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Favor de leerse antes del de octubre 9 Los diez leprosos Lucas 17, 11-19 Oso Ozoli: Hola amigos. Hoy quiero platicarles que también en tiempos de Jesús había enfermedades muy graves. Una de ellas era la lepra. La lepra es una enfermedad de la piel, que hace que el enfermo esté lleno de una especie de ampollas y de escamas, que hace que se le descarapele toda la piel. En tiempos de Jesús, los leprosos no podían vivir con su familia, pues podían contagiarlos. Entonces se iban a vivir solos, lejos del pueblo y de cualquier persona, hasta que se aliviaran. Cuando un leproso se sanaba, tenía que ir con el sacerdote, para que él comprobara que estaba ya sano y así le diera permiso de regresar con su familia. Un día Jesús iba caminando hacia Jerusalén y pasó por la frontera entre Samaría y Galilea. Al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia (porque tenían prohibido acercarse a la gente) y, levantando la voz, le dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». Ellos saben que Jesús puede sanarlos y por eso le gritaron. Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Los leprosos no quedaron limpios de inmediato y luego fueron a presentarse a los sacerdotes. Sino que primero tuvieron que creer en Jesús y obedecerle a pesar de que les estaba prohibido acercarse al pueblo, pero fue entonces cuando quedaron sanos. Uno de ellos, vio que estaba curado y se regresó glorificando a Dios en voz alta, y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. 1

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Page 1: Favor de leerse antes del Los diez leprosos - palabrayobra.org · Favor de leerse antes del 9 de octubre Los diez leprosos Lucas 17, 11-19 Oso Ozoli: Hola amigos. Hoy quiero platicarles

Favor de leerse antes del de octubre9

Los diez leprososLucas 17, 11-19

Oso Ozoli: Hola amigos. Hoy quiero platicarles que también en tiempos de Jesús había enfermedades muy graves. Una de ellas era la lepra. La lepra es una enfermedad de la piel, que hace que el enfermo esté lleno de una especie de ampollas y de escamas, que hace que se le descarapele toda la piel. En tiempos de Jesús, los leprosos no podían vivir con su familia, pues podían contagiarlos. Entonces se iban a vivir solos, lejos del pueblo y de cualquier persona, hasta que se aliviaran. Cuando un leproso se sanaba, tenía que ir con el sacerdote, para que él comprobara que estaba ya sano y así le diera permiso de regresar con su familia.

Un día Jesús iba caminando hacia Jerusalén y pasó por la frontera entre Samaría y Galilea. Al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia (porque tenían prohibido acercarse a la gente) y, levantando la voz, le dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!».

Ellos saben que Jesús puede sanarlos y por eso le gritaron.Al verlos, Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes».

Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Los leprosos no quedaron limpios de inmediato y luego fueron a presentarse a los sacerdotes. Sino que primero tuvieron que creer en Jesús y obedecerle a pesar de que les estaba prohibido acercarse al pueblo, pero fue entonces cuando quedaron sanos.

Uno de ellos, vio que estaba curado y se regresó glorificando a Dios en voz alta, y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano.

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Page 2: Favor de leerse antes del Los diez leprosos - palabrayobra.org · Favor de leerse antes del 9 de octubre Los diez leprosos Lucas 17, 11-19 Oso Ozoli: Hola amigos. Hoy quiero platicarles

Jesús dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?» Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».

Todos habían sido curados, porque todos habían creído en Jesús y se habían atrevido a obedecerle. Sin embargo, solo uno glorifica a Dios, es decir reconoce que Dios está por encima de todo, se postra a los pies de Jesús, pues reconoce que Él es el Hijo de Dios y le da las gracias. Sólo este samaritano tiene una nueva relación con Jesús. Tiene una fe mayor que no solamente lo sana, sino también lo salva.

Y aunque los otros nueve no han regresado a darle las gracias, Jesús no les retira la salud que les ha regalado. Sin embargo, sí se han perdido la oportunidad de reconocer a Jesús como el Hijo de Dios que se ha acercado personalmente a ellos para sanarlos.

¡Que no nos pase lo mismo a nosotros! ¡Cuántos milagros hace Jesús en nuestras vidas! ¿Has logrado ver y reconocer estos milagros, o te cuesta trabajo verlos?

Para poder verlos es necesario estar más pendiente. Reconocer aquellas ocasiones en las que le has dicho a Jesús, como los diez leprosos: “Jesús ten compasión de mí”. Y que Él te ha concedido lo que le pides. Y luego sé agradecido y dale gloria a Dios por esos milagros.

A veces se nos olvida agradecer o pensamos que no necesitamos dar las gracias porque nosotros nos merecemos todos los regalos. Pero ¿tú crees que esa es la actitud que le gusta a Dios?

El agradecimiento a Dios, nos permite reconocerlo como nuestro Papá, que siempre está pendiente de nosotros, porque nos ama.

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Hoy dale las gracias a Dios por todo lo que ha hecho en tu vida, con tus propias palabras o cantando la canción 7: Gracias Dios, de tu CD. También dale gloria a Dios, reconociendo todo lo grande, bueno y maravilloso que Él es y si quieres canta la canción 3: Alabado sea el Señor, también de tu CD: Dios me ama siempre.

¿Puedes identificar quién

es el leproso que se regresó

con Jesús para darle las

gracias?

Juan Miguel Pellat Thomé

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Los Ornitólogos son personas que se dedican a estudiar a los pájaros; y al estudiarlos, han descubierto cosas muy interesantes sobre sus costumbres y sus actividades.

Por ejemplo, descubrieron que los cantos de los pájaros no son sólo una serie de bonitos sonidos, sino que contienen un complicado lenguaje con el que se pueden comunicar entre sí y desde luego con Dios, su Creador.

Seguramente has oído a los pajaritos cantar, pero si estás atento podrás apreciar que su canto es diferente según la ocasión.

Al amanecer, los pajaritos cantan primero piando suavemente, como para ir despertando a sus hijitos, los polluelos; y después empiezan a cantar con más fuerza y entusiasmo.

Puedes oír que su canto es muy armonioso y dulce, porque yo creo que están dándole gracias a Dios por el nuevo día.

Alguna vez los oirás “cantando” fuerte, con sonidos cortos y secos; porque posiblemente están avisando a los demás de algún peligro, como diciendo: “Cuidado, que por ahí anda el gato”.

Otras veces, por la tarde, si te fijas, oirás un canto tierno pero firme; es que están llamando a los pollitos para que se metan al nido, porque es la hora de dormir.

También es posible que descubras, por la forma en que “cantan”, cuando dos o más pajaritos están enojados discutiendo. Sólo tienes que estar atento y descubrirás que los pajaritos en verdad se comunican entre sí, y se comunican con Dios, por medio de sus cantos.

Cada mañana, al despertar, los pájaros cantan y así alaban a Dios y le dan gracias por la luz del sol, por estar vivos, por sus pollitos, y por tantas otras cosas, de las que tú y yo posiblemente ni nos acordamos de agradecer; por ejemplo: por Papá y Mamá, por estar sanos, por que no nos falta qué comer, porque podemos ir a la escuela, porque podemos caminar, correr, jugar, echar maromas y por tantas y tantas cosas más.

Aprendamos de los pajaritos a ser agradecidos y cada mañana, cuando los escuchemos, vamos a acordarnos de darle gracias a Dios por algo.

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José Luis Padilla De Alba