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Lengua castellana y literatura Pamela Maroño Carrera | BACHILLERATO 1 F. García Lorca: Romancero gitano Estudio general El Romancero gitano de Lorca, publicado en 1928 aunque escrito entre 1924 y 1927 – está compuesto por 18 romances que constituyen una de las cimas de lapoesía del 27. Portada del Romancero gitano ilustrado, por Fernando Vicente. T emas. La frustración, el destino trágico, el amor y la muerte, concretados en el pueblo gitano más castizo, cohesionan el microcosmos creado por Lorca en el poemario para expresar sus obsesiones personales. El gitano l ucha por afirmar su i ndi vi duali dad frente a un mundo hostil que lo lleva marginando y oprimiendo desde antaño. De ahí surge la pena existencial o frustración multisecular –, extrapolable a toda frustración humana fruto del enfrentamiento entre el anhelo de vivir libremente y la imposibilidad de hacerlo a causa de las normas establecidas. La lucha de fuerzas opuestas conduce al gitano a un inevitable destino trágico marcado por la muerte, no exenta la mayor parte de las veces de violencia. Las múltiples trifulcas y reyertas recreadas culminan en el decimoquinto romance con una matanza colectiva de gitanos a manos de la Guardia Civil Española, que representa la más despiadada amenaza para este colectivo. La vi olenci a tambi én ti ñe muchas de las relaciones de carácter afectivo-sexual poetizadas en el Romancero, lo que conduce, como es lógico, a la frustración amorosa, otra de cuyas causas es la imposibilidad de dar realidad al deseo. En el primer caso, son varias las veces en que se manifiesta la presencia turbadora del sexo, bajo cuya influencia la víctima queda desarmada y vulnerable, una vez anulada su capacidad de reacción; así como las agresiones sexuales físicas – incluso incestuosas infligidas a varias figuras femeninas. En el otro caso, se hace patente la oposición entre la irrefrenable ansia de pasión y plenitud erótica brotada de lo más profundo del ser y los obstáculos que se presentan para alcanzarlas, sobre todo las convenciones sociales y la muerte. Estructura. La disposición externa del Romancero está reforzada por parámetros que afectan a su estructura interna, lo cual demuestra una clara intención compositiva. El primer bloque, abarca los quince primeros romances , que consisten en una poetización del mundo gitano bajo la personal visión de Lorca. Al inicio se presenta como un cosmos en armonía y cohesión, cuando los gitanos, unidos, lloran la súbita muerte de un bebé ante la mirada de la luna llena. Este equilibrio irá quebrándose sucesivamente por la opresión del mundo civilizado, hasta que se destruye cuando los gitanos son saqueados, quemados y asesinados, bajo la presidencia luminosa de la luna, ahora menguante. El segundo bloque, integrado por tres romances, ofrece una agitanada versión de cuadros históricos o legendarios: el martirio de Santa Olalla de Mérida, durante la época de Diocleciano, en la era paleocristiana; el episodio literario de don Pedro a caballo, ambientado en el medievo, y lahistoria bíblica de los amores incestuosos entre Thamar y Amnón. El último romance de cada parte funciona como cierre y presenta una extensión superior a la de los demás, lo cual remarca la conexión entre ellos. En medio del poemario se ubican tres romances dedicados a grandes ciudades andaluzas. En el centro de este trío se sitúa el “Romance de San Rafael”, dedicado a Córdoba quintaesencia de lo andaluz por sus raíces romanas y árabes –. Flanqueándolo se presentan los dedicados a Granada – el de San Miguel y a Sevilla el de San Gabriel –. Actúan como eje que divide el poemario en dos secciones: En la primera sección, el protagonismo recae en figuras femeninas – con la excepción del romance “Reyerta”, que recrea un altercado entre gitanos y predomina el tema de la frustración amorosa. En la segunda sección son las figuras masculinas las que preponderan, y así como la violencia, la sangre y la muerte. Ilustración de Carla Berrocal en el Romancero gitano ilustrado Mito y simbolismo en el Romancero gitano. Analizar el Romancero gitano equivale aasistir a la mitificación de dicha figura étnica, tanto por su idealización y ennoblecimiento, como por el papel que se le otorga como representante de valores universales. Perfilado como personaje exquisito y encomiable, el genuino gitano con sus ancestrales creencias y tradiciones representa no solamente al pueblo andaluz – enraizado en la cultura de las grandes civilizaciones romana y árabe –, sino también la auténtica esencia humana, libre de las ataduras de reglas y normas. Ello es debido a su primitiva idiosincrasia – guiada únicamente por fuerzas naturales – y a su pasional y vitalista empuje – reflejado en la gran determinación de las figuras masculinas y la pletórica sensualidad de las femeninas.

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Lengua castellana y literatura Pamela Maroño Carrera | BACHILLERATO

1

F. García Lorca: Romancero gitano Estudio general

El Romancero gitano de Lorca, publicado en 1928 –

aunque escrito entre 1924 y 1927 – está compuesto por 18

romances que constituyen una de las cimas de la poesía del 27.

Portada del Romancero gitano ilustrado, por Fernando Vicente.

▌Temas. La frustración, el destino trágico, el amor

y la muerte, concretados en el pueblo gitano más castizo,

cohesionan el microcosmos creado por Lorca en el poemario

para expresar sus obsesiones personales.

►El gitano lucha por afirmar su individualidad frente

a un mundo hostil que lo lleva marginando y oprimiendo

desde antaño. De ahí surge la pena existencial – o frustración multisecular –, extrapolable a toda frustración humana fruto

del enfrentamiento entre el anhelo de vivir libremente y la

imposibilidad de hacerlo a causa de las normas establecidas.

►La lucha de fuerzas opuestas conduce al gitano a

un inevitable destino trágico marcado por la muerte, no exenta la mayor parte de las veces de violencia. Las múltiples

trifulcas y reyertas recreadas culminan en el decimoquinto

romance con una matanza colectiva de gitanos a manos de la

Guardia Civil Española, que representa la más despiadada amenaza para este colectivo.

►La violencia también tiñe muchas de las relaciones

de carácter afectivo-sexual poetizadas en el Romancero, lo

que conduce, como es lógico, a la frustración amorosa, otra de cuyas causas es la imposibilidad de dar realidad al deseo.

En el primer caso, son varias las veces en que se manifiesta la

presencia turbadora del sexo, bajo cuya influencia la víctima

queda desarmada y vulnerable, una vez anulada su capacidad de reacción; así como las agresiones sexuales físicas – incluso

incestuosas – infligidas a varias figuras femeninas. En el otro

caso, se hace patente la oposición entre la irrefrenable ansia

de pasión y plenitud erótica brotada de lo más profundo del ser y los obstáculos que se presentan para alcanzarlas, sobre

todo las convenciones sociales y la muerte.

▌Estructura. La disposición externa del Romancero está reforzada por parámetros que afectan a su estructura

interna, lo cual demuestra una clara intención compositiva.

El primer bloque, abarca los quince primeros romances, que consisten en una poetización del mundo gitano bajo

la personal visión de Lorca. Al inicio se presenta como un

cosmos en armonía y cohesión, cuando los gitanos, unidos,

lloran la súbita muerte de un bebé ante la mirada de la luna llena. Este equilibrio irá quebrándose sucesivamente

por la opresión del mundo civilizado, hasta que se destruye

cuando los gitanos son saqueados, quemados y asesinados,

bajo la presidencia luminosa de la luna, ahora menguante.

El segundo bloque, integrado por tres romances, ofrece

una agitanada versión de cuadros históricos o legendarios: el martirio de Santa Olalla de Mérida, durante la época de

Diocleciano, en la era paleocristiana; el episodio literario de

don Pedro a caballo, ambientado en el medievo, y la historia

bíblica de los amores incestuosos entre Thamar y Amnón. El último romance de cada parte funciona como

cierre y presenta una extensión superior a la de los demás, lo

cual remarca la conexión entre ellos. En medio del poemario se ubican tres romances

dedicados a grandes ciudades andaluzas. En el centro de este

trío se sitúa el “Romance de San Rafael”, dedicado a Córdoba

– quintaesencia de lo andaluz por sus raíces romanas y árabes –. Flanqueándolo se presentan los dedicados a Granada – el

de San Miguel – y a Sevilla – el de San Gabriel –. Actúan como

eje que divide el poemario en dos secciones:

En la primera sección, el protagonismo recae en figuras femeninas – con la excepción del romance “Reyerta”, que

recrea un altercado entre gitanos – y predomina el tema de

la frustración amorosa.

En la segunda sección son las figuras masculinas las que preponderan, y así como la violencia, la sangre y la muerte.

Ilustración de Carla Berrocal en el Romancero gitano ilustrado

▌Mito y simbolismo en el Romancero gitano.

►Analizar el Romancero gitano equivale a asistir a la

mitificación de dicha figura étnica, tanto por su idealización

y ennoblecimiento, como por el papel que se le otorga como

representante de valores universales.

Perfilado como personaje exquisito y encomiable, el

genuino gitano – con sus ancestrales creencias y tradiciones – representa no solamente al pueblo andaluz – enraizado en

la cultura de las grandes civilizaciones romana y árabe –, sino

también la auténtica esencia humana, libre de las ataduras de

reglas y normas. Ello es debido a su primitiva idiosincrasia – guiada únicamente por fuerzas naturales – y a su pasional y

vitalista empuje – reflejado en la gran determinación de las

figuras masculinas y la pletórica sensualidad de las femeninas.

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Óleo de Julio Romero de Torres

La índole mítica de la figura gitana viene reforzada por el destino fatal a que está irremediablemente abocada

en su enfrentamiento con la civilización injusta, paralelo al fatum ineludible de los héroes de la tragedia clásica.

►Toda esa carga semántica que implica el carácter

mítico del poemario es posible gracias al magistral manejo

lorquiano del lenguaje figurativo, que dota al texto de un poderoso y original sistema simbólico.

El Romancero gitano es simbólico desde su mismo

planteamiento, ya que su mensaje, la frustración derivada

del truncamiento de la realización personal que suponen las convenciones, se proyecta sobre la “pena” del gitano, que

surge de la opresión que la civilización injusta ejerce sobre él.

El gitano es pues, aparte de lo dicho, el símbolo del anhelo

de vida y libertad, opuesto a la Guardia Civil Española, que simboliza el represor orden imperante.

Subordinados a este mensaje de alcance universal

se presentan los demás símbolos que recorren el Romancero.

La fragua, el yunque y los metales de colores cálidos, así como los collares y anillos representan el mundo gitano.

La aparición de la luna suele presagiar la muerte. También

puede asociarse con la vida, por su carácter cíclico; así como a la fertilidad y a su opuesto, la esterilidad. Otras veces es

símbolo de la perfección y de la belleza.

El agua en movimiento es la representación del erotismo

proveedor de vida, por medio de imágenes como el baño. El agua estancada (pozos, estanques, aljibes) es sinónimo

de muerte, e incluso de suicidio.

Los metales de colores fríos son un presagio negativo por

remitir a la frialdad de los cadáveres y a las armas blancas. El caballo es concreción a veces de la vida y del erotismo

masculino, y otras, de la pasión desenfrenada abocada a la

frustración y a la muerte, de la que puede ser mensajero.

La sangre representa, como otros símbolos, tanto la vida y la fertilidad, como la muerte.

El viento es símbolo del erotismo masculino.

El cromatismo conforma un subsistema simbólico. Con el negro se simboliza la Guardia Civil y la muerte. El verde es

signo de juventud y vida, pero también del deseo prohibido

que conduce a la frustración y a la esterilidad. El amarillo,

el blanco y el rojo se asocian a malos presagios. Las flores transmiten también infinidad de significados.

Las azucenas son la pureza; los claveles y las flores rojas,

la pasión amorosa; la zarzamora, el sufrimiento de amor;

el nardo, el dolor; las adelfas, la muerte, el desamor y la angustia; las siemprevivas y las flores negras, la muerte…

▌Rasgos formales: entre tradición e innovación.

El lenguaje inconfundible del Romancero gitano es uno de los paradigmas de la fusión estilística de tradición y vanguardia

característica de la generación del 27.

►Inscrita en la tendencia neopopularista, una de

las dominantes durante la primera etapa del 27, así como en la línea poética del Romancero nuevo o artístico, que viene

desarrollándose desde el s.XVII, el poemario rescata muchos

de los procedimientos formales típicos de la tradición popular. Lorca adopta el molde métrico del romance, con lo que

que se decanta por el viejo octosílabo castellano, sustituido

solo en contadas ocasiones, como en “Burla de don Pedro

a caballo”, escrito en versos de cómputo heterogéneo. Inspirado en el sincretismo genérico de los romances del

s.XV, el Romancero gitano funde la lírica con la narración,

cuya trama subraya la pasión y temperamento gitanos, y

con el drama, a través de diálogos, técnica muy usada en la tradición oral que aumenta la carga emotiva.

Otro rasgo del Romancero tradicional presente en la obra

es el fragmentarismo, observable en el comienzo in medias

res mediante la conjunción y o que; en la elipsis de partes del relato, usada para centrar la atención en los momentos

de mayor dramatismo, o en el final truncado. El lector ha

de suponer, por tanto, qué ha ocurrido, cuáles fueron las causas y cuáles son las consecuencias.

Son abundantes también los recursos populares basados

en repeticiones, tan magistralmente utilizadas por Lorca,

que dotan al texto de una espectacular musicalidad.

►El carácter vanguardista deviene de la audaz y

novedosa imaginería, caracterizada por un hermetismo y

densidad metafórica en progresión a medida que avanza el

discurso, rasgo que no solo importó de los ismos europeos

de principios del siglo XX, sino también del mayor referente de la generación del 27, el irrepetible Góngora.

Es tal la concentración de imágenes, marcadas casi

siempre por un imponente cariz plástico y sensorial, que

llegan a superponerse las unas a las otras. Algunas son de un

ingenio que remeda a Gómez de la Serna, otras despuntan

por su barroquismo y las hay que son muestra inequívoca

del influjo surrealista, en tanto que resulta muy complicado explicar la relación lógica con el referente; pero todas ellas

de un impacto emotivo sin precedentes.

El listado de figuras semánticas, en el que se incluye

el sistema simbólico ya comentado, es interminable: Metáfora: Las piquetas de los gallos (el canto de los gallos)

/ cavan buscando la aurora; el toro de la reyerta (el ardor de

la pelea) / se sube por las paredes; su luna de pergamino

(pandereta) / Preciosa tocando viene… Símil: La iglesia gruñe a lo lejos / como un oso panza arriba.

Personificación: en el aire conmovido; en las tejas de pizarra

/ el viento furioso muerde…

Deshumanización: la voz de clavel varonil del Camborio. Metonimia: Pero eran cuatro puñales / y tuvo que sucumbir.

Sinestesia: rumores calientes; viento verde…

Hipálage: yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas (este adjetivo debería concordar con pechos)…

Óleo de Julio Romero de Torres

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Breves notas sobre los romances

▌Romance de la luna luna (1). Recreación de la

muerte súbita de un bebé gitano mientras sus padres están ausentes. Los gitanos llegan cuando ya el niño ha fallecido.

▌Preciosa y el aire (2). Una niña gitana es víctima

de un intento de violación cuando recorre sola un sendero.

The Little Tambourine girl, by Francis Alfred Delobbe

▌Reyerta (3). Poetización de una trifulca violenta entre gitanos mientras las mujeres se duelen.

▌Romance sonámbulo (4). Un jinete llega herido a su casa, donde su amada está muerta. Todo apunta a que

se ha suicidado, desesperada por la tardanza de su amado,

quien se debate entre su vida en libertad y la vida sedentaria

al lado de la mujer que ama.

▌La monja gitana (5). Una monja gitana tiene

fantasías eróticas mientras borda.

▌La casada infiel (6). Anécdota popular andaluza

sobre la infidelidad de una mujer casada.

▌Romance de la pena negra (7). Poetización de

la pena de Soledad Montoya, gitana en la plenitud de su vida que trata de alcanzar sin éxito la oportunidad de amar.

▌San Miguel / San Rafael / San Gabriel (8, 9, 10). Estos tres arcángeles simbolizan las tres grandes ciudades

andaluzas. San Miguel se encuentra en la torre de la ermita

de su nombre en lo alto del Sacro Monte de Granada; el poema se sitúa el día de la romería a la ermita de dicho

santo. San Rafael está en el centro del puente romano de

Córdoba; el pez que aparece en el texto alude al pez con el

que se representa normalmente a San Rafael. San Gabriel, que es descrito al principio del romance como un niño, se

presenta en el poema como un anunciador del nacimiento

de un niño gitano a su madre, símbolo de la Anunciación.

▌Prendimiento de Antoñito el Camborio (11). Narración poética de la detención por parte de la guardia civil de Antonio Torres Heredia por robar limones, cuando se

dirigía a una corrida taurina en Sevilla, el día de Nochebuena.

Retrato de El Fayum

▌Muerte de Antoñito el Camborio (12) a manos

de sus primos Heredias por envidia.

▌Muerto de amor (13). En este romance se relata, a través de un diálogo entre una madre y su hijo locamente

enamorado, la agonía amorosa de este mientras asiste a su propia muerte y entierro.

▌Romance del emplazado (14). Cumplimiento de la predicción de la muerte de “el Amargo”, personaje de

la mitología gitano-andaluza. El 25 de junio se le anuncia que

morirá en dos meses, el 25 de agosto.

▌Romance de la guardia civil española (15). Representa el ataque y la destrucción de un poblado gitano por parte de la guardia civil en una noche de Navidad. Este

poema es la culminación de todas las anteriores referencias

negativas a la guardia civil.

▌Martirio de Santa Olalla (16). Relato lírico del martirio sufrido por la gitana Santa Olalla de Mérida. Lorca

dota al mundo gitano de aspectos mítico-legendarios.

▌Burla de don Pedro a caballo (17). Se trata de

una farsa burlesca de un tema frecuente en el romancero tradicional: parodia y escarnio de un personaje histórico,

aparentemente noble y caballero enamorado; personaje

que, al final, muere olvidado.

▌Thamar y Amnón (18). Recoge el tema bíblico de la violación y los amores incestuosos entre Thamar, hija

del rey David, y su hermano Amnón.

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F ED ER IC O GAR C ÍA LOR C A: Ro m a n ce ro g i t a n o

“Romance de la luna, luna” (1)

La luna v ino a la fragua

con su polisón de nardos.

El niño la mira, mira.

El niño la está mirando.

En el aire conmov ido 5

muev e la luna sus brazos

y enseña, lúbrica y pura,

sus senos de duro estaño. -Huy e luna, luna, luna.

Si v inieran los gitanos, 10

harían con tu corazón

collares y anillos blancos.

-Niño, déjame que baile.

Cuando v engan los gitanos,

te encontrarán sobre el y unque 15

con los ojillos cerrados.

-Huy e luna, luna, luna, que y a siento sus caballos.

-Niño, déjame, no pises

mi blancor almidonado. 20

El jinete se acercaba

tocando el tambor del llano.

Dentro de la fragua el niño

tiene los ojos cerrados.

Por el oliv ar v enían, 25 bronce y sueño, los gitanos.

Las cabezas lev antadas

y los ojos entornados.

Cómo canta la zumay a,

¡ay , cómo canta en el árbol! 30

Por el cielo v a la luna

con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran dando gritos, los gitanos.

El aire la v ela, v ela. 35

El aire la está v elando.

“Preciosa y el aire” (2)

Pintura de Andrew Atroshenko

Su luna de pergamino

Preciosa tocando v iene,

por un anfibio sendero

de cristales y laureles.

El silencio sin estrellas, 5

huy endo del sonsonete, cae donde el mar bate y canta

su noche llena de peces.

En los picos de la sierra

los carabineros duermen 10

guardando las blancas torres

donde v iv en los ingleses. Y los gitanos del agua

lev antan por distraerse,

glorietas de caracolas 15

y ramas de pino v erde.

Su luna de pergamino

Preciosa tocando v iene. Al v erla se ha lev antado

el v iento que nunca duerme. 20

San Cristobalón desnudo,

lleno de lenguas celestes,

mira la niña tocando

una dulce gaita ausente.

Niña, deja que lev ante 25

tu v estido para v erte. Abre en mis dedos antiguos

la rosa azul de tu v ientre.

Preciosa tira el pandero

y corre sin detenerse. 30

El v iento-hombrón la persigue

con una espada caliente.

Frunce su rumor el mar.

Los oliv os palidecen.

Cantan las flautas de umbría 35

y el liso gong de la niev e.

¡Preciosa, corre, Preciosa, que te coge el v iento v erde!

¡Preciosa, corre, Preciosa!

¡Míralo por dónde v iene! 40

Sátiro de estrellas bajas

con sus lenguas relucientes.

Preciosa, llena de miedo, entra en la casa que tiene,

más arriba de los pinos, 45

el cónsul de los ingleses.

Asustados por los gritos

tres carabineros v ienen,

sus negras capas ceñidas

y los gorros en las sienes. 50

El inglés da a la gitana un v aso de tibia leche,

y una copa de ginebra

que Preciosa no se bebe.

Y mientras cuenta, llorando, 55

su av entura a aquella gente, en las tejas de pizarra

el v iento, furioso, muerde.

“Reyerta” (3)

Pintura taurina

En la mitad del barranco las nav ajas de Albacete,

bellas de sangre contraria,

relucen como los peces.

Una dura luz de naipe 5

recorta en el agrio v erde,

caballos enfurecidos

y perfiles de jinetes.

En la copa de un oliv o

lloran dos v iejas mujeres. 10

El toro de la rey erta se sube por las paredes.

Ángeles negros traían

pañuelos y agua de niev e.

Ángeles con grandes alas 15

de nav ajas de Albacete.

Juan Antonio el de Montilla

rueda muerto la pendiente,

su cuerpo lleno de lirios

y una granada en las sienes. 20

Ahora monta cruz de fuego,

carretera de la muerte.

El juez, con guardia civ il,

por los oliv ares v iene.

Sangre resbalada gime 25

muda canción de serpiente.

Señores guardias civ iles:

aquí pasó lo de siempre. Han muerto cuatro romanos

y cinco cartagineses. 30

La tarde loca de higueras

y de rumores calientes

cae desmay ada en los muslos heridos de los jinetes.

Y ángeles negros v olaban 35

por el aire del poniente.

Ángeles de largas trenzas

y corazones de aceite.

“Romance sonámbulo” (4)

Verde que te quiero v erde.

Verde v iento. Verdes ramas.

El barco sobre la mar y el caballo en la montaña.

Con la sombra en la cintura 5

ella sueña en su baranda,

v erde carne, pelo v erde,

con ojos de fría plata.

Verde que te quiero v erde.

Bajo la luna gitana, 10

las cosas le están mirando

y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero v erde. Grandes estrellas de escarcha,

v ienen con el pez de sombra 15

que abre el camino del alba.

La higuera frota su v iento

con la lija de sus ramas,

y el monte, gato garduño,

eriza sus pitas agrias. 20 ¿Pero quién v endrá?¿Y por dónde...?

Ella sigue en su baranda,

v erde carne, pelo v erde,

soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar 25 mi caballo por su casa,

mi montura por su espejo,

mi cuchillo por su manta.

Compadre, v engo sangrando,

desde los montes de Cabra. 30

Si y o pudiera, mocito,

ese trato se cerraba.

Pero y o y a no soy y o,

ni mi casa es y a mi casa.

Compadre, quiero morir 35 decentemente en mi cama.

De acero, si puede ser,

con las sábanas de holanda.

¿No v es la herida que tengo

desde el pecho a la garganta? 40

Trescientas rosas morenas

llev a tu pechera blanca.

Tu sangre rezuma y huele

alrededor de tu faja.

Pero y o y a no soy y o, 45

ni mi casa es y a mi casa. Dejadme subir al menos

hasta las altas barandas,

dejadme subir, dejadme,

hasta las v erdes barandas. 50

Barandales de la luna

por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas.

Dejando un rastro de sangre. 55

Dejando un rastro de lágrimas.

Temblaban en los tejados

farolillos de hojalata.

Mil panderos de cristal,

herían la madrugada. 60

Verde que te quiero v erde, v erde v iento, v erdes ramas.

Los dos compadres subieron.

El largo v iento, dejaba

en la boca un raro gusto 65

de hiel, de menta y de albahaca.

¡Compadre! ¿Dónde está, dime?

¿Dónde está mi niña amarga? ¡Cuántas v eces te esperó!

¡Cuántas v eces te esperara, 70

cara fresca, negro pelo,

en esta v erde baranda!

Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana.

Verde carne, pelo v erde, 75

con ojos de fría plata.

Un carámbano de luna

la sostiene sobre el agua.

La noche su puso íntima

como una pequeña plaza. 80

Guardias civ iles borrachos,

en la puerta golpeaban.

Verde que te quiero v erde.

Verde v iento. Verdes ramas. El barco sobre la mar. 85

Y el caballo en la montaña.

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F ED ER IC O GAR C ÍA LOR C A: Ro m a n ce ro g i t a n o

“La monja gitana” (5)

Una monja, por Joaquín Sorolla

Silencio de cal y mirto. Malv as en las hierbas finas.

La monja borda alhelíes

sobre una tela pajiza.

Vuelan en la araña gris 5

siete pájaros del prisma.

La iglesia gruñe a lo lejos

como un oso panza arriba.

¡Qué bien borda! ¡Con qué gracia!

Sobre la tela pajiza 10

ella quisiera bordar flores de su fantasía.

¡Qué girasol! ¡Qué magnolia

de lentejuelas y cintas!

¡Qué azafranes y qué lunas, 15

en el mantel de la misa!

Cinco toronjas se endulzan

en la cercana cocina.

Las cinco llagas de Cristo

cortadas en Almería. 20

Por los ojos de la monja

galopan dos caballistas. Un rumor último y sordo

le despega la camisa,

y , al mirar nubes y montes 25

en las y ertas lejanías,

se quiebra su corazón

de azúcar y y erbaluisa.

¡Oh, qué llanura empinada

con v einte soles arriba! 30

¡Qué ríos puestos de pie

v islumbra su fantasía!

Pero sigue con sus flores, mientras que de pie, en la brisa,

la luz juega el ajedrez 35

alto de la celosía.

“La casada infiel” (6)

Abrazo, por M. Almonacid Cebrian

Y que y o me la llev é al río

crey endo que era mozuela,

pero tenía marido. Fue la noche de Santiago

y casi por compromiso. 5

Se apagaron los faroles

y se encendieron los grillos.

En las últimas esquinas

toqué sus pechos dormidos,

y se me abrieron de pronto 10

como ramos de jacintos.

El almidón de su enagua

me sonaba en el oído

como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. 15

Sin luz de plata en sus cepas

los árboles han crecido,

y un horizonte de perros

ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras, 20 los juncos y los espinos,

bajo su mata de pelo

hice un hoy o sobre el limo.

Yo me quite la corbata.

Ella se quitó el v estido. 25

Yo el cinturón con rev ólv er.

Ella sus cuatro corpiños.

Ni nardos ni caracolas

tienen el cutis tan fino,

ni los cristales con luna 30

relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapan

como peces sorprendidos,

la mitad llenos de lumbre,

la mitad llenos de frío. 35

Aquella noche corrí

el mejor de los caminos,

montando en potra de nácar

sin bridas y sin estribos.

No quiero decir, por hombre, 40

las cosas que ella me dijo.

La luz del entendimiento me hace ser muy comedido.

Sucia de besos y arena,

y o me la lev é al río. 45

Con el aire se batían

las espaldas de los lirios.

Me porté como quien soy .

Como un gitano legítimo.

Le regalé un costurero 50

grande, de raso pajizo,

y no quise enamorarme

porque teniendo marido me dijo que era mozuela

cuando la llev aba al río. 55

“Romance de la pena negra” (7)

Gypsy, por Andrew Atroshenko

Las piquetas de los gallos

cav an buscando la aurora,

cuando por el monte oscuro

baja Soledad Montoy a.

Cobre amarillo, su carne 5

huele a caballo y a sombra.

Yunques ahumados sus pechos, gimen canciones redondas.

-Soledad, ¿Por quién preguntas

sin compañía y a estas horas? 10

-Pregunte por quien pregunte,

dime: ¿a ti qué te importa?

Vengo a buscar lo que busco,

mi alegría y mi persona.

-Soledad de mis pesares, 15 caballo que se desboca

al fin encuentra la mar y

se lo tragan las olas.

-No me recuerdes el mar

que la pena negra brota 20

en las tierras de la aceituna

bajo el rumor de las hojas.

-¡Soledad, qué pena tienes!

¡Qué pena tan lastimosa!

Lloras zumo de limón 25

agrio de espera y de boca. -¡Qué pena tan grande!

Corro mi casa como una loca,

mis dos trenzas por el suelo,

de la cocina a la alcoba. 30

¡Qué pena! Me estoy poniendo

de azabache carne y ropa.

¡Ay , mis camisas de hilo!

¡Ay , mis muslos de amapola!

-Soledad, lav a tu cuerpo 35

con agua de alondras,

y deja tu corazón en paz, Soledad Montoy a. *

Por abajo canta el río:

v olante de cielo y hojas. 40

Con flores de calabaza

la nuev a luz se corona.

¡Oh pena de los gitanos! Pena limpia y siempre sola.

¡Oh pena de cauce oculto 45

y madrugada remota!

“Prendimiento de

Antoñito El Camborio en el camino de Sevilla” (11)

El prendimiento de Antoñito El Camborio, por Lorenzo Villafruela

Antonio Torres Heredia,

hijo y nieto de Camborios, con una v ara de mimbre

v a a Sev illa a v er los toros.

Moreno de v erde luna 5

anda despacio y garboso.

Sus empav onados bucles

le brillan entre los ojos.

A la mitad del camino

cortó limones redondos, 10

y los fue tirando al agua

hasta que la puso de oro.

Y a la mitad del camino,

bajo las ramas de un olmo,

guardia civ il caminera 15

lo llev ó codo con codo.

El día se v a despacio, la tarde colgada a un hombro,

dando una larga torera

sobre el mar y los arroy os. 20

Las aceitunas aguardan

la noche de Capricornio,

y una corta brisa, ecuestre,

salta los montes de plomo.

Antonio Torres Heredia, 25 hijo y nieto de Camborios,

v iene sin v ara de mimbre

entre los cinco tricornios.

Antonio, ¿quién eres tú?

Si te llamaras Camborio, 30

hubieras hecho una fuente

de sangre con cinco chorros.

Ni tú eres hijo de nadie,

ni legítimo Camborio.

¡Se acabaron los gitanos 35

que iban por el monte solos! Están los v iejos cuchillos

tiritando bajo el polv o.

A las nuev e de la noche

lo llev an al calabozo, 40

mientras los guardias civ iles

beben limonada todos.

Y a las nuev e de la noche

le cierran el calabozo,

mientras el cielo reluce 45

como la grupa de un potro.

“Muerte de Antoñito El Camborio” (12)

El grito, por Guayasamin

Voces de muerte sonaron

cerca del Guadalquiv ir.

Voces antiguas que cercan

v oz de clav el v aronil.

Les clav ó sobre las botas 5

mordiscos de jabalí.

En la lucha daba saltos

jabonados de delfín. Bañó con sangre enemiga

su corbata carmesí, 10

pero eran cuatro puñales

y tuv o que sucumbir. […]

Antonio Torres Heredia,

Camborio de dura crin, moreno de v erde luna, 15

v oz de clav el v aronil:

¿Quién te ha quitado la v ida

cerca del Guadalquiv ir?

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F ED ER IC O GAR C ÍA LOR C A: Ro m a n ce ro g i t a n o

Mis cuatro primos Heredias

hijos de Benamejí. 20

Lo que en otros no env idiaban,

y a lo env idiaban en mí.

Zapatos color corinto,

medallones de marfil,

y este cutis amasado 25 con aceituna y jazmín.

¡Ay Antoñito el Camborio,

digno de una Emperatriz!

Acuérdate de la Virgen

porque te v as a morir. 30

¡Ay Federico García,

llama a la Guardia Civ il!

Ya mi talle se ha quebrado

como caña de maíz.

Tres golpes de sangre tuv o 35

y se murió de perfil. Viv a moneda que nunca

se v olv erá a repetir. […[

Y cuando los cuatro primos

llegan a Benamejí, 40

v oces de muerte cesaron

cerca del Guadalquiv ir.

“Romance del emplazado” (14)

El prisionero, James Legros (Vista parcial)

¡Mi soledad sin descanso! Ojos chicos de mi cuerpo

y grandes de mi caballo,

no se cierran por la noche

ni miran al otro lado 5

donde se aleja tranquilo

un sueño de trece barcos.

Sino que limpios y duros

escuderos desv elados,

mis ojos miran un norte 10

de metales y peñascos donde mi cuerpo sin v enas

consulta naipes helados.

Los densos buey es del agua

embisten a los muchachos 15

que se bañan en las lunas

de sus cuernos ondulados. Y los martillos cantaban

sobre los y unques sonámbulos,

el insomnio del jinete 20

y el insomnio del caballo.

El v einticinco de junio le dijeron a el Amargo:

Ya puedes cortar si gustas

las adelfas de tu patio. 25

Pinta una cruz en la puerta

y pon tu nombre debajo,

porque cicutas y ortigas

nacerán en tu costado,

y agujas de cal mojada 30

te morderán los zapatos.

Será de noche, en lo oscuro,

por los montes imantados, donde los buey es del agua

beben los juncos soñando. 35

Pide luces y campanas.

Aprende a cruzar las manos,

y gusta los aires fríos

de metales y peñascos.

Porque dentro de dos meses 40

y acerás amortajado. […]

El v einticinco de junio abrió sus ojos Amargo,

y el v einticinco de agosto

se tendió para cerrarlos. 45

Hombres bajaban la calle

para v er al emplazado,

que fijaba sobre el muro su soledad con descanso.

Y la sábana impecable, 50

de duro acento romano,

daba equilibrio a la muerte

con las rectas de sus paños.

“Romance de la guardia civil española” (15)

Fotografía de Smith Eugene

Los caballos negros son.

Las herraduras son negras.

Sobre las capas relucen

manchas de tinta y de cera.

Tienen, por eso no lloran, 5

de plomo las calav eras.

Con el alma de charol v ienen por la carretera.

jorobados y nocturnos,

por donde animan ordenan 10

silencios de goma oscura

y miedos de fina arena. […]

¡Oh ciudad de los gitanos! En las esquinas banderas.

La luna y la calabaza 15

con las guindas en conserv a.

¡Oh ciudad de los gitanos!

¿Quién te v io y no te recuerda?

Ciudad de dolor y almizcle,

con las torres de canela. 20

Cuando llegaba la noche, noche que noche nochera,

los gitanos en sus fraguas

forjaban soles y flechas.

Un caballo malherido, 25

llamaba a todas las puertas. […]

en la noche platinoche

noche, que noche nochera. […]

La media luna, soñaba un éx tasis de cigüeña. 30

Estandartes y faroles

inv aden las azoteas.

Por los espejos sollozan

bailarinas sin caderas.

Agua y sombra, sombra y agua 35 por Jerez de la Frontera.

¡Oh ciudad de los gitanos!

En las esquinas banderas.

Apaga tus v erdes luces

que v iene la benemérita. 40

¡Oh ciudad de los gitanos!

¿Quién te v io y no te recuerda? […]

La ciudad libre de miedo, multiplicaba sus puertas.

Cuarenta guardias civ iles 45

entran a saco por ellas. […]

Un v uelo de gritos largos

se lev antó en las v eletas. […]

Por las calles de penumbra huy en las gitanas v iejas […] 50

Por las calles empinadas

suben las capas siniestras,

dejando atrás fugaces

remolinos de tijeras.

En el portal de Belén 55

los gitanos se congregan.

San José, lleno de heridas,

amortaja a una doncella.

Tercos fusiles agudos

por toda la noche suenan. 60 La Virgen cura a los niños

con saliv illa de estrella.

Pero la Guardia Civ il

av anza sembrando hogueras, […]

Rosa la de los Camborios, 65

gime sentada en su puerta

con sus dos pechos cortados

puestos en una bandeja.

Y otras muchachas corrían

perseguidas por sus trenzas, 70

en un aire donde estallan rosas de pólv ora negra. […]

¡Oh ciudad de los gitanos!

La Guardia Civ il se aleja

por un túnel de silencio 75

mientras las llamas te cercan. ¡Oh ciudad de los gitanos!

¿Quién te v io y no te recuerda?

Que te busquen en mi frente.

Juego de luna y arena. 80

“Thamár y Amnón” (18)

Tamar y Amnon, de Eustache Le Sueur

[…]Thamár estaba soñando pájaros en su garganta

al son de panderos fríos

y cítaras enlunadas.

Su desnudo en el alero, 5

agudo norte de palma,

pide copos a su v ientre

y granizo a sus espaldas.

Thamár estaba cantando

desnuda por la terraza. 10

Alrededor de sus pies,

cinco palomas heladas.

Amnón, delgado y concreto,

en la torre la miraba,

llenas las ingles de espuma 15

y oscilaciones la barba.

Su desnudo iluminado se tendía en la terraza,

con un rumor entre dientes

de flecha recién clav ada. 20

Amnón estaba mirando

la luna redonda y baja,

y v io en la luna los pechos

durísimos de su hermana.

Amnón a las tres y media 25

se tendió sobre la cama.

Toda la alcoba sufría

con sus ojos llenos de alas. […] Amnón gime por la tela

fresquísima de la cama. 30

Yedra del escalofrío

cubre su carne quemada.

Thamár entró silenciosa

en la alcoba silenciada,

color de v ena y Danubio, 35

turbia de huellas lejanas.

Thamár, bórrame los ojos

con tu fija madrugada.

Mis hilos de sangre tejen v olantes sobre tu falda. 40

Déjame tranquila, hermano.

Son tus besos en mi espalda

av ispas y v ientecillos

en doble enjambre de flautas.

Thamár, en tus pechos altos 45

hay dos peces que me llaman,

y en las y emas de tus dedos

rumor de rosa encerrada.

Los cien caballos del rey en el patio relinchaban. 50

Sol en cubos resistía

la delgadez de la parra.

Ya la coge del cabello, y a la camisa le rasga.

Corales tibios dibujan 55

arroy os en rubio mapa.

¡Oh, qué gritos se sentían por encima de las casas!

Qué espesura de puñales

y túnicas desgarradas. 60

Por las escaleras tristes

esclav os suben y bajan.

Émbolos y muslos juegan

bajo las nubes paradas.

Alrededor de Thamár 65

gritan v írgenes gitanas

y otras recogen las gotas de su flor martirizada.

Paños blancos enrojecen

en las alcobas cerradas. […] 70

Violador enfurecido, Amnón huy e con su jaca.

Negros le dirigen flechas

en los muros y atalay as.

Y cuando los cuatro cascos 75

eran cuatro resonancias,

Dav id con unas tijeras

cortó las cuerdas del arpa.

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