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Gil Villa

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3.2. El nuevo barbarjsxio

INTRODUCCINEl enfoque complejo de la exclusin social

Existen dos formas de acercarse al problema de la exclusin social. La primera consiste en dividir a la sociedad, ya sea sta nacional o global, en excluidos e integrados. Todos sabemos quines son los excluidos, se piensa, y todos sabemos lo que hay que hacer voluntad poltica por parte de los gobiernos; solidaridad por parte de los ciudadanos. ste es el enfoque simple, que podramos llamar maniquesta. Frente a l tenemos una segunda forma de enfrentar el problema, compleja. Segn sta, el enemigo contra el que luchar no es tan fcilmente identificable y, por lo tanto, las estrategias para derrotarlo no son tan evidentes. No existe una exclusin, sino varias, a pesar de que todas ellas comparten ciertos rasgos clasificables segn ciertos criterios. Las distintas exclusiones estn conectadas por oscuros pasadizos, pero lo que complica la situacin es que, en muchos casos, esos pasillos se bifurcan en caminos que dirigen a la integracin. O dicho de otra forma, a menudo la exclusin tiene, como Jano, dos caras, una propiamente excluyente pero otra incluyente. En efecto, a veces creemos que con nuestra accin estamos integrando y despus nos damos cuenta de que hemos excluido.De la misma manera, un mismo proceso, ya sea de carcter general. como la globalizacin, o ms especfico, como la incorporacin de la mujer al mundo del trabajo fuera del hogar, tiene consecuencias tanto integradoras como excluyen tes para diferentes actores sociales. Es este segundo enfoque el que se seguir en el presente estudio sobre la exclusin social. Partiremos de la idea de que un anlisis de la exclusin social que vigile y mantenga a raya la tentacin retrica del discurso, prestando atencin a las contradicciones y conexiones entre distintas exclusiones, servir para identificar mejor los problemas de discriminacin. No puede entenderse la exclusin si no se comprende antes el mbito social y cultural en el que vivimos, los valores que nos gobiernan y hacen que tengamos un cierto sentido y sentimiento de las dimensiones de la pobreza o de la marginacin del otro. No se pueden articular planes coherentes que luchen contra las exclusiones si dichos planes no son previamente coherentes con los valores culturales de la poca, con el sentido moral de la misma. Las estrategias de lucha contra la exclusin tampoco pueden ser iguales en una primera fase de la poca moderna, donde el individuo est al mismo tiempo protegido y dominado por la familia, la escuela, el trabajo y el Estado, que en una segunda fase histrica donde esas estructuras pierden definicin, dejando a ese mismo individuo construyendo esferas de intimidad y rodeado por el entorno abstracto de la globalizacin, un mundo donde reina la desilusin de las formas colectivas de accin.

Aspectos que debe tener en cuenta la reflexin sobre la exclusin social

La exclusin social abarca un conjunto variado de problemas sociales especialmente urgentes que reclama la intervencin no slo de los poderes pblicos sino tambin del individuo, ya sea a travs de organizaciones colectivas o a travs de sus acciones particulares en la vida cotidiana. Ahora bien, la eficacia de las acciones que busquen luchar contra la exclusin social depender de la idea que se tenga del concepto de exclusin, as como de la claridad que tengamos y del consenso acerca de varios aspectos fundamentales:sus grados y niveles;

los procesos que causan las exclusiones;

la relacin entre los distintos tipos de exclusin;

la relacin entre los efectos excluyentes y los incluyentes de los fenmenos sociales, es decir, el conocimiento y la conciencia de su carcter paradjico.

Debe haber una reflexin ordenada sobre esos cuatro puntos para que. tanto la poltica social pblica y privada como la accin individual, sean coherentes en su lucha contra la exclusin, tanto cada una por su lado, como entre las dos. Debemos ser cautos, ciertos enfoques o formas de acercamos al problema pueden conllevar algunos riesgos. Por un lado, se tiende a tratar cada exclusin por separado (pobreza, sin techo, pueblos rurales, etc.). Por otro lado, la exclusin es un tema que se presta especialmente tanto a las retricas polticas como a las retricas cientficas. En el primer caso corremos el riesgo de perder de vista qu papel juega cada exclusin concreta en el mapa general de las desigualdades, y por tanto, cun trgico es su carcter en comparacin con otras. En el segundo caso, el nesgo es el contrario: podemos ser tan generales y ambiguos, hablando de exclusin, que parece que lo nico que nos interesa es utilizar el tema en foros acadmicos o polticos para quedar bien, pues denunciando la exclusin ganaremos aplausos con seguridad, aunque sepamos que en el fondo no aportamos nada nuevo.Si la reflexin terica debe ser lgica y aclaradora, tal vez como lo fue siempre, debe realizarse sobre el sustrato epistemolgico en el que la ciencia se construye en ese momento. En este caso, la tarea de orientar y de simplificar es especialmente difcil porque las ciencias sociales, en nuestros das, se mueven en los contextos de la complejidad, la multidimensionalidad, la reflexividad y la paradoja. Toda propuesta terica debe contar con estos rasgos tpicos del paradigma cientfico actual. No sern muy tiles las reflexiones que, por ejemplo, se inspiren en modelos dialcticos simples, sean marxistas o funcionalistas. Por otro lado, si en un panorama conscientemente complejo simplificar es la labor, debe aclararse que esto significa que el terico tiene la misin de orientar a la sociedad en el panorama de la complejidad que le abruma y no deleitarse en su abrumadora frondosidad, lo cual constituye otra posible perversin en el tratamiento del tema.Simplificar tampoco significa ofrecer fciles lecturas simplistas de la realidad. No podemos, por ejemplo, limitarnos a pensar en trminos de justos e injustos, ricos y pobres. Las lecturas demasiado sencillas de la exclusin tienen como consecuencia ms directa la de extremar las categoras, aumentando el espacio que media entre excluidos e incluidos. Si la intervencin se fa de estos anlisis, el peligro es evidente. Pensemos en una poltica educativa que se centra slo en el oprimido, en las clases populares, considerando su exclusin tradicional en la enseanza. Es claro que sta no debera ignorar los nuevos fenmenos de los nios-as y adolescentes de clases medias, cuyas tasas de fracaso escolar, alcoholemia y drogadiccin son hoy cada vez ms preocupantes. Tambin sobre ellos se ciernen formas diferentes de exclusin social. Los esquemas dicotmicos corren adems el riesgo de ser catastrofistas. Con ello originan otra consecuencia tal vez no procurada. pero negativa. Por ejemplo, hay autores para los que el hambre del mundo: 1) se origina en la simple desigualdad entre los ricos y los poderosos y los pobres, y 2) no tiene remedio. Ahora bien, el intelectual tiene no slo el deber moral de denunciar sino tambin de ilusionar. La realidad social siempre admite lecturas negativas y positivas y es su deber compensarlas con sensatez. Enunciados como los anteriores son parciales y se arriesgan a ser acusados de retricos, su comprobacin emprica es dudosa. Es imposible probar que el volumen de exclusin sea hoy mayor que el de hace cien aos. Y sin embargo, los creadores de opinin pblica medios de comunicacin, polticos e intelectuales entre otros pueden acabar dando vida a los fantasmas que temen, algo que los historiadores de la mentalidad se han esforzado en demostrar.Es cierto que, en ocasiones, algunos de los anlisis cientficos dualistas ms sensatos hacen una lectura plural, de la polarizacin. Del planteamiento de Tezanos, por ejemplo, se deduce la presuncin subyacente de los ciclos: las etapas de mayor multiplicidad iran dejando paso a etapas de mayor dualizacin y viceversa, en un proceso sin fin. En la etapa de entresiglos que vivimos estaramos ante una resurreccin de la dualizacin. Claro que, para no resultar anacrnico, el esquema se vuelve complejo y el autor seala que los sistemas sociales emergentes no estn evolucionando desde la multiplicidad anterior hacia una dualizacin simple y unvoca, sino hacia nuevas formas ms complejas de estructuracin social, en la que los rasgos dualizadores presentan manifestaciones muy variadas y heterogneas. Entre estas ltimas seala las siguientes: explotadores/explotados, arriba/abajo, dentro/fuera, cen- tro/periferia, nativos/forneos y normales/atpicos. Debe estimularse el desarrollo de propuestas tericas de este tipo. Para ello tienen que seguir trabajndose algunas cuestiones que permanecen abiertas. Por ejemplo, conviene encontrar la manera de que la multiplicidad aludida no se justifique por la simple yuxtaposicin de mltiples perspectivas todas ellas dicotmicas, sino que se inyecte a su vez en cada una de ellas es esto lo que permitira hablar de una multiplicidad real. De esta forma se evitara el peligro subyacente de la visin cclica de la historia.En segundo lugar, parece oportuno aclarar los criterios que limitan las clasificaciones utilizadas. Al no haberse proporcionado lmites tericos precisos podra haber infinitas dualizaciones de hecho el autor anterior titula su cuadro: Algunas manifestaciones actuales de la dualizacin social. Adems, no todas las clasificaciones duales tienen la misma potencia. Por ejemplo, la dimensin privilegiada sera la de dentro/afuera ya que es ah donde el autor coloca los grupos de integrados y excluidos. Los inmigrantes se ubican no en esa sino en otra clasificacin, la de nativos/forneos. Por qu no meterlos en la de dentro/afuera? Y si podemos hacerlo, Para qu los metemos en otra clasificacin nueva? Qu aade sta de nuevo a la comprensin de la exclusin social?En tercer lugar, y relacionado con lo anterior, cmo orientarnos en la selva de la clasificacin y causas de la exclusin? Tenemos tal vez una observacin minuciosa de la realidad, pero al centramos en eso, en el grado de minuciosidad nos encontramos, primero, con que siempre podramos aumentarlo, y segundo, con que la observacin no est conectada con criterios claros que jerarquicen las clasificaciones en un orden lgico para facilitar la intervencin. Si la exclusin social es una cuestin de riesgo, algo que podra pasarle a cualquiera, tambin en otro nivel los analistas deben asumir un riesgo proponiendo criterios que ordenen sus propuestas. De otra forma, disminuye el riesgo de crtica pero tambin el potencial clarificado del problema. Es desde luego cierto que las causas de la exclusin son personales, sociales, culturales, laborales y econmicas, pero es una verdad cuyo grado de abstraccin y generalidad se presta poco a comprobaciones empricas. Con el fin de avanzar en la resolucin de este tipo de problemas se propondr en la primera parte de esta obra una clasificacin de los grados de exclusin introduciendo el criterio de responsabilidad individual al lado del criterio del mayor consenso en materia de derechos. En la segunda parte, el anlisis de los procesos de exclusin se articular con la conexin de algunas variables bsicas la familia, el barrio, la escuela y el ocio que permitirn al lector hacerse al menos una idea de cmo funcionan.En el tema de la exclusin social la esttica de la observacin debe sacrificarse ante la urgencia de la accin. Los cientficos sociales realizamos fotografas areas de la exclusin, de acuerdo, pero qu tipo de fotografas? A veces, no es necesario pagar mspara aumentar la precisin hasta el punto de ver el gesto de dolor del hambriento en Africa, es suficiente con localizar la mancha de pobreza de su tribu. El esfuerzo debe ponerse en saber discernir entre esa mancha y otra de violencia entre jvenes que habitan en un suburbio de una ciudad, y an otra en la que un individuo europeo duda si dar limosna a un sin techo. Cada mancha debe tener un color y debe ser estudiada aparte para identificar las prioridades.La lucha contra la exclusin, o contra la desigualdad de oportunidades, debe, para tener xito, tener en cuenta todas estas consideraciones.Desigualdad y exclusin social. El punto de vista ideolgico

Excluir es lo contrario de incluir, significa dejar fuera. En una sociedad, sea local o global, se refiere a dejar a un individuo fuera de algunos aspectos del juego social, no dejndole participar en el mismo. El juego social supone algn tipo de relacin con otras personas de la que se desprenden algn tipo de recompensa material o inmaterial. Para los occidentales, el concepto de exclusin social toma forma en el contexto poltico moderno de la democracia y en concreto, en el aspecto de la igualdad. Siendo todos iguales ante la ley. debe darse en un grado socialmente aceptable la posibilidad de recibir las mismas recompensas ante los mismos mritos que otros.Al formar parte de una sociedad tengo, como ciudadano, que cumplir con ciertos deberes, tengo que respetar ciertas normas, aunque tambin tengo el mismo derecho que todos al reparto de los bienes. La exclusin social es un instrumento conceptual que sirve para reflexionar sobre el grado en que se da esta condicin bsica. Una sociedad muy excluyente sera una sociedad injusta, poco democrtica. O dicho de otra forma, si no hay igualdad de oportunidades, no se logra la democracia plena y se da la exclusin social.En principio estaremos dispuestos a pensar que en nuestras sociedades hay un cierto grado de desigualdad y por lo tanto de exclusin, y que hay ciertos pases donde ese grado ser mayor porque sus democracias son ms dbiles. Pero este pensamiento, que parece lgico, no est presente en las opiniones de muchas personas. En realidad, a este nivel advertimos muchas veces dos bandos. Para algunos la democracia de su pas, por ejemplo Estados Unidos. Inglaterra o Francia, est bien consolidada y la igualdad de oportunidades existe realmente. Estas personas se muestran orgullosas de la etapa histrica que vivimos. A diferencia de nuestros antepasados en la Edad Media, en nuestras sociedades piensan la gente no est predestinada a ocupar el trabajo y la posicin social de sus padres sino que eso depender de sus propios mritos.El lector o la lectora tal vez pensarn que las personas que mantienen este punto de vista son un tanto ingenuas. Efectivamente. aqu surge un malentendido comn. Porque el hecho de que haya igualdad de oportunidades no significa que haya igualdad igualdad a secas, o como resultado final. Supongamos que tenemos dos hermanos gemelos y el padre les da las mismas oportunidades: no ser probable, sin embargo, que uno llegue a ser ingeniero y gane mucho dinero y otro estudie pocos aos y se conforme con un trabajo de empleado en unos grandes almacenes? En este caso hay igualdad de oportunidades y hay, no obstante, dos posiciones sociales muy desiguales de las que emanarn despus oportunidades muy distintas, a la hora de acceder a ciertas viviendas, a la hora de poder viajar o asistir a conciertos, de ir a restaurantes, etc. Diremos que hay exclusin social al comparar las oportunidades de los dos gemelos? Diremos que la sociedad es la responsable? Para las personas que mantienen la posicin que estamos describiendo, la respuesta es que la sociedad slo es responsable de haberles dado la igualdad de oportunidades bsica. Pero eso no debe significar que todos seamos iguales. Para lograr que los dos gemelos sean iguales habra que colocar en la familia un vigilante muy especial, alguien que se encargara de que los dos recibieran los mismos estmulos para educar iguales respuestas, o lo ms parecidas posibles. Habra que impedir que a uno le regalaran un tren elctrico y libros sobre mquinas y al otro no. Es dudoso que se pudieran controlar tantas variables, aun en el caso de que se pudiese llevar a cabo el experimento. ste slo cabe en la literatura de ciencia ficcin o en una hipottica situacin real en la que los seres humanos se han clonado o han perdido su libertad de otras formas.Tampoco sera adecuado hablar aqu de exclusin social, precisamente porque la desigualdad parecen haberla creado las personas en este caso los gemelos y no la sociedad. En todo caso se habran autoexcluido. lo que supone contradecir el trmino, acabar con su sentido. A quienes as piensan podramos llamarlos liberales. La mayora de ellos, hablamos del hombre y mujer de la calle, no se aplican este calificado ni se sienten como tales; no se han dedicado a estudiar ideologas polticas ni a reflexionar para dar coherencia a sus opiniones sobre la igualdad y la exclusin social. Simplemente tienen un cierto sentido sobre lo que es la justicia o, en otros trminos, qu es lo ms justo o lo menos injusto. As, para los liberales no sera jus-to que una sociedad repartiera sus recompensas por ejemplo los salarios o las viviendas en funcin de la capacidad de trabajo o del mrito, entendido como esfuerzo realizado por los individuos. Ellos distinguen, consciente o inconscientemente entre esfuerzo y valor. Una persona puede esforzarse menos que otra en llegar a ser mdico o, una vez que lo es. en curar a un paciente. Entonces, se preguntan: Habra que pagar mejor al que se dedica ms horas al estudio o a la profesin o al que aprueba los exmenes o cura? Cmo medir el esfuerzo? Por unidad de tiempo? Eso hara que la imaginacin y la capacidad de innovacin no fueran recompensadas. Por lo tanto, una sociedad totalmente igualitaria no puede darse y adems, si se diera, sera injusta.Independientemente de que cada uno de nosotros est de acuerdo con la postura que acabamos de ver, lo cierto es que nos ha servido para distinguir entre igualdad e inclusin social. Es probable que a partir de ahora no las mezclemos. No es correcto decir que por el hecho de no ser una sociedad igualitaria sea injusta y tenga exclusin social. Son dos cosas diferentes.Ahora podemos ser crticos tambin con los liberales. Los ms crticos seran los que mantienen la postura igualitarista, los que buscan un reparto de recompensas muy diferente al que se da en las sociedades capitalistas en las que vivimos. Para ellos nuestras democracias son incompletas e incluso, para los ms radicales, falsas. Viviramos en una sociedad sumamente injusta, desigual y excluyente. Los postulados de la meritocracia no se cumplen. Por ejemplo, para los marxistas ms que igualdad de oportunidades lo que hay es una lucha de clases. La clase dominante genera una cultura que hace pasar como la autntica y que oculta el modo de ver la vida de unas pocas personas, las privilegiadas por la herencia. Esta herencia no tiene por qu ser directa. Uno puede heredar la posicin de privilegio de su padre al tener acceso a los mejores colegios del mundo de forma que alcance los mejores ttulos universitarios y de esta forma consiga los trabajos mejor remunerados. Los marxistas ortodoxos no creen en las justificaciones clsicas de la desigualdad social que ofrecen nuestras sociedades capitalistas. No creen que los individuos ms capacitados, los mejores, estn en los mejores puestos. Eso es lo que se nos hace creer para conformamos. No creen que haya un acuerdo social sobre los puestos ms importantes ni de que esos puestos tiren del carro del resto de la sociedad hacindonos a todos un favor. stas son las dos posturas centrales acerca de la igualdad social vistas. obviamente, de forma simplificada. Como nuestro tema es la exclusin social y no una leccin sobre ideologas polticas no necesitamos desarrollar ms estas discusiones. Qu podemos aprender de lo visto?:Que la discusin sobre exclusin social depender de la posicin ideolgica que adoptemos, y que si nos colocamos en posiciones extremas, ya sean liberales o igualitaristas, tendremos dificultades para enfocar correctamente el tema

Que tendremos que buscar, consiguientemente, un equilibrio a la hora de buscar los culpables de la exclusin. Que no podemos culpar slo a la sociedad ni tampoco al individuo. Que si alguien, por ejemplo, es absolutamente responsable por sus acciones conscientes de su situacin de exclusin puede que estemos ante una situacin injusta o no, pero en general, lo ms seguro es que no estemos utilizando apropiadamente la etiqueta de exclusin social. Sin embargo, una buena parte de la exclusin social viene en cierto modo provocada por el propio individuo, como veremos cuando hablemos de la poblacin que rompe con las normas. Esto se debe a que en la mayor parte de los casos como delincuentes, reclusos, drogodependientes o prostitucin la accin individual es una reaccin ante una desigualdad de oportunidades de partida y/o ante una reaccin social negativa (definiremos estos conceptos en su momento).

Que. no obstante, la discusin sobre exclusin social no coincide exactamente con la discusin sobre igualdad social. Que exclusin y desigualdad no son la misma cosa porque puede haber igualdad de oportunidades y haber desigualdad a nivel general. La exclusin se refiere a la primera ms que a la segunda.

Que si en una sociedad hay desigualdad, aunque haya igualdad de oportunidades de partida, aqulla generar necesariamente oportunidades desiguales.

Que, por lo tanto, necesitamos distinguir cuando hablamos de desigualdad de oportunidades. Si reservramos el trmino de exclusin social para las oportunidades de partida tal vez lograramos ms consenso, ms acuerdo entre ms personas para decidir si una situacin es propiamente excluyente.

Que la igualdad de oportunidades de partida no est plenamente conseguida en nuestras sociedades y que debemos tratar de mejorarla y vigilarla continuamente, impulsando y dando forma a conceptos como el mnimo bsico, que aseguren el derecho de todo ciudadano a unos servicios elementales (como alimentacin, salud, vivienda y trabajo) de forma que amortigen posibles cadas en situaciones de exclusin social.

Que las reflexiones ideolgicas sobre exclusin social deben tener en cuenta la cultura de la poca y no ceirse a los marcos clsicos del debate. En la actualidad, buena parte de los debates se centran en las posiciones sincrticas de la Tercera Va, que tienden a superar la disyuntiva entre las tpicas soluciones de izquierda y de derecha. Aunque sin duda las posturas equilibradas en este punto son las ms sensatas, el trmino es ambiguo y el debate terico corre el riesgo de perderse en un recuento de estudios empricos que apoyan medidas ms o menos imaginativas a escalas muy distintas local, regional, nacional, internacional. En efecto, lo difcil es ofrecer criterios consensuados para lograr el objetivo demasiado general de equilibrar los tres pies del estado, el mercado y la comunidad. Adems, debemos estar alertas porque parece haber una relacin entre el efecto atractivo y la simpata de algunas de estas propuestas como la de los comunitaristas y su carcter idealista e incluso un tanto ingenuo en ocasiones. Aqu, se optar por un enfoque cuya preocupacin no es tanto el equilibrio entre la socialdemocracia y el liberalismo econmico sino entre entre el enfoque ideolgico y estructural y el individualismo. Frente a los comunitaristas, optar por un modelo donde la confianza debe emerger del individuo solitario. Con ello, creo que soy coherente con los rasgos culturales de nuestra poca as como con las elaboraciones tericas anteriores de mi autora sobre la cultura del individualismo.No existe ninguna sociedad con grado cero de exclusin como tampoco existen sociedades absolutamente excluyentes. La reflexin sobre la exclusin social necesita pues insertarse en un contexto relativo, cultural e histrico, y utilizar instrumentos que le permitan dar de cada grupo social un determinado grado de exclusin. Y ello no para establecer una simple comparacin y utilizarla con fines ideolgicos sino para intervenir en la realidad estableciendo una prioridad en las acciones. A continuacin, propondr una clasificacin de grados de exclusin social que nos permita concretar el problema intentando ser fieles a las conclusiones que hemos sacado. En otros trminos, si en los diccionarios especializados la exclusin suele definirse como un proceso social de separacin de un individuo o grupo respecto a las posibilidades laborales, econmicas, polticas y culturales a las que otros s tienen acceso y disfrutan, el desafo que tenemos por delante es ver cules son esos procesos de separacin, cmo podemos distinguirlos de otros a los que no consideraramos propiamente excluyentes, cundo y cmo se producen.

PRIMERA PARTEGRADOS DE EXCLUSINLa gravedad de la exclusin define en parte su complejidad. Cuanto ms grave, ms simple la decisin de la intervencin. Ante el hambre y la enfermedad no hay dudas de cmo actuar. Pero en el caso aparentemente menos grave, ante la exclusin como desviacin. donde adems y debido en parte a ello interviene la voluntad del sujeto excluido, la poltica social ser ms difcil de consensuar. La complejidad variar tambin en el juego de los factores sociales explicativos. Es ms fcil explicar la pobreza normalmente. cuando hablemos de pobreza a secas estaremos aludiendo a la pobreza severa que la desviacin. La razn es clara: all donde adems de factores externos interviene la accin del individuo, dando lugar al enreversado juego de influencias recprocas entre la accin y la estructura, la explicacin ser ms complicada. Es por este motivo que cuando llegue el momento de explicar la organizacin de los factores sociales ms concretos que influyen en la exclusin y que permiten mejor la intervencin, como la familia, nos referiremos sobre todo a los casos de desviacin sin perder de vista en la medida de lo posible su conexin con la pobreza, por ser stos ms complejos.

Debe entonces sobreentenderse que los mismos procesos de desestructuracin del tejido social han podido provocar tambin otras situaciones ms urgentes de exclusin como la pobreza. De hecho, la pobreza ser mucho ms probable en familias con dficit en socializacin, hijos con fracaso escolar y falta de estructuras intermediarias que organicen el tiempo libre de los no adultos. Tambin debe sealarse la siguiente relacin: la pobreza y la marginacin pueden servir de base a la desviacin. La exclusin severa puede propiciar otros grados de exclusin, que sern entonces, por definicin. ms complejos en su estudio.De acuerdo en el grfico 1, tenemos tres grados de exclusin clasificados de mayor a menor gravedad. El primero supone la amenaza directa de la supervivencia. El derecho a la vida puede verse puesto en peligro debido a varias causas, como el racismo, la xenofobia o la persecucin poltica. Sin embargo, consideraremos la pobreza como la fuente que afecta a un mayor nmero de personas en el mundo y de una manera sostenida. El hambre, la enfermedad y la desproteccin ante el peligro constituyen la principal causa de muertes y la ms trgica si consideramos el conocimiento de este hecho antes de producirse por parte de todos, especialmente de los pases ricos.El segundo grado de exclusin recoge los casos de lo que aqu llamaremos marginacin en sentido amplio, casos que suelen amenazar los derechos de la persona independientemente del comportamiento de la misma. Nos colocamos aqu en el terreno que suele definirse en los ltimos aos como exclusin social. El Consejo de Europa, por ejemplo, define a los excluidos a finales del siglo XX como aquellos que quedan fuera de la aplicacin efectiva de los derechos humanos. En efecto, en los ltimos aos proliferan los estudios sobre los problemas que tienen muchos europeos en relacin a derechos como el de la vivienda y el trabajo, fundamentalmente. Y no se trata, como en el pasado, de problemas fcilmente asociables a clases o agregados sociales claramente identificables. El aumento del riesgo en nuestras sociedades hace que aumente la incertidumbre y el azar a la hora de caer en situaciones de pobreza pensemos por ejemplo en la subida repentina de la hipoteca o el despido por reduccin de plantilla. Por lo tanto, se trata de situaciones de exclusin que no dependen de la previsin personal, de las opciones tomadas individualmente. Este rasgo es compartido con la exclusin de primer grado.No obstante, en la clasificacin propuesta se separan los problemas derivados de la exclusin de estos derechos del problema de la amenaza directa e inmediata de la supervivencia, en cuyo caso es el derecho a la vida el que se encuentra en peligro directamente. Ya veremos que uno de los ejes de este trabajo es el tiempo. El tiempo el que nos permite distinguir entre exclusin de primer y de segundo grado. Si la vida est ya en peligro estamos en el primer caso. Con la segunda categora nos referimos a situaciones que pueden degenerar en la primera o pueden corregirse. Un desempleado permanente sufre una o mltiples exclusiones originadas por la falta de trabajo. Su vida sin embargo, de momento, no est amenazada, aunque ello no garantiza que no pueda estarlo si no se toman medidas sociales o en ausencia de recursos psicolgicos para la resolucin del problema de las exclusiones padecidas.El lector o la lectora deben comprender que para que el esquema sea claro slo puede clasificar los casos puros. Es evidente que muchos otros sern posibles en la realidad. o obstante, lo importante de los esfuerzos de conceptualizacin es intentar comprender las dimensiones bsicas que organizan dicha realidad para ayudar a comprenderla. As, el esquema cumple con el requisito mnimo de su validez lgica puesto que:Los pobres no tienen por qu ser marginados ni desviados.

Los marginados no tienen por qu ser pobres ni desviados.

Los desviados no tienen por qu ser pobres ni marginados.

De estas tres condiciones tal vez la primera necesite de una mayor aclaracin. Se refiere a que un pobre puede morir de hambre o enfermedad en algn sitio de forma ignorada. Es claro que alguien debe conocer esa posibilidad en teora o en la prctica, por ejemplo, el gobierno de la nacin o el ayuntamiento, pero el hecho de que viviera y muriera aislado en la pobreza deja poco lugar a hablar de marginacin propiamente dicha. Para nosotros, habr marginacin si se da el contacto con el marginador. La marginacin implica, en nuestra definicin, interaccin social con personas no excluidas y, en general, una reaccin social negativa. En efecto, en nuestro caso, decir que las autoridades marginaron al pobre que muri de hambre no quiere decir gran cosa. Puede que las autoridades desconocieran la bolsa de pobreza donde se produjo la muerte. O puede que aleguen que no tenan recursos para atenderlo o que tuvieron que decidir dedicarlos a bolsas ms grandes. Es verdad que. en muchas situaciones, puede haber corrupcin y dejadez por parte de la autoridad local, pero tambin es verdad que no es menor la responsabilidad de otros gobiernos vecinos o lejanos, especialmente de los pases ricos los cuales, adems, pueden estar contribuyendo directa o indirectamente a travs de la venta de armas o de la deuda externa a la situacin. En este sentido, la discusin acerca de la responsabilidad de la comunidad internacional en comparacin con los pases ms pobres es fundamental, sobre todo si la situamos en el contexto histrico en que surgieron estos ltimos. Jean Ziegler nos ofrece ejemplos de la conjugacin de ambos factores el interno y el externo, la corrupcin local y la responsabilidad internacional. El PAM (Programa Alimentario Mundial), organismo dependiente de la FAO y fundado en 1963 tiene problemas para acceder a las reservas de cereales para paliar las hambrunas porque el precio se infla artificialmente por el grupo de banqueros que domina la bolsa de materias primas agrcolas situada en Chicago. Por el otro lado, la corrupcin de las burocracias locales o el enfrentamiento entre diversos grupos impide que se distribuyan los recursos. Los soldados americanos que formaban parte del cuerpo expedicionario enviado por el presidente George Bush a Somalia tenan por misin velar por la distribucin de vveres y la seguridad de las personas de diversas organizaciones no gubernamentales como la Cruz Roja. Sin embargo fracasaron: las cmaras de televisin transmitan la muerte de los marines en las emboscadas que les tendan los seores de la guerra. La opinin pblica norteamericana pidi a gritos su repatriacin. La ayuda internacional no llegaba a Somalia porque el puerto de Mogadiscio, vislumbrado por los contingentes de hambrientos tan cerca se encontraban de la ayuda, estaba paralizado por la guerrilla urbana.1. La accin individual como responsable de la exclusin

Lo que separa el primer del segundo grado de exclusin es por tanto la gravedad de los derechos violados, la amenaza de la supervivencia. Por eso. se refiere a los casos de pobreza severa que se definirn ms adelante, para separarlos de otras situaciones de pobreza. La accin individual como responsable de la exclusinLo que separa los dos primeros grados de exclusin del tercero es la accin del individuo. Afecta a aquellos excluidos cuya accin es causa o factor que contribuye a la exclusin. Los reclusos, el caso ms claro de la categora, sufren claramente la exclusin de buena parte de sus derechos aunque esto depende en buena medida del lugar donde nos situamos: no tienen nada que ver las prisiones del Tercer Mundo con las prisiones del Norte de Europa o incluso espaolas. La labor de organizaciones galardonadas con el Premio Nobel como Amnista Internacional, nacieron para luchar contra este tipo concreto de exclusin. El que califiquemos a esta exclusin de tercer grado puede parecer poco justificable al preso que rob para comer y lleva aos sin recibir visitas en una prisin masificada del Tercer Mundo. La intencin de la clasificacin no es restar importancia a esta situacin. El que sea de tercer grado no significa que no merezca atencin.La clasificacin, sin embargo, intenta poner orden lgico en la discusin de la exclusin del comportamiento que rompe con la norma. Es aqu donde el peligro de la retrica de la exclusin social tiene ms tradicin. Nos referimos, sin duda, al debate sobre la exculpacin de la responsabilidad penal individual con argumentos pseudosociales o pseudopsicolgicos. Pensemos en un ejemplo. En nombre de la exclusin racial un grupo de negros asesina en los Estados Unidos a un blanco inocente como venganza por el caso de un nio negro atropellado por otro blanco que huy del lugar del siniestro. Los grupos antirracistas, incluyendo predicadores negros, arengan a la poblacin del barrio y de la ciudad clamando justicia. Antes de que se demuestre la responsabilidad criminal del sujeto que atropello al nio, la responsabilidad individual de la persona que, arropada por la multitud exaltada, asesin al blanco, queda diluida por dos sofismas: 1) si fuera al revs nadie se preocupara, o el asesino cargaba sobre sus espaldas 200 aos de injusticia social, y 2) la psicologa de las muchedumbres es un claro atenuante, la persona actu bajo los efectos de la masa recordemos la obra clsica de Gustav Le Bon. No suceden casos como ste en que los jurados y los jueces declaran inocentes a los asesinos? Por supuesto que la tercera categora de la exclusin no significa optar por una posicin ultraliberal que ignore la responsabilidad social en los casos de la ruptura de normas. S que reconoce, sin embargo, la voluntad del individuo y la responsabilidad de sus actos, como elemento que, en parte, es causa de la exclusin, y que lo separa claramente de los casos en los que la exclusin del individuo no tiene nada que ver con su voluntad ni sus acciones responsables.Puede alegarse que una persona se vio empujada a romper con la norma, provocando la consiguiente exclusin. Por ejemplo, se nos ha recordado en numerosas ocasiones que depende del enfoque que se adopte, si individual o estructural los cuales coincidiran con las perspectivas ideolgica liberal y socialdemcrata, se culpa al individuo de esa accin o se hace responsable a la sociedad. En este punto adoptaremos una postura en la que se otorga responsabilidad a la accin individual siempre y cuando se den las condiciones bsicas de la adscripcin de la responsabilidad moral que constituyen tanto la posibilidad de haber optado por otra alternativa en la accin como la conciencia del riesgo que conlleva la accin realizada. Con estos supuestos el voluntarismo queda convenientemente matizado, aunque no eliminado. Eliminarlo completamente sera tanto como exculpar al individuo de la responsabilidad moral de sus acciones, concediendo a la estructura social o a las situaciones motivacionales, un papel peligroso.Un papel peligroso heredado del viejo vicio filosfico del nominalismo, el cual otorga a la estructura una existencia espectral e implacable que maneja a los individuos ms all de sus conciencias privndoles de la libertad y de la reflexividad. Tambin un papel peligroso si hereda otra postura clsica, el biologicismo, que consiste en pensar que el hombre es un animal, y que por tanto, en determinadas circunstancias, ante ciertas situaciones lmite o cadena de aciagos sucesos, ser normal es decir, disculpable verle perder el control y volverse intolerante y agresivo. Frente a estos planteamientos, mantendremos que cada sujeto aprende con la experiencia, en su propia trayectoria vital, que la tolerancia es una actitud que exige un esfuerzo constante y diario ante el dilema continuo de hacer sufrir al Otro. Pero no siempre la accin de la que hablamos desencadena ese sufrimiento cuando va asociada a la ruptura de normas. Por eso distinguimos aqu entre normas consuetudianarias y normas penales. Las primeras se basan en preceptos impuestos por la costumbre y que sigue la mayora de la sociedad. Las segundas implican un delito. De nuevo, no ignoramos que las normas son todas ellas culturales y la naturaleza del delito es construida. Sin embargo, sirve para la mayora de los casos el criterio de separacin segn el cual la ruptura con ciertas normas vulnera los derechos de los otros. As, una persona que se declara homosexual se aparta de una lnea mayoritaria de comportamiento, pero en ningn caso puede definirse la accin por el sufrimiento que causa al prjimo.El sufrimiento que se desprenda de la accin del homosexual ser una consecuencia independiente de la identidad sexual asumida, como el que se deriva de un amor no correspondido. O dicho de otra forma, la identidad homosexual no aporta, por s misma, ninguna dificultad especial a la obligacin moral de la persona de no causar sufrimiento al otro. Es cierto que la separacin entre normas aludida no coincide exactamente con el criterio del sufrimiento. As, por seguir con el ejemplo, una persona podra cambiar de pareja constantemente valindose de falsas promesas y causando, por lo tanto, un volumen de sufrimiento importante con su comportamiento en el prjimo. Ahora bien, el sufrimiento sentimental causado no es de la misma especie que el causado por una violacin. Adems, y en situaciones normales, la sociedad tiene sus sistemas de alarma preventivos que se disparan alrededor de aquel que est generando un volumen de sufrimiento extraordinario. As, las redes informales que se tejen alrededor de los individuos los amigos, los compaeros de trabajo, los familiares tienen por misin poner sobre aviso y proteger sobre los actos inmorales no considerados como delitos.Por otro lado, si insistimos en la responsabilidad individual es porque este concepto se desdobla. No es slo moral. Forma parte de toda una cultura, la cultura del individualismo en la postmodernidad (o en la actual fase de la modernidad), en la cual el nivel de exigencia crtica para con uno mismo ha aumentado. Esto afecta a todas las esferas de la vida social. En el caso de las relaciones amorosas, el famoso caso descrito por Freud del enamoramiento en el que se inhibe la capacidad crtica del enamorado ante el objeto amoroso debido a la proyeccin del yo idealizado, tiene mucha menos validez en nuestra poca, en el contexto cultural del nihilismo de la postmodemidad, donde la desilusin por el uso de la reflexin crtica significa precisamente una menor propensin a todo tipo de idealizaciones. De acuerdo con lo anterior, se considera aqu que la ruptura de normas puede dar lugar a ciertos tipos de exclusin siempre y cuando el individuo sepa conscientemente que se arriesga a ello con su accin rupturista. Por seguir con el caso de una persona que asume pblicamente su identidad homosexual, la exclusin vara desde el simple rechazo, pasando por la negativa a concederle un empleo. En el extremo, la exclusin alcanza la privacin de libertad, en el caso del recluso que cometi un delito. Debe quedar claro que nicamente por razones de simplificacin en el anlisis restringimos el concepto de desviacin, en este caso a la ruptura de normas que conllevan sancin formal. ste ser el caso ms puro de la categora y donde mejor funciona el criterio comentado de la responsabilidad individual y del sufrimiento causado al Otro. No obstante, al apartarse de una costumbre o de una lnea general de actuacin, el individuo debe saber si bien slo a un nivel vago e intuitivo, como en el caso de los candidatos a convertirse en fumadores de marihuana estudiados por H. Becker que se arriesga a ser etiquetado y que ese riesgo puede conllevar a situaciones de exclusin al negrsele ciertas oportunidades.En el esquema se observa que las categoras son amplias y complejas, es decir, que admiten, dentro de s a su vez, situaciones ms o menos puras en el sentido de la gravedad de la injusticia con arreglo al derecho. Con esta precaucin podramos agrupar alrededor de los tres grados de exclusin los grupos de excluidos ms conocidos:Exclusin de primer grado: pobreza extrema, sin techo, infancia desprotegida.

Exclusin de segundo grado: desempleados, personas mayores, habitantes de pueblos rurales, emigrantes, enfermos del Sida, discapacitados, hermafroditismo, deformes corporales, personas maltratadas, minoras tnicas.

Exclusin de tercer grado: homosexualidad, prostitucin, drogodependientes, alcohlicos, reclusos.

Bien entendido que algunos de estos casos pueden pertenecer a un tipo u otro de exclusin segn los criterios propuestos. Pensemos que las dificultades para ubicar a un grupo en una categora son lgicas, ya que la propia ciencia no nos da una respuesta uniforme para la explicacin del problema. Donde mejor se aprecia este hecho es en el grupo de los drogodependientes o alcohlicos. En nuestro esquema los hemos situado en el tercer grado de exclusin, lo que significa que ellos optan libremente por el consumo de las sustancias. Aqu hay que hacer una salvedad clara puesto que la adiccin se define como una imposicin a la voluntad. Ahora bien, tambin en muchos casos, la voluntad es la forma de salir de la adiccin, sobre todo cuando se trata de adicciones psicolgicas ms que orgnicas, las cuales estn hoy en da en alza. Habr que considerar pues de qu tipo de adiccin estamos hablando.Por otro lado, para que los casos sean consistentes es claro que deben someterse al criterio del tiempo, es decir, no deben ser situaciones o sucesos aislados. En el caso de los desviados, por ejemplo, la ruptura de normas no punibles debe realizarse con frecuencia, podramos decir que la persona cultiva el estigma, estimulando la reaccin social negativa. Ahora bien, el cultivo del estigma que acarrea la ruptura de normas no coincide con la accin automarginalizante. Son dos cosas distintas a pesar de que las dos conlleven reaccin social negativa. Una persona puede tomar la decisin de cambiar de estilo de vida e irse a un pueblo rural. Tendr problemas de exclusin con los servicios bsicos como el mdico pero no habr roto ninguna norma. Ahora bien, si para esa misma persona la vida natural significara la prctica del nudismo, o la plantacin de cannabis en su jardn, entonces s que se dara dicha ruptura.

2. LA POBREZAAunque el lector o lectora ya lo habrn intuido, tal vez deba aclararse que la desviacin no se describe desde una perspectiva moral como para los actores que rodean al protagonista de esc comportamiento sino puramente tcnica, que es como la trata la sociologa. Es ms, esta ciencia es la que ms ha trabajado para denunciar a aquellos que acusan a otros de desviados. En efecto, a partir de la segunda mitad del siglo xx aparecen los enfoques relativistas en sociologa de la desviacin. una de sus funciones ser, precisamente, la denuncia social, algo que se har especialmente evidente en el caso de los estereotipos que llevan a situaciones injustas de exclusin social, as como en el de los delitos de cuello blanco. Aunque nuestro objetivo no es profundizar en las caractersticas especficas de los distintos grupos de excluidos, no podemos obviar un repaso a las formas de exclusin ms dramticas de nuestra poca. De forma general si contamos el nmero de vctimas mortales que se derivan de ella y en particular en los pases menos desarrollad os,(Ja pobreza destaca por encima de todas las situaciones excluyentes. Hoy en da, se habla y se escribe tanto sobre distintos tipos de pobreza y desde tantos puntos de vista, que la mayora de la gente no sabe qu actitud tomar. Eso sucede con otros temas de relevancia social o de moda en los que nos vemos bombardeados con mucha informacin, ms o menos cientfica. La consecuencia, normalmente, es que cada uno de nosotros tendemos a desconectar cuando vuelve a salir el tema, alegando que es un tema demasiado complejo, que es complicado, o simplemente, que es lo de siempre. Pero ese desconectar, que puede ser desconectar el aparato de televisin cuando sale alguien muriendo de hambre, es, en este caso, especialmente grave. En otras palabras, la consideracin especial de la pobreza se justifica porque la pobrezas es el paradigma de la exclusin social, un microcosmos, un labora- \ torio que sirve para estudiar el fenmeno de la exclusin en general. dada su amplitud y su complejidad. Dentro de l, debemos aprender a orientamos, y se sigue siendo el objetivo central que nos hemos marcado en este libro. Qu sentido tiene la pobreza hoy en da en comparacin con otros tiempos? Gimo valorarla? Debemos defenderla o atacada como estilo de vida? Cmo distinguir sus categoras ms graves? Cmo actuar ante ella?Comencemos por contestar una cuestin previa: Por qu la pobreza es la reina absoluta de las exclusiones sociales? En principio, porque en los casos de pobreza extrema, el hambre y la enfermedad llevan a atentar contra la vida. Es cierto, sin embargo, que' muchas otras personas han visto amenazada su vida por otras causas. En algunos casos, el peligro podra ser considerado como un riesgo, puesto que haban optado, conociendo las posibles consecuencias, por defender unas ideas, normalmente religiosas o polticas. En otros casos, como el de los genocidios, ha habido situaciones en las que se ha dado a la vctima la opcin de salvarse, a condicin de que renunciase a sus creencias, mientras que, en otras, se le ha exterminado directamente, sin posibilidad de defensa ni alternativa alguna. En el primero afect claramente, por ejemplo, a los indios del Sudamrica cuando llegaron los primeros espaoles. En el segundo, a la comunidad negra, en el sur de Estados Unidos, o la judia en la Europa de la Segunda Guerra Mundial. Episodios como el del exterminio judo con el nazismo han recibido una merecida atencin desde los puntos de vista jurdico, historiogrfico. psicolgico y religioso, a pesar de que, en algunas de las ciencias sociales, como la sociologa, no ha suscitado demasiada atencin, salvo excepciones. Su espectaculardad, potenciada sin duda por el impacto del cine, ha resaltado su carcter trgico.Sin querer quitar un pice de importancia a dicha tragedia, y an reconociendo sus repercusiones indirectas para la ciencia y la moral puesto que supone precisamente una de las quiebras de la modernidad y de sus paradigmas cientficos y de las ticas universalistas. parece que los genocidios suelen aparecer en la historia como sucesos con un principio y un fin claros. Aunque el asesinato por motivos raciales o las guerras sigan dndose en el mundo de hoy, lo cierto es que no afecta a la mayora del mismo ni durante todo el tiempo. De hecho, una de las condiciones que, al parecer, deben cumplir las guerras en la actualidad es precisamente que deben ser cortas, casi instantneas, de modo que las consecuencias no se extiendan, drenando recursos humanos y econmicos y suscitando preguntas sobre la justificacin de la accin militar.*No ocurre lo mismo con la pobreza. Se trata pues de fenmenos muy diferentes a pesar de pertenecer a la misma categora de exclusin social de primer grado en virtud de la definicin que hemos adoptado. Adems, la pobreza es la causa de algunas de las exclusiones ms graves. Pensemos en la relacin entre el hambre y la paz. Numerosos autores e informes han lanzado un claro mensaje: no dejar de haber guerras mientras parte de la poblacin pase hambre. Parece pues justificado utilizar la pobreza como portavoz de la categora en nuestro esquema y dedicarle una atencin especial.La pobreza no tiene principio ni fin. Este hecho la diferencia en sus consecuencias de las otras formas de exclusin social que niegan la vida, hacindola ms excluyente si cabe. En efecto, al no tener lmites claros no puede ponerse en marcha un sistema de seguridad efectivo y completo. Es despus de haber ocurrido un fenmeno catastrfico cuando se ponen en marcha, por ejemplo, las importantes medidas de compensacin o de indemnizacin. sta existe, hoy en da. para los familiares de las vctimas del nazismo. En el caso de la pobreza severa, el concepto no funciona. Podra aplicarse a la pobreza las consideraciones que hizo Ulrich Beck sobre los nuevos peligros atmicos, qumicos, genticos y ecolgicos que amenazan a la humanidad desde el siglo xx. Sobre ellos, de nada sirven los seguros porque fallan los mecanismos bsicos de cualquier sistema de seguridad: no se pueden prevenir los riesgos, no se pueden delimitar los daos ni por lo tanto, compensarlos y, sobre todo, no se pueden concretar los responsables." Es cierto que la prevencin de los riesgos es uno de los instrumentos cada vez ms trabajado para combatir la pobreza. Sin embargo, choca con graves obstculos, tanto por parte de los intereses empresariales en los pases del primer mundo, como por los polticos y militares de los pases pobres. En resumen, la pobreza no tiene seguro anti-riesgo.Miles de personas mueren cada da por causa de la pobreza, sin ) que los medios de comunicacin de masas ni nuestra conciencia hagan de ello un drama espectacular. Como es bien conocido, afecta mucho ms a ciertas zonas del planeta que a otras, tanto que se habla de pases pobres. En total, en el ao 1998, 1.200 millones de personas vivan en nuestro mundo con menos de un dlar diario. Segn la FAO (Food and Agricultural Organization) en 1999 murieron de hambre en el mundo ms de 30 millones de personas, mientras que ochocientos veintiocho millones estaban amenazados por la desnutricin grave y permanente."Durante la ltima dcada, los pobres haban aumentado, segn el mismo informe, en las regiones de Amrica Latina y el Caribe. Europa y Asia Central, Asia Meridional y frica Subsahariana, por orden de menor a mayor. A pesar de que la pobreza se encuentra hoy, hasta cierto punto, regionalizada, debe advertirse que tambin constituye un problema en los pases desarrollados, especialmente en las ltimas dcadas, con los procesos neoliberales de globalizacin econmica. La Europa de los quince tiene 18 millones de parados y entre 50 y 70 millones de personas en situacin de precariedad. En los ltimos veinte aos, por la puerta de la vivienda, del desempleo, de la emigracin o de la soledad hogares unipersonales y monoparentales, nuevos grupos de pobres emergeran.

En efecto, la pobreza presenta, en Europa Occidental, caractersticas diferentes a la que observamos en otras regiones. Se basa, sobre todo, en el aumento del contraste entre ricos y pobres. Ello podra deberse a una disminucin de los gastos sociales a partir de los aos ochenta del siglo XX con lo que se quebrara la tendencia de las polticas sociales impulsadas tras la segunda guerra mundial, asociada a coyunturas econmicas de recesin con aumento de las tasas del desempleo y de los delitos. Evidentemente, la pobreza se concentra en ciertos grupos como los inmigrantes, los cuales han aumentado en varios pases europeos despus de la crisis de los socialismos del Este. All donde las polticas de renta garantizada no existen o son insuficientes como en Francia o Gran Bretaa estas minoras tendrn ms problemas. En general, la pobreza en Europa Occidental es mayor en el Sur y en Irlanda, seguida del Norte de Inglaterra y de las antiguas zonas industrales de Blgica y los Pases Bajos. Por otro lado, aparte del eje Norte/Sur es til el eje Centro/Periferia, ya que en ciertos barrios de ciudades como Londres, Pars, Rotterdan, Hamburgo, Frankfurt y Miln o en los suburbios de Liverpool o Manchester, las condiciones de hacinamiento y desempleo empujan a la pobreza.Las cifras de pobreza para Espaa seran superiores a la media europea y slo inferiores a las que ofrecen Portugal y Grecia. Los informes elaborados por Critas y la Fundacin Foessa sealan un milln setecientas mil personas en situacin de pobreza severa, medio milln en pobreza extrema y hasta un 20 % de la poblacin total afectada por situaciones de inseguridad econmica o pobreza relativa 18S dlares al mes por persona. Critas relaciona estas cifras con la desigual distribucin de la renta y del crecimiento econmico por regiones: un 10 % de las familias acumulan un 40 % de la renta mientras que el 21,6 % de las ms pobres tan slo poseen el 6,9 % de los ingresos.Si nos colocamos en una perspectiva evolutiva, los estudios que toman como base la EPF (Encuesta de Presupuestos Familiares) coinciden en que la pobreza disminuye en la dcada de 1980. Como seala en su revisin Alonso Toirens:no vara sustancialmente el porcentaje de poblacin que se sita por debajo del umbral de la pobreza;

desciende ligeramente la desigualdad en el reparto de b renta;disminuye espectacularmente el porcentaje de poblacin en situacin de pobreza severa, que pasa de 4 millones en 1984 a 1,5 en 1993.

Sin embargo, todo parece indicar que esa tendencia se invierte en la dcada de 1990, a partir de 1993, como sealan los autores del informe FOESSA. El rebrote de la pobreza vendra asociado a una coyuntura de crisis econmica. con una tasa de desempleo que vuelve a superar el 20 % de la poblacin activa y un incremento de las desigualdades salarales ocasionado en parte por modificaciones regresivas en la recaudacin tributara y por la desregulacin del mercado de trabajo. Con estos datos la pobreza moderada aumentara en Espaa, aunque tenderan a reducirse las formas de pobreza severa en trminos de ingresos monetarios.Inaugurado ya el siglo XXI algunos indicadores macroenmicos han vuelto a variar la tasa del paro ha disminuido considerablemente, pero ciertos rasgos del perfil de la pobreza en Europa y en Espaa en particular, parecen consolidarse. En concreto, la pobreza se centrara ms en los siguientes grupos de personas:Mujeres. Especialmente las que tienen a su cargo un hogar y tienen menos de 30 aos o ms de 65.

Jvenes.

Familias numerosas.

Hogares monoparentales (con un solo padre y uno o varios hijos).

Familias con el cabeza de familia descmpleado.

Residentes en las Comunidades Autnomas de Extremadura, Andaluca y Canarias (Andaluca, en concreto ostenta el porcentaje ms alto del total de poblacin en pobreza extrema, un 30,1 % de 528.200 personas). Igualmente, residentes en la banda fronteriza con Portugal.

Personas que viven en las grandes ciudades, ms que en las zonas rurales.

Ahora bien, por importante que sea la perspectiva nacional y regional en materia de exclusin social, por muy importante que sea no olvidar el contraste entre ricos y pobres en Europa, en un mundo globalizado estamos obligados a pensar en trminos comparativos, por varios motivos. El primero de ellos se refiere a que buena parte de las situaciones de pobreza son directamente provocadas por los pases desarrollados. Aqu entran, a su vez, distintos factores. Primero, debido a los procesos polticos que originaron su nacionalidad, y que no dotaron a esos jvenes pases de los mecanismos que permitieran luchar contra la corrupcin y desarrollar, con el tiempo, una tradicin de cultura poltica cvica. Y sin embargo, ese seguimiento hubiera sido el precio menor a pagar despus de aos o siglos de explotacin colonial. Segundo, por las polticas financieras que provocan el endeudamiento externo asfixiante. Tercero, por el propio desarrollo que conlleva riesgos que acaban pagando en mayor cuanta los que menos se benefician de aqul. Un ejemplo: el calentamiento del planeta est provocando, en las ltimas dcadas, que los mosquitos transmisores del paludismo y la fiebre amarilla afecten a zonas geogrficas de frica donde antes no exista. La malaria, en concreto, que hoy mata entre dos y tres millones de personas al ao, nios en su mayora, podra matar en el 2050 entre cuatro y cinco millones.Pero aun si no existiera responsabilidad directa del mundo desarrollado hacia la pobreza del mundo menos desarrollado existira otra ineludible, la responsabilidad moral de evitar el sufrimiento ajeno cuando ste es conocido a lo cual contribuyen los medios de comunicacin y las ONG que combaten el problema con sus denuncias continuas y cuando existen los medios para hacerlo.Una vez establecido el carcter de la pobreza, debemos centramos en los problemas que su complejidad creciente puede suponer para la intervencin. Como se sabe, existen numerosas definiciones de la misma que dan lugar a diferentes planteamientos en su medicin. Puede decirse que la categora se ha ido haciendo compleja con el tiempo. Esto significa que ha tenido en cuenta cada vez ms indicadores. As. en el informe del Banco Mundial para el arto 2000 se mencionan las siguientes dimensiones de po- j breza: ingreso, salud, educacin, vulnerabilidad y participacin. Y as. como sealan sus autores, puede ocurrir que una persona sea pobre desde el punto de vista de los ingresos y no desde el punto de vista de su salud. El problema reside, entonces, en la ponderacin de las dimensiones. Una posibilidad es definir un ndice compuesto. otra, definir como pobre a cualquiera que sea deficitario en cualquiera de las dimensiones, una tercera, a quien lo sea en todas las dimensiones.Tenemos pues que la complejidad del concepto, ilustrada sobre todo en la segunda de las posibilidades, lleva ms propiamente a hablar de exclusin social que de pobreza, al abrir el abanico de la falta de oportunidades en varios frentes. El peligro aqu es que la desigualdad es tan elstica e infinita conceptualmente que todas sociedades seran pobres por definicin. Por ejemplo, si la seguridad social de un pas no cubre las operaciones de miopa habra exclusin social en la dimensin de la salud.Y lo mismo ocurre en la primera de las dimensiones, que es la que ms acota en concepto, la de los ingresos. La nica sociedad en la que no habra exclusin social sera aquella en la que todos ganan lo mismo. Es por eso que algunos autores han hecho hincapi en que la pobreza severa y la relativa son dos fenmenos) radicalmente distintos. Como se sabe, la distincin reside en el porcentaje de la renta media que cubre una familia en un pas determinado.En general, ha acabado aceptndose el criterio de umbral de pobreza del 50 % de los ingresos medios por persona en cada pas empleado por ejemplo, por la CE. Se habla igualmente de pobreza severa cuando no se llega a la cuarta parte de la RDN Renta Disponible Neta. Ahora bien, la aplicacin de este criterio conduce a conclusiones que deben matizarse. Pensemos, por ejemplo, en el caso de Espaa y de Europa, cuyas cifras generales de pobreza repasamos anteriormente. Provincias situadas en la franja fronteriza con Portugal, tales como Salamanca, son las que menos renta tienen. Pero la razn es que buena parte de su poblacin est compuesta de personas mayores que viven en pueblos semiabandonados con un estilo de vida tradicional. Es verdad que, si quisieran, no podran comprar en El Corte Ingls, apuntarse a una televisin privada y a Internet, tener un telfono mvil, comer de vez en cuando en restaurantes o tener coche y viajar. Pero el caso es que nunca llevaron esc tren de vida y no puede decirse que se sientan ms desgraciados por no llevarlo. Necesitan poco para vivir, no pasan hambre y es posible que deba hablarse en esos casos de austeridad en el estilo de vida ms que de pobreza, con lo cual seria discutible que comparsemos los dlares que necesitan para vivir al mes con los que se gastan en una gran ciudad como Madrid. Desde este punto de vista, la llamada Nueva Pobreza, en la Europa Occidental es propiamente hablando. una pobreza mayor que la tradicional en estos pases, porque se da en las ciudades, entre crculos de inmigrantes y de poblacin desempleada que no puede permitirse un patrn de vida que llevan los dems ciudadanos, dando lugar a la marginacin. algo, que tal y como definimos, se da cuando se establece una compara racin entre personas con niveles de vida diferentes.Si los criterios para definir la gravedad de los problemas sociales deben partir de los valores culturales que generan ms consenso, como la defensa del derecho a la vida una vez descartada la accin voluntaria de los individuos que padecen la exclusin, entonces, la lucha contra la pobreza, con sus derivados de hambre y enfermedades mortales, tendr un carcter urgente. Los debates pblicos deben sensibilizar a la opinin de las contradicciones en las que se coloca esta urgencia. Cmo debe valorarse, por ejemplo, el hecho de que las administraciones ms ricas del mundo financien operaciones de miopa cuando millones de personas viven en situaciones de precariedad en otros pases?Puede que la desigualdad de oportunidades lleve a debates en los que se puede demostrar, en ciertos casos y grados, que cierto tipo de desigualdad es estimulante y cumple una funcin positiva de lucha contra la pobreza, aunque parezca a simple vista paradjico. Y sin embargo, esa discusin no es comparable con la urgencia de la supervivencia, mxima expresin de la exclusin social, por encima de los estilos de vida y de los valores culturales del consumismo o la austeridad o del materialismo y del postmaterialismo, zona en la que la exclusin social alcanza su primer grado y se hace dramtica.

3. La Inmigracin3.1. La reaccin ante la diferenciaSe ha aludido varias veces a la reaccin social negativa. Aqu se definir como un proceso de interaccin social en el que so re-crea la diferencia desde su lado negativo dando lugar a reacciones defensivas del diferente y desencadenando en un periodo corto de tiempo su exclusin social. Cualquier aspecto novedoso en nuestra rutina diaria supone una amenaza porque nos obliga a dar el salto epistemolgico, es decir, nos obliga a dejar la comodidad de los comportamientos automticos en los que viajamos todos los das. No pensamos que el semforo se pone en verde y por eso lo cruzamos, sino que ejecutamos este compartamiento como un acto reflejo. La misin de la rutina es no tener que reflexionar sobre todo lo que hacemos, lo cual significara hacemos un problema de las cientos de pequeas decisiones que tenemos que tomar a cada momento, cada da. Eso nos llevara, entre otras cosas, a paralizamos. Por eso, si un da el semforo se pusiera en marrn, esta novedad nos procurara unos momentos de duda y de angustia porque no sabramos si es peligroso o no pasar en ese momento. Toda diferencia, por lo tanto, al sacamos de la comodidad rutinaria, provoca en nosotros un acto reflejo de disgusto hacia ella, algo que, como acabamos de ver, es perfectamente comprensible.Supongamos ahora que llega un forastero a nuestra pequea ciudad. La primera reaccin ser probablemente de suspicacia, de expectacin defensiva. Sin embargo, en un segundo momento, podemos observar que dicha persona conoce un oficio que nadie practica en el pueblo y que sin duda sera beneficioso. Vemos aqu que al acto reflejo de reserva mezclada con una mayor o menor hostilidad cede ante una actitud reflexiva en la que se valoran las posibles aportaciones de la diferencia.En resumen, la diferencia es una moneda que tiene dos caras, una negativa y otra positiva. La negativa consiste en el efecto de violencia simblica que causa lo extrao al introducirse en un sistema que posea un equilibrio a travs de una rutina preestablecida. La positiva consiste en las aportaciones o enriquecimientos que puede realizar lo extrao al sistema una vez que se ha asimilado. El lado negativo es el que causa la reaccin social negativa, la cual es, por definicin, irracional. Debe dar paso a la reflexividad que busca el lado positivo, la aportacin del diferente. La reaccin social negativa lleva a la exclusin, mientras que la reflexin posterior dirige a la asimilacin, a la inclusin. ste es un ejemplo claro de cmo la exclusin y la inclusin son dos caras de una misma moneda, segn avanzamos en la introduccin.El peligro, en las relaciones sociales, es cuando el grupo social reacciona negativamente y se queda estancado en la primera fase, sin dar paso a la actitud racional. En este caso, la exclusin se acaba consolidando. El diferente, el forastero por ejemplo, encontrar al principio en el lenguaje de las miradas la dificultad que entraa su diferencia. Las miradas variarn de la curiosidad al desprecio hostil, y normalmente se mantendrn en la gama de los sentimientos de defensa. Pero si esas miradas se prolongan da tras da. sin ajustarse a la oportunidad que el tiempo le brinda de demostrar que no es un elemento hostil que quiera causar un dao a la comunidad, dando lugar entonces a la duda de las posibles aportaciones positivas, si las miradas hostiles continan, el diferente reaccionar con ira ante el injusto tratamiento, ajustar su comportamiento a patrones defensivos y vengativos, estimulando la tensin de las relaciones. En este clima la probabilidad de los malentendidos aumentar. Todas las relaciones acabarn impregnndose del signo negativo dando lugar a que se abran las compuertas entre los distintos grados y situaciones de exclusin social. La diferencia, as tratada, da lugar a negarle oportunidades al diferente, de forma tal que ste se identifica exclusivamente con el lado negativo de la diferencia que representa, siendo al final incapaz de valorar el lado positivo que aporta su persona. La identificacin con lo negativo puede llevarle, en el peor de los casos, a infligir consciente y realmente daos a la comunidad, es decir, a dar vida a los fantasmas que tanto ha mimado dicha comunidad. Acabamos de ver cmo la reaccin del grupo social ante el desconocido es en s problemtica, ha acompaado al hombre durante toda la historia, incluso est siendo investigada en las relaciones que mantuvieron en lo que hoy es Francia el Homo Neandertal y el Homo Sapiens. Al parecer el segundo, de carcter ms nmada salt al continente europeo y se encontr con las colonias en las que habitaba el primero. Una de las hiptesis de la desaparicin de los neandertales es precisamente su menor apertura a la innovacin, seran grupos ms cerrados, con poca variacin en las dietas y en las costumbres, lo que les haca ms frgiles a los cambios. En el fondo, esta hiptesis sirve como moraleja: es no slo solidario sino funcional, importante para la conservacin de la especie, el esfuerzo de pasar de la reaccin negativa ante el extrao a su apreciacin en trminos de novedad, de innovaciones enriquecedoras de nuestra adaptacin al medio.Ahora bien, si la inmigracin ha sido siempre problemtica, una fuente de tensin social, en nuestros das est rodeada de ciertas circunstancias sociales que la hacen especialmente acuciante. Muchos de los problemas sociales de nuestras sociedades son viejos problemas. Sin embargo, eso no significa que ya conozcamos las causas y las consecuencias. stas, como la misma gravedad del problema. varan en cada poca, segn el contexto social que es fruto de una combinacin nica de factores como el desarrollo econmico, el carcter del sistema poltico y religioso y los valores cultural les. Pues bien, dadas las caractersticas de nuestro contexto social, es probable que la inmigracin constituya el problema social ms importante del siglo xxi. Si la pobreza es la principal o ms grave de las exclusiones a nivel global y especficamente para los pases en desarrollo, la inmigracin puede llegar a ser la exclusin principal en los pases ms ricos, en especial en Amrica y Europa.Para hacemos una idea del potencial dramtico de la inmigracin debemos observar la evolucin de las sociedades modernas o avanzadas. Podemos resumirla grficamente en dos grandes fases. A la primera la llamar fase de la desigualdad endogmica y a la segunda. fase de la desigualdad exogmica. Aunque, como siempre en estos casos, la delimitacin temporal es imprecisa, podemos admitir que la primera fase ocupa desde la Revolucin Francesa hasta la segunda mitad del siglo xx, comenzando la segunda a partir de ese momento. Es claro que habra que hacer aqu muchos comentarios tendentes a matizar esta cronologa. Aqu me limitar a hacer mencin de dos de los ms claros. La modernidad comienza a gestarse mucho antes de finales del siglo XVIII, pensemos por ejemplo en los orgenes medievales del Estado-Nacin. En este sentido, y como hasta cierto punto ha demostrado Norberto Elias, el individuo comienza a sentirse arropado por el Estado, en materia de proteccin, a partir del Renacimiento. En segundo lugar, aunque la globalizacin de la que solemos hablar es un fenmeno que se da sobre todo a partir de 1960. lo cierto es que hubo una primera oleada que suele ser situada desde la Comuna de Pars en 1870 hasta la Primera Guerra Mundial, centrada en las relaciones comerciales entre los pases occidentales que estaban industrializndose y sus colonias.Cada diagrama se compone de tres crculos concntricos que recogen tres elementos claves: el individuo, la estructura social y la globalizacin. En la primera fase de la modernidad el individuo est encerrado en un crculo relativamente pequeo. La intimidad est poco desarrollada tanto jurdicamente como desde el punto de vista psicosocial. Eso se debe en buena parte a que grupos sociales a los que pertenece, de una forma ms o menos cercana, le aprisionan. Le aprisionan pero al mismo tiempo le dan apoyo, le proporcionan una identidad estable. La familia, a la que pertenece, en primer lugar, est slidamente estructurada. El vecindario o la comunidad en la que se inserta esa familia, en segundo lugar, tambin est claramente definida, funcionando como una institucin socializadora. que da seguridad a sus miembros a travs del ejercicio de la solidaridad. El Estado, por su parte, consigue materializar la idea de la soberana nacional desarrollando el sentimiento de patria entre los ciudadanos. El trabajo es otro de los grandes vrtices alrededor de los cuales gira la vida de las personas, alcanzando tambin su techo histrico y civilizatorio la vieja tendencia que ligaba la tica protestante con el capitalismo, una vez secularizada aquella. As pues, el individuo se encuentra arropado por mu de instancias cercanas a l. instituciones o grupos a los que pertenece, algunos de los cuales no hemos enumerado como la escueta, que configuran lo que podemos llamar para resumirlo en una expresin. la estructura social o el tejido social.Ahora bien, casi todas esas instancias estn organizadas alrededor de un sistema jerrquico de roles o papeles sociales. En la familia es el padre el que tiene la autoridad, no la mujer ni los hijos. En el trabajo es el patrn, no los obreros. En la escuela es el profesor no los alumnos. En cuanto al Estado, podemos observar multitud de ocasiones en las que ejerce sin titubeos su autoridad sobre los ciudadanos, reclutndolos para una confrontacin militar o haciendo uso del monopolio de la fuerza en actos que hoy consideraramos intolerables porque atenan contra los derechos y libertades recogidos por ta Constitucin y desarrollados por las leyes. En realidad, la dimensin del Estado no es ms que un reflejo de las otras instituciones, ms cercanas al individuo. Su destino, por lo tanto, est ligado a ellas. As, hace cincuenta aos no haba derechos de la infancia de la mujer o de los escolares. O no haba o no podan ser ejecutados judicialmente. Los derechos de los trabajadores aparecen antes pero en las ltimas dcadas han logrado un desarrollo importantes. Probablemente los trabajadores sindicados de principios del siglo xx no imaginaran siquiera que pudiera llegar a legislarse sobre el acoso moral.

As pues, las estructuras han ido perdiendo la desigualdad que las caracterizaba, el reparto asimtrico de la autoridad. Esto ha dado lugar a una segunda fase, en la cual nos encontramos o comenzamos a situamos, donde el individuo ha conseguido liberarse de las relaciones de dominacin lo que, al mismo tiempo, le ha dejado ms desprotegido en trminos de identidad. Vive en una familia en la que el padre no es el nico que manda; puede defender sus derechos laborales, cobrar subsidios de desempleo o beneficiarse de programas de formacin profesional que lo cualifiquen como trabajador polivalente. Frente al Estado se perfila como un individuo fuerte rodeado de una coraza de derechos que lo protegen. Ni como consumidor ni como amante tolera fcilmente la mediacin del Estado como sancionador o mediador de las relaciones sociales. Las consecuencias a que da lugar la democratizacin de las estructuras sociales intermedias, o en trminos ms filosficos, la nivelacin de la vida social, son de gran alcance y abre numerosas cuestiones que tendrn que ser investigadas en el futuro. Por ejemplo, en qu medida este fenmeno es responsable de la secularizacin? En general, all donde la democracia se asienta como sistema poltico tienden a decaer las prcticas religiosas. Aparentemente la relacin guarda una lgica: las grandes religiones, como las cristianas, basaban parte de su atractivo precisamente en su mensaje revolucionario de democratizacin, al predicar que ante los ojos de Dios era igual el emperador de Roma que un esclavo. Este mensaje cala mucho menos en un contexto social mucho menos jerrquico como el que tenemos hoy en Occidente.De cualquier forma, el orgullo que puede ocasionarle al individuo moderno el haber logrado la nivelacin de las estructuras sociales. tiene algunas contrapartidas, como se ha mencionado. Para decirlo rpido, la nivelacin o la igualacin tiene costes, hay que pagar un precio. Algunos de ellos se pagan en el lugar en el que acontecen. Por ejemplo, uno de los efectos de la nivelacin de la familia es la desorientacin de muchos jvenes, privados del contacto con los adultos. No podemos detenernos en estos costes especficos. Lo que importa para nuestra idea aqu es mostrar el efecto o coste general. Este puede enunciarse as: la igualacin o nivelacin de las instituciones sociales que rodean al individuo altera no slo la morfologa sino la estructura social aumentando los niveles de inestabilidad social y dejando peligrosamente libre y sin objeto la energa que se haba utilizado para lograr dicha igualacin.Es, por lo tanto, en la segunda parte de este efecto general donde debemos centrar nuestra atencin. El problema de la inmigracin es y ser en un futuro prximo especialmente grave porque la enorme cantidad de energa que generaciones de hombres y mujeres gastaron durante siglos en lograr el ideal filosfico de la igualdad que predic la Revolucin Francesa, una vez logrado su objetivo dentro de los grupos sociales en los que transcurre nuestra vida cotidiana por supuesto nunca totalmente pero s en un grado socialmente relevante. queda como suspendida en el aire y puede dirigirse, se est dirigiendo ya en ocasiones, hacia los que estn fuera de esos gru pos. hacia los otros, hacia los extranjeros, hacia los que pertenecen a otros pueblos y otras culturas, en suma, hacia los inmigrantes. De ah que podamos decir, que hemos pasado de una situacin de desigualdad endogmica a una situacin de desigualdad exogmica. Hemos dicho en el apartado anterior que el inmigrante, todo inmigrante, de suyo, provoca normalmente un rechazo instintivo y hemos explicado por qu. Ahora debemos aadir que esa aversin se duplica en nuestras sociedades porque el inmigrante viene, por expresarlo en tono coloquial, a aguamos la fiesta. Estbamos orgullosos de haber conseguido por fin pintar nuestra casa con el color de la igualdad, cuando vienen los inmigrantes manchados con los colores de la desigualdad. El velo de la nia que asiste a una escuela espaola representa, para esos padres, ciudadanos orgullosos de sus xitos colectivos, justamente el smbolo de la desigualdad que con tanto esfuerzo haba sido, est siendo desterrada. En este caso, representa la castracin de la mujer como individuo independiente, su subordinacin absoluta al hombre, nico sujeto de poder en la familia cornica. No es fcil aceptar que sus hijos van a estar en contacto con esos valores contra los que tanto lucharon. sta puede ser una de las razones del triunfo electoral de Le Pen en la 1! vuelta a las presidenciales francesas en abril de 2002 y que tanta sorpresa ha causado. En la segunda parte de esta obra, cuando abordemos el proceso de exclusin, volveremos sobre este tema. Por el momento, queda aqu slo planteado, a la espera de que analicemos los factores que. a modo de pasillos, pueden canalizar y dirigir esa energa de lucha contra la desigualdad contra los inmigrantes. Detectndolos a tiempo, siendo conscientes de su existencia, podremos adelantamos a ellos, bloquearlos e impedir su funcionamiento, tanto a nivel colectivo, a travs de proyectos educativos que los den a conocer, como a nivel individual. Sobre todo a nivel individual porque como se recordar en varias ocasiones, una de las propuestas de esta obra es la recuperacin de la responsabilidad individual en materia de exclusin social, sin que eso niegue las soluciones comunitaristas o sea incompatible con ellas.