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Funciones ejecutivas y estrategias de
aprendizaje: motivación, atención, memoria Unidad III: Motivación, atención y memoria
Máster Universitario en Orientación e Intervención
2018-2019
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Funciones ejecutivas y estrategias de aprendizaje: motivación, atención,
memoria
ÍNDICE
Contenido ÍNDICE ................................................................................................................................................... 1
1. Introducción ....................................................................................................................................... 2
2. Contenido del tema ............................................................................................................................ 2
2.1. Motivación .................................................................................................................................. 2
2.1.1. Intervención ante la motivación ............................................................................................ 3
2.2. Atención ..................................................................................................................................... 7
2.3. Memoria ..................................................................................................................................... 8
Bibliografía y webgrafía ....................................................................................................................... 11
Caso práctico ....................................................................................................................................... 11
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Funciones ejecutivas y estrategias de aprendizaje: motivación, atención,
memoria
1. Introducción
En esta unidad vamos a describir tres de los procesos más importantes que están relacionados con las
funciones ejecutivas, la motivación, la atención y la memoria.
A pesar de que los citados procesos se pueden considerar de forma aislada, es preciso
conocerlos y comprobar su relación con las funciones ejecutivas, por su importante papel modulador de
éstas últimas. Solo tenemos que considerar el hecho de que a menudo, por ejemplo, los estudiantes
con disfunciones ejecutivas son acusados de vagos y desmotivados. Tanto padres como educadores
describen su frustración cuando los estudiantes no entregan a tiempo sus deberes, no empiezan sus
trabajos a tiempo, no se esfuerzan lo suficiente en sus tareas, no ayudan en casa o no mantienen sus
cosas en un orden adecuado, no levantan la mano en clase, no apuntan nada en sus agendas o no piden
ayuda ni responden a lo que se les pregunta.
Quizá esto es suficiente para describir la conducta irritante y molesta que los padres y
educadores critican. Esta conducta se resume en la declaración, antes señalada que el estudiante es
vago o está desmotivado. A la vista de esta recriminación, los estudiantes parecen culpables hasta que
se prueba su inocencia. Poco se pueden defender salvo para decir que no son vagos. Con frecuencia los
padres y educadores observan esta conducta que mencionamos arriba, pero en lugar de descubrir lo
que está detrás de esta conducta, la declaran negativa, incorrecta y perjudicial.
Vayamos a una pregunta interesante, si alguien acude a Ud. Y le dice que es vago y
desmotivado porque no está realizando las tareas que él mismo ha determinado a su gusto, ¿es su
primera respuesta trabajar muy duro para cambiar su conducta y ganarse a esa persona? Pocas
personas responden positivamente a una declaración de este tipo, la gran mayoría respondería no. La
respuesta más lógica sería hacer oídos sordos y contraatacar.
Un estudiante que se siente agobiado por todo lo que se le pide puede experimentar esas
peticiones como si fuera bullying. El estudiante que contraataca está intentando preservar su
autonomía y no cederá fácilmente. Ante esta perspectiva, ¿no sería mejor llevar al estudiante a una
situación en que su motivación natural (intrínseca) le pueda guiar?
2. Contenido del tema
2.1. Motivación
La motivación explica la eficacia o ineficacia de un reforzador, ya que son los motivos de un sujeto los
que determinan la fuerza de ese reforzador para ese sujeto determinado; por ejemplo, un gesto
cariñoso del profesor, constituye un reforzador valioso para un alumno necesitado de aprobación,
pudiendo no tener valor alguno para un alumno en busca de autonomía. También nos señala la meta o
dirección hacia la que está orientada una persona, así como el tiempo dedicado a las actividades en las
que se compromete. Las actividades que realiza un estudiante en el ambiente escolar y el tiempo que le
dedica a cada una de ellas, están relacionados estrechamente y casi linealmente con la motivación,
constituyendo, además, un buen predictor de su rendimiento académico.
La motivación es una experiencia subjetiva con manifestaciones cognitivas, fisiológicas y
conductuales que, partiendo, bien de los elementos del ambiente (estímulo), bien de aspectos del
propio sujeto (necesidad), empuja o atrae a éste a realizar una actividad o a comportarse con una
conducta.
La cuestión fundamental con respecto a la motivación es saber qué hay en el contexto
inmediato o remoto que define el significado de la actividad escolar para el alumno que resulte
motivador para algunos alumnos o para un alumno en determinados momentos y desmotivador para
otros, y por qué. Esto es, por qué los contenidos, el modo en que son presentados, las tareas, el modo
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en que se plantean, la forma de organizar la actividad, el tipo y forma de interacción, los recursos, los
mensajes que da el profesor, la evaluación —la persona que la hace, la forma en que se hace y el
contexto en que se inscribe-, unas veces motivan a los alumnos y otras no.
Todas las variables mencionadas aportan al alumno información que influye de un modo u otro
en la idea que se hace sobre qué metas se pretende que consiga, qué tienen de atractivo o de aversivo
para él, qué posibilidades tiene de conseguirlas o de evitarlas, a qué costo, qué otras metas están en
juego, etc., idea que determina la motivación -la aceptación o rechazo de la tarea, la persistencia en la
realización de la misma o el entorno reiterado a ella sin que medie fuerza coercitiva alguna- que
observamos en los alumnos. Este hecho ha llevado a los psicólogos a estudiar qué tipos de metas
persiguen los alumnos, de qué modo influyen en su comportamiento y qué variables contextuales
influyen en que se perciba en un momento dado la consecución de unas como más viables que la de
otras.
Además, la motivación está también relacionada con las atribuciones que realizan los alumnos
y con el tipo de estructura de aula.
Por lo tanto, para comprender los procesos de la motivación e intervenir sobre ellos, será
necesario tener en cuenta los tipos de metas que persiguen los alumnos, las atribuciones que realizan y
la forma de organizar la estructura del aula.
Antes, los padres y los maestros estaban confundidos cuando los estudiantes, incluso aquellos
dotados intelectualmente, se tambaleaban al borde del fracaso escolar. Parecía ser una cuestión de “la
pereza o la falta de motivación”. Ahora, se puede entender como un mal funcionamiento de las
funciones ejecutivas. La motivación y la emoción son cruciales en la determinación de la conducta
humana, tiene que estar claro que interactúan con las funciones ejecutivas.
Por tanto, y ejemplificando con dos trastornos habituales en nuestras aulas, tanto los niños con
TDAH como los niños con TEA necesitan el soporte motivacional de los adultos y su utilización de
estrategias de enseñanza activa. En este marco, los profesionales de la educación deben de asesorar a
los padres sobre la mejor manera de ayudar a los niños con TDAH y con TEA para que logren el mayor
éxito académico.
2.1.1. Intervención ante la motivación
A. Motivación intrínseca
Obviamente no existe unas pautas de intervención concretas que beneficien o consigan en los alumnos
una motivación intrínseca, pero si que podemos actuar para ayudar o favorecer la misma conociendo
los aspectos que más se le relacionan y que son:
1º. Tareas y actividades. Sólo a partir de un curriculum individualizado ajustado al diagnóstico
académico del nivel del alumno, podremos establecer las actividades que guarden mayor equilibrio
entre dificultad y facilidad. Las tareas complejas, novedosas y sorprendentes, generalmente,
incrementan la motivación intrínseca. La curiosidad y el interés también pueden ser despertados
presentando a los alumnos informaciones y materiales discrepantes de sus conocimientos y
expectativas, o proponiéndoles paradojas, ya que de este modo se crea un conflicto cognitivo que
obliga a implicarse más en el conocimiento y dominio del tema.
La forma de presentación de la tarea también influye en la motivación intrínseca dado que los
alumnos persisten más tiempo en aquellas tareas que se presentan como un juego, más que las que
exigen una evaluación.
2º. Evaluación. Al margen del grado de dificultad de las tareas, cuando se presentan con una finalidad
evaluadora, los alumnos tienden a elegir las más fáciles.
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3º. Ayudas externas. La cantidad de ayuda que recibe el alumno es otro elemento que afecta a la
motivación intrínseca. Cuando existe un exceso de ayuda se reduce la motivación, ésta debe ser la justa
para que el alumno complete la tarea por sí mismo.
4º. Recompensas. La oferta de recompensas por la realización de tareas reduce la motivación
intrínseca, debiendo ofrecerse exclusivamente en tareas de interés limitado. Es preciso trasladar la
atención de la recompensa hacia la importancia de la tarea y los sentimientos de competencia por
dominarla.
5º. Toma de decisiones. Este elemento influye en la motivación intrínseca de forma decisiva, por lo que
sería conveniente propiciarlo, favoreciendo la posibilidad de alcanzar el éxito, para lo que se
recomienda:
a) Indicar cuándo se está realizando bien la tarea.
b) Especificar con claridad qué hay que hacer y cómo debe hacerse.
c) Permitir la elección del grado de dificultad de la tarea.
d) Facilitar la autoevaluación.
e) Dejar que propongan las propias metas de aprendizaje.
f) Propiciar la participación en la confección de las normas de la clase.
B. Motivación para aprender
Podemos pensar que cuando los alumnos empiezan la escuela, poseen un cierto entusiasmo que
gradualmente se transforma en rutina, en la que el interés se centra en ser capaz de responder a los
requerimientos formulados. Pero, ¿por qué se da ese descenso en el entusiasmo-motivación?
Probablemente, porque el profesor, normalmente, falla en el intento de desarrollarla.
En teoría, los profesores deberían ser capaces de desarrollar y activar la motivación para
aprender mediante la socialización de las creencias, actitudes y expectativas, sobre las tareas
académicas de los estudiantes, como las estrategias de procesamiento de la información y resolución
de problemas, que ellos emplean cuando inician tales actividades.
Los profesores no son meros reactivos de los patrones motivacionales que los alumnos han
desarrollado antes de entrar en la escuela. Crear un entorno en el que se eliminen los elementos
deprimentes y se creen las condiciones deseables, como:
a) Asegurar un adecuado equilibrio entre las exigencias de la tarea y las habilidades de los
sujetos,
b) Animarles a que hagan preguntas y aprendan de sus errores,
c) Minimizar el papel de maestro como figura autoritaria y el valor de los exámenes y las
calificaciones, y
d) Emplear la alabanza y el elogio correctamente, estas serían algunas de las funciones más
significativas del profesor en el aula.
Para llevar a cabo esa “socialización” de la motivación, se proporcionan las siguientes propuestas:
I. Condiciones generales. Las condiciones necesarias para que las estrategias surtan el efecto
deseado son:
1. Entorno de apoyo (un ambiente que no cree ansiedad, anime a los estudiantes, apoye sus
esfuerzos de aprendizaje y les haga sentirse a gusto, sin miedo a ser criticados cuando
cometan errores).
2. Nivel de dificultad apropiado (las tareas deben permitir el éxito a los alumnos con un nivel
de esfuerzo razonable).
3. Objetivos de aprendizaje significativos (evitando actividades que, para alcanzar el objetivo
propuesto, comporten la práctica de destrezas ya dominadas, memorizar listas, copiar
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definiciones o términos que no vayan a usarse, o leer textos que, por su vaguedad,
abstracción o desconocimiento, no sean significativos a los alumnos).
4. Uso moderado-óptimo de las mismas (cualquier estrategia pierde su eficacia si se aplica
con exceso o como una rutina).
II. Para mantener las expectativas de éxito. Las estrategias que a continuación se exponen
enfatizan el término expectativa del binomio expectativa-valor.
5. Programar para el éxito (para alcanzar el éxito, la instrucción deberá partir del nivel de
cada alumno, avanzar paso a paso y preparar suficientemente a los alumnos para pasar de
un nivel a otro sin problemas. Esto no dependerá de la dificultad de la tarea sino de
preparar a los estudiantes, a lo largo de la instrucción, apoyándoles en sus esfuerzos a
través de las orientaciones y las retroalimentaciones adecuadas).
6. Enseñar la planificación de metas, la apreciación de la realización y las destrezas de
autorrefuerzo (enseñarles a prefijarse metas cercanas, específicas y desafiantes, más que
fáciles o difíciles); como, mediante la retroalimentación, a usar niveles apropiados
(autorreferidos) para juzgar su realización y, por tanto, autorreforzarse.
7. Ayudar a los alumnos a reconocer los nexos entre esfuerzo y resultados (mediante el
modelado, la socialización y la retroalimentación).
8. Proporcionar la socialización terapéutica adecuada, mediante contratos de ejecución,
entrenamiento atribucional y el método de enseñanza.
III. Para sustituir los incentivos extrínsecos. Las estrategias para suplantar la motivación
extrínseca no intentan incrementar el valor que los estudiantes dan a una tarea en sí misma,
sino unir la ejecución exitosa con el acceso a recompensas apreciadas.
9. Ofrecer recompensas por la realización correcta o mejorada (además de las notas,
premios, símbolos, privilegios especiales, etc., el profesor debería ofrecer y repartir
recompensas que llamen la atención sobre el desarrollo de su destreza y sus
conocimientos, más que sobre ellas mismas).
10. Estructurar la competición de modo adecuado (seguir y aplicar las condiciones de
aprendizaje cooperativo).
11. Llamar la atención sobre el valor instrumental de las actividades académicas (donde sea
posible, mostrar que el conocimiento o las destrezas desarrolladas a través de una tarea
académica, permiten al estudiante hacer frente a sus necesidades y le proporcionan una
oportunidad más para el mañana).
IV. Para aprovechar la motivación intrínseca de los alumnos.
12. Adaptar las tareas a los intereses de los alumnos (siempre que los objetivos perseguidos
puedan lograrse a través de ejemplos y actividades diversas, adaptar éstas al mundo y
cultura de los estudiantes).
13. Incluir elementos nuevos y variados (por ejemplo, hacer, que el ejercicio siguiente se
resuelva de modo distinto al anterior).
14. Permitir elecciones o decisiones autónomas (dentro de las limitaciones impuestas por los
objetivos instruccionales, dar a los estudiantes oportunidades para que experimenten su
libre decisión o creatividad, determinando cómo organizar su tiempo y esfuerzos).
15. Proporcionar ocasiones para que los estudiantes respondan activamente (a través de
juegos, experimentos, proyectos, simulaciones, intercambio de roles, etc.).
16. Dar retroalimentación inmediata a las respuestas de los alumnos (no sólo a través de la
interacción directa con el maestro, sino también dando instrucciones o claves para
supervisar el propio trabajo, o ayudándose de alumnos aventajados en esa tarea).
17. Permitir a los alumnos crear «productos acabados» (los alumnos, ante una tarea
compuesta por varios apartados, prefieren desarrollarla toda a que no se le asigne la
realización de una o más partes; de esta manera experimentan, tras su realización, un
mayor sentimiento de satisfacción personal por el trabajo y esfuerzo realizado).
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18. Incluir elementos de simulación o fantasía (cuando la aplicación a la realidad de lo que se
está enseñando resulte imposible, se puede hacer uso de la simulación y la experiencia
vicaria para implicar a los alumnos en el aprendizaje).
19. Incorporar elementos de juego en los ejercicios (transformar las actividades diarias en
rompecabezas o desafíos que: requieran resolver problemas, evitar trampas y superar
obstáculos para alcanzar la meta; inviten a la exploración y el descubrimiento para
identificar el objetivo, además de desarrollar el método para alcanzarlo; comporten
elementos de duda o información oculta que aparecen cuando terminan la tarea; y,
comporten un grado de aleatoriedad o incertidumbre acerca del resultado, en cada paso
de su resolución).
20. 20. Incluir objetivos de alto nivel y cuestiones divergentes (como actividades de análisis,
síntesis, evaluación, aplicación, relación, predicciones, opiniones, soluciones posibles, etc.,
en el desarrollo del contenido).
21. Dar oportunidades para interactuar con los compañeros (grupos de calidad, equipos de
trabajo, reuniones de solución, etc.).
V. Para estimular la motivación para aprender de los estudiantes. Las siguientes estrategias
estimularán a los estudiantes para que se tomen en serio la actividad de aprender y adquirir el
conocimiento o destrezas que se pretenden desarrollar en ellas, siendo las tres primeras,
condiciones necesarias.
22. Modelar el interés en el aprendizaje y la motivación para aprender (el profesor mostrará
que considera el aprendizaje como una actividad gratificante y de autorrealización, que
produce satisfacción personal y enriquece nuestras vidas, compartiendo con los alumnos
sus intereses acerca de películas, conciertos, música, etc., o sus opiniones acerca de los
sucesos diarios).
23. Comunicar expectativas y atribuciones deseables (positivas) sobre la motivación para
aprender de los estudiantes (proyectando actitudes, creencias, expectativas y atribuciones
acerca de la importancia que para el profesor tiene que sus alumnos sean curiosos, deseen
dominar destrezas, consideren el aprendizaje algo significativo).
24. Reducir la ansiedad de los estudiantes durante la realización de las tareas, aplicando las
estrategias necesarias.
25. Proyectar intensidad (para indicar a los alumnos que el nuevo material exige
concentración y atención, avanzando despacio, haciendo hincapié en las palabras clave,
modulando la pronunciación, etc.).
26. Proyectar entusiasmo (presentar los contenidos de manera que sugieran que son
interesantes o atractivos, indicando las razones por las que se los considera así).
27. Inducir el interés o aprecio de la tarea (subrayando sus conexiones con contenidos que los
alumnos consideran importantes o interesantes, mencionando las aplicaciones del
conocimiento o destrezas).
28. Inducir la curiosidad o la duda (de modo que resuelvan la ambigüedad propuesta o
rellenen sus vacíos de conocimiento).
29. Inducir el conflicto o disonancia cognitiva (presentando datos incompletos o paradojas
subjetivas).
30. Hacer los contenidos abstractos, personales, concretos y familiares (promoviendo la
aplicación del contenido a la vida diaria, haciendo demostraciones o analogías con aquello
que ya conocen).
31. Inducir a los estudiantes a que generen su propia motivación para aprender
(preguntándoles sus intereses en ciertas actividades, identificando las cuestiones que
quieren resolver, o anotando aquello que más les ha sorprendido).
32. Presentarles objetivos de aprendizaje y proporcionarles organizadores avanzados (dando
guías para el aprendizaje del contenido, sobre cómo tomar notas o sobre qué aspectos
concentrarse).
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33. Modelar el pensamiento relacionado con la tarea y la resolución de problemas (mostrando
qué hay que hacer y expresando en voz alta “pensando en alto”, qué actitudes y creencias
hay que mantener).
2.2. Atención
La atención ya fue definida por William James en 1890, como el proceso por el que la mente toma
posesión, de forma vivida y clara, de uno de los diversos objetos o trenes de pensamiento que aparecen
simultáneamente. Focalización y concentración de la conciencia son su esencia. Implica la retirada del
pensamiento de varias cosas para tratar efectivamente otras.
Luria en 1984 afirma que es el factor responsable de extraer los elementos esenciales para la
actividad mental, el proceso que mantiene una estrecha vigilancia sobre el curso preciso y organizado
de la actividad mental.
Más recientemente, Ballesteros en el año 2000 la define como un proceso por el cual podemos
dirigir nuestros recursos mentales sobre algunos aspectos del medio, los más relevantes, o bien sobre la
ejecución de determinadas acciones que consideramos más adecuadas entre las posibles. Hace
referencia al estado de observación y de alerta que nos permite tomar conciencia de lo que ocurre en
nuestro entorno.
Hace muchos años que la atención se ha considerado una función independiente e, incluso,
una función psicológica superior. Previamente existía dificultad en separarla de otras funciones, en
especial de las percepciones. Como funciones más importantes de la atención podemos citar:
- Ejerce control sobre la capacidad cognitiva.
- Activa el organismo ante situaciones novedosas y planificadas, o insuficientemente
aprendidas.
- Previene la excesiva carga de información.
- Estructura la actividad humana. Facilita la motivación consciente hacia el desarrollo de
habilidades y determina la dirección de la atención (la motivación).
- Asegura un procesamiento perceptivo adecuado de los estímulos sensoriales más relevantes.
Atender significa seleccionar la fuente de estimulación (lo que me dicen o lo que leo) a la que
quiero dar prioridad. Pero atender también es necesario para, por ejemplo, no poner crema de manos
en el cepillo de dientes, en caso de que el tubo de crema esté cerca cuando nos disponemos a
cepillarnos. Con mucha frecuencia hacemos cosas de forma automática, y ¡menos mal!, ya que hacerlo
todo con atención sería muy cansado y poco efectivo. Pero hacer cosas automáticamente en ocasiones
nos lleva a cometer errores. Atender es entonces una forma de control de la acción que es
especialmente necesaria cuando los automatismos no nos conducen a hacer lo que queremos, algo a lo
que también llamamos auto-regulación. Finalmente, atender requiere también un nivel óptimo de
activación. No podemos atender con eficacia si estamos adormilados. A veces, determinados eventos
nos ayudan a estar más atentos. Por ejemplo, el sonido cercano de una ambulancia nos hará conducir
con más atención. La preparación y la activación son por tanto aspectos íntimamente relacionados con
la eficacia con la que se atiende. Por tanto, actuar con atención consiste en estar en un estado de
activación adecuado que nos permita seleccionar la información que queremos procesar con prioridad y
eficacia con objeto de controlar de forma voluntaria y consciente nuestro comportamiento.
¿La atención es una función ejecutiva? A pesar de poder compartir ciertas estructuras
neurológicas, la posición que es que la atención es un una función cognitiva superior, un proceso
independiente, la consideraremos por tanto como una función que colabora con las funciones
ejecutivas, tal como hace con todas las funciones mentales.
Como ejemplo claro de la relación entre atención y funciones ejecutivas podemos citar el
TDHA o trastorno por déficit de atención con hiperactividad. El trastorno por déficit de atención /
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hiperactividad es el cuadro de consulta más frecuente en la atención primaria, en neurología y en
psiquiatría infantil, resultado de la interacción de características neurológicas dependientes del sistema
nervioso central y el ambiente en que el niño se desenvuelve.
Es un cuadro que abarca mucho más que dificultad en concentrarse o regular la actividad
psicomotora Básicamente puede entenderse como una disfunción de estructuras cerebrales,
especialmente lóbulo frontal (prefrontal) y circuitos relacionados, que interfiere con la adecuada
percepción, procesamiento de la información y generación de las respuestas más apropiadas. Esto
genera dificultad en varios ámbitos, académica, social y familiar, afectando en forma significativa la
calidad de vida.
El TDA se puede enfocar desde la clínica, los modelos neuropsicológicos, la neurobiología
subyacente y las etiologías posibles. Existen varios modelos neuropsicologicos para explicar el TDA. El
mas aceptado es la alteración de la función ejecutiva.
El déficit en inhibición de respuesta se considera la disfunción ejecutiva primaria en TDA
Hiperactivo /impulsivo, que genera déficit en otras funciones ejecutivas, mientras que la forma inatenta
se relaciona mayormente con déficit en la memoria de trabajo.
Se ha planteado que el TDAH corresponde al extremo de una conducta genéticamente
determinada en la población. Éste continuo se extiende desde un nivel normal de alteraciones de la
conducta de ocurrencia esporádica en prácticamente todas las personas, hasta niveles de alteraciones
más extremo que afectan negativamente el funcionamiento en forma persistente.
Las alteraciones de la función ejecutiva se hacen evidentes a medida que aumentan las
demandas para el control cognitivo y conductual, por lo que las dificultades pueden manifestarse recién
en el tercer o cuarto grado o incluso más adelante, en que es necesario procesar y organizar la
información para el aprendizaje. Alrededor de los seis años aparece la capacidad para resistir la
distracción. La habilidad para hacer una búsqueda organizada y el control de impulsos llegan al nivel del
adulto alrededor de los 10 años y la fluencia verbal, secuenciación motora y habilidades de planificación
posterior a los 12 años.
2.3. Memoria
Se considera vulgarmente que la memoria humana consiste simplemente en la retención a largo plazo
(días, meses, años) de datos numéricos, fechas, nombres, enumeraciones, definiciones e incluso textos
más amplios, para su reproducción ulterior, del modo más preciso posible, incluso con idéntica
expresión verbal. No se advierte que son también contenidos de la memoria el aroma de la rosa, el
sabor del limón, una melodía, un específico movimiento del golf, el camino de regreso a casa, la
operación de sumar o el concepto de energía. Los procesos de la memoria operan, pues, respecto de
conceptos, imágenes visuales, olores, melodías, movimientos, etc. que no consisten precisamente en la
retención y reproducción literal de determinadas expresiones verbales.
Por otra parte, en el propio ámbito de los estudios psicológicos, la memoria humana había sido
considerada como un proceso relativamente aislado e independiente del conjunto del sistema
cognoscitivo, cuya función consistía en la codificación, almacenamiento o retención y recuerdo de
sílabas, trigramas, palabras, etc.
Durante mucho tiempo fueron escasos los análisis de la memoria humana como estructura
cognitiva cuyos procesos intervienen decisivamente en la adquisición del conocimiento y uso del mismo
en la cognición y la acción. Los estudios sobre la memoria se ocuparon de la precisión de la retención y
su duración más que de la función y operaciones de la memoria en el marco del sistema cognitivo, en
los procesos de percepción.
Dada su intervención en los distintos procesos cognitivos, la memoria humana ocupa una
posición central en la estructura del sistema cognitivo humano. Para valorar la función de la memoria
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en la cognición y la acción humana basta con imaginarse la situación de la persona afectada de
amnesia, incapaz de reconocer a sus propios familiares o amigos, de recordar el camino de vuelta a casa
o incluso su propio nombre.
Por el proceso de almacenamiento, la memoria posee tres almacenes interconectados o estructuras:
Memoria Sensorial: concierne, pues, a la muy breve retención de los estímulos registrados por
los sentidos (registros sensoriales) estando estrechamente vinculada a la percepción, como captación
sensorial de los estímulos físicos. Por tanto, como afirma Baddeley: “en cierto sentido, nuestra
memoria es un registro de percepciones”.
A corto plazo, operativa o memoria de trabajo: toma información del almacén sensorial. Su
capacidad es de unos siete elementos de información. Su duración es de unos doce segundos sino
existe repaso. En la memora a corto plazo los elementos informativos se mantienen activos durante su
procesamiento con operaciones de interpretación, extracción de información y transformación, por lo
que será considerada como memoria operativa o memoria de trabajo.
A largo plazo o memoria permanente: concierne al almacenamiento organizado de la
información, para su ulterior recuperación, refluyendo a la memoria operativa, y siendo utilizada en
subsiguientes procesos cognitivos de elaboración de nuevo conocimiento y en la acción humana. Su
capacidad es prácticamente ilimitada en cuanto a la amplitud o extensión de la información que puede
almacenar. Es sensible a las interferencias. La duración o permanencia de información en esta memoria
es de un largo periodo de tiempo.
La relación entre memoria y funciones ejecutivas se integra fundamentalmente en la memoria
de trabajo, memoria estrechamente relacionada con los procesos atencionales y en la memoria a largo
plazo.
Un claro ejemplo de relación entre memoria y funciones ejecutivas son los pacientes con daño
prefrontal muestran una desproporcionada afectación en la memoria para recordar la fuente de la
información. La información se recuerda correctamente, pero el contexto espaciotemporal en el que
dicha información se adquirió ha quedado olvidado. Debemos volver a considerar que la amnesia de la
fuente no tiene por qué considerarse como un trastorno amnésico al uso, sino que plantea una ruptura
entre la información de la memoria semántica y episódica con dificultades para situar el conocimiento
en las coordenadas espaciotemporales adecuadas.
Las funciones ejecutivas desempeñan un papel fundamental en los procesos de memoria, sean
éstos a corto o a largo plazo. Un modelo de memoria debe plantear que los procesos de monitorización,
mantenimiento o manipulación de la información también afectan a la información contenida en la
memoria a largo plazo. Recuperar información de acuerdo con la naturaleza de la tarea a la que nos
enfrentamos, seleccionar la información pertinente, definir los objetivos que pretendemos, seleccionar
lo que se debe guardar en la memoria o señalar lo que se debe recuperar guarda relación evidente con
procesos ejecutivos.
La memoria de trabajo es la capacidad de mantener en la mente los elementos que son
relevantes para la tarea en curso a medida que ésta se va realizando. Como sistema de memoria de muy
corto plazo, es funcionalmente distinta de la memoria de largo plazo donde almacenamos los hechos
de nuestra historia, por ejemplo.
La memoria de trabajo es responsable de las siguientes funciones:
- -Integrar dos o más cosas que han tenido lugar en estrecha proximidad temporal,
como por ejemplo datos que han sido mencionados en el curso de una conversación.
- -Asociar un conocimiento nuevo con información de la memoria de largo plazo.
- -Mantener en la mente algún tipo de información mientras se pone atención en otra
cosa, como por ejemplo recordar que ibas a sacar la ropa de la lavadora, mientras
respondes a una llamada de teléfono camino al lavadero.
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Durante el día usamos la memoria de trabajo a cada rato y en todo tipo de tareas, de manera
que si no funciona bien, y se le escapan pedacitos de información por aquí y por allá, las cosas se
pueden tornar bastante caóticas. Generalmente las personas con déficit no tienen problemas con su
memoria de largo plazo, pero si tienen problemas con la memoria de trabajo.
La memoria de trabajo es como la memoria RAM del computador, mientras que la memoria de
largo plazo es como el disco duro. Cuando trabajamos con muchos programas, el ordenador se puede
quedar “colgado”. Lo mismo pasa cuando la memoria de trabajo de una persona con déficit se ve
asaltada por las distracciones. En ese momento hay un gran riesgo de que algo importante que tenías
que hacer se vea desplazado de tu memoria de trabajo por cualquier estímulo imprevisto que surja en el
momento. No es sorprendente que las personas con déficit atencional tengan problemas con la
memoria de trabajo, ya que diversos estudios han mostrado que la corteza prefrontal y sus conexiones
con centros de procesamiento subcortical presentan un funcionamiento menos eficiente en quienes
tienen TDAH.
Por otro lado, sin la memoria a largo plazo todo lo que nos rodea dejaría de tener sentido
—cuando se plantea a un paciente que ordene las tarjetas de Wisconsin, ¿qué ocurriría si no conociera el
significado de la palabra ‘tarjeta’ u ‘ordenar’?—. En este sentido la memoria a largo plazo proporciona
continuamente información a la memoria de trabajo para que ésta opere tanto con la información
almacenada como con las nuevas señales que ofrece el entorno. Igualmente, es evidente que la
información nueva que obtenemos después de trabajar con nuevos datos modifica la memoria a largo
plazo y la actualiza, más en aquellas conductas que requieren un funcionamiento ejecutivo. Como
sucedía en el artículo de Baddeley y Wilson [87] sobre el estudio neuropsicológico de un hombre con
una lesión frontal después de un traumatismo craneoencefálico, la mayoría de los pacientes con daño
cerebral tiene otros déficits cognitivos junto con los problemas de memoria que pueden condicionar el
resultado de la evaluación realizada. Con frecuencia es difícil establecer si los déficits son primarios o
consecuencia de otras alteraciones de la atención, funcionamiento ejecutivo, lenguaje, etc. Pero
siempre constituyen un desafío y en ningún caso debe ignorarse su estudio, puesto que van a
condicionar el tipo de intervención y, en definitiva, la calidad de la atención ofrecida a las personas con
este tipo de patologías.
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Bibliografía y webgrafía
Baddeley, A., Eysenck, M.W.y Anderson, M.C. (2010). Memoria. Madrid: Alianza Editorial Lopera, F. (2008). Funciones ejecutivas. Aspectos clínicos. Recuperado el 15 de Septiembre de
2016, de file:///C:/Users/jcfrada/Downloads/Dialnet-FuncionesEjecutivasAspectosClinicos-3987492.pdf
Portellano, J.A. y García Alba, J. (2014). Neuropsicología de la atención, las funciones ejecutivas y
la memoria. Madrid: Síntesis. Tirapu-Ustarroz, J. y Luna-Lario, P. (2008). Manual de neuropsicología, 219-249. Disponible en
file:///C:/Users/jcfrada/Downloads/Viguera%20Funciones%20Ejecutivas.pdf Tirapu-Ustarroz, J. y Muñoz-Céspedes, J.M. (2005). Memoria y funciones ejecutivas. Revista de
Neurología, 41(8), 475-484. Disponible en http://www.uma.es/media/files/Memoria_y_funciones_ejecutivas.pdf
Caso práctico
Intervención en la memoria
Descarga y lee el siguiente artículo: “Estrategias de intervención”. A continuación, justifica la terapia que utilizarías de las descritas en el artículo para realizar una intervención en la memoria de trabajo o a corto plazo.