fundamentos bíblicos y teológicos del liderazgo de san pablo

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FUNDAMENTOS BÍBLICOS Y TEOLÓGICOS DEL LIDERAZGO DE PABLO Por Oscar Daniel Pérez Quiroz. D. D. I. Experiencias salvífica y de santidad, genuinas. Es muy conocido su encuentro personal con Jesucristo, en su trayecto a Damasco, y con el Espíritu Santo, ministrado por Ananías (Hechos 9:1-19; 22:6-16; 26:12-18). Esta experiencia fue determinante para el cambio de vida. Por la naturaleza del ministerio, estas experiencias son imprescindibles en todo aquel que anhele ser un auténtico hijo de Dios dedicado al ministerio. Son dones de gracia que capacitan para la singular tarea; ésta, no se puede realizar sin el sello y la investidura divina. II. Profunda convicción de su llamado al ministerio. Así lo declara contundentemente en las introducciones de sus epístolas (Romanos 1:1; 1 Corintios 1:1; 2 Corintios 1:1; Gálatas 1:1; Efesios 1:1; Filipenses 1:1; Colosenses 1:1; 1 y 2 Timoteo 1:1, Tito 1:1); así lo testimonia la iglesia de Antioquia (Hechos 13:1-3); así lo revela la acción, propia de su tarea (2 Corintios 3:5-6). III. Capacitado excepcionalmente para el ministerio. “Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” Gálatas 1:11-12 ss. Su retiro en Arabia sirvió para procesar su transformación intelectual, conductual, actitudinal, en la proyección de ser fiel a su llamado. Este aspecto en la vida de Pablo nos ilustra la importancia de los procesos formativos a fin de ejercer un ministerio en la voluntad de Dios. Es a El, que le servimos y lo debemos hacer en un nivel de compromiso y excelencia. IV. Ejecutor responsable de su tarea. 1

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Page 1: Fundamentos Bíblicos y Teológicos Del Liderazgo de San Pablo

FUNDAMENTOS BÍBLICOS Y TEOLÓGICOS DEL LIDERAZGO DE PABLO

Por Oscar Daniel Pérez Quiroz. D. D.

I. Experiencias salvífica y de santidad, genuinas.

Es muy conocido su encuentro personal con Jesucristo, en su trayecto a Damasco, y con el Espíritu Santo, ministrado por Ananías (Hechos 9:1-19; 22:6-16; 26:12-18). Esta experiencia fue determinante para el cambio de vida. Por la naturaleza del ministerio, estas experiencias son imprescindibles en todo aquel que anhele ser un auténtico hijo de Dios dedicado al ministerio. Son dones de gracia que capacitan para la singular tarea; ésta, no se puede realizar sin el sello y la investidura divina.

II. Profunda convicción de su llamado al ministerio.

Así lo declara contundentemente en las introducciones de sus epístolas (Romanos 1:1; 1 Corintios 1:1; 2 Corintios 1:1; Gálatas 1:1; Efesios 1:1; Filipenses 1:1; Colosenses 1:1; 1 y 2 Timoteo 1:1, Tito 1:1); así lo testimonia la iglesia de Antioquia (Hechos 13:1-3); así lo revela la acción, propia de su tarea (2 Corintios 3:5-6).

III. Capacitado excepcionalmente para el ministerio.

“Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo” Gálatas 1:11-12 ss. Su retiro en Arabia sirvió para procesar su transformación intelectual, conductual, actitudinal, en la proyección de ser fiel a su llamado. Este aspecto en la vida de Pablo nos ilustra la importancia de los procesos formativos a fin de ejercer un ministerio en la voluntad de Dios. Es a El, que le servimos y lo debemos hacer en un nivel de compromiso y excelencia.

IV. Ejecutor responsable de su tarea.

Predicador y maestro, viajero y navegante incansable, fundador de iglesias, transformador de vidas y comunidades, formador de líderes, prolífico escritor de documentos sagrados, trece epístolas o más, estricto cumplidor de su tarea en obediencia a su Señor y Dios, sabía en “Quién había creído”.

V. Apasionado por la diversidad de experiencias ministeriales.

El hecho de ver a sus coterráneos transformados por el poder de Cristo, producía en él profundas satisfacciones. Reproducir su vida y liderazgo en otros era su pasión. Ver a las masas adorando a otros dioses enardecía su espíritu (Hechos 17:16). Discutía poderosamente con los filósofos (Hechos 17:17). Era obediente a las indicaciones

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divinas por el Espíritu Santo (Hechos 16:6-10). Manejaba con pertinencia las circunstancias críticas de la vida, como aquella en la isla de Malta (Hechos 28:1-10). No regateaba ni una milésima cuando de aplicar el amor se trataba para corregir las malas relaciones interpersonales, aun, las malas prácticas del carisma cristiano (Colosenses 3:14; 1 Corintios 13). Y si estaba en la cárcel, aprovechaba la ocasión para predicar a los guardias y prisioneros (Hechos 16:11-40).

VI. Enfocado en el propósito de su misión.

“Por esta causa…” (Efesios 3:14) A menudo estaba mencionando esta aclaración. Dios lo había llamado para predicar al mundo gentil. Sabía lo que tenía que hacer y lo hacía. Oraba por ellos, sufría por ellos, se alegraba con ellos. Su sentido de misión iluminaba su tarea.

VII. Estratega consumado de las misiones.

En sus escritos podemos notar que cuando llegaba a una ciudad, buscaba que predicar entre los judíos, luego, predicaba a los gentiles. La siguiente tarea consistía en instalar líderes para la consecución de su trabajo, supervisaba a la distancia a través de su equipo viajero, consolidaba la fe de los creyentes con sus epístolas, perfeccionaba el ministerio de su equipo a través de consejos y correspondencia. Pablo sabía “como entrarle al asunto”, tenía clara su estrategia.

VIII. Persistente en circunstancias difíciles.

Nada lo amilanó. Ni los naufragios, ni las víboras, ni las cárceles, ni los azotes, ni las críticas de sus opositores, ni sus enemigos, ni sus condiciones físicas deterioradas en algunos momentos, ni el abandono de sus hombres de confianza, ni su edad avanzada. El quería llegar a la meta. Fue persistente en toda circunstancia.

IX. Defensor a ultranza de su ministerio.

En su segunda carta a los corintios, Pablo argumenta a favor de su ministerio. Uno que otro soslayaba su ministerio, se había confabulado contra él (2 Corintios 5-11). Pablo reaccionó conforme a su temperamento y carácter. Sus argumentos fueron: Su llamado providencial al ministerio, “nuestras cartas sois vosotros”, la convicción de su nuevo sistema de creencias, la autoridad que le confiere su llamado, sin dejar de ser paciente y humilde. Aquí hay otra lección para el líder contemporáneo. El ministerio es de Dios, a El le servimos, por lo tanto debemos valorarlo con la supremacía de rigor en relación con otras vocaciones. Ser un siervo de Dios, dignifica la vida de sus llamados al santo ministerio.

X. Satisfecho de su identidad como ser humano.

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“Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Corintios 15:10). Consideramos que su valor como ser humano descansaba en la convicción de que Dios era el todo en su vida, por eso recomendó que debemos cultivar una estima conforme a la medida de la fe que nos ha sido dada (Romanos 12:3) Debemos ser agradecidos por lo que somos, lo cual, es una bendición de Dios.

XI. Reproductor de su estilo de vida y de su liderazgo.

Pablo podía decir sin ambages “hermanos, sed imitadores de mí…” (Filipenses 3:17) Lo podía decir porque él reproducía la vida de Cristo. Sus experiencias místicas contribuyeron a una relación singular con Dios, su vivencia en el Espíritu producía fruto inalterable. Su ética personal y ministerial, fue a prueba de su Señor.

XII. Autogestor de su ministerio.

Probablemente al inicio de su ministerio, la iglesia de Antioquia pudo haberse encargado de su economía. En algún momento de su trayectoria, la iglesia de Filipos, tubo a bien enviarle para sus necesidades (Filipenses 4:10-20). Empero, lo más destacable es que se valió de sus manos para cubrir su presupuesto de viaje y sostenimiento (Hechos 18:3; 1 Corintios 4:12). Cuán distante de este procedimiento está el modelo misionero contemporáneo. Pablo fue pastor, pero más, misionero, y como tal, gastó lo suyo y se gastó así mismo (2 Corintios 12:12-15)

XIII. Sensible a las necesidades materiales de la iglesia.

El amor al prójimo lo expresaba también de esta manera. Pablo entendía al ser humano en su integralidad (1 Tesalonicenses 5:23), razón por la cual, instaba a la iglesia a ejercitar su diaconía sirviendo a los necesitados (Romanos 15:25-28; 2 Corintios 8:1-8) Indudablemente lo había aprendido por el testimonio vivencial de los apóstoles y del Maestro de maestros, su Maestro, Señor y Rey, a quién servía.

XIV. Consejero como el más connotado psicólogo.

Siempre tenía palabras oportunas para solucionar conflictos (Onésimo y Filemón), relaciones interpersonales disfuncionales (Evodia y Síntique), problemas matrimoniales (1 Corintios 7), timidez personal (Timoteo), problemas de descuido laboral (Tesalonicenses). Se destaca el aspecto de formación de líderes (Epístolas pastorales).

XV. Experimentado en quebrantos por las persecuciones y abandono de algunos de los suyos.

Apedreado en Listra (Hechos 14:8-20). Abandonado por algunos de los suyos (2 Timoteo 4:10, 14). Con razón pudo recomendar a uno de sus principales líderes y con toda propiedad: “soporta las aflicciones” y “no dejes de cumplir tu ministerio” (2 Timoteo 4:5)

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XVI. Pionero de la teología cristiana.

Su pensamiento lo construye a partir del conocimiento de las Escrituras producidas hasta esa época, además fue instruído a los pies de Gamaliel (Hechos 22:3). Sus experiencias místicas, sus vivencias cotidianas, tanto con su equipo como con los integrantes de las comunidades cristianas, judías y gentiles, forjaron en su mente una estructura conceptual sobre la doctrina cristiana. Esta realidad le permite escribir la doctrina, sugiriendo su aplicación práctica para la vida del discípulo. Pionero, porque es a partir de sus escritos que se sistematiza la teología en su diversidad de aplicaciones: Bíblica, sistemática, pastoral, misional, histórica, etc.

XVII. Modelo irrefutable de liderazgo

En Pablo se amalgaman cualidades espirituales imprescindibles como siervo de Dios, cualidades personales propias de un administrador a carta cabal, cualidades éticas y morales que sustentan su integridad misional, cualidades laborales que proyectan alto sentido de responsabilidad y compromiso con su misión, cualidades de reproducción de su liderazgo que se evidencia en los discípulos más cercanos. Su secreto estriba en que él, fue imitador de Cristo.

A Modo de Conclusión:

Este servidor, anhela ser cual Cristo, cumpliendo su ministerio conforme al modelo misional de Pablo. Amén.

Maestría En Ciencias De La Religión,Mención Ministerio Cristiano.

SENDASMartes 18.08.2009

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