gatopardo ecuador diciembre 2012

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60 GATOPARDO www.gatopardo.com AGENDA CULTURAL Arquitectura y diseño PASIÓN URBANA POR LA NATURALEZA Al entorno arquitectónico metropolitano se ha sumado un estilo ecológico: muros verdes que otorgan a la urbe un nuevo valor saludable, atractivo y estético, al habitar de color y vegetación los espacios de cemento. L os jardines verticales se abren paso con la bioconstrucción con gran éxito y aceptación en la arquitectura vanguardista y en el diseño, como tendencia ecológica. Es un concepto innovador de paisajismo sustentable y coherente que promueve la interacción entre el hombre urbano y la naturaleza; contribuye, en parte, a borrar la huella de carbono que el mundo comercial e industrializado deja a su paso. Emular un hábitat natural, donde la biodiversidad vegetal se desarrolle óptimamente, requiere del manejo del factor tiempo y de técnicas precisas y transversales tales como la botánica, la ingeniería y el diseño. Por supuesto, su construcción exitosa demanda horas de amor y cuidados para cada planta sembrada, a la que se sigue, con prolijidad, su proceso de vida. Frente al avance del cemento y el hormigón en nuestras ciudades, surge la propuesta de Greenstar, una empresa con mentalidad verde que, a decir de su gerente general, Marcelo Espinosa, tras 11 años de experiencia ambiental innova con este concepto que maximiza y embellece el bien más escaso en una urbe: el espacio. Antes de construir un jardín es necesario estudiar las diferentes variedades de plantas existentes en la zona y se seleccionan. Previo al proceso de siembra, se mide la luz, el aire y todos los elementos de los que dispondrá cada especie en determinadas horas, y se ubican de acuerdo con estas condiciones. “Aplicamos principios de biología sobre las paredes para crear una simbiosis entre hongos, bacterias y plantas que darán como resultado el jardín vertical perfecto”. Un sofisticado sistema de riego controla absolutamente todas las condiciones químicas. “Los factores hídricos como el pH, la conductividad del agua y la salinidad son vigilados mediante cerebros electrónicos que avisan de cualquier desequilibrio en el ecosistema”. Un jardín vertical puede tener cualquier extensión. Un metro cuadrado de cobertura vegetal genera el oxígeno requerido por una persona durante un año y atrapa 130 gramos de polvo en el mismo periodo. Una fachada de 60 metros cuadrados filtra, anualmente, 40 toneladas de gases nocivos. Dentro de un edificio reduce hasta cinco grados la temperatura interior durante verano, y la mantiene en invierno. Un jardín exterior retiene buena parte del agua de una tormenta, con lo que se disminuye el riesgo de inundaciones. Estos murales vegetales no atraen ni permiten la proliferación de insectos y bacterias, puesto que este sistema aporta un repelente biológico. Los jardines verticales contribuyen a conservar la natural inclinación del ser humano hacia la vegetación. Coadyuvan a lograr una mejor calidad de vida en convivencia saludable y armoniosa con el ambiente. por cristina izurieta moreno

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Page 1: Gatopardo Ecuador diciembre 2012

60 GATOPARDO www.gatopardo.com

AGENDA CULTURAL — Arquitectura y diseño

PASIÓN URBANA POR LA NATURALEZAAl entorno arquitectónico metropolitano se ha sumado un estilo ecológico: muros verdes que otorgan a la urbe un nuevo valor saludable, atractivo y estético, al habitar de color y vegetación los espacios de cemento.

Los jardines verticales se abren paso con la bioconstrucción con gran éxito y aceptación

en la arquitectura vanguardista y en el diseño, como tendencia ecológica. Es un concepto innovador de paisajismo sustentable y coherente que promueve la interacción entre el hombre urbano y la naturaleza; contribuye, en parte, a borrar la huella de carbono que el mundo comercial e industrializado deja a su paso.

Emular un hábitat natural, donde la biodiversidad vegetal se desarrolle óptimamente, requiere del manejo del factor tiempo y de técnicas precisas y transversales tales como la botánica, la ingeniería y el diseño. Por supuesto, su construcción exitosa demanda horas de amor y cuidados para cada planta sembrada, a la que se sigue, con prolijidad, su proceso de vida.

Frente al avance del cemento y el hormigón en nuestras ciudades, surge la propuesta de Greenstar, una empresa con mentalidad verde que, a decir de su gerente general, Marcelo Espinosa, tras 11 años de experiencia ambiental innova con este concepto que maximiza y embellece el bien más escaso en una urbe: el espacio.

Antes de construir un jardín es necesario estudiar las diferentes variedades de plantas existentes en la zona y se seleccionan. Previo al proceso

de siembra, se mide la luz, el aire y todos los elementos de los que dispondrá cada especie en determinadas horas, y se ubican de acuerdo con estas condiciones. “Aplicamos principios de biología sobre las paredes para crear una simbiosis entre hongos, bacterias y plantas que darán como resultado el jardín vertical perfecto”.

Un sofisticado sistema de riego controla absolutamente todas las condiciones químicas. “Los factores hídricos como el pH, la conductividad del agua y la salinidad son vigilados mediante cerebros electrónicos que avisan de cualquier desequilibrio en el ecosistema”.

Un jardín vertical puede tener cualquier extensión. Un metro cuadrado de cobertura vegetal genera el oxígeno requerido por una persona durante un año y atrapa 130 gramos de polvo en el mismo periodo. Una fachada de 60 metros cuadrados filtra, anualmente, 40 toneladas de gases nocivos.

Dentro de un edificio reduce hasta cinco grados la temperatura interior durante verano, y la mantiene en invierno. Un jardín exterior retiene buena parte del

agua de una tormenta, con lo que se disminuye el riesgo de inundaciones. Estos murales vegetales no atraen ni permiten la proliferación de insectos y bacterias, puesto que este sistema aporta un repelente biológico.

Los jardines verticales contribuyen a conservar la natural inclinación del ser humano hacia la vegetación. Coadyuvan a lograr una mejor calidad de vida en convivencia saludable y armoniosa con el ambiente.— por cristina izurieta moreno