fragancia de cristo - aguas vivas · consumador de este don. los dardos incendiarios del maligno no...

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Fragancia de Cristo En cierta ocasión, alguien relató una escena muy interesante. Una roca de más o menos siete metros de diámetro, estaba partida al medio, por causa de una semilla que halló una brecha y de alguna manera se arraigó allí. A medida que fue creciendo, aquella que inicialmente era una pequeña semilla se convirtió en un árbol que fue partiendo la roca. ¿Qué pide de nosotros el Espíritu Santo? Que haya una brecha en nuestros corazones, para que penetre allí la palabra de Dios, como el martillo que que- branta la piedra. Cuando simplemente nos disponemos con sinceridad hacia el Señor, y de alguna manera su palabra nos toca, es aroma de vida para vida. Si acogemos la palabra del Señor, el resultado será la fragancia de Cristo. La preciosa palabra del Señor muchas veces nos lleva a alturas jamás pensa- das, entonces nuestra visión acerca de “las cosas que no se ven” se expande y enriquece el corazón. Necesitamos amar su palabra, memorizarla, meditarla y orar por ella. Gracias al Señor por sus siervos de antaño que nos legaron tanta riqueza, tan útil para suplir nuestras necesidades y fortalecernos ante los desafíos del tiempo presente. Agradecemos también por los vasos de honra que él usa en nuestros días, con una palabra fresca y oportuna, que ayuda a preparar el corazón de Su Amada… para el gran día que le espera.

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  • Fragancia de Cristo

    En cierta ocasión, alguien relató una escena muy interesante. Una roca de máso menos siete metros de diámetro, estaba partida al medio, por causa de unasemilla que halló una brecha y de alguna manera se arraigó allí. A medida quefue creciendo, aquella que inicialmente era una pequeña semilla se convirtióen un árbol que fue partiendo la roca.

    ¿Qué pide de nosotros el Espíritu Santo? Que haya una brecha en nuestroscorazones, para que penetre allí la palabra de Dios, como el martillo que que-branta la piedra. Cuando simplemente nos disponemos con sinceridad haciael Señor, y de alguna manera su palabra nos toca, es aroma de vida para vida.Si acogemos la palabra del Señor, el resultado será la fragancia de Cristo.

    La preciosa palabra del Señor muchas veces nos lleva a alturas jamás pensa-das, entonces nuestra visión acerca de “las cosas que no se ven” se expande yenriquece el corazón. Necesitamos amar su palabra, memorizarla, meditarla yorar por ella.

    Gracias al Señor por sus siervos de antaño que nos legaron tanta riqueza, tanútil para suplir nuestras necesidades y fortalecernos ante los desafíos del tiempopresente. Agradecemos también por los vasos de honra que él usa en nuestrosdías, con una palabra fresca y oportuna, que ayuda a preparar el corazón deSu Amada… para el gran día que le espera.

  • 2 AGUAS VIVAS

    EVANGELIO

    No existe sombra de cobijo si no es bajo Sus alasprotectoras.

    Ya había oído Abraham el estruendoterrible de la guerra, y se había vistoen los peligros de la batalla. Por esosabía bien que, sin la protección deun escudo, el guerrero se precipita ala derrota y a la muerte.

    Dios que rDios que rDios que rDios que rDios que rodeaodeaodeaodeaodeaApenas ha enfundado la espada,cuando el Señor, en su misericordia,visita a su fiel siervo. Sus palabras dealiento llegan a tiempo: «No temas,Abram; yo soy tu escudo». Dios ro-deaba al patriarca completamente, ysu seguridad consistía en saber quetodo enemigo no era más que paja.Cada soldado de Jesús puede versereflejado en ese Abraham luchandoy escuchando. El servicio del Señor,aunque esté suavizado con la paz delcielo, es una tormenta de embatesterrenos e infernales. El reposo de lafe no elimina la batalla de la fe. Eldescanso en la turbación no significadescanso sin turbaciones.

    Necesariamente hemos de enfrentaradversarios en este territorio hostil.Satanás aún tiene poder y está llenode ira. La carne aún es carne y com-bate contra el espíritu. El mundo esaún el mundo, y, aunque esté desgas-tado por siglos de pecado, todavía tie-ne vigor para odiar, aptitud para he-rir y poder para encadenar. Por eso,se están librando batallas sin cesar.Pero todo es en vano, porque Jesúsvive y ama siempre, y sigue animan-do a cada creyente diciéndole: «Notemas, yo soy tu escudo».

    CubiertCubiertCubiertCubiertCubierta pra pra pra pra protectorotectorotectorotectorotectoraaaaaPero, ¿qué es un escudo? Es simple-mente un arma diseñada para la de-fensa, que el combatiente lleva al bra-zo para detener las acometidas delenemigo. Sea cual sea el ataque, elescudo se interpone, y todo lo queestá detrás queda a salvo. Del mismomodo, en el cruento campo de bata-lla de la fe, Jesús es una cubierta pro-

    El Escudo

    “No temas, Abram; yo soy tu escudo...” (Gén. 15:1).

    Henry Law

  • 3AGUAS VIVAS

    tectora, y los dardos del enemigopierden toda eficacia.Esto es un ejemplo santo. ¡Ojalá leenseñe lecciones santas al alma! Lohará si, por la gracia vivificante delEspíritu, la fe ve a Jesús más clara-mente, y el corazón le ama más. To-memos, pues, nuestro puesto de ora-ción en el terreno de la verdad, y per-catémonos de los peligros que nosamenazan y del modo en que Jesúslos aleja.

    El "yo" eEl "yo" eEl "yo" eEl "yo" eEl "yo" es el pecados el pecados el pecados el pecados el pecado¡Cuán pocos evalúan debidamentelos enormes peligros a que conduceel pecado! Pero, ¿se menospreciaríaa este monstruo si se conociera real-mente su naturaleza y sus consecuen-cias? ¿Vivirían los hombres en suabrazo fatal si supieran que es el pe-cado lo que les hace enemigos deDios?Dios se reviste de justa ira, y los ra-yos de su furia arden contra el peca-do. El brazo del disgusto omnipoten-te siempre está alzado para destruir-lo.Ante esta terrible realidad, ¿cómopodrán resistir el polvo y las cenizasante la magnitud de Su venganza? Esimposible huir, pues Dios está pordoquier; es inútil resistir, porque éles todopoderoso. Confiar en nosotrosmismos será la ruina, pues el yo es elpecado, y el pecado es la única causade la ira divina.

    JeJeJeJeJesús heridosús heridosús heridosús heridosús heridoCristo Jesús está entre la majestadofendida de Dios y el ofensor conde-nado, presentándose para recibircada golpe. Éstos caen y vuelven acaer, porque la verdad y la santidadasí lo requieren. La descarga de la in-dignación de Dios le azota horrible-mente. «Agradó al Padre herirlo». Lasarmas de Dios caen sin causarnosdaño, porque todas se descargan so-bre el Hijo. Así es como el creyentese encuentra con la ira de Dios, y con-tinúa viviendo.Lector, ¿has hallado refugio en Jesús?Solo mereces calamidades, y tienenque venir. Jactarse de nuestra inde-fensa naturaleza es la perdición se-gura. No existe sombra de cobijo sino es bajo Sus alas protectoras. ¿Tehas refugiado, por fe, en este abrigo?Solo la fe da acceso a este fuerte im-penetrable. «Justificados, pues, por lafe, tenemos paz para con Dios pormedio de nuestro Señor Jesucristo».

    Un enemigo implacableUn enemigo implacableUn enemigo implacableUn enemigo implacableUn enemigo implacablePero el aborrecimiento que Dios tie-ne al pecado no es nuestro único ad-versario. Está ese ser maligno, teñi-do con la sangre de millares de nues-tros semejantes, cuyo corazón es elmismo odio. Él no tiene compasiónsino que, por el contrario, se alegrade la miseria del hombre. Desde losprimeros días de nuestra peregrina-ción, Satanás está tramando su gue-

  • 4 AGUAS VIVAS

    rra despiadada. Prepara una embos-cada en cada revuelta, una lluvia dedardos, una descarga incesante o unaflecha que llega en la oscuridad. Ycaemos en un instante, antes de quesospechemos el peligro.Este enemigo nunca duerme ni estácansado. Nunca se aplaca ni pierdela esperanza. Sus golpes van dirigidostanto a la debilidad infantil como a lainexperiencia de la juventud; a la for-taleza juvenil o a la vacilante vejez.Las sombras de la noche no le alejan.Se encuentra en todas partes, y entodo momento, por medio de sus le-giones. Entra en palacios, chozas yfortalezas. Se atarea con el atareado;va de un lado para otro con el activo;se sienta junto al lecho del enfermoy susurra a los oídos del moribundo.En ese momento en que el espírituabandona su morada de barro, elmaligno tensa su arco con rabiadespiadada.

    InterInterInterInterIntercececececesor psor psor psor psor poderoderoderoderoderosoosoosoosoosoTal es nuestra lucha permanente yaterradora. ¿Cómo es, entonces, queno recibimos una herida mortal acada momento? Seríamos derribadossi no tuviéramos en torno a nosotrosun escudo más resistente que nues-tros propios esfuerzos o propósitos.Y, ¿quién sino Jesús nos puede dar talprotección?Cristo interpone el poder de su inter-cesión: «Simón, Simón, he aquí Sata-nás os ha pedido para zarandearos

    como a trigo; pero yo he rogado porti, que tu fe no falte». Sus oracionesson nuestra victoria, porque obtienenla ayuda divina y nos sostienen conel poder del cielo. De este modo re-sistimos al diablo, y éste huye de no-sotros.Jesús nos protege, también, dándo-nos el escudo de la fe. Él es autor yconsumador de este don. Los dardosincendiarios del maligno no tienenpoder contra él. En cuanto lo tocan,se apagan. Su sangre derramada esotra protección inviolable. Satanástiembla al verla. Es una valla que élno puede traspasar. La experiencia dela iglesia de los redimidos es que, apesar de estar gravemente oprimi-dos, son más que vencedores, porquetriunfan por la sangre del Cordero.Por esto, ese ser maligno no puedetocar a los que Jesús escuda.

    La carneLa carneLa carneLa carneLa carnePero hay otros enemigos acechandoen el campo de batalla. Hemos deluchar con nuestra propia personali-dad, que nos rodea con su abrazodestructivo. La carne, con sus terri-bles concupiscencias, no da cuartel.David se enfrentó con ella sin su Es-cudo, y murió llevando las cicatricesde aquella hora.También José fue atacado y, aunqueel plan del enemigo era ingenioso,amplio y fuerte, el Señor protegió sucorazón y la tentación no triunfó.«¿Cómo, pues, dijo, haría yo este gran

  • 5AGUAS VIVAS

    mal, y pecaría contra Dios?». El asal-to fracasó y José quedó a salvo.También los placeres, los lujos y losgrandes honores derriban un núme-ro incontable de víctimas. Nadie pue-de resistir estas cosas con la escasafortaleza humana. Pero ninguno quetenga al Señor por escudo puede serderrotado. Moisés fue tentado conseductoras posibilidades. Podía ha-berse sentado junto a Faraón con ca-tegoría real. Pero «se sostuvo comoviendo al Invisible». Y, aun despuésde muerto, nos enseña cómo pode-mos hacer retroceder a ese astutoejército de fascinaciones.

    ReReReReRefugio y prfugio y prfugio y prfugio y prfugio y protecciónotecciónotecciónotecciónotecciónEl temor al hombre y la amenaza dela persecución producen, también,heridas mortales. Esta angustia asal-tó a Daniel y a sus jóvenes amigos enla cautividad. La ira del tirano, el hor-no ardiente y el foso de rugientes fie-ras se alzaban amenazadores; peroellos se refugiaron en el Señor, y élfue el Escudo que les protegió.Y además, el sendero que conduce aSion enfrenta las bocas de los caño-nes que sirven legiones de preocupa-ciones y ansiedades para lanzar susproyectiles mortales. ¡Con qué rapi-dez aúnan sus esfuerzos para ator-mentarnos! Hoy estamos bien, porgracia; pero, ¿qué traerá el mañana?Los amigos pueden abandonarnos; laenfermedad y la flaqueza pueden

    arruinar nuestro cuerpo. Y estos pen-samientos nos acosan con tesón.

    Solo el Señor puede protegernos,desplegando ante nuestros ojos suamor eterno, su presencia constan-te, su cuidado providencial, sus pro-mesas siempre vivas. No hay temo-res que puedan matar o apagar lavida del alma cuando la voz de Jesúsmusita: «No temas, porque yo estoycontigo». «Todo es vuestro». «Porqueeste Dios es Dios nuestro eternamen-te y para siempre; él nos guiará aunmás allá de la muerte». Ciertamen-te, el alma está rodeada de paz cuan-do se encuentra en los brazos de Je-sús.

    TTTTTorrorrorrorrorre fuertee fuertee fuertee fuertee fuerte¿Eres un verdadero discípulo de esteSeñor? Si es así, dime cuál es tu ten-tación, tu enemigo, tu peligro, tu ne-cesidad, y te mostraré a ese Jesús to-dopoderoso, inmutable y cuidadosoque te guardará de todo mal. «Torrefuerte es el nombre de Jehová; a élcorrerá el justo y será levantado».

    ¿Con qué t¿Con qué t¿Con qué t¿Con qué t¿Con qué te pre pre pre pre protototototegegegegegerererererásásásásásde la irde la irde la irde la irde la ira de Dios? ¿a de Dios? ¿a de Dios? ¿a de Dios? ¿a de Dios? ¿Y cY cY cY cY conononononqué de la furia de Saqué de la furia de Saqué de la furia de Saqué de la furia de Saqué de la furia de Sattttta-a-a-a-a-nás, de tus prnás, de tus prnás, de tus prnás, de tus prnás, de tus propias heri-opias heri-opias heri-opias heri-opias heri-das, y de ese mundo quedas, y de ese mundo quedas, y de ese mundo quedas, y de ese mundo quedas, y de ese mundo queasesina el alma?asesina el alma?asesina el alma?asesina el alma?asesina el alma?

  • 6 AGUAS VIVAS

    ¿Estoy, quizá, conversando en estaspáginas con alguien que se encuen-tra alejado de Cristo? ¿Podría hablar-te de la seguridad, oh pobre hijo dehombre? Sí, debo avisarte que estásentre ruinas e indefenso por todoslados. ¿Con qué te protegerás de laira de Dios? ¿Y con qué de la furia deSatanás, de tus propias heridas, y deese mundo que asesina el alma? Notienes nada. ¡Oh, piénsalo!Aún no es demasiado tarde, aún vi-ves, y aunque tus heridas sean mu-chas, pueden ser curadas; tus nume-rosos enemigos desaparecerán anteti como humo que se desvanece. Es-tas palabras que sigues con los ojos,te dirigen al único refugio. ¡Ve a Je-sús! Siempre lo tienes cerca, y siem-pre es suficiente para ser tu Escudocontra todo.

    AAAAAyuda y eyuda y eyuda y eyuda y eyuda y escudoscudoscudoscudoscudoCreyente, ¿vas a dudar en adherirtea esta verdad? ¿Es que no has halla-do en Él una ayuda poderosa? ¿Aca-so no puedes decir con David: «Mu-chos son los que dicen de mí: No haypara él salvación en Dios. Mas Tú,Jehová, eres escudo alrededor demí»?Clama tú también: «Bienaventuradotú, oh Israel, ¿quién como tú, pueblosalvo por Jehová, escudo de tu soco-rro, y espada de tu triunfo?». Di conalegría: «Oh Israel, confía en Jehová;él es tu ayuda y tu escudo. Casa deAarón, confiad en Jehová; él es vues-

    tra ayuda y vuestro escudo. Los queteméis a Jehová, confiad en Jehová;él es vuestra ayuda y vuestro escu-do».¡Qué aliento tan especial halla aquíel fiel ministro de Cristo! ¡Qué baluar-te tan potente para los humildesobreros del evangelio! Parece que nohacen más que sembrar con temblorla simiente de unas pocas palabrasllenas de debilidad. Pero esta siem-bra echa raíces, dando vida a una gra-ciosa planta que exhala la fraganciade un nuevo Edén, y produciendo fru-tos para el granero del Rey de reyes.Esta simiente prospera a pesar deestar en un clima adverso, quemadapor un sol ardiente y golpeada por latempestad. El jabalí de los bosquesno la puede estropear, ni las bestiaspueden devorarla. ¿Y por qué es estoasí? Porque todo lo glorioso tiene unadefensa. Porque no hay arma dirigi-da contra ella que pueda triunfar. Lapalabra del Señor es verdad: «Yo soytu escudo».Por consiguiente, siervos del Diosvivo, bendigamos su santo nombre.Él hace que siempre triunfemos enCristo. Avancemos con el escudo dela fe, y bajo la protección del Señor.El conflicto terminará pronto, y en elreino de la salvación cantaremos lasglorias del Escudo que nos ha salva-do.

    http://www.scribd.com/doc/11508182/El-Evangelio-en-Genesis

  • 7AGUAS VIVAS

    TEMA DE PORTADA

    Una sentenciade muerte

    La visión espiritual y el vaso, en el contexto de la vidadel apóstol Pablo.

    Romeu Bornelli

    Dios busca y fDios busca y fDios busca y fDios busca y fDios busca y forja sus vorja sus vorja sus vorja sus vorja sus vasosasosasosasosasosEsta frase, al final del capítulo 2 del primer librode Samuel, define lo que es un profeta del Se-ñor. Samuel fue un sacerdote; pero, en espe-cial, fue un profeta de Dios. Cuando Dios comen-zó a hablarle, Samuel era un niño, y no conocíaal Señor. Pero, al comprender quién le hablaba,respondió: «Habla, Señor, que tu siervo oye».

    «Jehová estaba con él». La palabra «estaba»,habla de permanecer. Dios ya no moraba en eltemplo en Silo; nada de lo que había allí lo agra-daba. Pero, antes que su lámpara se apagase,Dios se proveyó un vaso, el niño Samuel. AhoraDios estaba allí, retornando a su casa.

    La visión celestial es el compromiso de Dios derevelarse a quienes le aman. Y, para que la vi-sión tenga expresión, él necesita vasos. En estecontexto, la vida del apóstol Pablo nos muestracómo el Señor forjó ese vaso, de tal forma que

    Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que hagaconforme a mi corazón y a mi alma...”.

    – 1 Sam. 2:35.

  • 8 AGUAS VIVAS

    el mensaje y el mensajero llegarona ser una sola realidad.

    En cada vaso de Dios, el mensaje yel mensajero son una sola cosa; elmensaje debe ser una expresión delmensajero y de su historia bajo lamano disciplinadora de Dios.

    Dios usa su disciplina sobre nuestrasvidas, y cuando respondemos a ella,él forjará un vaso, para que la visióntenga expresión adecuada.

    Las marLas marLas marLas marLas marcas de un apóstolcas de un apóstolcas de un apóstolcas de un apóstolcas de un apóstol«Doy gracias al que me fortaleció, aCristo Jesús nuestro Señor, porqueme tuvo por fiel, poniéndome en elministerio, habiendo yo sido antesblasfemo, perseguidor e injuriador;mas fui recibido a misericordia por-que lo hice por ignorancia, en incre-dulidad. Pero la gracia de nuestroSeñor fue más abundante con la fey el amor que es en Cristo Jesús. Pa-labra fiel y digna de ser recibida portodos: que Cristo Jesús vino al mun-do para salvar a los pecadores, delos cuales yo soy el primero. Pero poresto fui recibido a misericordia, paraque Jesucristo mostrase en mí el pri-mero toda su clemencia, para ejem-plo de los que habrían de creer en élpara vida eterna» (1a Tim. 1:12-16).

    Pablo tenía la convicción de que élera un vaso de misericordia, y que,si la gracia divina pudo forjar en su

    vida un vaso para Dios, el Señor pue-de hacerlo con cualquier otro.

    «De aquí en adelante nadie me cau-se molestias; porque yo traigo en micuerpo las marcas del Señor Jesús»(Gál. 6:17). La palabra marcas hablade una señal especial: las marcas dela cruz, cuyo camino él no ignoraba.

    La segunda carta a los Corintios re-gistra las consecuencias de la obrade la cruz en la vida de Pablo. En lasdos cartas a los corintios hay gran-des contrastes: en una vemos car-nalidad y división, en la otra, espiri-tualidad y armonía.

    Sentencia de mSentencia de mSentencia de mSentencia de mSentencia de muerteuerteuerteuerteuertePablo muestra el significado de unavida tratada por la cruz. En la segun-da carta a los corintios, comienza ha-blando de una «sentencia de muer-te», y concluye con «un aguijón enla carne». Y en el centro de ella, lee-mos: «llevando en el cuerpo siem-pre por todas partes la muerte deJesús» (4:10). No habrá un ministe-rio genuino, y otros no recibiránvida, a menos que la obra de la cruzsea evidente en nuestras vidas.

    A menos que la cruz opere, la visióncelestial no podrá ser encarnada ennosotros. El camino de la cruz es eltema vital de 2a Corintios. En el ca-pítulo 1, versículos 8 y 9, Pablo nosda la primera marca:

  • 9AGUAS VIVAS

    «Porque hermanos, no queremosque ignoréis acerca de nuestra tri-bulación que nos sobrevino en Asia;pues fuimos abrumados sobremane-ra más allá de nuestras fuerzas, detal modo que aun perdimos la espe-ranza de conservar la vida. Pero tu-vimos en nosotros mismos senten-cia de muerte, para que no confiá-semos en nosotros mismos, sino enDios que resucita a los muertos».

    Con esta «sentencia de muerte», Pa-blo nos quiere decir: «Dios está de-cidido a tratar con nosotros, paraque su obra pueda avanzar». Él dice:«tuvimos», es decir, ya recibimos esasentencia de muerte.

    Todas nuestras circunstancias sonarregladas por Dios con un objetivo.Pablo afirma que Dios es «Padre demisericordias y Dios de toda conso-lación». Toda tribulación y toda con-solación que experimentamos, todolo que Dios obra en nosotros, es parala iglesia. «Pero si somos atribula-dos, es para vuestra consolación ysalvación; o si somos consolados, espara vuestra consolación y salva-ción» (1:6). No somos miembros ais-lados del cuerpo de Cristo.

    TTTTTrrrrratos con pratos con pratos con pratos con pratos con propósiopósiopósiopósiopósitototototoEl mayor propósito de todo lo queDios hace en nuestras vidas es alcan-zar al cuerpo de Cristo, para que éstesea bendecido.

    Nosotros somos tan egocéntricos,que aun interpretamos la cruz anuestro favor. Al leer en Hebreos 12,«por el gozo puesto delante de élsufrió la cruz, menospreciando eloprobio», creemos que ese gozo erala iglesia. Pero en realidad, aquelgozo era satisfacer plenamente elcorazón del Padre.

    El Padre tenía una intención subli-me: que su Hijo fuese el centro detodas las cosas, teniendo la preemi-nencia en todo. Con este fin, el Hijotenía que ir a la cruz, reconciliandoasí consigo mismo todas las cosas.

    El propósito de la cruz es que el Hijosea el heredero de todo. Cuando elVerbo fue hecho carne, el deseo deDios era que todo el universo pudie-ra ver a Aquel que es la delicia de sucorazón, el centro de sus afectos.

    Cristo se ofreció al Padre por causade aquel gozo – la satisfacción delcorazón del Padre. Ahora, lo mara-villoso es que también había algomás en el corazón de Dios. Él daría asu Hijo no solo todas las cosas, sinoademás una novia y, para que estofuese realidad, era necesaria la cruz.

    Si no recibimos los tratos de Dios,nunca veremos la iglesia. Ella solopuede ser edificada a través de es-tos tratos. Entonces, según 2aCorintios 1:9, Dios está decidido atratar conmigo. «...para que no con-

  • 10 AGUAS VIVAS

    fiásemos en nosotros mismos» (1:9).El pecado nos hace pensar que no-sotros somos el centro de todo y quepodemos vivir por y para nosotrosmismos. Pero Dios tomó una deci-sión, y él tratará con nosotros.

    Tal es el elemento central de la car-ta. La cruz obra en nuestras vidas,para que no confiemos en nosotrosmismos, aun respecto a las cosas deDios. Por ejemplo, si hemos recibi-do un depósito del Señor, somostentados a confiar en ese depósito;si recibimos alguna experiencia conel Señor, somos tentados a confiaren nuestra experiencia. Cuando bus-camos servir a otros con aquel de-pósito, si la cruz no ha operado ennosotros, tal depósito es inútil.

    PPPPPurificando la platurificando la platurificando la platurificando la platurificando la plataaaaaLa sentencia de muerte significa queDios hará dos cosas en nuestra vida:primero removerá, despojándonosdel viejo hombre, y luego añadirá,renovándonos en el espíritu denuestra mente.

    Esa es la obra de la cruz: su ladosombrío es un No al viejo hombre, yel lado luminoso de ella es un Sí auna nueva creación. Esta es una ver-dad en Cristo. Pero eso no basta: tie-ne que ser además una verdad ennosotros. La cruz es tanto una obraobjetiva, realizada en Cristo, comouna obra subjetiva, realizada en no-

    sotros. Esta es la sentencia de muer-te. No podremos llegar a ser cola-boradores de Dios si él no ha trata-do con nosotros.

    «Porque tú nos probaste, oh Dios;nos ensayaste como se afina la pla-ta. Nos metiste en la red; pusistesobre nuestros lomos pesada carga.Hiciste cabalgar hombres sobrenuestra cabeza; pasamos por el fue-go y por el agua, y nos sacaste aabundancia» (Sal. 66:10-12).

    Al ilustrar los tratos de Dios con supueblo, el salmista no dice que fueSatanás quien los trató, ni aun loshombres o las circunstancias. «Túnos probaste, oh Dios».

    La plata debe ser purificada; ella espreciosa, pero está mezclada. El fue-go debe actuar para eliminar las es-corias. El platero hará esa obra has-ta cuando la plata, como un espejo,le permita ver allí su rostro refleja-do. Así, la obra de la cruz quita nues-tras escorias, hasta que el rostro delSeñor sea visto en nosotros.

    Las marLas marLas marLas marLas marcas de la cruzcas de la cruzcas de la cruzcas de la cruzcas de la cruz«Nos metiste en la red; pusiste so-bre nuestros lomos pesada carga.Hiciste cabalgar hombres sobrenuestra cabeza; pasamos por el fue-go y por el agua, y nos sacaste aabundancia» (Sal. 66:11-12). La fra-se «y nos sacaste a abundancia»,

  • 11AGUAS VIVAS

    puede ser traducida también como«nos trajiste a un lugar espacioso».¿Cuál es la clave de nuestra ampli-tud en el servicio al Señor? El traba-jo de la cruz.

    «Sobre mis espaldas araron losaradores; hicieron largos surcos»(Sal. 129:3). El medio que Dios usapara que la simiente fructifique, sonnuestras espaldas. Cuando la semi-lla de la palabra y la revelación divi-na no pueden penetrar, esta serásiempre la manera de Dios – la ope-ración de la cruz.

    Dios usa dos instrumentos para tra-bajar esos surcos, para que la visióncelestial tenga realidad, para que lapalabra pueda dar fruto.

    La primera vía de Dios es su palabraviva y eficaz. Necesitamos amar supalabra, memorizarla, meditar enella, orar por ella. Ella debe moraren abundancia en nuestros corazo-nes, porque ella es un instrumentopoderoso de Dios, para abrir surcosen nuestras espaldas, separando elalma del espíritu, exponiendo lospensamientos del corazón.

    ¡Qué obra maravillosa! Sí, ella esdolorosa, porque nos mostrará, den-tro de nosotros, pensamientos ymotivaciones erradas, sentimientosinadecuados, soberbia, autoconfian-za, orgullo, presunción. ¡Cuánta es-coria! A medida que la palabra de

    Dios penetra en nosotros, hace unaobra maravillosa. Este es el primeraspecto de la obra de la cruz.

    El otro aspecto, son las circunstan-cias. Cuando Pablo nos habla acercade la sentencia de muerte, nos diceque Dios no se detendrá. Él conti-nuará tratando con nosotros. Reci-bimos de él una sentencia de muer-te, para que no confiemos en noso-tros mismos, «sino en Dios que re-sucita a los muertos» (2a Cor. 1:9).

    El secrEl secrEl secrEl secrEl secreto de Georeto de Georeto de Georeto de Georeto de George Whige Whige Whige Whige WhitetetetetefieldfieldfieldfieldfieldCitaré una ilustración. De seguro, us-tedes habrán oído hablar de GeorgeWhitefield. Así como Jonathan Ed-wards fue usado por el Señor en losEstados Unidos, Whitefield fue usa-do de manera poderosa en Inglate-rra y Escocia, particularmente en elgran avivamiento del siglo XVIII.

    En una oportunidad, él viajaba a unlugar para predicar, y se sentía muyagotado, pues había hablado ya enmuchos lugares. Antes de llegar a sudestino, se detuvo en una posadapara descansar. Se sentía incapaz depredicar; sin embargo, allí había per-sonas esperándole. Viéndoles, él lesdijo: «No puedo hablar; estoy muycansado». Entonces, encendió unavela y empezó a subir hacia su dor-mitorio. Pero, en la mitad de la es-calera, se detuvo, se volvió hacia losoyentes, y predicó hasta que la vela

  • 12 AGUAS VIVAS

    No pNo pNo pNo pNo podrodrodrodrodremememememos llegar a ser colaboros llegar a ser colaboros llegar a ser colaboros llegar a ser colaboros llegar a ser colaboradoradoradoradoradoreeeeesssssde Dios si él no ha tde Dios si él no ha tde Dios si él no ha tde Dios si él no ha tde Dios si él no ha trrrrratatatatatado con nosotado con nosotado con nosotado con nosotado con nosotrrrrros.os.os.os.os.

    se consumió por completo. Cuandola lumbre se apagó, él se fue a dor-mir, y partió con el Señor. Aquellavela fue figura de su vida y servicio.Él fue el primero en predicar la pa-labra al aire libre; antes de él, soloera compartida desde los púlpitos.

    Whitefield iba a los mineros, quesalían de su faena ennegrecidos porel carbón. Al oír la Palabra, las lágri-mas corrían por sus rostros. Él de-cía: «Sé que están recibiendo la pa-labra, cuando sus rostros parecen lapiel de una cebra». Las lágrimasabrían surcos en el carbón, a medi-da que la palabra iba penetrando.

    ¿Cuál era el secreto de Whitefield?«Sobre mis espaldas araron losaradores». Nunca veremos los sur-cos en el rostro de otros, si primeroesas marcas no están en nosotros.

    humana, sino con la gracia de Dios,nos hemos conducido en el mundo,y mucho más con vosotros».

    Nunca pases por alto el hablar delEspíritu Santo en tu conciencia. Pa-blo el anciano exhortaba al jovenTimoteo a mantener «la fe y buenaconciencia, desechando la cual nau-fragaron en cuanto a la fe algunos»(1a Tim. 1:19).

    Aquí tenemos un segundo elemen-to sumamente importante. Nosotrosno podremos guardar la visión ce-lestial, si no hemos sido sensibles ala voz del Espíritu en nuestra con-ciencia.

    FuncioneFuncioneFuncioneFuncioneFunciones del es del es del es del es del espírispírispírispírispíritttttu humanou humanou humanou humanou humanoEl espíritu humano tiene tres funcio-nes: intuición, conciencia y comu-nión. Fuimos llamados a la comu-

    Oyendo la vOyendo la vOyendo la vOyendo la vOyendo la voz del Eoz del Eoz del Eoz del Eoz del EspírispírispírispírispíritttttuuuuuEste es el primer paso que Pablo daen esta epístola. Pero, si queremosque la visión celestial se encarne ennosotros, y Dios encuentre sus va-sos, ¿qué más se necesita? 2aCorintios 1:12: «Porque nuestra glo-ria es esta: el testimonio de nuestraconciencia, que con sencillez y sin-ceridad de Dios, no con sabiduría

    nión con su Hijo Jesucristo. La comu-nión es como una mesa. De un lado,el Padre; del otro, nosotros. Y, sobrela mesa, su Hijo. El Padre tiene co-munión con nosotros, en su Hijo.

    La intuición es tipificada por unalámpara. Nosotros conocemos aDios en nuestra intuición. El EspírituSanto ilumina nuestro espíritu,«alumbrando los ojos de vuestro

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    entendimiento, para que sepáis...»(Ef. 1:18). Dios es espíritu, y noso-tros conocemos a Dios en nuestroespíritu. «Todos me conocerán, des-de el menor hasta el mayor de ellos»(Heb. 8:11). Eso es la intuición.

    Una tercera función del espíritu esla conciencia. Ésta funciona comouna puerta, que determina lo queentra y lo que sale de nuestras vi-das. El Espíritu Santo nos enseña,actuando directamente en nuestrasconciencias. Nosotros recibimos unconocimiento de Dios, en nuestraintuición; y recibimos discernimien-to espiritual, en el hablar del Espíri-tu a nuestra conciencia. Entoncespodremos separar las cosas excelen-tes de las que no lo son.

    ¿Cómo funciona la conciencia? Porejemplo, si vas a conducir un vehí-culo, y por algún motivo éste tieneactivado el freno de mano, no po-drás avanzar, y sentirás un desagra-dable olor a quemado. El EspírituSanto habla así a nuestra concien-cia. Si no oímos su enseñanza, nues-tra vida no avanza. Él está diciendo:«Necesitas detenerte, y ver lo queestá errado». Si no oímos su voz ennuestra conciencia, naufragaremosen cuanto a la fe.

    A veces estamos hablando y el Espí-ritu Santo dice: «Cállate, estás ha-blando de más; no me estás repre-

    sentando adecuadamente». El fre-no de mano está puesto. Esta es lafunción de la conciencia.

    Entonces, Pablo nos ayuda tambiénen este sentido. Cuanto más obre lacruz en nosotros, más sensibles se-remos a la acción de Dios.

    La frLa frLa frLa frLa fragancia de Cristoagancia de Cristoagancia de Cristoagancia de Cristoagancia de CristoUn tercer paso. «Mas a Dios gracias,el cual nos lleva siempre en triunfoen Cristo Jesús, y por medio de no-sotros manifiesta en todo lugar elolor de su conocimiento. Porquepara Dios somos grato olor de Cris-to en los que se salvan, y en los quese pierden; a éstos ciertamente olorde muerte para muerte, y a aqué-llos olor de vida para vida. Y paraestas cosas, ¿quién es suficiente?»(2a Cor. 2:14-16).

    Pablo dice que, cuando Dios ha ob-tenido los vasos que él necesita, pormedio de ellos, en todo lugar, élmanifestará la fragancia de Cristo. Lapalabra fragancia aparece cinco ve-ces en el Nuevo Testamento. Es in-teresante la primera cita, porquehay una ley según la cual la primeramención de una palabra en la Bibliaes muy importante.

    La palabra fragancia surge por pri-mera vez en Juan 12:3, cuando Ma-ría de Betania unge al Señor. Ellaestablece un principio. Pablo quiere

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    decir que Dios manifestará su fra-gancia por medio de nosotros. Es porcausa nuestra que su fragancia pue-de ser percibida por otros, y el per-fume puede llenar toda la casa.

    ¡Qué confianza maravillosa teníaPablo! Y concluye con una pregun-ta: «Y para estas cosas, ¿quién essuficiente?». Suficiente significa ca-lificado, idóneo. De acuerdo con 2aCorintios, solo pueden manifestar lafragancia aquellos que han sido tra-tados por la cruz.

    RecorRecorRecorRecorRecordando a María de Betdando a María de Betdando a María de Betdando a María de Betdando a María de BetaniaaniaaniaaniaaniaEl Señor visitó Betania siete veces.En la primera ocasión, él tomó aBetania en una condición inicial. Enla última visita, el Señor asciende alos cielos desde allí. Aquel hogar fuetransformado, hasta que tuvo la vi-sión del Señor ascendiendo. Pode-mos decir que aquel hogar experi-mentó la vida de ascensión.

    En la primera visita, María está sen-tada a los pies del Señor; en la se-gunda, ella se humilla a sus pies, yen la tercera, unge los pies de él.

    Según el libro de Rut, cuando noso-tros conocemos los pies del Señor,él nos muestra su rostro. CuandoBooz dormía en la era, y Rut se acer-có y descubrió sus pies, él le mostrósu rostro y le dijo: «¿Quién eres?».Ella respondió: «Soy Rut, tu sierva».

    María tenía un lugar a los pies delSeñor. Campbell Morgan, comentan-do el pasaje donde María unge alSeñor, dice: «Aquello fue un memo-rial de fragancia; no de oro o demármol. Y la tierra fue más dulce, yel cielo más rico, por causa de la ac-titud de María, y de la aceptación deella por parte del Señor». Ella perci-bió algo que ninguno de los discípu-los vio: la preciosidad del Señor.

    Las doncellas israelitas llenaban unvaso de alabastro con perfume pre-cioso y lo sellaban con cera, guar-dándolo para la noche nupcial. Enesa ocasión, la novia rompía el vasoy derramaba el perfume sobre el le-cho. Tal es el contexto de esta fra-gancia.

    La actLa actLa actLa actLa actiiiii tttttud de una mud de una mud de una mud de una mud de una mujerujerujerujerujerEn Betania, seis días antes de la cruz,Lucas 18 dice que los discípulos noentendían nada. Era la tercera vezque el Señor les hablaba de la cruz.Él iría a Jerusalén, donde sería cru-cificado y resucitaría al tercer día;pero los ojos de ellos estaban cerra-dos respecto a estas cosas.

    Sin embargo, hubo una persona,María de Betania, que comprendiólo que nadie más entendió. En aque-lla escena en Betania, el Señor esta-ba recostado ante la mesa. María seaproximó a él con su vaso de alabas-

  • 15AGUAS VIVAS

    tro. Mateo, Marcos y Juan contienentres narraciones del mismo evento.

    María se acerca al Señor y hace cua-tro cosas. Primero, quiebra su vaso.¿Qué significa eso? Le está diciendoal Señor: «Tú eres para mí lo másprecioso». Marcos dice que aquelungüento era preciosísimo. Ella ungela cabeza del Señor, como diciendo:«Tú eres nuestra cabeza». Unge lospies del Señor. «Yo soy tu sierva».Luego le enjuga los pies con sus ca-bellos. Pablo dice en 1a Corintios 11que el cabello es la gloria de la mu-jer. Al hacer esto, María está dicien-do: «Tú eres digno de toda la gloria».

    Esa fue la actitud de María. ¿Y cuálfue la consecuencia? La casa se lle-nó con el olor del bálsamo. Habíauna segunda finalidad para el vasode alabastro, totalmente distinta;era usado para embalsamar cuerposmuertos. Por eso, cuando María un-gió a Jesús, el Señor dice: «(Ella) seha anticipado a ungir mi cuerpo parala sepultura» (Mar. 14:8).

    Allí estaba María, ungiendo a su pre-cioso Señor. La palabra ungir es lamisma expresión que el Espíritu San-to usa en 2a Corintios, cuando hablade «el olor de su conocimiento».Pero, para que el aroma de su cono-cimiento sea real en nosotros, elvaso de alabastro tiene que ser que-brado – sentencia de muerte.

    El Señor vino a Jerusalén la últimavez. Su corazón estaba lleno de an-gustia, mas sus discípulos no enten-dieron. La noche anterior a su cruci-fixión, él llamó a tres para que ora-sen con él, y los halló dormidos.«¿No pudisteis velar ni una horaconmigo?».

    Las afLas afLas afLas afLas afliccioneliccioneliccioneliccionelicciones de Cristos de Cristos de Cristos de Cristos de CristoCuando el Señor llegó a Betania, soloMaría conocía las aflicciones del co-razón del Señor, y quiso darle su bál-samo a él. En el lenguaje de Pablo,esto significa participar de los sufri-mientos de Cristo. Cada uno de no-sotros ha sido llamado a participarde sus padecimientos.

    Colosenses 1:24 dice: «Ahora megozo en lo que padezco por vosotros,y cumplo en mi carne lo que falta delas aflicciones de Cristo por su cuer-po, que es la iglesia».

    Estos no son sufrimientos para laredención de la iglesia, sino sufri-mientos por su edificación. Los pri-meros ya están completos; pero lospadecimientos para la edificación dela iglesia no lo están, porque su no-via aún no está preparada; aún nohan llegado las bodas del Cordero.

    Entonces, el Señor nos llama a par-ticipar de sus sufrimientos, para quesu iglesia sea edificada. Somos lla-mados a sufrir los unos por los otros.

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    Pablo amaba a los corintios, aunqueellos lo rechazaban. «Y yo con elmayor placer gastaré lo mío, y aunyo mismo me gastaré del todo poramor de vuestras almas, aunqueamándoos más, sea amado menos»(2a Cor. 12:15).

    El apóstol, padre espiritual de loscorintios, conocía el camino de lacruz. Para que ellos fueran edifica-dos, Pablo sabía que él mismo se-guiría siendo tratado por Dios. Estaes la sentencia de muerte.

    Olor de mOlor de mOlor de mOlor de mOlor de muerte puerte puerte puerte puerte pararararara ma ma ma ma muerteuerteuerteuerteuerteEn su segunda carta a los Corintios,Pablo dice que la fragancia de Cris-to tiene dos resultados. Si la visióncelestial es real en nosotros, habrá«olor de muerte para muerte, y olorde vida para vida» (v. 14-16).

    ¿Qué es el olor de muerte paramuerte? En primer lugar, con rela-ción a los inconversos, tomemos elejemplo de Faraón. Se dice en el li-bro de Éxodo que «Faraón endure-ció su corazón», la primera vez queMoisés habló con él, y luego la se-gunda y tercera. Él estaba respon-diendo bajo su responsabilidad.

    Al principio, Dios no endureció aquelcorazón. Dios no es arbitrario. Elhombre siempre debe responder aDios. El Señor habló tres veces, yFaraón endureció su corazón. Solo

    entonces el Señor endureció el co-razón de Faraón. Moisés, como re-presentante de Dios, fue olor demuerte para Faraón.

    Usemos una ilustración. Hace mu-chos años, las barberías eran luga-res terribles. La gente allí charlabael día entero. En cierta barbería en-tró un hombre de Dios. Entonces seprodujo un silencio completo. Des-pués que él salió, el ambiente vol-vió a ser el mismo. Su presencia allífue olor de muerte para muerte.Ellos se sentían acusados, porque allíestaba aquel siervo de Dios, y ellosresistían al Señor.

    Esto tiene que ser real siempre ennuestras vidas. Por un lado, debe-mos representar reprobación para elmundo. Pero si el mundo está casa-do con la iglesia, nuestra presenciano hará la menor diferencia.

    Aun hay olor de muerte para muer-te entre creyentes, cuando resisti-mos la palabra de Dios. En la gene-ración del desierto, Moisés estabaallí, y la palabra de Dios estaba conellos. Pero Hebreos 4:2 dice: queellos oyeron, «pero no les aprovechóel oír la palabra, por no ir acompa-ñada de fe en los que la oyeron». Yel resultado fue cuarenta años en eldesierto, donde todos ellos murie-ron.

  • 17AGUAS VIVAS

    Hebreos 4 usa esta exhortación paranosotros, no para el mundo. ¿Cuáles el principio involucrado allí?Cuando la verdad de Dios no es bienrecibida, entonces hay pérdida pro-gresiva de la capacidad espiritual deresponder al Señor.

    ArArArArAroma de vida poma de vida poma de vida poma de vida poma de vida pararararara vidaa vidaa vidaa vidaa vidaAhora, ¿qué es el aroma de vida paravida? Si hay una brecha para que lapalabra de Dios penetre, ella, en símisma, hará la obra. Por eso se diceque ella actúa en nosotros, pues esviva y eficaz.

    Hace un tiempo, vimos una escenacuriosa: una enorme roca de unossiete metros de diámetro, partida almedio, a causa de una semilla quehalló una brecha y se arraigó allí. Amedida que fue creciendo, aquellapequeña semilla se convirtió en unárbol que fue rompiendo la roca.

    ¿Qué pide de nosotros el EspírituSanto? Que haya una brecha ennuestros corazones, para que pene-tre allí la palabra de Dios, como elmartillo que quebranta la piedra.Cuando simplemente extendemosla mano hacia el Señor, y de algunamanera su palabra nos toca, es aro-ma de vida para vida. Si acogemosla palabra del Señor, el resultadoserá la fragancia de Cristo. Eso es loque Pablo enseña.

    Que el Señor nos conceda este prin-cipio en nuestros corazones. Nuncapodremos fructificar si esta senten-cia de muerte no es una realidadpara nosotros. Necesitamos esossurcos en nuestras espaldas, paraque podamos ver surcos en los ros-tros de otros. Que el Señor continúehablándonos. Amén.

    Síntesis de un mensaje oral impartido enRucacura (Chile), en enero de 2016.

    Sepultado con Cristo

    Macarius, profesor egipcio del siglo IV, fue interrogado por un jovensobre el significado de estar muerto y enterrado con Cristo. «Hijo mío»,le dijo él, «anda al cementerio y cuenta a tu hermano carnal ya muer-to, todas las calumnias que has oído sobre él, y oye su respuesta».

    «Bien», dijo Macarius, a su vuelta, «¿qué dijo tu hermano?». «Él nodijo nada, pues está muerto». «Ahora, hijo», dijo el anciano, «anda ycuéntale todos los elogios de él que has oído, y oye su respuesta».

    Comenzando a percibir lo que Macarius estaba buscando, el jovenpartió de nuevo. A su regreso, Macarius le dijo: «Ahora sabes lo que esestar muerto y sepultado con Cristo. La alabanza y la calumnia delmundo no son nada para el discípulo sepultado».

    À Maturidade

  • 18 AGUAS VIVAS

    TEMA DE PORTADA

    El modelo de comunión que precisamosvivir es el modelo que siempre existióentre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

    Uno de los fundamentos de la visión celestial esla comunión unos con otros. En relación a estetema, hoy meditaremos sobre la oración delSeñor en el evangelio de Juan capítulo 17. Estaes la mayor de todas las oraciones de la Biblia.No hallaremos en ningún otro lugar una oracióncomo ésta. El punto culminante es que en ellapodemos ver el corazón de nuestro Señor.

    Aquella horAquella horAquella horAquella horAquella horaaaaaEl Señor había llegado a lo que él mismo dice:«aquella hora». Él levanta sus ojos al Padre, di-ciendo: «Padre, la hora ha llegado; glorifica atu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique ati» (17:1). Esta fue la hora más importante queexistió dentro del tiempo.

    Podemos reflexionar sobre todo el universo,podemos considerar cada uno de los hechos deDios, esforzándonos en entender la creación detodas las cosas, podemos escudriñar toda la his-toria de la humanidad y la historia del pueblode Dios, la historia de los apóstoles y la historiade la iglesia, pero nunca encontraremos unahora como ésta.

    La belleza de la comuniónLuiz Fontes

  • 19AGUAS VIVAS

    Ésta fue la hora máxima en el pro-pósito eterno de Dios. Ella compren-de muchos hechos, y se consumacon la muerte, la resurrección y laentronización de nuestro Señor Je-sús. El Señor tiene sus ojos vueltoshacia el Padre, tiene su corazón vol-cado hacia esta hora. A partir de estepunto, debemos ver este capítulocon sumo cuidado.

    Hay muchas formas de estudiar estecapítulo. A muchos hermanos, elSeñor les ha dado alguna particula-ridad sobre este pasaje. Por eso,quiero ayudarles hoy a ver ochopuntos singulares sobre la oracióndel Señor. Estos puntos nos ayuda-rán a ver con más claridad el cora-zón del Señor en esta oración.

    La orLa orLa orLa orLa oración del Señoración del Señoración del Señoración del Señoración del SeñorSi usted mira este capítulo, verá porlo menos ocho frases distintas quenos muestran algunas verdades so-bre esta oración. Cuando miramosestas frases, percibiremos que ellasconstruyen para nosotros la esenciade esta oración. Al leer todo el capí-tulo 17 del evangelio de Juan, en eltexto original, hallaremos ocho ve-ces la frase «para que».

    «Padre, la hora ha llegado; glorificaa tu Hijo, para que también tu Hijote glorifique a ti». Observen esta fra-se: «Te glorifique a ti». La palabra«glorifique», en este texto, significa

    «vestir de esplendor», realzar el bri-llo. No es una palabra muy simple.Es una palabra que tiene un conte-nido de gloria.

    «Glorifica a tu Hijo, para que tam-bién tu Hijo te glorifique a ti». Cuan-do miramos todo el escenario de lacrucifixión y muerte del Señor Jesús,¿cómo, humanamente, podemosencontrar gloria en ello? Allí, el Pa-dre quebrantó a su único Hijo ennuestro propio lugar.

    Allí fue donde el Hijo, por primeravez, se sintió desamparado. Él, quenunca vivió fuera de la comunióncon el Padre, en la cruz, se sintiósolo. «Dios mío, Dios mío, ¿por quéme has desamparado?». ¿Hemosextraído toda la fuerza de su oraciónen la cruz? ¿Cómo podríamos vergloria en una situación semejante?El Hijo tuvo que experimentar la so-ledad, para que tú y yo pudiésemosentrar en esta comunión. Esto no esalgo pequeño. Veamos, entonces,estas ocho frases.

    ObrObrObrObrObra consumadaa consumadaa consumadaa consumadaa consumada«Estas cosas habló Jesús, y levantan-do los ojos al cielo, dijo: Padre, lahora ha llegado; glorifica a tu Hijo,para que también tu Hijo te glorifi-que a ti» (17:1). Este primer «paraque» quebranta nuestro corazón.Cuando miramos la gloria de Dios enaquella cruz, solo por la obra del Hijo

  • 20 AGUAS VIVAS

    de Dios en la resurrección podría-mos ver toda su grandeza. Porque,de no ser por su resurrección y en-tronización, ¿qué gloria tendría?

    Por eso, cuando el Hijo ora: «Padre,glorifica a tu Hijo, para que tambiéntu Hijo te glorifique a ti», él estabaseguro de que toda su obra seríaconsumada cuando él estuviese anteel trono del Padre, porque allí, de-lante del Padre, él hace esta oración.Él tenía plena conciencia de que enél no había pecado, ninguna man-cha, nada que pudiese complicarlodelante del Padre en esta oración.Él estaba en completa libertad de-lante del Padre.

    Él llegó hasta aquella hora, sabien-do que los principados de este mun-do no pudieron vencerlo en su car-ne. Varias veces en este capítulo, éldice así: «Voy a ti». Él decía esta fra-se en plena confianza. Él sabía queni el pecado, ni el mundo, ni la muer-te, ni el mismo Satanás, podrían re-tenerlo. Y el Padre le resucitó, y élsubió al Padre.

    Existe un punto muy alto en estecapítulo, que él va a afirmar sobreeste asunto. En este primer punto,observen esto. La gloria de la cruci-fixión, la muerte, la resurrección yla entronización de Cristo Jesús, to-dos estos eventos, están contenidosen esta frase: «Padre, glorifica a tu

    Hijo, para que también tu Hijo te glo-rifique a ti».

    PPPPPararararara que sean unoa que sean unoa que sean unoa que sean unoa que sean uno«Y ya no estoy en el mundo, maséstos están en el mundo, y yo voy ati. Padre santo, a los que me hasdado, guárdalos en tu nombre, paraque sean uno, así como nosotros»(17:11). Aquí está el segundo «paraque». Esta frase indica propósito.

    Él ora para que nosotros seamosuno, como lo fueron siempre él y elPadre. Si tú y yo nos inclinamos anteesta frase a los pies del Señor, repu-diaremos con vehemencia cualquierforma de disensión que haya entrenosotros. Jesús ora para que noso-tros tengamos la misma comuniónque él siempre tuvo con el Padre yel Padre con él. La esencia de la co-munión es la vida de Dios. Siendoasí, cualquier forma de división ofen-de a Dios.

    El modelo de comunión que noso-tros debemos tener, no está basadoen el relacionamiento de los cristia-nos primitivos, ni siquiera en el mo-delo de comunión de Cristo y susapóstoles. Nuestro modelo de co-munión es el modelo que hay entreel Padre y el Hijo. El modelo de co-munión que precisamos vivir es elmodelo que siempre existió entre elPadre, el Hijo y el Espíritu Santo.

  • 21AGUAS VIVAS

    Si nosotros parásemos aquí, ahora,y reflexionásemos a los pies del Se-ñor sobre esta declaración, esto yasería suficiente para arrepentirnosde toda forma de disensión que hayaen nuestro corazón. Entonces, vean:«para que sean uno, así como noso-tros».

    Gozo cumplidoGozo cumplidoGozo cumplidoGozo cumplidoGozo cumplido«Pero ahora voy a ti; y hablo esto enel mundo, para que tengan mi gozocumplido en sí mismos» (17:13). Laclave para entender este punto estáen la frase: «Voy a ti». Si observa-mos también el versículo 11, el Se-ñor Jesús dice: «Yo voy a ti». En eltexto original, es una afirmación ab-soluta, una certeza plena.

    ¿Qué significa, en primer lugar: «Voya ti»? Primero, él dice: «Yo voy a ti...para que sean uno, así como noso-tros». Intente conectar estas frases.«Voy a ti... para que tengan mi gozocompleto».

    Creo que necesitamos ver una por-ción de la palabra para tener más luzsobre esto, en Hebreos capítulo 10,a partir del versículo 19. «Así que,hermanos, teniendo libertad paraentrar en el Lugar Santísimo por lasangre de Jesucristo...». El versículo19 inicia una sección dentro del ca-pítulo 10, que se cierra en el versí-culo 25. El versículo 19 dice que te-nemos entera libertad, una confian-

    za plena, para entrar en el Lugar San-tísimo. Este lugar nos habla del ta-bernáculo; es la sección del taber-náculo donde solo el sumo sacerdo-te entraba una sola vez al año. Sinembargo, el versículo 19 dice quetenemos completa libertad para en-trar.

    El término «entrar» nos muestra unaacción continua. Podemos entrar ypermanecer cuanto queramos. Aho-ra no necesitamos un evento paraentrar. Hubo un evento que nos ha-bilitó para entrar. Y aun más, tene-mos un sumo sacerdote sobre lacasa de Dios, que nos garantiza estaentrada.

    Veamos a continuación el versículo20. «...por el camino nuevo y vivoque él nos abrió a través del velo,esto es, de su carne, y teniendo ungran sacerdote sobre la casa deDios...». Observe esta frase, «tenien-do». Ahora, veamos el versículo 19,«teniendo libertad». Estas dos pala-bras hablan la misma cosa, nos ha-blan de una posesión y una garantíaque nadie nos puede quitar, porquequien garantiza esta posesión es elsumo sacerdote.

    AAAAAcceccecceccecceso garso garso garso garso garantantantantantizadoizadoizadoizadoizadoNosotros podemos entrar, porque élfue nuestro Precursor; él entró de-lante de nosotros, y nos abrió el ca-mino. Ahora tenemos un gran sumo

  • 22 AGUAS VIVAS

    sacerdote. Versículo 22: «Acerqué-monos con corazón sincero, en ple-na certidumbre de fe, purificados loscorazones de mala conciencia y la-vados los cuerpos con agua pura».Noten la frase, «plena certidumbre»,o «completa seguridad». Entonces,tenemos completa seguridad paraentrar.

    Si estudiamos esto con mucho cui-dado, vemos que, a pesar de nues-tras debilidades y flaquezas, a pesarde nuestras posibilidades de pecar,tenemos un sumo sacerdote. En pri-mer lugar, él fue nuestro Salvadorallá en la cruz, en el pasado. Sinembargo, ahora él está delante deDios, por nosotros, garantizando elacceso a este gran templo.

    Nosotros nos podemos acercar te-niendo una fe segura, teniendonuestros corazones purificados demalos pensamientos, y nuestroscuerpos regenerados y lavados porla Palabra.

    El versículo 23 dice: «Mantengamosfirme, sin fluctuar, la profesión denuestra esperanza». La palabra «es-peranza», aquí, es muy significativa.Nos habla de un gozo previo. Versí-culo 24: «Y considerémonos unos aotros para estimularnos al amor y alas buenas obras». La palabra «con-siderémonos», en el texto original,está así: «considerémonos con mu-cha atención unos a otros».

    CongrCongrCongrCongrCongregarnosegarnosegarnosegarnosegarnosDesde el versículo 19 hasta el 25, te-nemos, entonces, una sección. Hayun pensamiento divino revelado enestas palabras, «No dejando de con-gregarnos» (v. 25). La palabra «con-gregarnos» solo aparece dos vecesen el Nuevo Testamento. La prime-ra está en 2a Tes. 2:1: «En relación ala venida de nuestro Señor Jesucris-to, y nuestra reunión con él».

    La palabra «reunión» es la mismaque «congregar». De acuerdo a losprincipios de interpretación bíblica,la Biblia interpreta a la propia Biblia.La primera mención de esta palabratrae su real significado. Cuando He-breos dice: «No dejando de congre-garnos», el contexto impide quedemos otra interpretación que nosea lo que está escrito aquí. Lo quedice es que no dejemos de reunir-nos con el Señor.

    El versículo 19 dice que tenemostotal libertad para entrar en el Lu-gar Santísimo. ¿Y qué es lo que an-helamos encontrar en este templosantísimo? La comunión de nuestroSeñor, y la comunión unos con otros.

    Hay muchos puntos importantes enesta porción. Pero podemos sinteti-zarlo en estos dos versículos: Tene-mos libertad para entrar en el san-tuario que el Señor nos abrió, parareunirnos con él. Y, ¿cómo podemos

  • 23AGUAS VIVAS

    gran puerta a una comunión eterna.Todas las dificultades que tenemosde vivir esta comunión relacionalentre nosotros, es porque tenemosdificultades para entrar en ese san-tuario. No hemos entendido estenuevo y vivo camino, no nos hemosreunido con el Señor.

    Reunirnos con los hermanos es re-unirnos con el Señor; estar con loshermanos es estar con el Señor. Dis-frutar al Señor es disfrutar a los her-manos. Porque ahora hemos sidointroducidos no en una mera comu-nión de relacionamientos humanos,sino en una comunión eterna, unacomunión en un plano más elevado,cuyo valor no tenemos el derechode minimizar o de disminuir.

    El gozo del SeñorEl gozo del SeñorEl gozo del SeñorEl gozo del SeñorEl gozo del Señor«Pero ahora voy a ti; y hablo esto enel mundo, para que tengan mi gozocumplido en sí mismos» (v. 13).

    Una vez más, «para que...». Signifi-ca que el deseo de Cristo Jesús noes que nosotros tengamos nuestrogozo, sino Su gozo. Cuando nosotros

    Reunirnos con los hermanos eReunirnos con los hermanos eReunirnos con los hermanos eReunirnos con los hermanos eReunirnos con los hermanos es rs rs rs rs reunirnoseunirnoseunirnoseunirnoseunirnoscon el Señor; econ el Señor; econ el Señor; econ el Señor; econ el Señor; estststststar con los hermanos ear con los hermanos ear con los hermanos ear con los hermanos ear con los hermanos esssss

    eeeeestststststar con el Señor.ar con el Señor.ar con el Señor.ar con el Señor.ar con el Señor.

    tener una reunión con nuestro Se-ñor? ¿Cuántas veces nosotros can-tamos Maranatha? ¿Cuántas vecesle decimos al Señor: «Vuelve por tuiglesia, te anhelamos. Queremos tupresencia»? Hay una manera de ex-perimentar esto. Hay un gran gozoprevio que podemos tener ahora, esel que está escrito en el versículo 24.«Considerémonos unos a otros».

    ConsiderConsiderConsiderConsiderConsiderarnosarnosarnosarnosarnosLa primera vez que esta palabra apa-rece en Hebreos, en el versículo 3:1,dice que consideremos a este supre-mo apóstol que es nuestro SeñorJesús. Y la forma más práctica dehacerlo es considerarnos unos aotros. Si tú no consideras a tu her-mano, no importa cuánto cantes

    para el Señor, no importa cuánto di-gas que lo amas, tus palabras no tie-nen el menor sentido. Si nosotrosdecimos que amamos al Señor, laexpresión más fuerte y más prácti-ca de esto es cuando amamos a loshermanos.Volvamos a Juan capítulo 17. Nues-tro Señor fue al Padre, y nos abrió la

  • 24 AGUAS VIVAS

    perdemos la comunión, no perde-mos nuestra paz, sino la paz de Cris-to, que sobrepasa todo entendi-miento. Al perder la comunión, noperdemos nuestra alegría, sino la sa-tisfacción de Cristo, su gozo entrenosotros. Pero él ora aquí, para quetengamos su gozo completo.

    ¿Cómo es posible tener un gozocompleto? 1a Juan 1, a partir del ver-sículo 3, nos da su interpretación.«Lo que hemos visto y oído, eso osanunciamos, para que también vo-sotros tengáis comunión con noso-tros, y nuestra comunión verdade-ramente es con el Padre, y con suHijo Jesucristo. Estas cosas os escri-bimos, para que vuestro gozo seacumplido».

    CuatCuatCuatCuatCuatrrrrro puntoso puntoso puntoso puntoso puntosPrimeramente, Juan nos dice quetodo lo que ellos vieron, oyeron ypredicaron, tiene como propósito lacomunión. Sabemos que aquí Juanle está hablando a la iglesia. Esta esuna carta apostólica a las iglesias. Élhace una declaración impresionan-te. Todo lo que vimos, oímos y pre-dicamos, es para que tengamos co-munión. Y lo más interesante es queél va a definir esta comunión, queesta comunión verdaderamente escon el Padre y con su Hijo.

    En segundo término, la comunión noes una propiedad exclusiva de la igle-

    sia, sino una propiedad exclusiva-mente divina. Nuestra comunión notiene nada que ver con nuestras afi-nidades y pensamientos. Es muchomás que eso. No se limita a nues-tros pensamientos doctrinales; ellatraspasa todo eso. Tú puedes cami-nar con un hermano que no piensacomo tú, que tenga incluso diferen-cias contigo. Y tú puedes disfrutarcon él una rica comunión divina.

    En tercer lugar, Juan dice que nues-tra comunión es con el Padre y consu Hijo. Entonces, aquí tenemos untercer punto. Cuando yo tengo unproblema con un hermano, cuandoyo ofendo a mi hermano, entonces,de hecho, estoy ofendiendo a Dios,porque nuestra comunión verdade-ramente es con el Padre y con suHijo. Cuando yo estoy dividido de mihermano, inevitablemente, estoydividido del Padre y del Hijo.

    Y un cuarto punto que Juan colocaaquí es: «Estas cosas os escribi-mos...». Él está escribiendo sobre lanaturaleza y el carácter de esta co-munión, comunión que es fruto deaquello que ellos vieron, oyeron ypredicaron a la iglesia. «Estas cosasos escribimos para que vuestro gozosea cumplido».

    Ser eSer eSer eSer eSer ese jarse jarse jarse jarse jardíndíndíndíndín¿Cuándo es posible tener el gozocompleto? Recuerden Juan 17:13.

  • 25AGUAS VIVAS

    «Para que tengan mi gozo». ¿Y cuáles el gozo del Señor? Es cuando no-sotros estamos disfrutando de suplena comunión. Necesitamos serese jardín donde el Señor se sientaplenamente agradado. Si anhelamostener un buen aroma de Cristo, esteprincipio es fundamental.

    Si anhelamos ser, para este mundo,una carta viva del amor de Cristo,entonces el mundo debería percibirla comunión eterna en nuestro vivir.Nuestra comunión debe ser la basede nuestra predicación. ¡Cuánto nosconfronta esto! ¡Cuánto nos hablaDios sobre esto!

    Cuántas dificultades tenemos noso-tros con nuestras esposas o esposos.Es aquí donde comienza la comu-nión. No podemos limitar la comu-nión a la mesa del Señor, a las re-uniones de la iglesia. El primer as-pecto de ella está en tu hogar. Allícomienza tu vida de amor, de per-dón, allí comienza el camino de lacruz. Toda la obra de la cruz comien-za a desarrollarse a partir de losrelacionamientos más próximos. Allínuestro ego será quebrantado.

    No podemos ser cristianos que usanmáscaras. Queremos la comuniónde la iglesia, pero estamos fracasan-do en la comunión en nuestro ma-trimonio. Nuestra realidad de re-unión de iglesia tiene que tener un

    fuerte reflejo de aquello que vivocon las personas que están más cer-canas a mí. Y esto incluye esposo,esposa, hijos.

    No impidamos que el Señor tenga sugozo entre nosotros. Batallemospara tener este gozo completo en-tre nosotros. Solo en la iglesia po-demos tener la realidad de los cie-los en la tierra, solo en la vida deiglesia podemos disfrutar de estarealidad celestial.

    SantSantSantSantSantificados en la verificados en la verificados en la verificados en la verificados en la verdaddaddaddaddad«Y por ellos yo me santifico a mí mis-mo, para que también ellos seansantificados en la verdad» (17:19).La primera parte del texto es la cla-ve para interpretar este punto de laoración del Señor. «Por ellos yo mesantifico a mí mismo». ¡Cuán rica esesta frase!

    En Hechos capítulo 2:22, se declaraque nuestro Señor Jesús es el varónaprobado por Dios. Él fue y es el va-rón aprobado por Dios. Otro textoque nos ayuda a entender esta de-claración está en Hebreos 4:15: «(Él)fue tentado en todo según nuestrasemejanza, pero sin pecado». Nece-sitamos juntar estos dos textos, paracomprender la fuerza de estas pala-bras de nuestro Señor.

    Él dice que fue por nosotros que élse santificó. Debemos ver esto con

  • 26 AGUAS VIVAS

    extremo celo y temor. Él no consi-deró su propia vida. Él fue tentadoen todas las cosas, y buscó en todoser aprobado. Lo que él tenía en vis-ta era a ti y a mí. Él se santificó pornuestra causa. Él se santificó paraque un día nos pudiera tener eter-namente. Es lo que Pablo dice enEfesios 5:25. «Maridos, amad avuestras mujeres, así como Cristoamó a la iglesia, y se entregó a símismo por ella».

    Él se dio por ella. Vean cómo Pablotoca este asunto en el punto másalto del propósito eterno de Dios ennuestra salvación. Él se dio total-mente por ella. «Por ellos yo me san-tifico a mí mismo». Todas sus bata-llas en la carne nos tenían en vista anosotros. ¿Entendemos esto? Éldice, de sus ovejas, en Juan 10, «MiPadre que me las dio».

    Y allí en Hebreos capítulo 12, dice:«Por el gozo puesto delante de él,sufrió la cruz», o «Por causa de laalegría que le estaba propuesta».Posiblemente encontramos aquí laclave para entender esta declaraciónde Hebreos.

    «Por el gozo puesto delante de él».Esto es muy impresionante. Él sesantificó por nosotros, para sernuestra vida, para ser nuestro gozo,para ser nuestra santidad, nuestrajusticia, nuestra comunión, nuestro

    todo. En él no había el menor indi-cio de pecado. ¡Esto es muy precio-so! «Por ellos yo me santifico a mímismo, para que también ellos seansantificados en la verdad».

    ContContContContContrrrrraste con el maste con el maste con el maste con el maste con el mundoundoundoundoundoAl estudiar el capítulo 17 del evan-gelio de Juan, vemos que el Señorse refiere trece veces al mundo. Enel aspecto espiritual, sabemos queel mundo es una entidad. Y el Señornos muestra algo claro respecto almundo aquí. Versículo 11: «Y ya noestoy en el mundo; mas éstos estánen el mundo».

    Observen que el mundo tiene unpoder destructor. Versículo 14: «Yoles he dado tu palabra; y el mundolos aborreció, porque no son delmundo, como tampoco yo soy delmundo». Versículo 15: «No ruegoque los quites del mundo, sino quelos guardes del mal».

    Veamos el versículo 11, de nuevo,solo para acotar un detalle. Cuandonuestro Señor dice: «Y ya no estoyen el mundo; mas éstos están en elmundo, y yo voy a ti, Padre santo...guárdalos en tu nombre», esta fra-se es muy importante. Cuatro vecesen este capítulo, él hace referenciaal nombre de Dios, diciendo «tunombre». Entonces, tenemos quever algo muy importante aquí.

  • 27AGUAS VIVAS

    Según este pasaje, el mundo, comoentidad espiritual, pretende operardos cosas terribles contra la iglesiadel Señor: sacar a la iglesia de deba-jo del nombre del Señor, y destruirnuestra santidad. Es decir, de mane-ra maligna, el propósito del mundoes destruir nuestra santidad y nues-tra unidad. Por eso, el Señor ruega:«Guárdalos del mal».

    Hay dos formas de pensar sobre lafrase: «el mal». Si pensamos demanera generalizada, comprendetodo lo que es corrupto y corrosivofrente a Dios. Mas, si miramos demanera estricta este capítulo, pode-mos ver aquí que el propósito delmundo es destruir tanto nuestrasantidad como nuestra unidad.

    «Santifícalos en tu verdad; tu pala-bra es verdad» (v. 17). El términopalabra, aquí, es el mismo de Juan1:1 y 1:14, logos. En estos dos ver-sículos vemos que «la Palabra eracon Dios y la Palabra era Dios», y laPalabra «vino ... y habitó entre no-sotros». Esta Palabra, que era Dios,que habitó con Dios, es la palabraque nos santifica, la cual expresa laíntima comunión del Padre con elHijo, la palabra que nos une.

    A medida que el mundo nos va con-sumiendo, vamos perdiendo el de-seo por la santidad, y esto trae comoconsecuencia la falta de unidad. Estoes triste, porque esta falta de uni-

    dad no es simplemente un proble-ma de relacionamiento, sino de car-nalidad. Que el Señor nos guarde,que su palabra hoy opere podero-samente en nuestras vidas.

    CuatCuatCuatCuatCuatrrrrro to to to to tipipipipipos de unidados de unidados de unidados de unidados de unidadVamos al quinto punto de la oraciónde nuestro Señor. «La gloria que mediste, yo les he dado, para que seanuno, así como nosotros somos uno»(17:22). Vemos aquí el propósito porel cual él nos ha dado su gloria. Aúnno hemos entrado en la plenitud deesta gloria; pero lo más triste es quepodemos estar perdiendo mucho deella, por no comprender el verdade-ro valor de nuestra vida de unidad.

    Bíblicamente, podemos decir queexisten cuatro tipos de unidad. Pri-mero, la Biblia enfatiza la unidad dela Trinidad, la unidad eterna e ines-crutable que existe entre las trespersonas de la Trinidad. Son trespersonas, pero son un solo Dios. Unasustancia eterna constituida de trespersonas.

    La segunda unidad en la Escrituracorresponde a las dos naturalezas denuestro Señor Jesús, como perfectoHombre y perfecto Dios. Es una na-turaleza humana y una naturalezadivina, no dos naturalezas mezcla-das, sino dos naturalezas distintas,no separadas, sino unidas en unasola persona.

  • 28 AGUAS VIVAS

    La tercera unidad que subraya la Bi-blia es la unidad entre Cristo y suiglesia. En el capítulo 14 del evan-gelio de Juan, vean los versículos 18y 20. «No os dejaré huérfanos; ven-dré a vosotros ... En aquel día voso-tros conoceréis que yo estoy en miPadre, y vosotros en mí, y yo en vo-sotros». Esta es la tercera unidadque enfatiza la Biblia. «Cristo en vo-sotros, la esperanza de gloria».

    La cuarta unidad es la iglesia, la uni-dad del cuerpo de Cristo. No pode-mos pensar en la unidad del cuerpode Cristo sin esos tres maravillososejemplos en la palabra de Dios.

    Unidad y amUnidad y amUnidad y amUnidad y amUnidad y amororororor«Yo en ellos, y tú en mí, para quesean perfectos en unidad, para queel mundo conozca que tú me envias-te, y que los has amado a ellos comotambién a mí me has amado»(17:23).

    Aquí tenemos dos grandes temas.Toda división de la iglesia es una con-tradicción al evangelio de Cristo. Elmayor escándalo al evangelio deCristo Jesús son las divisiones. Lascontiendas y disensiones que hay enmedio del pueblo de Dios son ver-güenza para el evangelio. Y después,nuestro Señor dice, complementan-do el sexto punto: «Los has amadoa ellos como también a mí me hasamado» (17:23).

    ¿Cómo es posible que Dios ame apersonas como nosotros de la mis-ma manera en que ama a su Hijo?¿Cómo entender este amor? Noso-tros estábamos muertos en pecados,andábamos según la corriente deeste mundo. Éramos hijos de ira, noéramos hijos del amor. El Señor Je-sús era el Hijo de su amor. El Padrelo amó eternamente. Es el Hijo quenunca le causó alguna tristeza, quesiempre vivió honrándolo. No asínosotros.

    En muchas situaciones, nosotroshemos sido una vergüenza paraDios. Pero nuestro Señor Jesús aquíora para que podamos tomar de unamanera definitiva este amor. Aun-que nos sea difícil comprender laplenitud de este amor, debemosaceptar que somos amados así comoel Señor Jesús es amado por el Pa-dre. Esta realidad de comunión nosdeja sin palabras. Esta oración arre-bata nuestro corazón. Que el Señornos ayude a ver la belleza de todoesto.

    Un camino de gloriaUn camino de gloriaUn camino de gloriaUn camino de gloriaUn camino de gloriaUn último punto, en el versículo 24.«Padre, aquellos que me has dado,quiero que donde yo estoy, tambiénellos estén conmigo, para que veanmi gloria que me has dado; porqueme has amado desde antes de la fun-dación del mundo».

  • 29AGUAS VIVAS

    «Para que vean mi gloria». La clavepara interpretar esto está en la pri-mera parte del versículo. «Padre,aquellos que me has dado, quieroque donde yo estoy, también ellosestén conmigo».

    ¿Dónde está el Hijo? ¿Dónde estu-vo siempre? El evangelio de Juan nosayuda a entenderlo: «A Dios nadiele vio jamás; el unigénito Hijo, queestá en el seno del Padre, él le hadado a conocer» (1:18). «Y si mefuere y os preparare lugar, vendréotra vez, y os tomaré a mí mismo,para que donde yo estoy, vosotrostambién estéis» (14:3).

    ¿Cómo nosotros podemos disfrutarde esta gloria? Si la viésemos en suplenitud, seríamos consumidos.Pero, gracias a Dios, podemos con-templar esta gloria, y hacerlo con lacerteza de saber que nosotros yaestamos dónde él está. Aunque nola hayamos disfrutado plenamente,sabemos que somos su iglesia, so-mos su novia, somos su cuerpo.

    Hay un camino abierto ante noso-tros hasta el trono, hasta el santua-

    rio celestial. Podemos entrar, pode-mos disfrutar, vivir y comprendercon todos los santos las grandezas,las maravillas, las bellezas, las glo-rias, de Cristo. Y todo eso es posi-ble. Él dice: «Donde yo estoy, queellos también estén conmigo».

    Un día, veremos la gloria de todaslas glorias. Hoy podremos contem-plarla en nuestro espíritu y podemossentir un poco de ella en esta dulcecomunión; mas un día viviremos esoen plenitud. Todo lo que se relacio-na con la vida de iglesia, con rela-ción a toda la eternidad, nuestroSeñor Jesús ya lo colocó delante delPadre. Y con certeza absoluta, el Pa-dre ya le respondió.

    Entonces, tenemos que ver que estetal vez sea el mayor de los capítulosconcernientes a la vida eterna de laiglesia, y también a la realidad prác-tica de nuestro vivir.

    Que Dios nos bendiga. Que esta pa-labra nos continúe edificando, paragloria de Cristo Jesús. Amén.

    Transcripción de un mensaje oral impartidoen Rucacura (Chile), en enero de 2016.

    Otra esferaNosotros pertenecemos por completo a otra esfera. Hemos muerto,

    y nuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Somos como un árbolque tiene sus raíces en el cielo y sus ramas acá abajo. Sin duda, nuestrasramas son estremecidas por la atmósfera aquí, pero nada puede tocarlas raíces allá arriba.

    J.B. Stoney

  • 30 AGUAS VIVAS

    TEMA DE PORTADA

    En la carta a los Efesios, el apóstol Pablo exponesu entendimiento acerca de la visión celestialen el propósito de Dios. Hoy, nosotros necesita-mos entender un poco más acerca de aquel mis-terio eterno de Dios en Cristo Jesús, misterio quegobierna todos los tratos de Dios con el hombrey con la iglesia del Señor.

    «Yo, pues, preso en el Señor». Literalmente, Pa-blo estaba preso en Roma. En esas condiciones,él escribió esta carta, tal vez su escrito más pro-fundo, cuyo gran tema es la iglesia, su propósi-to, su naturaleza, su edificación y su gloria.

    La epístola puede ser dividida en dos partes. Laprimera registra la revelación que Pablo recibiócon respecto a la iglesia en el plan eterno deDios. La segunda parte es la aplicación de aque-llo que se describe en la primera; por eso, estasección comienza con la expresión: «Yo, pues ...os ruego». Este «pues» es fundamental para en-tender el pensamiento del autor; es un gran re-

    Visión y vocaciónNuestra comunión es el vínculo espiritual que permite ala vida de Cristo fluir y ser formada en nosotros.

    Rodrigo Abarca

    Yo pues, preso en el Señor, os ruego que an-déis como es digno de la vocación con quefuisteis llamados".

    – Efesios 4:1.

  • 31AGUAS VIVAS

    sumen, la conclusión lógica, deaquello que él habló hasta ese mo-mento.

    «Os ruego que andéis como es dig-no de la vocación con que fuisteis lla-mados». El gran asunto de la prime-ra parte podría ser descrito como «lavocación con que fuimos llamados».El inicio de la carta habla de la voca-ción celestial; la segunda parte nosenseña cómo andar; es decir, cómonuestra conducta podrá expresar demanera digna lo que nosotros somosrespecto de esa vocación.

    PPPPPrisionerrisionerrisionerrisionerrisionero de Cristoo de Cristoo de Cristoo de Cristoo de Cristo«Preso en el Señor». ¿Qué sucediócon aquel fariseo celoso que perse-guía a los discípulos? ¿Cómo, aquelque odiaba tanto a la iglesia, llegó aser el gran apóstol que conocemoshoy? En Hechos 26:12-18, él relataal rey Agripa su conversión. En el ca-mino a Damasco, ante la visión deCristo, Saulo cayó en tierra, cegadopor una luz cuya gloria era mayorque la del sol de mediodía. Aquellaluz, la revelación de la gloria del Se-ñor, golpeó su corazón.

    Las primeras palabras de Saulo fue-ron: «¿Quién eres, Señor?». Los ju-díos solo aplicaban la expresión «Se-ñor» a Dios. En ese reconocimiento,en ese momento decisivo en la vidadel apóstol, él se tornó un prisione-ro de Cristo. Saulo no es prisionero

    de César. Él está en cadenas bajo elpoder romano; pero él no dice serpreso del imperio, sino de Cristo.¿Por qué? Porque él fue vencido porCristo. Ese día, aquel hombre violen-to, arrogante, lleno de justicia y sa-biduría propia, murió, y se levantóotro hombre totalmente diferente.

    «Pablo, prisionero de Cristo». Defi-nitivamente, él fue cautivado porCristo, se volvió un esclavo de amor.¿Por qué esclavo de amor? En el An-tiguo Testamento, cuando un israe-lita se empobrecía, podía vendersea sí mismo como esclavo. Si hacíaeso, solo tenía oportunidad de salirlibre después de siete años. Pero sia él realmente le gustaba la vida conaquel amo, podía permanecer comoesclavo suyo para siempre. Pero yano era más un esclavo obligado. Siél permitía que su oreja fuese per-forada, él sería para siempre un es-clavo voluntario, un esclavo de amor.

    La visión de Cristo y la igleLa visión de Cristo y la igleLa visión de Cristo y la igleLa visión de Cristo y la igleLa visión de Cristo y la iglesiasiasiasiasia«Por lo cual, oh rey Agripa, no fui re-belde a la visión celestial» (Hechos26:19). Es la visión suprema que cau-tivó el corazón, la voluntad y la vidaentera de Pablo, y lo hizo prisionerode Jesucristo. Esta visión está cons-tituida por dos grandes elementos.El primero está en Hechos 26:14. «Yhabiendo caído todos nosotros entierra, oí una voz que me hablaba, y

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    decía en lengua hebrea: Saulo,Saulo, ¿por qué me persigues? Duracosa te es dar coces contra el agui-jón. Yo entonces dije: ¿Quién eres,Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús,a quien tú persigues».

    Cuando el Señor se revela a Pablo,éste recibe la visión que luego ex-presa de manera magistral en sucarta a los efesios. La primera partede la visión es: «Yo soy Jesús». Sauloperseguía al Señor de gloria, a aquelque dijo a Moisés: «Yo soy el quesoy». ¡Es Dios encarnado, el Mesíasesperado! La visión de Cristo, su su-premacía y centralidad en los planesde Dios, la imagen misma del Dioseterno. Saulo cae postrado ante lagloria de Cristo.

    La segunda parte de la visión es: «Yosoy Jesús... a quien tú persigues».El Señor está diciendo: «Cuando túpersigues a los que son míos, a míme persigues; cuando los tocas aellos, a mí me tocas», revelando aSaulo el misterio de Dios: que Cristoy la iglesia son una sola realidad.Pablo mencionará después aquellavisión de Cristo y la iglesia como «unsolo y nuevo hombre». Lógicamen-te, en ese momento, él no entendiótodo su significado. Le tomaría mu-cho tiempo comprenderlo plena-mente. Pero una cosa es cierta: ellacautivó su vida, y él vivió para servira esa visión.

    Ahora, la visión de Pablo no es sim-plemente una visión particular de élo para él: es la visión que gobiernatodos los tratos de Dios con los hom-bres. Es la misma visión que todosmanifiestan en la Escritura, desdediferentes ángulos.

    La igleLa igleLa igleLa igleLa iglesia, exprsia, exprsia, exprsia, exprsia, expreeeeesión de la visiónsión de la visiónsión de la visiónsión de la visiónsión de la visióncelecelecelecelecelestststststialialialialial«Yo pues, preso en el Señor, os rue-go que andéis como es digno de lavocación con que fuisteis llamados»(Ef. 4:1). Pablo dice que debemos seren la tierra la expresión de esa vi-sión celestial. Cuando ella llega anosotros, se vuelve nuestra voca-ción. La vocación significa vivir porla visión; ella nos habla de la esen-cia de la iglesia.

    La palabra griega ekklesia significa«aquellos que son llamados fuera».Este término era usado por los anti-guos griegos. Las ciudades griegaseran autónomas, tenían su propiogobierno, en el cual participabantodos los ciudadanos. Cuando eranecesario tratar asuntos de bien co-mún, ellos eran convocados a unareunión pública, a la cual todos acu-dían dejando sus labores particula-res. Aquella asamblea pública erallamada ekklesia.

    En Éfeso, durante aquel tumulto porcausa de los plateros que reclama-ban la pérdida de sus ganancias a

  • 33AGUAS VIVAS

    El llamamiento de Dios eEl llamamiento de Dios eEl llamamiento de Dios eEl llamamiento de Dios eEl llamamiento de Dios es plurs plurs plurs plurs plural; no puedeal; no puedeal; no puedeal; no puedeal; no puedeser deser deser deser deser desarrsarrsarrsarrsarrollado en follado en follado en follado en follado en forma individual. Nece-orma individual. Nece-orma individual. Nece-orma individual. Nece-orma individual. Nece-

    sisisisisitttttamamamamamos los unos de los otos los unos de los otos los unos de los otos los unos de los otos los unos de los otrrrrros.os.os.os.os.

    causa de la predicación del evange-lio, Hechos 19:41 dice: «Y habiendodicho esto, despidió la asamblea».

    Es interesante que la palabra tradu-cida como asamblea es ekklesia.Esta palabra usó el Espíritu Santopara referirse a nosotros – la iglesia,los llamados a salir.

    tenemos ese derecho. La iglesia esla asamblea que él llamó, que Cristoganó con su sangre, para desarrollaren ella Su propósito.

    PPPPPrrrrropósiopósiopósiopósiopósitos de la visióntos de la visióntos de la visióntos de la visióntos de la visión«Que andéis como es digno...». Te-nemos que acomodarnos a la visión

    Llamados a salir, no solo de los asun-tos privados, sino del mundo y delpoder del pecado, «de las tinieblasa la luz, y de la potestad de Satanása Dios», para venir a Cristo, el cen-tro del propósito de Dios. Esa es laasamblea que convoca el Señor,aquellos que él llama para sí, paraque sean de él, y para que juntos conél realicen los propósitos de Dios.

    Entendiendo esto, conviene hacer-se algunas preguntas vitales: ¿Quésignifica la iglesia? ¿Podemos hacerde la ella lo que nosotros queramos?¿Podremos edificarla de la maneraque a nosotros nos parezca bien?¿Será la iglesia algo que nosotrospodemos construir, edificar o esta-blecer a nuestra manera?

    Siendo la iglesia la expresión del pro-pósito eterno de Dios, sin duda, no

    celestial, y andar en este mundo ex-presando el propósito de nuestraexistencia. ¿Qué significa la iglesia?¿Para qué fuimos salvos? ¿Para quéel Señor nos compró a tan grandeprecio? ¿Por qué él nos amó de talmanera? Esto es lo que Pablo estárespondiendo en esta carta.

    Pablo nos mostrará el propósito di-vino, en tres grandes aspectos quehablan de lo mismo, pero desdepuntos de vista complementarios.Ellos definen lo que somos, y la ra-zón de nuestra existencia y de nues-tro llamamiento como iglesia.

    El primero de esos tres aspectos bá-sicos está en Efesios 1:3: «Benditosea el Dios y Padre de nuestro SeñorJesucristo, que nos bendijo con todabendición espiritual en los lugarescelestiales en Cristo».

  • 34 AGUAS VIVAS

    A diferencia de Romanos, que se ini-cia con la condición del hombre caí-do y de ahí comienza a elevarnoshasta la gloria, en Efesios todo co-mienza en los cielos, antes que elhombre existiera y cayera en peca-do. Aquí tenemos el propósito eter-no, aquello que Dios se propuso an-tes de la fundación del mundo, larazón por la cual él creó el mundo ycreó al hombre sobre la tierra.

    Aquellos planes estaban escondidosdesde antes de la fundación delmundo, y no fueron revelados sinohasta este momento, a los santos,por el Espíritu Santo. Esos pensa-mientos eternos parten en el cora-zón de Dios, y de allí descienden ala tierra, en la visión del apóstol.Todo comienza con «el Dios y Padrede nuestro Señor Jesucristo, que nosbendijo con toda bendición espiritualen los lugares celestiales en Cristo».

    Pablo nos dice que, antes de empe-zar a desarrollar su propósito eter-no, Dios hizo lo mismo que nosotrosharíamos si tuviésemos un gran pro-yecto. Si tú vas a hacer un gran pro-yecto, por ejemplo, construir unacasa, lo primero que harás será cal-cular el costo; luego, reunir los re-cursos necesarios, antes de empe-zar la construcción.

    Y Dios, que es el mayor de los admi-nistradores, en la eternidad, conci-

    bió en su corazón un plan eterno. Y,para realizarlo, la Escritura dice queél providenció, en Cristo, antes deltiempo, todos los recursos necesa-rios respecto de la iglesia. Por eso,dice «que nos bendijo con toda ben-dición espiritual en los lugares celes-tiales en Cristo».

    A menudo, nosotros pedimos a Diosque nos bendiga en alguna situaciónparticular de nuestra vida. Pero laEscritura dice que Dios, que conocetodas las cosas de antemano, ya pro-veyó en Cristo Jesús todo lo necesa-rio para el desarrollo y el cumpli-miento de su propósito.

    NueNueNueNueNuestststststrrrrra va va va va vocación celeocación celeocación celeocación celeocación celeststststst ialialialialial«...según nos escogió en él antes dela fundación del mundo, para quefuésemos santos y sin mancha de-lante de él, en amor habiéndonospredestinado para ser adoptadoshijos suyos por medio de Jesucristo,según el puro afecto de su voluntad»(Ef. 1:4-5).

    Recuerden, el gran asunto de la car-ta es nuestra vocación celestial, elpropósito por el cual Dios llamó a laiglesia. Necesitamos entender clara-mente esto para interpretar bieneste pasaje. Dios nos bendijo, nosescogió, nos predestinó. Todos estosverbos están en plural. Lo que Pa-blo tiene en mente, no es a cada unode nosotros como individuos, sino a

  • 35AGUAS VIVAS

    la iglesia como un todo, la cual cons-tituye el gran asunto de su carta. In-tentemos, entonces, entender elpropósito eterno de Dios, porquepredestinar significa asignar un des-tino de antemano.

    «...habiéndonos predestinado paraser adoptados hijos suyos por me-dio de Jesucristo». Dios nos predes-tinó para él. He aquí el primer granelemento de nuestra vocación celes-tial. Fuimos predestinados para re-cibir la adopción de hijos. El térmi-no aquí traducido como «adoptadoshijos» es huiothesía, y es vital paraentender nuestra vocación celestial.

    La Huiothesía era una ceremonia dela antigüedad, en la cual un niño eradeclarado adulto. Los griegos usa-ban dos palabras para referirse a loshijos. La primera es teknós, y la otraes huiós. Ambas palabras aparecenen la Escritura, pero son distintas.Teknós nos habla de un niño peque-ño, que aún está siendo formadopara la vida adulta, bajo la autoridady formación de sus padres.

    Ahora tenemos algo muy interesan-te. Prácticamente, la mayoría de lasveces que la Escritura se refiere anosotros como hijos de Dios, se usala palabra teknós.

    Por ejemplo, en Juan 1:12: «Mas atodos los que le recibieron, a los quecreen en su nombre, les dio potes-

    tad de ser hechos hijos de Dios».Todos los que creyeron y recibieronal Señor Jesús, recibieron el poderde ser hechos hijos de Dios. Aquí seusa la expresión teknós, hijos peque-ños, de Dios.

    Porque el sentido es que él nos diola vida suya, para que nos convirtié-semos en sus hijos, engendrados porél, para que, a través de un procesode maduración, llegásemos a ser hi-jos maduros. Esta palabra significahijos que tienen la naturaleza delPadre, y que tienen la capacidad dellegar a ser hijos maduros.

    La segunda palabra, huiós, se usasiempre que se habla del Señor Je-sús como Hijo, porque él es el Hijode Dios maduro, el Hijo que reflejade manera perfecta la imagen, elcarácter y la gloria de su Padre. «Por-que a los que antes conoció, tambiénlos predestinó para que fuesen he-chos conformes a la imagen de suHijo, para que él sea el primogénitoentre muchos hermanos» (Rom.8:29).

    Aspecto práctAspecto práctAspecto práctAspecto práctAspecto práctico de la vico de la vico de la vico de la vico de la vocaciónocaciónocaciónocaciónocaciónOtro aspecto. Si nuestra vocacióncelestial es ser hijos de Dios confor-mados a imagen de su Hijo, ¿qué sig-nifica eso en el sentido práctico?¿Qué significa andar como hijos deDios? En la primera parte de Efesios,capítulos 1 al 3, la palabra más im-

  • 36 AGUAS VIVAS

    portante es lo que somos en Cristo.En la segunda parte, desde el capí-tulo 4, la palabra clave es andar, esdecir, lo que nosotros hacemos enrespuesta a la visión celestial.

    «Sed, pues, imitadores de Dios comohijos amados» (Ef. 5:1). El rasgo prin-cipal de los hijos de Dios es ser comosu Hijo. «Y andad en amor, comotambién Cristo nos amó, y se entre-gó a sí mismo por nosotros, ofrenday sacrificio a Dios en olor fragante»(5:2). Cristo, el Hijo maduro de Dios,es el modelo, aquel a cuya imagenseremos formados.

    Esto no significa que cada uno denosotros trate, por sí solo, de sersemejante a Cristo. No. El llama-miento de Dios es plural; no puedeser desarrollado en forma individual.Necesitamos los unos de los otros.

    Andando comAndando comAndando comAndando comAndando como hijos de Dioso hijos de Dioso hijos de Dioso hijos de Dioso hijos de DiosPara ser transformados, debemosandar en amor, como hijos de Dios.¿Cómo podría ser esto, si no tuvié-ramos a quién amar? Nosotros so-mos expresión del carácter eternode Dios, y cuando vemos a Dios alláen la eternidad, en su intimidad ha-llamos que él es un Dios trino. Sontres personas que se aman eterna-mente entre sí. Dios es amor, por-que es un Dios en tres personas. Paraque haya amor, debe existir aquelque ama y aquel que es amado.

    El Padre ama al Hijo y el Hijo ama alPadre, y el Espíritu Santo es la ex-presión de ese amor eterno del Pa-dre y del Hijo. Entonces, tenemosalgo similar a una preciosa familia,donde el Padre, el Hijo y el Espíritucomparten ese amor eternamente.Y nosotros fuimos llamados a serparte de esa familia, a participar deese mismo amor.Ser hijos de Dios, llegar a ser comoCristo, significa llegar a amar comoCristo, a participar de su amor. Es poreso que el Señor Jesús, cuando re-úne a sus discípulos en la últimacena, les dice: «Un mandamientonuevo os doy: Que os améis unos aotros; como yo os he amado, quetambién os améis unos a otros»(Juan 13:34). Este es el gran man-damiento del Señor.¿Cómo nos amó el Señor? Él «seentregó a sí mismo por nosotros,ofrenda y sacrificio a Dios en olorfragante». Amar es andar como élanduvo.Juan, al describir la naturaleza esen-cial de la iglesia, dice: «Lo que eradesde el principio, lo que hemosoído, lo que hemos visto con nues-tros ojos, lo que hemos contempla-do, y palparon nuestras manos to-cante al Verbo de vida». Esta fue laexperiencia de los apóstoles con Je-sús, pues allí realmente comenzó laiglesia.

  • 37AGUAS VIVAS

    La vida de comLa vida de comLa vida de comLa vida de comLa vida de comuniónuniónuniónuniónuniónCuando Jesús llamó a aquellos hom-bres para vivir con él durante tresaños y medio, estableció el princi-pio de la iglesia. Aquello que vivie-ron juntos sería el modelo de lo quevendría después. De alguna mane-ra, el Señor vivió con ellos la vida deiglesia, antes de Pentecostés.

    «Lo que hemos visto y oído, eso osanunciamos, para que también vo-sotros tengáis comunión con noso-tros; y nuestra comunión verdade-ramente es con el Padre, y con suHijo Jesucristo» (v. 3).

    Si de alguna forma pudiésemos des-cribir la esencia de la vida de igle-sia, podríamos decir que su esenciaes la vida de comunión. En esa co-munión de los unos con los otros, enverdad, estamos teniendo comunióncon el Padre y con su Hijo Jesucris-to.

    Nuestra comunión es parte esencialde lo que somos para Dios. Los vín-culos que Juan menciona no son co-sas meramente humanas; son elfundamento de todo lo que Diosquiere desarrollar entre nosotros.Por eso, La vida de comunión no esuna mera relación natural o social.Nuestros lazos son vínculos espiri-tuales de amor y comunión divina,que surgen de la comunión del Pa-dre y del Hijo con nosotros.

    «¡Mirad cuán bueno y cuán delicio-so es habitar los hermanos juntos enarmonía! Es como el buen óleo so-bre la cabeza, el cual desciende so-bre la