filosofia de gestion ucla
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Objetivos Institucionales
Se establecen los siguientes objetivos institucionales, para dar concreción a la misión
declarada en este direccionamiento, en cuanto a la razón de ser, rol social y visión de futuro
de la Universidad,
Dar respuestas a los requerimientos sociales de formación, investigación y extensión,
para el mejoramiento de la calidad de vida de la población, enmarcadas en el modelo
socioeconómico establecido en la constitución venezolana.
Desarrollar una gestión universitaria de calidad con criterios de eficiencia y
transparencia en la administración de los recursos financieros y con responsabilidad
social, acompañada de una práctica permanente de rendición de cuentas.
Fortalecer la docencia, investigación y extensión permitiendo el logro de una
educación de calidad con equidad y pertinencia social.
Generar cambios de orden estructural, de procesos y de comportamiento,
fundamentados en su talento humano como base del desarrollo organizacional, bajo
principios y valores institucionales.
ANTECEDENTES
España trasplantó a sus dominios de ultramar, el modelo universitario salmantino
establecido en la península. En su etapa inicial, era una universidad tradicional y
dogmática, copiada con todos los vicios y defectos del sistema de donde procedía,
lo que significa alianza entre el poder y el dogma, siendo por lo tanto, la cerrada
conjunción de los dos poderes preeminentes de la época : la potestad temporal y
la potestad espiritual.
Este primer modelo universitario, no supo adaptarse a las nuevas condiciones y
exigencias originadas por la gesta emancipadora, aún cuando sí se convirtió en el
foco cultural donde recibieron su formación intelectual los letrados y los dirigentes
políticos que llevaron a cabo la heroica hazaña de separarnos de la dominación
española y definir y trazar las nuevas instituciones republicanas, más
interpretativas de la realidad y de nuestra evolución social.
Un testimonio relevante que se impone señalar es que la constitución y desarrollo
de la Universidad, está muy vinculada a la enorme obra civilizadora de la Cátedra
Romana. Con afectiva dedicación y entusiasmo realizador los Sumos Pontífices,
dispusieron apoyo y protección de la naciente institución de la cultura superior.
Goza de unánime reconocimiento y de efusivo encomio, la trascendental decisión
de su Santidad Gregorio IX, quien en el año de 1231 de nuestra era, con elevada
visión y afirmativo criterio, en su famosa Bula PARENS CIENTIARUM, delineó
afortunadamente los principios de la original concepción de autonomía académica,
con lo cual adquirió impulso inusitado la enseñanza universitaria, pues cobraba con
esa liberalidad papal, amplios horizontes la libertad de cátedra la expresión de las
ideas y el libre examen de los conocimientos.
La autonomía académica consagrada en la Bula PARENS CIENTIARUM, establecía
un fuero privilegiado para la universidad, que alcanzaba el carácter de institución
sustraída de la dependencia de la iglesia y de la dominación de los señores
feudales. Con tan señalada prerrogativa estaba investida la universidad, en una
época en que no existía la estructura del Estado Nacional, que logra su exacta
consolidación al advenir el proceso del Renacimiento. Después de éste adquiere
sus órganos específicos y se convierte en personificación jurídica de la sociedad.
En estas circunstancias aparecen otros principios que definen el ámbito y el
ejercicio de la autonomía académica, atemperada por el marco legal de la
compleja estructura administrativa y la metodología de planificación adoptada por
los países modernos.
Por Real Cédula, de fecha 22 de diciembre de 1721, el Rey Felipe V de España, le
otorgó al Real Colegio Seminario de Santa Rosa De Lima –que funcionaba en
Caracas-, pudiera conceder y erigirse en Universidad, “… en la misma conformidad
y con iguales circunstancias y prerrogativas que la de Santo Domingo y con el
título de Real como lo tiene dicha universidad”.
El 18 de octubre de 1722, su Santidad Inocencio XIII, expidió el BREVE, que le daba
al plantel categoría de carácter pontificio. En razón de lo cual y por decisión de las
dos potestades, nació para la vida legal y de la cultura, la Ilustre Universidad de
Caracas, denominada hoy Central de Venezuela.
Así se erigió la primera universidad venezolana, en cabal acatamiento a las
formalidades establecidas y como una preeminente concesión a las reiteradas
súplicas del Obispo de Caracas y de Venezuela, Monseñor doctor Juan José
Escalona y Calatayud y del Gobernador de la Provincia, en solícitas e incesantes
gestiones ante el lejano monarca. Una vez más vemos realzada con éxito la obra
civilizadora de la iglesia Mater et Magistral y su permanente empeño en la
promoción de la ciencia y la cultura.
Basta con señalar el suceso descollante, que de las cincuenta y dos universidades
que existían en el mundo europeo para la época del descubrimiento, veintinueve
habían sido fundadas por los papas y diez más, en acuerdo con Emperadores y
Príncipes. En lo que respecta a la América Hispana, todas las universidades
coloniales, como ocurrió con la de Caracas, surgieron a la vida académica, gracias
a las decisivas gestiones y constante patrocinio de la Cátedra Romana.
Simón Bolívar el Libertador, fue el primero en comprender la trascendencia de la
educación, en esa otra incomparable hazaña de la emancipación de la mente. Por
eso recomendó con ahínco su fomento y protección en el conceptuoso y vibrante
Mensaje al Congreso de Angostura, y ponía de relieve la influencia fundamental de
la educación popular, que debe ser, conforme a su exhortación: "el cuidado
primogénito del amor paternal del Congreso".
Por decreto del 6 de agosto de 1821, abolió los Conventos de Religiosos,
destinando sus bienes a la fundación de centros de enseñanzas. Buscaban los
efectos de este decreto dotar de rentas propias a las universidades y colegios y
disminuir su dependencia económica del Ejecutivo.
Con admirable precisión entendía el Libertador que sin autarquía no puede
funcionar adecuadamente la autonomía de un instituto educativo. En esto estriba
uno de los aspectos más avanzados y constructivos de su concepción universitaria.
Ni la reforma de Córdoba (Argentina, 1918), que en el más encendido tono
romántico se proponía romper la última cadena que ataba la universidad a la
antigua dominación monárquica y monástico, antevió con tanta claridad esta
previsión sagaz del genial estadista de la libertad, al señalar que el sistema
autonómico, sólo puede desarrollarse cabalmente sobre la base de sustentación de
un suficiente régimen de autarquía que le asegure satisfactoria independencia.
Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”
La UCLA es una Universidad Nacional de la Región Centroccidental, participativa, autónoma,
democrática, comprometida con la cultura de paz, en la búsqueda del conocimiento y el
desarrollo social, que fomenta permanentemente el trabajo en equipo para el aprendizaje, la
producción y difusión de saberes; vinculada al principio de cooperación interinstitucional
nacional e internacional, caracterizada por la actualización del talento humano, su tecnología,
el transparente manejo de los recursos financieros y el cumplimiento de la responsabilidad
social.
Visión
Ser una institución con calidad académica y pertinencia social reconocida por su aporte al
desarrollo regional y local, fundamentada en una cultura organizacional centrada en valores y
en el desarrollo de competencias de su talento humano, orientada hacia el progreso, y la
comunicación de su quehacer.
Misión
Formar profesionales con competencias y afianzados principios humanos, como la ética,
justicia, libertad y compromiso social, difundir y generar conocimientos, para contribuir con el
desarrollo humanístico, científico y tecnológico de la nación.