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FA CE CULTURA AL DÍA TAS El cuento Un corcho, por favor José Hilario Yepes Nació en Ibagué Sobre el maestro Pedro Morales Pino Hernán Camilo Yepes Vásquez Cuentos para apreciar Pilos con imaginación y amor hacia el Tolima El Pilo Díaz

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FACETAS 12 de Mayo

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Page 1: FACETAS 12 de Mayo

FACECULTURA AL DÍATAS

El cuentoUn corcho, por favorJosé Hilario Yepes

Nació en IbaguéSobre el maestroPedro Morales PinoHernán Camilo Yepes Vásquez

Cuentos para apreciarPilos con imaginacióny amor hacia el TolimaEl Pilo Díaz

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Pedro Morales Pino: el ibaguereño de anonimatoHERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

Al patrimonio de los nacidos en la Capital Musical de Colombia ha ingre-sado el bandolista y compositor Pedro Morales Pino; esto, sin pensarlo, pero tras una investigación juiciosa por parte del desarrollador musical caldense Jaime Rico Salazar. De este emblemático instrumentista y también pintor de antaño se tenía a Cartago, Valle del Cauca, como su lugar de llegada al mundo el 22 de febrero de 1863, que se sostiene a la par de toda la trayectoria por el país y el extranjero. Esta nueva y reveladora circunstancia se refleja en el libro ‘Pedro Morales Pino y la Lira colombiana con Wills y Esco-bar’, en el que se revelan testimonios sin fin de un recordado exponente de la mú-sica y de la pintura. Rico Salazar destaca que de Carta-go como lugar en que inició a vivir “se viene hablando hace 150 años, pero fui allá hace 10 años y nunca encontré una partida de nacimiento, y pensé que pro-bablemente estaba en Ibagué”.

En Cartago quedan testimonios de la vasta existencia del músico como el Conservatorio Pedro Morales Pino.

Jaime Rico Salazar indica que es-tos documentos aparecieron en una forma circunstancial para de-sarrollar la investigación.

Una de las partidas de bautismo encontradas es esta, que solicitó en 1904 desde Guatemala para casarse. “Él sabía que había nacido en Ibagué y aquí la solicitó”.

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TOMADO DEL PORTAL VERDADABIERTA.COM

Según Jaime Rico, tres de los pasillos más escu-chados en sus presenta-ciones eran ‘El saltarín’, ‘Confidencias’ y ‘Chis-pazo’. Estos aún son te-nidos en cuenta por músicos de nuevas gene-raciones.

Esto, debido a que en esta ciudad ha-bían nacido sus padres, José Morales y Bárbara Polanco, al igual que sus abue-los, por eso “fui a la Catedral. El padre Henao me llevó a los archivos de 1863 y ahí la encontré”.

Testimonio vivo Partituras, letras de incontable canti-dad de bambucos y pasillos, fotografías de la Lira colombiana que lo caracterizó y reportes de prensa sobre ese recorrido

Del maestro Morales, Jaime Rico concluye también que fue “un dibujante excelente en carboncillos y lápices, con expe-riencia desde muy temprana edad”. Uno de esos retratos es el de un director de la Biblioteca Nacional.

Esta es la partida de bautismo suministrada por la Catedral a Jaime Rico Salazar.

Este es un momento de la Lira colombiana, que llegó a tener 16 integrantes, según se recupe-ra en la historia física.

por el mundo recolectó Jaime Rico en su documento. Estas casi 300 páginas fueron reunidas gracias a un misterioso baúl familiar, con-servado por una de sus nietas en Bogotá, al igual que pinturas en el Archivo Histó-rico de Cartago, a diferencia de lo escaso que en Ibagué se puede encontrar. Pedro José Pascacio de Jesús Mora-les Polanco, su nombre de pila, se habría establecido desde muy temprano en Car-tago hasta los 12 años y de ahí se radicó otro tiempo en Bogotá, donde creó una academia para cantidad de músicos. En consecuencia, formó la llamada Lira colombiana, con la que viajó a casi toda América, destacándose Estados

Esto es claramente diciente.Jaime Rico

Aquí no sabíamos de él.Jaime Rico

La gente asimiló que nació en Cartago por tradición, pero el documento es importante en el contexto familiar.Jaime Rico

Pedro Morales Pino fa-lleció en Bogotá el 4 de marzo de 1926, tras el regreso de una de sus acostumbradas giras por el continente.

Unidos, Panamá, Costa Rica, Guatema-la y otros países, trayecto que quedó in-mortalizado por la prensa. Junto con la agrupación, enfocada en la intervención instrumental, el due-to Wills y Escobar, formado por el tiple y la guitarra de Alejandro Wills y Alber-to Escobar, que hacía lo suyo en la eje-cución coral.

Pasillo colombiano fue la primera obra que se grabó en Esta-dos Unidos, el 11 de marzo en 1907.

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y amor por su tierra (II)Pilos con imaginación

Una mañana, mientras él caminaba buscando algo nuevo, pensaba: “No es posible que los días pasen y pasen y no ocurra nada. Seguía caminando y mientras pensaba una atmósfe-ra lo envolvía de una manera mágica, más y más hacia adentro... De repente, sus ojos se volvieron más gran-des porque vio delante de ellos una belleza inigualable llena de coloridos; eran árboles, flores, prados que relu-cían ante el hermoso Sol que alumbraba. Asombrado se encontraba frente a la naturaleza que tenía ante sí, sus sentidos la podían tocar e inhalar, y a todo aquello que había en ese lugar. Cuando estaba tan admirado, volvió en sí al escu-char una música tan suave que parecían voces angeli-

cales, “caminé hacia donde salía ese sonido, quedé más asombrado al darme cuenta de que esas armoniosas vo-ces venían de una gran colmena de abejas que cantaban mientras hacían su labor. “Pero, de repente, me hallaba en otro sitio; fui trans-portado por las alas de millares de abejas que me lleva-ban a ese lugar que yo soñaba; esos pequeños animalitos parecían como si me conocieran; al bajarme, varios de ellos dijeron: ‘Ve ahora y cumple tus anhelos’. Quedé completamente solo en un lugar desconocido; de re-pente, a mi lado estaba un abejorro gigante que me ha-bló diciendo: ‘Sígueme’. Fui a preguntar algo y me dijo: ‘Enmudece’. “Caminé mucho por piedras, lugares espaciosos,

espinosos y arenosos que no eran muy transitables. Cuando parecía que llegábamos volvió a dirigirse a mí, mientras volaba: ‘Estoy aquí, ya vuelvo. Voy a anunciar tu llegada’. Por mi mente pasaban muchas cosas, pero sentía tranquilidad. Al fin de cuentas quería experien-cias nuevas. Escuché de nuevo esa voz, pero ahora me llamaba por mi nombre y apellidos: ‘Sebastián de Belal-cázar, sigue’. “Al entrar en ese lugar, vi un letrero que me llamó bastante la atención: ‘Mito’. Seguía avanzando y avan-zando; ya no iba acompañado, pero sí sentía la mirada de muchos ojos ocultos, que me producían mucho mie-do. Una puerta apareció de la nada, entré por ella y noté un indio Pijao que por su cinta logré identificar.

El soñador, de Darwin Felipe Castro (Ibagué)

Tolima, belleza, mitos, naturaleza, música: pa-labras que identifican a una región agrada-ble, próspera y pujan-te y que inspiraron a los niños del Departa-mento, esto reflejado en los trabajos del Con-curso de Cuento y Pin-tura Pilo Díaz.Este es el segundo gru-po de narraciones que cautivaron al jurado ca-lificador de la primera convocatoria, desarro-llada en conjunto entre EL NUEVO DÍA, la Di-rección de Cultura del Tolima y el Museo de Arte del Tolima.

El próximo domingo, publicaremos en esta misma separata el se-gundo grupo de los mejores trabajos en la categoría pintura.

Había una vez una vaca llamada Princesa, que vivía en el Sur del To-lima y se creía la más bella entre la naturaleza. Ella decía que no podía comer mucho porque se podía engor-dar y perder su figura, que más bien disfrutaba del agua para su belleza y su digestión. Al día siguiente invitó a sus amigas a una fiesta en donde se disfrutaría de platos especiales como pasto, agua y miel y muchas delicias más. Poco a poco, fue perdiendo su figura, empe-zó a engordar debido a que permane-cía de fiesta en fiesta y no podía evitar comer aquellas delicias. En cambio, sus amigas disfruta-ban de la buena música y de aquellos platillos sin tanta vanidad; en aquellas

reuniones contaban mitos y escucha-ban su música favorita. Con el tiempo, la vaca Princesa se enamoró de un toro llamado Ñoño, con el que tuvieron dos hijos. Ella, al comienzo vivía muy triste porque su figura estaba cambiando, pero cuan-do nació Pepe ellos se pusieron feli-ces, Princesa pensó y dijo que de nada serviría tener una figura moldeada y una belleza única sin poder escuchar que la llamaran mamá, que lo más hermoso que le había pasado era te-ner sus dos hijos sin importar que su figura se hubiera perdido. Ella se adaptó a su nueva vida y junto con su esposo, Ñoño, y sus dos hijos vivió muy feliz y todos eran el ejemplo de su manada.

La vaca y su belleza, de Freddy Andrés Peña (Líbano)

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y amor por su tierra (II)Pilos con imaginación

espinosos y arenosos que no eran muy transitables. Cuando parecía que llegábamos volvió a dirigirse a mí, mientras volaba: ‘Estoy aquí, ya vuelvo. Voy a anunciar tu llegada’. Por mi mente pasaban muchas cosas, pero sentía tranquilidad. Al fin de cuentas quería experien-cias nuevas. Escuché de nuevo esa voz, pero ahora me llamaba por mi nombre y apellidos: ‘Sebastián de Belal-cázar, sigue’. “Al entrar en ese lugar, vi un letrero que me llamó bastante la atención: ‘Mito’. Seguía avanzando y avan-zando; ya no iba acompañado, pero sí sentía la mirada de muchos ojos ocultos, que me producían mucho mie-do. Una puerta apareció de la nada, entré por ella y noté un indio Pijao que por su cinta logré identificar.

-‘¡Bienvenido a este lugar, olvidado por el hombre, pero revivido en la mente de aquellos que como tú siempre quieren ir más allá de lo común; nosotros fuimos guerreros que no nos entregamos o do-blegamos ante nadie. Allá en el mundo, de la historia del hombre dicen que so-mos extraordinarios, que solo fuimos sometidos mediante extinción. -‘Te hice venir aquí porque quiero que veas esto. Ven conmigo, asómate por esta ventana. Ve estas tierras, puedes leer este letrero. Sí, dice Tolima. Dame la mano, porque solo a través de ella po-drás disfrutar con tus ojos lo que es hoy en día el Departamento que te vio nacer. “A lo lejos escuché la voz de mi ma-dre que me llamaba: ‘¡Sebastián, Sebas-tián!’. Volví en mí, corrí en casa. Cuando llegué conté todo a mi mamá y riéndose me dijeron: ‘Hijo, últimamente has visto muchas películas. Mejor ven y desayuna’. Solo hasta la noche pude escribir esto que viví.

La niña que representó al Tolima, de Brenda Michel Vargas (Líbano)

Había una vez una niña que se llamaba Cornelia. Vivía con su familia humilde y sencilla, pero muy feliz. La niña desde muy pe-queña tenía un gran talento con la música. Su sueño era ser una gran violinista para sacar a su familia adelante. Su mamá la quería mucho y la admiraba por el gran talento y belleza. Fue pasando el tiempo y Cornelia se fue especializando con la música y aprendió a tocar el violín. Cornelia creció y formó su grupo musical, pero aún así no era muy feliz, ya que quería viajar y dar una serenata a su mamá, ya que estaba muy enferma. Con el pasar de los años, Cornelia cono-

ció a un señor don Jacinto, repre-sentante musical. Don Jacinto propuso a Cor-nelia ser su representante, llevarla a la fama y ganar mucho dinero. Cornelia ilusionada aceptó y así fue. Se convirtió en una gran es-trella, viajó por todo el Tolima, conoció gran variedad de natura-leza y tuvo mucho dinero, tanto así que se olvidó de su mamá. Un día tuvo que salir de viaje, y dijo a su mamá que volvería en tres meses y le daría la serenata que tanto quería. Cornelia viajó y dio sus dos conciertos y estaba muy feliz. De un momento a otro, reci-bió dos llamadas. Una, porque te-nía dos conciertos más, y la otra,

porque su mamá estaba muy en-ferma y quería verla, pero Corne-lia estaba tan enceguecida por la fama y el dinero que decidió dar sus conciertos y dejó a su madre a un lado. Cuando terminó sus concier-tos, para visitar a su madre y con-tarle lo bien que le había ido y que le iba a dar la serenata que tanto deseaba, pero fue demasiado tar-de, pues su madre había muerto esperando esa gran serenata y de-seando verla. Cornelia, arrepentida, le dio la serenata el día del entierro. No vol-vió a tocar un instrumento en su vida, dejó el grupo musical y se ol-vidó por completo de todo y pasó a ser un mito más de la música.

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En las orillas del río Magdalena se sentían los cantos de los pájaros que viajaban en el aire; se sentía la naturaleza vibrar. Me encontraba con un amigo que se llamaba Juan, me contaban los mitos de este ma-jestuoso río, cuya tranquilidad era impresionante. Esuchamos un grito estremece-dor que me hizo temblar. -Vamos a ver qué pasó- dijo Juan. Nos fuimos pero nos tuvimos que entrar en el monte, caminamos con apuro y el grito se adentraba al centro. Nos perdimos. Teníamos sed, no habíamos tomado agua en horas, se estaba volviendo de noche y se escuchó un grito en el árbol de la derecha. -Era un pájaro grande y de color azul- dijo Juan. No se contemplaba la belleza de esta especie de pájaro, pero, sin em-bargo, ya era de noche y tuvimos que quedarnos bajo un árbol grande, en el que dormían ciertos de pájaros. De-cidimos quedarnos ahí, por lo que se

veía seguro, y pensamos que ningún animal nos atacaría. A la mañana siguiente, nos des-pertó la música que nos hacían los pájaros, seguimos caminando para el norte o el sur, no sabíamos distinguir entre el sur, el norte, el este y el oeste. Caminábamos perdidos sin saber dónde estábamos, nuestros papás estaban buscándonos y no habíamos comido nada, hasta que encontra-mos fresas silvestres. Comimos has-ta que nos llenamos, pero llevamos unas para el camino. -Sabemos que estamos lejos de nuestras casas- me dijo Juan muy preocupado, pues habíamos cami-nado cuatro días alimentándonos de frutas silvestres y raíces de árboles. De lejos vimos un camino. Juan corrió hasta el camino. Le dio alegría, caminamos hasta el lado izquierdo el camino, pasó un señor en un carro, Paró y nos recogió y le preguntamos dónde estábamos, y contestó: ‘En un corregimiento de Lérida, Tolima’, y teníamos que ir hasta Ambalema.

Nos montamos en el carro, el señor nos iba a llevar hasta Lérida, pero se varó el carro, así que tuvimos que caminar y fuimos a la estación de Policía para poder llamar a nuestros padres y que no se preocuparan por nosotros, que estábamos bien, los pudimos llamar. El comandante de Policía oyó lo que había pasado y porque nos ha-bíamos perdido nos ofreció si que-ríamos que nos llevara hasta Amba-lema y dijimos que sí. Juan estaba nervioso de que lo castigaran y yo también, y entonces, llegamos y les contamos la historia de lo sucedido. Ellos comprendieron y no nos castigaron, nos alegramos al escuchar esto, pero nos regañaron por el susto que les habíamos dado. Al otro día, Juan me dijo que estaba feliz, pero me dijo que nunca más volviéramos a ir sin pedir permiso. Desde entonces, supimos que no debíamos ser desobedientes con nuestros padres, que eran un tesoro incomparable.

Juan y el grito de desespero, de Esteban Alberto Calderón Cruz (Líbano)

La belleza del Tolima, de Camilo Stiven Benavides (Líbano) Un niño llamado Esteban vivía en Bogotá, era muy juicioso en el estudio, tan juicioso que sus padres decidieron llevarlo de paseo al de-partamento del Tolima, que él no conocía. Cuando llegaron, se hospe-daron en Líbano. A Esteban le fascinaba ver te-levisión, se la pasaba frente al te-levisor y no salía a conocer el De-partamento. Estaba muy aburrido, mantenía diciendo que no le gustaba Líbano, que el Tolima no era agra-dable, cuando decía esto, lo escuchó un campesino que pasaba por el lado del hotel donde se hospedaban Esteban y sus padres. Esto le molestó al campesino y dirigéndose hacia Esteban le dijo: “Conoce mejor estas leyendas y ve-rás que no son para nada aburridas, te darás cuenta de que sí son agrada-bles”. Al otro día Esteban salió a cono-

cer el municipio y comenzó a darse cuenta de que la gente era muy agra-dable y muy tranquila. Luego fue con sus padres al campo a conocer los cafetales, Es-teban vio que la naturaleza era muy hermosa, en Líbano sus cafetales, sus árboles y sus frutos: todo esto era muy hermoso, finalmente se dio cuenta de que estaba equivocado al decir que el Tolima no era agrada-ble, y pidió disculpas a sus padres por hablar mal del Tolima. Cuando ya se iban a ir Esteban y sus padres a Bogotá, pasó el campe-sino. Esteban corrió hacia él y le pi-dió discuplas por haber dicho cosas malas del Tolima. Esteban quedó con la mentalidad de que el Tolima tenía una belleza inigualable. El campesino le dio como regalo por haberse disculpado cantándole música que compuso y contándole mitos del campo.

El Pilo Díaz reco-mienda que los padres y docentes acompañen a los niños en su proce-so educativo, para un mejor manejo de la narración y la ortografía.

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EL CUENTO

El samba es un género musical brasi-lero de raigambre africana, considera-do el estilo musical más típico de Río de Janeiro (hoy también en São Pau-lo). Cultivado inicialmente en los ba-rrios pobres cariocas desde fines del siglo XIX, adquirió creciente popula-ridad desde los años veinte y treinta del siglo pasado, cuando surgieron las primeras escuelas de samba que en pocos años se convirtieron en la prin-cipal atracción del carnaval de Río.En el diccionario de la Academia Espa-ñola samba aparece como sustantivo del género femenino, tal vez por con-fundirlo con la zamba argentina, pero lo cierto es que el uso preferido en los países hispanohablantes del Merco-sur es masculino, calcando el género que tiene en portugués brasilero.La etnolingüista brasilera Yeda Pes-soa de Castro, que estudió duran-te cuarenta años la influencia de las lenguas africanas en el portugués de Brasil, afirma que i>samba era una ce-remonia religiosa del rito afrobrasilero macumba y que en las lenguas kikon-go y kimbundo significa ‘orar’, ‘rezar’.

LA PALABRA DEL DÍA

Samba

Un corcho, por favorPor José Hilario Yepes*

Cuando incómodo dormía en una guarida de-bajo de un puente, despertó con un ruido en la cabeza, poblada con cabellos grasientos y lle-nos de liendras y piojos. No se explica qué está ocurriendo. Piensa en las ratas que merodean por el lugar.El ruido proviene de un oído, el izquierdo, y pro-voca un dolor intenso. Se introdujo uno de los dedos, tratando de calmar algún vuelo próxi-mo de mariposa. Un fuerte pinchazo electrizó el cuerpo. Sintió un colmillo penetrar la carne. Una sangre cálida resbaló por la mano. Descar-tó la presencia de mariposas. Tal vez sea un in-secto, un escarabajo, ataviado con cauchos para asustar incautos.Tomó su bolsa repleta de cartones y metales,

que negocia en una esquina cercana a la gale-ría, para atenuar con marihuana y bazuco el do-lor de existencia, el frío, el hambre que canta en sus tripas, la falta de afecto, el abandono y la tristeza de vivir.Sacó un trozo de espejo, y con una linterna oxi-dada y rescatada de una caneca, miró en la confusión del dolor provocado por algo miste-rioso. Una cabeza negra con colmillos afilados se asomó.Exclamó: “¡Ay! Es un coscorrio de vampiro que encontró una guarida”. Al tratar de sacarlo, el animal volvió a hundirle los colmillos y la san-gre corrió por un brazo. Envuelto en la oscuri-dad de la noche, decidió quedarse quieto y el vampiro se reacomodó, hundiéndose en la ca-

www.elcastellano.org

Vida indígena del Tolima, óleo sobre lienzo de

Julio Fajardo (1910 - 1979)

*Escritor colombiano

verna del oído.Pensó: “Me ve como un enemigo y perturba-dor del sueño vampiresco. Extrajo de un bolsillo del pantalón un polvo arenoso, color ladrillo, y lo regó como lluvia sobre la picadura de un cigarri-llo y luego de armar el bareto, lo fumó para cal-mar el dolor.El hombre eludió la presencia de otras perso-nas, ya que temía ser víctima de burlas y risas. Permaneció oculto, alimentando al vampiro con moscas que atrapaba en el lugar. Al animal con lengua larga y pegajosa se le adherían las mos-cas que revoloteaban en un frasco de vidrio, pe-gado al parietal. Se dio cuenta de que el vampiro tomaba leche de cabra y miel de abejas, alimen-tos que ofrecía ‘Lápida’, como llamaban al hom-bre de la Avenida.Pasaron días y noches y no lograba dormir en paz, ya que los dolores no los mitigaban la mari-huana ni el bazuco, y sentía que le taladraban el

cerebro. El dolor fue creciendo a pesar de que el animal era alimentado tres veces al día.Finalmente, no soportó más la angustia y el dolor, y huyó enloquecido, pateando puertas y vehícu-los, con ojos como tizones incandescentes, dan-do la impresión de demonio suelto en la ciudad. Horas después, fue atrapado por la autoridad e internado en un sanatorio, donde le amarraron una camisa de fuerza, y lo formularon con drogas para locos.La historia clínica dice que un paciente sin nom-bre e identificación ni carné de salud llegó con un episodio psicótico agudo y de difícil recupera-ción. Agrega el escrito que solicitó un tapabocas, audífonos grandes y un corcho, que se lo introdu-jo por la retaguardia, para no permitir que otros vampiros encuentren guarida en su cuerpo, oloro-so a cueva de murciélagos.

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FACETAS IBAGUÉ, MAYO 12 DE 2013

GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITORA GENERAL: Martha Myriam Páez Morales COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Hernán Camilo Yepes Vásquez EDITOR: Óscar A. Varón B.DISEÑO: Andrés Cubillos Callejas FOTOS: Archivo. Suministradas. Colprensa. Internet TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: [email protected]

FACEBOOK: Cultura El Nuevo Día - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.

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Editorial: Ediciones B Título: ‘El poder de la corrupción en Colom-bia’ Autor: Luis B. Carvajal Páginas: 264

BOGOTÀ, COLPRENSAEl título de este libro no podría ser más cla-ro y directo. El autor, reconocido por su trayectoria en el sector público, presenta cómo la corrupción, uno de los flagelos más grandes del mundo, han hecho en Colom-bia, junto a la violencia, un círculo letal para toda la sociedad. En este libro, Luis B. Carvajal abarca temá-ticas como el fracaso en la lucha contra la corrupción, así como una argumentada ex-plicación de la corrupción que se mantiene históricamente dentro de los partidos políti-cos colombianos. Pero el texto no se queda solo en el diag-nóstico y crítica al problema, sino que tam-bién plantea una serie de alternativas para combatirla en serio, que vale la pena cono-cer y analizar.

Editorial: Norma Título: ‘Los distintos’ Autor: Stefan Bachamann Páginas: 284

BOGOTÀ, COLPRENSALos medios de comunicación han califica-do a Stefan Bachamann como el nuevo Rowling, apellido de la escritora de la saga ‘Harry Potter’, pues con ‘Los distintos’, este joven de 19 años ha logrado seducir a mi-les de lectores en Estados Unidos, y ahora se edita en español. Esta es una historia de ciencia ficción con una energía especial y original, aunque esté inspirada en la antigua hechicería, que no deja de ser una fuente inagotable de histo-rias asombrosas, esta vez desde Bath, un pequeño pueblo de Inglaterra en plena épo-ca de la Revolución Industrial. Por cosas del cosmos, las hadas terminan en el mundo de los humanos, lo que hace que deban convivir en medio de la descon-fianza y como es natural, se encuentran y se reproducen entre sí, generando una nue-va raza llamada ‘Los Distintos’.

Editorial: Random House Mondadori Título: ‘Necrópolis’ Autor: Santiago Gamboa Páginas: 442

BOGOTÁ, COLPRENSACon esta novela, en 2009, el escritor bogo-tano Santiago Gamboa logró el Premio ‘La Otra Orilla’, una ficción que nace de uno de sus viajes; esta vez por Jerusalén, una ciu-dad que lo marcó y a la cual, siempre que puede, invita a conocer, una urbe sitiada por la guerra.Ahora, se reedita en una hermosa edición de bolsillo, como parte de su colección de 11 libros publicados, como una oportuni-dad para encontrarse con la historia de un escritor, quien tras una larga enfermedad es invitado a un congreso de biógrafos en Jerusalén.Es una de las más interesantes novelas del escritor bogotano, que sorprendió a todos con ‘Perder es cuestión de método’, ratificó su talento con ‘El síndrome de Ulises’, y con ‘Necrópolis’ empieza a consolidar su propio proyecto literario.

Editorial: Fondo de Cultura Económica Título: ‘Los días que ahora son sueños’

(Antología) Autor: Eduardo Carranza Páginas: 324

BOGOTÁ, COLPRENSAEl Ministerio de Cultura declaró 2013 como el Año de Eduardo Carranza, en el natalicio de uno de los más grandes poetas colombia-nos, y qué mejor inicio de esta celebración que con una completa colección de sus me-jores poemas reunidos en ‘Los días que aho-ra son sueños’. Con prólogo de María Mercedes Carranza, esta obra aparece 28 años después del fa-llecimiento de Eduardo, quien, además, fue director de la Biblioteca Nacional. Es una an-tología para conocer una buena parte de lo mejor de la poesía del siglo XX. Además, el Ministerio de Cultura adquirió mil 500 ejemplares para distribuir por la red de bibliotecas públicas, mientras que la Biblio-teca Nacional producirá un libro digital con la vida y obra de Carranza con poemas que alguna vez escogiera el propio autor.

CONTRA LACORRUPCIÓN

LA NUEVASENSACIÓN

PARA ELBOLSILLO

EN SU AÑO POÉTICO