FUNDACION PARA LA CONMEMORACION DEL BICENTENARIODEL NATALICIO Y EL SESQUICENTENARIO DE IJA MUERTE

OH GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER, CREADAE IMPULSADA BAJO EL PATROCINIO DEL PRESIDENTE DE

tA REPUBLICA, DOCTOR VIRGILIO BARCO VARGAS.

JUNT A DIRECTIVA

Germán Arciniegas AngueiraGuillermo Hernández de Alba tOtto M orales BenítezPilar Moreno de AngelFrancisco J. Ortega AcostaCarlos Sanz de SantamaríaCarlos Valencia Goelkel

Carlos Restrepo PiedrahítaGonzalo Hernández de AlbaJavier Ocampo LópezJaime Durán PambaAlfredo Romero ForeroJaime Posada DíazCarlos Angel Guingue

Directora ejecutiva:Juanita Sanz de Santa maría Samper

Asesor editorial:Luis Horacio López Domíngucz

SOCIOS FUNDADORES

Academia Colombiana de HistoriaBanco Central HipotecarioBanco de la RepúblicaBanco PopularBanco SantanderBavaria, S.AEcopetrolEscuela de Cadetes General SantanderEscuela Superior de GuerraFederación Nacional de Cafeteros de

Colombia

Flota Mercante GrancolombianaFinanciera Eléctrica NacionalFondo para la Protección del Medio Ambiente

"José Celestino Mutis"Fundación Segunda Expedición BotánicaFundación Santa HelenaInstituto Colombiano de CulturaPavco , S.A.Postobón, S.A.Sociedad Santanderista de ColombiaUniversidad Nacional de Colombia

República de Colombia, Bogotá, O.E.

ACTAS DEL CONGRESO DECUCUT A, 1821

TOMO 1

FUNDACION PARA LA CONMEMORACION DEL BICENTENARIODEL NATALICIO Y EL SESQUICENTENARIO DE LA MUERTE

DEL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER

ACTAS DEL CONGRESO DECUCUT A, 1821

TOMOI

PROLOGO: CARLOS RESTREPO PIEDRAHITA

BIBLIOTECA DE LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLICAADMINISTRACION VIRGILIO BARCO

BOGOTA, 1989

Colombia. CongresoActas del Congreso de Cúcuta, 1821; prólogo de Carlos Restrepo Piedrahita.

-Bogotá: Fundación Francisco de Paula Santander. 1989.3 V.; 17 x 24 cm. (Colección Documentos nos. 49 - 51) (Biblioteca de la Presi-

dencia de la República; Administración Virgilio Barco).Prólogo general en Tomo 1.Obra editada en 3 Tomos.Asignación de tomo dada por el editor.1. CONGRESO DE CUCUTA, 1821. 2. COLOMBIA-CONSTJTUCION. 3.

COLOMBIA-HISTORIA, 1821.4. COLOMBIA-POLITICA y GOBIERNO, 1821.5. LEYES-COLOMBIA. 6. COLOMBIA-HISTORIA CONSTITUCIONAL. 1.Res-trepo Piedrahita, Carlos, prol. 11.Título

CCO: 986.1051

Primera edición: Academia Nacional de Historia.Imprenta Nacional. 1923

Segunda edición: Talleres Gráficos del Banco dela República. 1971

Tercera edición: 1990

e Fundación para la Conmemoración del Bicentenariodel Natalicio y el Sesquicentenario de la Muerte

del General Francisco de Paula Santander

Casa de Moneda. Apartado Aéreo 18708Bogotá. D.E.

ISBN: 958-643-000-6 (obra completa)ISBN: 958-643-101-0 (tapa dura)ISBN: 958-643-102-9 (rústica)

Diseño de portada: Taller de la Fundación SantanderFotografías de portada y guardas: Antonio Castañeda

Preparación litográfica: Proceditor Ltda.Impresión y encuadernación: Editorial Presencia. Ltda.

Impreso en ColombiaPrinted in Colombia

ADVERTENCIA:

Los textos que se reúnen en el presente volumenhan sido actualizados ortográfica y tipográficamente,

conservando la integridad de su contenido

TABLA DE CONTENIDO

PROLOGODedicatoriaPresentación

PRIMERA PARTE.ANTECENDENTES

1. Hacia la ley fundamental de Angostura2. " ... De hecho estamos incorporados"3. La convocación para el congreso de Cúcuta4. "La fuerza normativa de lo fáctico"5. Princeps legibus solutus est6. Enmarañada jungla de fuentes de autoridad

SEGUNDA PARTE.EL CONGRESO DE LA REPUBLICA DE COLOMBIA

1. 1820: Vísperas del acontecimiento2. Cuatro meses de tribulaciones e incertidumbres3. Nariño lo instala. Bolívar apostrofa4. El alumbramiento de un Estado analfabeto5. Preocupaciones elementales de la vida cotidiana

TERCERA PARTE.EL GRAN DRAMA DE LA CONSTITUCION

1. La República de Colombia tenía que ser un Estado de derecho2. El leitmotiv de los principios liberales

XII axmXV

XIXXXV

XXXIIXXXVIXXXVII

XLII

LmLVILVIILVmLXm

LXXIXLXXX

3. Las dos hipotecas políticas de Angostura LXXXV4. " ... el pueblo está en el ejército ... todo lo demás es pueblo

que vegeta ... " LXXXVIII5. El congreso emprende su tarea constituyente XC6. La tempestuosa lid por la forma del Estado:

centralismo y federalismo XCIII7. El preocupante binomio conceptual XCVII8. En el curso del debate, se alinean tres corrientes XCIX9. La hora decisiva se aproximaba C

10. El congreso se dará su propia ley fundamental cn11. La comisión presenta el nuevo proyecto de constitución cm12. Azuero explica su evolución de pensamiento CVIIl13. La desconfianza hacia las facultades ilimitadas del ejecutivo CX14. El punctum dolens del futuro sistema político CXVI15. El debate de fondo sobre la constitución CXX16. Un vacío sensible en la constitución CXXI17. Fecunda labor legislativa cxxn18. Elección de altos dignatarios del Estado CXXIlI19. Tres figuras de perfil:

El general Antonio Nariño CXXVIEl obispo Rafael Lasso de la Vega CXXXIVDon Manuel Baños CXL

20. El congreso hacia el crepúsculo CXLlIl21. "Viceversas" de hombres históricos CXLVIl22. La despedida CXLVIlI

CUARTA PARTE.TRES VARIACIONES ALREDEDOR DEL TEMA

l. El nombre "Colombia"2. Los símbolos del Estado3. La molécula originaria del Estado colombiano

CLVIICLXI

CLXIV

Nota metodológicaIntroducciónLey, 6 de octubre

CLXIXCLXXIIICLXXVn

ACTAS

De la instalación del primer congreso general de la República de Colombia 12a Continuación de la sesión anterior 4

3a Sesión del 7 de mayo 74a Sesión del 8 de mayo 8Sa Sesión del 9 de mayo 146a Sesión del 10 de mayo 197a Sesión del 11 de mayo 239a Sesión del 14 de mayo 25lOa Sesión del 15 de mayo 2911. Sesión del 16 de mayo 3312. Sesión del 17 de mayo 3713. Sesión del 18 de mayo 4014. Sesión del 19 de mayo 4615. Sesión del 21 de mayo 5216. Sesión extraordinaria de la noche del 10 de mayo 5917. Sesión extraordinaria de la noche del 11 de mayo 6118. Sesión extraordinaria de la noche del 12 de mayo 6419. Sesión extraordinaria de la noche del 14 de mayo 6520. Sesión extraordinaria de la noche del 15 de mayo 6721. Sesión del 22 de mayo 6722. Sesión del 23 de mayo 7123. Sesión del 24 de mayo 7724. Sesión del 25 de mayo 8625. Sesión del 26 de mayo 9026. Sesión del 28 de mayo 9727. Sesión del 29 de mayo 10928. Sesión del 30 de mayo 11429. Sesión del 31 de mayo 12130. Sesión del 1°0 de junio 12231. Sesión del 2 de junio 12832. Sesión del 4 de junio 13033. Sesión del 5 de junio 13334. Sesión del 6 de junio 13435. Sesión del 7 de junio 13636. Sesión del 8 de junio 14137. Sesión del 9 de junio 14638. Sesión del 11 de junio 15339. Sesión del 12 de junio 15640. Sesión del 13 de junio 16141. Sesión del 14 de junio 16842. Sesión del 15 de junio 17343. Sesión del 16 de junio 17644. Sesión del 18 de junio 18245. Sesión del 19 de junio 18546. Sesión del 20 de junio 189

47. Sesión del 21 de junio 19148. Sesión del 22 de junio 19349. Sesión extraordinaria del 22 de junio 19650. Sesión del 23 de junio 19751. Sesión del 25 de junio 20052. Sesión extraordinaria del 25 de junio 20653. Sesión del 26 de junio 20754. Sesión del 27 de junio 21255. Sesión extraordinaria del 27 de junio 21556. Sesión del 28 de junio 21757. Sesión del 29 de junio 22058. Sesión del 30 de junio 22259. Sesión extraordinaria del 30 de junio 22560. Sesión del 2 de julio 22661. Sesión del 3 de julio 23162. Sesión extraordinaria del 3 de julio 23563. Sesión del 4 de julio 23664. Sesión del 5 de julio 24165. Sesión extraordinaria de la noche del 5 de julio 24966. Sesión del 6 de julio 25267. Sesión del 7 de julio 26068. Sesión extraordinaria del 7 de julio 27369. Sesión del 9 de julio 27470. Sesión extraordinaria del 9 de julio 278

APENDICE:Cotejo editorial 281

INDICESOnomástico 309Toponímico 321Temático 317

Cronología 371

PROLOGO

DedicatoriaaGERMAN ARCINIEGAS

En sus admirables 90 años de lucidez:Maestro de Colombia,

Americano pancontinental,Plenipotenciario espiritual de la Patria ante el

universo,Combatiente por la Libertad de los Hombres.

PRESENT ACION

La conmemoración del sesquicentenario de la muerte del jurista-general Francis-co de Paula Santander me ha incitado a escribir las páginas de este esbozo para unestudio que necesariamente tendría que ser mucho más extenso, de mayor profundi-dad, con una técnica de desarrollo más rigurosa y una arquitectura de composiciónmás coherente. Lo aquí y ahora presentado --de lo cual son muchas las deficienciasque advierto y qué sé yo de cuántas innumerables más no habré sido consciente- hasido escrito con el pensamiento dirigido también a mis estudiantes de derecho consti-tucional en la Universidad Externado de Colombia, como incentivo para su forma-ción intelectual y cívica. De la ilustre Academia Colombiana de Historia que me haexaltado a la nobilísima condición de miembro correspondiente suyo impetro la in-dulgencia por esta manifiesta informalidad de mi presentación en su solemne foro derefinados espíritus.

El título está asignado para delimitar de antemano el qué y el cómo, objetos deestudio. Tan solo la específica tarea constituyente del congreso de la Villa del Rosa-rio, será el área de consideración. La fecunda y esmerada labor legislativa de eseparlamento primigenio queda afuera del campo óptico seleccionado. Y todavía, másrestrictivo: no es la constitución de 1821, en su plenitud, la materia de que me heocupado.

En la zona concreta del análisis no he situado sino dos de los muchos trascenden-tales, y con frecuencia complejos, aspectos que por diversos costados interesan a lateoría constitucional, el derecho constitucional y la ciencia política. Como podrá ob-servarlo el lector, la mayor amplitud de enfoque se ha concentrado en dos densosnúcleos temáticos de la constitución proyectada, que concitaron los ánimos de loscongresales y elevaron los debates a máximos grados de temperatura retórica y ten-sión intelectual. Fueron, en primer lugar, la forma que debería ser dada al Estado--central o federal- y luego el de las facultades extraordinarias del gobierno.Temas que, por lo demás, tanto en la balbuciente Colombia de entonces, como en la

XV

de hoy, y aun de otros pueblos del continente iberoamericano. han sido siempre.desde entonces, campos magnético y gravitatorio de ideologías. controversias. dis-cordias y a veces de rechinantes colisiones de sables y bayonetas.

No obstante la insuficiencia de las actas en cuanto a indispensables elementos deconocimiento y evaluación para el jusconstitucional ista ~omo serían los textoscompletos de los proyectos, de las exposiciones de motivos y aun de pasajes muysubstanciales de las intervenciones oratorias de los diputados, porque los discursosescritos fueron prohibidos-s-, el material que ofrecen las actas al estudioso es abun-dantísimo en filones de preciosa substancia informativa.

Será muy justo el reproche que a estas páginas se les dirija por la cantidad yextensión de las transcripciones textuales que las inundan. Ello ha sido intencional.De mi experiencia docente procede el convencimiento de la necesidad inaplazable deofrecerles a los jóvenes universitarios la oportunidad de aproximarse lo más cercana-mente posible a los más importantes episodios de la historia colombiana. y en vistadel no fácil acceso a la documentación bibliográfica. la transcripción directa. literalde los debates principales pone al joven lector en contacto frontal con los pensamien-tos y actitudes de los principales protagonistas de ese inaugural acontecimiento histó-rico que tuvo como único espacio acogedor el de la sacristía de la iglesia de la Villadel Rosario.

Otros varios componentes nucleares del proyecto ocuparon la atención y deter-minaron la decisión del poder constituyente de la Villa del Rosario. El de las relacio-nes Estado-Iglesia, yen su ámbito central el de la religión del Estado. fue objeto deintensas y hasta incandescentes polémicas. De también prolongadas y serias contro-versias fue el tema de la base demográfica para integrar la cámara de representantes.Asimismo, el régimen de la inmunidad parlamentaria. Fácil será apreciar que, paraaligerar un tanto la aridez o monotonía del discurso expositivo he querido distraer allector con algunos apuntes sobre aspectos humanos y menesteres materiales del con-greso mismo: las desventuras de la existencia de los diputados en esa remota, casiinhospitalaria aldea, donde el comején hizo sus delicias en los archivos porque losjueces del lugar no quisieron prestar ni vender unos anaqueles para una mejor ordena-ción y conservación de las actas y demás documentos oficiales; el agobio de enferme-dades tropicales; la deplorable penuria a que estuvieron sometidos; la nostalgia ypreocupaciones por los hogares lejanos, y cuántas desventuras más. Heroicos, mere-cedores de respetuosa y admirativa recordación, esos abnegados pre-colomhianos,arquitectos y constructores de aquella noble y a la postre infortunada aventura insti-tucional.

La intención didáctica, deseo reiterarlo, rigió la técnica de composición y porello en algunos momentos se desvía fugazmente la dirección del análisis hacia aspec-tos de teoría constitucional, tal es el nombre del Estado -a propósito de las vicisitu-des del nombre "Colombia'v=- o para insinuar la importancia, habitualmente descar-tada en los textos universitarios, de los símbolos del Estado, como son el escudo, labandera, el himno y, en general. todo aquel conjunto de elementos materiales e inma-teriales, descuidados en la educación pero que para autores foráneos de elevado relie-

XVI

ve como doctrinantes. son motivo de seria consideración y meditación, entre ellos elprofesor Herrnann Krüger cuya Teoria general del Estado contiene substanciosaspáginas sobre la denominada Staatspflege .

El concreto, estricto espacio dentro del cual he enmarcado la secuencia de estoscomentarios sobre el congreso, excluía la consideración de otro interesante aspecto:el de derecho constitucional comparado. Como por ejemplo, las influencias que me-diata o inmediatamente activaron los espíritus de los congresales, por intermedio de laConstitución venezolana de Angostura, o procedentes de las constituciones francesaso de la más reciente entonces y más importante aún, la liberal de Cádiz de Ig 12.Asimismo, la admiración que la constitución colombiana de 1821 despertó en esegrande americano de entonces, Vicente Rocafuerte , que con exultante entusiasmo lareputó "muy superior a la española y a la carta francesa; sus bases pueden servir demodelo a los demás gobiernos que hayan de formarse en América:". y el interés que almenos en estudiarla y comentarla despertó en México en su proceso constituyente de1824. Y, desde luego, tampoco era propósito mío considerarla desde el punto de mirade su proyección en las ulteriores evoluciones e involuciones del derecho constitucio-nal colombiano.

Esta grata oportunidad me ha reportado el invaluable beneficio de intentar unenfoque aproximativo al experimento constituyente de 1821, que se sitúa en el centrode reflexiones que he venido codificando y ordenando para lo que podría ser unateoría del Estado colombiano, no escasamente el sistema actual, el vigente, sino conmás dilatada perspectiva, que se expande a partir de un momento histórico: el delnacimiento de la idea de transformar la nacián neogranadina, incubada en los domi-nios coloniales de la monarquía absolutista, en un Estado independiente. Tal mo-mento, a mi juicio, fue el 20 de julio de 1810. El intento de precisar el iter inicial deese propósito creador se concretó en los varios acontecimientos preconstituyentes queen el segmento final de estas páginas recojo en forma tan solo enunciativa, con eltítulo "la molécula originaria del Estado colombiano".

En resumen: nada más que un vademécum estudiantil es cuanto en sus manostendrá el lector de estas páginas.

Deuda de gratitud debo reconocer a los doctores Nohra Manotas, Néstor Osuna yMagdalena Correa, por la juiciosa y esmerada colaboración con que me beneficiaronpara la documentación y ulterior corrección del texto final, así como a la señora Ya-neth Romero, de cuyas torturas para el traslado al procesador de los endiabladosborradores y las incesantes e intempestivas enmiendas me declaro responsable.

CARLOS RESTREPO PIEDRAHITA

Bogotá, febrero de 1990, año del sesquicentenario de la muerte del ex presidentedel Estado de Nueva Granada, jurista-general Francisco de Paula Santander.

NOTAl. "Ensavo político: El sistema colombiano, popular, electivo, representativo, es el que más conviene aAmérica independiente", Nueva York, 1823, p. 12.

XVII

NOTA METODOLÓGICA

A la revolución de independencia en la América Hispana concurrieron con similarfuerza las tendencias militares y las civiles. Del elemento civil surgieron los ejércitos,autorizados y organizados por las juntas supremas de 1810 Ypor los primeros congre-sos. El desarrollo de los hechos, en especial la contraofensiva de los ejércitos del rey,hizo que la parte militar cubriera íntegramente el escenario. Sin embargo, tanto enVenezuela como en la Nueva Granada existían beligerantes sectores civiles que pugna-ban por organizar políticamente cada segmento de libertad que las tropas patriotas ibanganando en las batallas. Al interior de las filas republicanas también había interés porsometer el poderío de sus armas a la voluntad de una representación nacional.

Por eso se aprecia que en medio del ardoroso período de la independencia se entre-cruzan por el amplio territorio de Venezuela, Nueva Granada y Quito las batallas y loscongresos, las proclamas militares y las constituciones, los abogados y los generales.

Por lo mismo comprendemos la coexistencia de la reunión del Congreso de An-gostura con el emprendimiento y la victoriosa culminación de la campaña de la NuevaGranada en el mismo año de 1819. Y. dos años más tarde, mientras se encuentrareunido el congreso en Villa del Rosario de Cucuta, el ejército libertador consigue eltriunfo definitivo sobre los españoles en Venezuela, en la batalla de Carabobo. En losaños sucesivos, aquel ejército magnífico se concentra en la liberación de Quito, lagesta emancipadora del Perú y la creación de Bolivia, mientras en Bogotá se reúnen,año tras año, los congresos.

Son las dos fuerzas, la militar y la civil, que unen sus particulares métodos yvisiones del poder para crear una nación.

Una buena parte de la trayectoria militar de la época ha sido registrada por la colec-ción de documentos de la Biblioteca de la Presidencia de la República, con títulos comoSantander y los ejércitos patriotas, en cinco tomos, y Los ejércitos del rey, en cuatro.

El aspecto propiamente civil, el de la organización política de la nación, el de losprimeros ejercicios de la libertad, ha sido motivo de la edición de una serie sobre losprimeros congresos de la República.

CLXIX

Estos primeros congresos pueden clasificarse en constituyentes y legislativos,aunque algunas veces se confundían las dos calidades. Congresos constituyentes sonlos de: Provincias Unidas de la Nueva Granada, de Santo Tomás de Angostura, deVilla del Rosario de Cúcuta y la malograda Convención de Ocaña. Y legislativosaquellos congresos que se reunieron bajo los cánones de la constitución de 1821, quetenían vedado ejercer función constituyente hasta tanto no pasaran diez años desde elestablecimiento de la carta fundamental, aunque no supieron sobreponerse a la tenta-ción irresistible de violar aquella prohibición y convocaron en 1827 la gran conven-ción, donde se perdió toda regularidad en el ejercicio del poder, que no se recompusohasta que se disolvió la Gran Colombia y cada país se organizó por su propia cuenta.

La Biblioteca de la Presidencia de la República ha considerado de particularimportancia dedicar buena parte del esfuerzo editorial a reeditar las actas de sesionesde aquellos congresos, en el marco de la conmemoración del bicentenario del natali-cio y el sesquicentenario de la muerte del general Francisco de Paula Santander, dequien es conocido su empeño por materializar una República más allá del triunfo delas armas.

Las obras que conforman la serie de congresos de la Biblioteca Presidencia de laRepública son: Actas del congreso de las Provincias Unidas de la Nueva Granada(dos tomos). Actas del congreso de Angostura (un tomo). Actas de la diputaciónpermanente del congreso de Angostura (un tomo). Actas del congreso de Cúcuta (trestomos). Convención de Ocaña (tres tomos). Santander y el congreso de 1823, actas ycorrespondencia (tres tomos). Santander y el congreso de 1824, actas y correspon-dencia (cinco tomos). Santander y el congreso de 1825, actas y correspondencia(cinco tomos).

El presente título, Actas del congreso de Cúcuta, recoge la labor de aquellarepresentación grancolombiana, reunida por varios meses en la sacristía de la hoydesaparecida iglesia parroquial de la Villa del Rosario de Cúcuta, población en dondesólo veintinueve años antes había nacido el general Santander.

Entre todos los congresos de la época, este de 1821 destaca porque de él surgió laGran Colombia debidamente constituida como nación independiente y libre, y porque aél concurrieron los representantes de los pueblos de Venezuela y de la Nueva Granadaen comunidad de miras y de aspiraciones.

En el sustancioso prólogo del constitucionalista doctor Carlos Restrepo Piedrahítapodrá encontrar el lector una detallada exposición y análisis de las circunstancias queantecedieron a la reunión de Villa del Rosario, de las fatigantes condiciones materialesque rodearon la asamblea, de los procedimientos seguidos por los congresales, y delcolosal trabajo constituyente a que se dedicaron. Otro tanto hallará del valor históricode los debates ideológicos que se suscitaron y de las repercusiones en el perfil de lasnobeles naciones.

CLXX

La presente ediciónDe las actas del congreso constituyente de Cúcuta se han realizado varias ediciones

en Colombia yVenezuela, por ser un congreso común a ambas naciones. En Colombiase han publicado dos: Congreso de Cúcuta. Libro de actas. Publicado por RobertoCortázar y Luis Augusto Cuervo, miembros de número de la Academia Nacional deHistoria de Colombia. Biblioteca de historia nacional, vol. 30. Bogotá, imprenta na-cional, 1923; Y Congreso de Cúcuta. Libro de actas, 1821. Bogotá, talleres gráficos delBanco de la República, 1971.

La presente edición tomó como base la del Banco de la República de 1971, Ysobre ella se hizo el levantamiento de textos, los cuales fueron, previamente, actuali-zados ortográficamente, bajo los parámetros de la pauta básica acordada por los expe-rimentados correctores que prestan su concurso a la Fundación Francisco de PaulaSantander (Antonio Ospina, Salomón Torres, Carmen Rada y César Puerta, entreotros), y que se refiere al uso de la ortografía moderna, a la resolución de abreviatu-ras, a la utilización de mayúsculas y a otros aspectos que no tocan con la gramática yla sintaxis de la época ni con el contenido de los documentos, pero que facilitan lapresentación editorial al lector de hoy.

Sin embargo de tomarse por base la edición de 1971 , se observó, por parte del pro-loguista, doctor Restrepo Piedrahíta, que tanto en esta como en la de la Academia Co-lombiana de Historia existían algunas diferencias puntuales con el manuscrito original,que ameritaban un minucioso cotejo entre las diversas ediciones y los manuscritos,aprovechando la fortuna de conservarse el original de las actas de Villa del Rosario en laBiblioteca del Congreso de Colombia, en Bogotá. El presidente del senado, doctorJuan Guillermo Giraldo ,amablemente facilitó el acceso a los invaluables manuscritos.

Tres estudiantes de la Universidad Externado de Colombia tuvieron a su cargo laelaboración del cotejo mencionado, que sin duda ayudará a la necesaria fidelidad queexige la reproducción de documentos históricos. Esta confrontación aparece al finalde cada tomo, con una nota explicativa para su mejor uso y provecho.

El catedrático y experto constitucionalista Carlos Restrepo Piedrahíta se encargóde dirigir la presente edición y de elaborar el respectivo prólogo, el que ha dedicado almaestro Germán Arciniegas, su compañero de inquietudes históricas. Coincidió conla preparación de esta obra la designación del doctor Restrepo Piedrahíta como miem-bro correspondiente de la Academia Colombiana de Historia. La feliz circunstanciahonra a la Biblioteca de la Presidencia de la República y a la Fundación Santander,pues el nuevo académico presenta como prólogo a la presente edición de las actas delcongreso de Cúcuta el estudio que le sirve de ingreso a la Academia. Ya el lectortendrá acceso a la dimensión del trabajo del prologuista, y lo someterá a sus particula-res criterios de acuerdos y desacuerdos. Por lo pronto, el prólogo, así preparado, haenriquecido enormemente el presente producto editorial.

CLXXl

RECONOCIMIENTOSComo se ha mencionado, esta edición tiene como antecedentes un riguroso trabajo decrítica interna y de cotejo entre las ediciones precedentes y los originales manuscritosde las actas. La dirección de los tres volúmenes que integran la presente serie delCongreso de Cúcuta, libro de actas, fue responsabilidad del constitucionalista CarlosRestrepo Piedrahíta. En la labor de cotejo intervinieron los estudiantes de la Univer-sidad Externado de Colombia: Magdalena Correa, Elizabeth Gómez y Alexei Julio.

Las labores editoriales estuvieron a cargo de las siguientes personas: actualizaciónortográfica, Antonio Ospina. Corrección de pruebas tipográficas, Salomón Torres. Elprofesor Rafael Gómez Pardo tuvo a su cargo la elaboración de los índices. La cronolo-gía interna se tomó de la base de datos de la Fundación. La bibliotecóloga AngelaSaldarriaga de Vélez realizó la catalogación en la fuente. El diseño de las sobrecubier-tas y los textos de las mismas estuvieron a cargo del taller de la Fundación y Luis JavierCaicedo, respectivamente. La pauta básica editorial y la supervisión de los procesostipográficos las realizó Hugo González. El analista de sistemas Ricardo Ladino R.procesó el aparato crítico de la obra.

LUIS HORACIO LÓPEZ DOMÍNGUEZ

CLXXII

INTRODUCCION I

Con la edición de este Libro de Actas ha querido asociarse el Banco de laRepública a la solemne conmemoración del sesquicentenario del congreso deCúcuta. Es el homenaje que puede rendirse a los colombianos que en 1821,bajo el apremio todavía de difíciles circunstancias, se sentaron a deliberarcon sus hermanos de Venezuela sobre el porvenir de estos pueblos, en entre-dicho por los azares de la guerra de independencia.

De ahí que lo admirable, lo sorprendente en aquellos personeros de lavoluntad nacional, fuera el espíritu de orden y de libertad con que se consa-graron en la villa del Rosario a la tarea de dar estructura jurídica y fundamen-tos institucionales a la Gran Colombia, bosquejada ya dos años atrás en elcongreso de Angostura.

De esta asamblea de Cúcuta, yen contraste con lo protagonizado en loscampos de batalla, iba surgiendo poco a poco, a medida que las deliberacio-nes avanzaban, la efigie de la patria en la cual creyeron los granadinos desdeBerbeo y de Galán, una patria que ya se había prefigurado en el Memorial deAgravios de Camilo Torres y en el acta del cabildo del 20 de julio, y

"que fundada ahora -según lo expresa Bolívar en su mensaje- sobrela más completa representación de los pueblos de Cundinamarca y Ve-nezuela, se elevará a la cumbre de la dicha y de la libertad".

La obra que hoy entregamos al estudio de los colombianos, después decincuenta años de la aparición del libro Actas y protestas de los eruditos donRoberto Cortázar y don Luis Augusto Cuervo, hoy rareza bibliográfica, guar-

CLXXlII

da en sus páginas no poco del heroísmo que entonces demandó la indepen-dencia. Es este un valor de tipo civil, encaminado a librar las batallas delderecho y la justicia, en cuyo implantamiento trabajan todos con igual esme-ro, pues tenían la conciencia de ser en esos momentos los depositarios únicosdel gran anhelo colectivo de preservar para la paz los bienes adquiridos en lalucha emancipadora. El congreso de Cúcuta asumió con entera responsabili-dad esa tarea; y como un fruto magnífico de sus desvelos, estableció la unióny la estructura constitucional de la República. La carta fundamental queemanó de su soberanía fue, en su tiempo y para las circunstancias, un estatutode incuestionable significación, que casi logra el milagro de establecer elequilibrio, tan deseado y tan esquivo, entonces como ahora, entre las tresramas tradicionales del poder público. Por sólo esto, si ya no tuviera otrascaracterísticas más por las cuales merece ser considerada, la constitución de1821 se presenta como instrumento en cuya virtud los pueblos que batallabanpor la independencia formaron unidos ante el enemigo común, bajo unmismo mando en los combates e idénticas autoridades civiles.

Debajo del orden constitucional y normativo, existe otro de tipo legal,regularizador de esa actividad múltiple y variada que se desarrolla a nivel delciudadano, primero para su beneficio y después para el de la comunidad. Elejercicio de esas facultades requiere, para ser completo y socialmente útil, deuna organización de derecho que sea al propio tiempo idónea para producirresultados positivos, en provecho de la comunidad y del individuo. En esteaspecto resulta notable la obra del congreso de Cúcuta, porque no sólo elabo-ró y expidió el magno estatuto que dio cuerpo jurídico a la República, sinoque, cristalizadas las especulaciones de la filosofía política, asumió la repre-sentación de los pueblos y busca con apremio y en desarrollo de la constitu-ción la solución de los problemas que afectaban su situación presente y com-prometían su subsistencia y su libertad.

Con sólo repasar el índice de materias que va al final de estas páginas, sedescubre, con admiración, el cúmulo de cuestiones vitales que atrajeron laatención y fueron la preocupación de aquellos legisladores, a quienes podíahabérseles abonado el cumplimiento de su deber con sólo la expedición de lacarta fundamental, pero que, además, cumplieron una tarea legislativa deproyecciones tan vastas como el ejercicio del poder constituyente. Nada, enefecto, quedó fuera de su vigilante cuidado y ningún problema de los innume-rables que agobiaban la República dejó de ser estudiado con celo y preocupa-ción. Desde los problemas mismos que planteaba la guerra, y que con ser

CLXXIV

muchos no pasaban de ser una parte de los que se presentaban a los legislado-res, y cuya solución demandaba el país en términos de extrema urgencia. Lapenuria del fisco era total, pues la guerra había arrasado o paralizado todas lasfuentes de la riqueza. Los campos, recurso máximo de la economía en tiem-pos normales, no veían ya labriegos sino soldados, cuando no mendigos ydesertores.

En las ciudades sólo se percibía alguna actividad en el comercio de im-portación, llevado a cabo en escala tan reducida para satisfacer las exigenciasde algunos pequeños círculos privilegiados, a quienes se les debe tal vez, a ladistancia de tantos años, una manifestación de agradecimiento y simpatía,porque sin ellos el comercio hubiera resultado nulo, y las rentas de aduanasinexistentes en momentos en que la guerra imponía un incremento cada vezmayor del movimiento aduanero. No era éste un recurso fiscal exclusivo de laNueva Granada, sino que otros países, Inglaterra por ejemplo, apelaron tam-bién a él bajo urgencias semejantes, según anota el profesor Esteban Jarami-110 en su Tratado de ciencias de la hacienda pública:

"Al principio de la formidable lucha que Inglaterra sostuvo contra Na-poleón, a fines del siglo XVIII y primeros años del XIX, en momentosen que las necesidades crecientes e imperiosas de la guerra con tan temi-ble adversario hacían indispensable la constante apropiación de nuevosrecursos, los hombres de Estado ingleses sólo pensaran en obtenerlos delas fuentes fiscales ya conocidas. En efecto, los derechos de aduana seelevaron en proporciones extraordinarias y se establecieron a la vez gra-vámenes sobre la importación de artículos que antes eran de libre co-mercio a tiempo que el sistema de impuestos interiores sobre los objetosde consumo se extendía y complementaba con nuevas imposiciones,gravando todo lo que podía ponerse al alcance de los agentes del fisco:el té, la sal, las bebidas, las drogas, el jabón, las velas, los polvos parael cabello, los relojes, los coches, los caballos, los sirvientes y losperros".

Así pues, en los esfuerzos desesperados para atender a la defensa nacio-nal-agrega Jaramillo-- "no parecía haber impuesto que el gobierno no esta-bleciera y que el pueblo no aceptara".

Esta situación de los ingleses en lucha contra Bonaparte hubo de ejercernotable influencia en los legisladores del Rosario de Cúcuta, para quienes

CLXXV

también resultaba sumamente grave el problema de proveer con regularidad alos gastos de la guerra. Yen el empeño de hallar adecuada solución a la emer-gencia neogranadina expidieron la famosa ley de 30 de septiembre de 1821,por la cual se estableció un impuesto directo "sobre las rentas y ganancias delos ciudadanos". Con esta ley, anota el autor citado, se procuró modificar elsistema tributario colonial, una de las causas del movimiento secesionista, y"en cuyas disposiciones puede decirse que los fundadores de la República seanticiparon a su época". Desgraciadamente el país no estaba preparado en-tonces, ni lo estuvo por mucho tiempo para implantar tan trascendental refor-ma, en que, como decía el ilustre secretario de hacienda del Libertador, señorCastillo y Rada, se habían fincado las esperanzas de los legisladores y delgobierno. Consuela saber, sin embargo, que esta ley no sólo intentó ponerpunto final al sistema tributario de la colonia, sino que introdujo por primeravez en nuestra legislación el concepto claro y preciso de lo que es el impuestodirecto.

Resultaría interminable la relación de los vastos problemas económicos,fiscales y sociales a que hubo de atender el congreso. Alguien habrá que entiempos ojalá inmediatos emprenda el estudio de esa labor, para que las gene-raciones futuras conozcan la magnitud y calidad del aporte que al desarrollodel país prestaron los admirables legisladores de 1821.

Cabe, para terminar, un recuerdo a los próceres máximos del congreso de1821 y evocar, con palabras de don Tomás Rueda Vargas en sus Visiones dehistoria de Colombia. esta nación colombiana, donde Bolívar fue la inde-pendencia, Santander la República y Nariño la patria.

GERMÁN BOTERO DE LOS RÍOS

NOTA:l. Se trata del prólogo a la edición realizada por el Banco de la República en el año de 1971 inotu deleditor).

CLXXVI

Ley. 6 de octubre. Que designa las armas de la nación.

El congreso general de Colombia, CONSIDERANDO: Que por el artículo 11 de laley fundamental de la República le corresponde designar las armas que deben distin-guirla en 10 venidero entre las naciones independientes de la tierra, ha venido endecretar y

DECRETA LO SIGUIENTE:

Artículo l" Se usará en adelante, en lugar de armas, de dos cornucopiasllenas de frutos y flores de los países fríos, templados y cálidos, y de lasfasces colombianas, que se compondrán de un hacecillo de lanzas con lasegur atravesada, arcos y flechas cruzadas, atados con cinta tricolor porla parte inferior.

Artículo 2° El gran seIlo de la República y sellos del despacho tendrángrabado este símbolo de la abundancia, fuerza y unión, con que los ciudada-nos de Colombia están resueltos a sostener su independencia, con la siguienteinscripción en su circunferencia: REPUBLlCA DE COLOMBIA.

Artículo 3° En las monedas de oro, platina y plata, se imprimirá este sím-bolo nacional por el reverso, con expresión de su valor respectivo, del lugaren que fueron acuñadas, y las iniciales de los nombres de los ensayadores.

CLXXVII

Artículo 4° Por el anverso tendrá impreso el busto de la Libertad, en trajeromano y ceñida la cabeza con faja en que se vea grabada la palabra Libertad,y en la circunferencia "REPUBLlCA DE COLOMBIA. AÑO DE."

Comuníquese al poder ejecutivo para su observancia.Dada en el palacio del congreso general de Colombia, en el Rosario de

Cúcuta, a 4 de octubre de 1821, II ° de la independencia.

El presidente del congreso,

José Ignacio de Márquez,

El diputado secretario,

Miguel Santamarta.

El diputado secretario,

Francisco Soto.

Palacio de gobierno en el Rosario de Cúcuta, a 6 de octubre de 1821 I 1°

Ejecútese.

Francisco de Paula Santander.

Por su excelencia el vicepresidente de la República, el ministro dehacienda,

Pedro Gual.

CLXXVIII