foucault, guía de preguntas y demás

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-Crítica normativa vs. Crítica genealógica. -Actitud realizativa vs. Actitud objetivante. -La noción de racionalidad. -La noción de método. Guía de preguntas sobre “El orden del discurso” (M. Foucault) 1. Establezca y describa los tres procedimientos para el control y delimitación de los discursos: los de exclusión, los internos y las condiciones de utilización/sumisión del discurso. 2. Explique las tres tareas que propone Foucault ante los procedimientos de control y delimitación de los discursos 3. ¿Cuáles son las exigencias de métodos que requieren aquellas tareas? Descríbalas. 4. ¿Cuáles son las nociones que según Foucault “deben servir de principio regulador del análisis”? 5. Foucault sostiene que propone su análisis de acuerdo a dos conjuntos: crítico y genealógico. Explique cada uno. HIPÓTESIS (p. 14): En toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad.

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Guía de preguntas sobre "El orden del Discurso" de Michel Foucault

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-Crtica normativa vs. Crtica genealgica.-Actitud realizativa vs. Actitud objetivante.-La nocin de racionalidad.-La nocin de mtodo.

Gua de preguntas sobreEl orden del discurso (M. Foucault)1. Establezca y describa los tres procedimientos para el control y delimitacin de los discursos: los de exclusin, los internos y las condiciones de utilizacin/sumisin del discurso.2. Explique las tres tareas que propone Foucault ante los procedimientos de control y delimitacin de los discursos3. Cules son las exigencias de mtodos que requieren aquellas tareas? Descrbalas.4. Cules son las nociones que segn Foucault deben servir de principio regulador del anlisis?5. Foucault sostiene que propone su anlisis de acuerdo a dos conjuntos: crtico y genealgico. Explique cada uno.

HIPTESIS (p. 14): En toda sociedad la produccin del discurso est a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto nmero de procedimientos que tienen por funcin conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad.

1.Tres procedimientos para el control y delimitacin de los discursos:A. Procedimientos de exclusin: Se ejercen en cierta manera desde el exterior; funcionan como sistemas de exclusin; conciernen sin duda a la parte del discurso que pone en juego el poder y el deseo.A.1. Lo prohibido. Tab del objeto, ritual de la circunstancia, derecho exclusivo o privilegiado del sujeto que habla: he ah el juego de tres tipos de prohibiciones que se cruzan, se refuerzan o se compensan, formando una compleja malla que no cesa de modificarse. (Malla ms apretada en las regiones de la sexualidad y la poltica). A partir de las prohibiciones que recaen sobre el discurso, se revelan su vinculacin con el deseo y con el poder. El discurso es aquello por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder del que quiere uno aduearse.A.2. Separacin y rechazo. Por ejemplo, la oposicin entre razn y locura. Al loco no se le conceda la palabra ms que simblicamente, en el teatro en el que se le expona, desarmado y reconciliado, puesto que en l desempeaba el papel de verdad enmascarada. Hoy, la lnea de separacin, lejos de borrarse, acta de otra forma, segn lneas diferentes, a travs de nuevas instituciones y con efectos que en absoluto son los mismos. La escucha se ejerce siempre manteniendo la cesura.A.3. Oposicin entre lo verdadero y lo falso. Si uno se sita en el nivel de una proposicin, en el interior de un discurso, la separacin entre lo verdadero y lo falso no es ni arbitraria, ni modificable, no institucional, ni violenta. Pero si uno se sita en otra escala, si se plantea la cuestin de saber cul ha sido y cul es constantemente, a travs de nuestros discursos, esa voluntad de verdad que ha atravesado tantos siglos de nuestra historia, o cul es en su forma general el tipo de separacin que rige nuestra voluntad de saber, es entonces, quiz, cuando se ve dibujarse algo as como un sistema de exclusin (sistema histrico, modificable, institucionalmente coactivo).Lleg un da en que la verdad se desplaz del acto ritualizado, eficaz y justo, de enunciacin, hacia el enunciado mismo: hacia su sentido, su forma, su objeto, su relacin con su referencia. El discurso verdadero ya no ser el discurso precioso y deseable, pues ya no ser el discurso ligado al ejercicio del poder. (El sofista ha sido expulsado). Nuestra voluntad de saber no ha cesado de desplazarse: mutaciones cientficas pueden leerse como la aparicin de formas nuevas de la voluntad de verdad Esta voluntad de verdad, como los otros sistemas de exclusin, se apoya en una base institucional: est a la vez reforzada y acompaada por una densa serie de prcticas como la pedagoga, el sistema de libros, la edicin, las bibliotecas, las sociedades de sabios de antao, los laboratorios actuales. Pero es acompaada tambin, ms profundamente sin duda, por la forma que tiene el saber de ponerse en prctica en una sociedad, en la que es valorado, distribuido, repartido y en cierta forma atribuido.Esta voluntad de verdad apoyada en una base y una distribucin institucional tiende a ejercer sobre los otros discursos una especie de presin y de poder de coaccin.

Los primeros dos sistemas de exclusin, desde hace siglos, no han cesado de derivar hacia el tercero. ste, cada vez ms, intenta tomarlos a su cargo y fundamentarlos, hacindose los dos primeros cada vez ms frgiles, ms inciertos en la medida en que, al encontrarse ahora atravesados por la voluntad de saber, sta por el contrario no cesa de reforzarse y de hacerse ms profunda y ms insoslayable.El discurso verdadero, al que la necesidad de su forma exime del deseo y libera del poder, no puede reconocer la voluntad de verdad que lo atraviesa; y la voluntad de verdad que se nos ha impuesto desde hace mucho tiempo es tal que no puede dejar de enmascarar la verdad que quiere. VOLUNTAD DE VERDAD COMO PRODIGIOSA MAQUINARIA DESTINADA A EXCLUIR

B. Procedimientos internos: Son los discursos mismos los que ejercen su propio control; procedimientos que juegan un tanto en calidad de principios de clasificacin, de ordenacin, de distribucin, como si se tratase en este caso de dominar otra dimensin del discurso: aquella de lo que acontece y del azar. (Principios de enrarecimiento del discurso)B.1 El comentario. Nivelacin entre discursos: los discursos que se dicen en el curso de los das y de las conversaciones, y que desaparecen con el acto mismo que los ha pronunciado; y los discursos que estn en el origen de cierto nmero de actos nuevos de palabras que los reanudan, los transforman o hablan de ellos: son dichos, permanecen dichos y estn todava por decir (textos religiosos, jurdicos, literarios o cientficos). La diferencia no es ni estable ni constante, ni absoluta. No existe, por lado, la categora dada ya de una vez para siempre, de los discursos fundamentales o creadores; y despus, por otro, la masa de aquellos que slo repiten, glosan o comentan. Pero LA FUNCIN permanece; y el principio de cierto desfase no deja de ponerse continuamente en juego.El comentario conjura el azar del discurso al tenerlo en cuenta: permite decir otra cosa aparte del texto mismo, pero con la condicin de que sea ese mismo texto el que se diga, y en cierta forma, el que se realice. La multiplicidad abierta y el azar son transferidos, por el principio del comentario, de aquello que podra ser dicho, sobre el nmero, la forma, la mscara, la circunstancia de la repeticin. Lo nuevo no est en lo que se dice, sino en el acontecimiento de su retorno.B.2. El autor. Hasta cierto punto es complementario del anterior. El autor, no considerado como el individuo que habla y que ha pronunciado o escrito un texto, sino el autor como principio de agrupacin del discurso, como unidad y origen de sus significaciones, como foco de su coherencia En los terrenos en los que la atribucin a un autor es indispensable literatura, filosofa, ciencia-, se advierte que no posee siempre la misma funcin.El comentario limitaba el azar del discurso por medio del juego de una identidad que tendra la forma de la repeticin y de lo mismo. El principio del autor limita ese mismo azar por el juego de una identidad que tiene la forma de la individualidad y del yo. B.3. Las disciplinas. Principio tambin relativo y mvil. Principio que permite construir, pero slo segn un estrecho margen. La organizacin de las disciplinas se opone tanto al principio del comentario como al del autor. Al del autor, porque una disciplina se define por un mbito de objetos, un conjunto de mtodos, un corpus de proposiciones consideradas verdaderas, un juego de reglas y de definiciones, de tcnicas y de instrumentos: una especie de sistema annimo a disposicin de quien quiera o de quien pueda servirse de l, sin que su sentido o validez estn ligados a aqul que ha dado en ser el inventor. Pero el principio de la disciplina se opone tambin al del comentario; en una disciplina, a diferencia del comentario, lo que se supone al comienzo no es un sentido que debe ser descubierto de nuevo, ni una identidad que debe ser repetida; es lo que se requiere para la construccin de nuevos enunciados. Para que haya disciplina es necesario que haya posibilidad de formular, de formular indefinidamente nuevas proposiciones.En el interior de sus lmites, cada disciplina reconoce proposiciones verdaderas y falsas pero empuja hacia el otro lado de sus mrgenes toda una teratologa del saber.No hay quizs errores en el sentido estricto, pues el error no puede surgir y ser decidido ms que en el interior de una prctica definida; por el contrario, merodean monstruos cuya forma cambia con la historia del saber.Siempre puede decirse la verdad en el espacio de una exterioridad salvaje; pero no se est en la verdad ms que obedeciendo a las reglas de una polica discursiva que se debe reactivar en cada uno de sus discursos.La disciplina es un principio de control de la produccin de discurso. Ella le fija sus lmites por el juego de una identidad que tiene la forma de una reactualizacin permanente de las reglas.

C. Condiciones de utilizacin/sumisin del discurso. Enrarecimiento, esta vez, de los sujetos que habla; nadie entrar en el orden del discurso si no satisface ciertas exigencias o si no est, de entrada, cualificado para hacerlo. No todas las partes del discurso son igualmente accesibles e inteligibles; algunas estn claramente protegidas (diferenciadas y diferenciantes) mientras que otras aparecen casi abiertas a todos los vientos y se ponen sin restriccin previa a disposicin de cualquier sujeto que hable.El intercambio y la comunicacin son figuras positivas que juegan en el interior de sistemas complejos de restriccin; y, sin duda, no podran funcionar independientemente de stos:C.1. Ritual: Define la cualificacin que deben poseer los individuos que hablan; define los gestos, los comportamientos, las circunstancias, y todo el conjunto de signos que deben acompaar al discurso; fija finalmente la eficacia supuesta o impuesta de las palabras, su efecto sobre aquellos a los cuales se dirigen, los lmites de su valor coactivo. C.2. Las Sociedades de discursos, cuyo cometido es conservar o producir discursos tienen un funcionamiento en parte diferente, pero para hacerlos circular en un espacio cerrado, distribuyndolos segn reglas estrictas y sin que los detentadores sean desposedos de la funcin de distribucin. Incluso en el orden del discurso verdadero, incluso en el orden del discurso publicado y libre de todo ritual, todava se ejercen formas de apropiacin del secreto y de la no intercambiabilidad. (Por ej. El secreto tcnico o cientfico, las formas de difusin o circulacin del discurso mdico, aquellos que se han apropiado del discurso econmico o poltico).C.3. Las Doctrinas. En oposicin a las anteriores, tienden a la difusin; y a travs de la puesta en comn de un solo y mismo conjunto de discursos, los individuos, tan numerosos como se quiera suponer, definen su dependencia recproca. La pertenencia doctrinal pone en cuestin a la vez el enunciado y el sujeto que habla, y a uno a travs del otro (etc., pg. 44). La doctrina vincula a los individuos a ciertos tipos de enunciacin y como consecuencia les prohbe cualquier otro; pero se sirve, en reciprocidad, de ciertos tipos de enunciacin para vincular a los individuos entre ellos, y diferenciarlos por ello mismo de los otros restantes. La doctrina efecta una doble sumisin: la de los sujetos que hablan a los discursos, y la de los discursos al grupo, cuando menos virtual, de los individuos que hablan.D.4. La educacin sigue en su distribucin, en lo que permite y en lo que impide, las lneas que le vienen marcadas por las distancias, las oposiciones y las luchas sociales. Todo sistema de educacin es una forma poltica de mantener o modificar la adecuacin de los discursos, con los saberes y los poderes que implican.Qu es, despus de todo, un sistema de enseanza, sino una ritualizacin del habla; sino una cualificacin y una fijacin de las funciones para los sujetos que hablan; sino la constitucin de un grupo doctrinal cuando menos difuso; sino una distribucin y una adecuacin del discurso con sus poderes y saberes?

2.Algunos temas de la filosofa surgieron para responder a estos juegos de limitaciones y exclusiones, y tambin para reforzarlos. Para responder, primero, proporcionando una verdad ideal como ley del discurso y una racionalidad inmanente como principio de sus desarrollos, acompandolos tambin de una tica del conocimiento que no promete la verdad ms que al deseo de la verdad misma y al solo poder de pensarla. Despus, para reforzarlos por medio de una denegacin que estriba esta vez en la realidad especfica del discurso en general.Recientemente, esta antigua elisin de la realidad del discurso ha vuelto a aparecer bajo distintos aspectos:A.El sujeto fundador: Se encarga de animar directamente con sus objetivos las formas vacas del lenguaje; es l quien, atravesando el espesor o la inercia de las cosas vacas, recupera de nuevo, en la intuicin, el sentido que all se encontraba depositado; es l, igualmente, quien, del otro lado del tiempo, funda horizontes de significados que la historia no tendr despus ms que explicitar, y en los que las proposiciones, las ciencias, los conjuntos deductivos, encontrarn en resumidas cuentas su fundamento.B.La experiencia originaria: supone que, a ras de la experiencia, antes incluso de que haya podido retomarse en la forma de un cogito, hay significaciones previas, ya dichas de alguna manera, que recorran el mundo, lo disponan a nuestro alrededor y daban acceso desde el comienzo a una especie de primitivo reconocimiento. As, una primera complicidad con el mundo fundamentara para nosotros la posibilidad de hablar de l, en l, de designarlo y nombrarlo, juzgarlo y finalmente conocerlo en la forma de la verdad. Si hay discurso, qu puede ser entonces, en su legitimidad, sino una discreta lectura? Las cosas murmuran ya un sentido que nuestro lenguaje no tiene ms que hacer brotar; y este lenguaje, desde su ms rudimentario proyecto, nos hablaba ya de un ser del que l es como la nervadura. C.La mediacin universal: Parece, a primera vista, que al reencontrar por todas partes el movimiento de un logos que eleva las singularidades hasta el concepto y que permite a la conciencia inmediata desplegar finalmente toda la racionalidad del mundo, es el discurso mismo lo que se coloca en el centro de la especulacin. Pero este logos, a decir verdad, no es, en realidad, ms que un discurso ya pronunciado, o ms bien son las mismas cosas y los acontecimientos los que se hacen insensiblemente discurso desplegando el secreto de su propia esencia. El discurso no es apenas ms que la reverberacin de una verdad que nace ante sus propios ojos; y cuando todo puede tomar finalmente la forma del discurso, cuando todo puede decirse y cuando puede decirse el discurso a propsito de todo, es porque todas las cosas, habiendo manifestado e intercambiado sus sentidos, pueden volverse a la interioridad silenciosa de la conciencia de s. El discurso, en las formas anteriores de su elisin, se anula en su realidad, situndose al servicio del significante.Bajo la aparente veneracin del discurso (logofilia) se oculta una especie de temor, de logofobia; una especie de sordo temor contra esos acontecimientos, contra esa masa de cosas dichas, contra la aparicin de todos esos enunciados, contra todo lo que puede haber all de violento, de discontinuo, de batallador, y tambin de desorden y de peligro, contra ese gran murmullo incesante y desordenado de discurso. Si se quiere, no digo borrar este temor, sino analizarlo en sus condiciones, su juego, y sus efectos, es necesario limitarse a tres decisiones a las cuales nuestro pensamiento, actualmente, se resiste un poco y que corresponden a los tres grupos de funciones que acabo de evocar: A. Replantearnos nuestra voluntad de verdad.B. Restituir al discurso su carcter de acontecimiento.C. Borrar la soberana del significante.

3.Tales traen consigo ciertas exigencias de mtodo:A.Un principio de TRASTOCAMIENTO: all donde, segn la tradicin, se cree reconocer la fuente de los discursos, el principio de su abundancia y de su discontinuidad, en esas figuras que parecen representar una funcin positiva, como la del autor, la disciplina, la voluntad de verdad, se hace necesario, antes que nada, reconocer el juego negativo de un corte y de una rarefaccin del discurso. B.Un principio de DISCONTINUIDAD: que existan sistemas de rarefaccin no quiere decir que, por debajo de ellos, ms all de ellos, hubiera de reinar un gran discurso ilimitado, continuo y silencioso, que se hallara, debido a ellos, reprimido o rechazado, y que tuvisemos el trabajo de levantar restituyndole finalmente el habla. Los discursos deben ser tratados como prcticas discontinuas que se cruzan, a veces se yuxtaponen, pero que tambin se ignoran o se excluyen.C. Un principio de ESPECIFICIDAD: no resolver el discurso en un juego de significaciones previas, no imaginarse que el mundo vuelve hacia nosotros una cara legible que no tendramos ms que descifrar; l no es cmplice de nuestro conocimiento; no hay providencia prediscursiva que lo disponga a nuestro favor. Es necesario concebir el discurso como una violencia que se ejerce sobre las cosas, en todo caso como una prctica que les imponemos: es en esta prctica donde los acontecimientos del discurso encuentran el principio de su regularidad.D.Regla de la EXTERIORIDAD: no ir del discurso hacia su ncleo interior y oculto, hacia el corazn de un pensamiento o de una significacin que se manifestara en l; sino, a partir del discurso mismo, de su aparicin y de su regularidad, ir hacia sus condiciones externas de posibilidad, hacia lo que da motivo a la serie aleatoria de esos acontecimientos y que fija los lmites.

4. Cuatro nociones deben servir de principio regulador en el anlisis: la del acontecimiento, la de la serie, la de la regularidad y la de la condicin de posibilidad. Se oponen trmino a trmino: el acontecimiento a la creacin, la serie a la unidad, la regularidad a la originalidad y la condicin de posibilidad a la significacin. Estas cuatro ltimas nociones (significacin, originalidad, unidad, creacin) han dominado, de una manera bastante general, la historia tradicional de las ideas, donde, de comn acuerdo, se buscaba el punto de la creacin, la unidad de la obra, de una poca o de un tema, la marca de la originalidad individual y el tesoro indefinido de las significaciones dispersas.

5.Anlisis de acuerdo a dos conjuntos: crtico y genealgico.1. Anlisis crtico. Utiliza el principio de trastocamiento: pretende cercar las formas de exclusin, de delimitacin, de apropiacin; muestra cmo se han formado, para responder a qu necesidades, cmo se han modificado y desplazado, qu coaccin han ejercido efectivamente, en qu medida se han alterado.2. Anlisis genealgico. Utiliza los otros tres principios: cmo se han formado, por medio de, a pesar de o con el apoyo de esos sistemas de coaccin, de las series de los discursos; cul ha sido la norma especfica de cada una y cules sus condiciones de aparicin, de crecimiento, de variacin.Estas dos tareas no son nunca separables; no hay, por una parte, las formas de rechazo, de exclusin, de reagrupamiento o de atribucin; y despus, por otra parte, a un nivel ms profundo, el brote espontneo de los discursos que, inmediatamente antes o despus de su manifestacin, se encuentran sometidos a la seleccin y al control. As pues, toda tarea crtica que ponga en duda las instancias del control debe analizar al mismo tiempo las regularidades discursivas a travs de las cuales se forman; y toda descripcin genealgica debe tener en cuenta los lmites que intervienen en las formaciones reales. Entre la empresa crtica y la empresa genealgica la diferencia no es tanto de objeto o de dominio como de punto de ataque, de perspectiva y de delimitacin. La parte crtica del anlisis se refiere a los sistemas de desarrollo del discurso; intenta sealar, cercar, esos principios de produccin, de exclusin, de rareza del discurso. Practica una desenvoltura aplicada. La parte genealgica se refiere por el contrario a las series de la formacin efectiva del discurso: intenta captarlo en su poder de afirmacin, y entiendo por esto no a un poder que se opondra al de negar, sino el poder de constituir dominios de objetos, a propsito de los cuales se podra afirmar o negar proposiciones verdaderas o falsas. Llamemos positividades a esos dominios de objetos y digamos que el humor genealgico ser el de un positivismo alegre.