flora,la duendecilla

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Este es un cuento para trabajar el dia contra la violencia de género.

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Saliendo del pueblo a la derecha había un camino que llegaba hasta el

fondo del bosque. Al principio, cerca del pueblo, había muchas casitas

todas iguales, donde vivían los duendes, que salían a jugar, saltar y

recoger frutas cuando nadie los veía, pero al fondo del camino, donde ya

no se veía el pueblo y, el bosque estaba lleno de árboles, sólo había una

casa muy bonita y arreglada, donde vivía Flora la duendecilla con el

duende Serafín que era un duende saltarín.

Serafín tenía una barba blanca muy larga y era un duende muy gruñón

que siempre estaba enfadado. En cambio Flora era chiquita, regordeta y

con buenos colores en sus mejillas, siempre estaba contenta y tenía su casa

limpia y ordenada, pero Flora tenía un problema: se aburría mucho

porque le sobraba mucho tiempo, nunca hablaba con nadie.

Serafín salía todos los días a saltar por ahí, llegaba hasta el pueblo,

hablaba con otros duendes, veía pasar a los niños que iban al colegio y

todas las cosas que allí habían.

La pobre Flora le preparaba la comida, lavaba, barría, planchaba, para que

todo estuviera preparado cuando Serafín llegara, pues Serafín gritaba y le crecía

la barba cada vez que faltaba algo en casa.

Nunca le dejaba salir , le decía que no había nada que ver allí fuera y que en la

casa estaba mejor. Flora se estaba poniendo triste, cada día estaba más y más

pequeñita, porque se encogía y se encogía, llorando y llorando sentada en un

rincón.

Un día que Serafín no estaba llamaron a la puerta, Flora aunque asustada la

abrió y se llevó una sorpresa tan grande que saltó y bailó de alegría: era su prima

la duendecilla Esmeralda, que vivía cerca del pueblo y hacía mucho que no veía a

Flora.

Estuvieron merendando y Esmeralda le contó todo lo que hacía: salía con sus

amigas, trabajaba en una fábrica de juguetes en el pueblo, iba a bailar con otros

duendes, participaba en concursos de tartas…

Flora al oír todo esto vio que ella no tenía una buena vida y empezó a llorar. Le

contó a su prima que Serafín no quería que saliera y que tenía que trabajar sin su

ayuda. Esmeralda tuvo una idea: la invitó a vivir con ella, pero a Flora le entró

miedo y no quiso aceptar, despidiéndose de su prima muy triste.

Cuando llegó Serafín y se enteró que había venido una visita, se enfadó, gritó y le

creció la barba hasta los pies, entonces Flora se retiró a dormir en silencio y tomó

una decisión.

Al día siguiente por la mañana, cuando Serafín salió por ahí, ella

preparó sus cosas y se fue con su prima. Cuando volvió el duende y vio la

casa vacía, gritó y gritó y se dio cuenta que por haber sido egoísta y muy

mandón se había quedado solo para siempre.

En cambio Flora estaba feliz. Había empezado a trabajar en una

floristería. Se había apuntado a clase de baile y merendaba por las tardes

con sus amigas.

Y tralarí tralará este cuento llegó al final.