gestión pública y territorio ii: “el espacio: la frontera final”

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Gestión Pública y Territorio II: “El espacio: la Frontera Final”. marzo 22 2014 Es una introducción clásica y sugerente en cada episodio o film de esta futurista saga “El Espacio, la frontera final: estos son los viajes de la nave estelar Enterprise. Su continua misión: explorar nuevos mundos extraños para buscar nueva vida y nuevas civilizaciones, ir audazmente a donde ningún hombre ha ido antes”. Tal sencilla declaración de propósitos y construcción de principios y objeto, ha sido y seguramente seguirá siendo inspiración de nuevas generaciones, y fieles a tal legado, pretendemos explorar los mundos extraños del territorio, espacio social y ciencia social, hecho justificado por cuanto en la discusión “oficial” (léase, uso formal en el Gobierno de tales categorías restringidas sustancialmente a Territorio) el concepto (para entender y tomar partido es imprescindible hablar sobre lo mismo) territorio tiene marcado sesgo geográfico. Pero Territorio es el medio, no un fin per se, y articulado a tal se desarrollan diversas concepciones, y se desarrollan múltiples fenómenos, siendo el principal la uniformidad a la que aspira el Nivel Nacional y la capacidad de los Gobiernos Subnacionales, de desarrollarse en la Diversidad. Articulo 45

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Gestión Pública y Territorio II: “El espacio: la Frontera Final”.

marzo 22

2014

Es una introducción clásica y sugerente en cada episodio o film de esta futurista saga “El Espacio, la frontera final: estos son los viajes de la nave estelar Enterprise. Su continua misión: explorar nuevos mundos extraños para buscar nueva vida y nuevas civilizaciones, ir audazmente a donde ningún hombre ha ido antes”. Tal sencilla declaración de propósitos y construcción de principios y objeto, ha sido y seguramente seguirá siendo inspiración de nuevas generaciones, y fieles a tal legado, pretendemos explorar los mundos extraños del territorio, espacio social y ciencia social, hecho justificado por cuanto en la discusión “oficial” (léase, uso formal en el Gobierno de tales categorías restringidas sustancialmente a Territorio) el concepto (para entender y tomar partido es imprescindible hablar sobre lo mismo) territorio tiene marcado sesgo geográfico. Pero Territorio es el medio, no un fin per se, y articulado a tal se desarrollan diversas concepciones, y se desarrollan múltiples fenómenos, siendo el principal la uniformidad a la que aspira el Nivel Nacional y la capacidad de los Gobiernos Subnacionales, de desarrollarse en la Diversidad.

Articulo 45

Gestión Pública y Territorio II: “El espacio: la Frontera Final”.

Por Mag. Econ. Alfredo Espinal

Émulo del Stark Trek. Es una introducción clásica y sugerente en cada episodio o film de esta futurista saga “El Espacio, la frontera final: estos son los viajes de la nave estelar Enterprise. Su continua misión: explorar nuevos mundos extraños para buscar nueva vida y nuevas civilizaciones, ir audazmente a donde ningún hombre ha ido antes”. Tal sencilla declaración de propósitos y construcción de principios y objeto, ha sido y seguramente seguirá siendo inspiración de nuevas generaciones, y fieles a tal legado, pretendemos explorar los mundos extraños del territorio, espacio social y ciencia social, hecho justificado por cuanto en la discusión “oficial” (léase, uso formal en el Gobierno de tales categorías restringidas sustancialmente a Territorio) el concepto (para entender y tomar partido es imprescindible hablar sobre lo mismo) territorio tiene marcado sesgo geográfico. Pero Territorio es el medio, no un fin per se, y articulado a tal se desarrollan diversas concepciones, y se desarrollan múltiples fenómenos, siendo el principal la uniformidad a la que aspira el Nivel Nacional y la capacidad de los Gobiernos Subnacionales, de desarrollarse en la Diversidad.

I. Conceptos vinculantes y vinculados: Nuevos aportes. Así como el proceso histórico de conformación de los límites “nacionales” en la América del Sur, sobre la base de las predefinidas Hegemonías Virreinales, tiene por actores no a Gobiernos (que además no existirían sino después de la gesta emancipadora del Reino de España) sino a la Sociedad Civil de aquellos diferentes territorios de esas vastas posesiones hispánicas, y aunque sus motivaciones históricas han sido catalogadas bajo múltiples criterios, preferiremos el “pertenencia”, por cuanto este resulta fortalecido y permanente por varias actividades (tránsito de personas, domicilio fiscal y electoral, deportes, arte, identificación, etc.) y genera inclusive una semiología supérstite a la transculturización y a la movilidad de personas. Antes de establecer en un plano instrumental y a los efectos de este trabajo, lo que entenderemos por lo Territorial, o más propiamente dicho la Territorialidad, de entre la prolífica literatura en la materia se ha escogido tres documentos que contienen como conceptos centrales: Políticas Públicas, el Espacio Social y las Ciencias Sociales.

La articulación entre las Políticas Públicas y el Territorio la desarrolla1 Jean-François Jolly, que cita: “La territorialidad de una política pública se refiere, según Muller, a una situación en la cual la lógica dominante de una política pública es una lógica territorial u horizontal (regulación de un territorio geográfico en una dialéctica centro-periferia), mientras la sectorialidad se refiere a una situación en la cual la lógica dominante de una política pública es una lógica sectorial o vertical (regulación de la reproducción de un sector determinado verticalmente en una dialéctica global-sectorial). A cada lógica de regulación de las políticas públicas le corresponde una cierta manera de gobernar un territorio: el gobierno del territorio para la sectorialidad y gobernancia de los territorios para la territorialidad. (…) Es así como el gobierno del territorio es el modo de gobierno correspondiendo a una lógica de sectorialidad en cuanto a la regulación de las políticas públicas, mientras la gobernancia de los territorios es el modo de gobierno que responde a una lógica de territorialidad. La crisis de sectorialidad es esencialmente una crisis del referencial tanto “arriba”, por causa de la internacionalización de las políticas públicas: “todo ocurre como si fuera ‘lo internacional’ lo que produjera el nuevo referencial”, como “abajo”, porque la “crisis económica golpea a los territorios de manera desigual y diferenciada” (Muller, 2002, p. 154). (…) El Estado tiene, entonces, “la tentación de reterritorializar las políticas públicas, con la esperanza, un poco mítica, de poder recrear ‘verdaderos’ territorios como antes, es decir, dotados de capacidad autónoma de reproducción” (Muller, 1997, p. 165). Se asiste entonces a “un regreso a lo territorial” [y a] la constitución de nuevos territorios (Muller, 2002, pp. 154-161), como intento para desectorializar la acción del Estado integrando los diferentes polos de intervención (urbanismo, acción social, educación, seguridad...) en una perspectiva horizontal” (Muller, 1997, p. 166). Este regreso a lo territorial “aclara las repetidas tentativas de crear un espacio infranacional de las políticas públicas [...] y ciertamente, la doble política pública de la desconcentración y de la descentralización llevada a cabo actualmente” en Francia (Muller, 1997, p. 166). Según Muller, si las estrategias que actúan en el ámbito local son estrategias reticulares es porque “se apoya en unas formas diferentes de proximidad social que no se identifican con la proximidad profesional [como a la época de la sectorialidad triunfante] ni tampoco con la proximidad territorial [como en las sociedades tradicionales] porque su principal característica es la de ser constituida por redes, se las llamará proximidades reticulares” (Muller, 2002, p. 161) [cursivas originales].Las “estrategias reticulares” corresponden a las “redes de acción pública o redes de políticas públicas”, concepto que según Muller y Surel (1998, pp. 90-91) ha sido desarrollado en estos últimos veinte años para “dar cuenta de un cierto número de transformaciones que afectaron recientemente a las

1 “Gobierno y Gobernancia de los Territorios, Sectorialidad y Territorialidad de las Políticas Públicas”, Universidad del Rosario, Facultades de Ciencias

Políticas y Relaciones Internacionales, Revista Desafíos, Numero.12, Bogotá (Colombia), Páginas 52-85, semestre I de 2005.

relaciones Estado/ sociedad” por razones como “la extensión del ascendiente y de la amplitud del campo de las políticas públicas, la descentralización y/o fragmentación del Estado”. (…) Para Medellín, Colombia pertenece a “países de régimen político tipo III”, en los cuales la territorialidad es parcial y la institucionalización del orden es incompleta. Se trata de países donde el Estado no cubre a toda la nación y ésta no llega a todo el territorio, y donde la institucionalidad presenta fisuras que hacen que sólo unas pocas instituciones sean conocidas, aceptadas y practicadas por unos pocos miembros de la sociedad [...]. Su característica es la fragilidad e inestabilidad estatal y gubernativa. Aquí el Estado y el gobierno no son capaces para mantener la unidad del poder político institucionalizado, ni la unidad de acción de sus instituciones. La “lucha por el control territorial” que surge de “la ausencia de cobertura total de la nación por el Estado” en Colombia se vuelve entonces, en “una de las fracturas esenciales que dan cuenta del desbordamiento de las reglas sobre las leyes. O mejor aún, de la escasa adecuación entre los comportamientos y las expectativas de los comportamiento de los gobernantes y los gobernados y comportamientos formalmente establecidos en la Constitución y las Leyes” (Medellín, 2003, p. 88)”. La articulación entre el Espacio Social y Territorio la aborda2 Marcelo Lucero Gatica, señalando: “Remitirse al uso del término “territorio” implica acentuar un cierto aspecto, por sobre otros, en la interpretación e intervención en áreas geográficas determinadas y además diferenciarse de otros términos que han venido flotando desde hace ya muchos años en el discurso de las Ciencias Sociales y las Teorías del Desarrollo como son, por ejemplo, “Comunidad” o más recientemente “Lo Local”. Por otra parte en los últimos años en lo concerniente al debate de temas como Municipio y la Descentralización, es donde más terreno ha ganado la mirada “territorial”. Una tarea entonces es no solo trazar las dimensiones de ese espacio territorial sino sobre todo establecer las posiciones que lo componen y estructuran, y entender las mismas en base a dos aspectos: (a). Propiedades (económicas, sociales, culturales, físicas, entre otras) o más específicamente, por el volumen y estructura de los capitales; (b). Principio de diferenciación: una posición no es un punto en el espacio sino que se define en relación con otras posiciones, y ocupar un lugar en el espacio implica la imposibilidad de ocupar otro. Así, cada espacio social tendrá una valoración específica de alguno de los capitales, esto es por ejemplo, el capital cultural puesto en juego en el ámbito de la escuela tendrá un peso relativo y diferente a si es puesto en juego en una empresa. Ahora bien, esto no significa el delimitar únicamente el volumen de algún capital de valor para el campo que se trate, sino es preciso darse la tarea de desentrañar la particular combinación de las propiedades de una posición. La posición de un agente en un ámbito territorial no está exenta de la posición que ocupa en otros campos, y en el espacio social general. La estructura y volumen de su capital acumulado, que es fruto de una biografía de apropiación, definirá la posibilidad de ocupar cierto rango de posiciones y no otros; en otras palabras, status sociales perdurables. (…) Al conjunto de personas que forman parte de un mismo status social perdurable, es decir, que ocupan posiciones similares en el espacio social, es lo que provocativamente Bordieu denomina clases en el papel o clase probable. Interesa destacar que este conjunto de agentes, los que están en posiciones similares, tienen “probabilidades” de disposiciones e intereses semejantes. Esto es, la idea de que determinadas experiencias objetivas desencadenan bis-a-bis ciertas inclinaciones y construcciones subjetivas, o en sus palabras habitus: “Los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen “habitus”, sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y de representaciones tales que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consiente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos (…). Volviendo a lo territorial, lo que existe entre las distintas posiciones son proximidades, o distancias, las que no solo remiten al plano geográfico, sino fundamentalmente al plano social. Un análisis y entendimiento de esas vecindades –para retomar un viejo pero sugerente concepto de la antropología comunitaria– debe penetrar en la comprensión del tipo de relaciones que se establecen en el marco de un campo de fuerzas. (…) Es llamativo como persistente en los análisis y estudios sobre organizaciones territoriales, en especial en contextos de pobreza, se tienda a dejar de lado la génesis de los conflictos y de las tensiones entre posiciones sobrevalorando la imagen de grupos y organizaciones que deciden, democrática y participativamente (donde desaparece toda lucha de poder). La proximidad de las posiciones económicas resulta condición central para el agrupamiento de los agentes”. La conjunción entre la Ciencia Social y el Territorio la aborda3 Luis Llanos-Hernández, quien sostiene “En las últimas décadas en el medio académico el concepto “territorio” ha desbordado los límites fronterizos del pensamiento geográfico, para adquirir cada vez más una mayor relevancia al interior de otras disciplinas de las ciencias sociales, tal como ha venido aconteciendo en la sociología, la antropología o la economía. Esta apropiación del concepto forma parte de los cambios teóricos y conceptuales que desde los enfoques disciplinarios, interdisciplinarios o transdisciplinarios ocurren en las ciencias sociales los que buscan explicar la complejidad de los procesos sociales que ocurren en la actualidad en un contexto de mundialización de la economía, la cultura y la política; proceso que ha

2 “Territorio, espacio social e intervención”, Revista de trabajo y acción social, Número 37, Primer Cuatrimestre 2006, Colegio oficial de Diplomadas y

Diplomados en Trabajo Social y Asistentes Sociales de Málaga, España. 3 “El concepto del Territorio y la investigación en las Ciencias Sociales”, Revista Agricultura, Sociedad y Desarrollo, Septiembre-Diciembre del 2010,

Volumen 7, número 3, Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo; México.

colocado a la dimensión espacial de los acontecimientos sociales en la misma tesitura que la vertiente temporal, la cual va a estar presente en la interpretación de la historia, misma que alcanzó un papel relevante en el estudio de los acontecimientos durante el curso de la época moderna. El territorio constituye concepto teórico y objeto empírico que puede ser analizado desde la perspectiva interdisciplinaria, y ha pasado del reduccionismo fisiográfico para ser asumido como un concepto que existe porque culturalmente hay una representación de él, porque socialmente hay espacialización y un entramado de relaciones que lo sustentan y porque, política y económicamente, este constituye una de las herramientas conceptuales más fuertes en la demarcación del poder e intercambios. El territorio por sí mismo se abre al concurso de las diversas disciplinas y con flexibilidad se adapta a las nuevas condiciones en las que la globalización sitúa al espacio como una dimensión que adquiere la misma preponderancia de la dimensión temporal. El territorio se convierte en la representación del espacio, el cual se ve sometido a una transformación continua que resulta de la acción social de los seres humanos, de la cultura y de los frutos de la revolución que en el mundo del conocimiento se vive en todos los rincones del planeta. Los procesos sociales que se desenvolvían en las regiones tenían un sentido unidireccional en el territorio, y dichos procesos no transitan en la misma dirección, no siguen el mismo curso, la unidirección ya no es más el camino que pueden compartir porque ya no están articulados al paradigma del progreso o del desarrollo. (…) El territorio y la región son dos conceptos que surgen con la modernidad y que diferirán en su objeto de estudio, pero son consustanciales al concepto de Estado y se desarrollan desde los siglos XV y XVI (Goncalvez Porto, 2001). En el siglo XX, a partir del periodo de la posguerra, las relaciones sociales que sirven para explicar el concepto de territorio y región vuelven a transformarse al insertarse dichos conceptos en nuevas teorías y nuevos paradigmas. La región se convirtió en el eje para el impulso de las políticas de desarrollo por parte de los Estados nacionales. A través de la región, el Estado nacional fue decidiendo los destinos de las políticas relacionadas con el desarrollo económico y social, dando prioridad a las regiones que poseían las mejores ventajas comparativas en el contexto de las economías cerradas y las políticas proteccionistas. “La región significaba la división de espacios homogéneos nacionales, o bien, grandes paisajes naturales o regiones fisiográficas. Por su parte, la regionalización se constituyó en una forma de dividir el espacio con el fin de sintetizar el análisis geográfico de las homogeneidades, o un instrumento para los administradores públicos y políticos de encontrar espacios homogéneos y otorgar recursos para alcanzar el desarrollo” (Ramírez Velásquez, 2003:76). Al mismo tiempo que la región se articulaba al paradigma del desarrollo, el territorio se constituyó en algo más que la suma de los recursos naturales, adquirió una relevancia política y económica sobre la que descansa la acción del Estado: a nivel internacional, el territorio ha sido fundamental en el trazo de las relaciones geopolíticas y el derecho internacional”. Con un sustantivo capital de conocimientos y de teorización sobre lo territorial y su vinculación a las Políticas Públicas, el Espacio Social y las Ciencias Sociales, resulta posible establecer, con la solidez y evidencia de análisis, una postura conceptualizando lo Territorial, y al efecto una determinación inicial de la cual partimos para esta conceptualización es la siguiente: “Lo Territorial remite a la construcción dinámica de una relación y coordinación inter gubernamentales bajo un modelo cuyo núcleo es espacial y cuya estructura es institucional (acuerdos entre actores, redes de relaciones y riesgos compartidos), en tanto que todas las traslaciones de competencias y funciones (a condición que se ejerzan al menos de forma similar a las que ya prestaba el Gobierno Nacional antes de transferirlas) bajo procedimientos administrativos, limites políticos de niveles subnacionales, flujo de recursos fiscales y relación con los Administrados, nos remite a la Descentralización pero no crea simétricamente los espacios territoriales”. En adelante entenderemos por Territorialidad a la lógica de regulación territorial o horizontal, por contraposición a Sectorialidad, lógica de regulación sectorial o vertical.

II. Síntesis de la conceptualización. La relación Territorialidad y las Políticas Públicas define el modelo de Gobierno que cada Administración le imprime a su Gestión Pública, y refleja la tensión entre lo Sectorial y su influencia nacional como el lar del Territorio, y lo Regional como la expresión institucional de Territorialidad, relación que ilustra la complejidad de interconexión de procesos, recursos y organizaciones en torno a objetivos y metas, donde el nivel nacional regulará se cumpla prioritariamente los suyas, y el nivel regional pugnará por los propias, cuya correlación determina la Gobernabilidad (o ausencia), basada en consensos mínimos balanceando intereses de quien gobierna el territorio y su equipo de trabajo y los intereses sectoriales afines al gobierno territorial, influido por inercias organizacionales y por compromisos preexistentes, territoriales y nacionales, enunciados de políticas sectoriales nacionales y urgencias por atender, para resolver prioridades y decisiones, prioridad de fines y medios, y remontar sus restricciones y bloqueos estructurales, como bien apunta Jolly. La relación Territorialidad y el Espacio Social señala la articulación entre una dimensión física, que se instituye en una herramienta teórica para interpretar la vida social en una circunscripción geográfica dada, y una social que define en el entorno de la primera él como se ejerce el poder, sosteniéndose en la posición de los agentes sociales en tal estructura y ámbito, y en la definición de Capital como un valor creado en función de propiedades y diferenciación (concepto símil

al de microeconomía4) de los capitales5 sociales, siendo validada la afirmación que el espacio social ocupado por un agente no puede serlo simultáneamente por otro, ergo, el Gobierno Nacional y el Subnacional no pueden ejercer el poder simultáneamente y con igual finalidad6 en igual espacio social, o territorial, y cuando tal disputa emerge, lo hace también la secesión, conclusión que sigue la lógica de Lucero Gatica. La relación Territorialidad y la Ciencia Social integra las vertientes acabadas de resumir y pone el acento en cómo es percibida la situación de interés y cómo el diagnóstico suele ser influido por la disciplina predominante del análisis y lentes conceptuales con que el Gobierno resuelve las proximidades o distancias de lo global a lo nacional y de este a lo regional, haciendo del territorio un concepto muy abierto y dúctil pero usualmente de alta complejidad lo cual a su vez induce a diseños con dificultades metodológicas cuando se involucran al menos dos disciplinas científicas, dado que en un territorio coexisten una diversidad de actores sociales, que si bien pueden compartir la misma visión cultural, sus intereses puede conducirles a caminos diferentes en el proceso de construcción del territorio, y de la región como escenario articulado al paradigma del desarrollo, como señala Llanos-Hernández. En síntesis, la conceptualización de “territorialidad” en el que se sostendrá el edificio teórico de este trabajo señala al modelo de Gobierno que desde la Sectorialidad nacional define una red relacional a través de la que las personas se convierten en ciudadanos, estructurando un espacio social bajo una relación horizontal, donde el Estado se proyecta y constituye como unidad de poder, re-centralizando o des-centralizando, lejanías o proximidades predominantemente de posiciones económicas, y articula y regula a la sociedad en distintas unidades geográficas bien determinadas bajo un diseño de política pública fundamentado en una interpretación de teoría social que la fundamenta. No obstante lo indicado y dando de tal forma alcance7 al trabajo anterior, la presentación de las líneas de pensamiento sobre el territorio muestran igual dispersión en el ámbito legal, y al efecto cabe indicar que hay más de un Rector en la materia, lo cual es un evento por demás insólito, y solamente explicable por cuanto el Poder Ejecutivo no ha encontrado una forma de solución, o peor aún, no se ha preocupado de generar la transversalidad que el Territorio requiere como escenario de Gestión, de Desarrollo Social y Crecimiento Economice, como se sostiene a continuación: a. En una perspectiva formal, los términos "Ordenamiento y Territorio" son términos recurrentes en diversas normas de

nuestra legislación, pero conceptualizadas bajo diferentes enfoques, principalmente orientados al desarrollo urbano, planificación ambiental, demarcatorio, ambiental, pesquero, del transporte, de gestión de riesgos, agricultura, entre otros, siendo los precedentes históricos sobre el Ordenamiento Territorial rastreables, en mayor o menor medida, en las diferentes entidades públicas del Estado (Sectores, Gobiernos Regionales y Gobiernos Locales), en el marco de sus atribuciones y competencias, de acuerdo a su naturaleza. La convergencia de términos, de responsabilidades y del ejercicio de atribuciones permite concluir la inexistencia de un órgano rector en la materia, pero si la profusión de las variantes sectoriales de la materia asociada a los procesos propios de sus competencias y sobre todo las ejercidas en uso de la atribución de competencias en cuestiones instrumentales propios a los campos técnicos especializados en Ordenamiento Territorial, por ser este un proceso de carácter multisectorial (más de un Sector con competencias y con efectos de influyente o influido) y transversal los tres (niveles de gobierno).

b. En el contexto antes descrito, los campos técnicos especializados en Ordenamiento Territorial tienen su aplicación directa principalmente en aplicaciones temáticas, las que se resume a continuación: i. Aplicaciones fundamentadas en el orden técnico especializado en Ordenamiento Territorial Urbano, siendo el

Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento a través del órgano funcional de línea, el órgano técnico especializado; teniendo dentro de sus funciones las de coordinar, concordar y de formular las políticas y los planes así como las propuestas de ordenamiento territorial, con fines de complementariedad físico espacial, articulación de mercados locales y regionales, redistribución poblacional y manejo sustentable de recursos.

ii. Aplicaciones especializadas en materia del Ordenamiento Urbano y Rural de las Circunscripciones Político Administrativas, siendo en este caso la Dirección Nacional Técnica de Demarcación Territorial (DNTDT) dentro

4 Cuando existen dos bienes competitivos similares en precio y calidad, es muy difícil obtener una ventaja competitiva sobre el otro bien. Para ello, se

hace so de estrategias que resalten las diferencias de un producto contra otros. Estas estrategias buscan hacer el producto más atractivo o más popular dentro del mercado, obteniendo así una ventaja competitiva sobre otros productores del bien complementario. Resulta interesante destacar que los mercados en los que hay mayor competencia y que los productos son muy similares es donde se da esta diferenciación de productos. 5 Por ejemplo, para el Programa Presupuestal Estratégico “Logros de Aprendizajes de los Estudiantes de Educación Básica Regular – PELA” del

Ministerio de Educación del Perú, “El “capital social”, es decir, todas aquellas situaciones vinculadas con el compromiso y expectativas que los padres de familia tienen sobre la educación de sus hijos, forman parte de una dimensión familiar que parece tener un peso importante en el desempeño escolar de los estudiantes. En este sentido, la composición familiar, las relaciones con el centro educativo y el tiempo que los padres dediquen a apoyar el proceso de aprendizaje de sus hijos serán variables que repercutirán en su desempeño”. http://ebr.minedu.gob.pe/progestrategicoebr.html 6 Así, cada espacio social tendrá una valoración específica de alguno de los capitales, lo que existe entre las distintas posiciones son proximidades, o

distancias, que no solo remiten al plano geográfico, sino fundamentalmente al plano social. 7 Espinal, Alfredo; “Gestión Pública y Territorio: Acondicionando el Ordenamiento”; Febrero 2014, Revista Gestión Pública y Desarrollo, Perú.

de la Presidencia del Consejo de Ministros, el órgano técnico especializado y responsable de establecer los lineamientos técnicos para el enfoque territorial, cuya finalidad es el adecuado ordenamiento urbano-rural de las circunscripciones político administrativas, estando entre ellas la categorización de los Centros Poblados en el proceso de conformación de las ciudades y del espacio conurbano, en base a la evaluación y análisis de las interacciones de las diferentes variables tanto dinámicas como estáticas, y cuya organización y racionalización harán posible su adecuación a los diferentes procesos políticos, económicos, sociales y físico ambientales.

iii. Aplicaciones referidas al Ordenamiento Territorial Ambiental (OTA), cuya Rectoría recae en el Ministerio del

Ambiente como órgano técnico especializado del Sector y encargado del desarrollo, la dirección, supervisión y ejecución de la Política Nacional del Ambiente.

iv. Aplicaciones referidas al desarrollo económico de las actividades productivas como la Agricultura, Energía y

Minas, Transportes y Comunicaciones, que desarrollan regulaciones referidas a las características propias a la dinámica y procesos propios a la actividad sectorial especifica.

III. Territorio y Nación: Epilogo. Existen diversas influencias y prejuicios, experiencias y cuestiones que parecen a menudo “creencias firmes” que logran inducirnos a una excesiva simplificación de los hechos y vinculaciones entre lo que observamos, lo que conocemos de aquello observado y de sus conductas, en tanto forman parte de un ciclo (el cual tratamos de entender y de simplificar) y, lo más peligroso, gran confusión entre lo que un medio y lo que es un fin, y cuándo aplica uno u otro, dependiendo de lo observado, y de donde está ubicado el observador. Esto con frecuencia lleva a ver el mismo problema, el territorio, de un modo diferente en lo macro respecto a lo micro, ergo, desde el Nivel nacional o desde una posición subsidiaria. Tal es situación que conlleva más cuidado, y diligencia académica, a diferencia de las otras ciencias de filiación social cuyo objeto de estudio muestra mejores ejemplos de reduccionismo o convenciones para el análisis con mayor arraigo y menos libradas a debate, aunque los tiempos actuales amenazan, y con contundencia, remover creencias y respetos antes impensables; la economía, contrastada ahora con más virulencia y escepticismo es buen referente de ello; la política, reducida al empirismo en toda índole de utilización de su “ciencia” precisamente por la clase política que debiera tener en ella guía y soporte para resolver controversias y decisiones de futuro, cuando no mero uso adjetivo del término, pareciera ser el epitome de tal agotamiento. Utilizamos la acepción de empirismo en el sentido de una conducta social o práctica popular de manifestaciones de preferencias ideológicas o protesta, no en el sentido doctrinal, que postula el conocimiento (a excepción de la lógica y matemáticas) proviene de la experiencia, siendo teoría (John Locke es considerado fundador del empirismo) opuesta a la de Platón y Descartes, que niegan la existencia de ideas intuitivas (ya que según estos hay ideas que ya existen, o sea, son innatas). En tal orden de cosas, y pese a los signos del resquebrajamiento y de dudas sobre la capacidad de las ciencias sociales, y la Ciencia Política en especial, para erigirse como catalizadora de una sociedad de la post crisis y para la economía peruana, en lo particular, es necesario considerar que así como la naturaleza humana no resulta monotemática y singular sino multifacética, colectiva y plural, hay y habrá la necesidad de una interpretación sistémica y transversal capaz de identificar y de coexistir con las demás ciencias de similar filiación, y aportar a estas, y tomar de ellas, conocimientos y conclusiones bajo la forma de saberes aportados por sus propias disciplinas. Se requiere de una norma medular y estructurante que recoja las particularidades y generalidades de lo que el territorio y los distintos procesos complejos que actúan sobre él (sociales, económicos, políticos, naturales, antrópicos) pero de forma tal que los Sectores delimiten las líneas de acción y orientación que en el plano del territorio cada Región (por el momento, los actuales Departamentos) deberá adaptar, adoptar y coordinar entre Regiones y sectores cuando los mapas temáticos así lo demanden, y cuando las dinámicas sociales y económicas así lo justifiquen. Ello implica la idea central del Territorio, ergo la Nación, y del Territorio a diferente escala (la patria chica, en el lenguaje coloquial) con que se desarrolla la idea de pertenencia y de posesión, de diversidad bajo una unidad y de capacidades y de potencialidades que en algunos casos podrá ser gestionada al interior de tales Territorios sin complejidades mayores pero en otros demandara una concurrencia necesaria, y sinérgica. Como señala respecto al tema8 Danilo Rodríguez Valbuena: “En síntesis, lo local –territorio– ha sido revalorizado como antídoto compensatorio y como factor complementario de equilibrio y ha supuesto que la territorialidad se reafirme como un valor emergente. Por esta razón se puede decir que la globalización –en principio tan alejada de la dimensión

8 “Territorio y territorialidad: Nueva categoría de análisis y desarrollo didáctico de la Geografía”, en UniPluri/Universidad, Vol.10 No.3, 2010 –Versión

Digital, Facultad de Educación- Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia.

territorial– ha supuesto una valorización del territorio, de lo local. Precedo ha denominado este proceso Paradoja de la Territorialidad porque fue el exceso de abstracción, la aespacialidad y la dislocación lo que ha permitido volver la mirada y el pensamiento a los aportes de la variable espacial como una manera de corregir el proceso de globalización, en lo que al papel del territorio se refiere. Cuando el territorio –como variable– parecía haber perdido su valor, se hace posible avanzar en su contenido y en su significado, pasando de tener un mero significado de lugar a adquirir un rango de proceso, con un valor ampliado y una dimensión más profunda, haciendo que el lugar como concreción espacial de localización adquiera un nuevo significado mucho más complejo, pero también más comprensivo. La paradoja de la territorialidad introdujo una nueva manera de percibir e interpretar las realidades territoriales y la reinterpretación del proceso de urbanización desde la perspectiva de la globalización”. El territorio no es únicamente un objeto dado, ni un resultado de procesos. También es un objeto por hacer: un objetivo histórico y político y, en tal, objeto de gestión. Entender el territorio implica su descripción, su explicación y el hallazgo de sus ¿qué? y sus ¿por qué? Entender el territorio “inteligencia territorial” es una tarea colectiva que de alguna manera supone el esfuerzo de abarcar de forma rigurosa la realidad desde el conocimiento y la acción. De allí que el análisis y la prescripción o normatividad tengan su lugar claro en el proceso de conocer y de transformar (Pirez, 2009)”. La Gestión Pública de la territorialidad resulta el mejor vehículo para la Gobernabilidad del Territorio. Economista Alfredo Espinal, Especialista en Economía Pública y Planificación Regional. Diplomado de Diseño y Evaluación de Proyectos Sociales - Pontificia Universidad Católica, Perú; Magister en Economía Empresarial y Regional, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú. Docente Universitario de Post Grado, Maestría en Economía Pública. Email: [email protected] Artículo publicado en la Revista Gestión Pública y Desarrollo, Año VII - Nº 80, Marzo 2014, Ediciones Caballero Bustamante, Perú (www.gestionpublica.org.pe) Portada: Wondrus El espacio, la frontera final: tecnología en Star Trek; https://www.google.com.pe/search?q=fotos+del+espacio,+ star+trek&tbm