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  • 5/17/2018 Gentile La Pichca Oraculo y Juego de La Fortuna

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    Bull. Inst. fr. etudes andines1998,27 (I): 75-131

    LA PICHCA: ORACULO Y JUEGO DE FORTUNA(SU PERSISTENCIA EN EL ESPACIO YTIEMPO ANDINOS)

    Margarita E.GENTILE L. *En homenaje a los docentes rurales

    ResumenEste ensayo trata de un pequefio objeto con forma de piramide trunca, tallado en madera,hueso 0 piedra, 0moldeado en arcilla, cuyas caras y bases tenfan grabados que se interpretabande diferentes maneras al serjugado como un dado europeo. En la epoca prehispanicase Ieutiliz6para dialogar con lahuaca; lleg6 al siglo XX como juego de velorio y como juego de fortuna; suambito de dispersi6n prehispanica abarca el Tahuantinsuyu y es un rasgo iitil para determinar

    algiin tipo de presencia incaica en regiones con escaso registro monumental.Palabras c1aves: Incas, Cusco, Collasuyu, ordculojuego de velorio, pichca, huairo.LA PICHCA : ORACLE ET JEU DE HASARD (SA CONTINUITE DANS L'ESPACEET LE TEMPS ANDINS)Resume

    Cet essai traite d'un petit objet en forme de pyramide tronquee, taille en bois, en os ou enpierre, ou modele en argile, dont les faces et les bases gravees s'interpretaient de differentesmanieres quand on Iejetait, comme un de europeen. A l'epoque prehispanique, on l'utilisait pourdialoguer avec la huaca; de nos jours, c'est un jeu de societe ou un jeu de hasard. Son aire dediffusion prehispanique coincide avec celie duTahuantinsuyu ; il peut done etre un indicateur dela presence inca la ou les signes architecturaux ou autres font defaut,Mots-cles : Incas, Cusco, Collasuyu, jeu de societe, pichca, huairo.

    LA PICHCA: AN ORACLE AND A FORTUNE GAME OF CHANCE AND ITSPERSISTENCE IN ANDEAN SPACE AND TIMEAbstract

    This essay focuses on a small truncated pyramid-shaped object, carved in wood, bone orstone, or molded in clay. The faces and bases of these objects having engravings which wereinterpreted in different ways when played as a European die. In pre-Hispanic times, such itemswere used to dialog with the huaca. They persist into the XXth century as wakeys and as a game* Antropologa UNMSM, Lima. Investigador CONICET y Museo de La Plata. CasiIIa deCorreo 3568 (1000), Buenos Aires, Republica Argentina.

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    of chance. The pre-Hispanic dispersion of this class of object comprises the Tahuantinsuyu andis a useful feature to determine Inca presence in regions with little monumental construction.Key words: Incas, Cusco, Collasuyu, oracle, wakeys game, pichca, huairo.

    INTRODUCCIONEn 1536, luego de faIlar en su intento de reconquistar el Cusco, Mango Inga

    instal6la sede de su gobierno en Vileabamba. De viaje hacia alla, se detuvo en el pueblode Tambo, en donde instruy6 a su ejercito y a su gente sobre como debian comportarsecon los espafioles en todo aquello que contradecfa el estilo de vida andino, a fin de serperjudicados 1 0 menos posible, conservando su fidelidad con el soberano cusquefio,

    Aparte dellenguaje que el agustino Marcos Garcia puso en boca del Inca, su textocontiene un concepto, dictado por Titu Cusi Yupanqui a dicho fraile, que se encuentrarepetidamente en la historia colonial:

    "Lo que mas haueis' de hacer es que por ventura estes os diran queadoreis a 10 que eIlos adoran, que son vnos pafios pintados, los qualesdicen que es Viracochan, y que Ie adoreis como a guaca, el qual no essino pafio; no 10 hagais, sino 10 que nosotros tenemos, eso tened, porquecomo veis las viIlcas hablan con nosotros y al Sol y Ii la Luna veernoslospor nuestros ojos, y 10 que esos dicen no 10 veemos. Bien creo que algunavez por ffuerca 0 con engafio os han le hacer adorar 10 que elIos adoran:quando mas, quando mas no pudieredes, haceldo delante delIos, y porotra parte no olvideis nuestras cerimonias. Y si os dixieren que quebranteisvuestras guacas, y esto por ffuerca, mostraldes 10 que no pudieredeshacer menos, y 10 dernas guardaldo, que en ello me dareis Ii mf muchocontento." (Titu Cusi Yupanqui, 1973[1570]: 98; 1992[1570]: 52).

    1. COMO HABLABAN ALGUNOS DIOSES ANDINOSEI tema que interesa aquf es eI de esas villcas que solamente hablaban con los

    incas: en quechua, "Villca, ydolo" (An6nimo, 1951[1586]: 87); en aymara, "Villca: elsol como antiguamente dezian; y agora dizen inti .... Adoratorio dedicado al sol, ootrosidolos.... " (Bertonio, 1879[1612]II: 386) (1). El padre Bernabe Cobo explicaba:

    "Con dos nombres llamaban estos indios a sus dioses, que son Vilca eluno y eI otro Guaca, y cualquiera dellos significa en cormin no s6locualquiera dios e Idolo, sino tambien todo Iugar de adoraci6n, como templos,sepulturas y cualquiera otro de los que veneraban y en que ofrecfansacrificios. Por 10 cual usare dellos en este tratado, particulamente del deguaca, que era el mas universal y usado de los indios, en la mismasignificaci6n y con toda la amplitud que 10 usaban ellos." (Cobo,1968[1653]II: 149).

    (I) Tambien "Villca. Yn arbol que su fruta como chochos es purga .... Melezina hecha de estearbol." (Goncalez Holguin, 1952[1608]: 352; Cobo 1968[1653]1: 272). En aymara, "Villca: ... Estambien vna cos a medicinal ..." (Bertonio, 1897[1612]II: 386).

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    Villca, entonces, serfa una voz usada entre los incas, en tanto que guaca.habrfasido el termino mas difundido; tambien Yillca fue el antiguo nombre del Sol, quizas enla epoca de la hegemonfa de Tiahuanacu y, con el surgimiento del Cusco, la mismadivinidad paso a lIamarse Inti.

    Sobre las huacas que hablaban, es decir, los oraculos andinos, Pierre Duviolsdecfa que los conquistadores europeos daban "... por establecido que el diablo semanifiesta por la voz, que habla por intermedio de los idolos", Sus citas incluyerontestimonios de espafioles (hasta de un sacerdote), quienes afirmaban que habfan ofdosalir voces de algunos fdolos de piedra, aunque un cacique admitio, tambien, que elmismo fingfa la voz de la huaca (Duviols, 1977: 26-27).Adernas, los indios daban, por 1 0 menos, dos razones para no abandonar suscultos prehispanicos; una era"... que todo aquello que dicen y ensefian los Padres es para los Viracochasy espafioles, y que para elIos[los indios] son sus huacas, y sus malquis,y sus fiestas, y todas las demas cosas que Ie han ensefiado sus antepasadosy ensefian sus viejos y hechiceros, y asi dicen que las huacas de losViracochas son las imagines, y que como ellos tienen las suyas tenemosnosotros las nuestras ..." (Arriaga, 1968[1621]: 224)y la otra era la conviccion de que"... cuando el sacerdote estaba en pecado no decfa buena misa ni consagraba,y que asi muchos no querfan oflla, y por esta raz6n no la habfajn] ofdoen mucho tiempo." (Arriaga, 1968[1621]: 266).Por eso tambien, en 1621 cuando el padre Arriaga escribfa su libro, la creenciaen las huacas y sus oraculos atin estaba firme; en el, hacfa una lista de ministros de laidolatria que hablaban con lahuaca, con losmalquis, con elRayo 0con el Sol en un sitiocerrado donde solo dicho ministro podia entrar (Arriaga, 1968[1621]: 213) y luegocomunicaba a la gente 1 0 que le decfa H aunque algunas veces les habla el demoniopor la piedra." (Arriaga, 1968[1621]: 205-206). Antes de hablar con la huaca elministro bebfa chicha y cafa como en un desmayo (Arriaga, 1968[1621]: 207).Sin embargo hay otros datos que explican de que forma el sasserdote de ydoloshablaba con lahuaca: Iehacfa una pregunta, lanzaba una especie de dado y segtin comocayera, se daba la respuesta (Avila, 1966[1598?]: 255 y siguientes).Es probable que hubieran existido simultaneamente, con diferencias regionales,ambas formas de comunicarse con lahuaca, y que hubiera huacas que hablaban de porsf, en tanto que otras harfan caer el dado de cierta manera. En fin, son matices quenecesitanan mas investigaciones.Con relacion al ultimo tipo de huacas, en este ensayo vamos a referimos a esepequefio objeto que los espafioles compararon con un dado porque tenia caras, olados,marcadas con puntos 0 rayas de valores diferentes, usado tanto para dialogar con lahuaca y con los difuntos recientes, como para juegos en los que se apostaba algo de

    interes (0 durante una ceremonia que daba esa apariencia al observador forastero).Dicho objeto llego al siglo XX conservando uno de sus nombres con diferentespronunciaciones, pichca, pisca, pichica ademas de su forma depiramide truncada y su

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    funcion de adivinacion, a traves de un juego practicado durante los velorios, y comopasatiempo en un juego de fortuna.

    Presentaremos los datos sobre la pichca en su devenir historico y espacial. Tal veznuestra informacion no sea completa, pero para los fines de este ensayo estimamos que elmaterial reunido alcanza para trazar las principales lfneas de investigacion sobreeste asunto.

    Esta pervivencia puede interesartanto al folklore como a lahistoria del Collasuyu,debido a que incluimos un caso procedente de San Luis, una region muy alejada delCusco donde la pichca se juga hasta principios del siglo XX segiin las reglas vigentesen el contexto incaico imperial durante el gobiemo de Tupa Inca Yupanqui, quien fuerael conquistador del actual noroeste argentino. Tambien incluimos dos piezas deSantiago del Estero, una prehispanica y otra colonial, procedentes de contextosigualmente interesantes.

    Hasta ahora, la pichca fue descrita y/o hall ada en ellapso y dentro del espaciocorrespondientes al Tahuantinsuyu, asf que su hallazgo resulta un rasgo cultural titil,indicativo de la presencia inca (cualquiera haya sido su modalidad), en algunas regionescon registros arqueologicos, coloniales y etnogaficos parciales 0 incompletos sobre eltema, como son Santiago del Estero y San Luis. En general, en el ambito delTahuantinsuyo, el registro preincaico de la pichca, si 1 0 hubo, aiin no 1 0 conocemos.

    2. REGISTRO DOCUMENTALLa informacion colonial que conocemos hasta ahora sobre la pichca, pisca 0

    pichica prehispanica, esta relacionada con la religion y el pasatiempo. Algunas veces sela nom bra asf, pichca; otras, se la define por comparacion con el juego de los dadoseuropeos. En la costa y en la sierra peruanas, durante el siglo XVI tambien tuvo otrosnombres, pero su funcion era saber si 10 que el consultante proponfa a Ia huaca resultarfabien 0mal para el,

    2. 1. La pichca como oraculoTanto en la costa como en la sierra del Peru, hubo una forma de consul tar la

    voluntad y predisposicion de cada una de las huacas locales; para ello su interlocutorpreparaba un ambiente en soledad donde reunfa los elementos necesarios para lasofrend as; efectuada la pregunta, echaba una piedrita como quien echa dados, y segiincayese y dejase ver 0 no cierta marca, esa era la respuesta de la huaca.

    Abundan los sitios nombrados en las cronicas como templos donde hablaba eldemonio, 0aquellos en que sus habitantes ten fan costumbre de hablar con el demonio,o tambien expresiones similares: Catequil (Sarmiento, 1943 [1572]: 61), Pachacamac delos yungas y Ancocahua (Cieza, 1967[1553]: 97), Apurimac (Pizarro, 1978[1571]: 81-82), etcetera, en el actual territorio peruano; Atacama, Copiapo, Concepcion y Valdivia,en Chile (Bibar, 1966[1559]: 14,27,156,160, respectivamente), etcetera.

    En 1571, en algun lugar de la sierra peruana, el padre Gomez recogi6 el dato deque dicha piedrita se llamabajhanca (Avila, 1966[1598?]: 244), pero sobre Huarochirf,Avila decfa que la piedrita llamada

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    " ... cunchur es como abogado y intercessor para con los dioses mayores,y chanca es una pedrezuela que sirve de echar con ella suerte para yer siel cunchur esta enojado 0 no, si quiere este 0 aquel sacrificio ... " (A vila,1966[1598?]: 255 y siguientes).Los indios la llamaban lengua del cunchur en tanto que los curas espafioles

    decfan que estes hablaban con el diablo.La descripcion de Avila es muy completa, tanto desde el punto de vista religioso

    (preparacion de la ceremonia y su realizacion), como deljurfdico (traspaso del Idolo pormuerte del propietario, destino del mismo si se terminaba la familia).

    En el siglo XVII, con las nuevas campafias de extirpacion de idolatrfas volvieronlas noticias sobre los fdolos familiares, cuya vigencia habfa cedido, aparentemente, conlos afios de conquista y colonizacion:

    "Estos Idolos, que en sus lenguas llaman huacas, son muy antiguos, y losheredaban de padres a hijos, y tambien los ministros de idolatrfa introducfannuevos fdolos, preguntando a la piedra con otra que tienen a modo dedados, si querfa hablar con ellos, y si era huaca, y para que ministerio,y tomaban por respuesta la que daba el dado que llaman chanca, sentandosedesta u de la otra manera." (Avendano en Duviols, 1986: 443)."Otras veces, con una pedrezuela larguilla y esquinada, que sirve comode dado para echar suertes, la echa y, saliendo buena, Ie dice que esconopa[la piedra que hallo en el campo], y con esta canonizacion tieneya el indio su dios penate." (Arriaga, 1968[1621]: 204).En 1657, en otra causa de idolatrfas de la sierra de Lima, los indios confesaron

    que habfan colocado " ... en el altar mayor detrds del retablo ... una guanca que es unapiedra larga la qual mochaban ...". La pared cedio y hubo que reconstruirla, y como sevolvio a caer consuitaron al echisero sasserdote de ydolos, quien sac6 una piedra quetrafa consigo y consultandola dijo que la causa de la cafda de la pared era la presenciade la guanca, de manera que la sacaron y pusieron en otro lado, y as! la pared qued6 firme(Duviols, 1986: 270).

    2. 2. La pichca como juego de velorioLapichca 0pisca, de madera y con rayas marcadas en sus caras, fue descritacomoel juego que se practicaba durante el pacaricuc, las cinco noches siguientes al

    fallecimiento de una persona. Esos mismos dfas, los concurrentes s610 se alimentabancon comidas a base de mafz blanco y came, sin sal ni ajf. Pas ados esos cinco dfas, lavabanla ropa del difunto en el rfo (Arriaga, 1968[1621]: 216).

    Arriaga decfa tambien que el juego era s610 para divertir el sueiio y hablabade la pisca en plural, de manera que no queda claro si se jugaba con varias pisca,o si el autor generalizaba para resaltar su gran difusi6n, como parece mostrarlo laredaccion del parrafo (2).

    (2 ) A eerca d e la co ntinuidad en el u so ritu al del m afz blanco en el C useo a p rincipios del sigloXX , Va lc arc el e sc rib i6 q ue "Lo s in dio s o bte nfa n e lma fz b la ne oe n o eas io ne s e sp ec ia le s, y general men te10u til iz ab an en r itu al es 0 ae to s m ag ic os, n o 10em pleaban en la alim entaci6n, com o el sara, pue s te nf ac ie rto se nti d o sag rad o." (V alc arc el, 1 98 1: 8 9).

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    Muchos afios despues, durante la campafia de idolatrfas de 1656 a 1658 en elpueblo de San Pedro de Hacas, todavfa los indios contaban que sus difuntos eran veladoscinco noches en su propia cas a, mientras prep araban para comer carne de llama, harinade mafz y chicha " ... porque desian benia el alma del difunto a comer aquella ofrend ay com ida que le guisaban sus parientes ... ". Ya no se hablaba dejugar a lapisca, perose realizaba el lavado de la ropa " ... y este rito y seremonia llaman el pacaricu 0piscapuncha porque disen que al quinto dia biene el difunto y lleba todo 1 0 que aescupido viias y cabellos que se a cortado ..." (Duviols, 1986: 171), es decir, se mantuvoel nombre de la ceremonia y el contexto.

    2. 3. La pichca como pasatiempoEn cuanto a la pichca vista por los espafioles como un simple entretenimiento, el

    padre Martin de Murda contaba que los indios, en general, jugaban" ... con un solo dado, que llamaban la Pichca, de 5 puntos por un lado, unopor otro, dos por otro y por otro tres, y el lado cuatro, y la punta con unacruz vale cinco, y el suelo del dado, 20, y asi se juega hoy en dia, y esto1 0 usan asi los indios como las indias; aunque fuera de conejos, que ell osHaman cuyes; no juegan cos a de plata ... " (Murda, 1946[1590]: 223).En este contexto es probable que los cuyes "jugados" fueran las of rend as que la

    huaca solicitaba; ademas, laexpresi6n "... la punta con una cruz ..." permite suponerqueel dado era una piramide trunca con un aspa grabada en la base menor. EI mismo autordecfa en otra parte que los varones cusquefios jugaban a

    " ... Lapisca, con su tabla y agujeros 0 sefial donde iban pasando lostantos; Lapisca es como una perinola, aunque no se anda, antes[la] arrojany descubre el punto, como a la taba 0 dados y a otro juego.", y otrojuego, lIamado aucai, se jugaba " ... echando los puntos con La Pisca."(Murda, 1946[1590]: 137).Garcilaso decfa, mas ampliamente, que los indios" ... Haman chunca a cualquier juego, porque todos se cuentan por mimeros; yporque los ruimeros van a parar al deceno, tomaron el mimero diez por el juego,y para decir juguemos dicen chuncasum." (Garcilaso, 1985[1609]1: 90).El relato de Phelipe Guaman Poma tambien ponfa a lapichica (sic) en un contexto

    de entretenimiento de senores principales durante el mes de abril, tiempo de cosecha;junto con el uayro de ynaca (Guaman Poma, 1980[ 1613]: 217). Pero parece que estosjuegos se popularizaron, porque mas adelante decfa que los indios quedaban jugandomientras sus mujeres iban a trabajar al tambo (Guaman Poma, 1980[1613J: 7) (3).

    (3) Uayro de ynaca = guayro de yiiaca; en el nom bre del juego tendrfamos dos vocesr el ac ionadas con mu je re s: guayro =e l n om bre d e la fav orita d e T up a In ca , re co rd ad a e n e l as d elju eg o,e yiiaca, u na p re nd a e xc lu siv am e nte fem en in a. "liiaca. La mante llin a d e La ca be ca . Iiia ca y na ca llapachallicuni, 0pall a pal /a lla . V es tir se ga lanamen te fa muger muy p in tada ... liiaca acsu, 0yiiacalliclla.V es tid o d e mug er g ala n p in ta do d e L au or es." (G on ca le z H olg uin , 1 95 2[1 60 8]: 3 68 ).Po r o tra p arte , la au to rfa d e la Nueva Coron ica e sta a ctu al m ente e n e ntre dic ho (La ure nc ic h etaI., 1 99 5; L au re nc ic h, 1 99 6), y aunque no discutam os ese aspecto, no podem os dejar de notar queGuam an P om a llama bap ic hic a a lju eg o, y no pichca 0pisca co mo el resto de los autores de la epoca,

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    Si bien Munia y Guaman Poma decfan que la pichca a pisca era jugada par losincas, fue el padre Cabo quien recogi6 un largo relata sabre las circunstancias en quese cambi6 el nombre del punta que indicaba el mimero uno, a as deljuego, par el de unafavorita de Tupa Inca Yupanqui, hijo de Pachacuti.EI texto de Cabo complementa, como veremos luego, una de las versionesetnograficas mas explicativas (la N 4, procedente de San Luis); adernas, tras losprimeros envfos de mitmacuna y avances conquistadores de su padre hacia el actualnoroeste argentino, Tupa Inca fue el colonizador de estas latitudes, a ambos lados de lacordillera. EI relata dice asf:"Entre las mujeres deste Inca habia una de naci6n Guayro, de extremadahermosura, a la cual el amaba y favorecfa mas que a su legftima mujer,y tenfa en ella un hijo igualmente amado que su madre; y no habfa fiestasy regocijos adonde no lIevase consigo a madre y hijo. Viendo, pues, susvasallos que esta mujer era la que mas preciaba y mas cabida tenfa can elrey, la procuraban todos agradar y servir, par el contento y gusto que dellarecebfa el rey. Sucedi6 una vez que estando el Inca holgandose en el vallede Yucay, se puso a jugar can ciertos Senores a la pichca, que es alga modode dados, y habiendo ya el Inca ganado casi todo el juego, solo Ie faItabaun punta, que era el as, y si no 1 0 echaba, no ganaba nada, y echandolo,ganaba y remataba el juego. Dijo entonces a la Senora Guayro, que estabapresente: 'Hermana, un punta me falta para ganar el juego; l,que haremos?Si quieres que se vuelva de principia, se volvera, y si no, vaya en tu nombre,si gustas della.' Ella, aunque via que la presea que se jugaba era de muchovalor, Ie respondi6: 'Ea, Senor, echa el dado en mi nombre, y di Guayro,que Guayro sera el as.' Dijo el Inca: 'Pues en tu nombre que vaya, que segane a se pierda.' Y echando el dado el rey, dijeron a voces todos lospresentes: 'Guayro, Guayro.' Y cuando cay6 la suerte, fue el as, que eratodo 1 0 que se pedfa. EI Inca can todos los demas quedaron muy contentos,y mucho mas la Senora, a quien dio luego el Inca la joya que gan6; y desdeeste juego mand6 eI Inca que el mimero uno se lIamase guayro en toda latierra, en memoria de la suerte y ganancia que can el hizo en nombre destaSenora; y asi, hasta el dfa de hoy, en la mayor parte del reino lIaman almimero uno guayro, al modo que entre nosotros se dice as." (Cabo,1968[1653]II: 86) (4).

    e inc lu so los actua le s. Pichica era e l n omb re q ue se Ie d ab a e n S an L uis (s. X IX -XX ), y tal v ez e sto p erm itaobs erva rd es deotr a p er sp ec tiva 10exp re sa do por R. Cerr6 n P alom in o s ob re q ue e l q ue chua e n e l q u e e sta bare dac tad o p arte d el d oc umento p re se ntad o p or L au re nc ic h c orre sp on dfa al q ue se h ab lab a e n E cu ad or e nel siglo XV III (ver su intervenci6n en el IV C IE y reportaje en Revista Somas, L im a 3 -8 -9 6: 6 8). T al v ezh ub o u na fo rm a an tig ua d e p ro nu nc iar el n ombre d el ju eg o asf: pichica. Qued arfa p or d ete rm in ar d 6n dese co nserv 6 e sa p ro nu nc iac i6 n, y d esd e d 6n de IIe g6 a S an L uis, p orq ue esta re gi6 n y su s alre de do re s, enlo s sig lo s XV III Y X IX , estab a h ab itad a p or in dfg en as, m estiz os y e sp afio le s q ue h ab lab an arau can o,p ehue nc he , q ue ra nd f, ta l v ez c ac an , e tc ete ra , y p ro bab lemen te tamb ie n e l q ue chua .(4 ) S ob re e l p ueb lo o rig in ario d e la se no ra Guay ro , e l t in ic o d ato p arec e q ue e s: "Huayru, cierta

    nacion, de indios, en esta tierra." (A n6nim o, 1951 [ 1586]: 51). P or otra parte, durante la fiesta delcarnbio de ropas de nino a adulto (huarachicuy), el Inca jug6 a los ayllus con este hijo que tenfa de 1asenora G uay ro y el m uchachito Ie gan6 cinco pueblos de U rcosuy o, que por eSO pasaron a IIam arse

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    Mas adelante, el mismo autor comparaba los juegos de los indios peruanos conlos dados europeos, y sefialaba que los indios no ten fan costumbre de jugar

    " ... pero usabanlos mas por entretenimiento que por codicia de la ganancia;si bien a veces iba en ell os algun precio, como eran mantas, ganados y otrascosas; mas esto era en poca cantidad y sin picarse mucho al juego .... elllamado pichca era como de dados: jugabanlo con un solo dado de cincopuntos, que no tenfa mayor suerte." (Cobo, 1968[1653]11: 269- 270).En 1646, el padre Ovalle contaba que los indios de Chile, cuando se reunfan para

    bailar tornados de las manos alrededor de su bandera (es decir, los araucanos durante lasrogativas anuales 0gnillatun], mientras unos bailaban otros jugaban di versos juegos, delos cuales s610 describe dos. Del que nos interesa aquf decfa:

    "Aduertencia ... pag. 91. .. El otro juego, que Haman del quechucague lejuegan dejando caer al suelo como se haze al juego de la taba un palilloen forma de pi rami de, el qual quando cae en pie se ganan cinco puntos,y estos se van apuntando en un semicirculo, que tienen en el suelo concierto numero de casitas don de van poniendo una piedresita, las qualestambien van diuididas de cinco en cinco, que en lengua de Indio quieredezir queuchu[sic], y por ello llaman este juego del quchucague[sic]."(Ovalle, 1646: sin y Fig. 5).El quechucahue (Fig. 1) se jugaba en Ruca Choroy, actual provincia del

    Neuquen, en 1758. Un buscador de oro de la epoca contaba que estando de visita en 10del cacique pehuenche Ancan Narmin, en la cordillera del Viento, este

    Fig. 1 - EI juego del quechucague entre los araucanos (segtin Ovalle, 1646: Fig. 5;reproduccion fotografica de H.A. Perez Campos).aylluscas (Cobo, 1968[1653]11: 86-87). Este gesto del Inca, de hacerse perdedor, l.serfa una forma deasegurar a su hijo frente a otros posibles sucesores en el gobierno de unos pueblos a los que tendrfaderecho si compitiera con sus hermanos y primos hermanos? No nos parece que esto alcance paraafirmar que la senora Guayro haya sido originaria de Nunoa, Oruro, Asillo, Asangaro 0 Pucara.

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    "Mando a una de sus mujeres que sacase el bolsillo en que estaba elrecado de jugar i se hallaron siete granos de oro de buena lei del tamafiode garbanzos grandes. Volvio a mandar a la mujer que sacase el boisilloque estaba lieno, pero esta, mas advertida, imas prudente que su marido,aparento buscarle i por dos veces dijo desde el retrete, que no 10 halIaba."(Carvallo Goyeneche, citado por Alvarez, 1973: 228).En 1748, a Jorge Juan y Antonio de Ulloa les lIamaba la atencion que los indiosdel Peru fueran ajenos al vicio del juego, al extremo que no jugaran nada mas que a unoque conservaban desde el tiempo de su gentilidad, compuesto por un tablero con c1avijaspara anotar los tantos y un dado para contarlos:"... a el qual dan el nombre de Pasa, que significa Ciento; por ganar en elel que primero lIega a completar este numero. Para jugarlo, tienen dosinstrumentos: eI uno viene a ser un Aguila de dos Cabezas de madera condiez agugeros por cada parte; donde metiendo unas clavijas, sirven estas deapuntar por diezes los tantos, que cada uno hace; y el otro es un Huesso amanera de Dado dividido en siete caras; de las quales a la una, que tienepuesta cierta sefial para distinguirse, lIaman Guayro: las otras cinco numeranpar su orden, y la ultima queda en blanco; su invencion no es otra, que tirarel Huesso por alto, y tantas quantas sefiala la cara, que queda superior seganan; pero si cae la que se llama Guayro, entonces se ganan diez, y sepierden otras tantas, quando queda acia arriba la blanca. Aun siendo estejuego propio de ellos, 10 acostumbran muy poco, y por 10 regular soloquando empiezan a beber." (Juan & Ulloa, 1978[1748]1: 549).3. LA PICHCA Y OTRAS VOCES RELACIONADASComo parte de las campafias de evangelizacion, los misioneros recogieronvocabularios de lenguas indfgenas y redactaron gramaticas. En los correspondientes alsiglo XVI, estan las voces que encontramos en los relatos de los cronistas sobre lapichca-su caracter de juego de fortuna, su relacion con el mimero cinco, la descripcion atraves de los juegos de dados y taba, etcetera=-, en estos terminos:"Jugar juegos como dados. guayroni.gui." (Santo Tomas, 1951[1560]: 152)."Guayroni.gui. Jugar juego de fortuna.Guayroccapa. Jugador deste juego." (Santo Tomas, 1951[1560]: 283)."Huayru, cierta nacion, de indios, en esta tierra.Huayru, vn tanto, 0 azar al juego de los yndios." (Anonimo, 1951[1586]: 51)."Pichca, cinco.Pichca, pichcana, vn cierto genero de juego de indios.Pichcani, pichcacuni, jugar este juego." (Anonimo, 1951[1586]: 70)."Huayru, 0 ppichcca. luego de los Naturales.Huayru. EI mayor punto, 0 el mejor que gana." (Goncalez Holguin,1952[1608]: 196)."Pichca. cinco.Ppichca. Vn juego como de dados." (Goncalez Holguin, 1952[1608]: 284)."Chuncana cuna. Los instrumentos de cada juego.

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    Chuncaycuna. Qualquier juego de fortuna.Chuncani. Iugar precio a juego de fortuna." (Goncalez Holguin, 1952[1608]:121)."Pichcana. Vn palo seysauado con que juegan.Ppichcani ppichccacuni. Iugar este juego." (Goncalez Holguin, 1952[1608]:284) (5).Tambien elpadreLudovicoBertonio recogioen suvocabularioaymara este terminoal sur dellago Titicaca, entre lospacajes.Enesa region habfa, por 10menos, dosjuegos queusaban undadodemadera paradeterminar los tantos, alque secomparaba tambien con losjuegos europeos:"Phi sea: Nombre numeral, Cinco.Phisca: Es tambien vn dado de palo, conque juega como a la taua[estavoz no figural.Phiscasitha: jugar con el." (Bertonio, 1879[ 1612]II: 270)."Huayrusitha, Piscasitha: jugar con vnas piedrecillas adelantandolas ensus hoytos[sic], segun los puntos de vna manera de dado grande en vnosdestos juegos van adelantando las piedras alderredor 0 en circulo; enotros dando buelta como rio." (Bertonio, 1879[1612]II: 157)."Huncusitha: jugar como ala tagua con vn dado grande de maderaadelantando vnas piedrecitas en sus casas 0 hoyos, 10 mismo quehalancolatha." (Bertonio, 1879[1612]II: 163)."Cinco: Pisca. vel Phisca." (Bertonio, 1879[1612]1: 161)."Dado, 0 Tagua delos indios. Phiscasifia. Iugarle: Phiseasitha[sic] velChuncasitha." (Bertonio, 1879[1612] I: 162)."Chunca; Tagua de madera para jugar.Chuncasitha, Piscasitha; jugar a la tagua, que aca es de madera.Chuncaasitha, Marccaasitha. Perder a este juego.Chuncajasitha. Vencer[a este juego?]." (Bertonio, 1879[1612JII: 92)."Juego que se parece algo al delas tablas, y van adelantando las casas conestas palabras, Halancola: y a su traca Haman Aucattaca: y al dado demadera de que vsan, Pisca. jugarle: Piscasirha, casitha, Chuncasitha,Huayrusitha, Huncusitha." (Bertonio, 1879[1612]I: 273-274).4. CORRELAC10N DE LA PlCHCA CON JUEGOS EUROPEOS DELS1GLOXV1En los textos citados, la forma de jugar a lapichca fue descrita por comparaci6ncon otros juegos europeos en los que se empleaban piezas de hueso, y donde se ganabao perdta segun c6mo estas cafan.Por eso nos pareci6 oportuno hacer aquf un aparte para referimos a los mismos,siguiendo a un autor de la epoca, Juan 0Rodrigo Caro, un capellan que escribi6 endialogo un tratado sobre juegos populares.(5) Seisavado, -da, a dj. s .X IX y XX . D e se is la do s y se is a ng ulo s. S eis av ar(d e s eis av o), tr. D ara una cosa figura de hexagono regular (A lonso, 1958).

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    4. 1. La tabaSegun este autor, para el juego de taba se usaba como dado el hueso de lacoyuntura baja de los animales patihendidos (Fig. 2), que tenfa cuatro lados diferentes;se 10 consideraba unjuego muy antiguo del cual yahablaba Platen. En laEspana del sigloXVI era un ''juego de muchachos y simbolo de esta edad" (6).Caro decfa que, entre los romanos, habfa tabas de marfil, oro 0 plata, usandoseuna 0 cuatro, las cuales "meneaban dentro de un vasillo que tenia por dentro unasgradas 0escaloncillos", y luego las arrojaban sobre una tabla. Las suertes dichosas eran:Venus, Cous, Suppus, Basiliscus, Midas, Hercules; y las suertes infelices y azares eran:Canis, Chius, Planus, Vulturius, Asinus. Por metafora con los dados, 1y 6 eran suerteinfeliz y feliz, respectivamente. En el siglo XVI, la suerte infeliz se llamaba horca y lasuerte feliz, carne.Pero en el siglo XVII se jugaba con una sola taba, y se ganaba cuando el huesocafa quedando arriba la parte"... que hace algo de hinchazon 0 barriga .... Si echaban la parte contrariaa esta, que hace una concavidad y es algo llana la llamaban canis, chius,planus, vulturius, etc. Cuando jugaban con cuatro tabas era la suertedichosa si cafan todas cuatro cada una "en postura diferente; mas si cafantodas de una misma figura era azar y mala suerte." (Caro, 1884[1626]:124, 127, 129, 131, 132, 135, 136).Para la misma epoca, uno de los personajes de Caro, que era cochero, explicabaque, segun la region, cambiaban los nombres de los lados del hueso; ellado que tenfa

    un dibujo en forma de Sse llamaba carne y ganaba; ellado contrario se llamaba chuque,y perdia. En cuanto a los otros lados

    aFig. 2 - Taba 0 astragalo, hueso de la articulaclon de las patas de los animalescuadnipedos, a) Lado en forma de S, lIamado suerte dichosa, carne, Venus, Cous,Suppus, Basiliscus, Midas, Hercules, rey, etcetera; b) Lado azar 0mala suerte, lIamadohorca, culo, chuque, canis, chius, planus, vulturius.aslnus, alguacil, etcetera (dibujosde S. Albarello).

    (6 ) L a tab a e s e l h ue so q ue artie ula las p atas d e lo s c uad nip ed os, es d ec ir, se eo nsig ue n d os tab asp or an im al (L ie . C elin a M ad ero , eomun ie ac i6 n p erso nal).

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    " ... cuando la taba cae a la parte llana que tiene una concavidad le llamanun nombre deshonesto de la parte trasera sobre que nos sentamos, y a lacontraria a esta llaman barriga por aquella hinchaz6n que alli muestra elhueso, y con esta ganan ... ". (Caro, 1884[1626]: 137).Si la taba" ... alguna vez, que era cosa muy rara, cafa de punta y se tenfa[se sostenfa],era tenido por dichosfsirno agiiero y fortuna ... " (Caro, 1884[1626]: 139).Habfa aiin otra variedad del juego con taba que se llamaba eljuego del rey; ellado

    del hueso con figura de S se llamaba rey, y el contrario alguaeil; la parte que hacfabarriga le decfan zapata y a la contraria, horea. Segun cafa la taba, a cada uno lecorrespondfa un oficio y eljuego consistfa en que cada participante debfa representar 1 0que se decfa. Agregaba el autor que este juego era similar aljuego de los jueees, y quepodia terminar mal porque los jugadores a veces tomaban muy en serio su rol (Caro,1884[1626]: 220).

    4. 2. Los dadosContinuaba Caro diciendo que muy engastado viene este juego de la Taba eon

    el juego de los Dados, pero que la taba era mas antigua. Los dados ten fan seis ladosiguales y en ell os ocho angulos pero sobre cualquier lado que cayese, el dado se sostenfafirme. A diferencia de la taba, que sejugaba con una 0cuatro piezas, los dados se jugabansiempre con tres, cuyas caras estaban marcadas con puntos que valfan mimeros: la suerteazar e infeliz era uno y se llamaba ean, y la mas dichosa era seis, equivalente a diestroo dichoso feliz. Para mezcIarlos se usaba un vasito llamado turriculos, fritillos 0 pyrgos,que (igual que el usado para mezclar las tabas cuando se jugaba con euatro huesos) teniaescalones internos para que no se cIavaran los dados, y se arrojaban sobre la tabula 0alveolo (Caro, 1884[1626]: 138, 139, 140).

    Ademas, servfa para adivinar ya que, por las suertes de los dados, se conocfan alos que se querfan bien (Caro, 1884[1626]: 240). .

    Fue un juego muy popular pero " . .. por las leyes de Espana, n6 s610 es prohibidoel jugar a los Dados, pero el mirarlos jugar y el haeerlos"; 2.1, II, VII, tft.VII, Jib.VIIIRecopil.; y finalmente habfa un refran castellano que decfa: "Lo mejor de los dados esno jugarlos.".

    4. 3. La perinola, ajedrez, pleistobolinda y harinillasEI otro juego con que se comparaba la piehea era la perinola la eual, en el siglo

    XVI, en Europa, s610 tenfa cuatro lados, marcados T, S, P, D. La buena suerte era T,la suerte mala era P, en tanto que D y S eran suertes medias 0 indiferentes(Caro, 1884[1626]: 136) (7).

    (7 ) L a p erin ola e s u n p arale le pfp ed o q ue e n u na d e su s b ase s tie ne in cru stad as u na p ua y en o tra ,u n p alillo : tom an do la d e e ste u ltim o se la h ac e girar e ntre e l fn dic e y e l pu lga r y se la d eja g iran do so brela p tia; lu ego de d ar vu eltas y d esp lazarse so bre la m esa, la p erin ola c ae d ejand o hac ia arriba elladoco n la sue rte co rresp on dien te. En 1a a ctu alid ad , tien e 6 a 8 lad os y se fa bric a d e m ate rial p lastic o,

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    La comparaci6n de la pichca con el ajedrez, que veremos en la versi6n N 4 deSan Luis, es insostenible por definici6n porque en el ajedrez no interviene el azar, pero,a nuestro entender, 1 0 que el informante tom6 en cuenta para su descripci6n fue la formacuadrada de ambos tableros, y la existencia de casillas por donde iban moviendose lasfichas. Tambien puede que haya influido el mimero de fichas, porque en el siglo XVIel ajedrez se jugaba con doce trebejos (Caro, 1884[1626]: 145), y no sabemos cualversi6n de este juego conocfa el jugador puntano.

    Volviendo a Caro, tenemos otros juegos mas sencillos, tarnbien con tabas 0astragalos, similares a las versiones menos complejas de lapichca recogidas en nuestropats (N 1, 6 y 7). Uno de ell os se Ilamaba pie istobolinda , se jugaba con dados 0 tabasy ganaba el que sacaba mayor puntaje; otro era eljuego de las harinillas, y se jugaba enel siglo XVI "". con unas piezas de hueso como dados, con sus puntos desde I hasta 6,y el que hecha mayor mimero gana." (Caro, 1884[1626]: 246) (8).

    5. REGISTRO ARQUEOLOGICOEn algunos sitios se excavaron piezas de madera, alfarerfa 0 piedra como los

    dados descritos por los cronistas y viajeros, en asociaci6n con materiales incaicos y/oespafioles. Siempre estuvieron asentados en lugares estrategicamente ubicados conrelaci6n a los recursos naturales basicos (agua, tierra de cultivo) y, desde el punto devista europeo, fueron poblaciones gobemadas por caciques cuya amistad 0 capturaasegur6 la mano de obra indfgena, tanto a incas como a espafioles.

    5. 1. Huaea Tres Palos, valle del RimaeEsta huaca, tambien llamada La Campana, Pando, Maranga 0 del Estanque, se

    encuentra actualmente dentro del predio del Parque Las Leyendas, en Maranga, sobrela margen izquierda del rfo Rfmac (Cox et al., 1995: 31).

    En lfneas generales, Tres Palos tiene forma de una piramide trunca, escalonada,de adobes, rematada por una amplia plataforma. Por ellado sud-sudeste, las plataformassucesivas tienen 1,35 m de alto por otro tanto de ancho, en tanto que por el oeste losmuros de tapia son mas altos, existiendo al pie de los mismos un estanque (Buntinx,1969: lO2; Cardenas Martin, 1970a: 40; 1970b: 1).

    En el nivel de la plataforma superior hubo un templo preincaico del cual seconservaron, sobre la parte sur, dos grupos simetricos de48 pozos cada uno (6 x 8), controncos de madera dura clavados dentro de cada uno de ellos; original mente estostroncos tuvieron, por 1 0 menos, dos metros de largo. Desde ese ni vel y hacia ellado nortehay un patio hundido al cual se desciende, viniendo desde los pozos, por una rampacentral, 0 desde el oeste por una rampa mas pequefia ubicada en la esquina, 0 desde eleste por una escalera central. En el relleno de este patio habfa alfarerf a incaica (CardenasMartin, 1970b: 4, 27 y 28; Ramos de Cox, 1970: 61).

    (8) Cereceda se refiri6 largamente al juego del wayru (otro nombre de la pichca), entre losaymaras y, entre otras, a su relaci6n con la molienda (1988: 309-314).

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    Ala llegada de los espafioles, la plataforma superior no mostraba rastros del patioy de los pozos, porque habfan sido tapados por los incas. Sobre una parte de dichospozos, en el angulo sudoeste, se construy6 entre el siglo XVI-XVII una cas a espanola,cuyo acceso fue una escalinata abierta sobre el lado sur de la piramide, que iba desde elnivel del suelo hasta la plataforma superior.

    Entre los desechos rescatados en el basural de la casa espanola, ubicado en unpozo abierto en un escal6n de la escalinata incaica, en el lado sur de la huaca (Ramosde Cox, 1969: 230; Buntinx, 1969: 102; 1970: 31), se encontraron fragmentos dedocumentos, naipes, ropa estilo europeo, pedazos de clavos y estribos, semiIIas, tarugosde madera, etcetera (Buntinx, 1969: 101; Benavides eta!., 1969; Cogomo, 1970; 1971;Olivera, 1971; Cardenas, 1970a: fig.7; Corbacho, 1971). En 1996 formaron parte de laexposici6n del museo "Josefina Ramos de Cox", dos Dados de madera del siglo XVIprocedentes de dicho basural (9).

    Uno de ellos parece no haber sido usado; es una piramide cuadrilatera trunca, demadera, color amarillo claro y fibra fina que corre de base a base. Tiene 3,5 em de altoy la base menor tiene grabadas las diagonales; sobre los lados estan marcados con surcoshorizontales, tambien profundos, que van de lado a lado, los tantos: 1, 2, 3, 4. La basemayor parece que no tiene ninguna marca (Fig. 3).

    El otro dado, en cambio, es de madera marr6n oscura, tarnbien de fibra fina, yparece haber sido muy usado porque los bordes estan redondeados y las marcas son poconotables a pesar de haber sido profundas; el mayor desgaste de la superficie y las aristasesta en el tercio que rodea la base menor y en ella misma (no presenta ningtin dibujo),como si allf hubiera sido el lado mas golpeado. Tiene una altura actual de 2,8 ern.

    5. 2. Paehaeamae, valle de LurfnDurante la limpieza de la piramide con rampa N 1, en el afio 1958, se encontr6

    un dado de madera similar (Fig. 4) a los de Tres Palos que:

    Fig. 3 - Dos dados de madera hallados en la Huaea Tres Palos, Lima. a) Nro. 04374,Plataforma A, area 6. Alto: 3,5 em; b) Nro, 07164, Plataforma A, area 32. Alto: 2,8 em.Museo "J.Ramos de Cox" (dibujos de S. Albarello en base a eroquis y fotos de M.G).

    (9) Agradezco a la Ora. Ines del Aguila, directora del museo "Josefina Ramos de Cox"(Instituto Riva-Aguero, Pontificia Universidad Cat6lica del Peru, Lima), por las facilidades brindadaspara observar, fotografiar y describir este material.

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    Fig. 4 - Desarrollo del dado de madera hallado en la piramide eon rampa N 1 dePaehaeamae. Alto: 3,1 em. Las Iineas grabadas tienen restos de oere claro (segun

    Jimenez Borja, 1985: foto 6. Dibujo de 1 . Sousa)." ... tiene la forma de una piramide trunca. En cuatro de sus Iados lucensurcos horizontales marcando los tantos uno, dos, tres y cuatro. La basede la pirarnide no tiene nada y el apice una ornamentaci6n a base delfneas rectas incisas, coloreadas de ocre claro. Las dimensiones encentfmetros de este objeto son: 3.1 alto, 3.4 diametro de base y 2.7 diametrosuperior." (Jimenez Borja, 1985: 50).Hasta el afio 1984, se habfan relevado tres piramides con rampa en Pachacamac,

    cuyo " ... volumen piramidal esta conform ado por dos niveles de plataformas unidas poruna rampa frontal centric a y habitaciones diversas dispuestas en una planta en U abiertahacia el este." (Paredes & Franco, 1987: 5).

    A partir del 1200 d.C., se levantaron mas edificios en Pachacamac, y a laspiramides con rampa se les fueron adosando otras construcciones, rodeandolas depatios, dep6sitos y estructuras conexas (Paredes & Franco, 1987: 7).

    Ambos valles, Lurfn y Lima, fueron habitados por 10 menos desde el Formativo;pero bajo el gobierno de los incas, al parecer la extensi6n y monumentalidad del sitiode Maranga, en Lima, super6 al centro ceremonial de Pachacamac (Canziani, 1987: 16).

    Por su parte, luego de saquear el oro de Pachacamac, los espafioles se asentaronen Lima. La que nos interesa destacar aquf es, no solamente que este Iugar fue un micleohabitacional importante durante el Tahuantinsuyu, sino tambien la presencia de oraculos,es decir huacas que respondfan las preguntas de sus devotos, en la zona. En ese senti do,tanto las de Maranga como del templo de Pachacamac, hay noticia de haber albergado

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    Fig. 5 - Desarrollo de uno de los dados de alfareria hallados por H. Bingham enMachu Piechu, alto 3 em (segiin Rowe, 1946: Plate 79 y segiin Bingham, 1915: 176.Dibujo de I. Sousa).sendos oraculos (Garcilaso, 1985[1609]11: 67 y 71), a pesar de la opinion de Calancha(1975 [1638]: 536).

    Tambien decfa Garcilaso que, durante el gobiemo de Pachaciitec, quedo establecidoque en el templo dePachacamac seconsultaran con el oraculo los negoeio s r ea le s y s eiio rile syen el de R imae los eomunes y plebeyos (Garcilaso, 1985[1609]11: 71) (10).

    5. 3. Machu Picchu, valle del UrubambaHiram Bingham encontro allf varios dados de alfarerfa (Fig. 5) Ypublico uno de

    ellos que es similar a los de madera de Tres Palos y Pachacamac; otro es troncoconico,con los tantos marcados con rayas horizontales (Rowe, 1946: plate 79), y el otro, debases cuadradas e iguales entre sf, pero de lados rectangulares cuyo lado mayor era ellado del cuadrado, que tiene una base sin grabar, la otra cruzada por las diagonales entanto que las caras tienen dos rayas horizontales; una horizontal que divide en dos partesiguales al rectangulo y de la cual bajan cuatro verticales; cuatro horizontales y, por fin,tres horizontales y dos vertic ales que se cruzan entre sf, cuadriculando el rectangulo(Bingham, 1915: 176).

    En opinion de Bingham, se trataba de dados 0 piezas usados por un pueblomegalitico preincaico para marcar cuentas antes de que los incas inventaran el quipu, y

    (10) Esta separaci6n parece que no fue exclusiva de estos oraculos porque cerca del actualpueblo de Huacho, al norte de Lima, existi6 un templo prehispanico que tenfa varias entradasdiscriminadas: para serranos, costefios, hombres y mujeres (Rostworowski, 1981: 128).

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    agregaba que, a pesar de ser bastante comunes en Machu Picchu, los incas jamas habfanusado estos dados (Bingham, 1915: 176) (11).

    En uno de los dados de alfarerfa hallado por Bingham, y publicado en parte por6 1 (1915: 176) y en parte por Rowe (1946: plate 79), vemos que una de sus caras estadividida en partes iguales por una lfnea horizontal de la cual bajan cuatro lfneasverticales; otro lado, probablemente el opuesto, tiene un cuadriculado formado tambiencon dos lfneas vertic ales y tres horizontales.

    Si este ultimo disefio tuviera relacion con el colcampata dibujado por Santa CruzPachacuti al pie del dibujo del altar del Coricancha (Pachacuti, 1993[1613]: 208), nospreguntamos si el primer disefio podrfa estar relacionado con la lIuvia (12).

    5. 4. Casabindo, puna de JujuyDurante su viaje por el noroeste argentino, Max Uhle compro en 1893, como

    procedente de una tumba prehispanica de Taranta, cerca de Casabindo, un dado de maderade 3 em de altura (Fig. 6), en forma de piramide cuadrilatera truncada, en cuyas caras lostantos estaban marcados con rayas incisas (Boman, 1920: 524 y Fig.14; Debenedetti, s/f,carpeta III: 11).En la misma coleccion figuran dos platos con decoracion tripartita tipo Isla(Debenedetti, s/f, carpetaIII: 4), cinco yuros, tres deellos aribaloides (Fig. 7) (Debenedetti,s/f, carpeta III: 6; Bregante, 1926: Fig. 327 y 340), una campana de madera (Debenedetti,s/f, carpeta III: 9), un mate de madera labrada (Debenedetti, s/f, carpeta III: 11)Y cestos depaja (Debenedetti, s/f, carpeta III: 25).

    Fig. 6 - Dado de madera proeedente de Casabindo, puna de Jujuy. Colee don Uhle,Museo Etnografico de Berlin, V.A.ll.287, Alto: 3 em (segun Boman, 1920: Fig. 14).

    (II)Por 10 menos hasta 1926, se llamaban Pueblos Megaliticos a los habitantes de Chavfn yTiahuanacu preincaicos (Valcarcel, 1981: 278).

    (12) Collcapata. andenes de deposito (An6nimo, 1951: 25); Trox granero de paredes [deadobes]; Collca (Goncalez Holguin, 1952[1608]: 686 y 54). En el dibujo del altar del Coricancha selee Collcampata (Pachacuti, 1993[1613]: 208).

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    Fig. 7 - Alfareria de Casabindo, eoleeci6n Uhle, Museo Etnografico de Berlin,V.A.1l.320, Alto: 13 em, y V.A.1l.513, Alto: 10 em (segiin Bregante, 1926: Fig. 327'y 340, respeetivamente).

    Casabindo esta en un area con consistente registro incaico, y seencuentraen la regionpor donde Tupalnca paso, 0por 10menos su ejercito; allfhay caminos, tambos y andenerfas(Raffino, 1991: 70 y Fig. 3.6; Gentile, 1988a; 1988b; 1990; 1991; 1991-1992; 1992).

    5. 5 Averias, provincia de Santiago del EsteroEn las excavaciones realizadas en este sitio, a orillas del rfo Salado, Emilio y

    Duncan Wagner hallaron una pequefia piramide truncada de alfarerfa, de unos 13,5 cmde alto, cuyos lados estaban pintados en rojo y negro sobre fondo blanco; pero solamentesu base menor tenIa dibujos de angulos cuyos vertices convergfan en el centro de esecuadrado (Wagner & Wagner, 1934: Lam. LXIII 2, 2a, 2b, 272, 464), formando undisefio similar al del dado de Pachacamac (Fig. 8).

    Entre las piezas prehispanicas conocidas, esta de Averfas es excepcional, por serde alfarerfa pintada, por su tarnafio y porque en sus caras se encuentran, dos a dos,disefios sin relacion aparente con una numeracion correlativa, como en uno de los dadosde Machu Picchu (13).

    En nuestra opini6n, los dibujos de la pieza de Averfas podrfan graficar dosmeteoros que, hasta el dfa de hoy, se producen regularmente en Ia region: la lIuvia,cayendo del cielo nublado a la tierra (rayas transversales y paralelas entre disefiosescalonados negros), y Ia tormenta electrica, 0 tormenta seca, sin lIuvia (zig-zag).

    En Ia alfarerfa de Ia regi6n, y en Averfas particularmente, se repiten los disefiosrelacionados con el agua (espirales, meandros), y de serpientes mas 0men os estilizadas,tanto en los platos hondos (pucos) como en las grandes tinajas (urnas), en cuyo interiorse hallaban siempre huesos humanos (Fig. 9).

    (1 3) O tra p ie za d e tam aiio s im ila r, p ero d e p ie dra y con los lados nu merados, era el dado parajugar al pisqay d uran te el ve lo rio , e n A nta, C usc o, c .1 950 (R oca, 1 95 5: 1 38 ).

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    Fig. 8 - Dado de alfareria pintada en negro y rojo sobre fondo blanco procedente deAverias, Santiago del Estero. Alto: 13,5 cm (segun Wagner &Wagner, 1934:Lamina LXIII, 2, 2a y 2b. Dibujo de I.Sousa).Si interpretamos bien los disefios de esta pieza, la huaca consultada con ella tal

    vez tuviera la conocida forma de una vasija de alfarerfa, femenina, con un dibujo en zig-zag entre el cuello y el ombligo, similar a las halladas en las montafias de Catamarca,regi6n vecina a Santiago, y en el valle de Yocavil (sector sur del valle Calchaquf) (14).

    La zona del no Salado estuvo densamente poblada antes de la invasi6n espanola(Ambrosetti, 1901; Wagner & Wagner, 1934; Reichlen, 1940; Pedersen, 1952; entreotros), por un grupo indtgena con organizaci6n sociopolftica estable porque losespafioles eligieron asentarse en esa regi6n y pudieron permanecer allf mucho mas queen San Juan de la Ribera de Londres, Ibatin de Tucuman, San Francisco de Nieva enJujuy, etcetera.

    (14) Sabre la posibilidad de interpretaci6n de los disetios en el pecho de las vasijasantropomorfas ver, para la costa peruana, Rostworowski (1973), y para el noroeste argentino (puna deJujuy y quebrada de Humahuaca), Gentile (1991: 231); sobre la residencia de las huacas y sus hijosver Rostworowski (1983: 70).

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    -." :.-- .__~~":. . . . . . . . . . . . .-_,.~ . . . . - .

    . . .~'Fig. 9 - Alfareria estilo Averias, procedente de Averias, Santiago del Estero. Rojo ynegro sobre Condoblanco (segiin Wagner y Wagner, 1934: Lamina III).

    Alrededor de 1559 seprodujo una rebelion en Santiago del Estero, relacionadade alguna manera con la de Juan Calchaquf, cacique del valle homonimo. Losindios se hicieron fuertes en las cienagas del rfo Salado (LeviIlier, 1920(II): 26),un lugar en donde los caballos no podfan entrar. Este hecho refuerza nuestrahipotesis sobre la presencia de una huaca importante en la region, tal vez su Ifder,y relacionada con el agua y su distribucion consultada mediante piezas como la queaquf ilustramos. Antes el agua de la region estuvo canalizada con acequias yalmacenada en lagunas (cocha), infraestructura que los primeros espatiolesaprovecharon en parte (Levillier, 1920(II): 306) (15).

    (15) La existencia de acequias prehispanicas, imprescindibles para mover los molinos degranos y de mineral, decidi6 tambien, por ejemplo, la fundaci6n de la ciudad de Todos Santos de laNueva Rioxa (Levillier, 1928 (III): 337), actual ciudad de La Rioja.

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    En ese tramo del rfo Salado se encuentra una alfarerfa prehispanica, pintada enrojo y negro sobre fondo blanco, Ilamado estilo Averfas, por el sitio-tipo; dicho estiloesta considerado como cronol6gicamente tardfo en la regi6n. Pero piezas similares seencuentran en las montafias de Catamarca, tambien en un ambiente semiarido conmejores condiciones para el almacenamiento y distribuci6n de agua (Lorandi, 1974:227), y con fuerte presencia incaica.Tambien del rio Salado provienen discos y hachas de bronce de buena factura yprobable uso ceremonial (Pedersen, 1952), cronol6gicamente tardfas pero preincaicassegtin AR. Gonzalez (1977: 297; 1992: 10).Si bien R.Raffino (1991), tomando en cuenta la falta de evidencia arquitect6nicay vial, no incluy6 hasta ahora a Santiago del Estero en suHorizonte Inka, algunos datossobre organizaci6n social indfgena en el Tucuman del siglo XVI nos permiten suponer

    la presencia incaica a traves de asentamientos de mitmacuna. Hasta hoy se hablahabitualmente quechua en esa provincia. .El ajuste de la secuencia cronol6gica y de la exacta procedencia de las alfareriasa traves de excavaciones cientfficamente controladas, como las que actualmentelleva a cabo J. Togo con relaci6n ala secuencia mas temprana, es de mucha utilidadporque, en general, las piezas de Catamarca y del valle Calchaquf mas conocidasproceden de huaqueo.5. 6. Viluco, provincia de MendozaFue un cementerio cuyas tumbas contenfan materiales indfgenas y europeos(hierro, cuentas de vidrio, etcetera), excavado por C. Reed a principios de este siglo; dealii procede una piramide cuadrilatera de piedra pomez, sin truncar, de 4 cm de alto(Fig. 10), cuyos tantos estan marcados con huecos en los lados (Boman, 1920: 522 yfig. 13). Viluco se encuentra en un area con registros incaicos (camino, tambos,mitmacuna y capacochas) (Schobinger &Barcena, 1971; Schobinger, 1986; Barcena,1989; Raffino, 1991: 70 y fig. 3.6; Gentile, 1992; 1996a; Garcia, 1993-1994, entreotros).

    Fig. 10 - Dado de piedra p6mez hallado en un cementerio hispano-indfgena deViluco, provincia de Mendoza. Alto: 4 em (segiin Boman, 1920: Fig. 1).

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    5.7. Chenque Haichol, provincia del NeuquenAl sur de Mendoza, siguiendo la lfnea este del piedemonte de la cordillera de los

    Andes, est a esta cueva que fue, en su ultima etapa de ocupacion, un campamento derecolectores de pinones de pehuen (Araucaria araucana).

    Durante Ja excavacion se encontro una pieza de piedra pomez, de forma casipiramidal, base cuadrada, lados acanalados y de 4, 1em de alto (Fig. 11). La superficie habfasido pintada con oxido de hierro antes de marcar los puntos que sefialan los tantos, de maneraque sobreel rojoresaltan los hoyuelos claros (Fernandez, 1988-1990: 161). Cronologicamentefue ubicada entre los 1286 y 1668 a.D. (Fernandez, 1988-1990: 688-693).

    6. REGISTRO ETNOGRAFICODurante los siglos XVI y XVII en el Peru segufa en vigencia la pichca (con eseu otro nombre), como juego y como forma de consul tar la vol untad de la huaca. Entrado

    el siglo XVIII, subsistio como juego de fortuna, pero aiin se recordaba su invencioncomo juego prehispanico,

    Ahora interesa ver si hubo, adernas de cambios, continuidad, a partir de ese siglo,en los lugares con registro prehispanico 0 colonial temprano. Aunque este repaso noagote la busqueda, estimamos que alcanza para observar que los elementos quepervivieron fueron: la forma de piramide truncada en el dado, el nombre (del juegoy/o del dado) relacionado con el mimero cinco tpichca, piscay, etcetera), y huayro 0huaylo como nombre del puntaje mayor 0 del juego mismo.

    Excepto el de Santiago del Estero, los demas objetos considerados aquf fueroncomprados por los distintos autores a personas que recordaban haberlos usado hastaunos afios antes. En algunos casos, el registro no sefialaba con precision la poblacion deorigen sino un area geografica en la cual se hablaba una lengua determinada. Por eso nosbas amos en esos datos con cierta reserva.

    Fig. 11 Dado de piedra p6mez pintado de rojo, proeedente de Chenque Haiehol,provincia del Neuquen. Alto: 4,1 em (segun Fernandez, 19881990: Fig. 32).

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    6. 1. Sierra del EcuadorSobre Riobamba (cordillera central de Ecuador), R. Karsten public6 dos trabajos,

    uno acerca de juegos ceremoniales en general y otro sobre el juego del huairu, que nopudimos consultar (Karsten, 1930a; 1930b). Pero en una obra de conjunto sobre los incas,incIuy6 en el capitulo Le culte des morts et des ancetres el juego del huairu practicado conun dado del mismo nombre, de forma piramidal, tallado en un femur de llama (Fig. 12a),que s610 se jugaba en los velorios de gente rica, decfa, porque los ganadores ibanapropiandose, a medida que transcurrfa eljuego, del patrimonio del difunto (Karsten, 1972:241 y siguientes).

    Para jugar colocaban el cadaver en su cama, en medio de la habitaci6n, y losjugadores se sentaban a ambos lados del mismo, en dos hileras paralelas yenfrentadas;el juego consistfa en arrojar el dado por encima del cadaver hacia la persona ubicada enla hilera justo enfrente deljugador. Ganaba quien hacfa caer el dado vertical mente, cosadiffcil de lograr y que perrnitfa opinar a los presentes sobre las enemistades entre eldifunto y los jugadores, diciendo que por eso el muerto no los ayudaba, etcetera. Losindfgenas de la regi6n hablaban quechua y Karsten decfa que la costumbre de este juegose extendfa a todas las regiones montafiosas del Peru y Bolivia (16).

    En Sigsig, en la sierra al sureste de Cuenca, en los afios 60 se jugaba al huairudurante los velorios, bajo un cuadro que representaba a las Animas, usando un dado dehueso similar al ilustrado por Rivet (l2b) y por Karsten, haciendo correr las fichas(granos de mafz, porotos) sobre un tablero (12d) que, para demostraci6n, el narradorrealiz6 en hoja de maguey (Agave americana L.) con cinco huecos Ilamados casa unpoco mas grandes que los otros veinticuatro, forman do dos caminos, uno corto y otrolargo para lIegar al rem ate del juego; participaban dos equipos, cada uno con su jefelIamado callai = comienzo. Para iniciarel juego uno de los jefes tomaba el dado de huesopor el extrema mas delgado entre los dedos pulgar, fndice y del medio, y dando un giro10arrojaba al aire;si cafa mostrando la cara con la cruz, entonces comenzaba el partido

    (16) A prop6sito de la donaci6n de las obras de M . O driozola a la bib lioteca de la Societe desA rn eric an is te s, P . R iv et e sc rib i6 u na n ota s ob re u n c ap ftu lo titu la do "Du elo e n lo s e ntierr os d e In dio s- A version a todo juego excepto los cientos y descripcion d e C ajama rca la V ie ja " (T orn o IV ). E n ella,R iv et citab a textu al m en te un parrafo d eO driozola so bre eljueg o de P asa, cu yo p unto m ay or, m arcadosobre u n dado d e hu eso, se llam aba G uay ro (R ivet, 19 27: 406-407). R. K arsten com ent6 algo en susartfculos de 1930 (Karsten , 1930a; 1930b), debido a que E. Nordenskiold (1930) Ie contest6rapidam ente defen diendo 10 dicho p or R ivet. E I asunto parece q ue g iraba alred ed or de si el h ueso co nque se hacfa el dado era de llam a 0 de buey , y sus implicancias, pero el tema en sf no tenfa m uchaimporta nc ia, s eg iin No rd en sk io ld . S in emba rg o, n o e sta d er na s s efia lar a qu f a lg un as c on fu sio ne s e n la sque in cu rrieron estos autores: R ivet d ecfa qu e O driozola hab fa descubierto, en tiem po s m oderno s, eljuego del huayru, y por eso 10 c itab a. Po r su parte, N ordenskiold tam bien tran scribi6 en su artfculo lacita d e Odrio zo la h ech a p or R iv et. P ero e l p arrafo e n c ue sti6 n e ra d e Ju an & U llo a, a q uie ne sO drio zo lahabfa copiado textualm ente sin nom brarlos. L a con fianza d e un os autores en otros llev 6 tam bien a E .R om ero (19 4 I: 45; 1943 : 20) a citar a O drio zola, tal co mo 10 habfa h ech o R ivet. A Igo sim ilar sucedi6a V . C ere ce da (1 98 8: n ota 1 6) q ui e n c it6 a W . B ollae rt se fialan do la c oin cid en cia e ntre 1 0q ue e ste au to rdecfa haber ob serv ado en el no rte d e C hile y el relata de O drio zo la, sin rep arar q ue el texto de B ollaert(1860) era la traducci6n al Ingles del de Juan & Ulloa.V olviendo al tem a de esta no ta, K arsten com entand o a R iv et, asim iI6 los d ad os com prados po ram bos con la taba, cos a que no es asf, porque en las figuras publicadas por N ordenskiold del dado deK arsten se ve que no es un astragalo , hueso con el que se fabricaban (C aro, 1884[1626]), y fabricanlas tabas p araju gar (S aubid et, 1975 : 375 , y observaci6n persona!).

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    Fig, 12 - Dados de hueso procedentes de la sierra del Ecuador: a) Colecci6n de R,Karsten, seg6n Nordenskiold, 1930: Fig, 29 (dado), 30 (base) y 31 (desarrolloesquematico del dado). Alto: 6 a 8 cm; b) Dado publicado por Rivet (1923: 392) seg6nCereceda (1988: lamina 6.4); c)Desarrollo de dos dados publicados por Hartmann &Oberem (1968: Abb. 1).Alto aproximado: 10cm; d) Esquema del tablero de materialvegetal, usado parajugar con losdados anteriores, seg6n Hartmann &Oberem (1968:Abb. 3). Alto aproximado: 20 em,

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    yen do por el camino mas corto, mientras que el otro equipo iba por el camino mas largoy ganaba el que consegufa poner sus fichas en la casa del medio. Durante el recorrido,la casa de la punta debfa ser pas ada, es decir, no podfan quedar fichas allf (Hartmann &Oberem, 1968) (17).

    6. 2. Costa del PeruPara el area de Lima no hemos encontrado, hasta ahora, ningun dato que sefiale

    una persistencia de lapichca durante el siglo XVIII 0siguientes, ni siquiera como juego.Tal vez nuestra falta de registros sea aparente.

    6. 3. Sierra del PeruHablando del wayru, E. Romero decfa que J. C. Tello tenia un dado de madera

    pintado de rojo que habfa trafdo de algiin lugar de la sierra (Romero, 1943: 21).Para Anta, Cusco, hay registros del siglo XX de un juego de velorio llamado

    pisqay que sejugaba con un dado de piedra con forma de piramide trunca que podfa pesarhasta un kilo, y que se guardaba en la iglesia, 0 se alquilaba, 0 10 tenfa el alcalde 0 algunpariente del difunto 10 tallaba para la ocasi6n; en un caso se decfa waylo cuando salfael mimero uno y en otro, ese punto se llamaba t'oqo. La finalidad del juego eran lasapuestas por dinero y ganar oraciones para el difunto (Roca Wallparimachi, 1955: 138y siguientes).

    En 1977, en Apurfrnac, el juego de velorio para ganar oraciones para el difuntose llamaba piscay, y se hacfa con un dado con forma de paralelepfpedo, llamado pisqanak 'ullu (Fig. 13), que era de maguey y se quemaba con las ofrend as al final deljuego. Para

    el alma no recibe oraci6n oraci6n el alma recibelas oraciones las oraciones[!J~[I][IJFig. 13 - Dado de madera 0pisqana k'ullu, procedente de Apurfmac, Alto: ;,Scm?(segiin Valderrama & Escalante, 1980: 248).

    (17) La senora Elsa R. de Sosa compromete mi agradecimiento por Ia traducci6n de este trabajo.

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    saber si el alma recibfa 0no las oraciones, habfa rayas 0 figuras de cruces con potenciasy peana marcadas en los lados del dado que asf 1 0 indicaban, segiin se dejaran ver(Valderrama & Escalante, 1980: 233 y siguientes).

    6. 4. Santiago del EsteroEn su trabajo sobre arqueologfa comparada, E. Wagner publico una pieza

    proveniente de Laguna Muyo, sitio ubicado un poco al sur de Averfas, que podrfa serde alfarerfa 0piedra (Wagner &Righetti, 1946: 72-73). En este caso tambien se tratabade una piramide cuadrilatera truncada, pero en su base menor yen uno de los lados tenfagrabada una cruz que no era un aspa; en el otro lado visible en la figura se yen cuatrorayas horizontales profundas (Fig. 14).

    Este objeto retine elementos prehispanicos (presenta rayas horizontales paralelassobre un lado), pero las dos cruces 1 0 acercan a los dados usados para ganar oracionesen los juegos de velorio, tema sobre el que, hasta ahora, no hemos podido conseguirningun dato etnografico regional.

    6. 5. Puna de JujuyA fines del siglo XIX existfa en esta region la costumbre de celebrar el 2 de

    noviembre, reuniendose alrededor de cada tumba un grupo de parientes y amigos deldifunto. Sobre el nimulo se extendfa un poncho y encima se ponfan los platos concomida. La persona mas anciana comenzaba a rezar y segufan luego los presentes,mientras bebfan y salpicaban unas gotas de cada vasa sobre la tierra que cubrfa la tumba.Para conocer la oracion de cual de los presentes era la mas propicia para el difunto,tiraban una tab a por encima de la sepultura y, segiin cayese, el que ganaba debfa rezary el que perdfa debfa dar muestras de tristeza (Ambrosetti, 1902: 93).

    A Eric Boman le dijeron en Abra Pampa que allf se acostumbraba tambien lavarla ropa del difunto, pero a los ocho dfas del fallecimiento, a diferencia de Susques dondese hacfa al dfa siguiente. En Abra Pampa, "Certaines prieres y sont recitees, pendant lelavage des eifets, par des personnes qui son! designees a eet eifet, en jouant a Lataba,"

    Fig. 14 - ;,Dado de alfareria? hallado en Laguna Muyo, Santiago del Estero. Alto: ?(segun Wagner & Righetti, 1946: Fig. 78d).

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    (Boman, 1908: 519), es decir, jugando a la taba se elegfa a quienes rezarfan mientras selavaba la ropa del difunto (18).

    En la region perviven rasgos culturales que nos permiten sustentar la hipotesis deuna continuidad prehispanica; por ejemplo, hemos observado en un sector de la punacon marcada presencia inca, sitios con lfneas paralelas entre sf y convergentes hacia unacolina, un alero 0cfrculos concentricos, es decir {,un remedo de los ceque cusquefios?(Gentile, 1986 ms).

    Tambien hay registros de principios del siglo XX sobre imagenes milagrosasaparecidas de distintas maneras, a las que el parroco bautizaba diciendo ser tal 0 cualsanto. Aunque la imagen original hubiera sido de piedra y actual mente sea una pinturasobre metal 0 tela, 0 una figura de yeso, sus esc/avos repiten el relata sobre la primeraaparicion, Tambien dicen que la figura misma puede cambiar (de color, de sitio), paramanifestar tristeza, enojo, etcetera (Colatarci, 1986a).

    Aquf el sasserdote de ydolos prehispanico y colonial fue reemplazado por elparroco en el momento de definir la personalidad de la figura hallada, y la imagenmilagrosa es consultada, entre otras formas, encendiendo una vela en su presencia, yobservando el chisporroteo de la llama y la forma como chorrea la cera.

    Por eso, basandonos en nuestras observaciones y en los relevamientos deAzucena Colatarci en la puna de Jujuy, quebrada de Humahuaca y el Ramal (Colatarci,1984; 1985; 1986b), pensamos que existe continuidad en la region entre un culto dehuaca familiares y las imagenes milagrosas de algunos santuarios particulares (Gentile,1997c).

    6. 6. Area araucanaFuera del area donde se hablaba quechua 0aymara, en territorio araucano, en la

    primera mitad del siglo XIX, Luis de la Cruz decfa que los indios peguenches(pehuenches, recolectores de pinones de pehuen, Araucaria araucana), que habitabanen los alrededores de la ciudad de Concepcion, en el sur de Chile, jugaban al guarousando un ". .. quechu 0 triangulo de madera, con varios puntos embutidos de alquimiao plomo ... " (Cruz, 1969[1835]: 490) (19).

    Hasta comienzos de este siglo se mantenfa el juego del kechukawe 0kechucan, conreglas simi lares a las descritas por Ovalle en 1646. El padre Augusta decia que en araucano(18 ) S in esp ec ificar el sitio, p ero en la Q ue brad a d el T oro (S alta). B om an de cfa q ue tam bien see ncon tra ba n con c ie rta fre cu en cia e n l os e ntie rro s d e c emente rio s in dfg en as , tin ic amente a stra ga lo s d ellam as, sin o tro s h ue so s d e e ste an im al. y a p ro posito d e esto se pregu ntaba si e l jue go de la taba e ra p reo p ost hisp an ic o, E n n ue stra o pin io n, p od rfa trata rse d e e ntie rro s c orre sp on die nte s a la e ta pa hi sp an o-indfgena.T arn bien du ran te su viaje p or B olivia vio ju gar a la tahua =4, con un astragalo de buey que searro ja ba a c ie rta d ista nc ia, c on sid era nd ose so lame nte lo s la do s c on cav e y c on ve xo d el h ue so (B om an ,1 90 8: 3 61 -3 62 ). Aqui, tahua y taba so na ro n como homo fo no s, 0Boman lo s c on sid ero c om o ta le s.En Peru, hasta hace poco se jugaba a la taba con un astragalo pero sin los cantos de bronce,como se juega en la pampa argentina (V . Medina F lores y H. Amat y W . Espinoza Soriano,c om un ic ac io ne s p erso nale s q ue ap ro ve ch o p ara agrad ec er).(19) C henque H aichol parece que fue un cam pa m en to de pehuenches, segun vim os antes.

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    " kechu, num., cinco. II -kan*, n., jugar al kechukawe. II -kawe*, s.,especie de dados: Consiste en un triangulo de palitos que se deja caerdesde poca altura, ganando aquel de los jugadores a quien se le quedaparado en el suelo." (Augusta, 1991 [1916]: 80).En la misma epoca, Manuel Manquilef, hijo de un cacique araucano, describfa

    el dado con que se jugaba, diciendo que era" ... un prisma que tiene tanto la base superior como la inferior triangulares;las tres caras laterales son rectangulares y en estas hay dos, tres y cincopuntitos negros, y en la base existe uno. Otras veces el prisma es truncadoy el punto es matador al caer eI cuerpo descansando en ese lado. Este juegose denomina kechukawe 0 kechukan (Nota 1: kechu es cinco en araucano)por tener su prisma cinco caras." (1914, citado por Boman, 1920: 522) (20).

    6. 7. Llanuras argentinasEn esta regi6n, ubicada entre la precordillera y el Oceano Atlantico, se produjo

    una confluencia del juego practicado con varios astragalos 0 tabas, similar al anti guojuego europeo, con el nombre quechua, pichca, originado en el numeral cinco; de allfpas6 a nombrar tambien el dado y, cuando este era de hueso dio su nombre al huesomismo, aunque a veces no fuera el astragalo.

    En la sierra de San Luis (Fig. 15), al juego se Ie decfa pichica 0pichica y en lasl1anuras vecinas, hacia el este, la voz se conservo ligeramente modificada hasta el sigloXX ~n un juego de nifios, los pichicos, jugado con tarsos de cuadnipedos (Saubidet,1975: 296; Coluccio, 1981: 525), y en estribo de pichico, l1amado tambien estribopampa, juego realizado con este huesito del tarso del caballo 0 vaca, sujeto a una sogaque colgaba de los bastos de la montura y servfa de apoyo a los dedos mayores del pie,los cuales quedaban libres a traves de una abertura en la punta de la bota de cuero hechacon el cuero de la pata de un potro (Saubidet, 1975: 296 y 156; Rapela, 1977: 40) (21).

    7. VOCABULARIOS ACTUALESEn algunos vocabularios de quechua y aymara public ados en los ultimos afios

    casi no queda recuerdo del juego original, sino de componentes aislados del mismo.En quechua (;,Bolivia?, ;,Peru?) se dice "Pichu. s. Tibia. Muiieca de la mano",y "Pichuski. s. Empeine. Tobillo." (Lara, 1978: 163), en tanto que en una recopilaci6n

    se dice, sin citar bibliograffa, que "Pichqa (Ayacucho), Pisqa (Cusco), adj. Cinco.;( 20 ) La exp re si6 n " el p risma e s tr un ca do " no corre sp o nd erf a c on "un prism a que tiene tantola b as e s up er io r c omo la in fe rio r tr ia ng ula re s" , salvo , tal ve z, q ue d ic has b ases n o fu eran p arale lase ntre sf?(21) En el "M artin F ierro" se hace referencia a la sim pleza del juego de los pichicos y a la

    d efo rm a ci6 n d el p ie p ro du cid a p or e l u so d el e strib o p am p a. E I g au ch o P ic ard fa .ju gad or p ro fe sio nal,c on ta ba a F ie rro y a su s d os h ijo s q ue: "C arga ba bien un a taba / porq ue la se m anejar; / no era m ancoen e l b il la r , /y, porfin de 1 0 que e sp lic o, / d ig o q ue h as ta c on p ic hic os e ra c ap az d e ju ga r." (Hernandez,1 98 3: lfn ea 3 20 4). E l h ijo se gu nd o d e F ie rro c on tab a q ue su tu to r, e l v ie jo V isc ac ha , te nfa " . .. Iasparascom o loro / de estriba r en tre los dedos." (He rn an d ez , 1 983[1 87 9]: lf ne a 2 17 3) .

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    Fig. 15 - Parte de un mapa de la rota entre Buenos Aires y Valparaiso donde figuran las ciudades de San Luis y Cordoba, elrio Quinto y la sierra de San Luis (segun Rickard, 1863).

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    Pichqay. v. Ceremonias que se realizan al quinto dia delfallecimiento de una persona.;... Pichu. s. Femur.; Pichuski, s. Empeine," (Guardia Mayorga, 1971: 109).

    Por su parte, J. Lira decfa: "Pichusqki- m. Tobillo, Empeine, parte superior delpie. ( Lira, s.f. : 273); ... Piskka. - adj. Cinco, cuatro mas uno, cinco unidades. Guarismoque representa dicho tuimero ... Obs. Algunos dicen Pheskka," (Lira, s.f.: 275).

    En Santiago del Estero, "Pishcka, adj. Cinco, 5. Voz conocida pero no empleadaen el lenguaje corriente. Segura mente por su semejanza fonetica con pishcko ...Pishcko, s. Pene. Miembro genital masculino." (Bravo, 1975[1967]: 117).

    En aymara, Miranda dice "Pichica - trenza delgada y pequeiia de cabellera queusan las campesinas segun regiones del pais:" (Miranda, 1970: 227).

    8.ESTUDIODEUNCASO:ELJUEGODELAP!CHICAENLAPROVINCIADE SAN LUIS, REPUBLICA ARGENTINA (22)8. 1. San LuisEs una de las provincias argentinas ubicadas en el centro del pals. Su hidro-

    orograffa comprende dos partes bien definidas y la ciudad capital se encuentra, maso menos, en ellfmite entre las dos: al norte la sierra de San Luis y al sur la llanurao pampa serniarida.

    La ciudad de San Luis, fundada en 1594, fue mudada tres veces a lugares cercanosentre sf, a causa del abastecimiento de agua; tambien fue conocida con varios nombresdurante ese siglo: San Luis Nueva Palmira del Rfo Seco, San Luis de Loyola Rio Secode Medina, San Luis de la Sierra 0 San Luis de la Punta de los Venados (Gez, 1916:37-38) (23).

    Casi hasta el siglo XX, la region fue el extremo sur de la avanzada colonizadora,una antesala de las travesfas pampeanas y patagonicas,

    Al norte de la sierra de San Luis y a 1 pie de las Sierras Pampeanas, se extiende laPampa de las Salinas, lacual esta separada de laCordillera de los Andes por anchos bolsonessemiaridos. La sierra de San Luis tiene un suave declive hacia el este, siendo mas abruptohacia el oeste; no esta constituida por cadenas con rumbo determinado, aspecto notable enlas quebradas que la cruzan. En general, este macizo irregular no supera los 1 500 msnm,excepto en los cerros Tomolasta (2 039 msnm), Monigote (2 130msnm) y sierra de Pancanta(2200 msnm). El clima es seco, y los cauces suelen llevar agua solo despues de temporalesfuertes en las sierras, en cuyo pie, en las bocas de los rfos, se concentra (hasta hoy) la vidade Ia region (Klihn, 1922: 19, 101, 117, 135, 148; 1930:95).

    El macizo de San Luis tenfa oro superficial en los aluviones de los valles de LaCarolina, Canada Honda e Intiguasi y todos los arroyos (Fig. 16) que descendfan de estasierra eran mas 0menos aurfferos (Martin de Moussy, 1860: 326).

    (2 2) C on relac i6 n a e ste tem a, lefm os d os p on en cias en sen do s C on gre so s, u no d e F olk lo re yo tro d e A rqueolo gf a, tra ta nd o e J a s un to d es de d ife re nte p ers pe ctiv a, s eg tin J os e je s tematic os d e a rn ba sre un io ne s (G en tile , 1 99 6b ; 1 99 7a).

    (23) Por esto ultim o se les dice puntanos a lo s n ac id os allf, y los venados form an parte dele sc ud o d e d ic ha p ro vin cia .

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    Fig. 16 - Hombres en ellavadero de oro en el rio Intiguasi, San Luis (segiin Gez,1939: Lamina IX. Reproducci6n fotografica de H.A. Perez Campos).

    EI no Quinto, que nace en Ia sierra de San Luis, tenia en sus orillas y alrededoresbosques de cal den (Prosopis caldenia), arboles de 12 a 15 metros de alto, cuya maderase empleaba en carpinteria y techumbres (Martin de Moussy, 1860: 416).

    La abrupta orograffa y las dificultades de transporte mantuvieron relativamenteaislada a la region serrana en cuanto a la explotacion minera intensiva y la instalacionde indus trias hasta hace pocos afios,

    8. 2. Las minas de oro de La Carolina (Fig. 17)En 1776, la corona espanola separo parte del territorio del virreinato del Peru y

    creo el virreinato del Rfo de la Plata; para mejorar la administracion de este ultimo, 1 0subdividio, en 1782, en intendencias. La ciudad de San Luis forma parte de laIntendencia de Cordoba, ciudad esta donde residio el gobemador intendente (Gez, 1916:73, 78-79; San Martino, 1990: 31 y siguientes).

    EI marques de Sobremonte, primer gobemador intendente de Cordoba, inforrnoaI virrey que, en 1784, dos sujetos habfan encontrado granos de oro en San Antonio delas Invemadas, cerca de San Luis, y que habfan solicitado algunas estacas, que se lasconcedieron para promover las labores en los terminos de las ordenanzas mineras deNueva Espana (Mexico); sin embargo, atribufa el descubrimiento a Bartolome AriasRenzel (Gez, 1916: 79).

    Dos afios despues, en 1786, los herederos de Tomas Lucio Lucero reclamaronIa posesionjudicial, segiin los terminos de la nueva adrninistracion virreinaI, de la zonadel cerro Tomolasta, alegando que Arias habfa sacado mucho oro sin participarles eluno por ciento correspondiente, ni pagarles arrendamiento por sus tierras, al mismo

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    Fig. 17 - Vista general de las minas de La Carolina, San Luis (segtin Gez 1916: 81.Reproducci6n fotografica de H.A. perez Campos).tiempo que hablaban de un laboreo suspendido por falta de inteligentes 0ensayadores(Gez, 1916: 79-80) (24).

    Tambien en ese afio, 1786, Sobremonte visito las regiones mineras de Famatina,Jachal, U spallata y San Luis para fomentar su explotaci6n y reforzar la lfnea de fronterasur (Gez, 1916: 85). De este ultimo sitio, envi6 muestras de oro para ensayar en POtOSIy la noticia de su ley, 18 quilates, se difundio rapidamente provocando tal afluencia degente a la regi6n que el gobemador tuvo que enviar un juez comisionado, establecer undestacamento de milicias y abrir caminos (Gez, 1916: 81).

    Entre 1786 y 1790, serealizaron labores superficiales, pero apartir del agotamientode los lavaderos se comenzaron a profundizar las excavaciones. En 1792, un asesor dela Intendencia hizo la primera visita oficial a la regi6n cuando ya habfa 25 minas enlaboreo y varios cateadores autorizados; en esa oportunidad, se dispuso la traza de unapoblaci6n al pie del cerro Tomolasta que se llam6 La Carolina, en homenaje a CarlosIII, y se repartieron solares entre los mineros (Gez, 1916: 82).

    El oro se llevaba a Chile y se acufiaba en la casa de moneda de Santiago, pero unensayador profesional enviado por el virrey Arredondo le aconsej6 a este establecer unbanco de rescate en La Carolina, para comprar el oro a precio justo y luego remitirlo aPOtOSIpara ser amonedado (Gez, 1916: 84).

    (24 ) T om as L ucio L ucero e ra d escen die nte d el capitan L uis L ucio L uce ro , qu e en 1 68 2 hab fao bte nid o la m e rc ed d e P an can ta, T omo lasta, H uasc ara, C orral d e G asp arillo s e In ve rn ad a (G ez , 1 91 6:6 0). O tra v ersi6 n ag reg a q ue T om as faIlec i6 en 1 77 6 y que habfa tenido tftu los de las m inas pero sintra ba ja rJ as (Nu ne z, 1 98 0: 1 16 ).

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    Las minas de La Carolina se trabajaron regularmente hasta 1806, afio de lasinvasiones inglesas a Buenos Aires, pero en 1824 Jose Santos Ortiz produjo un"Informe" a pedido del presidente Rivadavia y luego, a todo 1 0 largo del siglo XIX, losgobernadores de San Luis, especialmente P. Luceroy J. Daract, continuaron interesadosen mantener la explotaci6n de La Carolina a traves de concesiones, no solamente del orosino tambien de la galena argentffera, scheel ita, wolfram, tungsteno, 6nix e hierro (Gez,1939 (III): 301-318).

    En 1792, se instal6 el primer trapiche, a ocho leguas de La Carolina, en un arroyoafluente del no Quinto y apartir de ese momenta se incorpor6 maquinaria esporadicamentea 1 0 largo del siglo XIX, pero se sigui6 trabajando s6lo en invierno, sobre todo en laCanada Honda (Fig. 18), a causa de las crecientes de los rfos en verano; fuera de lasminas, las mujeres de la regi6n "lavaban" oro en fuentes de madera en los arroyos (Gez,1939 (III): 313).

    Tanto J. Gez (1916; 1939) como E. Gould & M. Largo (1985), se basaron en ladocumentaci6n de la epoca en que San Antonio de las Invernadas cobr6 impulso comoexplotaci6n minera luego de la visita del marques de Sobremonte en 1786. Pero elgobernador intendente lIeg6 alIf atrafdo por las solicitudes de los descubridores quedenunciaron sus estacas, es decir, hubo cateos anteriores, los de 1784 por 1 0 menos,adem as de las labores suspendidas de las que hablaba Lucero.

    Por otra parte, desde fines del siglo XVI, por 1 0 menos, se sabfa que el macizomontafioso de San Luis estaba cruzado por arroyos que arrastraban granos de oro y quecerca del rfo Quinto podrfan estar los Cesares, habitantes de una ciudad fabulosamenterica e insistentemente buscada (Gentile, 1997ms).

    Fig. 18 Mujeres en ellavadero de oro en Canada Honda, San Luis (segun Gez,1939: Lamina IX. Reproduccion fotograflca de H.A. Perez Campos).

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    En nuestra opini6n, el nuevo orden impuesto por Carlos III obJig6 a los titularesde las mercedes de tierras a oficializar la extracci6n del mineral; antes de ese vuelcoadministrativo, los lavaderos de oro de San Luis, dadas sus caracterfsticas (no senecesitaba maquinaria especial ni cantidad de mano de obra, azogue, p6lvora, etcetera),pasaron desapercibidos para la corona espanola.

    8. 3. La pichica en San Luis8. 3. J . El contextoLa Carolina estaba ubicada a unos 85 km al norte de la ciudad de San Luis, en una

    regi6n desprovista de cualquier medio de vida agropecuario. Por eso, Sobremonteautoriz6 que al real de minas pudieran entrar y salir libremente las personas que llevabanmafz , trigo, carb6n, lena, cebo, cuero, etcetera (Gould & Largo, 1985: 89).

    Para evitar que el oro corriera sin quintar se prohibieron los juegos de embite yse orden6 que se 1 0 vendi era en las cajas reales y no a los particulares porque 1 0compraban por precios fnfimos (Gould & Largo, 1985: 85, 89) (25).

    En una de las versiones del juego de la pichica que transcribimos en el ApendiceN 4, se decfa que: " ... en tiempos de las primeras exploraciones ... eran miles de pesosganados y perdidos a este juego ...", es decir que, segiin los documentos consultados porGez , Gould y Largo, esta fecha rondarfa el afio 1784.

    Tarnbien se decfa que la persona que llev6 el juego a La Carolina" .. .fue un vecinode estos lugares, que segun cuentan tenia negocios directamente con los indios.". Lapresencia en la zona, a traves de la titularidad de mercedes de tierras, de la familia Luceroa partir de 1682 (por 1 0 menos), explicana por que la versi6n del juego relatada por unhijo de Genara Lucero fue la mas detallada de todas las recogidas en 1920. En estecontexto tarnbien, es verosfrnil suponer que el capitan Luis Lucio Lucero llev6 el juegoala regi6n aurffera de San Luis en el siglo XVII, pero necesitarfamos otra evidencia paraafirmar esto.

    En cuanto al trato con los indios, esta versi6n no especifica de cual grupo indfgenapodrfa tratarse, y nosotros suponemos que un centro minero estarfa tarnbien habitado pormestizos, criollos y espafioles, ademas de indios. Tal vez sea indicativo el quechucagiieque describi6 Ovalle en 1646, que se jugaba en el sur de Chile con un dado de maderapiramidal igual al de San Luis, pero sobre un tablero que era la mitad.

    8. 3. 2. Las siete versiones halladasEncontramos seis versiones del juego de la pichica en la provincia de San Luis

    y una en la de C6rdoba, tal cual se jug6 hasta principios de nuestro siglo (26).Los relatos varian entre sf en 1 0 relativo a la forma del tablero y al mimero de

    casillas que los componen; tres de ellos son textos breves, asf que no podemos afirmar(25) Los juegos de envite 0 azar estuvieron prohibidos por leyes especiales en Espana mucho

    antes del descubrimiento de America (Caro, 1884[1626]: 140; Martfnez, 1992: 244), y se reiteraron(Matraya y Ricci, 1978[1817]: 298,313,334).

    (26) La division provincial corresponde a la actualidad polftica, ya que desde otro punto devista, los sitios de procedencia se ubican en el entorno de la misma region aurffera, en el macizo de lasSierras Centrales.

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    que no existiera tal 0cual regIa parajugar, pero contienen suficientes datos como parapermitir comparaciones; dos de las siete versiones no inclufan dibujo 0 descripcion deltablero. Solamente una trafa el dibujo del dado, pero todas 1 0 describfan y el nombre deljuego, pichica, era corrnin a todos.

    En todos los casos se trataba de unjuego de varones, adultos 0nifios, y las reglasdel juego y la forma del tablero eran mas 0menos complicadas segun quienes jugaran.Los tableros que se dibujaban en el suelo podfan ser redondos 0 cuadrados, y las fichaspodfan jugarse moviendolas de casillero en casillero, segun marcara el dado 0 podfanpasar de mana en mana segiin el dado cayera en determinado sector del tablero que tenfacierto puntaje. Esta ultima es la version para nifios.

    Segun la version N 4, ie ptchica se jugaba asf: el tablero era un cuadrado cruzadopor sus diagonales y se dibujaba en el suelo de acuerdo al tamafio deseado. En cada unade sus esquinas, habfa un casillero llamado casa grande y en el centro otro, del mismodiarnetro, llamado agua. Sobre los lados y las diagonales, se alineaban las casillas, demenor diametro que las casas grandes y en mimero de cuatro sobre cada linea.

    Participaban 2 0 4 personas y cada una tenfa 4 fichas para jugar (semillas,piedritas), que colocaban, cada cual, en una casa grande. Si eran 4 personas, se jugabapor parejas, sentadas en sentido opuesto.

    Para que no se sospechase de hacer tramp a, el dado (una piramide cuadrilaterade barro cocido 0 de madera), debfa ser tornado con tres dedos (el anular en la ciispidey el pulgar y el fndice en caras opuestas) y con la base hacia arriba; al ser arrojado, debfacaer fuera del cuadro.

    Las caras estaban marcadas con rayas 0puntos que valfan 1, 2, 3 04. Para sacarlas fichas de la casa grande y comenzar a moverlas alrededor del tablero, era necesarioque, al tirar el dado, este cayese sobre la base; esto valfa 5 puntos y se decfa hacer pichicao sacar pichica.

    A partir de ese momento, el jugador podia mover sus fichas de casilla en casilla,sin regresar; si en este recorrido llegaba a una casilla donde habfa fichas contrarias, lascomia sacandolas del juego. Si llegaba a la casa grande de su compafiero y este aiin nohabfa hecho pichica para comenzar su juego, el que llegaba Ie comfa 2 tantos, pero parasalir de esa casa grande debfa volver a tirar y sacar pichica otra vez.

    Si alguna ficha podia recorrer todo el borde del tablero sin ser comida, quedaba encondiciones de ir por una diagonal rumbo al casillero centralllamado agua. Pero para entraralli, debfa sacar el puntaje exacto porque de otra manera se pasaba por encima del agua yla ficha cafa en la diagonal opuesta, asf que debfa ir y venir hasta sacar el puntaje ju