friedman - la tiranía de los controles

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  • 8/7/2019 Friedman - La tirana de los controles

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    La tirana de los controles

    Por Milton y Rose Friedman

    Al examinar los aranceles y otras restricciones al comercio internacional en su obra La riqueza

    de las naciones, Adam Smith escribi:

    Lo que en el gobierno de toda familia particular constituye prudencia, difcilmente puede ser insensatez en el gobierno de un granreino. Si un pas extranjero puede suministrarnos un artculo ms barato de lo que nosotros mismos lo podemos fabricar, nosconviene ms comprarlo con una parte del producto de nuestra propia actividad empleada de la manera en que llevamos algunaventaja [...]. En cualquier pas, el inters del gran conjunto de la poblacin estriba siempre en comprar cuanto necesita a quienesms baratos se lo venden. Esta afirmacin es tan patente que parece ridculo tomarse el trabajo de demostrarla; y tampocohabra sido puesta jams en tela de juicio si la retrica interesada de comerciantes y de industriales no hubiese enturbiado elbuen sentido de la humanidad. En este punto, el inters de esos comerciantes e industriales se halla en oposicin directa con eldel gran cuerpo social.

    Estas palabras son tan vlidas hoy como eran entonces. Tanto en el comercio interior como en elexterior, es de inters para el gran conjunto de la poblacin comprar al que vende ms barato yvender al que compre ms caro. Con todo, la retrica interesada ha dado lugar a unaasombrosa proliferacin de restricciones sobre lo que podemos comprar y vender, a quinespodemos comprar y a quines podemos vender y en qu condiciones, a quines podemos darempleo y para quines podemos trabajar, dnde podemos residir, y qu podemos comer ybeber.

    Adam Smith culp a la retrica interesada de comerciantes y de industriales Quiz fueran ellossin duda los principales culpables en su poca. En la actualidad tienen mucha compaa. Enrealidad, difcilmente alguno de nosotros escapa a la retrica interesada. Segn la inmortalfrase de Pogo, el personaje de tebeo, hemos descubierto al enemigo y se somos nosotros.Luchamos contra los intereses especiales, salvo cuando resulta que el inters especial somosnosotros mismos. cualquiera de nosotros sabe lo que es bueno para l lo es para el pas, por loque nuestro inters especial es diferente. El resultado final es un laberinto de restricciones yms restricciones que hacer que la mayora de nosotros seamos ms pobres de lo que seramossi se eliminasen todas. Perdemos mucho ms a consecuencia de las medidas que benefician aotros intereses especiales de lo que ganamos gracias a las medidas que benefician nuestrointers especial.

    El ejemplo ms claro se halla en el comercio internacional. Las ganancias que obtienen algunosproductores gracias a los aranceles y otras restricciones quedan compensadas con creces porlas prdidas que sufren otros productores y especialmente los consumidores en su conjunto. Lalibertad de comercio no slo procurara nuestro bienestar general, sino que tambin promoverala paz y la armona entre las naciones y estimulara la competencia interna.

    Los controles sobre el comercio exterior se extienden al comercio interior. Se entrelazan contodos los aspectos de la actividad econmica. Estos controles han sido defendidos a menudo, enparticular por los pases menos desarrollados, por considerarlos muy importantes para laconsecucin de su desarrollo y progreso. Una comparacin de la experiencia del Japn tras laRestauracin Meiji en 1867 y la de la India tras su independencia en 1947, sirve para contrastaresta opinin. Dicha comparacin indica, al igual que otro ejemplos, que la libertad de comerciointerior y exterior es el mejor medio que tiene un pas pobre para promover el bienestar de susciudadanos.

    Los controles econmicos que han proliferado en los Estados Unidos durante las pasadasdcadas no slo han restringido la libertad para utilizar nuestros recursos econmicos, sino quetambin han afectado la libertad de expresin, de prensa y de culto.

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    Comercio internacional

    Se suele afirmar que la mala poltica econmica refleja el desacuerdo entre los expertos; que sitodos los economistas fuesen la misma opinin, la poltica econmica sera buena. Loseconomistas discrepan entre s con frecuencia, pero no con respecto al comercio internacional.En todo momento, desde los tiempos de Adam Smith, ha habido una virtual unanimidad entre los

    economistas, cualquiera que fuese su posicin ideolgica en otros aspectos, sobre la afirmacinde que la libertad de comercio internacional redunda en beneficio de los pases comerciales y delmundo. Pese a esto, los aranceles han constituido la regla. Las nicas excepciones deimportancia son casi un siglo de libertad de comercio en Gran Bretaa despus de la abrogacinde las Leyes de Cereales en 1846, los treinta aos de libertad de comercio en Japn tras laRestauracin Meiji, y la actual libertad de comercio en Hong Kong. Los Estados Unidos aplicaronaranceles a lo largo de todo el siglo XIX, que incluso fueron incrementado en el siglo XX, sobretodo en virtud de la ley arancelaria de Smoot-Hawley de 1930, considerada por algunosentendido como responsable en parte de la dureza de la depresin en los aos siguientes.Desde entonces, los aranceles han disminuido gracias a varios convenios internacionales, perosiguen siendo elevados, probablemente ms que en el siglo XIX, si bien los profundos cambiosexperimentados por los productos objeto de comercio internacional hacen imposible unacomparacin exacta.

    Hoy en da, como siempre, se apoya mucho la existencia de aranceles, denominadoseufemsticamente proteccin, un buen nombre para una mala causa. Los productores de aceroy los sindicatos metalrgicos presionan para que se apliquen restricciones a las importaciones deacero procedentes del Japn. Los fabricantes de televisores y sus obreros propugnan laadopcin de acuerdos voluntarios para limitar las importaciones de esos aparatos y suscomponentes procedentes del Japn, Taiwan y Hong Kong. Fabricantes de tejidos y calzados,ganaderos, productores de azcar y muchos otros se quejan de la competencia desleal que leshace el extranjero y exigen que el gobierno haga algo para protegerles. Como es lgico, ningngrupo se queja basndose nicamente en su inters particular. Todos los grupos hablan delinters general, de la necesidad de preservar los puestos de trabajo o de promover laseguridad nacional. La necesidad de reforzar el dlar con respecto al marco o al yen se haaadido recientemente a las alegaciones tradicionales en favor de la aplicacin de restriccionesa las importaciones.

    Las razones econmicas para la libertad de comercio

    Una voz que casi nunca se ha hecho or es la de los consumidores. Los denominados grupos dedefensa y proteccin del consumidor han proliferado en los ltimos aos. Pero se buscara envano en los peridicos o en las actas de las Comisiones del Congreso, para hallar algunaindicacin de que lanzasen un ataque concentrado sobre los aranceles u otras restricciones a lasimportaciones, pese a que los consumidores son las vctimas principales de tales medidas. Lossedicentes abogados del consumidor se interesan por otras cosas.

    La voz del consumidor individual se pierde en la cacofona de la retrica interesada decomerciantes y de industriales y de sus empleados. Como resultado de ello, se produce una

    grave distorsin del problema. Por ejemplo, los partidarios de los aranceles consideranindiscutible que la creacin de puestos de trabajo es, de por si, un objetivo deseable,independientemente de en qu se ocupen las personas empleadas. Se trata de una claraequivocacin. Si lo que queremos son puestos de trabajo, podemos crear los que queremos: porejemplo, hacer que la gente cave hoyos y que luego los vuelva a llenar, o que efecte otrastareas intiles. A veces, el trabajo queda compensado por las satisfacciones que produce. Casisiempre, empero, es el precio que pagamos por conseguir las cosas que deseamos. Nuestroverdadero objetivo no estriba slo en los puestos de trabajo, sino en los puestos de trabajoproductivos, que se traducen en forma de ms bienes y servicios para consumir.

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    Otra falacia rara vez puesta en tela de juicio es que las exportaciones son buenas y que lasimportaciones son malas. Sin embargo, la verdad se revela muy diferente. No podemos comer,vestir o gozar de los bienes que enviamos al extranjero. Comemos pltanos procedentes deAmrica Central, calzamos zapatos italianos, conducimos automviles alemanes, y disfrutamosde programas a travs de televisores japoneses. Nuestra ganancia a causa del comercio exteriorestriba en lo que importamos. Las exportaciones constituyen el precio que pagamos paraobtener las importaciones. Como ya dijo claramente Adam Smith, los ciudadanos de un pas sebenefician de la obtencin de un volumen de importaciones lo mayor posible a cambio de susexportaciones o, lo que viene a ser los mismo, de exportar lo menos posible para pagar susimportaciones.

    La engaosa terminologa que empleamos refleja estas ideas errneas. Proteccin significa enrealidad explotacin del consumidor. Una balanza comercial favorable significa en realidadexportar ms de lo que importamos, enviando al exterior mercancas por un valor total quesupera el de las mercanca que nos llegan del extranjero. En las cuentas de su casa, ustedpreferira seguramente pagar menos par obtener ms, y no al revs; sin embargo, eso seracalificado de balanza de pagos desfavorableen el comercio exterior.

    El argumento favorable a los aranceles que ha tenido mayor repercusin entre el pblico en

    general es la supuesta necesidad de proteger el elevado nivel de vida de los trabajadoresnorteamericanos contra la competencia desleal de los trabajadores del Japn, Corea o HongKong, que estn dispuestos a trabajar a cambio de un salario mucho ms bajo.. Qu hay defalso en este argumento? Acaso no queremos proteger el elevado nivel de nuestro pueblo?

    La falacia de este argumento reside en el inexacto uso de los calificativos elevados y bajoaplicados al salario. Qu significan salarios elevados y bajos? Los trabajadoresnorteamericanos son pagados con dlares; los trabajadores japoneses, con yens. Cmocomparamos salarios expresados en dlares con salarios expresados en yens? Cuntos yensequivalen a un dlar? Qu determina este tipo de cambio?

    Tomemos un caso extremo. Supongamos que, para empezar, 360 yens equivalen a un dlar. Aeste tipo de cambio, vigente durante varios aos, suponga usted que los japoneses pueden

    producir y vender todo por menos dlares de lo que podemos hacerlo en los Estados Unidos:televisores, automviles, acero e incluso brotes de soja, trigo, leche y helados. Si tuvisemoslibertad de comercio internacional, trataramos de adquirir todas nuestras mercancas en elJapn. Esto parecera confirmar los temores de quienes defienden los aranceles: nos veramosinundados de mercancas japonesas y no podramos vender nada en contrapartida.

    Antes de que levanten sus manos horrorizados, prosigan con su anlisis. Cmo pagaramos alos japoneses? Les ofreceramos dlares en billetes? Qu haran con ellos? Hemos partido deque al cambio de 360 yens por un dlar todo es ms barato en el Japn, por lo que en elmercado norteamericano no habra nada que quisiesen comprar. Si los exportadores japonesesdesearan quemar o enterrar los billetes, sera fantstico para nosotros. Obtendramos toda clasede mercancas a cambio de trozos de papel verde que podemos producir en gran abundancia y abajo costo. Dispondramos de la industria exportadora ms maravillosa que se pudiese concebir.

    Naturalmente, los japoneses no nos venderan mercancas tiles con el fin de obtener intilestrozos de papel para quemarlo o enterrarlos. Al igual que nosotros, quieren tener algo real acambio de su trabajo. Si todas las mercancas fuesen ms baratas en el Japn que en losEstados Unidos al cambio de 360 yens por un dlar, los exportadores trataran dedesembarazarse de sus dlares, procuraran venderlos al cambio de 360 yens por un dlar alobjeto de comprar las mercancas japonesas ms baratas. Pero quin querra comprar losdlares? Lo que es cierto para el exportador japons lo es tambin para todos los habitantes delJapn. Nadie deseara dar 360 yens a cambio de un dlar si con 360 yens se pudiesen comprarms cosas en el Japn que con un dlar en los Estados Unidos. Los exportadores, al descubrir

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    que nadie querra comprar sus dlares a 360 yens, estaran dispuestos a cobrar menos yens porun dlar. El precio de un dlar expresado en yens disminuira: 300 yen por un dlar, 250 yens o200 yens. Enfoque las cosas al revs: necesitaran un nmero creciente de dlares para adquirirun nmero dado de yens japoneses. Las mercancas japonesas expresan su precio en yens, conlo que su precio en dlares aumentara. A la inversa, las mercancas estadounidenses expresansu precio en dlares, por lo que cuantos ms dlares obtuviesen los japoneses por un nmerodado de yens, ms baratas resultaran las mercancas estadounidenses para los japonesesdispuestos a pagar en yens.

    El precio del dlar expresado en yens disminuira hasta que el promedio del valor en dlares delas mercancas que los japoneses comprasen a los Estados Unidos fuese ms o menos igual alvalor en dlares de las mercancas que los Estados Unidos comprasen al Japn. A este precio,todo el que quisiese comprar yens con dlares encontrara a alguien que estara dispuesto avenderle yens a cambio de dlares.

    La situacin real, como es natural, se presenta ms complicada que en este ejemplo hipottico.Varias naciones comercian entre s, y solamente los Estados Unidos y el Japn, y el comerciosuele seguir caminos indirectos. Los japoneses pueden gastar en el Brasil una parte de losdlares que ganan; a su vez los brasileos pueden gastar dichos dlares en Alemania, y los

    alemanes pueden hacerlo en los Estados Unidos, y as sucesivamente hasta una complejidadinterminable. No obstante, el principio es el mismo. En cualquier pas la gente quiere dlaressobre todo para comprarse artculos tiles, no para amontonar ese dinero o quemarlo.

    Otra complicacin reside en que los dlares y los yens no solo se utilizan para comprar bienes yservicios en otros pases, sino tambin para invertir y hacer donaciones. A lo largo del siglo XIXlos Estados Unidos tuvieron casi cada ao una balanza de pagos deficitaria, una balanzacomercial desfavorable que era buena para todos. Los extranjeros deseaban invertir capital enlos Estados Unidos. Los britnicos, por ejemplo, producan mercancas y nos enviaban a cambiode trozos de papel: no billete de dlar, sino obligaciones, con la promesa de pagar ms adelanteuna suma de dinero ms los intereses. Los britnicos deseaban enviarnos sus mercancasporque consideraban que esas obligaciones constituan una buena inversin. En general,estaban en lo cierto. Obtenan mayores ganancias por sus ahorros de las que podan lograr de

    cualquier otra manera. En cuanto a nosotros, nos beneficiamos de inversiones extranjeras quenos permitan desarrollarnos con mayor rapidez que si nos hubisemos visto obligados a contarnicamente con nuestros propios ahorros.

    En el siglo XX la situacin se invirti. Los ciudadanos estadounidenses se percataron de quepodan obtener mayores ganancias invirtiendo su capital en el extranjero, que hacindolo en supas. Consecuentemente, los Estados unidos enviaron al exterior mercancas a cambio decompromisos de deuda, como bonos. Despus de la Segunda Guerra Mundial, el gobiernonorteamericano concedi prstamos al extranjero en el marco del Plan Marshall y otrosprogramas de ayuda exterior. Enviamos bienes y servicios al extranjero como expresin denuestra creencia de que con ello contribuamos a un mundo ms pacfico. Estas ayudasgubernamentales complementaban donaciones privadas de grupos caritativos, iglesias quepagaban a misioneros, personas que contribuan a la ayuda de parientes extranjeros, y assucesivamente.

    Ninguna de estas complicaciones altera la conclusin sugerida por el caso extremo que hemosimaginado. En el mundo real, al igual que en el mundo hipottico, no puede haber problema debalanza de pagos mientras el precio del dlar expresado en yens, en marcos o en francos, sedetermine en un mercado libre mediante transacciones voluntarias. Es sencillamente falso quelos trabajadores norteamericanos que disfrutan de elevados salarios estn, como grupoamenazados por la competencia desleal de trabajadores extranjeros que perciben salariosbajos. Como es lgico, determinados trabajadores pueden verse perjudicados si aparece en elextranjero un producto nuevo o mejorado, o si los fabricantes extranjeros consiguen producirlo

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    con menor costo. Pero esto no difiere de los efectos que se ejercen sobre un determinado grupode trabajadores si otras firmas norteamericanas desarrollan nuevos productos, los mejoran odescubren la manera de producirlos ms baratos. Esto es sencillamente competencia demercado en la prctica, la principal causa del elevado nivel de vida del trabajadornorteamericano. Si queremos beneficiarnos de un sistema econmico vivo, dinmico einnovador, debemos aceptar la necesidad de la movilidad y de la transformacin. Puede seraconsejable facilitar dichas transformaciones, y hemos adoptado varias medidas para que assea, tales como el seguro de desempleo, pero debemos tratar de alcanzar ese objetivo sindestruir la flexibilidad del sistema, lo que habra sido matar a la gallina de los huevos de oro. Encualquier caso, todo lo que hicisemos debera ser imparcial con respecto al comercio exterior einterior.

    Que determina los artculos que nos interesa importar y exportar? Un trabajadorestadounidense es en la actualidad ms productivo que un trabajador japons. Es difcil precisaren qu grado, pues las estimaciones difieren. Pero supongamos que es una vez y media msproductiva. En ese caso, los salarios de los estadounidenses podrn comprar por trmino mediouna vez y media ms cosas que los salarios de los trabajadores japoneses. Es antieconmicoutilizar a trabajadores norteamericanos en algo en que sean menos de una vez y media mseficientes que sus colegas japoneses. En la jerga econmica acuada hace ms de 150 aos, sele llama a eso principio de la ventaja comparativa. Aunque fusemos ms eficientes que los

    japoneses en la produccin de todo, no nos interesara producirlo todo. Deberamosconcentrarnos en las cosas que hicisemos mejor, aquellas en que nuestra superioridad noofreciera dudas.

    Un ejemplo: acaso un abogado que escribiese a mquina dos veces ms de prisa que susecretara debera despedirla y escribir a mquina l mismo? Si el abogado es dos veces mejormecangrafo que su secretaria pero cinco veces mejor abogado que ella, tanto l como susecretaria hacen bien practicando l la abogaca y escribiendo ella a mquina.

    Se dice que otra fuente de competencia desleal son las subvenciones que los gobiernosextranjeros conceden a sus industriales, lo cual les permite vender en los Estados Unidos pordebajo de su costo. Suponga que un gobierno extranjero concede dichas subvenciones, como

    sin duda hacen algunos. Quin resulta perjudicado y quin se beneficia? Para pagar lassubvenciones el gobierno extranjero debe gravar con impuestos a sus ciudadanos. Estos son losque pagan las subvenciones, de las que se benefician los consumidores estadounidenses.Pueden comprar ms barato lo receptores de televisin, los automviles o todo lo que estsubvencionado. Deberamos quejarnos contra este programa de ayuda extranjera? Fue acasoun gesto de nobleza por parte de los Estados Unidos enviar mercancas y servicios comodonaciones a otros pases en el marco del Plan Marshall y, posteriormente, conceder ayuda alextranjero, y es en cambio un gesto vil el de esos pases que nos conceden donaciones bajo laforma indirecta de bienes y servicios que nos venden a precio inferior a su costo? Los sbditosde los gobiernos extranjeros tienen motivos de sobra para quejarse. Deben soportar un nivel devida ms bajo en beneficio de los consumidores estadounidenses y de algunos conciudadanossuyos que poseen las industrias subvencionadas o trabajan en ellas. No cabe duda de que, sidichas subvenciones se conceden de forma repentina o irregular, la medida afectarnegativamente a los propietarios y trabajadores estadounidenses de las industrias que

    produzcan los mismos artculos. Sin embargo, ste es uno de los riesgos ordinarios que corre elque est metido en negocios. Las empresas nunca se quejan de los acontecimientos inslitos oaccidentales que les procuran ganancias inesperadas. El sistema de libertad de empresa es unsistema de beneficios y de prdidas. Tal como ya hemos indicado, cualquier medida tendente afacilitar la adaptacin a los cambios repentinos se debera aplicar de forma imparcial al comerciointerior y exterior.

    En cualquier caso, es probable que las perturbaciones sea temporales. Suponga que, por elmotivo que sea, el Japn decidiese subvencionar fuertemente el acero. Si no se adoptasen

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    nuevos aranceles o cupos, las importaciones de acero en los Estados Unidos aumentaranvigorosamente. Esto provocara la cada del precio del acero en los Estados Unidos y losacereros norteamericanos pararan la produccin del mismo, con lo cual se produciradesempleo en el sector. Por otra parte, los productos hechos con acero se podran adquirir aprecio ms barato. Los compradores de dichos artculos dispondran de dinero sobrante paragastar en otras cosas. La demanda de otros artculos aumentara, como tambin el nmero detrabajadores empleados en las empresas que los fabricasen. Naturalmente, requerira tiempoabsorber a los trabajadores del acero que se habran quedado sin empleo. No obstante, encompensacin, trabajadores de otros sectores que estaban parados dispondran ahora depuestos de trabajo. No tendr por qu haber una prdida neta de empleo, y se producira unaumento de la produccin porque los obreros que ya no hiciesen falta para producir aceroestaran disponibles para producir cualquier otra cosa.

    La misma falacia de mirar slo un aspecto de la cuestin se presenta cuando se solicitanaranceles con la finalidad de crear puestos de trabajo. Se dice que, si se aplican aranceles a lasimportaciones textiles, se fomentar la produccin y el empleo en la industria textil nacional. Sinembargo, los fabricantes extranjeros que no pueden vender ya sus tejidos en los Estados Unidosganan menos dlares y dispondrn de menos dinero para gastar en los Estados Unidos. Lasexportaciones disminuirn para equilibrar la disminucin en las importaciones. El nivel de empleoaumentar en la industrial textil y disminuir en las industrias exportadoras. Y el traslado deempleo a actividades menos productivas reducir la produccin total.

    El argumento de seguridad nacional de que una prspera industria nacional de produccin deacero, por ejemplo, es necesaria para la defensa, no se apoya en bases ms slidas. Lasnecesidades de la defensa nacional slo representan una pequea fraccin del volumen total deacero empleado en los Estados Unidos. Y no es probable que la libertad total en el comercio delacero acabase con la industria acerera estadounidense. Las ventajas de estar cerca de lasfuentes de suministro y de combustible, y la proximidad del mercado garantizaran la existenciade una industria acerera nacional garantizaran la existencia de una industria acerera nacionalrelativamente grande. De hecho, la necesidad de hacer frente a la competencia exterior, en lugarde buscar refugio tras las barreras proteccionistas gubernamentales, habra podido darperfectamente lugar a una industria del acero ms fuerte y ms eficaz que la actual.

    Suponga que ocurriese lo improbable. Suponga que se revelase ms barato comprar todonuestro acero en el extranjero. Hay otras formas de garantizar la seguridad nacional. Podramosconstituir un stockde acero. Esto es fcil, puesto que el acero ocupa relativamente poco espacioy no es un bien perecedero. Podramos mantener alguna acereras en reserva, del modo quemantenemos barcos, que entraran en produccin en caso de necesidad. Sin duda hay an otrasalternativas. Antes de que una compaa acerera decida la construccin de una nueva planta deproduccin, investiga las alternativas posibles y los emplazamientos adecuados, al objeto deelegir el ms eficaz y econmico. Con todo, en sus solicitudes de subvencin alegando pretextosde seguridad nacional, la industria del acero jams ha presentado presupuestos para formasalternativas de garantizar la seguridad nacional. Mientras no lo haga, podemos estar seguros deque el argumento de seguridad nacional es una manifestacin del inters particular de laindustria, no una razn vlida para las subvenciones.

    No cabe duda que los ejecutivos de la industria acerera y los dirigentes de los sindicatosmetalrgicos son sinceros cuando alegan argumentos de seguridad nacional. La sinceridad esuna virtud cuyo valor se exagera. Todos somos capaces de persuadirnos de que lo que es buenopara nosotros lo es para el pas. No deberamos quejarnos de que los productores de aceroesgriman dichos argumentos, sino por dejarnos convencer.

    Qu ocurre con el argumento de que debemos defender el dlar y evitar que pierda valor frentea otras monedas (el yen japons, el marco alemn o el franco suizo)? Se trata de un problemacompletamente artificial. Si los tipos de cambio de las monedas se establecen en un mercado

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    libre, quedarn fijados al nivel que determine el mercado. El precio resultante del dlarexpresado en yens, por ejemplo, puede situarse provisionalmente por debajo del nivel justificadopor el costo respectivo en dlares y en yens de las mercancas norteamericanas y japonesas. Sies as, se dar a las personas involucradas en esta situacin en incentivo para adquirir dlares yconservarlos durante un tiempo con el fin de realizar un beneficio cuando el precio suba. Aldisminuir el precio de yens de las exportaciones norteamericanas al Japn, se estimularndichas exportaciones; al aumentar el precio en dlares de las mercancas japonesas sedesalentarn las importaciones procedentes del Japn. Estos fenmenos harn aumentar lademanda de dlares corrigiendo de ese modo su bajo precio inicial. El precio del dlar, si sedetermina libremente, cumple la misma funcin que todos los dems precios: transmiteinformacin y procura un incentivo para actuar con arreglo a la misma, porque afecta las rentasque perciben los que participan en el mercado.

    Entonces, a qu viene tanto furor a causa de la debilidad del dlar? Por qu se suceden lascrisis del comercio internacional? La razn inmediata es que los tipos de cambio internacional nolos ha fijado un mercado libres. Las autoridades de los bancos centrales intervienen en granescala con la finalidad de influir en la cotizacin de sus monedas. Al hacerlo pierden enormessumas de dinero de sus ciudadanos (para los Estados Unidos, cerca de dos mil millones dedlares desde 1973 hasta principios de 1979), y lo que es ms importante, impiden que estegrupo de precios realice la funcin que le es propia. No logran en cambio impedir que las fuerzaseconmicas bsicas hagan sentir finalmente sus efectos sobre los tipos de cambio, pero soncapaces de mantener tipos de cambio artificiales durante largos intervalos. El efecto haconsistido en impedir su gradual ajuste a las fuerzas subyacentes. Las pequeas perturbacionesse han sumado a las grandes, dando lugar a una importante crisis> de los cambiosinternacionales.

    Por qu intervienen los gobiernos en los mercados de cambios internacionales? Porque lostipos de cambio exteriores reflejan las polticas econmicas interiores. El dlar estadounidensese ha mostrado dbil en comparacin con el yen japons, el marco alemn y el franco suizo,principalmente debido a que la inflacin ha sido mucho mayor en los Estados Unidos que endichos pases. Inflacin significa que el dlar tena un poder adquisitivo cada vez menor en elmercado interior. Deberamos sorprendernos de que su poder adquisitivo se reduzca tambinen el exterior? O de que los japoneses, alemanes o suizos se nieguen a intercambiar la mismacantidad de su moneda nacional por un dlar? Pero los gobiernos, como todos nosotros, tratanpor todos los medios de ocultar o compensar las consecuencias indeseables de su propiapoltica. Un gobierno que provoca inflacin se ve conducido a tratar de manipular el tipo decambio exterior. Si fracasa, culpa de la inflacin interna a la baja experimentada por el tipo decambio exterior, en vez de reconocer que causa y efecto siguen el camino inverso.

    En todo la voluminosa literatura escrita durante los ltimos siglos sobre la libertad de comercio yproteccionismo, slo se exponen tres argumentos en favor de los aranceles que, en principio,pueden tener cierta validez.

    El primero es el argumento de seguridad nacional ya mencionado. Aunque este argumento sueleser con mucha frecuencia ms una manifestacin en favor de aranceles particulares que unarazn vlida para los mismos, no se puede negar que a veces puede justificar el mantenimientode medios de produccin antieconmicos. Para profundizar este reconocimiento de posibilidad yestablecer que en un caso especfico un arancel u otra restriccin comercial se justifican en arasde la seguridad nacional, sera necesario comparar el costo de consecucin del objetivo deseguridad especfico que distintas polticas alternativas y presentar argumentos que mostrasenclaramente que el arancel es la alternativa menos costosa. Estas evaluaciones rara vez se danen la prctica.

    El segundo es el argumento de industria naciente esgrimido, entre otros autores, por AlexanderHamilton en su Report on Manufactures. Se denomina as la actividad potencial que, una vez

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    establecida y apoyada durante sus crisis de crecimiento, es capaz de competir en igualdad decondiciones en el mercado mundial. Se dice que en arancel provisional se justifica el objeto deproteger a la industria potencial durante su infancia y permitirle crecer hasta alcanzar sumadurez, momento en que es capaz de desenvolverse por s sola. Aunque la industria pudiesecompetir con xito una vez enraizada, esto no justificara un arancel inicial. Slo es til para losconsumidores subvencionar la industria inicialmente -lo cual es lo que en realidad hacenexigiendo un arancel- si luego pueden volver a recibir como mnimo el importe de dichasubvencin de alguna otra manera, a travs de precios futuros ms bajos que el precio mundial,o por medio de otras ventajas que les procure el hecho de tener esa industria. Pero, en estecaso, se necesita una subvencin? No compensar entonces a los distintos inversores en alindustria soportar las prdidas iniciales mientras esperan hallarse en condiciones de recuperarlasms tarde Despus de todo, la mayora de las empresas sufren prdidas en los primeros aos,mientras se estn estableciendo. Esto es cierto tanto si las empresas se crean en un sectornuevo como en uno tradicional. Puede que exista alguna razn concreta por la que losparticipantes originales no puedan recuperar sus prdidas iniciales, an siendo til para lacomunidad en general efectuar la inversin inicial. Pero la carga de la prueba recae sobrequienes alegan esto.

    El argumento de la industria naciente es una cortina de humo. Este tipo de industrias nunca sedesarrollan. Una vez establecidos, los aranceles son rara vez eliminados. Adems, el argumentocasi nunca se utiliza en nombre de verdaderas industrias nacientes an no establecidas de lasque hubiese motivos para pensar que, s se estableciesen, podran sobrevivir recibiendo unaproteccin provisional. Estas empresas no tienen propagandistas. El argumento citado seemplea para justificar aranceles en favor de industrias ms bien veteranas que pueden ejercerpresiones polticas.

    El tercer argumento en favor de los aranceles que no se pude dejar de lado es el denominadode la explotacin, que justifica la proteccin contra posturas de fuerza. Un pas productorimportante de algo, o que se pueda unir a otros pocos productores que controlen una gran partede la produccin, est en condiciones de aprovecharse de su posicin de monopolioaumentando el precio del producto (la OPEP es el ejemplo actual ms claro). En vez deaumentar directamente el precio, el pas puede hacerlo indirectamente imponiendo una tasa a laexportacin del producto (gravamen a la exportacin). El beneficio para s mismo ser inferior alcosto para los dems, pero puede haber una ganancia desde el punto de vista nacional. Deforma parecida, un pas que sea el principal comprador de un producto -en trminos econmicos,un monopsonio- puede beneficiarse entablando duras negociaciones con los vendedores eimponindoles un precio excesivamente bajo. Un modo de hacerlo es aplicar un arancel a laimportacin del producto. La ganancia neta para el vendedor es el precio menos el arancel,razn por la cual esto puede equivaler a comprar a precio inferior. En este caso, el arancel essatisfecho por los extranjeros (podemos pensar en ejemplos imaginarios). En la prctica, estamedida nacionalista tiene grandes probabilidades de suscita represalias en otros pases.Adems, como en el caso del argumento de la industria naciente, las presiones polticas realestienden a establecer estructuras arancelarias que en realidad no sacan partido de ningunaposicin de monopolio o de monopsonio.

    Un cuarto argumento, que ya fue esgrimido por Alexander Hamilton y que se sigue repitiendo en

    la actualidad, es que la libertad de comercio estara muy bien si la practicasen todos los pases,pero como no lo hacen, los Estados Unidos no pueden implantarla por su cuenta. Esteargumento no tiene validez en ningn caso, ni a nivel de principios ni a nivel prctico. Otrospases que imponen restricciones al comercio internacional nos perjudican, pero tambin seperjudican a s mismos. Aparte de los tres casos ya mencionados, si por nuestra parteimponemos restricciones, lo nico que conseguimos en contribuir a nuestro perjuicioperjudicando asimismo a los dems. Difcilmente cabe mayor sadismo y masoquismo en lasensible poltica econmica internacional! Lejos de suscitar una reduccin de las restricciones

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    aplicadas por los dems pases, esta clase de actos de represalia lo nico que hacen esprovocar ms restricciones indiscriminadamente.

    Somos una gran nacin, los lderes del mundo libre. Mal podemos permitirnos exigir a HongKong y Taiwan la imposicin de cupos a la exportacin textiles para proteger nuestra industriatextil a expensas de los consumidores norteamericanos y de los trabajadores chinos de Hong

    Kong y Taiwan. Hablamos entusisticamente de las virtudes de la libertad de comercio, mientrasutilizamos nuestro poder poltico y econmico para inducir al Japn a que reduzca susexportaciones de acero y de televisores. Deberamos adoptar unilateralmente la libertad decomercio, no de forma instantnea, sino a lo largo de un perodo de, pongamos por caso, cincoaos, a un ritmo anunciado de antemano.

    Pocas medidas que pudisemos tomar lograran hacer ms para promover la causa de lalibertad en nuestro pas y en el exterior, que la libertad total de comercio. En lugar de concedersubvenciones a los gobiernos extranjeros en nombre de la ayuda econmica -promoviendo conello el socialismo-, imponiendo al mismo tiempo restricciones a los artculos que producen -entorpeciendo con ello la libertad de comercio-, podramos adoptar una postura slida y basadaen principios. Podramos decir al resto del mundo: creemos en la libertad y tratamos de ponerlaen prctica. No podemos forzarles a que sean libres, pero s ofrecerles nuestra total cooperacin

    en igualdad de condiciones. Nuestro mercado les est abierto sin aranceles u otras restricciones.Vendan en l lo que puedan y quieran. Comprenden lo que puedan y quieran. De esta manera,la cooperacin entre individuos podr hacerse a escala mundial y libremente.

    Las razones polticas para la libertad de comercio

    La interdependencia es una caracterstica omnipresente en el mundo moderno: en la propiaesfera econmica, entre un grupo de precios y otro, entre una industria y otra, entre un pas yotro: en la sociedad en general entre la actividad econmica y las actividades culturales, socialesy asistenciales; en la organizacin de la sociedad, entre la disposiciones econmicas y laspolticas, entre la libertad econmica y la libertad poltica.

    Tambin en la esfera econmica, las disposiciones econmicas se entrelazan con las polticas.

    La libertad de comercio internacional favorece las relaciones armoniosas entre naciones dedistintas culturas e instituciones, de igual modo que la libertad de comercio interior favorece lasrelaciones armoniosas entre individuos de distintas creencias, actitudes e intereses.

    En un mundo que practique a libertad de comercio, como en una economa libre en cualquierpas, se efectan transacciones entre entidades privadas: individuos, empresas comerciales,instituciones benficas. Las condiciones en que se realiza cualquier transaccin son aceptadaspor todas las partes que intervienen en la misma. La transaccin no se producir mientras laspartes no crean que van a resultar beneficiadas con su realizacin. Como consecuencia de ello,los intereses de las diversas partes se armonizan. La cooperacin, y no el conflicto, es la regla.

    Cuando intervienen los gobiernos, la situacin es muy distinta. Dentro de un pas, las empresasbuscan la concesin de subvenciones por parte de su gobierno, ya se directamente o bien en

    forma de aranceles u otras restricciones al comercio. Tratarn de escapar a las presioneseconmicas de los competidores que amenazan su capacidad de obtencin de beneficios, o sumisma existencia, recurriendo a la adopcin de presiones polticas que impongan costes a losdems. La intervencin de un gobierno en favor de las empresas de su pas hace que lasempresas de los dems pases busquen la ayuda de sus propios gobiernos para contrarrestarlas medidas tomadas por aquel gobierno. Las disputas privadas generan las disputas entregobiernos. Cualquier negociacin comercial se convierte en una cuestin poltica. Altosfuncionarios del gobierno asisten en todo el mundo a conferencias comerciales. Las fricciones semultiplican. Varios ciudadanos de todos los pases resultan insatisfechos al final de las

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    amenaza de precios monopolsticos. Pero djese a los fabricantes de automviles del mundocompetir con General Motors, Ford y Chrysler para hacerse con la clientela norteamericana, y elespectro de los precios monopolsticos se esfumar.

    Eso ocurre en todas las actividades. Pocas veces se puede establecer un monopolio en un pasque no practique la ayuda gubernamental a las claras o encubiertamente, en forma de un arancel

    o de otro dispositivo. Lo que resulta casi imposible a escala mundial. El monopolio en diamantesde De Beers es el nico que conocemos que parece haberlo conseguido. No tenemos noticia deningn otro caso de monopolio que haya logrado existir durante largo tiempo sin la ayuda de losgobiernos: la OPEP y las primeras agrupaciones de empresas dedicadas a la explotacin delcaucho y del caf ofrecen, sin duda, los ejemplos ms notorios. Y la mayora de estasagrupaciones patrocinadas por los gobiernos no duraron demasiado. Se deshicieron bajo lapresin de la competencia internacional, suerte que creemos espera tambin a la OPEP. En unmundo de libre comercio, los crtels internacionales desapareceran incluso ms de prisa. Aunen un mundo de restricciones comerciales, los Estados Unidos, mediante el libre comercio,unilateral si fuera necesario, podran llegar a la prctica eliminacin de cualquier peligrosignificativo de monopolios internos.

    Planificacin econmica central

    Viajando por pases subdesarrollados, nos hemos sentido una y otra vez profundamenteimpresionados por el asombroso contraste entre las ideas que sobre la realidad sostienen losintelectuales de estos pases y muchos especialistas occidentales, por una parte, y los hechosescuetos, por otra.

    En todas, partes, aqullos dan por sentado que el capitalismo de libre empresa y el sistema demercado son instrumentos para explotar a las masas, mientras que la planificacin econmicacentral es la tendencia del futuro que colocar a sus pases en la senda del progreso econmicorpido. Tardaremos en olvidar la censura que uno de nosotros recibi por parte de un importanteempresario hind, extremadamente culto y muy prspero -fsicamente, el modelo de lacaricatura marxista de un obeso capitalista-, como respuesta a unas observaciones quecorrectamente interpret como crtica a la detallada planificacin central de la India. Nos dijo en

    trminos precisos que el gobierno de un pas pobre como la India simplemente tena quecontrolar las importaciones, la produccin interna y la asignacin de la inversin -y, pordeduccin, garantizar privilegios especiales en todas estas reas que son la fuente de su propiaprosperidad- a fin de asegurar las prioridades sociales por encima de las demandas egostas delos individuos. Este empresario estaba expresando, sencillamente, los puntos de vista de losprofesores y de otros intelectuales de la India y de otras partes.

    La realidad misma es muy diferente. En todos los sitios en que encontramos algn elementoimportante de libertad individual, alguna medida de progreso por lo que respecta a lascomodidades materiales al alcance de los ciudadano ordinarios, y una esperanza extendida deun mayor progreso en el futuro, descubrimos tambin que la actividad econmica se hallaorganizada principalmente a travs del mercado libre. En todos los sitios en que el estado seencarga de controlar minuciosamente las actividades econmicas de sus ciudadanos, es decir,

    en todos los pases en que rige una planificacin central pormenorizada, los ciudadanosordinarios est polticamente encadenados, tienen un nivel de vida bajo y escaso poder paracontrolar su propio destino. El estado puede prosperar y construir monumentos impresionantes.Las clases privilegiadas pueden gozar de todas las comodidades materiales, pero el comn de lapoblacin no es ms que un instrumento utilizable para conseguir los fines del estado, y norecibe ms de lo necesario para mantenerla dcil y razonablemente productiva.

    El ejemplo ms obvio radica en el contraste entre la Alemania del Este y del Oeste, inicialmentepartes de un nico pas, roto en dos como consecuencia de las vicisitudes de la guerra. Gentesde un mismo origen, con una misma civilizacin, un mismo nivel de desarrollo tcnico y

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    conocimiento, habitan las dos partes. Qu parte ha prosperado? Qu parte debi construir unmuro para encerrar a sus habitantes? Qu parte lo protege hoy da con guardias armados,acompaados de perros fieros, campos de minas e instrumentos fruto del ingenio diablico, a finde impedir que unos valientes y desesperados ciudadanos, dispuestos a arriesgar sus vidas,intenten abandonar su paraso comunista por el infierno capitalista al otro lado del mundo?

    A un lado de este muro, las calles y las tiendas brillantemente iluminadas son frecuentadas poruna poblacin alegre y bulliciosa. Algunos compran productos procedentes de todo el mundo.Otros se dirigen a los numerosos cines o a otros lugares de diversin. Pueden comprarlibremente peridicos y revistas que expresen toda la variedad de opiniones. Hablan entre s ocon extranjeros sobre cualquier tema y expresan una amplia variedad de opiniones sin echar unasola mirada hacia atrs por encima del hombro. Una pasarela de menos de cien metros, despusde esperar una hora en cola, rellenando formularios y esperando la devolucin de lospasaportes, les llevar como nos llev a nosotros, al otro lado de este muro. All, las callesparecen vacas: la ciudad es gris y descolorida; los escaparates de las tiendas estn apagados;los edificios, sucios. La destruccin que la guerra provoc no ha sido reparada an al cabo dems de tres dcadas. El nico signo de animacin o actividad que encontramos durante nuestrabreve visita a Berln Este fue el centro de acogida. Una hora en Berln Este es suficiente paraentender por qu las autoridades levantaron el muro.

    Pareca un milagro cuando Alemania Occidental, un pas devastado y derrotado, se convirti enuna de las economas ms fuertes de Europa en menos de una dcada. Fue el milagro de unsistema de mercado libre. Ludwig Erhard, un economistas, era el ministro alemn de economa.El domingo 20 de junio de 1948, introdujo una nueva moneda, el marco alemn, y aboli casitodos los controles sobre precios y salarios. Actu un domingo, le gustaba decir, porque lasoficinas de las autoridades de ocupacin francesas, americanas e inglesas estaban cerradas.Dada su actitud favorable hacia los controles, estaba seguro de que si hubiera introducido lanueva moneda y abolido los controles cuando las oficinas estaban abiertas, las autoridades deocupacin habran revocado sus rdenes. Sus medidas operaron como por ensalmo. Al cabo devarios das las tiendas estaban llenas de bienes. Al cabo de varios meses, la economa alemnprogresaba a toda velocidad.

    Incluso dos pases comunistas, Rusia y Yugoslavia, ofrecen un contraste similar aunque menosextremado. Rusia es un pas estrechamente controlado desde el centro. Ha sido incapaz deimpedir completamente la existencia de la propiedad privada y los mercados libres, pero haintentado limitar su alcance tanto como ha sido posible. Yugoslavia empez por el mismocamino. Sin embargo, despus de que, bajo la direccin de Tiro, rompiera con la Rusia de Stalin,el rumbo cambi drsticamente. Sigue siendo comunista, pero se promueven de formadeliberada la descentralizacin y el empleo de las fuerzas del mercado. La mayor parte de latierra cultivable est en manos privadas, y sus productos se venden en mercados relativamentelibres. Las empresas pequeas -aquellas que tienen menos de cinco trabajadores- pueden estaren manos de empresarios privados. Este tipo de empresas est floreciendo, particularmente enel sector de la artesana y del turismo. Las cooperativas formadas por trabajadores son mayores,y constituyen una forma ineficaz de organizacin, pero al menos proporcionan algunasoportunidades a la responsabilidad e iniciativa personales. Los habitantes de Yugoslavia no sonlibres. Tienen un nivel de vida mucho ms bajo que el de la vecina Austria u otros pases

    occidentales similares. Sin embargo, Yugoslavia sorprende al viajero observador que viene deRusia, como en nuestro caso: en comparacin, es un paraso.

    En Oriente Medio, Israel, pese a proclamar una poltica y una filosofa socialistas, y auninterviniendo ampliamente el estado en la economa, tiene un importante sector de mercado,sobre todo como consecuencia indirecta de la importancia del comercio exterior. La polticasocialista ha retrasado el crecimiento econmico, pero los ciudadanos gozan de una mayorlibertad poltica y de un nivel de vida mucho ms alto que los egipcios, que han sufrido una

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    centralizacin del poder poltico mucho ms extensa y a cuya actividad econmica se hanimpuesto controles mucho ms rgidos.

    En el Lejano Oriente, Malasia, Singapur, Corea Taiwan, Hong Kong y Japn -pases todos ellosque se apoyan extensamente en mercados libres- estn prosperando.

    Sus habitantes confan en el futuro. En estos sitios se est produciendo una explosineconmica. Aplicando el mejor criterio para medir estas actividades, la renta anual per capita enestos pases a finales de los aos setenta oscilaba entre 700 dlares aproximadamente enMalasia, y alrededor de 5.000 en el Japn. En contraste con lo anterior, la India, Indonesia yChina comunista, pases dirigidos principalmente mediante sistemas de planificacin central, hanexperimentado un estancamiento econmico y una represin poltica. En el mismo momento, larenta per capita anual en esos pases era de menos 250 dlares.

    Los apologistas de la planificacin econmica centralizada cantaban las alabanzas de la Chinade Mao hasta que los sucesores de ste pregonaron el atraso de China y lamentaron la falta deprogreso durante los ltimos veinticinco aos. Una parte del plan para modernizar el pasconsiste en permitir que los precios y los mercados desempeen un papel ms importante. Estatctica puede producir considerables beneficios a partir del bajo nivel econmico del pas, tal

    como los produjo en Yugoslavia. Sin embargo, los beneficios se vern seriamente limitadosmientras exista un estrecho control poltico de la actividad econmica y la propiedad privada seacontenida. Adems, si se deja salir al genio de la iniciativa privada fuera de la botella, incluso eneste reducido campo, se plantearn problemas polticos que, antes o despus, pueden provocaruna reaccin hacia un mayor autoritarismo. El resultado opuesto, el colapso del comunismo y susustitucin por un sistema de mercado, parece mucho menos probable, a pesar de que, comooptimistas incurable, no lo desechamos completamente. De modo similar, ahora que el ancianomariscal. Tito ha muerto, Yugoslavia puede experimentar un perodo de inestabilidad poltica quequiz provoque una reaccin hacia un autoritarismo mayor o, lo que es mucho menos probable,un colapso de la presente organizacin colectivista.

    Un ejemplo especialmente iluminador, que vale la pena que examinemos con mayor detalle, esel contraste entre las experiencias de la India y el Japn; la experiencia hind en los primeros

    treinta aos tras la consecucin de la independencia, en 1947, y la japonesa durante losprimeros treinta aos tras la Restauracin Meiji en 1867. Los economistas y los especialistas enciencias sociales en general rara vez pueden llevar a cabo experimentos controlados, tanimportantes para comprobar las hiptesis en las ciencias de la naturaleza. Sin embargo se haconseguido en este caso algo bastante cercano a un experimento controlado que podemosutilizar para comprobar la importancia de la diferencia entre los mtodos de organizacineconmica.

    Los dos experimentos estn separados por 80 aos. En todos los dems aspectos los dospases se encontraban en circunstancias muy similares al comienzo de los peridicos quecomparamos. Los dos eran pases con civilizaciones antiguas y una cultura refinada. Cada unode ellos tena una poblacin muy estructurada. El Japn mantena una organizacin feudalformada pordaimyos (seores feudales) y siervos. La india esta organizada en un rgido sistema

    de castas, con los brahmanes situados en la cima y los intocables llamados por los britnicoslas castas registradas, en la base.

    Los dos pases experimentaron un profundo cambio poltico que trajo consigo una drsticaalteracin de las organizaciones polticas, econmicas y sociales. En ambos lugares un grupo dedirigentes capaces y entregados alcanzaron el poder. Estaban llenos de orgullo nacional ydeterminados a convertir el estancamiento econmico en rpido crecimiento, a transformar suspases en grandes potencias.

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    Casi todas las diferencias favorecan a la India y no al Japn. Los antiguos dirigentes japoneseshaban impuesto un aislamiento casi completo con el resto del mundo. El comercio internacionaly el contacto se limitaban a una visita de un barco holands al ao. Los pocos occidentales a losque se permita permanecer en el pas eran confinados en un pequeo enclave, en una islasituada en el puerto de Osaka. Tres o ms siglos de aislamiento obligado haban dejado al Japnignorante del mundo exterior, muy por detrs de Occidente en ciencia y tecnologa; casi nadiesaba leer o hablar lenguas extranjera a excepcin del chino.

    La india era mucho ms afortunada. Haba disfrutado de un crecimiento econmico substancialantes de la Primera Guerra Mundial. La lucha para conseguir la independencia de Gran Bretaaconvirti ese crecimiento en estancamiento durante el perodo entre las dos guerras mundiales,pero no condujo a la regresin. Las mejoras en el sistema de transporte haba acabado con lascaractersticas localizadas que anteriormente constituyeron un azote peridico. La mayor partede sus dirigentes se educaron en pases avanzados de Occidente, sobre todo en Gran Bretaa.Los gobernantes britnicos dejaron una administracin muy experta e instruida, fbricasmodernas y un sistema excelente de comunicaciones por ferrocarril. Nada de esto exista en elJapn en 1867. La India se encontraba tecnolgicamente atrasada en comparacin con elmundo occidental, pero la diferencia era menor que la que separaba al Japn en 1867 de lospases avanzados de la poca.

    Los recursos fsicos de la India eran, tambin muy superiores a los del Japn. Prcticamente, lanica ventaja fsica que el Japn tena era el mar, que le ofreca un medio de transporte sencilloy pesca abundante. Con respecto al resto, la India era casi nueve veces mayor, y un porcentajemuy superior de su superficie estaba formado por terrenos llanos y accesibles. El Japn era engran parte montaoso. Posea slo una estrecha franja de tierra cultivable y habitada a lo largode la costa.

    Finalmente, el Japn careca de ayuda exterior. No se invirti capital forneo y ningn gobierno ofundacin extranjera en los pases capitalistas cre consorcio alguno que realizara donaciones uofreciera prstamos a bajo inters al Japn. Deba depender de s mismo para obtener capitalcon el que financiar su desarrollo econmico. Tuvo una afortunado comienzo. En los primerosaos tras la Restauracin Meiji, las cosechas europeas de seda fueron desastrosas, lo que

    permiti al Japn exportar ese producto y conseguir ms divisas de las que otra modo habrapodido obtener.

    Aparte de esta corriente de divisas, no exista otras fuentes importantes de capital, organizadas ofortuitas.

    La India se hallaba en una situacin mucho mejor. Desde que consigui la independencia en1947, ha recibido una enorme cantidad de recursos del resto del mundo, en su mayora sincontrapartida. Este flujo contina hoy.

    A pesar de la existencia de circunstancias similares en el Japn de 1867 y en la India de 1947,los resultados fueron completamente distintos. El Japn desmantel su estructura feudal yextendi las oportunidades econmicas y sociales a todos sus ciudadanos. La situacin de la

    mayora de la poblacin mejor rpidamente, aun cuando sta aument en medida considerable.el Japn se convirti en una potencia con la que se deba contar en la esfera polticainternacional. No alcanz una libertad poltica y humana completa, pero consigui grandesprogresos en esta direccin.

    La India se entreg, en teora, a la eliminacin de las barreras de casta, aunque en la prcticahizo escasos progresos. Las diferencias de ingresos y de riqueza entre unos pocos y la mayorase hicieron ms amplias en vez de reducirse. Se produjo una explosin demogrfica como habaocurrido en el Japn ochenta aos antes, pero la produccin econmica no creci. Permaneci

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    tradiciones culturales bsicas, pero con individuos educados y formados por treinta aos dedominio comunista. Los empresarios que dieron trabajo a algunos de estos refugiados hablan deque son muy diferentes de los anteriores chinos que entraron en Hong Kong. Los nuevosinmigrantes tienen poco espritu de iniciativa y quieren que se les diga con toda exactitud lo quetienen que hacer. Son indolentes y poco cooperativos. Sin duda, una estancia de varios aos enel mercado libre de Hong Kong cambiar toda esta situacin.

    Qu explica entonces las diferentes experiencias del Japn desde 1867 a 1897 y de la Indiadesde 1947 hasta nuestros das? Creemos que puede afirmarse lo mismo que en los casos delas dos Alemanias, Israel y Egipto, y Taiwan y China Popular. El Japn se apoy principalmenteen la cooperacin voluntaria y en el sistema de mercado libre, en el modelo de la Inglaterra de supoca. La India se bas en la planificacin econmica central, es decir, en el ejemplo de laInglaterra de su poca.

    El gobierno Meiji intervino en muchos aspectos y represent un papel clave en el proceso dedesarrollo. Envi a muchos japoneses al extranjero para que recibieran una formacin tcnica eimport expertos del exterior. Cre plantas piloto en muchas industrias y concedi numerosossubsidios a otras. Pero en ningn momento intent controlar la cantidad total, la direccin de lainversin o la estructura de la produccin. El Estado mantuvo un inters importante slo en las

    industrias de construccin naval y del hierro y el acero, al considerarlas necesarias para supodero militar. Se qued con estas industrias porque carecan de atractiva para la empresaprivada y necesitaban considerables subvenciones gubernamentales. Estas ayudasrepresentaban un drenaje de recursos. Impidieron ms que estimularon el progreso econmico

    japons. Finalmente, un tratado internacional prohibi la imposicin por parte del Japn dearanceles superiores el cinco por ciento durante las tres primeras dcadas tras la RestauracinMeiji. Esta restriccin se convirti en un verdadero regalo para el Japn, a pesar de que en lapoca de su imposicin el pas se sinti afectado, y una vez que las prohibiciones del tratadofinalizaron, el Japn aument los aranceles.

    La India est siguiendo una poltica muy distinta. Sus dirigentes consideran el capitalismo unsinnimo del imperialismo, que debe evitarse a toda costa. Se embarcaron en una serie deplanes quinquenales al estilo ruso que prevean programas detallados de inversin. Algunas

    reas de produccin estn reservadas al estado; en otras se permite a las empresas privadasque operen, pero slo de conformidad con el plan. Un sistema a base de aranceles y cuposcontrola las importaciones, mientras que las subvenciones regulan las exportaciones. El ideal esla autarqua. Ni que decir tiene, estas medidas provocan escasez de divisas, que se solucionamediante un minucioso y amplio control de cambios, lo que es una fuente muy importante tantode ineficacia como de privilegio especial. Los precios y los salarios estn controlados. Paraconstruir una fbrica o para realizar cualquier otra inversin se necesita una autorizacingubernamental. Los impuestos afectan a todas las reas de actividad y son muy altos en teora,pero en la prctica se evaden. El contrabando, los mercados negros, las transacciones ilegalesde todo tipo estn tan extendidos como los impuestos, y minan todo respeto hacia la ley, aunquellevan a cabo un valioso servicio social al compensar en alguna medida la rigidez de laplanificacin central, y hacen posible la satisfaccin de necesidades urgentes.

    La confianza en el mercado liber en el Japn recursos escondidos e insospechados de energae ingenio. Impidi que unos intereses siniestros bloquearan el cambio. Oblig al desarrollo aajustarse a la ingrata verificacin de la eficiencia. El apoyo en los controles gubernamentales enla India impide la iniciativa privada o la desva hacia el derroche. Protege los intereses ocultos delas fuerzas del cambio. Substituye la eficacia del mercado por la autorizacin burocrtica comocriterio de supervivencia.

    La experiencia obtenida en los dos pases con los productos textiles hechos a mano y amquina, sirve para ilustrar la diferencia de poltica. Tanto el Japn en 1867 como la India en1947 tenan una amplia produccin textil interna. En el Japn, la competencia extranjera no

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    ejerca un efecto demasiado pronunciado sobre la produccin domstica de seda, quiz debidoala ventaja nipona con respecto a la seda en bruto, reforzada por el fracaso de la cosechaeuropea, pero destruy la hilatura nacional de algodn y posteriormente el tejido a mano de tela.Se desarroll una industria textil japonesa basada en fbricas. Al principio manufacturaba slolos tejidos ms bastos y de inferior calidad, pero posteriormente se dedic a calidades cada vezsuperiores, y final se ha convertido en una de las principales industrias de exportacin.

    En la India se subvencion y se garantiz un mercado a los tejidos a mano, al parecer parafacilitar la transicin a la produccin fabril. Esta crece gradualmente, pero este crecimiento hasido controlado a fin de proteger la industria del tejido a mano. La produccin ha significadoexpansin. El nmero de telares manuales se ha doblado prcticamente de 1948 a 1978. En larealidad se puede or el sonido de los telares manuales desde las primeras horas de la maanahasta las ltimas de la noche en millares de aldeas a lo largo de toda la India. No hay nada maloen la existencia de una industria de tejido a mano si puede competir con otras en los mismostrminos. En el Japn todava existe una industria de tejido a mano prspera, aunqueextremadamente pequea. Teje sedas de lujo y otros artculos. En la India, la industria de tejidoa mano prospera porque est subvencionada por el gobierno. En efecto, se imponen cargas aindividuos que no estn en una posicin ms acomodada que los que mueven los telares, a finde garantizar a stos unos ingresos mayores de los que podran alcanzar en un mercado libre.

    A principios del siglo XIX, Gran Bretaa se enfrentaba precisamente con el mismo problema queJapn tuvo varias dcadas ms tarde y la India ms de cien aos despus. El telar mecnicoamenazaba con destruir una industria de tejido a mano prspera. Se nombr entonces unaComisin Real para investigar la industria. Esta consider explcitamente la poltica seguida porla India: subvencionar el tejido a mano y garantizar un mercado a la industria. La comisinrechaz esa poltica desenfrenada sobre la base de que slo empeorara el problema bsico (unexceso de tejedores manuales), es decir, precisamente lo que ha ocurrido en la India. GranBretaa adopt la misma solucin que el Japn: la poltica, a corto plazo ingrata pero a la largabeneficiosa, de permitir que las fuerzas del mercado actuaran por s mismas.

    Las experiencias opuestas de la India y del Japn son interesantes porque ponen de relieve demanera muy clara no slo los diferentes resultados de los dos mtodos de organizacin, sino

    tambin la falta de relacin entre los objetivos perseguidos y las medidas que se adoptaron. Lasmetas de los nuevos dirigentes Meiji -que se dedicaron a aumentar el poder y la gloria de su pasy concedieron poco valor a la libertad individual- eran ms acordes con las medidas hindes quelas que ellos mismos adoptaron. Los objetivos de los nuevos gobernantes hindes -quedefendan ardientemente la libertad individual- se acomodaban ms a las medidas japonesasque las que ellos mismos pusieron en prctica.

    Los controles y la libertad

    A pesar de que los Estados Unidos no han adoptado la planificacin econmica central, elaumento del papel del estado en la economa ha ido muy lejos durante los ltimos cincuentaaos. Esta intervencin ha significado un costo en trminos econmicos. Las limitaciones queesta actuacin impone a nuestra libertad econmica amenazan con liquidar dos siglos de

    progreso econmico. La intervencin ha tenido tambin un costo poltico: ha limitadoconsiderablemente nuestra libertad humana.

    Los Estado Unidos de Amrica siguen siendo un pas predominantemente libre, uno de lospases ms libres del mundo. Sin embargo, con palabras del famoso discurso de AbrahamLincoln, House Divided [El pas dividido], un pas dividido no puede durar [...] Tengo laesperanza de que esta nacin no se hunda, sino que deje de estar dividida. Se convertir todaella en una cosa u otra. Estaba hablando sobre la esclavitud. Sus profticas palabras se puedenaplicar igualmente a la intervencin gubernamental en la economa. Si continuramos muchoms all por este camino, nuestro dividido pas se encontrara en el colectivismo.

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    Hoy da no somos libres para ofrecer nuestros servicios como abogados, mdico, dentistas,fontaneros, barberos, enterradores, o para empezar a trabajar en muchas otras ocupaciones, sinantes conseguir un permiso o una autorizacin de un funcionario gubernamental. No podemostrabajar horas extras en condiciones acordadas previamente con nuestro empresario, a menosque stas estn de acuerdo con las normas y las reglamentaciones establecidas por unfuncionario gubernamental.

    No somos libres de abrir un banco, entrar en la industria del taxi, o en la venta de electricidad ode servicio telefnico, o explotar una lnea de ferrocarril, autobs o area, sin antes recibir unaautorizacin de un funcionario gubernamental.

    No somos libres de participar en los mercados de capitales a menos que cumplimentemosmuchas pginas de formularios que exige la SEC (Securities and Exchange Commission:Comisin de Valores y Bolsas), y a menos que convenzamos a ese organismo de que elprograma que pretendemos emitir presenta una imagen tan descolorida de nuestrasposibilidades que ningn inverso en su sano juicio se interesara por nuestro proyecto si tomarael anuncio al pie de la letra. Y conseguir la autorizacin del SEC puede costar ms de 100.000dlares de los Estados Unidos, lo que ciertamente desanima a las pequeas empresas.

    La libertad para ser dueo de propiedades constituye otra parte esencial de la liberta econmica.Y nuestro mbito de propiedad es muy amplio. Bastante ms de la mitad de nosotros somospropietarios de las casas en que vivimos. Pero si nos referimos a maquinaria, fbricas y mediossimilares de produccin, la situacin es muy diferente. Hablamos de nosotros mismos como unasociedad formada por empresas privadas libres, es decir, como una sociedad capitalista. Sinembargo, con respecto a la propiedad de las empresas annimas, somos, alrededor de 46 porciento, socialistas. La posesin de un uno por ciento de la sociedad da derecho a recibir un unopor ciento de beneficios y obliga a compartir un uno por ciento de sus prdidas hasta el importetotal de las acciones que se poseen. En 1979 el impuesto federal sobre la renta de lassociedades ascendi al 46 por ciento de todos los ingresos por encima de 100.000 dlares,cuando en aos anteriores era el 48 por ciento. El gobierno federal tiene derecho a 46 centavosde cada dlar de beneficio, y se hace cargo de esos 46 centavos de cada dlar de prdida (acondicin de que existan beneficios anteriores para compensar estas prdidas). La

    administracin de Washington es duea del 46 por ciento de cada sociedad annima, a pesar deque no en una forma que la autorice a votar directamente en los asuntos de la sociedad.

    Exigira un libro mucho mayor que ste citar todas las restricciones que afectan a nuestra libertadeconmica, sin comentarlas en detalle. Estos ejemplos pretenden sugerir, simplemente, el gradode penetracin que estas restricciones han alcanzado.

    La libertad humana

    Las restricciones a la libertad econmica afectan inevitablemente a la libertad en general, inclusoen aspectos tales como la libertad de prensa y de expresin.

    Consideremos los siguientes prrafos de la carta que envi en 1977 Lee Grace, en aquel

    momento vicepresidente de una asociacin de productores de petrleo y gas, a los miembros desta. Con respecto a la legislacin sobre energa escribi:

    Como ustedes saben, el verdadero problema no es tanto el precio por metro cbico sino el mantenimiento de la PrimeraEnmienda de la Constitucin, la garanta de la libertad de expresin. Con una reglamentacin cada vez mayor, mientras elEstado omnipotente nos mira fijamente por encima del hombro, tenemos miedo de expresar la verdad y nuestras creenciasacerca de los que es falso y est mal hecho. El temor a las revisiones del IRS (Internal Revenue Service: Servicio de InspeccinFiscal), la estrangulacin burocrtica o el hostigamiento gubernamental constituyen armas poderosas contra la libertad deexpresin.

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    En el nmero publicado el 31 de octubre de 1977 de la revista U. S. News e World Report, y dentro de la seccin WashingtonWhispers [Los rumores de Washington] se observaba que los dirigentes de la industria petrolfera manifiestan que han recibidoeste ultimtum del secretario de Energa, James Schelesinger: Apoyen el impuesto que la administracin ha propuesto sobre elcrudo o, de lo contrario, enfrntense a una reglamentacin ms dura y a una posible presin para deshacer las "holding"petroleras.

    Su juicio aparece ampliamente confirmado por la conducta exterior de dichos ejecutivos.Desarmados por las denuncias del senador Henry Jackson que les acusaba de estar obteniendobeneficios obscenos, ni uno solo miembro de un grupo de directivos pertenecientes a laindustria petrolfera contest. o incluso abandon la habitacin y se neg a someterse a uninsulto personal mayor. Los ejecutivos de las compaas petroleras, que en privado muestranuna fuerte oposicin a la compleja estructura actual de controles federales bajo los cualesactan, o al considerable aumento de la intervencin gubernamental propuesta del presidenteCarter, hacen blandas declaraciones pblicas en las que aprueban los objetivos de los controles.Pocos hombres de negocios consideran que los llamados controles voluntarios precios y salariosvayan a representar un camino efectivo o deseable para combatir la inflacin. Sin embargo, unejecutivo tras otro, una organizacin empresarial tras otra, han alabado el programa, han dichocosas bonitas de ste, y han prometido cooperar. Slo unos pocos, como Donald Rumsfeld,antiguo congresista, funcionario de la Casa Blanca, tuvieron el valor para denunciarlospblicamente. A ellos se les uni George Meany, rudo, octogenario y antiguo jefe de la AFL-CIO(American Federation of Labor-Congress of Industrial Organizations: Federacin Norteamericana

    del Trabajo-Congreso de Organizaciones Industriales).

    Es absolutamente lgica que los individuos deben soportar un costo -aunque solo sea el de laimpopularidad y la crtica- por el hecho de hablar con libertad. Sin embargo, el costo debiera serrazonable y no desproporcionado. En palabras de una famosa sentencia del Tribunal Supremo,no debera inducir al desnimo sobre la libertad de expresin. Sin embargo, no hay duda deque en la actualidad este resultado se produce en los ejecutivos de las sociedades annimas.

    Esta induccin al desnimo no se restringe a estos ejecutivos. Nos afecta a todos. Nosotrosconocemos profundamente la comunidad acadmica. Muchos de nuestros colegas de losdepartamentos de economa y ciencias naturales reciben ayudas del National ScienceFoundation; los que pertenecen al departamento de humanidades, del National Foundation forthe Humanities; aquellos que dan clases en Foundation for the Humanities; aquellos que dan

    clases en universidades estatales reciben su salario en parte del legislativo del estado. Creemosque el National Science Foundation, el National Foundation for the Humanities y lassubvenciones fiscales a la educacin superior son indeseables y deberan desaparecer.Indudablemente, este punto de vista es minoritario dentro de la comunidad acadmica, perodicha minora es mucho mayor de la que cualquier persona pudiera reunir a partir dedeclaraciones pblicas sobre este punto.

    La prensa depende en gran medida del gobierno, no slo como una de las fuentes principales denoticias, sino en otras numerosas cuestiones que afectan a su funcionamiento diario.Consideremos un curioso ejemplo proveniente de Gran Bretaa. Uno de los sindicatos del Timesde Londres, un gran peridico, impidi su publicacin un da hace varios aos debido a unartculo que el rotativo pensaba publicar sobre el intento de dicho sindicato de influir en su lneaeditorial. Posteriormente, las disputas laborales condujeron al cierre patronal. Los sindicatos

    pueden ejercer este poder porque el gobierno les ha concedido inmensidades especiales. Unsindicato de Periodistas a escala nacional en Gran Bretaa est ejerciendo presin para lograruna asociacin cerrada, y est amenazando con boicotear los peridicos que den empleo atrabajadores no afiliados. Todo esto en el pas que fue el origen de tantas de nuestras libertades.

    Con respecto a la libertad religiosa, los granjeros de la comunidad amish (que vive en losestados de Pennsylvania, Ohio e Indiana, cultivan la tierra con speros antiguos y se oponen alos avances de la civilizacin) vieron sus casas y otras propiedades embargadas porque sehaban negado, por razones religiosas, a pagar las cargas de seguridad social (pero tambin a

  • 8/7/2019 Friedman - La tirana de los controles

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    aceptar sus prestaciones). Los alumnos que iban a las escuelas de la iglesia fueron denunciadospor hacer novillo, violando las leyes de asistencia obligatoria, porque sus profesores no tenanlas papeletas obligatorias que certificaban que haban cumplido las exigencias del estado.

    A pesar de que estos ejemplos slo constituyen una muestra, ilustran la proposicin fundamentalde que la libertad es todo, que cualquier cosa que la reduce en una parte de nuestras vidas

    puede afectarla en otras partes.

    La libertad no puede ser absoluta. Vivimos en una sociedad interdependiente. Algunaslimitaciones a nuestra libertad son necesarias para evitar otras restricciones todava peores. Sinembargo, hemos ido mucho ms lejos de ese punto. Hoy la necesidad urgente estriba eneliminar barreras, no en aumentarlas.