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Germán Guzmán y Camilo Torres: estudios de violencia que alumbran salidas al conflicto colombiano 1 Fernando Torres Millán 2 Néstor Camilo Garzón Fonseca 3 RESUMEN El presente texto tiene como propósito presentar algunos elementos entorno a la memoria de Germán Guzmán Campos y Camilo Torres Restrepo, dos actores socioreligiosos fundantes de la sociología latinoamericana que pueden ayudar a alumbrar salidas al conflicto colombiano. En la primera parte se hace un acercamiento a la vida de Germán Guzmán destacando como fue un actor fundamental para la elaboración del libro “La violencia en Colombia”. En el segundo momento la atención se centra en Camilo Torres, quien en sintonía con Germán Guzmán se compromete desde el sentir de la realidad y la epistemología sentipensante en la búsqueda de transformaciones estructurales para Colombia. ¿Desde dónde iluminar en los estudios sobre la violencia colombiana salidas al conflicto? Proponemos como una alternativa a seguir, en primer lugar, hacer memoria de los actores que jugaron un importante papel desde los estudios, la investigación, la organización y la acción política para la transformación de las 1 Ponencia presentada en el II Simposio Internacional de Historia el miércoles 6 de mayo en la Universidad de Cundinamarca (Fusagasugá). 2 Educador y teólogo, investigador en el área de educación popular y teología de la liberación. En 1999 publicó su tesis de maestría “Por caminos propios. Construcción pedagógica de la teología popular”. Participó en la elaboración del Diccionario Paulo Freire publicado en Brasil en 2008 y en la obra “Educación popular, lugar de construcción social colectiva” también publicada en Brasil en 2013. Junto con Néstor Camilo Garzón elaboró la biografía de Germán Guzmán Campos que se publicará próximamente en el diccionario sobre las izquierdas y los movimientos sociales en América Latina. Actualmente coordina la corporación Kairos Educativo KairEd con sede en Bogotá. E-mail: [email protected] 3 Educador e Investigador Social. Dedicado a temas urbanos y movimientos sociales. Gestor del Proyecto Memoria Identidad y Territorio. En la actualidad se encuentra finalizando estudios en la Maestría de Estudios Sociales de la UPN. E-mail: [email protected].

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El presente texto tiene como propósito presentar algunos elementos entorno a la memoria de Germán Guzmán Campos y Camilo Torres Restrepo, dos actores socioreligiosos fundantes de la sociología latinoamericana que pueden ayudar a alumbrar salidas al conflicto colombiano. En la primera parte se hace un acercamiento a la vida de Germán Guzmán destacando como fue un actor fundamental para la elaboración del libro “La violencia en Colombia”. En el segundo momento la atención se centra en Camilo Torres, quien en sintonía con Germán Guzmán se compromete desde el sentir de la realidad y la epistemología sentipensante en la búsqueda de transformaciones estructurales para Colombia.

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Germán Guzmán y Camilo Torres: estudios de violencia que

alumbran salidas al conflicto colombiano1

Fernando Torres Millán2

Néstor Camilo Garzón Fonseca3

RESUMEN El presente texto tiene como propósito presentar algunos elementos entorno a la memoria de Germán Guzmán Campos y Camilo Torres Restrepo, dos actores socioreligiosos fundantes de la sociología latinoamericana que pueden ayudar a alumbrar salidas al conflicto colombiano. En la primera parte se hace un acercamiento a la vida de Germán Guzmán destacando como fue un actor fundamental para la elaboración del libro “La violencia en Colombia”. En el segundo momento la atención se centra en Camilo Torres, quien en sintonía con Germán Guzmán se compromete desde el sentir de la realidad y la epistemología sentipensante en la búsqueda de transformaciones estructurales para Colombia.

¿Desde dónde iluminar en los estudios sobre la violencia colombiana salidas al

conflicto? Proponemos como una alternativa a seguir, en primer lugar, hacer

memoria de los actores que jugaron un importante papel desde los estudios, la

investigación, la organización y la acción política para la transformación de las

1 Ponencia presentada en el II Simposio Internacional de Historia el miércoles 6 de mayo en la

Universidad de Cundinamarca (Fusagasugá). 2 Educador y teólogo, investigador en el área de educación popular y teología de la liberación. En

1999 publicó su tesis de maestría “Por caminos propios. Construcción pedagógica de la teología popular”. Participó en la elaboración del Diccionario Paulo Freire publicado en Brasil en 2008 y en la obra “Educación popular, lugar de construcción social colectiva” también publicada en Brasil en 2013. Junto con Néstor Camilo Garzón elaboró la biografía de Germán Guzmán Campos que se publicará próximamente en el diccionario sobre las izquierdas y los movimientos sociales en América Latina. Actualmente coordina la corporación Kairos Educativo – KairEd – con sede en Bogotá. E-mail: [email protected] 3 Educador e Investigador Social. Dedicado a temas urbanos y movimientos sociales. Gestor del

Proyecto Memoria Identidad y Territorio. En la actualidad se encuentra finalizando estudios en la Maestría de Estudios Sociales de la UPN. E-mail: [email protected].

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estructuras de violencia. Retomar memorias ejemplares, aquellas que nos dan

lección del pasado para actuar en el presente, que establecen comparaciones que

permiten destacar las semejanzas y las diferencias, y donde la memoria de un

hecho pasado se vea como modelo para comprender situaciones como lo plantea

Todorov3. En este sentido retomar la memoria de Germán Guzmán Campos y

Camilo Torres Restrepo nos ayudan a mirar el pasado en función del presente y

en la búsqueda de un bien colectivo.

Hoy, cuando vivimos un momento denominado por algunos investigadores y

científicos sociales como de “la reactivación de la memoria”, los estudios sobre la

memoria se han vuelto centrales en los espacios académicos y públicos, asistimos

a un “culto a la memoria” como lo denomina Candau, un “boom de la memoria”

como lo califica Huyseen, o “boom memorial” como lo señala Nora Rabotnikof.

Pero este volver a memoria no está exento de oposiciones y disputas entre quienes la reivindican críticamente y los que quieren el olvido. La primera posición reclama por esclarecer el pasado y la segunda, no volver a recordar lo vivido, prefiere versiones afines a los sectores dominantes, quienes buscan controlar el pasado y el presente. Algunos de este segundo sector aducen para justificar el olvido, que recordar lo traumático, lo pasado no es sano para el ser humano y prefieren la injusticia, la vulneración de los derechos humanos, lo que trae como consecuencia directa e indirecta que los sectores dominantes consoliden su poder construyendo narrativas autolegitimadoras. Pero quienes defendemos la memoria no nos empeñamos solo por aferrarnos al pasado sino que queremos velar por la dignidad, la justicia, la verdad de los hechos y la reparación de las víctimas. Las memorias de Germán Guzmán Campos y Camilo Torres Restrepo han sido borradas y en el “mejor” de los casos, tergiversadas de la historia política nacional, de la historia de la Iglesia Católica y de la historia de las ciencias sociales en Colombia. Obvio que hay una intencionalidad. La élite dominante junto con la jerarquía eclesiástica no se siente muy cómoda con estos dos sacerdotes católicos rebeldes, pioneros de la teología de la liberación y testimonio de un

3 Tzvetan Todorov ( 2001) Los abusos de la memoria, Paidos

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cristianismo revolucionario que despuntó en el primer lustro de la década del 60. No soporta narrativa diferente a la tradicional alianza entre las jerarquías religiosas y la élite dominante colombiana. Son dos memorias sociales vinculadas de dos actores religiosos que contribuyeron a crear y visibilizar la irrupción de sujetos políticos populares de impugnación del régimen liberal-conservador fortalecido mediante el pacto del Frente Nacional. En el caso específico de Germán Guzmán Campos va a prestar especial atención a los campesinos sin tierra, mujeres y hombres peones explotados de las fincas cafeteras del norte del Tolima, víctimas de las haciendas, de la pobreza, de la discriminación, del odio bipartidista, de la ideología política-religiosa de la subordinación y el sometimiento. En el caso de Camilo Torres, va a articularse al nacimiento y estructuración de una academia sociológica crítica en Colombia y América Latina y al movimiento estudiantil que a comienzos de los 60 emerge como nuevo sujeto político urbano con capacidad de confrontación e impugnación al Frente Nacional

4.

Ahora bien, Germán Guzmán Campos, es quizá uno de los sociólogos rurales menos conocido a pesar de su contribución por esclarecer las causas de la violencia ocurrida antes de 1960 y otros estudios sobre la situación agraria. Sin

duda se le conoce por su participación protagónica en el libro La Violencia en

Colombia, texto en co-autoría con Orlando Fals Borda y Eduardo Umaña Luna. A partir de este trabajo es reconocido en el ámbito académico nacional e internacional como pionero de los estudios sobre violencia en Colombia, desde su aporte empírico y pastoral. Germán Guzmán Campos fue uno de los artífices, junto con Camilo Torres de la construcción del movimiento de cristianismo revolucionario, no solo en Colombia, sino en América Latina. Pero, para profundizar ¿quién fue Germán Guzmán Campos? ¿Cuál fue su relación con Camilo Torres? En un primer momento vamos a despejar algunos de estos interrogantes y en un segundo momento a resaltar la novedad metodológica que emerge con relación a los estudios sobre violencia en Germán Guzmán y Camilo Torres.

4 Para ahondar en esta articulación ver el texto de Fernando Torres Millán “La ruptura del amor

eficaz. Camilo Torres, el movimiento estudiantil y la Teología de la Liberación”, publicado en la red.

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1. German Guzmán: pionero Germán Guzmán Campos nació el 20 de diciembre de 1912 en la población de San Antonio de Calarma cuando ésta pertenecía al municipio de Chaparral (Tolima). Hijo de Fermín Guzmán Aguilar y Soledad Campos Salazar, campesinos de la región. Su infancia transcurre en las labores tradicionales del campo, hasta que fruto de la visita a su casa de dos sacerdotes misioneros decide marcharse al seminario. A la edad de 11 años comenzó sus estudios en el Seminario Conciliar de Ibagué. El 28 de junio de 1936 es ordenado sacerdote. Su ministerio sacerdotal lo inició en la población de Purificación (Tolima), luego fue trasladado a Ibagué como profesor y procurador del Seminario Conciliar, allí permanece dos años(1936-1938), después de los cuales es nombrado rector del Colegio Tolimense, con la misión de salvarlo de la quiebra, y del desprestigio. En éste centro educativo desarrolla un novedoso sistema educativo basado en la participación y el gobierno estudiantil rompiendo con el sistema tradicional. Tal experiencia es conocida y elogiada por Jorge Eliecer Gaitán, en su visita a Ibagué como Ministro de Educación bajo el gobierno de Eduardo Santos en 1940. Por su labor educativa liberal fue acusado y destituido, ante lo cual la ciudad reaccionó apedreado el palacio de la curia y colocando carteles en los muros de la ciudad. Durante un poco más de diez años ejercerá como párroco en dos municipios del norte del Tolima: Fresno del que fue párroco en dos ocasiones, de julio del 1946 a enero de 1950 y de noviembre de 1951 a mayo de 1958, fecha en la que fue trasladado al Líbano en donde permanecerá hasta 1961, época en la que se desata la más cruel y larga violencia en la región y en el país. Nos dice Henderson que “Fue durante el último periodo de los años 50 y a comienzo de los 60 cuando El Líbano experimentó sus más crudos niveles de criminalidad”

5, y remite a un

cuadro de tasas de homicidios por cada cien mil habitantes entre 1957 y 1963, siendo las tasas más altas la de 1957: 130.0, la de 1958: 172.0 y la de 1959: 252.0. Por esos mismos años la tasa media nacional fue, 1957: 41.1, 1958: 51.8, 1959: 40.1. Concluye Henderson: “El pueblo del Líbano fue abatido por quince años de anarquía, desorden y tumulto, como lo fue todo el Tolima

6. Como párroco

tiene contacto directo con los hechos y consecuencias de la violencia que sufrían las poblaciones rurales. El 11 de abril de 1948 recoge y sepulta el cadáver del padre Pedro María Ramírez, párroco de Armero, asesinado el día anterior y abandonado su cadáver a las puertas del cementerio de dicha población.

5, James Henderson. Cuando Colombia se desangró. Un estudio de la violencia en metrópoli y

provincia”, Bogotá, Ancora, 1984. p. 285 6 Ibid., p. 286

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Fue confesor de guerrilleros, bandoleros, soldados, amnistiados, víctimas y victimarios, la mayoría hombres y mujeres del campo. Conoció y documentó profundamente el desarrollo de este fenómeno, su complejidad y sus causas. Recién posesionado como párroco del Líbano en mayo de 1958, fue nombrado por el gobierno nacional a ser parte de la Comisión Nacional Investigadora de las Causas y Situaciones Presentes de la Violencia en el Territorio Nacional, más conocida como “La Investigadora”, comisión que actuó en varias regiones, especialmente en el occidente de Caldas y norte del Tolima. Al concluir sus labores en enero de 1959, el presidente Alberto Lleras Camargo designara por un periodo adicional hasta diciembre de 1960 a Germán Guzmán como Coordinador de Paz, para que continuará en la labor de propiciar la reconciliación. El 7 de enero de 1959 visitó al Líbano Alberto Lleras Camargo para respaldar la labor de paz que allí se desarrollaba. En el discurso que pronunció expresó que Germán Guzmán “estaba en mora de escribir un libro sobre la violencia, dado el conocimiento que tenía del problema”, En ese mismo año Guzmán y Camilo Torres Restrepo se conocen en una reunión efectuada en el Ministerio de Gobierno, al respecto de la impresión que le causó el joven sacerdote recién llegado de Lovaina, Guzmán expresó : “Sus planteamientos acerca de las medidas que debían adoptarse para controlar los efectos de la violencia fueron inteligentes, nítidos, exactos. Dejaban entrever una mentalidad ágil que buscaba salidas. Quería pensar con libertad, suscitar ideas, abrir el entorno a ellas con generosidad autentica a donde concurrieran sin obstáculos cuantos tuvieran alguna tesis, para que de confrontación de opiniones derivaran conclusiones lógicas...” (Guzmán, 1967 : 23) Con éste encuentro se inicia una amistad con Camilo Torres que fue creciendo hasta trabajar conjuntamente a partir del año 1961 cuando, a comienzos de ese año, viajaron hasta el Líbano Camilo Torres Restrepo, Orlando Fals Borda, Andrew Pearse y Roberto Pineda, profesores de la recién creada Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, con el fin de expresarle a Germán Guzmán el interés de la universidad por estudiar y analizar la violencia colombiana. En junio de 1961 el Presidente de la República pidió al obispo de Ibagué, Rubén Isaza Restrepo, le conceda a Guzmán el permiso para trasladarse a Bogotá y dedicarse a trabajar en el estudio de la violencia, sin perder las facultades ministeriales y las licencias canónicas de las que gozaba. De esta manera nace el libro “La Violencia en Colombia”, primer intento de reconstruir y explicar en profundidad este fenómeno y hacer un juicio de responsabilidad de la élite dominante colombiana; además constituyó una experiencia de coautoria de académicos sociales, inusitada en el país. “La Violencia en Colombia”, se realizó en gran parte gracias al archivo y a las notas que tenía Guzmán acopiadas desde los tiempos de la “Comisión Investigadora” y que ésta no hizo público.

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La edición del primer volumen del libro se hizo en julio de 1962, fue recibido con diatribas y elogios, al igual que sus autores, en expresión del propio Germán Guzmán, “generó una polémica tan intensa y enconada como no la ha desencadenado hasta ahora ninguna otra obra en el país”. Por tal motivo, Guzmán emprende la defensa de la obra en diferentes escenarios como la Universidad Nacional y algunos barrios de Bogotá, donde dictó conferencias. Luego de la publicación del libro La Violencia en Colombia, Guzmán se queda en Bogotá, se junta a la causa de su amigo Camilo Torres Restrepo. Se vincula al Ministerio de Salud como encargado de la división de Organización y Participación de la Comunidad, trabaja en el Instituto de Administración Social de la ESAP en proyectos piloto de reforma agraria, desde este espacio “Monseñor Germán Guzmán Campos encuentra indispensable y urgente la preparación de los obispos, los párrocos y seminaristas para que estos contribuyan al desarrollo de los programas de Acción Comunal y adiestramiento de personas para la Reforma Agraria. Además, considera peligroso que ese adiestramiento se realice en Bogotá porque desactualiza a los promotores de estos programas”

3 . También es

profesor asociado en el Instituto Superior de Ciencias de la Universidad INCCA. Participa en la fundación de la Asociación Colombiana de Sociología constituida el 11 de abril de 1962 y en el primer Congreso Nacional de Sociología, realizado del 8 al 10 de mayo de 1963 en Bogotá. En 1964 participó junto con Eduardo Umaña y líderes de diversas tendencias políticas, en reuniones organizadas por Camilo Torres, quién buscaba crear un espacio político de unidad. Estos encuentros darían origen en 1965 al movimiento Frente Unido del Pueblo. Germán Guzmán y Camilo trabajarán en la consolidación de este proyecto, Camilo con la Federación Estudiantil y las diversas fuerzas políticas “no alineadas” y Germán Guzmán con el clero simpatizante. Después de la muerte de Camilo en febrero de 1966, Germán Guzmán publica en mayo de 1967 la primera biografía que se conoce sobre Camilo Torres, titulada en su primera edición “Camilo, Presencia y Destino”, la que se agota inmediatamente. En su segunda edición de junio del mismo año, lleva por título “Camilo, el cura guerrillero”. La biografía es re-editada en 1968 por la editorial Siglo XXI en México con el nombre “El padre Camilo Torres”. Germán Guzmán Campos no solamente es el primer biógrafo de Camilo Torres Restrepo, sino que, una vez desaparecido éste, se convierte en líder y continuador del camilismo. Viajó a la Habana donde participó del Congreso de la

3 Orlando, Villanueva. Camilo acción y utopía. Bogotá, Colombia. Editorial Códice, 1995. P.107

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Cultura celebrado en enero de 1968, allí se encontró con Juan García Elorrio, quien le invita a participar del Encuentro Latinoamericano Camilo Torres a celebrase en la ciudad de Montevideo (Uruguay) en febrero de 1968, pero al llegar Guzmán a Montevideo las autoridades le obligan a regresar a Colombia no sólo impidiendo su participación en el evento sino negando la posibilidad de que en Colombia se realizara en 1969 una reunión entre Elorrio y Guzmán con miras a unificar posiciones entre Cristianismo y Revolución. Pero esto no lo desalienta, por el contrario le confirma la necesidad de continuar trabajando por un movimiento revolucionario de inspiración cristiana, ve la necesidad de la unificación y se convierte en figura articuladora del camilismo, para lo cual vuelve a lanzar el órgano de prensa de Camilo Torres, Frente Unido, segunda época, donde Germán Guzmán es el director, y cuya línea define como “Continuar los propósitos y el mensaje de Camilo Torres Restrepo. Su fin es vincular los sectores que se inspiran en las tesis de Camilo para proseguir su lucha contra el imperialismo y las oligarquías....”. El periódico Frente Unido en su segunda época, circula por varios meses durante el año 1968, en especial el número publicado con motivo de la visita del Papa Pablo VI a Bogotá en agosto de ese año, por su fuerte contenido crítico será uno de los causantes de las presiones y persecuciones tanto de los grupos radicales de izquierda como de sectores de derecha (incluyendo a la jerarquía eclesiástica), que a la postre lo llevará, en septiembre de 1968 a exiliarse en México. En México se radicará junto con su compañera Olga Navía y las hijas de ella. Allí entra en contacto con sectores cristianos progresistas como el Secretariado Social que publica la revista “Contacto”, con el Centro Intercultural de Documentación CIDOC que dirige Iván Ilich en Cuernavaca desde 1966, con sacerdotes exiliados de Brasil, con sectores evangélicos del movimiento Iglesia y Sociedad ISAL, con militantes cristianos como el presbiteriano Raúl Macin, entre otros. También desde México sostiene comunicación cercana y fluida con las personas que están al frente del grupo Golconda, especialmente con René García Lizarralde y Germán Zabala (de quien se refiere como “ese culminante testimonio viviente, por su lucha ejemplar y entrega total”). De su trabajo en pro de la articulación del sacerdocio revolucionario será el texto “Rebeldía clerical en América Latina” publicado en la Revista Mexicana de Sociología en 1970. En México Germán Guzmán trabajará como profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México UNAM, hará postgrados en sociología agraria y en educación. Los últimos años de su vida los dedicará a la docencia en la Universidad Autónoma de Chapingo y en el Centro de Estudios del Desarrollo Rural de México También en México, Germán Guzmán solicitará al Vaticano la dispensa para dejar el ejercicio del ministerio sacerdotal y retorna al estado laical, la que fue concedida el 28 de julio de 1970. En 1980 fue invitado a un encuentro de escritores tolimenses realizado en Ibagué en donde presentó la conferencia “La violencia: tema recurrente en la literatura

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colombiana”, mostrándose como un profundo conocedor de la literatura nacional. Con motivo de este encuentro, el 19 de diciembre de 1980, el Instituto Tolimense de la Cultura le otorga el Premio Tolimense de Literatura. Participó en el I Simposio Internacional sobre violencia, evento realizado por la Universidad Nacional de Colombia y el Centro Jorge Eliecer Gaitán en Bogotá en junio de 1984. En dicho evento presentó la ponencia “Reflexión crítica sobre el libro La Violencia en Colombia”, que será publicada posteriormente en el libro de Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda, “Pasado y presente de la violencia en Colombia”. Muere en México a consecuencias de un infarto al corazón en 1987 a la edad de 75 años, quien fuera reconocido como uno de los primeros del puñado de curas rebeldes que ayudarán a recuperar la esencia del evangelio de Jesús de Nazaret : EL AMOR SINCERO Y EFICAZ.

2. Epistemología sentipensante y estudios de violencia

La categoría “sentipensante” es muy posterior, germinada por Orlando Fals Borda en su obra “Historia doble de la Costa” (1979). Se refiere a la manera como los pueblos ribereños de la depresión momposina y la mojana sucreña, a los que llama también “pueblos hicotea”, saben sufrir y gozar, saben ligar el corazón y la cabeza, el amor y la razón en la superación de los escollos de cada día en medio de contextos adversos, complejos y desafiantes. Ahí se ha construido una cultura de “aguante”, de “lucha”, de “resistencia”, pero también de alegría y disfrute de la vida.

Como hacen las hicoteas en los meses secos, Germán Guzmán se “enterró” durante un poco más de diez años (1948-1961) en el norte del Tolima. Fue la década más sangrienta jamás vivida en el departamento. Durante ese tiempo, Guzmán escuchó a través del confesionario y en entrevistas personales que le solicitaban, a las víctimas y a los victimarios de la violencia. Escuchó, presenció, registró, estudió hechos, palabras, documentos. Fueron los años en los que Guzmán se desempeñaba como párroco en el Norte del Tolima, los últimos de ellos, los más críticos, en El Líbano. Como las hicoteas, después de un largo estado de letargo en la subterranidad, viene el tiempo oportuno de “salida” a la superficie, es el tiempo de parir y cuidar la novedad que nace de la indignación ética, la visibilización campesina, la organización política y la lucha social. Según el profetismo bíblico que Guzmán conoce muy bien dada su formación teológica, corresponde al tiempo de la denuncia, de la impugnación, del anuncio, del testimonio, de la agitación y del exilio. En Guzmán, este tiempo le permite ampliar su mirada y su ángulo de comprensión e interpretación. Aún el horizonte geográfico se amplia. Va más allá del eje regional nortolimense Armero-Fresno-Líbano al participar a nivel nacional e internacional en la “Comisión Investigadora” (1958-1960), en la elaboración,

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publicación y defensa del libro “La Violencia en Colombia” (1961-1964) y en la construcción del “Frente Unido del Pueblo” (1965-1968). Nos va a decir Jefferson Jaramillo que “la recolección de testimonios fue un recurso privilegiado por La Investigadora para «lograr un contacto directo con los hombres y mujeres de todas las corrientes políticas». Además, La Investigadora sería reconocida, precisamente, por priorizar la voz de muchos campesinos. Por primera vez el punto de vista del campesinado, la mayor víctima colectiva, es tenido en cuenta en el análisis de la violencia, sin correr riesgos de retaliación y muerte. Por fin, un ente institucional, “se acuerda” de los campesinos y los busca para preguntarles qué les pasó. Ir de confortables oficinas de Bogotá a las provincias más desangradas en búsqueda de “otras voces” de la violencia, fue iniciativa e insistencia metodológica de Germán Guzmán dentro de La Investigadora. Así lo atestigua él mismo cuando interpelaba a sus colegas de la comisión:

“Señores: ustedes, excúsenme, no saben mucho de violencia, la desconocen, no han recogido cadáveres despedazados, ni visto caseríos quemados, ni regiones devastadas, ni cientos y miles de campesinos exiliados. A su pregunta: ¿qué podemos hacer? Respondo: la violencia no debe indagarse solamente en las salas de los gerentes ni en el despacho de los gobernadores, ni en las cuentas bancarias. La violencia está en las diversas esferas y también en los campos. Hay violentos en las ciudades y en los montes. Partamos de una verdad aparentemente trivial: para cazar tigres es necesario ir a donde haya tigres. Si queremos investigar y frenar la violencia, vamos a donde están los violentos y hablemos con ellos donde sea”

7

La metodología de investigación tiene como punto de partida “Ir a las zonas afectadas y entrar en contacto directo con las gentes”, “escudriñar los sucesos que se daban en un ámbito concreto”, para luego sí, en un segundo momento, “estudiarlos en sus implicaciones políticas, económicas y sociales”. Ir a las zonas de violencia para escuchar y hablar con las gentes es sumamente riesgoso tanto para los entrevistadores como para los entrevistados. Se toman los riesgos y las mínimas medidas de seguridad y protección que resultaron eficaces y que generaron la confianza y el acercamiento favorables para el encuentro y la escucha investigativa. Estas fueron:

a) Permitir que todo el mundo se acercara con toda libertad a la Comisión. b) Omitir, a todo trance, cualquier asomo de parcialidad partidista o religiosa. c) Evitar toda actitud condenatoria. d) Dejar hablar a la gente con plena autonomía.

7 Germán Guzmán Campos. “Reflexión crítica sobre el libro La Violencia en Colombia” en Pasado y

presente de la violencia en Colombia. / Compiladores Gonzalo Sánchez y Ricardo Peñaranda – 3ª. Edición. Medellín, La Carreta, Iepri, Universidad Nacional, 2015. P. 48

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e) No imponer decisiones. f) Aceptar las condiciones que para su seguridad exigieran los interesados.

Ejemplo: no presencia de tropas en las áreas de entrevista, ni de personas extrañas a la Comisión, etc.

g) Interpretar con inalterable lealtad las exigencias de las gentes. h) Acordar soluciones analizándolas de común acuerdo.

Cada una de estas pautas deja entrever el ambiente dominante de confrontación bipartidista marcado por la represión, la intolerancia política-religiosa, la culpabilización y condenación del diferente, la coacción, el autoritarismo, la desconfianza, el miedo. Nos dice Guzmán que la observación de cada una de ellas contribuyó para que la indagación de la realidad rompiera el cerco de silencio, complicidad e impunidad impuesto por los medios de comunicación y las elites hegemónicas. De esta manera fue posible:

1. Reconocimiento directo de localidades y regiones devastadas; 2. Aplicación de criterios de objetividad, imparcialidad y veracidad; 3. Observación y anotación minuciosa de acontecimientos en comunidades y

zonas afectadas por la Violencia; 4. Entrevistas directas con miles de campesinos victimados; 5. Entrevistas dirigidas con jefes guerrilleros y subalternos suyos, en zonas de

acción; 6. Entrevistas dirigidas con líderes formales religiosos o políticos y con jefes

militares y gente de tropa; 7. Entrevistas abiertas con exiliados en ciudades y poblaciones de varios

departamentos; 8. Entrevistas –abiertas o dirigidas- con presos sancionados por razones de

orden público; 9. Entrevistas personales con jueces y notarios; 10. Investigación histórica y de archivos, incluyendo los de parroquias, notarías,

juzgados, inspecciones de policía y ministerios; 11. Análisis de informes rendidos por los ministros de Gobierno y guerra al

congreso y por gobernadores a sus respectivas asambleas departamentales;

12. Análisis estadísticos de diversas series de datos; 13. Documentación cartográfica y fotográfica; 14. Recolección de elementos culturales relativos a la tragedia; 15. Estudios de fuentes secundarias: ensayos, crónicas, cuentos y novelas

sobre la Violencia8

8 Germán Guzmán Campos. “La violencia en la literatura colombiana”, p. 22.

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Llama la atención que de 15 técnicas metodológicas desarrolladas, 6 tenga que ver con entrevistas, como quien dice, la prioridad metodológica fue salir al encuentro, la escucha, el diálogo, la conversación directa. Las “otras voces”, las condenadas al silencio, la sospecha y, en muchos casos, criminalizadas, encontraron espacio propicio para la legitimación política y la credibilidad ética. Estamos ante el nacimiento de lo que César Rodríguez Garavito llama “investigación anfibia”

9, que se mueve en diversos mundos con capacidad de

respirar en cada uno de ellos, “del mundo introvertido de las aulas de clase, al extrovertido de los medios de comunicación y las reuniones con activistas y funcionarios públicos”, muchas veces “en contextos altamente violentos y desiguales”. Entre tanto Camilo Torres, con apenas 18 años, vivirá también su periodo de internado en el Seminario Mayor de Bogotá (1948-1954) para luego, una vez ordenado sacerdote, viajar a la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) a hacer su licenciatura en sociología (1954-1958). En el Seminario busca la manera de hacerse amigo de los seminaristas más pobres y con los que venían de provincia. Cumple rigurosamente el reglamento de la vida religiosa, desarrolla una honda espiritualidad con mucha oración y penitencia. Crea, junto con su amigo y compañero de estudios Gustavo Pérez, el “Círculo de Estudios Sociales”, donde se leía la doctrina social de la iglesia, la historia económica de Colombia, el derecho civil, y se acercaba a la persona de Jesús a partir de la dimensión social de los Evangelios. Los tiempos de descanso los dedica a visitar familias pobres, a colaborar en la Casa del Gamín y a dar catequesis a los soldados de la Escuela de Infantería del norte de Bogotá. Gustavo Pérez dirá que “Los años de seminario pasaron sumergidos en intensa espiritualidad y disciplina de estudio”

10. En Europa

cultivará la espiritualidad de Charles de Foucauld. Su libro de cabecera será el que escribió el padre René Voillaume sobre este místico, “En el corazón de las masas”. Esta espiritualidad está anclada en la experiencia de Jesús EN Nazareth, vida oculta en pobreza, trabajo y unión con Dios. En función de su inserción con los universitarios participará en las peregrinaciones a santuarios marianos de Bélgica y de Francia. Pronto se convertirá en “capellán informal” de múltiples universitarios que acudían a él en búsqueda de consejo y confesión. En 1955 es nombrado Vice-Rector del Colegio Latinoamericano de Lovaina, fundado por el episcopado belga para la formación de seminaristas y sacerdotes europeos que irían a trabajar a América Latina. Colabora los fines de semana en una parroquia de la zona minera de Lieja y una parroquia obrera en Bruselas. Conoce en París

9 César Rodríguez Garavito. Investigación anfibia. La investigación-acción en un mundo multimedia.

Bogotá, Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad, Dejusticia, 2013. 10

Gustavo Pérez Ramírez. Camilo Torres Restrepo. Profeta para nuestro tiempo. Bogotá, Indo-American Press Service, 1996, p. 97

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al movimiento “Los traperos de Emaús” que lucha contra la exclusión y la pobreza, y promueve el respeto a los derechos humanos, fundado por el Abate Pierre. De las clases y las bibliotecas sale hacia las minas de carbón, las cooperativas agrícolas, los sindicatos, la Juventud Obrera Católica JOC, las aldeas, los grupos universitarios solidarios con la revolución argelina, los curas obreros, etc. En 1956, fruto de la convivencia universitaria surge la iniciativa de organizar a los estudiantes colombianos en el exterior. Así lo testimonia su compañero de estudio, Gustavo Pérez: “De estos encuentros fueron saliendo muchas ideas, como la de vincularnos con los estudiantes colombianos, primero en Bélgica, y después en otras universidades de Europa, para formar un movimiento de toma de conciencia sobre la responsabilidad de prepararse bien para regresar a servirle al país, asociados interdisciplinariamente”

11. Es el nacimiento del Equipo

Colombiano de Investigación socio-Económica - ECISE – quien lanzará una invitación a la unión de todos los colombianos deseosos de poner al servicio del país su preparación intelectual “cada quien participaría dentro de su propia profesión y especialización (equipo politécnico, polivalente), y respetando las diferentes ideologías y militancia política (equipo pluralista)”

12. Pérez afirma que

“en todos los viajes por Europa estuvimos tratando de entrar en contacto con estudiantes colombianos, prescindiendo de distingos políticos, para invitarlos a participar en el ECISE (…) Con el tiempo comenzamos a invitar también a los jóvenes profesionales extranjeros a sumarse para trabajar en Colombia con el espíritu que animaba al Equipo”. Constituye “secciones” de ECISE en Lovaina, París, Bogotá, Londres y Alemania. En 1958 Camilo Torres será secretario del primer congreso de estudiantes colombianos en Europa que se realiza en Lovaina. Después de hacer su especialización en sociología urbana en Minnesota funda el secretariado de ECISE para los Estados Unidos, con secciones además en Chicago y Nueva York. Cinco fueron los principios y la triple estrategia de acción común de ECISE:

1. Trabajo solidario con la clase popular, integrándose en los movimientos populares, como fermento, colaboración y servicio.

2. Trabajo en la base, viviendo en el medio popular en que se trabaja, para sentir con esas personas y conocer sus verdaderos problemas, para realizar un verdadero acercamiento humano con las fuerzas populares vivas. Implicaba un compromiso de tiempo completo al servicio de movimientos populares.

11

Ibíd, p. 114 12

Ibíd., p.131

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3. Primacía de la promoción popular sobre el de la promoción personal, opuesto a toda forma de proselitismo y demagogia.

4. Trabajo en equipo polivalente, lo que implica un esfuerzo de cohesión, de disciplina y de superación de los instintos individualistas y caudillistas.

5. Trabajo con objetividad científica, a partir de un análisis objetivo de la realidad y de la situación concreta del medio en que se trabaja. La triple estrategia comprendía: contacto con las masas, análisis de los problemas y planificación de la acción.

13

Una nueva perspectiva de espiritualidad política y de metodología de investigación social está emergiendo, se trata del “amor eficaz”, perspectiva que Camilo Torres asumirá, influenciado por los movimientos renovadores de la “Nouvelle Theologie” y “Économie et Humanisme”, por el testimonio de compromiso cristiano junto a los mineros, los obreros, los estudiantes y los habitantes de la calle; impactado por el ambiente crítico-dialógico de los estudios sociales en la Universidad de Lovaina, especialmente por el encuentro con el profesor de sociología, canónigo François Houtart. Con esta semilla del “amor eficaz” germinando en sus entrañas, retorna a Colombia en enero de 1959, el mismo mes del triunfo de la Revolución Cubana, del anuncio del Concilio Ecuménico por parte del recién elegido Papa Juan XXIII y de la solicitud que hace el primer presidente del Frente Nacional, el liberal Alberto Camargo al párroco del Líbano (Tolima), Germán Guzmán Campos, de escribir un libro sobre la violencia en Colombia. Feliz coincidencia, anticipadora de una época de cambios que ya está en camino. El regreso a Colombia tiene que ver con lo que, en epistemología sentipensante corresponde a la “acción comprometida” o a la “salida a superficie de las hicoteas”. En 1959 Camilo es nombrado capellán auxiliar de la Universidad Nacional de Colombia desde donde inició un encuentro vital y dinámico con el estudiantado. En el mismo año, junto con Orlando Fals Borda y 21 estudiantes, participa en la creación de la primera facultad de sociología en América Latina, la que enfocarán desde la ideología del “compromiso-acción” de la ciencia social con la transformación de la realidad y con las luchas populares para llevarla a cabo. Desde la capellanía Camilo funda en 1959 el Movimiento Universitario de Promoción Comunal MUNIPROC con el fin de articular al estudiantado con las comunidades barriales del sur de Bogotá aprovechando la amistad que tenía con los párrocos organizados en la Unión Parroquial del Sur, antiguos compañeros de estudio en el seminario. La experiencia urbana más significativa fue la

13

Estos principios y estrategias son recogidos por Gustavo Pérez en su biografía de Camilo Torres, p. 132.

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desarrollada en el barrio Tunjuelito, donde la mayoría de sus pobladores habían sido desplazados por la Violencia pocos años antes. Estos fueron los principios orientadores de MUNIPROC:

Vincular a los estudiantes y a los profesores con la realidad colombiana;

Investigar los recursos y necesidades de la comunidad;

Promover y coordinar los programas de Acción Comunal;

Prestar en las comunidades subdesarrolladas una atención profesional que tienda a estimular la creación de servicios permanentes a su cargo y de acuerdo con las necesidades existentes;

Rehabilitar a esas comunidades mediante el desarrollo integral y la formación técnica de sus miembros.

La primera Junta de Acción Comunal había nacido un año antes en la vereda Saucío del Municipio de Chocontá (Cundinamarca) cuando la comunidad con sus propios medios construye la escuela. Allí Orlando Fals había desarrollado a comienzos de los años 50 la investigación “Los campesinos de los Andes”. Habiendo conocido la experiencia organizativa de la comunidad de Saucío, el ministro de educación del primer gobierno del Frente Nacional, el filósofo Abel Naranjo Villegas, considera de suma importancia la acción comunal para la pacificación y el desarrollo planificado del país y pide a Orlando Fals Borda y a Camilo Torres que elaboren el primer borrador del decreto y la primera reglamentación oficial de la Acción Comunal siguiendo la directriz del presidente Alberto Lleras Camargo. De esta manera la Acción Comunal nace adscrita al Ministerio de Educación y articulada a la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, situación que lamentablemente solo durará algunos meses. MUNIPROC tiene como telón de fondo la organización de los estudiantes colombianos en Europa, ECISE. Sin embargo vemos novedades:

Vinculación directa del estudiantado y del profesorado con una comunidad local con la que se compromete. La universidad se inserta en la comunidad.

Promueve y fortalece la Acción Comunal como experiencia autogestionaria y autónoma de las comunidades barriales.

No solo focaliza las necesidades de las comunidades sino también sus recursos. No solo ve la carencia sino también la potencialidad.

Introduce el concepto de “desarrollo integral” vinculado a formación técnica local.

El saber profesional es puesto al servicio de la comunidad para que ésta se haga cargo de sus responsabilidades. Saber como servicio que empodera.

El estudiantado universitario puede ayudar a producir cambios cuando dirigen su actividad articulada a las comunidades con el fin de ayudar a crear conciencia y organización.

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Muchos años después Fals Borda va a decir sin ninguna duda que el origen de la Investigación Acción Participativa IAP está en Tunjuelito

14, en la experiencia de

MUNIPROC. Allí está sembrada la semilla de lo que poco a poco se va consolidando como metodología y epistemología del amor eficaz. Al fundar la Facultad de Sociología, Fals y Camilo se proponen la creación de una escuela sociológica que no fuera ni europea (donde estudió Camilo) ni norteamericana (donde estudió Fals), sino colombiana, esto es, fuertemente anclada en el conocimiento de las realidades colombianas dándole importancia fundamental a la investigación, comprometida con los problemas de la sociedad articulando la ciencia con la acción transformadora. Lo anterior implicaba para su momento, por lo menos dos desafíos, tal como lo plantea Fals en el prólogo a “La Violencia en Colombia”:

1. El ensayo y modificación a la colombiana de conceptos y técnicas desarrollados en otros países…

2. El encarar y manejar situaciones y problemas sociológicos peculiares del medio colombiano…

En 1959, para los fundadores de la Facultad, el problema de la “violencia” era el hecho más protuberante de la sociedad colombiana. “Por lo mismo, un problema social de tal magnitud no podía ser ignorado por la Facultad de Sociología, creada en el mismo lugar de los hechos. No encarar el tema, no atreverse a agitarlo, no derivar de él enseñanzas así científicas como de política social, habría sido un despilfarro de oportunidades y un acto no pequeño de traición a los intereses de la comunidad”

15. No solo se tomó la decisión de “bucear en los trasfondos muchas

veces escalofriantes de la violencia” sino que, como lo dirá Alberto Valencia, “el estudio de la violencia que asolaba al país en ese momento hacía parte fundamental de ese proyecto académico”

16. El proceso de investigación-acción en

Tunjuelito con las familias desplazadas de la violencia requería además, el proceso de investigación de las causas y de los responsables de su desplazamiento, así como recomendaciones para afrontar hechos de tal magnitud.

14

Afirmación de Fals Borda cuando le preguntamos por el origen de la IAP. Entrevista de Lola Cendales, Alfonso Torres y Fernando Torres en el 2004, publicada en internet con el título “Uno siembra la semilla pero ella tiene su propia dinámica”. 15

Germán Guzmán Campos, Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna. La Violencia en Colombia. Estudio de un proceso social” Tomo I. Bogotá, Círculo de Lectores, 1988, p. 12 16

Alberto Valencia Gutiérrez. “Memoria y violencia. A los cincuenta años de “La Violencia en Colombia” de Monseñor Guzmán et al”. Sociedad y Economía, N°. 223 (2012), p. 62

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Comenzando el año 61, casi todo el equipo docente de la Facultad emprende otra salida, igualmente decisiva para cimentar su vocación investigativa. Camilo Torres, Orlando Fals Borda, Andrew Pearse y Roberto Pineda viajan hasta el Líbano, epicentro de la violencia en la Colombia de la época, en búsqueda de Germán Guzmán y del archivo de la Comisión Investigadora de la que él había sido su secretario y que tan cuidadosamente conservaba, fuentes de primer orden para investigar sobre la violencia en Colombia. En la entrevista de Lola Cendales, Alfonso Torres y Fernando Torres a Orlando Fals, dijo éste que fue Camilo quien lo convenció para que el equipo visitara a Germán Guzmán. El grupo también hizo un esfuerzo similar para convencer a Guzmán, quien a su vez testimonia que fue necesario un prolongado diálogo con el grupo y gestiones ante la Presidencia y las autoridades eclesiásticas

17, condiciones entendibles dado el contexto reinante

de amenaza, represión y muerte para quien intentara “romper el silencio”. Se trata de una expedición, un riesgo, un esfuerzo, una búsqueda, un encuentro y un diálogo epistemológico para construir conjuntamente un acuerdo investigativo en el que se involucra inter-institucionalmente la Presidencia de la República, la Diócesis de Ibagué y la Universidad Nacional. La voluntad política y las condiciones investigativas estaban dadas en cada una de las co-partes. Germán Guzmán se traslada a Bogotá para dedicarse exclusivamente a la investigación junto con Orlando Fals. Un año después, 1962, el primer tomo es publicado, constituyéndose con el tomo II publicado en 1964, en la obra pionera y madre de la investigación crítica social sobre la violencia en Colombia. En el prólogo del primer tomo, Orlando Fals Borda describe cuidadosamente cada una de las ocho técnicas de investigación empleadas a pesar de los riesgos, censuras y autocensuras impuestas:

1. Experiencia personal del investigador principal durante varios años sirviendo en las áreas azotadas por la violencia, observando y tomando nota de los acontecimientos en varias comunidades.

2. Reconocimiento directo en automotor, a caballo y a pie de las áreas afectadas por la violencia, efectuando entrevistas dirigidas con los campesinos lugareños y volando detenidamente en helicópteros del gobierno sobre el terreno devastado.

3. Entrevistas dirigidas con los jefes guerrilleros y su seguidores, en el propio terreno de sus acciones, con dirigentes políticos y religiosos locales y con jefes militares.

17

Germán Guzmán Campos. “Reflexión crítica sobre el libro…”, p. 51

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4. Entrevistas dirigidas con los exiliados por la violencia que viven en ciudades de varios departamentos, y con presos sancionados por motivo de orden público, que se encuentran en diversas cárceles.

5. Investigación histórica y de archivos (algunos privados), incluyendo los de juzgados, inspecciones, ministerios y estados mayores, y análisis de los informes rendidos por los equipos de recuperación en el Tolima al terminar la Misión de Paz en 1960.

6. Estudios de fuentes secundarias, como ensayos, novelas y artículos sobre la violencia que han publicado periódicamente.

7. Análisis estadístico de diversas serie de datos. 8. Documentación pictórica y cartográfica y recolección de elementos

culturales empleados en la violencia. Llama la atención la similitud con las utilizadas por la Comisión Investigadora de 1958, lo cual quiere decir que hubo continuidad total, pero vale la pena resaltar las diferencias, las que nos muestra la novedad metodológica:

El valor dado a la experiencia personal de Germán Guzmán en el norte del Tolima como investigar empírico “in situ”, “observando y tomando nota”; por lo que se le considera “investigador principal”.

Menciona, valora y analiza los informes de los “equipos de recuperación” al terminar la Gran Misión de Paz del Tolima en 1960, de la que fue coordinador Germán Guzmán y por lo cual, el Obispo de Ibagué le concedió el título honorífico de “Monseñor”.

No mencionado en el prólogo pero sí en la entrevista referida, Fals afirma que allí se dio una ruptura del esquema funcionalista, pues con él y desde él era imposible asumir una posición mucho más comprometida con las soluciones políticas y sociales que la violencia ameritaba, de ahí las 30 recomendaciones conclusivas para resolver el conflicto dadas al gobierno, a la sociedad, a la iglesia, a la universidad. De esta manera se consolida la apuesta académica de sus fundadores por una sociología comprometida con la transformación social del país. Afirma categóricamente que “la idea de compromiso con los problemas de la sociedad para resolverlos, primero entenderlos y luego resolverlos, es una de las raíces de la investigación participativa (…) y eso se lo debemos a Camilo Torres Restrepo”. Concluimos sumando a este balance metodológico el que hace Jefferson Jaramillo:

El libro también cobra un gran valor porque inscribe los testimonios de campesinos, combatientes y líderes políticos de las regiones como piezas centrales del informe; no los desecha sino que los exalta en su composición. Es decir, legitima y visibiliza sus voces en la escena nacional, cosa que no

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se había hecho hasta el momento bajo ningún esfuerzo institucional, a excepción de la Comisión de 1958. Dicha lectura se encarga, además, de legitimar una génesis de la guerra en el país, y la sitúa entre 1930 y 1958; hace énfasis en un continuum comportamental bipartidista desplegado en olas de violencia y olas de tregua. Esta génesis va a acompañada, a su vez, de una etiología de las causas sobre el fenómeno; de una exposición sobre su incidencia en la dinámica social; de una regionalización del fenómeno; y de una interpretación sobre su trascendencia en la psicología del conglomerado campesino

18.

Lo que viene… Hemos entrado a las memorias de Germán Guzmán y Camilo Torres buscando luces que alumbren salidas que por fin nos encaminen a horizontes de paz. Escudriñando en ellas topamos con una experiencia fundacional de la investigación social en Colombia. Se trata de la visibilización y reconocimiento de una subjetividad anfibia-ribereña de resistencia y creatividad que pervive por siglos, la que Orlando Fals Borda, colega y continuador de los anteriores, denominó pueblos-hicotea, “ que sabe ser aguantador para enfrentar los reveses de la vida y poder superarlos, que en la adversidad se encierra para volver luego a la existencia con la misma energía de antes, es también sentipensante que combina la razón y el amor, el cuerpo y el corazón para deshacerse de todas las (mal) formaciones que descuartizan esa armonía y poder decir la verdad…”

19. Los

estudios de violencia, con todos los horrores, duelos y dolores innombrables e imborrables que describen y analizan, dan cuenta de ese “aguante”, de esa “malicia”, desarrollada para resistir y sobrevivir. Ambas memorias invitan a entrar a la profundidad del alma anfibia hicotea para hacer un camino formativo “desde abajo y desde adentro”, una paideia cultural configuradora de la “generación activa y sentipensante” de la que el maestro Fals afirmó que “ha logrado acumular prácticas y conocimientos sobre la realidad nacional y puede actuar mejor en consecuencia. No ha temido salir al terreno y volver a aprender con gusto y ánimo sobre nuestro especial entorno tropical, con nuestro pueblo común y redescubriendo su alma y tradición (…) Es lo que nos permite volver a respirar profundo y anticipar con coraje, para salir con éxito del laberinto mortal en el que

18

Jefferson Jaramillo Marín. El libro La violencia en Colombia. Radiografía emblemática de una época tristemente célebre. http://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2014/03/6.-Jefferson-El-libro-La-Violencia-en-Colombia.pdf 19

Víctor Manuel Moncayo. “Fals Borda: el hombre hicotea y sentipensante” en Una sociología sentipensante para Amperica Latina. Orlando Fals Borda, Antología. Bogotá, Siglo del Hombre Editores y Clacso, 2009, p. 10

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nos metieron pasados y presentes gobernantes sin conciencia social ni escrúpulos éticos”

20.

Que los seres hicoteas que nos habitan, a ejemplo de la generación inauguradora de la investigación-acción-participativa en nuestro país, nos lleve, moviéndonos en diversos mundos, a hacer del actual “boom memorial” una oportunidad para re-crear las diversas eu-topías del aguante, de la rebeldía, de la dignidad. Esas que creamos y en las que creemos.

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20

Orlando Fals Borda. Desde las bases con la generación activa y sentipensante. Bogotá, Fundación Nueva República, 2005, p. 23

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Jaramillo Marín, Jefferson, 2014, El libro La violencia en Colombia. Radiografía emblemática de una época tristemente célebre. http://www.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2014/03/6.-Jefferson-El-libro-La-Violencia-en-Colombia.pdf Lola Cendales, Alfonso Torres, Fernando Torres, 2004, Uno siembra la semilla pero ella tiene su propia dinámica. Entrevista a Orlando Fals Borda. Moncayo, Víctor Manuel, 2009, “Fals Borda: el hombre hicotea y sentipensante” en Una sociología sentipensante para Amperica Latina. Orlando Fals Borda, Antología. Bogotá, Siglo del Hombre Editores y Clacso. Pérez Ramírez, Gustavo, 1996, Camilo Torres Restrepo. Profeta para nuestro tiempo. Bogotá, Indo-American Press Service. Rodríguez Garavito, César, 2013, Investigación anfibia. La investigación-acción en un mundo multimedia. Bogotá, Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad, Dejusticia. Torres Millán, Fernando, 2009, “La ruptura del amor eficaz. Camilo Torres, el movimiento estudiantil y la Teología de la Liberación”, Caminos, Centro Martin Luther King, La Habana. Todorov Tzvetan, 2001, Los abusos de la memoria, Paidos Valencia Gutiérrez, Alberto, 2012, “Memoria y violencia. A los cincuenta años de “La Violencia en Colombia” de Monseñor Guzmán et al”. Sociedad y Economía, N°. 223, pp. 59-84 Villanueva, Orlando, 1995, Camilo, acción y utopía. Bogotá. Editorial Códice.