felix candela

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FELIX CANDELA Arquitecto e ingeniero hispano-mexicano nacionalizado estadounidense, una de las figuras más destacadas del siglo XX en el desarrollo de nuevas formas estructurales de hormigón armado. Candela nació en Madrid el 27 de enero de 1910, y en 1935 obtuvo el título de arquitecto por la Escuela Superior de Arquitectura de esta misma ciudad. De inmediato ingresó en el ejército español como alférez de artillería, y al estallar en 1936 la Guerra Civil española tomó partido por la República, y luchó en sus filas con el rango de capitán. Al finalizar la contienda tuvo que exiliarse en México, país del que se nacionalizó en 1941. Candela heredó de su maestro Eduardo Torroja algunos de los fundamentos de su obra: la idea de que el ingeniero ha de ser un poeta, la convicción de que la estructura depende de la forma más que del material empleado, y la línea de investigación sobre cubiertas ligeras de hormigón armado. Su mayor aportación en el terreno estructural han sido las estructuras en forma de cascarón generadas a partir de paraboloides hiperbólicos, una forma geométrica de una eficacia extraordinaria que se han convertido en el sello distintivo de su arquitectura. Entre sus obras más emblemáticas destacan el laboratorio de Rayos Cósmicos (1952) para la ciudad universitaria de México, con su cubierta ondulada de hormigón de tan sólo 15 mm de espesor; la iglesia de La Milagrosa (1953) en la colonia Narvarte de esa ciudad, bajo cuyas bóvedas dobladas se configura un espacio que recuerda las construcciones de Antoni Gaudí; el restaurante Los Manantiales (1958) en Xochimilco, con sus ocho láminas sutiles que se abren como un nenúfar sobre un promontorio rodeado por jardines flotantes; y el Palacio de los Deportes para los Juegos Olímpicos de México celebrados en 1968, un impresionante edificio proyectado junto con Enrique Castañeda y Antonio Peyrí, cubierto por una gran cúpula picuda forrada en cobre. Candela también ha desempeñado una importante labor docente, primero en la capital mexicana desde 1953 y más tarde en Chicago desde 1971 hasta 1978, año en que adoptó la nacionalidad estadounidense. Aunque comparte con Buckminster Fuller la capacidad de innovación en el terreno estructural, su carrera arquitectónica está más asociada a la del italiano Pier Luigi Nervi, que también investigó en el campo del hormigón armado desde su doble condición de arquitecto y promotor.

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Page 1: Felix Candela

FELIX CANDELA

Arquitecto e ingeniero hispano-mexicano nacionalizado estadounidense, una de las figuras más destacadas del siglo XX en el desarrollo de nuevas formas estructurales de hormigón armado. Candela nació en Madrid el 27 de enero de 1910, y en 1935 obtuvo el título de arquitecto por la Escuela Superior de Arquitectura de esta misma ciudad. De inmediato ingresó en el ejército español como alférez de artillería, y al estallar en 1936 la Guerra Civil española tomó partido por la República, y luchó en sus filas con el rango de capitán. Al finalizar la contienda tuvo que exiliarse en México, país del que se nacionalizó en 1941. Candela heredó de su maestro Eduardo Torroja algunos de los fundamentos de su obra: la idea de que el ingeniero ha de ser un poeta, la convicción de que la estructura depende de la forma más que del material empleado, y la línea de investigación sobre cubiertas ligeras de hormigón armado. Su mayor aportación en el terreno estructural han sido las estructuras en forma de cascarón generadas a partir de paraboloides hiperbólicos, una forma geométrica de una eficacia extraordinaria que se han convertido en el sello distintivo de su arquitectura. Entre sus obras más emblemáticas destacan el laboratorio de Rayos Cósmicos (1952) para la ciudad universitaria de México, con su cubierta ondulada de hormigón de tan sólo 15 mm de espesor; la iglesia de La Milagrosa (1953) en la colonia Narvarte de esa ciudad, bajo cuyas bóvedas dobladas se configura un espacio que recuerda las construcciones de Antoni Gaudí; el restaurante Los Manantiales (1958) en Xochimilco, con sus ocho láminas sutiles que se abren como un nenúfar sobre un promontorio rodeado por jardines flotantes; y el Palacio de los Deportes para los Juegos Olímpicos de México celebrados en 1968, un impresionante edificio proyectado junto con Enrique Castañeda y Antonio Peyrí, cubierto por una gran cúpula picuda forrada en cobre. Candela también ha desempeñado una importante labor docente, primero en la capital mexicana desde 1953 y más tarde en Chicago desde 1971 hasta 1978, año en que adoptó la nacionalidad estadounidense. Aunque comparte con Buckminster Fuller la capacidad de innovación en el terreno estructural, su carrera arquitectónica está más asociada a la del italiano Pier Luigi Nervi, que también investigó en el campo del hormigón armado desde su doble condición de arquitecto y promotor.

Sus estructuras como cáscaras de huevo, pero en hormigón y con un mínimo espesor, le dieron la fama. El talento y el afán experimentador de Félix Candela, un arquitecto madrileño formado en la España de la República y abocado a un larguísimo exilio en febrero de 1939, quedan reflejados en la Guía Candela, publicada por la editorial Arquine y obra del arquitecto mexicano Juan Ignacio del Cueto.

Candela trabajó más de 30 años en México, entre 1939 y 1971, y casi 30 en Estados Unidos, entre 1971 y 1997, fecha de su fallecimiento. Es el nombre más conocido de los 25 arquitectos españoles que se exiliaron en México (unos 50 en toda Latinoamérica), y su labor allí estuvo enfocada en las estructuras laminares de hormigón armado (llamadas cascarones por su alabeada ligereza). A veces solo, o, en la mayoría de los casos, acompañado por los

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mejores arquitectos mexicanos, que acudían a él en busca de soluciones estructurales, Candela dejó una serie de obras que destacan por su imaginación, eficiencia y economía.

“Candela desarrolló una tecnología constructiva de origen europeo con la que alcanzó en México, su patria de adopción, las máximas cotas de calidad y expresividad, basándose en las ventajas estructurales que aporta la forma geométrica del paraboloide hiperbólico”, explica Juan Ignacio Del Cueto.

La planta embotelladora de Bacardí se considera como una de sus obras maestras (se encuentra en Ciudad de México junto a las oficinas de la compañía ronera proyectadas por Mies van der Rohe, la única obra del arquitecto alemán en Latinoamérica). Para Del Cueto, otros logros del arquitecto son, en Ciudad de México, la iglesia de la Medalla Milagrosa, la Bolsa de Valores y el restaurante Los Manantiales (un proyecto similar a la cubierta del restaurante L'Oceanogràfic de Valencia, obra póstuma de Candela), y la parroquia de San Felipe de Jesús en Palmira, en Cuernavaca.

La Guía Candela ofrece planos numerados para seguir la ruta, fotografías y los comentarios de Del Cueto, profesor universitario que se doctoró en Barcelona con la tesis Arquitectos españoles exiliados en México. "De los 25 que llegaron a México", dice Del Cueto, "los que mayor transcendencia habían tenido en España fueron Francisco Azorín, Bernardo Giner de los Ríos, Tomás Bilbao, Roberto Fernández Balbuena y Emili Blanch". Y añade que en  México también destacaron Félix Candela, Ovidio Botella, Óscar Coll, Jesús Martí, José Caridad, Arturo Sáenz de la Calzada, Jaime Ramonell y Enrique Segarra, entre otros.

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Planta Embotelladora de Bacardí

Arquitecto: Félix Candela

Ingeniero: Luis Torres Landa

Construido en: 1958-1960

Ubicación: Cuautitlán, México

Coordinaste: 19° 37' 41" N, 99° 11' 25" O

Introducción

En 1960 Félix Candela Outeriño estaba al frente de su empresa familiar Cubiertas ALA y ya disfrutaba de un reconocido éxito profesional, comenzando a ganar fama como calculista y ejecutor de estructuras laminares de hormigón armado, también llamados “cascarones” o “shells”

Una de las mayores, y más espectaculares, bóvedas de aristas con bordes libres construidas por Cubiertas Ala fueron las de la planta embotelladora de Bacardí, realizada junto a la única obra de Mies van der Rohe en este país, las Oficinas Bacardi en Ciudad de México.

Inicialmente sólo se construyeron tres bóvedas, añadiéndose en 1971, en una segunda fase, otras tres del mismo tamaño y tipología, cuya supervisión estuvo a cargo de los hermanos del arquitecto. El plan original preveía una expansión de hasta nueve bóvedas y Candela construyó las bases para tal diseño

En la misma fábrica, el arquitecto ejecutó otras edificaciones auxiliares que quedaron ensombrecidas por la espectacularidad de la planta embotelladora pero que igualmente llevan el sello de las características estructuras industriales de su autor.

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Situación

La planta embotelladora fue construida junto al edificio administrativo de la marca, obra de Mies, en una zona industrial del área Metropolitana de la Ciudad de México, Cuautitlán.

Concepto

Lo que llevó a Félix Candela a diseñar de esta manera la fábrica Bacardí fue la Terminal del Aeropuerto Lambert-St. Louis, realizada en 1956 por Minoru Yamasaki y Anton Tedesko. Dicha Terminal se componía de tres bóvedas de arista cilíndrica con arcos de refuerzo a lo largo de las aristas y costillas de refuerzo en los bordes. Candela encontró la forma general de la Terminal del Aeropuerto de San Luis atractivo, pero pensaba que las costillas a lo largo de las aristas eran demasiado pesadas. Decidido a utilizar la próxima oportunidad que tuviera "para demostrar que la terminal del aeropuerto se podría hacer en una forma simple, más elegante". Encontró la oportunidad con la Fábrica de Ron Bacardí en Cuautitlán, México, que Candela completó en 1960.

Espacios

Los seis grandes “hypars” salvan una luz de 30 metros formando dos grandes crujías que cubren más de 5000 metros cuadrados de superficie.

Cada cúpula se ancla al piso de forma diagonal

La planta embotelladora está formada por seis cúpulas esféricas de pañuelo colocadas por pares y formando tres filas de forma cuadrada. Cada una de ellas está delimitada por cuatro arcos que forman parábolas que se anclan al suelo de forma diagonal. Los arcos perimetrales de un cascarón no tienen rigidez en dirección normal a su plano y su línea de presión no coincide con la curva de contorno, por lo que necesita arcos de borde que puedan absorber y transmitir las cargas por medio de fuerzas tangenciales. Candela planteaba que “si queremos tener bordes libres, debemos tener algunos bordes interiores o aristas que lleguen al suelo por líneas inclinadas (en una estructura

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simétrica), o bien, todos los otros bordes rígidamente fijos a elementos estructurales capaces de resistir fuerzas en cualquier dirección”

Las gruesas uniones que forman los encuentros de estas cúpulas están cubiertas con marquetería y cristal, permitiendo el paso de la luz, al igual que los grandes arcos que delimitan la planta cuadrada.

Descripción

La embotelladora es el edificio eje de toda la planta y en su proyecto Candela demostró ser un digno continuador del funcionalismo de Mies van der Rohe, siempre a través de la reinterpretación creativa y el ingenio matemático.

Todos los espacios están dotados de ventilación y luz natural sin afectar los procesos de producción, pues el sol no penetra directamente a ninguna hora del día gracias a la cuidada orientación de la estructura. Los techos suben y bajan, precipitándose en milagrosa suspensión, lo que provoca una atmósfera casi religiosa: 12 m de altura, grandes ventanales y curvas sinuosas. No se sabe si es casualidad, pero el techo de la embotelladora evoca un batir de alas, tan grandes y concretas que podrían ser precisamente las de un murciélago, el emblema de la firma.

Estructura

Bóvedas

La cubierta original de la embotelladora estaba compuesta por tres bóvedas hypars, (paraboloides hiperbólicos), adyacentes con aristas de 4 cm de espesor y techos volados de 2,50 metros por los lados. Cuatro claraboyas llenan los vacíos entre los depósitos adyacentes y terminan de cuadrar la estructura pero no aportan suficiente soporte para el cascarón de las cubiertas.

Las cáscaras de Bacardí no están en contacto directo con los cimientos, cada una de las cuatro esquinas se apoya en una pierna que transfiere las cargas de las bóvedas a los cimientos, los cuales a su vez descargan verticalmente el peso en el terreno. Lazos de acero conectan los cimientos para que aguanten las fuerzas horizontales, estos refuerzos están completamente ocultos a la vista, tanto en el interior como en el exterior.

Se trata de vigas-V, que Candela utiliza en todas sus bóvedas de arista. Adicionalmente se colocan refuerzos en los bordes lo que permite que la delgadez del cascaron se exprese plenamente.

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Los arcos están situados directamente sobre las paredes de cristal para asegurar que en el caso de cargas de viento inesperado la concha sea lo suficientemente rígida como para no permitir el movimiento de los cristales. Del mismo modo, los marcos de las costillas de refuerzo de las claraboyas están fijados a las bóvedas que los rodean.

Construcción

Las tres primeras bóvedas se construyeron conjuntamente

Las tres bóvedas de la planta fueron construidas al mismo tiempo y para economizar costes Candela recurrió la forma de parábola hiperbólica pues permite la utilización de un encofrado recto.

Pese a que las tensiones en los cascarones son pequeñas y el refuerzo de acero no era necesario, éste fue utilizado por razones constructivas, para sostener el hormigón húmedo en su sitio en las superficies escarpadas y para abordar otras cuestiones prácticas tales como los efectos de los cambios de temperaturas.

La mayor aportación de Candela en el terreno estructural fueron los armazones en forma de cascarón, generados a partir de hypars (paraboloides hiperbólicos), también conocidos como “paraguas”. Los edificios son funcionales, por su base geométrica y los bajos costos de los materiales. Además generó un estilo neogótico sui géneris, sello distintivo de su arquitectura.

Materiales

En la construcción de la planta embotelladora se utilizó principalmente hormigón armado en las bóvedas, estructuras y carpinterías metálicas y grandes cristales que permitieron que la planta disfrutase de abundante luz natural.

Para la elaboración de la cimbra, superficie que daba forma a la cubierta, se utilizaron tablillas rectas de madera. También eran de madera los armazones desplegados sobre la cimbra, que creaban una retícula sobre la cual se vertía el hormigón y que una vez que éste fraguaba eran retirados.