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1 FABULAS PARA APRENDER. María Guadalupe Carvajal Carrera

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1

FABULAS PARA APRENDER.

María Guadalupe Carvajal Carrera

2

Indice

La liebre y la tortuga ........................................ 4

La paloma y la hormiga .................................... 6

La gallina de los huevos de oro......................... 7

Los hijos del labrador ......................................... 9

La vaca lechera ................................................. 10

La cigarra y la hormiga ................................... 12

El padre y las dos hijas ..................................... 13

La zorra y las uvas ............................................ 15

El ratón campesino y el cortesano.................. 17

El león y el ratón ................................................ 19

3

Prologo

Las fábulas son cortas y breves narraciones literarias,

normalmente en verso, que terminan siempre con un mensaje de

enseñanza o moraleja de carácter instructivo, cuyos personajes

casi siempre son animales u objetos ficticios.

Una buena vía para entretener y a la vez educar a los niños.

4

La liebre y la tortuga

n el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y

vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se

burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.

- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta!

Decía la liebre riéndose de la tortuga.

Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la

liebre:

- Estoy segura de poder ganarte una

carrera.

- ¿A mí? Preguntó asombrada la

liebre.

- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos

nuestras apuestas y veamos quién gana la

carrera.

La liebre, muy engreída, aceptó la

apuesta.

Así que todos los animales se

reunieron para presenciar la carrera. El búho

señaló los puntos de partida y de llegada, y sin

más preámbulos comenzó la carrera en medio de

la incredulidad de los asistentes.

Astuta y muy confiada en sí misma, la liebre dejó coger ventaja a

la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr

velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar.

Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se

dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida,

mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin

detenerse.

E

5

Cuando la liebre se despertó,

vio con pavor que la tortuga se

encontraba a una corta distancia de

la meta. En un sobresalto, salió

corriendo con todas sus fuerzas, pero

ya era muy tarde: ¡la tortuga había

alcanzado la meta y ganado la

carrera!

Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que

no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso

de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie,

absolutamente nadie, es mejor que nadie

Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de

los demás y que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar

nuestros objetivos.

Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla

con nosotros y los demás padres, estaremos encantados de recibirla.

6

La paloma y la

hormiga.

bligada por la sed, una hormiga bajó a un arroyo;

arrastrada por la corriente, se encontró a punto de morir

ahogada.

Una paloma que se encontraba en una rama cercana observó la

emergencia; desprendiendo del árbol una ramita, la arrojó a la corriente,

montó encima a la hormiga y la salvó.

La hormiga, muy agradecida, aseguró a su nueva amiga que si

tenía ocasión le devolvería el favor, aunque siendo tan pequeña no sabía cómo

podría serle útil a la paloma.

Al poco tiempo, un cazador de pájaros se alistó para cazar a la

paloma. La hormiga, que se encontraba cerca, al ver la emergencia lo picó en

el talón

haciéndole

soltar su arma.

El

instante fue

aprovechado por

la paloma para

levantar el

vuelo, y así la

hormiga pudo

devolver el

favor a su amiga.

Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla

con nosotros y los demás padres, estaremos encantados de recibirla.

O

7

La gallina de los

huevos de oro.

na vez, un Granjero y su esposa tenían la dicha

de tener una Gallina que ponía huevo de oro cada día.

Sin embargo, su ambición y curiosidad fue tan

grande, que creían que su gallina tenía en su interior una milagrosa

máquina de hacer oro, y para asegurarse de que nunca les falte aquel oro a

cada momento, decidieron sacrificar a su gallina para obtener dicha

"maquina".

Al revisar las entrañas de la

pobre Gallina, su sorpresa fue colosal, ya

que no encontraron nada diferente de sus

otras gallinas.

Y así, este par de ingenuos que

creyeron ser más ricos de una sola vez,

perdieron su único y seguro ingreso que era

por día.

Moraleja Nunca destruyas por

ninguna razón, lo que buenamente haz

adquirido, y te está proveyendo de

bienestar.

U

8

Los hijos del

Labrador.

os dos hijos de un labrador vivían siempre

discutiendo. Se peleaban por cualquier motivo, como

quién iba a manejar el arado, quién sembraría, y así

como todo. Cada vez que había una riña, ellos dejaban

de hablarse. La concordia parecía algo imposible entre los dos. Eran

testarudos, orgullosos y para su padre le suponía una dificultad mejorar estos

sentimientos. Fue entonces que decidió darles una lección.

Para poner un fin a esta situación, el labrador les llamó y les pidió

que se fueran al bosque y les trajeran un manojo de leña. Los chicos

obedecieron a su padre y una vez en el bosque empezaron a competir para ver

quién recogía más leños. Y otra pelea se armó. Cuando cumplieron la tarea,

se fueron hacia su padre que les dijo:

- Ahora, junten todos las varas, las amarren muy fuerte con una

cuerda y veamos quién es el más fuerte de los dos. Tendrán que romper todas

las varas al

mismo tiempo.

Y así lo

intentaron los dos

chicos. Pero a

pesar de todos sus

esfuerzos, no lo

consiguieron.

Entonces deshizo

el haz y les dio las

varas una a una;

los hijos las rompieron fácilmente.

L

9

- ¡Se dan cuenta! les dijo el padre. Si vosotros permanecen unidos

como el haz de varas, serán invencibles ante la adversidad; pero si están

divididos serán vencidos uno a uno con facilidad. Cuando estamos unidos,

somos más fuertes y resistentes, y nadie podrá hacernos daño.

Y los tres se abrazaron

10

La vaca lechera.

a hija de un granjero llevaba un recipiente lleno

de leche a vender al pueblo, y empezó a hacer planes

futuros:

- Cuando venda esta leche, compraré trescientos

huevos. Los huevos, descartando los que no nazcan, me darán al menos

doscientos pollos.

Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de

ellos estén en lo más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente

dinero para comprarme el mejor vestido para asistir a las fiestas.

Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo

los valoraré uno a uno.

Pero en ese momento tropezó con una

piedra, cayendo junto con la vasija de leche al

suelo, regando su contenido.

Y así todos sus planes acabaron en un

instante.

Moraleja:

No seas ambiciosa de mejor y más

próspera fortuna,

que vivirás ansiosa sin que pueda

saciarte cosa alguna.

No anheles impaciente el bien futuro,

mira que ni el presente está seguro.

L

11

La cigarra y la

hormiga.

a cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol

brillaba, las flores desprendían su aroma...y la cigarra

cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una

pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando,

recogiendo alimentos.

- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de tanto trabajar? Descansa un

rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le decía la cigarra a la hormiga.

- Mejor harías en recoger provisiones para el invierno y dejarte de

tanta holgazanería – le respondía la

hormiga, mientras transportaba el grano,

atareada.

La cigarra se reía y seguía

cantando sin hacer caso a su amiga.

Hasta que un día, al despertarse,

sintió el frío intenso del invierno. Los

árboles se habían quedado sin hojas y del

cielo caían copos de nieve, mientras la

cigarra vagaba por campo, helada y

hambrienta. Vio a lo lejos la casa de su

vecina la hormiga, y se acercó a pedirle

ayuda.

- Amiga hormiga, tengo frío y

hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú

tienes mucha comida y una casa caliente,

mientras que yo no tengo nada.

La hormiga entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.

- Dime amiga cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para

trabajar? ¿Qué hacías mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para

allá?

- Cantaba y cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.

L

12

- ¿Eso hacías? Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el

invierno-

Y le cerró la puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido

la lección.

Moraleja: Quien quiere pasar bien el invierno, mientras es joven

debe aprovechar el tiempo.

13

El padre y las dos

hijas.

n padre tenía dos hijas. Una casó con un

hortelano y la otra con un fabricante de ladrillos. Al cabo

de un tiempo fue a visitar a la casada con el hortelano, y

le preguntó sobre su situación. Ella dijo:

-Todo está de maravilla conmigo, pero sí tengo un deseo especial:

que llueva todos los días con abundancia para que así las plantas tengan

siempre suficiente agua.

Pocos días después visitó a su otra hija, también preguntándole

sobre su estado. Y ella le dijo:

-No tengo quejas, solamente un deseo especial: que los días se

mantengan

secos, sin

lluvia, con

sol brillante,

para que así

los ladrillos

sequen y

endurezcan

muy bien.

El

padre meditó: si una desea lluvia, y la otra tiempo seco, ¿a cuál de las dos le

adjunto mis deseos?

Moraleja: No trates nunca de complacer y quedar bien con todo el

mundo. Te será imposible.

U

14

La zorra y las uvas.

n una mañana de otoño, mientras una zorra descansaba

debajo de una plantación de uvas, vio unos hermosos

racimos de uvas ya maduras, delante de sus ojos. Deseosa decomer algo

refrescante y distinto de lo que estaba acostumbrada, la zorra se levantó, se

remangó y se puso manos a la obra para comer las uvas.

Lo que la zorra no sabía es que los racimos de uvas estaban mucho

más altos de lo que ella imaginaba. Entonces, buscó un medio para

alcanzarlos. Saltó, saltó, pero sus dedos no conseguían ni tocarlos.

Había muchas uvas, pero la zorra no podía alcanzarlas. Tomó

carrera y saltó otra vez, pero el salto quedó corto. Aún así, la zorra no se dio

por vencida. Tomó carrera otra vez y volvió a saltar y nada. Las uvas parecían

estar cada vez más altas y lejanas.

Cansada por el esfuerzo y sintiéndose incapaz de alcanzar las

uvas, la zorra se

convenció de que era

inútil repetir el

intento. Las uvas

estaban demasiado

altas y la zorra

sintió una profunda

frustración. Agotada

y resignada, la zorra

decidió renunciar a

las uvas.

Cuando la zorra se disponía a regresar al bosque se dio cuenta de

que un pájaro que volaba por allí, había observado toda la escena y se sintió

E

15

avergonzada. Creyendo que había hecho un papel ridículo para conseguir

alcanzar las uvas, la zorra se dirigió al pájaro y le dijo:

- Yo habría conseguido alcanzar las uvas si hubieran estado

maduras. Me equivoqué al principio pensando que estaban maduras pero

cuando me di cuenta de que estaban aún verdes, preferí desistir de

alcanzarlas. Las uvas verdes no son un buen alimento para un paladar tan

refinado como el mío.

Y así fue, la zorra siguió su camino, intentando convencerse de

que no fue por su falta de esfuerzo por lo que ella no había comido aquellas

riquísimas uvas. Y sí porque estaban verdes.

16

El ratón

campesino y el

cortesano.

n ratón campesino tenía por amigo a otro de la corte, y

lo invitó a que fuese a comer a la campiña.

Pero como sólo podía ofrecerle trigo y yerbajos,

el ratón cortesano le dijo:

- ¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga? En cambio yo

poseo bienes en abundancia. Ven conmigo y a tu disposición los tendrás.

Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su

amigo trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel.

Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo

corazón y renegaba de su mala suerte.

Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la

puerta. Espantados por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los

agujeros.

Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó

en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una

rendija para esconderse.

U

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Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró

y dijo al ratón cortesano:

- Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy

satisfecho; pero es al precio de mil peligros y constantes temores. Yo, en

cambio, soy un pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, pero sin

congojas ni temores hacia nadie.

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El león y el ratón.

espués de un largo día de caza, un león se echó a descansar

debajo de un árbol. Cuando se estaba quedando dormido,

unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se

pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia

de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó.

Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón

entre sus garras y dijo dando un rugido:

-¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy

a comerte para que aprendáis la lección!-

El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo

temblando:

- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas

te estaré eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún

día me necesites –

- ¡Ja, ja, ja! – Se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como

tú, ¿de qué forma va a ayudarme? ¡No me hagas reír!.

Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido

por su tamaño y su valentía, le dejó marchar.

Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó

unos terribles rugidos que hacían temblar las hojas de los árboles.

D

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Rápidamente corrió hacia lugar de donde provenía el sonido, y se

encontró allí al león, que había quedado atrapado en una robusta red. El

ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:

- No te preocupes, yo te salvaré.

Y el león, sin pensarlo le contestó:

- Pero cómo, si eres tan pequeño para tanto esfuerzo.

El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba

atrapado el león, y el león pudo salvarse. El ratón le dijo:

- Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por

ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones

somos agradecidos y cumplidos.

El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este

día, los dos fueron amigos para siempre.

20

María Guadalupe

Carvajal Carrera.

24 de noviembre de

1995.

Tehuacán, Puebla.

Este libro lo hice para la niñez, ya que

en estos tiempos no hay nada más bonito que

escribir a loa infancia, ya que es la parte

primordial de la vida, la parte más hermosa

que podemos estar como pequeños.