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Geografía humanista y paisaje Joan NeGUÉ i FONT <‘En concentrant son esprit, en laissant Sa pensée sébatre vers l’infini, en pénétre avec subtilité le mystére de la Nature. Les choses et le moi sont lun et lautre oubliés. On quitte le corps, et en rejette le savoir. Le corps peut alors étre comme du bois desséché, et le coeur coinme de la cendre éteinte.» (Tcbang Yen-Yuan. «Li tai ming-houa Ki». Traducción de Vandier-Nicolas, N. (1982), Esthétique et peintre de paysage en Chi ne. París, Klincksiek). Paisaje... Pocas palabras como ésta se usan tan indistintamente y a la vez en el lenguaje coloquial y en el lenguaje técnico-artístico-cultural de científicos, artistas y eruditos. Quizás sea esta amplia gama de significa- dos y acepciones lo que otorgue al término una cierta confusión, falta de concreción e imprecisa definición. Sea como fuere, lo cierto es que durante mucho tiempo el uso del tér- mino paisaje, en el campo científico, fue patrimonio «casi» exclusivo de los geógrafos. Hoy ya no podemos afirmar lo mismo. Paradójicamente, mientras otras ciencias y disciplinas revalorizan o recuperan el paisaje como objeto de estudio, se observa, en la mayoría de los debates y discu- siones metodológicas y epistemológicas de la Geografía de los últimos años, una verdadera pasión por eliminar de nuestra disciplina el uso del término y dei concepto de paisaje’ - Dejando a un lado —en el campo de la Geografía física— a la Ciencia del paisaje (o Geografía del paisaje integrado), que, por otra parte, no re- presenta ninguna alternativa al paradigma positivista, nos encontramos con que en estos momentos únicamente la Geografía humanista, al partir de unos presupuestos paradigmáticos diferentes, puede abordar —y así lo hace— el estudio del paisaje desde una óptica innovadora. Este articulo pretende hacer hincapié en este hecho y demostrar —a través del análisis de la concepción humanista del paisaje y de los prime- ros resultados empíricos de la investigación fenomenológica que estoy lle- vando a cabo— que el paisaje debe y puede continuar siendo un objeto de estudio válido para la Geografía. Previamente haré una breve referen- No hay más que recordar la enconada discusión que suscitó el tema en una de las se- sienes del VIII Coloquio de Geógrafos Españoles (Barcelona, 26 septíembre-2 octubre de ¡983). Anales de Geografia de la Universidad Complutense, núm. 5. El Univ, Complutense, 1985

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Geografíahumanistay paisaje

JoanNeGUÉ i FONT

<‘En concentrantsonesprit, en laissantSa penséesébatrevers l’infini, enpénétreavecsubtilité le mystérede la Nature.Les choseset le moi sontlunet lautreoubliés.On quitte le corps,et en rejettele savoir. Le corpspeutalorsétrecommedu boisdesséché,et le coeurcoinmede la cendreéteinte.»(TcbangYen-Yuan.«Li tai ming-houaKi». Traducciónde Vandier-Nicolas,N. (1982),Esthétiqueet peintredepaysageen Chine. París, Klincksiek).

Paisaje...Pocaspalabrascomo éstaseusantan indistintamentey a lavez en el lenguajecoloquial y en el lenguajetécnico-artístico-culturaldecientíficos,artistasy eruditos.Quizásseaestaamplia gamade significa-dosy acepcioneslo que otorgueal término unaciertaconfusión,falta deconcrecióne imprecisadefinición.

Seacomo fuere, lo cierto esquedurantemuchotiempoel usodel tér-mino paisaje,en el campocientífico, fue patrimonio«casi» exclusivodelos geógrafos.Hoy ya no podemosafirmar lo mismo. Paradójicamente,mientrasotras cienciasy disciplinas revalorizano recuperanel paisajecomo objeto de estudio,seobserva,en la mayoríade los debatesy discu-sionesmetodológicasy epistemológicasde la Geografíade los últimosaños,una verdaderapasiónpor eliminar de nuestradisciplina el usodeltérmino y dei conceptode paisaje’-

Dejandoaun lado —en el campode la Geografíafísica— a la Cienciadel paisaje(o Geografíadel paisajeintegrado),que,por otra parte,no re-presentaninguna alternativaal paradigmapositivista, nos encontramosconqueen estosmomentosúnicamentela Geografíahumanista,al partirde unos presupuestosparadigmáticosdiferentes,puedeabordar—y asílo hace—el estudiodel paisajedesdeunaóptica innovadora.

Este articulo pretendehacerhincapiéen estehechoy demostrar—atravésdel análisisde la concepciónhumanistadel paisajey de los prime-ros resultadosempíricosde la investigaciónfenomenológicaqueestoylle-vando a cabo—que el paisajedebey puedecontinuarsiendoun objetodeestudioválido parala Geografía.Previamenteharéuna brevereferen-

No haymás que recordarla enconadadiscusiónquesuscitóel temaenunade las se-sienesdel VIII Coloquio de GeógrafosEspañoles(Barcelona,26 septíembre-2octubrede¡983).

Analesde Geografiade la UniversidadComplutense,núm.5. El Univ, Complutense,1985

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cia al usodel término en diferentesescuelasgeográficasy a la recupera-ción del mismo por partede otrasdisciplinas.

1. PAISAJE Y GEOGRAFÍA

En un contextonormal y en su sentidomás literal el término lands-chaftequivaldríaal ingléslandscapeo al castellanopaisaje.Sin embargo,en un contextogeográfico, como observaJohnston(1981, pag.1982),di-cho términoseasociasiemprea la famosaescuelade Landschaftsgeograp-hie, nacida a finales del siglo Xix en Alemania y caracterizada,básica-mente,por el hechode concebirla Geografíacomo «unacienciadel pai-saje»,preocupadasólo por el estudioy la clasificaciónadecuadade lasformasde los paisajes...y de las regiones(para los autoresalemaneseltérmino landschaftequivaletanto a paisajecomo a región).

A estaescuelahabríaque retrocederpara ver convertidoel paisajeenun objeto esencialde la investigacióngeográfica.Con ello se perseguía,por una parte,delimitar parcelasy diferenciarclaramentela Geografíade otras disciplinas,como la Ecología, que estudiantambién la superfi-cie terrestre;por otra parte, sepretendíaevitar el persistentepeligro dedivisión entreunaGeografíafísicay unaGeografíahumana(Capel, 1981).

Sauer(1925),en ¡‘heMorphologyofLandscape,planteala necesidaddeunaGeografíaqueestudielas formasde la cultura reflejadasen el paisa-je. Se estableceasí una fructífera relación entreBerkeley (Sauer)y laLandscl’taftsgeographie(Schrneidery otros),interesadatambiénpor el es-tudio de los paisajesculturales.

El mismo interéspor los paisajesy, a la vez, una asociaciónparecidaentrepaisajey regiónse observaen la Geografíaregional francesa.ParaVidal de la Blache,el paisaje—la «fisonomía»—deun territorio ese1re-flejo de un estilo particular de organizaciónespacial.Una de las tareasde la Geografíaes la deestudiar«lasexpresionescambiantesqueadquie-re, segúnlos lugares,la fisonomíade la Tierra’> (Vidal de la Blache, 1913,pág.291). La unidad territorial básica,cuyafisonomía seráobjeto de es-tudio, es la región.Con todo, el estudiodel paisajeno representa,paraVi-dal, el ejecentraldela construcciónteóricadesugéographiehumaine.Ha-brá queesperaraalgunosdesusdiscípulos(Camille Vallaux, JulesSion...)paraver convertidoel paisajeen el principal centrode interés.

El paisajesirvió deconcepto-puenteentrela escuelahistoriográficadelos Arma/esy la escuelavidaliana. ParaLucien Febvre,alumno de Vidaly uno de los máximosinspiradoresde la escuelade los Annales,el análi-sís del paisajeesbásicopara entenderlas relacionesentrelas sociedadeshumanasy el medio geográfico.El conceptode paisajedeFebvreesmuyparecidoal de Jean Brunhes.Para ambos,el paisajeseriaalgo asícomola manifestaciónvisible de la actividadhumana.En consecuencia,el geó-grafo-historiador ha de investigar:

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« ,. quérasgosde un paisajedeterminado,de un conjuntogeográficodirec-tamenteaprehendidoo históricamentereconstituido,se explicano puedenexplicarsepor la accióncontinua,positiva o negativa,de un determinadogrupo o de unadeterminadaformade organizaciónsocial.»(Febvre,1922,pág.76).

La filosofía neoposítívístade la newgeography,al rechazarel enfoqueidiográfico e historicistade la geografíaregional, rechazatambiénel usedel términopaisaje2.El conceptodepaisajeno encajaen lossistemasana-líticos de la «nuevageografía>’.A partir de ahora,el espacioy otros con-ceptosmuchomásacordescon losabstractosmodelosteoréticos,irán ga-nandoterrenoy vaciandode contenidoel término paisaje.

A finalesde la décadadelos 60,la situaciónpolítica internacional,jun-to conlos decepcionantesresultadosdeunaGeografíateorético-cuantita-tiva presuntamente«objetiva»,provocael nacimientode la Geografíara-dical. Los geógrafosradicalesno encuentranuna salida al «problema»del paisaje,lo que les obliga, en granparte,aprescindirde él o, en últi-rna instancia,a utilizarlo sincontenidoalguno.Sin embargo,y sobretodoen los últimos años,se observaunamayor receptividade interéspor eltema,especialmenteentre los radicalesfranceses3y en algunostrabajosque podríanenmarcarsedentrode estaóptica(GarcíaRamón,1981).

Hemosvisto en estabreve síntesiscómo el término paisajese ha idoabandonandoprogresivamente.Con frecuencia,no se tratabade unade-cisión conscientey premeditada,sino sencillamentede unainadaptación—real o supuesta—del conceptoa los nuevospresupuestosparadigmáti-cos.Otros conceptos—espacio,territorio— parecíanrespondermejor alas nuevasformulaciones.Mientras, otrascienciasy disciplinasse apro-piaban, reformulabany/o revalorizabanel conceptode paisaje,aprove-chándosede sureciente«orfandad».

2. EL PAISAJE FUERA DE LA GEOGRAFÍA

Vuelvo a lo que decía al principio: el usodel término paisajefue du-rantemuchosañosun patrimonio «casi»exclusivo de los geógrafos,perono totalmente.Ya a finalesdel siglo XIX y principios del xx, la arquitec-

En realidad, ya en la décadade los 50 —antes,pues,de la difusión de la newgeo-graphy— empezaronaobservarseenla propiageografíaregional francesalos primerossín-tomasde abandonoy/o sustitucióndel términopaisaje.

Es significativo al respecloque, ya en el n.« 1 de la revista ¡viérodote, A4aurice Ronai(1976)planteeseriamentela necesidaddeunaredefinicióny análisiscríticodel términopai-saje. Un añomástarde, la misma revistadedicaal temaun númeromonográfico(n.a7)comotambiénlo harásu hermanaitalianaErodoto (antesHérodote/Italia)ensun.’4(1981).Porotra parte,en los últimos Geopoint(1978,en especial)se dedicasiemprealgunaponen-cia al temaPaysage.

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tura paisajísticadisfrutabade granreputaciónen paísescomo Inglate-rra, Alemania, Suiza y EstadosUnidos4.En las dieciochescasy decimo-nónicasAcademiasde Bellas Artes,por ponerotro caso,el paisajeeraes-tudiado, analizado,valoradoantesde ser reproducido.La cuestiónestáen que la Arquitecturao las Bellas Artes, a diferenciade la Geografía,nohanabandonadoel conceptode paisaje,sino que,muy al contrario,hanprofundizadoen el mismo,aportandonuevosenfoquesy sugestivase in-novadorasformasde lecturae interpretación.Veámoslo,

El hombrecreasu propio paisajea partir de un medio natural deter-minado. El objetivo de la arquitecturadel paisajeserá,pues,la conver-sión de estospaisajesen unidadesfuncionalesy estéticasequilibradas,sa-tisfactorias(Laurie, 1983). Paraconseguirlo,el arquitectopaisajista tra-bajarájunto con otrosprofesionalesenproyectosdeplanificación del me-dio a escalalocal, comarcale inclusonacional(DerekLovejoy, 1979). LaSitología—unadisciplina a la quetantopudimosaportar5—sepreocupapor construirsin destruirel paisaje,por inserir construccionesen un lu-gar sin destruir la armoníadel mismo:

«Descubrimosen el lugaragrupamientos,puntosde referencia,estructurasen lascualesse haninseridolascasas,los pueblos,los campanarios.Nues-tro objetive es buscarlas reglas de armeniadel paisajea fin de protegerlomejorde la agresiónhumana.El análisis del mimetismodelos viejos pue-blos y de sus relacionescon el medio nos aporta la lección del pasado>’(Faye,Tournaire,et al., 1974, pág.4).

EA paisajismo como géneropictórico original ha evolucionadocons-tantemente desdeel siglo xvii hastanuestrosdías,dentro y fuerade loscírculosacadémicos.En estosúltimos —en las Facultadesde Bellas Ar-tes—,el análisisconceptualdel paisajeesun temavivo, enormementedi-námico,quedespiertanuevasy sugestivasvías de estudioy reflexión,porlas quede vezen cuandolos geógrafosdeberíamosinteresarnos(Argullol,1983; Pena,1982; y otros muchos).

Si la Arquitecturao las BellasArtes recuperany revitalizan un térmi-no quetradicionalmentetambiénlesha pertenecido,otrasartes,cienciasy disciplinas lo conviertenpor primera vez en objeto de estudioy de ex-presión artística. Tratadossobrela importancia de la conservacióndelpaisaje y sobre su valoración estética se sucedenuno tras otro (Tison-Braun, 1980; González,1981; Lenclos, 1981; Neuray,1982;...).Incluso el«CentreGeorgesPompidou»deParís,conscientede la necesidadde refle-xionar sobreel tema,organizaunamagnaexposiciónbajo el lema«¡‘ay-sages»,que culmina con una interesantepublicación (Centre Georges

Pruebadeello esla creación,ya en 1929—cuandola Geografíaacababade institucio-nalizarsecomociencia—,del Instituteof LandscapesArchitcctsen Inglaterra(Tandy. 1976).

Eatrelos autoresdel manualSitesa Sitologie (Faye,Tournaire,et al., 1974) aparecesólo un geógrafo.

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Pompidou, 1981). Entre la Geografíay la Antropología, EugenioTurri(1974) convierte el paisajeen un objeto de estudiobásico, iniciando asíuna sugerentelíneade investigación queen susúltimas expresionespa-rece comulgar totalmentecon los presupuestosde la Geografíahumanis-ta (Turri, 1979).

El paisajese abrecamino incluso en campostan aparentementeale-jadosde la Geografíacomo la literatura o el artecinematográfico(O. Elcrítico literario (Centred’Art ,.., 1980) —comoel geógrafo interesadoenel tema(Lloyd, Salter, 1977;Pich, 1975+ ve en las descripcionespaisa-jistas, contemporáneaso pasadas,unaenormey variada fuentede infor-mación.La granriquezasimbólicaqueencierrael paisajelo coñvierteenun preciadorecursoal que acudendirectoresde cine, poetasy novelistascuandonecesitancomunicaro transmitir determinadosmensajessin ne-cesidadde utilizar palabras.En las películasde WernerFlerzog(Corazónde cristal, Fitzcarraldo)el paisajese imbuye en lespersonajes,se convier-te en uno más, como ha reconocidoen algunaocasiónel propio director(Herzog, 1981).DersuUzsala(Oir.: Kurosaea),Excatibur(Oir.: JohnBoor-man),EdipoRey(Din PierPaeloPasolini), son,entreotras,produccionesen las que el paisajetienenun papel fundamental6.

En resumen,el paisaje,como temade estudio,de reflexión, de expre-sión, de inspiracióno de creaciónesunarealidadviva, dinámica,actual.¿Porqué,entonces,cerramoslos ojos anteestaevidencia?¿Porqué,endeterminadoscírculos geográficos,el término paisajese estáconvirtien-do en unaespeciede tabú?¿Porqué renunciaraun conceptoqueen mu-chos sentidosnos pertenecey del que en gran partesomosartífices?De-masiadosprejuiciosy escrúpulosafectananuestraciencia.La Geografiahumanista,por fin, rompe conellos y nos ofreceuna alternativa parasol-ventarestaabsurdaparadoja.

3. GEOGRAFÍA HUMANISTA Y PAISAJE

Iniciada a partir de 1970 en el mundoanglosajón,la Geografíahuma-nista, con sus enfoquesfenomenológicoy existencialista, representaunaverdaderaalternativa al paradigmapositivista de la newgeography7.A di-

ferencia de la Geografía radical o de la Geografíade la percepcióny delcomportamiento,quesi bien no aceptabanla teoría, sí se servíande losmismos métodospositivistas, la Geografíahumanistarechaza tanto suteoría como su método.Este rechazoimplica partir deunos presupuestos

Dentro de la propiaGeografíahanaparecidoya algunosestudiosreferidosal tema,

comoíesde Feucher,1977: Barrera,Dematteiset al,, 1981; Nogué, 1982.No todosles autoresestánde acuerdoen estepunto.ParaEntrikin (1976>, por cjcm-

pío, la Geografíahumanistaesmásuna actitud crítica haciael positivismoqueuna verda-deraalternativaal mismo.

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paradigmáticostotalmentediferentes,que son,justamente,los queper-miten abordarel temadel paisajedesdeunanuevaóptica.

García Ballesteros(1983), García Ramón (1983) y Estébanez(1982)—esteúltimo en estamisma revista— han comentadoy valorado el con-tenido y los métodosdela Geografíahumanistaapartir de la obrade susprincipales representantes.No querría,pues,insistir de nuevo en lo queya se ha escritorepetidamente.Porello, no haréa continuaciónningunareferenciaa los origenesy evolución de la Geografíahumanista,ni a susfuentesde inspiración,ni al contenido teórico detallado de susdos co-rrientesmás significativas(fenomenologíay existencialismo).Me limita-réa analizarqué conceptosdel enfoquehumanistase hanaplicadoal es-tudio del paisajey cómo y quién ha llevado a caboestaaplicacion.

Como essabido,en la perspectivaantropocéntrica,holisticay herme-néuticade la Geografíahumanista,las palabras,los términosgeográficosadquierenunasignificación especial.En estesentido, el espacioy el lugar—dos conceptosfundamentalesdel nuevo enfoque—requierenpara sucomprensiónuna lectura fenomenológicay existencial.El lugar se refierea una árealimitada, a una porción del espacioconcreta,caracterizadapor unaestructurainternadistintiva y a la queseatribuyeunasignifica-ción que evocasiempreunarespuestaafectiva(Tuan, 1977). Los lugares,come «centrosde significadoso intenciones,entendidostanto cultural-mentecomoindividualmente»(Relph, 1976,pág.55), comoentidadesque«encarnanla experienciay las aspiracionesde la gente»(Tuan, 1971,pág.281) o como «unidadesdel espaciomaterial, de significadopsicoló-gico, limitadastemporaly perceptiblemente»(Godkin, 1980,pág.73), tie-nenclaramenteunadimensiónexistencial.Los lugaresdancarácteral es-pacio, lo «humanizan».

En estesentido,el paisajeesun lugar: de ahí partenalgunoshumanis-tas al abordarel tema del paisaje.Es obvio: el lugar no tieneescala.Lacasa,la plaza,el puebloo el paisajede unacomarcao regiónpuedenserlugares,puestoque todos ellos—despuésde una relación íntima y coti-diana—puedenconvertirseen símbolosdenuestrasaspiraciones,frustra-ciones,emocionesy experienciaspasadasy presentes.En ¡‘he Interpreta-tion ofOrdinary Lartdscapes,Meinig (1979)abogaclaramentepor estacon-cepción del paisaje.

Relph(1976)concibe la naturalezadel lugar comouna experienciayconcluye que el núcleo experiencialesencialdel lugar es la interioridadexistencial,es decir el grado de relación y de asociaciónde una personaal lugar:

«La interioridadexistenciales la más íntima experienciadel lugar, lo quenospermitecomprenderporquéeí lugar puedeserunadimensiónesencialde la vida y de la experienciahumanas.La interioridad existencialesunainmersión total en el lugar... La personaseconvierteen parte del lugar yésteen parte de la persona.»(Pág.55.)

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Porel contrario,la exterioridadexistencialesunaexperienciaen la cualla personase sienteseparadadel lugar, alienadadel mismo. El modelode sociedadoccidental no sólo está fomentandoesta última sensación,sino que estácreandoun espacio«sin lugares»(placelessness),sin unoscentros significativos y distintivos que nos unan experiencialmentealmundo.

Desdeestaóptica,el paisajeaparecede nuevocomo objeto de estudio.Relph (1981,a), en Rational Landscapesaná Humanistic Geography,Tuan(1974), en Topopbilia, Turri (1979),en .Semiologiadel paesaggioita-liano

8 y otros muchos se levantancontra la estandarizacióny homoge-netzacíónde los paisajes,contra la pérdidade la especificidadde los lu-gares:

«Los paisajesmodernosnos muestrancómo el cientifismo y la técnicahanreducidonuestrashabilidadesen experimentary crearlugaressignificati-vos.» (Relph, 1981, b, pág.III.)

Ello conlíeva,en última instancia,el surgimientode unasensacióndedesarraigo,de desapego,nadapositivaparael buendesarrollode la iden-tidad personal(Godkin, 1980).

El conceptode experienciaesclaveen la obrade los humanistasy, porlo mismo, aplicable al estudiodel paisajedesdeuna perspectivahuma-nista. El término «experiencia»se refiere a la totalidad de nuestrasrela-cionescon el mundo: sensaciones,percepciones,emociones,pensamien-tos. De hecho,si «losconceptosde espacio,paisaje,ciudad,regióntienenun significadopara nosotros»esporque«podemosrelacionarloscon nues-tras experienciasdirectasde estosfenómenos»(Relph, 1981,b, pág.109).

Si en SpaceandPlace: The PerspectiveofExperience,de Tuan (1977), yen TP¡e Human Experienceof .Spaceand Place, de Buttimer y Seamon(1980), se analizanuestrarelaciónexperiencia!con el espacioy el lugar,en Tbe Experienceof Landscape,de Appleton (1975), y en LandscapeofFear,de Tuan(1980)—por ponersólodesejemplos—el interésya sólo secentraen nuestrarelaciónexperiencialcon un lugar: el paisaje.

El hombrese relacionacon su entornoa travésde sucuerpo y de sussentidos.La consideraciónde la percepcióncomo un fenómenosensorialglobal —y no simplementevisual9—abrenuevasperspectivasde estudio:

8 EugcnioTurri, geógrafo,no está vinculado directamentea la nuevacorrientedc geó-

grafos humanistas.Sin cmbargo,en susobras—especialmenteen Serniologiadelpaesaggioitaliano— trata temasclaramentehumanistasy serefiereaautoresdc estacorriente,enpar-ticulara Vi-Fu Tuan.

La preferenciaporel sentidode la visía —manifiestaen lasencuestasde los geógrafosde la percepcióny del comportamiento—es cl fruto de unaconcepciónpoco armónicadelos sentidos,propiadel ámbito cultural «occidental».

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«El paisajeno essólo aLgovisible, sino que,comoconstrucciónde nuestraactividad sensorial, estátambiénhecho de sonidos,ruidos.» (Turri, 1979,pág. 70).

Ortelio (1981),aunqueno se declarehumanista,nosproponeen «Perun’archeologiadel paesaggiosonoro» una concepcióndel paisajeclara-menteexistencial:

«La experienciadel mementopresenteno estánuncaaislada,sine que vie-ne condicionadapor un númeroinfinito deexperienciassensorialesdel pa-sado...(pág.99). Todo individuo tiendea buscaren el conjuntode la expe-rienciaperceptivacotidianaunospuntosde referencia~ «psíquicos»o «psi-cotopos”...En estesentido,...,actuabanseñales(acústicas)comola campa-na, ej mar oc1 mismo silencio(pág. 126)... El ruido de lasmáquinasno es-tableceningúntipo de relacióncon el pasodel tiempo, ni con la diversidadde los lugares:simplementeserepite... Lo peor, sin embargo,no esel inso-portable ruido de lasfábricas...Lo másgravey preocupanteeselatentadoque, diariamente,el paisajesonoroneotécniceejerce sobre la población:estoes, la incapacidadde vivir conscientementela dimensiónsonorade lapropiaexistencia.»(Pág.127.)

En esteafán por explorar holisticamentelas relacioneshombre-me-dio, la Geografíahumanistano sienteningúnprejuicioen utilizar fuentescomo la literatura,algo «heterodoxas»a los ojos de ciertoscírculosaca-démicos.Los humanistasven en la literatura un mensajeuniversal y enlos novelistasuna gran habilidad en la captaciónde la naturalezahuma-na y una enormecapacidadinterpretativa, creativa y sugestiva.A pesarde su cargade imaginación, creación, ficción y emoción, la literatura esun espejo,un pequeñomicrocosmosde la realidad.Nos permite,en defi-nitiva, explorar la experienciade/lugar’

0 y, en estecaso,del paisaje.Cua-tro de los treceensayosreunidosen J-JumanisticGeographyaudLiterature,de Pocock(1981), se refierenexplícitamenteal tema: «Of Truth of Clouds:JohnRuskin and the Moral Order in Landscape»(DenisCosgrovey JohnE. Thornes), «Literature and ‘Reality: The Transformationof the Jut-land Heath» (KennethRobert Olwig), «Literature and the FasbioningofTourist laste» (Peter1. Newby) y ‘<Consciousnessand the Novel: Fact orFiction in the Works of O. H. Lawrence» (lan G. Cook). En esteúltimo,Cook subraya la habilidad del novelista en captar la «esencia”del lugar,eí ‘<espíritu» del paisaje:

«Todocontinentetiene su propio y granespíritu del lugar. Todaslas per-sonassepolarizanen un lugardeterminado,que es su casa,su tierra natal.

‘o Pruebade la trascendenciaque estátomandoel temalo demuestrael hechodequeen la conferenciaAnual de Durham (4-7enero1984),organizadapor el Institute of BritishGeogrophers,se dedicaraunaponenciaal mismo,dirigidaporD. C. D. Pocock(‘GeographyandLiteraturetExperienceof Place,>).

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En la superficieterrestre,lugaresdiferentestienen corrientesvitales dife-rentes,vibracionesdiferentes,exhalacionesquímicasdiferentes,una pola-ridad diferentecon estrellasdiferentes:llamadlo comoqueráis,peroel es-píritu del lugar es unarealidadimportante.»(Lawrence,1924,pág.6.)

Si de la literatura saltáramosa la pintura —lo quepor falta de espa-cie no podemoshacer—habría que referirse,sin duda,a los excelentestrabajosde Rees(1976y 1982).

El tiempo esunadimensiónexistencialanalizadatambiénpor los hu-manistas.En nuestrarelaciónexperiencialcon el entorno,espacioy tiem-po estáninterconectados,unidos. Perono se tratadel tiempounidireccio-nal del enfoquepositivista, productode un progresotécnicoconstante-menteproyectadohaciael futuro, haciaun horizontelejano, sin pausanisin retorno.Fenomenológicamente,el tiempoespartede nuestravida: esun fenómenomultidireccional, variable y cíclico, adaptadoa los ritmosde la naturaleza.Los cambiosestacionalesdel paisaje,por tanto, debenser valoradosy considerados,en cuantoqueforman partede nuestraex-periencia inmediatadel entorno(Meining, 1979; Seamon,1979).

Rl paisajeeshistoria: «Todo paisajees una acumulación...una fuenteenormementerica de datossobre las gentesy las sociedadesque lo crea-ron...’> (Meinig, 1979,pág.44). Graciasaél, el pasadose hace«presente»ennuestroinundovivido (lifrworld), influyendoennuestrasactitudes,pen-samientosy comportamientos(Lowenthal, 1975 y J979).

Los sentimientosestéticosengendradosporel paisajeconstituyenotrainteresantelíneade investigacióny análisisfenomenológico.Formanpar-te de nuestromundovivido, de nuestrarelación experiencialcon el en-torno, como reconoceninclusoalgunosGeógrafosno humanistas:

«Los geógrafos“describen” o ‘analizan” los paisajes.Con frecuencia,sinembargo,esteanálisisparecereciucirseaun puro inventariodeformas Pe-casvecesse considerala estéticade los paisajes,ni la forma en que éstossonpercibidoso interpretados...La morfologíadebesercompletadaporunasemiología,porunapoéticay porunaestéticadelpaisaje.’>(Frémont,1974,pág. 128.)

De hecho, la acepciónmás corrientedel término paisajeva ligada asu aspectoartístico y/o estético,como se observa al consultar la defini-ción de la palabra en cualquier diccionario ~. El paisajecomo estética,comoexpresiónde un sentimiento personal,de unavaloración, deun gus-te o de una preferenciaes analizado por Appleton (1980) en The Aesthe-tics ofLandscape,por Meinig (1979), pág.46), por Bunkse (1981) y espe-

“Paisaje:extensiónde campoqueseve desdeun sitio/El campoconsideradocornoespectáculo/Pinturaquerepresentaunaextensióndecampo»,en MaríaMoliner, 1981,Dic-donado deuso del español.Madrid,Gredos(el subrayadoesnuestro).

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cialmentepor Lowenthal. En «English LandscapeTastes»,Lowenthal yPrince (1965) confeccionanuna interesantetipología de valoracionesypreferenciassobreel paisajeinglésy analizanun gran númerode imáge-nesidealizadasy prejuiciosvisualescentenariossobredicho paisaje(pai-sajebucólico,pintoresco,ordenado,valoradocomo unapiezade anticua-rio~..). En otra ocasión(«Finding ValuedLandscapessQ,Lowenthal(1978)intentademostrarque los valoresestéticosdel paisajemantenidospor elsistemano son innatos,ni mucho menoseternos,sino quevariande unasociedady de unaépocaa otra.

La semiología—cienciaque estudiala biografía de los símbolosen elsenode la vida social—puedeaplicarseperfectamente—y desdeunaóp-tica humanista—al análisis del paisaje. Paraello es necesarioconside-rarlono sólo como un simple«objeto»,sino másbiencomo «unconjuntode signosqueconvieneinterpretar,comoun poemacolectivograbadoso-bre la tierra» (Frémont, 1974, pág. 128). El paisajeno es un espectáculomuerto; es un dinámico código de símbolosquenos habla de supasado,presentey futuro.

Sonvarios y variadoslos estudioshumanistasrealizadosenestecam-po, aunquetodosellos partendeunamismaperspectiva.Los primerosan-tecedenteshabríaquebuscarlosquizásen Lowenthal(1961),Tuan(1966)y en la revista Landscape.Más tarde, en «Symbolic Landscapes»,Mei-nig (1979)analiza los paisajessimbólicosutilizadospor la iconografíana-cionalista americana,mientras Samuels(1979), en «The Biography ofLandscape»,prefiere buscar en los paisajesaquellos símbolos,aquellashuellas quepermitan reconstruirsu «biografía».No hay queolvidar tam-poco la excelenteobra de Turrí (1979), Semiologiadel paesaggioitaliano.

En fin, éstos son sólo algunos ejemplosreferentesal tratamientoquela Geografía humanistada al tema del paisaje.Hemos visto hastaaquí

cómo el contenidoteóricoy metodológicode la perspectivafenomenoló-gica-existencialpermite abordarel estudiodel paisajedesdeuna nuevaóptica. En este sentido,en el siguiente apartadose esbozanlas líneasmaestrasy las principalescaracterísticasde la investigaciónhumanistaque-el autorestá-llevando-a-cabe: - - -

4. UNA EXPERIENCIAcONCRETA

El paisajede la Garrotxa—comarcafronterizasituadaal nordestedela provincia de Girona,entreel Alt Empordáy el Ripollés—es ciertamen-te peculiar.A tan sólo cuarentay cinco kilómetrosdel litoral mediterrá-neo,disfruta de un clima húmedo(1.000mmm) y de una vegetaciónex-huberahte,que da a susvalles un caráctercasiatlántico.La bellezay ar-moníadesuspaisajesruralesdio origen,entreotros motivos,al nacimien-to —ya afinales del siglo xix— de unadinámica tradición pictóricapai-

Geografíahumanistay paisaje 103

sajista que aún hoy perdura.Por otra parte,muchospoetasy novelistasse inspiraron y ambientaronsusobrasen estemarceprivilegiado.

El paisajede la Garrotxaconservaaúnhoy supeculiaridad,su origi-nalidad, su especificidad.Siguesiendo,en definitiva, un «lugar», a losojos de las mujeresy los hombresque lo «viven» y percibencotidiana-mente.Es obvio, sin embargo,que la relación experimentalmantenidaconél varíadeun individuo aotro. Paracomprendermejorcómoes,cómose desarrollaestarelación experiencia!sehan creadolos llamados«gru-pos de experienciaambiental», es decir agrupacionesde individuos queserelacionan de forma parecidacon el paisaje, que «viven», en definiti-va, un mismo o parecido <‘paisajeexistencial». Se optó sólo por analizarcinco gruposde experienciaambiental: excursionistas,veraneantes,pin-

tores, neoruralesy campestnos.Sin ningún tipo de guión, ni de encuestapiefijada, el método de tra-

bajo consistía, sencillamente,en una conversaciónlarga, distendida, re-lajada con el entrevistado.Era necesarioestablecerunarelación en la queentrevistadory entrevistadose confundierane, incluso, intercambiaransuspapeles.Ello exigía tiempo, dedicacióny, sobretodo, unasinceradis-posiciónpor conocery analizarla propia relaciónexperiencia!conel pai-saje. Todo ello era recogidoen una cinta magnetofónicapara ser trans-crito y analizadoposteriormente.

Los resultadoshastael presenteson,a mi entender,claramentesatis-factorios. Las emociones,sensaciones,sentimientosy pensamientosqueconfiguran el mundovivido de la gentese dejan entrevercon facilidad.Uno piensa,entonces,en lo alejadosque estánde la realidad cotidianalos enfoquespositivistas,cerradosen si mismos.

Paralelamente,y partiendo de lo que Samuels(1981) entiendepor«Geografíaexistencial»12,se intenta llevar a cabounalecturahumanistade la transformacióndel paisajede la Garrotxadesdefinalesdel siglo XIXhastanuestrosdías,enlazandoen este puntocon el bloque anterior. Setratade ver, a travésde la prensalocal, de la literatura, de la pintura,dela fotografíay del recuerdode los másancianoscómoera el paisajeexis-tendalde finalesdel sigloXIX y principios del siglo xx —el paisajevividoporunasociedadrural tradicional—y cómosepasódeésteal paisajeexis-tencial actual,más urbanoe industrial. En estesegundogran bloque te-máticoseha podidocomprobar,entreotrascosas,lo realmenteútiles quepuedenserla literatura, la pintura o la fotografíaen el análisisde la ex-perienciadel lugar.

12 «Unageografíaexistenciales unaespeciede geografíahistóricaqueintentarecons-

truir un paisajea los ojos de susocupantes,usuarios,exploradoreso estudiosos,a la luz delas situacioneshistóricasquecondicionan,modifican o cambianlas relaciones»(Samucís,1981, pág. 129).

104 JoanNoguéi Font

5. CONCLUSIÓN

En muchosambientesgeográficosel conceptode paisaje,del que engranpartesomosartífices,estáhoy encrisis. Ante el abandonoqueha su-frido por partede los enfoquesgeográficospositivistas,otras artes,cien-ciasy disciplinasseapoderande él y lo revitalizan. La Geografíahuma-nista,al partir de otros presupuestosparadigmáticos,permiteabordareltema desdeunaóptica innovadoray posibilita la recuperación,para laGeografía,de un término que tradicionalmentenos ha pertenecido.

Marzo, 1984

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RESUMEN

En la mayoría de los debatesy discusionesmetodológicasy epistemológicasde los úlíimos años,se observaunaverdaderapasiónporeliminar de la Geogra-fía el usedel término y del conceptode paisaje,justamenteen unos momentosen queotrascienciasy disciplinas—Arquitectura,Antropología,BellasArtes,Es-tética,Semiología,...—revalorizano recuperaneí paisajecomeobjetedeestudio.En Geografía,si exceptuamosla Cienciadel Paisaje(o Geografíadel PaisajeIn-tegrado),que porotra parl.eno representaningunaalternativaal paradigmapo-sitivista, nos encontramoscon que en estosmomentosúnicamentela GeografíaHumanista,al partir de unospresupuestosparadigmáticostotalmentediferentes,puedeabordarel estudiodel paisajedesdeunaóptica innovadora.Esteartículopretendehacerhincapié en estehechoy demostrarque el paisajedebey puedecontinuarsiendoun objeto de estudioválido para la Geografía.

ABSTRACT

In recentyearsa real interest te eliminate frem Geographythe term andtheconceptof landscapeis noticed in mostof the debatesand methodologicaland

Geografíahumanistaypaisaje 107

epistemologicaldiscussions,just newwhen othersciencesandacademiediscipli-nes—Architecture,Anthropology,Fine Arts, Aesthetics,Semiology,...—revalueurrecoverthe landscapeasa subjectof study.At thís mement,exceptfor theSeíen-ceof Landscape(or Geographyof IntegratedLandscape)—thaten theotherhanddoesn’t mean -¿ny alternative te positivist paradigm—, only Humanistic Geo-graphy, in beinginspiredby oíherparadigms,cansíudy)andscapefrem mi ‘neo-vating appreachin Geography.This papertries te insist on this fact andte provethat landscapehas te be and can ge en being a valid subject of study fer Gee-graphy.

RÉSUMÉ

Dans la plupart des débatset discussionsméthodologiqueset épistémologi-quesdesderniéresannéescii remarqurune véritabiepassienpeoréliminer de laGéegraphiele termeet le cencept<‘paysage»,justementquanddautresscienceset disciplines —Architecture, Antropelogie, Beaux Arts, Esthétique, Sémiolo-gle...—senten train de révalorisereu de récupérerle paysageeemmeobjet dé-tude. En Géographie,á lexception de la Sciencedu Paysage(eu GéographieduPaysageIntégré—laquelle, dautre part, ne représenteaucunealternativeau pa-radigmepesitiviste—,seulementla GéographieHumaniste,en partantdautrespestulatsparadigmatiquestout á fait différents,peut aborderen cemoment le-tude du paysageavecun approcbeinnovateur.Cetarticleveut insistersur cetteréalité et démontrerque íe paysagepeut et deit étre encereun ebjet détudeva-lide peur la Géographie.