauthausen se fugaron, muchas personas del lugar se sumaron con entusiasmo a la cacera. [] Con posterioridad, [/] la gente del pueblo sola referirse a la fuga como la cacera de conejor. (pp. 517-18) Gente agreda a judos trasladados, al final de la guerra

Dilemas morales coercitivos

Los nazis coercionaban a la gente con dilemas morales. Para los crticos, la opcin moral era terrible. O aceptaban el genocidio o lo denunciaban, pero en este caso sus propias familias podan aadirse a las vctimas sin salvar a nadie a cambio. [] En los pases ocupados, los nazis perseguan una poltica deliberada para dividir la posible oposicin. As pues, las opciones a las que se enfrentaban cada fragmento de oposicin eran realmente terribles. (p. 519) Oposicin no era posible sin entrar en dilemas morales terribles

Los orgenes del coraje cvico

El sargento Anton Schmidt, a cargo de una patrilla del ejrcito alemn en Polonia, facilit papeles falsos y el uso de camiones militares a judos clandestinos hasta que fue detenido y fusilado. Su ayuda se describi en el juicio a Eichmann en Jerusaln. Hannah Arendt habla del silencio que se apoder de la sala del tribunal, en parte en honor a Anton Schmidt y en parte como respuesta a la idea de lo rara que esa ayuda haba sido. (p. 520) caso del sargento alemn Anton Schmidt, que ayud a judos a escapar

En 1943, unos estudiantes catlicos antinazis fueron ejecutados por distribuir panfletos subversivos en Munich. En la maana de su ejecucin, Sophie Scholl dijo: Qu importa nuestra muerte si con lo que hemos hecho se revuelven y despiertan millares? Los estudiantes estn destinados a rebelarse. No sucedi tal cosa. Esa noche hubo una gigantesca manifestacin en apoyo de las ejecuciones. (p. 520) Caso de los hermanos Scholl, quienes fueron rechazados por mayora

Le Chambon

La solidaridad religiosa inspir a veces el comportamiento de comunidades enteras. En Francia, el pueblo protestante de Le Chambon-sur-Lignon se convirti en refugi de judos. El pastor, Andr Trocm, su mujer Magda y los habitantes del pueblo haban creado conjuntamente una comunidad en la que negar hospitalidad a un refugiado era sencillamente impensable. (p. 525) Pueblo francs Le Chambon, responde humanamente

El ministro francs para la juventud, George Lamirand, visit el pueblo y se le dio una carta de parte del pueblo donde se lea: Nos sentimos obligados a decirle que hay entre nosotros una cierta cantidad de judos. Pero nosotros no hacemos distincin entre judos y no judos. Eso es contrario a la enseanza del Evangelio. Si nuestros camaradas, cuyo nico delito es haber nacido en otra religin, [/] la orden de entregarse para ser deportados, o tan siquiera interrogados, desobedeceran las rdenes recibidas y nosotros procuraramos ocultarlos lo mejor posible. (citado en pp. 525-26) Carta del pueblo en favor de judos

Dinamarca

En 1943, para el Ao Nuevo Judo, la Gestapo plane llevarse a todos los judos de Dinamarca. Un empleado de la embajada alemana filtr el plan a los polticos daneses, que se lo hicieron conocer al rabino mayor. Este advirti a todo el mundo para que abandonara la sinagoga y dijera a todos los judos que se ocultaran hasta que se pudiera disponer del transporte a Suiza. (p. 527) Dinamarca protege a judos

El pueblo dans dio soporte masivo a ese movimiento. Se par a los judos por la calle y s eles dio llaves de casas. Un conductor de ambulancia consult el listn telefnico de Copenhague y fue con el vehculo a las casas de las personas con apellidos judos para llevarlas a un escondite. Los mdicos y las enfermeras realizaron registros falsos y escondieron a judos en los hospitales. (p. 527) Pueblo dans apoya masiva y activamente proteccin de judos

De los siete mil ochocientos judos de Dinamarca, se escondi y se ayud a escapa a siete mil doscientos. Los suecos dejaron claro que los judos seran bien recibidos y que las naves que intervinieran en esa operacin de salvamento podan llevar bandera sueca. (p. 527) Cifras de judos salvados. Refugiados en Suecia

Obispo de Copenhague hizo declaracin en nombre de todos los obispos de Dinamarca: Toda vez que los judos sean perseguidos en razn de su religin o de su raza, la iglesia cristiana tiene el deber de protestar contra esa persecucin, porque entra en conflicto con el sentido de justicia inherente al pueblo dans y es inseparable de nuestra multisecular cultura cristiana [] Las cabezas principales de la Iglesia danesa comprenden con toda claridad que tenemos el deber de ser ciudadanos obedientes de la ley y de no sublevarnos sin fundamento contra las autoridades, pero al mismo tiempo nuestra conciencia nos manda afirmar la Ley y protestar contra toda violacin de la Ley. Por tanto, en todo momento nos adheriremos inequvocamente a la idea de que nuestro deber de obedecer a Dios est por encima del de obedecer al hombre. (citado en p. 528) Pronunciamiento de obispos de Dinamarca en contra de persecucin a judos

Italia

Los nazis esperaban que los italianos cooperaran en la razia de judos para su deportacin. Cuando pidieron tal cosa a las fuerzas italianas establecidas en Croacia, Mussolini escribi nulla osta (sin objeciones) [/] sobre el papel que haca referencia a ello; pero haba muchos otros italianos que no pensaban lo mismo. Las fuerzas italianas de Croacia internaron a los judos para protegerlos. [] Cuando la Ustasa croata llevaba a cabo masacres, a veces el ejrcito italiano salvaba a las vctimas. Contra las rdenes recibidas, el teniente Salvatore Loi, con un cabo y dos soldados, salv de ser asesinados a cuatrocientos serbios y dio proteccin a una columna de serbios y judos que huan. (pp. 529-30) Mussolini permiti deportacin de judos, no as muchos otros italianos

Los italianos fueron maestros en el empleo de la obstruccin burocrtica. En la Oficina de Asuntos Civiles del Segundo Ejrcito haba un documento sobre cmo mostrar obediencia sin hacerla efectiva. [] Hubo interminables demoras mientras los comandantes decan a los alemanes que todava no haban recibido rdenes. Cuando los alemanes acudieron a niveles jerrquicos superiores, los funcionarios expresaron su sorpresa de que sus instrucciones no se hubieran transmitido. (p. 530) Italianos usaron burocracia para proteger judos

Jonathan Steinberg comenta que, en la cultura italiana, la virtud primaria de la humanidad, tan manifiesta en esos episodios, se ve a menudo rodeada por vicios secundarios casi imposibles de encontrar en Alemania: impuntualidad, ineficiencia administrativa, evasin y corrupcin. [] en Alemania las virtudes secundarias de eficiencia e incorruptibilidad servan a fines inhumanos. En Italia, los vicios secundarios estaban al servicio de la virtud primaria de la humanidad. (p. 531) Interesante anotacin sobre presencia de vicios secundarios en Italia que estaban ausentes en Alemania y sirvieron para la humanidad. Estos vicios secundarios podran comprenderse como la presencia de la espontaneidad. No siempre es el caso, sin embargo.

Espectadores libres y dilemas morales

El Congreso Judo Mundial pidi a la Cruz Roja Internacional que dijera que los judos que se hallaban bajo el rgimen nazi y en guettos y campos de concentracin seran reconocidos como prisioneros de guerra y que de ese modo quedaran protegidos por la Convencin de Ginebra. La peticin fue denegada porque los nazis tenan ms de un milln de prisioneros de guerra aliados y amenazaban con abandonar la Convencin de Ginebra si en ella se incluan los campos. (p. 532) Cruz Roja se negaba a reconocer a judos como prisioneros de guerra para que estn en Convencin de Ginebra

En mayo de 1944, Eichmann ofreci a los aliados la vida de un milln de judos a cambio de diez mil camiones. Joel Brand [judo miembro del Comit de Rescata hngaro] recibi autorizacin para hacer esta oferta a los britnicos. Fue a Aleppo, donde las autoridades britnicas lo arrestaron. Brand dijo: Por favor, cranme: han matado a seis millones de judos; solo quedan vivos dos millones. Los funcionarios britnicos rechazaron la propuesta y le dijeron que no podra regresar a Hungra. (p. 532) La fallida negociacin de Joel Brand