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CARLOS FUENTES

OBRAS REUNIDAS

IV

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Edicioacuten de las Obras reunidas

de Carlos Fuentes JULIO ORTEGA

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CARLOS FUENTES

OBRAS REUNIDAS

IV

FRONTERAS MEXICANAS

Una familia lejana

Gringo viejo

La campantildea

La frontera de cristal

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IacuteNDICE

N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9

U n a f a m i l i a l e j a n a

P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a

p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3

N o t a e d i t o r i a l bull 2 3

E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7

G r i n g o v i e j o

P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5

N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1

N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1

E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3

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L a c a m p a ntilde a

P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l

y l a n a c i oacute n l e g a l

p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5

N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7

L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9

N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1

B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9

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N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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21

nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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CARLOS FUENTES

OBRAS REUNIDAS

IV

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Edicioacuten de las Obras reunidas

de Carlos Fuentes JULIO ORTEGA

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CARLOS FUENTES

OBRAS REUNIDAS

IV

FRONTERAS MEXICANAS

Una familia lejana

Gringo viejo

La campantildea

La frontera de cristal

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IacuteNDICE

N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9

U n a f a m i l i a l e j a n a

P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a

p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3

N o t a e d i t o r i a l bull 2 3

E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7

G r i n g o v i e j o

P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5

N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1

N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1

E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3

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L a c a m p a ntilde a

P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l

y l a n a c i oacute n l e g a l

p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5

N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7

L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9

N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1

B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9

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9

N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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19

que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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CARLOS FUENTES

OBRAS REUNIDAS

IV

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Edicioacuten de las Obras reunidas

de Carlos Fuentes JULIO ORTEGA

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CARLOS FUENTES

OBRAS REUNIDAS

IV

FRONTERAS MEXICANAS

Una familia lejana

Gringo viejo

La campantildea

La frontera de cristal

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IacuteNDICE

N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9

U n a f a m i l i a l e j a n a

P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a

p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3

N o t a e d i t o r i a l bull 2 3

E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7

G r i n g o v i e j o

P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5

N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1

N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1

E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3

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L a c a m p a ntilde a

P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l

y l a n a c i oacute n l e g a l

p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5

N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7

L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9

N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1

B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9

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9

N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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17

Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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Edicioacuten de las Obras reunidas

de Carlos Fuentes JULIO ORTEGA

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CARLOS FUENTES

OBRAS REUNIDAS

IV

FRONTERAS MEXICANAS

Una familia lejana

Gringo viejo

La campantildea

La frontera de cristal

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IacuteNDICE

N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9

U n a f a m i l i a l e j a n a

P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a

p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3

N o t a e d i t o r i a l bull 2 3

E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7

G r i n g o v i e j o

P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5

N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1

N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1

E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3

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L a c a m p a ntilde a

P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l

y l a n a c i oacute n l e g a l

p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5

N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7

L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9

N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1

B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9

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9

N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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17

Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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21

nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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CARLOS FUENTES

OBRAS REUNIDAS

IV

FRONTERAS MEXICANAS

Una familia lejana

Gringo viejo

La campantildea

La frontera de cristal

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IacuteNDICE

N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9

U n a f a m i l i a l e j a n a

P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a

p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3

N o t a e d i t o r i a l bull 2 3

E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7

G r i n g o v i e j o

P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5

N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1

N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1

E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3

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L a c a m p a ntilde a

P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l

y l a n a c i oacute n l e g a l

p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5

N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7

L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9

N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1

B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9

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9

N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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49

siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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IacuteNDICE

N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9

U n a f a m i l i a l e j a n a

P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a

p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3

N o t a e d i t o r i a l bull 2 3

E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7

G r i n g o v i e j o

P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5

N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1

N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1

E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3

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L a c a m p a ntilde a

P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l

y l a n a c i oacute n l e g a l

p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5

N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7

L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9

N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1

B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9

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9

N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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49

siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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IacuteNDICE

N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9

U n a f a m i l i a l e j a n a

P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a

p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3

N o t a e d i t o r i a l bull 2 3

E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7

G r i n g o v i e j o

P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5

N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1

N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1

E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3

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L a c a m p a ntilde a

P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l

y l a n a c i oacute n l e g a l

p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5

N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7

L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9

N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1

B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9

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9

N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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17

Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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49

siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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L a c a m p a ntilde a

P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l

y l a n a c i oacute n l e g a l

p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5

N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7

L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l

p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9

N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1

B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9

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9

N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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39

Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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49

siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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N O T I C I A

Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de

Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo

un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del

imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-

la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan

con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde

hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en

este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la

suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de

una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas

De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la

historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga

emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-

bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los

tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno

el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter

liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y

ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde

las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva

del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta

por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce

y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-

ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-

tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-

tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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39

Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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43

mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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10 Noticia

claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de

la eacutetica

Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-

to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica

que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y

el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-

te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-

ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una

nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo

como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-

ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos

Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa

en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada

(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)

y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-

ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la

bibliografiacutea respectivas

JULIO ORTEGA

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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UNA FAMILIA LEJANA

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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17

Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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19

que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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21

nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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31

costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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15

ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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21

nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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41

Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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13

P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS

Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de

un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un

hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-

noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la

larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que

persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-

cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse

indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia

En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que

consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo

Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-

jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente

aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-

jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre

su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en

Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana

cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten

en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en

su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye

Una familia lejana

Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de

tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-

najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-

tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama

Universidad de Puerto Rico

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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31

costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter

sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una

mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de

Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-

bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-

niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de

una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para

luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-

dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-

to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser

aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes

hispanoamericanos

Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido

en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la

terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-

ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al

aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso

de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente

le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-

nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-

chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-

nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y

que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-

draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego

Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya

concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de

France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo

En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-

ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-

biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado

que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le

sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-

tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de

la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia

siente que

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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash

Me conociacute a miacute mismordquo2

Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-

persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de

cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino

en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en

Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-

car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes

como en el plano simboacutelico

Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por

un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de

los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly

Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte

en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-

peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el

discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash

se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que

Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso

narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-

cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores

realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute

consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga

en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de

Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash

coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-

tan y lo modi1047297can

Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una

familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los

conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las

francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de

Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia

Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa

desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-

tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de

dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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17

Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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19

que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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21

nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-

dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-

vereacute maacutes adelante

La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias

Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-

dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-

lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las

joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el

mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly

al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es

en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-

1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)

Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y

subalternos

Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia

americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-

nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes

Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo

mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su

tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta

Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-

verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en

Heredias en criollos enervados [p 121]

Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de

sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la

presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-

nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-

puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las

consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-

ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde

ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado

obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-

menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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35

atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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37

Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa

actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-

que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-

peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo

olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente

[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio

en sus miradas rencorosas

La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-

mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir

[p 164]

Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no

es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la

ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-

brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias

provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que

[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-

nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el

Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-

gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-

bieacuten p 123]

El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-

vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des

Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de

la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-

vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como

tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y

comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-

mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se

trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-

mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly

como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de

los siglos XVI o XVII

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-

nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se

han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante

la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe

Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-

dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-

mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de

haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-

guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de

la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la

historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave

Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo

porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4

La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos

Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un

nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-

curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de

convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo

Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-

pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de

una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para

acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes

de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-

ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]

Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y

peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de

modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo

que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles

Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-

perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto

del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-

1047298icto personal

Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo

de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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39

Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-

mado Carlos Fuentes

Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter

personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos

de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con

frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-

cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-

ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30

antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo

contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc

Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-

de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente

a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le

niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a

Branly en su mayoriacutea de edad

En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-

cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada

que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del

acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano

durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el

padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-

tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste

a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No

es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que

siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-

ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el

texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia

los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten

Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea

asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos

del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de

un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero

intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo

otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-

guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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37

Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly

a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-

sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que

des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente

[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el

maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva

el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a

mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo

que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]

Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-

ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa

historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio

del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-

to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc

Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen

posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No

olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de

Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-

cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es

quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse

como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-

pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz

en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos

americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas

Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con

otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo

capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute

[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute

Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-

cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de

fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el

siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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23

Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea

esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por

restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]

Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los

fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez

dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-

raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace

el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia

lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto

de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las

palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una

dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea

anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-

tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad

ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-

mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-

diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el

Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-

berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-

curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que

liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres

Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-

laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-

co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-

guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica

europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo

humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso

maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de

la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto

de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el

sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-

pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-

da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes

amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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35

atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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37

Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa

des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-

reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes

NOTAS

1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo

2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis

3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-

na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto

con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un

contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten

se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana

va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje

narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-

tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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37

Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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39

Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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41

Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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43

mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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45

actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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Nota editorial

Una familia lejana

Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-

mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-

mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda

edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-

ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-

duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-

mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia

literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela

La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la

criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de

Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se

acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-

nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso

de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas

y el juego de tiempo no cronoloacutegico

En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de

mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna

otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una

novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-

tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro

digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me

gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el

dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero

de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo

(DW)

Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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31

costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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41

Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos

ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas

imaginerrdquo M P

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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27

I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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37

Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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39

Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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43

mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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I

La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena

Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de

fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-

conociacute

Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su

manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa

del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos

mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la

suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en

penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran

balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del

comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute

su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor

mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije

Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-

ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-

na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto

maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo

mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-

ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta

habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-

corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo

rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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29

Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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28 Una familia lejana

mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-

contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a

saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia

Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos

amigos

Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-

ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para

alguien de su edad

mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres

antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado

Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-

miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro

Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata

capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de

ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el

semblante de mi amigo le hiriese

mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me

dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos

Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar

cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-

cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-

teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan

Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute

su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute

pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-

raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute

al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo

queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-

sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes

Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-

nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo

mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi

hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su

nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten

del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el

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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a

recorrerla

Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler

que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a

traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y

ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-

lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso

disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-

velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2

Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar

sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a

eacutel comprendo que a miacute tampoco

Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes

II

A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una

excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo

tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar

a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia

uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no

mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan

Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-

redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute

que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece

mdashNada maacutes loacutegico terminoacute

Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial

no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-

tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana

Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen

dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-

tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de

un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-

do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia

mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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30 Una familia lejana

Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-

can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-

mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado

suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el

retorno del tiempo de fuego que fue el suyo

Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira

el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea

o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como

la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten

imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-

vado sitio al in1047297erno

mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute

El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido

de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al

espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba

demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con

una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas

como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase

por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-

llante fugacidad

mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean

no me dijo bien su nombre

mdashBranly dijo con sencillez mi amigo

Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado

concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su

atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-

to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-

ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-

tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla

con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se

parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical

visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas

mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre

El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice

mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola

culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de

matorrales resecos y polvo inquieto

mdashAllaacute indicoacute el muchacho

mdashiquestPuedo verla dijo Heredia

Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho

mdashNo despueacutes

Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro

Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su

tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-

les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas

pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes

mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo

tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una

compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo

entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel

rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos

de carey

mdashNo despueacutes dijo el nintildeo

Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-

gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son

muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa

que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales

Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-

reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y

soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la

lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le

encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-

americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-

dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa

para desconocer a los demaacutes

Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo

no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-

go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-

sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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41

Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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32 Una familia lejana

cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-

dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-

niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero

tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo

sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-

se todo el saber digno de poseerse

Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el

Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura

de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-

ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-

gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de

liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el

descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un

extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el

patrimonio propio

El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta

nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia

hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-

cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un

tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-

te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en

el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-

gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de

expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute

vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-

sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca

Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del

presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y

de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los

ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-

go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-

mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le

dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean

En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la

cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un

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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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37

Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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49

siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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33

accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar

juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado

con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de

tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para

ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia

iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte

mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su

an1047297trioacuten

Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y

caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la

intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo

compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de

Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos

Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-

nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-

cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-

riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como

ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su

oreja izquierda

Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando

hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-

che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma

frase

mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena

aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la

sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans

deacutesordre

Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia

tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que

no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de

la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-

tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad

por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas

les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus

propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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37

Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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39

Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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34 Una familia lejana

El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como

la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-

pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-

ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de

los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7

Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean

encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el

escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana

cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-

maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin

asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-

tiva de la barranca podrida

El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para

distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado

y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los

pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-

tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-

rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca

Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-

randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a

medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo

y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera

la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el

silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno

Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde

sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-

ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba

de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute

muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita

del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de

antes o de ahora

Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-

resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como

un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez

oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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37

Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a

hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-

terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano

y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-

riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano

Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-

dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa

cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los

treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-

mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre

de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre

Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-

de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol

comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea

En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido

de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas

encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-

1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco

tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre

raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-

ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-

contrarse muy pronto otra vez

mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en

Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo

Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-

vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior

un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-

cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su

joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre

todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella

quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta

de su propia infancia

Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y

velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea

proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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36 Una familia lejana

so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la

muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi

de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia

Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-

te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-

dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden

a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la

agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-

das con joyas preciosas

Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-

ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con

la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad

extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-

diacuten donde jugaba Viacutector

Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos

impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con

la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-

trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa

mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-

ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-

fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas

III

La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-

darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese

a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los

atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la

fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes

Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en

el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo

del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-

cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de

un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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41

Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-

rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-

bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto

admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea

de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y

eran casi las doce del diacutea

Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-

da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-

midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-

dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos

a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-

jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia

Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-

cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi

amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-

co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute

Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia

coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-

llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-

sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-

trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en

el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca

un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-

moacuteviles

mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de

invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-

truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11

quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino

como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la

conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros

mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a

quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-

namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio

mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no

ofrece estos misterios

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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38 Una familia lejana

Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho

de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel

Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-

ciando el bronce dorado

mdashTen cuidado dijo mi amigo

Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-

do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi

amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa

misma tarde

mdashEntonces iquestno volaron juntos

mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-

nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo

mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible

mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-

na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre

Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-

sultaba forzado

mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno

El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo

mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly

mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos

Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de

que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases

bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con

los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte

sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias

con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza

mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad

mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando

recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones

en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal

del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten

Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la

tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste

el breve universo de velas encendidas plata y bronce

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de

espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez

de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo

que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido

Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las

heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas

sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-

quistaron a sangre y fuego las tierras indias

mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura

de Zurbaraacuten14

mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de

un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted

llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco

maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta

que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-

cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la

infancia

mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo

de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que

intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos

Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino

aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama

enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos

mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten

detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi

segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que

Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos

eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir

Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa

mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de

desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz

solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-

da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara

severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al

resto de la residencia

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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43

mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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40 Una familia lejana

Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-

ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue

su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su

per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al

tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten

roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-

pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de

mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el

secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-

cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute

1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por

todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un

tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-

do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas

De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-

tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo

las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly

orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la

cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su

muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la

penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre

muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-

rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado

El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder

en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos

de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-

surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre

y cerroacute los suyos

Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que

lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no

me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura

mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn

No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi

manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad

el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su

padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de

Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo

Voyez-vous qursquoil seacutepare

Mal le jour drsquoavec la nuit

Et les cieux les plus profonds

Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17

mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando

terminoacute de recitar esta parte del poema

mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han

muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida

En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos

mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer

a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a

la casa

mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne

mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras

yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde

mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas

mdashiquestLas del muchacho tambieacuten

Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-

sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo

no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-

gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea

motivos serios para hacer semejante pregunta

mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer

mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No

quieren regresar a su casa iquestve usted

mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio

mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute

de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo

todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute

montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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42 Una familia lejana

obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas

jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no

Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a

darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se

mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en

Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-

tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio

y decidieron dejar las cosas por la buena

mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar

Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo

miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y

pidioacute ser excusado

Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico

del aacuterea metropolitana de Pariacutes

mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que

llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-

mio del que pierde

mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso

volumen

mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la

cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira

Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra

menuda del anuario

mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el

padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains

mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector

Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-

redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-

te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-

monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego

ni totalmente separado de eacutel

mdashAl norte de Pariacutes

mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector

mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly

mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes

mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio

mdashiquestNo te basta con ganarme

mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-

nos premios iquestrecuerdas

mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta

resignacioacuten

mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-

tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas

Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le

obligoacute a mirarlo a los ojos

mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo

El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel

por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz

intencionadamente risuentildea

mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus

juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute

buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey

El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute

precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico

como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute

fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio

Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que

llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida

de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca

vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-

diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute

luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-

taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron

mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo

que quieacuten lo buscaba

Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-

jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes

allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la

edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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44 Una familia lejana

viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-

des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el

padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad

Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los

homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-

ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si

eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a

recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre

de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo

mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-

tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip

mdashiquestMi nombre

mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted

mdashiquestPor queacute

mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip

mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute

Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-

bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su

aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me

cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un

juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi

amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con

la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le

preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven

Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los

labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo

de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la

voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos

cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-

tativa y le preguntoacute

mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas

El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar

tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero

dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-

go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro

Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su

hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la

homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-

nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el

padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo

o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del

juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella

No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-

na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza

Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en

la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val

drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute

sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer

maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de

la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las

provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-

nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo

anterior lo que ahora me dice

mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-

que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-

plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese

Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne

que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy

haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-

ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los

bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de

esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-

sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de

septiembre

El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo

la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando

el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-

piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar

la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

Page 46: Fuentes Obras Reunidas 4

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46 Una familia lejana

bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los

cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento

Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa

de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-

tras ahoga

El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al

fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-

go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-

naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde

la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud

geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en

perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-

da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al

duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde

la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar

alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada

hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo

Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de

una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-

duras del mar

La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas

municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una

fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque

al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio

asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-

leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas

cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-

go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido

amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio

IV

Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero

el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse

en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-

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47

tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

8162019 Fuentes Obras Reunidas 4

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-

ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados

de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva

extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo

susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18

Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron

Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute

a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en

las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten

del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes

llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-

ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi

amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes

De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-

guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-

ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al

encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin

con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-

que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten

Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no

estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con

la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-

jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga

avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a

las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-

bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era

un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco

No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las

hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al

auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no

insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que

Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de

Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-

lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo

contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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48 Una familia lejana

de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la

posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena

y seriacutea asesinado por el asfalto

En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige

que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis

del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos

des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-

lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una

agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella

le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo

Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo

porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la

ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la

mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-

bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-

car trabajo en Francia

Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-

ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-

laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala

inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que

recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada

sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando

de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia

convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias

de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la

muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en

casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca

de Cuernavaca

Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo

sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba

la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-

ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas

Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-

conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar

entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado

para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa

maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a

traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo

apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen

allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19

No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no

se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea

a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo

Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains

V

La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de

un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-

cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-

de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de

la imagen perdida

mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-

tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho

Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a

entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo

sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la

duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia

1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada

Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-

za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino

y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-

nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes

de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en

un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le

preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un

asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en

imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-

dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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50 Una familia lejana

a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-

ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que

ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se

atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice

mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de

esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-

chacho se lo aseguro

Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que

no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto

antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del

viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron

esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-

ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron

la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-

rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar

que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado

el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-

tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector

Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado

de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la

voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-

maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia

Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-

nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-

ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-

meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz

podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la

ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute

atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector

Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado

protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado

por un deudo o esperado por un amante

Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi

amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-

tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla

8162019 Fuentes Obras Reunidas 4

httpslidepdfcomreaderfullfuentes-obras-reunidas-4 5152

51

alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

8162019 Fuentes Obras Reunidas 4

httpslidepdfcomreaderfullfuentes-obras-reunidas-4 5252

Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-

ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se

despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo

mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-

tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida

de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-

dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo

en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y

atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire

1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta

fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una

casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-

que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la

bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor

conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer

varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta

abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne

habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-

siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas

perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida

de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del

Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne

sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado

del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-

tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas

frondosas

No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia

ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los

hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o

si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards

mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi

casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor

Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la

casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel

mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes

MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti

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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas

No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye

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MARGO GLANTZ

Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad

ARTURO ECHAVARRIacuteA

La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte

STEVEN BOLDY

La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales

MAARTEN VAN DELDEN

Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden

RAYMOND L WILLIAMS

Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti