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FOSHU un enfoque de prevención Ma. Guadalupe Esquivel Flores I concepto de alimento funcional (AF) surgió en Japón en 1984 para CIECAS-IPN i— referirse a los productos alimenticios diseñados para proveer un beneficio L> específico para la salud. Cuando se acuñó el término, se estableció que se trataba de un producto con un efecto específico sobre la salud de la persona, en el que se conjuntaban la nutrición, la satisfacción sensorial y la adición del ingrediente con el que se busca un efecto en particular. Desde la década de los treinta del siglo XX, ya existían en el mercado japonés productos diseñados en específico para la salud gastrointestinal, como los pro- bióticos, pero aún no se tenían categorizados como AF. A partir de la adopción de tal término, surgieron rápidamente productos adicionados con nutrimentos inorgánicos, vitaminas, fibras, etc., que no necesariamente eran "funcionales" pero que fueron productos oportunistas ante un mercado interesado en cuidar su salud. Este crecimiento explosivo y diverso obligó a una revisión del concepto de AF, en el que quedó de manifiesto que se trataba de una categoría demasiado amplia, porque daba cabida a toda clase de productos por el solo hecho de estar adicionados con algo. En septiembre de 1991 los propios japoneses establecieron el sistema FOSHU, siglas que corresponden a Foods for Specified Health Uses, fundamentada en la Ley para la Mejora de la Nutrición en Japón. Desde la propia conceptualización de FOSHU se trata de establecer mayor claridad, ya que la definición de su ante- cesor -los AF- era muy general: Un producto que proporciona benefi- cios en la salud más allá de la nutrición básica. (International Food Informa- tion Council, 1995). Definición de FOSHU Productos con ingredientes activos que afectan positivamente las funcio- nes fisiológicas y actividades biológi- cas del organismo, consumidos como parte de la dieta, y que cuentan con la aprobación gubernamental. (Japan Health Food & Nutrition Food Asso- ciation -JHNFA-www.jhnfa.org). 1 64 Vol. 35 /Número5 /Septiembre/Octubre ' 2012

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Page 1: FOSHU, 2012

FOSHU u n e n f o q u e de prevención

Ma. Guadalupe Esquivel Flores I concepto de alimento funcional (AF) surgió en Japón en 1984 para CIECAS-IPN i — referirse a los productos alimenticios diseñados para proveer un beneficio

L> específico para la salud. Cuando se acuñó el término, se estableció que se trataba de un producto con un efecto específico sobre la salud de la persona, en el que se conjuntaban la nutrición, la satisfacción sensorial y la adición del ingrediente con el que se busca un efecto en particular.

Desde la década de los treinta del siglo XX, ya existían en el mercado japonés productos diseñados en específico para la salud gastrointestinal, como los pro-bióticos, pero aún no se tenían categorizados como AF. A partir de la adopción de tal término, surgieron rápidamente productos adicionados con nutrimentos inorgánicos, vitaminas, fibras, etc., que no necesariamente eran "funcionales" pero que fueron productos oportunistas ante un mercado interesado en cuidar su salud.

Este crecimiento explosivo y diverso obligó a una revisión del concepto de AF, en el que quedó de manifiesto que se trataba de una categoría demasiado amplia, porque daba cabida a toda clase de productos por el solo hecho de estar adicionados con algo.

En septiembre de 1991 los propios japoneses establecieron el sistema FOSHU, siglas que corresponden a Foods for Specified Health Uses, fundamentada en la Ley para la Mejora de la Nutrición en Japón. Desde la propia conceptualización de FOSHU se trata de establecer mayor claridad, ya que la definición de su ante­cesor -los AF- era muy general:

Un producto que proporciona benefi­cios en la salud más allá de la nutrición básica. (International Food Informa­tion Council, 1995).

Definición de FOSHU

Productos con ingredientes activos que afectan positivamente las funcio­nes fisiológicas y actividades biológi­cas del organismo, consumidos como parte de la dieta, y que cuentan con la aprobación gubernamental. (Japan Health Food & Nutrition Food Asso-ciation -JHNFA-www.jhnfa.org).

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CUADERNOS DE nutrición

Dos años después del establecimiento de Foshu se tuvieron los primeros pro­ductos aprobados para ostentar en sus etiquetas el logotipo con el que los consumidores podían distinguir fácilmente el producto que realmente iba a tener un efecto de prevención de cierto padecimiento (Fig. 1).

Aquí cabe detenerse para comentar que el pueblo japonés tiene una cul­tura de la prevención de enferme­dades, por lo que se mantiene infor­mado y posee hábitos que los aleja de los problemas de salud. En Japón no se escatima en cuidar la salud en lugar de tratar de curar la enfermedad.

Con este rasgo cultural no es de extrañar que los productos FOSHU tuvieran una inmediata aceptación, aunado al hecho de que el logotipo solamente lo tienen aquellos produc­tos que han cumplido con un riguroso proceso de evaluación para su apro­bación por parte del Ministerio de Salud y Bienestar del país.

Para decir, hay que comprobar El fabricante que quiere obtener un símbolo FOSHU para su producto debe presentar la información científi­ca, de preferencia clínica, que sustente fehacientemente los beneficios que dice tener. La regulación no permite que se engañe al consumidor o se le induzca a confusión o error.

Es precisamente el sustento científico comprobado, lo que actualmente en Japón separa a los AF de los produc­tos FOSHU. Para la reglamentación

japonesa alimento funcional es un producto que puede venderse como saludable, pero que no cuenta con los estudios clínicos suficientes. En cam­bio el FOSHU es un producto alimen­ticio cuyas declaraciones de salud cuentan con respaldo de estudios clí­nicos. En los FOSHU no están incluidos los alimentos para regímenes espe­ciales, los cuales se prescriben con fines médicos y están bien regulados bajo la Ley de Promoción de la Salud.

El camino para llegar a FOSHU No es fácil ni barato obtener la certifi­cación y ostentar el símbolo FOSHU. El principio fundamental de la evalua­ción es el análisis de producto por producto, de acuerdo con sus ingredi­entes, procesos, validación o pruebas científicas, seguridad de consumo y calidad. El proceso de evaluación se lleva de 2 a 3 años y contempla los siguientes aspectos:

Logot ipo que ostentan los productos certificados bajo las cualidades FOSHU.

1. El fabricante puede presentar un producto que mejore algún hábito de alimentación, es decir, que esté en pro de mantener o promover la salud.

2. El uso del producto o ingrediente y su propiedad específica para la salud, deberá estar claramente explicado y apoyado por evidencia científica (estudios médicos y de nutrición).

3. La cantidad a consumir del producto debe ser especificada y estar acorde con las pruebas clínicas. Asimismo, deberá ser una cantidad "adecuada" al consumo habitual de la población.

4. La seguridad (inocuidad) del producto y del ingrediente funcional, deberá estar clara­mente demostrado. Deben presentarse documentos probatorios.

5. El ingrediente funcional y sus propiedades deben estar minuciosamente descritos en tér­minos fisicoquímicos y fisiológicos. Deben incluirse análisis cuantitativos y cualitativos.

6. La composición nutrimental no debe diferir notablemente de su homólogo o producto similar que no es FOSHU.

7. Debe tratarse de un producto alimenticio que pueda ser fácilmente incluido y consumido en la dieta.

8. El ingrediente funcional del producto no debe ser un medicamento.

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CUADERNOS OE nutrición

FOSHU en cifras Según datos de abril del 2010, existen en Japón 936 productos aprobados como FOSHU. Estos representan un tamaño de mercado de alrededor de 6 mil millones de dólares. Los productos que actualmente cuentan con la autori­zación FOSHU se pueden agrupar de manera general como se muestra en la figura 1.

Grupo

Bebidas 5 2 %

Repostería 1 4 %

Lácteos f e rmen tados 1 0 %

Sopas 6 %

Cereales 4 %

Otros 1 4 % F igura 1. Grupos de p roduc tos a l iment i c ios autor izados en Japón c o m o FOSHU

JHNFA, 2010

Resulta interesante acotar que, según datos de JHNFA del 2007, el 4 2 % de los productos están destinados a con­tribuir a la salud intestinal, seguidos por los productos para contribuir a la disminución del colesterol (14%), luego los desarrollados para el control de la glucosa en sangre (13%) y los que pueden ayudar al control de la presión arterial (11%). Esta tendencia se ha mantenido a lo largo de los años.

Algunos ejemplos de productos La mayoría de los productos van hacia la prevención de padecimientos gas­trointestinales, sobresaliendo los lla­mados lácteos fermentados con bac­terias probióticas, tema que ya se ha abordado en esta revista {Cuadernos de Nutrición vol. 27 no. 1, 2004; vol. 32 no. 6, 2009 y Vol. 34 no. 6, pp 217-225, 2011).

Dentro del grupo de lácteos fermenta­dos es interesante mencionar al llama­do Pretio®, cuyo nombre deriva de drink for preventive treatment and improvement in our health. Este pro­ducto es de utilidad para contribuir al control de la presión arterial, porque contiene ácido gama amino butírico (GABA por sus siglas en inglés). El GABA ya se usa comúnmente en medicamentos para la hipertensión, pero lo novedoso de Pretio® es que se

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trata de un producto alimenticio y que no se le añade GABA, sino que éste ácido se produce por acción enzimática durante el proceso de fermentación de la leche con Lactobacillus casei Shirota (LcS) y Lactococcus lactis. De manera ge­neral y esquemática, el proceso es el siguiente:

LcS

Hidrólisis de proteínas

Se produce ácido glutámico Lactococcus lactis actúa

por acción enzimática de

g lu tamato descarboxilasa

Produce GABA

LcS hidroliza proteína de la leche liberando ácido glutámico, luego L. lactis, por acción enzimática de la glutamato descarboxilasa actúa sobre dicho aminoáci­do y se produce ácido gama amino butírico (GABA).

GABA es un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina I, lo que impi­de la producción de angiotensina II (un potente vasoconstrictor), por lo que se obtiene un efecto hipotensor. De acuerdo con las pruebas clínicas, el producto Pretio® resulta efectivo en personas cuya presión arterial es de: sistólica de 130-139 y diastólica de 85-89 mmHg), o que tienen una presión sistólica de 140-159 y diastólica de 90-99mmHg (Asociación Japonesa de Hipertensión Arterial, 2000).

Productos enfocados a la prevención de padecimientos gastrointestinales, sobresaliendo los l lamados lácteos fermentados con bacterias probióticas.

Desde luego que este producto no sustituye al tratamiento médico, pero es una herramienta útil que puede sumarse a las acciones de control para el paciente en riesgo.

Entre las bebidas también se incluyen infusiones y tés, uno de los cuales es el producto llamado BansoureichaR un té elaborado a partir de hojas de guayaba (Psidium guajava Linn). Este producto contiene ácido elágico y cianidina, polifenoles que inhiben a la enzima alfa-glucosidasa, lo que ayuda a reducir la glicemia postprandial; desde luego que no cura la diabetes ni sustituye a los medicamentos que la persona deba consumir, pero se trata de una herramien­ta alimentaria que se puede integrar al conjunto de cuidados dietéticos y estilo de vida saludable para el paciente diabético.

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En este mismo grupo de las bebidas podemos encontrar a Fibe Mini®, produc­to adicionado con polidextrosa (fibra dietética) para evitar el estreñimiento.

Para la salud gastrointestinal también existen productos de repostería adicio­nados con fibras dietéticas o con prebióticos (oligosacáridos o fructooligosa-cáridos).

En lo concerniente a la salud dental, están los chicles con edulcorantes no calóricos como Xilitol, que no dañan el esmalte dental ni ocasionan caries. En este mismo grupo están los que contienen recaldent®, nombre comercial para designar al fosfopéptido de caseína que se añade para estabilizar los iones de calcio y fósforo que se adhieren a la superficie del diente como fosfato de cal­cio, lo que puede contribuir a la remineralización dental.

Lo que se puede poner en la etiqueta La reglamentación FOSHU no deja de lado un aspecto muy sensible para el con­sumidor: lo que se dice en la etiqueta. Aunque se obtenga la autorización de uso del logo FOSHU, el productor no puede poner cualquier leyenda en la eti­queta, mucho menos mensajes que exageren los beneficios del producto ali­menticio o que prometan curar un padecimiento. Las declaraciones de salud permitidas son breves y muy en el sentido de prevención, por ejemplo:

"ayuda al mantenimiento de la salud gastrointestinal" "para las personas con presión alta" "ayuda a mantener la salud dental" "para los que cuidan sus concentraciones de glucosa en sangre"

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Reflexiones finales Hasta aquí se ha presentado un pa­norama de un buen ejemplo de regu­lación para productos alimenticios que se desarrollan para usos específi­cos de salud, y que hasta la fecha es el más completo en el mundo. No se de­be olvidar que los productos FOSHU son una categoría intermedia entre los alimentos y los productos formula­dos para uso médico.

En México aún no contamos con una regulación, ni siquiera con una carac­terización, para los llamados alimen­tos funcionales. Desafortunadamente este vacío ha permitido que en el mer­cado mexicano surjan productos con promesas falsas o mal sustentadas; también se han confundido los con­ceptos y se han mezclado con el de productos que no son alimentos y que más bien caen en la categoría de her­bolaria o de medicina tradicional.

Esperemos que pronto podamos con­tar en nuestro país con un marco re-gulatorio que proteja tanto al consu­midor como a los científicos y produc­tores que están seriamente interesa­dos por la identificación y aplicación de ingredientes con beneficios com­probados para la salud.

Se han escuchado opiniones acerca de que la sola definición es difícil para estos productos alimenticios diseña­dos para propósitos específicos de salud. Aquí vale la pena meditar acer­ca de que tal vez no deba buscarse una definición porque podría resultar nsuficiente; como sostuvo el filósofo

de la ciencia Karl Popper (1902-1994) una definición puede ser una trampa porque siempre es posible encontrar una situación en la que no se aplica.

Analicemos entonces la pertinencia de trabajar en nuestro país de manera intersectorial para contar no con una definición, sino con una caracteriza­ción que luego quede plasmada en una reglamentación en donde se es­pecifiquen los requisitos que deberán cumplir los productos alimenticios que -como FOSHU- sean opciones confiables y científicamente probadas para ayudar a la salud intestinal, al control de la glucemia, al control de colesterol, etc., pero sin sustituir a una dieta correcta.

Otro reto que se tiene es hacer llegar información pertinente y veraz al con­sumidor con el propósito de facilitar un uso correcto de los productos ali­menticios, sin lenguaje exagerado o triunfalista. Ningún producto alimen­ticio es la solución a los problemas de salud.

Lecturas recomendada?

No olvidemos que los avances científi­cos y tecnológicos en el área de ali­mentos deben estar al servicio de la sociedad, en la forma de opciones para el cuidado de la salud sin sustituir a alimentos tradicionales ni representar un riesgo ambiental.

Arai S, Yasuoka A, Abe K. Functional food science and food for specified health use policy in Japan: state of the art. Curr Opin Lipidol; 2008, 19(1): 69-73

Esquivel Flores, MG (2011). El concepto japonés de al imentos funcionales. Énfasis Alimentación; 2011, Año XVII, no. 1

Japan Health Food & Nutr i t ion Food Association. Notas de la conferencia sobre FOSHU, septiembre del 2010, Tokio, Japón.

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