generalidades de inteligencia emocional
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En este documento se exponen algunas generalidades sobre inteligencia emocionalTRANSCRIPT
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¿Qué es la Inteligencia emocional?
Inteligencia Emocional es un término acuñado por dos psicólogos de la Universidad de
Yale (Peter Salovey y John Mayer) y difundida mundialmente por el psicólogo,
filósofo y periodista Daniel Goleman, según el cual la inteligencia emocional se refiere
a la capacidad de reconocer los propios sentimientos, los sentimientos de los demás,
motivarlos y manejar adecuadamente las relaciones que se sostienen con los demás y
con uno mismo.
Implica por tanto:
1) Sentir
2) Entender
3) Controlar
4) Modificar
los estados anímicos propios y de los demás
Las características de la inteligencia emocional son las siguientes:
1. Capacidad para identificar emociones. Saber qué estamos sintiendo y qué sienten los
demás.
2. Capacidad para expresar las emociones. Saber hablar de ellas.
3. Capacidad para comprender las emociones ¿Por qué me siento así? ¿Por qué esa
persona se siente así? ¿Qué sentiría yo o los demás en tal situación?
4. Utilizar las emociones para razonar y tomar decisiones. Tener en cuenta los
sentimientos de los demás antes de hacer algo. Por ejemplo ser capaces de renunciar a
algo que deseamos por el bien de nuestra familia; elegir entre dos alternativas que,
desde un punto de vista exclusivamente racional, son idénticas basándonos en nuestros
gustos, etc.
5. Manejar las emociones. Estar abiertos a las emociones tanto positivas como negativas,
aprender de ellas, moderar las emociones negativas e incrementar las positivas sin
reprimirlas ni exagerarlas.
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¿Cuáles son las habilidades prácticas de la Inteligencia
emocional?
Las habilidades prácticas que se desprenden de la Inteligencia Emocional son
cinco, y pueden ser clasificadas según dos perspectivas:
1) Inteligencia intrapersonal, con respecto a uno mismo, internas, de
autoconocimiento.
2) Inteligencia interpersonal de relación con los demás, externas.
A la perspectiva Intrapersonal corresponden tres habilidades:
a) La autoconciencia. Capacidad de saber qué está pasando en nuestro
cuerpo y qué estamos sintiendo.
b) El control emocional. Capacidad para regular la manifestación de una
emoción y/o modificar un estado anímico y su exteriorización.
c) La capacidad de motivarse y motivar a los demás.
A la perspectiva Interpersonal corresponden dos habilidades:
a) La empatía. Capacidad para entender qué están sintiendo otras
personas, para tratar de ver las cuestiones y situaciones desde su
perspectiva.
b) Las habilidades sociales. Habilidades que rodean la popularidad, el
liderazgo y la eficacia interpersonal. Pueden ser usadas para persuadir,
dirigir, negociar, resolver disputas, para la cooperación y para el
trabajo en equipo.
Como se puede advertir por la amplitud de estas habilidades, la Inteligencia
Emocional es útil en tiempos de bonanza, e imprescindible en tiempos difíciles.
¿Es bueno controlar las emociones?
Es bueno si por controlar se entiende adecuar la expresión emocional al
contexto: situación y persona/s implicadas.
No será bueno si por controlar se entiende reprimir continuamente el
sentimiento y/o manifestación de las emociones que „no nos gustan‟, ya que
puede conducir a reprimir o negar expresiones temperamentales que es
necesario afrontar, reduciendo su intensidad, su duración o ambas.
Se trataría, por tanto de controlar la manifestación exterior de la emoción y
no su llegada a la conciencia.
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Las emociones son un mecanismo de supervivencia implantado por la inteligencia
y necesario para la la evolución de las especies. Han permitido a nuestros
antepasados sobrevivir hasta hoy y garantizan nuestra supervivencia.
Si se reprimen las emociones no podemos sacar ningún provecho de ellas y
pueden llegar a „infectarse‟ como las heridas; es decir, a hacerse más virulenta.
Es en estas ocasiones cuando se producen brotes de ira, que crecen en
intensidad y aparecen de improviso, a veces incluso sin relación con el objeto
u ocasión del sentimiento. En principio, podríamos considerar que la ira, es
una emoción negativa que, idealmente, sería bueno no experimentar jamás.
¿Cómo usar la inteligencia emocional para conseguir el
equilibrio en la vida?
“Vivir como uno desee: sólo eso merece llamarse éxito” (Bertrand Russell)
La inmensa mayoría de las personas concebimos el éxito como un equilibrio, en
nuestra realización personal, respecto a las distintas áreas de la vida: la de la
salud, la profesional, la afectiva, la familiar y la social.
Sin embargo, hace unos años, se impuso cierto culto al éxito y cierto concepto
de inteligencia que paradójicamente no medía los costes en términos del valor
más importante: el éxito en nuestra propia vida.
Hoy existe una creciente tendencia a definir el éxito en términos de una vida
balanceada, en la cual los objetivos materiales comparten espacio con los
„valores intangibles‟: relaciones y roles familiares enriquecedores y de apoyo
mutuo, un cuerpo saludable que pueda controlar el stress, gran participación en
la vida comunitaria, y oportunidades para satisfacer deseos altruistas y creativos.
Una vida feliz no puede alcanzarse sin Inteligencia Emocional, un componente
que nos permite poner en marcha y sostener lo que se ha dado en llamar „el
sistema del éxito total‟.
Las emociones fuertes y repentinas no siempre pueden disociarse de su
manifestación física. La mayoría de las emociones implican cambios fisiológicos
notables, cuya frecuente repetición lleva comúnmente a trastornos somáticos
(o físicos), y de hecho buena parte del stress (si no la mayoría) no es otra cosa
que stress emocional. Estas emociones se basan en sentimientos y procesos de
pensamiento - razonamiento (rencor, ansiedad, tristeza, etc.) que pueden ser
controlados mediante mecanismos de afrontamiento, susceptibles de
aprendizaje dentro de unos límites impuestos para cada temperamento.
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¿En qué esferas de la vida es aplicable la inteligencia
emocional?
Las habilidades prácticas de la Inteligencia Emocional son útiles para cuatro
áreas fundamentales de nuestra vida:
1) Contribuyen al bienestar psicológico, base para el desarrollo
armónico y equilibrado de nuestra personalidad.
2) Contribuyen a nuestra buena salud física, moderando o eliminando
patrones y/o hábitos psicosomáticos dañinos o destructivos.
Además previenen las enfermedades producidas por desequilibrios
emocionales permanentes: angustia, miedo, ansiedad, ira,
irritabilidad, etc.
3) Favorecen nuestro entusiasmo y motivación. Motivación y emoción
tienen la misma raíz latina (motere), que significa moverse. Ambas
nos permiten movernos hacia lo agradable o alejarnos de lo
desagradable. Gran parte de nuestra motivación en distintas áreas
de la vida está basada en estímulos emocionales.
4) Permiten un mejor desempeño de nuestras relaciones con las
personas, en el área familiar-afectiva, social y laboral-profesional.
En este último plano profesional, la Inteligencia Emocional significa
llevar a un nivel óptimo la relación entre las personas: determina
qué tipo de relación mantendremos con nuestros subordinados
(liderazgo), con nuestros coordinadores (adaptabilidad) o con
nuestros compañeros (trabajo en equipo). Las emociones
determinan cómo respondemos, nos comunicamos, nos
comportamos y funcionamos en el trabajo.
No hay prácticamente ninguna esfera de la actividad humana que no se vea
influida para bien o para mal por las emociones: el aprendizaje, el rendimiento
laboral, el rendimiento deportivo, la creación artística,...
Las emociones determinan el nivel de rendimiento de que somos capaces, así
como las relaciones que mantenemos con las personas que nos rodean.
Determinan cómo respondemos, nos comunicamos, nos comportamos y
funcionamos en todos los ámbitos de la vida.