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1 FRUGONI: 50 AÑOS ADELANTE 1 Fernando Errandonea Frugoni desempeñó muchos roles con sentido de la excelencia. Fue constructor de instituciones (fue fundador del Partido Socialista en 1910, refundador del Partido Socialista en 1921 y fundador del Movimiento Socialista en 1963), fue director de varios órganos de prensa partidarios (entre ellos Justicia, Germinal y El Sol ), fue teórico socialista de primera línea en América Latina y el mundo, 2 fue parlamentario y redactor de leyes fundamentales, fue editorialista, periodista y crítico de teatro, fue abogado, fue titular de la Cátedra “Legislación del Trabajo”, fue decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de la República, fue un duro polemista, fue autor de monumentales ensayos políticos y también de libros de poesía —dos de ellos dedicados a Montevideo—, fue diplomático plenipotenciario, fue dirigente político. Fue, por ende, un renacentista. Fue alguien que dialogó con todas las épocas que le tocó vivir, desde las luchas caudillescas hasta la Revolución Cubana. Fue un hombre que sostuvo sin inclinarse. Fue un hombre que vivió en la verdad. No me voy a detener acá en estos —inabordables— aspectos de su vida ni de su obra. Simplemente quiero marcar algunas cuestiones relacionadas con su rol de teórico y pensador político. En su caso no es simplemente un teórico sino un teórico que además fundó y dirigió el primer partido de la izquierda uruguaya. Me quiero detener en algunos aspectos parciales de su obra de arquitectura ideológica, que amalgamó corrientes doctrinarias distintas y que ensayó una interpretación original del marxismo, del cual enfatiza, al igual que Antonio Gramsci, los factores superestructurales. En materia de pensadores, intelectuales o teóricos (no son términos intercambiables serán tomados tentativamente como sinónimos), existen según el politólogo anglo-ruso Isaiah Berlin dos clases: los pensadores “zorras” y los pensadores “erizos”. Según la fábula del poeta Arquíloco “la zorra sabe muchas cosas pero el erizo una sola”. Este aforismo sirve a Berlin para diferenciar dos tipos de pensadores: por un lado, los que piensan a partir de una única idea central, un principio ordenador; y por otro lado, los que persiguen multiplicidad de fines que en general no concuerdan entre sí y muchas veces se contraponen mutuamente. 3 Si damos por buena esta tipología, podrá afirmarse que Emilio Frugoni no pertenece a ninguna de las dos sino a una tercera categoría de pensadores que, pensando con varios ejes al mismo tiempo, logra integrar en un mismo cuerpo de pensamiento ideológico robustos logros civilizacionales en materia de pensamiento político: el del liberalismo político, el de la democracia y el del socialismo. Además, integra tempranamente a su planteo el de la equidad de género y el feminismo. Sus legados, pues, se cuentan por varios y además aparecen articulados e integrados orgánicamente en un mismo cuerpo central de pensamiento original. En efecto, Frugoni, en diálogo con su época y con vertientes de pensamiento político-social, combinó 1 El título es tributario del músico Hugo Fattoruso, que así definió a Eduardo Mateo en una entrevista: “50 años adelante”. Y también surge de un diálogo con Fernando Da Rosa, que expresara en una conversación informal que Frugoni se había adelantado varias décadas a muchos de sus contemporáneos en un conjunto de ítems. Lo que hice fue unir el concepto de Da Rosa con la definición de Fattoruso. 2 Así lo entiende, entre otros, el politólogo alemán Hans Jürgen Puhle. 3 Así lo expone Ralf Dahrendorf en su libro La libertad a prueba. Los intelectuales frente a la tentación totalitaria. Editorial Trotta, 2009.

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    FRUGONI: 50 AOS ADELANTE1

    Fernando Errandonea

    Frugoni desempe muchos roles con sentido de la excelencia. Fue constructor de instituciones (fue fundador del Partido Socialista en 1910, refundador del Partido Socialista en 1921 y fundador del Movimiento Socialista en 1963), fue director de varios rganos de prensa partidarios (entre ellos Justicia, Germinal y El Sol), fue terico socialista de primera lnea en Amrica Latina y el mundo,2 fue parlamentario y redactor de leyes fundamentales, fue editorialista, periodista y crtico de teatro, fue abogado, fue titular de la Ctedra Legislacin del Trabajo, fue decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Repblica, fue un duro polemista, fue autor de monumentales ensayos polticos y tambin de libros de poesa dos de ellos dedicados a Montevideo, fue diplomtico plenipotenciario, fue dirigente poltico. Fue, por ende, un renacentista. Fue alguien que dialog con todas las pocas que le toc vivir, desde las luchas caudillescas hasta la Revolucin Cubana. Fue un hombre que sostuvo sin inclinarse. Fue un hombre que vivi en la verdad. No me voy a detener ac en estos inabordables aspectos de su vida ni de su obra. Simplemente quiero marcar algunas cuestiones relacionadas con su rol de terico y pensador poltico. En su caso no es simplemente un terico sino un terico que adems fund y dirigi el primer partido de la izquierda uruguaya. Me quiero detener en algunos aspectos parciales de su obra de arquitectura ideolgica, que amalgam corrientes doctrinarias distintas y que ensay una interpretacin original del marxismo, del cual enfatiza, al igual que Antonio Gramsci, los factores superestructurales. En materia de pensadores, intelectuales o tericos (no son trminos intercambiables sern tomados tentativamente como sinnimos), existen segn el politlogo anglo-ruso Isaiah Berlin dos clases: los pensadores zorras y los pensadores erizos. Segn la fbula del poeta Arquloco la zorra sabe muchas cosas pero el erizo una sola. Este aforismo sirve a Berlin para diferenciar dos tipos de pensadores: por un lado, los que piensan a partir de una nica idea central, un principio ordenador; y por otro lado, los que persiguen multiplicidad de fines que en general no concuerdan entre s y muchas veces se contraponen mutuamente.3 Si damos por buena esta tipologa, podr afirmarse que Emilio Frugoni no pertenece a ninguna de las dos sino a una tercera categora de pensadores que, pensando con varios ejes al mismo tiempo, logra integrar en un mismo cuerpo de pensamiento ideolgico robustos logros civilizacionales en materia de pensamiento poltico: el del liberalismo poltico, el de la democracia y el del socialismo. Adems, integra tempranamente a su planteo el de la equidad de gnero y el feminismo. Sus legados, pues, se cuentan por varios y adems aparecen articulados e integrados orgnicamente en un mismo cuerpo central de pensamiento original. En efecto, Frugoni, en dilogo con su poca y con vertientes de pensamiento poltico-social, combin 1 El ttulo es tributario del msico Hugo Fattoruso, que as defini a Eduardo Mateo en una entrevista: 50 aos adelante. Y tambin surge de un dilogo con Fernando Da Rosa, que expresara en una conversacin informal que Frugoni se haba adelantado varias dcadas a muchos de sus contemporneos en un conjunto de tems. Lo que hice fue unir el concepto de Da Rosa con la definicin de Fattoruso. 2 As lo entiende, entre otros, el politlogo alemn Hans Jrgen Puhle. 3 As lo expone Ralf Dahrendorf en su libro La libertad a prueba. Los intelectuales frente a la tentacin totalitaria. Editorial Trotta, 2009.

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    corrientes distintas para configurar un pensamiento propio, lejano a la divulgacin, a las correlaciones de fuerzas y a la exgesis piedeletrista de los textos fundacionales. Siendo l un marxista, reconoci que el marxismo es el cauce y que el socialismo es el ro. En el libro Las tres dimensiones de la democracia, una coleccin de ensayos en que Frugoni discurre sobre la configuracin democrtica de Uruguay, sobre el legado de Woodrow Wilson y Franklin Delano Roosevelt, sobre la obra de Mazzini y sobre la Revolucin Francesa y el socialismo; en ese libro, digo, Frugoni integra las mejores versiones de liberalismo, individualismo, democracia y socialismo. En lo que en otros autores aparecen como corrientes antitticas, en Frugoni aparecen como dimensiones de un mismo modelo ideal de democracia. Empecemos con el individualismo y el liberalismo democrtico. Una de las mejores versiones del liberalismo defiende la autonoma racional, en particular la autonoma de criterio para formar la opinin, manteniendo a raya la presin arbitraria de poderes externos, arbitrarios e irracionales sobre las conciencias. Una buena versin del liberalismo es la que defiende por ejemplo el escritor teatral Eugne Ionesco en El rinoceronte donde hay un llamado a pensar con cabeza propia frente a la emergencia de comportamientos uniformes, masificados y animales, simbolizados por la conversin gradual de los seres humanos en rinocerontes. El animal no piensa, sigue la manada, alla con los otros. Y por esa va se destruye como individuo, como ser humano y como especie. La metfora de Ionesco daba cuenta de la conversin masiva de una buena parte de Europa al fenmeno nazi- fascista. Hannah Arendt tambin analiz el tema en Eichmann en Jerusaln y luego lo retom en Responsabilidad y juicio. En esas obras la autora estableci, entre otros conceptos, que los hombres en el marco de las experiencias fascistas se alienaron de s, actuaron como individuos ajenos a su razn, como extranjeros de s mismos y se entregaron a la banalidad del mal sin pensar en el sentido de su accin. A la luz de esas experiencias profundamente antiliberales del siglo XX y tambin de los resabios del Antiguo Rgimen es que Frugoni redobla su defensa del valor del liberalismo poltico: el valor de la autonoma racional y la importancia de lo que Bejamin Constant llam las libertades negativas propias del liberalismo poltico. O sea, la idea de mantener una barrera defensiva de derechos individuales y garantas contra la intromisin arbitraria de desbordes autocrticos. Esta defensa de la libertad negativa coloca lmites al desborde de poderes omnipotentes, y sta es una de las defensas liberales que Frugoni hace propia. Pero Frugoni reivindica tambin la libertad positiva: la libertad para participar y debatir activamente en la vida poltica en funcin de la soberana popular afirmado por el liberalismo. Y la reivindicacin que Frugoni realiza de la libertad poltica no es instrumental sino finalista: la libertad no es nicamente un medio para alcanzar nuevas conquistas sino un fin en s mismo. As lo dice: Yo alguna vez he visto tambin que en el afn de diferenciacin lgica de la ideologa socialista (respecto de otras ideologas) acaso hemos ido demasiado lejos al dejarnos decir que la libertad solo sirve como medio para realizar ciertas cosas, para obtener ciertas conquistas. Y agrega: las libertades humanas, sobre todo las polticas, son rganos de la personalidad en la vida material y moral, de modo que si la personalidad humana necesita de esas libertades para su mismo y fecundo desenvolvimiento, puede ser para ella un fin conservar o conquistar tales facultades (Las tres dimensiones de la democracia, p. 73). Y ms

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    adelante dice: el socialismo es en la historia una tendencia a vivir mejor, y para decirlo con frases de Nietzche, a vivir ms. Esa tendencia slo puede observarse a condicin de que se garantice y ample la libertad de cada cual, de cada hombre () Cmo no comprender que el liberalismo poltico y el socialismo pertenecen a una misma tendencia, a una misma corriente del espritu humano?. Porque, agrega, el socialismo no es la negacin del liberalismo democrtico sino su superacin. Y es, por otra parte, la forma ms completa y elevada de individualismo por cuanto tiende a afirmar y robustecer al individuo en la persona de todos y cada uno de los componentes de la gran masa del pueblo.4 Es ms, para Frugoni, la conquista de estas libertades pblicas no fueron resultado de la accin exclusiva de la burguesa sino fundamentalmente de la clase obrera. Puede pensarse que as ocurri con el derecho de reunin y asociacin, que tuvo que enfrentarse en Francia a la prohibicin dictada por la ley Le Chapelier durante la Revolucin Francesa. As ocurri con la prohibicin de sindicalizacin en toda Europa, cuyo levantamiento fue obra de una persistente pelea de la clase obrera organizada. As tambin ocurri con el sufragio universal masculino, que fue el logro de una parte de los sectores medios en alianza con los sindicatos y partidos obreros. Y as tambin pas con el sufragio femenino, en que mujeres de sectores acomodados y obreras sumaron esfuerzos para lograr votar en un mismo pie de igualdad con los hombres. Esta vocacin libertaria es la que Frugoni destacara de Rosa de Luxemburgo en Gnesis, esencia y fundamentos del socialismo cuando sta critica la disolucin de la Asamblea Constituyente por parte de los bolcheviques. Hay cinco ideas ms que Frugoni destaca del liberalismo. Primero, la idea de pacto social entre individuos porque esto implica la existencia de un conjunto de sujetos portadores de derechos naturales e inalienables en los que reside la soberana popular y por virtud de los cuales se crean los rganos de poder para velar por la libertad y la seguridad pblicas. Segundo, la idea de ciudadana mundial,5 que tiene entre otros antecedentes a Emanuel Kant en su libro Paz perpetua entre las naciones y a Woodrow Wilson y su iniciativa de la Sociedad de Naciones. Esa tradicin liberal apost no slo a afirmar la paz en el concierto internacional sino a trascender la lgica interestatal a favor de un conjunto de valores ciudadanos que se deberan colocar por encima de los Estados. Tercero, la idea de separacin entre una esfera de lo pblico estatal y otra esfera de lo privado, en el entendido que hay una rbita reservada privativamente al individuo y vedada al dominio estatal. Cuarto, la idea de pluralismo en todos los planos de la vida social y poltica. Frugoni abominaba del partido nico y apostaba a una sociedad profundamente democrtica y plural, apoyada en las mayoras ciudadanas. Por eso es que Frugoni celebr la efmera experiencia de la Comuna de Pars en 1870, en que se dieron cita diversas tendencias en 4 En Emilio Frugoni, Las tres dimensiones de la democracia, 1944. Buenos Aires, editorial Claridad. 5 En Las libertades y deberes en la democracia, conferencia pronunciada el 26 de agosto de 1943, Frugoni defiende la iniciativa tendiente a forjar lo ms pronto posible una mentalidad tendiente a la ciudadana mundial.

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    materia de pensamiento poltico: republicanos reformistas, socia listas utpicos, marxistas, anarquistas, proudhonianos, blanquistas, jacobinos, etc. Debe acotarse que tambin Marx aplaudi en su momento esta experiencia indita de pluralismo comunal. Quinto, tambin hay que anotar el acentuado anti-totalitarismo de Frugoni, que comparte con liberales como Isaiah Berlin, Karl Popper, Raymond Aron y Karl Loewenstein, as como con socialistas como el novelista George Orwell o los filsofos Norberto Bobbio y Bertrand Russell. Tambin es un punto en comn con la filsofa Hannah Arendt. Segn Frugoni estos Estados totalitarios () ejercen un poder desptico sobre la vida social mucho mayor que cualquiera de los absolutismos anteriores. Lo hacen con la escuela, la prensa, la fuerza armada, la ley, los servicios secretos, la polica poltica. Sin embargo, hay ideas y prcticas liberales que Frugoni desech. En primer lugar, la idea del sufragio limitado por razones de renta y alfabetizacin que preconizaban los liberales doctrinarios. En segundo lugar, tambin desech la idea de un Estado limitado en funciones, de tipo juez y gendarme. En tercer lugar, desech los presupuestos de individualismo posesivo y egosmo implcitos en el liberalismo econmico. Porque Frugoni diferencia claramente el liberalismo econmico, portador de un individualismo sin lmites y de egocentrismo, del liberalismo poltico. A ste, lo reivindica aunque con salvedades al decir que sus proclamas muchas veces son ms tericas que sustantivas, mientras que al liberalismo econmico lo critica en toda la lnea, tanto en su versin optimista (de Adam Smith) como en su versin pesimista (de David Ricardo). En la versin optimista de Adam Smith, el progreso individual llevara de la mano el progreso colectivo, aunque los hechos estn lejos de mostrar esto, sostiene Frugoni. En la versin pesimista de David Ricardo hay antagonismos entre tres clases: la clase de hacendados (que recibe la renta), la clase empresaria (que recibe el beneficio) y la clase trabajadora (que recibe el salario). Si bien es un logro que la economa poltica clsica llegara al reconocimiento de clases sociales, para Ricardo los sectores trabajadores deben soportar resignadamente todos los efectos de las desigualdades y de la imposicin de una clase sobre la otra. Nada ms lejano de Frugoni que la idea pasiva de resignacin. Para Frugoni, la idea de que el individuo deba carecer de lmites en su desempeo en la economa ha producido efectos que estima desastrosos: en los hechos, quin ha triunfado no ha sido el individuo sino una nfima cantidad de individuos en detrimento de una mayora de desheredados y explotados. En cuarto lugar, Frugoni tambin desech con energa cierta moralina liberal burguesa, que converta a los desgraciados y parias de la humanidad en victimarios atroces. Frugoni reconoce que en la historia reciente de la humanidad han sido tres las fuentes del desprestigio de la libertad. En primer lugar, la burguesa misma ha desprestigiado la libertad al levantar promesas que no cumpli: si bien aboli los estamentos feudales, instal la desigualdad entre las clases sociales; si bien emancip al siervo de la adscripcin a la gleba, lo someti a la explotacin, a salarios de subsistencia, a la desocupacin y al hambre; si bien aboli los privilegios de la sangre, los sustituy por los privilegios del dinero. En segundo lugar, el comunismo sovitico tambin se lanz a una prdica contraria a la democracia y las libertades ciudadanas, que juzgaba tericas para los hombres que carecan de pan y alimentos bsicos. La tercera fuente del descrdito de la libertad fue protagonizado por el fascismo y el nazismo, absolutamente ajenos al Siglo de las Luces y al pensamiento de la Ilustracin, nacidos del revanchismo militarista, del resentimiento paramilitarista, de la fuerza del nmero, de los

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    nacionalismos reaccionarios, del racismo, de la eugenesia, del desprecio ms extremo al legado liberal, democrtico y socialista del siglo XIX, y del miedo, del profundo miedo al cambio. Emilio Frugoni se siente heredero de la Revolucin gloriosa inglesa, de la Revolucin de las colonias inglesas y de la Revolucin Francesa pero estima que las tres son revoluciones inconclusas en las que triunfan las corrientes burguesas frente a las socializantes. En efecto, en la revolucin inglesa triunfa el liberalismo burgus frente a los levellers (que demandaban el sufragio universal y la igualdad poltica) y los diggers (que reivindicaban la igualdad social). En la revolucin Francesa triunfa el liberalismo girondino frente al liberalismo igualitario de Saint Just y el socialismo de Babeuf, que en el Manifiesto de los iguales anunciaba: La Revolucin francesa no es ms que el mensajero de otra revolucin, mucho ms grande, mucho ms solemne y que ser la ltima. A esa gran obra de construccin es a la que Frugoni pone manos a travs de lo que l denominara la evolucin revolucionaria. Por ltimo, Frugoni tambin se siente tributario del liberalismo social, progresista y laico de Batlle y Ordez por su vocacin obrerista, por impulsar un Estado interventor a favor de los ms dbiles, por separar la Iglesia del Estado, por robustecer la democracia, por pacificar la poltica, por promulgar la ley del divorcio, por su impulso a la educacin, por su obra en materia de seguridad social, por levantar un Estado Empresario autnomo, por su combate contra el latifundio, etc. Sin embargo, lo separaron de Batlle como lo ha planteado Real de Aza su adhesin al bando tradicional, ciertos rasgos caudillescos y la prctica de lo que Frugoni denominaba la poltica criolla. 6 Pero ciertamente, Frugoni, en tanto socialista, se diferenciaba de Batlle tambin en funcin de otros rasgos constitutivos de la identidad socialista que aqu se apuntan brevemente: Frugoni sostuvo la centralidad de la lucha de clases en la historia de la humanidad que Batlle neg, sustent una poltica de alianzas prioritaria con las clases trabajadoras a la que Batlle era ajeno, afirm la determinacin en ltima instancia de las bases econmicas en la vida de la humanidad de la que el espiritualismo de Batlle desdeaba, expres su repudio al capitalismo al cual consideraba un sistema inmoral al igual que lo hiciera a su turno Rosa de Luxemburgo, entendi que las reformas eran un punto de apoyo y no un punto de llegada, y abog por una sociedad finalista sin explotadores ni explotados, que tambin era extraa al horizonte batllista. Por otro lado, Frugoni fue librecambista y no partidario del proteccionismo, como lo fue Batlle. Y sobre todo Frugoni defendi el sufragio secreto, en lo que coincidi con el Partido Nacional (destacando en la Asamblea Constituyente la intervencin de Washington Beltrn) y difiri de las ambigedades que en la materia mostrara la mayora colorada en la Convencin Nacional Constituyente de 1916 y 1917. Finalmente, Batlle y Ordez fue un tribuno de la plebe, el ms republicano, democrtico y liberal que tuvo la regin latinoamericana y acaso el nico en su gnero. Un tribuno de la plebe, que se adelant en ms de un sentido a las demandas de los dbiles pero que no los incorpor a la pelea histrica por una sociedad sin clases. Frugoni, fue en cambio un socialista, que 6 Frugoni la defina como "indigna, subalterna, sensual, frvola, marcada por el fraude, la corrupcin, la demagogia y la venalidad, caracterizada por la vaguedad y la heterogeneidad ideolgicas, por la explotacin de los intereses personales ms ilegtimos, por el espritu de apuesta', la inmoralidad, el caudillaje y las viejas idolatras, el fanatismo, el tradicionalismo irracional".

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    busc desde el partido la alianza con los desamparados para iluminarse mutuamente en la larga tarea de hacer una sociedad que sustituyera la necesidad por la libertad. Pasemos ahora al socialismo de Frugoni. El socialismo de Frugoni recibe influencias mltiples. Adems de las influencias del campo liberal y democrtico, el ideario frugonista es tributario inequvoco de ideas del dominio propiamente socialista. En primer lugar de Marx y de Engels. Y en segundo trmino de aportes provenientes de diversos autores y latitudes: de la obra del marxista ruso Nicolai Bujarin, del laborismo britnico, del georgismo, del socialismo democrtico y pacifista de Jean Jeaurs, del socialismo italiano, del vector democrtico y socialista de la Segunda Internacional, y de ciertos aportes de Juan B. Justo, entre otros. Respecto de Eduard Bernstein, Frugoni mantiene implcitamente una relacin ms ambigua que el que, por ejemplo, Real de Aza le asignara. Por un lado, entiende igual que Bernstein que el Estado ya no es el comit excluyente y exclusivo de la burguesa sino que en ciertos pases el Estado ha incorporado y contemplado a travs de la legislacin social los intereses de los sectores subalternos junto con los de las clases econmicamente dominantes. Tambin comparte con Bernstein el gradualismo reformista. Pero son reformistas distintos. En efecto, Frugoni no es tributario del reformismo de Bernstein en lo que hace la manera especfica de concebir la transicin gradual del capitalismo al socialismo. Y no lo es porque, por ejemplo, para el revisionista alemn el movimiento socialista debera prefigurar en el interior de las estructuras capitalistas formas cooperativas y asociacionistas que compitieran en el plano econmico con las grandes empresas y terminaran, en el largo plazo, venciendo al gran capital. Frugoni no solo no comulg con ese aspecto de la obra revisionista sino que sostuvo que el socialismo deba dar la batalla en los planos sociales, culturales y polticos, pero nunca habl de entablarlo en el plano de la competencia econmica. Las lneas centrales del socialismo son desarrolladas fundamentalmente en Ensayos sobre el marxismo, de 1936. Frugoni se pronunci contra el dogmatismo marxista, contra la tendencia de limitar al marxismo a un materialismo raso y mecanicista. En este sentido, Frugoni fue tributario de la misma actitud de los fundadores del socialismo cientfico. Marx, por ejemplo, se negaba a fundar una nueva religin y dijo a los marxistas franceses: Lo nico que s es que yo no soy marxista. Eduardo Jaurena nos recuerda que Marx rechazaba la existencia de iniciados funcionando en el movimiento socialista como una nueva compaa de Jess o como sacerdotes de una ciencia secreta, como lo dej claro en su polmica con Bakunin. Y en la misma lnea Engels como tambin escribe Jaurena condenaba una ortodoxia rgida que los obreros deberan tragarse como un artculo de fe. Tambin cita a Engels, que escribe: Nuestra teora no es un dogma () que hay que aprenderse de memoria y repetir mecnicamente () sino una gua para la accin () una teora del desarrollo. En definitiva, Marx y Engels estuvieron en contra de equiparar teora socialista y religin, y abogaron por un campo de ideas abierto, frtil y en construccin. Y esa misma actitud es la que va a adoptar Frugoni al formular su posicin doctrinaria sobre el socialismo en general y su interpretacin sobre el marxismo en particular. Sin rendir cuenta a las ortodoxias, Frugoni manifest una interpretacin original sobre el socialismo marxista, de la que trataremos de dar cuenta en lo que resta de esta exposicin.

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    En primer lugar, Frugoni, igual que Marx y Engels, levanta los principios clave del materialismo histrico: primero, la materia domina sobre el espritu, sobre todo en los albores de la humanidad; segundo, las fuerzas productivas y las relaciones de produccin propios de la infraestructura estn en la raz de las superestructuras polticas, jurdicas y culturales; tercero, el antagonismo entre las clases son el motor de la historia; cuarto, las superestructuras, esto es, las leyes, las instituciones, las costumbres, las ideologas y las restantes obras del espritu no proceden mecnicamente de la estructura econmica sino que estn condicionadas slo en ltima instancia por sta; quinto, a su vez, las superestructuras reaccionan dialcticamente sobre la base econmica y tambin la determina, en un proceso sutil, tortuoso y no siempre descifrable, como lo ha dicho Antonio Labriola. En segundo lugar, Frugoni dejar constancia de una lectura del marxismo que se ubica en las antpodas de la interpretacin que ensayaran liberales como Karl Popper, quin endosaba a Marx el germen del totalitarismo. Frugoni, por el contrario, percibe en el materialismo histrico como una corriente de pensamiento eminentemente democrtica. Dice: (El materialismo histrico) apea al hroe individual de su pedestal de magnfico forjador supremo y espontneo de los acontecimientos histricos: pero en cambio eleva a la funcin de colaborador ms o menos eficiente en la obra de abrir caminos al paso de la humanidad o de impulsarla en alguna direccin de su vida, al modesto, al oscuro, al insignificante ciudadano que gana el pan de cada da con el sudor de su frente como parte integrante de la enorme masa trabajadora y como tal contribuye a poner en movimiento la pesada rueda de la produccin, tras de la cual marcha toda la vida de la sociedad, an en sus manifestaciones ms brillantes e ideales. Este es el hondo sentido democrtico de esta teora. Y de aqu arranca sin duda el elemento dinmico que la integra, en cuanto quiere ser no slo una explicacin de la historia sino asimismo una incitacin a realizarla. Pero este sentido democrtico se acenta todava ms cuando el hombre modesto, el pacfico hroe del trabajo asume una intervencin ms directa y comienza a tomar parte de la lucha de clases. Porque cuando al trabajador no lo mueve la nocin instintiva de su inters, lo orienta la conciencia colectiva de su clase hacia el logro de una sociedad ms justa. En tercer lugar, Frugoni asigna un lugar protagnico a los ideales y al factor espiritual en el materialismo histrico. Frugoni asume que las propias fuerzas productivas y el propio til de trabajo, por rudimentarios que sean, son ya una condensacin de la materia y el espritu. Dice que en los primeros tiempos de la humanidad la sumisin del espritu a la materia es absoluta. Agrega que a medida que la personalidad moral se fortifica y ahonda, esa dependencia se hace menos directa y estricta. El espritu, dice Frugoni, pasa a ser cada vez ms un producto complejo de mltiples factores: las ideas, las creenc ias, las teoras, las doctrinas. Y stas, si bien surgen en planos de la vida humana condicionados en ltimo anlisis por la evolucin econmica, obran a su vez sobre sta. Frugoni trae al anlisis las palabras de Engels en el Anti-Dhring donde reconoce como factores preponderantes de la evolucin histrica las teoras jurdicas, polticas, filosficas y religiosas. Y en una carta de Engels fechada el 15 de octubre de 1895 dice: La condicin econmica es la base; pero los varios elementos de la superestructura, las formas polticas de la lucha de clases y sus resultados, las constituciones, las formas jurdicas y todos los reflejos de estas luchas en los cerebros de los participantes, lo poltico, lo jurdico, las teoras filosficas, los puntos de vista religiosos todo ejerce una influencia sobre el desarrollo de las luchas histricas, y en muchos casos, determinan su forma. Hay que decir junto a Real de

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    Aza que esta relevancia adjudicada a lo espiritual es tambin propia de la generacin del 900,7 desde Enrique Rod hasta Batlle y su influencia krauzista. En cuarto lugar, Frugoni sostiene que en el materialismo histrico, a diferencia de lo que ocurre en los las teoras econmicas liberales, no hay cabida para el inters econmico egosta sino ms bien para los actos morales y las inspiraciones generosas y desinteresadas el espritu. Las luchas del individuo en la teora econmica liberal suelen ser mezquinas mientras que las luchas entre las clases en el materialismo histrico suelen asumir formatos de desprendimiento y espritu de sacrificio. Las mismas huelgas gremiales () suelen ser actos de solidaridad en que cada uno afrenta penurias y persecuciones y se siente impulsado () por fuerzas morales que planean sobre su simple necesidad o conveniencia privada. Y Frugoni pone a continuacin el caso de la ciencia como indicador del factor espiritual en la vida social. La ciencia es toda ella una epopeya magnfica y conmovedora en la que el sabio, el investigador, el mago moderno, se entregan con un admirable renunciamiento () al herosmo sublime a servir fines ideales e impersonales, luchando abnegadamente por alcanzar victorias ajenas a todo mvil que no sea ensanchar el crculo de luz de la verdad o robar para los hombres el fuego. El amor al prjimo sostiene muchas veces esas vocaciones sagradas. En quinto lugar, Frugoni, a semejanza de Antonio Gramsci, realz la importancia de las superestructuras. Cita al comunista Bujarin, quin enfatiza: Las superestructuras no son, por cierto, una futileza insignificante () Abolid el Estado capitalista, y la produccin ser de golpe, imposible; anulad la ciencia contempornea, y vosotros anulareis con el mismo golpe la gran produccin con su tcnica; suprimid los medios de comunicacin humanos, la lengua o la literatura, y la sociedad no podr existir y caer en descomposicin. En sexto lugar, Frugoni cree fuertemente en la idea decimonnica de progreso. Frugoni repite la frase de Marx en Las tesis sobre Ludwig Feerbach, que los hombres hacen la historia aunque no en las condiciones elegidas por ellos, y que las consecuencias de los hechos sociales se les escapan de las manos a los hombres. Pero tambin afirma que el materialismo histrico no se presenta como una teora que condene al hombre a sufrir ciegamente los efectos de sus actos. En esa teora dice encontramos un elemento que alumbra el camino: la conciencia de clase. Y es esa conciencia de clase de los sectores oprimidos la que est llamada a terminar con la explotacin y las clases sociales, y a consumar el ideal de justicia social. Para Frugoni las fuerzas humanas impulsan a la historia en la direccin de un ideal de justicia que deje de tratar a los hombres como seres inertes y los trate como seres libres e iguales. Antes de terminar podra tambin recordarse algunas de las crticas que se le dirigieran a Frugoni, fundamentalmente dos: cierta subestimacin del fenmeno imperialista y la incomprensin de la complejidad de los populismos latinoamericanos. Para abonar la primera crtica se ha esgrimido su defensa de la causa aliada en ambas guerras mundiales, donde se supone que lateraliz el choque inter-imperialista en aras de otras 7 En Carlos Real de Aza, Antologa del ensayo uruguayo contemporneo, Tomo I. Departamento de Publicaciones de la Universidad de la Repblica, Montevideo, Uruguay, 1964, pp. 111-129.

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    consideraciones ms trascendentes, como por ejemplo la derrota del nazi- fascismo.8 Con relacin al fenmeno populista, no se le podra probablemente demandar a Frugoni lo que hasta el da de hoy es debate abierto entre historiadores y cientistas polticos de primera lnea. Por ltimo, hay que decir que el socialismo frugonista es un socialismo centrado en la clase trabajadora bajo el entendido que el socialismo sin clase obrera es un envase vaco y que clase obrera sin socialismo es inconducente. Es un socialismo especialmente sensible con los ms desamparados entre los dbiles: as fue que repar tempranamente en el trabajo nocturno en las panaderas. Es un socialismo preocupado al mismo tiempo por las cuestiones morales: su sentido de justicia y humanismo lo colocaron por encima de las cuestiones inmediatamente clasistas.9 Es un socialismo en el que las reformas no son un punto de llegada sino un punto de partida. Es tambin un socialismo centrado en iniciativas de vanguardia: su apoyo al sufragio femenino, su voto por el sufragio secreto, su impulso al Instituto de Colonizacin, su posicin favorable a la despenalizacin del aborto, y su respaldo a la eliminacin de las fuerzas armadas son algunos de los muchos ejemplos que se podran citar.10 Es un socialismo profundamente democrtico, contrario a la dictadura: cuando tuvo lugar el golpe de Es tado terro-herrerista de marzo de 1933, Frugoni, como decano de la Facultad de Derecho, expres su repudio pblico al avasallamiento de las instituciones y de la autonoma universitaria, acompaado de estudiantes de la FEUU. Es un socialismo que levanta la lucha de clases pero no la guerra entre las personas. Es un socialismo gradualista que, al igual que el de Jean Jaurs, se apoy en las fracciones radicales de los partidos burgueses para consumar las reformas progresistas requeridas por el pas; as fue que aplic la tctica de partido picana y el concepto de evolucin revolucionaria recogido de los clsicos. Es un socialismo que organiz y orient a las masas trabajadoras aunque sin caer en la tentacin vanguardista: el socialismo era con el pueblo trabajador. Es un socialismo que abog por el pacifismo aunque no fue neutral frente a la barbarie nazi-fascista. Es un socialismo contrario a la poltica de bloques que imper durante la Guerra Fra. Es un socialismo que afirma la paz como principio pero que al mismo tiempo reivindica conquistar por la violencia de abajo lo que niega una violencia de arriba si las clases dominantes rompieran arbitrariamente la legalidad. Es un socialismo que capt en tiempo real la importancia de los movimientos de liberacin de Amrica Latina y el Tercer Mundo. Ya en junio de 1959 en un artculo titulado Meditacin poltica sobre Latinoamrica Frugoni escribi sobre Cuba: La revolucin cubana aparece, desde su raz y se afianza y ampla en toda su trayectoria, como la esforzada

    8 Del otro lado habra que decir que Frugoni no ignor el fenmeno imperialista y que defini la temprana vocacin imperialista estadounidense como voraz expansin capitalista y territorial (), que se intern en prcticas de un imperialismo estrangulador de soberanas nacionales desde el advenimiento de la poltica del great stick esgrimida por Teodoro Roosevelt. Tambin seal el ascenso del imperialismo estadounidense en la segunda posguerra en los siguientes trminos: Pero despus de la segunda conflagracin, mientras el podero econmico y poltico del imperialismo britnico decrece, predomina la influencia del capitalismo monopolista yanqui personificado sobre todo en las grandes compaas fruteras y petroleras (entre otras de enorme gravitacin econmica), asimismo con derivaciones polticas. Emilio Frugoni, en Meditacin poltica sobre Latinoamrica, en revista Combate, mayo y junio de 1959, San Jos de Costa Rica. 9 Ver su nota Infanticidas, de 1909. En Cuadernos de Marcha nmero 39, de julio de 1970. 10 Es conocida la polmica periodstica en el diario El Da durante 1917 entre Jos Batlle y Ordoez y Celestino Mibelli, quin habl en nombre del Partido Socialista.

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    hazaa reivindicadora de un pueblo para el pueblo. Surge como una verdadera esperanza de eliminacin de toda forma del viejo sistema de gobierno criollo. Es un socialismo georgista, en el sentido que percibi la tributacin a la tierra como una palanca fundamental de justicia distributiva. Es un socialismo que apoy la revolucin rusa aunque no las 21 condiciones de Lenin, de 1921, que hubieran convertido al Partido Socialista en un partido clandestino, negador de las instituciones democrticas y dependiente de las directivas de Mosc. Es un socialismo libertario, que al igual que Rosa de Luxemburgo, entiende que la libertad es siempre y nicamente libertad para quin piensa de modo distinto. Es un socialismo de vocacin universalista, que tendi a anteponer los derechos humanos universales a los particularismos nacionales. Es un socialismo respetuoso de las mejores tradiciones nacionales: las Instrucciones del Ao XIII, la escuela pblica, laica y gratuita, y la obra de Jos Batlle y Ordez son algunas de las que enfatiza. Es un socialismo de brazos abiertos al universo amplio de las ideas, que recogi parte de la mejor herencia de la humanidad occidental: desde los estoicos hasta la Conspiracin de los Iguales de Babeuf, desde el primer cristianismo hasta Marx y Engels, desde el humanismo renacentista hasta el laborismo ingls, y desde los liberales Locke, Kant y Stuart Mill hasta los marxistas Antonio Labriola, Juan B. Justo y Juan Carlos Maritegui. Es un socialismo sensible a la exclusin del 50% de la humanidad de los derechos civiles y polticos ms elementales: es por lo tanto, un socialismo feminista que escuch y expres a la mujer. Es un socialismo que condena moralmente al capitalismo. Es un socialismo que entendi a la democracia poltica como garante de los derechos humanos: sin ella la justicia social es una ddiva de quin la otorga. Es un socialismo que cont entre uno de sus principales activos el encanto de lo pblico: no hay misterios, no hay dobles discursos ni cuerpos ocultos en el socialismo de Frugoni. Es un socialismo vertical: si te horizontalizas habrs muerto de veras dice en uno de sus poemas. Es un socialismo de la verdad a pesar de sus costos. A propsito Frugoni dijo: Suele no convencerse a nadie cuando se dice estrictamente la verdad. A menudo decirla es la mejor forma de quedarse solo. Es un socialismo humilde con los resultados, exigente con los principios, implacable con el proceder. Es un socialismo que niega la violencia, el despojo y el reparto, y se decanta por la justicia en libertad porque as define al socialismo. Es el socialismo de un hombre con principios, conducta y humor. Colofn Hay algunos aspectos de total vigencia en el pensamiento de Frugoni. Entre ellos, los siguientes cuatro. En primer lugar, su tendencia ms honda: su conviccin hondamente antidictatorial; espejo invertido de su concepto de democracia, concebida al mismo tiempo como medio, para conseguir nuevos derechos, y como fin en s misma. Una democracia integral, con al menos tres dimensiones: la social, la econmica y la poltica. Y a la que en algunos escritos agrega tambin la dimensin cultural, un mbito en la que, a diferencia de la esfera econmica, aplica el principio del laissez faire, laissez passer, como expresara en La esfinge roja. En segundo lugar, su apuesta a la emancipacin fraterna de la humanidad en la persona de cada uno de los hombres. De esta manera, Frugoni lograba una difcil conjugacin: vnculo social solidario e individualismo que l diferencia ntidamente del egosmo.

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    En tercer lugar, su apuesta a una sociedad que combinara en diferentes planos, modernidad tcnica (maquinismo) y humanismo. Renegar del maquinismo es renegar del progreso, dijo Frugoni en entrevista del diario Crtica, de Buenos Aires, en 1933. Pero al mismo tiempo entendi que una poltica socialista deba fijar los objetivos generales y subordinar la mquina al completo servicio del hombre. Esto implcitamente conllevaba la domesticacin de las fuerzas del mercado. En cuarto lugar, el locus central adjudicado por Frugoni a los valores y los ideales, sin los cuales no sera pensable la utopa comunicativa que levantara hace ms de tres dcadas el filsofo Hrgen Habermas, tendiente a comunicar a los seres humanos en base al argumento y no en base a intereses o posiciones de poder.