S er estudiante pobre fue y será aún por mu-cho tiempo una tarea muy difícil en el Perú, sin embargo, hace aproximadamente 20

años la situación se había tornado extrema. A nuestros escasos colegios les faltaba casi todo. Muchos de los ubicados en las zonas urbano-marginales y rurales estaban construidos con este-ras y los alumnos debían sentarse sobre ladrillos o cajas de frutas, sin útiles escolares, con hambre y expuestos a enfermedades. El 45% de los 32 mil locales escolares se en-contraban en condición muy crítica (más de 14 mil

locales), existía un déficit de 31 mil 500 aulas y de 1 millón 200 mil carpetas, las bibliotecas y laboratorios eran prácticamente exclusividad de los colegios privados y los servicios básicos como el agua y desagüe estaban inservibles en el medio ur-bana y eran casi inexistentes en el medio rural, por ello – en complicidad con las carencias sanitarias domiciliarias y la incapacidad del sistema de salud estatal - la epidemia del cólera desencadenada en 1991 se ensañó con nuestros niños.

Según informes de UNICEF sobre el estado de la niñez y la adolescencia en el

Perú, la deserción escolar llegaba al 17% entre los adolescentes de 12 a 17 años y el repetir de grado era de lo más común. Casi 100 mil escolares abandonaban la escuela primaria cada año, cantidad que se duplicaba al llegar a la secundaria.

Gracias al gobierno de 1990 al 2000, muchos de los estudiantes peruanos po-

bres pudieron asistir a alguno de los cientos de colegios estatales construidos y equipados durante esa década. El énfasis casi obsesivo por mejorar la infraestruc-tura educativa nacional llegó a programar al mandatario la inauguración de un cole-gio por día (1993) y luego hasta tres colegios diarios (1994). Los años de 1993 y 94 fueron designados en forma consecutiva como los “Años de la Modernización Edu-cativa”. En resumen, se construyeron aproximadamente 3 mil colegios que repre-sentaron un incremento de 22,593 aulas nuevas, 29,905 reconstruidas y otras 7,184 rehabilitadas. Es decir, 59,682 aulas dignas disponibles para la niñez perua-na. La inversión efectuada por el gobierno en este campo fue de más de 900 millo-nes de dólares que se incrementa gracias a la importante colaboración de gobier-nos y organizaciones amigas del Perú como Japón, Suiza y Alemania, entre otros, e incluso también de ciudadanos filántropos, particularmente del Japón que realiza-ron importantes donaciones. Adicionalmente, los colegios fueron equipados con más de un millón de mó-

Boletín Interno Nº 41 Año 2009

LA DECADA DE LA MODERNIZACION DE LA EDUCACION

dulos educativos que comprendían carpetas, sillas, escritorios, pizarras y laborato-rios escolares de física, química y biología por un costo de 84 millones de dólares. Las bibliotecas escolares recibieron más de 3.5 millones de textos nuevos y el Mi-nisterio de Educación editó y distribuyó anual y gratuitamente cuadernos de trabajo y de ejercicios para los estudiantes y decenas de miles de guías metodológicas pa-ra sus profesores. Solamente en el año de 1998 se distribuyeron 4.5 millones de cuadernos y 100 mil guías metodológicas.

A través de los “Programas del Millón” se distribuyeron 7 millones 400 mil pren-

das escolares como buzos, zapatos y zapatillas por un monto total de casi 50 millo-nes de dólares. Durante casi toda la década de los 90´ los partidos políticos de oposición clamaron insistentemente sobre una estrategia de gobierno destinada a poner fin a la gratuidad de la enseñanza pública, sin embargo, es evidente que nunca como en esa década la enseñanza – complementada con la salud y alimen-tación -, fue más gratuita.

Pero no sólo infraestructura y prendas de vestir se brindaron a nuestros niños. En 1997 se creó el Seguro Médico Escolar (desactivado el 2001 por el gobierno del presidente Toledo) que brindó atención ambulatoria, de emergencia, de hospitaliza-ción y cirugía, de cuidados intensivos y odontológica e inclusive de sepelio a toda nuestra población escolar estatal entre los 3 y 17 años a razón de 5.5 millones de atenciones anuales que importaban al Tesoro Público algo más de 27 millones de dólares por año, en promedio.

Con el apoyo del Programa del “Vaso de Leche” se logró desarrollar un sistema integral de alimentación para nuestros niños que hubiera sido completado con los “Almuerzos Escolares”, pero, lamentablemente, la situación política del año 2,000 impidió completar, sin embargo, lo articulado permitió el incremento de la matrícula escolar de 7 millones 983 mil en 1990 a 8 millones 604 mil en 1999 y elevar la asis-tencia de 77% a 96% en niños de educación primaria (6 a 11 años). La capacitación de los maestros era también pilar importante de la estrategia de modernización, en sólo cuatro años se capacitó a 121,526 maestros peruanos que representaban el 45% del magisterio, a través del PLANCAD (Plan Nacional de Capacitación Docente) y del PLANCGED (Plan de Capacitación en Gestión de la Educación). Asimismo en las zonas rurales más pobres y alejadas, se construyeron nuevas instalaciones de alojamiento para los maestros.

Cualquier persona, aún en la actualidad y más de una década después, cuando transita por algún distrito limeño o viaja hacia una provincia del interior del país, puede observar fácilmente algún colegio construido en la década pasada - segura-mente pintado de colores diferentes a los originales y sin la placa recordatoria de su inauguración - pero con la arquitectura que identifica a los cientos de colegios inaugurados por el presidente Fujimori.

WALTER E. JIBAJA ALCALDE

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La ONG APENKAI fue la encargada de canalizar y materializar la ayuda procedente de donaciones japonesas. Durante su existencia construyó 80 Colegios, entre otras obras.