gaceta del centenario nº 03 - 21 junio de 2001

8/6/2019 Gaceta del Centenario n 03 - 21 Junio de 2001

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N 03 - 21 Junio de 2001

SUMARIO

1.RECUERDOS PARA DESMEMORIADOS O IGNORANTES"Los felices

aos cuarenta" por Enrique de Aguinaga. De la Real Academia deDoctores. Catedrtico emrito de la U. Complu tense. Conferenciapronunciada en el Instituto de Estudios Madrileos el 7 de Junio de 2001 ,dentro del ciclo: "El Madrid de la Guerra y la posguerra".

"RECUERDOS PARA DESMEMORIADOS O IGNORANTES"

"Los felices aos cuarenta"

PorEnrique de Aguinaga

Primera estacin

EN LA QUE SE EVOCAN CUATRO PALABRAS

Cuatro palabras, exactamente cuatro palabras, abren un periodo de la Historia deEspaa, para nosotros el ms importante, porque es el nuestro y porque, a juiciohistoriogrfico, es el periodo en el que todos, a gusto o a disgusto, todava nosencontramos.

Las cuatro palabras son:

La guerra ha terminado.

Son las cuatro palabras que cierran el lacnico parte del Cuartel General delGeneralsimo, en Burgos. La pieza completa, nico parte de guerra que redacta yfirma Franco, merece pasar a la antologa castrense. As dice:

En el da de hoy, cautivo y desarmado el ejercito rojo, las tropas nacionales alcanzansus ltimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1 de abril de 1939.

El ltimo parte de guerra se refiere con precisin a los ltimos objetivos militares.Ciertamente, a partir de estos, se acentan los dems objetivos y, sobre todos, el

objetivo de reanudar la vida civil, renovadoramente, como si resonase el SacriisSolemnis de Toms de Aquino:
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Nova sint omnia: corda, voces et opera.

Que todo sea nuevo: el corazn, las palabras y las obras.

Tal es el espritu del telegrama, que el mismo da, enva el Papa Po XII a Franco:

Levantado nuestro corazn al Seor, agradecemos sinceramente con VuestraExcelencia deseada victoria catlica Espaa, hacemos votos porque este queridsimopas, alcanzada la paz, emprenda con nuevo vigor sus antiguas cristianas tradicionesque tan grande le hicieron. Con estos sentimientos efusivos, enviamos a VuestraExcelencia y a todo el noble pueblo espaol nuestra apostlica bendicin.

Alfonso XIII, desde su destierro, en carta manuscrita, expresa a Francolas msefusivas felicitaciones y, evocando su jefatura de la Real Orden Militar de SanFernando, le desea que la Laureada premie su victoria[1]. Antes haba declarado a unredactor deLe Journal-Echo de Paris:

En estos instantes importa ms que nunca que todos los espaoles se agrupenalrededor del Caudillo Franco, que ha conseguido la victoria. Yo obedecer lasordenes del general Franco que ha reconquistado la Patria y, por tanto, me consideroun soldado ms a su servicio. [] Mi porvenir y el de todos los espaoles est ahoraen las manos del general Franco.

Tampoco falt el telegrama del Infante Don Juan, que todava no ostentaba el titulode Conde de Barcelona[2]:

Uno mi voz nuevamente a la de tantos espaoles para felicitar entusiasta yemocionadamente a Vuestra Excelencia por la liberacin de la capital de Espaa. Lasangre generosa derramada por su mejor juventud ser prenda del seguro porvenir deEspaa, una, grande y libre. Arriba Espaa! Juan de Borbn[3].

Julin Besteiro, el honorable derrotado, que se entrega en Madrid, declara en eljuicio sumarsimo (julio de 1939):

Estamos derrotados nacionalmente por habernos dejado arrastrar a la lneabolchevique, que es la aberracin poltica ms grande que han conocido quiz los

siglos...[4]

Ya, con la perspectiva de los aos, en 1976, dice Jorge Luis Borges:

En 1936 me declar partidario de la II Repblica. Estaba equivocado. El triunfo en1936 de la causa republicana hubiera trado a Espaa el comunismo y esta nacin

sera otra Cuba, ms fuerte y prestigiosa, pero bajo un rgimen similar[5]

.

Y, en 1990, sentencia Indro Montanelli:

En general, todas las guerras son intiles, menos la espaola, que salv a Espaadel comunismo[6].
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Cuando algunos, con la tabarra de sus condenas, homenajes y perdones, se obstinanen mantener la divisin blica, ahora, que ya han pasado ms de sesenta aos,reconciliados todos en elRey de todos los espaoles [7], cabe preguntarse connaturalidad: No ser, que no se acaba de perdonar aquella primera victoria sobre elcomunismo, aquella espaola anticipacin de la cada del muro de Berln?

En cualquier caso, volviendo al principio, en medio de las ruinas, por encima de lascatstrofes, con todas las heridas, hay un renacimiento que, adems, coincide con laprimavera, esa primavera que simblicamente trae las primeras flores silvestres a losescombros de la Ciudad Universitaria.

La guerra ha terminado.

La guerra es terrible. Todos condenamos la guerra. Todos decimos: la guerra nuncams. Pero la guerra est ah. Est en el pasado. Est en el presente. Y estar en elfuturo, al menos en la advertencia de Cristo:

No pensis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sinoguerra. Porque he venido a poner discordia entre el hijo y su padre, entre la hija ysu madre, entre la nuera y la suegra; de modo que tendr cada uno por enemigos lagente de su propia casa [8].

Al pie del siglo XXI, Rafael Borrs, que tan minuciosamente ha analizado lasmemorias de nuestra Historia contempornea, advierte la permanencia de lassecuelas de la guerra:

Las secuelas de la guerra las hemos padecido los hijos de los vencedores y de losvencidos que no participamos en ella y no estoy muy seguro de que sus nietos hayanconseguido librarse del todo de las mismas [...] Que la contienda necesita anmuchas dcadas para poder ser objetivada y superada como vivencia -aunque se tratede una vivencia recogida por tradicin oral- es evident [9].

Volviendo al principio, aunque sea perogrullada, la guerra trae la paz.

La guerra trae la posguerra.

Despus de la tempestad viene la calma.

Con la calma de la I Guerra Mundial (1914-1918) vinieron los aos 20.

Los llamados felices aos veinte.

Veinte aos despus, cabe hablar, por analoga, de losfelices cuarenta?

Segunda estacin
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EN LA QUE ACTUA LA LEYENDA NEGRA

La idea circulante es que nuestros aos cuarenta son cualquier cosa menos felices.Son, por antonomasia, los aos del hambre y de la escasez; pero, al mismo tiempo,en la versin dominante, ya instalada como una verdad oficial, son aos de opresin,de tristeza, de represin, de oscuridad, de abatimiento, en que se verifica

particularmente el diagnostico general del pensamiento nico sobre el franquismo: lasuma de todo mal sin mezcla de bien alguno.

En una alucinante simplificacin, la televisin estableci el automatismo derepresentar los aos cuarenta por dos imgenes de miseria: un trapero pasando consu carro de basura por la calle de Alcal y un comedor infantil de Auxilio Social.Carro y nios han salido tanto en la tele que son como de la familia.

En casa, al conductor del carro le llamamos Bernardino (vaya usted a saber por qu)y as le saludamos cada vez que sale en la pantalla. A uno de los nios de Auxilio

Social, que ahora hay que suponerle viajando con el Inserso, le hemos puestoMigueln porque se parece a mi hijo Miguel, cuando era pequeo. Y mis nietos,cuando los ven, gritan sus nombres jubilosamente -Bernardino!, Migueln!- igualque gritan los nombres de los futbolistas preferidos. Tan notoria ha sido estasimplificacin que Antonio Burgos incluy el lance de Bernardino y Migueln enla que l denomina comunin general con ruedas de molino[10].

La versin siniestra de los aos cuarenta, como aquel infortunio histrico[11],permanece en nuestros das y as se puede ver en peridicos recientes:

En aquellos oscuros aos de la posguerra, escribe Rosa Montero[12] (que naci en1951). La desolacin y la violencia de la posguerra, escribe Guillermo Altares (quenaci en 1968)[13] La miseria afect a todos los mbitos de la vida cotidiana, escribeIsaas Lafuente (que naci en 1963)[14]

Da la impresin de que ah se acababa el mundo, de que andbamos por las calles deMadrid llorando, cabizbajos y andrajosos, aplicando todos los esfuerzos a la purasupervivencia y a eludir la persecucin. Y digo andbamos porque yo viv aquellosaos, da a da, como aos de juventud, de noviazgo, de estudio y, en suma, deconstruccin de mi propio futuro personal y familiar.

Mis recuerdos no son exactamente estos, que ahora nos cuentan, de odo, quienes novivieron aquel tiempo. Para mi los aos cuarenta son, como ya he dicho, los aos demi juventud, divino tesoro. Y este, amigo mo, es ya otro cantar, porque, segn elprincipio generalmente aceptado, no aoramos el pasado, sino que aoramos la

juventud y, en cualquier tiempo o circunstancia, la juventud es, por s misma, gozosa.

Pero es que, adems, abunda la aberracin histrica, que consiste en borrar otergiversar el pasado. Ayer mismo lo escriba Gibson:Hay mucha gente que hoy enda quieren ver esa historia en blanco y negro, de una manera falsa y equivocada[15].

Es la damnatio memoriae o condenacin de la memoria de la Roma clsica , que yapracticaron los antiguos egipcios cuando, en los bajorrelieves, machacaban los
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rostros de los faraones anteriores o los soviticos cuando eliminaban de lasfotografas o de las enciclopedias a los polticos en desgracia. Es la practica, terribley siempre actual, del ninguneo, contra el que se estrella la libertad de expresin.

En mayo del pasado ao asist a una reunin de periodistas bajo un gran cartel quedeca:La libertad de expresin no se discute. Y yo me preguntaba por los

propietarios de la libertad de expresin y me deca que, si se prohibe discutir, pocalibertad de expresin queda. En uno de los discursos, se evocaron tiempos pasados,cuando nos torturaban y nos fusilaban por decir la verdad. Pregunt por el orador yme dijeron que, en esos tiempos, haba ejercido como plcido y acomodaticioredactor del diario Ya. Entonces me acord de la famosa exclamacin de EugenioSurez, ante el director general de Prensa, que le reduca la informacin sobre lacatstrofe del tranva en el Puente de Toledo : Y para esto hemos muerto un millnde espaoles!

Jaime Campmany, que es un ao y pico ms joven que yo y que tambin anduvopor Madrid en los aos cuarenta, lo ha escrito:

Estamos asistiendo a una falsificacin del pasado tan sistemtica y precisa quenecesitaramos una legin de adivinos para conocer la verdad pretrita. Yo oigocontar, por ejemplo, la Historia que viv de nio y de muchacho y pienso que no debvivir en aquella poca, sino en otra de la que no tengo recuerdo [16].

Julin Maras, desde su independencia intelectual, ha denunciado una y otra vezesta aberracin[17]:

Lo que es intolerable es la mentira. Hay grupos, partidos, publicaciones, emisoras,

personas individuales, que mienten sistemticamente [...] Me preocupaindeciblemente que, a los sesenta aos del final de la guerra civil, se siga mintiendosobre ella, sus orgenes o sus consecuencias.

No eran gozosas mis circunstancias personales.

Mis dos hermanos mayores (no es literatura) estaban separados. Cuando termina laguerra, uno, estaba en Barcelona, donde entr con el Cuerpo de Ejercito Marroqu,como alfrez provisional; el otro, capitn de Milicias en Asturias, estaba en Burgos,condenado a muerte (ahora estn los dos, juntos en la misma sepultura, en el

cementerio de Ceares, en Gijn) .

Hurfano de padre republicano (funcionario del Estado, fallecido al final de laguerra), descompuesta la casa y la familia, que viva literalmente al da, hijo deviuda, segn la formula militar, con todas las estrecheces econmicas que se puedensuponer, alojado en el sistema de habitacin con derecho a cocina, no se puede decirque el joven Aguinaga fuese un privilegiado.

Pero era joven, como el propio tiempo de posguerra; es decir, no slo con todo elfuturo por delante, sino tambin con nimo de tomar posesin del mundo, que surga

entre las ruinas y se impona, como se impone la propia vida, por encima de lacatstrofe.

Al final de los aos cuarenta publiqu una primera memoria en tres artculos que se
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titulabanNosotros, los de la quinta del 44[18],Mochila, misal y cancin[19] yLavictoria con botas[20]. En este ultimo deca lo mucho que haba que hacer. Escurioso repasar la lista de quehaceres que, con ingenuidad juvenil, yo proponaentonces:

Hay que hacer en el taller, en la universidad, en las leyes, en el deporte, en los

campos agrcolas, en los astilleros, en las fbricas, en los laboratorios, en laliteratura, en el arte, en los sindicatos, en las costumbres, en la milicia, en latcnica, en la poltica, en la ciencia, en la diplomacia, en las provincias, en Madrid,en la administracin, en el amor. Nuestra juventud tiene quehacer en toda laanchura de la Patria [21].

Pero, segn me he enterado ms tarde, yo no hacia ms que llorar, llorar y llorar, enespera de que vinieran a salvarme.

Tercera estacin

EN LA QUE SE RECUERDA LA FELICIDAD DE

ENTONCES

El dicho repite que la base de la felicidad es una mala memoria. Se trata, claro est,de la felicidad de ahora, asentada en el olvido de las ingratitudes de antes. Pero elreconocimiento de la felicidad de antes, la felicidad de los aos cuarenta, se asientaen una buena memoria, en la memoria que, por encima de las ingratitudes, no olvidalos fundamentos de esa armona personal y eufrica, que, en aquel tiempo, nos hacia

felices.

Un madrileo universal, Jos Antonio, as lo vio:

Slo son felices los que saben que la luz que entra por su balcn cada maana vienea iluminar una tarea justa que les est asignada en la armona del mundo[22].

Parte del desasosiego presente proviene, de la prdida de aquella concienciaarmnica; de la prdida de valores; de no saber qu se quiere, sabiendo lo que no sequiere; de los jvenes sin proyecto; de no poner el acento en el sersino en el tener;

de que el individuo (y ms, el joven) se agota en su ansia de ocio y diversin; de queno se quiere el paraso sino el descanso, segn el verso romntico, de lord Byron[23]

En Pentecosts de 1954, se celebr en Berln oriental una gigantesca manifestacinde la Freie Deustche Jugendque reuni a setecientos mil muchachos llegados detodos los territorios del otro lado del teln de acero[24]. All fui desde Madrid y, sinpasaporte, entr en el sector oriental, donde tom contacto con jvenes comunistasllegados de Leipzig. Fue una conversacin larga y laboriosa sobre el contraste delmundo capitalista y del mundo del Este, el contraste de la luminosa, alegre , lujosa yoccidental Kurfrstendam con los barrios oscuros del otro lado.

Aquellos jvenes que vivan una sociedad espartana, no se deslumbraban con losfrigorficos ni con los automviles ni con los escaparates ni con los relojes, que notenan. Aquellos jvenes despreciaban esos argumentos primarios del llamado
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bienestar, porque tenan una mstica revolucionaria, que era su bien ser.

Muchas veces , en la sociedad opulenta, he recordado a los jvenes de Leipzig, queno tenan libertad, pero que, en la tesis de Jos Antonio, portaban los grmenes,ocultos y hasta ahora negados, de un mundo futuro y mejor; los grmenes quetenemos que salvar, que queremos salvar[25].

Todava, hace pocos das, Julin Maras reflexionaba sobre la libertad que no seextingue, la libertad que uno se toma y que le permite ser libre en cautiverio. Marasse refiere concretamente, literalmente, a la inesperada floracin de creacin libre,entre 1941 y 1955, que record y resumi en su famoso articuloLa vegetacin del

pramo [26].

Jardiel Poncela -ha escrito Umbral, este mismo ao- es la clave de los felicescuarenta[27].

Porque resulta que la felicidad es barata. As lo pienso y esa experiencia tengo. Esees el principio de la escuela norteamericana de downshifting (abajo los recursos) queconsiste en ser felices por el retorno a la simplicidad y la reduccin de gastos,cambiando nivel de vida por calidad de vida[28]. En definitiva, el downshifting es laversin moderna del hombre feliz que no tena camisa o de las comunidadesreligiosas fundadas sobre la pobreza.

Por supuesto, en nuestra dimensin, la felicidad absoluta no existe[29]. Por supuesto,la felicidad no es el placer ni la posesin, sino la alegra. Por supuesto, la alegra esten nosotros mismos aunque no siempre sepamos buscarla, como el pez joven que

buscaba el ocano, a lo que el pez viejo le dijo: El ocano? Pero si estamos en l..El pez joven sigui nadando, mientras murmuraba:No, esto es slo agua. Yo buscoel ocano[30]. Por supuesto, ser feliz no es carecer de problemas sino conseguir queesos problemas, fracasos y dolores no anulen la alegra y serenidad de la base delalma[31]. Por supuesto, la felicidad es el nico bien que se puede dar sir tenerlo[32].Por supuesto, la felicidad es modelar la propia existencia segn un modelo humanode identificacin[33]. Por supuesto, la felicidad es un estado mental, en tanto que elplacer es un estimulo sensorial[34]. Por supuesto, la felicidad consiste en hallar elsentido que tiene mi vida en cada etapa concreta que estoy viviendo[35]. Porsupuesto, segn Julin Maras, la felicidad consiste en ilusin[36]. Por supuesto, lafelicidad es amor y no es algo que hay que buscar, sino una consecuencia de lavivencia de un conjunto de valores que tienen un fundamento trascendente[37]. Porsupuesto, al eudemonismo kantiano (la felicidad es el premio de la accin moral), seopone la idea de que la virtud vale por si misma, independientemente de la felicidadque puede producir[38]. Por supuesto, la felicidad no est en los bienes exteriores, enel consumo, porque el consumidor es insaciable. As lo vio Aranguren, para quienlos componentes de la felicidad son la esperanza y el desprendimiento[39].

Esta fue la felicidad de los aos cuarenta, aquellos aos en los que me hice mayor deedad. Despus de pasar la guerra entre Madrid, Valencia y Barcelona, regreso aMadrid, ya hurfano, cuando la guerra se termina y aqu hago el primer Examen de

Estado en la Universidad de San Bernardo, en septiembre de 1939, y me grado conquince aos, como el bachiller ms joven de Espaa. Un parntesis gallego, conestacin en la Universidad de Santiago, y vuelvo a Madrid en otro septiembre, el de
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1944 para ingresar en la Escuela de Periodismo, que entonces estaba en la calle deZurbano.

La Escuela de Periodismo, que se prolonga en la actual Facultad de Ciencias de laInformacin, es una creacin de los aos cuarenta, de 1941, exactamente. En ella, enla promocin del 44, convivimos una veintena de muchachos llegados a la conquista

de Madrid desde los cuatro puntos cardinales, como un sntoma ms del renacimientode Madrid, capital centrpeta, rompeolas de todas la Espaas.

Con mi origen vasconavarro, por orden alfabtico era el primero de la lista. Despus,venan Arroyo, de Toledo; Castro, de Lugo; Costa, de Gerona ; Gallardo ySouvirn, de Mlaga; Garfias, de Huelva; Gonzlez Muz, de Oviedo; Laborde,de Jaen; Mart, Molist y Pujol, de Barcelona ; Martnez de Villarreal, de Madrid;Mena, de Crdoba; Moreno, de Zamora; Prez Herrero, de Valladolid; Puch ySanz Garca, de Valencia; Quadrs, de Lisboa; Rodrguez Plaza y Sanz Moliner,de Burgos.

De veinte, slo uno de Madrid y slo dos excombatientes. Muchos becarios, con unabeca de 500 pesetas mensuales, que llegaban justamente para pagar la pensin yentretener el hambre con milhojas. Pero nosotros, sobre todo, lo que tenamos erahambre de gloria, como cantaba un himno: El hambre de gloria nos lleva adelante yvamos haciendo la revolucin.

El arquitecto Javier Carvajal describe aquel tiempo:

Fue en aquellos aos, mentidos por la historiografa y el inters politizado msreciente, donde alentaron tantas posibilidades y realidades, esperanzadas y

cargadas de esfuerzo [...] fueron aos llenos de esperanza y de pasin[40].

Haba ilusin, esperanza, fe, ganas de vivir[41] dice Fernando Vizcano que havivido e historiado esa poca.

Luis Mara Anson juzga que el esfuerzo fue gigantesco:

En 1939, Espaa era un pas arrasado y exange. La ingente tarea dereconstruccin nacional cay sobre las espaldas de la generacin que hizo laguerra. Gigantesco fue el esfuerzo y durante largos y duros aos los mismoshombres que haban combatido al viento de unas banderas cubiertas de gloria y desangre, derramaron a chorros el idealismo y la generosidad para levantar de su

postracin al pas entero. Se derrot al hambre, se erradic el analfabetismo, seinici el galopante desarrollo econmico. Treinta aos despus, en 1969, cuandodon Juan Carlos fue designado sucesor, el pas era distinto, estable, ordenado y

potente. Reconocerlo as es una tarea de elemental rigor histrico[42].

Cuarta estacin

EN LA QUE MADRID RENACE Y CRECE


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En 1940, la estadstica municipal registra en Madrid una poblacin de un milln dehabitantes, exactamente 1.074.983. En 1949, es decir al trmino de los aoscuarenta, aquella cifra se incrementa en ms de cuatrocientos mil, 418.017, querepresentan un aumento de poblacin del 38,8 por ciento, signo evidente de vitalidadurbana.

Naturalmente en este incremento intervienen la diferencia positiva entre nacimientosy defunciones, la diferencia positiva entre inmigracin y emigracin, y los aportes delas anexiones, que, para los aos cuarenta son tres: Chamartn de la Rosa,Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo. Estas tres primeras anexiones suman unasuperficie de 48 kilmetros cuadrados y una poblacin de 138.946 habitantes.

Las otras anexiones, hasta un total de trece, se realizaron entre 1950 y 1954. Laoperacin completa supuso casi la decuplicacin de la superficie de Madrid, que pasde 68 a 539 kilmetros cuadrados, mientras que la poblacin se aproximaba a laduplicacin, que lleg con la nia dos millones, Ana Isabel Cueto, nacida el 7 de

julio de 1959.

La anexin de los trminos municipales colindantes fue una operacin crtica que,con la perspectiva del tiempo demuestra la amplitud de miras y la capacidad deiniciativa de los aos cuarenta . Tanto es as que, hoy mismo, se necesitara un nuevoproceso de anexiones con la corona de diecisis trminos colindantes que, ms quemunicipios, son barrios de Madrid. Pero, como ya se ha declarado, la ComunidadAutnoma, se opondra con uas y dientes. El reconocimiento jurdico administrativode las nuevas anexiones naturalizara la magnitud urbana de la capital, que, con elactual artificio, tiene cuatro millones de habitantes por el da y tres millones dehabitantes por la noche.

Naturalmente, el nmero de matrimonios contraidos en Madrid crece en el transcursode los aos cuarenta. Hay una explosin de bodas en la inmediata posguerra quedecrece en los aos siguientes para remontar la estadstica a partir de 1945 y llegar en1949 a 11.198, lo que supone un promedio diario de 25 bodas, con todas susconsecuencias demogrficas, a pesar del profesor Tierno Galvn, que, hablando deeste pasado, emite una sentencia delirante:

Muchas gentes se avergonzaban de ser de Madrid hasta el punto de que haba madresque salan a dar a luz fuera para que el nio no naciera aqu [43].

Desobedeciendo al profesor, en el Madrid de los aos cuarenta nacan, por promedio,sesenta y dos nios diarios, mientras que los padres se dedicaban a la reconstruccinde la ciudad, en la que se asfaltaron tres millones de metros cuadrados de vaspblicas y de la que se apartaron 1.250.000 metros cbicos de tierra y escombros,segn la memoria de la Alcalda de Alberto Alcocer, en 1945.

Con referencia a lo que haba sido frente de combate, se reconstruy la CiudadUniversitaria, que se inaugur el 12 de octubre de 1943. Se recuper el Parque delOeste, igualmente arrasado por la guerra. Se abri la Casa de Campo en 1946 y, enl948, se restituy la Playa de Madrid, inventada en 1932.

Y se construy, por ejemplo, el nuevo viaducto de Bailn (1942), el Metro Goya-Argelles (1944), la canalizacin del Manzanares y la urbanizacin de sus mrgenes
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(a partir de 1945), el edificio Espaa, el mayor de Europa de hormign armado(1947), el estadio de Chamartn (1947), la primera fase de la Ciudad Puerta de Hierro(1948), las reformas del Paseo del Prado (1944) y de la calle de Alcal (1949), o elValle de los Cados, inaugurado simblicamente en abril de 1940.

En 1944 se promulga la Ley de Ordenacin Urbana de Madrid y sus alrededores.

El 6 de diciembre de 1949, el Jardinero Mayor, Don Cecilio Rodrguez, recibi,como obsequio de Holanda, treinta mil bulbos de tulipanes que entonces sesembraron en el Retiro, en la puerta de Alcal y en la plaza de Coln, inaugurandouna tradicin que ha llegado hasta nuestros das.

Otras siembras de entonces perduran hoy en sus frutos. As, el tren Talgo, lasquinielas futbolsticas (Patronato de Apuestas Mutuas Deportivo Benficas), laSeguridad Social (1942), la RENFE (1941), El Corte Ingls (1940), el cupn de losciegos, el Documento Nacional de Identidad (1944) o el primer aparcamientopublico, junto a instituciones representativas de una estructura de Estado, que seestaba fundando, como las Cortes Espaolas, la Organizacin Sindical, el InstitutoNacional de Industria, el Instituto de Cultura Hispnica, la Ley de Sucesin o elFrente de Juventudes, cuya pedagoga ya ha sido materia de tesis doctoral[44], quetransforma el Da de la Victoria (1 de abril) en Da de la Cancin y que recibe comoregalo del maestro Rodrigo la marcha Tambores de primavera.

La tozuda tendencia a juzgar el pasado con mentalidad de presente obliga a explicarque vivamos, s, naturalmente, bajo la dominacin franquista, entendida comoconciencia pblica de una posguerra, con enormes, tremendas y sangrientas heridas,que, ahora, los simplificadores de la historia quisieran curar con aspirina y con

efectos retroactivos, trasmutando derrotas en victorias.

Hace poco, el humanista Luis Monreal, anciano lcido, que, yendo en vanguardiacon las tropas, salv y restituy tantos tesoros artsticos, recordaba en La Vanguardiade Barcelona: Qu entusiasmo haba en los pueblos y ciudades cuando entrbamoslas tropas nacionales! Eso hoy nadie lo explica...[45].

Y hace mucho menos, hace dos semanas, con motivo del premio Luca de Tena,Indro Montanelli, ha declarado en Roma:

Franco logr devolver a Espaa la dignidad y la paz. Aqu en Italia se habla de laEspaa fascista pero Espaa no fue nunca fascista! Fue franquista, que es otra cosa[46].

Exista, efectivamente, el franquismo sociolgico que acuda al grandioso cortejo delentierro de Mora y Lara (febrero de 1945), frente al primer terrorismo, o abarrotabala plaza de Oriente, sin truco ni cartn, para ponerse el mundo por montera (9 dediciembre de 1946).

Era el Madrid familiar de las cartillas de racionamiento, de los gasgenos, de las

restricciones elctricas, de las barras de estraperlo, de los puestos callejeros dechurros, de fresa y requesn, del pluriempleo, de las reformas urbanas del conde deSanta Marta, que quita los tranvas del centro, de los cronistas diarios de losperidicos de veinticinco cntimos, que hoy seran 34 pesetas[47]: Ruiz Albniz en
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Informaciones; Serrano Anguita, en Madrid; Rodrguez de Rivas, en Arriba; PrezFerrero, en ABC; De los Reyes, en Ya; Ortega Lisson, en Pueblo; y LpezIzquierdo, en El Alcazar.

Todava funcionaban los faroles de gas, que enseguida se electrificaron, y siguiactuando la leyenda negra. Cuando se renov el pavimento de la Gran Va, los

obreros, que dorman la siesta junto a los montones de arena y adoquines, fueronfotografiados por la Prensa fornea y dieron la vuelta al mundo, como proletariosvctimas de la represin franquista, al pie las barricadas, en el corazn de Madrid..

El hambre de gloria produce un inusitado y reconocido movimiento juvenil deespiritualidad, con su acompaamiento de vocaciones religiosas, como la muynotable de Garca Morente. Es el espritu de servicio y sacrificio, que, hoy, en lapoca posmoralista, se entiende con mucha dificultad. El filsofo francs GillesLipovetsky considera que la retrica del sacrificio se acab, precisamente, con laSegunda Guerra Mundial, propugna un rearme tico y califica a la actual como pocaposmoralista, en cuanto que, a una tica de la abnegacin, se antepone el simple

deseo y la felicidad concebida como derecho subjetivo[48].

Y, en 1948, llega a Madrid para estudiar el Bachillerato un nio llamado JuanCarlos, que hoy es Rey constitucional. Otros nios o mozos que entonces por aquandaban, camino de la escuela, del Instituto o de la Universidad, en misa de doce oen la claque del Martn, trabajaran, treinta aos despus, en la Constitucin Espaolade 1978.

Aos, pues, estos aos cuarenta, necesarios, decisivos, clidos, crecederos. Se estinventando la Clase Media y la Transicin. El 16 de abril de 1943, muere Carlos

Arniches y de algn modo, intelectualmente, felizmente, muere el casticismo

Quinta estacin

EN LA QUE MADRID SE DIVIERTE

Brevsimamente, aunque slo sea un fogonazo, el Madrid de la alegra y del ocio.Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo: su tiempo el llorar y sutiempo el reir, nos ensea el Eclesiasts[49]

Lolita Garrido cantaba enJhay:La televisin pronto llegar, yo te cantar y tu mevers. La televisin experimental lleg, en 1948, al Circulo de Bellas Artes con laazarosa retrasmisin de una corrida de toros desde la plaza de Carabanchel. Y porprimera vez se vio un televisor en el escaparte de un centro comercial (50.000pesetas, que hoy seran seis millones y medio)[50].

En Pasapoga (otra institucin de los aos cuarenta) se baila el bugui-bugui y hayuna proliferacin de salas de fiestas (versin patritica del music hall) para losruidosos; y de boites, para afrancesados y romnticos de la media luz. Se baila a losacordes de Toms Ros y su orquesta o al comps deBernard Hilda y sus violines.

Aparecen las boleras y los tablaos flamencos. Y, en 1949, se inaugura el TeatroLopede Vega y se abren Las Cuevas de Luis Candelas.


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En 1940, Benavente estrenaLa increble y Jardiel Poncela, Eloisa est debajo deun almendro. LleganLos Vieneses, con Trudi Bora (mame a travs del espejo).Celia Gmez, la del chotis Ya hemos pasao , toma el mando en el Teatro Eslava conYola (Siento renacer en mi tu amor al saber que volvers) . Lola Flores y ManoloCaracol presentanZambra en el teatro Fuencarral (1945). Rosario y Antonioempiezan comoLos Chavalillos (1949). Florecen las quermeses por los barrios.Triunfa el maestro Guerrero con la revista Cinco minutos nada menos. El Atltico

Aviacin es campen de Liga en 1940 y, frente al Valencia, el Real Madrid, gana laCopa del Generalsimo, en 1946. Llega, clamorosamente, el cantante mejicano JorgeNegrete (1948). Manolete, Arruza y Luis Miguel Domingun levantan la pasintaurina. Se construye el nuevo Hipdromo en la Zarzuela, con las asombrosascubiertas de hormign armado de Eduardo Torroja. Y, para rematar este apunte, seinaugura el Veldromo de la Ciudad Lineal.

En 1941 sale un semanario llamadoLa Codorniz, hijo de un peridico paracombatientes,La Ametralladora, y creador de toda una poca de humor, que a pesarde los intentos, no se ha podido repetir.

Sexta estacin

EN LA QUE MADRID NO ES UN ERIAL

Durante los aos cuarenta, en el supuesto pramo cultural o erial de la cultura, tanenrgicamente desmentido por Julin Maras, florecen especies muy diversas.Cuando alguien aprecia que en 1949 slo habamos tenidoLa familia de Pascual

Duarte y, acaso,Mariona Rebull, Maras exclama:

Dios mio, en 1949! Estaban escribiendo desde Don Ramn Menndez Pidal, GmezMoreno, Ortega, Maran, Fernando Vela, Garca Gmez, Camn, Mara LuisaCaturla, Lafuente Ferrari, Garca Morente, Fernando Chueca, Zubiri, Dmaso

Alonso, Diez del Corral, Maravall, Arboleya, Daz-Plaja, Tovar, Lan Entralgo,Lapesa, y tantos otros, hasta literatos como Azorn y Baroja, Gerardo Diego, elmismo Dmaso Alonso de Hijos de la ira, Aleixandre, Celaya, Zunzunegui, Ridruejo

y, si se habla de teatro, Mihura, Tono, Lpez Rubio, Pemn, Calvo Sotelo, Foxa[51].

El propio Maras, con Ortega, funda el Instituto de Humanidades en 1948, en el queel maestro, en el cine Barcel, dicta sus famosas conferencias sobre el hombre y lagente. Jos Ortega y Gasset, que huy del Madrid enrojecido, vuelve a Espaa en elao 1946 y entra por el Ateneo, con aquel discurso, que yo o de pie, en el que dijo:

Despus de una etapa de angustias y trtagos, Espaa tiene buena suerte. A pesar denubarrones y otros fenmenos meteorolgicos, Espaa encuentra ante s el horizontedespejado. El horizonte histrico universal es superlativamente problemtico, y esoquiere decir que hay una gran tarea. Mientras los otros pueblos estn enfermos, casitodos, el pueblo espaol, lleno de defectos y hbitos torpes, ha salido con unaindecente salud[52].

Solo indicativamente, unas notas sobre el pramo de los aos cuarenta:
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En 1943 el movimiento garcilasista (primer grupo literario de la posguerra) tomacuerpo en la revista Garcilaso (Juventud Creadora), que dirige Jos Garca Nieto, yse asienta en el Caf Gijn.

Se funda el premioAdonais

Se desarrolla el Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, constituido ennoviembre de 1939, y que, segn Severo Ochoa, viene a continuar y mejorar laJunta de Ampliacin de Estudios[53].

Se crea el Instituto de Estudios Polticos, hoy transformado en Centro de EstudiosPolticos y Constitucionales. Por all anduvo con cierta soltura Enrique TiernoGalvn, funcionario del Ministerio de Educacin Nacionalyprofesor ayudante deCarlos Ollero, que, junto con Fraga, gana la ctedra de Derecho Poltico en 1948[54].

En la Universidad, que dejara de llamarse Central para llamarse simplementeUniversidad de Madrid, en virtud de la Ley de Ordenacin Universitaria de 1943, secrea la Facultad de Ciencias Polticas y Econmicas, de la que derivara la famosaescuela madrilea de economistas .

Xavier Zubiri publica su fundamentalNaturaleza, Historia, Dios, en 1944; Maras,suIntroduccin a la Filosofa , en 1947, y Vallejo Najera, en 1945, el primer tratadoespaol de Psiquiatra.

Eugenio dOrs, en 1942, crea la Academia de los Once, Academia Breve de Critica

de Arte.

Se inaugura el Museo de Amrica, en 1944.

Don Jacinto Benavente recibe la Medalla de Oro de Madrid, en 1946.

Ramn Gmez de la Serna, tambin huido del Madrid enrojecido, vuelve en 1949,tiene una audiencia con Franco (Flamgero y augustal, segn declara a RafaelFlorez[55]), dice en Buenos Aires, que el Valle de los Cados es lo que ms le haimpresionado de Espaa[56] y todava no se lo han perdonado.

El mes pasado, Javier Memba, en un artculo titulado Viaje al fin del olvidodenunciaba el silencio sectario ejercido por la llamada cultura democrtica contraAgustn de Fox, Gimnez Caballero, Snchez Mazas y el Dionisio Ridruejo dela revista Escorial. La revista Escorial se funda en 1941, recoge colaboradoresprocedentes de Cruz y Raya y, segn, Memba, llev a cabo una labor integradora detoda la cultura espaola, en la que se incluye la ajena al Movimiento y que merecetodos los respetos[57] .

En 1944, valga la miscelnea, se funda la revistaHola, Dmaso Alonso publica

Hijos de la ira y se inicia la serie de El Coyote.

En 1942, se crea NO-DO (Noticiarios y documentales cinematogrficos) y en esta
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dcada se produce un promedio anual de cuarenta pelculas, con ttulos como Elescndalo,Marianela,La vida en un hilo, El destino se disculpa,Don Quijote de la

Mancha, Huella de luz oLocura de amory directores como Jos Luis Saenz deHeredia, Juan de Ordua , Rafael Gil o Edgard Neville.

Azorn publica suMadrid, en 1941; Cela,La familia de Pascual Duarte ,en 1942, y

Viaje a la Alcarria, en 1948; Po Baroja, El caballero de Erlaiz, y Rafael GarcaSerrano,La fiel Infantera, en 1943; MaranDos monlogos sobre la prensa y lacultura, en 1945; Carmen Laforet,Nada, en 1945; Delibes,La sombra del ciprs esalargada, en 1947; y, en 1949, Ramn,Las tres gracias ; Rosales,La casaencendida; Lan Entralgo, Espaa como problema.

En 1949,Historia de una escalera de Buero Vallejo, premiada y representada por elAyuntamiento, y el Tenorio de Dal, montado en el Teatro NacionalMara Guerrero,marcan el final de los aos cuarenta, que haban comenzado, a toda orquesta, con elConcierto de Aranjuez, de Joaqun Rodrigo, estrenado el 11 de diciembre de 1940.

Sptima estacin

EN LA QUE SE ASIENTA EL AMOR

Despus la hecatombe, la vida resurge con una misteriosa fuerza de reposicin. Lasestadsticas demogrficas de las posguerras as lo certifican con nmeros entre losque, cmo no?, anda el amor, que, a fin de cuentas, acaba ganando todas las guerras.

En otra conferencia[58] he contando que, en 1964, en Washington, el corresponsal dePravda de Mosc, me preguntaba ansiosamente que iba a pasar en Espaa cuandomuriese Franco. Y que yo le asombr dicindole que lo saba a ciencia cierta. Quva a pasar? insista, excitado.Muy sencillo -respond- : que los ros desembocarnen el mar, que rboles y arbustos florecern en primavera y que, en todo tiempo,muchachos y muchachas, enamorados, pretendern besarse; es decir que vida yamor continuarn.

Esta amorosa continuacin no poda faltar en el Madrid de los aos cuarenta, en esteMadrid repoblado por los inmigrantes, por los nacimientos y por las anexiones.

En este Madrid, como tantos otros mozos, una moza gallega, de progenie gallega, yun mozo extremeo, de progenie navarra, uno y otro madrileos por asuncin, seenamoraron y se declararon novios.

Es una historia que conozco bien porque es mi propia historia, una historia que hadurado cincuenta aos. Una historia que empieza en la Escuela de Periodismo, de lacalle de Zurbano, y que sigue alrededor de la glorieta de Bilbao, entre descargas debobinas de papel para el diarioArriba, en la calle de Larra; croquetas de El Puchero;cafs de El Comercial; caas de Vinces; gallos deAlejandro el Anarquista; judas de

losHermanos Feito; paradas enBodegas Otero (calle Cardenal Cisneros); cines de lacalle Fuencarral; revistas musicales delMaravillas; rondas hasta el paseo del Cisne,donde la Residencia de la Seccin Femenina; idas y vueltas por la acera central delos bulevares; y tranvas amarillos, hasta que llegaron los azules con el numero 1001.
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En la calle de Luchana, segn se sube a la izquierda, en el 37 antiguo, 35 moderno,hubo una taberna que se conoca como El Gaucho y era una de las 1.287 censadas en1947[59]. La familiaridad mediterrnea de aquel Madrid acentuaba la costumbre deaprovechar el buen tiempo sirviendo comidas en la calle, en las que municipalmentese denominaban terrazas. Tambin El Gaucho tena su terraza y all, como Katherin

y Frank, la pareja de periodistas deLa Calle de la aventura[60], cenaban una nochela muchacha gallega y el muchacho extremeo.

Sobre la tortilla de patata, que era el men socorrido, de vez en cuando, comochiquitas estrellas fugaces, caan flores de la acacia que haca de dosel. Era, porsupuesto, una robinia pseudoacacia, tan caracterstica de Madrid, con sus floresblancas, suavemente perfumadas y comestibles, conocidas comopan y quesillo. Enlas calles de Madrid haba entonces 58.500 rboles, una vez repuestos los ocho milque se cortaron durante la guerra y aadidos otros tantos, todos al cuidado, porsupuesto, de don Cecilio Rodrguez[61].

Las acacias, con unos 23.000 ejemplares censados, se implantan en Madrid a finalesdel siglo XIX y han sido, despus de los pltanos (Platanus hbryda) el segundogrupo arbreo ms numeroso en las vas publicas. Y digo han sido porque miles deacacias, a las que se atribuye setenta aos de esperanza de vida sana, han sidosentenciadas en el reciente Proyecto de Fomento y Mejora del Arbolado Urbano[62].Y van a morir en pie, como mueren los rboles.

Porque no hay ciudades maravillosas, sino viajeros maravillosos, a los novios lespareca fantstica la naturalidad de que las flores se desprendiesen de sus ramas. Y elmuchacho tom dos decisiones: escribir unos versos y grabar, como recuerdo, el

tronco de la acacia.

En versos, quedaron el bautismo blanco, la comunin del ptalo y del vino, el jardnpara el cuchillo y el plenilunio en los manteles. Pero la accidentada corteza de laacacia no es el escritorio de la piel de los lamos, y, por lo tanto, la acacia quedilesa.

Medio siglo despus, la otra tarde, he vuelto a la acera de la calle de Luchana. Hecalculado la situacin de la taberna y, por tanteo, he designado la acacia. Quiero creerque es la misma. Si es as, la acacia est en pie y no est moribunda, porque en el

tronco no le han puesto la pintura de la sentencia. El tronco, por supuesto, no estherido por la dedicatoria que nunca se pudo grabar.

He querido imaginarme que la hubiera grabado. He querido imaginarme que allestuviese la acacia escrita en su tronco renegrido. He querido imaginarme, adems,que al atardecer, he ido a visitarla, no yo solo, como fui el otro da, sino, en bodas deoro, con mi novia eterna y con nuestros diez nietos.

Y he querido imaginarme que la acacia, ms gruesa y ms vieja, nuestra acacia, nosdeca con sus cicatrices:

Manolis y Enrique. Amor. Madrid. Aos cuarenta.
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[1] RICARDO DE LA CIERVA, Franco-Don Juan. Los reyes sin corona, serie publicada

en poca (revista), DINPE, Madrid, 1982, pp. 130-131.

[2] Don Juan de Borbn adopta el titulo de Conde Barcelona en 1941, a la muerte de supadre, Alfonso XIII.

[3] IBIDEM.

[4] JOSE GUTIERREZ RAVE,Julin Besteiro, Coleccin Celebridades, Madrid, s.a., p. 59.

[5] ANTONIO IZQUIERDO ,Un bunkeriano, en Ellcazar, Madrid, 11 de septiembre de 1976.
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[6] FRANCISCO SANCHEZ RUANO, entrevista conINDRO MONTANELLI (Florencia, 1909), en ElMundo, Madrid, 24 de diciembre de 1990.
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[7] JUAN CARLOS I, primer discurso de la Corona, Madrid, Cortes Espaolas, 22 de

noviembre de 1975.
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[8]SAN MATEO, Evangelio, 10, 34-36[9]RAFAEL BORRAS,La guerra civil, enLa Razn (diario), Madrid, 31de marzo de 2000.

[10] ANTONIO BURGOS, Bernardino, Migueln y el padre Fierro, en

poca (revista), Madrid, 11 de diciembre de1995.[11] JOSE MANUEL CABALLERO BONALD, La vida en verso, enBlanco y Negro (ABC), 15 abril de 2001.

[12] ROSA MONTERO, Viejos necesarios, en El Pais (suplemento semanal), Madrid,15 deabril de 2001.

[13] GUILLERMO ALTARES, en El Pas (suplemento El Espectador),Madrid, 15 de abril de 2001

[14] ISAAS LAFUENTE, Tiempos de hambre, Temas de Hoy, Madrid,

1999, en El Pais (diario), Madrid, 13 de junio de 1999.[15] IAN GIBSON, En la estela de Maran, enLa Razn (diario), Madrid, 6 de junio de2001.

[16] JAIME CAMPMANY,Adivinar el pasado, enABC(diario), Madrid, 9 de noviembre

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[17] JULIAN MARIAS, Primera necesidad, enABC(diario), Madrid, 26 de marzo de 1997;

Impunidad verbal, enABC(diario), Madrid, 1 de octubre de 1998;La expresin pblica, enABC(diario), Madrid, 24 de junio de 1999;Rebelin contra la mentira, enABC(diario),Madrid, 25 de febrero de 2000.

[18] ENRIQUE DE AGUINAGA,Nosotros, los de la quinta del 44, enArriba (diario),Madrid, 29 de octubre de 1949.

[19] IDEM,Mochila, misal y cancin, enArriba (diario), Madrid, 30 de mayo de 1950.

[20] IDEM,La victoria con botas, enArriba (diario) , Madrid, 1 de abril de 1950.

[21]IBIDEM.[22] JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA, Espaa incomoda, enHaz (revista), Madrid,

26 de marzo de 1936.

[23] FELIPE XIMENEZ DE SANDOVAL,Jos Antonio. Biografa apasionada, Bulln,Madrid, 1963, p. 294

[24] Matchtvolle Kampfdemostration der Deutschen Jugend fur Friedam, Einheeit und

Freiheit (Poderosa manifestacion de lucha de la juventud alemana por la paz, la unidad y lalibertad)

[25] JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA, Escritos y discursos. Obras completas (1922-

1936), Instituto de Estudios Polticos, 1976, p. 804.

[26] JULIAN MARIAS,La libertad que uno se toma, enABC(diario), Madrid, 16 de mayode 2001.

[27] FRANCISCO UMBRAL,Jardiel, en El Mundo (diario), Madrid, 26 de febrero de 2001.

[28] EVA REUSS, Como ser mas feliz con menos dinero, en poca (revista) , Madrid, 2 de

junio de 1997.[29] ENRIQUE ROJAS,La felicidad razonable, enABC(diario), Madrid, 1 de octubre de

2000.
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[30] ANTHONY DE MELO, El pequeo pez, en El canto del pjaro, Sal Terrae,Santander, 1982, p. 26. MIGUEL ANGEL SANTOS GUERRA, Aun es posible laalegra , en Sur (diario), Mlaga, 25 de julio de 1998.

[31] JOSE LUIS MARTN DESCALZO, El arte de dar lo que no se tiene , en Blanco y

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[32] IBIDEM

[33] ALFONSO FRANCIA, Si buscas felicidad, cultiva valores, en Cooperador paulino

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[34] MAITE CONTRERAS,Investigador de felicidad, entrevista con JUAN MANUELRODRGUEZ DELGADO, en El Pas (suplemento semanal), Madrid, 14 de mayo de 1989.

[35] MAITE MELENDO, El secreto de la felicidad, en Sesenta y mas (revista), Madrid,

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[36] JOSE LUIS PINILLOS,La felicidad humana, enABC(diario), Madrid, 27 dediciembre de 1987.

[37] VIRGINIA RODENAS,Jos Luis Pinillos: Ser feliz es una decisin que debe tomar

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[38] JOSE FERRATER MORA,Diccionario de Filosofa, Alianza Editorial, Madrid, 1990,

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[39] JOSE LUIS L. ARANGUREN, Espera(nza), des-prendimiento, en El Pas (extra),Madrid, 20 de diciembre de 1986.

[40] EDUARDO DELGADO ORUSCO, Conversaciones con Javier Carvajal Ferrer, en

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[41] FERNANDO VIZCANO CASAS, Yo, servidor, me confieso a ustedes, conferencia en

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[42] LUIS MARA ANSON, Con los pies en la realidad, enABC(diario), Madrid, 30 denoviembre de 1975.

[43] CESAR ALONSO DE LOS RIOS, Teora de Madrid, entrevista con ENRIQUETIERNO, enMadrid-Visor(revista), Madrid, septiembre de 1985. ENRIQUE DEAGUINAGA, Km. 0, en Hoja del lunes, Madrid, 3 de noviembre de 1985.

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[47] LOLA FERNNDEZ, Precios de ayer en pesetas de hoy, en El Mundo (diario),Madrid, 7 de enero de 2001.

[48] GILLES LIPOVETSKY, El crepsculo del deber. MANUEL CALDERN, Gilles

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[49] ECLESIASTS, 3,4.

[50] LOLA FERNNDEZ, o.c.

[51] JOS MARA GARCA ESCUDERO,La cultura en el erial, enABC(diario), Madrid,

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[52]ARRIBA (DIARIO), Una magnfica conferencia de Don Jos Ortega y Gasset, Madrid,
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5 de mayo de 1946.

[53] MANUEL BLANCO TOBIO, Severo Ochoa, enActualidad Espaola (revista),

Madrid, 28 de mayo de 1978.

[54] CSAR ALONSO DE LOS ROS,La verdad sobre Tierno Galvn, Anaya, Madrid,1997, p. 129.

[55] RAFAEL FLOREZ,Ramn de Ramones, Bitcora, Madrid, p. 329.

[56] IIGO DE SANTIAGO, Ramn Gmez de la Serna habla para ARRIBA al

desembarcar en la Argentina, enArriba (diario), Madrid, 27 de julio de 1949.

[57] JAVIER MEMBA, Viaje al fin del olvido, en El Mundo (diario), Madrid, 21 de mayo

de 2001.

[58] ENRIQUE DE AGUINAGA, Franquismo para antifranquistas, conferenciapronunciada en la Real Gran Pea de Madrid, el 25 de marzo de 1998.

[59] MARIANO GARCA CORTS,La taberna, piedra fundamental de la industria

gastronmica de Madrid, enHoja del lunes, Madrid, 21 de abril de 1947.

[60] PHILLIP GIBBS,La calle de la aventura, La Nave, Serie B, XLI, Madrid.[61]ARRIBA (DIARIO),Ms rboles, Madrid, 8 de abril de 1949

[62] RAFAEL FRAGUAS,Rquiem por las acacias de la ciudad, en El Pas (diario),Madrid, 23 de enero de 2001
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gaceta del centenario nº 03 - 21 junio de 2001

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