formacion de tutoria virtual
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En la actualidad, es improcedente seguir ignorando la transformación que ha originado las tecnologías de punta. En esta sociedad de la información, es posible abrir nuevos horizontes hacía la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida. Es por ello, que la educación a distancia debe emprender acciones dirigidas a hacer uso de estas herramientas para lograr aprendizajes significativos. La facilitación de los aprendizajes en línea en un sistema interactivo a distancia, conlleva una serie aspectos o componentes que deben estar presentes en el proceso formativo del educando. Se podría contar con una excelente o novedosa plataforma tecnología académica para impartir cursos, pero si el personal académico no cuenta con una preparación sólida en tutoría virtual, los avances o resultados en el proceso de enseñanza aprendizaje serían catastróficos en contraste con las exigencias de las nuevas realidades de la era tecnológica educacional. En ese sentido, este trabajo dará a conocer algunos elementos o componentes para el diseño de un programa formativo que permita la adquisición de conocimientos y experiencias necesarias e imprescindibles para formar parte de un proceso de formación online, que conlleve, más concretamente, a egresar a un tutor virtual de avanzada. Es decir, se hará énfasis en el modelo de eficiencia y calidad, para lo cual se han implementado algunos programas de formación, denominados diplomados, con la finalidad de formar y actualizar al tutor virtual en aspectos básicos que estén relacionados con competencias pedagógicas, comunicacional, tecnológica y de gestiónTRANSCRIPT
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
FORMACIÓN DE TUTORÍA VIRTUAL
Autor:
Dr. Luis Miquilena Piña [email protected]
I Encuentro sobre formación de profesionales a distancia III Encuentro de tecnología instruccional y educación a distancia de la AVED
29 y 30 de Enero de 2009, Maracaibo - Venezuela
Formación de Tutoría Virtual
Autor: Dr. Luis Miquilena Piña
Resumen En la actualidad, es improcedente seguir ignorando la transformación que ha originado las tecnologías de punta. En esta sociedad de la información, es posible abrir nuevos horizontes hacía la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida. Es por ello, que la educación a distancia debe emprender acciones dirigidas a hacer uso de estas herramientas para lograr aprendizajes significativos. La facilitación de los aprendizajes en línea en un sistema interactivo a distancia, conlleva una serie aspectos o componentes que deben estar presentes en el proceso formativo del educando. Se podría contar con una excelente o novedosa plataforma tecnología académica para impartir cursos, pero si el personal académico no cuenta con una preparación sólida en tutoría virtual, los avances o resultados en el proceso de enseñanza aprendizaje serían catastróficos en contraste con las exigencias de las nuevas realidades de la era tecnológica educacional. En ese sentido, este trabajo dará a conocer algunos elementos o componentes para el diseño de un programa formativo que permita la adquisición de conocimientos y experiencias necesarias e imprescindibles para formar parte de un proceso de formación online, que conlleve, más concretamente, a egresar a un tutor virtual de avanzada. Es decir, se hará énfasis en el modelo de eficiencia y calidad, para lo cual se han implementado algunos programas de formación, denominados diplomados, con la finalidad de formar y actualizar al tutor virtual en aspectos básicos que estén relacionados con competencias pedagógicas, comunicacional, tecnológica y de gestión. Descriptores: formación online, tutoría virtual, educación a distancia.
II
III
Virtual Training Tutorial
Autor: Dr. Luis Miquilena Piña
Abstract At present, it is improper to ignore the transformation that has created the technology. In this information society, it is possible to open new horizons to the quest for improved quality of life. For this reason, distance education should take action to make use of these tools to achieve meaningful learning. Facilitation of learning in an online interactive system remotely, has a number aspects or components that must be present in the training of learners. You could have an excellent or innovative technology platform to deliver academic courses, but if the academic staff does not have a solid preparation in virtual tutoring, progress or results in the teaching-learning process would be catastrophic in contrast to the requirements of new realities of the age of technology education. In that sense, this will release some elements or components for the design of a training program that will allow the acquisition of knowledge and experience necessary and essential to be part of an online training process, which involves, more specifically, to graduation an advanced virtual tutor. That is, will focus on the model of efficiency and quality, which have implemented some training programs, called graduates with the aim to train and upgrade the virtual tutor in basic aspects that are related to teaching skills, communication, technology and management. Descriptors: online training, virtual mentoring, distance learning.
Introducción
En los últimos años, muchos países han sido testigos de grandes
transformaciones y reformas en sus sistemas educativos, incluyendo el
surgimiento de nuevos tipos de instituciones con modalidad a distancia,
cambios en los patrones de financiamiento y gobierno, el establecimiento de
mecanismos para la evaluación y acreditación, reformas de currículum, e
innovaciones tecnológicas.
Actualmente las tecnologías de la información y la comunicación (TIC`s)
están sufriendo un desarrollo vertiginoso, esto está afectando a prácticamente
todos los campos de nuestra sociedad, y la educación no es una excepción.
Esas tecnologías se presentan cada vez mas como una necesidad en el
contexto de sociedad donde los rápidos cambios, el aumento de los
conocimientos y las demandas de una educación de alto nivel constantemente
actualizada se convierten en una exigencia permanente.
La educación a distancia se ha establecido generalmente para atender a
una población adulta que aprende y se manifiesta de una manera diferente al
alumno de otros niveles e instituciones educativas. El que aprende en la
enseñanza a distancia es generalmente una persona madura con una
trayectoria vivencial que reúne un conjunto de experiencias, conocimientos,
capacidades, hábitos, actitudes y conductas que propicia la participación en su
propio proceso de formación, características éstas que reorganizan, valoran y
filtran el mejoramiento de los futuros aprendizajes.
En el terreno de la comunicación y sus herramientas más modernas, la
educación a distancia ha encontrado su mejor soporte. Las nuevas tecnologías
operan en un contexto informativo supeditado al papel que juegan las
necesidades, los objetivos, contenidos y actividades del destinatario. Dejando
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claro que los medios por si solos, no mejoran el entorno educativo. Lo harán en
la medida en que se hayan seleccionado adecuadamente y tomando en cuenta
sus posibilidades.
La llegada de la tecnología digital y con ella la informatización y el mundo de
los ordenadores personales, así como la aportación de las telecomunicaciones
para el tratamiento de la información ha variado substancialmente los procesos
de comunicación. De la unión de las telecomunicaciones con la informática
emerge la telemática y con ella la diversidad de procesos interactivos a
distancia: videotexto, acceso a bancos de datos o de imagen, mensajería,
correo electrónico, etc.
Las nuevas tecnologías como la informática, la telemática y la mediática,
han contribuido a mejorar el proceso de aprendizaje desde una perspectiva
global, donde se toma en cuenta elementos importantes como la calidad, la
pertinencia y la internacionalización; logrando así, abrir nuevos caminos y
nuevas perspectivas en la comunicación para que el hombre pueda
intercambiar datos con su sociedad y su entorno. Estos cambios drásticos en la
vida cultural del individuo, obliga a rediseñar los modelos educativos
tradicionales que aún siguen vigentes en algunos países latinoamericanos.
En la actualidad, es improcedente seguir ignorando la transformación que
ha originado las tecnologías de punta. En esta sociedad de la información, es
posible abrir nuevos horizontes hacía la búsqueda del mejoramiento de la
calidad de vida. Es por ello, que la educación a distancia debe emprender
acciones dirigidas a hacer uso de estas herramientas para lograr aprendizajes
significativos.
Ahora bien, el uso de estos medios en el proceso de aprendizaje debe ir
acompañado de un efectivo diseño de instrucción, elaborado especialmente
para un grupo determinado. Asimismo, es importante indicar que estos medios
pueden tener varias funciones académicas; una de ella, es el uso como
herramienta para poder manejar procesadores de palabras, hojas de cálculos,
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base de datos y ayudas gráficas. Otra función sería el modo interactivo,
logrando así que el computador actúe como un tutor dotado de habilidades y
recursos. Por último, se tiene el modo comunicacional para apoyar la
interacción y la cooperación de grupos (Chacón, 1997).
Indudablemente, que la aplicación de estos medios en los sistemas de
estudios a distancia podrían superar en gran parte los problemas que ha
afectado las altas tasas de deserción, la relación horizontal profesor alumno,
obsolescencia de los recursos para el aprendizaje y la baja calidad en la
formación académica de los docentes y estudiantes. Se estaría en presencia de
un cambio de paradigma, que persigue mejoras sustanciales para alcanzar
resultados óptimos en el proceso de aprendizaje.
No obstante, ante la aparición de nuevas tecnologías, surge la inquietud de
la resistencia al cambio. Aún están presentes los temores por enfrentarse a
nuevas experiencias, al considerar que estos medios pueden sustituir al
conocimiento humano. Asimismo, la falta de conciencia de los entes
involucrados en las políticas educativas, no han entendido la importancia que
reviste el uso de estos medios como facilitación y administración de los
aprendizajes.
Por consiguiente, toda esta situación ha retardado la aplicación de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación en los programas
educativos. Esta problemática es evidenciada en el sistema educativo
venezolano, lo cual ha impedido una base sólida tanto en la formación del
docente como la del estudiante. En primer lugar, se observa que el profesional
de la docencia carece de los conocimientos fundamentales para ejercer
plenamente una facilitación o tutoría virtual acorde a las exigencias que impone
la sociedad del conocimiento.
La facilitación de los aprendizajes en línea en un sistema interactivo a
distancia, conlleva una serie aspectos o componentes que deben estar
presentes en el proceso formativo del educando. Se podría contar con una
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excelente o novedosa plataforma tecnología académica para impartir cursos,
pero si el personal académico no cuenta con una preparación sólida en tutoría
virtual, los avances o resultados en el proceso de enseñanza aprendizaje serían
catastróficos en contraste con las exigencias de las nuevas realidades de la era
tecnológica educacional.
En ese sentido, este trabajo gira en torno a aquellos aspectos que el tutor
virtual debe tener en cuenta si forma parte de un proceso de formación a través
de la red. Es decir, asuntos que estén directamente relacionados con la
planificación de una tutoría online, qué tipo de funciones y competencias debe
dominar, el uso de herramientas sincrónicas y asincrónicas, o el desarrollo de
diferentes estrategias, serán algunas de los temas abordados. De igual forma,
se darán a conocer algunos elementos o componentes para el diseño de un
programa formativo que permita la adquisición de conocimientos y experiencias
necesarias e imprescindibles para formar parte de un proceso de formación
online, que conlleve, más concretamente, a egresar a un tutor virtual de
avanzada.
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FORMACIÓN DE TUTORÍA VIRTUAL
Las transformaciones científicas, tecnológicas, políticas y sociales que vive
la humanidad requieren de organizaciones educativas emprendedoras y
comprometidas con las nuevas tendencias gerenciales para enfrentar la
realidad. Ante esta situación, las gerencias deben ser modernizadas, con las
nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC`s), debido a la gran
importancia que reviste la telemática e informática que crece sin límites de
ningún tipo.
Desde épocas remotas, el hombre se las ha ingeniado para mantenerse
informado a través de distintos medios y estos les brinda la posibilidad de estar
en permanente contacto con los hechos que suceden en su lugar de residencia
y en el mundo, permitiéndole estar actualizado e integrado al resto del país
(Morales, 2006). Estas tendencias y los cambios dinámicos hacen que las
organizaciones educativas, sus directivos y personal académico se debatan en
la urgente necesidad de orientarse hacia estos nuevos rumbos, hechos que
tienen relevancia no sólo en el ámbito mundial sino también en el plano
nacional, regional y local.
Por ende, la comunicación e información tienen mucha importancia en el
conocimiento para mejorar el funcionamiento de los sistemas educativos
interactivos a distancia, pues es una herramienta que ha venido a facilitar la
vida y de la cual mucho dependen y hasta se puede sentirse desconectado del
mundo cuando no se tiene acceso a ella. Es decir, la tecnología es un medio
que facilita a los profesionales de la docencia universitaria mejorar la
productividad y eficiencia dentro de la organización, por lo tanto, para que una
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universidad a distancia sea exitosa en ella debe existir un balance entre la
tecnología de punta y personal capacitado.
La aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación en
educación, implementada por algunos países, debe ser modelo para que los
gerentes o planificadores de políticas puedan adoptar este paradigma a las
exigencias del país, tomando en cuenta los contextos históricos y culturales de
cada región. Por consiguiente, la entrada de las TIC`s trajo algunas
implicaciones para la educación superior en la modalidad a distancia; de los
cuales, uno de ellos es el reconocimiento de los cambios radicales en las
necesidades de capacitación.
Ante esta situación, se requieren sistemas educativos a distancia totalmente
actualizados en tecnologías de la información y comunicación que le permitan
mejorar la productividad y efectividad. Al respecto, González (2003) manifiesta
que el docente o tutor debe estar preparado para desarrollar a cabalidad su
función, puesto que, actualmente solo cumplen pocas funciones, por que
algunos no se encuentran capacitados en un aspecto del conocimiento como lo
es la tecnología o avances que ocurren en ella, aspecto que no está inmerso
dentro del currículo de formación profesional, de allí este desfase entre la
tutoría y tecnología.
Por lo tanto, Venezuela por ser un país en vía de desarrollo no escapa a
esta realidad, donde se vislumbra un sistema universitario con poca innovación
tecnológicas que se hace cada día más evidente, donde la función docente está
dando signo de estancamiento en cuanto a la implementación de nuevas
estrategias de aprendizajes con apoyo de las TIC`s (López, 2001). Es decir, en
una sociedad tan cambiante donde emergen nuevos paradigmas educativos se
requieren tutores virtuales profesionalmente, y que estén evolucionando
constantemente con las exigencias de la actualidad.
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Se necesitan tutores virtuales que asuman el cambio debidamente, con
capacidad para emocionar, despertar e inspirar a los miembros de la
organización la necesidad de poner un esfuerzo en común para el logro de los
objetivos establecidos. Es por eso; que La Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela (2000) en su Art. 110, enfatiza en la necesidad de
incorporar al sistema educativo el conocimiento, aplicación y manejo de las
innovaciones o nuevas tecnologías para tener acceso al desarrollo general de
información. Esto conlleva, capacitar al personal académico y darle las
herramientas necesarias para que cumplan a cabalidad con su función en la
tutoría virtual.
Pero, que se entiende por tutoría. Sobre este término, algunos autores
como García Aretio (2001) hacen referencia a la figura de quien ejerce
protección, la tutela, de otra persona menor o necesitada. En educación a
distancia, la característica fundamental es la de fomentar el desarrollo del
estudio independiente, es un orientador del aprendizaje del alumno aislado,
solitario y carente de la presencia del docente habitual. Es aquí donde la figura
del tutor cobra su mayor significado por cuanto que se hace cargo de su
asistencia y ayuda personal, a la vez que es la representación o nexo con la
institución.
La formación a distancia, a menudo los esfuerzos aislados y solitarios del
alumno resultan insuficientes, por lo que se hacen necesarios los apoyos dados
por los tutores a ese aprendizaje individual. En ese sentido, Pagano (2008)
afirma que la tutoría se entiende como un proceso de ayuda en el aprendizaje
contextualizado en el sistema educativo al cual se apoya. Por consiguiente, es
necesario que este profesional deba poseer suficientes conocimientos de las
materias que tutela y dominio de las técnicas apropiadas que ofrece la
educación virtual. En resumen, esta autora define el rol del tutor como el apoyo
temporal que brinda a los alumnos para permitir, en un espacio real o virtual,
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que éstos ejecuten su nivel justo de potencialidad para su aprendizaje, mas allá
de la competencia corriente de habilidades que posean y con las cuales
ingresan a la situación de enseñanza.
En este nuevo paradigma de tutoría, es más importante aprender a
aprender, aprender a transformar información a nuevos conocimientos, y
aprender a transferir nuevos conocimientos a aplicaciones, que memorizar
información específica. Se le otorga primacía a la búsqueda de información,
análisis, la habilidad de razonar y de resolver problemas. Además, aptitudes
como aprender a trabajar en equipo, propiciar la creatividad, ser hábil y poder
adaptarse a los cambios tecnológicos que exige la sociedad del conocimiento.
El profesional de la docencia debe estar consciente, que con la puesta en
práctica de las TIC`s en la formación universitaria, se estará contribuyendo a
fomentar el autoaprendizaje, se podría llegar a más audiencia, los estudiantes
estudiarían a su propio ritmo, habría más retención de los contenidos, se
ampliarían las perspectivas de los alumnos y se aumentaría la productividad por
parte de los profesores. Dejando en entendido, que la educación a distancia es
la base fundamental para el estudio independiente, y que las TIC`s sirven de
apoyo a esta modalidad educativa.
Dentro de esta perspectiva, el tutor virtual debe comenzar de inmediato a
transitar con pasos firmes en el nuevo mundo tecnocomunicacional. Y es que,
el uso de las TIC´s en la educación a distancia puede lograr despertar el interés
en los estudiantes por la investigación científica y posibilitar el mejoramiento de
las habilidades creativas, la imaginación, habilidades comunicativas y
colaborativas, pudiendo acceder a mayor cantidad de información y
proporcionando los medios para un mejor desarrollo integral de los individuos.
En un sistema interactivo a distancia, el profesional de la docencia debe
poseer como principal característica ser emprendedor en su función de tutoría
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virtual; facilitando en primer lugar, una empatía con el aprendiz que promueva
un ambiente de confianza y adaptación en cuanto a la modalidad a distancia,
orientándolo en su metodología. Por ello, el tutor debe conocer los fundamentos
de la formación a distancia, las funciones que debe cumplir y las estrategias a
emplear en la mediación pedagógica, comunicacional y tecnológica.
Todo este conocimiento básico que debe tener el tutor de la educación a
distancia, conlleva al constante monitoreo de los progresos de sus alumnos en
varios sentidos, al mismo tiempo que, favorecer que éstos los realicen por sí
mismos, y también del momento que el aprendizaje se ejecuta en el espacio
que media en lo que la persona ya sabe y puede hacer y, lo que selecciona y
procesa activamente (con guías didácticas y luego por sí misma) como
información significativa para construir un nuevo significado y desarrollar
nuevas competencias.
Es significativo señalar, que en un sistema interactivo a distancia el tutor
virtual debería poseer ciertos atributos que lo diferencie del profesor de una
modalidad presencial. En ese sentido, el facilitador on-line se caracteriza, de
acuerdo a Pagano (2008), en los siguientes aspectos:
Empático: para lograr “sintonizar” con sus alumnos a pesar de la disociación
del tiempo y el espacio, característica de los procesos de educación a distancia
y de la multiplicidad de estilos personales de los alumnos.
Proactivo: para lograr “sortear” los obstáculos y resistencias que se
presenten, tanto de tipo tecnológico como humano.
Buen anfitrión: pues debe ser quien introduzca y mantenga motivados a los
alumnos en esta modalidad.
Maestría comunicativa: ya que debe manejar todas las posibilidades y
alternativas de comunicación en los distintos soportes, siendo lo más claro
posible a fin de no distorsionar la esencia de los mensajes. Debe a su vez ser
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mediador entre las múltiples comunicaciones generadas por la interacción entre
los alumnos y él.
Experiencia didáctica: que le permita seleccionar los contenidos y diseñar
las actividades más pertinentes para el logro de los objetivos propuestos
ajustándose al perfil del grupo de alumnos.
Ahora bien, García Aretio (2001) en su transitar por la educación a
distancia, determina cuáles son las capacidades que debe poseer un tutor: a)
ofrecer las posibilidades del medio ambiente social y de las instituciones
sociales como objeto de aprendizaje; b) asesorar al alumno en la organización
de su currículo (objetivos, contenidos, recursos y actividades); c) dominar
determinadas técnicas y habilidades para tratar de forma específica los
contenidos (escritos, videos, audios, informáticos), integrados dentro de las
técnicas del diseño curricular; d) ser capaz de organizar otras vías de
aprendizaje (lecturas, actividades, etc); e) enseñar al alumno a adquirir técnicas
para el diseño instruccional (como método de aprendizaje y de organizar a
través de una estructura); f) saber utilizar los medios de comunicación social
como instrumentos para alcanzar unos fines, aprovechando todas las
posibilidades; g) elaborar diferentes técnicas y procedimientos de evaluación; h)
facilitar la posibilidad de que el alumno autoevalúe se propio proceso de
autoaprendizaje y; i) facilitar al estudiante diferentes técnicas de recuperación y
corrección para el logro de los aprendizajes.
La virtualización de la enseñanza en la educación a distancia trae nuevos
escenarios formativos acompañado de nuevos roles docentes a asumir, tanto
por parte del profesor como por el equipo docente que se sumerja en un
proceso formativo online, los cuales podrán considerarse variables
determinantes que garanticen la calidad y la eficacia del proceso formativo que
se lleve a cabo a través de la red.
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Sobre el particular, (Ryan y otros, 2000, p.110) consideran que existen
cuatro tipos de roles básicos a desarrollar por el profesorado: el rol pedagógico
en tanto que se constituye como el eje fundamental en “la creación del
conocimiento especializado, centra la discusión sobre los puntos críticos,
contesta preguntas, responde a las diferentes contribuciones de los estudiantes
y las sintetiza”; el social como la base para la creación de un buen ambiente de
colaboración; y el técnico y de dirección para establecer normas de
funcionamiento y orientar sobre aspectos técnicos de los recursos disponibles.
Figura 1: Roles básicos del profesorado (Ryan y otros, 2000).
Indudablemente, no es tarea fácil la función de la tutoría virtual, más aún
cuando estamos en una era tecnocomunicacional que ha cambiado las
estrategias de y para el aprendizaje en la educación a distancia. Es así, como
Pagano (2008) tratando de definir la función del docente en esta modalidad, ha
considerado que en relación al rol del tutor virtual se plantean nuevas
competencias y habilidades: una de las características esenciales es estar
preparado para generar un diálogo efectivo con los participantes y entre los
participantes, de modo que se favorezca el aprendizaje activo, la construcción
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del conocimiento cooperativo y colaborativo, por lo que se requiere monitoreo y
moderación de los grupos de trabajo.
Esta forma de organización de la formación virtual es lo que permite
entender que caracteriza a los nuevos (o quizás ya no tan nuevos) escenarios
formativos, lo primero es señalar que el e-learning como modalidad de
enseñanza-aprendizaje a través de la red, se configura como un espacio que
facilita la interacción tanto entre profesores-alumnos, como entre alumnos-
alumnos y alumnos-materiales-profesores (Cabero y Gisbert, 2005), y cuyos
elementos más significativos se muestran a continuación:
Figura 2: Interacción e-learning (Cabero y Gisbert, 2005).
A pesar de contar con una estructura bien fundamentada para justificar la
educación a distancia y el impacto que le ha generado las TIC`s en los últimos
años, se ha observado que la formación en red o E-learning ha ido ganando
adeptos y detractores por igual desde sus primeros escarceos hasta la
actualidad, sin que unos y otros (nosotros nos encontramos entre los primeros)
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hayamos sido capaces de encontrar un consenso sobre sus principales
problemas y, lo que es más importante, sobre las soluciones para paliar las
indudables dificultades que todavía acompañan todavía a este nuevo
paradigma formativo.
Hay muchos aspectos que dificultan la plena marcha de la formación online,
pero se podría simplificar reduciéndolos a cuatro tipos de factores: diseño
defectuoso del entorno y/o las iniciativas formativas, problemas de
infraestructura o logística y cultura tecnológica, conflicto de expectativas entre lo
que el usuario demanda y las instituciones ofrecen y, por último, la ausencia o
incorrecta presencia de factor humano en la formación online. Los tres primeros
problemas, por ser importantes, encuentran una solución más inmediata e
incluso más sencilla en términos económicos que el último, relacionado con el
factor humano.
Es erróneo creer que la formación en red consiste en la sustitución de las
personas por máquinas, y quizá se haya llegado a creer que esta hipotética
sustitución reportaría mejores resultados en términos de aprendizaje. Sin
embargo, la realidad es otra, el aprendizaje es el fruto de la interacción entre
seres humanos y con un entorno, que lo mismo puede ser la naturaleza, un libro
o un objeto de aprendizaje estandarizado para una plataforma de E-learning, y
que sin la interacción humana se dificulta enormemente o se imposibilita este
proceso.
No puede ocultarse un cierto escepticismo o incluso cierta sensación de
decepción, cuando analizamos el nivel de satisfacción de los usuarios y los
resultados obtenidos en iniciativas formativas de formación online, si nos
circunscribimos exclusivamente a los objetivos de aprendizaje realmente
alcanzados (Seoane y García, 2007). Porque, lo importante de cualquier
intervención formativa, sea del tipo que sea, electrónica, a distancia o
presencial, no es otra cosa sino lograr determinados objetivos en términos de
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aprendizaje: no basta la constancia de haberlos enseñado; necesitamos la
seguridad de que estos se han adquirido.
Cuando se analizan las causas de este escepticismo (o fracaso) siempre se
centra exclusivamente en los factores tecnológicos: los entornos de aprendizaje
no son los adecuados, los contenidos digitales no están bien estructurados, etc.
En consecuencia, se destinan enormes recursos materiales y humanos para
perfeccionar estos elementos con la esperanza de mejorar la experiencia de
aprendizaje, sin percatarse de que la solución al problema debe buscarse
mirando en otra dirección.
Lógicamente, la evolución de estos factores de mediación tecnológica
contribuirá a mejorar el contexto, como se mejoraría la experiencia de
aprendizaje si se renueva las pizarras, la iluminación o el equipamiento de un
aula en un contexto tradicional. Sin embargo, eso no es lo fundamental para
lograr una formación de calidad. Y todos recordamos, echando la vista atrás en
nuestra experiencia formativa, que nada o muy poco hemos aprendido de los
elementos técnicos o logísticos de nuestras escuelas, pero sí mucho con
nuestros buenos maestros y nuestros compañeros.
Así pues, la tecnología debe mejorarse, pero no podemos caer en la trampa
de culpar únicamente a la herramienta por no ser capaces de alcanzar los
objetivos deseados. La mediación tecnológica en el E-learning es precisamente
eso, un medio, y en todo caso es un error de estrategia formativa el no haber
contado con los recursos adecuados, o no haber sido capaces de adaptarnos a
los medios disponibles. La herramienta es –o debemos procurar que sea– lo
más neutra posible.
Si estudia la breve historia del E-learning se puede hablar de dos
momentos; es decir, dos generaciones. La primera, estuvo marcada casi
exclusivamente por el desarrollo de entornos tecnológicos y contenidos
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digitales, se ha transitado hacia una preocupación, en los últimos años, por el
“modelo” de Elearning y, en consecuencia, a una preocupación por el desarrollo
de estrategias de implantación e interoperabilidad de entornos de formación
online con un modelo institucional para la universidad, la administración o la
empresa.
La segunda generación se ubica más por un modelo de eficiencia y de
calidad. Se le da mayor énfasis a la importancia del factor humano en la
formación online, el cual desempeña un papel crucial, no sólo desde el punto de
vista de la planificación y el diseño estratégico, sino especialmente como
elemento presente en todos los estadios del itinerario formativo. La redefinición
y centralidad de los roles docentes en el E-learning es la característica
fundamental de esta fase generacional, en la que actualmente se encuentran
muchas instituciones e iniciativas formativas preocupadas realmente por la
calidad (Seoane y García, 2007).
Se puede considerar, entonces, que la piedra angular que permite explicar
el por qué de la decepción que ha suscitado el E-learning hasta ahora está en el
factor humano. Esto se debe, en gran parte, a la gran falacia de que la
mediación tecnológica ha consistido en la creencia según la cual el papel
mediador del profesor en el aprendizaje sería sustituido por la tecnología,
cuando en realidad ésta ha de ponerse al servicio del docente, que es quien
habrá de seguir desempeñando el principal papel mediador en el aprendizaje.
Al respecto, Seoane y García (2007) siguen considerando que ese error, tan
generalizado como grave, es la consecuencia de la transmutación de un
paradigma formativo por otro de carácter “informativo”. En otras palabras, cabe
decir que en el fondo de esta cuestión subyace una enorme confusión entre
información y formación. Esta situación no es en absoluto nueva y se ha puesto
sobre la mesa al analizar los problemas de otros paradigmas formativos
“clásicos”, pero en la formación online se ha llevado hasta sus últimas
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consecuencias, probablemente por la emergencia de la llamada “sociedad de la
información” y las tecnologías de la información y la comunicación, cuya
denominación es absolutamente acertada, pero que en su aplicación a la
formación parecen haberse dotado subliminalmente de pretensiones formativas.
En efecto, un libro, un periódico, Internet o un material audiovisual pueden
proporcionarnos información, pero nunca formación. La formación es una
actividad específicamente humana que consiste, entre otras cosas, en la
interiorización y asunción de determinada información con un propósito
significativo. Así pues, como se puede ver, la formación presupone la
información, pero es más que eso. Por eso un material didáctico no puede
“formar”. Eso sólo puede hacerlo el sujeto, quien se forma al interiorizar, al
hacerse consciente del valor del contenido, al construir un universo significativo
en su interior o, lo que es más frecuente, que el sujeto se forme gracias a la
mediación de otros seres humanos que, bien de manera individual (con un
maestro), bien de manera colectiva (en un grupo de alumnos o en el propio
contexto social), contribuyen a que la información se convierta en experiencia
formativa en la mente del individuo.
Todo lo antes expuesto, conlleva a considerar que los tutores virtuales
necesitan poseer conocimientos, competencias y habilidades para dar
respuesta a las necesidades y a las diferentes tareas que se le irán
presentando progresivamente a lo largo de su rol como profesor-tutor. Es por
ello, que estos profesionales de la docencia deben asegurar su formación a
través de un programa online que contenga curricularmente un componente de
iniciación, formación y especialización, que le permita una preparación
pedagógica que incluyan la planificación, diseño y evaluación; una preparación
técnica e instrumental adaptadas al entorno informático, una preparación de
gestión ya que es el enlace entre la institución formadora y los usuarios y; una
preparación investigadora que aseguren la adaptación de la materia a cada
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contexto para generar un aprendizaje significativo. Y por último, adquirir unas
competencias personales: empatía, asertividad, madurez, seguridad en las
respuestas, calidez y porque no, entusiasmo y soporte emocional, deben ser
características personales que pueden contrarrestar el “frío” de la enseñanza
virtual.
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Conclusiones
El impacto de las redes de comunicación sobre la formación y la educación
ha generado uno de los mayores cambios que haya tenido lugar en las
instituciones educativas en las últimas décadas, inclusive con mayor peso y
responsabilidad en los sistemas interactivos de educación a distancia. Incluso,
podrá llegar a compárasele con la repercusión que tuvo la imprenta para la
generalización del conocimiento, la necesidad de la alfabetización por la
transformación de una cultura oral a una escrita, y las modificaciones existentes
en las funciones y roles a desempeñar en los procesos de instrucción por los
agentes participantes en él.
En contrapartida, y como podemos observar hoy en día, desde cierta
posición histórica, las transformaciones que se apuntaban en la educación por
la implantación de los medios audiovisuales y los equipos informáticos de las
primeras generación, no han tenido el impacto en el sistema educativo a
distancia que desde ciertos sectores inicialmente se nos hacía creer. Tal
situación, dio entrada a la segunda generación avanzada, donde el factor
humano (directivo-tutor-alumno) cumple una función predominantemente activa
para lograr los objetivos de aprendizajes.
Pero el problema fundamental al que con frecuencia se enfrentan las
iniciativas de E-learning consiste en la ausencia total de un método adecuado
para su desarrollo. Al hablar de la “segunda generación” del E-learning
hacíamos referencia a un planteamiento estratégico del modelo de formación
que requiere la entidad que lo implementa. Esta estrategia determina el “qué” y
el “para qué”, pero sólo el desarrollo de una adecuada metodología permitirá
desarrollar “cómo” se lograrán los objetivos prefijados.
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En esta segunda generación, los gerentes o expertos curriculares han
hecho mucho énfasis en el modelo de eficiencia y calidad, para lo cual se han
implementado algunos programas de formación, denominados diplomados, con
la finalidad de formar y actualizar al tutor virtual en aspectos básicos que estén
relacionados con competencias pedagógicas, comunicacional, tecnológica y de
gestión.
Ahora bien, una vez abordadas las posibilidades y exigencias que para la
formación reclaman estos nuevos contextos, es importante realizar una serie de
matizaciones generales. En primer lugar, que no se debe caer en el error de
creer que las redes van a reemplazar diferentes formas de comunicación
humana, por el contrario, más bien van a ampliar e incrementar sus
posibilidades, y el número de caminos y opciones por los cuales podemos tener
relaciones con los demás. Asimismo, la tecnología por si solo nunca
reemplazará a la educación a distancia, más bien es considerada como medio
de apoyo a esta modalidad educativa.
Tampoco, y como ha sido una constante en la historia de la educación, que
cada vez que aparecía un nuevo medio, pensábamos que iba a resolver los
problemas de formación existentes en ese momento en el sistema educativo,
formal o informal, y que él sustituiría al profesor como transmisor de
información.
En resumen, tenemos contextos, tenemos modelos de interacción y por
supuesto tecnología, pero carecemos de métodos para el desarrollo de
iniciativas formativas de calidad. Un método no es otra cosa que una guía o
unas indicaciones sobre el camino que ha de seguir alguien para lograr unos
objetivos determinados. En este caso, el método ha de entenderse en un triple
sentido: en primer lugar, como el conjunto de indicaciones y estrategias que se
ofrecen al docente para lograr los objetivos del aprendizaje. En segundo lugar,
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deben existir reglas análogas para la correcta adquisición de los contenidos por
parte del alumno: él también debe poseer su método.
Por último, puesto que el E-Leaning favorece la construcción social del
conocimiento, y el aprendizaje social es con diferencia el más significativo de
todos cuantos existen, es necesario dotarse de un método para regular la
interacción social con un propósito formativo, máxime cuando nos encontramos
en un contexto “no natural” como el de los entornos virtuales de aprendizaje.
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