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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA 1.1 LA PERSONA La persona como individuo pensante tiene en el mundo un lugar privilegiado, ésta adquiere su importancia ya que pertenece al ser. La persona posee la capacidad de autoconciencia intelectual, también puede disponer de sí misma, contiene una esencia que es única, irrepetible, la cual impulsa y lleva a la persona a su plena realización. El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia, ésta se manifiesta en la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. En efecto, la vida en el tiempo es condición básica, momento inicial y parte integrante de todo el proceso unitario de la vida humana. Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ser respetado totalmente. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política. Hablar de persona es particularmente urgente ante la impresionante multiplicación y agudización de las amenazas a la vida de las personas y de los pueblos, especialmente cuando ésta es débil e indefensa. A las tradicionales y dolorosas plagas de hambre, las enfermedades endémicas, la violencia y las guerras, se añaden otras, con nuevas facetas y dimensiones inquietantes. En una unidad adelante se hablará con más detenimiento sobre los numerosos delitos y atentados contra la vida humana. Todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que ofende a la dignidad humana, como las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; también las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables; todas estas cosas y otras semejantes son ciertamente oprobios que, al corromper la DOCENTE: LIC. LUBEYDA PEREYRA OZUNA Página 1

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

1.1 LA PERSONA

La persona como individuo pensante tiene en el mundo un lugar privilegiado, ésta adquiere su importancia ya

que pertenece al ser. La persona posee la capacidad de autoconciencia intelectual, también puede disponer de

sí misma, contiene una esencia que es única, irrepetible, la cual impulsa y lleva a la persona a su plena

realización.

El hombre está llamado a una plenitud de vida que va más allá de las dimensiones de su existencia, ésta se

manifiesta en la grandeza y el valor de la vida humana incluso en su fase temporal. En efecto, la vida en el

tiempo es condición básica, momento inicial y parte integrante de todo el proceso unitario de la vida humana.

Todo hombre abierto sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de

la razón, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita en su corazón el valor sagrado de la vida humana

desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ser respetado totalmente. En el

reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política.

Hablar de persona es particularmente urgente ante la impresionante multiplicación y agudización de las

amenazas a la vida de las personas y de los pueblos, especialmente cuando ésta es débil e indefensa. A las

tradicionales y dolorosas plagas de hambre, las enfermedades endémicas, la violencia y las guerras, se

añaden otras, con nuevas facetas y dimensiones inquietantes.

En una unidad adelante se hablará con más detenimiento sobre los numerosos delitos y atentados contra la

vida humana. Todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el

aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la integridad de la persona humana, como

las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que

ofende a la dignidad humana, como las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las

deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; también las condiciones

ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como

personas libres y responsables; todas estas cosas y otras semejantes son ciertamente oprobios que, al

corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia y

son totalmente contrarios al honor debido al ser humano y sus derechos.

1.1.1 DEFINICION

La definición latina de persona deriva del griego es decir máscara; máscara que cubría el rostro de un actor al

desempeñar su papel en el teatro. El vocablo también fue usado en el sentido jurídico como “sujeto legal”,

sentido que se empleó en el derecho judío para el “patriarca” (propietario de bienes y esclavos) y en el derecho

romano para los ciudadanos romanos plenos o ciudadanos romanos aliados.

Ha sido muy discutido si los antiguos griegos tuvieron o no una idea de la persona en cuanto “persona humana”

como hoy lo conocemos: si bien los griegos no elaboraron una noción de persona tan precisa como los autores

cristianos, podemos afirmar que concibieron el ser del hombre como “parte del cosmos” o “miembro del Estado-

ciudad”.

Las escuelas helenísticas, como los epicúreos o los estoicos, buscaron también para el hombre una

subjetividad propia preparada de una conducta intelectual y de una moral determinadas.

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Boecio definió persona como “una substancia individual de naturaleza racional” San Anselmo aceptó la

definición de Boecio y subrayó el contraste entre “persona” y “substancia”: “persona refiere a una naturaleza

racional individual, mientras que substancia se refiere a los individuos, la mayor parte de los cuales subsisten

en la pluralidad”

Los filósofos modernos tampoco eliminaron los elementos metafísicos implícitos en la noción de persona.

Leibniz afirmó que “la palabra „persona‟ denotaba la idea de un ser pensante e inteligente, capaz de razón y de

reflexión, y que podía seguir considerándose a sí mismo como él mismo, aunque pensara en distintos tiempos

y en lugares diferentes”

Los pensadores modernos emplearon, además, en su tratamiento de la noción de persona, elementos

psicológicos y éticos. Actualmente existe una distinción, subrayada por muchos pensadores contemporáneos,

entre la noción de individuo y la de persona.

Las razones de esta distinción son varias. El término individuo se aplicaría a una entidad cuya unidad, aunque

compleja, es definible negativamente: algo, o alguien, es individuo cuando no es otro individuo. El término

persona se aplicaría a una entidad cuya unidad es definible positivamente y con elementos procedentes de sí

misma.

El individuo está determinado en su ser, mientras que la persona es libre. La contraposición entre lo

determinado y lo libre como contraposición entre el individuo y la persona fue elaborada especialmente por

filósofos que insistieron en la importancia de lo “ético” en la constitución de la persona. Así ocurrió con Kant,

que definió la persona como “libertad e independencia frente al mecanicismo de la naturaleza entera, puesto

que ella misma es la que se da a sí misma leyes puras prácticas establecidas por su propia razón

La aportación de Hegel a este respecto es, mucho más que sugerente, el nudo de la cuestión: para Hegel el

ser-para-sí (el individuo) es un átomo incomunicable e impenetrable, pero en tanto que se concibe a sí mismo

como un individuo autónomo7, frente a todo tipo de alteridad, es persona (Fenomenología del espíritu). Pero

también, como sigue Hegel, el esclavo puede sentirse, tanto para los demás como para sí mismo, como

persona.

Esto es porque su reconocimiento como persona es otorgado, pero no adquirido, y sólo en la coincidencia de la

autonomía y de la negación de la exterioridad mediante la propiedad y el trabajo en un mismo sujeto podrá

hablarse con sentido de persona. Después -añade- es únicamente en el estado de derecho Rechtzustand8 -

cuya contextualización histórica viene dada ya por el mundo romano- donde aparece, ya como espíritu, la

persona propiamente dicha.

En el puesto del hombre en el cosmos Scheler escribe que el hombre es capaz «de desvincularse del poder, de

la presión, del vínculo con la vida y de aquello que le pertenece». En este sentido, es un ser espiritual, que ya

no está atado a impulsos inmediatos, sino que está esencialmente abierto al mundo.

La persona no es el yo trascendental, una hipóstasis, sino un individuo concreto, unidad orgánica de un sujeto

espiritual que se sirve del cuerpo, en calidad de instrumento, para llevar a la práctica determinados valores.

Además, para Scheler, la persona se halla originariamente en relación con el “yo” del otro.

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Mounier, dice: “mi persona no es la conciencia que yo poseo de ella. Cada vez que llevo a cabo un acto de

constatación de mi propia conciencia, lo único que constato son fragmentos efímeros de individualidad”

En la filosofía social de finales de siglo XX Buchanan introduce un nuevo concepto de persona basado en la

propiedad. Buchanan distingue entre lo que él denomina “anarquía real” y “anarquía ordenada”11. La anarquía

real está caracterizada por la ausencia absoluta de acuerdo y respeto por lo que es propio de los demás; se

trata de la guerra de todos contra todos que Hobbes describe como “estado de naturaleza”12.

Un concepto de persona distinto a éste es el que defienden Apel y Habermas13. Aquí, el sujeto (la persona) no

aparece como un observador, sino como un hablante que interactúa con un oyente. La apertura a la alteridad y

el rechazo del individualismo solipsista son entonces radicales: yo aparezco como un alter ego, de modo que la

conciencia de mí mismo ya es un fenómeno generado comunicativamente.

1.1.2 LA PERSONA EN EL PENSAMIENTO EXISTENCIALISTA

El existencialismo es un sistema filosófico y cultural que, tiene por objetivo el análisis y la descripción del

sentido y contradicción de la vida humana. Donde el individuo no es una parte mecánica de un todo único.

En la filosofía del existencialismo, se definen numerosas tendencias, entre ellas la religiosa y la atea. Las une

una problemática común, pero cada una tiene su propio enfoque del entendimiento de la vida. En la primera se

le otorga primacía a la relación del hombre con Dios.

En la segunda, la tendencia atea considera al individuo como único dios. Estas concepciones, sin embargo, se

influyen mutuamente, manifestando la misma preocupación por las penas del hombre, proclamando los mismos

principios éticos, y experimentando las mismas decepciones en cuanto a todo lo absurdo y privado de sentido

que hay en la vida. El espíritu de pesimismo, y veces de desesperación, caracteriza a todas las tendencias del

movimiento existencialista.

Uno de los precursores de la doctrina existencialista es Sören Kierkegaard, quien analizó detallada y

profundamente tales rasgos de la existencia del hombre como aflicción, temor, amor, culpa, bien y mal, muerte,

conciencia, espanto, etc. El espanto permanente que sufre un individuo es fruto del sentimiento de abandono

en espera de la muerte inevitable. La fe sincera es lo único que permite al individuo vivir su vida

conscientemente.

Karl Jaspers entendió este problema a su modo, ofreciendo separar el “tiempo axial” de la historia y concentrar

la atención en aspectos continuos que hay en la vida15 que determinan el sentido principal de la existencia.

Según Jaspers, todo ser debe buscar su individualidad en la vida presente.

En la filosofía y literatura española es Miguel de Unamuno quien desarrolló la concepción existencialista. Le

atribuyó significado especial a la idea de “don quijotismo”, según la cual el hombre libra una lucha permanente

(al igual que Don Quijote) por un ideal irreal. Cada existencia concreta comprende choques de categorías

corrientes y sublimes, de pragmatismo y lucidez espiritual.

Martín Heidegger y Jean Paul Sartre, son otros pensadores que han contribuido considerablemente al

desarrollo del existencialismo También puede ser considerado en esta corriente, José Ortega y Gasset.

Independientemente de la diversidad que caracteriza al enfoque existencialista de las situaciones de la vida

humana, esta concepción se singulariza también por la sensibilidad para con todos los problemas de la

existencia individual, así como por la confianza en las fuerzas creadoras personales.

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1.1.3 LA PERSONA EN EL PENSAMIENTO HUMANISTA

En sentido estricto, recibe este nombre el movimiento que aparece en Italia a finales del siglo XIV y se extiende

por muchos países europeos durante los siglos XV y XVI. El humanismo renacentista comienza siendo un

movimiento preocupado por el estudio de las lenguas y la cultura clásica y la reivindicación de los “estudios

humanistas”, pero pronto se convierte en un afán de renovación de la cultura a partir de los ideales morales y

vitales de la antigüedad clásica: en el mundo grecolatino encuentran un modelo que les sirvió

fundamentalmente para la reivindicación de la libertad y la dignidad humana, y del pensamiento libre de las

ataduras de la religión.

Algunos de los representantes de este movimiento filosófico humanista renacentista son: Pico della Mirándola,

Marsilio Ficino, Erasmo de Rotterdam, Luis Vives

A lo largo de la historia se han dado, además de éste, otras formas de humanismo:

El humanismo cristiano, que pone la dignidad humana en su dimensión espiritual y sobrenatural, se enfrenta a

la identificación del hombre con las cosas y subraya los peligros de la técnica, los excesos del capitalismo y del

poder del Estado.

El humanismo marxista, caracterizado por la necesidad de entender al hombre desde el ámbito de la finitud,

desde el ámbito del hombre mismo, y por la reivindicación de la dignidad y libertad humanas a partir de la

crítica a la alienación.

El humanismo existencialista. Y su máximo exponente Sartre escribe una obra y se titula “El existencialismo es

un humanismo”, al final de la cual nos indica en qué sentido se debe entender su filosofía como un humanismo:

no es humanista en el sentido de que admire a la humanidad por las producciones o valores de algunos

hombres concretos, ni porque considere que el hombre es el más perfecto de todos los seres. Este humanismo

puede ser o no correcto, ya que, nunca podremos estar seguros de la altura moral del hombre del futuro.

Es humanismo porque es una filosofía de la acción y de la libertad: la dignidad humana está en su libertad, que

es la categoría antropológica fundamental, y gracias a la cual el hombre siempre trasciende de su situación

concreta, aspira al futuro sin estar determinado por su pasado, se traza metas y en este trazarse metas

construye su ser; de ahí que el existencialismo sea también una doctrina de la acción.

Además es una teoría para la cual el único universo es el universo humano; esto quiere decir que la esfera de

cosas con las que el hombre trata no están marcadas o influidas por algo trascendente, ni por la naturaleza

misma; la esfera de cosas que atañen al hombre depende de su propia subjetividad; no hay otro legislador que

el hombre mismo.

1.1.4 LA PERSONA EN EL PENSAMIENTO PERSONALISTA

El nacimiento del personalismo tiene mucho que ver con dos poderosas ideologías del siglo xx: los

colectivismos y el individualismo.

Los colectivismos18 promovían los valores generales de la sociedad, pero con desprecio de los individuos. Lo

esencial era la sociedad mientras que el hombre sólo era importante en la medida en que servía a esa

sociedad.

El individualismo adoptó la perspectiva contraria: la exaltación del individuo en contraposición a la sociedad,

pero de un individuo insolidario que buscaba su propio bien y aplicaba la “ley del más fuerte”. Estas dos

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tendencias generaron intensísimos movimientos sociales y políticos que terminaron, de forma a veces muy

trágica, la historia del siglo XX. Las dos guerras mundiales están ligadas a la intención de los totalitarismos de

imponer su visión del mundo y aumentar su poder, y, por lo que respecta al individualismo, ha sido un elemento

ideológico esencial del capitalismo salvaje de inicios del XIX y comienzos del XX.

Este complejo escenario hizo ver a muchos la necesidad de revalorizar a la persona concreta y existente tanto

desde un punto de vista intelectual y conceptual como en la sociedad. Ante todo hubo un movimiento social

ligado a los desastres de la guerra y de las ideologías que exigía de manera perentoria una nueva valoración

del hombre. La persona no podía ser ni una mera parte del todo ni una entidad egoísta. 19Debía tener valor por

sí misma: era, sin ninguna duda, lo más valioso del mundo.

Las dos guerras mundiales fueron decisivas en ese cambio de perspectiva. Resulta paradigmático el recorrido

personal de Gabriel Marcel. Este filósofo fue inicialmente idealista, pero pasó la I Guerra Mundial trabajando en

el Departamento de desaparecidos cuya misión era informar a los familiares sobre los soldados de paradero

desconocido.

Experimentó entonces de modo muy fuerte la importancia que tenía cada persona concreta y cómo la felicidad

de algunas personas podía depender de unas pocas palabras: un sí o un no. Fue entonces cuando su fe en los

sistemas idealistas globales y abstractos se quebró definitivamente. Lo más importante era la persona, cada

persona concreta e individual y no las abstracciones.

Otra experiencia aún más dura es la de Viktor Frankl lo obligó a dejar muy atrás los modelos antropológicos

inspirados en psicologías reduccionistas para internarse en lo específicamente humano, en el área fronteriza

entre la psicoterapia y la filosofía que promueve que cada persona se realice mediante la búsqueda del sentido

de su vida. Desde un punto de vista técnico-filosófico el personalismo sostiene como tesis central que la

noción de persona es la categoría filosófica esencial en la elaboración de la antropología y que sólo se puede

abordar adecuadamente con conceptos específicos extraídos a partir de la experiencia. Los temas a los que

concede especial relevancia son, entre otros, los siguientes: la afectividad, las relaciones interpersonales, la

corporalidad, la diferenciación, dentro de una igualdad radical, en varón y mujer, el carácter narrativo de la

existencia, el carácter social, ético y solidario de la persona y su apertura intrínseca a la trascendencia.

Existe una gran cantidad de brillantes autores del personalismo. Algunos de los intelectuales más

emblemáticos son: Max Scheler, Martin Buber, Emmanuel Mounier, Maritain, Nédoncelle, Pareyson, Edith

Stein, Emmanuel Lévinas, Karol Wojtyla, Romano Guardini, Gabriel Marcel, Julián Marías, Ricoeur, Xavier

Zubiri o Dietrich Von Hildebrand. Lógicamente, la lista resulta fácil de ampliar. La importancia del personalismo

resulta esencial en los tiempos actuales y en los que se avecinan. La antropología filosófica es básica para dar

una visión unitaria de la persona en una época en la que parece que su imagen se ha fragmentado en tantos

pedazos que no somos capaces de recomponerla. Debe servir para fundamentar estudios interdisciplinares de

Bioética, Derecho, Economía, Familia, Psiquiatría y un amplio abanico de cuestiones actuales.

1.2 DIGNIDAD HUMANA1.2.1 SENTIDO DE EXISTENCIA HUMANA La dignidad de la persona humana,

hace libres y hace sujetos de derechos y deberes en medio del universo. Por la dignidad humana se une al

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perfeccionamiento del mundo, se obtiene inteligencia y capacidad para amar; por la dignidad, que se recibe,

también como tarea que se debe proteger, cultivar y promover.

La existencia toma sentido en cuanto que como seres humanos consientes de su propia naturaleza colaboran

en el beneficio del universo, cada uno de los seres humanos han sido dotados de un sello inviolable. Contenido

en la inteligencia y la capacidad de amar de allí que la dignidad es absoluta, innegociable e inviolable.

La cultura actual tiende a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser

humano. El impacto dominante de los prototipos del poder, la riqueza y el placer efímero se han transformado,

por encima del valor de la persona, en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la

organización social.

Ante esta realidad se anuncia una vez más el valor supremo de cada hombre y de cada mujer, en todas las

etapas de la existencia, hasta su muerte natural y después de la muerte. La mirada humana sobre el ser

humano permite percibir su valor que trasciende todo el universo.

Viktor E. Frankl2, tenía como tesis central, “EL vivir es aceptar con dignidad el desafío que plantea la vida, con

su carga de adversidad, y sobrevivir es hallar el sentido de ese sufrimiento”.

Al hombre se le puede arrebatar todo, salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la

actitud personal ante un conjunto de circunstancias para decidir su propio camino.3 Vivir es encontrar la

respuesta a todas las situaciones que se plantean, es una fuerza primaria-razón y secundaria impulso-instinto y

que además tiene la capacidad de manejarse con sensatez incondicional.

La Logoterapia fue establecida por Frankl como terapia médica o análisis existencial, la cual concibe al ser

humano desde un ámbito integral; no desconoce ningún aspecto humano, al contrario, valora cada uno desde

su realidad. Esta terapia tiene relevancia en la actualidad por el rescate que hace del aspecto espiritual,

recordando la unicidad e irrepetibilidad del hombre como persona autónoma de una existencia espiritual,

trascendente en su esencia, dueña de su voluntad, capaz de elegir y de imprimir sentido a sus acciones.

1.2.2 NECESIDADES DEL HOMBRE

El autor Abraham Maslow, es el creador de la Pirámide de las Necesidades del ser humano o Jerarquías, en su

teoría menciona que cuando las necesidades se van cubriendo la persona es más integral y logra accesar a la

realización constante.

La Jerarquía de Necesidades del ser humano de Maslow se describe a menudo como una pirámide que consta

de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit»5; al nivel

superior lo denominó «auto-actualización», «motivación de crecimiento», o «necesidad de ser»6. «La diferencia

estriba en que mientras las necesidades de déficit pueden ser satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza

impelente continua».

La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se

han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimiento

ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia

abajo en la jerarquía. Según la pirámide de Maslow se dispondría de: NECESIDADES FISIOLÓGICAS

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Son necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (referente a la salud); dentro de éstas, las

más evidentes son:

Necesidad de respirar, beber agua, y alimentarse.

Necesidad de mantener el equilibrio de la temperatura corporal.

Necesidad de dormir, descansar, eliminar los desechos.

Necesidad de evitar el dolor.

NECESIDADES DE SEGURIDAD Y PROTECCIÓN

Estas surgen cuando las necesidades fisiológicas se mantienen compensadas. Son las necesidades de

sentirse seguro y protegido; incluso desarrollar ciertos límites de orden. Dentro de ellas se encuentran:

Seguridad física y de salud.

Seguridad de empleo, de ingresos y recursos.

Seguridad moral, familiar y de propiedad privada.

NECESIDADES DE AFILIACIÓN Y AFECTO

Están relacionadas con el desarrollo afectivo del individuo, son las necesidades de asociación, participación y

aceptación. Se satisfacen mediante las funciones de servicios y prestaciones que incluyen actividades

deportivas, culturales y recreativas. El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, ser parte

de una comunidad, de agruparse en familias, con amistades o en organizaciones sociales. Entre éstas se

encuentran:

la amistad,

el compañerismo,

el afecto y

el amor.

NECESIDADES DE ESTIMA

Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.

La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales como

confianza, competencia, maestría, logros, independencia y libertad.

La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio,

reconocimiento, reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.

La merma de estas necesidades se refleja en una baja autoestima y el complejo de inferioridad. Auto-

realización o auto-actualización

Este último nivel es algo diferente y Maslow utilizó varios términos para denominarlo: motivación de

crecimiento, necesidad de ser y auto-realización.

Son las necesidades más elevadas, se hallan en la cima de la jerarquía, y a través de su satisfacción, se

encuentra un sentido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos

los niveles anteriores han sido alcanzados y completados, al menos, hasta cierto punto. Personas auto-

realizadas. Maslow consideró auto-realizados a un grupo de personajes históricos que estimaba cumplían

dichos criterios: Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Mahatma Gandhi, Albert Einstein, Eleanor Roosevelt,

William James, entre otros.

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Maslow dedujo de sus biografías, escritos y actividades, una serie de cualidades similares; estimaba que eran

personas:

Centradas en la realidad, que sabían diferenciar lo falso o ficticio de lo real y genuino;

Centradas en los problemas, que enfrentan los problemas en virtud de sus soluciones;

Con una percepción diferente de los significados y los fines.

En sus relaciones con los demás, eran personas:

Con necesidad de privacidad, sintiéndose cómodos en esta situación;

Independientes de la cultura y el entorno dominante, basándose más en experiencias y juicios propios;

Resistentes a la enculturación, pues no eran susceptibles a la presión social; eran inconformistas;

Con sentido del humor no hostil, prefiriendo bromas de sí mismos o de la condición humana;

Buena aceptación de sí mismo y de los demás, tal como eran, no pretenciosos ni artificiales;

Frescura en la apreciación, creativos, inventivos y originales;

Con tendencia a vivir con más intensidad las experiencias que el resto de la humanidad.

Meta necesidades y meta patologías Maslow también aborda de otra forma la problemática de lo que es

auto-realización, hablando de las necesidades impulsivas, y comenta lo que se necesitaba para ser feliz:

verdad, bondad, belleza, unidad, integridad y trascendencia de los opuestos, vitalidad, singularidad, perfección

y necesidad, realización, justicia y orden, simplicidad, riqueza ambiental, fortaleza, sentido lúdico,

autosuficiencia, y búsqueda de lo significativo.

Cuando no se colman las necesidades de auto-realización, surgen las meta-patología, cuya lista es

complementaria y tan extensa como la de meta-necesidades. Aflora entonces cierto grado de cinismo, los

disgustos, la depresión, la invalidez emocional y la alienación.

Características generales de la teoría de Maslow

Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de las personas, pero la necesidad

satisfecha no genera comportamiento alguno.

Las necesidades fisiológicas nacen con la persona, el resto de las necesidades surgen con el transcurso

del tiempo.

A medida que la persona logra controlar sus necesidades básicas aparecen gradualmente necesidades de

orden superior; no todos los individuos sienten necesidades de auto-realización, debido a que es una

conquista individual.

Las necesidades más elevadas no surgen en la medida en que las más bajas van siendo satisfechas.

Pueden ser concomitantes pero las básicas predominarán sobre las superiores.

Las necesidades básicas requieren para su satisfacción un ciclo motivador relativamente corto, en

contraposición, las necesidades superiores requieren de un ciclo más largo.

1.2 AXIOLOGÍA

1.3 Definición Etimológica

Del griego, merecedor, digno, valioso. fundamentación, concepto. La axiología es entonces, la ciencia que se

encarga de estudiar los valores, es decir es la teoría acerca de los valores.

Definición Real

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Es la ciencia que se encarga del estudio y aplicación de los valores en la persona o bien una aplicación

material de la ética.

La ética se encarga de la moralidad: una cualidad que corresponde a los actos humanos exclusivamente por el

hecho de proceder de la libertad en orden a un fin último y que determina las consideraciones de un acto como

bueno o malo en un sentido muy concreto, no extensible a los actos o movimientos no libres.

La axiología es una parte significativa en la ética; su importancia recae sobre todo en el ámbito del actuar

humano, en concreto en su proceder con los otros. La teoría de los valores es fundamental en la persona

porque solamente así se puede dar cuenta de su actuar en el medio social donde se encuentre, adicional a ello

le ayuda a su plena realización como persona.

La axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también de los valores negativos, analizando los

principios que permiten considerar que algo es o no valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio4. La

investigación de una teoría de los valores ha encontrado una aplicación especial en la ética y en la estética,

ámbitos donde el concepto de valor posee una relevancia específica.

Algunos filósofos como los alemanes Heinrich Rickert y Max Scheler han realizado diferentes propuestas para

elaborar una jerarquía adecuada de los valores. En este sentido, puede hablarse de una ética axiológica, que

fue desarrollada, principalmente, por el propio Scheler y Nicolai Hartmann.

El subjetivismo se opondrá, desde el principio, a este enfoque. Y entenderá a la antigua manera de Protágoras

que lo estrictamente humano es la medida de todas las cosas, de lo que vale y de lo que no vale, y de la misma

escala de valores, sin sustento en la realidad exterior.

Las posturas idealistas tienen los siguientes corrientes: o Idealismo objetivo: Considera que el valor existe a

pesar del observador (las ideas de Platón / Dios de los neo tomistas). o Idealismo subjetivo: Considera que el

valor es creado en la conciencia de los individuos y es por lo tanto subjetivo. (Berkeley)

Para el Materialismo: El propósito de la naturaleza del valor está en la capacidad que tiene el ser humano de

valorar el mundo objetivamente, es decir, valorarlo tal como es, buscando no alterar, ni deformar esta visión. El

mundo debe ser valorado tal como es. De esta forma, la naturaleza del valor es objetiva, pero el valor es

interpretado subjetivamente por nuestra conciencia

Como se ha dicho, la axiología es la disciplina encargada del estudio del valor, de su naturaleza y esencia, así

como de los juicios de valor. Esta disciplina comienza como tal en la segunda mitad del siglo XIX, aunque tiene

precedentes remotos, como el del propio Platón, que hace sinónimos valor y ser6. En La República, este

pensador de la Antigüedad afirma que el Bien es el máximo valor, es decir, aquello a lo que aspira todo.

Lo define un tanto oscuramente como el supremo garante del orden en la realidad, siendo el modelo que

hombre y sociedad han de perseguir para su perfección. Los valores, según esto, serían los modelos reales

que copia nuestro mundo sensible. Su captación, sin embargo, resulta complicada, requiriendo un talante

especial y gran esfuerzo. Por eso, el gobierno de la Ciudad Ideal se encarga a los filósofos.

Basta, eso sí, con conocer lo bueno para aspirar a ello y desearlo, ya que no se concibe que algo tan excelente

pueda no ser deseado por quien lo vislumbra. Todo esto conlleva que el proceso educativo ha de apuntar a ese

ideal, por el cual el hombre alcanza su perfección. La educación sería la actividad que pretende lograr la

esencia del ser humano, que no es sino la realización en él de una serie de valores o metas ideales.

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En relación con la naturaleza de esas metas o ideales que se han definido como valores, Platón afirma que

son, como se han visto, objetos reales.

Los valores serían ideas platónicas. A esta concepción ya se opusieron los sofistas, que con su teoría

psicologicista de los valores adoptaron una perspectiva relativista. En este debate se planteaba con siglos de

antelación la moderna discusión acerca de la naturaleza de los valores.

Así pues, el extremo opuesto a la postura realista platónica, que en tiempos de Platón representaron algunos

sofistas (hay que recordar la doctrina del Homo mensura de Protágoras o las intervenciones de Gorgias en el

diálogo que lleva su nombre) es el idealismo kantiano.

Kant arroja un dualismo en el que el reino de los fines y del valor se distancia del de los juicios teóricos.

Propugna, además, una ética sin contenido, llamada formal, frente a las éticas materiales de naturaleza

prescriptivas7. Lo único que movería a actuar moralmente sería el puro deber, independientemente de la

utilidad o satisfacción de lo cumplido.

En este sentido, habría que someterse al denominado por él imperativo categórico, mandato general de la

razón que en sus diferentes formulaciones viene a decir que se actúe como se quiere, que todo el mundo

actuase con nosotros. Esto no es algo con realidad propia y definida, sino un ideal que reside en nuestra

subjetividad racional. Hay que recordar que toda la filosofía de Kant trata de los límites del hombre y concluye

su imposibilidad para acceder a supuestas realidades absolutas como eran los valores para Platón. Los ideales

o los valores corresponden a la subjetividad del hombre. Son sus ideas siempre relativas al propio ser humano

las que orientan y determinan la conducta.

En este debate histórico acerca de los valores, se incluye, por supuesto, a Nietzsche, quien realizó una crítica a

los procedentes de la cultura judeocristiana y propuso su teoría del Superhombre. Básicamente, su

pensamiento se ubica en el anti-esencialismo, por lo que se opone frontalmente a toda la tradición no sólo

judeocristiana, sino clásica griega.

De hecho, se le considera uno de los antecedentes del actual pensamiento débil o postmoderno. Su propuesta

consiste en la sustitución de los viejos valores absolutos de nuestra cultura por una nueva escala de bondades

más acorde con la vida y el instinto. Se trata del dominio de lo subjetivo respecto a lo absoluto-esencial-eterno.

1.4 ¿QUE SON LOS VALORES?

Los valores son intemporales, absolutos, autónomos y absolutamente validos y objetivos; los valores tienen

una ordenación jerárquica, de lo agradable a lo desagradable; a si como de lo bello a lo feo; de lo bueno a lo

malo, y así sucesivamente hasta llegar a lo más supremo que es lo puro.

La axiología en la persona depende de la plena conformidad entre el querer y el obrar, así como la ejecución

de sus actos intencionales. El fundamento último de los valores es el amor vivido y practicado en la persona

humana.

Desde el punto de vista filosófico, la axiología es considerada la teoría que aborda los valores inmersos en la

ética y la estética, disciplinas surgidas en el discurso griego.

El estudio griego culmina con el desarrollo de un sistema de valores. Los valores pueden ser objetivos o

subjetivos. Ejemplos de valores objetivos incluyen el bien, la verdad o la belleza, siendo finalidades ellos

mismos. Se consideran valores subjetivos, en cambio, cuando estos representan un medio para llegar a un fin

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

Además, los valores pueden ser fijos (permanentes) o dinámicos (cambiantes). Los valores también pueden

diferenciarse a base de su grado de importancia y pueden ser conceptualizados en términos de una jerarquía,

en cuyo caso algunos poseerán una posición más alta que otros.

El problema fundamental que se desarrolla desde los orígenes mismos de la axiología, hacia fines del siglo

XIX, es el de la objetividad o subjetividad de la totalidad de los valores. Max Scheler se ubicará en la primera

de las dos posiciones.

1.5 VALORES HUMANOS

1.5.1 VALORES HUMANOS SOCIALES: BIOÉTICA, SALUD, SEGURIDAD, LIBERTAD, IGUALDAD,

JUSTICIA, HONESTIDAD Y FRATERNIDAD

La realidad social que se describe en su dinámica actual con la palabra globalización, impacta, por tanto, antes

que cualquier otra dimensión, nuestra cultura y el modo como el ser humano se inserta y apropia de ella. La

variedad y riqueza de nuestra cultura, desde aquella más originaria hasta aquella que, con el paso de la historia

y el mestizaje de sus pueblos, se han ido sedimentando en las naciones, las familias, los grupos sociales, las

instituciones educativas y la convivencia cívica, constituye un dato bastante evidente para nosotros y que se

valora como una singular riqueza.

Lo que hoy día está en juego no es esa diversidad, que los medios de información tienen la capacidad de

individualizar y registrar. Lo que se echa de menos es más bien la posibilidad de que esta diversidad pueda

converger en una síntesis, que envolviendo la variedad de sentidos, sea capaz de proyectarla en un destino

histórico común.

Se vive un cambio de época cuyo nivel más profundo es el cultural. Se desvanece la concepción integral del

ser humano, su relación con el mundo y los demás; aquí está precisamente el gran error de las tendencias

dominantes en el último siglo.

Surge hoy con gran fuerza una sobrevaloración de la subjetividad individual. Independientemente de su forma,

la libertad y la dignidad de la persona son reconocidas. El individualismo debilita los vínculos comunitarios y

propone una radical transformación del tiempo y del espacio, dando un papel primordial a la imaginación.

Los fenómenos sociales, económicos y tecnológicos están en la base de la profunda vivencia del tiempo, al que

se le concibe fijado en el propio presente, trayendo concepciones de inconsistencia e inestabilidad.

Se deja de lado la preocupación por el bien común para dar paso a la realización inmediata de los deseos de

los individuos, a la creación de nuevos y muchas veces arbitrarios derechos individuales, a los problemas de la

sexualidad, la familia, las enfermedades y la muerte.

La ciencia y la técnica, cuando son puestas exclusivamente al servicio del mercado, con los únicos criterios de

la eficacia, la rentabilidad y lo funcional, crean una nueva visión de la realidad.3 Así se han ido introduciendo,

por la utilización de los medios de comunicación de masas, un sentido estético, una visión acerca de la

felicidad, una percepción de la realidad y hasta un lenguaje, que se quiere imponer como una auténtica cultura.

De este modo se termina por destruir lo que de verdaderamente humano hay en los procesos de construcción

cultural, que nacen del intercambio personal y colectivo.

Se verifica, a nivel masivo, una especie de nueva colonización cultural por la imposición de culturas

artificiales4, despreciando las culturas locales y tendiendo a imponer una cultura homogeneizada en todos los

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

sectores. Esta cultura se caracteriza por la autorreferencia del individuo, que conduce a la indiferencia por el

otro, a quien no necesita ni del que tampoco se siente responsable.

Se prefiere vivir día a día, sin programas a largo plazo ni apegos personales, familiares y comunitarios. Las

relaciones humanas se consideran objetos de consumo, llevando a relaciones afectivas sin compromiso

responsable y definitivo.

También se verifica una tendencia hacia la afirmación exasperada de derechos individuales y subjetivos.5 Esta

búsqueda es pragmática e inmediatista, sin preocupación por criterios éticos6. La afirmación de los derechos

individuales y subjetivos, sin un esfuerzo semejante para garantizar los derechos sociales, culturales y

solidarios, resulta en perjuicio de la dignidad de todos, especialmente de quienes son más vulnerables.

1.5.2 VALORES HUMANOS ECONÓMICOS: DE USO Y DE CAMBIO

Las instituciones financieras y las empresas transnacionales se fortalecen al punto de subordinar las

economías locales, sobre todo, debilitando a los Estados, que aparecen cada vez más impotentes para llevar

adelante proyectos de desarrollo al servicio de sus poblaciones, especialmente cuando se trata de inversiones

de largo plazo y sin retorno inmediato.

Las industrias 7 extractivas internacionales y la agroindustria muchas veces no respetan los derechos

económicos, sociales, culturales y ambientales de las poblaciones locales y no asumen sus responsabilidades.

Con mucha frecuencia se subordina la preservación de la naturaleza al desarrollo económico, con daños a la

biodiversidad, con el agotamiento de las reservas de agua y de otros recursos naturales, con la contaminación

del aire y el cambio climático.

Las posibilidades y eventuales problemas de la producción de agro combustibles deben ser estudiadas de tal

manera que prevalezca el valor de la persona humana y de sus necesidades de supervivencia. La región se ve

afectada por el recalentamiento de la tierra y el cambio climático provocado principalmente por el estilo de vida

no sostenible de los países industrializados.

La globalización ha vuelto frecuente la celebración de Tratados de Libre Comercio entre países con economías

asimétricas, que no siempre benefician a los países más pobres. Al mismo tiempo, se presiona a los países de

la región con exigencias desmedidas en materia de propiedad intelectual, a tal punto que se permite derechos

de patente sobre la vida en todas sus formas. Además, la utilización de organismos genéticamente

manipulados muestra que no siempre contribuye la globalización ni al combate contra el hambre ni al desarrollo

rural sostenible.

Aunque se ha progresado muchísimo en el control de la inflación y en la estabilidad macroeconómica de los

países de la región, muchos gobiernos se encuentran severamente limitados para el financiamiento de sus

presupuestos públicos por los elevados servicios de la deuda externa e interna, mientras, por otro lado, no

cuentan con sistemas tributarios verdaderamente eficientes, progresivos y equitativos.

La actual concentración de renta y riqueza se da principalmente por los mecanismos del sistema financiero. La

libertad concedida a las inversiones financieras favorece al capital especulativo, que no tiene incentivos para

hacer inversiones productivas de largo plazo, sino que busca el lucro inmediato en los negocios con títulos

públicos, monedas y derivados. Sin embargo, El objeto de la economía es la formación de la riqueza y su

incremento progresivo, en términos no sólo cuantitativos, sino cualitativos: todo lo cual es éticamente correcto

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

si está orientado al desarrollo global y solidario del hombre y de la sociedad en la que vive y trabaja. El

desarrollo, en efecto, no puede reducirse a un mero proceso de acumulación de bienes y servicios, aun cuando

fuese en pro del bien común, no es una condición suficiente para la realización de una auténtica felicidad

humana.

La empresa está llamada a prestar una contribución mayor en la sociedad, asumiendo la llamada

responsabilidad social-empresarial.

La población económicamente activa de la región está afectada por el subempleo (42%) y el desempleo (9%), y

casi la mitad está empleada en trabajo informal. El trabajo formal, por su parte, se ve sometido a la precariedad

de las condiciones de empleo y a la presión constante de subcontratación, lo que trae consigo salarios más

bajos y desprotección en el campo de seguridad social, no permitiendo a muchos el desarrollo de una vida

digna.

En este contexto, los sindicatos pierden la posibilidad de defender los derechos de los trabajadores. Por otro

lado, se pueden destacar fenómenos positivos y creativos para enfrentar esta situación de parte de los

afectados, quienes vienen impulsando diversas experiencias, como por ejemplo, micro finanzas, economía

local y solidaria, y comercio justo.

Los campesinos, en su mayoría, sufren a causa de la pobreza, agravada por no tener acceso a tierra propia.

Sin embargo, existen grandes latifundios en manos de unos pocos. En algunos países esta situación ha llevado

a la población a demandar una Reforma Agraria, estando atentos a los males que puedan ocasionarles los

Tratados de Libre Comercio, la manipulación de la droga y otros factores.

1.5.3 VALORES HUMANOS POLÍTICOS: DEMOCRACIA, PROGRESO, BIENESTAR Y SOLIDARIDAD

Se constata un cierto proceso democrático que se demuestra en diversos procesos electorales. Sin embargo,

se observa con preocupación el acelerado avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía

democrática que en ciertas ocasiones derivan en regímenes de corte neo populista.

Esto indica que no basta una democracia puramente formal, fundada en la limpieza de los procedimientos

electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los

derechos humanos. Una democracia sin valores, como los mencionados, se vuelve fácilmente una dictadura y

termina traicionando al pueblo.

Con la presencia más protagónica de la Sociedad Civil y la irrupción de nuevos actores sociales, como son los

indígenas, las mujeres, los profesionales, una extendida clase media y los sectores marginados organizados,

se está fortaleciendo la democracia participativa, y se están creando mayores espacios de participación

política.

Estos grupos están tomando conciencia del poder que tienen entre manos y de la posibilidad de generar

cambios importantes para el logro de políticas públicas más justas, que reviertan su situación de exclusión.

En este plano, se percibe también una creciente influencia de organismos de Naciones Unidas y de

Organizaciones No Gubernamentales de carácter internacional, que no siempre ajustan sus recomendaciones

a criterios éticos. No faltan también actuaciones que radicalizan las posiciones, fomentan la conflictividad y la

polarización extremas, y ponen ese potencial al servicio de intereses ajenos a los suyos, lo que, a la larga,

puede frustrar y revertir negativamente sus esperanzas.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

Después de una época de debilitamiento de los Estados por la aplicación de ajustes estructurales en la

economía, recomendados por organismos financieros internacionales, se aprecia actualmente un esfuerzo de

los Estados por definir y aplicar políticas públicas en los campos de la salud, educación, seguridad alimentaria,

previsión social, acceso a la tierra y a la vivienda, promoción eficaz de la economía para la creación de

empleos y leyes que favorecen las organizaciones solidarias.

Todo esto refleja que no puede haber democracia verdadera y estable sin justicia social, sin división real de

poderes y sin la vigencia del Estado de derecho.

Cabe señalar, como un gran factor negativo en buena parte de la región, el recrudecimiento de la corrupción en

la sociedad y en el Estado, que involucra a los poderes legislativos y ejecutivos en todos sus niveles, y alcanza

también al sistema judicial que a menudo inclina su juicio a favor de los poderosos y genera impunidad, lo que

pone en serio riesgo la credibilidad de las instituciones públicas y aumenta la desconfianza del pueblo,

fenómeno que se une a un profundo desprecio de la legalidad.

En amplios sectores de la población y particularmente entre los jóvenes crece el desencanto por la política y

particularmente por la democracia, pues las promesas de una vida mejor y más justa no se cumplieron o se

cumplieron sólo a medias.

En este sentido, se olvida que la democracia y la participación política son fruto de la formación que se hace

realidad solamente cuando los ciudadanos son conscientes de sus derechos fundamentales y de sus deberes

correspondientes.

La vida social, en convivencia armónica y pacífica, se está deteriorando gravemente, por el crecimiento de la

violencia, que se manifiesta en robos, asaltos, secuestros, y lo que es más grave, en asesinatos que cada día

destruyen más vidas humanas y llenan de dolor a las familias y a la sociedad entera.

La violencia reviste diversas formas y tiene diversos agentes: el crimen organizado y el narcotráfico, grupos

paramilitares, violencia común sobre todo en la periferia de las grandes ciudades, violencia de grupos juveniles

y creciente violencia intrafamiliar. Sus causas son múltiples: el avance de una ideología individualista y

utilitarista, el irrespeto a la dignidad de cada persona, el deterioro del tejido social, la corrupción incluso en las

fuerzas del orden, y la falta de políticas públicas de equidad social.

Si bien en algunos países se han logrado acuerdos de paz superando así conflictos de vieja data, en otros

continúa la lucha armada con todas sus secuelas (muertes violentas, violaciones a los Derechos Humanos,

amenazas, niños en la guerra, secuestros etc.), sin avizorar soluciones a corto plazo. La influencia del narco

negocio en estos grupos dificulta aún más las posibles soluciones.

También es positiva la globalización de la justicia, en el campo de los derechos humanos y de los crímenes

contra la humanidad, que a todos permitirá vivir progresivamente bajo iguales normas llamadas a proteger su

dignidad, su integridad y su vida.

1.5.4 VALORES HUMANOS INTELECTUALES: CONOCIMIENTOS, AUTOCONCEPTO, PERSEVERANCIA,

VOLUNTAD Y RESPONSABILIDAD

Hoy por hoy se vive un novedoso y acelerado cambio que causa novedad. La novedad de estos cambios, a

diferencia de los ocurridos en otras épocas, es que tienen un alcance global que, con diferencias y matices,

afectan al mundo entero. Habitualmente se los caracteriza como el fenómeno de la globalización.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

Un factor determinante de estos cambios es la ciencia y la tecnología, con su capacidad de manipular

genéticamente la vida misma de los seres vivos, y con su capacidad de crear una red de comunicaciones de

alcance mundial, tanto pública como privada, para interactuar en tiempo real, es decir, con simultaneidad, no

obstante las distancias geográficas. Como suele decirse, la historia se ha acelerado y los cambios mismos se

vuelven vertiginosos, puesto que se comunican con gran velocidad a todos los rincones del planeta.

Esta nueva escala mundial del fenómeno humano trae consecuencias en todos los ámbitos de la vida social,

impactando la cultura, la economía, la política, las ciencias, la educación, el deporte, las artes.

En este nuevo contexto social, la realidad se ha vuelto para el ser humano cada vez más opaca y compleja.

Esto quiere decir, que cualquier persona individual necesita siempre más información si quiere ejercer sobre la

realidad el señorío que por vocación está llamada.

Esto ha enseñado a mirar la realidad con más humildad, sabiendo que ella es más grande y compleja que las

simplificaciones con que se solía verla en un pasado aún no demasiado lejano y que, en muchos casos,

introdujeron conflictos en la sociedad, dejando muchas heridas que aún no logran cicatrizar.

Es frecuente que algunos quieran mirar la realidad unilateralmente desde la información económica, otros

desde la información política o científica, otros desde el entretenimiento y el espectáculo. Sin embargo, ninguno

de estos criterios parciales logra proponer un significado coherente para todo lo que existe.

Cuando las personas perciben esta fragmentación y limitación, suelen sentirse frustradas, ansiosas,

angustiadas. La realidad social resulta demasiado grande para una conciencia que, teniendo en cuenta su falta

de saber e información, fácilmente se cree insignificante, sin injerencia alguna en los acontecimientos, aun

cuando sume su voz a otras voces que buscan ayudarse recíprocamente.

Esta es la razón por la cual10 muchos estudiosos de nuestra época han sostenido que la realidad ha traído

aparejada una crisis de sentido. Ellos no se refieren a los múltiples sentidos parciales que cada uno puede

encontrar en las acciones cotidianas que realiza, sino al sentido que da unidad a todo lo que existe y sucede en

la experiencia, y que el ser humano llama el sentido de la dignidad. Habitualmente, este sentido se pone a

nuestra disposición a través de nuestras tradiciones culturales que representan la hipótesis de realidad con la

que cada ser humano pueda mirar el mundo en que vive. Sin embargo, se debe admitir que esta preciosa

tradición comienza a erosionarse. La mayoría de los medios masivos de comunicación presentan ahora nuevas

imágenes, atractivas y llenas de fantasía, que aunque todos saben que no pueden mostrar el sentido unitario

de todos los factores de la realidad, Ofrecen al menos el consuelo de ser transmitidas en tiempo real, en vivo y

en directo, con actualidad. Lejos de llenar el vacío que en nuestra conciencia se produce por la falta de un

sentido unitario de la vida, en muchas ocasiones la información transmitida por los medios sólo distrae. La falta

de información sólo se subsana con más información, retroalimentando la ansiedad de quien percibe que está

en un mundo opaco y que no comprende. Este fenómeno explica tal vez uno de los hechos más

desconcertantes y novedosos que se vive en el presente. Nuestras tradiciones culturales ya no se transmiten

de una generación a otra con la misma fluidez que en el pasado. Ello afecta, incluso, a ese núcleo más

profundo de cada cultura, que resulta ahora igualmente difícil de transmitir a través de la educación y de la

belleza de las expresiones culturales, alcanzando aun la misma familia que, como lugar del diálogo y de la

solidaridad intergeneracional, había sido uno de los vehículos más importantes de la transmisión de los valores.

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Los medios de comunicación han invadido todos los espacios y todas las conversaciones, introduciéndose

también en la intimidad del hogar. Al lado de la sabiduría de las tradiciones se ubica ahora, en competencia, la

información de último minuto, la distracción, el entretenimiento, las imágenes de los exitosos que han sabido

aprovechar en su favor las herramientas tecnológicas y las expectativas de prestigio y estima social.

Ello hace que las personas busquen denodatamente una experiencia de sentido que llene las exigencias de su

vocación, allí donde nunca podrán encontrarla.

Pero la eficacia de los procedimientos lograda mediante la información, aún con las tecnologías más

desarrolladas, no logra satisfacer el anhelo de dignidad inscrito en lo más profundo del ser humano.

Por ello, no basta suponer que la mera diversidad de puntos de vista, de opciones y, finalmente, de

informaciones, que suele recibir el nombre de pluri o multiculturalidad, resolverá la ausencia de un significado

unitario para todo lo que existe.

La persona humana es, en su misma esencia, aquel lugar de la naturaleza donde converge la variedad de los

significados en una única vocación de sentido. A las personas no les asusta la diversidad. Lo que les asusta

más bien es no lograr reunir el conjunto de todos estos significados de la realidad en una comprensión unitaria

que le permita ejercer su libertad con discernimiento y responsabilidad.

La persona busca siempre la verdad de su ser, puesto que es esta verdad la que ilumina la realidad de tal

modo que pueda desenvolverse en ella con libertad y alegría, con gozo y esperanza.

Entre los aspectos positivos de este cambio cultural aparece el valor fundamental de la persona, de su

conciencia y experiencia, la búsqueda del sentido de la vida y la trascendencia. El fracaso de las ideologías

dominantes para dar respuesta a la búsqueda más profunda del significado de la vida, ha permitido que emerja

como valor la sencillez y el reconocimiento en lo débil y lo pequeño de la existencia, con una gran capacidad y

potencial que no puede ser minusvalorado.

Este énfasis en el aprecio de la persona abre nuevos horizontes, donde la necesidad de construir el propio

destino y el anhelo de encontrar razones para la existencia, puede poner en movimiento el deseo de

encontrarse con otros y compartir lo vivido, como una manera de darse una respuesta. Se trata de una

afirmación de la libertad personal y, por ello, de la necesidad de cuestionarse en profundidad las propias

convicciones y opciones.

Pero junto con el énfasis en la responsabilidad individual en medio de sociedades que promueven a través de

los medios el acceso a bienes, se niega paradójicamente el acceso de los mismos a las grandes mayorías,

bienes que constituyen elementos básicos y esenciales para vivir como personas.

El énfasis en la experiencia personal y lo vivencial lleva a considerar el testimonio como un componente clave

en la vivencia de los valores más trascendentales y sublimes. Los hechos son valorados en cuanto que son

significativos para la persona. En el lenguaje testimonial se puede encontrar un punto de contacto con las

personas que componen la sociedad y de ellas entre sí.

II. UNIDAD

2.1 SER EN SOCIEDAD

La cultura urbana es híbrida, dinámica y cambiante, pues amalgama múltiples formas, valores y estilos de vida,

y afecta a todas las colectividades. La cultura suburbana es fruto de grandes migraciones de población en su

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

mayoría pobre, que se estableció alrededor de las ciudades en los cinturones de miseria. En estas culturas los

problemas de identidad y pertenencia, relación, espacio vital y hogar son cada vez más complejos.

Existen también comunidades de migrantes que han aportado las culturas y tradiciones traídas de sus tierras

de origen. Por su parte, esta diversidad incluye a comunidades que se han ido formando por la llegada de

distintos grupos.

Asumir la diversidad cultural, que es un imperativo del momento, implica superar los discursos que pretenden

uniformar la cultura, con enfoques basados en modelos únicos.

La índole social del hombre demuestra que el desarrollo de la persona humana y el crecimiento de la propia

sociedad están mutuamente condicionados. Porque el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones

sociales, es y debe ser la persona humana, la cual, por su misma naturaleza tiene absoluta necesidad de la

vida social.

La vida social no es, pues, para el hombre sobrecarga accidental. Por ello, a través del trato con los demás, de

la reciprocidad de servicios, del diálogo con los humanos, la vida social engrandece al hombre en todas sus

cualidades y le capacita para responder a su profesión.

De los vínculos sociales que son necesarios para el cultivo del hombre, unos, como la familia y la comunidad

política, responden más inmediatamente a su naturaleza profunda; otros, proceden más bien de su libre

voluntad. En esta época, por varias causas, se multiplican sin cesar las conexiones mutuas y las

interdependencias; de aquí nacen diversas asociaciones e instituciones tanto de derecho público como de

derecho privado.

Este fenómeno, que recibe el nombre de socialización, aunque encierra algunos peligros, ofrece, sin embargo,

muchas ventajas para consolidar y desarrollar las cualidades de la persona humana y para garantizar sus

derechos.

2.1.1 FAMILIA, COMUNIDAD DE VIDA Y AMOR

Cuando se ha mencionado el término familia, se refiere a la estructura social básica cuya ancestral

transformación propició el desarrollo humano. El mismo que en la actualidad implica profundos cambios en

aquella.

En una primera aproximación maximalista al término familia, se puede concluir que es la asociación humana

básica desde el punto de vista biológico, cultural, jurídico y económico.

Biológicamente porque es una asociación imprescindible entre individuos de distinto sexo para perpetuar

la especie, en consecuencia es una actitud básica inscrita en el código genético.

Culturalmente, ha llegado a ser el elemento fundamental de la estructuración social a raíz de su

aceptación y difusión en el mundo greco-romano, estando presente en la práctica totalidad de las culturas

actuales.

Jurídicamente, la familia genera derechos y obligaciones recogidas y amparadas por las leyes.

Económicamente se puede decir que en su conjunto, la familia es una unidad de producción en países

poco desarrollados y de consumo en la totalidad1.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

Igualmente, de la familia se puede decir que es la encargada en todas las culturas de engendrar nuevos

miembros, ocuparse de su socialización primaria (entendiendo como tal su educación y aprendizaje para

integrarse socialmente), así como de satisfacer las necesidades de todos sus integrantes.

Sociológicamente, la familia “es el núcleo de la organización social donde convergen, por así decir, la

naturaleza y la cultura; aquella como arreglo biológico en el orden de la reproducción de la especie y ésta como

arreglo histórico en el orden de la socialización del individuo. Es como producto de un aprendizaje secular de la

humanidad, independientemente de modos de producción y regímenes políticos, que la familia ha llegado a

constituirse como esa combinación específica de un arreglo biológico y un arreglo cultural, mediante los cuales

la vida se mantiene, transmite y proyecta”.

De ésta manera, la familia se configura como el elemento fundamental a la hora de transmitir los códigos

culturales de la sociedad en la que se inscribe. Es en el hogar familiar donde se recibe la primera formación y

donde se adquieren los valores morales que conformarán la futura conducta y personalidad de las personas.

El bienestar de la persona y de la sociedad humana está estrechamente ligado a la prosperidad de la

comunidad conyugal y familiar. Por eso junto con todos lo que tienen en gran estima a esta comunidad, se

alegran sinceramente de los varios medios que permiten hoy a los hombres avanzar en el fomento de esta

comunidad de amor y en el respeto a la vida y que ayudan a los esposos y padres en el cumplimiento de su

excelsa misión; de ellos esperan, además, los mejores resultados y se afanan por promoverlos.

Sin embargo, la dignidad de esta institución no brilla en todas partes con el mismo esplendor, puesto que está

oscurecida por la poligamia, la epidemia del divorcio, el llamado amor libre y otras deformaciones; es más, el

amor matrimonial queda frecuentemente profanado por el egoísmo, el hedonismo y los usos ilícitos contra la

generación.

Por otra parte, la actual situación económica, social-psicológica y civil, son origen de fuertes perturbaciones

para la familia. En determinadas regiones del universo, finalmente, se observan con preocupación los

problemas nacidos del incremento demográfico.

Todo lo cual suscita angustia en las conciencias. Y, sin embargo, un hecho muestra bien el vigor y la solidez de

la institución matrimonial y familiar: las profundas transformaciones de la sociedad contemporánea, a pesar de

las dificultades a que han dado origen, con muchísima frecuencia, manifiestan de varios modos, la verdadera

naturaleza de tal institución.

La familia es escuela del más rico humanismo. Para que pueda lograr la plenitud de su vida y misión se

requieren un clima de benévola comunicación y unión de propósitos entre los cónyuges y una cuidadosa

cooperación de los padres en la educación de los hijos. La activa presencia del padre contribuye a la formación

de los hijos; pero también debe asegurarse el cuidado de la madre en el hogar, que necesitan principalmente

los niños menores, sin dejar por eso a un lado la legítima promoción social de la mujer.

La educación de los hijos ha de ser tal, que al llegar a la edad adulta puedan, con pleno sentido de la

responsabilidad, seguir su propia profesión y elegir su propio estilo de vida; y si éste es el matrimonio, puedan

fundar una familia propia en condiciones morales, sociales y económicas adecuadas. Es propio de los padres o

de los tutores guiar a los jóvenes con prudentes consejos, que ellos deben oír con gusto, al tratar de fundar una

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

familia, evitando, sin embargo, toda coacción directa o indirecta que les lleve a casarse o a elegir determinada

persona.

Así, la familia, en la que distintas generaciones coinciden y se ayudan mutuamente a lograr una mayor

sabiduría y a armonizar los derechos de las personas con las demás exigencias de la vida social, constituye el

fundamento de la sociedad. Por ello todos los que influyen en las comunidades y grupos sociales deben

contribuir eficazmente al progreso del matrimonio y de la familia.

El poder civil ha de considerar obligación suya reconocer la verdadera naturaleza del matrimonio y de la familia,

protegerla y ayudarla, asegurar la moralidad pública y favorecer la prosperidad doméstica. Hay que

salvaguardar el derecho de los padres a procrear y a educar en el seno de la familia a sus hijos. Se debe

proteger con legislación adecuada y diversas instituciones y ayudar de forma suficiente a aquellos que

desgraciadamente carecen del bien de una familia propia.

Los científicos, principalmente los biólogos, los médicos, los sociólogos y los psicólogos, pueden contribuir

mucho al bien del matrimonio y de la familia y a la paz de las conciencias si se esfuerzan por aclarar más a

fondo, con estudios convergentes, las diversas circunstancias favorables a la honesta ordenación de la

procreación humana.

2.1.2 TIPOS CONTEMPORÁNEOS DE FAMILIA

Aún cuando cada miembro de la familia es reconocido como único e irrepetible, la interacción entre miembros

de distintas edades y sexos jugando roles diferentes, permite desarrollar las potencialidades y afianzar la

transformación de individuos a seres sociales. Así, es el núcleo básico que mantiene y proyecta la vida

humana, sirviendo a su vez de intérprete bidireccional de las necesidades del individuo y la sociedad.

Por otra parte, la idea de que todos pertenecen a un mismo grupo de forma indisoluble, genera unos lazos

emocionales de gran solidez que perduran a lo largo de la vida de los individuos, siendo un ámbito donde prima

la afectividad, aspecto fundamental para el desarrollo equilibrado de los seres humanos.

Pero en la actualidad la institución familiar está cambiando. La aparición de nuevas formas de entender y

asumir el modelo familiar se prodiga en la sociedad de hoy en día. No obstante, según el sociólogo francés

Louis Roussel, es un error creer que hay un modelo único de familia, el cual sufre hondas transformaciones

como consecuencia de factores exógenos. Para éste hombre existen cuatro tipos de matrimonios generadores

de familias:

El histórico, cuya finalidad es la supervivencia de los individuos a través del apoyo de las generaciones.

Primero de los padres a los hijos y posteriormente de éstos a aquellos. Tradicionalmente asociado a

conceptos religiosos, su ámbito de duración se entiende siempre de por vida.

El matrimonio alianza, en el que la importancia del factor económico se relaja y adquieren mayor valor los

conceptos emocionales. No obstante, su carga institucional se revela importante ya que su ruptura conlleva

una gran dosis de frustración e incluso cierto estigma.

El matrimonio fusión, que es el que prevalece hoy en el mundo occidental. Su principal dimensión es

afectiva, permaneciendo las consideraciones institucionales en segundo plano. En este sentido, su

disolución se entiende como el corolario de un teorema según el cual, el matrimonio perdura mientras existe

amor.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

El matrimonio compañía, que se define por la pura y simple cohabitación, sin que exista distinción entre los

hijos nacidos dentro o fuera de la pareja y cuya duración está en función de la voluntad de las partes.

Pero claramente la división expresada se ciñe en exceso a interpretaciones clásicas en cuanto a la forma de

entender la familia.

Actualmente, con la evolución de la sociedad se está asistiendo al nacimiento de nuevos modelos familiares

más ligados a la complejidad, a las oportunidades y a las posibilidades alcanzadas.

En éste sentido, se puede enumerar una relación más amplia y objetiva de las nuevas modalidades de familia

que han surgido en las últimas décadas, fundamentalmente en los países más desarrollados.

La familia extensa clásica, formada por una pareja, sus hijos y otros miembros familiares como abuelos, tíos,

cuñados, etc. A su vez, puede ser biparental o mono parental, en función de la existencia de uno o los dos

miembros de la pareja.

Familia nuclear. Es la más habitual actualmente, estando compuesta por una pareja y sus hijos. Del

mismo modo, éste tipo de familias puede ser mono o biparental.

Neo familia. En este modelo la pareja se une por lazos afectivos o de conveniencia, formando en

cualquier caso núcleos familiares novedosos como las parejas del mismo sexo. Si aportan hijos de

relaciones previas, adquieren la consideración de extensas.

Familias unipersonales. Son aquellas formadas por un único miembro procedente de una separación o

como resultado de viudedad. Es interesante subrayar que al hablar anteriormente de pareja y sus hijos,

se debe entender que ésta puede estar formada por la unión de integrantes de parejas previas con

ruptura, al igual que los hijos pueden provenir de relaciones anteriores, es lo que a su vez se conoce

como familia reestructurada.

Como se ve, el abanico de modelos se amplía continuamente porque, en cada etapa histórica, el modelo

familiar es el resultado de las nuevas opciones culturales, legales y económicas, que la realidad social del

momento permite.

2.1.3 HOMBRE – MUJER, DERECHOS DE IGUALDAD

La igualdad fundamental entre todos los hombres las mujeres exige un reconocimiento cada vez mayor. Porque

todos ellos, dotados de alma racional, tienen la misma naturaleza y el mismo origen.

Es evidente que no todas las mujeres y los hombres son iguales en lo que toca a la capacidad física y a las

cualidades intelectuales y éticas. Sin embargo, toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de

la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión, debe

ser vencida y eliminada.

En verdad, es lamentable que los derechos fundamentales de la persona no estén todavía protegidos en la

forma debida por todas partes. Es lo que sucede cuando se niega a la mujer el derecho de escoger libremente

esposo y de abrazar el estado de vida que prefiera o se le impide tener acceso a una educación y a una cultura

igual a las que se conceden a los hombres.

Más aún, aunque existen desigualdades justas entre los hombres, sin embargo, la igual dignidad de la persona

exige que se llegue a una situación social más humana y más justa. Resulta escandaloso el hecho de las

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

excesivas desigualdades económicas y sociales que se dan entre los miembros y los pueblos de una misma

familia humana. Son contrarias a la justicia social, a la equidad, a la dignidad de la persona humana y a la paz

social e internacional.

2.1.4 RETO DE SER COMUNIDAD DE VIDA Y AMOR

El deber de justicia se cumple cada vez más contribuyendo cada uno al bien común según la propia capacidad

y la necesidad ajena, promoviendo y ayudando a las instituciones, así públicas como privadas, que sirven para

mejorar las condiciones de vida del hombre.

Hay quienes profesan amplias y generosas opiniones, pero en realidad viven siempre como si nunca tuvieran

cuidado alguno de las necesidades sociales. No sólo esto; en varios países son muchos los que menosprecian

las leyes y las normas sociales.

No pocos, con diversos subterfugios y fraudes, tienen reparo en soslayar los impuestos justos u otros deberes

para con la sociedad. Algunos subestiman ciertas normas de la vida social; por ejemplo, las referentes a la

higiene o las normas de la circulación, sin preocuparse de que su descuido pone en peligro la vida propia y la

vida de los demás.

La aceptación de las relaciones sociales y su observancia deben ser consideradas por todos como uno de los

principales deberes del hombre contemporáneo. Porque cuanto más se unifica el mundo, tanto más los

deberes del hombre rebasan los límites de los grupos particulares y se extiende poco a poco al universo

entero.

Ello es imposible si los individuos y los grupos sociales no cultivan en sí mismo y difunden en la sociedad las

virtudes éticas y sociales, de forma que se conviertan verdaderamente en hombres nuevos y en creadores de

una nueva humanidad.

2.2 FORMACIÓN AMBIENTAL

2.2.1 EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE

México posee una de las mayores biodiversidades del planeta y una rica socio diversidad representada por sus

pueblos y culturas. Éstos poseen un gran acervo de conocimientos tradicionales sobre la utilización sostenible

de los recursos naturales, así como sobre el valor medicinal de plantas y otros organismos vivos, muchos de

los cuales forman la base de su economía.

Tales conocimientos son actualmente objeto de apropiación intelectual ilícita, siendo patentados por industrias

farmacéuticas y de biogenética, generando vulnerabilidad de los agricultores y sus familias que dependen de

esos recursos para su supervivencia.

En las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de la naturaleza, las poblaciones tradicionales han

sido prácticamente excluidas. La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra fue depredada. Las

aguas están siendo tratadas como si fueran una mercancía negociable por las empresas.

La creciente agresión al medioambiente puede servir de pretexto para propuestas de negocios que sólo sirven

a los intereses económicos de las corporaciones transnacionales.

También el calentamiento global se hace sentir en el estruendoso crepitar de los bloques de hielo antártico que

reducen la cobertura glacial del Continente y que regula el clima del mundo. Aunque hoy se ha generalizado

una mayor valoración de la naturaleza, se percibe claramente de cuántas maneras el hombre amenaza y aun

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

destruye su „hábitat‟. Su casa común con los seres humanos y con todo el universo. Desatender las mutuas

relaciones es un atentado contra la biodiversidad y, en definitiva, contra la vida. La mejor forma de respetar la

naturaleza es promover una ecología humana abierta a la trascendencia que respetando la persona y la familia,

los ambientes y las ciudades, El destino universal de los bienes exige la solidaridad con la generación presente

y las futuras. Ya que los recursos son cada vez más limitados, su uso debe estar regulado según un principio

de justicia distributiva respetando el desarrollo sostenible.

2.2.2 ECOLOGÍA, BIEN COMÚN

Se está transitando una nueva era en la que la globalización interpela a las personas, a la familia, a la sociedad

y también a la Nación, de ahí que sería deseable que se comprendiera de qué se habla cuando se habla de

"bien común" a nivel nacional e internacional.

“El bien común busca afirmar la dignidad humana, promover el desarrollo humano integral, alcanzar el progreso

social y avanzar en dirección a la perfectibilidad de la humanidad”2. El bien común se asienta en la defensa y

promoción de los derechos humanos.

El bien común afirma el principio de la supremacía de la política sobre la economía en el orden nacional e

internacional. La justicia distributiva y social es un requisito fundamental del bien común. El bien común

consiste en posibilitar a todas y a cada una de las personas los bienes necesarios para alcanzar una calidad de

vida plena.

El bien común exige garantizar trabajo, salario justo y condiciones dignas de labor a todas y cada una de las

personas, a nivel nacional e internacional. Trabajar a favor del bien común es un compromiso de todos, pero

particularmente de los constructores de la sociedad pluralista.

El bien común exige que desaparezcan las desigualdades irritantes entre las personas y entre los distintos

pueblos; es una responsabilidad indelegable del Estado en la sociedad democrática.

El bien común entendido como respeto de las exigencias de justicia y solidaridad, es una exigencia

insoslayable de los dirigentes de las naciones más desarrolladas en el mundo globalizado.

Como ya se ha explicado el biologismo, el catastrofismo, el naturalismo y la ideología maltusiana, se rechazan.

Se propone en cambio la ecología humana como la más afín al bien común.

Es criticable el «biologismo» porque no distingue la sustancial diferencia entre el hombre y los animales,

remontando todas las funciones humanas sólo a bases biológicas y genéticas, el biologismo con certeza no es

una ciencia, es una ideología que se contrapone al antropocentrismo.

Se rechaza también la ideología del catastrofismo, explicando que el límite del desarrollo, ha sido la madre de

todos los catastrofismos del ambientalismo ideológico. Y han seguido otros sobre todo respecto al agotamiento

de las energías no renovables y a la superpoblación.

El tema de la superpoblación ha hecho que emergieran de nuevo ideologías neo maltusianas, fundadas en la

idea de que la principal causa de la degradación ambiental sea la denominada superpoblación.

Se puede decir que el catastrofismo es una ideología cuando se nutre de un tal pesimismo antropológico que

no apunta para nada al hombre como recurso al contrario. El pesimismo y la sospecha hacia el hombre se

convierten en confianza extrema en las técnicas selectivas, incluido el aborto y la esterilización masiva. En

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este sentido, la ecología humana es un concepto afín al de bien común, siendo este el conjunto de aquellas

condiciones sociales que permiten y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de su persona.

2.2.3 BIODIVERSIDAD

Todos los seres vivientes sobre la tierra son parte de un gran sistema interdependiente. Materias inertes como

el agua, las rocas, y el suelo, también forman parte de este sistema que hace posible que exista algún tipo de

vida. La gran diversidad de los componentes que conforman este sistema, también conocida como la

biodiversidad y las relaciones que existen entre todos ellos, es lo que permite que exista vida en la Tierra.

Biodiversidad es la variedad de seres vivientes de cualquier procedencia, incluso los que provienen de

ecosistemas terrestres y marítimos y de otros ecosistemas acuáticos, y los sistemas ecológicos a los que

pertenecen; comprende también la diversidad que existe dentro de cada especie, entre las distintas especies, y

entre los diferentes ecosistemas. En otras palabras, la biodiversidad es la variedad de vida en todas sus

formas, niveles y combinaciones.

Es preciso reflexionar acerca de la importancia de la biodiversidad y de los peligros a que está sometida en la

actualidad a causa del actual crecimiento insostenible, guiado por intereses particulares a corto plazo y sus

consecuencias: una contaminación sin fronteras el cambio climático, la degradación ambiental que dibujan una

situación de emergencia planetaria.

Para algunos, la creciente preocupación por la pérdida de biodiversidad es exagerada y aducen que las

extinciones constituyen un hecho regular en la historia de la vida: se sabe que han existido miles de millones de

especies desde los primeros seres pluricelulares y que el 99% de ellas ha desaparecido.

Ésa es una consideración de validez muy general: las flores que se cultivan en los jardines y las frutas y

verduras que se comen fueron derivadas de plantas silvestres.

El proceso de cultivo de variedades seleccionadas por alguna característica útil debilita a menudo las especies

y las hace propensas a enfermedades y ataques de depredadores. Por eso, también se deben proteger los

parientes silvestres de las especies que se utilizan. Las futuras plantas cultivadas pueden estar en lo que

queda de bosque tropical, en la sabana, tundra, bosque templado, charcas, pantanos, y cualquier otro hábitat

salvaje del mundo.

Continuamente se está ampliando el abanico de sustancias útiles que proceden de otros seres vivos, pero el

ritmo de desaparición de especies es superior al de estos hallazgos y cada vez que desaparece una especie se

está perdiendo una alternativa para el futuro.

La apuesta por la biodiversidad no es, pues, una opción entre otras, es la única alternativa. Se depende por

completo de las plantas, animales, hongos y microorganismos que comparten el planeta con el ser humano.

Sin embargo, movidos por intereses a corto plazo se está destruyendo los bosques y selvas, los lagos…, sin

comprender que es la variedad de ambientes lo que mantiene la diversidad y que las deforestaciones masivas

e insostenibles privan de su hábitat a innumerables de especies. Además, se están envenenando suelos,

aguas y aire haciendo desaparecer con plaguicidas y herbicidas miles de especies.

Por otra parte, existe el peligro de acelerar aún más el acoso a la biodiversidad con la utilización de los

transgénicos. Puede parecer positivo, es verdad, modificar la carga genética de algunos alimentos para

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protegerlos contra enfermedades, plagas e incluso contra los productos dañinos que se han creado y esparcido

en el ambiente.

Pero esas especies transgénicas pueden tener efectos contraproducentes, en particular por su impacto sobre

las especies naturales a las que pueden llegar a desplazar completamente. Sería necesario proceder a

periodos suficientemente extensos de ensayo hasta tener garantías suficientes de su inocuidad.

La batalla transgénica no enfrenta a los defensores de la modernidad con fundamentalistas de "lo natural", sino,

una vez más, a quienes optan por el beneficio a corto plazo, sin sopesar los riesgos y las posibles

repercusiones, con quienes exigen la aplicación del principio de prudencia, escarmentados por tantas

aventuras de triste final.

Es urgente, pues, poner fin al conjunto de problemas (creciente urbanización, contaminación pluriforme y sin

fronteras, explotación intensiva de recursos, introducción de especies exóticas… con graves consecuencias)

que está provocando la degradación del planeta, contribuyendo así a salvaguardar la biodiversidad y evitar la

extinción de especies, con medidas que salgan al paso de estos problemas y, en particular, planes de acción

encaminados a proteger los hábitats y las diferentes especies de fauna y flora.

2.3 DERECHOS HUMANOS

2.3.1 CRONOLOGÍA

El concepto de Derechos Humanos precede en el tiempo a las Naciones Unidas; sin embargo fue necesaria la

fundación de este organismo para que la idea obtuviera reconocimiento formal y universalmente. A lo largo del

siglo XX, la comunidad internacional ha experimentado una expansión y unos cambios radicales. Un

acontecimiento concreto, (la Segunda Guerra Mundial), impulsó a los vencedores a establecer un foro, en

primer lugar para debatir algunas consecuencias de la guerra pero fundamentalmente para impedir que los

horribles sucesos que acababan de tener lugar no se repitieran el futuro.

Este foro son las Naciones Unidas. Los fundadores de las Naciones Unidas reaccionaron frente a los horrores

de la Segunda Guerra Mundial haciendo hincapié en los Derechos Humanos a la hora de redactar la Carta.

La Carta de las Naciones Unidas se firmó el 26 de Junio de 1945. En ella se establece que el principal objetivo

de la nueva organización es preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra; reafirmar la fe en

los Derechos fundamentales del hombre.

El artículo 1 señala que una de las metas de las Naciones Unidas es alcanzar una cooperación internacional en

el desarrollo y estímulo del respeto a los Derechos Humanos sin hacer distinción por motivos de raza, sexo,

idioma o religión; Los artículos de la Carta tienen el valor de legislación positiva ya que la Carta es un tratado y

por lo tanto un documento vinculante.

Todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas deben cumplir de buena fe las obligaciones que han

contraído a través de la Carta, incluyendo la de fomentar el respeto de los Derechos Humanos y la de cooperar

con las Naciones Unidas y con otras naciones para alcanzar este fin. Sin embargo, la Carta no fija unos

determinados derechos, ni tampoco maneras de aplicarlos en los Estado Miembros.

En 1946, la O.N.U estableció la comisión de Derechos Humanos, el principal órgano normativo en cuanto a

Derechos Humanos dentro del sistema de la O.N.U. La Comisión de Derechos Humanos cuenta hoy con 53

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

miembros que se reúnen anualmente en Ginebra para analizar puntos relativos a los Derechos Humanos,

desarrollar y codificar nuevas normas internacionales y realizar recomendaciones a los Gobiernos.

Por su parte, las ONG desempeñan también un papel activo. La Asamblea General aprobó la Declaración

Universal de los Derechos Humanos el 10 de Diciembre de 1948 en París. La Declaración, expresa de forma

claro los Derechos individuales y las libertades de todos. Constituye el pilar de la legislación del siglo XX sobre

Derechos Humanos y el punto de referencia para el movimiento a favor de los Derechos Humanos universales.

La Declaración Universal se fundamenta en el principio básico de que los Derechos Humanos emanan de la

dignidad inherente a cada persona.

Esta dignidad y el derecho a la libertad y la igualdad que de ella se derivan son innegables. Aunque la

Declaración no tiene el carácter políticamente obligatorio de un tratado, sí goza de una aceptación universal.

Muchos países citan la declaración o incluyen disposiciones de ésta en su legislación fundamental o en sus

constituciones. Y numerosos pactos, tratados y convenciones alcanzados después de 1948 la han tomado

como punto de partida.

Los acuerdos legalmente vinculantes más amplios que se han negociado bajo los auspicios de la O.N.U son el

Pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales

y Culturales. Entre los mayores logros de las Naciones Unidas se cuenta el de haber establecido un cuerpo

inclusivo de legislación sobre derechos humanos.

Por primera vez en la historia existe un código universal de Derechos Humanos que todas las naciones pueden

suscribir y al que pueden aspirar todos los pueblos. Desde 1948, se han negociado cerca de 60 tratados y

declaraciones sobre Derechos Humanos. Entre ellos figuran:

1948: Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.

1961: Convención sobre el Estatuto de los Refugiados.

1965: Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial.

1979: Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer.

1984: Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles Inhumanos o Degradantes.

1989: Convención sobre los Derechos del Niño.

1990: Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de Todos los Trabajadores

Migratorios y de sus Familias.

En México a partir del 5 de junio de 1990 en que se emitió el Decreto Presidencial publicado al día siguiente en

el Diario Oficial de la federación, surge a la vida jurídica la Comisión Nacional de Derechos Humanos como un

organismo desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, con atribuciones para la protección, observancia,

promoción, estudio y divulgación de los Derechos Humanos, posteriormente por decreto publicado en el Diario

Oficial de la Federación de fecha 28 de enero de 1992 se le dio el carácter de Organismo Descentralizado

mediante reforma que sufrió el Artículo 102 Constitucional al adicionársele un apartado B, lo que motivó la

promulgación de la Ley que le rige la cual fue publicada el 29 de junio de 1992, posteriormente en el Diario

Oficial de la Federación de fecha 13 de septiembre de 1999, se reformó de nueva cuenta el Artículo 102

Constitucional otorgándole al referido Organismo la característica de autonomía de gestión y presupuestaria.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

2.3.2 DIGNIDAD Y PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES

Urge tomar conciencia de la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres. Algunas, desde

niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa: tráfico, violación,

servidumbre y acoso sexual; desigualdades en la esfera del trabajo, de la política y de la economía; explotación

publicitaria por parte de muchos medios de comunicación social que las tratan como objeto de lucro.

Los cambios culturales han modificado los roles tradicionales de varones y mujeres, quienes buscan desarrollar

nuevas actitudes y estilos de sus respectivas identidades, potenciando todas sus dimensiones humanas en la

convivencia cotidiana, en la familia y en la sociedad, a veces por vías equivocadas.

La avidez del mercado descontrola el deseo de niños, jóvenes y adultos.

La publicidad conduce ilusoriamente a mundos lejanos y maravillosos, donde todo deseo puede ser satisfecho

por los productos que tienen un carácter eficaz, efímero y hasta mesiánico. Se legitima que los deseos se

vuelvan felicidad. Como sólo se necesita lo inmediato, la felicidad se pretende alcanzar con bienestar

económico y satisfacción hedonista.

Las nuevas generaciones son las más afectadas por esta cultura del consumo en sus aspiraciones personales

profundas. Crecen en la lógica del individualismo pragmático y narcisista, que suscita en ellas mundos

imaginarios especiales de libertad e igualdad. Afirman el presente porque el pasado perdió relevancia ante

tantas exclusiones sociales, políticas y económicas. Para ellos el futuro es incierto.

Asimismo, participan de la lógica de la vida como espectáculo, considerando el cuerpo como punto de

referencia de su realidad presente. Tienen una nueva adicción por las sensaciones y crecen en una gran

mayoría sin referencia a los valores. En medio de la realidad de cambio cultural emergen nuevos sujetos, con

nuevos estilos de vida, maneras de pensar, de sentir, de percibir y con nuevas formas de relacionarse. Son

productores y actores de la nueva cultura.

2.4 GRUPOS VULNERABLES CONTEMPORANEOS

2.4.1 FORMAR EN MEDIO DE UN CONTEXTO DESHUMANIZADO

La escasa cultura de la solidaridad y la sana competencia hace que cada vez más personas padezcan. Esto

lleva a contemplar los rostros de quienes sufren hoy por hoy.

Entre ellos están las comunidades indígenas, que en muchas ocasiones no son tratadas con dignidad e

igualdad de condiciones.

Mujeres que son excluidas, en razón de su sexo, raza o situación socioeconómica.

Jóvenes que reciben una educación de baja calidad y no tienen oportunidades de progresar en sus estudios ni

de entrar en el mercado del trabajo para desarrollarse y constituir una familia.

Pobres, desempleados, migrantes, desplazados, campesinos sin tierra, quienes buscan sobrevivir en la

economía informal.

Niños y niñas sometidos a la prostitución infantil, ligada muchas veces al turismo sexual; millones de personas

y familias viven en la miseria e incluso pasan hambre. Es de preocupar también quienes dependen de las

drogas, las personas con capacidades diferentes, los portadores y víctima de enfermedades graves como la

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

malaria, la tuberculosis y VIH - SIDA, que sufren de soledad y se ven excluidos de la convivencia familiar y

social.

No hay que olvidar tampoco a los secuestrados y a los que son víctimas de la violencia, del terrorismo, de

conflictos armados y de la inseguridad ciudadana. También los ancianos, que además de sentirse excluidos del

sistema productivo, se ven muchas veces rechazados por su familia como personas incómodas e inútiles.

En fin, la situación inhumana en que vive la gran mayoría de los presos, que también necesitan de la presencia

solidaria y de la ayuda fraterna.

Una globalización sin solidaridad afecta negativamente a los sectores más pobres. Ya no se trata simplemente

del fenómeno de la explotación y opresión, sino de algo nuevo: la exclusión social. Con ella queda afectada en

su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está abajo, en la periferia o sin

poder, sino que se está afuera. Los excluidos no son solamente “explotados” sino “sobrantes” y “desechables”.

2.3.2 FACTORES SOCIALES

La globalización es un fenómeno “de relaciones de nivel planetario” considerándolo “un logro de la familia

humana”, porque favorece el acceso a nuevas tecnologías, mercados y finanzas. Las altas tasas de

crecimiento de nuestra economía regional y, particularmente, su desarrollo urbano, no serían posibles sin la

apertura al comercio internacional, sin acceso a las tecnologías de última generación, sin la participación de

nuestros científicos y técnicos en el desarrollo internacional del conocimiento, y sin la alta inversión registrada

en los medios electrónicos de comunicación.

Todo ello lleva también aparejado el surgimiento de una clase media tecnológicamente letrada. Al mismo

tiempo, la globalización se manifiesta como la profunda aspiración del género humano a la unidad. No obstante

estos avances, comportan el riesgo de los grandes monopolios y de convertir el lucro en valor supremo.

Se enfatiza que “como en todos los campos de la actividad humana, la globalización debe regirse también por

la ética, poniendo todo al servicio de la persona humana.

La globalización es un fenómeno complejo que posee diversas dimensiones (económicas, políticas, culturales,

comunicacionales, etc.). Para su justa valoración, es necesaria una comprensión analítica y diferenciada que

permita detectar tanto sus aspectos positivos como negativos. Lamentablemente, la cara más extendida y

exitosa de la globalización es su dimensión económica, que se sobrepone y condiciona las otras dimensiones

de la vida humana.

En la globalización, la dinámica del mercado absolutiza con facilidad la eficacia y la productividad como valores

reguladores de todas las relaciones humanas. Este peculiar carácter hace de la globalización un proceso

promotor de inequidades e injusticias múltiples.

La globalización tal y como está configurada actualmente, no es capaz de interpretar y reaccionar en función de

valores objetivos que se encuentran más allá del mercado y que constituyen lo más importante de la vida

humana: la verdad, la justicia, el amor, y muy especialmente, la dignidad y los derechos de todos, aún de

aquellos que viven al margen del propio mercado.

Conducida por una tendencia que privilegia el lucro y estimula la competencia, la globalización sigue una

dinámica de concentración de poder y de riquezas en manos de pocos, no sólo de los recursos físicos y

monetarios, sino sobre todo de la información y de los recursos humanos, lo que produce la exclusión de todos

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

aquellos no suficientemente capacitados e informados, aumentando las desigualdades que marcan tristemente

nuestro país y que mantienen en la pobreza a una multitud de personas. La pobreza hoy es pobreza de

conocimiento

En este nuevo contexto social, la realidad se ha vuelto para el ser humano cada vez más opaca y compleja.

Esto quiere decir, que cualquier persona individual necesita siempre más información si quiere ejercer sobre la

realidad el señorío que por vocación está llamada. Esto ha enseñado a mirar la realidad con más humildad,

sabiendo que ella es más grande y compleja que las simplificaciones con que solía verse en un pasado aún no

demasiado lejano y que, en muchos casos, introdujeron conflictos en la sociedad, dejando muchas heridas que

aún no logran cicatrizar.

También se ha hecho difícil percibir la unidad de todos los fragmentos dispersos que resultan de la información

que se recolecta. Es frecuente que algunos quieran mirar la realidad unilateralmente desde la información

económica, otros desde la información política o científica, otros desde el entretenimiento y el espectáculo.

Sin embargo, ninguno de estos criterios parciales logra proponernos un significado coherente para todo lo que

existe. Cuando las personas perciben esta fragmentación y limitación, suelen sentirse frustradas, ansiosas,

angustiadas.

La realidad social resulta demasiado grande para una conciencia que, teniendo en cuenta su falta de saber e

información, fácilmente se cree insignificante, sin injerencia alguna en los acontecimientos, aun cuando sume

su voz a otras voces que buscan ayudarse recíprocamente.

Por eso, es necesario que los empresarios asuman su responsabilidad de crear más fuentes de trabajo y de

invertir en la superación de esta nueva pobreza.

No se puede negar que el predominio de esta tendencia no elimina la posibilidad de formar pequeñas y

medianas empresas, que se asocian al dinamismo exportador de la economía, le prestan servicios colaterales

o bien aprovechan nichos específicos del mercado interno. Sin embargo, su fragilidad económica y financiera y

la pequeña escala en que se desenvuelven, las hacen extremadamente vulnerables frente a las tasas de

interés, el riesgo cambiario, los costos previsionales y la variación en los precios de sus insumos.

La debilidad de estas empresas se asocia a la precariedad del empleo que está en condiciones de ofrecer. Sin

una política de protección específica de los Estados frente a ellas, se corre el riesgo de que las economías de

escala de los grandes consorcios terminen por imponerse como única forma determinante del dinamismo

económico.

Por ello, frente a esta forma de globalización, se siente un fuerte llamado para promover una globalización

diferente que esté marcada por la solidaridad, por la justicia y por el respeto a los derechos humanos.

2.3 PROMOVIENDO EL BIEN COMUN DESDE LA ECONOMIA SOLIDARIA

2.5.1 COMERCIO JUSTO

El comercio justo es un concepto relacionado con las relaciones comerciales, basadas en el diálogo, la

transparencia y el respeto, que busca obtener una mayor equidad en el comercio internacional. Contribuye al

desarrollo sostenible ofreciendo mejores condiciones para el comercio y asegurando los derechos de las

personas productoras y trabajadoras marginadas, especialmente de las mujeres.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

El comercio justo es también un enfoque pragmático para reducir la pobreza. Sin duda, esta ha sido la clave,

una parte importante de su éxito, particularmente en cuanto a la inclusión de las mujeres en el área de los

negocios.

Las iniciativas de comercio justo intentan asegurar que el trabajo de las mujeres sea valorado y recompensado

equitativamente y que ellas reciban un pago justo por sus contribuciones en el proceso de producción, en la

cadena de valor. La independencia de las mujeres como productoras se desarrolla mediante relaciones

permanentes con sus socios comerciales, que proporcionan continuidad en su gestión empresarial, a menudo

capacitación en administración, mejor acceso a los mercados y asistencia financiera y técnica. Además, se

presta atención al empoderamiento de las mujeres en sus organizaciones y el reconocimiento de sus derechos

de propiedad intelectual en el uso y manejo de los recursos naturales.

El comercio justo es la “calidad que cuida”, abre espacios para lograr que la contribución de las mujeres sea

visible, a través del reconocimiento del ingreso, la seguridad y el apoyo necesarios para sacarlas de las

condiciones de pobreza.

CONTRIBUCIONES DEL COMERCIO JUSTO

Reconoce y organiza adecuadamente el trabajo de las mujeres a lo largo de la cadena productiva,

asegurándoles fuentes de trabajo e ingresos, acceso a la tecnología, el crédito y la toma de decisiones.

Apoya a las mujeres en la lucha por la emancipación económica, social y política, y promueve su papel activo

en la agricultura, la sociedad, los grupos organizados y los niveles gerenciales.

Mejora las condiciones de vida y el bienestar de hombres y mujeres productoras, facilitando su acceso a los

mercados, reforzando organizaciones de producción, pagando un mejor precio por sus productos y

proporcionando continuidad en sus relaciones comerciales.

Desarrolla un ambiente seguro con condiciones favorables para la conservación y el desarrollo sostenible, a

través de una ciudadanía corporativa responsable, considerando las diferencias entre los hombres y las

mujeres y sus necesidades para alcanzar una vida sana.

Mejora los sistemas de producción disponibles para las mujeres y los hombres, al mismo tiempo que se

asegura el reconocimiento de sus aportes, la reducción de costos y la eficiencia de los procesos eficientes que

conducen a resultados ambiental y socialmente adecuados.

Crea y desarrolla oportunidades para las personas productoras menos favorecidas, especialmente mujeres y

grupos indígenas y evita que mujeres y hombres jóvenes sean explotados durante el proceso de producción.

Dentro del contexto de la Responsabilidad Social Corporativa, es un instrumento que favorece la ética

comercial.

INICIATIVAS DE COMERCIO JUSTO

Dentro del concepto de comercio justo, la equidad de género hace más visible el aporte de las mujeres en

términos de: conocimiento, producción y protección de la biodiversidad. En la región andina de Suramérica, las

mujeres recogen y almacenan las semillas en “bancos de semillas” de los que depende la producción de

alimentos para el futuro. En el campo, las mujeres agricultoras cultivan, deshierban, aplican fertilizantes,

pesticidas, cosechan y preparan los productos para el mercado.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

En la región, se ha depositado tradicionalmente la confianza en el conocimiento de la biodiversidad de las

mujeres y las estrategias de conservación de las semillas. Gracias a prácticas de comercio justo, se ha

reconocido a estas mujeres mediante el pago justo de su producción y se ha desarrollado una nueva

consciencia de la importancia de su trabajo, su conocimiento y participación en iniciativas de conservación para

proteger la biodiversidad.

Crea espacios para el desarrollo de programas asociativos de mujeres productoras, lo que fortalece sus

destrezas emprendedoras, su capacidad de intercambio de información, el acceso al crédito y los mercados. Lo

anterior, puede contribuir a mejorar las condiciones económico-sociales de las mujeres al facilitar la venta

directa de sus productos, mejorando así la calidad de vida de sus familias, mediante su gran capacidad de

llevar sus productos directamente al mercado.

Preserva métodos de producción agrícola sostenibles por medio del precio justo, lo que se convierte en un

instrumento para la diversificación de la producción y desarrollo de fuentes alternativas de ingreso, que

contribuyen a conservación a mejorar la nutrición y salud de las personas. Además permite el desarrollo de

fuentes alternativas de ingreso. La evidencia pone de manifiesto que las mujeres agricultoras pueden obtener

la misma cosecha que los hombres, o aún una mayor.

Reconoce que la contaminación impacta en forma diferenciada a hombres y mujeres. El comercio justo apoya a

las pequeñas economías domésticas, que utilizan buenas prácticas de producción y hacen esfuerzos por

reducir la contaminación del agua, suelo y aire, así como por usar las fuentes de energía de manera eficiente.

Ayuda a que las personas consumidoras tomen conciencia de la contribución de las mujeres, los niños y las

niñas a la producción, y promueve programas educativos diseñados para exponer los efectos negativos del

comercio internacional excluyente.

Esto permite a quienes consumen ejerzan su poder adquisitivo de una manera positiva.

El comercio justo ha aumentado la disponibilidad de empleos y una mejora en las condiciones de producción

de flores de las empresas de mujeres en Colombia y Ecuador y de fruta en Chile. Promueve el reconocimiento

de la inversión en tiempo y esfuerzo de hombres y mujeres en la comercialización y venta de sus productos. En

las prácticas tradicionales de mercado esto no tendría ningún tipo de compensación.

Mediante la prestación de servicios de apoyo, incluyendo financiamiento para la pre-exportación, el comercio

justo inspira a quienes compran para que tomen conciencia de que pueden hacer una diferencia considerable

en las vidas de los productores y productoras y ayuda a diluir los riesgos asociados a la producción y venta de

sus productos.

Ayuda al grupo de mujeres empresarias como beneficiarias legítimas del comercio justo. Las mujeres son la

clave para el desarrollo sostenible y son las más afectadas por la pobreza

2.5.2 CONSUMO RESPONSABLE

Es importante señalar que dirigir los hábitos de compra hacia el consumo responsable constituye una tarea

ardua que implica un cambio importante en las prácticas de consumo.

En primer término, se enfrentan con un enorme aparato publicitario, a través de muchos medios de

comunicación, en el que la “información” que se recibe es seleccionada cuidadosamente para inducir a

comprar, ya sea apelando al culto de la imagen, la competencia y demás actitudes propias del consumismo, o

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

dirigiéndose a las emociones haciendo creer que la caridad o asistencialismo mediocre es la única vía en que

se puede contribuir a combatir la pobreza y la injusticia social.

Consumir responsablemente implica una interpretación de los mensajes publicitarios, además de una constante

búsqueda de información que permita elegir autónoma y responsablemente los productos y servicios que se

consumen.

Por otra parte, ejercer un consumo responsable, en muchos casos, equivaldría a decidir no consumir algunos

productos que forman parte del consumo habitual, lo que puede hacer desistir de practicar esta nueva forma de

decidir. Sin embargo, no hay que olvidar que una de las ventajas de la globalización es la gran cantidad de

opciones al alcance.

Además, se debe tener presente que el poder de compra es finalmente lo que a toda empresa le interesa, y

verlo perdido (o en riesgo de perderlo) es lo que a su vez las convencerá de la necesidad de responsabilizarse

socialmente de sus métodos de producción y/o industrialización.

El consumo responsable se sostiene en un conjunto de valores como la justicia, la solidaridad y el respeto a los

derechos humanos, económicos, sociales, culturales y ambientales. Promueve, por un lado, la moderación en

el consumo como una forma de reducir los efectos de sobreexplotación del ambiente; y por el otro, la

reutilización y reciclaje tanto a nivel personal y comunitario como a nivel industrial. En esta misma línea,

impulsa las prácticas de agricultura orgánica y amigable con el ambiente.

Socialmente se apoyan las prácticas comerciales justas, porque el adquirir productos o servicios directamente

del pequeño productor garantiza que ellos recibirán un mejor pago por su trabajo, al mismo tiempo que se

ofrecen bienes y servicios con alta calidad. También se elimina la intermediación especulativa y se sustituye

por alianzas entre actores profesionales y solidarios.

El consumo responsable implica un compromiso mayor por parte del consumidor que no sólo opta por un

producto frente a otros por sus características, sino además entiende que el dinero que entrega a cambio de

dicho producto favorecerá a un grupo determinado, con las prácticas productivas, sociales y ecológicas que ello

acarrea. El término consciente o "consumo responsable" se va oyendo cada vez más en diferentes ámbitos, y

para cada cual puede tener significados diversos.

Ética también en el consumo. En las actividades cotidianas se actúa de acuerdo con la ética, es decir, se valora

lo que parece bien o mal antes de tomar decisiones. En cambio, cuando se consume es habitual tomar las

opciones que se presentan como más fáciles: baratas, accesibles, de moda... El consumo responsable intenta

deshacer este "divorcio" entre el comportamiento como ciudadanos y como consumidores: se valora lo qué

parece bien también al consumir.

Tomar las riendas de las decisiones. El consumo responsable traslada la toma de decisiones desde la

publicidad, el mimetismo social o intereses particulares hacia el criterio de cada cual.

Acción para el cambio social. Hay muchas cosas en el mundo que no gustan: injusticias, degradación del

medio... El consumo tiene que ver con ellas, porque con cada acto de consumo se influye sobre la evolución de

la sociedad. El consumo responsable intenta que lo que se potencia con el consumo no sea contradictorio con

lo que se quiere potenciar a nivel social.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

Cambiar la actitud ante el consumo. Hacer un consumo responsable no se trata simplemente de una elección

entre marcas ni sólo de consumir "verde", sino de un replanteamiento de toda la forma de consumir. hay que

preuntarse primero si realmente se tiene necesidad o deseo de lo que se va a consumir, después de cuántas

maneras se puede satisfacer esta necesidad o deseo, y finalmente, en caso de hacerlo a través del mercado,

cuál de las opciones que se ofrece parece más acertada.

III. UNIDAD

3.1 EL TRABAJO DIGNIFICA

Ante la realidad actual, en cuya estructura se encuentran profundamente insertos tantos conflictos, causados

por el hombre, y en la que los medios técnicos fruto del trabajo humano juegan un papel primordial. El trabajo

adquiere un principio de prioridad.

Este principio se refiere directamente al proceso mismo de producción, respecto al cual el trabajo es siempre

una causa eficiente primaria, mientras el capital, siendo el conjunto de los medios de producción, es sólo un

instrumento o la causa instrumental. Este principio es una verdad evidente, que se deduce de toda la

experiencia histórica del hombre.

El ser humano ha adquirido un gran poder sobre los recursos naturales. Sin embargo, tales recursos no pueden

servir al hombre si no es mediante el trabajo. Con el trabajo ha estado siempre vinculado desde el principio el

problema de la propiedad: en efecto, para hacer servir para sí y para los demás los recursos escondidos en la

naturaleza, el hombre tiene como único medio su trabajo.

Y para hacer fructificar estos recursos por medio del trabajo, el hombre se apropia en pequeñas partes, de las

diversas riquezas de la naturaleza: del subsuelo, del mar, de la tierra, del espacio. De todo esto se apropia él

convirtiéndolo en su puesto de trabajo.

El mismo principio se aplica a las fases sucesivas de este proceso, en el que la primera fase es siempre la

relación del hombre con los recursos y las riquezas de la naturaleza.

Todo el esfuerzo intelectual, que tiende a descubrir estas riquezas, a especificar las diversas posibilidades de

utilización por parte del hombre y para el hombre, hace ver que todo esto, que en la obra entera de producción

económica procede del hombre, ya sea el trabajo como el conjunto de los medios de producción y la técnica

relacionada con éstos, supone estas riquezas y recursos del mundo visible, que el hombre encuentra, pero no

crea.

Él los encuentra, en cierto modo, ya dispuestos, preparados para el descubrimiento intelectual y para la

utilización correcta en el proceso productor. En cada fase del desarrollo de su trabajo, el hombre se encuentra

ante el hecho de la principal donación por parte de la naturaleza.

La consideración sucesiva del mismo problema debe confirmar en la convicción de la prioridad del trabajo

humano sobre lo que, en el transcurso del tiempo, se ha solido llamar capital. En efecto, si en el ámbito de este

último concepto entran, además de los recursos de la naturaleza puestos a disposición del hombre, también el

conjunto de medios, con los cuales el hombre se apropia de ellos, transformándolos según sus necesidades,

entonces se debe constatar aquí que el conjunto de medios es fruto del patrimonio histórico del trabajo

humano.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

Todos los medios de producción, desde los más primitivos hasta los ultramodernos, han sido elaborados

gradualmente por el hombre: por la experiencia y la inteligencia del hombre. De este modo, han surgido no sólo

los instrumentos más sencillos que sirven para el cultivo de la tierra, sino también con un progreso adecuado

de la ciencia y de la técnica los más modernos y complejos: las máquinas, las fábricas, los laboratorios y las

computadoras. Así, todo lo que sirve al trabajo, todo lo que constituye, en el estado actual de la técnica, su

instrumento cada vez más perfeccionado, es fruto del trabajo.

Este gigantesco y poderoso instrumento, el conjunto de los medios de producción, que son considerados, en

un cierto sentido, como sinónimo de capital, ha nacido del trabajo y lleva consigo las señales del trabajo

humano. En el presente grado de avance de la técnica, el hombre, que es el sujeto del trabajo, queriendo

servirse del conjunto de instrumentos modernos, o sea de los medios de producción, debe antes asimilar a

nivel de conocimiento el fruto del trabajo de los hombres que han descubierto aquellos instrumentos, que los

han programado, construido y perfeccionado, y que siguen haciéndolo.

La capacidad de trabajo exige una preparación cada vez mayor y, ante todo, una instrucción adecuada. Está

claro obviamente que cada hombre que participa en el proceso de producción, incluso en el caso de que realice

sólo aquel tipo de trabajo para el cual son necesarias una instrucción y especialización particulares, es sin

embargo en este proceso de producción el verdadero sujeto eficiente, mientras el conjunto de los instrumentos,

incluso el más perfecto en sí mismo, es sólo y exclusivamente instrumento subordinado al trabajo del hombre.

El problema del trabajo humano naturalmente es de vital importancia. Es, de alguna manera, un elemento fijo

de la vida social. En esta enseñanza, sin embargo, la atención al problema se remonta más allá de los últimos

años.

En efecto, el trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión social, si se trata de

verla verdaderamente desde el punto de vista del bien del hombre. Y si la solución, o mejor, la solución gradual

de la cuestión social, que se presenta de nuevo constantemente y se hace cada vez más compleja, debe

buscarse en la dirección de «hacer la vida humana más humana» entonces la clave, que es el trabajo humano,

adquiere una importancia fundamental y decisiva.

Continuando todavía en la perspectiva del hombre como sujeto del trabajo, conviene tocar, al menos

sintéticamente, algunos problemas que definen con mayor aproximación la dignidad del trabajo humano, ya

que permiten distinguir más plenamente su específico valor ético.

Uno de estos problemas radica en la fatiga a veces pesada, que desde siempre acompaña al trabajo humano;

pero no cambian el hecho de que éste es el camino por el que el hombre realiza el dominio, que le es propio

sobre el mundo visible sometiendo la tierra.

Esta fatiga es un hecho

Universalmente conocido, porque es universalmente experimentado.

Lo saben los hombres del trabajo manual, realizado a veces en condiciones excepcionalmente

pesadas.

La saben no sólo los agricultores, que consumen largas jornadas en cultivar la tierra, la cual a veces

produce abrojos y espinas

También los mineros en las minas o en las canteras de piedra,

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

Los siderúrgicos junto a sus altos hornos,

Los hombres que trabajan en obras de albañilería y en el sector de la construcción con frecuente

peligro de vida o de invalidez.

Lo saben a su vez, los hombres vinculados a la mesa de trabajo intelectual;

Lo saben los científicos;

Lo saben los hombres sobre quienes pesa la gran responsabilidad de decisiones destinadas a tener

una vasta repercusión social.

Lo saben los médicos y los enfermeros, que velan día y noche junto a los enfermos.

Lo saben las mujeres, que a veces sin un adecuado reconocimiento por parte de la sociedad y de sus

mismos familiares, soportan cada día la fatiga y la responsabilidad de la casa y de la educación de los

hijos.

Lo saben todos los hombres del trabajo y, puesto que es verdad que el trabajo es una vocación

universal, lo saben todos los hombres.

No obstante, con toda esta fatiga, el trabajo es un bien del hombre. Si este bien comporta el signo de un

«bonum arduum». Y es no sólo un bien útil o para disfrutar, sino un bien digno, es decir, que corresponde a la

dignidad del hombre, un bien que expresa esta dignidad y la aumenta.

Queriendo precisar mejor el significado ético del trabajo, se debe tener presente ante todo esta verdad. El

trabajo es un bien del hombre5, porque mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza

adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto

sentido se hace más hombre.

Si se prescinde de esta consideración no se puede comprender el significado de la virtud de la laboriosidad y

más en concreto no se puede comprender por qué la laboriosidad debería ser una virtud: en efecto, la virtud,

como actitud ética, es aquello por lo que el hombre llega a ser bueno como hombre.

Este hecho no cambia para nada nuestra justa preocupación, a fin de que en el trabajo, mediante el cual la

materia es ennoblecida, el hombre mismo no sufra en su propia dignidad.

Es sabido además, que es posible usar de diversos modos el trabajo contra el hombre, que se puede castigar

al hombre con el sistema de trabajos forzados en los campos de concentración, que se puede hacer del trabajo

un medio de opresión del hombre, que, en fin, se puede explotar de diversos modos el trabajo humano, es

decir, al hombre del trabajo.

Todo esto da testimonio en favor de la obligación ética de unir la laboriosidad como virtud con el orden social

del trabajo, que permitirá al hombre hacerse más hombre en el trabajo, y no degradarse a causa del trabajo,

perjudicando no sólo sus fuerzas físicas, sino, sobre todo, menoscabando su propia dignidad y subjetividad.

3.1 EL TRABAJO AL JUSTO ORDEN DE LOS VALORES

Precisamente estas afirmaciones básicas sobre el trabajo han surgido siempre de la riqueza de la verdad,

creando el fundamento del nuevo modo humano de pensar, de valorar y de actuar. En la época moderna,

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

desde el comienzo de la era industrial, la verdad ética sobre el trabajo debía contraponerse a las diversas

corrientes del pensamiento materialista y economicista.

Para algunos factores de tales ideas, el trabajo se entendía y se trataba como una especie de mercancía, que

el trabajador especialmente el obrero de la industria vende al empresario, que es a la vez poseedor del capital,

o sea del conjunto de los instrumentos de trabajo y de los medios que hacen posible la producción.

Este modo de entender el trabajo se difundió, de modo particular, en la primera mitad del siglo XIX. A

continuación, las formulaciones explícitas de este tipo casi han ido desapareciendo, cediendo a un modo más

humano de pensar y valorar el trabajo.

La interacción entre el hombre del trabajo y el conjunto de los instrumentos y de los medios de producción ha

dado lugar al desarrollo de diversas formas de capitalismo paralelamente a diversas formas de colectivismo en

las que se han insertado otros elementos socio-económicos como consecuencia de nuevas circunstancias

concretas, de la acción de las asociaciones de los trabajadores y de los poderes públicos, así como de la

entrada en acción de grandes empresas transnacionales.

A pesar de todo, el peligro de considerar el trabajo como una mercancía sui generis, o como una anónima

fuerza necesaria para la producción, especialmente cuando toda la visualización de la problemática económica

esté caracterizada por las premisas del economismo materialista.

Una ocasión sistemática y, en cierto sentido, hasta un estímulo para este modo de pensar y valorar está

constituido por el acelerado proceso de desarrollo de la civilización unilateralmente materialista, en la que se da

importancia primordial a la dimensión objetiva del trabajo, mientras la subjetiva todo lo que se refiere indirecta o

directamente al mismo sujeto del trabajo permanece a un nivel secundario.

En todos los casos de este género, en cada situación social de este tipo se da una confusión, e incluso una

inversión del orden establecido desde el comienzo de la historia, independientemente del trabajo que realiza

debería ser tratado como sujeto eficiente y su verdadero artífice y creador.

Precisamente tal inversión de orden, prescindiendo del programa y de la denominación según la cual se

realiza, merecería el nombre de capitalismo en el sentido indicado más adelante con mayor amplitud. Se sabe

que el capitalismo tiene su preciso significado histórico como sistema, y sistema económico-social, en

contraposición al socialismo o comunismo.

Pero, a la luz del análisis de la realidad fundamental del entero proceso económico y, ante todo, de la

estructura de producción como es precisamente el trabajo conviene reconocer que el error del capitalismo

primitivo puede repetirse dondequiera que el hombre sea tratado de alguna manera a la par de todo el

complejo de los medios materiales de producción, como un instrumento y no según la verdadera dignidad de su

trabajo, o sea como sujeto y autor, y, por consiguiente, como verdadero fin de todo el proceso productivo.

Se comprende así cómo el análisis del trabajo humano hecho a la luz de aquellas palabras, que se refieren al

dominio del hombre sobre la tierra, penetra hasta el centro mismo de la problemática ético-social. Esta

concepción debería también encontrar un puesto central en toda la esfera de la política social y económica,

tanto en el ámbito de cada uno de los países, como en el más amplio de las relaciones internacionales e

intercontinentales, con particular referencia a las tensiones, que se delinean en el mundo no sólo en el eje

Oriente-Occidente, sino también en el del Norte-Sur.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

3.3 UN RENOVADO COMPROMISO SOCIAL PARA LA PROMOCIÓN HUMANA INTEGRAL

Si se trata del trabajo humano en la fundamental dimensión de su sujeto, o sea del hombre persona que

ejecuta un determinado trabajo, se debe bajo este punto de vista hacer por lo menos una sumaria valoración de

las transformaciones que, en los últimos cien años, han acaecido en relación con el aspecto subjetivo del

trabajo.

De hecho aunque el sujeto del trabajo sea siempre el mismo, o sea el hombre, sin embargo en el aspecto

objetivo se verifican transformaciones notables. Aunque se pueda decir que el trabajo, a causa de su sujeto, es

uno, sin embargo, considerando sus direcciones objetivas, hay que constatar que existen muchos trabajos:

tantos trabajos distintos.

El desarrollo de la civilización humana conlleva en este campo un enriquecimiento continuo. Al mismo tiempo,

sin embargo, no se puede dejar de notar cómo en el proceso de este desarrollo no sólo aparecen nuevas

formas de trabajo, sino que también otras desaparecen. Aun concediendo que en línea de máxima sea esto un

fenómeno normal, hay que ver todavía si no se infiltran en él, y en qué manera, ciertas irregularidades, que por

motivos ético-sociales pueden ser peligrosas.

Precisamente, a raíz de esta anomalía de gran alcance surgió en el siglo pasado la llamada cuestión obrera,

denominada a veces cuestión proletaria. Tal cuestión con los problemas anexos a ella ha dado origen a una

justa reacción social, ha hecho surgir y casi irrumpir un gran impulso de solidaridad entre los hombres del

trabajo y, ante todo, entre los trabajadores de la industria.

La llamada a la solidaridad y a la acción común, lanzada a los hombres del trabajo sobre todo a los del trabajo

sectorial, monótono, despersonalizador en los complejos industriales, cuando la máquina tiende a dominar

sobre el hombre tenía un importante valor y su elocuencia desde el punto de vista de la ética social.

Era la reacción contra la degradación del hombre como sujeto del trabajo, y contra la inaudita y concomitante

explotación en el campo de las ganancias, de las condiciones de trabajo y de previdencia hacia la persona del

trabajador. Semejante reacción ha reunido al mundo obrero en una comunidad caracterizada por una gran

solidaridad.

Esta situación estaba favorecida por el sistema socio-político liberal que, según sus premisas de economismo,

reforzaba y aseguraba la iniciativa económica de los solos poseedores del capital, y no se preocupaba

suficientemente de los derechos del hombre del trabajo, afirmando que el trabajo humano es solamente

instrumento de producción, y que el capital es el fundamento, el factor eficiente, y el fin de la producción.

Desde entonces la solidaridad de los hombres del trabajo, junto con una toma de conciencia más neta y más

comprometida sobre los derechos de los trabajadores por parte de los demás, ha dado lugar en muchos casos

a cambios profundos. Se han ido buscando diversos sistemas nuevos.

Se han desarrollado diversas formas de neocapitalismo o de colectivismo. Con frecuencia los hombres del

trabajo pueden participar, y efectivamente participan, en la gestión y en el control de la productividad de las

empresas.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

Por medio de asociaciones adecuadas, ellos influyen en las condiciones de trabajo y de remuneración, así

como en la legislación social. Pero al mismo tiempo, sistemas ideológicos o de poder, así como nuevas

relaciones surgidas a distintos niveles de la convivencia humana, han dejado perdurar injusticias flagrantes o

han provocado otras nuevas.

A escala mundial, el desarrollo de la civilización y de las comunicaciones ha hecho posible un diagnóstico más

completo de las condiciones de vida y del trabajo del hombre en toda la tierra, y también ha manifestado otras

formas de injusticia mucho más vastas de las que, en el siglo pasado, fueron un estímulo a la unión de los

hombres del trabajo para una solidaridad particular en el mundo obrero.

Así ha ocurrido en los Países que han llevado ya a cabo un cierto proceso de revolución industrial; y así

también en los Países donde el lugar primordial de trabajo sigue estando en el cultivo de la tierra u otras

ocupaciones similares.

Movimientos de solidaridad en3 el campo del trabajo de una solidaridad que no debe ser cerrazón al diálogo y

a la colaboración con los demás pueden ser necesarios incluso con relación a las condiciones de grupos

sociales que antes no estaban comprendidos en tales movimientos, pero que sufren, en los sistemas sociales y

en las condiciones de vida que cambian, una proletarización efectiva o, más aún, se encuentran ya realmente

en la condición de proletariado, la cual, aunque no es conocida todavía con este nombre, lo merece de hecho.

En esa condición pueden encontrarse algunas categorías o grupos de la inteligencia trabajadora,

especialmente cuando junto con el acceso cada vez más amplio a la instrucción, con el número cada vez más

numeroso de personas, que han conseguido un diploma por su preparación cultural, disminuye la demanda de

su trabajo.

Tal desocupación de los intelectuales tiene lugar o aumenta cuando la instrucción accesible no está orientada

hacia los tipos de empleo o de servicios requeridos por las verdaderas necesidades de la sociedad, o cuando el

trabajo para el que se requiere la instrucción, al menos profesional, es menos buscado o menos pagado que un

trabajo manual.

Es obvio que la instrucción de por sí constituye siempre un valor y un enriquecimiento importante de la persona

humana; pero no obstante, algunos procesos de proletarización siguen siendo posibles independientemente de

este hecho.

Por eso, hay que seguir preguntándose sobre el sujeto del trabajo y las condiciones en las que vive. Para

realizar la justicia social en las diversas partes del mundo, en los distintos Países, y en las relaciones entre

ellos, son siempre necesarios nuevos movimientos de solidaridad de los hombres del trabajo y de solidaridad

con los hombres del trabajo.

Esta solidaridad debe estar siempre presente allí donde lo requiere la degradación social del sujeto del trabajo,

la explotación de los trabajadores, y las crecientes zonas de miseria e incluso de hambre.

Aparecen en diversos lugares y en diversos momentos; aparecen en muchos casos come resultado de la

violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo es decir por

la plaga del desempleo, bien porque se deprecian el trabajo y los derechos que fluyen del mismo,

especialmente el derecho al justo salario, a la seguridad de la persona del trabajador y de su familia.

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

3.4 SOLIDARIDAD COMO VALOR ABSOLUTO ANTE LA GLOBALIZACIÓN

La solidaridad es, pues, una posibilidad materialmente presente en la modernidad que requiere ser

formalmente explicitada. De la misma manera que la libertad y la igualdad han podido articularse como

programas de acción política y cultural, la solidaridad necesita expresarse en este momento de crisis, de

manera histórico-práctica, evitando ser interpretada de un modo puramente extrínseco o sentimental. Esto se

realiza en cuatro niveles profundamente entrelazados:

Primero, reconociendo la solidaridad ontológica que une a todos como miembros de una misma familia

humana. En la época presente, tan dada a afirmar la diversidad y la diferencia de cada ser humano es

importante no perder aquello que hace estar unidos aunque no lo se desee: la participación en la

común humanidad.

Segundo, reconociendo la solidaridad ética que sigue como consecuencia inmediata de la solidaridad

ontológica y que invita y obliga a afirmar con radicalidad a toda persona, a cualquier persona propter

seipsam2, y no por su hacer, por su tener o por su saber;

Tercero, reconociendo que la solidaridad posee una dimensión cultural y estructural que necesita

construir para que la fuerte interdependencia entre las personas, los pueblos y su entorno natural se

vuelva una racionalidad personalista, comunional y ecológica que corrija y complete por una parte la

racionalidad instrumental aún vigente, y por otra, las tendencias nihilistas que vacían la vida humana de

significado;

Cuarto lugar, reconociendo que la solidaridad ontológica, moral, cultural y estructural no son realidades,

ni absolutas, ni auto constituidas. La condición solidaria del ser humano, anuncia limitación,

contingencia y diversidad, todos ellos signos manifestativos de participación en una comunión más

grande. De aquí que la solidaridad humana sea siempre apertura constitutiva a una relación

máximamente inmanente y trascendente que nos funda desde el origen dándonos consistencia y

significado.

La solidaridad afirmada en esta cuádruple perspectiva permite reconstruir el tejido social que actualmente se

encuentra vulnerado por diversas causas y que ha generado que algunos vean un proceso de devertebración o

despolitización de la sociedad civil de difícil corrección.

Una observación atenta al proceso de surgimiento de los nuevos sujetos sociales a finales del siglo XX puede

permitir verificar la validez empírica de sostener que la solidaridad, es decir, la responsabilidad por el otro, es

precisamente el motivo fundamental para crear subjetividad cultural y social, para crear las condiciones que

permiten que el pueblo se haga sujeto de su propia historia de manera estable y no solo en situaciones más o

menos excepcionales.

“En casi todos los países, el pensamiento social está en quiebra. A la derecha, lo devoran las políticas

económicas liberales; a la izquierda, es arrastrado por la caída de los movimientos revolucionarios (...) La única

manera de rechazar a la vez el poder absoluto de los mercados y la dictadura de las comunidades es ponerse

al servicio del Sujeto personal y su libertad (...) Quienes sólo piensan en términos de lógica del sistema social,

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

sea para aprobarla, sea para condenarla, son incapaces de participar útilmente en la aparición de nuevos

actores sociales. Únicamente el análisis, que atribuye una importancia central a la libertad y la capacidad de

iniciativa y supervivencia de los actores, puede contribuir al fortalecimiento de éstos”.7

Este autor, parece insinuar que es necesaria una nueva clave de interpretación que permita salir de la

cosmovisión moderna que polarizó la conciencia en base al debate individualismo vs. Colectivismo, liberalismo

vs. Socialismo.

1.5 PERSONA, SER TRASCENDENTE

La persona conquista su personalidad con la calidad de sus relaciones. Esto se logrará dejando en segundo

lugar el logro de la propia perfección para buscar en primer término, su " ser con " sus semejantes saliendo del

egocentrismo.

Es conveniente pues, enseñarle al hombre:

1. "Ser por”. Necesita comprender que es fruto de generaciones precedentes, de filiación. Que aunque vengan

dadas, impuestas, se debe saber aceptarlas libremente para llegar a la autorrealización. Si estas relaciones

son rechazadas termina por no aceptarse a sí mismo.

2. "Ser con”. Se refiere a sus relaciones conyugales y con vivenciales, relaciones que la naturaleza sugiere

indisolubles, fieles, abiertas a la vida con el fin de asegurar la

supervivencia del hombre y la sociedad en la historia.

3. "Ser para " se refiere aquí a las relaciones de producción y de procreación. El hombre es capaz de construir

libremente el mundo y su historia, de dirigir, de orientar su destino. De elegir ser "con y para ", o ser "sin y

contra" Él. Esta triple conjugación de ser "con, por y para" le lleva al mundo de la afectividad, de los

sentimientos.

Los sentimientos son capaces de modificar la percepción de la realidad, resultando en cierto modo

incontrolables llegando a constituirse en verdaderas tragedias. No hay experiencia humana, se puede decir,

que no sea también una experiencia afectiva.

El hombre es un ser en el mundo, es como se dice, un ser encarnado en el universo, siendo la afectividad esa

unión del universo exterior y el interior, se está afectado por el infinito y esto mismo condiciona su relación con

él.

Cuando la vida afectiva lleva a la apertura del ser humano, llevándole a una emotividad ni excesiva ni

deficitaria, se dice que constituye una ayuda para conseguir una existencia lograda.

El hombre pues podrá fracasar en el mundo, ser un inútil social, podrá pasarle de todo, pero si tiene

verdaderamente fe, no se volverá loco. La madurez personal logrará que la afectividad no pierda ese carácter

unificador.

Toda imagen del hombre que no sea capaz de considerar sus tres dimensiones física, psíquica y espiritual,

como contempla la fenomenología, incurrirá en un reduccionismo. No se puede ayudar a una persona que

acuda a partir de una concepción antropológica que considere al hombre menos de lo que es.

El hombre verdaderamente afectivo, lo que desea, es tener un motivo para ser feliz, no que se sienta feliz. El

hombre vive inmerso en el tiempo, es un ser en el tiempo. El tiempo es el corazón de la existencia y la fase más

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FORMACION HUMANA Y CIUDADANA

importante del tiempo para el hombre no es ni el presente ni el pasado, sino el futuro. El hombre solo se

comprenderá a sí mismo proyectándose sobre el porvenir y dotándolo de esperanza hacia la eternidad.

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