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Filosofla y conciencia histórica RAMÓN RODRÍGUEZ (Universidad Complutense) La omnipresencia en nuestra época de la conciencia histórica ha aviva- do de tal manera el sentido para la historicidad de todas las actividades humanas que resulta casi superfluo, por obvio, todo intento explicito de plantear el problema del lugar y de la función de la historia. No hay pro- blema donde no hay un determinado ámbito que se ha vuelto dudoso y donde la «naturalidad» e inmediatez de la respuesta sofoca toda auténtica pregunta. Este predominio de la conciencia histórica es especialmente evi- dente en el campo de la filosofía. No hay prácticamente ensayo filosófico actual que no consista, de forma más o menos esencial, en un diálogo o crítica del pasado, y ello sustentado en la convicción, explícita o tácita, de que la actividad filosófica no puede hoy hacer otra cosa. La tendencia es perceptible incluso en el campo de la filosofía de la ciencia. Pero si la filosofía ha constituido siempre una cierta resistencia a la tiranía de lo obvio, también debe mostrarla aquí, en el momento de en- frentarse con el hecho de su propia historia. Por ello, me parece de suma importancia reparar en un aspecto que rara vez se encuentra recogido en las reflexiones habituales sobre la historia de la filosofía. Me refiero al punto de vista que sobre ella resulta cuando se contempla desde la propia práctica filosófica, desde lo que podríamos llamar el acto filosófico, el ejer- cicio de la actividad filosófica, tal como podemos percibirlo en la reflexión solitaria, en el diálogo compartido o al dejarnos llevar por el pensar de al- guno de los grandes clásicos del pensamiento. Las lineas que siguen son un intento de mirar, desde ese punto de vista, «las ventajas y desventajas de la historia» para la filosofía, su papel y su justificación en la reflexión filosó- fica. 1. La «indiferencia» histórica del acto filosófico «¿Qué me importa la historía? ¡Mi mundo es el primero y el último!»’. 1. WWFGENSTEIN, L.: Diario filosófico, 2-9-1916. Barcelona, Ariel, 1982. Revista de Fllosoffiu. NY 2/5-29 (3.’ época). Editorial Universidad Complutense. Madrid. 1989

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Filosofla y concienciahistórica

RAMÓN RODRÍGUEZ

(UniversidadComplutense)

La omnipresenciaen nuestraépocadelaconcienciahistóricahaaviva-do de tal manerael sentidoparala historicidadde todaslas actividadeshumanasque resultacasi superfluo,por obvio, todo intento explicito deplantearel problemadel lugary de la funciónde la historia.No haypro-blemadondeno hay un determinadoámbito que se ha vuelto dudosoydondela «naturalidad»e inmediatezdela respuestasofocatodaauténticapregunta.Estepredominiode la concienciahistóricaes especialmenteevi-denteen el campode la filosofía. No hayprácticamenteensayofilosóficoactualqueno consista,de forma máso menosesencial,en un diálogoocríticadel pasado,y ello sustentadoen la convicción,explícitao tácita,dequela actividad filosófica no puedehoy hacerotra cosa.La tendenciaesperceptibleinclusoen el campode la filosofía de la ciencia.

Pero si la filosofía ha constituidosiempreunacierta resistenciaa latiranía de lo obvio, tambiéndebemostrarlaaquí,en el momentode en-frentarseconel hechode su propiahistoria.Por ello, me parecede sumaimportanciarepararen un aspectoqueraravez se encuentrarecogidoenlas reflexioneshabitualessobrela historia de la filosofía. Me refiero alpuntode vista quesobreella resultacuandose contempladesdela propiaprácticafilosófica,desdelo quepodríamosllamarel actofilosófico, el ejer-cicio dela actividadfilosófica, tal comopodemospercibirloen la reflexiónsolitaria,en el diálogocompartidoo al dejarnosllevar porel pensardeal-guno delosgrandesclásicosdelpensamiento.Las lineasquesiguensonunintentode mirar, desdeesepunto devista,«lasventajasy desventajasdelahistoria»parala filosofía, supapely sujustificaciónen la reflexión filosó-fica.

1. La «indiferencia»históricadel actofilosófico

«¿Quéme importala historía?¡Mi mundoes elprimeroy el último!»’.

1. WWFGENSTEIN,L.: Diario filosófico, 2-9-1916.Barcelona,Ariel, 1982.

Revistade Fllosoffiu. NY 2/5-29(3.’ época).Editorial UniversidadComplutense.Madrid. 1989

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Estecuasiexabmptowittgensteiniano,sálido de la espontaneidadde undiario personal,es uú buentestimoniodel hechosorprendentede que, enmediodela crecienteconcienciahistóricade nuestromundomoderno,losdosmásgrandesrenovadoresde la filosofía en nuestrosiglo, Wittgensteiny Husserl,hayanmostradouna singularindiferenciarespectodel pasadofilosófico. Provenientesambosde camposajenos a la estricta filosofía«pura»,suconocimientode las vicisitudeshistóricasde la filosofíaera,enel inicio de su pensamiento,másbienescaso,porno decir nulo. De Hus-serl se cuentala anécdota,probablementefalsa,de la sorpresaquemani-festóal serpreguntadoporlas relacionesdesu fenomenologíaconla hege-liana Fenomenologíadel Espíritu: desconocíaqueHegel hubieraescritotal obra. El historiador,acostumbradoa pasearporel flujo y reflujo de lasépocashistóricas,verásin dudaaquí,y conjusticia,unaextremareacciónal historicismo del pasadosiglo. Pero,dejandoa un lado momentánea-menteestavisión históricade tan llamativo fenómeno,lo queme interesaabordarahoraaquí,tomandopie en la frasedeWittgenstein.es el siguien-te problema:¿sejustifica unacierta indiferenciahacia la historia a par-tir de la consideracióndel actofilosófico mismo,a partir de lo queel pro-pio filósofo vive cuandofilosofa?

Si procuramosacercanosa cualquierexperienciafilosófica propiamen-te dicha,a lo quepodemosllamarla vivencia filosofica primaria me parecebastanteevidentequela génesishistóricadel problemaal queel actofilo-sóficose vierte no aparecetemáticamente—supuesto,claroestá,queno setrate del problemaespecificode la historicidad.Con lo queel filósofo sedebate,lo quele muevey arrastratodassusenergíases el problemaen cuan-to tal, no en cuantohistóricamentegenerado.El problemadel tiempo,dela fundamentaciónúltima del saber,del conocimientomoral, delsignifica-do, etc., son cuestionescuyaenigmaticidadmuevenpor sí mismas,conindependenciade sugeneracióno pervivenciahistóricas.Y es esecarácterenigmáticoel queafectaa la inteligenciay mueveal pensamiento.Sin él.ningunaconsideraciónhistóricao profesionalpuedelograr la fuerzainte-nornecesariaparaperseguir,avecesdurantetodaunavida, comoes elca-sode tantosgrandes—y no grandes—filósofos, laposiblesoluciónde unproblema.

Pero la ausenciaprima facie de la historia no se presentasólo en elaspectomotivacionaldel actofilosófico. Ya he aludido a quesuobjeto loconstituyeesencialmenteun problema,unaparecíadel mundo,que, porlas razonesquesean,presentacarácterenigmático.Puesbien,lo queme~at&&&n&ct~aÉió~Úbrayares 4ú6cstwóbjttividadno poseepropiamenteuna faz histórica: el problemaaparececon unadeterminadaestructura,conunadiversidadde aspectosquedebenseratendidos,conun repertoriode salidaslógicamenteposiblesy el pensadorensayaunay otra vez hacer-secargode todoslos aspectosy elaboraruna teoría, estoes,un conjuntodeproposicionesarticuladasentresí y con pretensiónde verdad,o. si se pre-

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fiere.de validez,queofrezcaunasolución,y hagaasíinteligible elplantea-mientomismodel problema.Esteaspectoveritativo es un momentoesen-cial, puesen el actofilosófico hay siempreunaconcienciaimplícita de quelo queen él se dice es algo susceptiblede «explicar»el mundo,de com-prenderlo en lo quees, y no de crearloo fantasearlo.(Esobvio, porotraparte, queello no significa adhesiónexplícita a unateoría de la verdad,sino un componentepreteórico,sobreel cual puede,luego, recaerunateo-ría).

Los elementosespecíficamentehistóricos—la sujeciónde unaposiblesolucióna un mundohistórico determinado,el alumbramientosucesivode distintasfacetasdel problema,la posibiitaciónde unadeterminadavi-sión por la obra precedente—no entrantemáticamenteen la considera-ción del acto filosófico. Estese mueveante todoentrelaexperienciaa sualcance—el mundovivido porel filósofo queincluye mil facetasposibles,entreellas, enseguidaveremos,una cierta «historia»—y las inferenciasqueapartir deella el pensamientopuedellevar a cabo,es decir, los cami-nosposiblesa travésde los cualesse desentrañalo implicado en la expe-rienciao se estableceunahipótesisteóricaquedé razónde lo visto en ella.Experiencia,lógica, pretensiónde verdady método me parecenlos ele-mentosqueen el acto filosófico llevan la voz cantantey no su respectivahistoricidad.Estaquedaen un segundoplano, no atendida.

El mismoresultadoencontramossi del objetodela reflexión filosóficapasamosal acto mismo. La historicidadconstitutiva del propio acto decomprensión,que la hermenéuticacontemporáneaha puestotan de re-lieve. no es.en modo alguno,un elementoquecomparezcaen el ejercicioefectivo del filosofar, como unaespeciede concienciaconcomitantedelmtsmo.Másbienme inclino a pensarqueel modo indirectoen queel filó-sofotieneconcienciade supropiaactividad intelectualno es tanto la de sudeterminaciónporel pensamientoprecedente,sino másbienla de la posi-bilidad,cristalizadaen su pensar,de un afrontamientoradicaldel proble-ma. que, si lo vemos desdelas filosofíasanteriores,representala creenciaen un nuevocomienzo,en un cierto repristinar—usandola expresióndeOrtega—la situaciónoriginaria del filósofo sin tradición.

Estapeculiarcarenciade concienciahistóricadel actofilosófico no esprivativa de algunatendenciadeterminada,sino propia del ejerciciomis-mo del pensamiento.El examende algunosejemplospuedeayudaracon-firmarlo.

Cuandojean-PaulSartreintentamostrarquela angustiaes unapecu-liarexperienciade la libertad,sabeperfectamentequele precedendosim-portantesteorías que han establecidoya algún tipo de relación entreangustiay libertad: las de Kierkegaardy Heidegger.Ahora bien, dichasteorías no se le aparecenen su vestidurahistórica, en sus conexionesespecíficasconsu mundohistóricorespectivoy en sudeudaconlos siglosanterioresde pensamiento,sino exclusivamentecomoposibilidadesinte-

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lectualesde afrontarel mismofenómeno,comocaminosde posibletrán-sito,comounadisyuntivaquea supensamiento,volcadohaciaun determi-nadoproblema,se le ofrece.Y, asu vez, Sartreactúacomosí tuvieracon-cienciadeestaranteelproblemademaneraenteramenteadecuadayorigi-nal, es decir, ajenoa supropia historia,precisamentepor lo cual puede,por asídecir,colocarlas teoríasde Kierkegaardy Heidegger«ensusitio».

Tal es el casotambiénde Kantcuandoconsidera,porejemplo,las doc-trinas estoicasy epicúreasrespectoalbiensupremo.Encontramosla mis-maestructuradelactofilosófico: elpensamientodeKant serefiereíntegra-menteal problemadel mutuo avenimientode virtud y felicidad, anteelcual dos teoríashistóricamentelejanascomparecen,no en su intrínsecahistoricidad,sino a título de solucioneslógicamenteposiblesqueel pro-blemamismo pareceplanteary sobrelas cualesel filósofo se pronunciaconla libertadde quiense sabeen situaciónde daralproblemaunasalidaadecuada.Lo mismo encontramossi intentamosseguirel modusoperandíreal dela granmayoríade los filósofoscuandotratanconteoríaspreexis-tentes:el propio Kant con el racionalismoy el empirismo,Wittgensteinconlaparadojaagustinianadel tiempo,Husserlconla dudametódicacar-tesiana,Russellconla teoríaleibnizianade la proposición,etc. El trato delos grandesfilósofosconsusantecesoresseparecemása un diálogoentrecontemporáneosquea un intentode hacerhistoria.

Huelgadecirquetodo lo quevengodiciendorespectode la no presen-cia dela historiaen la actividadfilosófica no significala absurdatesisdequeel pensamientodel filósofo sobrenadela historiay escapea todafor-ma de gestacióno génesishistórica.No se oponeobviamentea la condi-ciónontológicadela historicidadde todo lo humano.Exponetan sólo, deforma esencialmentedescriptiva,lo quepodríamosllamarlaestructurafor-maldelaconcienciafilosófica, el modocomoelpensamientosevive a sí mis-mo cuandohacefilosofia. Lo cual no quieredecirqueel filósofo ignore supropiacondición histórica:ningunpensadorposterioral surgimientode laconcienciahistóricasentaríacomounatesisquesupensamientosesustraeala historia.Perolo quesícreoes queestesabersehistóricamentecondicio-nadono intervieneespecíficamenteen su propio acto,no juegaun papelvisible en él. Es unaconcienciaposteriory distinta,de otra índole.

Estadesconexióndelo históricoqueaconteceenla concienciadelactofilosófico es lo que,a mi juicio, expresanmagníficamentelas palabrasquecierran La filosofla comociencia estricta, el célebrearticulo que Husserlpublicó en la revistaLogosen 1911: «Es evidentequenecesitamosla his-toria. Naturalmenteno al mododel historiador,perdiéndonosen las co-nexionesde desarrollodelas grandesfilosofías,sino parapermitirquelasfilosofíasmismas,de acuerdocon supropiocontenidoespiritual,nosins-piren.De hecho,deesasfilosofíashistóricas,cuandosabemoscontemplar-las penetrandoen la comprensióndel alma de suspalabrasy teorías,nosllega unacorrientede vida filosófica contodala riquezay el vigor de las

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motivacionesvivas.Perono nosharemosfilósofospormediode las filoso-fias.Atenersea lo histórico,tratarde ocuparsede ello en actitudhistórico-críticaypretenderalcanzarlacienciafilosóficaenunaelaboracióneclécti-cao enun renacimientoanacrónico,esosóloconducea vanastentativa.Elincentivopara la investigaciónno tienequeprovenirdelasfilosofías,sinodelascosasy de los problemas»2.

Peseatodaslas acusacionesde insensibilidadparala historía—plato-nismo,pretensiónde intemporalidad,etc.—,el significadoprofundodelaspalabrasde Husserles otro: mostrarcómo,enel interior delaconcienciafilo-sofanite, la absolutaprimacíala poseeel sentidoparalo problemáticoy sulógicainterna,no paralas específicasrelacioneshistóricas.La actitudfilo-sóficano es la actitud del historiador,aunqueseade la filosofía. Desdedentro de aquéllaéstaaparececomo incompatible,incluso comocontra-producente:«no nos haremosfilósofospor medio de las filosofías».Nohayilusión másengañosaparael filósofo, queconstitutivamentees siem-pre un aprendiz,que laocupaciónconstantecon la historia,puesla tareade reconstrucciónobjetivadel pasadotiendeinsensiblementeadesplazaresesentidoparalo problemáticoy teórico,paralacriba críticade las pre-tensionesde verdad,queesla entrañadelaconcienciafilosófica.Ya Scho-penhaueravisabade quela historiade la filosofía puedesercultivadaconla tácitaintencióndehacerconsistiren ella la filosofía misma3,y, efectiva-mente,la obsesivay predominantededicacióna la interpretaciónde suhistoriaes parala filosofía un refugio,cuandono una coartada,parasupropiaimpotenciae inseguridad.La vigenciade estailusión en un tiempocomoel nuestro,en que los profesionalesde la filosofía sólo parecenreu-nírseconocastóndeconmemoracionesy centenarios,es realmentellama-tiva.

Perola admoniciónhusserlianada tambiénunaindicaciónpositiva,quemeparececoincidir perfectamenteconla anteriordescripcióndel actofilosófico, decómoel filósofo vela ocupaciónconel pasado.Antetodo,co-mo unaoportunidadde reproduciry potenciaren sí mismolo queHusserlllama en el texto la vida filosófica, esdecir, esecaudalde energíaintelec-tual, de intensidady de dedicacióna los problemasqueencontramosencualquieradelas grandesfigurasdel pensamientofilosófico. Enesto,y notantoen susdoctrinas,es en lo quelos clásicossonverdaderosmaestrosdepensamiento.Por otro lado, al penetraren el interior de sus sistemas,sustesisaparecenen todalacrudezade supretensiónveritativay el filósofo se

2. Die Philosophie als strenge Wissenschaft, Logos, 1911, pág. 349.3. «Gástasehoy endía,porlo general,demasiadoestudioenlahistoriade lafiloso-

fía, porserésta,en virtud desu naturalezamisma,a propósitoparaqueel saberocupeel lugar del pensar,y cultivaselaprecisamentecon el propósito de hacerconsistir lafilosofia en su historia».A. SCHOPENHAUER,Oberden Willen in derNatur ZtlrcherAusgabe.y, pág. 199.

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comportaconellascomoconunaposibleforma de dar razónde algo queél mismo tambiénve y a la luz de lo cual las enjuicia y critica. CuandoHusserlañadeque«parael queestáverdaderamentelibre de prejuicios esindiferentequeunaafirmaciónprocedade Kant o de Tomásde Aquino.de Darwino de Aristóteles,deHelmholtz o de Paracelso»,no estáestable-ciendola tesisde la intemporalidaddel pensamiento,sino atendiendoa laexperienciade la autoconcienciafilosófica.

Miradas desdela perspectivade estaespeciede epojé histórica queencontramosen el acto filosófico, las palabrasde Wittgensteincobranunsentidomásalíade la «boutade».Pues,efectivamente.sólo con«mi mun-do», estoes.conel conjuntode posibilidadesrealesanteél abiertas,puedecontarel filósofo. Queéstassean,a suvez, un productohistórico,en nadacambiala situaciónde la vivencia internadel filósofo.

Las consideracionesprecedentesno estánexentasde consecuenciasparala teoría y la prácticade la historia de la filosofia. El resultadodeellas,la peculiar«indiferencia»paralo históricodel actofilosófico, parecehablaren contrade la existencia,inclusodelaposibilidad,deunarelacióninternaentrefilosofía e historiao, másexactamente,entrela filosofía y supropiahistoria.¿Esestoasí?

En primerlugares claro,si el resultadoaludidoestáen lo cierto,quelosprotagonistasde la historia de la filosofia, esa «galeríade héroesde larazón pensante»,para utilizar la expresiónde Hegel. no hacenningúngénerode historiografía,incluso carecende preocupacionespropiamentehistóricascuandoejercensuactividadde pensadores.Filosofarno signifi-ca paraelloshacerhistoriade la filosofía.Muy al contrario,la actituddelhistoriadorles es sustancialmenteajena.Siempreme ha parecidounaideaatractiva la posibilidadde escribirunasuertede «historiainterna» de lafilosofía (enun sentido,desdeluego.distinto al de Bréhier)querelataraloque los filósofoshanpensado—y cómo lo hanpensado—acercade suspredecesores.Si intentamosreproducirno sólo el contenidoestricto de loquelos filósofoshandichosobresuscolegas,sino quebuscamossumergir-nosen el ritmo internodesupensamiento,viendoa cuentodequéaludíana ellos,en quécontextoy con quémotivo, nos llevariamossin duda nota-bles sorpresas.

La primerade ellas es indiscutiblementeque, desdeel punto de vistahistoriográfico,los filósofos son muy malos historiadores.Cuandounopiensaen la visión queKant tienedelos clásicosatributostrascendentalesdel ente, en lo que Berkeleypiensade la teoría aristotélicade la abstrac-ción,en la interpretaciónde Heideggerdel poemade Parménides,en lo queCarnapdice acercadel lenguajeheideggerianosobrela nada,por ponertan sólo algunosde los múltiplesejemplosposibles,la conclusiónsobrelaradical diferenciaentreel acto filosófico y el actohistoriográficose impo-ne. La «historiainterna»de la filosofía, o mejor, la conversaciónfilosófica.se desarrollaabasede errores,de faltas de imparcialidad,de abusos,de

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incomprensiones.Pero a la vez, ¿quiénha penetradomejoren el sentidoprofundo de una gran doctrina filosófica que otro filósofo? ¿QuiénhaentendidomejorqueKant el sentidodel pensamientode Humeo quiénmejorqueFichtelas consecuenciasde la Crítica dela razónpura? La con-versaciónquelos filósofossostienenno está,desdeluego,presididaporuninteréshistoriográfico,no esHistorie. Peroes la auténticaGeschichte,el mo-do como realmentese gestaesoque llamamosfilosofia.

La gestacióninternade la filosofía no responde,pues,ala actitudni aloscriteriosdel historiador.Porello me parecequela manerade hacerhis-toria de la filosofía no puedeponersesin másen el mismo plano que lahistoriografíahabitual.Y ello en razóndel objetoquesetrata de historiar:laHistorie del acontecerfilosófico tienequerespetarsu Gesc/zichte,su par-ticular forma de hacerse,Ja singularidadde susres gestaet

Debe,sin embargo,quedarclaroqueal declararla necesidadde unacongruenciaentrela historiografíafilosóficay suobjetono estoypostulan-do comoelúnico modolegitimo dehistoriarla filosofía esoquese ha dadoen llamar su historia interna, queconsideracadadoctrina filosófica comouna unidadorgánicade conceptos,generadaa partir de otrasmediantepurasrelacionesde coherenciao desplieguelógicos. Esapura historíadelas ideas,decíaOrtegacon razón,no existe4.Y podemosnosotrosañadir:ni siquieraen la concienciadel filósofo. Suactividadpensanteno excluyela presenciadel mundovital, no filosófico, en el horizonteo en el propiotemadc su pensar;porel contrario,el contactoconesemundoes unafor-ma fundamentalde esaexperienciaque intervieneen todoactofilosófico.Peroes que,además,el diálogoentrelos grandesfilósofos no estádirigidopor el interésen investigarla coherenciainternay la generaciónlógicadelpensamientoconelqueconversa.sino, comoyapusede relieve,porhablarcon ellos como modo de obtenerluz en un determinadoproblema.

La concienciafilosófica se desmarca,pues,tanto de la historia de lafilosofía comociencia histórica,comode esa forma de relatarel aconteci-mientofilosófico quesesueledenominarhistoria internadela filosofía. Niquita ni ponelegitimidad a ambas.Sencillamenteno las reconocecomoun elementode si misma.

Yero no estamosquizáotorgandouna importanciaexcesivaa la con-ciencia filosofante?Aun concediendoque la historia no juegueningúnpapelen ella. ¿noresultaabusivopretenderqueellajuegueun papelen lahistoria’?Al fin y alcabo,diríacualquier«filósofo de la sospecha»,se tratade una mera forma de autoconcienciay la filosofía contemporáneahapuestoya suficientementede manifiestolas astucias,ilusionesy deforma-cionesde la concienciade sí. Sin entrarahoraen el fondo de estaargu-mentación,quetienetrasde sí todaunaconcepciónfilosófica, es preciso,

4. Cfr. Obrascompletas~ Madrid, Revistade Occidente,1973, VI. pág. 392.

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sin embargo,oponerleunareflexiónelemental:la actividad filosófica espensamientoy éstees,antesde nada,unaforma de conciencia.Con estoquiero simplementesubrayarqueel modo en queel problemale apareceal filósofo, los datosalos queatiende,lavisión explícitaquede otrasteo-nasposee,etc., sonelementosdeterminantesde quesu filosofía tengatalfiguray no tal otra,de queopteportal caminodepensamientoy no portalotro. Podránintervenirotros factoresimportantesajenosa suconciencia,por encimao por debajode ella, pero lo que es seguroes queaquéllosintervienen,y decisivamente.Del acontecerfilosófico ellosson indudable-menteprotagonistas.

Peroalponerde manifiestolos caracteresde laconcienciafilosófica yreclamarqueella no debesersimplementeelobjetohipostasiadodela his-toriade la filosofía,sino queéstadebemirarsetambiéndesdedentro delapropia actitudfilosófica, no hemosrespondidoaúna la cuestiónfunda-mentalanunciada:¿en quémedidala historia de si mismapuedeconsti-tuir un momentointrínsecode la reflexión filosófica?

2. La concienciafilosófica y la apariciónde la historia

En un primer momento,y a partir de lo que llevamosdicho, podríaparecerqueestacuestiónsólo puedeserrespondidanegativamente,dadala ignoranciade lo genuinamentehisiórico que registrábamosen la con-cienciafilosófica, o, a lo sumo,estableciendocomola únicaforma filosófi-cade historiaesapeculiar«historiainterna»—el diálogo quelos filósofosmantienenentresí—, queen realidadno es historia.Pero,sin embargo,es-to no tienepor quéserasí.Yaanteshice notarquela ausenciade la histo-ria en el actofilosófico no se oponea la historicidadfundamentaldetodolo humano.

Ami modode ver,la consideracióndelahistoricidadcomoun elemen-to constitutivode la filosofía, únicaforma de plantearseriamentela nece-sidadde queéstase melva hacia supropiahistoria, implica el abandonode la concienciafilosóficaprimaria, para,en unareflexión posteriorsobreella, descubrirunaestructuraqueenel senodeaquéllano comparece.Estanuevareflexión,asuvez,no eslapuraiteraciónde laprimitiva vivencia,nitampocounareflexióndestinadaaponerde relieve,contodafidelidad,losmomentosesencialesde ella, sino un pensamiento,élmismofilosófico, queintroduceunterrenonuevo,en elcual losdatosde laconcienciafilosóficaaparecenaunanuevaluz. Lo asívisto, la historicidaddela propia filoso-fía, reviertesobrela concienciaprimeray en cierto sentidola modifica.

En cualquiercaso,me parececlaroqueno esla descripciónobjetiva,almododel historiador,quien ponede relievela historicidadde la filosofía,sino éstamismaen unareflexiónpeculiarsobresí. Dosson,porsupoten-ciaintelectualy suvigencia,las formasfundamentales,conlas queelpen-

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samientomodernoha introducidolahistoricidadcomocarácterpropiode

la actividad filosófica: el idealismohegelianoy la ontología hermenéutica.

a) Historia y verdadHegely el actofilosófico

En el contextodel problemaquenosocupa,laobra deHegel represen-ta el másgenialintentode avenirlas exigenciasde laconcienciafilosóficaconel hechode su largahistoria,y ello de maneraradicalmentefilosófica.Quelahistoriade la filosofia sólo puedeabordarlay comprenderlacabal-mentequien es a la vez filósofo es paraHegel indiscutible.Sólo instalán-doseen laconcienciafilosofantese alcanzaelsentidoqueel desarrollodelas filosofias tiene.

La posición de Hegel es clara: acogerplenamentea la concienciafi-losófica, mantenersefirmementeen su actitud, y volver sobreella paracontemplarlano sólo en su pura estructuraformal, sino, a la vez, en ladiversidaddelos contenidosqueha revestidoa lo largo del tiempo.Es éstesegundoaspecto—el genuinamentehistórico—, un terreno nuevo,queconstituye el verdaderotrasfondode toda la reflexión hegelianay queplanteagravesproblemasa la concienciaprimaria. Esta,cuandose en-cuentraentregadaa un problema,no es conscientein modo recto de lavariedadsucesivade sistemasproducidosen sumisma actitud,ni muchomenosdelaproblemáticaqueello conlíeva.La reflexiónhegelianaconsis-te precisamenteen hacersecargode esosproblemas,manteniendoriguro-samentepresenteslas pretensionesde la concienciafilosófica.

La genialidaddel pensamientohegelianoestribaen no habersedejadoseducirporel viejo tropo escépticodela lcaIco&lPvia rd1~v8o~&v, ahoraen su fazhistórica,contralapretensiónfilosóficadeverdady estimar,por elcontra-no, queexige un renovadoesfuerzode la concienciafilosófica. El refugioen la opinión subjetiva,en laconvicciónpersonal,en el merosentimiento,en queha degeneradoel principio modernode la subjetividad,le pareceaHegelun evidentesíntomadedecadenciafilosófica.Obviamenteno se tra-ta paraél de rechazardicho principio, sino dereconciliarloconsusconte-nidos.Frentea lo «razonable»de la retiradaal pluralismode lascertezassubjetivasy de la consiguientedesconfianzaen la verdad.Hegel insisteenque la vida del espíritu —la conciencia filosófica—, es esencialmenteimpulso, acicate,hambrey sedde verdad,y no puedesentirsesatisfechacon reflexionesde ese tipo.

Perotampococonelpensamiento,tambiénrazonabley aparentementeexacto,dequela unidadde laverdadexigela entronizaciónde un sistemay la descalificaciónde todoslos demás.Y ello, no sólo porqueharíasuper-fluo einútil al gruesodel pensamientofilosófico, sino porquesignificaunameraoposiciónabstractaentrela verdady el error, un pensamientoaúnvacío, carentede determinacióny de contenido,que no puede,en cuantotal, satisfacera la razónfilosofante.

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¿Cómoabordar,entonces,el problemade ladiversidadhistóricade lasfilosofíasen el ámbitodela exigenciade verdad?Puesantetodocomolaconcienciafilosóficase enfrentaconlosproblemas:elaborandounateoríaque, respetandosus datosesenciales,sea capazde dar razónde él.

Hegel lleva a caboestalabormediantesu concepcióndel dinamismodel espíritu y el entramadoconceptualde su Lógica. La premisabásica,elsupuestoprimerodel examenhegelianode la historia es queel discurrirtemporalde los actoshumanosno puedeserobradel acaso,pura contin-gencia,sino productode la propia razón.

El conceptofundamentalcon el queHegelabordaestaexplícitacom-prensiónracionaldel acontecerhistóricoes el de Entwicklung(evolución,desarrollo,despliegue),entendidocomo el pasode lo en sí a lo parasí.La Entwicklung consisteen el desplieguede todas las potencialidadesimplícitasenlo en si hastallegar a constituirseenunarealidadparasí. Así,por ejemplo,el hombre,desdesu nacimiento,es en sí racional,perodistamuchode serloplenamente.Paraello se necesitaun procesodeevolución.queesprecisamentela entradaen la plenaposesiónde suracionalidad,endevenirracionalparasí, en ejercersurazóny saberseracional.El seren siseconservaen el serparasí, la naturalezaracionalse mantieneen la tomade concienciade la propia razón,pero de modo radicalmentedistinto.Aunqueno significa ningúncontenidonuevo5,la diferenciaentreambosmomentoses enorme,«deella dependentodaslas diferenciasdela histo-ria universal»6.

Este desarollo o despliegue se encuentraya en la naturaleza.Elembriónse desarrollapor unanecesidadprovenientede él mismo a salirdesumeroseren sí y a devenirplanta,fruto y. al cabo,retornara suestadoprimero,otravez semilla.Peroenla Entwicklung de la naturaleza,el retor-no a sí mismoimplica un desdoblamientode la individualidad:la semillay el fruto sondos individuosdiversos,aunqueposeanla mismanaturaleza.

De maneradistintase produceel despliegueen la vida del espíritu.Enél no se da tal desdobleindividual; ambosmomentosno sólo son de lamisma naturaleza,sino queson el uno parael otro, y conello son ambosparasí: «el desarrollodel espírituesun salirde sí, un exponerse,y, a lavez,venir hacia sí>0. La peculiaridadde la vida del espíritu estribaen estasucapacidadde estaren sícuandosale de sí, de retornara sí mismodesdesimismo, a través de un constanteprocesode mediaciones.Cadafasedelsalir-fuera-de-sies a lavez una fasedel ir-hacia-sí.Cadavueltasobresíesalavezun nuevocomienzo,en unaespeciedeprocesocircularprogresivo.

5. Vorlesungen aher die Geschichte der Philosophie, Werke, 18, Frankfurt, Suhrkamp,1971. pág. 40.

6. Ibídem.7. 0. c., pág. 41.

Filosofo y conciencia histórica 15

La naturalezadel espírituserevelaasícomosupropio fin: «Esteserconsi-go mismodel espíritu,estesuvolver haciasí, puedeconsiderarsecomosumetasupremay absoluta;a esto,simplemente,es a lo queelespírituaspiray no a otra cosa.Todo lo queacaeceen el cielo yen la tierra —lo queacaeceeternamente—,la vida de Dios y todo lo quesucedeen el tiempo, tiendesolamentehacia un fin: queel espírituse conozcaa sí mismo,quese hagaobjeto parasi mismo,que se encuentre,devengaparasí mismo,quecon-fiuya consigomismo»~.

Con el concepto,determinadoy preciso,de la evolución del espíritu,Hegelse encuentraen posesiónde unaclaveparaenfocarde modonuevola sucesióntemporal de las filosofías y hacer frente por igual tanto alescepticismocomoa la indiscriminadacondenaal error del gruesode lossistemasfilosóficos. La filosofía, de acuerdocon la naturalezamismadelespíritu,con sucalidadde actividadmáximamenteracional,es un «siste-ma en evolución».A su luz, las diversasfilosofías aparecenahoracomomomentosnecesarios,como etapasen el retornodel espírituhacia sí, co-mo la progresivatoma deconcienciadelespiritu,queenriquecesuautoco-nocimientoconla sucesióndeexperienciasyobjetivaciones.La historiadela filosofía deja ver entoncessu entrañaracional;cobra la aparienciade«un procesonecesarioy consecuente,racionalde suyoy determinadoporsu idea»’.

De estaforma, en lugar del merofluir temporalde las opinionesy lospensamientos,la vigenciadel pasadofilosófico, o mejor, la intrínsecahisto-deidad de cadafilosofo y del acto filosófico que la produce sale a relucir por vezprimera, adquierecontenidoy recibejustificación.¿Enquésentido?Repa-remossimplementeen los tresaspectossiguientes.

En primer lugar, es claroquecadafilosofía, al serun momentode unatotalidaden proceso,es unapartenecesariade lamisma.La dialécticadelespíritu necesitade ellaparasudesenvolvimiento,a lavez quela determi-na aserlo quees.Dadala naturalezadel proceso,estosignifica que«nin-gunafilosofía desaparece,sino quetodasseconservanafirmativamenteenla filosofía como momentode un todo»’0. Ningún sistemaestádefinitiva-mentepasado,sino superado-conservado.de acuerdoconla ambivalenciasignificativacíe laAuflzebung.ComoseñalaHegel. podríadecirsequenin-gún sistemahasido propiamenterefutado.Lo queelprocesorechazano essuverdad—su lugaren el todo—, sino supretensióndeclausura,de cierre,dc ser la última y definitiva palabra.

Pero,a suvez, silosprincipios detodafilosofía seconservan,el presen-te filosófico resultaradicalmenteprivilegiado,pueslleva en si todala rique-

8. 0. c.. pág. 42.9. 0. c.. pág. 55.

10. 0. c., pág. 56.

16 RamónRodríguez

za de las determinacionesy los logrosdel pasado.Es másconcreto,máspleno,precisamentepor serel resultadode las filosofías precedentes.

En segundolugar,el mismocarácterde momentointrínsecoy necesariodeun procesoglobalquetodafilosofía posee,determinaquesólo comotalmomentoadquierasentido,quesólo en su«sitio» tenga«unvalorverda-deroy unasignificaciónpropia»”. Estaconsecuencia,perfectamentelógi-ca,no essimplementeunamáximahermenéuticaparala interpretacióndelas filosofíasdelpasado;esalgomás,esjustamentela expresiónde lo queunafilosofíaen realidades; poresoprecisamentepuedeservir demáximahermenéuticaen nuestrodiálogocon el pasado:la primeracondicióndeposibilidadde sucomprensiónes entenderloen suesenciademomentodeun desarrollo,es decir,verlo en susituaciónpropia.La únicaforma de serfiel a unaépoca,de hacerlejusticia,es reconocerlaen su lugarpropio; locualquieredecirno sólo queno debemosaplicarleconceptosprovenientesde filosofíasde otrasépocas,sino que su valor de verdad,su pretensiónveritativa, ha de ser miradadesdela óptica de su lugaren el todo.

En tercerlugar,delo anteriorse desprendeque«todafilosofíaes filoso-fia de su tiempo,un eslabónen la enteracadenadela evoluciónespiritual;sólo puede,pues,darsatisfaccióna los interesespropiosde su tiempo»’2.En estesentido,la filosofía estáradicalmentelimitadaal tiempoen el quenacey al queda expresión.Evidentemente,«tiempo»no tieneaquíun sen-tido meramentecronológico,sinojustamenteel de etapaen la evolucióndelespíritu,llena, portanto,de contenido,en cuantoconcentraciónde lasexperienciasanteriores.Hay unaperfectasíntesisentreel conjuntode lasmanifestacionesde la vida de unaépoca—costumbres,formaspolíticas,hábitospsicológicosy sociales—y la filosofía, que es su «supremaflora-ción», «la concienciay la esenciaespiritualdel estadotodo;el espíritudela época,comoespíritu quese piensaa sí mismo»’3.Por ello unafilosofíano puededecirni proponermásde lo que su tiempo le permite.En reali-dadno esquesutiempola limite comoside unainstanciaexteriorsetrata-ra,es quetiempoy filosofía sonsustancialmenteidénticos,éstano es otracosaqueunaépocapuestaen conceptos.Lo cual significa,haciaatrás,queningunafilosofíapuedeconsistirenun merorenacimientodeotraanterior—de ahí la inanidadde todo intento de vuelta al pasado—,y, haciaadelante,queningún sistemafilosófico puedecontenerla comprensióndefinitiva de la realidad,es decir,la perfectaautoposesióndel espíritu.

De estaforma, la historicidadde la filosofía quedaperfectamentede-terminada:unafilosofía es constitutivamentehistóricaporque es la con-servaciónsuperadorade susantecesoras,porqueesla expresiónradicalde

11. 0. e., pág.64.12. 0. e., pág.65.13. 0. c., pág.73.

Filosoflay concienciahistórica 17

suépoca,porquesólo integradaen éstatienesignificación,porquejamáspuedeatribuirseunaverdadabsoluta,definitiva e intemporal.

Pero no sólo se producetal determinación,sino que, dado su funda-nientoen lamismanaturalezadelespíritu,lahistoriadela filosofíaes,a sumodo, unaversióndel desplieguepuramentelógico del pensamiento.Launidadentrelógicae historiaes absoluta:aquéllaesla verdaderafigura,elesqueletode ésta.Un texto de laEnciclopedialo expresaconenormeclari-dad:«El mismodesarrollodel pensamientoque es expuestoen lahistoriade la filosofía, seráexpuestoen la filosofía misma,peroliberadode aque-lla exterioridadhistórica,puramenteen el elementodel pensamiento»‘~. Y lasLeccionesdehistoria de lafilosofia remachan:«Afirmo quesi despojamosalosconceptosfundamentalesdelos sistemasqueaparecenen lahistoriadela filosofía simplementede aquelloqueafectaa su configuraciónexterna,a su aplicacióna lo particulary cosassimilares,se obtendránlos diversosgradosde determinaciónde la idea misma en su conceptológico. Y alrevés,si tomamosen sí mismoel procesológico,se tendráel procesodelosfenómenoshistóricosen susmomentosfundamentales»’5.

Estainternavertebraciónlógicadel discurrirhistóricode la filosofía esla quehaceposiblequela purasucesióndelos sistemastengaella mismacarácterfilosófico. La lógica consecuenciaes Ja disoluciónde la antítesisentresistemae historia: no haysistemasquediscurrenen la historia,sinoqueel discurrirhistóricoesél mismosistema.Filosofía ehistoriaseidenti-fican,puesla filosofía en susentidopleno,no su realizaciónparticular enuna fasedeterminadade la evolución del espíritu,no puedeconsistirenotra cosaque en «el conocimientode estamisma evolución y, en cuantopensarconcipiente,en estamisma evolución pensante»16.La filosofía esasí el sistematotal evolutivo de las filosofías,por tanto, la historiamismadela filosofía, cuandono se dejaquelamiradasepierdaen la inmediatayaparentediversidade incompatibilidadde los sistemasfilosóficos. Hegel:«el estudiode la historia dela filosofía esel estudiodela propia filosofíayno podíaser de otro modo»’7.

En la identificaciónde la filosofía consuhistoriaculminael granpro-yecto de Hegel de salvarla pretensiónde verdady universalidad,quere-side en el actofilosófico, de la disoluciónescépticaquepareceintroducirla historia.Pesea todaslas acusacionesde relativismo,el «historicismo»de Hegel es un genialesfuerzopor salvarla verdadhaciéndosefilosófica-mentecargodel problemade la historia.El descubrimientode la historici-dadno es,al menosen la intencióndeHegel,el precioquetienequepagar

14. Enzyklopadie, par. 44.15. Werke, 18, ed.cit., pág49.16. 0. c., pág.46.17. 0. e., pág.49.

18 Ramón Rodríguez

laverdadparasostenerse,unasuertede «rebaja»de sí mismaparano per-derseenteramente,sino la condiciónde queella puedaserrealmentever-dad,es decir,expresarsu propia época,la etapadel autoconocimientodelespírituqueella es. La historicidadllena de contenidoa laverdad,la sacade su abstracción,de su meraoposiciónal error.

Comoes obvio, enel marcolimitadodeestetrabajo,nocabeunadiscu-sión,ni siquieraun planteamientoserio,de los múltiplesproblemasquelaconcepciónhegelianaofrece.Sin embargo,no quisieradejarde haceral-guna reflexión sobre la introducciónde la historicidaden la concienciafilosófica, queella propone.

¿Quérepresentaelconocimientode la historicidadparael actofilosófi-co? Comoya manifestéanteriormente,la historicidadapareceen un acto«segundo»peculiary no en la vivencia filosófica primaria. Sin embargo,estareflexiónestableceprecisamentelacondiciónhistóricadeaquéllay enla medidaen queel filósofo lo sabe,su autoconcienciafilosófica resultaenriquecida,peroala vez modificada.¿Porqué?Situémonosdenuevo,porel momento,en la concienciaprimaria, quees siempreun actodetermina-do y singular,el deun filósofo concretoquevive en un tiempotambiénde-terminadoy queengendrauna filosofía. Ella no es el begre~fendesDenkende la filosofía, como tal imposible deidentificar conla concienciaprima-ria y en el fondo inaccesibleaésta.Puesbien,al sabersea sí mismohistóri-co, en el sentidoprecisoqueHegel ha establecidoparatoda filosofía, elacto filosófico se encuentracon una concienciadificilmente conciliableconlos restanteselementosde suestructura.La ideahegelianadehistoíici-dadno responde.a mi entender,a la manerafilosófica de dialogarconelpasado.

En cierto sentidoes menesterreconocerqueHegelha fundadola «con-temporaneidad»de la historia,parausarla expresiónde Croce,pero,a lavez, hahechoinevitablequeel filósofo quepiensaen unaactualidadenri-quecidapor la condensacióndel pasadono puedapor menosdeconside-rar las filosofías precedentes,esencialmentefijadas a su tiempo, comomenosprofundas,menosplenasy, por ello, menoscapacesde decirtinapalabraviva sobrelos problemasdel presente.Y es estolo queme parececontrario a la conversaciónfilosófica de la concienciaprimada.En ésta,veíamos,el otro filósofo comparece,anteun pensamientocentradoen sutema,comoun posiblecaminoparaéste,comounaopción,concurrenteocoincidente,quepodría darrazóndel problema,o de un aspectodeél. conigual intensidadque el pensamientopropio. Precisamenteporque ésteconsideralas ideas del pasadoprimordialmenteen su contenidológico-veritativo espor lo quelesonrigurosamentecontemporáneas,radicalmen-te vivas.

Por elcontrario,paraun pensamientopenetradode laconcienciade lahistoricidad,las filosofíasdel pasadono puedenserauténticamentediscu-

Filosofía y conciencia histórica 19

tidas, tomadasprofundamenteen serio. Comprenderlassignificarásiem-pre «colocarlasen susitio», verlas comoun determinadomomentoen laevolución del espíritu,enraizaríasen susituaciónhistórica,a la cual res-pondeny a lacual,y sólo ala cual, dansatisfacción.Carecede sentido,pa-ra tal forma de comprender,discutir la forma de enfocarun problema,lafidelidada los datosempíricos,o elvalordeverdadde unateoríadel pasa-do, cosasen las que, a mi juicio, consistelo que la concienciafilosóficaentenderíapor «colocaren susitio» unafilosofía ajena.¿Cómoexplicar,desdela puraconcienciadela historicidad,el fenómeno,porotra partetanhabitual,deestimarquefilosofíasmuyalejadasen la historiasonmáscer-teraso másadecuadasa problemasdel presentequealgunascoetáneas,o,sencillamente,quesintonicemosmejorconellas?La contemporaneidadhis-tórica,esacondensaciónen el presentede todaslas filosofías del pasado,no es la contemporaneidadquevive la concienciafilosófica primaria. Poreso,aunquese sabehistórica,la concienciafilosófica no piensahistórica-mente.

b) Hermenéuticae historicidad

La ontologíahermenéuticasuponela segunday másradicalmaneradeintroducir lahistoriaen el interiordel actofilosófico. Porhermenéuticanovamosa entenderaquí.obviamente,elartedeinterpretartextos,sino aque-lla teoría filosófica, fundadaen elpensamientode Heideggery desarrolla-da porGadamer.quehapuestoderelieve,congranradicalidad,la histori-cidadde todaactividadcognoscitiva,incluida, y muy especialmente,la filo-sófica.

Al igual quela filosofía hegeliana,la reflexión hermenéutica,en aque-llo queafectaa nuestroproblema,no consisteen unavueltasobreel actofilosófico paraextraersin máslos elementosqueen él estaban,sino en lare-visiónde aquéla partir deuna teoríauniversalde la comprensión,esta-blecidacomo tal en un acto filosófico propio, con todossus caracteres,yno en una simple recogidahistoriográfica de material empírico.De ahíque siga siendo,a su manera,unapeculiarreflexiónde la concienciafilo-sófica sobresí misma y sobrelas condicionesde su ejercicio.

La ontologíahermenéuticano partedirectamentedelaoposiciónentreverdade historia queestáen la basedel pensamientohegelianosobrelahistoria de la filosofía. Insertadaplenamenteen la concienciahistóricaque eJ propioHegel babiacontribuidoa despertar.no pretendetampocohacersecargoprimordialmentedel estatutoepistemológicode las cienciasdelespíritu,desuespecificidadfrente a lasde la naturaleza,etc., ámbitodediscusióndel que, sin embargo,extraesusfuentesdeinspiración.La onto-logía hermenéutica—por ello es ontología—surgeantetodocomoun in-tento de establecerquéseala realidaddelo histórico,de quése dice lo his-tórico y qué tipo de seres. En unasleccionesqueHeideggerdio en 1925

20 RamónRodríguez

decía,respectode la aportaciónde Dilthey alproblemade la historia,quelo decisivode ella«no es la teoría de lascienciasdelahistoria,sino la ten-denciaa llevar ante la miradala realidad de lo histórico y, desdeaquí,hacerpatentela forma y la posibilidadde la interpretación»iS.

Esteintento de captargenuinamentela realidad de lo histórico, estabúsquedade unaontologíano especulativadela realidadhistórica,no es,ciertamente,el único factorni la únicanieta,de los inicios del pensamien-to heideggeriano’9,perohatenidocomoconsecuenciadirectaesa«radica-lización ontológica de la hermenéuticahistórica»,expresióncon la queCadamerha denominadola aportaciónheideggerianaen esteámbito20yque,enlo esencial,consisteen lamostraciónfenomenológicade quelacir-cularidadde la comprensión,la copertenenciade intérpretey texto, delhistoriadory suobjeto,entrevistaya en la hermenéuticahistórica,se fun-da en la estructuraontológicadel propioDasein.

Comoes biensabido,lo queHeideggerllama Versíehenno guardanin-gunarelacióninmediataconel actocognoscitivodela intelecciónni tam-pococonla «comprensión»comopeculiarformade conocimientocontra-puestaa«explicación»,tal comola encontramosen la permanentediscu-sión entrecienciasnaturalesy cienciassociales.Ambasformasrepresen-tan conceptosderivadosdel comprenderoriginalque esun «existencial»,un elementoconstituyentedel tipo de serpropioy exclusivode la existen-cia humana.Es a este sentidoprimordial al que remite la radicalizaciónheideggerianade la hermenéutica.

El comprendercomo momento ontológico del Dasein está absoluta-menteligado al conceptoexistencialde posibilidad.Heideggerse apoyaenun usode «comprender»prácticamentesinónimode«poder».En castella-no, por ejemplo,«saberescribir»y «poder escribir» dicen realmentelomismo.Heideggeraprovechaestavirtual sinonimiaparaestablecerqueelmomentocognoscitivo—el sabero comprender—no se distinguedel po-der haceralgo: elcomprenderno es un elementosobreañadidoal ejerciciodeun poder,sino estemismo ejercicio.A suvez,del análisisheideggerianose desprendeque lo comprendidoen un poder/saberno es una cosa,unente,aisladoen sí mismo,sino mi propio haceralgo,mi propiopoderserestoo lo otro conél. Todo comprenderen el sentidohabitualde inteligirsuponeestepermanentepoderser(Mógliebsein),queno es ya expresióndela dotaciónpuramentecognoscitivade un ser queposeyera,además,unaentidadsubyacente,sino estamismaentidad.«Comprender»como«poderser»es la categoríaontológicaadecuadaa un serque no tiene su entidad

18. Prolegomenazur GeschichtedesZeitbegnffs,Gesamrausgabe,20, pág.19.19. En mi libroHeideggery la crisis de la épocamoderna. (Madrid, Cincel, 1987) he

tratadodeponerde manifiesto,ensuprimercapitulo,el crucedeinfluenciasquecarac-teriza losprimerosescritosde Heidegger.

20. WahrheitundMethode,J.C.B. Mohr, Ttibingen, 1975 (4.ú edj,pág. 248.

Filosofía y conciencia histórica 21

ya constituida,sino por hacer.Recuérdesecómo desdeel inicio de Serytiempo Heideggerhabíaexpuestola peculiaridadontológicade laexisten-cia humanaen términosde «haberde ser»o «tenerque ser»2i, frente almero«ser»estoo lo otro, propiode los demásentes.«Poderser»es la ex-presiónontológica queconcretaese«haberde ser».

La categoríade posibilidad devieneasí «la másoriginaria y últimadeterminaciónontológicapositivadel Dasein»22.Encuantotal determina-ciónpositivano puedesignificar,obviamente,elconceptológico deposibi-lidad, quetradicionalmentees contrapuestoal de realidad.La posibilidadexistencial es, por el contrario,lo más «real»del existir humano,no elmerocarácterno contradictoriode un concepto,quenecesitade un «plus»paraconvertiren real su objeto.En virtud precisamentede que, en cadacaso,estoyhaciendoo siendoalgoen constantereferenciaa posibilidades,sin las quemi ser actualno es nada,estasmismasposibilidadesformanabsolutamentepartede lo que soy: soy mis posibilidades,o lo que es lomismo,soyun poderser. «Ser»paralaexistenciahumanaes siempreocu-parsede las propiasposibilidadesde ser.A la estructurade estepoderserHeideggerla denomina«proyecto»(Entwur]) que, al igual queel término«comprender»,no tieneun significadocognoscitivo—la planificaciónde-liberadade unaacción—,sino la forma de serpropia deeseestarvertidohacia posibilidadesquees la existencia.

Perotal poderser, si nos atenemosa su estrictomodo de presentarse,no es nunca un poderomnímodoo indefinido.Está,a la vez, a parte ante,entrelazadocon un «serya» estoo lo otro, que lo recortay huta. Es elfundamentalconceptoheideggerianode «estararrojado»(Geworfenheit),núcleodeesafacticidadirrebasable,a cuyahermenéuticaestádedicadato-da la analíticaexistencial.La idea de arrojamientotrata de expresarqueeseproyectoquesomosno puedeencontrarse,sorprendersea sí mismoenla iniciación de sumovimiento,sino existiendosiempreya, del mismomo-do quela concienciano tienenoticiadesupropiagénesis,sino quese sabeya conciencia.Heideggermuestralingílisticamenteestafacticidadinsupe-rableintroduciendounafrasecompletivacuyaoraciónprincipal determi-nantese desconoce:«quees y ha de ser»<‘dass es ist undzuseinhaO. Lo quela analíticaexistencialpuedemostrares «quees»,no a partir de quéo envirtud de qué es.

Lo decisivodeestafacticidades quecomprendeen sí el poderser:«queha de ser siendoya» seríala forma másadecuadade expresarla absolutafusión de arrojamientoy poder ser. Paraver con claridadquésignificalaradicalizaciónontológicade la hermenéuticaes esencialentenderquelo

21. «Das ‘Wesen’ des Daseins liegt in seinem Zu-seinx’, Sein und Zeit, Max Niemeyer,Itibingen. 1972 (12Y cd.). pág.42.

22. 0. c., pág. 143-144.23. 0. c.. pág. 150.

22 RamónRodríguez

queHeideggerestádiciendoes quela limitación quela facticidadsuponeparaelpoderserde nuestraexistenciano es un puro recortenegativo,sinojustamentesupotenciación.Lasposibilidadesdemi podersersonprecisa-menteencuantofácticas:sonposibilidadesde mi serya: seconstituyenco-mo talesenel senode un estar-ya-en-situación.La facticidad haceserlasposibilidades.Con razónse ha dicho queHeideggerha llevadoacabounalecturapositivade la finitud. La ideaheideggerianade «proyectoarrojado»(gewo¡fenerEntwurj) es la perfectaexpresiónde esafinitud positiva.

En la interpretación heideggerianadel acto de inteleccióno compren-siónen sentidoestricto es dondese venpatentementelas consecuenciasdela finitud. El proyectoarrojadoes unaestructuraqueexpresael hechodequeconstantemente,queráinosloo no, nos encontramosante posibilida-desde serlimitadas. Estasposibilidades,queno son anteriores,ni poste-riores al proyectar,sino simultáneas,no son explicitamenteconocidas,esdecir, no sonel temade actosintencionalesespecíficos;son,sin embargo,un camposiempreabierto,queestáahí, quellevamosconnosotrosantesdetodareflexióno deliberación,detodoproyectoconcreto.Elcomprenderori-ginario que es el proyectoarrojado anticipa constantementeal conocimientoexplícitosu tema.

Por tanto, el momentode la comprensiónen sentidoestricto.el mo-mentoen quealgollega a serentendidoen lo quees y, comotal, enunciado—en la terminologíade Heidegger,Auslegungy Aussage—son desarrollosdelo yaabiertoporelcomprenderoriginal. La,desdeel puntodevistacog-noscitivo,primeracaptaciónde algo es una interpretaciónde lo quecomoposibilidadestabaya abierto en el proyectoy mediantela cual nosapro-piamosexpresamentedeun sentidoqueestabaya ahí. La interpretaciónsefunda,pues,en unhaberya comprendidolo quese va ainterpretar,envir-tud dela estructuraproyectante-comprensivadela existencia.Heideggerde-nomina Vorstruktur —pre-estructura—a esta universal referenciade lacomprensióna un campoprevio y no temáticode sentidoquela haceposi-ble. articuladaen tresmomentosesenciales.Vorhak Vorsichty Vorgriff—tener,ver y concebirprevios—,que,para nuestrospropósitos,no es ne-cesarioexplicitaraqui.En virtud de suestructuraciónpreviapuedesentar-se de un modocategóricoque la interpretacióncognoscitiva«nuncaes lacaptaciónsin supuestosde algodado»23,principio fundamentalde la her-menéuticaqueHeideggerha radicadoen la misma condiciónontológicade la existencia.

Estareferenciaa algoprevio se repiteafortiori en el enunciado.La tesiscentraldela concepciónhermenéuticadel logosenunciativono puedeserotraquelade suenraizamientoen unaexperienciaantepredicativadesen-tido. El deciralgodealgono es lo quenoslo descubreporprimeravez.Lasituaciónobjetiva a la que la proposiciónenunciativase refiere está yacomprendidaenla interpretaciónantepredicativa,quees quienlahacepo-sible. De ahí que,frenteal lenguajecomoconjuntológico de enunciados,

Filosofia y concienciahistórica 23

Heideggerinsistaen el«habla»(Rede)preteórica.ceñidaa la expresióndelsentidocaptadoantesde todatesisenunciativa.La ampliacióngadameria-na delconceptode lenguaje,haciéndolocoextensivodel campodel sentido—alíeswasverstandenwerdenkann, ist Sprache24—,así comolaconcepcióndel lenguajecomo«casadel ser»del Heideggertardío, tienensuraízen elhablaque,en cuanto«articulacióndela comprensibilidad»,no impone,apartir de la lógica interna del lenguajecomo organizacióntrabadadeenunciados,un criterio previo de significado,sino queacogetodola expe-riencia antepredicativade sentido.«Lo quevieneal lenguaje»(Gadamer)es tan decisivocomo supropia gramática.

Pero la aportaciónfundamentalde Heidegger,enel contextodel pro-blemade la historia, es habermostradoque la pre-estructurade la com-prensiónsólopuedeentenderseen términosde temporalidady. fundándo-seen ella, haberdadoun sentidoprecisoal conceptode tiempoquesubya-ce a la idea misma de historia.

Esbienconocidoquela analíticaexistencialinterpretala temporalidadcomo «el sentidode serdel Dasein»,es decir,comoaquelloque, sinañadirningúnelementonuevoa la estructurade laexistencia,atraviesatodossusmomentos,y haceasí inteligible su interna unidad.Detengámonosen élbrevemente,con el fin de exponerel conceptode historicidad.

La idea de «proyectoarrojado»lleva implícita una «lectura»temporaldesuesencia.Al serunaconstanteproyecciónhaciaposibilidadespropias,la existenciano es sólo un movimientohacia,sino quesecomprende,encadaocasión,a partir de las posibilidadesde referencia.Esto implica,co-mo Heideggermuestra,un peculiarmovimientode vueltahacia sí desdelas propiasposibilidades,en el cual Heideggerve el conceptoprimariodefuturo: «enestevenirhaciasí <‘auf sich kommenja la esperadeunaposibi-lidad, elDaseines.en un sentidooriginario, porvenir~zukí¿nftig~»25.El futu-ro no es.pues,primordialmenteunaporción detiempoqueaúnno ha líe-gado.sino elmovimientode futurición propiodela existencia.Sólohayfu-turo paraun ser quees futurición, aperturaa sus propiasposibilidades.

Pero el momentode Gewor/énheithabíaseñaladoque la proyecciónseda a la vez en el senode un «serya»,por tanto,quees el poderserde un«haberya sido». Lo cual significaqueel venirhaciasi mismodesdelapo-sibilidadquees el futuro,encuentraeste«símismo»comoun «siendoya».Al movimiento originario de futurición pertenececon igual originalidadun pasado,queno es obviamentelo acontecidoen un tiempoantenor.sinoun momentointrínsecodel «símismo»comprendidoen el futuro. El venirhaciasí del futuro se torna, porobradel habersido,en un retornoj’Zurí¿k-kommen).Si el pasadoestá inmersoen el futuro en cuantoes el «haberde

24. H. G. GADAMER, O. c.. pág. 450.25. Gesamtausgabe,24. pág. 375. Cfr. Sein und Zeit, pág. 325.

24 RamónRodríguez

ser»deun «haberyasido»,elpasadosólo espasado,sólo seconstituyeco-mo tal, en el movimientode vueltahacia sí quelo acoge,en su constanteasunciónqueel movimientoderetornollevaa cabo.A suvez, enestacons-tante fusión de pasadoy futuro se hacepresentenuestrasituación, losasuntoso cosasde nuestracircunstancia,lo quellamamosnuestropresente,queno es un momentopuntual de un discurrir infinito, sino un instante(Augenhlick),la concentracióno fusión, en el trato con el mundo,de lasposibilidadesde lo queya somos.

A partir de la temporalidadintrínsecade la existenciahumana,de loquepodríamosllamar su texturatemporal,Heideggerpuededarun conte-nido concretoal conceptode historicidad A la luz de la temporalidad,lahistoricidadno puedeconcebirse,en su sentidoprimario,comounapro-piedaddelos «hechos»quellamamoshistóricos,sinocomounaestructurade la existencia,a saber,la de su internagestación,la de su propio irhaciéndoseen la temporalizaciónde pasado,presentey futuro, única for-ma de unificación de sí mismo que la analíticaexistencial conoce.Estaautogestacióntemporales el modo propio de acontecer(Geschehen)de laexistenciahumana,suradicalhistoricidad.Todo sentidoposibledel térmi-no «historia»surgede estaelementalhistoricidaddela existencia,quedes-cansaen la temporalidad.

Conla historicidadconcebidacomola forma degestaciónpropiade laexistenciahumana,Heideggerlogra,a mi mododever,dar un sentidopre-ciso a las ideas, típicas de la concienciahistórica,de la pervivenciadelpasadoy dela necesidaddelahistoria.Puesla absolutaimbricacióndelos«éxtasis»temporalesmuestraen concretocómoes posibleesadifusaideade la influenciadel pasadoen el presentey el futuro, queconel conceptolineal de tiemporesultaprácticamenteininteligible. El pasado,queno esyael conjuntode acontecimientosanterioresa un ahora,no esquepervivaen el presentey conformeel futuro, es que es parteesencialde ellos. Enprimerlugar,porquelasposibilidadesqueen cadainstantesonmisposibi-lidadessonfunciónde mi haberya sidoy siempresoy a partir deellas;y,en segundolugar,porquela vueltadesdelas posibilidadeses un retornoalo queya soy.

Pero,y estoes lo másradical,esa«presencia»del pasadoen el futurono lo es amodo de lastreo pesoquepermanece,sino como algoenvueltoen el propioproyectohacialo posible.Estesehacecargo,acogeconstante-mente,como suposibilidadpropia,lo queya es. Sóloun ser queconstante-menteseasumeasímismo,quepuede.portanto, sersupasado,tienehistoria. Elmerohaberacontecidoen tiempospasadosno constituyeni puedeconsti-tuir historiaalguna.Estaes posibleporque,alproyectarseen la asunciónde su pasado,laexistenciaes absolutamenteherederadesi misma,se auto-transmite,es decir,se hacecargode susopcionespasadas,es tradiciónvi-va. En virtud de estaestructurade transmisiónquela inmersióndel pasa-do enel futuropermite,puedeHeideggerdecirque «supropiopasado—lo

Filosofla y concienciahistórica 25

cual significa siempreel de su“generación”—no siguealDasein,sino quele precedesiempre»26.No esel rastroquedejamostrasnosotros,sinonues-tro propiohorizonte.Encuantoherederade sí misma,la existenciahuma-na sólo puedeserlo queya es.

De estaforma, la Vorstrukturde lacomprensión,establecidaantesde sulectura en términos de temporalidad,puede ahora verse sin dificultadconstituidapor la historicidad.El campoatemáticodelo posiblequepre-cedeatodacomprensiónestáesencialmentedefinidopor la autotransmi-sión de la existencia;el pasadoestápresentetantoen el conjuntomismode posibilidadesprevias(Vorhabej cuantoen el modo de enfocarías(Vor-sicht), como muy especialmenteen la conceptuación(Vorgrffj) con quevamosya equipadosa la comprensiónde algo.La simplecomprensióndecualquierobjeto suponeun campode sentidobásicamentetransmitido,nuncapuestoporel propioactodecomprender.La transmisiónde sentidono sólo no es un hándicapparala comprensión,sinojustamentesucondi-ción de posibilidad.

La historicidades,pues,primariamenteel modo de serde la propiaexistenciahumanay sóloen virtud de ella lo sonlas cosasdel mundo, loshechosy las gestas,losmonumentosy loslibros delos filósofos.Y sóloporella hay historiografía(Historie), el intentoexplícito de acercarseal propiopasadoy de hacerseproblemade la transmisiónhistórica.

¿Quésignificalahistoricidad,asíentendida,paralaconcienciafilosófi-ca primaria?Pues,como no podía sermenos,que, dadasucondición deactotípico de comprensión,no escapaa la pre-estructurahistóricay pien-sa velis nolis sobreun horizontehistóricopreciso.Heideggerha expresado,con todaclaridad,cómola concienciafilosófica, en virtud precisamentedesu carácterproblemóticoy critico, debeincorporarunapeculiarreflexiónhis-tórica: «La elaboracióndelacuestióndel sertiene,pues,quesacardel máspeculiarsentidodel propiopreguntar,quees serun preguntarhistórico, lasugerenciade preguntarpor su propiahistoria,es decir, de volversehisto-riográfico,paraponerse,conla apropiaciónpositivadel pasado,en la ple-na posesiónde susmáspropiasposibilidadesde cuestionar»27.Estasuge-rencía,no es,desdeluego,privativa de lacuestióndel ser,sino extensibleatodopreguntarfilosófico, a todainterrogacióncientífica.Lo decisivode laconsideraciónhermenéuticadel pasado,queHeideggerintroduceestá,ami juicio, en queaparececomo condición positiva de la posibilidad de uncorrecto ejerciciofilosofico: la concienciafilosófica la necesitapara entrar«enla plenaposesiónde susmáspropiasposibilidadesdepreguntar».Si elactofilosófico es esencialmenteproblemáticoy cuestionador—temático—,lo que Heideggermuestraes que esa misma capacidadtemáticasólo

26. Sein und Zeit, pág. 20.27. Sein uná Zeit, pág. 20-21.

26 RamónRodríguez

adquiereplenaeficaciacuandose hacecargode supropio serhistóricoy.al revés,laausenciadetal responsabilidadhistóricadistorsionainevitable-menteel acto filosófico.

Obviamentela sugerenciade laquela concienciafilosófica setransfor-me en históricareposaen lacondiciónontológicadela historicidad,perotambiénen la posibilidad de sustraerse,en cierta medida, a ella, en noatenderlasuficientemente.Nadieescapa,ciertamente,a la herenciade simismo que funda la unidado consistenciade la vida, pero,precisamenteporquela existenciaes esencialmentepoderser, cabela posibilidadde noasumiren todasu radicalidadla historicidad,de «estar»en ella sin «ser-ía». Hay unaforma de «caer»en la tradición queconsistejustamenteenno asumirla.Estaes,ajuicio de Heidegger,la situaciónhabitual:la pre-es-tructura de la comprensiónaparececomoalgo «natural»,obvio, es decir,ausentede su historicidad.«La tradición,que así viene a imperar,haceinmediatay regularmentelo que«transmite»tan pocoaccesiblequemásbien lo encubre.Consideralo tradicionalcomoevidente(selbsrverstdndlich,.)y obstruyeel accesoa las «fuentes»originalesde dondese extrajeron.enpartegenuinamente,los conceptosy categoríastransmitidos»28.La distin-ciónentreexistenciaauténticae inauténticano es unaconcesión«existen-cialista»a laépoca,sino un presupuestofundamentalde lahermenéutica.

Se dibuja así un modelofilosófico de hacerhistoriade la filosofía, queHeideggerha practicadoabundantementey cuyos presupuestosteóricosGadamerha desarrolladoa fondo. Dos ideasheideggerianaspresiden,ami modo de ver, estedesarrollo: 1) hacersecargode «las condicionesele-mentalesquehacenposibleun retornopositivo al pasadoen el sentidodeunacreadoraapropiacióndeél»; 2) la necesidadde «ablandarla tradiciónendureciday disolverlas capasencubridorasproducidaspor ella»29.

Gadamer,en la largadisquisiciónde Verdady método,ha procuradoes-tablecerlas condicionesteóricasy prácticasde estemodelo,llevandolaontologíaheideggerianadela comprensióna una teoríageneraldela rela-ción conel pasadoy de la forma de su interpretación.Permitaseinesubra-yar brevementealgunosconceptosgadamerianosque refuerzanla necesi-dadde tal modode hacerhistoria.

En primer lugar, frentea la distinción,ya fuertementecuestionadaporHeidegger,sujeto-objeto,intérprete-texto,Gadamerinstituyela noción depertenencia: la actividadde la comprensiónperteneceya de antemanoalobjetohistóricoquesetratadecomprenderen lamismamedidaenqueés-te estáya presenteen lavinculacióndcl comprenderala tradición.La per-tenencianoesun circulo vicioso,sIno,comoHeideggerhabía-mostrado,lacondicióndela comprensión.De esta forma, Gadamerpuedellevara cabo

28. 0. c.. pág. 21.29. 0. c.. pág. 21 y 22.

Filosofi’a y concienciahistórica 27

una«rehabilitación»de los conceptosde prejuicioy de la autoridad,vién-dolos, trassu correspondientedepuración,como las formas estructuralesen quese ejercenuestraconstitutivapertenenciaa una tradición.La ideade queel comprendermismoestábajolos efectosde aquelloquetratadecomprender,e incluso de las interpretacioneshistoriográficassobreello,lleva a Gadameraestablecerquela historicidaddel actode interpretaciónes siemprela inmersiónen una Wirkungvgeschichte:«Cuandointentamoscomprenderun fenómenohistóricodesdela distanciahistóricaquedeter-mina nuestrasituaciónhermenéuticaen general,nos hallamossiemprebajo los efectos de estahistoria efectual.Ella es la que determinaporadelantadolo quenosva a parecercuestionabley objetode investigación,y normalmenteolvidamosla mitad de lo que es real, másaún,olvidamostodala verdadde estefenómeijocadavez quetomamosel fenómenoinme-diato como toda la verdad»30.

La tareade unaconcienciafilosófica, hermenéuticamenteformada,nopuedeserotraquelade tomarconcienciadelahistoriaefectual,de supro-pia situaciónhermenéutica,en una iluminaciónprogresivade símisma;y.a la vez, llevar esta mismatoma de concienciade presupuestosimplícitos—lo queHeideggerllamaba«pensarlo no pensado»—al objetohistóricoquese tratade interpretar,para«ganaren cadacasoelhorizontehistórico,y representar.seasí lo queunoquierecomprenderen susverdaderasmedi-das»31.La hermenéuticaconcibe,pues, su tarea como un permanenteintercambioentreel horizontepropio y el ajeno distanteen el tiempo.intercambioque nunca puedeserpensadocomo un intentode salir de lasituaciónpropia parainstalarseen la ajena,comosi la concienciapudierásaltarsobrela sombradesu propiahistoricidad,sino comoun procesodefusión, de mutuay constanteiluminaciónde un horizontepor otro, puesningunode los doshorizontesestáfijo y determinado:la comprensióndelhorizontedel presentecambiaa medidaquehacefrentea la alteridaddelpasado,y el horizontedistante,que estápresenteen la forma de la tradi-ción, se modifica con la progresivacomprensiónde ésta.

Se comprendeentoncespor quéel retornofecundoal pasado,aquélque no se limita a la mera repeticiónde los tópicoshabituales,del quehablara Heidegger,tiene siemprela forma de una apropiaciónque lorecrea,que,en cierto sentido,lo produce,másallá de todaimposibleobje-tividad historiográfica.de toda inviable instalación«objetiva»en el hori-zontedel pasado.Sóloel diálogo,mutuamenteenriquecedor,conlas obrasdel pretéritoes posibleparauna concienciafilosófica conscientede si. Porello las interpretacionesde Heidegger,y del mismo Gadamer,resultansiempretan insatisfactoriasdesdeun punto de vista historiográfico.Nopuedeser menos.

30. Wahrheit und Methode,pág. 284.31. 0. c., pág.286.

28 Ramón Rodríguez

El cometidodela hermenéutica,cristalizadoen esafusión de horizon-tes,no tiene,ni puedetenerfin, puessuabsolutoinacabamientoes un refle-jo de la fmitud originaria del existir histórico, queya Heideggersacaraarelucir. Gadamerlo ha dicho contodaclaridad:«Tampocopuedellevarsea cabopor completola iluminación de estasituación,la reflexióntotalsobrela historia efectual;peroesta inacababilidadno es defectode la re-flexión, sino queestáen la esenciamismadel serhistóricoquesomos.Serhistórico quieredecir no agotarsenuncaen el saberse»32.

Comoes desuponer,al igual quehicimosalhablardeHegel,no vamosa abordar,enel senodeestetrabajo,unenjuiciamientodela hermenéuticacomoteoríafilosófica, cuestiónde una investigaciónespecífica.Conviene,tan sólo, efectuarun par de reflexionessobrela relaciónde la concienciahermenéuticacon el acto filosófico.

A mi modo de ver, es indiscutibleque la hermenéuticaofrece,en losrazonamientosarribaapretadamenteexpuestos,los fundamentosy lasjus-tificacionessuficientes para establecerun modelo filosófico de acerca-miento al pasado.Es eminentementefilosófico, en primer lugar, porquereposasobreunateoríaalcanzadaen actitudfilosófica —cosaque, desdeluego,es tambiénatribuiblea laposiciónhegeliana—,a saber,la analíticaexistencial,y, en segundolugar, porqueestáconcebidoen funciónde losinteresescognoscitivosde la concienciafilosófica, comoalgoquesurgedesu propia exigenciade verdady rigor. Tal es el modo hermenéuticodeentenderla conversiónde la concienciafilosófica en concienciahistóricade sí misma.Y es en esteaspectoen el que la hermenéuticame parecesuperarel planteamientohegeliano,puesla introducciónde la historici-dadno provienedel conceptoa priori de la evolucióndialécticadel espíri-tu, sinode unainspecciónenlas condicionesfácticasdelaconcienciafilo-sófica.

Peroes esto,a suvez, lo que se me antojasu máximadebilidad.La ta-reade unaconcienciafinita de si, de una iluminación indefinidade lospresupuestosde todacomprensión,resultaa la postre,parala concienciafilosófica primaria—que,no lo olvidemos,es la quehacefilosofla—inhibi-dora dc suspropiaspretensiones.Si la concienciafilosófica asumecomosu propia tareala que la hermenéuticaimpone,entoncesno cumple lasuya,asaber,la elaboracióndeteoríasparala comprensiónde los proble-masvigentes.Pues,o biengastatodosuesfuerzoen el diálogoconelpasa-do filosófico, o —lo queen el fondono es distinto— lo empleaen la ilumi-nación de suspropiossupuestos.La conversaciónconel pasadosetrans-forma así enla únicatareafilosófica, lo cual es contrarioal sentidoquela

32. 0. c., pág. 285.

Filoso/ja y concienciahistórica 29

presenciadel pasadotieneen el actofilosófico, dondecomparecesiemprecomo posiciónlógicaposibleanteun problemadado.La aspiraciónuni-versalistadela hermenéuticatiendeno sólo a introducirla concienciafini-ta de la propia historicidad,sino a sustituir íntegramentea la actividadfilosófica inmediata.Ahora bien, una elementalconsideracióndel actofilosófico y de sureferenciaalpasadomuestraquesi sólo sehicieraherme-néuticanuncase habríahechofilosofía. Tal sustituciónno es posible,a noserque seentiendaqueya no cabehacerotracosa,Perono estoysegurodeque esto sea un corolario inevitable de la ontologíahermenéutica,almenosen su versiónheideggeriana.