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FRUTICULTURA INTRODUCCIONTRANSCRIPT
UNIVERSIDAD DE LAS FUERZAS ARMADAS-ESPE
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA VIDA Y LA AGRICULTURA
CARRERA DE INGENIERIA AGROPECUARIA
PERIODO : Octubre – Febrero 2016
ASIGNATURA : Fruticultura
ESTUDIANTE : Mercy Santos
NIVEL : Sexto
DOCENTE : Ing. Vicente Anzules
FECHA : 19/Octubre/2015
TEMA :
Importancia de la fruticultura en la economía nacional, principales frutos de
exportación y Composición química de las frutas.
SANTO DOMINGO-ECUADOR
2015
I. INTRODUCCION
Clasificar los suelos según su capacidad de uso, consiste en interpretar el medio físico
natural que es el suelo, para agrupar porciones de terreno en base a su capacidad para
producir plantas (cultivos, pastos y bosques), por largos períodos de tiempo, sin
deterioro del suelo (Cabrera, 2011).
Así, al mismo tiempo que se trata de lograr una adecuada utilización del recurso tierra,
se enfatiza el punto de vista conservacionista del mismo (Cabrera, 2011).
La clasificación agrológica de los suelos tiene como objetivos principales estudiar y
agrupar las diferentes unidades de suelo en clases agrícolas, teniendo como base
fundamental, las características morfológicas, físico – químico y topografías que
contienen; así como delimitándolos sobre un plano de clasificación definitivo, cuyas
finalidades son esencialmente de carácter práctico en el buen uso y manejo de la tierra
por el hombre. (Cabrera, 2011).
II. REVISION DE LITERATURA.
Clasificación agrologica de los suelos según su capacidad de uso.
Un estudio de clasificación agrológica según su capacidad de uso, está constituido por
dos partes esenciales: el mapa de suelos o carta agrológica en el cual se indica la
distribución de los tipos de suelos existentes en el área bajo estudio y el informe en el
cual se describen los rasgos naturales o culturales del área en cuestión, se indican las
características, aptitudes agroecológicas y requisitos de manejo de los tipos y clases que
aparecen en dicha carta. (OAS, 2008)
Uno de los sistemas más importantes de clasificación es el “Sistema Americano” o el de las “Ocho Clases” introducido por el USDA (Clasificación de la Capacidad Agrológica de los Suelos), considerado como la directriz de todos los sistemas de clasificación mundial. Según este sistema, los suelos se agrupan de la siguiente manera.
a) Suelos adecuados para cultivares y otros usos.
b) Suelos de uso limitado.
c) Suelos excesivamente restringidos.
Fig 1. Colores oficiales para la representación cartográfica al clasificar los suelos agrologicamente según su capacidad de uso
CATEGORÍAS DE CLASIFICACIÓN.
Según la metodología propuesta por el USDA, para la clasificación de los suelos por su
capacidad de uso, se requiere del conocimiento de tres categorías que son: (Cabrera,
2011)
Clases de Capacidad.
Son las agrupaciones de suelos que tienen similar grado de limitaciones en el uso para
propósitos agrícolas o peligros de ser dañados cuando son usados.
Las clases de suelos según esta categoría constituyen la más amplia agrupación y se
designan con números romanos desde la I hasta VIII. Los riesgos de daño al suelo o
limitaciones aumentan progresivamente desde la clase I a la clase VIII y su escogencia
es cada vez más limitada para el uso. Las limitaciones están dadas por las pendientes, la
erosión, el drenaje, pedregosidad y otras (Cabrera, 2011).
Clase I. Los suelos de la clase I no tienen, o sólo tienen ligeras, limitaciones
permanentes o riesgos de erosión.
Son excelentes. Pueden cultivarse con toda seguridad empleando métodos ordinarios.
Estos suelos son profundos, productivos, de fácil laboreo y casi llanos. No presentan
riesgo de encharcamiento, pero tras un uso continuado pueden perder fertilidad
(Edafologia, 2011).
Cuando los suelos de esta clase se emplean para cultivo, necesitan labores que
mantengan su fertilidad y preserven su estructura. Entre ellas se cuentan el abonado, la
aplicación de la caliza, las cubiertas vegetales o el abonado en verde y también la
aplicación de restos de la cosecha, además de las rotaciones de cultivos (Edafologia,
2011).
Clase II. Esta clase la integran suelos sujetos a limitaciones moderadas en el uso.
Presentan un peligro limitado de deterioro. Son suelos buenos. Pueden cultivarse
mediante labores adecuadas, de fácil aplicación (Edafologia, 2011).
Estos suelos difieren de los de la clase I en distintos aspectos. La principal diferencia
estriba en que presentan pendiente suave, están sujetos a erosión moderada, su
profundidad es mediana, pueden inundarse ocasionalmente y pueden necesitar drenaje.
Cada uno de estos factores requiere atención especial. Los suelos pueden necesitar
prácticas comunes, como cultivo a nivel, fajas, rotaciones encaminadas a la
conservación de los mismos, mecanismos de control del agua o métodos de labranza
peculiares. Con frecuencia requieren una combinación de estas prácticas.
Clase III. Los suelos de esta clase se hallan sujetos a importantes limitaciones en su
cultivo. Presentan serios riesgos de deterioro. Son suelos medianamente buenos. Pueden
cultivarse de manera regular, siempre que se les aplique una rotación de cultivos
adecuada o un tratamiento pertinente. Sus pendientes son moderadas, el riesgo de
erosión es más severo en ellos y su fertilidad es más baja (Edafologia, 2011).
Sus limitaciones y sus riesgos son mayores que los que afectan a la clase anterior, estas
limitaciones con frecuencia restringen las posibilidades de elección de los cultivos o el
calendario de laboreo y siembra (Cabrera, 2011)
Requieren sistemas de cultivo que proporcionen una adecuada protección vegetal,
necesaria para defender al suelo de la erosión y para preservar su estructura (fajas,
terrazas, bancales, etc). Puede cultivarse en ellos el heno u otros cultivos herbáceos en
lugar de los cultivos de surco. Necesitan una combinación de distintas prácticas para
que el cultivo sea seguro (Edafologia, 2011).
Clase IV. Esta clase está compuesta por suelos con limitaciones permanentes y severas
para el cultivo. Son suelos malos. Pueden cultivarse ocasionalmente si se les trata con
gran cuidado. Generalmente deben limitarse a cultivos herbáceos (Edafologia, 2011).
Los suelos de esta clase presentan características desfavorables. Con frecuencia se
hallan en pendientes fuertes sometidos a erosión intensa (Edafologia, 2011).
Su adecuación para el cultivo es muy limitada. Generalmente deben ser dedicados a
heno o a pastos, aunque puede obtenerse de ellos una cosecha de grano cada cinco o seis
años. En otros casos puede tratarse de suelos someros o moderadamente profundos, de
fertilidad baja, o localizados en pendientes (Edafologia, 2011).
Clase V. Los suelos de esta clase deben mantener una vegetación permanente. Pueden
dedicarse a pastos o a bosques. La tierra es casi horizontal. Tienen escasa o ninguna
erosión. Sin embargo, no permiten el cultivo, por su carácter encharcado, pedregoso, o
por otras causas. El pastoreo debe ser regulado para evitar la destrucción de la cubierta
vegetal (Cabrera, 2011).
Clase VI. Los suelos de esta clase deben emplearse para el pastoreo o la silvicultura y
su uso entraña riesgos moderados. Se hallan sujetos a limitaciones permanentes, pero
moderadas, y no son adecuados para el cultivo. Su pendiente es fuerte, o son muy
someros. No se debe permitir que el pastoreo destruya su cubierta vegetal (Edafologia,
2011).
La tierra de la clase VI es capaz de producir forraje o madera cuando se administra
correctamente. Si se destruye la cubierta vegetal, el uso del suelo debe restringirse hasta
que dicha cubierta se regenere (Edafologia, 2011).
Clase VII. Los suelos de esta clase se hallan sujetos a limitaciones permanentes y
severas cuando se emplean para pastos o silvicultura. Son suelos situados en pendientes
fuertes, erosionados, accidentados, someros, áridos o inundados. Su valor para soportar
algún aprovechamiento es mediano o pobre y deben manejarse con cuidado.
En zonas de pluviosidad fuerte estos suelos deben usarse para sostener bosques. En
otras áreas, se pueden usar para pastoreo; en este último caso debe extremarse el rigor y
el cuidado en su manejo (Edafologia, 2011).
Clase VIII. Los suelos de esta clase no son aptos ni para silvicultura ni para pastos.
Deben emplearse para uso de la fauna silvestre, para esparcimiento o para usos
hidrológicos. Suelos esqueléticos, pedregosos, rocas desnudas, en pendientes extremas,
etc (Edafologia, 2011).
Subclases de Capacidad.
Los suelos según este nivel de clasificación pueden agruparse dentro de una misma
clase de suelo por el grado similar de problemas y limitaciones que presentan para su
uso agrícola. La clase de problemas que son útiles para recomendaciones específicas en
cuanto a programas de planificación y estudios de conservación amplios y generales que
se necesitan y otros propósitos similares. Generalmente estos suelos se designan
añadiendo una pequeña letra por el factor dominante encontrado y con la siguiente
prioridad de importancia: s, h, e y c al numeral de la clase. Ejemplo. IIs, IIse, IIIsec. Su
descripción es la siguiente (OAS, 2008).
a) Subclase s (Limitaciones en la zona radicular).
b) Subclase h (limitaciones por exceso de humedad y mal drenaje).
c) Subclase e (riesgos por erosión).
d) Subclase c (limitaciones por el clima).
Unidades de Capacidad.
Son agrupaciones de suelos dentro de las subclases, que se caracterizan por ser lo
suficientemente parecidos en aptitud para producir similares clases de cultivares,
hortalizas, frutales y pastos, con similares prácticas de laboreo y productividad potencial
comparable. Así, se estima, que los rendimientos en una unidad de capacidad no deben
variar en más de un 25% bajo iguales condiciones de manejo. De esta manera, la unidad
de capacidad es una agrupación que provee de información más específica y detallada
que las subclases para hacer muchas afirmaciones acerca del manejo de los suelos. Estos
grupos de suelos si se reconocen deben designarse con números arábigos colocados
después del símbolo de las subclases. Ejemplo. III c – 2 ó II sc – 4 (OAS, 2008).
TÉCNICAS PARA LA CLASIFICACIÓN.
Procedimiento.
La clase agrológica de un suelo es función de los factores que inciden en su
comportamiento y su valor se encuentra en el campo mediante observaciones del paisaje
y barrenaciones, teniendo en cuenta factores adicionales transitorios, pendiente, erosión,
profundidad efectiva, textura y permeabilidad (Cabrera, 2011).
Pendiente.
La pendiente viene definida por la tangente de dicho ángulo. Si bien es más frecuente
expresarla como porcentaje, que es el resultado de multiplicar por 100 el valor anterior
y representa los metros ascendidos al recorrer una distancia horizontal de 100 metros
(Cabrera, 2011).
Tabla 2. Nominación de la pendiente
Erosión.
El desgaste y depósito de los materiales de la superficie terrestre por medio de las
fuerzas del agua, el viento y la gravedad. La erosión es un proceso selectivo, el cual
afecta las partículas más finas y fértiles del suelo (Cabrera, 2011).
La erosionabilidad define la resistencia del suelo a los procesos de desprendimiento y
transporte. Aunque la resistencia de un suelo a la erosión depende, en parte, de su
posición topográfica, pendiente y grado de alteración, como por ejemplo; mediante el
laboreo, propiedades del suelo, etc (OAS, 2008).
Tabla 3.
Nominación de la erosión del suelo
P
r
o
f
u
n
d
idad efectiva.
Es el espesor total de todas las capas, donde las raíces de las plantas pueden
desarrollarse normalmente. Las raíces de la mayoría de los cultivos penetran a una
profundidad de 60 a 70 cm cuando las condiciones de suelo lo permiten. La profundidad
efectiva tiene influencia en el crecimiento radicular de los cultivares, en la
disponibilidad de los nutrimentos, la infiltración del agua en el suelo, el uso de
maquinaria agrícola y el sistema de labranza más apropiado (OAS, 2008).
Tabla 4. Nominación de la profundidad efectiva
Textur
a.
La porción
mineral del
suelo está
formado por
partículas que,
según su tamaño, se clasifican en: arena (de 2 a 0,05 mm), limo (de 0,05 a 0,002 mm) y
arcilla (inferior a 0,02 mm). La textura de un suelo hace referencia a la proporción
relativa de arena, limo y arcilla que contiene, atendiendo a la textura los suelos se
clasifican en, arenosos, limosos y arcillosos (Cabrera, 2011).
Tabla 5. Nominación textural
Permeabilidad.
Consiste en la facilidad que ofrece el suelo para ser atravesado por el agua. Lo que
interesa ofrecer de este concepto, es la velocidad de infiltración del agua en el suelo. Es
raro encontrar una parcela que sea uniformemente permeable. Si existe pendiente
acusada, al no poder quedar el agua sobrante retenida sobre la superficie, se provoca la
escorrentía, con el riesgo de arrastrar y perder la mejor tierra (Cabrera, 2011).
Tabla 6. Nominación de permeabilidad.
MANEJO DE LA TABLA PARA DETERMINAR AGROLOGICAMENTE LA CLASIFICACIÓN DE USO DE LOS SUELOS.
Para hallar la clase de suelo, se ubica primero el grado (a,b,c,d,e,f,g) de pendiente,
erosión, profundidad efectiva, textura y permeabilidad, luego se dirige al valor señalado
en la parte superior entre las líneas horizontales en negritas, seguido el dato encontrado,
se multiplica con el número entre líneas verticales negritas y se suman los puntajes
obtenidos (Cabrera, 2011).
Tabla 7. Valores numéricos potenciales para definir la clase de suelo según su capacidad de uso
III.
MATERIALES Y MÉTODOS
3.1. Ubicación de la práctica
Esta práctica se realizó en la Hda Zoila Luz ubicada en el Km 24 de la Vía Santo Domingo – Quevedo.
3.1.2. Ubicación Política
País: Ecuador.
Provincia: Santo Domingo de los Tsachilas
Cantón: Santo Domingo
Parroquia: Luz de América
Propiedad: Hacienda Zoila Luz
Dirección: Km 24 Vía Santo Domingo- Quevedo marquen izquierdo.
*Fuente: Estación Meteorológica Pto ILA.
3.1.3. Características Agroclimáticas
Temperatura media anual: 23,6 ºC
Precipitación media anual: 2980 mm/año
Heliofanía medía anual: 660 horas/luz/año
Humedad relativa: 91 %
Zona de vida: Bosque Húmedo Tropical
Altitud de 270 msnm,
Coordenadas UTM: 688 149 Este
9954652 Norte
*Fuente: Estación Meteorológica Pto ILA.
3.2. Materiales
GPS
Caballete
Nivel de albañil
Flexometro
Libreta de campo
Agua
3.3. Métodos
Se tomaron puntos y con el GPS se establecieron las coordenadas en toda la hacienda.
Del total de toda la hacienda se establecieron dos áreas, de las cuales se dividió por cultivo.
En cada cultivo se tomó un punto referencial con el GPS.
Área 1
Determinación de la pendiente
Para determinar la pendiente se utilizó el caballete.
Para una mejor precisión se utilizó un nivel.
Luego de nivelar el caballete, se registró la diferencia de altura con un flexometro.
Ese valor registrado fue la pendiente de cada cultivo.
Determinación de la textura
Se utilizó el método de textura a mano mismo que se realizó de la siguiente forma:
Se tomó una referencia geográfica con ayuda del GPS.
Se recogió con la mano una muestra de suelo dentro del área a clasificar
Se humedeció la muestra y se amaso hasta formar una pasta homogénea
Posteriormente se toma la muestra entre el dedo índice y pulgar para presionar tratando de que se forme una cinta, el cual se observara la presencia del brillo, si la cinta es lisa o escamosa o es áspera.
En este caso la muestra fue arenosa: porque al tacto la muestra fue aspera, no presento brillo y no se formó la cinta.
Área 2
Determinación de la pendiente
Se realizó mediante el método de división de distancias
Se midió la distancia horizontal ubicada con un nivel respectivamente.
Se trazó una perpendicular a la cinta horizontal y se procedió a medir la distancia del suelo a la cinta horizontal.
Se utilizó la siguiente formula: Pendiente= (Distancia vertical/distancia horizontal)*100