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FACULTAD DE PSICOLOGÍA TESIS EN OPCIÓN AL TÍTULO DE MASTER EN PSICOLOGÍA MÉDICA Título: Validación de la versión abreviada de la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños (RCADS-30) en la ciudad de Holguín, Cuba. Autora: Lic. Grethel Selva Batista Tutor: Dr. Luis Felipe Herrera Jiménez Asesor: MSc. Yuri A. Sanz Martínez 2013

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FACULTAD DE PSICOLOGÍA

TESIS EN OPCIÓN AL TÍTULO DE MASTER EN PSICOLOGÍA

MÉDICA

Título: Validación de la versión abreviada de la Escala

Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños

(RCADS-30) en la ciudad de Holguín, Cuba.

Autora: Lic. Grethel Selva Batista

Tutor: Dr. Luis Felipe Herrera Jiménez

Asesor: MSc. Yuri A. Sanz Martínez

2013

AGRADECIMIENTOS

A Yuri, por permitir que este proyecto se materializara.

A Luis Felipe, mi tutor, y a Minerva, por ofrecerme una nueva oportunidad.

A mi equipo de trabajo

y en especial a todas las personas de mi gran familia por su apoyo

incondicional.

Dedicatoria

A mi papá…

y a mi esposo.

RESUMEN

La presente investigación se realizó con el objetivo de validar la Escala Revisada de Ansiedad y

Depresión para Niños, en su versión reducida de 30 ítems (RCADS-30), en la población infanto-

juvenil de la cuidad de Holguín. Se trabajó con una muestra no probabilística intencional de 696

niños y adolescentes. En este proceso ningún elemento formal ni conceptual requirió ser

modificado. La aplicación reveló una confiabilidad elevada, tanto la referida a la consistencia

interna del instrumento, como a su consistencia en el tiempo. Se obtuvieron resultados

favorables de validez de criterio concurrente y de constructo. Se adaptaron los baremos de la

RACDS-30 para la población infanto-juvenil holguinera en cuanto al sexo y grupos de grados.

Se elaboró el Manual Profesional para guiar a los profesionales en el uso de la escala y se

sometió a evaluación de los especialistas con resultados satisfactorios. Resulta útil, además de

lo realizado, hacer extensivo el estudio de validación a muestras de otras provincias del país,

valorar la posible aplicación de la RCADS-30 en la práctica clínica e investigativa así como

desarrollar talleres de preparación para profesionales de la Psicología sobre el empleo del

Manual Profesional de la escala.

Palabras claves: RCADS-30, validación, ansiedad, depresión, niños, adolescentes.

ABSTRAC

The present research was made with the main objective of to valid the Revised Child Anxiety

and Depression Scale reduced 30 items (RCADS-30), in the children and adolescents

population in Holguín city. The sample consisted of 696 children and adolescents. In this

process, it was not required of modify any formal or conceptual element, the application showed

a high reliability, not only referred to the internal consistency of the instrumental but also to the

consistency in time. Favorable results were got about concurrent and construct validity. The

percentils in the RACDS-30 in the children and adolescents population from Holguín was

adapted for differet sexs and children grades. The Professional Manual was elaborated in order

to guide the professionals in the use of the scale and this Manual was submitted to evaluation by

specialists with satisfactory results. It is useful to make extensive this study to samples from

another provinces in our country, to value the possible application of the RCADS-30 in the

clinical and investigative practice as well as to develop meetings to prepare Psychology

professionals about the use of the on the RACDS-30 instrument.

Key words: RCADS-30, validation, anxiety, depression, children, adolescents.

TABLA DE CONTENIDOS

INTRODUCCIÓN ......................................................................................................1 CAPÍTULO 1: FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

1.1- Trastornos psicológicos en edades tempranas, una problemática actual……..6

1.1.2- Particularidades del trabajo psicológico con niños y adolescentes……………..8

1.1.3- Abordaje de los trastornos infanto-juveniles en el Manual Diagnóstico y

Estadístico de las Enfermedades Mentales (DSM)……………………………….11

1.2- La Depresión en niños y adolescentes…………………………………………….15

1.2.1- Breve reseña histórica…………………………………………………………….....15

1.2.2- Epidemiología de la depresión infantil……………………………………………...17

1.2.3- Definición de la depresión infantil…………………………………………………...19

1.2.4- Descripción clínica de la depresión infantil………………………………………...20

1.2.5- Pronóstico de la depresión infantil…………………………………………………..23

1.3- La Ansiedad en niños y adolescentes……………………………………………....25

1.3.1- Breve reseña histórica……………………………………………………………….25

1.3.2- Epidemiología de la ansiedad infantil……………………………………………....26

1.3.3- Definición de los trastornos de ansiedad…………………………………………..29

1.3.4- Descripción clínica de la ansiedad infantil…………………………………………33

1.3.5- Pronóstico de los trastornos de ansiedad………………………………………….34

1.4- Comorbilidad de la depresión y la ansiedad infantil……………………………….36

1.5- Instrumentos de evaluación de trastornos psicológicos en etapas

infanto-juveniles……………………………………………………………………….37

1.5.1- Instrumentos diagnósticos para la ansiedad y depresión empleados en

nuestro contexto………………………………………………………………………..38

1.6- La Escala Breve Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños (RCADS-30) ..40

1.6.1- Descripción de la RCADS-30………………………………………………………...40

1.6.2- Confiabilidad y validez de la RCADS-30…………………………………………….41

1.6.3- Ventajas y desventajas de la RCADS-30…………………………………………...44

CAPÍTULO 2: ASPECTOS METODOLÓGICOS

2.1- Diseño Metodológico……………………………………………………….................47

2.2- Selección de la muestra……………………………………………………………….53

2.3- Instrumentos empleados……………………………………………………………....54

2.4- Análisis de datos………………………………………………………………………..55

CAPÍTULO 3: ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS 3.1- Juicio de especialistas…………………………………………………………….........61

3.2- Estudio Piloto…………………………………………………………………………….62

3.3 - Confiabilidad y Validez del instrumento……………………………………………....62

3.4- Adaptación de baremos…………………………………………………………………83

3.5- Elaboración y evaluación del manual……………………………………………….....85

CONCLUSIONES……………………………………………………………………………...87

RECOMENDACIONES………………………………………………………………….........88

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………………..89

ANEXOS………………………………………………………………………………………100

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

1

INTRODUCCIÓN

La niñez y la adolescencia son etapas tempranas de la vida en las que por muchos años, se

pensó que estaban ajenas a problemas de salud mental, desafortunadamente esta idea fue

modificándose a partir del descubrimiento de algunos trastornos que se pueden presentar en

etapas tan tempranas. Actualmente el abordaje de la salud mental en la infancia y la

adolescencia es una preocupación primordial pues las estadísticas demuestran que una parte

no despreciable de esta población presenta trastornos psicológicos.

La prevalencia de los trastornos de salud mental en la etapa infanto-juvenil varía en

dependencia del país que se estudie y el trastorno como tal, pero de manera general se plantea

que uno de cada cuatro niños europeos padece alguna de estas dolencias (Berdullas, De

Vicente y Magán, 2010) y que un 20% de los adolescentes de todo el mundo presenta algún

problema de salud mental o del comportamiento. Ante las estadísticas en aumento, la

Organización Mundial de la Salud (OMS) subrayó la necesidad de que cada país desarrollara

políticas de carácter específico e integral para la prevención y la promoción de la salud mental

infanto juvenil, así como para la detección precoz e intervención temprana sobre los problemas

psicológicos que tienen lugar en ese momento del ciclo vital (Sáez, 2012).

En Cuba, donde la salud integral de los infantes es un tema prioritario, la prevalencia de

trastornos mentales no es comparable a las cifras que manifiesta el resto del mundo, está muy

por debajo. Sin embargo son escasos los trabajos publicados referidos a datos epidemiológicos

en este tema. Hoy en día se reconoce que entre los problemas más prevalentes en los niños y

adolescentes se encuentran los trastornos de ansiedad y depresión (Rodríguez, 2005).

Específicamente en la provincia Holguín se conoce que existe elevado índice de suicidio, uno

de los mayores del país, sobre todo en la adolescencia. Además la agresividad, la ira, la

hostilidad son conductas que manifiestan muchos niños holguineros, manifestaciones propias

de la depresión en etapas tempranas (Puig y Sanz, 2013). En cuanto a la ansiedad no se

referencian estudios publicados, aunque la experiencia clínica arroja que una parte importante

de los niños y adolescentes que acude a consulta lo hace por el deseo de “liberarse” de muchas

de las manifestaciones propias de los trastornos de ansiedad (Rodríguez y Sanz, 2013).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

2

En el contexto internacional se enfatiza en la importancia de la evaluación temprana de los

trastornos psicológicos en población infantil, pues se considera que mientras menos tardía sea

la detección de dichas alteraciones, más favorable es el pronóstico de estas (Lorenzo, Grau,

Fumero, Vizcaíno, Martín y Prado, 2003). Esta realidad puede ser una de las causas por las

que se introducen en los diferentes contextos poblacionales, cada vez más diversidad de

instrumentos diagnósticos para los trastornos en general donde la ansiedad y la depresión

ocupan una posición central.

De manera general los instrumentos diagnósticos que existen para evaluar trastornos infantiles

se basan en las dos clasificaciones más utilizadas: la clasificación dimensional de Achenbach y

la clasificación categorial del Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales

(DSM). La clasificación dimensional ha propiciado diversidad de inventarios, éstos evalúan

alteraciones psicopatológicas en dos dimensiones básicas: comportamientos internalizados, que

hacen referencia a las alteraciones emocionales, y los comportamientos externalizados que son

las alteraciones del ámbito conductual (Maganto y Garaigordobil, 2010).

La estrategia de evaluación que se sigue para arribar a un diagnóstico acorde al DSM y por

tanto a la clasificación categorial, es la entrevista, aunque en el DSM no se especifica como

evaluar la presencia de los síntomas a través de esta (Del Barrio, 1995 citado en Lacalle et al.,

2009). Estas entrevistas permiten obtener un diagnóstico fiable y preciso de trastornos infantiles

pero todas ellas requieren tiempo largo de evaluación, personal especializado y entrenamiento

profesional, por eso los profesionales de la infancia no las utilizan en su trabajo habitual, siendo

necesario otro tipo de instrumentos más breves y de menor dificultad de aprendizaje (Maganto y

Garaigordobil, 2010).

Actualmente se reconoce que los instrumentos breves que miden síntomas psicopatológicos y

pueden ser empleados como instrumentos de autorreporte y para aplicaciones clínicas, tienen

una alta demanda. En coherencia con esto recientemente se han hecho varios intentos para

crear instrumentos de autorreporte que aborden los síntomas de trastornos de ansiedad en

niños y adolescentes descritos en el DSM-IV (Sandín, Chorot, Valiente y Chorpita, 2010).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

3

Internacionalmente existe una amplia y difundida diversidad de instrumentos diagnósticos para

explorar la ansiedad y depresión en niños y adolescentes. Muchos de ellos proceden de países

anglosajones y se han adaptado a otras latitudes. En Cuba las técnicas más empleadas y que

han sido validadas son el Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado para Niños (IDAREN), el

Inventario de Autoevaluación de Depresión como Rasgo-Estado Infantil (IDEREN) y la

autoescala de Depresión de Zung y Conde. En ocasiones también se emplean instrumentos que

no están validados en el contexto cubano, lo cual hace cuestionable la veracidad de los

resultados. En este sentido se hace necesaria la validación de instrumentos diagnósticos acorde

a las características que presentan las niñas, niños y adolescentes de nuestro país. También

resulta útil la validación de instrumentos no solo en el ámbito clínico sino también en el

investigativo, donde se requiere aportar evidencias de confiabilidad y validez de instrumentos

psicológicos, propiedades psicométricas que debe poseer cualquier instrumento que desee

validarse, para eso deben existir otros instrumentos validados que permitan comparar

resultados derivados de la aplicación.

En este sentido se considera pertinente validar uno de los instrumentos breves de autorreporte,

más empleado en la mayoría de las naciones en la actualidad, se hace referencia a la Escala

Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión reducida de 30 ítems (RCADS-

30). Esta escala se usa en el contexto norteamericano y español desde hace algunos años con

resultados favorables, fue creada y adaptada en España por los especialistas Sandín, Chorot,

Valiente y Chorpita (2010). Permite determinar la presencia de síntomas propios de los

trastornos de ansiedad siguientes: Fobia social, Trastorno de pánico, Trastorno de ansiedad de

separación, Trastorno de ansiedad generalizada, Trastorno obsesivo-compulsivo y en cuanto a

la depresión, del Trastorno de depresión mayor, por tanto permite evaluar la comorbilidad de la

ansiedad y la depresión, un fenómeno que ocurre con elevada frecuencia. Consta de 6

subescalas para el abordaje de los trastornos mencionados, de 5 ítems cada una, además

requiere respuestas que valoran la frecuencia de ocurrencia de cada una de las propuestas. Las

opciones de respuesta van del 0 al 3, y se corresponden con nunca, a veces, a menudo y

siempre (Sandín et al., 2010).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

4

La RCADS-30, en su adaptación española, demostró propiedades psicométricas satisfactorias

en las pruebas que se le aplicaron; para determinar la confiabilidad se tuvo en cuenta la

consistencia interna a través del cálculo del alfa de Cronbach, también se analizó la correlación

total de ítems y las alfas cuando ítem es borrado. En cuanto a la validez se realizó un análisis

factorial confirmatorio y se evaluó la validez de constructo convergente y divergente, para ello

se aplicaron otros instrumentos que también tienen una alta demanda en el contexto

internacional, entre ellos el Cuestionario de Depresión Infantil (CDI) y la Escala Revisada de

Ansiedad Manifiesta en Niños (RCMAS). Los resultados de todas las pruebas fueron

satisfactorios (Sandín, et al., 2010).

Esta escala que se emplea en el contexto internacional y que responde a las demandas

diagnósticas que se presentan en la actualidad, con propiedades psicométricas demostradas en

países como Estados Unidos y España, pudiera comenzar a emplearse en nuestro país. Todo lo

antes explicado conllevó a la autora de la presente investigación a considerar la posibilidad de

validación de la RCADS-30 en la población infanto-juvenil holguinera.

De esa situación problémica antes abordada se deriva la siguiente interrogante científica:

¿Qué elementos conceptuales, formales, psicométricos y rangos percentilares de la escala

RCADS-30 requieren ser modificados como resultado de un proceso de validación de esta

técnica para la población infanto-juvenil holguinera?

La anterior interrogante incluye la formulación de otros cuestionamientos de carácter científico,

que han quedado formulados de la siguiente manera:

¿Qué elementos formales y conceptuales de la escala RCADS-30 requieren modificarse

para la adaptación a la población infanto-juvenil en la ciudad de Holguín?

¿Cuáles son las propiedades psicométricas de la escala RCADS-30?

¿Cómo adaptar los baremos de la escala RCADS-30 para la población infanto-juvenil de

la ciudad de Holguín, Cuba?

¿Cómo los profesionales holguineros pueden trabajar con la escala RCADS-30?

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

5

Para dar respuesta a la interrogante científica se formuló el siguiente objetivo general: Validar

la escala RCADS-30 en la población infanto-juvenil holguinera.

Como objetivos específicos de la investigación se plantean los siguientes:

Identificar los elementos formales y conceptuales de la escala RCADS-30 que requieren

ser modificados para su adaptación a la población infanto-juvenil de la ciudad de

Holguín, Cuba.

Evaluar la confiabilidad y validez de la escala RCADS-30 en la población infanto - juvenil

de la ciudad de Holguín, Cuba.

Adaptar los baremos de la escala RCADS-30 en la muestra seleccionada.

Elaborar el Manual Profesional de la escala RCADS-30 acorde a la muestra

seleccionada para su empleo en el contexto sociocultural holguinero.

Evaluar el manual considerando el criterio aportado por profesionales de la provincia de

Holguín sobre la escala RCADS -30.

Como en el contexto nacional ni en la provincia Holguín se dispone aún de un instrumento

psicométrico para la población infanto-juvenil que permita diagnosticar síntomas de los

trastornos de ansiedad y, simultáneamente, del Trastorno depresivo mayor, la introducción de la

RCADS-30 se considera un aporte novedoso, pues es una herramienta psicodiagnóstica más

que puede contribuir a realizar una mejor evaluación de estos trastornos.

También para las investigaciones clínicas, la RCADS-30 puede ser útil porque se puede

emplear como una herramienta de valoración de resultados (evaluar cambios), con aplicaciones

previas y posteriores a algún tratamiento aplicado a los niños y adolescentes.

Además en el ámbito investigativo los estudios de adaptación de técnicas requieren de otros

instrumentos validados en el contexto de aplicación para que los resultados puedan

compararse, ese es otro aporte de la validación de la RCADS-30.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

6

CAPÍTULO 1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS

1.1- Trastornos psicológicos en edades tempranas, una problemática actual

La salud mental en la infancia y la adolescencia es una preocupación primordial en la

actualidad. El tema ha cobrado interés debido a las alarmantes cifras que demuestran que una

parte no despreciable de la población infanto-juvenil mundial, presenta trastornos psicológicos.

Desde hace algunos años se plantea esta problemática, de hecho diversos trabajos han

señalado la existencia de trastornos psicológicos en la infancia con altas tasas de continuidad

en la adolescencia y a lo largo de la vida adulta (Achenbach, Dumenci y Rescorla, 2002 citado

en López, L., Alcántara, Fernández, Castro y López, J., 2010).

En el 2003 la Organización Mundial de la Salud (OMS) afirmó que alrededor del 20% de la

población infanto-juvenil sufría algún problema de este tipo y se reconoce que ha habido un

aumento en los últimos años, se ha constatado una tendencia creciente y constante. En el año

2009, la Unión Europea (UE) señaló que uno de cada cuatro niños europeos (25%) padecía

alguno de estos trastornos (Berdullas, de Vicente y Magán, 2010). Esta situación también se

reflejó en el Informe Anual de la UNICEF sobre el Estado Mundial de la Infancia, presentado en

el mes de marzo de 2012, en el que se refirió que un 20% de los adolescentes de todo el mundo

presentan algún problema de salud mental o del comportamiento (Sáez, 2012).

Esta realidad se ha impuesto a la fantasía de la infancia idealizada como sana. Durante mucho

tiempo se minimizó, o incluso se cuestionó, la existencia de los trastornos en los niños. Hoy en

día, con estos datos estadísticos, nadie duda de la presencia de los mismos, incluso en edades

muy tempranas.

Una de las especialidades encargadas del abordaje de los trastornos de salud mental de niños y

adolescentes es la Psicopatología infantil, la cual tiene una breve historia que se remonta a

inicios del siglo XIX, antes de esa época el niño no era reconocido como tal, esperándose de él

una conducta similar a la del adulto pero sin sus derechos, y considerándose propiedad de los

padres a todos los efectos (Ollendick y Hersen, 1986 citado en González, Calvo, Benavides y

Sifre, 1998).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

7

En 1976, un Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud, revisó los

conocimientos previos sobre salud mental y desarrollo psicosocial de la infancia y reconoció que

hasta entonces se había prestado una escasa atención a los trastornos psíquicos de niños y

adolescentes, a pesar de su prevalencia y severidad. Sólo es a partir de 1980, con la

publicación del DSM-III, que los trastornos infantiles aparecieron seriamente abordados (Del

Barrio, 2010).

En Cuba hay muchos profesionales que se han dedicado a la atención de niños y adolescentes.

García, A. es una de las psicólogas que se destaca en el tema y respecto a la Psicopatología

infantil expresó:

“¿Podemos afirmar que existe mayoritariamente patología en la clínica

infantil? Me atrevo a afirmar que no, ya que estamos hablando de un sujeto

en pleno desarrollo de su personalidad…” (García, 1997, p. 1).

También expresó que los trastornos psicológicos infantiles se manifiestan a través de síntomas,

los cuales son indicadores de dificultades en su correcta educación social, escolar, familiar, etc.

Estos síntomas generalmente no aparecen aislados sino como cuadros sindrómicos que varían

en dependencia de las características del niño y de su medio familiar (García, 1983).

En las expresiones anteriores se manifiesta que la autora citada no niega la existencia de los

trastornos psicológicos infantiles pero defiende el criterio que los niños que acuden a consulta,

en su mayoría, no presentan trastornos. La autora de la presente investigación no posee

discrepancia con este criterio, se reconoce que en el trabajo clínico infantil las demandas de

atención son muy frecuentes, pero esto, afortunadamente, no siempre resulta indicador de que

el niño es portador de un trastorno. No obstante algunos especialistas en Psiquiatría infantil de

nuestro país consideran que el predominio de estos desórdenes aún es incierto, pero resulta un

problema muy serio en este tipo de población. Además se afirma que muchas de las entidades

de mayor frecuencia en los adultos pueden surgir durante la infancia como es el caso de la

depresión, identificada cada vez más en la niñez (Rodríguez, 2005).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

8

La preocupación que emerge de los especialistas por la presencia de los trastornos psicológicos

en las primeras etapas de la vida no es en vano. La repercusión sociopsicológica de este tipo de

alteraciones en las fases tempranas de la vida, cuando no se atienden a tiempo ni con eficacia,

puede ser muy perjudicial. A corto plazo, las consecuencias negativas se manifiestan en el

desarrollo del propio niño o joven en todas las áreas de su vida, lo cual influye en su bienestar y

calidad de vida. El ejemplo más extremo es el suicidio, que constituye una de las primeras

causas de mortalidad entre adolescentes (Berdullas, De Vicente y Magán, 2010).

Así mismo, el impacto de los trastornos psicológicos infanto-juveniles puede no tener una

repercusión únicamente en el momento en el que se presenta sino más a largo plazo. Padecer

un problema psicológico en las primeras fases de la vida de una persona constituye uno de los

principales factores de riesgo para la salud física y psicológica futura, ya sea porque el

problema tiende a cronificarse al no recibir tratamiento, (según planteó la OMS en el 2004, un

tercio de los adultos que presentan un diagnóstico de depresión mayor sufrieron el primer

episodio de esta patología antes de los 21 años), porque puede suponer la aparición de otros

trastornos diferentes o porque predice una desadaptación psicosocial en todas las áreas lo que

puede manifestarse en futuras relaciones conflictivas, consumo de drogas, disfuncionalidad

familiar, etc (Berdullas, De Vicente y Magán, 2010).

La innegable presencia de los trastornos psicológicos en etapas tempranas de la vida y su

repercusión en el futuro de estos niños y jóvenes, orienta a los profesionales de la salud mental

infanto-juvenil a realizar con esmero su actividad diaria. La labor que se despliegue debe tener

presente las particularidades del trabajo con niños y adolescentes.

1.1.2- Particularidades del trabajo psicológico con niños y adolescentes

Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta en el trabajo con la población infanto-juvenil, es

que la personalidad del niño y del adolescente no ha terminado de desarrollarse, por eso está

sometida a cambios y a la influencia de los adultos. Toda condición presente en estas etapas

puede ser reversible (García, A. 2006). Por esta misma característica es difícil definir límites

claros entre fenómenos que son parte de la evolución normal y otros que no lo son, lo cual

obliga a realizar con rigor la evaluación y diagnóstico en estas etapas.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

9

Otra de las particularidades es que el niño psíquicamente alterado no es conciente de que

posee cierta problemática o alteración psicológica (aunque sí puede vivenciar que las cosas no

marchan bien) y en consecuencia no demanda ser atendido de manera voluntaria, como ocurre

con los adultos (Zaldivar, Vega y Roca, 2004) por eso el profesional que atiende los niños y

adolescentes debe establecer una buena relación para lograr que su paciente se mantenga

estable en la asistencia a las consultas y alcanzar el objetivo propuesto en función de la

problemática.

Del adecuado rapport también depende el acceso que pueda tener el especialista a la

información que necesita conocer, la información debe ser lo más verídica posible. Para lograrlo

el profesional debe poseer cualidades especiales a través de las cuales penetre en el mundo

infantil y debe tener dominio de los métodos y técnicas que son apropiados para su trabajo

(García, A. 2006).

El vínculo que se establece cuando el paciente es un niño, es una relación triangulada. El niño

que llega a consulta puede presentar un “conflicto de lealtad” hacia sus padres que puede

limitar su participación en consulta cuando concientemente oculta o distorsiona información que

podría lacerar la imagen de sus padres. El infante puede sentir la necesidad de “proteger” a sus

padres, ofreciendo así una imagen favorable de ellos. Puede experimentar una gran

culpabilidad si revela los secretos e intimidades de lo que sucede en el hogar ante el profesional

y multiplicar más aún sus resistencias. El hecho de que el pequeño paciente se mueva en el

centro de esta contradicción, lleva a que el proceso deba ser manejado con extrema cautela,

pues la alta sensibilidad del niño en torno a esta temática puede conducir a detenciones y

retrocesos en el trabajo clínico infantil (Zaldivar, Vega y Roca, 2004).

Todas estas particularidades que presenta la atención a niños y adolescentes reflejan el trabajo

especial que debe realizarse con ellos para ser certeros en la emisión de un diagnóstico el cual

no debe centrarse solamente en los síntomas que manifiesta nuestro consultado y el tiempo que

hace que se presentan los mismos sino que debe prestar especial atención a otros aspectos

como la edad del niño o adolescente, conocer en profundidad al niño o adolescente, con quién

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

10

vive, analizar la influencia de los adultos que conviven con él en la posible alteración o trastorno,

etc. es decir, realizar un estudio personalizado.

Acorde a lo anterior resultan muy prácticos y útiles los criterios propuestos por M. Roca, los

cuales se dividen en criterios normativos y fenomenológicos. Los primeros incluyen la

adecuación de la conducta del niño a lo esperado para su desarrollo cronológico y género

particular, la persistencia del comportamiento, las normas valorativas del comportamiento, el

alcance de la alteración, el tipo y aparente grado de severidad del síntoma, la frecuencia de

aparición del síntoma y la intensidad de sus manifestaciones, los cambios en el comportamiento

habitual, la especificidad de la situación y las circunstancias vitales. Los criterios

fenomenológicos abarcan el sufrimiento o estado de displacer, la interferencia con el desarrollo,

el grado de restricción social y los efectos sobre los demás (Zaldivar, Vega y Roca, 2004).

Para el adecuado diagnóstico de un trastorno psicológico en etapas tempranas también es

necesaria la elección adecuada de los instrumentos de evaluación y diagnóstico, los cuales

difieren de los empleados en el caso del trabajo con los adultos. Para los niños y adolescentes

se emplean recursos auxiliares como el dibujo, el uso de la plastilina, los títeres, la música, el

juego y las pruebas psicológicas.

Tampoco debe arribarse a un diagnóstico con el empleo de un solo instrumento sino que se

recomienda una valoración de varios métodos aplicados. Además se deben tener en cuenta

varias fuentes informativas (niños, padres, de ser posible los maestros) a la hora de realizar la

evaluación infantil. Esto no está exento de problemas ya que la información que se obtiene a

través de distintas fuentes no suele ser concordante. En general, los niños informan mejor que

los adultos en cuanto a los trastornos de ansiedad y depresión. Si se evalúan emociones, es

especialmente conveniente su reevaluación, por la versatilidad del niño en este campo (Del

Barrio, 2010).

Una vez que se haya recopilado toda la información el profesional debe emitir un diagnóstico. Si

el diagnóstico hace alusión a un trastorno psicopatológico debe estar respaldado y

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

11

fundamentado por alguna de las clasificaciones que existen para los trastornos y que se

emplean en el trabajo con la población infanto-juvenil.

1.1.3- Abordaje de los trastornos infanto-juveniles en el Manual Diagnóstico y Estadístico

de las Enfermedades Mentales (DSM)

En consonancia a que la Psicopatología infantil tiene una historia relativamente joven, la

clasificación de los trastornos infantiles es también un tema reciente. Las primeras

clasificaciones psiquiátricas se diseñaron esencialmente para los adultos, propiciado por los

escasos conocimientos que se tenían sobre la población infantil, (González, Calvo, Benavides y

Sifre, 1998) y aún hoy, la clasificación en la Psicopatología infantil continua siendo muy

dependiente de las descripciones formuladas para los adultos (Lacalle, et al., 2009).

Según los autores antes citados, las taxonomías para los trastornos infantiles pueden dividirse

en:

Sistemas de clasificación derivados de las nosologías de adultos.

Estos sistemas de clasificación, derivados clínicamente, se basan en las opiniones y

observaciones de diferentes profesionales en su práctica clínica. Provienen de la tradición

médica de clasificación de las enfermedades, y tienen un enfoque categorial y descriptivo de los

síndromes clínicos. Los sistemas de clasificación derivados clínicamente más conocidos son el

Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales (DSM) y la Clasificación

Internacional de Enfermedades (CIE), en sus diferentes versiones.

Sistemas de clasificación creados específicamente para la infancia.

Surgieron a partir del reconocimiento de que los trastornos infantiles pueden requerir sistemas

de clasificación distintos de los de los adultos. Se dividen, a su vez, en clasificaciones

categoriales, dimensionales y evolutivas. En las clasificaciones dimensionales se destaca la

aportada por Achenbach y Quay (Del Barrio, 2010).

A pesar de la aportación que supone cada una de estas clasificaciones creadas

específicamente para la infancia, ninguna de ellas cuenta con el reconocimiento que en la

actualidad tienen los dos sistemas de clasificación editados por las dos instituciones

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

12

internacionales más importantes en este sentido: la American Psychiatric Association y la

Organización Mundial de la Salud. Los manuales de clasificación publicados por estas

instituciones son el DSM y la CIE respectivamente (del Barrio, 2010). En la presente

investigación se trabajó principalmente con los criterios diagnósticos del DSM-IV pues las

subescalas elaboradas en la técnica que se validó, hacen alusión a síntomas de algunos de los

trastornos descritos en este manual.

Los sistemas DSM son sistemas de clasificación cuyo objetivo consiste en ofrecer descripciones

claras de las categorías diagnósticas para facilitar a los clínicos e investigadores el diagnóstico,

la comunicación, el estudio y la atención a las personas con diversos trastornos mentales

(American Psychiatric Association, 1995). Los manuales editados han sufrido diversos cambios

para intentar mejorar la calidad del manual en cuanto al diagnóstico de los trastornos y por

tanto, su utilidad clínica.

La versión actual del DSM ha estado precedida por seis ediciones: el DSM I (1952), DSM-II

(1968), DSM-III (1980), DSM-III-R (1987), DSM-IV (1995) y DSM-IV-R (2002). La Psicopatología

infantil y de la adolescencia ha ido aumentando su representatividad en el manual, pues en la

primera de sus ediciones se presentó una única categoría, el Trastorno de la Personalidad

Situacional Transitorio, y en la última edición del manual hay más de 40 categorías diagnósticas

que hacen referencia a la infancia y adolescencia (Lacalle et al., 2009). Esto ha constituido un

paso de avance pues ha habido un reconocimiento a la existencia de los trastornos infantiles y

de la adolescencia.

Aunque de esta forma el panorama de la clasificación infantil ha mejorado sustancialmente, se

plantea que la Psicopatología infantil continua siendo muy dependiente de las descripciones

formuladas para los adultos. Esto encuentra su fundamento en que en el DSM no existe una

diferencia clara entre trastornos infantiles y trastornos adultos, esta es una de las críticas más

contundentes que ha recibido el manual. Lo anterior se evidencia en algunos trastornos que se

presentan con frecuencia en la infancia y la adolescencia y en el DSM-IV no aparecen dentro de

esta sección, por tanto han de diagnosticarse con los mismos criterios que se utilizan para

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

13

personas adultas, en este caso se encuentra el trastorno depresivo mayor y los trastornos de

ansiedad (González, et al., 1998).

Según la American Psychiatric Association (1980, 1987, 1995, 2002), esto se debe al hecho de

que, aunque la mayor parte de estos trastornos pueden presentarse en la clínica durante la

infancia o la adolescencia, a veces no se diagnostican hasta la etapa adulta.

Otras críticas importantes respecto al abordaje de los trastornos infantiles que han realizado del

manual son las siguientes: (Doménech y Ezpeleta, 1995 citado en González et al., 1998).

El espacio reservado a los niños y adolescentes es muy reducido en comparación con el

dispensado a los adultos

La información sobre la edad de comienzo, curso y pronóstico de los trastornos infantiles

sigue siendo escasa

La posibilidad de que se produzcan efectos iatrogénicos y de estigmatización del niño

son consecuencias negativas tanto en relación a la percepción que los demás tienen del

niño como a la que el niño tiene de sí mismo.

Los apartados que tratan los trastornos en la infancia tienen poco en cuenta el factor

evolutivo, es decir la expresión de los síntomas según la edad. Debido a los rápidos

cambios que se producen durante este período, puede ser difícil hacer encajar un

trastorno dentro de una unidad sindrómica rígidamente organizada según la forma que

tiene el síndrome en la adultez

Existe un alto índice de comorbilidad en los trastornos infantiles lo cual puede dificultar el

emitir el diagnóstico de un trastorno. En la práctica se observa que algunos niños

presentan problemas que no pueden identificarse con una categoría concreta porque

presentan características que corresponden a varias categorías.

A pesar de estas limitaciones ha de destacarse que el DSM-IV-R ofrece más subcategorías

específicas para los niños y adolescentes que las anteriores versiones. De manera general

también es importante destacar las ventajas del empleo del DSM en el abordaje de los

trastornos infantiles:

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

14

El manual goza de la aceptación desde distintas posiciones teóricas y ello se traduce en

un uso más amplio y generalizado que las restantes clasificaciones (Del Barrio, 2010).

Favorece la comunicación entre profesionales tanto de la misma como de distintas

tendencias. Dar un nombre común a los trastornos infantiles supone un nexo de unión

para intercambiar opiniones y juicios clínicos.

Proporciona al profesional un conjunto de datos relevantes desde el punto de vista clínico

y de investigación.

Es de gran ayuda en la realización de estudios epidemiológicos, etiológicos y relativos a

los resultados de la intervención. Es necesaria una taxonomía fiable y diferenciada para

realizar investigaciones sobre cuántos niños tienen un determinado trastorno, cuál es su

origen y cuál es la forma más adecuada de tratamiento.

Aunque en la actualidad algunos clínicos consideran que la clasificación de los trastornos

infantiles y adolescentes es contraproducente por la iatrogenia y estigmatización que puede

generar, es necesario resaltar la importancia que las clasificaciones tienen para emitir un

diagnóstico certero cuando el niño o adolescente posee un trastorno determinado.

De manera general el abordaje de los trastornos en niños y adolescentes es un tema reciente,

complejo, se pueden encontrar divergencias de criterios entre los especialistas en dependencia

de las posturas teóricas que asuman pero estas características no deben constituir limitantes

para su abordaje porque los datos estadísticos refieren un aumento en la aparición de los

trastornos en los niños y adolescentes. Diagnosticarlos y tratarlos es un reto y una necesidad de

la práctica clínica infantil actual.

En la presente investigación se trabajó con más profundidad los diferentes trastornos de

ansiedad y la depresión en las etapas infanto juveniles, los cuales se encuentran dentro de los

diagnósticos más prevalentes en estas etapas (Rodríguez, 2005).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

15

1.2- La Depresión en niños y adolescentes

1.2.1- Breve reseña histórica

El abordaje que se ha hecho de la depresión a lo largo de la historia, desde la Antigüedad y

hasta nuestros días, muestra su existencia y manifestación en los adultos, sin embargo, no

ocurrió de igual manera en la población infantil pues lo estudios acerca de esta problemática,

son relativamente recientes (Del Barrio, Frías y Mestre, 1994).

El pediatra Charles West (1816-1898) fue el primero en describir un caso clínico de depresión

en una niña de 10 años pero este hallazgo no tuvo relevancia en la temprana época en que lo

hizo (Mardomingo, 2011). La depresión infantil es admitida, por primera vez como desorden

mental en el IV Congreso Europeo de Paidopsiquiatría, celebrado en 1971, lo cual da inicio a la

progresiva aceptación de esta entidad (Ramírez, 2009) y en 1977, con la publicación de las

actas del Congreso Nacional del Institute of Mental Health (NIMH) y con la publicación del

DSM III en 1980, se aceptó la existencia de la depresión infantil, con la posibilidad de ser

diagnosticada con los mismos criterios de la del adulto (Del Barrio, 2000 citada en Herrera,

Núñez, Tobón y Arias, 2009).

En el abordaje de este trastorno se han planteado por lo menos cuatro concepciones. La

primera, a partir de la década de 1930, perteneciente al psicoanálisis ortodoxo, negaba su

existencia pues consideraba que el niño no tenía la madurez intrapsíquica para experimentar

una depresión (Herrera, et al., 2009). Esta postura influyó de modo negativo en el avance de la

investigación de la depresión infantil, sin embargo, dentro del mismo psicoanálisis había

teóricos que no compartían esta postura y muchos de ellos como Klein, Spitz y Bowlby, Wolf,

Ackerson, se interesaron y se anticiparon al estudio de la depresión infantil (Del Barrio, 2005

citado en Ramírez, 2009).

Aproximadamente en la década de 1960, surge la postura teórica que sostenía que la depresión

infantil se mostraba enmascarada por otros síntomas conductuales, tales como la irritabilidad o

la indisciplina escolar, manifestaciones que tenían poco que ver con los síntomas comunes

atribuidos a la depresión (Kaslow, 1999; Rodríguez, 2000 citado en Ramírez, 2009). Como

investigadores defensores de esta segunda concepción aparecen Glaser en 1968 y Malmquist

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

16

en 1977, quienes proponen la existencia de la depresión infantil de manera interna,

inobservable, adoptando manifestaciones externas diferentes a las de los adultos (Herrera, et

al., 2009).

Como tercera orientación, está la conceptualización de Rutter (1995), quien propuso que la

depresión infantil es transitoria, postula que el trastorno puede surgir en cualquier momento del

desarrollo, pero la sintomatología se dispersa en función de la edad. Los síntomas pueden

variar a través de distintos estadíos y, por lo tanto, no se deben confundir los que son comunes

en el desarrollo, con los que son específicos de un desorden depresivo (Herrera, et al., 2009).

Por último, la concepción que afirma que la depresión infantil es paralela a la del adulto y, por lo

tanto, propone que es un desorden no encubierto, similar al del adulto. Así, Beck señaló que las

cuatro categorías de síntomas depresivos en el adulto también se presentan en el niño, éstas

son: afectiva, cognitiva, motivacionales y vegetativas/psicosomáticas (Matson, 1989 citado en

Herrera, et al., 2009). Aún hay diferencias de criterios en cuanto a la manifestación de esos

síntomas depresivos descritos por Beck. Algunos autores consideran que los síntomas de los

niños y adolescentes pueden ser equiparables a los del adulto, mientras que otros piensan que

es necesaria una evaluación de los síntomas considerando los diferentes niveles del desarrollo

de acuerdo a la etapa en que se encuentra el niño y adolescente (Ramírez, 2009).

Desde el año 2001 hasta la actualidad se denota que el abordaje de la depresión infantil ha

ganado auge, así lo demuestran el número de publicaciones efectuadas en este periodo,

superior a los años anteriores. Estudios realizados por Losada y Rojas (2004) y Herrera (2007)

muestran que la fortaleza empírica y teórica reciente del tema está en la comunidad científica de

España y Estados Unidos, principalmente (Herrera, et al., 2009).

El interés que ha suscitado el asunto de la depresión infantil está basado, entre otros aspectos,

en las consecuencias secundarias que pueden desarrollarse. Entre estas se describen el

alcoholismo, abuso de sustancias, personalidad antisocial, bajo rendimiento académico,

suicidio, además del curso crónico. Otra causa que ha hecho resaltar la atención en este

trastorno es la prevalencia actual, tanto en países desarrollados como los de menos desarrollo

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

17

(Solloa, 2001 citado en Herrera, et al., 2009). A continuación se reflejan algunos datos

estadísticos que reflejan la prevalencia actual de la depresión infantil.

1.2.2- Epidemiología de la depresión infantil

Para el abordaje de este aspecto hay que tener en cuenta que las cifras varían según la

población estudiada y los métodos utilizados. De manera general se plantea que la frecuencia

de casos diagnosticados con Trastorno depresivo mayor en niños y adolescentes ha aumentado

dramáticamente en los últimos cincuenta años y la edad de inicio ha disminuido (Ulloa, De la

Peña y Nogales, 2011).

Actualmente algunos estudios reportados en España afirman que la depresión mayor afecta

entre un 2 y un 4% de la población infantil, (Del Barrio, 2008), sin embargo, hay autores que han

encontrado cifras superiores en adolescentes (Costello, 2003 citado en Del Barrio y Carrasco,

2009). Estos datos son similares a los de otros países del primer mundo.

En Hispanoamérica se encuentran cifras alarmantes que indican una incidencia del 35 al 43%,

que si se comparan con las obtenidos en España muestran un gran desequilibrio (Del Barrio,

2007 citado en Herrera, et al, 2009). Sin embargo, hay países que adolecen aún de tratar el

tema con la seriedad requerida como es el caso de Colombia donde la investigación de la

depresión infantil apenas comienza a cobrar auge (Herrera, et al., 2009). En Brasil,

específicamente en Sao Paulo, el investigador Curatolo (2001) halló el 21% de prevalencia de la

depresión en la población infantil. En estudios realizados en el Perú, en el año 2003, también se

encontró una elevada prevalencia de la depresión en población infanto-juvenil, constituyendo

uno de los problemas más frecuentes de salud mental (Ramírez, 2009). Estudios realizados en

Argentina afirman que del 30 al 40% de los adolescentes muestra signos de depresión (Wagner,

2007).

Desafortunadamente estos por cientos hacen que el Trastorno depresivo mayor se considere la

segunda patología más frecuente en Psiquiatría infantil con una elevada prevalencia (Aláez,

Martínez y Rodríguez, 2000). Además, se ha reportado que más del 50% de los pacientes que

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

18

padecen un episodio depresivo eventualmente presentarán otro y en 20 a 35% de los casos se

observan síntomas residuales persistentes y deterioro escolar o social (Ulloa, et al., 2011).

En cuanto a la relación existente entre la depresión infantil y el sexo, hay estudios que declaran

que no se producen diferencias significativas en muestras de niños (Blumerg y Izard, 1985;

Wierzbicki, 1987 citado en Del Barrio et al., 1994) sin embargo estudios más recientes afirman

que se evidencia una mayor prevalencia de síntomas depresivos en niños que en niñas de

edades comprendidas entre los 6 y 12 años y que a partir de los 12 años la incidencia es mayor

en el sexo femenino (Angold, Silberz, Eaves y Costello, 2002 citado en Bernaras, Jaureguizar,

Soroa, Ibabe y De las Cuevas, 2013).

Una de las complicaciones más severas de la depresión en la niñez y la adolescencia es la

conducta suicida (Ulloa, et al., 2011). El Dr. Sergio Pérez Barrero, Presidente de la Sección de

Suicidiología de la Sociedad Cubana de Psiquiatría, asegura que es de suma importancia el

reconocimiento de la depresión en el adolescente porque estos son más proclives que los

adultos a realizar intentos de suicidio, de ahí una de las importancias de diagnosticar la

depresión en el adolescente (Lomba, et al., 2009).

En Cuba las cifras de prevalencia del Trastorno depresivo mayor y de suicidio en niños y

adolescentes no son comparables a las del resto de los países latinoamericanos, están muy por

debajo, lo cual se debe al trabajo intenso de muchos especialistas en la rama de la Medicina,

Psiquiatría, Psicología, etc. A pesar de esto actualmente son muy pocos los trabajos que se

publican referidos a datos epidemiológicos de estas problemáticas de salud. Específicamente

en la provincia Holguín, aunque tampoco se referencian en esta investigación datos numéricos,

se sabe que esta provincia tiene un elevado índice de suicidio, sobre todo en la adolescencia.

Además, por trabajos de curso realizados por estudiantes de la carrera de Psicología en

diferentes centros escolares, se conoce que la agresividad, la ira, la hostilidad son

manifestaciones que tienden a referenciarse directamente por los estudiantes y también por los

maestros (Puig y Sanz, 2013) y la conducta agresiva en niños y adolescentes suelen ser

síntomas de depresión.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

19

1.2.3- Definición de la depresión infantil

En el ámbito psicológico, cuando un investigador se acerca al abordaje de un tema, se

encuentra con diversas definiciones que otros autores han aportado, la depresión infantil no

está exenta de esto. Existen múltiples conceptualizaciones construidas a partir de la experiencia

de reconocidos científicos del tema. Como se explicitó antes, en esta investigación se trabajó

con criterios del clasificatorio internacional DSM-IV porque los autores originales de la RCADS-

30 trabajaron con estos criterios, por tanto la definición asumida es la que aparece en este

manual. En esta definición se enfatiza en la sintomatología porque la escala que se pretende

validar así lo pauta pero también se hace alusión a otros criterios que aparecen en el

clasificador. A pesar de respetar el criterio de los autores originales de la escala, la autora de la

presente tesis también consultó el manual más actualizado y en este se evidencia que ni los

síntomas principales del diagnóstico de la depresión mayor ni el tiempo en que deben

presentarse estos síntomas han cambiado en el DSM-V, por tanto no existe incongruencia entre

los clasificadores (American Psychiatric Associaton, 2013).

El Trastorno depresivo mayor se ubica dentro de los trastornos del estado de ánimo. Las

características esenciales de este es que presenta un curso clínico caracterizado por uno o más

episodios depresivos mayores, cuyas características fundamentales son las siguientes: pasar

un período de al menos dos semanas durante el que hay un estado de ánimo deprimido, triste,

desesperanzado, desanimado, una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades. En

los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable en lugar de triste. Se pueden

experimentar al menos otros cuatro síntomas, que pueden ser: cambios del apetito o el peso,

del sueño y de la actividad psicomotora; falta de energía; sentimientos de infravaloración o

culpa; dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de

muerte o ideación, planes o intentos suicidas. Para indicar la existencia de un episodio

depresivo mayor, un síntoma debe ser de nueva presentación o haber empeorado claramente si

se compara con el estado del sujeto antes del episodio. Los síntomas han de mantenerse la

mayor parte del día, casi cada día, durante al menos dos semanas consecutivas. El episodio

debe acompañarse de un malestar clínico significativo o de deterioro social, laboral o de otras

áreas importantes de la actividad del individuo. No debe tener historia de episodios maníacos,

mixtos o hipomaníacos (American Psychiatric Association, 1995).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

20

Estos criterios aparecen en el DSM-IV para diagnosticar el trastorno tanto en los adultos como

en los niños y adolescentes. Como se abordó antes, el trastorno depresivo mayor es uno de los

que se presenta con frecuencia en la infancia, y en el DSM no aparece dentro de esta sección

sino que ha de diagnosticarse con los mismos criterios que se utilizan para personas adultas

(Del Barrio, 1998). Esto también ha sido un aspecto debatido entre los profesionales que

trabajan con niños y adolescentes, a continuación se referencian dos posturas que se han

erigido a partir del tema.

1.2.4- Descripción clínica de la depresión infantil

Algunos autores consideran que los síntomas de los niños y adolescentes pueden ser

equiparables a los del adulto, mientras que otros piensan que es necesaria una evaluación de

los mismos considerando los diferentes niveles del desarrollo de acuerdo a la etapa en que se

encuentra el niño y adolescente (Ramírez, 2009). Esto está en concordancia con que las

clasificaciones para los trastornos infantiles se han dividido en sistemas de clasificación

derivados de las nosologías de adultos y sistemas de clasificación creados específicamente

para la infancia. Estas dos posiciones establecen diferencias para el abordaje de los trastornos

por tanto se debe hacer una descripción clínica de la depresión infantil en función de las dos

posturas planteadas.

En la línea teórica que considera que la depresión infantil presenta características equiparables

con la depresión en adultos, se encuentran las clasificaciones internacionales de trastornos

mentales como el DSM-IV y la CIE-10. Desde esta visión no se propone un enfoque evolutivo.

En el DSM-IV-TR (American Psychiatric Asociation, 2002) se considera para niños y adultos los

mismos criterios diagnósticos pero se tienen en cuenta dos características que lo diferencian: la

aceptación de que, en niños y adolescentes, la irritabilidad puede reemplazar el estado de

ánimo depresivo y que los niños o adolescentes no solo subirán o bajarán de peso; sino que, al

estar en proceso de crecimiento, se considera que la inapetencia y la falta de un peso adecuado

para su edad, es un indicador importante a tomar en cuenta (Ramírez, 2009).

La segunda línea teórica considera que la depresión infantil debe describirse y conceptualizarse

a partir de un criterio o perspectiva evolutiva. Plantea que es necesaria una evaluación de los

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

21

síntomas a través de los niveles del desarrollo, afirma que a pesar de que la depresión infantil

posee similitud con la depresión adulta, tiene características que las diferencian, las cuales

están originadas, básicamente, en la naturaleza evolutiva del niño y del adolescente.

Defensores de esta postura son del Barrio (2005) y Kowatch, Emslie y Kennard (1996), entre

otros muchos, quienes afirman que el comienzo de los trastornos depresivos suele producirse

entre los 11 y los 12 años aunque el inicio de la sintomatología depresiva se observa

principalemente hacia los 7 u 8 años (Del Barrio, 2000 citada en Bernaras, et al., 2013). Ellos

critican el hecho de que las clasificaciones internacionales no toman en cuenta, con la

especificidad necesaria, las características propias de la niñez y la adolescencia (Ramírez,

2009).

Desde hace unos años se ha llegado a un acuerdo entre los expertos de esta segunda línea

teórica en cuanto a los síntomas de dicha alteración. Del Barrio en el 2005 (citada en Ramírez,

2009) hizo una recopilación de lo que varios autores refieren como síntomas habituales de la

depresión infantil y los clasifica en seis categorías:

Emocionales: se plantea la presencia de tristeza, pérdida de disfrute de las cosas,

ausencia de interés, cambios bruscos de humor, falta de sentido del humor,

desesperanza, irritabilidad, llanto frecuente y ausencia de interés por las cosas,

autocompasión, sentimientos de no ser querido.

Motores: se hace referencia por un lado a la hipoactividad, letargo, enlentecimiento

motor, inmovilidad, torpeza, estupor y atonía; y, por el contrario, también encontramos la

hiperactividad e inquietud.

Cognitivos: la autora cita la falta de concentración, pérdida de memoria y descenso en el

rendimiento académico; así como, pesimismo, desesperanza, indecisión, sentimientos de

culpa, baja autoestima, pensamientos morbosos (piensa en cosas tristes, malas como en

la muerte propia o de sus seres queridos) e ideas suicidas.

Sociales: entre ellos encontramos el aislamiento, soledad, retraimiento, evitación e

incompetencia social.

Conductuales: en esta categoría encontramos síntomas referidos exclusivamente a la

depresión infantil, en comparación a la adulta, se hace referencia a las protestas, peleas,

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

22

desobediencia, rabietas, indisciplina escolar, delincuencia, droga y piromanía.

Psicosomáticos: entre estos síntomas destacan la enuresis, pérdida de energía, fatiga,

variaciones en el peso, dolores múltiples que no tienen origen somático, pesadillas,

alteraciones en el sueño y el apetito, baja de las defensas inmunológicas, dermatitis y

alergias.

Los síntomas que se presentan de manera frecuente en función de la edad se describen a

continuación:

Desde bebés hasta la edad preescolar (0-2 años). En este periodo de edad, la depresión está

asociada a la ausencia de estímulos emocionales adecuados por situaciones como la

hospitalización, es decir que se presenta en niños institucionalizados. Hay presencia de llanto

constante, inexpresividad, disminución del peso, vulnerabilidad a las infecciones, retardo en el

desarrollo psicológico. En esta etapa, además, son evidentes los síntomas de tipo motor como

la inexpresión facial y los movimientos corporales que indican retraimiento y rechazo. Esto fue

aportado por Spitz y Wolf (Del Barrio, 2005 citado en Ramírez, 2009).

Preescolares (2-5 años). Los síntomas afectan el área social: no participa en actividades

propias de su edad (puede negarse a ir al colegio y participar en juegos con sus pares); puede

manifestar ciertas conductas desadaptativas: irritación y agresión (hacia si mismo, objetos y

personas); además de problemas físicos: enuresis, encopresis, dificultades alimenticias,

insomnio, dolores y molestias (Cuevas y Teva, 2006; Del Barrio, 2005; Tomás, 1996 citado en

Ramírez, 2009).

Escolares (6-12 años). Los síntomas se empiezan a mostrar sobre todo en la escuela y en su

relación con los iguales, que son las actividades que caracterizan esta edad. En este período,

se puede observar rechazo a las actividades escolares, irritación (peleas y discusiones

constantes con sus coetáneos), ansiedad, dificultades en el aprendizaje, entre otros.

Relacionado con su desarrollo cognitivo, se empiezan a presentar los primeros pensamientos

negativos, se muestra autocrítico e inseguro de sus capacidades, con poca motivación y con

temores nocturnos. Se puede evidenciar, desde este período, problemas de conducta

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

23

estrechamente relacionadas con la depresión infantil, como la crisis de llanto, gritos, peleas,

conductas autodestructivas, etc.; también se siguen manifestando problemas de encopresis,

enuresis y onicofagia (Cuevas y Teva, 2006; Del Barrio, 2005; Tomás, 1996 citado en Ramírez,

2009).

Adolescentes (12-18 años). En este período los episodios depresivos se muestran con mayor

frecuencia y más intensamente; asimismo, los aspectos cognitivos y afectivos se tornan más

importantes, mientras que los aspectos motores de las edades anteriores disminuyen (Cuevas y

Teva, 2006; Weiss, 1992 citado en del Barrio 2008). Relacionados con estos cambios,

encontramos que se hacen evidentes: el disgusto con la imagen corporal y con el desempeño,

sentimientos de inferioridad, pesimismo, ideación suicida, el comportamiento aislado, agresivo

(desafiante y oposicionista); así como los problemas de anorexia, bulimia e hipersomnia

(Cuevas y Teva, 2006; Del Barrio, 2005; Tomás, 1996 citado en Ramírez, 2009).

Aunque en la presente investigación se trabaja con la descripción del Trastorno depresivo

mayor por los criterios del DSM-IV, ya que la técnica que se pretende validar está

confeccionada a partir de este clasificador categorial, se reconoce que puede haber presencia

de síntomas en los niños y adolescentes que no están descritos en el clasificador, por eso es

importante tener en cuenta también la postura que aborda el criterio evolutivo del trastorno

depresivo. Esta última puede enriquecer y explicar los resultados investigativos que arroje esta

tesis.

1.2.5- Pronóstico de la depresión infantil

Otro de los temas en los cuales existen divergencias de criterios entre los especialistas de la

Psicopatología infantil se refiere a la permanencia o transitoriedad de los trastornos. De manera

general, este aspecto depende de muchos factores que intervienen: la edad de comienzo, el

grado de vulnerabilidad del sujeto por las características personales, los factores ambientales,

los elementos que actúan como protectores, el tipo de perturbación y el tratamiento aplicado, la

precocidad de comienzo, etc (Del Barrio, 1998).

De manera general, con un tratamiento adecuado y precoz, las alteraciones infantiles tienen un

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

24

buen pronóstico en su mayoría (Kolvin, 1981 citado en Del Barrio, 1998). En la depresión infantil

la permanencia o desaparición depende del cuadro depresivo, de la edad de comienzo, y, como

se ha referido antes, del tratamiento que se aplique.

La depresión que se presenta en edades tempranas es la de mejor pronóstico. Los

adolescentes que padecen una depresión mayor tienen una probabilidad alta de desarrollar una

depresión bipolar en el plazo de 18 meses desde el comienzo (Brockington, 1982 citado en Del

Barrio, 1998), lo que representa un peor pronóstico comparado con la depresión en edades más

tempranas. La depresión mayor en adolescentes tiene una duración media de seis meses, pero

suele provocar recaídas cada cinco años (Del Barrio, 1998).

Algunos autores sostienen que la proporción de niños deprimidos que se convierten en adultos

deprimidos alcanza un 84% (Zeitlin, 1987 citado en Doménech, Araneda, Xifró, y Riba, 2003),

aunque esta cifra es considerada muy alta por otros autores. En un trabajo de Keller, et al.

(1988) se estableció que sólo la cuarta parte (21%) de los sujetos infantiles diagnosticados de

depresión continuaban con ella al cabo de un año, y otra cuarta parte (24%) la seguía

padeciendo a los dos años. Pero no por eso hay que olvidar que la depresión sufrida en la niñez

es uno de los mejores predictores de su repetición en los años posteriores de la vida

(Harrington, et al., 1990 citado en del Barrio, 1998). Así también lo reconocen los resultados de

algunos estudios de seguimiento, iniciados ya hace más de una década por investigadores

como Kovacs, Feinberg, Crouse-Novak, Palauskas y Finkelstein en 1984, quienes han

manifestado que los síntomas depresivos de los niños no eran siempre transitorios, sino

alteraciones recurrentes que podían tener consecuencias más graves más adelante para el

sujeto que los padecía (Doménech, et al., 2003).

Acorde a lo anterior aparecen estudios más recientes que han reportado que desarrollar

depresión en la infancia o adolescencia incrementa significativamente el riesgo de sufrir

depresión en la edad adulta (Vinaccia, et al, 2006 citado en López, et al., 2010) y que más del

50% de los pacientes que padecen un episodio depresivo eventualmente presentarán otro y en

el 20 al 35% de los casos se observan síntomas residuales persistentes y deterioro escolar o

social (Ulloa, et al., 2011).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

25

1.3- La Ansiedad en niños y adolescentes

1.3.1- Breve reseña histórica

Desde hace algunos años se considera que los trastornos de ansiedad son una de las

categorías diagnósticas más prevalentes de todos los trastornos psicológicos en la infancia

(Bernstein y Borchardt, 1991; Bragado, Carrasco, Sánchez y Bersabé, 1996; Jalenques y

Coudert, 1993; Kashani y Orvaschel, 1988 citado en Tabeada, Ezpeleta y de la Osa, 1998) sin

embargo, no siempre se valoró de esta manera por la creencia de que en las etapas tempranas

de la vida no debían aparecer trastornos mentales. Fue el conocido psicólogo Freud quien hizo

que entrara en crisis la idea de la no existencia de dichos trastornos en las edades infanto-

juveniles (Kaplan, Freedman y Benjamín, 1983).

Freud consideró la ansiedad como “el fenómeno fundamental y central de la neurosis” (Lorenzo,

et al., 2003). En sus prácticas clínicas y elaboraciones teóricas, demostró la veracidad de que el

niño era un padre para el hombre y que el niño neurótico era padre del hombre neurótico. Él

encontró que casi todos los pacientes neuróticos adultos habían padecido un trastorno similar

en algún momento de su infancia. Afirmó que la neurosis clínica infantil era resultado de la

ponderación de un severo conflicto de desarrollo subyacente muy difícilmente discernible. Freud

llamó a este trastorno Complejo de Edipo y lo consideró como problema fundamental en el

desarrollo de la neurosis infantil y adulta. A partir de sus resultados clínicos llegó a describir

cuatro tipos de neurosis infantil, de las cuales, tres, prevalecían en la vida adulta de la persona

(Kaplan, et al., 1983).

Al igual que Freud, en estos años más recientes algunos especialistas son defensores de que

gran parte de los trastornos de ansiedad que han padecido los adultos, tuvieron su origen en la

infancia notándose una continuidad de los síntomas a lo largo de la vida (Guerra, 1998). Sin

embargo esta idea acerca del origen temprano de los trastornos de ansiedad en los adultos ha

suscitado criterios divergentes porque los resultados relativamente recientes de estudios clínico-

epidemiológicos demuestran que la mayoría de los niños con trastornos de las emociones

llegan a convertirse en adultos normales (sólo una minoría presenta trastornos neuróticos en la

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

26

vida adulta) y que lo contrario también es posible: trastornos neuróticos del adulto parecen tener

comienzo en la vida adulta, sin antecedentes significativos en la infancia (Rodríguez, 2005).

A pesar de las divergencias de criterios es válido reconocer que una vez que Freud hizo todos

sus aportes en el tema e incluso estableció una clasificación de las neurosis infantiles, fue que

aparecieron otros intentos de clasificación de los trastornos en etapas tempranas en los cuales

se incluían también las reacciones depresivas.

1.3.2- Epidemiología de la ansiedad infantil

Los estudios epidemiológicos sobre los trastornos de ansiedad en la infancia son relativamente

recientes. Entre los países que han tenido el protagonismo en este aspecto se destacan

Estados Unidos, Canadá y otros países desarrollados. En España por ejemplo, los trastornos de

ansiedad son muy frecuentes en niños, con una prevalencia estimada que oscila, según los

estudios, entre el 9 y el 21%, significando un problema de salud importante en la población

infanto-juvenil (Ruiz y Lago, 2005)

En el 2007, Rescorla, et al., realizó un estudio transcultural en 31 países sobre alteraciones

internalizantes y externalizantes en menores, de edades comprendidas entre los 6 y 16 años, se

obtuvo que aproximadamente el 10% de menores y adolescentes presentaban trastornos de

ansiedad y se encontraron diferencias en cuanto a la prevalencia en dependencia del tipo de

trastorno de ansiedad estudiado (Anderson, 1994; Benjamín, Costello y Warren, 1990;

Bragado, Costello y Angold, 1995; Costello, Mustillo, Erkanli, Keeler y Angold, 2003; Kashani y

Orvaschel, 1990 citado en López et al., 2010).

Como tendencia general los tipos de trastornos más prevalentes en las etapas tempranas de la

vida son el Trastorno de ansiedad por separación y la Fobia escolar que se relaciona con el

Trastorno de ansiedad de separación (Ollendick y King, 1994 citado en Santacruz, Orgilés,

Rosa, Sánchez, Méndez y Olivares, 2002). En España se describe que estadísticamente el

Trastorno de ansiedad por separación afecta del 3 al 5% de los niños y del 2 al 4% de los

adolescentes (Ruiz y Lago, 2005). En cuanto al Trastorno de ansiedad generalizada, se afirma

que es frecuente en la infancia, afectando al 4,6% de la población infantil, y también es el de

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27

mayor prevalencia en niños mayores y adolescentes (Rosario, Leckman, Mercadante y Shavitt,

2005 citado en Ulloa, et al., 2011).

Del Trastorno obsesivo-compulsivo se ha planteado que es poco frecuente en niños (Toledo,

Ferrero y Barreto, 1998 citado en Guerra, 1998) y que suele iniciar en la adolescencia o a

principios de la edad adulta (American Psychiatric Association, 1995). A pesar de esto, en los

últimos años ha adquirido relevancia para la Psiquiatría infantil y de la adolescencia, debido a la

evidencia clínica de su presencia en niños y adolescentes y también al hecho de que del 30 al

50% de los adultos con este trastorno, reportan que sus síntomas se iniciaron durante la niñez

(Rosario, Leckman, Mercadante y Shavitt et al. citado en Ulloa, et al., 2011).

En cuanto al Trastorno de pánico, la edad en que se inicia varía considerablemente; aunque lo

más típico es que el inicio tenga lugar entre el final de la adolescencia y la mitad de la cuarta

década de la vida, un número reducido de casos puede iniciarse en edades más tempranas

(American Psychiatric Association, 1995). Hasta hace poco, se debatía la existencia o no de

este trastorno en niños y adolescentes. Actualmente, cada vez se reconocen más, existiendo

estudios españoles que indican que un 16% de los jóvenes entre 12 y 17 años podrían haber

sufrido alguna crisis de angustia.

De la Fobia social se conoce que ya en 1994 las investigaciones respecto al tema situaban la

edad media de inicio entre los 14 y los 16 años en los Estados Unidos pero estudios posteriores

realizados tanto en este país como en Europa ponen de manifiesto una edad de inicio más

temprana. Respecto a su prevalencia puntual en niños y adolescentes, las tasas en muestra

comunitaria que se han encontrado en algunas ciudades de España se sitúa en el 8,2%

(Olivares, 2009), dato similar a las tasas informadas por Beidel y Turner (2005), Chavira, Stein,

Bailey y Stein (2004), en los EEUU y que la prevalencia se incrementa con la edad (Olivares,

2009). En otros estudios las cifras encontradas han sido inferiores, no obstante, se piensa que

esto puede deberse a que la Fobia social es un trastorno que por su propia naturaleza tiende a

pasar desapercibido y diagnosticarse muchos años después de que aparezcan los primeros

síntomas. De los dos últimos trastornos abordados se plantea que la expresión de los mismos

es semejante a la del adulto (Ruiz y Lago, 2005).

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28

Lo anterior concuerda con los estudios realizados por Ollendick y King en 1994, donde se

describe que el Trastorno de ansiedad por separación es uno de los de mayor aparición en los

niños más pequeños, el Trastorno de ansiedad generalizada puede estar presente en todas las

edades, mientras que la Fobia social y el Trastorno de pánico son más comunes en

adolescentes. En cuanto al Trastorno obsesivo-compulsivo se plantea que suele iniciarse en la

adolescencia o a principios de la edad adulta aunque también puede hacerlo en la infancia

(Toledo, Ferrero y Barreto, 1998).

En Hispanoamérica aún se precisan estudios estadísticos acerca de los trastornos de ansiedad.

En países como Chile y Colombia actualmente se han comenzado a realizar estas

investigaciones porque no ha habido tradición de realizarlas en la población de niños y

adolescentes. En Puerto Rico se afirma que la prevalencia de trastornos psiquiátricos en la

población infanto- juvenil oscila entre el 17 y el 20% y en Brasil las cifras se comportan similares

(Vicente, et al., 2010).

En cuanto al sexo, el hallazgo más replicado por todos los estudios epidemiológicos es que los

trastornos de ansiedad son más prevalentes en las hembras que en los varones aunque

también otras investigaciones han planteado que los estudios clínicos de niños tratados no

generan diferencias significativas en cuanto al género hasta la adolescencia, momento en el

cual los trastornos de ansiedad predominan en las hembras (Rosario, et al., 2005 citado en

Ulloa, et al., 2011).

En Cuba la exploración de la ansiedad clínica en niños ha sido tema de investigación de varios

profesionales dedicados a la práctica profesional en el área infantil, como: Alonso, 1992; García,

1983; González, 1998; Martínez, 1996; Pérez, 1988; Roca, 1998 y Vega, 1988, entre otros. A

pesar de esto no existen muchas investigaciones publicadas que aporten datos estadísticos en

el tema. En el caso de La Habana, en el año 2004 se realizó una dispensarización de trastornos

mentales infanto-juveniles en el municipio Centro Habana, que es el más densamente poblado,

arrojando que entre niños y adolescentes con trastornos neuróticos habían 23 casos (Lomba, et

al., 2009). La cifra no es elevada pero solo se cuenta con la información de un municipio de la

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29

provincia cabecera del país. En Holguín no existen estudios estadísticos publicados aunque la

experiencia clínica arroja que una parte representativa de los niños y adolescentes que acude a

consulta lo hace por el deseo de “liberarse” de muchas de las manifestaciones propias de los

trastornos de ansiedad (Ramírez y Sanz, 2013).

1.3.3- Definición de los trastornos de ansiedad

En coherencia con que el instrumento que se pretende validar es construido a partir de criterios

basados en el DSM-IV, en la presente investigación las definiciones de los trastornos de

ansiedad fueron tomadas de ese manual, no obstante también se revisaron los criterios del

DSM-V y aunque ha habido algunas modificaciones, estas no se relacionan con los síntomas

que es el aspecto principal que se trabaja en esta investigación. En las definiciones que se

presentan se enfatiza en la descripción de la sintomatología de los trastornos pero también

aparecen otros aspectos que se pautan en el clasificador. Los trastornos de ansiedad que se

abordan son el Trastorno de pánico, la Fobia social, el Trastorno de ansiedad por separación,

Trastorno de ansiedad generalizada, y el Trastorno obsesivo-compulsivo.

La característica esencial del Trastorno de pánico es la presencia de crisis de angustia

recidivantes e inesperadas que se manifiestan a través de la aparición de miedo o malestar de

carácter intenso, síntomas somáticos y/o cognoscitivos como taquicardia, sudoración,

temblores, sensación de falta de aire o ahogo, miedo a perder el control. Luego de estas crisis

aparecen preocupaciones persistentes durante un período como mínimo de un mes, por la

posibilidad de padecer nuevas crisis de angustia y por sus posibles implicaciones o

consecuencias. Para efectuar el diagnóstico se requiere haber presentado, por lo menos, dos

crisis de angustia inesperadas, aunque la mayoría de los individuos refieren haber padecido un

número considerablemente mayor (American Psychiatric Association, 1995).

La característica esencial de la Fobia social es el miedo persistente y acusado a situaciones

sociales o actuaciones en público por temor a que resulten embarazosas. La exposición a estos

estímulos produce casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad. Cuando el

individuo se encuentra en las situaciones sociales o en las actuaciones en público que teme,

experimenta una preocupación constante por la posibilidad de que la actuación frente a los

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30

demás sea humillante y teme que lo vean como a un individuo ansioso, débil, loco o estúpido.

También aparece el miedo de hablar en público. Aunque los adolescentes y adultos que

padecen el trastorno reconocen que este temor resulta excesivo o irracional, puede que esto no

suceda en los niños. En la mayoría de las ocasiones las situaciones sociales o actuaciones en

público se evitan, si bien otras veces el individuo puede soportarlas aunque experimentando

sumo terror. El diagnóstico puede efectuarse sólo en los casos en los que el comportamiento de

evitación, el temor o la ansiedad de anticipación interfieren marcadamente con la rutina diaria

del individuo y su vida social, o bien genera un malestar clínicamente significativo (American

Psychiatric Association, 1995).

En los niños la Fobia social puede manifestarse a través de llantos, tartamudez, abrazos o

aferramiento a familiares cercanos y abstención de mantener relaciones con los demás hasta

llegar incluso al mutismo. Los niños mayores pueden mostrarse excesivamente tímidos cuando

se alejan de la familia, eludir los contactos con los demás, rehusar participar en juegos de

equipo y mantenerse alejados de las actividades sociales. A diferencia de los adultos, los niños

con fobia social no suelen tener la oportunidad de evitar la totalidad de situaciones temidas, y es

posible que se muestren incapaces de identificar la naturaleza de su ansiedad. También es

posible que exista una disminución de su participación en clase, rechazo escolar o evitación de

las actividades acordes a la edad. Para realizar el diagnóstico de fobia social en un niño, es

necesario haber demostrado que sus capacidades para relacionarse socialmente con sus

familiares son normales y han existido siempre, y que la ansiedad social aparece en las

reuniones con individuos de su misma edad y no sólo en cualquier interrelación con un adulto.

Cuando el trastorno se inicia en la adolescencia, puede conducir a un empeoramiento del

rendimiento social y académico (American Psychiatric Association, 1995).

Aunque en el DSM-IV, el Trastorno de ansiedad de separación se encontraba en la sección

Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia, ahora aparece como un trastorno

de ansiedad que puede presentarse también en los adultos. Los síntomas principales

permanecen iguales, aunque la redacción del criterio ha sido modificada para representar la

manifestación de síntomas de ansiedad de separación también para los adultos (American

Psychiatric Associaton, 2013).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

31

En el Trastorno de ansiedad por separación se plantea que la característica esencial es una

ansiedad excesiva respecto al alejamiento del hogar o de aquellas personas a quienes el sujeto

está vinculado. Una vez separados de éstas, suelen necesitar saber su paradero y estar en

contacto con ellas. Cuando están separados de las personas con quienes tienen mayor vínculo,

suelen preocuparse por miedos, accidentes o enfermedades que afectarán a dichas personas o

a ellos mismos. Pueden evitar ir solos a distintos sitios como la escuela. Estos niños pueden

manifestar un comportamiento de “aferramiento”, situándose muy cerca del padre o la madre y

convirtiéndose en su “sombra” a lo largo de toda la casa. La ansiedad manifiesta es superior a

la esperada en sujetos del mismo nivel de desarrollo. La alteración debe mantenerse durante un

período de por lo menos 4 semanas, empezar antes de los 18 años y provocar malestar

clínicamente significativo o deterioro social académico o de otras áreas importantes de la

actividad del individuo. Suelen tener problemas al acostarse y pueden insistir en que alguien

permanezca con ellos hasta conciliar el sueño. Durante la noche pueden trasladarse a la cama

de sus padres o hermanos, y si esto no les es permitido suelen dormir junto a la puerta del

dormitorio. Pueden tener pesadillas relacionadas con los temores del sujeto, aparecer quejas

físicas tales como dolores de estómago, cefaleas, náuseas y vómitos. Los niños más pequeños

pocas veces manifiestan síntomas cardiovasculares tales como palpitaciones, vértigos y

sensación de desmayo, síntomas que sí pueden observarse en sujetos de más edad (American

Psychiatric Association, 1995).

En cuanto al Trastorno de ansiedad generalizada se afirma que hay un predominio de ansiedad

y preocupación excesivas que se observan durante un período superior a 6 meses y que se

centran en una amplia gama de acontecimientos y situaciones. El individuo tiene dificultades

para controlar este estado de constante preocupación. En los niños la ansiedad y la

preocupación se acompañan de al menos un síntoma de los siguientes: inquietud, fatiga precoz,

dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y trastornos del sueño. Las

situaciones que originan ansiedad y preocupación no se limitan a las que son propias de otros

trastornos. Los individuos con este trastorno experimentan malestar subjetivo o deterioro social

o personal. La intensidad, duración o frecuencia de aparición de la ansiedad y de las

preocupaciones son claramente desproporcionadas con las posibles consecuencias que puedan

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

32

derivarse de la situación o el acontecimiento temidos. Los niños tienden a preocuparse por su

rendimiento o la calidad de sus actuaciones incluso cuando no son evaluados por los demás.

Durante el curso del trastorno el centro de las preocupaciones puede trasladarse de un objeto o

una situación a otros (American Psychiatric Association, 1995).

El DSM-V, en el capítulo de los Trastornos de ansiedad, ya no se incluye el Trastorno obsesivo-

compulsivo porque este se incluye en un capítulo de trastornos obsesivo-compulsivos, sin

embargo se reconoce la estrecha relación entre los trastornos mencionados y los de ansiedad

aunque estén en capítulos distintos (American Psychiatric Association, 2013).

El Trastorno obsesivo-compulsivo se caracteriza por la presencia de obsesiones o

compulsiones de carácter recurrente lo suficientemente graves como para provocar pérdidas de

tiempo significativas o un acusado deterioro de la actividad general porque suelen reemplazar

comportamientos productivos y gratificantes para el individuo lo cual tiende a ocasionar un

malestar clínicamente significativo. Aunque los adultos pueden reconocer que estas obsesiones

o compulsiones son exageradas o irracionales, este requisito no se exige en el caso de los

niños debido a que, por su edad, no disponen todavía de la suficiente capacidad cognoscitiva

para llegar a conclusiones de este tipo. Este trastorno en los niños suele presentarse de forma

similar a los de los adultos. Los rituales de lavado, comprobación y puesta en orden de objetos

son particularmente frecuentes en los niños. Éstos no suelen pedir ayuda, y los síntomas

pueden o no ser de carácter egodistónico. La mayoría de las veces el problema es detectado

por los padres que llevan al niño a la consulta. También se han visto casos de empobrecimiento

gradual del rendimiento escolar secundario a una afectación de la capacidad para concentrarse.

Al igual que los adultos, los niños son más propensos a realizar los actos rituales en su casa

que cuando están con compañeros, profesores o personas desconocidas (American Psychiatric

Association, 1995).

En ninguno de los casos los trastornos se deben a los efectos fisiológicos directos de una

sustancia o a una enfermedad médica ni pueden explicarse mejor por la presencia de otro

trastorno mental.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

33

Actualmente en todos los trastornos descritos se toman iguales criterios para diagnosticarlos

tanto en adultos como en niños (American Psychiatric Association, 2013) aunque sí aparecen

algunas especificidades para establecer el diagnóstico pero estas son insuficientes. En el

abordaje de estos trastornos se ratifica la crítica realizada al manual respecto a este aspecto

tratado en uno de los epígrafes anteriores.

1.3.4- Descripción clínica de la ansiedad infantil

La existencia de los trastornos de ansiedad en la niñez ha sido ampliamente debatida, negada

por unos y defendida por otros (García, A. 1998). Algunos autores consideran que los trastornos

de ansiedad en los niños y adolescentes pueden ser equiparables a los del adulto, y muestra de

esto es la existencia y amplio empleo de los criterios que aparecen en los clasificadores

internacionales DSM y CIE para diagnosticarlos, sin embargo, otros piensan que es necesaria

una diferenciación en cuanto a la manifestación de los trastornos de ansiedad entre la población

adulta y los niños y adolescentes.

Según la opinión experta del profesor Martínez, C. resulta necesario enfatizar, que es evidente

que este cuadro (refiriéndose a los trastornos de ansiedad) no se presenta en el niño tal como

aparece en el adulto. Desde esta segunda posición se plantea que la caracterización de la

ansiedad en adultos y su diferenciación no es factible de extender a la clínica infantil (Guerra,

1998). Algunas investigaciones relacionadas con la búsqueda de las particularidades clínico-

psicológicas de los niños con ansiedad en la edad escolar, han podido constatar diferencias en

las manifestaciones del estado ansioso entre niños y adultos, y entre menores de diferentes

etapas de desarrollo (Gutiérrez y Nieblas, 1996; Pulgar y Vicente, 1994 citado en Guerra, 1998).

En el niño es común la manifestación de la ansiedad en el plano motor, a través de

hiperactividad, trastornos de los hábitos y del aprendizaje, secundarios al estado emocional,

mientras que el adulto es capaz de controlarse mejor y generalmente no exhibe una

hiperactividad tan marcada, asociándose al cuadro clínico las preocupaciones y angustias. En

niños mayores son frecuentes la fobia a la muerte, oscuridad, soledad, escuela y enfermedades

(Guerra, 1998).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

34

De manera general las manifestaciones o síntomas de la ansiedad en la etapa infanto-juvenil

han sido descritos por varios autores: Barbán y León, 1997; Bencomo y Rodríguez, 1996;

Bragado y García, 1998; Echeburrúa, 1993; Fragela y Fernández, 1996; Fumero, 1995;

González, 1998; Guerra, 1997; Gutiérrez y Nieblas, 1997; Rutter y Whitmore, 1970; Rodríguez y

Cárdenas, 1995; Sandler, Tein y West, 1994; Spence, 1998; Torres y Valdivia, 1995 (Guerra,

1998); estos coinciden que los más frecuentes son los siguientes:

Emocionales: miedo excesivo, expresión de vivencias negativas, preocupación por

eventos futuros, tristeza, necesidad insatisfecha de afecto.

Motores: sobre-intranquilidad o retraimiento social.

Cognitivos: distractibilidad, afectación dinámica de la actividad mnémica y afectación

e inestabilidad del rendimiento intelectual. En la expresión de la ansiedad clínica infantil en el

medio escolar, las dificultades específicas en el aprendizaje aparecen producto de la sobre-

intranquilidad y el déficit atencional que esta provoca.

Sociales o vinculares: agresividad, conflicto en las relaciones interpersonales con

padres, adultos y coetáneos.

Neurovegetativos: cefalea, dolor precordial, hiperhidrosis, cólicos, taquicardia,

dermatitis, alopecia y frialdad en la piel.

Trastornos del sueño: pesadillas e insomnio.

Manifestaciones en la formación de los hábitos: inapetencia y enuresis.

1.3.5- Pronóstico de los trastornos de ansiedad

Del pronóstico de los trastornos de ansiedad se plantea que cuando aparecen en la infancia

poseen un carácter crónico, es decir, los mismos sujetos, adultos, continúan presentando

alteraciones. Por ello, una intervención temprana cumple una doble función, a saber, paliar el

sufrimiento ocasionado durante la infancia y prevenir su continuidad en el futuro (Toledo,

Ferrero y Barreto, 1998).

En el caso del Trastorno de ansiedad por separación se plantea que tanto la ansiedad por una

posible separación como evitar las situaciones que impliquen separación, pueden persistir

durante varios años. De manera general hay pocos datos sobre el curso de este trastorno,

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

35

aunque parece que, sin intervención, puede aumentar y disminuir en la medida en que estén

presentes acontecimientos vitales y transiciones del desarrollo (Last, 1993 citado en Toledo,

Ferrero y Barreto, 1998).

En cuanto a la Fobia social algunos individuos manifiestan que disminuye la frecuencia de las

crisis de angustia, evitando exponerse a ciertas situaciones. Los estudios de seguimiento

efectuados en personas tratadas en centros de asistencia terciaria (en los que puede haber un

sesgo de selección de los casos con peor pronóstico) sugieren que, al cabo de 6 a 10 años de

tratamiento, cerca del 30 % de los individuos se encuentra bien, entre el 40 y el 50 % han

mejorado, pero siguen con algunos síntomas, y del 20 al 30 % restante sigue igual o incluso

peor (American Psychiatric Association, 1995). El curso suele ser de carácter crónico o

continuo. A menudo persiste durante toda la vida, si bien a veces remite total o parcialmente en

el transcurso de la edad adulta (Toledo, Ferrero y Barreto, 1998).

Del Trastorno de ansiedad generalizada se aborda que muchos individuos que lo presentan se

consideran ansiosos o nerviosos toda la vida. El curso es de carácter crónico que puede resultar

exacerbado durante períodos de estrés intensos o momentos de transición en el desarrollo

(Last, 1993 citado en Toledo, Ferrero y Barreto, 1998).

En el Trastorno de pánico el curso típico es de carácter crónico, con altas y bajas. Algunas

personas presentan brotes episódicos separados por años de remisión, mientras que otras pre-

sentan permanentemente un cuadro sintomático intenso (Toledo, Ferrero y Barreto, 1998).

Finalmente del Trastorno obsesivo-compulsivo se plantea que la mayoría de los individuos

presentan un curso crónico con altas y bajas, con exacerbaciones de los síntomas que podrían

estar relacionadas con acontecimientos estresantes. Alrededor del 15 % muestra un deterioro

progresivo de las relaciones sociales y ocupacionales (Toledo, Ferrero y Barreto, 1998). Los

síntomas persisten en la mayoría de los pacientes y cambian a lo largo del tiempo, es decir

tienen manifestaciones dinámicas. La detección oportuna es primordial, ya que, de acuerdo con

estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el 57.3% de los individuos que sufren

Trastorno obsesivo-compulsivo no han recibido tratamiento (Ulloa, et al., 2011).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

36

1.4- Comorbilidad de la depresión y la ansiedad infantil

Otro elemento importante a tener en cuenta cuando se trabaja con niños y adolescentes que

presentan alteraciones psicológicas (y no se restringe a ellos solamente) es el tema de la

comorbilidad.

A lo largo de la historia se ha afirmado que la depresión y la ansiedad son entidades clínicas

independientes, aunque en la práctica profesional no es común diagnosticar un estado puro

pues es habitual que aparezcan de manera conjunta, en mayor o menor medida, en un mismo

paciente, por eso la coexistencia de la depresión y la ansiedad actualmente es comprendida

más como la norma que como la excepción (Zarragoitía, 2011).

Desde el principio de la investigación sobre el tema de la comorbilidad de la depresión infantil,

se percibió que esta aparece muy frecuentemente asociada a otras patologías y la ansiedad es

una con la que más se ha relacionado (Aláez, et al., 2000). En correspondencia con lo anterior,

la literatura especializada afirma que existe un alto grado de comorbilidad entre diversos

trastornos. Esta comorbilidad alcanza el del 20% al 60%, siendo las cifras más altas las

encontradas entre ansiedad y depresión (Del Barrio, 2010).

Específicamente entre el Trastorno de depresión mayor y algunos de los trastornos de ansiedad

se plantea la elevada comorbilidad. Así, se afirma que el Trastorno depresivo mayor se asocia

al Trastorno obsesivo-compulsivo, de hecho en la etapa evolutiva de la depresión las

manifestaciones obsesivo-compulsivas pueden ser los síntomas más llamativos. Además se

plantea que independientemente de la edad, los síntomas obsesivo-compulsivos pueden ser la

forma de expresión de un trastorno depresivo (Otero, et al., 1999)

En cuanto a la depresión y el Trastorno de pánico se plantea que los individuos con Trastorno

de pánico muestran una notable incidencia (50-65%) de Trastorno depresivo mayor. En un

tercio de las personas que presentan ambos trastornos, el de pánico coincide o precede la

aparición del Trastorno depresivo mayor (American Psychiatric Association, 1995). Otro

planteamiento de la teoría es que una de las características comúnmente asociadas a la Fobia

social es la baja autoestima y los sentimientos de inferioridad. Los niños que tienen dificultades

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

37

en sus relaciones sociales o no son aceptados socialmente por sus iguales son más propensos

a sufrir la soledad y a manifestar un estado de ánimo depresivo. Respecto a esto, estudios

recientes han verificado que los problemas de relación entre iguales en la infancia predice la

sintomatología depresiva en esta etapa y en la adolescencia (Bernaras, et al., 2013). Esto

demuestra que el Trastorno depresivo y la Fobia social tienen manifestaciones comunes lo cual

favorece la comorbilidad.

1.5- Instrumentos de evaluación de trastornos psicológicos en etapas infanto-juveniles

En la misma época en que la Psicopatología infantil logró su florecimiento, se inició una

actividad frenética en la generación de instrumentos de evaluación pensados para los niños, por

eso, excepto los de evaluación de la inteligencia, se denota que en un porcentaje

importantísimo, los test aparecen entre 1970 y 1990 (Del Barrio, 2010).

Los instrumentos diagnósticos que existen para evaluar trastornos infantiles se basan en las dos

clasificaciones más utilizadas: la clasificación dimensional de Achenbach y la clasificación

categorial del DSM-IV-TR. La clasificación dimensional ha propiciado diversidad de escalas que

evalúan alteraciones psicopatológicas en dos dimensiones básicas: comportamientos

internalizados, que hacen referencia a las alteraciones emocionales y los comportamientos

externalizados que son las alteraciones del ámbito conductual (Maganto y Garaigordobil, 2010).

Muchos de estos inventarios están dirigidos a padres, maestros y también a niños y

adolescentes.

La estrategia de evaluación que se sigue para arribar a un diagnóstico acorde al DSM y por

tanto a la clasificación categorial, es la entrevista, aunque en el DSM no se especifica como

evaluar la presencia de los síntomas a través de esta (del Barrio, 1995 citado en Lacalle, et al.,

2009). Estas entrevistas permiten obtener un diagnóstico fiable y preciso de trastornos infantiles

pero todas ellas requieren tiempo largo de evaluación, personal especializado y entrenamiento

profesional, por eso no es habitual que los profesionales de la infancia las utilicen en su trabajo

diario, por eso se hace necesario otro tipo de instrumentos breves y de menor dificultad de

aprendizaje (Maganto y Garaigordobil, 2010).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

38

Actualmente se reconoce que los instrumentos breves que miden síntomas psicopatológicos y

que son empleados como instrumentos de autorreporte y para aplicaciones clínicas, tienen una

alta demanda (Frías, Carrasco, Fernández & García, 2009; Gallego, Botella, Quero, Baños, &

García P., 2007; Montero, García C. y Andrés, 2009; Sandín, Chorot, Valiente y Lostao, 2009

citado en Sandín, Chorot, Valiente y Chorpita 2010). En coherencia con esto recientemente se

han hecho varios intentos para crear instrumentos multidimensionales de autorreporte que

aborden los síntomas de trastornos de ansiedad en niños y adolescentes descritos en el DSM-

IV (Sandín, et al., 2010).

En el caso de la ansiedad se ha construido una amplia multiplicidad de instrumentos para su

diagnóstico. Para la depresión no se cuenta con la misma cantidad de instrumentos

diagnósticos en comparación con la ansiedad. Los investigadores Del Barrio, Roa, Olmedo y

Colodrón, 2002 afirman que en 1975 no existían instrumentos para la evaluación de la

depresión, pero ya a partir de los años 80 los datos sobre depresión infantil, que eran en sus

inicios considerablemente dispersos e incluso contradictorios, se fueron aproximando y

coincidiendo a medida que los investigadores comenzaron la evaluación con instrumentos

adecuados (Herrera, et al., 2009).

Países como Estados Unidos y España han jugado un papel fundamental en la elaboración de

instrumentos diagnósticos para la evaluación temprana de los trastornos psicológicos en

población infantil. España, además de aportar tests, se ha destacado en adaptar los

instrumentos norteamericanos para la población europea. En nuestros días existe una amplia

variedad de instrumentos con una elevada demanda en el empleo tanto para la práctica clínica

como para las investigaciones en el contexto internacional.

1.5.1- Instrumentos diagnósticos para la ansiedad y depresión empleados en nuestro

contexto

A pesar de la diversidad de instrumentos que existen en el ámbito internacional, los psicólogos

cubanos se encuentran constantemente ante el problema de la insuficiente validación de sus

instrumentos psicodiagnósticos (Lorenzo, et al., 2003).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

39

Por esta razón, profesionales de la salud de La Habana, como Alexis Lorenzo, Jorge Grau,

Angelina Fumero, María de los A. Vizcaíno, Martha Martín, introdujeron, de forma preliminar, el

IDAREN como un instrumento más de psicodiagnóstico infantil y juvenil para la ansiedad. Esta

versión cubana del IDAREN se ha incorporado y utilizado en diferentes servicios de psicología

infantil y juvenil, también ha sido empleada para diagnosticar la ansiedad con pacientes

asmáticos severos, se aplicó a una población de diabéticos insulino-dependientes, se evaluó la

prevalencia de los valores de la ansiedad en pacientes atendidos por los Servicios de

Gastroenterología, Cirugía, Psiquiatría y Psicología del Hospital Docente Pediátrico “William

Soler”, portadores de un dolor abdominal recurrente. Por estos y otros estudios hoy en día la

utilidad del IDAREN se generaliza y constata en la práctica asistencial cotidiana de Cuba

(Lorenzo, et al., 2003).

Para el diagnóstico de la depresión infantil las escalas que han sido validadas en nuestro país

son el IDEREN, aporte realizado por los investigadores y psicólogos cubanos Alexis Lorenzo

Ruiz, Jorge Grau Abalo, Martha Martín y resulta una variante del test IDAREN y también se

emplea, por estar validada, la autoescala de Depresión de Zung y Conde (Sáez, 2012).

El IDEREN es un inventario auto-descriptivo y subdividido en dos partes. La primera pretende

medir la depresión como estado, con veinte proposiciones y tres posibles respuestas. En la

segunda parte se pretende medir la depresión como rasgo, también incluye veinte

proposiciones y las tres posibles respuestas de la primera parte. En el proceso de validación del

IDEREN (e igual sucede con el IDAREN) se confirma el carácter imprescindible de este

instrumento de evaluación psicológica, se destaca su fácil aplicación, interpretación y

versatilidad para los diferentes problemas de la salud mental infantil y juvenil (Franco, Guridi y

Cobo, 2012).

El otro instrumento que está validado en Cuba y se emplea para el diagnóstico de la depresión

es la Autoescala de Depresión de Zung y Conde, cuestionario de 20 ítems, los cuales investigan

la frecuencia de aparición en un sujeto de tristeza, desesperanza, llantos, autocastigo,

insatisfacción, rumiación suicida, irritabilidad, indecisión, sueño, fatiga física, pérdida de peso,

de apetito, estreñimiento, taquicardia, sexo, variación diurna, ralentización (Sáez, 2012).

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40

En los países desarrollados hay diversidad de instrumentos diagnósticos para evaluar la

presencia de los trastornos de ansiedad y depresión en etapas infanto-juveniles, sin embargo en

Cuba muchos de estos instrumentos no se conocen ni pueden ser empleados en la práctica

clínica sin antes ser validados. Esto coloca a los profesionales cubanos en una posición

desventajosa con respecto al resto de la comunidad científica, por lo cual es una necesidad

actual la validación de instrumentos diagnósticos. Esta necesidad y las ventajas clínicas e

investigativas que posee la RCADS-30, hace que cobre importancia validar para la población

holguinera la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión abreviada

(RCADS-30).

1.6- La Escala Breve Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños (RCADS-30)

1.6.1- Descripción de la RCADS-30

Recientemente se han hecho varios intentos por crear instrumentos multidimensionales de

autorreporte para diagnosticar síntomas de trastornos de ansiedad y depresión en niños y

adolescentes. Con este objetivo fue confeccionada la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión

para Niños (RCADS) en el año 2000 por los norteamericanos Chorpita, Yim, Moffitt, Umemoto y

Francis, específicamente para el diagnóstico del Trastorno depresivo mayor, el Trastorno de

pánico, la Fobia social, el Trastorno de ansiedad por separación, el Trastorno de ansiedad

generalizada y el Trastorno obsesivo-compulsivo. A su vez, este instrumento es una revisión de

la Escala de Ansiedad Infantil (SCAS) de Spence, 1997.

La RCADS quedó conformada por 47 ítems y la ventaja de la misma, en comparación con otras

escalas existentes, es que esta fue diseñada para proporcionar información acerca de los

trastornos del DSM-IV y así facilitar el diagnóstico de estos trastornos que incluye, además de

permitir el diagnóstico de la comorbilidad entre ansiedad y depresión. Las propiedades

psicométricas del instrumento quedaron demostradas a partir de investigaciones de los propios

autores. Recientemente un grupo de investigación de la Universidad Nacional de Educación a

Distancia en Madrid, España, reportó evidencias preliminares de validación de una versión

española de la RCADS basada en una muestra de niños y adolescentes españoles. A pesar de

que la escala es un instrumento excelente de autorreporte y permite diagnosticar síntomas de

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

41

los trastornos de ansiedad y depresión según lo descrito en el DSM-IV, es una escala

relativamente larga (Sandín, et al., 2010).

Por la demanda actual de los instrumentos multidimensionales breves que miden síntomas

propios de los trastornos y que se emplean como instrumentos de autorreporte, se consideró

que la utilidad de la RCADS podría realzarse a partir de la existencia de una versión más breve,

de ahí surgió la idea de crear la RCADS-30 (Sandín, et al., 2010). (Anexo 1)

Los autores de La Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión

abreviada (RCADS-30) fueron Sandín, Chorot, Valiente, investigadores españoles que radican

en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, de España y Chorpita, de la Universidad

de California, Estados Unidos. La escala fue confeccionada en el año 2010. Para desarrollarla

se tuvieron en cuenta los siguientes objetivos: preservar las mismas propiedades de la escala

original (de la RCADS), mantener igual número de ítems por subescala y que la cantidad de

ítems por subescala contara con un número suficiente que garantizara una adecuada y

confiable subescala. Siguiendo estos objetivos quedó conformada una escala de autorreporte

de 30 ítems con subescalas correspondientes al Trastorno depresivo mayor, el Trastorno de

pánico, la Fobia social, el Trastorno de ansiedad por separación, el Trastorno de ansiedad

generalizada y el Trastorno obsesivo-compulsivo. Cada una tiene 5 ítems. Esta técnica requiere

respuestas que valoran la frecuencia de ocurrencia de cada una de las propuestas. Las

opciones de respuesta van del 0 al 3, y se corresponden con nunca, a veces, a menudo y

siempre (Sandín, et al., 2010).

1.6.2- Confiabilidad y validez de la RCADS-30

Aunque el largo de la RCADS-30 fue sustancialmente reducido, pues 17 de los ítems de la

escala original fueron eliminados, esta nueva versión abreviada mostró propiedades

psicométricas satisfactorias. Así lo demostraron los estudios de confiabilidad y validez

realizados por sus autores.

La confiabilidad de un instrumento de medición se refiere al grado en que este produce

resultados consistentes y coherentes. Un instrumento de medición puede ser consistente

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

42

consigo mismo cuando muestra confiabilidad interna o consistencia interna. (Hernández, et al.,

2006). Esto es un indicador tradicional de confiabilidad o fiabilidad. La consistencia interna se

refiere al grado en el cual cada ítem dentro de una misma escala o subescala mide el mismo

constructo, por lo tanto se basa en la intercorrelación entre los ítems de un cuestionario, de

manera que afirmar que un cuestionario posee consistencia interna equivale, en gran medida, a

decir que los ítems que lo conforman son diferentes maneras de preguntar lo mismo (Gutiérrez,

Raich, Sánchez y Deus, 2003 citado en Sanz y Molerio, 2011).

Una de las medidas para evaluar la consistencia interna es el cálculo del coeficiente alfa de

Cronbach. Para la RCADS-30, el alfa fue de .89, también se calcularon las alfas de las

subescalas que conforman la técnica. El rango de estas alfas fue de .68, que la obtuvo el

Trastorno obsesivo-compulsivo, a .78 correspondiente al Trastorno de ansiedad generalizada.

Los autores de la RCADS-30 consideraron estos valores como satisfactorios (Anexo 2).

Para apoyar los resultados de consistencia interna también se analizó la correlación total de

ítem en cada subescala. La correlación total de ítems es la relación recíproca que existe entre la

puntuación de un ítem y la puntuación del resto de los ítems que conforman la subescala en la

cual está contenido el mismo. Si cada ítem correlaciona con la puntuación de los restantes,

entonces se está apuntando a una misma característica (Sanz y Molerio, 2011). Según revisión

de múltiples investigaciones referidas a la validación de instrumentos diagnósticos, los valores

aceptables en esta y otras pruebas estadísticas deben ser mayores a .30, incluso hay artículos

en los que se afirma que los valores deben estar por encima de .20.

Esta prueba también arrojó resultados satisfactorios, porque todos los valores estuvieron por

encima de .30 excepto en el caso del ítem 12 “Tengo que seguir comprobando que he hecho las

cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)” que obtuvo un valor de

.29 (Sandín, et al., 2010). (Anexo 2)

La validez se refiere a si el instrumento mismo mide lo que realmente pretende medir. Es un

concepto del cual pueden tenerse diferentes tipos de evidencia: validez de contenido, de criterio

y de constructo. Los autores de la RCADS-30 evaluaron la validez de constructo.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

43

La validez de constructo es probablemente la más importante sobre todo desde una perspectiva

científica. Se refiere a qué tan exitosamente un instrumento representa y mide un concepto

teórico (Bostwick y Kyte, 2005 citado en Hernández et al., 2006). Existe una evidencia empírica

que se recoge con el instrumento que se aplica a la muestra. La validez de constructo evalúa si

en esa evidencia empírica se aprecia la presencia de los conceptos teóricos (constructos) que

se pretenden medir con el instrumento, es decir, si en la práctica se refleja la teoría que

sustenta la elaboración del instrumento.

La validez de constructo se puede comprobar a través de diferentes vías: análisis factorial,

intercorrelaciones entre las subescalas que conforman el instrumento y la validez convergente y

discriminante. Todas estas vías se emplearon para comprobar la validez de la RCADS-30 por

sus autores originales pues se realizó un análisis factorial confirmatorio, se analizaron las

intercorrelaciones entre las escalas RCADS-30 y RCADS, así como entre las subescalas

análogas correspondientes y se evaluó la validez convergente y discriminante al comparar los

resultados de la RCADS-30 con otros instrumentos.

De las intercorrelaciones se obtuvo que la RCADS-30 total mostró una alta correlación con la

RCADS total, el valor fue r=0.98 y se analizaron las intercorrelaciones entre las subescalas

análogas de los dos instrumentos, los valores oscilaron entre .89 a .98 lo cual sugirió que

ambos instrumentos tienen constructos idénticos. Todas las correlaciones abordadas son

estadísticamente significativas (p<0.001) (Sandín, et al., 2010). (Anexo 3)

La validez convergente y discriminante fue analizada a través de las correlaciones. La validez

convergente puede justificarse cuando la técnica RCADS-30 correlaciona con otras escalas que

poseen constructos teóricos que estén relacionados entre sí, la validez discriminante puede

demostrarse cuando la RCADS-30 no correlaciona positivamente con otras medidas que

poseen constructos teóricos distintos o no relacionados (Sandín, et al., 2010). Para evaluar la

validez convergente y discriminante se aplicó la Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en

Niños (RCMAS), la Childhood Anxiety Sensitivity Index (CASI), la Social Anxiety Scale for

Children Revised (SASC-R), el Inventario de Depresión Infantil (CDI), el Fear Survey Schedule

for Children - 25 (FSSCE-25), la Children Affect Schedule-Positive and Negative Affect

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

44

(PANASN) y el Children Depression Questionnaire (CDN). Estos tres últimos también fueron

aportados por Sandín.

Los resultados evidenciaron que todas las subescalas de la RCADS-30 manifestaron

correlaciones positivas con la ansiedad que miden el CASI y la RCMAS, también con la

afectividad negativa, evaluado por la PANASN. Además también emergieron las siguientes

especificidades: la subescala del Trastorno de pánico correlacionó, con valores elevados, con la

ansiedad lo cual evidencia las relaciones que se pueden establecer entre estos tipos de

constructos (Sandín, Chorot & McNally, 1996; Sandín, Valiente, Chorot & Santed, 2007; Taylor

et al., 2007 citado en Sandín, et al., 2010). La Fobia social correlacionó positivamente con

elevados valores con la ansiedad social que evalúa la SASC-R y los miedos sociales que evalúa

la FSSCE-25, el Trastorno de ansiedad de separación correlacionó positivamente con elevados

valores con los miedos, que también lo evalúa la FSSCE-25. La subescala del Trastorno de

depresión mayor correlacionó positivamente con altos valores con el CDI y el CDN y también

mostró correlacionar positivamente con la ansiedad evaluada por la RCMAS y el CASI lo cual

denota la estrecha interrelación entre la depresión y la ansiedad (Anexo 4).

1.6.3- Ventajas y desventajas de la RCADS-30

Como desventajas se plantean que los estudios que demuestran las propiedades psicométricas

de la RCADS-30 se han realizado en poblaciones infanto-juvenil supuestamente sanas, no se

han extendido aún a muestras clínicas lo cual constituye una línea de trabajo futura. Se dificulta

la capacidad de discriminar entre los diferentes síntomas y trastornos que conforman la

RCADS-30 lo cual se evidencia en el análisis factorial que se realizó de la técnica en su

validación original, donde se mezclaron los síntomas de los trastornos. Otro aspecto que puede

continuar estudiándose es que la selección de los ítems que conforman la escala reducida se

basó solamente en pruebas estadísticas como el análisis factorial confirmatorio, esto puede

también valorarse con estudios teóricos (Sandín, et al., 2010).

Es importante señalar que se requieren nuevos estudios donde se evalúen las propiedades

psicométricas en diferentes poblaciones porque la escala es relativamente joven (Sandín et al.,

2010). Por último hay que reconocer que la RCADS-30 es un instrumento categorial, que

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

45

permite el diagnóstico de los síntomas más característicos de seis trastornos, pero en

Psicopatología, para arribar a un diagnóstico, no es suficiente la presencia de los síntomas sino

que cobra igual importancia el tiempo que el paciente ha estado con las manifestaciones, la

frecuencia de aparición de las mismas, los antecedentes patológicos personales y familiares, la

personalidad pre-mórbida, esto ha de explorarse con rigurosidad a través de otros instrumentos

como la entrevista clínica y otros test psicológicos. Es decir la aplicación de la RCADS-30 debe

acompañarse de otros instrumentos que permitan recopilar más información para poder

determinar si el paciente presenta o no un trastorno.

También es importante enfatizar que entre las ventajas o elementos positivos de la escala

RCADS-30 se destacan las siguientes: la RCADS-30, al ser un instrumento breve, consume

menos tiempo de aplicación (Sandín, et al., 2010) lo cual contribuye a disminuir la

desmotivación y fatiga de quien la contesta. Es importante tener en cuenta que los niños y

adolescentes centran su atención en aquello que los motiva, e ir a una consulta de Psicología

puede no ser de su agrado y por tanto este tipo de pacientes puede mostrar una posición poco

colaboradora, mostrar rechazo, falsear información. Ante estas situaciones, para la evaluación

es más factible un instrumento breve y de fácil aplicación. Además en consulta de Psicología

Clínica son atendidos pacientes que pueden presentar enfermedades como lupus, cáncer,

enfermedades renales, etc. y un instrumento breve contribuye a que se agoten menos.

Resulta útil también porque esta escala constituye una herramienta más para diagnosticar la

presencia de síntomas de los trastornos de ansiedad y depresión mayor derivados del DSM-IV y

comparar diagnósticos arrojados por otros instrumentos. Permite valorar y diagnosticar la

comorbilidad entre estos dos trastornos, que si bien aparecen en la literatura separados, suelen

presentarse juntos.

Para las investigaciones clínicas, la RCADS-30 puede ser útil porque se puede emplear como

una herramienta de valoración de resultados (evaluar cambios), con aplicaciones previas y

posteriores a algún tratamiento aplicado a los niños, también para estudios que requieren

medidas o comprobaciones de cambio cada cierto tiempo, buscando y analizando

modificaciones (Sandín, et al., 2010).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

46

En nuestro país, en la práctica clínica infanto-juvenil, se han utilizado instrumentos de

evaluación aportados por otros países lo cual resulta favorable porque se pueden comparar

nuestros resultados clínicos e investigativos con los del resto de la comunidad científica,

además nos permite beneficiarnos de los avances realizados por otros investigadores que están

trabajando en otros contextos culturales y contribuir con los nuestros al acervo común, sin

embargo, para poder lograrlo es imprescindible la validación de esos instrumentos, pues la

mayoría no está adaptado al contexto cubano y esto hace cuestionable los resultados obtenidos

con las aplicaciones realizadas. Esta situación, unida a la demanda del empleo de instrumentos

breves, de autorreporte que plantea la práctica clínica en etapas tempranas, constituye una

premisa importante para la validación de la escala RCADS-30 en la población infanto-juvenil

holguinera.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

47

CAPÍTULO 2: ASPECTOS METODOLÓGICOS

2.1- Diseño metodológico

La presente investigación se basó en el paradigma cuantitativo. Para lograr cumplir con los

objetivos se siguió un algoritmo de trabajo que contiene las siguientes acciones:

Tabla 1. Objetivos específicos de la investigación y las correspondientes acciones para darle

cumplimiento a los mismos:

Objetivos Acciones

Identificar los elementos formales

y conceptuales de la RCADS-30

que requieren modificarse para su

adaptación a la población infanto-

juvenil holguinera

1. Aplicación de la Encuesta sobre Juicio de

Especialistas.

2. Realización de un estudio piloto.

Evaluar la confiabilidad y validez

de la RCADS-30 en la población

infanto - juvenil de la ciudad de

Holguín.

1. Aplicación de la técnica a la muestra

seleccionada.

2. Cálculo de la consistencia interna, confiabilidad

test-retest, validez de constructo y validez

concurrente.

Adaptar los baremos de la

RCADS-30 para la muestra

seleccionada.

1. Determinación de los diferentes grupos

muestrales para el cálculo de baremos.

2. Cálculo de los baremos por grupos.

Elaborar y evaluar el Manual

Profesional del RCADS-30 para

su empleo en el contexto

sociocultural holguinero.

1. Integración de la información, datos y criterios de

calificación e interpretación del RCADS-30, para

elaboración del Manual.

2. Aplicación de la Encuesta sobre Juicio de

Especialistas.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

48

Para identificar los elementos formales y conceptuales de la RCADS-30 que requerían

modificarse para adaptar el instrumento a la población infanto-juvenil holguinera, fue necesario

recurrir a un equipo de profesionales con experiencia en el tema de la presente investigación

(especialistas). Para ellos se construyó y aplicó una encuesta (Anexo 5), similar a la empleada

por Sanz, 2011 en su investigación para la adaptación del STAXI-II C/A para la población infantil

cubana.

El lugar de selección de los especialistas se restringió a la provincia Holguín pues fue donde se

validó la escala. Los requisitos que debían cumplir para integrarse al presente estudio fueron los

siguientes: profesionales de la Psicología, Psiquiatría o Psicometría que son especialidades

relacionadas con el tema investigado, experiencia profesional en el trabajo con niños y

adolescentes referido al diagnóstico de alteraciones psicológicas, específicamente la ansiedad y

la depresión en estas etapas.

Los especialistas seleccionados fueron 10 en total. De ellos 3 trabajan en el Hospital Pediátrico

Universitario “Octavio de la Concepción y de la Pedraja”, 4 trabajan en policlínicos y los tres

restantes en la Universidad de Holguín “Celia Sánchez Manduley”, en la especialidad de clínica.

Con el mismo propósito de identificar los elementos formales y conceptuales de la RCADS-30

que requerían modificarse para adaptar la escala a la población infanto-juvenil holguinera

también se aplicó un estudio piloto. Este permitió además evaluar los primeros indicadores de

confiabilidad y validez del instrumento.

El estudio o prueba piloto, como también se le conoce, consiste en administrar el instrumento

que se desea validar a personas con características semejantes a las de la muestra objeto de la

investigación, de esta forma se somete a prueba no solo el instrumento sino también las

condiciones y procedimientos de aplicación. Se analiza si las instrucciones y la prueba se

comprenden. Los resultados se utilizan para calcular la confiabilidad inicial y de ser posible, la

validez del instrumento. El estudio piloto se realiza con una pequeña muestra (inferior a la

muestra definitiva). Hay investigadores que aconsejan que cuando la investigación se realiza

con 300 o más participantes, se escojan de 30 a 60 personas (Hernández et al., 2006).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

49

Acorde a lo planteado, para realizar el estudio piloto en la presente investigación se seleccionó

una muestra no probabilística intencional compuesta por 91 niños de enseñanza primaria (dos

grupos) de cuarto y sexto grado en el Seminternado Ronald Léster Andalia.

A estos niños se les aplicó la técnica RCADS-30 para identificar los elementos formales y

conceptuales que requerían modificarse, para eso se exploraron los términos que necesitaban

modificación por no ser adecuadamente comprendidos para los representantes menores de la

muestra y que fueran equivalentes a los que se presentan en la técnica original, con ese

objetivo se hicieron preguntas de compresión de cada término y se les advirtió, al comienzo de

la aplicación, la importancia de aclarar sus dudas en relación a palabras o frases de difícil

comprensión o que no fuesen las más empleadas por los niños en sus interacciones y

experiencias cotidianas, se trabajó ítem por ítem.

El estudio piloto también permitió estudiar las condiciones y procedimientos de aplicación. Para

garantizar la objetividad de la misma, se trató de homogeneizar al máximo en ambos grupos las

condiciones ambientales de la aplicación (iluminación, ventilación), el horario del día (la sesión

de la tarde), los niveles de ayuda y el rapport. Además se describieron detalladamente las

instrucciones. Se explicó que no había respuestas buenas ni malas con el objetivo de que las

mismas fueran lo más real a lo que sintieran en el momento de contestar la técnica sin temor a

que las modificaran para evitar cuestionamientos. Se les comunicó la importancia de la

sinceridad al contestar, el objetivo del estudio, el anonimato en que se mantendrían sus

respuestas y la importancia de su participación, pero también se expuso la no obligatoriedad de

la participación. A pesar de ello, el total de los niños presentes en las aulas decidió participar en

el estudio. Los resultados del estudio piloto también permitieron calcular los primeros

indicadores de confiabilidad y validez.

Antes de recolectar estos datos en la prueba piloto fue necesario gestionar varias

autorizaciones como las de los representantes del Ministerio de Educación (MINED) en el

municipio así como el consentimiento de los maestros y de los propios participantes. Se obtuvo

la aprobación y consentimiento de todos. (Anexo 6, 7 y 8)

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

50

Una vez realizado el estudio piloto se procedió a la aplicación de la escala a la muestra total

seleccionada de niños y adolescentes para evaluar la confiabilidad y validez del instrumento.

Con esta muestra también se trató de homogenizar las condiciones de aplicación antes

referidas.

Uno de los procedimientos más utilizados internacionalmente para calcular la confiabilidad y que

se empleó en la presente investigación es el análisis de la consistencia interna a través del

cálculo del coeficiente alfa de Cronbach. Para comprobar la consistencia interna de la RCADS-

30 se calculó el coeficiente alfa de Cronbach de la escala total (los 30 ítems) y de las diferentes

subescalas. Para apoyar la consistencia interna y por tanto la confiabilidad del instrumento, se

calculó la correlación total de ítems y las alfas cuando cada ítem es borrado para cada

subescala. La correlación total de ítems se explicó en el capítulo anterior.

El valor del alfa cuando ítem es borrado permite evaluar si un ítem está afectando la

confiabilidad de la escala. Si al borrar un ítem se eleva el valor alfa de la subescala significa que

dicho ítem afecta la confiabilidad y por el contrario, si al borrar un ítem disminuye el valor alfa,

significa que ese ítem no afecta la confiabilidad (Sanz y Molerio, 2011).

También se evaluó la confiabilidad en el tiempo a través de la aplicación test-retest, que es otro

procedimiento para evaluar la confiabilidad. La medida de estabilidad o confiabilidad por test-

retest se refiere al grado en que la aplicación de un instrumento repetida al mismo sujeto (grupo

de sujetos en este caso), produce resultados iguales. Un mismo instrumento se aplica dos o

más veces a un mismo grupo de personas después de cierto periodo. Si la correlación entre los

resultados de las diferentes aplicaciones es altamente positiva, el instrumento se considera

confiable (Hernández, et al., 2006).

Para obtener este tipo de confiabilidad hay que tener en cuenta que, a diferencia de la

aplicación de instrumentos estandarizados en muestras hospitalarias (donde las personas están

muy interesadas en completarlos, pues de alguna forma asocian la evolución exitosa de su

enfermedad con facilitar información sincera sobre sí mismos), la aplicación de este tipo de

técnicas en las escuelas es más compleja, sobre todo si se incorporan muestras adolescentes,

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

51

pues en muchos casos, se percibe el instrumento como una forma de evaluación escolar,

situación que afecta considerablemente la confiabilidad. En este sentido, una forma adecuada

para lograr un mayor nivel de sinceridad en las respuestas de los participantes, es garantizando

el anonimato de la aplicación, y este es muy difícil de lograr si se aplica un retest. Por esta

razón se determinó no aplicar el retest a toda la muestra, un proceder que se ha encontrado

apoyado en múltiples investigaciones (Del Barrio, 2004 citado en Sanz y Molerio, 2011).

Para mantener el aparente anonimato de las respuestas de los escolares a los que se les aplicó

el retest, fue necesario numerar las técnicas, cada número se correspondió con un nombre.

Esta distribución de números y nombres fue elaborada gracias a la colaboración de las

maestras y profesores de los niños y adolescentes respectivamente. Los resultados arrojados

en cuanto a la evaluación de la confiabilidad se presentan en el próximo capítulo.

La validez de un instrumento puede evaluarse por diferentes vías: validez de contenido, de

criterio y de constructo, cuanta mayor evidencia de validez tenga un instrumento de medición,

éste se acercará más a representar los conceptos teóricos que pretende medir (Hernández, et

al., 2006). En la presente investigación se trabajó con la validez de criterio y de constructo.

La validez de criterio se establece al comparar el resultado de la aplicación del instrumento con

algún otro instrumento o criterio externo que se aplique y que pretende medir el mismo

constructo o concepto teórico. Se espera que ambas aplicaciones arrojen resultados similares

porque los instrumentos aplicados miden el mismo concepto. Si el instrumento mencionado se

aplica en el presente se habla de validez concurrente, esta última fue la que se analizó en esta

investigación. En la validez concurrente se aplican a la muestra, además del instrumento con el

que se trabaja, otros, luego se comparan los resultados en función de correlaciones. Si las

correlaciones entre las puntuaciones son significativamente elevadas, se obtiene validez

concurrente (Hernández, et al., 2006).

En el presente estudio fue posible demostrar la validez concurrente a través de la aplicación y

comparación de resultados de otros instrumentos que miden los mismos constructos que la

RCADS-30. Estos fueron el Inventario de Depresión Infantil, versión breve (CDI-S) (Anexo 9) y

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

52

la Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños (RCMAS) (Anexo 10). En el caso de la

ansiedad se establecieron las comparaciones entre las subescalas de la RCADS-30 que

evalúan síntomas de ansiedad con la RCMAS, para la depresión se analizó la subescala del

Trastorno depresivo mayor con el CDI-S. Los instrumentos mencionados están en proceso de

validación en la provincia Holguín y se les han aplicado, con rigurosidad, los procedimientos

estadísticos para evaluar la confiabilidad y validez, se obtuvieron resultados satisfactorios, por

eso se consideró que se utilizaran para analizar la validez concurrente que requiere el presente

estudio.

El empleo de estos dos instrumentos diagnósticos en proceso de validación se debe a la

escasez de técnicas diagnósticas validadas para los trastornos de ansiedad y depresión en los

niños y adolescentes. Otra razón es que estas fueron técnicas empleadas por Sandín y

colaboradores en la creación de la escala RCADS-30 para evaluar la validez convergente.

La validez de constructo se evaluó a partir del análisis factorial exploratorio, las

intercorrelaciones entre las diferentes subescalas y la validez convergente. En muchas

investigaciones internacionales se evidencia que para determinar la validez de constructo se

utiliza el análisis factorial que es una técnica estadística que desconoce en absoluto la teoría

que sustenta la construcción del instrumento, pero que trabaja a partir de correlaciones, agrupa

los ítems que se relacionan entre sí en factores, factores que están indicando dimensiones,

subescalas o facetas de la teoría (Grau, 1996 citado Sanz y Molerio, 2011). Las

intercorrelaciones permiten analizar las relaciones recíprocas que se establecen entre las

diferentes subescalas del propio instrumento, si este mide constructos similares existirán

correlaciones positivas aceptables.

Para la validez convergente se emplearon los mismos instrumentos mencionados anteriormente

(CDI-S y RCMAS) pero esta vez la correlación se estableció entre las subescalas de ansiedad

de la RCADS-30 y la depresión que evalúa el CDI-S, estos constructos (ansiedad y depresión)

se relacionan debido a la comorbilidad que se describe a partir de la experiencia clínica y en las

investigaciones referidas al tema.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

53

En la aplicación de la técnica, además de la autora y el asesor de la investigación, participaron

tres estudiantes de quinto año de la carrera de Psicología del grupo científico estudiantil

“Evaluación y Tratamiento de las Emociones (ETE)” de la Universidad de Holguín.

Una vez que se evaluó la confiabilidad y validez se procedió a adaptar los baremos para los

diferentes grupos muestrales. Para el cumplimiento de este objetivo fue necesario determinar si

existían diferencias significativas entre los grupos muestrales atendiendo al sexo y grado. Para

esto se utilizaron algunas de las pruebas estadísticas paramétricas que se explican en el

epígrafe correspondiente a análisis de datos. Los resultados de estas pruebas se presentan en

el próximo capítulo.

Toda la información recopilada en la investigación fue resumida e integrada para la elaboración

del Manual Profesional, el cual fue sometido a Juicio de Especialistas por medio de una

encuesta. (Anexo 11)

2.2- Selección de la muestra

La muestra estuvo constituida por 696 niños y adolescentes supuestamente sanos, de ellos 375

de la educación primara y 321 de la educación secundaria. El rango de edad estuvo

comprendido entre los 9 y los 14 años por ser las edades en las que se puede aplicar el

instrumento según el autor de la técnica original. La distribución por grados aparece en la tabla

siguiente:

Tabla 2: Distribución por grados de los niños y adolescentes que conformaron la

muestra

Grados de los estudiantes que conformaron la muestra

4to % 6to % 8vo % 9no % Total

182 26 193 27,7 189 27,1 132 18,9 696

De los estudiantes que conformaron la muestra 334 son del sexo femenino lo cual representa

un 48 (%) y 362 del sexo masculino, un 52 % aproximadamente. Esta muestra fue seleccionada

de manera no probabilística intencional. Las escuelas donde se trabajó fueron la primara Ronald

Léster, María Antonia Bolmey, Seremos como el Ché y la Secundaria Básica Oscar Ortiz. Todas

son escuelas urbanas, seminternas y se sitúan en diferentes repartos de Holguín.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

54

2.3- Instrumentos empleados

Los instrumentos empleados fueron los siguientes:

La Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión abreviada de 30

ítems RCADS-30 (Anexo 1), aportada por Sandín, Chorot, Valiente y Chorpita en el 2010, es

un instrumento de autorreporte que consta de 6 subescalas correspondientes al Trastorno

de Ansiedad General, Fobia Social, Trastorno de Ansiedad Generalizada, Trastorno de

Pánico, Trastorno Obsesivo-Compulsivo y Trastorno de Depresión Mayor, cada una tiene 5

ítems. Esta técnica requiere respuestas que valoran la frecuencia de ocurrencia de cada una

de las propuestas. Las opciones de respuesta van del 0 al 3, y se corresponden con nunca,

a veces, a menudo y siempre. Este es el instrumento que se pretende validar en la presente

investigación y se aplicó con ese objetivo.

Encuesta sobre Juicio de Especialistas (Anexo 5) se empleó con el objetivo de que los

especialistas en el tema de diagnóstico e/o intervención en población infanto-juvenil,

identificaran los elementos formales y conceptuales de la técnica RCADS-30 que debían

modificarse para adaptar esta escala al contexto holguinero. Consta de cuatro preguntas que

permiten explorar la necesidad de validación de la escala RCADS-30 y el criterio acerca de

si los ítems de cada una de las subescalas evalúan realmente el constructo para el cual

fueron concebidos. Para lograr esto último se pidió una evaluación por cada ítem a través de

una escala de 1 a 5 donde 1 es el nivel más bajo (en nada) y 5 es el nivel más alto

(completamente). Además recoge las ideas acerca de la modificación de términos y la

posibilidad de incorporación de otros ítems en la escala.

Entrevista semistructurada grupal (Anexo 12) se empleó con los niños que conformaron la

muestra para realizar el estudio piloto. Estuvo compuesta por 4 preguntas para recopilar

información acerca de la incomprensión de los términos empleados en la escala y para

obtener propuestas en función de la modificación de términos. Su aplicación se efectuó para

evaluar los elementos formales y conceptuales de la RCADS-30 que debían modificarse.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

55

Inventario de Depresión Infantil, CDI-S, versión breve (Anexo 9) fue creado por M. Kovacks

en 1992, su versión original fue aportada por el mismo autor en 1979 y es el instrumento

más ampliamente empleado en todo el mundo para el diagnóstico de la depresión infantil. La

ventaja de esta prueba (CDI-S) es su mayor brevedad, pues está compuesta por 10 ítems y

la conservación de sus adecuadas características psicométricas. Del Barrio (2002) elaboró la

adaptación española de esta versión abreviada, que arrojó mejores propiedades

psicométricas que las de la técnica completa. Se empleó para evaluar la validez concurrente

y convergente, antes de emplearla se evaluó la confiabilidad de la escala, la cual fue

aceptable (.74) y los valores por las diferentes escalas arrojaron una confiabilidad media o

regular.

Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños, RCMAS, (Anexo 10), su versión original

se debe a los autores Reynolds y Richmond en el año 1978. Es una revisión de la Escala de

Ansiedad Manifiesta Infantil (CMAS, Castaneda, McCandless, y Palermo 1956). La RCMAS

es una técnica de autorreporte que permite medir la ansiedad en niños y consta de 37 ítems.

La respuesta que se puede ofrecer es dicotómica (sí/no). Ha demostrado fuertes

propiedades psicométricas en múltiples culturas, corroborándose su validez de constructo y

confiabilidad. Existe una versión española del instrumento que fue aportada por Sosa et al.,

1993 aunque en esta investigación se empleó la escala original. La RCMAS se empleó en la

presente investigación para analizar la validez concurrente y convergente, antes de

emplearla se evaluó la confiabilidad de la escala, la cual fue aceptable (.72) y los valores por

las diferentes escalas arrojaron una confiabilidad media y aceptable.

Encuesta sobre Juicio de Especialistas acerca del Manual para los profesionales (Anexo 11).

El objetivo fue evaluar la calidad del Manual Profesional para lo cual se diseñó una encuesta

compuesta por 5 preguntas.

2.4 - Análisis de datos

Para realizar el análisis de los datos se utilizó el programa SPSS 13.0 para Windows. Una vez

que se introdujeron los resultados de la aplicación al programa, se procedió a realizar los

diferentes cálculos estadísticos, empleando las estadísticas paramétricas.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

56

Se decidió trabajar con este tipo de estadísticas porque se apreció, a través de la revisión

bibliográfica, que son las que se utilizan en las investigaciones relacionadas con la validación de

instrumentos, tanto a nivel nacional como internacional. Otra importante razón es que para la

validación de la escala RCADS-30 en niños y adolescentes españoles por sus autores

originales, fueron empleadas las estadísticas paramétricas. No obstante, existe alguna

reticencia por parte de algunos investigadores de utilizar este tipo de estadísticas cuando los

niveles de medición no son por intervalo, como en este caso. Sin embargo, ya es una práctica

común suponer la escala de intervalo para numerosas mediciones psicológicas (Hernández, et

al., 2006). En las siguientes tablas se presentan cuáles fueron los cálculos estadísticos

empleados y los objetivos de dichas pruebas.

Tabla 3. Análisis estadístico para identificar los elementos formales y conceptuales de la

RCADS-30 que requieren modificarse para la adaptación a la población infanto-juvenil

holguinera.

Objetivo Acciones Estadística

descriptiva

Objetivo de las

estadísticas

descriptivas

Identificar los

elementos formales y

conceptuales de la

RCADS-30

Aplicación de la

Encuesta sobre el

Juicio de

especialistas

Análisis de

frecuencias y

porcientos

Comprobar si

realmente los ítems

miden los constructos

que pretenden medir

Aplicación de la

entrevista

semiestructurada

grupal

Recopilar información

escrita sobre los

términos

incomprensibles por los

niños

Se realizó un análisis descriptivo que permitió obtener las frecuencias y porcientos de las

respuestas emitidas por los especialistas en su valoración acerca de la RCADS-30.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

57

Tabla 4. Análisis estadístico para evaluar la confiabilidad y validez de la RCADS-30 en la

muestra seleccionada

Objetivo Acciones Pruebas estadísticas

paramétricas

Objetivos de las pruebas

estadísticas paramétricas

Evaluar la

confiabilidad

y validez de

la RCADS-

30

Calcular la

confiabilidad:

consistencia

interna.

1. Alfa de Cronbach

2. Correlación total de ítem

3. Alfa cuando ítem es borrado

Evaluar las correlaciones

entre los ítems de las

diferentes subescalas.

Calcular la

confiabilidad

por test-retest

Coeficiente de correlación de

Pearson (r).

Permite correlacionar las

puntuaciones entre la

primera y la segunda

aplicación.

Analizar la

validez de

criterio

concurrente

Coeficiente de correlación de

Pearson (r).

Permite correlacionar las

puntuaciones de diferentes

instrumentos.

Analizar la

validez de

constructo

1. Análisis factorial

exploratorio (Análisis de los

componentes principales con

el método rotación Varimax)

Permite discriminar factores

atendiendo al nivel de

correlación entre sus ítems

2. Intercorrelaciones

Coeficiente de Correlación de

Pearson (r)

Permite correlacionar las

diferentes subescalas. (De

dos en dos)

3. Validez convergente.

Coeficiente de Correlación de

Pearson (r)

Permite correlacionar las

puntuaciones entre los

diferentes instrumentos.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

58

Existen diferentes maneras de evaluar la confiabilidad, en esta investigación se calculó el alfa

de Cronbach, desarrollado por J. L. Cronbach. El resultado de este coeficiente oscila entre 0 y

1, donde 1 representa la máxima confiabilidad y 0, ninguna. Cuanto más se acerque el

coeficiente a 1 mayor confiabilidad tiene el instrumento y menos grado de error hay en la

medición (Hernández, et al., 2006). También se calculó la correlación total de ítems, la cual a

partir de .30 es considerada valiosa (Ugarriza y Escurra, 2002) y el valor del alfa cuando ítem es

borrado. Estos cálculos requieren de una sola aplicación del instrumento a la muestra.

Otro procedimiento para calcular la confiabilidad de la escala fue la medida de estabilidad o

confiabilidad por test-retest. En esta investigación la escala fue aplicada una primera vez y

aproximadamente al mes se repitió la aplicación a una muestra de 91 niños de 4to y 6to grados.

La correlación entre las dos aplicaciones se obtuvo a través del cálculo del coeficiente de

correlación de Pearson. Esta es una prueba estadística paramétrica que permite analizar la

relación entre dos variables, en este caso entre los resultados de una primera y segunda

aplicación, se simboliza “r”. El coeficiente r de Pearson puede variar de -1.00 a +1.00, donde -

1.00 indica una correlación negativa perfecta y +1.00 es una correlación positiva perfecta. El

signo del valor significa si la correlación es positiva o negativa y el valor, la magnitud de la

correlación. También se describen los siguientes valores -0.90 correlación negativa muy fuerte, -

0.75 correlación negativa considerable, -0.50 correlación negativa media, -0.25 correlación

negativa débil, -0.10 correlación negativa muy débil, 0: no existe correlación, +0.10 muy débil,

+0,25 positiva débil, +0,50 positiva media, +0,75 positiva considerable y +0.90 positiva muy

fuerte (Hernández, et al., 2006 citado en Sanz y Molerio, 2011).

Para evaluar la validez de criterio concurrente también se empleó el coeficiente de correlación

de Pearson. La validez concurrente puede determinarse a partir de correlaciones que se

establecen entre los resultados de los instrumentos aplicados. Se espera que estas

correlaciones sean positivas y arrojen valores satisfactorios en cuanto a la magnitud porque se

está midiendo el mismo constructo.

Para el análisis de la validez de constructo se realizó un análisis factorial exploratorio que

permitió obtener los componentes principales de la escala mediante rotación Varimax. Este

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

59

método permite agrupar determinados ítems en un mismo factor, si los ítems agrupados

coinciden con los que conforman las subescalas de la técnica original, entonces se corrobora la

teoría que sustentó la elaboración de cada subescala y además se demuestra que en los niños

y adolescentes que conformaron la muestra de estudio, se evidencia la presencia de síntomas

de los trastornos que aparecen descritos en la RCADS-30.

También para la validez de constructo se analizaron las intercorrelaciones entre las subescalas

contenidas en el instrumento RCADS-30 a través del coeficiente de correlación de Pearson, así

como también se valoró la validez convergente con la misma prueba estadística.

Tabla 5. Análisis estadístico para adaptar los baremos de la escala RCADS-30 en la

muestra seleccionada

Objetivo Acciones Pruebas

estadísticas

paramétricas

Objetivos de las pruebas

estadísticas paramétricas

Adaptar los

baremos de la

escala

RCADS-30

Cálculo de

baremos de

acuerdo al sexo

Prueba t.

Permite evaluar si dos grupos

difieren entre sí respecto a sus

medias, en este caso los

grupos están determinados de

acuerdo al sexo.

Prueba Anova-one

way. (Comparaciones

múltiples post hoc,

prueba de Tukey).

Permite analizar si más de dos

grupos difieren en cuanto a sus

medias y varianzas, en este

caso los grupos están

determinados por el grado de

escolaridad.

Cálculo de

baremos por

grupos

muestrales.

Uso de medidas

percentiles.

Permiten ubicar una puntuación

de un sujeto en relación al

grupo normativo.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

60

Con el objetivo de conocer los diferentes grupos muestrales para poder calcular los baremos

para los mismos, se utilizaron dos pruebas estadísticas paramétricas, la prueba t y la prueba

ANOVA One-Way. La prueba t permite evaluar si dos grupos muestrales difieren entre sí de

manera significativa respecto a sus medias (Hernández, et al., 2006), se empleó para

determinar si existían diferencias significativas entre varones y hembras en cuanto a la

manifestación de los síntomas de los trastornos. La prueba ANOVA One-Way permite evaluar si

entre más de dos grupos muestrales existen diferencias respecto a las medias y varianzas

(Hernández, et al., 2006), se utilizó para determinar si existían diferencias significativas entre los

diferentes grupos de grados (4to, 6to, 8vo y 9no) en cuanto a la manifestación de los síntomas

de los trastornos.

Tabla 6. Análisis estadístico para elaborar y evaluar el Manual Profesional

Objetivo Acción Estadística

descriptiva

Objetivo de la estadística

descriptiva empleada

Elaboración y

Evaluación del

Manual

Profesional.

Encuesta Juicio

Profesionales.

Análisis de

frecuencias y

porcientos

(Estadística

descriptiva).

Describir la frecuencia

de aceptación de los

distintos indicadores

relativos a la evaluación del

Manual.

Se elaboró un Manual Profesional para guiar a los profesionales que trabajan con niños y

adolescentes en el diagnóstico de la ansiedad y la depresión, en el uso de la RCADS-30. La

elaboración del Manual fue evaluada por especialistas a través de una encuesta y para ello se

empleó la estadística descriptiva.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

61

CAPÍTULO 3: ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS

3.1- Juicio de especialistas

Los 10 profesionales seleccionados como especialistas laboran vinculados a la práctica clínica,

la mayoría se dedica a trabajar con niños y adolescentes, ya sea en la parte diagnóstica y/o en

la intervención. Actualmente de estos 10 profesionales, 7 poseen la categoría científica de

Asistentes, (70%), y 3 la de Profesor Auxiliar, (30%). En relación al grado académico o

científico, este grupo se compone de 2 Máster en Ciencias Psicológicas y los restantes son

licenciados.

Como resultado de la aplicación de la Encuesta sobre Juicio de Profesionales (Anexo 5), se

obtuvieron criterios favorables con relación a la prueba en cuanto a las posibilidades

diagnósticas de la misma. El total de encuestados consideró, “Muy Necesario”, la validación en

Holguín de un instrumento para evaluar, en conjunto, las emociones ansiedad y depresión en

etapas infanto-juveniles.

En relación a los criterios emitidos por los especialistas sobre la relación de correspondencia

entre cada ítem con el constructo que pretende evaluar, se obtuvieron resultados satisfactorios

pues 9 ítems, (39%), fueron considerados, “Completamente”, correspondientes al constructo

específico que mide la técnica en cada caso, 17 ítems, (56,6%), fueron seleccionados por

algunos especialistas como, “En parte Considerable”, y otros los consideraron como, “En parte”.

De los restantes ítems, 3, (10%), se ubicaron en, “En parte”, y el ítem número 11 fue ubicado en

la categoría, “En nada”, por una de las especialistas. Cuando se preguntó si se consideraba

necesario modificar algunos ítems, por no ser completamente conocidos o apropiados a nuestro

medio, la mayoría de los encuestados, (99%), coincidió que no era necesario.

Por último, la opinión de la mayoría de los especialistas, (99%), acerca de la cantidad de ítems

que contiene la RCADS-30 por subescala, fue que estos eran suficientes para medir los

diferentes constructos relacionados con la ansiedad y la depresión. En cuanto a la subescala

del Trastorno depresivo mayor una de las especialistas sugirió incorporar nuevos ítems

referidos a otras manifestaciones típicas de la niñez que no aparecen referidas, las sugerencias

fueron “Me siento irritado o molesto sin saber por qué” y “Siento deseos de llorar”.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

62

3.2- Estudio Piloto

Durante la realización del pilotaje con los niños seleccionados se encontró que los mismos

comprendieron los términos empleados en el instrumento; ofrecieron sinónimos o explicaron lo

que significaban las palabras o frases que se le preguntaron, por eso se decidió que ningún

elemento conceptual debía modificarse. Como este instrumento está concebido para niños a

partir de 9 años y hasta la adolescencia, se trabajó, detalladamente, la comprensión de términos

con los niños de 4to grado (9 años), ya que estos serían también comprendidos por los

mayores, no así a la inversa.

También se obtuvo, mediante el estudio piloto, la confiabilidad y validez inicial del instrumento.

Para realizar el análisis de confiabilidad se calculó el valor del alfa de Cronbach para la escala

en general y también por cada una de las subescalas. El alfa de la técnica total fue de .91 lo

cual denota que la confiabilidad fue elevada. Los valores alfa de las subescalas fueron medio-

altos, el valor más bajo le correspondió a la subescala del Trastorno depresivo mayor (α =0.48)

y el más alto a la Fobia social y con igual resultado al Trastorno de ansiedad generalizada (α

=0.73). (Anexo 13)

En relación a la validez, se realizó un análisis factorial que arrojó la existencia de 10 factores de

6 que tiene la técnica original. Se mezclaron y segregaron ítems de las diferentes subescalas.

De las combinaciones de ítems en cada factor estuvo más clara la estructura correspondiente a

la subescala del Trastorno de ansiedad generalizada y el factor más segregado fue el Trastorno

depresivo mayor, lo cual corroboró los resultados obtenidos en el análisis de confiabilidad, esto

puede ser indicador de la escasa manifestación en la muestra de este trastorno (Anexo 14).

Este resultado de la validez inicial puede deberse a que la muestra seleccionada para realizar el

estudio piloto es pequeña.

3.3 - Confiabilidad y Validez del instrumento

Una vez aplicada la RCADS-30 a la muestra de 696 niños y adolescentes se calculó el alfa de

Cronbach para la escala total, se obtuvo una puntuación de .90 lo cual se interpreta como una

confiabilidad elevada. También fueron calculadas las alfas de las subescalas para analizar la

consistencia interna de cada una de ellas; los valores se muestran en la tabla siguiente:

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

63

Tabla 7. Confiabilidad (consistencia interna). Subescalas y el correspondiente

coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach.

Subescalas Coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach

Trastorno depresivo mayor 0.64

Trastorno de pánico 0.72

Fobia social 0.73

Trastorno de ansiedad de separación 0.70

Trastorno de ansiedad generalizada 0.73

Trastorno obsesivo-compulsivo 0.65

Como se aprecia los valores oscilaron en un rango desde .64, que fue el menor valor y le

correspondió a la subescala del Trastorno de depresión mayor hasta .73 de la subescala de

Fobia social y con el mismo valor a la del Trastorno de ansiedad generalizada. Estos resultados

arrojaron una confiabilidad medio alta.

Otras evidencias tenidas en cuenta para analizar la consistencia interna fueron los valores de la

correlación total de ítems y los valores alfas cuando ítem es borrado, estos se muestran a

continuación.

Tabla 8. Correlación total de ítem y el alfa si ítem es borrado. Subescala: Trastorno

de depresión mayor.

Subescala correspondiente al Trastorno de depresión mayor (α =0.64)

Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem

Alfa si ítem es borrado

1. Me siento triste o decaído/a .35 .61

7. Me cuesta divertirme o pasarlo bien .35 .62

13. Me siento con muy poca energía

para hacer las cosas

.43 .58

19. Me resulta muy difícil pensar con

claridad

.40 .59

25. Siento que no valgo para nada .47 .55

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

64

Se aprecia que los valores más bajos fueron obtenidos por los dos primeros ítems de la

subescala, aunque las puntuaciones se encuentran por encima de .30 por tanto son válidas.

Este resultado puede estar indicando que de los síntomas que caracterizan la depresión y que

diagnostica la técnica, la tristeza (que es el síntoma que describe el ítem 1) y la anhedonia

(síntoma al que hace referencia el ítem 7) son los que menos se manifiestan en la muestra. Sin

embargo, al analizar el valor de alfa si alguno de estos dos ítems es borrado, se aprecia que

ninguno de los dos valores sobrepasa el alfa general de la subescala lo cual es un indicador de

que no afectan la confiabilidad general de la escala.

La siguiente subescala analizada fue la correspondiente al Trastorno de pánico. Los datos se

muestran a continuación:

Tabla 9. Correlación total de ítem y alfa si ítem es borrado. Subescala: Trastorno de

pánico.

Subescala correspondiente al Trastorno de pánico (α = 0.72)

Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem

Alfa si ítem es borrado

2. De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué

.39 .71

8. De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué

.48 .68

14. De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué

.54 .66

20. De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué

.51 .67

26. Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por lo que deba tener miedo

.50 .67

En la tabla anterior se manifiesta que el ítem de más baja correlación es el 2: “De repente siento

como si no pudiera respirar sin saber porqué”. Una hipótesis que pudiera explicar el que este

ítem alcanzara el valor más bajo en comparación al resto de los ítems es que los niños que

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

65

conformaron esta muestra no experimentan con frecuencia el síntoma al que hace referencia el

ítem 2. Sin embargo el valor de alfa cuando ítem es borrado no sobrepasa el alfa de la

subescala, aunque se acerca al mismo, esto indica que este ítem también pertenece a la

subescala.

Tabla 10. Correlación total de ítems y alfa cuando ítem es borrado. Subescala: Fobia

social.

Subescala correspondiente a la Fobia social (α = 0.73)

Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem

Alfa si ítem es borrado

3. Me preocupa parecer tonto/a ante la gente

.52 .68

9. Me da miedo hacer las cosas mal .48 .69

15. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí

.54 .67

21. Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase

.35 .73

27. Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente

.58 .65

Como se evidencia en la tabla, el valor más bajo en la correlación total de ítems lo alcanzó el

número 21 “Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase”. La aplicación de la escala se

realizó en presencia de los maestros lo cual pudo influir en las respuestas del ítem 21 por el

temor de ser “evaluados” en alguna medida por sus maestros. Además, a modo de crear rapport

con los niños y adolescentes, se le hicieron varias preguntas relacionadas con las emociones,

se escucharon diversas respuestas, se les dio participación a todos los que quisieron responder

y de manera general los niños se mostraron participativos, colaboradores y desinhibidos. Esta

actitud en el momento de aplicación pudo incidir en las respuestas que emitieron en el ítem 21,

al sentirse seguros de sí mismos, con la confianza suficiente como para participar activamente

en la actividad que se realizó en cada una de las aulas. En este caso el valor de alfa si ítem es

borrado, iguala el alfa de la subescala, pero no lo sobrepasa por tanto no afecta la consistencia

interna de la subescala.

La siguiente subescala valorada fue la correspondiente al Trastorno de ansiedad de separación.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

66

Tabla 11. Correlación total de ítems y alfa si ítem es borrado. Subescala: Trastorno

de ansiedad de separación.

Subescala correspondiente al Trastorno de ansiedad de separación (α = 0.70)

Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem

Alfa si ítem es borrado

4. Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa

.49 .64

10. Estar lejos de mis padres me da miedo

.41 .68

16. Si tengo que dormir solo/a siento miedo

.48 .64

22. Por las mañanas al ir a la escuela me da miedo separarme de mis padres

.49 .67

28. Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa

.50 .64

Los resultados en esta subescala evidencian que fue la que mejor se comportó en estas

pruebas. Los valores de la correlación total de ítems se mantuvieron en los mismos rangos (de

.41 a .50), y ninguno de los valores de alfa si ítem es borrado excedió el alfa total de la

subescala.

Tabla 12. Correlación total de ítem y el alfa si ítem es borrado. Subescala del

Trastorno de ansiedad generalizada.

Subescala correspondiente al Trastorno de ansiedad generalizada (α = 0.73)

Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem

Alfa si ítem es borrado

5. Me preocupo mucho por las cosas .33 .74

11. Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares

.37 .73

17. Me preocupa que me ocurran cosas malas

.63 .63

23. Me preocupa que me ocurra algo malo

.59 .65

29. Me preocupa lo que vaya a ocurrir .56 .66

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

67

En la subescala del Trastorno de ansiedad generalizada se aprecia que los valores de las

correlaciones de los ítems son satisfactorios, aunque es necesario analizar los resultados

arrojados en algunos casos específicos. El valor más bajo fue de .33, correspondiente al ítem 5

“Me preocupo mucho por las cosas” lo cual puede significar que de los ítems que conforman la

subescala de este trastorno, el que menos se manifiesta es ese que se corresponde con el

síntoma de ansiedad o angustia ante varias situaciones. Lo antes explicado queda corroborado

con el valor de alfa si ítem es borrado pues, para el caso de este ítem, el valor que arrojó (.74),

satura el alfa de la escala que es .73, sin embargo la diferencia no es significativa.

El segundo valor más bajo fue el del ítem 11 “Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno

de mis familiares”, con un valor en la correlación total de ítem de .37 y el valor alfa si ítem es

borrado iguala el alfa de la subescala. En este caso la respuesta que la mayoría de los niños

eligió para definir la frecuencia con la que experimentan preocupación respecto a sus familiares

fue “siempre”. Se considera que estas contestaciones están matizadas por la idiosincrasia de

nuestra población.

La sobreprotección es una actitud potencialmente generadora de alteraciones psicológicas en el

ámbito familiar. En este caso la relación que se establece emite de manera constante señales

de ansiedad, se trata de un exceso de cuidados. El efecto nosógeno de esta actitud se produce

por la constante emisión de señales de ansiedad al niño que despiertan en este un “eco”,

pudiendo hacerlo sentir inseguro y temeroso (García, A. 2006). De igual manera hay un

aprendizaje por parte de los niños y adolescentes que se manifiesta hacia los propios padres o

adultos más cercanos, se evidencia así la sobre-preocupación aprendida de los hijos hacia los

padres. La elección de las respuestas en el caso del ítem 11 puede deberse a esta actitud de

sobreprotección tan frecuente en nuestra sociedad, pero en este caso una sobreprotección

aprendida y que se manifiesta de los hijos hacia los padres.

No obstante los valores de estos dos ítems en la correlación total de ítems son aceptables, no

están por debajo de .30.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

68

Tabla 13. Correlación total de ítem y el alfa si ítem es borrado. Subescala del

Trastorno obsesivo-compulsivo.

Subescala correspondiente al Trastorno de ansiedad generalizada (α = 0.73)

Ítems de la RCADS-30 Correlación total de ítem

Alfa si ítem es borrado

6. Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi cabeza

.42 .59

12. Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)

.33 .64

18. Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza

.48 .57

24. Tengo que concentrarme en pensamientos especiales (como números o palabras) para que no ocurran cosas malas

.44 .59

30. Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o colocar cosas en un orden determinado)

.38 .62

En esta subescala, se pueden apreciar que los dos ítems con menores valores en la correlación

total de ítems fueron los correspondientes al 12 “Tengo que seguir comprobando que he hecho

las cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)” con .33 y el ítem 30

“Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o colocar

cosas en un orden determinado)” que alcanzó un valor de .38. Ambas afirmaciones se

corresponden con conductas compulsivas las cuales son difíciles de identificar por los niños si

es que estos no las han experimentado. En ninguno de los dos casos las alfas si ítem es

borrado sobrepasan el alfa de la subescala.

De manera general los resultados obtenidos aportan evidencia de la consistencia interna del

instrumento, tanto por el alfa de Cronbach de la escala total como por las correlaciones totales

de ítems y alfa cuando ítem es borrado. Los resultados obtenidos hasta este momento son

similares a los aportados por Sandín, 2010 al desarrollar la RCADS-30 los cuales aparecen

referenciados en el capítulo teórico de esta tesis.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

69

La confiabilidad test-retest se obtuvo a partir de la segunda aplicación de la escala después de

un periodo de intervalo aproximado a cuatro semanas. Se analizó la correlación entre la primera

y la segunda aplicación de la escala total así como las correlaciones entre las subescalas en

una primera y segunda aplicación. Los resultados se muestran en la tabla siguiente:

Tabla 14. Confiabilidad test-retest. Correlaciones por subescalas entre la primera y

segunda aplicación.

Escala y Subescalas Coeficiente r de Pearson

RCADS-30 .61**

TDM .55**

TP .45**

FS .54**

TAS .61**

TAG .55**

TOC .53**

**. La correlación es significativa al nivel de 0.01

Leyenda:

TDM: Trastorno depresivo mayor

TP: Trastorno de pánico

FS: Fobia social

TAS: Trastorno de ansiedad de separación

TAG: Trastorno de ansiedad generalizada

TOC: Trastorno obsesivo-compulsivo

La correlación entre la primera y segunda aplicación de la RCADS-30 fue de .61, valor que

indica una correlación positiva media alta. En el caso de las subescalas también se observan

correlaciones positivas medias (Hernández et al., 2006). Esto proporciona información referida a

la permanencia en el tiempo de los resultados de la escala RCADS-30 y con ello, de la

estabilidad de la manifestación de los síntomas de los trastornos de ansiedad y depresión en los

niños y adolescentes, por lo menos hasta el tiempo en que se hizo el retest, a pesar de la

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

70

versatilidad que pueden mostrar estos síntomas que se están evaluando en los niños y

adolescentes.

La subescala que arrojó el valor más elevado fue la referida al Trastorno de ansiedad de

separación, lo cual es coherente con los resultados obtenidos en las pruebas anteriores. El nivel

de significancia que se obtuvo en esta prueba fue de 0.01 por lo que se infiere que la

probabilidad de error es menor de 1% (p < 1.00) y las correlaciones son significativas.

Con los resultados obtenidos hasta el momento se ha demostrado que la RCADS-30 es una

escala confiable en términos de consistencia interna y estabilidad en el tiempo.

Validez concurrente

En el caso de la validez concurrente las siguientes tablas muestran los resultados que arrojaron

las comparaciones entre las subescalas de ansiedad de la RCADS-30 con la RCMAS (para la

ansiedad) así como la subescala de Trastorno depresivo mayor de la RCADS-30 con el CDI-S

(para la depresión). Estas correlaciones se obtuvieron con el empleo del coeficiente de

correlación de Pearson:

Tabla 15. Correlaciones entre las subescalas de ansiedad de la RCADS-30 y la

RCMAS

TP FS TAS TAG TOC

RCMAS .49** .39** .31** .34** .43**

**. La correlación es significativa al nivel de 0.01

En la tabla anterior se observa que las diferentes subescalas de ansiedad que conforman la

RCADS-30 y la RCMAS correlacionaron con puntuaciones positivas aceptables y significativas.

Estos valores manifiestan que entre la RCADS-30 y la RCMAS existe validez concurrente y con

ello se demuestra que la escala que se pretende validar mide la ansiedad como constructo

teórico. Los resultados también apuntan a que, independientemente de que la RCADS-30 es

una escala categorial, que diagnostica determinados síntomas de los trastornos de ansiedad,

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

71

también hay otras manifestaciones de la ansiedad que no se miden en la RCADS-30 y que son

vivenciadas por los niños y adolescentes de la muestra seleccionada. Estas manifestaciones de

la ansiedad aparecen reflejadas en el RCMAS y hacen referencia a las preocupaciones,

temores, hipersensibilidad, síntomas neurovegetativos, etc.

Tabla 16. Correlación entre la subescala de Trastorno de depresión mayor de la

RCADS-30 y el CDI-S

TDM

CDI-S .49**

**. La correlación es significativa al nivel de 0.01

La subescala del Trastorno depresivo mayor de la RCADS-30 y el CDI-S correlacionaron con

una puntuación positiva media de .49. Este resultado confirma que la escala que se pretende

validar mide la depresión como constructo teórico. También se corrobora que además de los

síntomas de la depresión que se miden con la RCADS-30, hay otras manifestaciones de este

trastorno como la desesperanza y la anhedonia, que los evalúa el CDI-S, que se expresan en la

muestra de niños y adolescentes con la que se trabajó. Esto es coherente con lo que los

expertos en depresión infantil plantean acerca de la sintomatología típica de este trastorno en

las edades tempranas, pues entre sus elementos constitutivos aseguran que, además de la baja

autoestima, se presenta anhedonia e ideación suicida que está relacionada con la

desesperanza (del Barrio et al., 1994). El nivel de significancia que se obtuvo en esta prueba fue

de 0.01 por lo que se infiere que la probabilidad de error es menor de 1% (p < 1.00). De manera

general con estos resultados se evidencia la existencia de validez concurrente.

Validez de constructo. Análisis factorial

Previo al análisis factorial y para comprobar la pertinencia del mismo se calculó el índice Kaiser-

Meyer-Olkin (KMO) y el test de esfericidad de Bartlett. El KMO arrojó una puntuación de .92 (se

obtuvo un valor por encima de .60) y en el test de Bartlett el valor obtenido fue de 5524.925, y la

prueba se mostró significativa (Sig.= .000), estos resultados indican la adecuación para realizar

el análisis factorial.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

72

El análisis factorial se hizo con la totalidad de ítems de la escala y arrojó la existencia de 6

factores.

Tabla 17. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación

Varimax. Factor 1.

Componentes

1 2 3 4 5 6

5. Me preocupo mucho por las cosas

.49

11. Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares

.47

17. Me preocupa que me ocurran cosas malas

.75

23. Me preocupa que me ocurra algo malo

.70

29. Me preocupa lo que vaya a ocurrir

.66

30. Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o colocar cosas en un orden determinado)

.47

En el factor 1 cargaron los ítems siguientes: 5, 11, 17, 23, 29 y 30. Los cinco primeros se

corresponden con los ítems de la subescala del Trastorno de ansiedad generalizada según la

composición original de la técnica. Esto corrobora lo que se analizó al explorar la confiabilidad

de la subescala: aunque los ítems 5 y 11 obtuvieron una puntuación más baja que los demás en

la correlación total de ítems, pertenecen a esta subescala. Sin embargo, el ítem 30 pertenece a

otra subescala, específicamente a la del Trastorno obsesivo-compulsivo y cargó en este primer

factor.

Una de las características de los niños que presentan el Trastorno de ansiedad generalizada es

que pueden mostrarse abiertamente perfeccionistas, inseguros de sí mismos e inclinados a

repetir sus trabajos por una excesiva insatisfacción a la vista de que los resultados no llegan a

la perfección, necesitan asegurarse de forma excesiva de la calidad de su rendimiento

(American Psychiatric Association, 1995), lo cual es típico en el Trastorno obsesivo-compulsivo

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

73

y es a lo que se hace referencia en el ítem 30 de la técnica. Esto puede explicar el por qué este

último ítem cargó en el factor 1.

Estos resultados también avalan el planteamiento teórico acerca de que el Trastorno de

ansiedad generalizada está presente en todas las edades, porque fue una de las subescalas

que mejores resultados obtuvo en confiabilidad y validez lo cual apunta a la presencia de

síntomas de este trastorno en la muestra con que se trabajó.

Tabla 18. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación

Varimax. Factor 2.

Componentes

1 2 3 4 5 6

3. Me preocupa parecer tonto/a ante la gente

.71

9. Me da miedo hacer las cosas mal

.46

15. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí

.56

21. Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase

.54

25. Siento que no valgo para nada

.58

27. Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente

.64

En el factor 2 cargaron los ítems 3, 9, 15, 21, 27 y 25. Los cinco primeros se corresponden con

la subescala de la Fobia social en la técnica original, sin embargo el número 25 pertenece a la

subescala del Trastorno de depresión mayor y hace referencia a la baja autoestima.

En el clasificatorio DSM-IV, cuando se aborda la Fobia social, específicamente en los síntomas

y trastorno asociados a esta, se refiere a que una de las características comúnmente asociadas

a este trastorno es la baja autoestima y los sentimientos de inferioridad. Sucede que cuando un

niño o adulto con Fobia social se encuentra en las situaciones sociales o en las actuaciones en

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

74

público temidas, experimenta una preocupación constante por la posibilidad de que resulten

difíciles de enfrentar para él y teme que los demás lo vean como a un niño o adulto ansioso,

débil, loco o estúpido, (American Psychiatric Association, 1995), es decir que hay una marcada

sobre-preocupación por la evaluación que los demás hagan de él, y siempre referido a una

evaluación “negativa”. Esto es característico de las personas que tienen baja autoestima. Estas

razones permiten hipotetizar el por qué el ítem 25 cargó en este factor.

Otra conclusión que resultó de este segundo factor es que se corroboró que el ítem número 21

pertenece a la subescala de Fobia social, aunque en el resultado de confiabilidad de esta

subescala, este ítem arrojara un puntaje inferior a los restantes.

Tabla 19. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación

Varimax. Factor 3.

Componentes

1 2 3 4 5 6

6. Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi cabeza

.40

8. De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué

.71

14. De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué

.54

18. Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza

.50

19. Me resulta muy difícil pensar con claridad

.58

20. De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué

.64

26. Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por lo que deba tener miedo

.45

En el factor 3 cargaron los ítems 6, 8, 14, 18, 19, 20 y 26. Fue el factor que más ítems agrupó

sin embargo solo 4 de ellos (8, 14, 20 y 26) pertenecen a una misma subescala, que es la

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

75

referida al Trastorno de pánico, aunque se segregó para otro factor el ítem 2 “De repente siento

como si no pudiera respirar sin saber porqué” que también le corresponde. Este resultado es

coherente con el análisis de confiabilidad de la subescala donde el ítem 2 mostró el valor más

bajo en la correlación total de ítems (.39).

Los ítems restantes (6 “Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos o imágenes en mi

cabeza” y 18 “Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza”)

pertenecen a la subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo. Según lo referenciado en el

DSM, el Trastorno de pánico puede asociarse a otros trastornos de ansiedad, entre ellos el

obsesivo-compulsivo. La interrelación entre ambos puede haber incidido en que los niños y

adolescentes identificaran ítems de la subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo en el factor

de la subescala correspondiente al Trastorno de pánico.

El otro ítem que cargó en este factor fue el 19 “Me resulta muy difícil pensar con claridad”, que

se corresponde con la subescala del Trastorno depresivo mayor y hace alusión a la falta de

concentración. Este síntoma, aunque es característico de la depresión, no es privativo de esta,

porque también se afirma que en los niños que presentan el Trastorno obsesivo-compulsivo se

han visto casos de empobrecimiento gradual del rendimiento escolar secundario a una

afectación de la capacidad para concentrarse (American Psychiatric Association, 1995), por eso

también puede ser que los niños y adolescentes identificaran los ítems 6, 18 y 19 relacionados.

De manera general los ítems 6, 18 y 19, que cargaron en el tercer factor correspondiente a la

subescala Trastorno de Pánico, aunque no pertenecen a la misma según la composición

original de la técnica, están relacionados con este trastorno.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

76

Tabla 20. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación

Varimax. Factor 4.

Componentes

1 2 3 4 5 6

4. Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa

.67

10. Estar lejos de mis padres me da miedo

.55

16. Si tengo que dormir solo/a siento miedo

.66

22. Por las mañanas al ir al colegio me da miedo separarme de mis padres

.56

28. Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa

.64

En el factor 4 cargaron los ítems 4, 10, 16, 22 y 28, fue el que más ítems agrupó en

correspondencia a los síntomas del trastorno que describe la teoría porque se obtuvo un factor

que se correspondió con una de las subescalas de la técnica RCADS-30, la del Trastorno de

ansiedad de separación. Este resultado es coherente con los obtenidos en cuanto a la

confiabilidad de esta subescala y apunta a que el trastorno que más claramente se aprecia en la

muestra de estudio es el de ansiedad de separación. Esto corrobora la teoría que plantea que el

Trastorno de ansiedad de separación es frecuente en edades tempranas de la vida.

Tabla 21. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación

Varimax. Factor 5.

Componentes

1 2 3 4 5 6

1. Me siento triste o decaído/a

.61

2. De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué

.51

12. Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)

.44

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

77

En el factor 5 saturaron los ítems 1, 2 y 12, ninguno de los tres pertenece al mismo factor sino

que el 1 se corresponde con la subescala del Trastorno de depresión mayor, el 2 con la

subescala relacionada con el Trastorno de pánico y el 12 a la subescala del Trastorno obsesivo-

compulsivo. La relación entre los tres trastornos ya se explicó anteriormente.

Tabla 22. Análisis Factorial. Análisis de los componentes principales con rotación

Varimax. Factor 6.

Componentes

1 2 3 4 5 6

7. Me cuesta divertirme o pasarlo bien

.65

13. Me siento con muy poca energía para hacer las cosas

.38

En el factor 6 saturaron solamente los ítems 7 y 13, ambos se corresponden con la subescala

del Trastorno depresivo mayor.

El análisis factorial arrojó que estuvo más clara la estructura del factor 4, correspondiente a la

subescala del Trastorno de ansiedad de separación, el 1, correspondiente al Trastorno de

ansiedad generalizada y el 2, de la subescala de la Fobia social. Las subescalas más

segregadas fueron la del Trastorno obsesivo-compulsivo y la del Trastorno depresivo mayor.

Estos resultados coinciden con los obtenidos en cuanto a la confiabilidad de las subescalas.

Los resultados de este análisis factorial pueden deberse a múltiples causas, una de ellas es la

estrecha interrelación que existe entre todos los síntomas de los trastornos de ansiedad que se

abordan en la RCADS-30, incluso los propios autores de la escala admiten como desventaja del

instrumento la dificultad de discriminar entre los diferentes síntomas y trastornos que la

conforman. Otro aspecto que pudo incidir en los resultados es que la muestra de niños y

adolescentes que se seleccionó para trabajar es supuestamente sana, solo una parte de ella

presenta síntomas de los trastornos.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

78

Si se hace un análisis por subescalas se evidencia que algunas han obtenido resultados de

validez menos favorables en comparación con otras, como es el caso de la del Trastorno

obsesivo-compulsivo y el Trastorno de depresión mayor. En el caso de la primera, además de lo

explicado en párrafos anteriores, confluye que la prevalencia de este trastorno es de 1.9 a 3.5%

en la población general, (Ulloa et al., 2011), cifras que están por debajo de los datos

estadísticos de la prevalencia de los restantes trastornos. También se afirma que aunque el

trastorno puede presentarse en la infancia, suele iniciar en la adolescencia o a principios de la

edad adulta, incluso la edad de inicio es menor en los varones que en las hembras: entre los 6 y

15 años para los varones, y entre los 20 y 29 años para las mujeres (American Psychiatric

Association, 1995). Estos datos también significan que la muestra para identificar síntomas del

Trastorno obsesivo-compulsivo se reduce aún más. Para próximas aplicaciones se sugiere que

los ítems que conforman esta subescala sean explicados detalladamente a los niños y

adolescentes porque ellos, al no experimentar la sintomatología, pueden no comprenderla y

esto puede influir en la mezcla o contaminación de las respuestas que seleccionan.

En cuanto a la subescala del Trastorno de depresión mayor el análisis factorial exploratorio

corroboró los resultados obtenidos en la confiabilidad: el coeficiente de confiabilidad alfa de

Cronbach más bajo que se obtuvo le perteneció a la subescala del Trastorno depresivo mayor.

Una hipótesis que puede explicar lo que pudo haber incidido en los resultados de esta

subescala es que en la muestra seleccionada para la investigación, puede ser que no se

manifiesten algunos de los síntomas del Trastorno de depresión mayor que la escala RCADS-

30 pretende diagnosticar.

Relacionada con esa hipótesis, y de acuerdo a la teoría que defiende las diferencias evolutivas

en el abordaje de la depresión, algo que quizás pudo influir en los resultados es que los ítems

que conforman la subescala del Trastorno depresivo mayor no abordan las características que

tiene la depresión según la etapa evolutiva con que se está trabajando. Se plantea que en la

etapa escolar se puede evidenciar rechazo a las actividades escolares, irritación manifestada a

través de peleas y discusiones constantes con sus coetáneos, dificultades en el aprendizaje,

crisis de llanto. Relacionado con el desarrollo cognitivo, se empiezan a presentar los primeros

pensamientos negativos, inseguridad en las capacidades, poca motivación, etc. Además en los

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

79

adolescentes se manifiesta el disgusto con la imagen corporal y con el desempeño, ideación

suicida, el comportamiento aislado, agresividad, problemas de anorexia, bulimia, etc. Esta

distinción de los síntomas de la depresión según las etapas de desarrollo, no se evidencia en la

subescala del Trastorno depresivo mayor porque el instrumento que se pretende validar se

confeccionó según los criterios del DSM-IV que no distingue diferencias de expresión de la

depresión entre los niños y los adultos. Sin embargo es importante señalar que la validez

concurrente arrojó que la escala RCADS-30 mide la depresión como constructo teórico.

Del análisis factorial también se obtuvo que los ítems que mejor cargaron por factores fueron los

siguientes: del factor 1, correspondiente a la subescala Trastorno de ansiedad generalizada, el

ítem 17 “Me preocupa que me ocurran cosas malas” y el ítem 23 “Me preocupa que me ocurra

algo malo”; del factor 2, referido a la subescala Fobia social, el ítem 3 “Me preocupa parecer

tonto(a) ante la gente” y el 27 “Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente”; en el factor

3, que hace referencia al Trastorno de pánico, el ítem 8 “De repente empiezo a temblar o

agitarme sin saber porqué” y el ítem 20 “De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber

porqué”; en el factor 4, correspondiente a la subescala Trastorno de ansiedad de separación,

cargaron con valores superiores los ítems 4 “Sentiría miedo si estuviera solo en casa” y el 16 “Si

tengo que dormir solo siento miedo”. En los dos factores restantes cargaron con altos valores el

ítem 1 “Me siento triste o decaído” y el 7 “Me cuesta divertirme o pasarla bien”, estos ítems

pertenecen a la subescala Trastorno de depresión mayor. En el caso del factor correspondiente

a la subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo, cuyos ítems se segregaron en otros factores,

el ítem que mejor cargó fue el número 30 “Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez

(como lavarme las manos, limpiar o colocar cosas en un orden determinado)”. Estos ítems con

mayor carga que los restantes coinciden con los síntomas patognomónicos de los trastornos

respectivos.

Validez de constructo. Análisis de las intercorrelaciones

Para la validez de constructo también se exploraron las intercorrelaciones existentes entre las

diferentes subescalas de la técnica. La siguiente tabla muestra los resultados.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

80

Tabla 23. Intercorrelaciones entre las subescalas

TDM TP FS TAS TAG TOC

TDM .53 ** .53** .34** .29** .51**

TP .50** .47** .37** .57**

FS .39** .51** .54**

TAS .39** .49**

TAG .50**

TOC

**. La correlación es significativa al nivel de 0.01

Los resultados de la prueba del coeficiente de correlación de Pearson, demuestran que existen

correlaciones positivas y significativas entre todas las subescalas. En cuanto a la magnitud de

las correlaciones (que se obtiene por el valor de r) se aprecia que la mayoría de las subescalas

mostraron correlaciones medias pues los valores se aproximan a .50. Estos resultados son

satisfactorios y avalan la comorbilidad entre la ansiedad y la depresión.

La subescala que obtuvo los valores superiores fue la del Trastorno obsesivo-compulsivo. Las

más altas puntuaciones fueron con la subescala del Trastorno de pánico (.57) y con la de la

Fobia social (.54). Estos datos corroboran la teoría en la cual se plantea que el Trastorno

obsesivo-compulsivo puede asociarse al Trastorno de pánico y avala además el resultado del

análisis factorial, en el que se obtuvo que en el factor 3, correspondiente a la subescala del

Trastorno de pánico, cargaron 2 ítems del Trastorno obsesivo-compulsivo (6 y 18). En cuanto a

la Fobia social, esta suele asociarse al Trastorno obsesivo-compulsivo, precediendo

habitualmente su aparición a la de este (American Psychiatric Association, 1995). La correlación

establecida entre la subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo y la del Trastorno depresivo

mayor también corrobora la teoría que plantea que ambos trastornos pueden estar asociados.

En la muestra, al realizar el análisis factorial, se evidenció esta interrelación pues se mezclaron

ítems de ambas subescalas en los factores 3 y 5.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

81

La subescala del Trastorno depresivo mayor correlacionó con un valor por encima de la

correlación media (.53) con la del Trastorno de pánico. Esto corroboró lo planteado en la teoría

la cual asegura que los individuos con Trastorno de pánico muestran una notable incidencia de

síntomas del Trastorno depresivo mayor. En el análisis factorial también se demostró la

estrecha relación pues en los factores 3 y 5, se mezclaron ítems de ambos trastornos. La

subescala del Trastorno depresivo mayor correlacionó en .53 con la de la Fobia social. Esto

también corrobora la teoría y se evidenció en el factor 2, correspondiente a la subescala de la

Fobia social en el que cargó uno de los ítems del Trastorno depresivo mayor.

De manera general se manifestó correlación entre la subescala del Trastorno depresivo mayor

con las del Trastorno de ansiedad de separación y generalizada pues los valores, aunque

fueron los más bajos respecto a los restantes trastornos de ansiedad, se acercan a .30 y se

consideran aceptables.

En la tabla 17, se aprecia que la subescala del Trastorno de pánico correlacionó con la de Fobia

social en .50 lo cual es coherente con lo descrito en la literatura científica, donde aparece que

en el Trastorno de pánico es frecuente la comorbilidad con otros trastornos de ansiedad, hecho

éste especialmente constatable en los centros asistenciales, entre ellos se destaca la Fobia

social. En la literatura se hace alusión a diversidad de estudios que revelan que entre un 15 y un

30 % de las personas con Trastorno de pánico presenta Fobia social. Esto se debe al temor que

genera en el paciente con Trastorno de pánico, las consecuencias de los ataques, la vergüenza,

desorganizarse en público, sufrir un accidente, etc. lo cual limita seriamente su nivel de

relaciones sociales, hasta llegar a confinarlo en la casa (Otero, et al., 1999). Además al padecer

el Trastorno de pánico, hay sujetos que se vuelven excesivamente aprensivos en relación a la

separación de seres queridos y por eso se plantea que hay estrecha relación con el Trastorno

de ansiedad de separación, ambas subescalas correlacionaron en .47.

En cuanto a la subescala de la Fobia social también hay una interrelación media (.51) con la

subescala del Trastorno de ansiedad generalizada lo cual se debe a que las personas que la

padecen experimentan casi siempre síntomas típicos de ansiedad como las taquicardias,

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

82

temblores, sudoración, molestias gastrointestinales, diarrea, tensión muscular, enrojecimiento,

confusión en las situaciones sociales temidas (American Psychiatric Association, 1995).

Estas intercorrelaciones permiten explicar las contaminaciones factoriales obtenidas en el

análisis factorial pues se manifestó la estrecha interrelación que existe entre todas las

subescalas que representan los trastornos de ansiedad y también la comorbilidad entre estos y

la depresión. Se evidencia que determinados síntomas de algunos trastornos también aparecen

en otros y esto está avalado por la teoría.

Las intercorrelaciones y el análisis factorial avalan la validez de constructo de la RCADS-30. Es

importante reconocer que el nivel de significancia que se obtuvo en esta prueba fue de 0.01 por

lo que se infiere que la probabilidad de error es menor de 1% (p < 1.00).

Validez de constructo convergente

Otro tipo de validez explorada fue la validez convergente con los mismos instrumentos RCMAS

y CDI-S. La convergencia de las subescalas de ansiedad de la RCADS-30 fue analizada con la

depresión que explora el CDI-S, mientras que la convergencia de la subescala del Trastorno de

depresión mayor de la RCADS-30 fue analizada con la ansiedad que diagnostica el RCMAS.

Las tablas que se muestran a continuación reflejan los resultados de la prueba:

Tabla 24. Validez convergente evaluada entre las subescalas de ansiedad de la

RCADS-30 con el CDI-S

TP FS TAS TAG TOC

CDI-S .35** .43** .12** .21** .29**

**. La correlación es significativa al nivel de 0.01

Tabla 25. Validez convergente evaluada entre el Trastorno depresivo mayor de la

RCADS-30 con la RCMAS

TDM

RCMAS .43**

**. La correlación es significativa al nivel de 0.01

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

83

El nivel de significancia que se obtuvo en ambos casos fue de 0.01 por lo que se infiere que la

probabilidad de error es menor de 1% (p < 1.00).

En todos los casos se evidencian correlaciones positivas, por lo cual se demuestra una vez

más, la comorbilidad que hay entre la ansiedad y la depresión. En cuanto a la magnitud se

aprecia que la subescala del Trastorno de ansiedad de separación correlacionó con la

depresión con el valor más bajo (.12). Esto puede deberse a la edad de inicio de estos

trastornos. Se plantea que uno de los trastornos más prevalentes en las etapas más tempranas

de la vida es el de ansiedad por separación y en cuanto al trastorno depresivo se afirma que

aunque el inicio de la sintomatología se puede observar principalmente a partir de los 8 años, el

comienzo de trastornos depresivos suele producirse entre los 11 y los 12 años (Del Barrio, 2000

citada en Bernaras, et al., 2013).

Los resultados obtenidos en esta prueba son semejantes a los arrojados por las

intercorrelaciones entre subescalas de la RCADS-30, en las que la subescala del Trastorno

depresivo mayor correlacionó con un valor bajo (comparado con los valores restantes) con la de

ansiedad de separación. Estas correlaciones también son análogas a las obtenidas por los

autores originales de la RCADS-30. (Ver anexo 4)

La correlación entre el Trastorno depresivo mayor y la ansiedad que evalúa el RCMAS fue de

.43, valor satisfactorio que ratifica comorbilidad.

Los resultados anteriores muestran la validez convergente; los resultados presentados de la

validez concurrente y de constructo avalan la validez de la escala RCADS-30 y de manera

general los resultados de confiabilidad y validez obtenidos son satisfactorios.

3.4- Adaptación de baremos

Para determinar cuántas tablas de baremos se necesariaban, se precisó calcular si existían

diferencias entre los diferentes grupos muestrales según el género (dos grupos) y el grado (4

grupos), de manera que la cantidad de tablas de baremos estuvo determinada por la existencia

de diferencias estadísticamente significativas entre los grupos mencionados.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

84

La prueba t arrojó que los valores t para las 6 subescalas que representan los trastornos

resultaron superiores a sus valores correspondientes en el nivel de confianza de 0.05 e incluso

son superiores a los valores correspondientes en el nivel de confianza de 0.01. A partir de esto

se acepta la idea que existen diferencias en la manifestación de los síntomas de los trastornos

de acuerdo al género. Cuando el valor t se calcula a través del SPSS también aparece en la

tabla, la significancia y este valor debe ser menor a los valores correspondientes en los niveles

de confianza de 0.05 si existen diferencias entre los grupos. Así se comportó en el caso de los 6

trastornos. La siguiente tabla muestra los resultados.

Tabla 26: Resultados de la prueba t

t Sig.bilateral 95 % intervalo de confianza para la

diferencia

Inferior Superior

TDM 3,550 ,000 ,3122 1,0854

3,547 ,000 ,3119 1,0857

TP 4,580 ,000 ,5616 1,4043

4,579 ,000 ,5614 1,4045

FS 3,686 ,000 ,4774 1,5657

3,686 ,000 ,4773 1,5658

TAS 2,809 ,005 ,2140 1,2084

2,808 ,005 ,2139 1,2085

TAG 4,389 ,000 ,6720 1,7602

4,398 ,000 ,6731 1,7592

TOC 3,053 ,002 ,2746 1,2642

3,059 ,002 ,2754 1,2634

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

85

Como la prueba t para las muestras de varones y hembras demostró que existen diferencias

entre ambos grupos en toda la muestra se calcularon baremos diferentes para hembras y

varones. (Anexo 15)

La prueba Anova One Way permitió calcular si existían diferencias entre los grupos de grados.

En esta prueba el valor alfa o probabilidad a elegir una vez más es 0.05 o 0.01. Si la

significancia (Sig.) es menor que 0.05 es significativo en este nivel y por tanto los grupos

difieren entre sí, lo mismo sucede para el valor 0.01.

Tabla 27. Resultados de la prueba Anova One Way

Subescalas F Sig.

TDM 1,552 ,200

TP 2,265 ,080

FS 1,213 ,304

TAS 31,285 ,000

TAG 6,888 ,000

TOC 7,019 ,000

En la tabla se puede observar que entre las subescalas de los trastornos de ansiedad de

separación, ansiedad generalizada y obsesivo-compulsivo, los grupos de grados difieren entre

sí. Hubo que determinar entre qué grupos de grados específicamente hay diferencias y para eso

se aplicó otra prueba llamada Post Hoc Tukey que permite establecer múltiples comparaciones.

(Anexo 16) Para estos grupos que presentaron diferencias se calcularon baremos. (Anexo 17)

3.5- Elaboración y evaluación del manual

Para la confección del Manual Profesional se seleccionó parte de la información plasmada en

esta investigación para guiar al profesional en la comprensión de la teoría esencial que

fundamenta la técnica y también aparece la calificación de la escala e interpretación de la

misma. (Anexo 18)

También fue necesario elaborar una encuesta a profesionales (Anexo 12) con el objetivo de

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

86

evaluar la calidad del Manual Profesional. Los profesionales que valoraron el Manual fueron los

mismos especialistas que opinaron sobre la escala RCADS-30.

Los resultados de la misma demostraron que la información teórica incluida en el Manual es

suficiente (100%). Un 92% calificó de “Completamente” la pregunta relacionada con la

posibilidad de comprensión del Manual por parte del lector. El 100% de los profesionales

consultados consideró suficiente las propiedades psicométricas incluidas en el Manual.

Para el 100% de los encuestados la descripción de la estructura interna de la técnica

(subescalas, ítems y aspectos que son medidos por estos), para facilitar su interpretación fue

calificada como “Suficiente”. Finalmente un 65% opinó que la información referida a la forma de

calificación era “Suficiente” mientras que un 35% la reportó como “Más Suficiente que

Insuficiente”, sugiriendo que podía especificarse más esta información.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

87

CONCLUSIONES

Se obtuvo un criterio favorable con relación a las posibilidades diagnósticas

de la escala RCADS-30 y respecto a su adaptabilidad a las condiciones de la

población infanto-juvenil de la cuidad de Holguín por parte de los

profesionales participantes en la investigación.

Los datos obtenidos en el estudio piloto, donde fue empleada la versión

original de la escala RCADS-30, confirmaron que no existió la necesidad de

modificar ningún elemento formal ni conceptual del instrumento.

Los resultados de la aplicación de la escala RCADS-30 a una muestra no

probabilística intencional de 696 niños y adolescentes de nuestro medio,

revelaron una confiabilidad elevada, tanto la referida a la consistencia interna

del instrumento, como a su consistencia en el tiempo.

La información obtenida en la aplicación de la escala RCADS-30 en la

muestra expresó resultados favorables de validez de criterio concurrente y de

constructo.

Los baremos de la RCADS-30 fueron adaptados para la muestra estudiada

en relación al sexo y grupos de grados escolares.

Se elaboró el Manual Profesional de la RACDS-30 para su uso por parte de

los profesionales interesados en evaluar síntomas de los trastornos de

ansiedad y el Trastorno de depresión mayor y se sometió a evaluación de los

especialistas con resultados satisfactorios.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

88

RECOMENDACIONES

Continuar la presente línea investigativa haciendo extensivo el estudio de

validación a muestras de otras provincias del país.

Ofrecer los resultados alcanzados en la presente investigación a

profesionales del área de la salud de la ciudad de Holguín con vistas a

valorar la posible aplicación de la RCADS-30 válida en la práctica clínica e

investigativa.

Desarrollar talleres de preparación para profesionales de la Psicología

sobre el empleo del Manual Profesional de la RCADS-30.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

89

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Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexos

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 1. Escala RCADS-30

Las siguientes frases se relacionan con cosas que pueden ocurrirle a los niños y niñas. Por favor

contesta a todas las frases y marca en cada una de ellas el número que refleje mejor la frecuencia

con que te ocurre lo que se dice en cada frase. Para ello, en cada frase debes rodear con un círculo

uno de los números (0, 1, 2, 3). No hay respuestas buenas ni malas.

0 1 2 3

Nunca A veces A menudo Siempre

1. Me siento triste o decaído/a 0 1 2 3

2. De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué 0 1 2 3

3. Me preocupa parecer tonto/a ante la gente 0 1 2 3

4. Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa 0 1 2 3

5. Me preocupo mucho por las cosas 0 1 2 3

6. Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi

cabeza

0 1 2 3

7. Me cuesta divertirme o pasarlo bien 0 1 2 3

8. De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué 0 1 2 3

9. Me da miedo hacer las cosas mal 0 1 2 3

10. Estar lejos de mis padres me da miedo 0 1 2 3

11. Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares 0 1 2 3

12. Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el

interruptor está apagado o la puerta cerrada)

0 1 2 3

13. Me siento con muy poca energía para hacer las cosas 0 1 2 3

14. De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué 0 1 2 3

15. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí 0 1 2 3

16. Si tengo que dormir solo/a siento miedo 0 1 2 3

17. Me preocupa que me ocurran cosas malas 0 1 2 3

18. Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza 0 1 2 3

19. Me resulta muy difícil pensar con claridad 0 1 2 3

20. De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué 0 1 2 3

21. Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase 0 1 2 3

22. Por las mañanas al ir al colegio me da miedo separarme de mis padres 0 1 2 3

23. Me preocupa que me ocurra algo malo 0 1 2 3

24. Tengo que concentrarme en pensamientos especiales (como números o

palabras) para que no ocurran cosas malas

0 1 2 3

25. Siento que no valgo para nada 0 1 2 3

26. Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por

lo que deba tener miedo

0 1 2 3

27. Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente 0 1 2 3

28. Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa 0 1 2 3

29. Me preocupa lo que vaya a ocurrir 0 1 2 3

30. Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos,

limpiar o colocar cosas en un orden determinado)

0 1 2 3

© B.Sandín, P.Chorot y R.M.Valiente (Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, España) y B.

Chorpita (University of California, Los Angeles, USA).

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 2. Resultado del cálculo de la consistencia interna por subescalas y de la

correlación total de ítems en la conformación de la RCADS-30.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 3. Intercorrelaciones entre las subescalas de la RCADS-30 y la escala original

RCADS

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 4. Correlaciones entre la RCADS-30 y otras escalas.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 5. Encuesta sobre Juicio de Especialistas. Profesión: ____________ Años de experiencia: _______ Ocupación: _______ Grado científico de Doctor_______ Título académico de Máster: _______ Categoría Docente: ____________

1- ¿Considera Ud. necesaria la validación, en nuestra provincia, de un instrumento

novedoso, breve, que evalúa en conjunto las emociones ansiedad y depresión en

etapas infanto-juveniles, presentes en algunos de los trastornos que aparecen en

los clasificatorios internacionales?

No ______ Relativamente necesario_____ Muy necesario ____

2- Evalúe en una escala de 1 a 5 ¿en qué medida considera usted que los ítems de

cada una de las subescalas evalúan realmente el constructo para el cual fueron

concebidos? Acote su evaluación en la siguiente tabla marcando con una x según

la escala de 1 a 5 que aparece al final de la tabla, donde 1 es: En nada; 2: En una

mínima parte; 3: En parte; 4: En parte considerable y 5: Completamente.

Escala

Subescalas

Descripción

Ítems

1 2 3 4 5

DEPRESIÓN Trastorno

depresivo mayor

Mide la frecuencia de aparición de la tristeza

y/o hipoabulia ante situaciones inespecíficas 1

7

13

19

25

ANSIEDAD Trastorno de

pánico

Mide la frecuencia de aparición de crisis de

angustia y de preocupaciones por la

posibilidad de padecer nuevas crisis de

angustia

2

8

14

20

26

Fobia social Mide la frecuencia de aparición de la

ansiedad ante ciertas situaciones sociales o

actuaciones en público

3

9

15

21

27

Trastorno de

ansiedad de

separación

Mide la frecuencia de aparición de la

ansiedad ante la separación respecto del

hogar o de las personas con quienes el niño o

adolescente está vinculado

4

10

16

22

28

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Trastorno de

ansiedad

generalizada

Mide la frecuencia de aparición de la

ansiedad y preocupaciones ante situaciones

inespecíficas

5

11

17

23

29

Trastorno

obsesivo-

compulsivo

Mide la frecuencia de aparición de ideas

obsesivas y/o compulsiones 6

12

18

24

30

3- ¿Considera necesario modificar algunos de los términos empleados en los ítems

por no ser conocidos o apropiados a nuestro medio?

No ____ Si _____

En caso afirmativo señale: Ítems_______ Palabra a modificar: ______________________ Ítems_______ Palabra a modificar: ______________________ Ítems_______ Palabra a modificar: ______________________

4- Considera Ud. que sería necesario incorporar otros ítems a algunos de las sub-escalas?

Subescala: ________________________

Propuesta de ítems ____________________________________________ _________________________________________________________

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 6. Consentimiento informado de los padres

El estudio de la ansiedad y la depresión en etapas infanto-juveniles resulta de gran

importancia para realizar un diagnóstico temprano y con ello diseñar estrategias de

intervención efectivas también a tiempo. Es por ello, que la UCLV en coordinación con el

Departamento de Psicología de la Universidad de Holguín, realizará una investigación en

la escuela: _______________________________________.

Para efectuarla, se hace necesario que los niños y adolescentes sean sometidos a la

aplicación de algunas técnicas psicológicas que permitan obtener la información

necesaria.

El presente documento de consentimiento informado, entregado por la investigadora

principal, previa consulta oral, forma parte del protocolo de investigación que ha sido

aprobado por el Comité de Ética correspondiente.

Yo___________________________, ejerciendo mi libre poder de elección y mi voluntad

expresa doy mi consentimiento para que mi hijo(a), responda los instrumentos del estudio.

He tenido tiempo suficiente para decidir su participación, sin sufrir presión alguna y sin

temor a represalias en caso de rechazar la propuesta.

También se me ha explicado que la información que brindemos es de carácter

confidencial, no serán divulgados ni publicados, ni nuestra identidad, ni los detalles

personales.

Para que así conste firmo el presente consentimiento a los ______ días del mes

___________ de 20____.

_____________________

Firma.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 7. Consentimiento informado de la escuela

El estudio de la ansiedad y la depresión en etapas infanto-juveniles resulta de gran

importancia para realizar un diagnóstico temprano y con ello diseñar estrategias de

intervención efectivas también a tiempo. Es por ello, que la UCLV en coordinación con el

Departamento de Psicología de la Universidad de Holguín, realizará una investigación en

la escuela: _____________________________________________. Para ello, se hace

necesario que los niños y adolescentes sean sometidos a la aplicación de algunas

técnicas psicológicas que permitan obtener la información necesaria.

El presente documento de consentimiento informado, entregado por la investigadora

principal, previa consulta oral, forma parte del protocolo de investigación que ha sido

aprobado por el Comité de Ética correspondiente.

Yo_________________________________, como director(a) de la escuela:

_________________________________, doy mi consentimiento para que en las aulas

seleccionadas sean aplicadas las técnicas psicológicas correspondientes con la presente

investigación.

Para que así conste firmo el presente consentimiento a los ______ días del mes

___________ de 20____.

_____________________

Firma.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 8. Autorización del MINED

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 9. Inventario de Depresión Infantil, versión breve (CDI-S)

Inventario de Depresión Infantil Abreviado (CDI-S) Nombre: ................................................................................... Edad: ................. Escuela: .............................................................................................................. Fecha:.................................. Curso:.................................... Las personas tienen diferentes sentimientos e ideas. En este cuestionario recogemos

estos sentimientos e ideas agrupados. De cada grupo, tienes que señalar una frase que

sea la que mejor describa cómo te has sentido durante estas dos últimas semanas.

Una vez que hayas terminado con un grupo de frases, pasa al siguiente.

No hay respuestas correctas o incorrectas. Únicamente tienes que señalar la frase que

describa mejor cómo te has encontrado últimamente. Pon una cruz (X) en el guión que

hay junto a tu respuesta.

Hagamos un ejemplo. Pon una cruz junto a la frase que MEJOR te describa:

EJEMPLO:

_ Leo libros muy a menudo.

_ Leo libros de vez en cuando.

_ Nunca leo libros.

Recuerda que debes señalar las frases que mejor describan tus sentimientos o tus ideas

en las dos últimas semanas.

Pasa a la página siguiente.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

1. _ Estoy triste de vez en cuando. _ Estoy triste muchas veces. _ Estoy triste siempre. 2. _ Nunca me saldrá nada bien. _ No estoy seguro de que las cosas me salgan bien. _ Las cosas me saldrán bien. 3. _ Hago bien la mayoría de las cosas. _ Hago mal muchas cosas. _ Todo lo hago mal. 4. _ Me odio. _ No me gusta cómo soy. _ Me gusta cómo soy. 5. _ Tengo ganas de llorar todos los días. _ Tengo ganas de llorar muchos días. _ Tengo ganas de llorar de vez en cuando. 6. _ Las cosas me preocupan siempre. _ Las cosas me preocupan muchas veces. _ Las cosas me preocupan de vez en cuando. 7. _ Tengo buen aspecto. _ Hay algunas cosas de mi aspecto que no me gustan. _ Soy feo/a. 8. _ Nunca me siento solo. _ Me siendo solo muchas veces. _ Me siento solo siempre. 9. _ Tengo muchos amigos. _ Tengo algunos amigos, pero me gustaría tener más. _ No tengo amigos. 10. _ Nadie me quiere. _ No estoy seguro de que alguien me quiera. _ Estoy seguro de que alguien me quiere.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 10. Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños (RCMAS)

Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños (RCMAS)

Nombre: ................................................................................... Edad: ................. Escuela: .............................................................................................................. Fecha:.................................. Curso:.................................... Las personas tienen diferentes sentimientos e ideas. En este cuestionario recogemos

algunos de estos sentimientos e ideas en varias oraciones. En cada frase debes señalar

si ella describe o no cómo te has sentido últimamente. Para ello debes marcar con una X

en las casillas de Sí o No respectivamente

Una vez que hayas terminado con una oración o frase, pasa al siguiente.

No hay respuestas correctas o incorrectas. Únicamente tienes que señalar la frase que

describa mejor cómo te has encontrado últimamente.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Sí No

1- Tengo problemas para tomar decisiones.

2- Estoy nervioso (a) cuando las cosas no van bien.

3- Los demás parecen hacer las cosas con mayor facilidad.

4- Me agradan todas las personas que conozco.

5- Me cuesta respirar.

6- Me preocupo mucho por el tiempo.

7- Le temo a muchas cosas.

8- Siempre soy amable.

9- Me molesto con facilidad.

10- Me preocupa lo que dirán mis padres.

11- A los demás no les gusta el modo en que hago las cosas.

12- Siempre tengo buenos modales.

13- En la noche, me resulta difícil conciliar el sueño.

14- Me preocupa lo que piensan otras personas.

15- Me siento solo (a), incluso si estoy rodeado (a) de personas.

16- Siempre soy bueno (a).

17- A menudo tengo náuseas.

18- Se puede herir mis sentimientos fácilmente.

19- Mis manos me sudan.

20- Siempre soy agradable con todo el mundo.

21- Con frecuencia estoy cansado (a).

22- Me preocupo por lo que irá a pasar.

23- Otras personas son más felices que yo.

24- Digo la verdad todo el tiempo.

25- Tengo pesadillas.

26- Me siento herido (a) cuando me mortifican.

27- Me dirán que hago mal las cosas.

28- Nunca me enfado.

29- A veces despierto asustado (a)

30- De noche, me preocupo cuando me voy a dormir.

31- Es difícil concentrarse en las cosas de la escuela.

32- Nunca digo cosas que no debería.

33- Me muevo mucho en la silla.

34- Soy nervioso (a).

35- Hay mucha gente en mi contra.

36- Nunca miento.

37- Me preocupa que algo malo vaya a suceder.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 11. Encuesta sobre Juicio de Especialistas acerca del Manual Profesional de la

escala RCADS-30.

Profesión: ____________ Años de experiencia: _______ Ocupación: _______ Grado científico de Doctor_______ Título académico de Máster: _______ Categoría Docente: ____________

1- Considera Ud. que la información teórica que aparece en el Manual para los

profesionales acerca de la RCADS-30 es:

Suficiente______ Más suficiente que insuficiente______

Más insuficiente que suficiente_____ Insuficiente _____

2- Acerca de la información que se plasma en el Manual Ud. considera que se

comprende por el lector:

Completamente_____ Parcialmente_____ No se comprende______

3- Considera Ud. que la información que aparece en el Manual acerca de las

propiedades psicométricas de la RCADS-30 es:

Suficiente______ Más suficiente que insuficiente______

Más insuficiente que suficiente_____ Insuficiente _____

4- Según su opinión, la descripción de la técnica (en cuanto a subescalas que la

conforman e ítems pertinentes a estas) que aparece en el Manual para facilitar su

interpretación es:

Suficiente______ Más suficiente que insuficiente______

Más insuficiente que suficiente_____ Insuficiente _____

5- Considera Ud. que la información referida a la forma en que debe calificarse la

RCADS-30 que aparece en el Manual es:

Suficiente______ Más suficiente que insuficiente______

Más insuficiente que suficiente_____ Insuficiente _____

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 12. Entrevista semistructurada grupal

1. ¿Consideras que existen oraciones que contienen palabras de difícil comprensión, que tienden a confundir o que simplemente no las entiendes? Sí____ No____ 2. ¿Cuáles son esas oraciones? Indique el o los números: ___________________________________________________________ 3. De esas oraciones ¿cuáles son las palabras de difícil comprensión, que tienden a confundir o que simplemente no las entiendes? Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ Número de la oración: ____ Palabras: ______________________________ 4. ¿Por qué otras palabras las cambiarías? Palabras sustitutas:

Palabras sustitutas:

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 13. Resultados de la confiabilidad. Estudio piloto.

Escalas de la RCADS-30 Alfas

Trastorno depresivo mayor .48

Trastorno de pánico .69

Fobia social .73

Trastorno de ansiedad de separación .62

Trastorno de ansiedad generalizada .73

Trastorno obsesivo-compulsivo .61

Escala total .91

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 14. Resultados del análisis factorial. Estudio piloto.

Ítems 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

14.De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué .59

16.Si tengo que dormir solo/a siento miedo .58

18.Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza

.69

19.Me resulta muy difícil pensar con claridad .75

21.Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase .79

25.Siento que no valgo para nada .75

26.Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por lo que deba tener miedo

.69

1.Me siento triste o decaído/a .34

18.Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza

.50

19.Me resulta muy difícil pensar con claridad .72

21.Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase .64

6.Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi cabeza

.65

11.Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares

.50

17.Me preocupa que me ocurran cosas malas .70

23.Me preocupa que me ocurra algo malo .34

27.Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente .50

29.Me preocupa lo que vaya a ocurrir .72

4.Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa .57

12.Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el interruptor está apagado o la puerta cerrada)

.79

28.Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa

.71

8.De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué

.64

20.De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué

.61

24.Tengo que concentrarme en pensamientos especiales (como números o palabras) para que no ocurran cosas malas

.73

7.Me cuesta divertirme o pasarlo bien .83

22.Por las mañanas al ir al colegio me da miedo separarme de mis padres

.65

5.Me preocupo mucho por las cosas .90

13.Me siento con muy poca energía para hacer las cosas .48

15.Me preocupa lo que otras personas piensen de mí .49

3.Me preocupa parecer tonto/a ante la gente .83

9.Me da miedo hacer las cosas mal .45

10.Estar lejos de mis padres me da miedo .82

2.De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué

.90

30.Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos o colocar cosas en orden)

.79

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 15. Baremos diferentes para hembras y varones

Hembras

Varones

%CENTIL TDM TP FS TAS TAG TOC %CENTIL

10 1 0 1 0 5 1 10

20 2 1 2 1 6 2 20

25 2 1 3 1 6 3 25

30 2 2 3 2 7 3 30

40 3 2 4 2 7 4 40

50 3 3 5 3 8 5 50

60 4 4 7 4 9 6 60

70 5 5 8 5 11 7 70

75 5 5 8 6 11 7 75

80 6 6 9 7 12 8 80

90 7 7 11 9 13 10 90

%CENTIL TDM TP FS TAS TAG TOC %CENTIL

10 1 0 1 0 5 1 10

20 2 1 2 1 6 2 20

25 2 1 3 1 6 3 25

30 2 2 3 2 7 3 30

40 3 2 4 2 7 4 40

50 3 3 5 3 8 5 50

60 4 4 7 4 9 6 60

70 5 5 8 5 11 7 70

75 5 5 8 6 11 7 75

80 6 6 9 7 12 8 80

90 7 7 11 9 13 10 90

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 16. Resultado de la prueba Post Hoc Tukey

Multiple Comparisons Tukey HSD

Variable dependiente

(I) Grado del niño

(J) Grado del niño

Sig.

TAS 4to 6to ,007

8vo ,000

9no ,000

6to 4to ,007

8vo ,000

9no ,000

8vo 4to ,000

6to ,000

9no 1,000

9no 4to ,000

6to ,000

8vo 1,000

TAG 4to 6to ,026

8vo ,009

9no ,000

6to 4to ,026

8vo ,985

9no ,273

8vo 4to ,009

6to ,985

9no ,449

9no 4to ,000

6to ,273

8vo ,449

TOC 4to 6to ,146

8vo ,001

9no ,001

6to 4to ,146

8vo ,265

9no ,217

8vo 4to ,001

6to ,265

9no ,993

9no 4to ,001

6to ,217

8vo ,993

* The mean difference is significant at the .05 level.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 17. Baremos para los diferentes grupos de grados que mostraron diferencias de

acuerdo a la expresión de los síntomas de los trastornos.

Cuarto grado Sexto grado

Octavo grado Noveno grado

%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 3 1 10

20 1 5 2 20

25 1 5 2 25

30 2 6 3 30

40 2 7 4 40

50 3 8 4 50

60 4 9 5 60

70 5 10 7 70

75 6 11 8 75

80 7 11 8 80

90 9 13 10 90

%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 5 1 10

20 1 6 3 20

25 2 6 3 25

30 2 6 4 30

40 4 8 5 40

50 5 9 6 50

60 6 10 7 60

70 7 12 8 70

75 7 12 8 75

80 8 13 9 80

90 10 14 10 90

%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 4 1 10

20 0 5 2 20

25 0 5 2 25

30 1 6 2 30

40 1 7 3 40

50 2 7 4 50

60 2 8 5 60

70 3 10 6 70

75 3 10 7 75

80 4 11 7 80

90 6 13 9 90

%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 3 1 10

20 0 4 2 20

25 0 5 2 25

30 1 5 3 30

40 1 6 3 40

50 2 7 4 50

60 3 8 5 60

70 3 9 5 70

75 4 10 6 75

80 4 11 6 80

90 5 13 9 90

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Anexo 18. Manual Profesional de la escala RCADS-30.

INTRODUCCIÓN

En la actualidad la salud mental en la infancia y la adolescencia constituye una preocupación

primordial. El tema ha cobrado interés debido a las alarmantes cifras que demuestran que una

parte no despreciable de dicha población presenta trastornos psicológicos, entre los más

prevalentes se encuentran los trastornos de ansiedad y la depresión (Rodríguez, 2005). La

comorbilidad entre ellos es elevada. Aunque existen múltiples instrumentos diagnósticos,

fundamentalmente para la ansiedad, los investigadores y clínicos han expresado la necesidad e

importancia de continuar desarrollando instrumentos psicológicos eficaces para el diagnóstico

de estos trastornos (Lorenzo, 2003). Los instrumentos breves, de autorreporte, que diagnostican

síntomas, tienen una alta demanda y en coherencia con lo anterior, recientemente se han hecho

varios intentos para crear técnicas de este tipo que aborden los síntomas de trastornos de

ansiedad y depresión en niños y adolescentes descritos en el DSM-IV (Sandín, Chorot, Valiente,

Chorpita, 2010).

Los psicólogos cubanos se encuentran constantemente ante el problema de la insuficiente

validación de instrumentos psicodiagnósticos. En nuestro país hay muy pocas técnicas

adaptadas que evalúan síntomas de los trastornos de ansiedad, de depresión o ambos en

etapas infanto-juveniles. Es por eso que la validación de un instrumento para ese tipo de

población que haya demostrado elevadas propiedades psicométricas a través de diferentes

estudios, puede contribuir a resolver esta necesidad.

Para lograr lo anterior un grupo de investigadores de la Universidad de Holguín se propuso

validar la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión reducida de 30

ítems (RCADS-30) que es un instrumento de autorreporte que permite diagnosticar diferentes

síntomas de los trastornos de ansiedad y depresión, simultáneamente, de acuerdo al

clasificatorio DSM-IV. La escala es una adaptación española, aportada por Sandín, Chorot,

Valiente y Chorpita, en el 2010 que se realizó de un instrumento más extenso, la RCADS.

A continuación se presenta el Manual Profesional de la Adaptación de la RCADS-30, que se ha

elaborado como resultado del riguroso proceso de validación de la escala en la cuidad de

Holguín.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

FICHA TÉCNICA

Nombre: Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión

reducida de 30 ítems (RCADS-30)

Autor: Bonifacio Sandín, Paloma Chorot, Rosa M. Valiente y Bruce F. Chorpita

(2010)

Procedencia: Universidad Nacional de Educación a Distancia, Madrid, España.

Autores de la validación en la cuidad de Holguín, Cuba: Grethel Selva Batista, Yuri

Arsenio Sanz Martínez y Luis Felipe Herrera.

Administración: Individual

Duración: de 15 a 20 minutos

Aplicación: Niños (9 años en adelante) y Adolescentes.

OBJETIVO

La RCADS-30 es la Escala Revisada de Ansiedad y Depresión para Niños, en su versión

reducida de 30 ítems, la misma ha sido creada para diagnosticar diferentes síntomas de los

trastornos de ansiedad y depresión, simultáneamente, en la población infanto-juvenil, de

acuerdo a los síntomas que aparecen descritos en el DSM-IV.

ESTRUCTURA CONCEPTUAL DE LA RCADS-30

El abordaje que se hace de las distintas subescalas que representan los trastornos parte del

clasificador internacional DSM-IV porque la escala RCADS-30 se elaboró a partir de los

síntomas que se describen en el mismo. A continuación se presenta la descripción de la

sintomatología:

Trastorno de depresión mayor.

El trastorno depresivo mayor se ubica dentro de los trastornos del estado de ánimo y los

síntomas fundamentales que lo caracterizan son los siguientes: estado de ánimo deprimido,

tristeza, desesperanza, desánimo, una pérdida de interés o placer en casi todas las

actividades. En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable en lugar de

triste y se pueden experimentar al menos otros cuatro síntomas que pueden ser cambios de

apetito o peso, del sueño y de la actividad psicomotora, falta de energía, sentimientos de

infravaloración o culpa, dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones, y

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

pensamientos recurrentes de muerte o ideación, planes o intentos suicidas. En la RCADS-30

la subescala que lo evalúa hace alusión a la frecuencia de aparición de algunos de los

síntomas depresivos mencionados ante situaciones inespecíficas.

Trastorno de pánico

El Trastorno de pánico o angustia se caracteriza por la presencia de crisis de angustia

recidivantes e inesperadas que se manifiestan a través de la aparición de miedo o malestar

de carácter intenso, síntomas somáticos y/o cognoscitivos como taquicardia, sudoración,

temblores, sensación de falta de aire o ahogo, miedo a perder el control. Luego de estas

crisis aparecen preocupaciones persistentes por la posibilidad de padecer nuevas crisis de

angustia y por sus posibles implicaciones o consecuencias. En la RCADS-30 la subescala

que lo evalúa hace alusión a la frecuencia de aparición de algunos de los síntomas que

describen las crisis de angustia y de preocupaciones por la posibilidad de padecer nuevas

crisis.

Fobia social

La Fobia social es el miedo persistente y acusado a situaciones sociales o actuaciones en

público por temor a que resulten embarazosas. La exposición a estos estímulos produce casi

invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad. Cuando el individuo se encuentra en

las situaciones sociales o en las actuaciones en público que teme, experimenta una

preocupación constante por la posibilidad de que la actuación frente a los demás sea

humillante y teme que lo vean como a un individuo ansioso, débil, loco o estúpido. También

aparece el miedo de hablar en público. En la RCADS-30 la subescala que lo evalúa hace

alusión a la frecuencia de aparición de alguno de los síntomas antes referidos que suelen

aparecer ante ciertas situaciones sociales o actuaciones en público.

Trastorno de ansiedad por separación

Se plantea que la característica esencial de este trastorno es una ansiedad excesiva

respecto al alejamiento del hogar o de aquellas personas a quienes el sujeto está vinculado.

Los niños/adolescentes que lo padecen pueden evitar ir solos a distintos sitios como la

escuela, pueden manifestar un comportamiento de “aferramiento”, situándose muy cerca del

padre o la madre. La ansiedad manifiesta es superior a la esperada en sujetos del mismo

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

nivel de desarrollo y puede provocar deterioro académico o de otras áreas importantes de la

actividad del individuo. Suelen tener problemas al acostarse y pueden insistir en que alguien

permanezca con ellos hasta conciliar el sueño. Durante la noche pueden trasladarse a la

cama de sus padres o hermano, y si esto no les es permitido pueden dormir junto a la puerta

del dormitorio. Pueden aparecer quejas físicas tales como dolores de estómago, cefaleas,

náuseas y vómitos. En la RCADS-30 la subescala que lo evalúa hace alusión a la frecuencia

de aparición de algunos de los síntomas antes referidos.

Trastorno de ansiedad generalizada

Se afirma que en este trastorno hay un predominio de ansiedad y preocupación excesiva

que se centran en una amplia gama de acontecimientos y situaciones. En los niños la

ansiedad y la preocupación se acompañan de al menos un síntoma de los siguientes:

inquietud, fatiga precoz, dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y

trastornos del sueño. La frecuencia de aparición de la ansiedad y de las preocupaciones es

claramente desproporcionada con las posibles consecuencias que puedan derivarse de la

situación o acontecimiento temidos. Los niños tienden a preocuparse por su rendimiento o la

calidad de sus actuaciones incluso cuando no son evaluados por los demás. Durante el

curso del trastorno el centro de las preocupaciones puede trasladarse de un objeto o una

situación a otros. En la RCADS-30 la subescala que lo evalúa hace alusión a la frecuencia

de aparición de la ansiedad y preocupaciones ante situaciones inespecíficas.

Trastorno obsesivo-compulsivo

Este trastorno se caracteriza por la presencia de obsesiones y/o compulsiones de carácter

recurrente. Este trastorno en los niños suele presentarse de forma similar a los adultos. Los

rituales de lavado, comprobación y puesta en orden de objetos son particularmente

frecuentes en los niños. Los síntomas pueden o no ser de carácter egodistónico. También se

han visto casos de empobrecimiento gradual del rendimiento escolar secundario a una

afectación de la capacidad para concentrarse. En la RCADS-30 la subescala que lo evalúa

hace alusión a la frecuencia de aparición de ideas obsesivas y/o compulsiones.

Una breve descripción de cada una de las subescalas con los ítems que las conforman se

puede consultar en la Tabla 1.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

DESCRIPCIÓN DEL INSTRUMENTO

La RCADS-30 consta de 30 ítems distribuidos en 6 subescalas. El niño/adolescente debe

leer las instrucciones que aparecen y responder 1 de las 4 alternativas de respuesta donde:

0) Nunca 1) A veces 2) A menudo 3) Siempre

Cada uno de los trastornos que se evalúan en la RCADS-30 son abordados a través de

diferentes síntomas; cada ítem representa un síntoma y los ítems se organizan en distintas

subescalas. En la tabla 1 se describe lo que evalúa cada una de las respectivas subescalas

así como la cantidad de ítems que la conforman y los números de los mismos dentro de la

técnica. Una versión completa de la RCADS-30 se puede encontrar en el Apéndice A, al final

de este Manual Profesional.

Tabla 1. Descripción de las subescalas de la RCADS-30

Subescala Total Ítems

Número de ítems

Descripción de lo que mide la subescala

Trastorno depresivo mayor

(TDM)

5

1,7,13,19,25

Mide la frecuencia de aparición de síntomas depresivos como la tristeza, pérdida de interés en las actividades, el desánimo o hipoabulia, dificultad para pensar y sentimientos de baja autoestima

Trastorno de pánico

(TP)

5

2,8,14, 20, 26

Mide la frecuencia de aparición de síntomas típicos de las crisis de angustia como taquicardia, temblores, falta de aire, agitación

Fobia social

(FS)

5

3,9,15,21, 27

Mide la frecuencia de aparición de la ansiedad ante ciertas situaciones sociales o actuaciones en público

Trastorno de ansiedad de

separación (TAS)

5

4,10,16,22,

28

Mide la frecuencia de aparición de la ansiedad producto al alejamiento del hogar o de los padres, el temor a dormir solo (a), la ansiedad que aparece debido a permanecer solos en diferentes lugares

Trastorno de ansiedad

generalizada (TAG)

5

5,11,17,23,

29

Mide la frecuencia de aparición de la ansiedad y preocupaciones excesivas ante una amplia gama de situaciones inespecíficas

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

5

6,12,18,24,

30

Mide la frecuencia de aparición de síntomas como las ideas obsesivas y compulsiones referidas a rituales de lavado, comprobación y puesta en orden de objetos

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CONFIABILIDAD Y VALIDEZ

Para llevar a cabo el análisis de confiabilidad se realizaron varias pruebas estadísticas. Uno

de los procedimientos que se aplicó para calcular la confiabilidad es el análisis de la

consistencia interna a través del cálculo del coeficiente alfa de Cronbach, este se obtuvo

para la escala total y para las diferentes subescalas. La Tabla 2 muestra los valores alfas.

Tabla 2. Confiabilidad (consistencia interna). Subescalas y el correspondiente

coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach.

Subescalas Coeficiente de confiabilidad alfa de Cronbach

Trastorno depresivo mayor 0.64

Trastorno de pánico 0.72

Fobia social 0.73

Trastorno de ansiedad de separación 0.70

Trastorno de ansiedad generalizada 0.73

Trastorno obsesivo-compulsivo 0.65

Como se aprecia las alfas arrojaron valores moderadamente altos para la mayoría de las

subescalas de la técnica. Los valores más bajos fueron los correspondientes al Trastorno

obsesivo-compulsivo y al Trastorno depresivo mayor, lo cual es coherente con los resultados

obtenidos por los autores originales de la escala. Estos resultados arrojan una confiabilidad

medio-alta de la RCADS-30.

También se evaluó la confiabilidad en el tiempo a través de la aplicación test-retest. A

continuación, en la tabla 3, se muestran estas correlaciones entre las dos aplicaciones de la

técnica, al cabo de cuatro semanas de la primera aplicación.

Tabla 3. Confiabilidad test-retest. Correlaciones por subescalas entre la primera y

segunda aplicación.

Escala y Subescalas Coeficiente r de Pearson

RCADS-30 .61**

TDM .55**

TP .45**

FS .54**

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TAS .61**

TAG .55**

TOC .53**

**. La correlación es significativa al nivel de 0.01

La correlación entre la primera y segunda aplicación de la RCADS-30 fue de .61, valor que

indica una correlación positiva media. En el caso de las subescalas se observan correlaciones

positivas considerables. Esto proporciona información referida a la permanencia en el tiempo

de los resultados de la escala RCADS-30.

Con estos resultados se demuestra la confiabilidad de la escala RCADS-30.

También se evaluó la validez. La validez de un instrumento puede abordarse por diferentes

vías en este caso se analizó la validez de criterio, específicamente la concurrente y la validez

de constructo.

Para la validez de criterio concurrente se compararon las subescalas de ansiedad de la

RCADS-30 con la RCMAS (Escala Revisada de Ansiedad Manifiesta en Niños) así como la

subescala de Trastorno depresivo mayor de la RCADS-30 con el CDI-S (Inventario de

Depresión Infantil Breve). La siguiente tabla muestra estos resultados.

Tabla 4. Correlaciones entre la RCADS-30 y otras escalas

TDM TP FS TAS TAG TOC

RCMAS

.49** .39** .31** .34** .43**

CDI-S

.49**

**. La correlación es significativa al nivel de 0.01

Se evidencia que las subescalas de ansiedad de la RCADS-30 y la RCMAS correlacionaron

con puntuaciones positivas, satisfactorias y significativas lo cual demuestra que la escala

mide la ansiedad como constructo teórico. Del mismo modo la subescala del Trastorno de

depresión mayor de la RCADS-30 y el CDI-S correlacionaron con una puntuación positiva

media lo cual confirmó que la escala que se pretende validar mide la depresión como

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constructo teórico. De manera general con estos resultados se evidencia la existencia de

validez concurrente.

Para la validez de constructo se realizó un análisis factorial exploratorio que arrojó 6 factores

correspondientes a las seis subescalas igual que en la técnica original, sin embargo en la

mayoría cargaron ítems de otros factores. Los factores que mejor discriminaron ítems de

acuerdo a los criterios que se tuvieron en cuenta para la elaboración de la RCADS-30 fueron

los correspondientes a la subescala Trastorno de ansiedad de separación seguido por el

Trastorno de ansiedad generalizada y Fobia social lo cual es coherente con la teoría.

El hecho de que en algunos factores cargaran ítems de otros se debe a la estrecha

interrelación que existe entre todos los trastornos de ansiedad y también la comorbilidad

entre estos y la depresión. Se evidencia que determinados síntomas de algunos trastornos

también aparecen en otros y esto está avalado por la teoría.

Los resultados de confiabilidad y validez obtenidos son satisfactorios.

CALIFICACIÓN DE LA RCADS-30

La calificación de la prueba se realiza sumando los puntos de cada uno de los ítems que

integran las subescalas.

Subscala Trastorno de depresión mayor: ∑ (1 + 7 + 13 + 19 + 25)

Subescala Trastorno de pánico: ∑ (2 + 8 + 14 + 20 + 26)

Subescala Fobia social: ∑ (3 + 9 + 15 + 21 + 27)

Subescala Trastorno de ansiedad de separación: ∑ (4 + 10 + 16 + 22 + 28)

Subescala Trastorno de ansiedad generalizada: ∑ (5 + 11 + 17 + 23 + 29)

Subescala del Trastorno obsesivo-compulsivo: ∑ (6 + 12 + 18 + 24 + 30)

Los ítems que componen las subescalas de la técnica los puede consultar en la propia

técnica (Ver Apéndice A), a partir de la descripción de ítems por cada subescala descritos

arriba. Estas puntuaciones directas obtenidas son llevadas a las tablas de baremos que se

ofrecen para obtener los percentiles de cada una de las subescalas. La técnica contiene 2

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

tablas de baremos de acuerdo al género (Apéndice B) y 4 tablas de baremos de acuerdo a

los grupos de grados (Apéndices C).

Para convertir la puntuación directa de cada subescala de acuerdo a los rangos percentiles

diríjase al Apéndice B, C y D de este Manual. El apéndice B le permite establecer las

comparaciones de acuerdo al sexo mientras que los restantes apéndices mencionados

establecen las comparaciones de acuerdo al grado. Localice la puntuación directa y

busque el percentil asociado para cada subescala. Después que las puntuaciones directas

se han convertido en puntuaciones percentiles se debe consultar el Apéndice D que

contiene la descripción cualitativa apropiada. Cada descripción cualitativa está asociada

con la puntuación percentil (Baja <25; Media entre 25 y 75; Elevada >76). La guía para la

interpretación de las puntuaciones percentiles altas y bajas una vez realizada la

descripción cualitativa, se encuentra en el mismo Apéndice D.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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investigación. (4. ed.) México: McGraw-Hill.

Lorenzo, A., Grau, A., Fumero, A., Vizcaíno, M., Martín, M. y Prado, F. (2003)

Validación del Inventario de Ansiedad Rasgo-Estado para Niños en

adolescentes cubanos. Psicología y Salud, 13 (2), 203-214.

López, C., Alcántara, M., Fernández, V., Castro, M., López, J. (2010).

Características y prevalencia de los problemas de ansiedad, depresión y

quejas somáticas en una muestra clínica infantil de 8 a 12 años, mediante

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Rodríguez, O. (2005). Salud Mental Infanto-Juvenil. La Habana: Editorial:

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Remedios, G. (1998). Psicopatología del niño y del adolescente. Madrid:

Ediciones Pirámide.

Sanz, Y. y Molerio, O. (2011) Adaptación del STAXI-II C/A (versión niño-

adolescente) para la población cubana. Tesis de maestría. Universidad

Central Marta Abreu de Las Villas. Santa Clara.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

Sandín, B., Chorot, P., Valiente, R., Chorpita, B. (2010) Development of a 30-

item version of the Revised Child Anxiety and Depression Scale. Revista

de Psicopatología y Psicología Clínica, 15(3), 165-178

Sociedad Americana de Psiquiatría (1994). Manual Diagnóstico y Estadístico

de las Enfermedades Mentales. (4 ed.), Washintong: Autor.

Ramírez, R. J. (2009) Adaptación del inventario de depresión infantil de Kovacs

en escolares de la ciudad de Cajamarca. Tesis de doctorado. Lima, Perú.

Validación de la RCADS-30 para población infanto – juvenil holguinera

APÉNDICE A

RCADS-30

Las siguientes frases se relacionan con cosas que pueden ocurrirle a los niños y niñas. Por favor

contesta a todas las frases y marca en cada una de ellas el número que refleje mejor la frecuencia

con que te ocurre lo que se dice en cada frase. Para ello, en cada frase debes rodear con un círculo

uno de los números (0, 1, 2, 3). No hay respuestas buenas ni malas.

0 1 2 3

Nunca A veces A menudo Siempre

1. Me siento triste o decaído/a 0 1 2 3

2. De repente siento como si no pudiera respirar sin saber porqué 0 1 2 3

3. Me preocupa parecer tonto/a ante la gente 0 1 2 3

4. Sentiría miedo si estuviera solo/a en casa 0 1 2 3

5. Me preocupo mucho por las cosas 0 1 2 3

6. Me siento mal por tener pensamientos malos o tontos, o imágenes en mi cabeza 0 1 2 3

7. Me cuesta divertirme o pasarlo bien 0 1 2 3

8. De repente empiezo a temblar o a agitarme sin saber porqué 0 1 2 3

9. Me da miedo hacer las cosas mal 0 1 2 3

10. Estar lejos de mis padres me da miedo 0 1 2 3

11. Me preocupa que le ocurra algo terrible a alguno de mis familiares 0 1 2 3

12. Tengo que seguir comprobando que he hecho las cosas bien (como que el interruptor

está apagado o la puerta cerrada)

0 1 2 3

13. Me siento con muy poca energía para hacer las cosas 0 1 2 3

14. De repente me siento muy asustado/a sin saber porqué 0 1 2 3

15. Me preocupa lo que otras personas piensen de mí 0 1 2 3

16. Si tengo que dormir solo/a siento miedo 0 1 2 3

17. Me preocupa que me ocurran cosas malas 0 1 2 3

18. Tengo pensamientos malos o tontos que no puedo quitar de mi cabeza 0 1 2 3

19. Me resulta muy difícil pensar con claridad 0 1 2 3

20. De repente mi corazón empieza a latir rápido sin saber porqué 0 1 2 3

21. Me da miedo si tengo que hablar delante de la clase 0 1 2 3

22. Por las mañanas al ir al colegio me da miedo separarme de mis padres 0 1 2 3

23. Me preocupa que me ocurra algo malo 0 1 2 3

24. Tengo que concentrarme en pensamientos especiales (como números o palabras)

para que no ocurran cosas malas

0 1 2 3

25. Siento que no valgo para nada 0 1 2 3

26. Me preocupa que de repente me sienta asustado/a, aunque no haya nada por lo que

deba tener miedo

0 1 2 3

27. Me asusta ponerme en ridículo delante de la gente 0 1 2 3

28. Sentiría miedo si tuviera que pasar la noche fuera de casa 0 1 2 3

29. Me preocupa lo que vaya a ocurrir 0 1 2 3

30. Tengo que repetir algunas cosas una y otra vez (como lavarme las manos, limpiar o

colocar cosas en un orden determinado)

0 1 2 3

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APÉNDICE B

Baremos de las subescalas de la RCADS-30. Género Femenino y Masculino.

Rango edad: 9-14 años

Género: Femenino

%CENTIL TDM TP FS TAS TAG TOC %CENTIL

10 1 0 1 0 5 1 10

20 2 1 2 1 6 2 20

25 2 1 3 1 6 3 25

30 2 2 3 2 7 3 30

40 3 2 4 2 7 4 40

50 3 3 5 3 8 5 50

60 4 4 7 4 9 6 60

70 5 5 8 5 11 7 70

75 5 5 8 6 11 7 75

80 6 6 9 7 12 8 80

90 7 7 11 9 13 10 90

Género Masculino:

%CENTIL TDM TP FS TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 0 1 0 3 1 10

20 1 0 2 0 5 2 20

25 1 0 2 1 5 2 25

30 1 1 3 1 5 2 30

40 2 1 3 1 6 3 40

50 3 2 4 2 7 4 50

60 3 2 5 3 8 5 60

70 4 4 6 4 9 6 70

75 4 4 7 5 10 7 75

80 5 5 8 6 11 8 80

90 6 6 10 8 13 9 90

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APÉNDICE C

Baremos de las subescalas de la RCADS-30 según grupos de grados. Trastornos:

ansiedad de separación, ansiedad generalizada y obsesivo-compulsivo.

Cuarto grado Sexto grado

Octavo grado Noveno grado

%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 3 1 10

20 1 5 2 20

25 1 5 2 25

30 2 6 3 30

40 2 7 4 40

50 3 8 4 50

60 4 9 5 60

70 5 10 7 70

75 6 11 8 75

80 7 11 8 80

90 9 13 10 90

%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 5 1 10

20 1 6 3 20

25 2 6 3 25

30 2 6 4 30

40 4 8 5 40

50 5 9 6 50

60 6 10 7 60

70 7 12 8 70

75 7 12 8 75

80 8 13 9 80

90 10 14 10 90

%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 4 1 10

20 0 5 2 20

25 0 5 2 25

30 1 6 2 30

40 1 7 3 40

50 2 7 4 50

60 2 8 5 60

70 3 10 6 70

75 3 10 7 75

80 4 11 7 80

90 6 13 9 90

%CENTIL TAS TAG TOC %CENTIL

10 0 3 1 10

20 0 4 2 20

25 0 5 2 25

30 1 5 3 30

40 1 6 3 40

50 2 7 4 50

60 3 8 5 60

70 3 9 5 70

75 4 10 6 75

80 4 11 6 80

90 5 13 9 90

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APÉNDICE D

Guía de interpretación para los rangos percentiles de la RCADS-30.

Rangos percentiles

Descriptor cualitativo

<25 Baja

25-75 Media

>76 Elevada

Guía para la interpretación de las puntuaciones percentiles de la RCADS-30

Cada subescala de la RCADS-30 se interpreta de acuerdo a los rangos percentiles antes

expuestos, de modo que <25 significa escasa presencia de los síntomas de trastorno, de 25-

75 la manifestación de los síntomas de los trastornos está acorde a la norma sana de niños

y adolescentes y >76 significa presencia de la sintomatología de los trastornos. Si de

acuerdo a los rangos percentiles la puntuación que se obtiene por subescala es bajo o

medio también hay que tener en cuenta los ítems que más puntean porque, aunque los

rangos indican que no hay presencia de trastorno, se debe valorar cualitativamente la

posible presencia de síntomas patognomónicos de los trastornos que pudieran estar

afectando la salud mental de niños y adolescentes. Estos ítems son los siguientes: en el

caso de la subescala del Trastorno depresivo mayor los ítems 1 y 7, de la subescala de

Fobia social los ítems 3 y 27, de la subescala del Trastorno de pánico los ítems 8 y 20, de la

subescala del Trastorno de ansiedad de separación los ítems 4 y 16, de la subescala del

Trastorno de ansiedad generalizada el ítem 17 y el 23 y de la subescala del Trastorno

obsesivo-compulsivo el ítem 30.