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FUNDADORES Los arquitectos Enric Batlle (izqda.), 62 años, y Joan Roig, 64, en su estudio, en Esplugues de Llobregat (Barcelona). 22

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Page 1: FUNDADORES - Arquitectura Viva · a dar clases de Arquitectura del Paisaje en la universidad, aso-ciado a la cátedra de Urbanis-mo. Le llamaban “el profesor de jardinería”

FUNDADORES Los arquitectos

Enric Batlle (izqda.), 62 años, y Joan Roig,

64, en su estudio, en Esplugues de

Llobregat (Barcelona).

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Page 2: FUNDADORES - Arquitectura Viva · a dar clases de Arquitectura del Paisaje en la universidad, aso-ciado a la cátedra de Urbanis-mo. Le llamaban “el profesor de jardinería”

La apuesta de BATLLE I ROIG de renaturalizar la ciudad y regenerar el

paisaje se adelantó en décadas a los

postulados que hoy dominan la arquitectu-

ra. Proyectos como la recuperación del

vertedero de Call d’en Joan, en Barcelona,

son referencia internacional.

Por ELENA PITA Fotografías de PAOLA DE GRENET

“CULTIVAR LA VIDA DONDE SE HA PERDIDO ES LO QUE PRACTICAMOS”

enía 23 años cuando empezó a dar clases de Arquitectura del Paisaje en la universidad, aso-ciado a la cátedra de Urbanis-mo. Le llamaban “el profesor de jardinería”. Tenía la mis-ma edad cuando gana junto a su socio o alter ego, Juan Roig

(Barcelona, 20 de septiembre de 1954), el primer con-curso de obra pública: un cementerio que sería un par-que, el de Roques Blanques en El Papiol (provincia de Barcelona), año 1981. En su voluntad estaba el jardín, sí; también en su segundo proyecto, el parque que levantaron sobre las ruinas de la fábrica Pegaso en el distrito postindustrial de Sant Andreu, Barcelona. Fue desde su inicio Batlle i Roig Arquitectes un estudio pio-nero de la renaturalización de la ciudad y la regene-ración del paisaje avant la lettre, cuando por entonces lo que se estilaba era la plaza dura, de hormigón y

T

A R Q U I T E C T U R A cemento, donde un árbol era una anécdota pres-cindible. En la voluntad o el ánimo, y también en los genes, lo llevaba Enric Batlle (Barcelona, 5 de agosto de 1956): hijo de jardineros, floristas y vive-ristas. “En cierto modo me consideraba una supera-ción de aquello hasta que me reconcilié con la pa-labra jardín, que viene del persa y significa paraíso”. Su tesis doctoral lleva por título El jardín de la metró-poli y obtuvo el premio FAD (Fomento de las Artes y del Diseño) de Teoría y Crítica.

El tiempo les iba a dar la razón. El estudio acaba de ganar el Premio Paisaje del Año 2018 del WAF (World Architectural Festival, el mayor festival arquitectóni-co que anualmente se celebra en Ámsterdam) por el camino peatonal que recupera las antiguas minas de yeso de Igualada, también en Barcelona. Uno entre tantos premios a sus intervenciones que promueven “el cultivo de la vida” (farming life, concepto presen-tado en la Bienal de Venecia 2016) y “la reforesta-ción urbana” o cómo reorganizar la movilidad y restau-rar las ciudades para dejar de consumir territorio. Pero no quedan ahí los hallazgos de este iluminado es-tudio. Aplicando la transversalidad a su sistema de trabajo, consiguieron crecer en plena crisis, suman-do en 2010 como socios a los arquitectos Albert Gil e Iván Sánchez. ¿El método? Trabajar en tres áreas di-ferenciadas (paisajismo, edificación, planeamiento) y sumar en lugar de enfrentar: arquitectura e inge-niería, especialidad y versatilidad, creatividad y eficien-cia. Un equipo de 90 personas, edad media muy joven y mayoría femenina, comparte en sus mesas proyectos tan dispares como la recuperación del vertedero me-tropolitano de Barcelona en el Garraf o las nuevas oficinas del emporio Inditex en Arteixo, A Coruña, el gigante textil del que ya son arquitectos insignia.

La entrevista la atiende Enric Batlle, alma mater y cara visible del estudio. Esplugues de Llobregat.

PREGUNTA. Que su primera obra reconocida sea un cemen-terio construido a modo de parque, ¿qué revela? RESPUESTA. Puede parecer raro, pero hubo un posi-cionamiento claro desde el principio: vincularlo a la naturaleza por contraposición al cementerio monu-mental y mostrar así nuestra seña de identidad. Desde el principio quisimos dedicarnos a parques y jardi-nes públicos. Ganamos el concurso un 4 de julio. Sigue siendo un día de fiesta señalado en el estudio. P. Y a continuación, un parque sobre las cenizas industria-les de la fábrica de Pegaso. ¿Ahí nace su conciencia rege-neradora o venía incluso de más atrás? R. La voluntad del jardín venía de atrás, renaturali-zar es el origen de todo, y el tiempo nos iba a dar la ra-zón. Nuestros comienzos coinciden con un momen-to en que los ayuntamientos proyectaban espacios públicos y eso nos permitió posicionarnos. P. “La arquitectura nace del paisaje”, sostienen. Las cátedras de Arquitectura del Paisaje se crearon hace 25

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Page 3: FUNDADORES - Arquitectura Viva · a dar clases de Arquitectura del Paisaje en la universidad, aso-ciado a la cátedra de Urbanis-mo. Le llamaban “el profesor de jardinería”

B a t l l e i Ro i gA R Q U I T E C T U R A

Más información: batlleiroig.com

años en nuestra universidad, cuando el término se acu-ña en 1850. ¿Tan soberbia era la arquitectura para no te-ner en cuenta la importancia del entorno natural? R. El paisajismo en las escuelas de Arquitectura de este país ha estado asociado al departamento de Urba-nismo hasta hace muy poco, mientras en toda Euro-pa tenía categoría de cátedra. Hoy todos los estudios hacen parques, pero nosotros hemos contemplado siempre el jardín como algo útil y no como un adorno. Nos hemos dedicado a la renaturalización de la ar-quitectura avant la lettre: es entonces cuando la arqui-tectura puede cumplir su misión de ser paisaje. P. Sostienen que para lograr una arquitectura integradora de la naturaleza operan con “mentalidad de payés” (y cito a Joan Roig). ¿No basta con una mentalidad simple-mente humana para no enemistarse con el medio? R. Somos apasionados del mundo agrícola, y del pa-yés hemos aprendido a cultivar la vida allí donde se ha perdido, que es lo que practicamos cuando recupe-ramos espacios como un vertedero, una mina o un sue-lo de explotación industrial. Y que también nos sirve para reforestar la ciudad. En nuestro mundo rural se hicieron muy mal las cosas durante 50-60 años, se cultivó deforestando; en Cataluña por ejemplo hay más bosques ahora que hace un siglo. Se trata de revalo-rizar la agricultura de un modo sostenible. P. Se impone romper las barreras entre campo y ciudad. ¿Qué futuro nos espera si continuamos modelos urbanos como los de Los Ángeles o Dubai? R. La pregunta es: ¿cómo hemos de crecer? Y mi res-puesta es: reformando lo que ya existe podemos has-ta doblar la densidad de la población. Las ciudades han

crecido como manchas de aceite consumiendo el paisaje de manera ili-mitada, y el territorio no es infinito. Pero la rege-neración de la naturale-za puede practicarse de muy diversas maneras; por ejemplo, se dice que Barcelona adolece de parques, y sin embargo un 70% del área metro-politana es verde. P. A propósito del carril con que acaban de unir Bar-celona y el área metropoli-tana del Baix Llobregat, ¿están mentalmente pre-paradas nuestras ciudades para la circulación de bi-cicletas y otros ciclos no contaminantes? R. Hay que desmontar y superar muchas barre-ras. Lo que está claro es que un nuevo modelo de movilidad genera una nueva ciudad. P. Por un lado su obra públi-ca sella heridas del desa-rrollismo urbanístico e in-dustrial y, por otro, su obra privada levanta moles como las de Inditex. ¿No es una contradicción? R. No consideramos ne-gativos nuestros edifi-cios, les ponemos el mismo amor que a un

parque. Hacemos edificios de oficinas que sirvan a la gente; nos preguntamos cómo lo van a vivir, y entendemos que tienen que ser habitables y salu-dables, y no algo enfermo como sucedía hasta hace unos años. Las personas han de ser el centro del edi-ficio y no al revés. Nuestros proyectos tienen la certificación WELL [entrada en la salud y el bie-nestar]; tienen terrazas, jardines, espacios lumi-nosos cubiertos... Atendemos a un cambio en la con-ciencia de trabajo, el mundo de la oficina ha evolucionado mucho más rápido que el de la vi-vienda, que sigue modelos de hace 20 años. P. Una curiosidad en torno a sus hoteles para bichos: ¿para qué necesitamos a los mosquitos?

R. Me suelen hacer la misma pregunta sobre los zorros, que son también animales demonizados, pero es que no se puede renaturalizar el paisaje en plan Walt Disney. Recuperar la biodiversidad supone preservar la cadena trófica y luchar contra la desaparición de especies. De igual modo que los jardines han de mezclar flores por razones bio-lógicas, matar especies animales es crear espacios inertes. Y esto es aplicable a cualquier interven-ción arquitectónica para recuperar la vida y aca-bar el ciclo letal de las ciudades.

1. CINTURÓN VERDE Recuperación de las antiguas minas de yeso de Igualada (Barcelona), entre

2016 y 2018.

2. VUELTA A LA VIDA Restauración

paisajística del vertedero de la Call

d’en Joan, en el Parque Natural del Garraf. Con cinco

premios internaciona-les, es uno de sus

proyectos emblemáticos.

3. CAMPOSANTO

Cementerio Roques Blanques, en la

localidad barcelone-sa de El Papiol, ejecutado entre 1981 y 1985.

Uno de los sellos de identidad más menciona-dos de este estudio es su versatilidad. Salen del socavón de la crisis con 90 personas cuando llegaron a ser sólo 20. “Nos esforzamos en practicar las virtudes del arquitecto y del ingeniero”, explica Batllé. “Nuestra forma de trabajo se centra en la transversalidad: seguimos siendo los mismos en cada fase del proyecto, incorporando en el camino lo que necesitemos, nunca fragmentando el equipo”.

EQUIPO. De izqda. a dcha., Juan Roig, Albert Gil,

Enric Batlle e Iván Sánchez, socios de Batlle i Roig.

UN ESTUDIO

TRANSVERSAL

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