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CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA. INSTRUCCIONES: El trabajo de “Crónica de una muerte anunciada” consiste en la realización de dos comentarios críticos de texto. Los textos para comentar los podéis elegir vosotros mismos entre los cuatro fragmentos que aparecen a continuación y los fragmentos que aparecen en el documento PDF “Fragmentos de Crónica de una muerte anunciada para comentar”. De todos esos textos, elegid dos. Se entrega a mano (presentación) o por correo a [email protected] FRAGMENTOS PARA COMENTAR (no están ordenados con respecto al libro) Fragmento 1 Se consagró con tal espíritu de sacrificio a la atención del esposo y a la crianza de los hijos, que a uno se le olvidaba a veces que seguía existiendo. Las dos hijas mayores se habían casado muy tarde. Además de los gemelos, tuvieron una hija intermedia que había muerto de fiebres crepusculares, y dos años después seguían guardándole un luto aliviado dentro de la casa, pero riguroso en la calle. Los hermanos fueron criados para ser hombres. Ellas habían sido educadas para casarse. Sabían bordar con bastidor, coser a máquina, tejer encaje de bolillo, lavar y planchar, hacer flores artificiales y dulces de fantasía, y redactar esquelas de compromiso. A diferencia de las muchachas de la época, que habían descuidado el culto de la muerte, las cuatro eran maestras en la ciencia antigua de velar a los enfermos, confortar a los moribundos y amortajar a los muertos. Lo único que mi madre les reprochaba era la costumbre de peinarse antes de dormir. «Muchachas —les decía—: no se peinen de noche que se retrasan los navegantes». Salvo por eso, pensaba que no había hijas mejor educadas. «Son perfectas —le oía decir con frecuencia—. Cualquier hombre será feliz con ellas, porque han sido criadas para sufrir». Sin embargo, a los que se casaron con las dos mayores les fue difícil romper el cerco, porque siempre iban juntas a todas partes, y organizaban bailes de mujeres solas y

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CRNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA.

INSTRUCCIONES: El trabajo de Crnica de una muerte anunciada consiste en la realizacin de dos comentarios crticos de texto. Los textos para comentar los podis elegir vosotros mismos entre los cuatro fragmentos que aparecen a continuacin y los fragmentos que aparecen en el documento PDF Fragmentos de Crnica de una muerte anunciada para comentar. De todos esos textos, elegid dos. Se entrega a mano (presentacin) o por correo a [email protected]

FRAGMENTOS PARA COMENTAR (no estn ordenados con respecto al libro)

Fragmento 1Se consagr con tal espritu de sacrificio a la atencin del esposo y a la crianza de los hijos, que a uno se le olvidaba a veces que segua existiendo. Las dos hijas mayores se haban casado muy tarde. Adems de los gemelos, tuvieron una hija intermedia que haba muerto de fiebres crepusculares, y dos aos despus seguan guardndole un luto aliviado dentro de la casa, pero riguroso en la calle. Los hermanos fueron criados para ser hombres. Ellas haban sido educadas para casarse. Saban bordar con bastidor, coser a mquina, tejer encaje de bolillo, lavar y planchar, hacer flores artificiales y dulces de fantasa, y redactar esquelas de compromiso. A diferencia de las muchachas de la poca, que haban descuidado el culto de la muerte, las cuatro eran maestras en la ciencia antigua de velar a los enfermos, confortar a los moribundos y amortajar a los muertos.

Lo nico que mi madre les reprochaba era la costumbre de peinarse antes de dormir. Muchachas les deca: no se peinen de noche que se retrasan los navegantes. Salvo por eso, pensaba que no haba hijas mejor educadas. Son perfectas le oa decir con frecuencia. Cualquier hombre ser feliz con ellas, porque han sido criadas para sufrir.

Sin embargo, a los que se casaron con las dos mayores les fue difcil romper el cerco, porque siempre iban juntas a todas partes, y organizaban bailes de mujeres solas y estaban predispuestas a encontrar segundas intenciones en los designios de los hombres.

Fragmento 2. Bayardo San Romn, el hombre que devolvi a la esposa, haba venido por primera vez en agosto del ao anterior: seis meses antes de la boda. Lleg en el buque semanal con unas alforjas guarnecidas de plata que hacan juegocon las hebillas de la correay las argollas de los botines. Andaba por los treinta aos, pero muy bien escondidos, pues tena una cintura angosta de novillero, los ojos dorados, y la pielcocinada a fuego lento por el salitre. Lleg con una chaqueta corta y un pantaln muy estrecho, ambos de becerro natural, y unos guantes de cabritilla del mismo color. Magdalena Oliver haba venido con l en el buque y no pudo quitarle la vista de encima durante el viaje. Pareca marica-me dijo-. Y era una lstima, porque estaba como para embadurnarlo de mantequilla y comrselo vivo. No fue la nica que lo pens, ni tampoco la ltima en darse cuenta de que Bayardo San Romn no era un hombre de conocer a primera vista. Mi madre me escribi al colegio a fines de agosto y me deca en una nota casual: Ha venido un hombre muy raro. En la cartasiguiente me deca: El hombre raro se llama Bayardo San Romn, y todo el mundo dice que es encantador, pero yo no lo he visto. Nadie supo nunca a qu vino. A alguien que no resisti la tentacin de preguntrselo, un poco antes de la boda, le contest: Andaba de pueblo en pueblo buscando con quien casarme. () Mi madre me lo cont en una carta, y al final me hizo un comentario muy suyo: Parece que tambin est nadando en oro. Esto responda a la leyenda prematura de que Bayardo San Romn no slo era capaz de hacer todo, y de hacerlo muy bien, sino que adems dispona de recursosinterminables.

Fragmento 3No volvi a gritar dijo Pedro Vicario al instructor. Al contrario: me pareci que se estaba riendo. Entonces ambos siguieron acuchillndolo contra la puerta, con golpes alternos y fciles, flotando en el remanso deslumbrante que encontraron del otro lado del miedo. No oyeron los gritos del pueblo entero espantado de su propio crimen. Me senta como cuando uno va corriendo en un caballo, declar Pablo Vicario. Pero ambos despertaron de pronto a la realidad, porque estaban exhaustos, y sin embargo les pareca que Santiago Nasar no se iba a derrumbar nunca. Mierda, primo me dijo Pablo Vicario, no te imaginas lo difcil que es matar a un hombre! Tratando de acabar para siempre, Pedro Vicario le busc el corazn, pero se lo busc casi en la axila, donde lo tienen los cerdos. En realidad Santiago Nasar no caa porque ellos mismos lo estaban sosteniendo a cuchilladas contra la puerta. Desesperado, Pablo Vicario le dio un tajo horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron con una explosin. Pedro Vicario iba a hacer lo mismo, pero el pulso se le torci de horror, y le dio un tajo extraviado en el muslo. Santiago Nasar permaneci todava un instante apoyado contra la puerta, hasta que vio sus propias vsceras al sol, limpias y azules, y cay de rodillas.

Fragmento 4. Era ngela Vicario quien no quera casarse con l. Me pareca demasiado hombre para m, me dijo. Adems, Bayardo San Romn no haba intentado siquiera seducirla a ella, sino que hechiz a la familia con sus encantos. ngela Vicario no olvid nunca el horror de la noche en que sus padres y sus hermanas mayores con sus maridos, reunidos en la sala de la casa, le impusieron la obligacin de casarse con un hombre que apenas haba visto. Los gemelos se mantuvieron al margen. Nos pareci que eran vainas de mujeres, me dijo Pablo Vicario. El argumento decisivo de los padres fue que una familia dignificada por la modestia no tena derecho a despreciar aquel premio del destino. ngela Vicario se atrevi apenas a insinuar el inconveniente de la falta de amor, pero su madre lo demoli con una sola frase:Tambin el amor se aprende.