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Centro de Estudios Históricos ͞WƌŽĨĞƐŽƌ��ĂƌůŽƐ�^͘��͘�^ĞŐƌĞƚŝ͟ Unidad Asociada al CONICET
Número 4
2013
&HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Presidente: Fernando J. Remedi Revista Electrónica de Fuentes y Archivos Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013 ISSN 1853-4503 Directora Aurora Ravina Comité Editorial Beatriz I. Moreyra Raquel Elizondo Barrios Noelia Silvetti Constanza González Navarro Inés Achával Becú Inés María Belén Domínguez Franco D. Reyna Comité Asesor Carlos Barros, Universidad de Santiago de Compostela (España) Liliana Brezzo, CONICET / Universidad Católica de Santa Fe (Argentina) Fernando Devoto, CONICET / Universidad de Buenos Aires (Argentina) Luiz Felipe Viel Moreira, Universidad Estadual de Maringá (Brasil) Rogelio de la Mora, Universidad Veracruzana (México) Catherine Poupeney Hart, Université de Montréal (Canadá) René Salinas Meza, Universidad de Santiago de Chile (Chile) Tomás Sansón Corbo, Universidad de la República (Uruguay) Secretaria de Redacción María Belén Portelli Asesor Técnico Mariano Obispo Se agradece la colaboración para este número de Miruna Achim, Anahí Ballent, Graciela Batticuore, Silvano Benito Moya, Mariano Bonialián, José Emilio Burucúa, Lila Caimari, María Eugenia Constantino, Maria da Costa, Marta Dujovne, Margaret Lopes, Leoncio López-Ocón Cabrera, Silvia Marinozzi, Gloria Mora, Javier Ordóñez, Augusto Passos Videira, Lewis R. Pyenson, Andrea Reguera, Marcelo Rougier y Carlos Sanhueza. ��&HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Miguel C. del Corro 308 ± C.P. 5000 ± Córdoba ± Argentina Tel. (0351) 421-1393. E-mail: [email protected] www.cehsegreti.com.ar http://www.refa.org.ar
REVISTA ELECTRÓNICA
DE FUENTES Y ARCHIVOS
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Índice
Aurora Ravina, Presentación ............................................................................................8 Dossier: Los archivos de la ciencia: Prácticas científicas, cultura material y organización del saber ..............................15 Irina Podgorny, Presentación ..........................................................................................16 María Alejandra Pupio, Archivos para una historia de la práctica de la arqueología.............................................................................................................24 Katharine Anderson, Beyond the Glass Cabinet: The History of Scientific Instruments ..............................................................................34 Marcelo Fabián Figueroa, Manuel Basavilbaso y el oso hormiguero. Sobre la formación de las colecciones de Historia natural ............................................47 Francesco Paolo de Ceglia, Il peso della parola scritta. Il difficile affermarsi del “visuale” nella storiografia italiana della scienza .................59 Máximo Farro, Esas redes que la razón ignora. Archivos y colecciones en la “biografía” institucional del Museo de La Plata...................................................76 David Ludwig y Cornelia Weber, University Collections as Archives of Scientific Practice........................................................................................................85 Marta C. Lourenço, Preserving and studying scientific heritage at the University of Lisbon: Recent developments and perspectives.........................................95 Susana V. García y M. Gabriela Mayoni, La colecciones de enseñanza científica como fuentes para la Historia de la ciencia..................................................................110
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Paolo M. Galimberti, Antonia Francesca Franchini y Alessandro Porro, I Beni Culturali della Fondazione IRCCS Ca’ Granda Ospedale Maggiore Policlinico di Milano ....................................................................126 Silvia Fernanda de M. Figueirôa, Neire do Rossio Martins y Drielli Peyerl, História e memória da ciência e da tecnologia: algumas reflexões a partir do Brasil .............................................................................143 Maria Fernanda Rollo, Paula Meireles, Madalena Ribeiro y Tiago Brandão, Arquivos de Ciência: memória e história da organização da ciência em Portugal..................................................................................................154 Andrea S. Pegoraro y Vivian Spoliansky, El Archivo del Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti: documentos para la historia institucional y disciplinar...............180 Alberto Guillermo Ranea, La historia de la ciencia y los riesgos que corren los archivos .................................................................................................190 Fuentes ..........................................................................................................................200 Gabriela Canavese y Andrea Bau, Tragico svcesso, mortifero estrago ........................201 Mariana Canedo, Cartas entre agrimensores. Miradas desde los pueblos en un período de transiciones políticas, institucionales y sociales (Estado de Buenos Aires, 1854-1856) ...........................................................................209 Ezequiel Adamovsky, Las primeras organizaciones “de clase media” en Argentina (1956): Listados y datos biográficos de sus miembros ...........................223 Jorge Díaz y Gustavo Ignacio Míguez, La Gazeta de Buenos Ayres y las donaciones realizadas por la fundación de la Biblioteca Pública (1810)............246 Jorge Núñez, Algunos comentarios sobre las revistas penitenciarias en España durante la Restauración. Una fuente imprescindible (y olvidada) para el estudio del ordenamiento punitivo (1894-1927) ...............................................266 Maximiliano Camarda, Las fuentes del comercio ultramarino del Complejo Portuario Rioplatense (1779-1809). Análisis y problemáticas ....................278 Juan Lucas Gómez, Las Actas de Directorio del Banco Hipotecario Nacional como fuente para reconstruir su historia durante el peronismo ...................................289 Pablo Nemiña, ¿Cómo se toman decisiones en el FMI? La incidencia de los países centrales en el otorgamiento del “blindaje” a la Argentina en 2001 ................306
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Archivos / Biblioteca / Museos / Colecciones.............................................................322 Ivonne Suárez Pinzón, Luis Carlos Mateu, Diego Escamilla, Laura Rojas y José Fernando Enciso, Avances en la organización e historia institucional de fondos judiciales. Archivo Histórico Regional - Universidad Industrial De Santander ............................323 Gonzalo E. Cabezas, El Archivo del Centro Socialista “Agustín de Arrieta” de Bahía Blanca ............................................................................................................339 Jesús Emilio Monzón, Fondo Documental Jorge Federico Sábato: un recorrido por su documentación ..............................................................................344 Reseñas .........................................................................................................................351 Los secretos de Barba Azul: fantasías y realidades de los archivos del Museo de la Plata, de Tatiana Kelly e Irina Podgorny. Reseña de María Ximena Iglesias .................................................................................352 Los lugares del saber. Contextos locales y redes transnacionales en la formación del conocimiento moderno, de Ricardo Salvatore (comp.). Reseña de María Belén Portelli .....................................................................................356 Revista de revistas .......................................................................................................362 Normas y condiciones de publicación ........................................................................371
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Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 8-14 ISSN 1853-4503
Presentación
La Revista Electrónica de Fuentes y Archivos tiene el agrado de participar a la
comunidad académica su incorporación al catálogo de Latindex (Categoría 1)1, y la
aparición de su cuarto número, correspondiente al año 2013. Dos circunstancias que la
dirección se complace en celebrar porque, por una parte, es el resultado del empeño y la
dedicación del equipo responsable de su publicación y de la colaboración de todos los
autores que han confiado en ella para dar a conocer sus investigaciones y, por otra,
porque ha logrado sostener el proyecto de contribuir con otro fruto a la ya larga y
consolidada WUDGLFLyQ�HGLWRULDO�GHO�&HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URIHVRU�&DUORV�6��$��
6HJUHWL´ (Unidad asociada al Conicet), ampliando el acceso a la labor y la producción
institucional a través de la utilización de las nuevas tecnologías que han revolucionado
el mundo de las comunicaciones, la información y la circulación y la transferencia
académica, con todo lo que ello implica en favor de la expansión de la sociedad del
conocimiento y la dinámica de los intercambios que le son propios.
UQ� GRVVLHU� GHGLFDGR� D� ³Los archivos de la ciencia: prácticas científicas, cultura
material y organización del saber´�� FRRUGLQDGR�SRU� OD�'UD�� ,ULQD�3RGJRUQ\�� \� FRQ�XQD�
introducción suya, abre la presente edición. Es el primero, por otra parte, que alberga
artículos escritos en 4 ±castellano, inglés, italiano y portugués± de las 5 lenguas que se
aceptan en la revista. Las 13 contribuciones que lo integran constituyen un panorama
altamente ilustrativo y aleccionador acerca de derroteros actuales en el campo de la
historia de la ciencia y de los diversos cambios y reformulaciones de preguntas y
núcleos de interés que han modificado los paradigmas de esa área disciplinar. El dossier
RIUHFH� XQD� UHIOH[LyQ� ³VREUH� ODV� IXHQWHV� TXH� FRQVWLWX\HQ� OD� EDVH� GH� OD� KLVWRULD� GH� la
FLHQFLD� WDO� FRPR� VH� KD� HQWHQGLGR� HQ� ORV� ~OWLPRV� WUHLQWD� DxRV´�� y se beneficia de un
1 Categoría 1: nivel superior de excelencia
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panorama preliminar que configura, como podrá apreciarse por su consulta, una suerte
de guía de lectura que comienza por un repaso de los presupuestos principales que
oficiaron de eje articulador del conjunto de las colaboraciones. Además de las
referencias particulares sobre cada uno de los textos, se señala, con razón, que la
diversidad de idiomas que exhiben los artículos QR�HV�XQD�FXHVWLyQ�VHFXQGDULD��SXHV�³HO�
carácter internacional de las ciencias y la necesidad imperiosa de transitar por diversos
idiomas y tradiciones académicas, [es] condición fundamental para la circulación e
LQWHUFDPELR�GH�REMHWRV�H�LGHDV´��+R\��PiV�TXH�QXQFD��
La sección Fuentes reúne un conjunto de 8 artículos que muestran diferentes
alternativas de la renovación de la investigación histórica, atendiendo diversos temas,
cuestiones, enfoques y metodologías, en un arco temporal que considera el siglo XVII y
los siglos XIX y XX.
Con la transcripción de un tratado del siglo XVII relacionado con una epidemia que
asoló a la Córdoba española de la época, Andrea Bau y Gabriela Canavese ponen a la
consideración de los estudiosos la historia de la propia fuente, los recursos
metodológicos empleados para asegurar la fidelidad de la transcripción, y confirma el
potencial de este tipo de narrativa del Medioevo y la primera modernidad como fuente
para la historia social de la salud y la enfermedad, pues provee de riquísima información
en torno de propósitos y reglas de prevención sanitaria destinados a constituir un
régimen integral para la vida de las personas, además de entrañar una contribución
significativa para la reconstrucción del panorama epidémico español del período de
referencia.
Diverso en tema, tiempo y espacio, un segundo artículo resalta el valor de la
correspondencia entre funcionarios ±especialmente agrimensores± y autoridades en el
período 1854-1856 en la provincia de Buenos Aires, muy poco conocida y explorada
hasta la fecha. El conjunto documental analizado constituye una muestra de las
comunicaciones internas relativas al Departamento Topográfico de la citada provincia,
que ocupó un lugar central en la organización de los pueblos de la campaña y sus ejidos
en una etapa que la autora del artículo, Mariana Canedo, señala con propiedad, como de
transición, habida cuenta de la situación política y militar por la que transitaba la
provincia y la ausencia de un corpus legal operativo para resolver los múltiples
problemas vinculados a los derechos sobre la tierra, en general, y sobre la tierra pública,
en particular. Propicios para ser abordados desde múltiples líneas de investigación, los
asuntos tratados en las cartas y en otros documentos asociados con ellas, también
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permiten considerar, desde otros puntos de vista, los contextos de producción de la
documentación oficial, que se generó en torno de los diferentes arbitrios puestos en
práctica para resolver las cuestiones, siempre arduas, relativas al dominio de la tierra.
La tercera contribución sitúa al lector más adelante en el tiempo, hacia mediados del
siglo XX, examina las primeras organizaciones que plantearon la defensa de la clase
media en la Argentina. Los listados de las dos organizaciones que llevaron adelante esa
defensa, permiten al autor, Ezequiel Adamovsky, analizar el valor político de la
aparición de esas organizaciones en ese particular momento de la vida del país, repara
en el conjunto de sus respectivos rasgos ideológicos y aborda las características sociales
de sus miembros, en un trabajo que deja al descubierto el alto potencial de esas fuentes
para más de una propuesta de investigación.
Dos contribuciones toman casos de publicaciones periódicas para reflexionar sobre
su pertinencia y utilidad para enfocar investigaciones históricas desde una historia social
de la cultura, por un lado, desde abordajes de la historia social y la historia del derecho,
por otro, para ahondar en el conocimiento de la cultura penal y penitenciaria española.
En el primer caso, Jorge Díaz y Gustavo Míguez estudian, a partir de la Gazeta de
Buenos Aires, en su primer año de vida, 1810, las donaciones populares que nutrieron el
fondo bibliográfico de la Biblioteca Pública, creación que como la del propio periódico
lleva la impronta de Mariano Moreno y ambos constituyen los símbolos culturales más
significativos de esa nueva época nacida con la revolución de Mayo. La hipótesis de los
autores remite a un recorrido de la fuente que permite comprender a la biblioteca como
un compuesto en el que se conjugan dos afanes: el de una trascendencia cultural que
quedó plasmada en aquellos registros y el del esfuerzo bibliotecológico realizado para
implementar y sostener en el tiempo a la institución. En el segundo trabajo, Jorge Núñez
se ocupa de un conjunto de tres revistas españolas que no han sido debidamente
rescatadas ni tratadas como fuente sustantiva para estudiar las cuestiones penitenciarias
y los sistemas punitivos de España en el trayecto que va de la Restauración a la Segunda
República (1894-1927). Las tres publicaciones se analizan desde la perspectiva de sus
contenidos, su dirección editorial, la personalidad y trayectoria de sus directores, sus
colaboradores, los perfiles de las revistas como expresiones de la cultura jurídica del
período, su valoración de la legislación penal, sus propuestas en orden al sistema
penitenciario y su inserción en el contexto político-ideológico de esa época tan
particular de la historia española en la transición entre los finales del siglo XIX y el
primer tercio del siglo XX.
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Los tres últimos artículos de esta sección se vinculan de una manera u otra con la
historia económica en orden al comercio, las finanzas y los bancos, remitiendo a dos
períodos tan diferentes como distanciados entre sí. Maximiliano Camarda enfoca el
estudio del comercio ultramarino con origen en los puertos de Buenos Aires,
Montevideo y Colonia del Sacramento en el período que abarca las dos últimas décadas
del siglo XVIII y la primera del siguiente. Sobre la base de un estado de la cuestión
relativo a cambios en los enfoques sobre el comercio entre España y sus colonias tanto
en el mundo académico europeo como en el americano y particularmente el argentino,
analiza el comercio ultramarino en el espacio rioplatense a partir de una combinación de
registros documentales que permiten nuevas y más afinadas lecturas en esa área de
investigaciones.
En torno del Banco Hipotecario Nacional y su historia, sobre la que Juan L. Gómez,
advierte, y con razón, que no hay muchos trabajos sistemáticos, se desarrolla el
penúltimo texto de la sección Fuentes. Las actas del Directorio, reconocidas por el autor
como documentación especialmente relevante ±por el tipo, la cantidad y la calidad de
información que contienen± para estudiar las alternativas de la oferta crediticia del
banco en relación con la política de vivienda promovida por el peronismo, constituyen
el núcleo de su planteo y del análisis que convierte esos testimonios en fuente
significativa. Muy especialmente, en lo que concierne al año 1949, cuando al calor de
las variaciones de la situación económica con respecto al trienio inmediatamente
anterior, el Banco Hipotecario Nacional tuvo que restringir sus planes de crédito para
responder a las directivas del Banco Central.
Finalmente, Pablo Nemiña expone ante el lector los inicios de la presente centuria y
se interna en el aprovechamiento de documentación de muy difícil acceso concerniente
al Directorio del Fondo Monetario Internacional, para develar los mecanismos
decisorios de ese organismo internacional y los resultados que concluyeron en el
RWRUJDPLHQWR�GHO�³EOLQGDMH´�D�OD�$UJHQWLQD�HQ�������(O�PD\RU�YDORU�GHO�DUWtFXOR�UDGLFD�
en el análisis de las características del documento central sobre el que se apoya el
trabajo, para dar cuenta del proceso por el cual se transformó y por qué en fuente
relevante para adentrarse en la compleja trama de intereses y negociaciones vinculadas
con la muy delicada situación económica que atravesaba el país a comienzos del siglo
XXI.
La sección Archivos, Bibliotecas, Museos, Colecciones ha recibido los aportes de
una contribución relativa a un repositorio colombiano, y dos sobre instituciones
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argentinas. Tanto el caso del repositorio de Colombia, como, en oportunidad anterior, el
artículo que dio cuenta del fondo documental del historiador paraguayo Juan Emiliano
2¶/HDU\�� GHSRVLWDGD� HQ� OD� %LEOLRWHFD� 1DFLRQDO� GH� Paraguay (REFA, núm. 2, 2011)
colaboran para el cumplimiento de la especial aspiración de la revista de apoyar,
afianzar y atender a los intereses y necesidades no solamente de los estudiosos, sino
también de un público más amplio, ofreciendo noticias, información y conocimientos
sobre el patrimonio histórico documental y las instituciones de custodia, conservación y
preservación de otros países del mundo.
Ivonne Suárez Pinzón y otros cuatro colegas ±L. C. Mateu; D. Escamilla, L. Rojas y
J. F. Enciso± de la Universidad Industrial de Santander (Bucaramanga, Colombia) dan
cuenta de la recuperación y organización de fondos judiciales, proceso que lleva
adelante el Archivo Regional de la Universidad a la que pertenecen. Esta experiencia de
recuperación y organización es una de las tantas acciones llevadas adelante para vencer,
en Colombia, a la desidia y ausencia de una política de guarda, preservación y custodia
de sus fondos judiciales. El artículo resalta, por una parte, los esfuerzos que se vienen
realizando desde el año 2000, especialmente, para frenar y revertir un estado de cosas
que amenaza con desembocar en la pérdida de una ingente cantidad de documentación
judicial. Por la otra, apunta a destacar como todo este proceso de rescate y ordenamiento
permite la reconstrucción, a pesar de ciertas limitaciones, de la historia institucional del
sistema judicial colombiano y abre múltiples posibilidades a diversos abordajes y
enfoques dentro del campo de la investigación histórica y sus múltiples áreas
disciplinares.
Al conjunto de los crecientes progresos en las investigaciones sobre las izquierdas en
la Argentina, y los esfuerzos para rescatar, preservar y conservar tanto documentación,
como acervos bibliográficos y publicaciones periódicas de las distintas vertientes de la
referida orientación ideológico-política, entre ellas el socialismo, se agregan las labores
del Centro Socialista Agustín de Arrieta de Bahía Blanca. Gonzalo Cabezas,
proporciona en su artículo noticias e información detallada sobre la historia institucional
del repositorio constituido por la biblioteca y el archivo del mencionado Centro
Socialista. Subraya la significación de esas tareas de recuperación y organización en un
contexto caracterizado por la ausencia de una política efectiva de preservación y
conservación patrimonial y por las pérdidas de documentación que acarrearon las
vicisitudes políticas, no solamente del propio Partido Socialista, sino del país en
general. Ambas secciones de guarda están organizadas y funcionan dentro de un mismo
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local, pero en espacios perfectamente delimitados y el autor se dedica particularmente al
archivo, dando cuenta de manera pormenorizada de las características y volumen de la
documentación que custodia y de la metodología empleada para su organización y
puesta a disposición de la consulta pública, así como anota alternativas para potenciales
usos de ese patrimonio en función de la investigación histórica.
Por último, el texto de Jesús E. Monzón se refiere al procesamiento del fondo
documental del abogado, político e investigador argentino, Jorge Federico Sábato,
donado por su familia a la Biblioteca Nacional (Buenos Aires) y obrante en el sector
Archivos y Colecciones Particulares de esa institución. El artículo destaca las ventajas
de hacer contado con un equipo interdisciplinario ±una archivista, una historiadora y
una antropóloga± para llevara a cabo los procedimientos de organización que
permitieron librar a la consulta pública el mencionado fondo. A partir de las noticias
que ofrece este trabajo y otras novedades comunicadas por la Biblioteca Nacional en
materia de fondos documentales personales, cabe señalar el mérito de una política
institucional altamente auspiciosa en materia de preservación, conservación y custodia
de un patrimonio documental significativo y su puesta a disposición no solamente de los
investigadores sino del más variado universo de usuarios de archivo que pueda albergar
toda sociedad.
La Revista de revistas ha sido dedicada, en esta oportunidad, a publicaciones
periódicas del campo de la historia de las ciencias, para ampliar y corresponder al
panorama planteado en el dossier. Suma 13 títulos entre los que se incluyen 4
publicaciones argentinas, cuyos responsables editoriales son sendas universidades
(Universidad Nacional de La Plata; Universidad Nacional de Quilmes; Universidad
Nacional de San Martín y Universidad Nacional de Tres de Febrero); 1 revista brasileña,
órgano oficial de la Sociedad Brasilera de Historia de la Ciencia; 5 revistas europeas ±
1 alemana, 1 británica, 1 española, 1 italiana y 1 portuguesa± que representan a los más
altos organismos vinculados a los estudios de historia de la ciencia en sus respectivos
países; 1 revista internacional de la especialidad editada por una institución dedicada a
la historia de la ciencia en el ámbito de la Universidad de Tel Aviv (Israel) y 2
publicaciones vinculadas a la Sociedad de Historia de la Ciencia, la más grande del
mundo dedicada a la ciencia, la tecnología y la medicina y sus proyecciones e
interacciones con la sociedad en perspectiva histórica, que se editan o se distribuyen por
la Universidad de Chicago.
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En esta ocasión, la sección Reseñas incluye dos obras que apuntan especialmente a
una problemática vinculada con la investigación en general y con la historia y la
historiografía en particular. Por un lado, la cuestión de las fuentes y los archivos, que en
la reseña del caso, alude al proceso de preservación, conservación y ordenamiento de
fondos fotográficos del Archivo Histórico del Museo de La Plata. Por el otro, la
segunda reseña aborda un libro que recoge reflexiones teóricas y metodológicas a
propósito de la cuestión del transnacionalismo y la globalización, especialmente en el
ámbito de los estudios históricos sobre los procesos de circulación y transferencia
intelectual.
Esta cuarta entrega de la Revista Electrónica de Fuentes y Archivos queda así en
manos de los lectores, y se despide hasta el próximo número
Aurora Ravina
Directora
Córdoba, diciembre de 2013
DOSSIER Los archivos de la ciencia:
Prácticas científicas, cultura material y organización del saber
Coordinación y presentación Irina Podgorny
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Archivo Histórico del Museo de La Plata, Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 16-23 ISSN 1853-4503
Presentación
Irina Podgorny*
Este dossier reflexiona sobre las fuentes que constituyen la base de la historia de la
ciencia tal como se ha entendido en los últimos treinta años. Por ello, antes de
presentarlo, las páginas que siguen contienen un repaso somero de algunos de los
presupuestos que sustentan esta compilación.
La mayoría de los científicos reconoce tácita o explícitamente, que trabajan con
objetos transitorios. En ese sentido, Hans-Jörg Rheinberger hace varios años advirtió
sobre la necesidad de preguntarse qué significa hablar de objetos científicos, a los que
GHQRPLQy� ³REMHWRV� HSLVWpPLFRV�´1 Proponía organizar el trabajo en dos niveles
diferentes, uno correspondiente al del carácter histórico particular de los objetos, el otro
al de las narrativas históricas. Para Rheinberger, la fuerza y la razón de los objetos
epistémicos residían en las conjeturas de aquello que puede ser, de aquello de lo que
mientras está en camino de ser, no puede ser anticipado. Estas entidades no pertenecen
al reino de la objetividad en el sentido de representar algo independiente de nuestras
manipulaciones. Pero tampoco pertenecen al reino de lo deliberadamente construido.
Los objetos científicos empiezan a existir como resultado de acontecimientos sin
precedentes que subvierten las capacidades finitas de la imaginación de un científico,
empapado este de un particular marco de pensamiento y de una cultura experimental
local.
1 Hans-Jörg RHEINBERGER, Toward a history of epistemic things. Synthesizing Proteins in the test tube, Stanford, Stanford University Press, 1997.
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En vez de concentrarse en el desarrollo de conceptos, disciplinas, instituciones o
investigadores individuales, Rheinberger planteaba seguir el desarrollo de los objetos
epistémicos, considerados como objetos materiales de la investigación. Para el
historiador, esto implica situarse en o entre las fronteras: aquellas existentes entre las
técnicas de representación, los sistemas experimentales, las disciplinas académicas
establecidas, los programas institucionalizados y los proyectos individuales. Igualmente,
se trata de abandonar determinadas clasificaciones para situarse en un nivel que las
atraviesa. Hablar de la trayectoria de los objetos de investigación le da la palabra a las
cosas, haciéndolas participantes activos en una conquista de dimensiones trans-
individuales en las cuales los sujetos involucrados no son los únicos actores.
Rheinberger distinguía entre los objetos científicos ±las cosas epistémicas± de los
sistemas experimentales que permiten intervenir, modelar y representarlos. Los sistemas
experimentales incorporan a los objetos científicos en el campo más amplio de la
cultura material y de las prácticas, incluyendo el reino de la instrumentación y de los
medios de inscripción así como los modelos a los cuales estos objetos se conectan y los
conceptos fluctuantes a los que están unidos.
Remarquemos: los trabajos de historia de la ciencia de los últimos años han prestado
atención a las prácticas reales. En este marco, la teoría comparte su importancia con los
encargados de los experimentos, los fabricantes de instrumentos y aparatos obreros
fundamentales de la producción del conocimiento. Una vez aceptado el carácter
asociacionista de la ciencia, se empezó a estudiar el papel de los aficionados o
científicos vocacionales en las prácticas que requirieron de la existencia de extensas
redes de colaboración. La ciencia, en ese sentido, ocurre mucho más allá de las
instituciones y de los espacios tradicionalmente consideradoV� ³FLHQWtILFRV´.2 En este
dossier, con los casos muy concretos de varios coleccionistas de la provincia de Buenos
Aires dedicados a las antigüedades y a los objetos de historia natural, Alejandra Pupio,
arqueóloga de Bahía Blanca, se refiere a una serie de prácticas y actores que, hasta
ahora, no se consideraban protagonistas de la historia de la arqueología y de los museos
en la Argentina. Al invitarlos a formar parte de ella, lejos de juzgarlos, la historia
muestra las aristas, personajes y tradiciones que pueden esconderse tras un objeto o una
colección. 2 0DUWKD� )(+(5�� ³$FHUFD� GHO� SDSHO� DVLJQDGR� DO� S~EOLFR� SRU� ORV� ILOyVRIRV� GH� OD� FLHQFLD´�� -DYLHU�ORDÓÑEZ y Alberto ELENA (comps.), La ciencia y su público: perspectivas históricas, Madrid, CSIC, 1990, pp. 421-443; Patrick 0$&&5$<��³$PDWHXU�VFLHQWLVWV��WKH�LQWHUQDWLRQDO�JHRSK\VLFDO�\HDU��DQG�WKH�DPELWLRQV�RI�)UHG�:KLSSOH´��ISIS, vol. 97, núm. 4, 2006, pp. 634-58.
18
Como comenta Timothy Lenoir, el énfasis en la práctica y en el contexto local
LQLFLDGR�SRU�OD�SULPHUD�JHQHUDFLyQ�GH�HVWXGLRV�GHO�ODERUDWRULR��³ODE�VWXGLHV´��JHQHUy una
nueva ola de investigaciones acerca de las maneras en la que estos distintos dominios de
la práctica se mezclaban localmente entre ellos y se trasladaban globalmente hacia otros
sitios.3 (VWR� GHULYy� HQ� HO� HVWXGLR� GHO� ³WUDEDMR� GH� DUWLFXODFLyQ´� QHFHVDULR� SDUD� XQLU
diferentes mundos sociales y de las redes que se tejen entre prácticas, mundos y actores
sociales heterogéneos que incluyen a la industria y al mercado. Las investigaciones de
Harold Cook, historiador de la medicina, robustecieron una línea de pesquisa donde el
comercio aparece como motor de la ciencia.4 Otras investigaciones, inspirándose en
Derrida, Lacan y Foucault, hicieron énfasis en la materialidad de las inscripciones
literarias y científicas ±que incluyen las marcas gráficas y los medios para producir
signos, tales como determinados pigmentos, los equipos fotográficos y los fonógrafos±
como una precondición y un limitante de otras formas de construcción de sentido.
Lenoir, a estos trabajos, ORV� GHQRPLQD� ³HVWXGLRV� GH� ODV� PDWHULDOLGDGHV� GH� OD�
FRPXQLFDFLyQ´�
En la base de todos ellos estaba el cuestionamiento a las caracterizaciones de la
relación de la teoría con su objeto, donde el instrumento científico y el sistema
experimental aparecían como medios pasivos y transparentes, a través de los cuales se
llegaba a la verdad o se constataba la presencia del objeto. El instrumento ya no se
considera una simple extensión de la teoría, un mero suplemento útil para exteriorizar
un significado ideal contenido en ella.5 En este dossier, algunos de estos aspectos son
analizados en el artículo de Katherine Anderson, historiadora de la Universidad de
York, en Canadá, que ha trabajado intensamente sobre los instrumentos científicos en
las expediciones del siglo XIX y también en la primera mitad del siglo XX.
Al tratar el sistema experimental como un modelo de la teoría, no se lo toma como
una simple expresión, una traducción no problemática de las relaciones y entidades
LGHDOHV�GH�OD�WHRUtD�HQ�HO�OHQJXDMH�³KDUGZDUH´�GHO�VLVWHPD�H[SHULPHQWDO��3RU�HO�FRQWUDULR��
al considerar la red de instrumentalizaciones que median nuestra interacción con la
naturaleza, más que tratar al conocimiento como algo estabilizado por referencia a una 3 Timothy LENOIR, Inscribing Science. Scientific texts and the materiality of communication, Stanford University Press, 1998. 4 Harold John COOK, Matters of exchange: commerce, medicine and science in the Dutch golden age, New Haven, Yale University Press, 2007. 5 $OEHUW�9$1�+(/'(1� \�7KRPDV�+$1.,16�� ³,QWURGXFWLRQ�� ,QVWUXPHQWV� LQ� WKH�+LVWRU\� RI� 6FLHQFH´��Osiris, vol. 9, 1993, pp. 1-6 y Simon SCHAFFER, ³(O� LQYHQWDULR� GHO� DVWUyQRPR�� HO� FRPHUFLR� GH�LQVWUXPHQWRV� FLHQWtILFRV� HQ� &KLQD� \� HO� 3DFtILFR� HQ� HO� VLJOR� ;9,,,´�� Trabajos de cristal. Ensayos de historia de la ciencia, 1650-1900, Madrid, Ambos Mundos, 2011, pp. 285-320.
19
realidad independiente y objetiva anterior al trabajo científico, se tiende a un realismo
pragmático basado en las representaciones de la naturaleza como algo articulado
mediante las tecnologías del experimento y de la intervención. Desde este punto de
vista, solo a través de las máquinas se puede estabilizar no solo las prácticas sino
también una naturaleza capaz de ser teorizada. Friedrich Kittler, teórico alemán de los
medios, fallecido recientemente, con su premisa de que la literatura es una forma
particular del procesamiento, almacenaje y transmisión de datos, apunta que la escritura
se vuelve un canal de información transmitido a través de ³D� GLVFRurse network of
LQVWLWXWLRQV´�� FRPR� ODV� HVFXHODV� \� ODV� XQLYHUVLGDGHV�� UHGHV� TXH� FRQHFWDQ� OLEURV� FRQ�
personas. Este enfoque de la literatura, estudiada a través de las materialidades de la
comunicación y de las tecnologías de los medios, se aplica también a las tecnologías de
inscripción de la ciencia y de la matemática.6
Bruno Latour y su concepto de ³PyYLOHV�LQPXWDEOHV´, publicado en 1983 en la Revue
de synthèse marcó, asimismo, un tipo particular de búsqueda historiográfica. Latour se
refería al fenómeno, por entonces algo olvidado, del transporte o viaje de los objetos y
de los textos en papel (mapas, dibujos o descripciones). Invitaba a reflexionar sobre el
vínculo entre los espacios del campo y el gabinete, su expresión a través de las formas
materiales, las marcas de escritura, los apuntes, las mediciones, los bosquejos, los
elementos característicos y determinantes de la ciencia occidental. Según Latour, la
ciencia moderna se estableció gracias a esta capacidad de producir un saber
normalizado, comunicable y móvil, almacenado en centros de procesamiento o cálculo.
Y, en esa línea, la historiadora francesa Marie-Noëlle Bourguet, hace dos décadas,
estudió el viaje de las plantas y la botánica del siglo XVIII.7 En este dossier el trabajo
de Marcelo Figueroa, historiador de la Universidad de Tucumán, nos muestra, en
6 FI��FRQ�³'LVFRXUVH�1HWZRUNV�����������´�R�³$XIVFKUHLEHV\VWHPH����������´�GH�)ULHGULFK�.,77/(5, WDPELpQ�³8QLYHUVLWLHV��:HW��+DUG��6RIW��DQG�+DUGHU´��Critical Inquiry, vol. 31, núm. 1, 2004, pp. 244-255, y la producción del IKKM en Weimar http://www.ikkm-weimar.de/home/prm/43/0/index.html Ver, por ejemplo, el último número de la Zeitschrift für Medien- und Kulturforschung, dedicada a analizar las GLIHUHQFLDV� \� VLPLOLWXGHV� HQWUH� OD� ³$17´�í7HRUtD�GH� ³$FWRU�1HWZRUN´í� \� OD� WHRUtD� DOHPDQD�GH�PHGLRV�http://www.ikkm-weimar.de/publications/journal/prm/180/cs__12/index.html En castellano puede consultarse el dossier publicado en la Revista Redes vol. 28 (Universidad de Quilmes) en el año 2009, ³8Q� &ROyQ� SDUD� ORV� GDWRV´�� HGLWDGR� SRU� 6LOYLD� )(+50$11�� ,�� 32'*251<� \� :ROIJDQJ�SCHAEFFNER. 7 %UXQR� /$7285�� ³'UDZLQJ� WKLQJV� WRJHWKHU´��0�� /<1&+� \�6��:22/*$5� �HG���� Representation in scientific practice, Cambridge, The MIT Press, 1990, pp.19-68 ; Marie-1RsOOH�%285*8(7��³/D�FROOHFWH�du monde: voyage et histoire naturelle (fin XVIIème siècle-GpEXW� ;,;qPH� VLqFOH�´�� &ODude BLANCKAERT y AAVV (comp.), Le Muséum au premier siècle de son histoire, Paris, Muséum 1DWLRQDO�G¶+LVWRLUH�1DWXUHOOH��������SS�����-196. En castellano y portugués, se puede consultar la revista brasileña Manguinhos que, en 2008, dedicó un dossier al temD�³&DPLQRV��&RPXQLFDFLRQHV�\�&LHQFLDV´�
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cambio, el camino ya no de las plantas, sino de los animales americanos hacia los
gabinetes de historia natural de la Península Ibérica.
Otro aporte, representado en el dossier por Francesco de Ceglia, historiador de la
Universidad de Bari, procede de la línea que analiza la relación entre imagen y saber,
ciencia y arte, originada en la conjunción de distintas vertientes y tradiciones
académicas cuyas trayectorias, en esta introducción, serían difíciles de resumir. Sin
dudas, quien lo intentara, debería incluir a historiadores del arte y de la ciencia, entre los
que se cuentan, entre otros, Martin Rudwick, historiador de las ciencias de la Tierra, con
su famoso artículo sobre la emergencia del lenguaje visual de la geología y el
historiador italiano Giuseppe Olmi con su fino trabajo, iniciado en la década de 1970,
sobre el desarrollo de la historia natural y la relación arte y ciencia en la modernidad.8
Olmi ya destacaba que la técnica xilográfica y la acuarela permitían traducir las palabras
en cosas; las figuras, además de proveer precisión descriptiva, viajaban con la misma
facilidad que el papel y las cartas y permitían la transferencia de conocimiento de
lugares distantes. En este marco, tampoco habría que olvidar el impacto de Svetlana
Alpers o el de Gottfried Böhm, (http://eikones.ch/eikones/introduction.html?L=1 ) y la
consolidación, a fines del siglo XX, de la línea de Horst Bredekamp, expresada a través
de Bildwelten des Wissens (un nombre que podría traducirse ±malamente± FRPR�³/RV�
PXQGRV�GH�OD�LPDJHQ�GHO�VDEHU´���VHULH�SHULyGLFD�TXH�DSDUHFLy�HQ�%HUOtQ�HQ������\�TXH�
ya cuenta con casi veinte volúmenes.
Buscando ir más allá de las historias institucionales, de la historia de las ideas o la
crítica ideológica (sobre este tema ver el trabajo de Máximo Farro incluido en el
dossier), el énfasis en la cultura material de las prácticas científicas llevó a redescubrir
un mundo que trascendía los textos y los datos estadísticos de los archivos. Si las
prácticas intelectuales se organizaban en torno de las cosas, se volvía importante, como
se ve en el dossier, tratar de recuperar aquello que el devenir de las propias disciplinas
había arrojado, con suerte, al olvido. Las colecciones de instrumentos, libros, recortes
de diario o de huesos, los frascos con animales en formol, los herbarios, las imágenes y
los espacios de la ciencia han cobrado un significado diferente. Hoy muy pocos
investigadores hacen historia de la ciencia sin referirse a ellos. Las colecciones
empezaron a provocar nuevas preguntas sobre cómo esas cosas, clasificadas y 8 0DUWLQ� -��6��58':,&.��³7KH�(PHUJHQFH�RI�D�9LVXDO�/DQJXDJH� IRU�*HRORJLFDO�6FLHQFH�����-����´��History of Science, vol. 14, 1976, pp. 149-195; Giusepe OLMI, Lucia TONGIORGI TOMASI y Gianfranco FOLENA, De piscibus la bottega artistica di Ulisse Aldrovandi e l'immagine naturalistica. Roma, Edizioni dell'Elefante, 1993.
21
dispuestas de determinada manera, se podían relacionar con el orden del saber y de la
información. Ya no importa solamente el contenido de las libretas de campo: interesa
también la forma del cuaderno, cómo se anota y en qué condiciones, cómo se logra
condensar el mundo en el espacio del papel.9 De esta manera, una de las preguntas de la
historia de la ciencia contemporánea es cómo esas libretas, esos objetos, instrumentos,
laboratorios, museos, estanterías, gabinetes, intervinieron en la definición de una
determinada manera de pensar la naturaleza y la historia.
Estas nuevas persSHFWLYDV�SURYRFDURQ��DGHPiV��HO�VXUJLPLHQWR�GH�QXHYRV�³DUFKLYRV´�
R�� PHMRU� GLFKR�� HO� SUREOHPD� GH� FyPR� FRQVHUYDU� DTXHOORV� PDWHULDOHV� ³QR� WH[WXDOHV´�
fundamentales para escribir la historia de la ciencia entendida de esta manera. Mucho se
ha perdido, claro está: los científicos, los coleccionistas, los filósofos naturales o sus
herederos, hayan sido estos institucionales o familiares, no estaban dispuestos a convivir
con algo que representaban mero desecho o, en el mejor de los casos, las etapas
superadas de un saber renovado o los restos de los intereses de un antepasado
excéntrico. Esas cosas, como cualquier archivero o conservador de colecciones sufre y
reconoce, ocupan lugar, un lugar que pocos están naturalmente dispuestos a ceder a los
fantasmas del pasado.
El establecimiento y conservación de esas fuentes, esos materiales, esas colecciones,
representan un parámetro del grado de institucionalización de la historia de la ciencia y
de sus prácticas en los distintos contextos aquí analizados.10 En ese marco, el trabajo de
los investigadores alemanes Cornelia Weber y David Ludwig, o el de la historiadora
portuguesa Marta Lourenço sobre las colecciones universitarias utilizadas (y
descartadas) de la enseñanza se pueden relacionar con la investigación de Susana
Valeria García y Gabriela Mayoli sobre las colecciones pedagógicas en la Argentina, y
con el caso desarrollado por Paolo Galimberti, Antonia Franchini y Alessandro Porro
sobre las colecciones anatómicas e iconográficas de un hospital de Milán. Todos
comparten el problema señalado más arriba, el difícil equilibrio ligado a la pregunta de
qué conservar en una cultura que oscila entre el descarte y la conservación
indiscriminada, entre la producción de cada vez más remanentes tecnológicos, 9 (VWRV� WUDEDMRV� VREUH� ³SDSHU-ZRUN´� \� ³QRWH-WDNLQJ´� KDQ� LQVSLUDGR� XQD� DEXQGDQWH� ELEOLRJUDItD�� YHU� SRU�HMHPSOR�$QQ�%/$,5��³+XPDQLVW�0HWKRGV� LQ�1DWXUDO�3KLORVRSK\�� WKH�&RPPRQSODFH�%RRN´��Journal of the History of Ideas, vol. 53, núm. 4, 1992, pp. 541-551 y ³1RWH� WDNLQJ� DV� DQ� $UW� RI� 7UDQVPLVVLRQ´��Critical Inquiry, vol. 31, 2004, pp. 85-107; /RUUDLQH�'$6721��³7DNLQJ�1RWH�V�´��ISIS, vol. 95, núm. 3, 2004, pp. 443-8. 10 Ver el dossier publicado recientemente sobre estos temas por Nicholas JARDINE y Lydia WILSON ³5HFHQW�0DWHULDO�+HULWDJH�RI�WKH�6FLHQFHV´��Studies in History and Philosophy of Science Part A, vol. 44, núm. 4, 2013. Agradezco la referencia a M. Farro.
22
materiales, etc. y la transformación de los mismos en algo significativo para recordar el
pasado en un futuro que se vive como cada vez más cercano. La producción de nuevos
archivos de la ciencia quizás pueda relacionarse con lo que Lorraine Daston, para otro
momento histórico y para hablar de la consolidación de la objetividad como valor de la
FLHQFLD�� OODPy� HO� ³YpUWLJR� GHO� SURJUHVR� FLHQWtILFR´�11 Dicha velocidad y los cambios
aparecen también en los artículos de Silvia Fernanda de M. Figueirôa, Neire do Rossio
Martins y Drielli Peyerl sobre las ciencias en Brasil y en el de Maria Fernanda Rollo,
Ribeiro, Meireles y Tiago Brandão sobre las ciencias en Portugal.
Resumiendo, el dossier reúne dos tipos de trabajo: por un lado, presenta diversos
archivos institucionales, destacando el tipo de fuentes que contienen y su relevancia
específica, como los archivos del Museo Etnográfico (Facultad de Filosofía y Letras,
UBA, Andrea Pegoraro, Vivian Spoliansky). Por otro, varios reflexionan sobre las
fuentes, los repositorios documentales y las colecciones en la historia de la ciencia,
tanto en la Argentina como en otros países de América y el resto del mundo. Como
corolario, el trabajo de Guillermo Ranea sobre las transcripciones y el pasaje a otro
sustrato de la enorme base documental de Leibniz, resguardada en Hannover, nos
recuerda, además, algo central para todos los historiadores del pasado, del presente y,
esperemos, del futuro: la importancia de contrastar las fuentes y de reconocer que ellas
no hablan sin nuestra intervención.
Un aspecto no menor del dossier consiste en la diversidad de idiomas. Las
historiografías provincianas o nacionales tendieron a relegar a un segundo plano el
carácter internacional de las ciencias y la necesidad imperiosa de transitar por diversos
idiomas y tradiciones académicas, condición fundamental para la circulación e
intercambio de objetos e ideas.12 Como menciona Peter Galison,13 qué entienden, cómo
se comunican los agentes involucrados ±entre los que se cuentan el lector de estas líneas
y quien las escribe± es otra cuestión. Pero, sin embargo, hacer ciencia, escribir historia y
11 9HU� WDPELpQ�/RUUDLQH�'$6721�� ³2EMHFWLYLW\� DQG� WKH�(VFDSH� IURP�3HUVSHFWLYH´��0DULR�%,$*,2/,��(ed.) The Science Studies Reader, Nueva York, Routledge, 1999, pp. 110-123. 12 A este respecto, o mejor dicho, acerca de los problemas de la tradición estadounidense en historia de la ciencia, ver José M. LÓPEZ PIÑERO�� ³/D� WUDGLFLyQ� GH� OD� KLVWRULRJUDItD� GH� OD� FLHQFLD� \� VX� FR\XQWXUD�DFWXDO�� ORV� FRQGLFLRQDQWHV� GH� XQ� FRQJUHVR´�� $QWRQLR� /$)8(17(�� $OEHUWR� (/(1$� \� 0D�� /XLVD�ORTEGA (eds.), Mundialización de la ciencia y cultura nacional, Madrid, UAM/Doce Calles, 1993, pp. 23-49. 9HU� WDPELpQ�� ,ULQD� 32'*251<�� ³(O� HVSDxRO� GH� OD� DUTXHRORJtD�� µQR� VH� YHD� HQ� HOOD� XQ� WUDEDMR�OLWHUDULR¶´�� Congreso de la Lengua de Valladolid, 2001, accesible a través de: http://congresosdelalengua.es/valladolid/ponencias/nuevas_fronteras_del_espanol/2_el_espanol_de_la_ciencia/podgorny_i.htm 13 3HWHU�*$/,621��³7UDGLQJ�]RQH��FRRUGLQDWLQJ�DFWLRQ�DQG�EHOLHI´��0DULR�%,$*,2/,��HG����The Science Studies Reader, Nueva York, Routledge, 1999, pp. 137-160.
23
producir conocimiento ocurre de esta manera, recombinando palabras que, como las
cosas, proceden de contextos historiográficos, lingüísticos y culturales diferentes.
Para finalizar, agradezco a Aurora Ravina la invitación a coordinar este dossier y al
HTXLSR� GHO� &HQWUR� GH� (VWXGLRV� +LVWyULFRV� ³&DUORV� 6HJUHWL´� OD� D\XGD� EULQGDGD� SDUD�
coordinar las evaluaciones y su formato final que, sin la colaboración y el entusiasmo de
los autores, hubiese sido imposible. Mis agradecimientos también para María Isabel
Martínez Navarrete y M. Margaret Lopes por sus sugerencias y ayuda en el armado del
temario. Este trabajo forma del PIP 0116 del CONICET.
* Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur (UNS).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 24-33 ISSN 1853-4503
Archivos para una historia de la práctica de la arqueología
María Alejandra Pupio*
Resumen En este trabajo se analizarán las posibilidades que los archivos de correspondencia brindan para
el estudio de la práctica de la arqueología en la Argentina en la primera mitad del siglo XX. El
intercambio de cartas existentes en archivos personales, municipales y de museos universitarios
permitió mostrar que hasta mediados del siglo XX la arqueología requería de la activa
participación de científicos vocacionales para la localización de sitios y el envío de materiales e
información. Por otro lado, el intercambio epistolar enseñó el tipo de relaciones establecidas
entre aficionados, y entre estos y los profesores universitarios.
Palabras clave: historia de la arqueología - aficionados - correspondencia particular e institucional
- archivos administrativos
Abstract The aim of this paper it to analyse the possibilities that epistolary archives offers for the study of
the Argentinean´s archaeological practices during the first half of the XXth century. The analysis of
letters from personal, municipal archives and university museums shows that there was a great
interchange between different actors and that the archaeology requested the active participation of
scientists vocational in the sites localization as well as in the sending of materials and information.
Also, from the epistolary exchange analysis it could be described the kind of relations set among
amateurs and between them and the university professors.
Key words: history of archaeology - amateurs - institutional and private correspondence -
administrative archives
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Fecha de recepción: 07/09/2013
Fecha de aceptación: 05/12/2013
Como otros autores han recordado, el prehistoriador francés André Leroi-Gourhan, a
mediados del siglo XX, reconocía que la práctica de la prehistoria era llevada a cabo por
tres grupos: los profesionales, los grandes y los pequeños amateurs, el grupo
numéricamente más importante.1 Leroi-Gourhan afirmaba �� ³1RWUH� PLOLHX� GH�
SUpKLVWRULHQV� HVW� GRQF� XQ� PLOLHX� IRQFLqUHPHQW� FRPSRVp� G¶DPDWHXUV� GRQW� OD� IRUPDWLRQ�
scientifique est très variable.´2 Recién en los inicios de la década de 1980, ese
reconocimiento tendría implicancias en la historiografía sobre las ciencias en general y
la arqueología en particular. Por un lado, autores como Stebbins le dedicaban dos
artículos a la ciencia vocacional, examinando las rutinas de los aficionados en la
arqueología y la astronomía.3 Otro impulso vendría de la historiografía, que en los
últimos treinta años, ha destacado el lado transnacional, cooperativo y asociacionista de
la práctica de la ciencia y se ha preguntado por el papel que los filósofos de la ciencia le
KDQ� RWRUJDGR� DO� ³S~EOLFR´�� PiV� DOOi� GH� PHUR� HVSHFWDGRU� R� FRQVXPLGRU� GH� ODV� LGHDV�
producidas por otros.4 Eso ha implicado, entre otras cosas, reconocer que tras los
nombres de las figuras como Darwin, Linneo, Cuvier o Lamarck se esconde una
inmensa red de proveedores de datos, dibujos y objetos.5 No solo eso: el énfasis puesto
en los últimos tiempos en la circulación del conocimiento, ha puesto de relieve que 1 Irina PODGORNY, El sendero del tiempo y de las causas accidentales. Los espacios de la prehistoria en la Argentina, 1850-1910, Rosario, Prohistoria, 2009, p. 21. 2 André LEROI-GOURHAN, Les fouilles préhistoriques (technique et méthodes), Paris, Editiones A. Et J. Picard Et Cie, 1950, p. 1. 3 5REHUW� 67(%%,16�� ³$YRFDWLRQDO� VFLHQFH�� 7KH� $PDWHXU� URXWLQH� LQ� $UFKDHRORJ\� DQG� $VWURQRP\´��International Journal of Comparative Sociology, núm. 21, 1980, pp. 34-48; Robert STEBBINS, ³$PDWHXU�DQG�3URIHVVLRQDO�$VWURQRPHUV��$�VWXG\�RI�WKHLU�LQWHUUHODWLRQVKLSV´��Urban Life, núm. 10, 1982, pp. 433-454; /DXUD�0,277,�H�,ULQD�32'*251<��³8QD�IOHFKD�HQ�PL�VRSD: la percepción del pasado en la UHJLyQ� GHO� 'HVHDGR�� 6DQWD� &UX]´�� Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano, núm. 16, 1995, pp. 343-356; $OHMDQGUD��383,2��³&ROHFFLRQLVWDV�GH�REMHWRV�KLVWyULFRV��arqueológicos y de ciencias naturales en museos municipales de la provincia de Buenos Aires en la GpFDGD�GH�����´��História, Ciências, Saúde ±Manguinhos, núm. 12, 2005, pp. 205-229. 4 0DUWKD� )(+(5�� ³$FHUFD� GHO� SDSHO� DVLJQDGR� DO� S~EOLFR� SRU� ORV� ILOyVRIRV� GH� OD� FLHQFLD´�� -DYLHU�ORDÓÑEZ y Alberto ELENA (comps.), La ciencia y su público: perspectivas históricas, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1990, pp. 421-443. 5 Pietro CORSI, The Age of Lamarck: Evolutionary Theories in France, 1970-1983, Berkeley, The University of California Press, 1988; Staffan MÜLLER-:,//(��³&ROOHFWLRQ�DQG�&ROODWLRQ��7KHRU\�DQG�3UDFWLFH� RI� /LQQDHDQ� %RWDQ\�´� Studies in History and Philosophy of the Biological and Biomedical Sciences, núm. 38, 2007, pp. 541±562; Martin RUDWICK, Georges Cuvier, Fossil Bones, and Geological Catastrophes. New Translations and Interpretations of the Primary Texts, Chicago, University of Chicago Press, 1997.
26
estos agentes deben formar parte de una historia del saber que verdaderamente se precie
de tal.
Esta tradición tiene ya cierta trayectoria en la Argentina, iniciada en la década de
1990 con los trabajos dedicados a las prácticas científicas y a los espacios del saber de
fines del siglo XIX y principios del XX. Como han señalado algunos autores los
objetos, para constituirse en objetos científicos, requirieron su transformación en papel.6
Es más, la práctica de la ciencia �como se la conoce hasta ahora� no existiría sin el
papel que favoreció el intercambio y circulación de objetos, ideas y libros, la formación
de colecciones y sus catálogos, el registro del trabajo de campo, instruir a los
observadores y obtener sus respuestas. Gracias al corpus de documentos que ha
sobrevido, hoy se pueden reconstruir historias institucionales pero también las redes de
sociabilidad científica, incluyendo la relación entre los profesores, los corresponsales y
los comerciantes de objetos de historia natural.7
En lo que respecta a la arqueología, esta perspectiva se desarrolló paralelamente a
una historia de la disciplina iniciada en la década de 1980, escrita principalmente por
arqueólogos, con otras preguntas, donde las fuentes privilegiadas fueron casi con
exclusividad las publicaciones de los investigadores y, en menor medida, la
documentación existente en archivos universitarios. Esto dio como resultado una
historia de la disciplina centrada en la trayectoria de los profesores, generalmente de los
institutos de investigación de Buenos Aires, La Plata y Córdoba y donde se trataba de
recorrer un devenir científico a través de períodos o etapas que se sucedían unos a otros.
6 ,ULQD�32'*251<�� ³0HUFDGHUHV�GHO� SDVDGR��7HRGRUR�9LODGHUEy��3HGUR�GH�$QJHOLV� \� HO� FRPHUFLR�GH�huesos y documentos en el Río de La Plata, 1830-����´��Circumscribere International Journal for the History of Science, núm. 9, 2011, pp. 29-77. 7 Andrea PEGORARO, Las colecciones del Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires: un episodio en la historia del americanismo en la Argentina, 1890-1927, Tesis doctoral sin publicar, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 2009; Irina PODGORNY y 0DULD�0DUJDUHW�/23(6��³7UD\HFWRULDV�\�GHVDItRV�GH�OD�KLVWRULRJUDItD�GH�ORV�PXVHos de historia natural en $PpULFD� GHO� 6XU´�� Anais do Museu Paulista, vol. 21, núm. 1, 2013, pp. 15-25; Máximo FARRO, La formación del Museo de La Plata. Coleccionistas, comerciantes, estudiosos y naturalistas viajeros a fines del siglo XIX, Rosario, Prohistoria, 2009; Irina PODGORNY, El argentino despertar de las faunas y de las gentes prehistóricas. Coleccionistas, museos y estudiosos en la Argentina entre 1880 y 1910, Buenos $LUHV��(XGHED�/LEURV�GHO�5RMDV��������,ULQD�32'*251<��³$QWLJ�HGDGHV�LQFRQWURODGDV. La arqueología en la Argentina, 1910-����´�� )HGHULFR� 1(,%85*� \� 0DULDQR� 3/27.,1� �FRPSs.), Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina, Buenos Aires, Paidós, 2004, pp. 147-�����,ULQD�32'*251<��³0RPLDV�TXH�KDEODQ��&LHQFia, colección de cuerpos y experiencias con la vida y OD�PXHUWH�HQ�OD�GpFDGD�GH�����´��Prismas, núm. 12, 2008, pp. 49-����,ULQD�32'*251<��³0HUFDGHUHV�GHO�pasado: Teodoro Viladerbó, Pedro de Angelis y el comercio de huesos y documentos en el Río de La Plata, 1830-����´��Circumscribere International Journal for the History of Science, núm. 9, 2011, pp. 29-77.
27
Las ideas se reemplazaban según una dinámica de avance y progreso en la
investigación.
Pero dentro del marco centado en prácticas y objetos, donde también se estudia la
superposición de tradiciones científicas diferentes en un mismo momento histórico, el
énfasis se ha puesto en la relación entre las prácticas profesionales y las de los
científicos vocacionales, retomando las ideas de Robert Stebbins.8 El análisis de los
sistemas de reciprocidad entre ambos tipos de científicos (con todos los matices que
puede haber entre ambas categorías) está bien documentado para fines del siglo XIX,
pero extender su estudio a las décadas de 1940 y 1950 requirió consultar archivos que
no habían sido reconocidos previamente como fuentes documentales para la historia de
ciencia.9 Sin embargo, coincidimos con McCray cuando señala que los historiadores
están dispuestos a reconocer el papel de los científicos aficionados de períodos de poca
definición profesional, pero que aún vale la pena profundizar en las prácticas
vocacionales del siglo XX, que, por ahora, no han merecido toda la atención que
corresponde.10 Por un lado, es probable, que las historiografías disciplinarias, centradas
como están en la profesionalización, prefieran olvidar este lado de la práctica de la
ciencia. Pero quizás el problema resida en una cuestión de índole artchivística: ¿cuáles
son las fuentes y los repositorios que contienen el testimonio de estas prácticas? Las
instituciones por casualidad o por política, tienden a conservar sus archivos
administrativos más allá de la vida de los agentes involucrados. Los aficionados o
científicos vocacionales ±sean del siglo que sean� han dejado, en cambio, un tipo de
huella mucho más endeble. En este trabajo presentamos nuestra investigación sobre la
práctica de la arqueología en las décadas de 1940 y 1950 teniendo en cuenta el papel de
los científicos aficionados y las fuentes utilizadas.
Para reconstruir la topografía de la práctica científica amateur por fuera de las
instituciones metropolitanas se recurrió a distintos repositorios privados y públicos
relevando especialmente un tipo particular de documento: la correspondencia de los
8 5REHUW� 67(%%,16�� ³Avocational science«´� FLW��� 5REHUW� 67(%%,16�� ³$PDWHXU� DQG� 3URIHVVLRQDO�Astronomers«´�FLW�� 9 Máximo FARRO, La formación del Museo de La Plata«FLW�; Irina PODGORNY, ³6HU� WRGR�\�QR�VHU�QDGD�� 3DOHRQWRORJtD� \� WUDEDMR� GH� FDPSR� HQ� OD� 3DWDJRQLD� DUJHQWLQD� D� ILQHV� GHO� VLJOR� ;,;´�� 6HUJLR�VISACOVSKY y Rosana GUBER (comp.), Historia y estilos de trabajo de campo en Argentina, Buenos Aires, Antropofagia, 2002, pp. 31-77; Irina PODGORNY, ³/D�SUXHED�DVHVLQDGD��(O�WUDEDMR�GH�FDPSR�\�ORV�PpWRGRV�GH�UHJLVWUR�HQ�OD�DUTXHRORJtD�GH�ORV�LQLFLRV�GHO�6LJOR�;;´��&DUORV�/Ï3(=�%(/75$1�\�)ULGD�GORBACH (comps.), Saberes Locales. Ensayos sobre historia de la ciencia, México, El Colegio de Michoacán, 2008, pp. 169-205; Irina PODGORNY, ³0HUFDGHUHV�GHO�SDVDGR«´�FLW�� 10 3DWULFN�0&&5$<��³$PDWHXU�VFLHQWLVWV�� WKH�,QWHUQDWLRQDO�*HRSK\VLFDO�<HDU��DQG�WKH�DPELWLRV�RI�)UHG�:KLSSOH´��Isis, núm. 97, 2006, pp. 634-58.
28
coleccionistas y de los científicos vocacionales. Para esto se consultó el Archivo
Histórico del Museo de La Plata de la Universidad Nacional de La Plata y se analizó la
correspondencia enviada y recibida entre las décadas de 1930 y 1950 ±cuando los
Departamentos de Antropología y Arqueología de la Facultad de Ciencias Naturales y
Museo de la Universidad Nacional de La Plata estuvieron a cargo de Milcíades Alejo
Vignati y Fernando Márquez Miranda�.11 Pero para entender el papel de los científicos
vocacionales de las ciudades de provincia se consultaron los archivos administrativos
producidos en la década de 1950 en los museos públicos municipales de las localidades
bonaerenses de Bahía Blanca (Museo y Archivo Histórico), Salliqueló (Museo Histórico
y de CieQFLDV� 1DWXUDOHV��� 7UHQTXH� /DXTXHQ� �0XVHR� +LVWyULFR� 5HJLRQDO� ³*HQHUDO�
&RQUDGR�9LOOHJDV´�� \�&DUPHQ�GH�3DWDJRQHV� �0XVHR�+LVWyULFR�5HJLRQDO�³)UDQFLVFR�GH�
9LHGPD´���$�ORV�DUFKLYRV�GH�FRUUHVSRQGHQFLD�GH�ORV�DPDWHXUV��FRQYHUWLGRV�HQ�GLUHFWRUHV�
de esos museos locales, se sumó el hallazgo de los archivos personales de los
aficionados de las ciudades de Rivera, Bahía Blanca y Laprida, todas localizadas en la
provincia de Buenos Aires. El análisis de las cartas entre científicos vocacionales y
entre estos y los profesores universitarios permitió reconstruir el espacio fronterizo de
las prácticas de recolección, traslado, circulación, interpretación y exhibición de los
objetos arqueológicos.12 Al mismo tiempo se pudieron reconocer las relaciones
personales y profesionales que la escritura epistolar iba creando.
Los archivos
El intercambio epistolar facilitó dos niveles de observación, uno de escala más
amplia, se refiere al análisis de la acción de los científicos vocacionales en las
11 Milcíades Alejo Vignati (1895-1978) egresó en 1915 como Maestro y en 1918 como Profesor de ciencias. Fue docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA hasta 1930 y a partir de ese momento de la Universidad Nacional de La Plata. Fernando Márquez Miranda (1897-1961). Abogado de profesión, se recibió de Doctor en Filosofía y Letras (con una tesis sobre arqueología argentina) en la Universidad Central de Madrid en 1936. Inició su carrera docente en 1923 como profesor de Prehistoria Argentina y Americana en Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de esa universidad. Continuó con sus cargos docentes y como Jefe del Departamento de Arqueología y Etnografía de la UNLP hasta su muerte. 12 'DYLG� /,9,1*6721(�� ³7KH� VSDFHV� RI� NQRZOHGJH�� FRQWULEXWLRQV� WRZDUGV� D� Kistorical geography of VFLHQFH´�� Environment and Planning D: Society and Space, vol. 13, núm.1, 1995, pp. 5-34; David LIVINGSTONE, Putting Science in Its Place: Geographies of Scientific Knowledge. Chicago, University of Chicago Press, 2003; Simon NAYLOR, ³,QWURGXFWLRQ�� KLVWRULFDO� JHRJUDSKLHV� RI� VFLHQFH� -places, FRQWH[WV��FDUWRJUDSKLHV´��BJHS, vol.38, núm.1, 2005, pp. 1-����$GL�23+,5�\�6WHYHQ�6+$3,1�³7KH�3ODFH�RI�.QRZOHGJH��$�0HWKRGRORJLFDO�6XUYH\´��Science in Context, vol. 4, núm. 1, 1991, pp. 3-21.
29
provincias y los territorios nacionales y su relación con los profesores universitarios. El
otro, a la red de sociabilidad que se estableció entre los aficionados a la arqueología y a
la historia del sur de la provincia de Buenos Aires.
De la correspondencia analizada en el Archivo Histórico del Museo de la Plata
surgen los distintos motivos que originan la comunicación con la institución: el
ofrecimiento de objetos para la venta, donación, canje, el envío de materiales para su
estudio, la solicitud de información o materiales de exposición y el aviso de nuevos
hallazgos.13 Por otro lado, teniendo en cuenta la frecuencia, duración y características
del intercambio epistolar, se pudo reconocer el tipo de aficionado de acuerdo a su papel
en la conformación de colecciones. Los coleccionistas que se dedicaban a la recolección
sistemática de material y que escribían regularmente a los profesores se distinguen de
aquellos vecinos entusiastas que por única vez ofrecían algo que consideraban
importante para la ciencia. A esto se sumó la posibilidad de entender el tipo de relación
establecida entre las partes, que aunque jerárquica, desencadenó en vínculos de
camaradería, luego transformados en ayuda para la localización, la excavación y la
conservación de los materiales arqueológicos. Los responsables de los museos
consolidaron el sistema de corresponsales, que colocaba a algunos de estos
coleccionistas como intermediarios entre los vecinos y los arqueólogos. Los datos
ofrecidos por coleccionistas y aficionados configuraban una suerte de mapa
arqueológico del cual se servían los profesionales para conocer nuevas áreas, para
confirmar datos o para continuar el trabajo en un yacimiento determinado.14 En este
sentido la comunicación con los lugareños fue parte de la práctica de la arqueología, que
permitía obtener datos de campo en un contexto donde las exploraciones científicas
subsidiadas por las instituciones universitarias no alcanzaban.
Un segundo nivel de análisis estableció el funcionamiento de una red de sociabilidad
entre los aficionados y los coleccionistas del sudoeste bonaerense, algunos de los cuales
mantuvieron relación con los profesores universitarios.15 Esto pudo detectarse a partir
del relevamiento inicial de la documentación existente en el archivo administrativo del
Museo Histórico de Bahía Blanca. A través de la correspondencia de su primer director 13 AlejDQGUD��383,2��³&ROHFFLRQLVWDV��DILFLRQDGRV�\�DUTXHyORJRV�HQ�OD�FRQIRUPDFLyQ�GH� ODV�FROHFFLRQHV�arqueológicas del Museo de La Plata, Argentina (1930-�����´�� $OGD� +(,=(5� \� 0DUJDUHW� /23(6�(comp.), &ROHFFLRQLVPRV�� 3UiFWLFDV� GH� FDPSR� H� UHSUHVHQWDذ}HV, Paraíba, Universidad Estadual da Paraíba, 2011, pp. 269-280. 14 Ibid. 15 $OHMDQGUD� 383,2�� ³&ROHFFLRQLVWDV� GH� REMHWRV� KLVWyULFRV�� DUTXHROyJLFRV� \� GH� FLHQFLDV� QDWXUDOHV� HQ�museos municipales de la provincia GH�%XHQRV�$LUHV�HQ�OD�GpFDGD�GH�����´��História, Ciências, Saúde ±Manguinhos, núm. 12, 2005, pp. 205-229.
30
Antonio Crespi Valls se observó la relación entre este funcionario y otros aficionados
que establecieron lazos de cooperación para el intercambio de información, de
bibliografía y de materiales.16 La identificación de esta red no significa que cada uno de
los integrantes no formara parte de otras tantas o estableciera relaciones epistolares con
otros científicos vocacionales y profesionales.
A partir de este primer repositorio documental se localizaron y analizaron los
archivos de aquellos aficionados que conformaron esa red. En su mayoría se trató de
archivos administrativos municipales o provinciales. Esto se debió a que los miembros
de esta red transfirieron sus colecciones particulares al espacio público a través de la
creación de museos privados y públicos, muchos de los cuales estuvieron en
jurisdicción municipal, mientras que algunos pasaron a la administración provincial.17
En Buenos Aires este proceso fue especialmente incentivado con la creación de la
Dirección de Museos Históricos, en 1950, organismo dependiente del nuevo Ministerio
de Educación de la provincia. En este contexto de expansión de los museos
provinciales, el organismo centralizó y distribuyó información también a los museos
locales, públicos y privados, organizó reuniones técnicas e implementó el Censo de
Bienes del estado (1953) para los bienes museográficos.
En este proceso algunos aficionados se convirtieron en funcionarios públicos como
directores de estas nuevas instituciones mientras continuaban con sus rutinas como
coleccionistas. De esta manera la práctica de la arqueología y de la museología se
convertían en saberes de los municipios aunque, como señalaron Plotkin y Zimmerman,
aún dentro de la estructura del estado estos museos eran zonas fronterizas entre el
espacio estatal y extra estatal.18 En este sentido compartían las mismas prácticas de
campo, de conservación y de exhibición de los aficionados que poseían colecciones en
sus casas o museos privados. Por esta razón, las relaciones establecidas epistolarmente
16 Los coleccionistas que formaron la red de sociabilidad reconstruida fueron Emma Nozzi de Carmen de Patagones, Luis Scalese de Trenque Lauquen, Gabriel Campomar Cervera de Salliqueló y Antonio Crespi Valls de Bahía Blanca. Todos transfirieron sus colecciones para la creación de museos en estos municipios y pasaron a ser sus primeros directores. $OHMDQGUD�383,2��³&ROHFFLRQLVWDV�GH�REMHWRV«´�FLW�� 17 Aunque no era un fenómeno nuevo en la provincia de Buenos Aires, en la década de 1950 a creación de museo adquiría en este momento un relieve y características distintivas. En efecto, desde que en 1872 se fundó el primer museo municipal hasta fines de la década de 1940, abrieron sus puertas diecisiete museos municipales de historia y de ciencias naturales, diez privados y siete municipales, mientras que sólo en los diez años siguientes lo hicieron nueve estatales y seis privados. $OHMDQGUD� 383,2�� ³&ROHFFLRQLVWas de objetos«´�FLW�� 18 %HQ� 0DULDQR� 3/27.,1� \� (GXDUGR� =,00(50$11�� ³,QWURGXFFLyQ�� 6DEHUHV� GH� (VWDGR� HQ� OD�$UJHQWLQD�� VLJORV� ;,;� \� ;;´�� %HQ� 0DULDQR� 3/27.,1� \� (GXDUGR� =,00(50$11� �FRPSs.), Los saberes del estado, Buenos Aires, Edhasa, 2012, pp. 9-28.
31
permitieron localizar archivos personales de cartas y documentos inéditos de
aficionados que complejizaron y enriquecieron este análisis.19
Los museos públicos adquirieron las prácticas de la burocracia de la administración
así como de la tradición de registro de museos y archivos para el inventario y
circulación de las colecciones.20 Estas instituciones generaron dos tipos de documentos,
guardados en repositorios diferentes dentro de la estructura municipal y con diferentes
estados de integridad. Por un lado, los archivos de correspondencia interna y externa,
carpetas de recortes de prensa, fotografías, facturas de compra de mobiliario, libros,
materiales para el museo y todo tipo de documentación vinculada con el manejo de
colecciones, su circulación y su exhibición. Estos documentos se archivaron y
conservaron en la oficina que les dio origen, en estos casos los museos históricos y/o de
ciencias naturales. Aún hoy no existen normas administrativas que regulen el
tratamiento de los mismos y por lo tanto su conservación y acceso tiene trayectorias
disímiles. Por otra parte, las oficinas han generado otro tipo de documento como son los
expedientes que fueron iniciados en las mesas de entrada de la municipalidad por
empleados de cada oficina o por vecinos y cuyo trámite ha finalizado. Entre estos
papeles se destacan los de movimiento de personal o habilitación municipal,
resguardados en los Archivos Administrativos Generales de cada municipalidad,
ingresados por número, año, foliados y juntados. Para este tipo de documentación se han
aprobado distintas normativas en la provincia de Buenos Aires para que los municipios
guarden, conserven y clasifiquen documentos derivados de procedimientos
administrativos concluidos (los expedientes), pero ninguna de estas reglas
administrativas tuvo alcance para los archivos de gestión o de oficina descriptos
anteriormente.
Las actuaciones administrativas respecto al resguardo de los expedientes se han
regido por la Ley Orgánica de las Municipalidades que prevé los protocolos de
actuación para los documentos emitidos por los Departamentos Ejecutivos.21 Este marco
legal estableció que los documentos deben ser guardados por el término de diez años
luego de lo cual los técnicos del Archivo Histórico de la provincia de Buenos Aires
19 Se trata de los archivos personales de Isaac Schatzky de Rivera, Américo De Luca de Bahía Blanca y Hugo Diez de Laprida. 20 Irina PODGORNY, ³/RV� DUFKLYRV�� (QWUH� HO� VtQGURPH� GH� %DUED� $]XO� \� ORV� VXHxRV� GH� 1DSROHyQ´��Tatiana KELLY e Irinia PODGORNY (comps.), Los secretos de Barba Azul. Fantasías y realidades de los archivos del Museo de La Plata, Rosario, 2012, pp. 21-39. 21 Artículo 283 del Decreto Ley de la provincia de Buenos Aires 6769/1958 (Ley Orgánica de las Municipalidades).
32
³5LFDUGR�/HYHQH´�EULQGDQ�DVHVRUDPLHQWR�DQWHV�GH�TXH�VH�GHFLGD�VX�GHVWUXFFLyQ��3RU�RWUR�
lado, este organismo tiene como tarea prevista la de asesorar técnicamente a los
archivos municipales en las labores de inventario, conservación, clasificación y
restauración de los documentos.22 En este punto es necesario señalar la distancia
existente entre las disposiciones normativas y las prácticas de archivo. La realidad no es
homogénea, no son archivos preparados para la consulta de investigadores y en general
están a cargo de personal no especializado. Estos archivos administrativos se distinguen
de los de carácter histórico, existentes en jurisdicción municipal, los que conservan
documentos caratulados de interés para la investigación histórica y por lo tanto son de
acceso para el público. Sin embargo, la consulta de estos documentos administrativos es
muy compleja, ya que requiere en primer lugar confirmar que los municipios y la
provincia hayan conservado estos papeles, y en segundo lugar que los mismos puedan
ser examinados.
Estas dos fuentes de información, los archivos de gestión o de oficina y los
expedientes de los archivos administrativos generales, aunque no reconocidos
abiertamente como documentos históricos proveen información para comprender las
prácticas de los agentes municipales, en este caso de los científicos vocacionales
convertidos en funcionarios. En el primer conjunto de documentación se distinguió la
correspondencia de notas enviadas y recibidas. En el caso de estudio, esta
documentación si bien puede inscribirse en la carta institucional, responde al mismo
tiempo a la correspondencia personal, ya que la relación entre aficionados trascendió las
fronteras de la práctica de la arqueología hacia una relación de amistad y camaradería.
Las cartas revelan de este modo la trama biográfica de los aficionados, al mismo tiempo
que sus actuaciones públicas. Además, como se señaló anteriormente, la reconstrucción
de la red de aficionados permitió detectar otros repositorios personales que brindaron
cartas y documentos inéditos que colaboró en la comprensión del papel de los
aficionados en la actividad científica.
22 La intervención del archivo provincial está prevista en el Decreto Ley 21.049/1957, el Decreto 3URYLQFLDO� ���������� \� OD� FLUFXODU� �������� GHO�$UFKLYR�+LVWyULFR� ³5LFDUGR�/HYHQH´��(VWDV� QRUPDWLYDV�tienden a colocar al personal de este archivo como coordinadores de una acción tendiente a que existan en los municipios normas que reconozcan cierta uniformidad de criterios en lo atinente al modo de tratar a las diferentes expresiones documentales, los plazos de gracia y los procedimientos intra municipales de guarda y destrucción de documentos. Juan Martín &2/20%2�³%UHYHV�FRPHQWDULRV�DO�UpJLPHQ�MXUtGLFR�GH� ORV� $UFKLYRV� 0XQLFLSDOHV� GH� OD� 3URYLQFLD� GH� %XHQRV� $LUHV´�� Jornadas Técnicas de Archivos Municipales de la Provincia de Buenos Aires, 2010. Disponible en: http://www.concejomdp.gov.ar/prensa/jornadas/disertacion_colombo.pdf.
33
El análisis conjunto de distintos repositorios permitió realizar una matriz de datos
que reconstruyó el diálogo entre las partes, superando de este modo la fragmentación
que implica el estudio de sólo uno de ellos. En este sentido el hallazgo de esta red de
sociabilidad y la posibilidad de reconstruir el tipo de relación a partir del estudio de la
correspondencia constituye un aporte importante para el estudio de la historia de la
arqueología.23 La correspondencia configura el espacio de relación e intersección de
mundos mostrando así la forma en que el intercambio de cartas favoreció la formación
de los científicos vocacionales, la circulación de bibliografía, el uso de un lenguaje
descriptivo y visual, como eran los mapas, croquis, dibujos y fotografías entre gente que
en ocasiones no llegaba a conocerse cara a cara. Del mismo modo, facilitó la
articulación de un lenguaje común, que incluyó instrucciones, protocolos de actuación,
intercambio de información y objetos. Por otro lado, mostró la práctica de la ciencia en
el hacer, a veces representando el único registro de ciertas actividades científicas como
los problemas de selección de datos, de observación, hallazgo y extracción. Si bien la
correspondencia y las redes de sociabilidad facilitadas por su intercambio han sido
objeto de estudio privilegiado en la historia de la ciencia, el tipo de documento y los
repositorios descriptos aquí no han sido ampliamente utilizados para una historia de la
práctica de la arqueología argentina. El hallazgo y recuperación de esta documentación
brindará más información sobre las condiciones locales del hacer científico y permitirá
indagar las conexiones, las redes y las relaciones establecidas como producto de la
circulación de la información.
23 <YHV�*,1*5$6��³0DSSLQJ�WKH�VWUXFWXUH�RI�WKH�LQWHOHFWXDO�ILHOG�XVLQJ�FLWDWLRQ�DQG�FR-citation analysis RI�FRUUHVSRQGHQFHV´��History of European Ideas, vol. 3, núm. 3, 2010, pp. 330-339; Andrea RUSNOCK, ³&RUUHVSRQGHQFH�QHWZRUNV�DQG�WKH�5R\DO�6RFLHW\������-����´��British Journal for the History of Science, núm. 32, 1999, pp. 155-169.
* Science and Technology Studies, York University.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 34-46 ISSN 1853-4503
Beyond the Glass Cabinet: The History of Scientific Instruments
Katharine Anderson*
Resumen La historia de la ciencia desde siempre e interesó por los instrumentos científicos, sin embargo, en
los últimos años, hubo un cambio en lo que concierne al carácter y alcance de ese interés. Para
ilustrar las posibilidades de un análisis centrado en los artefactos, este trabajo presenta dos
ejemplos: un espectroscopio de 1870 y una balanza geofísica de torsión. Ellos nos permiten
mostrar cómo los temas de la historia de la ciencia contemporánea se cruzan con los debates
alrededor de los instrumentos y la cultura material, incluyendo aquellos problemas ligados a su
exhibición.
Palabras clave: instrumentos científicos - cultural material - colecciones
Abstract The study of scientific instruments has always been a branch of the history of science, but in recent
years, its character and scope have been changing. Two examples (a 1870s spectroscope and a
1920s geo-physical torsion balance) are discussed in order to sketch possibilities in artefact-
centred study and to show how recent methodological debates about instruments and material
culture, including their display in contemporary settings, intersect with current themes in history
of science.
Key words: scientific instruments - material culture - museums - methods
Fecha de recepción: 05/08/2013
Fecha de aceptación: 02/12/2013
35
Introduction
The study of scientific instruments has always been a branch of the history of
science, but in recent years, its character and scope have been changing. The field grew
well beyond a world of connoisseurs and glass cabinets in the 1990s. At the same time,
a wealth of literature on the history of collecting, on laboratory practice, on the
circulation of knowledge among practitioners, technicians, and audiences made it
increasingly effective to place things at the centre of our inquiries. Studies expanded
from the specialized meaning of instrument as experimental device to consider a
broader spectrum of material culture. Accordingly, other categories of scientific
artefacts have come into focus, from soap bubbles to botanical specimens, and their
relationship to concepts of nature, order and scientific authority explored. Within the
last decade, lively streams of debate in philosophy, science and technology studies,
design studies, theoretical archaeology and literary criticism have given renewed
attention to questions of materiality in many different intellectual contexts. These
debates both feed and absorb the work of historians. Finally, the many challenges facing
PXVHXPV� íour traditional repositories of instruments± may have brought historians a
silver lining. As budgets shrink, as curatorial expertise is stretched more and more
thinly, as both museums and science centres wonder how to preserve and display the
recent heritage of science and technology, the atmosphere seems less hushed, the
discussions more open. There are new opportunities for collaboration and exchange
between different communities interested in science, history and culture.
In what follows I will use two examples from my own work to outline research
practices and indicate their debt to a range of methodological discussions. The aim here
is not a comprehensive analysis of methodologies. Nor is it the view of a museum-
trained specialist. Instead it represents a sketch for historians of science who wish to
expand their approaches in both research and teaching to include artefact-centred study.
I want to suggest how methodological debates about instruments and other aspects of
material culture in science intersect with key historiographical themes: biographies and
micro-biographies, circulation and global history, science and practice, embodied
knowledge. Anchored by strong traditions of the history of instruments and of
museums, historians of science can engage critically and fruitfully with contemporary
material culture studies. The obvious energy of the scholarly work across the disciplines
will continue to widen the range of possibilities of work with artefacts in history of
36
science. Indeed, in some sense, the challenges are typical of modern historical
scholarship more generally: the demands of an increasingly multi-disciplinary
conversation that can be bewildering to survey, let alone enter.
Instrument research: cheap thrills and beyond words
In the 1870s, the Astronomer-Royal of Scotland, Charles Piazzi Smyth, became
fascinated with the pocket spectroscope as a means of predicting the weather. Piazzi
Smyth found that a small spectroscope directed at the horizon showed water vapour in
the atmosphere in a distinctive band of varying intensity that he called the rainband. To
observe, one looked through the instrument ten to twenty degrees above the horizon (to
maximize the thickness of the atmosphere in the view) with the sun at a distant angle or
behind a cloud. The so-called rainband would appear to the red side of the solar D line;
the observer must then judge it greater or lesser, darker or lighter, than its usual
appearance. Piazzi Smyth promoted the instrument energetically as a means of private
weather forecasting that was scientific, immediate and accessible to all. The instrument
sparked considerable discussion in both Britain and the United States not only about
H[SORLWLQJ� NQRZOHGJH� RI� WKH� DWPRVSKHUH¶V� VSHFWUXP� IRU� PHWHRURORJ\�� EXW� DOVR� DERXW�
visual sensibilities and trained observation in scientific work more generally.1
I came across this instrument by way of conventional archives, following a paper
WUDLO�� 3LD]]L� 6P\WK¶V� SHUVRQDO� GLDULHV� ZHUH� VWULNLQJO\� LOOXVWUDWHG� ZLWK� VNHWFKHV� RI�
countryside, weather reports, and his drawings and notes of the spectroscopic
observations of the atmosphere.2 His publications advocating the instrument could be
found in scientific journals of the period, while the trade catalogues of instrument
makers provided drawings, descriptions and prices. Traces of complaints and questions
DERXW� WKH� LQVWUXPHQW� FRXOG� EH� IRXQG� LQ� PDQXVFULSW� FROOHFWLRQV� RI� VFLHQWLVWV¶�
correspondence, in periodicals, and in reports of scientific meetings. It was only at the
end of this research that I actually handled a rainband spectroscope, at the Science
Museum in London. About ten centimeters long, two centimeters in diameter, it was 1 .DWKDULQH� $1'(5621�� ³/RRNLQJ� DW� WKH� VN\�� WKH� YLVXDO� FRQWH[W� RI� 9LFWRULDQ� PHWHRURORJ\´�� British Journal for the History of Science, vol. 36, núm. 3, 2003, pp. 301-332; Klaus HENTSCHEL, Mapping the Spectrum: Techniques of Visual Representation in Research and Teaching, Oxford, Oxford University Press, 2002. 2 Charles Piazzi SMYTH, Journals, 1876. PS/ROE. Royal Society of Edinburgh Piazzi Smyth archive, held on deposit at the Royal Observatory Edinburgh.
37
made of brass, and heavier than it looked. It had a fine slit opening at one end and
eyepiece at the other, with the compound prism inside the cylinder invisible from the
outside. It was smooth, glossy, self-contained and discreet. Its shape made me think of a
ODUJH�FLJDU��3LD]]L�6P\WK¶V�GHVFULSWLRQV�RI�NHHSLQJ�LW�LQ�KLV�YHVW�SRFNHW��UHDG\�WR�ZKLS�
out at any promising moment of observation, made much more sense. It was also
magical to look through, a transformation of the everyday experience of looking at the
sky into vivid, organized colour. The textual records of observation for the period
(before inexpensive colour printing) represented the image from the spectroscope as a
small rectangular chart of Fraunhofer lines, with colour efficiently abstracted from the
image. Yet colour, of course, is the overwhelming aesthetic aspect of the spectroscopic
view. Holding this instrument gave new dimensions to its history. It made it possible to
connect the instrument to the experience of nineteenth-century railway journeys, to
Piazzi-6P\WK¶V�RWKHU�LQWHUHVWV�LQ�SKRWRJUDSK\��SDLQWLQJ�DQG�SUHFLVH�UDQNLQJV�RI�FRORXU��
and to other sciences of travel and data exchange, like hydrography.
Albert Van Helden and Thomas Hankins have catalogued the roles of instruments in
science in their introduction to an influential volume of Osisris. Instruments may be
reified theory, rhetorical devices, natural wonders, models or analogies, extensions of
the senses, measurement devices, the means for creating artificial conditions, or visual
displays. They confer authority, and sometimes build bridges between different
practitioners and audiences, sometimes divide them.3 Many of these roles can be traced
in the history of the rainband spectroscope. But above all, this instrument stands in my
mind for the value of a direct encounter and immediate response to an object. This sort
of experience has been described memorably as the value of a cheap thrill.4
The idea of a cheap thrill is a distinctive thread in the methodological literature on
objects in the history of science. There is a consistent preoccupation in this literature
with the relationship between things and words. In part, of course, it is a classic
epistemological concern. In part, it may reflect debts to the history of books, in which
3 Albert VAN HELDON and Thomas L. HANKINS, ³Introduction: Instruments in the History of Science´, OSIRIS, vol. 9, 1994, pp. 1-6. Other surveys of definitions and the classic historiography are 'HERUDK� :$51(5�� ³:KDW� LV� D� VFLHQWLILF� LQVWUXPHQW�� ZKHQ� GLG� LW� EHFRPH� RQH�� DQG ZK\"´�� British Journal for the History of Science, vol. 23, 1990, pp. 83-93, and the essays in R.G.W. ANDERSON (et al.), Making instruments count: essays on historical scientific instruments, London, Variorum, 1993. 0RUH�UHFHQWO\��VHH�/LED�7$8%��³5HHQJDJLQJ�ZLWK�,QVWUXPHQWV´� Isis, vol. 102, núm. 4, 2011, pp. 689-696 DQG�WKH�IROORZLQJ�HVVD\V�RI�WKLV�³)RFXV�RQ�0XVHXPV�DQG�WKH�+LVWRU\�RI�6FLHQFH´. 4 Thomas SÖDERQVIST and $GDP� %(1&$5'�� ³'R� 7KLQJV� 7DON"´�� Susanne LEHMANS-BRAUN, Christian SICHAU, Helmuth TRISCHLER (eds.), The Exhibition as product and generator of scholarship, Berlin, Max Planck Preprints, 2010, pp. 93-102.
38
attention to materiality, circuits of communication, provenance and experience of
reading, have served as inspiration for our interest in other categories of scientific
objects.5 But the preoccupation runs deeper, for it is at heart a deeply practical question.
$V�2WWR�6LEXP�KDV�QRWHG��³ZH�KDYH�WR�GLVWLQJXLVK�EHWZHHQ�WH[WV�DQG�SK\VLFDO�WKLQJV�RI�
the past, if only because engaging with them requires different sense economies and
PRGHV� RI� ZRUNLQJ� WKDW� UHTXLUH� DQG� SURPSW� FRJQLWLYH� HIIHFWV�´ 6 How does the text-
trained historian behave when confronted with an artefact? Is the historical
LQWHUSUHWDWLRQ�RI�WKLQJV�OLNH�µUHDGLQJ¶"�2U��GRHV�WKH�PHWDSKRU�RI�UHDGLQJ, of the language
and speech of an object, mask our reluctance to take seriously its qualities? In her
introduction to Things That Talk, Lorraine Daston has proposed that historical analysis
must be the production of speech and stories from the mute material before the
investigator, a form of forced cooperation rather than ventriloquism. 7 In contrast,
Söderqvist and Adam Bencard have argued that we should resist notions of speech and
reading in the study of artefacts.8 Instead, Söderqvist and Arnold, writing in the context
of museum display of medical instruments have called for closer attention to
³LPPHGLDWH�LPSUHVVLRQV´�DV�SDUW�RI�RXU�KLVWRULFDO�LQYHVWLJDWLRQ��³PRUH�FRQVLGHUDWLRQ�RI�
the aesthetic, sensuous, subjective and emotional approaches to instrumentV´�DQG�WKHLU�
conditions of display.9 Our immediate reaction to an amputation saw or leather-covered
IRUFHSV� �RU� D� VPDOO� EUDVV� F\OLQGHU�� LV� D� YDOXDEOH� DVSHFW� RI� WKH� REMHFWV¶� KLVWRULFDO�
meaning.
5 See Owen GINGERICH, The book nobody read: chasing the revolutions of Nicolas Copernicus, New York, Walker and Company, 2004, as well as Adrian JOHNS, The Nature of the book: print and knowledge in the making, Chicago, University of Chicago Press, 1998. A recent short introduction to book history methods is David PEARSON, Books as history: the importance of books beyond their texts, London, British Library, 2011. For a striking example of the overlap between books and other objects, see Anne SECORD, ³3UHVVHG� LQWR� VHUYLFH�� VSHFLPHQV�� VSDFH� DQG� VHHLQJ� LQ� ERWDQLFDO� SUDFWLFH´�� 'DYLG�N.LIVINGSTONE and Charles W. J. WITHERS (eds.), Geographies of nineteenth-century science, Chicago, Chicago University Press, 2011, pp. 283±310. 6 Leora AUSLANDER (et al.)��³$�&RQYHUVDWLRQ��KLVWRULDQV�DQG�WKH�VWXGy of material culture", American Historical Review, vol. 114, núm. 5, 2009, pp. 1355-1404 and p. 1358. 7 /RUUDLQH�'$6721��³6SHHFKOHVV�´�Things That Talk, New York, Zone, 2007, pp. 9-26. 8 See note 4 above. There is a fuller discussion in Thomas SÖDERQVIST, Adam BENCARD and &DPLOOD� 025'+2567�� ³%HWZHHQ� PHDQLQJ� FXOWXUH� DQG� SUHVHQFH� HIIHFWV�� &RQWHPSRUDU\� %LRPHGLFDO�2EMHFWV�DV�D�FKDOOHQJH�WR�PXVHXPV´��Studies in History and Philosophy of Science, vol. 40, 2009, pp. 431-38. Related work on affect and objects, like Sherry TURKLE (ed.), Evocative objects: things we think with, Cambridge, MA, MIT Press, 2007.The literary theory approach critiqued by Soderqvist can be represented by Bill BROWN (ed.), Things, Chicago, University of Chicago Press, 2004. An earlier useful critique of language-based knowledge of instruments is Martin KEMP, "Intellectual ornaments: style, function and society in some instruments of art", Joan H. PITTOCK and Andrew WEAR (eds.), Interpretation and cultural history, New York, St. Martin's, 1991, pp. 135-52. 9 .HQ� $512/'� DQG� 7KRPDV� 6g'(549,67�� ³0HGLFDO� ,QVWUXPHQWV� LQ� 0XVHXPV�� ,PPHGLDWH�,PSUHVVLRQV�DQG�+LVWRULFDO�0HDQLQJV´��Isis, vol. 102, núm. 4, 2011, pp. 718-29 and 719.
39
7KLV�LQVLVWHQFH�RQ�DQ�µXQVSHDNDEOH¶�GLPHQVLRQ�WR�WKH�DUWLIDFW� is related to a concern
familiar to historians of science: the importance of tacit knowledge in scientific practice.
This is one of the most significant connections of instrument-based studies to the wider
historiography in our field. The muteness of objects is a counterpart to the skills,
customs and experience of the practitioner. Essential discussions here emerge from a
particular sub-field associated equally with history of instruments and with science
pedagogy: the reconstruction of scientific experiments. 10 2WWR� 6LEXP¶V� ZRUN� LV� DQ�
influential example. Sibum reconstructed the measurement of heat by the nineteenth-
FHQWXU\� H[SHULPHQWHU�� -DPHV� -RXOH�� +H� GLVFRYHUHG� WKDW� -RXOH¶V� GHVFULSWLRQV� LQ� ERWK�
published work and in rough laboratory notebooks, often failed to impart key
information about the measurement in practice ±information not only about the position
and actions of the paddle-wheel, weights, thermometers and ropes, but the position and
behavior of the bodies that manipulated and recorded themí. His reconstruction of the
workings of the thermodynamic measurement led directly to insights about tacit skills
and embodied knowledge. Sibum had to recognize the effect of objects, motion and
bodies in this experiment; moreover, he had to confront and account for the possible
difference between his own laboring self and the nineteenth-century bodies who carried
out the original experimental work.11 ,Q� PDNLQJ� WKLV� ODVW� SRLQW�� 6LEXP¶V� UHSOLFDWLRQ�
study parallels the call for immediate impressions. Noting an aesthetic, sensory or
emotional response is the opposite of solipsism; it leads to new awareness of other,
historical bodies in interaction with things and spaces.
The methodological debates about language and things hold significant practical
benefits for the historian, then, in two different senses. First, these debates support the
importance of physical presence of an artefact, and the value of touching, holding,
swinging, or looking thought it as part of our effort to understand ±whether or not we
knoZ� �RU� WKLQN� ZH� NQRZ�� KRZ� LW� µZRUNV¶� DQG� ZKDW� LW� PHDQVí. This is an immensely
reassuring methodological position to adopt as a starting point ±one that does not
depend on expertise with a repertoire of forms, techniques and materials, although of
course such knowledge and familiarity enriches the encounterí. Secondly, these word-
10 Examples of reconstruction of experiments work are Hasook CHANG, Inventing temperature: Measurement and scientific progress, New York, Oxford University Press, 2007; Peter HEERING and Roland WITTJE (eds.), Learning by doing: Experiments and instruments in the history of science teaching, Stuttgart, Franz Sterner Verlag, 2011 as well as Sibum, below. 11 H. Otto SIBUM, "Reworking the mechanical value of heat: instruments of precision and gestures of accuracy in early Victorian England", Studies in History and Philosophy of science vol. 26, núm. 1, 1995, pp. 73-106.
40
thing discussions build historical sophistication. However we work out for ourselves the
difference (or not) between words and thing, the questions of muteness, eloquence and
agency demand attention. The artefacts, the forms that survive, paradoxically provide a
closer awareness of what has not travelled through time so easily, underlining the limits
of our access to the bodies, spaces and sensibilities of the past.
Shop-talk
For historians of science, though, the distinctive challenge of adapting material
culture analysis to their research may well be not mutism, but layers of words and things
in combination. Scientific objects have functions that are closely connected to ideas and
communication, so language seems barely a step away. For both the practitioners we
study and ourselves as historians, then, there is a flow back and forth between what
6LEXP�FDOOHG�³GLIIHUHQW�VHQVH�HFRQRPLHV�DQG�PRGHV�RI�ZRUNLQJ�´�6FLHQWLILF�LQVWUXPHQWV�
make compelling research subjects precisely because they generate texts and talk.
'HVFULSWLRQ� RI� DQ� LQVWUXPHQW¶V� SHUIRUPDQFH� GRPLQDWH� ODERUDWRU\� RU� ILHOG� QRWHV�� IRU�
H[DPSOH�� DQG� MXVWLILFDWLRQV� RI� DQ� LQVWUXPHQW¶V� SXUFKDVH� WR� SDWURQV� RU� GLUHFWRUV� RI�
institutions are common. These and other forms of shop-talk, of course, tend to be
especially visible when the instruments are new, expensive or controversial.
Talk is also often conspicuous because, and when, objects move around. Many
(though not all) scientific instruments do move a great deal in the course of field-work,
transfers between laboratories, and/or commercial transactions. An object-centered
approach thus provides historians of science with a compelling means of combining
texts and material cultural analysis to connect local and global narratives and study the
circulation and exchange of knowledge. In addition to the models offered in recent
studies of scientific travelling, our concerns intersect here with work from anthropology
on a globalized account of commodities. The anthropologist George Marcus, for
example, discusses the shift in modern anthropology from a localized study of artefacts
in situ WR� D� ³ZRUOG� V\VWHPV� DSSURDFK�´� +H� DGYRFDWHV� µIROORZLQJ� WKLQJV¶�� SHRSOH��
artefacts, metaphors, severally and in combination.12
12 George E. MAR&86�� ³(WKQRJUDSK\� ,Q�2I� WKH� :RUOG� 6\VWHP�� 7KH� (PHUJHQFH� RI� 0XOWL-Sited (WKQRJUDSK\´��Annual Review of Anthropology, vol. 24, 1995, pp. 95-117; Marie-Noëlle BOURGUET, Christian LICOPPE, and Heinz Otto SIBUM (eds.), Instruments, travel, and science: itineraries of
41
These two features of shop-talk and mobility emerged prominently in my second
example, the torsion balance. The torsion balance, an instrument that measures local
gravitational variation, was developed in the late-nineteenth-century physics laboratory
by the Hungarian physicist Loránd Eotvos. It subsequently acquired a short-lived
prestige in geo-physics as a field instrument for isotasy research and oil prospecting
after World War One. In this case, unlike the research project on the rainband
spectroscope, my encounter with the instrument came before texts. A torsion balance
made by the Hungarian firm Ferdinand Süss was on the floor of a storage facility in
Ottawa, part of a random set of objects pulled from storage for a workshop called
³5HDGLQJ�$UWHIDFWV´�KHOG�E\�WKH�&DQDGD�6FLHQFH�DQG�Technology Museum (CSTM).13 A
group of colleagues studied it first without texts, then with museum accession records,
then finally incorporated conventional textual sources14 In subsequent work, I examined
the field photographs of its Canadian user, other instrument by Oertling and Askania,
and published and manuscript texts from the British Geological Survey, a geophysical
survey in Australia, and geo-SK\VLFLVWV¶�UHPLQLVFHQFHV�
In this research experience, objects and texts were inter-dependent. Our immediate
impressions of the field instrument ±human-sized, hard-working± remained crucial.
There was (literally and figuratively) much to read on the instrument and its cases ±
LQVFULSWLRQ�RI� WKH�+XQJDULDQ�PDNHU¶V�QDPH�� D�FRDW�RI� DUPV�� VFUDWFKHV�� LQVWUXFWLRQV� IRU�
assembling, packing labels and even tourist photographs from Budapest taped inside its
casesí. The story of this instrument emerged from its material features ±what it is made
of, how it works, how heavy it is, how fragile its interior wire, how it can be dis-
assembled and carried in casesí. Yet the relationship between material and textual
evidence is intriguing. The physical features of the torsion balance contrasted with the
fluctuations of the textual sources. The museum torsion balances seemed distinctively
solid, whereas textual evidence is remarkably thick in some times and places (geo-
physical field tests in 1927-32, evaluations and reminiscences of geo-physicists in the
petroleum industry), thin in others (its early laboratory origins, its connection to military
sensing techniques during World War I, its field use by private oil companies). This precision from the seventeenth to the twentieth centuries, New York, Routledge, 2002 and Simon SCHAFFER (et al.) (eds.) The Brokered world: go-betweens and global intelligence, 1770-1820, Sagamore Beach, Science History, 2009. 13 This workshop continues annually; see the CSTM website, http://www.sciencetech.technomuses.ca/english/whatson/2013-reading-artifacts-summer-institute.cfm. Accessed 24 Jul 2013. 14 .DWKDULQH� $1'(5621�� 0HODQLH� )5$33,(5�� (OL]DEHWK� 1(6:$/'�� +HQU\� 75,0� ³5HDGLQJ�instruments: objects��WH[WV�DQG�PXVHXPV´��Science and Education, vol. 22, issue 5, 2013, pp. 1167-1189.
42
GLVSDULW\�LV�FULWLFDO�WR�WKH�LQVWUXPHQW¶V�VWRU\��&RPELQLQJ�GLIIHUHQW�NLQGV�RI�HYLGHQFH��ZH�
can trace through this instrument the history of geo-physical science, the movement of
precision measurement from laboratory to field, and the significant impact of the oil
boom of the 1920s. We can gain a sense of its symbolic value to its maker in Budapest,
its users in Canada, and in Texas. As this instrument and its fellows circulate from
Hungary to Ontario, Potsdam to Houston, London to Melbourne, they trace science on a
global scale spanning many different interests.
Types, individuals and collections: biography and provenance studies
The original analysis of this instrument took a life-history approach. Similar micro-
biographies or provenance studies represent a longstanding and valuable approach in the
history of scientific instruments.15 The Eötvös torsion balance now in the CSTM was
purchased for the national Dominion Observatory in Ottawa in early 1930, and its
particular history came to life through of a report written by the Canadian geophysicist
A. H. Miller in 1929, describing his European tour to assess geophysical instruments,
DQG�0LOOHU¶V�SKRWRJUDSKLF�DUFKLYHV�16 With our torsion balance tied to a particular user
and institution, we could trace many stages of its existence, from its origins in Budapest,
its use in different terrains in Ontario and Nova Scotia, and its eventual transfer to the
storage rooms of a national museum.
Yet there is an interesting way in which the individualized biographical style, at least
in this case of the torsion balance, would tell an incomplete story. The Eötvös torsion
balance, in each context, was part of an intricate world of other instruments and
scientific objects. It was of interest to national and international centres of geo-physical
research because it offered new levels of precision for isotasy research, but it was in
vogue because of the post-war petroleum boom and several emerging geophysical
prospecting techniques, including gravitational, seismic, and magnetic methods. It users
DOZD\V� HYDOXDWHG� LW� ZLWKLQ� FOXVWHUV� RI� RWKHU� WKLQJV�� +HUH� 0LOOHU¶V� UHSRUW� RI� ����� LV�
especially revealing, as he outlined in chronological sequence visits to conference
15 Many of the methodological works explicitly treat life-history approaches. A recent example on an unusual mid-WZHQWLHWK� FHQWXU\� H[DPSOH� LV� 'DYLG� 3$17$/21<�� ³%LRJUDSK\� RI� an Artefact: The 7KHDWURQ�-XQLRU�DQG�&DQDGD¶V�$WRPLF�$JH´��Scientia Canadensis, vol. 34, 2011, pp. 51-63. 16 Andrew H. MILLER, Trip to Britain and Europe correspondence and report [1929] Archives Canada. Miller fonds, MG30 B167.
43
exhibits and museums, sessions at observatories in Greenwich, Potsdam, Budapest, and
even a personal walking tour along the trench lines he had known a decade earlier. In
this report, the scientific instrument is almost inextricable from other new technologies,
scientific displays, and geophysical instruments of the era. It is also inextricable from
0LOOHU¶V�RZQ�SHUVRQDO�KLVWRU\�DV�DQ�DUWLOOHU\�HQJLQHHU�LQ�:RUOG�:DU�,��
This obvious point, that things are intricately connected to worlds of things, is worth
emphasizing as a methodological issue. In a museum setting especially, instruments
often seem to evoke a particularity that is distracting, even deceptive. Moreover, in
pursuing relationship to other objects, we most readily think of genealogies, or
relationships of type (spectroscope as part of the class of optical instruments, the torsion
wire in electro-magnetic measurement instruments). Here we have many impressive
PRGHOV�RI�KLVWRULFDO�ZRUN� WR� IROORZ��SHUKDSV�PRVW�QRWDEO\�3HWHU�*DOLVRQ¶V� UHPDUNDEOH�
account of styles of instruments í image or logic machinesí as a counter-weight to the
traditional narrative of the history of modern physics.17 But other approaches may be
MXVW� DV� UHYHDOLQJ� LQ� µVFDOLQJ� XS¶� RXU� KLVWRU\�� 5HFHQW� ZRUN� KDV� YDOXDEO\� DQDO\]HG� WKH�
object as incomplete, broken or fantastic, as part of clusters or constellations, or as
diasporic survivors of former collections.18
Archives and museums
It is clear that the category of the scientific artefact is wide, and can easily extend
beyond the specialized sense of instrument. Yet if museums are not the only place to
encounter scientific artefacts, they are the conventional one, and so may well epitomize
the task of finding a different mode of working. For practical and for intellectual 17 Peter GALISON, Image and logic: A material culture of microphysics, Chicago, University of Chicago Press, 1997. 18 Here I am thinking of Thomas L. HANKINS and Robert SILVERMAN, Instruments and the Imagination, Princeton, Princeton University Press, 1995; 9HUPLHU�.2(1��³Athanasius Kircher's magical LQVWUXPHQWV��DQ�HVVD\�RQ�VFLHQFH��UHOLJLRQ�DQG�DSSOLHG�PHWDSK\VLFV´��Studies in History and Philosophy of Science, vol. 38, 2007, pp. 363-400 on fantastical instruments; on diasporas, Marta LOURENCO and 6DPXHO�*(661(5�� ³'RFXPHQWLQJ� FROOHFWLRQV�� FRUQHUVWRQHV� IRU�PRUH�KLVWRU\�RI�6FLHQFH� LQ�PXVHXPV´��Science and Education, DOI 10.1007/s11191-012-9568-z 28 Dec 2012; on broken ones, Simon 6&+$))(5�� ³(DVLO\� &UDFNHG�� 6FLHQWLILF� ,QVWUXPHQWV� LQ� 6WDWHV� RI� 'LVUHSDLU´�� Isis, vol. 102, 2011, pp. 706-17. Intriguing work on collections and juxtapositions in cultural history are Martha LANGFORD, Suspended conversations: the afterlife of memory in photographic albums, Montreal, McGill-4XHHQ¶V�University Press, 2001 and Isobel ARMSTRONG, Victorian glassworlds: glass culture and the imagination , 1830-1880, New York, Oxford University Press, 2008. Another approach to collective things is Jane BENNETT, Vibrant matter: a political ecology of things, Durham, Duke University Press, 2010.
44
reasons, this increasingly involves us in consideration of the nature of museums, past,
present and future. Most obviously, museums come in all shapes and sizes, from local to
corporate to national holdings. They also hold many different mandates that may have
significance; for example, the distinction between science centres and science museums.
The diversity of mandates means that conditions of access, supporting records, and local
expertise vary widely as well. Larger national museums increasingly have online
records of holdings, often with photographs. But those records can be frustratingly
limited for the purposes of historians ± they are designed for curatorial work, not
historical studyí. A more interesting feature of the modern museum environment is the
growing experimentation with virtual display, which will perhaps become more
important both as resources and as sites through which to think about materiality and
narrative practices.19 From the study of cabinets of curiosities and museums in the
history of natural history, we already know how traditions of display and collection
practices can be unpacked to address major themes in the history of science.20 So in the
present day, the issue of virtual spaces in museums serves us as a reminder that museum
context of artefacts is itself a rich starting point for thinking about change over time.
Readers who examine the growing body of work on the politics of display, on replicas,
or on modern collection practices will find many threads to the historical literature on
curiosities and collections; the connections between modern museums and their
predecessors are mutually illuminating.21
In summary, historians of science need to think further about museums and access to
artefacts. Access involves sheer proximity, as well as familiarity with methods of
research, but it also involves re-thinking our conventional ideas of where to find them.
Few departments have museums with established collections on their doorsteps. Yet
many more might have access to the jumble of storage closets, whether within the 19 Two very different examples are the demonstration videos produced by Paolo Brenni and the Fondazione Scienza e Tecnica for utube, and the object biographies of the Pitt-Rivers Museum, 8QLYHUVLW\�RI�2[IRUG��6HH�3DXOR�%UHQQL¶V�GHPRQVWUDWLRQV�DW�http://www.youtube.com/user/florencefst#p/ accessed 23 Jul 2013; and ³2EMHFW�%LRJUDSKLHV´, Re-Thinking Pitt Rivers: Analyzing the Activities of a Nineteenth Century Collector, http://web.prm.ox.ac.uk/rpr/index.php/objectbiographies/ accessed 23 Jul 2013. 20 Paula FINDLEN, Possessing nature: Museums, collecting, and scientific culture in early modern Italy, Berkeley, University of California Press. 1994; Helmer SCHRAMM, Ludger SCHWARTE (eds,), Instruments in Art and Science, Berlin: Walter de Gruyter, 2008. 21 Svante LINDQVIST (ed.), Museums of modern science, Canton, MA, Science History Publications, 2000; Sharon MACDONALD (ed.), Politics of display: museums, science, culture, New York, Routledge, 1998; Susan PEARCE (ed.), Exploring science in museums, London, Athlone Press, 2005; Giorgio STRANO (et al.) (eds.), European collections of scientific instruments 1550-1750, Brill, 2009. See also the heterogeneous essays on publics and materiality in Bruno LATOUR and Peter WEIBEL (eds.) Making Things Public: Atmospheres of Democracy, Cambridge, MA, MIT Press, 2005.
45
university or in institutions outside it. Should we steer students (and ourselves) in those
directions? These questions of access and modes of working need to be addressed on the
ground.
Other Resources
A recent essay by Marta Lourenco and Samuel Gessner suggested that, despite
growing interest in artefact-centered research, there are few clear guides or reference
books for the historian of science. There is much to this point, and yet it is also true, as I
have tried to indicate above, that there are many inspiring discussions (including that of
/RXUHQFH�DQG�*HVVQHU¶V���0XFK�ZRUN�RQ�PHWKRGV�KDV�DOUHDG\�EHHQ�GLVFXVVHG�DERYH��EXW�
some categories deserve further mention. The general literature on material culture
studies is large and growing fast.22 The Winterthur method, developed for the study of
design and material culture, catalogues four types of questions that can be applied to
artefacts. It asks research to focus in turn on physical properties, comparisons to related
objects, the cultural context of the artefact, and the present-day significance of the
artefact.23 The recent article by Marta Lourenco and Samuel Gessner mentioned earlier
builds on this method to set out a systematic approach for scientific artefacts in
particular; it is especially valuable for charting the path of analysis from the singular
object to wider questions about types of devices, and the cultural and intellectual
context of their use that interest historians of science.24 One example of interesting
intersections in material culture theory and historical work is the work of behavioral
archaeologists who combine theory, archaeology and technology studies.25 Big science
22 Chris CAPLE, Objects: reluctant witnesses to the past, New York, Routledge, 2006; Marie-Pierre JULIEN, Céline ROSSELIN, La culture matérielle, Paris, Découverte, 2005. A useful anthology of short texts providing a historiography of material culture studies is Susan PEARCE (ed.), Interpreting objects and collections, New York, Routledge, 1994. 23 For the Winterthur method, see E. McClung FLEMING, ³Artifact Study: A Proposed Model´� Thomas SCHLERETH (ed.), Material Culture Studies in America, Nashville, University of Kentucky Press, 1982, pp. 162-73. Its relation to history of scientific instruments is taken up in Katharine ANDERSON, Melanie FRAPPIER, Elizabeth NESWALD and Henry TRIM, ³5HDGLQJ� LQVWUXPHQWV�� REMHFWV�� WH[WV� DQG�PXVHXPV´��Science and Education, vol. 22, issue 5, 2013, pp. 1167-1189. 24 0DUWD�/285(1&2�DQG�6DPXHO�*(661(5��³'RFXPHQWLQJ�FROOHFWLRQV��FRUQHUVtones for more history RI�6FLHQFH�LQ�PXVHXPV´��Science and Education, DOI 10.1007/s11191-012-9568-z 28 Dec 2012. 25 Michael SCHIFFER and James SKIBO, People and Things: A Behaviourial approach to material culture, New York, Springer, 2008.
46
and big instruments have prompted new questions about scale and space. 26 Other
writings that provide rich ground for thinking about artifact-based research include
Davis Baird in the philosophy of science, Karen Barad on agency and feminist
epistemology, and Hans-Jorg Rheinberger on epistemic things in the modern life
sciences. 27
In terms of bibliographies and databases, the most important starting point is online,
through the Scientific Instruments Commission, 28 which maintains a large online
database of publications on the history of scientific instruments. The site also holds a
list of the journals their database draws. This list usefully indicates the journals that
have been prominent in the study of scientific instruments, such as Nuncius, or
Rittenhouse, but perhaps more importantly it shows that studies of instruments are
difficult to compartmentalize and can be found across a wide range of journals. The SIC
site also has links to valuable collections of trade literature held in different national
museums, and works by and about instrument makers. The Osiris volume and other
recent collections of essays mentioned in this review provide orientation to the classic
general texts in the history of scientific instruments.29 Although of varying quality, the
short essays on a wide range of instruments in Dictionary of Scientific Instruments: An
Historical Encyclopedia can provide a good starting point for research.30
26([DPSOHV� RI� ZRUN� WKDW� LQYHVWLJDWHV� µELJ´� DQG�RU� FRQWHPSRUDU\� VFLHQFH� LQFOXGHV� 7KRPDV� *,(5<1�³:KDW�EXLOGLQJV�GR´��Theory and Society, vol.31, 2002, pp.35-����*DEULHOOH�+(&+7��³$�&RVPRJUDP�IRU�1XFOHDU�7KLQJV´��Isis, vol. 98, 2007, pp. 100-108; Patrick CARROLL-%85.(��³Tools, Instruments and (QJLQHV��*HWWLQJ�D�+DQGOH�RQ�WKH�6SHFLILFLW\�RI�(QJLQH�6FLHQFH´��Social Studies of Science, vol. 31, núm. 4, 2001, pp. 593-625; 5RODQG�:,77-(��³$�3URWRQ�$FFHOHUDWRU� LQ�7URQGKHLP� LQ� WKH�����V´�� Historical Studies in the Physical and Biological Sciences, vol. 35, 2004, pp. 115-152; and Thomas SÖDERQVIST (ed.), Historiography of Contemporary Science and Technology, Amsterdam: Harwood Academic, 1997. 27 Hans-Jorg RHEINBERGER, An Epistemology of the concrete: twentieth century histories of life, Durham, Duke University Press, 2010; Karen BARAD, Meeting the universe halfway: quantum physics and the entanglement of matter and meaning, Durham, Duke University Press, 2007; Davis BAIRD, Thing knowledge: a philosophy of scientific instruments, Berkeley, University of California Press, 2004. 28 SCIENTIFIC INSTRUMENT COMMISSION, Cumulative Bibliography, http://iuhps.org/bibliography/index.shtml Accessed 23 Jul 2013. )RU� OLQNV� WR� WUDGH� FDWDORJXHV�� VHH� ³2QOLQH� 6FLHQWLILF� ,QVWUXPHQWV� 7UDGH� &DWDORJXHV´��http://iuhps.org/references/index.shtml Accessed 23 Jul 2013. 29 See note 3. 30 Robert BUD and Deborah WARNER, Instruments of science: An historical encyclopedia, New York, Science Museum, London, and National Museum of American History, Smithsonian Institution, in association with Garland Publishers, 1998.
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 47-58 ISSN 1853-4503
Manuel Basavilbaso y el oso hormiguero. Sobre la formación de las colecciones de Historia natural
Marcelo Fabián Figueroa*
Resumen Este trabajo quiere ilustrar el proceso de conformación de una colección de Historia natural, éste
en especial enfoca el envío de un oso hormiguero por Manuel Basavilbaso, quien fue
administrador de la real renta de correos de Buenos Aires, con destino a la corte en Madrid. La
historia del oso hormiguero permite mostrar, por un lado, los multiples agentes, territorios e
instituciones involucradas en la recolección y remisión de objetos naturales y, por el otro, la
articulación de mecanismos burocráticos y académicos.
Palabras clave: Historia natural - burocracia colonial - animales
Abstract This work aims to illustrate the formation of a natural history collection. It focuses, especially, the
anteateU�ZKLFK�ZDV�VHQW�E\�0DQXHO�%DVDYLOEDVR��ZKR�ZDV�WKH�KHDG�RI�WKH�³UHDO�UHQWD�GH�FRUUHR´�
of Buenos Aires, ZLWK�GHVWLQDWLRQ�WR�WKH�FRXUW�DW�0DGULG��7KH�DQWHDWHU¶V�KLVWRU\�DOORZV�WR�VKRZ��RQ�
one hand, the multiple agents, territories and institutions involved in the collection and remission
of natural objects from the colonies, and on the other hand, the articulation of academic and
bureaucratic mechanisms.
Key words: Natural history - colonial bureaucracy - animals
Fecha de recepción: 10/09/2013
Fecha de aceptación: 29/03/2014
48
Introducción
El envío de animales exóticos, realizado por personajes principales de la élite
colonial americana con destino a la corte y a sus dependencias académicas en Madrid,
fue una práctica habitual durante el siglo XVIII. Tal es el caso de las remisiones
efectuadas a lo largo de la década de 1770 por el gobernador general de las islas
Filipinas, Simón de Anda y Salazar, o por el administrador de la real renta de correos de
Buenos Aires, Manuel Basavilbaso. Mientras el primero realizó envíos VXFHVLYRV�íque
incluyeron tres elefantes de la India,1 tres venados de Batavia2 \�XQD�³>«@�SRUFLRQ�GH�
3HFHFLOORV�HVSH]LDOHV�GH�&KLQD�>«@�FRQGXFLGRV�HQ�HVWD�)UDJDWD�HQ�GRV�%DOVDV�FXLGDGDV�
GXUDQWH�HO�YLDMH�FRQ� WRGR�HO�SRVLEOH�HVPHUR�>«@´3í el segXQGR�HIHFWXy�VyOR�XQR�íTXH�
incluyó un oso hormiguero (Myrmecophaga Tridactila) el cual una vez muerto fue
disecado y exhibido en el Real Gabinete de Historia natural de Madrid tal como sucedió
con uno de los elefantes y los venados remitidos por Anda y SalD]DU�
El itinerario seguido por estos animales, desde las lejanas posesiones coloniales
españolas a los salones del Real Gabinete de Historia natural de Madrid pasando por las
jaulas de las ménageries de los palacios del Buen Retiro o Aranjuez, pone de manifiesto
el vínculo existente entre la recolección colonial de animales exóticos y su exhibición
cortesana. Del mismo modo pone de relieve el nexo entre ménageries regias, gabinetes
de Historia natural, ostentación nobiliar y estudio de la naturaleza4 que pervivió en
España hasta fines del siglo XVIII pese a la crítica ilustrada que impulsó el estudio del
1 Carlos GÓMEZ-CENTURIÓN JIMÉNEZ, Alhajas para soberanos. Los animales reales en el siglo XVIII: de las leoneras a las mascotas de cámara, Valladolid, Junta de Castilla y León, 2011, p. 152. 2 Archivo General de Indias-Sevilla (en adelante AGI-S), Indiferente General, 1549. Francisco Manxon a Dn. Joseph de Galvez. Cádiz, 12 de agosto de 1777. 3 AGI-S, Indiferente General, 1549. Pablo de Alderete y Morales a Dn. Julián de Arriaga. Cádiz, 16 de julio de 1774. 4 $OPXGHQD� 3e5(=� '(� 78'(/$� \� $QQHPDULH� -25'$1� *6&+:(1'�� ³5HQQDLVDQFH� PpQDJHries. Exotic animals DQG�SHWV�DW�WKH�+DEVEXUJ�&RXUWV�LQ�,EHULD�DQG�WKH�&HQWUDO�(XURSH´, Karl A. E. ENENKEL y Paul J. SMITH (eds.), Early modern zoology. The construction of animals in science, literature and the visual arts, Lediden, Brill, 2007, p. 420; R. J. HOAGE y William A. DEISS (eds.), New worlds new animals. From the menagerie to zoological park in the nineteenth century, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 1996, p. x; Eric BARATAY y Elizabeth HARDOUIN-FOUGIER (ed.), Zoo: A history of Zoological Gardens in the West, London, Reaktion Books, 2002, p. 30. El coleccionismo de animales exóticos fue por definición una actividad ligada a la ostentanción del poder regio que tuvo por principales destinatarios a los miembros de la corte, dicho carácter elitista y no utilitario constituyen dos rasgos principales que diferencian a las ménageries del siglo XVIII de los zoológicos surgidos a partir de inicios GHO�VLJOR�;,;��(ULF�%$5$7$<��³8Q�LQVWUXPHQW�V\PEROLTXH�GH� OD�GRPHVWLFDFLyQ��/H� MDUGLQ�]]RORJLTXH aux XIXe-;[H� VLqFOHV� �/¶H[HPSOH� GX� SDUF� GH� OD� 7rWH� '¶2U� j� /\RQ�´�� &DKLHUV�'¶+LVWRLUHV, núm. 3-4, 1997, pp. 677-706.
49
comportamiento y de las cualidades económicas de los animales más allá de su mera
exhibición espectacular en la corte.5
Este trabajo enfoca a Manuel Basavilbaso con el objetivo de reconstruir el contexto
social, institucional y territorial de la recolección de los objetos naturales que surtieron
al gabinete madrileño. Éste trata, en especial, de ilustrar la articulación de los diferentes
ámbitos espaciales -territoriales e institucionales- en que se fundó la conformación de
las colecciones naturalistas. Puede decirse que el oso hormiguero remitido por
Basavilvaso, el que fue dibujado y descripto en los libros de Juan Bautista Brú6 y Juan
Mieg,7 era parte de la geografía bosquejada por dichos autores para quienes la corte
junto a sus dependencias científicas tenían un lugar nuclear en relación al cual los
territorios coloniales, donde dichos animales habían sido recolectados, tenían uno
excéntrico. Sin embargo tales lugares, aludidos de manera tangencial bajo la
GHQRPLQDFLyQ�GH�³SDtVHV�H[WUDQJHURV´�8 ³$PpULFD´�9 etc., constituyeron un locus central
debido a que en éstos se situaban los variados agentes e instituciones relacionadas a la
recolección de animales exóticos in situ.
En efecto, la historiografía ha enfatizado en las últimas décadas la importancia de la
dimensión territorial en los procesos de producción de conocimiento científico.10 La
ciencia ha sido pensada en relación a su tiempo y espacio más allá del contexto
universal en el que la historiografía tradicional de la revolución científica la había
situado.11 Este LQWHUpV� SRU� ODV� ³GLVFRQWLQXLGDGHV´� HVSDFLDOHV� \� VRFLDOHV12 de la ciencia
implicó el abordaje de las relaciones entre los denominados centros y las periferias dado 5 A. L. MILLIN; P. PINEL; A. BROGNIART, 5DSSRUW�IDLW�j�OD�6RFLpWp�G¶+LVWRLUH�1DWXUHOOH�GH�3DULV��VXU�OD�QpFHVVLWp�G¶pWDEOLUXQH�PHQDJHULH, Paris, Boileau, 1794, pp. 1 y 4. 6 Juan Bautista BRÚ, Colección de láminas que representan los animales y monstruos del Real Gabinete de Historia Natural de Madrid, con una descripción individual de cada uno, tomo II, Madrid, Imprenta de Andrés de Sotos, 1786, p. 35. 7 Juan MIEG, Paseo por el Gabinete de Historia Natural de Madrid, o descripción sucinta de los principales objetos de Zoología que ofrecen las salas de esta interesante colección, Madrid, Imprenta de D. M. de Burgos, 1818, p. 113. 8 Juan Bautista BRÚ, &ROHFFLyQ�GH�OiPLQDV«cit., tomo I, p. 16. 9 Juan MIEG, 3DVHR�SRU�HO�*DELQHWH«cit. 10 6WHYHQ� 6+$3,1�� ³7KH� KRXVH� RI� H[SHULPHQW� LQ� VHYHQWHHQWK-century England´�� Isis, vol. 79, núm. 3, 1988, pp. 373-����� $GL� 23+,5� DQG� 6WHYHQ� 6+$3,1�� ³7KH� SODFH� RI� NQRZOHdge: a methodological VXUYH\´��Science in Context, vol. IV, 1991, pp. 3-21; David LIVINGSTONE, Putting Science in its place: geographies of scientific knowledge, Chicago, The Chicago University Press, 2003; Charles W. J. :,7+(56�� ³:KHUH� ZDV� WKH� $WODQWLF� (Qlightenment?-4XHVWLRQV� RI� *HRJUDSK\´�� 6XVDQ� 0$11,1*� \�Francis D. COGLIANO (eds.), The Atlantic Enlightenment, Aldershot, Ashgate, 2008. 11 6WHYHQ� +$55,6�� ³,QWURGXFWLRQ�� 7Kinking locally, acting globally´, Configurations, vol. 6, núm 2, 1998, p. 134. 12 NichoODV�-$5',1(�\�(PPD�63$5<��³7KH�QDWXUHV�RI�FXOWXUDO�KLVWRU\´, N. JARDINE, J. A. SECORD y E. C. SPARY (eds.), Cultures of natural History, Cambridge-UK, The Cambridge University Press, 1996, pp. 7-11; Steven SHAPIN, The Scientific Revolution, Chicago, The University of Chicago Press, 1996, pp. 4-7.
50
el pronunciado carácter material, situado y recolector que caracterizó a la Historia
natural. De allí que tal perspectiva significó una mirada más compleja acerca de los
vinculos entre la metrópolis y sus colonias o la capital y sus provincias,13 por un lado, y
de los dispositivos diseñados para conectar estos espacios entre sí,14 por el otro.
En este contexto el caso español ha recibido una atención especial por parte de la
historiografía dado el temprano uso de mecanismos políticos y burocráticos con fines
científicos que se remontan al siglo XVI y que a fines del siglo XVIII todavía eran
usados como un instrumento de recolección de información naturalista.15 Tal es el caso
de los cuestionarios, instrucciones y reales órdenes que instruían la recolección de
información geográfica, botánica, zoológica o etnográfica a manos de las autoridades
coloniales residentes en América.16 Puede decirse que dichos documentos íentre los
cuales podrían citarse el Apuntamiento«17 emitido por Consejo de Indias en 1762 y la
Instrucción«18 escrita por Pedro Franco Dávila, Director del Real Gabinete de Historia
natural de Madrid, en 1776í funcionaron como un horizonte normativo que permitió
orientar las prácticas de recolección de objetos naturales por parte de los agentes
americanos quienes avisoraron el beneficio que dicha práctica podía traerles aparejado
debido al reconocimiento regio sancionado a través de las instituciones científicas
13 )HUGLQDQGR� $%%5,�� ³3UHID]LRQH´�� 9DOHQWLQD� 9$&&$5,�� Joseph Priestley e la Lunar Society. I laboratori e la pratica sperimentale, Milano, Granco Angeli, 2008. 14 )UDQFRLV�5(*285'��³'LIIXVLRQ�HW�DVVLPLODWLRQ�GHV�WHFKQLTXHV�DFDGHPLTXHV�GH�FROOHFWH�HW�G¶H[SHUWLVH�GDQV� O¶HVSDFH� FDUDLEH� IUDQFDLV� �;9,,H-;9,,,H� V��´�� 3KLOOLSH� +52'(-� \� 6\OYLDQH� //,1$5(6� �GLU��, Techniques et colonies (XVIe-XVIIIe siècles), Paris, Publication de la Societè Francaise d´Histoire G¶2XWUH-Mer, 2005. 15 -XDQ� 3,0(17(/�� ³7KH� ,EHULDQ� 9LVLRQ�� 6FLHQFH� DQG� (PSLUH� LQ� WKH� )UDPHZRUN� RI� D� 8QLYHUVDO�Monarchy, 1500-����´��Osiris, vol. 15, 2000, pp. 17-31; Antonio BARRERA, Experiencing Nature: The Spanish American Empire and the Early Scientific Revolution, Austin, University of Texas Press, 2006; Arndt BRENDECKE, Imperio e información. Funciones del saber en el dominio colonial español, Madrid-Frankfurt, Iberoamericana Vervuert, 2012. 16 0DUFHOR� )DELiQ� ),*8(52$�� ³&XHVWLRQDULRV�� LQVWUXFFLRQHV� \� FLUFXODFLyQ� GH� REMHtos naturales entre España y América (siglos XVI y XVIII)´, $QXDULR�GHO�&HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´, (en prensa). 17 Apuntamiento de las Noticias que habrán de pedirse a los Virreyes, Presidentes y Gobernadores de Nueva España, Perú, Nuevo Reino de Granada, Tierra Firme, Guatemala, Chile y de las Islas de Barlovento y Filipinas por considerarse necesarias para haber de escribir con acierto y exactitud la Historia Civil y Natural de las Indias, como Cronista Mayor de ellas en los términos que prescribe la Real Instrucción de 25 de septiembre de 1762 y conforme a lo resuelto por Su Majestad a consulta del Real y Supremo Consejo de las mismas Indias de 26 de junio de 1762, editada por Francisco de SOLANO, Cuestionarios para la formación de las relaciones geográficas de Indias, siglos XVI-XIX, Madrid, CSIC, 1988. 18 Instrucción hecha de orden del Rey N. S. para que los Virreyes, Gobernadores, Corregidores, Alcaldes Mayores e Intendentes de Provincias en todos los dominios de S. M. puedan hacer escoger, preparar y enviar a Madrid todas las producciones curiosas de la Naturaleza que se encontraren en las tierras y pueblos de sus distritos, a fin de que se coloquen en el Real Gabinete de Historia natural que S. M. ha establecido en esta corte para beneficio e instrucción pública, editada por Ernesto LEMOINE VILLICAÑA, Boletín del Archivo General de la Nación, núm. 2, 1961, pp. 191-223.
51
creadas por la corona. Tal sería la dinámica en la cual cabría inscribir a Manuel
Basavilbaso.
Instrucciones, animales exóticos y agentes coloniales
La Instrucción«redactada por Pedro Franco Dávila, quien fue el primer director del
Real Gabinete de Historia natural creado por Carlos III en 1771,19 fue remitida a los
virrenatos americanos para instruir a las autoridades residentes en la recolección de
objetos naturales de los tres reinos de la naturaleza con destino al nuevo gabinete.20
Este documento que fue recibido en el virreinato del Río de la Plata en mayo de
177621 se divide en dos partes bien diferenciadas, la primera enumera los objetos
solicitados pertenecientes a los reinos mineral, animal y vegetal, y la segunda instruye a
los recolectores coloniales acerca de la forma manera de recolectar, conservar y
transportar los objetos naturales.
Entre los animales pertenecientes a la circunscripción del virreinato del Río de la
3ODWD�TXH�VH�HQFXHQWUDQ�LQYHQWDULDGRV�VH�KDOODQ��HO�³TXHEUDQWD-huesos, alias carnero de
ODV� 0DOYLQDV�´� ³HO� FDUGHQDO� EODQFR�� URMR� \� QHJUR�� OODPDGR� GRPLQLFDQR�� GH� %XHQRV�
$LUHV�´�³HO�SiMDUR�QLxR´�GH� ODV�0DOYLQDV�� OD� VHUSLHQWH�GHO�5tR�GH� OD�3ODWD� ³FXELHUWD�GH�
HVWUHOODV�´�\�OD�GHO�3DUDJXD\�OODPDGD�³WXFXPDQ�´22
Ahora bien, la Instrucción«�QR�VROLFLWD�OD�UHPLVLyQ�GH�DQLPDOHV�YLYRV�SXHV�FRQWLHQH�
OD�UHFHWD�SDUD�OD�HODERUDFLyQ�GH�³SROYRV�SDUD�OD�SUHVHUYDFLyQ´�GH�ORV�DQLPDOHV�SHTXHxRV��
OD� VROLFLWXG� GH� ODV� ³SDUWHV´� R� ³KXHVRV´� GH� ORV� DQLPDOHV� JUDQGHV� \� OD� HQXPHUDFLyQ� GH�
19 Dávila era un amateur y comerciante guayaquileño quien se había radicado en París en 1745 y que formó una importante colección particular que fue comprada en 1771 por el monarca español para el nuevo gabinete. Agustín BARREIRO, El Museo nacional de Ciencias Naturales (1771-1935), Madrid, 'RFH� &DOOHV�� ������ 0DUtD� ÈQJHOHV� &$/$7$<8'�� ³$QWHFHGHQWHV� \� FUHDFLyQ� Gel Real Gabinete de +LVWRULD� QDWXUDO� GH� 0DGULG´�� Arbor, núm. 482, 1986, pp. 9-33; María Ángeles CALATAYUD, Pedro Franco Dávila y el Real Gabinete de Historia natural��0DGULG��&6,&��������-XDQ�3,0(17(/��³$FURVV�Nations and Ages: The Creole Collector and the 0DQ\�/LYHV�RI�WKH�0HJDWKHULXP´��6LPRQ�6&+$))(5��Lissa ROBERTS, Kapil RAJ, James DELBOURGO (eds.), The brokered world. Go-Betweens and Global Intelligence, 1770-1820, Sagamore Beach-USA, Science History Publications, 2009; M. VILLENA, J. S. ALMAZÁN, J. MUÑOZ y F. YAGÜE, El gabinete perdido. Pedro Franco Dávila y la Historia natural del Siglo de las Luces, Madrid, CSIC, 2009 20 AGI-S, Indiferente General, 1544. Real decreto de 10 de mayo de 1776 para instruir la remisión a España de los ejemplares del reino animal, vegetal y mineral para el Gabinete de Historia natural. 21 AGI-S, Indiferente General, 1549. 22 Instrucción«�Fit. pp. 208, 209 y 212.
52
técnicas de disecación.23 De hecho la recolección y remisión de animales vivos, a
diferencia de lo sucedido con la de los vegetales,24 no estuvieron sujetas a un protocolo
burocrático y científico preestablecido bajo la forma de instrucciones.25 La real orden de
la década de 1770 a través de las cuales la Secretaría de Indias solicitó a los
gobernadores y virreyes que remitiesen aves americanas para el príncipe de Asturias;26 y
la instrucción escrita con motivo del envío una importante remesa de animales vivos
desde México hecha por el virrey marqués de Croix27 no tuvieron el carácter sistemático
de las instrucciones dedicadas a la recolección de vegetales que estuvieron impulsadas
por un pronunciado sentido utilitario y sanitario. Por ello, si bien la real orden
instruyendo el envío de aves para el príncipe de Asturias actuó como un incentivo para
el envío de animales vivos a la corte28 aquella falta de sistematicidad fue evidente. Al
respecto son ilustrativas, por un lado, la real orden de 1773 a través de la cual Carlos III
estableció a pedido de Dávila29 que los animales que murieran en el Buen Retiro fueran
remitidos al gabinete y, por el otro, las quejas que José Clavijo y Fajardo -dada su
calidad de nuevo director del Real Gabinete- elevó en 1790 al ministro Manuel Godoy
acerca de la inconstante remisión de animales muertos desde las ménageries regias al
gabinete.30
Sin embargo puede pensarse a la Instrucción«�FRPR�XQ�GRFXPHQWR�QRUPDWLYR�TXH��
emanado de la voluntad regia, creó el umbral para el envío posterior de animales vivos 23 Sobre la dicotomía transporte de animales vivos y muertos que fueron características del primer cuarto del siglo XIX en Francia son ilustrativas las instrucciones de viaje redactadas por Bourdet de la Nièvre en ������ ³0pPRLUH� VXU� OHV� TXDOLWpV� HW� OHV� FRQQDLVVDQFHV� UHODWLYHV� j� OD� FRQVHUYDWLRQ�� j� O¶H[SpGLWLRQ� HW� j� OD�SUpSDUDWLRQ�GHV�SURGXFWLRQV�GH� OD� QDWXUH´� \� OD� LQVWUXFción emitida por el Museo de Historia natural de 3DUtV�HQ�������³,QVWUXFWLRQ�SRXU�OHV�YR\DJHXUV�HW�SRXU�OHV�HPSOR\pV�GDQV�OHV�FRORQLHV��VXU�OD�PDQLqUH�GH�UHFXHLOOLU�� GH� FRQVHUYHU� HW� G¶HQYR\HU� OHV� REMHWV� G¶KLVWRLUH� QDWXUHOOH´�� $PERV� GRFXPHQWRV� HVWiQ�reproducidos en Silvia COLLINI y Antonella VANNONI, Les instructions scientificques pour les voyageurs (XVIIe-XIXe siècle)�� 3DULV�� /¶+DUPDWWDQ�� ������ 'HO� PLVPR� PRGR� HV� YDOLRVR� HO� WUDEDMR� GH�5LFKDUG� %85.+$5'7�� ³$QLPDOL� YLYL� SHU� OD� 0pQDJHULH� GL� 3DULJL�� ,VWUX]LRQL� GHO� 0XVHXP� G¶+LVWRLUH�1DWXUHOOH´�� 0DXUL]LR� %266,� \� &ODXGLR� *5(33,�� Viagi e scienza. Le istrusione scientifiche per i viagiattori nei sécoli XVI-XIX, Firenze, Leo Olschki, 2005. 24 Marcelo Fabián FIGUEROA, ³3DFNLQJ�WHFKQLTXHV�DQG�SROLWLFDO�REHGLHQFH�DV scientLILF�LVVXHV´��Journal of History of Science and Technology, vol. 5, 2012, pp. 49-67. 25 La recolección sistemática de animales vivos con fines científicos se desarrolló de manera tardía. En Francia, por ejemplo, sólo se desarrolló a inicios del siglo XIX, Louise ROBBINS, Elephants Slaves & Pampered Parrots. Exotic animals in Eighteenth-Century Paris, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2002, p. 19. 26 Carlos GÓMEZ-&(1785,Ï1�-,0e1(=��³&XULRVLGDGHV�YLYDV��/RV�DQLPDOHV�GH�$PpULFD�\�)LOLSLQDV�en la MénDJHULH�UHDO�GXUDQWH�HO�VLJOR�;9,,,´� Anuario de Estudios Americanos, vol. 66, núm. 2, 2009, p. 187. 27 Carlos GÓMEZ-CENTURIÓN JIMÉNEZ, Alhajas para soberanos... cit., p. 65. 28 Carlos GÓMEZ-CENTURIÓN JIMÉNEZ, Alhajas para soberanos... cit., p. 62. 29 Archivo Histórico Nacional-Madrid (en adelante AHN-M), Abel Romero Castillo, Estado, Libro 1030, núm.58 Don Pedro Franco Dávila pide que los animales que mueren en el Retiro se le entreguen para disecarlos y conservarlos en el Gabinete. Madrid, 1773. 30 Carlos GÓMEZ-CENTURIÓN JIMÉNEZ, Alhajas para soberanos... cit., pp. 128-129.
53
y/o muertos según los intereses de los remitentes coloniales quienes son mencionados al
final del referido documento.31 Recuérdese que la inspección periódica del territorio y la
elaboración de informes acerca de la calidad de los terrenos, plantas, animales,
minerales, etc. pesaban como una de las obligaciones de las autoridades residentes
desde los primeros tiempos de la conquista española de América. Como ejemplo pueden
citarse los artículos 53° y 54° de la Real Ordenanza de Intendentes de 1782.32
La apelación a los recolectores coloniales constituye un punto esencial que permite
entender la trama política, burocrática y científica creada por las instrucciones a la cual
subyacía el beneficio que la recolección de objetos naturales podía reportarles dado el
reconocimiento regio sancionado a través de las instituciones científicas creadas por la
corona. En efecto, dichos documentos establecían una contraprestación que
recompensaba la colaboración del recolector a través de la mención de su nombre en los
inventarios de los objetos exhibidos. Esta lógica, presente ya en la real orden de 1712 a
través de la cual Felipe V trató de incentivar el envío de objetos naturales para surtir el
gabinete que funcionaría anexo a su nueva biblioteca pública, resulta manifiesta en el
artículo 18° del cuestionario redactado en 1765 por la Real Academia de la Historia
para recoger información conducente a escribir una proyectada historia general de las
Indias:
³(O� GHVWLQR� ILQDO� GH� HVWDV� UHODFLRQHV� \� GHVFULSFLRQHV� JHRJUiILFDV� VHUi� OD� Real
Academia de la Historia: pidiéndose sean detalladas las noticias sobre los autores,
a fin no sólo e ser incluidos en las actas de la Corporación, sino para su
recomendación al Rey: Cuando estuviesen completas algunas de las relaciones
[...] se irán remitiendo a proporción que se fuesen finalizando, pasándose desde
luego noticia a la Academia de las personas que estuviesen encargadas de la
recolección y coordinación de dichas noticias, para que siguiendo con ellas su
correspondencia en los puntos que fuesen ocurriendo, queden por su medio
resueltas las dudas o dificultades que allá se ofrezcan a la práctica de las
enunciadas recolección y coordinación y las que acá se adviertan con vista de las
noticias emitidas o de otras que sea necesario averiguar; como también para que la
misma Academia pueda hacer mención en sus actas del particular mérito que cada
31 Instrucción«�FLW��S������ 32 Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de Intendentes del exercito y provincia en el Virreinato de Buenos Aires año 1782, De Orden de Su Majestad, Madrid, Imprenta Real, 1785.
54
una de dichas personas hubiese contraído en la aplicación y desempeño de esos
encargos, recomendándolo para con el Rey y con el público a cuyo fin deberán
venir firmadas las tales relaciones de los que las hubiesen formado, trayendo
además al pie noticia de los grados, empleos, dignidades o carácter de sus
autores.´33
Manuel Basavilbaso y el oso hormiguero
El oso hormiguero enviado por Manuel Basavilbaso en 1776,34 que fue del mayor
beneplácito de Carlos III quien llegó a tenerlo en su cuarto para su disfrute y el de sus
cortesanos en el palacio del Buen Retiro, era una animal conocido desde los primeros
tiempos de la conquista.35 Éste era sin lugar a dudas uno de los animales típicos de
América del Sur al igual que las llamas, los guanacos, los armadillos, etc., para Gonzalo
Fernández de Oviedo era una animal decepcionante debido a su pereza y timidez.36
Todavía durante el siglo XVIII seguía siendo un objeto de estudio dada sus
particularidades morfológicas que lo transformaban en una curiosidad, esta
circunstancia es manifiesta en las disímiles obras de Martin Dobrizhoffer37 y M.
Valmont de Bomare.38 En efecto, el oso hormiguero era una curiosidad de la cual no
podía esperarse una utilidad tal como sucedía con otros animales exóticos cuya carne o
cálculos biliares eran apreciados por indígenas y criollos debido a sus virtudes curativas,
tal como sucedía con el ajolote, algunas especies de lagartijas y los bezoars producidos
por los tapires que fueron ponderados de manera respectiva por José Antonio Alzate,
José Felipe Flores y el ya mencionado Dobrizhoffer.39
33 Apuntamiento«�FLW���SS�����-171. 34 Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid, núm. 373, Bernando Iriarte a Pedro Franco Dávila, 1777. 35 El oso hormiguero figura en la Instrucción«�GH�'iYLOD�MXQWR�D�RWURV�DQLPDOHV�GHILQLGRV�FRPR�GH�³ORV�PiV�FXULRVRV�\�DSHWHFLGRV�SDUD�HO�5HDO�*DELQHWH´��S������ 36 Miguel DE ASÚA y Roger FRENCH, A New World of Animals. Early Europeans on the Creatures of Iberian America, Aldershot, Ashgate, 2005, pp. 66-118. 37 Martin DOBRIZHOFFER, An Account of the Abipones, an equestrian people of Paraguay, volume I, London, John Murray, Albermarle Street, 1822, pp. 268-270. 38 M. VALMONT DE BOMARE, Dictionnaire Raisonnp�8QLYHUVHO�G¶+LVWRLUH�1DWXUHOOH, tome V, Lyon, Chez Bruyset Freres, 1791, pp. 597-605. 39 José Antonio ALZATE, Observaciones útiles para el futuro de México. Selección de Artículos, 1768-1795, editadas por Miruna Achim, México, Conaculta, 2012, p. 242-245; Miruna ACHIM, Lagartijas Medicinales. Remedios Americanos y Debates Científicos en la Ilustración, México, Conaculta, 2008, p. 14; Martin DOBRIZHOFFER, An Account«�FLW., pp. 262-265.
55
El curioso oso hormiguero sólo vivió siete meses, a su muerte el rey ordenó a Rafael
Mengs, primer pintor de la corte, que lo retratara.40 Este último delegó dicha tarea
íVHJ~Q�OR�SHUPLWLUtDQ�DILUPDU�LQYHVWLJDFLRQHV�UHFLHQWHVí�HQ�VX�D\XGDQWH��HO�MRYHQ�SLQWRU�
Francisco Goya quien tras su objetivo de convertirse en pintor de cámara habría
aceptado el singular pedido.41 El oso hormiguero no sólo fue retratado sino también
embalsamado y exhibido en el Real Gabinete de Historia natural donde todavía podía
ser contemplado en 1818.42 Del mismo modo su imagen apareció publicada en el libro
de viajes por España escrito por John Talbott Dillon.43
Manuel Basavilbaso, por su parte, era para el visitador de correos y postas, Alonso
&DUULy�GH�OD�9DQGHUD��XQ�³PR]R�GH�PiV�TXH�FRP~Q�LQVWUXFFLyQ�\�MXLFLR�´44 Sus intereses
abarcaban tanto las cuestiones cruciales de la vida económica, religiosa y eclesiástica de
Buenos Aires como algunas cuestiones mundanas que atraían también a otros
³FXULRVRV´�GH�OD�FLXGDG��(QHWUH�HVWDV�~OWLPDV�VH�GHVWDFDEDQ�HO�SURFHGLPLHQWR�GH�³KHODU�
DOJXQDV� EHELGDV� FRPSXHVWDV´� GH� GHOLFDGR� VDERU� \� ODV� ³FHQDV� GH� >«@� QRFKHV� GH�
PiVFDUDV�´45
Manuel Basavilbaso fue un personaje principal de la élite colonial porteña46 quien
poseyó la tercera fortuna de Buenos Aires;47 ostentó entre 1772 y 1794 el cargo de
administrador de la real renta de correos marítimo y terrestre de Buenos Aires que había
heredado de VX� SDGUH�� 'RPLQJR� %DVDYLOEDVR� íTXLHQ� D� VX� YH]� KDEtD� VLGR� HO� SULPHU�
DGPLQLVWUDGRU�GH�FRUUHRV�GHVGH�VX�FUHDFLyQ�HQ�����í�48 desarrolló desde 1760 junto a su
padre una dinámica actividad comercial como intermediario entre los productores de
bienes primarios como el cuero o la lana y los comerciantes peninsulares, dadas las
atribuciones de su cargo que le permitían decidir los volúmenes de carga de las fragatas-
40 $QD�9LFWRULD�0$=2�3e5(=��³(O�2VR�+RUPLJXHUR�GH�VX�0DMHVWDG´��Asclepio, vol. LVIII, núm. 1, pp. 281-294. 41 -DYLHU� -RUGiQ� '(� 855Ë(6� <� '(� /$� &2/2,1$�� ³8Q� JR\D� H[yWLFR�� /D� RVD� KRUPLJXHUD� GH� VX�PDMHVWDG´��Revista de Arte Goya, núm. 336, 2011, pp. 242-253. 42 Juan MIEG, 3DVHR�SRU�HO�*DELQHWH«cit., p. 154. 43 John Talbot DILLON, Travels through Spain, with a view to illustrate the natural history and physical geography of that kingdom a series of letters, Dublin, Printed for S. Price, W. and H. Whitestone, T. Walker, W. Gilbert, C. Jenkin, W. Hallhead, L. White, C. Talbot and P. Byrne, 1781, p. 80. 44 CONCOLORCORVO, El lazarillo de ciegos caminantes, Buenos Aires, Emecé, 1997, p. 39. 45 CONCOLORCORVO, El lazarillo«FLW���S������ 46 Enrique UDAONDO, Diccionario Biográfico Colonial Argentino, Buenos Aires, Huarpes, 1945, p. 141. 47 -DLPH�3(,5(�\�5REHUWR�',�67()$12��³'H�OD�Vociedad barroca a la ilustrada: aspectos económicos del SURFHVR�GH�VHFXODUL]DFLyQ�HQ�HO�5tR�GH�OD�3ODWD´��Andes, Antropología e Historia, núm. 15, 2004, p. 146. 48 5DTXHO� %,6,2� '(� 25/$1'2�� ³/D� UHQWD� GH� FRUUHRV� GH� %XHQRV� $LUHV� KDVWD� ����´�� Memoria del Congreso del Instituto de Derecho Indiano, México, Escuela Libre de Derecho-UNAM, pp. 169-185, p. 173.
56
correo en su tornaviaje a La Coruña;49 detentó la Real Orden de Carlos III50 que le fue
concedida por los servicios prestados a la corona tras su solicitud de esta merced real en
1783;51 e integró la poderosa Hermandad de la Santa Caridad que agrupaba a un selecto
grupo de comerciantes de la ciudad que desarrollaron una profusa labor de beneficencia
que los dotó de prestigio social.52 De hecho Manuel y su familia habían sido
beneficiarios de la política reformista borbónica, ésta formaba parte de la facción
antijesuita que durante el último cuarto del siglo XVIII avanzó en el usufructo de los
bienes inmuebles del clero regular en consonancia con la política de consolidación del
poder de la corona.53
Puede decirse que Manuel Basavilbaso dado su cargo de administrador de la real
renta de correos poseyó una red de comunicación con una vasta cobertura geográfica.
Esta circunstancia lo transformó en un acopiador privilegiado de información
económica, geográfica y naturalista, etc. En efecto, la sede principal de la
administración de la real renta de correos estaba en Buenos Aires desde donde fluían las
denominadas cuatro carreras que conectaban a la capital virreinal con los territorios
interiores. La primera enlazaba las jurisdicciones de Buenos Aires, Córdoba, Santiago
del Estero, San Miguel de Tucumán, Salta, Jujuy, Chichas y Porco hasta llegar a Potosí;
la segunda lo hacía con las de Córdoba, Mendoza y el paso cordillerano en la Posta de
Uspallata hasta Chile; la tercera lo hacía con las ciudades de San Miguel de Tucumán y
Mendoza a través de las jurisdicciones de Catamarca, La Rioja y San Juan; y la cuarta lo
hacía con las jurisdicciones de Santa Fe, Corrientes y Pueblos de Misiones hasta llegar
Asunción del Paraguay.54 Por ello los contactos de Manuel Basavilbaso estaban
GLVSHUVRV� SRU� HO� YLUUHLQDWR�� WDO� HV� HO� FDVR� GHO� 0DUTXpV� GHO� 9DOOH� GHO� 7RMR� íFX\DV�
posesiones en Jujuy eran atravesadas por el camino real que conectaba a los virreinatos
49 )HUQDQGR� -80$5�� ³&RPHUFLDQWHV� HQ� 5tR� GH� OD� 3ODWD� SUH-virreinal. El caso de Domingo de %DVDYLOEDVR´�� Anuario del Instituto de Historia Argentina, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata, núm.11, 2011, p. 219. 50 1RUD�6,(*5,67��³/D�KLGDOJXtD�HQ�%XHQRV�$LUHV�HQ�HO�VLJOR�;9,,,��&RQFHSWRV�VREUH�VXV�DOFDQFHV�HQ�ORV�DFWRV�SRVLWLYRV´��Procesos Históricos. Revista Semestral de Historia, Arte y Ciencias Sociales, núm. 9, 2006, p. 10. 51 Archivo General de la Nación-Buenos Aires (en adelante AGN-Buenos Aires), Sala 7, Legajo 1, (20-3-1). 52 0DUtD�7HUHVD�)867(5��³/D�+HUPDQGDG�GH� OD�6DQWD�&DULGDG��/RV�RUtJHQHV�GH� ODD�EHQHILFHQFLD�HQ la FLXGDG�GH�%XHQRV�$LUHV´��Bibliographica Americana, núm. 8, 2012, pp. 178-179. 53 -DLPH�3(,5(�\�5REHUWR�',�67()$12��³'H�OD�VRFLHGDG�EDUURFD«´�FLW���SS�����-124. 54 5DTXHO�%,6,2�'(�25/$1'2��³/D�UHQWD�GH�FRUUHRV«´�FLW���S������
57
GHO� 3HU~� \� GHO� 5tR� GH� OD� 3ODWDí55 con quien Manuel y su padre tuvieron tratos
mercantiles ligados al comercio de lana de vicuña y piedras bezoares hacia España.56
De este modo el envío del oso hormiguero por Manuel Basavilbaso estuvo inscripto
en el marco de una sociabilidad en la cual el intercambio de datos y objetos naturales
tendían tanto a cimentar el prestigio social y político de este funcionario colonial como
D� DOLPHQWDU� XQ� SDVDWLHPSR� SURSLR� GH� ORV� ³FXULRVRV´�� $O� UHVSHFWR� SXHGHQ� FLWDUVH� GRV�
evidencias que sustentan el argumento aquí sostenido acerca de la participación de
Basavilbaso en los circuitos de intercambio de información geográfica y naturalista
alimentados por la corona y sus instituciones académicas en estrecha relación a la
burocracia colonial.
La primera evidencia está dadD�SRU�HO�HQYtR�GH�XQ�³SLFDIORU´�\�XQDV�³PDULSRVDV´�DO�
TXH�VLJXLy�RWUR�FRPSXHVWR�SRU�GRV�³JXDFDPD\RV�DPDULOORV�\�D]XOHV´�GHO�3DUDJXD\�TXH�
Manuel Basavilbaso hizo en 1776 al H[�JREHUQDGRU�)UDQFLVFR�%XFDUHOOL�\�8UV~D�íTXLHQ�
había sido el responsable de la instauración de la real renta de correos en el Río de la
3ODWD�HQ������\�GH�OD�H[SXOVLyQ�GH�ORV�-HVXLWDV�HVH�PLVPR�DxRí�D�FDPELR�GH�XQD�UHPHVD�
de Gacetas de Holanda.57 La solicitud de periódicos era una práctica habitual y
estratégica para los comerciantes debido a su imperiosa necesidad de conocer la
situación de paz o guerra en Europa pues gravitaba sobre la seguridad de los barcos en
navegación. En este sentido es ilustrativo el pedidos de gacetas y mercurios realizado
por Domingo Basavilbaso 1755 al comerciante residente en Madrid José de Villanueva
Pico.58
La segunda evidencia está dada por la inclusión de Manuel Basavilbaso en la lista de
colaboradores locales del naturalista Tadeo Haenke59 quien fue uno de los tres
naturalistas que integraron la expedición comandada por Alejandro Malaspina que
DUULEy�DO�YLUUHLQDWR�GHO�5tR�GH�OD�3ODWD�HQ�������/D�OLVWD�GH�+DHQNH�íTXH�LQFOX\H�HQWUH�
RWURV� D� )UDQFLVFR� 0RUHQR� ³PLQHUR� HQ� HO� PLQHUDO� GH� 8VSDOODWD´�� 0DQXHO� 6iH]�
³$GPLQLVWUDGRU� GHO� &RUUHR� GH� 0HQGR]D´�� &DVLPLULR� 1HFRFKHD� \� $QVHOPR� &DVWDJQRQ�
residentes en Buenos Aires, y a otros colaboradores de Chile, Huanuco, Pomacocha,
55 Los territorios del Marqués del Tojo comprendían una vasta superficie dividida entre parte de las actuales repúblicas de Argentina y Bolivia, éstos eran: Chuquisaca, Tarija, Tupiza, Yavi, Orán, Casabindo, Cochinoca, Santa Victoria e Iruya. 56 )HUQDQGR�-80$5��³&RPHUFLDQWHV«´�FLW���S� 226. 57 AGN, Buenos Aires, Sala 7, Legajo 2 (20-3-1). 58 -RVp�0DUtD�0DULOX]�8548,-2��³&OLPD�LQWHOHFWXDO�ULRSODWHQVH�GH�PHGLDGRV�GHO�VHWHFLHQWRV��/RV�OtPLWHV�GHO� 3RGHU� 5HDO´�� De la Justicia del Tratado de Límites de 1750 por Baltazar Maziel, Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1988, p. 19. 59 Archivo Real Jardín Botánico-Madrid (en adelante ARJB-M), División VI-H. 1, 3, 6. f. 1 y 2.
58
*XD\DTXLO�� HWF�í� SRQH� GH� UHOLHYH� OD� IXQFLyQ� SULPRUGLDO� GH� ORV� FRODEoradores locales
dado su conocimiento de los territorios que tanto los naturalistas viajeros como los de
gabinete desconocían. Por su parte para los colaboradores locales dicha inclusión
implicaba el acceso a posibles cargos, prebendas o distinciones que representaban la
otra cara de las contraprestaciones dadas a los viajeros o académicos metropolitanos.
Alejandro Malaspina poseía también una lista de colaboradores locales quienes lo
D\XGDUtDQ� HQ� OD� HODERUDFLyQ� GH� VX� SUR\HFWDGR� í\� IDOOLGRí� GLDULR� PHWHRUROygico
americano.60 Entre sus corresponsales se encontraban Manuel Lavardén en Buenos
Aires y Francisco Romero en Lima quien obtuvo tiempo después el cargo de catedrático
de matemática gracias a la recomendación que Malaspina elevó al virrey del Perú,
Francisco Gil y Lemos.61
Conclusión
La historia de la remisión del oso hormiguero efectuada por Manuel Basavilbaso
permite poner la manifiesto los variados agentes, territorios, instituciones y prácticas
subyacentes a la conformación de la colección de Historia natural del gabinete
madrileño. La participación de los agentes coloniales como recolectores o informantes
de las instituciones académicas metropolitanas no sólo ilustra una práctica ubícua en las
colonias españolas dada su estrecha vinculación con la dinámica del gobieno colonial de
las Indias sino también la articulación de unas magnitudes político-administrativas con
otras académico-científicas. Tal es el caso de los beneficios y contraprestaciones
impulsados por la corona a través del reconocimiento social y académico de la
colaboración prestada por agentes tales como Basavilbaso quienes reconocieron las
posibilidades que dicha lógica implicaba y que tuvo a los exóticos animales americanos
como parte integrante de la misma.
60 Archivo Museo Naval-Madrid (en adelante AMN-M), Ms. 426, Plan del diario meteorológico Americano, f. 148v.-150. 61 AMN-M, Ms. 426, f. 152-152v. Alejandro Malaspina al Virrey Gil y Lemos. Callao, 15 de septiembre de 1790.
* Università degli studi di Bari Aldo Moro, Italia.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 59-75 ISSN 1853-4503
Il peso della parola scritta. Il difficile affermarsi del «visuale» nella storiografia italiana della scienza1
Francesco Paolo de Ceglia*
Abstract This paper addresses the way in which Italian historians of science have dealt in recent decades
with the new perspectives arising from the so-FDOOHG� LFRQLF� WXUQ�� 7KH� µYLVXDO¶� KDV� KDG� VRme
difficulty in making headway in a historiographical practice which is, in many ways, still very
traditional. The crisis of the Italian university system and the lack of turnover have contributed to
making this even more difficult.
Key words: Visual history - Italian historiography - Historiographical trends - Iconic turn.
Abstract Il presente contributo affronta il modo in cui gli storici della scienza italiani si sono confrontati
negli ultimi decenni con le nuove prospettive derivanti dal cosiddetto iFRQLF�WXUQ��,O�µYLVXDOH¶�KD�
incontrato una certa difficoltà nel farsi strada in una pratica storiografica per molti versi ancora
assai tradizionale. La crisi del sistema universitario italiano e la mancanza di turn over ha
contribuito a rendere tale affermazione ancora più difficile.
Parole chiave: storia visuale - storiografia italiana - pratica storiografica - iconic turn
Fecha de recepción: 31/08/2013 Fecha de aceptación: 06/01/2014
1 Il presente saggio riprende, sintetizzandolo e aggiornandolo, quanto esposto in Francesco Paolo DE &(*/,$��³4XHOOR�FKH�OH�SDUROH�QRQ�GLFRQR��Visuale e materiale nel recente dibattito storico-scientifico LWDOLDQR´��Storica, 51, 2011, pp. 53-82.
60
La storia della scienza attraversa in Italia una fase di crisi: affermatasi sotto il profilo
istituzionale tra gli anni ottanta e novanta del secolo scorso, la disciplina ha conosciuto
QHO� QXRYR� PLOOHQQLR� XQD� YHUD� H� SURSULD� EDWWXWD� G¶DUUHVWR�� VROR� LQ� SDUWH� DVFULYLELOH� DO�
JHQHUDOH� GHFOLQR� GHOO¶XQLYHUVLWj� LWDOLDQD�� 6H�� GD� XQ� FDQWR�� q� YHUR� LQIDWWL� FKH� O¶LQWHUR�
sistema accademico del Paese stia subendo le conseguenze della stretta economica e
GHOO¶HUHGLWj�EDURQDOH��GDOO¶DOWUR��q�LQQHJDELOH�FKH�OD�VWRULD�GHOOD�VFLHQ]D�DEELD�LPERFFDWR��
in maniera più irresponsabile rispetto a quanWR�DEELDQR�IDWWR�GLVFLSOLQH�³VRUHOOH´�FRPH�OD�
ILORVRILD� GHOOD� VFLHQ]D�� XQD� VWUDGD� VHQ]D� XVFLWD�� ULGX]LRQH� GHOO¶RUJDQLFR�� PDQFDQ]D� GL�
ricambio generazionale, frammentazione, limitati rapporti con la comunità scientifica
internazionale. Ad onor del vero, vi VRQR� DQFKH� SLFFKL� G¶HFFHOOHQ]D�2 Un riflessione
appare tuttavia opportuna.
Dato il limitato spazio a disposizione, nel presente contributo si analizzerà uno
specifico case study, quello della storia visuale della scienza, paradigmatico, a parere di
chi scrive, delle difficoltà incontrate dalle più fresche prospettive internazionali nel loro
WHQWDWLYR�GL�DIIHUPDUVL�LQ�XQ�3DHVH�FRPH�O¶,WDOLD��LQ�FXL�OD�FRPXQLWj�GHJOL�VWRULFL�ULVHQWH�
di una formazione tanto rigorosa, quanto non sempre in grado di confrontarsi
serenamente con prospettive non tradizionali.
Le origini del dibattito
)X� DOOD� PHWj� GHJOL� DQQL� VHWWDQWD� FKH�� LQ� XQD� FRQIHUHQ]D� OHWWD� DO� .LQJ¶V� &ROOHJH� GL�
Londra, in occasione del centenario della morte di Charles Lyell, padre della geologia
moderna, Martin Rudwick espresse un severo giudizio sulla situazione che gli si parava
GLQDQ]L�� OD� SDOHVH� LQFRQJUXHQ]D� WUD� O¶HQIDVL� SRVWD� GDJOL� VWRULFL� VXOOH� IRQWL� YHUEDOL� H� LO�
modo, appunto tutto visuale, in cui i geologi del XIX secolo erano soliti concepire,
comunicare e discutere le proprie acquisizioni, pratiche o teoriche che fossero.3 La
miccia era accesa, benché destinata a bruciare ancora molto lentamente in un contesto
accademico che sembrava non volerle concedere ossigeno: se certa filosofia analitica,
2 Si rinvia, per sintesi, alla pur discutibile Valutazione della qualità della ricerca 2004-2010 condotta GDOO¶$QYXU� �$JHQ]LD�1D]LRQDOH�GL�9DOXWD]LRQH�GHO�6LVWHPD�8QLYHUVLWDULR�H�GHOOD�5LFHUFD��� ,O� UDSSRUWR�q�SXEEOLFDWR� DOO¶LQGLUL]]R�� KWWS���ZZZ�DQYXU�RUJ�UDSSRUWR�� 6XOOH� SURVSHWWLYH� GLVFKLXVH� GDOOD� QXRYD�valutazione si YHGD�0DVVLPR�0$==277,��³/LVWLQJ�:LGHO\´��Times Higher Education, 8 nov. 2012, pp. 43-45. 3 0DUWLQ�-�6��58':,&.��³7KH�(PHUJHQFH�RI�D�9LVXDO�/DQJXDJH� IRU�*HRORJLFDO�6FLHQFHV�����-����´��History of Science, 14, 1976, pp. 149-195.
61
molto apprezzata dagli specialisti del tempo, risolveva la scienza nel linguaggio formale
FKH� OD� HVSULPHYD�� HUD� TXHVW¶XOWLPR�� QHOOD� SURSULD� TXLQWHVVHQ]D� ORJLFD�� D� GRYHU� HVVHUH�
oggetto primario di una ricerca storica, la quale, col senno di poi, sarebbe apparsa
ipercerebrale, disincarnata ed esangue. Solo alla fine del decennio successivo il visuale
sarebbe difatti divenuto tema di specifiche pubblicazioni e congressi internazionali. Nel
1990, ad esempio, ne avrebbero dato prova Michael Lynch e Steven Woolgar,
consegnando alle stampe una prima, eclettica, raccolta di saggi, in cui ad interrogarsi
SXJQDFHPHQWH�VXOO¶LQYHWHUDWR�SULPDWR�DWWULEXLWR�DO�OLQJXDJJLR�YHUEDOH�GDOOD�DQFRUD�DVVDL�
forte prospettiva formalista sarebbero stati storici, filosofi e soprattutto sociologi della
scienza.4 Un cahier de doléance, insomma, animato da un decostruzionismo molto à la
page�� FKH�� FRQ� WXWWD� O¶DXWRUHYROH]]D� GL� XQ� OLEUR� GHOOD� 0,7� 3UHVV�� DYUHEEH� SRVWR� OD�
questione almeno sul piano teorico. Il salto al mondo della concreta pratica storiografica
HUD�SHUz�DQFRUD�OXQJL�GDOO¶HVVHU�VWDWR�SLHQDPHQWH�FRPSLXWR�
La sfida fu raccolta proprio in Italia da un lungimirante e, per così dire,
³PLWWHOHXURSHR´�5HQDWR� 0D]]ROLQL�� LO� TXDOH�� VHPSUH� QHO� µ���� ULXQu� D�7UHQWR� XQ� QXWULWR�
gruppo di studiosi in un meeting, questa volta genuinamente storico, su Non-Verbal
Communication in Science Prior to 1900. Lo sforzo, in un Paese che continuava ±se si
vuole, a buon diritto± a vedere, ad esempio, moltiplicare antologie e studi critici sulla
prosa scientifica GHO�;9,,�H�;9,,,�VHFROR��HUD�WHVR�D�UHFXSHUDUH�O¶HVVHQ]D�VTXLVLWDPHQWH�
H[WUDOHWWHUDULD�GHOO¶LPSUHVD�VFLHQWLILFD�H�� DOPHQR� LQ�SDUWH��GHOOD� VXD�FRPXQLFD]LRQH�5 Il
curatore inseriva le immagini nella più ampia categoria delle fonti non verbali,
accostandole dunque a strumenti, modelli materiali, collezioni di oggetti naturali,
luoghi, grafici e artefatti simbolici. Metteva nondimeno in guardia quanti, troppo
HQWXVLDVWL��SHQVDVVHUR�FKH�LQWHUSUHWDUH�XQ¶LPPDJLQH�IRVVH�SL��IDFLle che leggere un testo
verbale.
Come nel caso degli scritti antichi, molte fonti non verbali sono difficili da capire
perché non siamo stati formati nel loro apparato di riferimenti e abbiamo perso la
capacità di percepire quale avrebbe dovuto essere il loro più immediato significato. Esse
4 Michael E. LYNCH, Steve WOOLGAR (a cura di), Representation in Scientific Practice, Cambridge Mass., MIT Press, 1990. 5 %DVWL�SHQVDUH�DOO¶LQWHUHVVH�SHU�OD�OHWWHUDWXUD�VFLHQWLILFD�VXVFLWDWR�GD�(]LR�5DLPRQGL���������TXLQGL��GRSR�XQ�GHFHQQLR��FRQ�XQ¶HFR�DQFRUD�PDJJLRUH��GDOOH�SRVWXPH�Lezioni americane di Italo Calvino (1988). Gli anni ottanta videro inoltre la pubblicazione, per I Classici 5LFFLDUGL��GHL�YROXPL�GHGLFDWL�DJOL�³6FLHQ]LDWL�GHO�6HLFHQWR´ �������H�DJOL�³6FLHQ]LDWL�GHO�6HWWHFHQWR´ (1983) da Maria Luisa Altieri Biagi e Bruno Basile nonché, per la collana Gli Scrittori /DWHU]D�� GL� ³,QWURGX]LRQH� D�*DOLOHL´ (1989) di Andrea Battistini. In VLQWHVL�� LO� SHULRGR� FRLQFLVH� FRQ� O¶³DSSURSULD]LRQH´� GHOOD� VFLHQ]D� GD� SDUWH� GHJOL� LWDOLDQLVWL�� VRSUDWWXWWR� GL�scuola bolognese.
62
pHUWDQWR� ULFKLHGRQR�� SHU� YHQLUH� GHFLIUDWH�� FRPSHWHQ]H� GLYHUVH� H� VSHVVR� UDUH�� '¶DOWUR�
canto, numerose fonti non verbali possono acquisire una valenza che originariamente
non possedevano, come nel caso di illustrazioni di animali o piante estinte, che
garantiscono una valida documentazione alla ricerca contemporanea in zoologia e
botanica.6
La ricerca di fonti fino ad allora poco frequentate si inscriveva in un programma di
rinnovamento che, avendo in qualche modo esperito i limiti del linguaggio verbale,
desiderava esplorare «quello che le parole non dicono». Dopo il boom dei cultural
studies, gli anni novanta stavano conoscendo il cosiddetto iconic o pictorial turn, la cui
benefica influenza si sarebbe presto estesa alla discussione metodologica ±più che alle
pratiche di ricerca± D� PRQWH� GL� XQ� SR¶� WXWWH� OH� VFLHQ]H� XPDQH�7 quindi al dibattito
storiografico.8 La riflessione sul divenire stesso della scienza, da non pochi concepita
SHU� O¶DSSXQWR� FRPH� OR� VIRU]R� WHVR� D� ©UHQGHUH� YLVLELOL� QXRYH� FRVH� R� YLVLELOL� LQ� PRGo
nuovo cose familiari»,9 non poté, in particolare, non esserne segnata: iconismi e
formalismi ±dunque, immagini in senso stretto, ma anche grafici, tabelle, simboli ecc.±
venivano finalmente avvertiti, almeno su un piano teorico, come lo hard core di una
SHFXOLDUH�PRGDOLWj�GL�IDUH��SULPD��H�FRPXQLFDUH��SRL��OD�VFLHQ]D��VL�SHQVL�DOO¶DQDWRPLD�R�
alla botanica), il cui armamentario operativo non era più perfettamente sovrapponibile a
quello di altre forme di ricerca, in primo luogo la filosofica.10
Nel 2003, addirittura, il network su Science and the Visual Image 1500-1800, creato
GDOOD�(XURSHDQ�6FLHQFH�)RXQGDWLRQ��UDFFRJOLHQGR�O¶HUHGLWj�GHO�SURJHWWR�VIRFLDWR�TXDOFKH�
anno prima nella pubblicazione del bel volume Science and the Visual Image in the
6 Renato G. MAZZ2/,1,�³3UHIDFH´�� ,'�� �D� FXUD� GL�� Non-Verbal Communication in Science Prior to 1900, Firenze, Olschki, 1991, p. XI. 7 William J.T. MITCHELL (a cura di), The Language of Images, Chicago, University of Chicago Press, 1980; Id., Iconology. Images, Text, Ideology, Chicago, University of Chicago Press, 1980. 6XOO¶DUJRPHQWR� VL� YHGD�0DUJDUHW�',.29,76.$<$�� Visual Culture. The Study of the Visual after the Cultural Turn, Cambridge Mass., MIT Press, 2005, pp. 47-64. 8 Peter BURKE, Eyewitnessing. The Uses of Images as Historical Evidence, Londres, Reaktion Books, 2001; Gottfried BOEHM (a cura di), Was ist ein Bild?, Monaco, Fink, 1994; Hubert BURDA, Chista MAAR (a cura di), Iconic Turn. Die neue Macht der Bilder, Colonia, DuMont Verlag, 2004. In Italia, Carlotta SORBA, 6LPRQD� 752,/2� �D� FXUD� GL��� ³/H� SURVSHWWLYH� GHO� YLVXDOH�� VWRULD� H� LPPDJLQL´��&RQWHPSRUDQHD��5LYLVWD�GL�VWRULD�GHOO¶����H�GHO����, 9, 2006, pp. 701-746. 9 1RUWRQ�:,6(��³0DNLQJ�9LVLEOH´��Isis, 97, 2006, p. 75. 10 Si pensi ai numerosi volumi di Edward R. Tufte, interamente dedicati alla visualizzazione nelle scienze, anche se non sempre in chiave storica: Envisioning Information (1990), Visual and Statistical Thinking: Displays of Evidence for Decision Making (1997), Visual Explanations: Images and Quantities, Evidence and Narrative (1997), The Visual Display of Quantitative Information (2a ed., 2001), Beautiful Evidence (2006).
63
Enlightenment,11 diede alle stampe importanti risultati in una ricca opera collettanea dal
titolo The Power of Images in Early Modern Science. Essa dava in qualche modo
VRVWDQ]D�VWRULFD�DOO¶LQWXL]LRQH��HVSUHVVD�DOOD�ILQH�GHJOL�DQQL�RWWDQWD�GD�XQ�%UXQR�/DWRXU�
già costruttivista sociale, secondo cui a permettere la nascita della scienza moderna
VDUHEEH�VWDWD�SURSULR�O¶LQWURGX]LRQH�GL�©LQVFULSWLRQVª��YDOH�D�GLUH�GL�VSHFLILFKH�SUDWLFKH�
di visualizzazione, lato sensu perlomeno, presentabili su carta, leggibili, combinabili
ecc.12 /¶HVVHQ]D�GHOOD�VFLHQ]D�GL�RJQL�WHPSR��SHU�GLUOD�FRQ�+HQU\�%HUJVRQ��©q��LQ�HIIHWWL��
manipolare dei segni, che essa sostituisce agli oggetti stessi». Tali segni, talora grafici,
«differiscono da quelli del linguaggio comune per la loro maggior precisione e per la
loro più alta efficacia».13 /¶,WDOLD� SDUWHFLSDYD� DOOD� GLVFXVVLRQH� DWWUDYHUVR� DOFXQL�
rappresentanti, i quali anche negli anni a venire avrebbero continuato ad impegnarsi nel
dibattito.14
7XWWL� VHPEUDYDQR� G¶DFFRUGR�� VHSROWR� O¶HPSLULVPR� ORJLFR� H� OD� HVausta prospettiva
logocentrica,15 si sarebbe finalmente superato ciò che Caroline Jones e Peter Galison
GHILQLYDQR� ©HFRQRPLD� ELQDULDª� GHOOD� FRQRVFHQ]D�� O¶LQHVDWWR� FRQYLQFLPHQWR� FLRq� SHU� LO�
quale arte e scienza si sarebbero configurate come attività distinte e incommensurabili.
Sarebbe stata, in altre parole, accantonata la posizione di chi le voleva espressione di
©GXH� FXOWXUHª�� SHU� FLWDUH� LO� WLWROR� GHOO¶LQYHWHUDWR� OLEHOOR� GL� &KDUOHV� 3HUF\� 6QRZ�16
pratiche giustapposte in termini meramente euristici solo per HQIDWL]]DUQH� O¶DQWLWHWLFD�
polarità: «morbido contro duro, intuitivo contro analitico, induttivo contro deduttivo,
visuale contro logico, casuale contro sistematico, autonomo contro collaborativo, e,
come tutti i binari, ad alcuni livelli, femminile contro maschile».17 Al contrario, arte e
11 William R. SHEA (a cura di), Science and the Visual Image in the Enlightenment, Canton, Science History Publications, 2000. 12 Wolfgang LEFÈVRE, Jürgen RENN, Urs SCHOEPLIN (a cura di), The Power of Images in Early Modern Science, Basilea-Boston-%HUOLQR�� 6SULQJHU�� ������%UXQR�/$7285�� ³/HV� YXHV� GH� O¶HVSULW�� Une LQWURGXFWLRQ� j� O¶DQWKURSRORJLH� GHV� VFLHQFH� HW� GHV� WHFKQLTXHV�� Culture technique, 14, 1985, pp. 4-30. Punto di riferimento, quasi feticistico, del costruttivismo sociale è però Bruno LATOUR, Steve WOOLGAR, Laboratory Life. The Social Construction of Scientific Facts, Beverly Hills-Londra, Princeton University Press, 1979. 13 Henri BERGSON, /¶pYROXWLRQ�FUpDWULFH�[1907], Parigi, Presses Universitaires de France, 2007, p. 328. 14 Saggi di Marco Beretta e Lucia Tomasi Tongiorgi sono contenuti nel primo volume, curato da William R. Shea, il quale, pur non essendo italiano, dal 2003 avrebbe coperto la cattedra galileiana di storia della VFLHQ]D�DOO¶8QLYHUVLWj�GL�3DGRYD��$QQDULWD�$QJHOLQL��/XLVD�0��'RO]D��3DROR�*DOOX]]L�H�*LDQFDUOR�1RQQRL�parteciparono invece al secondo volume. 15 Brian Scott BAIGRIE (a cura di), Picturing Knowledge. Historical and Philosophical Problems Concerning the Use of Art in Science, Toronto, University of Toronto Press, 1996. 16 Charles Percy SNOW, The Two Cultures and the Scientific Revolution, Cambridge, Cambridge University Press, 1959. 17 Caroline A. JONES e Peter GALISON (a cura di), Introduction, in Picturing Science Producing Art, Londra, Psychology Press, 1998, p. 2.
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scienza, si sosteneva con forza, avevano a lungo condiviso artefici, luoghi, protocolli e
soprattutto il fine di rendere in qualche modo visibile ±o, se non altro, rappresentabile±
O¶RJJHWWR�GHOOH�SURSULH�DSSOLFD]LRQL��(UD�GXQTXH�D�WDOH�RULJLQDULR�³VJXDUGR�LQGDJDWRUH´�
che occorreva prestare attenzione.18
Una continuità, quella tra arte e scienza, intuitivamente ravvisabile nei disegni
anatomici di Leonardo da Vinci, certo. Ma che dire delle diafane matrici matematiche
usate dalla più recente fisica delle particelle, sviluppatasi allorché, con la crisi dello
«scopic régime», la scienza ha in molti casi smesso di visualizzare, almeno in senso
stretto, i propri oggetti?19
A prescindere dalle interpretazioni storiche che si danno dei nessi e delle tensioni
variabili che in epoche diverse si sono stabiliti tra scienze ed arti, sono convinto che
queste ultime siano parte integrante della costituzione materiale del mondo occidentale
almeno a partire dal Quattrocento fino a oggi. Le visualizzazioni della storia sacra,
presenti in tanta parte della pittura occidentale, sono visualizzazioni della storia
VSLULWXDOH� GHOO¶Occidente ±cioè di quanto di più intangibile possa esistere± così come
oggi lo sono le visualizzazioni di entità teoriche, esperimenti mentali, processi biologici
o cosmologici, micro e macro strutture visivamente non percettibili né ai nostri occhi,
né con le nostre attuali strumentazioni.20
Rappresentazioni naturalistiche rinascimentali, segnatamente botaniche, zoologiche e
anatomiche; esibizioni scientifiche e tecnologiche, vale a dire precipitati di un
positivismo animato da una sempre più sofisticata «ansia scopica», come esperimenti
pubblici o spettacoli di lanterne magiche e illusioni ottiche; collezioni fotografiche
ottocentesche; microcinematografie di belle époque: sono, questi, esempi di quella
«epistemologia materializzata», a cui nel 2006 si decideva di consacrare un intero focus
di Isis, organo della History of Science Society.21 Se finanche quella che è da molti
considerata come la più autorevole rivista al mondo di storia della scienza si mostrava
sensibile al fascino dello sguardo, diveniva lecito parlare di un vero e proprio «contagio
GHO� YLVXDOHª�� FRPH� QRWz� O¶DWWHQWR� &ODXGLR� 3RJOLDQR�� JHUPL� FXOWXUDOL� QDWL� DOWURYe un
trentennio prima si sarebbero presto trasmessi nei lavori storico-scientifici, tanto più
18 Sulla questione sarebbe ritornato qualche anno dopo '��*UDKDP�%851(77��³A View from the Bridge: The Two Cultures Debate, Its Legacy, and the Histor\�RI�6FLHQFH´��Daedalus, 128, 1999, pp. 193-218. 19 Martin JAY, Downcast Eyes: The Denigration of Vision in Twentieth-Century French Thought, Berkeley-Los Angeles, University of California Press, 1994, pp. 149-209. 20 5HQDWR�*��0$==2/,1,��³6XOOH�SUDWLFKH�GL�YLVXDOL]]D]LRQH�QHOOH�VFLHQ]H´, Martin L. FRANK, Claudio POGLIANO (a cura di), Scorci di storia della scienza, Pisa, Pisa University Press, 2010, p. 190. 21 ³)RFXV��6FLHQFH�DQG�WKH�9LVXDO�&XOWXUH´��Isis, 97, 2006, pp. 75-132.
65
facilmente in quanto O¶LFRQLF�WXUQ appariva, ogni giorno di più, fecondato da un digital
turn FKH� UHQGHYD� SL�� DJHYROH� O¶DFTXLVL]LRQH�� OD� FLUFROD]LRQH�� OD� PDQLSRODzione e la
pubblicazione delle fonti iconiche.22 Così nel 2009 lo stesso Pogliano, insieme con
Michael Hagner e Renato Mazzolini, ha curato, in seno ad un network di istituzioni
capitanate dal Max Planck Institut per la Storia della Scienza di Berlino, la
pubblicazione delle ricerche condotte da una decina di giovani studiosi, ciascuno dei
TXDOL� VL� q� FLPHQWDWR� QHOOD� ULFRVWUX]LRQH� GHOOD� ©ELRJUDILD� GL� XQ¶LPPDJLQH� VFLHQWLILFDª��
incisioni, schizzi, fotografie, modificate o comunque risemantizzate da contesti in
continua evoluzione e da interpreti sempre nuovi.23
Il resto è storia recente. Anzi, recentissima. Di cambiamenti importanti si discuteva
già da tempo. Ma è solo con il primo fascicolo del 2011 che Nuncius, probabilmente la
più prestigiosa rivista italiana di storia della scienza, ha mutato di impostazione
editoriale.24 Abbandonando Olschki, la benemerita casa editrice a cui era stato da
VHPSUH� OHJDWR�� LO� FRPSRVLWR� JUXSSR� GL� ULFHUFD� ³ILRUHQWLQR´� KD� RSWDWR� SHU� OD� SL��
internazionale Brill. Il periodico, da ora in poi consultabile in formato digitale oltreché
cartaceo, ospita contributi esclusivamente in lingua inglese. Il suo nuovo sottotitolo,
Journal of the Material and Visual History of Science, esito di un complesso, seppur
coerente, percorso evolutivo ± dalla fondazione, nel 1976, degli $QQDOL� GHOO¶,VWLWXWR� H�
Museo di Storia della Scienza fino ad oggi ± costituisce una interessante cartina al
tornasole di un tentativo di sprovincializzazione della storiografia italiana della scienza.
La situazione italiana
Ê�FKLDUR��JOL�DPELWL�VWRULRJUDILFL� LQ�FXL� O¶iconic turn ha più nitidamente impresso la
propria impronta sono stati quelli nei quali la visualizzazione ha da sempre giocato un
ruolo fondamentale nella pratica stessa della ricerca, prima ancora che della
cRPXQLFD]LRQH�GHL�ULVXOWDWL��GDOO¶DQDWRPLD�DOOD�]RRORJLD��GDOOD�ERWDQLFD�DOOD�FDUWRJUDILD��
GDOOD� JHRPHWULD� DOO¶DVWURQRPLD��&Lz� SHUFKp� VWXGLDUH�� DG� HVHPSLR�� XQ� RUJDQR�GHO� FRUSR�
XPDQR� VL� q�� GRSR� O¶LQYHQ]LRQH� GHOOD� VWDPSD�� D� OXQJR� SULPDULDPHQWH� ULVROWR� QHO� 22 &ODXGLR�32*/,$12�� ³,O� FRQWDJLR�GHO� YLVXDOH� QHOOD� VWRULD� GHOOD� VFLHQ]D´�� Contemporanea. Rivista di VWRULD�GHOO¶����H�GHO����, 9, 2006, pp. 709-718. 23 0LFKDHO� +$*1(5�� 5HQDWR� *�� 0$==2/,1,�� &ODXGLR� 32*/,$12� �D� FXUD� GL��� ³%LRJUDSKLHV� RI�6FLHQWLILF�,PDJHV´��QXPHUR�PRQRJUDILFR�GL�Nuncius. Journal of the History of Science, 24, 2009. 24 Il primo numero della nuova serie di Nuncius, 1, 2011, è stato dedicato da Francesco Paolo de Ceglia e &ODXGLR�3RJOLDQR�D�³9R\DJH�WKURXJK�WKH�+XPDQ�%RG\��$�0XOWLPHGLD�6XUYH\´�
66
raffigurarlo bi- o tridimensionalmente per poi descriverlo con accuratezza.25 Né è
pensabile che le illustrazioni abbiano in passato assolto una funzione meramente
retorica ed esornativa, benché anche questo aspetto andrebbe considerato.26 Pubblicare
un volume VFLHQWLILFR�HUD�VSHVVR�XQ¶RSHUD]LRQH�PROWR�FRPSOHVVD��D�FXL�SDUWHFLSDYDQR��
interagendo, soggetti diversi: lo scienziato, il revisore del testo latino, il disegnatore,
O¶LQFLVRUH��LO�FRPSRVLWRUH��OR�VWDPSDWRUH�HFF�
Sottoposto al vaglio della authorship, il medesimo oggetto può non presentare una
ILVLRQRPLD� XQLWDULD� H� RUJDQLFD�� (� F¶q� XQ� DOWUR� DVSHWWR� DO� TXDOH� FRQYLHQH� DFFHQQDUH��
3URGXUUH�TXHOO¶RJJHWWR�ULVXOWDYD�QRWHYROPHQWH�GLVSHQGLRVR��q�VWDWR�FDOFRODWR�FKH�LO�FRVWR�
delle illustrazioni poteva sfiorare, allorD�� L� WUH� TXDUWL� GHOO¶LQWHUR� FDSLWDOH� LQYHVWLWR��'DO�
FKH� VL� GHGXFH� FRPH� OD� YRORQWj� GHOO¶DXWRUH� IRVVH� VROWDQWR� XQD� GHOOH� FRPSRQHQWL� QHOOD�
GHFLVLRQH�VH�DUULFFKLUH�R�PHQR�O¶RJJHWWR�GL�LOOXVWUD]LRQL��TXDQWH�H�TXDOL�27
Difficile e di scarsa utilità sarebbe ripercorrere tutti o anche solo i principali lavori
italiani di storia della scienza interessati al visuale. Si menzionano, a titolo di esempio,
le opere seminali di Lucia Tomasi Tongiorgi per la botanica,28 Andrea Carlino per
O¶DQDWRPLD�29 Giulio Barsanti per la sistematica,30 Adalgisa Lugli31 e Giuseppe Olmi per
la museografia e le collezioni naturalistiche,32 infine, più recentemente, Filippo
Camerota per la prospettiva.33
$O�FHQWUR�GHJOL� LQWHUHVVL�GL� WDOL�VWXGLRVL�q�VSHVVR�VWDWD�O¶HWj�PRGHUQD��SHULRGR�LQ�FXL�
O¶LQWUoduzione della stampa modificò il modo di comunicare e, a monte, di fare
scienza.34 /¶LQQRYD]LRQH� WHFQRORJLFD�� ROWUH� D� JDUDQWLUH� XQD� GLIIXVLRQH� SL�� UDSLGD� HG�
25 Sui modelli tridimensionali si rinvia a Soraya DE CHADAREVIAN, Nick HOPWOOD (a cura di), Models: The Third Dimension of Science, Stanford, Stanford University Press, 2004. 26 Mario BIAGIOLI��³Galileo the (PEOHP�0DNHU´, Isis, 81, 1990, pp. 230-258. 27 Fabrizio MEROI, Claudio POGLIANO (a cura GL��� ³,QWURGX]LRQH´�� Immagini per conoscere. Dal Rinascimento alla Rivoluzione scientifica, Atti della giornata di studio, Firenze, 29 ottobre 1999, Firenze, Olschki, 2001, p. VII. 28 Lucia TOMASI TONGIORGI et alii, La scienza a corte. Collezionismo eclettico, natura e immagine a Mantova fra Rinascimento e Manierismo, Roma, Bulzoni, 1979. 29 Andrea CARLINO, La fabbrica del corpo. Libri e dissezione nel Rinascimento, Torino, Einaudi, 1994. 30 Giulio BARSANTI, La scala, la mappa, l'albero. Immagini e classificazioni della natura fra sei e ottocento, Firenze, Sansoni, 1992. 31 Adalgisa LUGLI, Naturalia e Mirabilia. Il collezionismo enciclopedico nelle Wunderkammern G¶(XURSD, Milano, Mazzotta, 1983. 32 Giuseppe OLMI, /¶LQYHQWDULR�GHO�PRQGR��&DWDORJD]LRQH�GHOOD�QDWXra e luoghi del sapere nella prima età moderna, Bologna, il Mulino, 1992. Si veda anche Giuseppe OLMI, Lucia TOMASI TONGIORGI, Attilio ZANCA (a cura di), Natura-FXOWXUD��/¶LQWHUSUHWD]LRQH�GHO�PRQGR�ILVLFR�QHL�WHVWL�H�QHOOH�LPPDJLQL, Atti del convegno internazionale di studi, Mantova, 5-8 ottobre 1996, Firenze, Olschki, 2000. 33 Filippo CAMEROTA, La prospettiva nel Rinascimento. Arte, architettura, scienza, Milano, Electa, 2006. 34 Elizabeth EISENSTEIN, The Printing as an Agent of Change: Communications and Cultural Transformations in Early Modern Europe, Cambridge, Cambridge University Press, 1979.
67
estesa delle informazioni, consentiva infatti di «trovare modi attraverso i quali i
fenomeni, che diversamente potrebbero essere conosciuti solo grazie ai sensi del tatto,
GHOO¶XGLWR��GHO�JXVWR�H�GHOO¶RGRUDWR��YHQLVVHUR�SRUWDWL�HQWUR� OD�VIHUD�GHO� ULFRQRVFLPHQWR�
visivo e della sua misurazione, sottoposti così a quella simbolizzazione logica, senza la
quaOH� LO� SHQVLHUR� H� O¶DQDOLVL� UD]LRQDOH� VRQR� LPSRVVLELOLª�35 Insomma, nonostante la
diffidenza mostrata da Johan Huizinga nei confronti del visivo, «strettamente connesso
DOO¶DWURILD�GHO�SHQVLHURª�36 a fare la differenza fu per molti versi il guardare con occhi
nuovi e il rappresentare attraverso un adeguato linguaggio comunicativo. Basti, ad
esempio, pensare a che cosa significò scrivere con un opportuno sistema di notazione
PXVLFDOH� XQ� FDQWR� GHOO¶ars nova, potendolo dominare visivamente senza doverlo
necessariamente eseguire. In botanica, poi,
Una accurata rappresentazione visuale era più di una realizzazione tecnica. Era una
IRUPD�GL�RVVHUYD]LRQH�DOWDPHQWH�VSHFLDOL]]DWD�«�5HDOL]]DUH� LOOXVWUD]LRQL�HUD�XQ�PRGR�
per controllare i fatti e fino a metà secolo era supportato anche da altri mezzi. Venivano
piantati orti botanici pubblici e privati ed assemblate in herbaria collezioni di esemplari
VHFFKL��,Q�XQ�FOLPD�GHO�JHQHUH�O¶HUEDULR�LOOXVWUDWR�HUD�FRQIH]LRQDWR�SHU�GLYHQWDUH�LO�SXQWR�
di riferimento standard per gli studiosi che cercavano di escogitare differenti schemi di
classificazione.37
/¶DWWHQ]LRQH�DO�YLVXDOH�VL�q�DFFHQWXDWD�QHJOL�XOWLPL�DQQL��DOORUFKp�OD�GLIIXVLRQH�GHOOH�
nuove tecnologie ha permesso la creazione di repositories di importanti materiali
iconograficL�� q� LO� FDVR�� WUD� L� WDQWL�� GHOO¶8QLYHUVLWj� GL�%RORJQD�� FKH� KD�PHVVR� LQ� UHWH� OH�
opere, ricche di incisioni, di numerosi scienziati che hanno fatto la sua storia,38 oppure
del Museo Galileo di Firenze, che ha allestito una preziosa sezione iconografica sullo
VFLHQ]LDWR�SLVDQR�DOO¶LQWHUQR�GHOO¶XWLOLVVLPR�Galileo Portal.39
Rappresentazioni iconografiche early modern, dunque. E poi? Qualcosa sulla
cinematografia scientifica tra otto e novecento, ma non molto altro.40 Hic sunt leones:
35 William Mills IVINS Jr., On the Rationalization of Sight: With an Examination of Three Renaissance Texts on Perspective, New York, DaCapo Press, 1938, p. 13. 36 Johan HUIZINGA, Herfsttij der Middeleeuwen, Haarlem, Tjeenk Willink, 1919. 37 David LANDAU, Peter PARSHALL, The Renaissance Print: 1470-1550, New Haven, Yale University Press, 1994, pp. 257-258. 38 Si consulti: http://amshistorica.cib.unibo.it 39 Si tratta dellD� SL�� JUDQGH� UDFFROWD� GL� PDWHULDOL� GL� H� VX� *DOLOHR�� GLVSRQLELOH� DOO¶LQGLUL]]R��http://portalegalileo.museogalileo.it/index.html Tra le tante risorse, il Museo Galileo ha messo in rete anche le preziosissime tavole acquerellate del naturalista bolognese Ulisse Aldrovandi: http://www.filosofia.unibo.it/aldrovandi/pinakesweb/ 40 Virgilio TOSI, Il cinema prima del cinema, Milano, Il Castoro, 2007; Elena CANADELLI, Stefano LOCATI, Evolution. Darwin e il cinema, Milano, Le Mani-0LFURDUW¶6��������/LERULR�',%$77,67$, Il
68
nel Paese pochi si sono infatti avventurati nella selva di immagini proprie della scienza
contemporanea, come è invece stato fatto, almeno occasionalmente, altrove.41 Se delle
ricerche, anche significative, hanno visto la luce, esse sono state condotte non da storici,
ma da sociologi o da studiosi interessati soprattutto ai rapporti tra scienza e società. La
loro scelta è stata pertanto quella di indagare le immagini ±didattiche, pubblicitarie o
divulgative± che hanno esercitato maggiore influenza sul grande pubblico.42 Poco o
nulla è stato invece scandagliato il mondo delle visualizzazioni impiegate nel fare stesso
GHOOD�ULFHUFD�GHOO¶XOWLPR�VHFROR�QRQFKp�QHOOD�FRPXQLFD]LRQH�LQWUD- o interspecialistica.43
Quali i motivi di una tale scelta?
1) ,QQHJDELOH�q�OD�PDJJLRU�³DSSHWLELOLWj´�GHL�PDWHULali preottocenteschi, i quali sono
liberi da copyright, sempre più spesso disponibili in formato digitale e relativamente
abbondanti, soprattutto in un Paese che ha dato i natali a grandi personalità in un
passato piuttosto remoto, avendo poi per converso conosciuto negli ultimi secoli una
inarrestabile crisi scientifica. Tali immagini sono in genere assai ricercate dal punto di
vista estetico: per intendersi, stampe acquerellate sei-settecentesche, che ritraggono
piante più o meno esotiche, non di rado si SUHVHQWDQR�FRPH�YHUH�H�SURSULH�RSHUH�G¶DUWH��
1RQ� VHPSUH� SXz� GLUVL� OR� VWHVVR� SHU� OH� SULPH� ³DVHWWLFKH´� IRWRJUDILH� GL� VWUXPHQWL� R�
HVSHULPHQWL� VFLHQWLILFL�� UHDOL]]DWH� LQ� XQ¶HSRFD� LQ� FXL� OD� UHWRULFD� GHOO¶RJJHWWLYLWj�
imponeva, almeno in teoria, di cassare ogni elemento esornativo e occultare qualunque
influsso del registrante sul registrato.44 I Renaissance studies�� QHOO¶DFFH]LRQH�
squisitamente angloamericana, che per alcuni ingloberebbe addirittura tutto il
VHWWHFHQWR�� VRQR� FRVu�� LQ� TXDOFKH� PRGR�� GLYHQWDWL� XQ� ³EHQH� ULIXJLR´� SHU� ULFHUFKH� L� FXL�
risultati possono essere di fatto presentati, oltre che nelle assai limitate occasioni
storico-VFLHQWLILFKH�� DQFKH� LQ� FRQJUHVVL� H� SXEEOLFD]LRQL� GL� VWRULD� GHOO¶DUWH�� GHOOD�
letteratura, della religione, della cultura ecc. Agli italiani inoltre, in virtù se non altro
movimento immobile. La fisiologia di E.-J. Marey e C.E. François Franck (1868-1921), Firenze, Olschki, 2010; )UDQFHVFR�3DROR�'(�&(*/,$��³From the Laboratory to the Factory, by Way of the Countryside: Fifty Years of Italian Scientific Cinema (1908-1958�´� Public Understanding of Science, 21, 2012, pp. 949-967. 41 Peter GALISON, Image and Logic. A Material Culture of Microphysics, Chicago, University of Chicago Press, 1997. 42 Massimiano BUCCHI��³,PDJHV�RI�6FLHQFH�LQ�WKH�&ODVVURRP��:DOOFKDUWV�DQG�6FLHQFH�(ducation 1850-����´�� The British Journal for the History of Science, 31, 1998, pp. 161-184. Si veda inoltre il UHFHQWLVVLPR�5HQ]R�9,//$��³6FLHQ]D�H�VFLHQ]LDWL�GL�SLHWUD�H�GL�EURQ]R´��)UDQFHVFR�&$66$7$��&ODXGLR�POGLIANO (a cura di), Annali della Storia d'Italia. XXVI. 6FLHQ]H� H� FXOWXUD�GHOO¶,WDOLD�XQLWD, Torino 2011, pp. non numerate. 43 Esiste una significativa disputa sulla beautification delle immagini sulle riviste scientifiche. Si veda Nature, 464, 29 aprile 2010, p. 1245. 44 Lorraine DASTON, Peter GALISON (a cura di), Objectivity, Boston, Zone Books, 2007.
69
della loro capacità di accedere a fonti nella lingua di Dante (ma anche in latino), è
riconosciuto a livello internazionale un magistero nelle ricerche sui secoli XV-XVIII,
che devono invece guadagnarsi con più fatica allorché intendono pronunciarsi su epoche
successive, nelle quali la scienza e, in più in generale, la cultura avevano iniziato ad
albergare in altre regioni del mondo occidentale e ad esprimersi in altre lingue.
2) Gli studiosi italiani di storia della scienza vantano nella maggior parte dei casi
XQD� ³OLWHUDF\�´ vale a dire una formazione umanistica, il che rende loro difficile o
addirittura impossibile accostarsi in chiave genuinamente storica alla scienza
contemporanea. È inoltre la nozione stessa di iPPDJLQH� FKH�� QHOO¶XOWLPR� VHFROR�� KD�
subito una evoluzione così rapida e radicale da richiedere, ai fini di una qualunque
pratica ermeneutica, competenze ultraspecialistiche come pure precise cognizioni a
proposito di quanto va sotto il nome di «laboratory life».45 Gli scienziati infatti lavorano
ormai su oggetti «altamente artificiali, nella misura in cui la loro visibilità dipende da
strumenti complessi e attente procedure di preparazione».46 In un mondo, per così dire,
post-KHLVHQEHUJKLDQR��O¶RVVHUYDUH�QRQ�ha nulla a che fare, in fisica delle particelle, con
la effettiva pratica del guardare qualcosa.47 Lo studio, inflessibilmente formalizzato,
della scienza contemporanea è pertanto, in genere, appannaggio di ricercatori dotati di
numeracy, di un background scientifico cioè, i quali, anche quando si interrogano in
termini storici, in genere conservano un approccio tecnico-internista, che, di fatto, rende
i loro lavori poco leggibili da parte di quanti non abbiano la medesima formazione.
Negli ultimi decenni un discreto successo hanno inoltre riscosso pubblicazioni, firmate
da sociologi e giornalisti scientifici, in grado di presentare in chiave sociopolitica il
racconto della scienza contemporanea. Gli esiti, a differenza di quanto è successo negli
Stati Uniti,48 non sono, a dire il vero, sempre stati né originali né troppo credibili. Si
tratta nondimeno di ricerche che garantiscono alla macchina editoriale un doppio
beneficio di ordine pratico: da una parte, il raggiungimento di pubblici che non si
accosterebberR� PDL� DG� XQD� SXEEOLFD]LRQH� DFFDGHPLFD�� GDOO¶DOWUD�� OD� YLVLELOLWj�
transdisciplinare e soprattutto mediatica degli autori, che, responsabili di rubriche sulla
45 Bruno LATOUR, Steve WOOLGAR, /DERUDWRU\�/LIH«�cit. 46 0LFKDHO�/<1&+��³'LVFLSOLQH�DQG�WKH�0DWHULDO�)RUP�RI�,PDJHV��$Q�$QDO\VLV�RI�6FLHQWLILF�9LVLELOLW\´��in Social Studies of Science, 15, 1985, pp. 37-66, 37. 47 $UWKXU� ,�� 0,//(5�� ³9LVXDOL]DWLRQ� /RVW� DQG� 5HJDLQHG�� 7KH� *HQHVLV� RI� WKH� 4XDQWXP� 7KHRU\� LQ� WKH�Period 1913-��´��-XGLWK�:(&+6/(5��D�FXUD�GL���On Aesthetics in Science, Cambridge Mass., MIT Press, 1981, pp. 73-104. 48 Si pensi per esempio ai numerosi scrittori-giornalisti scientifici che hanno vinto il premio Pulitzer nella categoria General Nonfiction, ultimo dei quali, nel 2011, Siddhartha MUKHERJEE, The Emperor of All Maladies: A Biography of Cancer, New York, Scribner, 2010.
70
stampa generalista ed ospiti in trasmissioni radiotelevisive, ascendono con relativa
facilità alle SRVL]LRQL�SL��HOHYDWH�GHOO¶HPSLUHR�PHGLDWLFR��,Q�VLQWHVL��PROWL�WUD�JOL�VWRULFL�
accademici italiani, non volendo o non potendo appropriarsi di nuovi metodi e strumenti
operativi, lasciano che altri, con visioni se non altro naif della storia (se non della
scienza), parlino al loro posto.
3) Un aspetto intimamente connesso al precedente è la mancanza di interesse da
parte di studiosi di formazione umanistica, quasi sempre operanti presso le vecchie
Facoltà di Lettere e Filosofia, per la dimensione materiale, ossia extra-verbale
GHOO¶LPSUHVD�VFLHQWLILFD. Nuncius. Journal of the Material and Visual History of Science:
DQFKH�VH�QHO�QXRYR�VRWWRWLWROR�GHOOD�ULYLVWD�VL�q�YROXWR�OHJLWWLPDPHQWH�SRUUH�O¶HQIDVL�VXO�
visuale come autonomo filone storiografico, esso altro non è che uno dei tanti approcci
±senza dubbio, tra i più peculiari e fecondi± LQ� DUPDPHQWDULR� DOOD� FRVLGGHWWD� ³VWRULD�
PDWHULDOH�GHOOD�VFLHQ]D´��Ê�TXHVW¶XOWLPD��G¶DOWURQGH��XQ¶HWLFKHWWD�GL�SHU�Vp�WDQWR�DPSLD��
quanto proteiforme, impiegata per identificare O¶LQGDJLQH� VX� XQD� PHVse di oggetti ±
strumenti, laboratori, tecniche, procedure, istituzioni, basi sociali, riverberi mediatici
ecc.± fino a poco tempo fa guardati con un certo sospetto da non pochi accademici
italiani. In sintesi, con una litote, si potrebbe affermare che è storia materiale quanto non
è WUDGL]LRQDOH�VWRULD�GHO�SHQVLHUR�R�GHOOH�LGHH�VFLHQWLILFKH«49 La locuzione è nondimeno
SL�� XVDWD� LQ� ,WDOLD� FKH� DOO¶HVWHUR�� GRYH�� SURSULR� SHU� OD� IDPLOLDULWj� FKH� JOL� VWXGLRVL� GD�
tempo intrattengono con tale apSURFFLR��QRQ�RFFRUUH�SL��HWLFKHWWDUOR�FRPH�PRGR�³DOWUR´�
di fare ricerca; vi si parla pertanto di storia della scienza tout court, senza troppe
precisazioni. La storia della scienza è nata in Italia per gemmazione della storia della
filosofia: una sorta di inerzia metodologica ha così indotto quanti si siano formati in
Facoltà filosofiche a continuare ad operare con immutato interesse, per così dire,
logocentrico anche in un ambito di ricerca che, per la varietà dei propri oggetti, stenta
ancora a trovare procedure di indagine universalmente applicabili. Di qui la
PROWLSOLFD]LRQH�GL�VDJJL�ELRJUDILFL�H�LO�SHUVLVWHUH�GL�XQ¶DWWHQ]LRQH�ULYROWD�VRSUDWWXWWR�DOOD�
letteratura scientifica, piuttosto che ad un articolato intreccio di istituzioni, tecniche,
strumenti e anche immagini.50
49 I capitoli in cui Marco Beretta articola il suo volume sulla storia materiale della scienza sono: scienza e natura; gli strumenti; scienza e comunicazione; scienza e arte; scienza e religione; i musei della scienza; OH� DFFDGHPLH�� OH� VFLHQ]H� H� O¶XQLYHUVLWj�� VSHFLDOL]]D]LRQH� H� GLscipline; scienza e politica; scienza e tecnologie; scienza e industria; professione scienziato, i congressi; scienza e guerra; i laboratori. Marco BERETTA, Storia materiale della scienza. Dal libro ai laboratori, Milano, Bruno Mondadori, 2002. 50 La defini]LRQH� GL� VWUXPHQWR� VFLHQWLILFR� q� WXWW¶DOWUR� FKH� VHPSOLFH� GDO� SXQWR� GL� YLVWD� VWRULFR�� SHU� QRQ�parlare di quello filosofico. 6XOO¶DUJRPHQWR� VL� ULQYLD� D�'HERUDK� -HDQ�:$51(5�� ³What is a Scientific
71
3) Se quelli finora elencati sono motivi di ordine contingente, legati cioè soprattutto
DOOD� UHDOWj� LWDOLDQD�� YH� Q¶q� XQ� DOWUR�� SHU� FRVu� GLUH�� XQLYHUVDOH� H�� SHU� DOFXQL� YHUVL��
necessario: non esiste una distanza temporale sufficiente a che si percepisca appieno la
dimensione storica delle immagini della scienza lato sensu contemporanea. È, sì,
O¶HWHUQR�SUREOHPD�GHO�IDUH�VWRULD�GL�SURFHVVL�DQFRUD�LQ�FRUVR��PD�OD�GLIILFROWj�DSSDUH�LQ�
questo caso aggravata da una ulteriore complicazione: la mancanza di termini di
paragone successivi, i quali diano allo storico una misura per stimare la valenza
rappresentativa di una immagine prodotta da una sensibilità scientifica a lui troppo
vicina.
Ci si spiega. Di una raffigurazione anatomica cinque-seicentesca, ad esempio, nella
pratica storiografica costituiscono oggetto primario di indagine quegli elementi che
segnano la differenza rispetto a quanto si trova nelle odierne tavole di atlante: la
peculiare retorica compositiva, gli sfondi, gli strumenti in bella vista, gli errori
WRSRJUDILFL�� O¶HQIDVL� VX� DOFXQL� RUJDQL� R� SOHVVL�� OH� WHFQLFKH� UDSSUHVHQWDWLYH� RUPDL�
DEEDQGRQDWH�HFF��/¶LPPDJLQH�GL�XQ�IHJDWR�SHQWDOREDWR��FRVu�FRPH�YROHYD�HUURQHDPHQWH�
*DOHQR�� VHQ]¶DOWUR� FRVWLWXLVFH� RJJHWWR� GL� ULIOHVVLRQH� VWRULFD�� SHU� converso, quella del
medesimo organo, fotografato o disegnato così come oggi crediamo esso sia, fornisce
XQD�DVVDL�PLQRUH�PDWHULD�GL�GLVFXVVLRQH��/¶LQWULQVHFD�VWRULFLWj�GHOOD�UDSSUHVHQWD]LRQH�q��
difatti, in certo qual modo definita sulla base della sua non conformità a ciò che si
ritiene sia la natura. ©,O�EUDYR�VWRULFR�q�FRPH�O¶RUFR�GHOOD�ILDED��(JOL�VD�FKH�Oj�GRYH�ILXWD�
carne umana, là è la sua preda»:51 q�SHUWDQWR�LQHYLWDELOPHQWH�DWWUDWWR�GDL�IDWWRUL�³XPDQL´�
della rappresentazione, dagli elementi cioè che avverte come aggiunti o sottratti dal
rappresentante nel processo di lettura, sintesi e comunicazione del rappresentato. Lo si
GLFH� D�PR¶�GL� SURYRFD]LRQH��PD�� LQ� IRQGR�� LQ�XQD� LPPDJLQH� VFLHQWLILFD�GHO�SDVVDWR� OR�
scarto tra quello che ci dovrebbe essere e TXHOOR�FKH�F¶q�q�OD�storia; il resto, vale a dire
quanto è percepito come identità tra rappresentato e rappresentando, è la natura.
4XHVW¶XOWLPD��SHU�GLUOD�DQFRUD�FRQ�%ORFK��QRQ�KD�DOFXQ�RGRUH�GL�©carne umana» e non è
indagata dallo storico, il cui interesVH�� SHU� O¶DSSXQWR�� QRQ� UXRWD� LQWRUQR� DOO¶RJJHWWR�
QDWXUDOH��EHQVu�DOOD�XPDQD�VWRULFLWj�GHO�GLVFRUVR�VFLHQWLILFR�� O¶RJJHWWR�GHOOD�VWRULD�GHOOD�
,QVWUXPHQW��:KHQ�GLG�LW�%HFRPH�2QH��DQG�:K\"´��British Journal for the History of Science, 23, 1990, pp. 83-����8OMDQD�)((67��³&RQFHSWV�RI�7RROV�LQ�WKH�([SHULPHQWDO�*HQHUDWLRQ�RI�.QRZOHGJH�LQ�&RJQLWLYH�1HXURSV\FKRORJ\´��Spontaneous Generations: A Journal for the History and Philosophy of Science, 4, 2010, pp. 173-190. 51 Marc BLOCH, $SRORJLH�SRXU� O¶KLVWRLUH�RX�PpWLHU�G¶KLVWRULHQ, Parigi, Colin, 1949; trad. it. Apologia della storia o mestiere dello storico, Torino, Einaudi, 1969, p. 41.
72
scienza infatti, come ricordava Georges Canguilhem, non coincide affatto con quello
della scienza in sé.52
La contraddizione di fondo, in qualche modo drammaticamente inevitabile, emerge
nel momento in cui si acquisisca consapevolezza della storicità della nozione di
³QDWXUD´�H�GHOOH�VXH�PRGDOLWj�UDSSUHVHQWDWLYH��HVVH�LQIDWWL�QRQ�SRVVRQR�HVVHUH�GHILQLWH�VH�
non a partire dal contesto, in inarrestabile evoluzione, in cui lo storico si trova ad
operare. Dal paradigma di chi osserva, si sarebbe detto qualche decennio fa, servendosi
di un termine legato ad una epistemologia non più à la page. Si impone così, a dirla
tutta, un presentismo, che, pur giustamente avversato sul piano filosofico e metateorico,
q�VSHVVR�LQHYLWDELOH�SUHVXSSRVWR�GHOO¶LQGDJLQH�VWRULFR-scientifica. È questo il motivo per
cui risulta così difficile accostarsi ad immagini della scienza contemporanea, nelle quali
tende ad assottigliarsi la possibilità di percepire lo scarto tra rappresentato e
UDSSUHVHQWDQGR��YDOH�D�GLUH�OD�VWRULD��H�DG�DXPHQWDUH�O¶LGHQWLWj�WUD�L�GXH��FLRq�OD�QDWXUD��,Q�
TXHVW¶RWWLFD�� XQ� FRQIURQWR� FRQ� L� PHWRGL� GHOOD� VWRULD� GHOO¶DUWH�� FKH�� FRPe quella della
scienza, si occupa di immagini del passato, può aiutare a comprendere il problema:
La grande differenza tra arte e scienza è che la seconda è progressiva, mentre la
prima non lo è. Le attività scientifiche sono le uniche ad essere cumulative e
progressive. Per questo leggere la storia della scienza ci dà la stimolante sensazione di
scalare una montagna: possiamo a volte scendere per un breve cammino, o voltarci
LQGLHWUR�DOOH�VXH�SHQGHQ]H��PD�OD�GLUH]LRQH�JHQHUDOH�ULPDQH�TXHOOD�YHUVR�O¶DOWR�H�la cima
GHOOD� PRQWDJQD� VL� SHUGH� WUD� OH� QXYROH� «� /D� VWRULD� GHOO¶DUWH�� DO� FRQWUDULR�� q� FRPH� XQ�
paesaggio glaciale, una pianura dove molte colline sono irregolarmente sparse. Se ne
può scalare una, ma non si può andare avanti senza poi scendere e di nuovo risalire e
così via. Su e giù, come un pendolo ubriaco.53
$FFDQWRQDWD� O¶HFFHVVLYD� ILGXFLD� LQ� TXHOOD� SUHEHOOLFD� QR]LRQH� GL� SURJUHVVR� FKH� OH�
animava, le inveterate parole di George Sarton contengono ancor oggi un nucleo di
verità. Gli storici della scienza, moltR� SL�� GHJOL� VWRULFL� GHOO¶DUWH�� QRQ� ULHVFRQR� D�
GLPHQWLFDUH� LO� SUHVHQWH� LQ� FXL� YLYRQR�� 3L�� FRQFUHWDPHQWH�� SHU� FKL� VL� RFFXSL� G¶DUWH�� L�
bisonti di Altamira sono su un piano di contemporaneità teoretica o, se si vuole, di
incommensurabilità rispetto ai tori di Picasso. Per converso, per uno storico della
52 Georges CANGUILHEM, L¶objet de l'histoire des sciences, in Etudes d'histoire et de philosophie des sciences, Parigi 1975, 3a ed., pp. 9±23; trad. it. F. BONICALZI (a cura di), ³/¶RJJHWWR�GHOOD�VWRULD�GHOOH�scienze��La ragione cieca, Milano, Jaca Book, 1982, pp. 102-116. 53 *HRUJHV�6$5721�� ³7KH�+LVWRU\�RI�0HGLFLQH�9HUVXV� WKH�+LVWRU\�RI�$UW´�� Bulletin of the History of Medicine, 10, 1941, p. 132.
73
VFLHQ]D� OR� VWXGLR� GL� XQD� PDSSD� IUHQRORJLFD� GHOO¶RWWRFHQWR� QRQ� SXz� SUHVFLQGHUH��
perlomeno non del tutto, dalla considerazione che quanto essa cercava di rappresentare
avrebbe in seguito trovato un fondamento più stabile e credibile in una immagine
IXQ]LRQDOH�GHO�FHUYHOOR�RWWHQXWD�WUDPLWH�ULVRQDQ]D�PDJQHWLFD��/D�SRUWDWD�GL�TXHVW¶XOWLPD�
invece, voce non plus ultra della natura, appare di ben più difficile valutazione storica.
Riflessioni teoriche a parte, nel panorama internazionale hanno visto la luce,
QHOO¶XOWLPR�GHFHQQLR��JOL�LPSRUWDQWL�ODYRUL�GL�3HWHU�*DOLVRQ�54 Martin Kemp,55 Lorraine
Daston,56 Horst Bredekamp57 e John D. Barrow,58 solo per citarne alcuni. Nondimeno,
da un punto di vista critico non si può non notare come, esclusi i contributi dei maîtres à
penser del quadrilatero che unisce Berlino, Cambridge UK, Oxford e Cambridge Mass.,
gli storici della scienza si siano talvolta avvicinati al mondo degli iconismi con un
armamentario metodologico non sempre adeguato.59 Si sono così, ad esempio, talora
soffermati sugli aspetti meramente estetico-sintetici delle immagini e dei formalismi,
talaltra diffusi nella costruzione di architetture concettuali, che, pur legittime, non
appaiono giustificate dalle effettive potenzialità documentali della fonte iconica da cui
dichiarano di scaturire. È come se, almeno per i contesti meno coltivati ±al di fuori,
dunque, delle rappresentazioni early modern concernenti botanica, anatomia ed
etnografia± si fosse ancora in fase di elaborD]LRQH�GL�XQD�³JUDPPDWLFD�GHOOD�YLVLRQH´�GD�
XVDUH� QHOOD� IDVH� GL� LQGDJLQH�� 0DQFD�� LQ� DOWUL� WHUPLQL�� SHU� OD� VWRULD� GHOO¶LFRQRJUDILD�
scientifica, un Gombrich, che, smaliziando lo sguardo dei ricercatori, insegni loro ad
interrogare un testo non verbale.60
Occorre a questo punto porsi una domanda: i contributi di storia visuale della scienza
hanno una loro intrinseca autonomia o acquisiscono valore solo nella misura in cui
54 Peter GALISON, (LQVWHLQV� &ORFNV�� 3RLQFDUp¶V� 0DSV�� (PSLUHV� RI� 7LPH, New York, W.W. Norton, 2003. 55 Martin KEMP, Seen and Unseen. Art, Science, and Intuition from Leonardo to the Hubble Telescope, Oxford, Oxford University Press, 2006. 56 Lorraine DASTON, Peter GALISON (a cura di), Objectivity... cit. 57 Horst BREDEKAMP, Darwins Korallen. Die frühen Evolutionsdiagramme und die Tradition der Naturgeschichte, Berlino, Wagenbach, 2005; Id., Galilei der Künstler. Der Mond, die Sonne, die Hand, Berlino, Akademie Verlag, 2007. 58 John D. BARROW, Cosmic Imagery: Key Images in the History of Science, London, Random House, 2008. 59 1HJOL�DQQL�RWWDQWD�H�QRYDQWD��D�GDUH�XQ�LPSRUWDQWH�FRQWULEXWR�DJOL�VWXGL�VXOO¶LFRQRJUDILD�VFLHQWLILFD�HUD�stato Georges Didi-+XEHUPDQ�� GL� FXL� QRQ� VL� SXz� QRQ� ULFRUGDUH� O¶,QYHQWLRQ� GH� O¶K\VWpULH�� Charcot et O¶LFRQographie photographique de la Salpêtrière, Paris, Editions Macula, 1982. Nel campo delle ricerche visuali, significativi sono anche i lavori di studiose come Londa Schiebinger, Barbara Maria Stafford, Lisa Cartwright, José van Dijck o Rebecca Messbarger, che hanno trasfuso nei loro lavori la ricchezza delle riflessioni provenienti dai gender studies. 60 Ammirevole fu il tentativo di Erwin Panofsky, legato però al solo personaggio di Galileo. Erwin PANOFSKY, Galileo as Critic of the Arts��/¶$LD� Nijhoff, 1954.
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arricchiscono le prospettive dischiuse da ricerche più tradizionali, dalle quali sarebbe
opportuno non emanciparli troppo? Sono, in altri termini, in grado di offrire quelle
grandi narrazioni a cui la storiografia è abituata o perlomeno aspira? Benché sia difficile
dare una risposta univoca che prescinda dallo specifico oggetto della ricerca, non si può
non notare come anche opere di successo globale come il bel Le immagini della scienza,
di John Barrow, con il quale si cerca di ricostruire la storia visuale di cinquemila anni di
sapere scientifico, presentino un andamento discontinuo. Paiono più come la collezione
di interessanti case studies relativamente indipendenti, che come un racconto fluido; più
come una raccolta di saggi, che come una monografia. Offrono, in altri termini, una
YLVLRQH� DWRPL]]DWD� GHO� GLYHQLUH� VFLHQWLILFR�� &Lz�� FRP¶q� FKLDUo, non vuol dire che
TXHVW¶XOWLPD�QRQ� VLD�GD�SUHIHULUH��PD�QRQ�q� VHQ]¶DOWUR� LO�PRGR� LQ� FXL� JOL� LWDOLDQL� VRQR�
stati abituati a concepire i grandi affreschi storico-scientifici (nonostante la tendenza,
diffusa soprattutto da noi, di organizzare i manuali universitari per biografie
intellettuali, genere di chiaro retaggio letterario-filosofico).61
Conclusioni
6RWWR� LO� SURILOR� DFFDGHPLFR�� O¶iconic turn�� FRPSOLFH� O¶LQJUHVVR�� EHQFKp� SUHFDULR��
GHOO¶LQVHJQDPHQWR�GL�VWRULD�GHOOD�VFLHQ]D�QHL�FRUVL�GL� ODXUHD�LQ�%HQL culturali, potrebbe
anche in Italia ridisegnare vecchi equilibri: far sì che i cultori della disciplina si
DYYLFLQLQR� DJOL� VWRULFL� GHOO¶DUWH�� DJOL� HVSHUWL� GL� visual communication e ai curatori
museali. In parte questo è stato già fatto. È interessante, ad esempio, lo sforzo compiuto
in tal senso da alcune scuole di dottorato, soprattutto quella pisana, che hanno
inaugurato specifici curricoli alla riflessione sulla tradizione visuale; essi tuttavia solo
difficilmente potranno sopravvivere al riordino degli studi attualmente in atto.62
L¶LPSRVVLELOLWj�GD�SDUWH�GHL�QHRDGGRWWRUDWL, inoltre, di accedere ai ruoli universitari e di
trasformare la ricerca in una professione (più o meno) stabile difficilmente permetterà
alle nuove prospettive di germinare e svilupparsi in modo adeguato.
61 $OWUR�q�LO�GLVFRUVR�VXOO¶XVR�FRPXQLFDWLYR�GHOOH�LPPDJLQL�QHL�WHVWL�GL�VWRULD�GHOOD�VFLHQ]D�H�GHOOD�WHFQLFD��come, ad esempio, la pluritradotta: Umberto ECO, Giovanni Battista ZORZOLI (a cura di), Storia figurata delle invenzioni. Dalla selce scheggiata al volo spaziale, Milano, Bompiani, 1961. In tal caso O¶LPPDJLQH�QRQ�q�RJJHWWR�VSHFLILFR�GL�LQGDJLQH�VWRULFD��EHQVu��TXDVL�VHPSUH��HVSHGLHQWH�HVWHWLFR-didattico (comunque di grandissimo valore). 62 AlWURYH�OD�VLWXD]LRQH�q�VHQ]¶DOWUR�PLJOLRUH��$�2[IRUG�q�VWDWD�UHFHQWHPHQWH�DSHUWD�XQD�SRVL]LRQH�SHU�XQD�³3URIHVVRUVKLS�RI�6FLHQWLILF�9LVXDOLVDWLRQ´�
75
'¶DOWUR� FDQWR�� Serché la storiografia della scienza acquisisca una prospettiva più
visuale e in genere meno teoreticista, è anche necessario che entri definitivamente nei
dipartimenti scientifici e si confronti con le storie delle singole scienze. Lo storico, pur
non perdendo la propria identità, deve parlare con il collega scienziato, spiandone la
laboratory life. Comprendendone LO� ³PRQGR� VHQVRULDOH�´� GL� FXL� LO� visuale è uno degli
aspetti.
Non solo, però. Il problema della storia visuDOH� GHOOD� VFLHQ]D� q�� FRP¶q� FKLDUR��
sintomatico di un più ampio malessere, le cui radici affondano nella necessità di un
rinnovo generazionale e metodologico. La storia della scienza è nata in Italia dalla
lungimirante volontà di alcuni storici della filosofia, che in qualche modo le hanno
lasciato un imprinting tanto nobile, quanto ormai bisognoso di ridefinizione. Siamo
³ILJOL�GL�ILORVRIL�´ ma non possiamo continuare a comportarci come i nostri padri.
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Archivo Histórico del Museo de La Plata, Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 76-84 ISSN 1853-4503
Esas redes que la razón ignora. Archivos y colecciones en la ³biografía´ institucional del Museo de La Plata
Máximo Farro*
Resumen En el presente ensayo, tomando como caso al Museo de La Plata, se discuten las posibilidades
que los acervos documentales brindan para la historia de la ciencia, en especial, para el estudio
de la vinculación entre instituciones y prácticas científicas a partir de las últimas décadas del
siglo XIX. El trabajo con el conjunto de las fuentes documentales, si bien dispersas y
fragmentarias para algunos casos, relacionadas con la gestión de las tareas, los recursos y los
cambiantes objetivos del Museo de La Plata, permite indagar en el universo de actores y prácticas
vinculadas a la ciencia en la época. Al mismo tiempo, esas fuentes ponen en cuestión y matizan la
producción historiográfica que se basa tanto en el relato que aúna las hagiografías de su
fundador con el devenir institucional, como en la idea de una fuerte vinculación de origen entre el
Museo con el proceso de despliegue OD� ³1DFLyQ´, donde habría funcionado como un brazo
instrumental en el proceso de dominio territorial.
Palabras clave: archivos - historia de la ciencia - historia institucional - museos
Abstract Taking as an example the Museo de La Plata during its foundational years, in this essay we
discuss the role documents and archives would play to study the nexus between scientific
institutions, actors and set of practices at the end of nineteenth-century Argentina. Although
scattered and fragmentary, these valuable and often dismissed sources provides useful information
related with institutional aims and the general management of resources, collections, exhibitions,
personnel and the making and publishing of scientific works. Finally, it is stated that documents
and archives are useful to obtain more nuanced and less biased representations of the scientific
77
institutions of the time, usually imbued by a sort of foundational discourse with nationalist
overtones which pervades also the more recent and supposedly critical historiographical
production based on the idea of a strong link between the Museo de La Plata foundation and both
WHUULWRULDO�FRQWURO�E\�WKH�6WDWH�DQG�³1DWLRQ-EXLOGLQJ´�SURFHVVHV�
Key words: archives - history of science - institutional history - museums
Fecha de recepción: 12/09/2013
Fecha de aceptación: 07/11/2013
Introducción: Museos, Ciencia y Nación
Hacia comienzos de la década de 1990 el británico Benedict R. O¶*. Anderson, un
especialista en los estudios de área del Sudeste Asiático, en especial en la política en
Indonesia durante el siglo XX, reeditaba su obra de 1983, titulada Imagined
Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. Escrita
originalmente al calor de los conflictos armados en Indochina del período 1978-1979,
Anderson se proponía allí estudiar las raíces del nacionalismo, su desarrollo y recepción
global, entendiendo la idea de nación como un ³artefacto cultural´��TXH�SHUPLWía a una
comunidad de habitantes imaginarse como formando parte de un todo limitado y
soberano. Más allá del mérito innegable de orientar la atención hacia la dimensión
simbólica y la existencia de una suerte de legitimidad de carácter afectivo en el proceso
de construcción de los imaginarios nacionales, hay que señalar que la extrema simpleza
de sus argumentos basados �como reconoce y advierte de manera recurrente el mismo
Anderson a lo largo de la obra�, en el desconocimiento de las lenguas originales de los
casos que estudió y en la extrema confianza depositada en las fuentes editas y en
traducciones de baja calidad, habilitó la posibilidad de trabajar de manera comparada y
a un nivel muy superficial sobre un amplio número de casos a escala global que, al
resaltar las dimensiones meramente discursivas y simbólico-imaginarias del despliegue
del nacionalismo, elidía las particularidades de los complejos procesos que se dieron en
cada región, procesos que estudios históricos, sociales y literarios más acabados habían
puesto en evidencia a partir del análisis crítico resultante de la interacción entre fuentes
78
de archivo y obras editas.1 En la mencionada re-edición, Anderson agregó dos nuevos
capítulos D�PRGR�GH�³DSpQGLFHV´ para ampliar y enmendar parte de su estudio sobre las
SROtWLFDV� GH� ³FRQVWUXFFLyQ� GH� OD� QDFLyQ´�� (n uno de ellos�� WLWXODGR� ³&HQVXV�� 0DS��
0XVHXP´ afirma que esas tres ³instituciones del poder´�IRUPDURQ en el caso particular
del Sudeste Asiático una ³urdimbre´ [warp] motorizada por el Estado colonial tardío,
desplegada a través de una red animada por un afán clasificatorio que atravesaba con
gran flexibilidad los territorios, elaborando una puesta en serie de pueblos, regiones,
religiones, lenguajes, productos y monumentos, que borraba los contextos y las
particularidades para consolidar la idea de una profundidad histórica donde aquellos
pasaron a constituir los ³antepasados´ R�³DQFHVWURV´�de la Nación.2 Es precisamente esta
idea de los ³museos imperiales´ entendidos como un producto de OD� HFXDFLyQ� ³VDEHU-
SRGHU´, esto es, como un brazo instrumental del Estado-Nación en el proceso de
dominio de sus territorios y en la construcción discursiva y simbólica de la
³QDFLRQDOLGDG´�OD�TXH�KD�SHUPHDGR��HQ�SDUWLFXODU��gran parte de la producción histórica
referida a la creación y funcionamiento del Museo de La Plata en sus primeros años3 y
en líneas generales, al estudio del proceso de creación y desarrollo de los museos y otras
instituciones científicas,4 donde el desarrollo de la antropología y sus colecciones
habrían desempeñado un papel instrumental en aquel proceso.5 Y es en este punto en
1 Véase al respecto la revisión matizada y crítica de los principales argumentos de la obra Anderson que hicieron en referencia a la historia de América Latina Tulio Halperín Donghi y Françoise Xavier-Guerra, en Sara CASTRO-KLARÉN y John Charles CHASTEEN (eds.), Beyond Imagined Communities. Reading and Writing the Nation in Nineteenth-Century Latin America, Baltimore, John Hopkins University Press, 2003. 2 Benedict ANDERSON, Imagined Communities. Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, Londres-New York, Verso, [1983, 1991] 2006, pp. 163-186. 3 0yQLFD� 6�� 48,-$'$� 0285,f2�� ³$QFHVWURV�� FLXGDGDQRV�� SLH]DV� GH� PXVHR�� )UDQFLVFR� 3��0RUHQR� \� OD� DUWLFXODFLyQ� GHO� LQGtJHQD� HQ� OD� FRQVWUXFFLyQ� QDFLRQDO� DUJHQWLQD� �VLJOR� ;,;�´��Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, Tel Aviv, vol. 9, núm. 2, 1998, pp. 21-���� 0yQLFD� 6�� 48,-$'$� 0285,f2�� ³1DFLyQ� \� WHUULWRULR�� OD� GLPHQVLyQ� VLPEyOLFD� GHO�HVSDFLR�HQ�OD�FRQVWUXFFLyQ�QDFLRQDO�DUJHQWLQD��VLJOR�;,;´��Revista de Indias, Madrid, vol. LX, núm. 219, 2000, pp. 373-����� 0yQLFD� 6�� 48,-$'$� 0285,f2�� ³$PpULFD� /DWLQD� HQ� ODV�revistas europeas de antropología, desde los inicios hasta 1880. De la presencia temática a la SDUWLFLSDFLyQ�DFDGpPLFD´��Revista de Indias, Madrid, vol. LXV, núm. 234, 2005, pp. 319-336; Pedro 1$9$552� )/25,$�� /HRQDUGR� 6$/*$'2� \� 3DEOR� $=$5�� ³/D� invención de los DQFHVWURV��HO�µSDWDJyQ�DQWLJXR¶ y la construcción discursiva de un pasado nacional remoto para la Argentina (1870-�����´��Revista de Indias, Madrid, vol. LXIV, núm. 231, pp. 405-424. 4 JeQV�$1'(50$11��³(YLGHQFLDV�\�HQVXHxRV��HO�JDELQHWH�GHO�'U��0RUHQR´��Filología, Buenos Aires, vol. 31, núms. 1-2, 1998, pp. 57-66; Jens ANDERMANN, The Optic of the State. Visuality and Power in Argentina and Brazil, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 2007. 5 Para una discusión y panorama general sobre el estudio de la historia de los museos en América del Sur, véase ,ULQD� 32'*251<�� ³/D� PLUDGD� TXH� SDVD�� 0XVHRV�� HGXFDFLyQ� S~EOLFD� \� YLVXDOL]DFLyQ� GH� OD�HYLGHQFLD� FLHQWtILFD´�� História, Ciências, Saúde-Manguinhos, vol. 12, Supp., 2005, pp. 231-264. Disponible en línea en: http://www.scielo.br/pdf/hcsm/v12s0/11; Irina PODGORNY y María Margaret
79
donde se hace evidente la necesidad de reflexionar de manera crítica acerca no solo de
la adopción entusiasta de modelos concebidos para otros espacios y tiempos, sino
también sobre el uso de las fuentes y el papel desempeñado por los archivos que, a la
hora de hacer historia de la ciencia, de sus instituciones y de las prácticas de los actores
en la Argentina del último cuarto del siglo XIX, más que brindarnos acabadas
respuestas a certeros interrogantes planteados taxativamente de antemano, nos generan
nuevas preguntas marcadas antes bien por la incertidumbre y el matiz.
Archivos, hagiografías y ³biografía´ institucional
Uno de los mayores obstáculos a la hora de considerar el proceso de creación y
desarrollo del Museo de La Plata lo constituye la identificación que han realizado
distintos autores entre la historia institucional y la biografía de su fundador fomentadas,
por otro lado, en las versiones promovidas por el mismo Moreno. En esta línea pueden
inscribirse las dos obras principales sobre la vida de Moreno que han ejercido una
considerable influencia como son El perito Moreno, centinela de la Patagonia, de
Carlos A. Bertomeu (1949) y Francisco P. Moreno, arquetipo de argentinidad de
Aquiles D. Ygobone (1952). Estas obras de marcado carácter hagiográfico adolecen de
una característica propia de los escritos inspirados en fuentes autobiográficas, como es
la tendencia a sustituir todas las redes sociales que determinan esas vidas, trabajando así
una imagen personal forzadamente independiente de las circunstancias.6 La estrategia
de Moreno consistente en la elaboración de un relato sobre la historia del Museo de La
Plata y de las colecciones como una ³prolongación de su propia biografía´, idea cuya
eficacia se extiende hasta el presente, ha logrado ocultar, por un lado, el montaje que
hizo posible dicha empresa científica e institucional urdida mediante un abigarrado
conjunto de colaboradores, formado por familiares, funcionarios políticos, estudiosos,
LOPES, El desierto en una vitrina. Museos e historia natural en la Argentina del siglo XIX, México, /LPXVD��������,ULQD�32'*251<�\�0DUtD�0DUJDUHW�/23(6��³7UD\HFWRULDV�\�GHVDItRV�GH�OD�KLVWRULRJUDItD�GH� ORV� PXVHRV� GH� KLVWRULD� QDWXUDO� HQ� $PpULFD� GHO� 6XU´�� Anais do Museu Paulista: História e Cultura Material, vol. 21, núm. 1, 2013, pp. 15-25. Disponible en línea en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0101-7142013000100003&lng=en&nrm=iso. Puede encontrarse una reflexión acerca de las dificultades del estudio comparado en la relación ciencia-estado, en especial al vínculo entre científicos y el ejército, en /HZLV� 3<(1621�� ³$WKHQD¶V� UHWLQXH��nineteenth-FHQWXU\� VFLHQWLVW� HPEHGGHG� LQ� WKH� DUP\´�� British Journal for the History of Science, Cambridge, UK, vol. 45, núm. 3, 2012, pp. 377-400. 6 Máximo FARRO, La formación del Museo de La Plata. Coleccionistas, comerciantes, estudiosos y naturalistas viajeros a fines del siglo XIX, Rosario, Prohistoria, 2009.
80
coleccionistas, corresponsales del interior del país y naturalistas viajeros.7 Asimismo,
esta estrategia propagada y amplificada por las dos obras hagiográficas antes
mencionadas, al utilizar fuentes como los informes anuales que Moreno elevaba a las
autoridades provinciales y nacionales imbuidos pragmáticamente de una retórica
nacionalista con el propósito de obtener en las cámaras legislativas el aumento de las
partidas presupuestarias, consolidó también la imagen del Museo de La Plata como una
institución concebida desde sus inicios para la exploración, delimitación y defensa de
los territorios nacionales. La lectura literal de estas fuentes, omitiendo el contexto de
producción de este tipo de textos hace que sea muy fácilmente extrapolable, en un nivel
superficial y de manera anacrónica a la Argentina de fines del siglo XIX, el proceso de
imbricación entre museos y nación señalados por Anderson para los estados del Sudeste
Asiático colonial y poscolonial del siglo XX. Por ello es interesante trabajar estos textos
y discursos fundacionales en conjunto con otro tipo de fuentes inéditas que asentaron en
el papel una serie de procedimientos administrativos que, si bien rutinarios, sistemáticos
y desangelados como son los datos producidos por la práctica burocrática, para el
trabajo de indagación histórica sobre las instituciones y la ciencia de la época son tan
elocuentes como la retórica utilizada por Moreno ante los poderes públicos. En ese
sentido, los documentos de archivo testimonian el funcionamiento institucional
mostrando la dimensión contingente de las prácticas científicas, ilustrando acerca de las
estrategias desarrolladas por su director para el desarrollo de las colecciones y el
aumento de los presupuestos para mantenerlo, de la contratación del personal
especializado y los trabajos de investigación desarrollados, de los diferentes perfiles que
la institución adquirió a lo largo del tiempo y de las relaciones de intercambio de
colecciones y publicaciones en el contexto no solo nacional sino con los directores de
instituciones análogas en otras partes del mundo. Estas fuentes de archivo, entendidas
FRPR�HOHPHQWRV�GH�XQD�³ELRJUDItD´ y leídas a contrapelo de los informes a los poderes
públicos de Moreno y los trabajos donde éste aúna su trayectoria vital con el destino del
Museo, permiten apreciar un proceso menos lineal, concreto y continuo de la historia
institucional. En ese sentido, a partir de estas fuentes se pueden identificar dos
momentos principales. En el primero, que se extiende entre 1884 y 1892, el Museo fue 7 Para un estudio detallado de la construcción de la figura de Moreno como solo artífice del Museo y como figura heroica nacional, entre las décadas de 1920 y 1940, véase Irina PODGORNY, ³(PERGLHG�institutions - La Plata Museum as Francisco P. Moreno's auWRELRJUDSK\´�� Proceedings Volume 34th CIMUSET-International Committee for Museums and Collections of Science and Technology/ICOM, Interpretations and activities to the public, Rio de Janeiro, September 2006, Río de Janeiro, Ed. Valente-Museu de Astronomia e Ciências Afins, 2007, pp. 95-10.
81
concebido como centro de estudio de la naturaleza americana y como un espacio que
contribuiría a la instrucción general de los habitantes de la provincia de Buenos Aires.
En ese contexto, Moreno planificó la formación de dos tipos de colecciones: una serie
destinada a la exhibición para el público y otra para ser utilizada por los especialistas, en
las distintas ramas de la historia natural, la antropología y la arqueología. Durante este
primer momento se consolidó el sistema de exploraciones, contratando naturalistas
viajeros, taxidermistas y preparadores, cuyo fin último fue la formación de colecciones
geológicas, paleontológicas, antropológicas y zoológicas para la exhibición y el armado
de series de duplicados para el canje con otros museos. Es a partir de 1896, con el
nombramiento oficial de Moreno como Perito en Límites, que el Museo de La Plata y su
cuerpo de empleados, actuará en los papeles como una suerte de ³dispositivo´ al
servicio de la cuestión limítrofe con Chile. Durante ese período quedaron truncos
proyectos que ya se habían iniciado, como la exploración de recursos pasibles de
explotación económica y la confección de las descripciones físicas del territorio
nacional prometida a los encargados del Censo Nacional de 1895, entre otros.
Contra lo que se habitualmente se imagina de antemano, tal vez a consecuencia de la
idea consolidada por cierto imaginario de haber sido una institución concebida desde el
vamos como un instrumento o dispositivo al servicio del proceso de construcción
simbólica de la nacionalidad y la delimitación territorial del Estado-Nación, de la
documentación producida durante la gestión de Francisco P. Moreno en el Archivo
Histórico del Museo de La Plata han sobrevivido unos pocos metros lineales, formados
por tres carpetas de correspondencia recibida, cinco libros copiadores de
correspondencia, y cuatro carpetas con cartas y papeles sueltos, croquis en papel vegetal
y algunos manuscritos de trabajos publicados en la revista del Museo.8 El corpus de
documentos referido a las actividades del Museo y su administración en esa época se
encuentra disperso en distintos repositorios como el Archivo General de la Nación
(Fondo personal F. P. Moreno), el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires
(Fondos Contaduría de la Provincia, Ministerio de Gobierno y Ministerio de Obras
Públicas) y en el Museo de la Patagonia con sede en Bariloche, que guarda una porción
de la correspondencia recibida por Moreno en esos años. Asimismo, aún no se tienen
datos fehacientes acerca de la existencia y ubicación de la correspondencia personal, de 8 Las tres carpetas de correspondencia recibida, y las cuatro carpetas con cartas, papeles sueltos y croquis, cuentan con un inventario analítico, en formato Excel, donde se detalla contenido de cada documento. Por su parte, los cinco libros copiadores han sido digitalizados para su mejor consulta y conservación gracias a un subsidio de la fundación Bunge y Born.
82
carácter íntimo, ni de los manuscritos de trabajos e informes de viaje de Moreno, de las
que muy pocas piezas han sobrevivido dispersas en los repositorios antes mencionados.
Por su parte, el archivo resultante de la gestión de la información producida por las
distintas comisiones de límites que actuaron en el conflicto con Chile entre 1895 y
1902, formado por correspondencia, informes, tratados, libretas de campo, fotografías y
mapas, se encuentra depositado desde siempre en la institución productora que lo creo y
lo administró desde un principio PHGLDQWH� XQD� ³2ILFLQD� GH� /tPLWHV´� FRQ� VX�
correspondiente cuerpo de técnicos y topógrafos con sede en Buenos Aires, que es el
archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, hoy Archivo Histórico de Cancillería.9
Este dato puntual en la historia archivística de estas fuentes, entendidas en sentido
clásico como una colección resultante de la gestión y procesamiento de la información
por una institución u organismo productor, lejos de ser un dato menor nos lleva a pensar
también en la validez de la idea de considerar al Museo como un instrumental ³FHQWUR�
FRPSLODGRU´�GH�ORV�GDWRV�GHO�WHUULWRULR�QDFLRQDO �a la manera de los ³centros de cálculo´
definidos por Latour� y si, en la práctica, la institución como tal y su personal no habría
revestido un carácter más bien nominal o auxiliar en esa etapa de la demarcación de
límites. Sugestivamente, los archivos muestran que esta etapa ligada a los trabajos de
delimitación, caracterizada por la ausencia permanente de Moreno a partir de 1895 y la
dirección de facto ejercida por el secretario del Museo desde ese momento y hasta el
pasaje a la Universidad Nacional de La Plata en 1906, produjo la desarticulación del
proyecto original vinculado al estudio del territorio nacional, de sus recursos pasibles de
explotación económica, y el trabajo de instrucción de los habitantes de la provincia de
manera mancomunada con las instituciones educativas, clausurando también líneas de
trabajo incipientes en antropología, como los estudios etnográficos y lingüísticos,
supuestamente disciplinas estas centrales en el proceso de construcción de ³ancesWURV´�\�
³DQWHSDVDGRV´�GH�OD�1DFLyQ. Esto se puso de manifiesto también en la falta de desarrollo
de las secciones del Museo, de los inventarios y las exhibiciones, en los cambiantes
planes de trabajo e investigación de sus encargados y en la falta de espacio para publicar
sus resultados.10
Por extensión, y más allá de la trágica historia que habitualmente los archivos
institucionales han tenido en nuestro país, con frecuencia interpretada como producto de 9 $OOt�IRUPDQ�HO�IRQGR�³/tPLWHV�FRQ�&KLOH� 1875-����´��FRPSXHVWR�SRU����FDMDV�PHWiOLFDV�TXH�FRQWLHQHQ�correspondencia, telegramas, registros de gastos, inventarios de útiles, libretas de campo, mapas, planos, croquis, cuadros y tablas, fotografías, informes de las distintas Comisiones, acuerdos y tratados. 10 Máximo FARRO, La formación«FLW�
83
³borramientos´ u ³ocultamientos´� premeditados11 estas ³lagunas´ en las series
documentales y los apareQWHV� ³VLOHQFLRV´� GH� ODV� IXHQWHV nos permiten también pensar,
con los recaudos heurísticos y metodológicos del caso, hasta qué punto esta suerte de
correlato administrativo en el papel12 no nos está brindando también elementos para
justipreciar las prácticas concretas, la escala y los cambiantes objetivos de las
instituciones vinculadas a la ciencia en la Argentina de las últimas décadas del siglo
XIX.
Comentarios finales
El estudio del proceso de formación y uso de los archivos, las bibliotecas y de las
FROHFFLRQHV�HQ�JHQHUDO��HVDV�³Uedes que la razón iJQRUD´�DO�GHFir de Bruno Latour, nos
señala un punto de entrada para indagar en la relación entre actores, instituciones,
recursos materiales y procesos de generación de conocimiento a partir de la
acumulación, clasificación y uso de la información en el largo plazo.13 En este contexto,
los archivos, las bibliotecas y los museos, en tanto colecciones de materiales dispuestas
en espacios diversos para cumplir con fines específicos ligados a la gestión y
procesamiento de la información14 IRUPDUtDQ� XQD� VXHUWH� GH� ³LQIUDHVWUXFWXUD�
HSLVWpPLFD´15 cuyo estudio abre nuevas perspectivas de trabajo. En esta línea, hemos
mostrado en otra parte las posibilidades que brinda la historia de las colecciones de
objetos y manuscritos entendidas como parte de la cultura material de la ciencia, y
reconstruida desde una perspectiva dinámica y ³ELRJUiILFD´ que da cuenta de los
11 Tatiana KELLY e Irina PODGORNY (eds.), Los secretos de Barba Azul. Fantasías y realidades de los archivos del Museo de La Plata, Rosario, Prohistoria, 2012. 12 Acerca de las funciones de los archivos desde una perspectiva de la cultura material de los procesos administrativos, en especial del archivo del Museo de La Plata en las primeras décadas del siglo XX, YpDVH� 6XVDQD� 9�� *$5&Ë$�� ³)LFKHURV�� PXHEOHV�� UHJLVWURV�� OHJDMRV�� OD� RUJDQL]DFLyQ� GH� DUFKLYRV� \� GH� OD�LQIRUPDFLyQ� HQ� ODV� SULPHUDV� GpFDGDV� GHO� VLJOR� ;;´��7DWLDQD� .(//<� e Irina PODGORNY (eds.), Los secretos«FLW�� pp. 37-61. 13 %UXQR�/$7285��³&HV�UpVHDX[�TXH�OD�UDLVRQ�LJQRUH��ODERUDWRLUHV��ELEOLRWKqTXHV��FROOHFWLRQV´��Christian JACOB y Marc BARATIN (dirs.), Le pouvoir des bibliothèques. La mémoire des livres dans la culture occidentale, París, Albin Michel, 1996, pp. 23-46. 14 $OLVWDLU� %/$&.�� ³$� 3UH-History of the Learning Organization: Information and Knowledge 0DQDJHPHQW�EHIRUH�WKH�'LJLWDO�$JH´��$OLVWDLU�%/$&.��'DYH�0,'',0$1�\�+HOHQ�3/$17��HGV����The Early Information Society. Information Management in Britain before the Computer, Hampshire, Ashgate, 2007, pp. 105-146. 15 0DUJDUHW�+('67520�\�-RKQ�/HVOLH�.,1*��³(SLVWHPLF� ,QIUDVWUXFWXUH� LQ� WKH�5LVH�RI� WKH�.QRZOHGJH�(FRQRP\´�� %ULDQ� .$+,1� \� 'RPLQLTXH� )25$<� �HGV���� Advanced Knowledge and the Knowledge Economy, Cambridge, Mass., MIT Press, 2006, pp. 113-134. Disponible en línea: http://jlking.people.si.umich.edu/EpistemicInfrast-MITPress.pdf
84
procesos de su formación y uso en base a redes de relaciones de cooperación y
competencia urdidas entre actores que habitan mundos sociales diversos.16 En el caso
del Museo de La Plata en sus primeras dos décadas, institución tradicionalmente
considerada como una suerte de brazo instrumental en el proceso de despliegue del
aparato estatal y el dominio del territorio nacional, esta perspectiva basada en el estudio
de la formación de su archivo y de las series documentales que dan cuenta de su
funcionamiento, entendidas como una colección más, nos habilita a pensar en la
relación entre la escala y objetivos institucionales con su correlato administrativo en el
papel. Aun admitiendo los procesos de pérdida o selección deliberada inherentes a la
formación de cualquier tipo de archivo a lo largo del tiempo, las acotadas series
documentales que han sobrevivido de los años iniciales alojadas en la institución, y en
especial todas aquellas series administrativas relacionadas con el Museo depositadas en
otras reparticiones del estado provincial y nacional, nos dan una visión más matizada
que aquella que se deriva con exclusividad de la matrices discursivas que se infieren de
los informes oficiales imbuidos de una retórica fuertemente marcada por la épica
fundacional propia de la época, que aun sigue siendo leída y utilizada de manera
absolutamente literal, omitiendo el contexto particular de producción de los mismos. Sin
dudas, estudios similares basados en archivos y fuentes7 hoy de acceso incierto, como el
Museo Nacional de Buenos Aires (hoy Museo Bernardino Rivadavia de Ciencias
Naturales), o en algunos casos de los que no se tienen claras noticias de su existencia,
ubicación y supervivencia como los de la Sociedad Científica Argentina, la Sociedad
Geográfica Argentina, y el Instituto Geográfico Argentino, entre otras asociaciones de
carácter privado de la época, nos brindarían una idea más completa y acabada, desde
XQD� SHUVSHFWLYD� ³ELRJUiILFD´�� del entramado institucional de la ciencia y su
funcionamiento en la Argentina finisecular.
16 Máximo FARRO, La formación«� FLW��� 0i[LPR� )$552�� ³Colecciones de cráneos, fotografías y manuscritos en el desarrollo de la antropología física y de la etnografía lingüística en la Argentina a fines GHO� VLJOR� ;,;´�� 0DUtD� 0DUJDUHW� /23(6� \� $OGD� +(,=(5� �HGV���� Colecionismos, práticas de campo e representações, Campina Grande, EDUEPB, 2011, pp. 93-104. Disponible en línea en: http://books.scielo.org/id/rk6rq/pdf/lopes-9788578791179-07.pdf; Máximo FARRO, ³Imágenes de cráneos, retratos antropológicos y tipologías raciales. Los usos de las primeras colecciones de fotografías GHO� 0XVHR� GH� /D� 3ODWD� D� ILQHV� GHO� VLJOR� ;,;´�� 7DWLDQD� .(//<� e Irina PODGORNY (eds.), Los secretos«�FLW�, pp.69-95; Máximo FARRO, Susana *$5&Ë$�\�$OHMDQGUR�0$57Ë1(=��³([SHGLFLRQHV��FROHFFLRQHV�\�IRUPDV�GH�UHJLVWUR��/D�FROHFFLyQ�DUTXHROyJLFD�%HQMDPtQ�0XQL]�%DUUHWR´, Tatiana KELLY e Irina PODGORNY (eds.), Los secretos«�FLW�� pp. 139-178.
* Columbia University.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 85-94 ISSN 1853-4503
University Collections as Archives of Scientific Practice
David Ludwing*
Cornelia Weber*
Resumen El objetivo de este artículo es discutir el potencial de las colecciones científicas como archivos de
la práctica científica. Sostenemos que las colecciones científicas proveen de fuentes primarias
únicas para la investigación en la historia de la ciencia y que habitualmente contienen
información acerca de la práctica científica que no es accesible a través de fuentes escritas.
Desafortunadamente, el potencial de las colecciones científicas para la historia de la ciencia a
menudo permanece sin explotar debido a factores institucionales como la documentación limitada,
la visibilidad y la financiación de las colecciones. Se considera a la documentación de las
colecciones universitarias en Alemania como un modelo positivo para enfrentar estos desafíos.
Palabras clave: colecciones científicas - objetos científicos - prácticas científicas - estudios sobre
cultura material
Abstract The aim of this article is to discuss the potential of scientific collections as archives of scientific
practice. We argue that scientific collections provide unique primary sources for research in
history of science and that they often contain information about scientific practice that is not
accessible through written sources. Unfortunately, the potential of scientific collections in history
of science often remains untapped due to institutional factors such as limited documentation,
visibility, and funding of collections. We discuss the documentation of university collections in
Germany as a positive model to meet these challenges.
Key words: scientific collections - scientific objects - scientific practice - material culture studies
86
Fecha de recepción: 5/08/2013
Fecha de aceptación: 05/11/2013
Scientific collections preserve the material heritage of the sciences. Their holdings
are as diverse as the roles of material objects in scientific practice. For example,
scientific collections include fossils, mathematical models, historical maps, DNA
samples, astronomical instruments, herbaria, and computers. University collections are
an important group of scientific collections that are typically assembled for purposes of
research or academic teaching. The history of university collections is unsteady and
shaped by the diverse and changing uses of material objects in science.1 University
collections are often created for specific research purposes such as providing
instruments for experimental research or objects of investigation such as geological
samples, biological specimens, or historical coins. Furthermore, many university
collections are created to meet specific needs in academic teaching by providing objects
such as mounted animals, archaeological reconstructions, or anatomical models.
Although university collections initially often have well-defined roles in academic
practice, their functions change over time. Instruments become outdated, old teaching
materials are replaced with new objects, and collected materials become neglected when
scientists turn to new topics.2 Although this process can create existential crises for
university collections which have lost their scientific functions, university collections
also often gain new importance. On the one hand, collections can gain new functions
within their discipline through the emergence of new scientific interests and methods
such as genetic research which has revived interest in historical herbaria or carbon
dating methods which have allowed new research in paleontological and archeological
collections. On the other hand, collections can also gain importance by transforming
into archives for the history of science and technology. For example, a collection of
astronomical instruments that was founded as research collection in the 18th century
may have clearly lost its epistemic potential within astrophysics while simultaneously
1 While there is a huge number of case studies of individual university collections and collections at individual universities, macrohistorical accounts of the development of university collections are still hard WR�ILQG��0DUWD�&��/285(1&2¶V�GLVVHUWDWLRQ�Between Two Worlds (Paris, 2005) does important work in connecting the dots. We try to provide an overview of the development of German university collections based on quantitative data in David LUDWIG and Cornelia WEBER ³A Rediscovery of Scientific Collections as Material Heritage?´, Studies in History and Philosophy of Science Part A, forthcoming. 2 0DUN�0($'2:�³5HORFDWLRQ�DQG� UHYDOXDWLRQ� LQ�XQLYHUVLW\�FROOHFWLRQV��RU��5XEELVK�7KHRU\� UHYLVLWHG´�UMAC Journal 3, 2010, 3-10.
87
gaining importance as primary source for the historical understanding of scientific
practice in the 18th century.
The goal of this article is threefold. In the first section, we want to have a brief look
at the history of university collections and describe how they became archives of the
material heritage of the sciences. In the second section, we describe the importance of
university collections as primary sources in the history of science and emphasize their
potential as archives of scientific practice. The third section discusses the institutional
hurdles that cause much of this potential to remain untapped and suggests steps for
meeting these challenges by presenting the case study of university collections in
Germany.
I. Changing attitudes towards university collections
The histories of university collections are extraordinarily diverse as they include
different centuries, continents, and virtually all academic disciplines from mathematics
and physics to history and theatre. Confronted with this diversity, historians of science
often distinguish between different types of university collections. Roughly, one can
differentiate between research collections, teaching collections, and collections that
serve the public presentation of science. These collection types are not mutually
exclusive and many larger institutions that were founded as university museums such as
the Ashmolean in Oxford or the Museum for Natural History in Berlin initially
incorporated all three functions.3 In considering the role of university collections for
research in the history of science, it is crucial to note that the large majority of
FROOHFWLRQV� ZHUH� QRW� DVVHPEOHG� IRU� KLVWRULFDO� UHVHDUFK� SXUSRVHV� DQG� WKDW� KLVWRULDQV¶�
interests in collections are mostly a result of a transformation of their academic roles.
The first organized collections with scientific purposes appear in the 16th century.4
They include early botanical gardens such as the gardens in Pisa (1543) and Padua
(1545) that were primarily used for the collection and preservation of medical herbs and
anatomical theaters such as the theatre of the Archiginnasio in Bologna (1585) and the
Theatrum Anatomicum in Leiden (1594) that were used for practical demonstrations. 3 e.g. R.F. OVENELL, The Ashmolean Museum, 1683-1894, Oxford, 1986; August %5$8(5� ³'DV�=RRORJLVFKH�0XVHXP´� Max LENZ (ed.) Geschichte der Königlichen Friedrich-Wilhelms-Universität zu Berlin, Band 3 , Halle, 372-389. 4 Cornelia WEBE5�³University Collections´, European History Online, 2012.
88
While the further institutionalization of universities in the 17th and 18th century led to
the creation of new collections of objects such as herbaria or physical instruments, the
end of the early modern period also marks a crucial break in the history of collections.
The growth of universities and the development of new disciplines in the late 18th and
the early 19th century provoked the ubiquitous emergence of research and teaching
collections across virtually all academic disciplines through Europe.5 Marta Lourenço
describes the time betweeQ������DQG������DV�D�³JROGHQ�DJH´�RI�XQLYHUVLW\�PXVHXPV�DQG�
FLWHV� 'DYLG� 0XUUD\¶V� Museums: Their History and their Use (1904) as expressing a
FRPPRQ� DWWLWXGH�� ³(YHU\� 3URIHVVRU� RI� D� EUDQFK� RI� VFLHQFH� UHTXLUHV� D� PXVHXP� DQG� D�
laboratory for his department; and accordingly in all our great universities and other
teaching institutions we have independent museums of botany, palaeontology, geology,
mineralogy and zoology, of anatomy, physiology, pathology and materia medica, of
archaeology ± prehistorical and historical, classical and Christian ± each subject taught
KDYLQJ�LWV�RZQ�DSSURSULDWH�FROOHFWLRQ�´6
Where university collections often established themselves as indispensable parts of
academic practice through the 19th century, much of the 20th century is perceived as a
WLPH�RI�³FULVLV´�RI�XQLYHUVLW\�FROOHFWLRQV��)LUVW��WKH�GHFOLQLQJ�YLVLELOLW\�RI�FROOHFWLRQV�LV�
apparent in academic teaching. In Germany, for example, the number of students
increased from 33.000 in 1900 to 1.798.800 in 2000. At the same time, our quantitative
research on university collections in Germany only shows a moderate growth of
collections that clearly indicates a relative marginalization of collection-based teaching.7
Second, the declining importance of collections is equally striking in research contexts.
Of course, collection-based research did not disappear and even expanded in areas
where new methods (e.g. carbon dating or molecular biology) and interests (e.g.
preservation of biological diversity) led to new applications. However, the relative
importance of collections clearly declined with the increasing importance of laboratory
settings with short life spans and no ambition to preserve the involved objects beyond
5 The picture looks considerably more complex from a global perspective. For example, collecting also had distinctive but very different roles in the colonial sciences which treated colonies often more as sources of scientific objects than as independent centers of academic research and teaching. The global development of modern university collections is therefore often closely entangled with the political and cultural emancipation of colonies. For H[DPSOH�� FRPSDUH� 6DYLWKUL� 3UHHWKD� 1$,5�� ³6FLHQFH� DQG� WKH�Politics of Colonial Collecting: The Case of Indian Meteorites, 1856±��´, The British Journal for the History of Science 39, no. 01 (2006): 97±119. For developments in Latin America, see the special issue of L'Ordinaire latino-américain ³,QGHSHQGHQFLDV�\�PXVHRV�HQ�$PpULFD�/DWLQD´��HG��,ULQD�32'*251<��� 6 Marta C. LOURENCO, Between Two Worlds, Dissertation, Paris, 2005, 66-69. 7 David LUDWIG and Cornelia WEBER, "A Rediscovery of Scientific Collections as Material Heritage?", Studies in History and Philosophy of Science Part A, forthcoming.
89
their immediate experimental use. Still located within the departments of rapidly
changing experimental sciences, university collections were all too often the weakest
competitor for space and funding.
It was not until the 1980s that the institutional marginalization of many collections
became perceived as a problem in the quLFNO\� JURZLQJ� OLWHUDWXUH� RQ� WKH� ³FULVLV� RI�
XQLYHUVLW\� PXVHXPV´� LQ� WKH� PXVHXP� VWXGLHV� DQG� DQ� HPSKDWLF� LQVLVWHQFH� RQ� WKHLU�
importance for preserving the material heritage of the sciences.8 These changing
perceptions towards the end of the 20th century have both theoretical and institutional
implications. On a theoretical level, the rediscovery of scientific collections as material
heritage of the sciences has been based on an acknowledgment of the dynamic character
of their functions. Even if collections lose their original functions within a specific
disciplinary context they gain new importance in other areas such as history of science
that warrant their preservation. On the institutional level, this process comes with
recognition of their often fragile place at universities and with attempts to make
scientific objects accessible for research in the history of science. We will consider both
aspects in the following sections.
II. Archives of Scientific Practice
Despite the all too common institutional marginalization of university collections
during the second half of the 20th century, a reconsideration of scientific collections and
REMHFWV�LV�DSSDUHQW�LQ�WKH�KLVWRU\�RI�VFLHQFH�DW�OHDVW�VLQFH�WKH�����¶V��2QH�WKH�RQH�KDQG��
this revived interest is reflected by a rapidly growing literature on the history of
collections and museums9, on scientific objects10 and on material culture in general11.
On the other hand, this development has also led to creation of journals and societies
that are devoted to scientific collections and their objects.12
8 Alan WARHURST, ³7ULSOH�&ULVLV�LQ�8QLYHUVLW\�0XVHXPV´, Museums Journal 86, no. 3 (1986): 137±140 and Frank WILLET, ³7KH� &ULVLV� LQ� 8QLYHUVLW\� 0XVHXPV� LQ� 6FRWODQG´, Museums Journal 86, no. 3, (1986), 141±4. For a more recent account see Rex DALTON, ³Natural history collections in crisis as funding LV�VODVKHG�´�Nature, 423, 2003, 575. 9e.g. Oliver IMPEY and Arthur MACGREGOR (eds.), The Origins of Museums, Oxford, 1985. 10 e.g. Anthony TURNER, Early Scientific Instruments: Europe, 1400-1800, London, 1987; Soraya DE CHADAREVIA and Nick HOPWOOD (eds.), Models: The Third Dimension of Science, Stanford, 2004; Lorraine DASTON, Things That Talk: Object Lessons from Art and Science, Cambridge, Mass., 2007. 11 e.g. Steven D. LUBAR and David KINGERY, History from Things: Essays on Material Culture, Washington DC, 1993. 12H�J��³,QWHUQDWLRQDO�&RPPLWWHH�IRU�8QLYHUVLW\�0XVHXPV�and &ROOHFWLRQV´��IRXQGHG�������DQG ³6FLHQWLILF�
90
Arguably, these developments have to be understood in the context of broader issues
in the history of science as an academic discipline. Where history of science was
traditionally often exclusively understood as a history of scientific theories, historians
towards the end of the 20th century increasingly stressed the need for a more inclusive
approach that looks beyond the published sources by engaging with the experimental
systems and the material basis of science in general. The academic identity of history of
science changed by not only aiming at an understanding of the theoretical knowledge of
the sciences but also of the practices that produce this knowledge and their
entanglement with broader aesthetic, economic, intellectual and political issues.
The shift from a narrow focus on scientific theories to scientific practice in general is
by no means limited to historical research but can be found in all disciplines of the
science and technology studies.13 For example, the discussion about scientific practice
has been deeply influenced by research in the laboratory studies such as Latour and
:RROJDU¶V� Laboratory Life (1979) or Knorr-&HWLQD¶V� The Manufacture of Knowledge
(1981) and by developments in philosophy of science such DV� VXFK�DV� ,DQ�+DFNLQJ¶V�
Representing and Intervening (1983). Contrary to anthropologists, sociologists, and
philosophers of science, however, historians are in the unfortunate situation that they
cannot observe the scientific practice they are concerned with. Furthermore, traditional
sources of historians of science - books, journals, and archives of written sources - are
typically concerned with the theoretical knowledge which makes the historical
reconstruction of scientific practice an often tremendously difficult task.
Given this situation, it is not surprising that university collections become
increasingly recognized in the history of science as they can serve as important archives
of scientific practice that hold primary sources which would remain inaccessible in an
exclusive focus on written sources. On the one hand, collections as a whole often
document the changing interests and complex interactions of research, teaching, and the
public presentation of science. By engaging with their founding histories, functions, and
transformations, historians have access to a rich resource of the material basis of the
sciences. On the other hand, every individual object in university collections has its own
Instrument SocLHW\´��IRXQGHG��������%RWK�VRFLHWLHV�SXEOLVK�MRXUQDOV��Bulletin of the Scientific Instrument Society and the University Museums and Collections Journal. Furthermore, the Journal of the History of Collections (founded 1989) has played an important role in putting collections on the agenda of historians of science. 13 )RU� WKLV� SURFHVV� LQ� WKH� VFLHQFH� DQG� WHFKQRORJ\� VWXGLHV� LQ� JHQHUDO�� VHH�$QGUHZ�3,&.(5,1*¶V� KLJKO\�influential anthology Science as Practice and Culture, Chicago Press, 1992.
91
biography14 which connects to its uses in experimental systems as instruments or
objects of inquiry, in academic teaching, and in broader cultural contexts such as public
museums or world fairs. The objects tell stories about issues such as the interests and
indifferences of scientists, changing aesthetic standards, the emergence of new
disciplines, the global trade of scientific objects, the decline of old research programs,
the standardization of scientific knowledge for academic teaching, or the strategies of
public presentation of science.15
University collections have the potential of serving as important archives of scientific
practice that provide information which would not accessible given an exclusive focus
on written sources. Of course, this characterization should not be misunderstood as a
simple dichotomy of university collections as archives of scientific practices and
libraries as archives of theoretical knowledge. Written resources clearly often provide
detailed information on scientific practice in experiment descriptions, textbooks,
discussions of methodology, personal letters, inventories of collections and so on.
However, even without oversimplified dichotomies, it seems reasonable to stress the
distinct potential of university collections for understanding of the history of scientific
practice. Unfortunately, this potential often remains untapped due to institutional
hurdles that we will address in the next section.
III. Meeting the Institutional Challenges
While there can be little doubt about the historical significance of university
collections, important challenges remain with respect to their use in the history of
VFLHQFH�� 6RPH� RI� WKHVH� FKDOOHQJHV� DULVH� GXH� WR� KLVWRULDQV¶� XQIDPLOLDULW\� ZLWK� PDWHULDO�
objects as primary sources. As Kingery puts it: ³Learning from things requires rather
more attention than reading texts and the grammar of things is related to, but more
FRPSOH[� DQG�GLI¿FXOW� WR� GHFLSKHU� WKDQ�� WKH� JUDPPDU� RI�ZRUGV�´16 Other problems are
connected to the fragile institutional position of scientific collections in general and
14 Lorraine DASTON(ed.), Biographies of Scientific Objects, Chicago, 2000. 15For an exemplary discussion of the different function of scientific objects see David LUDWIG, ³0HGLDWLQJ�2EMHFWV��6FLHQWLILF�DQG�3XEOLF�)XQFWLRQV�RI�0RGHOV�LQ�1LQHWHHQWK-Century Biology", History and Philosophy of the Life Sciences, 35 (2013), 139-166. 16W. D. KIGERY (ed.), Learning from things. Method and theory of material culture studies, Washington DC, 1996.
92
university collections in particular.17 As most university collections were founded to
meet specific non-historical needs in research and teaching, they often remain located
within departments that do not utilize them anymore. Sometimes, this creates an
existential threat to collections in situations where a department moves into a new
building or wants to use the space for a new laboratory or a new classroom. And even if
a collection is not threatened in its existence, it still often remains largely invisible as no
department member has the necessary interest or knowledge to document the collection
or to make it accessible to external scholars.
In order to successfully use university collections in historical research, several
institutional steps are necessary. First, it is of crucial importance to document university
collections and scientific objects. Second, it is necessary that universities become aware
of the potential of their collections and ensure their preservation. Third, university
collections have to move beyond only preserving objects by seeking an active role as
research infrastructures.18 Often, university libraries can serve as role models as it has
become common for them to seek an active role in the digitalization, organization, and
presentation of knowledge that clearly reaches beyond preservation in the narrow sense.
In the following, we will use the example of recent developments in Germany to outline
how these challenges can be met.
In 2004, the Helmholtz-Zentrum für Kulturtechnik at Humboldt Universität Berlin
started a project to document university collections in Germany.19 The collaborative
work in this multi-year project has so far led to the documentation of 1116 collections at
German universities of which 809 still exist.20 The presentation of these results in an
open access online database allows historians of science for the first time to search
specific kinds of collections along their research interests such as specific disciplines,
universities, and time periods. The collection and preservation of this data is a first step
in making collections accessible as it was until recently very common that German
universities did not even have an overview of their own collections. While an overview
of university collections is a first and indispensable step, it does not solve the problem
that individual scientific objects often remain poorly documented and virtually
17e. J�� -DQH�:((.6�³7KH� ORQHOLQHVV�RI� WKH�XQLYHUVLW\�PXVHXP�FXUDWRU´, Museum International 52(2), 2000, 10-14 and Peter STANBURY, ³8QLYHUVLW\�PXVHXPV�DQG�FROOHFWLRQV´��Museum International 52(2), 2000, 4-9. 18cf. Peter STROHSCHNEIDER, ³)DV]LQDWLRQVNUDIW� GHU� 'LQJH�� hEHU� 6DPPOXQJ� Forschung und 8QLYHUVLWlW´��Denkströme. Journal der Sächsischen Akademie der Wissenschaften, 8, 2012, pp. 9-26. 19 http://universitaetssammlungen.de 20 http://universitaetssammlungen.de/dokumentation/statistik
93
inaccessible to interested scholars. Since 2010, the Helmholtz Center has taken a further
step with the documentation of individual scientific objects through a pilot project that
focuses on scientific models. Currently, the online database allows research on 2570
material models and their histories.21 Documenting objects in collaborative online
databases provides a highly effective strategy of meeting the challenge that scientific
objects are often scattered over a large number of small collections that are difficult to
access.
While the documentation and digital presentation of collections and scientific objects
is clearly an attractive way of making collections accessible for historical research, it is
also extraordinarily time consuming. Unfortunately, most small collections have no
resources to undertake documentation or even digital presentation projects. In 2012, the
Federal Ministry of Education and Research in Germany decided to tackle this problem
with the creation of a coordination center whose task it is to make university collections
visible and accessible for research.22 On the one hand, the goal of the project is to build
a network of university collections that provides the basis for mutual support and also
allows smaller collections without many resources to establish themselves with a clear-
defined role at universities. On the other hand, the project also aims at a digital
information system that makes decentrally collected data and research accessible
through a general portal for university collections in Germany.
Clearly, the institutional situations vary between universities, countries, and
continents and approaches that have proven effective in Germany may not work
everywhere. The database of the International Committee for University Museums and
Collections (UMAC) provides some preliminary clues about differences in
documentation.23 For example, the UMAC-database includes 854 collections in
Germany compared to 62 collections in Spain due to different states of documentation.
Furthermore, there are considerable differences within countries as different
universities pay attention to their collections to different degrees. Often, individual
universities start programs that largely increase the visibility of their collections while
the collections of other nearby universities remain largely invisible. Examples of
21http://universitaetssammlungen.de/modelle 22http://wissenschaftliche-sammlungen.de/en FI�� &RUQHOLD� :(%(5�� ³5HFHQW� UHFRPPHQGDWLRQV� E\� WKH�*HUPDQ�&RXQFLO�RI�6FLHQFH�DQG�+XPDQLWLHV�RQ�VFLHQWLILF�FROOHFWLRQV�DV�UHVHDUFK�LQIUDVWUXFWXUHV��$�UHSRUW´, University Museums and Collections Journal 5, 2012, pp. 95-99. 23http://publicus.culture.hu-berlin.de/collections/
94
universities with well-documented collections include McGill University24, the
Universidade de Lisboa25, the Universiteit Gent26, or the Universidad Nacional de
&yUGRED�WKDW�VWDUWHG�D�SURJUDP�LQ������WR�³SURSHQGH�D�GHVDUUROODU�H�LQFHQWLYDU�ODV�iUHDV�
de preservación de las colecciones, la investigación sobre los temas que son de
competencia de los museos, la exhibición de su patrimonio, la realización de acciones
educativas no formales, y toda otra actividad pertinente a las funciones museológicas
XQLYHUVLWDULDV�´27 While initiatives at individual universities are of great importance, it is
usually also necessary to provide support on a more general (e.g. national) level to
ensure preservation and documentation.
While the state of documentation varies from university to university and country to
country, the challenges of insufficient funding and limited expertise in documentation
and presentation are ubiquitous in all contexts. The example of German university
collections can therefore show possible steps in meeting the institutional challenge of
transforming university collections into accessible archives of scientific practice.
24cf. http://www.mcgill.ca/historicalcollections/ 25e.g. Ana Mehnert PASCOAL, Catarina TEIXEIRA, & Marta C. LOURENCO, The University of /LVERQ¶V�FXOWXUDO�KHULWDJH�VXUYH\������±2011), 5, 2012, 101-110. 26e.g. Dominik VERSCHELDE & Dominique ADRIAENS, ³3DVW� DQG� FXUUHQW� LGHQWLW\� RI� WKH� =RRORJ\�0XVHXP�RI�*KHQW�8QLYHUVLW\´��UMAC-Journal, 5, 2012, 39-46. 27 http://www.unc.edu.ar/investigacion/cienciaytecnologia/museos-de-la-universidad-nacional-de-cordoba
* National Museum of Natural History and Science. Centro Interuniversitário de História da Ciência e Tecnologia, University of Lisbon.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 95-109 ISSN 1853-4503
Preserving and studying scientific heritage at the University of Lisbon: Recent developments and perspectives
Marta C. Lourenço*
Resumen La preservación y el estudio del patrimonio científico implican muchos desafíos. En la
Universidad de Lisboa hemos estado atendiendo estos desafíos en estrecha colaboración con
colegas de Europa y Brasil. En este artículo describo recientes trabajos en este frente, con foco en
la formación sobre la cultura material y apoyando a otras instituciones en la preservación de su
SDWULPRQLR�FLHQWtILFR�� �7DPELpQ�GLVFXWLUp�HO�³JLUR�PDWHULDO´�HQ� OD�KLVWRULD�GH� OD�FLHQFLD��TXH�KD�
sido una inspiración para Lisboa.
Palabras claves: patrimonio científico - la cultura material de la ciencia - historia de la ciencia -
colecciones científicas
Abstract The preservation and study of scientific heritage involves many challenges. At the University of
Lisbon we have been addressing these challenges in close collaboration with partners from
Europe and Brazil. In this paper I describe recent work on this front, with a focus on material
culture training and supporting other institutions in the preservation of their scientific heritage. I
ZLOO�DOVR�GLVFXVV� WKH� µPDWHULDO� WXUQ¶� LQ� WKH�KLVWRU\�RI� VFLHQFH��ZKLFK�KDV�EHHQ�DQ� LQVSLUDWLRQ� IRU�
Lisbon.
Key words: scientific heritage - material culture of science - history of science - scientific
collections
Fecha de recepción: 07/08/2013
Fecha de aceptación: 17/11/2013
96
Introduction
The sustainable preservation of scientific heritage is one of the greatest cultural
challenges of contemporary societies. It involves a broad spectrum of agents, from
museums to universities, secondary schools to academic hospitals, historians of science,
archivists, among many others. The material evidence of scientific research, teaching
and innovation is dispersed and may be vulnerable. It assumes a wide range of shapes
and formats, from collections (e.g. herbaria, scientific and medical instruments, fossils,
minerals, DNA and seed banks, models, drawings, documents, books) to buildings (e.g.
astronomical observatories, chemistry and physics laboratories, anatomical theatres),
botanical gardens and parks.
Although many countries include the preservation of scientific heritage in their
cultural heritage legislation,1 in practice this heritage is twice an orphan. First, it is an
orphan in its own institutions ±universities, schools, research institutes± because these
often lack the vocation, dedicated funds, qualified staff or internal mechanisms for its
preservation. Preservation tends to be left to the arbitrariness and good will of heritage-
concerned individuals. Secondly, it is an orphan in regards to culture institutions ±e.g.
culture ministries, cultural divisions in municipalities± who tend to be sympathetic but
IHHO�WKH�SUHVHUYDWLRQ�RI�VFLHQWLILF�KHULWDJH�LV�VRPHRQH�HOVH¶V�UHVSRQVLELOLW\�2
In the past three decades, an increased sense that a lot has already been lost,
combined with other social, cultural and scientific factors have resulted in a growing
awareness towards the importance of scientific heritage in contemporary societies.
3HUKDSV� RQH� RI� WKH� PRVW� VLJQLILFDQW� IDFWRUV� ZDV� WKH� µPDWHULDO� WXUQ¶ in the history of
science and technology. 3 Scientific objects and collections have always interested
historians, but material culture only recently gained its proper space in the history of
science, technology and medicine, with special issues,4 bibliographies,5 dictionaries and
1 And at least one country ±Brazil± explicitly includes the preservation of the heritage of science and WHFKQRORJ\�LQ�LWV�&RQVWLWXWLRQ��6HH�0��*5$1$72��³6FLHQWLILF�KHULWDJH�LQ�%UD]LO´��Studies in History and Philosophy of Science, 2013, DOI 10.1016/j.shpsa.2013.07.008. 2 See an overview of the problems of scientific heritage in contemporary societies, see M.C. /285(1d2��³2�SDWULPyQLR�LQYLVtYHO��+LVWyULD��RUJDQL]DomR�H�SUHVHUYDomR�GR�SDWULPyQLR�FLHQWtILFR�HP�3RUWXJDO´�� Museologia.pt, 4, 2010, pp. 106-���� DQG� 0�� &�� /285(1d2� � /�� :,/621�� ³Scientific KHULWDJH�� 5HIOHFWLRQV� RQ� LWV� QDWXUH� DQG� QHZ� DSSURDFKHV� WR� SUHVHUYDWLRQ�� VWXG\� DQG� DFFHVV´�� Studies in History and Philosophy of Science, 2013, DOI 10.1016/j.shpsa.2013.07.011. 3 /��7$8%��³5HHQJDJLQJ�ZLWK�LQVWUXPHQWV´��Isis, 102, 2011, pp. 689±696. 4 For example the special volume of Osiris (núm. 9, 1994), edited by Albert Van Helden and Thomas L. Hankins, the Focus Sections of volumes 96 (2005) and 102 (2011) of Isis and special volumes 38 (2007)
97
encyclopaedias,6 and multiple articles and books proposing new approaches.7 Moreover,
international organisations created in the early 2000s, such as the International
Committee ICOM for University Museums and Collections (UMAC)8 and Universeum,
the European University Heritage Network, 9 have considerably contributed to an
integrated approach to university heritage, particularly scientific university heritage.
Since 2007, the National Museum of Natural History and Science of the University
RI� /LVERQ� KDV� EHHQ� DGGUHVVLQJ� WKH� µPDWHULDO� WXUQ¶� LQ� WKH� KLVWRU\� RI� VFLHQFH�� LQ� FORVH�
collaboration with the Centre for the History of Science of the University of Lisbon
(CIUHCT-UL)10 at local level, and partners in Europe and South America. In this short
note, I will describe recent developments in two simultaneous fronts: a) increasing the
use of collections for research and teaching and b) promoting the preservation of
scientific heritage.
The National Museum of Natural History and Science
Like so many universities in Europe and the world, the University of Lisbon has a
diverse heritage of science, technology and medicine, still largely unorganised and until
recently little known from the scientific community and the general public.11 It has one
museum ±the National Museum of Natural History and Science (MUHNAC)± whose and 40 (2009) of Studies in History and Philosophy of Science, edited respectively by Adam Mosley and Liba Taub, among others. 5 E.g. G. L'E. TURNER & D. J. BRYDEN, A Classified Bibliography on the History of Scientific Instruments, Oxford, SIC, 1997. 6 E.g. R. BUD & J. D. WARNER, Instruments of science: An historical encyclopaedia, London, Science Museum, 1998. 7 E.g. D. BAIRD, Thing knowledge. A philosophy of scientific instruments, Berkeley, University of California Press, 2004; M.C. LOURENÇO & A. CARNEIRO (eds), Spaces, Collections and Archives in the History of Science: The Laboratorio Chimico Ouverture, Lisbon, Museum of Science of the University of Lisbon, 2009; P. HEERING & R. WITTJE (eds), Learning by doing: Experiments and instruments in the history of science teaching, Stuttgart, Franz Steiner Verlag, 2011; L. LÓPEZ-OCÓN, S. ARAGON & M. PEDRAZUELA, Aulas con memoria: Ciencia, educación y patrimonio en los institutos históricos de Madrid (1837-1936), Madrid, CEIMES/CSIC/Comunidad de Madrid, 2012, among many others. 8 6HH�80$&¶V�ZHEVLWH�DQG�WKH�MRXUQDO�UMACJ at http://publicus.culture.hu-berlin.de/umac/, accessed 16 June 2013. 9 See 8QLYHUVHXP¶V�website at http://universeum.it/, accessed 16 June 2013. 10 See http://ciuhct.com/, accessed 7 August 2013. 11 See M.C. LOURENÇO & M.J. NETO (coord.), O Património da Universidade de Lisboa: Ciência e Arte, Lisboa, Universidade de Lisboa/Tinta da China, 2011. A survey of the heritage of the University of Lisbon can be seen at http://memoria.ul.pt/index.php/Categoria:Colec%C3%A7%C3%B5es, accessed 16 June 2013. This publication and survey was done before the University of Lisbon merged with the Technical University of Lisbon in 2012.
98
origins date back to the royal scientific cabinets of the Palace of Ajuda (Lisbon), in the
1770s. The MUHNAC congregates ideal conditions for the development of an
integrated and interdisciplinary approach to scientific heritage in the context of the
history of science (fig. 1). It occupies 5 ha in the centre of Lisbon. The complex was
built in the nineteenth century to support teaching and research in the sciences. Despite
a major fire in 1978, it survived intact in its main architectonical and historical
characteristics. It includes a main building (1857), a Botanical Garden (1878), an
Astronomical Observatory (1898) and a Chemistry Laboratory (1890s). It also includes
older buildings and structures, documenting a history of teaching that dates back to the
early seventeenth century. In 2012, the Museum integrated the Astronomical
Observatory of Lisbon (1873), located in the west of the city.
Figura 1
Main entrance to the MUHNAC, University of Lisbon
Fuente: Photo J. Perico, MUNHAC Archives.
The collections, encompassing c. 800,000 scientific instruments, books and natural
history specimens, have never been dispersed.12 They do not result from disparate and
12 A significant part of the zoology and geology collections were destroyed in a fire that devastated the main building in 1978. See L. PÓVOAS, C.L. LOPES, I. MELO, A.I. CORREIA, M.J. ALVES, H. CARDOSO �$�0�*��GH�&$59$/+2��³2�0XVHX�1DFLRQDO�GH�+LVWyULD�1DWXUDO´��0�&��/285(1d2��M.J. NETO (coord.), 2�3DWULPyQLR«cit., pp. 20-36.
99
random incorporations and are thus considerably consistent. Moreover, the constitution,
function and use of buildings and collections are extensively documented through a
comprehensive historical archive covering over 300 years and including c. 300,000
manuscripts, teaching manuals, expedition and field notes, images, drawings, among
others. It is this coherence and comprehensiveness, combined with the availability of
multiple sources and contexts ± buildings, documents, iconography and collections ±
that makes the Museum particularly suited to meaningful collections-based research,
teaching and interpretation in a wide range of scientific disciplines, from museology to
the history of science and science education, biology, ecology, biodiversity studies,
sociology, anthropology, science communication, museum studies and exhibition
development, among others. In this text, I will focus exclusively on the history of
science.
Increasing collections-based history of science in Lisbon
7KH� µPDWHULDO� WXUQ¶� SRVHV� FKDOOHQJes both to museums and to historians. These
challenges are structural and more difficult to overcome for museums.13 Historians are
naturally interested in objects and collections. They are frequent visitors to museums
and use artefacts and specimens to illustrate books, papers and teaching materials. They
recognise the importance of material culture and visual culture.
For historians, the challenge consists mainly on considering material sources on an
equal basis with documental sources. This requires a shift in historiographical approach:
from objects as illustrations of historical interpretation to objects as primary sources of
historical analysis. In other words, objects from the start, not at the end, of historical
narratives. This is not always possible for many reasons, but historians are trained to
carefully evaluate sources before and as research progresses. In any case, it cannot be
done without adequate training. Material sources require a different grammar and
different methods from the use of documental sources.14 Complementary training of
13 M. C. LOURENÇO & S. GESSNER, ³Documenting collections: Cornerstones for more history of science in museums´, Science & Education, 2012, DOI 10.1007/s11191-012-9568-z. 14 S. LUBAR & W.D. KINGERY, History from things. Essays on material culture, Washington DC, Smithsonian Institution Press, 1993; M. C. LOURENÇO & S. GESSNER, ³Documenting«´�FLW�
100
young historians in the material culture of science is paramount for a meaningful
increase in collections-based research.
The MUHNAC has been paying considerable attention to training. In 2008, a 40-
hour course on µ0XVHXPV�� &ROOHFWLRQV� DQG� +LVWRU\� RI� 6FLHQFH¶� ZDV� LQFOXGHG� LQ� WKH�
Masters of History and Philosophy of Science of the University of Lisbon. The course
aims at preparing students to use museums and collections as easily as they use
archives. It provides them with the necessary conceptual framework of material culture
and related literature, as well as the standard method for artefact analysis (the so-called
Winterthur method).15 The course, which has a strong practical component, is based at
the MUHNAC and students use its collections and archives. It is the only Masters in the
History of Science in Portugal offering formal material culture training, and one of the
few in Europe. Condensed versions of this course have also been offered in Brazil.16 At
the MUHNAC, young historians are also trained in a more practical context, through
research projects. Over the years, it has been possible to have a considerable number of
scholarships that have contributed to the national critical mass of material culture
trained historians.
Figura 2
7KH�µVNHOHWRQ¶�RI�D�VL[WHHQWK-century metal globe
Fuente: by Christoph Schissler (National Palace of Sintra, Inv. No. 3457), obtained by CT-scan during a research into royal collections of scientific instruments in Portugal (Courtesy Portuguese Institute of Oncology, Lisbon).
15 E.M. FLEMING, ³$UWLIDFW�VWXG\��$�SURSRVHG�PRGHO´��Winterthur Portfolio, 9, 1974, pp. 153-173. 16 Pos-graduate course in Museology, MAST/Unirio.
101
However, not only historians need training in artefact analysis and material sources.
For reasons too complex to discuss here, for the past four decades the central role of
collections and research in museums has been declining17 and museum professionals
themselves often need extra training. Moreover, museology and museum studies
courses do not typically prepare professionals for the specificities of scientific
collections. Finally, as I will explain below, scientific heritage is too dispersed, too
abundant and too complex for its preservation to be left only to museum professionals ±
scientists, professors and technicians in each university, school, research laboratory,
need awareness and basic training. As a result, the MUHNAC has developed intensive
courses18 on material culture, scientific collections conservation, inventory and study
aimed at professionals from a multitude of backgrounds and institutions, including
museums.
Training forces us to focus. Literature on the material culture of science and
scientific heritage does not abound and, over the years, the MUHNAC has developed
materials, particularly at the level of methods, criteria and guidelines. These include
QHZ�DSSURDFKHV�WR�FROOHFWLRQV¶�ELRJUDphies and artefact analysis,19 scientific collections
survey tools that are being used in Portugal and Brazil,20 an inventory and conservation
manual for scientific instruments,21 and a classification table for scientific collections.22
3UHVHQWO\�� 08+1$&¶V� UHVHDUFKHUV� DUH� DGGUHVVLQJ� WKH� LVVXH� RI� XQLYHUVLW\� FROOHFWLRQV¶�
evaluation, in other words what parameters determine value and significance of a given
university collection.23 6RPH�RI�WKHVH�PDWHULDOV�DUH�FORVHO\�FRQQHFWHG�ZLWK�08+1$&¶V�
Scientific Heritage Programme, described below.
17 6HH�H�J��5�*�:��$1'(5621��³7R�WKULYH�RU�WR�VXUYLYH"�7KH�VWDWH�DQG�VWDWXV�RI�UHVHDUFK�LQ�PXVHXPV´��Museum Management and Curatorship, 20, 2005, pp. 297-311. 18 Duration can be two days or one week. 19 Based on Igor Kopytoff and E. McClung Fleming respectively, see LOURENÇO & GESSNER, op. cit. 20 Still unpublished, but the record fields can be seen at the survey of collections of the University of Lisbon, see note 10. 21 Internal document distributed among institutions that participate in the MUHNAC Scientific Heritage Programme, see below. 22 C. TEIXEIRA, Património Cultural da Universidade de Lisboa: Levantamento e contributo para a sua valorização, unpublished Masters in Museology, New University of Lisbon, 2012; M. C. /285(1d2��/��:,/621��³6FLHQWLILF�KHULWDJH«´ cit. 23 0�&��/285(1d2��&��7(,;(,5$��/��)��/23(6�� ³7RROV� IRU�HYDOXDWLQJ�FROOHFWLRQV��$VVHVVLQJ� WKH�1DWXUDO�+LVWRU\�&ROOHFWLRQV�RI�WKH�0XVHXPV�RI�WKH�8QLYHUVLW\�RI�/LVERQ´��XQSXEOLVKHG�SDSHU�SUHVHQWHG�DW�the XIV UNIVERSEUM Network Meeting, 7 June 2013, University of Valencia. See also the recently released Qualitätskriterien für wissenschaftliche Universitätssammlungen [Quality criteria for scientific university collections], June 2013, Coordination Center for University Collections in Germany, http://wissenschaftliche-sammlungen.de/de/, accessed 4 August 2013.
102
In short, for the past years, the MUHNAC has been using their collections, archives
and buildings to stimulate a new centrality of collections in the heart of the historian
community and the museum community. Outcomes have included increased post-
graduate teaching, research and professional training, as well as a number of
methodological and conceptual documents for research and preservation of scientific
collections. This has been done in close articulation with several research units,
universities and museums in Portugal, Europe and Brazil.
The Lisbon Scientific Heritage Programme: Fundamental Concepts, Partnerships and Networks
Scientific heritage is a more complex concept than, say, archaeological heritage or
natural heritage. We are operating empirically, often intuitively, and adapting standards
as we move along. Much more research needs to be done on the fundamentals. 24
Moreover, the preservation of scientific heritage is a research but also a political
endeavor. If scientific heritage does not emerge as an autonomous entity in present-
GD\¶V�FURZGHG��IUDJPHQWHG�DQG�PXOWL-complex cultural heritage landscape it is difficult,
if not impossible, to establish preservation policies at national or local level. The
heritage of science deserves an international movement similar to the ones that led to
other global UNESCO preservation conventions, such as the biodiversity convention in
2000 or the intangible heritage convention of 2003. Raising awareness among the
museum community and the scientific community is paramount.
$W�WKH�08+1$&��ZH�XVH�WKH�IROORZLQJ�GHILQLWLRQ�RI�VFLHQWLILF�KHULWDJH��³scientific
heritage is the shared collective legacy of the scientific community, in other words what
the scientific community as a whole perceives as its identity, worth being passed on to
the next generation of scientists and to the general public as well. It includes what we
know about life, nature and the universe, but also how we know it. Its media are both
material and immaterial. It encompasses artefacts and specimens, but also laboratories,
observatories, landscapes, gardens, collections, savoir faires, research and teaching
SUDFWLFHV� DQG� HWKLFV�� GRFXPHQWV� DQG� ERRNV´� 25 This definition has allowed us to
24 0��&��/285(1d2��/��:,/621��³6FLHQWLILF�KHULWDJH«´ cit. 25 0��&��/285(1d2��/��:,/621��³6FLHQWLILF�KHULWDJH«´ cit.
103
establish the scope and methodology of our theoretical and practical work. On the one
hand, it assumes an all-encompassing approach ± from objects to archives, sites and
buildings. On the other hand, it also assumes, albeit indirectly, that scientific heritage
should be preferably preserved in situ, in the institutions where it is generated. This can
be controversial not only because traditionally museums are the institutions that
preserve cultural heritage but also because, some argue, universities, schools and
hospitals are not prepared to preserve collections and heritage. However, if properly
done, the advantages are evident, as Jardine argues in a recent paper: potential increase
in heritage- and collection-based teaching and research, engagement with wider
communities, involvement of students, enhancement of institutional identity and work
experience, respect for contexts and practices, among others.26
Our experience in Lisbon indicates that this decentralised preservation approach is
possible if a few conditions are met: i) political will and engagement at the highest level
of the heritage-generator institution (rector, dean, director, president); ii) the existence
of simple preservation tools that the institution can use; iii) close partnership and
constant evaluation; and iv) a few heritage-concerned individuals at the institution.27
Although simple, these conditions are demanding and often months of preparation are
needed before preservation work can even begin.
In 2007, the MUHNAC initiated a national programme to sustain this all-
encompassing in situ preservation of Portuguese scientific heritage. Initially, the
Programme was informal and resulted from frequent demands for help. Typically,
individual teachers, scientists and researchers asked the Museum for assistance in the
preservation of orphaned or endangered collections. More often than not, the Museum
was called at the last minute before an emergency (i.e. a laboratory about to be moved
or dismantled, an attic to be emptied). On many occasions, little could be done resulting
in frustration and disappointment, combined with a sense that a bit of time and few
resources could have made all the difference. This has impelled the Museum to
proactively identify which tools institutions needed to preserve the scientific heritage
they generate, at least at a minimal level. It soon became clear that institutions needed
26 6HH�1��-$5',1(��³5HIOHFWLRQV�RQ�WKH�SUHVHUYDWLRQ�RI�UHFHQW�VFLHQWLILF�KHULWDJH�LQ�GLVSHUVed university FROOHFWLRQV´��Studies in History and Philosophy of Science, 2013, DOI 10.1016/j.shpsa.2013.07.009. 27 When one of these conditions are not met and the heritage is abandoned or in danger, the Museum has accepted joint management or even transfer of the collections to its storages, on a long-term loan basis.
104
three types of tools: i) basic definitions,28 ii) selection criteria,29 and iii) guidelines for
preservation and use.30
%DVHG�RQ�WKHVH�µJUDVV-URRWV¶�QHHGV��WKH�0XVHXP�FRPSLOHG�DYDLODEOH�LQIRUPDWLRQ�DQG�
literature, prepared training courses and basic materials. The Programme became more
formal and solid. Today, it covers more than 20 heritage-generating institutions (e.g. the
Lisbon Academy of Sciences; Passos Manuel, Camões, Oeiras and Santarém Secondary
Schools; the National Train Museum; the Hygiene and Tropical Medicine Institute;
Saint Joseph, Saint Marta Hospitals; the Doroteias College; the National Agronomy
Station; the Military College, among others). More recently, the Programme has
focused on institutions from the University of Lisbon (e.g. Faculty of Medicine,
Instituto Superior Técnico, Câmara Pestana Bacteriological Institute, Astronomical
Observatory of Lisbon).31 In terms of disciplines, the Programme covers preservation of
heritage from all sciences ± from medicine and health to the so-called exact sciences,
biological and geological sciences and mathematics. At its core lies the idea that
scientific heritage and collections are an integral part of the distributed research,
teaching and science communication infrastructure of Portugal.
28 The identification of the needs of the institutions was done informally, through ongoing dialogue and reflection, during 2007. It has been refined over the years with the experience the Museum has obtained. In terms of basic definitions, most institutions wanted to know: What is scientific heritage? How does it relate to what we do and what we are? What are collections? What is a scientific instrument? What is an inventory? What training is required to inventory? 29 In this respect, institutions wanted to know: What is the value of the heritage we generate? What is important to preserve and what is not? How can we select? What institutional mechanisms can we implement to avoid arbitrary trashing of relevant equipment and documentation? How to document what has to be trashed due to space or other constraints? 30 In terms of long-term preservation and use, some of the questions asked by the institutions were: Once we select what is to be preserved, what do we do? Where do we keep it? How? Who should be given access and under which conditions? How can we display our scientific heritage? How do we give it increased visibility? Who pays for it? 31 M.C. LOURENÇO & M.J. NETO (coord.), O Património«cit.; C. TEIXEIRA, Património Cultural« cit. In 2013, the University of Lisbon merged with the Technical University of Lisbon, becoming the largest university on Portugal.
105
Figure 3
The MUHNAC team cleaning teaching wall charts during a conservation session at the Hygiene and Tropical Disease Institute (IHMT), 2013, Lisbon
Fuente: photo by the author.
The Programme has been recently described in its general lines.32 It comprises four
stages. Stage I involves a series of visits to the heritage-generating institution
(university, school, polytechnic, institute, hospital). Stage II involves basic training of
staff from the given institution, typically at the MUHNAC. Stage III encompasses the
design of a tailor-made strategic plan for the preservation of scientific heritage for the
institution, in close articulation with its needs, aims, constraints and resources. Finally,
Stage IV involves the implementation of the strategic plan, which the Museum monitors
closely, through further training, the engagement of students and volunteers, assistance
with potential funding sources and the provision of exhibition space at the MUHNAC
IRU�LQFUHDVHG�YLVLELOLW\��$�EULHI�FKHFNOLVW�RI�WKH�3URJUDPPH¶V�IRXU�VWDJHV�LV�SUHVHQWHG�LQ�
Appendix 1.
32 0��&��/285(1d2��/��:,/621��³6FLHQWLILF�KHULWDJH«´ cit.
106
Although only impacting at national Portuguese level, the Programme involves
considerable preparatory work that has been done in international networks. Perhaps the
most important partner in this respect is the Museum of Astronomy in Rio de Janeiro
(MAST). The MAST and MUHNAC have coordinated concepts and methodologies for
their national surveys of scientific heritage at collection-level in Brazil and Portugal,
respectively.33 The MAST also has a similar scientific heritage programme, though
more limited given the size of Brazil. In 2006, both museums have assembled a network
of 14 Brazilian and Portuguese institutions to develop a thesaurus of scientific
instruments in Portuguese; this tool has just been released and is paramount for the
identification and documentation of scientific heritage. 34 Translation to Spanish is
already being considered.
Moreover, work with the University of Cambridge within the European network
UNIVERSEUM has been fruitful in terms of concepts, criteria and requirements
associated with the preservation of post-WWII heritage of science.35 Finally, recent
work done at the Humboldt University in Berlin has been inspiring for the development
of strategic planning.36 It is clear that the path towards the sustainable preservation of
scientific heritage is complex, requiring multiple simultaneous fronts and innovative
ideas. However, a lot is happening at the moment worldwide, and collaborative
networks at national and international level are more than ever essential.
Concluding remarks
The world of cultural heritage has endured considerable changes in the past decades.
History has changed too, albeit less.
Traditionally, objects have been cared for by museums and curators; manuscripts
have been cared for by archives and archivists; books by librarians; buildings and
monuments by preservation architects; photographs and drawings could be found in
museums, but also in libraries and archives. Together, museums, libraries and archives
33 At the moment, the scope of the Brazilian survey excludes collections of medicine and natural history. 34 The Thesaurus can be explored at http://thesaurusonline.museus.ul.pt/, accessed 4 August 2013. 35 Universeum has a Working Group for issues related to the preservation of recent scientific heritage, see http://universeum.it/working_groups.html, accessed 4 August 2013. 36 Particularly at the Helmholtz Centre for Technical Culture, see http://www.kulturtechnik.hu-berlin.de/, accessed 5 August 2013.
107
were responsible for the preservation of the majority of the cultural heritage of the
world.
Recently, the concept of cultural heritage has changed and expanded ± it is now more
integrated and contextual, more immaterial, more fragmented. Traditional preservation
roles are more fluid and approaches have become increasingly complex and
interdisciplinary. Familiar territories and boundaries have been diluted or no longer
exist. One thing remains unchanged however: preserving cultural heritage continues to
be about preserving and interpreting meaningful material and immaterial data for the
public access of future generations.
In terms of scientific heritage, this means preserving and interpreting data about
science, nature and the universe, in all their shapes and forms (words, things and bytes).
The complexity of the preservation task requires the full commitment and active
engagement of multiple actors and institutions in fruitful, effective and long-term
partnerships. It also requires new tools and approaches, many of which have not been
developed yet. For the interpretation task, historians are essential, and one wonders how
LW�ZDV�SRVVLEOH�WKDW�WKH\�KDYH�UHPDLQHG�µGLYRUFHG¶�IURP�PXVHXPV�IRU�VR�ORQJ�
In recent decades, the history of science, technology and medicine has increasingly
diversified its scope and approaches. It has become more interdisciplinary too. Topics
that traditionally received little attention ± controversies, contingencies, tacit
knowledge, microstoria, women, traders, and lab technicians, among others ± became
increasingly central to science studies. Broader scopes led to a diversification of sources
± notebooks, teaching manuscripts, laboratory logs, manuals, and instruments. The
µPDWHULDO�WXUQ¶�LV�SDUW�RI�WKLV�EURDGHU�µVRFLDO�WXUQ¶�LQ�WKH�KLVWRU\�RI�VFLHQFH��WHFKQRORJ\�
and medicine.
Artefacts, collections and scientific heritage can provide important insights into
scientific practices as a social activity, namely the development of experimental inquiry;
theoretical speculation; research and teaching practices; technical applications; and
LQQRYDWLRQ��WUDQVIHU��DQG�LQWHUDFWLRQV�LQ�WKH�µWUDGLQJ�]RQH¶�EHWZHHQ�LQVWUXPHQW�PDNHUV��
ODERUDWRU\� VWDII� DQG� VFLHQWLVWV�� $V� *ROLQVNL� QRWHV�� IURP� WKH� VWXG\� RI� LQVWUXPHQWV� ³ZH�
learn both that science is embodied in firmly material things and that it is nonetheless
VRFLDOO\�QHJRWLDWHG�DQG�KLVWRULFDOO\�YDULDEOH´�37 Increased use of collections as sources
37 -��*2/,16.,��³3UHFLVLRQ�LQVWUXPHQWV�DQG�WKH�GHPRQVWUDWLYH�RUGHU�RI�SURRI�LQ�/DYRLVLHU¶V�FKHPLVWU\´��Osiris, 9, 1994, pp. 30-47, quote from p. 47.
108
will thicken and enrich both local and global narratives in the history of science,
technology and medicine. These, in turn, will gradually enrich our knowledge about
collections and scientific heritage, projecting their stories into society and the future.
Acknowledgments The author is grateful to the Fundação para a Ciência e Tecnologia (FCT, Portugal)
and the Conselho Nacional para o Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq,
Brazil) for funding research developed at the MUHNAC over the past decade.
Appendix 1
The MUHNAC Scientific Heritage Programme: A Checklist
Stage I
After a initial contact from the heritage-generator institution and a meeting with the institution
administration, a set of field visits are planned to:
- evaluate the collections and associated documentation;
- identify available and engaged human resources (staff, teachers, scientists, technicians, students);
- identify potential storage and display areas;
- identify potential uses (research, teaching, outreach);
- compile information about museums, proto-museums and other heritage preservation structures that
exist in the institution (archives, libraries);
- compile information about previous preservation initiatives;
- collect building plans, organograms, literature, photos, old catalogues and inventories;
- above all, raise awareness towards the importance of scientific heritage and associated documentation,
convincing institutions that they can do better with the resources they already have and consolidate a
partnership based on mutual trust.
Stage II
%DVLF�WUDLQLQJ�RI�WKH�LQVWLWXWLRQ¶V�DYDLODEOH�VWDII�FRYHUing the following:
- scientific heritage cataloguing and documentation (archives, oral history, object photography, data and
databases);
- material culture (artefacts and collections as sources);
- conservation and security issues (minimum storage requirements, environmental conditions, access
control, insurance);
109
- legal issues (property, international treaties regarding endangered species, relevant legislation and
guidelines regarding human remains, live specimens and typical hazards in scientific environments, such
as chemical, radioactive, bacteriological, explosive materials, among others);
- restoration and display ethics.
Training sessions are variable in duration and they occur at the MUHNAC.
Stage III
This stage involves:
- design of a specific and step-by-step Strategic Plan for the Preservation of Scientific Heritage for the
institution, including the provision of long-term policies, selection criteria and internal procedures
(minimal requirements for preservation, institutional preservation mechanisms, regulations for display,
teaching and research use);
- YDOLGDWLRQ�DQG�DSSURYDO�RI�WKH�6WUDWHJLF�3ODQ�E\�WKH�LQVWLWXWLRQ¶V�WRS�DGPLQLVWUDWLRQ��
Stage IV
Implementation and evaluation of the Strategic Plan.
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Archivo Histórico del Museo de La Plata, Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 110-125 ISSN 1853-4503
Las colecciones de enseñanza científica como fuentes para la Historia de la ciencia1
Susana V. García*
M. Gabriela Mayoni*
Resumen
El propósito de este trabajo es doble, por un lado, discutir las potencialidades que ofrece el
estudio de las colecciones científicas de los colegios secundarios para la historia de la ciencia.
Por otro, presentar algunas cuestiones y fuentes documentales relacionadas con la formación de
los gabinetes escolares de historia natural en la Argentina. Esas colecciones testimonian el
floreciente comercio de materiales científicos y el crecimiento de la industria escolar en la
segunda parte del siglo XIX e inicios del siglo XX. El estudio de esos artefactos permite examinar
la circulación de los objetos y los conocimientos científicos y cómo estos se transforman en ese
movimiento y en su uso. A su vez, constituyen fuentes para investigar múltiples aspectos de la
cultura material y visual de la ciencia y la educación. Tanto en el diseño como en el uso de esos
artefactos es posible detectar un conjunto diverso de decisiones pedagógicas, conceptuales,
estéticas y técnicas, y aun comerciales, en torno a la presentación de la información científica.
Palabras clave: colecciones - historia natural - colegios nacionales - Argentina
Abstract The purpose of this paper is twofold: on the one hand, we discuss the potentialities that the study
of scientific collections of secondary schools offers to the History of Science. On the other, we will
present some issues and documental sources related to the formation of school cabinets of natural
history in Argentina. These collections testify the flourishing trade of scientific materials and the
growth of didactic industry during the second half of the 19th and the early 20th century. The
1 Este trabajo forma parte del proyecto de investigación PIP 0116-&21,&(7��³(O�FRPHUFLR�GH�ORV�GDWRV�\�ORV�DUWHIDFWRV�HQ�OD�FXOWXUD�GH�ODV�FLHQFLDV�GH�ORV�VLJOR�;,;�\�;;´.
111
study of these materials allows examining the circulation of scientific knowledge and objects and
how they were transformed in that movement and use. Also, they can be useful sources to
investigate multiple aspects of the material and visual culture of science and education. Both in
the design and use of these artifacts, it is possible to analyse a diverse group of pedagogical,
conceptual, aesthetic and technical decisions, and even those commercial, about the presentation
of scientific information.
Key words: collections - natural history - secondary schools - Argentina
Fecha de recepción: 10/09/2013
Fecha de aceptación: 06/12/2013
En la última década, ha crecido el interés por las antiguas colecciones científicas de
las instituciones de educación secundaria. Esos objetos, algunos todavía en uso y otros
ya descartados como auxiliares de la enseñanza, han adquirido una nueva funcionalidad
como parte de un patrimonio histórico a preservar en estos establecimientos. Varias
líneas de indagación se han abierto a partir de las tareas de recuperación, conservación y
documentación de las materiales y aparatos científicos antiguos existente en los centros
de enseñanza secundaria y superior de distintas partes del mundo. En España, por
ejemplo, se han desarrollado programas de investigación y preservación de colecciones
en los antiguos colegios e institutos históricos de Madrid, la Región de Murcia, y otros
lugares.2 En esos trabajos participaron historiadores de la ciencia, de la educación,
conservadores y docentes dando lugar a varias publicaciones y la creación de sitios en
internet y museos virtuales, que proveen recursos para estudios comparativos y la
identificación de piezas. Algunos de esos trabajos describen varias fuentes primarias
para investigar la constitución de los gabinetes de ciencias, como también se ha
2 Véase, entre otros: Leoncio LÓPEZ-OCÓN, Santiago ARAGÓN, Mario PEDRAZUELA (eds.), Aulas con Memoria. Ciencia, Educación y Patrimonio en los institutos históricos de Madrid (1837-1936), Madrid, CEIMES y Comunidad de Madrid, 2012 y el VLWLR�GHO�3URJUDPD�&(,0(6��³&LHQFLD�\�(GXFDFLyQ�en los Institutos Madrileños de Enseñanza Secundaria (1837-1936): www.ceimes.es; José D. LÓPEZ MARTÍNEZ (coord.), Las ciencias en la escuela. El material científico y pedagógico de la Escuela Normal de Murcia. Murcia, Ediciones de la Universidad de Murcia, 2012. http://libros.um.es/editum/catalog/book/191 , los trabajos presentados en el III Foro Ibérico de Museísmo Pedagógico y las V Jornadas Científicas de la Sociedad Española para el Estudio del Patrimonio Histórico Educativo (SEPHE) (2012), y el sitio del Museo Virtual de Historia de la Educación (MUVHE) de la Universidad de Murcia: http://www.um.es/muvhe/user/
112
propuesto en relación con las colecciones de historia natural de los liceos portugueses.3
De forma paralela, se han realizado trabajos similares de documentación, conservación
y difusión de los materiales antiguos de varios departamentos del Colegio Nacional de
Buenos Aires, entre otras instituciones de la Argentina.4 En los últimos años, el interés
por organizar los archivos históricos escolares y la preservación de los viejos elementos
de enseñanza científica se ha multiplicado en nuestro país, generándose programas
nacionales y en la ciudad de Buenos Aires que promueven esas tareas.5
Más allá de sus nuevos usos como piezas de museo o como recursos pedagógicos
resignificados, las colecciones históricas de láminas, modelos tridimensionales,
animales taxidermizados, herbarios, aparatos e instrumentos científicos constituyen un
corpus interesante para investigar múltiples aspectos de la cultura material y visual de la
ciencia y la educación. Esos artefactos formaron parte de una cultura visual más amplia,
repleta de convenciones gráficas, diagramas y modelos bi y tridimensionales, y se
integraron a prácticas de oralidad, lectura y escritura, dentro de las cuales adquirieron
diversos significados y funciones pedagógicas. En ese sentido, pueden constituir fuentes
materiales para analizar cómo se mueven las cosas y los saberes científicos y cómo se
transforman en esa circulación. El estudio de esos objetos permite ligar y entrecruzar
distintos aspectos de la historia de las ciencias, la educación, los museos y el comercio
de material científico.
En este trabajo nos proponemos examinar las potencialidades que ofrece el estudio
de los artefactos y las colecciones científicas de los colegios secundarios para la historia
de la ciencia. Asimismo, revisaremos algunas cuestiones historiográficas ligadas a la
formación de los gabinetes escolares de historia natural en la Argentina y las principales
3 Inês GOMES, ³Colecções escolares e práticas de ensino: a colecção de história natural do colégio militar de /LVERD´, III Foro Ibérico de Museísmo Pedagógico - V Jornadas Científicas de la SEPHE http://congresos.um.es/fimupesephe/fimupesephe2012/paper/view/15061 4 En 2005 se organizó un Museo Didáctico de Física en este colegio, a partir de los instrumentos de principios del siglo XX http://www.mdf.fisica.cnba.uba.ar, y en el año 2012 se creó Museo Histórico de la Enseñanza de la Química, ofreciendo un catálogo on-line de sus colecciones de aparatos y diversos elementos de laboratorio, muestras mineralógicas, diapositivas en vidrio, modelos tridimensionales de distintas estructuras químicas, mobiliario histórico, textos de enseñanza, catálogos de distintos fabricantes y otros documentos como los temarios de clase entre 1908 y 1961. http://www.cnba.uba.ar/mheq/colecciones . Paralelamente se han realizado trabajos de conservación y documentación de las colecciones de globos terráqueos, mapas y los modelos anatómicos conservados en esta institución. María Gabriela MAYONI; Amalia DE GRAZIA; Eugenia GUIDOBONO, Ana :257/(<��³/D�SUHVHUYDFLyQ�GHO�SDWULPRQLR� HGXFDWLYR�HQ�HO�&ROHJLR�1DFLRQDO�GH�%XHQRV�$LUHV´� Ge-conservación, Madrid, núm. 3, 2012, pp. 53-68 5 Entre diversas iniciativas, se pueden mencionar los encuentros y las capacitaciones organizados desde la Biblioteca Nacional de Maestros, el Programa Memoria de la Educación Argentina (MEDAR) y el Programa Nacional de Archivos Escolares y Museos Históricos de Educación, y desde el Programa ³+XHOODV�GH�OD�(VFXHOD´��OHJDGR�GH�OD�KLVWRULD�HGXFDtiva de la ciudad de Buenos Aires.
113
fuentes documentales para su estudio, tomando como base, los materiales conservados
en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Este fue el tercer colegio de estudios
secundarios en pasar a depender del gobierno nacional en 1863, siendo reorganizado
sobre la base del antiguo seminario o Colegio de Ciencias Morales, y desde 1911 forma
parte de la Universidad de Buenos Aires. En la actualidad cuenta con numerosas
colecciones antiguas dentro de sus gabinetes, algunas de las cuales datan de mediados
del siglo XIX, como ciertos ejemplares de herbarios y globos terráqueos. Junto con una
parte considerable de los elementos de enseñanza científica adquiridos desde el siglo
XIX existe una diversa documentación asociada a los mismos: antiguos inventarios,
catálogos de casas proveedoras y los folletos explicativos para su uso. A ello se agregan
los textos para la enseñanza de cada materia, los programas de los cursos, los libros
temarios de clases y las memorias institucionales, entre otras fuentes relevantes tanto
para la historia de la educación científica como para otros aspectos de la historia de la
ciencia. Los elementos de historia natural de este colegio, al igual que las diversas
colecciones y gabinetes que se montaron para la enseñanza de la física, la química, la
geografía, entre otras disciplinas, testimonian el floreciente comercio de materiales
científicos y el crecimiento de la industria escolar en el siglo XIX.
Objetos didácticos, modelos anatómicos y catálogos como fuentes historiográficas
Desde la historia de las ciencias como del campo educativo se ha prestado creciente
atención a las imágenes de ciencia y naturaleza a través de los libros de lectura,
manuales y propuestas curriculares, mientras otros han focalizado en la producción de
materiales didácticos como láminas, colecciones y modelos tridimensionales. En ese
sentido, la historiografía sobre la fabricación de esos dispositivos visuales muestra
interesantes conexiones entre la historia de las ciencias y la producción artística, los
problemas técnicos vinculados al color, los materiales utilizados y la reproducción en
serie, entre otras cuestiones6. También dan cuenta del papel de los diversos agentes que
6 9pDVH�� HQWUH� RWURV�� %ULDQ� '2/$1�� ³3HGDJRJ\� WKURXJK� SULQW�� -DPHV� 6RZHUE\�� -RKQ� 0DZH� DQG� WKH�problem of colour in early nineteenth-FHQWXU\�QDWXUDO�KLVWRU\� LOOXVWUDWLRQ´��British Journal of History of Science, Cambridge, vol. 31, 1998, pp. 275-304; Lorraine '$6721�� ³7KH� *ODVV� )ORZHUV´�� Lorraine DASTON (ed.), Things That Talk. Object Lesson from Art and Science, New York, Zone Books, 2008, pp. 223-254; Bart GROB, The World of Auzoux: Models of Man and Beast in Papier-Mâché, Leiden,
114
interactuaron con los científicos en la estabilización y circulación del conocimiento:
ilustradores, modeladores, impresores, editores y comerciantes.
El libro Models: the third dimension of science, compilado por Soraya De
Chadarevian y Nick Hopwood, ofrece sugerentes perspectivas de análisis en torno a la
producción y los usos de los modelos tridimensionales,7 al igual que otros trabajos de
Hopwood sobre los modelos de embriones, como los fabricados en cera por la casa
alemana Ziegler.8 Este investigador muestra las formas cambiantes en que esos modelos
fueron producidos y usados a la par que los materiales impresos, desde los prospectos y
catálogos a los manuales y artículos de revistas. Historiadores y filósofos de la ciencia
han estado, desde hace tiempo, interesados en los modelos de estructuras químicas y
otras representaciones de fenómenos naturales, pero el foco en la materialidad de los
modelos tridimensionales ha generado nuevas cuestiones a las miradas tradicionales.
Ello, por otro lado, remite al papel de los objetos y del lenguaje visual en la
organización de las disciplinas científicas y su divulgación. Precisamente, en una
investigación sobre las láminas de historia natural de fabricación alemana entre 1850-
1920, el investigador italiano Massimiano Bucchi advierte que las ideas sobre la forma
y el contenido más apropiado para la enseñanza científica estuvieron relacionadas con
las teorías sobre la naturaleza, su lugar en la sociedad y sus relaciones con otras
prácticas como el arte o la industria.9 Estos trabajos muestran que tanto en el diseño
como en el uso de esos artefactos es posible detectar un conjunto diverso de decisiones
pedagógicas, conceptuales, estéticas y técnicas, y aun comerciales, en torno a la
presentación y el tratamiento de la información científica.
Hace tiempo, Igor Kopytoff señaló OD� SRVLELOLGDG� GH� FRQVLGHUDU� XQD� ³ELRJUDItD�
FXOWXUDO�GH�ODV�FRVDV´,10 a través del análisis de las trayectorias vitales de las cosas, es
decir, observando las distintas etapas por las que pasaron los objetos, cómo cambio su
estatus, cuáles fueron los rasgos que los diferenciaron de otros objetos similares y cómo Museum Boerhaave, 2000; Henri REILING, ³Beter dan de natuur´, Jan BRAND y Alex de VRIES (eds.), NEO, Utrecht, Utrecht Central Museum, 2003, pp. 221-235, http://members.ziggo.nl/here/neo.html 7 Soroya DE CHADAREVIAN y Nick HOPWOOD, Models: the third dimension of science, California, Standford University Press, 2002. 8 Nick HOPWOOD, ³µ*LYLQJ� %RG\¶� WR� HPEU\RV: Modeling, Mechanism, and the Microtome in Late Nineteenth-Century Anatomy´, Isis, Chicago, vol. 90. núm. 3, 1999, pp. 470-472 y Embryos in wax. Models from Ziegler studio, Cambridge, Whipple Museum of the History of Science, University of Cambridge y Bern, Institute of the History of Medicine, University of Bern, 2002. 9 Massimiano BUCCHI, ³Images of science in the classroom: wallcharts and science education 1850-1920´, British Journal of History of Science, Cambridge, vol. 31, 1998, pp. 161-184. 10 ,JRU� .23<72))�� ³7KH� FXOWXUDO� ELRJUDSK\� RI� WKLQJV�� &RPPRGLWL]DWLRQ� DV� SURFHVV´�� $UMXQ�APPADURAI (ed.), The Social Life of Things: Commodities in Cultural Perspective, Cambridge, Cambridge University Press, 1986, pp. 64-94.
115
el contexto político y social impactó sobre su trayectoria. Este tipo de enfoque se ha
propuesto en la historia de los muesos y sus colecciones,11 así como en otros trabajos
históricos, donde los estudios de la cultura material y las distintas prácticas asociadas a
los artefactos han recibido una creciente atención, proponiéndose también un enfoque
³ELRJUiILFR´� SDUD los materiales didácticos.12 Desde esos lugares, las ilustraciones y
colecciones escolares pueden ser pensadas como productos del trabajo artesanal,
vehículos materiales de ideas y prácticas así como objetos de intercambio económico,
competencia y conflicto.13
Las tareas de preservación de las antiguas colecciones de materiales y aparatos
científicos en los centros de enseñanza secundaria y superior de distintas ciudades han
aportado interesantes datos sobre los procedimientos y materiales utilizados en su
fabricación, la época de su producción y adquisición, el nombre de los fabricantes y de
las casas distribuidoras, entre otros detalles que permiten observar la amplia circulación
y uso que alcanzaron ciertos modelos anatómicos, aparatos de demostración y otros
dispositivos visuales en el siglo XIX y principios del XX. Una creciente industria
didáctica se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX, expandiendo a escala global
la producción y circulación de distintos tipos de modelos e imágenes para apoyar
visualmente la enseñanza de diversas disciplinas. El crecimiento de esos
emprendimientos comerciales estuvo ligado a la expansión de la instrucción pública y la
diversificación de los niveles educativos y corrió de forma paralela a la
internacionalización de los discursos pedagógicos y las prácticas educativas. Algunas
librerías y casas editoras harían fortuna como proveedoras oficiales de las escuelas
estatales. Con el comercio internacional de estos materiales, instituciones de
Sudamérica o Europa contarían en aquella época, por ejemplo, con los mismos cuerpos
clásticos de papel maché del cuerpo humano y de animales de la fábrica Auzoux, de
plantas de la empresa alemana Brendel o los modelos de yeso policromado de animales
de la casa parisina Deyrolle, que ofrecían las formas ³tipo´ para el estudio de la
anatomía comparada. Esto remite a una estandarización en los programas de enseñanza
11 6DPXHO�$/%(57,��³2EMHFWV�DQG�WKH�0XVHXP´��Isis, Chicago, vol. 96, 2005, pp. 559-71. 12 Teresa RABAZAS ROMERO y Sara RAMOS ZAMORA, ³3DWULPRQLR�KLVWyULFR-educativo de España. 0XVHRORJtD� \� PXVHRJUDItD´�� -XOLR� 58,=� %(55,2� �HG.), El patrimonio histórico-educativo: su conservación y estudio, Madrid, Biblioteca Nueva, 2010, pp. 169-200. 13 Susana V. GARCÍA, ³0XVHRV�HVFRODUHV��FROHFFLRQHV�\�la enseñanza elemental de las ciencias naturales HQ�OD�$UJHQWLQD�GH�ILQHV�GHO�VLJOR�;,;´��História, Ciências, Saúde ± Manguinhos, Rio de Janeiro, vol. 14, núm. 1, 2007, pp. 173-196.
116
y en el uso de representaciones visuales con fines pedagógicos, lo que se desarrollaría
en paralelo al contenido de los textos de enseñanza y las cartillas científicas.
Varios trabajos de historia de la ciencia, han analizado cómo la ciencia adquiere una
dimensión universal a través de la producción, circulación y uso de instrumentos y
modelos didácticos, contribuyendo a la difusión internacional de ciertas prácticas y
saberes. Sin embargo, el significado de los modelos y las láminas no eran autoevidentes,
por el contrario, la producción y distribución de folletos explicativos junto con esos
elementos, muestra que la lectura de esos dispositivos visuales estaba mediada por la
palabra escrita y el aprendizaje de determinadas convenciones.14 Algunas de las guías
que acompañaban las láminas funcionaron como manuales de enseñanza en el contexto
rioplatense durante las décadas de 1870 y 1880, como las que acompañaron las láminas
de botánica producidas por los editores de mapas W. & A. K. Johnston de Edimburgo,
escritas por reconocidos naturalistas ingleses y traducidas en Buenos Aires por la casa
Ángel Estrada para ampliar el mercado de los productos que importaba. En otro caso, la
guía de las cuadros alemanes de historia natural de Schreiber fue traducida en 1877 por
un profesor de idiomas de varias instituciones argentinas, el holandés Adolfo van
Gelderen, quien introduciría en el texto comentarios sobre la importancia comercial de
algunas especies sudamericanas y otros datos sobre los animales locales provistos por el
director del Museo Público de Buenos Aires.15 Además, agregaría al lado de los
nombres científicos, las denominaciones con las que se conocían ciertas especies en los
campos argentinos. Ese caso ilustra cómo los materiales de enseñanza podían
independizarse del idioma de origen y cómo la fauna o el conocimiento local podían ser
incorporados en un esquema universal. Algo similar puede rastrearse en la producción
de textos de enseñanza y colecciones con ejemplares "nacionales", donde se buscaría
reproducir el formato de los modelos extranjeros pero con ejemplos e ilustraciones
representativas de la flora, la fauna o los minerales del suelo argentino. Recordemos que
una enseñanza estructurada alrededor de contenidos locales podría llegar a oscurecer
TXH�HOOR�IRUPy�SDUWH�GH�OD�PXQGLDOL]DFLyQ�GH�OD�³QHFHVLGDG´�WDQWR�GH�OD�HGXFDFLyQ�FRPR�
14 Esta cuestión ha sido discutida por Podgorny en relación a los objetos expuestos en los museos. Irina 32'*251<�� ³/D� PLUDGD� TXH� SDVD�� PXVHRV�� HGXFDFLyQ� S~EOLFD� \� YLVXDOL]DFLyQ� GH� OD� HYLGHQFLD�FLHQWtILFD´��História, Ciências, Saúde-Manguinhos, Rio de Janeiro, vol. 12. 2005, pp. 231-264. 15 Adolfo VAN GELDEREN, Elementos de Historia Natural o sea esplicacion de los cuadros alemanes de Schreiber y mapas ingleses de Johnston, Buenos Aires, Imprenta Biedma, 1877.
117
del desarrollo de la ciencia y de la industria, siendo la articulación con los procesos
locales, lo que crea, efectivamente, su particularidad.16
Los catálogos de las fábricas o de las casas que comercializaban materiales para la
enseñanza científica constituyen una fuente de información para el estudio de la cultura
material de la ciencia, la fabricación de dispositivos didácticos y los modelos en boga en
determinadas épocas. En estas publicaciones se incluían imágenes de los objetos
ofrecidos en venta, descripciones de los mismos e indicaciones sobre su manejo y las
lecciones que podían darse con ellos. Algunas de esas imágenes serían reproducidas en
textos de enseñanza, mientras otras servirían como modelos para el montaje de animales
taxidermizados o sus esqueletos ya sea en los museos escolares como en los grandes
museos de historia natural. Un mismo catálogo podía ofrecer materiales de diversas
casas comerciales. Ellos contienen datos sobre el tipo de material que se comercializaba
en cada época, las características que tanto los fabricantes como los editores destacaban
de los mismos y los procedimientos que se asociaban a los materiales publicitados.
María José Martínez Ruiz-Funes, por ejemplo, ofrece un ejemplo de la utilización de los
catálogos como fuente para relevar la recepción y difusión del método Froebel en
España.17 Como señala esta autora, estos documentos aportan datos sobre los modos de
comercialización, los destinatarios, los precios de venta, las modificaciones introducidas
en ciertos modelos, la permanencia y consolidación en el mercado de determinados
productos o los que se van descartando con el paso del tiempo y los cambios en los
programas de enseñanza o en las clasificaciones científicas.
Los fabricantes o las casas comerciales promocionaron sus productos a través de la
publicación y circulación de catálogos, y las exhibiciones de materiales en distintas
exposiciones y en los museos pedagógicos que se expandieron en la última parte del
siglo XIX.18 La circulación internacional y la traducción a varios idiomas de los
catálogos, los viajes de profesores, las exposiciones internacionales y la instalación de 16 La tensión entre estos elementos fue tratada desde múltiples puntos de vista en: Antonio LAFUENTE, Alberto ELENA, María Luisa ORTEGA (eds.), Mundialización de la ciencia y cultura nacional, Madrid, Doce Calles, 1993. Agradecemos al evaluador por esta indicación. Esta cuestión en relación a la enseñanza del pasado se examina en: Susana V. GARCÍA e Irina PODGORNY, ³Pedagogía y nacionalismo en la Argentina: lo internacional y lo local en la institucionalización de la enseñanza de la arqueología´, Trabajos de Prehistoria, Madrid, vol. 58, núm. 2, 2001, pp. 9-26. 17 María José MARTÍNEZ RUIZ-FUNES, ³Los catálogos de material de enseñanza como fuente para el HVWXGLR�GH�OD�FXOWXUD�PDWHULDO��OD�UHFHSFLyQ�\�GLIXVLyQ�GHO�PpWRGR�)URHEHO�HQ�(VSDxD´, III Foro Ibérico de Museísmo Pedagógico - V Jornadas Científicas de la SEPHE. congresos.um.es/fimupesephe/fimupesephe2012/paper/view/15081/12051 18 Susana V. GARCÍA, ³Museos y materiales de enseñanza en la Argentina, 1890-1940´, Américo CASTILLA (comp.), El museo en escena. Políticas culturales y museos en América Latina, Buenos Aires, Paidós, 2010.
118
casas consignatarias en diferentes países ayudaron a una mayor difusión de esos
materiales y a estandarizar el contenido y la forma de enseñar ciertas disciplinas
científicas. En la región del Plata, empresas como la Maisson Emile Deyrolle de París,
continuada por sus descendientes, ponían a disposición de los educadores catálogos con
un gran despliegue de elementos para la formación y uso de gabinetes, laboratorios y
museos escolares. Al iniciarse el siglo XX, la casa editorial de artículos de enseñanza K.
F. Koehler de Leipzig, por ejemplo, editó catálogos en español e instaló una casa
consignataria en Buenos Aires, dada la importancia del comercio de estos materiales en
los países sudamericanos como Argentina, Uruguay y Chile. La lista de aparatos y útiles
PRGHUQRV�TXH�RIUHFtD�HUDQ�³ORV�DGHFXDGRV�SDUD� OD�HQVHxDQ]D�REMHWLYD��DSUREDGRV�\�HQ�
uso en las escuelas de Alemania.´�(O�FDWiORJR�GH�������LQFOXtD�XQD�FRGLILFDFLyQ�GH�FDGD�
objeto, para hacer rápidamente los pedidos por medio del cable telegráfico y la
posibilidad de pagar a través de las sucursales del Banco Transatlántico alemán. La
competencia entre las casas europeas por imponer materiales didácticos y modelos de
enseñanza en los mercados latinoamericanos no fue diferente a la que se dio en otros
ramos de la industria y la expansión imperialista. Sin embargo, la vinculación entre las
casas dedicadas al comercio de historia natural, la industria escolar y la difusión y
FRQVROLGDFLyQ�GH�FLHUWRV�³KHFKRV´�FLentíficos, sistemas de clasificación o determinados
tipos de organismo o localidad como paradigmáticos en la enseñanza científica, no ha
sido una cuestión demasiado estudiada. Otro aspecto a profundizar es la relación entre el
creciente interés popular por la historia natural en el siglo XIX y el surgimiento de casas
comerciales dedicadas a atender esas demandas, generando nuevos productos y
retroalimentando la difusión y el interés por el estudio de la naturaleza.
Por otra parte, los catálogos constituyen un elemento fundamental para la
identificación de los distintos artefactos o partes de ellos que han sobrevivido en las
instituciones educativas, pero que en el transcurso de los años y su uso, fueron
perdiendo las etiquetas, los carteles con las indicaciones de su contenido u otra
documentación asociada a los mismos. Paralelamente, el relevamiento de los sellos de
los fabricantes y las etiquetas o chapas metálicas de los proveedores que se encuentran
en los objetos ofrece indicios para reconstruir el circuito de comercialización de esos
materiales.19 Las etiquetas de los modelos botánicos de la fábrica alemana Brendel,
19 Leonor *21=È/(=�'(�/$�/$675$��³,QVWUXPHQWRV científicos antiguos en el Instituto San Isidro. 5HFXSHUDFLyQ�\�FRQWH[WXDOL]DFLyQ´��Arbor: Ciencia, pensamiento y cultura, Madrid, vol. 187, núm. 749, 2011, pp. 561-571.
119
como los conservados en el Colegio Nacional de Buenos Aires, hacen pensar en el
mercado internacional al que aspiraron sus fabricantes, ya que junto con el nombre
científico en latín de cada planta llevaban su nombre común en alemán, francés, italiano
y español.20 En el caso de los modelos anatómicos de la empresa Auzoux, sus etiquetas
indican el año de fabricación, lo que ayuda a estimar aproximadamente cuándo fueron
comprados si no se dispone de los datos de ingreso o las boletas de compra. En el
Departamento de Biología de Colegio Nacional de Buenos Aires existen cuerpos
clásticos Auzoux con fechas de fabricación entre 1874 y 1913, lo cual remite a distintos
momentos de adquisición. Los fechados en 1874, coinciden con la época de creación del
gabinete de historia natural de este colegio y la compra de materiales autorizada por el
Ministro de Justicia e Instrucción Pública. En esa época, se va a incorporar la historia
natural como asignatura en los otros trece colegios nacionales que había en el país,
comenzándose a formar gabinetes y jardines botánicos para su enseñanza. No obstante,
la conformación de estos gabinetes varió en cada colegio según el interés del profesor
de la materia, el apoyo de las autoridades de la institución y los recursos provistos por el
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública.
Los gabinetes escolares de historia natural
Varios de los colegios nacionales y algunas escuelas normales creados a partir de la
década de 1870 fueron dotados con bibliotecas, colecciones de globos terráqueos y
mapas, laboratorios de física y química y, en menor medida, con gabinetes de historia
natural. En muchos casos, la formación de museos en esos establecimientos y el
aumento de sus colecciones se debieron al trabajo de recolección de los profesores-
naturalistas o de los coleccionistas locales, quienes depositaron en estas instituciones los
materiales reunidos en sus excursiones. En general, los gabinetes de historia natural
incluyeron una gran variedad de dispositivos visuales de enseñanza y muestras de los
tres reinos de la naturaleza comercializadas por casas europeas, junto con herbarios y
colecciones armadas por docentes y estudiantes de la institución y otras recibidas por 20 *UD]LDQD�),25,1,��/XDQD�0$(.$:$�\�3HWHU�67,%(5&��³6DYH�WKH�3ODQWV��&RQVHUYDWLRQ�RI Brendel $QDWRPLFDO�%RWDQ\�0RGHOV´� The Book and Paper Group Annual 27, vol. 35, 2008, pp. 36-45; y María Gabriela MAYONI, Puesta en Valor de Bienes Culturales en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Colecciones Didácticas de Modelos Anatómicos en Papel Maché del Siglo XIX, Tesis de Licenciatura Instituto Universitario Nacional del Arte, Buenos Aires, 2011.
120
donación. Algunos colegios nacionales se destacarían por sus colecciones regionales. En
algunas provincias, los profesores realizaron excursiones y reunieron muestras de
minerales, aves embalsamadas u objetos arqueológicos del territorio provincial y zonas
aledañas, acompañadas con informes y sus respectivas clasificaciones. Durante la
década de 1870, esas excursiones recibieron ayuda económica e instrucciones del
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, como los trabajos arqueológicos del
profesor italiano Inocencio Liberani en Tucumán21 o las excursiones y la catalogación
de la flora entrerriana a cargo del profesor alemán Pablo G. Lorentz en el colegio de
Concepción del Uruguay. En ambos casos, se buscaría organizar museos de historia
natural, que al igual que las bibliotecas de estos colegios, estuvieron abiertos al público.
La visita a los museos de estos colegios nacionales formó parte del itinerario de algunos
naturalistas viajeros y otros visitantes en la última parte del siglo XIX. La formación y
el devenir de estos museos escolares todavía no han sido estudiados en profundidad,
pero constituyen una cuestión interesante para examinar la difusión de las prácticas de
coleccionismo y de la historia natural en diferentes lugares del país.
El énfasis en determinadas series de objetos varió según las preferencias de los
profesores y los recursos disponibles. En la década de 1890, creció el interés por
fomentar las excursiones y la formación de museos escolares a partir del trabajo de
recolección de alumnos y docentes. Algunos naturalistas, docentes y funcionarios
escolares, pregonaron la necesidad de reemplazar el estudio de una supuesta naturaleza
transnacional por el examen de los especímenes del país y del entorno de sus habitantes
y la promoción de los recursos productivos nacionales.22 No obstante este interés, en
muchos colegios las lecciones de historia natural continuaron siendo impartidas
mediante láminas y objetos importados de Europa. Por ello y también en la búsqueda
del reconocimiento social y gubernamental de sus intereses y prácticas, algunos
naturalistas continuarían insistiendo en la necesidad de disponer de especímenes locales
y muestras del territorio nacional.
Más allá de la declaración de principios, la formación de colecciones locales y
museos en las escuelas tropezaría con problemas vinculados a la catalogación,
21 Irina PODGORNY y María Margaret LOPEZ, El desierto en una vitrina. Museos e historia natural en la Argentina, México, Limusa, 2008; Irina PODGORNY, El Sendero del tiempo y de las causas accidentales. Los espacios de la prehistoria en la Argentina, 1850-1910, Rosario, Prohistoria, 2009. 22 Susana V. GARCÍA, ³0XVHRV� HVFRODUHV«´�FLW���Susana V. GARCÍA, ³Museos y materiales«´�FLW�� &LQWKLD� 5$-6&+0,5�� ³/RV� Puseos escolares argentinos. De la enseñanza de las ciencias a la construcción de lo naFLRQDO´� Silvina GVIRTZ (dir.), El color de lo incoloro. Miradas para pensar la enseñanza de las ciencias, Buenos Aires/México, Novedades Educativas, 2000, pp. 149-175.
121
conservación y uso de los diversos objetos recolectados, sumado a la falta de muebles o
lugares adecuados para guardarlos. En algunos colegios, los profesores determinaron los
especímenes de ciertos grupos, mientras enviaron otros ejemplares para su
identificación a los principales centros de investigación del país. Paralelamente, se
establecieron intercambios de colecciones entre distintas instituciones, conformando
amplias redes de movilización de objetos e información. El control de los objetos dignos
de ser coleccionados implicó la circulación de indicaciones sobre los procedimientos
para su recolección, conservación y envío así como una cierta popularización sobre la
importancia científica de esos materiales. En el Archivo Histórico del Museo de La
Plata, por ejemplo, se conserva un importante corpus de correspondencia para estudiar
estas cuestiones, especialmente a través de los pedidos de los diferentes
establecimientos educativos del país y las respuestas de los científicos. Las cartas,
solicitando materiales de algunos colegios muestran que cada nueva gestión,
desconociendo lo actuado por sus predecesores, insistiría en lo mismo. Los archivos del
Museo de La Plata, en cambio, guardaban un registro de lo ya enviado y la colaboración
prestada. Las cartas y notas de pedidos archivadas en esta institución, permiten observar
muchos puntos en común en el desenvolvimiento de las colecciones y los museos
escolares. Como señalan Podgorny y Lopes el estudio de la historia de los museos y las
colecciones no puede separarse de la historia de sus archivos y las prácticas burocráticas
que los generan, de los inventarios y de los catálogos.23
Los inventarios que debían llevar los colegios nacionales y otras instituciones
educativas según las prescripciones iniciales del Ministerio de Instrucción Pública,
donde se debía registrar periódicamente los elementos existentes, los nuevos ingresos o
los que se daban de baja, constituyen fuentes importantes para seguir la historia de las
colecciones escolares y de las prácticas administrativas ligadas a su manejo.
Lamentablemente no todos los antiguos inventarios o fichas de catalogación han
sobrevivido en los colegios, pero los distintos números y etiquetas conservados en
muchos objetos hablan de los sucesivos esfuerzos por su catalogación y ordenación.
Estas prácticas permitían que las cosas pudieran ser halladas e identificadas rápidamente
dentro del conjunto de los materiales didácticos. Por ejemplo, en el inventario interno
más antiguo que se conserva del Laboratorio de Historia Natural del Colegio Nacional
23 Irina PODGORNY y María Margaret LOPEZ, ³7UD\HFWRULDV� \� GHVDItRV� GH� OD� KLVWRULRJUDItD� GH� ORV�PXVHRV�GH�KLVWRULD�QDWXUDO�HQ�$PpULFD�GHO�6XU´��Anais do Museu Paulista, São Paulo, vol. 21, núm. 1, 2013, pp. 15-25.
122
de Buenos Aires, datado el 15 de febrero de 1903, se consignaba la ubicación precisa de
cada elemento clasificado por secciones, señalándose la letra del armario que contenía
cada objeto. Para entonces, sólo en la sección de Zoología se registraban 1600 piezas:
modelos clásticos, animales embalsamados con sus catálogos, esqueletos armados, cajas
de insectos y con diferentes fenómenos biológicos, láminas murales, diapositivas en
vidrio y preparaciones microscópicas. Ese cuaderno-inventario de 1903, reemplazaba
uno anterior y fue confeccionado por el ayudante del Laboratorio, quien lo organizó en
siete secciones: Zoología; Botánica; Mineralogía; Geología; Instrumentos; Muebles,
útiles y reactivos; y Agregados, donde se consignarían las adquisiciones posteriores. Las
fechas de esos movimientos o de los inicios de un nuevo inventario pueden ser un dato
significativo. En ese sentido, por ejemplo, la revisión de las colecciones existentes y la
confección de un nuevo inventario al iniciarse el año 1903, coincide con la autorización
del gobierno unos meses antes para invertir una gran suma de dinero en la compra de
materiales en Europa, aprovechando el viaje de uno de los profesores de botánica a
Alemania. Entre los artefactos adquiridos a casas de París, Berlín y Viena, se compraron
microscopios, micrótomos y otros elementos para las prácticas de microscopia que se
fomentaron en esa época.24 En el inventario se fueron registrando otros momentos de los
ingresos de nuevos materiales, los cambios en la ubicación de los objetos con las
ampliaciones del laboratorio o con el traspaso a otros gabinetes del Colegio siguiendo
las modificaciones en la organización y la enseñanza de las disciplinas escolares. Así,
por ejemplo, hacia 1915 varias colecciones mineralógicas con sus respectivos catálogos
pasaron del gabinete de Historia Natural al laboratorio de Química, mientras
posteriormente algunos animales taxidermizados se llevaron al gabinete de Dibujo y los
modelos de dinosaurios y colecciones de rocas al de Geografía. Esto muestra que a lo
largo de su historia los objetos didácticos se desplazaron entre varias áreas y prácticas
de enseñanza, adquiriendo diferentes funciones y significados.
Las colecciones de historia natural de las instituciones educativas se fueron
incrementando por diferentes mecanismos y diezmando en diferentes momentos. Para
examinar este movimiento, además de los objetos y archivos que han sobrevivido en
cada institución, se puede recurrir a las Memorias publicadas anualmente por el
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública desde 1863 y hasta entrado el siglo XX.
Inicialmente estas incluyeron los informes de las instituciones que dependían de esta
24 Susana V. GARCÍA, Enseñanza científica y cultura académica. La Universidad de La Plata y las Ciencias Naturales (1900-1930), Rosario, Ed. Prohistoria, 2010.
123
repartición, junto con los decretos y ordenanzas de compra de materiales, nombramiento
de personal, entre otras cuestiones, que permiten seguir de forma comparativa el
funcionamiento institucional y los tipos de colecciones que se fueron adquiriendo. En
esas Memorias también se publicaron los informes de las excursiones de los profesores
en la década de 1870, los inventarios de los materiales de algunos colegios y las listas
de los ejemplares regionales comprados o donados por sus docentes. Las memorias del
último tercio del siglo XIX y principios del XX son bastante detalladas y amplias, pero
en el trascurso del siglo XX se irá reduciendo su contenido con el aumento de las
instituciones. Esta publicación constituye una fuente fundamental para examinar de
forma comparativa la formación y renovación de las colecciones de enseñanza científica
en los colegios nacionales y las escuelas normales.
Ello puede complementarse con el relevamiento de la documentación contable del
Ministerio de Instrucción Pública, depositada en el Archivo General de la Nación
(Sección Intermedia). Lamentablemente ese corpus documental comienza en 1884,
faltando la documentación sobre los quince años anteriores durante los cuales se
adquirieron varios laboratorios y colecciones para la organización de los colegios
nacionales. Las boletas, los pedidos y los expedientes de compra de materiales
constituyen fuentes interesantes para seguir el movimiento de adquisición de
colecciones e instrumental científico para diferentes instituciones, los países y las
fábricas que fueron preferidos en determinados momentos, la fundamentación de la
importancia de las cosas pedidas y las inversiones realizadas. Los expedientes de
compra también permiten observar el papel de las librerías locales y casas importadoras
en imponer ciertos modelos, aportando elementos para estudiar las dinámicas y los
distintos agentes que intervinieron en el comercio y la circulación de los objetos
científicos. Recordemos que el tema GH�OD�³PRYLOL]DFLyQ´�GHO�VDEHU�VH�KD�FRQYHUWLGR�HQ�
uno de los ejes principales de la discusión contemporánea en la historia de la ciencia,
especialmente en relación con la historia global. En ese nuevo marco de preocupaciones
aparecen las rutas comerciales, los medios de transporte y comunicación y los agentes
intermediarios que hacen posible la circulación de las cosas, las personas y los saberes,
junto con las preguntas acerca de cómo estos se transforman en ese movimiento y en su
uso.
Las colecciones y los registros revelan varios mecanismos de adquisición de objetos
de historia natural y las interacciones entre diferentes actores e instituciones. Los
profesores procuraron formas alternativas de enriquecer las colecciones, más allá de las
124
compras y los materiales enviados por el Ministerio de Instrucción Pública. Para ello,
varias instituciones universitarias y de investigación fueron contactadas. Durante la
primera parte del siglo XX, los grandes museos nacionales y otras reparticiones públicas
como la Dirección de Minas, Geología e Hidrología del Ministerio de Agricultura de la
Nación conformaron colecciones escolares.25 Esta última, por ejemplo, desde 1905 y
por algunas décadas, según informó en sus memorias anuales, formó colecciones para la
enseñanza secundaria y otras más pequeñas para las escuelas primarias, distribuidas
junto con un folleto con el sistema de clasificación de las mismas. Para los colegios
nacionales, esta repartición diseñó un elegante mueble de roble para conservar y
mantener ordenadas las colecciones, según se registra en la documentación contable del
Ministerio de Instrucción Pública (Archivo General de la Nación, Sección Intermedia).
Como en Portugal y seguramente en otros países, el servicio geológico nacional asumió
la tarea de formar colecciones escolares para difundir e identificar las riquezas
nacionales.26 Entre las colecciones del Colegio Nacional de Buenos Aires se encuentran
minerales y rocas en cajitas con la etiqueta de esa repartición y otros muestrarios de
productos enviados por diferentes instituciones, como ejemplares de plantas medicinales
formadas por el Museo de Farmacobotánica de la Universidad de Buenos Aires.
También hay muestras remitidas en 1934 por YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales)
para promocionar los estudios geológicos y petroleros, al mismo tiempo que esta
entidad estableció becas para que los mejores estudiantes de los colegios nacionales
siguieran estudios universitarios en estas áreas. Otros materiales del Museo Histórico de
Química de este Colegio, como las dispositivas de vidrio que ilustraban los aparatos y
las experimentaciones con ratas en el Instituto Bacteriológico de Buenos Aires y los
efectos de la falta de vitaminas y desnutrición, temas en boga en la década de 1930,
constituyen elementos interesantes para la historia de la ciencia y las distintas
modalidades de circulación del conocimiento científico. Como hemos intentado
presentar en este trabajo, este tipo de colecciones permiten observar las relaciones entre
los sectores científicos y educativos e historiar las diferentes modalidades que asumió la
divulgación de la ciencia. No obstante, la relevancia de estos objetos como fuentes
25 Susana V. GARCÍA, Enseñanza científica«�FLW� 26 ,QrV�*20(6��³Colecções escolares«´�FLW���-RVp�0��%5$1'2��³8P�DVSHFWR�SDUWLFXODU�GR�DSRLR�Gos 6HUYLoRV�*HROyJLFRV�3RUWXJXHVHV�DR�HQVLQR�VHFXQGiULR�GDV�JHRFLrQFLDV��RIHUWD�GH�FROHFo}HV�GLGiFWLFDV´��José M. BRANDÃO, Pedro M CALLAPEZ, Octávio MATEUS, Paulo CASTRO (eds.), Colecções e museus de Geologia: missão e gestão, Coimbra, Museu Mineralógico e Geológico da Universidade de Coimbra (MMGUC), Centro de Estudos de História e Filosofia da Ciência (CEHFCi), 2010, pp. 343-350.
125
historiográficas está dada por la posibilidad de cruzar información con diversas fuentes
documentales y la consideración del contexto histórico en el que se movieron.
Consideraciones finales
En este ensayo se ha buscado plantear algunas líneas de indagación vinculadas al
estudio de las colecciones científicas de las instituciones educativas. Hace tiempo que
los historiadores de la ciencia abrieron la pregunta acerca de las dinámicas y agentes de
circulación del conocimiento y cómo la ciencia se universaliza. El estudio del comercio
de instrumentos, colecciones, libros y modelos didácticos aporta elementos a esas
discusiones. Por otro lado, la formación de los museos escolares también remite a la
difusión del coleccionismo, de las prácticas ligadas a la clasificación de las cosas y a las
amplias redes de intercambio de objetos e información. En relación con esto último, las
colecciones de enseñanza científica permiten observar las interacciones entre los
sectores científicos y educativos e historiar las diferentes modalidades que asumió la
divulgación de la ciencia. Siguiendo los objetivos de este dossier dedicado a las fuentes
y a los archivos de la historia de las ciencias, se señalaron cuáles son los tipos de fuentes
disponibles para el análisis de la comercialización y la circulación de este tipo de
colecciones así como para examinar la formación de los gabinetes y museos escolares
en la Argentina. Queda para futuras investigaciones examinar a través de diferentes
casos cómo esos objetos fueron utilizados y valorados en los distintos contextos en los
que se movieron y fueron acumulados.
* 6HUYL]LR�%HQL�&XOWXUDOL��)RQGD]LRQH�,5&&6�&D¶�*UDQGD�2VSHGDOH�0aggiore Policlinico, Milano. ** Dipartimento di Scienze Cliniche e di Comunità. Università degli Studi di Milano. *** Dipartimento di Specialità Medico Chirurgiche, Scienze Radiologiche e Sanità Pubblica. Università degli Studi di Brescia.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 126-142 ISSN 1853-4503
I Beni Culturali della Fondazione IRCCS Ca¶ Granda
Ospedale Maggiore Policlinico di Milano
Paolo M. Galimberti*
Antonia Francesca Franchini**
Alessandro Porro***
Riassunto Si presenta LO�ULFFR�SDWULPRQLR�FXOWXUDOH�GHOO¶2VSHGDOH�0DJJLRUH�GL�0LODQR� archivio, biblioteca,
IRWRWHFD��FROOH]LRQL�VFLHQWLILFKH��UDFFROWH�G¶DUWH�
Parole chiave: Ospedale Maggiore - Milano - storia ospedali - musei medicina
Abstract We introduce the cultural heritage of Milan Main Hospital (Ospedale Maggiore): archives, li-
brary, photo library, scientific and artistic collections.
Keywords: Ospedale Maggiore - Milano - medical history - museum - hospital history
Fecha de recepción: 05/08/2013
Fecha de aceptación: 20/10/2013
Alla Esposizione Internazionale di Igiene e di Medicina, tenutasi a Buenos Aires nel
������ O¶2VSHGDOH� 0DJJLRUH� GL� 0LODQR� IX� SUHPLDWR� FRQ� LO� ³*UDQ� 3UHPLR´�� /¶istituto
aveva presentato tipi e planimetrie di progetto del nuovo Ospedale Dermosifilopatico
127
costruito tra 1906 e 1908, un album di fotografie appositamente realizzate e i propri
modelli in cera raffiguranti malattie dermatologiche.1 Un quarto di secolo dopo,
QHOO¶DJRVWR�������sempre a Buenos Aires, SUHVWDYD�LO�*RQIDORQH�G¶RQRUH�DOO¶(VSRVL]LRQH�
di arte decorativa italiana, organizzato dal Ministero della cultura popolare e dalla
Triennale di Milano, che intendeva presentare a un pXEEOLFR� LQWHUQD]LRQDOH�³XQD�VHULH�
HOHWWLVVLPD´�³GL�RSHUH�G¶DUWH�GHFRUDWLYD�SL��LQVLJQL´��XQ�SUH]LRVR�FDSRODYRUR�DUWLVWLFR.2
Documenti, fotografie, collezioni scientifiche, edifici, pertanto, ma anche opere che
nel loro significato vanno ben oltre il solo fatto estetico, rappresentando le infinite
sfaccettature GHOO¶ente, la cultura e la società cittadine.
Imagen 1
8QD� VWRULD� SOXULVHFRODUH�� FKH� VSHVVR� FRPLQFLD� QHOO¶HWj� PHGLHYDOH�� H� XQ� SDWULPRQLR�
culturale ricco e variegato sono elementi comuni negli ospedali e negli enti assistenziali 1 $UFKLYLR�GHOO¶2VSHGDOH�0DJJLRUH��G¶RUD�LQ�DYDQWL�$20��± Sez. Amm.va, Amministrazione. Esposizioni e mostre 118, atti 233/1910; sui padiglioni dermatologici di Via Pace: Paola Bianchi e Giulia Todeschini, /H� ³PDODWWLH� VHJUHWH´�� 3URJUHVVR� VFLHQWLILFR� H� LQWHUYHQWR� VRFLDOH� DOO¶2VSHGDOH� 'HUPRVLILORSDWLFR, in Milano scientifica 1875-1924. Vol. 2 La rete del perfezionamento scientifico, a cura di Paola Zocchi, Milano, Sironi, 2008, pp. 161-174. Le cere erano opera del dott. Angelo Bellini: Ruggero Caputo, Carlo Gelmetti, Corinna Rigoni, /H�FHUH�GHUPDWRORJLFKH�GHOO¶8QLYHUVLWj�GL�0LODQR�± Scienza e arte nella storia della Dermatologia, Milano, 1989. 2 Amministrazione AOM ± Sez. Amm.va, Amministrazione. Esposizioni e mostre 119, atti 4924/1938; sul gonfalone: Paolo M. GALIMBERTI, *LR�3RQWL�H�LO�JRQIDORQH�GHOO¶2VSHGDOH�0DJJLRUH�GL�0LODQR, con un saggio di Marialuisa Rizzini, Cinisello B., Silvana ed., 2011
128
GHOO¶,WDOLD� FHQWUale e sHWWHQWULRQDOH�� /¶RVSHGDOH� 0DJJLRUH� GL� 0LODQR�� RJJL� )RQGD]LRQH�
,5&&6� �LVWLWXWR� GL� ULFRYHUR� H� FXUD� D� FDUDWWHUH� VFLHQWLILFR�� &D¶� *UDQGD� 2VSHGDOH�
Maggiore Policlinico, rappresenta un caso emblematico di straordinaria rilevanza;
FRPSUHQVLELOH�FRQVLGHUDQGR�O¶DQWLFKLWj e il prestigio GHOO¶(QWH��OD�JUDQGH]]D�GHOOD�FLWWj�H�
O¶HVWHQVLRQH�GHO�VXR�WHUULWRULR��OH�UHOD]LRQL�LQWHUQD]LRQDOL�delle élites culturali e politiche
e via discorrendo.
La Lombardia peraltro è VHPSUH� VWDWD� DOO¶DYDQJXDUGLD� LQ� (XURSD� H� QHO� PRQGR� SHU�
organizzazione sanitaria, attività di ricerca, cura e prevenzione delle malattie. In
SDUWLFRODU� PRGR� O¶2VSHGDOH� milanese ha sempre accolto con sorprendente velocità le
innovazioni che si presentavano a livello internazionale, apportando di frequente
contributi assolutamente originali. Raccontando i punti salienti della sua storia, in
VRVWDQ]D��VL�ULSHUFRUUH�O¶LQWHUD�VWRULD�GHOOD�PHGLFLQD�GHJOL�XOWLPL�VHLFHQWR�DQQL�
Imagen 2
/¶RVSHGDOH�LQ�XQD�SODQLPHWUia del 1852, riconoscibili gli 8 cortili e la corte maggiore, è messo in
HYLGHQ]D�DQFKH�O¶DQGDPHQWR�GHOOH�FRQGXWWXUH�VRWWHUUDQHH�GHOO¶DFTXD.
/¶2VSHGDOH� 0DJJLRUH� QDVFH� D� PHWj� GHO� 4XDWWURFHQWR�� VXO� PRGHOOR� WRVFDQR� GHJOL�
RVSHGDOL�³PDJJLRUL´��LQJOREDQGR�GHFLQH�GL�HQWL�FKH�RSHUDYDQR�QHOO¶DPELWR�GHOOD�GLRFHVL�
PLODQHVH� ILQ� GDOO¶DOWR� 0HGLRHYR� H� FKH� HURJDYDQR� DVVLVWHQ]D� JUDWXLWD� DL� ELVRJQRVL��
/¶RVSHGDOH� HVWHQGHYD� OD� VXD� VXSUHPD]LD� SHU� O¶DPSLH]]D� GHOOD� GLRFHVL�� FRVWLWXHQGR� LO�
riferimento per un bacino di utenza notevolmente vasto, e diventando esemplare anche
SHU� SDUDGLJPL� DPPLQLVWUDWLYL� H� JHVWLRQDOL�� /D� ULIRUPD� FDUDWWHUL]]D� O¶HQWH� FRPH�
129
istituzione laica, per quanto cristianamente ispirata e sottoposta al controllo del vescovo,
espressione del patriziato cittadino H�GHOO¶DXWRULWj�GXFDOH��/¶HQWH�JRGH�GL�JLXULVGL]LRQH�
parrocchiale e offre assistenza spirituale ai ricoverati, ma il personale addetto è
principalmente laico (supportato dopo il 1848 dalle suore di carità della SS. Gerosa e
Capitanio).
/¶2VSHGDOH�DYHYD�VHGH�QHOOD�&D¶�*UDQGD��JUDQGH�FDVD���FDSRODYRUR�GHOO¶DUFKLWHWWXUD�
ULQDVFLPHQWDOH��PRGHOOR� SHU� LQQXPHUHYROL� DOWUL� RVSHGDOL� HXURSHL� �XQR� IUD� WXWWL� O¶+{WHO-
Dieu di Lione). Se aspetti costruttivi e schemi come la pianta a croce sono diffusi in
altre realizzazioni FRHYH�� D� 0LODQR� LO� SURJHWWR� GHO� ILRUHQWLQR� ³)LODUHWH´� UDJJLXQJH� OD�
perfezione di forme e proporzioni, e soprattutto di accorgimenti igienici assolutamente
ineguagliati per lungo tempo: fognature, acquedotti, aerazione degli ambienti.
Da esso dipendevano sedi ausiliarie, anche fuori città: il Lazzaretto, la casa degli
esposti di San Celso (poi pia casa di Santa Caterina alla Ruota per gli esposti e le
partorienti)3��O¶RVSHGDOH�SVLFKLDWULFR�GL�6DQ�9LQFHQ]R��SRL�SLD�FDVD�GHOOD�6HQDYUD���*OL�IX�
unito il pio luogo di Santa Corona,4 DPPLQLVWUz� O¶RVSHGDOH� IHPPLQLOH�)DWHEHQHVRUHOOH�
(1863-1925), il Sanatorio di Garbagnate (dal 1929 al 1942), la succursale per cronici di
Cernusco sul Naviglio. Aggiornandosi alle tendenze più moderne, a partire dal 1891
cominciò la coVWUX]LRQH�GHOO¶RVSHGDOH�D�SDGLJOLRQL�3ROLFOLQLFR��GHO�'HUPRVLILORSDWLFR�H�
GHOO¶,VWLWXWR�$QWLUDELFR��1HO�1RYHFHQWR�HGLILFz�JOL�RVSHGDOL�GL�1LJXDUGD��6HVWR�6�*���6DQ�
Carlo Borromeo (amministrati insieme fino al 1977), concepito sul modello
monoblocco. Nelle YLFLQDQ]H� H� FRO� FRQWULEXWR� GHOO¶(QWH� WUD� ����� H� ����� VRUVHUR� DOWUH�
istituzioni, facenti originariamente capo agli Istituti Clinici di Perfezionamento:
O¶,VWLWXWR� RVWHWULFR� JLQHFRORJLFR�� OD� &OLQLFD� GHO� ODYRUR�� O¶,VWLWXWR� GL� SHGLDWULD�� O¶$VLOR�
Regina Elena (queste ultime realtà confluite dal 2005 in una sola Fondazione.5 La stessa
area del Policlinico in questi anni è oggetto di una profondo rinnovamento edilizio, con
la demolizione e ricostruzione di blocchi e padiglioni.
3 Carlo DECIO, Notizie storiche sulla ospitalità e didattica ostetrica milanese, Pavia, Fusi, 1906; Luigi BELLONI, La scuola ostetrica milanese dai Moscati al Porro, Milano, Elli e Pagani, 1960) 4 )RQGDWR�QHO������SHU�O¶DVVLVWHQ]D�PHGLFD�GRPLFLOLDUH��IX�XQLWR�DOO¶2VSHGDOH�0DJJLRUH�QHO�������H�WRUQz�autonomo nel 1902. Pietro CANETTA, Storia del Pio Istituto di S. Corona di Milano, Milano, Cogliati, 1883; Il Pio Istituto Santa Corona. Origini ed evoluzione, realizzazioni attuali, Milano, Pizzi, 1960. 5 Gli Istituti Clinici di Perfezionamento nel cinquantennio della loro fondazione, Milano, Cordani, 1957; Giuseppe ARMOCIDA, Regina Elena. Storia di un ospedale milanese dalla fondazione della Guardia Ostetrica ad oggi, Milano, Istituto di Ostetricia-*LQHFRORJLD�H�3HGLDWULD�³5HJLQD�(OHQD´�������
130
Imagen 3
Padiglione di medicina GHO�ODYRUR�³'HYRWR´�������
A differenza degli ospizi medievali, e di una tradizione che in altre località arriva
DOO¶HWj�PRGHUQD� �JOL�Hôtels des pauvres��� O¶RVSHGDOH�PDJJLRUH�QRQ�HURJD� VHUYL]L� VRFLR�
DVVLVWHQ]LDOL��FRQ�XQ¶RVSLWDOLWj� LQGLIIHUHQ]LDWD�QHL�confronti di diversi tipi di bisognosi,
ma si caratterizza come un luogo di cura medica per le forme acute (risolvibili pertanto
con la guarigione o con il decesso). Altri tipi di bisogni o di patologie, sono invece
affidati ad istituti specializzati, sempre facenti capo alla medesima amministrazione:
neonati e gestanti, vecchi, malati mentali, infettivi, sifilitici«
/¶RVSHGale è un elemento significativo delle politiche sanitarie cittadine: nel 1488
costruisce il Lazzaretto, caposaldo imprescindibile nelle epidemie di peste, che
amministrerà nei secoli seguenti. Ma anche in seguito fu un cardine nel sistema di
³SROL]LD� PHGLFD´� SURPRVVR� GD� -RKDQQ� 3HWHU� )UDQN�� GLUHWWRUH� PHGLFR� GHOOD� /RPEDUGLD�
austriaca. In questo clima operarono famosi chirurghi come Giovanni Battista Palletta e
*LRYDQQL� %DWWLVWD� 0RQWHJJLD� �� 1HO� ����� O¶2VSHGDOH� DYHYD� EDQGLWR� XQ� SUHPLR� GL� ����
VFXGL� SHU� FKL� DYHVVH� LGHQWLILFDWR� O¶H]LRORJLD� GHOOD� SHOODJUD�� VFRSHUWD� FKH� VL� GHYH� D�
Gaetano Strambio (1780-�������SRL�'LUHWWRUH�PHGLFR�GHOO¶RVSHGDOH��,Q�età napoleonica
si può menzionare Luigi Sacco, fautore della prima campagna sistematica di
vaccinazione contro il vaiolo in Lombardia 1800-1810. Questo movimento propulsore
GHOOH�VWUDWHJLH�VDQLWDULH�D�OLYHOOR�QD]LRQDOH�SURVHJXH�DQFKH�GRSR�O¶8QLWj�G¶,WDOLD� infatti è
LVSLUDWD�GDO�PHGLFR�PLODQHVH�$JRVWLQR�%HUWDQL�OD�/HJJH�³&ULVSL-3DJOLDQL´�GHO�������3HU�
arrivare ad oggi, tra 2001 e 2005 un medico del Policlinico, il prof. Girolamo Sirchia, è
stato ministro della Salute della Repubblica Italiana.
131
Imagen 4
8Q�DOWUR�DVSHWWR�FKH�FDUDWWHUL]]D� O¶RVSHGDOH�q� O¶HVVHUH�GD�VHPSUH� OXRJR�GL� ULFHUFD� H�
IRUPD]LRQH��6WRULFDPHQWH�O¶8QLYHUVLWj�GL�ULIHULPHQWR�SHU�OD�/RPEDUGLD�q�VWDWD�TXHOOD�GL�
3DYLD� ILQ� GDOO¶HWj� PHGLHYDOH�� O¶XQLYHUVLWj� PLODQHVH� QDVFH� invece solamente nel 1924,
DSSRJJLDQGRVL� DOOD� YDVWD� HVSHULHQ]D� GHOO¶RVSHGDOH�� SUHVVR� FXL� L� PHGLFL� VL�
VSHFLDOL]]DYDQR�� H� RFFXSDQGRQH� YLD� YLD� WXWWL� JOL� VSD]L� GHOO¶DQWLFa sede. Infatti presso
O¶2VSHGDOH� 0DJJLRUH� VL� WHQHYDQR� OH]LRQL� GL� DQDWRPLD già dalla fondazione, scuole di
chirurgia dal XVII secolo, di ostetricia (1760), chimica farmaceutica (1773), fino alla
scuola professionale infermiere (1931) e ai corsi universitari odierni. Queste funzioni
hanno da sempre comportato la necessità di aggiornamento, con la costituzione di una
vasta biblioteca specializzata, ricerca e sperimentazione (con premi scientifici e
ILQDQ]LDPHQWR�GL�ULFHUFKH���LQQRYD]LRQH��FRQ�O¶DGR]LRQH�GL�VWUXPHQWL�H�WHFQLFKH�VHPSUH�
DOO¶DYDQJXDUGLD��FRPH�XQ�JDELQHWWR�UDGLRWHUDSLFR�JLj�QHO�������WUH�DQQL�GRSR�OD�VFRSHrta
GL� 5|QWJHQ��� 2JJL� DOO¶2VSHGDOH� q� ULFRQRVFLXWD� OD� TXDOLILFD� GL� ,5&&6� - Istituto di
ricovero e cura a carattere scientifico col finanziamento di c.a 350 ricercatori nel campo
ELRPHGLFR��H�WUD�JOL�DQDORJKL�LVWLWXWL�SXEEOLFL�q�SULPR�LQ�,WDOLD�SHU�³LPSDFW�IDFWRU´�
132
Imagen 5
(OLRWHUDSLD�DOO¶RVSHGDOH�'HUPRVLILORSDWLFR�������F�D�
6HQ]D�HQWUDUH�QHO�GHWWDJOLR�GL�XQD�³JXLGD´�DL�EHQL�FXOWXUDOL��VL�SURYHUj�DG�HYLGHQ]LDUH�
alcuni aspetti più strettamente relativi alla scienza medica6. Si tenga comunque presente
che il patrimonio costituisce una fonte inesauribile di informazioni non solo per la storia
GHOO¶DVVLVWHQ]D�H�GHOOD�VDQLWj��PD�DQFKH�GL� LQQXPHUHYROL�DOWUL�DUJRPHQWL�VX�0LODQR�H�OD�
Lombardia degli ultimi 1000 anni, consentendo ricerche storiche riguardanti: società,
economia, amministrazione, chiesa, genealogie e biografie, arte, architettura, ingegneria
idraulica, agraria e del paesaggio, alimentazione, paleografia, diplomatica, archivistica,
moda e costume, beneficenza.
/¶$UFKLYLR
Punto di partenza di ogni ricerca è certamente O¶Archivio, che conserva documenti
dal secolo XI al XXI, con uno sviluppo di circa 3.000 metri lineari (circa 15.000
cartelle, 3.600 registri, 16.000 pergamene, 700 mappe).7
6 3HU� XQD� GHVFUL]LRQH� GHL� GLYHUVL� EHQL� H� GHOOH� DWWLYLWj�� H� SHU� O¶DFFHVVR� D� FDWDORJKL� H� LQYHQWDUL��http://www.policlinico.mi.it/beni_culturali/. 7 Paolo M. GALIMBERTI, ³/D� FRQVHUYD]LRQH� GHOOH� FDUWH� H� OD� IDFLOLWj� GHOO¶XVR´�� O¶$UFKLYLR�GHOO¶2VSHGDOH�0DJJLRUH, Mariangela CARLESSI e Alessandra KLUZER, ,O�FXRUH�GHOO¶DQWLFR�2VSHGDOH�0DJJLRUH� GL�0LODQR�� L� OXRJKL� GHOO¶DUFKLYLR� H� OD� FKLHVD� GHOOD� %�9�� $QQXQFLDWD, Milano ± Cinisello B., Fondazione IRCCS &D¶�*UDQGD�± Silvana Ed., 2011, pp. 116-125; Paola BIANCHI - Giulia TODESCHINI, 8Q�SDUWLFRODUH�DUFKLYLR�GL�GHSRVLWR��OD�6H]LRQH�$PPLQLVWUDWLYD�GHOO¶$UFKLYLR�GHOO¶2VSHGDOH�0DJJLRUH�GL�Milano (1864-2002), Storia in Lombardia, a. 23, n. 1, 2003, pp. 135-143.
133
/¶DUFKLYLR� FRQVHUYD� WXWWL� L� GRFXPHQWL� DPPLQLVWUDWLYL� SURGRWWL� GDOO¶2VSHGDOH�
0DJJLRUH� GDOO¶DWWR� GHOOD� VXD� IRQGD]LRQH� QHO� ����� ILQR� DG� RJJL, e quelli degli antichi
ospedali in esso incorporati. Vi si trova quanto riguarda governo, contabilità, personale,
edificazione e manutenzione degli edifici ospedalieri, acquisti appalti e
approvvigionamenti (con notizie su strumenti e apparecchiature), gestione del
patrimonio immobiliare in città e in Lombardia; i fascicoli della direzione medica
(1796-1863) e della direzione scientifica (dal 1983), regolamenti, relazioni annuali,
statistiche.
$OO¶DUFKLYLR� RVSHGDOLHUR� LQ� VHQVR� VWUHWWR� VL� DIILDQFDQR� VLQJROL� IRQGL� UHODWLYL� D�
istituzioni, o realtà amministrate GDOO¶2VSHGDOH� PHGHVLPR, ad esempio la Scuola
convitto infermieri professionali (1931-1991), la Commissione Visitatori e visitatrici
(1900-1993). Non contiene invece documentazione sanitaria (eccettuati i registri dei
ricoveri dal 1899 al 1972).
I fascicoli individuali dei dipendenti sono presenti in maniera discontinua dai primi
anni del Seicento e poi via via in modo sempre più completo dalla fine del Settecento.
Accanto a illustri clinici si trovano gli infermieri, il personale tecnico e amministrativo.
A titolo di curiosità menzioniamo il medico Giovanni Carcano (1860-1900), da Buenos
Aires, presente a fine Ottocento.8
Altri temi interessanti riguardano le scuole di medicina e chirurgia dal XVII secolo
fino alla nascita di una Università a Milano, come pure la formazione degli infermieri e
del personale. La farmacia può essere seguita nel suo funzionamento grazie ai carteggi,
DJOL� LQYHQWDUL�� DOOH� IDUPDFRSHH�� DOO¶DFTXLVWR� GL� PDWHULDOL� H� SURGRWWL�� 8QD� SOXULVHFRODUH�
tradizione di volontariato ospedaliero q� DOO¶RULJLQH� GHOO¶DWWXDle eccellenza nel campo
WUDVIXVLRQDOH�H�GHL�WUDSLDQWL�G¶RUJDQR�
8 Il medico chiUXUJR�*LRYDQQL�&DUFDQR�ULVXOWD� WLURFLQDQWH�GHOO¶RVSHGDOH�GDO����QRYHPEUH������DO�������poi inserito fra i medici chirurghi praticanti assumibili, depennato nel 1901. Il fascicolo individuale ULSRUWD� O¶LQWHVWD]LRQH� ³GRWWRU�&DUFDQR�*LRYDQQL�GD�%XHQRV�$\UHV´� (AOM, Archivio Rosso, medici). Un Giovanni (Juan) Carcano��PHGLFR�FKLUXUJR�QDWR�D�0LODQR�H�ODXUHDWR�SUHVVR�O¶8QLYHUVLWj�GL�3DYLD��JLXQVH�LQ�$UJHQWLQD�LO����IHEEUDLR������VXO�YDSRUH�³1RUG�$PHULFD´�H�VL�WUDVIHUu�D�5RVDULR�GH�6DQWD�)H��(VHUFLWz�la professione SUHVVR�OD�6H]LRQH�&URFH�5RVVD�,WDOLDQD�GHO�&RQVRODWR�H�GHOO¶2VSHGDOH�,WDOLDQR�*DULEDOGL�GL�Rosario. Tornato in italia, a Napoli contrasse la febbre tifoidea che lo portò alla morte nel 1900. http://www.dante.edu.ar/web/dic/c.pdf; http://portale.lombardinelmondo.org/nazioni/argurug/articoli/stori aemigrazione/medici
134
Imagen 6
Fototeca
Complemento LPSUHVFLQGLELOH� GHOO¶DUFKLYLR� q� OD� IRWRWHFD,9 che conserva c.a 29.000
fototipi a partire dalla metà deOO¶2WWRFHQWR�ILQR�DL�QRVWUL�JLRUQL. In gran parte si tratta di
riproduzioni delle RSHUH�G¶DUWH o di immagini relative al patrimonio immobiliare, molte
provengono dalle eredità dei benefattori e raffigurano persone ed eventi. Peraltro quelle
che rappresentano i luoghi di cura e il personale sono preziosissime per comprendere e
localizzare nel tempo e negli spazi le attività sanitarie.
Una particolare serie è poi costituita da lastre in vetro di soggetto medico, concepite
per essere proiettate a fini didattici nei corsi universitari, e databili agli anni trenta del
Novecento. N. 1.228 contengono riproduzioni di disegni e illustrazioni, utilizzate per il
corso di lezioni di ostetricia e ginecologia del prof. Emilio Alfieri (1874-1949).10 N. 123
sono inerenti all¶RWRULQR� ODULQJRLDWULD� �RSHUD]LRQL�FKLUXUJLFKH��DIIH]LRQL�SDWRORJLFKH�. I
9 Paolo M. GALIMBERTI, Daniela SCALA (a cura di), /¶RFFKLR�FOLQLFR��0LODQR�QHOOH�IRWRJUDILH�VWRULFKH�GHOO¶2VSHGDOH�0DJJLRUH�3ROLFOLQLFR��0DQJLDJDOOL� H�5HJLQD�(OHQD, Milano, Ospedale Maggiore - Skira, 2006 10 Massimiliano Federico BRAMBILLA, Antonia Francesca FRANCHINI LAVARDA, Alessandro PORRO, ³Aspects Of Obstetrics-Gynaecological Didactics At Milan In The Thirties: the projection plates collection of "Clinica Luigi Mangiagalli´, &KULVWRSK�0g5*(LI (ed.), Actes du 7e colloque des conserva-teurs des musées d'histoire des sciences médicales. 8-10 septembre 1994 Zurich. Suisse. «Les objets mé-dicaux et leurs textes», Lyon,�)RQGDWLRQ�0pULHX[� 1996, pp. 159-161.
135
preparati anatomici della Regia scuola di ostetricia sono riprodotti negli scatti realizzati
da Giulio Rossi nel 1877 e raccolti in un album.11
Imagen 7
6DOD�RSHUDWRULD�GHO�SDGLJOLRQH�³=RQGD´�������
Biblioteca storica
La Biblioteca conserva circa 100.000 volumi di medicina, editi tra il XV e il XX
secolo, opuscoli e periodici specializzati (con uno sviluppo di circa 3.000 metri lineari)
ed è immediatamente comprensibile la sua importanza per la storia delle discipline
mediche. A titolo di esempio, tra i numerosi volumi preziosi menzioniamo: John of
Gaddesden, Rosa anglica, seu Practica medicinae (Pavia, 1492); Juan de Valverde,
Anatomia del corpo humano (Roma, 1560); Gaspare Aselli, De lactibus, sive Lacteis
venis quarto vasorum mesaraicorum genere novo invento (Milano, 1627).
Gli intensi scambi internazionali sono ben attestati nelle raccolte, con riviste e
SXEEOLFD]LRQL� HGLWH� LQ� RJQL� SDUWH� GHO�PRQGR��1RQ� ID� HFFH]LRQH� O¶$PHULFD� ODWLQD�� WUD� L�
luoghi di stampa: Caracas, Lima, Mexico, Montevideo, Rio de Janeiro, Santiago del
Cile�� /¶$UJHQWLQD� VL� PRVWUD� FRPH� XQD� delle nazioni dai legami più stretti: n. 7
monografie edite a Buenos Aires tra 1902 e 1938, e ben 10 periodici: Anales del Ateneo 11 ³$WWL� GHOOD� 6RFLHWj� LWDOLDQD� GL� RVWHWULFLD� H� JLQHFRORJLD´�� Y�� ��, 1907; http://www.milanocittadellescienze.it/html/dettaglio-foto.php?idf=1470&cat=10&subcat=1
136
de Clinica Medica (1933), Archivos argentinos de pediatria (1930), La prensa médica
argentina (1933-1940), Revista argentina de obstetricia y ginecologia (1928-1929),
Revista de especialidades (1926-1931), Revista de la Asociacion Medica Argentina
(1915-1937), Revista de la Sociedad de medicina interna y de la Sociedad de tisiologia
(1930-1931), Revista de la Sociedad argentina de biologia (1925-1937), Revista de la
Sociedad Medica Argentina (1903-1937).12 Oltre ai rendiconti della Società italiana di
EHQHILFHQ]D�LQ�%XHQRV�$LUHV�³2VSHGDOH�LWDOLDQR´�SHU�LO�����������������������
Collezioni scientifiche
$OO¶LQWHUQR� GHOO¶,VWLWXWR�� QHOO¶XOWLPR� GHFHQQLo è stata svolta una vasta operazione
finalizzata al recupero, inventario, studio e creazione di un primo allestimento
espositivo di strumenti medici e sanitari. L¶LQWHUHVVH�GL�TXHVWD�FROOH]LRQH��FRPSRVWD�GD�
oltre 2.000 oggetti, è di essere strettamente leJDWD�DOOH�DWWLYLWj�GHOO¶RVSHGDOH��O¶DFTXLVWR�
GHJOL� VWUXPHQWL� q� DWWHVWDWR� GDL� GRFXPHQWL� G¶DUFKLYLR� H� H� O¶XVR� nei volumi della
biblioteca. Inoltre, pur non conservando pezzi estremamente antichi, la raccolta è
LQWHUHVVDQWH� SHU� WHVWLPRQLDUH� O¶HYROX]LRQH� GHOOH discipline mediche e chirurgiche nel
Novecento, fino agli anni più recenti: il tentativo in corso prevede infatti di accrescere la
collezione con quegli strumenti e apparecchiature che vengono via via dismessi, se ne
viene ravvisato un futuro interesse storico (innovazioni o invenzioni particolari, utilizzo
da parte di medici famosi).
/¶DWWLYLWj� GHOO¶DQWLFD� IDUPDFLD� q� GRFXPHQWDWD� GD� ���� YDVL� LQ� PDLROLFD� GDWDELOL� WUD�
1640 e il primo decennio del Settecento, bilance e pesi, mortai in bronzo e altri oggetti,
WUD�FXL�OD�VHLFHQWHVFD�³FDVVHWWD�SHU�OH�YLSHUH´��LQJUHGLHQWH�SULQFLSDOH�GHOOD�7ULDFD��
12 Si danno solo gli estremi del posseduto, non tutte le annate sono complete.
137
Imagen 8
Una delle cere dermatologiche (1910 c.a)
Imagen 9
Vaso da farmacia (1710)
/¶HYROX]LRQH�GHOO¶RVWHWULFLD�H�GHOOD�JLQHFRORJLD�è significativamente documentata da
un gran numero di strumenti,13 databili dalla fine del Settecento: si tratta di un vero
PXVHR� IXQ]LRQDOH� DL� FRUVL� GHOOD� 5HJLD� 6FXROD� G¶RVWHWULFLD�� YROXWD� GD� 0DULD� 7HUHVD�
G¶$XVWULD� QHO� ������ H� FKH� QHO� 1RYHFHQWR� SURVHJXu� OH� DWWLYLWj� QHJOL� ,VWLWXti clinici di
perfezionamento, retti da Luigi Mangiagalli ed Emilio Alfieri. Una sezione, risalente
agli anni 60/80 del Novecento, DWWHVWD� OD�FRQWLQXLWj�DVVLVWHQ]LDOH�H� O¶LQQRYD]LRQH�GHOOD�
13 Massimiliano BRAMBILLA, Alessandro PORRO, ³Les instruments historiques obstetrico-gynecologLTXHV�HW�DQFLHQV�GH�OD�&OLQLFD�µLuigi Mangiagalli¶ de Milan´� Museo per la Storia dell'Universi-ta di Pavia, Actes du 4e colloque des conservateurs des musées d'histoire des sciences médicales. Mede-cine et musees: aujourd'hui, demain. 7 au 10 septembre 1988 Pavia-Milano. Italia, Lyon, 1990, pp. 263-265. Alessandro PORRO, Massimiliano BRAMBILLA, ³Les collections des Istituti Clinici di Perfezio-namento de Milan: Données historiques concernant les instruments obstetrico-gynecologiques´, Museo per la Storia«cit., pp. 297-298.
138
tecnica. $OOD� 6FXROD� G¶RVWHWULFLD� VL� GHYH� DQFKH� OD� costituzione della raccolta anatomo
patologica, di cui si parla qui sotto, confluita nel patrimonio ospedaliero nel 2005, dagli
Istituti Clinici di perfezionamento.
Una collezione di n. 75 cere dermatologiche, realizzata nel primo decennio del
Novecento, e una raccolta di vetrini istologici, LOOXVWUD�OH�SDWRORJLH�FXUDWH�QHOO¶2VSHGDOH�
dermosifilopatico; ad essi vanno logicamente accostati i tubi radiogeni usati in quei
reparti per le cure coi raggi Röntgen e Finsen.
Altri nutrite sezioni raggruppano strumenti di urologia, anestesiologia, chirurgia,
gastroscopia, oculistica, analisi di laboratorio (vetrerie, microscopi, bilance), protesi.
Anche le attività infermieristiche trovano un riscontro nelle divise conservate.
Imagen 10
8Q�HVHPSLR��OD�FROOH]LRQH�GL�EDFLQL�³YL]LDWL´
La VHULH�GL�EDFLQL�³YL]LDWL´��FLRq�PDOIRUPDWL��ULFRUGD�O¶DWWLYLWj�RVWHWULFD�PLODQHVH�GHJOL�
ultimi due secoli.
)LQ�GDOO¶XOWLPR�TXDUWR�GHO�6HWWHFHQWR��FRQ�OD�IRQGD]LRQH�GHOO¶,�5��6FXROD�G¶2VWHWULFLD��
QHOO¶DPELWR� GHOOH� FLWDWH� ULIRUPH� SURPRVVH� GD� 0DULD� 7HUHVD� G¶$XVWULD� H� GDO� ILJOLR�
Giuseppe II H�UHDOL]]DWH�JUD]LH�DOO¶RSHUD�GL�-RKDQQ�3HWHU�)UDQN��VL�VHQWu� OD�QHFHVVLWj�GL�
conservare preparati anatomici, strumentario, ceroplastiche. Ciò fu proposto
principalmente da Pietro Moscati (1739-1824).14
14 Luigi BELLONI, La scuola ostetrica milanese dai Moscati al Porro, Milano, Elli & Pagani, 1960.
139
Nel 1822 la collezione fu sistemata ed incrementata dal Direttore Felice De Billi
(1787-1866). L¶inventario del gabinetto anatomo patologico (1844), presenta, oltre alla
raccolta di 37 pelvi mal conformate, una tabella delle viziature pelviche, corredata da:
descrizione delle stesse, varie misure, esito del parto, problemi pelvimetrici, operazioni
cesaree per pelvi ristrette.15 Con Francesco Agudio (1828-1881) nel 1862 i pezzi
raggiunsero il numero di 460.16
Alle finalità didattiche si affiancavano quelle scientifiche e questa serie di materiali
si dimostrò preziosa per l¶elaborazione di originali monografie, che rappresentano pietre
PLOLDUL�GHOO¶HYROX]LRQH�GLVFLSOLQDUH�QRQ�VROR�RVWHWULFR-ginecologica.
9DOJD�O¶HVHPSLR�GHOOD�WHVL�GL�FRQFRUVR�SUHVHQWDWD�QHO������GD�*DHWDQR�&Dsati (1838-
1897), concernente l¶osteomalacia osservata alla Maternità di Milano e le relative
alterazioni pelviche. In essa le pelvi della Scuola hanno un ruolo centrale, ma la
PHPRULD�DVVXPH�DQFKH�XQ¶LPSRUWDQ]D�GL�ULOLHYR�SHU�OD�VWRULD�GHOOD�PHGLFLQD�GHO�lavoro,
HVVHQGR�O¶DWWLYLWj�ODYRUDWLYD�FRUUHODWD�DJOL�HVLWL�SDWRORJLFL.17
Ancora verso la metà del Novecento (1939), la raccolta di bacini servì al Direttore
della Clinica Ostetrico Ginecologica Emilio Alfieri (1874-1949) per una rivalutazione e
riclassificazione secondo criteri moderni delle viziature pelviche, al fine di offrire la
migliore assistenza ostetrica alle partorienti.18
Nella collezione si possono rilevare due raggruppamenti principali: uno di preparati a
secco (n. 160 c.a) e uno di preparati in fRUPDOGHLGH��Q������F�D���$OO¶LQWHUQR�GHO�SULPR�VL�
menzionano la importante serie di bacini femminili viziati (resa nota a livello europeo
da Franz Karl Nägele), alcuni scheletri o parti di scheletro affetti da rachitismo, e una
serie di scheletri documentanti lo sviluppo del bambino. I preparati in liquido di
conservazione (da identificare) testimoniano rare e gravi malformazioni: idrocefali,
spine bifide, gemelli siamesi«
15 Felice DE BILLI, ³6XOOD� ,��5��6FXROD�G¶2VWHWULFLD�HG�DQQHVVR�2VSL]LR�GHOOH�3DUWRULHQWL� LQ�0LODQR, e sulle cose SL��QRWDELOL�RVVHUYDWHVL�QHOOD�&OLQLFD�RVWHWULFD�GL�GHWWR�2VSL]LR�GXUDQWH�XQ�GHFHQQLR´, Annali universali di medicina, vol. XV, Milano, 1844. 16 Francesco AGUDIO, Catalogo del Gabinetto anatomo-patologico della R. Scuola di Ostetricia in Milano, Milano, Salvi, 1862. 17 Gaetano CASATI, Sulla Osteomalacia osservata alla Maternità di Milano e sulle alterazioni apportate alla pelvi studiate specialmente sotto il rapporto ostetrico per le indicazioni che presentano in gravidanza ed all'atto del parto, Milano, Pogliani, 1871. 18 Emilio ALFIERI, Le viziature pelviche. Riassunto delle lezioni, Fidenza, Mattioli, 1939.
140
2JJL� OD� UDFFROWD� SURSRQH� LQWHUURJDWLYL� PXVHRORJLFL�� LQ� UDSSRUWR� DOO¶LSRWHVi di una
nuova, adeguata sistemazione ed esposizione, integrata con tutti gli altri beni culturali
ad essa attinenti.19
Imagen 11
Due preparati del museo (fotografia di Giulio Rossi, 1875)
5DFFROWH�G¶DUWH
/H� UDFFROWH� GL� RSHUH� G¶DUWH� VRQR� FRPSRVWH� GD� ROWUH� ����0 beni: dipinti, sculture,
arredi, suppellettili ecclesiastiche, che sono stati commissionati e acquistati
GDOO¶RVSHGDOH�R�VRQR�SHUYHQXWL�DWWUDYHUVR�ODVFLWL�H�GRQD]LRQL��Sono rappresentati tutti gli
artisti operanti sul territorio lombardo negli ultimi quattro secoli.20 Le collezioni, oltre
FKH� SHU� OD� VWRULD� GHOO¶DUWH�� UDSSUHVHQWDQR�XQD� FRVSLFXD� SDQRUDPLFD� GHOOD� VRFLHWj,21 del
19 Alessandro PORRO, ³/H�YL]LDWXUH�SHOYLFKH�H�OR�VYLOXSSR�GHOO¶RVWHWULFLD´, Anna SASSI, Lo studio delle RVVD�� 0HWRGRORJLH� GHOOD� PHGLFLQD� H� GHOO¶DQWURSologia, Varese, Artestampa Edizioni, 2007, pp. 59-72; Alessandro PORRO, Bruno FALCONI, Lorenzo LORUSSO, Antonia Francesca FRANCHINI, ³Some case reports of µpuerperal osteomalacia¶ at the Milanese maternity-hospital (1852-1870)´, Osteoporosi.it, vol. 11, 2011, p. 37. 20 $OFXQL� DWWLYL� DQFKH� DOO¶HVWHUR�� FRPH� $WWLOLR� 5RVVL� �����-1994) che in Argentina e America Latina collaborò con Jorge Luis Borges, Pablo Neruda e Rafael Alberti. 21 7UD�L�����PRQXPHQWL�IXQHEUL�GL�EHQHIDWWRUL��GHL�TXDOL�VL�SUHQGH�FXUD�O¶2VSHGDOH� VL�WURYD�O¶HGLFROD�4XHVW�Rosetti, al cimitero Monumentale di Milano; membri di questa famiglia sono particolarmente importanti SHU� OD� VWRULD� GHOO¶$UJHQWLQD�� FRPH� (PLOLR� ������ - 1908) matematico che contribuì alla fondazione GHOO¶8QLYHUVLWj� GL� %XHQRV� $LUHV e fu tra i progettisti della rete di comunicazioni ferroviarie del Sud America.
141
costume e della moda, e sono state oggetto di applicazione di metodiche scientifiche in
occasione di restauri e ricerche sui beni culturali (radiografie, riflettografie IR,
termografie, spettroscopia Raman).
Richiami alla medicina si possono trovare nel medagliere, con le raffigurazione di
medici o la commemorazione di eventi (convegni, premi, celebrazioni). Molto
interessanti anche i ritratti (dipinti o sculture) che ricordano medici ricordati in quanto
benefattori o per meriti scientifici. In essi si ricostruisce la storia dei protagonisti della
storia della medicina, ma anche le modalità di rappresentazione di una categoria sociale.
Alcune opere diventano anche un prezioso documento per collegare strumenti chirurgici
a un personaggio o a un uso: questo è evidente nel quadro che raffigura il professor
0DULR� 'RQDWL� FRQ� L� VXRL� DOOLHYL� �������� QHO� TXDOH� VL� YHGH� O¶LOOXVWUH� FKLUXUJR� DOO¶RSHUD
QHOOD�VDOD�RSHUDWRULD�GHO�SDGLJOLRQH�³=RQGD´�H�LQ�FXL�VRQR�FKLDUDPHQWH�ULFRQRVFLELOL�JOL�
VWUXPHQWL� �D� 'RQDWL� VL� GHYH� O¶LGHD]LRQH� GL� XQ� SXQWR� GL� VXWXUD� FKH� QH� SRUWD� DQFRUD� LO�
nome). Il pittore Roberto Fantuzzi, autore del dipinto, è noto per aver illustrato un
grandissimo numero di medici e scuole di medicina negli anni 20-30 del Novecento in
Argentina e Veneuzuela.22
22 Francisco PLAZA IZQUIERDO, Francisco PLAZA RIVAS, ³Médicos presentes en grupos pictóricos en Caracas´, Gaceta Médica de Caracas, vol. 106, núm. 3, 1998, pp. 394-398; http://www.anm.org.ve/FTPANM/online/1998/Julio_Septiembre/16.%20Plaza%20V%20(394-398).pdf; 2PDU� /Ï3(=� 0$72�� ³Roberto Fantuzzi. El artista que inmortalizó a los médicos argentinos´, La Prensa, 26/08/2012, p. 2, http://www.uba.ar/comunicacion/detalle_nota.php?id=9124; E.R. Soria, ³La medicina del secolo XX attraverso la pittura di Roberto Fantuzzi´, relazione S19-5 al XLIII Congresso della Società Internazionale per la Storia della Medicina, Padova/Abano Terme, 12-16 Settembre 2012.
142
Imagen 12
Roberto Fantuzzi: Mario Donati e i suoi allievi (1933).
$�'RQDWL�VL�GHYH�O¶LGHD]LRQH�GHO�SXQWR�GL�VXWXUD�FKH�QH�SRUWa il nome
Conclusione
Si ritiene di grande importanza rimarcare come i diversi beni culturali si presentino
nella forma di un corpus XQLWDULR�H�LQVFLQGLELOH�H�DFTXLVWLQR�PDJJLRU�YDORUH�GDOO¶HVVHUH�
strettamente connessi tra loro a formare un sistema. La stessa contiguità dei beni e il
legame storico con i luoghi medesimi (edifici, spazi), amplia ulteriormente la possibilità
di comprensione e i significati dei manufatti.
Un ulteriore motivo di interesse è il fatto che le raccolte non costituiscono solo un
³PXVHR´, nel senso deteriore del termine ovvero una raccolta morta e slegata dal
contesto in cui i beni sono stati concepiti (cosa che sarebbe già un risultato, considerato
che a Milano manca un museo di storia ospedaliera e della medicina), ma sono
strettamente legate alle vicende di un istituto tuttora vivo ed operante, con un continuo
incremento delle serie e delle collezioni.
* Instituto de Geociências da UNICAMP. ** Coordenadora do Sistema de Arquivos da Unicamp, Presidente do Conselho Consultivo do SIARQ. *** Historiadora e Doutoranda em Ensino e História de Ciências da Terra - UNICAMP. Bolsista FAPESP (proc. Nº 2010/14857-2); organizadora do arquivo Frederico Waldemar Lange (UEPG).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 143-153 ISSN 1853-4503
História e memória da ciência e da tecnologia: algumas reflexões a partir do Brasil
Silvia Fernanda de M. Figueirôa*
Neire do Rossio Martins**
Drielli Peyerl***
Resumo Este artigo apresenta reflexões sobre as fontes para a história da ciência e da tecnologia, com
base na experiência das autoras em arquivos de instituições científicas brasileiras. Considera-se
que a gestão documental é indispensável e inseparável da preservação das fontes, que estão
conectadas, ao mesmo tempo, à intenção de dizer, à necessidade de registrar versões e narrativas,
e à formação geral e mais ampla de cientistas e de não-cientistas.
Palavras-chave: gestão documental - acervos institucionais - acervos de cientistas - história da
ciência e da tecnologia
Abstract This paper presents some thoughts on the sources for the history of science and technology, based
upon authors' experience in archives of Brazilian scientific institutions. It assumes the view that
documental management is indispensable and inseparable from the preservation of sources, which
are connected, at the same time, to the intention of telling, to the need to record versions and
narratives, and to the general and broader education of scientists and non-scientists.
Key words: documental management - institucional archives - VFLHQWLVWV¶� DUFKLYHV - history of
science and tecnology
144
Fecha de recepción: 23/08/2013
Fecha de aceptación: 03/04/2014
Ancoradas em nossa experiência em História das ciências e das tecnologias e em
arquivos de instituições de pesquisa no Brasil ±a saber, Universidade Estadual de
Campinas (UNICAMP) e Universidade Estadual de Ponta Grossa (UEPG)± procuramos
contribuir para as relevantes questões sobre a cultura material da Ciência e Tecnologia
que embasam este dossiê.
Ainda que de forma insuficiente, vem crescendo, nas últimas três décadas
aproximadamente, a preocupação com a preservação da memória científica e
tecnológica no Brasil, pari passu com a expansão das pesquisas no campo da História
das ciências e das tecnologias em âmbito nacional e internacional e, no limite, com o
processo de redemocratização do país, que favoreceu movimentos de resgate em
diferentes esferas da ordem social. Como bem lembra Lisboa,
³HP� ��� GH� Dgosto de 1982, alguns cientistas se reuniram na mesa-redonda
µ3UHVHUYDomR� GD� &XOWXUD� 1DFLRQDO¶�� RUJDQL]DGD� SHOR� *UXSR� 0HPyULD� GD�
Astronomia (GMA), (...) para discutir a importância de se criar, no Brasil,
instituições de preservação da memória científica, respaldados por pesquisas
desenvolvidas pelo Núcleo de História Social da Ciência e da Técnica no Brasil
>1+&7@� GD� 8QLYHUVLGDGH� GH� 6mR� 3DXOR� >863@�� TXH� DSRQWDYDP� SDUD� D� µWULVWH�
realidade do abandono em que se encontrava o valioso acervo histórico de nossa
FXOWXUD�FLHQWtILFD¶�´�1
Um dos resultados foi a criação, em março de 1985, do Museu de Astronomia e
Ciências Afins (MAST)2, instituição que já se tornou referência nacional e latino-
americana inclusive na preservação de acervos científicos, a fim de ³preservar os
vestígios da ciência e da tecnologia (C&T), de forma a permitir pesquisas em história
1 $UDFL�/,6%2$�� ³2� OLYUR��D�SDUHGH�H�RV�DUTXLYRV�SHVVRDLV´� Maria Celina Soares de Mello SILVA e Paulo Elian dos SANTOS (orgs.), Arquivos pessoais: História, Preservação e Memória da Ciência, Rio de Janeiro, Associação dos Arquivistas Brasileiros, 2012, pp. 14-15. 2 Desde sua fundação, o MAST vinculou-se ao Conselho Nacional do Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq). Nos últimos 10 anos, o Museu passou diretamente ao Ministério de Ciência, Tecnologia e Inovação (MCTI).
145
da ciência e da técnica, a fim de disseminar e popularizar a ciência, objetivando o
despertar da curiosidade científica e a redução do distanciamento entre o cientista e o
leigo.´3
Cerca de 20 anos depois (2003), o Ministério de Ciência e Tecnologia (MCT) criou a
Comissão de Política de Pesquisa, Preservação, Recuperação e Disseminação da
História da Ciência e Tecnologia Brasileiras, cujas conclusões apontaram na mesma
direção:
³3DUD�R�VXFHVVR�GHVVD�SROtWLFD��QmR�EDVWD�D�LQVWDXUDomR�GH�PHGLGDV�SRQWXDLV�H�GH�
investimentos emergentes em campos de demandas ocasionais. Torna-se
necessário a adoção de uma estratégia mais global, capaz de contemplar as
diversas variáveis envolvidas na formação de uma cultura de preservação de
patrimônio e de disseminá-la pelos diferentes segmentos da nossa sociedade. Com
tal base cultural, a comunidade científica e tecnológica brasileira, além da sua
participação ativa no processo formativo do seu próprio patrimônio, poderá
contribuir de forma efetiva para o enriquecimento do universo maior do
patrimônio nacional.
A preservação de um acervo é uma atividade mais ampla do que apenas a sua
guarda. É necessário que ele seja organizado e identificado de forma adequada,
possibilitando a busca do documento procurado. É preciso, também, acondicioná-
lo, bem como restaurá-lo, conforme o tipo de material para garantir a sua
conservação o maior tempo possível, além da existência de uma infraestrutura que
permita visita ou consulta. Para conseguir a preservação, de fato, de um acervo
não basta a concessão pontual de recursos para a sua organização. É fundamental
criar condições institucionais adequadas para a sua conservação e para acesso de
pesquisadores e do público em geral�´4
De forma corajosa, o documento corretamente avança na questão da construção de
uma cultura de preservação ±essencial, mas ainda quase um tabu dentro da própria
comunidade científica±. Quantos de nós já não tivemos que confrontar colegas, muitas
YH]HV�GDV�FKDPDGDV�µFLrQFLDV�GXUDV¶��SDUD�TXHP�Vy�LPSRUWD�R�PDWHULDO�TXH�HVWi�QD�SRQWD� 3 $UDFL�/,6%2$��³2�OLYUR���´�FLW���S������Grifos nossos; C&T no original 4 MINISTÉRIO DE CIÊNCIA E TECNOLOGIA-MCT, Relatório da comissão especial, Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico, Política nacional da memória da ciência e da tecnologia, Brasília, 30 set. 2003.
146
do conhecimento? Há bastante tempo, Thomas Kuhn alertava para esta peculiaridade da
atividade científica:
³nas ciências parece não existir uma função equivalente à de um museu de arte ou
biblioteca de clássicos. Os cientistas sabem quando é que os livros, e mesmo os
jornais científicos, estão ultrapassados. Embora não os destruam, eles os
transferem, como qualquer historiador da ciência pode testemunhar, das
bibliotecas ativas da especialidade para o nunca usado depósito geral da
universidade. As obras atualizadas que vieram tomar o seu lugar são tudo o que o
progresso da ciência exige.´5
Passados mais de 30 anos, a velocidade de produção e publicação de artigos,
resultado da aliança entre a dinâmica do próprio fazer ciência e das tecnologias da
informação, potencializa o problema e o tamanho do desafio. Cumpre ampliar a
conscientização de que a preservação da memória científica não visa apenas
proporcionar um passeio pitoresco pelo passado, ou suscitar recordações agradáveis, ou
nos surpreender com fatos inusitados, mas principalmente proporcionar a possibilidade,
de com estas informações, repensar o passado e refazer o presente.6
Vários aspectos estão envolvidos. De cara, a definição mesma do que é ciência traz
decorrências significativas. Como já apontado em texto anterior,
³VH�SHQVDUPRV�TXH�&LrQFLD�H�7HFQRORJLD�VmR�DSHQDV�µSURGXWRV¶, muitas vezes de
mentes excepcionais e privilegiadas, de fato podemos guardar apenas os
impressos e a documentação de alguns expoentes famosos. Entretanto, ciência e
tecnologia são mais do que apenas produtos: são processos, que envolvem muitas
etapas desde a concepção, a realização, os acertos e os erros; são processos
coletivos, dos quais participam não só os pesquisadores, mas também auxiliares
técnicos, alunos dos mais variados níveis, financiadores, órgãos públicos e
privados, instrumentos científicos, fornecedores de material, o público, etc. ±
5 Thomas KUHN, ³$�IXQomR�GR�GRJPD�QD�LQYHVWLJDomR�FLHQWtILFD´� J. DIAS DE DEUS (org.), A crítica da ciência, Rio de Janeiro, Zahar, 1979, pp. 59-60. 6 Verônica Martins de BRITO, A preservação da memória científica da FIOCRUZ: a visão de quem faz ciência, Rio de Janeiro, 2002, 136 f. Dissertação (Mestrado em Ciência da Informação)-Escola de Comunicação, Universidade Federal do Rio de Janeiro.
147
HQILP��XPD�³UHGH�VyFLR-WpFQLFD´�GH�TXH�Mi�IDODUDP�&DOORQ��������H�/DWRXU�������
±�´7
Neste sentido, os acervos podem e devem incorporar documentos de outra natureza
que não apenas a textual ±mesmo que em seu moderno formato digital± e em muitos
outros suportes que não o papel.
Em reforço, vale citar Welfelé, quando lembra que:
³2V� PDWHULDLV� GRFXPHQWDLV� GD� FLrQFLD� QmR� VH� HQFRQWUDP� >SULRULWDULDPHQWH@� QRV�
ministérios nem nos lugares sociais dos grandes organismos de pesquisa; eles
estão nos laboratórios, lá onde a ciência se elabora, se transforma, trabalha.
Frequentemente, a palavra arquivo é mal aplicada para qualificar o que a atividade
científica engendra. Esta palavra que nos é familiar é totalmente estrangeira neste
universo. O que resulta da observação, da reflexão e da experimentação passa por
diferentes formas e suportes antes de resultar em quaisquer linhas sobre o papel (o
artigo). A atividade de pesquisa produz, certamente, e este é seu objetivo
prioritário, os papéis, mas ela produz também outras coisas: culturas de células
sobre plaquetas, coleções (de rochas, de insetos, de genótipos), máquinas,
protótipos, bases de dados, cartas, gráficos, animais, filmes e papéis, relatórios de
atividades, demandas financeiras, teses, correspondência sobre temas de pesquisa
>���@�´8
Além disso, é importante reter as oportunas interrogações levantadas por Santos:
³&RPR�p�SRVVtYHO�RUJDQL]DU�DUTXLYRV�GH� LQVWLWXLo}HV�H�GH�SURILVVLRQDLV�GD�FLrQcia sem
conhecer o que é ciência, como se organiza e o que fazem os cientistas? Em que medida
outros campos do conhecimento podem ser utilizados para compreendermos a gênese e
D�GLQkPLFD�GHVWHV�FRQMXQWRV�GRFXPHQWDLV"´9 Os valores simbólicos da meritocracia, as
7 Neire do Rossio MARTINS, Silvia Fernanda de Mendonça FIGUEIRÔA, ³0HPyULD� FLHQWtILFD� H�tecnolóJLFD� GD� 81,&$03�� SURMHWR� SDUD� JHVWmR� LQWHJUDGD� GH� GRFXPHQWRV� FLHQWtILFRV´, Anais do 2º Encontro de Arquivos Científicos, Rio de Janeiro, Museu de Astronomia e Ciências Afins, 2005, p. 26; Michel CALLON, ³7KH�6WDWH�DQG�WHFKQLFDO�LQQRYDWLRQ��D�FDVH�RI�WKH�HOHFWULF�YHKLFOH�LQ�)UDQFH´� Research Policy, num. 9, 1980, pp. 358-376; Bruno LATOUR, /D� VFLHQFH� WHOOH� TX¶HOOH� VH� IDLW, Paris, La Découverte, 1991. 8 Odile WELFELÉ, ³4XHOV� PDWpULDX[� SRXU� O¶KLVWRULHQ� G¶DSUqV"�/H� GHYHQLU� GHV� DUFKLYHV� VFLHQWLILTXHV´� /HV� FDFKLHUV� GH� ,¶ecole Nationale du Patrimoine, Sciences et Archives Contemporaine, Paris, núm. 3, 1999, p. 103. 9 Paulo Elian dos SANTOS, ³Arquivo pessoal, ciência e saúde pública: o arquivo Rostan Soares entre o ODERUDWyULR��R�FDPSR�H�R�JDELQHWH´, Maria Celina Soares de Mello e SILVA, Paulo Elian dos SANTOS
148
disputas por prioridades e financiamentos, a busca de reconhecimento pelos pares, os
equívocos e os sucessos, etc. ±enfim, uma expressiva quantidade de variáveis conforma
a prática científica e, por conseguinte, os arquivos científicos resultantes±. Nestes, ainda
p�XVXDO� D�PLVWXUD� HQWUH� GRFXPHQWDomR�GH� FDUiWHU�PDLV� ³SHVVRDO´� H�DTXHOD� FRQVLGHUDGD�
³LQVWLWXFLRQDO´�� SDUWLFXODUPHQWH� DSyV� RV� LQWHQVRV� SURFHVVRV� GH� LQstitucionalização das
ciências do século XIX em diante. A vida pública e privada dos cientistas e suas
respectivas obras frequentemente se misturam. Como resultado, ³QRV�DUTXLYRV�SHVVRDLV�
encontramos documentos públicos que, pela lógica arquivística, deveriam estar nas
instituições que a produziram.´10 Exemplificando com o acervo de Frederico Waldemar
Lange, este é
³Constituído por um vasto material relacionado principalmente aos estudos e
pesquisas realizados em Paleontologia, Geociências e História da Ciência. Consta
de cento e trinta caixas de arquivo contendo mapas geomorfológicos e políticos,
relatórios internos das atividades da Petrobras no período de 1930 a 1972 (em
decorrência do cargo ocupado por Lange na empresa), coleções de revistas (...),
inúmeros artigos e livros em diferentes línguas, aproximadamente 8.000 fotos de
microfósseis, duzentas fotos de regiões do Brasil e do mundo, recortes de jornais
publicados entre as décadas de 1940 e 1985 (...) referentes a diversos assuntos
voltados à política nacional, à Paleontologia, a descobertas mineralógicas no país,
etc. O Acervo é ainda integrado por lâminas de microfósseis, manuscritos e
anotações particulares; correspondências pessoais e de trabalho; declarações de
seus bens, documentos gerais da Petrobras; agendas pessoais; armários para
acondicionamento de amostras, microscópios e uma grande coleção de conchas de
moluscos recentes referenciadas.´11
Note-se que, além dos documentos oficiais da Petrobras, no Arquivo de Lange
sobejam materiais e instrumentos científicos ±lâminas de microfósseis, fotografias de
paisagens e de fósseis, microscópios, cadernetas de anotações± revelando a riqueza e a
(orgs.), Arquivos pessoais: História, Preservação e Memória da Ciência, Rio de Janeiro, Associação dos Arquivistas Brasileiros, 2012, p. 22. 10 $UDFL�/,6%2$��³2�OLYUR���´�FLW���S����� 11 Drielli PYERL, Elvio Pinto BOSETTI, Silvia Fernanda de Mendonça FIGUEIRÔA, ³Frederico Waldemar Lange (1911-�������WUDMHWyULD�H�DFHUYR´, Maria Celina Soares de Mello e SILVA, Paulo Elian dos SANTOS (orgs.), Arquivos pessoais... cit., p. 145.
149
particularidade do saber científico e tecnológico, ao mesmo tempo em que faz ressaltar
as dificuldades e, ou especificidades de sua conservação e armazenamento.
Outro exemplo nessa linha encontra-se no domínio do Arquivo Central do Sistema
de Arquivos da UNICAMP (SIARQ). Uma das preocupações recorrentes do Arquivo
Permanente é a preservação de documentos originados de atividades científicas
(acadêmicas e de pesquisa), pois, ainda que constem das Tabelas de Temporalidade de
Documentos, prevalecem no acervo somente os documentos provenientes de atividades
DGPLQLVWUDWLYDV�� &RP� R� DSRLR� GR� *UXSR� GH� 7UDEDOKR� ³0HPyULD� &LHQWtILFD� GD�
81,&$03´12, entre 2005 e 2007 pode-se mapear as atividades acadêmicas e de
pesquisa e diagnosticar a situação do tratamento e da preservação de 60 tipos
documentais produzidos em diferentes faculdades e institutos da universidade, bem
como encontrar elementos que justificassem a falta de recolhimento desses materiais ao
Arquivo Central, como, por exemplo, a inexistência em Tabelas de Temporalidade.
Desta forma, o Arquivo Permanente vem desenvolvendo dois projetos, cujo objetivo é
levantar documentos de seu próprio acervo que sejam de interesse para a História das
ciências e das tecnologias. Um deles, que visa identificar a situação dos documentos dos
cientistas pioneiros da UNICAMP, permitiu, a partir de um piloto que focou 87
cientistas que atuaram no período da criação e da instalação da universidade (1963-
1980), identificar documentos no acervo da universidade, elaborar biografias resumidas,
referenciar a produção científica e dispor essas informações na web por meio do
Sistema de Arquivos Históricos da UNICAMP (PESQUISARQH).
O resultado dessa experiência demonstrou que os documentos resultantes do trabalho
científico não são preservados em sua totalidade: parte deles está conservada no
Arquivo Central, junto aos comprovantes curriculares dos docentes (anexos de seus
processos funcionais), aos arquivos pessoais recolhidos e a outros fundos; os demais
constam de acervos particulares ou de bibliotecas, sendo estas nem sempre integrantes
do Sistema de Bibliotecas da própria universidade. Foi no desenvolvimento deste
projeto que se identificou o acervo de chapas de emulsão para detecção de raios
cósmicos que compõe o Arquivo Cesar Lattes. Atualmente armazenadas no Laboratório
12 2�µ*UXSR�GH�7UDEDOKR�SDUD�'LDJQRVWLFDU� H�3URSRU�'LUHWUL]HV� H�$o}HV�SDUD� D�*HVWmR�$UTXLYtVWLFD�GH�Documentos Científicos, Tecnológicos e ArtíVWLFRV� GD� 81,&$03¶�� FRQKHFLGR� FRPR� *7�0HPyULD�� IRL�designado pelas Portarias GR nº 08/2005 e 178/2005, sob a coordenação da professora Silvia Fernanda de Mendonça Figueirôa, com o objetivo de viabilizar ações e recomendar política e normas para a gestão arquivística de documentos de atividades científicas e acadêmicas da UNICAMP.
150
de Raios CyVPLFRV� GR� ,QVWLWXWR� GH� )tVLFD� ³*OHE� :DWDJKLQ´�� WDO� DFHUYR� QHFHVVLWD� GH�
tratamento, visando sua conservação e disposição ao acesso à pesquisa.13
$�VXSUDPHQFLRQDGD� µFXOWXUD� GD� SUHVHUYDomR¶� Lmplica, também, o entendimento e a
aceitação radical do papel dos arquivos e museus como gestores da informação, sob
SHQD� GH� QHP� VHTXHU� OHJDUPRV�� jV� JHUDo}HV� IXWXUDV�� RV� µYHVWtJLRV� GD� FLrQFLD� H� GD�
WHFQRORJLD¶�FLWDGRV�QD�FULDomR�GR�0$67��&RPR�DILUPDUDP�0DUWins e Figueirôa,
³D�SUHRFXSDomR�GR�6,$54�>81,&$03@�QmR� VH� UHVXPH�HP�FRQVHUYDU� H�JDUDQWLU�
acesso ao que já está, de um modo ou de outro, preservado. Mas sim com a
garantia da preservação futura daquilo que se produz atualmente, inclusive no
meio eletrônico ou digital, para que os arquivos e centros de documentação não
VHMDP� FRQVWLWXtGRV� GH� ³UHVWRV� DUTXHROyJLFRV´� ±e isso só é possível com uma
política de gestão de documentos que integre procedimentos desde a produção até
a preservação±.´14
No caso da Comissão do MCT, o relatório produzido em 2003 foi enfático em
lembrar que:
³8P�DFHUYR�GH�KLVWyULD�GD�FLrQFLD�H� WHFQRORJLD�± por mais específico que seja ±
deve estar subordinado à jurisdição da política nacional de arquivos vigente no
país. Do mesmo modo, tem de se adequar à modernização em curso sobre a
própria conceituação do termo. Isso porque, com o advento das modernas
tecnologias de comunicação, a visão de arquivo como instituição apenas de
guarda de documentos foi substituída por aquela que o situa enquanto gestor de
um sistema de informação. Nesse aspecto, deve integrar-se a outros sistemas, com
o objetivo maior de garantir o acesso dos usuários às suas demandas. Ou seja, o
eixo deslocou-se da questão da guarda para a do acesso. Com essa perspectiva,
ganha importância o intercâmbio de informações entre instituições, recuperando-
se documentos de interesse do usuário a partir de referências fornecidas pela
13 $�ILP�GDU�FRQWLQXLGDGH�D�Do}HV�SURSRVWDV�SHOR�*7�0HPyULD��IRL�GHVHQYROYLGR�R�SURMHWR�³,QIUDHVWUXWXUD�para preservação e acesso de arquivos de atividades científicas e história oral de cientistas da 8QLYHUVLGDGH� (VWDGXDO� GH� &DPSLQDV´�� DWXDOPHQWH� HP� IDVH� GH� FRQFOXVmR�� TXH� FRQWRX� FRP� DSRLR� GD�FAPESP (proc. Nº 2009/54914-8) 14 Neire do Rossio MARTINS, Silvia Fernanda de Mendonça FIGUEIRÔA, ³0HPyULD�FLHQWtILFD���´�FLW���p. 28.
151
instituição membro do sistema, que partilha com os demais o controle das
LQIRUPDo}HV�H[LVWHQWHV�´15
Evidentemente, há que se levar em conta que a proteção do patrimônio constitui ato
de compor, consciente e deliberadamente, a memória. Como lembra Lisboa, ³D�UHFXVD�
ou a aceitação de um arquivo pode apagar ou perpetuar uma determinada história ou
mesmo um saber. (...) O titular de uma arquivo... proteg[e] seus documentos das gestões
administrativas que apont[am] o descarte documental como forma de angariar espaços
e, quem sabe, destruir os vestígios das realizações de seus desafetos.´16
Este é um dos aspectos destacados por Araci Lisboa para o arquivo do químico
Alexandre Girotto (1902-1996) ±a destruição de evidências, que apontam para disputas
científicas sob uma ética duvidosa±. Por seu turno, Paulo Elian dos Santos mostra que
no caso do Arquivo de Rostan Soares (1914-1966), médico sanitarista e pesquisador
FRP� JUDQGH� H[SHULrQFLD� HP� GRHQoDV� WURSLFDLV�� KRXYH�� DOpP� GD� µYRQWDGH� GH� JXDUGDU¶��
WDPEpP� D� µQHFHVVLGDGH� GH� JXDUGDU¶� SDUD� ILns de prova e testemunho: ³VXD� SRVLomR�
³PDUJLQDO´� HQWUH� RV� SDUHV� GD� FRPXQLGDGH� FLHQWtILFD� H� R� FDUiWHU� SROrPLFR� GH� DOJXPDV�
investigações que realizou nos levam a compreender a vontade e a necessidade de
JXDUGDU��������H�R�DWR�GH�³GRDU´�WDPEpP�HVWHYH�LPSUHJQado da busca por reconhecimento,
ainda desejado no final da vida.´17 Já o Arquivo Frederico Waldemar Lange (1911-
1988)18, paleontólogo paranaense (Ponta Grossa) com larga carreira na Petrobras desde
seus primórdios, revela um pesquisador autodidata e curioso, que de certa forma
espelhou sua prática sistemática em Paleontologia de invertebrados na estruturação
meticulosa de seu arquivo pessoal.
0DV�D�µQHFHVVLGDGH�GH�JXDUGDU¶�HQYROYH�WDPEpm outros aspectos, de cariz mais bem
HGXFDWLYR�� 2V� DUTXLYRV� H� PXVHXV�� GH� PRGR� JHUDO�� VmR� LGHQWLILFDGRV� FRPR� µOXJDUHV� GH�
PHPyULD¶�H�GH�µFRQVHUYDomR¶�GH�SDWULP{QLR�YDOLRVR��VHMD�GR�SRQWR�GH�YLVWD�GD�+LVWyULD�H�
da identidade nacional e cultural de um povo, seja por abrigarem coleções de produtos
naturais válidas para certificar e fazer avançar o conhecimento científico. Raramente
alguém, de modo espontâneo, associaria arquivos e museus à inovação ±tema na ordem
15 MINISTÉRIO DE CIÊNCIA E TECNOLOGIA-MCT, Relatório...cit. Grifos nossos; C&T no original 16 $UDFL�/,6%2$��³2�OLYUR���´�FLW���S����� 17 6$1726��3DXOR�(OLDQ�GRV��³$UTXLYR�SHVVRDO���´�FLW���p. 23. 18 Em 2010, Drielli Peyerl defendeu na UEPG a dissertação de mestrado, embasada no Acervo de Lange, LQWLWXODGD� ³$� WUDMHWyULD� GR� SDOHRQWyORJR� )UHGHULFR� :DOGHPDU� /DQJH� �����-1988) e a História das *HRFLrQFLDV´�� VRE� D� RULHQWDomR� GR� 3URI�� (OYLR� 3LQWR� %RVHWWL� Drielli PEYERL, ³A trajetória do paleontólogo Frederico Waldemar Lange (1911-1988) e a História das Geociências´� Dissertação (Mestrado em Gestão do Território), Ponta Grossa, Universidade Estadual de Ponta Grossa, 2010, 116 f.
152
do dia, no mundo e no Brasil, país que continua a se esforçar, desde sempre, para
integrar o concerto das nações civilizadas±. E, no entanto, se tomarmos por base a ideia
de inovação que circula há já mais de uma década, a associação parecerá óbvia. Pois,
como resume Lemos:
³O contexto atual se caracteriza por mudanças aceleradas nos mercados, nas
tecnologias e nas formas organizacionais e a capacidade de gerar e absorver
inovações vem sendo considerada, mais do que nunca, crucial para que um agente
econômico se torne competitivo. Entretanto, para acompanhar as rápidas
mudanças em curso, torna-se de extrema relevância a aquisição de novas
capacitações e conhecimentos, o que significa intensificar a capacidade de
indivíduos, empresas, países e regiões de aprender e transformar esse aprendizado
em fator de competitividade para os mesmos. (...) Dessa forma, se torna um dos
limites mais importantes à geração de inovação por parte de empresas, países e
regiões o não-compartilhamento desses conhecimentos que permanecem
específicos e não-transferíveis. Assim, enormes esforços vêm sendo realizados
para tornar novos conhecimentos apropriáveis, bem como para estimular a
interação entre os diferentes agentes econômicos e sociais para a sua difusão e
consequente geração de inovações.´19
Nesse sentido, percebe-se que, para a inovação ocorrer, é essencial que se valha da
História ±PDLV�SUHFLVDPHQWH��GRV�³WHVWHPXQKRV�PDWHULDLV�GD�LQRYDomR´�TXH�FRQVWLWXHP�
as vastas coleções de objetos e artefatos dos museus técnico-científicos, comerciais,
industriais ou de instituições correlatas±. Inseridos e em diálogo com os respectivos
contextos das mudanças aceleradas nos mercados dos séculos XVIII e XIX ±
µ5HYROXo}HV� ,QGXVWULDLV¶�� DPSOLDomR� GDV� WURFDV� FRPHUFLDLV�� H[SDQVmR� GH� LPSpULRV� H�� p�
FODUR��HQWXVLDVPR�SHOR�³3URJUHVVR´±, o sem-número de objetos das coleções pretendem
lembrar e ensinar a todos que os caminhos do aprimoramento técnico, do aumento da
produtividade e do melhor desempenho comercial passam pelo aperfeiçoamento daquilo
que é preexistente.
Mas a História da Técnica e da Tecnologia, temática que toca diretamente esses
aspectos, muito embora tenha vindo se desenvolvendo no Brasil desde o final dos anos
19 Cristina LEMOS, ³,QRYDomR�QD� HUD� GR� FRQKHFLPHQWR´, Helena LASTRES, Sarita ALBAGLI (orgs.), Informação e globalização na era do conhecimento, Rio de Janeiro, Campus, 1999, pp. 122-123.
153
1970 (graças aos esforços pioneiros e insistentes dos professores Ruy Gama e Júlio
.DWLQVNV\���DLQGD�p��GH�FHUWD�IRUPD��XPD�³SULPD�SREUH´��3DUDGR[DOPHQWH� nosso Museu
Nacional, p. ex., que data de 1818, possui em suas coleções modelos de máquinas e
produtos adquiridos por conta das Exposições Nacionais, que esta instituição ajudou a
promover com afinco.20 São praticamente inexistentes estudos que foquem as coleções
do Museu Nacional sob o viés da técnica, assim como a participação do Brasil nas
Exposições Universais em outra chave que não a da mera exLELomR� GR� µH[RWLVPR�
WURSLFDO¶� ±mas sim, e é disso que se tratava quando a comparamos ao panorama
LQWHUQDFLRQDO�� H[LELQGR� SURGXWRV� GDV� ³FODVVHV� GDV� PDWpULDV-SULPDV� SDUD� LQG~VWULD´� �H�
passíveis de comercialização), e produtos da pouco sofisticada (mas existente) indústria
local, que abarcava a agricultura no entendimento da época±.
Outro ponto a enfatizar toca a reconstrução das redes de intercâmbio e de
sociabilidade que as coleções permitem fazer no cotejo com a documentação escrita e
iconográfica. Esse exercício fascinante obriga mesclar a História política, diplomática,
colonial, institucional e pessoal às mudanças técnicas materializadas nos objetos. Ao
mesmo tempo, também permitem rever, para ampliar, o papel das Exposições
8QLYHUVDLV��TXH�DOpP�GH�FRQVWLWXtUHP�LQVXEVWLWXtYHLV�³9LWULQHV�GR�3URJUHVVR´�H�ORFDLV�GH�
aprendizado público, abasteceram com constância os museus da técnica ou industriais, e
se estabeleceram como autênticas praças comerciais de todos os tipos de produtos que
exibiam.
Para concluir, entendemos que, nessa chave analítica, a gestão documental, as
coleções, a preservação, os documentos, a história, a inovação e a educação não se
separam: são, isso sim, elementos que nos desafiam a contar novas histórias, a produzir
novas e mais amplas narrativas acerca de nosso passado, no qual a Ciência e Tecnologia
tiveram papeis, a um só tempo, de protagonistas e de produtos. A preservação e o uso
das fontes, em seus mais diversificados suportes, permitem e garantem o acesso a
camadas do passado que, ao serem lidas e interpretadas, atualizam nossa compreensão
do presente. E isso é essencial para os variados setores em que a Ciência e a Tecnologia
estão presentes nas sociedades contemporâneas, permitindo aos cidadãos em geral, aos
formuladores e financiadores de políticas e aos próprios cientistas a contínua reflexão e
reelaboração dos caminhos a serem trilhados.
20 Veja-se: Maria Margaret LOPES, O Brasil descobre a pesquisa científica: os museus e as ciências naturais no século XIX, São Paulo, Hucitec, 1997.
* Instituto de História Contemporânea da Faculdade de Ciências Sociais e Humanas da Universidade Nova de Lisboa (FCSH-UNL).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 154-179 ISSN 1853-4503
Arquivos de Ciência: memória e história da organização da ciência em Portugal
Maria Fernanda Rollo* Paula Meireles*
Madalena Ribeiro* Tiago Brandão*
Resumo
O Arquivo de Ciência e Tecnologia da Fundação para a Ciência e a Tecnologia (Ministério da
Educação e Ciência) e o Arquivo Camões ± Instituto da Cooperação e da Língua (Ministério dos
Negócios Estrangeiros) contêm, a partir do conjunto dos acervos documentais que têm à sua
guarda, parte fulcral e complementar do que tem sido a história da organização da ciência e
mesmo a estruturação do sistema científico em Portugal acompanhando um tempo que remonta à
sua génese no início do século XX, compreendendo nomeadamente os processos de milhares e
milhares de cientistas que o têm composto, ou a memória institucional e científica dos espaços de
investigação que têm enquadrado a sua dinâmica, as propostas e projetos de ideias científicas; os
debates, reflexos e materialização das orientações e políticas científicas do poder central ou ainda
a expressão das relações científicas externas.
Caracterizam-se neste artigo, pela relevância que detêm para o conjunto não apenas da história
institucional da ciência mas alcançando dimensões mais vastas relativamente aos percursos da
ciência e da política científica em Portugal no período contemporâneo, os acervos documentais
dos atuais Camões e Fundação para a Ciência e a Tecnologia, narrando e contextualizando a
própria história da estruturação do sistema científico português que tem materializado este
inestimável legado documental.
Ambos os arquivos têm sido objecto de um esforço de preservação e um trabalho de organização
bem sucedidos, combinados com uma estratégia de valorização desse património e da história que
respeita, beneficiando da colaboração inter-institucional, nomeadamente entre as entidades
detentoras desses acervos e a comunidade científica.
155
Palavras-chave: arquivos científicos - organização da ciência em Portugal - história da ciência -
política científica - sistema científico português
Abstract
The Arquivo de Ciência e Tecnologia da Fundação para a Ciência e a Tecnologia (Ministry of
Education and Science) and the Arquivo Camões ± Instituto da Cooperação e da Língua (Ministry
of Foreign Affairs, Portugal), contain in the set of document collections they have at their guard a
core part of the history of the organization of science and also of the constitution of the scientific
system in Portugal from a period dating back to its beginning in the early twentieth century,
including in particular: the processes of thousands of scientists who were a part of it; the
institutional and scientific memory of research spaces; the proposals and projects of scientific
ideas; discussions and reflections on the scientific guidelines and policies of the central
government and their materialization; the expression of scientific external relations.
This article characterizes the current document collections of both archives for the relevance they
hold not just for the institutional history of science but for the whole field of history of science and
science policy in Portugal in the modern period; it does so by describing and contextualizing the
history of the constitution of the Portuguese scientific system that gave origin to this invaluable
documentary legacy. Both archives have been the subject of a successful preservation and
organization effort, combined with a strategy to promote their heritage and related history,
benefiting from inter-institutional collaboration, particularly between the entities responsible for
keeping the collections and the scientific community.
Key words: science archives - science organization in Portugal - history of science - science policy
- portuguese science system
Fecha de recepción: 21/08/2013 Fecha de aceptación: 18/10/2013
Legados da História e Memória da Organização da Ciência em Portugal
Se a história da prática científica e do desenvolvimento da ciência conta já em
Portugal com uma tradição bibliográfica relativamente consolidada para diferentes
períodos históricos, a história das instituições e das políticas científicas, da organização
da ciência pelo poder central, entenda-se, entendida como uma aproximação político-
institucional à história da ciência, só mais recentemente tem sido objecto de uma maior
atenção historiográfica. Uma das dimensões que tem sido essencial ao estímulo a esse
156
aprofundamento da investigação e produção científica no domínio da história
institucional da organização da ciência em Portugal, tem precisamente decorrido da
atenção e do esforço recentemente dedicados à preservação e à organização do
património documental e à dinâmica que tem animado o estreitamento da cooperação
entre historiadores e arquivistas.
Destacam-se no contexto deste artigo dois projetos em particular, pela relevância que
detêm para o conjunto não apenas da história institucional da ciência mas alcançando
dimensões mais vastas relativamente aos percursos da ciência e da política científica em
Portugal no período contemporâneo; projetos, que, genericamente, respeitam aos
acervos documentais dos atuais Camões e Fundação para a Ciência e a Tecnologia.
Quiseram as circunstâncias e as vontades que a recuperação e organização destes dois
arquivos tivesse ocorrido na mesma conjuntura, cumprindo uma certa coincidência
histórica, pois, como veremos, respeitam sequencialmente à própria história da
estruturação do sistema científico português.
Dois cenários históricos sucessivos, dois contextos sequenciais, que determinam
indelevelmente a história contemporânea da ciência, da organização e das políticas
científicas em Portugal. Entre ambos porventura, o marco mais determinante foi mesmo
a criação, em 11 de julho de 1967, da Junta Nacional de Investigação Científica e
Tecnológica (JNICT), à qual eram cometidas as ³IXQo}HV� GH� SODQHDU�� FRRUGHQDU� H�
fomentar a investigação científica e tecnológica no território nacional.´1 O seu arranque
ficou mesmo a constituir uma mudança gravitacional, pelo que significou em termos de
reconhecimento da importância crescente da expansão da ciência e da tecnologia e o
significado do percurso histórico que, sobretudo após o primeiro conflito mundial, vinha
paulatinamente institucionalizando a pesquisa científica e tecnológica em Portugal;
significava ainda uma afirmação no sentido da pesquisa laboratorial e tecnológica como
um labor coletivo, organizado à escala nacional, assumindo a natureza de verdadeiro
serviço público, apontando para a necessidade e a urgência de constituir, a partir daí, o
núcleo que deveria auxiliar o Governo na definição e realização da política científica
nacional.
E, porém, a vontade e a necessidade de organizar a ciência tinham já um passado
histórico, que, no respeito deste enquadramento, importa fazer remontar até ao início do
século XX, cumprindo um percurso que, combinando sempre a especificidade com que
1 Decreto-Lei núm. 47 791, Diário do Governo, I Série, núm. 160, de 11 de julho de 1967.
157
o pensamento e a textura do tecido político e cultural portugueses o moldavam e
condicionavam, com a observação atenta das experiências internacionais quanto aos
modelos de coordenação da investigação científica e tecnológica.
Da génese e organismos de organização da ciência em Portugal
Frustradas diversas tentativas, foi já em plena Ditadura Militar que se criou pelo
Decreto n.º 16 381, de 16 de janeiro de 1929, a Junta de Educação Nacional (JEN).2
Antes da criação da Junta de Educação Nacional (JEN), tentando acompanhar o que
ia ocorrendo noutros países e obedecendo ao espírito da reforma universitária de 1911, a
I República assistira ou animara diversos projetos, propostas e debates e tinha até feito
vários ensaios de organismos dedicados à promoção e organização da ciência e da
cultura, protagonizados por cientistas, engenheiros, pedagogos e, em alguns casos,
iniciativas de políticos, para quem a condição fundamental do progresso económico e
social do País residia no seu desenvolvimento cultural e científico.
Muitos destes projetos ficaram pelo caminho (como a Junta de Orientação dos
Estudos, criada por decreto de Dezembro de 1923);3 no entanto, ficou um importante
acervo do ponto de vista do pensamento e da cultura que antecipava nitidamente
realizações posteriores.
Depois da eclosão do golpe de Estado que pôs termo à I República e a implantação
da Ditadura Militar, em 1926, foi então publicado o decreto que constituiu a JEN,
abrindo caminho ao lançamento de um conjunto de medidas de apoio à investigação
científica, aperfeiçoamento artístico e expansão da língua e cultura portuguesas.
Era ministro da Instrução Pública, Gustavo Cordeiro Ramos,4 filólogo e professor
universitário, figura largamente inspirada pela cultura e modelos pedagógicos alemães,
e já então merecedor da confiança política de Salazar.
A JEN era, claramente, uma herança republicana, tendo um programa vasto e
ambicioso, que ia da ciência à cultura, passando ainda por intuitos de pedagogia
nacional. No quadro dos apoios à investigação, a acção da JEN obedeceu a um plano de 2 Decreto núm. 16.381, Diário do Governo, I Série, núm. 13, de 16 de janeiro de 1929. 3 Decreto núm. 9.332, Diário do Governo, I Série, núm. 278, de 29 de dezembro 1923. 4 Gustavo Cordeiro Ramos (1888-1974). Ministro da Instrução Pública dos governos de Vicente de Freitas (1928-1929), Domingos de Oliveira (1930-1932) e Oliveira Salazar (1932-1933). Quando, em 1936, foi constituída a Junta Nacional de Educação, Cordeiro Ramos assumiu a respetiva direção. Entre 1942 e 1964 foi presidente do Instituto de Alta Cultura.
158
conjunto que contemplou a atribuição de bolsas em Portugal e fora do País, subsídios a
centros de estudos, laboratórios e publicações e, desde 1937, a inventariação e
publicação de bibliografia científica. Uma parte importante da sua atividade, no quadro
da política científica, prender-se-ia com a criação de um sistema de apoios e subsídios a
centros de estudos anexos a instituições do ensino superior e dedicados a diversos
domínios de investigação como as Ciências Médicas, a Agronomia, a Física, a
Filologia, a Geografia ou a História. Refira-se a propósitos que foi através desses
centros que se criaram condições materiais para a integração de investigadores,
normalmente bolseiros ou antigos bolseiros que neles encontraram um caminho de
continuidade para a investigação. Entre eles, distinga-se o Centro de Estudos
Filológicos, criado em 1932 pela Junta de Educação Nacional, o Centro de Estudos de
Engenharia Civil, assim designado a partir de 1944 e que, em 1947, foi integrado no
Laboratório Nacional de Engenharia Civil, ou o Centro de Estudos de Bacteriologia,
criado em 1959 como desdobramento do antigo Centro de Estudos de Bacteriologia e
Doenças Epidémicas e instalado junto do Instituto Bacteriológico Câmara Pestana.
A JEN sofreria entretanto ampla organização em 1936.5 Criou-se então uma Junta
Nacional de Educação (JNE), essa JNE viria a ser organizada em várias secções,
contendo uma 7.ª secção encarregue da cultura e da ciência, que se designou Instituto
para a Alta Cultura (IAC), que herdava assim as funções da anterior JEN. Ainda que
cerceado na sua autonomia, o IAC manteve um papel importante no envio de bolseiros
para o estrangeiro e na criação de centros de investigação, pese embora a natureza de
condicionalismos que a estreiteza de visão e de meios e, sobretudo, as idiossincrasias
autoritárias e redutoras da matriz política vigente6 implicaram, como comprovam à
evidência as sucessivas expulsões académicas ± tendo ficado emblemática a de
1946/47.7
5 Decreto-Lei núm. 26.611, Diário do Governo, I Série, núm. 116, de 19 de maio de 1936. 6 Ver sobre a história da Junta de Educação Nacional e dos organismos que lhe sucederam e sobre a questão da política e sistema de organização da ciência e da investigação em Portugal no século XX, Maria Fernanda ROLLO (et al.), Ciência, cultura e língua em Portugal no Século XX. Da Junta de Educação Nacional ao Instituto Camões, Lisboa, Instituto Camões y Imprensa Nacional ± Casa da Moeda, 2012. 7 Vd. Fernando ROSAS, A Depuração Política do Corpo Docente das Universidades Portuguesas durante o Estado Novo (1933-1974), Lisboa, Comissão Organizadora da Homenagem aos Docentes Demitidos das Universidades Portuguesas pelo Estado Novo, 2011; Maria Fernanda ROLLO, Maria Inês 48(,52=�\�7LDJR�%5$1'2��³3HQVDU�H�PDQGDU�ID]HU�&LrQFLD��3ULQFtSLRV�H�SUHVVXSRVWRV�GD�FULDomR�GD�-XQWD� GH� (GXFDomR� 1DFLRQDO� QD� JpQHVH� GD� SROtWLFD� GH� RUJDQL]DomR� FLHQWtILFD� GR� (VWDGR� 1RYR´�� Ler História, Lisboa, núm. 61, 2011, pp. 105-145; Maria Fernanda ROLLO (et al.), &LrQFLD��FXOWXUD«�cit.
159
Entretanto sobreveio a II Guerra Mundial, as profundas alterações que envolveu e o
contexto de tensão e competição da Guerra Fria que lhe sucedeu, tiveram um impacto
decisivo na evolução da ciência, desde logo passando a ser vista quer como valor
subsidiário da economia e da defesa e segurança nacional e que, também por essa a via,
a deter um crescente valor económico, político e estratégico.
Surgiam em cadeia renovadas ideias e novos entendimentos em todos os domínios e,
claro, no campo da política e da organização científicas, suscitando mudanças,
desencadeando efeitos de contágio mais evidente como ocorreu, a partir dos Estados
Unidos, com o relatório Science, The Endless Fontier, por Vannevar Bush, engenheiro
do MIT e conselheiro científico do presidente norte-americano Franklin D. Roosevelt.
Nesse relatório estabelecia-se, como princípio básico para a ação do poder central, a
responsabilidade do governo federal na área da investigação científica e do
desenvolvimento tecnológico. Defendia-se a promoção de uma política nacional para a
investigação e educação científicas e lançava-se a discussão em torno da criação de uma
National Science Foundation (NSF, que viria enfim a ser criada em 1950).8 Entre tudo,
instalava-se a apologia de uma política científica que defendesse os interesses das
nações na nova conjuntura do pós-guerra ±um quadro marcado pelas dinâmicas do
Plano Marshall ou pela atuação de organismos internacionais, como a Organização
Europeia de Cooperação Económica (OECE) ou a Agência Europeia de Produtividade
(AEP)± e que, paulatinamente, chegaria aos diversos países europeus e a Portugal.9
Discutia-se então, na Assembleia Nacional de Portugal, em março de 1950,10 o
estado da investigação científica, propondo-se a metamorfose do Instituto para a Alta
Cultura numa Fundação Nacional de Ciência. Contudo, e apesar dessa ideia ambiciosa,
o que se seguiu foi uma nova reestruturação do IAC,11 que passou a designar-se
Instituto de Alta Cultura, autonomizando-se, então, da Junta Nacional de Educação
(JNE), mas mantendo o escopo de atuação no Ministério da Educação Nacional.
Contemplava-se, ainda assim, a necessidade de montar uma estrutura de maior
envergadura administrativa; no entanto, deixava-se só implicitamente ao IAC a questão
8 Vannevar BUSH, Science, the endless frontier, Washington, National Science Foundation, 1945. 9 Maria Fernanda ROLLO, Portugal e a reconstrução económica do Pós-Guerra. O Plano Marshall e a Economia Portuguesa dos anos 50, Lisboa, Ministério dos Negócios Estrangeiros, 2007. 10 Diário das Sessões da Assembleia Nacional e da Câmara Corporativa, V Legislatura (1949-1953), Sessão de 14 de março de 1950, núm. 30, de 15 de março de 1950. Ver ainda Parecer núm. 21/V, Constituição e regulamentação do Conselho Superior das Investigações Científicas e das Relações Culturais (Projecto de decreto-lei núm. 512), Relator Marcelo Caetano (Presente ao Governo em 7 de Novembro de 1951). 11 Decreto-Lei núm. 38.680, Diário do Governo, I Série, núm. 61, de 17 de Março de 1952.
160
da coordenação da investigação, e apenas no âmbito do Ministério da Educação. Já o
tópico da projeção cultural do País parecia ganhar novo fôlego.12
Apesar dos impasses, os anos 50 registaram iniciativas em alguns setores
estratégicos, nomeadamente no referente à energia nuclear e às colónias africanas. Em
1952 foi criada no IAC (Despacho do Ministério da Educação Nacional de 10 de
outubro) uma Comissão Provisória de Estudos de Energia Nuclear, com grande
protagonismo de Francisco de Paula Leite Pinto13 ±núcleo do qual nasceria o projeto de
criação da Junta de Energia Nuclear±.14 Foi também então que, seguindo uma linha de
reforço da soberania nacional, ganhou envergadura o projeto da ocupação científica do
Ultramar, cuja pedra decisiva havia já sido lançada pelo Decreto-Lei n.º 35.395, de 26
de dezembro de 1945, que veio reformar a anteriormente criada (1936) Junta das
Missões Geográficas e das Investigações Coloniais (agora se permitia designar apenas
Junta das Investigações Coloniais). Foram criados, inclusive, pelo Decreto n.º 40.078,
de 7 de março de 1955, os Institutos de Investigação Científica de Angola e
Moçambique.
Sendo certo que a partir dos anos 60 o número de centros criados recuou em relação
às décadas anteriores, manteve-se a política do IAC integrando bolseiros e antigos
bolseiros ou apoiando material e financeiramente os centros de investigação que se
mantinham sob sua alçada. Contudo, este papel do IAC foi sendo progressivamente
transferido para a Junta Nacional de Investigação Científica e Tecnológica (antecessora
direta da atual FCT), criada em 1967, e que viria a assumir funções de coordenação
científica e de representação em organismos internacionais, como adiante se verá.
Em termos da política cultural externa, os anos 50 e 60 corresponderiam à
intensificação e ao aprofundamento das relações com instituições de ensino superior e à
concretização de vários mecanismos de suporte à expansão cultural e linguística
portuguesas. Na verdade, com o início da guerra colonial, em Março de 1961, e em face
da crescente hostilidade internacional contra Portugal, a atividade do IAC ficaria
12 Vd. descrição e interpretação deste debate Maria Fernanda ROLLO (et al.), &LrQFLD��FXOWXUD«�cit., pp. 196 e ss. e 210 e ss. 13 Francisco de Paula Leite Pinto (1902-2000). Formado em diversas áreas científicas, licenciou-se inicialmente em Matemática, seguindo depois o curso de engenheiro-geógrafo (Faculdade de Ciências de Lisboa) e o curso da Escola Normal Superior de Lisboa. Bolseiro da JEN e primeiro leitor de português da Sorbonne. Foi, entre numerosos cargos, secretário-geral da JEN, presidente da Comissão de Estudos de Energia Nuclear do IAC; presidente da Junta de Energia Nuclear, ministro da Educação Nacional (1955-1961), reitor da Universidade Técnica, administrador da Fundação Calouste Gulbenkian e presidente da JNICT. 14 Decreto-Lei núm. 39. 580, Diário do Governo, I Série, núm. 65, de 29 de Março de 1954.
161
marcada por um esforço de aproximação aos países da Europa Ocidental. Foi,
provavelmente, esse o capítulo da política cultural externa que mais se ficou a confundir
com a história do Estado Novo, onde inclusive as opções de criação ou manutenção de
leitorados foram sendo o resultado natural de motivações de ordem político-estratégica
e condicionadas pela natureza ideológica do regime ±como foram o tipo de atividades
promovidas pelos próprios leitores, tantas vezes marcadas por uma matriz nacionalista e
conservadora±. No início dos anos 70, o IAC atravessou um processo de reestruturação,
de que veio a resultar a intensificação do ensino do português em universidades e
instituições estrangeiras, nomeadamente através do lançamento do projeto de criação de
um Estatuto do Leitor. Mas os anos eram de mudança no cenário político nacional e, em
breve, o 25 de Abril de 1974 faria adiar muitas das reformas preparadas.
Já depois do 25 de Abril, em 1976, o IAC foi extinto. Nessa fase de transição, e face
à reforma que dividiu as competências do IAC entre os recém-criados Instituto Nacional
de Investigação Científica (INIC) e o Instituto de Cultura Portuguesa (1976), reservou-
se para este a missão no domínio do ensino e difusão da língua e cultura portuguesas.
Para trás ficavam mais de oito décadas, envolvendo mais de 12 000 bolseiros e a criação
ou apoio essencial a mais de 90 centros de investigação. Sucedeu-lhe, em 1981, o
Instituto de Cultura e Língua Portuguesa que em 1992 foi substituído pelo Instituto
Camões. Em 2012, este último passou a Camões ±Instituto da Cooperação e da
Língua.15
Numa perspetiva histórica, compreende-se a dimensão e importância destes
sucessivos organismos aos quais foram sendo cometidas responsabilidades quer na
política de apoio à investigação científica ±missão que atualmente cabe à Fundação para
a Ciência e a Tecnologia±, quer na política de promoção do desenvolvimento cultural,
do aperfeiçoamento artístico e das relações culturais externas.
O Arquivo Camões ± Instituto da Cooperação e da Língua
Foi já na primeira década do século XXI que, tendo em consideração esse passado
histórico, o então Instituto Camões, compreendendo o valor e a singularidade do seu
património documental entendeu promover a recuperação e organização do seu arquivo
15 Decreto-Lei núm. 21/2012, Diário da República, I Série, núm. 21, de 30 de Janeiro de 2012.
162
histórico e a realização de um projeto de investigação tendo em vista a prossecução de
iniciativas dirigidas ao desenvolvimento de investigação histórica, análise do
património, realização de atividades científicas e culturais, elaboração de estudos
históricos e acções de divulgação junto da comunidade científica e do público em geral
sobre a história do Instituto e dos organismos que o antecederam, tendo em conta a
necessidade de o fazer contextualizando-a e interpretando-a à luz da história
contemporânea portuguesa e a imprescindibilidade de assegurar as condições
indispensáveis à valorização do seu património e à divulgação dos resultados da
investigação desenvolvida.
É, sem dúvida, inestimável o conjunto de acervos de enorme valor científico e
patrimonial para a história da investigação científica e da promoção da cultura e língua
portuguesa no mundo que se encontra atualmente no arquivo histórico do Camões ±
Instituto da Cooperação e da Língua, tutelado pelo Ministério dos Negócios
Estrangeiros. Estão à sua guarda um conjunto de acervos institucionais, produzidos
pelas entidades públicas que, no decurso do século XX, desde 1929, foram responsáveis
pela política de promoção do desenvolvimento cultural, pelas relações externas culturais
bem como pela investigação científica. Em 1976, conforme se fez já menção, operou-se
uma partição definitiva entre as duas áreas de atuação, as competências e meios de
execução correspondentes à investigação científica foram atribuídos ao novo Instituto
Nacional de Investigação Científica,16 e os meios de execução correspondentes à
difusão da língua e cultura portuguesas no estrangeiro atribuídos ao Instituto de Cultura
Portuguesa.17
No seu conjunto, o Arquivo Histórico Camões inclui os fundos produzidos pelas
seguintes entidades:
Quadro 1
Acervos institucionais existentes no Arquivo Histórico Camões
Nome Datas Âmbito de atuação Junta de Educação Nacional 1929-1936 Promoção da cultura e língua portuguesa no mundo
e financiamento da investigação científica Instituto para a Alta Cultura 1936-1952 Promoção da cultura e língua portuguesa no mundo
e financiamento da investigação científica Instituto de Alta Cultura 1952-1976 Promoção da cultura e língua portuguesa no mundo
e financiamento da investigação científica Instituto de Cultura Portuguesa 1976-1980 Promoção da cultura e língua portuguesa no mundo
16 Decreto núm. 538/76, Diário da República, I Série, núm. 159, de 9 de Julho de 1976. 17 Decreto-Lei núm. 541/76, Diário da República, I Série, núm. 159, de 9 de Julho de 1976.
163
Instituto de Língua e Cultura Portuguesa
1980-1992 Promoção da cultura e língua portuguesa no mundo
Instituto Camões 1992-2012 Promoção da cultura e língua portuguesa no mundo Fonte: Arquivo Histórico Camões
Todos estes acervos foram tratados e estão atualmente disponíveis para consulta na
sede do Camões ± Instituto da Cooperação e da Língua, em Lisboa.
Da Junta Nacional de Investigação Científica e Tecnológica à Fundação para a Ciência e a Tecnologia
No contexto externo, relativamente à realidade portuguesa, os anos 60 suscitaram
algum questionamento dos moldes da ação estatal para com a ciência, assinalando-se a
necessidade de delimitar os interesses do Estado e da sociedade sobre a investigação
conduzida. É comum, claro para o caso português, ver-se estes anos 60 como os anos da
entrada dos economistas no terreno das políticas científicas, assinalando o papel da
ciência e da tecnologia no crescimento económico e mesmo no bem-estar social.
Passadas então as atitudes eufóricas,18 o objetivo focar-se-ia então na distribuição
racional dos recursos, numa referência explícita ao estabelecimento de prioridades.
Foi então que, também no âmbito português, e depois de sucessivos anos de algum
impasse, e talvez sob o impulso de personalidades de relevo, salientando-se Francisco
de Paula Leite Pinto (que entretanto, entre 1955 e 1961, assumira a tutela da Educação
Nacional), ou sob a influência crescente de circuitos internacionais de política científica,
nomeadamente da OECE/OCDE (refira-se o projeto das Equipas-Piloto, que
contemplou Portugal) e da própria OTAN, se começou a insinuar a ideia de que urgia
organizar com maior detalhe e orientação a investigação científica nacional. Afirmava-
se a ideia de uma maior coordenação, tanto por causa de imperativos de prestígio como
por necessidade de potencializar os escassos meios e recursos existentes.
Surgiria então a oportunidade para, colocando-se em maior amplitude o tema da
administração da ciência, e com certa acuidade estratégica própria da conjuntura, e
inclusive no quadro da Guerra Fria, se decidir pela importância de definir uma política
científica nacional. A este desejo correspondeu exatamente a criação da Junta Nacional 18 Jean--DFTXHV� 6$/2021�� ³6FLHQFH� SROLF\� VWXGLHV� DQG� WKH� GHYHORSPHQW� RI� 6FLHQFH� 3ROLF\´�� ,QD�SPIEGEL-ROSING y Derek de Solla PRICE (ed.), Science, technology and society. A cross-disciplinary perspective, London, Sagen, 1977, pp. 43-70.
164
de Investigação Científica e Tecnológica (JNICT), no seio da Presidência do Conselho,
pelo Decreto-Lei n.º 47 791, de 11 de julho de 1967.19
A principal novidade da JNICT, de um ponto de vista da história das políticas
científicas, era a assunção dessa necessidade de coordenação dos recursos nacionais,
englobando os mais diversos sectores, da economia à educação. A criação da JNICT
revelava também o fracasso do IAC no que respeitava à coordenação intersectorial, um
pouco à semelhança do que acontecera com o Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) na vizinha Espanha, quando da criação da Comisión Asesora de
Investigación Científica y Técnica (CAICYT), quase dez anos antes, em 1958.
Por outro lado, era ainda evidente a preocupação com a modernização falhada do
sistema económico, e como faria surgir entre as elites nacionais algumas tentativas
subterrâneas de formular uma solução para a escassa qualificação da mão de obra e
para a fraca modernização do sector produtivo.
Compreende-se assim que no seu diploma fundador se salientem, para além da
urgência GH� GHILQLU� D� ³SROtWLFD� FLHQWtILFD� QDFLRQDO´� duas questões prévias e
fundamentais: (i) a integração do novo organismo na Presidência do Conselho,
afastando-o do IAC, com a justificação da sua ação se estender a outros setores,
incluindo as províncias ultramarinas e (ii) o cometimento de tarefas,
³,QGHSHQGHQWHPHQWH� GH� IXQo}HV� GH� HVWXGR� >«@�� WHQGHQWHV� D� FRRUGHQDU� DV�
atividades dos serviços oficiais interessados tanto na investigação científica como
na tecnológica, pelo menos nos seus dois aspetos mais salientes: os que têm
reflexo na defesa nacional e os que têm impacte direto no desenvolvimento
HFRQyPLFR�´20
A este percurso e à natureza da JNICT ficou indelevelmente associada a ação de
Leite Pinto, que viria a ser o seu primeiro presidente.
Em relação à atividade da JNICT, importa notar neste contexto, entre outras
iniciativas imediatamente lançadas, a participação, ou coordenação da participação, em
reuniões internacionais (OTAN, OCDE, ONU, etc.) e o estabelecimento de estruturas
permanentes, sobretudo com a criação de várias comissões em áreas consideradas 19 Ver Tiago BRANDÃO, A Junta Nacional de Investigação Científica e Tecnológica (1967-1974). Organização da ciência e política científica em Portugal, Lisboa, Faculdade de Ciências Sociais e Humanas da Universidade Nova de Lisboa, 2012 (dissertação de doutoramento policopiada). 20 Decreto-Lei núm. 47.791, Diário do Governo, I Série, núm. 160, de 11 de julho de 1967.
165
estratégicas: Comissão Permanente de Estudos do Espaço Exterior;21 Comissão
Permanente INVOTAN;22 Comissão Nacional do Ambiente;23 Comissão Permanente
para a Cooperação Científica e Técnica com as Comunidades Europeias e com a OCDE
± COCEDE.24
Entretanto, em 1972, a JNICT aderiu ao planeamento, assumindo a função de
gabinete sectorial de planeamento para a área horizontal da ciência e tecnologia, área
que nos planos anteriores não aparecia autonomizada, envolvendo-se, portanto, nos
trabalhos preparatórios do IV Plano de Fomento. Por fim, como principais iniciativas
levadas a cabo pela JNICT, refira-se a sistematização das atividades de inventariação
dos recursos em Ciência e Tecnologia, sendo que em junho de 1973, foram publicados
os primeiros dados, relativos a 1971, sobre despesa e outros elementos para a
caraterização e conhecimento do campo científico e técnico em Portugal.
Com o 25 de abril de 1974, houve que reacertar o destino da investigação científica
evitando trilhos confusos e incertos. Apesar das boas intenções constitucionais, o
reduzido orçamento para as despesas de I&D e as resistências sectoriais, a uma
administração pública e coordenada da ciência, vieram marcar negativamente o período
de 1974 a 1986, como de impasse, pródigo em iniciativas, mas, com frequência, de
sentido oposto ou contraditório.25
Entretanto, como vimos, julgou-se conveniente a partição, por dois institutos, das
funções até então atribuídas ao IAC. As competências e meios de execução
correspondentes à investigação científica foram retiradas ao IAC e atribuídas ao novo
Instituto Nacional de Investigação Científica (INIC), criado pelo Decreto n.º 538/76, de
9 de julho.26 As competências e meios de execução correspondentes à difusão da língua
e cultura portuguesas no estrangeiro ficaram com o ICP.27 No contexto de uma mal-
disfarçada disputa de competências,28 a JNICT ficava na esfera do Ministério das
21Portaria núm. 29/70, Diário do Governo, I Série, núm. 11, 14 de janeiro de 1970. 22 Portaria núm. 141/70, Diário do Governo, I Série, núm. 60, de 12 de março de 1971. 23 Portaria núm. 316/71, Diário do Governo, I Série, núm. 143, de 19 de junho de 1971. 24 Portaria núm. 357/71, Diário do Governo, I Série, núm. 155, de 3 de julho de 1971. 25 0DULD� (GXDUGD� *21d$/9(6�� ³&LrQFLD� ,,� ± A construção da política científica em Portugal 1967-����´��Portugal nas artes, nas letras e nas ideias, Lisboa, Centro Nacional de Cultura, 1998, pp. 45-95. 26 Pelos Ministérios da Administração Interna, das Finanças e da Educação e Investigação Científica, publicava-se em Diário da República, I Série, núm. 159, de 9 de julho de 1976, a criação do INIC. 27 Pelo Ministério da Educação e Investigação Científica, publicava-se em Diário da República, I Série, núm. 159, de 9 de julho de 1976, a determinação de que o Instituto de Alta Cultura passasse a designar-se por Instituto de Cultura Portuguesa. 28 -RmR� &$5$d$�� ³&LrQFLD� H� LQYHVWLJDomR� HP� 3RUWXJDO� QR� VpFXOR� ;;´�� )HUQDQGR� 3(51(6� �FRRUG����Panorama da cultura portuguesa no século XX. As ciências e as problemáticas sociais, Porto, Edições Afrontamento y Fundação Serralves, 2002, pp. 209-224; Manuel V. HEITOR y Hugo HORTA,
166
Finanças e Planeamento, e o recém-criado Laboratório Nacional de Engenharia e
Tecnologia Industrial (LNETI, antigamente o INII),29 no Ministério da Indústria.
Pouco depois, nos inícios dos anos 80, a JNICT introduziria o primeiro Plano
Integrado de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (PIDCT), prevendo medidas
claras de política científica destinadas à investigação científica, que assumia então como
o seu principal instrumento de política científica. Aconteceu que, já em 1983, o
Ministério da Indústria, através do LNETI, lançou o Plano Tecnológico Nacional
(PTN), uma iniciativa que viria a causar conflitos institucionais com a política da
JNICT.
Foi já no quadro da integração europeia que os mecanismos de política científica se
reforçaram, alargando a diversidade das fontes e os instrumentos de financiamento, e
intensificando ainda o trabalho em rede com parceiros externos.30 De facto, como é
reconhecido, foi preciso esperar pela entrada de Portugal na Comunidade Europeia para
DVVLVWLU�D�XP�³UHDO�LPSXOVR�GRV�LQYHVWLPHQWRV�S~EOLFRV�QD�LQYHVWLJDomR�FLHQWtILFD�´31
Em 1986, a JNICT acabou por estabilizar no Ministério do Plano (posteriormente
designado Ministério do Planeamento e da Administração do Território). Em 1987, na
sequência das Jornadas Nacionais de Investigação Científica e Tecnologia, constituindo
um assinalável contributo da comunidade nacional de C&T para a modernização do
País,32 a JNICT lançou o Programa Mobilizador de Ciência e Tecnologia (PMCT), cujo
objetivo era a implementação de um conjunto de projetos dinamizadores de C&T, a
nível nacional. Pouco mais tarde, em 1988, a Assembleia da República aprovou uma lei
que propunha um modelo de C&T, a intitulada Lei sobre a Investigação Científica e do
Desenvolvimento Tecnológico.33 Nesse diploma foi levada a cabo uma importante
reestruturação da JNICT,34 consolidando-se o seu papel de instituição financiadora e
³(QJHQKDULD�H�GHVHQYROYLPHQWR�FLHQWtILFR��R�DWUDVR�HVWUXWXUDO�SRUWXJXrV�H[SOLFDGR�QR�FRQWH[WR�KLVWyULFR´���J. M. Brandão de BRITO, Maria Fernanda ROLLO y Manuel V. HEITOR (coord.), Momentos de Inovação e Engenharia em Portugal no século XX, Lisboa, D. Quixote, 2004, vol. 1, pp. 331-381. 29 Com efeito, pelo Decreto 548/77, de 31 de dezembro de 1977, emerge o LNETI, da fusão de vários organismos, inclusive o INII. Luisa HENRIQUES, The dynamics of a national system of innovation and the role of the non-profit space: Portugal as a research laboratory, Lisboa, Instituto Superior de Economia e Gestão, 2006 (dissertação de doutoramento), pp. 58 e ss. 30 -RmR�&$5$d$��³&LrQFLD�H�LQYHVWLJDomR�HP�3RUWXJDO�QR�VpFXOR�;;«´�FLW� 31 Mário RUIVO, Ciência ± Introdução. Portugal nas artes, nas letras e nas ideias, Lisboa, Centro Nacional de Cultura, 1998. 32 0DQXHO� 9�� +(,725� \� +XJR� +257$�� ³(QJHQKDULD� H� GHVHQYROYLPHQWR� FLHQWtILFR«´� cit.; Armando 7ULJR�GH�$%5(8�� ³-RUQDGDV�1DFLRQDLV�GH� ,QYHVWLJDomR�&LHQWtILFD� H�7HFQROyJLFD´�� Revista de Ciência, Tecnologia e Sociedade, núm. 2, p. 108. 33 Lei núm. 91/88, Diário da República, I Série, núm. 187, de 13 de agosto de 1988. 34 Decreto-Lei núm. 374/88, Diário da República, I Série, núm. 244, de 21 de outubro de 1988.
167
enquadrando os seus programas na elegibilidade explícita do Quadro Comunitário de
Apoio (QCA), designadamente programas de fomento como o Programa CIENCIA
(Criação de Infraestruturas Nacionais de Ciência, Investigação e Desenvolvimento) (1990-1993).
Sob o impulso de um pacote de medidas sustentado pelos fundos estruturais, a
JNICT ganhou um protagonismo acima dos outros organismos. Não tardou o Decreto-
Lei n.º 188/92, de 27 de agosto, extinguindo o Instituto Nacional de Investigação
Científica, tendo sido as suas principais atribuições transferidas para a JNICT.
Ressalvava-se, porém, que a situação seria transitória, até à efetiva criação dos
organismos resultantes da reestruturação atrás referida.
O crescimento das atividades da JNICT ficaria comprovado no contexto da
aprovação de nova Lei Orgânica em 1994, onde se refere que,
³>«@�GHVGH�������R�VLVWHPD�FLHQWtILFR�H�WHFQROyJLFR�QDFLRQDO�HYROXLX�GH�WDO�IRUPD�
que se tornou necessário repensar a organização estrutural e funcional resultante
da alteração então operada. Na realidade, em termos de gestão financeira do
sistema, a JNICT administra hoje valores oito vezes superiores aos administrados
no ano da sua reestruturação, para o que contribuiu a gestão dos grandes
programas de investigação científica e desenvolvimento tecnológico apoiados
pelos fundos estruturais e, bem assim, os programas de I&D nacionais suportados
por verbas do orçamento PIDDAC, de que são exemplo o Programa Ciência do
primeiro Quadro Comunitário de Apoio e o Programa STRIDE, bem como a nível
nacional, o Programa Mobilizador, o Programa Base Mobilidade dos Recursos
+XPDQRV�´35
A criação, em 1995, do Ministério da Ciência e Tecnologia (MCT) significou uma
enorme remodelação institucional. A criação de um ministério próprio, há muitas
décadas recomendação da OCDE, anunciava alterações.36 Com efeito, a breve prazo, em
1997, as atribuições da Junta Nacional de Investigação Científica e Tecnológica foram
distribuídos por três instituições, dependentes do MCT: a Fundação para a Ciência e a
Tecnologia (FCT), que passava a ter funções de avaliação e financiamento, o Instituto 35 Decreto-Lei núm. 201/94, Diário da República, I-A Série, Suplemento, núm. 168, de 22 de julho de 1994. 36 Decreto-Lei núm. 296-A/95, Diário da República, I-A Série, Suplemento, núm. 266, de 17 de novembro de 1995.
168
para a Cooperação Científica e Tecnológica Internacional (ICCTI), com atribuições na
área da cooperação internacional, e o Observatório das Ciências e Tecnologias (OCT),
com funções de observação, inquirição e análise.37
A FCT, que hoje existe, é um instituto público, dotado de autonomia administrativa e
financeira e com património próprio, integrado na administração indireta do Estado sob
tutela e superintendência do Ministério da Educação e Ciência. O Decreto-Lei n.º
55/2013, de 17 de abril, afirma que é missão da FCT:
³>«@� R� GHVHQYROYLPHQWR�� R� ILQDQFLDPHQWR� H� D� DYDOLDomR� GH� LQVWLWXLo}HV�� UHGHV��
infraestruturas, equipamentos científicos, programas, projetos e recursos humanos
em todos os domínios da ciência e da tecnologia, bem como o desenvolvimento da
cooperação científica e tecnológica internacional, a coordenação das políticas
públicas de ciência e tecnologia, e ainda o desenvolvimento dos meios nacionais
GH�FRPSXWDomR�FLHQWtILFD�´38
Em termos concretos, a atividade de promoção e financiamento da investigação
científica e tecnológica da FCT consubstancia-se em cinco tipos de apoios diferentes:
projetos; recursos humanos; instituições; equipamentos; e outros apoios (reuniões,
SXEOLFDo}HV«��
O Arquivo de Ciência e Tecnologia
É, por tudo o que se referiu, que se salienta a relevância do arquivo da FCT, um
espólio histórico único e de inegável interesse e qualidade histórica, que acompanha e
repercute a textura e a atividade cultural e científica portuguesa desde os meados do
século XX até à atualidade; que encerra a memória da forma como se desenharam,
estruturaram e desenvolveram estratégias e políticas de enquadramento dessa atividade
e conta, entre tantas outras coisas, as relações que se estruturaram e aconteceram em
sede nacional e internacional entre os diversos tipos de organismos, públicos ou
privados, de alguma forma ligados à vida científica.
37 Aprova a Lei Orgânica da Fundação para a Ciência e Tecnologia, Decreto-Lei núm. 188/97, Diário da República, I-A Série, núm. 172/97, de 28 de julho de 1997. 38 Decreto-Lei núm. 55/2013, Diário da República, I Série, núm. 75, de 17 de abril de 2013.
169
Foi precisamente considerando o inestimável valor científico e patrimonial desse
acervo histórico, que a FCT celebrou à relativamente pouco tempo, em 2008, um
protocolo de colaboração com o Instituto de História Contemporânea (IHC) da
Faculdade de Ciências Sociais e Humanas da Universidade Nova de Lisboa (FCSH-
UNL), com o objetivo de promover o tratamento e a organização indispensáveis à sua
preservação, divulgação e estudo. O projeto desenvolvido no âmbito desse protocolo
tem contado com o acompanhamento técnico da Direção-Geral do Livro, dos Arquivos
e das Bibliotecas (doravante referida também pela sigla DGLAB), a entidade pública
portuguesa responsável pela coordenação do sistema nacional de arquivos.39
O trabalho realizado veio confirmar o interesse e dar significado ao propósito de
constituir formalmente um Arquivo de Ciência e Tecnologia (ACT) da FCT. Aberto ao
público desde 16 de Dezembro 2011, ficou a constituir o primeiro Arquivo do género
existente no país, e, nesse sentido, enaltecer e reforçar a responsabilidade da sua
salvaguarda como fonte primária essencial para a história da organização da atividade
científica em Portugal desde meados do século XX, tanto na dimensão nacional como
internacional.
Os acervos do Arquivo de Ciência e Tecnologia
O denominador comum de parte significativa da documentação existente no ACT diz
respeito à promoção, financiamento e acompanhamento da investigação científica e
tecnológica em Portugal. Esta atividade foi, como é sabido, levada a cabo, primeiro pela
Junta Nacional de Investigação Científica e Tecnológica, depois pela Fundação para a
Ciência e a Tecnologia e, em simultâneo com ambas, por um conjunto de outras
entidades públicas com atribuições específicas, entretanto extintas. Para além destes
acervos institucionais, há que contar ainda com a integração de três espólios de
cientistas, dois doados pelos próprios, o terceiro pela família, que vieram valorizar o
património arquivístico do ACT.
Assim, o Arquivo reúne os fundos e espólios produzidos pelas seguintes entidades:40
39 Consultar a descrição do trabalho em http://www.fct.pt/arquivo/ 40 Elenco e descrição mais pormenorizada em http://www.fct.pt/arquivo/
170
Quadro 2 Acervos institucionais do Arquivo de Ciência e Tecnologia
Nome Datas41 Âmbito de atuação
Comissão INVOTAN 1959- Cooperação internacional no âmbito da NATO
Junta Nacional de Investigação Científica e Tecnológica
1967-1997 Financiamento da investigação científica; cooperação internacional
Instituto Nacional de Investigação Científica 1976-1992 Financiamento da investigação científica e cooperação internacional no quadro universitário
Gabinete de Gestão do PRAXIS XXI 1994-2001 Gestão de um programa comunitário Fundação para a Ciência e a Tecnologia 1997- Financiamento da investigação científica;
cooperação internacional Instituto de Cooperação Científica e Tecnológica Internacional
1997-2003 Cooperação internacional bilateral e multilateral
Unidade de Missão Inovação e Conhecimento 2002-2005 Coordenação das políticas para a sociedade da informação
Gabinete de Relações Internacionais da Ciência e do Ensino Superior
2003-2007 Cooperação internacional bilateral e multilateral
UMIC ± Agência para a Sociedade do Conhecimento
2005-2012 Coordenação das políticas para a sociedade da informação
Fonte: Arquivo de Ciência e Tecnologia
Quadro 3
Espólios pessoais do Arquivo de Ciência e Tecnologia
Nome Datas42 Âmbito de atuação
Mário Ruivo 1969-1990 Atividade na Comissão Permanente de Estudos do Espaço Exterior e na Comissão Permanente de Oceanologia da JNICT
Mariano Gago
1978-1992 Presidente da JNICT
David Ferreira 1911-2002 Atividade académica e científica na Faculdade de Medicina de Lisboa.
Fonte: Arquivo de Ciência e Tecnologia
Em termos de dimensão, destacam-se os fundos da Junta Nacional de Investigação
Científica e Tecnológica (JNICT) e da sua sucessora direta, a Fundação para a Ciência e
a Tecnologia (FCT), que herdou as funções de coordenação, planeamento e fomento da
investigação científica e tecnológica no território português. Os fundos da JNICT e da
FCT são indissociáveis na medida em que quase todos os processos em curso, quando
da extinção da JNICT, foram continuados e encerrados na FCT. Uma parte significativa
da documentação reporta-se a processos de apoio de projetos, de bolsas, de unidades de
investigação e de equipamento científico. Contêm, também, documentação relativa à
implementação de políticas e estratégias científicas em Portugal e à cooperação
internacional na área da C&T.
41 As datas correspondem às datas de existência formal da instituição. 42 As datas correspondem às datas extremas da documentação doada.
171
Relativamente aos espólios pessoais, fazem parte deste Arquivo, os espólios de três
personalidades na área da ciência e tecnologia: (i) o espólio de José Mariano Rebelo
Pires Gago, representativo do exercício das suas funções enquanto Presidente da JNICT
(1986-1989). Físico de formação, especializado em física das partículas, José Mariano
Gago foi, para além de Presidente da JNICT, Ministro da Ciência e Tecnologia, entre
1995 e 2002 e Ministro da Ciência, Tecnologia e Ensino Superior, entre 2005 e 2011;
(ii) o espólio de Mário João de Oliveira Ruivo, no âmbito da sua atividade na Comissão
Permanente de Estudos do Espaço Exterior e na Comissão Permanente de Oceanologia.
Biólogo de formação, Mário Ruivo especializou-se em Oceanografia Biológica e Gestão
dos Recursos Marinhos; (iii) e o espólio de José Francisco David Ferreira (1929-2012),
no âmbito da sua atividade de docente e investigador nas áreas da Biologia Celular,
Histologia e Embriologia na Faculdade de Medicina da Universidade de Lisboa. Este
último espólio integra também uma parte do acervo de Augusto Celestino da Costa,43 de
quem David Ferreira foi discípulo.
A descrição e inventariação deste Arquivo está a ser feita numa aplicação muito
utilizada em vários arquivos históricos portugueses, o DigitArq, que naturalmente
obedece às principais normas de descrição internacionais44 e orientações nacionais.45 O
inventário do Arquivo de Ciência e Tecnologia, em permanente crescimento, está
disponível em http://www.fct.pt/arquivo/.
O trabalho de organização do ACT tem na realidade proporcionado a (re)descoberta
de uma documentação essencial para o estudo da temática geral da política e da
organização da ciência em Portugal e das diversas áreas científicas e instituições
associadas, entre diversas outras dimensões.
43 Augusto Pires Celestino da Costa (1884-1954). Formado em Medicina pela Escola Médica de Lisboa, em 1905, foi investigador nas áreas da Histologia e Embriologia e Professor da Faculdade de Medicina da Universidade de Lisboa. Presidente da JEN e do IAC. 44 INTERNATIONAL COUNCIL ON ARCHIVES, ISAD(G). General international standard archival description, Estocolmo, International Council on Archives, 1999, Disponível em http://www.icacds.org.uk/eng/ISAD(G).pdf [Acedido em 01 de agosto de 2013]; INTERNATIONAL COUNCIL ON ARCHIVES, ISAAR (CPF). International standard archival authority record for corporate bodies, persons and families, Camberra, International Council on Archives, 2003, Disponível em http://www.ica.org/?lid=10203 [Acedido em 01 de agosto de 2013]; INTERNATIONAL COUNCIL ON ARCHIVES, ISDF. International standard for describing functions, Dresden, International Council on Archives, 2007, Disponível em http://www.ica.org/?lid=10208 [Acedido em 01 de agosto de 2013]. 45 DIREÇÃO-GERAL DE ARQUIVOS, Orientações para a descrição arquivística, Lisboa, Direcção-geral de Arquivos, 2007. Disponível em http://dgarq.gov.pt/files/2008/10/oda1-2-3.pdf [Acedido em 01 de Agosto de 2013]. As Orientações para a Descrição Arquivística (ODA) são o documento orientador da descrição de arquivos, produzido pela Direção-geral de Arquivos (atualmente Direcção-geral do Livro, dos Arquivos e das Bibliotecas, DGLAB), com base no normativo internacional.
172
O facto de se encontrar preservado, organizado e disponível à consulta pública, a que
acresce a disponibilidade da Fundação para a Ciência e a Tecnologia no sentido de
integrar espólios pessoais, valorizam ainda mais a ação e o trabalho promovido por esta
Fundação, contando com a colaboração e o apoio científico do Instituto de História
Contemporânea e o acompanhamento técnico da Direção-Geral do Livro, dos Arquivos
e das Bibliotecas, como já foi referido.
Refira-se, por fim, a adesão do Arquivo de Ciência e Tecnologia à Rede Portuguesa
de Arquivos,46 partilhando, agora também por essa via, a missão da divulgação do
património arquivístico que a FCT tem à sua guarda, tornando-o acessível a partir de
redes de informação internacionais, como a Europeana ou a APEnet (Archives Portal
Europe network). A Junta de Energia Nuclear
Entretanto, por circunstâncias em boa medida tributárias do efeito positivo da
articulação bem sucedida entre a investigação histórica e a dinâmica de organização dos
acervos documentais neste domínio, acabaria por se associar a este projeto a
recuperação do arquivo da já referida Junta de Energia Nuclear. Criada no primeiro
tempo da narrativa que compõe este artigo, diretamente pelo IAC, o seu arquivo viria a
ser trabalho e integrado no contexto do ACT.
A Junta de Energia Nuclear foi criada pelo decreto-lei n.º 39 580, de 29 de Março de
1954, na sequência da ação e do trabalho desenvolvido pela Comissão Provisória de
Estudos de Energia Nuclear instituída no IAC por Despacho do Ministério da Educação
Nacional de 10 de Outubro, processo em que assumiu particular protagonismo o já
evocado Francisco de Paula Leite Pinto.
A história da JEN surge intimamente associada ao contexto do segundo pós-guerra,
marcado pela reestruturação das relações económicas entre os EUA e a Europa, assente
na reconstrução europeia por via designadamente do Plano Marshall de ajuda norte-
americana, e que assinalou um momento de viragem fundamental no domínio nuclear,
em matéria de percepção quanto aos seus fins e aplicação ± desde logo com o Programa
Átomos para a Paz, lançado em 1954, que consagrava a energia nuclear ao projeto de
46 Portal disponível em http://arquivos.pt/.
173
paz, ao reconhecer-lhe aplicabilidade comercial, por um lado e, por outro, suspendendo
o carácter de secretismo que envolvera as questões nucleares desde a eclosão do
segundo conflito mundial, por via da partilha de informação e conhecimento científico.
Em Portugal, e beneficiando já deste Programa, a celebração do Acordo Bilateral
com os Estados Unidos, em 14 de Julho de 1955, veio permitir a aquisição de um
pequeno reator nuclear por metade do seu valor, da qual resultou a instalação do
Laboratório de Física e Engenharia Nucleares (LFEN). Com efeito, e embora
persistindo as inúmeras resistências ao desenvolvimento científico e ao risco de
internacionalismos exagerados daí decorrente, Portugal não foi indiferente ao clima de
prosperidade europeia nas décadas seguintes, empenhando-se, embora condicionado às
matizes do Estado Novo, no esforço de modernização económica. Deve salientar-se,
neste contexto, a afirmação do planeamento através do I Plano de Fomento (1953-1958)
e como este abriu caminho para o desenvolvimento de políticas científicas e a
constituição de um sistema de ciência e tecnologia em Portugal.
Foi com este enquadramento, considerando o contexto mais vasto da Guerra Fria,
que o IAC promoveu, a partir de 1948, a criação de uma comissão constituída por
físicos e geólogos tendo por objetivo o aproveitamento do urânio e a avaliação da
riqueza nacional neste domínio.
A Comissão Provisória de Estudos de Energia Nuclear foi criada por despacho do
Ministério da Educação Nacional de 10 de Outubro de 1952, visando a mobilização de
especialistas e representantes ministeriais, designadamente pela Economia e Negócios
Estrangeiros, num processo que foi composto por um conjunto de missões de estudo ao
estrangeiro, tendo em vista o conhecimento sobre vários modelos de desenvolvimento
das investigações neste domínio em diferentes países, além de pretender estabelecer
relações futuras para o envio de bolseiros ± designadamente a Espanha, Suécia,
Dinamarca e Inglaterra. Desta Comissão nasceria precisamente o projeto de criação da
Junta de Energia Nuclear.
Em 1954, pelo decreto-lei n.º 39 580 tornou-se definitiva a Comissão de Estudos de
Energia Nuclear (CEEN) e criou-se a JEN. A primeira seria incumbida de a) propor à
GLUHFomR� GR� ,$&� D� ³FULDomR� GRV� FHQWURV� GH� HVWXGR�� HP� KDUPRQLD� FRP� D ³orientação
fixada pela Junta de Energia Nuclear´; b) ³Orientar e inspeccionar a investigação nos
ODERUDWyULRV�GRV� FHQWURV´� F� ³Propor à direcção do Instituto a concessão de bolsas de
estudo e subsídios e a organização de missões de estudo, individuais ou coletivas, tanto
na metrópole como no ultramar ou no estrangeiro´�� e d) ³propor superiormente, por
174
intermédio da Junta de Energia Nuclear, as medidas legislativas convenientes à
FRRUGHQDomR�GRV�WUDEDOKRV�GH�LQYHVWLJDomR�HP�WRGRV�RV�ODERUDWyULRV�QDFLRQDLV�´47
Quanto à JEN, colocada sob tutela da Presidência do Conselho, cabia-OKH��³SURPRYHU�
e acompanhar as investigações e realizações no domínio da energia nuclear por forma a
proporcionar ao País o aproveitamento das suas aplicações.´48
No curso desta história, também a montagem do LFEN (mais tarde ITN ± Instituto
Tecnológico e Nuclear) dependeu da cooperação estreita da CEEN no quadro da
formação tecnológica e científica nuclear, tendo presente o contributo significativo
deste laboratório na formação universitária de físicos, químicos e engenheiros bem
como na preparação de corpos docentes. Entre os principais objetivos considerados na
instalação do LFEN, implantado em Sacavém, destacou-se a intervenção nos domínios
de desenvolvimento da energia nuclear para a produção de energia, o estudo da
viabilidade económica e técnica do estabelecimento de atividades industriais associadas
com interesse para o desenvolvimento de programas nucleares nacionais, a aplicação
das radiações e isótopos radioativos para fins económicos, científicos ou tecnológicos, o
apoio à indústria e o apoio a instituições científicas e Universidades, em estreita
colaboração com o complexo universitário.49
O LFEN foi inaugurado em 27 de Abril de 1961, entrando em funcionamento o
Reator Português de Investigação.
A curto prazo, o rumo desta história seria objeto de uma viragem profunda, fruto, em
boa parte, do aumento da importância estratégica e influência do setor energético. No
quadro da JEN, o tempo era de reestruturação e, a curto prazo, a opção apontaria para o
seu desmembramento. Em Março de 1974, a tutela da JEN transitaria para o Ministério
da Indústria e Energia e, ainda antes, em Novembro de 1973, as competências da
Direcção-Geral dos Combustíveis e Reatores Nucleares Industriais da JEN tinham sido
transferidas para a Direcção-Geral da Energia em função da já prevista reorganização da
Junta.50 Na mesma altura, introduzira-se uma nova reestruturação do IAC, com a
criação do Complexo Interdisciplinar do Instituto Superior Técnico, agrupando um
conjunto significativo de centros da CEEN. Entretanto, a Revolução de 25 de Abril de
47 Decreto-Lei núm. 39.580, Diário do Governo, I Série, núm. 65, de 29 de Março de 1954. 48 Decreto-Lei núm. 39.580, Diário do Governo, I Série, núm. 65, de 29 de Março de 1954. 49 Maria Amélia TAVEIRA, Génese e instalação da Junta de Energia Nuclear, Lisboa, Faculdade de Ciências e Tecnologia da Universidade Nova de Lisboa, 2003, (dissertação de mestrado) p. 156. 50 Decreto-Lei núm. 632/73, Diário do Governo, I Série, núm. 278, de 28 de Novembro de 1973.
175
1974 e a transição para a Democracia abriam um novo percurso na história do País, e,
por arrastamento, para o destino da investigação e das instituições a ela associadas.
Entre 1974 e 1979 o percurso da Junta ficou dominado pela sua progressiva
desagregação e a criação de organismos sucessores, herdeiros do seu património e
missões. A proposta de desmembramento da JEN foi lançada no final do mesmo mês,
quando o Secretário de Estado da Energia e Minas, Joaquim Rocha Cabral, anunciou as
principais linhas de reorganização.51 Um ano depois, a criação da Empresa Nacional de
Urânio veio dar o primeiro passo nesse processo de desmembramento, que a nova lei
orgânica acabaria por confirmar. Em Abril de 1978, e tendo já em vista a dissolução
efetiva da Junta, foi então criado e instalado o Laboratório Nacional de Engenharia e
Tecnologia Industrial (LNETI), que integrou o LFEN, o Instituto Nacional de
Investigação Industrial e os laboratórios do Ministério da Indústria e Tecnologia, com
excepção da Direcção-Geral de Geologia e Minas.
A Junta de Energia Nuclear foi formalmente extinta em 1 de Outubro de 1979, em
sequência da aprovação da lei orgânica do LNETI, com data de 18 de Julho do mesmo
ano.
O Arquivo da Junta de Energia Nuclear
O acervo da Junta de Energia Nuclear (JEN) sobreviveu, bem preservado, tendo sido
poupado a voragens e destruições, não obstante a atribulada história custodial e as
condições precárias de acondicionamento em que permaneceu durante muitos anos.
Após a extinção da JEN e a integração de alguns dos seus serviços no Laboratório
Nacional de Engenharia e Tecnologia Industrial (LNETI), em 1979, o seu acervo foi
incorporado no fundo documental do LNETI, tendo sido transferido para a sede deste.
Anos depois, em 1994, na sequência da transferência das funções e atribuições do
LNETI para o Instituto Nacional de Engenharia e Tecnologia Industrial (INETI), esta
entidade passou a ser detentora do acervo da JEN.
Posteriormente, em 1999, através do protocolo celebrado entre o INETI e o Instituto
Tecnológico e Nuclear (ITN) de cedência gratuita da documentação, o espólio da JEN
foi entregue ao ITN, entidade que pelas suas atribuições na área da investigação e
51 Jaime da Costa OLIVEIRA, A energia nuclear em Portugal. Uma esquina da História, Santarém, O Mirante, 2002, p. 21.
176
desenvolvimento tecnológico e no domínio da energia nuclear, manteve o acervo
documental à sua guarda. Recentemente, desde 2012, na sequência de mais uma outra
reforma do Estado, que o arquivo da JEN está sob a tutela do Instituto Superior Técnico.
Entretanto porém estava já em curso o processo que conduziu à criação do ACT,
prosseguindo no âmbito da sua missão, para além do tratamento e disponibilização do
património documental à guarda da FCT, o objetivo de conceder apoio técnico ao
tratamento e disponibilização de arquivos de Ciência e Tecnologia pertencentes a outros
organismos, com interesse para o conhecimento e estudo da história da ciência e das
políticas científicas em Portugal. Foi assim que sucedeu com o acervo da extinta JEN
(1954-1979), atualmente à guarda do Instituto Superior Técnico da Universidade
Técnica de Lisboa.
O arquivo da JEN representa um contributo de importância relevante para o estudo
das atividades de investigação e aplicação da energia nuclear para fins pacíficos em
Portugal; das relações estabelecidas, neste contexto, entre Portugal e outros países,
nomeadamente, Estados Unidos da América, Canadá, Brasil, Reino Unido, França,
Alemanha, Espanha; dos estudos e ante-projetos que levaram à tomada de decisões
neste domínios, concretamente através da criação de nova legislação.
Da documentação existente podemos destacar, pela dimensão e densidade
informacional, a existência de processos que refletem a cooperação com vários países e
organizações internacionais, como por exemplo, a Agência Internacional de Energia
Atómica e o Comité de Direcção da Energia Nuclear da Organização Europeia de
Cooperação Económica. Destaca-se, também, a existência de processos sobre visitas
realizadas por responsáveis portugueses a entidades congéneres internacionais, bem
como a participação em eventos internacionais, alguns dos quais assinalando momentos
marcantes na história do estudo e aplicação da energia nuclear para fins pacíficos.
Durante 2012, este acervo foi organizado e disponibilizado por um conjunto de
técnicos do Arquivo de Ciência e Tecnologia da FCT que contaram com o apoio
científico e técnico do Instituto de História Contemporânea (FCSH-UNL) e da Direção-
geral do Livro, dos Arquivos e das Bibliotecas.52
Desde 5 de Julho de 2012, na sequência da assinatura de um protocolo entre a
Fundação para a Ciência e a Tecnologia e o Instituto Superior Técnico, que o arquivo da
52 9HU�³2�$UTXLYR�GD�-XQWD�GH�(QHUJLD�1XFOHDU´��FCT Newsletter, núm. 4, Abril de 2013, disponível em http://newsletter.fct.pt/newsletter-4-arquivo-de-ciencia-e-tecnologia/ [Acedido em 01 de Agosto de 2013].
177
Junta de Energia Nuclear está integrado no Arquivo de Ciência e Tecnologia, estando o
seu inventário disponível em http://arquivo.fct.mctes.pt/.
*
Ao longo do século XX, a história da ciência reporta-nos a uma narrativa consistente
e dinâmica de um processo, que teve lugar com menor ou maior racionalidade, mas
bastante visível, de organização da ciência; aquilo que corresponde a um fenómeno de
institucionalização da ciência, uma etapa decisiva de um processo com raízes
setecentistas e oitocentistas (academias, sociedades, associações), e em particular aquilo
que corresponde à afirmação do que modernamente se poderia ainda referir como
sistema externo de ciência,53 (que configura um conjunto de instituições científicas que,
intermediando a função do Estado, vieram conduzir uma política de apoio, promoção e
até coordenação da investigação científica, mormente à escala nacional, mas,
igualmente com expressão internacional. Apesar de historicamente existirem
instituições privadas deste género, estamos a falar de um processo que beneficiou
claramente do papel do Estado, e que, em particular em Portugal, pode dizer-se, liderou
este fenómeno de contornos institucionais.
Esta história de génese e pensamento, bem como dos desenvolvimentos institucionais
prosseguidos com a finalidade da condução de uma política científica portuguesa, ainda
que longe de linear e isento de condicionantes, é parte substantiva do legado que se
encontra nos arquivos de ciência aqui reportados. Muito mais se encontra, desenhando
um universo muito vasto e complexo, combinando processos individuais de milhares e
milhares de bolseiros, cientistas, protagonistas da ciência em Portugal; reflexos
múltiplos de materialização da plêiade de áreas científicas que a história foi moldando,
consagrando e atualizando; testemunhos, relatórios, análises das centenas de centros /
unidades de investigação até à atual composição do sistema científico português; enfim,
tudo isso e tanto mais que se conta também pela miríade de projetos e instituições
através das quais se têm desenvolvido as relações científicas externas de Portugal.
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El Archivo del Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti: documentos para la historia institucional y disciplinar
Andrea S. Pegoraro*
Vivian Spoliansky*
Resumen
En este trabajo se presenta el corpus documental del Archivo del Museo Etnográfico de la
Universidad de Buenos Aires y el potencial que ofrecen estos materiales para una historia de la
institución y de las prácticas que se desarrollaron en el proceso de institucionalización de la
arqueología y la etnografía en nuestro país. Este museo surgió como un gabinete de la Facultad
de Filosofía y Letras, ligado directamente a la enseñanza e investigación universitaria, razón por
la cual la documentación de su archivo evidencia las actividades vinculadas a las disciplinas
emergentes. Contiene documentos administrativos, legajos de colecciones y material de
investigadores y los profesores que han estado vinculados con el museo. Este material de archivo
nos ha permitido indagar en las prácticas científicas e institucionales y, en la medida en que están
siendo investigados para su descripción y digitalizados en parte, nos ha permitido difundir este
acervo a un público más amplio.
Palabras clave: museo universitario - documentos - prácticas científicas - antropología
Abstract This paper presents the Ethnographic Museum of the University of Buenos Aires Archives
documentary corpus and the potential that offer these type of materials for the institutional history
and the practices that developed in the process of institutionalization of archaeology and
ethnography in our country. This museum emerged as a cabinet from the School of Philosophy and
Literature, directly linked to teaching and university research, reason why their file documentation
evidence activities linked to the emerging disciplines. It contains administrative documents,
181
collections files and materials of researchers and professors who have been linked with the
Museum. This documentation has allowed us to research in scientific and institutional practices,
and to the extent in which they are being investigated for their description and digitized in part,
has allowed us to disseminate this heritage to a broad public.
Key words: university museum - documents - scientific practices - anthropology
Fecha de recepción: 04/08/2013
Fecha de aceptación: 25/10/2013
El Archivo del Museo
Los archivos de documentos han sido tradicionalmente objeto de estudio de la
archivística,1 la historia,2 la historia de la ciencia,3 la etnohistoria4 y la administración
judicial. Ulm sostiene que el estudio de la historia de estos archivos a la vez que echa
luz sobre las prácticas culturales de la época que les dio vida, permiten, en el caso de los
archivos de instituciones científicas, reconstruir y analizar el desarrollo de las ciencias.5
Tal es el caso de los archivos de los museos denominados antropológicos, arqueológicos
y etnográficos, que se formaron ligados al desarrollo de dichas disciplinas. Como ya ha
señalado Podgorny, las prácticas y el desarrollo de las mismas generó además de
colecciones de objetos, ruinas o monumentos un conocimiento que se transfirió al
papel.6 En líneas generales, para estas disciplinas, los registros no publicados del pasado
son más que recursos para el estado de la historia de la disciplina, ellos constituyen el
1 Antonia HERRERA HEREDIA, Archivística general. Teoría y práctica, Sevilla, Diputación provincial, 1993. 2 Arlette FARGE, La atracción del archivo, Valencia, Institucio Alfons El Magnanim, 1991; Richard &2;�� ³/HVWHU� &DSSRQ� DQG� WKH� UHODWLRQVKLS� RI� KLVWRU\�� DUFKLYHV� DQG� VFKRODUVKLS� LQ� WKH� JROGHQ� DJH� RI�$UFKLYHV�7KHRU\´��American Archivist, vol. 68, núm.1, 2005, pp. 74-112. 3 Irina PODGORNY, El sendero del tiempo y de las causas accidentales: los espacios de la prehistoria en la Argentina, 1850-1910, Rosario, Prohistoria ediciones, 2009; Irina PODGORNY, ³Fronteras de papel: archivos, colecciones y la cuestión de límites en naciones americanas´, Historia Crítica, núm. 44, Bogotá, mayo-agosto, 2011, pp. 56-���� ,ULQD� 32'*251<�� ³(QWUH� HO� VtQGURPH� GH� %DUED�$]XO� \� ORV� VXHxRV� GH�1DSROHyQ´�� 7DWLDQD� .(//<� H� ,ULQD� 32'*2<1<� �GLU.), Los secretos de Barba Azul. Fantasías y realidades de los archivos del Museo de La Plata, Rosario, Prohistoria ediciones, 2012, pp. 21-41. 4 /LGLD�1$&8==,�� ³La empatía entre la fuentes escritas y nuestras hipótesis de trabajo: una tensión a UHVROYHU´�� ,QVWLWXWR� 0XOWLGLVFLSOLQDULR� GH� +LVWRULD� \� &LHQFLDV� +XPDQDV� �$UJHQWLQD�, Fuentes e Interdisciplina, Buenos Aires, CONICET/IMHICIHU, 2007, pp. 15-23; Lidia NACUZZI, ³Leyendo entre líneas: una eterna duda acerca de las certezas´, Sergio VISACOVSKY y Rosana GUBER (comps.), Historias y estilos de trabajo de campo en la Argentina, Buenos Aires, Antropofagia, 2002, pp. 229-262. 5 Hernán 8/0��³(Q�WRUQR�DO�SHQVDU�FRQWUD�XQR�PLVPR��(O�DUFKLYR�FRPR�SDVLyQ�GH�ORV�DUFKLYRV´��Revista Escuela de Historia, año 1, vol. 1, núm. 4, Salta, Universidad Nacional de Salta, 2005, pp. 71-85. 6 ,ULQD�32'*251<��³(QWUH�HO�VtQGURPH�GH«´�FLW�
182
dato primario para la reconstrucción de las instituciones en las que fueron cobijadas y
las prácticas de formación, organización y clasificación de las colecciones.7
Desde la historia de la ciencia, la relectura de estos materiales ha permitido construir
historias institucionales enfocadas, ya no en los discursos e ideas de los protagonistas,
sino en la cultura material de las prácticas científicas. En el caso de los museos se ha
profundizado en el análisis de las prácticas concretas que se organizan en torno a las
colecciones de objetos, es decir, la recolección, inventario y documentación,
clasificación, y organización de las colecciones. De esta manera, los objetos,
instrumentos y documentos nos hablan, entre otros temas, de las condiciones concretas
en que se desarrollaban las tareas específicas, con qué presupuesto, cómo se
organizaban y en términos generales del contexto científico nacional e internacional en
el que estaban conformándose estas disciplinas.
El Museo, al cual pertenece el Archivo, fue creado en 1904 como un gabinete de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires con el objetivo de
promover la enseñanza y difusión de la prehistoria y etnografía americana. Surgió
ligado a la cátedra de Arqueología Americana, cuyo profesor suplente era Juan B.
Ambrosetti. También se quiso que sus colecciones sirvieran para dar cuenta, de un modo
más general, de todas las culturas no europeas tanto arqueológicas como etnográficas. A
través de expediciones propias, compras, donaciones y canjes con otros museos, se
logró reunir un acervo que abarca objetos de sociedades de diferentes períodos y las más
diversas regiones del mundo. En 1947 se sumaron las colecciones de objetos y libros y
documentación de la Sección Antropológica del Museo de Historia Natural ³Bernardino
Rivadavia´.8
El primer director fue Juan B. Ambrosetti (1865-1917), a él le siguieron diecisiete
directores, ligados de forma autodidáctica o profesional a las disciplinas de la
arqueología, etnografía o antropología.9
7 Nancy PAREZZO, Nathalie WOODBURY y 5XWK�3(5621��³6DYLQJ�WKH�SDVW�IRU�WKH�IXWXUH��JXLGHOLQHV�IRU� DQWKURSRORJLVWV´�� 6\GHO SILVERMAN y Nancy PAREZO (eds.), Preserving the anthropological records, New York, Wenner-Gren Foundation for Anthropological Research, 1992, pp. 75-93. 8 Marta D8-291(��$QGUHD��6��3(*25$52�\�-RVp�$��3e5(=�*2//È1��³/RV�WUDEDMRV�GH�$PEURVHWWL�R�OD� IRUPDFLyQ� GH� XQ� DFHUYR� LQVWLWXFLRQDO� D� SULQFLSLRV� GH� VLJOR´�� Actas del Simposio Patrocionio y Circulación de las Artes, México, UNAM, 1997, pp. 533-551. 9 ISAD (g) del Fondo de Gestión Institucional Académico-Administrativa del Museo Etnográfico. 1904-1917 Juan Bautista Ambrosetti; 1917-1930 Salvador Debenedetti; 1930-1937 Félix Outes; 1937-1946 Francisco de Aparicio; 1946-1947 Romualdo Ardissone, interino; 1947-1955 José Imbelloni; 1955-1958 Salvador Canals Frau; 1958-1966 Enrique Palavecino; 1966-1973 Marcelo Bórmida; 1973-1974 Jorge De Persia, Arturo Sala y Miguel Palermo; 1975 Juan M. Suetta; 1975-1984 Juan Vellard; 1984 Pedro Krapovickas (subdirector a cargo); 1984-1987 Alberto Rex González, Pedro Krapovickas, subdirector;
183
La recuperación del Archivo comenzó como parte del proceso de cambio que
plantearon los directivos a fines de la década de 1980, momento en que se produjo un
viraje y una modernización del museo, donde entre otros, la museografía, la
conservación y la extensión educativa tomaron los lineamientos de otros museos del
mundo. El Archivo formó parte en ese proceso de cambio, pues no existía como tal. La
conformación del Archivo, como nuevo componente del Museo universitario moderno,
implicó la recolección y mantenimiento de su propia historia institucional y de las
fuentes de la historia de la disciplina de la cual se ocupa, en este caso la antropología en
su sentido amplio.10
El Archivo está organizado en once fondos documentales, que corresponden uno a la
gestión institucional (Fondo de Gestión Institucional Académico-Administrativa), uno al
Museo de Argentino de Historia Natural (actualmente Museo Argentino de Ciencias
Naturales)11 y el resto corresponde a fondos de investigadores.
La documentación que se preserva en el Archivo de la Gestión Institucional está
constituida por correspondencia, aunque también se encuentran inventarios, catálogos,
libros contables y copiadores, planos, libretas de campo, artículos de periódicos y
revistas, además de fotografías, láminas y mapas. Hasta el año 2000 el soporte es papel,
pero a partir de allí gran cantidad de los documentos se comenzaron a producir y
guardar en soporte electrónico.
El acervo documental refleja las actividades y funciones del Museo, referidas a
asuntos relacionados con la colección y sus piezas (conformación de las colecciones,
adquisiciones, canjes, préstamos, donaciones, inventariado y descripción de las piezas);
comunicaciones e intercambio con otros museos e instituciones académicas; gestión
interna del Museo, como personal, asuntos contables, equipamiento, edificio, memorias
e informes, proyectos, correspondencia enviada; relación con la Facultad de Filosofía y
Letras; invitaciones y participación en congresos u otros eventos académicos;
publicaciones del museo; exhibiciones; visitas; investigación y expediciones; cursos,
talleres u otras actividades educativas realizadas en el Museo y actividades de difusión.
1987 - 2005 José Antonio Pérez Gollán; 1992 Myriam Tarragó (en reemplazo por licencia del director); y desde 2005 Myriam Tarragó. 10 José A. PEREZ GOLLÁN y Marta DUJOVNE, ³El Museo Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras: balance de una gestión´, Runa. Archivo para las Ciencias del Hombre, vol. XXII, Buenos Aires, Instituto de Ciencias Antropológicas - 0XVHR� (WQRJUiILFR� ³-�� %��$PEURVHWWL´� Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1996, pp. 119-131. 11 Cabe destacar que la documentación correspondiente al Museo Argentino de Ciencias Naturales se compone fundamentalmente del Subfondo de Eric Boman y además existe un pequeño corpus documental no procesado aún del Museo.
184
También existe documentación que refleja actividades de áreas específicas del Museo
como Biblioteca, Extensión Educativa, Archivo y Conservación. Este Fondo está
organizado en secciones que corresponden a los períodos de gestión de los directores
del Museo.12
La documentación como evidencia de las actividades institucionales
Un análisis de la cantidad y el tipo de documentos que están agrupados en los fondos
documentales referidos a la gestión de los directores nos permite dar cuenta de las
trayectorias científicas e institucionales de cada uno, de la estructura institucional y de
las prácticas de la etnografía y arqueología que se desarrollaron. De relatos, cartas
personales, notas de campo, y administrativas, se desprenden por una parte datos sobre
las investigaciones en el pasado precolombino y en la excavación arqueológica y, por
otra, del presente indígena y el viaje etnográfico.
Algunas secciones contienen más documentos que otras y esto no puede
desvincularse de la mayor organización institucional que fue adquiriendo la institución
con el tiempo. Al respecto de la fragmentación y/o la ausencia de materiales, para Farge
lejos de naturalizar esta situación con la que se encuentra el investigador, las considera
parte de la historia.13 Las Secciones documentales de Ambrosetti y Debenedetti, primer
y segundo director del Museo respectivamente, por ejemplo, están compuestas por una
gran cantidad de cartas con otros directores de museos, solicitudes de fondos para las
expediciones y anotaciones sobre las mismas. Además, en la Agrupación Documental
Historia de las Colecciones, el volumen de legajos vinculados al acrecentamiento de las
colecciones es notable, y tiene que ver con un período fundacional del Museo, donde
formar las colecciones era un jalón fundamental. Pero entre ambas secciones existen
diferencias. La de Ambrosetti no contiene las libretas de campo ni documentos
administrativos o burocráticos que permitan reconstruir cabalmente la estructura
institucional y su funcionamiento ígastos mensuales, detalles de compras de materiales
para el funcionamiento cotidiano, etc.í. En cambio el de Debenedetti reúne sus libretas
de campo, y libros copiadores, que permitían llevar el registro del personal, gastos,
movimientos, recepción y canjes de publicaciones y actividades. Nos arriesgamos a
12 ISAD (g) del Fondo de Gestión Institucional Académico-Administrativa del Museo Etnográfico. 13 Arlette FARGE, La atracción«�cit.
185
decir, que a excepción de las libretas de campo de las expediciones arqueológicas
dirigidas por Ambrosetti, sobre las cuales no existe indicio de haberse guardado alguna
vez en la institución, la falta del otro tipo de documentación no necesariamente
responde al extravío sino que más bien habla del funcionamiento institucional en sus
primeros años: una institución que recién se creaba, con una estructura institucional
conformada por un director y un ayudante y que, a la par del ingreso de colecciones y de
las actividades que se organizaban, se estaba definiendo el tipo de registro
administrativo de comunicación con las autoridades de la Facultad de la cual
dependía.14 Cómo sostiene Podgorny, pese a que los museos se crearon con un objetivo
manifiesto de inventario y registro de cosas, seres y proceso, no siempre la
documentación administrativa acompañó este proceso.15 En otras palabras, el archivo se
ha transformado de un depósito de documentos a un ámbito que alberga un conjunto
orgánico de documentos,16 ya no solo referidos a sí mismos sino que ofreciendo relatos
sobre los procesos históricos y personas que los produjeron, poniendo en evidencia el
contexto social detrás de ellos que les dio origen.17
En la medida en que seguimos cronológicamente los documentos del museo se
observan nuevos tipos de fuentes que atestiguan la implementación de nuevas y
diferentes actividades: sus colecciones de objetos se fueron incrementado con los años,
y con ello por una parte, las actividades que se requerían para su conservación,
catalogación y exhibición y por otra, aumentó el personal que las realizaría. Al mismo
tiempo con los años fue creciendo la afluencia del público local y extranjero, se
transformaron sus exhibiciones de acuerdo a los debates de la época y la institución
cambió de nombre tres veces, mostrando los intereses académicos y científicos de sus
directores y sus lineamientos políticos.
14 Andrea PEGORARO, Las Colecciones del Museo Etnográfico de la Universidad de Buenos Aires: un episodio en la historia del Americanismo en la Argentina 1890-1927, Tesis de Doctorado, FFy L (UBA), 2009, mimeo. 15 ,ULQD�32'*251<��³(QWUH�HO�VtQGURPH�GH«´�FLW� 16 Francisco FUSTER RUIZ, ³Archivística, Archivo y Documentos de Archivo. Necesidad de clarificar los FRQFHSWRV´� Anales de Documentación, vol. 2, 1999, pp. 103-120. 17 Vivian SPOLIANSKY, Ignacio ROCA y María Isabel SCARAFONI, ³El fondo documental Enrique Palavecino del $UFKLYR�GHO�0XVHR�(WQRJUiILFR�µJuan B.Ambrosetti¶ (FFyL)´� Revista electrónica Corpus- Archivos Virtuales de la Alteridad Americana, vol.1, núm. 2, 2011.
186
Algunos temas de análisis
En una aproximación al tipo de documentos que contiene el archivo se pueden
definir diversos temas de análisis que ponen en evidencia la importancia de la
valoración de los documentos como capital sustancial de un investigador:18 en líneas
generales de estos se desprenden los nombres de viajeros, profesores, estudiantes
universitarios, funcionarios públicos, políticos u recolectores locales, quienes tienen
diversas pertenencias institucionales, ideas y trayectorias y actividades científicas y que,
de distintas maneras, están vinculados a la historia institucional y a las disciplinas que
se desarrollaron en su interior. Al mismo tiempo, con la información se puede
reconstruir la estructura institucional ípersonas y funcionesí, presupuesto, tipos de
colecciones y modalidades de ingreso, actividades que se organizaban en torno a ellas
íconservación, restauración, exhibicióní, personas vinculadas con el director a través
de relaciones científicas, académicas y personales, alumnos que asistían a las clases,
visitantes, la organización de exhibiciones, qué objetos se mostraban y cuáles no, los
temas de debate de la agenda científica local e internacional, la formación de la
biblioteca y un laboratorio fotográfico, entre muchos otros. La función docente ocupa
un lugar importante en la documentación, pues se conservan tanto materiales adquiridos
para la enseñanza (como por ejemplo, láminas de tipos raciales), como programas y
otros documentos vinculados a la tecnicatura en Museos que funcionó en el Museo, así
como documentos de las cátedras que se fueron dictando a lo largo del tiempo en las
instalaciones del Museo, tal como sigue ocurriendo en la actualidad.
La riqueza de un trabajo con estos documentos, desde nuestro punto de vista, es que
se reconstruye una historia institucional alejada de los relatos en los que prima la
ecuación Biografía-Museo y una historia auto-referenciada, oscureciendo a personas,
quizás anónimas en la literatura antropológica y que han colaborado de diversas
maneras en las instituciones.19 Más bien estos documentos permiten construir un relato
en el que se ponen en evidencia los conflictos, con una heterogeneidad de prácticas e
ideas, y en el que los museos son considerados como espacios de producción del
conocimiento anclado en el trabajo colectivo sustentado por una red de intercambio de
18 Catherine JOHNSON y Wendy M. '8))�� ³&KDWWLQJ� XS� WKH� DUFKLYLVW�� VRFLDO� FDSLWDO� DQG� WKH� DUFKLYDO�UHVHDUFKHU´��American Archivist, Vol 68, N° 1, 2005. 19 )UDQFHV�/$5621��$OLVRQ�3(7&+�\�'DYLG�=(,7/<1�� ³6RFLDO� QHWZRUNV� DQG� WKH� Freation of the Pitt 5LYHUV�0XVHXP´��Journal of Material Culture, vol. 12, 2007, pp. 211-239; Irina PODGORNY, El sendero del tiempo«cit.; Andrea PEGORARO, Las Colecciones del Museo Etnográfico«�FLW�
187
datos, ideas instrumentos y prácticas.20
Respecto de las colecciones de objetos, los legajos o conjunto de cartas y anotaciones
sobre su ingreso, son la fuente principal de evidencia de su formación, ya que en ellos,
como conjunto de documentos, contienen la documentación referente a la biografía del
objeto, es decir, su trayectoria y espacios de circulación, desde su lugar de origen hasta
la institución.21 Del conjunto de documentos que contienen se desprenden las
modalidades a través de las cuales se formó el acervo, el tipo de objetos, los nombres de
los agentes involucrados y su relación con la institución. Al mismo tiempo muestran que
tanto el tipo de colecciones cómo los mecanismos que se desarrollaron para adquirirlas
fueron cambiando a lo largo del tiempo en consonancia con los temas de discusión de la
época.
En el caso específico de las expediciones arqueológicas, por ejemplo, los legajos,
libretas de campo y cartas, evidencian las discusiones acerca de cómo recoger
materiales en el campo y las técnicas de excavación utilizadas, la característica de una
exploración universitaria, su duración y financiamiento. En otras palabras, la formación
de la arqueología en el contexto local. En el caso de los canjes, por ejemplo, si se cruza
la información de los legajos y los libros de ingreso de las colecciones se devela la
frecuencia de esta modalidad, y que fueron el principal mecanismo a través del cual
ingresaron objetos etnográficos de sociedades denominadas entonces ³primitivas´� del
mundo no occidental; también las fechas que figuran en los documentos sirven para
definir los motivos por los cuales se sostuvieron y se interrumpieron y de hecho se
puede establecer que la mayoría de los canjes, en especial con museos europeos y
norteamericanos se concentraron en los años anteriores a la Primera Guerra, ya que
luego, el contexto internacional afectó el desenvolvimiento de los museos, la circulación
de sus colecciones y la actividad de sus curadores.22
En el trayecto del viaje que realizaban las colecciones desde el lugar de origen hasta
el Museo se iban acumulando documentos que las acompañaban y que garantizaban su
procedencia y autenticidad. Una vez dentro de la institución, esa documentación se
transformaba en material de archivo, a la vez que se incrementaba producto de las 20 Irina PODGORNY y María Margaret LOPES, El desierto en una vitrina. Museos e historia natural en la Argentina, 1810-1890, México, Editorial Limusa, 2008; Susana GARCÍA, Enseñanza científica y cultura académica, Rosario, Prohistoria ediciones, 2010; Máximo FARRO, La formación del Museo de La Plata. Coleccionistas, comerciantes, estudiosos y naturalistas viajeros a fines del siglo XIX, Rosario, Prohistoria Ediciones, 2009. 21 Arjun APPADURAI, La vida social de las cosas, México, Grijalbo, 1986. 22 Gaynor KAVANAGH, Museums and the first war world. A social history, London and New York, Leicester University, 1994.
188
nuevas tareas que se organizaban sobre ellas. Interfería ahora personal del museo cuyas
acciones quedaban registradas en nuevos documentos. La catalogación de los objetos,
primera de ellas, que consistía en asentar un número en catálogos o libros de ingreso, y
más tarde, alrededor de 1916, la confección de fichas de cartón y catálogos ilustrados
que consistían en ³una serie de dibujos coloreados´� tipo láminas con ilustraciones de
motivos artísticos que tenían las cerámicas, vasos, tabletas y pipas, nos hablan de un
tipo de documentación institucional específico del cual se desprende no solo el tipo de
actividad, sino los materiales que se utilizaban en cada una de ellas, los nombres de las
personas que intervenían y la cantidad y las condiciones materiales de trabajo, ya sean
presupuestos y mobiliario necesario.23 El mismo tipo de registro dejan las actividades de
conservación y restauración, y la organización de los objetos en las vitrinas de
exhibición.
Con todo ello convive otro tipo de registro y son las notas de los profesores de la
Facultad de Filosofía y Letras que dictaban sus clases de Arqueología, Antropología y
Etnografía en el Museo y solicitaban el espacio adecuado, la adquisición de colecciones
de objetos e instrumental para sus demostraciones y las prácticas de los alumnos. En
estas notas, de carácter administrativo y que seguían un camino ascendente desde las
autoridades del Museo hacia las de la Facultad, se puede analizar con datos concretos y
por más pequeños que parezcan, el desarrollo de estas disciplinas: los programas de las
cátedras y su relación con los debates locales e internacionales en torno a los temas que
trataban, la cantidad de alumnos que concurrían, los temas que elegían para sus
monografías o trabajos finales de las materias que cursaban, el uso que hacían de las
colecciones.
Por último, ligado al uso de las aulas del museo para el dictado de las cátedras surge
el tema de las transformaciones del espacio. Los documentos escritos, junto a los
planos, dan una idea de las sucesivas transformaciones edilicias y arquitectónicas que se
realizaron en diferentes épocas.24 Si tenemos en cuenta este tipo de documentos en el
marco específico de una investigación de la historia del museo, las prácticas científicas
que tuvieron lugar en el, adquieren un valor fundamental para comprender la institución
en su conjunto, las condiciones materiales en la que se producía ciencia, se enseñaba y
se aprendía.
23 Andrea PEGORARO, Las Colecciones del Museo Etnográfico«�FLW� 24 Marta '8-291(��³9LUWXGHV�UHFXSHUDGDV��XQD�RSHUDFLyQ�GH�UHVFDWH�GH�SDWULPRQLR�DUTXLWHFWyQLFR�HQ�HO�0XVHR�(WQRJUiILFR´��Espacios, núm. 44, Septiembre 2010, pp. 129-136.
189
Consideraciones finales
La recuperación del archivo conformado por un acervo documental referido a la
historia de la Antropología en la Argentina, en sentido amplio, abre un camino
escasamente explorado en los trabajos hasta ahora realizados sobre el museo y las
disciplinas que en él se desarrollaron: por un lado nos permite reconstruir historias
complejas desde minúsculos datos que contienen los documentos. Nombres de
profesores y estudiantes universitarios, funcionarios del estado, políticos, viajeros y
coleccionistas, entre otros, se articulan con actividades que tienen lugar en la institución
o fuera de ella. Por otro lado, reconstruir el desarrollo de las disciplinas desde la
práctica concreta de uso de las colecciones del Museo. Como anticipamos, el museo se
originó como un ámbito para el estudio y la enseñanza de cátedras de la Facultad,
inicialmente de Arqueología Americana; este tipo de utilización del espacio también
condicionó la organización de sus colecciones y los lugares de trabajo. El testimonio de
este proceso, a la vez de enseñanza y desarrollo de las disciplinas y de ordenamiento
institucional, es presentado por la variedad de tipos de fuentes documentales.
Al mismo tiempo, la documentación producida en la institución una vez ingresado
los objetos nos habla de que las actividades que se organizaron en torno a ellos
vincularon personas con diversos saberes, piezas y espacios de trabajo. Aunque esas
vinculaciones fueron cambiando de acuerdo a la organización institucional que llevó
adelante cada director y al contexto científico más amplio, siempre se produjo un
conjunto de documentos que hoy constituyen un testimonio de dicha actividad.
Finalmente nos interesa señalar que la investigación de archivo nos permite construir
un relato en el que se concibe la conformación de los museos como espacios de
producción del conocimiento y trabajo conjunto.
* Departamento de Historia, Universidad Torcuato Di Tella.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 190-199 ISSN 1853-4503
La historia de la ciencia y los riesgos que corren los archivos
Alberto Guillermo Ranea*
Resumen La importancia que ha tenido el archivo en el que se reúnen los manuscritos de G. W. Leibniz en
Hannover (Alemania) para la comprensión de su pensamiento desmiente la concepción del
trabajo en un archivo como mera conservación, catalogación y edición de documentos al servicio
de la tarea de otro tipo de especialistas a quienes se considera mejor dotados para su
interpretación teórica. La edición de los manuscritos inéditos de Leibniz anula la distinción
artificial entre el documento de archivo como dato empírico puro y su interpretación histórica o
filosófica. Los recursos tecnológicos con los que se cuenta en el presente crean sin embargo la
ilusión de ediciones inmejorables e indestructibles. Esta falacia tecnológica pone en riesgo al
archivo al volverlo en apariencia superfluo una vez completada la edición de todo su acervo.
Palabras claves: Archivo Leibniz - ediciones - tecnologías digitales - futuro del archivo.
Abstract The Leibniz Archive of Hannover (Germany) has played a relevant role in the development of the
LQWHUSUHWDWLRQ�RI�*RWWIULHG�:LOKHOP�/HLEQL]¶V�WKRXJKW��,W�WKXV�GLVSURYHV�WKH�UHFDOFLWUDQW�FRQFHSWLRQ�
of the archive as a place where documents are merely prepared as the raw material for specialists
allegedly better gifted for highly theoretical thinking in history and philosophy. The available
technological resources for editing manuscript document create however, another risk for the
archives, namely the illusion that the editions in the digital era are perfect and unbeatable, and,
consequently, that the work at the archives will not be further needed.
Key words: Leibniz Archive - editions - digital technologies - future status of the Archive
Fecha de recepción: 07/09/2013
191
Fecha de aceptación: 31/03/2014
Los historiadores de la ciencia se han comportado de manera algo ingrata con los
archivos: recurren a ellos en momentos de crisis o de carencia de ideas, pero los hacen a
un lado tras ganar confianza en su capacidad especulativa. El fruto de la primera actitud
es una historia de la ciencia que se acerca a la redacción de listas de acontecimientos
ordenados cronológicamente. El resultado de la segunda actitud es una historia de la
ciencia en la que las ideas del o de la historiadora se emparentan con las fantasías de
quienes confunden las creaciones de la mente con la realidad.
Por el contrario, la historia de la ciencia se ha beneficiado altamente de los escasos
episodios en los que los documentos y las explicaciones históricas se han
retroalimentado mutuamente. Si bien se puede atribuir la poca frecuencia de estos
acontecimientos a cierta desidia de los especialistas, es apropiado recordar que las
fuentes archivísticas de la historia de la ciencia no son tan abundantes como para que
cada investigador encuentre en ellas lo que nadie ha tomado en cuenta hasta ese
momento. Esto obliga a la mayoría de los especialistas a confiar en el trabajo de edición
y publicación de documentos de archivos de quienes tienen acceso directo a ellos, así
como en la tarea de los archivistas al catalogar y sistematizar las fuentes.
Sin embargo, la autoridad que el editor de documentos inéditos obtiene de su
privilegiado acceso a fuentes desconocidas es de alcance y vida limitados. Por cierto es
poco frecuente que los especialistas consideren necesario la revisión de las
transcripciones y decisiones editoriales de quienes publican textos hallados en archivos.
Esto es así en particular cuando el trabajo ha sido confiado a un grupo de editores
encargados oficialmente de determinar la versión definitiva de una carta o de un ensayo,
conservados en borradores manuscritos. Pero los especialistas, tácita o explícitamente,
consideran que el trabajo del historiador de la ciencia es conceptual y no se debe limitar
al aparentemente rutinario y anodino trabajo de catalogación, datación y desciframiento.
Archivistas y editores parecieran estar trabajando para la gloria ajena, la de los
historiadores de la ciencia que no han pisado nunca un archivo.
Se trata de una situación extraña, en la que se repite, aunque de manera más callada,
la discusión acerca de la distinción entre hechos y teorías que ha mantenido ocupada a
la vida académica en gran parte del siglo XX. Se suele considerar al recurso a
documentos de archivos o a su publicación como una manifestación de un decaído
192
positivismo. La supremacía en historia de la ciencia del trabajo de interpretación encaja
mejor con la tendencia, propia del mencionado siglo, a considerar que el trabajo
científico adquiere sentido cuando apunta a la elaboración de teorías explicativas, sin
limitarse a la mera descripción de hechos, estados o procesos. En ese sentido, el editor
de documentos inéditos sería como un técnico de laboratorio o asistente de
investigación que sólo colabora para que el científico haga sus elaboraciones
conceptuales sobre esos materiales, y se lleve los mejores laureles.
Sin embargo, toda vez que se desatendió a esta rivalidad HQWUH� ³KHFKRV� SXURV´� \�
³WHRUtDV´, algo envejecida en el presente pero siempre alerta para reaparecer bajo el
disfraz de jerarquías entre intelectuales, los archivos adquirieron un papel relevante en
historia de la ciencia. Tomaré como ejemplo un episodio en el que está directamente
involucrado uno de los más importDQWHV�DUFKLYRV�GH�OD�OODPDGD�³5HYROXFLyQ�&LHQWtILFD´��
el Leibniz-Archiv. Este archivo es parte de una biblioteca regional alemana, la Gottfried
Wilhelm Leibniz Bibliothek (Niedersächsische Landesbibliothek), en Hannover, creada
en 1665 como biblioteca de la corte del Ducado de Hannover (luego Electorado y Reino
de Hannover). En 1720 cambió su nombre al de Königliche Öffentliche Bibliothek.
Desde 1947 se llamó Niedersächsische Landesbibliothek y a partir de 2004, Gottfried
Wilhelm Leibniz Bibliothek.
El Leibniz-Archiv fue creado en 1962 con el propósito de editar los manuscritos (su
³Nachlass) que Leibniz dejara en Hannover al morir, soltero y sin testamento, la noche
del sábado 14 de noviembre de 1716. En la mañana del día siguiente el ducado de
Hannover tomó posesión oficialmente de todo lo que se encontraba en la vivienda de
Leibniz, incluyendo su biblioteca privada, sus manuscritos, la correspondencia recibida
y una máquina de calcular inventada por Leibniz. En 1780, luego de una larga instancia
judicial iniciada por el reclamo de un sobrino de Leibniz, Simon Löffler, la herencia
leibniciana, incluidos sus manuscritos, quedaron definitivamente en poder de la
biblioteca regional hannoveriana.1
En el Leibniz-Archiv se reunieron imprescindibles herramientas para la investigación
de la obra tanto publicada (incluyendo el acopio de toda la bibliografía dedicada a
Leibniz) como inédita de Leibniz. De particular importancia es la catalogación de los
1 Heinrich LACKMANN, ³Der Erbschaftsstreit um Leibniz´� Privatbibliothek, Studia Leibnitiana, Stuttgart, 1, 1969, pp. 126-136.
193
manuscritos, iniciada en la segunda mitad del siglo XIX.2 A comienzos del siglo XX, en
1901, academias científicas de Berlín y de Paris emprendieron en conjunto la tarea de
redactar un catálogo de los manuscritos leibnicianos conservados en Hannover. El
deterioro de las relaciones entre Francia y Alemania luego de terminada la Primera
Guerra Mundial interrumpió definitivamente este proyecto bilateral, del que sólo se
publicaron dos volúmenes que en los que se catalogan los manuscritos de Leibniz hasta
1676.3 A partir de entonces la catalogación y edición se continuó solamente en
Alemania. Durante la entre guerra se completó el catálogo pero no se lo publicó,
quedando hasta el día de hoy para uso exclusivo de quienes elaboran la edición oficial
GH�OD�REUD�GH�/HLEQL]��6H�WUDWD�GHO�OODPDGR�³Berliner Arbeitsapparat´�4 Por el contrario,
el catálogo redactado por Paul Ritter, actualizado de manera permanente en función de
aquél, es accesible on-line desde hace algunos pocos años.5
El Nachlass de los manuscritos de Leibniz no pertenece al Leibniz-Archiv, sino que
se encuentra bajo la administración de la Sección de Manuscritos (Abteilung
Handschriften und alte Drücke) de la biblioteca. El legado leibniciano incluye
borradores, copias, extractos y resúmenes de cartas, memoranda, notas, ensayos
inconclusos o rechazados escritos por G. W. Leibniz, así como los originales de más de
15.300 cartas que Leibniz recibió de algo más de 1.100 correspondientes.6 Se
encuentran en él además expedientes administrativos propios de su tarea como
Consejero Privado de Hannover, así como también copias de documentos históricos
reunidos en esas cuatro décadas con el propósito de redactar la historia de la dinastía de
la casa de Braunschweig-Lüneburg. En total, se trata de unos 50.000 manuscritos
equivalentes a una cantidad entre 150.000 y 200.000 hojas. A esto hay que sumar las
2 Eduard BODEMANN, Die Leibniz-Handschrifen der Königlichen öffentlichen Bibliothek zu Hannover, Hannover, Hahn, 1867; Eduard BODEMANN, Der Briefwechsel des Gottfried Wilhelm Leibniz in der Königlichen öffentlichen Bibliothek zu Hannover, Hannover, Hahn, 1889. 3 Paul RITTER (ed.), Kritischer Katalog der Leibniz-Handschriften, núm. 1, Berlin, 1908; Albert RIVAUD, Catalogue critique des manuscrits de Leibniz, núm. 2, Mars 1672-Novembre 1676, Poitiers, 1914-1924. 4 JamHV�2¶+$5$��³$�FKDRV�RI�MRWWLQJV�WKDW�,�GR�QRW�KDYH�WKH�OHLVXUH�WR�DUUDQJH�DQG�PDUN�ZLWK�KHDGLQJV¶��/HLEQL]¶V� PDQXVFULSW� SDSHUV� DQG� WKHLU� UHSRVLWRU\´, Michael C. W. HUNTER (ed.), Archives of the Scientific Revolution, Suffolk, UK, The Boydell Press, 1998, pp. 159-170, aquí p. 169. 5 http://ritter.bbaw.de/ritter 6 Ver el sitio oficial del Leibniz-Archiv acerca de estos datos http://www.nlb-hannover.de/Leibniz/Leibnizarchiv/Einfuehrung/index.html. Para datos DOJR�GLIHUHQWHV��-DPHV�2¶+$5$��³A chaos of jottings that I do not have the leisure to arrange and mark with headings�� /HLEQL]¶V�manuscript papers and their repository´, Michael C. W. HUNTER (ed.), Archives of the Scientific Revolution, Suffolk, UK, The Boydell Press, 1998, p. 168.
194
notas marginales que Leibniz escribió en páginas de libros, algunos de su propiedad,
otros pertenecientes a la biblioteca del Ducado y Electorado hannoveriano.
La principal tarea del Leibniz-Archiv es la edición de tres de las ocho series en las
que se divide la edición de la Academia de Göttingen: I (epistolario general, político e
histórico), III (epistolario matemático, científico-natural y técnico) y VII (escritos
matemáticos). Las series II (epistolario filosófico) y VI (escritos filosóficos) son
editados en la Leibniz-Forschungsstelle (Münster, Alemania), la serie IV (escritos de
política) por la Leibniz Editionstelle de Potsdam, y la serie VIII (escritos técnicos y
científico-naturales) por la Leibniz Arbeitstelle de Berlín.7
De la Serie I se han publicado hasta el presente 23 volúmenes, de la II, 2, de la III, 7,
de la IV también 7, de la VI, 5, de la VII, 6 y de la VIII, 1 volumen. Cada uno de estos
volúmenes incluye en promedio 700 páginas. La serie V (Escritos históricos y
lingüísticos) no ha sido comenzada aún. Aunque la tarea realizada desde la aparición en
1923 del primer tomo de esta edición oficial de la obra de Leibniz (conocida como
³Akademie-Ausgabe´�� HV� HQRUPH�� TXHGD� D~Q� PXFKR� SRU� HGLWDU�� 3RU� HVH� PRWLYR� HV�
frecuente que aparezcan ediciones parciales como parte de artículos científicos o de
libros dedicados a algunas de las caras del pensamiento de Leibniz.
En este punto se destaca la importancia del Leibniz-Archiv en Hannover para la
historia de la ciencia. En mi primera visita al archivo en 1982 el acceso a los
manuscritos más frecuente era mediante copias microfilmadas. El contacto directo con
los manuscritos era excepcional y reservado a quienes estaban realizando alguna
investigación acreditada o una edición de textos inéditos. La fotocopia de los
documentos está prohibida por ley. La digitalización no ha reemplazado a las copias
microfilmadas debido al alto costo que requieren. Aun hoy es muy habitual trabajar con
microfilms. Algunas digitalizaciones de documentos se pueden consultar on-line. La
intención es tener parte del Nachlass de Leibniz on-line, en particular la
correspondencia, luego de que se complete la edición de la Akademie-Ausgabe, lo que
no tiene fecha precisa aún pero se adivina que está lejano en el tiempo.
En líneas generales, los especialistas en la obra de Leibniz no esperan que aparezcan
entre los documentos que permanecen inéditos grandes novedades que alteren el
panorama de su interpretación. Esta convicción general es por cierto relativa al
conocimiento del pensamiento de Leibniz que cada investigador o cada época tenga. Sin
7 Sobre el estado actual de la edición así como para acceder a algunos de los volúmenes on-line, ver http://www.leibniz-edition.de/
195
duda es más que razonable pensar que no aparecerá un documento en el que Leibniz se
desdiga por completo de su Teodicea o de la invención de su cálculo de máximos y
mínimos. Sin embargo, para la investigación altamente especializada de nuestros días,
los pequeños cambios que muestra un manuscrito inédito y desconocido pueden tener
un alcance devastador para las interpretaciones tradicionales aceptadas. Describiré
brevemente un episodio de la investigación sobre la dinámica de Leibniz en el que el
archivo leibniciano jugó un papel relevante.
En 1974 Michel Fichant presentó en el Segundo Congreso Internacional Leibniz una
SRQHQFLD�DFHUFD�GH�OD�OODPDGD�³UHIRUPD�GH�OD�GLQiPLFD´�GH�/HLEQL]��SRQHQFLD�EDVDGD�HQ�
el estudio de algunos manuscritos inéditos.8 Unos años más tarde publicó el texto
FRPSOHWR� GHO� PDQXVFULWR� OHLEQLFLDQR� WLWXODGR� ³De corporum concursu´�� GH� ������ FRQ�
una Introducción, traducción francesa y comentario, y dos apéndices dedicados a textos
anteriores y posteriores al manuscrito.9 Esta edición obligó a revisar las interpretaciones
del pensamiento de Leibniz consideradas hasta entonces como irrefutables.
(O�WpUPLQR�³GLQiPLFD´�HV�XQD�FUHDFLyQ�GH�/HLEQL]�GH������\�VH�UHILHUH�D�OD�GRFWULQD�
GH�OR�TXH�pO�OODPD�³force´�R�³potentia´��TXH�QR�GHbe confundirse con la contemporánea
³IXHU]D´�TXH�H[SRQH�,VDDF�1HZWRQ�HQ�VX�Principia Mathematica, de 1687.10 El concepto
leibniciano está estrechamente ligado con la identificación de la fórmula mv2 como la
medición de la cantidad de fuerza motriz que se conserva en el universo. En ella, ni la
masa (m) ni la velocidad (v) deben entenderse en sentido newtoniano. Leibniz toma esta
fórmula de la mecánica de Christiaan Huygens y la utiliza como ariete para su
devastadora crítica a la física de René Descartes, en la que se identifica a la fuerza
motriz con el equivalente a la fórmula mv. En el debate entre Leibniz y los cartesianos
está en juego la medición de aquello que se mantiene constante en el universo a pesar de
los cambios permanentes que se dan en los fenómenos. Para los cartesianos se conserva
OR�TXH� OODPDQ�³FDQWLGDG�GH�PRYLPLHQWR´��mv���SDUD�/HLEQL]�HV� OD�³IXHU]D�YLYD´��mv2).
Tampoco en la fórmula cartesiana hay que tomar las variables con significado
newtoniano.
La controversia entre Leibniz y los cartesianos acerca de la medición de la
conservación de la fuerza motriz en el universo se desató con la publicación en 1686 en 8 Michel FICHANT, ³/D� ³UpIRUPH´� GH� OD� G\QDPLTXH�� G¶DSUqV� GHV� WH[WHV� LQpGLWV´� Akten des II. Internationalen Leibniz-Kongresses 1972, Studia Leibnitiana Supplementa, vol. XIII, 1974. 9 Michel FICHANT, La réforme de la dynamique. De corporum concursu (1678) et autres textes inédits, Paris, Vrin, 1994. 10 Isaac NEWTON, Philosophiae naturalis principia mathematica, Londres, Iussu Societatis Regiae ac Typis Josephi Streater, 1687.
196
las Acta eruditorum��GH�/HLS]LJ��GHO�WH[WR�GH�/HLEQL]�³%UHYH�GHPRVWUDFLyQ�GH�un error
memorable de Descartes«´�11 Este breve texto es contemporáneo de la redacción de la
pieza más importante de la teoría metafísica leibniciana de su período intermedio. Se
trata de un escrito sin título sobre el cual Leibniz escribe al Landgrave de Hesse-
5KHLQIHOV�� ³(VWDQGR� HQ� XQ� VLWLR� HQ� HO� TXH� GXUDQWH� Dlgunos días estuve sin nada que
hacer, he compuesto últimamente un pequeño discurso de metafísica del cual estaría
PX\�FRQWHQWR�GH�WHQHU�OD�RSLQLyQ�GH�0��$UQDXOG�´12 En el párrafo XVII del Discours de
métaphysique reproduce con algunas diferencias sus argumentos contra la estimación
cartesiana de la fuerza que hizo públicos en su breve ensayo en Acta eruditorum. En el
párrafo XVIII Leibniz sostiene que la distinción que propone entre la fuerza (mv2) y la
cantidad de movimiento (mv) está ligada estrechamente a las concepciones metafísicas
novedosas que propone.
Dado que no se conocían textos de Leibniz anteriores a 1686 en los que defendiera la
medición de la fuerza con la fórmula de la fuerza viva (mv2), se supuso que el hallazgo
de esta fórmula era el resultado de sus concepciones metafísicas. Esta interpretación
FRQVWLWX\H�OR�TXH�0DUWLDO�*XHURXOW�OODPD�³OD�WHVLV�FOiVLFD´��3RU�RWUD�SDUWH��RWURV�H[pJHWDV�
GHIHQGLHURQ� HO� DUJXPHQWR� LQYHUVR�� VHJ~Q� HO� FXDO� ³OD� GLQiPLFD� VHUtD� OD� IXHQWH� GH� ODV�
nuevas concepciones de la substancia y de la armonía preestablecida�´13
(O� HVWXGLR� GHO� PDQXVFULWR� LQpGLWR� ³'H� FRUSRUXP� FRQFXUVX´� GH� ILQDOHV� GH� ����� \�
enero de 1678, desconocido hasta su publicación en Paris en 1994, desacredita a estas
dos interpretaciones de la relación entre la dinámica y de la metafísica en el
pensamiento de Leibniz. Fichant anuncia en el comienzo de su libro la conclusión a la
TXH� VH� OOHJD� OXHJR� GH� HVWXGLDU� HQ� SURIXQGLGDG� HO� PDQXVFULWR�� ³RFKR� DxRV� DQWHV� GH� OD�
ofensiva pública de la Brevis demonstratio >«@�/HLEniz ha obtenido su definición en
adelante canónica de la fuerza y de la formulación de su principio de conservación�´14
Leibniz ha resuelto el problema de las leyes del choque entre cuerpos con el sólo
UHFXUVR�GHO�FiOFXOR��³$Vt�KHPRV�UHVXHOWR�WRGR�PHGLDQWH�HO�FiOFXOR´�15 La metafísica no
ha intervenido, ni como causa ni como consecuencia del trabajo matemático.
11 G. W. LEIBNIZ, ³%UHYLV�GHPRQVWUDWLR�HUURULV�PHPRUDELOLV�&DUWHVLL�HW�DOLRUXP�FLUFD�OHJHP�QDWXUDOHP´��Acta Eruditorum, Leipzig, 1686, 161-163. 12 *��:��/(,%1,=�³'LH�SKLORVRSKLVFKH�6FKULIWHQ³� Carl GERHARDT (ed.), Berlin, 1875, vol. II, p. 11. 13 Martial GUEROULT, Leibniz. '\QDPLTXH� HW� PpWDSK\VLTXH� VXLYL� G¶XQH� 1RWH� VXU� OH� 3ULQFLSH� GH� OD�moindre action chez Maupertuis, Paris, Aubier Montaigne, 1967, pp. 1 ± 3. 14 Michel FICHANT, La réforme de la dynamique. De corporum concursu (1678) et autres textes inédits, Paris, Vrin, 1994, p. 9. 15 Ibid., p. 158, la traducción francesa está en p. 316.
197
La interpretación física y por tanto metafísica de estas fórmulas del cálculo no ha
sido aún elaborada en 1678: la distinción entre fuerza viva y fuerza muerta, la
elasticidad como la imagen de una espontaneidad que caracteriza metafísicamente la
individualidad de los cuerpos, la doctrina de la substancia no han sido aun elaboradas.
Por tanto, si se persiste en defender la tesis clásica del origen metafísico de la dinámica
leibniciana es necesario a partir de 1994 enfrentarse con este manuscrito que
permaneció desatendido durante más de trescientos años en el Nachlass leibniciano
depositado en el Leibniz-Archiv.
Pero tampoco la tesis inversa sale victoriosa de la derrota de su adversaria. El mismo
manuscrito muestra que las fórmulas obtenidas se adaptan a una concepción
ocasionalista de la naturaleza, diferente e incompatible con la concepción metafísica de
la substancia que elabora Leibniz a partir de 1686 y que constituye el núcleo de su
filosofìa definitiva.16 Por tanto, las fórmulas de la medición de la fuerza en las reglas del
choque, en particular mv2, no implican necesariamente una concepción metafísica
determinada de la realidad. La vinculación que hace Leibniz en el Discours de
Métaphysique de 1686 entre las fórmulas y su nueva concepción de la substancia es
³XQD� LQYHQFLyQ� ILORVyILFD´� SRVWHULRU� H� LQGHSHQGLHQWH� GH� ORV� FiOFXORV� TXH� OH� OOHYDURQ� D�
desistir de la fórmula cartesiana.17
La publicación y el análisis de un texto manuscrito inédito de Leibniz guardado en el
Leibniz-Archiv ha sido pues decisiva para cambiar las interpretaciones de desarrollo de
su pensamiento y de la relación entre la matemática y la filosofía en su tiempo. La
edición de 1994 sin embargo no es la definitiva. El texto aparecerá en un volumen
IXWXUR�GH� OD�³Akademie Ausgabe´�TXH� LQFOX\D� ORV�HVFULWRV�GH�/HLEQL]� VREUH�GLQiPLFD��
Esta nueva edición diferirá sin embargo en puntos importantes de la hecha por Fichant.
Se volverá a transcribir el manuscrito, se hará especial hincapié en los párrafos u
oraciones tachadas, en los agregados interlineales y marginales, ausentes en la edición
francesa de 1994. No se lo presentará aisladamente, sino junto con todos los escritos de
Leibniz sobre mecánica y dinámica datados en 1677 y 1678. La nueva edición del
manuscrito del De corporum concursu no contará con la guía del análisis detallado y
profundo que le dedica Fichant en su edición de 1994. En suma, se presentará al lector
16 G. W. LEIBNIZ, ³Pacidius Philalethi´�� G. W. LEIBNIZ, Sämtliche Schriften und Briefe. Sechster Reihe, Philosophische Schriften, Dritter Band 1672 -1676, Berlin, Akademie-Verlag, 1980, pp. 528 ± 571, en particular pp. 566 ± 567. 17 Michel FICHANT, La réforme de la dynamique. De corporum concursu (1678) et autres textes inédits, Paris, Vrin, 1994, p. 64.
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como si fuera el manuscrito, aunque en realidad sea sólo una expresión, una
representación del mismo.
No hay edición perfecta ni definitiva, aun cuando estén a cargo de especialistas
altamente calificados y con los últimos recursos técnicos y científicos, como es el caso
de la Akademie Ausgabe. El problema radica en que en toda edición hay una selección.
Por ello es importante que se conservado el manuscrito como si no se lo hubiera editado
con anterioridad. Leibniz, interesado como muchos otros en su tiempo por los archivos
y su conservación, consideraba que la mejor forma de preservar un documento era
publicarlo.18 Se podría evitar así el riesgo de su desaparición en incendios o en subastas
inescrupulosas, guerras o deterioro por descuido o la ignorancia de herederos y
apoderados. Sin embargo, la publicación conserva una perspectiva del documento, la de
quienes la planifican y ejecutan. No se debe desechar la posibilidad de que aparezcan
otros puntos de vista que exijan una revisión editorial.
Los criterios editoriales han cambiado de manera permanente de la mano en gran
parte de la aparición de recursos tecnológicos que los editores anteriores no podían
siquiera imaginar. A pesar de ello, se supone que se ha alcanzado un rigor técnico y
científico que no sólo supera a todos los procedimientos anteriores sino que será
insuperable en el futuro. Se trata de un sentimiento compartido por todos los editores de
manuscritos de toda las épocas. La misma Akademie Ausgabe nos sugiere qué ingenua
es esa actitud. En 1926 apareció el primer volumen de la sección II dedicada a la
correspondencia filosófica de Leibniz entre 1663 y 1685.19 En 2006 se publicó una
segunda edición, con nuevas transcripciones de las mismas cartas y de otras excluidas
de la primera edición, un aparato crítico con las variantes textuales y una actualización
bibliográfica y biográfica sobre los correspondientes de Leibniz.20 La primera edición
cuenta con XXX + 581 páginas; la segunda, con LV + 1.025. No es ésta sin embargo la
diferencia principal entre ambas. Se podría decir, aunque suene a exageración, que en
muchos aspectos la segunda edición no es tal sino la primera de una forma diferente de
encarar la edición de la correspondencia de Leibniz.
Los originales manuscritos de textos publicados deben pues ser preservados como si
no se lo hubieran editado. Los proyectos de cierre de archivos una vez que se concluya 18 Margherita PALUMBO, Leibniz e la res bibliothecaria. Bibliografie, historiae literariae e cataloghi nella biblioteca privata leibniziana, Roma, Bulzoni Editore, 1993, pp. 60-61. 19 G. W. LEIBNIZ, Sämtliche Schriften und Briefe. Zweiter Reihe, Philosophischer Briefwechsel, Erster Band 1663 -1685, Darmstadt, 1926. 20 G. W. LEIBNIZ, Sämtliche Schriften und Briefe. Zweiter Reihe, Philosophischer Briefwechsel, Erster Band 1663 -1685, Berlin, Akademie-Verlag, 2006.
199
con la edición de sus manuscritos son una torpeza. En cualquier momento futuro
deberán ser reabiertos. Por otro lado, la idea de que una vez acabada la publicación de
todo su acervo un archivo queda ocioso es una ingenuidad. Esto es así aún cuando una
forma en apariencia muy novedosa de publicación pudiera poner en peligro la vigencia
de los archivos. Se trata de la publicación on-line de documentos digitalizados. Los
resultados obtenidos de su antecedente inmediato, la edición facsimilar, sugieren todo lo
contrario.
Este tipo de presentación de documentos manuscritos no reemplaza a la tarea
editorial ni tampoco garantiza la preservación del original. Por el contrario, será cada
vez más necesario que el lector sea guiado por editores expertos para poder leer los
originales on-line a través de una maraña de tachaduras, agregados, caligrafías
indescifrables, dibujos y diagramas inconclusos, que, en las ediciones en papel suelen
ser disimulados, completados, y ocultados al lector. Por otra parte, es sorprendente que,
por razones aún desconocidas, se dé por sentado la indestructibilidad de Internet, como
si se tratara de la imagen virtual de la eternidad. El descuido de los originales debido a
que se cree contar con ediciones inmejorables y con soportes de óptima preservabilidad
son los dos grandes riesgos que corren hoy día los archivos.
FUENTES
* Instituto de Historia de España “Claudio Sánchez Albornoz”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 201-208 ISSN 1853-4503
Tragico svcesso, mortifero estrago1
Andrea Bau*
Gabriela Canavese*
Resumen Estamos presentando la transcripción de una fuente de fines del siglo XVII sobre un rebrote
pestilencial en la ciudad de Córdoba. La redacción de este tipo de tratados, por parte de los
profesionales de la medicina, intentaba aconsejar a colegas y pacientes acerca de las medidas
conducentes tanto para la prevención como para la curación de este flagelo. Los tratados contra
la peste constituyeron uno de los géneros narrativos más difundidos de la literatura médico-
sanitaria de la época, los cuales se encuadran dentro del género de los Regimina Sanitatis,
expresión discursiva típica de la Dietética medieval y de la primera modernidad que reglamenta
con fines preventivos y curativos la vida completa del individuo. Su autor, Nicolás de Vargas
Valenzuela, Doctor en Medicina, Catedrático de Filosofía y Médico de la Santa Inquisición, quien
prestaba servicios en el Hospital de San Sebastián entre 1638 y 1659, nos ilustra sobre las
características que asumió la epidemia en Córdoba a partir de su obra de 1651, Tragico svcesso,
mortifero estrago, qve la Ivsticia Diuina obro en la ciudad de Cordoua..., dedicada a Fray Pedro
de Tapia, obispo de Córdoba. Este tipo de publicación es sumamente útil e ilustrativa para el
historiador en su tarea de reconstruir el mapa pestífero español de la primera modernidad
europea.
Palabras clave: peste - Edad moderna - dietética - medicina
1 Este trabajo se enmarca en el proyecto Ubacyt 20020110200354 (2012-2014) “Estrategias y dispositivos de discriminación cultural y simbólica en la Europa de los siglos XV a XVII: una aproximación a partir de los casos español y francés” (Director: Dr. Fabián A. Campagne).
202
Abstract We are presenting a transcript of a source of late seventeenth century on a pestilential outbreak in
the city of Cordoba. The writing of such treaties, by medical professionals tried to advise patients
about the necessary measures for prevention and for the healing of this pestilence. This kind of
work were one of the most widespread genres of medical-health literature of the period, which
falls within the genre of the Regimina Sanitatis, typical discursive expression from the medieval
and early modern Dietetic whose purposes are to regulate, prevent and heal the complete life of
the individual. His author, Nicholas de Vargas Valenzuela, physician, Professor of Philosophy and
Physician of the Inquisition, who served at the Hospital of San Sebastian between 1638 and 1659,
tells us about the characteristics that had the epidemic in Cordoba on his work of 1651, Tragico
svcesso, mortifero estrago, qve la Ivsticia Diuina obro en la ciudad de Cordoua..., which was
dedicated to Fray Pedro de Tapia, Bishop of Córdoba.This type of publication is extremely useful
and illustrative for the historian in his task of rebuilding the pestiferous Spanish map of European
modernity.
Key words: pestilence - Modern age - dietetic - medicine
Fecha de recepción: 22/07/2013
Fecha de aceptación: 19/03/2014
La fuente que se transcribe tiene una historia singular que merece ser narrada. Desde
el año 1990 comenzamos a desarrollar dentro de nuestro ámbito laboral y profesional, el
Instituto de Historia de España “Claudio Sánchez Albornoz” (dependiente de la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires) y bajo la dirección de
la Dra. María Estela González de Fauve, el estudio del léxico científico contenido en
obras médicas de los siglos XVI y XVII. Este fue un trabajo interdisciplinario de
conjunto que se realizó en el marco de un convenio internacional entre la Universidad
de Buenos Aires y la Universidad de Salamanca. La transcripción se llevó adelante
siguiendo normas establecidas por el Hispanic Seminary of medieval Studies de la
Universidad de Wisconsin (Madison) y contenidas en A manual of manuscript
transcription for the Dictionary of the old Spanish language.
En una primera etapa se desarrolló la edición de textos médicos de los siglos XVI y
XVII con la ayuda de medios informáticos que nos permitieron generar las
concordancias. Tanto los textos en edición semipaleográfica como las concordancias,
fueron editados en CD Rom. Numerosos tratados médicos vieron así la luz y fueron
203
dados a conocer bajo el formato electrónico en impecables y rigurosas ediciones
precedidas por un estudio histórico preliminar a cargo del transcriptor del texto.
Fue la Hispanic Society of America de New York, bajo el patrocinio del Lloyd
Kasten Fund, quien apoyó este ambicioso proyecto y permitió que numerosas obras de
medicina hispana bajomedieval y temprano moderna pudiesen estar asequibles al
estudioso del tema.
En esta ocasión ofrecemos la transcripción del Tragico svcesso, mortifero estrago,
qve la Ivsticia Diuina obro en la ciudad de Cordoua tomando por instrumento la
enfermedad del contagio, que duró desde el 9 de Mayo de 1649 hasta el 15 de Junio de
1650 escrito por Nicolás de Vargas Valenzuela y transcripto por la Licenciada Gabriela
F. Canavese y la Profesora Andrea M. Bau en el año 2004, en el marco del proyecto
anteriormente mencionado. La misma se encuentra en formato electrónico en CD ROM
con pie de imprenta de Nueva York del mismo año y publicado por el Seminario
Hispánico de Estudios Medievales dentro de la Serie de Textos Médicos españoles del
siglo XVI.
“... desde los primeros días de Febrero
en que comenzo esta fiera desbocada, a embestir a pequeños y grandes,
cebando su rabia, y furor, a disposicion suya:
y lleuose entre los dientes muy illustres personas de virtud
y recogimiento, notables de uno, y otro sexo, de todas edades,
con que estaran aduertidos los que piensan
que la pestilencia es enfermedad, que deja y perdona
a los poderosos y no hace presa en sujetos grandes.”2
Entre mayo de 1649 y junio de 1650 la ciudad de Córdoba se ve asolada por una
epidemia de peste. Es la reaparición de la tan temida Peste Negra que azota a Europa
2 Nicolás DE VARGAS VALENZUELA, “Texto y Concordancias del Tragico svcesso, mortifero estrago, qve la Ivsticia Diuina obro en la ciudad de Cordoua (Córdoba, 1651)”, Andrea M. BAU y Gabriela F. CANAVESE (eds.), Hispanic Seminary of Medieval Studies, 16th Century Spanish Medical Texts Series núm. 23, Nueva York, 2004, f. 50r. Para un estudio más profundo de esta fuente y con un estudio comparativo con otros documentos sobre diversos brotes pestilentes recomendamos nuestros artículos: Andrea María BAU y Gabriela CANAVESE, “Trasgresión en tiempos de peste, valores en crisis. Estudio de caso de un tratado contra la pestilencia (Córdoba, 1651)”, Fundación, vol. IX, publicado en forma electrónica, Buenos Aires, 2008-2009 y Andrea María BAU y Gabriela CANAVESE, “Sepultureros y enterradores. La manipulación de cuerpos y objetos en época de peste durante la Baja Edad Media y la temprana modernidad europea”, Cuadernos de Historia de España, Tomo LXXXIV, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 2010, pp. 91-114.
204
hacia mediados del siglo XIV, cuyos brotes aún se manifiestan bien entrado el siglo
XVII. Juan Ballesteros Rodríguez señala que para el año 1649 Castellón, Murcia,
Córdoba, Sevilla, Málaga y Jaén sufren la peste. El número de muertos de estos brotes
pestilenciales del siglo XVII “nos acerca a la mortalidad de la Peste Negra”.3 De ello da
testimonio este tratado, redactado por Don Nicolás de Vargas Valenzuela4, Doctor en
Medicina, Catedrático de Filosofía y Médico de la Inquisición, quien presta sus
servicios en el Hospital de San Sebastián entre los años 1638 y 1659 e ilustra sobre las
características que asume la epidemia en Córdoba. Generalmente, la redacción de este
tipo de tratados y relaciones, por parte de los profesionales de la medicina, intentaba
aconsejar a colegas y pacientes acerca de medidas conducentes tanto a la prevención
como a la curación de este flagelo.
La mayoría de los autores coincide en prescribir como prioritario el abandono de la
zona apestada. La única forma de mantener el orden parece ser la exclusión. “El
enfermo se encontraba de inmediato aislado [...] Al estallar la epidemia de peste se
rompían todos los vínculos sociales y humanos.”5 Una de las posibles causas del mal
reside en la contaminación del aire y del agua, vehículos transmisores del flagelo que
provocan serias alteraciones en el equilibrio de los humores corporales. A raíz de la
medida de macizar el río Verde que riega los cimientos del Alcázar, el autor comenta
“... porque si en todo tiempo son malos los vapores que se leuantan de lagunas, y aguas
encharcadas, que será en el que tan cerca estaua de ser pestilente, y cuanto daño haría a
los vezinos del Alcazar [...] Siendo el primer documento de Medicos, que una de las
causas de pestilencia, son los vapores de las lagunas...”.6
En el caso de Córdoba, el riesgo de infección proviene de su proximidad geográfica
con Sevilla, ciudad ya afectada. Como medida preventiva las autoridades cordobesas
evitan la entrada al recinto de la ciudad de personas provenientes de comarcas vecinas.
Así sólo unas pocas puertas de acceso permanecen abiertas y fuertemente custodiadas,7
limitándose también la entrada de navíos. La preocupación por evitar la propagación del
3 Juan BALLESTEROS RODRÍGUEZ, La peste en Córdoba, Córdoba, Excma. Diputación Provincial de Córdoba, Servicio de Publicaciones, 1982, p. 53. 4 Nicolás DE VARGAS VALENZUELA también escribió Curacion preservativa de la enfermedad pestilente, que han padecido los Reynos de Valencia, y Murcia. Y agora de presente padecen los puertos de San Lucar, Cadiz, Puerto de Santa María, Xerez, y otros lugares de su comarca, Córdoba, publicado por Salvador de Cea Tesa, 1649. 5 Juan Ignacio CARMONA, Enfermedad y sociedad en los primeros tiempos modernos, Sevilla, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 2005, pp. 58 y 59. 6 Nicolás DE VARGAS VALENZUELA, Tragico suceso…cit., f. 19v. 7 Ibid., f. 17r.
205
mal se traduce en la implementación de otras cláusulas preventivas: se controlan las
boticas para comprobar su eficiente provisión de medicamentos,8 se pica y quema la
ropa de los enfermos9 y se exige la cuarentena rigurosa de los mismos.10 Desde la
Corona la preocupación se traduce en el envío de un emisario real el cual convoca una
junta extraordinaria de médicos y cirujanos para tratar con sumaria decisión la
problemática existente.11
Los facultativos, en su mayoría, concibieron a la peste como una alteración del aire
de origen celeste a la que también se le suma como otro factor de origen, las
emanaciones del suelo y del agua. “La causa es ´lo que respiramos´, lo que quiere decir
que es algo que se introduce en el cuerpo a través del aire respirado, y que ese elemento
extraño ha llegado de afuera. Por tanto se habla de ´visita´ (en el sentido de llegada,
ataque o irrupción) de una enfermedad que afecta a muchos, de una amenaza oculta, que
se adquiere por el aire, y que éste contiene algo nocivo y extraño en ese lugar”.12 Vargas
asevera en su tratado la existencia metafórica de “tan penoso huesped, y que tan ligero
caminaua, pues parece le seruian de postas nuestros descuydos…”13
Las fuentes municipales de la época dan cuenta de una gran cantidad de denuncias y
protestas de los vecinos por la existencia de estercoleros, muladares de animales
muertos, hediondez de aguas estancadas, deficiencias en las redes de alcantarillado,
pésimo estado del suelo y las calles, olores fétidos provenientes de la basura, etc.14 Sin
embargo a pesar del esfuerzo de las autoridades municipales para solucionar estos
problemas, las normas y ordenanzas urbanas relacionadas con la limpieza del espacio
público no se respetan y se hace evidente la lucha entre lo que se debe hacer y lo que
efectivamente se hace: los vecinos denuncian pero al mismo tiempo ensucian y las
autoridades se sienten incapaces para solucionar estos problemas.
8 Ibid., f. 20v. 9 Ibid., f. 54r. 10 Ibid., f. 31v. 11 Ibid., fs. 21v y 35r. 12 Luis Miguel PINO CAMPOS y Justo Pedro HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, “En torno al significado original del vocablo griego epidemia”, Dynamis, vol. 28, 2008, p. 204. 13 Nicolás DE VARGAS VALENZUELA, Tragico suceso…cit., f. 10r. 14 La proliferación de los desperdicios y desechos industriales no sólo era inherente al desarrollo de las actividades económicas de las ciudades sino también a los residuos procedentes de los hogares particulares que conllevan la acumulación de los detritos y orinas de hombres y animales, las aguas sucias y caldos de las cocinas, del fregado y lavado de la casa y del aseo de los propios cuerpos. Uno de los problemas más significativos de las urbes de la época fue el de las "aguas continuas”, es decir el de las aguas residuales provenientes de las viviendas particulares. Esta temática es abordada en Andrea María BAU y Gabriela CANAVESE, “Agua que cura, agua que alimenta. La Dietética para sanos y el uso del agua en la sociedad española bajomedieval y moderna”, Cuadernos de Historia de España, vol. LXXX, 2005-2006.
206
En este contexto físico la invocación recurrente a la tesis del “contagionismo” fue
ganando adeptos: la enfermedad se transmite por el contacto directo con el enfermo, o a
través de sus ropas, casas y objetos personales, por eso hay que evitar el contacto con
sus principales agentes portadores: el agua y el aire. El origen natural de las pestes
proviene del “inficionado aire”. La calamidad se propagaba por contagio a través de
ciertas corrientes que los médicos llaman “efluvios”: por la respiración, la transpiración
y hasta el hedor de las pertenencias de las personas enfermas y fallecidas.
A estas causas naturales se agregan otras de índole religioso, buscándose respuestas
en el plano espiritual. En la Introducción a la obra, Fray Miguel de Alcántara,
calificador del Santo Oficio en la aprobación a la misma, exhorta a Córdoba a acordarse
de su desdicha y tomar escarmiento de sí misma y, aunque ya libre del riesgo de la
enfermedad, viva como si aún estuviera bajo el peso de ella, recordando que Dios es el
único que arbitra justicia.15 Por lo tanto, se puede advertir que el propósito que alentó la
redacción del tratado es moralizante y que, intencionalmente, el autor exalta, de forma
permanente, a los miembros de la clerecía cordobesa por su heroico accionar durante la
epidemia.16 No falta la invocación a numerosos santos, como nuestra Señora de la
Salud, San Sebastián y San Roque y la realización de múltiples procesiones, misas y
letanías.17
La corrupción del agua y del aire, por la influencia de causas “superiores” como
ciertos fenómenos meteorológicos y astrológicos e “inferiores” como la contaminación
ambiental, termina siendo uno de los recursos más invocados por la explicación médica
de la catástrofe que se ampara en la tesis del contagio.
“La acción de determinados fenómenos celestes [...] que operaban desde arriba, y
desde abajo las emanaciones pútridas y nauseabundas que procedían de las
materias corruptas, de los cadáveres, de las aguas estancadas y de la gran suciedad
que había por doquier, fueron considerados como los precipitantes inmediatos que
motivaban la corrupción del aire y la presencia en el ambiente de los [...] efluvios
malignos y pegajosos que eran los que, se creía, propagaban la peste.”18
15 Nicolás DE VARGAS VALENZUELA, Tragico suceso… cit., fol. 4v. 16 Ibid., f. 41v - 46v, f. 57r. 17 Ibid., f. 16r. 18 Juan Ignacio CARMONA, Enfermedad… cit., p. 44.
207
Ahondando en el plano de las causas “inferiores” de la peste podemos afirmar que
las ciudades eran, sin lugar a dudas, un campo ideal para la gestación y la proliferación
de la enfermedad. Desde el punto de vista higiénico-sanitario las ciudades ofrecían un
panorama lamentable caracterizado por graves deficiencias en materia de limpieza
pública y saneamiento urbano. La recurrencia de los brotes y rebrotes pestilenciales era
un fenómeno típicamente urbano signado por la existencia de una ciudad maloliente y
sucia. La proliferación de los desperdicios y los desechos industriales no sólo era
inherente al desarrollo de las actividades económicas de las ciudades sino también a los
residuos procedentes de los hogares particulares que conllevan la acumulación de los
detritos y orinas de hombres y animales, las aguas sucias y los caldos de las cocinas, del
fregado y el lavado de la casa y del aseo de los propios cuerpos. Uno de los problemas
más significativos de las urbes de la época fue el de las “aguas continuas”, es decir el
de las aguas residuales provenientes de las viviendas particulares que al grito de “agua
va” se arrojaban, sin reparo ni pudor, desde las ventanas y las puertas de las casas.
En una primera etapa, luego de efectivizarse el contagio en mayo de 1649, la
enfermedad adquiere características leves para luego agudizarse hacia noviembre de
1649, provocando el éxodo de muchos habitantes fuera de la ciudad.19 Sin embargo, el
autor exalta la solidaridad comunitaria puesta de manifiesto en las numerosas
donaciones provenientes de las distintas collaciones en beneficio de los afectados.20
Comprobamos asimismo cómo, en un contexto tan dramático como es el flagelo de
la peste, las conductas transgresoras salen a la luz en un marco explícito de crisis e
inversión de valores. Nuestra fuente arrojó un abanico de inconductas ejercidas por
diferentes actores sociales en múltiples circunstancias: las cometidas por funcionarios
públicos, oficiales y profesionales de la salud; las derivadas de las actividades
productivas; las vinculadas con la circulación de personas y las ejercidas por los
particulares.
Para evitar el contagio se recomienda, en materia de salud, seguir un régimen
preservativo cuya premisa rectora es la práctica de la moderación y la templanza en el
ejercicio y la administración de las “seis cosas no naturales” (bebida y comida,
ejercicio y reposo, baños, coito o acto venéreo, sueño y vigilia y pasiones del alma). Se
prohíbe el uso de ciertos alimentos como la leche, el queso, las habas verdes, los
alcauciles y se limita la pesca en el Guadalquivir. Este régimen preventivo prescribe un
19 Nicolás DE VARGAS VALENZUELA, Tragico suceso… cit., f. 38r. 20 Ibid., f. 63r y ss.
208
sinnúmero de normas de vida que hacen al cuidado y mantenimiento no sólo del cuerpo
sino también del alma del sujeto.
La obra que se transcribe aporta numerosos datos sobre otras cuestiones tales como:
la problemática de los hospitales, la devoción popular, el comercio interurbano, la
limpieza urbana, la presencia de foráneos en el casco de la ciudad (gitanos), entre otros
tópicos. Pero, principalmente, es sumamente útil e ilustrativa para el historiador en su
tarea de reconstruir el complejo mapa pestífero español de la modernidad europea.21
21 Numerosas obras se han escrito sobre la problemática pestilencial española. Sugerimos básicamente algunas de ellas: Antonio CARRERAS PANCHÓN, La peste y los médicos en la España del Renacimiento, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1976; Emilio MITRE FERNÁNDEZ, Fantasmas de la sociedad medieval. Enfermedad. Peste. Muerte, Valladolid, Universidad de Valladolid, 2004. También sugerimos estudios más específicos como Juan BALLESTEROS RODRÍGUEZ, La peste en Córdoba, Córdoba, Excma. Diputación Provincial de Córdoba, Servicio de Publicaciones,1982; María Estela GONZÁLEZ DE FAUVE y Patricia DE FORTEZA, “Notas para un estudio de la peste bubónica en la España bajomedieval y de fines del siglo XVI”, María Estela GONZALEZ DE FAUVE (coord.) , Medicina y sociedad: curar y sanar en la España de los siglos XIII al XVI, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1996; José Luis BELTRAN, La peste en la Barcelona de los Austrias, Barcelona, Milenio, 1996.
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos Centro de Estudios Históricos ³3URI� Carlos S. A. 6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 209-222 ISSN 1853-4503
Cartas entre agrimensores. Miradas desde los pueblos en un período de transiciones políticas, institucionales y
sociales (Estado de Buenos Aires, 1854-1856)
Mariana Canedo*
Resumen Las cartas entre agrimensores son parte de la correspondencia sostenida desde los pueblos
rurales por los encargados de las Comisiones para el arreglo de los pueblos y sus ejidos con el
presidente del Departamento Topográfico, entre febrero de 1854 y fines de junio de 1856. Es una
documentación escasamente conocida, pero abordable a partir de diferentes líneas de
investigación. La correspondencia se ubica en los primeros años del Estado de Buenos Aires en
un contexto de transformaciones políticas, institucionales y sociales. La lectura de las cartas lleva
a repensar los contextos de producción de los documentos oficiales.
Palabras clave: Cartas - agrimensores - Departamento Topográfico - Estado de Buenos Aires
Abstract The letters between surveyors are part of the correspondence maintained from the rural towns by
the surveyors in charge of Comisión para el arreglo de los pueblos y sus ejidos with the president
of the Topographic Department, between February of 1854 and June ends of 1856. It is not a well-
known documentation, but it is interesting one for different lines of investigation. The
correspondence is located in the first years of the Estado de Buenos Aires in a context of political,
institutional and social transformations. The reading of these letters takes to think about the
contexts of production of official documents.
Key words: Letters - surveyors - Topographic Departament - Estado de Buenos Aires
210
Fecha de recepción: 31/08/2013
Fecha de aceptación: 12/10/2013
El periodo transcurrido entre la caída del gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel
de Rosas y la consolidación del Estado de Buenos Aires propició cambios que afectaron
diferentes ámbitos de la vida en la ciudad, campaña y pueblos de Buenos Aires. El
restablecimiento del Departamento Topográfico y la instalación de las Municipalidades
de campaña son dos ejemplos paradigmáticos de la búsqueda de transformaciones
político-institucionales durante los primeros años del Estado de Buenos Aires.
En un contexto de convulsión política, enfrentamientos militares, y a la espera de la
sanción de leyes sobre los derechos sobre la tierra, particularmente sobre la tierra
pública, el Departamento Topográfico reorganizado convirtió a las Comisiones para el
arreglo de los Pueblos de la Campaña y sus ejidos en uno de los proyectos centrales de
su agenda de actividades, buscando dar respuestas a las abundantes demandas surgidas
desde los pueblos sobre situaciones controvertidas en torno a solares, quintas y chacras.1
Las cartas entre agrimensores que presentamos son parte de la correspondencia
sostenida, entre febrero de 1854 y fines de junio de 1856, por los agrimensores
encargados de cada comisión con Saturnino Salas, presidente del Departamento
Topográfico. Junto con la transcripción de algunas de ellas, nos proponemos poner en
conocimiento de otros colegas una documentación poco conocida, y abordable a partir
de diferentes líneas de investigación. Concluiremos con algunas reflexiones sobre los
contextos de producción de los documentos oficiales.
1 Sobre el Departamento Topográfico y los agrimensores, Valeria D´AGOSTINO, ³/RV orígenes de la agrimensura como profesión: su relación con el Estado y el régimen de propiedad de la tierra (provincia de Buenos Aires, primera mitad del VLJOR� ;,;�´�� Noemí GIRBAL-BLACHA y Sonia MENDONÇA (coord.), Cuestiones agrarias en Argentina y Brasil, Buenos Aires, Prometeo, 2007, pp. 271-288; Juan Carlos GARAVAGLIA, y Pierre GATREAU (ed.), Mensurar la tierra, controlar el territorio. América Latina, siglos XVIII y XIX, Rosario, Prohistoria, 2011; Mariana CANEDO, ³(O ³UHVWDEOHFLPLHQWR´ del Departamento Topográfico. Política y gestión de un proyecto con consenso (1852-1857), Revista Andes, núm. 25, en prensa.
211
Cartas desde los pueblos
Las cartas escritas por los agrimensores comisionados por el Departamento
Topográfico desde los pueblos, y algunas de las respuestas realizadas por Salas desde la
ciudad de Buenos Aires, forman parte de la sección Documentos antiguos del Archivo
Histórico de Geodesia del Ministerio de Obras Públicas, ubicado en la ciudad de La
Plata (provincia de Buenos Aires). Las mismas se encuentran agrupadas en orden
cronológico, sin foliar, junto con documentos relativos, mayoritariamente, a deslindes y
mensuras de la tierra. La particularidad de estos documentos, en su conjunto, se centra
en ser comunicaciones internas entre funcionarios y autoridades, o constituir instancias
de aclaraciones, informes o manifestación de problemas, que antecedieron a la
realización de documentación oficial (duplicados de mensuras, Registro Gráfico de la
Provincia, Registro Estadístico del Estado de Buenos Aires). Los documentos fueron
propiciados por agrimensores y autoridades del Departamento Topográfico, autoridades
locales y provinciales, y en algunas oportunidades por vecinos, fundamentalmente
durante el siglo XIX.
Las cartas fueron realizadas desde catorce pueblos: Pergamino, Arrecifes, San Pedro
(Comisión del Norte, a cargo de Juan Fernández); San Nicolás, Chivilcoy, Navarro,
Lobos, Bragado (Comisión del Centro, iniciada por Teodoro Schuster, y luego a cargo
de Arístides de Orma); Magdalena, Dolores, Chascomús, San Vicente, Ranchos,
Quilmes (Comisión del Sur, a cargo de Jaime Arrufó). La extensión, cantidad y
frecuencia de las cartas varió en relación al surgimiento de noticias o necesidades, el
ritmo de funcionamiento de las diligencias y los chasques, o la duración de la estadía de
los agrimensores en cada lugar (la cantidad varía entre 1 y 29 cartas por pueblo). Al
funcionar las comisiones en simultáneo, Salas lograba un panorama interesante con
información obtenida desde tres zonas diferentes de la campaña.
Posibles líneas de investigación
Los asuntos abordados en las cartas se orientan en torno al desarrollo de las
comisiones. Bajo esta perspectiva se abren varios temas, expresados con distinto nivel
de reflexión, y generalmente vinculados con circunstancias concretas surgidas en los
pueblos. Entre las cuestiones posibles a abordar, destacamos:
212
a. Las relaciones entre colegas
La caracterización de las relaciones generadas entre este grupo de agrimensores, y
particularmente entre quienes además de comisionados, eran empleados del
Departamento Topográfico (Juan Fernández y Jaime Arrufó), resulta un tema
interesante, aunque poco transitado. Las expresiones de fidelidad y amistad, los
reconocimientos de superioridad jerárquica o por trayectoria profesional, las
preocupaciones y saludos por las familias o por otros integrantes del Departamento, son
constantes en las cartas. Como plantea Maurice Aymard para la modernidad europea,
cada relación genera un sistema de derechos y deberes, y no hay un código único; la
amistad, plural y con múltiples gradación, se inserta en la trama habitual de las
relaciones sociales.2 ¿Qué significaba ser integrante del Departamento Topográfico,
institución estatal con alto prestigio? ¿Qué vínculos se generaba entre sus integrantes?
¿Qué implicaba formar parte de las comisiones, representando de manera oficial al
Departamento Topográfico de Buenos Aires en los pueblos de la campaña? En las cartas
que presentamos aparecen diferentes indicios sobre estos temas, y específicamente el
relato de Arístides de la Orma, sobre la situación vivida por Temístocles, su hermanito
que oficiaba de auxiliar, con las autoridades del pueblo de Navarro, en tanto integrante
de la Comisión del Centro con representación oficial del Departamento Topográfico.
(Carta del 9 de noviembre de 1855)
b. Las condiciones laborales de los agrimensores
La lectura de las cartas permite abordar las condiciones laborales en las que estos
agrimensores desarrollaron sus actividades. Problemas con el funcionamiento de los
instrumentos, falta de mano de obra para el trabajo, limitaciones para trabajar por la
lluvia o incomodidades en los alojamientos, fueron temas comunicados a Salas en forma
de queja o como justificación por la morosidad en el trabajo.
La relación entre los sueldos cobrados por los agrimensores y los gastos para su
subsistencia en los pueblos se puso de manifiesto de diferentes maneras en la mayoría
2 Maurice AYMARD, ³$Pistad y convivencia soFLDO´� Roger CHARTIER (dir.), La comunidad, el Estado y la familia, Buenos Aires, Taurus, 1991, pp. 57-102.
213
de los casos, así como las estrategias personales desarrolladas para disminuir estos
últimos. En las cartas que presentamos, Arístides de Orma plantea el problema a Salas,
con una propuesta para solucionar la situación (carta de 9 de noviembre de 1855).
c. La vida en los pueblos de campaña
A través de las cartas de los agrimensores, se hacen presentes aspectos cotidianos y
extraordinarios para la vida en los pueblos. Muchos fueron expresados como problemas:
la falta de mano de obra, ya señalada, extendida a otras actividades; el alto costo de la
vida en los pueblos en relación a la ciudad; las restricciones en el funcionamiento del
correo.
En estos años convulsionados, los agrimensores informaron a Salas sobre posibles
ataques a los pueblos por parte de los confederados, levantamiento de un Comandante,
o el desplazamiento de regimientos por la campaña, haciendo hincapié en los impactos
locales. En las cartas seleccionadas, Jaime Arrufó y Arístides de Orma señalan algunas
de estas situaciones desde Ranchos y Navarro (Cartas de 23 de octubre y 9 de
noviembre de 1855)
d. Las autoridades locales y los cambios institucionales
Las distintas relaciones entabladas por los agrimensores con las autoridades locales y
los vecinos fueron largamente consideradas en las cartas, ya que las mismas resultaron
centrales para la labor de las comisiones, tanto desde la gestión de las mismas como
desde el logro de consensos en las tareas realizadas. El funcionamiento de los jueces de
paz ameritó comentarios aun en referencia al accionar en otros pueblos. Un ejemplo es
el de Arístides de Orma informándole a Salas, desde Navarro, sobre el reparto de tierras
que estaría realizando el juez de paz de Bragado (Carta de 9 de noviembre de 1855)
Los cambios institucionales que a nivel local se fueron generando en esos años no
aparecen como una preocupación por parte de los agrimensores, pero el funcionamiento
de Comisiones Municipales y luego de las Municipalidades de Campaña se hizo
presente en algunas cartas. Particularmente, los comentarios se centraron en los niveles
de funcionamiento y compromiso encontrados en las comisiones de solares o en el
214
municipal encargado de los solares y quintas. (Carta de Arrufó, Ranchos, 8 de octubre
de 1855)
e. Expresiones sobre los estados de ánimo
No es de extrañar que las cartas personales permitan conocer las expresiones de los
agrimensores en relación a los distintos estados de ánimo que fueron transitando durante
los dos años y medios de trabajo en los pueblos. Ejemplos de expresiones elocuentes de
sus sentimientos son los descriptos por Juan Fernández sobre el cambio producido en el
lugar de vivienda o por la impotencia generada por la falta de dinero, peones y ayuda
desde San Nicolás de los Arroyos (Carta de 8 y 15 de junio de 1854).
f. Sobre el ordenamiento de los pueblos y los derechos por la tierra
Esta temática, propia del objetivo de las comisiones, fue expresada por los
agrimensores a partir de peticionar antecedentes de terrenos en el archivo del
Departamento Topográfico, señalar dudas sobre el procedimiento a seguir, o describir
las irregularidades en las calles y ubicación espontánea de las construcciones que
predominaban en los pueblos. Su análisis permite conocer la correspondencia entre
decretos y leyes vigentes, y los contextos específicos.
Dos aspectos de esta problemática pueden resultar particularmente interesante: por
un lado, las opiniones vertidas por los agrimensores sobre las situaciones encontradas en
los pueblos, y por otro, sus propias perspectivas sobre la legislación vigente en esos
años, y los cambios que se encontraban transitando o a la espera de su aprobación a
nivel legislativo. Estas cuestiones se tensan aun más al ser nombrado Dalmacio Vélez
Sarsfield asesor del ministro de gobierno en 1855 y ministro de gobierno en 1856. Fue
él quien en junio de ese año declaró el cese de las comisiones por costosas y lentas.
215
g. La posibilidad de personalizar el Estado3
Más allá de reflejar miradas personales, como hemos visto, la comunicación epistolar
se realizó entre colegas, que además integraban comisiones oficiales de una oficina
estatal. Como plantea Juan Pro Ruiz al referirse al funcionamiento del Departamento
Topográfico, ³ORV agrimensores estaban, en realidad, extendiendo ±con un gasto público
mínimo- la acción del Estado por todo el WHUULWRULR´�4 Las cartas permiten conocer
aspectos del funcionamiento del Estado desde adentro, personalizado en estos
agrimensores y contextualizado desde los pueblos en los primeros años del Estado de
Buenos Aires.
A modo de conclusión
Finalizamos con algunas reflexiones generales sobre el uso de este tipo de
documentación. Por un lado, como sucede con cualquier otra fuente, la información
aportada por las cartas se enriquece al ser contrastada con otra documentación. En este
caso dialogan con las fuentes oficiales.
También queremos considerar la posibilidad de realizar recortes y recorridos
diferentes en la lectura de las cartas, ya que permiten iluminar cuestiones distintas. La
lectura centrada la correspondencia en un pueblo o una comisión fortalece la mirada
sobre el contexto; los análisis simultáneos de los tres agrimensores en diferentes zonas
de la campaña permiten profundizar la comparación, la generalización y los matices;
mientras que el seguimiento de cada agrimensor, pueblo tras pueblo, valoriza su
protagonismo. Esta última perspectiva de lectura resulta particularmente interesante
para considerar las transformaciones y continuidades políticas, institucionales y
sociales, tanto como personales del agrimensor durante los dos años y medio de
duración de las comisiones.
3 Tomamos la expresión de Ernesto BOHOSLAVSKY y Germán SOPRANO, ³8QD evaluación y propuestas para el estuGLR�GHO�(VWDGR� HQ�$UJHQWLQD´�� Ernesto BOHOSLAVSKY y Germán SOPRANO (eds.), Un Estado con rostro humano. Funcionarios e instituciones estatales en Argentina (desde 1880 a la actualidad), Buenos Aires, UNGS-Prometeo, 2010, p. 24. 4 -XDQ� 352� 58,=�� ³0HQVXUDV�� FDWDVWUR� \� FRQVWUXFFLyQ� HVWDWDO´�� Juan Carlos GARAVAGLIA y Pierre GATREAU (ed.), Mensurar la tierra«cit., p. 15.
216
Ambas cuestiones nos llevan a repensar el uso de los documentos oficiales, como los
duplicados de mensura producidos por las comisiones, que por su componente técnico
hacen olvidar principios hermenéuticos básicos sobre los contextos de producción y las
situaciones vividas por los autores.
Presentamos a continuación la transcripción de algunas cartas, seleccionadas por ser
diferentes entre sí (extensión, lugar de redacción, autor, contenido) y brindar un
pequeño panorama.
Carta realizada por Juan Fernández a Saturnino Salas desde San Nicolás de los Arroyos el 8 de
junio de 1854 (2 páginas)
Señor D. Saturnino Salas
Junio 8 de 1854
Muy respetado Señor
Hoy recién ha llegado a este pueblo el Correo después de ocho días de camino siempre
en la llegada del cual, habiéndonos fundado dos esperanzas pero las circunstancias han querido que no se
verificase ninguna causándonos bastante pesar solamente la no realización de una de ellas que es: que
esperábamos la contestación por la cual se nos diesen los medios de salvar los inconvenientes que nos han
hecho fracasar, a la nota última que pasó el Sr. Schuster.
La otra esperanza era la de conseguir licencia para pasar las fiestas Julias por allá; pero, divisando la
cosa bastante difícil, no quise aventurarme a pedirlo por escrito, y sí solamente a hacer explorar el
terreno, como quien dice, por un si acaso. Por la probabilidad que temía de no conseguirla, por este
motivo, he recibido con la mayor resignación la negativa. No tenemos todavía título suficiente, aunque no
es nuestra la culpa, de merecer una licencia; no hemos hecho casi nada, por el estúpido egoísmo de la
autoridad de este Pueblo.
Hasta ahora no le he hablado a Vd., más que de nuestra vida de comisionados, y casi presumo, que
desearía Vd. saber algo de nuestra vida particular.
Hemos estado viviendo con el Sr Schuster en un Saladero abandonado, distante como 30 cuadras del
pueblo por espacio de más de un mes. El parage era más a propósito que un convento para hacer la vida
de monge, porq.e todo convidaba allí a recogerse dentro de sí mismo, y al olvidarse del mundo entero.//
Teniendo por una parte un campo sin fin y sin estancias, por otra el Paraná con sus islas y costas
uniformes, por otra campo y por lo q.e queda campo también; el parage solitario silencioso de día; de
noche, tenebroso, lóbrego y con una q.e otra luz q.e se divisaba a lo lejos; por esto digo, q.e no teniendo
ni de día ni de noche nada q.e pudiera distraernos era forzoso recogerse dentro de sí mismo, llamar los
recuerdos y saborearse con ellos al modo que hacen las ovejas de noche, cuando se ponen a rumear q.e
desembuchan lo q.e han comido y en su nueva masticación se saborean. La comparación es grosera pero
esplica bien mi idea, que es q.e de día y de noche lo pasábamos rumeando los recuerdos en el Saladero.
217
Este rumeo constante, y los retirados por otra parte, a las 10 u 11 de la noche, cuando nos venía idea
de pasar un rato en S. Nicolás y las chuscas aventuras de viudas q.e asaltaban a los paysanos,
obligándonos algunas veces en estos paseos nocturnos a cargar pistolas para en caso de una disparada
honrosa tener mas peso sobre el cuerpo y de ese modo correr menos; todo esto, nos hacía menos deliciosa
la vida de anacoretas q.e hacíamos; por lo q.e previa consulta del Sr. Schuster, convinimos abandonar no
con poco placer el ingrato retiro en q.e habíamos pasado.
Nos mudamos al pueblo, y nuestra vida cambió de pronto de un extremo a otro. Antes todo convidaba
a la meditación sobre el prójimo. Lo diré de una vez, hay niñas en la casa q.e habitamos, y yo de
anacoreta he pasado a profesor de bailes, y Malaver de hombre serio y retirado ha pasado a ser aprendiz
de baile y a gustar de la sociedad de las niñas. ¡Lo q.e son las influencias femeninas!
No quiero ser mas largo, por no ser más molesto.
Soy de vd. su seguro S.
Juan Fernández (firma)
P.D. Mis recuerdos al Sr. Pico y familia. Tenga vd la bondad de decirle q.e espero contestación suya.
Que reciba también los amistosos recuerdos de Malaver, tanto el Sr. Salas, como el Sr. Pico.
Carta realizada por Juan Fernández a Saturnino Salas desde San Nicolás de los Arroyos el 15 de
junio de 1854 (1 página)
Junio 15 de 1854
Sr. Don Saturnino Salas
Señor de todo mi aprecio:
Son las 2 ½ de la tarde y el correo sale a los tres, así es q.e no tengo mas tiempo q.e para
avisable, q.e hemos vuelto a las andadas: que ya no hay peones, ni plata con q.e pagarlos, y no hay nada
mas que la terrible miseria del pueblo de S. Nicolás. ¡Qué miseria para este pueblo, con humos de Ciudad
que bochorno cuando sepa el Gobierno q.e por una bagatela, queda sin efecto la Comisión q.e él ha
mandado!
Según lo ha manifestado el Juez de Paz se opone a nuestra Comisión.
Aquí me quedo, pues, triste rabiando y deseando cuanto antes q.e la contestación de vd sea pasar al
Pergamino.
Juan Fernández (firma)
218
Carta realizada por Arístides de Orma a Saturnino Salas desde Navarro el 9 de noviembre de 1854
(6 páginas)
Señor Dn Saturnino Salas
Navarro Nob.e 9 de 1855
Mi más estimado Señor y amigo
Por este Juzgado me fui entregada la muy apreciable carta de V incluyendo los
datos que necesitaba para los trabajos en éste Pueblo, y me da las instrucciones que le pedia con respecto
al Sor Schuster.
Después he recibido la otra de fch 19, en la que satisface V mi inquietud con motivo de haberle hecho
padecer un error, y accediendo a mis deceos, me manifiesto haberse ya dirijida a este Juzgado,
anunciándole nuestra venida. También me dice V en ella, que sobre el alojamiento y mantención nada
puede pedir a favor nuestro, porque esos gastos pertenecen hacerlos a las mismas comisiones.
Infiero que no ha recibido V mi contestación a su primera, por cuanto de ella no hace mension. La
remiti por la posta, no queriendo esperar la demora de la diligencia, para comunicarle q.e el Sor Schuster
se había ido a la Villa de Mercedes, y por consiguiente las infería postergadas sus operaciones.
Contestando a la del 19, diré a V que no ha sido mi intención hacer que V indicar al Juzgado , que
también debía darnos alojamiento y mantención, sino que, dirijiendose como lo ha hecho a los demás
Jueces, con el objeto de exitarlos a que facilitaren a la Comisión, cuan // to le fuese necesario para
expedirse con prontitud en sus trabajos comprendan estos como los anteriores, que el vecindario, pues lo
que era el favorecido, debía prestar sus sufragios para llenar en esta parte las necesidades de la comisión.
Si aludiendo al oficio que tiene V es practico enviar a los Juzgados, lo clasifico de mayor garantía, es
solo considerando englobo las dudas del Señor Juez de paz, porque aisladamente a la segunda de ellas,
creía innecesario especificarla, siendo asi que los anteriores de ello no habían necesitado.
En éste sentido es q.e hablé a V pero sin duda el mal orden de a los párrafos, hizo que V lo
interpretase de otro modo. Después he visto que la observación del mismo de q.e en el anterior me he
ocupado, alter el sendio, q.e he querido darle y le imprime al todo, una forma ambigua.
Muy a pezar he tenido que hacer a V esta observación, porque un proceder tal contrasta
extraordinariamente con mi caracter, pero este incidente del Juez de Paz, me impuso la necesidad de
explicarme con esta franqueza.
Es evidente Señor que no contamos con mas recursos que el sueldo que se nos pasa y que este no nos
permite sacrificio de ningún genero sopena de no satisfacer entonces ni nuestras mas precisas
necesidades. Y tanto es asi que si tuviésemos que atender a los gastos de casa y comida en los Pueblos
donde trabajásemos, con todo el sueldo apenas sufragamos nuestros gastos. En prueba de ello puedo con
seguridad decir a V; que el Juez de Paz o cuerpo municipal de este Pueblo, paga por nuestra mantención
55 pesos diarios, que forman una mensua // lidad de 1651 ó 700 pesos agreguen a esto el alquiler de casa,
por consiguiente de muebles, pago de peones para la galera, el lavado de ropa y nuestros vestidos, y yo
creo Sor que si una vez realizado estos desembolsos sobre algo, están poco, que quizás se le aumentemos
el consumo de cigarros, tendríamos que abandonar el vicio por no poder lo sustentar.
219
La Campaña se halla hoy con tal escases de alimentos, y los que se encuentran de precios tan crecidos
que aun en las casas de familia, donde por lo regular se observa un sistema moderado de economía, ve V
que apuran hasta el estremo el arte culinario, para adquirir medios de sustituir lo bueno con lo malo, y
darle a este, sino un semblante agradable, por lo menos un carácter alimenticios: y sin que estos
experimentos gravemente les afecte las economías tal vez de largos años de ímprobo trabajo
Si el Gobierno creé que nada mas pudo hacer el erario a favor de los Pueblos y de las Comisiones sin
permitirme hacer una indicación al Departamento creería que este, sin sacar de la órbita de sus
atribuciones, podría prevenir a los Jueces de Paz que estas comisiones que tan incontestable utilidad dejan
a los Pueblos, deben ser en estas cosas, atendidas por ellos .por intento también a que el Supremo
Gobierno del Estado harto hace, en estas circunstancias con acceder a los deseos de cada uno, y de todos
en general mandándoles las comisiones.
Bien persuadido estoy que se esto se realizase y jamas se sucitarían dudas entre los Jueces ni las
municipalidades, porque determinadamente sabrían la parte que les // correspondía representar Ningun
Juez, me lo prometo, se negaría a hacer estos desembolsos, porque tampoco hay ninguno que ignore que
bien considerado esto, los gastos que se hicieran, serian una bagatela comparativamente con las enormes
ventajas que se reportarían y no quiero hacer a nadie el poco favor, de suponer lo destituido de todo
sentimiento de interés propio, y general en favor de un País. La prueba de esta aserción la presenta este
mismo Pueblo, que sin embargo de haberselo sugerido al Juez de Paz esta duda por no haber recibido
aviso ninguno del Dep.to ha prestado gustoso su cooperación con la circunstancia que voy a referir a V.
Cuando una vez llegado aquí mi hermanito se presento al Juez de Paz le manifestó que sin ser el
comisionado, tenia por disposición de este a dar principio a los trabajos en el Pueblo. El Juzgado convocó
la municipalidad a efecto de recibirlo, resultando de ello pedir sele esplicaciones sobre la materia de sus
dudas. Mi hermanito contestó que en cuanto a la forma en que se presentaba era asumiendo un carácter
oficial, puesto que dependía del Gobierno. Que con relación a los gastos, creía no poder hablar con igual
propiedad; porque el Dep.to nos había siempre confiado un oficio cerrado, para los Jueces de Paz , en
cuyos Pueblos habíamos trabajado; y estos habiendo con solicitud proporcionado cuanto nos fuera
necesario, jamás nos habían demostrado a menor duda. Pero que era de sentir según su razón se lo
dictaba, que el vecindario era quien debía hacerlo por la razón que se le sigue.
Objetaron que el Dep.to no se había dirijido a este // como a los demás Juzgados, presentandolo como
objeto de su indecisión. Entonces mi hermanito propusoles retirarse mereciendo del Juzgado una carta
credencial de haber llenado en Comisión presentándose en este Pueblo; e insistieron; que no admitían su
proposición por que el recibirlo no era un inconveniente, para que obtuviésemos.
Pero como les observase Temístocles, que no estaba dispuesta la Comisión a proporcionarse a su
costo el alojamiento y mantención, y que en caso de recuzacion del Dep.to se varia sensiblemente
perjudicados. Contestaron, que en su defecto ellos sufragarían todos estos gastos.
Ahí tiene V Señor, la esencia de las dudas del Juez de Paz y municipalidad: saber si era el Gobierno o
el vecindario quien costeaba en los Pueblos a las comisiones. Y es la que en mi concepto, tendrá una gran
parte de los Pueblos, si el Dep.to cree que no puede indicárselos
Siento haber distraído a V tan largo rato de sus atenciones, pero no concluiré todavía sin decirle algo
de noticias que he tenido.
220
Por un amigo venido en estos días del Bragado, he sabio que el Juez de Paz está adjudicando solares
en las orillas del Pueblo: y que el encargado de las delineaciones es el mayor Favian; el mismo que según
la opinión general, hechó a perder lo poco bueno que había. Sabe este amigo que ha dado principio por la
parte al Oeste del Cuartel, pero solo cree que el Juzgado aun no ha recibido los planos; y como si esto
fuese cierto, lo creo una verdadera arbitrariedad // me apresuro a comunicárselo, por si esta en tiempo
todavía de cortar ese mal.
Se que el Sor Schuster está al concluir, si es q.e no ha concluido ya sus operaciones; y no alcanza la
razón por la que no me lo haya prevenido para acompañarlo, esgrimiendo los deseos de V. Espero que
nuevamente me diga lo que deba hacer en la relación que diera obtener del Campo de Arevalo con los
terrenos de estos dos Partidos.
Con respecto al terreno de Montan, nada puede decir a V de positivo todavía, porque todas las noticias
que de el he recibido son incoherentes. En mi persona dire a V cuanto haya podido recurrir.
Los trabajos del Pueblo van un pco despacio a consecuencia de las frecuentes lluvias que se han
sucedido sin permitir que se secase el piso. Y las tripas que han estado acuarteladas en el mismo Pueblo,
empeoraban con el constante transito a caballo el mal estado de las calles.
Concluyo Señor sin tener ninguna noticia importante que darle, sino es la salida de Regimiento de
Usares de Plata comandado por el coronel Dn Jacinto Gonzales, y el contingente de las milicias de Lobos,
Saladillo y Navarro el dia 7 del corriente con dirección a Tapalquen o el Azul . El mismo total de la
fuerza es de 290 hombres de los que q.e cien son veteranos.
Ninguna voz alarmante circula aquí; razón por lo q.e se halla tan tranquilo todo el Partido.
Quiero V Sor. Y su apreciable familia aceptar la genuina presión de la sincera amistad q.e le profesa
su S. S
V. B. S. M Arístides de Orma (firma)
PD. Mi hermanito me pide salude a V en su nombre y a su distinguida familia reiterándoles su
reconocida amistad.//
Carta realizada por Jaime Arrufó a Saturnino Salas desde Ranchos el 8 de octubre de 1855 (1 página) y respuesta de Salas el 24 de octubre desde Buenos Aires
Señor Don Saturnino Salas
Ranchos Octubre 8 de 1855
Mi apreciado Señor y amigo; desde el 5 del presente nos hallamos en este pueblo, mas antes
hubiéramos venido, pero hemos tenido que es parar una porción de días a causa del mal tiempo. Mañana
que debíamos dar principio a estos trabajos pero en este momento que le escribo, esta lloviendo a
cantaros, cosa que me agrada muy poco porque este pueblo y sus alrededores son puro bañado, lo que no
deja de entorpecer las operaciones.
Le remito con esta misma fha. una nota comunicándole el nombramiento de la Comisión de Solares.
No así no existiendo Com.n de Solares ni tampoco Municipal acordamos con el Juez de Paz, hacer este
nombramiento siendo el medio de llenar el vacío de la Comisión.
221
Sin mas por este momento que saludar a V. y a su apreciable Sra. y familia repito como siempre. S.
affmp S.S. y A.
Sr. D. Jaime Arrufó (firma)
Bue//nos Ay.s Octubre 24 1855
En contestación a la de V. fha 8 del corriente debo desirle que: me alegro mucho de que se halle ya en
ese Pueblo de Ranchos, donde a la fha considero tendrá hecha ya una parte de sus trabajos.
En cuanto al nombramiento de una Comisión de Solares allí, como en los demás pueblos de la
Campaña, ya no debe hacerse, por las Municipales que deben establecerse, con lo que deben concluir
aquellas. No se pues si dicho nombramiento tendrá la aprobación Superior: hoy tengo que ver al Mtro., y
pienso hablarse sobre el asunto. Le diré lo que haya. De todos modos los individuos nombrados le
ayudaran y serán aleccionados y útiles en ese pueblo.
Con tal auxilio espero ver pronto sus trabajos de ese pueblo.
Sin más pr. ahora mande a su servidor y amigo
Sat.(firma abreviada)
Retornan a V sus recuerdos mi Sra y familia
Carta realizada por Jaime Arrufó a Saturnino Salas desde Ranchos el 23 de octubre de 1855 (1
página)
Señor Dn Sturnino Salas
Ranchos Octubre 23, 1855
En este momento aprovecho la salida de un chasque que lleva un oficio al Gob.o comunicándole la
sublevación de la fuerza que llevaba el Comandante del Campo. Estábamos trabajando cuando hemos
tenido que suspender todo. El pueblo está en alarma y esta noche se trata de vigilar.
Si esto toma el carácter más alarmante, regreso a esa sin concluir. Pongo en su conocimiento para que
no le tome de sorpresa.
Las circunstancias no son apropósito para estos trabajos.
En otra ocasión seré más estenso.
Saluda a V. su affmo. amigo
J. Arrufó (firma)
Carta realizada por Jaime Arrufó a Saturnino Salas desde Ranchos el 4 de enero de 1856 (1 página)
y registro de respuesta por parte de Salas
Sr. Dn Saturnino Salas
Ranchos, Enero 4 de 1856
222
Apreciado Señor y amigo; tento el gusto de comunicarle que el trabajo del plano del pueblo está muy
adelantado, no obstante la falta de gente y lo difícil que es el conseguirla no solo para esto, sino también
para las faenas del Comercio; todo el trabajo, hasta ahora he tenido que trabajar doble, por no tener mas
que tres hombres y muchas veces dos, esto no es por falta de voluntad del Juez de Paz, sino por las
dificultades que toca. El mismo Señor Juez de Paz me ha dicho que respecto a hacer esa variacion en el
ejido, el está pronto por su parte a hacer lo que pueda, pero que si difícil es reunir gente para el pueblo,
muchos mas lo será para afuera por varias circunstancias. Así es que respecto al Ejido creo que quedaré
como se trazó, o en todo caso cuando se amojone el pueblo, y cambien los motivos, se podrá verificar.
Sin mas por este momento saluda a V. y a su apreciable familia
Su // affmo. Amigo
Jaime Arrufó (firma)
El nuevo auxiliar que me acompaña hasta ahora se porta muy bien
En 16 de 1856
Contestada en la fha.
Salas (firma)
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Instituto de Historia $UJHQWLQD�\�$PHULFDQD�³'U��(PLOLR�5DYLJQDQL´�
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 223-245 ISSN 1853-4503
/DV�SULPHUDV�RUJDQL]DFLRQHV�³GH�FODVH�PHGLD´�HQ�$UJHQWLQD (1956). Listados y datos biográficos de sus miembros
Ezequiel Adamovsky*
Resumen El presente trabajo presenta los listados de miembros de las dos primeras entidades que en Argentina se
SODQWHDURQ�H[SOtFLWD�\�FHQWUDOPHQWH�OD�GHIHQVD�GH�OD�³FODVH�PHGLD´��HO�³0RYLPLHQWR�GH�OD�&ODVH�0HGLD´�
y ³3URPRFLyQ� 6RFLDO� GH� OD� &ODVH� 0HGLD´�� DPERV� GH� ������ 6H� GLVFXWH� HO� VLJQLILFDGR� SROtWLFR� GH� VX�
surgimiento en esa época, las características ideológicas de ambos agrupamientos, sus actividades y el
perfil social de sus miembros.
Palabras clave: Argentina - clase media - antiperonismo
Abstract This article presents the lists of members of the first two associations aimed at defending ±explicitly and
as a main objective± WKH� $UJHQWLQHDQ� ³PLGGOH� FODVV´�� WKH� ³0RYLPLHQWR� GH� OD� &ODVH� 0HGLD´� DQG
³3URPRFLyQ�6RFLDO�GH� OD�&ODVH�0HGLD´��ERWK�FUHDWHG� LQ�������7KH�PHDQLQJ�RI� WKHLU�HPHUJHQFH�DW� WKDW�
time, their ideological features, their activities and the social profile of their members are discussed.
Key words: Argentina - middle class - anti-peronism
Fecha de recepción: 29/07/2013
Fecha de aceptación: 06/12/2013
224
(Q� ����� VH� IXQGy� HQ� %XHQRV� $LUHV� XQ� ³0RYLPLHQWR� GH� OD� &ODVH� 0HGLD´� �0&0���
Curiosamente, se trató de la primera entidad Argentina que se propusiera agrupar y
defender exclusiva y explícLWDPHQWH� ORV� LQWHUHVHV� GH� OD� ³FODVH� PHGLD´�� (Q� HIHFWR�� QR�
KDEtD� H[LVWLGR� KDVWD� HQWRQFHV� HQ� HO� SDtV� QLQJ~Q� DVRFLDFLRQLVPR� HVSHFtILFDPHQWH� ³GH�
FODVH�PHGLD´��/DV�QXPHURVDV�HQWLGDGHV�UHSUHVHQWDWLYDV�GH�SURIHVLRQDOHV��FRPHUFLDQWHV��
pequeños propietarios, empleados, docentes, etc. que se habían multiplicado desde fines
del siglo XIX casi nunca XWLOL]DEDQ� OD� LGHQWLGDG� GH� ³FODVH� PHGLD´� FRPR� SDUWH� GH� VX�
discurso gremial.1 Tras la desaparición del MCM y de otra entidad que se desprendió de
ella, a poco de su fundación, durante más de cuatro décadas no volvieron a fundarse
DJUXSDFLRQHV� ³GH� FODVH� PHGLD´�� VyOR� HQ� DEULO� GH� ����� XQ� SHTXHxR� JUXSR� YROYHUtD� D�
intentarlo, con un Frente para la Defensa de la Clase Media creado en Rosario, que
nunca atrajo a más que a un puñado de vecinos y se extinguió sin haber logrado mayor
impacto.2 Esta ausencia contrasta fuertemente con lo sucedido en otros países. Por
mencionar un solo caso a título de ejemplo, en Francia la defensa de intereses gremiales
de sectores medios dio lugar, desde principios del siglo XX, a masivas asociaciones de
WLSR�VLQGLFDO�TXH�ORV�XQLILFDURQ�HQ�XQD�³FODVH�PHGLD´�D�OD�TXH�VH�LQWHUSHODED�FRPR�WDO��
Así, la Asociation de défense des classes moyennes, creada en 1908, inició una larga
serie de experiencias gremiales que incluyó hacia 1938 la conformación de una
&RQIHGHUDFLyQ� *HQHUDO� GH� VLQGLFDWRV� \� DVRFLDFLRQHV� GH� ³FODVH� PHGLD´� HQ� OD� TXH�
participaron cientos de miles de afiliados de diversas ramas, desde productores rurales y
comerciantes minoristas, hasta empleados y profesionales.3 Para el ámbito
latinoamericano, sabemos que los empleados de comercio de Perú, por ejemplo,
PRYLOL]DURQ�GHVGH�OD�GpFDGD�GH������XQD�LGHQWLGDG�GH�³FODVH�PHGLD´�FRPR�SDUWH�GH�VXV�
luchas reivindicativas, identidad que lograron imprimir luego al APRA, cuyo líder,
1 Véase Ezequiel ADAMOVSKY, Historia de la clase media argentina, apogeo y decadencia de una ilusión 1919-2003, Buenos Aires, Planeta, 2009. 2 Esta entidad se propuso luchar principalmente contra la ineficiencia y corrupción de los políticos y los JDVWRV�TXH�OD�³SDUWLGRFUDFLD´�RFDVLRQDED�D�OD�SREODFLyQ��6XV�SULQFLSDOHV�DQLPDGRUHV�IXHURQ�HO�PDWULPRQLR�de Elena Ruiz y Osvaldo P. Barbieri y el ing. Carlos Hinrichsen. Hasta 2005, en que se le pierde el rastro, el Frente adoptó otros dos nombres: Frente de Clase Media Independiente y Frente de Clase Media para la 'HIHQVD�GHO�&LXGDGDQR��9pDVH�³(O�)UHQWH�GH�OD�&ODVH�0HGLD�GHEXWy�FRQ�JUDQ�FRQYRFDWRULD´��La Capital (Rosario), 7/4/2001; ³(O� )UHQWH�GH�&ODVH�0HGLD�SRU�PHQRV�JDVWR�SROtWLFR´�� La Capital�� ����������� ³(O�artiluJLR�� OD� IDODFLD� \� ORV� SROtWLFRV´�� La Capital, 11/12/2002; cartas de lectores en Página 12 (secc. Rosario 12), 24/1/2002 y 8/5/2002. Véase también ³%UHYH� UHVHxD� KLVWyULFD� GH� XQ� PRYLPLHQWR� QDFLGR�espontáQHDPHQWH´� �RFWXEUH� ������ \� ³)UHQWH� GH� &ODVH� 0HGLD� ,QGHSHQGLHQWH´� �MXOLR� ������� GRFXPHQWRV�facilitados al autor por O. Barbieri. 3 Jean RUHLMANN, Ni burgeois, ni prolétaires: La défense des classes moyennes en France au XXe. siècle, Paris, Seuil, 2001.
225
Haya de la Torre, se comprometió desde 1927 en su defensa.4 ¿Cómo es posible que
$UJHQWLQD�� TXH� WUDGLFLRQDOPHQWH� VH� FRQVLGHUD� XQ� SDtV� ³GH� FODVH� PHGLD´�� QR� KD\D�
registrado nada semejante durante toda su historia?
Para contribuir al estudio de esta cuestión y, más generalmente a la comprensión de
la formación de la identidad de clase media en Argentina, presentamos aquí los listados
de miembros que se pudieron reconstruir, con los datos personales básicos de cada uno
allí donde se conocen, y un perfil biográfico de sus dirigentes y algunos de los
asociados. El estudio preliminar analiza el itinerario del MCM y de la entidad rival, y
traza un perfil de sus lineamientos políticos.
Notas sobre las fuentes
La documentación sobre la que se apoya este trabajo no está disponible en
repositorios de acceso público. Fuera del breve listado de autoridades de la entidad que
se escindió del Movimiento de la Clase Media, que fue tomado del diario La Nación, el
resto de los nombres de los miembros proviene del archivo personal de María Ester
Viaggio, viuda del fundador de la entidad, al que el autor tuvo acceso en 1999. Entre los
papeles personales, en perfecto estado de conservación, había 156 fichas de afiliación
originales (fig. 1), en las que figuraba la información personal de los afiliados,
incluyendo nombre, número de Libreta de Enrolamiento o Cédula de Identidad,
QDFLRQDOLGDG��DxR�GH�QDFLPLHQWR��GRPLFLOLR��WHOpIRQR�\�³WtWXOR�R�SURIHVLyQ´��$GHPiV�GH�
esas fichas, en el archivo había un listado mecanografiado de miembros,
complementario, y un panfleto titulado "Programa Inmediato", en el que figuraban los
QRPEUHV� GH� TXLHQHV� FRQIRUPDEDQ� HO� ³&RQVHMR� 0D\RU´�� En total, la documentación
permitió establecer un listado de 197 afiliados. Sin embargo, el número real pudo haber
sido algo mayor, ya que según M. E. Viaggio, los registros no estaban completos.
4 David S. PARKER, The Idea of the Middle Class: White-Collar Workers and Peruvian Society, 1900-1950, Pennsylvania, The Pennsylvania State University Press, 1998.
226
Figura 1 Ficha de afiliación
Fuente: Archivo Viaggio.
En el archivo de Viaggio había otros materiales complementarios, entre ellos, una
autobiografía mecanografiada del fundador, copias mecanografiadas de los discursos
públicos a los que se hace referencia más abajo y recortes de diarios en referencia a la
entidad. El folleto ¡Clase media!¡A la lucha! es el único de estos materiales que se
localizó también en un repositorio público (el área Archivos y Colecciones Particulares
de la Biblioteca Nacional).
Una vez establecida la lista de nombres, el perfil de los miembros fue reconstruido
mediante una paciente investigación, que consultó diversas fuentes secundarias, obras
de referencia biográfica (consignadas más abajo), obituarios de diarios, listados de
miembros del Jockey Club y otras fuentes impresas, como las publicaciones de algunos
de los miembros que dejaron producciones escritas. Además, se realizaron veintidós
entrevistas a afiliados o sus descendientes.
227
Fundación, actividades y fractura
El MCM fue fundado en junio de 1956 por iniciativa de Cipriano Pons Lezica,
probablemente inspirado en movimientos similares que por entonces se agrupaban en
Francia y en Inglaterra.5 Pons Lezica se convirtió en Secretario General y convocó para
acompañarlo a un Consejo Mayor del movimiento, compuesto por 32 personas, junto a
quienes se lanzó a promocionar la entidad y a sumar afiliados. El llamamiento público
VH�KL]R�D�WUDYpV�GH�XQ�YRODQWH�TXH�H[SOLFDED�HO�³3URJUDPD�LQPHGLDWR´�GHO�0&0�
³1° Promoción de la Clase Media a categoría de Poder político y social.- 2°
Estabilidad, escalafón y plenitud de derechos para empleados públicos y
bancarios.- 3° Exaltación de los valores espirituales y culturales.- 4° Retribución
del trabajo de acuerdo a su jerarquía y utilidad social.- 5° Labor efectiva y salario
justo.- 6° Solución de los problemas de alimentación y vivienda.- 7° Ajuste de
precios y salarios en función del interés general.- 8° Restauración del poder
adquisitivo interno de la moneda.- 9° Racionalización de los regímenes
MXELODWRULRV�GH�DFXHUGR�DO� ³VWDQGDUG´�GH�YLGD�- 10° Habilitación de trabajos para
jubilados.- 11° Desarrollo de las industrias madre de la tierra y sus derivados.- 12°
Organización de Bancos y Cooperativas de la Clase Media.´6
-XQWR� DO� YRODQWH� HQWUHJDEDQ� WDPELpQ� XQ� ³PDQLILHVWR´� WLWXODGR� ¡Clase Media!¡A la
lucha!, que dejaba en claro la orientación política y la ocasión de la nueva entidad:
FRPHQ]DED� UHILULpQGRVH� DO� UpJLPHQ� GH� 3HUyQ� UHFLpQ� GHSXHVWR� FRPR� XQD� ³KRUGD� GH�
EiUEDURV´� TXH� KDEtD� SDVDGR� ³DUUDVDQGR� ORV� LQWHUHVHV� PRUDOHV� \� PDWHULDOHV� GH� OD� FODVH�
PHGLD´��TXH�IXH�OD�TXH�VXIULy�HVSHFLDOPHQWH�ORV�HIHFWRV�GH�OD�³GLFWDGXUD´��/D�FUHDFLyQ�
deO� 0&0� VH� SURSRQtD� VXSHUDU� OD� GHELOLGDG� \� HO� ³GHVDPSDUR´� GH� OD� FODVH� PHGLD�� TXH�
KDEtD�SHUPLWLGR�WDO�VLWXDFLyQ��³(Q�OD�YLGD�PRGHUQD�VyOR�VH�UHVSHWD�D�ORV�IXHUWHV��\�SDUD�
5 En Francia Pierre Poujade motorizaba desde 1953 un agrupamiento similar, de orientación derechista, TXH� HQ� ����� LQFOXVR� VH� SURSXVR� OD� FUHDFLyQ� GH� XQD� ³)HGHUDFLyQ�0XQGLDO� GH�&ODVHV�0HGLDV´� En Gran %UHWDxD�(GZDUG�0DUWHOO�WDPELpQ�DQLPDED�SRU�HQWRQFHV�XQD�GHUHFKLVWD�3HRSOH¶V�/HDJXH�IRU�WKH�'HIHQVH�RI�Freedom. Información sobre ambas iniciativas llegó a diarios argentinos y se encuentra referida en SDSHOHV�\�GLVFXUVRV�GH�3RQV�/H]LFD�\�RWURV�PLHPEURV�GHO�0&0��9pDVH�³)HGHUDFLyQ�0XQGLDO�GH�&ODVHV�0HGLDV´��La Nación�������������³+H¶OO�3DUDGH�WKH�%DWWDOLRQV�RI�µ:KLWH�&ROODUV¶´��Buenos Aires Herald, 28/5/1956; La Prensa, 30/8/1956. 6 ³0RYLPLHQWR�GH�OD�&ODVH�0HGLD��3URJUDPD�,QPHGLDWR´��YRODQWH��V��I��>����@��DUFKLYR�SULYDGR�GH�0DUtD�Ester Viaggio (viuda de C. Pons Lezica) [en adelante Archivo Viaggio].
228
VHU� IXHUWHV� KD\� TXH� HVWDU� RUJDQL]DGRV� \� XQLGRV´�� (O� WH[WR� FRQWLQ~D� H[SOLFDQGR� TXH� OD�
clase media está compuesta por todos los que no son obreros ni capitalistas y que no
sólo constituye la enorme mayoría de la población, sino también la principal
responsable del progreso nacional. Las políticas de Perón ±que a pesar de su retórica
beneficiaron a los capitalistas no menos que a los obreros± perjudicaron grandemente a
OD�FODVH�PHGLD��OD�³FHQLFLHQWD´�HQWUH�³GRV�FODVHV�SULYLOHJLDGDV´��SDUWLFXODUPHQWH�D�WUDYpV�
GH�OD�LQIODFLyQ��&DtGR�HQ�EXHQD�KRUD�HO�³GLFWDGRU´��OD�VLWXDFLyQ�HFRQyPLFD�VLJXH�VLHQGR�
crítica para la clase media, sin que nadie se ocupe de sus problemas. Persiste una
indignante igualación de los ingresos de los profesionales y el personal más calificado
con los de los trabajadores sin calificación, tanto más inadmisible cuanto que la
productividad del trabajo de éstos ha decaído notablemente por reglamentaciones que
³SUHPLDQ� OD� KROJD]DQHUtD´�� (O� WH[WR� ILQDOL]D� FRQ� DOJXQDV� FRQVLGHUDFLRQHV� VREUH� OD�
QHFHVLGDG� GH� OD� ³FRH[LVWHQFLD´� DUPRQLRVD� GH� ODV� WUHV� FODVHV� IXQGDPHQWDOHV� GH� OD�
sociedad de moGR�TXH�³VH�FRQWUROHQ�\�VH�FRPSOHPHQWHQ�PXWXDPHQWH´�\�OODPD�D�OD�FODVH�
media a organizarse, imitando a obreros y capitalistas, para lograr que su voz sea
escuchada. Sin duda los creadores de la entidad tenían en vista la participación en
elecciones.7
Durante 1956 el MCM desarrolló varias actividades públicas. A fines de julio
dirigieron un publicitado telegrama de felicitaciones a Carlos Coll Benegas, alto
funcionario económico del gobierno, por un discurso en el que había elogiado a la clase
media.8 El 29 de agosto presentaron el MCM en sociedad en un acto en el Museo Social
Argentino, ampliamente publicitado por la prensa.9 Introducido por el médico Francisco
José Ciarlo, Cipriano Pons Lezica dirigió un discurso explicando los propósitos de la
entidad, la primera en Argentina en ocuparse de la clase media. Argumentó que, en la
³OXFKD�D�PXHUWH�HQWUH�HO�&DSLWDO�\�HO�7UDEDMR´�TXH�FRQVXPtD�DO�PXQGR�� OD�FODVH�PHGLD�
7 Archivo Viaggio, ¡Clase media!¡A la lucha!, folleto, Buenos Aires, 1956, pp. 11. Pons Lezica se DGMXGLFDED� VX� DXWRUtD��(Q� HO�PLVPR�$UFKLYR�KD\� XQ�PDQXVFULWR�GH�RWUR� ³0DQLILHVWR� D� OD� FODVH�PHGLD´��firmado por el Dr. Francisco José Ciarlo. El texto señala la importancia de la clase media para el ³HTXLOLEULR�VRFLDO´�\�SDUD�HO�SURJUHVR�QDFLRQDO��VRVWLHQH�LQFOXVR�TXH�OR�PHMRU�GHO�SDtV��GHVGH�ORV�SUyFHUHV�GH� OD� ,QGHSHQGHQFLD� KDVWD� ODV� OHJLRQHV� GH� ³DSROtWLFRV´� TXH� JDUDQWL]DURQ� HO� p[LWR� GH� OD� 5HYROXFLyQ�/LEHUWDGRUD�� HUDQ� GH� ³FODVH� PHGLD´��� $� SHVDU� GH� WRGR� HVR�� SRU� VX� SRFD� ³FRQFLHQFLD� GH� FODVH´�� OD� FODVH�media no había tenido hasta el momento ninguna fuerza política que le diera representación electoral. 7RGRV� ORV�SDUWLGRV�VH�RFXSDURQ�GH� LQWHQWDU� VHGXFLU�D� OD�FODVH�REUHUD��GLHURQ�³WRGR�SDUD�HO� WUDEDMDGRU´�\�³QDGD´�SDUD�ODV demás categorías sociales. Para resolver este problema, la clase media debe organizarse y IXQGDU� VX� SURSLR� ³SDUWLGR� RUJiQLFR�� DSROtWLFR´�� FRQ� XQ� SURJUDPD� GH� UHLYLQGLFDFLRQHV� HVSHFtILFDV�� (O�manifiesto concluye (tal como el folleto impreso) con una paráfrasis del Manifiesto Comunista: ³+RPEUHV�\�PXMHUHV�GH�OD�FODVH�PHGLD��£XQtRV�´� 8 Véase La Razón y Clarín del 1/8/1956. 9 Véase La Nación, El Mundo, La Época, La Prensa y Crítica del 30/8/1956.
229
estaba llamada a desempeñar un papel de armonización. Sus críticas estuvieron dirigidas
especialmente a los gobiernos de Perón, que privilegiaron a los trabajadores. El
³H[WUDxR´�FRQFHSWR�GH�³MXVWLFLD�VRFLDO´�GH�ORV�SDVDGRV�QXHYH�DxRV�KDEtD�³HVTXLOPDGR´�D�
la clase media, reduciendo sus ingresos a los de un simple obrero; su crítica situación
económica todavía permanece irresuelta. Frente a esta situación, el MCM viene a
SURFODPDU� TXH� ³ODV� VXSHULRUHV� IXQFLRQHV� GH� OD� LQWHOLJHQFLD� QR� SXHGHQ� VHU� HTXLSDUDGDV�
FRQ�ORV�PiV�SULPLWLYRV�WUDEDMRV�PXVFXODUHV´��HV�SUHFLVR�UHFRQRFHU�TXH�³XQ�FDUJDGRU�GHO�
puerto no repreVHQWD� OD� PLVPD� XWLOLGDG� VRFLDO� GH� XQ� SURIHVRU� XQLYHUVLWDULR´�� ORV�
WUDEDMDGRUHV�\�ORV�UHSUHVHQWDQWHV�GH�OD�FODVH�PHGLD�³QR�VRQ�SLH]DV�GHO�PLVPR�YDORU´��/D�
DFWXDO� VLWXDFLyQ� GH� LJXDODFLyQ� HQWUH� DPERV� YLROD� ³XQD� OH\� LQPXWDEOH´� GH� ³MHUDUTXtD��
ordenamiento y equLOLEULR´� \� ³RIHQGH� OD� FXOWXUD´�� /D� FODVH� PHGLD�� SRU� HOOR�� GHEH�
organizarse para defender sus derechos.10 El 17 de octubre (sugestivamente, en el
aniversario de la mítica movilización peronista de 1945), el MCM realizó otro acto en el
Museo Social, en el que Pons Lezica analizó el problema de la vivienda que aquejaba a
la clase media, y dirigió palabras de simpatía hacia el gobierno de la Revolución
/LEHUWDGRUD�� $� FRQWLQXDFLyQ�� HO� 'U�� -RVp� /XLV� &RUGHUR� KDEOy� VREUH� ³(O� FRQFHSWR� \�
misión social de la clase mediD´�11 El 26 de noviembre realizaron otro acto público, esta
vez en el salón de la conocida librería derechista Huemul, con discursos del diplomático
Arturo Álvarez Montenegro y de la maestra María Manuela Jarque Sagasta. El primero
dedicó su alocución a explicar las causas de la crisis económica y la inflación y a
proponer medidas paliatorias (entre otras, el congelamiento de los salarios y el aumento
en la productividad del trabajo). La segunda se ocupó de los reclamos del magisterio,
para el que reclamó medidas de mejoramiento económico.12 Luego de este evento la
actividad del MCM declinó. A comienzos de 1957 anunciaron la publicación inminente
de un semanario titulado Clase Media, ³SDUD� GHIHQGHU� ORV� LQWHUHVHV� GH� HVWD� FODVH�
olvidada por las leyes, los gobierQRV�\�ORV�SROtWLFRV´��(Q�PDU]R�UHLWHUDURQ�HO�DQXQFLR�HQ�
volantes para repartir al público. Pero no hay signos de que la publicación haya visto
nunca la luz.13 No se registran otras actividades del MCM desde esa fecha. Pons Lezica
10 El Archivo Viaggio conserva copia mecanografiada de los discursos de Pons Lezica y de Ciarlo. 11 La Prensa, 18/10/1956. El Archivo Viaggio conserva copia mecanografiada del discurso de Pons Lezica. 12 La Nación, 26/11/1956. El Archivo Viaggio conserva copia mecanografiada de ambos discursos. 13 Véase Radioescena, 24/12/1956 al 6/1/1957. Una copia del volante se conserva en el Archivo Viaggio. &ODVH�0HGLD�VHUtD�GLULJLGR�SRU�&LSULDQR�3RQV�/H]LFD�\�(QULTXH�5DQGR�WHQGUtD�ODV�IXQFLRQHV�GH�³VHFUHWDULR�JHQHUDO�GH�UHGDFFLyQ´�
230
todavía se presentó como su jefe en una publicación de junio de 1959, pero todo indica
que ya para entonces la entidad no era más que un sello.14
La viuda de Pons Lezica, entrevistada para este trabajo, recordó que la iniciativa de
su esposo pronto fracasó porque no suscitó el interés esperado, pero también porque
sufrió muy temprano una escisión protagonizada por algunos de sus afiliados, que
crearon una entidad paralela. En efecto, el 23 de febrero de 1957 tuvo su primera
reunión pública, también en el salón Huemul, una asociación lODPDGD� ³3URPRFLyQ�
6RFLDO�GH�OD�&ODVH�0HGLD´��36&0���TXH�HQ�PDU]R�GHMy�FRQVWLWXLGR�VX�³&RQVHMR�)HGHUDO´�
presidido por Carlos G. Erdmann y con Jorge Gustavo Landajo como Secretario
General (ambos ex afiliados al MCM). Ese mismo mes enviaron una nota de
felicitaciones al presidente de facto Pedro Eugenio Aramburu por su manejo de la
situación económica, en lo que parece haber sido la única actividad pública que tuvieron
antes de sumergirse en el olvido.15
Los integrantes: noticia sobre su origen social y sus ideas políticas
No se conoce el número total de los que se incorporaron al MCM, pero los datos
conocidos hacen suponer que nunca superaron unos pocos cientos, probablemente no
más que 300. De PSCM no existe información, pero todo hace pensar que fue incluso
más pequeño. Ninguna de las dos logró un impacto notable, a pesar de que al principio
concitaron algún interés de la prensa. En conjunto, hay que decir que se trata de dos
entidades perfectamente irrelevantes desde el punto de vista social. Su único interés
reside en que su surgimiento en ese momento, y las características de la gente que lo
promovió, pueden ser interpretadas como síntoma de realidades históricas más
generales. Veamos quiénes fueron sus protagonistas.
A pesar de las intenciones gremiales que declaraban, al analizar el origen social de
los integrantes del MCM se revela inmediatamente una aparente incongruencia: muchos
de ellos no procedían de la clase media sino de la alta. Comencemos con su fundador.
Nacido el 17 de marzo de 1890, Cipriano Ambrosio Patricio Pons Lezica ±tal su nombre
completo± procedía de una familia encumbrada de rancia estirpe patricia. Su 14 Véase Frente a Frente, no. 18, 15/6/1959, p. 2. 15 Véase La Nación, 24/2/1957 y 27/3/1957. La revista Qué, en su número 90 del 3/7/1956 (p. 7), ya había señalado la existencia de un segundo agrupamiento que rivalizaba con el MCM, pero no tenemos certeza de que se trate del mismo.
231
tatarabuelo, el hidalgo español Juan Antonio de Lezica, fue uno de los comerciantes
más poderosos de tiempos de la colonia y desempeñó altos cargos en Buenos Aires. Su
bisabuelo, Ambrosio José de Lezica, de enorme fortuna, abrazó la causa de la
Revolución de Mayo y financió con cuantiosas sumas las expediciones del general San
Martín. Su abuelo, Ambrosio Plácido de Lezica, era amigo íntimo del general Mitre y
colaboró en el financiamiento del diario La Nación. Ocupó varias veces escaños de
diputado y senador, entre otros cargos públicos, y fue uno de los fundadores de la Bolsa
de Comercio. Su riqueza era tal que en varias ocasiones, según la memoria familiar,
socorrió al erario público prestándole dinero (además de haber comprado para la ciudad
el actual Parque Rivadavia). Cipriano mismo recibió parte de esta fortuna por vía de su
madre, Victoria Lezica y Lastra, y de su padre, Cipriano Pons, que era también un rico
hacendado.16 Pons Lezica dedicó su vida a los placeres de la poesía y la esgrima
(deporte en el que llegó a ser campeón nacional en 1925), matizados con empleos
jerárquicos en el Estado durante la década de 1930. Se ufanaba de ser un entendido en
³DVXQWRV�FDEDOOHUHVFRV´�\�GH�DWHQGHU�FRQVXOWDV�GH�LPSRUWDQWHV�SHUVRQDOLGDGHV�HQYXHOWDV�
en pleitos sociales (todavía en 1947 él mismo retó a duelo a un caballero que lo había
ofendido).17 En fin, difícilmente podría considerárselo una persRQD�³GH�FODVH�PHGLD´��6X�
viuda recordó que varios de los amigos de su marido se negaron a acompañarlo en su
FUX]DGD�SRU�OD�FODVH�PHGLD�³SRUTXH�VH�VHQWtDQ�DULVWyFUDWDV�\�HO�UyWXOR�GH�FODVH�PHGLD�QR�
OHV�JXVWDED�SDUD�QDGD´�18
La actuación pública de Pons Lezica y sus ideas en verdad no contribuían a mitigar
su origen social oligárquico. A los 19 años ya estaba ocupando un lugar destacado en el
apoyo a la candidatura presidencial de Roque Sáenz Peña. Aplaudió el golpe de Estado
de Uriburu en 1930 y fue fundador de la Legión de Mayo, uno de los tantos grupos
nacionalistas de derecha que florecieron durante esa década. Como muchos de los
nacionalistas de entonces, sintió al principio simpatías por Perón, que en su caso fueron
muy tibias. En 1946 publicó un libro que defendía la política exterior neutralista del
régimen militar iniciado tres años antes y atacaba al embajador norteamericano Spruille
Braden por sus injerencias en la política nacional.19 Hasta 1949 le fueron confiados
cargos diplomáticos en Portugal y en Inglaterra. Por entonces, sin embargo, se 16 Alejandro SAENZ-GERMAIN, ³/RV� ILQDQFLVWDV�� ORV� /H]LFD�� XQD� IDPLOLD� SUROtILFD� HQ� WRGR� VHQWLGR´��Noticias, 27/3/1994, pp. 45-51. 17 ³%LRJUDItD�GH�&LSULDQR�$��3��3RQV�/H]LFD´��PDQXVFULWR��V��I���$UFKLYR�9LDJJLR��9HU�Wambién: Tribuna, 11 y 14/1/1947. 18 Entrevista a María Ester Viaggio, viuda de C. Pons Lezica, 1999. 19 Cipriano PONS LEZICA, La cuestión internacional argentina, Buenos Aires, 1946.
232
transformó en un acérrimo antiperonista. Ya lo era cuando en 1951 se conoció con la
que sería su esposa, quien aseguró que hasta ese momento todavía no había manifestado
ningún interés por la clase media. Participó activamente en la Revolución Libertadora
que derrocó a Perón en 1955, por lo que las Fuerzas Armadas le agradecieron
regalándole una bala de cañón con una dedicatoria grabada. Entre 1959 y 1961, sin
abandonar su nacionalismo ni su conservadurismo, se acercó a posiciones más liberales.
Durante ese período fue colaborador del periódico derechista Frente a Frente, que se
DOLQHDED�FRQ�((88�HQ�OD�*XHUUD�)UtD��RSRQLpQGRVH�D�FXDOTXLHU�³WRWDOLWDULVPR´��WpUPLQR�
con el englobaban tanto a Perón como a Hitler, Mussolini y Stalin). En sus páginas Pons
Lezica escribió frecuentemente artículos anticomunistas y críticos del gobierno de
Arturo Frondizi.20 Sostuvo públicamente sus ideas hasta comienzos de la década de
1970 y murió con 95 años en 1985.21
Pons Lezica no era el único de clase alta dentro del MCM. Entre los miembros de los
que contamos con información biográfica se distinguen muchos de origen patricio. Por
dar algunos ejemplos, Beatriz Colombres de Schlieper y Dalmira Castex pertenecían
respectivamente a la familia del obispo Colombres y a la de Alejo Castex, destacadas
figuras de la Independencia; Josefina Estrada de Solanet era nieta de José Manuel de
Estrada, el famoso político católico que combatió el laicismo en el siglo XIX. Al menos
seis miembros pertenecían al aristocrático Jockey Club: Justo Bergadá Mugica, Arturo
Helguera, Félix Mario Otamendi, Ambrosio Pons Lezica, Nino García Rams y Ricardo
Mosconi (los primeros cuatro formaban parte del Consejo Mayor del movimiento).
Tampoco el derechismo era patrimonio único de su fundador: Félix M. Otamendi,
Inspector General de la Policía Federal, se había destacado en la represión de los
trabajadores durante la Semana Trágica, lo mismo que Eduardo Ramos Oromí, que
había formado parte de los grupos de jóvenes de famiOLD�³ELHQ´�TXH�FRODERUDURQ�FRQ�ORV�
uniformados. Ramos Oromí y Rafael Campos habían sido miembros de la Legión de
Mayo junto con Pons Lezica. No todos, sin embargo, eran de derecha: entre los que
tenían antecedentes políticos había también varios radicales, como Bernardo López
Sanabria, y católicos, como Jesús Llenás. En lo que todos parecían coincidir era en el
rechazo de Perón: al menos 16 miembros tenían antecedentes como antiperonistas (y en
20 Véase por ejemplo Frente a Frente, 3/10/1959, 2/11/1959, 14/12/1959, 28/12/1959, 8/2/1960, agosto 1961, nov. 1961. 21 Fue vicepresidente y socio fundador de la Asociación Confirmación Territorial Argentina en 1968. Véase Cipriano PONS LEZICA, ³3DWULD� \� IURQWHUDV´�� Boletín del Museo Social Argentino, núm. 336, 1968; Cipriano PONS LEZICA, Caminos de barbarie, Buenos Aires, Guadalupe, 1971.
233
otros seis hay indicios de que lo fueron), mientras que de ninguno se conoce un
alineamiento con el peronismo. Tampoco eran todos de orígenes aristocráticos: algunos
eran empresarios exitosos pero de riqueza más o menos reciente, como Renato Pedrotti
o el salteño Jaime Durán. De alguno sabemos que vivía modestamente, como el
mencionado Llenás. En la lista de miembros los hay de casi todas las ocupaciones
(menos obreros, claro). De los 76 con datos conocidos, 28 declararon ser profesionales,
14 comerciantes, 9 docentes o asalariados de calificación similar, 9 funcionarios de
rango alto o medio, 6 empleados de cuello blanco, 4 militares, 4 jubilados, 3
agricultores o pequeños ganaderos, 2 industriales grandes y 1 mediano, 2 amas de casa
y un sacerdote (hay que tener en cuenta, sin embargo, que muchos de los que se
identifLFDURQ�SRU�VX�WtWXOR�XQLYHUVLWDULR�R�FRPR�³MXELODGRV´�SRGtDQ�SHUWHQHFHU�D�OD�FODVH�
alta). El interés de participar en el MCM parece haber provenido más de preocupaciones
políticas que de inquietudes gremiales. Del médico Francisco José Ciarlo fue del único
que encontramos algún débil antecedente de lo segundo.22
Entre los miembros conocidos de PSCM el panorama no muestra grandes
diferencias. Jorge Gustavo Landajo, quien impulsara la fractura del MCM para
convertirse en Secretario General de la entidad rival, era de extrema derecha y procedía
también de una familia de clase alta, aunque empobrecida; él mismo tuvo empleos
esporádicamente, en ocasiones como bancario. Sufrió la prisión en tiempos de Perón,
acusado de participar en un complot en su contra. En los años setenta, sin embargo, se
acercaría a la derecha peronista. El médico Carlos Guillermo Erdmann, Presidente de la
entidad, era militante radical, aunque aceptó cargos en el ejecutivo catamarqueño bajo
gobierno de los peronistas (sin serlo nunca él mismo). Simpatizó con la Revolución
Libertadora. Alejandro Schoo, Secretario de Acción Social de PSCM, provenía de
familia tradicional (aunque para entonces empobrecida) de terratenientes ganaderos
vinculados con Julio A. Roca. Él mismo fue Presidente de la Asociación Argentina de
Criadores de Shorthorn en la década del veinte y promovió el movimiento cooperativo
de los tamberos. Para disgusto de su familia se hizo alvearista y desde entonces siguió
siendo radical. Su oposición abierta al peronismo le valió la prisión en dos ocasiones.
Hacia 1956 fundó una Unión General de Consumidores, de breve duración.
22 Francisco J. CIARLO, ³/D� LQFRPSUHQVLyQ� \� OD� GHVLGLD� GHWLHQHQ� HO� PRYLPLHQWR� JUHPLDO´�� Mundo Médico, núm. 42, agosto 1939, pp. 30-32. Cabe destacar que en este artículo Ciarlo se preocupa por la ³FODVH�PpGLFD´�SHUR�QR�SRU�OD�³FODVH�PHGLD´�
234
Palabras finales
Del breve recorrido de las dos entidades analizadas pueden adelantarse algunas
conclusiones. En primer lugar, hemos visto una utilización de OD� LGHQWLGDG� GH� ³FODVH�
PHGLD´�TXH�SRGUtDPRV�OODPDU�³FRQWUDLQVXUJHQWH´��WRGD�YH]�TXH�VH�SURSRQH�DVLJQDU�D�HVD�
FODVH�XQ� OXJDU�GH�³HTXLOLEULR´�VRFLDO�TXH� LPSOLFD� OD�FRQWHQFLyQ�\�³PRGHUDFLyQ´�GH� ODV�
demandas populares. Este tipo de utilización es coincidente con el que se verifica en
otros países y contextos sociales, en los que también fueron grupos de élite los que
impulsaron la formación de la identidad en cuestión.23 En segundo lugar, aparece
FODUDPHQWH� XQ� YtQFXOR� HQWUH� OD� XWLOL]DFLyQ� GH� XQD� LGHQWLGDG� ³GH� FODVH� PHGLD´� \� XQD�
intención política antiperonista. Como sostuve en otra parte, esto podría sugerir que tal
identidad adquirió mayor fuerza en Argentina como consecuencia de la experiencia del
peronismo en el poder.24 En otros trabajos se han presentado evidencias en el mismo
VHQWLGR�� TXH� VXJLHUHQ� OD� SUHVHQFLD� GH� XQ� QRYHGRVR� LQWHUpV� SRU� OD� ³FODVH�PHGLD´� FRPR�
parte de la política de diversos grupos antiperonistas a partir de principios de los años
cincuenta.25 En tercer lugar, la orientación política de los miembros del MCM muestra
rasgos similares a la de la vasta coalición que apoyó a la Revolución Libertadora
primero, y al frondizismo después: nacionalistas, liberales, radicales, católicos,
³DSROtWLFRV´�� /D� SURFHGHQFLD� VRFLDO� WDPSRFR� GHMD� GH� VHU� VXJHVWLYD�� Qo sólo hemos
mostrado que muchos (y en posiciones clave) eran de clase alta, sino también en un
número importante eran vástagos de familias patricias. Puede que fueran ellos quienes
más sufrieran los años de Perón, no sólo por las consecuencias sociales y culturales
compartidas más o menos por muchos de los que no pertenecían a las clases populares,
sino por el conocido desplazamiento de los puestos de autoridad dentro del Estado.
Como quedó establecido en un estudio clásico, el peronismo profundizó rápidamente un
proceso que ya se había insinuado con Yrigoyen, pero que se había detenido durante la
³GpFDGD� LQIDPH´�� HO� GHVSOD]DPLHQWR� GH� ORV� DSHOOLGRV� SDWULFLRV� GH� ORV� FDUJRV�PHGLRV� \�
altos en la mayoría de las instituciones. En 1936 el 66% de los miembros del Poder
(MHFXWLYR� 1DFLRQDO� SHUWHQHFtDQ� D� DOJXQD� GH� ODV� ³IDPLOLDV� WUDGLFLRQDOHV´� \� OD� PD\RUtD�
eran socios del exclusivo Jockey Club. Bajo Perón este porcentaje se redujo a un 23 Véase Ezequiel ADAMOVSKY, ³$ULVWRWOH�� 'LGHURW�� /LEHUDOLVP�� DQG� WKH� ,GHD� RI� µ0LGGOH� &ODVV¶�� $�Comparison of Two Formative Moments in the History of a Metaphorical ForPDWLRQ´�� History of Political Thought, vol. XXVI, núm. 2, Summer 2005, pp. 303-33. 24 Ezequiel ADAMOVSKY, Historia de la clase media«FLW� 25 Véase Ezequiel ADAMOVSKY, ³/D�EHQGLWD�PHGLDQtD��ORV�FDWyOLFRV�DUJHQWLQRV�\�VXV�DSHODFLRQHV�D�OD�µFODVH�PHGLD¶��F������-����´��Anuario IEHS, núm. 22, 2007, pp. 301-24.
235
Q~PHUR� tQILPR� \� JHQWH� ³QXHYD´�� R� LQFOXVR� GH� FODVH� EDMD�� DFFHGLy� HQ� XQ� Q~PHUR�
importante al Congreso nacional y a diversos puestos públicos.26 Todo indica que la
³JHQWH� ELHQ´� GHVSOD]DGD� SXGR� KDEHU� FRQFHELGR� OD� PRYLOL]DFLyQ� GH� OD� ³FODVH� PHGLD´�
como un contrapeso de la fuerza popular que secundó a Perón, en un vano esfuerzo por
ganarse una base social propia.
4XHGD�SHQGLHQWH�OD�SUHJXQWD�DFHUFD�GH�OD�SDUDGRMD�GH�XQ�SDtV�TXH�VH�SLHQVD�³GH�FODVH�
PHGLD´� SHUR� TXH� QXQFD� GHVDUUROOy� HQWLGDGHV� JUHPLDOHV� R� SROtWLFDV� UHOHYDQWHV� TXH� VH�
presentaran abiertamente como defensoras de esa clase. No es este el lugar para resolver
el enigma, pero esperamos que la publicación de estos listados pueda contribuir al
trabajo de otros investigadores que deseen profundizar en la historia de la identidad de
clase media en Argentina o en otros temas conexos, como la historia del antiperonismo.
26 José Luis DE IMAZ, Los que mandan, Buenos Aires, Eudeba, 1964, pp. 9ss.
236
DOCUMENTO��,17(*5$17(6�'(/�³029,0,(172�'(�/$�&/$6(�0(',$´
La información aparece separada en campos en el siguiente orden: Apellido y nombre/Domicilio/Número
de documento de identidad y/o fecha de nacimiento/Profesión e indicaciones de status socio-
económico/Información sobre ideas o actuación política. Más de una barra [/] indica campos para los que
se carece de información.
-Achaval, Mercedes Iriarte de/Paunero 1592, Martínez///
-Actis Caporale, Fiorenza Roscatti de/Olavarría 383, Azul///
-Acuña, Enriqueta/3 de febrero 976, Cap.///
-Aguirre Celis, Julio/Salta 2678, Olivos/n. 1898/Abogado, docente universitario, asesor de YPF y otras
reparticiones públicas entre 1923 y 1932. [QQ 1964]/Ministro de Hacienda de San Juan (1931-1932).
Admirador del gral. Mosconi, de Adolfo Holmberg y de Tomás Le Bretón. Fue dejado cesante por sus
críticas al Directorio de YPF en julio de 1943. Defensor de un rol activo del Estado en la economía.27
-Allende Lezama, Luciano Pedro/Sucre 3305, Cap./464641, n. 1887./Médico psiquiatra, matemático,
filósofo. Fundador de la Asociación Argentina de Epistemología.28/Antiperonista29
-Alvarez Montenegro, Arturo Fernando */Beruti 2371, 2º, Cap./LE 194949/Diplomático/
-Arditti Rocha, Elizabeth////
-Arditti Rocha, Horacio/Lavalle 1431, Cap.///0LHPEUR� GH� OD� ³$JUXSDFLyQ� -XYHQWXG� 1DFLRQDO´� TXH�
propició la candidatura presidencial de Roque Sáenz Peña.30
-Ares, J.P./Laprida 2083, Cap.//Dr. Filosofía/
-Arieu, Jorge R./Virrey del Pino 2710, Cap./CI 353352, n. 1917/Comerciante/
-Arrieta, Joaquín/Rosario del Tala, Entre Ríos/LE 1940208/Industrial mediano, dueño de una carpintería.
Hijo de inmigrantes españoles.[E.] /
-Artigas, María Teresa/Washington 468, San Isidro///
-Ascoeta, César/Brandsen 563, Formosa//Pequeño ganadero, jubilado de Prefectura Marítima/
-Astelarra, Aramís/A. Berro 4125, Cap.///
-Ayllón, Hilda Cogorno de/Chirimay 25 4º5, Cap./0246045//
-Azcué Chiclana, Miguel Angel/Arenales 2481, Cap.///
-Azcué Chiclana, Sara/Arenales 2481, Cap.///
-Barbagelata, Roberto Fernando/Campana 2720, Cap./LE 133709/Procurador/
-Benesch, Bernardo F./Anchorena 417, La Lucila//Cap. de Navío (R). Hijo de inmigrantes austríaco-
prusianos de buena posición económica. [E] /³$SROtWLFR´�� 'HMDGR� FHVDQWH� SRU� OD� 5HY�� /LEHUWDGRUD�
porque, sin ser peronista, se negó a cumplir la orden del Alte. Rojas de aprestarse a bombardear puntos
estratégicos. [E]
-Bénétrix, Alvaro P./Cangallo 1409 3ºF, Cap///
27 Esta información proviene de sus obras Organizaciones financieras mixtas (1936), Necesidades de San Luis (1939) y Nuestro mercado del petróleo en poder de los Trusts internacionales (1944). 28 Datos biográficos tomados de su libro Hombre, Mundo, Trascendencia (1964). 29 Ver su obra furiosamente antiperonista Una gran locura en la historia argentina (1955). 30 9HU�³%LRJUDItD�GH�&LSULDQR�$PEURVLR�3DWULFLR�3RQV�/H]LFD´��PLPHR��V��I���$UFKLYR�9LDJJLR�
237
-Bergadá Mugica, Justo */Ocampo 2977, Cap.//Abogado y Juez. Escritor. Entrerriano residente en Bs As.
Cuarta generación de argentinos. Adinerado. Esgrimista y fundador de la peña de armas del Jockey
Club. [E]/Nacionalista, amigo y socio de Matías Sánchez Sorondo, y del político conservador Adolfo
Mugica. Apoyó al golpe de estado de 1930 y al gobierno del gral. Justo.31 Simpatizó al principio con
Perón, y cumplió una misión en Inglaterra por encargo de su gobierno. Pero luego fue despedido, por
negarse a jurar la Constitución de 1949. Desde entonces es antiperonista. [E]
-Berghmans Doncel, Carlos A./Sarmiento 1334, Cap.//Doctor/
-Bernardi, Ricardo/Martín García 987, Cap.//Médico. Profesor universitario, miembro titular de la
Sociedad Arg. de Urología y del Colegio Internacional de Cirujanos.32/
-Berrutti, Pedro/V. del Pino 2750, Cap.///
-Beviacqua, Clîtie/Mansilla 3331, Cap.///
-Bornheim, Pedro Juan/Moldes 2089 1ºD, Cap./CI 4413918, n. 1887/Comerciante/
-Borrego Gómez, Antonio/Arenales 3855 1ºA,Cap.///
-Bradley, Ricardo////
-Brusco, Santiago */Olazabal 2494, Cap.///
-Bucsland, Alicia G.M. de/Ugarteche 3050, Cap.///
-Caballero de Moyano, E. (Sra.)/Junín 1557, Cap.///
-Cabral Hunter, Carlos *///Dedicado a remates. Familia de antiguo establecimiento en el país. [E]/
-Cabral Hunter, Inés G. B. de *////
-Cabred, Victoria Acosta de/Darragueira 2388, Cap.///
-Campos, Eduardo */Sarmiento 643, Cap.//Perito Patentes y Marcas/
-Campos, Fernando/3 de Febrero 1908, Cap./CI 73440, n. 1893/Ingeniero Civil FFCC/
-Campos, Rafael A./Ugarteche 3050, Cap.///Probablemente el mismo Rafael Campos que integrara en
1931, junto a C. Pons Lezica, la Legión de Mayo (nacionalista).33
-Capece, José Antonio/Juncal 1945, Cap./n. 1901/Periodista y Escritor/
-Carbone, Javier/Lavalle 1430, Cap.///
-Cárcova, Ernesto de la/J. Hernandez 426, Acasusso. /n. 1899/Ingeniero, profesor secundario [PA]/
-Carlevaro Díaz, Andrés///Capitán (R) /
-Carlevaro Díaz, Mario////
-Carranza, Silvia/Capital///
-Castañari, José Oscar/Echeverría 619, San Martin///
-Castellani, Juan Horacio/Monteagudo 315, Rosario/n. 1934/Procurador Nacional. Miembro de diversas
asociaciones de profesionales. Nieto de inmigrantes italianos, comerciantes de buena posición caídos en
bancarrota en 1930. 'H�³FODVH�PHGLD´�>(@/Antiperonista apolítico (aunque sintió simpatía por el primer
Perón). Simpatizante de Frondizi, y más tarde de partidos de centro-derecha como el Partido Federal de
Manrique y la UCeDe. [E]
-Castex, Dalmira Carlota/Azcuénaga 1651, Cap./CI 2416120/Empleada en el Ministerio de Industria y
Comercio Perteneciente a la familia patricia de los Castex, antiguos terratenientes y financistas, con 31 Ver su libro Vibraciones del terruño, Buenos Aires, El Ateneo, 1940, p. 294. 32 Ver su obra Uronefrosis por obstrucción pieloureteral (1952). 33 Ver Elena Piñeiro: La tradición nacionalista ante el Peronismo, Buenos Aires, AZ, 1997, pp. 90-91.
238
actuación pública en la época de la Independencia, pero que habían ido empobreciéndose desde
principios del siglo XX. [E] /'H�³LGHDV�FRQVHUYDGRUDV´��GH�³FHQWURGHUHFKD´��DQWLSHURQLVWD��$PLJRV�GHO�
Almirante Rojas, y con muchos parientes militares. [E]
-Castillo Posse, Alberto del */Congreso 2258, Cap.///Seguramente el mismo que fuera fundador de la
Fed. Arg. de Pato y Comisario de la Policía de la Pcia. de Buenos Aires durante la dáceda de 1930 .34
-Ciarlo, Francisco José */Sarmiento 1721, Cap.//Médico/Hacia 1939 había mostrado interés por la
cuestión de la asociación gremial de los médicos.35
-Cock, Guillermo E./Roque Saenz Peña 760 3º 80, Cap. /LE 256210/Abogado/
-Colombres, Juana Baudrix de *////
-Conde, Juana S./Yerbal 2811, Cap.///
-Conway Passo, Patricia *////
-Cordero, José Luis */Juez Tedín 3057, Cap. //Abogado/
-Cortés, María Esther Alvarez de/Pueyrredón 363 4º M, Cap./LC 3367183//
-Corvalan, Constancia Mendieta de */Godoy Cruz 2978, Cap.///
-Cunha, Martín S./C. Pellegrini 661, Cap.///
-Currie, Enrique/Gregorio de Laferrere 2294, Cap. //Empleado público. Estudios secundarios completos.
Hijo de inmigrante escocés empleado de ferrocarriles. [E]/Simpatizante de la UCR. [E]
-Dato Tessitore, Francisco */Montevideo 1587, Cap.///
-Deantonio, F. M./Miramar Córdoba///
-Del Carril, Angélica Estrada de/Vte. López 1843 2º, Cap.///
-Deysine, Andrés/Wineberg 3435, La Lucila/n. 1903/Comerciante/
-Di Marzio, Salvador /Azcuénaga 1483 3º B, Cap.//Capitán de Fragata (R)/
-Díaz Varela, Pablo César/Ruiz Huidobro 2020, Cap/0263785/Empleado/
-Diehl, Ester García Fernandez de/Sta. Fe 1592 4º H, Cap.///
-Diz, Agustín/Rivadavia 4061, Cap.///
-Durán, Jaime/Caseros 609, Salta pcgb/n. 1902./Farmacéutico. Comenzó como empleado y llegó a tener
una cadena de farmacias y laboratorios, y empresas en otros ramos: cerámica, cerveza, prensa,
agropecuario. Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Salta, de la Cámara de la
Producción y de la Confederación General Económica de Salta. [DS]/Sin haber tenido actividad política
previa, fue designado Ministro de Economía de Salta, durante el período del gobernador Emilio Espelta
(1949-1950). [DS]
-Erdmann, Carlos Guillermo/E. Mitre 143, Martínez./n. 1900/Médico, profesor universitario. Hijo de un
inmigrante alemán. [E]/Radical Yrigoyenista, fue candidato a diputado por la UCR en 1938. Vinculado a
Sabattini. Sin dejar de ser radical, desempeñó cargos en el ejecutivo Catamarqueño durante gobierno
peronista. Simpatizó con la Rev. Libertadora. [E]
-Errecalde, M. (Sr.)/Alte. Brown 2999,Temperley///Podría ser Mario Juan Errecalde, en 1946 miembro
GHO�QDFLRQDOLVWD�³3DUWLGR�3DWULyWLFR���GH�MXQLR´�36
34 9HU�³$��GHO�&DVWLOOR�3RVVH�IDOOHFLy�D\HU´��La Prensa, 14/12/1969, 2da. secc., p. 4. 35 9HU�VX�DUWtFXOR�³/D�LQFRPSUHQVLyQ�\�OD�GHVLGLD�GHWLHQHQ�HO�PRYLPLHQWR�JUHPLDO´��Mundo Médico, año IV, no. 42, agosto 1939, pp. 30-31. 36 Ver Elena Piñeiro: La tradición nacionalista , pp. 302.
239
-Fader, César Fernando/Sucre 3926 "C", Cap./LE 3071162, n. 1915/Comerciante/
-Falino, José////
-Fazio, Bartolomé Antonio/Independencia 1278 4º, Cap.//Organizador [?]/
-Fitte, María Delia García Fernandez de/Ayacucho 1732 1º, Cap./2584216//
-Fusco, Vicente/Juan B. Alberdi 5406///
-Gamallo, Florencio/Perú 390, Cap.//'XHxR� GH� XQD� VDVWUHUtD�� GH� ³FODVH� PHGLD´�� KLMR� GH� LQPLJUDQWHV�
gallegos. [E]/
-García Carranza, María Eugenia Segura/Luis S. Peña 1337, Cap./LC 3407605//
-García Rams, Nino/Rivadavia 2046 1º, Cap.//Miembro del Jockey Club [JC]/Procurador nacional,
funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto durante 20 años (cónsul argentino en Turín,
Chile y Bolivia). En 1947, tras manifestar su disconformidad con el gobierno fue forzado a renunciar,
tras lo cual se dedicó a la actividad privada.37
-Giacomo, Luisa de /Arredondo2937, Castelar//(Dra.)/
-Gianico, Orlando Roberto/R. Gutierrez 1282, Olivos/LE 0714257, n. 1923/Comerciante/
-Gilbert, Alfonso L. (o Alfredo L.) */Azcuénaga 1360 3º, Cap.///
-Gilbert, J. Matilde de*/Azcuénaga 1360 3º, Cap.///
-Gimenez Gramajo, Antenor/Gral. Pirán 284, Wilde///
-Gioldi, Luis F./Cangallo 935 3º, Cap.///
-González, Adelina Alfonsín/Juncal 1879 PB C, Cap/LC3399094, n. 1898//
-Gonzalez, Enrique/Rivadavia 5131, Cap.///
-Grillo, Luis /Leiva 4215, Cap.///
-Grillo, Rosario Llambias de /Leiva 4215, Cap.///
-Guzmán, Tulio Alberto/Larrea 1322 5ºB, cap.//Secr. Gral. Dirección Nac. de Energía Atómica/
-Guzzetti, Aída Macchi de/B. Mitre 2262, Cap.//Prof. Letras/
-Helguera, Arturo *///Ingeniero. Probablemente el mismo Arturo Helguera que pertenecía al Jockey
Club. [JC]/
-Hernández, Clotilde Lemos Massey de/Billinghurst 1685, Cap.///
-Iabicchella, José/Donado 4080, Cap.//Sacerdote/
-Iuza, Miguel S./Salta 1971 5º, Mar del Plata.///
-Ivanissevich, Pedro/Godoy Cruz 239, Mendoza//Médico, hijo de inmigrantes, Presidente fundador de la
Universidad Popular de Mendoza. [E] /Fue diputado provincial por la UCR en la década de 1920, y
luego se alejó desencantado de la política. A diferencia de su hermano Oscar, de importante actuación
política en el peronismo, Pedro nunca fue peronista. [E]
-Jara, Claudio/Godoy Cruz, Mendoza///
-Labatté, Hipólito Justo/Castro Barros 465, Lanús///
-Landajo, Jorge Gustavo/Virrey del Pino 3541, Cap. /LE 144507, n. 1916/Comerciante, empleado
bancario. Sus padres eran de clase alta, banqueros, muy adinerados. [E] /Nacionalista, de ultraderecha,
identificado con la oligarquía. Estuvo preso en épocas de Perón, acusado de complotar para su
derrocamiento. En los años setenta, sin embargo, formó parte de la ultraderecha peronista. [E]
37 9HU�³1LQR�*DUFtD�5DPV��VX VHSHOLR´��La Prensa, 23/2/1967, p. 3.
240
-Landes Rivera, Susana/E. Mitre 31 4º 8, Cap./LC 2904480//
-Launda, Margarita V. *////
-Lauría, María Cármen////
-Laven, Blanca Consigli Funes de /San Luis///
-Lemoine, Luis de *///Ingeniero, inventor, fundador de la Asociación Arg. de Agentes de la Propiedad
Intelectual, de la Asoc. Arg. de Electrotécnicos, y del Instituto Arg. de Derecho Intelectual. En algún
momento antes de 1943 se desempeñó como Sub-comisario de la Oficina de Patentes.38 /
-Lemoine, Zaira M. B. de/Rivadavia 550 4º, Cap.///
-Leunda, Elena/Güemes 4246, Cap.///
-Leunda, María Esther *////
-Llenas, Jesús R./Yerbal 2291 1º 53, Cap.//De orígenes humildes. Empleado civil de la Obra Social del
Ministerio de Marina. Llegó a poseer una pequeña imprenta, y a comprarse un departamento, que fue su
único patrimonio. [E] /Activista católico, miembro de Acción Católica y de Asociación de Padres de
Familia. Antiperonista activo, preso durante el gob. de Perón, a quien había votado para la primera
presidencia. Votante de la UCR. [E]
-López Sanabria, Bernardo Adolfo/Cuba 2079, Cap./n. 1900 (Salta)/Abogado, profesor secundario,
historiador. [QQ 1964]/Fue Convencional Nacional de la UCR por Salta en 1942-44. Interventor del
0XVHR�+LVWyULFR�6DUPLHQWR�HQ�������\�OXHJR�VX�GLUHFWRU�>44�����@��)LUPDQWH�GHO�DOYHDULVWD�³0DQLILHVWR�
GH�ORV�/tGHUHV´�HQ������39
-López, Héctor José/Pampa 2017, Cap./CI 1929416, n. 1928/Comerciante (Restaurant)/
-Loza Suasnabar, Lydia B. *////
-Loza Suasnabar, María Teresa *////
-Lugones, Elena/Pje Cipolletti 509, Cap.///
-Lugones, Ignea/Pje Cipolletti 509, Cap.///
-Mancini, Felipe/Sta. Isabel, Sta. Fe//Agricultor/
-Manfredi, Italo Aurelio/Villa Estación Ramallo///
-Marini, María Esther/Alsina 440, Cap.///
-Martí, José/Godoy Cruz, Mendoza///
-Martínez García, Casto */Lomas de Zamora///
-Martínez Torrent, Alfredo/Uruguay 560 7º, Cap.///
-Martínez, Carlos A./Medrano 142///
-Mayer, Mercedes H.B. de/Sta Fe 983 5º, Cap.///
-Mendilaharzu, Carlota González de/Arenales 2481, Cap.///
-Millé, Antonio/Belgrano 1188, Cap.//Ingeniero/
-Molina, Martín Alberto/S.Martín 823, Jujuy//Procurador/
-Montes de Oca, Alejandro/Maipú 446, Cap.///
-Mosconi, Ricardo/Sanchez de Bustamante 1761, Cap. /196923/Jubilado. Miembro del Jockey Club.
[JC]/
38 Ver su libro Inventos y marcas (1943). 39 Ver Félix LUNA, El 45, Buenos Aires, Hyspamérica, 1984, p. 77.
241
-Movalli, Basilio S./Hernando, Córdoba///
-Moyano, Ricardo I./Junín 1557, Cap.//Arquitecto/
-Muñoz, Jorge J./Solís 731 1º 5, Cap.///
-Murola, Reinaldo/Formosa 483, Cap.///
-Nágera, Alfonso/Defensa 649 4ºF, Cap///
-Napp, Adolfo */"El Triunfo", Lezama//Jubilado/
-Newton, Máximo Ricardo */Riobamba 1175//Médico veterinario40/
-Niemetz de Lutzky, Sara/Catamarca 295, Cap./LE 0427447, n. 1908/Maestra/
-Niemetz, Clara Davidson de [Rumana]/Lavalle 376 4º, Cap./CI 3289010, n. 1889/Ama de Casa/
-Olsen, Arnaldo Juán/Belgrano 621, Caseros//Relojero/
-Otamendi, Félix Mario *//n. 1887?/Probablemente el mismo F. Mario Otamendi que pertenecía al
Jockey Club. [JC]/Probablemente el mismo que ingresara a la Policía Federal en 1901 (cargo de
subcomisario en 1916; Inspector General en 1930). Tuvo una destacada participación en la represión
durante la Semana Trágica. El presidente Justo le confió un cargo en el Ministerio de Hacienda para
organizar la primera policía fiscal.41
-Oyuela, María C.B. de/F. Bilbao 2026, Cap.///
-Palacio, Carlos María/Juramento 4432, Cap./CI 2732050, n. 1913/Comerciante/
-Pasqualis Politi, Amaury/Pueyrredón 863, Cap.//Médico y docente universitario. Hijo de inmigrantes
LWDOLDQRV��pO�PLVPR�QDFLGR�HQ�,WDOLD���'H�³FODVH�PHGLD�DOWD´��DXQTXH�QR�ULFR��>(@/Antiperonista [E]
-Pedrotti, Renato/25 de Mayo 140, Cap.//Empresario de la construcción, contratista de empresas
norteamericanas, con muy altos ingresos económicos. Hijo de inmigrantes italianos modestos.
[E]/Afiliado a la UCR, renunció al partido en protesta cuando Balbín abrazó a Perón. Antiperonista
activo. Participó en la Rev. Libertadora, y luego en las agrupaciones políticas impulsadas por Aramburu
(aunque también simpatizaba con Frondizi). [E]
-Pelayo Patterson, Amelia C. de/Ituzaingó 594, Salta/n. 1912/Maestra de música y música de orquesta.
+LMD�GH�LQPLJUDQWHV�HVSDxROHV��VX�SDGUH�HUD�LQJHQLHUR�GH�))&&���'H�³FODVH�PHGLD´�>(@�$QWLSHURQLVWD��
Emigraron a Salta desde BuenRV�$LUHV� OXHJR�GH�TXH�3HUyQ� IRU]DUD� HO� FLHUUH�GHO� GLDULR� ILQDQFLHUR�³(O�
3DtV´��GH�SURSLHGDG�GH�VX�HVSRVR�*XLOOHUPR�3HOD\R��(UDQ�³DSROtWLFRV´��>(@
-Peña Fauvety, Carlos/Guido 1832, Cap.///
-Peña Fauvety, Sra. de/Guido 1832, Cap.///
-Pons Lezica, Ambrosio */Laprida 1497, Cap.//Médico. Hermano de Cipriano. Miembro del Jockey Club.
[JC]/
-Pons Lezica, Cipriano Ambrosio P. */Darragueira 2830, Cap./LE 351104 n. 1890/Jubilado. Miembro de
una familia patricia de banqueros y terratenientes, muy adinerada, de visible actuación pública en la
historia argentina. Desempeñó cargos ejecutivos en la Municipalidad de Buenos Aires, y fue diplomático.
[E]/En su juventud participó en la Juventud Unión Nacional, que apoyaba la candidatura de Roque
Sáenz Peña. En 1931 miembro de la Legión de Mayo (nacionalista). Antiperonista, tuvo participación
activa en la Rev. Libertadora. [E] 40 Ver el proyecto que envió en 1952 al gobierno, en Archivo General de la Nación, Fondo documental Secretaría Técnica, Presidencia Juan D. Perón 1946-1955, Legajo 365. 41 9HU�³,QVSHFWRU�*HQHUDO�)pOL[�0DULR�2WDPHQGL��6X�IDOOHFLPLHQWR´��La Prensa, 3/11/1961, p. 5.
242
-Pons Lezica, Cipriano Matías Caraciolo/Darragueira 2830, Cap./n. 1928/Bancario/
-Pons Lezica, Teresa Victoria/Darragueira 2830, Cap./LC 3220308//
-Pons Lezica, Zulema Castro Feijóo de */Darragueira 2830, Cap./LC 3160586//
-Porta, José V./Reconquista 439///
-Quintana, Enriqueta C. De////
-Quiroga, Raúl Segundo */Rivadavia 5531 1º3, Cap.///
-Ramos Oromí, Eduardo/Pje. La Rural 196, 3º 8, Cap. ///Probablemente sea el mismo que aparece en la
OLVWD� GH� PLHPEURV� GH� ODV� ³JXDUGLDV� FtYLFDV´� TXH� FRODERUDURQ� FRQ� OD� SROLFtD� SDUD� UHSULPLU� REUHURV�
durante la Semana Trágica.42Integraba en 1931, junto a C. Pons Lezica, la Legión de Mayo
(nacionalista).43 Integró la Comisión nombrada por la Revolución Libertadora para documentar las
³LUUHJXODULGDGHV´�GHO�JRELHUQR�GH�3HUyQ�44
-Ramos Oromí, Mercedes Bruno de/Pje. La Rural 196, 3º 8, Cap.///
-Renna, Carlos A./Formosa 479, Cap.///
-Renna, Sra. De/Formosa 479, Cap.///
-Rinaldi, Juan Carlos/P. Whelan 11, Gral. Rodriguez.///
-Rivera Villatte, Angélica Ocampo de /Arenales 1174, 2º, Cap.//Bancaria/
-Rivera, Eufemia de León/Picheuta 406 4ºA, ///
-Roques, Horacio V./"LaAlameda", Cármen de Areco//Ingeniero Agrónomo/
-Saba, I. F./Rio Cuarto, Córdoba///
-Sacriste, Eduardo/Cnel. Díaz 2755, Cap.///
-Saint Antonin, Celestina P./Lacar 4402, Cap.///
-Salinas, Cora Carmanini de /Libertad 1144 4º, Cap.///
-Salinas, Pedro César/Libertad 1144, Cap./LE 0264304, n. 1915/Empleado Bancario/
-Salustio, Margarita Weiss de/Echeverría 2350, Cap.///
-Salustio, Sara/Maure 2833, Cap.///
-Schlieper, Beatriz Colombres de *///(VWXGLDQWH�GH�PHGLFLQD��'H�³FODVH�DOWD´��PLHPEUR�GH�XQD� IDPLOLD�
tradicional de notoriedad pública (emparentada con el Obispo Colombres, líder de la Independencia y
fundador de la industria azucarera tucumana). [E]/
-Schmidt, Beatriz R. de/46 nº 2464, Necochea///
-Segura, Jorge/Esmeralda 582 3º, Cap.///
-Seppey, Arnoldo A./Villa Nueva, Córdoba//Copropietario de un almacén de ramos generales. Hijo de
LQPLJUDQWHV��'H�³FODVH�PHGLD´�>(@�6LQ�DFWLYLGDG�SROtWLFD��9RWDQWH�GH�OD�8&5��>(@
-Sierra, Lidoro/Guido 1671 4º A, Cap.///
-Silva, Víctor/Piedras 692 6º, Cap.//Ingeniero/
-Singer, Luis////
42 Ver listado de nombres (que incluyen a Manuel Carlés, fundador de la Liga Patriótica) en La Nación, 13/1/1919. 43 Ver Elena PIÑEIRO, La tradición nacionalista ante el peronismo, Buenos Aires, Az Editores, 1996, pp. 90-91. 44 Ver Argentina, Vicepresidencia de la Nación, Comisión Nacional de Investigaciones, Documentación, autores y cómplices de las irregularidades cometidas durante la Segunda Tiranía , 5 vols., Buenos Aires, 1958, III, p. 697.
243
-Solá Torino, Blanca Usandivaras de/Lavalle 357 7º, Cap.///
-Sola, Nicolás/Gral.Deheza 1239, Córdoba///
-Solanet, Josefina Estrada de/Callao 1307, Cap.//Ama de casa. Perteneciente a la antigua familia
aristocrática de los Estrada, de notoria actuación pública (era nieta de José Manuel, y hermana de
Santiago). [E]/Simpatizante de la UCR ±su marido era hijo de Pedro Solanet, vicegobernador radical de
la Pcia. de Bs. As. Antiperonista. Participó en manifestaciones de apoyo a la Rev. Libertadora. [E]
-Soroa, Ignacio José/Lavalle 376 1º, Cap./CI 1127217, n. 1914/Locutor/
-Soroa, Sabina Niemetz de/Lavalle 376 1º, Cap./LE 0989023, n. 1915/Maestra/
-Suardiaz, Roberto (o Suerdíaz)/San José 1096 1º//Odontólogo/
-Suarez Bernat, Manuel/Charcas 1547 PB, Cap.///
-Sundblad, Alejandro/Juncal 1441 1º, Cap.///
-Tarragó, Emeterio/Pueyrredón 1266 2º, Cap./2737807/Ingeniero Agrónomo/
-Troisi, Julio A./Saráchaga 3365, Ituzaingó.///
-Valdez, Carlos Leónidas/Pueyrredón 2318 5º, Cap. //Abogado, profesor secundario. /Ideas
democráticas, republicanas y federalistas.45
-Velez, Eduardo A./Yerbal 2315, Cap.//Mayor (R)/
-Viaggio, Margarita Isabel/Güemes 3376/LC 3359712/Profesora/
-Viaggio, María Ester/Guemes 3376, Cap./LC 1191886/Jubilada (esposa de Cipriano Pons Lezica)/
-Viale, Laura Benitez Elizalde de */Juncal 1350, Cap.///
-Vidal Díaz, Julio/La Querencia, San Miguel.///
-Vilela, Guillermo/Mendoza 2160, Cap./LE 1194308, n. 1909/Comerciante Ganadero/
-Villa, José Adán/Azcuénaga 1850 4º, Cap./LE 3921779/Agricultor/
-Villa, O. Maximiana/Azcuénaga 1850 4º, Cap./LE 0356027/Jubilada/
-Villafañe Bombal, Elba/Junín 1479, Cap.//Dra. en Medicina, experta en salud pública y administración
hospitalaria. Escritora y escultora. Desempeñó cargos en el Ministerio de Salud en la década de 1960.
[DM] /
-Villafañe, Policarpio P.////
-Vinent, J.R. (Sr.)/Sgo. del Estero 915, 2º 9, Cap.///
-Volte, Luisa A. Llambias de/Uriarte 1323,Cap.///
-Zabala, Diego/Capital//Profesor/
-Zapiola, Federico */Sarmiento 2192, Cap.//Médico/
TOTAL: 197 miembros. * denota Miembro del "Consejo Mayor" del Movimiento. Los datos en itálicas
corresponden a averiguaciones del autor, y sus fuentes se indican más abajo. Los datos en letra normal
son los que han sido tomados directamente de los documentos del archivo Viaggio.
45 Ver su libro Curso de Instrucción Cívica (1940).
244
,17(*5$17(6�'(�³35202&,21�62&,$/�'(�/$�&/$6(�0(',$´
La información aparece separada en campos en el siguiente orden: Apellido y nombre/Cargo en
PSCM/Información personal
-Cardoso, María Beatriz/Coordinación Femenina/
-Erdmann, Carlos G. /Presidente/Médico, profesor universitario. Hijo de un inmigrante alemán. Radical
Yrigoyenista, fue candidato a diputado por la UCR en 1938. Vinculado a Sabattini. Sin dejar de ser
radical, desempeñó cargos en el ejecutivo Catamarqueño durante gobierno peronista. Simpatizó con la
Rev. Libertadora. [E]
-Landajo, Jorge Gustavo/Secretario General/Comerciante, empleado bancario. Sus padres eran de clase
alta, banqueros, muy adinerados. Nacionalista, de ultraderecha, identificado con la oligarquía. Estuvo
SUHVR�HQ�pSRFDV�GH�3HUyQ��DFXVDGR�GH�FRPSORWDU�SDUD�VX�GHUURFDPLHQWR��(Q�ORV�¶����VLQ�HPEDUJR��IRUPy
parte de la ultraderecha peronista. [E]
-Mantel, Miguel/Secretario de Actas/
-Pardo Arteaga, Guillermo/Secretario del Interior /Comerciante, sin estudios. Simpatizó con el peronismo
en su juventud, y fue secretario privado de Ramón Carrillo (Ministro de Salud en época de Perón). [E]
-3DUGR�$UWHDJD�� -RUJH�9RFDO�)XH�JHUHQWH�GH�YHQWDV�HQ�YDULDV�HPSUHVDV� �)ULJRUtILFR� ³/D�1HJUD´��HQ�XQD�
casa de repuestos). Antiperonista, relacionado con gente de la Rev. Libertadora. [E]
-Passarelli, Luís/Secretario de Propaganda/
-Passarelli, Teodora E. de/Vocal/
-3UXG¶KRPPH��3HGUR�&RRUGLQDFLyQ�0DVFXOLQD�
-6FKRR�� $OHMDQGUR�6HFUHWDULR� GH� $FFLyQ� 6RFLDO�3URYHQtD� GH� IDPLOLD� WUDGLFLRQDO� GH� ³FODVH� DOWD�
HPSREUHFLGD´�� WHUUDWHQLHQWHV� JDQDGHURV�� YLQFXODGRV� FRQ� -XOLR� $�� 5RFD�� (Q� OD� GpFDGD� del veinte fue
Presidente de la Asociación Argentina de Criadores de Shorthorn, y c. 1928 promovió una Federación de
Cooperativas de Productores de Leche. Fue propietario de una pequeña empresa maderera, sufriendo
mucha inestabilidad laboral. Hacia 1956 fundó una Unión General de Consumidores, de breve duración.
Rechazó los valores de su familia y de su clase, y se hizo Alvearista en los veinte, y siempre siguió
cercano a la UCR. Tras el golpe de 1930 cae detenido y su familia deja de apoyarlo. Organizó
movimientos efímeros de protesta contra los conservadores, y luego contra el peronismo. Fue
antioligárquico, anticlerical (aunque creyente), y antiperonista. Bajo el peronismo fue encarcelado dos
veces. [E]
-Stimberg, Adolfo/Vocal/
-Teme, Antonio/Vocal/
-Warnes, Arturo Ignacio/Coordinación de la Juventud/
-Warnes, Joaquín/Secretario de Hacienda/
Fuente: La Nación, 27/3/1957. Los datos personales corresponden a averiguaciones del autor, y sus
fuentes se indican a continuación.
245
Claves: [DM] denota información obtenida del Diccionario biográfico de mujeres argentinas, compilado
por Lily Sosa de Newton, 3ra. ed., Buenos Aires, Plus Ultra, 1986. [DS] denota información obtenida del
Diccionario biográfico de salteños, compilado por Fernando Figueroa, Salta, Eucasa, 1980. [E] denota
información obtenida en una entrevista a la persona en cuestión o a algún descendiente. [PA] denota
información obtenida de Personalidades de la Argentina: Diccionario biográfico contemporáneo,
Buenos Aires, Veritas, 1948. [QQ] denota información obtenida de la serie de diccionarios biográficos
Quién es quién en Argentina, publicados por editorial Kraft en diferentes años. [JC] denota información
obtenida de Nómina de los socios, Jockey Club, 1941.
Entrevistas realizadas:
-Entrevista a Héctor Schoo, hijo de Alejandro Schoo, 7/10/1999.
-Entrevista a María Teresa Erdmann, hija de Carlos Guillermo Erdmann, 1999.
-Entrevista a María Ester Viaggio, viuda de Cipriano Pons Lezica, 1999.
-Entrevista a Julia Landajo, hija de Jorge Gustavo Landajo, 2000.
-Entrevista a Jorge Pardo Arteaga (h.), hijo de Jorge Pardo Arteaga, 2000.
-Entrevista a María Victoria Pardo Arteaga, hija de Guillermo Pardo Arteaga, 2000.
-Entrevista a Enrique Currie, hijo de Enrique Currie, 28/5/2004.
-Entrevista a Enrique Llenás, hijo de Jesús R. Llenás, 31/5/2004.
-Entrevista a Mariano Castex (padre), hermano de Dalmira Carlota Castex, 31/5/2004.
-Entrevista a María Isabel Pasqualis Politi, nieta de Amaury Pasqualis Politi, 3/6/2004.
-Entrevista a María Gamallo, hija de Florencio Gamallo, 3/6/2004.
-Entrevista a Beatriz Schlieper, hija de Beatriz Colombres de Schlieper, 10/6/2004.
-Entrevista a Josefina Solanet, hija de Josefina Estrada de Solanet, 16/6/2004.
-Entrevista a Renato Pedrotti, 23/6/2004.
-Entrevista a Silvia Mariana Benesch, hija de Bernardo F. Benesch, 29/6/2004.
-Entrevista a César Cabral Hunter, hijo de Carlos e Inés Cabral Hunter, 12/7/2004.
-Entrevista a Héctor Bergadá Mugica, hijo de Justo Bergadá Mugica, 15/7/2004.
-Entrevista a Jorge Alberto Ivanissevich, hijo de Pedro Ivanissevich, 29/7/2004.
-Entrevista a Juan Horacio Castellani, 9/9/2004.
-Entrevista a Hugo Daniel Arrieta, sobrino de Joaquín Arrieta, 17/3/2005.
-Entrevista a Amelia C. de Pelayo Patterson, 18/3/2005.
-Entrevista a Hilda Beltrami, pariente de Arnoldo A. Seppey, 20/3/2005.
* Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Biblioteca Nacional de la República Argentina “Mariano Moreno”.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 246-265 ISSN 1853-4503
La Gazeta de Buenos Ayres y las donaciones realizadas por la fundación de la Biblioteca Pública (1810)
Jorge Díaz*
Gustavo Ignacio Míguez*
Resumen El presente trabajo repasará el primer año de publicación de la Gazeta de Buenos Ayres con el fin de
estudiar en sus páginas los orígenes de la Biblioteca Pública desde las donaciones populares
realizadas a dicha institución, impulsadas por Mariano Moreno en su doble papel de fundador de la
Gazeta y Protector de la Biblioteca. Es posible asumir que, al oficiar de Boletín de la
Primera Junta, la Gazeta de Buenos Ayres es uno de los documentos testimoniales más importantes
de esta época tan relevante para la historia argentina. Al incursionar en sus páginas, el investigador
se encuentra con que el registro del cuantioso legado inicial se entrelaza –está será la hipótesis que
asumiremos– con una búsqueda de trascendencia cultural que ha quedado grabada en estos asientos.
De esta manera, este documento puede recorrerse como el indicio de una síntesis entre la Biblioteca
entendida simbólicamente como el foco cultural de una nueva época, signada por la emancipación de
un pueblo, y las tareas bibliotecológicas asumidas para erigir y sostener un establecimiento con tales
características.
Palabras clave: Gazeta de Buenos Ayres - Donaciones - Biblioteca Pública - Mariano Moreno
Abstract This paper will review the first year of publication of Gazeta de Buenos Ayres in order to study the
origins of the Public Library and the popular donations made to such institution, driven by Mariano
Moreno in his dual role as founder of the Gazeta and Protector of the Library. It is possible to assume
that Gazeta de Buenos Ayres is one of the most important testimonial documents from this period of
history of Argentina. When an investigator venture into their pages finds that the record of the
247
substantial initial legacy is intertwined with the search of the revolutionary of cultural significance.
Thus, this document can be covered as a sign of a synthesis between the Library, understood
symbolically as the cultural center of a new era, marked by the emancipation of the people, and the
librarianship tasks assumed to erect and maintain an establishment of such features.
Key words: Gazeta de Buenos Ayres - Donations - Public Library - Mariano Moreno
Fecha de recepción: 31/07/2013
Fecha de aceptación: 22/12/2013
Introducción
Establecido el plan de acción revolucionario tras la elección por voto popular de la
Junta Provisional Gubernativa el 25 de mayo de 1810, Mariano Moreno acometió la
tarea de “transformar las instituciones y prácticas de gobierno coloniales, adaptándolas
al “nuevo sistema” y creando órganos de acción adecuados a las circunstancias”.1 En
este sentido rupturista con la estructura gobernante precedente, se creó la Gazeta de
Buenos-Ayres, pensada como instrumento necesario y de significativo alcance para
difundir las medidas del gobierno provisional. El nacimiento de este periódico no puede
deslindarse del gesto emancipador propuesto por el gobierno revolucionario; muy por el
contrario, la Gazeta fue pensada como el órgano que le daría continuidad a la gesta,
debido a ser el canal de comunicación con el pueblo y sostén de la libertad
recientemente alcanzada.
El 2 de junio Moreno redactó la orden de creación de este periódico semanal. En la
orden se plasmaba el interés por parte de la Junta en darle continuidad a las medidas
avalándose en el apoyo popular. Así queda establecido en las primeras líneas de la
orden, publicada con el primer número, de aparición el 7 de junio:
“El pueblo tiene derecho á saber la conducta de sus representantes, y el honor de
éstos se interesa en que todos conozcan la execración con que miran aquellas
reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. ¿Por qué se
1 Para lo que sigue, véase Luis AZNAR, “La Gazeta de Buenos-Ayres, tribuna de la emancipación”, Luis AZNAR, Gazeta de Buenos-Ayres: Facsímil de su primer número, La Plata, Escuela de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata, 1960, pp. I-V.
248
han de ocultar á las provincias sus medidas relativas á solidar su unión, bajo el
nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas ó
adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?”2
Se considera a la Gazeta como el primer periódico nacional porque fue el primero en
ser fundado por un decreto especial de la primera Junta Gubernativa. Funcionó como
publicación semanal hasta el 31 de diciembre de 1811, fecha en la que se tornó una
edición bisemanal. En el intermezzo, el número total de ejemplares de la serie fue
aumentado a raíz de la publicación de números “extraordinarios” que no tenían un día
regular de aparición. Se editó durante diez años y alcanzó una tirada de 541 números
ordinarios, 240 extraordinarios y suplementos varios. Hasta el 5 de noviembre de 1811
se publicó con un formato en 4° y a partir de esa fecha hasta su desaparición el 12 de
setiembre de 1821 se publicó en folio.
La impronta morenista
Recorrer las páginas de la Gazeta ayuda a desmenuzar el camino pautado por
Moreno y ciertamente se convierte en un elemento vital para comprender los fenómenos
que habían inspirado a Mayo y que se esperaba se reprodujeran a lo largo de la región,
expandiéndose bajo el blasón de la libertad, el progreso y la fraternidad. La pluma
enérgica y las constantes referencias republicanas de Mariano Moreno se plasmaron en
cuarenta y seis artículos, si excluimos aquellos cuyas autorías aún hoy son discutibles
(por ejemplo, los que aparecen bajo la firma “Aristogiton”, o el sempiterno
“Educación”).
A su vez, más allá de los artículos cuya autoría se reconoce en Moreno, siguiendo el
excelente análisis pormenorizado que ha realizado Silvana Carozzi, encontramos que las
páginas de la Gazeta presentan
“[…] disposiciones, actas, órdenes, manifiestos y decretos, algunas resoluciones,
correspondencia de las juntas del interior, noticias del exterior conocidas en forma
2 Gazeta de Buenos-Ayres, 7 de junio de 1810.
249
directa o indirecta a través de periódicos ingleses fundamentalmente referidas a
los sucesos revolucionarios peninsulares e hispanoamericanos (Montevideo, el
Ato Perú, Caracas),3 información tanto sobre finanzas como sobre donativos de
ciudadanos y ciudadanos para apoyar las campañas militares,4 crónicas de las
alternativas de esas mismas campañas militares de los ejércitos patriotas relatadas
por sus comandantes, y unas pocas composiciones poéticas.”5
Desde ya, a los fines de este trabajo nos interesará resaltar los donativos realizados
no para la causa militar (que existieron en cantidad) sino para la causa cultural,
centralizada en los donativos en dinero y libros para la constitución de la Biblioteca
Pública. Esta centralidad de los donativos, creemos, se debe a que en la época
comandada por Moreno la Gazeta fue, antes bien, un periódico pedagógico que hizo
propaganda política al gobierno patrio y en el cual el Secretario construyó, o por lo
menos, presentó, su visión democrática acabada.
La Gazeta y la fundación de la Biblioteca
En el número 15 de la Gazeta, del 13 de Setiembre de 1810, aparece el “Editorial
sobre educación”, donde se anuncia la creación de la Biblioteca Pública. El texto indica
que, habida cuenta del panorama desolador, la Junta rescataba la necesidad de crear y
refundar nuevos establecimientos culturales,6 en vistas a la misión de “crear”, o sea
formar, “nuevos hombres”, en tanto y en cuanto el Gobierno declinado se había
empecinado en retrasar el ingreso de las luces. Claramente, el motus del ideario
revolucionario distaba de ser reducido a elementos económicos. Por el contrario, la idea
de la realización humana a partir de las ciencias y las artes es un concepto central para
la misión cultural que se propone la Junta. Es la premisa de la cual parte el comunicado
redactado en el editorial:
3 Como nota de color queremos rescatar que aparece en un número publicada, en soledad, el Acta de Independencia firmada en Caracas, lo que entendemos podría ser interpretado como señal de la dirección hacia la cual pensaba Moreno que la Revolución de Mayo debía conducir. 4 En principio, estos donativos son los registrados con prioridad por la Gazeta. 5 Silvana CAROZZI, Las filosofías de la revolución. Mariano Moreno y los jacobinos rioplatenses en la prensa de Mayo: 1810-1815, Buenos Aires, Prometeo, 2011, p. 76. 6 Dado que “La Junta se vé reducida á la triste necesidad de criarlo todo”.
250
“[…] insensibles los hombres á todo lo que no sea desolación y estrepito,
descuidan aquellos establecimientos, que en tiempos felices se fundaron para el
cultivo de las ciencias, y de las artes.” Este es el marco del anuncio de la
resolución de la Junta de “[…] formar una Biblioteca pública, en que se facilite á
los amantes de las letras un recurso seguro para aumentar sus conocimientos”.7
No es menor el lugar que ocupa esta empresa. En la mentalidad revolucionaria, las
bibliotecas públicas eran un signo claro “de la ilustración de los pueblos, y el medio
más seguro para su conservación y fomento”. De allí que se resalte la fortuna de ya
poseer los libros suficientes para dar principio a esta obra, que, esperaban, crecería “en
proporción del sucesivo engrandecimiento de este pueblo”.
Este crecimiento esperado, junto con la esperanza de que se realice “un pensamiento
de tanta utilidad”, es lo que explica que hacia el final del artículo sobre educación se
anuncie la apertura de una “subscripción patriótica, para los gastos de Estantes y demás
costos inevitables”. La misma sería recibida por los recientemente nombrados
Bibliotecarios, Dr. D. Saturnino Segurola y el Reverendo P. Fr. Cayetano Rodríguez,
que se habían “prestado gustosos á dar esta nueva prueba de su patriotismo, y amor á el
bien público”, con la supervisión del Protector de la Biblioteca, el Secretario de
Gobierno Dr. D. Mariano Moreno, a quien se le confirieron “todas las facultades para
presidir á dicho establecimiento, y entender en todos los incidentes, que ofreciese”.
Podemos ir advirtiendo que las donaciones cumplen para el investigador
contemporáneo una doble función: por un lado, revelan el material de lectura que
circulaba por la Buenos Aires de comienzos de siglo XIX; por el otro lado, explicitan el
ideal de emancipación política y cultural. En ese sentido, el primer Libro de donaciones
de la Biblioteca Pública,8 registro de los bibliotecarios de la institución, y la Gazeta de
Buenos Ayres, se erigen de esta manera como los documentos testimoniales en los
cuales quedaron registrados los azarosos movimientos que se efectivizaron con las 7 Para esta y las citas que siguen hasta el final de esta sección: Antonio ZINNY, Apéndice a la Gaceta de Buenos Aires. Desde 1810 hasta 1821: resumen de los bandos, proclamas, manifestaciones, partes, órdenes, decretos, circulares, observaciones, declaraciones, tratados, oficios remitidos, noticias, resoluciones, actas, reflexiones, promociones, donativos, renuncias, remociones, etc., Buenos Aires, Imprenta Americana, 1875, pp. 234-236 [384-386] y ss. 8 Para un analizado pormenorizadamente de las donaciones fundantes de la Biblioteca Pública según el Libro de donaciones, véase: Jorge DIAZ y Gustavo MIGUEZ, “El Libro de Donaciones de la Biblioteca Nacional argentina”. La Biblioteca, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2011, pp. 516-527. Remitimos al trabajo ya publicado dado que la única transcripción del Libro data de 1947 y contiene numerosos errores que hemos venido registrando, en vistas a una ampliación de nuestra investigación.
251
convicciones morenistas, y su estudio es hoy una instancia ineludible para todo aquel
quiera incurrir en la empresa baqueana de rastrear los pormenores de los orígenes de la
Biblioteca Nacional.
Las donaciones registradas en la Gazeta
El primer registro sobre donaciones a la Biblioteca Pública aparece al final del
número de la Gazeta de Buenos Ayres publicado el 25 de septiembre de 1810. Cabe
destacar que los primeros registros que aparecen sólo dan cuenta de las donaciones en
dinero mientras que más adelante se irán alternando además, a veces sin rigor
descriptivo y otras con una mayor descripción, las obras donadas. Los primeros
contribuyentes de relevancia en estos primeros registros fueron:
“El Vocal de la Primera Junta D. Juan de Larrea, 51 ps. y 4 rs.
El presbítero Pedro Fernández, 16 ps. y 4 rs.
El Dr. D. Diego Zabaleta, catedrático de Teología, 103 ps. 1 rs.
D. Julián de Gregorio Espinosa, costea el salario de quince días de un oficial de
los que trabajen en los estantes.
D. Mariano Vidal, cedió dos libros en blanco de excelente encuadernación y
papel, para la formación del índice general de la biblioteca.”
Cabe señalar, igualmente, que, como se podrá apreciar en la siguiente entrada, no
todos donaron a gusto. “El Presbítero Juan Antonio Suero, Dos onzas de oro con la
expresión que aunque es arreglada a sus facultades, no lo es a sus deseos.”
Por otra parte, y como dato de suma importancia por el trasfondo económico de los
acontecimientos de Mayo, encontramos la publicación, en el número correspondiente al
15 de octubre de 1810, de la “Carta de los comerciantes ingleses en esta ciudad al
Protector de la Biblioteca”, fechada el 1 de octubre de 1810. En este documento, los
comerciantes dan muestra de admiración a la Excelentísima Junta, que se propone
“ilustrar a los jóvenes y a volverlos útiles para la sociedad”. A continuación de la
notación se da el listado de los comerciantes que “oblaron” dinero a la biblioteca y
252
aparecen también aquellos comerciantes que donaron obras literarias, las cuales se
detallan con precisión.9
Siguiendo con el relevamiento, con fecha de 23 de octubre de 1810 aparece el
registro de las primeras mujeres que hacen donación para la Biblioteca Pública: “Doña
María Josefa Chaves, 8 ps. y 2 rs.; Doña Manuela de Castro, varias maderas para los
estantes de la Biblioteca y 8 ps., 2 rs."
Se sumará a ellas, en lo que respecta a lo atestiguado por la Gazeta, Doña Juana de
Pueyrredón, que donó 6 onzas de oro, 103 ps. y 6 rs. Incluimos esta donación en el
presente informe porque, si bien aparecerá recién en la Gazeta del 17 de enero de 1811,
la misma correspondió a una donación realizada en el transcurso del año 1810. Dicha
aclaración consta en el número correspondiente de la Gazeta. Cerrará el capítulo
dedicado a las “mujeres donantes” el número del 7 de febrero de 1811, el cual recopila
los últimos donativos hechos a la Biblioteca Pública en el año 1810. La última donante
registrada es la Sra. Doña Martina Labardén [sic], hija del destacado precursor de la
Revolución, Manuel José de Lavardén; mujer que, a diferencia de los casos anteriores,
reducidos a donaciones en dinero, cedió una gran y generosa cantidad de libros.10
Volviendo al número de octubre en el que nos habíamos quedado, se registra allí
también la donación de varias obras maestras de suma relevancia correspondientes al
Protomédico Miguel Gorman, junto con una donación pecuniaria de 51 ps., 7rs. Esta
inscripción en las actas de la Gazeta sería secundada nueve días más tarde, cuando con
fecha del 2 de noviembre de 1810 aparecería publicada la “Carta del Protomédico al
protector de la Biblioteca”, en la que éste manifestaba su gratitud donando varias obras
de las más raras y selectas de los mejores autores de medicina. Dicha carta había sido
escrita el 8 de octubre de 1810.11 Como dato de color, rescatamos en el número que
estamos analizando una multa a beneficio de la Biblioteca de 76 ps. y 7 rs., sin el
nombre del amonestado. 9 Encontramos aquí la diferencia sustancial respecto del Libro de donaciones. Este documento bibliotecológico registra con detenimiento todas las obras donadas a lo largo de los años pero omite las donaciones pecuniarias. La única excepción es la aparición de algunas pocas entradas exhibidas en papeles sueltos adheridos con goma a los primeros folios del Libro. Para más información, véase DIAZ y MIGUEZ, op. cit. En todo caso, las diferencias entre el registro interno de la Biblioteca Pública y la documentación puesta en circulación a través de la Gazeta evidencia la necesidad de un tratamiento en conjunto y más amplio que lo acotado tanto en el presente trabajo como en el artículo citado, a fines de una investigación seria y pertinente sobre las donaciones originarias a la Biblioteca Pública. 10 Esa distinción entre donación pecuniaria y donación en libros es lo que explica que, a diferencia de lo que sucede en la Gazeta, la Sra. de Labardén sea la única mujer anotada en el Libro de Donaciones. 11 La reproducción y un análisis pormenorizado tanto de esta carta como la de los comerciantes ingleses son objeto de un trabajo actualmente en preparación.
253
Finalizando el año, en la Gazeta del 15 de noviembre encontramos los últimos
registros de donaciones que aparecieron para este período: “Don Antonio de las
Cagigurs obló 100 ps. fs. Y una mesa de once varas de largo y 14 de ancho con varios
cajones y cerraduras y una carpeta o escribanía con divisiones para papeles, todo de la
mayor utilidad para la biblioteca.”
Como se adelantara en ocasión de referirnos a las donaciones realizadas por mujeres,
en los primeros números de 1811 del periódico se retomarán, para concluir, los anuncios
de las donaciones efectuadas en 1810 que por motivos diversos no habían llegado a
publicarse oportunamente. Así, en la Gazeta del 17 de enero de 1811 aparecen
personalidades que a lo largo de 1810 donaron en varias oportunidades, haciendo gala
de su patriotismo y refrendando la causa de la Biblioteca Pública como hito de la
política cultural revolucionaria. Se presentan entonces las donaciones del Sr. Vocal D.
Manuel Belgrano, su hermano, Dr. D. Domingo Belgrano, del Dr. D. Luís José
Chorroarín, D. Julian Segundo de Agüero y el Vocal D. Juan de Larrea. Estos nombres
toman jerarquía por ser quienes pusieron a disposición de la causa sus bibliotecas
enteras. Así, por ejemplo, “el Sr. Vocal D. Manuel Belgrano ofreció toda su librería
para que se extragesen todos los libros que se considerasen útiles, y se sacó de ella una
porción considerable”.
Lamentablemente, a partir de aquí, con el correr de los meses se vislumbra que, si
bien es verdad que se encontrarán esporádicas donaciones cuantiosas, el proceso de
generosidad abierto con la fundación de la Biblioteca Pública irá menguando. A este
fenómeno se le sumará el que a partir de 1812 comenzará a concluir la etapa de mayor
riqueza y profusión ideológica de la Gazeta. Habrá varios interinatos en lo que
concierne a la función del redactor en jefe, y la Gazeta, reducida a una función más bien
administrativa por parte del gobierno, ya no volverá a asumir el papel de órgano
doctrinario y políticamente efusivo que tan bien había cumplido en el inicio del estallido
de la Revolución de Mayo. Ese ciclo vibrante iniciado con la orden de Moreno del 2 de
junio de 1810, terminará, discretamente, el 12 de setiembre de 1821.
Conclusión
Quisiéramos añadir, para finalizar, que la proyección del ideal emancipador y
libertario tuvo a la creación de la Biblioteca Pública como un hito insoslayable e
254
innovador. La política cultural, en ese sentido, se fortaleció a raíz del apoyo popular y la
raigambre ciudadana de la gesta revolucionaria, que se vieron materializados en las
cuantiosas y constantes donaciones que la institución recibió en sus primeros años de
vida, según es testimoniado tanto en el periódico analizado como en el documento
interno de la institución, su Libro de donaciones, a cuyo estudio dedicáramos ya un
trabajo al cual hemos remitido páginas atrás. Para captar con profundidad el legado
cultural revolucionario es ineludible realizar un trabajo que compare lo publicado con lo
registrado internamente, dado que sólo así se pueden rastrear los libros que
efectivamente ingresaron a la Biblioteca. A dicha tarea nos vemos impulsados en lo que
será la elaboración de un trabajo mayor, del cual este artículo es una pequeña parte.
Por su parte, debemos reparar en que la causa popular, en lo que de ruptura tuvo
respecto del sistema anterior, se vio reflejada en el deseo de iluminar al pueblo que
había sido sentenciado a languidecer en la oscuridad absolutista de la colonia española,
de acuerdo a la lectura revolucionaria. Como hemos señalado a lo largo de este trabajo,
esto no hubiera sido posible de no haber existido ese canal de comunicación entre la
Junta y el pueblo que se expresó en las páginas de la Gazeta de Buenos-Ayres.
Reproducción del texto fuente
25 de septiembre de 1810
Razón de las cantidades obladas por los individuos que se expresaron en clase de donativo para la
realización de la Biblioteca Pública, anunciada por la Junta Provisional del Río de la Plata.
- D. Eugenio Alabastro a nombre de sus hijos D. Marcelino de 17 años, D. Vicente de 10, D. Pedro
Crisologo de 9, y D. Eugenio María de 2, obló 16 Ps. y 4 Rs.
- D. Francisco de Paula Saubidet 4 Ps. con la expresión de que si sus facultades se lo permitiesen, no
habría necesidad de suscripción para los gastos precisos a tan útil establecimiento.
- D. Francisco Xavier Zamudio, Canónigo de esta Santa Iglesia Catedral, obló 51 Ps. y 7 Rs.
- D, Pedro Fernández 16 Ps. y 4 Rs.
- D. Patricio y D. Estanislao Linch 10 Ps. cada uno.
- El Sr. D. Juan de Larrea 51 Ps. y 4 Rs.
- D. Juan Bautista Elorriaga 103 Ps. y 5 Rs.
- D. Francisco Baldobinos, entregó como patriota 25 Ps. y 6 Rs.
- D. Tomás Antonio Romero, por ahora 17 Ps. y 2 Rs.
255
- D. José María Romero; Ministro Tesorero de las Reales Caxas de esta capital, una onza de oro, y luego
que se realice el establecimiento, pondrá a disposición de los Sres. Bibliotecarios su pequeña librería,
como el objeto más digno a que puede destinarla, 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Andrés Florencio Ramírez, Canónigo dignidad de Maestre Escuela 25 Ps. y 6 Rs.
- El capitán de Húsares, y Edecan del Señor Presidente D. Floro Zamudio 12 Ps. y 3 Rs.
- El capitán D. Xavier Igarzabal 17 Ps. Y 2 Rs.
- El Dr. D. Joaquín Cmapana 17 Ps. Y 2 Rs.
- D. Juan Antonio Pereyra, capitán del Regimiento de Patricios, a nombre de su hijo D. José María 25 Ps.
y 6 Rs.
- D, Luís María Posadas, capitán agregado a dicho Regimiento 12 Ps. y 3 Rs.
- D. Martín Monasterio consiliario del Real Consulado de esta capital 103 Ps. y 5 Rs.
- D. Julián de Gregorio Espinosa, costea el salario de quince días de un oficial de los que trabajen los
estantes.
- D. Antonio Camargo, portero de la Secretaría del Superior Gobierno 2 Ps.
- D. Manuel Roo, Canónigo de esta Sta. Iglesia Catedral 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Martín Rodríguez, coronel del Regimiento de Húsares 6 Ps. y 1 Rs.
- D. José Maria Roxas 6 Ps. y 1 Rs.
- D. Mariano Vidal, cedió dos libros en blanco de excelente encuadernación y papel, para la formación
del índice general de la Biblioteca y 51 Ps, 4 Rs.
- El presbítero D. Juan Antonio Suero, dos onzas de oro con la expresión que aunque la contribución es
arreglada a sus facultades, no lo es a sus deseos. 34 Ps. y 5 Rs.
- El Dr. D. Diego Zabaleta, catedrático de Teología 103 Ps. y 1 Rs.
Total recaudado 760 I
2 de Octubre de 1810
“Continuación de los donativos para la Biblioteca”
La recaudación anterior ascendió a 760 Ps.
- D. Gerónimo de la Sala Oficial del tribunal de cuentas 8 Ps. y 2 Rs.
- D. José María Coronel 4 Ps. y 1 Rs.
- El D. Juan Francisco Seguí obló por ahora 20 Ps. y 5 Rs.
- D. Francisco Escola 8 Ps. y 2 Rs.
- D. Agustín Álvarez oficial de la Secretaría de Superintendencia 8 Ps. y 2 Rs.
- El Sr. Domingo Matheu 54 Ps. y 4 Rs.
- D. Pedro Vargas 51 Ps. 7 Rs.
- D. Andrea Domínguez 31 Ps. y 4 Rs.
- D. Jacinto de Oliden a nombre de su hijo D. Tomás Pedro 2 Ps.
- El Presbítero D. Apolinario Antonio Cano 20 Ps. y 5 Rs.
- D. José Vicente Mila de la Roca 25 Ps. y 6 Rs.
256
- El Guarda Almacén de la Real Hacienda D. Juan Focous 6 Ps. fs. y dos excelentes tomos para cuando se
coloquen los demás.
- D. Pedro Berro por ahora 51 Ps. y 4 Rs.
- El Sr. D. Juan Andrés de Arroyo contador mayor del tribunal de cuentas de esta capital 25 Ps. y 6 Rs.
- D. Manuel de Andrés de Arroyo y Pinedo 25 Ps. y 6 Rs.
- D. Pedro Díaz de Vivar 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Juan Álvarez Baragaña 12 Ps. y 3 Rs.
- D. Alexo González 31 Ps. 4 Rs.
- D. Miguel de Riglos 6 Ps. y 1 Rs.
- El Excelentísimo Sr. Obispo de esta Diócesis D. Benito de Lue y Riega obló treinta onzas de oro para la
colocación de la Biblioteca Pública, por ahora, y sin perjuicio de concurrir en lo necesario al aumento,
perfección, y conservación de tan útil establecimiento con numerario, o con algunas obras de su librería
518 Ps. 3 Rs.
- D. IIdefonso Ramos Mejía 103 Ps.
- El R. P. Provincial del convento de San Francisco Fr. Francisco Xavier Carvallo 51 Ps. y 4 Rs.
- El Presbítero maestro en artes, y sacristán mayor de Luxan D. Mateo Blanco obló 25 ps. fs., y ofreció 12
ps. fs. anuales contando desde el día 28 del presente mes de Setiembre añadiendo que según se aumenten
sus facultades contribuirá en adelante 25 Ps. 6 Rs.
- El Dr. Nicolás Calvo cura de la Parroquia de la Concepción 33 Ps.
- D. Tomás de Balenzategui obló 28 onzas de oro, y varias obras importantes para la Biblioteca,
expresando en el acto cuanto le interesaba contribuir a la realización de un establecimiento que honraba al
País y lisonjeaba su adhesión a el 463 Ps. y 7 Rs.
Total 2190 5
15 de octubre de 1810
“Carta de los comerciantes ingleses residentes en esta ciudad a el Protector de la Biblioteca…”
Buenos Ayres primero de octubre de 1810. – Estimado Sr., y de nuestro más alto aprecio. – Observamos
con gusto y admiración cuanto se empeña la Excma. Junta en estimular la juventud de esta ilustre capital,
a entrar con celo en el glorioso camino e las artes y estudios liberales, y a buscar en él con tesón aquellos
nobles conocimientos, que señalan al hombre los medios de hacerse útil a la sociedad, y le enseñan a
despreciar esas diversiones frívolas, y a huir de esos destructivos placeres, que le roban la parte más
preciosa de su vida, y lo hacen olvidar esos importantes deberes a sí mismo, a sus semejantes, y a su
criador, cuya práctica hace su bien particular, y es la base únicamente sólida de la prosperidad de los
pueblos.
Es propio de todo Gobierno que desea la felicidad de sus ciudadanos, el exitarlos a cultivar las nobles
facultades, que constituyen la nacionalidad del hombre; pero de poco serviría esto, sin que les
proporcionase, al mismo tiempo, los auxilios necesarios para que consiguiesen de sus fatigas la
ilustración y abundación de conocimientos, que serían una plena recompensa de ellas, y darían a su
gobierno el debido premio de su patrocinio y desvelos.
257
Miramos pues con la mayor complacencia, el establecimiento que acaba de hacer la Excma. Junta de una
Biblioteca Pública, de la cual esperamos ver salir, como de un manantial copioso, fertilizantes arroyos de
ciencia y civilización, que regando todo este basto continente, lo hagan abundar de todas las virtudes, y de
todas las bellas calidades que forman el sostén y el adorno de la sociedad.
El adelantamiento de esta obra interesa a la humanidad, y de consiguiente a nosotros, y así nos ofrecemos
gustosamente a contribuir, según nuestras cortas proporciones, a su incremento y su perfección, tomando
esta parte en ella con tanto mayor complacencia, cuanto nos parece, que el hacerlo podrá recibirse por
este pueblo, como una prueba de nuestro reconocimiento a la protección, y cordial hospitalidad, que
experimentamos del gobierno y generoso vecindario.
Para estos fines ponemos a la disposición de Vd. como el encargado de la Excma. Junta para promover
esta noble instrucción, lo que expresa in suscripta razón, la cual no es tanto la mensura, cuanto la sincera
manifestación de nuestros deseos, que su adelantamiento corresponda en todos a las sabias y bienhechoras
miras de quienes la acaban de fundar. – Somos Sr. Con el más profundo respetosus más atentos y más
complacidos servidores. – Al Sr. Dr. D. Mariano Moreno, comisionado por la Excma. Junta para el
establecimiento de la Biblioteca Pública.
- D. Alexandro Mackinnoon 3 onzas
Los elementos de la filosofía natural, o experimental por Tiberio Cavallo 4 tomos.
Los elementos de comercio por Dubost.
- D. Carleton Allsop 3 onzas.
- D. Diego Maclermont 3 onzas.
- D. Robrto Staples 3 onzas.D. Juan Mac Nelid 3 onzas.
- D, Tomas Crochet 3 onzas.
- D. Guillermo Mann 3 onzas.
- D. Santiago Wild 3 onzas dos por sí y una por su hijo.
- D. Santiago S. Wild 3 onzas.
- D. Roberto Walhlman 3 onzas.
- D. Alexandro Greaves 3 onzas.
M. T. Ciceronis Opera XIII vols.
M. F. Quintiliani Opera IV vols.
Discursos sobre las bellas letras por Hugo Blair, 3 tomos.
Tratado sobre la constitución inglesa por De Lolme 1 tomo.
- D. Valentino Chaplin 3 onzas.
- D. Gorge F. Dixon 3 onzas.
- D. Carlos Higginon 3 onzas.
- D. Federico Dawling 3 onzas.
- D. Diego Kendall 3 onzas.
- Anonima 3 onzas.
- D. Juan J. Leigh 3 onzas.
- D. Daniel Whiltaker 3 onzas.
258
- D. Santiago Rilchia 3 onzas.
- D. Guillermo Strood 3 onzas.
- D. Tomas Stevenson 3 onzas.
- D. Guillermo Wanklyn 3 onzas.
- D. Guillermo Dun 3 onzas.
- D. Juan Nightingale 3 onzas.
- D. David Stevenson 3 onzas.
- D. Santiago Gibson 3 onzas.
- D. Guillermo Butlin 1 onzas.
- D. Juan P. Robertson 2 onzas.
- D. Felipe Parkins 3 onzas.
- D. Tomas Fair 2 onzas.
- D. Alexandro Mac Minn 3 onzas.
- D. José Badger 3 onzas.
- D. Tomas Carter por D. Pedro Kendal 3 onzas.
- D. Tomas Carter 2 onzas.
- D. Santiago Winton 2 onzas.
- D. Guillermo Tellows 2 onzas.
- D. Juan Ludiam 2 onzas.
- D. Juan Morley 1 onzas.
- D. Santiago Ingram 1 onzas.
- D. Federico Hcathfield 3 onzas.
- D. Federico Millar 3 onzas.
- D. Santiago Brittain 3 onzas.
- D. E. F. Tiolding 1 onzas.
Viage de Ulloa 4 tomos.
Los elementos de química por LLenry
- D. Guillermo Heath 1 onzas.
- D. Jeacome Ellison 3 onzas.
- D. Tomas Nelson 3 onzas.
- D. Gorge Cochran 2 onzas.
- D. Carlos Eyes 3 onzas.
- D. Guillermo Jackson 2 onzas.
- D. Crinfan Wilkinson 2 onzas.
- D. Jorge Milton 2 onzas.
- D. F. W. M. Carthy 1 onzas.
- D. Tomas Gouland 3 onzas.
- D. Jamuel Gardiner 3 onzas.
- D. J. H. Leigh 2 onzas.
- D. Juan Postlelhwalte 2 onzas.
259
- D. Jorge Dyson 10 onzas.
- D. Enrique Barchard 3 onzas.
- D. Juan E. Wolleter 1 onzas.
- D. Juan C. Lidgerton 1 onzas.
La filosofía de la retórica por Jorge Campbell 2 tomos.
Tratado sobre el gasto por Jorge Gerard 1 tomo.
- D. Wenrique L. Jones 1onzas.
Examen político de la Gran Bretaña por Juan Campbell 2 tomos.
Descripción de la Patagonia por Tomas Falkner 1 tomo.
- D. Carlos Evans 1 onzas.
- D. Oto Hulme 3 onzas.
- D. Juan Dillon 4 onzas.
- D. Juan Thwaites Atleas universal de excelente erudición y 3 onzas.
- D. Patricio M. Intyre 3 onzas.
23 de octubre de 1810
“Continuación de los donativos para la Biblioteca”
- D. Sebastián Guerra y López, 2 onzas; una por sí, y la otra por su hijo D. Sebastián 34 Ps. y 4 Rs.
- D. José Guerra y López 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Rafael Blanco 31 Ps. 4Rs.
- El Teniente Coronel D. Ignacio Álvarez y Tomas 3 Ps. y 2 Rs.
- El Sargento Mayor de Ingenieros D. Mauricio Berlanga 8 Ps y 2 Rs.
- D. Joaquín Madariaga 31 Ps. y 4 Rs.
- El Dr. D. Juan José Zerwadas, y el Presbítero D. Judas Tadeo de la Poveda 12Ps. y 2 Rs.
- D. Manuel Hermenegildo de Aguirre, obló 3 onzas de oro, y una obra importante, 51 Ps. y 7 Rs.
- D. Francisco Ignacio Ugarte 515 Ps.
- D. Miguel Gómez 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Martín Thompson 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Joaquín Correa 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Lucas José de Isla Valdés 17 Ps. y 2 Rs.
- El Provisor Eclesiástico Dr. D. Mariano Zavaleta 17 Ps. y 2 Rs.
- D. José Rivero 16 Ps. y 4 Rs.
- D. José Almirall 16 Ps. y 4 Rs.
- Doña María Josefa Chávez 8 Ps. y 2 Rs.
- D. Diego González 25 Ps. y 6 Rs.
- D. José Isasi, con varias obras útiles 105 Ps. y 6 Rs.
- D. Francisco Chas, 3 obras idem, 51 Ps. y 7 Rs.
- El Protomédico D. Miguel Gorman, varias obras maestras de su facultad y 51 Ps. y 7 Rs.
- El Teniente de Granaderos de Fernando VII D. Joaquín Fernández 17 Ps. y 9 Rs.
260
- Por una multa impuesta a beneficio de la Biblioteca 76 Ps. y 7 Rs.
- El Dr. D. José María de Castro, Cura de la Ciudad de San Juan 17 Ps. y 2 Rs.
- El Dr. D. Mariano Vicente Oher 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Pedro Capdevila 8 Ps. 2 Rs.
- El Dr. En medicina D. Justo García Valdés, por ahora 20 Ps. y 6 Rs.
- El DR. D. Manuel Warnes, donó la Historia Eclesiástica de Fleuri en 76 volúmenes en octavo forrados
en pasta.
- Un Patricio 4 Ps. y 1 Rs.
- D. Joaquín de la Iglesia 2 onzas de oro, una en su nombre, y otra en el de su esposa Doña Juana
Mauricio de Castro: también la obra de Química de Boume 34 Ps.
- D. Francisco Ramos Mexia 103 Ps. y 6Rs.
- D. Manuel Blanco González 30 Ps. y 7 Rs.
- Doña Manuela de Castro, varias maderas para los estantes de la Biblioteca y 8 Ps. y 2 Rs.
- D. Francisco Cayetano y Herrera 351 Ps. 4 Rs.
-D. Jayme Alcina y Verges 102 Ps.
Suma 1,547 2
02 de noviembre de 1810
“Carta del Protomédico a el Protector de la Biblioteca”
Deseoso justamente de corresponder al aprecio, distinciones y beneficios, que he debido a los habitantes
de esta capital, en el largo espacio de 32 años que resido en ella, hace tiempo tenía determinado el
manifestar mi gratitud y reconocimiento en la donación de varias obras, las más raras y selectas de los
mejores autores de medicina de la antigüedad, desde Hipócrates inclusive, utilísimas a la instrucción de
los alumnos del Real Protomedicato, cuando las circunstancias permitiesen la colocación de una librería
para dicho objeto en el referido tribunal; pero como en circunstancias de no haberse aún podido realizar
mi pensamiento, ha dispuesto la Exma. Junta Gubernativa la creación de una Biblioteca Pública para la
instrucción e ilustración de la juventud de esta propia capital, y encargado a Vd. la dirección de tan útil
establecimiento, considero es llegado el caso de satisfacer mis insinuados deseos, con cuyo motivo, y no
queriendo retardar esta satisfacción, he aumentado a la colección de aquellas obras, otras no menos
importantes para la instrucción de las bellas letras y humanas; de todas las que acompaño a Vd. adjunta
nota, para que se sirva disponer su colocación en la mencionada Biblioteca, y le remito también 3 onzas
de oro, para que se inviertan a beneficio de la misma, quedándome el sentimiento de no poder expresar
con otras donaciones más cuantiosas. La consideración, aprecio y afecto que me merecen los hijos,
habitantes de este noble suelo. Dios guarde a Vd. muchos años. Buenos Ayres 8 de octubre de 1810. = Dr.
Miguel Gorman. = Dr. D. Mariano Moreno.
15 de noviembre de 1810
“Continuación de los donativos para la Biblioteca”
261
- D. P. O. 17 Ps. y 1 Rs.
- D. Pedro Ricardo Field 17 Ps. y 1 Rs.
- D. J. M. A. Cantabro Montañez 23 Ps. y 4 Rs.
- D. Antonio de las Cagigas obló 100 ps. fs. y una mesa de 11 varas de largo, y 14 de ancho, con varios
caxones y cerraduras, y una carpeta o escribanía con divisiones para papeles todo de la mayor calidad
para la Biblioteca 103 Ps.
- D. Julián de la Cendeja 17 Ps. y 2 Rs.
- El Presbítero misionero D. Miguel Romero y Reyes 17 Ps. y 2 Rs.
- D. C. J. V. obló 103 Ps. y 1 Rs.
- El síndico del Real Consulado de esta capital D. José Agustín de Lizaur 207 Ps. y 4 Rs.
- El Dr. Melchor Fernández, canónigo de esta Iglesia Catedral, 59 Ps. y 1 Rs.
- D. Pedro Martínez Fernández 51 Ps. y 7 Rs.
- D. Lorenso Videla 6 Ps. y 1 Rs.
- El Coronel del exercito D. Tomás Allende 17 Ps. y 2 Rs.
- Un patriota español 10 ps. fs. y la obra de D. Jorge Juan 10 Ps. y 2 Rs.
- D. Gerónimo Merino 51 Ps. 4 Rs.
- D. José Julián Arriola 16 Ps. y 4 Rs.
- D. Manuel Chanteiro 6 ps. fs. y uno a su hijo D. Claudio 7 Ps. y 1 Rs.
- D. Martín Cabello 17 Ps. y 2 RS.
- D. Jayme Nadal y Guarda por medio de su sobrino D. Saturnino Nadal, donó la obra que trata del
origen, progresos y estado actual de toda la literatura, en 6 tomos en pasta, y una onza, 17 Ps. y 2 RS.
- D. Antonio García López, 30 onzas de oro 518 Ps.
- D. Juan Bautista Uriarte 103 Ps. y 6 Rs.
- El Dr. D. Manuel de Gorbea, abogado de la Real Audiencia de Chile, ha oblado una onza, tributando en
el acto enérgicas expresiones de elogio a un gobierno que tan sabiamente medita, y promueve la pública
ilustración, 17 Ps. y 2 Rs.
- D. Matías Chavarría 51 Ps. y 1 Rs.
(A partir de aquí se señalan las donaciones realizadas en los últimos meses del año 1810 y que no habían
sido publicados)
17 de enero de 1811
Razon de algunos donativos en dinero, y en libros para la Biblioteca pública de que no se ha dado aun
noticia.
- Da. Juana Pueyrredon donó 6 onzas de oro.
- D. Diego de Agüero por sí y sus hijos 12 onzas id.
- D. Gabriel Real de Azua 6 onzas id.
- D. Gerónimo Arechaga una onza id.
262
- D. Martin José Altolaguirre varias obras sobre materia y táctica militar, y 25 ps. fs.
- El Sr. Vocal D. Manuel Belgrano ofreció toda su librería para que se extragesen todos los libros que se
considerasen útiles, y se sacó de ella una porción considerable.
- El Sr. Dr. D. Domingo Belgrano, canónigo de esta Iglesia Catedral hizo igual oferta , y se le admitieron
dos obras de mérito de que carecía la Bibliotéca.
- El Dr. D. Luis José Chorroarin hizo la misma oferta, y ha pasado á la Bibliotéca todos sus mejores libros
en varias materias.
- El Dr. D. Julian Segundo de Agüero, cura del Sagrario de la santa Iglesia Catedral, ha donado varias
obras de valor, y ofrece al mismo tiempo todos quantos libros útiles se encuentran en su librería.
- El Sr. Vocal D. Juan de Larrea, ha donado un libro en folio, forrado en tafilete doble, grabado en ambas
caras con guarniciones de oro, para asentar en él los donativos en libros y en dinero, y por este medio
conservar la grata memoria de los generosos bienhechores de tan útil y benefico establecimiento.
- El Presbítero D. Pedro Fernandez, á mas del donativo en dinero, expresado en la gazeta extraordinaria
del martes 25 de setiembre del año anterior, ha donado también tres obras de autores clásicos.
Se continuará.
24 de enero de 1811
“Continuación de los donativos hechos a la Biblioteca”
- El Sr. Gobernador Intendente de Córdoba, trasladado a la Presidencia de Charcas, D. Juan Martín
Pueyrredón donó 6 onzas de oro, 103 Ps. y 6 Rs.
- D. Agustín de Narzagaray, oficial 1º, de la administración de tabacos de esta capital, 4 ps. fs. 4 PS. 1 Rs.
- D. Manuel Espinosa de los Monteros, contador interino de la Aduana, 20 Ps. y 2 Rs.
- Un patriota 6 onzas de oro, 103 Ps. y 6 Rs.
- D. Juan Manuel Figueredo, una onza id., 17 Ps. y 2 Rs,
- D. José Antonio Capdevila un Homero en un tomito en 16º y 25 Ps. Fs., 25 Ps. y 6 Rs.
- D. José Elejaburu un tomo en cuarto: Apología de la lengua vazcongada.
- El Dr. D. Diego Estanislao Zabaleta la colección de las obras de Heineccio, ofreció al mismo tiempo
otras obras que no se le admitieron por tenerlas la Biblioteca.
- El Sr. D. Juan de Almagro varias obras útiles.
- El Dr. D. Gerónimo Mantilla, varias obras estimables de jurisprudencia.
- El P. Presentado Fr. Julián Pedriel, de la Orden de Predicadores, varias obras útiles.
- Un religioso del Orden de S. Francisco una obra curiosa de Historia Natural en 2 tomos 8º mayor.
- El Dr. D. Pantaleón Rivarola, el Amiano Marcelino traducido en francés.
- D. José Sánchez Alonso, algunas obritas curiosas.
- El Dr. D. Manuel Álvarez, cura del Sagrario de la Sta. Iglesia Catedral, una de las obras de P. Kirker,
titulada: Mundos Subterraneus, en 2 vol. Fol.
- D. Alexandro Mackinnnon, la Historia de la América por Robertson, de excelente edición en ingles.
263
Nota. Los amantes de la pública ilustración, que quieran auxiliar con sus donativos la Biblioteca, que se
esta formalizando, podrán verificarlo, haciendo sus respectivas ofertas o entregas en la misma Biblioteca,
donde serán admitidas por el director de ella.
7 de febrero de 1811
“Continúan los donativos a la Biblioteca”
- El Sr. Conjuez D. Vicente Chavarria donó 100 Ps.
- D. José Ignacio Gorostiaga, Administrador de Correos de Salta, 300 Ps.
- D. Agustín Eusebio Fabre, donó un tomo en 8º titulado: Método apodémico de viajar.
- D. Salvio Gaffarot un Diccionario de Medicina, y un Atlas de las provincias anglo-americanas.
- D. José Alberto Capdevila la Biblia en latín, y en francés con notas críticas e históricas, y con
disertaciones tomadas de los mejores autores, en 17 tomos 4º mayor.
- D. Joaquín Madariaga, el Formu apodémicolarium legale de Monacelli 1 vol. Fol.
- D. José Martínez, la Mística Ciudad de Dios.
- El Sr. Coronel D. Pedro Andrés García, dos obras de mérito.
- D. Antonio Ortiz, algunas obritas útiles.
- El Dr. D. Juan Nepomuceno de Sola, cura de la parroquia de nuestra Señora de Montserrat, el Tratado
de la legislación.
- La Señora Doña Martina de Labarden con laudable generosidad mandó una gran cantidad de libros a la
Biblioteca, para que a elección de los encargados de ella, se tomaran las obras que se considerasen útiles,
devolviéndole las restantes, y así se executó.
Hasta aquí llegan los donativos hechos a la Biblioteca en el año próximo pasado.
(finalizan las donaciones del año 1810)
Fuentes
Gaceta de Buenos Aires: 1810-1821, Buenos Aires: Museo Mitre, 1963. Edición facsimilar.
Gazeta de Buenos Ayres, Buenos Aires, Imprenta de los Niños Espósitos, 1810-1821.
Gazeta de Buenos Ayres, Buenos Aires, Biblioteca Nacional. Colección Publicaciones Periódicas
Antiguas Microfilmadas.
Libro de donaciones, Buenos Aires, Biblioteca Nacional. Microfilmación, rollo nro. 6150.
“Libro de donaciones”, La Biblioteca Nacional, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 1944-1945.
Transcripción del Libro de donaciones.
Primer libro de donaciones de la Biblioteca Pública: 1810 – 1876, Buenos Aires, Sala del Tesoro de la
Biblioteca Nacional.
264
Bibliografía
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Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas, 1992, tomo 42, nros. 3-4,
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Buenos-Ayres: Facsímil de su primer número, La Plata, Escuela de Periodismo de la Universidad
Nacional de La Plata, 1960.
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de la Casa del Gobierno, Buenos Aires, tomo 1, nro. 3, 1963, pp. 85-87.
Silvana CAROZZI, Las filosofías de la revolución. Mariano Moreno y los jacobinos rioplatenses en la
prensa de Mayo: 1810-1815, Buenos Aires, Prometeo, 2011.
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Biblioteca, Buenos Aires, Biblioteca Nacional, 2011, pp. 516-527.
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fundación y formación de la Biblioteca Pública en 1810 hasta su apertura en marzo de 1812, Buenos
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Manuel MORENO, Vida y memorias de Mariano Moreno, Buenos Aires, Edición Universitaria de
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pensamiento bibliotecario en los orígenes de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, 1779-1812, Buenos
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Alejandro E. PARADA, Los orígenes de la Biblioteca Pública de Buenos Aires: antecedentes, prácticas,
gestión y pensamiento bibliotecario durante la Revolución de Mayo (1810-1826), Buenos Aires, Instituto
de Investigaciones Bibliotecológicas, Facultad de Filosofía y Letras (UBA), 2009.
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Antonio ZINNY, Apéndice a la Gaceta de Buenos Aires. Desde 1810 hasta 1821: resumen de los bandos,
proclamas, manifestaciones, partes, órdenes, decretos, circulares, observaciones, declaraciones,
tratados, oficios remitidos, noticias, resoluciones, actas, reflexiones, promociones, donativos, renuncias,
remociones, etc.. Buenos Aires, Imprenta Americana, 1875.
* Instituto de Investigaciones de Historia del Derecho (INHIDE). Max-Planck-Institut für europäische Rechtsgeschichte (Frankfurt, Alemania).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 266-277 ISSN 1853-4503
Algunos comentarios sobre las revistas penitenciarias en España durante la Restauración. Una fuente imprescindible (y olvidada) para el estudio del
ordenamiento punitivo (1894-1927)
Jorge Núñez*
Resumen
Este trabajo pretende dar breve cuenta de tres revistas penitenciarias publicadas durante la
Restauración en España: Revista de Prisiones, Mundo Penal y Progreso Penitenciario. Esta serie
de fuentes no han sido objeto de atención por parte de los historiadores sociales y del Derecho y
creemos que constituyen una herramienta de suma utilidad para conocer el funcionamiento del
sistema penitenciario establecido en España en el período indicado. El objetivo que nos
proponemos es llamar la atención de los investigadores acerca de la riqueza y magnitud de este
cuerpo documental y las posibilidades de novedosas investigaciones que trae aparejada.
Palabras claves: revistas - penitenciarias - España - Restauración
Abstract This research is a short review on three penitentiary magazines during the Restoration in Spain:
Penitentiary Magazine, Penal World, and Penitentiary Progress. This series of sources have not
been brought to the attention of social and law historians and we do believe they constitute a very
useful tool to understand the functioning of the penitentiary system established in Spain during
that period. Our aim is to bring this reach and great documentary body and the possibilities of
cutting edge research involved to the attention of researchers.
Key words: magazines - penitentiary - Spain - Restoration
267
Fecha de recepción: 30/08/2013
Fecha de aceptación: 10/12/2013
Introducción: Las revistas penitenciarias en España durante la Restauración
El estudio de la temática penitenciaria en la España de los siglos XIX y XX íen
particular, el período que abarca de la Restauración a la Segunda Repúblicaí ha sido
muy escasamente abordado desde la historiografía jurídica. Por el contrario, han sido
penalistas e historiadores generales los que realizaron importantes contribuciones. Entre
los autores identificamos dos tradiciones. En primer lugar, la escuela del
penitenciarismo oficial, dirigida por Carlos García Valdés, Catedrático de Derecho
Penal de la Universidad de Alcalá de Henares, ex Director General de Instituciones
Penitenciarias (1978-1979) y artífice de la Ley Orgánica General Penitenciaria 1/1979,
que si bien ha sufrido algunas modificaciones, continúa rigiendo hoy en día el
ordenamiento penitenciario.1 Esta escuela (frecuentemente solicitada por los poderes
públicos para llevar a cabo reformas penales y penitenciarias) elaboró un relato sobre el
pasado penitenciario de España destacando el carácter humanitario y nacional del
sistema carcelario y la labor de los funcionarios en la tarea de moralizar a los penados y
reinsertar socialmente a los ex convictos. El ordenamiento punitivo vigente ísiempre
según este relatoí es heredero del que fue creado por los penitenciaristas más
importantes del siglo XIX (Concepción Arenal, Manuel Montesinos, Fernando Cadalso,
Rafael Salillas, etc.) e incluso por los prácticos del Siglo de Oro (Cristóbal de Chaves,
Cerdán de Tallada, Bernardino de Sandoval, etc.). En segundo lugar, la tradición
científica agrupada en torno a Roberto Bergalli e Iñaki Rivera Beiras (ambos exiliados
de la última dictadura militar que gobernó a la Argentina) profesores de Derecho Penal
de la Universidad de Barcelona.2 Esta tradición, llamada económico-estructural, que
combina ideas marxistas y foucaltianas, realiza una feroz crítica a la política
penitenciaria seguida en España desde la transición postfranquista, subrayando la
1 Sobre la voz escuela véase los comentarios de Tomás y Valiente a Víctor Tau Anzoátegui en Francisco TOMÁS Y VALIENTE “Interventi nella discussione”, Bartolomé CLAVERO, Paolo GROSSI y Francisco TOMÁS Y VALIENTE, Hispania. Entre derechos propios y derechos nacionales, Milán, Editorial Giuffré, 1990, tomo II, pp. 989-990. 2 Sobre el concepto de tradición científica véase Carlos ALTAMIRANO, Intelectuales. Notas de investigación, Bogotá, Grupo Editorial Norma, 2006, pp.127-129.
268
superpoblación carcelaria, la inflación punitiva y la degradación de la vida en las
prisiones. Del mismo modo caracteriza el pasado: así, elaboró un relato que hace
hincapié en la devaluación de los derechos fundamentales de los reclusos
(hacinamiento, castigos físicos, ausencia de garantías procesales y penales para los
acusados, corrupción institucional, etc.), el establecimiento de una estructura
penitenciaria al servicio de las necesidades productivas de las clases dominantes y una
valoración negativa de las cárceles y de los funcionarios (directores de prisiones,
psicólogos, carceleros, etc.). En definitiva, para esta tradición, es preciso subrayar la
distancia existente entre la cárcel real y la normativa penitenciaria dictada, puesto que la
función de las prisiones es la sumisión y no la corrección de los penados.
Ahora bien, curiosamente, ambas tradiciones historiográficas han desatendido por
completo una serie de fuentes editas imprescindibles para reconstruir el universo
punitivo del período de la Restauración: las revistas penitenciarias.3 Éstas, por lo
general, se publicaban con frecuencia semanales o quincenales y contenían abundante
información sobre el Ramo de Prisiones. Entre otros tópicos, en estos magazines
encontramos: a) Artículos doctrinales sobre las penas; los regímenes carcelarios
íaislamiento celular, sistema mixto, aglomeración, reformatorioí; la sanción de nuevas
figuras jurídicas ílibertad condicional, condena condicional, sentencia indeterminadaí;
información sobre reuniones científicas y congresos penitenciarios nacionales e
internacionales; b) Información sobre los establecimientos de reclusión íreformas
arquitectónicas, licitaciones, presupuestos, motines, fugasí; los funcionarios del Ramo
ímovimientos de personal, salarios, jubilaciones, consultas laborales, etcí.; la situación
de la población penada íalimentación, educación, trabajoí; la situación de los liberados
y de las instituciones de patronato; la adopción de nuevos procedimientos científicos
para identificar a la población desviada íel sistema antropométrico de Alphonse
Bertillón, la dactiloscopia, etc.í y e) Noticias sobre experiencias penitenciarias de las
principales naciones europeas y americanas.
En este breve trabajo intentaremos dar cuenta de una serie de revistas que se
publicaron en España entre 1894 y 1927. En algunos casos, las publicaciones tuvieron
larga vida y obtuvieron gran reconocimiento (por ejemplo, la Revista de Prisiones,
3 En las últimas décadas la iushistoriografía a ambos lados del Atlántico viene mostrando un renovado interés por el estudio de las revistas jurídicas. Véase, Víctor TAU ANZOÁTEGUI y Paolo GROSSI (comp.), La revista jurídica en la cultura contemporánea, Buenos Aires, Ediciones Ciudad Argentina, 1997.
269
dirigida por Fernando Cadalso y Manzano entre 1894-1909), en otros, su existencia fue
efímera (es el caso de La Policía Científica. Revista de identificación de interés para la
Policía Guardia Civil y Prisiones publicada entre Marzo 1913 y Diciembre 1914).
Por lo general, estas revistas compartían determinadas características: 1) Fueron
emprendimientos impulsados y financiados por personas particulares vinculadas al
mundo penitenciario -altos funcionarios, directores de presidios, empleados, etc.; 2)
Estaban orientadas hacia el funcionario del Ramo de Prisiones y el universo jurídico
penal íabogados, fiscales, jueces, etc.í; 3) Priorizaban la utilidad práctica para la labor
cotidiana en las prisiones por sobre los debates teóricos en torno a las escuelas penales y
4) Pretendieron concitar la atención de los poderes públicos y de la sociedad sobre la
cuestión penitenciaria y la importancia de realizar reformas en el sistema de prisiones.
En resumen, creemos que indagar en estas fuentes editas (en excelente estado de
conservación en las bibliotecas de Madrid y en algunos casos accesibles en versión
digital a través de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España)
contribuirá a avanzar en el conocimiento de un período en el que se llevaron a cabo
importantes transformaciones en el Ramo de Prisiones.4 Este ejercicio permitiría
deconstruir algunos relatos historiográficos firmemente establecidos (compartidos por
las dos tradiciones anteriormente señaladas). En particular, aquel que vincula la puesta
en práctica de reformas penitenciarias con la instalación de gobiernos progresistas
(Primera y Segunda República, encarnados en las figuras de Concepción Arenal y
Victoria Kent respectivamente) y, por el contrario, el deterioro de la población reclusa
(retroceso de sus derechos fundamentales, hacinamiento, castigos físicos, etc.), con la
llegada al poder de administraciones conservadoras (Restauración, Reinado de Alfonso
XIII y Directorio Militar de Primo de Rivera).
Ahora daremos cuenta de algunas características de tres revistas penitenciarias
publicadas en nuestro periodo de estudio (Revista de Prisiones, Mundo Penal y
Progreso Penitenciario) así como la disponibilidad de las mismas para los
investigadores.
4 Entre otros aspectos, cabe mencionar aquí: a) La profesionalización del Cuerpo de Prisiones en 1881; b) La construcción de cárceles modelo con sistema celular íVigo, Madrid, San Sebastián, Valencia, Barcelona, etc.í; c) La creación de reformatorios para adultos íOcaña, Segovia, Alicanteí; d) La sanción de la libertad y la condena condicional; e) La adopción de sistemas de identificación de los delincuentes ígabinetes antropométricos, dactiloscópicosí, f) La realización de congresos penitenciarios en Valencia (1910), La Coruña (1914) y Barcelona (1920) y un largo etcétera.
270
I. La Revista de Prisiones (1894-1909)
Sea por los quince años de existencia ininterrumpida, porque sirvió de modelo a
otros magazines, o porque fue ideada y dirigida por Fernando Cadalso y Manzano, el
penitenciarista más importante de la Restauración,5 el semanario Revista de las
prisiones. Periódico de doctrina y legislación penitenciaria, es la fuente más importante
del período.6 Éste se encuentra accesible para las/los investigadores en el sitio web de la
Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España (BNE).7
En su primera edición del 7 de Julio de 1894, la Revista de Prisiones señalaba que
sus principales objetivos eran: a) Contribuir a mejorar la situación de los empleados del
Cuerpo de Prisiones íinamovilidad en los cargos, mejora de los haberes, evitar
permanentes cambios de destino, etc.í8; b) La importancia de dictar un Reglamento
General de Prisiones puesto que tanto la Ordenanza de Presidios como la Colección
Legislativa de las Cárceles estaban perimidas;9 c) La necesidad de crear una inspección
activa, constante, discreta, entendida y diligente con capacidad de acción en todas las
prisiones y con llegada a la Dirección Central y d) El reconocimiento de una asociación
de funcionarios de prisiones.
En el número fundacional también se plantearon medidas coyunturales ímejoras en
determinados establecimientos y aumento de las plazas de funcionarios en la Cárcel
5 Sobre Cadalso y Manzano véase mi tesis doctoral defendida recientemente en la Universidad de Valladolid (España), titulada Fernando Cadalso y Manzano. Medio siglo de reforma penitenciaria en España (1859-1939). 6 Anterior al emprendimiento de Cadalso, puede mencionarse el Boletín de las Prisiones (posteriormente Boletín de las Prisiones y Revista General de la Administración) ideado, creemos, en 1863, por la penalista gallega Concepción Arenal. En el catálogo de la Biblioteca Nacional de España se indica la existencia de cuatro números (publicados entre el 1 y el 25 de Octubre de 1863) y un único número cinco (11 de Noviembre de 1863). Desconocemos si continuó editándose después de esta fecha. En ningún otro repositorio se ha hallado información sobre este boletín. Disponible en http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/leoLiVNUeB/BNMADRID/193990250/9 7 En la Hemeroteca Digital de la BNE se encuentran digitalizados los números desde el 1 de Enero de 1895 al 10 de Diciembre de 1897 con el nombre de Revista de Prisiones; del 1 de Enero de 1898 al 24 de Diciembre de 1898, cuando cambia a Revista de Prisiones y Policía; y del 1 de Enero de 1899 al 24 de Diciembre de 1903, cuando vuelve al originario Revista de las Prisiones. Disponible en http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?q=id:0003979609&lang=es 8 Sobre la creación del Cuerpo Especial de Empleados de Establecimientos Penales véase Ricardo ZAPATERO SAGRADO, “En torno a una fecha: el 23 de junio de 1881”, Revista de Estudios Penitenciarios, Año XXXIII, núm. 216-219, Enero-Diciembre 1977, pp. 335-349. 9 Sobre la Ordenanza General de Presidios véase Enrique SANZ DELGADO, El humanitarismo penitenciario español del siglo XIX, Madrid, Edisofer, 2003, pp. 194-198.
271
Modelo de Madridí y se convocó a la clase política y a la sociedad a involucrarse en la
reforma penitenciaria.10
La Revista de Prisiones, en sus habituales dieciséis páginas, contenía varias
secciones entre las que cabe destacar la Sección Oficial, donde se daba cuenta de la
legislación penitenciaria sancionada y la Sección de Consultas, en la cual los
funcionarios se asesoraban sobre los problemas de la práctica penitenciaria cotidiana
(consultas diligentemente respondidas por su director). Asimismo, contaba con
considerable espacio para las noticias provenientes del extranjero (tanto de Europa
como de Sudamérica) y prestó considerable atención ía diferencia de la postura
dominante en la corporación penitenciaria españolaí a la experiencia carcelaria de los
Estados Unidos.
Al cumplir el cuarto aniversario de vida, en el editorial, Cadalso, se preguntaba
acerca del cumplimiento de aquéllos objetivos fundacionales. Por un lado reconocía que
todavía se miraba con triste indiferencia rancia los problemas de Penales, aunque
afirmaba que la labor había sido fecunda, justa la causa y legítimos los medios
empleados. Y enumeraba los logros obtenidos: la reforma de las plantillas en las
cárceles que otorgaba derecho a la jubilación a los funcionarios; el aumento de plazas en
la Cárcel Modelo de Madrid; las mejoras edilicias en los establecimientos gracias a los
créditos consignados por las Cortes y el reconocimiento de una asociación de
funcionarios de prisiones, que había debido enfrentar muchas resistencias superadas
luego de largas diligencias gubernativas y judiciales.11
La revista subrayaba que los logros no eran exclusivamente méritos suyos,
rescatando la simpatía de los Directores Generales del Ramo, la acogida benévola del
Centro Directivo y la consideración de varios y esclarecidos miembros de las Cortes.
También, convocaba a la unión de todos los elementos del Cuerpo de Prisiones, para
que contribuyesen a la tan ansiada, necesaria y retrasada reforma penitenciaria.
Finalmente, llamaba a la sociedad a participar de los problemas de prisiones, puesto que
“nadie puede considerarse seguro de no ingresar en la Cárcel, porque su camino, así
como el del Penal, suele con pena pisarse cuando menos se imagina.”12
10 Fernando CADALSO, “Nuestro programa”, Revista de las Prisiones, Año II, núm. 27, 7 de Julio de 1894, p. 1. 11Véase, Fernando CADALSO, “Balance”, Revista de las prisiones, J. Góngora y Álvarez Impresor, 1898, p. 1. 12 Ibid.
272
Como fue señalado, la Revista de Prisiones inspiró la realización de
emprendimientos similares entre los que cabe destacar a Mundo Penal y a Progreso
Penitenciario.13
II. Mundo Penal (1912-1917)
Con frecuencia semanal, publicada los días domingos, Mundo Penal, se editó entre
Junio de 1912 y Diciembre de 1917.14 A diferencia de otras revistas, Mundo Penal fue
realizado por periodistas ajenos al Ramo de Prisiones. Esto permitía, afirmaban, una
absoluta libertad para expresarse sin temor a recibir sanciones y la posibilidad de
plantear una mirada crítica sobre el estado del ordenamiento punitivo. A juicio de este
magazine, no se habían producido avances importantes de la ciencia penitenciaria
española puesto que “…se escribieron folletos y libros, sentando doctrinas admirables,
pero nada más. Porque las reformas que se acometieron, incierta y confusamente
planteadas, se abandonaron sin legitimar, unas veces porque los vaivenes de la política
hicieron cambiar de puesto a quien las intentaba y otras porque el encargado de
realizarlas ignoraba el alcance de lo que la casualidad o su protector le encomendaba, o
carecía de voluntad.”15
En el editorial del primer número, Razón de vida, se afirmaba que:
“[…]aunque al idear la publicación de esta revista descontamos que no habría de
ser una empresa editorial, sino una obra social que tuviera por base el desinterés,
próximos a salir a la calle, sentimos un poco de miedo…no tememos un fracaso
13 La Revista de Prisiones también influenció a otros emprendimientos que tuvieron una vida efímera. Por ejemplo, en 1899, comenzó a publicarse en Madrid, con frecuencia quincenal y dirigida por Mariano Antón Moreno (funcionario del Ramo de Prisiones, asiduo colaborador de la Revista de Prisiones), la Gaceta de Penales y Policía. Periódico defensor de los Cuerpos de Vigilancia, Seguridad, Guardia Civil, Penales, Policía Municipal y Urbana. En los números que están disponibles en la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España (en formato papel no se ha hallado en ninguna universidad ni biblioteca de España) se observa que la estructura y el contenido de las secciones es idéntico a la revista dirigida por Cadalso. Los tres números disponibles entre el 16 de Noviembre de 1900 y el 11 de Marzo de 1901 pueden verse en http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?o=&w=2171-3200&f=issn&l=500 A la fecha no contamos con más datos sobre esta publicación. 14 Mundo Penal puede consultarse en formato papel en la Biblioteca Nacional de España. Véase http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/EyTrjQIS3S/BNMADRID/94920286/9. También se encuentra disponible en similar formato en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Sede Madrid). Véase, http://biblio15.uned.es/uhtbin/cgisirsi/QqUi5PQs6m/CENTRAL/31880061/9. 15Véase, “Razón de vida”, Mundo Penal, año 1, núm. 1, 2 de Junio de 1912, p.1.
273
económico, que nuestro romanticismo no concibe y nuestra juventud disculparía
en todo caso. Pero nos sentimos “oficialmente” ajenos a las cuestiones de que nos
vamos a ocupar, y nos preocupa y nos inquieta el modo cómo se nos reciba.
Nuestra profesión de periodistas nos justifica, sin embargo. De igual modo que
desapareció de entre los buenos médicos el tipo que diagnosticaba sobre todo y
todo lo operaba, en el periodista moderno ya no existe aquella cultura que
consistía en sobresalir en una rama determinada de conocimientos, aunque se
ignorase de las otras la existencia y la forma de sus hojas. Ahora, el que viva de
escribir, ha de saber algo de todo, y pobre del que, suponiéndose en pleno
dominio de su pluma, se encontrara indeciso en lo que a ciencia penitenciaria se
refiere.”16
La aspiración principal de Mundo Penal era dignificar a los funcionarios del Ramo
de Prisiones. Por ello, a lo largo del quinquenio de existencia, levantaron una serie de
reivindicaciones de larga data en el Cuerpo. Reivindicaciones prácticas y realizables que
iban desde aumentos salariales, otorgamiento de derechos de jubilación a todos los
funcionarios de los establecimientos de reclusión íy no únicamente a los de las
cárcelesí equiparación con otros cuerpos de funcionarios del Estado, etc., hasta el
pedido de unificación del Centro Directivo (integrado por el Director General y sus
funcionarios, todos cargos políticos) y el Cuerpo (cargos técnicos, a los que se accedía
por concurso de oposición y antecedentes). También reclamaron que la Sección
Facultativa que agrupaba a médicos, capellanes y maestros fuese dividida en tres
(sanitaria, religiosa y de enseñanza, respectivamente) e impulsaron acciones para que
desde el Estado se promovieran y financiaran reuniones científicas.
Mundo Penal, a través de la figura de su director, Martínez del Campo y Keller, tuvo
una ambigua relación con los altos directivos del Cuerpo de Prisiones (en particular con
Fernando Cadalso, Inspector General del Ramo), que osciló entre la aquiescencia hacia
las reformas realizadas y una dura crítica de las mismas.17 Así, por un lado, cubrieron de
elogios el viaje realizado por Cadalso a los Estados Unidos (del cual importó el sistema
16 Ibid. 17 Antonio Martínez del Campo y Keller, abogado y periodista, fue autor de una serie de obras sobre el sindicalismo revolucionario y sobre la delincuencia en España.
274
de reformatorio para adultos)18 y la creación, a posteriori, del establecimiento
penitenciario en Ocaña (provincia de Toledo).19 Por el otro, criticaron aspectos referidos
a la implementación de la libertad condicional (obra cadalsiana)20 y poco después,
también al reformatorio toledano, llegando a señalar que en España en materia
penitenciaria estaba “todo por hacerse”.21
Estos vertiginosos cambios de postura respecto a la labor realizada por la figura más
importante del penitenciarismo hispano, podría explicarse haciendo hincapié en esa
autoproclamada libertad que les brindaba no pertenecer al Cuerpo de Prisiones. Sin
embargo, creemos que se explica mejor si atendemos a los diferentes alineamientos
políticos y a las modificaciones casi permanentes que sufrieron los elencos gobernantes
en este período, que también afectaron al Ramo de Prisiones (por ejemplo, en el período
1904-1920, fueron designados diecisiete Directores Generales de Prisiones; recordemos
que éste era el único cargo amovible de la Administración Penitenciaria, se obtenía sin
realizar oposiciones y tenía carácter político).22
18 Véase, entre otros, “Cadalso en New York”, Mundo Penal. Revista semanal penitenciaria, 8 de Junio de 1913, año II, núm. 52, pp. 4-6; “El Sr. Cadalso en los Estados Unidos”, Mundo Penal. Revista semanal penitenciaria, 8 de Enero de 1913, núm. 32, pp. 5-6; y “Cadalso en Madrid”, Mundo Penal, año II, núm. 69, 16 de Octubre de 1913, pp. 11-12. 19 Poco después de la creación del reformatorio, Mundo Penal, señaló que la obra se debía a Fernando Cadalso ese “hombre excepcional”, que tanto había realizado en pos del Ramo de Prisiones en España. Cadalso no había hecho un “viaje de sport” a Norteamérica, por el contrario, había importado un modelo que permitiría “remozar” el sistema penitenciario español “dándole un aspecto nuevo en que el trabajo, la ocupación constante y la preparación para la vida de relación sean nuevas bases de la corrección del delincuente”. Mundo Penal afirmó que Ocaña estaba a la altura de los mejores establecimientos del extranjero y que “viajes como el realizado por Don Fernando Cadalso hacen mucha falta en España, pero siempre y cuando que los que los hagan sean de la valía de tan digno y culto funcionario. Es lástima que nuestro presupuesto no sea bastante para obrar más intensamente. ¡Cuántas cosas buenas haría el Señor Cadalso”. Véase, “Ocaña, reformatorio de adultos”, Mundo Penal, año III, núm. 120, 8 de Noviembre de 1914, p. 6. El magazine también informaba que Cadalso había sido homenajeado en Ocaña y que le habían puesto su nombre a una de las calles principales. 20Véase, Antonio MARTÍNEZ DEL CAMPO Y KELLER, “Libertad condicional. Lagunas y defectos de la ley”, Mundo Penal, año VI, núm. 257, 16 Septiembre 1917, p. 5. 21A fines de 1915, el Director del magazine señaló que en Ocaña los presos carecían de elementos básicos (sábanas, ropa interior, toallas), que el trabajo no estaba bien organizado y que dominaba la ociosidad. Sobre la instrucción militar, apuntó que se dictaba a individuos que nunca serían soldados “depositando en estos juegos infantiles la enseña de la Patria en manos criminales”. Poco después, luego de una carta enviada por Álvarez Robles (director del reformatorio toledano), Martínez del Campo Keller se retractó, considerando a éste su amigo y “uno de los funcionarios más digno, ilustrado y cumplidor de su deber”. Sin embargo, sostuvo que sólo una porción reducida de presos trabajaba en el reformatorio. Finalmente, el director de Mundo Penal, en crítica dirigida a Cadalso, afirmó que “esté tranquilo el Señor Álvarez, su gestión sólo merece plácemes. Mis observaciones iban dirigidas más alto”. Véase, Antonio MARTÍNEZ DEL CAMPO Y KELLER, “En materia penitenciaria está todo por hacer en España”, Mundo Penal, Año IV, núm. 173, 16 de Diciembre de 1915, pp. 3-6 y Antonio MARTÍNEZ DEL CAMPO Y KELLER, “Aclaraciones”, Mundo Penal, Año IV, núm. 174, 24 de Diciembre de 1915, pp. 7-8. 22Véase, Fernando CADALSO, La actuación del Directorio Militar en el ramo de Prisiones, Madrid, Diciembre 1924, pp. 34-98.
275
Toca ahora, por último, dar breve cuenta de otro magazine dirigido al universo de las
prisiones: Progreso Penitenciario.
III. Progreso Penitenciario (1913-1927)
Poco menos de un año después del inicio de Mundo Penal, el 1° Marzo de 1913,
salió a la luz el semanario Progreso Penitenciario. Revista de disciplina penal. Órgano
de la Asociación benéfica de funcionarios de Prisiones.23 Al igual que las dos
publicaciones anteriormente reseñadas estaba dirigido a los funcionarios del Ramo.24
En “Nuestro Programa”, Progreso Penitenciario (redactado únicamente por
funcionarios: directores de presidios, oficiales, ayudantes, vigilantes, etc.) comenzaba
elogiando la capacidad colectiva del Cuerpo, lo que le había permitido resistir los
cambios y reorganizaciones que venía sufriendo desde su creación en 1881, e indicaban
que el funcionario de Prisiones debía ser considerado de igual manera que el conjunto
de los empleados estatales.
Progreso Penitenciario subrayaba la abnegación, el celo y la moralidad de los
funcionarios en el cumplimiento de sus tareas (pese a la pobreza en que se encontraba la
mayoría de sus miembros, por los salarios de hambre percibidos). Hacía hincapié
también en la histórica disputa entre cargos técnicos y políticos, afirmando que los
empleados de prisiones eran funcionarios especializados, cuya labor principal era la
regeneración del delincuente, a diferencia de sus jefes políticos, paradójicamente,
menos aptos que sus subalternos.
23Progreso penitenciario. Revista de disciplina penal, órgano de la "Asociación benéfica de funcionarios de Prisiones” se encuentra disponible en formato papel en la Biblioteca Nacional de España. Véase, http://catalogo.bne.es/uhtbin/cgisirsi/OU9WRx0DBI/BNMADRID/41580117/9 24 Pocos días después que saliera a la luz Progreso Penitenciario, comenzó a publicarse en Madrid La Policía Científica. Revista de identificación de interés para la Policía, Guardia Civil y Prisiones, dirigida por el letrado y criminalista Gerardo Doval. Contaba con una docena de páginas y se editaba tres veces al mes. En el primer número “A guisa de prefacio”, se señalaba que era una publicación con “objetivo práctico antes que doctrinal”, en la que cual se daría cuenta de los adelantos científicos y técnicas aplicadas en la criminología y al trabajo policial-penal (psicología, antropología, antropometría, dactiloscopia, etc.). Emulando la estructura de la cadalsiana Revista de Prisiones, contaría con secciones referidas a: 1) Movimiento del personal policial; 2) Noticias y sucesos; 3) Crónicas extranjeras; 4) Notas bibliográficas. La Policía Científica….señalaba que la esfera penal se dividía en dos grandes áreas: a) Descubrir al delincuente y estudiar su cuadro sintomático; b) Aplicarle un régimen curativo y posterior designación de sanatorio -penitenciaría- El magazine se centraría en la primera de las áreas señaladas y se proponía “afianzar la función policíaca en el afecto social, encender una luz en el camino de la justicia y colocar a la Policía española a la altura de las mejores de Europa”. Dejó de editarse en Diciembre de 1914. Puede accederse a la misma a través de la web. Véase, http://hemerotecadigital.bne.es/details.vm?o=&w=2171-3391&f=issn&l=500
276
Por otro lado, afirmaban que el desinterés de la sociedad y de los poderes públicos
por la situación de las prisiones, se explicaba, en buena medida, porque los empleados
del Cuerpo no eran conscientes del fin moral y el valor social, que tenían sus tareas. Así,
esta situación debía modificarse a través de “manifestaciones externas de vitalidad, si
queremos que se nos atribuya una existencia algo más que vegetativa y si aspiramos a
mejorar nuestra suerte.”25
Además de la defensa corporativa del Cuerpo, Progreso Penitenciario señaló que
lucharía de forma práctica por la mejora de los reclusos, a la que debía aspirarse “no
aventurando hipótesis ni lanzando teorías, sino analizando y sometiendo a la piedra de
toque de la realidad, todo lo ensayado hasta el presente, para señalar los elementos
aceptables y provechosos que encierran en sí los sistemas ensayados y separarlos de los
idealismos utópicos y las aberraciones contraproducentes.”26
A lo largo de sus casi catorce años de publicación, en las páginas de Progreso
Penitenciario, se dio acogida a una multiplicidad de temas: modificaciones en la
Dirección General de Prisiones; congresos penitenciarios nacionales (en especial, el que
se llevó a cabo en La Coruña en 1914) e internacionales (Londres, en 1925); debates
sobre la infancia abandonada y delincuente y la instalación de establecimientos para su
regeneración íen especial, reformatorios industrialesí; motines ocurridos en las
cárceles (los que se produjeron en la Modelo madrileña en 1919 fueron seguidos con
especial atención); referencias a las naciones extranjeras íincluido el caso argentino y la
publicación de trabajos de figuras como José Ingenieros, Jorge Collí y un largo
etcétera.
Al igual que Mundo Penal, la relación de Progreso Penitenciario con Fernando
Cadalso atravesó por diferentes etapas que oscilaron entre el reconocimiento a su labor
y otras de durísimas críticas. Éstas últimas tuvieron lugar en los períodos en que la
revista fue dirigida por Álvaro Navarro de Palencia, feroz enemigo de Cadalso.27
25 Véase, “Nuestro programa”, Progreso penitenciario. Revista de disciplina penal, órgano de la “Asociación benéfica de funcionarios de Prisiones”, año I, núm. 1, 1 de Marzo de 1913, p. 1. 26 Ibid. 27 Navarro de Palencia llegó a ser Jefe Superior del Cuerpo de Prisiones y uno de los Inspectores Centrales del Ramo (ubicado jerárquicamente por debajo del Inspector General, Cadalso. Trabajó más de de treinta y seis años en el ramo de Prisiones: fue Director de las Prisiones Centrales de Córdoba, Valladolid, Santoña y Cádiz; del Reformatorio de Jóvenes de Alcalá de Henares y de las Prisiones Celulares de Valencia, Barcelona y Madrid. Tuvo a su cargo la represión del sindicalismo en la prisión de Cartagena en 1919; participó en congresos penitenciarios nacionales y en asociaciones internacionales y realizó varios viajes de estudio al extranjero (Francia, Bélgica e Italia).
277
IV. A modo de conclusión
En este breve trabajo presentamos algunos aspectos de tres revistas penitenciarias
que se publicaron en España durante la Restauración (Revista de Prisiones, Mundo
Penal y Progreso Penitenciario). Señalamos la importancia de los tópicos que se
abordaban en estos magazines: artículos doctrinales; información sobre los
establecimientos penitenciarios y sobre los funcionarios del Cuerpo; novedades sobre
experiencias carcelarias de otros países, innovaciones penitenciarias y un largo etcétera.
También apuntamos que tanto Mundo Penal como Progreso Penitenciario adoptaron la
estructura de la fundacional Revista de Prisiones, dirigida por Fernando Cadalso y
Manzano, el penitenciarista hispano más importante de la primera mitad del siglo XX.
Por otro lado, dijimos que estos magazines si bien estaban orientados hacia el propio
Cuerpo de Prisiones, procuraron también visibilizar la cuestión penitenciaria, llamando
la atención de la sociedad y los poderes públicos sobre la importancia de la mejora de
las prisiones y de la situación de los penados (trabajo, educación, régimen, etc.).
Por último, creemos que la historiografía jurídica y social española debe prestar una
mayor atención a este enorme corpus de fuentes (como apuntamos, disponible de
manera física o virtual en las principales bibliotecas de Madrid) que le permitiría
construir una nueva mirada sobre el ordenamiento punitivo instalado en España durante
la Restauración y la Administración de Primo de Rivera. Una mirada alejada de los
esquemas dicotómicos (y erróneos) guiados por la ecuación que enlaza a los gobiernos
progresistas (Primera y Segunda República) con la realización de reformas
penitenciarias y, por el contrario, el retroceso de los derechos de los penados con la
instalación de gobiernos conservadores (Restauración y Primo de Rivera).
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad Nacional de la Plata (UNLP). Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS). Centro de Historia Argentina y Americana (CHAyA). Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). Grupo de Estudios del Mar (GESMar).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 278-288 ISSN 1853-4503
Las fuentes del comercio ultramarino de cueros del Complejo Portuario Rioplatense (1779-1809). Análisis y problemáticas
Maximiliano Camarda*
Resumen La historiografía clásica vinculada al comercio ultramarino se sirvió para el análisis de los
resúmenes de la Casa de Contratación. En la década de 1970 Michel Morineau realizó una crítica
metodológica de los datos vertidos sobre el comercio ultramarino hasta ese momento a partir de
la utilización de las Gazettes Holandesas. En este contexto la historiografía argentina pasó de
basarse en fragmentos de resúmenes a estudios sistemáticos con varias fuentes. En este caso se
desarrollará la articulación de varios registros diferentes para dar cuenta de los datos del
comercio ultramarino de cueros.
Palabras clave: comercio ultramarino - siglo XVIII - fuentes fiscales - complejo portuario
rioplatense
Abstract Classical historiography related to overseas trade was served for the analysis of the abstracts of
the house of recruitment. In the 1970s Michel Morineau made a metodologic critique discharge
data on overseas trade so far from the use of Dutch Gazettes. In this context, Argentina went from
historiography fragments summaries based on systematic studies with several sources. In this case
the joint develop several different records to account for the data of overseas trade of hides.
Key words: overseas trade - eighteenth-century - fiscal sources - River Plate port complex
279
Fecha de recepción: 07/08/2013
Fecha de aceptación: 25/03/2014
Las primeras investigaciones1 relacionadas al estudio de los flujos comerciales
ingresados a la Península Ibérica, provenientes de América, se concentraron en la
llegada de metales preciosos que arribaban anualmente y en los efectos que produjeron
en Europa. Su fin era determinar el papel de América en la acumulación originaria que
permitió el desarrollo capitalista. Un investigador pionero en este sentido fue Earl J.
Hamilton, quien en su libro editado en 1934, llamado El tesoro Americano y la
revolución de los precios en España 1501-1650 se centró en establecer la cantidad de
oro y plata importadas a través de España durante un siglo y medio. Las fuentes que
utilizó fueron las cartas de la Casa de Contratación, los registros de carabelas y galeones
y los diarios de entradas y salidas que llevó el tesorero de la Casa de Contratación
llamado La cuenta y razón.
En la misma línea, se encuentra el monumental trabajo realizado por Pierre y Hugette
Chaunu, quienes a partir del volumen y la cantidad de navíos que ingresaron al puerto
de Sevilla, en términos generales, reafirman las cifras desarrolladas por Hamilton.2
Estos autores plantean que el siglo XVI fue un período de desarrollo económico y que
en el XVII, en cambio, producto de la saturación de mercancías europeas comienza el
declive del comercio, fundamentalmente a partir de 1620. Otros trabajos, como los
primeros realizados por Antonio García Baquero aportan nuevos datos, sin establecer
diferencias significativas con “la ley general” establecida.3 Un ejemplo de ello es su
trabajo Andalucía y la Carrera de Indias, 1492-1824, en donde cuestiona el crecimiento
de Andalucía durante el período la primera centuria.4 Este historiador planteó que la
falta de materias primas, mano de obra especializada, capitales y el desajuste de salarios
y precios no permitió que se produjese una transformación que permitiera hacerse cargo
1 En este trabajo se hará hincapié en el análisis de las investigaciones que analizaron el comercio ultramarino en cuanto a las fuentes y su tratamiento sin profundizar en los debates, como por ejemplo, el impacto del monopolio o las reformas borbónicas, ya que su desarrollo trasciende el objetivo de este articulo. 2 Huguette CHAUNU y Pierre CHAUNU, Seville et l`Atlantique (1504-1650), Paris, Partie Statistique, 1955-1959. 3 Dada la gran proliferación de trabajos del autor –más de ciento cincuenta publicaciones– quien comienza a fines de la década del sesenta del siglo pasado hasta principios del nuevo milenio, en varias ocasiones volvió sobre sus pasos, modificando afirmaciones. 4 Antonio GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, Andalucía y la Carrera de Indias. 1492-1824, Granada, Universidad de Granada, MMI, 2002.
280
de la demanda americana. Además, determina que los beneficios obtenidos no se
reinvirtieron en actividades productivas.
Ya en los artículos del historiador francés Michel Morineau, en donde se analiza el
comercio entre Europa y América, se pueden rastrear críticas al modelo explicativo
sobre los análisis del comercio ultramarino realizados desde la década del sesenta del
siglo pasado.5 Fue a partir de la publicación de su libro en 1985, cuando la crítica tuvo
eco en los especialistas y en los espacios institucionales. Tomando como punto de
partida el análisis de unas fuentes como las Gazettes Holandesas, que hasta ese
momento no habían sido utilizadas para analizar la entrada de metales preciosos a
Europa provenientes de América, el autor realizó un cambio mas que sustancial en la
idea que se tenía hasta ese momento de las características del comercio.6 Esto le
permitió determinar que, a diferencia de lo que se había planteado hasta entonces, no
existió una crisis de los metales durante el siglo XVII, siendo un “etrange hallucination
provoquée par une lacune de l`information”.7 Determinó que, tanto en el siglo XVII
como en el siglo XVIII, la tendencia fue al alza. El autor se centra en el comercio legal,
tomando una fuente no oficial íGazettes Holandesasí, pero que cuenta con un abordaje
exhaustivo, lo que le permite reconstruir el comercio poniendo la mirada en Europa.
Así, determina que no sólo era importante la llegada de metales preciosos, sino que
también era necesario analizar como estaba organizado el comercio, los flujos
circulatorios y el stock. Por otra parte, amplía el panorama al aseverar en su trabajo que
los metales preciosos eran solo una mercancía más en el comercio existente entre
Europa y América.
Este trabajo sirvió de impulso para que durante la misma década, un florecimiento de
investigaciones se volcara a estudiar los espacios americanos y su relación con el
comercio europeo. Su objetivo, era profundizar en discutir la hipótesis de la crisis del
siglo XVII. En relación a los estudios sobre el Río de la Plata, su objetivo fue dar cuenta 5 Ver por ejemplo: Michel MORINEAU, “D´Amsterdam á Seville. De quelle réalité l´histoire des Prix selélle le miroir?”, Annales, 1968; Michel MORINEAU, “Bayonne et Saint Jean de Luz relais du comerse neerlandais vers l´Espagne au début du XVII siécle”, Aces du 94 congrés nacional des societés savantes (Pau 1969) section d´histoire moderne et contemporaine. Paris, Bibliotheque Nationale, 1971, entre otros. 6 Las Gazzetas Holandesas eran una publicaciones periódicas en donde se desarrollaban distintos temas entre los cuales el ingreso y egreso de navíos, sus cargas y los precios de las mercancías transportadas. El fin de ello era que los comerciantes distribuidos por los distintos países europeos tengan la información para comercializar. 7 Michel MORINEAU, “Incroyables gazettes et fabuleux métaux. Les retours des trésors américains d´après les gazettes hollandaises (XVI- XVII sieclés), Paris-Londres, Editions de la Maison des Sciences de l´Homme-Cambridge University Press, 1985, p. 218. Cita extraída de: Fernando JUMAR, Le comerce atlantique au Río de la Plata. 1680-1778, Villenueve d´Ascq, Presses Universitaires du Septentrion, 2002, p. 430.
281
del aumento de la cantidad de navíos y de las cifras totales de plata y oro que salieron a
partir de la aplicación del Reglamento de Libre Comercio, que vincularon a los puertos
de Montevideo y Buenos Aires con los puertos de la península ibérica. Con ese fin, se
utilizaron como fuentes resúmenes sueltos de funcionarios que dan cuenta del número
total de embarcaciones que entraron en los puertos del Complejo o, en el mejor de los
casos, incluyendo los nombres de los mismos, por periodos cortos de tiempo, haciendo
especial hincapié en los cuatros o cinco años siguientes a 1778.8
Además, un gran número de autores comienzan a discutir la existencia o no de la
crisis del siglo XVII en América, entre estos cabe destacar la labor de Ruggiero
Romano.9 Este autor devela el “eurocentrismo” de las investigaciones desarrolladas, ya
que se centraron en la llegada de metales preciosos a Europa, cuando, desde la realidad
americana, lo importante era lo que quedó en el espacio americano, esto es lo que el
autor denominó coyunturas opuestas. Nuevas investigaciones de la década del ochenta
relativizaron la existencia de la crisis en América a partir de los estudios de Juan Carlos
Super10 quien se centra en la región del Bajío Oriental en Nueva España y el trabajo de
TePaske y Klein11 quienes abordan la dinámica económica a partir del análisis de los
ingresos fiscales.
El libro de Zacarías Moutoukias,12 reconstruye a partir del análisis de las fuentes,
entre otras, extraídas del Archivo Municipal de Ámsterdam, un trabajo en donde su
objetivo es colocar a Buenos Aires en el sistema ya descripto por Assadourian de la
articulación de las economías regionales. En donde Buenos Aires, se encuentra como
punto de conexión a partir del “… comercio ultramarino basado en la exportación de
metales preciosos, gravitación de la administración en la vida comercial…”.13 Por otra
parte, aborda el tema del contrabando, tomando la mirada renovada iniciada por Carlos
8 Ver: Emilio RAVIGNANI, “El volumen del comercio del Río de la Plata a comienzos del Virreinato (1779- 1781)”, Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, tomo XV, año XI, núm. 54, Buenos Aires, 1952; Juan Carlos GARAVAGLIA, Economía, Sociedad y Regiones, Buenos Aires, Ed. De La Flor, 1987; Hernán Asdrubal SILVA, El comercio entre España y el Río de la Plata (1778-1810), Madrid, Banco de España, 1993; Eduardo AZCUY AMEGHINO, La otra historia. Economía, Estado y Sociedad en el Río de la Plata Colonial, Buenos Aires, Imago Mundi, 1997; Arturo BETANCUR, El Puerto Colonial de Montevideo. Guerra y apertura comercial: tres lustros de crecimiento económico 1791-1806, Montevideo, FHCE, 1997. 9 Ruggiero ROMANO, Coyunturas opuestas. La crisis del siglo XVII en Europa e Hispanoamérica, México, FCE, 1993. 10 Juan Carlos SUPER, La vida de Querétaro durante la colonia, 1531- 1810, México, FCE, 1983. 11 Henry KAMEN, John ISRAEL, John TE PASKE y Herbert KLEIN, “Debate: The Seventeenth Century crisis in New Spain: Myth or reality?”, Past and Present, núm. 97, Oxford, 1982. 12 Zacarías MOUTOUKIAS, Contrabando y control colonial. Buenos Aires, el Atlántico y el espacio peruano en el siglo XVII, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1988 13 Ibid., p. 48
282
D. Malamud, quien ve contradicciones en la legalidad vigente y un cierto “acuerdo
implícito con la Corona” para este tipo de tráfico.14
John Robert Fisher es quien comenzó a elaborar a partir de los registros de los
buques que los funcionarios de aduana redactaban en los puertos de salida un trabajo
sistemático sobre el comercio entre América y la España peninsular posteriormente a la
promulgación del Real decreto de Libre Comercio de 1778.15 En su estudio, encuentra
que gracias a la promulgación de este decreto se incrementó notablemente el
intercambio durante el período solo descendiendo en aquellos momentos de guerra o
bloqueo. Esta explicación generó críticas por parte de varios historiadores. Josep
Delgado Ribas, por ejemplo le cuestionó el año que se toma por medida 1778, el cual
fue de menor flujo comercial por los problemas militares con Inglaterra y por el impacto
de la inminente declaración del reglamento. En cambio, García Baquero plantea la
insuficiencia del corpus de fuentes analizado por Fisher para sus afirmaciones e inserta
dos nuevas fuentes, los derechos contribuidos a la Real Hacienda y las notas de carga,
con las que relativiza el espectacular crecimiento y que los datos aportados solo
representan un 20% del total.16 A partir del análisis de los registros de los navíos, García
Baquero afirma que:17
“…la imagen que hasta ahora teníamos de dicho período, como una fase de signo
inequívocamente alcista, en la que se producía un incremento extraordinario de
los valores del tráfico y, muy en particular, de los correspondientes a las
importaciones (que registraban porcentajes de crecimiento de indudable
espectacularidad), experimenta un vuelco radical.”18
14 Carlos MALAMUD, “España, Francia y el ‘comercio directo’ con el espacio peruano (1695-1730): Cádiz y Saint Malo”, Josep FONTANA (ed.), La economía española al final del Antiguo Régimen, tomo III, Madrid, Alianza, 1982. 15 John FISHER, Commercial Relations between Spain and Spanish America in the Era of Free Trade, 1778-1796, Liverpool, Instituto de Estudios Latinoamericanos, 1985; John FISHER, El comercio entre España e Hispanoamérica (1797-1820), Madrid, Banco de España, 1993 16 Ver: Antonio GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, “Los resultados del libre comercio y ‘El punto de vista’. Una revisión desde la estadística”, Manuscrits, núm. 15, 1997, pp. 303-322; Antonio GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, El comercio colonial en la época del absolutismo ilustrado: Problemas y debates, Granada, Universidad de Granada, 2003. 17 Existen algunas dificultades a la hora de utilizar los registros de los navíos ya que es necesario confirmar la totalidad de los registros y no utilizar el total que se expresa al final sino el volcado de la totalidad de los datos del registro. Para mayor información en este sentido ver: Fernando JUMAR, “Algunas cifras del comercio ultramarino del Río de la Plata en el siglo XVIII”, XVIII Jornadas de Historia Económica, Mendoza, septiembre 2002. 18 Antonio GARCÍA-BAQUERO GONZÁLEZ, “Los resultados del libre…” cit., p. 314.
283
En lo concerniente al Río de la Plata, en las últimas décadas, aumentó notablemente
la producción de trabajos, siendo en su mayoría abocada a realizar estudios de caso,
centralmente a partir de un actor o un grupo reducido de actores, inmigrante de la
península, su derrotero y relaciones establecidas, por lo tanto, tres trabajos abordaron la
relación comercial entre el Espacio Portuario Rioplatense y la España Peninsular.
La primera es la de María Jesús Arázola Corvera quien desarrolló en su
investigación un recorte temporal de veinte años 1737 a 1757. Si bien realiza un amplio
tratamiento de fuentes, en especial las licencias otorgadas para partir al Río de la Plata,
no ofrece un cambio sustantivo en las apreciaciones ya desarrolladas en el pasado.
La tesis inédita en castellano de Fernando Jumar realiza un corte temporal de algo
menos de cien años desde 1680 a 1778, toma un amplio abanico de fuentes, en donde
los Registros de los Navíos ocuparon un lugar central, que se realizaba cuando un sujeto
se dirigía a la autoridad recaudadora para informarle que iba a enviar algún bien fuera
de la jurisdicción, siendo ese registro una fuente que permite reconstruir el envío de
mercancías, las cantidades, quienes lo efectuaban y el destino.19 Las conclusiones a las
que llega Jumar están centralmente orientadas al espacio rioplatense en el cual plantea,
entre otras cosas, dos elementos fundamentales. El primero de ellos está relacionado con
el contrabando, ya que relativiza la importancia del mismo al plantear que:
“Ese aplica al estudio de las realidades americanas del siglo XVIII con el
contenido que tiene actualmente. En el siglo XVIII pude detectar que el limite de
tolerancia para los actos que hoy se relevan de corrupción era diferente, mientras
que la Corona recibía su parte los individuos son enjuiciados por cometer excesos,
pero no por el hecho mismo de aceptar regalos que tienen como efecto la
suspensión temporaria de las disposiciones reales en cuanto al comercio.”20
Por otro lado, a partir de la presencia e interrelación de portugueses (especialmente
asentados en Colonia) e ingleses en un espacio común con los españoles, el autor
plantea la existencia de un complejo portuario: “es necesario tener presente que el Río
de la Plata durante la dominación hispánica no constituía una frontera entre sus dos
bandas y que existió un complejo portuario formado por las ciudades-puerto (Buenos
19 Fernando JUMAR, Le comerce atlantique… cit. 20 Fernando JUMAR, “Algunas cifras…” cit.
284
Aires, Colonia do Sacramento y Montevideo) y un número indefinido e indefinible de
desembarcaderos ad- hoc.”21
El complejo descripto por el autor entró en “crisis” recién en 1777 con la enorme
expedición militar que desembarcó en el Río de la Plata e invadió Colonia de
Sacramento.
En este marco, mi proyecto es analizar el comercio ultramarino del Complejo
Portuario Rioplatense desde 1778 a 1809, en particular, estudiar la circulación de
navíos, el comercio de cueros, las remesas enviadas y los actores que intervinieron. Se
tiene como objetivo determinar cómo se desarrolló económicamente la Región Río de la
Plata en relación al comercio ultramarino y qué papel tuvieron los actores intervinientes.
Parte mi investigación en el año 1779 ya que considero que los datos proporcionados
por Fernando Jumar para el período anterior permite el análisis de las cifras y los flujos
comerciales ultramarinos durante el siglo XVIII en su conjunto. Finalizo en 1809, ya
que a partir del inicio de la Revolución de Mayo se ingresó en una dinámica comercial
ultramarina distinta, o por lo menos desde un camino diferenta al período anterior.
Las fuentes utilizadas para analizar el comercio ultramarino de cueros son fiscales.
Varios historiadores han dado cuenta que las fuentes que permiten realizar series para el
periodo 1779-1809 son fragmentarias y se produce, en general, un corte abrupto de ellas
en 1796.22 Con estos recaudos realicé la búsqueda de las fuentes para hacer la serie. La
primera que se comenzó a trabajar para este fin fueron los registros de los navíos, los
cuales se encuentran en el AGN de Buenos Aires (hasta 1799) y en Montevideo (desde
1800 a 1809). Tras la enumeración de los navíos, se concluyó que no se encontraban
completos, lo que no permitía una aproximación certera ni de las cifras ni de los actores.
Finalmente indagué en documentos que dan cuenta del comercio de Buenos Aires y
Montevideo en forma separada. Ahí se comenzó a trabajar con las notas de aduana, las
cuales son documentos que escribieron aquellos actores con el fin de poner en
circulación determinados bienes, quedando en el lugar de origen y entregándose la guía
de aduana que era el documento que se enviaba con la mercancía en cuestión. Como ya
21 Fernando JUMAR, “Los comerciantes rioplatenses: su participación en el comercio legal español. 1720-1778”, Coloquio Internacional Mercantilismo y comercio en el mundo ibérico, Buenos Aires, Universidad Argentina de la Empresa, 2001. 22 Miguel Ángel ROSAL y Roberto SCHMIT, “Del reformismo colonial borbónico al libre comercio: las exportaciones pecuarias del Río de la Plata (1768-1854)”, Boletín del Instituto de Historia Argentina Dr. Emilio Ravignani, núm. 20, Buenos Aires, 1999. Miguel Ángel ROSAL y Roberto SCHMIT, “Las exportaciones pecuarias bonaerenses y el espacio mercantil rioplatense (1768- 1854)”, Juan Carlos GARAVAGLIA y Raul FRADKIN (ed.), En busca del tiempo perdido. La economía de Buenos Aires en el país de la abundancia 1750- 1865, Buenos Aires, Prometeo, 2004.
285
ha desarrollado Fernando Jumar para el caso de Buenos Aires, las notas de aduana se
generaban cuando un particular (persona física o moral) se dirigía a la autoridad
recaudadora local para comunicar su decisión de enviar fuera de la jurisdicción
cualquier tipo de bien. La nota original era utilizada por los funcionarios para aforar los
bienes y aplicar las tasas correspondientes, transformándolas así en base de las guías de
aduana y de los asientos de los diversos libros de la administración. Luego se generaba
una copia (la guía) que debía ser entregada en el destino, lo que daba lugar a nuevos
gravámenes y el envío al origen de un documento –la tornaguía en donde se anunciaba
la entrada de los bienes, el pago de los gravámenes correspondientes y el fin de la
circulación previstaí.23 Esta información era pasada “en limpio” en un cuaderno con
casi toda la información y finalmente a los libros de la administración de la Real
Hacienda. Para este caso, trabaje con las notas de aduana y con el primer libro,
específicamente el apartado del impuesto Ramo de Guerra.
Para extraer los datos de Buenos Aires, se encuentran completos los libros de la Real
Hacienda, en donde figura quien enviaba cueros, la cantidad de los mismos y a cuenta y
riesgo. Es importante remarcar que solo se detalla la información con respecto a los
cueros, y en algunos años otros “productos de la tierra”24, sin especificar el resto de
mercancías, en cuyo caso es necesario acudir a las notas y guías de aduana.25 Estos
datos fueron triangulados con los aportados por la circulación de navíos a partir del
epistolario que mantuvieron el Gobernador de Montevideo con el Virrey del Río de la
Plata.
La importancia de la información que proporcionan estas fuentes esta dada al menos
por dos cuestiones. En primer lugar, se puede establecer las cantidades de cueros que
salieron del Complejo Portuario Rioplatense por medio de sus dos puertos habilitados
para ese fin, Buenos Aires y Montevideo, en el comercio legal, sus destinos y
regularidades. En segundo lugar, se puede vincular las mercancías con los actores
intervinientes, a través de lo cual se extraerían los totales de los actores y los períodos
en que comerciaron. La información fue volcada a una planilla de Excel, en la cual se
especificaron las siguientes variables que a continuación presentamos como ejemplo:
23 Fernando JUMAR (ed.), Mercantilismo y comercio en el mundo ibérico, Buenos Aires, Universidad Argentina de la Empresa, 2002. 24 Son aquellas mercancías producidas regionalmente. 25 Fernando JUMAR, Alejandro ZURDO, María Emilia SANDRIN y Nicolás BIANGARDI, “La circulación mercantil revelada por las guías de aduana de Buenos Aires, 1779-1783”, José MATEO y Agustín NIETO (comp.), Hablemos de puertos: La problemática portuaria desde las ciencias sociales, Mar del Plata, GESMar-UNMdP, 2009, pp. 21-34.
286
Tabla 1
Fecha Remitente Destinatario C y R Bien Cantidad Valor por unidad
Valor total Destino Embarcación Destino
7-1789 y Carsi, Juan Cansi, Antonio Gumá y Carsi, Juan
cueros 2000 Málaga Fragata la Esperanza
Reflexión Final
Considero que la reconstrucción de las cifras del comercio ultramarino, las
mercancías, los destinos y los actores que intervinieron es fundamental para el análisis
de la economía y sociedad hispanoamericana del siglo XVIII. La historiografía clásica
analizó este proceso a partir de notas sueltas que daban cuenta de alguna tendencia en
relación a las cifras del comercio y se abocó al estudio de ciertos actores sociales
específicos. En las últimas décadas algunos trabajos comenzaron a iniciar la minuciosa
labor de realizar series del tráfico en general y de los actores intervinientes en particular.
Es necesario remarcar en esta conclusión que la reconstrucción de series no es de
fácil disponibilidad ya que en muchos casos faltan periodos prolongados de ciertas
fuentes y se dificulta hallar documentos con la validez necesaria para reemplazarlos. Sin
embargo, su desarrollo, permitiría un análisis del proceso histórico, sus características y
transformaciones con mayor justeza.
I TRANSCRIPCIÓN AGN. Sección Contaduría. Aduana Montevideo. 1789. 39-9-6 Notas de Aduana
Señor Administrador de la Real Aduana
4 de julio de 1789
Sirvase V. mandar a me dé permiso pª embarcar a Bordo de la Fragata la
Esperanza su cap. an Ignacio Duvaran, qe tiene Registro Abierto p.ª Malaga lo
siguiente
287
Dos mil cueros al pelo de toro y novillo, marcados como almargan de mi
cuenta y riesgo y a la Consignación del expresado Cap.n y entregar a el
resultado a Dn Antonio Cansi en Barna ausente a su poder.
Juan Gumá y Carsi
MARCA PA
Aforados a dos mil pesos adeudados de Alcab.ª ochenta: y de Ramo de Guerra quinientos / 580
Sierra
II TRANSCRIPCIÓN AGN. Sección Contaduría. Aduana Montevideo. 1779. 37-08-05
Ramo de Guerra
De los pesos corrtes de 8. havidos cobrar y
efectivamente cobrados por esta Aduana como
correspondientes al Ramo de Gerra en el año de la
cuenta que se recauda al respecto de 2. rs cuero de los qe
se embarcan para España de esta Jurisdicción en
consecuecia de R.oñ de 1º de diz.vre de 1778 con destino
al pago de los gastos que ocasiona el contener las
embarcaciones de los Yndios Ynfieles.
Primeramte son cargo 68.345. ps 2n. devidos cobrar y efectivamte cobrados en el año de la cuenta, como
producto del expresado Ramo: cuio pormenor se manifiesta en las siguientes
partidas…………………………………………………………………………...
En 3,5,7,8,10,14,15,19,23,24,27,28 y 31 de Enero son cargo 3.559 Ps 2 n. enterados por varios sujetos por
los 2 n. en cada cuero de los 14232 que Registraron en diferentes buques para Europa: asa ver: Dn Pedro
Franco Berro 125 p. por 500 cueros, D. Zacarias Pereyra 12 p. 4n. por 50 cueros, D. Mig. Zamora 75 p.
por 300 cueros… 26
III TRANSCRIPCIÓN AGN. Sección Contaduría. Aduana de Buenos Aires. 14-9-5 1783. 1783- Libro de Aduana de Buenos Aires. Guías. Alcabalas y Ramo de Guerra de las salidas de
mercaderías. 2 de enero a 26 de mayo.
26 Continua l descripción mes a mes de todos los cueros salidos con el nombre del cargador-
288
Mes de Enero
Guías que se han de expedir en 2 de enero
1…………Domingo Belgrano Perez pago guías numero del margen, remite de Montevideo en Lancha de
Planes, para transbordar al paquebot portugués nombrado San Pedro de Alameda su Capitán Don Julian
Gomez Hernandez. Dos mil ciento dos cueros al pelo, marcados como al margen, los quales han sido
aforados en dos mil ciento dos ps de Alcabala en esta Tesorería ochenta y quatro ps real, y de Ramo de
Guerra quinientos veinte y uno ps .
IV TRANSCRIPCIÓN AGN. División colonia- Sección Gobierno. Montevideo. 1795. 02-08-05 Hoy fondeó en este puerto la Fragta particular nombrada Sn Josef (alias la Minerva) que al mando
de su Capitán Josef Lopez, salio de Málaga en 1º de Nove parado, y en su navegación ha experimentado
novedades.
Nro Señor que a S. M.
Montevideo 13 de enero de 1795.
Antonio Oleguer Feliu
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CONICET). Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Instituto de Desarrollo Económico (Ides).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 289-305 ISSN 1853-4503
Las Actas de Directorio del Banco Hipotecario Nacional como fuente para reconstruir su historia durante el peronismo
Juan Lucas Gómez*
Resumen Este trabajo se ocupa de avanzar en el estudio del BHN durante el primer gobierno peronista a
partir del análisis de sus Actas de Directorio porque reconoce la escasez de trabajos sistemáticos
sobre su historia así como la falta de referencias que trasciendan el análisis de las Memorias
editadas por el Banco.
Palabras clave: banca - crédito - memorias - Actas de Directorio
Abstract This paper is concerned about further study of the Banco Hipotecario Nacional during the first
Peronist government based on the analysis of its Minutes of Board, being its essential motivation
the shortage of systematic work on its history and the lack of references beyond the analysis of the
Reports published by the Bank.
Keywords: banking - Credit - Reports - Minute of Board
Fecha de recepción: 03/09/2013
Fecha de aceptación: 29/12/2013
290
Objetivos
La propuesta de este trabajo es realizar un breve análisis de las Actas de Directorio
del Banco Hipotecario Nacional (BHN) durante el peronismo. Las mismas constituyen
un acervo documental de mucha utilidad, pues permiten complementar el abordaje de la
historia del Banco a partir de información que no emerge de otros tipos de fuentes como
las Memorias. En este sentido, este artículo pretende avanzar en el estudio del Banco
utilizando sus Actas de Directorio porque reconoce la escasez de investigaciones sobre
su historia y de referencias que avancen más allá de la información provista por las
Memorias.
En particular nos centraremos en los debates que se suscitaron en el directorio de la
institución en 1949, cuando entró en crisis la fase expansiva de la economía iniciada tres
años atrás. Para ello analizaremos la Sesión del Honorable Directorio del 13 de
diciembre, cuando se trató la necesidad de contraer la oferta de créditos del Banco a
pedido del Banco Central de la República (BCRA).
El interés por detenernos en esta fuente proviene de que la misma permite
problematizar algunas cuestiones relevantes de la historia del Banco durante el
peronismo porque refleja las principales tensiones que provocó la crisis de 1949 que, a
la postre, resultó en un reajuste de la política de viviendas y en la operatoria del BHN.
Introducción
Uno de los aspectos salientes de la historia económica argentina del siglo XX fue el
proceso de industrialización sustitutiva de importaciones y de crecimiento urbano que
habría de intensificarse a partir de los años treinta. Como resultado de esto último, el
déficit habitacional, ya vigente en Buenos Aires y otras grandes ciudades desde fines del
siglo XIX en razón de la afluencia masiva de inmigrantes europeos,1 fue agravándose
aún más e, identificado como el problema de la vivienda, habría de figurar entre las
principales cuestiones cuya solución se planteó el peronismo.
Lo que nos interesa destacar es que aunque distintos aspectos de ese proceso han sido
analizados desde diversas perspectivas teóricas no contamos con estudios sistemáticos
1 Oscar YUJNOVSKY�� ³Políticas de vivienda en la ciudad de Buenos Aires, 1880-����´�� Desarrollo Económico, vol. 14, núm 54, 1974.
291
sobre los problemas vinculados al funcionamiento del mercado hipotecario urbano ni al
comportamiento de la actividad privada o del BHN en la construcción de viviendas. Ese
vacío es parte de un contexto historiográfico en el que los estudios sobre el crédito para
la vivienda urbana no han sido objeto de un gran interés en contraposición al crédito
rural. De hecho, los análisis que abordan las políticas del BHN provienen
mayoritariamente de estudios preocupados por el funcionamiento de la economía
agraria en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX y por la articulación
entre los mecanismos formales e informales de crédito en una economía caracterizada
por la falta de pequeños y medianos propietarios.2
Para el período que nos interesa existen pocos trabajos que se ocupen de la historia
del BHN. En este escenario, junto con algunos textos producidos por el Banco3 que
permiten conocer la perspectiva de la institución sobre su propia historia, ella misma
cambiante en función de los cambios en el gobierno, el único libro sobre el BHN
durante el peronismo es el realizado por Horacio Gaggero y Alicia Garro.4 El trabajo
tiene el mérito de ordenar y sistematizar información necesaria para conocer las
transformaciones producidas durante el peronismo aunque, metodológicamente, el
análisis de las fuentes carece de interrogantes que problematicen su lectura. De hecho,
el texto se centra en describir las principales líneas de acción del Banco y en
contextualizar la magnitud de las obras emprendidas. En este sentido, si por un lado el
libro constituye un valioso primer acercamiento a la historia del BHN, por otro no
ofrece un análisis que trascienda lo expuesto en sus Memorias.
Existen también algunos trabajos realizados por investigadores interesados en la
política de vivienda, como Anahí Ballent, Rosa Aboy y Oscar Yujnovsky, que por la
lógica de su objeto de estudio refieren al accionar del BHN aunque sin convertirlo en el
foco de su análisis.5 Desde esa perspectiva, Aboy destaca que a partir de 1950 los
créditos del BHN permitieron que el Estado fuera abandonando el rol de constructor que
había asumido a partir de 1946 y se concentrara en las acciones indirectas, argumento 2Juan Manuel PALACIO, La paz del trigo. Cultura legal y sociedad local en el desarrollo agropecuario pampeano, Buenos Aires, Edhasa, 2004. 3 Ver Banco Hipotecario Nacional, 75 Aniversario, Buenos Aires, 1961 y Banco Hipotecario Nacional, Balance de un siglo, Buenos Aires, 1986. 4 Horacio GAGGERO y Alicia GARRO, Del trabajo a la casa. La política de vivienda del gobierno peronista, 1946-1955, Buenos Aires, Editorial Biblos-Fundación Simón Rodriguez, 1996. 5 Nos referimos a los siguientes trabajos: Rosa ABOY, Viviendas para el pueblo. Espacio urbano y sociabilidad en el barrio Los Perales, 1946-1955, Buenos Aires, Fondo de cultura Económica, 2005; Anahí BALLENT, Las huellas de la política, Buenos Aires, Prometeo, 2005 y Oscar YUJNOVSKY, Claves políticas del problema habitacional argentino (1955-1981), Buenos Aires, Grupo Editorial Latinoamericano, 1984.
292
con el que coincide Ballent. Esta última destaca, además, que si se detiene la mirada en
la historia del Banco una de las principales transformaciones producidas por el
peronismo fue que le imprimió una dimensión social que no tenía anteriormente y que
no habría de perder sino hasta su privatización en la década de 1990.6 Al respecto, Juan
Carlos Torre y Elisa Pastoriza argumentan que el otorgamiento de créditos para
viviendas subsidiados fue un aspecto fundamental de la política social del peronismo y
que los créditos del BHN funcionaron como un mecanismo de la ³GHPRFUDWL]DFLyQ�GHO�
ELHQHVWDU´� TXH�� HQWLHQGHQ�� OOHYy� DGHODQWH� HO� SULPHU� JRELHUQR� GH� 3HUyQ�7 Este aspecto
también es destacado por Ballent quien insiste en que los créditos fueron entregados en
condiciones muy liberales.8
Estos trabajos permiten conocer los vínculos más generales entre las políticas del
Banco y las definiciones del gobierno tanto en área de vivienda como en la política
social. En este sentido, resulta de mucho provecho el señalamiento de que a partir de
1946 las políticas del BHN se definieron a partir de criterios sociales que no siempre
respondían a las necesidades de estabilidad financiera. Sin embargo, estos análisis
ofrecen una visión que no se detiene en las políticas del Banco, pues en general sus
acercamientos a la historia del BHN resultan de la necesidad de reconstruir el contexto
de las políticas de viviendas con un interés más vinculado a las cuestiones propias del
urbanismo y de las políticas sociales que al del funcionamiento de la banca y el crédito.
En ese punto es preciso remarcar que en general el sector bancario, en el período que
aquí se trata, ha merecido poca atención historiográfica, a excepción de los trabajos de
Marcelo Rougier y de Noemí Girbal-Blacha.9 En conjunto, sus análisis muestran que si
bien las estrategias de esas instituciones respondían a los lineamientos de la política del
gobierno, las condiciones del mercado y las necesidades específicas del sector
financiero imponían ciertos límites a la propuesta económica oficial.
6 Anahí BALLENT, Las huellas«�Fit, p. 84. 7 Juan Carlos TORRE y Elisa PASTORIZA, ³/D�GHPRFUDWL]DFLyQ�GHO� ELHQHVWDU´�� -XDQ�&DUORV�7255( (comp.), Los años peronistas, 1943-1955, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2002, pp. 257-313. 8 $QDKt�%$//(17�� ³%DQFR�+LSRWHFDULR�1DFLRQDO´�� -RUJH� LIERNUR y Fernando ALIATTA (comps.), Diccionario de Arquitectura en Argentina, Buenos Aires, AGEA, 2004, pp. 122-126. 9 En este aspecto no interesa destacar los siguientes análisis: Noemí GIRBAL-BLACHA, Mitos, paradojas y realidades en la Argentina peronista, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2011; Noemí GIRBAL BLACHA��³/D�QDFLRQDOL]DFLyQ�GH�OD�%DQFD�\�HO�UHYpV�GH�XQD�GHFLVLyn. El Banco de la Provincia de Buenos Aires (1946-�����´�� Revista Electrónica de Fuentes y Archivos del Centro de Estudios Históricos "Prof. Carlos Segreti", vol. 3, 2012, pp. 95-123 y Marcelo ROUGIER, La política crediticia del Banco Industrial durante el primer peronismo (1944-1955), Buenos Aires, UBA-FCE-CEEED, 2001.
293
El BHN durante el primer peronismo
Durante la gestión del peronismo los recursos volcados en el financiamiento
hipotecario superaron ampliamente los invertidos hasta entonces. De hecho, el derecho
a la vivienda figuró entre los principales objetivos del gobierno desde sus comienzos.
Desde la perspectiva de las políticas sociales el propósito era resolver el déficit
habitacional haciendo de los trabajadores propietarios de viviendas y, desde las
económicas, dinamizar producción promoviendo la construcción, lo que se traduciría en
un fortalecimiento del mercado interno.
Para lograrlo el gobierno estimuló la demanda mediante la inyección de flujos de
créditos baratos y la construcción de complejos habitacionales. En este sentido, en
términos generales, la política de vivienda del peronismo se desarrolló en dos
direcciones. A través de la construcción directa, es decir por parte de las distintas
dependencias del gobierno entre las que figuraba el BHN, y mediante el otorgamiento
de créditos, que fue la de mayor volumen, y donde BHN fue el encargado de
gestionarlos.
La definición del Banco como la única institución facultada para entregar créditos
hipotecarios para viviendas urbanas fue el resultado de la reforma financiera de 1946.
Entonces el BCRA fue nacionalizado y el gobierno garantizó todos los depósitos de
terceros hechos en bancos oficiales, particulares y mixtos. De esta manera, por tal
garantía, se debían registrar a nombre del BCRA todos los depósitos, el que a su vez
debía habilitar dinero a los bancos mediante redescuentos. Por su parte, la reforma
permitía que la cantidad de dinero no dependiera de las reservas en otras monedas, pues
el BCRA era quien autorizaba mediante redescuentos la cantidad y las tasas de los
créditos. Al mismo tiempo, según el nuevo esquema, las instituciones financieras
pasaron a formar parte de un sistema en el que cada una de ellas asumió el control de
GLVWLQWRV� VHFWRUHV� GH� OD� HFRQRPtD� GHQWUR� GH� XQD� SROtWLFD� GH� ³SODQLILFDFLyQ´� JOREDO�
coordinada por el BCRA.10
En el caso del BHN también se reformó su carta orgánica. La misma incorporó
nuevos criterios sociales en la definición de sus objetivos, abandonó de las cédulas
hipotecarias por préstamos en efectivo y dio lugar a la introducción de líneas de créditos
10Aldo FERRER, La economía argentina desde sus orígenes hasta principios hasta principios del siglo XXI, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2012. Banco Central de la República Argentina (en adelante BCRA), Memorias, 1946.
294
que cubrían el 100% del valor de la propiedad. Desde entonces se otorgó preferencia al
financiamiento de los trabajadores con intereses que alcanzaban a un mínimo de 2,80%,
sin requerir depósitos previos, mientras que las tasas de interés no se ajustaban a la
inflación, lo que implicó que las mismas se tornasen negativas.11
Junto con la incorporación de criterios sociales, la innovación más radical de la
nueva carta orgánica fue el abandono de las cédulas hipotecarias y su reemplazo por
préstamos en efectivo. Esa transformación buscaba brindarle un mayor dinamismo al
Banco que, junto a la introducción de créditos blandos, le permitieron cambiar su perfil
en correlato con el proyecto del gobierno y, a la vez, al convertirse en la única
institución oficial de crédito hipotecario para viviendas urbanas, tenía capacidad para
regular el mercado.
El Directorio del BHN justificaba la reforma argumentando que la rigidez de la
anterior conducción le había impedido regular el mercado hipotecario y estimular a la
industria de la construcción mediante inversiones. En el mismo sentido remarcaban que
durante los años posteriores a la crisis de 1929, la liquidación de inmuebles, impuesta
por la anterior carta orgánica, incidió negativamente en el mercado inmobiliario
estimulando la caída de los precios en lugar de contribuir a estabilizarlos. En
contraposición, en la nueva estrategia el BHN debía garantizar la estabilidad y controlar
las tasas de interés del mercado.12
A partir de los nuevos criterios, durante los primeros años del peronismo la oferta de
créditos del BHN fue en ascenso mientras que en la Memoria de 1946 se estimaba que
se atravesaba la mayor crisis habitacional de la historia del país.13 A la escasez de
viviendas y la inflación, se sumaba la preferencia por comprar casas terminadas antes
que edificar nuevas en razón de la carestía de la construcción. Sin embargo, los nuevos
recursos disponibles permitieron financiar una amplia demanda que incluyó tanto la
construcción directa como el fomento a través de préstamos. De hecho, el BHN amplió
su oferta de créditos a bajo interés y el número de préstamos escriturados creció en 1948
en un 200% respecto del año anterior, a la vez que se incorporaron nuevas
urbanizaciones a cargo del Banco para los fueron utilizados los recursos de la
11Además los préstamos y los plazos eran a escalas variables, ajustándose a las características del inmueble y al tipo de prestatario en contraposición a las cédulas hipotecarias cuyas tasas estaban atadas a su cotización en el mercado. De esa manera, tal como lo señalan Torre y Pastoriza, los créditos del BHN buscaban funcionar como un medio de redistribución de los ingresos. Juan Carlos TORRE y Elisa PASTORIZA, ³/D�GHPRFUDWL]DFLyQ«´�Fit, pp. 257-313. 12 BHN, Memorias, 1947, pp. 10-11. 13 BHN, Memorias, 1946, pp. 12.
295
Administración Nacional de la Vivienda (ANV) que fue traspasada a su órbita en
1947.14
Los nuevos créditos inicialmente se dividieron en dos líneas FRQRFLGDV� FRPR� ³de
fomento a la vivienda propia´�� 8QD� GHVWLQDGD la construcción y otra a la compra de
viviendas, ambas reservadas a los sectores trabajadores y también se abrieron líneas
especiales para los afiliados a las cajas de previsión social, a cooperativas y mutuales y
también para empresas de distintos sectores industriales que resolvieran construir
viviendas. Además se abrieron créditos para la construcción de casas de alquiler y se
autorizó el financiamiento en la Capital Federal para construir en terrenos que tuvieran
espacios libres donde edificar.15
No obstante, las circunstancias que permitieron expandir el gasto público se
mantuvieron hasta la segunda mitad de 1948 y a partir de entonces la política expansiva
comenzó a presentar limitaciones.16 De hecho las Memorias del BHN de ese año,
publicadas a mediados de 1949, señalaban, como anticipo de la contracción de la
inversión que habría de implementarse en el futuro, que la primera etapa de la
³UHYROXFLyQ�QDFLRQDO´�HVWDED�FXPSOLGD�SRUTXH las políticas del gobierno habían logrado
una plena ocupación, la recomposición de los salarios y la recuperación de la capacidad
del sector privado. Entonces, era momento lograr una mejor utilización de los recursos,
en particular de la mano de obra y los materiales, concentrándolos en otras actividades
productivas a la espera que los altos salarios de los trabajadores resultarán un estímulo
suficiente para la industria de la construcción.17
14 Inicialmente el Banco continuó con las obras que había impulsado la ANV. En particular en el conurbano bonaerense avanzó con las obras en Villa Concepción, un barrio para obreros de 521 casas individuales y terminó nueve pabellones en el barrio de departamentos Marcelo T. de Alvear. Proyectó además obras en el interior del país, para los que se firmaron convenios con gobiernos provinciales y la construcción de los barrios Eva Perón y Curapaligue en el conurbano bonaerense. BHN, Memorias, 1947, pp. 67- 69. 15 Los préstamos para la vivienda propia se incrementaron entre 1946 y 1949, y pasaron de representar alrededor de un 12% del total para la primera fecha al 78% sobre m$n 1.677.107.500 para el 1955. Esta situación refleja una mutación en la tendencia del destino de los créditos, que desde 1947 se concentraron en la adquisición o construcción de viviendas para los sectores de menores recursos mientras que en las coyunturas de ajuste se contrajeron los volúmenes totales de préstamos sin que se registraran cambios en su destino y con una marcada tendencia hacia los créditos para construcción. Para un análisis mas detallado sobre el destino de los créditos del BHN durante el peronismo en el que están análizados los guarismos que aquí se presentan ver Jorge GILBERT y Juan Lucas GÓMEZ��³/DV�políticas del Banco Hipotecario Nacional entre 1946 y ����´��XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Mendoza, Universidad Nacional de Cuyo, 2013. 16 Ver Pablo GERCHUNOFF y Damián ANTÚNEZ��³'H�OD�ERQDQ]D�SHURQLVWD�D�OD�FULVLV�GH�GHVDUUROOR´, Juan Carlos TORRE (comp.), Los años«FLW�� pp. 125-207. 17 BHN, Memorias, 1948, p. 13.
296
Por su parte, el funcionamiento del mercado de viviendas mostraba que la suba de los
salarios, materiales y terrenos se expresaban en los precios de la construcción y obligaba
al Banco a otorgar dinero complementario para finalizar las obras. En ese contexto, y al
compás de la marcha del sector externo, en enero de 1949 el gobierno decidió remover
el equipo ministerial conducido por Miranda por otro dirigido por Gómez Morales, que
implementó medidas de estabilización económica. Estos cambios no incidieron
fuertemente en la composición del Directorio del BHN, que se mantuvo sin mayores
modificaciones entre 1948 y 1951, pero desde entonces sus políticas debieron ajustarse
a la desaceleración general del crédito.18
De esta forma, mientras el gobierno adoptaba medidas tendientes a la
racionalización del crédito encargaba al BHN la difícil tarea de contraer su oferta sin
afectar la construcción de nuevas viviendas. Finalmente, a finales de año se solicitó al
Presidente del BHN contraer el crédito para el siguiente período en un 30%, y son
justamente las discusiones suscitadas por ese pedido las que se expresan en la fuente
que será analizada.
La crisis de 1948-1949 implicó no sólo un proceso de contracción de los préstamos
del Banco sino también su focalización en la construcción y no en la compra de
viviendas. Sin embargo, las mayores transformaciones llegaron de la mano del Segundo
Plan Quinquenal de 1952. Para el BHN la nueva política significó el abandono de la
construcción directa para concentrarse en promover las actividades de cooperativas,
sindicatos y empresas privadas.
En esta nueva etapa el BHN lanzó los Planes de vivienda Eva Perón que fueron
implementados a partir de 1953. Se trataba de una categoría de préstamos para la
construcción de viviendas que cubrían el 100% del valor de la propiedad, más el 30%
del terreno, con una tasa del 4% anual, un plazo de hasta 40 años y con una superficie
cubierta que no debía superar los 70 metros cuadrados. Para los nuevos planes el BHN
obtuvo mayores tasas de redescuento, mientras que el directorio profundizó su
intervención en la definición de las obras incluyendo los planos, materiales y una mayor
vigilancia de los costos.
Finalmente en 1954 el BHN estableció nuevas bases para los créditos con el objetivo
de incrementar las actividades y dar solución al problema de la vivienda. Los préstamos
18 No obstante, la caída de reservas no se vio reflejada inmediatamente en una contracción del crédito, pues fue compensada por un incremento de los redescuentos, si bien la tendencia fue disminuyendo de manera progresiva. Ver Jorge GILBERT y Juan Lucas GÓMEZ��³/DV�SROtWLFDV«´�cit.
297
de fomento para la casa propia se extendieron hasta 50 años, los destinados a locación
hasta 30 años y el financiamiento para la construcción de barrios por cooperativas,
sindicatos y empresas hasta 5 años de plazo sin amortización. Estas fueron las últimas
modificaciones de las líneas de acción aplicadas durante el peronismo, al año siguiente,
a partir del golpe militar que derrocara al gobierno, se produjo una revisión integral de
la anterior gestión.19
Análisis de las fuentes
En la sesión del directorio del 13 de diciembre de 1949 Alfredo Alonso,20 Presidente
del Banco, expresó:
³(O� VHxRU� 0LQLVWUR� GH� )LQDQ]DV� PH� KD� KHFKR� FRQRFHU� VX� SUHRFXSDFLyQ� FRQ�
respecto al monto de las operaciones de nuestro Banco para el año 1950.
Considerando un promedio de cerca de cien millones de pesos por mes en lo que
va del año (once meses) se han concedido 41.600 préstamos (que representan no
menos de 1.457.000 GH�SHVRV���«��(O�VHxRU�0LQLVWUR�GHVHD�TXH�HQ�HO�DxR�SUy[LPR�
no nos excediéramos de la suma de 1.200.000 pesos, en préstamos otorgados y
que el encaje o dinero que nosotros tendremos no fuera superior a lo que nos ha
HQWUHJDGR�HO�%DQFR�&HQWUDO�GH�OD�5HS~EOLFD�KDVWD�HO�GtD�GH�KR\��«�.´21
Para entonces, la situación del Banco, según indicaba su presidente con un
vocabulario que se alejaba de la heterodoxia de los primeros años del peronismo, era
crítica.
³+D\�TXH�WHQHU�HQ�FXHQWD�XQD�VLWXDFLyQ��HO�PRQWR de los préstamos hipotecarios ha
guardado siempre una relación de nivel con el monto de los ahorros. Esta
situación ha variado, ya que las hipotecas superan los porcentajes de ahorro que 19 Ibid. 20 Alonso era contador público y contaba con cierta trayectoria dentro del ámbito estatal, especialmente en cargos vinculados a las finanzas. Fue funcionario de la provincia de Mendoza entre 1938 y 1939 y luego fue Subsecretario de Finanzas de la misma provincia entre 1943 y 1944. Por su parte, entre 1939 y 1943 ocupó cargos en la Contaduría General de la Nación y desde 1948 fue Presidente del BHN hasta finales de 1950. Ver Quién es quién en la Argentina: biografías contemporáneas, Buenos Aires, Guillermo Kraft Lim, 1963. 21 BHN, Actas del Honorable Directorio, Tomo V, Sesión 13 de diciembre de 1949, fs. 5-7.
298
los principios clásicos de la economía ha consagrado siempre por lo que es
QHFHVDULR�HVWLPXODU�HQ�WRGD�IRUPD�QXHYDPHQWH�GLFKR�HTXLOLEULR´�22
El problema estaba en cómo señalar ese tipo de fallas sin criticar las políticas del
gobierno. La presentación de Alonso, sin marcar falencias en la gestión de la economía,
se concentró en diseñar estrategias para contraer la oferta de créditos sin afectar las
líneas generales impuestas por las decisiones macroeconómicas del gobierno. No era
necesario entonces contraer el crédito sino combatir la liberalidad de los préstamos que
habían estimulado operaciones especulativas que no sólo no favorecían a las finanzas
del Banco sino que tampoco se concentraban en los sectores trabajadores o en la
construcción de nuevas viviendas.
Lo que se proponía era ajustar bajas tasas de interés sin cambiar las escalas de los
préstamos que favorecían la construcción de nuevas viviendas para los trabajadores.
Para ello era necesario articular medidas para relacionar la tasa de interés no con el
monto solicitado, como hasta entonces, sino con el valor del inmueble. Esta
³UDFLRQDOL]DFLyQ´ del crédito debía hacerse reduciendo los montos de los préstamos más
elevados pero también ajustando los que tenían las tasas de interés más bajas. Para ello,
Alonso proponía reducir las tasaciones para restringir los préstamos más elevados,
estudiar los bienes de los solicitantes para evitar prestar dinero a quien podría no
necesitarlo, relacionar la tasa de interés con el valor del inmueble \� ³cualquier otro
medio que sirva para alejarlo.´23
³6L�YLHQH�XQ�VROLFLWDQWH�D�SHGLU�VHLV�PLl pesos, sobre una propiedad que el Banco
tasa en doscientos o trescientos mil pesos, no le podemos dar el préstamos al 2,80
% de interés. Si está viviendo con todas las comodidades en una propiedad de
gran valor nos podrá pagar el 5%. Las tasas bajas de interés fueron creadas para
ayudar a los solicitantes de pocos recursos y reducido sueldo, y no para el que ya
tiene una propiedad de valor.´24
En este punto, la estrategia propuesta no tomaba en cuenta un problema auxiliar que
dificultaba las posibilidades de éxito de la iniciativa. Es que en efecto, para finales de
22 BHN, Actas de Directorio, f. 6. 23 BHN, Actas de Directorio, f. 6. 24 BHN, Actas de Directorio, f. 8.
299
1949 los préstamos con mínimos intereses habían perdido importancia, pues debido al
monto máximo que se podía entregar por préstamos con el interés más bajo gozaban de
menor atractivo para los solicitantes. Aunque esta situación era reconocida por Alonso,
su estrategia partía de cRQVLGHUDU�OR�FRQWUDULR��$Vt��VL�SRU�XQ�ODGR�H[SUHVDED�³Es verdad
que los préstamos del 2,80% casi no se piden ya, en razón de que la edificación de una
SLH]D�VRODPHQWH�VXSHUD�ORV�GLH]�PLO�SHVRV´,25 por otra parte no proponía una alternativa
que pudiera incluir a los préstamos efectivamente solicitados.
Además, el Presidente del Banco, llamaba la atención sobre el problema de los
plazos de los préstamos en un contexto inflacionario. Alonso no se mostraba contrario a
los préstamos subsidiados sino a la universalización de este tipo de crédito. El problema
era que la inflación estimulaba a los tomadores de préstamos, pues devolvían en largos
plazos sumas menores a las recibidas lo que significaba una distorsión en las
proyecciones que habrían de impulsar las bajas tasas de interés de la banca pública. A
ello se sumaba la preferencia por comprar casas terminadas antes que por edificar
nuevas en razón de la carestía de la construcción. Para los directivos del Banco, tal
situación favorecía las operaciones especulativas, las que hasta 1955 fueron señaladas
como una de los principales obstáculos para la estabilidad del mercado: ³hay que tener
en cuenta que los préstamos del Banco Hipotecario Nacional pueden solicitarse a largos
plazos. Y en los procesos inflacionistas como el actual esto favorece al deudor.´26
Por su parte, lo que hasta entonces no había resultado un freno se transformó en una
cuestión urgente, pues si el Banco no podía recuperar sus inversiones debido a la
inflación ¿Cómo se iba a financiar esa diferencia? En apoyo a Alonso, el Director
Álvarez Balbín27 sostenía que el Banco debía al menos:
³>«@ tener en cuenta la recuperación del capital prestado de acuerdo a las
amortizaciones. Podrá el Banco seguir su función mientras se mantenga esta
situación. Pero si en un momento dado la estructura económica se daña, el Banco
no podrá continuar su función. Yo creo también que no debería haber ninguna
operación en que el Banco pierda.´28
25 BHN, Actas de Directorio, f. 9. 26 BHN, Actas de Directorio, f. 10. 27 Lamentablemente no hemos logrado encontrar mayor información sobre la trayectoria de Álvarez Balbín. Al momento las únicas referencias que hemos logrado detectar indican que estaba vinculado con el Centro Asturiano de Buenos Aires, una de las más importantes asociaciones de la colectividad española en dicha ciudad. Por su parte, su cargo en el BHN como director se extendió entre 1948 y 1950. 28 BHN, Actas de Directorio, f. 9.
300
En el mismo sentido también el Vicepresidente Emilio Siri VRVWHQtD�TXH�³/R�PHQRV�
que se puede pedir es salvar la plata�´29 En respuesta, Alonso sostuvo que:
³(O� %DQFR� +LSRWHFDULR� 1DFLRQDO� WLHQH� XQD� IXQFLyQ� VRFLDO�� OD� GH� IRPHQWDU� ORV�
préstamos de vivienda propia. Hemos recibido orden del Banco Central de la
República Argentina >«@ de prestar al 2,8 % o 3% con la promesa de que ellos se
iban a responsabilizar del quebranto que podría provocar esa tasa de interés. >«@
Si bien es cierto que por razones económicas deben concederse préstamos a bajo
interés, alguno debe hacerse cargo de los quebrantos que ellos producen.´30
Sin embargo, la dificultad era que la marcha de la inflación comenzaba a afectar al
conjunto de la economía mientras que el aumento de la demanda debilitaba la capacidad
del BHN para financiar las políticas de vivienda del gobierno. De hecho, para Álvarez
%DOEtQ��HO�SUREOHPD�HUD�TXH�³El Banco Central de la República Argentina por razones
financieras, no puede solventar una situación como esa. Pero esos planes estructurales
de fomento tienen que tener su base y tienen que ser recíprocos.´31
Para mejorar la situación financiera del Banco, el Directorio envió un pedido al
BCRA en que solicitaba rebajar la tasa de interés como mínimo a un 2,50% tal como lo
hacía con las Sociedades de Ahorro para la Vivienda. El Directorio sostenía que si el
BCRA estaba en condiciones de prestar dinero en condiciones tan favorables a empresas
privadas también podría hacerlo con el BHN.32 Este señalamiento ponía en cuestión la
29 Emilio Siri contaba con un largo pasado como miembro del radicalismo bonaerense. Había sido intendente del partido de Mercedes y diputado nacional en los períodos 1924 -1928 y 1928-1930. Además fue director del Hospital Blas Dubarri, de la misma localidad, donde también se había desempeñado como médico. Quién es quién«FLW��Fue nombrado intendente de la Ciudad de Buenos Aires en 1946, cargo al que renunció en 1949, como parte de las alianzas que Perón estableció con los grupos radicales disidentes. De hecho, en el gabinete que Siri formó para la intendencia de la ciudad tuvieron cabida, bajo la influencia del Vicepresidente de la Nación Juan Hortensio Quijano, varios partidarios de FORJA. Ésta información fue extraída de Anahí BALLENT, Las huellas«Fit., p. 80. Desde la intendencia de la Capital Federal Siri impulsó la acción del Estado en vivienda, gestionando la construcción de complejos habitacionales y también la creación de la Dirección Municipal de Vivienda en 1946. Quizás, aquellas gestiones en el área vivienda puedan ser los factores que expliquen su desembarco en el BHN en 1949, donde se desempeñó como vicepresidente hasta 1954. Para un análisis de la gestión de Siri en la Intendencia de la ciudad de Buenos Aires y su influencia en las políticas de vivienda ver Rosa ABOY, Viviendas para el pueblo«FLW�, pp. 75-165. 30 BHN, Actas de Directorio, f. 10. 31 BHN, Actas de Directorio, f. 10. 32 La transferencia de la cartera de las Sociedades de Ahorro y Préstamo para la Vivienda ascendía a unos 9500 préstamos por unos 240 millones de pesos m$n. BCRA, Memorias, 1950, p. 72. Es importante remarcar que en 1949 la cantidad total de préstamos escriturados por el Banco fue de 47.379 por $ 1.677.107.500 de pesos m$n, por lo que la absorción de la deuda de aquellas sociedades financieras privadas resultaba una significativa carga, especialmente si se consideran no sólo su volumen sino la
301
distribución de los fondos públicos, pues si el criterio utilizado por el BCRA para
financiar a aquellas empresas era proteger los ahorros de los depositantes y estimular la
construcción de viviendas ¿Por qué el BHN no debía recibir el mismo tipo de
redescuentos?
En respuesta el BCRA resolvió solicitar un informe con el detalle de la cartera
hipotecaria y el presupuesto para inspeccionar los gastos del BHN. Al respecto, Alonso
VHxDOy�³'HPiV�HVWi�GHFLU�TXH��«��OD�XWLOLGDG�GHO�HMHUFLFLR�ILQDQFLHUR�YD�D�VHU�PtQLPD´�33
Sin embargo, como surge de la lectura del documento, en principio esta situación no
debería ser problemática, pues ¿Cómo podría el Banco cumplir con sus objetivos
sociales en un contexto inflacionario sino a costa de llevar al límite sus posibilidades
financieras? La cuestión era ¿Quién debía cubrir las perdidas?
Para el próximo presupuesto figuraría incorporada la Administración Nacional de la
Vivienda dentro del organigrama del Banco, con lo que terminaría de unificarse todo el
presupuesto para viviendas en el BHN. Además de esos fondos, el Banco contaría con
los créditos del BCRA y otros otorgados por la Nación, provenientes de la venta de
títulos para las obras públicas.
Según sus cálculos, el Presidente del Banco esperaba recibir unos doscientos
millones de pesos de la venta de títulos y sería el Consejo de Coordinación
Interministerial el encargado de distribuir los fondos según un plan nacional de
inversiones. En este aspecto se presentaba un nuevo inconveniente, pues a pesar de que
el BHN debía centralizar el financiamiento hipotecario distintos organismos nacionales
y provinciales tenían planes de construcción de viviendas, lo que a juicio de Alonso
obstaculizaba la implementación de estrategias de racionalización crediticia porque
³(YLGHQWHPHQWH�KD\�XQD�VXSHUSRVLFLyQ�GH�WDUHDV�HVSHFtILFDV.´34
Por su parte, la estrategia de reducción del crédito solicitada debía contemplar la
concreción para el siguiente ejercicio de distintos compromisos. En particular, se
presentaron dos situaciones que no involucraban al capital privado. Los pedidos de las
provincias y la capacidad de presión de algunos sindicatos para obtener créditos. Tal
como lo explicaba Alonso,
contracción de los préstamos solicitada para 1950, que en efecto el Banco logró llevar a un 15%. BHN, Memorias, 1950, p. 10. Para un análisis de la relación de estas compañías con el BHN ver Juan Lucas GÓMEZ, ³Financiando hogares. Las Compañías de Crédito Recíproco ante las políticas del Banco Hipotecario Nacional, 1936-1955´�� Revista Electrónica de Fuentes y Archivos del Centro de Estudios +LVWzULFRV�³3URI��&DUORV�6HJUHWWL´��vol. 3, 2012, pp. 75-94. 33 BHN, Actas de Directorio, f. 20. 34 BHN, Actas de Directorio, f. 13.
302
³'LVWLQWRV�JUHPLRV�GH�OD�SURYLQFLD�GH�0HQGR]D��HO�GH�OD�HOHFWULFLGDG��HO�GH�<�3�)��
el de los bancarios y el ferroviario, hicieron distintas gestiones antes la
Presidencia de la Nación y el Ministerio de Finanzas para que nosotros
estudiáramos la posibilidad de financiarle la compra y edificación de barrios de
vivienda. Cuando se trató este asunto el Directorio tuvo ciertas dudas, sobre si
podía o no, comprar tierras el Banco con destino a terceros y como existía está
JHVWLyQ�GH�ORV�JUHPLRV��VH�UHVROYLy�OD�DGTXLVLFLyQ�GH�ODV�WLHUUDV�³Dd UHIHUHPGXP´�
del Banco Central; se obtuvo esa conformidad y se realizó la operación >«@.´35
Para esas tierras, el Directorio resolvió que el Banco no se ocuparía de la
construcción de las viviendas sino que sería delegada en el capital privado. Pero además
el Banco poseía tierras en distintas provincias que no se habían liquidado, ³SRUTue no
KHPRV� TXHULGR� PDOYHQGHU´36, para las que contaba con ofertas de algunos gobiernos
provinciales como el de Santiago del Estero y Mendoza. Esas tierras no reportaban
ninguna ganancia al Banco, por lo que su Presidente sostuvo que si los gobiernos
provinciales concretaban proyectos de colonización podrían reportar beneficios.
Pero en este caso el Banco también se enfrentaba a un problema auxiliar. Según la
reforma financiera de 1946, correspondía al Banco Nación hacerse cargo de las
operaciones rurales. La cuestión era resolver si la construcción de viviendas en el área
rural así como la mejora de las existentes constituían o no espacios exclusivos del
Banco Nación o, por el contrario, el BHN podría invertir en dichas áreas.
Entonces se plantearon dos posiciones. Mientras que Alonso sostenía que el BHN
debía financiar esos proyectos y apoyaba sus consideraciones tanto en criterios
administrativos como económicos, el Director Bottini37 sostenía que era función
35 BHN, Actas de Directorio, f. 14. 36 BHN, Actas de Directorio, f. 21. 37 Emilio Bottini, fue uno de los más importantes especialistas en cooperativismo, en especial de cooperativismo de crédito agrario. Ver Noemí GIRBAL-BLACHA, Mitos«�Fit. Bottini tenía cierto perfil académico, era Contador Público Nacional y Doctor en Ciencias Económicas por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (1923) y Licenciado en Cooperativismo por la Universidad Nacional de La Plata (1957). Fue también profesor en las Universidades de Buenos Aires, de La Plata y del Museo Social Argentino, entre otras. A partir de su conocimiento de la economía se destacó como un experto y divulgador de los ideales cooperativistas e incluso colaboró en publicaciones junto al dirigente socialista Nicolás Reppetto. Participó además en la escritura de informes sobre el cooperativismo agrario en el marco de la Provincia de Buenos Aires y vinculados al Segundo Plan Quinquenal de Gobierno. En la gestión pública, además de su cargo como Director del BHN (1948-1950), ocupó distintos puestos de relevancia, siendo también en el área bancaria Asesor de Cooperativas para el Banco de La Nación, aunque aún no logramos identificar en qué período se desempeñó en esa función. Anteriormente a su paso por el BHN Bottini contaba con una destacada trayectoria vinculada al cooperativismo de crédito. En 1927 fue Delegado de la Secretaría de Estado de Agricultura y Ganadería
303
exclusiva del Banco concentrase en préstamos para viviendas urbanas y no en la
explotación rural. Alonso argumentaba que el BHN estaba facultado para entregar
créditos rurales siempre que los mismos redunden en un aumento de la productividad a
través de mejoras en las instalaciones. Desde esta perspectiva, sostenía que el Banco
Nación entregaba préstamos a corto plazo que no podrían resultar un estímulo adecuado
para las actividades rurales, pues con esos préstamos no se podrían incorporar mejoras
de capital. Pero, además, recordó la obligación del Banco de eliminar las casas precarias
también en las áreas rurales y señaló que el Banco Nación no se mostraba muy
dispuesto para acordar estrategias con el BHN.
³(Q�FXDQWR� D� OD�FRQYHQLHQFLD�GH�DXQDU�FULWHULRV� OH�GLUp�DO� VHxor Director, que el
Banco de la Nación Argentina nos remitió una nota, >...@ haciéndonos saber que
había resuelto dejar sin efecto una comisión formada por funcionarios de aquél y
este Banco. Se trata de una comisión que se había formado para impedir los
diferendos entre los Bancos >...@´38
En respuesta, Bottini insistió en que la carta orgánica del BHN no le permitía
realizar operaciones rurales. Entonces, para utilizar esas tierras, se debía acordar con
el Banco Nación y no, como proponía Alonso, con las gobernaciones. Así mientras
que Alonso sostenía que ³Las tierras que posee el Banco en las provincias no le dan
ninguna utilidad pero en manos de los gobiernos es posible que den utilidad´39,
Bottini opinaba que ¨Los gobiernos de las provincias no tienen los recursos para
colonizar, pero el Banco de la Nación sí´.40
de la Nación y de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de La Plata a la Conferencia Nacional de Política Cooperativa realizada en San Juan y en 1936 el Colegio de Egresados en Ciencias Económicas lo designó como delegado al Tercer Congreso de la Cooperación celebrado en Buenos Aires. Ver Enrique GASPARI, ³Vida y obra cooperativa del Doctor Emilio B. Bottini´, Centro de Estudios e Investigaciones del Cooperativismo de Crédito, 1981. También formó parte desde su creación, en 1925, del Centro de Estudios Cooperativos del Museo Social Argentino. Desde allí, participó de la organización del Primer Congreso de Población de 1940, organizado por aquella institución. Ver Karina RAMACCIOTI�� ³(O� 0XVHR� 6RFLDO� $UJHQWLQR� \� HO� 3ULPHU� &RQJUHVR� GH� 3REODFLyQ� GH� ����´��SocioHistórica, vol 13-14, 2003. Fue también presidente y asesor de distintas asociaciones cooperativas, WDQWR� FXOWXUDOHV� FRPR� GH� FUpGLWR�� HQWUH� ODV� TXH� QRV� LQWHUHVD� GHVWDFDU� ³(O� +RJDU� 2EUHUR´� GHELGR� D� VX�accionar en el área de viviendas. De hecho para 1950, cuando Bottini se alejó del BHN, se había convertido en presidente de la recientemente fundada Federación Argentina de Cooperativas de Crédito Limitada y desde 1958 a 1961 fue Director General de Cooperativas Agrarias de la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación. 38 BHN, Actas de Directorio, f. 22. 39 BHN, Actas de Directorio, f. 22. 40 BHN, Actas de Directorio, f. 22.
304
Aunque el debate no se resolvió en esta Sesión del Directorio, se llegó a un acuerdo
respecto de la necesidad de introducir algunas reformas legales en el área. En efecto, el
Directorio coincidía en que tendría que haber una ley que estableciera la obligación del
propietario que arrienda un campo en hacerle al inquilino una casa con el mínimo de
comodidades o no permitirle que lo arriende.
³3UHFLVDPHQWH��D�ORV�FRORQRV�TXH�HO�%DQFR�YHQGH�WLHUUDV��VH�OHV�H[LJH�GHQWUR�GH�XQ�
plazo prudente que construya la vivienda con un mínimo de comodidades, así
como también que planten árboles de sombra y frutales, que combatan las plagas;
condiciones estas que darán motivo a que se constituyan luego en propietarios de
las tierras.´41
Finalmente, Alvarez Balbín, buscando aunar las posiciones remarcó que el BHN
debía también mejorar el déficit habitacional en el agro aspecto sobre el que no se
presentaron nuevas objeciones y la sesión se dio por terminada.
Consideraciones finales
Como fue señalado en la introducción, aunque habitualmente la historiografía
reconoce la importancia del BHN, la reconstrucción de su historia ofrece una visión
limitada pues en general se trata de acercamientos de carácter general apoyados
solamente en las Memorias del Banco.
Desde esta perspectiva, consideramos que sus Actas de Directorio constituyen un
inexplorado acervo documental necesario para abordar la historia de la institución
hipotecaria más importante del país. En cuanto al estudio del Banco durante el
peronismo, creemos que estas fuentes permiten problematizar la idea de que durante
aquél gobierno el BHN fue un simple transmisor de las políticas oficiales. Al contrario,
una observación más atenta permite pensar que ni las estrategias de los Bancos,
influenciadas por las demandas concretas del sector privado, ni su impacto en el
mercado fueron siempre las esperadas por quiénes dirigían la política económica.
41 BHN, Actas de Directorio, f. 24.
305
En el mismo sentido, el análisis de estas fuentes permite problematizar el
funcionamiento de las instituciones estatales en un contexto de búsqueda de una
planificación del funcionamiento de las estructuras gubernamentales y de la economía.
El análisis de las Actas de Directorio permite conocer la dinámica interna del BHN y
ponerla en relación no sólo con el comportamiento de su burocracia administrativa sino
también con otras instituciones estatales y con los agentes privados. Por último, también
es posible sugerir que el estudio de este tipo de fuentes permitiría avanzar en el análisis
de las estrategias de la gestión pública para impulsar el desarrollo económico.
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 306-321 ISSN 1853-4503
¿Cómo se toman decisiones en el FMI? La incidencia de los países centrales en el RWRUJDPLHQWR�GHO�³EOLQGDMH´�D�OD�$UJHQWLQD�HQ�����1
Pablo Nemiña*
Resumen
Si bien existe amplia evidencia de la incidencia de los gobiernos de los países centrales sobre el
comportamiento del FMI, surgen interrogantes respecto de cómo se resuelven los conflictos entre
ellos, y cuál es el alcance que poseen sobre la acción del Fondo. En el presente artículo se
proponen dos objetivos. Primero, se examina la pertinencia y relevancia de las Minutas de la
reunión del Directorio Ejecutivo del FMI como fuente primaria para el análisis de la incidencia
de los intereses de los países centrales sobre el organismo. Segundo, a partir de los testimonios
contenidos en la Minuta de la reunión del 12 de enero de 2001 en la cual se decidió la aprobación
GHO� ³EOLQGDMH´� se analiza la posición de los países del G7 en relación a la continuidad de la
convertibilidad. Se identifican cuatro posiciones que reflejan diferencias al interior de ese bloque,
destacándose las posiciones críticas.
Palabras clave: Directorio Ejecutivo del FMI - G7 - Argentina - convertibilidad - blindaje
Abstract :KLOH� WKHUH� LV�DPSOH�HYLGHQFH�RI� WKH� LPSDFW�RI� WKH�FHQWUDO�FRXQWULHV�JRYHUQPHQWV¶�RQ� WKH� ,0)V�
behavior, questions arise regarding how conflicts between them are resolved, and what is the
scRSH� WKH\� KDYH� RQ� WKH�)XQG¶V� EHKDYLRU�� ,Q� WKLV� SDSHU� WZR� REMHFWLYHV� DUH� SURSRVHG��)LUVW�� LW� LV�
examined the relevance and significance of the Minutes of the IMF Executive Board meeting as a
primary source for the analysis of the incidence of central countriHV¶� LQWHUHVWV�RQ� WKH�RUJDQLVP��
Second, based on the evidence contained in the Minutes of the IMF Executive Board meeting of
-DQXDU\����������LQ�ZKLFK�LW�ZDV�GHFLGHG�WR�DSSURYH�WKH�³EOLQGDMH´��LW�LV�DQDO\]HG�WKH�SRVLWLRQ�RI� 1 Se agradecen los valiosos comentarios de Luciana Anapios y un evaluador anónimo a una versión previa. Naturalmente, se los exime de toda responsabilidad en cuanto a los errores u omisiones existentes.
307
the G7 countries regarding the continuity of convertibility. There are four positions that reflect
differences within that block, standing out the critical positions.
Key words: IMF Executive Board - G7 - Argentina - currency board - blindaje
Fecha de recepción: 02/09/2013
Fecha de aceptación: 27/11/2013
1. Introducción y relevancia del análisis
Aunque desde su creación en 1944 el Fondo Monetario Internacional (FMI o Fondo)
juega un papel significativo en la dinámica económica y política mundial, los estudios
sistemáticos sobre su comportamiento no aparecieron sino a partir de la crisis de la
GHXGD�HQ�ORV�µ���\��HQ�HVSHFLDO��ODV�FULVLV�ILQDQFLHUDV�HQ�ORV�µ90.2 Para unos, porque era
el resultado deducible de las exigencias de los países centrales, a los cuales el Fondo
estaba a su servicio;3 para otros, porque era la consecuencia lógica de la aplicación de
criterios técnicos y neutrales, consensuados por la comunidad internacional.4 De este
modo, unos y otros negaban al organismo la capacidad de agencia y la de defender un
interés propio.
Apoyados en los aportes de la perspectiva constructivista de la Economía Política
Internacional, que considera al FMI como un actor social con autonomía relativa,5 se
propone que el FMI posee agencia e interés propio, lo cual explica que los gobiernos
busquen influir sobre él para utilizar esa agencia en beneficio propio. Desde esta
perspectiva, los trabajos de Stiles,6 Woods7 y Nemiña8 han procurado desarrollar un
2Algunas excepciones son: Margaret DE VRIES, The IMF in a Changing World 1945-1985, Washington DC, IMF, 1986; 5REHUWR� )5(1.(/� \� *XLOOHUPR� 2¶'211(//�� ³/RV� SURJUDPDV� GH� HVWDELOL]DFLyQ�convenidos con eO�)0,�\�VXV�LPSDFWRV�LQWHUQRV´��Estudios, CEDES, vol 1, núm. 1, Buenos Aires, 1978; 6XVDQ�675$1*(��³,0)��0RQHWDU\�0DQDJHUV´��5��&2;�DQG�+��-$&2%621��The Anatomy of Influence. Decision Making in International Organization, New Haven, Yale University Press, 1974. 3 Eric TOUSSAINT, La bolsa a o la vida. Las finanzas contra los pueblos, Buenos Aires, CLACSO, 2004. 4 -RVHSK� *2/'�� ³3ROLWLFDO� &RQVLGHUDWLRQV� $UH� 3URKLELWHG� %\� $UWLFOHV� RI� $JUHHPHQW� :KHQ� WKH� )XQG�&RQVLGHUV�5HTXHVWV�IRU�8VH�RI�5HVRXUFHV´��IMF Survey, May 23, 1983 5 0LFKDHO�%$51(77�DQG�0DUWKD�),11(025(��³7KH�3ROLWLFV��3RZHU��DQG�3DWKRORJLHV�RI�,QWHUQDWLRQDO�2UJDQL]DWLRQV´� International Organization, vol. 53, núm. 4, Autumn 1999, pp. 699-732. 6 Kendall STILES, Negotiating Debt. The IMF Lending Process, Boulder, San Francisco, Oxford, Westview Press, 1991 7 Ngaire WOODS, The Globalizers. The IMF, the World Bank and Their Borrowers, Ithaca and London, Cornell University Press, 2006.
308
esquema explicativo del comportamiento del FMI, que toma en cuenta la incidencia
interrelacionada de las características que asume la dinámica de la relación con el país
en crisis, junto a los intereses internos y externos al organismo.
En el presente trabajo interesa profundizar en el análisis de la incidencia de los
intereses externos al organismo. Woods9 estudia cómo influyen los EE.UU. sobre el
FMI y concluye que si bien este país juega un rol dominante, en especial porque cuenta
con una mayoría especial que le permite vetar decisiones estratégicas, esto no significa
que el organismo sea un mero instrumento. Si el FMI no tuviera autonomía, afirma,
sería redundante, y no tendría mayor legitimidad o poder que cualquier otra agencia
gubernamental de los EE.UU.10
Reconociendo que EE.UU. condiciona pero no determina las decisiones del Fondo,
Copelovitch11 y Brenta y Rapoport12 argumentan que éstas reflejan más ampliamente la
influencia del G5 (EE.UU. más Japón, Alemania, Francia, Reino Unido) y el G7 (los
anteriores más Canadá e Italia) respectivamente. Mediante su influencia, consiguen que
el Fondo otorgue mayores créditos a los países sobre los cuales poseen un interés
político o económico específico. Sin embargo, Copelovitch13 también observa que no
siempre existe acuerdo entre esos países, lo cual se manifiesta en intensas discusiones
en el Directorio Ejecutivo. Siguiendo esta línea, Leiteritz14 estudió los conflictos
suscitados en el Directorio respecto de la adopción de la promoción de la liberalización
de las cuentas de capital como un propósito del FMI. El autor encontró que la propuesta,
promovida por el staff y apoyada por EE.UU., el Reino Unido y los países
escandinavos, fue resistida por los países en desarrollo, Europa Occidental y Japón, y
finalmente resultó desechada.
8 3DEOR�1(0,f$��³'HO�EOLQGDMH�D�OD�LQWUDQVLJHQFLD��&RPSRUWDPLHQWR�GHO�)0,�durante la crisis económica argentina (2000-�����´��Ciclos en la historia, la economía y la sociedad, núm. 39, IIHES-UBA, Buenos Aires, 2011. 9 1JDLUH�:22'6��³7KH�8QLWHG�6WDWHV�DQG�WKH�,QWHUQDWLRQDO�)LQDQFLDO�,QVWLWXWLRQV��3RZHU�DQG�,QIOXHQFH�Within the WoUOG�%DQN�DQG�WKH�,0)´��5. FOOT, N. MACFARLANE and M. MASTANDUNO (eds.), US Hegemony and International Organizations, New York, Oxford University Press, 2003 10 1JDLUH�:22'6��³7KH�8QLWHG�6WDWHV�DQG�WKH�,QWHUQDWLRQDO«´ cit., p. 93. 11 0DUN� &23(/29,7&+�� ³0DVWHU� RU� 6HUYDQW"� $JHQF\� 6ODFN� DQG� WKH� 3ROLWLFV� RI� ,0)� /HQGLQJ´�� La Follette School Working Paper, núm. 2007-039, University of Wisconsin-Madison, 2007. 12 1RHPt� %5(17$� \� 0DULR� 5$323257�� ³(O� )0,� \� OD� $UJHQWLQD� HQ� ORV� DxRV� QRYHQWD�� GH� OD�hiperinflación a la hipHUGHVRFXSDFLyQ´�� 1�� 0,16%85*� �FRPS��, Los guardianes del dinero. Las políticas del FMI en la Argentina, Buenos Aires: Editorial Norma, 2003 13 0DUN�&23(/29,7&+��³0DVWHU�RU�6HUYDQW"�$JHQF\«´�cit. 14 5DOI��/(,7(5,7=��³([SODLQLQJ�RUJDQL]DWLRQDO�RXWFRPHV��WKH�,nternational Monetary Fund and capital DFFRXQW�OLEHUDOL]DWLRQ´��Journal of International Relations and Development, vol. 8, núm. 1, 2005, pp. 1-26.
309
Si bien existe amplia evidencia de la incidencia de los gobiernos de los países
centrales sobre el comportamiento del FMI, en especial referido al otorgamiento de
créditos a países que atraviesan por crisis financieras, surgen interrogantes respecto de
cómo se resuelven los conflictos entre ellos, y cuál es el alcance que poseen sobre la
acción del Fondo. En el presente artículo se proponen dos objetivos. Primero, se
examina la pertinencia y relevancia de las Minutas (Actas) de la reunión del Directorio
Ejecutivo del FMI como fuente primaria para el análisis de la incidencia de los intereses
de los países centrales sobre el organismo. Segundo, a partir de los testimonios
contenidos en la Minuta de la reunión del 12 de enero de 2001 en la cual se decidió la
DSUREDFLyQ�GHO�³EOLQGDMH´��VH�DQDOL]D� OD�SRVLFLyQ�GH� ORV�SDtVHV�GHO�*��HQ relación a la
continuidad de la convertibilidad. La elección del caso se fundamenta en dos motivos.
Primero, se trata de una coyuntura clave de la historia económica reciente ya que una
negativa del organismo hubiera determinado, tal como sucedió un año después, la
declaración de una cesación de pagos y la caída del régimen de convertibilidad.
Segundo, a excepción de Blustein,15 quien menciona la desconfianza del Reino Unido y
Canadá, no se conoce evidencia respecto de la posición de las potencias centrales al
PRPHQWR�GH�GHFLGLU�OD�DSUREDFLyQ�GHO�³EOLQGDMH´�
2. Las Minutas del Directorio Ejecutivo como fuente documental
En este apartado se explicita el proceso heurístico mediante el cual las Minutas del
Directorio Ejecutivo se constituyen en fuente primaria para el estudio de la incidencia
de los intereses de los países centrales sobre las decisiones crediticias del FMI. Para
ello, se presenta una caracterización detallada del documento que resalte su veracidad,
confiablidad y las tensiones e intencionalidades que deja traslucir.16
Si bien la Junta de Gobernadores17 es el órgano máximo de autoridad, las
operaciones generales del FMI están a cargo del Directorio Ejecutivo. Entre sus
15 Paul BLUSTEIN, And the money kept rolling in (and out). Wall Street, the IMF, and the bankrupting of Argentina, United States of America, PublicAffairs, 2005. 16 Arlette FARGE, La atracción del archivo, Valencia, Edicions Alfons el Magnanim, 1991; Jerzy TOPOLSKY, Metodología de la historia, Madrid, Ediciones Cátedra, 1985. 17 La Junta de Gobernadores está confoUPDGD�SRU�GRV�UHSUHVHQWDQWHV�íXQR�WLWXODU�\�RWUR�VXSOHQWHí de cada país miembro del FMI, los cuales suelen ser el ministro de Economía o el presidente del Banco Central. Se reúne dos veces por año durante las Asambleas anual y de primavera del organismo (las cuales suelen desarrollarse en septiembre y abril respectivamente) y conserva la potestad de aprobar aumentos de cuotas, emitir Derechos Especiales de Giro, decidir sobre el ingreso y la permanencia de los países, e
310
principales responsabilidades aparecen decidir sobre la aprobación de las revisiones
anuales contempladas en el Artículo IV18 y los acuerdos de financiamiento con países,
los cambios en la estructura organizativa y las modificaciones a las normativas vigentes.
El Directorio Ejecutivo está conformado por 24 directores �R�³VLOODV´��que representan a
los 188 países miembros del FMI y el director gerente, quien preside las reuniones y
cuenta con voz pero no con voto. Casi todos los países del G7 poseen un director que
los representa de manera exclusiva, a excepción de Italia y Canadá, cuyos directores
representan a un conjunto de países adicionales.19
Las reuniones del Directorio20 se celebran entre dos y tres veces por semana, tienen
una duración aproximada de tres horas y su agenda usualmente incluye dos o tres temas
en debate.21 El Convenio Constitutivo estipula que para dar inicio a una reunión debe
estar presente un número de directores cuyo poder de voto represente el 50% del total.22
En esta instancia los países del G7 ostentan mayor poder de decisión, ya que poseen la
mayoría de los votos. De acuerdo a la distribución vigente en 2001 el G7 estaba muy
cerca de tener quórum propio, ya que los directores que representaban a los países
integrantes de ese bloque contaban con el 47.18% de los votos (ver cuadro 1).23
Asimismo, se requiere el 50% del total de votos presentes en una reunión para aprobar
una decisión (excepto aquellas que requieren mayorías especiales);24 sin embargo, rara
introducir enmiendas al Convenio Constitutivo (ver http://www.imf.org/external/about/govstruct.htm, consultado el 22/11/13). 18 Se trata de revisiones anuales o bianuales que el organismo debe realizar sobre la economía de los países que lo integran. Su nombre se debe a que su realización está establecida en el Artículo IV del Convenio Constitutivo. Consiste en la visita al país de una misión de técnicos, que luego de realizar un monitoreo de las principales variables macroeconómicas, publica un informe que contiene un diagnóstico de la economía del país en cuestión y recomendaciones de política, las cuales son de cumplimiento optativo. 19 Actualmente la silla de Italia incluye a otras cinco naciones europeas entre las que se destacan Grecia y Portugal; por su parte, el director por Canadá representa a otros once países que incluyen a Irlanda y pequeñas naciones del Caribe. Disponible en http://www.imf.org/external/np/sec/memdir/eds.aspx (consultado el 22/11/13). 20 Puede consultarse la agenda del Directorio disponible en http://www.imf.org/external/NP/SEC/bc/eng/index.aspx (consultado el 22/11/13). 21 A modo de ejemplo, la agenda de la Minuta analizada incluyó: a) la 2ª revisión del acuerdo Stand-by de la Argentina, b) la aprobación de un acuerdo concesional por 3 años con Georgia y c) la ratificación de las decisiones tomadas en los días previos (aprobación de minutas y viajes de directores). 22 Convenio Constitutivo del FMI, Art. XII, Secc. 3, Par. (h), 2011. Disponible en http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/aa/aa.pdf (consultado el 22/11/13). 23 A pesar de que en los últimos años se procuró mejorar la representación de los países emergentes en el FMI, los países del G7 aún poseen con el 45.19% de los votos, disponible en http://www.imf.org, consultado el 22/11/13). 24 Convenio Constitutivo del FMI, Art. XII, Secc. 5, Par. (c), 2011. Disponible en http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/aa/aa.pdf (consultado el 22/11/13).
311
vez se producen votaciones formales y las decisiones se toman en base al consenso
general de la reunión.25
Cuadro 1 Detalle de países representados por cada silla en el Directorio y
porcentaje del total de votos vigente en 2001.
Silla Cantidad de países Principal representado Votos (en %
del total) Integra el
G7 1 1 EE.UU. 17.16 Si 2 1 Japón 6.16 Si 3 1 Alemania 6.02 Si 4 10 Bélgica 5.16 No 5 1 Francia 4.97 Si 6 1 Reino Unido 4.97 Si 7 12 Holanda 4.87 No 8 8 España 4.29 No 9 6 Italia 4.18 Si 10 12 Canadá 3.72 Si
11 a 24 130 Resto de países miembros 38.50 No Fuente: elaboración propia en base a datos de FMI, Informe Anual del Directorio Ejecutivo, Washington, 2001, pp. 186-189.
De las reuniones del Directorio participan, además de los directores ejecutivos
titulares o alternos, el director gerente del FMI y/o alguno de los tres vice directores
gerentes junto a sus asistentes, miembros del staff del Fondo y funcionarios de otros
organismos vinculados como el Banco Mundial y el BID entre otros. Así, las reuniones
del Directorio tienen una concurrencia de cien personas aproximadamente de las cuales
hablan los directores ejecutivos, los representantes de la Gerencia y el staff y,
eventualmente, algún funcionario de un organismo cuya opinión sea relevante para el
tema en cuestión.
Al momento de poner a consideración del Directorio la renovación de un acuerdo de
financiamiento (tal como sucede en el caso de la Minuta analizada), los directores
emiten una declaración en la cual dejan asentada su posición. Esa declaración, junto a
los comentarios espontáneos que surgen a lo largo de la reunión, es reproducida
textualmente en las Minutas de las reuniones, las cuales constituyen un documento
oficial del FMI y son editadas unos meses después, luego de que todos los expositores
dan su visto bueno al contenido de la transcripción. Tanto las declaraciones de los
directores como la Minuta se encuentran exclusivamente en idioma inglés, el idioma
25 Kendall STILES, 1HJRWLDWLQJ�'HEW«cit.
312
oficial del Fondo.26 Debido a que se trata de un documento de indudable autenticidad,
ya que lo edita el propio FMI, y de alto grado de confiabilidad,27 en tanto es una versión
taquigráfica que se edita sólo después de ser aprobada oficialmente por los directores
ejecutivos y la Gerencia, queda en evidencia que se trata de una fuente documental
primaria de destacada importancia para dar cuenta de los intereses de un país en relación
a un tema en discusión en el FMI. En tal sentido, en el presente trabajo se aborda la
fuente en base a las técnicas de análisis documental y de contenido.
Cabe destacar que el acceso ampliado a esta fuente privilegiada para el análisis del
proceso de toma de decisiones dentro del FMI se ha habilitado de manera reciente. El
año 1996 constituye el primer hito en la cronología del acceso abierto a las Minutas y al
resto de la documentación producida por el Fondo. En efecto, en ese año se abrieron los
archivos del organismo al público (hasta entonces estaban restringidos para funcionarios
e investigadores con muchas reservas), aunque con un embargo de 30 años,28 es decir,
sólo podían consultarse documentos anteriores 1966 que no estuvieran clasificados.
Hacia finales de la década de 1990 el Fondo enfrentaba fuertes críticas por su fallida
intervención en las crisis financieras del Sudeste Asiático, Rusia y, poco después, la
Argentina. Como una estrategia para aumentar su legitimidad, el Directorio Ejecutivo
lanzó una política de transparencia que se materializó en el aumento de la cantidad y
frecuencia de la difusión de documentos y la eliminación de diversas restricciones de
acceso al archivo, entre otras medidas.29 Así, en 2002 se permitió acceder a las Minutas
con más de 10 años de antigüedad y más próximamente �en 2009� se acortó el embargo
a 5 años.30 Además se facilitó notablemente el acceso a esos documentos, ya que
además de poder consultarse personalmente en la sede del FMI en Washington, pueden
26 El organismo publica traducciones de algunos documentos importantes como el Convenio Constitutivo, sin embargo en todos se aclara expresamente que la versión impresa en inglés es la única oficial. Ver By-Laws Rules and Regulations of the International Monetary Fund, Sec. II, C-13 a 16, 22nd Issue, May 2011. Disponible en http://www.imf.org/external/pubs/ft/bl/blcon.htm (consultado el 22/11/13). 27 Siguiendo a Topolsky, el análisis crítico de una fuente debe centrarse en el examen de su autenticidad y su fiabilidad. La primera implica el reconocimiento del tiempo de origen y el lugar al que refieren, mientras que la segunda refiere a la veracidad de la información contenida Jerzy TOPOLSKY, Metodología«�Sp. 335 y 343. 28 Decisión del Directorio Ejecutivo Nº 11.192-(96/2), 17 de enero de 1996. Consultar cronología en http://www.imf.org/external/np/arc/eng/archist.htm (consultado el 22/11/13). 29 (ULF�+(//(,1(5�DQG�%HVVPD�020$1,��³6OLSSLQJ�LQWR�2EVFXULW\"�&ULVLV�DQG�5HIRUP�DW�WKH�,0)´��CIGI Working Paper, núm. 16, 2007. Disponible en http://www.cigionline.org/publications/2007/2/slipping-obscuritycrisis-and-reform-imf (consultado el 25/11/13). 30 Decisiones del Directorio Ejecutivo Nº 12.882-(02/113), 13 de noviembre de 2002 y Nº 14.498-(09/126), 17 de diciembre de 2009.
313
descargarse desde el catálogo on-line habilitado recientemente31 y/o solicitarse por
correo electrónico.32 Resumiendo el espíritu de la reforma, el organismo destaca haber
cambiado su enfoque sobre la divulgación de información de uno que postulaba ¿por
qué divulgarla? a otro que resalta ¿por qué no?33
Por cierto, el cambio no estuvo exento de resistencias. La Nota Informativa Pública
divulgada por el Directorio luego de la reforma de 2009 indicó que si bien casi todos los
directores apoyaron la ampliación del acceso a los documentos del organismo como una
forma de aumentar la transparencia, algunos directores (en un número que puede
estimarse entre 2 y 4 de los 24)34 hubiera preferido no reducir el plazo de embargo a las
Minutas ya que podría afectar la franqueza en las discusiones del Directorio.35
3. El G7 y la convertibilidad
Hacia el final del año 2000 la economía argentina estaba afectada por una fuerte
inestabilidad económica. La crisis política desatada por la renuncia del vicepresidente
&DUORV�³Chacho´ Álvarez se tradujo en una disparada de la tasa de interés y una caída
de los depósitos que amenazaron con llevar a la cesación de pagos. Sin embargo, más
allá de la trascendencia que tuvo la renuncia del vicepresidente, la crisis financiera era
el resultado, fundamentalmente, del estancamiento estructural en el que estaba sumida
la economía y la incapacidad de la política del ajuste para resolverlo. Esto se comprende
porque cada nuevo ajuste conllevaba una caída de los ingresos públicos por la reducción
de la actividad económica, lo cual no hacía más que mantener la brecha fiscal.
A fin de fortalecer la posición externa e infundir un shock de confianza, el Gobierno
DFRUGy�FRQ�HO�)0,�HO�RWRUJDPLHQWR�GH�XQ�³EOLQGDMH´�ILQDQFLHUR��(O�UHFXUVR�FRQVLVWLy�HQ�
un paquete de financiamiento que incluyó una duplicación del crédito disponible en el
marco del acuerdo Stand-by vigente con el FMI a 14.000 millones de dólares, acuerdos
31 Puede accederse en http://www.imf.org/external/adlib_IS4/default.aspx. Vale aclarar que al momento de redactarse este trabajo ofrecía acceso a una base de datos preliminar, que no incluía la Minuta analizada. 32 Esta última alternativa fue la utilizada por el autor con resultados satisfactorios. 33 ,0)�� ³,0)� WR� ,QFUHDVH� $PRXQW DQG� 7LPHOLQHVV� RI� ,QIRUPDWLRQ´�� IMF Survey Magazine, January 8, 2010, http://www.imf.org/external/pubs/ft/survey/so/2010/POL010810A.htm (consultado el 25/11/13). 34 De acuerdo a la clasificación oficial de expresiones sumarias del Directorio Ejecutivo del FMI. Ver http://www.imf.org/external/spanish/np/sec/misc/qualifierss.htm, consultado el 25/11/13. 35 IMF, ³,0)� ([HFXWLYH� %RDUG� 5HYLHZV� WKH� )XQG¶V� 7UDQVSDUHQF\� 3ROLF\´�� Public Information Notice (PIN), Nº 10/04, January 8, 2010. Disponible en http://www.imf.org/external/np/sec/pn/2010/pn1004.htm (consultado el 25/11/13).
314
con el Banco Mundial y el BID sobre nuevos préstamos por 4.800 millones de dólares,
y un préstamo de España por 1.000 millones de dólares, lo cual totalizó casi 20.000
millones de dólares de nuevos fondos. Con el fin de conseguir un número lo más
impactante que se pudiera, el acuerdo se promocionó con la cifra de 40.000 millones de
dólares al incluirse dudosos compromisos del sector financiero para continuar
suscribiendo bonos.36 El Fondo otorgó créditos a la Argentina por 5.000 millones de
dólares, lo cual significó el primer desembolso realizado por el organismo hacia nuestro
país en poco más de tres años.
HaVWD�DKRUD��HO�RWRUJDPLHQWR�GHO�³EOLQGDMH´�IXH�interpretado como una expresión de
fuerte apoyo del FMI y las potencias centrales a la gestión económica del Gobierno, y la
expectativa de que existían probabilidades de revertir la recesión en el marco del
régimen convertible. Pero el acceso a las Minutas de la reunión del Directorio del FMI
donde se discutió tal asistencia, evidencia una situación más heterogénea. En efecto, de
la lectura de los testimonios de los representantes de los países centrales resaltan dos
hechos sobresalientes: primero, existían importantes diferencias al interior del G7, el
bloque de países industrializados más poderosos;37 segundo, el apoyo del FMI a la
Argentina fue posible gracias la existencia de un margen de autonomía del organismo
respecto de la posición de las potencias centrales.
En la sección siguiente se reproduce la parte más sustancial de las declaraciones de
los directores representantes de EE.UU., Japón, Alemania, el Reino Unido, Francia,
Italia y Canadá, relativa a su posición respecto de la continuidad del régimen de
FRQYHUWLELOLGDG�� HQ� GHILQLWLYD�� HO� REMHWLYR� ~OWLPR� GHO� RWRUJDPLHQWR� GHO� ³EOLQGDMH´��
Notablemente, se encuentran posiciones divergentes que pueden organizarse en cuatro
grupos. El primer grupo, que incluye a Japón, Canadá y Alemania, está conformado por
aquellos países que plantean críticas explícitas a la continuidad de la convertibilidad y
reclaman una salida. Por ejemplo, el director de Japón señala que habría que estudiar si
era apropiado mantener la convertibilidad, aún si se restablecía el crecimiento; mientras
que los representantes alemán y canadiense enfatizan la necesidad de estudiar políticas
monetarias alternativas.38
El segundo grupo incluye al Reino Unido y EE.UU., países que manifiestan críticas
implícitas a la convertibilidad. Aunque se intuye una disposición negativa, ésta se
36 Paul BLUSTEIN, $QG�WKH�PRQH\�NHSW�UROOLQJ« cit. 37 Integran el G7: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá. 38 El canadiense, incluso, llega a sugerir avanzar en una renegociación de deuda que incluya una quita.
315
refleja de manera indirecta. Así, el director inglés plantea que la ausencia de una política
monetaria independiente (condición necesaria de la caja de conversión) supone que las
autoridades no cuentan con todas las herramientas necesarias para restablecer el
crecimiento. Por su parte, la representante de los EE.UU., si bien manifiesta su apoyo,
destaca que la convertibilidad expone al país a los shocks financieros internacionales.
Finalmente, el tercer y cuarto grupo lo integran Italia y Francia, países que
manifiestan su apoyo explícito e implícito respectivamente a la continuidad de la
convertibilidad, reflejando el interés de las compañías concesionarias de servicios
públicos privatizados por mantener el valor en dólares de sus activos fijos y las altas
tarifas.39 Mientras que el director italiano se toma el tiempo para responder al alemán y
resaltar que ³QR�FUHtD�TXH�PRYHU� OD�SDULGDG� IXHUD�XQD�EXHQD�DOWHUQDWLYD´, el francés
apoya el acuerdo, notablemente, en base a criterios heterodoxos.
El acompañamiento de los directores representantes de los países en desarrollo, la
simpatía del FMI (ver el contrapunto entre el presidente interino de la reunión y el
director alemán al final de la Minuta) y el interés de varias potencias íentre ellas los
EE.UU.í por evitar el default y la caída de la convertibilidad, motivaron que el blindaje
fuera aprobado por unanimidad. Los criterios de votación del FMI, donde usualmente se
procura alcanzar posiciones comunes y la abstención es la manera en la cual se
manifiestan ±muy excepcionalmenteí los desacuerdos, contribuyen a comprender por
qué el grupo más crítico apoyó la propuesta.
4. Reflexiones finales
En el presente trabajo se plantearon dos objetivos. Primero, se examinó la pertinencia
y relevancia de las Minutas de la reunión del Directorio Ejecutivo del FMI como fuente
primaria para el análisis de la incidencia de los intereses de los países centrales sobre el
organismo; segundo, se presentó un análisis de las Minutas de la reunión del Directorio
del FMI, en la cual se votó el otorgamiento del ³blindaje´ a la Argentina en enero de
2001. Además del valor histórico que supone la reproducción de ese documento hasta
ahora inédito, el trabajo procuró aportar a la comprensión de cómo se toman decisiones
en el FMI, atendiendo a la incidencia de las potencias centrales sobre las decisiones del
39 Daniel AZPIAZU, Las Privatizadas (II). Ayer, hoy y mañana, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2005.
316
organismo. En ese sentido, pueden plantearse dos conclusiones a nivel teórico e
histórico respectivamente.
En primer lugar, deben matizarse aquellas interpretaciones que suponen al FMI como
una simple ³correa de transmisión´ de los intereses de las potencias centrales, por dos
motivos. Primero, porque en reiteradas ocasiones, y la analizada no es la excepción,
existen diferencias al interior de ese bloque de países; segundo, porque el FMI posee
intereses propios que en no pocas ocasiones, están en tensión con los de los países
dominantes.
Segundo, dado que a excepción de Italia y Francia el resto del G7 se mostraba
escéptico con la continuidad de la convertibilidad, debe enfatizarse el interés local y del
propio FMI como factor clave para comprender la continuidad por casi un año de ese
régimen ya insostenible en términos estructurales. Así, menos que una imposición
externa, habría que profundizar sobre los determinantes domésticos de esa decisión.
Ciertamente, el inmediato análisis de las Minutas correspondientes a las siguientes
revisiones en ese año, aparece como una tarea ineludible para ampliar nuestra
comprensión sobre una coyuntura decisiva de la historia económica reciente.
317
Documento del Fondo Monetario Internacional y no para uso público
Septiembre 28, 2001
Aprobación: 10/5/01
FONDO MONETARIO INTERNACIONAL
Minutas de la Reunión del Directorio Ejecutivo 01/5
9:00 a.m., enero 12, 2001
EBM/01/5 ± 1/12/01
>«@
1. ARGENTINA ± ACUERDO STAND BY ± REVISIÓN, AUMENTO, Y WAIVER SOBRE
CRITERIOS DE EJECUCIÓN
>«@
El Sr. Pickford y el Sr. Walsh [representantes de la silla del Reino Unido] enviaron la siguiente
declaración:
Estamos preparados para apoyar este programa. Si el programa es exitoso, pondrá de nuevo a la
Argentina en la senda hacia una posición sostenible en el mediano plazo.
Pero tenemos reservas significativas sobre las chances de éxito de este programa. Un regreso
temprano al crecimiento es vital, en particular restablecer la confianza doméstica e internacional. Pero sin
una política monetaria independiente, con poco margen para que la política fiscal sea eficaz, y
preocupación por la implementación de las reformas estructurales, no está claro que las autoridades
tengan todas las herramientas disponibles para hacer frente a los problemas que enfrentan.
El programa que se nos propone presenta con claridad riesgos sustanciales. Cualquiera de un número
de shocks adversos parece capaz de descarrilarlo, y dado que los supuestos clave que sustentan el
programa están cerca del límite de sostenibilidad, hay poco margen para el error, si es que este paquete
tiene éxito. Por lo tanto, será imperativo que tanto las autoridades como el Fondo monitoreen el
desempeño de manera aún más rigurosa de lo normal.
>«@
Aunque las autoridades han hecho esfuerzos considerables para aplicar el programa vigente, un
crecimiento menor al esperado ha minado la ya débil posición fiscal estructural. El apoyo financiero
internacional podría otorgar a la Argentina el tiempo necesario para hacer frente a sus debilidades
estructurales y restablecer el crecimiento sin enfrentar presiones externas indebidas.
Sin embargo, el actual esquema de políticas deja a la Argentina con sólo un limitado margen de
maniobra para responder a los shocks internos y externos, mientras que sus grandes y permanentes
Nota del autor: dado que se trata de un documento escrito originalmente en inglés, las fechas se indican de acuerdo al sistema anglosajón (mes, fecha y año).
318
obligaciones de deuda externa la dejan vulnerable a crisis financieras periódicas. La convertibilidad
excluye una política monetaria independiente, poniendo así la carga del ajuste económico en la política
fiscal y estructural. Pero, dado el crecimiento del stock de deuda, el margen de maniobra de la política
fiscal se ve limitada. La baja tasa de ahorro interno y los mercados nacionales de capital subdesarrollados
requieren de un continuo endeudamiento en los mercados internacionales, lo que deja expuesta a la
Argentina a los cambios en la confianza de los inversores internacionales (p. 12).
>«@
El Sr. Milleron y la Sra. Mateos y Lago [representantes de la silla de Francia] enviaron la siguiente
declaración:
>«@
Apoyamos plenamente la relajación del proceso de ajuste fiscal propuesta, con el fin de evitar la
imposición de un fuerte impulso fiscal contractivo sobre la economía en esta coyuntura. De hecho, somos
uno de los pocos que se declaró en esa dirección durante la última revisión, abogando por un aumento
mayor de las metas fiscales del que se proponía. Notablemente, los acontecimientos han demostrado que
estábamos en lo cierto: se espera que todas menos una de las metas fiscales correspondientes al final de
diciembre sean incumplidas por un amplio margen (p. 17).
>«@
El Sr. Toyama [representante de la silla de Japón] hizo la siguiente declaración:
>«@
Creo que destacar explícitamente la meta de alcanzar un patrón de crecimiento compatible con una
mejora de la posición externa debería contribuir a la comprensión del público y a obtener apoyo del
mercado para el programa. Esta priorización puede ayudar a evitar que el programa se extienda
demasiado y a otorgar flexibilidad si cambiaran las circunstancias.
Si estas medidas no obtienen el resultado deseado en la posición externa, es posible que una crisis
vuelva a ocurrir. Soy consciente de que en tal circunstancia, es posible que la dolarización gane más
terreno en la economía, lo que limitaría el impacto de una devaluación del peso. Es crucial estudiar cómo
hacer frente a esa situación de antemano, tomando en cuenta la proporción de las deudas denominadas en
dólares estadounidenses y de los contratos laborales cuyos salarios se denominan en dólares
estadounidenses.
Incluso si la economía argentina vuelve a una senda de crecimiento estable, será necesario estudiar
cuidadosamente si es apropiado mantener el actual régimen de convertibilidad. Me gustaría sugerir que el
staff estudie si el régimen de convertibilidad es infinitamente apropiado, y si no, ¿cuál sería una estrategia
de salida adecuada y qué condiciones políticas y económicas se requieren para tal salida?
Como resultado de tal estudio, la conclusión que podría alcanzarse es que el staff debería notificar a
las autoridades de las condiciones cualitativas para una salida al momento en que recomienden la
adopción de un régimen de convertibilidad como un régimen transitorio (p. 21).
>«@
El Sr. Bernes [representante de la silla de Canadá] hizo la siguiente declaración:
>«@
319
Vías posibles hacia delante si los riesgos del programa actual se materializan [el crecimiento no se
restablece]: la carga del servicio de la deuda y de las necesidades de divisas de Argentina son
extremadamente onerosas. De hecho, el cierre de los mercados internacionales de capital indica que están
empujando los límites de la sostenibilidad, si no es que están yendo más allá. El staff tiene razón en
resaltar el hecho que el programa sólo puede tener éxito si emerge una recuperación sostenida de la
confianza, y se recupera el acceso al financiamiento externo privado a tasas de interés mucho más bajas.
Si estas condiciones no surgen, sin embargo, las autoridades tendrán que considerar medidas alternativas
de política, ya que parece que es poco lo que las medidas convencionales de incentivo de la demanda
pueden hacer para traer alivio a partir de la situación. El marco de política macroeconómica tendrá que
ser examinado en un sentido más amplio, incluyendo el perfil de amortización de la deuda externa y el
marco de política monetaria (p. 27).
>«@
El Sr. Faini [representante de la silla de Italia] hizo la siguiente declaración:
>«@
El Sr. Zoccali ofrece una reconstrucción de los acontecimientos recientes con la cual no podemos estar
totalmente de acuerdo. La liberalización total de la cuenta de capital no puede considerarse por sí misma
el factor causal detrás de las dificultades financieras de la Argentina, como argumenta implícitamente. Si
bien no hay duda de que la apertura de la cuenta de capital ha expuesto a la economía a una mayor
probabilidad de contagio, la inestabilidad financiera ha afectado a la Argentina debido a las
incertidumbres en la implementación de políticas que al final han dado lugar a un cambio en las
expectativas de mercado. Uno no debe olvidar que un CBA [régimen de convertibilidad, por sus siglas en
inglés] impone exigencias severas sobre los políticos, y aún la simple incertidumbre sobre el compromiso
de las autoridades para mantener sus promesas se vuelve potencialmente muy riesgoso. Este fue
ciertamente el caso de Argentina. En segundo lugar, como hemos sostenido repetidamente en los debates
anteriores, Argentina perdió una oportunidad a mediados de la década de 1990 para poner su situación
financiera sobre una base más sólida, y más tarde fue obligada a perseguir un esfuerzo de consolidación
intenso en momentos en que la economía real atravesaba por un descenso cíclico. En lugar de echarles la
culpa a los mercados financieros internacionales, los argentinos deben aprender una lección de esta
experiencia y evitar los mismos errores en el futuro.
Volviendo más específicamente al programa económico, una implementación fiel del plan fiscal, en
todos sus aspectos, es clave para el éxito del programa (p. 52).
>«@
La Sra. Lissakers [representante de la silla de EE.UU.] hizo la siguiente declaración:
Apoyamos la decisión propuesta para hoy.
El programa que estamos apoyando es arriesgado. La economía argentina está tratando de recorrer
camino a lo largo de una senda angosta de crecimiento soportando una carga de deuda muy pesada. Pero
los riesgos se han identificado claramente y la combinación de ajuste y financiamiento incluida en este
nuevo acuerdo tiene una posibilidad razonable de mover a la economía argentina a una senda de
crecimiento más segura si el programa se ejecuta de una manera disciplinada.
320
Aunque los componentes de financiamiento y ajuste de este programa se pueden discutir por separado,
en los hechos, son inseparables. El régimen de convertibilidad deja a las finanzas argentinas totalmente
expuestas a las disciplinas de los mercados internacionales. En el pasado reciente, una combinación de
mala suerte y política torpe socavaron la credibilidad de Argentina en los mercados internacionales.
La retroalimentación negativa era fuerte y potencialmente desestabilizadora (p. 66).
>«@
El Sr. Donecker [representante de la silla de Alemania] señaló, en referencia a los comentarios del Sr.
Faini sobre la competitividad externa40, que nadie había considerado que una solución podría ser mover la
paridad cambiaria. El Fondo debería considerar todas las opciones, aún cuando a priori parecieran
impensables.
El Sr. Faini respondió que no creía que mover la paridad fuera una buena alternativa (p. 76).
>«@
El Sr. Donecker hizo la siguiente declaración:
>«@
Existen riesgos considerables, y el éxito no está garantizado. Bajo la convertibilidad, y sin
instrumentos monetarios independientes, la carga del ajuste recae, como todos sabemos, en las políticas
fiscal y estructural.
En el pasado, la Argentina se basó demasiado en el régimen de caja de conversión como un refugio,
sin reconocer plenamente o ser capaz de respetar las implicancias de atarse tan firmemente a una de las
monedas más fuertes del mundo. Nosotros advertimos acerca de esto en el pasado. Sin embargo,
apoyamos la posición del staff respecto que el abandono de la paridad con el dólar en la situación actual
implicaría un alto riesgo de overshooting, dada la situación presupuestaria ajustada y la creciente deuda
pública. Sin embargo, y lo digo en apoyo de Argentina, si los socios sociales, incluyendo a las autoridades
federales y regionales, no pueden conseguir actuar juntos con rapidez, si no están dispuestos a reconocer
plenamente la precaria situación de la economía y la necesidad de un más sostenido ajuste fiscal y
estructural en la línea de la estrategia acordada, el Gobierno debería reaccionar; o tendrá que encontrar
una estrategia de salida de la paridad.
El Fondo no puede permitirse el lujo de apoyar, y los inversores privados extranjeros y acreedores no
apoyarán, políticas insostenibles en cualquier país. No hay lugar para la complacencia en el caso de
Argentina, en particular, y una clara necesidad de amplio apoyo público a las políticas decisivas. Tomo un
poco de consuelo el hecho de que las autoridades argentinas han demostrado ser muy competentes en el
manejo de situaciones difíciles en el pasado. Sin embargo, una implementación enérgica de las medidas
acordadas será esencial.
>«@
Por último, me uno a otros oradores para instar a las autoridades a que se adhieran a la estrategia de
ajuste. Incluso si las condiciones externas pudieran llegar a propiciar la recuperación, y esperamos que
ocurra, no hay espacio para debilitar los esfuerzos de ajuste en el área fiscal y estructural. La situación
40 N. del T. Faini había dedicado buena parte de su presentación a promover posibles vías para mejorar la competitividad externa de la economía argentina, pero como expresión de su interés por mantener la convertibilidad, en ningún momento hizo referencia a la que parecía la más razonable por entonces: salir del régimen de caja de conversión y de la paridad fija.
321
general es altamente vulnerable y se debe intervenir sin demora para evitar una repetición de la crisis en
el cuarto trimestre de 2000 (p. 78-80).
>«@
El presidente interino hizo las siguientes declaraciones concluyentes:
>«@
Sobre la cuestión del tipo de cambio, el Sr. Donecker ha hablado correctamente. Es el problema más
complejo al que el Fondo se enfrenta. No es que el Fondo no piensa en cómo hacer frente a este
problema; es sólo que no hay muy buenas soluciones en el momento actual (p. 87)
ARCHIVOS / BIBLIOTECAS /
MUSEOS / COLECCIONES
* Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 323-338 ISSN 1853-4503
Avances en la organización e historia institucional de fondos judiciales. Archivo Histórico Regional - Universidad Industrial de Santander
Ivonne Suárez Pinzón*
Luis Carlos Mateu*
Diego Escamilla*
Laura Rojas*
José Fernando Enciso*
Resumen Este trabajo de investigación archivística pretende contribuir al mejor conocimiento y difusión de
los fondos judiciales conservados en el Archivo Histórico Regional de la Universidad Industrial
de Santander, cuya reorganización hemos iniciado, ofreciendo una visión de los resultados del
proceso, para hacerla útil a los usuarios. Se aportan algunos datos sobre el ingreso de los fondos
en el Archivo, de su estudio individualizado y de las instituciones que los han generado, dando a
conocer el tratamiento archivístico del cual han sido objeto. Lo fundamental es el aporte al
conocimiento de la historia institucional que se ha logrado con la organización de una pequeña
parte de los fondos judiciales allí conservados (tan sólo 30 metros lineales que cubren los anos de
1903 a 1979), tarea que se espera continuar en el futuro inmediato para avanzar en la
conservación e historia del patrimonio documental proveniente de las instituciones judiciales.
Palabras clave: archivo judicial - fondos judiciales - historia institucional - Colombia
Abstract This archival research work aims to contribute to better understanding and dissemination of
judicial funds preserved in the Historical Regional Archives of the Universidad Industrial of
Santander, reorganization which we have initiated, providing an overview of the results of the
process, to make it useful to the users. Some data on the income of the funds are provided in the
324
file, their individualized study and the institutions that have generated them, informing the
archival treatment which have been subjected. The bottom line is the contribution to the
knowledge of the institutional history has been achieved with the organization of a small portion
of funds retained legal there (only 30 linear meters covering the years since 1903 to 1979), task
that is expected to continue in the immediate future to advance the conservation and history of
coming documentary heritage of the judicial institutions.
Key words: legal file - legal funds - institutional history - Colombia
Fecha de recepción: 03/08/2013
Fecha de aceptación: 08/11/2013
Introducción: la importancia de los fondos judiciales para la administración de justicia
La situación de los documentos judiciales en el país, especialmente los que se
encuentran como fondos acumulados, se caracteriza por el descuido estatal y el olvido
irreparable al que los somete la sociedad en general. Cuando las circunstancias son
menos severas y se ha logrado darles a estos fondos cierta organización, las ausencias
de criterios archivísticos y de políticas perdurables completan el panorama desalentador
de estos acervos.
Por otro lado, son pasmosas las coincidencias de la justicia colombiana de los
últimos 100 años. Desde 1909 hasta la actualidad, la justicia en el país tiene un doble
cronómetro: rapidísima para los ciudadanos prestantes de la ciudad, pero lenta, a veces
inexistente, para el común de los pobladores. La cantidad de procesos que prescriben es
alarmante. De la impunidad ni se diga. Pleitos en delitos como lesiones personales y
robo podían durar más de diez años y aun así no darse por concluidos. Así, la realidad
de la justicia colombiana durante más de un siglo es desalentadora, tal como lo señala El
Espectador ³probabilidad de condena de 20%, para el caso de homicidios de solo el 3%;
impunidad en casos de violencia sexual de 98%; 350 municipios sin jueces; sexta
justicia más lenta del mundo y tercera más lenta en América Latina; 4 años promedio la
325
duración de un proceso; reformas judiciales que siguen amparando a los prestantes,
entre otros.´1
La perennidad de estas características en el aparato judicial colombiano, contrastan
con la gran cantidad de normas que al respecto se han dictado. Esta crisis crónica
amerita hoy más que nunca volver la mirada a los fondos documentales judiciales.
6HJ~Q�-DYLHU�*XHUUHUR�%DUyQ�³XQD�MXVWLFLD�TXH�QR�SXHGH�DSR\DUVH�HQ�OD�KLVWRULD�MXGLFLDO�
para aprender de sus fallas y de sus aciertos, es una justicia doblemente ciega y esto no
se puede haFHU�VLQ� ODV� IXHQWHV�SULPRUGLDOHV�� ORV�DUFKLYRV�´2 El mismo Aguilera acierta
cuando afirma que uno de los errores de la justicia colombiana es persistir en la
IRUPDFLyQ�GH�DERJDGRV�\�IXQFLRQDULRV�MXGLFLDOHV�³GLHVWURV�HQ�HO�PDQHMR�GH�ODV�QRUPDV��
pero poco inclinados a reflexionar sobre su disciplina o sobre el funcionamiento y las
prácticas de la justicia en ColombLD�´3
Los fondos judiciales en el contexto colombiano
La justicia es sin duda uno de los pilares de las sociedades modernas. Está
constituida por los diversos testimonios que fundamentan las decisiones de los jueces y
magistrados, que están íntimamente ligados a sus soportes documentales. Por ello los
archivos judiciales responden a una misión vital de la organización de las sociedades.
Sin ellos la toma de decisiones informadas y justas adolecería de un respaldo suficiente
y la investigación histórica se vería en una encrucijada.
A pesar del incalculable valor de los documentos judiciales, en Colombia los
archivos de la justicia sólo recientemente han emprendido un conjunto de prácticas en
favor de la organización, recuperación y racionalidad de la gestión documental judicial,
siguiendo la legislación archivística generada a partir de la Ley 594 del 2000, acciones
que empiezan a materializarse en los primeros procesos de organización de la gestión
documental adelantada directamente en las oficinas de justicia. Éstas han recibido las
directrices dadas en el Módulo de Técnicas de Archivo redactado por Carlos Ortiz
1 ³/D� UHDOLGDG�GH� OD� MXVWLFLD� HQ�&RORPELD´, El Espectador, Redacción política, julio 18 de 2012, URL: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-361051-realidad-de-justicia-colombia 2 Luis WIESNER y otros (comps.), Los Archivos Judiciales en Colombia, Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), 2002, p. 43. 3 Ibid., p. 52.
326
Narváez en el 2006,4 construido a partir de los instrumentos técnicos normalizados por
el Archivo General de la Nación, rector de los archivos en Colombia. Sin embargo,
como ocurría antes de su aparición, en estas oficinas los documentos inactivos siguen
estando desatendidos archivísticamente, formando verdaderos fondos acumulados que
con el tiempo podrán correr caminos similares a los vividos por los fondos históricos
más antiguos que fueron abandonados a la destrucción en los sótanos de los palacios de
justicia. Los problemas a los que se enfrentan los archivos judiciales son,
SULQFLSDOPHQWH�� OD� IDOWD� GH� HVSDFLR�� PHGLRV� \� SHUVRQDO�� H� ³LQYLVLELOLGDG´�� no se ve lo
acuciante que es invertir en ellos y la administración no los atiende.
Una parte importante y muy representativa de la documentación más antigua fue
recuperada entre las décadas de 1970 y 1990 por algunas personas que la salvaron para
sus instituciones; allí tuvieron que conservarla en lugares improvisados donde, a pesar
de no contar con las condiciones técnicas necesarias, se logró el salvamento de
volúmenes significativos de documentos, la mayor parte de ellos en muy mal estado de
conservación por las condiciones de abandono en las cuales se tenían en los citados
sótanos o en espacios mal cerrados, a veces recibiendo sol y agua filtrada por los
ventanales, afectados gravemente por la humedad, arrumados entre el polvo, los
insectos y los roedores, próximos a cañerías de desagüe y cloacas, con deficiente
iluminación y amontonados con todos los útiles de oficina dados de baja. El personal
encargado, carente de formación y sensibilidad archivística, no valoraba los documentos
allí existentes; era común que el empleado de Archivo fuese escogido entre los menos
capacitados. Sucedía en los archivos del país lo mismo que en un momento se
denunciaba frente a los archivos de Ávila, en España: generalmente sin extintores de
incendios, ni protección alguna contra robos o humedades, muy frecuentes en los
sótanos de algunos edificios judiciales de cierta antigüedad y sin una adecuada
limpieza.5
Según entrevista dada por Armando Martínez Garnica, en los inicios de los noventa
un grupo de historiadores logró recuperar el archivo judicial que se encontraba en el
Palacio de Justicia de Bucaramanga, para incorporarlo al Archivo Histórico de la
Universidad Industrial de Santander y evitar la pérdida definitiva de dicha 4 Carlos ORTIZ NARVÁEZ, Módulo de aprendizaje en Técnicas de Archivo. Organización de Archivos de Gestión Administrativos y Judiciales, Bogotá, Consejo Superior de la Judicatura, Escuela Judicial Rodrigo Lara Bonilla, 2006, 183 p. 5 Julián SÁNCHEZ MELGAR, Algunos aspectos de la problemática de los archivos judiciales, Madrid, Presidencia de la Audiencia Provincial de Ávila, Biblioteca del Ministerio de la Presidencia, Boletín 1750, año XLIX, núm. 1750, jul. 1995, pp. 145-150 y 148.
327
documentación. El 2 de mayo de 1991 HQWUy�HQ�YLJHQFLD�HO�³&RQYHQLR�GH�FRODERUDFLyQ�
conjunta para la custodia, estudio, restauración y mantenimiento de archivos históricos
de la Rama Jurisdiccional firmado entre el municipio de Bucaramanga, el Centro de
Documentación e Investigación Histórica Regional CDIHR de la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Industrial de Santander, el Centro de Investigaciones de la
81$%�\�OD�RILFLQD�GH�OD�&DUUHUD�-XGLFLDO�GH�%XFDUDPDQJD�´�)XH�ILUPDGR�HQWUH�$OIRQVR�
Gómez Gómez, Alcalde Mayor, Rafael Serrano Sarmiento, representante legal de la
Universidad Industrial de Santander, Gabriel Burgos Mantilla, representante legal de la
Universidad Autónoma de Bucaramanga y Antonio María Rangel Niño, de la oficina
seccional de la Carrera Judicial.
Una vez trasladados los documentos a la Universidad Industrial de Santander, se
procedió a organizarlos. Era la época en la cual historiadores bien intencionados pero
desconocedores de los principios de organización archivística, se preocupaban por la
documentación que pudiese convertirse en fuente de la investigación y, ligado a ello,
por su salvamento. Aplicando la metodología positivista de la investigación histórica,
estos historiadores se dieron a la tarea de dirigir a los estudiantes para proceder a la
clasificación de los documentos siguiendo temáticas definidas por la tipología delictual,
ordenando luego cada tipo cronológicamente. Se generó entonces una desarticulación de
los archivos, los fondos de cada oficina se mezclaron unos con otros y se produjo
incluso la desarticulación de los expedientes, ya que la documentación incluida en un
mismo expediente se dividió para hacerla corresponder a la cronología anual
determinante de la ordenación.
Caminos similares de salvamento vivieron otros archivos judiciales en el país. Los
procesos de los tribunales Superior y Administrativo de Boyacá y de los despachos
judiciales y Administración Judicial del Distrito de Tunja, que por mucho tiempo
estuvieron guardados en el sótano del edificio de los juzgados, fueron puestos al
servicio en Tunja en el año 2002, en un nuevo archivo histórico centralizado con cerca
de cien mil procesos judiciales que datan de 1870, organizados gracias a los aportes del
Banco Mundial y mediante un convenio inter-administrativo firmado entre el Consejo
Superior de la Judicatura y la Universidad Industrial de Santander. Nuevamente primó
el concepto de los historiadores de ordenar combinando tipología delictual y cronología.
Para su estudio y análisis, los casos penales, de familia, administrativos y laborales,
quedaron desde entonces a disposición de los investigadores, docentes, alumnos y el
público en general. Jazmín &KDSDUUR� GHFtD� HQWRQFHV� TXH� ³(O� ILQ� HV� TXH� OD� FLXGDGDQtD�
328
pueda aprovechar toda esta historia desconocida y se sepa cómo se ejercía el derecho
DQWLJXDPHQWH� \� FyPR� VH� YLHQH� KDFLHQGR� HQ� ODV� ~OWLPDV� GpFDGDV�´6 Por su parte, la
Universidad Nacional de Medellín, Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
procedió a organizar los fondos salvados de los sótanos del antiguo Palacio Nacional en
1985, formando el Archivo Histórico Judicial de Medellín, el cual consta
aproximadamente de 12.000 expedientes de juicios civiles y criminales. Los más
antiguos corresponden a los siglos XVII y XVIII y se originaron en la Alcaldía de la
Villa de la Candelaria de Medellín, pues en el período colonial los alcaldes reunían las
funciones judiciales y administrativas. La jurisdicción de la Villa abarcaba la totalidad
del Valle de Aburrá y por esta razón en el archivo reposan documentos de sitios que
desde el siglo XIX se convirtieron en municipios independientes. El Archivo está
abierto al público en general y su contenido constituye un valioso acervo documental
para la investigación. La información sobre el siglo XX se extiende hasta la década de
los sesenta. Los expedientes judiciales más comunes corresponden a los juicios de
sucesión, juicios criminales y juicios ejecutivos. Desde agosto de 1994 se ha venido
realizando un trabajo de descripción de los expedientes para facilitar ubicación y
consulta con el sistema ISIS.7
Por otra parte, el Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la
Universidad del Valle, financiado por la Fundación Rockefeller, asumió la organización
y microfilmación de la documentación regional que logró salvar con el fin de brindar a
los estudiantes de historia y a los investigadores de todas las latitudes un acervo
documental para impulsar la carrera de historia y los estudios regionales. Cuentan en su
archivo entre otros, con los Archivos Judiciales que reposaban en ese entonces en el
Juzgado Primero Civil del Circuito de Buga, desde el siglo XVI hasta mediados del
Siglo XIX.8 Otro tanto hizo la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la
Universidad del Cauca en el año de 1970, cuando organizó el Archivo Histórico en el
6 Jazmín Chaparro, jefe administrativa de la Administración Judicial, citado por: NULLVALUE, ³Procesos judiciales serán archivo histórico´, El tiempo.com, 24 de mayo de 2002, URL: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1382523. 7 Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín, Centro de Cultura, Bloque 41- 1er piso, URL: http://docencia.udea.edu.co/metodologiaIV/historico.html 8 Archivo Departamento de Historia, Edificio 386, espacio 1003. Ciudad Universitaria- Meléndez, Teléfono +57 2 3334924. Fax 3334924, Universidad del Valle, Cali, Colombia, 2008, URL: http://historia.univalle.edu.co/ArchivoMicrofilm.html
329
Centro de Investigaciones Históricas José María Arboleda Llorente, el cual agrupa
documentos judiciales de Popayán y el Cauca.9
Experiencia de la ordenación del fondo judicial del Archivo Histórico Regional de la UIS (1ª Fase)
El fondo judicial del Archivo Histórico Regional de la UIS es un acervo documental
que alcanza cerca de 400 metros lineales. Se compone básicamente de expedientes
judiciales, denotando con ello algunas de las limitaciones para la elaboración de una
historia institucional del sistema judicial, pues los expedientes judiciales son solo una
serie documental de las muchas que pudo producir cada uno de los juzgados. Siguiendo
el trabajo de Blanca Ofelia Acuña y Germán Alberto Amaya en lo que respecta a la
organización de los archivos judiciales de Tunja, junto con los expedientes judiciales los
juzgados produjeron otros grupos de documentos como libros radicadores, nóminas,
contratos, cuentas de cobro e informes.10 Esta documentación, vital para la comprensión
del funcionamiento cotidiano de las entidades judiciales, se encuentra totalmente
ausente del fondo judicial conservado en la UIS. Por otra parte, es necesario advertir
que el fondo judicial al que nos estamos refiriendo representa una parte muy mínima de
la producción documental del sistema judicial en su conjunto. En la presente
investigación, los 30 metros lineales de documentación corresponden con una parte de
aquellos entes judiciales o juzgados que les competía procesar algunos delitos penales;
nada sabemos, hasta ahora, de la administración de justicia de los delitos civiles. De
acuerdo a la información referida en varios expedientes, los juzgados penales y civiles
compartían la administración de justicia con otros entes instituciones como los juzgados
de menores y los juzgados militares, sobre los que, por ahora, tampoco identificamos
documentación en el fondo judicial de la UIS.
Los proyectos que en un principio pretendieron ordenar este fondo documental no
asumieron el criterio archivístico del orden de procedencia, sino que comenzaron a
organizar los expedientes judiciales en base a tipos delictuales. Siendo así, la parte del
fondo judicial que se tomó para ser ordenada en la presente investigación fue la
9 Archivo Histórico Universidad del Cauca, URL:http://www.unicauca.edu.co/versionP/servicios/archivo-historico 10 Luis WIESNER y otros (comps.), Los Archivos«cit., p. 77.
330
constituida principalmente por los delitos asociados a lesiones personales y robo. Sin
embargo, se ha encontrado que incluso este criterio de tipología delictual fue bastante
arbitrario, pues ni siquiera se ciñó al delito juzgado en el proceso sino que se limitó a la
comprensión de quienes lo organizaron de dicha manera. Es el caso, especialmente, del
delito de lesiones personales, que sólo hasta 1938 pasó a llamarse de tal forma, pues
antes de esta denominación tenía la de heridas, golpes y malos tratamientos. Es decir, a
pesar que el delito de lesiones personales no existía antes de 1938, quienes ordenaron el
fondo documental lo tomaron como criterio organizativo.
En el caso de los expedientes clasificados bajo el criterio del delito de robo, se ha
encontrado que una parte de éstos en realidad corresponden al delito de hurto. Como se
sabe, el primero se trata de la sustracción de bienes ajenos en el que se usa la violencia
en contra de personas o de cosas; el segundo corresponde al mismo delito de sustracción
pero sin el uso de la violencia o de hechos de violencia.
Etapas del proceso de organización de los documentos
El proceso de organización pasó por diferentes etapas. El primer paso fue fichar los
expedientes aplicando un formato determinado. En esta etapa se tomaron diferentes
datos para efectuar una descripción documental que tenía como objetivo principal
identificar la entidad productora de los documentos, es decir, identificar el juzgado de
competencia de cada proceso.
Se asumió que la entidad productora de cada expediente era el juzgado de
competencia, pues esta fue la institución que se encargó de llevar a cabo el proceso
judicial, hasta producir los fallos de sobreseimiento, prescripción, condena, absolución o
ejecución de la pena de la persona o personas sindicadas. Tal como lo hemos indicado
anteriormente, aunque el expediente está compuesto por una variedad de documentos
que son producidos por diferentes entidades, éste debe ser asumido como un documento
único. Este conjunto de documentos es acopiado con el único fin de servir a la
institución judicial para que ésta resuelva el proceso judicial a que hacen referencia.
Finalmente es el juzgado de competencia quien archiva el proceso y con ello el
expediente.
Ya establecido el criterio para establecer la entidad productora, en una segunda etapa
se procedió a clasificar los expedientes de acuerdo a los juzgados de competencia
331
identificados. En esta etapa se tuvieron que resolver algunos problemas, pues no era
transparente e inmediata la identificación del juzgado de competencia. En algunos
casos, se verificó en los expedientes el traslado del proceso de uno a otro juzgado hasta
clarificar a quien correspondía el conocimiento del caso, de tal manera que el primer
juzgado que radicaba el proceso no necesariamente era el juzgado de competencia del
proceso. Otro de los problemas resuelto fue el relacionado con el cambio que implicó la
desaparición de algunos juzgados y la creación de otros, luego de algunas reformas en la
organización del aparato judicial. Otro obstáculo fue la necesidad de agrupar varios
expedientes, cuyos componentes ±o cuadernos± habían sido separados y ubicados en
cajas diferentes.
Después de este proceso de clasificación se llevó a cabo una tercera etapa de
ordenación de los expedientes a nivel interno de las diferentes entidades productoras
(juzgados), buscando aplicar en este caso el principio de orden natural. Este fue
determinado por dos criterios: la fecha de radicado del expediente en el juzgado
competente y el número de radicado en el mismo. Estos fueron escogidos en oposición a
otros que bien habrían podido tener una razón lógica, pero que no corresponderían a
patrones de ordenación archivística de los que se había partido cuando se estableció el
juzgado de competencia como entidad productora. Los dos criterios descartados fueron:
la fecha inicial del expediente, que en el conjunto de documentos corresponde a la
puesta del denuncio del delito y la fecha de archivado del proceso judicial.
En seguida del proceso de ordenación se procedió al retiro de los ganchos y la
ubicación de cada expediente en carpetas blancas. El proceso de foliación no se
emprendió debido a que, como lo hemos apuntado, el fondo judicial se encuentra
desarticulado por la ordenación temática delictual que tuvieron a bien los anteriores
proyectos de ordenación; previendo que la Universidad apruebe próximas fases para la
total organización de la documentación que compone este fondo, creemos que en dichas
fases muy seguramente se encontrarán partes de los expedientes judiciales que en esta
primera fase se organizaron, haciendo infructuosa la foliación que en el presente se
pudiere hacer.
Finalmente, cada expediente fue registrado en un formato de inventario. Este
formato, además de cumplir con los ítems requeridos por el Formato de Inventario
Único Documental del Archivo General de la Nación,11 registra aspectos de descripción
11 Ver: http://www.archivogeneral.gov.co/?idcategoria=2339
332
documental que robustecen el catálogo que se ha de entregar con toda la documentación
de fondo correctamente organizada. Este catálogo será una buena herramienta para la
investigación social desde los diferentes ámbitos de estudio.
Descripción documental
En el proceso de organización se han podido identificar dieciocho juzgados, que han
sido asumidos como entidades productoras de los expedientes judiciales. La existencia
de estos juzgados no es contemporánea. Durante los 75 años que abarca este acervo de
documentos judiciales, entre 1903 y 1979, se sucedieron reformas a la organización del
sistema judicial que eliminaron juzgados y crearon otros. Estos cambios en los juzgados
implicaron que los procesos judiciales llevados por los juzgados que se eliminaban
fueran transferidos a los nuevos juzgados.
Observando la documentación se hacen evidentes tres reformas. La primera de ellas
en el año de 1938, en el mes de febrero, cuando aparecen los Juzgados 1° Municipal y
2° Municipal, reemplazando al Juzgado Municipal. En este mismo corte, pero en el año
de 1937, aparecen los Juzgados Penales de Circuito, que sustituyen la competencia de
los Juzgados de Circuito. Hacia el año de 1945 los Juzgados 1° y 2° Municipal
desaparecen y dan paso a los Juzgados Penales Municipales, en la documentación que
se está organizando se han encontrado el Juzgado 1° Penal Municipal y el Juzgado 2°
Penal Municipal. Por último, en el año de 1967, los procesos llevados por los juzgados
penales del circuito son tomados por los Juzgados 4° Penal Municipal y 6° Penal
Municipal.
Los juzgados encontrados en la documentación de los expedientes judiciales pueden
ser organizados en tres ámbitos jurisdiccionales: el municipal, el de circuito judicial y el
de distrito judicial. Así clasificados se pudieron identificar los siguientes juzgados: en el
ámbito de jurisdicción municipal de Bucaramanga:
x Juzgado Municipal
x Juzgado 1° Municipal
x Juzgado 2° Municipal
x Juzgado 1° Penal Municipal
x Juzgado 2° Penal Municipal
333
x Juzgado 1° Civil Municipal
x Juzgado 4° Penal Municipal
x Juzgado 6° Penal Municipal
En el ámbito de la jurisdicción del circuito judicial de Bucaramanga:
x Juzgado 1° del Circuito
x Juzgado 3° del Circuito
x Juzgado 4° del Circuito
x Juzgado 2° Penal del Circuito
x Juzgado 3° Penal del Circuito
En cuanto al ámbito del distrito judicial asentado en Bucaramanga se encontró que
este sufrió cambios en su jurisdicción en los años anteriores a la reforma judicial del año
de 1936. La relación de los juzgados superiores de distrito judicial es la siguiente:
x Juzgado Superior del Distrito Judicial del Norte. Fin de la Guerra de los Mil ±
1905.
x Juzgado Superior del Distrito Judicial de Santander. 1905 ± 1907.
x Juzgado Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga. 1908 ± 1923.
x Juzgado 1° Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga. Desde 1923
x Juzgado 2° Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga. Desde 1923
x Juzgado 3° Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga. Desde 1923
x Juzgado 4° Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga. Desde 1923
Componentes del Expediente judicial
En cuanto a la conformación o la estructura del expediente se pueden identificar tres
componentes: en primer lugar hay un conjunto de documentos que conforman la
instrucción del sumario o el sumario, que corresponde a la investigación necesaria para
calificar la competencia del proceso, es decir el tipo de delito, su gravedad y
jurisdicción que establece el juzgado competente para adelantar la investigación
judicial. En la instrucción se acopian los siguientes documentos:
x Denuncio
334
x Auto cabeza de proceso: En este documento, la entidad encargada de la
instrucción asume la investigación y ordena la realización de pruebas de diferente tipo.
x Declaraciones de los testigos
x Indagatorias
x Careos
x Reconocimientos médicos (adelantados por peritos médicos o por el Instituto de
Medicina Legal).
x Solicitud y recepción de antecedentes judiciales: los antecedentes judiciales son
solicitados a las autoridades judiciales, policiales y municipales.
x Informes de los detectives
Así como sucede con los juzgados, durante el transcurso de los 75 años que abarca la
investigación, se pudo observar cambios en las entidades encargadas de realizar la
instrucción del sumario. En primer lugar, para Bucaramanga (hasta una fecha que no
hemos podido determinar con exactitud), pero principalmente para los otros municipios
del distrito, fueron la Alcaldía o las Inspecciones de Policía las entidades encargadas de
realizar la instrucción. No obstante, se pudo observar que mientras otros municipios
mantuvieron la instrucción a cargo del alcalde o el jefe de policía de las respectivas
inspecciones, en Bucaramanga apareció la Oficina de Investigación Criminal, entidad a
la que la Alcaldía y las Inspecciones de Policía remitían los denuncios para que ésta
completara el sumario. Con el pasar de los años, por lo menos en Bucaramanga, dicha
oficina ya había desplazado a la Alcaldía y a la Inspección de Policía, para encargarse
ella misma de la recepción de los denuncios. Sin embargo, para el año de 1945, las
oficinas de investigación criminal serán reemplazadas por los Juzgados de Instrucción
Criminal, que asumirán funciones similares a la entidad anterior, pero cuya
especificidad con respecto a las mencionadas oficinas todavía desconocemos. Con esto
se evidencia que el dinamismo al interior del sistema judicial era una situación orgánica
y no comprometía solamente a los juzgados propiamente dichos.
El siguiente componente del expediente judicial es el que corresponde a la etapa en
la que el juzgado de competencia avoca conocimiento del proceso, que le es remitido
desde la entidad que ha hecho la instrucción. En esta etapa del proceso, el juzgado, en
caso de que el juez considere que la instrucción se encuentre incompleta, ordena la
perfección del sumario mediante indagatorias, declaraciones, solicitud de pruebas y
335
antecedentes judiciales. En esta etapa el juzgado produce diferentes tipos documentales
tales como:
x Auto en el que se avoca conocimiento del proceso: En este documento el
juzgado reconoce la competencia para juzgar a la persona sindicada.
x Auto de apertura de causa criminal: El juzgado determina, con base en las
pruebas recopiladas hasta el momento que hay lugar a seguimiento de causa.
x Auto de sobreseimiento temporal o definitivo: El juzgado determina, con base en
las pruebas recopiladas hasta el momento que no hay lugar a seguimiento de causa.
x Auto de apertura a prueba: El juzgado fija el término para que la persona
sindicada y su apoderado presente pruebas para el concepto de sentencia. Igualmente se
fija el tiempo para la celebración de la audiencia.
x Auto de prescripción del proceso: Con este auto el juzgado, con base en el
vencimiento del tiempo del proceso, prescribe la acción judicial.
x Celebración de audiencia
x Auto de sentencia: Después de celebrada la audiencia, y con base en el concepto
de los jurados, de la Fiscalía y la Personería, el juzgado da el fallo de sentencia y
establece la pena.
x Auto de ejecución de la pena: Luego que el juzgado de segunda instancia haya
confirmado o modificado la pena, el juzgado competente emite este auto para ratificar la
pena impuesta.
x Auto de prescripción de pena: Documento expedido por el vencimiento del
tiempo de cumplimiento de la pena, sea que esta haya sido cumplida o no por el
sentenciado.
Además de estos documentos, también están los generados por la Personería
municipal, que emite conceptos en diferentes partes del proceso.
El tercer componente es el relacionado con los documentos generados por la segunda
instancia judicial de los procesos. A ella llegan las apelaciones por privación de la
libertad, por la apertura de causa criminal a los sindicados y por sentencias
condenatorias; las consultas de los fallos de sentencia de los juzgados de competencia;
las de los fallos sobre beneficios de libertad condicional y las de prescripción del
proceso y de la pena; y los conflictos por competencias entre los diferentes juzgados.
336
Las relaciones de segunda instancia o de superioridad entre los juzgados se pueden
resumir en el siguiente cuadro:
Tabla 1
Juzgado de competencia (1ª instancia) Superioridad (Juzgado de 2ª instancia) Juzgados Municipales Juzgados de Circuito Juzgados de Circuito Tribunal Superior Juzgados Superiores Tribunal Superior
Juzgados Penales Municipales (hasta 1965) Juzgados Penales de Circuito Juzgados Penales Municipales (1965 ± 1975) Tribunal Superior
Juzgados Penales de Circuito Tribunal Superior
Gráfico 1
Esquema básico del flujo del proceso judicial una vez asumido el proceso por parte del juzgado de
competencia
Se fija la fecha de la Audiencia
Auto de Apertura de causa criminal
Auto de Apertura a prueba
Celebración de Audiencia pública
Se fija el término de prueba
Auto de Sentencia de primera instancia
Fallo de segunda instancia
Puede ser apelada, y en todo caso se consulta a
la superioridad
Esta providencia puede ser apelada
Si la sentencia es condenatoria, el
Juzgado de competencia envía
fallos al Departamento de Establecimiento de Detención y Medidas
de Seguridad del Ministerio de Justicia.
Este Departamento envía la siguiente
Resolución
Resolución de establecimiento
carcelario
Auto de beneficio de libertad condicional
El penado puede pedir libertad condicional
Puede ser apelada, y en todo caso se
consulta a la superioridad
Fallo de segunda instancia
Archivo del proceso
337
Conclusiones
Los fondos judiciales representan una oportunidad interesante para el desarrollo de
estudios interdisciplinarios: archivistas, abogados e historiadores tienen en esta
documentación un importante espacio de reflexión común, que no solo puede enriquecer
a las distintas disciplinas, teórica y metodológicamente, sino además aportar a las
soluciones de las problemáticas judiciales del país.
Pero además de las reflexiones propiamente jurisprudenciales, los documentos
judiciales también son hoy un elemento importantísimo para las reivindicaciones de
movimientos sociales, especialmente los conformados por víctimas. Para el caso del
conflicto armado interno en Colombia, donde el derecho a la verdad y a la memoria,
están legalmente constituidos, es imperativo tomar la organización de los documentos
judiciales muy en serio. Si bien delitos como el desplazamiento forzoso, las masacres, la
tortura, la desaparición forzada, el secuestro y otros delitos relacionados al referido
conflicto, no han sido captados por el sistema judicial como se debería, no se puede
obviar que han existido instancias judiciales a las que muchos perjudicados han
acudido, produciéndose así una documentación valiosísima para los intentos de
construcción de memoria. Perder de vista el rol de memoria que juegan los fondos
judiciales y no acuciar su ordenación archivística, podría llevarnos a situaciones como
la de 1967, cuando por decreto se ordenó la eliminación, por razones de Estado, de
buena parte de la documentación sobre la violencia bipartidista entre los años 1948 y
1957.12
El tema de memoria está ligado inevitablemente con la investigación histórica, no
obstante, en los fondos judiciales, los campos de estudio histórico no se limitan
solamente a los procesos de rememoración propiamente dichos. Autores como Guerrero
y Aguilera ya han apuntado la trascendencia que estos documentos tienen para la
llamada historia social en Colombia, pues es en ellos dónde se encuentran,
lamentablemente siempre bajo la lupa criminal, algunas de las voces de los que ellos
llaman los sectores subalternos, los vencidos, los invisibles, los grupos populares, los
campesinos o los de abajo.13 En la presente investigación, sin embargo, queremos
proponer la historia institucional del sistema judicial como otra de las posibilidades de
los fondos judiciales, principalmente mediante el método de ordenación archivística de
12 Luis WIESNER y otros (comps.), Los Archivos«cit., p. 54. 13 Ibid., pp. 43-45 y 62-64.
338
estos fondos. Ordenar la producción documental de cualquier institución bajo los
parámetros archivísticos, basados principalmente en el orden de procedencia y el orden
natural, constituye una fuente sin igual para la investigación histórica de las
instituciones. La limitante de una ordenación archivística adecuada en los fondos
judiciales, entre otros aspectos, es lo que ha impedido, precisamente, los avances
historiográficos de una institución tan importante en Colombia como el sistema judicial;
de ahí que los estudios sociales obtengan una mayor primacía y líneas como la historia
del delito se vean favorecidas por los criterios temáticos con que estos archivos fueron
organizados. El mismo Aguilera, por ejemplo, subraya la importancia del expediente
judicial en la investigación cualitativa,14 pero no dice nada acerca de la investigación
cuantitativa, justamente por las carencias en la ordenación archivística que han
caracterizado a estos fondos documentales. Por otra parte, es común que la mayoría de
estudios históricos sobre los entes judiciales se basen en códigos, decretos, leyes y
demás normatividad que reglamentaba de alguna manera la actividad judicial,
desconociéndose que en la vida concreta de los juzgados (y entidades similares) las
situaciones cotidianas matizaron estos aspectos normativos y configuraron
procedimientos y funciones particulares, mucho más cercanos a la realidad de lo que
pudieran estar los dictámenes de los reglamentos. De esta manera, el expediente como
un documento singular, también puede proporcionarnos datos relevantes para la
elaboración de la historia institucional de los organismos judiciales, siempre y cuando
su lectura se inserte en el marco de referencia general que proporciona la organización
archivística apropiada.
Por último, los fondos documentales judiciales, especialmente los acumulados,
representan un importante reto para la disciplina archivística, que de seguir trabajando
en la aplicación de experiencias como la aquí reseñada, le proporcionará al
conocimiento archivístico y a todo lo relacionado con la gestión y los soportes
documentales, aportes substanciales para su posterior desenvolvimiento. En la presente
investigación, por ejemplo, el establecimiento de las entidades productoras cuando los
expedientes habían pasado por más de un juzgado, así como la fecha rectora del orden
natural, la determinación de tipos documentales y la elaboración de inventarios, fueron
motivo de una continua reflexión y debate.
14 Ibid., pp. 56-62
* Universidad Nacional del Sur (UNS).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 339-343 ISSN 1853-4503
(O�$UFKLYR�GHO�&HQWUR�6RFLDOLVWD�³$JXVWtQ�GH�$UULHWD´�GH�%DKtD�%ODQFD
Gonzalo E. Cabezas*
Resumen El presente artículo se centra en el análisis de la documentación albergada por el Centro
6RFLDOLVWD�³$JXVWtQ�GH�$UULHWD´�GH�%DKtD�%ODQFD��(Q�SULPHU�OXJDU��VH� reconstruye brevemente el
derrotero histórico de la biblioteca y del archivo del partido, derrotero íntimamente relacionado
con los vaivenes, principalmente políticos, que afectaron al socialismo argentino. En segundo
término, se hace una descripción general del tipo de documentación que contiene el archivo,
señalando potenciales usos y líneas de investigación histórica.
Palabras clave: archivos - partidos políticos - socialismo - Bahía Blanca
Abstract The current article focuses on the analysis of the documentation sheltered by the Socialist Center
³$JXVWtQ�GH�$UULHWD´�RI�%DKta Blanca. In the first place, the historical path of the library and the
archive of the party are briefly reconstructed, path intimately related with the sways, mainly
political, that affected the argentine socialism. In second term, a general reconstruction of the type
of WKH�DUFKLYH¶V�documentation is made, pointing potential uses and lines of historical research.
Key Words: archives - political parties - socialism - Bahía Blanca
Fecha de recepción: 01/08/2013
Fecha de aceptación: 03/01/2014
340
El 4 de noviembre de 1894, en el Restaurant Veneto ubicado en la calle Moreno 30
en la ciudad de Bahía Blanca, una decena de militantes gremiales de ideología
socialista, la mayoría de ellos italianos, fundó el Centro Unión Obrera. A partir de éste,
el 20 de marzo de 1897 se constituyó el Centro Socialista Obrero de Bahía Blanca (en
adelante CS), que al año siguiente organizó su biblioteca con libros donados por los
propios afiliados. Además de la bibliografía, en ella podían consultarse diferentes
publicaciones periódicas del país: recibía tanto revistas como periódicos, principalmente
de tendencia socialista, lo que no impedía que también acogieran publicaciones
radicales y/o conservadoras. También albergaba los diarios de sesiones de los órganos
legislativos municipales, provinciales y nacionales.
Lamentablemente no se conservan dichas publicaciones íexcepto algunos años de La
Vanguardia y de Revista Socialistaí,1 ni los periódicos socialistas que surgieron en la
ciudad bahiense,2 con excepción de Nuevos Tiempos (1918-1946).3 Las razones de la
desaparición de dichas fuentes son diversas, pero entre las principales podemos
mencionar la ausencia de políticas sistemáticas de preservación de la documentación
ícuestión que en el caso de los archivos de la izquierda argentina ha visto un cambio
con la creación del Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de
Izquierdas en Argentina (CeDInCI)í, la acción sistemática de destrucción de materiales
por parte de distintos poderes políticos de turno tras disoluciones y clausuras del CS, así
como también la desaparición de documentos en mudanzas y reorganizaciones
partidarias (por ejemplo, producto de escisiones). En este sentido, cabe señalar la íntima
relación que han mantenido las bibliotecas socialistas con los centros socialistas en los
cuales se emplazaban, lo que en la práctica unió sus derroteros.
Si bien el caso de la Biblioteca Popular ³$JXVWtQ�GH�$UULHWD´�\�GHO�DUFKLYR�GHO�&6 no
rompe con esta tradición, ya que ambos sufrieron los vaivenes políticos y económicos
que afectaron al CS bahiense, sufriendo numerosas reorganizaciones a lo largo de su 1 Se conservaron ejemplares de La Vanguardia de los años 1916 a 1932, 1943 a 1947, y 1955 a 60; y de Revista Socialista del período 1931-1940. 2 Los periódicos socialistas bahienses que no se conservaron son El Trabajador (1903) y Adelante (1907-1908). Por otra parte, en la hemeroteca de la Asociación Bernardino Rivadavia puede accederse a los periódicos El Obrero (1901), /¶(FR� G¶,WDOLD (1909), La Idea (1910) y Lucha de Clases (1913-1917), preservados y microfilmados por dicha institución. En dicha hemeroteca también se conserva Nuevos Tiempos casi en su totalidad -sólo falta el año 1929, año también ausente en el CS-. 3 Entre las publicaciones del socialismo bahiense, Nuevos Tiempos fue la de mayor continuidad. Mantuvo la numeración de Lucha de Clases (1913-1917), periódico que cambió de nombre a fines de 1917 luego de una resolución de una asamblea del CS, basándose en informes administrativos y de la comisión de imprenta que consideraban que su denominación confrontativa dificultaba su venta entre los no socialistas. Nuevos Tiempos, al igual que Lucha de Clases, mantuvo una periodicidad bisemanal. Su director fue Agustín de Arrieta.
341
existencia,4 la documentación que se ha preservado es de una gran relevancia, tanto en
términos cuantitativos como cualitativos.
En la organización del archivo y de la biblioteca no intervinieron archivistas ni
bibliotecarios profesionales, sino que aquella dependió de la iniciativa y de la voluntad
de los afiliados, con lo cual los trabajos de ordenamiento fueron parciales y
discontinuos.5 Si bien archivo y biblioteca funcionaron en un mismo local, constituyen
dos secciones claramente discernibles dentro del CS, cada una emplazada en un espacio
físico determinado, albergando fuentes de características particulares. Así, el primero se
ubica en un pequeño cuarto que contiene dos estanterías que acogen documentación de
carácter administrativo del CS y de distintas organizaciones anexas, y el segundo se
encuentra en una habitación que cuenta con una decena de libreros, la mayoría de los
cuales alojan bibliografía socialista, pero también libros de otra índole y publicaciones
periódicas como La Vanguardia, Revista Socialista y Nuevos Tiempos.
En el presente trabajo nos centramos en la descripción de la documentación del
archivo, por su carácter único. En cambio, los libros y publicaciones periódicas de la
biblioteca también pueden encontrarse en otras instituciones de la ciudad y/o del país,
según los casos.
Las fechas extremas son 1908 y 2001, pero la mayor parte de la documentación
corresponde a las décadas de 1920 y 1930. El estado de conservación de la mayoría de
la documentación es excelente, tanto de la mecanografiada como la manuscrita. A
continuación señalamos, en función del criterio temático según el cual las fuentes están
encuadernadas o encarpetadas, el contenido del archivo y sus características:
x Correspondencia: organizada cronológicamente, en cuadernos copiadores en el
caso de las cartas enviadas, mientras que las cartas recibidas fueron encuadernadas,
disponiéndose por lo general un libro para cada año. Por un lado, los copiadores de la
secretaría del CS son de los períodos 1908-1913, 1918-1923, 1984-1987 y del año 1927;
el de la administración del periódico Nuevos Tiempos, de 1922-1926; y el del Comité
4 De hecho, la denominación actual cuenta tan sólo con algunas décadas de antigüedad, derivada de la reorganización de la biblioteca a partir de 1986 y de la iniciación de los trámites para conseguir la personería jurídica y el reconocimiento de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (CONABIP). En cambio, en el período 1898-1920 tan sólo era la biblioteca del CS; entre 1920 y PHGLDGRV�GH� OD� GpFDGD�GH������ VH� OODPDED�%LEOLRWHFD�6RFLDOLVWD� ³&DUORV�0DU[´�� SDUD� OXHJR� FDPELDU� HO�término ³Socialista´ por el de ³Popular´; y desde 1938 recibió el nombre de Biblioteca Obrera. Los cambios de denominación respondieron a distintas reorganizaciones relacionadas con la vida interna del CS. 5 Por ejemplo, en el año 1933 se organizó el archivo del CS desde su fundación, momento en el que los HQWRQFHV� GLULJHQWHV� VRFLDOLVWDV� ³GHVFXEULHURQ´� HO� DFWD� GH� IXQGDFLyQ� GHO� &HQWUR� 8QLyQ� 2EUHUD�� TXH� HQ�adelante sumarían a los actos conmemorativos del CS.
342
Electoral, de 1922-1925. Cada copiador contiene 500 hojas, casi todas ellas utilizadas.
Por otro lado, los libros de correspondencia recibida abarcan los períodos 1911-1921
(exceptuando el año 1917), 1929-1938, y 1988-1992, así como también los años 1923 y
1926. La cantidad de cartas varía según los años, aunque en promedio cada libro
contiene 200 í\�XQRV�SRFRV�WHOHJUDPDVí, llegando en algunos casos a las 300. Tanto la
correspondencia enviada como la recibida permiten reconstruir sobre todo diferentes
aspectos de cómo era el funcionamiento cotidiano del CS a nivel interno, así como
también las relaciones que éste mantenía con otras instituciones de la ciudad (partidos
políticos, gremios, bibliotecas, sociedades de fomento, etc.), con otros centros
socialistas de la provincia y del país, y con el Comité Ejecutivo del Partido Socialista.
x Libros de actas: de la comisión administrativa, de las asambleas ordinarias y de
organizaciones gremiales, femeninas, juveniles y deportivas del CS; de asambleas
plenarias de los CS de Bahía Blanca y Punta Alta; de la comisión de prensa de Nuevos
Tiempos; y de la comisión administrativa, de las asambleas ordinarias y de
organizaciones juveniles del CS del barrio de Villa Mitre. La mayor parte de la
documentación corresponde sobre todo a la primera mitad de la década de 1930,
mientras que unas pocas fuentes permiten reconstruir parte de otras décadas del siglo
XX. Además de las descripciones de las temáticas y los debates que se desarrollaban
durante las asambleas, están consignados en muchas ocasiones los nombres de los
afiliados presentes en cada una de ellas.
x Libros de afiliados: contienen datos como los nombres completos, año y lugar de
nacimiento, ocupación, fecha de ingreso al CS, y de salida del mismo según los casos
(GLVFULPLQDGRV� HQ� ³UHQXQFLD´� ³H[SXOVLyQ´� ³SDVH´�� R� ³GDGR� GH� EDMD´� SRU� PRURVR���
Corresponden a los años 1920-1922, 1982 y 1992-1993.
x /LEURV�GH�OD�%LEOLRWHFD�2EUHUD��LQYHQWDULRV�GH�ORV�DxRV�¶���\�¶����\�UHJLVWURV�GH�
préstamos que consignan los nombres de los socios que retiraron libros a domicilio, así
como también los datos de dichas obras, en los períodos 1939-1961 y 1987-2006.
x Libros administrativos del periódico Nuevos Tiempos: libros diarios del período
1927-1939, y libros de suscriptores de Bahía Blanca y la zona entre 1929 y 1934, que
contienen el nombre y domicilio de los suscriptores, así como también la discriminación
mensual de las cuotas pagadas por ellos.
343
x Proyectos presentados al Concejo Deliberante bahiense por representantes
socialistas e informes de actuación en dicho cuerpo legislativo, GXUDQWH�ORV�DxRV�¶���\�
en los primeros años del siglo XXI.
En resumen, la documentación albergada por el archivo permite reconstruir múltiples
aspectos de la vida del CS. Entre ellos, las características de la población afiliada, y
sobre todo, cómo era su funcionamiento institucional: las relaciones que mantenían los
afiliados entre sí y con los dirigentes del CS, las temáticas debatidas en las asambleas y
la cantidad de afiliados presentes en ellas, la organización de distintas agrupaciones
anexas al CS (grupos femeninos, juveniles, gremiales, deportivos), la bibliografía
albergada por la biblioteca y las prácticas de lectura de los afiliados, y el
funcionamiento del periódico partidario, entre otros. Asimismo, también es posible
reconstruir las relaciones que el CS bahiense mantenía con otras instituciones de la
ciudad, con otros centros socialistas, y especialmente con el Comité Ejecutivo del
partido.
Tanto el archivo como la biblioteca del CS están abiertos a todo el público. Si bien la
página web http://socialistasporbahiapadron.blogspot.com.ar/ brinda breves reseñas
históricas del partido y de la biblioteca, así como también notas sobre la actualidad
política argentina y bahiense, los materiales del archivo y de la biblioteca no se
encuentran digitalizados, por lo que deben consultarse en el CS. Por otra parte, cabe
señalar que debido a la falta de recursos económicos que permitan contar con un
personal especializado que se encargue de la atención, es conveniente coordinar la
consulta vía e-mail a través de la dirección [email protected].
* Centro de Estudios de la Situación y Perspectiva de la Argentina (CESPA). Biblioteca Nacional. Sector Archivos y Colecciones Particulares. Cámara de Diputados de la Nación. Secretaría Parlamentaria. Dirección de Archivo, Publicaciones y Museo.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 344-350 ISSN 1853-4503
Fondo Documental Jorge Federico Sábato: un recorrido por su documentación
Jesús Emilio Monzón*
Resumen
La importancia de analizar fondos documentales personales implica, por un lado, desde un punto
de vista archivístico, ponderar su valoración debido a la relevancia de los
creadores/acumuladores; por otro lado, desde un punto de vista patrimonial, ahondar en los
intersticios de dichos fondos y sus itinerarios desde la esfera privada a la esfera pública. Por ello,
a continuación, se ofrecen los resultados del trabajo con el Fondo Documental Jorge Federico
Sábato, el cual se clasificó, describió, inventarió y ordenó a fin de hacerlo consultable.
Palabras clave: archivos personales - patrimonio documental - valoración - memoria
Abstract The importance of analyzing personal document collections involves, first, from an archival point
of view, weigh their valuation due to the relevance of the creators / accumulators, on the other
hand, from the standpoint of documentary heritage, deepen into the interstices of these funds and
their itineraries from the private sphere to the public sphere. Thus, the article offers the results of
work with Jorge Federico Sabato Documentary Fund, which was classified, described, inventoried
and ordered to make it searchable
Key words: personal archives - documentary heritage - appreciation - memory
Fecha de recepción: 30/09/2013
Fecha de aceptación: 19/03/2014
345
Introducción
La propuesta de intervenir la documentación producida y almacenada por Jorge
Federico Sábato1 (1938-1995), atravesó dos momentos: el primero, solicitado por la
familia durante 2010; y el segundo en la Biblioteca Nacional.
El primer momento tuvo como objetivo brindar una clara descripción, selección, y
sistematización de carácter archivístico del fondo documental, es decir, identificar las
series que lo constituyen, con la finalidad de visibilizar los temas que estudió, trabajó o
por los cuales fue consultado el doctor Sábato.
Para esto, las tareas se llevaron adelante en tres etapas principales, en el transcurso
del año 2010. La primera etapa, identificar físicamente la documentación que estaba en
el domicilio del propietario y en una oficina en el microcentro de la Ciudad de
Autónoma de Buenos Aires, en esta instancia produjo un primer diagnóstico. La
segunda etapa fue de valoración, tanto a nivel archivístico como patrimonial, y en esta
instancia se procedió a llevar adelante las siguientes actividades: la elaboración del
cuadro de clasificación, la descripción, el inventario y el ordenamiento. Por último, la
tercera etapa implicó la organización documental en la propiedad de la familia, quien
custodiaba el fondo.2
Cabe mencionar, que durante las tres etapas se produjeron tareas de conservación
preventiva. Mientras, en el segundo momento, cuando el archivo ingresó en la
Biblioteca Nacional en noviembre de 2013, el objetivo se centró en elaborar las tareas
para que dicha documentación fuera accesible a usuarios potenciales de las series
contenidas en el fondo.
Estas acciones se vieron sostenidas conceptualmente a partir de la propuesta de
Arriaga Mesa quien define a los archivos personales como:
³el conjunto documental que por su valor, está destinado a la conservación estatal
permanente, y que ha sido generado por un individuo o por una familia durante su
existencia, y no sólo han de incluir los documentos que se crearon durante el
proceso de vida y actividad del fondo, sino que también caben dentro de un fondo
personal, aquellos documentos que sin tener que ver directamente con la actividad
1 Abogado, político e intelectual argentino (1938-1995). 2 Aquí se llevan adelante dos tareas: 1. La ordenación, que permite la localización física de los documentos, 2. La clasificación, que permite el análisis y el conocimiento de los documentos.
346
generadora del individuo, fueron compilados y conservados por este a modo de
FROHFFLyQ�´3
Por lo tanto, a continuación serán analizadas de manera sistemática las tareas
desarrolladas durante el proceso de intervención de la documentación creada y
almacenada por el doctor Jorge Federico Sábato.
Diagnóstico
Como se ha mencionado, el motivo para llevar adelante la tarea se debió a un pedido
de la familia Sábato. Para ello se constituyó un equipo interdisciplinario4 compuesto de
tres personas: 1 archivista, 1 historiadora y 1 antropóloga. La intención de que dicha
tarea fuera interdisciplinaria respondió a la posibilidad de realizar las tareas
archivísticas de una manera más acabada y precisa, pues esto permitió un intercambio
continuo de las distintas disciplinas, que enriqueció la etapa de diagnóstico a medida
que se fue realizando, y de esta manera comprender la importancia de este tipo de
fondos para la investigación en ciencias sociales y su implicancia en la construcción de
la memoria colectiva.
En este sentido, la archivística, brinda la posibilidad de tener un análisis de la
documentación a partir de la identificación de las series que constituyen el fondo; la
disciplina histórica aporta la comprensión del contexto histórico (nacional, académico y
profesional) en el cuál fue producida la documentación; por último la antropología
permite comprender, según Nacuzzi:
³las diferentes posiciones sociales desde las cuales se producen los documentos e
implica considerar desde dónde escribe el autor de nuestras fuentes [...] muestra
las relaciones sociales entre individuos, quiénes y cómo actúan, y está en relación
con el contexto de las situaciones sociales precisas que puede revelar un eVFULWR�´5
3 Marcos D. ARRIAGA MESA, ³Experiencias sobre el procesamiento de fondos personales en el Archivo Nacional de Cuba´, I y II Jornadas sobre Investigación en Archivos, La investigación y las fuentes documentales de los archivos, vol. 2, 1996, pp. 1024. 4 Jesús Monzón en el área de archivística, C. Romina Zirino en el área de historia y Belcha Müller en el área de antropología. 5 /LGLD�5��1$&8==,�\�&DULQD�3��/8&$,2/,��³(O� WUDEDMR�GH�FDPSR�HQ�HO� DUFKLYR��FDPSR�GH� UHIOH[LyQ�para las ciencias VRFLDOHV´��Antropología y Ciencias Sociales, Buenos Aires, año 9, núm. 10, 2011, p. 54.
347
Por lo tanto, a partir del establecimiento de equipo de trabajo se comenzó con la tarea
primaria de realizar el diagnóstico de la documentación reunida. En función de dicho
diagnóstico se procedió a realizar el inventario y a la construcción del cuadro de
clasificación que originó las series y subseries del fondo documental. La identificación
de dichas series y subseries surge del análisis de la documentación donde se hacen
visibles las actividades y funciones que desarrolló el titular del fondo; es decir, se
establecieron los niveles del fondo documental, mediante la aplicación de normas
archivísticas �ISAD (G)�.6
Valoración: Archivística y Patrimonial
En relación con lo expuesto, se valoró el Fondo desde dos perspectivas: Por un lado,
desde la perspectiva archivística, cabe mencionar que esta hace referencia al valor
mediato (refleja la archivalía, es decir el contenido orgánico del fondo) o secundario de
la documentación en cuanto a su utilidad para fines de investigación. Por lo tanto fue
necesario estudiar la figura del doctor Sábato para poder comprender la organización del
fondo y las implicancias de la documentación allí almacenada, y de esta manera,
construir a partir de las tareas profesionales realizadas su relación con el contexto
histórico y cómo se ve reflejado su testimonio en dicho contexto.
Por otro lado, desde la perspectiva patrimonial (patrimonio documental), es
pertinente resaltar la importancia que tienen los documentos para la preservación de la
memoria y como esta documentación es un elemento significativo en la construcción de
la ciudadanía, y el desarrollo social en general. Por este motivo, es preciso considerar
dicho fondo de interés para el patrimonio documental de la nación y por lo tanto es
preciso conservarlo pues la documentación del Fondo es material de estudio para las
futuras investigaciones en el campo de las ciencias sociales así como del pensamiento
intelectual local.
Por esto fue preciso desde lo intelectual dividir la documentación en los siguientes
grupos:
1. Documentación referida a sus actividades como investigador. En ellas figuran 6 ISAD (G), Norma Internacional General de Descripción Archivística (2000), Adaptada por el Comité de Normas de Descripción, Madrid, Subdirección de los Archivos Estatales.
348
borradores, apuntes, originales, anotaciones sobre sus trabajos de investigación o
ponencias. Esta documentación cobra importancia pues permite observar la línea
ideológica y de investigación que desarrolló el doctor Sábato. Es decir, tenemos una
visión del intelectual y de su pensamiento en el campo de la economía y de la política.
2. Documentación referida a sus actividades dentro de organismos gubernamentales.
En esta instancia se visualizan las decisiones que se tomaron durante sus diferentes
gestiones y cómo aportaron desde lo económico al desarrollo del Estado-Nación. Por lo
tanto, reflejan las competencias y funciones que tuvo en cada instancia. Como ejemplo
se puede citar su actuación como Ministro de Educación y Justicia (1987-1989), y como
viceministro en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (1984-1987) desarrolló
tareas en el área de Política Nuclear y en la ³6HFUHWDUtD�GH�5HODFLRQHV�([WHULRUHV�SDUD�
$VXQWRV�(VSHFLDOHV´.
3. Documentación referida a sus actividades de consultoría. En éste caso se tiene
contacto con borradores, apuntes, documentos de discusión referidos a consultorías en
las que participó. En esta instancia, la documentación permite indagar acerca de lo que
pedía cada organismo y como él llevó a cabo dichas tareas. Como ejemplo se puede
citar el trabajo efectuado en relación con la Reforma Educativa de Bolivia (1992-1993).
Por último, es necesario plantear que el orden interno y físico de la documentación es
acorde a la estructura del cuadro de clasificación. Por lo tanto cada serie, en su interior,
está organizada cronológicamente.
Concluidas la clasificación, la descripción, el inventario y el ordenamiento, el equipo
de trabajo procedió a ofrecer el archivo en donación7 al área de Archivos y Colecciones
Particulares8 de la Biblioteca Nacional, donde, interiorizados del contenido del fondo y
por conocer la importancia de la figura de Sábato, mostraron interés en que esta
documentación ingresara a la institución. Los pasos seguidos consistieron en contactarse
personalmente con la esposa de Jorge Sábato e invitarla a conocer el lugar donde estaría
almacenada la documentación; posteriormente se elaboró el contrato de donación y una
vez acordado y firmado, el fondo ingresó a mediados de noviembre del 2012 al sector
mencionado. 7 El señor Jesús Emilio Monzón, responsable del equipo de trabajo interdisciplinario que realizó las tareas mencionadas, en acuerdo con la señora Lidia Pizzini de Sábato, fue el encargado de gestionar el proceso de donación a Biblioteca Nacional, sector Archivo y Colecciones Particulares. 8 Como sostiene Ana Guerra, responsable del sector: Sus tareas centrales son la organización, descripción y preservación de los fondos documentales, así como la atención del público interesado en consultarlos. Véase: El archivo personal de Dardo Cúneo en la Biblioteca Nacional de la Argentina. http://www.refa.org.ar/contenido-autores-revista.php?idAutor=64
349
Una vez que estuvo en la institución, se realizaron: control del inventario, ajustes al
cuadro de clasificación y por último la ubicación física del mismo para ponerlo a
disposición de los usuarios potenciales del mismo. Dicha tarea concluyó a fines de
enero del 2013.
Desde el mes de mayo la institución comenzó a realizar la publicidad sobre la
existencia del fondo documental Jorge Federico Sábato, y su disponibilidad para la
consulta pública.
Conclusión
Por lo antes expuesto es pertinente concluir que a través del fondo se pueden llegar a
conocer de manera pormenorizada las actividades que ha desarrollado el doctor Sábato a
lo largo de su gestión, en los diversos espacios donde se desempeñó. Su vasta
producción intelectual, presente en su corpus documental, se ve reflejada en todo el
fondo, observándose la correspondencia, las conferencias que pronunció y la producción
de contribuciones publicadas o no, que demuestran los temas de interés que motivaron
sus investigaciones y/o sus actividades profesionales. Así la documentación, tanto la
creada como la acumulada por él, cobra vital importancia a la hora de conocer a un
hombre y sus actividades de orden social y político (como es el caso de haber trabajado
para el regreso de la democracia desde las filas de la Unión Cívica Radical), donde
quedaron expresas sus perspectivas por el devenir histórico.
Por esto, a lo largo del trabajo, se pretendió preservar el carácter orgánico del fondo,
ya que los documentos que lo construyen tienen un alto valor, pues a partir de ellos se
pueden explicar hechos del pasado y por esto es de interés acceder a la información que
contiene.
Por último, en todo el trabajo, se han observado los vaivenes del proceso de
desarrollo del Estado-Nación argentino, como plantea Couture: ³HO� 3DWULPRQLR�
documental que constituyen los archivos de personas o de organismos que componen la
sociedad, además de dar testimonio de sus actividades respectivas, deben dar una idea
H[DFWD� GHO� FRQMXQWR� GH� OD� VRFLHGDG� GH� OD� FXDO� IRUPDQ� SDUWH�´9 Es decir, el recorrido
realizado por el fondo documental permite identificar y recobrar los rastros de las
9 Carol COUTURE, Los archivos en el siglo XX, México, AGN, 1988, pp. 16-17.
350
acciones de un hombre, en este caso el doctor Sábato, y cómo estas han tomado forma
tanto en la órbita pública como privada. Por lo tanto se puede afirmar que esta
documentación creada/almacenada reúne los atributos para ser considerada parte del
Patrimonio Documental de la Nación.
Bibliografía Antonia HERRERA HEREDIA, Archivística general y práctica, Sevilla, Diputación provincial, 1995.
Yorbellis ROSELL LEÓN, ³La descripción como parte del tratamiento de los archivos personales en el
siglo XXI: en busca de nuevas alternativas´, ACIMED, vol. 14, núm, 5, 2001. Disponible en:
http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol14_5_06/aci18506.htm
Rosmary E. SETON, Conservación y administración de los archivos privados. Estudio del RAMP, París,
UNESCO, 1984.
Manuel VÁZQUEZ, Introducción a la archivología, Córdoba, Escuela de Archiveros Universidad
Nacional de Córdoba, 1996.
RESEÑAS
* Archivo Histórico del Museo Mitre ± Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación.
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos &HQWUR�GH�(VWXGLRV�+LVWyULFRV�³3URI��&DUORV�6��$��6HJUHWL´ Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 352-355 ISSN 1853-4503
Tatiana KELLY, Irina PODGORNY, Los secretos de Barba Azul: fantasías y realidades de los archivos del Museo de la Plata, Rosario, Prohistoria Ediciones, 2012, 223 p. il. 23 cm. + CD-ROM. ISBN 978-987-1855-14-8
María Ximena Iglesias*
El libro Los secretos de Barba Azul refleja, principalmente, el desarrollo del proyecto
de digitalización, microfilmación y catalogación de una gran parte de los fondos
fotográficos del Archivo Histórico del Museo de La Plata. El proyecto fue realizado
entre los años 2006 y 2010 gracias al subsidio del Endangered Archives Programme -
Programa de Archivos en Peligro- perteneciente a la British Library.
A su vez el relato de este proyecto se acompaña con ensayos de importantes
antropólogos que reflexionan sobre el rol de los archivos y la importancia de su
contextualización histórica, ya que es a partir del contexto histórico, social, político y
hasta económico que podemos comprender cómo se genera y cómo va dándose forma a
un archivo para que sirva de consulta a las futuras generaciones.
¿Por qué ese título?
El escritor francés Charles Perrault, a fines del siglo XVII, publicó un libro llamado
Cuentos de Mamá Oca con relatos y narraciones populares. Uno de los más conocidos
es Barba Azul en el cual una mujer descubre cómo su marido ocultaba en una habitación
prohibida los cadáveres de sus anteriores esposas.
353
Las autoras dan cuenta que fue Lucien Febvre1 quien describió a los archivos de las
empresas como ³HVSRVDV�GH�%DUED�$]XO��VHxRUDV�DVHVLQDGDV�HQFHUUDGDV�HQ�ORV�FXDUWRV�
SURKLELGRV�GH�VXV�JHUHQWHV´; pero en este caso no se trataba de cadáveres reales sino de
papeles inutilizados por el secreto y la falta de registro y catálogo. La analogía
planteada por Febvre y utilizada en el libro pretende poner énfasis en la idea que las
instituciones científicas y académicas a lo largo de la historia muchas veces han
descuidado los testimonios, documentos y vestigios que reflejan la historia de su propio
funcionamiento como institución, convirtiendo entonces esos repositorios es ³HVSRVDV�
GH�%DUED�$]XO´. Además el título juega también con la existencia de ciertas fantasías
TXH�VRVWLHQHQ�TXH�OR�TXH�KD\�HQ�ORV�DUFKLYRV�GHO�0XVHR�HV�³VDQJUH�GH�LQGLRV´. Fantasías
que circulan en determinados ámbitos académicos, de antropólogos, historiadores o
literatos; cuando lo que en realidad hay son signos de abandono, falta de registro y por
ende deterioro del patrimonio que resguardan.
En la Introducción se destaca la importancia y urgencia de rescatar aquellos
materiales referidos a las sociedades preindustriales que, ya sea por su abandono y/o
modo de almacenamiento, corrían el riesgo de perderse. Para evitar esa pérdida una
solución residía en trasladar esos materiales a otro sustrato; dicho en otras palabras,
migrar la información de esos materiales a otro soporte y para ello echaron mano de la
tecnología digital. Algunos de los documentos con los que se trabajó en el proyecto
fueron: negativos en placa de vidrio, albúminas y cartes de visite, entre otros. Todos
ellos se encontraban en condiciones precarias de almacenamiento y a su vez sin
inventario y/o registro que reflejara los movimientos de la Institución.
El foco del proyecto fue entonces la duplicación en soporte digital y microfilm de
aquellos materiales referidos a las sociedades preindustriales cuyo grado de deterioro
exigía una inmediata intervención. Partiendo de la premisa de que todo proyecto de
digitalización implica una investigación exhaustiva, el libro también muestra el trabajo
de pesquisa que fue necesario encarar para la organización de la colección documental.
Esta organización de la colección constituyó un paso obligado previo a la digitalización
pues sólo a partir de la investigación se puede: describir la colección; definir los
descriptores de los fondos documentales y por último realizar la carga de los metadatos
(datos asociados a la imagen digital) en la base de datos construida para facilitar la
consulta de la colección documental.
1 Lucien FEBVRE, ³8Q� H[HPSOH� HW� XQH� OHoRQ�� Les archives privées at l´histoire´� Annales d´histoire économique et sociale, 3e année, núm. 11, 1931, pp. 367-8.
354
El libro consta de tres partes. La primera contiene dos ensayos sobre la historia de los
archivos en general. Irina Podgorny se refiere al inicio de esa historia, mientras que
Susana V. García realiza una descripción y análisis sobre la organización de los
archivos y la información en las primeras décadas del siglo XX. La segunda parte
abarca tres ensayos sobre los fondos del archivo y la historia del Museo de La Plata.
Máximo Farro hace un detallado estudio sobre imágenes de cráneos, retratos
antropológicos y tipologías raciales donde analiza los usos de las primeras colecciones
de fotografías del Museo de La Plata a fines del siglo XIX. Alejandro Martínez se
refiere a la vinculación entre la fotografía y los hechos científicos tomando como
ejemplo a los guayaquíes. En el tercer ensayo Farro, García y Martínez describen la
colección arqueológica de Benjamín Muñiz Barreto.2 Finalmente la tercera parte del
libro contiene el ensayo sobre la experiencia del proyecto desarrollado en el Museo de
La Plata sobre la conservación, manipulación y difusión aplicadas al documento
fotográfico mediante la digitalización utilizada, en este caso, para la salvaguarda de
documentos con alto valor patrimonial. Esta parte se completa con un listado, en soporte
magnético ±CD-ROM± donde se detallan las colecciones fotográficas identificadas,
clasificadas y descriptas.
Entiendo que una de las características más valiosas del libro es que, sin duda, la
experiencia de desarrollo y ejecución del proyecto sirve de modelo para otras
instituciones que quieran realizar trabajos similares de rescate de patrimonio
documental en peligro. Además el producto final de ese proyecto es la disposición al
público de los fondos fotográficos digitalizados. De este modo una gran parte del
material resguardado en el archivo histórico del Museo de La Plata ha pasado por un
proceso de ³YLVLELOL]DFLyQ´, dejando de ser desconocido y hasta invisible para pasar a
constituir un fondo documental catalogado y abierto a la consulta pública.
Podgorny y Kelly manifiestan su deseo de que este libro ayude a vencer la paradoja
que muchas veces encarnan los archivos de instituciones que fueron creados como
³GHSyVLWRV�GH�OD�PHPRULD´�SHUR�TXH�sin embargo descuidan los testimonios y vestigios
que rinden cuenta de su propio funcionamiento.
Finalmente es importante entender que la esencia de una iQVWLWXFLyQ�³DUFKLYR´�es ser
el repositorio de los fondos documentales, custodiarlos, conservarlos y difundirlos; pero
2 Estanciero y propietario de tierras en la provincia de Córdoba y Buenos Aires. Fue patrocinador de numerosas expediciones arqueológicas.
355
sobe todo debería tener como función la construcción y preservación de la memoria de
su funcionamiento como institución, es decir, el registro de OR�TXH� OODPDPRV�³DUFKLYR�
LQVWLWXFLRQDO´�
Los autores
Irina Podgorny es licenciada en antropología y doctora en ciencias naturales por la
Universidad de La Plata e investigadora principal del CONICET en el Archivo
Histórico del Museo de la Plata. Tatiana Kelly es licenciada en museología por la
Universidad del Museo Social Argentino y diseñadora de imagen y sonido por la
Universidad de Buenos Aires.
Máximo Farro; Susana V. García y Alejandro Martínez son licenciados en
antropología y doctores en ciencias naturales por la Universidad Nacional de La Plata.
Farro y García son además investigadores del CONICET, mientras que Martínez es
docente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La
Plata.
* Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” (Unidad Asociada al CONICET). Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Universidad Católica de Córdoba (UCC).
Revista Electrónica de Fuentes y Archivos Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti” Córdoba (Argentina), año 4, número 4, 2013, pp. 356-361 ISSN 1853-4503
Ricardo SALVATORE (comp.), Los lugares del saber. Contextos locales y redes
transnacionales en la formación del conocimiento moderno, Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 2007.
María Belén Portelli*
Desde finales de la década de 1980, los estudios sobre los fenómenos transnacionales
adquirieron significación en el universo de las ciencias sociales.1 El creciente interés en
el tópico transnacional no fue ajeno a las transformaciones experimentadas por las
sociedades contemporáneas y, en particular, al impacto de la globalización. Siguiendo a
Manuel Castells, la nueva coyuntura global inauguró una lógica espacial particular,
caracterizada por la conexión de nodos territoriales distantes a través de redes globales
por los que circulan diversos tipos de bienes, como mercancías, capitales e información.
Este “espacio de flujos”, caracterizado por la fragmentación, la discontinuidad física y
la separación espacio-temporal de los lugares, transformó la concepción tradicional y
territorial del espacio, con el consecuente debilitamiento de las dimensiones estatales y
nacionales de los procesos sociales.2
En este contexto, los cientistas sociales indagaron en la dimensión transnacional con
el fin de dar cuenta de los vínculos, lazos, interacciones o intercambios que unen a
actores no estatales y rebasan las fronteras nacionales. Se trata de aquellos nexos
económicos, sociales, culturales y políticos existentes entre personas, lugares e
1 Steven VERTOVEC, Transnationalism, New York, Routledge, 2009. 2 Manuel CASTELLS, La era de la información, México, Siglo XXI Editores, 3 vols., 1999.
357
instituciones cuyo análisis no puede circunscribirse a los límites de los Estados-nación y
debe contemplar coordenadas espaciales de mayor amplitud.
En cada campo disciplinar, el transnacionalismo adquirió significados particulares en
la medida en que permitió abordar fenómenos de diferente naturaleza: flujos de
capitales, relaciones comerciales, organizaciones internacionales no gubernamentales,
movimientos sociales, circulación de ideas e información, diásporas, familias,
migraciones, identidades y procesos culturales de escala global.3
En el terreno específico de la historiografía, el tratamiento del tópico transnacional
implicó una doble ruptura. En primer lugar, cuestionó y desafió el “nacionalismo
metodológico” prevaleciente en la disciplina.4 A mediados del siglo XIX, la historia se
constituyó en una práctica científica y académica, imbuida de una misión nacional que
se correspondió con las necesidades de integración de los emergentes Estados-nación.
En consecuencia, los historiadores tendieron a reducir el nivel de análisis a las
sociedades nacionales, relegando otras dimensiones explicativas que no se
correspondían estrictamente con los límites geográficos de las naciones. Frente a esos
marcos únicos y preestablecidos, la historia transnacional propuso reconstruir las
transferencias, las interrelaciones, las circulaciones, los intercambios, las
interconexiones y los cruces que tienen lugar en un espacio que trasciende y supera las
fronteras nacionales.
En segundo lugar, el abordaje transnacional tomó distancia de la creciente dispersión
y parcelación experimentada por la disciplina desde finales de los años ‘70 como
consecuencia de la crisis de los modelos macro-teóricos dominantes hasta entonces.5
Frente a una “historia en migajas” de resultados fragmentarios carentes de una visión de
conjunto, la historia transnacional ofreció una perspectiva integradora para la
construcción de nuevas síntesis, mediante la interacción de escalas diversas y el
entrecruzamiento de principios explicativos. En tal sentido, junto con la entangled
history y la histoire croisée, constituyó una de las expresiones de la recientemente
3 Steven VERTOVEC, Transnationalism…cit., p. 3. 4 Gisèle SAPIRO, “El espacio intelectual en Europa entre los siglos XIX y XX”, Políticas de la Memoria, núms. 10-11-12, 2006, p. 59. 5 Beatriz MOREYRA, “La historia social en los albores del siglo XX: innovaciones e identidad”, Noemí María Girbal Blacha y Beatriz I. Moreyra (comps.), Producción de conocimiento y transferencia en las ciencias sociales, Buenos Aires, Imago Mundi, 2011, pp. 153-182.
358
revalorizada historia global y su propuesta de elaboración de una interpretación más
orgánica de las sociedades del pasado.6
La historia transnacional no constituyó una práctica de investigación privativa de
ninguna especialidad disciplinar, pero adquirió un desarrollo particular en el estudio
histórico de las ideas.7 Como observó Arthur Lovejoy, “en el mundo no hay nada más
migratorio que las ideas”, pues las mismas tienen capacidad de extenderse o trasladarse
de un lugar a otro, de una sociedad a otra, de una disciplina a otra.8 Esta característica
constitutiva de las ideas facilitó la indagación de la dimensión transnacional de los
procesos de circulación y transferencia intelectual.
El libro compilado por Ricardo Salvatore, Los lugares del saber (2007), constituye
una clara muestra de estas exploraciones. La obra reúne los trabajos de distintos
investigadores dedicados a indagar la compleja y dinámica articulación de lo local y lo
transnacional en el problema de la construcción del conocimiento moderno. Se adopta
una definición amplia del objeto de estudio, sin pretensión de limitar la observación al
ámbito de la ciencia, ni de establecer distinciones categóricas entre conocimiento
científico y saber popular. Por tal razón, los ensayos que integran la obra abordan
campos disciplinares de distinta naturaleza �como la traducción literaria, la medicina, la
paleontología, el derecho y la arquitectura�, en un amplio arco temporal que se extiende
entre los siglos XVI y XX. El propósito es explicar el modo en que diversas empresas
de conocimiento se construyeron en una intersección local-global. ¿Qué significa
producir conocimientos en y desde un lugar particular?, ¿cuál es la influencia de los
saberes circulantes en plano internacional?, ¿de qué manera las redes académicas y
profesionales contribuyen a transferir una trama de conocimientos entre diferentes
comunidades intelectuales?, ¿cuál es el aporte del flujo transnacional de materiales,
textos y expertos a la construcción local de conocimiento?, ¿de qué manera se produce
la apropiación de una obra? Estos son algunos de los interrogantes que se intentan
contestar a lo largo de los distintos artículos que componen el libro.
6 Carlos FORCADELL ÁLVAREZ, “La fragmentación espacial en la historiografía contemporánea: la historia regional/local y el temor a la síntesis”, Studia historica. Historia contemporánea, núms. 13-14, 1995-1996, pp. 7-27; Hugo FAZIO VENGOA, “La historia global y su convivencia para el estudio del pasado y del presente”, Historia Crítica, 2009, pp. 300-319. 7 Gisèle SAPIRO, “El espacio intelectual en Europa entre los siglos XIX y XX”, Políticas de la Memoria, núms. 10-11-12, 2006, pp. 57-65. 8 Arthur O. LOVEJOY, “Reflexiones sobre la historia de las ideas”, Prismas. Revista de historia intelectual, núm. 4, 2000, p. 128.
359
Un principio metodológico que recorre transversalmente a la obra consiste en
analizar los procesos de circulación y de recepción de las ideas teniendo en cuenta la
articulación de dos dimensiones: lo transnacional (las transferencias a través de las
fronteras nacionales) y lo local (el espacio en el que se arraigan). Como indica Pierre
Bourdieu, “el sentido y la función de una obra extranjera están determinados, al menos,
tanto por el campo de recepción como por el campo de origen.”9 Esto restituye la
capacidad explicativa de los contextos, resaltando la importancia de estudiar las
condiciones específicas de producción de los saberes y las diversas formas de recepción
y apropiación del pensamiento intelectual en el marco espacial y temporal preciso en el
cual se implanta y resignifica. Esos contextos no sólo están dados por los grandes
marcos sociales, políticos o económicos en los cuales se insertan los fenómenos
estudiados, sino también –y muy especialmente– por una densa trama de actores,
instituciones culturales, relaciones sociales, tradiciones intelectuales, lecturas y debates
que conforman sus factores causales y constituyentes específicos.10
De aquí se desprende una segunda propuesta: la difusión de un cuerpo de ideas en un
ámbito diferente del original no puede pensarse como una mera reproducción o una
“recepción pura”. La recepción de sistemas de pensamiento “de fuera” del ámbito local
implica una serie de apropiaciones selectivas y adaptaciones críticas que producen, a su
vez, resignificaciones (nuevas ideas, conocimientos y saberes).11 En consecuencia, se
trata de un proceso activo y creativo por el cual determinados grupos sociales se sienten
interpelados por una teoría producida en otro campo de producción e intentan
“implantarla”, produciendo un conjunto de reformulaciones de acuerdo a las
condiciones de su propio campo.
Un tercer principio metodológico que se observa operando en los análisis alude a la
adopción de una visión menos dicotómica y unilineal del esquema emisor-receptor, para
destacar las múltiples y variadas mediaciones, intersecciones y superposiciones que se
producen en todo contacto cultural.12 En términos de Salvatore, los ensayos “dan cuenta
de los desplazamientos, desde el centro a la periferia y viceversa, de los problemas o
9 Pierre BOURDIEU, “Las condiciones sociales de la circulación de las ideas”, Pierre BOURDIEU, Intelectuales, política y poder, Buenos Aires, Eudeba, 1999, p. 162. 10 Ibid. p. 25. 11 Federico NEIBURG y Mariano PLOTKIN (comps.), Intelectuales y expertos. La constitución del conocimiento social en la Argentina, Buenos Aires, Paidós, 2004, p. 25. 12 Ana Clarisa AGÜERO y Diego GARCÍA (edits.), Culturas interiores. Córdoba en la geografía nacional e internacional de la cultura, La Plata, Editorial Al Margen, 2010, p. 24.
360
preocupaciones de la ciencia.”13 Por esta vía, lo local pierde su sentido inmanente y
revela su condición de heteronomía, pues se constituye históricamente dentro de un
determinado circuito de intercambios.14
En cuarto lugar, puede señalarse que las ideas no sólo se expanden por su mero
contenido intrínseco. La articulación de contextos locales y flujos transnacionales de
saberes involucra una serie de actividades como traducciones, viajes, circulación de
representaciones geográficas e intercambio de materiales. Asimismo, implica la
intervención de una multiplicidad de agentes sociales que realizan diversos actos de
apropiación, de transferencia, de marcación y de imposición de sentidos.15 Esto
evidencia que el estudio de la producción simbólica no puede restringirse a la esfera
discursiva, pues comprende un proceso histórico de cruces, contactos, intercambios y
circulaciones mediado por prácticas sociales y materialidades. La circulación de las
ideas incluye la infraestructura material que opera en la producción y transmisión de
conocimiento, así como las redes sociales que posibilitan el intercambio de saberes y los
agentes humanos que actúan en la recepción y resignificación del contenido de los
discursos.
En tal sentido, se restituye el contenido social de la cultura, ponderando el poder
explicativo de las realidades sociales y las matrices materiales en la construcción de los
significados. Así, el libro sugiere construir una historia cultural recuperando el estudio
de aquellas prácticas que exceden lo estrictamente lingüístico e implican instituciones,
decisiones políticas, intereses económicos y relaciones sociales. Como ha señalado
Patrick Joyce, en los últimos años se produjo un verdadero “giro material” en la
historiografía que puso de manifiesto la relación entre la acción humana y las
condiciones materiales, constituyéndose en una alternativa para superar de la distinción
entre cultura y sociedad.16 De esta manera, la cultura es conceptualizada como una
esfera integrada por la articulación dinámica entre la construcción de significados y la
iniciativa humana.
En suma, la compilación adquiere un valor innegable como apuesta metodológica
que, mediante la incorporación de la dimensión transnacional, abre una serie de
13 Ricardo SALVATORE (comp.), Los lugares del saber. Contextos locales y redes transnacionales en la formación del conocimiento moderno, Rosario, Beatriz Viterbo Editora, 2007, p. 22. 14 Ana Clarisa AGÜERO y Diego GARCÍA (edits.), Culturas interiores…cit. 15 Gustavo SORÁ, Traducir el Brasil. Una antropología de la circulación internacional de ideas, Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2003, p. 34. 16 Patrick JOYCE, “Materialidad e historia social”, Ayer. Revista de Historia Contemporánea, núm. 62 vol. 2, 2006, p. 73.
361
interrogantes y perspectivas que exceden el plano específico de la historia intelectual y
se revelan útiles para la construcción de explicaciones históricas más complejas, atentas
a la integración de diversas escalas y factores causales.
REVISTA DE REVISTAS
� 363
British Journal for the History of Science http://journals.cambridge.org/action/displayJournal?jid=BJH
Es una revista perteneciente a la Sociedad Británica de Historia de la Ciencia (BSHS)
que data de 1962 y es también publicada por Cambridge Journals Online . Esta
institución fundada en 1947 es la mayor sociedad científica británica dedicada a la
historia de la ciencia, la tecnología y la medicina y su cambiante relación con la
sociedad. La publicación incluye trabajos académicos sobre todos los aspectos de la
historia de la ciencia, que es interpretada ampliamente para incluir la medicina, la
tecnología y los estudios sociales de la ciencia. La BJHS tiene como principal objetivo
la divulgación de las ideas más relevantes dentro de la comunidad científica y
académica; realiza importantes contribuciones y ha sido un recurso esencial para la
investigación por más de treinta años. También es utilizada ampliamente por los
historiadores y estudiosos en campos relacionados. Hay cuatro números al año, que
comprenden un volumen anual de más de 600 páginas. ISSN: 0007-0874; EISSN: 1474-
001X.
� 364
�
Revista Brasileira de História da Ciência http://www.sbhc.org.br/revistahistoria/view?ID_REVISTA_HISTORIA=49
La Revista Brasilera de Historia de la Ciencia es la publicación oficial de la Sociedad
Brasilera de Historia de la Ciencia que, fundada en 1983, representa la máxima
expresión de la institucionalización de la Historia de la Ciencia en el país. La revista
tiene como objetivo la divulgación de trabajos originales y de calidad en el área de
Historia de la Ciencia y de la Tecnología, reconociendo la importancia de su
articulación con los campos de la Filosofía, la Sociología y la Enseñanza de la Ciencia,
con el fin de mejorar el conocimiento, estimular y contribuir a la consolidación de las
actividades de investigación en la educación de postgrado en el área. Este objetivo
central se cumple a través de la publicación de artículos, notas de investigación, fuentes
de información, los resúmenes de los resultados de proyectos de investigación,
disertaciones y tesis. También tiene la intención de difundir ensayos para propiciar el
debate sobre nuevos enfoques, nuevos temas y nuevas perspectivas para los estudios
históricos de la ciencia y la tecnología y contribuir a la discusión sobre el papel de la
ciencia y la tecnología en la sociedad brasileña y especialmente dentro de la región de
América Latina y Portugal. ISSN: 2176-3275.
� 365
Osiris http://www.jstor.org/action/showPublication?journalCode=osiris
Fue fundada en 1936 por George Starton y relanzada por la Sociedad de Historia de la
Ciencia. Ésta es la sociedad más grande del mundo dedicada a la comprensión de la
ciencia, la tecnología, la medicina, y sus interacciones con la sociedad en su contexto
histórico. Más de 3.000 miembros individuales e institucionales de todo el mundo
apoyan la misión de la Sociedad para fomentar el interés en la historia de la ciencia y
sus relaciones sociales y culturales. La revista es parte del catálogo editorial de la
Universidad de Chicago. Esta publicación anual temática, impresa y electrónica que
aborda la investigación reciente en la historia de la ciencia y sus influencias culturales.
Se enfoca en un solo tema, reuniendo artículos originales tanto de reconocidos
investigadores como en proceso de formación. ISSN: 0369-7827; E-ISSN: 1933-8287.
� 366
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Isis http://www.jstor.org/action/showPublication?journalCode=isis
Fundada en Bélgica en 1912 por George Sarton se trasladan luego de la I Guerra
Mundial a los Estados Unidos, convirtiéndose en la publicación oficial de La Sociedad
de Historia de la Ciencia. Se convirtió en la revista de mayor antigüedad y de mayor
circulación en idioma inglés en el campo de la historia de la ciencia. Hoy en día, Isis es
editada por Bernard Lightman en la Universidad de York, y la publica y se distribuye
trimestralmente por la University of Chicago Press. Cada tema comienza con artículos
de actualidad que proporcionan una cobertura en profundidad de los temas principales
en la historia de la ciencia. Le siguen noticias de la profesión y una revisión de ensayos.
La revista concluye con una amplia colección de reseñas de libros que abarca todos los
ámbitos y épocas de la historia de la ciencia. Las Ediciones impresas se publican como
un suplemento a Isis, y son enviadas por correo a cada miembro de la sociedad. Cada
edición anual contiene típicamente más de 3.000 entradas. Las entradas también se
cargan en la Historia de la Ciencia, Tecnología y Medicina de la base de datos. El libre
acceso a este recurso electrónico a través de Internet es otro de los beneficios de ser
miembro de la Sociedad. E-ISSN: 15456994-ISSN: 00211753.
� 367
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Science in Context http://journals.cambridge.org/action/displayJournal?jid=SIC
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Science in Context es una revista internacional editada por el Instituto Cohn de Historia
y Filosofía de la Ciencia y de las ideas de la Universidad de Tel Aviv , con el apoyo del
Instituto Van Leer de Jerusalén. El Instituto Cohn se dedica a la investigación y
docencia en el marco de la Escuela de Historia de la Universidad de Tel Aviv. En
sintonía con la orientación de dicho Insituto, Science in Context se dedica al estudio de
las ciencias desde el punto de vista de la epistemología y la sociología histórica
comparativa del conocimiento científico. La revista se ha comprometido a un enfoque
interdisciplinario para el estudio de la ciencia y su desarrollo cultural - que no segrega
consideraciones extraídas de la historia, la filosofía y la sociología. Las controversias en
los conocimientos científicos y los debates sobre la metodología se presentan en su
contexto. Forma parte del catálogo del Cambridge Journals Online, y los responsables
son Jürgen Renn del Max-Planck-Institut für Wissenschaftsgeschichte, Berlin,
Germany; Moritz Epple, de la Johann Wolfgang Goethe Universität, Frankfurt,
Germany y Orna Harari de Tel Aviv University, Israel.
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Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia http://asclepio.revistas.csic.es
Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, nació en 1948 con el título
Archivo Iberoamericano de Historia de la Medicina y Antropología Médica.
Consagrada especialmente a la ciencia española, europea e iberoamericana, Asclepio
publica artículos originales sobre historia de la ciencia, haciéndose eco de las diversas
corrientes historiográficas de la disciplina. Con una periodicidad semestral está dirigida
a un público especializado en historia de la ciencia, pero también a científicos de
diversa formación que puedan encontrar en la historia elementos de reflexión
epistemológica y social en su quehacer profesional. Con una Edición Impresa y otra
electrónica, Asclepio facilita el acceso sin restricciones a todo su contenido desde el
momento de su publicación en la edición electrónica y está indizada en Web of Science
(Thomson-ISI) A&HCI, SCOPUS, PubMed (US National Library of Medicine-NIH),
Anthropological Index On-line, Historical Abstracts, Francis, Índice Bibliográfico
Español en Ciencias de la Salud (IBECS), Índice Médico Español (IME), ISOC,
Latindex.
� 369
REDES – Revista de Estudios Sociales de Ciencia http://iec.unq.edu.ar/index.php/es/publicaciones/revista-redes
Es una Revista del Instituto de Historia de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad
Nacional de Quilmes – CONICET. Éste es un centro dedicado a la investigación
interdisciplinaria, docencia, divulgación, extensión y asistencia técnica en temáticas de
ciencia, tecnología, innovación y desarrollo. REDES es una publicación periódica
semestral con referato externo orientada al estudio de la ciencia, la tecnología y sus
múltiples dimensiones sociales, políticas, históricas, culturales, ideológicas,
económicas, éticas. Pretende ofrecer un espacio de investigación, debate y reflexión
sobre los procesos asociados con la producción, el uso y la gestión de los conocimientos
científicos y tecnológicos en el mundo contemporáneo y en el pasado. REDES es una
publicación con una fuerte impronta latinoamericana dirigida a un público diverso,
público en general, tomadores de decisiones, intelectuales e investigadores de las
ciencias sociales y ciencias naturales, interesados en las complejas y ricas relaciones
entre la ciencia, la tecnología y la sociedad. ISSN 0328-3186. Forma parte del Núcleo
Básico de Revistas Científicas Argentinas (CAICYT), Catálogo Latindex, Directorio
Latindex; Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal
(REDALyC) ; Clase (Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades) –
UNAM; DARE Data Bank (UNESCO); Qualis (Coordenação de Aperfeiçoamento de
Pessoal de Nível Superior – CAPES).
� 370
HoST - Journal of History of Science and Technology
http://www.johost.eu/
HoST - journal of History of Science and Technology, es una revista internacional
online dedicada a la Historia de la Ciencia y la Tecnología. Se exploran las dimensiones
culturales y sociales de la ciencia y la tecnología en la historia en todo el mundo. Es
editada en Lisboa por un grupo de historiadores portugueses de la ciencia y la
tecnología, pertenecientes al Centro Interuniversitario para La Historia de la Ciencia y
la Teconología (CIUHCT) de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lisboa; la
Facultad de Ciencias y Teconología de la Nueva Universidad de Lisboa; del Instituto de
Ciencias Sociales (ICS) de la Universidad de Lisboa; del Centro Intedisciplinario de
Historia, Culturas y Sociedad (CIDEHUS), de la Universidad de Lisboa; del Centro de
Estudios de Historia y Filosofía de la Ciencia (CEHFCi) de la Universidad de Évora. La
Publicación tiene como objetivo divulgar las contribuciones de los estudiosos de todo el
mundo y llegar a un público internacional. Sólo se aceptan artículos en inglés como un
fuerte compromiso con el diálogo intercultural. HoST es revisada por pares y se publica
dos veces al año, en mayo y en noviembre. La edición de primavera es temática. Cada
número incluye típicamente cuatro trabajos de investigación, una sección sobre trabajo
en progreso y seis reseñas de libros, con una opinión ensayo. Es una revista de acceso
abierto para mejorar la circulación global del conocimiento. Online ISSN 1646-7752.
371
Condiciones de Publicación
La Revista Electrónica de Fuentes y Archivos del Centro de Estudios Históricos
"Prof. Carlos S. A. Segreti", Unidad Asociada al CONICET, tiene cinco secciones:
A) Artículos de investigación para un dossier, que se especifica en cada convocatoria. La extensión de los artículos será de hasta 65000 caracteres con espacios
y notas incluidos.
B) Fuentes (sobre cualquier temática histórica y recorte temporal y espacial). Se
trata de: 1) la reproducción de una fuente acompañada de un trabajo hermenéutico sobre
ella de acuerdo con la renovación paradigmática pertinente y la oferta de base empírica
y metodológica, para comprender dimensiones de la realidad histórica, poco o nada
transitadas; 2) propuestas metodológicas sobre utilización de distintos tipos de fuentes,
que den cuenta de la referida renovación paradigmática referida. Extensión del trabajo
de interpretación: 15.000 caracteres con espacios y notas incluidos. Las fuentes pueden
tener cualquier extensión, naturalmente, y no convendría fragmentarlas.
C) Archivos, bibliotecas, museos, colecciones (del país y del extranjero). Se procura
dar cuenta de la historia de distintos repositorios documentales de la más diversa índole,
de la oferta documental que contienen, de las condiciones en que se encuentran y de las
posibilidades de consulta de que disponen, si tiene documentación digitalizada a la que
se acceda por Internet, etc., etc. Extensión de los trabajos de esta sección: 10.000
caracteres con espacios, incluidas notas y bibliografía, si la hubiera.
D) Reseñas de libros de la disciplina. Con particular interés en aquellos que refieran a
problemas epistemológicos y metodológicos o que enfoquen la problemática relativa a
la archivística o cualquiera de las disciplinas relacionadas con la conservación y
372
preservación de patrimonio documental escrito y/o audiovisual. Este interés no es
excluyente, en cuanto a otras propuestas disciplinares. Extensión: 5.000 caracteres con
espacios.
E) Revista de revistas. Extensión: 5.000 caracteres con espacios. Dedicada a las
publicaciones periódicas de la disciplina y al igual que en la sección anterior, con
particular interés por aquellas dedicadas a la problemática historiográfica, archivística o
cualquiera de las disciplinas relacionadas con la conservación y preservación de
patrimonio documental escrito y/o audiovisual o que contengan secciones o artículos
sobre estas cuestiones.
Los trabajos enviados deben respetar las pautas de presentación insertas más abajo
("Normas de publicación"); caso contrario, no serán considerados a los fines de su
evaluación y publicación.
Normas de Publicación
1. El Comité Editorial de la Revista receptará sólo trabajos originales e inéditos, en
idioma español, inglés, francés, italiano y portugués.
2. Los trabajos recibidos serán considerados por los miembros del Consejo de
Redacción y por evaluadores internos y/o externos a los fines del referato.
3. La aceptación de los trabajos para su publicación se comunicará a los autores por
escrito. En ningún caso se devolverán los originales. El Consejo de Redacción no se
hace responsable por los trabajos no publicados ni se obliga a mantener correspondencia
con los autores sobre las decisiones de selección.
4. La presentación de los trabajos con pedido de publicación debe realizarse de la
siguiente manera:
- Los artículos y toda otra comunicación vinculada a la Revista deberán remitirse por
vía electrónica a: [email protected]
373
- Los trabajos deben estar elaborados en procesador de texto Word u otro compatible,
preferentemente en formato RTF, en hoja tamaño A4, interlineado 1.5, fuente Times
New Roman, tamaño 12. Se omitirán los datos del autor en su primera página, porque el
referato externo es anónimo.
- Se debe incluir un resumen, en español e inglés, de hasta 1.000 caracteres y cuatro
palabras claves, en los mismos idiomas, que identifiquen el contenido del trabajo.
- En hoja aparte se enviará una solicitud de consideración del artículo o la reseña para su
publicación dirigida al Director de la Revista, incluyendo datos personales (nombre y
apellido, inserción institucional, dirección postal y electrónica).
- Se solicita, además, el envío en archivo aparte de una imagen en formato JPG que
pueda acompañar como viñeta, en el índice de la revista digital, el título del artículo.
5. Los límites de extensión para los trabajos son los que se indican en cada sección; en
todos los casos, la suma total de caracteres debe considerar como incluidos los espacios
y las notas.
6. Las tablas, cuadros, gráficos e ilustraciones se presentarán, en las copias impresas y la
electrónica, en hojas y archivos aparte, respectivamente, consignando claramente en el
cuerpo del trabajo la ubicación de cada una de ellas. Las tablas, cuadros, gráficos e
ilustraciones se presentarán de la siguiente forma: el título se colocará en letra regular,
tamaño de fuente 10. El texto se escribirá en letra regular, tamaño de fuente 9. La fuente
de información se consignará en letra regular, tamaño de fuente 8; la palabra Fuente irá
subrayada.
7. Los títulos, secciones y demás partes del texto deberán escribirse como sigue:
- Título del artículo: en negrita, alineación centrada y tamaño de fuente 12, sin punto al
final.
- Subtítulos: en negrita, alineación justificada, tamaño de fuente 12, sin punto al final.
- Subdivisiones principales dentro de los subtítulos: en letra regular subrayada,
alineación justificada y tamaño de fuente 12, sin punto al final.
8. El resumen del trabajo se colocará después del título, centrado, con sangría izquierda
y derecha de 0.5 cm., en letra cursiva, tamaño de fuente 10. A continuación se colocarán
las palabras clave. El orden es el siguiente:
374
Resumen
Palabras clave
Abstract
Key Words
9. Para destacar alguna palabra o expresión dentro del texto se utilizarán únicamente las
letras cursivas. En el cuerpo del texto, para distinguir el título de los trabajos a que se
aluda se utilizarán cursivas �si se trata de libros� y comillas �en caso de artículos o
capítulos de libros�.
10. Las sangrías se utilizarán exclusivamente en la primera línea de los párrafos de
texto, siendo su extensión de 0,5 cm.
11. Las citas textuales, documentales o bibliográficas, deberán ir en todos los casos en
letra regular y entrecomilladas. Cuando las citas textuales superen las cinco líneas de
extensión, se colocarán fuera del párrafo, centradas y con sangría derecha e izquierda de
0,5 cm. Dentro de una cita, para indicar que se ha cortado parte del texto, utilizar: [...]
En una cita textual siempre el punto final debe colocarse antes de las comillas de cierre,
a no ser que, al truncarse la cita original, el autor lo exprese colocando tres puntos.
12. El número de la nota debe insertarse siempre después del punto de la frase �o del
signo de puntuación que corresponda�, sin dejar espacio. Cuando la nota corresponde a
una palabra dentro de la oración debe hacerse sobre la misma.
13. Se recomienda a los autores ser especialmente puntuales y cuidadosos en el
cumplimiento de las siguientes normas sobre Notas y Citas Bibliográficas:
13. a) Deben ir a pie de página, en fuente Times New Roman, tamaño 10. Si se estima
pertinente puede agregarse listado bibliográfico al final del texto.
13. b) Para todo deben seguirse los siguientes criterios formales, lo que se recomienda
muy particularmente:
- Signaturas archivísticas: nombre del archivo o repositorio documental (la primera vez
se citará completo y a continuación se aclarará, entre paréntesis, "en adelante:", seguido
375
de la sigla a utilizar con posterioridad en el artículo); sección, serie documental,
signatura del documento, según corresponda en cada caso.
- Libros: nombre de pila del autor en minúsculas -salvo las iniciales- y apellido en
mayúsculas; título completo de la obra en letra cursiva; lugar de edición; editorial, si
corresponde; año de publicación; página (p.) o páginas (pp.). Todo irá separado por
comas. Ej.: Joseph A. TULCHIN, La Argentina y los Estados Unidos. Historia de una
desconfianza, Buenos Aires, Planeta, 1990.
- Capítulos en obras colectivas: nombre de pila del autor en minúsculas -salvo las
iniciales- y apellido en mayúsculas; título del capítulo entrecomillado; nombre de pila
del autor de la obra colectiva en minúsculas -salvo las iniciales- y apellido en
mayúsculas, aclarando inmediatamente a continuación -si corresponde- si se trata de
editor/es (ed.) o compilador/es (comp.); título completo de la obra colectiva en cursiva;
lugar de edición; editorial, si corresponde; año de publicación; página (p.) o páginas
(pp.). Todo irá separado por comas. Ej.: Juan Carlos GARAVAGLIA y Juan Carlos
GROSSO, "Comerciantes, hacendados y campesinos. Un mercado local en el valle
poblano (Tepeaca, 1792)", Juan Carlos GROSSO y Jorge SILVA RIQUER (comp.),
Mercados e historia, México D.F., Instituto Mora, 1994, pp. 252-310.
- Artículos en revistas: nombre de pila del autor en minúsculas -salvo las iniciales- y
apellido en mayúsculas; título completo del artículo entrecomillado; título de la
publicación periódica donde fue publicado en letra cursiva; lugar de edición (no es
imprescindible); volumen (vol.), número (núm.), fecha de edición, página (p.) o páginas
(pp.), todo separado por comas. Ej.: Marta VALENCIA, "Las tierras públicas de Buenos
Aires: políticas y realidades en la segunda mitad del siglo XIX", Anuario del Centro de
Estudios Históricos "Prof. Carlos S. A. Segreti", Córdoba, año 1, núm. 1, 2001, pp. 113-
128.